Huayculi, pueblo de alfareros, está ubicado a cinco kilómetros del municipio de Tarata y se caracteriza por mantener viva la cerámica. En el lugar, que se define como la tierra de la arcilla, unas 114 familias están entregadas a este oficio, que aprendieron de sus abuelos. Huayculi una de las comunidades más antiguas del municipio de Tarata, del departamento de Cochabamba, lugar donde se promueve la actividad alfareraFamosos artesanos mostraron una serie de productos fabricados en la zona, tiene aproximado casi 100 alfareros que realizan realizan esta actividad. actividad. Sus vasijas, platos, vasos, adornos y otros artículos se venden en mercados de la ciudad y en los puestos de la avenida 6 de Agosto, que son constantemente combatidos por la Intendencia. También se venden en otras regiones como Santa Cruz y La Paz y se han comenzado a exportar a Brasil y Perú. Uno de los artesanos de Huayculi mostró su destreza, fuerza, paciencia y principalmente talento dando forma a las vasijas, hace vasijas y adornos de barro, desde hace 20 años, contó que utiliza distintos tipos de arcilla, “loza tradicional que es de color naranja y plástica que se combina”, p ara obtener mejores resultados. La materia prima es de Huayculi, Huayculi, de diversa calidad. Unas son más finas que otras, hay cerámica que resiste altas temperaturas e incluso sirve para su uso en microondas. Sus creaciones son comercializadas en distintos lugares de Cochabamba, como el pasaje de El Correo, las ferias de alasitas y el mercado de artesanías de la calle Sagárnaga de La Paz. Todo el material y las arcillas se consiguen de este mismo sector de Huayculi, en los ríos y cerros de la l a localidad”, explicó. EL señor nos contó también como hacer la preparación : “Primero extraemos la materia prima, luego se la remoja y se pasa por un tamiz para posteriormente secar la arcilla y, después, dejamos reposar la arcilla, hasta que quede con una consistencia como la plastilina”. El oficio ha comenzado a diversificarse. Los artesanos hacen desde tradicionales vasijas, castillos de b barro arro hasta cerámicas eróticas, conocidas como “diablitos” y “traviesas”. Los artesanos de Huayculi contaron que también elaboran trabajos a pedido, especialmente especialmente para las f lorerías y los bonsái. Fabricar cerámicas de arcilla es cada vez más difícil para los alfareros, debido a que la materia prima: la greda, es difícil de conseguir. Contaron que deben caminar por varias horas cerca de los ríos y lagos para hallar arcilla de buena calidad. De hecho, Huayculi debe su nombre a la existencia de yacimientos de greda en el lugar. Su traducción del quechua es: “La tierra de la arcilla”. Sin embargo, la urbanización ha reducido los yacimientos. Dionisio Saavedra es un hombre cuyo talento con la cerámica no se puede esconder. Nació en Huayculi, una comunidad del valle alto cochabambino ubicada a 15 minutos de Tarata. Este acogedor pueblito pueblito se caracteriza porque la mayoría de sus habitantes se dedica a esta actividad como sustento económico. económico.
La historia de Dionisio es muy peculiar porque ha sabido sobrellevar las adversidades de la vida. Perdió un brazo y a un hijo pero eso no le impidió hacer obras de arte con solo una extremidad y mantener a su familia. Además es un ciclista entusiasta, cuentan sus vecinos.
Mientras sus manos van transformando el barro o arcilla, conversa amablemente con los niños, que lo observan atentos e impresionados. Sus pequeñas obras son cotizadas pero el precio "es su cariño", dice Dionisio amablemente con una sonrisa que se dibuja en su rostro. No importa si es 20 centavos o 5 bolivianos, él acepta la contribución de la gente. Quienes nacen en Huayculi tiene la herencia en sus venas. Por generaciones el trabajo en cerámica les ha permitido progresar y hacer conocer sus productos no solo dentro del departamento sino en varias partes del país y fuera de él. Vasijas, ollas, floreros, alcancías, vasos, platos y todo tipo de adornos, son fabricados por los artesanos con acabados diferentes, algunos más rústicos que otros. “Muchos los prefieren así porque a veces a los clientes les gusta pers onalizar”, dice Angélica, una joven que desde hace cinco años se dedica a la cerámica. Pero también están aquellos que tienen un detalle más minucioso en el diseño, colores y pintura, el artesano deja su huella en cada uno.