Nombre: ________________________ Curso: ____
1 Abuelos JORGE miraba fascinado las manos que plegaban la hoja de papel amarillo. Le parecía imposible que los dedos gruesos y chatos de Jaime, el abuelo de su amigo lfonso, pudieran mo!erse con tanta agilidad. "El primer doble#, así... "iba diciendo a medida que lo hacía", marc$ndolo bien con la u%a. Luego se da la !uelta y se dobla en cuatro... hora se unen las puntas y... Jorge perdía el hilo de la e&plicaci'n. ( eso que le hubiera gustado aprender a hacer pajaritas de papel. "Es muy f$cil "dijo Jaime, dejando la figura ligera y graciosa sobre la mesa. )ero ni su nieto había aprendido. *ampoco las hermanas +hiuchí, !ecinas y compa%eras de colegio. Los chicos las llamaban así porque tenían la !o# aguda y alegre de los gorriones. En realidad, se llamaban lanca y lba. -os nombres que no les pegaban mucho porque eran morenas, de ojos y pelo negrísimos. El abuelo se ech' atr$s en la silla y se pas' un pa%uelo por la sudorosa papada. En el mes de julio, ya se sabe... sabe.. . "sta no se mue!e/ "pregunt' lba, recordando una rana ra na que Jaime había hech he choo en otra otra oc ocas asi' i'nn y qu quee salt saltab abaa al apreta apretarr el cruce cruce de dos do dobl blec eces es.. "0í, tambi1n. El abuelo imprimi' un mo!imiento de !ai!1n a la cola, larga y puntiaguda, e inmediatamente las alas empe#aron a subir y bajar, como si la pajarita se dispusiera a emprender el !uelo. lanca, que era s'lo un a%o mayor que su hermana, chill'2 "34e gusta3 5)ara mí3 Los dem$s protestaron2 "6u1 graciosa3 ")or qu1 para ti/ " mí tambi1n me gusta, Jaime los hi#o callar diciendo2 "l que le toque. Empe#' a entonar una cantinela y, siguiendo su ritmo, los se%alaba por turno. La 7ltima sílaba coincidi' con el pecho de Jorge.
1 Abuelos JORGE miraba fascinado las manos que plegaban la hoja de papel amarillo. Le parecía imposible que los dedos gruesos y chatos de Jaime, el abuelo de su amigo lfonso, pudieran mo!erse con tanta agilidad. "El primer doble#, así... "iba diciendo a medida que lo hacía", marc$ndolo bien con la u%a. Luego se da la !uelta y se dobla en cuatro... hora se unen las puntas y... Jorge perdía el hilo de la e&plicaci'n. ( eso que le hubiera gustado aprender a hacer pajaritas de papel. "Es muy f$cil "dijo Jaime, dejando la figura ligera y graciosa sobre la mesa. )ero ni su nieto había aprendido. *ampoco las hermanas +hiuchí, !ecinas y compa%eras de colegio. Los chicos las llamaban así porque tenían la !o# aguda y alegre de los gorriones. En realidad, se llamaban lanca y lba. -os nombres que no les pegaban mucho porque eran morenas, de ojos y pelo negrísimos. El abuelo se ech' atr$s en la silla y se pas' un pa%uelo por la sudorosa papada. En el mes de julio, ya se sabe... sabe.. . "sta no se mue!e/ "pregunt' lba, recordando una rana ra na que Jaime había hech he choo en otra otra oc ocas asi' i'nn y qu quee salt saltab abaa al apreta apretarr el cruce cruce de dos do dobl blec eces es.. "0í, tambi1n. El abuelo imprimi' un mo!imiento de !ai!1n a la cola, larga y puntiaguda, e inmediatamente las alas empe#aron a subir y bajar, como si la pajarita se dispusiera a emprender el !uelo. lanca, que era s'lo un a%o mayor que su hermana, chill'2 "34e gusta3 5)ara mí3 Los dem$s protestaron2 "6u1 graciosa3 ")or qu1 para ti/ " mí tambi1n me gusta, Jaime los hi#o callar diciendo2 "l que le toque. Empe#' a entonar una cantinela y, siguiendo su ritmo, los se%alaba por turno. La 7ltima sílaba coincidi' con el pecho de Jorge.
"Es tuya. El chico mir' triunfante a sus amigos y cogi' la pajarita. 8ntent' torpemente hacerla funcionar. penas consigui' que mo!iera, y mal, una de las alas. "+uidado "ad!irti' Jaime". sí la !as a desarmar. desarmar. -ebes sujetarla con la mano i#quierda y tirar con la derecha, no muy fuerte. Jorge prob' de nue!o y le sali' bastante bien. lfonso, que había esperado secretamente una trampa de Jaime en su fa!or, dijo antes de despedirse2 " mí me haces otra para ma%ana, 9eh/ O mejor dos, de distintos colores. )odía presumir de abuelo, y presumía. Las hermanas +hiuchí tambi1n hubieran querido pedir, pero no se atre!ieron. 6ui#$ otro día les tocara una jirafa o un elefante. Jaime sabía hacer todo un #ool'gico. Echaron a andar camino de sus casas. Estaban cerca unas de otras, en un barrio alejado del centro y bastante bonito. *enía una pla#a con jardinillos y un puesto de helados: un parque con c1sped para tumbarse, una familia de pa!os reales, una #ona de tierr$ apisonada para mont montar ar en bici bicicl clet etaa y un esta estanq nque ue do dond ndee na nada daba ba un unaa do doce cena na de pa pato toss Le!antando la cabe#a se podía !er ropa sec$ndose en balcones y !entanas. )arece ser que a los encargados de hacer las casas se les había ol!idado poner tend tended eder eros os de dent ntro ro:: pe pero ro los los co colo lori rine ness de camis camisas as,, mant mantel eles es y !e !est stid idos os,, flameando al !iento, resultaban casi tan alegres como las cadenetas y los farolillos de las !erbenas. Los chicos tu!ieron que apartarse deprisa cuando una se%ora tir' un cubo de agua en la acera. " !er si así nos refrescamos un poco "dijo sonriendo. El agua se escap' por las hendiduras de las baldosas y corría a lo largo del bordillo. lfonso empe#' a caminar apoyando un pie en la acera y otro abajo, precisamente en el peque%o arroyo que acababa de formarse. +omo es natural, esa #apatilla se empap' al primer paso. 0us compa%eros no se sorprendieron.
Estaban acostumbrados a las cosas que hacía lfonso para llamar la atenci'n. ;na !e# asegur' que era capa# de quedarse die# minutos sin respirar apret$ndose la nari# con una pin#a de la ropa. ( aunque lanca, que era algo morbosa, morbosa, lo anim' a hacerlo, los otros dos se lo impidiero impidieron, n, no fuera a fallar fallar el e&perimento. Jorge caminaba con la pajarita posada en las palmas de sus manos juntas, como si hiciera una ofrenda a una diosa desconocida. lfonso le dijo con tono de guasa2 "
0iguieron un rato sin hablar, escuchando el plas=plas de la #apatilla de lfonso en el agua. l rato, tal !e# por no ser menos que 1l, lba dijo2 ">uestros abuelos tambi1n saben hacer cosas bonitas. buelos. ?abía dicho abuelos, en plural. "*en1is m$s de uno/ "pregunt' Jorge, admirado. "*enemos dos. Ramiro, el que !i!e en casa..., ya lo conoces. "0í. "ueno, pues hace unas cometas grandísimas y nos ha ense%ado a remontarlas. "El otro se llama lejandro y mete barcos en botellas "dijo lanca. Eso ya era demasiado. "arcos en botellas/ "repiti' Jorge, incr1dulo. "Los hace con palillos y cuerdas muy finas. -espu1s, para poder meterlos por el cuello de la botella, los dobla bien, muy apretados, como cuando cierras un paraguas. Luego, los !uel!e a estirar con unas pin#as muy largas. 6uedan preciosos, con todas las !elas e&tendidas. "( se los compran "apunt' lba.
2 Fotografías JORGE coloc' la pajarita sobre la c'moda, frente al espejo. sí parecía que en !e# de una fueran dos. Las dos amarillas, iguales, perfectas. +uando alguien las !iera, 1l e&plicaría2 @0on mec$nicas. )ueden mo!er las alas como si fueran a !olar. ( a lo mejor, cualquier día !uelanA. 0abía que no era !erdad: pero muchas !eces se ponía a pensar en cosas que le gustaban aunque supiera que nunca serían !erdad. )or ejemplo, que 1l tenía un abuelo "con uno solo se conformaba" capa# de hacer algo que asombrara a sus amigos. >aturalmente, debía ser algo muy especial para poder compararse con Jaime, Ramiro o lejandro2 fabricar una m$quina para !iajar al pasado o al futuro: o una fuente donde manaran, simult$neamente, batidos de chocolate, !ainilla y fresa. unque tambi1n se conformaría con que su abuelo jugara decentemente al f7tbol y metiera un gol de !e# en cuando. +laro que eso, por muy bien conser!ado que estu!iera... Lo que había comprobado es que los abuelos tienen muchas !entajas. 0uelen ser m$s pacientes que los padres para contestar preguntas y sueltan m$s f$cilmente una moneda cuando se presenta la necesidad. 0í, los abuelos est$n muy bien in!entados. ( no tener ninguno, como le pasaba a 1l, era el colmo de la mala pata. 0in embargo, no estaba seguro de no tenerlo. 4$s bien creía que sí. ;no al menos. >unca le hablaban de 1l. 0olamente en cierta ocasi'n, tiempo atr$s, cuando miraba las fotografías que 4argarita, su madre, guardaba en una caja de #apatos. Ella siempre decía2 "*engo que comprar un $lbum y ponerlas en orden. )ero ese día nunca llegaba. Estaba muy ocupada con sus traducciones, la casa y todo lo dem$s. "9Esta qui1n es/ "había preguntado Jorge sosteniendo una foto tama%o postal.
4argarita, que estaba doblando la ropa que acababa de recoger de la cuerda, ech' un !ista#o. "*ía Emilia. ">o3 "+'mo que no/ "quí est$ flaquita "dijo Jorge" ( ahora parece un globo. La madre dej' una funda sobre la mesa y se ech' a reír, recordando los esfuer#os in7tiles de su cu%ada por adelga#ar y su reno!ada fe en cada nue!o tratamiento que le aconsejaban. "5+omo te oiga...3 La foto !ol!i' a la caja de #apatos y otra ocup' su lugar en las manos del chico. "+ompa%eras de colegio, un día que fuimos de e&cursi'n a la sierra "dijo 4argarita. "( t7 cu$l eres/ Ella fingi' enfurru%arse. "-e !erdad no me conoces/ "Es que eras muy peque%a... ;n dedo largo y fino, terminado en una u%a brillante, se%al'2 "quí. La que lle!a un ramo de tomillo. Jorge la obser!' atentamente, para concluir despu1s2 "hora eres m$s guapa. )asaron primos, !ecinos, amigos. Julio, el padre de Jorge, con uniforme de soldado y cara de mal humor. *ambi1n los padres de Julio, que habían muerto en un accidente cuando 1l era un muchacho, y la madre de 4argarita, una mujer p$lida y hermosa. "0e la hicieron cuando ya estaba enferma "dijo ella en !o# muy baja. En otra fotografía aparecía un hombre alto, fuerte, de pelo abundante. *ambi1n sus cejas lo eran, hasta el punto de que casi ocultaban sus ojos rasgados y profundos. *enía los p'mulos altos, muy marcados, y una sonrisa que limitaban dos surcos en forma de par1ntesis. Estaba frente a una pared cubierta de hiedra y lle!aba la chaqueta descuidadamente echada sobre un hombro. "( 1ste/ "pregunt' Jorge. 4argarita dej' la 7ltima s$bana doblada sobre las dem$s, formando una pila, y rode' con el bra#o los hombros de su hijo. "Es ntonio, mi padre.
( se !ol!i' de pronto, como si acabara de recordar que tenía algo al fuego. Jorge hubiera querido preguntarle muchas cosas. -'nde estaba su abuelo. 0i !i!ía o no. )or qu1 no le hablaban nunca de 1l. En qu1 trabajaba. 6u1 le gustaba hacer. >o pudo. 4argarita ya estaba en la cocina preparando la cena. l mismo tiempo escuchaba su emisora preferida, que s'lo ponía m7sica cl$sica. todo !olumen. +omo si así quisiera le!antar una barrera entre ella y la curiosidad de su hijo. EL -B E> 6;E LLEGC con la pajarita a casa, al chico le !ino todo aquello a la memoria. 4$s que nunca, sinti' deseos de descubrir la !erdad acerca de su misterioso abuelo. )ara empe#ar, busc' su fotografía en la caja de #apatos. *oda!ía, a pesar del tiempo transcurrido, no había llegado el momento de ordenarlas en el $lbum. )lantado ante el espejo de la c'moda, la acerc' a su cara, de modo que la suya y la de su abuelo se reflejaran en 1l. )retendía compararlas para descubrir el parecido que sin duda e&istiría entre las dos. Obser!' la forma de ambas barbillas, narices, mandíbulas. >o tenían nada que !er. *ampoco el color del pelo o los ojos. El abuelo los tenía oscuros, y Jorge, claros. Le dio rabia pensar que ese hombre podría no ser su abuelo. 6ue se lo hubieran dicho porque sí, como tantas cosas que se les contestan a los chicos cuando se ponen pesados con sus preguntas. 0e alej' con intenci'n de de!ol!er la foto a la caja, pero enseguida se le ocurri' una idea. -e nue!o frente al espejo, con la cara del hombre junto a la suya, sonri'. 0onri' con ganas, pensando que acababa de tocarle una bici en una rifa o que lo habían in!itado a dar la !uelta al mundo. Entonces, sí. Junto a la boca se le dibujaron dos líneas cur!as, menos marcadas que las de su abuelo, pero e&actamente de la misma forma. -os sonrisas id1nticas. Lo hi#o de nue!o, esta !e# no para comprobar nada. 0onreía al hombre que lo miraba desde el rect$ngulo amarillento estropeado en los bordes, como para comunicarle2 @*e he reconocido y me caes muy bienA. Esa noche se acost' con una idea fija2 conseguir las se%as del abuelo y escribirle pidiendo que !iniera. lo mejor sabía hacer pajaritas iguales a esa presumida que no dejaba de mirarse al espejo.
3Patos
+uando
Jorge lleg' junto al estanque de los patos, el lugar del parque donde siempre se encontraban, lfonso ya estaba allí. 8nclinado sobre la barandilla, intentaba que los animales aceptaran el pan que les ofrecía. >i caso. )asaban nadando, indiferentes, o se reunían en el islote central, construido de cemento y con una caseta encima. " lo mejor es que no tienen hambre "a!entur' Jorge. lfonso, como si acabara de escribir una enciclopedia en siete tomos sobre !ida y costumbres de esos animales, sentenci'2 "Los patos siempre tienen hambre. "Entonces ser$ que te han cogido manía. -espechado ante esa posibilidad, lfonso arroj' el tro#o de pan contra un pato de cuello !erde que estaba muy quieto junto a la caseta. El proyectil pas' ro#$ndolo. )ara que el fallo no aumentara su disgusto, porque presumía de buena puntería, Jorge dijo2 ")or un pelo. "Est$ demasiado lejos "se justific' lfonso.
"?as dicho bastante grande. >o muy grande. 0e quedaron callados, de mal genio. Especialmente porque estaban hambrientos y debían esperar a sus amigas, que a esas horas iban a clase de dan#a y toda!ía tardarían un rato. El caso es que, en ese momento al menos, a Jorge no le con!enía que lfonso estu!iera enfadado. *enía que preguntarle algo importante. "Oye... "dijo en tono amigable". 94e harías un fa!or/ "-epende "dijo el otro d$ndoselas de duro". 96u1 fa!or/ "+orregirme una carta. lfonso dirigía el peri'dico del colegio y era el que sacaba mejores notas en redacci'n. "Le !as a escribir a tu no!ia/ Jorge, medio en serio, medio en broma, le lan#' un pu%eta#o y los dos rodaron luchando sobre la hierba, hasta que lfonso dijo2 "ueno, est$ bien. 9)ara qui1n es la carta/ Jorge se pas' los dedos abiertos por el pelo. "*oda!ía para nadie. *engo que escribirla. ")ero ser$ para alguien, 9no/ -es!iando la mirada, Jorge dijo2 "+lare. )ara mi abuelo. lfonso enarc' las cejas. "(o creí que no tenias. ")ero sí tengo. 0e llama ntonio. "( d'nde est$/ ">o s1. "0i no lo sabes, 9c'mo.../ ")ienso conseguir las se%as. +uando la escriba, te la leo. 9
4 Momias
Las
chicas !enían discutiendo porque, según e&plic' lba, su hermana sostenía que las películas se !eían mejor en el cine que en la tele!isi'n. 0e sentaron tambi1n en el suelo, formando un corro, y pusieron en el centro una bolsa de pl$stico que abultaba bastante. ")ues claro que es mejor "dijo lanca retomando su argumento". En el cine sale todo grande y nadie te manda a hacer recados mientras !es la película. "En casa tampoco "contest' lba. "h, no/ *ienes mala memoria. )ap$ se pone2 @nda, guapa, dame un !aso de agua bien fresquitaA. ( el abuelo2 @4e quieres traer las gafas de cerca, que est$n en mi mesilla/A. lba no se dejaba con!encer. ")ero en casa, si te apetece, te puedes quitar los #apatos y tumbarte en el sof$. Es mucho m$s cómodo. Los chicos no opinaban. Estaban deseando que acabara la discusi'n para ponerse a merendar. "(o creo "dijo lfonso, como si hubiera meditado detenidamente el asunto " que el cine est$ bien... "( la tele!isi'n tambi1n "concluy' Jorge. nte este sabio ra#onamiento, las chicas, que estaban igualmente hambrientas, sacaron de la bolsa media docena de empanadillas muy apetitosas. "Las ha hecho tu madre/ "pregunt' lfonso alargando la mano. "Las he hecho yo "dijo lba. "-e qu1 son/ "-e at7n. Jorge ya le había hincado el diente a una. +on los dos carrillos hinchados como un h$mster, coment'2 ")ues yo no lo encuentro. lba !acilaba. "ueno... La re!ista donde !enía la receta decía eso, pero... lfonso saboreaba su segunda empanadilla. ?abía hecho un r$pido c$lculo comprobando que, si no se daba prisa, a dos no tocaban todos. 4enos mal que las +hiuchí no eran de mucho comer. ")ero 9qu1/ "0e me ha ol!idado poner, el at7n. 0u hermana ri'.
"54ira que eres despistada3 "Es igual "dijo Jorge". -entro tienen algo que est$ buenísimo. ";n refrito de cebolla y tomate "e&plic' lba, satisfecha de que el ol!ido no fuera tan gra!e. Luego dieron cuenta de las galletas de coco y del tro#o de queso que les correspondi' y las chicas, a pesar de las esperan#as de lfonso, no renunciaron a su parte de pl$tano. ( eso que 1l, despu1s de pelarlo, había dicho2 " lo mejor no ten1is m$s hambre... nte el @sííí. .» que sali' de boca de sus amigas, lo coloc' sobre la bolsa de pl$stico ya !acía, sac' del bolsillo un cortaplumas y cort' el pl$tano en cuatro partes calculadas a ojo. ">o !ale "chifi' Jorge". -os son m$s peque%as. .
lfonso se disculp'2 ">o lo he hecho a prop'sito.
")ues para !osotros "dijo lanca, y cada una de las hermanas cogi' un tro#o de los grandes. 4ientras hacían una pl$cida digesti'n y un pa!o real de !ibrantes colores !enía a picotear las migas, lanca record' el tema de la discusi'n anterior. " ti no te gusta m$s !er las películas en el cine, Jorge/ "0i son de miedo, sí. "nda3 9( por qu1/ "se e&tra%' lba. ")orque !es mejor al monstruo y así te da m$s miedo, que es lo bueno. " mí la película que me dio m$s miedo fue una de momias "dijo lanca ". 5Lo pas1 b$rbaro3 lfonso prest' atenci'n. "-e muchas momias/ ">o, de una sola. 5)ero no !eas c'mo era3 0e la encuentra un e&plorador en una tumba que lle!aba millones de a%os cerrada. ">o me lo creo "dijo el chico con suficiencia". >o hay tumbas que lle!en millones de a%os cerradas. ?asta las de los faraones fueron descubiertas y saqueadas por los bandidos. ")ero esos bandidos se murieron todos, uno detr$s de otro, por la maldici'n que les echaron los faraones. "+'mo les iban a echar maldiciones si los faraones estaban muertos/ " pregunt' lba. 0u hermana pens' un momento y luego dio la respuesta que le parecía m$s l'gica2 "Los faraones, no: las momias de los faraones. "58mposible3 "e&clam' Jorge. ")or qu1/
")orque las momias tampoco hablan. "La que yo !i en la película hablaba. ( bien que hablaba. "En ingl1s/ ">o, estaba doblada. ( no me interrumpas. lfonso tambi1n dudaba. "?ablaba/ 9+on todo ese !endaje que les ponen/ =0í. ")ero si hasta la boca la tienen tapada3 "Es que ella... "6ui1n/ "pregunt' lba, distraída con los mo!imientos del pa!o real. "La momia, 9qui1n !a a ser/ "contest' su hermana". 0e quit' la !enda con la mano y... "4$s que mano, sería un manojo de huesos "coment' Jorge. "5-eja de interrumpir3 ( dijo...2 @34orir$s, oh e&tranjero, que turbas la pa# de mi morada3A. "La momia era morada/ "pregunt' su hermana. "36ue no te enteras3 "se quej' lanca. lfonso se crey' obligado a demostrar sus conocimientos del idioma. " 4orada, en este caso, significa casa o habitaci'n. " h +uando el pa!o real se dio media !uelta para alejarse, lba confes'2 " mí no me gustan las películas de miedo porque despu1s sue%o. "4ejor "dijo su hermana". sí es como si !ieras la película dos !eces y por el mismo precio. Era una gran !erdad: pero como el tema ya no daba m$s de sí, tiraron a una papelera los restos de la merienda y se pusieron junto al estanque, en fila, a !er qui1n llegaba primero al quiosco de las bicicletas. En realidad, ya lo sabían2 Jorge o lanca, que a pesar de su !o# finita tenía unas piernas muy potentes. ntes de echar a correr, mientras lba decía2 @ la una, a las dos y...A, lfonso lan#' una mirada rencorosa al pato de cuello !erde, que se la de!ol!i' con un 7nico ojo redondo y cristalino
5 Cabezotas
JORGE tomaba su desayuno m$s despacio que de costumbre. Esperaba que Julio se marchara a la oficina para quedarse solo con 4ar= garita y hablarle del asunto que le interesaba. Dltimamente, la idea de conocer a su abuelo se había con!ertido en obsesi'n. La noche anterior, pensando en eso, estu!o horas dando !ueltas en la cama sin dormirse. Julio se puso la chaqueta, le dio un beso, otro a su mujer, y sali' lan#ando un sonoro @hasta luegoA. *enía una hermosa !o# de barítono. -urante alg7n tiempo había cantado en un coro que hasta sali' en tele!isi'n. 4argarita bebi' el 7ltimo sorbo de su ta#a. l !er que Jorge apenas había mordido la tostada, le pregunt'2 ">o tienes apetito/ "0í, pero la comida sienta mejor si se mastica bien. "+'mo lo sabes/ "Lo han dicho en el colegio2 cuarenta !eces cada bocado. "ecesitar$s mucho tiempo. "( qu1 prisa hay/ 6u1date aquí conmigo hasta que termine y charlamos. Ella obedeci', sospechando algo. Ese repentino inter1s de su hijo por la diet1tica le sonaba raro. "( de qu1 quieres hablar/ El chico trag' con dificultad, a pesar de que el pan, triturado tan a conciencia, no necesitaba ning7n empuje especial para proseguir su camino. "-e... de nada en particular. "9-e !eras/ "pregunt' 4argarita sin acab$rselo de creer. "ueno..., me gustaría saber... 0e detu!o para dar otro mordisco a la tostada. "0aber qu1/ ?ubo que esperar a que terminara otro largo proceso masticatorio. "Las.., las se%as del abuelo ntonio. ")ara qu1/ ")ara escribirle. 4argarita se lle!' a la cocina su ta#a !acía. Jorge !ol!i' a comprobar, por si alguna duda le quedaba, que su madre no quería hablar de ese tema. 0in embargo, 1l no estaba dispuesto a abandonarlo. -espu1s de todo, se
trataba de su 7nico abuelo. *enía derecho a conocerlo o, al menos, a tener noticias suyas. La madre regresaba, seria, 4ir' la tostada en la mano del chico. 7n le quedaba la mitad. " este paso se te !a a juntar el desayuno con la cena. ")uede "respondi' 1l en un tono ligeramente desafiante": pero estar1 m$s sano. 94e !as a dar esas se%as/ 4argarita se sent', tom' una miga de pan y, obser!$ndola fijamente, se puso a hacer una bolita. ">i siquiera s1 por d'nde andan "dijo, e!asi!a. "Las buscas, 9eh/ Ella seguía mirando la bolita con mucha atenci'n, como si pudiera ofrecerle la imagen de lo que iba a suceder en el futuro. "?ace tanto tiempo que escribi' por 7ltima !e# "dijo con !o# ine&presi!a ", que qui#$ ya no !i!a en el mismo sitio. Jorge trag' antes de contar cuarenta. *enía demasiada prisa por preguntar2 "( t7 no le contestaste entonces/ La miga de pan ya iba tomando un tono gris$ceo. ">o. ")or qu1/ "Estaba... estaba disgustada con 1l. Jorge no podía comprenderlo. ")ero 9por qu1/ La madre se le!ant', resuelta a no seguir hablando. 0e lle!' la cafetera a la cocina y abri' al m$&imo los grifos. Jorge no se dio por !encido. La sigui'. ">o me has contestado a mí tampoco "dijo sua!emente. Ella suspir'. +on delantal y guantes de goma, la!aba la !ajilla empleando una energía innecesaria. ")oco antes de nacer t7, mi padre se !ol!i' a casar. —Y qu1/ -el chorro caliente salía abundante !apor. Los cristales de la !entana que estaba sobre la pila se empa%aron. 4argarita los limpi' con un adem$n circular, casi !iolento.
">o s1... "miraba las ramas de un $lamo que llegaban hasta allí". 4e acordaba de mi madre... 4e dolía pensar que 1l acabaría por marcharse. 0u mujer era argentina y siempre hablaba de que quería !ol!er all$. "9( eso fue lo que pas'/ "0í. Luego lleg' la carta... "( t7 no le contestaste. Ella se quit' el delantal y los guantes, modo de disculpa, dijo2 "*ampoco mi padre !ol!i' a escribir. Jorge dedujo2 "4e parece que los dos sois bastante cabe#otas. 4argarita sonri'. ")uede ser. El chico coloc' en el armario el a#ucarero y el tarro de la mermelada. "*e molesta que le escriba yo/ ">o, pero como ha pasado tanto tiempo, no s1 si... 0e detu!o, apretando los labios. Jorge comprendi' su temor, el mismo que 1l sentía ahora2 que de!ol!ieran la carta porque el destinatario ya no !i!iera ni en ese sitio ni en ning7n otro. -io un beso a su madre y fue a encerrarse en su cuarto. llí estu!o muy atareado hasta la hora de comer. -espu1s, mientras Julio recogía la mesa y 4argarita trabajaba en sus traducciones, llam' por tel1fono a lfonso. "6u1 haces/ "o te habías enterado/ "Estaba haciendo algo importante. 6uiero que me des tu opini'n. "ueno, ma%ana. ">o, hoy. 4e corre prisa. lfonso no pudo seguir neg$ndose. Los amigos est$n para las ocasiones. "En cuanto acabe la película "dijo", donde siempre.
6 Carta
JORGE se ech' al bolsillo media barra de pan duro y sali' enseguida, aun sospechando que lfonso tardaría m$s en llegar. Era difícil que se resignara a perderse el final de la emocionante película. 4ientras esperaba, ech' el pan al agua. *odos los patos, menos el del cuello !erde, se #ambulleron para perseguir el mendrugo, que flotaba hinch$ndose por momentos. o seas bruto "dijo Jorge". Est$ tan duro que puedes hacerle da%o. >o tenía por qu1 preocuparse. El pato, con r$pido reflejo, se #ambull' y se alej' nadando. lfonso !aci' la bolsa en el estanque y se entretu!o mirando a los patos menos orgullosos, que engullían la comida sin hacerle ascos. Luego se sent' con la espalda apoyada en la barandilla. 0u amigo le tendi' una hoja de papel llena de tachaduras y borrones y 1l la ley' en !o# alta, deteni1ndose cuando la letra era demasiado mala o no había punto donde era imprescindible2 Querido abuelo: Tú a lo mejor no sabes que existo, pero sí existo, soy tu nieto y me llamo Jorge. No me podían poner el nombre de mi madre porque no se onoe ningún !ombre que se llame "argarito.
lfonso interrumpi' la lectura para preguntar2 ")or qu1 has puesto esta chorrada/ Jorge se rubori#'. Le pasaba a !eces. >o lo podía e!itar, aunque le sentara fatal.
4irando al suelo, e&plic'2 "Era un chiste. lfonso hi#o un gesto desde%oso. >o le !eía la gracia. +ontinu' leyendo2 #laro que tú sabes de sobra $mo se llama tu !ija. %o que seguramente no sabes es que est& triste porque no tiene notiias tuyas y piensa que a lo mejor te !as muerto. 'i no te !as muerto, esribe. No !ae (alta que uentes mu!as osas. )asta que digas si puedes *enir. Todos mis amigos tienen abuelos, menos yo. 'i *inieras, sería !upi.
lfonso interrumpi' la lectura de nue!o2 "9-'nde !i!e tu abuelo/ "En uenos ires. "( t7 crees que allí saben lo que quiere decir !upi+ "*odo el mundo lo sabe. "Es un modismo "e&plic' lfonso, doctoral". ;na palabra que no !iene en el diccionario. (o pondría otra. )or ejemplo... Esper' la inspiraci'n mirando al pato de cuello !erde que se desli#aba, lejos, ajeno a toda preocupaci'n lingística. ")or ejemplo..., estupendo..., mara!illoso... hora fue Jorge quien hi#o un gesto despecti!o. ")or qu1 no ponemos guay+ ")orque estamos en las mismas2 tampoco es una palabra de !erdad. "ueno, pon lo que quieras "dijo Jorge, impaciente". Lo que importa es el significado. -e la carta ya no quedaba casi nada2 Tu nieto, Jorge.
lfonso la apoy' sobre la deste%ida rodillera de su pantal'n !aquero. ";n poco fría, 9no/ Jorge, abra#$ndose las piernas dobladas contra el pecho, contest'2 "-emasiado. )ara lo que 1l se preocupa por mí... "Entonces no le escribas. "Es que quiero que !enga. )ero sin que se note mucho, 9comprendes/ "4$s o menos... 9*ienes un boli/ Jorge le tendi' el mismo con que había escrito la carta, 0u amigo tach' una hache aquí, puso otra all$, donde faltaba, y distribuy' comas y acentos a conciencia. ")$sala en limpio "dijo de!ol!i1ndosela a Jorge". ( a !er qu1 letra haces. +omo escribas así el sobre, lo mismo te la mandan al polo norte. +on ese temor, y por si acaso, Jorge puso las se%as que su madre le dio en may7sculas de imprenta. *an grandes, que casi no le queda sitio para los sellos.
7 Sorpresa
L0 hermanas +hiuchí y lfonso no se lo podían creer. " ti/ "6ue te lo ha mandado a ti/ ">o !engas con trolas3 Estaban junto al chiringuito que ponían todos los !eranos en la pla#a del barrio. 0er!ían helados y refrescos allí mismo, en el mostrador, o en mesitas plegables que recogían por las noches. Los chicos no se sentaban nunca. Resultaba demasiado caro. +ompraban, eso sí, helados de cucurucho. ;no de los m$s sencillos entre los que aparecían pintados a todo color en un gran cartel. En esos momentos no. les prestaban atenci'n. ( eso que junto a uno de ellos aparecía la palabra >;Eo os basta mi palabra/ lfonso se agach' para atarse el cord'n de una #apatilla. ">o es que no te creamos "dijo desde abajo", pero comprende que... " que una cosa así no pasa todos los días "concluy' lanca. "-esde luego que no "dijo Jorge, cada !e# m$s satisfecho". (o es el primero que recibo en mi !ida. 8ntrodujo dos dedos en el bolsillo de su camisa y sac' un papelito a#ul claro. Lo despleg' parsimoniosamente y luego, sujet$ndolo con ambas manos, lo mantu!o frente a los ojos de sus amigos. 0in salir de su estupor, leyeron2 'eor Jorge -amos Trías. otosí /01. "adrid. 2spaa. %lego / de agosto 'T3 4beria *uelo 5/1 'T3 6ntonio.
*u!ieron que aceptar la e!idencia. El abuelo de rgentina le había mandado un telegrama a Jorge. ( aun admitiendo un hecho tan e&traordinario, quedaban otras cosas que aclarar. ")or qu1 !iene en autoestop/ "quiso saber lba". 9>o es demasiado lejos para !enir así/ lfonso e&plic'2 —'top: punto, en el lenguaje de los telegramas. "h3 (a decía yo que con tanta agua de por medio... lanca tambi1n tenía algo que preguntar2 ">o hubiera sido m$s normal que se lo mandara a tu madre y no a ti/
Jorge doblaba de nue!o el papel. "Le escribí yo, no mi madre. ")ero ella se pondría contenta con la noticia, 9no/ "+reo que sí "dijo Jorge metiendo el telegrama en el bolsillo". unque lo primero que hi#o fue llorar. (a sabes. ;no puede reírse o llorar cuando est$ contento. "( cuando est$ triste "dijo lba. ">o "corrigi' su hermana". +uando uno est$ triste, llora solamente. >o se ríe. lfonso le intrigaba otra cosa2 —'eor. ?a puesto 'eor Jorge -amos Trías. 90er$ una guasa/ *ambi1n a Jorge le había chocado, pero no quiso reconocerlo. "0er$ costumbre all$... O cosas de correos. "0í, pero seor a un chico... Echaron una ojeada al cartel de los helados. El 5>;E
Luego, en tono de broma, dijo2 " lo mejor te trae un bandone'n. "6u1 es eso/ "pregunt' lanca. ";n instrumento parecido al acorde'n, pero que se apoya en las rodillas " e&plic' Jorge. E!identemente, la lectura del libro le estaba proporcionando una amplia cultura. "*e gustaría/ El chico lo pens' un momento. ";n bandone'n no te digo: pero unas boleadoras, sí. Esa noche, lfonso mir' en el diccionario2 7)oleadoras: instrumento usado por los indios de m1rica del 0ur y despu1s por los gauchos. +onsiste en dos o tres bolas de piedra sujetas con cuerdas y se utili#a para apresar animales arroj$ndoselo a las patas o el cuelloA.
8 Aeropuerto
JORGE ayud' a sus padres a arreglar la habitaci'n para el abuelo. Estaba junto a la cocina y, por eso, desde la !entana se !eía el mismo $lamo. *enía una cama cubierta con una funda, para que pareciera un sof$: un armario de luna con una puerta que cerraba mal: una mesa camilla: una mecedora. 4argarita solía trabajar allí, aunque tambi1n la usaban, como en esta ocasi'n, si !enía alg7n hu1sped. 0e lle!aron al cuarto de estar la m$quina de escribir, los diccionarios, los papeles. Jorge tenía una duda2 "Est$s seguros de que !a a !i!ir aquí/ 0us padres cambiaron una mirada. *odo lo que sabían sobre el !iaje de ntonio era lo que decía el telegrama. ( era bien poco. "Espero "contest' ella, y despu1s de una 7ltima mirada al cuarto, como si echara en falta algo, coloc' sobre la camilla una begonia que empe#aba a florecer. El a!i'n, seg7n les habían informado, llegaba a las once y media de la ma%ana. Esperando en el aeropuerto, el 7nico tranquilo era Julio. 4argarita no paraba de ponerse y quitarse unas gafas oscuras que raramente lle!aba, y Jorge miraba su reloj de pulsera a cada instante. *otal, para nada. )arecía que alg7n duende burl'n hubiera cla!ado las agujas en la esfera. Jorge le hubiera gustado pegarse una carrera por aquel suelo tan liso, tan brillante, y dejarse desli#ar despu1s, como en monopatín: pero tu!o la impresi'n "acertada" de que a su madre no le iba a gustar. )or fin, una se%orita de !o# melosa anunci' por los alta!oces la llegada del !uelo FH, procedente de uenos ires. ?ubo un peque%o re!uelo entre la gente que aguardaba y algunos s1 acercaron m$s a la puerta de la sala de equipajes.
*u!ieron que esperar otro buen rato hasta que se abriera por primera !e#, dando paso a una pareja con dos ni%os peque%os. Jorge 7nicamente le 8nteresaban los hombres solos de edad madura. 90ería su abuelo ese del bigote finito y el sombrero de paja/ >o. En la fotografía, ntonio era mucho m$s alto. unque qui1n sabe... -icen que con el tiempo la gente encoge. 9O sería aquel cargado de paquetes de aspecto lujoso, que se había detenido mirando a un lado y a otro/ Jorge mir' a su madre. uscaba una pista en su e&presi'n. Ella no se alteraba ante la presencia del hombre de los paquetes. L$stima. hí dentro debía de lle!ar regalos estupendos. -e pronto, 4argarita se puso las gafas. Eran de sol, no para !er mejor. 0e las ponía en un adem$n de defensa, como si no quisiera ser reconocida de inmediato. El que acababa de salir de la sala de equipajes era un hombre alto, muy delgado, con los ojos algo oblicuos sombreados por unas cejas espesas y oscuras. -estacaban m$s porque la cabe#a, e&ceptuando una corona de pelo canoso que iba de una a otra oreja, pasando por la nuca, estaba completamente cal!a. Jorge sinti' que su madre le apretaba fuerte la mano. Entonces no le qued' ninguna duda de que aqu1l era su abuelo. ( le gust' que fuera capa# de mostrar su cal!a así, !alientemente, en lugar de pretender disimularla con una cortinilla de pelos trabajosamente colocados uno junto a otro. ntonio, que ya había locali#ado a su hija, a!an#' despacio. Lle!aba un traje ligero, de cuadritos blancos y a#ules, y una maleta mediana. 0i lo de la transmisi'n del pensamiento fuera !erdad, se dijo Jorge, allí traería las boleadoras. 4argarita se quit' las gafas antes de unirse a su padre en un largo abra#o. Luego, el abuelo estrech' la mano de Julio, que se había quedado un poco atr$s, y por 7ltimo se fij' en Jorge. "ste es el pibe, 9no/ l aludido le hi#o gracia la palabra. (a la conocía. 0e la había oído al !endedor de peri'dicos del barrio, que era argentino y chupaba mate a todas horas.
-espu1s de eso, un beso r$pido. *ampoco en el trayecto de !uelta se habl' mucho. Julio hi#o algunas preguntas sobre el !iaje, que ntonio contest' escuetamente. 4argarita iba callada. Ella y su padre necesitaban tiempo para acostumbrarse a estar juntos de nue!o, para ol!idar algunas cosas y alegrarse de las que ahora los unían. ;na !e# en la casa, Jorge dijo2 "*e ense%o tu cuarto, abu... "Ll$mame ntonio "cort' 1l. El hombre puso la maleta sobre la cama y la abri'. Jorge ech' un !ista#o curioso a su interior 4uchos libros. Ropa, poca2 toda de colores claros, que no suelen lle!ar las personas mayores. ( de boleadoras, nada.
0obreponi1ndose a la decepci'n y mientras el abuelo colocaba sus cosas en el armario, intent' entablar un di$logo. "*e gusta leer, 9eh/ "0í. 9( a ti/ "0eg7n. "+'mo seg7n/ "0i el libro es un tost'n, prefiero montar en bici o jugar al f7tbol. Jorge cogi' una corbata !erde que sobresalía de la maleta y se puso a enrollarla maquinalmente. +omo ntonio !ol!ía al mutismo, que parecía ser una de sus características principales, insisti'2 "( adem$s de leer, 9qu1 te gusta/ "Escribir. 0oy periodista... "y a%adi' de mala gana" Era. hora estoy jubilado. "?as escrito alguna no!ela/ "pregunt' ilusionado el chico. "Empec1 una hace tiempo. "-e a!enturas/ "+iencia ficci'n. )ero nunca la pude terminar. "( no haces nada m$s/ ntonio lo mir', e&tra%ado. 0us ojos penetrantes, bajo aquella sel!a de cejas eri#adas, causaban bastante impresi'n. ">o. Jorge enroll' la corbata de nue!o. Esta !e#, apretando m$s. *anto esperar que su abuelo !iniera para no ser menos que sus amigos, y tener que decirles ahora2 @0'lo sabe leer y escribirA. 6u1 fracaso. ntonio colgaba una camisa color rosa. +on su aire distante, como si !erdaderamente no le interesara la respuesta, dijo2 ")or qu1 me lo preguntas/ ")orque... porque... La corbata, en las manos de Jorge, era una ensaimada !erde. ")orque... yo tengo amigos, 9sabes/ "4e lo imagino. "( ellos tienen abuelos. lgunos, hasta dos por cabe#a. )ero lo mejor es que saben hacer cosas.
"h, sí/ 96u1 cosas/ ")ajaritas de papel, barcos en botellas, cometas... ntonio declar', sin lamentarlo2 "(o no s1 hacer nada de eso. El chico no perdía la esperan#a. "( jugar al f7tbol/ 9l ajedre#/ El abuelo negaba con la cabe#a. "Guisar/ 9-ibujar/ 9?acer pompas de jab'n/ 94ontar a caballo/ 0e le había ocurrido de pronto porque en su libro sobre rgentina se decía que all$ era un deporte muy corriente. >ue!a negati!a. Jorge se sentía como si le hubiera caído encima una cornisa. ")ara ti "dijo ntonio tendi1ndole un ibro. En la tapa se !eía un personaje de gesto ce%udo y e&tra%a !estimenta. Jorge dio las gracias con escaso entusiasmo y dej' la corbata en el respaldo de la mecedora. -espu1s del tratamiento a que la habían sometido sus ner!ios, permanecía encogida sobre sí misma, como un muelle !iejo. >ecesitaría muchas pasadas de plancha para recuperar su forma original.
9 Corneta ndu!o !arios días esqui!ando a sus amigos. >o fue al parque ni a la pla#a y, cuando lfonso llam', le dijo precipitadamente2 "hora no puedo hablar. 4i padre necesita el tel1fono. ( colg'. 0abía que iban a preguntarle por su abuelo. 9( c'mo contarles la !erdad/ cabarían por enterarse, era ine!itable: pero cuanto m$s tarde, mejor. ?asta que llam' lanca. "96u1 te pasa/ 9Est$s aprendiendo a tocar el bandone'n/ Jorge contest' algo confuso. Era igual. Ella continuaba2 "El abuelo Ramiro est$ terminando una corneta. -entro de un rato la !amos a remontar al parque. 0i te apetece, !en a casa despu1s de comer. La tentaci'n era demasiado grande. dem$s, estaba aburrido de esconderse. +uando lo !ieron llegar, le preguntaron2 "+. Era muy grande, de papel fino a#ul celeste y con una cola larguísima hecha de tiras de trapo rojo. "4ucho "dijo el chico, sincero. "Es mía "e&clam' lanca, paseando sobre los otros un gesto de orgullo. " mí tambi1n me !a a hacer una con mi nombre, 9!erdad abuelo/ "dijo lba. Ramiro contest' mojando el pincel en pintura negra. "0í. "8gual de grande, 9eh/ "8gual.
lba se lo pens' mejor. ">o, m$s grande. "8gual "repiti' Ramiro pacientemente. "ueno, pero yo la quiero a#ul fuerte. "-e acuerdo. lfonso insisti'2 "-i, Jorge, 9qu1 te ha traído tu abuelo/ ";n libro en !erso "contest', deseando que nadie lo entendiera. "En !erso/ "lfonso había entendido perfectamente y mostraba una e&presi'n donde se me#claban la piedad y el horror". 9( c'mo se llama/ "4artín Iierro. "Es de miedo/ "se ilusion' lanca. ">o, Es de un gaucho que se mete en muchos líos. Ramiro dej' el pincel, terminada su tarea, en un frasco con agua. "( que estima la libertad por encima de todo "dijo". ;na gran obra. La leí cuando era jo!en. "0í "afirm' Jorge, aunque no había pasado de la p$gina tres, y para aumentar el m1rito del obsequio, a%adi'" dem$s, tiene muchos dibujos. Entre los cuatro chicos le!antaron la cometa y la lle!aron así, sobre sus cabe#as y arrastrando la cola por la acera, hasta el parque. La gente se paraba haciendo comentarios sobre su gran tama%o y lo difícil que debía de ser ele!arla en el aire. lanca escogi' una #ona sin $rboles que pudieran impedir la operaci'n. +on h$biles mo!imientos de mu%eca y sujetando o reteniendo el hilo, seg7n indicaciones de Ramiro, consigui' que despegara del suelo poco a poco hasta que su nombre pintado en negro dej' de distinguirse. ?ubo aplausos, m$s comentarios admirati!os. El !iento se estaba portando bien y la propia cometa fue apenas un punto con una d1bil prolongaci'n, una coma entre las nubes. ;na !o#, a sus espaldas, dijo2 "Lindo barrilete, 9no/
Jorge la reconoci' enseguida. )oni1ndose colorado, present'2 "4i abu... ntonio. lanca y lba, son hermanas..., y lfonso. 4is amigos. "El que !ino de rgentina/ "pregunt' lba. "+laro "contest' lfonso". )or eso llama a la cometa de esa forma tan rara. 8ndicando el min7sculo signo de puntuaci'n que coleaba all$ arriba, lanca e&plic'2
"La hi#o mi abuelo. "h, sí3 "repuso ntonio". (a me dijo Jorge que ten1is abuelos muy habilidosos. "*7 no sabes hacer cometas/ ">o. 0oy bastante in7til. En toda mi !ida no he hecho m$s que leer, escribir y !iajar.
10 Misterios L realidad super' con mucho las ilusiones de Jorge. Reunidos en una glorieta del parque al caer la tarde, cuando aflojaba el calor, ntonio empe#' a relatar sus a!enturas. >o se había limitado a !iajar. En su calidad de reportero, había tenido que participar en guerrillas, b7squedas de personas desaparecidas, e&pediciones científicas y hasta en el rescate de un gale'n que se hundi' en el )acífico cargado de tesoros. ?ablaba sin precipitarse, haciendo frecuentes pausas para precisar mejor, seguramente, sus recuerdos. )ronunciaba las ces y las #etas con sua!e silbido de ese, intercalando a !eces t1rminos habituales en rgentina, pero que llamaban la atenci'n a los chicos. +onteniendo la respiraci'n, escucharon c'mo fue encontrado el hombre sal!aje del ma#onas, "0e sabía de su e&istencia desde mucho tiempo atr$s. Bbamos siguiendo esos indicios en medio de un calor y una humedad sofocantes. -e !e# en cuando caía una llu!ia tan fuerte como un torrente. >os guarecíamos bajo las imbabuas... "Las 9qu1/ "interrumpi' lfonso, apuntando la palabra en su memoria. "8mbabuas. ;nos $rboles en forma de paraguas con grandes hojas plateadas. l llegar a la confluencia del río ma#onas con el )utumayo, donde el hombre sal!aje había sido !isto por 7ltima !e#, descubrimos sus huellas. Ese rastro nos lle!' hasta el gigantesco $rbol de tronco hueco que le ser!ía de cobijo. "Era un hombre normal, como todos/ "pregunt' Jorge. "*anto como normal... Iue a parar a la sel!a reci1n nacido, nunca se supo de qu1 manera, y lo criaron las fieras. "8gual que a *ar#$n3 "e&clam' lanca". 9*ambi1n era guapo y saltaba entre los $rboles agarrado a las lianas/ ntonio estir' sus largas piernas y cru#' una sobre otra, cuidando la raya del pantal'n. ">o. Era peludo y maloliente, andaba a cuatro patas y pegaba bocados al que se le ponía a tiro. Otro día fue la historia del fabuloso rubí de +eil$n, una piedra del tama%o de un hue!o de a!estru#, que fue robada al rey de ardalahr. "-espu1s de laboriosas in!estigaciones, se supo que estaba en poder de una banda que tenía su guarida en las costas de Jamaica. (o acompa%1 al grupo policial encargado de su captura. En ese momento se produjo un tiroteo y una bala me alcan#' aquí. Los chicos se acercaron para apreciar bien la rayita blanquecina que aparecía bajo su oreja derecha.
")or poco te matan... "dijo Jorge, impresionado. lanca, que disfrutaba m$s cuanto m$s terrible era el relato, pregunt' qu1 les había pasado. "0alieron huyendo para refugiarse en lo alto de un acantilado. llí la policía los acorral' durante !arios días. 0itiados, sin comida ni agua, intentaron huir arroj$ndose al mar. "( lo consiguieron/ ntonio hi#o un gesto pesimista. "El acantilado medía ciento cincuenta metros de altura y el mar estaba infestado de tiburones. sí que... Los chicos se estremecieron. Eso, junto a la e&pectaci'n inicial, era lo mejor del programa. Jorge estaba encantado. >unca había oído hablar tanto y tan seguido a su abuelo. ( aunque en casa permanecía largas horas encerrado en su cuarto y, al salir, no se mostraba dispuesto a contestar preguntas, sus relatos le habían ganado la admiraci'n general. )ero ninguno como el del !iaje interespacial. La tarde en que empe#' fue inol!idable tambi1n por otro moti!o2 en !e# de ir al parque, ntonio los lle!' a la pla#a y los in!it' a un helado. 0entados alrededor de una de las mesas plegables, pintadas de blanco, pidieron "5c'mo no3" un haKaiano cada uno. Era la nue!a !ariedad que a7n no habían tenido ocasi'n de probar. ntonio se uni' a la petici'n y, al !erlo llegar, dijo, indicando los trocitos de fruta que coronaban el penacho de caramelo2 "nan$3 ")i%a "tradujo Jorge. +uando ya no quedaba en las copas m$s que un rastro lechoso y multicolor, ntonio e&plic' que la prensa debe estar en todos los sitios para informar al p7blico. ?asta en la Luna. "*7 has ido a la Luna/ "pregunt' Jorge, limpi$ndose la boca con una ser!illeta de papel. "+on la e&pedici'n del profesor Rosoff "asinti' su abuelo. "Es !erdad que all$ no hay !ida/ "nimales, plantas, personas, no..., pero cierta forma de !ida sí que hay. "En serio/ "+omo te digo, nom$s. El profesor Rosoff y yo camin$bamos por aquella superficie llena de cr$teres. El resto de la e&pedici'n iba delante, bastante lejos de nosotros. -e pronto, el profesor se inclin' y !i que recogía algo del fondo poco profundo de uno de aquellos agujeros. 4e ense%', en la palma de su mano, dos bolitas gris$ceas, del tama%o de las a!ellanas. -ijo que las estudiaría para saber qu1 eran en realidad.
"9>o has dicho que eran a!ellanas/ "pregunt' lba, que había perdido el hilo de la narraci'n siguiendo el !uelo de una mosca tan despistada como ella. "6ue no te enteras3 "protest' su hermana. "*iempo despu1s de regresar a la *ierra"continuaba ntonio", Rosoff me llam' con mucho misterio. Iui a su casa y... "baj' el tono para ad!ertir "2 Esto que os !oy a confiar no lo sabíamos m$s que 1l y yo. hora, tambi1n !osotros, pero recordad que se trata de un importantísimo secreto. Los chicos adelantaron las cabe#as sobre la mesa, sin parpadear, para no perder palabra. "+uando llegu1 a su casa, encontr1 al profesor muy ner!ioso. ntes de decir nada, se asegur' de que las puertas estaban bien cerradas. 4ir' por la !entana y ech' unas pesadas cortinas de terciopelo oscuro. Luego dijo con !o# alterada por la emoci'n2 @ 9Recuerda las semillas que encontr1 en el cr$ter de la Luna/A. (o, la !erdad, no había !uelto a pensar en aquello. continu'2 @ien... >o s1 si debo seguir llam$ndolas así o de otro modo. Lo 7nico que s1 es que 5est$n !i!as3A. lba estornud' y los chicos le dirigieron un furioso siseo. ntonio no hi#o caso de la interrupci'n. "Rosoff me ense%' un frasco lleno de un liquido marr'n y dijo2 @4e cost' mucho descubrir la combinaci'n de elementos adecuados, pero al fin conseguí que una de ellas empe#ara a desarrollarse. 8gnoro toda!ía si eso que crece en mi laboratorio ser$ un animal, un !egetal o un monstruo desconocido. )or eso no puedo a7n comunicar al mundo mi descubrimiento. 0i lo he llamado a usted y le cuento todo esto, es para que conser!e, digamos..., la otra semilla. Gu$rdela tal como est$. )ero en caso de que yo o ese e&tra%o ser que he hecho !i!ir desapareci1ramos, deber$ sumergirla en este frascoA, 4e dio tambi1n una cajita donde estaba la semilla y luego se sent' en un sill'n, p$lido y jadeante. Le pregunt1 si se sentía mal. )or toda respuesta me dio a leer una carta an'nima. En pocas palabras, lo amena#aban de muerte si continuaba con sus e&perimentos. "( qui1n se la mandaba/ "pregunt' lba muy interesada. ">adie =contest' lfonso. "+'mo nadie/ En todas las cartas, al final, se pone un nombre. "9>o has oído que era una carta an'nima/ 6uiere decir sin firma. "( mataron por fin al profesor/ "pregunt' lanca, dispuesta a escuchar lo peor. ntonio hi#o una de sus larguísimas pausas.
">unca se supo si su muerte, que se produjo dos meses m$s tarde, fue natural o no. La rodearon unas circunstancias muy e&tra%as. "( t7 que crees/ "6ue los que escribieron la carta cumplieron su amena#a. En el laboratorio tampoco se encontr' la singular criatura que el profesor mencion' en su con!ersaci'n conmigo. ">o se habría in!entado toda esa historia para hacerse el interesante/ " desconfi' lfonso, tan aficionado como era, precisamente, a hacerse el interesante. Los otros lo mandaron callar con un siseo m$s autoritario a7n que el anterior. *oda!ía les faltaba por conocer la parte m$s sensacional de la narraci'n. "6u1 pas' con la semilla que te dio el profesor/ ntonio hi#o una pausa m$s larga que todas las conocidas hasta el momento. Le!ant' la cabe#a y mir' el tro#o de cielo que los $rboles de la pla#a dejaban al descubierto. "l conocer la noticia de la desaparici'n de Rosoff, me sentí obligado a cumplir sus deseos. 0umergí la semilla en el líquido marr'n, y al cabo de unos días empe#aron a brotar... "5Los cotiledones3 "e&clam' lba, que era aficionada a la bot$nica". Es lo primero que sale. "lgo así pens1 yo, aunque m$s adelante tu!e que cambiar de idea, En el lado opuesto aparecieron dos m$s... ( no tenían forma de hoja, sino... Los oyentes estaban pendientes de sus palabras. "Eran... unas protuberancias cilíndricas, de una materia desconocida, que crecían a !elocidad alarmante. lanca, encantada de que apareciera en el relato algo !erdaderamente horrible, dijo2 "Entonces... 5era un monstruo3 ntonio mir' al cielo de nue!o. Gruesos nubarrones lo oscurecían por momentos, los chicos eso no les preocupaba nada. )reguntaron al tiempo2 "4uerde/ "-'nde est$/ "Lo has traído contigo/ ">os lo ense%ar$s/ ;nas gotas grandes y pesadas golpeaban la mesita, me#cl$ndose en las copas con los mínimos restos del haKaiano. El abuelo se le!ant' $gilmente diciendo2
"6u1 macana3 *enemos que irnos. Los chicos lo siguieron de mal humor. Era una pena tener que interrumpir la reuni'n cuando estaba en el punto m$s apasionante. 0e refugiaron en un portal esperando que la tormenta amainara un poco. ")or qu1 no seguimos en casa/ "propuso Jorge. ">o. 4a%ana. 0i ntonio decía que no, era imposible hacerle cambiar de opini'n. Era un hombre raro, había que admitirlo. )ero como abuelo lucido, de lo mejor.
11 Investigacin L día siguiente, antes de la hora habitual, las hermanas y lfonso se dirigieron a casa de Jorge. Estaban ansiosos por conocer el final de la historia que la dichosa llu!ia había interrumpido. 0e dieron cuenta de que algo malo ocurría cuando !ieron a su amigo junto al portal, con el ce%o fruncido, las manos en los bolsillos y pateando ner!iosamente un cascote. "El abuelo no est$ "les solt' de repente, y subray' la desagradable noticia con un golpe m$s fuerte al imaginario bal'n. 0i llega a hacerlo en un partido, gol seguro. "-'nde ha ido/ "pregunt' lfonso aunque, en realidad, daba lo mismo. "l centro. comprar unas cosas para lle!arse a uenos ires. "(a se marcha/ "4a%ana. 0e sentaron en el borde de la acera rumiando su desgracia. En esos momentos, y en su opini'n, quedarse sin saber c'mo terminaba el misterio del profesor Rosoff era lo peor que les podía suceder. l cabo de un rato, lanca dijo2 "*7, que !i!es en la misma casa... 9no has !isto nada sospechoso en el cuarto de tu abuelo/ ">o. >o quiere que nadie entre. >i siquiera para regar la begonia. "6u1 begonia/ ";na que le puso mi madre y que debe de estar pachucha del todo. "( por qu1 no quiere que entres/ Jorge se encogi' de hombros. "*ampoco s1 qu1 hace encerrado ahí todas las ma%anas. "-esde que !ino/ ">o. -esde hace unos días. ?ubo un silencio poblado de las m$s !ariadas suposiciones. lanca e&puso la suya, que era, naturalmente, de car$cter tremebundo2 "Estar$ amaestrando al monstruo. "El no dijo que tu!iera un monstruo "arguy' Jorge. "Lo dio a entender. ( silo tiene, no se lo iba a dejar en su casa de uenos ires. 9*e imaginas lo que sería si muerde a alguien/ "O si se lo come,.. "murmur' lba. "*ambi1n puede ser "continu' imaginando su hermana" que esconda otra cosa. lgo que no le con!iene que se descubra. )or eso nos habl' del monstruo2 para metemos miedo y que no entremos en su cuarto. ?i#o una pausa antes de ponerse en pie y decidir2 ")ero 5entraremos3 lba no era tan !aliente. "( si ntonio nos descubre/ ">o creo "dijo Jorge". 0e march' hace poco, y con lo mal que anda la circulaci'n...
"( tus padres/ "Est$n en una junta de !ecinos. ;n lata#o larguísimo. "Otra oportunidad como 1sta no !amos a tener "insisti' lanca. lfonso sac' del bolsillo un bolígrafo y una libreta. rranc' una hoja, la di!idi' en cuatro tro#os y escribi' un n7mero en cada uno de ellos. Luego hi#o otras tantas bolitas. "0ubiremos seg7n el n7mero que nos toque. ")or qu1 no subimos todos juntos/ "sugiri' lba con !o# temblona. ">o. Los dem$s tienen que quedarse aquí, !igilando. 0i !iene alguien, lo entretenemos y otro sube a a!isar. El n7mero uno le toc' a lfonso. El dos y el tres, a las chicas. Jorge subiría el 7ltimo. Le había tocado el cuatro. lfonso, a pesar de ser el primero, seguía sentado, haciendo nudos en el cord'n de su #apatilla. ( eso que no la tenía desatada. "6u1 esperas/ "le dijo lanca. El refunfu%' algo en !o# tan baja que no se pudo entender. "6u1/ "6ue no me parece bien meternos así, a escondidas, en el cuarto de otra persona "repiti' m$s fuerte. "hora sales con esas/ "Lo acabo de pensar. Es de mala educaci'n. mí tampoco me gustaría que... >o pudo seguir. *res pares de manos lo i#aron empuj$ndolo hacia el interior del portal. El piso estaba en la tercera planta. lfonso !ol!i' hacia sus amigos una cara desencajada y desapareci' escaleras arriba, Las hermanas +hiuchí entretu!ieron la espera y el ner!iosismo jugando al tres en raya. -ibujaron el tablero con un palo en la tierra del jardinillo y, como fichas, utili#aron piedras. 4ientras tanto, Jorge se paseaba de una a otra esquina, por si aparecía alg7n peligro. +orrieron al encuentro de lfonso en cuanto sali' del portal. "Lo has !isto/ "+'mo es/ "*e ha querido morder/ El chico contest' d$ndose mucha importancia2 "0í, lo he !isto. Es... es gelatinoso. "-e qu1 color/ "Rosa..., me parece. >o he encendido la lu# para que no se !iera desde fuera. "( d'nde estaba/ "En el armario. +uando me he acercado, ha soltado un gru%ido impresionante. "*e ha atacado/
"?a querido agarrarme con uno de sus tent$culos... Lo he sentido perfectamente. "+u$ntos tenía/ "+uatro.,. >o, seis. +omo estaba medio a oscuras... "( qu1 has hecho/ "Le he gritado2 @3>o tocar3A. "0e ha metido de nue!o en el armario. lanca estaba decepcionada. ";n monstruo que no hace nada y de color rosa... 5ah3 0u hermana, que había escuchado con mucha atenci'n, anunci'2 "(o no !oy. "+'mo que no !as/ 9*ienes miedo/ "+laro que tiene miedo "dijo lfonso con aire de superioridad". 0i no tu!iera miedo, iría. lanca la aferr' de la mano. "( !amos a ir. >o somos menos !alientes que !osotros. ;na tirando de la otra, se dirigieron a la escalera. Los chicos las oyeron decir toda!ía2 "lanca..., 9y si nos muerde/ " lfonso no lo ha mordido. "9( si le da por cambiar de costumbre/ *ardaron menos en bajar. o. Estaba escondido dentro, soltando gemidos como los fantasmas "dijo lanca. lba se e&tra%'. "9-'nde has oído t7 gemir a un fantasma/ "En el cine. =5h3 "9Le hab1is !isto los tent$culos/ "pregunt' lfonso. "0í. *iene siete "contest' lba. "(o he contado ocho pares "dijo su hermana. Jorge desconfiaba. "sí, en tan poco tiempo y casi sin lu#/ lanca no se dign' responder, pero record'2 "hora te toca a ti.
1! "olea#oras 0i, era su turno. (, curiosamente, no estaba asustado: aunque lo m$s probable era que el monstruo. al recibir la tercera !isita, mostrara un humor de perros. O de monstruos, que es muchísimo peor. l llegar arriba, lo primero que hi#o fue ir a su cuarto en busca de una linterna que le había regalado su padre. )onía @Garaje ri#onaA y le !endría muy bien en este caso tan especial. La encendi' para entrar en la habitaci'n del abuelo. ;n ha# de lu# d1bil, pero suficiente, ilumin' la cama, la mecedora, la !entana. -io un paso atr$s, sobresaltado. ll$ al fondo se mo!ía, amena#adora, una oscura silueta. 0intiendo un pelli#co en el est'mago, la obser!' detenidamente. Era el $lamo, que bamboleaba su alta copa al comp$s del !iento. +ontinu' la inspecci'n. 0obre la mesa camilla, muchos libros apilados y la begonia, que necesitaba un riego urgente. -e nue!o se sobresalt', esta !e# con mayor moti!o. -el armario, apenas a unos centímetros de distancia, sali' un alarido como de alguien que se lamenta o se prepara para lan#arse sobre el enemigo. pag' la linterna para no ofrecer blanco al ataque y recordando, al mismo tiempo, que sus tres amigos habían coincidido en el dato2 en ese lugar se ocultaba el monstruo. Esper' acontecimientos sobreponi1ndose a su inquietud. Entonces, frente a 1l, en una superficie plateada, !io dibujarse una figura. *ard' en comprender que era la suya propia. hí estaba, con sus pantalones de pana, la camiseta con el nombre de su grupo fa!orito escrito en letras amarillas, su e&presi'n recelosa y, en la mano, la linterna. 0e estaba reflejando en el espejo de la puerta del armario, esa que se abría sola y chirriando. (a estaba e&plicado lo del sonido que sus amigos y 1l, un momento atr$s, habían tomado por el gru%ido de un e&tra%o ser.
)ero el sensato ra#onamiento no descartaba la posibilidad de que, gru%endo o no, se ocultara efecti!amente allí. Empuj' la puerta sin pensar y enseguida se arrepinti'. l monstruo no le gustaría nada que lo dejaran encerrado. )odía enfurecerse, derribar el fr$gil obst$culo y lan#arse sobre 1l con sus cuatro, siete o diecis1is tent$culos color rosa, listos para estrujarlo como a una naranja a la hora del desayuno. El cora#'n de Jorge ech' a correr cuando la puerta !ol!i' a abrirse con un ruido característico. )oni1ndose en guardia, tens' los m7sculos y encendi' la linterna. Esta !e# el armario qued' abierto de par en par. En su interior, !agamente, se distinguía algo de color rosa. Recurriendo a todo el !alor que tenía m$s el que hubiera querido tener, estir' el bra#o i#quierdo y palp' esperando encontrar la siniestra masa gelatinosa.
Lo 7nico que encontr' de color rosa fue la camisa que ntonio, con sus gustos ju!eniles, se ponía a menudo. 4$s tranquilo, continu' inspeccionando cada rinc'n del mueble, Ropa, corbatas, un cintur'n, un poncho granate con flecos negros. Los mismos, sin duda, que lba había tomado por los pelos del monstruo. -e 1l, por cierto, no había ni sombra. Jorge sonri' para sí. ( cuando iba a cerrar el armario, le llam' la atenci'n algo que sobresalía bajo unos pijamas colocados en un estante. *ir' y cayeron al suelo unas cuantas hojas de papel escritas a mano. 0abía perfectamente que no se debe leer sin permiso algo que pertenece a otra persona: pero, al arrodillarse para recoger las p$ginas, le salt' a la !ista un título en letras may7sculas2 ;> 4O>0*R;O E> EL R4R8O >o pudo resistirse. 0e sent' con las piernas cru#adas para estar m$s c'modo y busc' la hoja que tenía el n7mero uno. +)8*;LO )R84ERO EL 0O4RO0O -I0+;R848E>*O -EL )ROII0OR RO0OI) (a nada podía detenerlo. la lu# de la linterna, ley'2
@*odo estaba a punto para que la e&pedici'n partiera rumbo a la Luna. >unca, en mi larga !ida de reportero, me había encontrado. ante un desafío tan apasionante como aqu1l. El !erdadero objeti!o del !iaje al planeta que ya había sido !isitado por el hombre era...A El ruido de alguien que entraba en la habitaci'n hi#o que se !ol!iera con la cara roja de !ergen#a. ntonio lo había cogido en falta. Estaba allí, quieto, cla!$ndole la mirada y m$s serio que nunca. Jorge recogi' las hojas atropelladamente y se le!ant' tartamudeando2 "(o y mis amigos..., mis amigos y yo... pensamos que..., bueno, queríamos !er.., !er si... "*enía que haberlo imaginado. asta que a los chicos se les diga que no hagan una cosa para que les entren m$s ganas de hacerla. "6ueríamos... !er al monstruo. "( lo hab1is !isto/ "Ellos, sí. ")ero cada uno ha dicho que era de una manera diferente. El hombre dio dos o tres #ancadas. 0u nieto lo !eía acercarse con aprensi'n: pero continu' andando hasta la !entana. -esde allí pregunt'2 "( t7/ 9Lo has !isto tambi1n/ ">o. "9*e daba miedo/ ">o. ntonio se sent' en la mecedora. )arecía satisfecho al decir2 ")or eso no lo has !isto. Jorge no entendía. 0e acerc' un poco a su abuelo y 1l e&plic', con la cabe#a !uelta hacia el $lamo bailarín2 "Es el miedo el que nos hace !er monstruos. " ti tambi1n/ "pregunt' incr1dulo el muchacho. ")or qu1 te e&tra%a/ "(o creía que... que los mayores no tienen miedo nunca de nada. ntonio suspir'. "Ojal$3 (o tenía miedo de que tu madre me hubiera ol!idado..., de no ser lo que t7 esperabas. ( no lo soy, 9!erdad/ " mí lo que m$s me importaba era conocerte. La mecedora iba y !enía sua!emente.
"0í..., pero tambi1n que supiera hacer algo bonito, como los abuelos de tus amigos. ( el miedo, ese monstruito, !ol!i' a confundirme. En !e# de contarte mi !ida, que fue m$s bien sosa y aburrida, me in!ent1 la historia del hombre sal!aje, la del rubí de +eil$n y la del profesor Rosoff. Jorge indic' el manojo de p$ginas que tenía en las manos. "sta/ El abuelo !ol!i' la cara para mirarlo y Jorge crey' notar que estaba tan colorado como se ponía 1l cuando algo le daba !ergen#a. "0í2 La no!ela que empec1 hace tanto tiempo y que no fui capa# de terminar. hora la he escrito casi toda en unas cuantas ma%anas, gracias a tus amigos y a ti, que queríais escucharla "hi#o una pausa y a%adi' en !o# baja "2 >o te dejaba entrar aquí para que no descubrieras que mis a!enturas estaban s'lo en mi imaginaci'n. Jorge dej' las p$ginas sobre la mesa.
"ueno "dijo disculp$ndolo". ntes de que se escribieran libros, la gente ya se contaba historias, 9no/ Lo malo es que ahora nos !amos a quedar sin saber c'mo acaba la del profesor Rosoff. "Os mandar1 un ejemplar completo desde uenos ires "contest' ntonio firmemente". 5Esta !e# la termino3 En la puerta de la habitaci'n son' un golpe. ( antes de que Jorge llegara a abrir, otro mucho m$s fuerte. En el pasillo, alarmados, estaban las chicas y lfonso. "*eníamos que haberlo entretenido mientras te a!is$bamos "e&plic' lanca", pero ya sabes c'mo es tu abuelo. "?a dicho2 @?ola, pibesA "continu' lfonso", y ha seguido de largo. " mí se me ha ocurrido hacerme la desmayada para pararlo "dijo lba", pero era demasiado tarde. Enseguida, se empin' para mirar el interior del cuarto por encima del hombro de Jorge. En la semioscuridad, la silueta de ntonio se unía a la del $lamo formando un conjunto fantasmag'rico. "5El monstruo est$ sentado en la mecedora3 "e&clam' la chica". 5( se balancea3 +on un tono arrogante que sus amigos admiraron sin reser!as, Jorge dijo2 ">o os preocup1is. "-e !eras/ "0í. *ranquilos. "9>o te !a a hacer nada malo/ ">o. )od1is marcharos. unque estaban estupefactos, los chicos comprendieron que, al menos en ese momento, no debían pedir e&plicaciones. "-e acuerdo "dijo lfonso", pero estaremos abajo un rato m$s, por si nos necesitas. Jorge cerr' la puerta. ntonio se le!ant', encendi' la lu# y empe#' a hacer su equipaje. )ara ayudar, el chico le alcan#' los libros. "