EL TIPO DEL INDIO AMERICANO La vergüenza del mestizo
Una de las razones que dictan la repugnancia criolla a confesar el indio en nuestra sangre, uno de los orígenes de nuestro miedo de decirnos lealmente mestizos, es la llamada "fealdad del indio". Se la tiene como verdad sin vuelta, se la ha aceptado como tres y dos son cinco. Corre parejas con las otras frases en plomada. "El indio es perezoso" y "el indio es malo". Cuando los profesores de ciencias naturales ensean los !rdenes o las familias, y cuando los de diujo hacen copiar las estiecitas a los nios, parten del concepto racional de la diferencia, que viene a ser el mismo aplicale a las razas humanas# humanas# el molusco no tiene la manera de elleza del pez$ el pez luce una sacada de otros elementos que el reptil%y el reptil seorea una hermosura radicalmente radicalmente opuesta a la del ave, etc., etc. &eía haerse enseado a los nios nuestros la elleza diferenciada y tami'n la opuesta de las razas. El ojo largo y estrecho consigue ser ello en el mongol, en tanto que en el cauc(sico envilece un poco el rostro$ el color amarillento, que va de la paja a la adana, acent)a la delicadeza de la cara china, mientras que en la europea dice no m(s que cierta miseria sanguínea$ el caello crespo que en el cauc(sico es una especie de corona gloriosa de la caeza, en el mestizo se hace sospechoso de mulataje y le preferimos la mecha aplastada del indio. En vez de educarle de esta manera al nio nuestro el mirar y el interpretar, nuestros maestros renegados les han enseado un tipo )nico de elleza, el cauc(sico, fuera del cual no hay apelaci!n, una elleza fijada para los siglos por la raza griega a trav's de *idias. En cada atriuto de la hermosura que los maestros nos ensean, nos dan e+actamente el repudio de un rasgo nuestro$ en cada sumando de la gracia que nos hacen alaar nos sugieren la vergenza de una condici!n de nuestros huesos o de nuestra piel. -sí se forman homres y mujeres con asco de su propia envoltura corporal$ corporal$ así se suministra la sensaci!n de inferioridad de la cual se envenena invisilemente nuestra raza, y así se vuelve viles a nuestras gentes sugiri'ndoles que la huida hacia el otro tipo es la )nica salvaci!n.
La belleza del indio
El indio es feo dentro de su tipo en la misma relaci!n en que lo es el europeo com)n dentro del suyo. maginemos una /enus maya, maya, o mejor imaginemos el tipo de caallero -guila del 0useo de 0'+ico como el de un -polo tolteca, que eso es. 1ongamos ahora mejilla contra mejilla con 'l a los homres de la meseta de -nahuac. Cumplamos pruea id'ntica con el -polo del 2eledere del 3ouvre y allegu'mosles a los franceses actuales que se creen sus herederos legítimos. 3as cifras de los su%-polos y las de los su% caalleros (guilas ser(n iguales$ tan poco frecuente en la elleza caal en cualquier raza.
-lguno alegar( que la comparaci!n comparaci!n est( viciada porque el punto de arranque son dos rostros sin paridad$ uno redondamente perfecto y otro de discutile perfecci!n. 4o hay tal$ amos enseorean en el mismo filo asoluto de la elleza viril. Se dir( que a pesar de esta pruea un poco estadística las dos razas producen una impresi!n de conjunto astante diversa# la francesa regala el ojo y la azteca lo disgusta. 3a ilusi!n de ventaja la pone solamente el color$ oscur'zcase un poco en la imaginaci!n ese lanco sonrosado y entonces se ver( la verdad de las dos caezas, que aquí como en e n muchas cosas, la línea domina la coloraci!n. 0e leía yo sonriendo una geografía francesa en el capítulo sore las razas. 3a descripci!n de la lanca correspondía a una especie de dictado que huiese hecho el mismo *idias sore su 5)piter# nariz que aja recta de la frente a su remate, ojos nolemente espaciosos, oca mediana y de laios delicados, caello en rizos grandes# 5)piter, padre de los dioses. 6o me acordaa de la naricilla remangada, tantas veces japonesa, que me encuentro encuentro todos los días, de de las ocas grandes grandes y vulgares, de los caellos flojos que hacen gastar tanta electricidad para su ondulaci!n y de la talla mediocre del franc's com)n.
El falso tipo de idias
Se sae c!mo traajaa *idias# cogi! unos cuantos rasgos, los mejores '+itos de la carne griega %aquí una frente ejemplar, all( all( un ment!n s!lido y fino, m(s all( un aire nole, atriuile al dios% uni! estas líneas realistas con líneas enteramente intelectuales, y como lo inventado fue m(s que lo copiado de veras, el llamado tipo griego que aceptamos fue en su origen una especie de modelo del g'nero humano, de s)per%-d(n s)per%-d(n posile dentro de la raza cauc(sica, pero en ning)n caso realizado ni por griego ni por romano. El procedimiento puede llamarse magistral. El homre de *idias, puro intento de escultura de los dioses y proyecto de la configuraci!n del rostro humano futuro, pasaría a ser, por la vanidad de la raza lanca, el verídico homre europeo. 1ienso en el resultado proale del m'todo si aplic(semos la magna receta a nuestras razas aorígenes. El escultor de uena voluntad, reuniendo no m(s de cien ejemplares e jemplares indios podría sacar las facciones y las cualidades que se van a enumerar "groso modo". El indio piel roja nos prestaría su gran talla, su cuerpo magníficamente magníficamente lanzado de rey cazador o de rey soldado sin ning)n atolladero de grasa en vientre ni espaldas, musculado dentro de una gran eseltez del pie a la frente. 3os mayas proporcionarían proporcionarían su cr(neo e+trao, no hallado en otra parte, que es ancho contenedor de una frente desatada en una anda p(lida y casi lanca que va de la sien a la sien$ entregarían unos ma+ilares fortísimos y sin rutalidad que lo mismo pudiesen ser los de 0ussolini %"quijadas de mascador de hierro"%. El indio quechua ofrecería para templar la acometividad del cr(neo sus ojos dulces por e+celencia, salidos de una raza cuya historia de mil aos da m(s regusto de leche que de sangre. Esos ojos miran a trav's de una especie de !leo negro, de espejo emetunado con siete !leos de ondad y de paciencia humana, y muestran unas timideces conmovidas y conmovedoras de venado criollo, advirtiendo que la dulzura de este ojo negro no es anal como la del ojo azul de cauc(sico, sino profunda, como cavada del seno a la cuenca. Corre de la nariz a la sien este ojo quechua, parecido a una gruesa gota vertida en l(mina inclinada, y lo festonea
una ceja ella como la (rae, m(s larga a)n y que engaa aumentando maosamente la longitud de la pupila. 6o me s' muy ien que la nariz cuesta hallarla en un orden de fi neza, porque generalmente olivianos y colomianos la llevan de aletas gruesas y anchas$ pero hay la otra, la del aguileo maya, muy sensile, seg)n la raza sensual que gusta de los perfumes. 3a oca tami'n anda demasiado espesa en algunos grupos inferiores de los ajíos, donde el cuerpo se aplasta con las atm!sferas o se hincha en los arriales gen'sicos$ pero al igual que la nariz prima de la (rae, se la encuentra de laios delgados como la hoja del maíz, de una delgadez cortada y cortadora que es de las m(s e+presivas para la gracia maliciosa y los rictus del dolor. Suele caer hacia los lados esta oca india con el desd'n que ven esas razas que se saen dignas como cualquiera otra por talentos y virtudes y que han sido "humilladas y ofendidas" infinitamente$ caen los e+tremos de esas ocas con m(s melancolía que amargura, y se levantan ruscamente en la risa urlona, dando una sorpresa a los que creen al indio tumado en una animalidad triste. 7e querido proporcionar a los maestros de nuestros nios estos detalles r(pidos para que intenten y para que logren arrancarles a 'stos la vergenza de su tipo mestizo, que consciente o inconsciente le han dado. 1ero este alegato por el cuerpo indio va a continuar otro día, porque es cosa larga de decir y asunto de m(s inter's del que le damos. Nápoles, junio 1932
Actividades
1. Escriban un párrafo de tres líneas como máximo que sintetice el tema y la posición de la autora sobre este. 2. A partir de la lectura individual del texto “El tipo del indio americano” desarrollar críticamente la si!uiente pre!unta tomando apuntes en sus cuadernos" #Está vi!ente $oy la tesis de %abriela &istral respecto de la belle'a( A continuación redactan un texto ar!umentativo de tres o cuatro párrafos que d) cuenta de su re*exión. Al t)rmino se motiva un espacio para la lectura de los escritos y se abre una breve discusión respecto de las ideas planteadas en ellos. +. #En qu) a,o se escribió este texto( #-ómo in*uye la )poca en la visión que tiene la autora sobre el tema( . #/u) visión tiene la autora respecto de los profesores y profesoras( #/u) características tiene la educación que reciben los ni,os aludidos en el ensayo( 0. #-uál fue el propósito de la autora para escribir su texto( undamenten aludiendo a la información de la lectura. . 3ean el si!uiente fra!mento y escriban una breve comparación anali'ando las visiones de los autores respecto de la 4!ura del indio. “El mexicano condena en bloque toda su tradición que es un con5unto de !estos actitudes y tendencias en el que ya es difícil distin!uir lo espa,ol de lo indio. 6or eso la tesis $ispanista que nos $ace descender de -ort)s con exclusión de la &alinc$e es el patrimonio de unos cuantos extrava!antes 7
que ni siquiera son blancos puros7. 8 otro tanto se puede decir de la propa!anda indi!enista que tambi)n está sostenida por criollos y mesti'os maniáticos sin que 5amás los indios le $ayan prestado atención. El mexicano no quiere ser ni indio ni espa,ol. 9ampoco quiere descender de ellos. 3os nie!a. 8 no se a4rma en tanto que mesti'o sino como abstracción" es un $ombre. :e vuelve $i5o de la nada. ;l empie'a en sí mismo. Esta actitud no se mani4esta nada más en nuestra vida diaria sino en el curso de nuestra $istoria que en ciertos momentos $a sido encarni'ada voluntad de desarrai!o. Es pasmoso que un país con un pasado tan vivo profundamente tradicional atado a sus raíces rico en anti!?1@
Preguntas para una nueva educación William Ospina -ada cierto tiempo circula por las redacciones de los diarios una noticia se!n la cual muc$os 5óvenes in!leses no creen que Binston -$urc$ill $aya existido y muc$os 5óvenes norteamericanos piensan que Ceet$oven es simplemente el nombre de un perro o &i!uel An!el el de un virus informático. Dace poco tuve una lar!a conversación con un 5oven de veinte a,os que no sabía que los $umanos $abían lle!ado a la luna y creyó que yo lo estaba en!a,ando con esa noticia. Estos $ec$os llaman la atención por sí mismos pero sobre todo por la circunstancia de que pensamos que nunca en la $istoria $ubo una $umanidad me5or informada. En nuestro tiempo recibimos día y noc$e altas y so4sticadas dosis de información y de conocimiento" ver la televisión es asistir a una suerte de aula luminosa donde se nos trasmiten sin cesar toda suerte de datos sobre $istoria y !eo!rafía ciencias naturales y tradiciones culturales continuamente se nos ense,a se nos adiestra y se nos divierte nunca fue se dice tan entretenido aprender tan detallada la información tan cuidadosa la explicación. 6ero #será que ocurre con la sociedad de la información lo que decía Estanislao Fuleta de la sociedad industrial que la caracteri'a la mayor racionalidad en el detalle y la mayor irracionalidad en el con5unto( 6odemos saberlo todo de cómo se construyó la presa de las tres !ar!antas en -$ina de cómo se $ace el acero que sostiene los rascacielos de -$ica!o de cómo fue el proceso de la Gevolución Hndustrial de cómo fue el combate de Gommel y 6atton por las dunas de Ifrica. #6or qu) a veces sentimos tambi)n que no $a $abido una )poca tan frívola y tan i!norante como )sta que nunca $an estado las muc$edumbres tan pasivamente su5etas a las manipulaciones de la información que pocas veces $emos sabido menos del mundo( Jada es más omnipresente que la información pero $ay que decir que los medios te5en cotidianamente sobre el mundo al!o que tendríamos que llamar “la telara,a de lo infausto”. El periodismo está $ec$o sobre todo para contarnos lo malo que ocurre de manera que si un $ombre sale de su casa recorre la ciudad cumple todos sus deberes y vuelve apaciblemente a los suyos al atardecer eso no producirá nin!una noticia. El cubrimiento
periodístico suele tender sobre el planeta la red fosforescente de las desdic$as y lo que menos se cuenta es lo que sale bien. Jada tendrá tanta publicidad como el crimen tanta difusión como lo accidental nada será más imperceptible que lo normal. En otros tiempos la $umanidad no contaba con el millón de o5os de mosca de los medios 'umbando desvelados sobre las cosas y es posible que nin!una )poca de la $istoria $aya vivido tan as4xiada como esta por la acumulación de evidencias atroces sobre la condición $umana. A$ora todo quiere ser espectáculo la arquitectura quiere ser espectáculo la caridad quiere ser espectáculo la intimidad quiere ser espectáculo y una parte inquietante de ese espectáculo es la caravana de las des!racias planetarias. Juestro tiempo es paradó5ico y apasionante y de )l podemos decir lo que Kscar Bilde decía de ciertos doctores" “lo saben todo pero es lo nico que saben”. El periodismo no nos $a vuelto informados sino noveleros la propia dinámica de su labor $a $ec$o que las cosas sólo nos interesen por su novedad" si no ocurrieron ayer sino anteayer ya no tienen la misma importancia. 6or otra parte la $umanidad cuenta con un oc)ano de memoria acumulada al alcance de los dedos y de los o5os $ay en los ltimos tiempos un depósito universal de conocimiento y parecería que casi cualquier dato es accesible sin embar!o tal ve' nunca $abía sido tan voluble nuestra información tan frá!il nuestro conocimiento tan dudosa nuestra sabiduría. Ello demuestra que no basta la información" se requiere un sistema de valores y un orden de criterios para que ese ilustre depósito de memoria universal sea al!o más que una sentina de desperdicios. Es verdad que solemos descar!ar el peso de la educación en el llamado sistema escolar olvidando el peso que en la educación tienen la familia los medios de comunicación y los diri!entes sociales. Doy cuando todo lo miden so4sticados sondeos de opinión deberíamos averi!uar cuánto in*uyen para bien y para mal la constancia de los medios y la conducta de los líderes en el comportamiento de los ciudadanos. -uenta %ibbon en la “Leclinación y caída del Hmperio Gomano” que cuando en Goma existía el poder absoluto en tiempos de los emperadores dado que en cada ser $umano prima siempre un carácter con cada emperador subía al trono una pasión que por lo !eneral era un vicio" con 9iberio subió la per4dia con -alí!ula subió la crueldad con -laudio subió la pusilanimidad con Jerón subió el narcismo criminal con %alba la avaricia con Któn la vanidad y así se sucedían en el trono de Goma los vicios $asta que lle!ó Mitelio y con )l se extendió sobre Goma la enfermedad de la !ula. 6ero curiosamente un día lle!ó al trono Jerva y con )l se impuso la moderación lo sucedió 9ra5ano y con )l ascendió la 5usticia lo sucedió Adriano y con )l reinó la tolerancia lle!ó Antonino 6ío y con )l la bondad y 4nalmente con &arco Aurelio !obernó la sabiduría de modo que así como se $abían sucedido los vicios durante un si!lo se sucedieron las virtudes en el trono de Goma. 9al era en aquellos tiempos al parecer el poder del e5emplo el peso peda!ó!ico de la política sobre la sociedad.
En nuestro tiempo el poder del e5emplo lo tienen los medios de comunicación" son ellos los que crean y destruyen modelos de conducta. 6ero lo que ri!e su inter)s no es necesariamente la admiración por la virtud ni el respeto por el conocimiento. Jo son la cordialidad de B$itman la universalidad de 3eonardo la perple5idad de Cor!es la ele!ante claridad de pensamiento de Kscar Bilde la pasión de crear de 6icasso o de Casquiat o el respeto de 6ierre &ic$on por la comple5a $umanidad de la !ente sencilla lo que !obierna nuestra )poca sino el deslumbramiento ante la astucia la fascinación ante la extrava!ancia el sometimiento ante los modelos de la fama o la opulencia. 6odemos admirar la elocuencia y ciertas formas de la belle'a pero admiramos más la fuer'a que la lucide' más los e5emplos de ostentación que los e5emplos de austeridad más los !olpes bruscos de la suerte que los frutos de la paciencia o de la disciplina. /uiero recordar a$ora unos versos de 9. :. Eliot" “#Lónde está la vida que $emos perdido en vivir( #Lónde la sabiduría que $emos perdido en conocimiento( #Lónde el conocimiento que $emos perdido en información( Meinte si!los de $istoria $umana nos ale5an de Lios y nos aproximan al polvo”. Es verdad que vivimos en una )poca que aceleradamente cambia costumbres por modas conocimiento por información y saberes por rumores a tal punto que las cosas ya no existen para ser sabidas sino para ser consumidas. Dasta la información se $a convertido en un dato que se tiene y se abandona que se consume y se de5a. Jo sólo $ay una estrate!ia de la provisión sino una estrate!ia del des!aste pues ya se sabe que no sólo $ay que usar el vaso $ay que destruirlo inmediatamente. 3a publicidad tiene previsto que veremos los anuncios comerciales pero tambi)n que los olvidaremos" por eso las pautas son tan abundantes. 6or la ló!ica misma de los medios modernos bastaría que un !ran producto de5ara de anunciarse aunque ten!a una tradición de medio si!lo y las ventas ba5arían considerablemente. “9odo sucede y nada se recuerda en esos !abinetes cristalinos” dice un poema de Nor!e 3uis Cor!es que $abla de los espe5os. 6odemos decir lo mismo de las pantallas que llenan el mundo. 8 corresponderá tal ve' a la psicolo!ía o a la neurolo!ía descubrir si los medios audiovisuales sí tienen esa capacidad peda!ó!ica que se les atribuye o si pasa con ellos lo mismo que con los sue,os del amanecer que despu)s de $abernos cautivado intensamente se borran de la memoria con una facilidad asombrosa. 6ero el propósito principal de la pro!ramación de televisión por muc$o contenido peda!ó!ico que ten!a no es peda!ó!ico sino comercial y lo mismo ocurre a$ora con la industria editorial" así los bienes que comercialicen sean bienes culturales su ló!ica es la ló!ica del consumo y por ello les interesan por i!ual los malos libros que los buenos no siempre $ay un criterio educativo en su traba5o. On p)simo libro que se venda bien a lo sumo puede ser 5usti4cado como un momento que ayudará a atenuar las p)rdidas de los buenos libros que se venden mal. 3a inevitable conclusión es que las cosas demasiado !obernadas por el lucro no pueden educarnos porque están dispuestas a ofrecernos incluso cosas que atenten contra nuestra inteli!encia si el ne!ocio se salva con ellas del mismo modo que las industrias de alimentos y de !olosinas están dispuestas a ofrecernos cosas li!eramente malsanas si el ne!ocio lo 5usti4ca. 9endría que $aber al!una instancia que nos ayude a esco!er con criterio y con
responsabilidad y es entonces cuando nos volvemos $acia el sistema escolar con la esperan'a de que sea allí donde actan las fuer'as que nos ayudarán a resistir esta mala 4ebre de información irresponsable de conocimiento indi!esto de alimentos onerosos de pasatiempos da,inos. A lo lar!o de la vida entera aprendemos y si bien los a,os que vamos a la escuela son decisivos al lle!ar a ella ya $an ocurrido al!unas cosas que serán de4nitivas en nuestra formación y despu)s de salir toda la vida tendremos que se!uir formándonos. 8o a veces $asta $e lle!ado a pensar que no vamos a la escuela tanto a recibir conocimientos cuanto a aprender a compartir la vida con otros a conse!uir buenos ami!os y buenos $ábitos sociales. :uena un poco escandaloso pensar que vamos a la escuela a conse!uir ami!os antes que a conse!uir conocimientos y no puede decirse tan cate!óricamente pero $ay una an)cdota que siempre me pareció valiosa. El poeta romántico 6ercy Cyss$e :$elley que perdió la vida por empe,arse en nave!ar en medio de una tormenta en la ba$ía de :pe'ia fue siempre un $ombre rebelde y solitario. :e dice que despu)s de su muerte su mu5er &ary Bollstonecraft llevó a los $i5os de ambos a un cole!io en Hn!laterra y al lle!ar pre!untó cuáles eran los criterios de la educación en esa institución" “Aquí ense,amos a los ni,os a creer en sí mismos” le di5eron. “K$ di5o ella eso fue lo que $i'o siempre su pobre padre. 8o preferiría que los ense,aran a convivir con los demás”. A veces me pre!unto si la educación que trasmite nuestro sistema educativo no es a veces demasiado competitiva $ec$a para refor'ar la idea de individuo que for5ó y $a fortalecido la modernidad. 9odo nuestro modelo de civili'ación reposa sobre la idea de que el $ombre es la medida de todas las cosas de que somos la especie superior de la naturale'a y que nuestro triunfo consistió precisamente en la exaltación del individuo como ob5etivo ltimo de la civili'ación. En estos días me llamó la atención ver que las pruebas universitarias tienden a fortalecer sus instrumentos para detectar cuándo los alumnos que están presentando sus exámenes cometen el pecado de aliarse con otros para responder y copian las respuestas. 6ero tantas veces en la vida necesitamos de los otros que pens) que tambi)n debería concederse al!n valor a la capacidad de aliarse con los demás. #6or qu) tiene que ser necesariamente un error o una trans!resión que el que no sabe una respuesta busque al!uien que la sepa( -ono'co bien la respuesta que nos daría el profesor" en ciertos casos especí4cos estamos evaluando lo que el alumno $a aprendido no lo que $a aprendido su vecino y no podemos estimular la pere'a ni la utili'ación oportunista del saber del otro. 9odo eso está muy bien pero no s) si se desaprovec$a para 4nes educativos la capacidad de ser ami!os de ser compa,eros e incluso de ser cómplices. 8 dado que todo lo que se memori'a 4nalmente se olvida más vale ense,ar procedimientos y maneras de ra'onar que respuestas que puedan ser copiadas. 9odo eso nos lleva a la pre!unta de lo que es verdaderamente saber. A veces es al!o que tiene que ver con la memoria a veces con la destre'a a veces con la recursividad. :i los estudiantes tienen que dar todos la misma respuesta es fácil que $aya quienes copien la del vecino. 6ero ello sólo es posible en el marco de modelos que uniformi'an el saber como un producto i!ual para todos y eso sólo vale para lo que llamaríamos las ciencias
cuantitativas. Ono y uno deben ser dos y la suma de los án!ulos interiores de un trián!ulo debe ser i!ual a dos rectos en cualquier lu!ar de la !alaxia. 6ero tambi)n es posible contrariar ima!inativamente esas verdades y el arte de la peda!o!ía debe ser capa' de $acerlo sin ne!arlas. 3a tesis elemental de que uno es i!ual a uno sólo funciona en lo abstracto. :ólo en abstracto una mesa es i!ual a otra mesa una vaca i!ual a otra vaca un $ombre i!ual a otro $ombre. Jo $ay el mismo !rado de verdad cuando pasamos de lo !eneral a lo particular" un árbol es i!ual a otro árbol en abstracto pero un pino no es i!ual a una ceiba una *or de 5acarandá no es i!ual a una *or de madreselva y si pretendemos que un perro es i!ual a otro perro nos veremos en di4cultades para demostrar que un !ran dan)s es i!ual a un c$i$ua$ua. 8 en cuanto a los $umanos la cosa se complica tanto que las verdades de la estadística no pueden eclipsar las verdades de la psicolo!ía o de la est)tica. On $ombre debe ser i!ual a otro $ombre en las oportunidades y en los derec$os pero tambi)n es importante que sea distinto. On $ombre y un $ombre posiblemente sean dos $ombres pero recuerdo a$ora una frase de -$esterton llena de conocimiento del mundo y de poder simbólico. “Licen que uno y uno son dos decía -$esterton pero el que $a conocido el amor y el que $a conocido la amistad sabe que uno y uno no son dos sabe que uno y uno son mil veces uno”. -uando tenemos dos seres $umanos 5untos tenemos la posibilidad de que se enfrenten y se neutralicen tenemos la posibilidad de que se alíen tenemos la posibilidad de que cada uno de ellos transforme al otro tenemos incluso la posibilidad de que se multipliquen. 6ara este 4n no nos sirven las simples verdades de la aritm)tica ni las comunes verdades de la estadística. A veces la educación no está $ec$a para que colaboremos con los otros sino para que siempre compitamos con ellos y nadie i!nora que $ay en el modelo educativo una suerte de ló!ica del derby a la que sólo le interesa qui)n lle!ó primero qui)n lo $i'o me5or y casi nos obli!a a sentir or!ullo de $aber de5ado atrás a los demás. -uando yo iba al cole!io se nos formaba en el propósito de ser los me5ores del curso. 8o casi nunca lo conse!uí y tal ve' $oy me sentiría aver!on'ado de $aber $ec$o sentir mal a mis compa,eros ya que por cada alumno que es el primero varias decenas quedan rele!ados a cierta condición de inferioridad. #:í será la ló!ica deportiva del primer lu!ar la más conveniente en t)rminos sociales( 3o pre!unto sobre todo porque no toda formación tiene que buscar individuos superiores $ay por lo menos un costado de la educación cuyo )nfasis debería ser la convivencia y la solidaridad antes que la rivalidad y la competencia. 6ero esto nos lleva a lo que $e empe'ado a considerar más importante. 8o no dudo que todos aspiramos si no a ser los me5ores por lo menos a ser excelentes en nuestros respectivos o4cios. A eso se lo llama en la 5er!a moderna ser competentes con lo cual ya se introduce el criterio de rivalidad como el más importante en el proceso de formación. 3a ló!ica darPiniana se $a apoderado del mundo. :e supone que así como ese diminuto espermato'oide que fuimos se abrió camino entre un millón para ser el nico que lo!rara fecundar aquel óvulo debemos avan'ar por la vida siendo siempre el
privile!iado !anador de todas las carreras. 8 en este momento advierto que $asta la palabra carrera para aludir a las disciplinas escolares parece postular esa competencia incesante. Jo di!o que est) mal" a lo me5or los seres $umanos sólo avan'amos a trav)s de la rivalidad. 6ero estoy se!uro viendo sobre todo la p)sima peda!o!ía de las sociedades excluyentes que la fórmula de que uno triunfe al precio de que los demás fracasen puede ser muy reconfortante para los triunfadores pero suele ser muy deprimente para todos los demás. Jo estoy muy se!uro de que no sea un semillero de resentimientos. #Jo estaremos excesivamente conta!iados de esa ló!ica norteamericana que considera que los seres $umanos nos dividimos sólo en !anadores y perdedores( Dasta en el arte reino por excelencia de lo cualitativo sobre lo cuantitativo suele aceptarse a$ora esa superstición del primer lu!ar del nmero uno del triunfador y nada lo estimula tanto como los concursos y los premios. Gecuerdo ya que estamos en Cuenos Aires una an)cdota de Nor!e 3uis Cor!es. Al!una ve' le pre!untaron cuál era el me5or poeta de rancia" Merlaine contestó. 6ero #y Caudelaire( le di5eron. A$ sí Caudelaire tambi)n es el me5or poeta de rancia. #8 Mictor Du!o( tambi)n es el me5or. 8 Gonsard a,adió por supuesto que Gonsard es el me5or poeta de rancia. #6or qu) sólo uno tiene que ser el me5or( 6or otra parte $ay una separación demasiado marcada entre los medios y los 4nes entre el aprendi'a5e y la práctica entre los procesos y los resultados. 6ero aprender debería ser al!o en sí mismo no apenas un camino para lle!ar a otra cosa. Lie' a,os de estudio no se pueden 5usti4car por un cartón de !rado" deberían valer por sí mismos darnos no sólo el or!ullo de ser me5ores sino la felicidad de una )poca de nuestra vida. Así como a medida que de5emos de vivir para el cielo aprenderemos a $acer nuestra morada en la tierra a medida que de5emos de estudiar para el !rado aprenderemos que la rama del conocimiento y el o4cio que esco5amos deben ser nuestro !oce en la tierra. 8 ello tal ve' nos ayude a avan'ar en la interro!ación de las claves del aprendi'a5e. #/ui)n dice que el aprender es al!o cuantitativo que consiste en la cantidad de información que recibamos( #/ui)n nos dice que el conocimiento es necesariamente al!o que se adquiere que se recibe( #/u) pasaría si el aprender fuera perder y no !anar( 9al parece que así es realmente si pensamos en las ense,an'as de 6latón para quien aprender de verdad no es tanto recibir una car!a de saber nuevo sino renunciar o poner en duda un saber previo posiblemente falso. 6latón decía que la i!norancia no es un vacío sino una llenura. El que no sabe es el que más cree saber. -uando en un momento de nuestro aprendi'a5e al!uien nos pre!unta por e5emplo por qu) las cosas caen $acia el suelo es frecuente que respondamos porque es ló!ico porque tiene que ser así. Al!uien socráticamente nos demostrará que no es ló!ico que no tiene que ser así y nos mostrará que $ay cosas que no caen como las nubes o los !lobos o la luna y que por lo tanto el caer no es una necesidad sino al!o que obedece a una ley que merece ser interro!ada. Jos demostrarán que lo que parecía ser evidente no era más que nuestra falta de interro!ación y que muc$as certe'as que tenemos podrían derrumbarse. 9odo está comprendido en otro famoso aforismo de Bilde" “Jo soy lo su4cientemente 5oven para saberlo todo”.
Jo somos cántaros vacíos que $ay que llenar de saber somos más bien cántaros llenos que $abría que vaciar un poco para que vayamos reempla'ando tantas vanas certe'as por al!unas pre!untas provec$osas. 8 tal ve' lo me5or que podría $acer la educación formal por nosotros es ayudarnos a descon4ar de lo que sabemos darnos instrumentos para avan'ar en la sustitución de conocimientos. 6ero #estará dispuesto un 5oven a pa!ar por un modelo educativo que en ve' de convencerlo de que sabe lo conven'a de que no sabe( 6osiblemente no pero entonces lle!amos a uno de los secretos del asunto. -laro que la escuela puede darnos conocimientos y destre'as pero a ello no lo llamaremos en sentido estricto educación sino adiestramiento. 8 claro que es necesario que nos adiestren. 6ero mientras la educación si!a siendo sólo bsqueda del saber personal o de la destre'a personal todavía no $abremos encontrado el secreto de la armonía social porque para ello no necesitamos t)cnicos ni operarios sino ciudadanos. #Lónde se nos forma como ciudadanos( 8 #dónde se nos forma como seres satisfec$os del o4cio que reali'an( El tema de la felicidad no suele considerarse demasiado en la de4nición de la educación y sin embar!o yo creo que es prioritario. -reo que necesitamos profesionales si no felices por lo menos altamente satisfec$os de la profesión que $an esco!ido del o4cio que cumplen y para ello es necesario que la educación no nos d) solamente un recurso para el traba5o una fuente de in!resos sino un e5ercicio que permita la valoración de nosotros mismos. 6ienso en la felicidad que suele dar a quienes las practican las artes de los msicos de los actores de los pintores de los escritores de los inventores de los 5ardineros de los decoradores de los cocineros y de incontables apasionados maestros y lo comparo con la triste'a que suele acompa,ar a cierto tipo de traba5os en los que nin!n operario siente que se est) en!randeciendo $umanamente al reali'arlo. Juestra )poca que convierte a los obreros en ap)ndices de los !randes mecanismos en seres cuya individualidad no cuenta a la $ora de e5ercitar sus destre'as es especialmente cruel con millones de seres $umanos. Jo se trata de esco!er profesiones rentables sino de volver rentable cualquier profesión precisamente por el $ec$o de que se la e5erce con pasión con ima!inación con placer y con recursividad. 6odemos aspirar a que no $aya o4cios que nos $undan en la pesadumbre física y en la neurosis. 3a creencia de que el conocimiento no es al!o que se crea sino que se recibe $ace que olvidemos interro!ar el mundo a partir de lo que somos y fundar nuestras expectativas en nuestras propias necesidades. Al!unos maestros lo!raron por e5emplo la proe'a de $acerme pensar que no me interesaba la física sólo porque me trasmitieron la idea de la física como un con5unto de fórmulas abstractas y problemas $erm)ticos que no tenía nada que ver con mi propia vida. Jin!uno de ellos lo!ró establecer conmi!o una su4ciente relación de cordialidad para ayudarme a entender que centenares de pre!untas que yo me $acía desde ni,o sobre la vista sobre el esfuer'o sobre el movimiento y sobre la ma!ia del espacio tenían en la física su espacio y su tiempo.
Es más nadie supo ayudarme a ver que buena parte de las an!ustias los miedos y las obsesiones que !obernaron el 4nal de mi adolescencia eran lu5osas puertas de entrada a al!unos de los temas más importantes de la psicolo!ía de la 4losofía y de la metafísica. :i uno sale del cole!io para entrar en la ciudad en el campo o en la noc$e estrellada eso equivale a decir que uno a menudo sale de las aulas para entrar en la sociolo!ía en la botánica o en la astronomía. :olemos separar en realidades distintas la $abitación el estudio el traba5o y la recreación de modo que la casa la escuela el taller y el area de 5ue!os son lu!ares donde cumplimos actividades distintas. 6ara :amuel No$nson la casa era la escuela para Billiam ClaQe y para 6icasso una casa era un taller o no era nada para Kscar Bilde no podía $aber un abismo entre la creación y la recreación. A diferencia del Genacimiento donde $abía verdaderos pontí4ces es decir $acedores de puentes entre disciplinas distintas $oy nos !usta separar todo lle!amos a creer que es posible estudiar por separado la !eo!rafía y la $istoria creemos que no $ay nin!una relación entre la !eometría y la política. :in embar!o en nuestras sociedades está claro que estar en el centro o en la periferia es ciertamente un asunto político. #6or qu) asumir pasivamente los esquemas( #6or qu) las enfermeras no pueden ser m)dicos( #6or qu) aceptar un tipo de parámetro profesional que convierte un o4cio en una limitación insuperable( Jada debería ser de4nitivo todo debería estar en discusión. :olemos ver por e5emplo la educación como el !ran remedio para los problemas del mundo solemos ver el aprendi'a5e como la más !rande de las virtudes $umanas. 8 lo es. 6ero precisamente por ello $ay que decir que ese aprendi'a5e es tambi)n una !rave responsabilidad de la especie. 6ara aproximarnos un poco a este tema $ay que pensar en el resto de las criaturas. :e diría que el saber instintivo de las especies es una suerte de se!uro natural contra los accidentes y los imprevistos. Jada nos permite tanto con4ar en una abe5a como la certe'a de que siempre sabrá $acer miel y nunca se le ocurrirá destilar otra cosa. :i un día las abe5as optaran por producir vina!re o ácido sulfrico el caos se apoderaría del mundo. On perro o un oso pueden ser adiestrados para que repitan ciertas conductas pero el ser $umano es el nico capa' de aprender y sobre todo el nico capa' de inventar cosas distintas. 3a conclusión necesaria de esta re*exión es que los seres $umanos aprendemos y porque aprendemos somos peli!rosos. Jo somos una inocente abe5a destilando para siempre su cera y su miel sino criaturas admirables y terribles capaces de inventar $ac$as y espadas libros y palacios sinfonías y bombas atómicas. Juestras virtudes son tambi)n nuestras amena'as el privile!io de pensar el privile!io de inventar y el privile!io de aprender comportan tambi)n aterradoras responsabilidades y un 4lósofo se atrevió ya a decirle a la $umanidad al!o que no esperaba oír" “perecerás por tus virtudes”. -ada ve' que nos pre!untamos qu) educación queremos lo que nos estamos pre!untando es qu) tipo de mundo queremos fortalecer y perpetuar. 3lamamos educación a la manera como trasmitimos a las si!uientes !eneraciones el modelo de vida que $emos asumido. 6ero si bien la educación se puede
entender como trasmisión de conocimientos tambi)n podríamos entenderla como bsqueda y transformación del mundo en que vivimos. A veces mirando la trama del presente la pobre'a en que persiste media $umanidad la violencia que amena'a a la otra media la corrupción la de!radación del medio ambiente tenemos la tendencia a pensar que la educación $a fracasado. -ada cierto tiempo la $umanidad tiende a poner en duda su sistema educativo y se dice que si las cosas salen mal es porque la educación no está funcionando. 6ero más an!ustioso resultaría admitir la posibilidad de que si las cosas salen mal es porque la educación está funcionando. 9enemos un mundo ambicioso competitivo amante de los lu5os derroc$ador donde la industria mira la naturale'a como una mera bode!a de recursos donde el comercio mira al ser $umano como un mero consumidor donde la ciencia a veces olvida que tiene deberes morales donde a todo se presta una atención presurosa y super4cial y lo que $ay que pre!untarse es si la educación está criticando o está fortaleciendo ese modelo. #-ómo superar una )poca en que la educación corre el ries!o de ser sólo un ne!ocio donde la excelencia de la educación está concebida para perpetuar la desi!ualdad donde la formación tiene un 4n puramente laboral y además no lo cumple donde los que estudian no necesariamente terminan siendo los más capaces de sobrevivir( #-ómo convertir la educación en un camino $acia la plenitud de los individuos y de las comunidades( 6ara ello tambi)n $ay que $ablar del modelo de desarrollo que suele ser el que de4ne el modelo educativo. Lurante muc$o tiempo los modelos de Kccidente $an sido la productividad la rentabilidad y la transformación del mundo. 6ero $ay un tipo de productividad que ni siquiera nos da empleo un tipo de rentabilidad que ni siquiera elimina la miseria una transformación del mundo que nos $ace vivir en la sordide' más le5os de la naturale'a que en los in4ernos de la Edad &edia. #8 qu) pasaría si de pronto se nos demostrara que el modelo de desarrollo tiene que empe'ar a ser el equilibrio y la conservación del mundo( #/u) pasaría si el saber cuantitativo que transforma es reempla'ado por el saber previsivo que equilibra si el poder transformador de la ciencia y la tecnolo!ía se convierte en un saber que ayude a conservar que no piense sólo en la rentabilidad inmediata y en la transformación irrestricta sino en la duración del mundo( -on ello lo que quiero decir es que nosotros podemos dictar las pautas de nuestro presente pero son las !eneraciones que vienen las que se encar!arán del futuro y tienen todo el derec$o de dudar de la excelencia del modelo que $emos creado o perpetuado y pueden tomar otro tipo de decisiones con respecto al mundo que quieren le!arles a sus $i5os. A lo me5or los !randes paradi!mas al cabo de cincuenta a,os no serán como para nosotros el consumo la opulencia la novedad la moda el derroc$e sino la creación el afecto la conservación las tradiciones la austeridad. 8 a lo me5or ello no corresponderá ni siquiera a un modelo 4losó4co o )tico sino a unas limitaciones materiales. A lo me5or lo que volverá ve!etarianos a los seres $umanos no serán la reli!ión o la 4losofía sino la física escase' de proteína animal. A lo me5or lo que los volverá austeros no será la moral sino la estrec$e'. A lo me5or
lo que los volverá prudentes en su relación con la tecnolo!ía no será la previsión sino la evidencia de que tambi)n $ay en ella un poder destructor. A lo me5or lo que $ará que aprendan a mirar con reverencia los tesoros naturales no será la re*exión sino el miedo la inminencia del desastre o lo que es an más !rave el recuerdo del desastre. DHNK: LE 3A &A3HJ-DE 3a extra,e'a que provoca nuestro $ermetismo $a creado la leyenda del mexicano ser insondable. Juestro recelo provoca el a5eno. :i nuestra cortesía atrae nuestra reserva $iela. 8 las inesperadas violencias que nos des!arran el esplendor convulso o solemne de nuestras 4estas el culto a la muerte el desenfreno de nuestras ale!rías y de nuestros duelos acaban por desconcertar al extran5ero. 3a sensación que causamos no es diversa a la que producen los orientales. 9ambi)n ellos c$inos indostanos o árabes son $erm)ticos e indescifrables. 9amb)n ellos arrastran en andra5os un pasado todavía vivo. Day un misterio mexicano como $ay un misterio amarillo y uno ne!ro. El contenido concreto de esas representaciones depende de cada espectador. 6ero todos coinciden en $acerse de nosotros una ima!en ambi!ua cuando no contradictoria" no somos !ente se!ura y nuestras respuestas como nuestros silencios son imprevisibles inesperados. 9raición y lealtad crimen y amor se a!a'apan en el fondo de nuestra mirada. Atraemos y repelemos.
Jo es difícil comprender los orí!enes de esta acticud. 6ara un europeo &)xico es un país al mar!en de la Distoria Oniversal. 8 todo lo que se encuentra ale5ado del centro de la sociedad aparece como extra,o e impenetrable. 3os campesinos remotos li!eramente arcaicos en el vestir y el $ablar parcos amantes de expresarse en formas y fórmulas tradicionales e5ercen siempre una fascinación sobre el $ombre urbano. En codas partes representan el elemento más anti!uo y secreto de la sociedad. 6ara todos excepto para ellos mismos encarnan lo oculto lo escondido y que no se entre!a sino di4cílmente" tesoro enterrado espi!a que madura en las entra,as terrestres vie5a sabiduría escondida entre los plie!ues de la tierra.
3a mu5er otro de los seres que viven aparte tambi)n es 4!ura eni!mática. &e5or dic$o es el Eni!ma. A seine5an'a del $ombre de ra'a o nacionalidad extra,a incita y repele. Es la ima!en de la fecundidad pero asimismo de la muerte. En casi todas las culturas las diosas de la creación son tambi)n deidades de destrucción. -ifra viviente de la extra,e'a del universo y de su radical $etero!eneidad la mu5er #esconde la muerte o la vida( #en qu) piensa( #piensa acaso( #siente de veras( #es i!ual a nosotros( El sadismo se
inicia como ven!an'a ante el $ermetismo femenino o como tentativa desesperada para obtener una respuesta de un cuerpo que tememos insensible. 6orque como dice 3uis -ernuda “el deseo es una pre!unta cuya respuesta no existe”. A pesar de su desnude' 7redonda plena7en las formas de la mu5er siempre $ay al!o que desvelar"
Eva y -ipris concentran el misterio del cora'ón del mundo.
6ara Gub)n Larío como para todos los !randes poetas la mu5er no es solamente un instrumento de conocimiento sino e1 conocimiento mismo. El conocimiento que no poseeremos nunca la suma de nuestra de4nitiva i!norancia" el mistcrio supremo.
Es notable que nuestros representaciones de la clase obrera no est)n te,idas de sentimientos parecidos a pesar de que tambi)n vive ale5ada del centro de la sociedad 7incluso físicamente recluída en barrios y ciudades especiales7. -uando un novelista contemporáneo introduce un persona5e que simboli'a la salud o la destrucción la fertilidad o la muerte no esco!e como podría esperarse a un obrero 7que encierra en su 4!ura la muerte de la vie5a sociedad y el nacimiento de otra7. L. D. 3aPrence que es uno de los críticos más violentos y profundos del mundo moderno describe en casi todas sus obras las virtudes que $acen del $ombre fra!mentario de nuestros días un $ombre de verdad due,o de una visión total del mundo. 6ara encarnar esas virtudes crea persona5es de ra'as anti!uas y noReuropeas. K inventa la 4!ura de &ellors un !uardabosque un $i5o de la sierra. Es posible que la infancia de 3aPrence transcurrida entre las minas de carbón in!lesas explique esta deliberada ausencia. Es sabido que detestaba a los obreros tanto como a los bur!ueses. 6ero #cómo explicar que en todas las !randes novelas revolucionarias tampoco apare'can los proletarios como $)roes sino como fondo( En todas ellas el $)roe es siempre el aventurero el intelectual o el revolucionario profesional. El $ombre aparte que $a renunciado a su clase a su ori!en o a su patria. Derencia del romanticismo sin duda que $ace del $)roe un ser antisocial. Además el obrero es demasiado reciente. 8 se parece a sus se,ores" todos son $i5os de la máquina.
El obrero moderno carece de individualidad. 3a clase es más fuerte que el individuo y la persona se disuelve en lo !en)rico. 6orque esa es la primera y más !rave mutilación que sufre el $ombre al convertirse en asalariado
industrial. El capitalismo lo despo5a de su naturale'a $umana 7lo que no ocurrió con el siervo7 puesto que reduce todo su ser a fuer'a de traba5o transformándolo por este solo $ec$o en ob5eto. 8 como a todos los ob5etos en mercancía en cosa susceptible de compra y venta. El obrero pierde bruscamente y por ra'ón misma de su estado social toda relación $umana y concreta con el mundo" ni son suyos los tiles que emplea ni es suyo el fruto de su esfuer'o. Ji siquiera lo ve. En realidad no es un obrero puesto que no $ace obras o no tiene conciencia de las que $ace perdido en un aspecto de la producción. Es un traba5ador nombre abstracto que no desi!na una tarea determinada sino una función. Así no lo distin!ue de los otros $ombres su obra como acontece con el m)dico el in!eniero o el carpintero. 3a abstracción que lo cali4ca 7el traba5o medido en tiempo7 no lo separa sino lo li!a a otros abstracciones. Le a$í su ausencia de misterio de problematicidad su transparencia que no es diversa a la de cualquier instrumento.
3a comple5idad de la sociedad contemporánea y la especiali'ación que requiere el traba5o extienden la condición abstracta del obrero a otros !rupos sociales. Mivimos en un mundo de t)cnicos se dice. A pesar de las diferencias de salarios y de nivel de vida la situación de estos t)cnicos no di4ere esencialmente de la de los obreros" tambi)n son asalariados y tampoco tienen conciencia de la obra que reali'an. El !obierno de los t)cnicos ideal de la sociedad contemporánea sería así el !obierno de los instrumentos. 3a función substituiría al 4n el medio al creador. 3a sociedad marc$aría con e4cacia pero sin rumbo. 8 la repetición del mismo !esto distintiva de la máquina llevaría a una forma desconocida de la inmovilidad" la del mecanismo que avan'a de nin!una pane $acia nin!n lado.
3os re!ímenes totalitarios no $an $ec$o sino extender y !enerali'ar por medio de la fuer'a o de la propa!anda esta condición. 9odos los $ombres sometidos a su imperio la padecen. En cierto sentido se trata de una transposición a la esfera social y política de los sistemas económicos del capitalismo. 3a producción en masa se lo!ra a trav)s de la confección de pie'as sueltas que lue!o se unen en talleres especiales. 3a propa!anda y la acción política totalitaria7así como el terror y la represión7 obedecen al mismo sistema. 3a propa!anda difunde verdades incompletas en serie y por pie'as sueltas. &ás tarde esos fra!mentos se or!ani'an y se convierten en teorías políticas verdades absolutas para las masas. El terror obedece al mismo principio. 3a persecución comien'a contra !rupos aislados 7ra'as clases disidentes sospec$osos7 $asta que !radualmente alcan'a a todos. Al iniciarse una parte del pueblo contempla con indiferencia el exterminio de otros !rupos sociales o contribuye a su persecución pues se exasperan los odios internos. 9odos se
vuelven cómplices y el sentimiento de culpa se extiende a toda la sociedad. El terror se !enerali'a" ya no $ay sino persecutores y perse!uidos. El persecutor por otra parte se transforma muy fácilmente en perse!uido. Casta una vuelta de la máquina política. 8 nadie escapa a esta dial)ctica fero' ni los diri!entes.
El mundo del terror como el de la producción en serie es un mundo de cosas de tiles. =Le a$í la vanidad de la disputa sobre la valide' $istórica del terror moderno@. 8 los tiles nunca son misteriosos o eni!máticos pues el misterio proviene de la indeterminación del ser o del ob5eto que lo contiene. On anillo misterioso se desprende inmediatamente del !)nero anillo adquiere vida propia de5a de ser un ob5eto. En su forma yace escondida presta a saltar la sorpresa. El misterio es una fuer'a o una virtud oculta que no nos obedece y que no sabemos a qu) $ora y cómo va a manifestarse. 6ero los tiles no esconden nada no nos pre!untan nada y nada nos responden. :on inequívocos y transparentes. &eras prolon!aciones de nuestras manos no poseen más vida que la que nuestra voluntad les otor!a. Jos sirven lue!o !astados vie5os los arro5amos sin pesar al cesto de la basura al cementerio de automóviles al campo de concentración. K los cambiamos a nuestros aliados o enemi!os por otros ob5etos.
9odas nuestras facultades y tambi)n todos nuestros defectos se oponen a esta concepción del traba5o como esfuer'o impersonal repetido en i!uales y vacias porciones de tiempo" la lentitud y cuidado en la tarea el amor por la obra y por cada uno de los detalles que la componen el buen !usto innato ya a fuer'a de ser $erencia milenaria. :i no fabricamos productos en serie sobresalimos en el arte difícil exquisito e intil de vestir pul!as. 3o que no quiere decir que el mexicano sea incapa' de convertirse en lo que se llama un buen obrero. 9odo es cuestión de tiempo. 8 nada excepto un cambio $istórico cada ve' más remoto e inpensable impedirá que el mexicano de5e de ser un problema un ser eni!mático y se convierta en una abstracción más.
&ientras lle!a ese momento que resolverá7aniquilándolas7 todas nuestras contradicciones debo se,alar que lo extraordinario de nuestra situación reside en que no solamente somos eni!máticos ante los extra,os sino ante nosotros mismos. On mexicano es un problema siempre para otro mexicano y para sí mismo. A$ora bien nada más simple que reducir todo el comple5o !rupo de actitudes que nos caracteri'a 7y en especial la que consiste en ser un problema para nosotros mismos7 a lo que se podría llamar “moral de siervo” por oposición no solamente a la “moral de se,or” sino a la moral moderna proletaria o bur!uesa.
3a descon4an'a el disimulo la reserva cort)s que cierra el paso al extra,o la ironía todas en 4n las oscilaciones psíquicas con que al eludir la mirada a5ena nos eludimos a nosotros mismos son ras!os de !ente dominada que teme y 4n!e frente al se,or. Es revelador que nuestra intimidad 5amás a*ore de manera natural sin el acicate de la 4esta el alco$oli o la muerte. Esclavos siervos y ra'as sometidas se presenta 7siempre recubiertos por una máscara sonriente o adusta. 8 nicamente a solas en los !randes momentos se atreven a manifestarse tal como son. 9odas sus relaciones están envenenadas por el miedo y el recelo. &iedo al se,or recelo ante sus i!uales. -ada uno observa al otro porque cada compa,ero puede ser tambi)n un traidor. 6ara salir de sí mismo el siervo necesita saltar barreras embria!arse olvidar su condición. Mivir a solas sin testi!os. :olamente en la soledad se atreve a ser. 3a indudable analo!ía que se observa entre ciertas de nuestras actitudes y las de los !rupos sometidos al poder de un amo una casta o un Estado extra,o podría resolverse en esta a4rmación" el carácter de los mexicanos es un producto de las circunstancias sociales imperantes en nuestro país. 6or lo tanto la $istoria de &)xico que es la $istoria de esas circunstancias contiene la respuesta a todas las pre!untas. 3a situación del pueblo durante el período colonial sería así la raí' de nuestra actitud cerrada e inestable . Juestra $istoria como nación independiente contribuiría tambi)n a perpetuar y $acer más neta esta psicolo!ía servil puesto que no $emos lo!rado suprimir la miseria popular ni las exasperantes diferencias sociales a pesar de si!lo y medio de luc$as y experiencias constitucionales. El empleo de la violencia como recurso dial)ctico los abusos de autoridad de los poderosos 7vicio que no $a desaparecido todavía7 y 4nalmente el escepticismo y la resi!nación del pueblo $oy más visibles que nunca debido a las sucesivas desilusiones postR revolucionarias completarían esta explicación $istorica. El defecto de interpretaciones como la que acabo de bosque5ar reside precisamente en su simplicidad. Juestra actitud ante la vida no está condicionada por los $ec$os $istóricos al menos de la manera ri!urosa con que en el mundo de la mecánica la velocidad o la trayectoria de un proyectil se encuentra determinada por un con5unto de factores conocidos. Juestra actitud vital 7que es un factor que nunca acabaremos de conocer totalmente pues cambio e indeterminación son las nicas constantes de su ser7 tambi)n es $istoria. /uiero decir los $ec$os $istóricos no son nada más $ec$os sino que están te,idos de $umanidad esto es de problematicidad. 9ampoco son el mero resultado de otros $ec$os que los causan sino de una voluntad sin!ular capa' de re!ir dentro de ciertos límites su fatalidad. 3a $istoria no es un mecanismo y las in*uencias entre los diversos componentes de un $ec$o $istórico son recíprocas como tantas veces se $a dic$o. 3o que distin!ue a un $ec$o $istórico de los otros $ec$os es su carácter $istórico. K sea que es por sí mismo y en sí mismo una unidad irreductible a otras. Hrreductible e inseparable. On $ec$o $istórico no es la suma de los llamados factores de la
$istoria sino una realidad indisoluble. 3as circunstancias $istóricas explican nuestro carácter en la medida que nuestro carácter tambi)n las explica a ellas. Ambas son lo mismo. 6or eso toda explicación puramente $istórica es insu4ciente 7lo que no equivale a decir que sea falsa. Casta una observación para reducir a sus verdaderas proporciones la analo!ía entre la moral de los siervos y la nuestra" las reacciones $abituales del mexicano no son privativas de una clase ra'a o !rupo aislado en situación de inferioridad. 3as clases ricas tambi)n se cierran al mundo exterior y tambi)n se des!arran cada ve' que intentan abrirse. :e trata de una actitud que rebasa las circunstancias $istóricas aunque se sirve de ellas para manifestarse y se modi4ca a su contacto. El mexicano como todos los $ombres al servirse de las circunstancias las convierte en materia plástica y se funde a ellas. Al esculpirlas se esculpe. :i no es posible identi4car nuestro carácter con el de los !rupos sometidos tampoco lo es ne!ar su parentesco. En ambas situaciones el individuo y el !rupo luc$an simultánea y contradictoriamente por ocultarse y revelarse. &as una diferencia radical nos separa. :iervos criados o ra'as víctimas de un poder extra,o cualquiera =los ne!ros norteamericanos por e5emplo@ entablan un combate con una realidad concreta. Josotros en cambio luc$amos con entidades ima!inarias vesti!ios del pasado o fantasmas en!endrados por nosotros mismos. Esos fantasmas y vesti!ios son reales al menos para nosotros. :u realidad es de un orden sutil y atro' porque es una realidad fantasma!órica. :on intocables e invencibles ya que no están fuera de nosotros sino en nosotros mismos. En la luc$a que sostiene contra ellos nuestra voluntad de ser cuentan con un aliado secreto y poderoso" nuestro miedo a ser. 6orque todo lo que es el mexicano actual como se $a visto puede reducirse a esto" el mexicano no quiere o no se atreve a ser )l mismo. En muc$os casos estos fantasmas son vesti!ios de realidades pasadas. :e ori!inaron en la -onquista en la -olonia en la Hndependencia o en las !uerras sostenidas contra yanquis y franceses. Ktros re*elan nuestros problemas actuales pero de una manera indirecta escondiendo o disfra'ando su verdadera naturale'a. #8 no es extraordinario que desaparecidas las causas persisten los efectos( #8 que los efectos oculten a las causas( En esta esfera es imposible escindir causas y efectos. En realidad no $ay causas y efectos sino un comple5o de reacciones y tendencias que se penetran mutuamente. 3a persistencia de ciertas actitudes y la libertad e independencia que asumen frente a las causas que las ori!inaron conduce a estudiarlas en la carne viva del presente y no en los textos $istóricos. En suma la $istoria podrá esclarecer el ori!en de muc$os de nuestros fantasmas pero no los disipará. :ólo nosotros podemos enfrentarnos a ellos. K dic$o de otro modo" la $istoria nos ayuda a comprender ciertos ras!os de
nuestro carácter a condición de que seamos capaces de aislarlos y denunciarlos previamente. Josotros somos los nicos que podemos contestar a las pre!untas que nos $acen la realidad y nuestro propio ser.
En nuestro len!ua5e diario $ay un !rupo de palabras pro$ibidas secretas sin contenido claro y a cuya má!ica ambi!
pesar de los demás. #8 qui)nes son los demás( 3os demás son los “$i5os de la c$in!ada”" los extran5eros los malos mexicanos nuestros enemi!os nuestros rivales. En todo caso los “otros”. Esto es todos aquellos quo no son lo que nosotros somos. 8 esos otros no se de4nen sino en cuanto $i5os de una madre tan indeterminada y va!a como ellos mismos. #/ui)n es la -$in!ada( Ante todo es la &adre. Jo una &adre de carne y $ueso sino una 4!ura mítica. 3a -$in!ada es una de las representaciones mexicanas de la &aternidad como la 3lorona o 1a “sufrida madre mexicana” que feste5amos el die' de mayo. 3a -$in!ada es la madre que $a sufrido metafórica o realmente la acción corrosiva e infamante implícita en el verbo que le da nombre. Male la pena detenerse en e1 si!ni4cado de esta vo'. En la “Anarquía del 3en!ua5e en la Am)rica Espa,ola” Larío Gubio examina el ori!en de esta palabra y enumera las si!ni4caciones que le prestan casi todos los pueblos $ispanoamericanos. Es probable su procedencia a'teca" c$in!aste es xinac$tli =semilla de $ortali'a@ o xinaxtli =a!uamiel fermentado@. 3a vo' y sus derivados se usan en casi toda Am)rica y en al!unas re!iones de Espa,a asociados a las bebidas alco$ólicas o no" c$in!aste son los residuos o $eces que quedan en el vaso en %uatemala y El :alvador en Kaxaca llaman c$in!aditos a los restos del caf) en todo &)xico se llama c$ín!uere 7o si!ni4cativamente piquete7al alco$ol en -$ile 6er y Ecuador la c$in!ana es la taberna en Espa,a c$in!ar equivale a beber muc$o a embria!arse y en -uba un c$in!uirito es un tra!o de alco$ol.
-$in!ar tambi)n implica la idea de fracaso. En -$ile y Ar!entina se c$in!a un petardo cuando no $ace explosión “cuando no revienta se frustra o sale fallido”. 8 las empresas que fracasan las 4estas que se a!uan las acciones que no lle!an a su t)rmino se c$in!an. En -olombia c$in!arse es llevarse un c$asco. En el 6lata un vestido des!arrado es un vestido c$in!ado. En casi codas panes c$in!arse es salir burlado fracasar. -$in!ar asimismo se emplea en al!unas partes de :udam)rica como sinónimo de molestar 'a$erir burlar. Es un verbo a!resivo como puede verse por todas estas si!ni4caciones" descolar a los animales incitar o $ur!ar a los !allos c$un!uear c$asquear per5udicar ec$ar a perder frustrar. En &)xico los si!ni4cados de la palabra son innumerables. Es una vo' má!ica. Casta un cambio de tono una in*exión apenas para que el sentido varíe. Day tantos matices como entonaciones" tantos si!ni4cados como sentimientos. :e puede ser un c$in!ón un %ran -$in!ón =en los ne!ocios en la política en el crimen can las mu5eres@ un c$in!aquedito =silencioso disimulado urdiendo tramas en la sombra avan'ando cauto para dar el ma'a'o@ un c$in!oncito. 6ero la pluralidad de si!ni4caciones no impide que la idea de a!resión 7en
todos sus !rados desde el simple de incomodar picar 'a$erir $asta el de violar des!arrar y matar7se presente siempre como si!ni4cado ltimo. El verbo denota vlolencia salir de sí mismo y penetrar por la fuer'a en otro.8 tambi)n $erir ras!ar violar7cuerpos almas ob5etos7 destruir. -uando al!o se rompe decimos" “se c$in!ó”. -uando al!uien e5ecuta un acto desmesurado y contra las re!las comentamos" “$i'o una c$in!adera”. 3a idea de romper y de abrir reaparece en casi todas las expresiones. 3a vo' está te,ida de sexualidad pero no es sinónima del acto sexual se puede c$in!ar una mu5er sin poseerla. 8 cuando se alude al acto sexual la violación o el en!a,o le prestan un mati' particular. El que c$in!a 5amás lo $ace con el consentimiento de c$in!ada. En suma c$in!ar es $acer vlolencia sobre otro. Es un verbo masculino activo cruel" pica $iere des!arra manc$a. 8 provoca una amar!a resentida satisfacción en el que lo e5ecuta. 3o c$in!ado es lo pasivo lo inerte y abierto por oposición a lo que c$in!a que es activo a!resivo y cerrado. El c$in!ón es el mac$o el que abre. 3a c$in!ada la $embra la pasividad pura inerme ante el exterior. 3a relación entre ambos es violenta determinada per poder cínico del primero y la impotencia de la otra. 3a idea de violación ri!e oscuramente todos los si!ni4cados. 3a dial)ctica de “lo cerrado” y “lo abierto” se cumple así con precisión casi fero'. El poder má!ico de la palabra se intensi4ca por su carácter pro$ibido. Jadie la dice en pblico. :olamente un exceso de cólera una emoción o el entusiasmo delirante 5usti4can su expresión franca. Es una vo' que sólo se oye entre $ombres o en las !randes 4estas. Al !ritarla rompemos un velo de pudor de silencio o de $ipocresía. Jos manifestamos tales como somos de verdad. 3as malas palabras $ierven en nuestro interior como $ierven nuestros sentimientos. -uando salen lo $acen brusca brutalmente en forma de alarido de reto de ofensa. :on proyectiles o cuc$illos. Les!arran.
3os espa,oles tambi)n abusan de las expresiones fuertes. rente a ellos el mexicano es sin!ularmente pulcro. 6ero mientras los espa,oles se complacen en la blasfemia y la escatolo!ía nosotros nos especiali'amos en la crueldad y el sadismo. El espa,ol es simple" insulta a Lios porque cree en )l. 3a blasfemia dice &ac$ado es una oración al rev)s. El placer que experimentan muc$os espa,oles incluso al!unos de sus más altos poetas al aludir a 1os detritus y me'clar la mierda con to sa!rado se parece un poco al de los ni,os que 5ue!an con lodo. Day además del resentimiento el !usto por los contrastes que $a en!endrado el estilo barroco y el dramatismo de la !ran pintura espa,ola. :ólo un espa,ol puede $ablar con autoridad de Knán y Lon Nuan. En las expresiones mexicanas por el contrario no se advierte la dualidad espa,ola simboli'ada por la oposición de lo real y lo ideal los místicos y los pícaros el /uevedo
fnebre y el escatoló!ico sino la dicotomía entre lo cerrado y lo abierto. El verbo c$in!ar indica el triunfo de lo cerrado del mac$o del fuerte sobre lo abierto. 3a palabra c$in!ar con todas estas mltiples si!ni4caciones de4ne !ran parte de nuestra vida y cali4ca nuestras relaciones con el resto de nuestros ami!os v compatriotas. 6ara el mexicano la vida es una posibilidad de c$in!ar o de ser c$in!ado. Es decir de $umillar casti!ar y ofender. K a la inversa. Esta concepción de la vida social como combate en!endra fatalmente la división de la sociedad en fuertes y d)biles. 3os fuertes 7los c$in!ones sin escrpulos duros e inexorables7 se rodean de 4delidades ardientes e interesadas. El servilismo ante los poderosos 7especialmente entre la casta de los “políticos” esto es de los profesionales de los ne!ocios pblicos7es una de las deplorables consecuencias de esta situación. Ktra no menos de!radante es la ad$esión a las personas y no a los principios. -on frecuencia nuestros políticos confunden los ne!ocios pblicos con los privados. Jo importa. :u rique'a o su in*uencia en la administración les permite sostener una mesnada que el pueblo llama muy atinadamente “lambiscones” =de lamer@. El verbo c$in!ar7mali!no á!il y 5u!uetón como un animal de presa7 en!endra muc$as expresiones que $acen de nuestro mundo una selva" $ay ti!res en los ne!ocios á!uilas en las escuelas o en los presidios leones con los ami!os. El soborno se llama “morder”. 3os burócratas roen sus $uesos =los empleos pblicos@. 8 en un mundo de c$in!ones de relaciones duras presididas por la violencia y el recelo en el que nadie se abre ni se ra5a y todos quieren c$in!ar las ideas y el traba5o cuentan poco. 3o nico que vale es la $ombría el valor personal capa' de imponerse.
3a vo' tiene además otro si!ni4cado más restrin!ido. -uando decimos “vete a la -$in!ada” enviamos a nuestro interlocutor a un espacio le5ano va!o e indeterminado. Al país de las cosas rotas !astadas. 6aís !ris que no está en nin!una parte inmenso y vacío. 8 no sólo por simple asociación fon)tica lo comparamos a la -$ina que es tambi)n inmensa y remota .3a -$in!ada a fuer'a de uso de si!ni4caciones contrarias y del roce de labios col)ricos o entusiasmados acaba por !astarse a!otar sus contenidos y desaparecer. Es una palabra $ueca. Jo quiere decir nada. Es la Jada. Lespu)s de esta di!resión sí se puede contestar a la pre!unta #qu) es la -$in!ada( 3a -$in!ada es la &adre abierta violada o burlada por la fuer'a. El “$i5o de la -$in!ada” es el en!endro de la violación del rapto o de la burla. :i se compara esta expresión con la espa,ola “$i5o de puta” se advierte inmediatamente la diferencia. 6ara el espa,ol la des$onra consiste en ser $i5o
de una mu5er que voluntariamente se entre!a una prostituta para el mexicano en ser fruto de una violación. &anuel -abrera me $ace observar que la actitud espa,ola re*e5a una concepción $istórica y moral del pecado ori!inal en tanto que la del mexicano más $onda y !enuina trasciende an)cdota y )tica. En efecto toda mu5er aun la que se da voluntariamente es des!arrada c$in!ada por el $ombre. En cierto sentido todos somos por el solo $ec$o de nacer de mu5er $i5os de la -$in!ada $i5os de la -$in!ada $i5os de Eva. &as lo característico del mexicano reside a mi 5uicio en la violenta sarcástica ne!ación de la &adre a la que se condena por el solo delito de serlo y en la no menos violenta a4rmación del 6adre. Ona ami!a me $acía ver que la admiración por el 6adre7símbolo de lo cerrado y a!resivo capa' de c$in!ar y abrir7 se transparenta en una expresión que empleamos siempre que queremos imponer a otro nuestra superioridad" “8o soy tu padre”. En suma la cuestión del ori!en es el centro secreto de todas nuestras preocupaciones y an!ustias. Este oscuro sentimiento de culpa fruto de nuestra soledad de nuestro sabernos desprendidos del ámbito materno es comn a todos los $ombres. El mexicano trans4ere esa noción a la &adre y la condena. Al condenerla se a4rma a sí mismo y a4rma la excelencia de su cerrada arisca soledad.
:ería curioso establecer un paralelo entre dos concepciones mexicanas de la &adre" la -$in!ada y la 3lorona. 3a primera es la &adre repudiada la se!unda en cambio renie!a de sus $i5os los a$o!a y está condenada a llorarlos por la eternidad. Jo sería difícil que la 3lorona sea una versión bauti'ada y adulterada de la -iuateotl a'teca que ciertas noc$es descendía a la tierra y en los para5es solitarios espantaba a los caminantes. Ambas representaciones nos dan una idea más clara de los verdaderos sentimientos populares y de los con*ictos que nos des!arran que la que nos ofrece el moderno e $ipócrita “culto a la &adre” que no es sino una devoción $ueca. El $ombre siempre $a visto en la &adre una fuente de vida pero tambi)n una potencia temible y odiosa. 3a &adre es la &u5er representación de una pluralidad de encontradas si!nifcaciones y tendencias" poder y piedad tumba y matri' dul'ura y ri!or casti!o y perdón.
Es si!ni4cativo que el “Miva &)xico $i5os de la -$in!ada” sea un !rito patriótico que a4rma a &)xico ne!ando a la -$in!ada y a sus $iios. :i la -$in!ada es una representación de la &adre violada no me parece for'ado asociarla a la -onquista que fue tambi)n una violación no solamente en el sentido $istórico sino en la carne misma de las indias. El símbolo de la entre!a es do,a &alinc$e la amante de -ort)s. Es verdad que ella se da
voluntariamente al -onquistador pero )ste apenas de5a deserle til la olvida. Lo,a &arina se $a convertido en una 4!ura que representa a las indias fascinadas violadas o seducidas por los espa,oles. 8 del mismo modo que e1 ni,o no perdona a su madre que lo abandone para ir en busca de su padre el pueblo mexicano no perdona su traición a la &alinc$e. Ella encarna lo abierto lo c$in!ado frente a nuestros indios estoicos impasibles y cerrados. -uau$t)moc y do,a &arina son así dos símbolos anta!ónicos y complementarios. 8 no es sorprendente el culto que todos profesamos al 5oven emperador7“nico $)roe a la altura del arte” ima!en del $i5o sacri4cado7 tampoco es extra,a la maldición que pesa contra la &alinc$e. Le a$í el )xito del ad5etivo despectivo “malinc$ista” recientemente puesto en circulación por los periódicos para denunciar a todos los conta!iados portendencias extran5eri'antes. 3os malinc$istas son los partidarios de que &)xico se abra al exterior" los verdaderos $i5os de la &alinc$e que es la -$in!ada en persona. Le nuevo aparece lo cerrado por oposición a lo abierto. Juestro !rito es una expresión de la voluntad mexicana de vivir cerrados al exterior sí pero sobre todo cerrados frente al pasado. En ese !rito condenamos nuestro ori!en y rene!amos de nuestro $ibridismo. 3a extra,a permanencia de -ort)s y de la &alinc$e en la ima!inación y en la sensibilidad de los mexicanos actuales revela que son al!o más que 4!uras $istóricas" son los símbolos de un con*icto secreto que an no $emos resuelto. Al repudiar a la &alinc$e7 Eva mexicana se!n la representa Nos) -lemente Kro'co en su mural de la Escuela Jational 6reparatoria7 el mexicano rompe sus li!as con el pasado renie!a de su ori!en y se adentra solo en la vida $istórica. El mexicano condena en bloque toda su tradición que es un con5unto de !estos attitudes y tendencias en el que ya es difícil distin!uir lo espa,ol de lo indio. 6or eso la tesis $ispanista que nos $ace descender de -ort)s con exclusión de la &alinc$e es el patrimonio de unos cuantos extrava!antes7que ni siquiera son blancos puros7. 8 otro tanto se puede decir de la propa!anda indi!enista que tambi)n está sostenida por criollos y mesti'os maniáticos sin que 5amás los indios le $ayan prestado atención. El mexicano no quiere ser ni indio ni espa,ol. 9ampoco quiere descender de ellos. 3os nie!a. 8 no se a4rma en tanto que mesti'o sino como abstracción" es un $ombre. :e vuelve $i5o de la Jada. El empie'a en sí mismo. Esta actitud no se mani4esta nada más en nuestra vida diaria sino en el curso de nuestra $istoria que en ciertos momentos $a sido encarni'ada voluntad de desarrai!o. Es pasmoso que un país con un pasado tan vivo profundamente tradicional atado a sus raíces rico en anti!
las causas de esa separación y ne!ación de la &adre ni cuando se reali'ó la ruptura. 3a Geforma parece ser el momento en que el mexicano se decide a romper con su tradición que es una manera de romper con uno mismo. :i la Hndependencia corta los la'os políticos que nos unían a Espa,a la Geforma nie!a que la nación mexicana en tanto que proyecto $istórico contine la tradición colonial. Nuáre' y su !eneración fundan un Estado cuyos ideales son distintos a los que animaban a Jueva Espa,a o a las sociedades precortesianas. El Estado mexicano proclama una concepción universal y abstracta del $ombre" la Gepblica no está compuesta por criollos indios y mesti'os como con !ran amor por los matices y respeto por la naturale'a $eteróclita del mundo colonial especi4caban las 3eyes de Hndias sino por $ombres a secas. 8 a solas. 3a Geforma es la !ran Guptura con la &adre. Esta separación era un acto fatal y necesario porque toda vida verdaderamente autónoma se inicia como ruptura con la familia y el pasado. 6ero nos duele todavía esa separación. An respiramos por la $erida. Le a$í que el sentimiento de orfandad sea el fondo constante de nuestras tentativas políticas y de nuestros con*ictos íntimos. &)xico está tan solo como cada uno de sus $i5os. El mexicano y la mexicanidad se de4nen como ruptura y ne!ación. 8 asimismo como bsqueda como voluntad por trascender ese estado de exilio. En suma como viva conciencia de la soledad $istórica y personal. 3a $istoria que no nos podía decir nada sobre la naturale'a de nuestros sentimientos y de nuestros con*ictos si nos puede mostrar a$ora cómo se reali'ó la ruptura y cuáles $an sido nuestras tentativas para trascender la soledad. MENOS CONDOR Y MAS HUEMU
3os c$ilenos tenemos en el cóndor y el $uemul de nuestro escudo un símbolo expresivo como pocos y que consulta dos aspectos del espíritu" la fuer'a y la !racia. 6or la misma duplicidad la norma que nace de )l es difícil. Equivale a lo que $an sido el sol y la luna en al!unas teo!onías o la tierra y el mar a elementos opuestos ambos dotados de excelencia y que forman una proposición difícil para el espíritu. &uc$o se $a insistido lo mismo en las escuelas que en los discursos !ritones en el sentido del cóndor y se $a dic$o poco de su compa,ero $eráldico el pobre $uemul apenas ubicado !eo!rá4camente. 8o con4eso mi escaso amor del cóndor que al 4n es solamente un $ermoso buitre. :in embar!o yo le $e visto el más limpio vuelo sobre la -ordillera. &e rompe la emoción el acordarme de que su !ran parábola no tiene más causa que la carro,a tendida en una quebrada. 3as mu5eres somos así más realistas de lo que nos ima!inan...
El maestro de escuela explica a sus ni,os" UEl cóndor si!ni4ca el dominio de una ra'a fuerte ense,a el or!ullo 5usto del fuerte. :u vuelo es una de las cosas más felices de la tierraU. 9anto $a abusado la $eráldica de las aves rapaces $ay tanta á!uila tanto milano en divisas de !uerra que ya dice poco a fuer'a de repetición el pico !anc$udo y la !arra metálica. &e quedo con ese ciervo que para ser más ori!inal ni siquiera tiene la arboladura córnea con el $uemul no explicado por los peda!o!os y del que yo diría a los ni,os más o menos" UEl $uemul es una beste'uela sensible y menuda tiene parentesco con la !acela lo cual es estar emparentado con lo perfecto. :u fuer'a está en su a!ilidad. 3o de4ende la 4nura de sus sentidos" el oído delicado el o5o de a!ua atenta el olfato a!udo. El como los ciervos se salva a menudo sin combate con la inteli!encia que se le vuelve un poder inefable. Lel!ado y palpitante su $ocico la mirada verdosa de reco!er el bosque circundante el cuello del dibu5o más puro los costados movidos de aliento la pe'u,a dura como de plata. En )l se olvida la bestia porque lle!a a parecer un motivo *oral. Mive en la lu' verde de los matorrales y tiene al!o de la lu' en su rapide' de *ec$aU. El $uemul quiere decir la sensibilidad de una ra'a" sentidos 4nos inteli!encia vi!ilante !racia. 8 todo eso es defensa espolones invisibles pero e4caces del Espíritu. El cóndor para ser $ermoso tiene que planear en la altura liberándose enteramente del valle el $uemul es perfecto con sólo el cuello inclinado sobre el a!ua o con el cuello en alto espiando un ruido. Entre la defensa directa del cóndor el picota'o sobre el lomo del caballo y la defensa indirecta del que se libra del enemi!o porque lo $a olfateado a cien pasos yo pre4ero )sta. &e5or es el o5o emocionado que observa detrás de unas ca,as que el o5o san!uinoso que domina sólo desde arriba. 9al ve' el símbolo fuera demasiado femenino si quedara reducido al $uemul y no sirviera por unilateral para expresión de un pueblo. 6ero en este caso que el $uemul sea como el primer plano de nuestro espíritu como nuestro pulso natural.y que el otro sea el latido de la ur!encia. 6ací4cos de toda pa' en los buenos días suaves de semblante de palabra y de pensamiento y cóndores solamente para volar sobre el despe,adero del !ran peli!ro. 6or otra parte es me5or que el símbolo de la fuer'a no conten!a exa!eración. 8o me acuerdo $aciendo esta alaban'a del ciervo en la $eráldica del laurel !rie!o de $o5a a la ve' suave y 4rme. Así es la $o5a que fue ele!ida como símbolo por aqu)llos que eran maestros en simbolo!ía.
&uc$o $emos lucido el cóndor en nuestros $ec$os y yo estoy por que a$ora lu'camos otras cosas que tambi)n tenemos pero en las cuales no $emos $ec$o $incapi). Cueno es espi!ar en la $istoria de -$ile los actos de $ospitalidad que son muc$os las acciones fraternas que llenan pá!inas olvidadas. 3a predilección del cóndor sobre el $uemul acaso nos $aya $ec$o muc$o da,o. -ostará sobreponer una cosa a la otra pero eso se irá lo!rando poco a poco. Al!unos $)roes nacionales pertenecen a lo que llamaríamos el orden del cóndor el $uemul tiene paralelamente los suyos y el momento es bueno para destacar )stos. 3os profesores de Foolo!ía dicen siempre al 4nal de su clase sobre el $uemul" una especie desaparecida del ciervo. Jo importa la extinción de la 4na bestia en tal 'ona !eo!rá4ca lo que importa es que el orden de la !acela $aya existido y si!a existiendo en la !ente c$ilena. El Mercurio, 11
deR5ulio de 1>20 :antia!o de -$ile En" Recados contando a Chile. Alfonso &. Escudero =comp.@ :antia!o de -$ile Ed. del 6ací4co 1>0V.