ONBULLSHIT
PAIDÓS CONTEXTOS
HARRY G. FRANKFURT
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ON BULLSHIT Sobre la manipulación de la verdad
Título original: On Bullshit
Publicado en inglés, en 2005, por Princeton Uníversity Press, Princeton, Nueva Jersey Traducción de Migud Candel
Cubiei:ta de Mario Eskenazi
Para Joan, con sincero afecto
Queda n rigurosamente prohibidas, sin la autorización escrita de los
titulares del copyright, bajo las sanciones esrnblecidas
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la reproducción toral o parcial de esra obra por cua1quier medio o
procedimiento, comprendidos la reprografía, y el tratamiento
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© 2005 by Prínceton University Press © 2006 de la traducción, Miguel Candel © 2006 de todas las ediciones en cas1ellano, Ediciones Paidós Ibérica, S. A.,
Mariano Cubí,
92 - 08021 Barcelona
http://www.paidos.com ISBN:
84-493-1883-1 9-305/2006
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Impreso en Novagrafik, S. L.
Vivaldi, 5 -
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Impreso en España - Printed in Spain
Uno de los rasgos más destacados de nuestra cultura es la gran cantidad de
bullshit * («charlatanería») que se da en ella. Todo el mundo lo sabe. Cada uno de nosotros contribuye con su parte alícuota. Pero tendemos a no darle im portancia. La mfiyoría confía bastante en su capacidad para detectar la charla tanería y evitar verse afectado por ella. Por eso el asunto no ha suscitado nun ca demasiada preocupación ni ha sido objeto habitual de investigación. En consecuencia, no tenemos una idea clara de lo que es la charlatane ría, por qué abunda tanto o para qué *
Término de muy difícil traducción, que
revela desprecio o manipulación de la verdad. En la presente obra será traducido por «charlatanería». (N. del e.)
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sirve. Y carecemos de una valoración
da a resultar arbitraria. Por un lado,
consciente de lo que la charlatanería
la expresión charlatanería suele em
significa para nosotros. Dicho de otra
plearse en sentido muy vago (simple
manera: carecemos de una teoría de la
mente, como un término genérico de
charlatanería. Propongo que empece
significado parecido al de «falsedad»,
mos a elaborar una concepción teórica
con un sentido literal escasamente
de la charlatanería, ante todo mediante
determinado). Por otro lado, el fenó
un análisis filosófico provisional y ex -
meno en sí mismo es tan vasto y
ploratorio. No voy a estudiar los usos
amorfo que no hay análisis de su con
y abusos retóricos de la charlatanería.
cepto, por muy brillante y perspicaz,
Lo único que pretendo es dar una de
que no sea reductivo. Y sin embargo
finición aproximada de «charlatane
debería ser posible decir algo de utili
ría» y explicar en qué se diferencia de
dad, aunque no fuera decisivo. Inclu
lo que no es tal. O bien -dicho de
so las preguntas más básicas y preli
manera algo diferente- exponer, más
minares acerca de la charlatanería
o menos esquemáticamente, su estruc
siguen en definitiva, no sólo sin res
tura conceptual.
ponderse, sino sin plantearse siquiera.
Cualquier indicación de cuáles sean las condiciones lógicamente ne
Por lo que sé, es muy poco lo que se ha trabajado sobre este tema. Yo
cesarias y suficientes para la constitu
tampoco me he puesto a estudiar la
ción de la charlatanería está condena-
literatura al respecto, en parte por-
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que no sé por dónde empezar. Para
cado de paparrucha (humbug) está
la versión inglesa del término hay
cerca del de charlatanería (bullshit) .
desde luego un lugar bastante obvio
Desde luego, ambas palabras no pue
donde buscar: el Ox/ord English Dic
den intercambiarse con total libertad;
tionary. El OED tiene un artículo so
está claro que se usan de modo dis
bre bullshit en los volúmenes suple
tinto. Pero la diferencia parece tener
mentarios, así como también
que ver más, en general, con cuestio
artículos sobre diversos usos perti
nes de registro y otros varios paráme
nentes de la palabra bull («toro») y
tros retóricos que con el significado
otros términos conexos. A su debido
literal estricto, que es lo que más me
tiempo examinaré algunos de esos ar
interesa. En inglés es menos drástico
tículos. No he consultado dicciona
y menos despectivo decir «¡hum
rios en lenguas distintas del inglés.
bug!» («¡paparruchas!») que decir
Otra fuente interesante es el ensayo
« j bullshit!» (« j charlatanerías!»).
que da título a The Prevalence o/ Humbug, de Max Black.1 No estoy
Por mor de este estudio partiré del
seguro de hasta qué punto el signifi-
supuesto de que no hay ninguna otra diferencia importante entre ambos términos.
l. Max Black, The Prevalence of
Black propone una serie de sinó
Humbug, Ithaca, Cornell University Press,
nimos de humbug, entre ellos: balder
1985.
dash («disparate»), claptrap («farama-
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lla»), hokum («chorrada»), drivel
exponer las características esenciales
(«fantasma da»), buncombe («patra
de la charlatanería. Como preámbulo
ña»), imposture («impostura») y
al desarrollo de un estudio específico
quackery ( «chuminada»). Esta lista de
de dichas características, comentaré
rebuscadas equivalencias no es dema -
los diferentes elementos de la defini
siado útil, la verdad. Pero Black
ción de Black.
aborda también el problema de de
Tergiversación engañosa: esto pue
terminar la naturaleza de una papa
de parecer pleonástico. Black piensa
rrucha de manera más directa y ofre
sin duda que la paparrucha está nece
ce la siguiente definición:
sariamente dirigida o destinada a en gañar, que la tergiversación no es
PAPARRUCHA: tergiversación
meramente inconsciente. En otras
engañosa próxima a la mentira, espe
palabras, que es una tergiversación
cialmente mediante palabras o accio
«deliberada». Ahora bien, si por ne
nes pretenciosas, de las ideas, los sen
cesidad conceptual la intención de
timientos o las actitudes de alguien.2
engañar es un rasgo invariable de la paparrucha, entonces la propiedad
Una formulación muy similar po dría utilizarse plausiblemente para
de ser paparrucha depende, al menos en parte, del estado mental de quien la enuncia. No puede identificarse,
2. Ibíd., pág. 143.
por tanto, con ninguna de las propie-
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dades -inherentes o relacionales
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do estado mental- de vehículo de
correspondientes simplemente al acto
una paparrucha o una mentira. En
por el cual la paparrucha se enuncia.
algunas concepciones de lo que
A este respecto, la propiedad de ser
es mentir no s e considera que haya
paparrucha es similar a la de ser men
mentira mientras no se haga ningún
tira, que a su vez no se identifica con
enunciado falso; en otras, uno puede
la falsedad ni con ninguna otra de las
estar mintiendo aunque lo que dice
propiedades del enunciado que hace
sea verdad, en tanto en cuanto uno
el mentiroso, sino que requiere que
crea que es falso y lo diga con la in
éste haga su enunciación en un deter
tención de engañar. ¿Qué diremos en
minado estado mental, a saber, con la
el caso de la paparrucha y la charlata
intención de engañar.
nería? ¿Puede una expresión cual
Otra cuestión diferente es la de si
quiera considerarse una paparrucha o
hay otros rasgos esenciales de la pa
una charlatanería con tal de que la in
parrucha o de la mentira que no de
tención del hablante sea (por así de
pendan de las intenciones y creencias
cir) la que corresponde, o debe tam
de la persona responsable de la papa
bién la expresión poseer unas
rrucha o la mentira, o si, por el con
características determinadas?
trario, es posible que cualquier locu
Próxima a la mentira: parte de la
ción, sea la que sea, sirva -dado que
importancia de decir que la paparru
el hablante se halla en un determina-
cha está «próxima a la mentira» ha
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de ser que, aunque posee algunas de
son formas de tergiversación. No sal
las características propias de las men
ta a simple vista, sin embargo, cómo
tiras, hay otras de las que carece.
podría entenderse en cuanto diferen
Pero eso no puede ser todo. Al fin y
cia de grado la diferencia entre esas
al cabo, todo uso del lenguaje sin ex
varias formas de tergiversación.
cepción tiene algunos, pero no todos, los rasgos característicos de las men
Especialmente mediante palabras o acciones pretenciosas: dos son los
tiras: si no otro, al menos el de ser
puntos que hay que señalar aquí. Pri
simplemente un uso del lenguaje.
mero, Black establece la paparrucha
Sería, con todo, incorrecto describir
no sólo como una categoría de dis
todo uso del lenguaje como próximo
curso, sino también como una cate
a la mentira. La expresión de Black
goría de acción; puede consistir en
evoca la noción de algún tipo de con
palabras o en actos. Segundo, su uso
tinuo en el que la mentira ocupa un
del adverbio «especialmente» indica
cierto segmento, mientras que la pa
que Black no considera el carácter
parrucha se encuentra sólo en algún
pretencioso como una característica
punto anterior de la escala. ¿Qué
esencial o absolutamente indispensa
continuo podría ser ése, a lo largo del
ble de la paparrucha. No hay duda
cual se encuentra siempre la paparru
de que muchas paparruchas son pre
cha antes de encontrar la mentira?
tenciosas. Es más, en lo que concier
Tanto la mentira como la paparrucha
ne a la charlatanería, la expresión
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«charlatanería pretenciosa» es casi
mente dando una visión tergiversada
una frase trivial. Pero yo me inclino a
de sí mismo plantea algunas cuestio
pensar que cuando la charlatanería es
nes fundamentales. Para empezar,
pretenciosa, ello es así porque la pre
siempre que alguien tergiversa deli
tensión es su motivación más que un
beradamente cualquier cosa, ha de es
elemento constitutivo de su esencia.
tar forzosamente tergiversando su
El hecho de que alguien actúe de ma
propio estado de ánimo. Es posible,
nera pretenciosa no forma parte, a mi
por supuesto, que uno tergiverse so
modo de ver, de lo que se requiere
lamente eso (por ejemplo, fingiendo
para que sus expresiones sean charla
que tiene un deseo o un sentimien-
tanería. Por supuesto, eso es con fre
to que realmente no tiene). Pero su
cuencia lo que cuenta para que la
pongamos que alguien, contando una
persona en cuestión se exprese así.
mentira o de otro modo cualquiera,
Sin embargo, no hay que dar por he
tergiversa algo. Entonces tergiversa
cho que la motivación de la charlata
necesariamente dos cosas como míni
nería sea siempre y necesariamente la
mo. Tergiversa aquello de lo que está
pretenciosidad.
hablando-a saber, el estado de co
Tergiversación [ ] de las ideas, los sentimientos o las actitudes de alguien: el requisito de que quien in
puede evitar tergiversar también su
vente una paparrucha esté esencial-
propio estado de ánimo. Así, por
. . .
sas que constituye el tema o referen cia de su discurso--- y, al hacerlo, no
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ejemplo, uno que mienta acerca de la
cosas de que se trata, sino que su in
cantidad de dinero que lleva en el
tención principal es dar al oyente una
bolsillo da una versión de ese hecho
falsa impresión de lo que pasa por la
y, a la vez, da a entender que él cree
mente del hablante. En la medida en
esa versión. Si la mentira pasa, su víc
que se trate de una paparrucha, la
tima es objeto de un doble engaño al
creación de esa impresión es su prin
tener una creencia falsa acerca de lo
cipal objetivo y lo que le da sentido.
que hay en el bolsillo del mentiroso y
La interpretación de Black con
otra acerca de lo que pasa por la
arreglo a estos principios induce a
mente de éste.
adoptar una hipótesis que expliq�e la
Ahora bien, no es probable que
caracterización que él hace de la pa
Black pretenda que la referencia de la
parrucha como «próxima a la menti
paparrucha. sea en todos los casos el
ra». Si yo le miento a alguien acerca
estado de ánimo del hablante. Al fin
de cuánto dinero tengo, no por ello
y al cabo, no hay ninguna razón espe
estoy afirmando explícitamente nada
cial para que la paparrucha no pueda
acerca de mis creencias. Por consi
versar sobre otras cosas. Probable
guiente, uno puede sostener de ma
mente, Black quiere decir que la pa
nera bastante plausible que, aunque
parrucha no se inventa primordial
al contar la mentira tergiverso cierta -
mente para inculcar al oyente una
mente lo que pasa por mi mente, esa
falsa creencia acerca del estado de
tergiversación -en cuanto que es
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distinta de mi tergiversación de lo
cuento efectivamente ninguna menti
que llevo en el bolsillo- no es, es
ra al respecto. A la luz de cuanto an
trictamente hablando, ninguna men
tecede, no parece antinatural ni
tira, pues yo no me descuelgo propia
inapropiado considerar que estoy
mente con ninguna afirmación acerca
tergiversando mis propias creencias
de lo que pasa por mi mente. Y tam
de una forma que resulta «próxima
poco la afirmación que hago -por
a la mentira».
ejemplo, «Tengo veinte dólares en el
Es fácil imaginar situaciones co
bolsillo>>-- entraña ningún enuncia
nocidas que confirman sin lugar a
do que me atribuya creencia alguna.
dudas la concepción que tiene Black
Por otro lado, es incuestionable que
de la paparrucha. Pensemos en un
al afirmar eso proporciono un funda
orador del 4 de Julio'� que pronun
mento razonable para hacer ciertos
cia un pomposo «Nuestro gran país
juicios sobre lo que yo creo. En parti
bendito de Dios, cuyos Padres Fun
cular, proporciono un fundamento
dadores, divinamente inspirados, in
razonable para suponer que creo te
auguraron una nueva era para la hu
ner veinte dólares en el bolsillo.
manidad». Esto es sin duda una
Como esa suposición es, por hipóte
paparrucha. Tal como apunta la ex-
sis, falsa, al contar la mentira tiendo a engañar a los demás sobre lo que pasa por mi mente, aun cuando no
*
Día de la Independencia, fiesta nacio
nal de Estados Unidos. (N. del t.)
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posición de Black, el orador no está
considere falsas sus afirmaciones. En
mintiendo. Estaría haciéndolo sólo
cambio, tal como indica la exposición
sí su intención fuera inculcar a su
de Black, el orador intenta que sus
auditorio creencias que él mismo
palabras transmitan una determinada
considera falsas en relación con
impresión de sí mismo. No está tra
cuestiones como la de sí nuestro
tando de engañar a nadie sobre la
país es grande, sí está bendito por
historia de Estados Unidos de Amé
Dios, sí los Fundadores estaban divi
rica. Lo que le importa es lo que el
namente inspirados y sí lo que hicie
público piense de él. Quiere que lo
ron fue realmente inaugurar una nue
consideren un patriota, alguien que
va era para la humanidad. Pero al
alberga ideas y sentimientos profun
orador no le importa en realidad qué
dos acerca de los orígenes y la misión
es lo que sus oyentes piensan de los
de nuestro país, alguien que aprecia
Padres Fundadores ni del papel de la
la importancia de la religión, que es
divinidad en la historia de nuestro
sensible a la grandeza de nuestra his
país, etc. Al menos, no es un interés
toria, cuyo orgullo ante esa historia
por lo que cada uno piense de esas
va de la mano de una actitud de hu
cosas lo que motiva sus palabras.
mildad ante Dios, etc.
Está claro que lo que convierte en
La concepción que tiene Black de
una paparrucha el discurso del 4 de
la paparrucha parece, pues, encajar
Julio no es básicamente que el orador
bastante bien en ciertos paradigmas.
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Sin embargo, no creo que capte con
In the elder days of art
suficiente exactitud el carácter esen
Builders wrought with greatest care
cial de la charlatanería. Es correcto
Each minute and unseen part,
decir que la charlatanería, tal como él
For the Gods are everywhere. *
dice de la paparrucha, está cerca de la mentira y que los que la sostienen dan
El sentido de estos versos es cla
en cierto modo una imagen. falsa de sí
ro. En los.viejos tiempos, los artesa
mismos. Pero lo que dice Black de
nos no cortaban por lo sano. Trabaja
esos dos rasgos no viene, desde luego,
ban con esmero y cuidaban cada
al caso. A continuación trataré, ba
aspecto de su trabajo. Tenían en
sándome en cierto material biográfico
cuenta cada una de las partes del
relativo a Ludwig Wittgenstein, de
producto y diseñaban y hacían cada
l'
hacer una valoración preliminar pero
una de ellas como era debido. Dichos
más ajustada de las características
artesanos no relajaban su concienzu-
fundamentales de la charlatanería. Wittgenstein dijo en cierta oca sión que el siguiente fragmento de un poema de Longfellow podría servirle a él de lema:3
en su introducción a R. Rhees (comp.), Reco llections o/Wittgenstein, Oxford, Oxford University Press, 1984, pág. xiii. *
En los viejos tiempos del arte/los crea
dores trabajaban con sumo cuidado I cada ele mento, por diminuto e invisible que fuera, I
3. Según testimonio de Norman Malcolm
pues los dioses están en todas partes. (N. del t.)
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da autodisciplina ni siquiera en deta
(bullshitter) , por su propia naturale
lles de su trabajo que generalmente
za, una persona zafia? Su producto,
resultaban invisibles. Aunque nadie
¿por fuerza ha de ser desaliñado o
fuera a darse cuenta de que esos de
basto? La palabra shit («mierda») en
talles no estaban bien acabados, los
el equivalente ihglés bullshit indica
artesanos habrían tenido mala con
sin duda eso. Un excremento no es
ciencia por ello. De manera.que no se
objeto de diseño ni trabajo sistemáti
barría nada debajo de la alfombra. O,
co; simplemente, se deja salir
dicho quizá de otra manera, no había
echa. Puede que tenga una forma
lugar para la charlatanería.-
más o menos coherente o puede que
Parece adecuado concebir los productos de mala calidad, fruto de un trabajo descuidado, como en cier
ó
se
no, pero lo que es seguro es que en ningún caso ha sido «trabajado». La noción de una charlatanería
to modo análogos a la charlatanería.
cuidadosamente elaborada encierra,
Pero ¿de qué modo exactamente?
pues, una cierta tensión interna. La
¿Acaso se parecen en que la charlata
atenta consideración de los detalles
nería siempre es zafia y poco exigen
exige disciplina y objetividad. Impli
te, nunca busca la perfección y en su
ca aceptar las normas y'limitaciones
montaje jamás se presta una atención
que proscriben dejarse llevar por el
meticulosa a los detalles a los que
impulso o el antojo. Es precisamente
alude Longfellow? ¿Es el charlatán
esa actitud no egocéntrica lo que, en
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conexión con la charlatanería, resul ta incongruente. Pero en realidad
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Pero aún queda algo por decir al respecto. Por muy atenta y conscien
esa actitud no queda excluida por
temente que proceda el charlatán,
completo. Los campos de la publici
sigue siendo verdad que trata de li
dad y las relaciones públicas, así
brarse de algo. Hay sin duda en su
como el de la política, hoy día estre
actuación, como en la del artesano
chamente relacionado con los ante
desaliñado, cierta forma de laxitud
riores, están repletos de ejemplos de
que resiste o elude las exigencias de
charlatanería tan descarados que
una disciplina desinteresada y auste
pueden servir como algunos de los
ra. La forma pertinente de laxitud no
paradigmas más clásicos e indiscuti
puede equipararse, es evidente, al
bles del concepto de charlatanería.
simple descuido o falta de atención a
Y en esos campos hay artesanos
los detalles. A su debido tiempo tra
extremadamente diestros que -con
taré de ubicarla con más exactitud.
ayuda de avanzadas y exigentes téc
Wittgenstein dedicó en gran parte
nicas de estudios de mercados, en
sus energías filosóficas a identificar y
cuestas de opinión, tests psicológi-·
combatir lo que consideraba formas
cos, etc.- se dedi-can sin descanso a
insidiosamente disolventes de «sin
lograr que cada una de las palabras e
sentido». Según parece, él era tam
imágenes que producen sea absolu
bién así en su vida personal. Esto
tamente correcta.
puede verse en una anécdota relacio-
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O N BULLSHIT
HARRY G. FRANKFURT
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nada con Fania Pascal, que lo cono
L a verdad es que esa caracterización
ció en Cambridge en la década
de su estado de ánimo -tan cando
de 193 0:
rosamente próxima al vulgar tópico «sentirse como un perro»- no re
Me acababan de extirpar las
sulta lo bastante provocativa como
amígdalas y me hallaba en el Evelyn
para suscitar una reacción tan viva o
Nursing Home con el ánimo por los
intensa como el fastidio. Si el símil
suelos. Entonces llamó Wittgenstein.
Yo gruñí: «Estoy como un perro al que acaban de atropellar». Él respon dió con fastidio: «Tú no tienes ni idea de cómo se siente un perro atropellado».4
¿Quién sabe lo que ocurrió real mente? Parece muy raro, casi increí ble, que alguien pudiera objetar en serio a lo que Pascal cuenta que dijo.
de Pascal es ofensivo, ¿qué usos figu rativos o alusivos del lenguaje no 1o serán? De manera que quizá la cosa no ocurrió realmente como dice Pascal. Quizá Wittgenstein trataba de hacer una pequeña broma y se le fue la mano. Sólo pretendía regañar a Pas cal en broma haciendo una pequeña hipérbole, y ella interpretó mal el tono y la intención. Pensó que su ob servación molestaba a Wittgenstein
4. Fania Pascal, «Wittgenstein: A Perso
nal Memoir», en Rhees, op. cit., págs. 28-29.
cuando en realidad éste sólo trataba de animarla fingiendo un exagerado
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reproche o tomándole el pelo. En ese
Wittgenstein como para tener senti
caso, el incidente no es en absoluto
do para ella. A los efectos del presen
increíble ni raro. Pero si Pascal no se dio cuenta de que Wittgenstein estaba sólo hacien
te análisis aceptaré la información de Pascal al pie de la letra, suponiendo que cuando se trataba de recurrir al
do guasa, quizá la posibilidad de que
uso del lenguaje alusivo o figurado,
hablara en serio no quedaba final
Wittgenstein era realmente tan ri
mente descartada. Ella lo conocía
dículo como ella lo presenta.
y sabía lo que se podía esperar de él;
Entonces, ¿qué es propiamente lo
sabía cómo la hacía sentirse. La ma
que el Wittgenstein de su anécdota en
nera en que entendió o malentendió
cuentra objetable? Supongamos que él
la observación de Wittgenstein pro
no se equivoca en cuanto a los hechos:
bablemente no resultaba, pues, de
es decir, que Pascal no sabe cómo se
masiado discordante con la percep
sienten los perros atropellados. Aun
ción que ella tenía de la forma de
así, cuando ella dice lo que dice, es ob
ser de él. Podemos suponer con bas
vio que no está «mintiendo». Habría
tante aproximación que, aun cuando
mentido si al hacer su afirmación hu
su narración del incidente no se aten
biera sido consciente de que se sentía
ga plenamente a los hechos en cuanto
bastante bien. Pues por poco que su
a la intención de Wittgenstein, se
piera de la vida de los perros, Pascal
aviene lo bastante con su idea de
debía tener bien claro que un perro,
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ON BULLSHIT
cuando lo atropellan, no se siente muy bien que digamos. De modo que, si se hubiera sentido realmente bien, habría mentido al decir que se sentía como un perro atropellado. El Wittgenstein de Pascal trata de acusar a ésta, no de mentir, sino de una tergiversación de otro tipo. Ella caracteriza su estado de ánimo como el propio «de un perro atropellado». Sin embargo, no está realmente fami liarizada con la sensación a la que di cha frase se refiere. Por supuesto, la frase dista mucho de ser un completo sinsentido para ella; no está en modo alguno hablando por hablar. Lo que dice tiene una connotación inteligible que ella ciertamente entiende. Es más, sabe algo acerca de cómo es la sensación a la que la frase hace refe rencia: sabe al menos que es una sen-
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sación indeseable y nada placentera, una «mala» sensación. Lo malo de su afirmación es que trata de comunicar algo más que el simple hecho de que se siente mal. La caracterización de su estado de ánimo es demasiado específica, demasiado particular. El suyo no es simplemente un sentirse mal sino, con arreglo a su explica ción, la peculiar manera de sentirse mal propia de un perro cuando lo atropellan. Para el Wittgenstein del que nos habla Pascal, a juzgar por su respuesta, esa explicación es precisa mente una charlatanería. Ahora bien, suponiendo que Wittgenstein vea realmente la carac terización que hace Pascal de su esta do de ánimo como un ejemplo de charlatanería, ¿por qué le molesta hasta ese punto? Lo hace, creo yo,
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porqu� percibe lo que Pascal dice -hablando de manera un tanto sim
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afirmación es correcta. Es muy proba ble, desde luego, que diga lo que dice
plista- como ajeno a todo interés
sólo porque trata, un tanto torpemen
por decir la verdad. La afirmación de Pascal no encaja en la empresa de
o parecer vivaz o de buen humor; y
describir la realidad. Ni siquiera cree saber, como no sea de la manera más
Wittgenstein -tal como ella la pre
vaga, cómo se siente un perro atrope llado. La descripción que hace de su propio estado de ánimo no es, por tanto, más que una ficción. Es, de arriba abajo, una pura construcción; o bien, si la ha sacado de alguna des cripción distinta, se está limitando a repetirla casi sin pensar y sin tener para nada en cuenta cómo son las co sas realmente. Es por esa despreocupación por lo que el Wittgenstein de Pascal riñe a ésta. Lo que le molesta es que Pas cal no se moleste siquiera en ver si su
te, de hablar con un lenguaje colorista no hay duda de que la reacción de senta- es de una intolerancia absur da. Pero sea como fuere, parece claro de qué reacción se trata. Reacciona Wittgenstein como si creyera que ella habla de sus sentimientos de manera irreflexiva, sin prestar verdadera aten ción a los hechos pertinentes. Su afir mación no está «construida con el mayor cuidado». Pascal la hace sin molestarse en tener en cuenta para nada la cuestión de su exactitud. Lo que molesta a Wittgenstein no es, obviamente, que Pascal haya co metido un error en su descripción de
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cómo se siente. Ni siquiera que haya
se toma en serio lo.que ella dice
43
incurrido en un descuido. Su laxitud
como una afirmación que pretende
o descuido no estriba en haber deja
dar una descripción informativa de
do que se deslizara un error en su ex-
cómo se siente ella. La entiende dedi
posición provocado por una caída,
cada a una actividad en la que resulta
inconsciente o debida a una momen
crucial la distinción entre lo que es
tánea negligencia, del grado de aten
verdadero y lo que es falso sin por
ción que prestaba a la correcta pre
ello preocuparse en absoluto de si lo
sentación de los hechos. La cuestión
que dice es verdadero o es falso. Es
es más bien que, hasta donde Witt
en ese sentido en el que la afirmación
genstein puede ver, Pascal ofrece una
de Pascal aparece como ajena a todo
descripción de un cierto estado de
interés por la verdad: no le preocupa
cosas sin atenerse verdaderamente a
el valor veritativo de lo que dice. Por
las exigencias que impone la empresa
eso no s� puede considerar que esté
de brindar una adecuada representa
mintiendo; pues ella no presume co
ción de la realidad. Su falta no estriba
nocer la verdad, por lo cual no puede
en que no logre presentar las cosas
estar enunciando deliberadamente
correctamente, sino en que ni siquie
una proposición que ella sabe de an
ra lo intenta.
temano falsa: su afirmación no se
Esto es importante para Witt
basa ni en la creencia de que es ver
genstein porque, con razón o sin ella,
dadera ni -tal como corresponde a
44
ON BULLSHIT
HARRY G. FRANKFURT
45
una mentira- en la creencia de que
ticipantes en las tertulias fueran gene
no lo es. Es precisamente esa ausen
ral o normalmente hombres, la afir
cia de interés por la verdad--esa in
mación de que una tertulia no es
diferencia ante el modo de ser de las
esencialmente más que una discusión
cosas- lo que yo considero la esen
informal entre hombres sería tan pe
cia de la charlatanería. Paso ahora a estudiar (de manera
regrina como la afirmación paralela de que un cotilleo es simplemente
bastante selectiva) algunas entradas
una conversación informal entre mu
del Ox/ord English Dictionary que re
jeres. Seguramente es cierto que los
sultan pertinentes para clarificar la
participantes en un cotilleo han de
naturaleza de la charlatanería (bull
ser mujeres. Sin embargo, el término
shit). El OED define una bull session
cotilleo comporta algo más específico
(«tertulia») como «una conversación
que eso respecto al tipo concreto de
o discusión informal, especialmente
conversación informal entre mujeres
de un grupo de varones». Pues bien,
al que corresponden típicamente los
como definición, es a todas luces
cotilleos. Lo que distingue el tipo de
errónea. De entrada, el diccionario
discusión informal entre hombres que
parece suponer que el uso del térmi
constituye una tertulia es, en mi opi
no bullen bull session sirve primor
nión, esto: aunque la discusión puede
dialmente para indicar el sexo. Pero
ser intensa e importante, no versa, en
aun cuando fuera verdad que los par-
cierto sentido, sobre <
46
ON BULLSHIT
Los temas característicos de una tertulia tienen que ver con aspectos de la vida muy personales y emoti vamente cargados, como, por ejem plo, religión, política o vida sexual. La gente suele ser reacia a hablar abiertamente sobre estos temas si piensaff que se les puede tomar de masiado en serio. Lo que tiende a ocurrir en una tertulia es que los participantes aventuran diversas ideas y actitudes para ver qué efecto produce oírse a sí mismos diciendo esas cosas y para descubrir cómo responden los demás, sin dar por supuesto que estén comprometidos con lo que dicen: todo el mundo que participa en una tertulia so breentiende que las afirmaciones que se hacen no necesariamente po nen de manifiesto lo que la gente
HARRY G. FRANKFURT
47
cree o siente realmente. Lo esencial es posibilitar un alto nivel de desen voltura y un enfoque experimental o exploratorio de los temas discuti dos. De ahí que se procure gozar de un cierto margen de irresponsabili dad, de manera que los tertulianos se sientan animados a transmitir lo que piensan sin demasiado temor a que se les tome la palabra. Dicho de otro modo, cada uno de los participantes en una tertulia parte del reconocimiento general de que lo que expresa o dice no ha de enten derse como si fuera lo que constituye sus convicciones profundas o lo que cree inequívocamente verdadero. El objeto de la conversación no es co municar creencias. En consecuencia, los presupuestos habituales acerca de la conexión entre lo que la gente dice
48
ON BULLSHIT
y lo que cree quedan en suspenso. Las afirmaciones hechas en una ter
HARRY G . FRANKFURT
49
toda probabilidad, una versión asép tica de bullshit session.
tulia difieren de la charlatanería en el hecho de que no hay pretensión algu
acepción británica de bull en la
na de que se esté sosteniendo dicha
que, según el OED, el término se
conexión. Son como la charlatanería por el hecho de que están en cierto
refiere a «tareas rutinarias o cere
modo libres de toda preocupación
siva o "puntillosidad"; formulismo
Un tema similar aparece en una
monias superfluas; disciplina exce
por la verdad. Esta semejanza entre
burocrático». El diccionario aporta
la tertulia (bull session) y la charlata nería (bullshit) queda sugerida tam
los siguientes ejemplos de dicho uso:
bién por la expresión shooting the
bull («cháchara»), que se refiere al tipo de conversación que caracteriza las tertulias, y donde el término
shooting* es muy probablemente una variante depurada de shitting. .¡,* El propio término bull session es, con
El escuadrón [. . .] estaba harto de todas aquellas pejigueras (bul[) en torno a la estación (I. Gled, Arúe to
Conquer, vi, pág. 51, 1942). Presen tándonos armas mientras desfilába mos delante de ellos haciendo vista a la derecha, y todas esas pejigueras
* *"
Literalmente, «disparar». Literalmente, «tirar mierda>>.
(A. Baron, Human Kind, xxiv, pág. 178, 1953). Las aburridas tareas y
50
O N BULLSHIT
<
HARRY G. FRANKFURT
51
vos que impulsan la actividad a la
diputado (The Economist, 8 de febre
que se incorporan, exactamente
ro, 470/471, 1958).
igual que lo que la gente dice en las tertulias está desconectado de sus
Aquí el término bull corresponde evidentemente a tareas que son acce sorias por cuanto no tienen casi nada que ver con la intención primordial o el propósito que justifica la empresa que las exige. La puntillosidad y el formulismo burocrático no contribu yen realmente, se supone, a los pro pósitos «reales» del p�rsonal militar o de los funcionarios del Gobierno, aun cuando son impuestos por orga nismos o agentes a los que se supone conscientemente dedicados al logro de esos propósitos. Así, las «tareas rutinarias o ceremonias superfluas» que llamamos pejigueras se hallan desconectadas de los legítimos moti-
creencias arraigadas y del mismo modo que una charlatanería es ajena a la preocupación por la verdad. El término bull se emplea tam bién, en un uso más extendido y más familiar, como equivalente algo me nos basto de bullshit. En una entrada de bull usada en ese sentido, el OED propone lo siguiente como definitivo: «Charlas o escritos triviales, insince ros o no verídicos; sinsentido». Aho ra bien, no parece que sea un rasgo distintivo de esta acepción de bull que sea deficiente semánticamente o que carezca necesariamente de im portancia; de modo que «sinsentido» y «trivial», aun dejando a un lado su
52
HARRY G. FRANKFURT
O N B U LLSHIT
53
vaguedad, ho parece que sigan la pis
baladronada, <
ta correcta. La intención de «insince
ejército solíamos llamar «ciscarse en
ros o no verídicos» va mejor encami
la tropa».
nada, pero necesita de mayor precisión.5 La entrada correspon
«Que no viene al caso» es apro
diente brinda también las dos defini
piado, pero tiene un alcance demasia
ciones siguientes:
do amplio y demasiado vago. Com prende las digresiones y las alusiones
1914, Dialect Notes, IV, 162. Bull: charla que no viene al caso; «humo». 19.32, Times Literary Supplement,
irrelevantes hechas sin malicia, que no son invariablemente ejemplos de
bull; además, decir que bull es lo que
8 de diciembre, 9.3.3/.3. Bulles el tér
no viene al caso deja en el aire a qué
mino coloquial que se emplea para
caso se hace referencia. La referencia,
designar una combinación de farol,
en ambas definiciones, a «humo» es más útil.
5. Cabe señalar que la inclusión de la in
sinceridad entre sus condiciones esenciales entrañaría que un caso de bull no pudiera darse por inadvertencia; en efecto, diíícilmen
Cuando calificamos una charla de «humo», queremos decir que lo que sale de la boca del que habla no es más que eso: simple vapor. Su discur
te se puede concebir que alguien sea insince
so es vacío, sin sustancia ni conteni
ro por inadvertencia.
do. En consecuencia, su uso del len-
54
ON BULLSHIT
guaje no contribuye al propósito al que pretende servir. No se transmite más información que la que el sujeto daría soplando. Existen, ocasional mente, similitudes entre el humo y los excrementos que hacen que humo parezca un equivalente especialmente adecuado de bullshit. Así como lla mamos humo a un discurso totalmen te vacío de contenido informativo, así también el excremento es una mate ria de la que se ha eliminado todo lo alimenticio. El excremento puede verse como el cadáver del alimento, lo que queda cuando los elementos vitales presentes en aquél se han ago
HARRY G. FRANKFURT
55
mismo de mantener nuestras vidas. Quizá sea por hacer de la muerte algo tan íntimo por lo que encontra mos los excrementos tan repulsivos. En cualquier caso, el excremento no puede servir para nuestro sostén, de la misma manera que el «humo» no puede servir para la comunicación. Veamos ahora los siguientes ver sos del Canto LXXIV de Ezra Pound, que el OED cita en su entra da de bullshit como verbo: Hey Snag wots in the bibl'? Wot are the books ov the bible? Name 'em, don't bullshit ME.6
tado. Desde este punto de vista, el excremento es una representación de la muerte que producimos nosotros mismos y que, ciertamente, no pode mos dejar de producir en el proceso
6. He aquí parte del contexto en el que aparecen estos versos: «Les Albigeois, a problem of history, / and the fleet at Salamis made with money lent by the state to the
56
ON BULLSHIT
Es ésta una exigencia de hechos.
HARRY G. FRANKFURT
57
blar por hablar y exige que la preten
Es evidente que a la persona interpe
sión sea refrendada por los hechos.
lada se la ve como si de algún modo
No va a aceptar un simple informe
hubiera proclamado conocer la Biblia
verbal; insiste en ver la cosa misma.
o interesarse por ella. El hablante
En otras palabras, está denunciando
sospecha que eso no es más que hada con dinero prestado por el Estado a los ar shipwrights/Tempus tacendi, tempus lo
madores/Tempus tacendi, tempus loquendi./
quendi./ Never inside the country to raise the standard of living/ but always abroad to
vida/ sino siempre a ultramar para aumentar
increase the profits of usurers, /dixit Lenin, I and gun sales lead to more gun sales I they do
y las ventas de armas de fuego conducen a
not clutter the market for gunnery I there is no saturation/Pisa, in the 23rd year of the
mercado de armas de fuego/no hay satura
effort in sight of the tower /and Till was hung yesterday /for murder and rape with trimmings plus Cholkis/plus mythology, thought he was Zeus ram or another one. I
Nunca tierra adentro para elevar el nivel de los beneficios de los usureros, /dixit Lenin, / más ventas de armas de fuego/no alteran el ción I Pisa, en el 23.º año de esfuerzo a la vis ta de la torre/ y Till fue ahorcado ayer/por asesinato y violación con perifollos más Cól quide/más la mitología, creyó que él era el
Hey Snag wots in the bibl'?/Wot are the books ov the bible?/Name 'em, don't bull
carnero Zeus o algún otro./ ¡Eh, Pelmazo!,
shit ME.» (<
de la biblia?/ Nómbralos, no me vengas con
historia,/y la escuadra de Salamina construí-
charlatanerías.» [N. del t.])
¿qué hay en la biblia?/ ¿Cuáles son los libros
58
O N BULLSHIT
HARRY G. FRANKFURT
el farol. La conexión entre charlata
59
Ahora bien, el concepto más central
nería y farol se afirma explícitamente
y característico de la naturaleza de la
en la definición con la que se relacio
mentira es el de falsedad: el mentiro
nan los versos de Pound:
so es esencialmente alguien que deli
Como verbo trans. e intrans., ha blar de sinsentidos (con alguien) [. ] ..
también farolear sobre la competencia
de uno (en algo) hablando de cosas sin sentido.
Parece que toda charlatanería en
beradamente enuncia una falsedad. También farolear tiene típicamente como objetivo transmitir algo falso. A diferencia del simple mentir, sin embargo, es más específicamente cuestión de falsificación que de false dad. Eso es lo que cuenta para su
traña algún tipo de faroleo. Sin duda
proximidad con la charlatanería.
está más cerca de farolear que de
Pues la esencia de la misma no es el
contar mentiras. Pero ¿qué entraña,
hecho de que sea «falsa», sino el de
en relación con su naturaleza, el he
que es «fraudulenta». Para apreciar
cho de que se parezca más a lo pri
esta distinción hay que darse cuenta
mero que a lo segundo? ¿Cuál es
de que una falsificación o un fraude
exactamente la diferencia aquí entre
no han de ser en ningún sentido (sal
un farol y una mentira? Tanta mentir como farolear son formas de tergiversación o engaño.
vo en la autenticidad misma) inferio res a la cosa real. Lo que no es autén tico no tiene por qué ser también
60
HARRY G. FRANKFURT
ON BULLSHIT
61
defectuoso en algún otro aspecto. Al
[. ] Una de las primeras cosas que me
fin y al cabo, puede ser una copia
enseñó fue: <
exacta. Lo malo de una falsificación
cuando puedas salir del paso con
no es su aspecto, sino el modo en que
charlatanería.>>7
..
se ha hecho. Esto apunta a un aspec to parecido y fundamental de la natu
Esto presupone no sólo que hay
raleza esencial de la charlatanería:
una diferencia importante entre men
aunque se practica sin preocuparse
tir y ejercer de charlatán, sino que lo
por la verdad, no tiene por qué ser
segundo es preferible a lo primero.
falsa. El charlatán crea falsificaciones.
Ahora bien, seguro que el viejo Simp
Pero eso no significa que las haga ne
son no consideraba la charlatanería
cesariamente mal.
moralmente superior a la mentira. Ni
En la novela de Eric A.mbler Dirty
Story, un personaje llamado Arthur Abdel Simpson recuerda el consejo que su padre le dio de niño: Aunque sólo tenía siete años
es probable que viera las mentiras '
7. E. Ambler, Dirty Story ( 1967), I, iii, pág. 25. La cita aparece en la misma entrada del OED que incluye el pasaje de Pound cita do con anterioridad. La estrecha relación en tre ser un charlatán y farolear resuena, creo,
cuando mataron a mi padre, todavía
en el paralelismo entre los giros «salir del
me acuerdo muy bien de él y de algu
paso con charlatanería» y «salir del paso con
nas de las cosas que solía, decirme.
un farol».
62
ON BULLSHIT
HARRY G. FRANKFURT
63
como algo invariablemente menos efi
más probable que nos apartemos de
caz que la charlatanería para 1ograr
ella encogiéndonos de hombros con
los fines por los que se suele recurrir
impaciencia o cierta irritación que
a aquéllas o ésta. Después de todo,
con el sentimiento de afrenta o ultraje
una mentira inteligentemente cons
que a menudo inspiran las mentiras.
truida puede cumplir su misión con
El problema de entender por qué
pleno éxito. Puede que Simpson cre
nuestra actitud frente a la charlatane
yera más fácil librarse de la charlata
ría suele ser más benévola que nuestra
nería que de la mentira. O acaso que
actitud. frente a la mentira es un asun
ría decir que, aunque el riesgo de que
to importante, que dejaré como ejer
a ·uno lo pillen en falso es aproxima
cicio para el lector.
damente el mismo etL cada caso, las
La comparación que hace al caso
consecuencias de caer suelen ser me
no es, sin embargo, la que se estable
nos graves para el charlatán que para
ce entre contar una mentira y practi
el mentiroso. De hecho, la gente tien
car algún tipo concreto de charlata
de a ser más tolerante con la charlata
nería. El viejo Simpson caracteriza la
nería que con las mentiras, quizá por
alternativa a contar una mentira
que nos sentimos menos inclinados a
como «salir del paso con charlatane
tomarnos las primeras como afrentas
ría». Esto no sólo entraña la realiza
personales. Podemos tratarr de distan
ción de alguna charlatanería concre
ciarnos de la charlatanería, pero es
ta; exige un «programa» para ejercer
64
ON BULLSHIT
HARRY G . FRANKFURT
65
En cambio, una persona que deci
de charlatán en la medida impuesta por las circunstancias. Ésta es quizás
de abrirse paso mediante la charlata
una clave para entender el porqué de
nería goza de mucha más libertad. Su
sus preferencias. Contar una mentira
visión es más panorámica que parti
es un acto con una marcada intención.
cular. No se limita a introducir una
Está concebido para introducir una
falsedad en un punto determinado,
falsedad determinada en un punto
por lo cual no está condicionada por
preciso del conjunto o sistema de
las verdades que rodean dicho punto
creencias, a fin de evitar las consecuen
o intersectan con él. Está dispuesta, si
das de tener dicho punto ocupado poi
hace falta, a falsear también el con
la verdad. Esto demanda un cierto
texto. Esta libertad con respecto a las
arte, según el cual el narrador de la
limitaciones que condicionan al men
mentira se somete a las constricciones
tiroso no necesariamente significa,
impuestas por lo que él cree ser la ver
desde luego, que su tarea sea más fá
dad. El embustero debe interesarse in
cil que la del embustero. Pero el tipo
evitablemente por valores veritativos.
de creatividad en que se basa es me
Para inventar una mentira cualquiera,
nos analítico y menos deliberativo
ha de pensar que sabe qué es lo verda
que el requerido por la acción de
dero. Y para inventar una mentira efi
mentir. Es más expansivo e indepen
caz, debe concebir su falsedad tenien
diente, con oportunidades más am
do como guía aquella verdad.
plias de improvisación, colorido y
66
ON BULLSHIT
HARRY G. FRANKFURT
67
juego de la imaginación. Es menos
tán no nos engañe, o que ni siquiera
una cuestión de técnica que de arte.
lo intente, acerca de los hechos o de lo
De ahí la conocida noción de «artista
que él toma por hechos. Sobre lo que
de la charlatanería». Sospecho que el
sí intenta necesariamente engañarnos
consejo dado por el padre de Arthur
es sobre su propósito. Su única carac
Simpson refleja el hecho de que se
terística distintiva es que en cierto
sentía más fuertemente inclinado ha cia este tipo de creatividad, indepen
modo tergiversa su intención. Ésta es la dav.e de la distinción en
dientemente de sus méritos o eficacia
tre él y el embustero. Ambos dan una
relativos, que hacia las exigencias,
falsa representación de sí mismos como
más austeras y rigurosas, de la mentira.
empeñados en comunicar la verdad. El
Lo que la charlatanería tergiversa
éxito de cada uno de ellos depende de
esencialmente no es ni el estado de
que logren engañarnos al respecto.
cosas al que se refiere ni las creencias
Pero el rasgo de sí mismo que el menti
del hablante respecto de dicho esta -
roso nos oculta es que está tratando de
do de cosas. Son dichas cosas lo que
alejarnos de una percepción correcta
la mentira tergiversa, por el hecho de
de la realidad; no hemos de saber que
su falsedad. Dado que la charlatane
él desea que creamos algo que él supo
ría no tiene por qué ser falsa, se dife
ne que es falso. El rasgo de sí mismo
rencia de las mentiras en su intención
que oculta el charlatán, en cambio,
tergiversadora. Puede que el charla-
es que los valores veritativos de sus
68
ON BULLSHIT
HARRY G. FRANKFURT
69
enunciados no tienen prácticamente in
del lado de la verdad ni del lado de lo
terés para él; de lo que no hemos de
falso. Su ojo no se fija para nada en
damos cuenta es de que su intención
los hechos, como sí lo hacen, en cam
no es informar de la verdad tú tampoco
bio, los ojos del hombre sincero y del
ocultarla. Eso no significa que su dis
mentiroso, salvo en la medida en que
curso sea anárquicamente impulsivo,
pueda responder a su interés de hacer
sino que la motivación que lo guía y lo
pasar lo que dice. No le importa si las
controla prescinde de cómo son real
cosas que dice describen correcta
mente las cosas de las que habla. Es imposible mentir si uno no cree conocer la verdad. Producir charlatanería no requiere semejante
mente la realidad. Simplemente las extrae de aquí y de allá o las manipula para que se adapten a sus fines. En su ensayo sobre la mentira,
convicción. Una persona que miente
san Agustín distingue ocho tipos de
está, por tanto, respordiendo a la ver
mentiras, que clasifica con arreglo a
dad y, en ese sentido, es respetuosa
la clase de intención o justificación
con ella. Cuando un hombre sincero
con que cada mentira se cuenta. Siete
habla dice sólo lo que cree verdadero;
de esos tipos de mentiras se cuentan
para el embustero, simétricamente, es
únicamente porque se piensa que son
indispensable que considere sus afir
otros tantos medios indispensables
maciones falsas. Para el charlatán, en
para algún fin distinto de la mera
cambio, no hay más apuestas: no está
producción de falsas creencias. En
70
ON BULLSHIT
HARRY G . FRANKFURT
71
otras palabras, no es su falsedad como
Las mentiras de esta categoría no se
tal lo que atrae a quien cuenta las
cuentan como medio para ningún fin
mentiras. Dado que se cuentan única
distinto de la propagación de la false
mente por su supuesto carácter indis
dad. Se cuentan por sí mismas única
pensable para lograr un fin distinto
mente, es decir, por mor del engaño:
del engaño mismo, san Agustín consi dera que son involuntarias: lo que
Hay diferencia entre una persona
quien las dice realmente desea no es
que cuenta una mentira y un mentiro
contar una mentira sino alcanzar el fin
so. La primera es alguien que cuenta
propuesto. Por consiguiente, no son,
una mentira involuntariamente, en
en su opinión, mentiras reales, y quie
tanto que al mentiroso le gusta mentir
nes las cuentan no son propiamente
y se recrea en la mentira. [. . .] Este úl
mentirosos. Sólo la categoría restante
timo encuentra placer en mentir, re
contiene lo que san Agustín señala
gocijándose en la falsedad misma. 9
como <
the Church, vol. 16, Nueva York, 1952, pág. 109 [N. del t. ] ). San Agustín sostiene que con
tar una mentira de este género es un pecado menos grave que contar mentiras en otras tres
8. «Mentir>>, en Tratados sobre temas di
versos (el autor se basa en la versión inglesa in cluida en R. J. Deferrari [comp.], Fathers o/
de las categorías, y un pecado más grave que contar mentiras en las otras cuatro categorías. 9. Ibíd., pág. 79.
72
ON BULLSHIT
Lo que san Agustín llama «menti
HARRY G. FRANKFURT
73
cuando tratan de describir el mundo,
rosos» y «auténticas mentiras» son
ya sea correctamente, ya sea engaño
casos raros y poco frecuentes. Todo
samente. Por esa razón, decir menti
el mundo miente de vez en cuando,
ras no tiende a incapacitar a una per
pero hay muy pocas personas a quie
sona para decir la verdad en igual
nes se les ocurra con frecuencia (o si
medida que lo hace la charlatanería.
quiera alguna vez) mentir por amor a
Al recrearse excesivamente en esta
la falsedad o al engaño. Para la mayoría de la gente, el he cho de que un enunciado sea falso
última actividad, que implica hacer afirmaciones sin prestar atención a nada que no sea el propio gusto al
constituye en sí mismo una razón,
hablar, el hábito normal de una per
por débil y fácilmente desdeñable
sona de tener presente cómo son las
que sea, para no formularlo. Para el
cosas puede quedar atenuado o per
mentiroso puro de san Agustín, en
derse. Uno que mienta y otro que
cambio, es ésa una razón a favor de
diga la verdad juegan, por así decir,
hacerlo. Para el charlatán no es en sí
en bandos opuestos del mismo juego.
misma ni una razón a favor ni una ra
Cada uno responde a los hechos tal
zón en contra. Tanto al mentir como
como los entiende, aunque la res
al decir la verdad, la gente se rige por
puesta del uno se guía por la autori
sus creencias acerca de cómo son las
dad de la verdad, mientras que la
cosas. Dichas creencias los guían
respuesta del otro desafía dicha auto-
74
ON
BULLSHIT
HARRY G. FRANKFURT
75
ridad y rehúsa poner coto a sus exi
primera es desistir tanto de los esfuer
gencias. El charlatán ignora por com
zos por decir la verdad como de los
pleto esas exigencias. No rechaza la
esfuerzos por engañar. Eso significaría
autoridad de la verdad, como hace el
abstenerse de hacer cualquier afirma
embustero, ni se opone a ella. No le
ción sobre los hechos. La segunda al
presta ninguna atención en absoluto.
ternativa es continuar haciendo afir
Por ello la charlatanería es peor ene
maciones que pretenden describir
migo de la verdad que la mentira.
cómo son las cosas, pero que no pue
Quien se encarga de publicar u ocultar los hechos parte de la base de
den ser otra cosa que charlatanería. ¿Por qué hay tanta charlatanería?
que son realmente hechos que pueden
Desde luego, es imposible estar seguro
de algún modo determinarse y cono
de si hoy día hay comparativamente
cerse. Su interés en decir la verdad o
más charlatanería que en otras épocas.
en mentir presupone que hay una di
Hay más comunicación de todo tipo
ferencia entre entender las cosas mal
en nuestra época que en ninguna épo
y entenderlas bien, y que es posible,
ca anterior, pero la proporción de
al menos de vez en cuando, explicar
charlatanería puede no haber aumen
la diferencia. Quien deje de creer en la
tado. Sin dar por supuesto que la inci
posibilidad de identificar unos enun
dencia de la charlatanería es realmente
ciados como verdaderos y otros como
mayor ahora, haré unas cuantas consi
falsos sólo tiene dos alternativas. La
deraciones que pueden ayudar a ex-
76
ON BULLSHIT
plicar por qué hay ahora tanta charla tanería.
HARRY G. FRANKFURT
77
no tiene la responsabilidad de opinar sobre cualquier cosa, o al menos sobre
La charlatanería es inevitable siem
todo aquello que es propio de la con
pre que las circunstancias exigen de al
ducción de los asuntos de su país. La
guien que hable sin saber de qué está
ausencia de toda conexión significativa
hablando. Así pues, la producción de
entre las opiniones de una persona y su
charlatanería recibe un impulso siem
percepción de la realidad será todavía
pre que las obligaciones o las oportuni
más grave, ni que decir tiene, para al
dades que tiene alguien de hablar de
guien que crea en su responsabilidad,
cualquier tema exceden su conoci
como agente moral consciente, para va
miento de los hechos que son pertinen
lorar acontecimientos y condiciones en
tes para el tema en cuestión. Esta dis
cualquier parte del mundo.
crepancia es corriente en la vida
La proliferación contemporánea
pública, donde la gente se ve a menudo
de la charlatanería tiene también raí
impulsada -por sus propensiones in
ces más profundas en las diversas for
dividuales o por las exigencias de
mas de escepticismo que niegan que
otros- a hablar largo y tendido de
podamos tener acceso seguro alguno
asuntos que hasta cierto punto ignora.
a una realidad objetiva y que recha
Ejemplos estrechamente relacionados
zan, por consiguiente, la posibilidad
con el tema surgen de la convicción de
de saber cómo son realmente las co
que en una democracia todo dudada-
sas. Esas doctrinas «antirrealistas»
78
HARRY G. FRANKFURT
ON BULLSHIT
79
socavan la confianza en el valor de
se consagra a ser fiel a su propia na
los esfuerzos desinteresados por de
turaleza individual. Es como si deci
terminar qué es verdad y qué es falso,
diera que no tiene sentido intentar
e incluso en la inteligibilidad de la
ser fiel a los hechos, por lo que, en
noción de indagación objetiva. Una
vez de eso, ha de intentar ser fiel a sí
respuesta a esta pérdida de confianza
mismo.
ha consistido en renunciar a la disci
Pero es absurdo imaginar que no
plina exigida por la dedicación al ide
sotros mismos estamos determinados
al de la corrección para refugiarse en
y somos, por tanto, susceptibles de
un tipo de disciplina muy diferente,
descripciones correctas y de descrip
impuesta por la persecución de un
ciones incorrectas, a la vez que supo
ideal alternativo de sinceridad. En lu
nemos que la atribución de determi
gar de tratar primordialmente de lo
nación a cualquier otra cosa se ha
grar representaciones precisas de un
revelado un error. Como seres cons
mundo común a todos, el individuo
cientes, existimos sólo en respuesta a
se dedica a tratar de obtener repre
otras cosas y no podemos conocernos
sentaciones sinceras de sí mismo.
en absoluto a nosotros mismos sin
Convencido de que la realidad no
conocer aquéllas. Más aún, no hay
posee naturaleza alguna inherente
nada en la teoría, y ciertamente nada
que uno pudiera confiar en determi
en la experiencia, que sustente el ex
nar como la verdad fiel de las cosas,
traordinario juicio de que lo más fácil
80
ON B ULLSHIT
de conocer es la verdad acerca de uno mismo. Los hechos que nos con ciernen no son especialmente sólidos y resistentes a la disolución escéptica. Nuestras naturalezas son, en reali dad, huidizas e insustanciales (nota blemente menos estables y menos in herentes que la naturaleza de otras cosas). Y siendo ése el caso, la since ridad misma es charlatanería.