UNA VIGENTE CONSTITUCION PROHIBIDA (La de Mariano Fragueiro: un Patriota Olvidado)
Posiblemente, la mayoría de los argentinos desconozca que existe en nuestro país una constitución económica que, a pesar de haber sido sentenciada a derogarse y prohibirse, jurídicamente hoy sigue tan vigente como el día de su solemne sanción, aunque sus postulados se ignoren como si la misma nunca hubiera existido. La Constitución Nacional que organizó políticamente a nuestro país se sancionó el 1º de mayo y se promulgó el 25 de mayo de 1853. Posteriormente, Posteriormente, el 9 de diciembre, se sancionó la Constitución Económica (a la que alude el presente trabajo) que complementa a su homónima política con la siguiente fórmula: “El Congreso General Constituyente, sanciona con fuerza de ley, el Estatuto Estatuto de Hacienda y Crédito Público de la Confederación Argentina”. La sanción no fue hecha por un simple congreso congreso legislativo que votó una una ley más, sino que dicho complex jurídico-económico fue votado por UN CONGRESO CONSTITUYENTE . Por lo tanto, estamos en presencia de una verdadera CONSTITUCION ECONOMICA QUE ORGANIZA LA HACIENDA Y EL CREDITO PUBLICO ARGENTINO. Una Constitución Nacional solo puede ser derogada o modificada por otra norma jurídica de igual jerarquía, para lo cual es necesario la convocatoria a otro Congreso Constituyente. Las investigaciones efectuadas por por 1 el Dr. Julio Carlos Gonzalez han puesto puesto al descubierto descubierto que este hecho nunca sucedió. Posteriormente y con resultados jurídicos infructuosos, se intentó su derogación con normas de rango jurídico inferior, como la Ley Nº 1 del Presidente Justo José de Urquiza, o bien la Ley Nº 79, del 16/11/1863 del Presidente Bartolomé Mitre. El creador de la denominada Constitución Económica fue el Sr. Mariano Fragueiro, un adinerado empresario nacido en Córdoba, en el siglo XIX, con estudios en el Colegio Montserrat y en la Universidad Mayor de San Carlos y autor de dos obras fundamentales: “Organización del Crédito” y “Cuestiones Argentinas”, ambas publicadas en Chile. A pesar de ser unitario, el respeto de sus ideas sobre la defensa de nuestro patrimonio nacional, lo convirtió en un protegido de Juan Manuel de Rosas, no obstante las inseguridades de la época lo obligaron a emigrar. Fue Ministro de Hacienda Hacienda de Justo José José de Urquiza y, y, en el acto de jura de de la asunción del cargo, dijo que lo hacía “por el pueblo y para el pueblo pueblo olvidado”. A los efectos de conocer el pensamiento vivo de don Mariano Fragueiro se reproducen algunas de sus frases predilectas: a) “Sin renta, sin moneda, sin comercio regular, sin medios de comunicación, todo es forzoso crearlo, y mientras tanto debemos servirnos de lo existente en las provincias que más recursos tienen, exaltando el sentimiento de la nacionalidad”. b) “Las vías públicas, los ferrocarriles, las comunicaciones marítimas, los bancos y otras empresas deben estar al amparo de los soberanos y deben su realización al crédito público , más no es esto bastante, se necesita aún que esas operaciones sean exclusivamente de los gobiernos”. c) “Sin crédito la Organización Organización Nacional es imposible. Y para que que se respeten los intereses intereses nacionales, el crédito debe ser público”.
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Este informe fue realizado, tomando como referencia las investigaciones realizadas por el Dr. Julio Carlos González y las compilaciones del Dr. Néstor Roberto Forero.
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d) “El Banco Nacional de la Confederación debe servir a la industria y el objetivo del Banco no debe ser procurarse ganancias sino estar al servicio de los que menos tienen”. e) “El crédito público del Estado debe ser el medio para proporcionar propiedad privada y capital propio a los que carecen de los mismos. Por tal motivo, ese dinero (a través del crédito público) debe ir a la sociedad para que desde allí vuelva a distribuirse al pueblo, dando vida y promoviendo todo género de industrias”. f) “El banco está destinado a la industria. Su objeto no es tanto ganar, como no perder. Su fin no es servir a los ricos, que ya tienen bastante, sino a los que tienen menos. El banco procurará que sus fondos volcados a préstamos, no se reúnan en pocas manos, en grandes sumas, sino que se dividan en el mayor número posible y en pequeñas cantidades, procurando que sus servicios alcancen a todas las industrias y toda clase de personas”. g) “La moneda es un artículo necesario en el mercado, mientras circula no importa mucho ni exige su valor metálico, sino que su valor real estará dado por la producción de bienes y servicios que proporciona en sus transacciones”. h) “Todas las ventajas que la deuda pública puede procurar al gobierno que la contrae, desaparecen si las rentas se pagan al exterior, los costos del endeudamiento externo son muy onerosos. Por ello, en situaciones aflictivas para los gobiernos, se debe apelar al patriotismo de los nacionales para procurarse los recursos para la financiación de la administración”. i) “Lejos pues de intentar atacar la libertad de imprenta, queremos protegerla contra los abusos del egoísmo: procuramos destruir el absolutismo de los empresarios, redactores editores y gerentes de periódicos, que bajo de estos nombres anónimos ejercen un poder señorial sobre los productos del talento. Siendo la imprenta un verdadero poder moral, una potencia social, no debe dejarse al interés personal. Este poder, como el del crédito, el de la justicia y demás, debe organizarse en senti do de interés general, que es el interés del pueblo”. La Constitución Económica de Mariano Fragueiro es la primera ley económica pensada a la medida de las necesidades nacionales, la que se e ncuentra basada en los siguientes principios: 1) 2) 3) 4) 5) 6) 7) 8) 9) 10)
Moneda soberana. Crédito público. Realización de la infraestructura económica básica en manos nacionales. Protección y fomento del trabajo argentino y del mercado interno. Repatriación de la deuda externa. Investigación y registro de la deuda pública. Regionalización de la emisión monetaria según las necesidades de cada zona. Defensa de las fuentes de trabajo ante las amenazas externas. Establecimiento del derecho de cada argentino a ser propietario. Creación de la “Administración del Crédito Público”, organismo independiente de los poderes ejecutivo y legislativo, para investigar la deuda a los efectos de separar la legal de la fraudulenta.
Después de tomar conocimiento (en una apretada síntesis) del pensamiento vivo de Mariano Fragueiro plasmado en la Constitución Económica de 1853 (vigente pero no aplicada), ¿qué dudas cabe sobre sus intenciones de defensa del poder económico nacional coadyuvando a la soberanía política que nació el 9 de julio de 1816 y se plasmó en la organización político-institucional de la Constitución de la Nación Argentina de 1853?.
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El impedimento de sus postulados económicos fue concretado cuando en 1855 se le permitió al financista Buschental: 1) Contratar en Europa la construcción de un ferrocarril (Fragueiro también quería hacerlo, pero con fondos propios, es decir sin necesidad de incrementar deuda externa)2. 2) Negociar un empréstito de cinco millones de pesos (La Constitución Económica pretendía emitir seis millones de moneda soberana) 3) Establecer un banco privado con facultades de emisión y acuñación de moneda (La Constitución Económica fomentaba la creación de un Banco Nacional con capital público y crédito público) 4) Cobrar intereses por los préstamos otorgados por ese banco privado a la tasa del 12% anual (La Constitución Económica proponía un 6% anual). Posteriormente el mencionado financista cedió todos sus derechos a favor del Barón de Maúa, perteneciente a la antigua banca inglesa de los Rostchild, uno de los dueños de los destinos financieros del mundo. Los sueños de Mariano Fragueiro de promover el crédito público para el desarrollo industrial argentino, habían quedado desvanecidos y, salvo honrosas excepciones de un corto período industrial como el ocurrido a mediados del siglo XX, la Argentina a rchivó sus ansias industriales, incuso hasta nuestros días. Cuando se le preguntó al Dr. Julio Carlos González sobre qué sucedería si peticionáramos ante la Corte Suprema de Justicia de la Nación para que se pronunciase sobre la vigencia o no de la Constitución Económica de Mariano Fragueiro, contestó lo siguiente: “Si la Corte dictaminara que no está vigente, tendrá que demostrar en qué asamblea constituyente se dispuso su derogación y si dictaminara que se encuentra vigente, se deberá revisar entonces toda la legislación que contradiga sus principios, ya que la misma sería inconstitucional. Por todo lo cual, todo el andamiaje legal de sometimiento de los intereses nacionales y todas las leyes, normas y demás instrumentos que afectan la vida y la dignidad del pueblo argentino, deben ser declaradas ilegales”. La Constitución Económica de Mariano Fragueiro es, en síntesis, un compendio de sabiduría económicofinanciera nacional. Para aquellos argentinos (y latinoamericanos) que deseen profundizar la exégesis del pensamiento nacional, resulta imperiosa una lectura profunda de su normativa jurídica, porque en ella se encontrará la esencia del camino que no nos dejaron recorrer para hacer el país que indudablemente nos merecemos. La historia es una ciencia social y, al igual que la economía que es otra ciencia social, puede ser contaminada con el virus desinformante de los vencedores, porque su método de estudio no se encuentra exento de la carga subjetiva e intencionada de los que la narran. Tal vez va llegando la hora en la cual la República Argentina despierte de su letargo y deje de consumir la droga desinformante que la adormece y obnubila su entendimiento. Tal vez va llegando la hora de borrar el nombre pseudo-patriótico que aparece en algunas calles y plazas de la república, para reemplazarlos por otros nombres, los de los verdaderos patriotas olvidados por la ignorancia del pueblo, el desinterés de las clases sociales por entender los motivos de su sometimiento y, como de costumbre, la avaricia de unos pocos que desean perpetuar sus privilegios corporativos y concentrativos de la riqueza. Mientras tanto, la Argentina sigue acumulando deudas, no solo la famosa deuda externa, sino también la de no saber recordar a aquellos argentinos que la enaltecieron, como Alejandro Olmos, Arturo Jauretche y Mariano Fragueiro. Dr. Carlos Alberto Ragonesi Secretario del Comité Ejecutivo Junio de 2008 2
La pretendida construcción del denominado “tren bala” actual, endeudando al erario público en más de 4.000 millones de dólares, pone al descubierto sobre la ignorancia que existe sobre la Constitución Económica de M. Fragueiro y el desprecio que las autoridades tienen sobre los condicionamientos que se promueven al fomentar el endeudamiento externo. Rivera Nº 525 – 1º piso – 1832 – Lomas de Zamora
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