FILOSOFÍA Y METODOLOGÍA DE LA EXTENSIÓN AGRÍCOLA "En el periodo posterior a la segunda guerra mundial se observó que los gobiernos en general reconocían cada vez más la necesidad de contar con servicios de extensión o asesoramiento agrícola. Antes, esos servicios existían casi exclusivamente en los países más desarrollados. La escasez de alimentos durante la guerra subrayó la necesidad de aumentar la producción. En la época de la post-guerra, la población de muchos países creció más deprisa que el suministro de alimentos. Al mejorar las comunicaciones, las familias rurales ya no se contentaban con subsistir en los buenos años que se alternaban con los periodos de hambre, sino que empezaron a presionar a sus gobiernos exigiendo igualdad económica y social con los sectores más afortunados. Las naciones recién creadas, donde la población rural había vivido hasta entonces de la agricultura de subsistencia con poca indu indust stri ria, a, cons consid ider erar aron on esen esenci cial al esta establ blec ecer er una una econ econom omía ía más más equi equililibr brad ada. a. Era Era indispensable aumentar y hacer más eficiente la producción nacional de alimentos para abastecer a sus ciudades en proceso de rápido crecimiento, así como para economizar u obtener las divisas requeridas por el desarrollo económico. Por último, toda la filosofía del gobi gobiern erno o de un país país se modi modifificó có,, pasan pasando do de la explo explota taci ción ón de las las masa masass rural rurales es a reconocer que tenían responsabilidad por el bienestar de éstas. Estos y otros muchos factores desembocaron en la creación de una gran variedad de servicios e instituciones rurales, comprendidos los servicios de extensión agrícola" (Maunder, 1973). Sin una agricultura progresista, sin un sector agrícola muy desarrollado y con altos niveles de productividad y de ingresos, no es estable, seguro ni justo el desarrollo de la humanidad. Este desarrollo dependerá también en alto grado de la justicia social en las relaciones en un mismo país y entre las diferentes naciones de la tierra. Pero, junto a las necesidades de justicia, siempre habrá la urgencia de exigir a los pueblos esfuerzos por mejorar sus técnicas, para hacer más eficientes sus actividades a fin de obtener niveles satisfactorios de productividad. Por estas razones he llamado al derecho a recibir los servicios de extensión agrícola, "el derecho de recibir asistencia necesaria para adquirir la técnica que ello exige; siendo obligación del Estado darle a los servicios de extensión agrícola toda la importancia que merecen. (Frias et al. 1966). Porque, la extensión agrícola la define Maunder (1973), como:
"Un servicio o sistema que mediante procedimientos educativos ayuda a la población rural a mejorar mejorar los métodos y técnicas técnicas agrícolas, aumentar la productividad productividad y los ingresos, mejorar su nivel de vida y elevar las normas educativas y sociales de la vida rural." Por ello: " La función de extensión es eminentemente educativa, pues tiende a producir cambios en los conocimientos, actitudes y destrezas de la gente para lograr su desarrollo tanto individual como social. En consecuencia, se rige por las leyes fundamentales de la enseñanza y del aprendizaje" (Frias et al, 1966). Pero, a diferencia de la enseñanza impartida dentro de un régimen de educación formal, la extensión es educación informal, que se desarrolla fuera de los salones de clases, sin cursos ni alumnos regulares, sin programas rígidos y por esta razón el extensionista debe ir tras los educandos para realizar su labor e impartir educación donde ellos se encuentren: en sus casas, en sus fincas, en los lugares donde habitualmente se reúnen. Además, los educandos están directamente interesados en lo que aprenden, porque los conocimientos que reciben tienen aplicación útil e inmediata, siendo por lo tanto su mejor estímulo el provecho que de ellos puedan obtener. De lo anterior, se desprende la flexibilidad que debe tener el programa de extensión para adaptarse a cada localidad y condición y renovarse continuamente a medida que vayan cambiando las circunstancias y se vayan cumpliendo las metas. Además, debe utilizar diferentes métodos de capacitación, porque el extensionista tiene que poseer capacidad para comuni comunicars carse e con un agricul agricultor tor indivi individua dualme lmente nte,, con grupos grupos de agricul agricultor tores es y con grandes masas de población. En la actividad de Extensión agrícola los métodos de comunicación individual generalmente permiten una relación persona a persona, cara a cara entre el extensionista y el agricultor, por medio de visitas a fincas y hogares, consultas en la oficina, consultas telefónicas o cartas personales. En cambio, la comunicación con grupos es un poco más impersonal, pues se establ establece ece utiliz utilizando ando reunio reuniones, nes, giras giras de agricul agricultor tores es para visita visitarr fincas fincas modelo modelo,, cursos cursos cortos, cortos, demost demostraci racione oness de práctic prácticas, as, funcio funciones nes de títer títeres, es, confere conferencia ncias, s, etc. etc. Aquí, Aquí, se sacrifica el contacto individual en búsqueda de una mayor cobertura. Este fenómeno se
acentúa al utilizar los medios de comunicación masiva, como radio, prensa, cine, televisión, folletos, carteles o cartas circulares. Por ello, para lograr una mayor eficiencia en la comunicación, es frecuente el uso combinado y simultáneo de varios de ellos. Al referirse a los métodos de extensión (Frias, et al.1966), afirma que los métodos de contacto individual presentan las siguientes ventajas: gran eficacia para la introducción de nuevas prácticas, aumenta la confianza del agricultor hacia el extensionista, permite obtener la colaboración de demostradores y seleccionar líderes, permite un mejor conocimiento de los problemas de la gente; pero a su vez, tienen estas desventajas: son muy costosos, con ellos se llega a un número reducido de agricultores y existe el peligro de concentrar la atención a unas pocas personas. Al hablar de las ventajas de los métodos de comunicación con grupos, los mismos autores destacan que, son muy eficientes para la enseñanza de prácticas pues además de ser objetivos, hay influencia del grupo en la aceptación de cambios, son útiles para el entrenamiento de líderes, facilitan el contacto personal entre los participantes, se influencian varias personas simultáneamente y facilitan el empleo de distintos medios de enseñanza; pero plantean también como desventajas que, requieren más capacitación del extensionista y de los demostradores, la movilización de los agricultores al sitio de reunión y que ellos dispongan del tiempo necesario para asistir. Por último, los medios de comunicación masiva son muy útiles para informar y promover determinado programa, idea o práctica, pero son impersonales, costosos e ineficientes para lograr por sí solos el cambio de actitudes de la gente, por ello se deben utilizar solamente como un refuerzo o apoyo para la acción directa del extensionista. En la breve exposición que antecede sobre los métodos que puede utilizar el extensionista se observa cómo existe gran variedad de ellos, adaptables a las circunstancias particulares donde le toque desarrollar sus actividades orientadas a lograr el cambio social, pero su acción, para que tenga realmente una repercusión importante para el país o para la época en que la realiza, debe estar orientada por una serie de principios o preceptos fundamentales, es decir, debe obedecer a un modelo determinado. Por ello, se describe a continuación seis modelos diferentes de Extensión agrícola, que respondieron a las
condiciones, necesidades y expectativas existentes en su época respectiva, (Andrade, 1981); El primer modelo "Extensión-Filosofía-Educación", se desarrolló en el año 200 de nuestra Era, paralelo a las reformas agrarias del Emperador romano Caracalla, quien para implementar las distribuciones de tierra entre sus legionarios y establecer enclaves de defensa del Imperio en los lugares conquistados, buscó a través de educación agrícola convertir los militares en agricultores. El segundo modelo se basa en la trilogía: "Extensión-Educación-Hombre"; se originó en Irlanda durante el siglo XVII estimulado por la presencia de la gota de la papa que era el alimento básico de su dieta y el crecimiento acelerado de la población. Este modelo representa un avance respecto al anterior, porque en esa época ya existía información técnica sobre química de suelos y control de enfermedades de las plantas. Se orientó a enseñar a los agricultores dichos avances; es la típica difusión de tecnología. El tercer modelo "Extensión-Educación-Hombre-Cambio", se basa en una educación multifacética, donde se trabaja no solamente por el cambio del hombre sino de su hábitat productivo asumiendo la heterogeneidad de las unidades productivas familiares. Este modelo ha sido utilizado desde 1969, por la Universidad de Chapingo en México, por el ICTA en Guatemala y el CATIE en Costa Rica, con base en los siguientes enfoques: 1. La extensión como educación a nivel del individuo para modificar su conducta, valores y actitudes con respecto a un objetivo determinado para que luego actúe como "reproductor" de la acción educativa. 2. El cambio se hace a través de la educación como institución socializadora y culturizadora que incentiva o modifica los patrones de tipo rural o urbano. Es una acción de cambio institucional, capacitando primero a los maestros. 3. El cambio inducido por intermedio de la acción colectiva que atiende a dinamizar el proceso educativo mediante la acción in situ, tal como sucedió con la revolución verde.
También durante la década de los años sesenta aparece un cuarto modelo de extensión de corte socialista aplicado en Cuba por Zimmerman y Kaldor, basado inicialmente en la acción directa del estado sobre tres áreas básicas: 1. Producción de excedentes exportables para obtener divisas. 2. Educación tendiente a ubicar al agricultor en su esfera de trabajo y prepararlo para su paso a la ciudad. 3. La aplicación simultánea
de
un
modelo
de
planificación
regional,
interrelacionada con centros de experimentación, universidades y las áreas de producción agropecuaria. Durante la época del setenta, el Banco Mundial ha promovido la utilización de un quinto modelo de extensión agrícola, basado en Crédito-Extensión-Investigación (C.E.I.), que tiene como metas fundamentales: el aumento de la producción y la productividad, minimizar la influencia de los factores demográficos (nacimiento y muerte), buscar una mejor distribución de los ingresos y crear fuentes de trabajo para disminuir el nivel de desempleo. La modalidad C.E.I., busca trabajar con el hombre que puede ser sujeto de crédito supervisado u orientado por los extensionistas. De acuerdo con su época de aparición, el modelo de extensión norteamericano debería haberse mencionado atrás, pero teniendo en cuenta su influencia directa en la orientación de los Servicios de Extensión organizados en Latinoamérica, en Colombia y aún en la Federación de Cafeteros, se optó por analizarlo aquí: en los Estados Unidos alrededor de los Land Grant Colleges cuyas primeras facultades fueron agropecuarias, se originó un sexto modelo de extensión agrícola basado en la trilogía: "Servicio-Acción-Motivación", que nació con la promulgación de la ley federal Smith-Lever en 1914, donde se formalizó un programa nacional cooperativo de extensión. En este modelo la universidad es el centro del sistema y a su alrededor giran la investigación la experimentación central y regional, la extensión agrícola y el contacto permanente con los organismos del Estado, la comunidad y la industria que brindan su apoyo decidido a la acción de extensión. Este modelo tuvo un desarrollo interno acelerado hasta 1950, cuando los Estados Unidos iniciaron la exportación de su contenido educativo y de su metodología para impulsar el desarrollo de los agricultores y de sus familias, mediante el uso de alta
tecnología y el manejo eficiente de los factores productivos: capital-tierra-trabajo y tecnología (Loomis y Beegle, 1950). Como se explicó antes, con esta orientación llegó la influencia del Servicio de Extensión norteamericano a Latinoamérica y especialmente a Colombia. La extensión como sistema organizado de educación rural se inició en Colombia en 1954 por medio de un proyecto de extensión agrícola patrocinado por STACA (Servicio Técnico Agrícola Colombo-Americano), en el departamento de Boyacá, que tenía dos objetivos básicos: desarrollar un servicio de extensión modelo dentro de Colombia y adiestrar personal colombiano para que se hiciera cargo de actividades nacionales de extensión (Di Franco, et al., 1962). En 1955 el Instituto de Fomento Tabacalero estableció su propio Servicio de Extensión para brindar asesoría técnica específicamente sobre este cultivo y mejorar la situación de las familias dedicadas a él. En Julio de 1956 la Corporación Autónoma Regional del Valle del Cauca (C.V.C.) organizó un servicio de extensión para dicho departamento, siguiendo en general el patrón establecido por STACA en Boyacá. Otro tanto realizó a nivel nacional el Ministerio de Agricultura estructurando, en julio de 1958, la División de Extensión Agrícola, a la cual vinculó muchos funcionarios capacitados en el proyecto de STACA ya mencionado. En 1959, el Instituto de Fomento Algodonero también organizó su propio Servicio de Extensión para servir las regiones donde operaba y otro tanto hizo la Federación Nacional de Cafeteros de Colombia, reorientando las campañas técnicas que venían funcionamiento de 1930. Entre el modelo de extensión utilizado en Colombia y el norteamericano, existen dos diferencias importantes: la universidad no participa directamente en extensión provienen más de entidades gremiales privadas que del propio Estado.
Hasta ahora se ha explicado en qué consiste el trabajo de extensión agrícola, la metodología que puede utilizar el extensionista para promover el cambio social y los modelos "filosóficos" que han orientado con mayor frecuencia el trabajo de extensión, adaptándose a las condiciones cambiantes de cada época. Siguiendo esta misma línea de análisis y para aproximarnos más al objetivo de esta investigación, se considera útil exponer en forma detallada la historia, los objetivos, la organización, la metodología utilizada y algunas de las actividades del Servicio de Extensión de la Federación Nacional de Cafeteros de Colombia (F.E). El segundo Congreso Nacional de Cafeteros que creó en 1927 la Federación y le dio sus primeros estatutos, concibió esta organización como una entidad de derecho privado, conformada por todos los productores de café que quisieran pertenecer a ella, con el objetivo fundamental de defender y promover el desarrollo de la industria cafetera y mejorar el nivel de vida del caficultor. Para garantizar los recursos necesarios que le permitieran cumplir dichos objetivos, los cafeteros le solicitaron al gobierno nacional la creación de un impuesto a la exportación del café (Ley 76 de 1927), el cual sería recaudado y manejado por la Federación mediante un contrato con el gobierno, quien a su vez vigilaría su inversión ( La Federación, 1977). Desde esa época y utilizando dichos recursos la Federación ha buscado promover al campesino caficultor valiéndose para ello de amplios planes de educación, orientados y diseñados para atender sus necesidades sin extraerlo de su medio. Por esta razón, el programa de orientación técnica y de prácticas mejoradas para los cafeteros ha tenido continuidad en el tiempo pero ha evolucionada respecto a los métodos de extensión utilizados. Dicha evolución la describen Suárez y Arze (1971) en las siguientes etapas: En la primera etapa (1927-1930), los pocos investigadores técnicos que poseía la entidad, ansiosos de que su experiencia y sus conocimientos sirvieran a los cafeteros, salían personalmente al campo a realizar visitas a las fincas para enseñar a los agricultores aspectos técnicos utilizando para ello contactos individuales. En la segunda etapa, que cubre el periodo comprendido entre 1930 y 1959, funcionó la "Campaña de Sanidad Vegetal y Conservación de Suelos", que trabajó de preferencia en las fincas ubicadas estratégicamente en cada vereda para que cumplieran funciones
demostrativas, prefiriendo a una elite de agricultores generalmente "adoptadores tempranos" y marginando a la mayoría, que se consideró reacios. En esta etapa se dio preferencia a las realizaciones materiales que logra el funcionario. Aunque el sistema buscaba llegar a las mayorías, se atendió solamente una minoría. No se buscó el desarrollo del hombre, se pensó más en las plantas y en el suelo. Utilizando de preferencia los métodos de contacto individual con cada cafetero en su propia finca. El XXI Congreso Nacional de Cafeteros insatisfecho con la estrategia anterior y consciente de que los problemas del productor cafetero tenían como fuente principal su baja capacidad técnica y cultural, decidió organizar formalmente el Servicio de Extensión por medio del Acuerdo No. 23 de octubre 6 de 1959, que sirvió en adelante como marco de referencia permanente para sus actividades, puesto que le definió como su función principal: capacitar al productor cafetero y a su familia especialmente en técnicas agropecuarias, para que a través de su aplicación pueda obtener mayores ingresos y contribuir al mejoramiento de su nivel de vida y al de su comunidad. Todo lo anterior condujo a que en esta tercera etapa (1960-1969), a diferencia de la anterior que le daba mayor importancia a las realizaciones físicas de aplicación, el Servicio de Extensión le diera un énfasis especial a las labores educativas porque solamente contando con caficultores capacitados podría alcanzarse su participación voluminosa, espontánea y activa en los programas de desarrollo de las zonas cafetera. Este nuevo objetivo fundamental del servicio se ha mantenido a través del tiempo. (Rodríguez, 1971) En resumen, el Congreso Cafetero le fijó a su Servicio de Extensión (S.E.) estos tres objetivos fundamentales: aumentar los ingresos del cafetero, mejorar su nivel de vida e incrementar su participación en el desarrollo regional de vida e incrementar su participación en el desarrollo regional y el S.E. como medio para alcanzarlos se propuso a su vez, según los plantea Saldarriaga (s.f.), a nivel operativo en el país, en el departamento del Risaralda y en el municipio de Quinchía, donde se realizó este estudio, los siguientes objetivos generales: •
Aumentar los rendimientos en el cultivo del café, especialmente: reemplazando las plantaciones viejas con siembra de variedades más productivas, sembrando mayor número de cafetos por hectárea, aplicando fertilizantes, controlando plagas y
enfermedades, mejorando las técnicas utilizadas para despulpar, lavar y secar el café, para ganar en calidad y precio. •
Aumentar los rendimientos unitarios en cada uno de los cultivos mejor adaptados en la zona por el uso de variedades mejoradas, fertilizante y control oportuno de plagas y enfermedades.
•
Mejorar las condiciones de salud de los caficultores promoviendo el uso de servicios higiénicos, agua hervida, vacunaciones y servicios médicos.
•
Elevar los niveles alimenticios, por la producción y uso de hortalizas y frutales y siembra de cultivos de consumo diario.
•
Mejorar la educación, promoviendo la construcción de escuelas, la educación primaria y la alfabetización.
•
Mejorar las condiciones de recreación, fomentando el deporte en las veredas.
•
Buscando brindar igualdad de oportunidades a toda la zona cafetera, de alcanzar el mejoramiento propuesto y poseer una dirección central que orientara con criterio unificado las acciones del S.E., éste se organizó desde su creación, en 1959, utilizando una estructura piramidal, desde el nivel local al nacional, definida por Rodríguez (1971), en esta forma:
Distrito de Extensión (nivel municipal): Es la unidad mínima del S.E. y centro permanente de actividad. Es un conjunto de veredas que por sus características sociales, culturales y económicas, se considera como un área representativa del municipio. A veces cubre todo un municipio y es atendido en forma permanente por un Práctico Agrícola, con la colaboración esporádica de una Mejoradora de Hogar, de un mecánico cafetero y del jefe seccional respectivo. Seccional de Extensión (nivel regional): Está formada por varios distritos de extensión y atiende uno o varios municipios. Está a cargo del jefe seccional, que es un ingeniero agrónomo que tiene como funciones: programar, ejecutar, supervisar e informar las actividades acordadas con el director de la División Técnica y con el comité Departamental de Cafeteros respectivo. División Técnica (nivel departamental):
Para facilitar la coordinación entre el comité Departamental, sus seccionales de extensión y la oficina central de la Federación, se tiene la División Técnica, a cargo de un ingeniero agrónomo, que debe promover, orientar, coordinar, supervisar e informar de todas las actividades del S.E. en su departamento. División de Extensión (nivel nacional): A nivel nacional el S.E. se estructuró como una división de la Gerencia Técnica, dirigida por un ingeniero agrónomo y formada por un equipo de profesionales de diferentes disciplinas encargados de promover, orientar, coordinar, supervisar e informar, sobre el desarrollo del programa del servicio de extensión en el país, buscando integrar en él la política nacional señalada por los Congresos Cafeteros y las Gerencias, con las necesidades sentidas y los intereses locales del gremio cafetero. Después de conocer la organización del S.E. se puede entrar con mayor facilidad a analizar los métodos de trabajo que utiliza para lograr sus objetivos, y observar cómo dicha metodología se fue modificando a través de los años para adaptarla a las nuevas condiciones de la zona cafetera, Inicilamente, debido al peso de la costumbre y a la experiencia que poseían sus funcionarios, el S.E. le dio mayor importancia a los contactos individuales, lo cual limitó la atención a un grupo muy reducido de caficultores. Es así, como el S.E. en 1960, atendía en el país 2.197 cafeteros y para 1965 esta cifra se había elevado solamente a 8.745 cafeteros. Ante esta situación, la Gerencia Técnica de la Federación, consciente de la necesidad de llevar las enseñanzas a un mayor número de productores y familias, promovió y orientó desde 1965 una serie de experiencias en la zona cafetera, para ensayar un nuevo sistema de trabajo educativo que aprovechará los grupos primarios, naturales y espontáneos que existían tradicionalmente en las veredas, donde las personas estaban unidas más por el parentesco y el afecto que por algún interés utilitario, para organizarlos alrededor del objetivo instrumental de estudiar, discutir y aplicar los temas enseñados por el S.E. para obtener una mayor producción, mejorar su nivel de vida y participar más en el desarrollo de su región. Así nacieron en la zona cafetera los llamados Grupos de Amistad organizados y orientados por el S.E. de la Federación desde 1965 hasta la fecha.
Un primer resultado dentro del proceso de adopción de esta nueva estrategia educativa por parte de los funcionarios del S.E. fue que para 1970 ya estaban organizados en el país unos 600 grupos con 7.000 cafeteros y el S.E. atendía 28.872 cafeteros, presentándose un incremento de 20.127 (230 por ciento) respecto a los atendidos en 1965. En esta ampliación de cobertura del S.E. es posible que hayan influido diversos factores, pero uno de los más importantes fue el cambio de dirección en la metodología educativa utilizada. Como el objetivo de este estudio es comparar los efectos de las dos estrategias educativas utilizadas por el S.E. durante los últimos años, es decir, la atención individual y el trabajo con Grupos de Amistad, es conveniente profundizar un poco más en las bases sociológicas que respaldan su eficacia como elementos del cambio social en la zona cafetera, dentro de una sociedad agraria de hace dos décadas. "En la zona andina en esa época, la vida rural generalmente se realizaba en términos de localidad y vecindad próxima. Los intereses básicos del individuo y la familia, como el trabajo, la recreación, esperanza, ambición, amor, odio, cooperación, conflicto, etc., se resolvían en el propio vecindario. Eran aspectos rotundos de vida que tenían validez en los pequeños grupos de vecindad próxima, de naturaleza primaria" (Arze, 1966). En el vecindario, las familias formaban grupos de amigos por vecindad próxima, que por su naturaleza primaria podían ejercer gran influencia en las decisiones. Su composición generalmente incluía miembros de la propia familia, compadres y amigos que vivían cerca manteniendo vínculos de amistad. En su seno se examinaban los problemas y las expectativas con franqueza y realismo, en comunicación directa y frecuente, en su intimidad operaban el desánimo o el estímulo que cristalizaban en convicción. Observaciones controladas demostraron que el grupo por vecindad próxima respondía con interés al extensionista cuando se llegaba a él en la forma sencilla que convenía a su composición. En las discusiones hay mucho estímulo para aportar ideas a los planes de acción con lo que están mejor dispuestos a ejecutarlos por decisión propia" (Arze, 1966). Con base en estos comentarios y en su propio conocimiento de la zona cafetera, afirma Saldarriaga (1970), para que el S.E. pueda producir mayor impacto con los mismos recursos humanos, económicos e institucionales, necesita enfoca la labor educativa a través de los
Grupos de Amistad existentes en toda comunidad y del proceso de liderazgo presente en todos ellos y los define así: "El Grupo de Amistad es un grupo local, un grupo de vecindad próxima y en muchos casos un grupo de parentesco, es decir, un grupo de territorialidad reducida. Por esta razón, es común encontrar un número variable de Grupos de Amistad en cada vereda, de acuerdo con su extensión y con el número de familias que la habiten" (Saldarriaga, 1970). Con esta mentalidad la Gerencia Técnica orientó la capacitación de los funcionarios del S.E. a todos los niveles sobre extensión, comunicaciones, sociología rural y trabajo con grupos, para apoyar esta nueva etapa de su labor educativa en la zona cafetera (Saldarriaga, 1973). Los primeros pasos en esta cuarta etapa del S.E. , se dieron a principios de 1965 en la vereda de San Vicente de Pereira, Risaralda con un grupo de agricultores atendidos por el Práctico Agrícola Edgar Cardona y el ingeniero agrónomo Julio Garzón, asesorados por el sociólogo Eduardo Arze Loureiro y el ingeniero agrónomo Hugo León Téllez (Castillo, 1965). Siguiendo el proceso de adopción de esta metodología, los extensionistas del Comité de Caldas en varias reuniones analizaron esta primera experiencia del trabajo sistemático con grupos pequeños de agricultores y adelantaron nuevas acciones o ensayos en otros municipios del departamento de Caldas. Posteriormente el sociólogo Eduardo Arze L. Y el ingeniero agrónomo Misael Saldarriaga V., jefe del departamento de comunicaciones y adiestramiento de la Gerencia Técnica de la Federación, elaboraron las pautas que debían utilizar los extensionistas en el descubrimiento de los líderes, en la identificación de los Grupos de Amistad y en su posterior organización y seguimiento. Estas pautas, se discutieron en la reunión de directores de División Técnica de los Comités departamentales, realizada en Cenicafé , del 16 al 28 de febrero de 1970, donde también se intercambiaron las experiencias realizadas con grupos de amistad en los departamentos de Caldas, Huila, Tolima y Valle, y se acordaron estas recomendaciones: Encauzar la actividad del S.E. hacia el trabajo con grupos de amistad. Utilizar diferentes cursos para la formación de líderes o coordinadores de los grupos. Recomendar la
supervisión a todos los niveles de particular importancia al trabajo con grupos. Propender por la máxima participación de los socios en el grupo y la menor intervención posible de los funcionarios del S.E. Una vez cumplidos los planes y metas agropecuarios trazados por el grupo, interesarlo por aspectos relacionados con la salud, la vivienda, la educación y en general, temas comunes a la vereda o el municipio. Para el cumplimiento de actividades educativas en estas áreas, buscar coordinación con otras entidades de servicio existentes en la zona cafetera o que se puedan vincular a ella. Para comprender el crecimiento de la labor desarrollada por el S.E. con los Grupos de Amistad en la zona cafetera, durante la década 1970-1979, se presenta la Tabla I, donde aparecen el número de grupos que funcionaron en todo el país durante el periodo mencionado. Tabla I. Grupos de Amistad masculinos orientados por el S.E. de la Federación durante el periodo 1970-1979.**
Años
Número de Grupos
Número de socios
1970
600
7.000
1971
1.109
12.424
1972
1.856
20.649
1973
2.398
27.251
1974
2.767
31.883
1975
2.931
32.617
1976
2.983
32.278
1977
2.861
30.838
1978
2.397
26.102
1979
2.278
25.266
Además, como la participación de cada departamento cafetero en esta labor ha variado durante los diferentes años, se presentan en la Tabla II los datos acerca del mayor número de grupos alcanzado en cada uno de ellos y el año en que se presentó dicho volumen de grupos en funcionamiento.
Tabla II. Grupos de Amistad masculinos orientados por el S.E. de la Federación en casa departamento y año en que se alcanzaron el mayor número de ellos durante el periodo (1973-1980). Departamento
GRUPOS DE AMISTAD Masculinos
Año
de
Mayor No. de Grupos No. de Socios
número 1973
Antioquía
238
2.967
1973
Boyacá
62
746
1974
Caldas
244
2.500
1974
Risaralda
130
2.059
1974
Quindío
23
305
1976
Tolima
786
7.237
1976
Valle
359
4.805
1977
Huila
375
3.177
1977
Cauca
224
1.943
1978
Cundinamarca
448
4.063
1978
Nariño
144
1.908
1978
Guajira
8
79
1980
Norte
de 167
1.957
152
2.068
Santander 1980
Santander
Por último, en la Tabla III se puede observar el proceso de organización de Grupos de Amistad en el departamento de Risaralda y en el municipio de Quinchía, durante la década que se analiza.
Tabla III. Grupos de Amistad masculinos orientados por el S.E. de la Federación en el departamento del Risaralda y en el municipio de Quinchía durante el periodo (1970-1979). Años
DEPTO. DEL RISARALDA
Mpio. QUINCHÍA (Risaralda)
No. de Grupos No. de
No. de Grupo No. de Socios
**
Socios 1970
62
1.012
8
123
1971
116
1.731
13
194
1972
127
1.865
16
271
1973
151
2.230
18
315
1974
130
2.059
22
415
1975
120
1.743
26
380
1976
79
1.127
14
202
1977
62
874
14
202
1978
60
915
14
202
1979
61
930
14
202
Las Tablas I, II y III, presentan la información existente acerca de la actividad desarrollada por el S.E. de la Federación con Grupos de Amistad durante la década 1970-1979. En la Tabla I, se puede observar un crecimiento sostenido desde el año 1970 cuando existían en el país 600 grupos con 7.000 socios, hasta el año 1976 cuando se llegó al mayor volumen de ellos con 2.983 grupos que tenían registrados 32.278 socios. Posteriormente, debido a múltiples razones, entre ellas la "bonanza cafetera", que vinculó al cultivo del cafeto muchos empresarios nuevos que demandaban la atención individual del S.E. y a la política cafetera de buscar un rápido aumento en la producción, se disminuyó el énfasis en la
organización de Grupos de Amistad y por ello, se presenta un declinio lento pero continuado en el número de grupos y de socios hasta llegar en 1979 a 2.278 con 25.266 socios. Esta situación se aprecia también en la Tabla III a nivel del departamento de Risaralda y del municipio de Quinchía. Sin embargo, en la Tabla II, se puede observar cómo en los departamentos de Santander y Norte de Santander el trabajo con grupos ha venido en ascenso y en 1980 se presenta el mayor número de grupos organizados por ellos. Los comentarios transcritos anteriormente acerca de las actividades desarrolladas por el S.E., se pueden resumir así: en el periodo (1960-1965), predominó la labor educativa de atención individual, a pesar de utilizar con frecuencia algunos métodos de contacto con grupos como reuniones, demostraciones de prácticas y giras a fincas modelo, pero los grupos objeto de esta actividad eran ocasionales, esporádicos e improvisados. En el periodo (1965-1969), en la mayoría de los departamentos cafeteros, se inició la actividad con Grupos de Amistad, que trabajaban con la orientación del S.E. en planes educativos de mayor continuidad y elaborados con la participación de los propios cafeteros según su interés. Aprovechando la experiencia adquirida en las etapas anteriores, en la década 1970-1979, los funcionarios del S.E. realizaron una labor educativa más consistente de contactos con grupos por medio de los Grupos de Amistad, pero sin descuidar la atención individual tanto a los miembros de los grupos como a los cafeteros que no pertenecían a ellos. Teniendo en cuenta esta situación, en la Tabla IV se presentan en forma muy global algunos datos comparativos a nivel nacional acerca del incremento logrando en número de Grupos de Amistad y del total de cafeteros atendidos por el S.E. en las dos décadas analizadas. En la Tabla IV se observa cómo durante la década 1970-1979 se presentó un incremento apreciable en el número de cafeteros atendidos por el S.E., los cuales aumentaron en un 336% respecto al número de atendidos en septiembre de 1969. También debido al estímulo especial que hubo en esta década para el trabajo con Grupos de Amistad, el S.E. logró elevar en un 579% el número de grupos que funcionaron por año, durante dicho periodo.
Este mayor cubrimiento logrado, contrasta con un aumento de sólo un 17% en el número de funcionarios del S.E. Tabla IV. Algunas labores educativas realizadas a nivel nacional por el S.E. de la Federación durante las décadas (1960-1969) y (1970-1979) Aspecto Calificado
Década analizada
Incremento (%)
(1960-1969) (1970-1979) Funcionarios del S.E. Grupos
de
444 521
Amistad 330 2.241
17 579
activos por año. Cafeteros atendidos**
28.756 125.402
336
Contactos con grupos***
53.693 55.191
3
Contactos individuales*** 130.994 416.503
217
Créditos tramitados***
18
5.655 6.685
Para analizar estos datos es útil tener en cuenta que en el periodo 1970-1975 hubo en la zona cafetera del país condiciones socio-económicas y de mercadeo del café muy similares al periodo 1965-1969, pero la presencia de la "roya del café" en el Brasil en 1970 y la política de preparar la caficultura del país para un eventual ataque de dicha enfermedad, influyó seguramente en los incrementos mencionados arriba. Además, las heladas de los cafetales brasileños en julio de 1975 al elevar el precio externo e interno del grano, estimularon las siembras nuevas y la vinculación de muchos nuevos cafeteros. Además, las heladas de los cafetales brasileños en julio de 1975 al elevar el precio externo e interno del grano, estimularon las siembras nuevas y la vinculación de muchos nuevos cafeteros. Además, durante el periodo 1976-1979 a raíz de la "bonanza cafetera" el país contó con una política de apoyo para la renovación**** y las nuevas siembras de café, caracterizada por la facilidad de crédito, disponibilidad oportuna de asistencia técnica e insumos y mercadeo asegurado para el café a precios rentables (Castillo, 1981).
En el periodo 1965-1975 el S.E. vinculó a sus labores educativas y de aplicación un total de 63.785 cafeteros, de los cuales 32.617 estaban organizados en Grupos de Amistad, la mayoría de los cuales sin tener los estímulos arriba mencionados ya venían realizando trabajos de tecnificación de sus cafetales, lo cual influyó en el volumen de labores de aplicación realizadas por los cafeteros atendidos por el S.E. durante la década (1960-1969), es decir, ya estaba preparado un buen contingente de cafeteros que al llegar la "bonanza cafetera", contó con facilidades para poner en práctica en mayor escala los conocimientos que tenían. En la Tabla V se observan incrementos muy apreciables en todos los aspectos calificados: Se presentó un mayor cubrimiento del S.E. al llegar a atender en septiembre 30 de 1979 un total de 427% más hectáreas de cafetal que en septiembre de 1969. Además, durante 19701979 asesoró la renovación de 174.112 hectáreas de cafetal que representan el 447% de incremento respecto a la década anterior, pero donde se presentó un aumento más notorio fue en las nuevas siembras de café que subieron un 772% respecto a las existentes en septiembre 30 de 1969. Las cifras presentadas hasta ahora acerca de las labores realizadas por el S.E., demuestran básicamente un mayor cubrimiento alcanzando en cuanto a número de cafeteros y de áreas atendidas por el S.E., que han influido en forma apreciable en el aumento de la producción de café a nivel nacional y en el desarrollo de la zona cafetera. Este progreso alcanzado justifica, apoya y motiva el interés del investigador de profundizar un poco, a nivel del municipio cafetero de Quinchía, Risaralda, acerca de la posible asociación existente entre la participación del cafetero en los Grupos de Amistad y el logro de los objetivos del S.E. Tabla V. Algunas labores de aplicación realizadas por el S.E. de la Federación durante las décadas (1960-1969) Y (1970-1979)*.
Aspecto calificado
Década analizada (1960-1969) (1970-1979)
Incremento (%)
Hectáreas Hectáreas Cafetales atendidos**
135.118 712.512
427
Cafetales renovados
38.964 213.076
447
Cafetales nuevos
13.788 120.328
772
Otros cultivos
87.587 229.937
162
CAMBIO SOCIAL Y TRABAJO CON GRUPOS RURALES
Para facilitar la comprensión del análisis evaluativo que se realizó en esta investigación, es útil comentar ahora algunos conceptos del cambio social, del trabajo con grupos rurales y las experiencias realizadas anteriormente para evaluar las labores del S.E. de la Federación. Como introducción al tema del cambio social, Rogers (1979), plantea que: "El hombre siempre se ha interesado por el proceso mediante el cual cambia su medio ambiente social. En los últimos años este interés por el cambio social ha sido, en parte, el resultado de los intentos hechos en gran escala por instituciones comunales, nacionales e internacionales de producir el desarrollo social y económico en aquellas regiones del mundo que hoy se consideran subdesarrolladas" El mismo autor explica que el proceso de cambio social se puede dividir en tres etapas a saber: invención, difusión y consecuencias. La invención es el proceso por cuyo conducto se crean o desarrollan nuevas ideas (innovaciones). La difusión es el proceso mediante el cual se transmiten tales ideas a todo un sistema social dado y las consecuencias son cambios que ocurren en el sistema como resultado de la adopción o rechazo de las innovaciones. Pero, conviene anotar que las innovaciones no se refieren solamente a aspectos técnicos o prácticas de cultivo, sino también a diferentes formas de organización social que se pueden utilizar para el trabajo en común que busque influir en el bienestar individual y comunitario. Esto lo aclara el propio Rogers (1974), cuando afirma que: "muchos cambios son de nivel
individual, es decir, el individuo adopta o rechaza la innovación" *. En este nivel se ha hablado del cambio llamándolo difusión, adopción, modernización, aculturación, aprendizaje y socialización. Es el cambio de conducta del individuo, pero otros cambios ocurren al nivel del sistema social y reciben el nombre de desarrollo **, especialización, integración o adaptación. Como complemento a las ideas expuestas, se pueden comentar también algunas definiciones y aportes sobre los grupos sociales y las ventajas que tienen ellos para estimular el proceso de cambio social. Según Cohen (1980), la definición más aceptable del grupo social es la siguiente: "Un grupo es cualquier número de personas que interactúan entre sí y que comparten una conciencia de pertenencia o afiliación, basada en expectaciones de conducta comunes". En algunos casos, el individuo puede elegir libremente los grupos a los cuales desea pertenecer, como sucede con los Grupos de Amistad y por ello se les califica como asociaciones voluntarias. Dichas asociaciones se generalizan y adquieren mayor importancia cuando las sociedades crecen, se tecnifican y aumentan en complejidad (Banton, 1965). Al hablar de los Grupos de Amistad, se comentó que ellos fueron organizados con base en grupos primarios existentes en las veredas, por ello, es conveniente comparar las características que los diferencian de los grupos secundarios. Los grupos primarios son núcleos pequeños que rara vez tienen más de una o dos docenas de miembros, que tienen relaciones informales, íntimas y personales. Son ejemplos apropiados de ellos: la familia, el grupo de juego y posiblemente la cuadrilla de trabajo o el grupo de vecinos (Horton et al.1978). Además, las relaciones primarias tienden a ser emocionales, afectivas, de larga duración, espontáneas, informales, amistosas y leales. En cambio, los grupos secundarios son utilitaristas; sus miembros se unen porque tienen un trabajo en común que realizar y no necesariamente porque valoren la presencia de cada uno. Una vez terminado el trabajo, el grupo se dispersa (Cohen, 1980).
Horton et al. (1978), plantean además, que la naturaleza de las relaciones sociales de un grupo primario determinan un control social más eficaz y mayor estabilidad con menor desviación, porque la conducta de una persona está muy expuesta a la observación de los demás. En grupos secundarios se tolera una mayor variación de la conducta. Al respecto, Cohen (1980), comenta que los individuos se adaptan a las normas del grupo, porque quieren ser aceptados por aquél. Valoran la membrecía al grupo y temen perder la posibilidad de seguir perteneciendo a él, por ello no se desvían de sus normas. Además, Rugeles (1977), afirma que el incremento de la dinámica de los grupos hace posible estimular la motivación y las aspiraciones, induciendo mejor el cambio de actitudes de los campesinos y de la comunidad rural en general. Al respecto expone Vinter, citado por Rugeles (1978), que todo grupo tiende a mejorar a sus integrantes, es decir, a brindarles la posibilidad de desarrollar capacidades o potencias y de superar problemas personales, por el sólo hecho de compartir una situación con otros. Por último, el mismo Rugeles (1977) dice que trabajando con grupos puede generarse una tecnología agropecuaria dentro de las limitaciones de diferente índole en las cuales han desarrollado los agricultores su modus vivendi y frente a las cuales han planteado su propia estrategia, como resultado de la información recibida de los antepasados y la que han podido incorporar por su experiencia y de la comunidad. Como se expuso al iniciar este capítulo, la presente investigación fue de tipo evolutivo, porque midió el tipo de asociación existente entre las labores del S.E. y el logro de sus objetivos, por ello, es útil conocer qué otras experiencias existen sobre el tema en la Federación. Al respecto comenta Rodríguez (1971), que en razón de la estructura clásica y ortodoxa que desde el comienzo se le dio al S.E., este dispuso siempre de los medios y herramientas para evaluar su labor. En efecto, como evaluaciones específicas, el personal de campo a distintos niveles, utilizó encuestas para observar su desempeño en labores determinadas, tales como: demostraciones de método, reuniones, giras, etc.; y también se realizaron estudios acerca de la acción integral del servicio en algunas seccionales. En el año 1971, se pensó efectuar
una evaluación total de la labor del servicio durante sus primeros 10 años de vida, de 1960 a 1969, pero dicho proyecto no se llevó a cabo. Al referirse a la evaluación que realiza de sus labores el S.E. de la Federación, la misión inglesa (1979), comentó que ella es esencialmente cuantitativa, se concentra en la recopilación de datos y estadísticas que reflejan las actividades realizadas. No le da ninguna atención al efecto o consecuencia del esfuerzo de extensión. Es necesario un entendimiento más completo de los procesos del cambio social que han ocurrido y que están ocurriendo en la zona cafetera, porque hasta ahora, la modernización de la zona cafetera sólo se ha dirigido e interpretado en términos técnicos o económicos. Por estas razones, este estudio se orientó más bien a medir los cambios que se observan en el nivel de conocimientos, en el nivel de vida y el grado de participación comunitaria del cafetero que ha recibido las orientaciones del S.E.