CRECER COMO PERSONA A IMAGEN Y SEMEJANZA DE DIOS
I.
TEORÍA CON DOCUMENTOS Y CITAS:
¿QUÉ ES LA PERSONA?
Seguramente se coincide en afirmar que hablar del ser humano es hablar de la persona. La persona como tal es un misterio porque difícilmente llegamos a conocer qué es la persona en sí misma. Si para nosotros mismos resulta difícil conocernos, mucho más resultará para los demás. “La persona es una unidad y un ser racional”
¿CÓMO DEFINE LA IGLESIA A LA PERSONA? “Uno en cuerpo y alma, el hombre, por su misma condición corporal, reúne en sí los elementos del mundo material, de tal modo, que por medio de él, estos alcanzan su cima y elevan la voz para la libre alabanza del creador. Por consiguiente, no es lícito al hombre despreciar la vida corporal, sino que, por el contrario, tiene que considerar su cuerpo bueno y digno de honra, ya que ha sido creado por Dios y que ha de resucitar el último día” (GS 14,1).
RASGOS CARACTERÍSTICOS DE LA PERSONA
UNICIDAD
La idea de persona está ante todo vinculada a la unicidad de todo ser humano. Cada hombre es “único e irrepetible”, precisamente por ser persona. Se deja en claro que el ser humano realiza su humanidad de un modo irrepetible e irremplazable; cada uno tiene su propio sello, no existen dos personas iguales en el mundo.
INTERIORIDAD Es lo que fundamenta la originalidad de cada hombre, lo que le hace idéntico a sí mismo. Por eso, la persona es misterio porque en esta interioridad se encierra el secreto de su ser. Este secreto sólo se es revelado cuando, voluntariamente y a través de un largo proceso, la persona decide a quién deja ingresar en el recinto sagrado de su intimidad.
COMUNIÓN INTERPERSONAL Nuestra interioridad nos permite que podamos compartir con otros, es lo que llamamos comunión interpersonal, esto es, una realidad constitutiva a su ser social. El hombre no puede conocerse por sí mismo, necesita del “tú” para conocer conocer ál “yo”, solo a sí se descubre, se conoce, se valora y toma conciencia de su propia identidad.
SER HISTÓRICO La persona no es algo ya hecho, sino una posibilidad de realización. Y esto se debe a su historicidad. El hombre, como criatura que vive en el mundo, es un ser en el tiempo y el espacio. Esta realidad hace que el hombre sea un ser en “devenir”, peregrino en la historia, hacia una meta trascendente.
A. VALORAR EL PROPIO CUERPO Nuestro cuerpo es una parte fundamental de nosotros mismos; por medio de él manifestamos nuestros sentimientos, pensamientos y emociones. Es más, el resto de las personas nos reconocen por nuestro cuerpo, a la vez nosotros conocemos a los demás por el suyo. 1
Hemos de aceptar nuestro cuerpo del mismo modo como aceptamos otros elementos de nuestra persona: la inteligencia, el carácter, la forma de ser, etc.
B. CULTIVAR LAS PROPIAS CAPACIDADES Si alguien quiere crecer como persona necesita conocer sus propias capacidades. Para ello conviene que se fije en sus gustos e inclinaciones, y en el resultado de las cosas que hace. Las capacidades se educan y se desarrollan con esfuerzo. Conocer las propias capacidades, desarrollarlas y orientarlas hacia una meta determinada hace que nos sintamos felices y podamos hacer felices a los demás.
C. HUIR DE LOS AGRESORES Cuando una persona no desarrolla sus capacidades positivas es muy probable que se sienta presa de otras capacidades negativas. Entre ellas se encuentra: -
La envidia, que lleva a fijarnos en los demás y no en nosotros mismos. El odio, que cultiva sentimientos de desprecio o de agresividad hacia los demás e incluso a nosotros mismos. El desprecio hacia los otros y sobre todo hacia nosotros mismos, lo que nos priva de la esperanza, que es el sentimiento que alimenta la ilusión de vivir.
EL SENTIDO DE NUESTRA VIDA
A. LA BÚSQUEDA DE SENTIDO En mayor o menor grado, a todos nos preocupa lo que sucede a nuestro alrededor: la salud, la familia, los amigos, etc.: las guerras, la marginación, la pobreza, etc. Porque estos problemas nos preocupan tratamos de analizarlos y buscar una respuesta satisfactoria: ¿por qué sucede eso?, ¿qué podemos hacer?, entre otras interrogantes, pues éstas son preguntas que le van dando sentido a nuestras vidas.
B. DÓNDE BUSCAR LA RESPUESTA Estas preguntas sobre el sentido de nuestras vidas son fundamentales porque de su respuesta depende en gran medida nuestra felicidad. Ahora bien ¿dónde encontrar una respuesta valida y convincente? Podemos buscarla en la ciencia, pero mejor es buscarlo en nosotros mismos, en nuestra fe en la propia vida, creyendo en ella.
C. LA BÚSQUEDA DE DIOS La búsqueda del sentido de la vida hay quienes la realizan dentro los límites de la razón, pero hay otros que sobrepasan esa barrera y buscan a un ser superior, buscan a Dios. Los caminos son diversos. Hay quienes descubren signos de la presencia de Dios en la naturaleza, en los sucesos de cada día, en su interior. Creer es razonable; pero nada más, ya que Dios desborda nuestra capacidad humana. El creyente tiene que ir mas allá del razonamiento, tiene que dar un salto sin el cual no es posible creer en él. Pero, por otro lado, sólo podemos conocer a Dios si Dios mismo se nos manifiesta y revela. Esta es la condición para llegar a la fe: que Dios nos hable, salga a nuestro encuentro, nos diga quién es y qué quiere de nosotros; y es que, desde el momento de la creación, tenemos a Dios en nosotros mismos, ya que fuimos creados a imagen y semejanza suya. Dijo Dios: “Hagamos al hombre a nuestra imagen y semejanza. Que tenga autoridad sobre los peces del mar y sobre las aves del cielo, sobre los animales del campo, las fieras salvajes y los reptiles que se arrastran por el suelo.” Y creó Dios al hombre a su imagen. A imagen de Dios lo creó. Macho y hembra los creó. Dios los bendijo diciéndoles: “sean fecundos y multiplíquense. Llenen la tierra y sométanla. Tengan autoridad sobre los peces del mar, sobre las aves del cielo y sobre todo ser viviente qu e se mueva sobre la tierra”. 2
Génesis 1, 26-28. II.
DESARROLLO METODOLÓGICO: 5.1.
RECUPERACIÓN DE SABERES PREVIOS
5.2.
Se comenzará la actividad observando las figuras (la creación, dos personas iguales, la persona en crecimiento, etc.), y recordando los temas anteriores, se preguntará a los alumnos: ¿Qué me diferencia de los demás seres vivos? ¿Dios se parece a mí o yo me parezco a él? ¿Qué decisiones he tomado para parecerme cada vez más a Dios? ¿Qué cambios voy experimentando durante mi crecimiento?
ELABORACIÓN DEL NUEVO SABER
4.
Se formarán grupos de trabajo donde los alumnos leerán de forma individual la teoría del cuaderno y responderán las preguntas, luego lo presentarán al grupo y elaborarán sus conclusiones: 1. ¿Cuáles son los principales rasgos característicos de la persona? ¿Cuál te parece más interesante? 2. ¿Qué significa ser único e irrepetible? 3. Si la razón no puede darle sentido a mi vida, ¿a quién debo buscar, dónde y cómo? ¿Qué actitudes debo promover responsablemente para crecer, lograr la felicidad y la unidad con Dios?
Cada grupo expondrá su trabajo. Al terminar las exposiciones el profesor reforzará la actividad. Los alumnos con la ayuda del profesor llenarán el organizador visual.
LAS PERSONAS
Somos imagen y semejanza de Dios
Tenemos características:
Cuerpo. Unicidad Interioridad Comunión interpersonal Ser histórico
Somos
Actuamos
Cuerpo. Mente. Sentimiento
Movidos por
Evolucionamos y crecemos
Infancia Pubertad. Adolescencia Adultos
Necesidades
Emociones
Deseamos Estar bien con nosotros
Valorar el cuerpo. Cultivar las capacidades. Huir de los peligros.
Estar bien con los demás
Tener confianza en ellos
Dar sentido a la vida
Desde la razón y la ciencia.
Desde la fe, buscar a Dios.
3
TEMA Nº11 LA REVELACIÓN ORAL Y LA TRADICIÓN DE LA IGLESIA 1. La Revelación Es la manifestación de una verdad desconocida (Dios), es la Intervención gratuita y libre por la que Dios, escondido y santo, se da a conocer progresivamente a sí mismo y su designio salvífico, de hacer alianza con el hombre. Así Dios hizo alianza con Israel y con todas las naciones para cumplir en la persona de su Ungido la promesa hecha a Abraham de bendecir en su posteridad a todos los pueblos de la tierra. 2. Características de la Revelación
La revelación es esencialmente un encuentro. Nace de la iniciativa divina. Se realiza por la palabra (diálogo), no por la visión. Exige una respuesta de fe: confianza y obediencia, así como conocimiento. El objeto de la revelación es doble: Dios en sí mismo y su designio de salvación. Se revela como un Dios vivo y personal, omnipotente, Señor del universo y de la historia. Dios confirma con los signos (milagros), su intervención en la historia.
3. División de la revelación a) Revelación Divina o Sobrenatural: Es aquella manifestación de alguna verdad, hecha por Dios al hombre fuera del orden natural; es decir, ésta revelación no se hace por ningún medio que conozca naturalmente el hombre. Por ejemplo: Cuando Dios se manifiesta por medio de los ángeles, sueños, visiones, etc. Cuando se comunica a su pueblo del Nuevo Testamento por medio de Jesucristo, y por el Espíritu Santo que continuó y completó la revelación de Jesucristo a los apóstoles. b) Revelación humana o natural: Es la manifestación de alguna verdad hecha por Dios al hombre, por medio de las facultades naturales que le son propias; es decir, es la que permite al hombre conocer a Dios por medio de las criaturas (la creación). Dios se revela por medio de las aves del cielo, los peces del mar, los animales terrestres, etc. y lo más importante, a través del ser humano.
4.- La Revelación oral La Revelación divina, comunicada oralmente por Dios a sus intermediarios, adquiere una mayor fijeza al quedar reunida en la Sgda. Escritura. Se escribe la Biblia no por el intento puramente humano de reunir las palabras, huidizas por naturaleza, sino por deseo expreso y con la particular asistencia de Dios. Nos lo testimonian así Jesucristo y los Apóstoles con respecto al AT y del mismo modo nos garantiza la Iglesia los escritos del NT. La palabra del Revelador escatológico llega hasta nosotros y, con ella, nos viene el mismo Verbo Divino, Verdad y Vida. Si el lenguaje del cual Dios se sirve para la Revelación, es un acercarse de Dios a nosotros, semejante a la Encarnación, el hecho de fijar por escrito la palabra de Dios constituye una nueva gracia de Dios. 5.- LA TRADICIÓN DE LA IGLESIA La palabra tradición significa: "transmisión". Es La Palabra de Dios no escrita en la Sagrada Biblia, sino transmitida por Jesús a los apóstoles y por éstos a la Iglesia. "La tradición recibe la palabra de Dios encomendada por Cristo y el Espíritu Santo a los apóstoles y la transmite integra a sus sucesores, para que ellos iluminados por el Espíritu de la verdad la conserven, la expongan y la difundan fielmente en su predicación" 4