UNIVERSIDAD DE PANAMÁ FACULTAD DE PSICOLOGÍA CARRERA: PSICOLOGÍA
Materia:
Psicología Experimental
Profesor:
Alberto Gil Picota B.
Estudiante:
Candice Vergara Acosta 8-710-1898 Tema:
Prueba No.2 Experimento notable en el campo de la Psicología. Fecha:
Lunes 26 de Junio de 2017
Seleccionar un experimento notable en el campo de la Psicología y establecer los siguientes aspectos: Información Experimental: Desde épocas remotas, la tartamudez ha sido y es, uno de los trastornos más difíciles de abordar. Innumerables han sido las interpretaciones que sobre su génesis, mantenimiento y formas de abordaje se han dado. El trabajo científico se ha centrado,, en la mayoría de los casos, en la búsqueda de la técnica más efectiva que devuelva la fluidez al hable de los tartamudos y los resultados obtenidos han sido muy pobres. El Estudio Monstruo (1939)
El psicólogo de la Universidad de Iowa Wendell Johnson (en la foto) trató de averiguar las razones por las que los niños tartamudeaban experimentando con un grupo de huérfanos. La teoría de Wendell partía de sus propias vivencias. Cuando era pequeño y sin ningún tipo de problema aparente en su dicción recibió la noticia por parte de un profesor de que tenía un más que posible principio de tartamudez. Una noticia sin más veracidad que la creencia y sugestión del profesor, pero hizo mella en Wendell, quien pasó a preocuparse y desarrollar problemas en el habla. Esta fue la causa de que gran parte de su vida profesional la desarrollara en la tarea de buscar una solución a los problemas de dicción. El episodio con el profesor fue además el detonante para llevar a cabo el experimento que demostraría que la mayor parte de las anomalías en la dicción se deben a problemas psicológicos.
Lo que Johnson quería era saber las causas reales que se escondían detrás de la tartamudez; El estaba convencido de que la tartamudez se debía a un comportamiento aprendido resultado de la ansiedad que experimentaban algunos niños cuando empezaban a aprender a hablar. El verdadero objetivo del estudio se centraba en propiciar la tartamudez en los niños sanos modificando solamente la forma de comunicarse con los pequeños y a la misma vez, eliminar la tartamudez de los otros niños a partir de una comunicación afectuosa y un lenguaje claro. Búsqueda, exploración y recopilación de pruebas Sus investigaciones le llevaron a crear una teoría: la tartamudez era una conducta inducida por el entorno familiar y social y asimilada por el niño. Johnson era Semántico General. La Semántica General, creada por el ingeniero polaco Alfred Korzybski en 1933, precedente de la Neuro-Semántica, decía que el significado que damos a las cosas determina las reacciones nerviosas del organismo, es decir, lo que hemos mencionado ya desde el primer artículo: cómo nuestras creencias y pensamientos se “in-corpor an”, se hacen cuerpo, se somatizan. El psicólogo seleccionó a 10 niños tartamudos y otros 12 que hablaban perfectamente y los mezcló en dos grupos. Uno de los grupos recibió un refuerzo
positivo – se les decía a los niños que iban a superar la tartamudez, que no debían sentirse mal, que era normal…– y el otro recibió un castigo, independientemente de que los niños fueran o no tartamudos – se les decía que era una vergüenza, que debían detener su comportamiento inmediatamente, que no debían hablar si no lo hacían correctamente… El resultado fue muy revelador: los niños tartamudos superaron su tartamudez al poco tiempo, y los niños fluidos se convirtieron en tartamudos con graves consecuencias psicológicas. El método utilizado con los tartamudos fue la Terapia Positiva. Terapias de logopedia. Unas sesiones donde la idea era hablar con ambos grupos sobre temas de lo más triviales para que los niños pudieran expresarse bien y se sintieran relajados y cómodos, sin temor a hacerlo mal. En este contexto es cuando aparece el experimento de Wendell. Al grupo con problemas de tartamudez se le sugiere cada día todo tipo de connotaciones positivas a su habla, se les dice que todo esta bien, que están mejorando o que están a un paso de superar el problema. Por el contrario, al grupo de los niños sanos sin problemas de dicción se les castiga verbal y psicológicamente. Tudor lo haría con duras críticas diarias a su forma de hablar, sugiriendo que todos estaban comenzando a tener síntomas de tartamudez. El castigo era diario e intenso infiriéndoles la necesidad de cambiar o bien quedarse mudos si sentían que iban a continuar hablando mal.
Confiabilidad y Generalidad: La confiabilidad de los datos y la generalidad son características importantes en la obtención de información experimental. Sidman (1960) argumentó que la única forma razonable de obtener datos confiables es por medio de la replicación. La confiabilidad dependerá de que las relaciones funcionales encontradas en un experimento se puedan reproducir consistentemente un cierto número de veces, es decir, que la relación sea solida y no un accidente fortuito. En la actualidad algunos especialistas afirman que el experimento presentaba errores metodológicos importantes por lo que sus resultados (más allá de su falta de ética)
no son aprovechables para profundizar en el conocimiento de la tartamudez. No obstante, existen otros especialistas que afirman que este estudio es una muestra de que la tartamudez es una problemática eminentemente psicológica. Aún así, actualmente cada vez son más los psicólogos que afirman que la tartamudez (o disfemia) es un trastorno multifactorial.
Aleatorización: La aleatorización es fundamental para que el diseño de un experimento sea válido. Es el procedimiento que permite que cada unidad experimental tenga iguales condiciones para recibir cualquier tratamiento. Esto no significa que el experimentador podrá escribir como quiera la identificación de tratamientos (nombres o símbolos) en el orden que se le ocurra. La aleatorización es un proceso físico que asegura que cada tratamiento tenga igual probabilidad de ser asignado a cualquier unidad experimental. Este es el punto en el cual, en el procedimiento experimental, las leyes de azar son explícitamente introducidas. De acuerdo con Brownlee (1957) una de las principales contribuciones que el estadístico puede hacer es insistir en la aleatorización del experimento. Una segunda función de la aleatorización es la de proveer medios para evitar sesgos en la estimación del error experimental y los efectos de tratamiento. La aleatorización también provee estimaciones no sesgadas de los efectos de tratamiento, al distribuir uniformemente (se espera) los efectos de fuentes de variación desconocidas. Ella es necesaria para abolir los sesgos personales, conscientes e inconscientes, de las personas que intervienen en el experimento, incluyendo al experimentador. Para seleccionar a los pequeños entrevistaron a un total de 256 niños, de los cuales seleccionaron 10 que presentaran tartamudez y otros 12 que no tuvieran problemas del habla. Como cabe esperar, se emparejaron tomando en cuenta el género, la edad y el Coeficiente Intelectual.
Estrategias de Investigación: Este es el centro de la resolución de problemas. Se empezó buscando por todas partes, explorando todos los puntos de vista, pistas, y fuentes de información, en este caso se eligió un orfanato. Se la documentó lo que se observó o escuchado. Se recopilaron todas las pruebas que ayudaron a resolver el problema, siempre intentando usar la innovación y creatividad y construyendo una lista con las posibles soluciones. Mary Tudor, una estudiante de Johnson, fue la encargada de llevar a cabo el experimento, y recogió en sus notas que, pasadas cinco sesiones, los resultados eran evidentes: muchos de los niños del grupo "castigado" que hablaban bien antes ahora se negaban a hacerlo y mostraban dificultades, mientras que los niños del grupo de refuerzo positivo mejoraron notablemente.
Ella ante todo hay llevaba notas muy ordenadas y a ponía por escrito sus pensamientos y observaciones por mas mínimas que fuesen y usaba un razonamiento reflexivo que se trata sencillamente de buscar, explorar, seguir las intuiciones, recopilar los datos pertinentes, principios y conceptos básicos y ordenarlos mentalmente. Buscar con esos datos en la memoria las conexiones existentes.
Validez interna y Externa: Es el grado en que un experimento hace verdadera la hipótesis que provocó su realización. Grado de Validez, de respuesta afirmativa de un experimento. La medida en que un estudio explicativo da una explicación aceptable. Un experimento carece de validez interna cuando la hipótesis en ningún caso puede confirmarse con el experimento, en el experimento Monstruo la Hipótesis no fue comprobada porque no se obtuvieron pruebas suficientes para asegurar que la tartamudez es un comportamiento aprendido basado en la ansiedad del n iño.
Control Experimental: El experimento monstruo se llevó a cabo con 22 niños huérfanos del orfanato de Davenport (capital de Iowa) entre 5 y 15 años de edad. La mitad tenía alguna dificultad en el habla y la otra mitad no. Se dividió a los niños en 2 grupos: *A un grupo de niños se les felicitaba continuamente en sus avances en el lenguaje. En realidad eran los niños que tartamudeaban. *A otro grupo de niños no se le hacía más que recalcar todos los fallos que cometían y que si seguían así aquello les llevaría a desarrollar la tartamudez. Eran los niños que no tenían ningún problema en el aprendizaje del lenguaje. Mary Tudor, quien después de haber separado a los pequeños en dos grupos, era la encargada de comunicarse de manera positiva con los niños de forma que estos desarrollaran con fluidez su discurso pero a la misma vez se comunicaba de manera negativa con la otra mitad de los pequeños menospreciándolos por cualquier imperfección que estos mostraran en su habla y les recalcaba que eran tartamudos. Como puede presuponerse, el grupo de niños que estuvo sometido a la influencia negativa no solo desarrollaron durante su vida serios problemas en la comunicación y el lenguaje sino que también mostraron trastornos desde el punto de vista psicológico. Como cabría esperar, el estudio también se intentó mantener oculto por miedo a las repercusiones mediáticas y sociales que éste podría tener pero también porque los propios colegas de Wendell le aconsejaron que no empañara su reputación con la publicación del mismo. No obstante, en el año 2001 la Universidad de Iowa se disculpó públicamente por este hecho y actualmente es posible leer la tesis en la biblioteca de esta universidad.
El periodo experimental se extendió durante cinco meses en los cuales los pequeños eran sometidos a 45 minutos de charlas que verdaderamente seguían un guión prefijado con antelación. A muchos pequeños que tenían dificultades al hablar solía decirles: Terapia Positiva: “Superarás la tartamudez y serás capaz de hablar incluso mejor que las personas que te rodean. No prestes atención a aquellos que critican tu habilidad, sin dudas no se dan cuenta que es solo una fase”.
Terapia Negativa: Al contrario, con los pequeños sanos el discurso cambiaba radicalmente: “ El equipo médico ha llegado a la conclusión de que tienes un gran problema al hablar. Tienes muchos de los síntomas de los niños que son tartamudos. Debes hacer algo para detenerte inmediatamente. Utiliza tu poder. No hables a menos que puedas hacerlo bien. ¿Has visto como habla (y mencionaba el nombre de un niño del orfanato que mostraba evidentes problemas de tartamudez)? Sin lugar a dudas comenzó igual que tú.”
En el caso de la niña Mary Korlaske, la asistente Mary Tudor le decía: “Toma aire antes de decir la palabra en la que piensas que vas a tartamudear. Párate y empieza de nuevo si te bloqueas. Pon tu lengua en el paladar. No hables a no ser que puedas hablar correctamente. Vigila tu habla todo el tiempo. Haz lo que sea para no tartamudear”. Como cabe suponer, esta hiper-vigilancia sobre el habla es lo que Nardone describe como la paradoja del “control que hace perder el control”. Esto nos suena mucho a las personas que tartamudeamos, cuando nuestro interlocutor, de buena fe, nos pide que nos tranquilicemos, que respiremos antes de hablar, que nos tomemos nuestro tiempo, etc., o cuando queremos controlar nuestra habla. Y al querer controlar, perdemos el control y tartamudeamos todavía más. Tudor recogía en sus notas que después de la quinta sesión los resultados eran evidentes: muchos de los niños que hablaban perfectamente el mes antes, ahora se negaban a hablar o mostraban dificultades. Por supuesto, en este caso se refería a pequeños entre los 5 y los 9 años de edad porque en el adolescente de 15 años que era más consciente de sí mismo, el proceso demoró un poco más sin embargo, las consecuencias fueron más severas.
Conclusiones e Implicaciones:
Vale aclarar que en Agosto del 2007, seis de estos huérfanos fueron recompensados por el estado de Iowa con un total de 925.000 dólares debido al daño emocional provocado. Esta demanda se realizó como consecuencia de un artículo publicado en
el año 2001 en el Mercury News donde el reportero evidenciaba los efectos psicológicos que habían sufrido estas personas. Por supuesto, hoy por hoy la American Speech Language Hearing Association prohíbe las experimentaciones de este tipo. Después que el experimento terminó la propia Tudor regresó en varias ocasiones al orfanato para brindar ayuda a los pequeños que había convertido en tartamudos y aunque afirma que estos se curaron del todo de sus problemas para hablar, también refiere que no está segura de los efectos que tuvo el experimento para los niños. ¿Cuáles fueron los resultados del “Estudio monstruo”? Lo único que consiguió este experimento fue que los niños desarrollaran trastornos de personalidad, ansiedad y habla retraída y no la tartamudez que tanto pretendía Johnson. En 2001, después de que el diario Mercury News publicara un artículo que denunciaba los traumas psicológicos que todavía sufrían los participantes en el experimento, la Universidad de Iowa pidió perdón públicamente y le cambió el nombre a su clínica de logopedia y foniatría, bautizada en honor a Johnson. En agosto de 2007 seis de los huérfanos participantes en el experimento fueron indemnizados por el estado de Iowa con 925.000 dólares, debido a los daños emocionales provocados. Johnson llamó a su teoría “Diagnogénesis de la tartamudez”, es decir, tartamudez inducida por un diagnóstico erróneo o juicio negativo por parte d e padres, profesores, médicos y demás entorno familiar y social ante las leves imperfecciones del habla infantil. El estudio de Johnson y su asistente da una idea de lo importante que es para los padres, profesores o médicos no juzgar negativamente las imperfecciones del habla infantil temprana. Juzgar negativamente o criticar abiertamente al niño por su forma de hablar somete a estos niños a una presión o vergüenza tales que les genera una gran ansiedad ante el acto de hablar. Y no está de más recordar que el acto de hablar es algo espontáneo del ser humano, algo natural, y cuando la persona quiere controlar lo que es espontáneo y natural (el habla, la respiración o el
caminar, por ejemplo) o quiere controlar una competencia inconsciente (ir en bicicleta, conducir un automóvil, escribir en el teclado, etc.), acaba perdiendo el control. Aunque según este estudio está muy claro que la tartamudez puede ser en muchos casos inducida por el lenguaje negativo de las personas del entorno del niño, no me encaja, de momento, en casos de personas tartamudas que recuerdan haber tenido una infancia feliz sin traumas ni malos tratos físicos o psicológicos, y que, sin embargo, desarrollaron tartamudez. Otro caso diferente es el de la aparición de la tartamudez en casos de niños o adolescentes fluidos después de un hecho traumático. Asi que los estudios revelaron datos importantes pero no concluyentes. La niña Mary Korlaske, generó tartamudez para toda la vida. El psicólogo venía a confirmar que los problemas de dicción que el mismo sufrió cuando era pequeño se debían a problemas psicológicos, aunque, y aquí viene lo más terrible, en su experimento no cayó en que los cambios producidos a los más jóvenes era irreversibles.