La cuestión de la identidad cultural*
Stuart Hall Introducción: la identidad en en cuestión
La cuestión de la “identidad” está siendo vigorosamente debatida en la teoría social. En esencia, el argumento central es que las viejas identidades que estabilizaron el mundo social durante tanto tiemo se !allan en declive, lo que da origen a otras nuevas " #ragmenta al individuo moderno concebido como un sujeto unitario. Esta llamada “crisis de identidad” es arte de un roceso más amlio de cambio que está dislocando los rocesos " estructuras centrales de las sociedades modernas " minando las bases que otorgaban a los individuos un anclaje estable en el mundo social. El objetivo de este caítulo es e$lorar algunas de estas cuestiones del roblema de la identidad cultural en la modernidad tardía " a#irmar si e$iste o no una “crisis de identidad”, en qu% consiste " en qu% direcciones se mueve. El caítulo aborda cuestiones como& '(u% entendemos or una “crisis de identidad”) '(u% avances recientes en las sociedades modernas la !an reciitado) '(u% #orma toma) '*uáles son sus consecuencias otenciales) La rimera arte de este caítulo +secciones -/ se ocua de cambios en los concetos de la identidad " del sujeto. La segund segundaa arte arte +secci +seccione oness 0-1/ 0-1/ desarr desarroll ollaa este este argum argumento ento con resec resecto to a las identidades culturales: culturales: aquellos asectos de nuestras identidades que surgen de nuestra “ertenencia” a distintas culturas %tnicas, raciales, ling2ísticas, religiosas ", sobre todo, nacionales. 3uc!os de los caítulos de la arte 444 abordan su tema rincial desde varias osiciones di#e di#ere rent ntes es,, enma enmarc rcán ándo dolo lo dent dentro ro de un deba debate te,, como como si tuvi tuvier eraa luga lugarr entr entree dist distin into toss rotagonistas. Este caítulo trabaja de #orma un tanto di#erente. Está escrito desde una osición que básicamente simatiza con la a#irmación de que las identidades modernas están siendo “descentradas”5 esto es, dislocadas o #ragmentadas. Su objetivo es investigar esta a#irmación, entender lo que conlleva, cali#icarla " discutir cuáles odrían ser sus consecuencias robables. 6 lo largo de la argumentación, este caítulo modi#ica la a#irmación anterior, introduciendo alguna algunass comlej comlejida idades des " e$amina e$aminando ndo alguno algunoss rasgo rasgoss con contra tradic dictor torios ios que la a#irma a#irmació ciónn “descentrante”, en sus #ormas más simles, deja de lado. l ado. 7or consiguiente, las #ormulaciones que se encuentren en este caítulo son rovisionales " están abiertas a la ol%mica. 8entro de la comunidad sociológica, la oinión acerca de estas materias está ro#undament ro#undamentee dividida. dividida. Las tendencias tendencias son demasiado demasiado recientes recientes " ambiguas ambiguas " el mismo mismo conceto con el que estamos trabajando 9la identidad9 resulta mu" comlejo, subdesarrollado " mu" oco entendido dentro de la ciencia social contemoránea como ara ser uesto a rueba de#init de#initiva ivame mente. nte. *omo *omo muc!os muc!os de los otros otros #enóm #enómeno enoss e$amin e$aminado adoss en este este volum volumen, en, es imosible o#recer aseveraciones conclu"entes o realizar juicios seguros sobre las a#irmaciones teóricas o roosiciones que están siendo rouestas. Es necesario tener esto en mente mientras se lea el resto del caítulo. 7ara aquellos teóricos que creen que las identidades modernas se están quebrando, el argumento se desarrolla de la siguiente manera. :n tio distintivo de cambio cultural está trans#ormando las sociedades modernas a #ines del siglo ;;. Esto está #ragmentando los aisajes culturales re#erentes a clase, g%nero, se$ualidad, etnicidad, raza " nacionalidad que nos roorcionaban osiciones estables como individuos sociales. Estas trans#ormaciones tambi%n están cambiando <
7ublicado como “ The Question of Cultural Identity”. En& Stuart Hall, 8avid Held " =on" 3c>re? +eds./, Modernity and Its Futures . . @0-01. *ambridge& 7olit" 7ress, AA. =raducido or 6le$andra Hibbett.
nuestras identidades ersonales, minando nuestro sentido de nosotros mismos como sujetos integrados. Esta %rdida de un “sentido de uno mismo” estable a veces es llamada dislocación o descentralización del sujeto. Este conjunto de deslazamientos dobles 9que des-centra a los individuos tanto de su lugar en el mundo cultural " social como de sí mismos9 constitu"e una crisis de identidad ara el individuo. *omo observa el crítico cultural Bobena 3ercer, “la identidad sólo constitu"e un roblema cuando está en crisis, cuando algo que se asume como #ijo, co!erente " estable es deslazado or la e$eriencia de la duda " la incertidumbre” +3ercer AAC& D0/. 3uc!os de esos rocesos de cambio se !an discutido largamente en caítulos anteriores. =omados en conjunto, reresentan un roceso de trans#ormación tan #undamental " de tan amlio esectro que uno se ve #orzado a reguntar si no es la modernidad misma la que está siendo trans#ormada. Este caítulo aade una nueva dimensión al roblema& la a#irmación de que en aquello que se describe a menudo como nuestro mundo osmoderno, somos tambi%n “os-” cualquier conceción re#ijada o #undamentalista de la identidad, algo que !a sido tomado desde la 4lustración ara de#inir la m%dula misma o esencia de nuestro ser " ara a#incar nuestra e$istencia como sujetos !umanos. *on el #in de e$lorar esta a#irmación, e$aminar%, en rimer lugar, las de#iniciones de la identidad " las características del cambio en la modernidad tardía. Tres conceptos de identidad
7ara los roósitos de la e$osición, distinguir% tres concetos de identidad mu" distintos, aquellos +a/ del sujeto en la 4lustración, +b/ del sujeto sociológico " +c/ del sujeto osmoderno. El sujeto de la 4lustración estaba basado en una conceción del sujeto !umano como individuo totalmente centrado " uni#icado, dotado de las caacidades de razón, consciencia " acción, cu"o “centro” consistía de un nFcleo interior que emergía or rimera vez con el nacimiento del sujeto " se deslegaba junto a %ste, ermaneciendo esencialmente igual 9continuo o id%ntico a sí mismo9 a lo largo de la e$istencia del individuo. El centro esencial del ser era la identidad de una ersona. =engo más que decir sobre esto dentro de un momento, ero se uede areciar que se trata de una conceción mu" “individualista” del sujeto " “su” identidad “de %l” +ues los sujetos de la 4lustración usualmente se describieron como masculinos/. La noción del sujeto sociológico re#lejaba la comlejidad creciente del mundo moderno " la consciencia de que este nFcleo interior del sujeto no era autónomo " autosu#iciente, sino que se #ormaba con relación a los otros cercanos que transmitían al sujeto los valores, signi#icados " símbolos de los mundos que !abitaba. >. H. 3ead, *. H. *oole" " los interaccionistas simbólicos son las #iguras clave en la sociología que elaboraron esta conceción interactiva de la identidad " del "o. SegFn este unto de vista, que se !a convertido en la conceción sociológica clásica del asunto, la identidad se #orma en la interacción entre el "o " la sociedad. El sujeto aFn tiene un nFcleo interior o esencia que es el “verdadero "o”, ero %ste se #orma o modi#ica en un diálogo continuo con los mundos culturales “de #uera” " las identidades que estos o#recen. La identidad, identidad, segFn esta conceción conceción sociológica, sociológica, establece establece un uente sobre la brec!a brec!a entre lo “int “inter erior ior”” " lo “e$te “e$teri rior or”, ”, entr entree el mund mundoo ers erson onal al " el Fbl Fblic ico. o. El !ec! !ec!oo de que que nos nos ro"ectemos “a nosotros mismos” dentro de estas identidades culturales, interiorizando al mismo tiemo sus sentidos " valores " convirti%ndolos en “arte de nosotros”, nos a"uda a alinear nuestros sentimientos subjetivos con los lugares objetivos que ocuamos dentro del mundo social " cultural. La identidad, entonces, une +o, ara usar una metá#ora m%dica, “sutura”/ al sujeto " la estructura. Estabiliza tanto a los sujetos como a los mundos culturales que ellos !abitan, volviendo más unidos " redecibles a los dos, recírocamente.
nuestras identidades ersonales, minando nuestro sentido de nosotros mismos como sujetos integrados. Esta %rdida de un “sentido de uno mismo” estable a veces es llamada dislocación o descentralización del sujeto. Este conjunto de deslazamientos dobles 9que des-centra a los individuos tanto de su lugar en el mundo cultural " social como de sí mismos9 constitu"e una crisis de identidad ara el individuo. *omo observa el crítico cultural Bobena 3ercer, “la identidad sólo constitu"e un roblema cuando está en crisis, cuando algo que se asume como #ijo, co!erente " estable es deslazado or la e$eriencia de la duda " la incertidumbre” +3ercer AAC& D0/. 3uc!os de esos rocesos de cambio se !an discutido largamente en caítulos anteriores. =omados en conjunto, reresentan un roceso de trans#ormación tan #undamental " de tan amlio esectro que uno se ve #orzado a reguntar si no es la modernidad misma la que está siendo trans#ormada. Este caítulo aade una nueva dimensión al roblema& la a#irmación de que en aquello que se describe a menudo como nuestro mundo osmoderno, somos tambi%n “os-” cualquier conceción re#ijada o #undamentalista de la identidad, algo que !a sido tomado desde la 4lustración ara de#inir la m%dula misma o esencia de nuestro ser " ara a#incar nuestra e$istencia como sujetos !umanos. *on el #in de e$lorar esta a#irmación, e$aminar%, en rimer lugar, las de#iniciones de la identidad " las características del cambio en la modernidad tardía. Tres conceptos de identidad
7ara los roósitos de la e$osición, distinguir% tres concetos de identidad mu" distintos, aquellos +a/ del sujeto en la 4lustración, +b/ del sujeto sociológico " +c/ del sujeto osmoderno. El sujeto de la 4lustración estaba basado en una conceción del sujeto !umano como individuo totalmente centrado " uni#icado, dotado de las caacidades de razón, consciencia " acción, cu"o “centro” consistía de un nFcleo interior que emergía or rimera vez con el nacimiento del sujeto " se deslegaba junto a %ste, ermaneciendo esencialmente igual 9continuo o id%ntico a sí mismo9 a lo largo de la e$istencia del individuo. El centro esencial del ser era la identidad de una ersona. =engo más que decir sobre esto dentro de un momento, ero se uede areciar que se trata de una conceción mu" “individualista” del sujeto " “su” identidad “de %l” +ues los sujetos de la 4lustración usualmente se describieron como masculinos/. La noción del sujeto sociológico re#lejaba la comlejidad creciente del mundo moderno " la consciencia de que este nFcleo interior del sujeto no era autónomo " autosu#iciente, sino que se #ormaba con relación a los otros cercanos que transmitían al sujeto los valores, signi#icados " símbolos de los mundos que !abitaba. >. H. 3ead, *. H. *oole" " los interaccionistas simbólicos son las #iguras clave en la sociología que elaboraron esta conceción interactiva de la identidad " del "o. SegFn este unto de vista, que se !a convertido en la conceción sociológica clásica del asunto, la identidad se #orma en la interacción entre el "o " la sociedad. El sujeto aFn tiene un nFcleo interior o esencia que es el “verdadero "o”, ero %ste se #orma o modi#ica en un diálogo continuo con los mundos culturales “de #uera” " las identidades que estos o#recen. La identidad, identidad, segFn esta conceción conceción sociológica, sociológica, establece establece un uente sobre la brec!a brec!a entre lo “int “inter erior ior”” " lo “e$te “e$teri rior or”, ”, entr entree el mund mundoo ers erson onal al " el Fbl Fblic ico. o. El !ec! !ec!oo de que que nos nos ro"ectemos “a nosotros mismos” dentro de estas identidades culturales, interiorizando al mismo tiemo sus sentidos " valores " convirti%ndolos en “arte de nosotros”, nos a"uda a alinear nuestros sentimientos subjetivos con los lugares objetivos que ocuamos dentro del mundo social " cultural. La identidad, entonces, une +o, ara usar una metá#ora m%dica, “sutura”/ al sujeto " la estructura. Estabiliza tanto a los sujetos como a los mundos culturales que ellos !abitan, volviendo más unidos " redecibles a los dos, recírocamente.
Sin embargo, estos son e$actamente los que a!ora se dice que están “cambiando”. El sujeto, reviamente e$erimentado como oseedor de una identidad estable " uni#icada, se está volvie volviendo ndo #ragm #ragmenta entado5 do5 comue comuesto sto,, no de una sola, sola, sino sino de varias varias identi identidad dades, es, a veces veces contradictorias " sin resolver. En corresondencia con esto, las identidades que comonían los aisajes sociales “allí a#uera” " que aseguraban nuestra con#ormidad subjetiva con las “necesidades” objetivas de la cultura se están romiendo como resultado del cambio estructural e institucional. El mismo roceso de identi#icación a trav%s del cual nos ro"ectamos dentro de nuestras identidades culturales, se !a vuelto más abierto, variable " roblemático. Esto Esto roduc roducee el sujeto sujeto osmo osmoder derno, no, con conce cetua tualiza lizado do como como carent carentee de una identi identidad dad #ija, #ija, esencial o ermanente. La identidad se convierte en una “#iesta movible”, ues es #ormada " trans#ormada continuamente con relación a los modos en que somos reresentados o llamados en los los sist sistem emas as cult cultur ural ales es que que nos nos rode rodean an +Hal +Halll AG@ AG@/. /. Está Está de#i de#ini nida da !ist !istór óric icaa " no biológicamente. El sujeto asume di#erentes identidades en momentos distintos, identidades que no están uni#icadas en torno a un “"o” co!erente. 8entro de nosotros coe$isten identidades contra con tradic dictor torias ias que jalan jalan en distin distintas tas direcc direccion iones, es, de modo modo que nue nuestr stras as identi identi#ic #icaci acione oness continuamente están sujetas a cambios. Si sentimos que tenemos una identidad uni#icada desde el nacimi nacimient entoo !asta !asta la muerte muerte,, es sólo sólo orque orque con constr struim uimos os una !istor !istoria ia recon# recon#ort ortant antee o “narra “narrativ tivaa del "o” "o” sobre sobre nosotr nosotros os mismo mismoss +Hall +Hall AA AAC/. C/. La identi identidad dad totalm totalment entee uni#ic uni#icada ada,, comleta, segura " co!erente es una #antasía. 3ás bien, mientras se multilican todos los sistemas de signi#icación " reresentación cultural, somos con#rontados or una multilicidad desconcerta desconcertante nte " e#ímera e#ímera de osibles osibles identidades, identidades, con cualquiera cualquiera de las cuales nos odríamos odríamos identi#icar, al menos temoralmente. 8ebemos tener en cuenta que las tres de#iniciones de sujeto arriba mencionadas son, en cierta medida, simli#icaciones. *on#orme se desarrolle la discusión, %stas se volverán más comlejas " matizadas. Sin embargo, vale la ena ad!erirnos a ellas como aro$imaciones alrededor de las cuales desarrollar la argumentación de este caítulo. El carácter del cambio en la modernidad tardía
tro asecto del tema de la identidad está relacionado con el carácter del cambio en la modernidad tardía, en articular, con aquel roceso de cambio conocido como “globalización”, " su imacto en la identidad cultural. En esencia, aquí el argumento es que el cambio en la modernidad tardía tiene un carácter mu" esecí#ico. *omo dijo 3ar$ acerca de la modernidad, Ies unaJ revolución constante de la roducción, una incesante conmoción de todas las relaci relacione oness sociale sociales, s, una incert incertidu idumb mbre re " agitac agitación ión con contin tinua ua IKJ =odas =odas las relaciones #ijas, estancadas, con su cortejo de creencias " de ideas veneradas, son desec!adas, todas las reci%n #ormadas quedan obsoletas antes de llegar a osi#icarse. =odo lo sólido se desvanece en el aire IKJ +3ar$ " Engels A@0& @C/. 7or lo tanto, las sociedades modernas son, or de#inición, sociedades de cambio constante, ráido " ermanente. Esta es la di#erencia rincial de las sociedades “modernas” con resecto a las “tradicionales”. 6nt!on" >iddens argumenta que En las sociedades tradicionales, se !onra el asado " se valorizan los símbolos orque contienen " eretFan la e$eriencia de generaciones. La tradición es un medio ara manejar el tiemo " el esacio que inserta cualquier actividad o e$eriencia articular dentro de la continuidad del asado, resente " #uturo, que a su vez son estructurados or rácticas sociales recurrentes +>iddens AAC& 0@-0G/. La modernidad, or el contrario, no sólo está de#inida como la e$eriencia de vivir con el cambio ráido, e$tenso " continuo, sino que es una #orma de vida mu" re#le$iva en la cual las
“rácticas sociales se e$aminan " re#orman constantemente a la luz de in#ormación entrante acerca de estas mismas rácticas ", or tanto, su carácter se altera constitutivamente” +>iddens AAC& 0G/. >iddens cita en articular el ritmo " el alcance del cambio 9“mientras que di#erentes áreas del >lobo se interconectan entre sí, olas de trans#ormación social se revientan a lo largo de rácticamente toda la suer#icie terrestre”9, así como la naturaleza de las instituciones modernas +>iddens AAC& 1/. Las Fltimas o son radicalmente nuevas comaradas con las sociedades tradicionales +or ejemlo, el estado-nación o la mercantilización de los roductos " el trabajo asalariado/, o tienen una aarente continuidad resecto de #ormas anteriores +or ejemlo, la ciudad/, ero están organizadas segFn rinciios bastante distintos. 3ás signi#icativas son las trans#ormaciones del tiemo " del esacio, " lo que %l llama “la desencajamiento Idisembedding J del sistema social”, “el sacar a las relaciones sociales de sus conte$tos locales de interacción " su reestructuración a trav%s de cantidades inde#inidas de esacio-tiemo” +>iddens AAC& /. 8iscutiremos estos temas más adelante. Sin embargo, el unto general que destacaríamos es aquel de las discontinuidades. Los modos de vida generados or la modernidad nos !an aartado, en una #orma casi sin recedentes, de todos los tios tradicionales de orden social. =anto en su e$tensionalidad Iasectos e$ternosMJ como en su intencionalidad Iasectos internosMJ, las trans#ormaciones que la modernidad involucra son más ro#undas que la ma"or arte de los cambios característicos de eríodos recedentes. En el lano e$tensional, !an servido ara establecer #ormas de intercone$ión social que se e$tienden sobre el >lobo5 en t%rminos intencionales, !an venido a alterar algunas de las características más íntimas " ersonales de nuestra e$istencia cotidiana +>iddens AAC& /. 8avid Harve" !abla de la modernidad como un conceto que conlleva no sólo “una desiadada rutura con cualquier o toda condición recedente”, sino como “caracterizada or un roceso interminable de ruturas internas " #ragmentaciones dentro de sí misma” +Harve" AGA& /. Ernesto Laclau +AAC/ utiliza el conceto de “dislocación”. :na estructura dislocada es aquella cu"o centro está deslazado " no !a sido reemlazado or otro, sino or “una luralidad de centros de oder”. Laclau sostiene que las sociedades modernas no oseen un centro ni un rinciio articulador u organizador Fnico, " no se desarrollan de acuerdo con el desliegue de una Fnica “le"” o “causa”. La sociedad no es, como los sociólogos a menudo cre"eron, un todo uni#icado " bien delimitado, una totalidad que se roduce a sí misma a trav%s de cambios evolutivos desde adentro de sí misma, como el deslegarse de un narciso desde su bulbo. Está siendo constantemente “descentrada” o dislocada or #uerzas que están #uera de ella. Sostiene que las sociedades de la modernidad tardía se caracterizan or la “di#erencia”5 están atravesadas or di#erentes divisiones " antagonismos sociales que roducen una variedad de distintas “osiciones de sujeto” 9es decir, identidades9 ara los individuos. Si tales sociedades se mantienen juntas en absoluto, no es orque est%n uni#icadas, sino orque sus elementos e identidades di#erentes ueden, bajo ciertas circunstancias, articularse. 7ero esta articulación es siemre arcial& la estructura de la identidad ermanece abierta. Laclau sostiene que sin esto no !abría !istoria. Esta es una conceción de la identidad mu" distinta " muc!o más roblemática " rovisional que muc!as de las que se lantean en el análisis social. 8ebemos aadir que, lejos de consternarse or esto, Laclau argumenta que la dislocación tiene ciertas características ositivas. =rastorna las identidades estables del asado, ero tambi%n abre la osibilidad de nuevas articulaciones& la #orja de nuevas identidades, la roducción de nuevos sujetos, " lo que %l llama la “recomosición de la estructura que rodea a determinados untos nodales de articulación” +Laclau AAC& DC/.
>iddens, Harve" " Laclau o#recen lecturas algo di#erentes de la naturaleza del cambio en el mundo osmoderno, ero su %n#asis en la discontinuidad, #ragmentación, rutura " dislocación contiene un !ilo comFn. Se debe tener esto en mente cuando llegamos a considerar lo que algunos teóricos sostienen que es el imacto del cambio contemoráneo conocido como “la globalización”. ¿Qué es lo que está en juego en la cuestión de las identidades
Hasta a!ora, los argumentos ueden arecer algo abstractos. 7ara o#recer algFn sentido de cómo se alican a una situación concreta, " qu% es lo que está “en juego” en estas ol%micas de#iniciones de la identidad " del cambio, tomemos un ejemlo que resalta las consecuencias políticas de la #ragmentación o “luralización” de las identidades. En AA, el residente Nus!, ansioso or restaurar una ma"oría conservadora en la *orte Surema de los EE::, nominó a *larence =!omas, un juez negro con untos de vista olíticamente conservadores. 6 juicio de Nus!, los votantes blancos robablemente ao"arían a =!omas orque era conservador con resecto a la le" de la igualdad de derec!os, " los votantes negros lo ao"arían orque era negro. En resumen, el residente estaba “jugando el juego de identidades”. 8urante las audiencias del Senado acerca de dic!o nombramiento, el juez =!omas #ue acusado de acoso se$ual or arte de una mujer negra, 6nita Hill, que !abía sido colega subalterna de =!omas. Las audiencias causaron un escándalo Fblico " olarizaron a la sociedad americana. 6lgunos negros ao"aron a =!omas or razones raciales5 otros se ousieron a %l or razones se$uales. Las mujeres negras se dividieron, deendiendo de si revalecían sus “identidades” como negras o como mujeres. Los !ombres negros tambi%n se dividieron, deendiendo de si su se$ismo se anteonía a su liberalismo. Los !ombres blancos se dividieron, no sólo deendiendo de su olítica, sino de cómo se identi#icaban a sí mismos con resecto al racismo " al se$ismo. Las mujeres conservadoras blancas ao"aron a =!omas no sólo or razones olíticas, sino or su oosición al #eminismo. Las #eministas blancas, a menudo liberales en cuanto a la raza, se ousieron a =!omas or razones se$uales. O "a que el juez =!omas es un miembro de la %lite judicial " 6nita Hill, en el momento del resunto incidente, era una emleada subalterna, temas de osición de clase social en el trabajo tambi%n in#lu"eron estas discusiones. 6quí no vamos a abordar la cuestión de la cula o inocencia del juez =!omas, sino el “juego de identidades” " sus consecuencias olíticas. bservemos&
Las identidades eran contradictorias. Se entrecruzaban, atravesaban o “dislocaban” recírocamente. Las contradicciones oeraban tanto “a#uera”, en la sociedad, atravesando gruos establecidos de electores, como “dentro” de la cabeza de cada individuo. Pinguna identidad or sí sola 9or ejemlo, aquella de clase social9 udo alinear todas las di#erentes identidades en una “identidad-amo” global en la que una olítica odía #undamentarse #irmemente. Las ersonas "a no identi#ican sus intereses sociales e$clusivamente en t%rminos de clase5 la clase "a no uede servir como categoría movilizadora o disositivo discursivo a trav%s del cual todos los diversos intereses e identidades sociales de las ersonas se reconcilian " reresentan. *ada vez más, los anoramas olíticos del mundo moderno están #racturados de esta manera or medio de identi#icaciones que comiten " se dislocan entre sí 9que surgen,
esecialmente, de la erosión de la “identidad-amo” de una clase " de las identidades emergentes ertenecientes al nuevo camo olítico de#inido or los nuevos movimientos sociales& #eminismo, movimientos raciales, movimientos de liberación nacional, antinucleares " ecológicos +3ercer AAC/.
Oa que la identidad cambia segFn cómo se interela o reresenta al sujeto, la identi#icación no es automática, sino que se uede ganar o erder. Se !a convertido en olitizada. Esto es descrito algunas veces como el cambio de una olítica de identidad +de clase/ a una olítica de diferencia.
7uedo delinear a!ora brevemente la #orma del resto del caítulo. En rimer lugar, considerar% en ma"or ro#undidad en qu% sentido se dice que el conceto de identidad !a cambiado, de aquel del sujeto de la 4lustración al del sujeto sociológico " luego osmoderno. Luego de esto, el caítulo e$lorará aquel asecto de la identidad cultural moderna que se #orma a trav%s de la ertenencia a una cultura nacional , " cómo los rocesos de cambios dislocantes, e$resados en el conceto de “globalización”, lo están a#ectando. El nacimiento ! la muerte del sujeto moderno
En esta sección delinear% la e$licación o#recida or algunos teóricos contemoráneos de los cambios rinciales que !an ocurrido en la manera en que el sujeto " la identidad !an sido concetualizados en el ensamiento moderno. 3i roósito es rastrear los estadios a trav%s de los cuales una versión articular del “sujeto !umano” 9con ciertas caacidades !umanas #ijas " un sentido estable de su roia identidad " lugar en el orden de las cosas9 aareció or rimera vez en la %oca moderna5 cómo %ste se convirtió en “centrado” en los discursos " las rácticas que dieron #orma a las sociedades modernas5 cómo adquirió una de#inición más sociológica o interactiva5 " cómo está siendo “des-centrado” en la modernidad tardía. El en#oque rincial de esta sección es concetual. *oncierne a concepciones cambiantes del sujeto !umano visto como una #igura discursiva, " argumentar% que su #orma uni#icada e identidad racional #ueron resuuestas tanto or los discursos del ensamiento moderno como or los rocesos que dieron #orma a la modernidad " que eran esenciales ara estos Fltimos. =ratar de rastrear la !istoria de la noción del sujeto moderno es un ejercicio e$cesivamente di#ícil. La idea de que las identidades eran totalmente co!erentes " uni#icadas " que a!ora se !an dislocado totalmente es una manera mu" simlista de contar la !istoria del sujeto moderno, " "o la adoto aquí solamente como un disositivo ara los roósitos de una e$osición conveniente. 6un aquellos que se ad!ieren en t%rminos generales a la noción de un descentramiento de la identidad no odrían suscribirse a %sta en su #orma simlista " se debe tener esta cali#icación en mente mientras se lee esta sección. Sin embargo, esta #ormulación simle osee la ventaja de ermitirme +en el breve esacio de este caítulo/ esquematizar una rudimentaria #igura de cómo, de acuerdo con los que roonen el unto de vista descentrante, la concetualización del sujeto moderno !a cambiado en tres untos estrat%gicos durante la modernidad. Estos cambios subra"an la a#irmación básica de que las concetualizaciones del sujeto cambian ", or lo tanto, tienen una !istoria. Oa que el sujeto moderno emergió en un tiemo determinado +su “nacimiento”/ " tiene una !istoria, se sigue que tambi%n odría cambiar ", de !ec!o, que bajo determinadas circunstancias, odemos incluso contemlar “su muerte”. Es a!ora un lugar comFn decir que la %oca moderna dio origen a una #orma de individualismo nueva " decisiva, en el centro de la cual se irguió una nueva conceción del sujeto individual " su identidad. Esto no signi#ica que las ersonas no eran individuos en los tiemos remodernos, sino que la individualidad #ue “vivida”, “e$erimentada” " “concetualizada” de #orma di#erente. Las trans#ormaciones +discutidas en volFmenes anteriores de esta serie/ que nos condujeron a la modernidad arrancaron al individuo de sus estables amarres en las tradiciones " estructuras. Oa que se creía que %stas eran designio divino, no se consideraban como sujetas a
cambios #undamentales. El estatus, el rango " la osición de uno en la “gran cadena del ser” 9 el orden divino " secular de las cosas9 eclisaron cualquier sentido de soberanía individual de cada uno. El nacimiento del “individuo soberano” entre el !umanismo del Qenacimiento del siglo ;R4 " la 4lustración del siglo ;R444 reresentó una rutura signi#icativa con el asado. 6lgunos sostienen que #ue el motor que uso en marc!a todo el sistema social de la modernidad. Qa"mond illiams observa que la !istoria moderna del sujeto individual une dos signi#icados de#inidos& or un lado, el sujeto es “indivisible”, una entidad que está uni#icada dentro de sí misma " no uede ser dividida más5 or otro lado, se trata, asimismo, de una entidad que es “singular, distintiva, Fnica” +c#r. illiams A@1& 00-0T/. 3uc!os movimientos imortantes en la cultura " el ensamiento occidentales contribu"eron a al surgimiento de esta nueva conceción& la Qe#orma " el 7rotestantismo, que liberaron la consciencia del individuo de las instituciones religiosas de la 4glesia " la e$usieron directamente al jo de 8ios5 el !umanismo del Qenacimiento que ubicó al Hombre +sic/ en el centro del universo5 las revoluciones cientí#icas, que dotaron al Hombre de la #acultad " las caacidades ara inquirir, investigar " desentraar los misterios de la Paturaleza5 " la 4lustración, centrada en la imagen del Hombre racional " cientí#ico, liberado del dogma " de la intolerancia, ante el cual la !istoria !umana entera #ue deslegada, ara su entendimiento " dominio. 3uc!o de la !istoria de la #iloso#ía occidental consiste en re#le$iones sobre o mejoras a esta conceción del sujeto, sus oderes " caacidades. :na #igura imortante que otorgó a este conceto su rimera #ormulación #ue la del #ilóso#o #ranc%s Qen% 8escartes +TA1- 1TC/. Risto algunas veces como “el 7adre de la #iloso#ía moderna”, 8escartes #ue un matemático " un cientí#ico, #undador de la geometría analítica " la ótica, ro#undamente in#luenciado or la “nueva ciencia” del siglo ;R44. Uue a#ligido or esa ro#unda duda que siguió al deslazamiento de 8ios del centro del universo5 " el !ec!o de que el sujeto moderno nació en medio de duda " esceticismo meta#ísicos nos recuerda que nunca estuvo tan establecido " uni#icado como quiere dejar entender esta manera de describirlo +Uorester AG@/. 8escartes saldó sus cuentas con 8ios !aci%ndolo el 7rimer 3otor de toda la creación5 de allí en adelante e$licó el resto del mundo material enteramente en t%rminos matemáticos. 8escartes ostulaba dos sustancias distintas& la sustancia esacial +materia/ " la sustancia ensante +mente/. 6sí, re-en#ocó el gran dualismo entre “mente” " “materia” que !a reocuado a la #iloso#ía occidental desde entonces. Vl creía que las cosas deben e$licarse a trav%s de reducirlas a sus elementos esenciales& la menor cantidad osible de los elementos en Fltima instancia irreducibles. En el centro de la “mente” colocó al sujeto individual, constituido or su caacidad de razonar " ensar. La consigna de 8escartes #ue “Cogito, ergo sum”& “ ienso, luego e$isto” +%n#asis mío/. 8esde entonces, esta conceción del sujeto consciente, racional " cogitativo como el centro del saber !a sido conocida como “el sujeto cartesiano”. tra contribución crítica #ue !ec!a or Wo!n LocXe, quien, en su !ssay Concerning "uman #nderstanding, de#inió al individuo en t%rminos de “la mismidad de un ser racional”, esto es, una identidad que es siemre la misma " que establece una continuidad con su sujeto& “todo lo que esta consciencia ueda estirarse ara alcanzar cualquier acción o ensamiento del asado constituirá el alcance de la identidad de aquella ersona” +LocXe A1@& -0/. Esta #igura concetual o disositivo discursivo 9el “individuo soberano”9 estaba inmersa en cada uno de los rocesos " rácticas claves que crearon el mundo moderno. Vl +sic/ era el “sujeto” de la modernidad en dos sentidos& el origen o “sujeto” de la razón, el conocimiento " la ráctica5 " aquel que cargaba con las consecuencias de estas rácticas, el que #ue “sujeto a” ellas +c#r. Uoucault AG1/. 6lgunos !an cuestionado si el caitalismo realmente requería una conceción de individuo como soberano +6bercrombie et al$ AG1/. Sin embargo, el surgimiento de una conceción más
individualista del sujeto es amliamente acetada. Qa"mond illiams resume esta inmersión del sujeto moderno en las rácticas " los discursos de la modernidad en el asaje siguiente& La aarición de las nociones de individualidad, en el sentido moderno, uede relacionarse con la rutura del orden social, económico " religioso medieval. En el movimiento general contra el #eudalismo, se colocó un %n#asis nuevo sobre la e$istencia ersonal del !ombre sobre " or encima de su lugar o #unción en una sociedad rígidamente jerárquica. Hubo un %n#asis similar, en el 7rotestantismo, que se colocó sobre la relación directa e individual del !ombre con 8ios " no sobre una relación mediatizada or la 4glesia. 7ero no #ue sino !asta #ines del siglo ;R44 " el siglo ;R444 que un nuevo modo de análisis, en la lógica " en las matemáticas, ostuló al individuo como la entidad sustancial +c#r. la mónadaM de Leibniz/ de la cual se derivaban otras categorías, esecialmente las categorías colectivas. El ensamiento olítico de la 4lustración siguió rincialmente este modelo. La lógica nacía de los individuos, que tenían una e$istencia inicial " rimaria, " tanto le"es como #ormas de sociedad se derivaron de ellos& or sumisión, como en Hobbes5 or contrato o consentimiento, o or la nueva versión de la le" natural, en el ensamiento liberal. En la economía clásica, el cambio #ue descrito en un modelo que ostulaba a individuos searados que Ioseían roiedades "J decidieron, en algFn momento inicial, entrar en relaciones comerciales o económicas. En la %tica utilitaria, los individuos searados calculaban las consecuencias de esta u otra acción +illiams A@1& 0T-01/. En el siglo ;R444 aenas era osible imaginar los grandes rocesos de la vida moderna como centrada en el sujeto-de-razón individual. 7ero cuando las sociedades modernas #ueron creciendo en comlejidad, adotaron una #orma más social " colectiva. Las clásicas teorías de gobierno liberales, basadas en los derec!os " el consentimiento del individuo, #ueron obligadas a acetar las estructuras del estado-nación " con las grandes masas que constru"eron una democracia moderna. Las le"es clásicas de economía olítica, roiedad, contrato e intercambio tenían que oerar, desu%s de la industrialización, en medio de la gran #ormación de clases del caitalismo moderno. El emresario individual en %ealth of &ations de 6dam Smit! o aun en !l Capital de 3ar$ #ue trans#ormado en los conglomerados cororativos de la economía moderna. El ciudadano individual quedó enredado en las maquinarias administrativo burocráticas del Estado moderno. Entonces emergió una conceción más social del sujeto. El individuo llegó a considerarse como más ubicado " “situado” dentro de las grandes estructuras " #ormaciones de soorte de la sociedad moderna. 8os cambios imortantes contribu"eron a articular un conjunto más amlio de cimientos concetuales ara el sujeto moderno. El rimero #ue la biología dar?iniana. El sujeto !umano #ue “biologizado”, a la razón se le dio una base en la Paturaleza, " a la mente un “terreno” en el desarrollo #ísico del cerebro !umano. El segundo desarrollo emergió con el nacimiento de las nuevas ciencias sociales. Sin embargo, las trans#ormaciones que %stas usieron en movimiento #ueron desiguales. Vstas eran& . El “individuo soberano” con “sus” an!elos, necesidades, deseos e intereses, ermaneció como la #igura crucial en los discursos de la economía moderna " de las le"es. . El dualismo tíico del ensamiento cartesiano #ue institucionalizado en la escisión de las ciencias sociales, entre la sicología " otras discilinas. El estudio del individuo " sus rocesos mentales se convirtió en el objeto de estudio esecial " rivilegiado de la sicología. 0. La sociología, sin embargo, roorcionó una crítica al “individualismo racionalista” del sujeto cartesiano. :bicó al individuo en los rocesos gruales " las normas colectivas, " argumentó que %stas auntalan cualquier contrato entre sujetos individuales. 7or lo tanto, esta
ciencia desarrolló un e$licación alternativa de cómo los individuos se #orman subjetivamente a trav%s de su membrecía " articiación en relaciones sociales más amlias5 ", or el contrario, cómo los rocesos " estructuras están sustentados or los aeles que los individuos desemean en ellos. Esta “internalización” de lo e$terior en el sujeto " la “e$ternalización” de lo interior a trav%s de la acción en el mundo social +como se discutió anteriormente/ es la e$licación sociológica rimordial del sujeto moderno, " está sintetizada en la teoría de la socialización. *omo se observó más arriba, >. H. 3ead " los interaccionistas simbólicos adotaron una ersectiva radicalmente interactiva de este roceso. La integración del individuo en la sociedad !a sido una reocuación de la sociología durante muc!o tiemo. =eóricos como >o##man estuvieron mu" atentos al modo en que el “"o” es resentado en di#erentes situaciones sociales, " cómo son negociados los con#lictos entre estos roles sociales di#erentes. En un lano sociológico más macro, 7arsons estudió la manera en que “encajan” o la comlementariedad entre el “"o” " el sistema social. Po obstante, algunos críticos a#irmarían que la sociología convencional !a retenido algo del dualismo cartesiano, esecialmente en su tendencia a construir el roblema como una relación entre dos entidades interconectadas ero searadas& en este caso, “el individuo " la sociedad”. Este modelo sociológico interactivo, con su recirocidad estable entre “lo de a#uera” " “lo de adentro”, es en gran medida un roducto de la rimera mitad del siglo ;;, cuando las ciencias sociales adotaron su #orma discilinaria actual. Sin embargo, durante el mismo eríodo, un retrato más erturbado " erturbador del sujeto " de la identidad estaba comenzando a emerger en los movimientos est%ticos e intelectuales relacionados con el ascenso del modernismo. 6quí encontramos la #igura del individuo aislado, e$iliado o alienado, destacado contra el #ondo de la multitud o metróolis anónima e imersonal. Los ejemlos inclu"en el #amoso retrato de Naudelaire del “7intor de la vida moderna”, que levanta su casa “en el corazón de la multitud, entre el ir " venir del movimiento, en medio de lo #ugitivo " de lo in#inito” " que se “convierte en una misma sangre con la multitud” " entra a la multitud como si #uera “una inmensa reserva de energía el%ctrica”5 el flaneur, o aseante desreocuado, que deambula entre las nuevas galerías comerciales mirando el esectáculo transitorio de la metróolis, celebrado or alter Nenjamin en su ensa"o sobre el 7arís de Naudelaire " cu"a contraarte en la modernidad tardía es robablemente el turista +c#r. :rr" AAC/5 “B”, la víctima anónima en#rentada or una burocracia sin rostro en la novela de Ba#Xa, !l proceso' " esa multitud de #iguras alienadas en la literatura del siglo ;; " en la crítica social que se suone que reresentan la e$eriencia Fnica de la modernidad. Rarias de estas “instancias ejemlares de la modernidad”, como las llama Urisb", ueblan las áginas de imortantes teóricos de inicios de siglo, como >eorge Simmel, 6l#red Sc!utz " Sieg#ried BraXauer +los cuales trataron de caturar las características esenciales de la modernidad, como las llama Urisb" en sus #amosos ensa"os sobre el “E$tranjero” o “8esconocido”/ +Urisb"AGT& CA/. Estas imágenes resultaron ro#%ticas de lo que iba a sobrevenir al sujeto cartesiano " el sociológico en la modernidad tardía. "escentrando el sujeto
6quellos que sostienen que las identidades modernas están siendo #ragmentadas argumentan que lo que le !a sucedido a la conceción del sujeto moderno en la modernidad tardía no es simlemente su alienación, sino su dislocación. Qastrean esta dislocación a trav%s de una serie de ruturas en los discursos del conocimiento moderno. En esta sección, o#recer% un breve esbozo de cinco grandes avances en la teoría social " en las ciencias !umanas que !an ocurrido en el ensamiento en el eríodo de la modernidad tardía +la segunda mitad del siglo ;;/ o cu"o imacto más relevante ca"ó sobre %l, " cu"o e#ecto rincial, se sostiene, !a sido el descentramiento #inal del sujeto cartesiano. La rimera descentralización imortante se re#iere a las tradiciones del ensamiento mar$ista. La escritura de 3ar$ ertenece, or suuesto, al siglo ;4; " no al ;;. 7ero una de las maneras
en que su obra #ue recuerada " re-leída en los aos sesenta #ue a la luz de su argumento de que “los !ombres + sic/ !acen !istoria, ero sólo sobre la base de condiciones que no son de su roia #actura”. Sus re-lectores interretaron que esto signi#icaba que los individuos no odían, de ninguna manera real, ser los “autores” o agentes de la !istoria "a que sólo odían actuar sobre la base de las condiciones !istóricas !ec!as or otros, dentro de las cuales nacieron, " utilizando los recursos +materiales " culturales/ que les eran suministrados desde las generaciones revias. Sostenían que el mar$ismo, entendido aroiadamente, deslazaba cualquier noción de agencia individual. El estructuralista mar$ista Louis 6lt!usser +AG- AGA/ argumentó que, al colocar las relaciones sociales +los modos de roducción, la e$lotación de la #uerza de trabajo, los circuitos de caital/ en el centro de su sistema teórico en vez de una conceción abstracta del Hombre, 3ar$ deslazó dos roosiciones clave de la #iloso#ía moderna& “+/ que !a" una esencia universal del !ombre5 +/ que esta esencia es el atributo de cada individuo FnicoM que es su sujeto real”& Estos dos ostulados son comlementarios e indisolubles. 7ero su e$istencia " su unidad resuonen toda una visión del mundo emírico-idealista. 6l negar la esencia del !ombre como su base teórica, 3ar$ rec!azó la totalidad de este sistema orgánico de ostulados. E$ulsó las categorías #ilosó#icas del su(eto, del emirismo, de la esencia ideal , de todos los dominios en los cuales !abían tenido la suremacía. Po sólo desde la economía olítica +el rec!azo del mito del homo economicus, esto es, del individuo de #acultades " necesidades de#inidas como el sujeto de la economía clásica/5 no sólo de la !istoria5 IKJ no sólo de la %tica +el rec!azo de la idea %tica Xantiana/5 sino tambi%n de la #iloso#ía misma +6lt!usser A11& G/. Esta “revolución teórica total” #ue, or suuesto, olemizada ve!ementemente or muc!os teóricos !umanistas que dan ma"or eso a la agencia !umana en la e$licación !istórica. Po se necesita discutir aquí si 6lt!usser tiene toda o arte de la razón, o si estaba totalmente equivocado. El !ec!o es que, aunque su obra !a sido e$tensivamente criticada, su “anti!umanismo teórico” +esto es, una manera de ensar ouesta a teorías que derivan su argumento de alguna noción de la esencia universal del Hombre alojada en cada sujeto individual/ !a tenido un imacto considerable en muc!as ramas del ensamiento moderno. El segundo de los grandes movimientos “descentrantes” en el ensamiento occidental del siglo ;; surge del descubrimiento del inconsciente #reudiano. =eoriza que nuestras identidades, nuestra se$ualidad " la estructura de nuestros deseos están #ormadas sobre la base de los rocesos síquicos " simbólicos del inconsciente, que #uncionan segFn una “lógica” mu" distinta de aquella de la Qazón, " causa estragos al conceto del sujeto de conocimiento " del sujeto racional de identidad #ija " uni#icada, el sujeto del ostulado cartesiano, “7ienso, luego e$isto”. Este asecto del trabajo de Ureud !a tenido, asimismo, un ro#undo imacto en el ensamiento moderno durante las Fltimas tres d%cadas. 7or ejemlo, ensadores sicoanalíticos como Wacques Lacan, interretaron que Ureud sostenía que la imagen del "o como “entero” " uni#icado es algo que el in#ante aprende de manera gradual, arcial " con gran di#icultad. Po nace naturalmente desde el nFcleo del ser del in#ante, sino que se #orma con relación a otros5 esecialmente en las comlejas e inconscientes negociaciones síquicas de la temrana niez entre el nio " las oderosas #antasías que tiene sobre sus #iguras aternas. En lo que Lacan llama “el estadio del esejo” del desarrollo, el in#ante, que aFn no tiene coordinación " que no osee ninguna imagen de sí mismo como ersona “entera”, ve o se “imagina” a sí mismo re#lejado 9o literalmente, en el “esejo”, o #igurativamente en el “esejo” de la mirada del otro 9 como “ersona entera” +Lacan A@@/. 8e alguna manera, esto se aro$ima al conceto de 3ead " *oole" del “esejo” del "o interactivo5 e$ceto que, ara ellos, la socialización es
7or cierto, ara tratar de describir cómo oera la ideología 6lt!usser tomó restada esta metá#ora de Lacan.
materia de arendizaje consciente, mientras que ara Ureud la subjetividad era el roducto de rocesos síquicos inconscientes. SegFn Lacan, esta #ormación del "o en la “mirada” del tro inaugura la relación del nio con sistemas simbólicos e$ternos a %l ", de este modo, da inicio a la entrada del mismo a los varios sistemas de reresentación simbólica, que inclu"en el lenguaje, la cultura " la di#erencia se$ual. Los sentimientos contradictorios " no-resueltos que acomaan a esta di#ícil entrada 9la escisión de los sentimientos de amor " odio !acia el adre, el con#licto entre el deseo de agradar " el imulso de rec!azar a la madre, la división del "o en sus artes “buenas” " “malas”, la negación de las artes masculinas o #emeninas de uno mismo, etc%tera9 son asectos clave de esta “#ormación inconsciente del sujeto” que lo dejan “dividido” " que ermanecen con %ste durante toda la vida. Sin embargo, a esar de que el sujeto está siemre roto o dividido, e$erimenta su roia identidad como “resuelta” o “uni#icada”, como resultado de la #antasía de sí mismo como “ersona” uni#icada que se #ormó durante el estadio del esejo. Esto, segFn este tio de ensamiento sicoanalítico, constitu"e el origen contradictorio de la “identidad”. 8e este modo, la identidad se #orma en realidad a lo largo del tiemo or medio de rocesos inconscientes, en lugar de ser algo innato en la consciencia en el momento del nacimiento. Siemre !a" algo de “imaginario” o #antaseado acerca de su unidad. Siemre sigue siendo incomleta, siemre está “en roceso”, siemre “está en #ormación”. Las artes “#emeninas” del "o varón, or ejemlo, que son rerimidas, ermanecen con %l " encuentran en la vida adulta e$resiones inconscientes de muc!as #ormas no-reconocidas. 6sí, más que !ablar de identidad como algo acabado, deberíamos !abla de identificaci)n, " concebirla como un roceso inacabado. La identidad se "ergue, no tanto de una lenitud de identidad que "a está dentro de nosotros como individuos, sino de una falta de totalidad, la cual es “llenada” desde fuera de nosotros, or medio de las maneras en que imaginamos que somos vistos or otros$ 7sicoanalíticamente, la razón or la cual estamos en continua bFsqueda de “identidad”, constru"endo biogra#ías que unen las di#erentes artes de nuestros “"os”, es ara volver a catar este lacer #antaseado de completitud +lenitud/. 8e nuevo, el trabajo de Ureud " aquel de ensadores sicoanalíticos como Lacan que lo le"eron de esta manera !a sido amliamente re#utado. 7or de#inición, no es #ácil ver o e$aminar los rocesos inconscientes. =ienen que ser in#eridos or medio de las elaboradas t%cnicas sicoanalíticas de reconstrucción e interretación " no se ueden “robar” #ácilmente. Sin embargo, su imacto general en la manera moderna de ensar !a sido considerable. >ran arte del ensamiento moderno acerca de la vida subjetiva " síquica es “ost-#reudiano” en el sentido que toma or sentado el ensamiento de Ureud acerca del inconsciente, aun cuando rec!aza algunas de sus !iótesis esecí#icas. Puevamente, se uede areciar cuánto dao !a !ec!o esta manera de ensar a las nociones de sujeto racional e identidad como entidades #ijas " estables. El tercer descentramiento que e$aminar% está asociado con el trabajo del ling2ista estructural Uerdinand de Saussure. Saussure argumentó que no somos de ninguna manera absoluta los “autores” de los enunciados que ronunciamos o de los signi#icados que e$resamos a trav%s del lenguaje. Sólo odemos usar el lenguaje ara roducir signi#icaciones ubicándonos dentro de las reglas del lenguaje " los sistemas de signi#icado de nuestra cultura. El lenguaje es sistema social, no individual. Pos recede. Po odemos, de manera sencilla, ser sus autores. Hablar una lengua no es sólo e$resar nuestros ensamientos más íntimos " originales, tambi%n es activar un rango vasto de signi#icados que "a están inmersos en nuestros sistemas ling2ísticos " culturales. 3ás aFn, los signi#icados de las alabras no se !an #ijado en una relación de uno a uno con los objetos " sucesos del mundo e$terior al lenguaje. La signi#icación surge dentro de las relaciones de semejanza " di#erencia que las alabras tienen entre sí en el código ling2ístico. Sabemos lo que es la “noc!e” orque no es el “día”. Pótese la analogía e$istente aquí entre lenguaje e
identidad. Oo s% qui%n so" “"o” con relación al “otro” +or ejemlo, mi madre/, el cual "o no uedo ser. *omo diría Lacan, la identidad, como el inconsciente, “está estructurada como el lenguaje”. Lo que sostienen los modernos #ilóso#os del lenguaje, como Wacques 8errida, quien !a sido in#luenciado or Saussure " el “giro ling2ístico”, es que, a esar de sus mejores es#uerzos, el !ablante individual nunca odrá #ijar el signi#icado totalmente, ni siquiera el signi#icado de su roia identidad. Las alabras son “multi- acentuales”, siemre cargan ecos de otras signi#icaciones que ellas desencadenan, a esar de los mejores es#uerzos que uno !ace ara cerrar el signi#icado. Puestros enunciados están auntalados or roosiciones " remisas de las cuales no somos conscientes, ero que están, or así decirlo, arrastradas or la corriente sanguínea de nuestro lenguaje. =odo lo que decimos tiene un “antes” " un “desu%s”, un “margen” dentro del cual otros ueden escribir. La signi#icación es in!erentemente inestable& busca cerrarse en una identidad, ero constantemente está siendo interrumida or la di#erencia. *onstantemente se nos escaa. Siemre !a" signi#icados sulementarios sobre los cuales no tenemos ningFn control, los cuales surgirán " subvertirán nuestros intentos de crear mundos #ijos " estables +c#r. 8errida AG/. El cuarto descentramiento más imortante de la identidad " del sujeto ocurre en el trabajo del #ilóso#o e !istoriador #ranc%s 3ic!el Uoucault. En una serie de estudios, Uoucault !a roducido una suerte de “genealogía del sujeto moderno”. Uoucault aísla un nuevo tio de oder que evoluciona a lo largo del siglo ;4; " llega a su leno #lorecimiento a rinciios de este siglo, al cual llama “oder discilinario”. Este oder discilinario concierne a la regulación, vigilancia " gobierno de, en rimer lugar, la esecie !umana o la oblación entera ", en segundo lugar, del individuo " del cuero. Sus emlazamientos son aquellas instituciones nuevas que se desarrollaron a lo largo del siglo ;4; " que “atrullan” " discilinan a las oblaciones modernas en talleres, barracas, escuelas, risiones, !ositales, clínicas, etc. +Uoucault A1@, A@0 " A@T/. El objetivo del “oder discilinario” es oner “las vidas, muertes, actividades, trabajos, miserias " gozos del individuo”, así como su salud mental " síquica, rácticas se$uales " vida #amiliar, bajo el control " la discilina más estrictos, someti%ndolos al oder de los regímenes administrativos, la ericia de los ro#esionales " la sabiduría roveída or las “discilinas” de las ciencias sociales. Su objetivo #undamental es roducir “un ser !umano que uede ser tratado como un cuero dócilM” +8re"#us " Qabino? AG& 0T/. Lo que es articularmente interesante desde el unto de vista de la !istoria del sujeto moderno es que, a esar de que el oder discilinario de Uoucault es el roducto de las nuevas instituciones reguladoras colectivas " de gran escala de la modernidad tardía, sus t%cnicas involucran una alicación del oder " del conocimiento que “individualiza” más al sujeto " ejerce un control más intenso sobre su cuero. En un r%gimen discilinario, el individualismo está ca"endo. 6 trav%s de la vigilancia, de la constante observación, todos aquellos que son sujetos al control son individualizados. IKJ El oder, a!ora, no sólo !a traído la individualidad al camo de observación, sino que #ija esa individualidad objetiva en el camo de la escritura. :n aarato documentario vasto " meticuloso se convierte en un comonente esencial del crecimiento del oder Ien las sociedades modernasJ. Esta acumulación de documentación individual dentro de un ordenamiento sistemático !ace osible la medición de los #enómenos en general, la descrición de los gruos, la caracterización de los !ec!os colectivos, el cálculo de las brec!as entre individuos, su distribución en una oblación dadaM +8re"#us " Qabino? AG& TA, citando a Uoucault/. Po es necesario acetar cada detalle del cuadro que inta Uoucault del carácter global de los “regímenes discilinarios” del oder administrativo moderno ara comrender la aradoja de
que, cuanto más colectiva " organizada es la naturaleza de las instituciones de la modernidad tardía, ma"or el aislamiento, la vigilancia " la individualización del sujeto individual. El quinto descentramiento que los artidarios de esta osición citan es el imacto del #eminismo, visto como una crítica teórica " como un movimiento social. El #eminismo ertenece a esa comaía de “movimientos sociales nuevos” que surgieron en los aos sesenta 9el gran unto de in#le$ión de la modernidad tardía 9 al lado de las agitaciones estudiantiles, los movimientos juveniles antib%licos " contraculturales, las luc!as or los derec!os civiles, los movimientos revolucionarios del “=ercer 3undo”, los movimientos de az, " lo demás que se asocia con “A1G”. Lo que es imortante de este momento !istórico es que&
Estos movimientos se oonían tanto a la olítica cororativa liberal de ccidente como a la olítica “estalinista” del Este. 6#irmaron tanto la dimensión “subjetiva” como la “objetiva” de la olítica. Sosec!aron de todas las #ormas burocráticas de organización " #avorecieron la esontaneidad " los actos de voluntad olítica. *omo se argumentó anteriormente, todos estos movimientos tuvieron un oderoso %n#asis " #orma cultural . Ellos rougnaron el “teatro” de la revolución. Qe#lejaron el debilitamiento o la rutura de la olítica de clase, así como de las organizaciones olíticas masivas asociadas con ella, " su división en varios movimientos sociales searados. *ada movimiento aeló a la identidad social de sus artidarios. 8e esta manera, el #eminismo aeló a las mujeres5 la olítica se$ual a los !omose$uales " lesbianas5 las luc!as raciales a los negros, los antibelicistas a los aci#istas, " así. Esto es el nacimiento !istórico de lo que llegó a conocerse como la política de identidad & una identidad ara cada movimiento.
7ero el #eminismo tuvo tambi%n una relación más directa con el descentramiento concetual del sujeto cartesiano " el sociológico&
*uestionó la distinción clásica entre “interior” " “e$terior”, “rivado” " “Fblico”. La consigna del #eminismo era “lo ersonal es olítico”. 7or ello, el #eminismo abrió a la ol%mica olítica nuevas arenas de la vida social& la #amilia, la se$ualidad, el trabajo dom%stico, la división dom%stica del trabajo, la crianza de los nios, etc%tera. E$uso, asimismo, como una cuestión olítica " social, el tema de cómo somos #ormados " roducidos como sujetos de g%nero. Es decir, olitizó la subjetividad, la identidad " los rocesos de identi#icación +como !ombresY mujeres, madresY adres, !ijosY!ijas/. Lo que comenzó como un movimiento dirigido a desa#iar la posici)n social de las mujeres, se e$andió ara incluir la formaci)n de la identidad se$ual " de g%nero. El #eminismo !izo #rente a la noción de que los !ombres " las mujeres eran arte de la misma identidad 9“la Humanidad” I“ Man*ind ”J9 reemlazándola con la cuesti)n de la diferencia se+ual$
En esta sección, entonces, !e intentado trazar un maa de los cambios concetuales mediante los cuales, segFn algunos teóricos, el “sujeto” de la 4lustración, oseedor de una identidad estable " #ija, #ue descentrado !acia las identidades abiertas, contradictorias, incomletas " #ragmentadas del sujeto osmoderno. He rastreado esto a trav%s de cinco grandes descentramientos. Ha" que recordar nuevamente que muc!os cientí#icos sociales e intelectuales imortantes no acetan las imlicaciones concetuales o intelectuales +como #ueron delineadas más arriba/ de estos desarrollos en el ensamiento moderno. Sin embargo, ocos negarán a!ora sus ro#undos e#ectos desestabilizadores sobre las ideas de la modernidad tardía ", articularmente, sobre cómo el sujeto " la cuestión de la identidad !a llegado a concetualizarse. #ulturas nacionales como $comunidades imaginadas%
Habiendo trazado los cambios concetuales a trav%s de los cuales !an surgido las conceciones osmodernas, o de la modernidad tardía, del sujeto " de la identidad, debo a!ora dirigirme a la regunta de cómo este “sujeto #ragmentado” se sitFa en t%rminos de sus identidades culturales. La identidad cultural articular que me interesa es aquella de la identidad nacional +aunque otros asectos est%n imlicados en esta !istoria/. '(u% le está ocurriendo a la identidad cultural en la modernidad tardía) Esecí#icamente, 'cómo están siendo a#ectadas o deslazadas las culturas nacionales or el roceso de la globalización) En el mundo moderno, las culturas nacionales dentro de las cuales !emos nacido son una de las #uentes rinciales de la identidad cultural. 6l de#inirnos a nosotros mismos, algunas veces decimos que somos ingleses o galeses o indios o jamaiquinos. Sin duda, esto es !ablar meta#óricamente. Estas identidades no están grabadas literalmente en nuestros genes. Sin embargo, sí ensamos en ellas como si #ueran artes de nuestras naturalezas esenciales. El #ilóso#o conservador Qoger Scruton sostiene que& La condición del !ombre I sicJ requiere que el individuo, aunque e$ista " actFe como ser autónomo, lo !aga sólo orque %l uede identi#icarse a sí mismo rimero como algo más grande& como miembro de una sociedad, gruo, clase, estado o nación, de alguna estructura a la cual no uede atribuir un nombre, ero que reconoce instintivamente como !ogar +Scruton AG1& T1/. Ernest >ellner, desde una osición más liberal, tambi%n cree que sin un sentido de identi#icación nacional el sujeto moderno e$erimentaría una ro#unda sensación de %rdida subjetiva& La idea de un !ombre I sicJ sin una nación arece imoner una IgranJ tensión a la imaginación moderna. :n !ombre debe tener una nacionalidad así como debe tener una nariz " dos orejas. =odo esto arece obvio, aunque, desgraciadamente, no es cierto. 7ero el !ec!o que !a"a llegado a arecer una verdad tan obvia es ciertamente un asecto, quizás el mismo meollo, del roblema del nacionalismo. =ener una nación no es un atributo in!erente de la !umanidad, ero !a llegado a!ora a arecer tal cosa +>ellner AG0& 1/. El argumento que estaremos considerando aquí es que, en realidad, las identidades nacionales no son elementos con los cuales nacemos, sino que son #ormadas " trans#ormadas dentro de " en relación con la representaci)n. Sólo sabemos qu% es ser “ingl%s” or la manera en que la “inglesidad” I“ !nglishness”J !a venido a ser reresentada, como un conjunto de signi#icados, or la cultura nacional inglesa. Se sigue que una nación no es solamente una entidad olítica sino algo que roduce signi#icados, un sistema de representaci)n cultural$ Las ersonas no son solamente ciudadanos legales de una nación5 artician en la idea de la nación segFn se
reresenta en su cultura nacional. :na nación es una comunidad simbólica " es esto lo que e$lica su “oder ara generar un sentido de identidad " lealtad” +Sc!?arz AG1& C1/. Las culturas nacionales son una #orma distintivamente moderna. La lealtad " la identi#icación que, en una era re-moderna o en sociedades más tradicionales, se otorgaban a la tribu, el ueblo, la religión o la región, vinieron a ser gradualmente trans#eridas a la cultura nacional en las sociedades occidentales. >radualmente, se inclu"eron las di#erencias %tnicas " regionales bajo lo que >ellner llama “el tec!o olítico” del estado-nación, que de este modo se convirtieron en una #uente oderosa de signi#icados ara las identidades culturales modernas. La #ormación de una cultura nacional a"udó a crear estándares de al#abetismo universal, generalizó una lengua vernácula Fnica como el medio de comunicación dominante a lo largo de toda la nación, creó una cultura !omog%nea " mantuvo instituciones culturales nacionales, tales como un sistema de educación nacional. 8e estas " de otras maneras, la cultura nacional se convirtió en una ieza clave de la industrialización " en un motor de la modernidad. Po obstante, !a" otros asectos de la cultura nacional que la llevan en una dirección di#erente, tra"endo a un rimer lano lo que Homi N!ab!a llama “la ambivalencia articular que atormenta la idea de la nación” +AAC& /. 6lgunas de estas ambig2edades se e$loran más adelante. 7rimero, se considerará cómo una cultura nacional #unciona como un sistema de reresentación, ara mostrar luego si las identidades nacionales son realmente tan uni#icadas " !omog%neas como la manera en que se reresentan a sí mismas. Sólo cuando estas dos reguntas !a"an sido resondidas odremos considerar aroiadamente la a#irmación de que las identidades nacionales #ueron alguna vez centradas, co!erentes " comletas, ero que a!ora están siendo dislocadas or los rocesos de globalización.
&arrando la nación: una comunidad imaginada
Las culturas nacionales están comuestas no solamente de instituciones culturales, sino tambi%n de símbolos " reresentaciones. :na cultura nacional es un discurso, una manera de construir signi#icados que in#luencia " organiza tanto nuestras acciones como la conceción de nosotros mismos. Las culturas nacionales constru"en identidades a trav%s de roducir signi#icados sobre “la nación” que odemos identificar' %stos están contenidos en las !istorias que se cuentan sobre ella, las memorias que conectan su resente con su asado, " las imágenes que de ella se constru"en. *omo sostuvo Nenedict 6nderson +AG0/, la identidad nacional es una “comunidad imaginada”. 6nderson sostiene que las di#erencias entre las naciones "acen en las distintas maneras en que ellas se imaginan. como lo e$resó Enoc! 7o?ell, “la vida de las naciones, no menos que la de los !ombres, se vive en gran arte dentro de la imaginación” +A1A& DT/. 7ero, 'cómo se imagina la nación moderna) '(u% estrategias reresentacionales se utilizan ara construir nuestros “sentidos comunes” de ertenencia o identidad nacional) '*uáles son las reresentaciones de, or decir, “4nglaterra” que ganan las identi#icaciones " de#inen las identidades de los “ingleses”) Homi N!ab!a !a comentado que “las naciones, así como las narrativas, ierden sus orígenes en los mitos del tiemo " sólo realizan sus !orizontes de manera total en la imaginación” +AAC& /. '*ómo se cuenta la narrativa de la cultura nacional) 8e los muc!os asectos que incluiría una resuesta e$tensa a esta regunta !e seleccionado cinco elementos rinciales. . 7rimero, está la narrativa de la naci)n, cómo se cuenta " se vuelve a contar en la !istoria nacional, las literaturas, los medios " en la cultura oular. Estas roveen un gruo de !istorias, imágenes, aisajes, escenarios, eventos !istóricos, símbolos nacionales " rituales que signi#ican
o representan las e$eriencias comartidas, las enas, los triun#os " los desastres que dan signi#icado a la nación. *omo miembros de una tal “comunidad imaginada”, nos vemos a nosotros mismos en nuestra imaginación como comartiendo esta narrativa. Ella da signi#icado e imortancia a nuestra e$istencia monótona, conectando nuestras vidas cotidianas con un destino nacional que e$istió antes que nosotros " que nos sobrevivirá. 8esde la verde " lacentera tierra de 4nglaterra, su camo gentil " ondulado, sus equeas casas de rosas " jardines 9“la isla investida de oderes” de S!aXeseare9 !asta las ceremonias Fblicas como las bodas reales, el discurso de la “inglesidad” reresenta lo que “4nglaterra” es, da signi#icado a la identidad de “ser ingl%s” " #ija “4nglaterra” como #oco de identi#icación en los corazones ingleses +" angló#ilos/. *omo observa Nill Sc!?arz& Estos constitu"en los !ilos que nos unen invisiblemente al asado. 6sí como el nacionalismo ingl%s es negado, tambi%n lo es el !ec!o de su asado turbulento " litigado. Lo que obtenemos en vez IKJ es un %n#asis en la tradición " en la !erencia, sobre todo en la continuidad ara que nuestra cultura olítica resente sea vista como el #lorecimiento de una larga evolución orgánica +AG1& TT/. . En segundo lugar está el %n#asis en los orígenes, la continuidad, la tradici)n, " la eternidad$ La identidad nacional se reresenta como rimordial& “allí, en la verdadera naturaleza de las cosas”, a veces durmiendo, ero siemre lista ara ser “desertada” de su “larga, ersistente " misteriosa somnolencia” ara reanudar su e$istencia ininterrumida +>ellner AG0& DG/. Las nociones básicas del carácter nacional se mantienen iguales a lo largo de todas las vicisitudes de la !istoria. Están allí desde el nacimiento, uni#icado " continuo, “incambiable” a esar de todos los cambios, eternas. La rimera ministra 3argaret =!atc!er comentó en la %oca de la >uerra de las 3alvinas que !abía algunas ersonas “que ensaban que no odíamos !acer las cosas grandes que una vez !icimos IKJ, que >ran Nretaa "a no era la nación que !abía construido un imerio " que gobernó un cuarto del mundo IKJ Nueno, ellos estaban equivocados IKJ >ran Nretaa no !a cambiado” +citado en Narnett AG& 10/. 0. :na tercera estrategia discursiva es la que Hobsba?m " Qanger llaman la invenci)n de la tradici)n: “Las tradiciones que aarecen o alegan ser antiguas son mu" a menudo de origen reciente " algunas veces son inventadas IKJ tradición inventadaM Isigni#icaJ un conjunto de rácticas IKJ de naturaleza ritual o simbólica que busca inculcar ciertos valores " normas de comortamiento mediante la reetición que automáticamente imlica continuidad con un asado !istórico aroiado”. 7or ejemlo, “Pada arece más antiguo " ligado a un asado inmemorial que la oma que rodea a la monarquía británica " sus mani#estaciones ceremoniales Fblicas. Sin embargo IKJ en su #orma moderna es el roducto de #ines del siglo ;4; " del siglo ;;” +Hobsba?m " Qanger AG0& /. D. :n cuarto ejemlo de la narrativa de la cultura nacional es el del mito fundacional & una !istoria que sitFa el origen de la nación, el ueblo " su carácter nacional en un tiemo tan remoto que está erdido en las neblinas del tiemo no “real” sino “mítico”. Las tradiciones inventadas vuelven inteligibles las con#esiones " los desastres de la !istoria, convirtiendo el desorden en “comunidad” " los desastres en triun#os. Los mitos de origen tambi%n a"udan a las ersonas rivadas del derec!o de voto a “concebir " e$resar su resentimiento " sus satis#acciones en t%rminos inteligibles” +Hobsba?m " Qanger AG0& /. 7roorcionan una narrativa en t%rminos en los que ueda ser construida una !istoria alternativa o contra-narrativa que sea revia a las ruturas de la colonización 9or ejemlo, el rasta#arismo ara los desoseídos obres de Bingston, Wamaica +c#r. Hall AGT/9. Las nuevas naciones se #undan entonces en estos mitos.
8igo “mitos” orque, tal " como #ue el caso de muc!as naciones a#ricanas que emergieron desu%s de la descolonización, lo que recedió la colonización no #ue “una nación, un ueblo” sino muc!as culturas tribales " sociedades di#erentes.
T. La identidad nacional está tambi%n a menudo simbólicamente basada en la idea de una gente pura y original o pueblo$- 7ero en las realidades del desarrollo nacional, es raramente este ueblo rimordial que ersiste o ejerce el oder. *omo observa sarcásticamente >ellner& “*uando +la gente sencilla/ se uso vestimentas #olclóricas " caminó or encima de los cerros, comoniendo oemas en los claros del bosque, no soó con convertirse algFn día tambi%n en oderosos burócratas, embajadores " ministros” +AG0& 1/. 6sí, el discurso de la cultura nacional no es tan moderno como odría arecer. *onstru"e identidades que están situadas ambiguamente entre el asado " el #uturo. Se ubica entre la tentación de retornar a las glorias antiguas " el imulso de seguir adelante, entrar cada vez más ro#undamente en la modernidad. 6 veces las culturas nacionales son tentadas a volver a una situación anterior, a re#ugiarse de#ensivamente en ese “tiemo erdido” cuando la nación era “grande”, " a restablecer identidades asadas. Vste es el elemento regresivo " anacrónico de la !istoria cultural nacional. Sin embargo, a menudo este mismo retorno al asado esconde una luc!a or movilizar al “ueblo” a uri#icar sus #ilas, ara e$ulsar a los “otros” que amenazan su identidad, " aercibirse ara la acción ara una nueva marc!a !acia adelante. En >ran Nretaa, durante los aos oc!enta, la retórica del t!atc!erismo a veces ocuaba estos dos asectos, que =om Paim +A@@/ llama el “rostro de Wano” del nacionalismo& mirando !acia atrás a las glorias imeriales asadas " a los “valores victorianos”, mientras simultáneamente asume una esecie de modernización en rearación ara una nueva etaa de cometencia caitalista global. 6lgo arecido debe estar asando a!ora en Euroa riental. Zreas que están desrendi%ndose de la antigua :nión Sovi%tica rea#irman sus identidades %tnicas esenciales " reivindican su e$istencia como nacionalidades, re#orzadas or las +a veces e$tremadamente dudosas/ “!istorias” de orígenes míticos, or la ortodo$ia religiosa " or la ureza racial. Sin embargo, ellos tambi%n odrían estar usando la nación como la #orma de cometir con otras “naciones” %tnicas " así ganar la entrada al “club” occidental de los ricos. *omo observó agudamente 4mmanuel allerstein, “los nacionalismos del mundo moderno son la e$resión ambigua Ide un deseoJ de I...J asimilación dentro de lo universal IKJ " simultáneamente de IKJ ad!erirse a lo articular, la reinvención de las di#erencias. Es, e#ectivamente, un universalismo a trav%s del articularismo " un articularismo a trav%s del universalismo” +allerstein AGD& 11-1@/. "econstru!endo la $cultura nacional%: identidad ! di'erencia
Esta sección se dirige a la regunta de si las culturas nacionales " las identidades nacionales que ellas constru"en son unificadas en realidad$ En su #amoso ensa"o sobre el tema, Ernest Qenan dijo que tres cosas constitu"en el rinciio esiritual de la unidad de una nación& “IKJ la osesión comFn de un rico legado de memorias, IKJ el deseo de vivir juntos, I"J la voluntad de eretuar el atrimonio que uno !a recibido en una #orma indivisa” +Qenan AAC& A/. Se deben tener en cuenta estos tres concetos resonantes de lo que constitu"e una cultura nacional como una “comunidad imaginada”& las memorias del asado, el deseo de vivir juntos, la eretuación del patrimonio$ =imot!" Nrennan nos recuerda que la alabra naci)n se re#iere “tanto al estado-nación moderno como a algo más antiguo " nebuloso 9la natio 9 una comunidad local, domicilio, #amilia, condición de ertenencia” +Nrennan AAC& DT/. Las identidades nacionales reresentaban recisamente el resultado de unir estas dos mitades de la ecuación nacional, o#reciendo tanto membrecía del estado-nación olítico e identi#icación con la cultura nacional& “ara !acer congruentes la cultura " la estructura olítica” " ara #undar “culturas !omog%neas razonables, cada una con su roio tec!o olítico” +>ellner AG0& D0/. >ellner claramente establece este imulso or unificar en las culturas nacionales& IKJ la cultura es a!ora el medio comartido necesario, la sangre de la vida, o quizás, en vez, la mínima atmós#era comartida, dentro de la cual los miembros de
la sociedad ueden resirar, sobrevivir " roducir. 7ara una sociedad dada, debe ser una en la cual todos ellos uedan resirar, !ablar " roducir5 entonces debe ser una misma cultura +AG0& 0@ -0G/. 7ara onerlo en crudo, or mu" di#erentes que sean sus miembros en t%rminos de clase, g%nero o raza, una cultura nacional busca uni#icarlos dentro de una identidad cultural, ara reresentarlos a todos como ertenecientes a la misma gran #amilia nacional. 7ero, 'es la identidad nacional una identidad uni#icadora de este tio, que cancela o subsume la di#erencia cultural) =al idea está abierta a la duda, or varias razones. :na cultura nacional nunca !a sido simlemente un unto de lealtad, unión e identi#icación simbólica. Es tambi%n una estructura de oder cultural. bservemos los siguientes untos& . La ma"oría de las naciones modernas están #ormadas or culturas desiguales que sólo #ueron uni#icadas or un largo roceso de conquista violenta5 esto es, or la suresión, a la #uerza, de la di#erencia cultural. “El ueblo ingl%s” es el roducto de una serie de tales conquistas& celta, romana, sajona, viXinga " normanda. 6 lo largo de Euroa el cuento se reite ad nauseam. *ada conquista sub"ugaba a los ueblos conquistados " a sus culturas, lenguas " tradiciones, " trataba de imoner una !egemonía cultural más uni#icada. *omo Ernest Qenan !a comentado, estos inicios violentos que están en los orígenes de las naciones modernas deben ser “olvidados” antes que la lealtad !acia una identidad nacional más uni#icada " !omog%nea ueda comenzar a ser #orjada. 8e este modo, la cultura “británica” aFn no consiste de una asociación igual entre las culturas comonentes del Qeino :nido, sino de la !egemonía e#ectiva de lo “ingl%s”, una cultura basada en el Sur que se reresenta a sí misma como la cultura británica esencial, or encima de la cultura escocesa, galesa e irlandesa ", claro está, otras culturas regionales. 3att!e? 6rnold, quien intentó #ijar el carácter esencial de los ingleses desde su literatura, al considerar a los celtas sostuvo que tales “nacionalismos rovinciales tenían que ser tragados en el lano de lo olítico " autorizados como contribuidores culturales a la cultura inglesa” +8odd AG1& /. . En segundo lugar, las naciones están siemre comuestas de distintos g%neros, clases sociales " gruos %tnicos. El nacionalismo británico moderno #ue el roducto de un es#uerzo mu" concertado, durante el eríodo victoriano tardío " el alto eríodo imerial, or uni#icar las clases or encima de las divisiones sociales a trav%s de roveerlas con un unto de identi#icación alternativo& la membrecía comFn a la “#amilia de la nación”. 7uede argumentarse el mismo unto con relación al g%nero. Las identidades nacionales son #uertemente condicionadas or el g%nero. Los signi#icados " valores de la “inglesidad” tienen oderosas asociaciones masculinas. Las mujeres juegan un rol secundario como guardianas del !ogar, de los arientes " los amigos " como “madres” de los “!ijos” de la nación. 0. En tercer lugar, las naciones occidentales modernas tambi%n #ueron los centros de imerios o de es#eras de in#luencia neo-imeriales, ejerciendo !egemonía cultural sobre las culturas de los colonizados. 6lgunos !istoriadores argumentan a!ora que #ue en este roceso de comaración entre las “virtudes” de la “inglesidad” " los rasgos negativos de otras culturas que muc!as de las características distintivas de las identidades inglesas #ueron de#inidas or rimera vez +c#r. Hall AA/. En lugar de ensar en las culturas nacionales como uni#icadas, debemos ensar en ellas como constitu"endo un disositivo discursivo que reresenta la di#erencia como unidad o identidad. Están atravesadas or ro#undas divisiones " di#erencias internas, " “uni#icadas” solamente or el ejercicio de di#erentes #ormas de oder cultural. Sin embargo 9como en las #antasías del "o “entero” del que !abla el sicoanálisis lacaniano9 las identidades nacionales siguen siendo reresentadas como unificadas$ :na manera de uni#icarlas !a sido reresentarlas como la e$resión de la cultura sub"acente de “un ueblo”. Etnicidad es el t%rmino que damos a los rasgos culturales 9lenguaje, religión,
costumbre, tradición, sentimiento “de lugar”9 que son comartidos or un ueblo. Es tentador, or lo tanto, tratar de usar la etnicidad de esta manera “#undacional”. 7ero esta creencia resulta ser un mito, en el mundo moderno. Euroa ccidental no tiene ninguna nación que est% comuesta solamente de un ueblo, una cultura o una etnicidad. .as naciones modernas son todas híbridos culturales$ Es aFn más di#ícil tratar de uni#icar la identidad nacional alrededor de la raza& rimero, orque 9contrario a la creencia general9 la raza no es una categoría biológica o gen%tica que tenga validez cientí#ica. Ha" di#erentes variedades " “lagunas” gen%ticas, ero están tan amliamente disersas dentro de lo que se llaman las “razas” como lo están entre una “raza” " la otra. La di#erencia gen%tica 9el Fltimo re#ugio de las ideologías racistas9 no uede ser usada ara di#erenciar un ueblo de otro. La raza es una categoría discursiva, no biológica. Es decir, es la categoría organizadora de aquellas maneras de !ablar, de aquellos sistemas de reresentación " de las rácticas sociales +discursos/ que utilizan un conjunto suelto " a menudo no-esecí#ico de di#erencias en las características #ísicas 9el color de la iel, la te$tura del elo, los rasgos #ísicos " cororales, etc%tera9 como marcas simb)licas a #in de di#erenciar un gruo de otro en lo social. 7or suuesto el carácter no-cientí#ico del t%rmino “raza” no socava “las maneras en que las lógicas " los marcos raciales de re#erencia se articulan " utilizan, " con qu% consecuencias” +8onald " Qattansi AA& /. En aos recientes, las nociones biológicas de las razas como esecies distintas +nociones que sustentaban #ormas e$tremas de ideología " discurso nacionalista en eríodos anteriores& la eugenesia victoriana, las teorías raciales euroeas, el #ascismo/ !an sido reemlazadas or de#iniciones culturales de la raza, las cuales ermiten que %sta desemee un rol signi#icativo en los discursos sobre la nación " la identidad nacional. 7aul >ilro" !a comentado los vínculos entre “racismo cultural” " “la idea de raza " las ideas de nación, nacionalidad " ertenencia nacional”& *ada vez más nos vemos #rente a un racismo que evita ser reconocido como tal orque es osible alinear razaM con nacionalidad, atriotismo " nacionalismo. :n racismo que !a tomado una distancia necesaria de las ideas crudas de la in#erioridad " suerioridad biológica a!ora busca resentar una de#inición imaginaria de nación como una comunidad cultural uni#icada. *onstru"e " de#iende una imagen de cultura nacional, !omog%nea en su blancura ero recaria " eretuamente vulnerable al ataque de enemigos de adentro " a#uera. IKJ Vste es un racismo que resonde a la turbulencia social " olítica de la crisis " del manejo de dic!a crisis mediante la recueración de la grandeza nacional en la imaginación. La construcción que elabora, a modo de sueo, de nuestra isla soberana como una unidad %tnicamente uri#icada roorciona un consuelo esecial contra los estragos de la decadencia InacionalJ +>ilro" AA& G@/. 7ero incluso cuando “raza” es utilizado en este sentido discursivo amlio, las naciones modernas tercamente se re!Fsan a emlearlo de esta manera. *omo observó Qenan, las naciones líderes de Euroa son naciones de sangre esencialmente mezclada& Urancia es Ial mismo tiemoJ celta, ib%rica " germánica. 6lemania es germánica, celta " eslava. 4talia es el aís donde I...J galos, etruscos, elagianos " griegos, sin mencionar muc!os otros elementos, se cruzan en una mezcla indesci#rable. Las 4slas Nritánicas, consideradas como un todo, resentan una mezcla de sangre celta " germánica, en roorciones que son singularmente di#íciles de de#inir +AAC& DT/. O estas son “mezclas” relativamente sencillas si las comaramos con aquellas que se encuentran en Euroa *entral " riental.
Este breve e$amen mina la idea de la nación como una identidad cultural uni#icada. Las identidades nacionales no subsumen todas las otras #ormas de di#erencia dentro de ellas " no son libres del juego de oder, de las divisiones " contradicciones internas, de las lealtades entrecruzadas " de la di#erencia. Entonces, cuando consideramos si las identidades nacionales están siendo dislocadas, debemos tener en cuenta la manera en que las culturas nacionales a"udan a “concertar” las di#erencias en una sola identidad. (lobali)ación
La sección revia matizaba la idea de que las identidades nacionales !a"an sido alguna vez tan uni#icadas " !omog%neas como !an sido reresentadas. Sin embargo, en la !istoria moderna, las culturas nacionales !an dominado la “modernidad” " las identidades nacionales !an tendido a ganar, #rente a otras #uentes más articulares de identi#icación cultural. '(u% cosa, entonces, está dislocando tan oderosamente las identidades culturales nacionales a!ora, a #ines del siglo ;;) La resuesta es un comlejo de rocesos " #uerzas de cambio que or conveniencia ueden agruarse bajo el t%rmino “globalización”. La “globalización” se re#iere a aquellos rocesos que oeran a escala global, los cuales atraviesan #ronteras nacionales, integrando " conectando comunidades " organizaciones en nuevas combinaciones de esacio-tiemo, !aciendo que el mundo, en la realidad " la e$eriencia, est% más interconectado. La globalización imlica un alejamiento de la clásica idea sociológica de “sociedad” como un sistema bien delimitado " su reemlazo or una ersectiva que se concentra en “cómo la vida social se estructura lo largo del tiemo " el esacio” +>iddens AAC& 1D/. Estos nuevos rasgos temorales " esaciales que dan como resultado la comresión de distancias " escalas de tiemo " que a#ectan las identidades culturales, #orman arte de los asectos más signi#icativos de la globalización " son discutidos en gran detalle en lo que sigue. Qecu%rdese que la globalización no es un #enómeno reciente& “La modernidad es in!erentemente globalizante” +>iddens AAC& 10/. Los estados-nacionales nunca #ueron tan autónomos o soberanos como alegaban ser. O, como allerstein nos recuerda, el caitalismo “#ue desde un rinciio un asunto de la economía mundial " no de los estados-nacionales. El caital nunca !a ermitido que sus asiraciones sean determinadas or #ronteras nacionales” +allerstein A@A& A/. 6sí que tanto la tendencia !acia la autonomía nacional como la tendencia !acia la globalización están ro#undamente enraizadas en la modernidad +c#r. allerstein AA& AG/. Se deben tener resentes estas dos tendencias contradictorias dentro de la globalización. Po obstante, generalmente se admite que, desde los aos setenta, tanto el alcance como el ritmo de la integración global !an crecido enormemente, acelerando los #lujos " vínculos entre naciones. En esta sección " en la siguiente, intentar% rastrear las consecuencias de estos asectos de la globalización en las identidades culturales, e$aminando tres osibles consecuencias& . Las identidades nacionales están siendo minadas como resultado del crecimiento de la !omogenización cultural " “lo osmoderno global”.
. Las identidades nacionales " otras, “locales” o articulares, están siendo reforzadas or la resistencia a la globalización.
0. Las identidades nacionales están en declive, ero nuevas identidades !íbridas están tomando su lugar.
La compresión espaciotemporal ! la identidad
'(u% imacto !a tenido la Fltima #ase de la globalización sobre las identidades nacionales) :na de las características rinciales de la globalización es la comresión esacio-temoral& la aceleración de los rocesos globales, ara que de esta manera el mundo arezca más equeo " las distancias más cortas, ara que los eventos en un determinado lugar tengan un imacto inmediato sobre las ersonas " los lugares que están a muc!a distancia. 8avid Harve" sostiene que& Oa que el esacio arece reducirse a una aldea globalM de telecomunicaciones " a un laneta-nave esacialM de interdeendencias ecológicas " económicas 9ara utilizar sólo dos imágenes #amiliares " cotidianas9, " "a que los !orizontes de tiemo se encogen al unto donde el resente es todo lo que !a", entonces debemos arender a lidiar con una sensación abrumadora de comresión de nuestros mundos esaciales " temorales +AGA& DC/. Lo que es imortante ara nuestro argumento sobre el imacto de la globalización en la identidad es que el tiemo " el esacio son tambi%n las coordenadas básicas de todos los sistemas de representaci)n. *ada medio de reresentación 9escribir, dibujar, intar, #otogra#iar, #igurar a trav%s del arte o del sistema de telecomunicaciones9 debe traducir su materia en dimensiones esaciales " temorales. 6sí, la narrativa traduce eventos en una secuencia de tiemo de rinciio-medio-#inal, " los sistemas visuales de reresentación traducen objetos tridimensionales en objetos de dos dimensiones. 8istintas %ocas culturales tienen maneras di#erentes de combinar estas coordenadas temorales " esaciales. Harve" contrasta el ordenamiento racional del esacio " del tiemo de la 4lustración +" su sentido regular de orden, simetría " balance/ con las quebradas " #ragmentadas coordenadas de esaciotiemo de los movimientos modernistas de #inales del siglo ;4; " rinciios del ;;. 7odemos areciar que las nuevas relaciones esacio-temorales son de#inidas de maneras tan distintas entre sí como lo son la teoría de la relatividad de Einstein, las inturas cubistas de 7icasso " Nraque, los trabajos de los surrealistas " dadaístas, los e$erimentos con el tiemo " la narrativa en las novelas de 3arcel 7roust " Wames Wo"ce " el uso de t%cnicas de montaje en el cine temrano de Rertov " Eisenstein. *omo "a se sostuvo, la identidad está imlicada ro#undamente en la reresentación. 7or lo tanto, la #ormación " re#ormación de las relaciones esacio-temorales dentro de los di#erentes sistemas de reresentación tienen e#ectos ro#undos en la manera en que las identidades son localizadas " reresentadas. El sujeto masculino, reresentado en las inturas del siglo ;R444 inseccionando su roiedad en las #ormas esaciales clásicas, bien reguladas " controladas, o la residencia inglesa camestre, o vi%ndose a sí mismo localizado en las #ormas esaciosas " controladas de un jardín #ormal o en arques, este sujeto tiene un sentido mu" di#erente de identidad cultural al sujeto que se ve a sí mismo o a sí misma re#lejado en los “rostros” #ragmentados " #racturados que miran al mundo desde los lanos " suer#icies quebradas de uno de los lienzos cubistas de 7icasso. =odas las identidades están localizadas en un tiemo " esacio simbólico. =ienen lo que Ed?ard Said +AAC/ llama su “geogra#ía imaginaria”& sus aisajes característicos, su roio sentido de “lugar”, “!ogar”, o heimat , además de sus ubicaciones en el tiemo 9en tradiciones inventadas que atan el asado con el resente, en mitos de origen que ro"ectan el resente de vuelta al asado, " en la narrativa de la nación, la cual conecta al individuo a los eventos !istóricos nacionales más grandes " signi#icantes. tra manera de ensar esto es en t%rminos de lo que >iddens llama la searación del esacio con resecto al lugar. El “lugar” es esecí#ico, concreto, conocido, #amiliar, delimitado& el
terreno de rácticas sociales esecí#icas que nos !an #ormado " con las que están íntimamente ligadas nuestras identidades. En sociedades re-modernas, el esacio " el lugar or lo general coincidían, "a que las dimensiones esaciales de la vida social son, ara la ma"or arte de la oblación IKJ dominadas or la resenciaM, or medio de actividad localizada. IKJ La modernidad seara cada vez más el esacio del lugar a trav%s de #omentar relaciones entre otros ausentesM, distantes de lo que se re#iere a la locación de cualquier interacción cara a caraM. En condiciones de modernidad IKJ los escenarios son enetrados a #ondo " se les da #orma en t%rminos de in#luencias sociales bastante distantes de ellos. Lo que estructura el escenario no es simlemente aquello que está resente en la escena5 la #orma visibleM del escenario oculta las distanciadas relaciones que determina su naturaleza +>iddens AAC& G/. Los lugares siguen siendo #ijos5 en ellos tenemos nuestras “raíces”. Sin embargo, el esacio uede ser “atravesado” en un aradeo 9or jet, #a$ o sat%lite. Harve" llama a esto “la aniquilación del esacio or medio del tiemo” +AGA& CT/.
¿+acia lo posmoderno global
6lgunos teóricos sostienen que el e#ecto general de estos rocesos globalizantes !a sido el debilitamiento o socavación de las #ormas nacionales de identidad cultural. 7lantean que !a" evidencia de una %rdida de identi#icaciones #uertes con la cultura nacional, " el #ortalecimiento de otros vínculos culturales " de otras lealtades or “encima” " or “debajo” del nivel del estado-nación. Las identidades nacionales siguen siendo #uertes, esecialmente con resecto a asuntos como derec!os legales " ciudadanos, ero las identidades locales, regionales " comunitarias se !an vuelto más signi#icativas. 7or encima del nivel de la cultura nacional, las identi#icaciones “globales” emiezan a deslazar ", algunas veces, a invalidar las nacionales. 6lgunos teóricos culturales argumentan que la tendencia !acia ma"or interdeendencia global está conduciendo al quiebre de todas las identidades culturales #uertes " está roduciendo aquella #ragmentación de códigos culturales, aquella multilicidad de estilos, aquel %n#asis en lo e#ímero, en la #ugacidad, en lo asajero " en la di#erencia " el luralismo cultural que Bennet! =!omson +AA1/ describió, ero en una escala global, lo que odríamos llamar lo posmoderno global$ Los #lujos culturales " el consumismo global entre las naciones crean la osibilidad de “identidades comartidas”9como “clientes” de los mismos bienes, de los mismos servicios, " como “audiencias” de los mismos mensajes e imágenes9 entre ersonas que están alejadas unas de otras en el tiemo " el esacio. 6 medida que las culturas nacionales se vuelven más e$uestas a in#luencias e$ternas, se vuelve más di#ícil reservar las identidades culturales intactas, o revenir que se debiliten a raíz del bombardeo cultural " la in#iltración. Las ersonas en ueblos equeos aarentemente remotos " obres en aíses del “=ercer 3undo” ueden recibir en la rivacidad de sus !ogares los mensajes e imágenes de las culturas ricas " consumistas de ccidente, abastecidos a trav%s de televisiones o de la radio, los cuales los vinculan a la “aldea global” de las nuevas redes de comunicación. Los blu"ines " las zaatillas 9el “uni#orme” de los jóvenes en la cultura juvenil occidental 9 son tan omniresentes en el sureste de 6sia como en Estados :nidos " Euroa, no sólo or el crecimiento de la comercialización mundial de la imagen del joven consumidor, sino orque, en la ma"oría de casos, son roducidos en =ai?án o Hong Bong o *orea del Sur ara la tienda de Pueva OorX, Los Zngeles, Londres o Qoma. 3ientras más se media la vida social or la comercialización global de estilos, lugares e imágenes, llevada a cabo or los viajes internacionales " or imágenes globales de redes
mediáticas " sistemas de comunicación, más searadas se vuelven las identidades, desvinculadas de tiemos, lugares, !istorias " tradiciones esecí#icos, " aarecen “#lotando libremente”. Pos vemos en#rentados a una gama de di#erentes identidades, cada una atractiva ara nosotros, o más bien ara distintas artes de nosotros, entre las que arece que odemos elegir. Es la e$ansión del consumismo, "a sea como realidad o sueo, lo que !a contribuido a este e#ecto de “suermercado cultural”. 8entro del discurso del consumismo global, las di#erencias " las distinciones culturales que !asta el momento !abían de#inido la identidad se vuelven reducibles a una esecie de lengua #ranca internacional o moneda global en la que todas las tradiciones esecí#icas e identidades distintas ueden traducirse. Este #enómeno se conoce como “!omogenización cultural”& Se está creando un esacio electrónico cultural, una geogra#ía sin esacioM, de imagen " simulación I...J Esta nueva arena global de la cultura es un mundo de comunicación instantánea " carente de ro#undidad, un mundo en el cual los !orizontes de tiemo " esacio se !an condensado " colasado I...J La globalización se trata, sobre todo, de la condensación de !orizontes de tiemo " esacio " la creación de un mundo de instantaneidad " #alta-de-ro#undidad. El esacio global es un esacio de #lujos, un esacio electrónico, un esacio descentrado, un esacio en el cual las #ronteras " los límites se !an vuelto ermeables. 8entro de esta arena global, las economías " las culturas son lanzadas al contacto intenso e inmediato de unas con otras5 con trasM +un troM que "a no está sólo allí a#ueraM, sino tambi%n adentro/. He sostenido que %sta es la #uerza que moldea nuestros tiemos. 3uc!os comentaristas, sin embargo, sugieren que algo distinto está sucediendo& que las nuevas geogra#ías tratan, de !ec!o, del renacimiento de la localidad " la región. Ha !abido recientemente un gran crecimiento de inter%s en las economías locales " estrategias económicas locales. La tesis de la esecialización #le$ibleM !a argumentado que la economía local o regional es el elemento clave de roducción I...J Esta ersectiva evidencia la imortancia central " re-#igurativa de la roducción localizada. Se sugiere que las #uertes instituciones locales e in#raestructuras son cruciales ara su %$ito& las relaciones de con#ianza basadas en contacto cara-a-cara5 una comunidad roductivaM !istóricamente enraizada en un lugar articular, un sentido #uerte de orgullo " aego local. I...J Si bien la globalización odría ser la #uerza redominante de nuestros tiemos, esto no quiere decir que el localismo no tenga imortancia. Si !e uesto %n#asis en los rocesos de de-localización, asociados esecialmente con el desarrollo de nuevas redes de in#ormación " comunicación, esto no debería verse como una tendencia absoluta. La articularidad del esacio " la cultura nunca uede ser surimida, no uede ser nunca absolutamente trascendida. La globalización, de !ec!o, tambi%n se asocia con nuevas dinámicas de re-localización. Se trata de alcanzar un nuevo ne$o global-local, de nuevas e intrincadas relaciones entre el esacio global " el esacio local. La globalización es como armar un romecabezas& es cuestión de insertar una multilicidad de localidades en la imagen integral de un nuevo sistema global +Qobins AA& G-0, -1/. En alguna medida, lo que se está debatiendo es la tensión entre lo “global” " lo “local” en la trans#ormación de identidades. Las identidades nacionales, como !emos visto, reresentan el aego a lugares, eventos, símbolos e !istorias articulares. Qeresentan lo que algunas veces se denomina una #orma particular de aego o ertenencia. Siemre !a e$istido una tensión entre estas identi#icaciones " otras más universales 9or ejemlo, “la !umanidad” en vez de “la inglesidad”. Esta tensión !a ersistido a lo largo de la modernidad& el crecimiento de los estados-nacionales, de economías nacionales " de culturas nacionales que continFan rove"endo un en#oque ara lo rimero5 la e$ansión del mercado mundial " la modernidad como un sistema global que rovee un en#oque ara lo segundo. 7odría ser Ftil ensar el imacto de la globalización sobre las identidades en t%rminos de nuevas maneras de articular los asectos
articulares " universales de la identidad, o como nuevas maneras de negociar la tensión entre los dos. Lo global, lo local ! el retorno de la etnicidad
'Están siendo las identidades nacionales “!omogenizadas”) La !omogenización cultural es el grito angustiado de aquellos que están convencidos de que la globalización amenaza con socavar las identidades nacionales " la “unidad” de las culturas nacionales. Sin embargo, como mirada al #uturo de las identidades del mundo osmoderno, esta imagen es demasiado simlista, e$agerada " arcial. 7odemos mencionar al menos tres salvedades o contra-tendencias. La rimera surge de la observación que junto a la tendencia de !omogenización global e$iste una #ascinación con la diferencia " la comercialización de la etnicidad " de la “otredad”. Ha" un nuevo inter%s en “lo local” que acomaa el imacto de lo “global”. La globalización +en la #orma de esecialización #le$ible " mercadeo de “nic!os” realmente e$lota la di#erenciación local. 8e esta manera, en lugar de ensar lo global reemplazando a lo local, sería más adecuado ensar en una nueva articulación entre “lo global” " “lo local”. Este “local” no se debe con#undir, or suuesto, con las identidades más antiguas, #irmemente enraizadas en esacios bien delimitados. 7or el contrario, oera dentro de la lógica de la globalización. Po obstante, es mu" oco robable que la globalización destru"a las identidades nacionales. Es más robable que roduzca, simultáneamente, nuevas identidades “globales” " nuevas identidades “locales”. La segunda matización que !a" que alicar al argumento de la !omogenización global de identidades es que la globalización está distribuida de #orma desigual alrededor del mundo, entre regiones " entre di#erentes estratos dentro de %stas. Esto es lo que 8oreen 3asse" llama la “geometría del oder” de la globalización& IKJ (uiero aclarar algo aquí con resecto a lo que uno odría denominar la geometría del poder en todo esto5 la geometría del oder de la comresión esaciotemoral. 7ues di#erentes gruos sociales e individuos se sitFan de maneras mu" distintas en relación con estos #lujos e intercone$iones. Este unto concierne no sólo la cuestión de qui%n se mueve " qui%n no, aunque %ste sea unos de sus elementos imortantes5 tambi%n se trata del oder en relación con el #lujo " el movimiento. 8iversos gruos sociales establecen relaciones distintas con esta movilidad que es di#erenciada de todas maneras& algunas ersonas tiene controlM de ella más que otras5 algunos inician #lujos " movimientos, otros no5 algunos están en una osición más asiva con resecto a %sta5 algunos están e#ectivamente arisionados or ella. En cierto sentido, al #inal del esectro están aquellos que están llevando a cabo tanto el movimiento como la comunicación " que de alguna #orma están en una osición de control con relación a ella& las ersonas de la alta sociedad, los que mandan " envían los #a$es " los correos electrónicos, los que !acen las llamadas de con#erencia internacionales, los que distribu"en las elículas, controlan las noticias, organizan las inversiones " las transacciones internacionales de divisas. Estos son los gruos que realmente controlan la comresión esacio-temoral, que realmente la ueden usar " convertir en una ventaja, gruos cu"o oder e in#luencia de#initivamente se incrementan or ella. En su lado más rosaico, este gruo robablemente inclu"e un buen nFmero de acad%micos " eriodistas occidentales, en otras alabras, aquellos que escriben más sobre el tema. Sin embargo, !a" otros gruos que tambi%n están #ísicamente movi%ndose, ero que ara nada controlan el roceso de la misma manera. Los re#ugiados de El Salvador o >uatemala " los trabajadores indocumentados de 3ic!oacán en 3%$ico, aglomerándose en =ijuana ara !acer lo que odría resultar una #atal
carrera !acia la #rontera con Estados :nidos ara alcanzar la oortunidad de una nueva vida. 6quí, la e$eriencia del movimiento ", e#ectivamente, la de una luralidad con#usa de identidades, es mu" di#erente. IKJ 9un ejemlo #inal ara ilustrar otro tio de comlejidad9 están las ersonas que viven en las favelas de Qío, que conocen el #Ftbol global como la alma de sus manos " que !an roducido algunos de sus jugadores, que !an contribuido masivamente a la mFsica global, que nos dieron la samba " la lambada que todos bailaban el ao asado en las discotecas de 7arís " Londres, " que nunca o casi nunca !an ido al centro de Qío. En un lano, !an sido grandes contribuidores a lo que llamamos la comresión esacio-temoral, " en otro, están arisionados dentro de ella. Esta es, en otras alabras, una di#erenciación social mu" comleja. Ha" di#erencias en el grado de movimiento " de comunicación, ero tambi%n en el grado de control e iniciación. Las #ormas en que las ersonas son situadas dentro de la comresión esacio-temoralM son mu" comlicadas " e$tremadamente variadas +3asse" AA& T-1/. El tercer unto en la crítica de la !omogenización cultural es la cuestión de qui%nes son los más a#ectados or ella. *omo !a" una dirección desigual en la corriente " como aFn ersisten las relaciones desiguales de oder cultural entre “ccidente” " “el resto”, la globalización 9 aunque su de#inición imlica que a#ecta a todo el globo9 arece ser esencialmente un #enómeno occidental. Bevin Qobins nos recuerda lo siguiente& 6unque se !a"a ro"ectado como trans!istórica " transnacional, como la #uerza trascendente " universalizante de la modernización " la modernidad, el caitalismo global !a sido en realidad una occidentalización& la e$ortación de mercancías, valores, rioridades " #ormas de vida occidentales. En un roceso de en#rentamientos culturales desiguales, las oblaciones e$tranjerasM !an sido obligadas a ser los sujetos " sFbditos del imerio occidental, mientras que ccidente se !a encontrado cara a cara con la cultura alienígenaM " e$óticaM de su troM. La globalización, al derribar las barreras de la distancia, !ace que el encuentro entre el centro colonial " la eri#eria colonizada sea inmediato e intenso +AA& T/. En la #orma más reciente de la globalización, aFn son las imágenes, los arte#actos " las identidades de la modernidad occidental, roducidos or las industrias culturales de las sociedades “occidentales” +inclu"endo Waón/, los que dominan las redes globales. La roli#eración de ociones de identidades es más marcada en el “centro” del sistema global que en la eri#eria. Los atrones de intercambio cultural desigual, comunes desde #ases anteriores de la globalización, ersisten en la modernidad tardía. Si uno quiere robar las comidas e$óticas de otras culturas en un solo lugar, sería mejor !acerlo en 3an!attan, 7arís o Londres que en *alcuta o 8el!i. 7or otro lado, las sociedades de la eri#eria siempre !an estado abiertas a la in#luencia cultural de ccidente " !o" en día lo están más aFn. La idea de que son lugares “cerrados” 9 %tnicamente uros, tradicionales en lo cultural, no a#ectados, !asta a"er, or las ruturas de la modernidad9 es una #antasía occidental sobre la “otredad”& una “#antasía colonial” sobre la eri#eria, elaborada or ccidente, que tiende a querer que sus nativos sean “uros” " sus lugares e$óticos “intactos”. Sin embargo, la evidencia sugiere que la globalización está teniendo imacto en todo el mundo, inclu"endo al ccidente, " que la eri#eria está sintiendo su imacto lural tambi%n, aunque a un aso más lento " desigual.
$El -esto% en $.ccidente%
Las áginas anteriores !an resentado tres cali#icaciones ara una de las tres osibles consecuencias de la globalización& or ejemlo, la !omogenización de las identidades culturales. Estas dicen que& . La globalización uede ir de la mano del re#orzamiento de las identidades locales, aunque esto aFn sigue dentro de la lógica de la comresión esacio-temoral. . La globalización es un roceso desigual " tiene su roia “geometría del oder”. 0. La globalización retiene algunos asectos de la dominación global occidental, ero las identidades culturales en todas artes están siendo relativizadas or el imacto de la comresión esacio-temoral. =al vez el caso más imactante de este tercer unto es el #enómeno de la migración. Luego de la Segunda >uerra 3undial, los aíses descolonizadores euroeos cre"eron que odían usar sus es#eras de in#luencia coloniales, dejando atrás las consecuencias del imerialismo. 7ero la interdeendencia global #unciona en ambas direcciones. El movimiento e$ansivo de estilos, imágenes, mercancías e identidades de consumidor occidentales !a sido igualado or un movimiento enorme de ueblos de las eri#erias !acia el centro en uno de los más largos " continuos eríodos de migración “no-laneada” en la !istoria reciente. 4mulsados or la obreza, la sequía, el !ambre, el sub-desarrollo económico, el #racaso de la agricultura, guerras civiles, disturbios olíticos, con#lictos regionales, cambios arbitrarios en el r%gimen olítico " la acumulación de la deuda e$terna de sus gobiernos con los bancos occidentales, un gran nFmero de las ersonas más obres del laneta !a entendido el “mensaje” del consumo global de manera mu" literal " se !a movido !acia los lugares de donde roceden los “bienes” " donde tienen ma"ores oortunidades de suervivencia. En la era de las comunicaciones globales, ccidente está a sólo un asaje-de-ida. Se !an roducido migraciones continuas " a gran escala, tanto legales como “ilegales”, !acia Estados :nidos desde muc!os aíses obres de Latinoam%rica " el *aribe +*uba, Haití, 7uerto Qico, QeFblica 8ominicana " las 4slas del *aribe Nritánico/, así como un nFmero sustancial de “migrantes económicos” " re#ugiados olíticos del sudeste asiático " del Lejano riente& c!inos, coreanos, vietnamitas, cambo"anos, indios, aXistanís " jaoneses. En *anadá, la oblación caribea constitu"e una minoría imortante. :na consecuencia es el cambio dramático en la “mezcla %tnica” de la oblación estadounidense, el rimero desde las migraciones masivas de comienzos de siglo. En AGC, uno de cada cinco norteamericanos tenía orígenes a#roamericanos, asiático-americanos o indoamericanos. En AAC, la ci#ra era uno de cada cuatro. En muc!as de las grandes ciudades +inclu"endo Los Zngeles, San Urancisco, Pueva OorX, *!icago " 3iami/, los blancos a!ora son una minoría. 8urante los aos oc!enta, la oblación de *ali#ornia creció or T.1 millones, de los cuales el D0[ eran ersonas de color 9inclu"endo !isánicos, asiáticos " a#roamericanos +comarado con 00[ de AGC/9 " un quinto eran ersonas nacidas en el e$tranjero. 7ara el ao AAT, se eseraba que un tercio de los estudiantes de colegios Fblicos norteamericanos #ueran “no-blancos”.0 8urante el mismo eríodo, se !a roducido una migración aralela !acia Euroa or arte de árabes del 3agreb +3arruecos, 6rgelia " =Fnez/, " a#ricanos de Senegal " \aire !acia Urancia " N%lgica5 de turcos " nortea#ricanos !acia 6lemania5 de asiáticos del e$-oriente !oland%s, las 6ntillas " Surinam !acia los 7aíses Najos5 de nortea#ricanos !acia 4talia ", or suuesto, de gente del *aribe, la 4ndia, 7aXistán, Nanglades!, Benia, :ganda " Sri LanXa !acia el Qeino :nido. Ha" equeos gruos de re#ugiados olíticos de Somalia, Etioía, Sudán, Sri LanXa " otros lugares or todos lados. 0
*enso de Estados :nidos de AA, citado en 7latt +AA/.
Esta #ormación de “enclaves” de minorías %tnicas en los estados-nacionales de ccidente !a llevado a una “luralización” de las culturas e identidades nacionales. La dialéctica de las identidades
7odemos ver cómo se !a desarrollado esta situación en >ran Nretaa en t%rminos de identidad. El rimer e#ecto !a sido el de desa#iar los contornos de las "a establecidas identidades nacionales " e$oner su !ermetismo #rente a las resiones de la di#erencia, la “otredad” " la diversidad cultural. Esto está sucediendo, en distintos grados, en todas las culturas nacionales de ccidente ", como consecuencia, !a sacado a relucir todo el asunto de la identidad nacional " el “centrismo” cultural de ccidente. Las certezas " jerarquías más antiguas de la identidad británica !an sido uestas en duda en un mundo donde las #ronteras se disuelven " las continuidades se interrumen. En un aís que a!ora es un contenedor de culturas a#ricanas " asiáticas, el sentido de lo que es ser británico nunca más odrá tener la antigua con#ianza " certeza. tras #uentes de identidad son igual de #rágiles. '(u% signi#ica ser euroeo en un continente in#luido no sólo or las culturas de sus antiguas colonias sino tambi%n, a!ora, or culturas americanas " jaonesas) 'Po es la categoría de la identidad roblemática en sí misma) 'Ha" alguna osibilidad, en tiemos globales, de recuerar un sentido co!erente e integral de la identidad) La continuidad e !istoricidad de la identidad están siendo retadas or lo inmediato e intenso de las con#rontaciones culturales globales. Las comodidades de la =radición están siendo retadas #undamentalmente or el imerativo de imoner una nueva auto-interretación basada en las resonsabilidades de la =raducción cultural +Qobins AA& D/. tro e#ecto !a sido iniciar un ensanc!amiento del camo de las identidades " la roli#eración de nuevas osiciones de identidad, además de un grado de olarización entre ellas. Estos cambios constitu"en la segunda " tercera consecuencia osible de la globalización que mencion% anteriormente& la osibilidad de que la globalización ueda llevar al reforzamiento de las identidades locales o a la roducción de nuevas identidades. El re#orzamiento de las identidades locales se uede observar en la #uerte reacción de#ensiva or arte de los miembros de gruos %tnicos dominantes que se sienten amenazados or la resencia de otras culturas. En el Qeino :nido, or ejemlo, tal de#ensa !a roducido una “inglesidad” recargada " una retirada !acia el absolutismo %tnico en un intento de auntalar la nación " reconstruir “una identidad que co!esione, sea uni#icada " que #iltre las amenazas en la e$eriencia social” +Sennett A@& T/. Esto a menudo se basa en lo que !e llamado anteriormente “racismo cultural” " es evidente a!ora en artidos olíticos legítimos tanto de la izquierda como la derec!a, " en los movimientos olíticos más e$tremistas en toda Euroa occidental. 6 veces es alcanzando or una retirada estrat%gica !acia identidades más de#ensivas entre las roias comunidades minoritarias, como resuesta a la e$eriencia del racismo cultural " la e$clusión. =ales estrategias inclu"en la re-identi#icación con las culturas de origen +en el *aribe, la 4ndia, Nanglades!, 7aXistán/5 la construcción de contra-etnicidades #uertes, tales como la identi#icación simbólica de una segunda generación de jóvenes a#ro-caribeos, a trav%s de los símbolos " motivos del rasta#arismo, con su origen " !erencia a#ricanos, o el resurgimiento del tradicionalismo cultural, de la ortodo$ia religiosa " el searatismo olítico, or ejemlo, entre algunos sectores de la comunidad musulmana.
=ambi%n !a" evidencia de la tercera consecuencia osible de la globalización& la roducción de nuevas identidades. :n buen ejemlo son aquellas identidades que surgieron en los aos setenta, agruadas alrededor del signi#icante “negro”, que en el conte$to británico roorciona un nuevo #oco de identi#icación tanto ara las comunidades a#ro-caribeas como ara las asiáticas. Lo que estas comunidades tienen en comFn " reresentan al adotar la identidad “negra” no es que son iguales en lo cultural, %tnico, ling2ístico o #ísico, sino que son ercibidas " tratadas “como iguales” +es decir, como no-blancos, “otros”/ or la cultura dominante. Es su e$clusión la que roorciona lo que Laclau " 3ou##e llaman el “eje de equivalencia” comFn de esta nueva identidad. Sin embargo, aunque !a"a es#uerzos or darle a esta identidad “negra” un contenido Fnico o uni#icado, sigue e$istiendo como una identidad que va de la mano de una amplia gama de otras diferencias. Los ueblos a#ro-caribeos e indios siguen manteniendo tradiciones culturales distintas. “Pegro” es, entonces, un ejemlo no sólo del carácter político de las nuevas identidades 9es decir, su carácter posicional " co"untural +su #ormación dentro de, " ara, tiemos " lugares esecí#icos/9 sino tambi%n de la manera en que la identidad " la di#erencia están insearablemente articuladas o unidas en diversas identidades en las que ninguna termina de oacar totalmente a la otra. *omo conclusión tentativa, areciera, entonces, que la globalización sí tiene el e#ecto de retar " dislocar las identidades centradas " “cerradas” de las culturas nacionales. Sí tiene un imacto luralizador sobre las identidades, roduciendo una variedad de osibilidades " nuevas osiciones o identi#icaciones, " !aciendo a las identidades más osicionales, más olíticas, más lurales " diversas5 menos #ijas, uni#icadas o trans!istóricas. Sin embargo, su imacto general sigue siendo contradictorio. 6lgunas identidades gravitan !acia lo que Qobins llama “la =radición”, intentando restablecer su ureza anterior " recuerar las unidades " certezas que sienten que !an erdido. tras acetan que la identidad está sujeta a los juegos de la !istoria, la olítica, la reresentación " la di#erencia, de modo que robablemente nunca volverán a ser unitarias o “uras”, " %stas, consecuentemente, gravitan !acia lo que Qobins +siguiendo a Homi N!ab!a/ llama “=raducción”. La siguente sección dará un breve esbozo de este movimiento contradictorio entre la =radición " la =raducción en un lano más amlio " global, " reguntará qu% nos dice esto sobre la #orma en que las identidades necesitan ser concetualizadas con relación a los #uturos de la modernidad. /undamentalismo, diáspora e 0ibride)
En lo que resecta a las identidades, esta oscilación entre =radición " =raducción +la cual #ue brevemente descrita líneas arriba en relación con >ran Nretaa/ se está volviendo más evidente en el lano global. 7or todos lados están emergiendo identidades culturales que no están #ijadas, sino que están susendidas, en transici)n, entre distintas osiciones5 que !acen uso de di#erentes tradiciones culturales a la vez5 " que son roducto de esos cruces comlicados " mezclas culturales, cada vez más comunes en un mundo globalizado. 7uede ser tentador concebir la identidad en la era de la globalización como si estuviera destinada a terminar en un lugar u otro& o volviendo a sus “raíces” o desaareciendo a trav%s de la asimilación " la !omogenización. 7ero uede ser que este sea un dilema #also. 7ues !a" otra osibilidad& la de la “=raducción”. Esta describe aquellas #ormaciones de identidad que atraviesan " cruzan #ronteras naturales, " que están comuestas de ersonas que !an sido dispersadas ara siemre, sacadas de su tierra natal. =ales ersonas conservan #uertes lazos con sus lugares de origen " sus tradiciones, ero viven sin la ilusión de un retorno al asado. Están obligadas a acetar las nuevas culturas que !abitan, sin simlemente asimilarse a ellas " erder or comleto sus identidades. Qelacionan con ellas los rastros de las culturas, tradiciones, idiomas e !istorias articulares a trav%s de los cuales #ueron #ormadas. La di#erencia reside en que no están ni estarán jamás unificadas en el sentido antiguo, "a que son, de #orma
irrevocable, el roducto de varias !istorias " culturas entrelazadas, erteneciendo a varios “!ogares” +" a ningFn “!ogar” en articular/ a la vez. Las ersonas que ertenecen a tales culturas de hibridez !an tenido que renunciar al sueo o a la ambición de redescubrir cualquier ureza cultural “erdida” o absolutismo %tnico. Están irrevocablemente traducidas. Salman Qus!die nota que la alabra “traducción” tiene su origen etimológico en la alabra latina que signi#ica llevar a trav%sM.” Escritores migrantes como %l, ertenecientes a dos mundos al mismo tiemo, “!abiendo sido llevados a trav%s del mundo IKJ son !ombres traducidos” +Qus!die AA/. Son los roductos de las nuevas di/sporas creadas or las migraciones oscoloniales. 8eben arender a !abitar or lo menos dos identidades, !ablar dos lenguajes culturales, traducir " negociar entre ellos. Las culturas de !ibridez son uno de los tios claramente novedosos de identidad roducidos en la era de la modernidad tardía, " !a" cada vez más ejemlos de ellos ara descubrir. 6lgunas ersonas sostienen que la “!ibridez” " el sincretismo 9la #usión entre distintas tradiciones culturales9 es una #uente creativa oderosa, creando nuevas #ormas que son más aroiadas a la modernidad tardía que las antiguas identidades nacionales luc!adoras del asado. tros, sin embargo, sostienen que la !ibridez, con la indeterminación, “doble consciencia,” " relativismo que imlica, tambi%n tiene sus costos " eligros. La novela de Salman Qus!die sobre la migración, el 4slam, " el ro#eta 3o!ammed, .os versos sat/nicos, con su ro#unda inmersión en la cultura islámica y su consciencia secular del “!ombre traducido” secular, o#endió de tal manera a los #undamentalistas iraníes que lo sentenciaron a muerte or blas#emia. 6l de#ender su novela, Qus!die o#reció una de#ensa sólida " convincente de la “!ibridez”& 6l centro de la novela está un gruo de ersonajes, la ma"oría de los cuales son musulmanes británicos, o ersonas no articularmente religiosas ero de origen musulmán, luc!ando justamente con los tios de roblemas grandes que !an surgido " rodeado al libro, de !ibridizaciónM " guetoizaciónM, de la reconciliación de lo antiguo " lo nuevo. 6quellos que se oonen más en%rgicamente a la novela !o" en día son de la oinión que mezclarse con di#erentes culturas inevitablemente debilitará " arruinará las roias. Oo so" de la oinión contraria. .os versos sat/nicos celebra la !ibridez, la imureza, la mezcla, la trans#ormación que deviene de nuevas e ineseradas combinaciones de seres !umanos, culturas, ideas, olíticas, elículas, canciones. Se regocija en el mestizaje " teme el absolutismo de lo 7uro. La M0lange, el revoltijo, el “un oquito de esto " de aquello”, constitu"e la manera en 1ue lo nuevo entra al mundo. Es la gran osibilidad que la migración en masa le da al mundo, " !e tratado de arovec!arla. .os versos sat/nicos está a #avor del cambio-a-trav%s-de-la-#usión, cambio-a-trav%s-de-la-unión. Es una canción de amor ara nuestros seres mestizos +Qus!die AA& 0AD/. 7or otro lado, e$isten intentos igualmente oderosos de reconstruir identidades uri#icadas, restaurar la co!erencia, el “cierre” " la =radición, #rente a la !ibridez " la diversidad. 8os ejemlos son el resurgimiento del nacionalismo en Euroa riental " el alza del #undamentalismo. En una %oca en que la integración regional en el camo olítico " el económico, " el desmoronamiento de la soberanía nacional se mueven ráidamente en Euroa ccidental, el colaso de los regímenes comunistas en Euroa riental " la desintegración de la antigua :nión Sovi%tica !an sido seguidos or el resurgimiento del nacionalismo %tnico, alimentado tanto or ideas de ureza racial como de ortodo$ia religiosa. La ambición de crear nuevos estadosnacionales, uni#icados en lo %tnico " en lo cultural +lo cual !e sugerido que nunca e$istió realmente en las culturas nacionales del este/, #ue la motivación rincial detrás de los movimientos searatistas en los estados bálticos de Estonia, Letonia " Lituania, la desintegración de Ougoslavia " la indeendencia de varias e$-reFblicas sovi%ticas, desde >eorgia, :crania, Qusia " 6rmenia !asta Burdistán, :zbeXistán, " las reFblicas asiáticas
“musulmanas” del antiguo estado sovi%tico. :n roceso mu" arecido !a estado teniendo lugar en las “naciones” de Euroa *entral que #ueron #orjadas de la desintegración de los imerios austro!Fngaro " otomano al #inal de la Segunda >uerra 3undial. Estos asirantes a naciones tratan de construir Estados que est%n uni#icados tanto en t%rminos religiosos como %tnicos " de crear entidades olíticas alrededor de identidades culturales !omog%neas. El roblema es que contienen dentro de sus “#ronteras” minorías que se identi#ican con culturas distintas. 8e este modo, or ejemlo, !a" minorías “%tnicas” rusas en las QeFblicas Nálticas " en :crania, olacos %tnicos en Lituania, un enclave armenio +PagornoBarabaj/ en 6zerbaij"án, minorías turco-cristianas entre las ma"orías rusas de 3oldavia, " grandes cantidades de musulmanes en las reFblicas sureas de la antigua :nión Sovi%tica, que comarten más, en t%rminos culturales " religiosos, con sus vecinos islámicos del 3edio riente que con cualquiera de sus “aisanos”. La otra modalidad signi#icativa del resurgimiento del nacionalismo articularista " del absolutismo %tnico " religioso es, or suuesto, el #enómeno del “#undamentalismo.” Esto es evidente en todas artes, aunque su ejemlo más llamativo se encuentra en algunos estados islámicos en el 3edio riente. *omenzando con la Qevolución 4raní, !an surgido en muc!as sociedades islámicas, que !abían sido seculares !asta ese momento, movimientos #undamentalistas islámicos que buscan crear Estados religiosos donde los rinciios olíticos de organización est%n alineados con las doctrinas religiosas " las le"es del Cor/n. En realidad, esta tendencia es di#ícil de interretar. 6lgunos analistas la ven como una reacción al carácter “#orzado” de la modernización occidental5 de#initivamente, el #undamentalismo iraní #ue una resuesta directa a los es#uerzos del S!a en los aos setenta or adotar modelos " valores culturales occidentales al or ma"or. 6lgunos la interretan como una resuesta a su e$clusión de la “globalización”. La rea#irmación de las “raíces” culturales " el retorno a la ortodo$ia !a sido or muc!o tiemo una de las #uentes más oderosas de contra-identi#icación entre muc!as sociedades " regiones tercermundistas " oscoloniales +uno iensa aquí en los roles del nacionalismo " la cultura nacional en los movimientos de indeendencia indios, a#ricanos " asiáticos/. tros identi#ican la raíz del #undamentalismo islámico en el #racaso de los Estados islámicos de o#recer liderazgos “modernizantes” e#icientes " e$itosos, o artidos modernos " seculares. En condiciones de obreza e$tensa " relativo subdesarrollo económico +el #undamentalismo es más #uerte en los Estados islámicos más obres de la región/, una reinstauración de la #e islámica es una #uerza ideológica " olítica vinculante " movilizadora mu" oderosa, esecialmente donde las tradiciones democráticas son d%biles. La tendencia !acia la “!omogenización global”, entonces, es igualada or una reactivación oderosa de la “etnicidad”, a veces de las variedades más !íbridas o simbólicas, ero tambi%n #recuentemente de las variedades e$clusivas o “esencialistas” citadas arriba. Nauman se !a re#erido a este “resurgimiento de la etnicidad” como uno de rinciales motivos or los que las versiones más e$tremas, libres o indeterminadas de lo que le sucede a la identidad bajo el imacto de lo “osmoderno global” requiere una seria matización. El resurgimiento de la etnicidadM IKJ one a la vista el ineserado #lorecimiento de lealtades %tnicas dentro de minorías nacionales. 8e la misma manera, oculta lo que arece ser la causa ro#unda del #enómeno& la creciente searación entre la membrecía a un cuero olítico " la membrecía %tnica +o, de manera más general, la con#ormidad cultural/ que elimina muc!a de su atracción original del rograma de asimilación cultural. IKJ La etnicidad se !a vuelto una de las varias categorías o símbolos, o tótemsM, en torno a los cuales se #orman comunidades #le$ibles " libres de sanciones, " en re#erencia a los cuales se constru"en " a#irman las identidades individuales. 6!ora !a", or ende, Imuc!asJ menos #uerzas centrí#ugas que alguna vez debilitaban la integridad %tnica. En vez, !a" una oderosa demanda de singularidad %tnica ronunciada, aunque simbólica más que institucionalizada +Nauman AAC& 1@/.
Está claro que el resurgimiento del nacionalismo " otras #ormas de articularismo a #ines del siglo ;;, junto e íntimamente vinculado con la globalización es una inversión, un cambio de rumbo mu" ineserado. Pada de las ersectivas modernizadoras de la 4lustración o de las ideologías occidentales 9ni el liberalismo ni tamoco el mar$ismo, que a esar de su oosición al liberalismo tambi%n concibió al caitalismo como el agente involuntario de la “modernidad”9 revió tal resultado. =anto el liberalismo como el mar$ismo, cada uno a su manera, imlicaban que el aego a lo local " lo articular gradualmente devendría en valores e identidades más universalistas " cosmoolitas o internacionales5 que el nacionalismo " la etnicidad eran #ormas de sujeción arcaicas, del tio que se “desvanecería” or la #uerza revolucionaria de la modernidad. SegFn estas “metanarrativas” de la modernidad, las sujeciones irracionales a lo local " lo articular, a la tradición " las raíces, a los mitos nacionales " las “comunidades imaginadas,” serían gradualmente reemlazadas or identidades más racionales " universalistas. Sin embargo, la globalización no arece estar roduciendo ni el triun#o simle de “lo global” ni la ersistencia, en su antigua #orma nacionalista, de “lo local”. Las distracciones o los deslazamientos de la globalización resultan ser más variados " contradictorios de lo que sugieren sus rotagonistas u oonentes. Po obstante, esto tambi%n sugiere que, aunque imulsada de muc!as #ormas or ccidente, la globalización uede resultar ser arte de aquella !istoria lenta, disareja, ero continua de la descentralización de ccidente. -e'erencias citadas
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