VIGILIA PASCUAL INTRODUCCION A TODA LA VIGILIA
La Vigilia Pascual no es una “misa de medianoche” mas o menos larga y
pintoresca. Es una celebración santa que se extiende durante toda la noche, desde que se pone el sol hasta el alba. Si la noche de Pascua es una VIGILIA, es decir, una noche en la que no se duerme, se debe ante todo, al hecho de que es LA NOCHE DEL EXODO, la noche en que los israelitas fueron liberados del yugo de Egipto y entraron en la libertad de los hijos de Dios, Por eso es ante todo UNA NOCHE, y es UNA VIGILIA, una espera de toda toda la noche. Es una Vigilia en la noche. El marco es la noche y la espera en fiesta, porque Dios Dios se ha comprometido con esta noche de Pascua. En esta noche, se nos da una garantía, EL SEÑOR PASARA. Él nos enseña a ESPERAR. Hay que dar a la Vigilia Pascual toda la importancia que tiene, ya que de la Pascua nace la Iglesia: la Pascua hace la Iglesia y la Iglesia realiza la Pascua. No puede haber Pascua sin Historia de Salvación: experimentar la posibilidad de libertad, para este año, de prisa. Dios se ha comprometido con una noche para pasar de nuevo para hacer presente, para libertarnos. La Pascua no es un mero rito: ha de hacerse carne en nosotros, hacerse vida. Nosotros somos el cuerpo de la Pascua, nosotros somos la Pascua. No dijo Jesucristo “recordad”, sino “haced esto”.
El paso del Señor es un paso en la fe, no en el sentimiento. Y aunque a veces la fe desborda en el sentimiento, puede darse sin el. Puede por el contrario, correrse el riesgo de quedarse en mero sentimentalismo. Esto se descubrirá por la la aceptación o no de la historia de cada uno. Noche luminosa por la aparición gloriosa del Señor; signos que son la manifestación del Señor, si pasamos de los signos a lo que significan y realizan: sacramento. En esta Liturgia, madre de todas las liturgias, son importantísimos los signos, verdaderas catequesis que hablan por si mismos. Son fundamentales, y hay que cuidarlos mucho para que todos aparezcan con toda su expresividad. Puede, sin embargo, correrse el riesgo de dar culto a los signos en vez de ponerlos al servicio del culto que se celebra. Los signos, si son de verdad, llevan llevan al misterio y no
quedan en espectáculo. La celebración ha de ser al mismo tiempo solemne y sencilla, ni pobre ni espectacular. El signo concreto del ayuno sacramental, como tensión de espera, es fuertemente expresivo; pero cuidando de tomar líquidos suficientes para el ayuno no obstaculice la atención atención de la celebración. No se trata de fastidiarse esta noche, sino de estar en una ansiosa espera, significada (padecida) por el ayuno, que será roto por la comunión del cuerpo y la Sangre de Cristo. Si toda celebración litúrgica requiere un ritmo para su desarrollo, mucho mas hay que decirlo de esta. Debe evitarse la prisa, pero también el estancamiento. estancamiento. Hay que cuidar de este equilibrio, que no es tanto en acortar cosas o en alargar otras, cuanto en dar fluidez a todas todas las necesarias. Hay que combinar combinar el dinamismo ritual, que no es aceleración, con la contemplación sosegada, que no es adormecimiento. Hay que proporcionar la contemplación y la acción. En una palabra, hay que observar el ritmo litúrgico. La Vigilia Pascual, como toda celebración, resulta tal y como Dios la quiere y dispone, según la necesidad de cada uno de los los participantes. Dios nos da la Vigilia que nos conviene en la realidad concreta de cada año. Ello no nos dispensa a nosotros de prepararla lo mejor posible, pero luego no inquietarse por su desarrollo. Es básico para la Vigilia: asientos cómodos, temperatura adecuada, audición perfecta, iluminación amplia, visión total. Las lecturas se preparan el sábado en la mañana, las nueve, con sus correspondientes moniciones breves, seguidas de un pequeño paso al canto (excepto en la tercera lectura), y sobre todo estando atentos a no ahogar la Palabra con alargadas moniciones o catequesis innecesarias. Las moniciones serán breves, atinadas y alertadoras. Las lecturas han de hacerse fluidas: ni deprisa ni demasiado despacio o a golpes, proclamadas con fuerza, alto y claro. Los cantos se elegirán y prepararan adecuadamente. Respetar el sentido de los los mismos. Son respuesta a la la lectura y deben estar en intima conexión con ella. No vale cualquier canto. Aquí hemos sugerido aquellos que mejor se adecuan a las lecturas a las que acompañan. No es un capricho cambiarlos. cambiarlos. Durante muchos siglos la Iglesia ha cantado estos y no otros después de estas lecturas. Los cantos no serán largos ni monótonos por las circunstancias que concurren. Se habrán ensayado previamente. Los pasos a los cantos serán breves y complementarios, que ayuden a interiorizar la Palabra y a personalizarla respondiendo con el canto. Se elegirán los mejores cantores, que que canten con la
mayor humildad posible de espíritu, sabiendo que el corazón y la fe valen más que la voz y la música. ¡Quien no tenga fe ni amor a Jesucristo que no cante! Lo importante no es solamente dar participación a todos los salmistas, sino que el servicio se haga bien, que aparezca Jesucristo siervo, y no el protagonismo personal. Tener en cuenta que hay un ciclo que no se puede romper y que hay que respetar: MONICION-LECTURA-CANTO-ORACION. Es un bloque unitario, con cuatro partes que se relacionan entre si. La monición introduce a la lectura, a la que se responde con un canto, y se concluye orando. La oración sálmica que cierra este ciclo hace una interpretación Cristológica y Pascual de la lectura del Antiguo Testamento. La oración dice como se ha cumplido en Jesucristo, en la Iglesia y en nosotros. Es una catequesis breve y reducida. Por tanto, y para respetar esta estructura, los ecos, cuando se hacen, van después de la oración y no antes. Los ecos van después de la oración de la tercera y la séptima lectura y después del Evangelio. Son el eco a cada una de las tres partes de la Liturgia de la Palabra: Libros Históricos, Los profetas y el Nuevo Testamento. Para la intervención de los niños, es mejor que los mayores que contesten a sus preguntas lo hagan a una sola pregunta cada uno, a no ser que conteste el mismo Maestro a todo. Los niños deben limitarse en sus preguntas a lo relacionado con la Pascua y para eso orientarles y disponerles previamente. El Maestro se reunirá anteriormente con los niños para preparar los cantos y la celebración. Una observación sobre la Liturgia Bautismal: Si hay bautismos, los padres y padrinos, después de la bendición del agua, e inmediatamente antes del Bautismo, hacen personal y públicamente las renuncias y la profesión de fe, independientemente de las renuncias y profesión de fe que hará la asamblea, cuando renueve su Bautismo. Son dos momentos distintos y diferentes. No deben juntarse haciéndolo una sola vez todos juntos, padres, padrinos y asamblea. El Presidente, antes de bautizar a un catecúmeno, le pide de forma individual y personal estas renuncias y también la profesión de fe. Después, lo hará conjuntamente a todos los fieles.
PREPARAR CON ANTELACION: Para toda la Vigilia: Mesa de altar adornada con flores abundantes. Dos Cirios nuevo a cada lado del altar Menoráh con ampollas de aceite y velas. Manteles lujosos. Para el ambón, velo blanco festivo, y centro de flores. Ornamentos blancos, los mejores: -
Alba, cíngulo, estola y casulla blanca para el Presidente. Alba, cíngulo, estola blanca para los Concelebrantes. Dalmática para el Diacono. Alba y cíngulo para los Acólitos.
Leccionario del ciclo que corresponda. O también una Biblia de Plata, con las lecturas seleccionadas Misal Romano (dos), o ritual. Incensario con carbones y naveta con incienso. Alfombras Micrófonos, focos. Una sala para los niños que van a ser bautizados, con calefacción adecuada. Una persona encargada de los niños Una persona encargada del agua, de calentarla y mantenerla en la temperatura adecuada Una persona encargada de las luces y del sonido
Para la bendición del fuego: Hoguera en un lugar fuera de la Iglesia donde se reúna el pueblo. Conviene que sean brasas suficientes abundantes, para que resulten visibles, Hará un hermano responsable que previamente habrá preparado y encendido el fuego, antes de llegar el pueblo. El Cirio Pascual debe ser necesariamente de cera, nuevo cada año y suficientemente grande, a fin de que pueda evocar realmente que Cristo es la luz del mundo. Conviene que este decorado con motivos Pascuales. Sera único, los demás fieles llevaran velitas con resguardo. Los demás Cirios que se usaran por las distintas comunidades nos e llevan en la Vigilia, para que resalte así el signo de un único Cirio. El Cirio de las comunidades se bendecirán, si es posible, en la primera celebración del tiempo Pascual, con la formula que trae el Bendicional. Velitas con resguardo, para los fieles, y también el Presidente y concelebrantes. Un punzón para marcar los signos sobre el Cirio. Unas tenazas para poner el fuego en el incensario. Una vela para encender el Cirio Pascual Una linterna, para iluminar los textos que el Presidente debe leer. El incensario vació, la naveta con incienso. Ritual o Misal Romano Encargados de preparar, repartir y recoger las velitas y apagar y encender las luces; del agua y de la calefacción. Candelero para el Cirio, cerca del ambón, adornado con flores.
Para la liturgia Bautismal: Fuente bautismal, grande, adornada con flores y colocada en el centro del templo, antes de la mesa. Agua tibia (37°) Sagrado Crisma y oleo de catecúmenos si procede (en caso del Bautismo de adultos, y si no se ha hecho antes en los ritos pre bautismales).
Vestidura blanca, para los neófitos. Toalla blanca para secarlos después del bautismo Cirio para los padres y padrinos, algo más grandes que las velitas de los fieles, pueden ser decorados, Se encenderán al principio, en el lucernario, como todos los demás. Ritual Romano. Bandeja con un pequeño recipiente con agua, jaboncillo, limón, toalla pequeña, para después de la crismación. Acetre o hisopo, a ser posible vegetal, confeccionado con ramas de romero o similar. Toalla pequeña para el Diacono (o Presidente), para usar después de los bautismos, y también después de la aspersión al pueblo.} Soporte para dejar el Cirio, después de la bendición del agua y mientras dura los bautismos. Alba para el Diacono o Presbítero que realiza los bautismos, si son por inmersión.
En la credencia: Corporal y purificadores Patenas con panes y cálices con vino. Jarrita con agua Candela para tomar el fuego del Cirio y encender las velas del altar, también para distribuir el fuego antes de las promesas bautismales. Misal Romano
RITUAL DE LA VIGILIA PASCUAL LUCERNARIO. En un lugar adecuado, fuera de la Iglesia, se enciende fuego. Todos están en la Iglesia sentados, en su lugar correspondiente, donde se hace la monición ambiental de toda la Vigilia, y también una monición al Lucernario. Si hay invitados, se presentan a la asamblea. Si no se hicieron ya los ritos pre bautismales, este es el momento de hacerlo. Después de la monición ambienta, y antes de comenzar el Lucernario, el Presidente hará el rito de acogida, la signación, y si procede, los ritos pre bautismales. Todos abandonan el Templo y se apagan todas las luces. Fuera de la Iglesia se congrega el pueblo, llevando cada uno su vela. Una vez reunido el pueblo, alrededor del fuego, acuden el celebrante y los ministros, uno de los cuales lleva el Cirio Pascual, y otro lleva el incensario, sin carbones, y la naveta. El Presidente se santigua al mismo tiempo que la asamblea, diciendo: P/ R/
En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amen El Presidente, con las manos extendidas, saluda al Pueblo. P/ El Señor este con vosotros. R/ Y con tu espíritu El Presidente bendice el fuego. P/ Oremos: Oh Dios, que por medio de tu Hijo has dado a tus fieles el fuego de tu luz: santifica este fuego, y enciende en nosotros, durante estas fiestas Pascuales, un deseo tan grande del cielo, que podamos llegar con corazón limpio a las fiestas de la eterna luz. Por Jesucristo, Nuestro Señor. R/ Amen. Del nuevo fuego se enciende el Cirio Pascual. Bendecido el nuevo fuego, un acolito o uno de los ministros lleva el Cirio Pascual ante el celebrante, que con un punzón graba la cruz en el mismo Cirio. Después hace sobre el la legra griega Alfa, y debajo la letra Omega, y entre los brazos de la cruz los cuatro números que expresan el año en curso, mientras dice: P/ Cristo ayer y hoy (graba el trazo vertical) Principio y fin (graba el trazo horizontal) Alfa (graba la letra Alfa encima del trazo vertical) Y Omega (graba la letra Omega debajo del trazo vertical) Suyo es el tiempo (graba el primer numero del año en curso en el Angulo izquierdo superior de la cruz).
Y la eternidad
(graba el segundo número del año en curso en el ángulo derecho superior de la cruz)
A El la gloria y el poder.
(Graba el tercer numero del año en curso en el Angulo izquierdo inferior de la cruz) (graba el cuarto numero del año en curso en el Angulo derecho inferior de la cruz)
Por los siglos De los siglos. Amen.
Acabada la incisión de la cruz y de los otros signos, el celebrante puede insertar en el Cirio cinco granos de incienso, en forma de cruz, mientras dice: Por sus llagas santas Y gloriosas Nos proteja Y nos guarde Jesucristo Nuestro Señor. Amen El Presidente enciende el Cirio Pascual con el nuevo fuego, diciendo: La luz de Cristo, que resucita glorioso, disipe las tinieblas del corazón yd el espíritu PROCESION El Acolito turiferario toma del fuego algunas brasas encendidas y las deposita en el turibulo. Se acerca con la navega al Presidente, que pone incienso tres veces, y lo bendice sin decir nada. Seguidamente, el Diacono o, en su defecto, el Presidente, toma el Cirio Pascual y, teniéndolo elevado, canta el solo: P/ ¡Luz de Cristo! R/ Demos gracias a Dios Después se inicia la procesión Procede el Acolito turiferario, con incienso humeante, y después el Diacono con el Cirio Pascual. Sigue el Presidente, que también lleva vela, los Presbíteros en dos filas, los cantores, los niños acompañados de su didáscalo, y por ultimo, el pueblo. A la puerta de la Iglesia, el Diacono o, en su defecto, el Presidente, elevando el Cirio, canta de nuevo: P/ ¡Luz de Cristo! R/ Demos gracias a Dios Todos encienden sus velas de la llama del Cirio Pascual, y avanzan al interior d e la Iglesia. El Diacono o, en su defecto, el Presidente, se sitúa al lado del ambón, vuelto al pueblo, y canta por tercera vez:
P/ ¡Luz de Cristo! R/ Demos gracias a Dios Y se encienden las luces de la Iglesia. PREGON PASCUAL Cuando el Presidente llega al altar, va a su sede. El Diacono pone el Cirio Pascual sobre el pie de cirio colocado junto al ambón. El Presidente entrega su vela a un ministro. El Acolito turiferario se acerca al Presidente, con el incensario y la naveta. El Presidente pone incienso tres veces y lo bendice sin decir nada. Se acerca el Diacono, y pide la bendición del Presidente, para cantar el Pregón Pascual. El Presidente recibe de nuevo su vela. El Diacono se acerca al Cirio y lo inciensa, con tres movimientos dobles. También inciensa el Libro situado en el ambón. Y canta el Pregón Pascual. (Si no hay Diacono, puede cantar el Pregón un salmista, pero no recibe bendición, inciensa el Cirio, y omite el saludo “El Señor este con vosotros”. En este caso, el Presidente puede incensar el Cirio y el Libro, regresando a la Sede, cantando el Pregón un salmista:) Exulten los coros de los ángeles, Exulte la asamblea celeste, Y un himno de gloria Aclame el triunfo del Señor resucitado. Alégrese la tierra Inundada por la nueva luz; El esplendor del rey Destruyo las tinieblas, Destruyo las tinieblas, Las tinieblas del mundo. R/ El esplendor del rey Destruyo las tinieblas Destruyo las tinieblas, Las tinieblas del mundo. Que se alegre nuestra Madre la Iglesia, Resplandeciente de la gloria de su Señor Y que en este lugar resuenen unánime La aclamación de un pueblo en fiesta. El Señor este con vosotros. R/ Y con tu espíritu. Levantemos el corazón R/ Lo tenemos levantado hacia el Señor Demos gracias al Señor, nuestro Dios R/ Es justo y necesario
Realmente es justo y necesario, Exaltar con el canto La alegría del espíritu, Y elevar un himno al Padre Todopoderoso Y a su único Hijo, Jesucristo
R/
Él ha pagado por todos el eterno Padre La deuda de Adán, Y con su sangre, derramada, derramada por amor, Ha cancelado la condena antigua del pecado. Esta es la Pascua en que se inmola el Cordero. Esta es la noche En que fueron liberados nuestros padres de Egipto Esta es la noche Que nos salva de la oscuridad del mal Esta es la noche en que Cristo ha vencido la muerte. Y del infierno retorna victorioso. Esta es la noche en que Cristo ha vencido la muerte Y del infierno retorna victorioso. ¡Oh admirable condescendencia de tu amor! ¡Oh incomparable ternura y caridad! Por rescatar al esclavo has sacrificado al Hijo. Sin el pecado de Adán Cristo no nos habría rescatado. ¡Oh Feliz culpa que mereció tan grande redentor! ¡Oh Feliz culpa! ¡Oh noche maravillosa, En que despojaste al Faraón y enriqueciste a Israel! ¡Oh noche maravillosa, tú sola conociste la hora en que Cristo resucitó! ¡Oh noche que destruyes el pecado y lavas todas nuestras culpas! ¡Oh noche realmente gloriosa que reconcilias al hombre con Dios”
R/
Esta es la noche En que Cristo ha vencido la muerte Y del infierno retorna victorioso Esta es la noche en que Cristo ha vencido la muerte y del infierno retorna victorioso. En esta noche acepta, Padre Santo, este sacrifico de alabanza que la Iglesia te ofrece por medio de sus ministros en la liturgia solemne de este Cirio que es signo de la nueva luz. Te rogamos, Señor.
R/
Que este Cirio ofrecido en honor de tu Nombre brille radiante; llegue hasta Ti como perfume suave, se confunda con las estrellas del cielo; lo encuentre encendido el lucero de la mañana, esa estrella que no conoce el ocaso; que es Cristo tu Hijo, resucitado, resucitado de la muerte. Es Cristo tu Hijo, Resucitado, Resucitado de la muerte. Amen, amen, amen. Terminado el Pregón, se apagan las velas y todos se sientan.
LITURGIA DE LA PALABRA
El Presidente amonesta al Pueblo sobre la importancia de la liturgia de la Palabra en la Vigilia Pascual, con estas palabras u otras semejantes: P/ Hermanos: Con el pregón solemne de la Pascua, hemos entrado ya en la noche santa de la Resurrección del Señor. Escuchemos, en silencio meditativo, la Palabra de Dios. Recordemos las maravillas que Dios ha realizado para salvar al primer Israel, y como en el avance continuo de la Historia de la Salvación, al llegar los últimos tiempos, envió al mundo a su Hijo, para que, con su muerte y resurrección, salvara a todos los hombres. Escuchemos, en silencio meditativo, la Palabra de Dios. Recordemos las maravillas que Dios ha realizado para salvar al primer Israel, y como en el avance continuo de la Historia de la Salvación, al llegar los últimos tiempos, envió al mundo a su Hijo, para que, con su muerte y resurrección, salvara a todos los hombres. Mientras contemplamos la gran trayectoria de esta Historia Santa, oremos intensamente, para que el designio de salvación universal, que Dios inicio con Israel, llegue a su plenitud y alcance a toda la humanidad por el misterio de la resurrección de Jesucristo. LECTURA DE LOS LIBROS HISTORICOS Monición de la Primera Lectura Primera Lectura: Génesis 1, 1-2,2 Paso al canto. (Breve) Canto: “Salmo 8: Oh, Señor, que admirable es tu nombre.”
P/
R/
Oración sálmica: Oremos Dios todopoderoso y eterno, Admirable siempre en todas sus obras; Que tu redimidos comprendan Como la creación del mundo en el comienzo de los siglos, No fue obra de mayor grandeza que el sacrificio Pascual de Cristo en la plenitud de los tiempos. Por Jesucristo Nuestro Señor. Amen Monición a la Segunda Lectura. Segunda Lectura: Génesis 22, 1-18. Paso al canto. (Breve) Canto: “Akedá”.
P/
R/
Oración sálmica: Oremos. Oh Dios, Padre supremo de los creyentes, Que multiplicas sobre la tierra los hijos de tu promesa Con la gracia de la adopción y, por el misterio Pascual Hiciste de tu sirvo Abraham el padre de todas las naciones, Como lo habías prometido: Concede a tu pueblo Responder dignamente a la gracia de tu llamada Por Jesucristo Nuestro Señor. Amen Monición a la Tercera Lectura. Tercera Lectura: Éxodo 14, 15-15,1 Al terminar esta lectura no se dice “Palabra de Dios”, ni tampoco puede
haber paso al canto. Inmediatamente se empieza el Cantico de Moisés que forma una unidad con la Palabra proclamada. Canto: “Precipito en el mar.”
P/
Oración salmica: Oremos. Oh Dios, Que has iluminado los prodigios de los tiempos antiguos con la luz del Nuevo Testamento: el mar Rojo fue imagen de la fuente bautismal, y el pueblo liberado de la esclavitud imagen de la familia cristiana; concede que
todos los pueblos, elevados por su fe a la dignidad del pueblo elegido, se regeneren por la participación de tu Espíritu. Por Jesucristo Nuestro Señor. R/
Amen. ECOS DE LA PALABRA: El Presidente invita a dar el eco de esta Palabra que ha sido proclamada. Puede terminar recogiendo estos ecos y haciendo una pequeña homilía (el u otro con celebrante, también el Diacono.)
LECTURA DE LOS LIBROS PROFETICO. Monición a la Cuarta Lectura. Cuarta Lectura: Isaías 54, 5-14 Paso al canto. (Breve) Canto: “Gritad jubilosos, que grande es en medio de ti el santo de Israel”.
Oración salmica: P/ Oremos Dios todo poderoso y eterno, esperanza única del mundo, Que anunciaste por la voz de tus profetas los misterios de los tiempos presentes; atiende los deseos de tu pueblo, porque ninguno de tus fieles puede progresar en la virtud sin la inspiración de tu gracia. Por Jesucristo Nuestro Señor. R/
Amen Monición a la Sexta Lectura. Sexta Lectura: Baruc 3,9-15. 32-4,4. Paso al canto. (Breve.) Canto: “Shemá Israel”.
Oración salmica: P/
R/
Oremos. Oh Dios, que sin cesar haces crecer a tu Iglesia Agregando a ella nuevos hijos: Defiende con tu constante protección a cuantos purificas en el agua del bautismo. Por Jesucristo Nuestro Señor. Amen.
Monición a la Séptima Lectura Séptima Lectura: Ezequiel 36, 16-28 Paso al canto. (Breve) Canto: “Como la sierva anhela las corrientes de agua.”
P/
R/
Oración Salmica: Oremos Oh Dios, poder inmutable y luz sin ocaso, mira con bondad a tu Iglesia, sacramento de la nueva Alianza, y, según tus eternos designios, lleva a tu termino la obra de la salvación humana; que todo el mundo experimente y vea como la abatido se levanta, lo viejo se renueva y vuelve a su integridad primera, por medio de Nuestro Jesucristo, por quien todo procede. El, que vive y reina por los siglos de los siglos. Amen. ECOS DE LA PALABRA: El Presidente invita a los hermanos a dar el eco de este segundo bloque de lecturas. Puede terminar recogiendo los ecos y diciendo una breve palabra (el u otro concelebrante, también el Diacono.)
PASO DE LA FE A LOS NIÑOS El Presidente, o algún catequista, introduce la intervención de los niños, explicando este momento tan importante de pasar la fe, en esta noche santa. Canto de los niños: “¿Por qué esta noche es diferente?”
Respuesta de los adultos. HIMNO PASCUAL Se enciende los Cirios del altar, también la menora, y otros candelabros, si los hay. Todos se ponen de pie, y el Presidente entona solemnemente el GLORIA. P/
Gloria a Dios en el cielo…
Oración colecta. El Presidente extiende las manos y dice: P/
Oremos. Oh Dios, que iluminas esta anoche santa con la gloria de la resurrección del Señor, aviva en tu Iglesia el espíritu filial, para que, renovados en cuerpo y alma, nos entreguemos plenamente a tu servicio.
R/
Por Nuestro Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos. Amen
LECTURAS DEL NUEVO TESTAMENTO Monición a la Octava Lectura. Octava Lectura: Romanos 6,3-11. Paso al canto. (Breve) Canto: “Salmo 117: No he de morir, que viviré.”
Monición al Evangelio. El Diacono, si lo hay, o un lector se acerca al Presidente y anuncia con tono solemne: Padre, le anuncio una inmensa alegría: el ALELUYA. El Presidente inicia el canto: Aleluya, Aleluya, Aleluya.
Y se canta solemnemente, subiendo gradualmente: CANTO DEL “ALELUYA” PASCUAL
S/ R/ S/ R/ S/ R/
Cristo Jesús ha resucitado. Aleluya, Aleluya, Aleluya. Cristo Jesús ha resucitado. Aleluya, Aleluya, Aleluya. Cristo Jesús ha resucitado. Aleluya, Aleluya, Aleluya. Seguidamente se acerca el turiferario con el incensario y la naveta. El Presidente pone incienso tres veces y lo bendice sin decir nada. No se llevan cirios encendidos para el Evangelio. Después se acerca el Diacono (u otro Presbítero concelebrante) que pide la bendición, en la forma acostumbrada. El Diacono desde el ambón saluda al pueblo, inciensa el Evangeliario y canta el Evangelio. Evangelio: Mateo 28, 1-10. (Ciclo A), Marcos 16,1-7, (ciclo B),
Lucas 24,1-12 (ciclo C). Terminado el Evangelio bendice a la asamblea. Todos se sientan y el Presidente invita a dar el ECO DE LA PALABRA proclamada. Homilía.
LITURGIA BAUTISMAL.
La fuente bautismal estará en el centro, en un lugar visible. Si no hay bautizos, Se lleva un recipiente con agua al presbiterio, cerca de la sede. El Presidente o el Diacono llama a los catecúmenos. P/
Acérquense los catecúmenos que van ser bautizados. Los catecúmenos, o los padres y padrinos con los niños, se colocan cerca del presbiterio. El Presidente, o el Diacono, amonesta a los presentes con estas palabras.
P/
Hermanos: Acompañemos con nuestra oración a estos catecúmenos que anhelan renacer a una vida nueva en la fuente bautismal y pidamos insistentemente todos juntos a Dios, Nuestro Padre, que guie y acompañe sus pasos hacia la fuente bautismal.
Se inicia la procesión hacia la fuente bautismal. Va delante un ministro con el Cirio Pascual, siguen los catecúmenos con los padrinos, o los padres con los niños, y, finalmente, va el Presidente con los ministros. Los padres y padrinos se colocan al otro lado de la fuente, mientras que los ministros permanecen delante. Los cantores inician el canto de las LETANIA DE LOS SANTOS: Si no hay bautismos, no se cantan las Letanías de los Santos. Se continúa con la BENDICION DEL AGUA, Y LA RENOVACION DE LAS PROMESAS BAUTISMALES. LETANIAS S/ R/
Señor, ten piedad Señor, ten piedad Cristo, ten piedad. Cristo, ten piedad. Señor, ten piedad. Señor, ten piedad. Santa María, Madre de Dios. Ruega por nosotros.
San Miguel. “
Santos Ángeles de Dios “
San Juan Bautista “
Santos Pedro y Pablo. “
San Andrés “
San Juan “
Santa María Magdalena “
San Esteban “
San Ignacio de Antioquia “
San Lorenzo “
Santas Perpetua y Felicidad “
Santa Inés “
San Gregorio “
San Agustín “
San Anastasio “
San Basilio “
San Martin “
San Benito “
Santos Francisco y Domingo. “
San Francisco Javier “
San Juan María Vianney “
Santa Catalina de Siena “
Santa Teresa de Ávila “
Santas y Santos de Dios “
S/ R/
Muéstrate propicio. Líbranos, Señor. De todo mal. “
De todo pecado “
De la muerte eterna “
Por tu encarnación “
Por tu muerte y resurrección “
Por el envío del Espíritu Santo “
Nosotros, que somos pecadores Te rogamos, óyenos. Para que regeneres a estos elegidos Con la gracia del Bautismo. “
Jesús, Hijo de Dios vivo. “
P/
R/
Oremos: Que tu eficacia, Dios todopoderoso y eterno, se manifieste en estos sacramentos, obra de tu amor. Que el espíritu de adopción descienda sobre los nuevos hijos que van a nacer de la fuente bautismal Que tu poder conceda eficacia a la acción de tu ministro. Por Jesucristo, Nuestro Señor. Amen.
BENDICION DEL AGUA BAUTISMAL El Presidente, o el Diacono, bendice el agua bautismal, cantando o diciendo la siguiente oración, con las manos juntas. P/
Oh Dios, Que por medio de los signos sacramentales tu obra con invisible potencia las maravillas de la Salvación. De muchos modos, a través de los tiempos has preparado el agua, tu criatura, para que fuese signo del Bautismo. Desde los orígenes tu Espíritu Aleteaba sobre las aguas, para que contuviesen la fuerza de santificar. Y también, en el diluvio has prefigurado el Bautismo, para que hoy como ayer el agua señalase el fin del pecado y el inicio de la Vida Nueva. Tu has liberado de la esclavitud a los hijos de Abrahán, haciéndoles pasar ilesos el Mar Rojo, para que fuesen la imagen del futuro pueblo de bautizados. Por fin, en la plenitud de los tiempos, tu Hijo, bautizado en el agua del Jordán fue consagrado por el espíritu Santo. Levantado en la Cruz, de su costado salió sangre agua.
R/
Levantado en la Cruz, De su costado salió sangre agua. Y después de su resurrección ordeno a sus discípulos: “Id y anunciad el
Evangelio a todos los pueblos, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. R/
Bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Ahora, ahora Padre, mira con amor a tu Iglesia, y haz brotar para ella la fuente del Bautismo. Infunde en esta agua por obra del Espíritu Santo, la gracia de tu Único Hijo. Para que por el sacramento del Bautismo el hombre hecho a tu imagen sea lavado de todos sus pecados y, del agua y del Espíritu Santo, renazca como nueva criatura. Sumerge una o tres veces el Cirio en el agua, diciendo: Descienda Padre, En esta agua, por obra de tu Hijo, la potencia del Espíritu Santo. Con el Cirio en el agua prosigue: Para que todos aquellos que hoy reciban el Bautismo sean sepultados con Cristo. Y muertos con El ¡Resurjan! ¡Resuciten! A la Vida Inmortal.
P/
Por Cristo, nuestro Señor.
R/
Amen, amen, amen
BAUTISMO Terminada la bendición del agua, devuelve el Cirio a un ministro, que lo colocara sobre un soporte preparado. El presidente se dirige a los padres y padrinos con estas u otras palabras. P/
Queridos padres y padrinos: En el sacramento del Bautismo, este niño que habéis presentado a la Iglesia va a recibir, por el agua y el Espíritu Santos, una nueva vida que brota del amor de Dios. Vosotros, por vuestra aparte, tenéis la misión de educarlo en la fe, de tal manera que esta vida divina quede preservada del pecado y crezca en el de día en día. Así, pues, si estáis dispuestos a aceptar esta obligación, recordando vuestro Bautismo, renunciad al pecado y confesad vuestra fe en Cristo Jesús, que es la fe de la Iglesia, en la que va ser Bautizado vuestro hijo. Después pregunta a los padres y padrinos:
P/ R/ P/ R/ P/ R/
¿Renunciáis a Santanas? Si, renuncio. ¿Y a todas sus obras? Si, renuncio. ¿Y a todas sus seducciones? Si, renuncio. Seguidamente, el Presidente les pide esta triple profesión de fe:
P/ R/ P/
¿Creéis en Dios, Padre todo poderoso, creador del cielo y la tierra? Si, creo. ¿Creéis en Jesucristo, su único Hijo, nuestro Señor, que nació de Santa María Virgen, murió, fue sepultado, resucito de entre los muertos y esta sentado a la derecha del Padre? Si, creo. ¿Creéis en el Espíritu Santo, en la santa Iglesia Catolice, en la comunión de los santos, en el perdón de los pecados, en la resurrección de la carne y en la vida eterna? Si, creo.
R/ P/
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P/ R/
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P/ P/
¿Queréis, por tanto, que vuestro hijo sea bautizado en la fe de la Iglesia, que todos juntos acabamos de profesar? Si, queremos. Los padres entregan al niño desnudo al Diacono o al Presidente, y se trasladan al otro lado de la fuente, con una toalla blanca preparada, para recogerlo después del bautismo. Inmediatamente, el Presidente bautiza al niño, diciendo: N…, yo te bautizo en el nombre del Padre, y le hace una primera inmersi ón en el agua. Y del Hijo, Segunda inmersión en el agua. y del Espíritu Santo. Tercera inmersión en el agua. Después del Bautismo de cada niño, se hace una breve aclamación cantada. Terminados los bautismos el Diacono regresa a la sacristía a cambiarse de alba, si se hicieron por inmersión, o recibe una toalla para secarse. El Presidente dice, en singular, aunque haya varios bautismos.
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Dios todopoderoso, Padre de nuestro Señor Jesucristo, que te ha liberado del pecado y dado nueva vida por el agua y el Espíritu Santo, te consagre con el crisma de la salvación para que entres a formar parte de su pueblo y seas para siempre miembro de Cristo, sacerdote, profeta y rey.
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Amen. Seguidamente, en silencio, el Presidente unge la coronilla al niño, con el santo crisma. Después un ministro le ofrece al Presidente la bandeja con el recipiente de agua para limpiarse, y una toalla o un purificador. Imposición de la vestidura blanca: El Presidente impone el recién bautizado el vestido blanco, diciendo,
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N…, eres ya nueva criatura y has sido revestido de Cristo. Esta vestidura
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blanca sea signo de tu dignidad de cristiano. Ayudado por la palabra y el ejemplo de los tuyos, Consérvala sin mancha hasta la vida eterna. Amen.
Se omite en la Vigilia Pascual la entrega del Cirio encendido y el rito del “Éfeta”, según se indica en el Ritual del Bautismo de niños (numero 28,3). RENOVACION DE LA PROMESAS BAUTISMALES. El Presidente regresa al presbiterio, mientras los neófitos son conducidos a su lugar, en la asamblea de los fieles. Todos de pie, y con sus velas encendidas en sus manos, renuevan las promesas del bautismo. El presidente se dirige a los fieles con estas palabras: P/
Hermanos: Por el misterio Pascual hemos sido sepultados con Cristo en el bautismo, para que vivamos una vida nueva. Renovemos las promesas del santo bautismo, con las que en otro tiempo renunciamos a Satanes y a sus obras, y prometimos servir fielmente a Dios en la Santa Iglesia católica. Así, pues:
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¿Renunciáis al pecado para vivir en libertad de los hijos de Dios? Si, renuncio ¿Renunciáis a todas las seducciones del mal? Si, renuncio ¿Renunciáis a Satanás, padre y príncipe del pecado? Si, renuncio. Seguidamente, el presidente pide a la asamblea la triple procesión de fe: ¿Creéis en Dios, Padre todo poderoso, creador del cielo y la tierra? Si, creo ¿Creéis en Jesucristo, su único Hijo, nuestro Señor, que nació de Santa María Virgen, murió, fue sepultado, resucito de entre los muertos y esta sentado a la derecha del Padre? Si, creo. ¿Creéis en el Espíritu Santo, en la santa Iglesia católica, en la comunión de los santos, en el perdón de los pecados, y en la resurrección de la carne y en la vida eterna? Si, creo. Que Dios todopoderoso, Padre nuestro Señor Jesucristo, que nos regenero por el agua y el espíritu Santo y que nos concedió la remisión de los pecados, nos guarde en su gracia, en el mismo Jesucristo nuestro Señor, para la vida eterna. Amen. Un acolito se acerca a la fuente bautismal. Toma agua en un recipiente y se lo ofrece, junto con el hisopo al Presidente. Este asperja al pueblo con el
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agua bendita, recorriendo ampliamente toda la sala, y con abundante agua, mientras se canta una antífona de índole bautismal. Terminada la aspersión, devuelve el hisopo al ministro, recibe una toalla, se seca y sube a la sede. Se apagan las velas.
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El Presidente dirige la oración de los fieles. Oración de los fieles: Llenos de alegría por la santa y vivificante resurrección del Señor, purificados nuestros sentimientos y renovados nuestros espíritus, supliquemos insistentemente al Señor. Oremos hermanos a Cristo, que por su resurrección ha vencido la muerte y ha destruido el pecado, para que todos los cristianos sean siempre fieles a las promesas del bautismo que han renovado en esta noche santa.
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Escuchamos, oh Señor. Oremos hermanos a Cristo, que por su resurrección, ha hecho renacer a los nuevos hijos de la Iglesia, engendrándolos por el agua y el espíritu Santos, para que confirme en ellos los dones que les ha concedido en esta Pascua.
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escúchanos, oh Señor. Oremos Hermanos a Cristo, que por su resurrección ha dado la vida verdadera al mundo y ha renovado toda la creación, para que aquellos que viven sin fe y sin esperanza encuentren la paz y la alegría de la Vida Eterna.
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Escúchanos, oh Señor. Oremos hermanos a Cristo, que por su resurrección ha abierto el cielo a quienes gemían en el abismo del pecado para que otorgue la Vida al hombre mortal, y le alivie de todos sus sufrimientos.
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Escúchanos, oh Señor. Oremos hermanos a Cristo, que anuncio la alegría de su resurrección apareciéndose a las mujeres y a los apóstoles, para que nos conceda a todos nosotros celebrar su triunfo y anunciarlo a todas las naciones.
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Escúchanos, oh Señor. El Presidente concluye:
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Señor Jesucristo, Que en el cielo eres glorificado por los ángeles y por los santos y en la tierra eres enaltecido y adorado por tu Iglesia, en esta fiesta gloriosa de tu resurrección, te suplicamos que escuches nuestras oraciones y extiendas tu diestra misericordiosa sobre este pueblo que pone toda su esperanza en tu resurrección. Tu que vives y reinas, inmortal y glorioso, por los siglos de los siglos. Amen. Rito de la paz: El Presidente, con las manos extendidas, dice: La paz del Señor este con todos vosotros. Y con tu espíritu. El Diacono: En el Espíritu de Cristo resucitado, Daos fraternalmente la paz. Los hermanos se saludan con el beso santo de la paz, diciendo: ¡Cristo ha resucitado! ¡Verdaderamente, ha resucitado! Se concluye con su canto de paz, mientras todos se sientan. Continúa la LITURGIA EUCARISTICA. El Diacono y los ministros preparan los dones sobre el Altar. Un presbítero Concelebrante, o el mismo Presidente hace la presentación de las Ofrendas. Después inciensa, sin hacer inclinación, la Ofrenda y el Altar. Al pasar por delante de la Cruz y haciendo inclinación, también la inciensa al Presidente, después a los Concelebrantes, y por ultimo a los fieles. Los ministros se acercan a la Sede y ofrecen el LAVABO al Presidente. Todos se ponen de pie, el Presidente, desde la sede, dice: Oración sobre las ofrendas: Escucha, Señor, la oración de tu pueblo y acepta sus ofrendas, para que la nueva vida que nace de estos sacramentos Pascuales sea, por tu gracia, prenda de vida eterna. Por Jesucristo Nuestro Señor. Amen. El Presidente se acerca al Altar y canta o dice el prefacio. El Señor, este con vosotros, Y con tu espíritu. Levantemos el corazón Lo tenemos levantado hacia el Señor.
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Demos gracias al Señor, nuestro Dios. Es justo y necesario En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación, glorificarte siempre, Señor; pero mas que nunca en esta noche (este día) en que Cristo, nuestra Pascua, ha sido inmolado. Él es el verdadero cordero, que quito el pecado del mundo; muriendo destruyo nuestra muerte, resucitando restauro nuestra vida. Muriendo destruyo nuestra muerte, resucitando restauro nuestra vida. Por eso, con esta efusión de gozo Pascual, el mundo entero se desborda de alegría, y con la asamblea de los santos, canta, canta, el himno de tu gloria: Santo, Santo, Santo. Santo eres en verdad, Señor, fuente de toda santidad; por eso te pedimos que santifiques estos dones con la efusión de tu Espíritu, de manera que sean para nosotros Cuerpo y Sangre de Jesucristo, Señor nuestro. El cual, cuando iba a ser entregado al su Pasión, voluntariamente aceptada, tomo el pan, dándote gracias, lo partió y lo dio a sus discípulos, diciendo: Tomad y comed todos de él, porque esto es mi Cuerpo, que será entregado por vosotros. Del mismo modo, acabada la cena, tomo el cáliz, y dándote gracias de nuevo, lo paso a sus discípulos, diciendo: Tomad y bebed todos de él, porque este es el cáliz de mi Sangre, Sangre de la alianza nueva y eterna, que será derramada por vosotros y por todos los hombres para el perdón de los pecados. Haced esto en conmemoración mí. Este es el sacramento de nuestra fe. Anunciamos tu muerte, proclamamos tu resurrección. ¡Ven, Señor, Jesús! Así, pues, Padre, al celebrar ahora el memorial de la muerte y resurrección de tu Hijo, te ofrecemos el pan de vida y el cáliz de salvación y te damos gracias porque nos haces dignos de servirte en tu presencia. Te pedimos humildemente que el Espíritu Santo congregue en la unidad a cuantos participamos del Cuerpo y Sangre de Cristo. Acuérdate, Señor, de tu Iglesia extendida por toda la tierra y reunida aquí en la noche santísima de la resurrección de nuestro Señor Jesucristo; y con el Papa N…. Con nuestro Obispo N…
Y todos los pastores que cuidan de tu pueblo, llévala a su perfección por la caridad. Acuérdate también de nuestros hermanos N…
Que hoy por medio del bautismo han entrado a formar parte de tu familia: ayúdales a seguir a Cristo, tu Hijo, con ánimo generoso y ferviente. Recuerda Señor, a nuestros hermanos N…
De esta comunidad, que durmieron en la esperanza de la resurrección, y de todos los que han muerto en tu misericordia; admítelos a contemplar la luz de tu rostro. Ten misericordia de todos nosotros, y asa, con María, la Virgen Madre de Dios, los apóstoles, y cuanto vivieron en tu amistad a través de los tiempos, merezcamos, por tu Hijo Jesucristo, compartir la vida eterna y cantar tus alabanzas. Por Cristo, con El y en El, a ti, Dios Padre omnipotente en la unidad del Espíritu Santo todo honor y toda gloria, por los siglos de los siglos. R/
Amen. Rito de la comunión:
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Llenos de alegría por ser hijos de Dios, digamos confiadamente la oración que Cristo nos enseño: Padre nuestro, que estas en el cielo, santificado sea tu Nombre; venga a nosotros tu reino; hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan de cada dio; perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden; no nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal.
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Líbranos de todos los males, Señor, y concédenos la paz en nuestros días, para que, ayudados por tu misericordia vivamos siempre libres de todo pecado y protegidos de toda perturbación. Mientras esperamos la gloriosa venida de nuestro Señor Jesucristo.
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Tuyo es el reino, tuyo el poder y la gloria, por siempre, Señor Señor Jesucristo, que dijiste a los apóstoles: “La paz os dejo, mi paz os doy”
No tengas en cuenta nuestros pecados, sino la fe de tu Iglesia, y, conforme a tu palabra, concédele la paz y la unidad. Tu que vives y reina por los siglos de los siglos.
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Amen. El Presidente, seguidamente, hace la fracción del pan y deja caer un trocito del mismo en el Cáliz. A continuación se reparte la comunión del Cuerpo del Señor a todos los fieles. El Presidente muestra el Cuerpo de Cristo diciendo:
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Este es el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo. Dichosos los invitados a la Cena del Señor. El Cuerpo de Cristo nos guarde para la vida eterna.
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Amen. Después muestra igualmente el Cáliz diciendo:
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La Sangre de Cristo nos guarde para la vida eterna.
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Amen. Comulga primero el Presidente, luego los Concelebrantes, los salmistas, y por ultimo todos los fieles.
Oración después de la comunión: P/
Oremos: Derrama, Señor, sobre nosotros tu espíritu de caridad, para que vivamos siempre unidos en tu amor los que hemos participado en un mismo sacramento Pascual. Por Jesucristo Nuestro Señor.
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Amen. Rito de conclusión:
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El Señor este con vosotros.
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Y con tu Espíritu
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Que os bendiga Dios todo poderoso en esta noche solemne de Pascua, y que su misericordia os guarde de todo pecado.
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Amen.
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Y el que os ha redimido por la resurrección de Jesucristo os enriquezca con el premio de la vida eterna.
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Amen
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Y a vosotros, Que al terminar los días de la Pasión del Señor celebráis con gozo la fiesta de Pascua, os conceda también alegraros con el gozo de la Pascua Eterna.
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Amen.
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Y la bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo, descienda sobre vosotros.
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Amen. El Diacono despide a la asamblea, cantando (con el tono Evangélico a melodía gregoriana):
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Podéis ir en paz, Aleluya, Aleluya.
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Demos gracias a Dios, Aleluya, Aleluya.
CENA PASCUAL