Rosencrantz Rosencra ntz y Guildenstern han muerto por Daniel Link para Perfil
Ahora vendrán los “te lo dije”, las sonrisas sarcásticas, el saber retrospectivo. Ahora vendrán los “hay independencia de poderes”, “qué barbaridad”, “no acordamos, pero respetamos”, los “en !"# pas$ lo mismo y nadie dijo nada”. Ahora, Ahora, la %ra. &ernánde' encontrará encontrará ra'ones para sustraerse a la escolástica o(oniana, que hab)a que prever hostil a todas y cada una de sus causas *penales+ “hechos “hechos de suma -ravedad requieren mi presencia” adujo como e(cusa para cancelar esa etapa de su viaje *pero no las previas+. Ahora deberemos suspender suspender las clases, no porque la paritaria universitaria esté parali'ada sino porque habrá que concurrir a las pla'as, las cabe'as cubiertas con pauelos blancos, cada ve' que nos lo pidan, porque sabemos que estamos en peli-ro. /n un instante, cualquier intento para comprender lo que de todos modos era incomprensible *la insensibilidad con la que se manejan las variables macroecon$micas0 macroecon$micas0 la tolerancia con la que se maneja un jue-o in1lacionario que ni los re1u-iados sirios toleran sin escándalo0 el endeudamiento enloquecido, como si no hubiera maana+ trastabilla en un charco de plomo derretido. 2n -obierno de derecha lo es porque sus pol)ticas lo son. 3odr)a maquillarse, maquillarse, mal que mal, el mueco liberal para que pare'ca un payasito ino1ensivo “no hay plata”, “productividad”, “pesada herencia”, “há-anse car-o”, “ya vendrán las inversiones”, “crecemos lentamente”. lentamente”. 2no podr)a anali'ar cada una de esas e(cusas del -obierno e incluso aceptar a re-aadientes re-aadientes la verdad de al-unas de ellas aunque 1uera para conciliar el sueo y no sentirse de nuevo al borde del abismo *del dinero basura, de la cesaci$n de pa-os, de la desesperan'a desesperan'a educativa, del sálvese quién pueda+. 3ero en relaci$n con las penas a los apropiadores de nios, a los torturadores, a los que colaboraron en llevar a cabo las enloquecidas 1antas)as de e(terminio que constituyen constituyen el cap)tulo más sombr)o de la historia ar-entina, y que la %uprema 4orte decidi$ amablemente acortar aplicando una ley transitoria y de emer-encia que ya 1ue dero-ada, no hay buena voluntad ni e(plicaci$n posible. &ue este -obierno el que insisti$ en incorporar al n5mero de los supremos a dos jueces *burlando todo procedimiento le-al 1ijado a tal e1ecto+, el %r. 6osenkrant' y el %r. 6osatti, quienes sumados a la %ra. de 7olasco *que permanece en la 4orte también por voluntad pol)tica de este -obierno+ consideraron que con1orme al principio in dubio pro reo les corresponder)a el c$mputo de la pena de la ley 8.#9! *("+ a los todos los juicios penales, incluidos los correspondientes correspondientes a delitos de lesa humanidad. Los tres jueces 1undaron su asonada en la misericordia y el humanitarismo humanitarismo e incluso uno de ellos abri$ la ventana a la interpretaci$n trá-ica al sealar que “de lo contrario se correr)a el ries-o de recorrer el mismo camino de declive moral que se transit$ en el pasado”. /l “declive moral” no es una noci$n ajustable a derecho ni a criterio de verdad cient)1ica. %u tratamiento ni siquiera es asunto de cléri-os sino de poetas, 1il$so1os y dramatur-os. /n Hamlet, la tra-edia de %hakespeare, %hakespeare, 6osencrant' y :uildenstern son dos in1ormantes pa-os por el -obierno para espiar a sus ami-os de la 2niversidad y para adular al 6ey 4laudio. %u deshonestidad deshonestidad corre pareja con su incompetencia y a ;amlet, el que duda de todo, no le tiembla la mano cuando decide mandar a matarlos. /n la escena 1inal del acto <, en medio de una or-)a de muertes encadenadas, un embajador británico dice “6osencrant' y :uildenstern han muerto”.
Lo mismo podr)a decirse de los personajes secundarios 6osenkrant', 6osatti y 7olasco quienes, creyendo adular al poder, lo hunden todav)a más en el callej$n sin salida de lo trá-ico, al matar una idea de justicia que era tal ve' lo 5nico capa' de sostener a los ar-entinos como comunidad en el mundo. Ayer 1ue Edipo *el en1rentamiento del padre y del hijo 4orreos Ar-entinos+, hoy es la truculencia isabelina de Hamlet. Al-uien deber)a advertirle al más desapasionado -obierno del que se ten-a memoria que la tra-edia no es un 1ormato que le conven-a. 6odea al soberano de demasiada muerte.