MARIA LUZ PINTOS I'EÑARANDA
Escritos de Piloso fía (Buenos Aires, 2003), n° 43
labras! Y tal vez tengamos aquí la gran'aportación husserliana para nuestro mundo de hoy.
de lafenomenología
11 ABSTRACT
11 111
1111,
~i
Husserl's phenomenology is committed to an ethical and political renewal. The author argues that his meditations, which delve deeply into the situation of ~risis caused by "naturalism" and "objectivislll," are fully appropriate for our cnrrent situation of crisis. The distinction of three levels of the ego (phenomenic,phenomenological, and transcendental) offers splendid possibilities for an analysis of the causes of the crisis and for an unmasking and an epoché of prejudices that operate therein and are expressed today in the war of Irak. Subjects livf' in the "natural attitude" under the prejudice of bellicism with its beliefs, behaviour and emotional feelings. Feelings operate transcendentally by constituting the sense ofthe "other" as an "enemy against which war must be made". It is argued that the knowledge of our originary factum is an intersubjective interweaving must lead us teleologically to a critical attitude regarding the current empirical situation of our lifeworld because it is not compatible with this origin, and that this knowledge ought to build in us the ethical ideal and the educational project of a new nonbellicist culture.
EL LLAMADO A LAS COSAS MISMAS Y LA NOCIÓN DEFENOMENOLOGÍA 1 ANTONIO
Q.
Denn Phanomenologie (...) ist zur-Aequivoka,ti.on gewor-den. Husserl2 AnORDO AQUÍun tema viejo para mí 3. Insistir en él ha seguido siendo pertinente ya que la confusión que se trata de aclarar no ha perdido vigencia; pero en el momento actual es más pertinente que nunca en vista de la coyuntura en que se encuentra la fenomenología, que es la de su propia globalización. En noviembre pasado se fundó en Praga una "Organización de Organizaciones de Fenomenología" (OOF, mejor conocida como OPO, por sus siglas en inglés) con la idea de que "ha llegado el momento en que una 'organización de organizaciones de fenomenología' puede ser útil" 4. Desde luego, no estará fuera de lugar proponer (parafraseando al fundador de la fenomenología) que esa organización pudiera
~11II.lil 'I 1111'.1" I. , I~'~' ! "!~I . ~.~'1,"
I~,¡'! 'I;I;"II~ !«~i"!i ' '~~' ';'!:'! !1!4:~~
. ... .i.,m;; ""
I
ZIRIÓN
.
ser útil para promover no solo Aareunión de los fenomenólogos y los grupos de fenomenólogos en todo el mundo, sino también la reunión de las fenomenologías G.
.
11 11 "
1
Véase la Nota Editorial al final del texto.
2
Carta a Dorion c'airns del 21 de marzo de 1930, en Brie!,wechsel, Husserliana
Dokumente III,IV, 23. ;, Tan viejo como el año de 1987, en que presenté un trabajo sobre él en un ciclo de conferencias con que se conmemoró en la Facultad de Filosofía de la Universidad Nacional Autónoma de México el primer medio siglo de la muerte de Husserl. Me refiero a "La palabra de las cosas. Reflexiones sobre el lema 'A las cosas mismas' ", en Antonio Zirión (comp.), Actualidad de Husscrl (México, Facultad de Filosofía y Letras, UNAM / Fundación Gutman / Alianza Editorial Mexicana, 1989), pp. 99-123.
11 1, ,,11
11 11I
4
111
Según reza el anuncio firmado por.Lester Embree .en el sitio-web del Center for
Advanced Research in Phenomenology, Inc. El correspondiente URL es; http://www. phenomenologycenter.org/. 5 En La filosofía como cienc'ia estricta, Husserl se estaba refiriendo, naturalmente, a los filósofos y a las filosofías. Da que pensar el hecho de que ahora pueda decirse lo mismo respecto ,de las "fenomenologías".
1111
1111
r
11
156 157
1
ANTONIO
11
11 ","" 11I1 1111 11
"11 11
" 11 II1 ,al
ZIRIÓN
I
Q.
Lo primero no conduce automáticamente a lo segundo. El intento de llevar luz a la cuestión de la unidad de la fenomenología y la diversidad de las fenomenologías se enfrenta a tareas inmensas. Una simple mirada a la lista de las 59 organizaciones de fenomenología que tomaron Parte en la fundación de OPO puede despertar la conciencia de que no será fácil ni siquiera establecer en una fórmula bien definida la noción de fenoInenología que presuntamente abrazan todos esos grupos. Este estado de cosas y estas dificultades no pueden ser ignoradas por la. naciente organización, al menos si decide rendir algún tributo al espíritu con el cual la fenomenología fue fundada. Detectar e identificar, histórica y lógicamente, diversas "versiones de fenomenología" (realista, constitutiva, existencial, hermenéutica y otras) es un paso inicial inevitable; pero está claro que no es suficiente. No puede quedar en la oscuridad aquello de lo que estas versiones son versiones, y, más aún, tenemos que estudiar precisamente dónde radica la curiosa posibilidad, y la aparente realidad, de que la fenomenología pueda vivir en diferentes versiones -si es que puede hacerlo. Cuando Heidegger dice en la Introducción de sus Grundprobleme der Phanomenologie que no va a hablar acerca de la fenomenología, sino acerca de aquello sobre lo cual la fenomenología versa (las Sachen, por supuesto), da la impresión de que toda preocupación por la fenomenología misma estaría fuera de lugar y sería una pérdida de tiempo propia de eruditos. Naturalmente, es dudoso que ésta haya sido realmente su intención. No solo porque la fenomenología es también una Sache, una cosa o un asunto, y como tal digno de interés fenomenológico, sino porque la noción que un fenomenólogo tenga de su disciplina estará en conformación y determinación recíproca con la manera como de hecho la practica. No estoy seguro, por otro lado, de que haya un círculo o una petitio principi en el intento de buscar esta noción de fenomenología por medio de una fenomenología de la fenomenología; pero puesto que tampoco estoy seguro de que tengamos en el fondo, o de que vayamos a tener al final, una sola noción de fenomenología, no seguiré este tentador camino. Sería también demasiado presuntuoso. En vez de ello, y para iniciar la reflexión sobre la noción de fenomenología, propongo aquí una primera condición negativa. Ésta puede enunciarse como sigue: dejemos de considerar que el llamado "¡Volvamos (o vayamos) a las cosas mismas!" da una suerte de clave de lo que la fenomenología es, o preserva como en un cofre su esencia o la esencia de su método. Será mucho más arduo llegar a una noción o definición de fenomenología sólida, o hacerla prevalecer, si mantenemos vivo este casi universal mito.
.
I
A LAS COSAS
MISMAS
Y LA NOCIÓN
DE F~:NOMENOLOGlA
do ("¡Volvera las cosas mismas!") caracteriza o define lo que la fenomenología es o lo que la fenomenología pretende, o revela su método, ha sido a lo largo de la historia entera de la fenomenología, Ytodavía lo es, uno de los más comunes Y persistentes truismos de lo que podemos llamar la cultura fenomenológica. Más aún, este llamado o lema ha sido incluso utilizado para hallar una base común para todos los llamados fenomenólogos. Precisamente en la subsección titulada "Características de la fenomenología" de la sección sobre "Fenomenología" dentro del artículo Escuelas y doctrinas filosóficas occidentales de The New EncycloprediaBritannica (1991), Herbert Spiegelberg escribe: Aunque, visto desde la última perspectiva de Husserl, todo apartarse de sus propios puntos de vista sólo podía parecer una herejía, una valoración más generosa mostrará que todos aquellos que se han considerado a sí mismos como fenomenólogos suscriben, por ejemplo, su consigna Zu den Sachen selbst lA las cosas mismas]... G. Ahora bien, la tesis que defiendo es que, cuando el llamado se toma en su sentido e intención originales, primarios, o más genuinos, no define o caracteriza a la fenomenología ni da ninguna pista sobre su metodología ni siquiera acerca de su objeto o su materia específica como una disciplina científica. Cuando mucho, da solo, de la manera más general y formal, una indicación de su intención científica -pero en este respecto, la fenomenología coincide con cualquier otra ciencia Yno puede apropiarse el lema para sí misma. Desde luego, esta apropiación ha ocurrido yeso es lo que considero inapropiado. Que yo sepa, esta apropiación no ocurrió en Husserl, o no ocurre, al menos, en aquellos casos en que él usa el lema como un llamado o como un grito, que son también los casos mejor conocidos y más citados -y cit~dos justo por aquellos que piensan que el llamado está asociado con la fenomenología Yque los'citan precisamente con la intención de poner de manifiesto esa asociación. No estoy seguro de que el § 7 de Sein und Zeit sea realmente el lugar en que esta asociación o apropiación nació, pero creo que, sin lugar a dudas, puede decirse por lo menos que este parágrafo de Heidegger consagró la vinculación, y que ha sido el texto publicado más influyente en ese respecto. Interpretaré el sentido en el cual Heidegger usa el lema como un sentido secundario, o mejor, como una especificación particularmente heideggeriana de ese sentido secundario. Otras especificaciones de este sentido secundario, cuya esencia encuentro en una des-formalización de la noción de "cosa" incluida en el lema, pueden encontrarse en diversos autoG
The New Encyclopwdia
B1'itannica, 15th. Edition, Vol. 25 (Chicago, Encyclopredia
Britannica, lnc., 1991), p. 625. En vista de su mismo carácter, creo innecesario dar más pruebas de la existencia de este truismo en el mundo académico.
11 11
Si no es de plano universal, la idea o la tesis de que el famoso llama-
1I "
f:L LLAMADO
159
158
I I
"'
'"
I
"
I
'p
I11 '11 I~ I1
I,¡I,
il 11!'II I[ ~ 1II1" :1 11 11
1
11
11
I
1 11 ~!I
I i~i I 11', I I\~': \ ;¡~I
I I
\ I
1'1 "1'
I: '1 "1'
I
\
l' I ,1, ,111 11
..l
I
111 ill '111I
111 l.
111 ~11 11
I
J
1i
"
I
~I 11, I
,:~
I
.1 I liil I i! ! 1; I ~ ;:
~I 1I
res. Aquí salamente mencianaré a das de ellas: Eugen Fink (can Husserl a sus espaldas) y Bernhard Waldenfels 7.Pera es impartante enfatizar que asumir este sentido secundaria, en cualquiera de sus especificacianes, para el lema, salamente puede ser cansiderada equivacadasi se hace en sustitución de su sentide primera 'o primaria. Y esta 'Ocurre, de mad'O b'astante clara, salamente en Heidegger 8. Espera que esta rampa de una vez partadas la cadena que ha venida atanda al pie de la fenamenalagía, cama una bala de acera, esta presunta esencia suya del "¡Valver a las casas mismas!". Pera también esper'O que quede clara que nada de la dicha en este ensaya negará la significación, la lucidez y la pertinencia del llamada a dirigirse a las casas mismas. Deba emitir aquí tada referencia y dacumentación detallada de l'Os peligras de una caracterización de la fenamenalagía basada en el lema. Tada aquel que se haya adentrada mínimamente en la literatura fenamenalógica ha sida testiga de las muchas clases de malentendidas que surgen de esa caracterización, así cama de las curias 'Os'Objetas y acrabacias metadalógicas que se le han atribuida a la fenamenalagía en nambre de ese lema °. Ha habida también algunas críticas de pesa mantadas en
una lectura superficial del misma lema
.
/:
I
Elllamade
"¡Valver a las casas mismas!" tiene que ser viste desde un
punta de vista histórica, y situada en el mamente en el cual fue hecha. s'Ola así puede calacarse en primer plana su naturaleza de llamade. Pues }1ase trataba de una simple afirmación 'Otesis, sine precisamente de un llamad'O que buscaba una respuesta 'Oun cambie de actitud en persanas reales. Puede supenerse que si la situación de la filasafía hubiera sid'O diferente en el mament'O en que Husserl camenzó a filasafar e a desarrallar su fenamenelegía, elllamade na habría sida cansiderade útil, y quizá }1'O habría side hecha. Pere le que puede aseverarse históricamente es que Husserl usó el llamada, cama tal, para défender 'Oenfatizar el carácter científice de la filasafía ('Ode una filasafía basada fen'Omenalógicamente) -centra el carácter acientífica de ciertas vertientes e carrientes de la filasafía cantemperánea, cantra la idea de que la filasafía na padía alcanzar un status científic'O 'Ona tenía una naturaleza científica, y también, puede decirse, cantra la cientificidad limitada y parcial de la ciencia pasitiva y particularmente de la ciencia naturalista. Su farmulación fue también impartante cem'O una manera de recerdar una vez más el camina carrecte para cualquier filasefía científica, en un m'Omente en que había c'Obrada auge en ciertas círcules la idea (cenvertida a su vez en llamad'O)
éstas na san aquí mi par-
de que la filasafía, para renacer, tendría que "valver a Kant" 11. El llamad'O"A las casas mismas" cumple tada ella hacienda hincapié en la manera c'Ome debe ser realizada la naturaleza científica de la filasafía, 'Ola manera carne puede alcanzarse su candición científica; es decir, la hace señalanda, de la manera más general y básica, la primera candición de t'Oda empresa científica. Éste es el única víncula que puede ser establecide carrectamente, Ysin salvedades, entre la fenamenalegía, 'Ouna filas'Ofíafenemen'Ológica, Yel mandata del famasa lema. Pere este mandata es válide en principia, y patencialmente, para tadas las ciencias, parque trae a la memeria la apelación a la evidencia cama una de las matives fundacienales y canstitutivas de la idea misma de ciencia. Al misme tiempe, y sin que pueda realmente separarse de esta intención científica 'O"epistemalógica", pademes detectar en el lema la res'Onancia de una clara intención ética: el llamada es precisamente un llamada a nuestra respansabilidad filasófica, a nuestra más básica vecación científica.
7
10; pera
~;L U.AMADO A ¡.AS COSAS MISMAS Y LA NOCIÓN DE n:NOMENOLOGlA
ticular interés, que es más bien pedadógic'O: pracura sale famentar un aprendizaje y difusión de la fenemenelagía sólides y salventes. Prepenga a las que nas dedicamas a la fenamenalagía que nas hagamas a nasatras mismas el favar de panel' estas casas en clara, para que ne sigan representanda una suerte de rempecabezas 'Oun enigma para las estudiantes y el pública ya en su primer acercamiente a la fenemenelagía.
¡
f'
T
ANTONIO ZIRIÓN Q.
En el trabajo mencionado en la nota 3, estudié (y rechacé) la interpretación de
John Sallis, "The Identities of the Things Themselves", en Kah Kyung Cho (e d.), Philosophy and Science in Phenomenological Perspective (Dordrecht/Boston/Lancaster, Martinus Nijhoff Publishers, 1984), pp. 183-194; también en Research in Phenomenology XII (1982), pp. 113-126. . Como ocurre también en el texto de Sallis mencionado en la nota anterior. o y en correspondencia con ello, hay la constante necesidad de hacer clarificaciones: un ejemplo típico se encuentra en las palabras siguientes, en que la .asunción de que el lema es propio de la fenomenología está hecha desde el principio mismo: "La máxima fenomenológica "íA las cosas mismas!' (Zu den Sachen selbst!) no ha de ser confundida con un alejamiento de la conciencia. Tampoco el principio de todos los principios. La epojé lo subraya, puesto que es una reducción a la conciencia. La conciencia, junto con sus estructuras y componentes, es ella misma una cosa (Sache). No es, sin embargo, una cosa física (Ding), trascendente. Aquí la distinción crucial, que frecuentemente queda encubierta en la lengua inglesa, es entre Sache y Ding". (Marcus Brainard, "As Fate Would Have It: Husseil on the Vocation of Philosophy", en The New Yearbookfor Phenomenology and Phenomenological Philosophy, editado por Burt Hopklns y Steven Crowell, vol. 1 (Seattie, Noesis Press, Ltd., 2001], p. 128, nota 36.) 10 Un
ejemplo es la crítica proveniente del neokantismo a la que Fink respondió en
el articulo al cual nos referiremos
11 De nuevo, en el artículo citado en la nota 3 me refiero a este aspecto de la motivación que Husserl tuvo para pronunciar el lema, como una suerte de contra-lema de este lema neokantiano de Otto Liebmann. En un texto de 1917 (Hua XXV, 206), Husserl dice: "Así, no fue un llamado afortunado el 'Volvamos a Kant', que irremisiblemente trajo consigo al poco tiempo los equisonantes llamados 'Volvamos a Fichte', 'Volvamos a Hegel', a Fries, a Schopenhauer. El llamado legítimo reza de nuevo: A las cosas mismas como espíritus libres, con un interés puramente teórico" ("La relación del fenomenólogo con la historia de la filosofía (1917)", en Actualidad de Husserl, ed. cit., pp. 16-17.)
más adelante.
161
160
ANTONIO ZmIÓN Q.
DI
!II" 11
11,,'
11"
:m 11
/!
Para ser consistente con estas dos intenciones unidas, la noción de cosa implicada en el lema tiene que ser la más general y formal. De los muchos sentidos en que Husserl utiliza en sus obras la palabra "Sache" -cosa como cosa sensible, en cuanto opuesta al valor o a algún carácter o cualidad práctica; cosa en cuanto opuesta a la persona; cosa como cosa física (= "Ding"); cosa como objeto en cuanto opuesta a la vivencia de ella' cosa como nexo de cosas en cuanto opuesto a un nexo de verdades (Hu~ XVIII, § 62); cosa en cuanto opuesta a signo, símbolo o representación' , cosa en cuanto opuesta a su forma categorial, o a su nombre; cosa en cuanto opuesta a la conciencia y por tanto como algo que carece por sí misma de sentido ("Sinn"), y, finalmente, y mucho más comúnmente, cosa con generalidad formal (como cualquier cosa en f'lbsoluto), y cosa como el tema, la materia o el asunto, o el objeto de referencia, en una mención in-
11
determinada y también formal- 12, de todo este inventario de sentidos, 1
~~.'
íl,
1/1: "1 (11 '
; 1
-1
~I , 1
.
)~
.,
~I
¡¡ '1 :!I
MI O"
.!
;
pues, solamente los dos últimos pueden sustanciar el sentido que se le da a la palabra "cosas" en el lema -y estos son también, manifiestamente, los sentidos menos "fenomenológicos" de todos. Esto es importante para ver la genuina intención del llamado. Ésta oscila, me parece, entre una simple y directa llamada a ir al grano y no perderse en las ramas de las deformaciones y las "reducciones", y un recordatorio más concreto de la manera como hay que poner manos a la obra, o de la herramienta con la que hay que hacer el trabajo, esto es, la intuición, la evidencia. En este último y más eminente sentido, el llamado puede ser por supuesto identificado con un llamado a ejercer la razón en su libertad autónoma. En todo caso, el llamado no designa, sin perder su sentido y sin pervertir su motivación, ninguno de los métodos peculiares de la fenomenología husserliana como tales; no designa, digamos, ni el análisis intencional ni la reducción fenomenológica, y ni siquiera, me atrevo a decir, la reducción eidética (que, tomada en sí misma, no es de todos modos, propiamente, una reducción o un métqdo fenomenológico o husserliano, aunque el nombre provenga de Husserl y él haya hecho análisis fenomenológicos con el fin de sustentarla) o la reflexión. Así pues, incluso si el llamado señala desde luego una intención muy básica de la fenomenología, ésta es una intención que la fenomenología comparte con cualquier otra empresa científica -y también, por cierto, y en un sentido fácilmente comprensible, con muchas otras empresas y actividades no científicas. Creo que esto está claro en los pasajes paralelos de Las conferencias de París (1929) y de Meditaciones cartesianas (1931) en que esta intención se caracteriza. El pasaje de la primera de estas obras dice así: En expresiones como "Aber die Natur del' Sache bringt el' mit sich...", "die in den Sachen selbst liegende Schwierigkeit", etc. 12
162
~
E(, U,AMADO A (,AS COSAS MISMAS Y LA NOCIÓN DE t'ENOMENOLOGIA
Según su propósito [de la ciencia], no debe valer como realmente científico nada que no esté fundamentado mediante evidencia perfecta, esto es, que no pueda acreditarse MEDIANTERETROCESOA LASCOSAS[Sachen] O ESTADOS DE COSASMISMOSEN LA EXPERIENCIAY LA INTELECCIÓNPRIMIGENIAS13.
1'111 I
'!I
~
Pero que el lema, o la exigencia sustancial que formula, es asunto de racionalidad o cientificidad en general -y no, o almenas no originariamente, de una racionalidad filosófica o fenomenológica específica, si la hay- ya estaba claro en el § 19 de Ideas 1 (1913), donde Husserl discute con el empirismo. Ahí escribe:
" '1 11
Juzgar sobre las cosas racional o científicamente quiere decir dirigirse por las cosas mismas, o retroceder desde los dichos y las opiniones hasta las cosas mismas, interrogándolas tales cuales se dan en sí mismas y rechazando a un lado todos los prejuicios extraños a ellas 14. Por ello es que el lema puede ser entendido como si expresara, de una manera elocuente y sucinta, el llamado principio de todos los prin13 Edmund Husserl, Las conferencias de París. Introducción a la fenomenología trascendental, Presentación, trad. y notas Antonio Zirión (México, UNAM, 1988), p. 7. (El original en Hua 1, 6. En adelante daré las referencias a 'Hua' sin mayor formalidad.) El pasaje paralelo del § 4 de las Meditaciones (Hua 1, 51), dice: "Pero frente a esto hay en ocasiones un eminente asumir juzgando o tener conciencia juzgando de algo. Su nombre es evidencia. En lugar de estar presente la cosa en el modo del mero asumirla 'a distancia', en la evidencia está presente la cosa, 'ella misma', el hecho objetivo, 'él mismo', o sea, que el sujeto que juzga es consciente de este mismo. Un acto de juzgar meramente presuntivo, al pasar en la conciencia a la correspondiente evidencia, se ajusta a las cosas, a los hechos mismos. Este paso lleva en sí el carácter de confirmacióri de la mera asunción, el carácter de una síntesis de identificación concorde; es conciencia evidente de la justeza de aquella asunción a distancia de la cosa" (Meditaciones cartesianas, trad. José Gaos y Miguel García-Baró, prólogo Jo~ Gaos [México, Fondo de Cultura Económica, 1986], p. 51.) Véase también Hua 1, 188: "Exposición de su sentido [de la idea de una ciencia universal de fundamentación absoluta] mediante intrafección de1a intención del trabajo científico; juicios científicos solamente admisibles en cuanto fundamentados perfectamente de modo inmediato o mediato por la evidencia -apelación a las cosas [Sachen], los estados de cosas 'mismos'" (Las conferencias de París, ed. cit., p. 54.) En Filosofía primera I se encuentran pasajes con una intención similar: "El volver intelectivos los juicios en el sentido de la verificación por medio de la cual uno se convence de que son verdaderos o no, retornando 'a las cosas mismas'..." (Edmund Husserl, Filosofía Primera (/923-24), trad. Rosa Helena Santos de Ilhau [Colombia, Grupo Editorial Norma, 1998], p. 42 [Hua VII, 22].) Véase también Hua VII, 32 (p. 60 en la edición castellana citada).
14
II~
..iD
1::r 11
~
~.J Cm c:(
e -
CñaJ O::: UJ >Z '='
EdmundHusserl,Ideas relativas a unafenomenologíapura y una filosofía fe-
nomenológica, Introducción y Libro Primero: Introducción general a la fenomenología pura, trad José Gaos (México, Fondo de Cultura Económica, 48 reimpresión, 1997) [en adelante Ideas 1], p. 48 (Hua 111/1,41). Tenemos que decir que, aunque en Ideas I Husserl usa la frase "Sachen selbst" en el sentido del lema, el lema mismo no es mencionado ni una sola vez, como tendría que haberlo sido si verdaderamente se identificara cón la fenomenología, ya que este libro es el primer acercamiento sistemático a la fenomenología. 163
111 !
ANTONIO ZIRIÓN Q.
(,
I I
I
'/
,¡ 1
I
11 DI
DI :'1
[~L [,¡.AMADO A LAS COSAS MISMAS Y LA NOC[ÓN DE FENOMENOLOGlA
cipios que Husserl formula en la mis,ma obra. Aunque el principio es de sobra conocido, hay que recordar su enunciación escueta: "toda intuición en que se da algo originariamente es un fundamento de derecho del conocimiento; (...) todo lo que se nos brinda originariamente (por decirlo así, en su realidad corpórea) en la 'intuición', hay que toma'do simplemente como se da, pero también solo dentro de los límitC's en que se da" 15.No ha de asombrar que también este principio haya sido incansablemente malinterpretado como un principio propio de la fenomenología o de la filosofía, esto es, como un principio que, de acuerdo con el propósito de Husserl al instaurar aquella disciplina o de acuerdo con el sentido oculto en su instauración, resulta ser un principio fundamental de
la fenomenologÚt o de la filosofía
16.
Husserl defiende, por supuesto, el
derecho de la fenomenología a ser una ciencia; y como ciencia también tendría que guardar el debido respeto hacia este principio y, por ende, hacia el llamado "¡A las cosas mismas!". Ésta es su intención, y éste es el sentido de su discusión con el positivismo o el empirismo,ya que estas doctrinas negarían la posibilidad de una ciencia de las esencias o de las ideas en razón de que estas "cosas" no pueden ser vistas, o simplemente no son cosas en absoluto, sino "entidades escolásticas, espectros metafísicos" 17.Pero es de la mayor importancia para la inteligencia de este principio, y también del lema de que nos ocupamos, ver que no fue instituido como un principio de la fenomenología o siquiera de la filosofía solamente, sino de todo conocimiento, cualquiera que fuese, como queda claro en la segunda parte del parágrafo en que Husserllo instituye, en el cual implícita pero indudablemente lo aplica a la investigación científica de la naturaleza. Dice ahí, en efecto, que también el "investigador de la naturaleza" sigue "el principio que dice que hay que . preguntarle a toda afirmación referente a hechos de la naturaleza por las experiencias en que se funda" 18. Esto ya estaba dicho l,mas páginas antes, cuando principal objeción al empirismo en estos términos:
Husserl presenta
su
El principal error de la argumentación empirista radica en identificar o confundir la fundamental exigencia de un volver a las "cosas mismas" con la exigencia de fundar todo conocimiento en la experiencia. Dada la comprensible limitación naturalista del marco de las cosas "cognoscibles", para el
empirista pasa sin más la experiencia por ser el único acto en que se dan las cosas mismas 19.
Si el lema, digamos adelantando conclusiones, realmente identificara solamente a la fenomenología, entonces todas estas acusaciones contra el empirista equivaldrían a la muy extraña acusación de no practicar fenomenología. Pero es totalmente claro en el texto que Husserl trata estas cuestiones como cuestiones de principio, y por tanto previas incluso a la fenomenología misma. No es, en suma, posible asignar a la fenomenología sola los principios de toda cientificidad. Ir a las cosas mismas es el primer principio, o la primera condición, de todo conocimiento científico 2°,y tiene que ser por tanto el primer principio de una filosofía que pretenda ser científica. Suficiente prueba de que ésta era la intención de Husserlla ofrece el siguiente pasaje de las Meditaciones cartesianas: Gracias a la previa labor hecha -más bien rudimentariamente indicada que explícitamente ejecutada- hemos ganado en claridad hasta tal punto, que podemos fijar un primer principio metódico para toda nuestra marcha ulterior. Es patente que, en cuanto filósofo en ciernes, y como consecuencia de tender al objetivo conjetural de una auténtica ciencia, yo no puedo formular
17Ideas 18
1, p.'48
(Hua 1II/1, 41).
Ideas 1, p. 58 (Hua HI/1, 51).
como
válido
NINGÚN JUICIO QUE NO HAYASACADO DE LA FUEN-
las
Creo que ésta es la interpretación correcta de la consigna por su lado epistemológico, y a ella se ajusta también el uso que hace Husserl delllamado en los pasajes más conocidos y citados de las Investigaciones lógicas y de Filosofía como ciencia estricta -en los cuales el lado "ético" o "vocacional" del llamado adquiere prominencia en la intención negativa o excluyente de las p~labras de Husserl. Heidegger enfatiza este punto cuando dice: "Escuchada superficialmente, la liamada tiene el sentido de un ponerse en guardia" 22. Pero no le da a este lado ninguna elaboración, quizá porque también para él se trataba del lado superficial. En la "Introducción a la Segunda Parte" de Investigaciones lógicas (esto es, las "Investigaciones sobre fenomenología y teoría del conocimiento" propiamente dichas), de 1901, leemos: 19Ideas
15Ibid., p. 58 (Hua HI/1, 51). 16Ésta es la opinión de Heidegger en su ensayo "El fin de la filosofía y la tarea del pensar", donde discute el principio en conexión con el llamado "¡Volver a las cosas mismas!". El ensayo fue publicado en Zur Sache des Denkens (Gesamtausgabe, 14), y más adelante volveremos a él.
o admitir
TE DE LAEVIDENCIA, de "experiencias" en las cuales me estén presentes respectivas cosas y estados de cosas "ellos mismos" 21.
1, pp. 48-49
20 Y como
(Hua H1/1, 41-42).
tal, es también un principio de toda práctica racional: "Interés teórico al
servicio de la praxis. Praxis racional: mientras más puramente me deje determinar dación de las cosas y constate su orden, tanto más racional seré prácticamente, mejor podré orientarme por las cosas" (Hua VII, 314. Traducción mía). 21
por la tanto
Meditaciones cartesianas, ed. cit., p. 54 (Hua 1, 54).
22Martin Heidegger, Tiempo y ser, Introducción Manuel Garrido, trad. Manuel Garrido, José Luis Molinuevo y Félix Duque (Madrid, Editorial Tecnos, 2000), p. 82. (Modifiqué la traducción.)
164
165 111; 111
1111
ANTONIO ZIRIÓN Q.
I 1111
no queremos de ninguna manera damos por satisfechos con "meras palabras", esto es, con una comprensión verbal meramente,simbólica, como la que tenemos por de pronto en nuestras reflexiones acerca del sentido de las leyes estáblecidas en la lógica pura sobre "conceptos", "juicios", "verdades", etc., con sus múltiples particularizaciones. No pueden satisfacemos significaciones que toman vida -cuando la toman- de intuiciones remotas, confusas, impropias. Queremos retroceder a las "cosas mismas". Sobre intuiciones plenamente desenvueltas queremos llegar a la.evidencia de que lo dado aquí, en abstracción actualmente llevada a cabo, es verdadera y realmente lo meIltado por las significaciones de las palabras (oo.)23.
"It I 11
¿Es ésta la primera expresión publicada del llamado? No lo podemos asegurar. Pero es digno de nota que las "cosas" a que se alude aquí sean "conceptos", "juicios", etc., dados en una "abstracción", ya que ello pone severamente en entredicho de un solo golpe la muy común interpretación del lema que, sobre las huellas de Merleal.J-Ponty, ve en él una especie de
búsqueda filosófica de un virginal mundo precientífico
24.
En el "Prefacio a la Segunda Edición", de 1913, se dice: Pues si estas investigaciones son estimadas como un buen auxilio por los interesados en la fenomenológía, ello se debe a que no ofrecen un mero programa (y menos uno de esos programas de alto vuelo, tan frecuentes en la filosofía), sino ensayos de un trabajo fundamental efectivo sobre las cosas miradas y tomadas directamente; y a que, incluso allí donde proceden críticamente, no se pierden en qiscusiones sobre los puntos de vista, sino que dejaQ la última palabra a Jas cosas mismas y al trabajo sobre ellas 25. Luego, en el "Prólogo" de la segunda edición de la Sexta Investigación ("Elementos de un esclarecimiento fenomenológico del conocimiento"), escrito en 1920, se dice: . . Pues todo en ella ha salido de una investigación, que se inclina realmente sobre las cosas mismas y se orienta puramente en la auténtica presencia intuitiva de ellas; y sobre todo, de una investigación hecha en la actitud fenomenol6gico-eidética sóbre'la conciencia pura, investigación que es la única que puede dar fruto en una teoría de. la razón 26. 23 Edmund
Husserl, Investigaciones 16gicas, 2 volúmenes, versión española de Ma-
nuel G. Morente (Hua XIX/l, 10). y José Gaos (Madrid, Alianza Editorial, Alianza Universidad, 1982), p. 218 2.1"Volver a las cOSas mismas -.escribe Merleau-Ponty-, es volver a este mundo anterior al conocimiento y del que el conocimhmto habla siempre, y frente al cual toda determinación científica es abstracta, significativa y dependiente, como la geografía con relación al paisaje en que,hemos aprendido por vez primera qué es una selva, una pradera o un río" (Maurice Merleau-Ponty, Fenomenología de la percepci6n, tr. Emilio Uranga [México, FCE, 1957J, pp. vi-vii). 25 Investigaciones
26Ibid.,
l6gicas, ed.,cit".p. 26 (Hul1XVJII,9).
p. 594 (Hua XIX/2, 535).
1
EL LLAMADO A LAS COSAS MISMAS Y lA NOCIÓN D~: ~'ENOM~:NOLOGlA
No hay equivocación posible: un retorno a las cosas mismas es, al mismo tiempo, un retorno a la dación intuitiva de las cosas ea la evidencia de ellas), en el cual se manifiesta una voluntad responsable que aspira a mantener en silencio toda "palabra" que no sea la "palabra de las cosas". Este retorno caracterizará a la fenomenología tanto como la intuición y esa voluntad de responsabilidad lo hagan. Pero es obvio que hay intuiciones y responsabilidad fuera de la fenomenología. No nos atreveríamos a decir que toda intuición, o incluso que toda intuición sistemáticamente hecha,con propósitos científicos, etc., es fenomenológica. En el § 17 de la misma 6RInvestigación encontramos uno de los más claros pasajes relativos al significado de las cosas mismas para Husserl y, basado en él, al significado de su llamado: Es cierto, empero, que cuando exigimos una claridad que nos ponga en evidencia "la cosa misma" y nos dé a conocer de este modo su posibilidad y verdad, nos referimos a la intuición en el sentido de nuestros actos intuitivos. Precisamente por eso tiene el término de claridad -en contextos de crítica del conocimiento- este sentido estricto; se refiere a ese remontarse a la intuición impletiva, al "origen" de los conceptos y de las proposiciones en la intuición de las cosas mismas 27.
Más aún, si ir o retornar a las cosas mismas fuera propio solo de la fenomenología, la entera descripción del ajuste entre el pensamiento y la cosa misma en la 6RInvestigación, estaría de hecho, por ejemplo, refiriéndose solamente a eventos o procesos "fenomenológicos", y no, como obviamente es el caso, a cualesquiera procesos cognoscitivos en general -en tanto que sean del tipo descrito, un tipo que patentemente ocurre en muchas ciencias totalmente ajenas a la fenomenología. La fenomenología de la intuición, en general, o la ~nomenología del cumplimiento intuitivo de los actos significativos, sería ya una curiosa fenom~nología de la fenomenología: describir la intuición sería ya describir el método de la fenomenología. Ahora bien, decir que esto no es verdad no es tampoco negar que la intuición sea el método de la fenomenología, o, más bien, un elemento nuclear y fundamental de dicho método. Pero todavía más: para evitar un posible malentendido, tengo que decir aquí que en la fenomenología, como disciplina diseñada para llevar a cabo la fundación de la filosofía y de todo pensamiento científico, la intuición tiene, de acuerdo con su fundador, un papel peculiarmente eminente o radical. Mientras que las otras ciencias pueden atenerse en diversos momentos a suposiciones y explicaciones teóricas, a hipótesis y simbolizaciones de diversas 27 Ibid., p. 648 (Hua XIX/2, 600). Véase también Hua VI, 496: "La experiencia de una cosa es certeza original del ser, es la certeza del yo experimentante de estar cabe la cosa misma, de captarla a ella misma." (Traducción mía.)
166 167
~
11
I
,
ANTONIO ZIRIÓN Q.
~;L LI.AMADO A I,AS COSAS MISMAS Y LA NOCIÓN DE FENOMENOI.OGlA
clases, la fenomenología tiene que ser intuitiva de principio a fin. Sin emhargo, éste es un tema de la teoría fenomenológica de la ciencia que no podemos y no tenemos que elaborar aquí. En La filosofía como ciencia estricta encontramos otro uso delllamado propiamente dicho en el cual es evidente su lado negativo. Es el célebre pasaje que comienza con la muy recordada frase: "Pero no nos haremos filósofos por medio de las filosofías. (...) El incentivo para la investigación no tiene que provenir de las filosofías sino de las cosas y de los problemas" 28.El lado negativo torna la forma de un apremio a liberarse de prejuicios y a conservar la independencia dé juicio. Concretamente, es por ejemplo una invitación a hacer a un lado "los prejuicios procedentes aún del Renacimiento", porque "para el que está verdaderamente libre de prejuicios es indiferente que una afirmación proceda de Kant o. de Tomás de Aquino, de Darwin o de Aristóteles, de Helmholtz o de Paracelso" 29. Pero aquí, de nuevo, el llamado se pronuncia para afirmar la posibilidad de una filosofía científica y para garantizarle un lugar (así sea cardinal) entre las ciencias:
Hasta aquí, pues, todo va bien. Pero entonces, inmediatamente después, el texto identifica esta "intuición filosófica en su verdadero sentido" con la "captaciónfenomenológica de la esencia" ("PHANOMENOLOGISCHEN WESENSERFASSUNG"). Si este adjetivo ("fenomenológica") se toma en su sentido propio, como verdaderamente relativo a la disciplina o los métodos de la fenomenología -esto es, una ciencia, como se define en el mismo ensayo, cuyo "primer objeto de investigación" "tiene el carácter de una 'conciencia de' más o menos compleja" 33,y cuyo método de un "análisis fenomenológico de esencia" 34es por lo tanto análisis de la esencia justamente de ese tipo de objeto: conciencia-de, fenómenos-, entonces esta identificación suscribe ya una tesis propia de Husserl o de la fenomenología husserliana: a saber, que es a través de la fenomenología como la filosofía podrá alcanzar su estatuto como ciencia. Ésta es, tomada estrictamente, una segunda tesis que no se sigue de la proposición de que la filosofía es una ciencia que se mueve "en esferas de la intuición directa", y esta segunda tesis exige un argumento independiente o un reconocimiento propio. Hace, en efecto, una aseveración relativa a la naturaleza de las "cosas" filosóficas y a la manera como son intuidas; no solamente afirma que son esencias (Wesen) -lo cual ya requeriría de justificación o de presentación-, sino, además, que son esencias de un ámbito fenomenológico que debe ser captado por una visión fenomenológica. No es de ninguna manera sorprendente que en las' obras del forjador de la fenomenología se encuentren ocasionales insinuaciones de esta segunda tesis en cierta combinación con el pronunciamiento del llamado "¡A las cosas mismas!" 35.Pero no debemos dejamos desorientar por ellas. El llamado apunta de un modo formal a la posibilidad de una filosofía científica de dos maneras,¡ negativamente, invitando a escapar de toda suerte de prejuicios, y positivamente, dirigiéndoI}.os a la intuición. Toda vinculación del llamado con la fenomenología (o, incluso, con cualquier otra disciplina particular) le quitaría al llamado o a sus "cosas" lo formal y lo materializaría de alguna manera. Ésta puede ser una mera aplicación del llamado a la fenomenología, sin ningún reclamo de exclusividad; pero si no lo es, entonces establecería una tesis ulterior ajena al llamado en su sentido radical, una tesis que tendría que ser evaluada en forma independiente. Esto es lo que hemos llamado el segundo sentido del lema, manifiesto en Heidegger, luego en, Fink, y también en Waldenfels... Antes de entrar en esto, permítaseme interponer aquí un comentario
La ciencia de lo radical también tiene que ser radical en su proceder y desde todos los puntos de vista. Ante todo, no debemos parar hasta haber llegado a principios absolutamente claros, es decir, a problemas totalmente claros, hasta haber adquirido métodos trazados en el sentido propio de esos problemas y el campo último de trabajo en que se dan las cosas con claridad absoluta 3°. Pero también, otra vez, se pronuncia contra la limitación de la esfera de los objetos susceptibles de ser científicamente dos, y contra la posibilidad de confundirlos con hechos.
empirista investiga-
Pero nunca hay que renunciar a la ausencia radical de prejuicios ni identificar de antemano tal~s "cosas" con "hechos" empíricos, cerrando los ojos ante las ideas que, sin embargo, se dan absolutamente, en gran medida, a la intuición inmediata 31. La filosofía I 11
II Ii
I
también
es intuitiva:
Pero justamente es propio de la esencia de la filosofía, en la medida en que ella se remonta hasta los últimos orígenes, que su labor científica se múeva en las esferas de la intuición directa 32.
2" Edmund Husserl, La filosofía como ciencia estricta, trad. EIsa Tabernig, nota preliminar Ricardo Álvarez (Buenos Aires, Editorial AJmagesto, 1992), p. 72 (Hua XXV,61-62). 2"¡bid. (Hua XXV, 61). 3" ¡bid. 31¡bid. 32¡bid.
33
¡bid., p. 32 (con mi corrección
31 ¡bid.,
p. 35 (Hua
XXV,
de la traducción;
111
¡ 111
1II11 11
III ,¡II
1111
¡II
w
111
'11 '111
I111
11
cf Hua XXV, 20).
22).
Además del pasaje de La filosofía como ciencia estricta que acabamos de citar, me referiré más adelante al pasaje clave del § 56 de Krisis, el cual tiene mucha importancia en este respecto. Otro se encuentra en Filosofía primera 1, § 11 (Hua VII, 70). :]5
168
,!\
; 1 \ 11
1I
169
.........
,1 ,11
11 11
11
f~L LLAMADO A LAS COSAS MISMAS Y LA NOCIÓN m; FENOMENOLOGlA
ANTONIO ZIRIÓN Q.
sobre la bien conocida declaración del anuncio editorial del Jahrbuchfür Philosophieund phdnomenologische Forschung de 1913, ya que en ,él parece afirmarse una noción de fenomenología que está en completo acuerdo con la idea de que ella consiste en un retorno a las cosas mismas, entendido (como lo estoy entendiendo aquí) como un retorno a la intuición. Además, cuando acabamos de ver que la noción de fenomenología, o de su objeto, ha sido ya expresada con tanta claridad en La filosofía como ciencia estricta (de nuevo, como una ciencia cuyo. "primer objeto de investigación" "tiene el carácter de una 'conciencia de' más o menos compleja"), bien vale la pena preguntarse por qué esta definición no pudo privar en una declaración cuya intención era caracterizar la fenomenología. La declaración dice:
po editorial (Husserl, Geiger, Pfander, Reinachy Scheler), esta base o convicción común no era precisamente algo que todos ellos reputarían de fenomenológico -aun cuando algunos o incluso la mayoría de ellos, desde luego, le darían este nombre--, sino algo en cierto sentido previo. Lo que no está en duda es el hecho de que la declaración ha sido tradicionalmente considerada como una expresión de cierto concepto de fenomenología, por amplio que sea 39,y en este respecto no ha ayudado un ápice a clarificar la noción de fenomenología dentro del movimiento fenomenológico.
'1
Si bien la formulación de Heidegger (en el § 7 de Ser y tiempo) pone de relieve con agudeza el aspecto negativo del lema, también lo vincula desde el inicio con la fenomenología: El título "fenomenología" expresa una máxima que puede formularse así: "¡a las cosas mismas!", frente a todas las construcciones en el aire, a todos los descubrimientos casuales, frente a la adopción de conceptos solo aparentemente rigurosos, frente a las cuestiones aparentes que sé extienden con frecuencia a través de generaciones como "problemas" 4°.
Lo que une a los editores no es un sistema que tuviera incluso que ser presupuesto en todos los futuros colaboradores; lo que los une es la convicción común de que solo mediante un retorno a las fuentes primarias de la intuición y a las intelecciones de esencia que hay que extraer de ellas, podremos aprovechar las grandes tradiciones de la filosofía con sus conceptos y problemas; de que solo por esta vía podrán ser clarificados los conceptos intuitivamente, reinstaurados los proplemas sobre una nueva base intuitiva, y luego también, por principio, resueltos 36.
Aunque aquí no hay ninguna sugerencia explícita de que ésta es una manera "superficial" (vordergTÜndig) de escuchar la máxima -como la había en la cita de Tiempo y ser' que hice antes y que en un momento retornaré-, lo que sigue hace ver que Heidegger ya estaba aquí buscando aguas más profundas. Pero, antes que nada, hay que apuntar que él mismo está consciente de que el único punto cuestionable de su limpia formulación es precisamente el hecho de que pretende definir o caracterizar la fenomenología. En el mismo lugar escribe:
Herbert Spiegelberg ha subrayado que esta declaración restringe "las metas comunes de la fenomenología a los métodos de la intuición de primera mano y la intelección esencial" 37.Ahora bien, esto sería así, desde luego, si esta declaración pretendía en efecto ser una caracterización de la fenomenología. Pero puede sostenerse que no lo fue -al menos no para todos los miembros del equipo editorial. En una carta de 1914, cuando los motivos para iniciar el anuario estaban sin duda todavía frescos, podemos hallar algún testimonio de que para Husserl, que no era nada menos que el jefe del equipo, el anuario mismo no era "meramente un anuario de fenomenología, sino por encima de todo de filosofía" 38. Si puede darse pleno crédito a esta insinuación, entonces tiene que decirse que mientras que la declaración inaugural puede sin duda ser tomada como una expresión de la base común identificable o la convicción común del equi-
Pero esta máxima -se podrí~ replicar- es más que comprensible de suyo.y encima es la expresión del principio de todo conocimiento científico. No se ve por qué haya de adaptarse expresamente algo tan comprensible de suyo para título d~ una disciplina. . Ahora .bien: ésa es precisamente nuestra réplica, y el hecho de que Heidegger la haya predicho no disminuye, según creo, suvalidez. Es bien sabido, desde luego, que en este punto Heidegger se las arregla para definir un "concepto fenomenológico de fenómeno" como "aquello que es ser", entendido cOl1}oalgo que "inmediata y regularmente" no se mues-
El original puede ser leído ahora en Hua XXV, 63-64. La traducción es mía. "7Herbert Spiegelberg, The Phenomenolo.gical Movement. A Hist()rical Introduction, Second Edition. Fifth impression, voL 1 (The Hague, Martinus Nijhoff, 1978), p. 125. 38 Carta a August Messer del 18 de febrero de 1914 (Briefwechsel. Husserliana Dokumente m,VII, 177). En la misma carta, Husserl también escribió: "El Anuario no es un anuario para husserlianos ortodoxos...", y: "En el Anuario tengo que ser generoso; la ciencia que está comenzando se depurará a sí misma, y mis propias investigaciones quieren colaborar á ese fin". ;)<;
30
\1
I 111 1 I
I II~
'1111 11I1
'1
!;I
11
11I
r l~ l. 11
11
Como lo hace el mismo Spiegelberg cuando define la noción de "fenomenología
en el más amplio sentido" conforme a los criterios establecidos en la declaración del Jahrbuch. Véase Spiegelberg, op. cit., p. 6. . ,lOMartin Heidegger, El ser y -el tiempo, 4" ed., trad. José Gaos (México, Fondo de Cultura Económica, 1971), p. 38;
lill
171
170
IR
\
~:I. I.LAMADO A I.AS COSAS MISMAS Y LA NOCIÓN DE FENOMENOLOGlA ANTONIO
ZIIUÓN Q.
También en otras obras, muy posteriores,
~ n
tra 41.No voy a poner en cuestión esta determinación, ni la subsecuente manera de definir la fenomenología como una ontología vista desde su lado metódico -aunque esta definición fue por supuesto decisiva para la comprensión histórica de la fenomenología. Pero creo que es posible, sin examinada ,en detalle, afirmar que ella opera -y éste es el meollo mismo de la propuesta de Heidegger- una muy precisa des-formalización de la máxima junto con la des-formalización que crea el "concepto fenomenológico de fenómeno": ahora, esto es, para la fenomenología, "las cosas mismas" ya no son cualquier cosa, sino solo aquellas "cosas" que son "ser". Esta des-formalización es necesaria para hacer de las "cosas" el solo objeto de la fenomenologíaj pero con ella -y esto es lo que me interesa subrayar aquí- la máxima pierde su sentido tanto como "expresión del principio de todo conocimiento científico" cuanto como un llamado vocacional. El nuevo sentido des-formalizado no puede simplemente añadirse al primer sentido formal. Ha sido propuesto para sustituido. Por lo menos, Heidegger no nos da ninguna pista sobre la manera de armonizar estas intenciones universales de la máxima con su determinación como el título de la disciplina fenomenológica. Es como si esta nueva determinación "fenomenológica" de la máxima (implicada en la ecuación "cosa" = cosa que es ser) absorbiera todo su significado, Silldejar nada para el resto del universo de la ciencia. En otras palabras, ahora "ir a las cosas mismas" significa solamente una manera peculiar de revelación, no la simple orientación intuitiva hacia las cosas propia de toda ciencia. La máxima se ha vuelto por ende inservible para otras ciencias. Decir, por ejemplo, conforme a la determinación de Heidegger, que la geometría está vuelta a sus propias cosas (sus triángulos, cuadrángulos, etc.) sería una manera inapropiada de hablar, a menos que los seres geométricos fueran una especie un tanto impropia de cosas... Estamos, en suma, ante una manera idiosincrásica, o más aún, iconoclasta, de disolver una aparente trivialidad. Adoptar (como hizo Husserl) una máxima tan trivial como consigna cuando uno está' queriendo fundar una nueva disciplina, tenía el sentido de insertarla en el universo de la ciencia, universo delimitado precisamente por las fronteras trazadas por esa trivialidad 42. Pero esta inserción mismano era y no es de ninguna manera trivial. 41
[bid., p. 46. hallar en Husserl muchos pas1\iesen que está claro que la ciencia con,
42 Podemos
siste justamente en una orientación hacia cosas: incluso las ciencias dogmáticas, o las ciencias pre-filosóficas, se dirigen ellas mismas a cosas: "A un lado están las ciencias de la actitud dogmática, vueltas hacia las cosas y despreocupadas de todo problema epistemológico y escéptico. Partiendo del darse originario de sus cosas (y volviendo siempre a él para probar sus conocimientos), preguntan cómo se dan directamente las cosas y qué es lo que, sobre la base de ello, puede inferirse indirectamente sobre ellas mismas y sobre las cosas del mismo dominio en general" (Ideas 1, p. 62; Hua III/I, ,54). En Filosofia primem 1: "El nivel de la ciencia prefilosófica, y en verdad se vuelve la investiga-
172
destaca Heidegger el as-
pecto negativo del lema, que es también, como hemos dicho, su lado propiamente ético. En "El final de la filosofía y la tarea del pensar" afirma que, tanto en Hegél como en Hussed, "la llamada tiene el sentido de un ponerse en guardia", de rechazo de "las relaciones inadecuadas con la 'cosa' de la Filosofía" 43. Pero no solo eso. Heidegger,también advierte el vínculo en que se encuentra la máxima, "principio de todos los principios":
según la expone
Husserl,
con el
La llamada "a la cosa misma", tanto en su sentido positivo como en el negativo, sirve para garantizar y elaborar el método; sirve de procedimiento filosófico, el único con el que la cosa misma llega a darse legítimamente. Para Husserl, el "principio de todos los principios" no,es, en primer lugar, un principio de contenido, sino metodológico 44.
En cuanto a la extraña interpretación que Heidegger desarrolla en seguida, según la cual ese principio -conforme a la intención de Husserl, tal como la entiende o la interpreta Heidegger- "exige que la subjetividad absolúta sea la 'cosa' de la Filosofía", ya que está decidido o establecido "de antemano" que esa cosa sea "la subjetividad de la conciencia" 45,no podemos aquí más que observar que, de ser cierta, choca directamente contra la comprensión que Husserl tenía de su propio pensamiento y, concretamente, de sus propias intenciones relativas al lema, por un lado, ya la fundamentación de la fenomenología, por el otro. No es cuestión de hermenéutica, sino de hecho, la de que el principio de todos los principios lo enuncia e instituye Husserl, como hemos dicho, no como un p1'incipio de la fenomenología pr-opiamente dicha, o siquier-a de la filosofía, sino como el principio de toda empresa científica o aun racional. y lo hace, además, en una secció~de su libro (la Sección primera de Ideas 1) independiente Ylógicamente anterior ("pues que aquí se trata de puntos
que admiten una comprobación inmediata") 4(; a la introducción a la fenoción a las
(realidad) que se ofrece en la experiencia..." (Hua mía). Como he insinuado, esto no equivale a decir que la filosofía, o la fenomenología, estaría en el mismo nivel de radicalidad que estas ciencias, solo por el hecho de que ambas, como ciencias, tienen que dirigirse ellas mismas a las cosas mismas. El papel y el "grado" de la intuición no es el mismo en el método de cualquier ciencia positiva que en el método de la fenomenología o la filosofía.
. '.' 11,
"11
I
I
~
cosas mismas, a la existencia
VII, 307; traducción
43
Heidegger,Tiempoy ser, ed. cit.,pp. 82Y83.
44[bid., p. 84. 45[bid., pp. 83-85. Y más aún: la subjetividad, como "cosa" de la filosofía previamente dada por supuesta, es lo que da su "inamovible legitimidad" al "principio de todos los principios". Por ello, la reducción trascendental husserliana a la subjetividad trascendental viene a ser para Heidegger una reducción al mét.odo mismo de la filosofía, porque "el método (...) es 'la cosa misma'" (Ibid.). 46
,"
Husserl, Ideas 1,p. 47.
11 1' I
173 !
ANTONIO ZIIUÓN Q.
T
El. I.I.AMADO A I.AS COSAS MISMAS Y LA NOCIÓN DE FENOMENOI.OGlA
I
objetos caracterizados como "cosas". (...) Si el verdadero sentido del llamado "a las cosas mismas" ha de ser entendido, el concepto de las "cosas" tiene que entenderse formalmente, todo lo que pueda ser traído a la vista, sea algo real, algo ideal, un horizonte, un sentido, una indicación de sentido, la nada, etc., todo esto puede ser una cosa en el sentido de la máxima fenomenológica de investigación 61.
menología O a la apelación a la subjetividad que ésta conlleva (lo cual no ocurre antes de la Sección segunda). y finalmente, por lo que toca a la propuesta heideggeriana de preguntamos -dentro del "intento de poner ante los ojos la tarea del pensar""qué es lo que queda por pensar en la llamada 'a la cosa misma'''47, y de su planteamiento de la noción de Lichtung como lo escondido en el intento de la Filosofía por llevar su "cosa" "a saber absoluto y evidencia definitivamente válida" y como "cosa" que ya no es "cosa" de la Filosofía, sino del pensar48, no me atrevería a pronunciarme sin tener a la vista el contexto más amplio en que se da. Hay que conceder de buen grado que muchas cosas profundas y cautivadoras pueden ser descubiertas y expresadas cuando el pensar se lleva a sus límites. Pero, por supuesto, el hecho de que Husserl estuviera, como al parecer lo estuvo sin duda, muy lejos de ese descubrimiento de la Lichtung como la "puerta" que "hace posible el que algo aparezca y se muestre" 49,no significa que su llamado a las cosas mismas no pudiera tener una significada prioridad lógica ante la misma cuestión de la Lichtung, como lo reconoce tácitamente el mismo Heidegger cuando, con explicable temor, advierte:
Ciertamente, esta última designación ("la máxima fenomenológica de investigación") es engañosa. Aparentemente, si el concepto de las "cosas" ha de entenderse formalmente, entonces todo podría ser un objeto de investigación fenomenológica. Pero esto puede ser cierto en un sentido, pero es falso en otro (siempre dentro de la esfera del pensamiento de Husserl). Es verdad si pensamos en la universalidad de la fenomenología, tal como se establece, por ejemplo, en la Introducción de Ideas: C.!
Por distinto que pueda ser el sentido de la palabra fenómeno en semejantes expresiones, lo cierto es que también la fenomenología se refiere a todos estos fenómenos en todas las significaciones posibles 62. Pero no es verdad si consideramos ta con todos estos fenómenos
A las cosas mismas: esto no es una decisión previa relativa al posible tema de la fenomenología y coordinado con ella; no es una fijación en un área de
GI Eugen Fink, "Die phiinomenologische Philosophie Edmund Husserls in der gegenwiirtigen Kritik," Kant Studien 38 (1933), p. 330. Traducción mía. 52Husserl, Ideas 1, p. 7. 53Ibid.
Tiempo y ser, ed. cit., p. 85.
48 Ibid. 4!1Ibid. M Ibid.,
..1 . ~~.. (") (.)
('"
i..: ~ ~1 (..) ..:(
L'l ~.. l" '"..
::-:_1
~ fJ) Así pues, incluso si pudiera haber, por ejemplo, un estudio fenomeu . nológico de los objetos de la geometría, no sería el mismo que la geome~OJ tría de los "mismos" objetos, asumiendo que podamos hablar de los '&.U == mismos objetos en ambos ~asos. Por lo tanto, en este respecto, no todos Z :o los objetos, no todos los fenómenos, son objetos posibles de fenomenología. Ahora bien, la máxima se aplica a todos los fenómenos en todas las universalidades, no solamente en la peculiar universalidad de la fenomenología. y es precisamente gracias a ello que puede ser también una "máxima fenomenológica de investigación". Como tal, no señala los objetos fenomenológicos peculiares, sino solo intenta dar a la fenomenología el derecho y la posibilidad de ser una empresa científica. Fink añade algo importante también alIado "negativo" de la máxima, el cual está más íntimamente vinculado a su carácter ético': tras la frase "todo esto puede ser una cosa en el sentido de la máxima fenomenológica de investigación", dice:
De modo que la apertura o Lichtung, sea lo que además de ello sea, es también, o ante todo, al menos para nuestro pensar de primera mano, un asunto, una cosa para retornar a la cual cabe pronunciar un humilde y genuino llamado husserliano... por impensadamente que sea. Porque, a fin de cuentas y de nuevo, las "cosas" mencionadas o aludidas en él son, si estoy en lo correcto, justamente cualquier cosa -tomando la palabra "cosa" en su sentido más formal. Esto lo enfatiza Eugen Fink en su artículo "La filosofía fenomenológica de Edmund Husserl ante la crítica contemporánea" de 1933. En tanto que el artículo fue asumido por Husserl mismo como expresión de sus propias ideas, aquí tenemos también el único comentario directo de Husserl sobre el sentido dellema "¡Volver a las cosas mismas!" (hasta donde yo sé).
,17 Heidegger,
se enfren-
en una actitud totalmente distinta, que modifica en determinada forma todos los sentidos del término fenómeno con que nos encontramos en las ciencias que nos son familiares desde antiguo. Sólo en cuanto modificado de esta suerte, entra el fenómeno en la esfera fenomenológica 63.
Es necesario que el pensar tenga en cuenta lo que aquí acaba de llamarse Lichtung. No se trata, como fácilmente podría parecer en un primer momento, de sacar de simples palabras (de Lichtung, por ejemplo) meras representaciones. Se trata, más bien, de prestar atención a la cosa singular que se designa con el correspondiente nombre de Lichtung 6°.
¡ u
que la fenomenología
¡¿ ~c.
p. 86.
175
174
¡
ANTONIO
ZIRIÓN
Q.
EL LLAMADO A LAS COSASMISMAS Y LA NOCIÓN DE FENOMENOLOGIA
...a través de todos los ocuItamientos de la interpretaciones tradicionales, históricas, contra todos los intentos de soluciones construidas argumentativamente, contra todo esto tiene ella que acercarse de nuevo al contenido cósico (Sachgehalt) de los problemas mismos 54.
1111111
Pero entonces, como Heidegger, también Fink (o Fink-Husserl) no puede quedarse contento con este lado puramente formal de la máxima, y diseña una manera de vincularla al contenido propio de la fenomenología:
IlIt 11 1I
1'11
I
sición de su sentido más verdadero y profundo
Pero en segundo lugar, el imperativo "A las cosas" significa no meramente el compromiso propio de la investigación fenomenológica con la cosidad (Sachlichkeit), sino que tiene el sentido de la indicación a la cosidad hecha posible vez primera analíti co-por intencional' 55. por el método fenomenológico: a la concreción
I
I
mirada, entonces la máxima misma es absolutamente inútil para señalarlo o significarlo. Pero de hecho, entonces, lo que Fink está haciendo aquí, y Husserl avalando, es una aplicación (o la aplicación) de la máxima al caso de la fenomenología, y no, como parece, una interpretación o expo-
De nuevo, como en el caso de Heidegger, no seguiré esta determinación, que constituye sin duda una explicación muy fina de ciertas intenciones centrales de la fenomenología. No necesitamos hacerlo para ver que hay en ella, de nuevo, una precisa des-formalización de la máxima, y ahora en una dirección diferente de la seguida por Heidegger: ahora las cosas fenomenológicas no son ya los seres de cualesquiera cosas, sino la concreción analítico-intencional en la cual una cosa cualquiera es dada o aparece, o en la cual su sentido es instituido. Ahora bien, aunque puede haber fundamentos suficientemente fuertes para oponerse a la "orientación ingenuamente temática del conocimiento hacia lo dado" 56,para rebasar "la positividad natural de la experiencia" 57y volverse entonces a la concreción intencional, estos fundamentos son nuevos y no están implícitos en el significado original del lema husserliano. Está claro que no toda Cosa es una "concreción analítico-intencional" ni un "sistema de logros intencionales" 58. (Tampoco es toda cosa un "objeto intencional", para mencionar explícitamente esta obviedad.) Una buena cantidad de pensamiento y de tinta fue de hecho necesaria para empezar a convencer a la gente de que éstas eran realmente "cosas" teóricamente analizables y efectivamente significativas. Así pues, no es fácil ver cómo Fink o Husserl pudieron haber esperado que alguien, ni siquiera siendo un filósofo (neokantiano), fuera capaz de leer en la máxima, a la primera mirada, por así decir, que ella "tiene el sentido de la indicación a la cosidad hecha posible por vez primera por el método fenomenológico". y si esto es algo que por supuesto no puede ser visto en la máxima a la primera f>1
!
busca es ellogos de los phenomena
I
¡bid. ¡bid., p. 331.
!
57 5R
¡bid.
I
56
Considerada de esta
6°.
La tesis de que la fenomenología
tiene que considerar siempre el "lugar" desde el cual la realidad llega a la
Fink, op. c-it.,p. 330.
55 ¡bid.
59.
manera, la máxima no pierde su sentido original a pesar de la des-formalización, ya que ésta tiene lugar solamente dentro del ámbito de la fenomenología. Pero sigue siendo debatible si la combinación que aquí observamos es realmente mejor que tener en su lugar dos máximas bien diferenciadas. La segunda -cuya fundamentación y alcance exigen una investigación independiente, la cual en cierto sentido coincidiría con la fundamentación y alcance de la fenomenología misma- podría rezar "¡A la. correlación intencional misma!", o algo similar. Esta suerte de combinación de significados es también lo que ocurre en el último texto que reseñaré aquí. En un artículo ya no muy reciente acerca de la historia de la fenomenología en Alemania, Bernhard Waldenfels enlaza la máxima "Zu den Sachen selbst" con lo que él llama (con palabras que recuerdan las de Fink) el "Zug zur Sachlichkeit" (impulso hacia la cosidad) que ha sido característico de la fenomenología desde su comienzo. Aquí no puedo analizar las fascinantes cuestiones que Waldenfels invoca en la ruta de la historia de la fenomenología que elabora siguiendo el hilo de ese impulso, ni siquiera la brillante discusión acerca de la máxima en su involucración con la fenomenología. Solamente puedo observar que esta involucración se realiza también al costo de una des-formalización de la máxima. Algo más que un concepto puramente formal de la cosidad (Sachlichkeit) se necesita para poder afirmar que la fenomenología tiene siem1>re qU€!tematizar, junto con el contenidocósico (Sachgehalt), el modo-de-acceso (Zugangswetse), o que lo que ella
t
I
176
69 Esto puede abrir una discusión de largo alcance. Por ejemplo, no estoy seguro de que Fink o Husserllo consideraran de esta manera, pero para mí está claro que la máxima, tomada por sí misma, sin su aplicación a la fenomenología, no tenía por qué significar una "orientación ingenuamente temática del conocimiento hacia lo dado". Interpretarla así es ya una distorsión; pero atribuirle esta orientación a la fenomenología misma, por el hecho de que ella sustenta o asume la máxima, es llevar la distorsión al extremo. Más aún: puede argumentarse que para mantener la máxima ajena a todo dogmatismo, tiene precisamente que ser conservada en su sentido formal. Asignar a pTiori algún objeto a la filosofía, sea el ser o una concreción intencional, o la subjetividad trascendental, o el lenguaje, o lo que sea, es puro dogmatismo. Así, es justamente su carácter formal lo que la libera de estos peligros. 60 Bernhard Waldenfels, "Phanomenologie in Deutschland: Geschichte und Aktualitat", HusseTl Studies 5, 2 (Dordrecht!BostonlLondon: Kluwer, 1988), p. 149.
177
I 11
'1 ~
I
1111
1" ill' 11 ¡I~
i
I
, ,
1It 11111
'" I
I ,I
EL LLAMADO A LAS COSAS MISMAS Y LA NOCIÓN DE FENOMENOLOGlA
visión y al lenguaje, debido a que este lugar pertenece él mismo a la cosa
quería que prevaleciera en filosofía. Pero ni siquiera la fenomenología trascendental husserliana adquiere por este llamado una caracterización. Ella tiene sus propias metas, su propia misión, sus propias dificultades, sus propias "cosas", las cuales imprimen en ella los muchos rasgos que le son propios, y, en primer lugar, sus métodos: análisis intencional, reducción fenomenológica, reducción eidética... Pero ese lema no se identifica con ninguno de estos métodos o recursos metódicos -por lo cual no puede definir a la fenomenología "por su lado metódico" 64. HusserI, desde luego, alcanzó la creencia de que retomar a las cosas mismas, en filosofía, era equivalente a hacer fenomenología trascendental, o, en otras palabras, de que la fenomenología trascendental era ya una filosofía genuinamente científica. Diversos pasajes de sus obras pueden citarse en apoyo de esta tesis, pero quizá el más elocuente se encuentra en el § 56 de Krisis (Hua VI, 195-196):
vista 61, no puede aseverarse de antemano, sino que presupone ya una ins-
111
'lliI
~
ANTONIO ZIRIÓN Q.
pección previa, por superficial que sea, de las cosas o de las realidades. Pero el llamado "¡Volver a las cosas mismas!", aun cuando se aplica o se conecta con una intención fenomenológica, tiene que poder ser dado de antemano, en anticipación a todo descubrimiento hecho por la inspección de algunas cosas, cualesquiera que sean. Por lo menos, éste es el sentido en el cual puede servirIe a alguien que todavía no tiene ningún conocimiento de fenomenología. De hecho, Waldenfels intenta mantener vivo este mismo sentido, como en el trasfondo, por así decirIo, de la empresa fenomenológica, ya que precisamente reconoce que todas las especificaciones, o dificultades, que la fenomenología detecta en las cosas mismas, y todo condicionamiento o instancia de mediación que tiene que ser reconocido en las cosas mismas, viene de un respeto por el principio mismo, esto es, de un respeto o lealtad por las cosas mismas, y no de alguna imposición sobre ellas 62.Pero, en último análisis, estamos obligados a concluir que, por penetrante que pueda ser el desciframiento de algunos motivos o intríngulis fenomenológicos, el lema, tal como lo entiende finalmente Waldenfels en su artículo, no puede servir a ninguna otra disciplina más que a la fenomenología. Ninguna otra disciplina intentaría, para usar sus palabras, reunir la plenitud, la multiplicidad y la apertura de la experiencia en un orden racional universal y onmiabarcante, que no tiene su fundamento en ningún otro lugar que precisamente la experiencia misma 63.
[1 I 1 1 1 1"
II1 1 1
11
Pero el principio, o el lema, tendría que ser útil también para otras disciplinas y ciencias (llámense geometría, botánica, ajedrez o lo que sea) para poder servir también a la fenomenología como consigna propia. Hay también cosas filosóficas susceptibles de ser estudiadas, y no solo, digamos, cosas matemáticas. Ésta es la primera lección que HusserI quería que sus estudiantes o lectores aprendieran. Ésta es la convicción que obtuvo en las lecciones de Brentano, y la que lo llevó a dedicar su vida a la filosofía. Desde un punto de vista lógico, no menos que desde un punto de vista biográfico, la fenomenología, lamento de cirIo, viene después. "¡Volver a las cosas mismas!". Formulado como un principio que la fenomenología tiene que respetar, no dice nada sustancial acerca de la fenomenología. Dice mucho, sin embargo, acerca de la idea que HusserI tenía de la vocación filosófica y acerca del sentido de responsabilidad que
'Irll
al 02
11,1
0:1¡bid.,
111
'\/1
111
r/I
[bid. ¡bid., pp. 150-153.
178
p. 153.
A continuación hemos intentado el análisis de la situación humeanokantiana y, finalmente, solo hemos podido echar luz sobre ella adentrándonos en sus presuposiciones, llegando desde aquí a planteamientos propios, ajenos a aquellos tiempos y, prosiguiendo de manera sistemática con el pensamiento, aclarándonos en el marco de un esbozo provisional el estilo de una filosofía transcendental realmente científica; "realmente científica" en tanto que trabaja de abajo arriba en pasos singulares evidentes y en tanto que, de este modo, está fundamentada y es fundamentante de hecho en última instancia. Se intentó hacer totalmente inteligible el hecho de que solo una filosofía semejante, y solo con tales interpelaciones que llegan hasta el último fundamento imaginable en el ego transcendental, puede satisfacer el sentido ingénito en la filosofía desde su institución originaria. Por consiguiente, la filosofía transcendental, en sus primeras e inmaduras configuraciones en los i{lglesesy en Kant, por poco que éstos realizaran una fundamentación científica seria e incluso aunque Hume se retiró a un debilitado escepticismo académico, la filosofía transcendental, decíamos, tomada en su totalidad no representa un extravío, ni tampoco, en modo alguno, "uno" de los posibles caminos, sino el único camino de futuro que el desarrollo de la filosofía tenía que seguir incondicionalmente para penetrar en la forma metodológica de su cumplimiento, única forma en la que podía ser realmente científica, y ser una filosofía que trabaje en la autocomprensión real del sentido de su tarea y en el espíritu de la validez definitiG4La definición de fenomenología que da Heidegger en Die Grundprobleme de?' PhCtnomenologie (Introducción y luego § 22), puede interpretarse sin duda como un acercamiento a la disciplina conocida como "fenomenología eidética", habida cuenta de la noción de "reducción fenomenológica" que propone Heidegger como una "reconducción de la mirada fenomenológica" al ser, y de la consideración de que esta noción de ser, aunque previa a la diferencia entre esencia y existencia, revela o incorpora rasgos más adecuados a la noción de esencia que a la noción de existencia. Pero no puedo discutir aquí esta interpretación.
179
l'
,11'
I
I~
IJ 11
I
1I
ANTONIO
ZIRIÓN
Q.
EL LLAMADO A LAS COSAS MISMAS Y LA NOCIÓN DE n;NOMENOLOGIA
va, en una evidencia apodíctica de su suelo, de sus metas, de su método. Esta forma de cumplimiento solo podía presentarse en la realidad histórica como resultado de una autorreflexión de máxima radicalidad, en la forma de un primer comienzo, de una primera adquisición de la tarea aclarada y del suelo apodíctico y el método de acceso a él, en la forma de un primer comienzo, de un trabajo que realmente pone manos a la obra, que interroga las cosas mismas. Esto ha llegado a ser, en tanto que filosofía transcendental fenomenológica (pero exclusivamente en el sentido aquí dibujado), un comienzo realmente viviente. De aquí en adelante -puedo aventurar- habrá que decir: no solo el naturalismo fisicalista moderno, sino toda filosofía objetivista, tanto da si de tiempos pasados o futuros, serán
1", ~III 11 1
"111
f 11:
caracterizados por siempre como "ingenuidad transcendental"
(;5.
Una discusión de estas ideas exigiría otro ensayo. Pero tomadas estrictamente, rebasan las tesis que aquí sostengo. Aunque pudiéramos aceptar que de hecho se ha dado una identificación entre la obra filosófica que vuelve a las cosas mismas y las consulta, y la fenomenología trascendental, no podemos confundir la condición formal de la disciplina que le impone la obligación de apoyar sus enunciaciones acerca de las cosas en las cosas mismas, y la determinación material de la misma disciplina como una meditación o una reflexión radical trascendental de uno mismo. Así pues, incluso si concediéramos -y no decidiré si en el actual estado de las discusiones sobre estos asuntos esto sería conceder demasÜldo- que la fenomenología trascendental (o la husserliana) es la Única realización posible de la idea de una filosofía científica, de una filosofía que verdaderamente retorna a las cosas mismas, el llamado seguiría proclamando una condición formal y un principio válido también en otros dominios. Visto desde el lado de la práctica, si la fenomenología pudiera apropiarse el llamado para sí misma, lo volvería inÚtil para cualquier situación hueva en que pudiera necesitarlo: y nunca sabemos cuándo podrá necesitarlo. Las cosas mismas se definen frente a lo que ellas no son (y frente a lo cual el llamado nos pone en guardia): "prejuicios ajenos a ellas", "meras palabras", "comprensión simbólica de las palabras", "discusiones de puntos de vista", "construcciones en el aire", "descubrimientos accidentales", "adopción de conceptos solo aparentemente rigurosos", "cuestiones aparentes que con frecuencia se extienden de una generación a otra como 'problemas"', "ocuItamientos de interpretaciones tradicionales, históricas", "intentos de soluciones construidos argumentativamente", "prejuicios que vienen desde el Renacimiento"... ¡Qué sabemos de los 65 Edmund
Husserl, La crisis de las ciencias eU1'Opeasy la fenomenología trascen-
dental. Una int1'Oducción a la filosofía fenomenológ'ica, trad. y nota editorial Jacobo Muñozy Salvador Mas (Barcelona, Editorial Crítica, 1991), pp. 201-202. He modificado ligeramente la traducción.
180
1
peligros de mañana, o de hoy mismo! Los fenomenólogos deben dejar de aspirar a absorber el lema en la carne de la fenomenología, sd pena de privarse a sí mismos de la guía y el correctivo más efectivo. La investigación científica, y por lo tanto también la fenomenológica, sería abolida si algÚn día se pensara que la distancia formal e ideal entre nuestros decires acerca de las cosas y las cosas mismas ha quedado ya abolida.
,1 !I
,I
Nota editorial Una versión inglesa de este texto fue presentada en el 32° Encuentro Anual del Husserl Circle que tuvo lugar en Lima, Perú, del 11 al 14 de julio de 2002. Agradezco a Lester Embree la réplica que hizo al trabajo en esa ocasión, así como los comentarios de otros participantes en el encuentro, todos los cuales han sido, de un modo u otro, considerados en esta versión. Presenté después el mismo ensayo en español en el Primer Coloquio de Hermenéutica ("Fenomenología y hermenéutica. En honor a los 75 años de la publicación de Ser y tiempo. H.-G. Gadamer in memoriam") que se celebró en septiembre de 2002 en la Universidad Iberoamericana, México. Esta versión fue publicada con el título "La noción de fenomenología y el llamado a las cosas mismas" junto con la réplica que hizo de ella Ángel Xolocotzi ("Retroceder a las cosas mismas sin supuestos. Réplica a Antonio Zirión"), en Hermeneútica y Fenoriienología. Primer coloquio (Ángel Xolocotzi, coordinador), México, Universidad Iberoamericana (Cuadernos de Filosofía No. 34), 2003. En esa publicación se hizo una corrección de estilo tan intensa que en algunos pasajes no logro reconocer mis propias palabras. P~r ello me pareció conveniente publicar de nueva cuenta el texto, y debo agradecer la hospitalidad que le brinda Roberto WaIton en este nÚmero de Escritos de Filosofía. Además de la inversión en el título y de la reintegración estilística, el ensayo tiene aquí algunas otras diferencias menores respecto del publicado en Hermenéutica y Fenomenología; pero también he añadido pasajes nuevos, algunos de cierta importancia, como el comentario sobre la declaración del Jahrbuch que me suscitó la réplica de Lester Embree a que me he referido. Sin embargo, salvo por la adición de algunas anotaciones aisladas, tampoco aquí he tomado en cuenta todavía, propiamente, la réplica de Xolocotzi en el Coloquio de México. Sin entrar formalmente en ella, me permito ahora un comentario sobre la que es, segÚn me parece, su intención de fondo. La intención o el espíritu de la réplica, podríamos decir, tal como a mí se me presenta, estriba en suscitar la cuestión siguiente: ¿trae consigo la actitud propia de la fenomenología un eminente o señalado "ira las 181
I I I . I
ANTONIO ZIRIÓN Q.
.1
Ilrll ! I ~!II!
I
111 :11 I
, " , I I
I ~
!
j 1l1li 111 11,
111
cosas", y si lo hace, en qué sentido? O de otro modo: ¿es el "ir a las cosas" de la fenomenología un "ir a las cosas" distinto y más radical o más fundamental que el de las ciencias en general, y si lo es, cómo y por qué lo es? Ese "ir a las cosas" peculiarmente fenomenológico determinaría a la fenomenología precisamente frente al resto de las ciencias y la caracterizaría como una ciencia más radical y más fundamental. Naturalmente, la función metódica de la intuición es en la fenomenología peculiar y radical. Lo que hay que averiguar es si esa mayor o última radicalidad metódica y formal equivale precisamente a una nueva determinación material de su objeto de estudio: la consideración de las cosas, diríamos, en su ser (Heidegger), o bien en su esencia (fenomenología "eidética"), o bien en la correlación intencional en que se dan (Fink-Husserl), o bien en el modo de acceso a ellas (Waldenfels). Si se respondiera afirmativamente, lo que en el texto he llamado una "aplicación" del lema "a las cosas mismas" al caso de la fenomenología -y que quizá h.::bríaque llamar mejor la especificación fenomenológica del lema- no sería en realidad más que su profundización o su "explotación" más radical, fundamental y última, es decir, filosófica. Ir a las cosas radicalmente, o la voluntad radical de ir a las cosas, abriría entonces la posibilidad de la fenomenología misma, entendida, como quiere la réplica, como filosofía primera. Para mí es decisivo, en cambio, el hecho de que el lema pueda, y deba, funcionar fuera de la fenomenología exactamente en el mismo sentido que en ella: precisamente en su sentido más formal e indeterminado. Ninguna especificación o materialización de las "cosas" puede surgir sin cierta inspección de ellas (o de algunas de ellas); pero si las cosas están ya especificadas, ¿a cuáles otras acudo para revisar o enmendar esta inspección misma?
'11
I
ABSTRACT
11 1111
,11 111
111 11: '111
" n I1
In an attempt to attain clarity on the notion of phenomenology, an in view of the necessity of distinguishing different senses of phenomenology, the article advances a first negative condition. It contends that we must cease considering that the call "Tothe things themselves!" expresses the essence of phenomenology or its method, or summarizes them, or that it can make up by itself a sort of minimal understanding of phenomenology. Passages in which Husserl uses the renowned maxim are reviewed, and its close connection with the principIe of intuition as the first principIe of all science and rationality is shown. Finally, the author discusses interpretations of the maxim and of its significance for the definition of phenomenology that have been advanced, along with Husserl, by Heidegger, Fink, and Waldenfels, and takes a stand on them.
I
Escritos
de FUosofia (Buenos Aires, 2003), n° 43
I
"
UNA INTRODUCCIÓN HUSSERLIANA A LA FILOSOFíA DEL LENGUAJE Y DE LA COMUNICACIÓN PEDRO M. S. ALVES
1. La fenomenología
husserliana
del lenguaje Ysus presupuestos
LA FENOMENOLOGtA dispone de instrumentos analíticos suficientemente poderosos como para describir el modo en que se produce la relación intencional con un objeto. La distinción entre materia intencional Y cualidad tética de los actos, así como la diferencia entre la significación de un enunciado y el objeto referido a través de esa significación, forman el cuadro analítico-conceptual de base sobre el cual es posible construir una teoría satisfactoria de la objetividad en tanto intencionada (y también dada, en la síntesis plenificante correspondiente) y de la propia intencionalidad de la conciencia. Estos núcleos conceptuales fueron obtenidos por primera vez por Edmund Husserl -en una síntesis productiva de la tesis intencionalista de Brentano, de la teoría de la Vorstellung Y del Satz an sich, de Bolzano, y de la distinción entre ~nn YBedeutung, de Frege 1- en su obra inicial Logische Untersuchungen. Sin embargo, algunas decisiones teóricas mayores de Husserl, que se permiten el acceso al propio campo de una fenomenología, entendida como análisis descriptivo de la intencionalidad de la conciencia, funcionan al mismo tiempo como obstáculos para una plena penetración en el horizonte global por referencia al cual nos es permitido hablar de algo como "actos intencionales" Yde "objetos intencionados" a través de esos actos. Una de las orientaciones principales de Husserl, establecida inmediatamente en la Primera Investigación, es la de la naturaleza lingüística de la intencionalidad. Todos y cada uno de los sentidos de aprehensión 1Para una filiación de las posiciones de Husserl en las obras de Bolzano y Brentano, que no va, sin embargo, en el sentido de una dependencia, sino más bien en el de una apropiación productiva, ver Jocelyn Benoist, Entre acte et sens, Paris, J. Vrin, 2002.
183
1, ~I ' I . 11 11
1 JI
182