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El total alcanza iritis de 235 000 hect&reas, Jo que origina Ja pre gunta; ¿qué extensión quedó hitóte hoy registrada como propiedad comunal en las personerías de estos municipios?
Hacia 1980 se conoció el voluminoso manuscrito en Inglés de la investigación histórica, de Catherlne Legrand, dedicada a los baldíos de la nación, producto de sus prolongadas pesquisas en el AHNC de Bogotá, Basado en esta labor se publicó un ensayo de síntesis a finales de 1988, estudio que facilita algunas reflexiones adicionales sobre este tema. Catherlne Legrand elabora un valioso cuadro estadístico sinóptico de las adjudicaciones registradas entre 1827 y 1931, Be reproduce a con tinuación este Cuadro, con la sola adición de los autores de este estudio de los totales horizontales finales: Af»4t>OfCACIO«R* OS SAMOOS. l*n-l*JI I t.W iS * O SMttfM*
[ 1-29 has, 1 N? adjudicaciones Total hectáreas 21-100 has, N*> adjudicaciones 1 Total hectáreas 101-000 has. fcftf adjudicaciones 1 Total hectáreas 691-1 009 has. M u adjudicaciones Total hectáreas
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9 688
303 344 648 23 444 38.416 13 118
1 304 76 640
21 8.223
127 241 461 01.450 103.190 36 666
860 206 940
14 11 289
04 114 98 87 780 84 148 84 091
200 231 266
17 116
03 698
AMVfíWMIOttMi Mi f «friníi/, «1* h*«l4r»M
km,nina Periné, IMT'M isiti-im
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IMf-if IVIS-Ji 1,001^2,600 ha*“ N ° de adjudicaciones 10 107 04 120 Total hectáreas 20,084 186,460 112 032 204 618 2 1501*6.000 has. ffv de adjudicaciones 10 06 14 0 Total hectáreas 67 810 306 163 63 070 30 707 Más de 6 000 has, N " de adjudicaciones 10 60 1 2 Total hectáreas m 208 702 060 0,000 63 700 1 Totales Adjudicaciones 112 1 020 1 442 2. 660 Hectáreas 432,070 1. 460 840 308 846 482 876 2
X««Ir( 310 i 688 694 I 134 630 .840 78 i 003 003 0. 143 1 700 427 |
P u t a , K t t u n b V á d f o K h U f t W f t u H ilio t a i u n í t u u n lotitl «le JM* M tiu / U e / n ir m M íl»«in psMlMilufW de nffibf* n m m « w » (IW5 p e t m t t t a H á MfMtiHM «tiver*»* a it J u d i e a t i M H f i ) e enlid«d« fefíitofiefe* per# un U iU it de t J & i S H rn u rt *«»#«
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Un Cuadro de síntesis de tal magnitud histórica permite numerosas comparaciones, Solamente aquí se subrayarán los hechos siguientes, y es que de 2 760 427 hectáreas adjudicadas a 5 143 particulares, se tuvo en cuenta' a) 34 182 hectáreas, o sea menos del 1.2%, se repartieron entre 2,171 adjudicatarios. Estos representan el 42% dei total de loe benefi ciados, con un promedio de lo hectáreas por predio titulado, b) 2,21(1,407 hectáreas, o sen más dei 80% del tota), se dis tribuyeron entre 0 2 0 privilegiados (m is de i 0 0 0 hectáreas). Ellas representan apenas el 10% del total y reciben un promedio de 4 zoo hectáreas por adjudicación, c ) En esta última categoría destoca el exclusivo grupo que se adue ña de más de 5.000 hectáreas por titulo, Lo conforman 78 personas, el 1.0% del total, Reciben titulo* por 1 003.003 hectáreas, casi el 40% del total de las tierras, con un promedio de más de 14,000 hectáreas por adjudicación, Dicho dé otra manera, un soló adjudicatario de este grupo escritura una cantidad de tierras, casi igual a la que titulan mil adjudicatarios del primer grupo, Una conclusión podría ser que la aritmética es una ciencia tan des piadada, que acaba hasta con cualquier intento de retórica De hecho sólo podemos añadir que en un siglo la República habla operado una verdadera reforma agraria en beneficio del intifundlsmo,
El progreso en los comunicaciones opera en conformidad con las necesidades de transporte de las empresas extranjeras renuevan en pocos años unas redes que hablan permanecido sin cambios durante tres siglos, Pero trente ai paquidermismo de la acción estatal los col©-
nlzadores no se quedan de brazos cruzados y varios empresarios, sin esperar, emprenden la construcción de sus propias redes de comuni caciones. En Antioquia, hacia 1835-1839 Tyrell Moore hace abrir el camino de 17 leguas de longitud, que necesita para ligar Sus tierras de Ayapel con Yarumal, luego funda la primera empresa de navega ción por champanes sobre el rio Cauca; en Santander, Geo Lengerke, una vez titulada en 1863 una adjudicación de 12.000 hectáreas, atra viesa su latifundio con un camino de herradura, desde Zapatoca y Betulia hacia en rio Magdalena; en 1899 James Eder hace abrir en medio de la selva, desde Buenaventura, una trocha para llevar hasta La Manuelita la maquinaria del nuevo ingenio que habla comprado en Inglaterra, luego, en la plantación, construye su ferrocarril particu lar; la United Fruit Company construye su red interna de trans porte, articulando los caminos con el ferrocarril y el muelle portuario de Santa Marta, en donde se cargan los racimos en los buques de la “White Fleet” , compañía marítima perteneciente a la empresa. Obviamente, todos estos cambios no sólo alteran la vieja geogra fía colonial sino que trastornan el mallaje urbano existente, auspi ciando nuevos hábitats y generando otros centros urbanos. No obs tante, en una primera fase la "neo conquista” actúa más que todo en las zonas de extracción, los lugares de producción primaria son los que se benefician en forma precoz con la modernización. Por las calles de Santa Marta y de Barranquilla, alumbradas con faroles, pasan las plantas eléctricas que se dirigen hacia los campamentos de la United Fruit; por Buenaventura, en donde reinan velas y "mechones” , tran sitan las plantas de energía que van a operar, en plena selva, en las concesiones mineras de la Chocó-Pacifico Gold Mines. Mucho antes que a Cali, llega la luz eléctrica al ingenio La Manuelita, de James Eder, lugar donde la red ferroviaria antecede años, a la conexión CaliBuenaventura; y antes de que Palmira tuviera teléfono público, Eder instala una conexión telefónica privada entre sus oficinas y el ingenio. También por Bogotá, todavía en la era del farol, transitan las plantas de energía y los equipos telefónicos que se instalarán en las grandes plantaciones cafeteras de Fusagasugá y Tibacuy; y en la selva caucana del litoral Pacífico una moderna planta hidroeléctrica ilumina el cam pamento de la Timbiquí Gold Mine, compañía franco-inglesa. Pero al poco tiempo, las zonas de extracción o producción prima ria reclaman unos lugares de coordinación y centralización, para acti vidades del sector terciario. Es cuando los “ neo-conquistadores" inician, y luego multiplican, las inversiones tendientes a la adecuación y mo dernización de sus epicentros urbanos. Algunas biografías ilustran esta doble acción territorial, combi nando las inversiones rurales con las especulaciones urbanas. En este sentido, desde todo punto de vista, resulta un pionero el inglés Tyrell Moore: ingeniero de minas, contribuye primero en la modernización de las explotaciones mineras de Marmato, Anori, Santa Rosa y Titiribí; participa en la fundación de Fredonia, dándole su nombre (Freedom) al nuevo pueblo; introduce el primer trapiche movido por fuerza hi36
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dráullca, y en las vastas extensiones de baldíos, que consiguió por adjudicación del Estado, promueve la colonización empresarial fun dando las novedosas plantaciones cafeteras, primero en la reglón Ituango-Ayapel y luego en la de Guaduas. A partir de 1858 o 1860 compra en Medellin las tierras suburbanas, que se extienden al norte de la quebrada de Santa Helena; la ambición de su proyecto se evi dencia cuando, en competencia con la villa vieja, llama su parcelación Villa Nueva. Abriendo calles hasta la parte baja de El Prado, proyecta varias manzanas nuevas alrededor del parque de Bolívar, el cual obse quia al municipio, lo mismo que el terreno de la futura basílica cató lica (la Catedral Metropolitana), "siendo protestante” subrayan sus biógrafos de la montaña; promueve, aunque a modesta escala de un barrio, un novedoso diseño urbanístico articulado: en efecto, en Villanueva se asocian, en el proyecto, una vía (Junin) prolongada por un espacio libre público (el parque de Bolívar) y un objeto arquitectónico (la Basílica), unidos en una misma composición espacial. Un eje recto, de casi trescientos metros de longitud, termina en la parte medianera de un costado del parque; este último, rectangular, está compuesto por dos manzanas tradicionales y mide, entre paramentos, 80 metros de ancho por 170 de largo. Asi se conforma por primera vez (y quizá única) en el país una perspectiva visual urbana de carácter monu mental, de 450 metros de longitud, cerrada por el edificio religioso; desafortunadamente la estrechez de la calle Junin no está muy acorde con las gigantescas proporciones de la catedral. Según parece, Moore hizo construir su propia mansión en una esquina del parque, pero las 37
fotografías de finales de siglo muestran el escaso éxito de la parcela ción. Los planos urbanos de 1875 y 1880 atestiguan que alrededor del parque sólo estaban conformadas pocas manzanas, aún atravesadas en diagonal por la quebrada La Loca, corriendo a cielo abierto; en el plano de 1908, canalizada y subterránea, pasa por debajo de la basílica y hacia el norte se abrieron algunas calles del futuro barrio El Prado. En estos mismos años Gastón Lelarge proyecta unas residencias "a la francesa”, a la sombra de la basílica Inacabada, y asi va perdiendo su hegemonía el centro tradicional del parque Berrlo. En los años de 1920 la ciudad cuenta con dos centros distintos, pero articulados: pro gresando hada el sur, los nuevos edificios comerciales de estilo "neodánico indiano” poco a poco van sustituyendo a las antiguas casonas de bahareque, entre la Plaza Mayor y el parque de Bolívar. Con un urbanismo promovido por un inglés, un parque “ a la francesa” , faroles y rejas importadas de Europa, la arquitectura del italiano Crosti y de los franceses Carré y Lelarge, el nuevo centro de Medellin habla roto con la dominación del legado español y se sometía al nuevo colo nialismo. Era el primer paso hacia un exhibicionismo que alcanzarla durante la danza de los millones la máxima megalomanía, con trlanones, casa egipcia, un castillo medieval con torres cubiertas en hojalata y la imprescindible casa del millón. * En Barranqullla, durante cuarenta años, desde 1907 hasta finales de la década del cuarenta, gran parte de la vida económica de la prin cipal ciudad portuaria del país, de una manera u otra, está influida por la presencia activa de dos conquistadores yanquis. Más allá del casco local, anecdótico o individual, ilustra cómo en una ciudad operó el cambio de mando, que en estas mismas décadas desplazó el "centro de gravedad" del pais, de Londres hacia Washington y Wall Street. Karl Parrlsh, ingeniero de minas y su hermano Robert, abogado, llegan de algún pueblo de Iowa y se lanzan a la conquista de Colombia hacia 1904: el primero se radica en Barranqullla y el segundo se esta blece por un tiempo en Bogotá, antes de convertirse en el abogado exclusivo de las empresas familiares; además estaba encargado de las "relaciones públicas” en Bogotá, y de otras menos públicas en los circuios del palacio presidencial. Los Parrish representan un tipo peculiar de empresarios aventu reros, con oficina en Nueva York, residencia en Barranqullla, viajes continuos en busca de contactos, convenios, financiación en bancos neoyorquinos y otras actividades. Actúan como puente entre Estados Unidos y Colombia, agentes en la costa de cantidades de empresas norteamericanas financieras, de ingenieros, de electricidad (o de plan tas eléctricas), de teléfonos, tranvías, de obras civiles y de construcción, de automóviles, de maquinaria y varias empresas comerciales e in dustriales. 38
Plano topográfico de Barranqullla, comlenzoi del siglo X X
Durante más de diez años Karl se dedica a la minería del oro en el sur de Bolívar, por cuenta de su propia compañía con sede en Chicago; en los años diez lo encontramos fundando la Cámara de Comercio, el club de la oligarquía local, y un periódico en Idioma Inglés; a partir de 1918 se consagra a la Karl Parrish Company Associates y a la Compañía Urbanizadora de £1 Prado, fundada en asocio con latifundistas indí genas. Las primeras especulaciones urbanas de finca raíz se hablan iniciado a la vuelta del siglo, pero alcanzan una magnitud mayor hacia 1918, con la Iniciación de la operación especulativa de El Prado. En la década del veinte los dos hermanos promueven la modernización de la ciudad por medio de obras, contratos o tramitación de préstamos bancarlos en el exterior; crean empresas locales subsidiarlas de firmas norteamericanas, que Intervienen en la organización de las Empresas Públicas de Barranqullla, particularmente en el acueducto. Encontra mos a los Parrish en las obras de las carreteras hacia Puerto Colombia y Cartagena, de las cuales en gran parte depende el éxito de su Socie dad Importadora de Automóviles. Los dos conquistadores yanquis consiguen y tramitan en 1925, un préstamo al municipio de 5 000.000 de dólares para el acueducto de la ciudad y otras obras de Ingeniería, otorgado sin mayor dificultad, por un banco de Chicago. La firma de Ingenieros Parrish y Cía. resulta encargada de las obras: acueducto, alcantarillado, pavimentación de 39
calles, la plaza de mercado y pabellón de carnes y de algunas de estas obras se beneficia directamente la Compañía Urbanlzadora de El Prado. Mientras tanto, con el éxito de la operación de El Prado, se In troduce en la Industria de la construcción: tienen su propio aserra dero y una fábrica de ladrillos. De tal modo que en El Prado controlan desde la venta de los lotes hasta el diseño arquitectónico, desde las obras civiles de redes, hasta la misma construcción de las casas; ex tienden sus negocios urbanos al sector de los servicios públicos: telé fonos, acueductos, plantas de energía y plantas de hielo en Magangué, Calamar y El Banco. No desdeñan los asuntos menores: una cervecería, una panadería y un salón de cine. También lanzan especulaciones ralees urbanas en otras ciudades como en Medellin, en Bogotá con la Compañía Urbanlzadora El Nogal, en donde se repite la especulación raíz de El Prado, Iniciándose asi la operación Chicó. Algo parecido, aunque más modesto, se logra en Cali hacia 1927, con el nuevo barrio de San Fernando. Prefigurando con cuarenta años de anticipación la política usure ra del Banco Mundial, el conquistador Karl Parrish define en 1931, en una carta y de manera sumamente Uminar y expresiva, su filosofía de rapiña: “ ... la administración de una ciudad es como cualquier otro negocio". En su patria le felicitó el periódico The Angeles Times, de noviembre 3 de 1930, con una alegría tan descarada como ofensiva: i .. Dos muchachos de Iowa, cuyo único capital lo constituían original mente la experiencia y la ambición, han extendido la frontera americana 3.000 millas al sur, para establecerse como lideres económicos de Colombia. (Boletín Cultural del Banco de la República, No. 8, “Biografía de Parrish", por Eduardo Posada.) Es sin sorpresa que encontramos a los Parrish apoyando en 1930 la candidatura presidencial del embajador de Colombia en Washington y al que los banqueros de Wall Street consideraban entonces como su mejor embajador en Bogotá. Enrique Olaya Herrera. En Barranquilla los dos empresarios yanquis recogen 25,000 dólares, entre negociantes Indígenas y extranjeros, para la propaganda a favor de su candidato. Elegido, mantienen estrechas relaciones con él y llegan hasta con vertirse en asesores económicos ad-hoc del hombre “ que plrómano a los veinte se habla vuelto bombero a los cuarenta" como bien dice J. Villegas. Satisfechos los hermanos Parrish, en una carta de 1934 otorgan el siguiente diploma al presidente liberal: Nuestro común amigo el Doctor Olaya Herrera ha sido un excelente Jefe del Ejecutivo para este país en los pasados cuatro años. ¿No está muy claro de cuál país estaban hablando? Sale Olaya Herrera para una embajada, pero siguen los Parrish desarrollando los tentáculos de sus dominios en Barranquilla. Para las obras del dragado y del dique en Bocas de Ceniza, el terminal marítimo, se unen la Compañía del Puerto y Terminal de Barran40
quilla, controladas por Robert Parrish y registradas en el estado nor teamericano de Delaware, en asocio con una sociedad de Nueva Jersey y otra de Minnesota. Parece como si Barranquilla fuera algún puerto sobre el Misslssipl; estas tres empresas de Estados Unidos son encar gadas de varias obras portuarias en 1933, y siguen nuevos contratos en 1937-1939 y el último, según parece en 1948, con Robert Parrish y sus socios de conquista de una “ banana republlc". Adquirida en las goteras de la ciudad la finca rural de El Prado, los hermanos Parrish conciben un barrio que constituye en la Co lombia de principios de siglo una Innovación urbanística, tanto por su naturaleza como por su magnitud. En primer lugar su tamafio es algo desconocido en esa época: la parcelación se extiende en 700 acres, o sea 300 hectáreas. En 1918 solamente las cinco principales me trópolis del país superaban esta extensión, que no alcanzaban aún a ciudades como Bucaramanga y Manizales. Posteriormente la opera ción se amplia con las Instalaciones deportivas del Club Campestre, y con otros barrios más modestos, como son: Altos de El Prado, Ciudad Jardín, El Granadino, El Nuevo Horizonte, Los Alpes, La Florida, Bellavista, totalizando ocho barrios que conforman un nuevo sector del noroccldente de Barranquilla y sumando más de 500 hectáreas que duplicaban en esos años el tamaño de la ciudad. El ambicioso proyecto contempla los novedosos patrones del urba nismo campestre de tipo ciudad Jardín, entonces de moda en los ele gantes suburbios de Europa y llegando a Colombia vía Estados Unidos. Encargado de su diseño, el ingeniero yanqui Ray Floyd Wyrick inicia su trabajo visitando obras parecidas en Cuba, Puerto Rico y Nueva York, buscando Inspiración en Los Angeles y Mlaml. De regreso diseña un esquema urbanístico, en el cual el trazado vial que contempla tres tipos de calles con especificaciones diferentes: una avenida axial y de en trada alcanza 40 metros de ancho, con doble calzada y separador cen tral arborizado. Este eje remata en un parque triangular, del cual salen en Y dos amplias arterias, Igualmente de doble vía y con se parador central, sobre las cuales se conecta la parrilla de calles de distribución de las manzanas, todas con andenes arborizados. Varias de las vías respetan la topografía por medio de tramos curvos, siguien do las curvas de nivel del terreno. Podría decirse que se trata aquí de un urbanismo de vendedores de automóviles, pues las fotografías de la época muestran unas desérticas avenidas, por donde apenas circu lan dos o tres carros, desde luego Importados por los hermanos Parrish. En cuanto a la parcelación el conjunto abarca unas 60 cuadras rectangulares, con un módulo preferenclal de 90 x 180 metros; cuadra estrecha entonces de moda en Estados Unidos y que apenas estaba llegando a Colombia para Incrementar la especulación sobre la tierra urbana. Tres pequeños parques triangulares sólo recuperan los espa cios residuales del trazado de las vías, pero dominan el conjunto los inmensos Jardines — espacio libre pero privado— del Country Club, con su campo de golf, canchas de tenis y piscina. Efectivamente, con sus 41
amplios andenes plantados y prolongados por un extenso antejardín particular, sembrado con flores y plantas exóticas, es como lo deseaban sus promotores: la copla de un suburbio califomlano. Contratada la Karl Parrlsh Company para realizar los estudios del acueducto municipal, no olvida dotar al barrio £1 Prado. Se con vierte en el primer barrio, y durante años el único, equipado con todos los servicios: con sus propias redes de luz domiciliarla, alumbrado público, acueducto, limpieza de las calles y recolección de basuras. En 1928 se hablan vendido 260 lotes y vivía en El Prado la mayor parte de la cosmopolita oligarquía barranqulllera. No faltaba sino estimular las ventas, lo que se logró cuando Parrlsh convenció (en París, dice la crónica) a un Industrial ricachón para construir en El Prado “el mejor hotel de Colombia". Dicho y hecho: diseñado en Cle veland (Ohlo), por el arquitecto S. H. Whlte, éste se Inauguró en 1930: su primer huésped Ilustre fue Enrique Olaya Herrera ' quien en agosto de 1930 vino con su familia, procedente de Washington a donde estaba de embajador, a posesionarse como presidente de Colombia". Allí pudo encontrarse “ en familia" con el constructor, Ingeniero nor teamericano Burdett Hlgglns, y el accionista y presidente de la junta directiva del hotel, Robert Parrlsh, quien acababa de promocionar en Estados Unidos al nuevo mandatario. Desde luego, más tarde se alojarían Joe Louls, Charles Llndbergh, Alfonso López Pumarejo, Greta Garbo y Eduardo Santos, en este “am biente familiar”. •
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En Santander, el alemán Von Lengerke inicia su carrera empre sarial como negociante y luego Irrumpe en el sector agropecuario, fun dando múltiples plantaciones de caña, quina, tabaco y café; estableció primero su base urbana en Bucaramanga, en donde tiene su residencia y casa comercial de Importación y exportación. Desde allí lidera la Inmigración de cien agricultores alemanes y también auspicia un marcado progreso urbano, cuando promueve la radicación de nuevas firmas Importadoras de su país, la creación del Club del Comercio, del Banco de Santander, de la Cámara de Comercio y, finalmente, un consulado de Alemania. Todas estas actividades estimulan las especu laciones ralees urbanas y la construcción, tanto residencial como de edificios y de bodegas de las “ casas de comercio". Pero la acción de Lengerke y sus cien compatriotas se desborda del reducido recinto ur bano y alcanza magnitud regional. Es asi como su red de caminos nuevos hacia el Magdalena cuestiona y desequilibra el conjunto vial anterior y el mallaje de pueblos Indianos, y con sus almacenes de importación de mercancías europeas, Instalados en Bucaramanga, Girón, Znpatoca, San Gil y Socorro, contribuye a agudizar la crisis y a acelerar la quiebra que venia afectando al artesanado de los obrajes de algodón y fique. 42
Plano topográfico de Santa Marta, comienzos del siglo X X
En el Valle del Cauca, el norteamericano James Eder invierte pri mero en la adquisición de tierras y haciendas ganaderas para estable cer luego unas plantaciones de caña, abasteciendo asi su Ingenio azuca rero y después realiza una serle de especulaciones urbanas. En Palmlra tiene su almacén central de importación y exportación, una "casa de balcón”, convertida en un consulado de los Estados Unidos y exhibien do en la plaza central del poblado la bandera norteamericana; en se guida va comprando poco a poco diez predios y varias casas urbanas; cuando abandona el país y regresa a su tierra natal sigue orientando, desde Nueva York (por telégrafo y en clave), los negocios de la familia. Es cuando sus hijos realizan otras operaciones urbanas, en la ciudad de Cali: descubrieron que un servicio "público” puede ser un excelente negocio privado y en 1912 se asocian con otros ciudadanos norteame ricanos para Instalar la primera planta de energía de la ciudad, de la cual son propietarios durante años. Igualmente, en Cali van ad quiriendo cerca de 2.000 hectáreas de tierras, tanto urbanas como periféricas. Esta generación de pioneros constituye una vanguardia de explo ración y detrás de ellos, a la espera, están varios grupos pudientes de intereses Industriales y financieros. Con el paso del tiempo se acaba la etapa de prospección, en la cual predominaba la acción Individual de estos aventureros y cede el poso a las empresas y a las grandes sociedades, actuando desde su base en una lejana metrópoli, por medio
de contratos oficiales y de convenios con el Estado. Se inicia una era durante la cual muchos estadistas del país entran a jugar un papel poco reluciente y que Alvaro Tirado califica asi: Los gobernantes colombianos sólo pensaban en poner el país en manos del mejor postor, aspirando apenas a que la pugna en la subasta hiciera subir el precio. Es asi como en ciertos casos las grandes empresas extranjeras Impactan no sólo a un centro urbano sino a toda una comarca, fun dando nuevos asientos, remodelando y reanimando n otros. Marmato, Supla y Riosuclo salen de un prolongado letargo y experimentan un breve soplo de renovación y prosperidad, con la minería tecnlflcada introducida por las compañías inglesas; algo parecido ocurre en forma fugaz en Timblqui, Cértegul, Condoto y Andagoya, en El Bagre, Fron tino y Zaragoza, con la minería de dragado, introducida por compañías franco-inglesas y norteamericanas. En Norte de Santander, la Colombian Petroleum no sólo edifica para su personal un moderno barrio-jardín de vivienda en Cúcuta, sino que también construye campamentos de exploraciones y perfo raciones petrolíferas y su propia red de caminos y ferrocarriles, sur giendo las localidades de Tlbú, Petrolea, Puerto León, Puerto Villamlzar y otras. Y en el Magdalena Medio, la explotación del crudo, con sus pozos de extracción, sus redes de transporte y sus oleoductos giran do alrededor de la refinería, no sólo provocan una total remodelación espacial de la comarca, sino también el surgimiento de Barrancabermeja, la cual nace segregada en tres zonas: el sector industrial, la ciudad nativa y la de la compañía norteamericana: es decir, dise ñadas según los patrones del urbanismo colonialista que se están aplicando en Asia, Africa y en otros lugares de Suramérica. En el departamento del Magdalena las actividades de la United Fruit Company en una primera fase trastornan por completo el hábitat rural de la región y también inciden en la breve prosperidad de las localidades de Ciénaga, Fundación, Rio Frió, Aracataca y Sevilla y finalmente contribuyen en una remodelación profunda de la m orfo logía urbana de Santa Marta. Un informe del cónsul de Francia, del año 1913, exhumado del archivo del Quai d'Orsay, por Alvaro Tirado, resume en pocas palabras la magnitud del impacto; ... La región de Santa Marta es explotada por dos empresas muy im portantes, la del ferrocarril "The Santa Marta Railway Cy Ld” , compañía inglesa y la “United Fruit Cy” , compañía americana que tiene su sede en Boston. Una tercera compañía “Atlantic” trata de establecer, desde hace un año, la exportación de banano, pero la United Fruit Cy, que no admite compe tencia le hace una guerra despiadada y le arrebata su clientela comprando a los particulares los terrenos y sus cultivos de bananos. A la hora actual la United Fruit Cy posee el 90% de los terrenos de la región bananera. La United Fruit Cy posee igualmente la mayoría de las acciones de la compañía del ferrocarril y controla la administración. El privilegio concedido a la “The Santa Marta Railway Cy Ld” ha llegado a su término; ella no ha cumplido sus compromisos; el Gobierno tiene el derecho de redimir la em presa por la suma de 2 millones de dólares. 44
La Santa Marta Railway Cy cuenta con la complicidad de las autoridades y con los pocos recursos de que dispone el Gobierno para la redención. Sus construcciones ella las continúa sólo para facilitar el transporte del banano que le deja grandes beneficios y no se ha preocupado jamás de con seguir el capital necesario para terminar la linea de ferrocarril y ponerse en regla con el contrato. Ella esperaba con los solos beneficios y la ayuda de la United Fruit Cy terminar sus trabajos poco a poco en las regiones que más le interesan, olvi dando el plazo estipulado ... ... El Puerto de Santa Marta está ocupado actualmente, en gran parte, por la compañía del ferrocarril, por las vías, los talleres y los muelles cons truidos con el dinero de la United Fruit Cy. En este momento, ella solicita nuevas concesiones de terrenos alrededor del puerto con la intención de rodear la ciudad de vías férreas, de aislarla del puerto y de permanecer como dueña de los accesos al puerto. Este pro yecto de la United Fruit Cy está inspirado por el objetivo de permanecer como dueña de todos los andenes y muelles que se construyan más tarde. Es muy probable que llegará a alcanzar su objetivo, pues es posible que los concejales municipales y las autoridades se dejen persuadir por los medios que emplean las grandes compañías. Los americanos de la United Fruit Cy están instalados en una nueva ciu dad que esta compañía está construyendo sobre los terrenos que ha com prado al sur de la ciudad de Santa Marta. Esta será la ciudad americana ... Hoy en día la ciudad de Santa Marta, de este lado, se reduce a las anti guas construcciones; la United Fruit Cy piensa separar próximamente estas dos zonas por una nueva linea de ferrocarril. El trazado ya está hecho y resta obtener del Concejo Municipal algunas parcelas que faltan aún ... ... Para terminar y demostraros la invasión practicada por la United Fruit Cy os diré que alrededor de los pueblos de la región bananera no queda terreno. Para hacer algún cultivo los habitantes deberán en adelante ir a buscar en las montañas, lejos del ferrocarril, las tierras que les son necesarias para cultivar los frutos indispensables para su vida. Hoy en día todo es caro, pues es llevado de regiones alejadas. La misma leña para la cocción de los alimentos debe ser traída de muy lejos, de tierras que no pertenecen aún a la United Fruit C y .... . . . Desde la ciudad de Ciénaga hasta el Rio San Sebastián de la Fun dación (d e norte a sur) alrededor de 60 gilómetros y desde la Ciénaga hasta e l p ie de los contrafuertes de la Sierra Nevada (d el este al oeste), 50 kilóme tros aproximadamente, le pertenecen.
Si en esta zona existen aún propiedades que pertenecen a particulares, puede asegurarse que todas están hipotecadas a la United Fruit Sy. Los prospectores extranjeros hacen siempre un relato pormenori zado del escaso equipamento de los centros urbanos y de las penurias que aún padecen las principales ciudades. Muy temprano condicionan su instalación, en tal o cual centro, a la consecución de elementales servicios para el funcionamiento óptimo de sus empresas: agua potable, energía, telégrafo y teléfono, alumbrado público y transporte urbano, de tal manera que a pesar de un progreso demográfico muy lento, algunos centros van adquiriendo la modernización de sus equipamentos públicos e infraestructuras. Quizá el mejor termómetro para medir la configuración de la red urbana principal del país y el papel de cuda centro, consiste en observar la radicación de las empresas extranjeras de servicios públicos y de transporte urbano. De hecho, a partir de los años 1880, las principales plazas son aquellas en las cuales están 45
actuando dichas compañías. El seguimiento, en una ciudad, de su proceso de readecuación y de modernización no sólo permite medir su pulso económico; también deja establecer cómo opera hacia 19101920 la suplantación de las potencias europeas por el pujante capita lismo norteamericano, culminando en la década siguiente con el “cambio de mando". En Medellin los proyectos de modernización urbana se multiplican, cuando los principales negociantes locales se convierten en comisio nistas de firmas extranjeras. Es asi como en 1887 una compañía belga construye el primer tramo de un tranvía de tracción animal entre la Vera-Cruz y el Bosque de la Independencia, pero es una firma de los Estados Unidos la que instala el tranvía eléctrico en 1919, vende el material rodante e Inaugura la linea del sector La América en 1921; para la red de energía urbana, se benefician en 1895 la Pelton Water Wheel y la General Electric, ambas norteamericanas; Igualmente llega "del norte" en 1915 la planta de teléfonos comprada a la Western Electric Co.; en 1912 es una firma Inglesa la que vende la tubería de hierro para el acueducto, y su instalación está a cargo de un Inge niero francés contratado en París. Pero en 1916 es una empresa de Norteamérica la que vende al municipio su patente para la cons trucción de tubería en concreto y con el cemento y el hierro también llega de los Estados Unidos el Ingeniero Mac Lenon. En Cartagena los Ingenieros ingleses de la firma norteamericana Cartagena-Magdalena Rallroad Company poco se interesan de los de siertos de Calamar. Pero en 1905 uno de ellos firma con la gobernación un contrato para la construcción del acueducto urbano y éste quedarla durante más de veinte años propiedad de la "Cartagena W ater Works Company". En 1921 se Instaló en Cartagena la Compañía Alt America Cables, filial de la I. T. T. Company de Nueva York, y de su éxito da cuenta en 1933 la revista Cartagena de Indias, con esta curiosa aritmética: Hoy la oficina del cable transmite, promedio mensual, 2.500 despachos y recibe unos 3 000, o sea, transmitidos en el año 300 000 y recibidos 360 000 (sic). En los años de 1920 la compañía petrolífera norteamericana “An chan National Corporation" compra de una vez las penínsulas de Bocagrande y de Castlllogrande para la instalación de sus equipos de explotación, tanques, almacenes, etc. Pronto construye las casitas de un piso (los bungalow californlanos) para sus ejecutivos e Ingenieros: surge la ciudad extranjera, lejos de la Indígena y el vulgo; allí crean su propio aeropuerto, de tal manera que Charles Llndbergh, llegando de los Estados Unidos puede aterrizar en territorio norteamericano. Según cuenta la crónica local, la primera empresa aeronáutica con participación nacional tuvo que alquilar a los extranjeros el solar que necesitaba para sus hangares. Algunos años más tarde, vislumbrando una excelente operación raíz urbana, la Anchan diseña la parcelación residencial de la península, y a partir de los años de 1930 inicia la venta de solares a los nativos. 46
También en estos mismos años venden a la administración muni cipal sus instalaciones (generalmente vetustas e Insuficientes), las empresas yanquis que controlaban el acueducto y la producción y dis tribución de energía eléctrica. Estas ventas ocurren en varias ciuda des, h&bllmente manipuladas por politiqueros, explotando el profundo sentido nacional de las masas urbanas; entonces, en los cabildos sur gen fogosos oradores reclamando la "expropiación de los yanquis”. Pero éstos fijaron el precio de la negociación y el erario público resulta ser el primer "expropiado” . Muy temprano se benefician las compafilas industriales de los Es tados Unidos con la moda del tranvía. Según parece, Barranqui'la y Bogotá salen favorecidas con estas primeras redes de transporte co lectivo. En Bogotá, desde 1884, andan sobre rieles entre el centro de la ciudad y el barrio de Chaplnero los coches tirados por muías, traídos de Flladelfla por la "Bogotá City Rallway Company"; los ediles se felicitan de tener un servicio "por el sistema y modo como funciona en las calles de Nueva York". Varias ciudades de provincia no tardan en imitar a la capital y rivalizar entre ellas; en 1890 se inaugura en Barranqullla un tranvía urbano construido por la empresa norteame ricana del ingeniero-empresario Clsneros; en 1910 un tranvía de vapor con terminal en Puerto Mallarino, a la orilla del rio Cauca, atraviesa cinco kilómetros de pastos, bajo la mirada de un ganado perplejo y de hacendados felices, antes de llegar al centro de Cali. Alumbrado público, luz y teléfono llegan muy temprano a Santa Marta y Barranqullla con los agentes de la West Indies and Colomblan Electric Company; también arriba la American and Foreign Power Company, vendiendo, según el caso, luz pública, plantas de energía y teléfonos en varias ciudades: Santa Marta, Cali, Buga v otras. En Bogotá, en 1929, un consorcio Inglés, canadiense y norteamericano, “Cable Telephone and General Trust", es concesionario de la red tele fónica. Antes de 1930, 27 ciudades están equipadas con plantas de energía, vendidas por la General Electric de Norteamérica. Y en varias ciudades la distribución de agua o energía pasó a manos de la "Bond Shore o f Chicago” . Esta misma sociedad, pero bautizada como “ Com pañía Colombiana de Electricidad", según el Boletín Municipal de Esta dística de Barranqullla, de enero de 1936, en esta fecha suministraba “energía eléctrica para todos los usos en: Barranqullla, Cali, Glrardot, Buenaventura, Santa Marta, Buga, Zlpaqulrá, Ciénaga, Palmlra, Aracataca, Tocaima, Soledad, Nemocón, Flandes, Chia, Honda. , etc. Energía, teléfono, acueducto y tranvía, reunieron las condiciones para auspiciar nuevas empresas urbanas: en Cali llega la American Holding Corporation de listados Unidos, compra algunas tierras sub urbanas del sur e imitando a El Prado de los Parrlsh, proyecta una novedosa parcelación con vías anchas y curvas, alrededor de pequeños parques; andenes con plantaciones, antejardín y amplios solares; de los Estados Unidos llegó el selecto barrio caleño de San Femando. En estos mismos años se radican en el país unas antenas de varias firmas norteamericanas de construcción, de ingeniería y de obras pú47
blícas siguiendo la huella de los famosos 25 millones. Encontraremos desde Barranquilla hasta Tumaco y desde Manizales hasta Buenaven tura, en un momea jo u otro, compañías como la Hebbard Corporation y la Ulen Company, la Karl Parrish Associates, la Raymond Concrete Pile Co. y la Frederlck Share Corporation de Nueva York. También llegó el presidente Enrique Olaya Herrera. Observando la trayectoria histórica nacional, no se puede divorciar la separación antagónica campo-ciudad de la dependencia satélite-me trópoli, actuando esta última como marco general primario y a un nivel superior y dictatorial. Ilustra esta tesis la cuestión del equipamiento urbano en los servicios públicos. Desde fines del siglo X I X hasta hoy, la historia de los servicios públicos básicos es la misma historia de la dependencia: sujetando el satélite a alguna metrópoli externa en la cual se deciden en forma unilateral y dictatoria las inversiones y las tecnologías
En las concesiones otorgadas a las sociedades extranjeras, inmen sas zonas pasan bajo dominio absoluto de las empresas y muy a me nudo, sus reglamentos internos adquieren más fuerza que las mismas leyes del Congreso, llegando hasta el extremo de ignorarlas por com pleto. Oradas a la compliddad entre fundonarios locales corruptos y estadistas que hacen poco caso de la soberanía nacional o que actúan como comisionistas de los concesionarios, vastas extensiones (con su población) se convierten de hecho en espedes de protectorados bajo potendas externas; las repetidas amenazas de las armadas de los Estados Unidos, Inglaterra, Alemania, Francia e Italia, no dejan dudas al respecto. Una muestra clara de esta política de anexiones se evi dencia leyendo el reglamento general promulgado en 1915 por la em presa franco-inglesa “The New Timbiqul Gold Mine", divulgado más tarde por Sofonias Yacup, y del cual extractamos unos apartes: 1. La permanencia en las propiedades de la Compañía, y en los caseríos de Santa María. San José y Coteje, queda reservada a los que tienen contrato de arriendo y a los trabajadores, mientras laboran en las minas al servicio de la empresa. 2. Se prohíbe el bateo —mazamorreo— a los habitantes de la región. 3. Se prohíbe a los habitantes la venta de mercancías, víveres o licores. 4 Sin contrato no pueden talar bosques o cultivar. 5. Se prohíbe la construcción de casas y toda construcción hecha sin permiso deberá ser desocupada, sin plazo ni indemnización. 6. Se prohíbe la compra de oro. 7 Los que contravengan estas prohibiciones serán denunciados a las autoridades de policía y expulsados de la propiedad. Un contrato de arrendamiento podrá establecerse en ciertos casos, pero para la construcción de un rancho que no pase de un valor de 50 pesos; en terrenos de cultivos se prohíbe la construcción de vivien das definitivas. El arrendatario deberá trabajar dos semanas por mes para la compañía, o suministrar maderas, según el caso; si la Com48
pafila asi lo decide, el arrendatario deberá desocupar sitio y rancho en un plazo de quince dias y la indemnización tendrá un valor máximo de 50 pesos “plata de ley” . Estas drásticas normas explican por qué se manifiestan muy tem prano unas protestas de marcado carácter antlcolonlalista contra la Urania extranjera, alimentando en no pocos casos unas corrientes de xenofobia hacia los invasores. Algunos casos tomados en las distintas reglones y centros, con motivaciones diversas, muestran la persistencia de las refriegas contra la dominación extranjera. La asonada popular y negra del año 1832 en Cartagena expresa un rechazo contra el racismo impregnando a una colonia de diplomáticos y grandes nego ciantes extranjeros que se acomodaban muy bien de la esclavitud; el levantamiento de Panamá en 1856, igualmente, combate la mentalidad colonialista que reinaba en los circuios norteamericanos de la com pañía del ferrocarril; en Cali, en 1876, al choque clasista se suma el odio que suscita la exhibición de riquezas, por parte de los grandes comerciantes extranjeros radicados en la ciudad; en Bucaramanga. en 1879, la explosión reúne a artesanos y comerciantes santandereanas, alzándose contra los importadores monopolistas alemanes que los lle varon a la ruina; en Palmlra, primero en 1869 y luego en 1903, son reacciones an ti colonialistas aquellas que mueven a las multitudes con tra el despotismo y los repetidos atrópenos de la familia Eder; en Bogotá entre 1909 y 1911, se protesta primero contra el lesivo acuerdo Cortés-Root ratificando la entrega de Panamá y luego se manifiesta contra la compañía extranjera propietaria del tranvía; en Barrancabermeja desde 1924 (contra la Tropical Oil Co.) y en Ciénaga en 1928 (contra la United Frult Company), se asocia y se confunde el nacimiento del movimiento sindical obrero con el surgimiento de la conciencia naclonaL Las potencias extranjeras no sólo hablan reim plantado nuevas formas de colonialismo, también hablan traído el ger men del inconformismo social y de la protesta. Ante la total carencia de sentido nacional de una clase dirigente extranjerizante, es del mundo del trabajo que iba surgiendo un embrión de conciencia nacional, y es del proletariado rural y urbano que la oligarquía nativa recibía su primera lección de nacionalismo. Pero también descubrió con sorpresa la inesperada beligerancia del proletariado urbano naciente. El recién reorganizado Ejército Na cional aprende, si no a defender las fronteras del Darién, por lo menos si a aplicar el Decreto número 707 “de alta policía” y la "ley heroica", ambos instrumentos explícitamente tomados contra “los revoltosos del bolcheviquismo” y el “ levantamiento comunista” , es decir, concebidos para aplastar el ascenso del movimiento popular urbano. Se enseña a la oficialidad el arte de la reconquista de una ciudad ocupada por "los revolucionarios" y sembrada de barricadas. Un primer “ ejercicio práctico” dejó ocho muertas y numerosos heridos en el cen tro de Bogotá, el 16 de marzo de 1919; luego son las Jornadas de pro testa contra la Tropical Olí Company las que dejan varios obreros muertos en Barrancabermeja, en el año 1927. La táctica se per-
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Sistema de Detenía. Tomado de la Revista Militar del Ejército, Nos. 202-203, abril-mayo, l t t l, Bogotá
fecclonó y en 1928 el general Cortés Vargas, glorioso "héroe de las bananeras” , siguiendo a la letra las instrucciones del Manual de Cam paña de Infantería, logra su máxima victoria: tomarse la plaza de Ciénaga, gracias a una sección de ametralladoras. Premiado por esta hazaña con la Jefatura de la Policía Nacional, se toma la Plaza de Bolívar el 7 de Junio de 1929, y al frente del Capitolio Nacional, dis persa a bala la manifestación estudiantil que darla el golpe de gracia a la hegemonía conservadora. 50
Simultáneamente la Revista Militar del Ministerio de Guerra se apresura en difundir entre la oficialidad un manual de operaciones militares urbanas: se Indican las reglas a seguir para reconquistar una ciudad tomada “por los revoltosos". Según las instrucciones, fuerzas combinadas de Infantería y de caballería, apoyadas por piezas de arti llería y secciones de ametralladoras, Integran el "plan de ataque'* y cuatro columnas penetran en la ciudad por sus cuatro costados y pro gresan hacia el centro. Instrucciones precisas indican cómo reducir las barricadas callejeras por medio de un movimiento envolvente, circu lando por los patios y techados. También se instruye sobre la táctica más aconsejada para copar la Plaza Mayor y el "Cuartel General de los revolucionarios", gracias al fuego cruzado de las Imprescindibles ametralladoras. Retomando las valiosas lecciones del aplastamiento de la Comuna de París en 1871, o de la comuna espartakista de Berlín en 1918, la oligarquía colombiana no se quedaba con los brazos cruzados: Impor taba sin tardar los ejemplares métodos franco-prusianos, para acallar el proletariado urbano insurgente.
A pesar del carácter letárgico de la ciudad, antes señalado, el pa norama hasta aquí esbozado del atraco generalizado contra las tierras rurales, se completa a la vuelta del siglo con una ofensiva de la especu lación urbana en algunas ciudades. Más tarde aquí, más temprano acá, el asalto contra las tierras agrícolas y la reconstrucción del latifundio agrario producen las condiciones económicas y las riquezas, que luego favorecen las inversiones en ciertos centros. Los mismos comerciantes Importadores-exportadores que acumulan ganancias con la economía primarla de exportación, adquieren capitales para invertir en propie dad urbana y convertirse en especuladores y rentistas urbanos. Se produce nuevamente una alianza de intereses económicos e Ideológicos; volvemos a encontrar un pacto entre la especulación monetaria y la Ideología del progreso, asociada ésta con la teoría del libre cambio y algunos postulados altruistas sacados del ideario de la masonería. Co rrelativamente, en una ciudad u otra, pero en forma diacrónica y de manera desigual, surge o toma impulso el concepto de especulación raíz y de renta urbana. Se ha señalado el papel pionero de alguno que otro inmigrante Entonces, observando el éxito de los empresarios foráneos en la especu lación raíz urbana, unos nativos adinerados no se quedan con los brazos cruzados; en la estela de los Inversionistas extranjeros, sin des deñar la plaza o la fanegada, irrumpen en la feria del metro cuadrado. En Bogotá es a raíz de la confiscación-expropiación de las propie dades religiosas urbanas, escondida detrás del Decreto de 1861, pro mulgando la desamortización de los bienes del clero, que se desata una ofensiva contra solares y construcciones. Son confiscados 1 128 predios, entre solares y edificios, en un momento que el censo predial indicaba 51
en la ciudad un total de 2.633 casas. Según Hernando Díaz Díaz, pro mediando “la iglesia era propietaria de un poco más del 20% de las propiedades existentes en Bogotá” . Desde luego en esta ciudad tendría mayor efecto dicha ley, más "sabanera” que nacional; con toda evi dencia habla sido Impulsada desde Bogotá, por circuios especuladores endógenos y en su beneficio lo ca l En cuanto a los que se bene fician de los remates en subasta pública, se distribuyen asi: ' Grupo toda]
! Negociantes | Artesanos
%
% inmuebles
% de s i valor
4 2 .7 26.4
6 1 .0
6 4 .4
15.4
1 2 .9
Especuladores que militaron activamente a favor de dicha ley, en seguida se benefician con ella y se apoderan de numerosas propiedades: terrenos, casas, edificios y tiendas, los cuales de inmediato se integran al mercado urbano raíz. Uno de los principales acaparadores es el mercader Medardo Rivas. apóstol del ‘‘libre cambio” , expoliador de resguardos y traficante de "tierras calientes" rústicas; no desdeña los Inmuebles urbanos de “ tierras frías" en Las Nieves o L a Candelaria. La familia Liévano, después de su éxito en la danza de los bonos de deuda pública y la feria de los baldíos, entra en el baile de los nego cios urbanos y realiza cerca de San Victorino una fructuosa operación, de la cual resultarla un barrio que todavía lleva su nombre. En Medtilín, los grandes mercaderes y mineros siguen el ejemplo del inversionista urbano británico Tyrell Moore, parcelando Villa Nue va. Los integrantes del clan Amador, inmigrantes cartageneros recién llegados, invierten una parte de sus ganancias mineras y agrícolas en la acumulación de predios urbanos y auspician los mecanismos y ope raciones urbanísticos que tienden en elevar su valor comercial: vías, acueductos, plaza de mercado de Guayaquil, residencias suntuarias, el edificio Carre, etc. Llama la atención el hecho que Carlos C. Amador, socio del italiano Malnero en la mina de El Zancudo, actúa en Medellin entre 1880 y 1910, siguiendo los pasos que indicaba éste en Cartagena; con sus múltiples especulaciones ralees urbanas, apoderándose de gran parte de la ciudad amurallada, "restaurándola” según su gusto, con cemento y hierro, y construyendo sus extravagantes palacios en már mol importado (ver el Capitulo n i ) . La especulación-tipo consiste en conseguir tierras rurales que co lindan con la traza urbana, auspiciar el aumento de la demanda y su valor comercial por medio de alguna obra, una vía, un acueducto, etc., y una vez reunidas estas condiciones, vender lotes. Asi operan los Amador hacia ei oriente, desde su hacienda de Mira flores situada en la salida a Santa Helena. “ Urbanlzadores" y constructores parcelan, venden lotes y construyen las casas en el barrio San Vicente. H ada el occidente agregan a la ciudad la parte baja que se llamarla Guayaquil, desde Carabobo hasta el rio y desde San Juan hasta la quebrada de 52
Santa Helena. Es decir, que Integrando a su perímetro unas cíen hec táreas, casi duplican el tamaño que tenia la ciudad hacia 1870. La plaza de mercado de Cisneros la diseña Charles Carre a solicitud de los Amador, al Igual que el edificio comercial de tres plantas que con servó su nombre. Se observa un trazado con manzanas rectangulares y vías de 16 metros entre paramentos. Carlos C. Amador, empresario multlfacétlco, dueño de minas, ha cendado latifundista, negociante importador-exportador, además de tiendas en el sector de Guayaquil, tiene sus almacenes de mercancías europeas en la calle del Comercio, nombre de moda en la ¿poca y que en Medellin era entonces la calle Palacé. En varias ciudades desaparece del lenguaje toponímico urbano el concepto de Calle Real, sustituido ahora por un calificativo más ajustado a su nuevo papel: la calle del Comercio. Es por lo general un eje saliendo de un costado de la plaza y sobre el cual se concentra, en doble hilera, la mayoría de los prin cipales almacenes mayoristas y de las casas exportadoras-Importa doras. Igual que Palacé en Medellin, ilustran este tendencia la calle décima en Chlqulnqulrá, la 23 en Manizales, la carrera séptima en Bogotá y la cuarta en Cali. Otros ejemplos de Calle del Comercio surgen en Buenaventura, Barranqullla, Quibdó, Palmlra y Bucaramanga, siempre caracterizada por tina extensión de varias cuadras, la hilera de edificios residenciales-comerciales con paramento continuo, y una si lueta marcada por la generalización de la construcción en dos plantas, llegando a veces hasta tres pisos. Paradójicamente, en varios pueblos nuevos de las cordilleras cafeteras, el eje comercial en busca de nobleza y de un ilusorio pasado, adopta el nombre algo pretensioso y anacró nico de Calle Real. Mientras tanto, José María Amador hace construir por Charles Carre un gigantesco -palacio" esquinero en La Playa, de tal lujo que, sin más, pasa luego a ser el Palacio Arzobispal. En cuanto a Carlos C. Amador hace edificar sobre planos del italiano Crosti otro famoso palacio en la esquina de la carrera de Palacé con la calle Ayacocho, en tres plantas, de cemento y ladrillo y con dimensiones tales que después de su muerte se convertirla en el mejor hotel de Medellin. Dicho palacio se llena con las extravagantes parafernalias decorativas, cristales, hierro forjado y mosaicos, pianos de cola, lámparas, tapetes, alfombras y cortinas, porcelanas, vajillas de plata, muebles de lujo, vitrales, espejos, bronces, estatuas seudo-antiguas en mármol, etc^ que su dueño traía de sus viajes a Europa. Las fotografías de los años diez muestran los salones atiborrados de muebles, mezclándose los rococós de múltiples orígenes, con lo cual dicho palacio más bien se parece a un almacén europeo de falsas antigüedades para turistas yanquis incultos, y al exuberante “bric a brac" de un museo de mal gusto. Quizá era émulo del ciudadano Kane de Orson Wells, por algo lo llamaban sus vecinos, socios y familiares "animal de das pies", “hombre de raquítica inteligencia" y "burro de oro1* . . . En Bucaramanga los Hermanos Reyes González (uno de ellos lla mado Eleuterlo Aereopajitas) acumulan una cantidad Impresionante 53
de predios, con los cuales comercian durante decenios, contribuyendo con sus especulaciones en el surgimiento de varios barrios, hoy cen trales o pericentrales. Nacido en Matanza en 1840, Reyes González Inicia hacia 1866 sus negocios de compra-venta en su pueblo natal, donde se casa en 1868 con una vecina que tenia catorce afios. Comprando a precio barato tierras y casas y vendiendo con buen beneficio acumula un pequeño capital, con el cual amplia sus negocios, practicando el préstamo usu rero sobre hipoteca, con lo cual no sólo crece su capital en dinero sino también su patrimonio en propiedades hipotecadas. En la década de los afios 70, agrega la compra-venta de casas en el pueblo de Matanza y también practica la permuta; consigue propiedades urbanas y cam bio de tierras agrícolas en producción, fincas cafeteras, o viceversa. Ampliando su radio de acción compra dos almacenes en la plaza de su pueolo, se vuelve comerciante y también Inicia compras en Pledecuesta y Bucaramanga. Hacia 1875-1880 el mercader y prestamista realiza varias operaciones de compra-venta de grandes haciendas de las cuales una de ellas medida más tarde resultarla con una extensión de unas 50.000 hectáreas, lo cual no es nada coman en estas reglones de San tander. Reyes se beneficia del auge de la quina en los afios 1877-1881, no sólo como productor sino también como comprador, transportador hacia el Magdalena con sus propias recuas y como vendedor exportador. Funda en 1882 su sociedad comercial en compañía con dos her manos y compra en Bucaramanga un almacén y dos tiendas, desde luego en la Calle del Comercio y a tres cuadras de la plaza en donde, tanto él como sus socios, ya tienen casas, varias de ellas compradas al comerciante Wilhem Schrader. Entonces Bucaramanga se encontraba estimulada y dominada, desde afios atrás, por la presencia de una dinámica colonia de Inmigrantes alemanes; agricultores y comercian tes, manejaban los hilos de la vida política y económica de la región. Esa situación suscita en 1879 una sangrienta protesta chauvinista local y varios alemanes abandonan la ciudad; quizá de esta situación se hayan beneficiado los hermanos González, comprando de ganga alma cenes y casas de los comerciantes extranjeros. La ciudad experimen taba un empuje, con el cual dejarla atrás a Pamplona, San Gil, So corro y Cúcuta. Reflejo de su éxito: pasarla de unos 10.000 habitantes en 1870 a 20.000 en 1896, mientras en el mismo periodo Socorro redu ela su población de 16.000 a 11.000 habitantes, y Cúcuta, muy afectada por el temblor de 1875, no pasaba de 15.000. La Compañía Reyes Gon zález y Hermanos tenia entonces sucursales en Rlonegro, Cúcuta y Pamplona, además de sus seis haciendas en Bucaramanga, Rlonegro y Girón, en las cuales se combinaba el cultivo del café con los pastos y los frutales. El historiador David Johnson realizó en los archivos notariales un seguimiento de los negocios de compra-venta de los hermanos Gon zález, en Bucaramanga. Con un muestreo sobre 19 afios, entre 1886 y 1905, y solamente en la notarla primera, comprueba que se registra
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Plano topográfico de Bucaramanga, comlenxoi del siglo X X
ron 171 documentos de compra y 152 documentos de ventas por la Compañía, concernientes a tierras rurales, urbanas, fincas, solares, casas y edificios. Su estudio evidencia cómo en la estela de la prospe ridad, provocada por la actividad de la colonia extranjera (Keller, Koppel, Ogliastrl, Minios Breuer, Clausen, Schloss, Schrader, Mecke, Cortlssoz, Norwood, Qoelkel, son algunos de ellos), un especulador na tivo muy sagaz combina los negocios rurales y urbanos, Invlrtlendo en forma pendular. Dice al propósito: Con su recién adquirida riqueza, acumulada gracias a la quina y al café, procedió inmediatamente a adquirir casas y almacenes en el corazón del dis trito comercial de Bucaramanga De hecho, entre 1881 y 1883 sus adquisiciones se limitaron exclusivamente a propiedades en las primeras tres cuadras de la 55
Plano topográfico de P a ito, comienzos del siglo X X
Calle del Comercio, al oriente de la plaza principal. Entre 1884 y 1886 se expandió hacia el oriente y se dedicó a comprar propiedades entre la cuarta y la octava cuadra A partir de 1884 comenzó a adquirir propiedades en otros barrios, tales como la Filadelfia, Charco Largo, El Volante, Payacua y Ca becera del Llano Tam bién los González negocian lotes y casas en San M ateo y Santa Rosa, es decir, que dejan de especular en la zona comercial y operan en áreas de expansión de la vivienda. En San Mateo compran primero una cuadra completa sin construir y luego otros predios a le daños; en 1889 son socios mayorltarios de la compañía anónim a que se form a para la construcción de la Casa de Mercado de Bucaramanga, y Reyes es nombrado gerente, además de ser dueño de los terrenos escogidos para el mercado público; según parece, fue un excelente ne gocio tal como ocurrió en los mismos años en Cartagena, M edellln y otras ciudades en Iguales condiciones. Luego especulan hasta 1904 en el sector San Mateo, Quebrada Seca y Santa Rosa, lo mismo que seis cuadras al sur, en la zona de Charco Largo. Y añade Johnson: No sería exagerado indicar que el desarrollo del centro de Bucaramanga, hasta llegar a ser lo que es hoy, fue el resultado de las actividades de Reyes González hermanosLlegando a 1903, y a pesar de supuestos traumas sociales, los G on zález no parecen haber sido afectados por los tres años de guerra: tienen una posición más próspera que nunca. Además de las seis ha56
clendas eran propietarios de 9 almacenes, de los cuales cinco estaban en las cuatro primeras cuadras de la Calle del Comercio y tres más a dos cuadras hacia el norte, a proximidad del nuevo mercado del barrio San Mateo. Además de sus residencias personales en la ciudad, los hermanos eran también dueños de 17 casas y varios predios sin construir. Igualm ente manejaban múltiples negocios, como siempre sucede con este tipo de personajes; bien sean Lengerke, Tyreli Moore, Mainero o Rivas, los Llévano o los Amador. Serán contratistas del es tanco de aguardiente en varios municipios de la reglón y consiguen otro contrato para el derecho de degüello en varias provincias santandereanas. Administraban la recolección de aranceles en Cúcuta y los 57
peajes entre la ciudad y el rio Magdalena. Tam bién fueron contratistas para abrir caminos, que no podían sino atravesar sus haciendas. Gobernador de la reglón en 1888, Reyes es secretarlo de hacienda de Santander en 1898. Sin haber nunca disparado un tiro es nombrado general en 1901 y muere en 1905, más ducho en usura, intereses de mora e hipotecas, que en táctica m ilitar. Para concluir, en todos estos casos, contrastando con el panorama general de estancamiento urbano, los especulaciones y las Inversiones prefiguran la próxim a reanimación de la economía urbana.
Con la extinción del régimen político de L a Coionta, no concluye "lo colonial" en la estética urbana; vuelto tradición, perdura tanto en las menies ue los seres como en sus obras: en la sicología, las eostumores y la cultura. Lo anterior se verifica con lu persistencia, atirante todo el siglo X iX , de las tradiciones uroanisucas y ae ios patrones arquitectónicos heredados del colonialismo hispánico, u e tal manera que después de la Independencia, y mientras en el seno de ia sociedad se van gestando lentam ente las condiciones exigidos para los cambios territoriales, urbanísticos y arquitectónicos, los modelos espaciales coloniales conservan su vigencia y se mantienen intactos; desaparecido su soporte económico y social, derrumbaua su legitim a ción política, subsiste su Ideología y siguen reproduciéndose mecáni camente durante casi un siglo, aunque en form a un tanto arcaica. Por lo tanto, y paradójicamente, es hacia 1850 que se consiguieron los más precisos retratos — bien sea escritos o dibujados— referidos a pueblos y ciudades del periodo colonial espaflol. Motilen y Hamilton, Gosselman y Lemolnc, luego Holton y Mark, y más tarde Andre y S affray, Hettner, Rothllsberger y Brlsson atraviesan unos silenciosos poblados petrificados en el posado, en donde las mismas casas repe lladas con cal pueden tener un año o un siglo: unos pueblos donde todo les parece "colonial". Buga y Tuluá son para ellos Igualmente "coloniales" y no distinguen en su breve escala que una lleva tres cientos afios de vida, mientras la otra apenas se está cristalizando, y la Cali que describe Molllen en 1823, no difiere de la misma ciudad vista por Holton en 1853 o por Brlsson en 1891. En 1823 el minerálogo francés Gaspard Molllen recorre varios pueblos boyacenses cuyos habitantes, a pesar de siglos bajo el yugo espaflol, siguen tenazmente aferrados a sus costumbres y a sus mode los de vivienda: Las chozas en que viven esos Infelices son de proporciones muy reducidas; algunas son redondas, idénticas a las que tenían antes de la conquista. Bus observaciones permiten comprobar en varios lugares las es tragos del empuje mestizo y su papel corrosivo, acelerando la des trucción cultural de loa últimos focos de resistencia pacifica aborigen. 58
En el camino de Bogotá a Tunja comenta: Se acusa a los indios de añorar su antiguo régimen; puede ser, porque antes no se permitía a ningún blanco establecerse en sus tierras, mientras que hoy ven sus territorios invadidos por una serle de hombres rapaces. Esta reunión íorzndn alimenta en todas estas aldeas una antipatía irreductible y una gran enemistad. Y posando por Natagalm a observa: Esta aldehuela es muy misera, y no me explico por qué siguen dándole el nombre de pueblo de indios, pues son muy pocos los indígenas que hay en ella' casi toda la población está constituida por mestizos. O tro via jero y diplomático, Cari Oosselman, oficial de la armada, h ijo de un arm ador y comerciante de Estocolmo, recorre el continente prospectando mercados, por cuenta del gobierno de Suecia. Observador agudo del país, registra con precisión sus recursos naturales y hu manos; caracteriza en form a muy acertada el proceso demográfico hacia 1830-1840, subrayando el estancamiento urbano, lo cual contras ta con un am plio desenvolvimiento territorial de la población rural dispersa: La mayoría de los habitantes viven en pequeños pueblos y casas aislados, especialmente a lo largo de los ríos, pues las ciudades son tan pocas como pequeñas, con excepción de la capital. Por consiguiente Bogotá tiene 40.000 habitantes, Cartagena 10.000, Popoyán 8.000, Medcllin 7.000, Panamá 3.000. En esa época los censos de la Nueva Granada Indicaban una población In ferior a 2.000.000 de habitantes. Esta cifra significa que tres siglos después de la invasión española, la población del país estaba aún In ferior n la aborigen de principios del siglo X V I. L a red de ciudades apenas agrupaba un 10% de este total, mientras el 90% de la población estaba radicada en Jos campos. Estas proporciones quedarían sin variación notable durante varios decenios y sólo a principios del siglo X X se modifican, Indicando una tendencia hacia el aumento de la población urbana. N o obstante, a escala nacional ésta va creclento en forma regular y lenta, siendo que en el censo nacional de población del año 1938 no pasaba de menos del 29% de la población del país, mientras la masa rural superaba el 71%. El siguiente Cuadro ilustra la progresión de la población en algu nos centros urbanos principales: E V O L U C IO N
D E M O G R A F IC A ,
IU I - 1 9 »
ItE D 1)R U A N A M A Y O R C iu d a d
Bogotá M edcllin Barranqullla Cartagena Mnnizalcs P aito
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2 0 049
40
883
8 4 .7 2 3 7
1 2 1 .2 5 7
325 658
1 3 .7 6 5
19 7 0 6
37 2377
7 1 .0 0 4
1 4 3 .0 5 2
0 .1 1 4
1 1 .5 0 8
10 0 8 2
4 8 .0 0 7
1 5 0 .3 0 5
0 800
8 .6 0 3
2 .8 0 0
1 0 .5 0 2
8 .1 3 8
1 0 .0 4 0
80 000
0 081? 14 6 0 3 -
-
-
-
3 0 .0 3 2 7
7 2 .7 6 7
3 4 .7 2 0
5 0 .0 2 5
2 7 .7 6 0 7
2 7 .5 7 4
{
-
Continúa
59
Continuación EVOLUCION DEMOGRAFICA, 1881 - 1938 RED URBANA M AYOR Ciudad
1831
11848 7 182 8 000 2.030 ■ fie lva 7.718 I Cúcuta 5 741 1 Bucaramanga 10 008 1 Socorro 15.015 Cali Ibagué Palmira Montería
1870
12.743 10.346 12 300 3.151 8 332 9.226 11 255 16 048
1873
1SM
1913
15 313 20.314 11.5187
27.7477 24 603? 24 312? 21.521? 21 852? 20 364 19.735? 11.427?
4 542
1938
88 366 [ 27 448 21.235 12 804 16 927 1 37 323 41.714 7 801
FUENTE. Jorga Orlando Malo. (?) C ifra dudosa. N O T A S : 1 Se reproducá aquí e l cuadro da la Rucarla Económ ica da Colom bia, con 3 columna*, al cual m agregó la última, con la* cifra* d el censa d e 1038. 3. Solam ente a partir da 1038 se disgrega la población total municipal, separando la masa rural da la población urbana radicada en la cabecera. P o r lo tanto, sólo la última columna s e refiera a la estricta población d e loe centro* En las cinco prim eros columnas no hay homogeneidad, algunas cifras indican la población urbana, m ientra* otras englo ben la municipal 3. P o r lo tanto alguna* cifras, m uy dudosa*, se seóalan asi. 4. Igual que otros anteriores o posteriores, e l censo padeció varios avates La L e y 8 d e ISO* fu e la que determ inó e l censo de IDOS Dice en su articu lo 7: "E n cada municipio se anotara por «aparado, según origen, sexos, edades, estados, e t c , loa Individuo* atacado* da elefancía comprobada, lo* ciegos, los pobre* da solem nidad." Para a l canso d e 1913, el D ecreto 813 d e HUI considera I* división "ta n to en lo urbano como en lo rural” El siguiente (10231 *1 bien aplaza la facha d el empadronamiento, reitera "car. la fija ció n clara y precisa d e la parte urbana y la parte rural” . E l D ecreto 1123 posterga una vez móa e l censo y lo reduce al "tota l d e ham bre* y m ujeres d el muni cip io" (Censa da la República d e Colombia, levantado e l 5 de m arzo da 1913, Impronta Racional. Bogotá, 1912). Agregam os qu e d e n alias después d e la Independencia asta canso sigue usando categorías m uy coloniales. Ono da los Cuadros Indica para cada departamento las rasas, asi blancos, negros. Indios, mezclados. O tro Cuadro llam a " Ir r e ductibles" a los em bera, leuna y noanama d el Chocó Tu vieron suerte, pues en Juradó. Sibundoy, Grabó. Coqueta y Vaupés, se clasifican los aborígenes com o "salvajes".
Este Cuadro, en form a general registra el m alla]e “ prim arlo", com puesto por los centros, que en el afio 1912 eran a la vez capitales de departamentos y mayores de diez m il habitantes. Pero se debe comple tar por el cuadro de la red secundaria, compuesta por una multitud de centros subreglonales y epicentros de comarcas, con una población fluctuando entre 2.000 y 10.000 habitantes. Este Cuadro se presenta asi en el censo nacional del afio 1938: PO B L A C IO N URBANA. 1938 RED U R B A N A SECU N DARIA V M A LI.A JE C O M A R C A L 1 Ciudad
Antloqula Barbosa MarinUla Puerto Berilo Rlonegro Sonsón l Urrao
60
Rabttaatr*
3.810 1.740 3.591 5.487 3.678 8.984 3.707
Ciudad
Ciénaga Rio hacha Tenerife Valledupar Barbacoas Tumaco Ocafia
Rah Manir*
2 783 5 651 1 810 3 339 3 789 9.671 9.937
PO B L A C IO N U R B A N A . 191* RE D U R B A N A SE CU N D AR IA T M A L U J E COM ARCAL
Chufad
H a bltu itM
Cáceres, Rem edios y Zaragoza no alcanzaban el m ínim o requerido. Soledad 11.500 Lorlca 6.140 M om pox 6.694 Slncelejo 11.014 T a n ja 16.597 Chlqulnqulrá 6 998 Sogamoso 5.216 Anserm a 5.458 A rm enla 29.673 Calarcá 7.453 5 965 L a Dorada P erelra 30 762 R í osudo 5.801 Supla 2.035 18.292 Popayán 4.421 Santander Pusagasugá 4 866 G lrardot 22.557 Zlpaqulrá 6.955 25.113 San ta M arta
Ciudad
Pamplona Barlchara Barrancabermeja Charalá Girón Pledecuesta San Gil Vélez Honda Líbano Mariquita Buenaventura Buga Cartago Sevilla TuluA Trujillo Tumbo Qulbdó Condoto Istmina Vlllavlcencio Florencia
R a ftttu tM
13.128 2.474 9.307 2.479 2.134 6.974 7.811 2.996 12.424 7.650 3.817 14.515 19.595 14.750 10.450 12.017 2 486 2 471 5.278 1.558 1.601 6.074 4.164
El letargo demográfico, la quietad social y una absoluta "calma ch ich a" en m ateria de urbanismo y arquitectura, se apoderan de mu chas veteranas ciudades Indianas durante la mayor parte del siglo X IX . Este fenómeno general nos Indica, además de su falta de dina mismo, su carenclt de marcadas contradicciones y estas últimas se desplazaron en la geografía, germinaron en otros lugares, en donde crecieron al calor de los conflictos sociales. Es en el espado rural, que se hizo el punto vital de esta conquista campesina, en las tierras de coionlzadón, donde cristalizan las contradicciones, y luego se dan en su producto urbano. Contrastando con la paz que reina en las viejas ciudades indianas, la génesis de las nuevas experimenta un parto muy con flictivo; las pugnas sodales acompañan el nacimiento de Manlzales, Perelra, Salamlna, Aranzazu, Salento, Armenla, Calarcá, Sevilla y Calcedonia. P o r otra parte, durante todo el transcurso del siglo X IX sigue el fraccionamiento administrativo territorial, heredado del sistema espa ñol y el archipiélago de reglones Inconectas. Estos son los rasgos domi61
Curva dem ográfica nacional, 1770-1973. fuente D A Ñ E
nantes de la fisonomía geofísica-política y económica que presenta la formación espacial del pala: persistencia tardía de rezagos con un marcado sabor feudal. No obstante, con el transcurso del tiempo, articulado al proceso agrario y actuando en las laderas, opera una readecuación completa de la red urbana del país. Esta renovación expresa la crisis que afecta las antiguas estructuras urbanas; éstas, en varias reglones, se apo yaban sobre un sistema de relaciones laborales ya caduco o en mar cada descomposición Un buen ejemplo lo constituyen las reglones en 62
Plano dn Tunjo, 190?
las cuales vemos la ciudad como polo central de una comarca rural en la que predomina aún la hacienda señorial esclavista. Entonces esta renovación del parque urbano tiende hacia un reajuste: adecúa unas nuevas relaciones de producción con el empuje de las fuerzas productivas, que se manifiestan en el agro. El letargo urbano del siglo X IX no afecta en Igual forma a las ciudades indianas que nos legó la colonia española. Con toda eviden cia son muy vulnerables las primeras ciudades de conquista de los siglos X V I y X V II, las supuestas “ nobles ciudades de españoles", con63
virtiéndose algunas de ellas en verdaderos cad&veres urbanos. Por el contrario, con mayor flexibilidad y capacidad de adaptación resisten mejor a la crisis del siglo X IX las “villas de vecinos libres” , que sur gieron en el transcurso del siglo X V III, y el X IX afecta más a Pam plona y Ocaña que a Cúcuta. Algunos datos censales Indican la lenta trayectoria demográfica de Cúcuta, a lo largo de sus dos primeros siglos de existencia: ASo
1733 1793 1817 1851 1870 1896 1912 1938
Habitantes
135 1 400, declarada Villa de 8an José de Guaslmal. 2 295 5.741 9 226 15.313 20.364 37.323
En esta misma reglón del oriente la fosilización urbana es más notable en Girón que en Bucaramanga; más evidente en Tunja que en Socorro y San GIL En el sur del país un fenómeno comparable afecta más a Popayán que a Cali, golpea a Buga, Toro y Caloto más que a Tuluá y Palmlra. Igual constatación se puede hacer en el occidente del país, obser vando el temprano estancamiento de Santa Fe de Antioquia y el des calabro de Arma, comparados con la relativa dinámica beneficiando a Rlonegro y Medellm No obstante, tomando como ejemplo a esta última, vemos cómo a lo largo del siglo X IX presenta una tendencia de crecimiento sumamente lenta, y que poco difiere del ritmo registrado en épocas anteriores:
Los datos “municipales” Indican que durante este largo periodo la ciudad crece con una tasa que nunca pasa del 1% anual. Además la población dispersa del entorno Inmediato es siempre superior a la masa nucleada: en 1905 es de 31.055 habitantes. 64
Este último periodo indica el paso a una tasa del 2% anual, pero la masa de población rural sigue alta, con 28 760 habitantes. Luego se rompe este equilibrio, cuando a partir de 1918 la ciudad crece con un ritm o superando el 3 # anual. El siglo X I X será el de la sustitución gradual del modelo español por un nuevo modo de poblamlento territorial expansivo y productor de excedentes exportables, por el surgimiento de tipos genulnos de poblados v ciudades, la conformación de nuevas unidades laborales y territoriales de producción, como la plantación; de gestión, como son las comarcas y las subreglones, con sus respectivos mallajes urbanos; la aniquilación correlativa del sistema urbano heredado del siglo X V III, la modernización progresiva de los modos de transporte y la renovación de los sistemas de comunicaciones Por fin penetra una arauitectura europea de tecnología novedosa, basada en el uso prefe rencia! de costosos materiales de construcción modernos e Importados, principalmente el hierro, el cemento, la hojalata, el zinc y el vidrio. A principios de nuestro siglo, todos estos fenómenos se expresan claramente en la geografía y la van modelando en forma ya muy visible. Los consideramos como la manifestación física, en el espacio, de un pudiente desarrollo de las fuerzas productivas; Ilustran el paso de una formación espacial a otra. Por otra parte, es preciso recalcar cómo este nuevo modelo espacial es la negación rotunda del modelo anterior, ya vuelto arcaico; expresa las exigencias económicoterritoriales de las potencias que lograron desalojar a la monarquía española, destacándose la hegemonía conseguida por el capitalismo industrial y mercantil británico. Además, tal proceso de sustitución se apoya sobre un aparato Jurídico, respaldando estas exigencias y legitimándose en la ideología del libre cambio. Convenios y leyes se vuelven instrumentos y motores de los cambios espaciales. El tratado de Libre Navegación, Amistad y Comercio con Inglaterra será herramienta decisiva de las transforma ciones técnicas en transportes y comunicaciones, marítimas, fluviales y férreas; auspicia en pocos años la modernización tecnológica de la minería del oro. También Incide, lo mismo que los préstamos ante riores de los bancos Ingleses, en el desarrollo de la agro-economia de exportación y en el empuje de la producción tabacalera, por ejemplo Pero la agricultura de exportación implica el paso de la soñolienta hacienda a la pujante plantación, fenómeno que a su vez exige una doble liberación: la circulación comercial de las tierras y la movilidad de una mano de obra asalariada "libre", y desde luego su reconcen tración en nuevos tipos de asentamientos. Contrasta la escasez y la petrificación del transporte durante los tres siglos de ocupación española, con la multiplicación de los medios y líneas de comunicaciones que entran en servicio entre 1880 y 1930, en sólo cincuenta años. Este contraste lleva a una serie de interrogan tes: ¿Por qué se circula tanto? ¿Quién circula? ¿Qué se transporta? ¿De dónde y hada dónde? ¿Cuál es el estimulo a la circulación y a la dlverslflcaclón de las redes y medios de transporte? 63
Hay que retroceder en el tiempo: las Instituciones coloniales, administrativas, tributarlas y laborales buscaban — y a veces en forma obsesiva— la absoluta fijación de la población. La Interdicción de doble residencia al conquistador es un ejemplo; otro es la nuclearlzaclón aborigen en los "pueblos de Indios", la concentración hacendera y doctrlnern en reales de minas se ve constantemente contrariada por la huida de los esclavos. El capit&n Antonio de La Torre dedica varios años, hacia 1770, en tratar de reunir la población rural de la costa en pueblos de "vecinos Ubres" sedentarios. Todas estas medidas no esti mulan el movimiento y la circulación sino, que al contrario, fomentan la sedentarlzaclón y un total inmovlllsmo territorial. Lógicamente, después de la Independencia se manifiesta una con tradicción entre la dln&mlca social y la necesidad de expansión de las fuerzas productivas, por una parte, y por otra la traba del lnmoviUsmo territorial; muy rápidamente se pasa de la prohibición de circu lación a su Incentivo. Es por medio de la libertad de circulación — a veces vuelta obligación— que opera entre 1830 y 1030, más o menos, una prodigiosa dilatación del territorio nacional "ú til": se decupla en un siglo el espacio del poblamlento colonial español. Hacia 1850 se manifiesta, en forma creciente, una contradicción entre el empuje demográfico y la estrechez de las tierras disponibles en el territorio de producción. Su exigüidad frente a la demanda, la persistencia del anticuado sistema latifundista de tenencia de las tie rras, lo mismo que de las viejas relaciones laborales serviles, here dadas de la Colonia, exigen unos cambios. Esta contradicción entre pujanza de fuerzas productivas nuevas enfrentadas a relaciones viejas, se resuelve parcialmente con la colonización popular de nuevas tierras: las laderas de vertientes de las tres cordilleras. Son flujos humanos circulando libremente, aquellos que producen esta dilatación del espacio agrario nacional. Flujos trashumantes de migraciones y éxodos, auspiciados por el hambre y la pobreza, con flictos armados muy a menudo, por los mismos excedentes demográ ficos y favorecidos por las políticas estatales y las mismas leyes, como son: —Leyes tendientes a la división de los resguardos. —Ley de manumisión. —Política de fomento tabacalero. —Tráfico de los bonos de deuda pública. —Ley de Tuición, llamada "de manos muertas". —Leyes sobre sociedades comerciales agrícolas, a partir del código de 1873. —Leyes sobre adjudicación de tierras baldías de la nación. —Política de concesiones para plantaciones destinadas a la agri cultura de exportación. No sobra decir que en varias oportunidades la Ley sanciona un propósito, pero concluye, en la vida real, con un desenlace diametralmente opuesto a las motivaciones que la suscitaron. 66
En otras palabras, llegando a la mitad del siglo X IX , tanto las parcialidades como la esclavldad, y más que todo la propiedad agraria latifundista — tierras realengas vueltas baldíos del Estado, propieda des privadas o de la Iglesia— entran en contradicción con el desenvol vimiento demográfico y se convierten en obstáculo al desarrollo de la agricultura de exportación, Implícita en la Ideología del libre cambio y en los consiguientes convenios de "Libre Navegación, Amistad y Comercio". En este contexto surgen hacia 1850-1870 los Instrumentos Jurídicos adecuados, las leyes sobre manumisión, sobre resguardos, sobre baldíos, sobre la confiscación de los latifundios del clero y sobre las sociedades comerciales y agrícolas; terminando todo este proceso por una am pliación enorme del territorio nacional productivo, un Inmenso poblamiento rural disperso y un relativo estancamiento de la demografía urbana. Hacia 1880-1010, más o menos a nivel nacional, la población urbana no pasa del 10 o del 20%, mientras la rural supera el 80% del total. Estas cifras significan que terminando el siglo X IX , la relación entre la producción agrícola y el consumo urbano es más o menos la siguiente; de cada diez personas radicadas en los campos, entre ocho y nueve son campesinos ofreciendo sus productos a uno n dos consumidores urbanos. /Qué significan estas cifras? Primero, la abundancia de la oferta An relación con la escasez de la demanda, lo cual se reflela en los npArins muv balos, tanto de la producción agrícola como de los ali mentes pn los mercados urbanos. Muy dlclentes son al respecto los grabados v primeras fotografías de esa época. Nos muestran una gran concentración de campesinos en las plazas públicas compitiendo para vender sus productos a un reducido número de consumidores. Segundo, nup la parte más dinámica del campesinado va a sortear esta estrechez del mercadeo doméstico, buscando la di versificación productiva para poder acceder a otros mercados. Ahí se perfila un incentivo a la agri cultura de exportación, a la especlalizaclón por medio del cacao, del tabaco, del café, del fique y del algodón. Ahora bien, este periodo que se inicia hacia 1810-1820 v concluye hacia 1930 está Interferido por violentos conflictos clasistas, las lla madas guerras civiles; se traducen en píllale, expoliaciones, despojos, migraciones y éxodos, los cuales tienen un doble efecto contradictorio. Bien sea bajo el régimen de la libra esterlina, o al final bajo los dic tados del dólar, en ciertas reglones provocan un vacio demográfico y el consiguiente estancamiento productivo, pero en otras llegan mi grantes y un amplio abanico de conflictos de clases se convierte en el motor del desenvolvimiento territorial. Es decir, que tanto la inesta bilidad como la Inseguridad se encuentran en el origen del movimiento de colonización. Suscitan unos fuertes corrientes migratorias, las cua les se dirigen hacia las montadas, las cordilleras, o sea a los baldíos de vertientes. A principios del siglo, estas nuevas tierras de producción, 67
principalmente por medios de los desmontes de colonización popular espontánea y solidarla, se Integran a la economía de exportación con prioridad en el monocultivo del café. La colonización familiar en parcelas de auto-subsistencia, o de inicial economía doméstica, provoca un Incremento prodigioso de la densidad del hábitat rural y desde luego del conjunto de la población del campo, como hemos dicho. Pero cuando la producción familiar logra obtener un excedente en relación con el consumo, surgen unos mercados agrícolas que se vuelven motores de la génesis de nuevas aldeas, villorrios, “cruceros'’ o poblados, pequeños centros comerciales, polos regionales, etc. Son ciudades de un malla] e actuando como res puesta a las exigencias económicas y directamente Impulsadas por ellas. Asi, que el sistema urbano central —Puerto Berrio, La Dorada, Glrardot, Cúcuta, Bucaramanga, Tuluá, Sevilla y Calcedonia, Manlzales, Peretra, Armenla, Calarcá— surge o se consolida como adecuada respuesta a los imperativos comerciales de la economía cafetera de exportación. Algunos centros del periodo anterior, de muy bajo dinamismo en los primeros años de la República, logran adaptarse y se revltalizan Integrándose a la economía cafetera, gracias a su ubicación en la red de comunicaciones, y hasta consiguen una reactivación perdura ble: con situaciones muy distintas, pero todas Ilustrativas de este fenómeno son Rlonegro (Antloqula), Sonsón, Fredonia, Mariquita, Cunday, Fusagasugá y Chaparral.
Considerada desde la perspectiva que corresponde al objetivo de nuestras indagaciones, la colonización de las tierras vírgenes se con vierte en el fenómeno espacial y social más Importante de la historia del país, desde la Independencia hasta la Segunda Guerra Mundial. En este gran movimiento popular de conquista pacifica se Juntan y se suman, en distintos momentos y lugares, las olas multitudinarias del campesinado mestizo, las variadas corrientes aborígenes y el nu meroso proletariado negro de las antiguas zonas de poblamlenlo y economía esclavistas. Y en no pocos casos, fusionan los tres compo nentes étnicos bajo las prácticas sociales del mismo proceso de tra bajo en las selvas Inhóspitas, hasta generar el embrión de una nueva sociedad agraria. Por otra parte, la gesta de este campesinado Incre menta prodigiosamente la superficie de las tierras cultivadas, dilatan do considerablemente el país rural en producción, hasta convertirlo luego en una nación que se hace presente en los mercados mundiales. Además, de la fase rural de la colonización van surgiendo cantidades de aldeas, luego burgos y finalmente ciudades populosas y complejas, y van trastornando por completo el sistema urbano heredado de la colonia española. En la etapa terminal de este ciclo, llegan hasta con figurar la nueva red urbana básica del país, hoy vigente. 68
La colonización se habla originado en varias reglones, bien sea por la mediocridad de los suelos, la escasez de las tierras disponibles, o las restricciones Impuestas por el régimen concentrado de tenencia de la propiedad. Asi se Iba produciendo un desequilibrio profundo y creciente entre las tierras y su demografía y este divorcio provoca la expulsión y migración del excedente de población, en todas las zonas que padecen esta desigualdad. Por eso, más que de una determinada reglón, la colonización procede de un sector social especifico: el cam pesinado sin tierras propias o suficientes, el cual existía en numerosas regiones. Con lo anterior se verifican el carácter eminentemente cla sista y la magnitud nacional de la gran gesta popular. Vista desde el enfoque de las luchas sociales agrarias, la epopeya colonizadora del campesinado sin tierras surge para enfrentar y de tener la expansión del latifundlsmo, en la cual estaba empeñada la oligarquía de la República. Es más, con la colonización popular rom piendo el latifundio, va surgiendo en el agro un nuevo tipo de cam pesinado construyendo una conciencia nacional, de la cual carecía la clase dirigente. De esa manera se presenta ahora una situación paté tica en extremo, y es que mientras el mundo del trabajo va “ haciendo país”, la oligarquía y su Estado lo van dilapidando o vendiendo a pedazos a los "nuevos conquistadores” recién llegados; mientras la epopeya agreste de las multitudes campesinas va ensanchando el país "útil", un sector social mercenario y corrupto va reduciendo siempre más el espacio de la soberanía nacional. Durante décadas perdura este divorcio: el proletariado rural ampliando la nación, y los gober nantes ofreciéndolo al mejor postor. Hacia 1830 los hacheros antloqueflos están desmontando selvas y fundando a Fredonla; entre tanto, en Bogotá, unos "próceres” sugieren poner el país bajo protectorado de la monarquía francesa, Igual que Argelia. Mientras miles de traba jadores descuajan montes en el Qulndio y fundan Manlzales, Villa María y Líbano, en el palacio se habla de nada menos que anexar Colombia a los Estados Unidos; en 1903, en el mismo momento que unos colonos flnqueros celebran su victoria agraria fundanao a Se villa, otros en Washington, y por unos dólares, entregan el brazo del país, sin el cual se queda mocho. Podríamos seguir hasta los años 30 con este Juego pendular de dos grupos sociales con Intereses contra puestos: uno Internado en las profundidades del país y otro consi derándolo con desdén y mirando hacia afuera. Obviamente, el proceso aquí esquematizado no podía ser particu larmente Idílico. La guerra antlcolonlallsta Iniciada en 1810 bajo los estímulos del Imperio británico, desemboca de inmediato en unas guerras domésticas y de carácter “feudal", entre fracciones (y hasta familias) de la oligarquía republicana, que sólo finalizan en 1903 en virtud de una decisión tomada en Washington por Teodoro Roosevelt. Asi culminan casi cien años de contiendas, haciendo del siglo X IX un periodo de guerras, de desorden y de la Incapacidad de la clase 69
dirigente. Es preciso señalar la magnitud de este factor perturbador, cuando se analizan los resultados y los alcances de la colonización de los baldíos de vertientes. Este primer ciclo de la colonización agraria popular, tendría en las tres cordilleras un epilogo particularmente trágico. De hecho, se inicia esta pacifica conquista interior en un ambiente cargado de continuas guerras civiles regionales, de combates, movimientos de tro pas, despojos, atropellos y destrucciones, incentivando las corrientes de fugas y las migraciones “ de entrada". La gesta campesina con cluye en 1950 con una derrota, ahogada en el baño de sangre de una prolongada guerra agraria generalizada, por medio de multitudinarios éxodos “de salida”. En esencia, esta guerra social corresponde a una ofensiva contra el campesinado trabajador: la llevan a cabo sus adver sarios de clase, para “recuperar” las ricas zonas agropecuarias resul tantes de su trabajo. Una guerra agraria calificada por Laureano Gó mez como “de reconquista” , pero más de reconquista económica que política.
Este poderoso movimiento de poblamlento de la colonización de baldíos se puede dividir en dos fases principales: la primera, anterior al impulso de la economía cafetera de exportación, es decir, más o menos desde la Independencia hasta 1880-1900. En tierras calientes (la costa, valle del Magdalena y Valle del Cauca) se auspicia la siem bra del cacao o del tabaco, mientras en tierras templadas se da un gran auge a la producción de víveres de consumo doméstico y de la siembra de pastos para la ganadería extensiva de carne. La segunda fase se caracteriza por la generalización del cafeto en las vertientes que se benefician con un clima óptimo. Esta tendencia toma impulso después de la Guerra de los Mil Dias, con un marcado “ cambio de órbita" del país, cuando el centro mundial del comercio del grano se radica en Nueva York. Se acentúa, con la apertura del Canal de Panamá, la adecuación portuaria de los muelles de Buenaventura y Barranqullla, lo cual a su vez favorece un salto y el primer auge exportador cafetero de los años 1920-1925. En cuanto a modalidades y agentes sociales, estas limitadas inda gaciones, sin embargo, permiten establecer tres categorías principales de acciones y motivaciones: 1. La colonización popular, individual o colectiva, por parte de campesinos sin tierras propias, con sencillas miras de supervivencia en su principio, eminentemente solidarla. 2. La colonización especulativa de compañías de comerciantes urbanos, agentes importadores-exportadores, latifundistas y tenedores de bonos, etc., modalidad que se caracteriza por su marcado mercan tilismo y fines meramente económicos. 3. La colonización estatal, con intervención oficial o institucional y con motivaciones esencialmente políticas; reformista por esencia actúa en un marco legal y administrativo apoyada en leyes. 70
Resumiendo, el fenómeno general de la colonización no se puede considerar globalmente, en forma abstracta, sino analizado en su mul tiplicidad y teniendo en cuenta: a) Por lo menos dos periodos distintos: precafetero el primero, post-cafetero el otro; b) Separando los dos componentes espaciales, distinguiendo la fase estrictamente rural y la de fundación urbana; c ) Considerando, en cuanto a modalidades, tres categorías socia les básicas: la colonización popular espontánea, la empresa especula tiva de colonización (bien sea rural o rural-urbana) y la colonización estatal o Institucional programada. Estas tres divisiones (a, b y c) facilitan la comprensión del fenó meno en una u otra reglón. Además permiten, en cada caso, detectar los motores del movimiento, sus motivaciones económicas o políticas, identificar sus respectivos agentes sociales y protagonistas y entender los mecanismos y las fases del proceso, lo mismo que su desenlace. Ahora bien, lo anterior no desvirtúa, en ciertos casos, la combinación de varias modalidades, y a veces llegan hasta una imbricación en la cual se originan numerosos conflictos por la tenencia de las tierras. Se encontró en el Sumapaz, en los limites de Cundinamarca y Tolima, un tipleo caso de colonización compleja: con la maduración de las contradicciones surgidas en cada fase, se desarrolla por etapas sucesivas, combinando en un mismo proceso las tres categorías cuaaas anteriormente. Concluyendo este proceso no con un nuevo tipo de asiento, sino con una gama tipológica compuesta por tres núcleos muy diferentes. Arriba de Cunday se inicia en las colinas vírgenes una colonización popular y surge hacia 1915-1920 su producto "uroaao", un centro de abasto y mercadeo: el puebleclto de Los Alpes. Mas arriba, pero en laderas templadas y aptas para el cafeto se da en seguida un proceso de colonización especulativa. Las parcelas y mejoras de colo nos se transmutan en un latifundio entre 1920 y 1926, lo cual concluye en 1927 con la fundación individual y privada de Vlllamca en las tierras de la hacienda cafetera Andalucía. Por fin, más arriba, en los limites de la zona templada con las tierras irlas, se da la última fase: interviniendo en los agudos conflictos de tierras que surgieron de los periodos anteriores, el Estado decreta hacia 1928-1930 la colonización oficial e Institucional del Sumapaz y funda su propio campamento en La Colonia. En este caso se observa: a ) Cunday, pueblo de un sistema anterior, elemento envejecido, en discordancia con el nuevo contenido territorial, obstaculiza y frena el desarrollo del proceso renovador (se opone durante decenios a la creación del nuevo municipio de Villarrlca, jwr secesión de una parte de su territorio); b) Desajustada, Cunday queda al márgen del nuevo sistema ur bano. Las nuevas respuestas “ urbanas", Ignorándola por Inadecuada y arcaica, de hecho son su negación; 71
c ) Siendo que la Comarca de Villarrica se inserta en un proceso más amplio abarcando gran parte del occidente de Cundinamarca, Fusagasugá se beneficia en form a efím era de la colonización regional. Esta antigua reducción de “indios de la Corona" habla entrado en descomposición por medio del m estizaje, y hacia mediados del siglo X V I II se habla convertido en "V illa de Vecinos Libres". Se reanima a principios del siglo X X , cuando su posición central en la nueva zona cafetera la convierte en centro de concentración de la producción, con un fuerte sector de comerciantes del grano, y cuando estaolecen allá su residencia secundarla grandes cafeteros bogotanos; d ) En cuanto a la exportación del grano, lavorece a Oirardot, ciudad que experimenta su mayor auge como puerto fluvial, fe rro viario y luego terrestre. Asi podemos entender por qué, hacia lauü, en cuanto a papel comercial, Oirardot toma Impulso sobre la decaden cia de Honda.
Vale la pena examinar con detenimiento los mecanismos por medio de los cuales se enlazan las dos fases que operan en la elaooración de un hábitat de colonización. En efecto, es preciso distinguir en el desenvolvimiento de un frente de trabajo sus dos componentes y su articulación, tanto en el tiempo como en el espacio. Se esta aquí hablando del binomio solidario y contradictorio campo-ciudad. (Jomo se sabe, la fase originarla es exclusivamente agraria, en cuanto se refiere a su economía, y rural en lo que corresponde a su modo de hábitat. Pero siendo exitosa esta etapa inicial, engendra luego su producto superior y más acabado: la fundación de un hábitat nucleado de tipo urbano. Para efectos de estas indagaciones, se denomina aquí colonización agraria popular un proceso histórico y social, el cual en su etapa in i cial presenta los siguientes rasgos generales: — Poblamiento territorial disperso de tierras vírgenes, por unos flujos de migraciones. — Libre acceso a las tierras, solamente condloíc.iado por la capa cidad física de desmonte de la mano de obra. — Apropiación de las tierras con primacía de la noción de posesión sobre el concepto de propiedad: el trabajo prima sobre las normas Jurídicas. — Sistema laboral basado en el trabajo fam iliar y algunas form as de cooperación entre vecinos, y la reciprocidad del "cam bio de mano". — Economía básicamente "natural” , o doméstica, con producción de auto-abasto. Quiza no sobre resumir brevemente el proceso clásico de producdón-sedentarlzaclón del colono. El agricultor inicia sus labranzas con semillas traídas y destinadas a su estricta alimentación, es decir de cosecha rápida, como son (según las condiciones clim ática s): la papa, el maíz y el frijol, asociados en una misma parcela. Asegurada esta 72
base nutriclonal, otros desmontes permiten agregar la yuca, la arra cacha, el banano y el plátano, los cuales favorecen la cria de gallinas y de cerdos. Lograda esta relativa estabilización, nuevos “abiertos" ensanchan e l predio fam iliar y permiten pensar en pastos, en cacao y en ca fetales; obviamente, la lentitud o la rapidez de este Itinerario, en gran parte depende de la fuerza laboral disponible. El principio productivo y laboral es que solamente con una mayor mano de obra se pueden ensanchar las tierras en producción, diversificar los culti vos, con cosechas cortas y largas y, desde luego, superar los niveles prim arios de mera supervivencia. Es “produciendo" primero la mano de obra en la misma lam illa, como se pueden multiplicar los brazos útiles; se elabora una Ideología particular que participa de la socio lo gía de la colonización y de la cual se hablará más adelante. Con el Increm ento de la fuerza laboral, nace la posibilidad de una división fa m ilia r del trabajo, y de esta última surgen las condiciones de racio nalización, que favorecen el salto del autoabasto a la economía pro ductora de excedentes. Reunidas estas condiciones previas y supera dos los prim eros limitantes, la fam ilia se encuentra con la posioihdad de com erciar con el excedente, pero en un lejano centro de consumo situado fu era de la zona agraria; es cuando surge la contradicción entre el h ábitat disperso y la evacuación del excedente hacia los mercados, siendo que los productos no tienen demanda en el lugar y la acumulación individual de ellos exige la búsqueda colectiva de canales de evacuación y la apertura de caminos por medio del tra bajo com unitario. Las respuestas ya no pueden formularse en lorma aislada: necesitan unos nexos de solidaridad entre los diversos pooiadores de un frente de trabajo. Y a se perfila la necesidad de un lugar común para el acoplo, el intercambio, la gestión de la producción, tareas posibilitadas por la división del trabajo, resultante ael incre mento de las fuerzas productivas. Entrar en el circuito comercial sig n ifica para el colono romper su soledad, establecer nexos nuevos con los demás pobladores; también buscar vínculos con el espacio exte rior, y unos mecanismos permanentes de relaciones entre el área de producción y los lugares de intercambio del excedente. Algún miem bro de la fam ilia debe dedicarse a estas tareas nuevas de transporte e intercam bio; éstas exigen no solamente una constante movilidad “pen dular", sino también un sitio de recepción y de almacenaje. Estas contradicciones se resuelven con la fundación de una base urbana. Am pliando la explicación, la fase inicial de la producción actúa en condiciones de marcado aislamiento geográfico, pero en la fase siguiente el incremento productivo choca contra los patrones de hábitat disperso. Los volúmenes crecientes de producción solicitan la multi plicación de los nexos interpersonales, los cuales presionan el paso del hábitat disperso al colectivo agrupado y asi se produce un doble salto, tanto social como espacial: de lo rural a lo urbano. De tal ma nera que la fundación urbana contribuye a la superación de unos escollos en el desarrollo de la colonización: con la fundación urbana se resuelve una contradicción. En estas condiciones, el poblado ad73
quiere Inmediatamente unas propiedades peculiares; por ejemplo, carece del car&cter artificial y prematuro, que afectaba la base militar de penetración “de entrada” de la conquista española. Por el contrario, “producto de la producción", el asentamiento de los agricultores es el resultado “natural” engendrado por la prosperidad del entorno labo ral agreste; el caserío, por elemental que sea, tiene desde el primer dia unos atributos muy claros: es lugar de acopio, de almacenaje y centralización y de intercambio de los productos agropecuarios, es plaza de mercado, de ferias y lugar de abasto de los agricultores. Es también el primer núcleo de gestión, de cohesión de una comunidad solidarla, expresión de su éxito, y el lugar de conciliación que reclaman las úreas rurales. El pueblo nace legitimado de múltiples maneras, experimenta dinamismo y vitalidad y todo lo anterior se plasma, hasta cierto punto, en su forma y en su morfología urbanísticas. Por otra parte, a la división social del trabajo se agrega luego la división espacial de éste. Hemos visto cómo la primera partición de labores ocurre a nivel doméstico, en el seno del núcleo primarlo: la familia. Iniciado el reparto del trabajo en el seno de la célula fam i liar, luego implica la doble residencia: unos integrantes siguen en las áreas rurales, mientras otros se radican en el núcleo urbano. De ese modo se Inicia una progresiva separación, la cual no es sino el Inicio del divorcio campo-ciudad. Resumiendo, el pueblo de los colonos es el producto urbano directo del aumento de la productividad agrícola. Es también resultado de la división social del trabajo agrícola, originada en esta creciente pro ductividad, la cual Implica luego una mayor división para cubrir el circuito producclón-gestlón-dlstrlbución. Muchas de las futuras ciuda des de colonización agraria nacen en respuesta a un aumento de la productividad en los campos y el pueblo se convierte en el Indispen sable puente que exigen los excedentes en tránsito desde los áreas de producción hacia los centros de consumo. Es asi como el aislamiento rural conduce a la agrupación urbana y el hábitat disperso de los pro ductores conlleva al hábitat nucleado de no-productores. Si en la pri mera fase el colono producía café, en la final lo Intercepta y lo vende; de colono se ha vuelto comerciante (o sus hijos, en la generación siguiente). El antiguo trabajador se tom a en especulador; de produc tor se ha convertido en parásito. A partir de numerosas pesquisas se ha elaborado el siguiente es quema “idear, relativo al ciclo social y espacial de un hábitat de colonización popular: 1. Irrigación del frente selvático por un flujo de migrantes. 2. Radicación de una o varias familias en el frente de trabajo de una ladera. Vivienda precaria en choza de vegetales brutos. 3. Desmonte, quema y siembra de maíz y frijol en la misma parcela. 74
4. Primeras cosechas de subsistencia. Construcción de la primera casa con las maderas del desmonte: paredes en tablas sobre estruc tura en madera rolliza y guadua, techo con tejas de astillas. 5. Consolidación del hábitat: a ) Expansión de los desmontes y abiertos: siembra de matas raiza les, aserrío de maderas y quema del carbón de leña; b) Ampliación de la casa, corrales, gallineros, marraneras, acue ducto y lavadero. 6. Ruptura del aislamiento familiar: un lavadero de quebrada es el lugar de reunión de las mujeres; los hombres se reúnen en la fonda instalada en la casa de un labrador. 7. Multiplicación de los nexos con el exterior. Los colonos se abas tecen de productos vitales en un lejano centro, al cual llevan maderas, lefia, carbón de lefia, etc. 8. Asambleas de pobladores, concluyendo con la necesidad de una escala intermedia entre la producción y el consumo. 9. Se funda el pueblo en un predio obsequiado por un cultivador y se elige una junta pobladora. 10. Se atribuyen solares a los colonos y cada uno, con los mate riales vernáculos traídos de sus desmontes, va construyendo una pe queña casa rudimentaria. 11. Fase híbrida del doble hábitat: una parte de la familia vive en las fincas y otros Integrantes se radican en la casa pueblerina. 12. Segunda generación: los hijos del colono, radicados en el po blado, se integran al primer núcleo terciario (comercio, arriería, cargos oficiales, etc.). Pero siguen explotando las tierras por intermedio de familiares o terceros. 13. Fase de desarrollo del poblado por medio de obras: caminos y puentes, escuelas, capilla, etc. 14. Fase de legalización administrativa del caserío. Puede erigirse en cabecera de un municipio. Hemos podido comprobar cómo la dinámica misma del ciclo colo nizador y su movimiento rural-urbano encierran varias contradiccio nes; algunas de ellas impactan el espacio y participan directamente de la configuración física de los hábitats. En cualquier región de coloni zación, el hachero recién llegado se ubica arriba de la zona consolidada en la fase anterior. Iniciando su primer “ abierto” , encuentra su indis pensable sustento en la hacienda vecina, más abajo o en el piedemonte. Esta última, dándole trabajo algunos dias por semana, le suministra con el jornal los medios para proseguir en su propio “desmonte" en los demás dias. Pero, con mucha frecuencia, al poco tiempo el colono tiene que devolver la “ayuda" que recibió del hacendado: varios afios des pués su parcela se integra a la hacienda ganadera, cafetera, papera o mixta, según el caso. Con lo anterior un incipiente hábitat denso de colonización parcelera, se muta en uno de haciendas, con densidad y trama de poblamiento diferentes. Asi se pasó, en las áreas rurales, del poblamiento intensivo al poblamiento extensivo. 75
En esa dialéctica despiadada de la colonización, minifundio y lati fundio constituyen dos polos opuestos, pero unidos y asociados en el proceso: una unión de contrarios. Además, durante la fase última de una colonia rural, el aumento del número de parcelas familiares de pan coger en producción (o el crecimiento territorial de una parcela) provoca las condiciones del salto cualitativo y del nacimiento de una estructura nueva: el colono se muda, sustituido por el hacendado, el mlnlíundlo engendró el latifundio, la economía doméstica cede el paso a la unidad productiva comercial. Aislado en sus "abiertos" el colono es muy vulnerable a la presión latifundista, pero logra pasar de la soledad a la solidaridad, por medio de la fundación urbana; esta última actúa en muchos casos bajo la presión tanto de necesidades económicas y de mercadeo, como de la óptima cohesión de clase frente a los adversarios del campesinado. El pueblo de colonos no sólo actúa como plaza de mercadeo para cen tralizar y evacuar el excedente, sino que también se convierte en el elemento físico de cristalización de una nueva clase social y expresión de su Ideología y de su conciencia como tal. El conflloto social clasista, por lo tanto, estarla presente en la génesis de numerosos pueblos nuevos ligados a la colonización popular. Tanto en Cundlnamarca y Tollina, como en Caldas, Qulndio, Valle y Cauca se ha podido reunir poco a poco un denso catálogo de estudios de casos, respaldando lo anterior. Basta aquí con recordar algunos ejemplos, en forma cronológica, para ver cómo cada uno experimenta rla una situación propia, un anecdotarlo peculiar, pero todos tendrían un parto igualmente conflictivo: Manizales (1850), Villamarla (1851), Perelra (1863), Armenla y Cal arca hacia 1885-1890, Sevilla y Calcedo nia hacia 1900-1910, Darlén (1910), San Antonio de Jamundl (1912), Restrepo (1913), Cellán (1916), el oriente del Tolima y Vlllarrlca hacia 1925, Padilla y Vlllarrlca (Cauca, 1930). Aunque con modalidades dis tintas y en circunstancias muy diversas, sin embargo, todos estos centros surgen como producto de agudos —y hasta violentos— antago nismos agrarios, y como expresión de una conciencia de clase en el campesinado parcelen». En todas las reglones de colonización, el primer motivo del con flicto social gira en torno a la dicotomía propiedad-posesión de las tierras. Y considerada en su dimensión jurídica, la colonización aporta en las ideas un soplo nuevo y bastante subversivo: los labradores cues tionan la legislación tradicional, afirman la primacía de la posesión sobre la titulación y reivindican la prioridad del trabajo en el sitio, sobre las escrituras archivadas en una lejana notarla. Títulos a veces vigentes, pero con frecuencia caducos; escrituras a veces auténticas pero muy a menudo apócrifas o falsificadas; los colonos celebran el hecho y niegan el Derecho. Frente a una legislación arcaica y petri ficada, Imponen una nueva realidad y obligan al Estado a reconsiderar las normas jurídicas tradicionales. En otras palabras, la contradicción básica títulos-posesión y el subsiguiente conflicto en torno al dominio de las tierras, con frecuencia Incitan —y hasta obligan— a los agredt76
dos a conformar un bloque de protesta compacto y unido. Este núcleo social de resistencia, anónimo y endeble mientras queda esparcido en la geografía, sólo adquiere fuerza y respeto cuando se hace visible y tangible: cuando por medio de la fundación urbana se legitima to mando la form a física de un nuevo poblado. La misma necesidad de enfrentar las demandas de expulsión, las escrituras de los ‘doctores", el complicado aparato y el numeroso cuerpo Jurídico de los latifundis tas, suscitan la aspiración a dominar el alfabeto e Incita a la búsqueda de la educación, para poder estudiar las leyes: lo que se concretiza en el espacio urbano con la escuela, primer paso de un largo viaje hacia la abogacía. Y asi sucesivamente, poco a poco, del hábitat disperso y de la economía primaria, van surgiendo el hábitat nucleado y el polo de economía terciarla. Concluido el proceso y visto a la luz de la dialéctica, se puede decir que la fundación urbana se torna el contrario y la negación de la colonia rural: se pasa de la producción en parcelas y del hábitat disperso, a la no producción en hábitat nucleado. También la investigación permitió establecer el carácter simbió tico y los fuertes nexos entre la colonización agraria y la fundación urbana: conforman una dialéctica unidad de contrarios que no se pueden separar. Concretamente el mallaje urbano que surge en un frente de colonización, refleja con mucha fidelidad el éxito o el fra caso de la empresa agraria y se convierte en termómetro para medir su ritmo y su destino. Muy a menudo la génesis del poblado y sus pau tas urbanísticas se explican, una vez elucidadas las modalidades que rigieron la colonización rural en su entorno geográfico. Resumiendo, se advierte cómo durante su corto ciclo vital la colo nia rural experimenta un desarrollo contradictorio. Con aspiración a la sedentarizaclón, el colono-hachero establece las condiciones de su futura trashumancla; derribando monte para permanecer en el lugar asi mismo prepara su propia expulsión. Desmontando parcelas de minifundios, crea las premisas del futuro latifundio y entonces la par cela de pan coger desaparece y se integra a una hacienda comercial produciendo para los mercados. Con meros fines de supervivencia en la primera fase, la colonia termina articulada a un complejo organis mo especulativo y comercial. El colono empieza cultivando para su consumo familiar y termina produciendo para otros consumidores y comprando sus propios alimentos.
Las notas anteriores tenían por objeto definir el contexto de la génesis del centro urbano de colonización. Aclaradas las condiciones de su gestación, resulta más fácil entender la configuración, la forma y la naturaleza del producto físico y construido. Este camino permite registrar diferencias y separar varias categorías Es asi que, en cuanto a los pautas que rigen la localización, la forma y el trazado de estos nuevos asentamientos, sólo se pueden entender diferenciando las tres categorías ya mencionadas: pueblos de origen autónomo y popular, 77
pueblos surgidos de algún tipo de especulación y pueblos de origen institucional estatal. El primero lo trazan los mismos pobladores, en el suelo y con cabuya; el segundo lo diseña con planos, en una oficina un geómetra —o un Ingeniero— contratado; el tercero se planifica en una administración central de Bogotá. En el primer caso es acertado afirmar lo siguiente: a la coloniza ción de vertientes corresponden pueblos de cordilleras, con localización preferencia! en laderas, lomos y filos. Por el ápice de un cerro, o la cima de una colina, circula el eje estratégico de un camino de herradura al cual se conectan las numerosas trochas provenientes de las fincas; esta vía es el canal ligando las áreas productivas con los centros de mer cadeo y con frecuencia se convierte en el lugar elegido, con anterio ridad e individualmente, para que cada parcelen) saque sus productos. Cada casa-bodega se construye a la orilla del camino de herradura, formándose poco a poco un conjunto lineal. Este primer núcleo queda integrado en una agrupación continua y solidarla cuando por medio de la fundación definitiva se traza una plaza y se conforman unas manzanas regulares. Muy a menudo la dictadura de la topografía y del camino, corriendo por un filo, determinan un asiento con marcado carácter llneaL La plaza, con dimensiones reducidas, cuadrada o rectangular, según el caso, adquiere un papel definido y novedoso: ya no es el antiguo espado del poder, objeto urbano más Ideológico que estético. Con la colonizadón de baldíos y la fundadón urbana popular se despeja de sus atributos coercitivos y opresivos y entonces alcanza una fundón distinta y una notable democratizadón. Se con vierte en espado útil del Intercambio, el lugar en donde se acumulan las productos agrícolas, y también en “vitrina" donde los colonos muestran, con derto orgullo, los resultados de sus esfuerzos y de su trabajo. Es la plaza de mercado semanal y muy significativo resulta el hecho de que, muy a menudo, a la fiesta popular de la fundadón se asocia el primer mercado de la comunidad. No obstante, el urbanismo espontáneo de la colonización popular, aun dominado por la tradidón colonial espaflola y su Ideología, con derta frecuencia presenta un dlsefto convencional y sin mayores lnnovadones. En el segundo caso, por el contrario, se trata de un dlsefto urbanístico meramente especu lativo: fue solldtado a geómetras o Ingenieros por latifundistas en apuros, comerciantes urbanos, sin olvidar una variada gama de estafa dores al acecho. Todos buscan con pragmatismo una cierta funciona lidad, la mayor efidenda y la máxima rentabilidad de la especuladón. Por lo tanto, el plano del proyecto urbanístico presenta, por lo general, una marcada •‘ruptura" histórica. La prioridad concedida al transporte susdta una red diferenciada de reladones, con especificadones dis tintas para calles y avenidas. El espado público contempla un Juego de plazas, articuladas, distribuidas en la traza. Ocasionalmente se se adopta una manzana de forma rectangular. Estas son sus principales lnnovadones. Pero es el módulo básico del predio residencial familiar, el espa d o que más evidencia el origen, bien sea altruista o mercantil, del 78
poblado. Durante las pesquisas “ ln situ", el más acertado indicio y medidor de las motivaciones de una fundación, se obtiene observando su producto último: el solar. Determinado libremente por los pobladores, alcanza un tamaño generoso, pero sin ostentación ni Inútil despilfarro de terreno. Diseñado por especuladores y p a n colo nos, Incluye varios tamaños — y precios— y muy a menudo no es m is que un sencillo lote para una vivienda modesta. Históricamente se ha comprobado que esta reducción superficial y la tipología diferen ciada de lotes surgen a principios de siglo y tienden a generalizarse en las fundaciones del periodo 1920-1940. SI anteriormente era muy frecuente un frente de veinte metros, dieciocho o dieciséis. Ineco tien de a disminuir hasta quince, o doce, reduciéndose en ciertos casos a diez metros de frente sobre la calle. En otras palabras, pasando del altruismo y del bien de uso, al mercantilismo y al bien de consumo, correlativamente se reduce la extensión del solar de vivienda: t í há bitat fam iliar tiende hada el mero alo]amienta Desde luego, lo an terior auspicia unas modlficadones urbanísticas, unos cambios arqui tectónicos, unas adaptaciones funcionales y unas modlficadones constructivas. El tercer caso opera en tí marco de unas tímidas políticas agra rias estatales de principios de sigla Políticas geográficamente muy localizadas, limitadas a unas zonas marginales del país, y que tendrían poco éxito. Por esta razón son sumamente escasos los ejemplos que se pueden analizar aquí. El primer Intento combina la lntervendón estatal con la penetración católica. Esta ofensiva concertada contri buye. en primer lugar. a desintegrar unas parcialidades aborígenes particularmente indódles y recalcitrantes, desde t í punto de vista de las autoridades y en segundo lugar favorece la expropladón de las tierras resguardadas, las cuales terminan tituladas por nuevos pro pietarios. foráneos y mestizos. Esta política de lluuldadón de los ressuardos fue una constante, desde la Independencia v durante todo el siglo X IX : además, no era sino la continuidad de la estratecla Inaugurada por Andrés Verdugo hacia 1750. Pero un paso decisivo Iba a darse hacia finales del siglo X IX v oulzá no sobre recordar oue. con su insólito vuelco doctrinal, Rafael Nüflez firma en pocos meses los dos textos más contradictorios' en 1886 promulga una Constitución que contiene una afirmación de la soberanía y la unidad nacionales y al año siguiente firma con el Vaticano un Concordato exactamente opues to a estos objetivos. Quizá habla firmado la primera con la mano Izquierda, pero arrepentido echa para atrás y suscribe el último con la mano derecha: entrega al gobierno '‘paralelo” del Vaticano gran parte del poder civil, en la totalidad del país. Y. como si fuera poco, suscribe entre 1890 y 1892 varios convenios de misiones, los cuales se fortalecen en 1898, 1902, 1908, 1928 y 1983. Según el mapa que re produce Víctor Daniel Bonilla, hoy en día alcansan el 72% del territorio nacional las zonas, en las cuales tí Estado colombiano comparte admi nistración y poder con el Vaticana 79
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JJlíSjüi. PADILLA- 1920
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VILLAHBICA (TOLIMAI-1927
Tlpolofla predial
y de manzanas
En estas inmensidades llegan hacia 1899-1905 unos misioneros extranjeros, pertenecientes a varias congregaciones católicas, y estos “ encomenderos del siglo X X ", como bien los llama Víctor Daniel Bo nilla, tratan en seguida de revivir la política española colonial de las “reducciones de indios". En este contexto general surgen en varias reglones unos nuevos pueblos doctrineros. En el alto Putumayo y en el actual CaqueM, rivalizando los fran ciscanos Ingleses con los capuchinos españoles, van fundando unos 80
bases misioneras (es decir, meros centros de doctrina aglutinando algunas familias nativas, reunidas “ a son de campana” ). Estos cen tros de catequlzaclón luego se convierten en los cinco poblados del valle de Slbundoy; asi también surgen, entre 1900 y 1920, las aldeas de Mocoa, Santa Rosa, Puerto Asis, Guacamayas, San Antonio de Guamués, Florencia y Belén de los Andaquíes. La destrucción, por los mismos "protectores de indios” , de los resguardos de Slbundoy resulta ejemplar en su dramatismo; en pocas frases se puede reseñar asi: Adosado a la parte sureña del Macizo Colombiano, a dos días a pie, al oriente de Pasto, está situado el pequeño valle de Slbundoy. A dos mil metros de altitud, en zona climática fría, tiene configuración física de concha rodeada por unos páramos culminando a más de tres mil metros sobre el nivel del mar; de estas montañas salen múl tiples corrientes de agua que confluyen allí para conformar el curso alto del rio Putumayo; la parte plana del valle mide unos trece kiló metros en el sentido este-oeste y no más de siete, en promedio, en dirección norte-sur; en consecuencia las más óptimas tierras agrí colas no llegan a las diez mil hectáreas. El proceso histórico tuvo un desenvolvimiento “ clásico” entre los siglos X V I y X IX , es decir, que no difiere del fenómeno expuesto en el libro La Ciudad Colombiana Prehispánica, de Conquista e Indiana. En el siglo X V I se dieron estas tierras en mercedes y unas comunidades en encomiendas a unos españoles de Pasto, con lo cual se nuclean unos nativos en rancheríos; en el siglo X V II se delimitan varios resguardos y cristalizan algunos núcleos de doctrina, llamados "pueblos de Indios” ; a mediados del siglo XVEH gran parte de la planicie ya pasó a manos de mestizos foráneos y las comunidades entablan múltiples pleitos, para amparar las parcialidades amenazadas por esta Invasión. Esta tenden cia sigue durante el transcurso del siglo X IX, favorecida por la ley “ de igualdad” de 1821 y aquella de 1850, relativa a la división de los res guardos. El desenlace ocurre dentro del marco Jurídico del Convenio de Misiones de 1890-1898: el valle de Slbundoy entra en el siglo X X con la llegada de nuevos “protectores de indios” , supuestamente para cris tianizar a la población nativa y amparar sus hábitats. Pero los monjes de la misión capuchina remodelan por completo el hábitat territorial del valle: un camino en anillo pasando por el pledemonte da la vuelta al valle y sobre esta Via circular se localizan los cinco centros de doctrina. Las misiones se instalan en los viejos poblados de Slbundoy y Santiago, remodelados para la circunstancia; se vuelve a fundar el asiento de San Andrés y algunos años después se agregan las fundaciones de San Francisco y Sucre (Colón luego, llamado hoy Génova). En In parte central están las tierras agrícolas, de las cuales unas dos mil hectáreas fueron entregadas por el Estado a los misioneros, pero muy rápidamente los “protectores de indios" favorecen las corrientes de inmigración exterior. Con base en la Ley 51 de 1911, fundan el pueblo de Sucre destinado a colonos mestizos, llamados "blancos” pora la circunstancia; éstos fueron reclutados en Antioquia, directamente por los misioneros, en flagrante contradicción 81
con las leyes que prohibían Introducir población exógena en el valle. Según esta ley, se podr&n adjudicar hasta 50 hectáreas a cada fam ilia de colonos traídos de otras reglones. Para eso se hizo un fondo qui tando tierras del antiguo resguardo, las cuales pasan bajo dominio del departamento. En cuanto a los nativos, éstos siguen cultivando las dos hectáreas consagradas en leyes anteriores. Muy lejos del alto Putumayo, un nlfio asiste a un curioso es pectáculo en las calles de Perelra: PEREGRINOS Y COLONOS A través de la tierra, hacia el Putumayo. .. En una tarde cualquiera, las calles soledosas del pueblo, se velan invadidas por gentes extrañas, que en grupo compacto, como de procesión, irrumpía encabezado por un fraile de barba larga, sombrero suata, cayado de peregrino, cordón ceñido al cinto y abarcas de rudo cuero. Detrás venia una extraña tropa, de hombres de melena descuidada, semblante cansado y traje de pobreza; mujeres con grandes morrales a la espalda, niños de ojos asombrados y pies descalzos, que llevaban un perro macilento, cogido a un lazo viejo, caballejos flacos en cuyos lomos a horcajadas venia una pareja de niños o una mujer en estado de gravidez; mozos robustos de peinilla al cinto, mulera terciada y pañuelo de colores en el cuello ... La caravana atravesaba lentamente la población e iban a armar sus toldas en las afueras, por lo general en La Palmera, a la vera del camino que lleva a Cartago. Era el enganche que hacían los padres Capuchinos, en todas las pobla ciones de Antioquia, para ir a poblar el Putumayo, fundar a Puerto Asís, abrir la selva del Amazonas, entrando por Pasto y colonizar el sur del país, mediante auxilios del gobierno nacional. ( . . . ) Con el ánimo lleno de ilusiones, miles de unidades humanas fueron hacia la selya lejana .. ¿qué se hicieron? Nunca lo he sabido. N i se pregonaron sus triunfos ni se contó su tragedia. (F . Uribe Uribe, Historia de Pereira.) El epilogo es fácil de Imaginar. Apoyadas por los capuchinos, sucesivas olas de colonos mestizos van titulando predios, desalojando los parceleros nativos, empujándolos hacía las laderas deleznables o estériles que rodean el valle; también se van apoderando de los pobla dos los estancieros y comerciantes foráneos mestizos. Pero fracasa la fundación del pueblo mestizo de Sucre, protestan los colonos contra la dictadura del clero de misiones y el presidente llega hasta hablar en el Congreso, en 1915, de los “ misioneros comerciantes". Poco a poco, hambrientos en sus diminutas parcelas, los cultivadores aborí genes las venden a sus vecinos y asi van creciendo las estancias y haciendas mestizas. Unos parceleros em igran hacia nuevos frentes de colonización y otros se convierten en peones de las haciendas gana deras, que van sustituyendo sus antiguos cultivos de legumbres y hortalizas. Algunas cifras ilustran este proceso y las transformaciones que ocurrieron: en cuanto a la sustitución étnica, en 1906 se hablan cen sado 32 600 "indios” y 2.200 colonos mestizos foráneos; en 1933 éstos sumaban 21.587, mientras no quedaban más de 13.997 pobladores aborígenes. Es decir, que no quedaba sino el 40% de la población na82
tlva mientras se decupló la población mestiza Inmigrada. En cuanto a la propiedad de las tierras estaba distribuida asi en 1966, según un in form e del Instituto G eográfico Agustín Codozzl: — M isió n ... 1.092 hectáreas, o sea el 11.6% de las tierras planas, las cuales, excluyendo los "perím etros urbanos", totalizan 9.417 hec táreas. — Colonos m estizos... 6.243 hectáreas, alcanzando el 66.4%, en manos de 298 dueftos. — N a tiv o s ... 2.082 hectáreas, o s e a el 22%, dividido entre 435 familias. Como se ve, el tamafio promedio del minifundio de una fam ilia nativa no llega a 5 hectáreas, mientras pasa de 20 la estancia de un propietario mestizo. En cuanto al m allaje de núcleos urbanos, vemos cinco pequeños poblados a poca distancia uno del otro, a veces a menos de cinco kiló metros; compiten y se obstaculizan mutuamente sin que logre surgir alguno de ellos. Los primeros habitantes de Sucre fueron emigrando, y en 1935 la aldea no pasaba de 896 personas; bautizado Colón se vuelve cabecera de un municipio, en el cual se registró en 1938 una población de 6.859 habitantes; en 1951 habla bajado a 6.744 personas, viviendo apenas 480 en la cabecera. Estancada la demografía, en 1964 se censan 6.937 habitantes en el municipio, de los cuales 454 están en el poblado. La crisis persiste en 1973, registrándose 6.699 habitantes en el municipio y en el pueblo 107 viviendas albergan 696 personas; Colón se mutó en Génova y en 1985 ha disminuido a 628 habitantes. En la totalidad del municipio sólo se cuenta con 1.737 viviendas (Incluyendo los otros cuatro pueblos del valle), para una población total de 8.461 habitantes, con residencia rural en un 92.6%, según el DAÑE. La conclusión es muy sencilla: gracias a sus benefactores oficia les, una comunidad aborigen perdió en dos décadas, lo que habla logrado conservar durante tres siglos. Con el beneplácito del Estado, su respaldo jurídico y su apoyo financiero, en menos de veinte años los capuchinos "protectores de indios” , en asocio con cultivadores mestizos contratados afuera, hablan logrado liquidar los vestiglos del hábitat de una comunidad indoamericana: destruyendo lo que habla resistido a siglos de embates externos. Esta breve reseña relativa al valle de Slbundoy tiene un doble In terés: a ) Durante el periodo aquí examinado, las corrientes de coloni zación, en varias reglones, contribuyen a la descomposición acelerada de los hábitats aborígenes y a la sustitución étnica, con marcado avance de la población mestiza; b) La acción combinada del Estado y de los misioneros coadyuva a la liquidación territorial de las comunidades aborígenes y concluye con la entrega de sus hábitats al campesinado mestizo. Este mecanls83
Fuente Víctor Daniel Bonilla Territorio* 4c millones en Colombia, IMS
mo de cooperación opera en todos los territorios de misiones; se com probará más adelante, con el caso de la colonia estatal de CupicaSolano. Otro intento remite al fracasado programa estatal de colonización, dirigido desde el Ministerio de Industrias, bajo los gobiernos de Miguel Abadía Méndez y de Enrique Olaya Herrera. Que se sepa, el descalabro 84
inmediato de esta última empresa no dejó sino dos productos "urba nos” : uno de ellos fue el campamento de La Colonia del Sumapaz; el efímero pueblo de La Colonia, ya citado anteriormente, el cual desapa rece en 1955, durante la “ Guerra de VUlarrlca” . El único que perma nece hasta hoy, es el centro administrativo de la colonia estatal de Bahía Solano-Cuplca: el poblado de Puerto Mutis. Para su planificación racional, los ingenieros del Ministerio de Educación Nacional diseñaron un deslumbrante plano director de urbanismo: consultando los postulados del planeamiento urbano mo derno, presenta notables influencias europeas en su concepción. El r&pido fracaso de la empresa agraria explica el descalabro que afectó en seguida a un ambicioso proyecto de ciudad-puerto; nunca pudo pasar del reducido tamaño fisico-demogr&fico de un lánguido pueblo carente de estímulos productivos. Lanzado en el espacio virgen selvático — a la manera audaz de los primeros pueblos de conquista— no se apo yaba sobre una exigencia social surgida del entorno productivo, sino que la antecedía. En estas clcunstanclas no era la respuesta indispen sable a una necesidad vivida, sino que la precedía. Con estas premisas, estaba tan condenado el Puerto Mutis de 1935, como lo habla sido la Buenaventura, fundada por Ladrilleros y Andagoya en 1540. Aquí falta para reseñar una categoría dual y ambigua, en la cual se entrelazan las motivaciones y las acciones, articulando lo rural con lo urbano, combinando la gesta popular inicial con la intervención final del Estado; se trata de las colonizaciones negras y mulatas ope rando después de la manumisión de los esclavos en ciertos latifundios de la costa y en las grandes haciendas ganaderas del Valle del Cauca. Más adelante se dedicarán algunas páginas a estos asentamientos. • ,
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Para entender la arquitectura de la casa pueblerina, es preciso recordar que su gestor, constructor y usuario es este mismo cultivador que baja de la ladera, detrás de una muía arrastrando guaduas o tablas. Habla construido la casa de la finca, bajo la presión de varios condicionantes, como éstos: — La autoconstrucción familiar empírica. —El uso privilegiado (bien sea parcial o exclusivo) de materiales naturales vernáculos, de fácil consecución en el entorno geográfico Inmediato. —La necesidad de diseñar una casa "total", combinando los es pacios residenciales y laborales. Pero esta vivienda rural experimenta una evolución ajustada a la situación de la familia. El primer albergue del colono, con mucha frecuencia, no pasa de ser un rancho rudimentario, utilizando los vegetales en su estado bruto o con mínima elaboración. Con la consoli dación económica del granjero, el crecimiento de la familia, la dlversiflcaclón de las cosechas y el prestigio resultante del éxito de la empresa familiar, se reúnen las condiciones para una vivienda más amplia y 85
cómoda, es la casa de fin ca del colono acomodado, usando m ateriales mixtos (tierra y maderas), tejas compradas, o enteram ente edificada con maderas labradas y con una elaboración más refinada. Se carac teriza el tipo más difundido por una volum etrla baja, una planta con cuerpo único alargado o en L ; un amplio corredor cubierto y frontal, el cual puede ser doble, anterior y posterior. Sus analogías con la casa de la hacienda “señorial" no excluyen que este modelo haya actuado como reminiscencia y referencia en la mente del agricultor. Y cuando éste se muda al poblado, traslada al espado urbano toda una vida de prácticas, conductas y modales propios de su situación social concreta de hombre del campo, criado en un ambiente de “ cultura agraria” . Tien e que realizar un largo recorrido m ental, desde la vida Individual aislada hasta un hábitat común y compartido, y la conciencia de su partidpaclón en la elaboración de un nuevo esce nario colectivo. Obviamente, en el nuevo poblado el espacio adquiere “ urbanidad” : se “urbaniza” el suelo primero que la m ente; están sur giendo dudades edificadas y habitadas por campesinos. Cada uno, por medio de prácticas sociales vividas individualmente, poco a poco llega a Integrarse a una conciencia colectiva y a una mentalidad urbana: entonces de las prácticas de ciudad puede surgir lo que suele llamarse una “ cultura urbana” . La casa del colono en el pueblo recién fundado, en la fase In ld a l no difiere mucho de aquella en la finca. Bajando de la m ontaña para radicarse en el poblado — donde, en muchos casos, sólo permanece en form a ocasional o cíclica— el campesino transfiere sus costumbres habltaclonales en un marco urbano. Con frecuencia, la arquitectura urbana reproduce la casa campesina, pero Inserta en una manzana y construida en un solar alinderado. Es decir, que pasando de la fin ca rural al pueblo, el colono enfrenta una situación catastral nueva, y de ésta surge un problema constructivo antes desconocido. L a vivienda rural podía extenderse; en el pueblo tiene que ajustarse a un predio catastral, a un espacio limitado y que, además, está rodeado de uni dades vecinas similares. La casa rural podía elegir su ubicación en la geografía, privilegiando sitios abiertos y sin obstáculos, por ejemplo, construyendo sobre una pequeña meseta absolutamente plana. En el pueblo con frecuencia se adjudica al futuro morador un espacio des nivelado, o muy pendiente. Este tendrá que pensar en estas lim ita ciones, compactar la vivienda en un predio que tiene lím ites y vecinos; la casa se moldea para caber en un solar, que mide entre 10 y 20 m e tros de frente por 20 ó 40 de fondo, “de centro” como se dice. Sin embargo, dado su origen social, cambia por completo el con cepto de la vivienda urbana que reinaba desde el siglo X V I. Se pasa de la casa-claustro, ciega y encerrada sobre si misma, a la casamirador; para ver y no, como antes, para ser vista. Con lo anterior se evidencia una notable fisura en las anticuadas pautas culturales del control social. El nuevo modelo de vivienda rechaza el encierre de la casa “ con ventual” , con su rígida planta en form a de claustro: centrada sobre 86
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el patio Interior, espacio de la reclusión — de las mujeres— , práctica m ente sin vistas hacia el exterior. El colono trae de las laderas el m odelo de una casa rural con espacios de trabajo, de secado o de alm acenaje en corredor bajo amplio alero, convertible a la hora del descanso en galería para sentarse, charlar y “ divisar"; llegando al pueblo, con cambios menores, la adapta y la transforma en modelo urbano. P o r eso el patrón arquitectónico traído de los desmontes, tiene un marcado carácter extrovertido. Se abren múltiples vanos sobre la calle y el fondo del solar; se multiplican los balcones en fachada y corren en segunda planta amplias galerías, posteriores o laterales, m irando sin tem or a la calle o al jardín del solar. Aprovechando la topografía y las fuertes pendientes, desde este mirador, por encima de las demás casas se contempla la plaza o el cercano entorno agreste. De hecho, el paso del pueblo de topografía plana al de laderas, fa vo rece la búsqueda en las visuales exteriores y el disfrute de la comu nicación con los espacios públicos. La geografía y los desniveles incitan a una concepción “ abierta" de la relación entre la casa y su entorno; se form an novedosos nexos visuales entre el espacio privativo fam i lia r y el urbano colectivo, entre arquitectura y urbanismo. En estas calles Inclinados se forma una doble hilera de casas superpuestas, preludio a lo que serla posteriormente la vivienda uroana escalonada. Cada casa es como un monumento glorificando la m adera: en su Interior el visitante recorre un verdadero museo pro longando el universo vegetal, en el cual se gestó. En la estructura se asocian el bambú y la guadua con las maderas duras, como el guayacán am arillo o el cedro; se usa la guadua en esterillas para cielosrasos o paredes repelladas y las macanas de chonta, en las barandas de corredores y balcones; la cafia brava se asocia con las maderas labra das en los entechados; y en las paredes, los vanos, los pisos, los aleros, los marcos de las puertas y de las ventanas reina la tabla aserrada. En las divisiones Interiores se observa una exuberante decoración, en la cual la expresión creativa de los artesanos se manifiesta en la talla de molduras, postigos escultados con arabescos y rosetones y los enca jes de las rejillas y celosías. Con esta profusión vegetal la casa pro longa la epopeya silvestre de los hacheros. Asi, en las tres cordilleras desde el sur de Antioqula hasta el occidente de Cundinamarca, pasando por el Quindio y el Tollma, lle gando hasta el Valle y las dos cordilleras caucanas, numerosos po blados de laderas originados en la colonización, fundados entre 1880 y 1930, presentan durante este periodo una amplia gama tipológica de arquitectura. L a colonización popular agraria elabora sus propias expresiones plásticas de amoblamiento espacial, tanto urbanístico como arquitectónico: son manifestaciones regeneradoras, genulnas y autóctonas, sumamente creativas, con un marcado carácter nacional. Pero esta perspectiva de una arquitectura autodidacta no tendría mayor desarrollo y sus tendencias serían frustradas en pocos años. D el seno de la colonización surgía un edificio social estructurado y complejo, en el cual se Iba a destacar un grupo dominante y adinerado, 87
que iba desligándose del mundo de esa colonización. A cambio del café empezó a importar cemento, hojalata, hierro, rosetones m etá licos prensados, cerámica, vidrio y también arquitectos franceses e Italianos. La corriente nacional, gestada en el mundo del campesinado de vertientes, se vio contrariada por los mercaderes mirando hacia París o Florencia. En busca de una arquitectura “ culta” , iban a im portar los modelos europeos de la prestigiosa arquitectura “ neo-clásica” . Con toda evidencia, durante este periodo que corre desde Rafael Núñez hasta Enrique Olaya Herrera, entender la variedad estilística y constructiva nos obliga, más que nunca, a identificar y ubicar en la red urbana los múltiples agentes sociales de la producción arquitec tónica; sólo asi podemos detectar su dualidad y localizar sus dos principales vertientes expresivas. Pues de la colonización de baldíos en el “triángulo central” se desprenden dos corrientes formales, dis tintas y hasta opuestas, cada una con marcado sello clasista. Por una parte, surge una vigorosa arquitectura rural y urbana empírica, pro fundamente popular en sus protagonistas, éstos con nítido Instinto nacional. Tendría múltiples expresiones estéticas, pero a partir del uso de las maderas vernaculares y de tecnologías genuinas, a veces sumamente renovadoras y creativas. En el otro polo se destaca una arquitectura urbana marcadamente elitista y extranjerizante, dando resueltamente la espalda a lo nacional; se caracteriza por la impor tación de modas, de estilos, de arquitectos, de materiales básicos de construcción y hasta de la quincallería decorativa. Aquí la guadua y el techo de astillas, acá el cemento y el zinc, en un mismo momento y lugar. De un mismo fenómeno social, surgen dos Ideologías divergen tes y dos maneras de construir la casa. Como dijo alguien: "No se piensa igual en un castillo y en una choza." Caducas las ciudades del poder político, ceden paso a los centros del nuevo mando económico; son derrotadas las ciudades de los pró. ceres por las de los mercaderes. La confrontación entre los siglos X V III y XX, y entre valles y vertientes, tiene como consecuencia la crisis del sistema urbano español y el auge rápido de la ciudad surgida de la colonización cafe tera. En este sentido, la colonización cafetera de los baldíos de laderas no sólo actúa como origen de una nueva ciudad, sino también como sepulturera de la ciudad Indiana. Al respecto, resulta muy Ilustra tiva una comparación entre Manlzales y Popayán, por insólita que les parezca a los manizalefios y por lo chocante que resulte para los payaneses: de hecho, es algo cruel contrastar el rápido surgimiento de la primera con la lenta agonía de la segunda. Tomando la arquitectura como termómetro, vemos cómo esta se estancó en Popayán. Después del terremoto de 1766 se construyeron las extensas casas enclaustradas de las más ricas familias de la ciu dad: latifundistas y mineros esclavistas: civiles unos y prelados otros. Estas casas, en definitiva, nunca pasaron del número de diez, pero en esa misma época ninguna vivienda de Buga y Cali podía rivalizar con ellas, en extensión y en lujo, y un siglo después, se seguía cons8B
ANSERMA
A m m o ia
truyendo según el mismo patrón. Hacia finales del siglo X I X , m ientras modestos cacharreros boyacenses abren un tienda en Popayán (h e r manos R ey es), un aventurero ruso-americano, con mucho más o lfa to que ellos, planta su carpa en Llanogrande; debajo de la bandera del consulado de los Estados Unidos, abre su almacén de im portación, en la plaza de Palm ira. Siguiendo su ejemplo, una vez abierto el Canal de Panamá, algunos importadores-exportadores se radican en Cali, en donde poco después introducen la "arquitectura francesa", en sus mansiones y edificios comerciales. En estos mismos aAos Papayán queda sumida en una profunda depresión económica y no florece el nuevo modelo de arquitectura residencial en la vieja ciudad indiana. Eso, más que un hecho estético, se considera como un drama social en su dimensión histórica: la deca dencia de una ciudad, como consecuencia del ocaso de una sociedad, y no puede estimularse una arquitectura de ruptura en un conglom era>
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4o estático y eontlnuista. Por lo tanto, al contrallo do lo que romos ea Bogotá, Cali. BfodeUln, Bocaramanga. Cartagena y Barmnqullla, os muy ir s w la producción arquitectónica neo-clásica en Popayán. su catálogo so limita a unas pocos edificios religiosas y do gobierno, que caben en las cuatro mansanas del marco de la plaza. No so ron hileras de edificios comerciales en callas dedicadas al negocio, ni tam poco un barrio nuevo, con las mansiones y los palacetes extravagantes de los nuevos ricos. le que la dase dirigente de Popayán. entonces, no estaba conformada por nuevos ricos, sino, al contrario, por antiguos ricos en creciente pauperización, quienes con pocos medios, pero mucha tradición, seguían viviendo discretamente en sus cesas enclaustradas. No necesitaban ninguna "vitrina” sobro la calle para Identificarse en una ciudad donde, deede siglos atrás, sus ancestros tenían "solar conocido” . Por el contrario, en una dudad nueva y sin pasado, como Maniaales, una clase social de aparecidos recién llegados y completamente desconocidas llama la atención con sus casas, señala su presencia con una prestigiosa vitrina residencial, y afirma su éxito y su poder por medio de sus fachadas. Sin embargo, a principios de nuestro siglo la clase dirigente de Popayán sigue con la pretensión de dirigir si país desde el Cauca Orande. Be aferra en Bogotá a un poder Ilusorio, Ignorando que el poder político real ya se transfirió a Barranquilla, Medellin, Bucaramanga o Mantéales. La dudad sigue produciendo legiones de abogados, exportando presidentes y letrados, y hasta malos poetas, dicen algu nos. Mientras tanto el poder de hecho ha pasado a manos de iletrados, con registradoras y calculadoras, radicados en las nuevas dudadas; analfabetas, pero expertos en sembrar, comprar y exportar café. No son leguleyos y quizá Ignoren el código civil, pero se conocen de me moria el código de comercio y los reglamentos aduaneros de seis países. Popayán habla sido desde su fundación una dudad de castas y pretendía seguir tan inmutable como ellos. Desde hace tres siglos un reducido grupo social dirigente y petrificado se aferra a dos calles de otras épocas, es el mismo barrio, del mencionado grupo desde el siglo X V m ni cambió, ni creció, ni se mudó, pero si se amigó. Manlsales fue desde su nacimiento una dudad de clases, enfrenta das y en lucha, tan dinámica como ellas. En movimiento y cambio continuo, su grupo motor, si es el caso, modela la dudad, la cuestiona y la transforma; su élite cambia y se mueve en el espado, con sus barrios nuevos, se traslada de un sitio a otro Mientras Popayán quedaba silenciosa e Inmóvil, Manlialcs Iba experimentando olas continuas de mutaciones. Al fin y al cabo, en Popayán el oro no produjo, durante unos tres siglos, más que unos cuatro o cinco templos y dies mansiones. En Manlsales, en cincuenta años, el café produjo primero la eclosión de la dudad y luego su reno vación arquitectónica, en varias oportunidades. Asi se pudo comprobar cómo d pulso del cambio social nutre las transformaciones espacia les y estéticas. Se articulan el surgimiento y la decadencia de los gru90
l’ U n o ém M u lu in
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pos sociales, con la elaboración de su Ideología y su expresión plástica por medio del urbanismo y la arquitectura. Asi se pudieron asociar en Manizales entre 1870 y 1930 tres momentos arquitectónicos muy defi nidos; establecer los nexos, en cada momento, entre la producción arquitectónica y la Ideología dominante; relacionar las ideas con el rechazo de lo vernáculo y la introducción de nuevos materiales y técnicas de construcción exógenos. En resumen: —Entre 1850 y 1880 se construyen en bahareque, de “ vara en tie rra" y techo de paja, pequeños ranchos bajos de colonos trabajadores, peones de desmonte, arrieros, etc. —Entre 1880 y 1925 se generaliza la casa de dos plantas con es tructura de guadua y paredes de madera, con techo de teja de barro, técnica Introducida por antiguos colonos exitosos, vueltos comercian tes urbanos. —Desde los años 1920 hasta los cincuenta se construye en el centro en tres o cuatro plantas, con materiales Importados como hierro, cemento, hojalata, techo en zinc y ladrillo cocido local. Plan tadores cafeteros y grandes negociantes del grano, comerciantes Im portadores y banqueros, constituyen el grupo social estimulando este cambio. Quizá sea el momento para Introducir algunas observaciones: a) Comparando nuestras pesquisas con los trabajos de varios In vestigadores (como son Lorenzo Fonseca, Alberto Saldarrlaga, Harold Martínez y Néstor Tobón, entre otros) se evidencia que la llamada arquitectura “republicana" no es una sino múltiple, y su di versifica ción surge del mismo espectro social, de la variedad de la demanda y de los productores y protagonistas. Por lo tanto, dicho periodo pre senta una producción más abundante y rica, de lo que generalmente se registra en la historiografía de la arquitectura. b) Rechazando la tutela cultural española, la nueva clase diri gente urbana Introduce, con la arquitectura "neo-clásica", una triple dependencia: —Ideológica y cultural, con marcada Influencia estética francesa. —Técnica y tecnológica, con la contratación de arquitectos ex tranjeros, para el diseño de los proyectos y la ejecución de las obras. —Económica, con la compra onerosa de materiales Importados. Cerrando este paréntesis se puede presentar la conclusión de la ‘‘confrontación" entre Manizales y Popayán. Visto a la luz de la sen cilla aritmética demográfica, el desenlace no deja dudas: con apenas setenta años, Manizales hacia 1920 ya contaba más de 20.000 habi tantes; en 1938, festejando sus cuatrocientos años, Popayán no regis traba más de 18.000 personas; en el mismo año Manizales pasaba de los 51.000 habitantes. Manizales habla sido la negación y la antítesis de Popayán; no es nada sorprendente que ambas ciudades se hubieran enfrentado en guerras durante el siglo XIX. 92
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Iniciándose el presente siglo, en un país que cuenta con 4 mi llones de habitantes en 1905, un sector progresista de la clase dirigente mercantllista, sometida y aliada a los grandes Intereses económicos extranjeros, se empeña en quebrar los obstáculos del fraccionamiento territorial y de laB “Ínsulas" inconectas, trabas sobre los cuales pros peraban los feudos comarcales y regionales, frenando el proceso de Integración nacional. El incentivo de este proceso se encuentra en gran parte en el desenvolvimiento Impetuoso de la economía cafetera y su doble mercado: externo (exportación del grano) e Interno (Im portación de mercancías manufacturadas). Es lo que los economistashistoriadores llaman "la formación del mercado nacional” . Estas con diciones, uniendo las exigencias externas de potencias dominantes y sumadas al desarrollo del capitalismo mercantil interno, contribuyen a la progresiva unificación territorial nacional y favorecen el salto hacia una nueva formación espacial. En estas condiciones la coloni zación de laderas actúa como sepulturera del espacio colonial, limitado a las sabanas y valles planos. Aquí es preciso señalar que ayudó mucho en la comprensión de este fenómeno el texto teórico de José Stalin, El Marxismo y e l Problema Nacional, escrito en 1913 y en el cual se lee: L a nación no es solamente una categoría histórica, sino una categoría histórica de una determinada época, de la época del capitalismo ascensionaL El proceso de liquidación del feudalismo y de desarrollo del capitalismo es, al mismo tiempo, el proceso de la agrupación de los hombres en naciones. A si ocurrieron las cosas, por ejemplo, en la Europa Occidental. Los ingleses, los franceses, los alemanes, los italianos, etc., se agruparon en naciones bajo la marcha triunfal del capitalismo victorioso sobre el fraccionamiento feudal. El problema fundamental para la joven burguesía es el mercado. Dar salida a sus m e r c a n c ía s y salir vencedora en su competencia con la burguesía de otra nacionalidad: he ahí su objetivo. De aquí su deseo de asegurarse *‘su” propio mercado "nacional” . El mercado es la primera escuela en que la bur guesía aprende su nacionalismo.
La captación especulativa y mercantllista de la producción, su evacuación y exportación, operan en favor de determinadas plazas con condiciones óptimas. En ellas, la banca y el comercio de Impor tación-exportación se radican en forma hegemónlca y en adelante Ignoran el arcaico sistema urbano español colonial. De la misma ma nera en algunos centros indianos la nueva clase dirigente sepulta a la anacrónica arquitectura colonial y adopta con entusiasmo la presti giosa francesa e italiana neo-clásica. Con el uso del hierro y del ce mento va cambiando la silueta del centro de la ciudad, se rompe su horizontalidad cuando bancos, edificios comerciales, hoteles y goberna ciones se construyen con tres y cuatro plantas en los alrededores del parque, desalojando a las últimas casonas del siglo XV III. La Iglesia Católica no se salva de esta dudosa “modernización” y también en la arquitectura religiosa opera una vigorosa reacción contra la tradición colonial. 93
Durante tres siglos la arquitectura sagrada se caracterizó por una modestia y una discreción, llegando en no pocos casos hasta la humil dad. Tanto la pobreza generalizada de los clérigos y de sus feligreses, como los mismos limitantes tecnológicos, imponían un edificio cons truido con materiales vernáculos de fácil manejo, de reducidas pro porciones, con volumetrla compacta y una silueta baja, de tal modo que el templo presentaba un desarrollo horizontal que no alteraba la silueta baja del conjunto urbano circundante, conservando éste una notable unidad: esta era la regla general actuando desde Santa Marta hasta Pasto. La confirman algunas excepciones tardías (en vísperas de la Independencia, cuando no postcolonlales) en Mongui, Santa Fe de Antloqula, Zipaqulrá, Chlquinquirá y Bogotá, todos lugares en don de se Invirtió este modelo por medio de la verticalidad. Pero confundiendo quizá el exhibicionismo provocador con el pres tigio, o asociando el gigantismo con la monumentalldad, la Iglesia de la República iba a sacrificar deliberadamente el buen gusto a la vul garidad ostentosa y babilónica. De paso, curas y prelados decretan en forma arbitrarla la condena a muerte de numerosas joyas de los siglos X V II y X V III, convirtiéndose en los más radicales verdugos del legado arquitectónico religioso Indiano. Como bien observa Alberto Saldarrlaga, destruyen sistemáticamente esta página de la historia “ para dar Ima gen moderna a sus vetustas creencias''. Además, después del susto pro vocado por los gobiernos de “libres pensadores, ateos y masones’* del medio siglo, esta reacción agresiva de la Iglesia mucho se parece a una revancha extremista del Vaticano; de hecho, se recrudece des pués de la firma del Concordato de Núfiez. Aquí no sobra recordar que igual cosa ocurría en los mismos aftos en Francia, después del sangriento aplastamiento de la Comuna: la gigantesca basílica del Sagrado Corazón de Montmartre se construyó, entonces, en "expiación de los crímenes contra la Iglesia''. Pero los plagiarlos andinos de las altas catedrales europeas no advirtieron que éstas se insertaban en un entorno Igualmente vertical; desde la Edad Media las ciudades se compactaban por medio de la construcción en cuatro, cinco o seis plantas, con tres a cuatro metros por piso. Los esperpentos arquitectónicos de “la revancha'' iban a apabullar, sin clemencia, un ámbito pueblerino que nunca pasaba de dos plantas. Entonces es cuando el edificio del mito se torna adefesio; se levantan paquidérmicas catedrales y basílicas, destacando aquellas de Popayán, Medellln, Buga, Bucaramanga y Manizales. Difundiéndose esta ideología confundiendo fe y tamaño se riegan en Antloqula enor mes templos, atropellando y aplastando los nacientes pueblos de colo nos, Abejorral, Sonsón, El Jardín, etc. El caso se tom a caricaturesco en Jerlcó, en donde un templo “ gótico" de tamaño fenomenal termina derrotado por la competencia de una gigantesca basílica “ románica", según parece copiando las dimensiones de Villa Nueva. Como vemos en la montaña fácilmente puede el gótico anteceder al románico. Des de luego la racha tenia que invadir el antiguo Caldas y no se salvaron Aguadas, Riosudo, Anserma y Salamlna; ni mucho menos Armenla, 94
Calarcá y Circasla. No obstante, en nuestra opinión ganarla este con curso regional andino de mal gusto la desmesurada María Inmaculada plateada de Fllandla. Principiando el siglo esta tendencia llegarla Inevitablemente con los capuchinos y franciscanos a los territorios de misiones. Entonces frailes espafioles, franceses e Italianos rivalizan en dimensiones espec taculares en Puerto Asís, Slbundoy, Mocoa, cuando no en un Quibdó que no alcanza 5.000 habitantes, o en el caserío de Tadó, que no con taba entonces más de 300 casas. Pero se lograrla hacia 1930-1940 en el caserío naciente de Puerto Merízalde la obra maestra del desprecio de un hábitat, del atropello de un ámbito aldeano, de un entorno natural y de una comunidad, y del derroche de medios en la máxima miseria humana: la megalomanía agresiva de un misionero espafiol, asociada con la desafortunada docilidad del arquitecto suizo Ramelll, produ cirían este aplastante testimonio de incultura y prepotencia colonia lista: el gigantesco templo en cemento y hierro, surgiendo de la selva del río Naya como una nueva Opera de Manaus. Resumiendo: surgida de una reconquista ideológica provocadora y del Concordato, actuando como su Instrumento político, la arquitec tura religiosa gigantesca y ecléctica, desde finales del siglo X IX, ex presa en forma diáfana un momento de las relaciones entre el Estado y el Vaticano: es arquitectura del Concordato y de su victoria, ade cuada forma de un determinado contenido. Socialmente, se observan el ascenso y el poder de los grandes nego ciantes dependientes del comercio con Inglaterra. Llegan a conformar en sus bancos, clubes y cámaras de comercio un bloque de poder eco nómico y político, dominando la vida de las ciudades y plazas comer ciales, desde fines del siglo X IX hasta bien entrado el XX. Indicadores de ello son el club, el teatro, la cámara de comercio y la plaza de mercado. Cristalizan la expresión simbólica y arquitectónica de la agre miación de Individuos solidarizados por Intereses y conscientes de que son Integrantes de una clase, unida por sus disputas con otras. Pero mientras ocurre lo anterior, opera paulatinamente un “cambio de mando’* en Colombia. Muy temprano, en 1865, son Inge nieros de una empresa yanqui aquellos que construyen la primera linea telegráfica Bogotá-Puerto Nare, con sus antenas posteriores hacia Medellin y Manlzales. Mientras tanto se funda en 1864 en Bo gotá el banco británico "London, México and South America Bank". No obstante, en 1880 es en Nueva York donde el gobierno central con sigue un empréstito bancario pora solucionar la crisis fiscal. Poco después hasta la propia plata colombiana viene “ del norte"; bajo el régimen de Núfiez, en 1887, es una fundición norteamericana la que acuña la moneda de 50 centavos; en 1882 llegan de Flladelfla los co ches importados por la compañía norteamericana del tranvía de Bo gotá. Igual cosa ocurre en 1885 en Medellin y, como se dijo, el contrato con el municipio estipula que el tranvía debe ser "del modo como funciona en las calles de Nueva York". Por fin, entre 1889 y 1898 95
diversas empresas yanquis instalan las primeras plantas diesel para redes de energía domiciliarla y alumbrado público en Panamá, Santa Marta, Barranqullla, Cartagena, Bucaramanga y Medellin, entre otras. Esta primera ola de la penetración estadounidense tiende a mermar durante la Guerra de los Mil Dias, pero apenas terminada ésta, se reactiva en seguida. Concretamente entre 1903 y 1930 el país pasa de la dominación europea a la órbita norteamericana, creciendo ésta bajo la doctrina del banquero-presidente, Teodoro Roosevelt, pero siguen un camino los aconteceres sociales, políticos y económicos; y un camino distinto, dlacrónico, o mejor desfasado, las influencias culturales y estéticas. Para citar un ejemplo concreto, hacia 1920 los arquitectos — como los niños— aún vienen de París y desde 1900 los presidentes de Colombia se importan de Washington. El reajuste opera en la década siguiente, pues en 1930 ya se "corrigló" el desfase: tanto Olaya Herrera como la misión Kemmerer o John Wootard y los ingenieros de Bocas de Ceniza y del muelle de Buenaventura se contrataron en Washington y Nueva York. Desde el punto de vista del manejo de estas indagaciones, lo anterior nos lleva a admitir y a considerar en ciertos momentos un choque y, a veces, una superposición entre influencias técnico-estéticas diversas; momentos en los cuales se hace difícil, o confuso, saber qué es de quien. Por eso se tuvo que manejar siempre una doble perlodlzación, considerando el desfase entre esencia social, corrientes esté ticas e influencias culturales, la cual se revela indispensable para entender la duplicidad que se presenta en periodos de “ relevo" y de transición. En efecto, en cuanto a la doble perlodlzación (social y estética) adoptada aquí, no se pueden ocultar ciertas dificultades. La parte central de cada periodo no presenta mayores escollos, siendo que reúne un conjunto de características nítidas y unificadas, asegurando su consistencia y homogeneidad. La cuestión se hace más ardua en cuanto a su inicio y declinación, momentos duales durante los cuales las secuelas del periodo anterior se juntan con las premisas del si guiente. Para resolver esta dificultad se tuvo que seleccionar los hechos más significativos, expresando el paso de un periodo a otro: primero en el campo social, luego en las manifestaciones estéticas. Si tomamos como ejemplo el concepto de “cambio de mando” y como caso el paso del dominio mercantil británico al financiero norteameri cano, se acogieron los siguientes hitos socio-poli ticos: a) 1903. Secesión de Panamá. b) 1900-1905. Política expanslonlsta de Teodoro Roosevelt. Crea ción de la bolsa del café, en Nueva York. c) 1904-1909. Concesiones de Rafael Reyes a firmas norteamerica nas, del sector primarlo. d) 1914. Primer acuerdo de indemnización con Estados Unidos por la pérdida de Panamá. Apertura del canal. Primera Guerra Mundial y calda del comercio entre Colombia, Inglaterra, Francia y Alemania. 96
e) 1918. Estados Unidos adquirió el predominio en el comercio de importación-exportación en Colombia. f ) 1922-1925. Primer auge de la exportación cafetera, principal mente hacia Norteamérica. g ) 1923. Washington manda la misión monetaria de Edwin Kemmerer. h ) 1923-1927. Pago de las cuotas anuales de la indemnización de Panamá. i) 1920-1930. Numerosos préstamos de los bancos de Nueva 7ork para obras públicas, el canal del Dique, los muelles de Buenaventura y Barranqullla, Bocas de Ceniza, tramos de los ferrocarriles, cables aéreos de Caldas y otros. ] ) 1925-1930. Radicación en el país de firmas de Estados Unidos. Registro en el Diario Oficial de numerosas marcas norteamericanas. Llegan “ urbanlzadores", Ingenieros y arquitectos de Norteamérica. k ) 1930. También de Washington llega el nuevo presidente de Colombia (Olaya Herrera), según una tradición que venia desde años atrás. l ) 1930. Llega la segunda misión del experto monetario Edwin Kemmerer. La anterior nota quizá permita entender el curioso matrimonio que se celebra en los afios de 1920, entre la arquitectura francesa y el urbanismo norteamericano. Recuérdese primero que en las regiones económicas nuevas, la clase social dominante que va emergiendo de las plantaciones cafe teras o del negocio del grano, se afirma fundando ciudades nuevas, por ejemplo, el grupo Calcedonia, Sevilla, Calarcá, Armenla, Perelra, Manlzales v La Virginia. Pero cuando este grupo social surge en ciu dades existentes, entonces su Impacto se da en dos lugares de la ciudad. En una primera fase tiende a recuperar, conquistar o renovar el centro tradicional, expresando asi un primer rechazo a lo colonial. Luego esta negación y ruptura se hacen más radicales por medio del aleja miento. de la distancia y de un conjunto nuevo homogéneo: es cuando este grupo social preconiza y edifica un barrio nuevo, exclusivamente suvo. Más que de la “sociedad” nativa de la ciudad, este nuevo barrio surge de recién llegados: precisamente, por expresar su ruptura con las costumbres culturales y residenciales de la clase dirigente local, petrificada y enredada en su pasado. Pero hay algo más en este alejamiento de la oligarquía de merca deres en ascenso rápido. No se trata solamente aquí de residir en un lugar campestre más agradable y confortable y únicamente de buscar un nuevo entorno natural. También se busca una dlstanclaclón sim bólicamente física de la sociedad del pasado, apartarse del vecindario algo molestoso conformado por grupos subalternos. Se desea con este rechazo a la promiscuidad social una nítida separación, garantizada por la distancia y el espacio y asi exenta de ambigüedad. Por eso los nuevos ricos de Cali usan el rio como aislamiento, a la vez barrera y defensa. Entonces edifican su barrio en la otra orilla, en los pastos 97
de las vegas de El Centenario o en Granada. En M edellln rompen deli beradamente también con una form a urbana tradicionalm ente orgá nica que se ven ia desarrollando en la margen izquierda de la quebrada de Santa Helena; se pasan del otro lado, más allá de un riachuelo, detrás de la basílica y de la nueva plaza y para no dejar dudas al respecto, proclaman que allí está la “villa nueva". Aunque en m enor escala, algo parecido ocurre en Buga, en donde los palacetes seudo franceses del grupo adinerado inician un nuevo barrio, apartado de la ciudad y del otro lado del rio Guadalajara. En Cartagena la ruptura social es más evidente con la distancia geográfica: abandonando la ciudad amurallada y vetusta los negociantes se refugian en una isla arenosa, Insula geográfica y social, en Manga. En Bogotá, en una situa ción geográfica sin mayores obstáculos naturales, sencillamente se brinca hacia el norte y dejando varios kilómetros de pastos y cultivos la oligarquía busca su aislamiento de las “ turbas", edificando el barrio de Chaplnero. Aquí o allá, y por algo será, sus privilegiados vecinos lo proclaman "un barrio moderno, elegante y e x c lu s iv o ..." En Bogotá, con frecuencia son inmlgantes los acaudalados im por tadores y exportadores construyendo sus palacetes en Chapinero, en los “ extramuros". Su ostentación actúa en franco contraste con la modestia de viejas fam ilias acomodadas y nativas, las cuales siguen ocupando antiguas e incómodas mansiones con letrinas en el patio tra sero y cocinas de lefia, en el barrio de L a Candelaria. A lgo comparable ocurre en Medellln con el surgimiento de Vlllanueva: sus chillonas ex travagancias arquitectónicas chocan con una clase dirigente antloquefia aún muy rústica y tradicionalmente residenciada en viejas casonas de bahareque y tapias, en los alrededores del parque de Berrio y de la quebrada de Santa Helena (L a Pla ya ). En Cartagena, no faltan venezolanos, panameños y “cachacos” entre los nuevos ricos que se alejan de la ciudad amurallada y empiezan a edificar, a partir de 1912, su nuevo bastión residencial en Manga. A lgo muy parecido sucede hacia 1930 en Barranqullla, cuando unos ingenieros especuladores nor-
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teamerlcanos ofrecen un Country Club y el Barrio Prado A lto a los poderosos banqueros e Importadores-exportadores, que tienen sus ofi cinas en la ciudad baja, cerca a los muelles. En Cali son "aparecidos” como Otero, los voceros del “ nuevo barrio", y de los palacetes de El Centenario o del barrio Granada: todos son barrios de poca duración, débilmente respaldados por una riqueza coyuntural muy efímera. A los pocos años entran en crisis, experimentan un "reajuste", con una marcada pauperización social y un notable deterioro físico. Durante las décadas del veinte y del treinta se lotean las primeras “ urbanizaciones” diseñadas y construidas por firmas norteamericanas, en Barranquilla y Cali. Rompen la estricta cuadricula tradicional, introduciendo elementos tomados del moderno urbanismo Inglés, tales como el antejardín, vías curvas con sistemas anulares y parques-jar dines en el centro del conjunto. En otras palabras, llegan desde afuera, cogidos del brazo, el capitalismo en la construcción urbana y la teoría de la ciudad-jardín de Howard. Estos nuevos patrones urbanísticos, del A lto Prado (Barranquilla) y de San Fernando (C a li), se convierten en modelo que volvemos a encontrar luego en el sector BollvarianoLaureles (M edellln), en el plano de la Universidad Nacional y el cer cano barrio Sears (B ogotá), en Miraflores (C a li), en Ciudad Jardín y El Paraíso (Barranquilla), en La Estrella (Manizales), en varios barrios de Bucaramanga, Montería y Cúcuta. En Bogotá a principios del siglo no faltan extranjeros para “ mo dernizar" la ciudad, aunque de manera más discreta que en Medellln o Barranquilla. La Gaceta Republicana, de abril 8 de 1919, titula en primera plana: Bogotá Moderno. Urbanización del barrio La Paz. Un extranjero progresista. Asi concentra la asociación psicológica modernismo-urbanización y progreso-presencia extranjera. El periodista entrevista al ruso José Eldelman "oriundo de la patria del gran revolucionarlo Kerensky" (? ? ? ). Llegó a Sur América seis años antes y "hace tan sólo seis meses que se halla en Bogotá” . An teriorm ente habla fundado "nuevos y modernos barrios" en Rio de Janeiro y Lima, con lo cual visiblemente se quiere tranquilizar a sus compradores. El empresario inmigrante, con oficina en la Plaza de Bolívar (No. 204) expone su proyecto: “un nuevo barrio a cuatro cuadras del tranvía eléctrico", y “ en uno de los mejores sitios de Chaplnero", dividido en 340 lotes de 500 varas cuadradas, que se pagan en 36 meses. Tendrá una “ elegante avenida toda arborizada" de 25 metros de ancho, y una red de calles también arborizadas de quince metros ( “de un ancho mayor al que ordena para esa clase de urbanizaciones un Acuer do vigen te"), por donde “pasarán nuestras linajudas damas y nuestros más aristocráticos spormans" . . " y autos de veloz carrera y roncos pitos, como heraldos de progreso y civilización". 99
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Según el periodista, el señor Eldelman “ tiene derecho a la grati tud de los bogotanos", no sólo por "su Idea de fundar un barrio mo derno y elegante", sino por "el obsequio al municipio de cerca de ocho fanegadas de tierra”, y también por el sistema de pago a plazo "para que todos, ricos y pobres, pudloran adquirir lotes". Es de suponer que habla entonces en Bogotá unos pobres "elegantes, aristocráticos, lina judos y spormen". Termina el articulo felicitándose de que "de la vieja y colonial Santa Fe no quedan sino lejanos recuerdos perdidos entre las lejanías de un remoto pasado" y “ felicitando también a los extranjeros, que como don José Eldelman, han venido a contribuir con su dinero y sus energías a tan bella obra. . etc. Salomón Outt es otro "hombre de progreso" y que también atiende oh la Plaza de Bolívar, almacén "Ambos Mundos", En 1010 su pro paganda cubre media página de los periódicos para anunciar si "barrio Outt", "un lote situado entre Bogotá y Chaplnero", concretamente al pie del barrio Barro Colorado, en donde tuvo lugar diez años antes "en el descampado" un atentado contra Rafael Reyes, El predio se extiende entre las carreras séptima y novena, desde la calle 4B hasta la 40, frente a la actual Unlvorsldad Javorlana. El empresario contrató a la firma del Ingeniero Manrique Martin, pionero de la Introducción de la tecnología constructiva en concreto on Bogotá. El proyecto de éste, sin más búsqueda estética, sencillamente cuadricula lOO
el terreno con 130 lotee en ocho cuadras rectangulares. Loe lotee, "especialmente para habitaciones de obreros", pero "rodeados de los elegantes quintas de Ghaplnero", alcanzan 600 varas cuadrados (unos 400 metros cuadrados) y tienen un precio unitario de 120 pesos. Se observa en el plano una plazoleta circular en el cruce de la calle 47 con la carrera octava, con rotonda central, la cual no pasó del papel calco... La operación fue de tal éxito que don Salomón decidió seguir. Inicia el loteo también "para obreros" del barrio Siete de Agosto, entre las callea 06 y 00: “ Es usted pobro? ¿Desea ser rico? ... Aprove chen. .. los lotes se pagan en treinta meses... cuotas semanales de 1 peso con 25 centavos,.." Y tal como ocurrió en otros lugares, poco después unos nativos siguen el ejemplo. Aquí nos toca regresar a la muy activa familia Liévano, dinastía más bien, siendo que tres generaciones se suceden entre 1800 y 1030 en el “gran bazar" de los latifundios, rurales y urbanos. En El Constitucional de Cundlnomarca, do Julio 11 de 1847 (N9 214), figura no sólo un plano de Bogotá sino también un articulo sobre la venta de los ejidos urbanos, proyecto que se venia agitando desde altos atrás con el fin de remodtar a la recurrente crisis prosupucstal. Combinándose la liquidación del ejido con la confiscación de los propiedades dol clero, es en 1802 que encontramos la primera huella del Ingeniero Indalecio Llévano, adquiriendo tierras urbanas a partir do sus contratos oficíalos, como agrimensor y percolador. En los altos siguientes — tal como se vio— adquiere unas doce mil hectáreas de baldíos rurales en el Magdalena, Boyacá occidental y Cundlnumarca (de tierra callente), estos últimas disputadas entre sus familiares, hacia 1005-1008. Hacia 1000-1020 se reunieron varias condiciones estimulando la especulación raíz urbana en la capital. Es asi que en ol contexto de la relativa prosperidad económica de los altos veinte, surgen varias empresas "urbanlzadoras", una de ellas gerenclada por la familia Liévano, Según parece, la firma "Dávlla, Holguln, Llévano" Inicia sus operaciones parcelando los globos, en los cuales surgen los futuros barrios La Merced y Santa Teresita, hacia finales de los altos veinte y durante la década de loa treinta. Con estas operaciones se Iniciaba asi en Bogotá, montado a la vez sobro la danza de los millones y sobre la demanda residencial del croclente sector terciarlo do tipo administrativo y oficial, la parcela ción residencial. No diaeftan aún urbanistas o arquitectos, pero si agri mensores e lngenloras, modernizando y renovando los diseños urba nísticos tradicionales, pero a escala del predio parcelado, y sin nunca conaldorar lu composición urbana global. Se asoma un urbanismo localizado, un diseño de pequcAas unidades urbanas, que so llamarla "parcelación", loteo o barrio y del cual las pautas de dlscflo so detie nen en las corcua do sus linderos, colindando con otra operación rival, sin continuidad del dlseAo. lO I
En estos proyectos se observa un soplo nuevo en las Ideas, refleja d o en vías anchas, avenidas diagonales y transversales arborizadas, un m alla Je vial segregando los tráficos lentos y rápidos, unas plazas y plazoletas rectangulares como el parque de Teusaqulllo; las plan tacio nes en zonas verdes públicas, manzanas alargadas y, según el caso, casas apareadas sobre un andén ancho o "casas quintas" con un am plio an te jardín que se prolonga lateralm ente y rodea a la construcción. Poco después estas operaciones las extiende la recién creada firm a de la fam ilia Osplna en el sector Teusaqulllo, Soledad, Palerm o y El Campln. En el mapa de Bogotá de 1033 surgen diseños nuevos, como si desde 1910 hubieran soplado vientos del norte y como si unos viajeros, de regreso de Washington, llevaran en su m aletín el plano que para esta capital habla diseñado Len fant en 1791. Pero el resultado serla más modesto; no trastorna la ciudad entera y sólo se observa a escala barrial. Los trazados de vías a veces favorecen una red con curvas formando un conjunto en abanico; otras veces el m anzaneo conven cional es atravesado por unas transversales confluyendo hacia el re m ate de un espacio libre y público. En todos estos casos se evidencia que se pensó las vías en términos de circulación del automóvil. En Bogotá se conciben con este patrón los barrios del sur, enton ces llamados Claret, Inglés y Santa Lucia, con trazados rauiaies con formando varias plazas: una en m edia luna, cinco mas estrictam ente circulares y de tipo “ rond polnt", en donde convergen hasta oeno calles, Incluyendo diagonales de enlace entre los tres Darnos. Ademas, en el Claret una plaza cuadrada y am plia recibe cuatro vías perpen diculares y cuatro diagonales esquineras, originando un manzaneo irre gular. También en el norte encontramos un conjunto parecido, en el barrio entonces llamado L a Providencia, hoy Oaltán. Desde luego de este trazado resultan manzanas Irregulares, recortadas, y pequeñas plazoletas residuales triangulares. En la plaza central del conjunto, de forma rectangular, se Juntan diez vías de distintas categorías y especificaciones. Llam a la atención que casi sim ultáneamente se adop tarla un diseño Igual en Satlvanorte. Pero, regresando a Bogotá, lo que aquí Interesa es: — Por otra parte una tradición, la “ subida" provinciana a la capital de elementos dinámicos de las oligarquías regionales. Los Osplnas vienen de Antloqula, Dávlla de la costa, Holguln y unos Garcés del Cauca. ^ — Por otra parte, el latifundlsmo rural radical y agresivo tradicio nal, complementado por la rapiña sobre las tierras nacionales o del clero no excluye sino más bien se perfecciona con operaciones ralees comerciales sobre los suelos de la capital, Pero lo que ocurre en la Sabana de Bogotá no es excepción sino una regla particularmente documentada. En la costa, en el Valle del Cauca, en Antloqula o en los Sanlandercs también ocurre — como ya se vio con algunos casos— la transferencia hacia operaciones lucrati vas urbanas de los beneficios arrojados por las especulaciones, logra 102
dos con los tráficos de tierras agrícolas. A lo largo de estas pesquisas no se encontró huella alguna de una supuesta dicotomía, o de un divorcio de Intereses, entre supuestas oligarquías rurales y urbanas. En este caso la oligarquía alterna sus Inversiones y operaciones especulativas en ambos hábitats, con Igual voracidad en terrenos urbanos como en tierras agrícolas. Es más, en un caso, precisamente en Bogotá, vemos a un terra teniente urbano negociando su solar y casa, en San Diego, a cambio de baldíos en el litoral Pacifico. Por excepcional, el caso es además una curiosidad y el autor no resistió a la tentación de reproducir aquí Íntegram ente el documento. Este se halló en el Fondo de Baldíos, del AHNC, tom o 30, folios 180, 187,188 y 180, compuesto por tres cartas que se intercambiaron en menos de un mes. En la prim era carta, fechada en Qulbdó el 11 de enero de 1908, se dirige al ministro de Obras Públicas en Bogotá el apoderado de un colono, solicitando una concesión para explotar la tagua en ambas márgenes del rio El Valle, desde su desembocadura hacia arriba. Be enteró que las mismas tierras fueron solicitadas más tarde al minis terio de Obras Públicas en Bogotá, por los señores Nicolás Buendla Carreflo y Mario A. Garcés, "para explotar caucho y gomas'', que, se gún él, no existen “ expontáneas" en la reglón. Luego se opone a dicha concesión, pidiendo la preferencia para su mandante. En la segunda carta, también escrita a mano, en Bogotá y con fecha de enero 25 de 1908, Mario A. Oarcés se dirige al “ Señor Gober nador del Distrito C apital" en los siguientes términos: Someto a la atenta consideración de Usted el siguiente proyecto de canje o permuta referente a un lote de propiedad del Sr. Antonio Izquierdo, situado al este de la carreru 5 de esta ciudad y adyacente al bosque “Hermanos Re yes". A l hacer esta propuesta obro como representante del Sr. A. Izquierdo y de acuerdo con instrucciones de ¿1 para facilitarle al Gobierno la adquisición del mencionado lote, solicitado por el Gobierno pora el proyectado ensanche del bosque "Hermanos Reyes", El canje que propongo se hará por un lote de tierras baldías ubicado en la corta norte del Océano Pacifico y bajo la base de una vara cuadrada por hectárea. Los baldíos a que me refiero son tierras apropiadas para cultivos y a tal objeto se destinarían. El lote solicitado tendría por linderos generales los siguientes. Norte - Río Valle, Este - Linea divisoria de aguas entre rio Baudó y O. Pacífico, Sur - Río Nuquí, Oeste - Costa de Pacifico. A este respecto deseo hacer presentes dos asuntos de considera ción por parte del Gobierno: 1* La región de que hablo no es minera, pues ja más se han descubierto en ella yacimientos metalíferos de ninguna especie. 29 Esta parte de Colombia es poco poblada y se acentúa en ella cierta indo lencia por los cosos patrias. En corroboración de lo dicho me refiero, respetuosamente, o! señor General Enrique Palacios, actual Intendente del Chocó. Al adquirir baldíos en esta costa el señor A. Izquierdo se promete establecer cultivos benéficos a los intereses del pais e intentar la colonización de esas tierras aprovechando las energías de Jóvenes colombianos que desean trabajar. Soy del señor Gobernador, etc. ... Mario A. Garcés. La tercera carta, con membrete de la gobernación del Distrito Capital y escrita a máquina, está fechada en Bogotá, febrero 10 de 1908.
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Ei a la vez remltoria de la anterior al ministro de Obras Públicas, avisándole además de la decisión favorable, tomada cuatro dias antes por el presidente dictador Rafael Reyes, Señor Ministro da Obrss Públicas. Prótenla. Tango el honor do remitirle el memorial del señor Murió A Ganó» en qúe propone si Gobierno permuta de un lote situado hacia el oriente del Par que Nuevo, por un lote da tierras baldías situado en la reglón del Chocó. SI le Exposición de 1010 se hace en San Diego, el lote que ofrece el señor Garcós se necesitará, y por esta razón consultó un Acuerdo del 6 del presante la con veniencia da ls propuesto con el Eximo 8r. Presidente de lu República, quien se dignó resolver lo que le transcribo: Be recomienda ol Sr. Secretarlo General do ls Presidencia se entienda con los señores Ministro de Obras Públicas y Gobernador del Distrito Cepita!, para que se celebre el contrato que propone el señor Mario Garcós con el Ministro de Obras Públicos, salvando los derechos de los cultivadores; y quo si dentro del globo de terreno esté comprendido algún puerto de mar, el Gobierno se reserva la propiedad del terreno nocesarlo para muelles, edificios públicos y determinada área de pobluclón, áren que podrá ser de cien hec táreas en lotes alternados de una hectárea, con Garcós Ea conveniente celebrar pronto cate contrato y tomar posesión del terreno de Izquierdo, y los gustos do mensura de loa baldíos los hará éste. Me permito, en gracia de la conveniencia de la medida para el Distrito, en carecer a lid. la pronta solución de esto asunto. Dios guarde a Ud (La firma, a mano, parede decir: Alvaro Urlbe.) No sabemos cuál fue el desenlace del asunto, siendo quo parte del globo solicitado se hitegra luego a la zona de colonización estatal de Bahía Solano (ver Capitulo V I). Pero quedan varios Interrogantes al respecto, como estos; ¿Cuál era el papel real que Jugnba en ol asunto Mario A. Ourcós? ¿Cómo puede ser, primero solicitante de baldíos en una zona y luego presentarla como solicitada por un terrateniente bogotano de San Diego? ¿Cuál de los dos engaña mas a las autoridades, dundo varas en Bogotá por hectáreas en el litoral, cambiando do un sistema do me didos u otro, adoptando el más lucrativo? ¿Cuál de los dos us el más osado, pretendiendo que una vara cuadrada en Bogotá equivale, en valor, a 10,000 metros cuadrados en el Pacifico, o sea unas 13 600 varas? ¿Y por qué tan fantástica y atrevida propuesta no parece tal a los gobernantes y la aceptan sin ninguna objeción? ¿Por qué un solar de San Diego, del cual no se dice la extensión superficial, se permuta por un territorio que, medido sobre ol mapn 1/600.000 del Chocó, no es Inferior a unas 100.000 (d en mil) hectáreas? ¿Por qué se señala una escasa población de colonos y cultivadores, cuando se estaban multiplicando las colonias de comunidades negrasmulatas y emberas en los ríos El Vallo, Jurubldá, Chori y Nuqul, y cuando existían ya varias poblaciones (Jurubldá, El Valle, Nuqul, etc.)? 104
¿Por quó ol soflor Mario A. OarcA* dlrlgo su solicitud al ministro do Obras Públicas Modesto aarc6*, familiar suyo y socio en ol Valle do los hermanos Ella* y Rafael Royes, osle último slondo prcsldonte do la República? La moraleja podría sor esta: la oligarquía, dosde Popayún hasta BotfotA, Medcllln y Banta Marta, es una sola familia, extensa, desdo luego. # '6 f
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Durante este periodo, en algunos centros nuevas se observa un intento de buscar unos trazado* dlfcronta*. Son generalmente creacio nes Institucionales y el diseño proviene, con frecuencia, de unos inge nieros trabajando en un ministerio bogotano o una gobernación. Pero las innovaciones urbanísticas no pasan de algunos cambios menores; lntontan cuestionar la retícula española, poro se quedan cortos y no pasan de sor sencillas modificaciones formales, limitadas al trazado de la plaza, su tamaño, su forma y su articulación con la red de vías. En el pueblo de Cola se diseña un parque circular atravesado por el camino comarcal, resultando dos pequeños espacios verdes en forma de medialuna. Alrededor del parque una calle de forma general circu lar, do hecho conforma un hexAgono. Do» vías en X se cruzan teóricamonto en el centro dol parque y determinan, de cada Jado del camino intercomunal, tres manzanas irregulares. No so snbu cómo se hubiera corregido esta manzana irregular, pues el crecimiento del poblado se dio esencialmente, luego, en forma llneul sobre la cúrrete». También la traza circular y radio-concéntrica presidió al diseño, hacia 1010, de una nuevu capital para la Ouujlru. Negar la localiza cion de Rlohocha a la orilla del mar y edificar una capital en pleno desierto de urenu era un reto sumamonte atrevido, Hace pocos años sólo se vieron en ol moribundo villorrio algunas agónicas casas de cemento alrededor de una pluzu arenosa, en el centro de la cual tro naba un tanque para almacenar el ugua do un pozo. Afectado por deslizamientos y derrumbos durante un crudo In vierno en el uño 1033, se abandonó el antiguo "pueblo de indios" de Sativanorto, en BoyacA. El diseño de la nueva población, desplazada a poca distancia, tiene el Interes de considerar una diferenciación de tráficos y de Incluir dos avenida* en la trurna tradicional de las calles mAs estrechas, Una de estas avenidas, con dos vías y sopurudor cen tral, utraviesu por el centro de la plaza cuadrada. AdemAs, sobre la plaza se conforman do* manzanas cuadradas enfrentadas, uquella de la iglesia y la de lu cusa munlclpnl, con calle» de tipo corriente Pero dos vio* en X, atruvlesan unas manzana* rectangulares, en diagonal, paru unirse teóricamente on el centro de la plaza. Asi es que diez vio* desembocan en la plaza para un diseño que puede ser bonito en planta, pero sumamente incómodo para el uso diario. En el norte dol Oauca, la novodad consistió en Padilla al regresar a las primera* leyes de Indias y unir en una Inmensa plaza, ocho IOS
Cata
calles esquineras y cuatro vías medianeras. En Miranda la especula ción fue más creativa y dos plazas, a una cuadra de distancia, que daron unidas por una amplia arteria. Desde luego estas pequeñas variaciones en el tratamiento del es pacio central, sólo se visualizan en una reducida parte del conjunto urbano, y no pasan de ser meras fantasías de diseño, sin mayor significado. *
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Desmontando el área escogida para la plaza, se form a el grupo de voluntarios encargados del trazado, al mando del más experto, aquel que sabe sin errores calcular un ángulo de 90 grados. Usando una varita cortada a 80 centímetros o un metro, según el caso, y una larga pita de cabuya, se miden las distancias; los ayudantes preparan es tacas y otros las van colocando. A este primer “cuadrado” se le agre106
S a t lv a n o r te
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gan las calles perimetrales y se le señalan las esquinas. En un segundo convite se abren y se estacan las primeras calles, las cuadras enmar cando la plaza y se dividen en solares que se designan para la casa municipal, la cárcel, las escuelas y el templo; lo demás se adjudica a los primeros pobladores. Con el correr del tiempo alguno que otro colono Itinerante adquie re fama de agrimensor y se vuelve a solicitar su asesoría para la fun dación de un poblado vecino, tal como ocurrió en el Quindlo hacia 1890-1910. Antonio María Gómez habla actuado en las fundaciones de Manzanares, Anaime y Armenia; tiene sesenta y cinco años cuando de nuevo participa en el desmonte y las tareas de agrimensura y demarcación, de lo que seria la plaza del futuro centro cafetero de Sevilla (V a lle). Estructurada la nueva división política administrativa por depar tamentos, en los años diez se crea en las gobernaciones una sección de obras públicas, dirigida por ingenieros civiles. Se acude a expertos para regularizar o corregir ciertos trazados en una que otra funda ción. Es asi como en el Cauca se pudo seguir la huella de Julián Arango, elaborando a solicitud de la Empresa de Burila el plano direc tor de la futura ciudad de Calcedonia (según parece en 1910) y en 1915 el muy detallado plano de Puerto Caldas; en los años veinte queda encargado por la gobernación de Popayán del trazado de Padilla. En la década del veinte al treinta varios ministerios (Educación Nacional, Guerra y Obras Públicas) cuentan con una sección de pro yectos o de arquitectura, con profesionales generalmente formados en las escuelas de ingeniería. Convertidos en “ técnicos en urbanismo” o en “ingenieros urbanistas” diseñan las futuras ciudades acompañando a las colonizaciones estatales: La Colonia en el Sumapaz, o Puerto Mutis en la bahía de Solano; es posible que en alguna oficina capita lina fueron también concebidos los planos de Manaure y Uribia, en la Guajira. Recuérdese que antes de la Ley 6? de 1928 no existía ningún control del gobierno central, sobre el endeudamiento de los muni cipios y gobernaciones; estas entidades podían contratar libremente obras, proyectos y préstamos. En estas circunstancias algunas ciuda des contratan directamente con firmas extranjeras especializadas los primeros planos directores (o reguladores) de urbanismo, para orientar su desarrollo físico-espacial. Es así como la empresa Ulen Co., de Nueva York, queda encargada del proyecto urbanístico de la recons trucción del centro de Manizales, después del devastador incendio del año 1925; en Buenaventura, después del incendio de 1931, son los “ingenieros y urbanistas” de una firm a de Pittsburg, los encargados del futuro plan director de la ciudad; en 1936 la ciudad de Bogotá contrata al ingeniero vienés K a rl Bruner, el cual diseña el primer plan vial moderno de la ciudad. Como se ve, opera una marcada “ división internacional del trabajo” : a los ingenieros y técnicos colombianos les 108
Plano de Vlllavlcenclo
corresponden proyectos modestos y sin mayor interés, mientras que a las empresas extranjeras les corresponden los contratos para las prin cipales ciudades. En la década de los años 40 se observa la tecnificación progre siva de los planos reguladores. En todos se advierte un nuevo enfoque en el tratamiento dado al sistema de relaciones, con redes viales jerar quizadas, separación de tráficos, vias arteriales de amplias especifi caciones, avenidas anchas con varios carriles y separadores centrales arborizados, transversales y diagonales convergiendo hacia un “rond point” circular de intercambio de flujos (conocidos ahora como “glorieta” ) y las primeras autopistas urbanas de enlace, periféricas y circulares. Todos estos sistemas procurando agilizar un tráfico auto m otor creciente, la movilización de una carga en aumento y el trans 10
porte público de una mano de obra secundarla y terciarla, en marcado Incremento; con estos proyectos se diseflan vías curvas cuestionando la tradicional recta de la parrilla espafiola. El plan regulador de Villavlcenclo, del afio 1944 (con firma de Eduardo Delgadlllo) es muy sintomática de esta tendencia, con evidentes “ préstamos" del urba nismo inglés de esa época, reminiscencias de Haussman, sin que falten influencias norteamericanas: abundan los espacios libres públicos y se consideran unas quince plazas y plazoletas de las más variadas fo r mas y dimensiones. Estos planos reguladores consideran tanto el ensan che como la adecuación y modernización del núcleo existente, prevén la localización de nuevos equlpamentos colectivos y preconizan una drástica sectorlzaclón y zonificaclón de usos, reforzadas por un regla mento. Desde luego, no escapan de la vieja segregación social residen cial: mencionan la “zona estrictamente residencial", la de vivienda “de primera clase” , de “segunda", sin olvidar un “ barrio obrero". Por fin, respaldado por la Ley 88 de 1947, sobre las ruinas humean tes del Incendio de Tumaco ocurrido el mismo afio y.del centro de Bogotá el 9 de abril de 1948, se Impone el dlsefio urbano moderno y el desarrollo racional de la ciudad, orientado a partir de un plano direc tor de urbanismo. De París llega Le Corbusler y arriban de Nueva York Paul Lester Wiener y José Luis Sert, oficialmente contratados para proyectar la organización espacial racional del crecimiento de Cali, Medellin y Bogotá.
También se advierte una marcada tecniflcaclón de la cartografía urbana, con una elaboración dirigida a apoyar las obras públicas, el trazado de vías y la red de acueducto y de alcantarillado. Hemos visto en el libro La Ciudad Colombiana Prehlspánica, de Conquista e Indiana cómo elementales croquis geográficos eran, duran te la ocupación espafiola, meras piezas Integradas a algún procedi miento Jurídico, requeridas por las autoridades de Justicia para fallar en los litigios y pleitos de propiedad. De tal manera que, convertido en prueba legal, el mapa no pertenecía a la ciencia cartográfica sino que era parte del derecho civil. Lo anterior cambia a principios del presente siglo con la llegada de grupos de topógrafos, acompafiando a las compañías extranjeras de ferrocarriles, encargados de trazar en la agitada geografía de las cordilleras la ruta de una carrilera, que no puede tener pendientes superiores al 2 ó el 3%, lo cual exige una gran precisión en los trabajos de medición. Con todo eso sigue muy escasa la documentación urbana gráfica en los archivos. En el AHNC de Bogotá, los 5.000 documentos conser vados en las siete mapotecas nos proporcionan pocos mapas urbanos del siglo X IX , exceptuando a Bogotá y Cartagena. No obstante, a prin cipios del siglo X X se observa un cambio y numerosos documentos
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Interesan a una am plia gam a de poblaciones, en las cuales la Instala ción d el acueducto, del alcantarillado o de la red eléctrica ex ige el leva n tam ien to de un plano. Es asi que en el libro del Censo N acional de Población de 1912 encontram os planos urbanos de varias capitales de departam entos, generalm en te diseñados hacia 1905-1910. D e calidad, fa ctu ra y técn ica variables, generalm en te levantados por un ingeniero, los origin ales son de d iferen tes escalas, siem pre con un cuadro de convenciones, y casi todos se ca lifica n de “ topográficos", aunque las curvas de n ivel no aparezcan en ninguno. El plano de Santa M a rta es un dibujo sin fecha ni autor, pero tiene el Interés de m ostrar claram ente la división en tre las ciudades In dígena y ex tra n jera que ven ia construyendo la U n ited F ru lt a l n orte de su ferrocarril, Incluyendo una fábrica de hielo y quizá la prim era plan ta d e concreto en Colombia. El plano de M edellln de 1900, mucho más técnico, sugiere la m an o de un In geniero de la Escuela de Minas y el original se diseñó a escala 1/4.000. Es un plano reproducido en una lito g ra fía com ercial, para distribución pública. El plano de Barranqullla se presenta sin escala, sin autor n i fecha. Más tecnlficado, el m apa de Cartagena Indica escala y autores: se presenta como copla del que levantaron dos Ingenieros extra n jeros en 1894, “ con algunas Innovaciones” . Figu ra com o proyecto el trazado de las calles de M anga, se construyeron las prim eras casas de E l Ca brero y una fila de pequeñas casas se extiende al pie de las fo r tific a ciones, sobre la playa, conform ando el barrio popular de Pueblo Nuevo. El plano “acotado” de Tu n ja fu e diseñado en 1907 p o r dos In ge nieros civiles, con escala, para construir alguna red (¿acueducto, a l can tarillad o?) en el barrio de L a Catedral. Un tanto fantasioso resulta el curioso plano de M anlzales que le va n tó en 1912 el Ingeniero de minas Elias Arango, usando la extra ñ a escala de 1/3.125. Su factu ra es aquella de un dibujo Ideal, con un cuadrado de 21 calles x 22 carreras, con más de 400 manzanas, algunas seguram ente Imaginarias. Visiblem ente trazado con la regla T y un compás. Indica además una "ca lle circular del plano” , quizá un proyecto de la época, pero dejando sospechar que su autor no conocía la topo gra fía del lugar. El plano de Popayán, adornado y orientado con la elegante rosa de los vientos, lleva escala y fu e diseñado en 1907 por un In gen iero-a r quitecto. T ien e para nosotros el Interés de distinguir, hacia El Ejido, doce manzanas nuevas, entonces “ en contracción” . El plano de Bogotá, doblado en el libro, se presenta a escala directa 1/10.000; fue levantado en dos colores — negro y sepia— p o r los Inge nieros del municipio y es de excelente factura. Curiosam ente publicado en un libro editado a finales de 1912, a firm a haber sido leva n tad o y litogra fia d o en 1913, lo cual nos recuerda la necesaria cau tela que se debe observar en el m anejo histórico de la cartografía.
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En el plano de Cali contrasta la fidelidad del dibujo del manzaneo irregular y la presencia de la rosa de los vientos con la ausencia de escala, fecha y autor. Las mismas observaciones suscitan los planos de Neiva y de Pasto, este último a escala -0.001 por 2 metros". El último representa a Bucaramanga; también se afirm a “ topográ fico" sin serlo; está orientado con escala y dos cuadros de convenciones, pero sin fecha ni autor. En definitiva, se observa en Cartagena y Bogotá hacia 1910 la tecnlflcación del trabajo cartográfico. Beneficiada por este progreso, Manlzales se encuentra dotada en forma pionera con una novedad cartográfica: un plano urbano levan tado en 1916 a escala 1/2.000, dibujado en tres colores, con curvas de nivel acotadas con intervalos de dos metros de altura. Es el mejor plano topográfico urbano llegado a nuestro conocimiento y muchas ciudades no tienen hoy (1991) un mapa de calidad, técnica y pictórica comparable.
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C A P IT U L O
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EL CASO DE MANIZALES Y ALGUNOS MAS
- • -Q progreso requiere capitales y en los países nuevos éstos deben venir del Exterior, necesariamente, lo mismo que los brazos aptos para la explotación de los recursos naturales. (Rafael Núñez - 1883.)
P o r medio de algunas pesquisas Iniciales 7 muy superficiales, se detectaron en la génesis de Manizales unos rasgos que llevaron a con siderarla como un caso muy claro de fundación de transición. Además, los datos evidenciaban que no fu e fundada por colonos, aunque si para éstos. En su primera traza se observa una ambivalencia caracte rizada por la mescolanza de las reglas propias del urbanismo colonial tardío, asociadas con gérmenes de un urbanismo colonizador precoz; lo mismo ocurre con la arquitectura de las primeras viviendas que se construyeron. Se verá en adelante cómo se montan unos elementos de cambio sobre unas normas jurídicas y una Ideología todavía muy In fluenciadas por el viejo código español de las Leyes de Indias. En resumen, encontramos en su génesis y prim er periodo, una extraña combinación de vestiglos de la ideología colonial, asociados y enfren tados con elementos “ de ruptura". Más Interesante aún resulta este caso, si consideramos que M a nizales constituye uno de los pilares sobre los cuales se apoya —en form a exagerada y distorsionada— la prolija literatura histórica de "la colonización antloquefia” . Y veremos, en adelante, que quizá sea más apropiado hablar de "colonialismo” que de colonización. De hecho. Manizales surge como proyección en el espacio y como producto urba no de la política expanslonista del Estado de Antloqula a mediados del siglo pasado: auspiciando esta fundación, Medeüln afirm a con fuerza su presencia sobre la frontera con el vecino rival, el Estado del Cauca. Eso explica en parte por qué el acto de fundar no es un producto autóctono, sino promovido desde afuera. No son colonos ale daños los fundadores sino gente que conformó una columna de forá neas llegando del norte, con tal propósito exclusivo y preestablecido. Quedará registrada en la historiografía oficial con el calificativo de "expedición", término muy dlclente, pero que no usa el campesinado. P o r el contrario, la palabra tiene un marcado sabor militar y es la mturna que usaban Sebastián de Benalcázar y Jorge Robledo. Entonces se afirm a de manera explícita que el papel del nuevo centro es contrarrestar en la región la Influencia compartida pero lejana de Cartago e Ibagué, y aprovechar el vacio territorial y admi nistrativo entre ambas. Se evidencia la premura y el interés políticoadministrativo del Estado de Antloqula por la rapidez con la cual la gobernación legaliza, en menos de seis meses — excepción partleular115
mente insólita en esa época— la erección de la aldea, elevada a categoría de cabecera de nuevo municipio (entonces se decía “ dis trito", o “distrito parroquial"). Lo anterior significa que la erección Jurídica del poblado expresa una afirmación política de Medellin, la cual se aprovecha inmediatamente de este puesto-frontera con el Estado del Cauca: una avanzada localizada en una meseta estraté gica, con vistas hasta el Valle, a menos de un kilómetro del rio Chlnchlná. Algo comparable ocurre quince afios después con Pereira: tam poco la fundan colonos del vecindario rural, sino una expedición compuesta por vecinos urbanos de Cartago, entre los cuales se des tacan un clérigo y un tinterillo. Y la crean también de manera explí cita. para oponerse, entre otras razones, a la ingerencia expanslonlsta de Manlzales hacia el sur y el Quindio; en otras palabras, se apresuran los cartagiiefios cuando advierten la presencia de colonos antioquefios en el oriente del municipio; éstos ya tienen ranchos y sembrados de maíz en unos “ derribados” , ocupando el lugar en donde Robledo habla fundado la primera ciudad de Cartago. De tal manera que en la misa de fundación de Pereira, de las treinta y seis familias fundadoras, la mitad son caucanas y la otra mitad antloquefias y caldenses. En resumen, Manlzales surge como negación de Cartago. Poste riormente. Vlllamaria primero y luego Pereira, con más fuerza expre san la reacción tímida v tardía de Cartago y de la lejana Popay&n. Manlzales es bastión de avanzada y hierro de lanza de Medellin; Pe reira es la protesta y la barrera apresurada que levantan los caucanos, amenazados por la penetración de los antioquefios. Dique por lo demás ilusorio, pues se revela precario y muy débil. No detiene por mucho tiempo el arrasador avance territorial y político caldense, el cual se incrementa durante la segunda mitad del siglo X IX . Pocos afios des pués, en 1905, el nuevo departamento de Caldas logra romper la fron tera artificialmente mantenida del rio Chlnchlná y se adjudica en dirección al sur un territorio inmenso, hasta los ríos Barragán y La Vieja: es decir llegando hasta las puertas de la vieja Cartago Indiana, sumida en una siesta secular y con lo cual arranca al Estado del Cauca buena parte de su extremo norte. Eso antecede a la creación del departamento del Valle, pero hacia 1908-1912, Rafael Reyes y Jorge Holguln conceden a los vallunos un nuevo departamento, el cual nace ya mutilado por los pujantes caldenses. Ahora bien, tan pronto logran acceder a la arteria de comuni caciones, el rio Cauca, los caldenses no tardan en fundar su puerto fluvial en la misma frontera: Puerto Caldas. Escogieron un nombre que en si constituye otra tajante afirmación triunfal de la presencia caldense en las riberas del rio Cauca. Por esquemático que resulte este esbozo, vemos cómo Manlzales, Pereira y Puerto Caldas conforman una cadena: son tres eslabones indisolubles de un mismo proceso, conca tenado y contradictorio, el cual se inició en 1848 y conluye hacia 1920.
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Dejando de lado este primer panorama, quizá valga la pena am pliar el examen de las condiciones sociales de la fundación de Manl zales y confrontarlas con el papel que cumplió la ciudad, en la elabo ración del mito de una idílica "colonización antloquefia". Recordemos que con base en indagaciones anteriores, se ha esta blecido una tipología de colonizaciones agrarias y fundaciones urba nas, clasificadas según tres modalidades principales: a ) popular espontánea; b) especulativa y mercantillsta; y c) estatal y política. Categorías primarias y seguramente insuficientes, pero que nos per miten, por lo menos, superar un poco el enfoque meramente ‘ geo gráfico” y territorial de la colonización de baldíos y ae la subsiguiente progresión de las fundaciones urbanas. Consideramos que este enfo que inicial era indispensable (ver Parsons), pero hoy ha generado la distorsión de una visión globalizante y esquemática del fenómeno, desconociendo o atenuando sus peculiaridades internas. De tai ma nera que hablar de "colonización'' en abstracto y en forma general, es ignorar la complejidad intrínseca del fenómeno y sus múltiples facetas, fuentes y modalidades. Pues, hasta donde se pudo indagar, la acción colectiva y solidaria de trabajadores del campo, las actua ciones especulativas y meramente mercantiles de negociantes exógenos o de hacendados en apuros y la intervención institucional por medio de decretos y funcionarios, con objetivos políticos, constituyen tres modos de colonización muy distintos. Y resulta que para los fines de este trabajo esta distinción es tan indispensable como ineludible, pues cada modalidad actúa en forma diferenciada sobre el espacio geográfico natural y lo transforma de manera distinta en cuanto a naturaleza, velocidad, ritmo e intensidad, creando una variada gama de espacios sociales. Pero, y más que todo, cada forma tiene sus con flictos propios, contradicciones especificas y una dialéctica particular. Y lo anterior ocurre porque en cada caso son diferentes los protago nistas que conforman el espectro social, lo mismo que sus metas, necesidades, exigencias y aspiraciones, empezando por su modo de acceso a la posesión y propiedad de la tierra. Precisado lo anterior, se ha comprobado que Manlzales es el pro ducto combinado de exigencias políticas y de objetivos mercantiles, los cuales conforman sus rasgos dominantes. Pero dista mucho de ser el resultado de la acción popular rural, la cual sólo se manifiesta hacia 1860-1880. Según los documentos consignados en el Archivo Historial, ios fundadores de la ciudad son acaudalados vecinos de Neira, radicados allá con anterioridad — es decir sedentarizados y no nómadas— en busca de “ un camino recto entre esta base y Cartago”. En su libro Dominio de clase en la ciudad colombiana, J. F. Ocampo aclara que entre ellos figuran como líderes varios comerciantes, los cuales finan cian “la expedición”, con algunas inversiones en equipos, víveres, medios de transporte y mano de obra. Queda claro el marcado carác ter mercantil de la operación: son comerciantes los que mandan en el grupo, al que financiaron con dinero, inclusive contratando peones. 1 17
También se debe subrayar que llegan después de varios viajes de exploración en la región, durante los cuales actuaban ellos como meros baquianos contratados por unos ingenieros y geólogos alemanes, en busca de minas auríferas. Con lo anterior, vemos cómo es una vanguardia exógena y tras humante, pero radicada en otro lugar, aquella que funda el nuevo pueblo y no una colonia agrícola vecina. En otras palabras, se funda "d e entrada", siguiendo el viejo patrón m ilitar español de conquista, y no como respuesta a una exigencia proveniente del entorno produc tivo y de una masa de agricultores ahí sedentarizados, presionados por sus excedentes y en busca de mercados. Y eso trae una Inmediata peculiaridad espacial. Recordemos que el pueblo tipo de colonos-trabajadores se caracteriza por ser el centro de una zona en intensa producción minifundlsta, y de una telaraña de caminos; es decir, el lugar de confluencia de decenas de senderos y trochas que se originan en las parcelas de los alrededores. Siendo una ley la persistencia secular de dichos caminos, no se ve este modelo en el caso de Manlzales; en sus primeros mapas, e l de 1916 por ejemplo, apenas se notan las tres vías Inter-R egionales que conectan a la ciudad con Neira, el Cauca y el Tolim a. ¡w Es que, tanto la naturaleza de los fundadores como su origen y sus metas son otros. Su propósito declarado es fundar una ciudad de comercio, pero no local. En la zona apenas se encuentran “ algunos derribados", es decir aún una escasa población rural de desmonte y los comerciantes de Neira no procuran el abasto del consumo local, siendo éste inexistente. Solo posteriorm ente se va n reuniendo las condiciones de una demanda local y se conform a un sector comercial dirigido exclusivamente al abasto, por medio de la Im portación desde Europa. Sin embargo, habrá que esperar hasta principios del siglo, para que se genere un sector exportador: se logra con la producción cafetera, lo que no se consiguió con el cacao, de las vecinas tierras ca llentes. En estas circunstancias los vecinos de N eira eligen el lu ga r de la fundación, con un criterio doblemente estratégico, tanto desde el punto de vista m ilitar como en función de las perspectivas del comer cio regional con Antioqula, Cauca y Tolim a. Existe un curioso texto, en el cual uno de los pioneros, Manuel M aría Grisales, recuerda la génesis de la colonización y de la fu n dación. Llam a la atención el hecho de que él, en form a repetida, tiende a establecer la presencia de colonos rurales en los alrededores antes de la llegada de la expedición de los nelranos; de la misma manera “ olvida" a estos últimos y nos los cita hablando de la fundación de la aldea. Pero sabemos que llegaron veinte expedicionarios, mientras que, según Grisales, no habla más de unos 18 colonos abriendo parcelas en los alrededores del futuro pueblo. Sea como sea, el autor ra tifica el papel de las comunicaciones en la fundación, con estas notas: La primera obra de utilidad pública que emprendimos antes (subrayamos) de la fundación de Manizales fue la construcción del camino que debia po nernos en comunicación con Neira... Sobre el rio Guacales construimos un
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puente por el cual se podía pasar a caballo (subrayamos: se sub-entiende: con muías cargadas con productos). . . Como entonces nuestra mayor preo cupación era lo concerniente a las vias de comunicación, no pasaron muchos días después de la comunidad (entender: fundación de la aldea) sin que emprendiéramos y lleváramos a cabo dos caminos más: el que debía comu nicarnos con Cartago.. . y el que debía comunicarnos con el Tolima... Pero con estas preocupaciones prioritarias, los fundadores-cacha rreros escogen el peor sitio geográfico para una ciudad, en una topo g ra fía tan adversa que no presenta ni una sola hectárea plana. Esta prim era traza, violación cruel de la geografía, se parece más con la estupidez que con el urbanismo. Negando los obstáculos de la topografía, el resultado Inmediato es que desde el primer día, y antes de cualquier obra, “ hay que hacer el suelo". Abrir o prolongar una calle, deslindar una nueva manzana, edificar una iglesia o levantar una modesta casa, exigen primero costosas Inversiones para nivelar el terreno: quitar tie rra de arriba y rellenar abajo. El término de “ banqueo" llena las notas y recuerdos de Luis Londoño, referidos al periodo 1870-1924, y muy temprano, de la misma topografía surgen múltiples accidentes perso nales y las primeras catástrofes. Cuando las obras públicas sólo llegan después de la construcción de las casas y edificios, no es nada raro que un prim er piso quede debajo de la calle o que un balcón de se gunda planta termine al nivel del andén, de tal manera que desde el principio el presupuesto municipal se encuentra fuertemente gra vado por el alto costo social de las obras de urbanismo y de in fra estructura de redes públicas. Y lo mismo ocurre en cuanto a las Inversiones privadas para las estructuras constructivas en terrenos pendientes o Inestables. Cien años más tarde, subsiste este obstáculo que mencionan en varias oportunidades los autores del Plan Director de Urbanismo de 1970. Manizales cuesta caro. Otro Indicio del carácter mercantil de la vecina colonia agrícola y de la fundación urbana, radica en las dictatoriales actuaciones de la Compañía Oonzález-Salazar, asociación de un usurpador y de un especulador. Pero estos últimos, que venían extorsionando colonos desde el norte del Caldas, sorpresivamente se encuentran en M anízales con la resistencia y la protesta de los pobladores. El 31 de enero de 1851 el cabildo recibe y escucha a los pillos. Estos exponen sus reivindicaciones, dictan sus condiciones y agregan que de no lo grarse un acuerdo, quemarán los ranchos del poblado al amanecer del 2 de febrero. Unos cabildantes Informan a los pobladores y éstos en seguida arman una manifestación de protesta contra los usurpa dores, los cuales llegaron con una fam a de Incendiarlos, siendo que venían expulsando parceleros y quemando ranchos desde Aranzazu hasta Neira. Se agudiza el enfrentamiento, en el cual se destacan tres grupos de protagonistas: —Los usurpadores-latifundistas y su cuadrilla de mercenarios. — Los ediles del cabildo, nelranos de cepa, o sea los notables que organizaron la expedición de fundación. T19
— Los pobladores de la prim era traza de 1849 y aquellos que lle garon poco tiempo después. Los textos consultados revelan unas dudosas maniobras de los ediles, tendientes a transar y aplanar el conflicto, negociando con la compañía por encima de los pobladores y a pesar de la protesta popu lar, de hecho term inan aceptando las condiciones impuestas por los pillos. Magnánimos, estos últimos “ obsequian” la plaza, dos solares más en su m arco y unas calles: es decir, unas cuantas obras re a li zadas por el trabajo de los primeros pobladores del lugar. Asi es que los especuladores, al concluir una larga pelea, presionando con escri turas y escopetas, amenazando con tinterillos y candela, obligan a los moradores a reconocer sus discutidos derechos. En seguida, va lién dose de la firm a del Cabildo, empiezan a ven der a los vecinos tanto los solares urbanos como las parcelas de labranzas, ya desmontadas y en producción. En muchos pueblos nuevos la fundación se legaliza cuando el Estado la oficializa, obsequiando los terrenos baldíos al municipio por medio da un decreto. En Aranzazu, Sal amina, Flladelfía, N eira y M an írales aquellos que escrituran las tierras son los pretendidos propieta rios de la Compañía González-Salazar. Desde luego, este ambiente m ercantillsta irrita a los colonos, crea tensiones y conflictos, llegando hasta tram ar choques abiertos en toda la región, con batallas armadas y victimas, entre ellas uno de los usurpadores. A l propósito escribe é l presbítero Guillerm o Duque Bo tero en el libro Arquidiócesis de Ma nizales. 1900-1975: .. . la sociedad mencionada alteró todo aquel orden, tomando para ella los terrenos feraces, para lo cual desalojaban a los colonos de su casa de labranza, o les daban la casa en un sitio y la otra en otro bien distante ( . . . ) Puede decirse que Salamina fue la que más viva y dramáticamente sin tió los efectos de dicho pleito, los cuales afectaron también a las tierras y habitantes de Aranzazu. Neira y Manizales, de cuyos terrenos se iba apode rando la sociedad a medida que se iban fundando dichos pueblos y abriendo dichác tierras. Todo este cúmulo de litigios, odios y violencias llegó a su climax con el asesinato de don Elias González .. La controversia provoca un conflicto generalizado en toda la re glón y lo resume asi Antonio García en su G eografía Económica de Caldas: Hay un primer tropiezo grave: el délas adjudicaciones y el de loa extensos territorios sin desmontar, que reivindican los herederos de quienes los habían obtenido por Capitulaciones Reales Casi siete municipios, desde el rio Pozo hasta el Chinchiná. pertenecen a un solo propietario Entonces se inicia la ludia entre colonos y terratenientes, o sea entre quienes fundan el derecho de propiedad sobre el trabajo y quienes lo fundan en un simple titulo, sin haber desarrollado actividad económica. Dos factores obligan a hacer donación de terrenos >sra caserías: la presión de masas sobre los propietarios y la consiguiente valorización de terrenos con las fundaciones Agrégueae que después del convenio entre el gobierno y la com pañía, firm ado en 1853, el municipio se vio obligado a com prar tierras a esta última, dentro de la dudad, por la suma de 22 500 pesos ( J. J. 120
Parsons, página 115). P o r otra parte, de esta situación confusa surge sin tardar “ una compañía privada (Moreno, W alker y Cía.) que Tendió lotes y acciones a los últimos pobladores" (J. J. Parsons). Este hecho explica por qué hemos encontrado tantos contratos de compra-ventas de tierras firm ados por Edward Walker, en el primer libro de escritu ras (años 1851-1857), del archivo de la Notarla Primera, y deja un poco de perplejidad esta curiosa situación: un Inglés llega a Colombia y a llí vende a colombianos tierras en donde vivían y de las cuales no es propietario. ¿Será eso derecho romano o derecho británico de “libre comercio y amistad"? Resumiendo, vemos cómo no es nada idílico y pacifico el am biente en el cual nace la ciudad. Por el contrario, la afirm ación de la naciente Mamzaies surge de un agudo enfrentamiento: un nítido conflicto social clasista preside a su nacimiento. También vale la pena señalar aquí un hecho novedosísimo en Colombia: en Mamzaies, en e l año 1851, unos pobladores exigen en la plaza pública el respeto de su “derecho a la dudad” . Ahora bien, en estas condiciones muy peculiares, está surgiendo, más que una dudad, una lumpen-dudad. Con este calificativo sólo queremos observar cómo la ubicación geográfica incide sobre la con form ación sociológica del poblado. Concretamente, se trata de anotar ciertas peculiaridades sociales que se derivan directamente de la po sición fronteriza que ocupan Manizales y Villa María. Recordemos que entre «>n«< la distancia es mucho menor que entre Cúcuta y San Antonio, y que entre Malean y la frontera v e nezolana. En estas óptimas condiciones, muy temprano se desarrolla un próspero tráfico de con trabando; los antíoqueños y caldenses importan del Cauca el tabaco y el aguardiente, para distribuirlos en todo el sur del Estado de Anüoquia. En ambos pueblos se radican, más que comerciantes, nu merosos destiladores, contrabandistas y traficantes de licores. No tardan en abrirse en la “ Calle R ea l" y en los alrededores de la plaza de B olívar cantidades de “salones" de juegos, billares, cantinas, ga lleras, chicherías y “ventorrillos"; también en ambos pueblas se refu gian y ocultan muchas prófugos de la justicia, oriundos de uno u otro Estado, basta con pasar el rio Chinchiná para estar a salvo. Con este tipo de migraciones, en sus primeros veinte añas de existencia Manizales presenta un perfil social cuyo núcleo m otor está pnroriPH7aiin por comerciantes, tenderos, usureros y cantineros. No es tanto la presencia del colono trabajador la que imprime su sello en el poblado, pero si un Inquietante lumpen generando numerosas patologías sociales, destacándose una delincuencia generalizada y una alta tn-cta de criminalidad; también la ciudad se convirtió en mercado de mano de obra para empresas colonizadoras. Medardo Rlvas cuenta cómo “los trabajadores de tierra callente" del occidente de Cundlnamarca jhnn hasta Manizales a contratar los brazos que necesitaban para abrir sus futuras plantaciones cafeteras de Viotá, en la reglón del Tequendama. Igualmente lo impresiona cómo estos contingentes de caldenses, peleando con los cundinamarqueses, inauguraron "e l reino 12!
de la barbera". En su anecdotarlo, Luis Londoño evoca muchos hechos sangrientos, continuas riñas de borrachos y Jugadores, en las cantinas y billares, con muertos y heridos, trifulcas, robos, atracos, asaltos de caminos, los crímenes de una pandilla aterrorizando el centro de la ciudad con total impunidad, y luego agrega: .. . Hacer una relación de los hechos de sangre seria cosa interminable. El prolijo Padre Fabo, también refiriéndose a los prim eros años, relata un crim en espantoso, menciona varias riñas de fondas y añade: El aguardiente y la barbera estaban muy a la orden del dia entre los arrieros. Pero, con esta marcada alusión clasista se le olvida que el prim er párroco es discretamente removido por la curia, en 1859, después de haber asesinado, en complicidad con su amante, un molestoso marido. Dejando de lado el anecdotarlo, se entiende por qué el gobernador declaró, en su in form e anual del año 1859: Manizales es el punto de reunión de los más famosos criminales de todas partes. Situación tan evidente y conocida que hasta la m enciona un viajero extranjero, atravesando la ciudad de paso: La población, formada al principio por aventureros de toda especie, se depuró luego poco a poco, como se observa en las demás ciudades que se constituyen apresuradamente. (Charles S affra y: Voyage a la Nouvelie Grenade, 1860-1862.) En la ciudad y sus alrededores se van concentrando antioqueños y caldenses, a los cuales se suman numerosos inm igrantes del Cauca, del Tolim a y de los Santanderes. Pero la violencia interna se acre cienta aún en los años setenta, con la presencia de la guarnición m ilitar, con los vaivenes incesantes de las tropas, vencedoras o ven cidas, en las batallas entre antioqueños, tollmenses y caucanos, sin olvidar algunos desertores de los distintos bandos a llí ocultados; de otro lado, detrás de las tropas llegan las imprescindibles Juanas asi que tanto la prostitución como las venéreas anteceden a las trilla doras en Manizales. Cuando un británico y un santandereano cose chan grano en los primeros cafetales, hacia 1880, hace ya un tiempo que la sífilis está causando estragos en el poblado. Volviendo al cultivo de café se ve cómo hacia 1864 un empleado de las minas de oro de Supla y Riosucio — no se sabe muy bien— , el Inglés Edward Walker, después de haber adquirido parcelas, labranzas y mejoras, logra constituir un gran fundo, en el cual siembra el prim er cafetal comercial y algunos años más tarde sigue su ejem plo un Inm igrante santandereano. Se v e de paso cómo no son caldenses, n i tampoco antioqueños, los pioneros de las grandes plantaciones cafeteras en la región de Manizales. Además, con estas múltiples migraciones Ínter-regionales, quizá haya hacia 1880 en Vlllam aria más caldenses y antioqueños que cau canos. Por el contrario, vatios datos Indican que en estos mismos 122
años de finales de siglo, los nuevos habitantes de Manizales pro vien en tanto de los Santanderes, del Cauca o del Tolima, como de Antioquia. Pero el cuadro que se acaba de esbozar nos deja un poco perplejos cuando se leen en la historiografía local numerosas alusiones “ nobiliarias'’, escritas con un distinguido vocabulario "señorial” , evo cando abolengos, próceres y patricios de la “ciudad hidalga", y algunas payanesadas más. Esbozado a grandes rasgos el contexto general de la génesis de la ciudad, ahora podemos examinar más detenidamente lo que consti tuye el tem a presente y el postulado inicial: Manizales considerada como fundación de transición entre dos formaciones socio-espaciales. Desde el punto de vista meramente urbanístico, llama la atención el carácter convencional y casi colonial de la creación de la ciudad, en la cual se advierte la persistencia terca de normas directamente inspiradas del anticuado código de las Leyes de Indias. Por ejemplo, hecha la fundación, se atribuyen solares a los 45 primeros pobladores y "d e los vein te lotes enmarcando la plaza, diez son adjudicados a los pioneros fundadores". En cuanto a la cuadricula, respeta estricta m ente el patrón sevillano de la manzana cuadrada — “ a cordel"— aunque este principio entre en contradicción con una topografía tan adversa del trazado ortogonal. Se han realizado unas pesquisas en los archivos notariales relativas a los primeros repartos de solares y completadas por unas observaciones in sltu. En esta fase de la inves tigación fue decisivo el plano topográfico de 1916, a escala 1/2.000, en el cual se diseñaron calles y manzanas con la más extrema pre cisión; trabajo cartográfico de gran calidad expresiva, que además está acotado e indica el tamaño exacto de las cuadras y el ancho de las vias. De tal manera que sumando estas fuentes y datos se pudo com probar: a ) La plaza de Bolívar tiene un ancho total de cien varas entre paramentos, o sea 80 metros por costado. El parque mismo, quitando a cada costado diez varas para la calle, queda reducido a 80 varas, o sea 64 metros de lado. Aqui vemos cómo opera una sustancial dis minución de las especificaciones coloniales españolas. b ) Este tamaño de 64 metros se convierte en módulo. Se aplica en todas las nuevas manzanas que se van abriendo posteriormente; de la misma manera se seguirán abriendo calles de 10 varas de ancho en promedio. c) La persistencia de estas normas y especificaciones originales se observa en los parques de San José y de Caldas. Ahora bien ¿Qué interés tiene esta insistencia en las medidas y dimensiones sencillas? Tal interés es múltiple y va más allá del ta maño: — La reducción de la manzana colonial se entiende como la ex presión de una visión nueva de "ruptura". — Lo mismo ocurre con la división predial en unidades menores. 123
— U na manzana reducida, con solaxes más pequeños y más nu merosos, produce una notable densificación residencial. — Asi se expresa un urbanismo híbrido y "d e transición". En cuanto al sistema de relaciones, el eje via l uroano principal, al igual que durante la Colonia, se bautiza ‘'Calle R e a l" con estas mayúsculas. Además, en el caso de Manuales, tam bién hay una se gunda Calle R eal". En cuanto a los demás vías, respetan las especincaciones del siglo X V I y, por lo general, no superan un ancno de die? varas, que muchas de ellas han conservado hasta hoy. i a misma cesión de solares públicos, desuñados para la iglesia y 1a cárcel, igualmente conserva un marcado sabor de la época de ia conquista, asociando y plasmando en e l espacio la nocion o e pecado con ios castigos de Dios y oe los homares y, p o r el contrario, n i siquiera se reserva un solar para el cabildo; la cárcel tiene prioridad soore las casas municipales y, desde luego, el tem plo se localiza en ei costaoo topográficam ente nominante, en la parte más alta, ta l como 10 pres en cian las provisiones reales de 1513-1593. Con tono lo anterior, mas olla de los objetos, de lo construido y de las formas, persiste ia ideo logía del pasado. Por supuesto allí, como en cualquier fundación de conquistadores, la misa antecede a i mercado, el cual se inaugura a l ano siguiente, pero sólo se realizará bajo la incitación insistente de un comerciante noer de la "expedición" desde Reirá: este señor, durante una semana, va oe casa en casa y de parcela en parcela, invitando a los campesinos ‘el próximo domingo", para que traigan sus productos a la plaza; les asegura que él les comprara lo que no hayan vendido a los consu midores del pueblo. Como vemos, ei mercado es estimulado en form a a rtificia l por un especulador; no es in iciativa n i resultado "natu ral" de los mismos productores. Todos estos vestigios coloniales se refu er zan con la muy extraña presencia de treinta esclavos registrados en el primer censo del año 1851, lo cual deja entender que la ley de m a numisión no se conocía aún en las lejanas montañas del Qulndlo. Como puede resumirse, estas son las más visibles manifestaciones de la persistencia en la tradición colonial que se advierten en el urba nismo de la fundación, mas no excluyen la aparición de elementos de ruptura con el pasado. Uno de estos cambios radica en el abandono parcial de las vías de planicies y pledemontes y la elección p reierenclal del filo, ignorado y temido durante la Colonia. Aprovechando esta óptima salubridad para el transporte de cargas pesadas a lomo de muía, es un camino corriendo por la linea de crestas, separando dos hoyas, aquel que se conecta con Nelra hacia el norte, y sigue hacia el sur en busca de Cartago y el rio Cauca. Es decir, que tal elección y trazado obedecen a unos objetivos comerciales de comunicaciones y transporte, ya no contemplan la inseguridad y el secular tem or a las emboscadas de “ los indios de guerra". Otro cambio — ya mencionado— más radical se observa en la división predial, con un módulo básico en franca disminución: el solar urbano tipleo no pasa de veinte varas de frente por cuarenta 124
M ANZANA
TIFO
Y REPARTO
DC
SOLARES, SI6LOS X V I - X V I I - Y VVM
4 Salares
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MANZANA TIPO Y REPARTO
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SOLARES EN LA FUNDACION OE MA N I Z A L E S
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Salaras
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20 SUBDIVISION
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EN
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CATASTRAL POSTERIOR
MANUALES
Salaras
BvoluclAn predial en Manluüe«
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“de centro", es decir, de fondo. Y puede reducirse hasta "medio soler de diez por cuarenta" o sea, de ocho metros de frente por treinta y dos de fondo, Según las observaciones hechas in situ, varias de las manzanas centrales fueron divididas entre ocho adjudicatarios, con solares de veinte varas por cuarenta (ver O rifico adjunto), Este dibujo muestra cómo se inició el diseño de la división predial respetando el modelo colonial, por medio de dos ejes perpendiculares, partiendo la manzana en cuatro partes (guales, y que en seguida se divide cada cuarto en dos predios. Con esta partición cada manzana resulta distribuida entre ocho familias con una absoluta igualdad de tamaño y de forma, pero no de ubicación; cada lote mide veinte varas de frente por cuarenta de fondo, muy rápidamente operan unos cambios catastrales, resultado de ventas parciales, de cestones de pedazos de solares, etc,, es decir, que se lleva a cabo un proceso de subdivisiones del solar del primer repar to; e| resultado es una manzana con doce sotares —o mis, a v e c e s de forma, tamaño y ubicación desiguales (ver dibujo, página 125), Cuatro de ellos conservan las medidas originales, pero ocho m is se inscriben en un cuadrado reducido a veinte varas de lado, lo que equiyaie a 16 x 16 metros. Con estas partlctones los solares m is sm » pilos alcanzan 612 metros cuadrados y los m is pequeños no pasan de 266 metros; como se ve, ya estamos muy lejos dej solar de conquista, que llegaba a superar los I 600 metros cuadrados por familia. Con* cluslón. se rompió el solar "latifundista urbano" del periodo colonial español. En eso radica, para la actualidad, una nítida ruptura con el pesado, se ha producido un marcado cambio de mentalidad y de actitud frente a la propiedad residencial y a la tierra urbana Se pasa resueltamente del latifundio urbano de la Colonia, a un solar "minl* fundiste", estrictamente residencial, excluyendo de entrada los exten sos espacios Ubres Internos, los patios posteriores con animales, cul tivos, pesebreras y huertas y con alojamiento de servidumbre, has consecuencias urbanísticas y arquitectónicas son múltiples y entre ellas sólo se subrayan éstas —fie va conformando un tejido urbano m is denso. —Por medio de la densificación demográfica de los residentes se compacta la ciudad, en forma m is económica para la comunidad —Con el aumento de los usuarios ribereños se optimiza el uso de las calles perlmetrale*. —pucalmente hablando, resulta benéfico para el catastro muni cipal este aumento de tributarios del Impuesto predial. —Se construye la casi totalidad del solar, van desapareciendo los espacios Ubres o Inutilizados en la parte posterior, lo mismo que los patios arborizados y unificados, en la parte central de la manzana, —Surgen nuevos patrones arquitectónicos ajustados a la forma y al tamaño del predio, buscando la adecuada iluminación, circula' ¿jOn y ventilación, Con esta última observación, se verifica que no se puede divorciar el proceso arquitectónico de la estructura catastral 126
que lo soporte. La historia de la arquitectura es, hasta cierto punto, ú historia de la evolución de la propiedad y no se puede separar de ella, El proceso espacial de la ciudad se caracteriza por dos etapas claramente definidas: Ja ciudad compacta y la ciudad expansiva lineal, Quizá en la demografía se encuentren elementos que permiten expli car el paso de un modelo a otro. Entonces, y a pesar de las reticencias en la materia, toca mencionar aquí las dudosas cifras demográficas, registradas en los diversos documentos consultados, El primer censo realizado en 1851 Indica 2 804 habitantes, radi cados en su inmensa mayoría en núcleos rurales, veredas y otros sitios ftegún el contrato que se establece en 1853 entre la Compahla Oonzález-Sa lazar y el gobierno para transar en el conflicto de tierras, los colonos que consiguieron una parcela de 10 fanegadas eran de un número de 1.154 familias, lo que nos indica en este fecha una pobla ción de diez mil habitantes, en las áreas rurales del municipio En 1870 se registran — ¿Cómo?— 10 302 habitantes; con toda evidencia, los moradores del poblado son inferiores a 5-000 personas; en 1884, se censan 14-803 habitantes en la totalidad del municipio; en conse cuencia puede evaluarse tentativamente la población urbana en una tercera parte de esta cifra. En 1905, la población municipal alcanza a 25.000 personas; se dice que ia traza comprende unas 70 cuadras, con lo cual la masa urbana no puede exceder de 7800 a 8.000 per sonas, En 1912 el censo nacional otorga a Manlzales una población municipal de 33 261 habitantes, y el siguiente del afto 1918 le indica 43-203 personas. Mientras tanto se disefió el primer plano topográfico de Ja ciudad, el cual, en 1916, Incluye un total de 160 manzanas urbanas Admi' tiendo una fuerte densidad residencial nocturna, sin embargo esta traza no puede albergar más de 15 000 habitantes; en 1924, un censo local indica una población municipal de 64 445 personas, Escribe en el mismo aho José Oaviria Toro, a propósito de la población urbana :
H a b it a n t e s ;
fia m b ra s M u je r e s T o ta l
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¿ S e p t ie m b r e . 19 2 4 ).
E s t e c e n s o s a le d e a c u e r d o c o n e j c á lc u lo d e p o b la c ió n p r o b a b le , p u e s la p o b la c ió n r u r a l e s u n p o c o m a y o r q u e la u rb a n a
En el censo nacional de 1928 la población municipal es de 81.000 habitantes, cifra inverosímil y notablemente inflada. En 1930, la traza incluye un total inferior a 200 manzanas que albergan a lo sumo unas 30.000 personas; el censo de 1938 registra una población urbana de 61 000 habitantes. 127
En cuanto a la evolución comparativa de la demografía de Cartago, Pereira y Manlzales el siguiente Cuadro, basado en las cifras del DAÑE, ilustra el empuje que experimentó Manlzales a principios del pre sente siglo:
Ciudad
Cartago Pereira Manlzales
Población Urbana
Población Municipal 1912
1918
1938
2 1.000
1928* 19.000
1938
19.000
2 2.000
1 5.000
18.000 33.000
2 5.000
5 1.000
60.000
3 1.000
43 000
8 1.000
8 6.000
5 1.000
* P o r considerar sus cifras "excesivas", no fu e aprobado por e l Congreso e l Censo Nacional de Población de 1928.
Ahora bien, las cifras anteriores si bien tienen un valor indicativo no ofrecen ninguna seguridad. Recordemos, que muy a menudo la ciu dad se adjudica la población municipal total; también ocurre que se le agreguen arbitrariamente algunas veredas rurales suburbanas y algunos cruceros del campo; todo esto son subterfugios que tienden a impresionar y engañar a Bogotá, haciendo creer que la ciudad es más importante de lo que es en realidad, con el fin de conseguir más apoyo o un mayor número de concejales y diputados. Por otra parte, hasta 1B28, incluso, en los censos no se separan la demografía urbana de la rural, apareciendo solamente la cifra total del municipio. Ade más, la población rural es particularmente Inestable en las zonas de colonización y experimenta una demografía con muchas fluctuaciones, debido a la extrema movilidad de las corrientes migratorias de colonos. Asi que también se puede aquí desconfiar de cifras generalmente sub-evaluadas, por el hecho de que siempre hay nuevas zonas en poblamlentos, aunque desconocidas de las autoridades municipales. Con todas estas reservas, se puede ahora intentar una verificación de la población urbana, comparándola con los mapas de la ciudad. Es asi que la primera pista sobre la extensión física del poblado, es la mención de que hacia 1850 la traza era de cinco cuadras en cuadrado, o sea con un total de 25 manzanas. En esta superficie se realizó el reparto de solares del año 1849 y en 1852 el primer catastro registra 538 casas en el municipio, luego se tiene la nomenclatura promulgada por el concejo en el año 1884, la cual bautiza a siete carreras y a 18 calles: es decir, un total de 86 cuadras y dos parques. Algunos escritos indican que en 1880 la ciudad cuenta con 13 calles y 18 carreras, para un total particularmente generoso y optimista de 180 manzanas; y resulta que en el año 1900, el perímetro urbano sólo encierra unas seten ta manzanas. El mapa topográfico original de 1916, una joya cartográ fica, indica en forma precisa la traza y extensión exactas de la ciudad en dicha fecha: cuenta con un total de 150 cuadras, incluyendo un anillo de manzanas periféricas, apenas esbozadas y sin construir. Según otro trabajo moderno de la Oficina Municipal de Planeaclón, 128
en 1930 Manlzales cuenta con 177 manzanas completas, de las cuales diez están ocupadas por los parques y las plazas; veinte más aparecen esbozadas y parcialmente trazadas. Todos estos datos presentan contradicciones entre demografía y extensión física y varias inconsistencias. Sin embargo no carecen por completo de interés por lo siguiente; a ) Confrontando mapas y censos, se comprueba el carácter siem pre inflado de los datos demográficos; b) Sin embargo, hay que matizar lo anterior admitiendo un pro ceso precoz de densificación residencial, por medio de la subdivisión catastral y de la partición de los solares originales; c) También se evidencia que muchas manzanas incluidas en la tra za quedan parcialmente vacias, con numerosos lotes aún sin construir; d) Ponen de relieve una constante; desde la fundación hasta los años 30 de nuestro siglo, Manlzales experimenta un desarrollo orgá nico y “en espiral". En 1930 sigue este crecimiento armonioso; la ciudad sigue circunscrita en su primer asiento geográfico, con una marcada unidad de sitio. Todavía no presenta ni deformaciones ni digitaciones. Pero un trabajo de superposición de mapas, reconstruyendo la trayectoria histórica desde su fundación hasta hoy, permite distinguir dos periodos principales, cada uno con su ritmo propio y produciendo una forma urbana y una morfología diferentes: 1. Es el periodo inicial, caracterizado por una ciudad orgánica, creciendo según el trazado reticular tradicional e inscrita en un cuadro midiendo más o menos 20 x 20 manzanas. En este espacio se realiza el desenvolvimiento de la ciudad, desde su fundación hasta los años de 1930. 2 El periodo posterior y moderno, caracterizado por la quiebra del modelo anterior, presenta una primera extensión en "digitación” a ambos lados del camino regional de crestas, hacia la salida para Bogotá. Luego se produce el desbordamiento incontrolado, con ocupa ción de las laderas y barrancos que rodean a la ciudad reticular. En resumen, vemos cómo se pasa, entre 1930 y 1950, de la ciudad compacta y orgánica a su polo contrario: un conglomerado expansivo, ilimitado, indefinido e inorgánico, o sea lo que llamamos "en mancha de aceite”. Si en la primera reinaba el orden de la retícula, en la ciu dad moderna predomina la topografía y es ella la que dicta, de acuerdo con la especulación raíz, las modalidades de ubicación, orientación, los trazados de vías, etc. La ciudad se habrá demorado cien años para admitir los imperativos de su geografía, para corregir sus errores, aceptar y domar su topografía, en lugar de violarla. Pero lo anterior lleva a la siguiente digresión. Limitándose a la morfología urbana, se observan claramente va rias analogías entre Buenaventura y Manlzales, aunque pueda sor prender tan insólita comparación. En efecto, desde el punto de vista urbanístico, se ha constatado en ambas: 129
—El primer núcleo toma impulso entre 1890 y 1930. —Juega un papel determinante, en este despertar, la comercializa ción y la exportación del café. —Este imperativo económico confiere una importancia vital al transporte, hasta tal punto que el camino Inter-regional, atravesando la ciudad, se convierte en su arteria mayor y en espina dorsal de su expansión posterior. —Dicha vía arteria se insinúa en una geografía sembrada de obstáculos naturales, barrancos en un caso, mar y pantanos de man glares en el otro. — El primer núcleo urbano crece en un espacio geográfico tan homogéneo como limitado: una isla y un filo. —Ambos salen de un sitio geográfico natural y original bajo el mismo fenómeno de presión demográfica y en el mismo momento his tórico. los aflos 1940-19G0. —Con esta ruptura de la unidad del sitio, opera una Inmediata modificación de la forma urbana: se convierten en ciudad-calle o ciudad lineal. —El "corazón” político-administrativo y financiero-comercial se concentra en “la cabeza", es decir, la ciudad orgánica, la del pri mer núcleo. —"La cola" actúa como elemento vial de amarre para los nuevos barrios, estos últimos estrictamente residenciales. —Hoy, tanto Manizales como Buenaventura son ciudades-archi piélagos, conglomerados urbanos esparcidos en el espacio geográfico, en forma Inorgánica, caótica y desintegrada. Ya se pueden consignar algunas observaciones relativas a la ar quitectura, principalmente las referidas a este sector central en donde por su misma vitalidad se encuentran las huellas más nítidas y una secuencia completa de los sucesivos estilos arquitectónicos o, mejor, de los distintos modos de construcción. Para estos anotaciones se ha realizado una doble lectura, primero de los escritos y documentos gráficos, relativos al tema, y luego del mismo espacio, por medio de observaciones ln sltu. Se ha prestado especial atención a la ciudad que existía a principios de nuestro siglo, conformada en lo esencial por El Centro, La Esponsión, el barrio de San José, expansión sobre el camino de salida hacia Nelra y el barrio de los Agustinos, entre las dos carreteras saliendo hacia Mariquita y Cartago. Pesquisas rápidas y no sistemáticas, sin embargo, ratifican la per sistencia tardía del modelo arquitectónico que se podría llamar "colo nial popular". Es decir, que se verifica la existencia, durante toda la segunda mitad del siglo X IX , de casas modestas hasta la humildad, en las cuales reside un numeroso pueblo de trabajadores, arrieros, Jornaleros, peones y pequeños parceleros. El tipo modelo es el pequeño rancho de cuatro por seis metros, con una sola planta muy baja, un piso de tierra, paredes de bahareque y techo de paja. Presenta mu chas similitudes con el modelo dominante de vivienda pobre del pe riodo colonial y postcolonlal (pues persiste sin alteraciones notables 130
durante la totalidad del siglo X IX ) en ciudades tan antiguas, como Ibagué y Cartago, lo mismo que en Medellin y Bogotá, por supuesto: arquitectura legítimamente colonial pero “ plebeya” , de poca longe vidad y de la cual nunca se habla. En 1905, llegando a los 85 afios de edad, escribid sus recuerdos el pionero Manuel María Grlsales, y dice a propósito de las seis primeras casas de la aldea: T o d a s e s ta s p r im e r a s c a sa s e s ta b a n h o ja s d e y a r u m o .
c u b ie r t a s
con
cáscaras d e c e d ro
u
Hacia 1860, el francés Charles Saffray, dedicando apenas tres fra ses a la ciudad, no olvida mencionar sus “cabañas": D e s p u é s d e S o n s ó n n o e n c u e n t r a e l v i a j e r o n a d a i n t e r e s a n t e h a s ta l l e g a r a M a n iz a le s . c iu d a d m u y f a v o r e c i d a p o r su p o s ic ió n , c a s i l i m í t r o f e , e n t r e la s p r o v in c ia s d e A n t i o q u i a y d e l C a u c a E s u n p u n t o d e t r á n s i t o m u y im p o r t a n t e y n o s e d e b e j u z g a r d e su c o m e r c i o p o r e l m i s e r a b l e a s p e c t o d e la s ca b a ñ a s, c u b ie r t a s d e h o ja s d e p a l m e r a , d e q u e s e c o m p o n e n a ú n la s m á s d e la s c a lle s .
Se han encontrado tres fotografías antiguas que muestran la persistencia de este modelo rústico y popular hasta la década de 1920, por lo menos: una permite ver una fila de ranchos al pie del edificio del cable, aún sin terminar; otra, tomada desde el oriente, muestra una larga perspectiva de la carrera 23 hacia el centro, con una hilera de pequeñas casas pajizas muy deterioradas en sus fachadas; la tercera vista parece tomada desde la salida para Nelra y también presenta una fila de ranchos pajizos, apretados y bajos, y al fondo la silueta de la vieja catedral. Luis Londofio, nacido en Manizales en 1860 y carpintero hacia 1875-1880, Incluye en su libro Manizales una cantidad de observacio nes que permiten un seguimiento cronológico de la evolución arqui tectónica v constructiva: evoca sus primeros recuerdos de niño "cuan do sólo habla casas de vara en tierra con techos de paja” . Señala también, en cuanto a la topografía social del poblado, que habla hada 1865, en la propia “ Calle Real” , casas pajizas habitadas por trabajadores. Trae esta precisión en cuanto a las techos de las pri meras casas: . . . E s a s v i v i e n d a s fu e r o n d u r a n t e m u c h o s a ñ o s te c h a d a s c o n h o ja d e c a ñ a o p a ja d e m a d e g a , h o ja d e h t r a c a o la h o ja q u e d a la c a ñ a d e m a í z ; su s p a r e d e s e r a n d e m a d e r a y b a r r o y a la v e r d a d a q u e l l o n o p r e s e n ta b a a s p e c t o h a la g a d o r ( . . . ) A q u e l l o e r a u n r a n c h e r ío y la p a ja d e m a d e g a l l e g ó a c u l t i v a r s e c o m o n e g o d o , p o r q u e s ó lo lo s q u e se c o n s id e r a b a n r ic o s se a t r e v ía n c o n c o n s t r u c c io n e s d e t e j a y ta p ia .
Hablando del centro hacia el año 1880, escribe en 1924: D o n d e e s t á h o y e l a t r i o n o r t e d e la i g l e s i a d e la In m a c u la d a h a b fa u n as c a sa s d e p a ja d e f e ís im o a s p e c t o y e n e lla s u n o s v e n t o r r i l l o s d e a g u a r d ie n t e , t a b a c o s y a lg u n o s o t r o s e f e c t o s ( . . . ) D o n d e e s tá h o y e l a lm a c é n A m e r ic a n o h a b la u n a c a s a p a jiz a , q u e e r a u n a g a r i t a l i b r e d e b i l l a r y ju e g o s d e d a d o s ( . . . ) E n o t r a c a s a p a j i z a q u e e s ta b a s it u a d a f r e n t e a l a a n t e r i o r h a b ía u n a c h ic h e r ía n a u s e a b u n d a .
131
Resultan particularmente perspicaces sus notas sobre los cambios constructivos, originados en los temblores del año 1878. Del prim er sismo dice: . . . Ocasionó daños de consideración especialmente en las casas de balcón o de dos pisos; todas las tapias del segundo cuerpo hacia arriba se reventaron.
Refiriéndose al segundo temblor, comenta: Aún cuando ya era conocido el sistema de edificación con maderas, no se habia adoptado, porque decían muchos que la madera se pudría y las tapias no. Solamente la experiencia vino a demostrar a los rehacios, la segu ridad que ofrecía la construcción de las casas de madera, garantia ésta que fue demostrada el lunes 9 de septiembre del mismo año por otro temblor, tan violento como el de febrero; en esta ocasión, como ya habia muchas cons trucciones del nuevo sistema, ese movimiento no les ocasionó el menor daño, pero si a las que habían escapado de las sacudidas anteriores.
Y pasando otra vez por la ciudad en 1884, A lfred H ettner observa: También a los dos y medio años de la observación precedente, encon tré la ciudad en un estado de esperanzado crecimiento. Como una alusión al latente peligro inherente al suelo, me sorprendió la construcción realizada en madera de la gran mayoría de las casas recién elevadas, con marcado efecto favorable también sobre su aspecto exterior. Sacudidas también ha habido en el Ínterin, a veces con consecuencias devastadoras, pero tal como antes, sin mayor efecto retardador en el crecimiento de la ciudad.
A l año siguiente, un suizo particularmente parco, en cuanto a observaciones urbanas, escribe en un breve párrafo dedicado a M a nizales: Por desgracia Manizales está sobre suelo volcánico, hallándose expuesta a terremotos. Estos destruyeron casi por completo la ciudad hace pocos años, asi que hubo que levantarla provisionalmente a base de sencillas construc ciones de madera. (E rn st Rothlisberger. El Dorado, 1885.)
Con todo eso, sin embargo, la paja no va a desaparecer de la noche a la mañana. En el año 1880 se registran 29 casas en construcción, distribuidas asi: — 9 son de dos pisos con techo de tejas. — 6 son de un piso con techo de tejas. — 14, o sea casi la mitad, son pajizas. Sólo hasta principios de siglo se van extinguiendo el bahareque y la paja; José Gaviria Toro, en 1924, entrega el siguiente cuadro ca tastral urbano: Edificaciones:
132
De un piso De dos pisos Tres pisos y más En construcción Solares sin edificio
1.796 1.261 44 92 1.059
Total
4.252
L o s ed ificios qu e se apuntan tenian un núm ero de habitaciones de 3.859. L a com isión anotó 2.152 de techo de tejas y 41 de paja.
Y agrega Luis Londofio, refiriéndose tam bién al año 1924: O bservam os, aqu i de paso, que el m étodo de e d ific a r con m aderas, con tinuado y m ejo ra d o hasta la actualidad (subrayam os), puede considerarse com o una especialidad M anizaleña.
Tam bién los investigadores, recorriendo en 1983 los nuevos barrios periféricos de la ciudad, pueden decir “ hasta la actualidad” . Se llevó a cabo una sim ilar recopilación en la obra del padre Fabo, cuyos libros proporcionan algunos datos para seguir la evolución cons tru ctiva de la arquitectura religiosa. De la prim era capilla construida en 1848-1849 da una breve des cripción: . . . U n a regu lar cap illa pajiza.
Y precisa más adelante: E l p rim e r tem p lo fu e una enram ada de estantillo, cubierta de paja p ri m ero y de tejas después ( . . . ) T e n ía unos ocho m etros de la rgo p o r cuatro de ancho.
En 1854 se in icia la construcción de un nuevo tem plo “ de m ani postería: tenia 72 m etros por 25; cim ientos de cal y canto y paredes de tapia pisada”. Del año 1871 es la siguiente descripción, con medidas diferentes: U n ed ificio construido sobre cim ientos de calicanto en tapias, de 72 varas ( ? ) de largo y veinticuatro de ancho, con sus techos de madera, cu biertos con tejas y forrados p or dentro con tablazón, adornada de m adera tallada.
Un prim er tem blor en 1875 y dos más en 1878 acaban con lo torre, la portada, lo mismo que con algunas casas del poblado. Es cuando los notables, para las refaccciones, deciden asesorarse con la ciencia constructora de m ister M artin, ingeniero inglés de las minas de M armato. Pero en 1884 la desafortunada iglesia es, una vez más, victim a de la ira de Dios; no estaba term inada, pero sí muy averiada por cuatro temblores, cuando en 1886 se decide su destrucción total y la construcción de una nueva iglesia parroquial en el mismo lugar. De tal m anera que en 1888 se inicia su construcción, con planos diseñados por un "arquitecto bogotano” . Hacia 1898, Manizales es una ciudad próspera, con ricos mecenas, en algunos de los cuales seguramente piensa el padre Fabo cuando dice que “ un asno cargado de oro no deja de ser asno” . Asi que hay dinero en abundancia y llegan numerosas do naciones para el tem plo; entonces se compra el órgano en Alemania, las verjas de hierro en Hamburgo y se trae de París un deslumbrante altar de bronce dorado. Term inada la iglesia en el año 1900, con tanta hermosura, que por ello merece el mismo año ser elevada a la digni dad de catedral; pero, construida en madera para resistir a los tem blores, arde como una antorcha en 1926. 133
¿Temblores? ¿Incendios? La curia, en consecuencia, decide recons truir una catedral indestructible, en "hormigón armado” , en estas cir cunstancias relatadas por el presbítero Horacio Gómez en su libro Arquidiócesis de Manizales 1900-1975: L a Junta de reconstrucción abrió un concurso nacional para la presen tación de pianos, concurso que fue declarado desierto por no haber resultado satisfactorio. Se abrió nuevo concurso en Francia. E l 19 de fe b re ro de 1927, Don M igu el G utiérrez dirigía desde París e l siguiente cablegrama: “ Obispo Manizales. Tres arquitectos afamados harían proyectos de planos sesenta m il francos. Grupo Proiesores darán opinión. Usted libertad escoger plano d e fi nitivo acordar&se.”
La respuesta dada en el mes de marzo fue la siguiente: Conformes tres proyectos sesenta m il francos.
Los arquitectos concurrentes se pusieron a la obra y al mismo tiempo presentaron sus proyectos ante el Jurado de Paris, el cual adju dicó el primer premio a Julián Polty, arquitecto je fe de los monumen tos históricos de la Ciudad Luz. Los planos premiados llegaron a Colom bia a finales de aquel año y en los últimos días de enero de 1928 fueron aprobados por el Excelentísimo señor Obispo, Monseñor Tiberio de J. Salazar y Herrera. Aprobados los planos de una gran catedral que habla de cubrir un área de 2.400 metros cuadrados, se tuvo que comprar un conside rable terreno de ensanche, pues el nuevo templo habría de rebasar el perímetro del anterior, "destruido por el fuego” . Y se rechaza el uso de materiales tradicionales con estos argumentos: . . . Que se reedifique dicha catedral con materiales que resistan e l fu ego y sean a la v e z garantía contra los m ovimientos sísm icos. . .
"A cta de la colocación de la primera piedra para la Catedral de Manizales” (Día 5 de febrero de 1928). Contratando un arquitecto por medio de un marconigrama y pa gando por anticipado los planos que nadie conocía, la clase dirigente de Manizales acababa de comprar su catedral en París, por correo. En cuanto a la arquitectura civil esta obliga a retroceder en el tiempo, para entender las condiciones del paso de la madera al concreto. Llegando a los años veinte, se observa un marcado cambio de rumbo. Era inglesa la firm a que se contrató en 1912 — en vísperas de la Primera Guerra Mundial— para la construcción del cable aéreo a Mariquita, el cual se inauguró en 1921. Pero en este quinquenio 1920-1925, para los demás cables y las obras del Ferrocarril de Caldas, los préstamos bancarios se negocian en W all Street, los rieles se com pran a la U. S. Steel Co., y se contratan ingenieros norteamericanos; es la Ulen Corporation de Nueva York la firm a de arquitectos-inge nieros la que queda encargada de proyectar varios edificios públicos y, luego de los incendios, del programa de "reconstrucción de la ciudad” . Es preciso observar aquí cómo la contratación de la Ulen Co., por los ediles, hace de Manizales la primera ciudad de Colombia, en la cual se da una operación concertada y oficial de remodelación central, y 134
p la n ific a d a p o r u rb a n ista s; c on este p ro y e c to ta m b ié n se in tro n iz a e n fo r m a d e c is iv a la c o n tra ta c ió n de firm a s n o rtea m e rica n a s d e in g e n ie ro s , u rb a n is ta s y arq u itecto s. O tra s em p resas y a n qu is está n y a o p e r a n d o e n B u e n a v e n tu ra , B a rra n q u illa y C a li, y n o es d ifíc il a d v e r tir e l p a p e l qu e d e se m p eñ ó e l c a fé e n este ca m b io de “in flu e n c ia s cu ltu r a le s ” . L o s c om p ra d o res urbanos d e l gra n o , las trilla d o ra s , la s em p re s a s d e to r r e fa c c ió n y la s com p a ñ ía s d e e x p o rta c ió n , unas in d íg e n a s y o tra s e x tr a n je r a s , s e a p o y a n h a c ia 1920-1925 sob re u n a p ro d u c ció n e n ascen so c on tin u o . E n 1922, segú n José G a v ir ia T o ro , la s o la p ro d u c c ió n d e l m u n ic ip io to ta liz a 2.000.000 de c a fe to s y una e x p o rta c ió n de 1.900.000 k ilo s ; e n e l m ism o añ o, ú n ica m e n te p o r m ed io d e l cable a é r e o a M a riq u ita , s a lió de la r e g ió n h a c ia e l e x te r io r la c a n tid a d de 6 .876.085 k ilo s de c a fé . S egú n D ie g o M on sa lve, h a c ia 1925-1926, en e l s o lo m u n ic ip io d e M a n iz a le s se re g is tr a ro n 910 p la n ta d o res , to ta li za n d o 3.000.000 de c a fe to s en p le n a prod u cción . E n 1920-1925 se está n con stru yen d o en M a n iza le s las dos obras p rin c ip a le s d el quin quenio, am bas d edicad as a l tra n s p o rte : la estación d e l fe r r o c a r r il y la esta ción te r m in a l de los cables aéreos. N ec e s ita n e x p la n a d a s in m ensas, la s cuales e x ig e n unos g iga n te s co s m o v im ie n to s d e tie r ra , ta l com o se p u ed e a p re c ia r en las p ésim as fo to g r a fía s que rep ro d u c e J orge I . V ille g a s en E l F e r r o c a r ril de C aldas. Y este au tor e s crib e :
Fuera de las obras dichas, entre Rioclaro y Manizales merecen citarse como más importantes, las siguientes: el corte de San Miguel de un cubo mayor de 65.0U0 metros, el puente sobre el no Chmchiná, de 22 metros de luz, a cuyo lado izquierdo se hizo un corte muy grande y difícil y a cuyo lado derecho se construyó un enorme terraplén; el túnel de la Avenida Cervantes que cruza por debajo de ésta para entrar inmediatamente a la estación, y la gran explanación que fue necesario practicar para los edificios de la estación y los apartaderos de la linea, obra ésta en la que fue necesario remover can tidades fabulosas de tierra, sin contar las movidas en una enorme cantidad en la explanada contigua para fundar la gran estación central de cables aereos. E n lo qu e se r e fie r e a la con stru cción p riv a d a , p a rtic u la rm e n te la v iv ie n d a , es m a n ifie s to el peso que a d q u ieren cie rto s fa c to re s ; e n tre ellos se d e sta c a n las cu alid ad es in trín se c a s d e l su elo y su c o m p o rta m ie n to m ec á n ic o , lo m ism o que la e x tre m a d iv isió n p re d ia l d e la p r o p ie d a d u rb an a. D e ellos se d e riv a la búsqueda p e rm a n e n te , p o r p a rte de los con stru ctores, d e unas técn icas con stru ctivas y de unos m a te ria le s qu e p ro p orcio n en la m á x im a segu rid a d d e las ed ifica cio n es, y c ie rta s fe ch a s "n e g r a s " de c a tá s tro fe s — seísm os, derrum bes o in c e n dios— a c tú a n p a ra p ro p icia r la r e fle x ió n y e l cu estion am ien to, c on c lu y en d o con m o d ifica cio n e s tecnológicas. R eco rd em os qu e tre s incen d ios se suceden e n m u y poco tiem po, fa v o re c id o s p o r el a lto in d ic e de ocu p ación y de con stru cción en los solares d el c e n tro : el p rim ero , en 1922, a fe c ta p a rcia lm e n te dos m a n zan as, de lim ita d a s p rop orciones, sin e m b a rg o actú a com o a d v e rte n c ia ; e l segun do, en 1925, destruye tr e in ta m anzanas, o sea la casi to ta lid a d d e l sector c e n tra l de la ciudad, ta l com o se com pru eba e x a 135
minando las fotografías; y el tercero, en 1926, destruye por completo la vieja catedral de madera. Asi es como estas catástrofes inciden fuertemente en los cambios constructivos-arquitectónlcos, y por lo tanto facilitan los Intentos de "perlodlzación histórica” . Y a se habla señalado cómo el primer periodo, de la arquitectura "post-colonlal popular” , hace crisis y caduca después de la dura expe riencia de los seísmos del lapso 1870-1885. Hacia la misma época, con el incremento del proceso de colonización agrícola en la comarca, se presenta en el mercado urbano de materiales una abundancia de maderas provenientes de los desmontes, en los “ derribados” de ver tientes. Además, muchos colonos exitosos se trasladan al pueblo, en forma temporal o definitiva y traen sus maderas y su saber construc tivo, para edificar en el perímetro urbano una vivienda principal o complementarla. Estos factores (y otros desde luego) contribuyen con la quiebra definitiva del modelo anterior, destronado por el soplo nuevo de la vivienda rural. Entonces opera en forma paulatina una renova ción en la m orfología de la vivienda y durante mucho tiempo van compitiendo dos modelos opuestos: a ) El modelo tradicional arraigado en la época colonial, de la casa-claustro, celosamente encerrada sobre si misma. Con muy pocos vanos hacia el exterior, muy estrechos, vuelca sus espacios y visuales sobre el patio posterior cerrado. La vivienda sigue siendo un lugar cerrado y de reclusión y aún hoy se observan casas antiguas cons truidas según este patrón, particularmente en el primer núcleo de la ciudad; b) El modelo nuevo, el cual llega del campo e irrumpe tanto en Manizales como en los demás pueblos de colonos, como en Caldas, Cauca, Tolim a y Valle, se caracteriza por el rechazo al aislamiento y a la reclusión del anterior. El elemento construido que actúa para esta ruptura es el corredor abierto, bien sea en fachada, lateral, posterior o combinado, corriendo por dos o tres costados. Pero con el traslado campo-ciudad, se convierte en elemento plástico lo que era en la casa rural un espacio funcional, de trabajo. Esta galería bajo alero — ¿quizá adaptada de la hacienda colonial?— que permitía almacenar productos, secar el café o desgranar el frijol y el maíz, en la ciudad pierde esta justificación funcional y se torna en un espacio de circulación, en una terraza cubierta uniendo y prolongando los cuartos; además, se vuelve el espacio que favorece la comunicación visual con los lugares externos y urbanos. El corredor (y el corredorbalcón, cuando la casa es de dos plantas) es el sitio privilegiado, desde el cual los moradores miran el solar, y en los numerosos pueblos con fuertes desniveles del terreno, este corredor, sea posterior o lateral, abre unas visuales hacia las demás manzanas, hacia las calles y la misma plaza. Se ha podido localizar en Manizales muchas casas en las cuales se destaca este elemento de comunicación, generalmente abierto hacia el exterior y los espacios colectivos urbanos. Asimismo se introduce la técnica rural popular caldense-qulndlana, basada en el uso privilegiado de las estructuras en bambú y 136
las maderas aserradas. En poco tiempo se apodera del marco de la plaza, pues es particularmente apreciada para las prestigiosas casas de dos o tres plantas — con balcones y locales comerciales— que soli citan, tanto los grandes negociantes como los primeros hoteles y ban cos. Este modelo perdura predominante y sin rival hasta los años de 1920, periodo de unos cuarenta años durante el cual se verifica en varias oportunidades su capacidad de resistencia a los terremotos. Sólo se cuestiona el uso de la madera pintada después del primer incendio, y se descarta definitivamente del centro, con la catástrofe de 1925. Este segundo modelo arquitectónico del bambú se articula histó ricam ente al dominio mercantilista británico y al desarrollo de la economía del café de exportación; se aúna con el ascenso social de un pudiente grupo cosmopolita de grandes negociantes importa dores y exportadores, pero caduca con “la danza de los millones’', años durante los cuales los manizaleflos rompen su aislamiento geo gráfico, lanzando en forma audaz unos ambiciosos tentáculos de comu nicaciones para llegar a los ríos Magdalena y Cauca, y alcanzar de ese modo el comercio internacional. Entonces Manizales se convierte en un nudo de vías, caminos y carreteras, ferrocarriles y cables aéreos. No es producto del azar, si dos símbolos del transporte se manifiestan en la nueva arquitectura: el Hotel Europa y la estación del Ferro carril de Caldas. Este tercer modelo aflora hacia 1910-1920, pero —como hemos visto— sólo tendrá su pleno auge después de los incendios, y se carac teriza por un rechazo absoluto del sector social dirigente a la arqui tectura de madera. Se introduce el uso generalizado del ladrillo cocido local y se importan del exterior el cemento y el hierro; se contratan arquitectos extranjeros experimentados en el manejo del cemento armado: dos italianos, un francés y un norteamericano. Mezclándose lo nuevo con lo arcaico, el concreto con el neo-clásico, surgen en los alrededores de la plaza unas extrañas copias del vetusto estilo “neorenacentista” europeo... en hormigón armado con hierro. Lo siguiente ilustra tanto la dependencia externa de la ciudad como el ritmo del vals de los millones. Un periodista del Nuevo Tiempo (ju lio 14 de 1926) entrevista en Bogotá al general Pomplllo Gutiérrez, sobre la lentitud de la reconstrucción después del último incendio, y sobre el gasto de 400.000 dólares, sin que se vean los resultados: — ¿Nos pudiera decir, general, por qué te ha demorado la reconstrucción? —Se ha demorado por la falta de los materiales pedidos por la casa con tratista, los cuales en su mayor parte se hallan en Buenaventura... Desde luego se trataba de la Ulen Co. de Estados Unidos, de donde también se esperaban dichos materiales. Sigue hablando el je fe má ximo de "la rosca de los Gutiérrez” : — ,, .Como se comprenderá, por Buenaventura entran... también los ma teriales para la reconstrucción de Manizales, para la construcción de los cables aéreos y para los ferrocarriles de este departamento y el Pacifico.., estas obras se están perjudicando por la falta de sus materiales. 137
—¿Qué ha hecho la casa Ulen que el público se queja de la lentitud de los trabajos, a pesar de los grandes sueldos que tienen sus empleados y de los 40.000 dólares que se llevan gastados? — ...la demora en las obras de reconstrucción (es), según ellos, es que no han podido emprender ninguna obra en grande escalo, debido a la falta de materiales... Con respecto a lo de los 400.000 dólares, dicen ellos, que la mayor parte de ese dinero está representado en los materiales que se han pedido al exterior... La corrupta oligarquía manizaleña sabia m anejar m ejor sus es cándalos, que los temblores e Incendios. Ahora bien, detrás del pretexto anecdótico de los incendios que se utiliza para proscribir la construcción en madera, se p erfila el contenido profundo y el objetivo de tal medida. S ignifica que ya domina a la ciudad y al concejo un sector social innovador, o de “ ruptura” : grupo de consumo que aspira a expresar en form a visible el prestigio y el poder que adquirió con el dinero. Pretende ser “ culto", escribiendo versos grego-latlnos, proyectando un club o un teatro, en donde se presentan carnavales romanos o L a Traviata; sus aspiracio nes también tienen que plasmarse en el espacio por medio de m ani festaciones arquitectónicas. Pero este salto también significa que ya funcionan las redes de comunicaciones y los medios de transporte necesarios, para traer hasta la meseta los imprescindibles materiales Importados que exige la nueva arquitectura: cemento, hierro, zinc, hojalata, vidrio, porcelana eléctrica y sanitaria y otros. Y que ya existe en la ciudad un comercio de distribución de estos materiales. Las ferreterías importan pinturas químicas que se imponen en la ar quitectura, con una agresiva policromía, una nueva form a de colonia lismo estético que bien podríamos llam ar "la colorización antioqueña". En cuanto al peso adquirido por las actividades comerciales en la ciudad, se evidencia con el siguiente Cuadro, referido al año 1924 y totalizando más de 600 establecimientos: Establecimientos
Números
Almacenes y tiendas Cantinas Cafés Asistencias (restaurantes) Hoteles Farmacias y boticas Peluquerías Panaderías Fábricas de bebidas De Juegos Otras fábricas
470 12 13 22 ig 20 3g 12 5 6 16
Otros Baños Pesebreras
208 163 ^
F U E N T E : José Gavlria Toro, obra citada
138
Ahora bien, el cambio arquitectónico no opera en forma brusca y, también en 1924, José Gavlria nos proporciona un panorama que mues tra la persistencia terca de la tradición: M anizales tiene un pintoresco aspecto que en las noches evoca el recuerdo de los pesebres de la navidad. Las calles son accidentadas y estrechas, en su m ayoria. Las casas que al comenzar la ciudad se hacían de tapia pisada, se construyen hoy con guadua y se les ponen pequeñas bases de adobe. La poca consistencia del terreno y los temblores tan frecuentes, obligaron a los habitantes a edificar con este sistema. A la guadua le debe Manizales gran parte de su desarrollo material. Las gentes pobres construyen habitaciones integram ente de guadua y con la misma fabrican camas, taburetes, vasijas, utensilios de cocina, etc.
En otro capitulo se verifica esta persistencia por medio de un Cuadro bastante preciso, Indicando los materiales más usados para la construcción hacia 1920-1925:
PRECIOS A C T U A LE S (Materiales de construcción en Manizales, 1920-1923)
T e ja A d ob e Piedra A ren a
35.00 m il. 50.00 mil. 4.00 m etro cúbico 3 20 m etro cúbico.
Cascajo Cal Cemento
4.50 metro cúbico. 3.70 fanegadas. 3.50 quintal.
Columnas 3.20 de largo y 10 centímetros de lado $ 1.00. Cuartones 3.20 de longitud, cinco de lado por 10 centímetros $ 0.55. Tablones 3.20 de longitud por 18 centímetros y por dos y medios $ 0.65. Listones 3.20 de longitud y 5 por 5 centímetros $ 0.40. Tablas de forro 3,20 de longitud por veintitrés centímetros y por 0.15 milímetros, va le $ 0.40. Bastidores (cedro, caoba) 3.20 de longitud por cinco y por quince centí metros va le $ 1.40. Tablas (cedro, caoba) 3.20 de longitud por dos y por 25 centímetros $ 1.10. Vigas, 4.80 metros por seis y por veinte centímetros $ 2.50. Guadua redonda (sobrebasa) 3.20 metros de longitud 0.14 centavos cada una. Guadua cepa (redonda) 3.20 metros de longitud $ 0.25 cada una. Estera de guadua (guadua picada) 3.20 de longitud, por un ancho de treinta centímetros $0.20 cada una. Tablones para escaleras 3.20 de longitud por treinta centímetros y por dos y m edio $ 2.00. M alla para cemento armado 2 70 metros por 40 centímetros $ 1.20.
Con toda la prudencia del caso, el Cuadro permite varias obser vaciones como éstas: — El listado vernáculos.
está casi exclusivamente dedicado a los materiales
—Unicas excepciones, el cemento y la "malla para cemento ar mado" indicando que algo está cambiando. —No hay referencia alguna a los barnices y pinturas. 139
— Por fin, parece interesante anotar la normalización que pro viene de los aserríos de la montaña y la adopción de la medida stan dard de tres metros con veinte. Quizá se tenga aquí una pista para entender algunas especificaciones constructivas, o las dimensiones de ciertos elementos, por ejemplo las puertas. Resúmase lo anterior, limitándose a la tecnología y a los m ateria les: primero se descarta el bahareque en beneficio de la guadua y de la madera, una vez comprobado que resisten m ejor a los temblores. Luego se abandona el techo de paja por la teja y se incentiva el uso de las maderas aserradas y normalizadas. Finalmente se generaliza el uso del ladrillo y del cemento, cuando se comprueba que reducen los riesgos de incendios. Se da asi el paso a la arquitectura construida con materiales extranjeros, importados, manejados por arquitectos, igualmente foráneos. Pero la “arquitectura importada" penetraba en forma tímida desde principios del presente siglo. En 1910, una casta de negociantes y de grandes plantadores cafeteros había conseguido el dominio político-económico regional, mientras que en la ciudad reinaba la poderosa “rosca de los Gutiérrez” . Este sector social esti mulaba la introducción de materiales nuevos, pero éstos sólo se usaban parcialmente en algunas construcciones de cierto prestigio. En este año 1910 se importan “láminas de hierro galvanizado” para techar las recién construidas galerías del mercado, y de Alemania llega la verja de hierro del parque Bolívar, luego se trae desde Estados Unidos la hojalata y el zinc del Palacio Episcopal; a propósito de ello escribe el padre Fabo: Aproximadamente costó la obra 30.000 pesos oro; está forrado e l edificio con láminas metálicas trabajadas por Edwards Manufactury Com pany de Cincinati; Ohio; los cuarenta y nueve bultos de láminas costaron, puestos en Barranquilla, 1.477 pesos; y se pagaron e l 15 de febrero de 1916.
En 1920 se está construyendo en un costado del parque el Banco de Caldas: . . . m agnifico edificio de tres pisos ( . . . ) Sus pavimentos son de mosaicos de vistosos dibujos ( . . . ) Su paredes del segundo cuerpo hacia arriba son de madera, con un revestimiento de cemento, sobre m alla de acero.
Pero después del incendio de 1922 se incrementa la construcción con materiales modernos importados. Escribe Luis Londoño sobre el tema: A propósito de incendios anotamos que ellos aquí son escasos a pesar de lo expuestas que están todas las casas, en las cuales entran como principal elemento de construcción la guadua, y que las paredes forradas de madera, por la pintura, que siempre consta de dos baños de colores con aceite, arden con suma facilidad.
El paso decisivo hacia la arquitectura “importada", en 1925, se verifica con el siguiente listado: 140
Obra
Palacio Arzobispal
Arquitecto
Edificio Sanz Casa de Félix Salazar Banco de Caldas
¿Paplo y Bonarda o John Wootard? Papio y Bonarda ? ?
Palacio Nacional Palacio Municipal Gobernación
9 ? John Wootard
Hotel Europa Estación del Ferrocarril Catedral
John Wootard John Wootard Julien Polty
Afio
1915 1916 ? ? ? 9 ?
Observaciones
Constructores Papio y Bonarda Existe en 1920 ¿Construido entre 1915 y 1920? Inaugurado en 1924 Constructores Papio y Bonarda, sin terminar en 1927 Existe en 1924
1925 1927 1928 Constructores 1940 Papio y Bonarda
Como vemos, este brinco necesita algo más que materiales forá neos: exige la importación de arquitectos. Aqui, con la contratación de la Ulen Co. de Nueva York, se ilustra la dificultad de “periodización” que se señaló al principio de este texto. Contratando a estos expertos, la clase dirigente local ratifica el peso adquirido por la expansión económica norteamericana; sin embargo sigue admirando los modelos plásticos de la “ cultura europea”. Por lo tanto, mientras en Manhattan se está construyendo el Empire State Building, John Wootard en una meseta andina tendrá que diseñar según el gusto francés del siglo X V m . Este arquitecto “me diano” , que “no era un diseñador de primera, ni aun de segunda clase” (según el historiador Germán Téllez), se enuentra frente al problema de darle a la burguesía naciente el pasado que tanto le hace falta: proyecta el Hotel Europa, la gobernación y la estación del ferrocarril. Frente a tanta monumentalidad, el francés Polty no se deja distanciar y concursando, desde su oficina de París, proyecta una paquldérmlca catedral medieval, obra magna del “ gótico cafetero franco-caldense" y que quedó hasta hoy sin terminar. Estos cuatro edificios tranquilizan a la élite local, dándole la historia que tanto deseaba, y que llega prestada de París, como llegan los dineros desde Nueva York. Actúan los símbolos construidos como termómetro y medidor del buen gusto y no tardan en ser copiados y pastichados: varias familias ricas de la Calle Real adornan la fachada de su casa con los elementos decorativos del arte griego o romano, que tanto admiran cuando pasan frente a la gobernación o el Hotel Europa. Y los comerciantes, regresando del viejo continente o de Bo gotá, cambian el antro oscuro de la tienda por una vitrina “ parisina” . 141
Asi, originada en los edificios “ emisores” , la nueva Ideología arqui tectónica va irradiando la ciudad. Se desplaza “ el buen gusto" en el espado urbano, en forma de espiral, que se generó en los costados del parque. No hay nada nuevo, sino que en Manlzales se verifica un fenómeno que se habla comprobado anteriormente en Bogotá, M e dellín. Cali y Buc&ramanga. Se ha encontrado en la capital caldease el más directo caso de influencia y trasplante. Cuando John Wootard está para terminar la construcdón del palacio de la gobernación, se contrata un maestro artesano para ejecutar las molduras de yeso y cemento de la ornamentación de las fachadas. Este último, reco giendo de inmediato la experiencia adquirida, no tarda en usar el mismo catálogo decorativo para adornar la fachada de su propia casa (la cual aún existe, a pocas cuadras del edificio del “ cable” ). Poco después, contratado para diversas obras, sigue utilizando el deslum brante repertorio decorativo "neo-clásico” de la gobernación. Otro edificio “ emisor” será la Estación del Ferrocarril de Caldas. Habla escrito Jorge L Villegas: La uno
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s e ñ o r e s U l e n y C o .. c o n q u i e n e s f u e c o n t r a t a d a s u c o n s t r u c c i ó n , e n l a s m i s m a s c o n d ic io n e s q u e s e c o n tr a tó c o n e llo s la r e c o n s t r u c c ió n
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m e n t o E l p r e s u p u e s t o d e c o s t o , c a l c u l a d o p o r U l e n y C o ., a s c i e n d e a l a s u m a d e $ 2 7 7 .0 0 0 .
7 en su libro una pésima fotografía, sin embargo, permite apre ciar la tecnología del “ferroconcreto” . Entonces el éxito de este pu diente modelo desborda la ciudad y llega a otros centros de la reglón, empezando por Pe reirá. Relata Jorge I. Villegas: E n t r e t o d o s e s to s
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h o n o r a l D e p a rta m e n to y
q u e r e p re s e n ta r á u n v ig o r o s o e s fu e r z o , p u e s su p r e s u p u e s to d e c o s to h a a p r e c ia d o e n
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A v e n id a
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p r e s e n t a r s e c o m o m o d e l o e n e l p a ís . L o s e d i f i c i o s p a r a f á b r i c a
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p a r a o f ic in a s d e r e n ta s e n la c iu d a d d e P e r e ir a , d o s o b r a s e le g a n t e s q u e d a n r e a l c e a a q u e l l a c iu d a d ( . . c a r r il a
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E s t a d o s U n id o s u n a b u e n a
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la e s ta c ió n
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d e P e r e ir a .
De importadora de arquitectura, Manizales se habla convertido en transmisora y distribuidora regional. 142
Como se ha visto en esta breve reseña de la génesis de Manizales, poco después de su fundación tomó un impulso notorio y se convirtió en el centro urbano más dinámico de la reglón. Sustituyendo a Nelra, era hada 1850 el "crucero” en donde llegaban del norte corrientes de guaqueros y campesinos sin tierras, antes de dirigirse hacia los ríos y tierras vírgenes del occidente, del oriente y, más que todo, hacia el sur. Asi, por rebotes sucesivos y en la estela de la fundación de Manlzales opera durante la segunda mitad del siglo X IX la colonización del Qulndlo, acompañada de una serie de fundadones urbanas de la más diversa Índole. En efecto, este proceso se desarrolla a lo largo de unos sesenta años, concluyendo con las últimas fundadones hacia 1920. Por lo tanto ofrece al Investigador una amplia gama tipológica lnduyendo fenómenos muy diversos y disimiles, lo cual permite un análisis por clasificación. Además, una abundante literatura regional facilita el examen de algunos casos, los cuales se reseñarán a continuación. Durante estos decenios tanto la estructuración de un espado rural de colonlzadón, como la morfología espacial y social que adopta su núdeo urbano, dependen en gran parte del material humano que participa en su gestación, de sus metas, de sus logros y fracasos, de la diversidad o de la homogeneidad de las fuerzas sociales que actúan, de las rivalidades locales y de las tensiones que experimentan en su seno, etc. Retomando el caso de Manizales vimos cómo en sus alrede dores una “sodedad de frontera” auspició un sector económico "de delincuencia”. Esta franja convivía compitiendo —pero en asocio— con una colonización rural, estrictamente agrícola y legal. Sin embargo, influyó para modelar en Manizales un sector central, que muy tem prano resultó reuniendo todas las características sociales y espaciales de una "zona negra”. También se evidenció cómo los hombres de "la Colonia" quizá no eran los más indicados y aptos para fundar la dudad nueva de la República. Aquellos que hacia 1848-1850 fundan a Manizales, son seres nacidos durante el régimen español. Criados bajo las leyes hispánicas e impregnados de Ideología colonialista, no pueden dar más que eso: una expedición con peones y esclavos negros, los conceptos urbanísticos de la Plaza Mayor y de la cuadricula etc.; son seres que viven una transición y sus contradicdones. Estas se reflejan en el producto urbano, en la concepción y el diseño del proyecto urbanístico. Se estructura el espado urbano de moradores que experimentan una situación nueva, pero que siguen arrastrando mentalmente un patrimonio, aunque anticuado o moribundo. Manlzales presentarla un modelo físico expresando esta dualidad, convi viendo lo convencional con lo novedoso. Y habría que esperar mucho tiempo para que poco a poco, en las futuras fundaciones, sus gestores rompieran con el pasado. Durante estas indagaciones de campo se pudo comprobar en numerosos sitios el apego de los moradores y cons tructores a la "casa colonial”, considerada aún hada 1.900 como la 143
morada de mayor prestigio social. Es asi que hoy en día, en M anlzales, varios ancianos viven en el barrio de los Agustinos en casas de madera, construidas hacia 1880-1900 por sus padres y que consideran “ coloniales” . Uno de ellos heredó la tiplea casa urbana gestada en la colonización rural caldense: tres plantas sobre estructura de guadua, muros de bahareque, maderas aserradas, escalera m óvil sobre el corre dor de acceso al patio, numerosos balcones y corredores abiertos. Pero el propietario, de más de noventa años, está convencido de poseer una casa “colonial” , por tener esta “ casi cien años” ; tenia en 1982 el propósito de cambiar el color de la fachada; iba a pin tarla “ de color colonial, para que sea toda colonial. . . pues del color colonial, caoba, café o scu ro ..." Fundada Manizales, los caucanos trataron en seguida de detenei el avance antioqueño hacia el Cauca grande. Este es el aspecto polí tico de la fundación de Villamarla: mantener la presencia caucana hasta el rio Chinchiná. En varias oficinas manlzaleflas, desde las cua les se contempla el vecino poblado, se ha tratado, sin éxito, de elucidar los pormenores de la fundación de la Aldea de María. Pero en Cartago y Buga existen algunos documentos oficiales, como la ordenanza de fundación, reproducida por Daniel A. Gómez en la obra Cartago en la Historia: El texto completo de lo Ordenanza de fundación de Villamarla es el siguiente: "Artículo Primero. —(La nueva población comprendida entre los rios Chinchiná y Campoalegre se erige en aldea bajo la denominación de ALDEA DE MARIA Parágrafo primero. —Para el efecto de tomar parte en las elec ciones primarias, esta aldea, quedará unida al distrito parroquial de Cartago. Parágrafo segundo. —Además del regidor habrá en ella para su administración y servicio, un comisario de policia de libre nombramiento y remoción de aquel empleado. Articulo segundo. —La distribución de las tierras que deban de adjudicarse a los nuevos pobladores de la Aldea, se hará por una junta com puesta del Regidor, el comisario y de los vecinos inteligentes de la nueva Aldea, que nombre el jefe politico, bajo las bases siguientes: a los individuos que no tengan familia, veinticuatro fanegadas; a los padres de familia que tengan desde una hasta cinco personas bajo su dependencia, cuarenta; a los que excedan de aquel número sin pasar de diez, cincuenta y a los que tengan más de diez se les adjudicarán hasta sesenta fanegadas de los baldios. A r ticulo tercero. —La Junta llevará un libro rubricado por el jefe politico y a cargo del Regidor, en el cual se describirán el número de fanegadas adjudi cadas, sus linderos, el nombre del individuo a quien se adjudican y el número y nombres de las personas de su familia, si la tuvieren. Articulo cuarto.—El Gobernador de la Provincia solicitará del Poder Ejecutivo las doce mil fane gadas de tierras baldías de que habla el articulo primero de la Ley 7* parte 5*, articulo primero de la Recopilación Granadina, remitiéndole para el efecto copia de esta Ordenanza. Luego que se verifique la concesión, cuidará de participarlo al jefe político respectivo. El mismo Gobernador de 1a Pro vincia queda encargado de dictar las órdenes y reglamentos necesarios para el inmediato establecimiento de la Aldea que se erige." (Archivos del Concejo, tomo 23, años de 1852 a 1853, folios 127 vuelto y 128). No obstante, los tropiezos que en un principio presentó la aproba ción de la ordenanza, debido a la oposición de algunos vecinos de "Llano Grande" y de Guadalajara de Buga, entre los cuales se con 144
taban algunas autoridades, sometida a los debates reglamentarlos, pasó sin reservas, como se comprueba en la parte final y la certifica ción respectiva, que a la letra dicen: Dada en la ciudad de Buga a 19 de octubre de 1852. — El presidente, Ramón Serrano. — E l Secretario, J. Crisóstomo Llano. —Gobernación de la Provincia del Cauca. Buga, octubre 20 de 1852. Ejecútese y publiqucse. Carlos Gómez. —iEl Secretario, A n g e l Diago. Es fie l copia, Diago. Se circuló a los Alcaldes y Regidores. Estrada, Secretario. — Publíquesc hoy 21 de noviembre de 1852. El A lcalde, Hormaza.
(Archivos del Concejo, tomo y años citados.) Añade el cronista: Cumplida en todas sus partes la Ordenanza anterior, no fue menos difícil la tarca de la Junta encargada de la distribución de las tierras de confor midad con lo ordenado por el articulo segundo. Cientos de emigrantes y fa m ilias enteras, atraídas por la bondad del clima, empezaron a ubicarse dentro de la jurisdicción territorial asignada a la nueva aldea, con el fin primordial de establecer sus cultivos. El regidor y el comisario de policía se vieron en aprietos, por cuyo m otivo la Cámara Provincial y demás autoridades distri tales de Cartago, se vieron en la necesidad perentoria de enviar represen tantes y delegados suyos, con el fin de coadyuvar en la solución de los pro blemas a que se vieron abocados los colonos recién establecidos. Todavía p or el año de 1855 la Junta respectiva encargada de llevar el censo de las fanegadas adjudicadas, estaba dedicada a la revisión estadística y a la recti ficación de los linderos de todos y cada uno de los adjudicatarios.
Como se ve, la aldea se fundó apresuradamente “por decreto” de las autoridades del Estado del Cauca, con explícitas motivaciones po líticas y electoreras. En cuanto se refiere a los "problemas” de los colonos recién establecidos, no son sino la continuación del conflicto entre los labradores y la compañía usurpadora González y Salazar, denunciada en 1857 por Ramón Arana en un folleto. El año anterior la empresa Moreno Walker disputaba los ejidos de Villamarla, demar cados por sus pobladores y acusaba a éstos de ser "comunistas” . Marco Palacios agrega las siguientes precisiones sobre el caso: En 1853 se había estipulado que el rio Chinchiná era el lindero sur de la Concesión Aranzazu; ahora bien, de acuerdo con el mapa oficial levantado por Codazzi en 1852 el río Chinchiná corría al sur de la V illa de María. Esta aldea, establecida en 1850, fue reconocida por la Asamblea del Cauca en 1852. Sus vecinos alegaban un "error de mala fe " en el mapa de Codazzi: el río que pasaba al sur de Villa María era el río Claro, puesto que el río Chinchiná estaba al norte de la aldea, separándola de Manízales. Los abogados de los colonos de V illa María acusaban a Marcelino Palacio, fundador y pro curador de Manízales de colusión con la Compañía para confundir a Codazzi, induciéndolo a mudar los nombres de los ríos, para ganar de paso 21.000 hectáreas a favor de la Compañía. Palacio era el representante legal de M o reno Se Walker, socio importante de González Se Salazar. A estas piezas se añadieron otras de carácter político. El río Chinchiná era el límite oficial entre el Gran Cauca y Antioqula (Provincias de Buga y Córdova, respecti vam ente). V illa María recibió del gobierno central para sus pobladores, una concesión especial de 7.680 hectáreas, en 1856, que según González Se Salazar pertenec an a la Compañía. El juicio ocupó el resto del decenio y estuvo a punto de ser resuelto en 1860, pero la declaratoria de Guerra del Presidente del Estado soberano del Cauca al gobierno federal, general Mosquera, puso al presidente de la
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República, M ariano Ospina, en el dilem a de respaldar la resolución de 1856 que im plícitam ente reconocía que los terrenos ocupados por los habitantes de V illa M aria, eran baldíos al otorgarles dentro de éstos la concesión aludida, con lo cual se enajenaba las simpatías de la élite de M anizales que presionaba por un arreglo favorable, o ceder a las pretensiones de ésta. L a nueva situa ción político-m ilitar lo forzó a adoptar la segunda alternativa debido a la importancia estratégica m ilitar de Manizales. Los radicales que supieron utilizar el triunfo de Mosquera, legislaron abundantemente en m ateria de baldíos en la Convención de R ion egro; sobre el caso de V illa M ar.a concluyeron que estaba en terrenos baldíos antes de su poblamiento y que pertenecía a la jurisdicción del Cauca (cosa que habla reconocido Ospina en su resolución de 1860). P e ro la Compañía no se rindió, a pesar de que en 1864 otra resolución ejecutiva confirm ó la decisión tomada en Rionegro, y su abogado Pablo Marulanda insistió con tenacidad hasta que e l ministro del Tesoro, Salvador Camacho Roldán, decidió en 1871 que los terrenos de V illa M aria habian sido expropiados a la Compañía y ordenó indemnizarla a nombre de la nación.
Villamarla no detuvo la penetración del campesinado antioqueflo, tolimense y caldense hacia el sur y los caucanos trataron de levantar otro limite. Este es el significado político de la fundación de Pereira, hábilmente utilizado con fines meramente especulativos, por una fam ilia que pretendía salvar asi un latifundio. Resumido en pocas frases el asunto es el siguiente: Considerado aquí no como individuo sino como agente social, Francisco Pereira es el tipleo exponente de los “ emergentes de la In dependencia", especie de Rastignac andino que, como el personaje de Balzac, emigra de una apartada provincia, llega a la capital y se lanza al asalto del éxito social abriéndose paso en la sociedad bogotana, consiguiendo cargos y riquezas. Según Jaime Jaramillo Uribe (H isto ria de Pereira), compra a la nación en 1826 un "extenso globo de terreno calculado en 10.000 hectáreas". Más preciso que el distinguido académico, Jorge Villegas establece que en realidad no fueron sino 2.710 hectáreas, compradas por la suma de 4.234 pesos, o sea un peso con cincuenta centavos por hectárea, precio entonces in ferior al de un cerdo. En su extensa monografía Pereira, Hugo Angel Jaramillo escribe al propósito: Con bonos que le dieron por dineros prestados al ejército Libertador, aunque no completos, compró una casa cerca a Tbagué y en subasta pública remató los terrenos que quedaban al occidente de la antigua Cartago.
Más adelante reproduce la sencilla solicitud de compra de tierras baldías, que presentaron en Cartago José Francisco Pereira y José María Palomeque, en la cual los mismos compradores fija n su precio: • ■■cuya fanegada gradúa el valor de cuatro reales por no presentar ven tajas algunas y en si muchos inconvenientes hasta ponerla en estado de ser productiva. Como la ley autoriza a Usia para la enajenación de esta clase de tierras y calcular el precio a que pueda venderse la fanegada, ocurrimos a Usia suplicándole se digne mandar, se nos otorgue la correspondiente es critura de venta de dichas tierras A L PR EC IO QUE HEM OS IN D IC A D O . . .
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Dos años después Pereira quedaba como único propietario, según un certificado expedido en Popayán en noviembre de 1837, por el es cribano del Número Primero y de Hacienda. Posteriormente Pereira se dedica en la capital a una doble ca rrera, asociando los cargos oficiales con los negocios mercantiles y sólo se acuerda de sus tierras del Otún cuando se entera de que colonos pobres las están desmontando. Entonces, en varias oportunidades, trata de convencer a unos amigos en Cartago para que funden allá una ciudad caucana, para detener la “ invasión antloqueña” . Hacia 1860 estaban radicadas en la meseta del Otún unas veinte fam ilias de labradores, desmontando selva y cultivando parcelas en sus “abiertos” ; familias antioquefias y caldenses unas, caucanas otras, viviendo en pacifica convivencia. Gracias a sus amistades en el Cauca, Pereira logró suscitar en Cartago un movimiento “ patriótico" para rescatar esta zona “ amenazada por la Invasión antloqueña” . Una expedición salida de Cartago en 1863. con peones, agrimensores, tin terillos y curas volvió a tomar posesión de la meseta y para dejar constancia fundó la nueva ciudad con familias traídas del Valle del Cauca. Los dos párrocos celebran la fundación por medio de una misa y ordenan la construcción prioritaria de una capilla de guadua cubier ta con paja, desde luego en una esquina del futuro parque, en un cas°rio que apenas contaba con “ocho ranchos de teja de astilla y guadua v tres de paja” , ocupando una traza con “ 6 manzanas mar cadas entre s* por senderos entre el guadual” . Con esta intervención se desvanece la solidaridad que prevalecía en la comunidad de los colonos. De ahí en adelante, manipulados y engañados, durante decenios se enfrentan en un conflicto racial arti ficial los "negros caucanos" con los "blancos antioqueños” , por el solo beneficio de la familia Pereira, tratando de dividir a los labradores para conservar un latifundio que iba creciendo en los títulos. Muerto Francisco Pereira en los dias de la fundación urbana, sus hijos se manifiestan en la región; se desata una controversia entre terratenientes y colonos, sobre la propiedad de las tierras y las dimensiones superficiales de una “ donación” hecha por el latifundista. Según este último, dicha “cesión” no pasa del perímetro urbano v su periferia inmediata. Parece que el único “ mérito" de la familia Pe reira fue haber inaugurado un nuevo tipo de especulación raíz. Con sistía en la "generosa donación" de un predio ocupado y sobre el cual se ha perdido dominio real, para tratar de salvar el resto del globo, beneficiándose este último de la "valorización” producida por una fundación urbana, organizando y estructurando el conjunto del há bitat agrario comarcal, estimulando asi fructíferas especulaciones pos teriores por medio del cobro a los colonos de las tierras que des montaron. Siguiendo las huellas del padre sus herederos aprenden el ejemplo de Pereira y amplían su territorio de acción. Se dedican desde Bogotá al tráfico de baldíos y de bonos, y hacia finales del siglo los volvemos a encontrar en oscuros negocios de tierras, esta vez a las orillas del 147
rio M agdalena, especulando en torno al trazado de carrileras cerca de Honda y Olrardot. L a lección no se perdió y h acia 1920 un busca vida nativo de Santa Rosa de Cabal, radicado en Pereira, m edita sobre cómo sacar provecho de un litigio entre terratenientes y colonos: fundando prim ero una aldea en el globo en disputa y lu ego cobrando a los campesinos de los alrededores sus “ derribos” y “ m ejoras” ya "valorizados” . En 1922, Leocadio Salazar M e jia cierra su tien da de contrabando de tabaco y aguardiente y se dirige h acia las disputadas tierras del rio Barbas. (V e r Segunda Parte, Capitulo sobre la U rb a n i
zación en el Valle del Cauca.) Escribe Jorge Villegas: El gobierno transó con el descendiente de Pereira y lo indemnizó dán dole doce mil hectáreas de terrenos en la zona. Nótese cómo el derecho herencial que tenía este descendiente de Pereira, que no debía de exceder a doscientas setenta hectáreas, se ha incrementado hasta doce mil hectáreas. Mediante su “transacción” con el Estado. Y acá no paran las cosas. Con base en los bonos con los cuales fue pagada la transacción a Pereira, se hizo una emisión fraudulenta que alcanzaba en el momento de ser descubierta, el orden de las trescientas mil fanegadas: “ Se han fomentado las falsificaciones; basta un dato para que se pueda formar una idea: la Ley 100 de 1874 autorizó cubrir en bonos territoriales a Guillermo Pereira Gamba la zona que él cedió para la fundación del municipio que lleva su apellido; pues bien, de doce mil hectáreas a que montaron esos títulos, admírese el lector, llevan anuladas en el ministerio de Obras Públicas algo así como trescientas mil hectáreas de circulación fraudulenta. Esto sin contar los ya amortizados, los que aún están sin registrar y los que deben de permanecer en poder de ter ceros de buena fe.” Este caso muestra muy claramente las formas como se utilizaban los aparatos legales para entorpecer la actividad de los colonos, que fueron los únicos y auténticos creadores de riqueza y desbrozadores de selva. Y como si esto fuera poco, Guillermo Pereira Gamba no solamente au mentó, por arte de magia de doscientas setenta hectáreas a doce mil su patrimonio original y posteriormente a trescientas mil mediante artes fraudu lentas, sino que pasó a la posteridad al tomar su apellido, sin motivo, un villorrio que prontamente se convirtió en ciudad de gran desarrollo. (V e r anexo N*? 3.) El Indice de adjudicaciones de baldíos del M in isterio de Industrias, elaborado hacia 1933 indica lo siguiente: José Pereira, 1827, municipio de Pereira, 2.400 hectáreas sin indicación del motivo de la adjudicación. 1874, a favor de los pobladores de Pereira, 12.000 hectáreas. No hay más menciones de la familia Pereira Gamba. Elias Recio participó en la expedición cartagüefia del año 1863, y se entrevistó en Cali a su h ijo Ram ón, en 1978 cuando ten ia más de noventa años, quien dijo: ... Mi papá y unos compañeros salieron de Cartago a fundar a Pereira. Eran siete u ocho no más, y con el padre Cañarte fueron a puro caballo, andando todo un día, por un caminito que había. A llá mi papá distribuyó los solares y las tierras agrícolas. Y tan honrado este viejo que no dejó nada para él, absolutamente nada. . . Era abogado, fiscal, notario, ocupó muchas posiciones. Y cuando ya hizo mi papá su gran labor se volvió a Cartago... En Pereira se quedaron Hormaza y el padre Cañarte... 148
Elias Recio consignaba unos apuntes en una libreta que fueron consultados y asi se pudo reconstruir su odisea de Juventud. Este pio n ero de la fundación de Pereira habla regresado a Cartago pero se mudó de nuevo a la aldea, en la cual residió entre 1871 y 1878, fecha en la cual regresó definitivam ente al Valle. Llega a Pereira en 1871 como comisionista y abre una tienda con cacharros de mercancías europeas fiadas por un comerciante de Cartago: telas y paños ingleses, alparga tas, herramientas, tijeras, hilos, lámparas, sombreros, drogas y otros artículos. En la tienda Elias aprende a leer y escribir, solo y sin ayuda; tam bién abre un libro de cuentas: anota lo que compra y lo que vende. Descubre la m aravillosa taquigrafía y con una rudimentaria técnica puede consignar en su libreta algún secreto intim o de su vida privada; registra cuidadosamente sus compras a los campesinos de los alrededores: leche, cacao y tabaco. Toda la zona se convirtió en un gran potrero de ganado, pero ni siquiera figura en la libreta la palabra ‘‘café’’, y en esta zona fronteriza, al igual que muchos colonos, Elias no desdeña un esporádico y discreto contrabando de tabaco y de aguardiente; igualmente ocupa el tiempo leyendo alguno libros comprados en la tienda vecina: El arte de hablar, Aritm ética Comercial, y las obras de derecho de Andrés Bello. Pero el núcleo urbano crece bajo la doble presión dem ográfica caldense y valluna. A las 36 fam ilias que poblaron este prim er núcleo se sumaron otras y en 1870 el pueblo alberga 633 habitantes, en una región que registrarla una población municipal de 19.036 personas en 1905. Un nuevo camino desde el rio Cauca y Cartago hacia Ibagué, pasando por Pereira, tiende a m erm ar la in icial hegem onía urbana de que disfrutaba hasta entonces Manizales. De tal modo que muy temprano se m anifiestan los primeros brotes de especulación raíz urbana: en la villa de Pereira se venden y revenden lotes y casas, y se practica el alquiler de ranchos y piezas. Elias Recio es un típico exponente del mundo de colonización, en el cual los seres pasan de un oficio a otro y m ultiplican asi sus fuentes de ingresos: combinando los negocios con la agricultura y esta última con los cargos públicos, las posiciones ocupaclonales urbanas con las faenas rurales. En su caso lo vemos atendiendo la tienda de misce lánea, comprando cosechas, realizando unas especulaciones de finca raiz, urbanas y rurales, y al mismo tiem po cumpliendo las labores del escribano público; no tarda en convertirse en tinterillo, redac tando memoriales y ayudando a los colonos tratando de legalizar sus posesiones. Asesora unas solicitudes de registro y escrituración de tierras agrícolas, interesando unos predios de cierta extensión: res pectivam ente 100, 400, 500, 600 y hasta m il hectáreas. Que se sepa, sólo adquiere personalmente el solar vecino de su casa; paga 60 pesos por un predio que m ide 33 y 1/3 varas de fren te por 50 de fondo. Pero la guerra de 1876 lo obliga a alejarse de la ciudad durante un tiempo; dos años después la abandona definitivam ente y con aureola de "notario” regresa a su ciudad natal. 149
En cuanto se refiere al trazado y la m orfología de la nueva villa, hay que recordar que sus fundadores venían del Valle. Quizá los agri mensores transportaban en su memoria la referencia de las viejas ciudades españolas de Buga y Cartago. Lo cierto es que estos vallunos trazan Pereira con las medidas coloniales: la manzana tendría 100 varas de lado, unos 80 metros, y se dividiría entre 6 u ocho solares, según el caso. Los dos profundos surcos de los ríos Otún y Consota determinan una meseta estrecha y alargada, en e l sentido este-oeste por donde circula el camino Inter-regional; pero esta via vuelta arteria urbana determina en el poblado una form a muy lineal. Este prim er diseño perduraría durante decenios, y sigue siendo hoy muy visible. Cartago conservaba las tierras del Otún en su jurisdicción terri torial y poco después de la fundación, en una actuación muy señorial, concede un titulo de “villa"’ a la aldea de Pereira; ésta adquiere cate goría de municipio en 1870 y al año siguiente la nación le otorga 12.000 hectáreas de baldíos “ indemnizando" a Guillerm o Pereira con bonos. Según Fernando Uribe Uribe (Historia de una ciudad, Pereira, 1963) en 1870 el pueblo cuenta 6 manzanas pobladas con 84 casas de astilla y guadua y reúne 633 habitantes; se está construyendo un edificio para la casa municipal y la cárcel. A l año siguiente un “ doctor” Arana “demarca una ciudad de 120 manzanas", midiendo éstas “ 100 varas de ochenta y cinco centímetros por cada lado, pero en 1880 un ingeniero francés (inglés, según Jaime Jaramillo U ribe) “ replanteó el trazado"; ubica en la traza seis plazas bautizadas con nombres ale góricos, de las cuales sólo se hicieron tres. Hacia 1885 Ricardo Jaramillo Arango, en su obra Al roce de los años, describe a Pereira como a4un caserío incipiente, desorganizado y escueto, donde nadie habla edificado en firm e” , y se recuerda de “la yerba de las calles y de los solares sin cerco” . Hasta 1890 una “ comisión parroquial” reparte a los pobladores, tanto las tierras rurales como los solares, cobrando dos pesos por hectárea y cinco por solar, el cual según H. Angel Jaram illo mide 20 varas de frente por 50 de fondo. En sus Crónicas inéditas el maestro de escuela, Heberto Marín, dejó algunos apuntes sobre los cambios urbanísticos y arquitectónicos de principios del siglo: En 1903 fueron fijados los hilos y niveles para la demarcación de las manzanas que formaban el área urbana y se obligó a los vecinos, propietarios de solares y casas en las plazuelas de La Paz y Concordia y en las carreras Cutumay. Jorge Robledo, Colón y Quirama como también en las calles trans versales, a construir los alares de sus propiedades con un metro de ancho, dejando todo a un mismo nive'. También se prohibió la construcción de ventanas “voladas”, que estuvieran a menos de metro y medio de alto sobre el nivel de la calle, lo mismo que los escalones para entrar a las casas que perjudicaban el tránsito de los peatones por las calles. paredes que Halan a las calles y plazas debían ser blanqueadas, lo mismo que las culatas de las casas que se vieran de cualquier punto de la calle con el fin de evitar el aspecto de ruina que imprimen a la población. Igualmente se prohibió edificar con techos de paja y con guadua en las plazuelas y carreras mencionadas, y se conminó a los dueños de edificaciones de tales carácter,sticas para que las destruyeran en el menor tiempo posible. 150
Este breve párrafo permite comprobar la persistencia en la arqui tectura urbana de las ventanas coloniales salientes, y de la monocromía con liso exclusivo de la cal, verificándose el carácter posterior de la policromía de fachadas con pinturas químicas importadas. Un primer acueducto rudimentario se construye a finales de siglo, reemplazado en 1915 por una tubería de hierro. Es cuando empieza a llegar de Estados Unidos "cemento romano” en barriles y se con trató en Medellin “ el primer oficial de obras de cemento que vino a Pereira”. En cuanto al alumbrado público se discutía desde 1906, pero el alcalde de entonces, Valeriano Manijan da, calmó los reclamos ase gurando que “ la gente ya estaba acostumbrada a acostarse temprano, asi vivían más tranquilas las señoras y mejoraba la natalidad", lo cual parece establecer una relación entre oscuridad y nacimientos. Fernando Uribe esboza un rápido retrato del centro de Pereira hacia 1910 y precisa: L a Plaza de B olívar y a en ese entonces estaba enmarcada en casas de balcón, es decir, de dos pisos, todas ellas con largos balcones que daban sobre la plaza, no se conocían casas “ de fachada” . El parque U n b e U ribe se llamaba “ L a Plazuela” y estaba entonces con “unas pocas casas, todas de bahareque, la m ayor parte encaramadas sobre barrancos.
Y añade el cronista: En la plaza de Bolívar, en una casita roja de dos pisos, situada cerca a la «“ ¡g üín* donde hoy se levanta e l Palacio Municipal en la calle 19, vivía don Jesusito Hormaza, uno de los beneméritos fundadores. D e estos fundadores, que del poblado mismo, de la sociedad y orga nización vital de la ciudad, conocimos al general Valentín Daza, a los Maru1andas, don Valeriano y don Francisco; ya había muerto don Juan María, todos los cuales vivían en la plaza principal en amplias casonas de balcón. Eran los andenes cubiertos de ladrillo y tan sólo las calles principales empedradas y era de ver cómo crecía la yerba y la grama por todas partes. Para la época de fiestas, el alcalde pregonaba e l consabido bando de todos los pueblos ordenando e l blanquimento de las paredes y la desyerba de las calles.
A l contrario de Manizales, Pereira no conoció incendios ni tem blores destructores, pero le llegó otro tipo de calamidad: los Marulanda. Husmeando las huellas de los hacheros abriendo montañas, desde Sonsón llegan hacia 1880 unos aventureros en busca de fortuna rápida: Juan María, Francisco y Valeriano Marulanda. Y le sucede a Pereira lo que ocurrió en Manizales con los Gutiérrez: un clan fam iliar pudiente y prolifico, a partir del poderlo conseguido por me dio de la propiedad latifundista se auto adjudica el manejo adminis trativo, político, económico y comercial de la ciudad y su comarca. En cuanto a sus métodos para apropiarse las tierras desencadenan numerosos litigios con el campesinado de colonización, concluyendo entre 1920 y 1940 con violentos enfrentamientos y con operativos del ejército nacional, a favor de los latifundistas. Sobre la llegada al Quindlo de los Marulanda, escribe Ricardo J ara m illo ; Un día después de la guerra de 1876, cuando e l país tomaba fases de avance, don Lorenzo, e l hombre rico del sur de Antioquia. se encontró con los Marulandas en el pueblo de Pacora: eran estos sus paisanos y parientes
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p o lític o s ; d o n L o r e n z o le s s u g ir ió la id e a d e q u e e l m e d io e n e s tre c h o p a ra lo
q u e p a r e c ía
e s ta r le s r e s e r v a d o
en
el
q u e v iv ía n
era
p o r v e n ir : "A r r ím e n s e
a M a n u a le s o a l C a u c a y c u e n te n c o n m i fo r t u n a " .
Y a propósito del "filantrópico Cresus" de Sonsón, escribe Emilio Robledo; En
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A n tio q u ia
J a r a m illo
fig u r a b a
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Son són. cu y a
m u ch a s o b ra s , p a ra q u e s u r g ie r a n
a la
v id a
m uy
fo r tu n a
a c a u d a la d a ,
s ir v ió ,
don
e n tre
o tra s
la s p o b la c io n e s d e l Q u in d io , y a
q u e se a c o m p a ñ ó d e in d iv id u o s t a n a c t iv o s , in t e lig e n t e s y
h o n r a d o s c o m o lo s
M a c u la n d a s, p a r a a q u e lla s e m p r e s a s
Y prosigue su nieto, con rudimentaria ortografía: L o s M a r u la n d a s se v in ie r o n a
P e r e ir a ; fu e e n to n c e s c u a n d o J u a n M a r ía ,
y
p r e v i a u n a i n s p e c c ió n d e l V a l l e d e l C a u c a , d i j o a su p r o t e c t o r
a m ig o : "a q u í
e s ta m o s b ie n ; d e L a V ie ja p a r a a r r ib a n o t e p u e d e v i v i r ; e n in v ie r n o n o h a y d o n d e p o n e r la c h o c o l a t e r a y e n v e r a n o n o h a y a g u a p a r a h a c e r e l c h o c o l a t e " . Se
r e fe r ia La
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la s
dem va
fu n d a d o r e s ; a r u la n d a ; é l e s
y
in u n d a c i o n e s
y
sequ ed ad es
la s h u a c a s c o n s t i t u y e r o n
a lte r n a n t e s e n
la
lo s
r e g ló n . de
lo s n u e v o s
cabeza d e t a l e s c o l o n i z a d o r e s e s t a b a d o n J u a n M a r í a u n a Caterpillar o u n a m á q u i n a d i n a m o - e l é c t r i c a , a c u y o e m la
c a e é l m o n t e p r im it iv o y s e le v a n t a n lo s p a s ta le s r ic o s y A lli
la
f u e r t e o b s e s ió n
M a r u la n d a s
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M ap u je
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la d o
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c a m e lló n
que
c o n d u c e a C a r t e g o y e l m a y o r d e e llo s , a v a n z ó c o n su s d e h e s a s h a s ta M o n t e n e g r o y h a s ta M a n iv e la s , c e r c a d e S e v illa , a l p ie d e lo s fa r a llo n e s d e la C o r d ille r a C e n t r a l. J u a n M a r ia e r a e l p r im e r c r e a d o r d e r iq u e z a d e P e r e ir a y (...)
q u iz á
d e l p a ís
J u a n M a r ia M a r u la n d a d e r r ib ó m o n t e s c h iz o p o t r e r o s p a r a m á s d e c in
c u e n ta m il n o v illo s . C u e n ta n q u e c u a n d o a v a n z a b a n s u s c u a d r illa s d e b r io s o s p eo n es, e n c o n tra b a n a v e c e s "a b ie r to s ”
o
p r e v i a m e n t e s e ñ a la d o s u p u e s t o , a q u e
lo s d e m á s h ic ie r a n
m e jo r a s
de
g e n te s
que
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es p e ra b a n ,
fu n d o s ; t a le s
t r a b a j a d o r e s a r r o l l a b a n y a r r u m a b a n c u a n t o s e o p o n í a a su m a r c h a , y lo s
du eñ os
de
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c h a c ra s,
r e c la m a b a n
o fr e c ié n d o le s c a m p o s m á s a d e c u a d o s o t r u c c ió n
al
p a tró n ,
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tr a n s ig ía
in d e m n iz á n d o le s e n d i n e r o
cu an do
con
e llo s ,
d e la
des
d e s u s m e jo r a s in c ip ie n te s .
L o s t r e s M a r u la n d a s , J u a n M a r i a , V a l e r i a n o y F r a n c i s c o
(P a c h o ) , fu e r o n
h ijo s d e d o n G r e g o r io , c a sa d o c o n d o ñ a M a r ia R it a A r a n g o ; d o n G r e g o r io fu e h ijo d e d o n J u a n M a r u la n d a y d o ñ a A n d r e a O t e r o , n o b le d a m a
española
q u ie n
l l e g ó a S o n s ó n e n 1810, h u y e n d o d e l o s p a t r i o t a s v e n c e d o r e s e n B o y a c á .
Y observa Ricardo Jaramillo; S o lo d o n J u a n M a r ia M a r u la n d a t e m a y a c o n s t r u id a , c o m o e s tá c a s a d e h a b it a c ió n e n
la
p la z a p r in c ip a l. A l r e d e d o r d e
é l, q u e
hoy,
su
m a n e ja b a
su
d i n e r o y e l d e d o n L o r e n z o J a r a m i l l o , t o d o s lo s d e m á s p e r s o n a j e s e r a n s e c u n d a r io s . N u e s t r o a b u e l o e r a l a m e n t e
y
l a b o ls a ,
y
Juan
M a r ia , e l b r a z o p u
j a n t e y c o n q u is t a d o r .
Acierta Jaramillo Urlbe cuando distingue la llegada de "la segunda oleada de Inmigrantes antloqueños, procedentes de fam ilias de comer ciantes y profesionales” . Añade el historiador: S i e l g r u p o d e 1863 y d e s c u a ja d o r e s d e s e l v a gru p o
lo
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a ñ os s ig u ie n te s h a b ia e s ta d o
que
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f o r m a d o p o r c o lo n o s
te n e r u na
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p a r c e la , e l y
m ayor
segu nd o
c a p a c id a d
e m p r e s a r ia l. A lg u n o s d e e llo s e s ta b a n v in c u la d o s a c a p it a le s a n tio q u e ñ o s q u e fin a n c ia b a n gan ad eras
152
su s
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y
d e r r ib a b a n fu e r te s
m o n ta ñ a s
in v e r s io n e s
y de
a b r ía n
h a c ie n d a s
c a p ita l.
Es
d e c ir ,
q u e a u n a c o l o n i z a c i ó n e s p o n t á n e a d e c o l o n o s q u e n o d i s p o n ía n d e o t r o r e c u n o q u e su s b r a z o s , su s h a ch a s y
su s m a c h e te s , q u e a c tu a b a n in d iv id u a l o fa m i
lia r m e n t e , s u c e d ía u n a c o lo n iz a c ió n e m p r e s a n a y A
c a p it a lis t a .
e s t e g r u p o p e r t e n e c í a n lo s h e r m a n o s J u a n M a r< a , F r a n c i s c o y V a l e r i a n o
M a r u l a n d a , q u i e n e s a b r i e r o n la s m á s g r a n d e s h a c ie n d a s g a n a d e r a s d e l o c c i d e n t e d e P e r e i r a y d e l Q u i n ó l o , c o m o S a n F e l i p e , Ñ i p ó l e s , S a n J o s é , E l O r in o c o , E l D i a m a n t e , M a r a v e l e s . D e lo s t r e s h e r m a n o s M a r u l a n d a s e d e c í a q u e s o lo s a b r ie r o n
c e r c a d e 2 5 .0 00 h e c t á r e a s d e t i e r r a s , h e c h o i m p o s i b l e d e n t r o
d e un
s i s t e m a d e c o l o n i z a c i ó n i n d i v i d u a l , s in l a c o l a b o r a c i ó n d e p e o n a d a s a s a la r ia d a s y
s in
lo s
M a r ia
m e d io s
fin a n c ie r o s
M a r u la n d a , d e c ia
p ara
p a g a r la s .
P e r e ir a
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en to n c e s
don
Juan
m á s t a r d e u n c o n te m p o rá n e o su y o .
C o n lo s g r a n d e s p io n e r o s d e la c o lo n iz a c ió n a g r íc o la y g a n a d e r a v in ie r o n ta m b ié n
e n e s t a s d é c a d a s c o m e r c i a n t e s d e n u e v o t ip o . N o
se tra ta b a y a
de
l o s a n t e r i o r e s b u h o n e r o s , t e n d e r o s o fo n d is t a s , s in o d e c o m e r c i a n t e s c o n m a yor g ir o
s e n t id o d e
lo s n e g o c i o s m o d e r n o s , m á s a m b ic io s o s y
d e s u s a c t iv id a d e s la im p o r t a c ió n y
q u e in c l u í a n e n
el
la e x p o r t a c i ó n .
Una apología lrreatrícta de laa familias latifundistas, los Pereira y los Marulanda, mancha una historlograglla generalmente cons truida por sus descendientes: historias con omisiones cómodas, adul teraciones frecuentes y sí es necesario para salvar a "un prócer" alguna que otra falsificación. En cuanto a los latifundistas Marulanda, la lectura de las obras de Marco Palacios, Antonio Oarcla y Gonzalo Sánchez permitió corregir los retratos exageradamente apologéticos (v e r B ibliografía). En cuanto a sus hazañas agrarias quedan, en forma muy desmitiflcadora registradas, tanto en el Archivo de Baldíos del AHNC como en los Informes Anuales que rendía el secretarlo de go bierno al Gobernador de Caldas (ver Segunda Parte de este trabajo). De hecho, según el Indice del Ministerio de Industrias del aflo 1932, estas son las adjudicaciones hechas en la reglón a la familia Marulanda: — 1883, — 1887, — 1895, — 1896, — 1904, — 1911, — 1911, — 1912,
•
Juan María Marulanda. Pereira, 500 hectáreas. Gregorio Marulanda, El Cedral, 602 hectáreas. Juan María Marulanda, Salento, 2.323 hectáreas. Francisco Marulanda, Pereira, 141 hectáreas. Valeriano Marulanda, Armenla, 465 hectáreas. Valeriano Marulanda, Salento, 179 hectáreas. Francisco Marulanda, Calarcá, 50 hectáreas. Roberto Marulanda, Circasia, 100 hectáreas.
Efectivamente, suman más de 4.000 hectáreas estas adjudicacio nes. Sin embargo estamos muy lejos de las 32.000 hectáreas que se les atribuye haber descuajado, cuando participaban en la fundación de Puerto Caldas (ver Capítulo m ) . Pero se ha visto anterlomente cómo su familiar, el millonario comerciante sonsonefio Jaramillo financia las peonadas desmontando y arrasando con las posesiones de los co lonos trabajadores. La jugada de los cartagüefios falló y hacia 1920 una Pereira domi nada por una clase dirigente caldense-antioqueña. Iba dejando atrás a Cartago. La demografía urbana de la primera duplicaba la de la segunda y se registrarían, en 1938, 15.000 habitantes en Cartago y 31.000 en Pereira.
153
En el oentro de una nueva comarca cafetera, Pereira se benefi ciaba con la danza de los millones. Desde 1921 se encontraba favore cida para sus exportaciones por el Ferrocarril del Pacifico; además un grupo de ricos comerciantes estaba financiando las primeras carre teras para automotores, prestando a las entidades públicas los dineros para pagar los jornales a los peones. Y, como escribe Jaramlllo Uribe: Por la misma época se produjo una decisiva transformación del paisaje urbano: la pavimentación de calles y plazas y la construcción en cemento de los primeros edificios. Comenzaba la era del cemento y atris quedaba la del ladrillo y la tapia. Edificios públicos, luego bancos y casas de comercio y algunas residencias particulares, estaban llegando más de Manlzales que de París, una muy quindiana “arquitectura francesa neo-renacentista". Mas el citadino de la calle, observando cómo el maestro de obras va pegando con cemento y yeso unos adornos frontales sobre una casa tradicional construida en guadua, bahareque y maderas, no se deja engañar tan fácilmente como algunos historiadores de la arquitectura, y las llama sencillamente "cosas de fachada". Pero apartados de ellas, mientras tanto iban surgiendo los tugurios del proletariado uroano a las orillas del rio Otún; a las sorpresivas huelgas de las chapoleras en las plantaciones cafeteras de La Tebaida, Quimbaya y Montenegro se sumaban los primeros paros de la incipiente clase obrera urbana: las escogedoras de café de las trilladoras de Calarcá, Arm enla y Perelra. La actitud del gobierno de Olaya Herrera en nada fue distinta a la política de Vargas Cortés y Abadía Méndez; en este primer brote de la lucha de clases el proletariado cafetero del Quindlo, tanto urbano como rural, puso los primeros muertos. Resumiendo: en el panorama general de la colonización de baldíos, Pereira es un tipleo coso de colonia inlcialmcnte popular y solidarla, terminando el proletariado campesino derrotado por la rapiña de un latifundismo exágono. Tanto Pereira como Manlzales, Salento, Arm e nia, Calarcá, Quimbaya, Montenegro, Calcedonia y Sevilla constituyen variantes de un mismo fenómeno: el breve éxito de las colonias agra rias y su rápido descalabro. En todos estos lugares los colonos derri bando montaña conforman una vanguardia detrás de la cual, al poco tiempo se asoman sus expropladores adinerados, transformando cien minifundios en un latifundio y éstos son los que también se apoderan de la naciente ciudad. Pero en Pereira poco participan los colones en la decisión de la fundación y menos aún en su concepción y concreción. En realidad surge como producto directo de la lucha social en torno a la apropiación de las tierras agrícolas: decretada por los latifu n distas, Pereira surge como estrategia de lucha contra los colonos. Luego conserva este papel: la urbe entra a ser el centro de dominio económico y después político de la comarca, manejados ambos por el grupo expulsor y parásito. También se vuelve el polo centrallzador de la repre sión, el lugar desde donde los expoliadores vueltos banqueros, expor tadores, alcaldes, gobernadores o senadores, todos terratenientes, man154
dan policía y ejército nacional para reprimir los protestas de las colonias campesinas, resistiendo a los embates de un latiíundlsmo virulento y agresivo. Y en todos estos centros se producirla una breve explosión de renovación arquitectónica, ajustada a la ideología extran jerizante de una dase ascendiente ya vuelta dominante. *
*
En 1860 los fundadores de Salento acudieron a la asesoría técnica de un agrimensor de Cartago, para demarcar la plaza del nuevo pue blo. Lo vuelven a llamar en 1878 los fundadores de Fllandia y el valluno, de manera muy "clásica” , traza la plaza y las calles y no olvida demarcar los solares para la iglesia, la cárcel y las escuelas. En 1884 describe asi este último poblado, Juan de Dios Restrepo: Dos leguas más adelante están los antioqueños fundando el puebüto de Filandia. Las casas las construyeron con teja de madera, tablitas rajadas de cedro negro y de nogal, clavadas con puntillas de hierro; techo ligero, más decente que la paja y menos sujeto a incendios. Nos refirieron que después de cortados los trozos, un hombre rajaba hasta tres m il tejadas por dí a . . .
Por el contrario, en Clrcasla en 1882 son los mismos colonos y pobladores, aquellos agrimensores improvisados, los que trazan el po blado. Uno de ellos, nacido en Sonsón, describe el procedimiento: A l dfa siguiente volví y cuando llegué ya había bastante gente reunida. Calculé el lote de la plaza y les propuse que descombraran para tirar linea, a lo que se procedió inmediatamente, más o menos a las ocho de la mañana. Cuando llegaron el Coronel Marin y Don Emilio Montoya, ya habla tirado la linca de lo que es hoy la Calle Real y tenia sobre la linea tres visuales, las cuales hice revisar por Marin y Mora, y entonces ellos me dijeron: Está bien, puede seguir. Entonces hice trochar el cuadro de la plaza. Esta quedó trazada y descumbrada, o sea bien rozada y asentada. Hecho eso nos retiramos para continuar a los ocho d as. Llegado e l dia señalado nos volvim os a reunir en número superior de luchadores y se dio principio a la tarca de alinear calles y entregar solares. Los solares se entregaron a precio corriente, para reunir la suma y cubrirle a don Isidro un solar a cuenta de la deuda. El mismo día que se trazó la plaza celebré un contrato para la primera casa con don José María Hincapié, y algunos dias después moví la fam ilia de S alen to. . .
Violentos y prolongados pleitos acompañan a la génesis de estos poblados; el conflicto os la regla y su ausencia la excepción. Tanto Filandia (1878) como Clrcasia (1882) y Belalcásar (1898) tendrán que litigar durante años contra las sociedades de expoliado res, radicadas en las ciudades de la reglón. Uno de ellos era el supuesto "colono" y "fundador" de Manlzales, Manuel María Orlsales, que se convirtió con el tiempo en un renegado de su clase y enemigo de los campesinos. Habla solicitado una adjudicación de 2.000 hectáreas en el aflo 1877 en el futuro territorio de Armenia, pero se titula 5.000 hectáreas en 1892. Efectivamente, una resolución del aflo 1884, firmada en Popayán y que se envió a Bogotá con el expediente, menciona las 5.000 hectáreas "en el municipio de Qulndio" "a cambio de bonos territoriales". Firma la carta de remisión el secretario de gobierno, 155
Juan de Dios UUoa, socio de Manuel María Qrisales en la Sociedad de Burila (AHNC, Fondo de Baldíos, tomo 5, folio 110). En Fllandla los colonos alegan contra la concesión hecha por cambio de bonos a los Marulanda y al mismo Grlsalea; el conflicto que estalló en 1877 no habla concluido en el afio 1890 (AHNC, Fondo de Baldíos, tomo 9, folios 78-95). Es desde Salento donde varios colonos fundadores de Clrcasla se dirigen al Congreso para recordarle que hablan solicitado un “auxilio de 15.000 hectáreas de terreno, para la nueva población de La Clrcasla", y resultaba que parte de estas tierras hablan sido adqui ridas por Manuel María Qrlsales y otros, a la nación. Los campesinos tratan de Impedir la titulación al latifundista de estas tierras "codi ciadas hoy por unos cuantos especuladores, con perjuicio de la clase menesterosa"; baldíos "llamados a no ser el patrimonio de los que a un bajo precio compran terrenos a la nación, sino el auxilio y fomento de las nuevas poblaciones que hoy se levantan en sus inmediaciones". (AHNC, Fondo de Baldíos, tomo 8. folios 294-296). Se verá en el capi tulo dedicado al Valle cómo, con los miembros de la Sociedad de Burila, Manuel María Grlsales, poco antes de morir, trataba de expul sar a los colonos fundadores de Sevilla. También en 1890 los colonos fundando Belalcázar (Caldas) en frentan a la pudiente “Sociedad de Manlzales de Rafael Mejla D. y otros". Es un verdadero movimiento de masas, con unas cien firmas, el que se levanta para salvar al naciente poblado, amenazado por los expoliadores. Una vez más los campesinos se dirigen al ministro para amparar una fundación, en la cual "ya estamos construyendo la ca pilla y se ha establecido una regular feria" (AHNC, Fondo de Baldíos, tomo 2, folio 265). •
•
Múltiples conflictos sociales acompaftan a la génesis de Calarcá, convirtiendo este caso en un arquetipo del fenómeno. En primer lugar, se debe sefialar que las fricciones entre centros urbanos Incipientes son la regla general en el proceso territorial de colonización. Cada núcleo nuevo concluye la apropiación de un área rural y en seguida se convierte en la escala de nuevos flujos humanos, penetrando en las tierras aún sin desmontar. En estas escalas, terminada la fase rural, surge la necesidad de una plaza propia; pero la fundación de ésta encuentra en seguida la oposición del centro anterior ya consolidado y con cierta autoridad administrativa. Es decir, que cada pueblo Inci piente luchando para fortalecer su autonomía y su “soberanía terri torial", se opone al desmembramiento, que significa la aparición de una nueva fundación en su jurisdicción. Calarcá no escapa a esta regla, sino que la Ilustra de manera ejemplar: nacida de controver sias con Salento, y a pesar de su oposición, luego obstaculiza el sur gimiento de Armenla. 156
Desde decenios atrás los colonos de una zona padecían las trabas adm inistrativas de autoridades locales, preocupadas por la amenaza de mutilación territorial que representaba un proyecto de pueblo nuevo, pero los labradores hablan aprendido a actuar en forma colec tiva, para concentrarse y concretlzar un proyecto de fundación urbana. Este se Inicia, siempre, después de asambleas de colonos eligiendo primero una especie de "gobierno provisional": la junta pobladora. Elegida democráticamente, embrión de gobierno popular local de tipo "com una", la Junta estaba encargada no sólo de programar la fun dación del nuevo pueblo, sino también de representar a la comunidad y de tram itar su reconocimiento, frente a las autoridades locales y regionales. En segundo lugar, en 1872 Salento habla logrado conseguir, por medio de una ley, una adjudicación de baldíos por 15.360 hectáreas. Llegan en seguida miles de familias a estas tierras y de esta fase resultan las fundaciones de Fllandia, en 1878, y de Clrcasla en 1882, las cuales se segregan de Salento. Hacia 1882-1885 nuevos frentes de colonización atacan las selvas de la zona Armenia-Calarcá y repre sentan para Salento otra perspectiva de mutilación de su Jurisdicción. En tercer lugar, fuera del cultivo del tabaco, nuevas perspectivas económicas surgen en estos afios, con la explotación del caucho y también de la cera de ciertas palmas; además se realizan con éxito los primeros Intentos de siembras de cafeto. En estas condiciones, en el conflicto entre colonos y autoridades, surge un tercer protagonista, una compañía latifundista respaldada por el gobierno central y las autoridades regionales y locales. Es por medio de la Escritura número 893, de noviembre 25 de 1884, que se constituyó en Manlzales la socie dad de Burila, documento que se pudo consultar en la Notarla P ri mera de esta ciudad. Su objeto es la “colonización y fomento” de un predio comprado a una familia valluna, del cual el Articulo 4? asegura "que su cabida es de doscientas mil fanegadas por lo menos", o sea, algo más de 130 000 hectáreas, “ por lo menos". Reportado sobre un mapa, el deslinde de estas “ tlerritas" conforma un rectángulo de unos 25 Kms., en el sentido norte a sur, y unos 60 Kms., de oeste a éste, desde las tierras planas del Valle del Cauca hasta los filos de la Cor dillera Central, limitando con el Tollma. El predio abarca una parte de los actuales municipios de Bugalagrande, Zarzal, Calcedonia y Sevilla, lo mismo que de Génova, PIJao, Bu enavista y Córdoba, tam bién cubre el extremo sur de los municipios de Armenla, La Tebaida, Salento y Calarcá. En cuanto a los objetivos mercantiles y expoliadores de la em presa, quedan cuy claramente definidos en un Articulo 17 que se convierte en amenaza directa para los labradores radicados en la zona: Indicando que deberán comprar sus posesiones a la sociedad. En cuanto a los "colonos", socios fundadores de la empresa, se encuentra un abigarrado grupo de bogotanos, vallunos, payaneses y caldenses a quienes difícilmente se imagina uno manejando el hacha. Concretamente reúne buena parte de la oligarquía del occidente de 157
Colombia en aquellas días y no falten prestigiosos estadistas y Basta üntigiinK y futuros presidentes, contándose también al trafican te m antpgiipfln de hnictins Miinnei M oría Glósales, los bancos de Mhnizales y Popay&n, a unos sacerdotes y a amellas otras. Los usurpadores sabían que numerosos fluías de campesinos esta ban desmontando la zona, y por esa se apresuraron en reivindicarse las tierras. Conocida la creación de la saciedad se da una verdadera carrera de velocidad entre colonos y expoliadores: los primeros acu nando más áreas y los spgimdna entablando numerosos demandas de desalojo. Se inicia una prolongada guerra de tierras, bastante desigual, siendo que la compañía latifundista este, incrustada en e l gobierno central y se beneficia del aparato represiva de las autoridades locales 7 regionales. Aquí no se puede ignorar la fa cete política d el asunto: la empresa de Burila este conformada p o r un pudiente bloque de estadistas y políticos conservadores, mientras que e l m ovim iento cam pesino es claramente loica, librepensador y Basta atea; sim patiza en u s 90% con las ideas liberales, asi sean los colonos cundinamarqueses a tolimenses. cancanas o caldeases y antioqaeños. Interrum pida por la guerra del año 1385. vuelve a resurgir a l año siguiente lo que Tos circuios ministeriales de Bogotá llamas “ la controversia’’ de Burila, l a compañía acude a las autoridades policivas locales, pora h acer destruir los ranchos de los colonoB y encarcelar “invasores" en Sá lente y Calare á. Frente a las arremetidas legales y a las arbitrarie dades y atropellos de la compañía, los colonos se agrupan buscando una defensa colectiva. Hasta cierta punta- se puede afirm ar que la fundación de Calarcá obedece a las necesidades de solidaridad y de anión de los labradores, amenazados por los expoliadores atacándolos desde e l aparato administrativa de Salenta. Elegido e l cabildo provi sional de los campesinas, la ju n te pobladora de Calarcá en su pri mera reunión de junio de 13BG. deja consignado que se reunió “ pora fundar una nueva población en terrenos baldías de la nación’''. Paco después-,, en 1838. un folla de la Corte Suprema favorece a las usurpa dores y Calarcá se vuelve en seguida el bastión urbano de defensa de los colonos, contra las patrañas de la empresa de Burila. L a ciudad es el centro de las luchas entre ambas bandos y se verán algunas mnsas de campesinos liberando de la cárceL local a anos labradores en forcejados, por orden de ios especuladores de tierras. Durante veinte años tendrían que librar continuos combates jurí dicos los fundadores de Calarcá, pora hacer respetar su gesta y adqui r ir categoría de municipio. En el Archivo Nocional (Fondo de baldíos)- numerosas documentas atestiguan esta larga Lucha de Ida colo nos de Solento-Calarcá contra la empresa de Burilo- Muy temprano, en 1888. 280 habitantes de Calarcá firmón un memorial solicitando a l gobierno nacional una concesión de baldíos, pora e l fom enta de la nueva población, sin. resultado alguna. En 1889 un sencillo em pleado municipal («1 personero de Sálente) no tiene dificultad alguna para desbaratar el subterfugio geográfico y cartográfico utilizado por los estafadores; demuestra que los prestentes pillos, fingiendo conT50
fu n d ir la. Cordillera de los Anden con la Sierra Alta del FLjao, y “ queriendo hacer llamar la primera con el nombre de la segunda” ; engañaron a las autoridades con el1 “objeto de apoderarse el señor Gaicedo (este era el pretendido dueño y vendedor de las terrenas a la empresa) de una superficie de terreno baldío, que excede de cien m il hectáreas''. También resultan bastante patéticos las memoriales colectivas que mandan en 1905 las colanas al presidente de la Re pública, al cual atribuyen “ dotes de honradez y progreso” , ignorando que tanto R afael Reyes como su hermano Riins son socios accionistas de la sociedad de Burila. Este es, en resumen, e l ambiente .social explosivo en eL cual acurre, en 1386, la fundación de Calarcá. promovida por una multitu dinaria colonia de campesinas. Fundación de mnsns solidarizadas, en ella participan cerca de cien familias y e l primer núcleo urbano nace con unos quinientas habitantes. Todos son de escasas recursos pecu niarias y no alcanzan siquiera a cancelar e l precio del predio de me jora. nue ofreció un caloño par la suma muy baja de “ cincuenta pesos chiquitos1’; se cambia e l terreno de la fundación por dos salares en la trnaa. En seguido, eiegíifn la. junta emite un reglamento urbanística muy iw ifim piiarin, contenido en un articulo único: “la plaza de dicha población tendrá 100 varas, las calles 10 varas, y las cuadras 80 varas” . Bis decir un pian urbanístico que parece inspirado del “modelo m anizaleño", con manzanas pequeñas de 04 metras de lado. L a homo geneidad social que reina en el sena de los fundadores, .su altruismo jr e i carácter democrática de la fundación se evidencian con el hecho de que un sála¡ precio da un peso ley se pide a los adjudicatarios de solares, cualquiera que sea su localización en la traza urbana. Esta última,, muy tradicional, no refleja en. nada la tenaz: beligerancia de .sus gestares. Durante decenios Iba colonos de Calarcá. y loa pobladores de la localidad fueron considerados como delincuentes, forajidos y antiso ciales, par las autoridades. Lo cierto es que su inconformidad tiene varias expresiones y quizá la más audaz es, por parte de un núcleo marcadamente laica y librepensador, la poca preocupación que mues tran por e l culto católico. L a fiesta de fundación desdeña la. bendi ción. de un párroco y e l ceremonial de una. misa: se realiza por medio del primer mercado y e l pablado se queda varios años sin templo. En Corma muy subversiva para la época, mientras Nüñez firmaba el con cordata can el Vaticano, la junta popular determinó un mes después de la fundación, que el mercado semanal tendría lugar los lunes; en todas partes y desde bacía siglas, las autoridades eclesiásticas habían impuesto el mercado, del sábado a dominical. También, se demarcó un late para eL cementerio laico; años después un líder de la fundación (Qy que también actuó en las fundaciones de Montenegro' y Genova) rechazó aura y extremaunción, y fue sepultada civilmente en e l ce menterio laica. 159
Se puede agregar que la distancia tomada por los colonos en relación con el catolicismo tiene su expresión en la novedosa topo nimia de las zonas de colonización. Durante siglos, analfabeta y aislado, el hombre no conocía del universo sino lo que transm itía el párroco, Belén. Jerusalén, Egipto, etc.; el lugar adoptaba el nombre del patrono de la capilla determinado por el sacerdote. El acceso al libro rompe este privilegio y con el papel impreso se abre no sólo el saber sino el universo en toda su magnitud. Ita lia , Versalles, Argelia, El Cairo, Salónica, Venecia, Galicia, Ceilán. Génova, Flladelfia, Ñ i póles. Slberia, Los Alpes, Marsella, Líbano, Roncesvalles, Pensilvania, Sal amina, etc. El mundo irrumpe en Colombia y el mapamundi invade la toponimia de las laderas y cuchillas, de los cruceros de caminos, de las fincas y de los nuevos pueblos. No falta sino el salto de una generación letrada para que en estas aldeas ya vueltas ciudades, los hijos de los fundadores abran el almacén Parts, el hotel Berlín, la pensión Versalles o la prenderla Los Balkanes. C alarci adquiere en seguida un notable dinamismo dem ográfico y el pueblo registra 2.228 habitantes en 1890. Venciendo todos los obstáculos jurídicos y las trabas de la empresa, por fin en 1905, en la estela de la fundación del departamento de Caldas, Calarcá adquiere categoría administrativa de municipio. A l año siguiente el concejo obtiene, por medio de una Ley de la nación, una adjudicación de baldíos de 12.000 fanegadas, el ritmo dem ográfico se m antiene y en 1916 la pequeña ciudad cuenta con 7.312 habitantes, en un municipio con unas 20.000 personas. Derrotada la compañía de Burila, no re nunció a sus pretensiones: desde 1903 estaba hostigando a los colonos del "plan de Cuba", que iban a fundar a Sevilla.
El proceso social y agrario que acompaña la fundación de Arm enia en 1889. presenta en su secuencia varios rasgos “ clásicos” : a ) Sedentarización rural de guaqueros y baharequeros antioquefios y caldeases, valí unos y tolimenses. b ) Desmonte de baldíos y poblamiento rural m inifun dista in tensivo. c ) Producción de excedentes; d ) Necesidad de romper el aislamiento geográfico. e ) Reuniones entre productores y conformación de un grupo im pulsor de la fundación de un centro local de mercadeo y gestión. f ) Elección colectiva del lugar y adquisición de mejoras para la fundación urbana.
g)
Elección popular de la junta pobladora.
h ) Demarcación y trazado de la localidad, por medio de convites. 1) bladores. 160
Prim er mercado de fundación y entrega de solares a los po
Arm enia. 109. Precio» de sotares
Una vez más, se verifica en Armenia el carácter notablemente laico de la fundación: la ceremonia consiste en el primer mercado en la plaza apenas rozada, pero habrá que esperar más de dos afios la primera misa. Por otra parte, la aspiración a la autonomía eco nómica y administrativa de la nueva aldea, auspicia la inmediata oposición de los centros vecinos. Durante varios afios Armenia tendrá que luchar contra Cartago, Salento y Cal arca, las cuales estorban su desarrollo de diversas maneras. El ambiente de disensiones llega a tal hostilidad, que los colonos disimulan su propósito real; declara algunos afios después uno de los fundadores, “ . . . tuvimos la necesidad de hacer circular que no pretendíamos sino un simple caserío. . . tanto que al edificar nuestras primeras casas hicimos surgir la idea de que eran simples fondas". Asi es que desde sus inicios Armenia experi menta un ambiente de conflictos sociales y clasistas, pero éstos no aparecen por ningún lado en la posterior •‘historiografía de la leyen da". Esta enfatiza el pretendido altruismo de los gestores; parece ignorar que se demoró la elección del lugar en razón de las expecta tivas de especulación de los vendedores de los terrenos necesarios, los cuales fueron comprados y no cedidos gratuitamente. Uno de los vendedores exigió, como parte del pago, un solar esquinero en la plaza; luego se desistió y un primer pleito civil por las tierras de un pueblo que aún no existía, surge en el mismo momento de su fundación. Se tuvo que descartar el primer terreno seleccionado; su propietario un cura radicado en Medellin pedia la suma exorbitante de 500 pesos. Afios más tarde uno de los fundadores recordaba cómo los campesinos expropiaron al especulador:
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...E l primer proyecto para fundar la población comprendía loe terrenos donde está hoy el Orfanato. Allí se hito el primer limpio; eran de propiedad del padre S. Restrepo, quien los habia abandonado para trasladarse a MedelHn... nosotros haciendo uso del Decreto del Estado Soberano del Cauca los ocupamos; fue entonces cuando el Padre desde el púlpito nos fustigó porque hablamos ocupado los potreros de Para que el habla abandonado. En cuanto al carácter supuestamente dem ocrático de la funda ción, vale la pena recordar que "para rozar la plata acudieron no menos de 50 trabajadores con sus patronos que venían de las fincas vecinas". Luego la Junta, para la adjudicación de solares estableció una gama de precios especialmente selectiva, "cinco pesos para cada solar en la plata; dos pesos en la primera y segunda mansana; un peso en la tercera y demás manzanas". Varios hechos atestiguan que desde el primer día la localidad experimentó la especulación y la diferenciación social. Es asi que elegido el sitio definitivo, el vendedor de la m ejora se reserva con prudencia tres solares en la futura traza. En el grupo de pioneros promoviendo la fundación, figuran los principales cultivadores ale daños. Varios de ellos consiguen los mejores solares y adquieren nume rosos lotes, los cuales revenden poco después; otros construyen casas para alquilar o locales comerciales para arrendar. Algunos de ellos abren las primeras fondas y tiendas de abarrotes, y al propósito rectificaba aftas más tarde uno de los fundadores: Lo» Suárez fueron fundadores del comercio y no de la ciudad. Ellos se aprovecharon de los mejores solares porque tenían dinero... Compraron solar a Ocampo donde poner su comercio .. También recuerdo que don Anto nio era de los que compraba un solar, lo vendía a otro y se ponía a pleRiarlo. El mismo "héroe" de la fundación pierde gran parte de su aureola en el asunto. Este personaje mítico enteramente construido por ura sociedad en busca de "un prócer", de hecho combina su corisma con sus Intereses económicos. El campesino Ocampo habla nacido en una finca de Salamlna y se enroló en las tropas revolucionarlas durante la guerra del año 1876; aún soldado vive un tiempo en Bogotá pero luego se le encuentra como tendero en La Mesa. Cundinamarca: de allí pasa a Analme en donde abre una tienda en 1882, y se dedica también al negocio de compra-venta de cerdos; guerrillero liberal en la revuelta del afio 85 regresa a Analme, en donde al comercio agrega una finca de mejoras; soltero y con dos hijos naturales, a los 37 años se casa en Ibagué con la h ija, menor de trece años, de uno de sus trabajadores. Recorre luego el Quindlo vendiendo cerdos, comprando mejoras para crear fincas en las cuales emplea peones; adquiere una finca en tierras de Calarcá, de donde lo desaloja un inspector de Policía por órdenes de la empresa de Burila. Finalmente compra varias mejoras cerca del "Edén" y luego un predio, con el propósito inicial de establecer una fonda para abastecer a la numerosa población rural aledaña, negocia con fondos personales los terrenos de la futura fundación. Después de la fundación sigue comprando y vendiendo predios urbanos; adquiere unos terrenos, entonces suburbanos, cerca 162
de la futura estación del ferrocarril y en sus solares construye casas para alquilar y abre una tienda; en una de sus casas arrendadas se abre el primer hotel en 1891; tuvo durante los primeros años, una casa de balcón en la esquina del parque, donde está ahora la gober nación del Qulndio. La crónica local asegura que fue él quien deter minó ocupar la plazuela de Cervantes (manzana del Banco de la República) para hacer construir aquí los primeras escuelas. Sus apó logos locales evocan con discreción algunas desilusiones domésticas que no sorprenden, sabiendo que hacia finales de siglo llegaba a los 50 años mientras su mujer tenia 23. Ocampo participa en los primeros combates de la Guerra de los MU Días y luego se dedica a la guaquerla; muere accidentalmente buscando "una mina", en 1901, a los 52 años. Sólo la Imaginación popular podía agregar hazañas herólcas a una trayectoria tan convencional, pues la biografía de Ocampo no presenta ningún rasgo excepcional. Es la trayectoria tiplea de un aventurero andariego y "busca vida", muy común en el universo social de la colonización de baldíos; no se diferencia en nada de miles de siluetas que no tuvieron tanta suerte y quedaron sepultados en el olvido. En octubre de 1889 más de treinta familias de colonos realizan los convites de limpieza de la plaza, y algunos de ellos son los agri mensores demarcando el espacio público, trazando las caUes, deslin dando las cuadras y midiendo solares; utilizan una vara de guadua de 81 centímetros de largo, módulo básico que parece traído de Mantzales. También retoman estos caldenses las medidas del urbanismo de filo aue se usaron en la "metrópoli": las cuadras de 80 varas (menc.s de 65 metros) y las calles de diez de ancho (8.10 metros), determinan una plaza pública de 100 varas (81 metros) entre paramentos; se deslindan en cada manzana ocho solares particulares para vivienda, cada uno midiendo 20 varas de frente (16 metros), por 40 de fondo (32 metros). Una Innovación radica en la plaza secundarla, situada a poca distancia de la plaza principal y con las mismas dimensiones o sea de una cuadra. Esta "plazuela de Cervantes" merece nuestra aten ción por varias razones; en primer lugar por ser el motivo de un conflicto social enfrentando a un vivo tratando de apropiarse un espacio público, y la masa compacta de los vecinos rechazando sus pretensiones; en segundo lugar, por ser el expoliador nada menos que el párroco de Armenla, verificándose la persistencia en este lugar de los conflictos entre colonos y clero; y en tercer lugar, porque de ’ a controversia surge un movimiento de masas y un memorial, acudiendo a las autoridades y respaldado por un plano: se comprueba asi la persistencia del binomio controversia-mapa urbano, y el estimulo que encuentra el desarrollo cartográfico en los conflictos sociales, men cionado en la Tercera Parte del libro La Ciudad Colombiana Pre hispánica, de Conquista e Indiana. En este caso el plano hecho a lápiz acompaña el memorial de protesta de los moradores, firmado por 98 vecinos (todos hombres), dirigido al ministro de Obras Públicas, con fecha del 29 de agosto de 1908, y que dice; 163
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En esta población existe una plaza o plazuela en la salida para e l Cauca, que es el punto hacia el cual se está extendiendo la población, y que fu e el barrio qu e indicó el señor D elegado A p ostólico cuando pasó p or aquí para la construcción de un templo. Con este fin e l señor Cura de aqu í lanzó el proyecto de construir e l tem plo en el centro de dicha plazuela, con el fin de no com prar solar para su construcción. E l Concejo M unicipal aceptó e l p ro y ecto y lo e n vió en consulta. A h ora bien: com o los que tenemos nuestras casas en dicha plazuela creem os perjudicarnos con la construcción de dicho tem plo, p or quedar a extram uros de él y p or quitársenos la vista hacia e l rededor de la población; y p o r ser ese punto de mucho m ovim ien to com ercial, que queda embarazado p o r la celebración de las ceremonias religiosas, nos perm itim os suplicar a U. se dign e enterarse de lo que le dejam os expuesto, y si estima nuestro reclam o justo y equitativo, hacer v a le r su poderosa influencia en nuestro favor.
Según el AHNC (Fondo de Baldíos, tomo 29, fo lio 237), el párroco no se dio por vencido y envió este telegrama, con fecha de septiembre 19 de 1908 al ministro de Obras Públicas: P u eb lo desea adjudicación plazuela. Contrarias dos espiritistas quienes sugestionan incautos. Oposición carece fundamento. Cura A rd ila . Arm enia.
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Pero los vecinos ganaron la batalla y pocos afios después decidieron construir allí las primeras galerías. Entre mercado y misa, hablan eleg id o . . . Los fundadores no olvidan los edificios públicos y reservan un solar corriente para la casa municipal, pero para las escuelas públicas de niña.» y varones demarcan dos solares de un cuarto de manzana, de 40 x 40 varas. L a provisión de espacios libres públicos aumenta cuando en 1904 se decide ensanchar el perím etro urbano y para el efecto se contrata a un “ ingeniero”, igualmente llamado en 1912 para trazar la nueva fundación de Quimbaya. Según parece, él es el autor del diseño de la plaza de ferias, hoy galería, ocupando la extensión Impresionante de cuatro manzanas normales con sus vías. Esta plaza es en Armenla otra Innovación: un cuadrado de espacio libre público que alcanza 150 metros entre paramentos. Allí, además de las ocho calles esquineras, desembocan cuatro vías medianeras, o sea, un dise ño respetando hacia 1900-1910 las ordenanzas emitidas por la Corona española a principios del siglo X V I. Recordemos que en el año 1935 se incendiaron las galerías de la plazuela de Cervantes y se decidió reconstruirlas en la plaza de ferias, en donde se inauguraron en 1939. E.i cuanto a la configuración del conjunto, o form a urbana, Armenia poco difiere de Mamzales o de Pereira. Se estructura sobre un eje Inter-regional corriendo por el filo y ligando a Pereira con el Valle del Cauca, convertido en arteria urbana principal, de tal m a nera que, en su fase Inicial, Arm enia presenta una m orfología urbana de marcado carácter lineal. Se agrega a ello que contribuyó a esta form a el hecho de que la Carrera 13, en posición alta sobre el filo, recibió el primer acueducto de la ciudad, una acequia corriendo a cielo abierto por el eje de la vía. La aldea tuvo un éxito inmediato y en un inform e dirigido al concejo de Salento, de Junio de 1890, podían declarar los vecinos: En los seis meses transcurridos se demarcó la plaza, la cual está lim pia de maleza; se partieron manzanas; delinearon calles y se han adjudicado 120 solares. Están en construcción 58 edificios techados de teja de madera, una casa regular que sirve de cárcel y despacho; hay algunos fondos de consi deración para comenzar a construir una iglesia y más de treinta fam ilias radicadas dentro del área de la población.
Durante los primeros años todas las casas se cubrieron con “ tejas de astilla" y se conserva el recuerdo del primero “ que vino a sacar astilla para techar” , el cual lograba entonces producir con hacha, entre 1.500 y 2.000 piezas diarias. Varios hechos trastornan la vida de la incipiente localidad. No se escapa de los estragos de la Guerra de los M il Días. En 1902 es Invadida por una guerrilla liberal y al saqueo y la matanza se suma el incendio de los archivos; hechos iguales al que habla ocurrido unos años antes en Salento. En 1908 los pujantes caldenses logran des mantelar la parte norte del Cauca; con este desmantelamlento, am plían el departamento de Caldas y tanto Arm enla como Calarcá, F l-
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landia y Circasla pasan bajo la tutela administrativa de Manizales. En 1920 (28 de marzo) la protesta popular contra el monopolio del tabaco concluye en Armenla con la destrucción del Resguardo y ei incendio de los expedientes levantados contra el campesinado con trabandista. Eso ocurre en una ciudad que contarla en 1922 con 1.120 edificios y 6.665 habitantes. En 1927, en una ciudad completamente integrada a la producción cafetera de la región, y compitiendo en su elaboración y exportación con sus vecinas Pereira y Armenla, se censan 1.384 casas, de las cuales 151 de dos plantas y 4 de tres pisos, barias trilladoras emplean un numeroso personal de escogedoras; las mu jeres de Armenia adquieren un lugar privilegiado en la historia de las primeras manifestaciones urbanas del proletariado colombiano. Y en 1934 las escogedoras de café de las trilladoras de Armenia participan en el gran movimiento de huelga que sacude a toda la reglón. Mientras tanto crecieron los antagonismos entre las respectivas oligarquías ca leteras de Armenla, Pereira y Manizales, los cuales concluyen en 1966 con el descuartizamiento administrativo del Viejo Caldas. Armenia invadida por los éxodos de una larga guerra agraria es una ciudad de 125.000 habitantes cuando se vuelve la capital del Quindío. Con el impulso inmediato tomado por Armenla, esta plaza sateliza las fundaciones posteriores de la comarca; nuevas migraciones de labradores logran cristalizar en Montenegro en 1890, en Pljao en 1902, en Génova y Sevilla en 1903. En 1915 forman una sociedad cincuenta colonos, aportando cada uno el valor de un solar urbano y 25 pesos oro, se reúne la suma necesaria para la compra de un predio en el cual fundan a Quimbaya. Como se ha dicho, contratan para su diseño y traza al “ ingeniero" del ensanche de Armenia; otros flujos irradian la reglón, fundando a Córdoba en 1912 y a Barcelona en 1914. El último caso se aparta por completo de la forma solidarla y comunitaria: ocurre en el contexto de una región en donde los pastos y la provisión de víveres van cediendo paso al cultivo comercial del cafeto y en un momento en que se perfila la perspectiva dei primer auge de exportación de café. De tal manera que cerca de Armenia, en 1916, las especulaciones de un latifundista cafetero concluyen con la fundación comercial e individual de La Tebaida, en marcadas condiciones mercantllLstas que se pueden resumir asi: un guaquero manlzaleño enriquecido radicado en Armenia adquirió una Inmensa propiedad rural, donde plantó cafetales en los cuales trabajaban se senta familias de agregados, hasta que uno de sus hijos decidió con vertir parte de la empresa agrícola en un negocio urbano de finca raíz; trazó en sus predios un poblado con calles de diez metros de ancho y plazas de 80 metros de lado; parcelando cuadras se puso a vender los lotes al precio de 20 pesos por unidad. El éxito fue inme diato y en una semana el cafetero-urbanizador habla vendido 130 lotes urbanos; un año después vivían en el poblado noventa y cinco parejas, o sea “40 matrimonios y 55 que vivían libremente".
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C A P IT U L O
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PUERTOS. FERROCARRILES Y CAMBIO DE MANDO
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e l e s ta n d a r te d e la l ib e r t a d y e l p r o g r e s o e n Cuba, P u e r t o R i c o y las F i l i p i n a s , e llo s son
la
h u m a n id a d s e le c c io n a d a .
(Rafael Reyes, Conferencia de México 30 de noviembre de 1901.)
WllUam Naleon CromweU, abogado da la CompaAla del Canal de
Panamá. ... y
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a f i r m a r a l T r a t a d o « o b r a la m a r c h a . . . S I c u a l a e f i r m ó In m a d ia t a m e n t a p o r lo a d o s M i n i s t r o * e s U n d o p r e s a n t e s t a n s ó l o e l S e c r e t a r i o H a y , a l E n c a r g a d o d a N a g o c io a H e r r é n , y y o . , .
T o ñ ita H e rré n , W a sh in g ton . . . B s a m is m a t a r d o ( 2 3 d e e n e r o d e 19 09 ) t u v a u n a a n t r e v ia t a c o n e l S e c r e t a r i o d e B s t a d o e n su r a s a p a r t ic u la r , y a l l í f i r m é e l T r a U d o a c e p t a n d o ta s ú l t i m a s c o n d ic io n a s
d e fin it iv a s
p ro p u e sta s p o r é l
Theodore Rooeevelt: ...tu v e
s ie m p r e
o c u r r ió é s ta , y o
b a jo
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to d a s esas
r e v o lu c io n e s , a s i q u e , c u a n d o
n o n e c a a ít é f o m e n t a r l a ; s im p l e m e n t e l e v a n t é e l
p ie . , ,
e s o y o t o m é e l i s t m o y d e j é a l C o n g r e s o q u e m e c o m b a t ie r a a m i . m i e n t r a s s i g u e n a d e l a n t e lo s d e b a t e * , e l c e n e ) t a m b ié n v a e n m a r c h o .
Por P a ro
Resumiendo: desalojado el colonialismo esparto! por el Imperio mercantUlsta británico, eate último estimula la producción ngrlcola y minera, generándose una ampliación notable del poblamlento territo rial rural; aatos fenómenos a su ves Inciden en una rendecunolón com pleta del sistema urbano anterior. Loa viejos centros, bien sea por su loralización o por su escasa capacidad de adaptación, se vuelvan obso letos; a) mercantilismo loe descarta o loa ignora y va elaborando su propia red de centros y sus propios sistemas de relaciones territoria les con fine* comerciales y este proceso de traniferencla no estA exento de conflictos entre las ciudades viejas y las nuevas. Hemos vUto cómo, a pesar de su decadencia, tanto Cartagena como SantA Marta reaccionan y se rebelan obstaculizando el desenvolvimiento de BarranqulUa; ademas, Cartagena va cuestionada su hagemonia regio nal por 8lnceieJo y Montería. El Impulso de Medelltn ratifica la obso lescencia de Santa Fe de Antloqula, pero se da la competencia can Rlonegro; Villa del Rosarlo, Pamplona y Ocarta entran en orlsls con el empuje de Cúcula; Bucaramanga se impone como negaoión de a i rón, San OH y Socorro; Bogotá sale victoriosa de su vieja querella con Tunja; Ibagué. Mariquita y Nelva pierden Importancia con el surgi miento de Oirardot; Cali acaba con la secular hegemonía do PopayAn; Caloto y Buga entran en la órbita de Palmira; Perolra surge «xpllci169
lamente a n o lo A tU -O u ta ft; O u p é es lir a p n de detener cf isapaito de ss «nutras. A m c d t ; y Manuales fe catre y e fortalece de d railacidad de A m , Garamanta, Rioaaclo. Sopla y I merma tase proceso de «artltBrtúc. p ro fresro . lento jr rtertgaal. ae advierte a ftn a e del dgta X IX y lia m nrlakto b ad a 1S2S U M . P o r «a * patito ae c t n r n ana lam rh a retacada catre el pobiaadeato terrltanai rarai «apiarto. la prodocodn caletera de eaportadda y e l reajoae de la red amane aqsi rterftado, Las repete galonee «r tw n ti de casos in c m w a deaaogralleea y pradatüTo» ae cride nrian en lo m a aiajr nítida, oaaertanoo el draune de loa paertos» d e n M a c a m ig u e j n e t a i Aquí ae a e a a c a a «os caaes de Barranqoaúa j zw eearen tara, amona an n a ce oe ranas im aglai En eaana n aoecaac
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f im . a a - m
o paoperfaaribn, en o s a o otra d a ta d Con todo e s o , la obra de m ebota ■vi dencia cómo «tarante os siglo la mayor p arte «le tas actividades diplom áticas ae m tajeron a las retad oras w n * ^ » !* * En d efin itiva, descartadas Santa lia r la j Cartagena, persisten dorante d e n altos los esfaesaos extranjeros p an . arteras r a n pacato modern o aebre el Caribe. H aría H td IBM ae noca a n p rim er in ten to ea fiabaaüta. pero éste entra ea ili i n lí rr*o rdpúta catando surge Salgar, el caai posir tira aa mn no resiste a ta com petencia «le P u erto 171
Colombia y por fin, con el dragado de las Bocas de Ceniza, Barranquilla adquiere hacia 1925-1935 su importancia actual. Los mismos viajeros extranjeros del siglo X I X atestiguan este proceso de susti tución en sus relatos. El pionero de la diplomacia británica en Co lombia, Hamilton, llega por Santa M arta en 1823, lo mismo que Le Moyne, encargado de negocios del gobierno de Francia, en 1828. T a m bién el sueco Gosselman sale por Santa M arta, en 1838, pero en su informe al Rey de Suecia subraya el incremento de las importaciones y exportaciones, pasando por el puerto nuevo de Sabanilla: Entre los Puertos menores, Sabanilla y Riohacha son los más notables: por e l prim ero se realizan ahora casi todas las exportaciones; está situado en la desembocadura occidental del rio M agdalena y sería pronto e l más frecuentado y notable de los puertos de Nueva Granada, si los intereses de Cartagena y de Santa M arta no impidiesen su apertura directa a los buques extranjeros.
No se equivoca el agente del gobierno sueco y en 1852 el buque de Holton pasa frente a Santa M arta y sigue hasta Sabanilla; ahi desembarca el viajero norteamericano y a muía sigue hasta Barranquilla. El alemán Hettner desembarca en 1882 en Salgar y toma un tren que lo lleva a Barranquilla; Rothlisberger, suizo, hace en 1882 el mismo recorrido y en su corta estadía en Barranquilla observa el contraste entre las chozas extra-muros y los barrios centrales de la "aristocracia del comercio” . En 1897 el francés Pierre d'Espagnat baja del buque en Puerto Colombia y sube al tren que lo lleva a Barranquilla. Mientras tanto, en un escrito de R afael Núñez de 1891 se verifica esta transferencia; el político vuelto estadístico nos indica el movimiento de las aduanas para el año 1890, en los distintos puertos del país:
1. 2.
Barranquilla Cartagena
$ 6.671.229
3. 4.
Buenaventura Tumaco
$
615.000
$
121.000
5. 6.
Riohacha
$
100 714
Santa Marta
$
48.786
$ 1.204.383
Es el mismo NUñez que desde 1886, más como cartagenero que como estadista y presidente, viene preconizando el arreglo del canal del Dique para favorecer a los negociantes de Cartagena; se opone sistemáticamente —y con argumentos infantiles— al dragado de las Bocas de Ceniza, que reclaman ya con insistencia los importadoresexportadores radicados en Barranquilla. Mientras se discute interminablemente y se oponen durante dé cadas intereses externos y pugnas locales entre sectores indígenas opuestos, otras controversias se libran en tom o de la conexión entre 172
Barranquilla y los efímeros puertos de Sabanilla, Salgar y Puerto Colombia. La obra de Alfredo Ortega Ferrocarriles de Colombia evi dencia la persistencia de estas divergencias de intereses, operando en un continuo ambiente de peculados y corrupción, que no hacen sino obstaculizar las obras y despilfarrar los fondos públicos. Muy elocuente resulta en este sentido el proceso de apertura de la primera ferrovía en Colombia. El ferrocarril de Barranquilla hasta Puerto Colombia se demoró veinte años para unir dos puntos distantes 28 kilómetros; terminado en 1888, se completa en 1893 con la construcción de un muelle, igual m ente a cargo de la compañía británica del "Barranquilla Railway” . En esta obra y en su prolongación, en 1913, se usó la novedosa tecno logía del hierro y del acero en concreto, y no pocos ingenieros subal ternos indígenas aprendieron el manejo de materiales desconocidos hasta la fecha, divulgándolos luego en todo el país. En 1919 la revista Cromos nos muestra al presidente Marco Fidel Suárez visitando a Puerto Colombia, recibido por el cónsul inglés y los ingenieros británicos del ferrocarril y de los nuevos muelles. Precisa mente, para la ocasión acababa de zarpar un barco con 17.000 sacos de café, “ de la casa de los señores Pedro A. López y Cía." Pero el presidente se aloja en Barranquilla, en el palacete nuevo, blanco, muy adornado y, por supuesto, de estilo “ neo-clásico francés’’, del más rico negociante de la ciudad. En 1927-1928 las estadísticas locales registran en Barranquilla unos dos m il automotores importados de Estados Unidos, o sea 1.691 automóviles, 344 camiones y 118 buses, condenados a dar vueltas por una ciudad sin ninguna carretera intermunicipal; en seguida se vuelve “ indispensable” , según la Cámara de Comercio local, una carretera entre la ciudad y Puerto Colombia. Iniciada en 1929 esta carretera, entra en servicio hacia 1932-33 y mientras tanto se están terminando las obras de la terminal marítima fluvial. Pero resulta que tanto el muelle marítimo de Puerto Colombia como las instalaciones ferrovia rias entre éste y Barranquilla eran propiedad de la compañía inglesa. Una ley de 1925 autorizó al gobierno para comprar dichas instala ciones, negocio y entrega que se concretizan en 1933. Año y medio después entra en servicio el terminal de Barranquilla anulando la carretera y el ferrocarril: el gobierno compró, si no un cadáver, por lo menos un moribundo. En cuanto a la adecuación del puerto en la misma ciudad, los costos del transbordo para unir la navegación fluvial con el transporte marítimo hacia el interior desde el exterior, suscitan la idea de un solo transbordo, en la terminal de la navegación fluvial, sobre el mismo rio en la ciudad de Barranquilla. Pero eso significa romper “la barra" arenosa, lo cual tardará unos 30 años para realizarse. Esta obra que se proyecta a partir de 1906, ya con base en contratos de estudios con empresas de Estados Unidos, sólo se Inaugurarla oficialmente en 1935, hecho que celebra el Washington Herald del 15 de septiembre 173
del mismo año. En este último periodo ya las empresas norteam eri canas de ingeniería se tornaban los contratos, bien sea de dragados, de obras d riles, malecones y muelles, maquinaria, m aterial rodante y, erentualmente. construcción de edificios para bodegas, terminales, aduanas, etc. El impulso de los trabajos entre 1920 y 1935 corresponde a préstamos de bancos yanquis y también a la inversión de una parte de los millones, procedentes de la “ indemnización por Pan am á” , reci bida por el gobierno de Pedro Nel Qspina. Es decir, que en Barranquilla “la danza de los millones” en primer lugar benefició a los mis mos contratistas norteamericanos y productores extranjeros de acero y cemento como: la fábrica Portland, la United States Steel, la R aymond Concrete Pile, la Ulen Co-, el banco Brown Brothers, la firm a Black-Mac Kennedy y Stewart. la Winston Brothers Company o f Minnesota, Georges P. Wagner and Asociates o f New Y o rk y algunas más. Asi, los 25 millones de Panamá, generosamente otorgados con una mano, se recogían en seguida, con la otra; apenas saliendo de Washington al poco tiempo regresaban a su origen. H ay que agregar que varias de las firmas aqui citadas, luego se implantaron firm em ente en el país y algunas de ellas seguían con contratos de obras civiles, en varias regiones y ciudades, en la década del cincuenta. Se agrega a todo esto que los numerosos extranjeros radicados durante el siglo X IX en Barranquilla. Santa M arta y Cartagena gene ralmente vinculados al comercio de importaciones y exportaciones muv rápidamente consiguieron fortuna que les dio acceso a los bonos de deuda pública y. luego, con su cambio, a las tierras baldías adjudi cadas por los sucesivos gobiernos, pagando asi los empréstitos de los oarticulares. En el archivo de adjudicaciones de baldíos del M inisterio de Industrias, concerniente al periodo 1827-1931. llam a la atención el número de extranieros favorecidos y la extensión de las tierras escri turadas en los deoartamentos costeños de Bolívar. Magdalena y Atlántico. En Atlántico una sola adjudicación a la comoañla inglesa del ferrocarril le da posesión sobre 8.000 hectáreas en 1872: en el Magdalena, entre 1835 v 1921. se adjudican baldíos a unos 40 extran jeros. por un total de 30 000 hectáreas y a unos 80 nativos oor 10“» 000 sumando 135.000 en este departamento; en Bolívar, entre 1870 y 1931 cerca de 23 extranjeros reciben 60.000 hectáreas v 170 nativos reciben 250 000. para un total pasando de 310.000. Además, en el mis mo año 1921 se otorgan 10 adjudicaciones a la compañía inglesa de navegación y ferrocarril, totalizando 46.000 hectáreas. Exceptuando algunas pocas y reducidas apropiaciones a parceleros. comuneros, te rrazgueros, colonos y pequeños cultivadores ocupantes sin titules, la casi totalidad de estas tierras se adjudican a comerciantes urbanos y grandes negociantes de importaciones y exportaciones, radicados en estos puertos. Este es el proceso por medio del cual en B olívar y Magdalena unas 450.000 hectáreas de tierras baldías pasan a manos de 300 particulares, tenedores de bonos de deuda pública, para luego entrar a conformar el moderno latifundio de la costa. 174
De ese modo, en un siglo, el progresista capitalismo mercantil concluía siendo el máximo agente en la reconstrucción —ampliada— del viejo latifundio territorial. En cuanto a la estructura urbana y al equilibrio nuevo, que se iba estableciendo en la red de puertos del país, la sencilla aritmética de la demografía nos indica el epilogo. El censo nacional de 1938 arrojaba las siguientes cifras de población urbana:
P o ilU iÓ B
Ciudad
150.395 70.457 27.259 5.051 4.896
Barranquilla Cartagena Santa Marta Riohacha Puerto Colombia
•
1
•
Heredada del sistema de castas del colonialismo español, perma nece sin cambio durante el siglo X IX la división social del espacio urbano, tanto en las ciudades españolas como en las republicanas; en nada se diferencia la segregación espacial de Mompox o Barranquilla. Tanto Nlchols, como otros historiadores, aseguran que poco a poco se obstruyó el brazo de Mompox y que las aguas se incremen taron en el brazo de Loba. Según ellas, con el desvio del río es la historia la que cambió de rumbo, quedando Mompox al margen de la corriente de los acontecimientos. La realidad es que la sociedad escla vista de tratantes negreros y contrabandistas, que dominaban la ciu dad, no resistió a la manumisión, al trabajo libre y a los embates del libre comercio. Hacia 1840 un viajero europeo de paso, aún muy des prevenido. capta durante la corta escala del vapor la persistencia de la estructura socio-espacial imperante en la moribunda ciudad colonial: L a población está dividida en dos barrios: el de arriba llamado Susúa. que es todo de casas de paja, pero mantenidas con aseo y mucha gracia, y e l de abajo, compuesto de dos largas calles muy bonitas, cortadas en ángulos rectos, a cordel y totalmente formadas por fuertes edificios de manipostería E l prim ero es habitado por las clases trabajadoras, todas de color, de cuyo seno sale e l impermeable y sufrido boga del bajo M agdalena, gente alegre, jovia l, alborotadora, libre en sus costumbres, robusta y varonil y que a pesar de sus defectos de educación es honrada y le a l ama la patria con entusiasmo y se bate p or ella con bravura, esgrimiendo el afamado sable de acero del R eal de la Cruz, población de la antigua provincia de Ocaña. Es de esa raza vigorosa v altiva que han salido tantos valientes, de los vencedores en T e nerife y Barbacoas, en la época de la Independencia, y más tarde tan temibles combatientes en las desgraciadas contiendas civiles del Magdalena. E l otro barrio es el asilo de las clases acomodadas, gentes que, pasados los momentos de contiendas, son estimables por su carácter generoso y franco y su hospitalidad para con el viajero. Mompós es la ciudad que resume por excelencia el contraste de la conquista o la civilización española con la anti
175
gua situación tadlfnu. Si la parte dt arriba m esencialmente nacional o colombiana, la de abajo es, por estructura, enteramente capafiola Una ar quitectura pesada y de estupenda solides, multitud de hermosa» iglesias que son mediocre* monumento*, calles anchas, rectas y sin pavimento, muros pintados de amarillo y rojo. puertas arqueadas, galería» de columnas prodi gada*. inmensos salones, altas celos as de hierro en todas las ventanas, muebles colosales y pesados para si menaje interior, bellas arboledas de fru tales en todos los patios y mil pormenores en extremo curmeoe. le dan a MompOs el aire de una ciudad hlspann-monsca, que tiene el sello de la con quista ibérica. Cuarenta artos más tarde, Rothllsberger llegando a Barranquilla observa una marcada segregación social en la nueva ciudad portuaria: En los barrios principales, donde vive la aristocracia del comercio, están las grandes rasas de inamposirria de la m&s importante gente de negoe os, edifico* de dos plantas, por lo común, de recia arquitectura y al viejo estilo espartol: abajo, dando a la calle, el gran almacén lleno de mercancías, abierto a todo el mundo, aireado, sin ventanas; arriba la* habitaciones ( . . . ) Las afueras, por *1 contrario, no resultan muy seductoras; en su mayor parte no hay süli sino casas de una sola planta, cuyas puerta* se hallan siempre abiertas, de modo que se puede alcanzar a ver la primera pieza, una pequeña sala generalmente. Mucha» de estas viviendas situadas fuera del casco de la población tteñen cubierta de paja y sus materiales dt construcción se reducen, por lo demás a adobo y ladrillos, con su revoque blanco. El vuelo es de tierra apisonada. Enteramente en la periferia se encuentran las cabañas de las clases más bajas, cuyo mobiliario lo forman, poco o más o menos, una mesa, apunas sillas de madera con tapisado de piel y esteras en lugar de colchones. • • •
Las obras públicas de comunicaciones apertura de caminos y construcción de ferrovial, se convirtieron durante el siglo X IX en un poderoso Instrumento de reconstitución del latifundio, de enrique cimiento ilícito y en un semillero de pleitos eternos: de éstos que entabla el abuelo y de los cuales se notifica el fallo al nieto, o que se Inician bajo Nüftez y culminan durante el mandato de Olava Herrera. Con su permanente miseria presupuesta!, el Estado estipulaba en los contratos con las empresas extranjeras que el pago de las obras se baria (en forma parcial o total, según el caso) por medio de cestón de tierras de la nación. Como es lógico, por este medio unas sociedades extranjeros de obras públicas adquirieron Inmensas porciones del te rritorio colombiano. Uno de estos afortunados contratistas, oulzá el mayor latifundista extranjero a finales del siglo X IX , fue el norteame ricano Francisco Ctsneros, del cual decía *n 1886 el cónsul de Estados Unidos en Barranquilla, en un informe oficial al Departamento de Estado: “es uno de los hombres más ricos de Colombia" (Theodore Nlchols), Pero aquí toca cometer un sacrilegio contra la sagrada historia patria: pues resulta que la historiografía oficial falsificó por completo el papel y la personalidad de Francisco Ctsneros. En primer lugar sus biógrafos lo presentan como de nacionalidad cubana; en segundo, lo retratan como técnico, exclusivamente dedicado a los estudios de 176
Ingeniería de las carrileras; y en tercer lugar, lo convierten en “ el padre” de los ferrocarriles de Colombia. En realidad, Clsneros era ciu dadano estadounidense y, mas que Ingeniero, era un empresario capi talista propietario de sociedades registradas y radicadas en Estados Unidos, fundando, si era necesario, sencillas sucursales en Colombia. Era, además, un hábil financista multiplicando sus sociedades y neg icios y entrando, eventualmente, como socio en otras empresas In glesas y yanquis. Por fin, hasta donde hay informes, Clsneros sólo dejó al país tres pequeAos tramos Inservibles, Inacabados y desconectados, cada uno de unos veinte kilómetros: uno desde Puerto Berrio, otro desde Buenaventura y el tercero en la sona de Sabanilla. Estos tres bastar dos constituyen su “ paternidad" legitima en Colombia. Paternidad bastante irresponsable, como se verá en adelante. En efecto. Clsneros obtuvo como porte de pago de sus ferrovias extensas concesiones de baldíos. Es asi como en 1878, para la construcción de la linea férrea entre Buenaventura y el rio Cauca, recibió una adju dicación de 200 000 hectáreas, de las cuales 20.000 se situaban en Panam á; cuando abandonó la obra en 1885 dejaba apenas 27 kiló metros de rieles oxidados en la selva y entonces tuvo que devolver los Utulos. También recibió miles de hectáreas por la construcción del ferrocarril de Antloqula, obra que tampoco terminó, quedando un tramo Inservible de unos veinte kilómetros entre Puerto Berrio y el rio Ñus; y se verá Igualmente lo que ocurrió con el ferrocarril de Bolívar. Ahora bien, según parece el empresario poco tiempo se quedaba con las tierras que lograba titular. Estas pasaban a manos de socie dades “nacionales**, quizá creadas por él mismo y que se dedicaban a su comercialización. Pero era este un negocio marginal para un em presario que tenia varios Intereses en telégrafos, importación de ma quinaria y de material rodante comprado en Europa y Norteamérica y que se revendía a las compañías locales de ferrocarriles. Además este apóstol de la carrilera no despreciaba el transporte fluvial: desde 1877 era duefio de la “ Compañía Clsneros” y en 1881 tenia seis buques de vapor circulando sobre el Magdalena. Poco a poco fue eliminando o absorbiendo las empresas rivales y en la última década del siglo, con 16 barcos moviendo más del 80% de la carga y ejerciendo la dictadura sobre las tarifas de los fletes, Clsneros monopolizaba el transporte fluvial. Duefio del Magdalena, propietario del ferrocarril Barranquilla-Puerto Colombia y de las terminales ferroviarias y ma rítimas de estos dos puertos, prácticamente era el máximo transpor tador del país, controlando la mayor parte del tráfico de Importación y exportación. Entre 1874 y 1890 Clsneros serla (en forma sucesiva o simultánea) contratista del ferrocarril del Pacifico entre Cali y Buenaventura, de los tramos Glrardot-Bogotá, Honda-La Dorada, Barranquilla-Puerto Colombia, y del ferrocarril de Antloqula. En este último Ínstala la primera linea telefónica entre Puerto Berrio y MedeUln; como observa acertadamente un historiador “ el teléfono llegó primero que el acue 177
ducto y el alcantarillado'*. Cisneros m revela a*! un precursor de los dictados del Banco Mundial o del B1D, alendo que den aftas m is tarde Igual cosa se puede decir de numerosos barrios urbanos del pala. Sin tetizando, Cisneros, más que el audaz Ingeniero de la leyenda, es ante todo un voraz y polifacético empresario colonlalUta y el agente de vanguardia de la penetración capitalista y tecnológica estadounidense en Colombia. Aquí viene el anecdotarlo de un caso, ilustrando los procedimien tos del Ingeniero-capitalista: en 1886 Cisneros se vuelve propietario de la compaftla del ferrocarril y del telégrafo de Bolívar, por cesión del Estado "en pago de acreencias de éste contra el Tesoro Naclonar, dice Salvador Camocho Roldán. En seguida se le contrata para cons truir dos prolongaciones: un tramo hacia Puerto Colombia y un ramal Sabanilla-Puerto BellUo. El mismo afio quedan tendidos los rieles hasta Puerto Bolillo, o sea unos doce kilómetros de vía angosta de tres pies, ligando la ciudad de Barranqullla con el futuro terminal marítimo de carga y pasajeros; pero visitando las obras en abril de 1887. Camacho Roldán comprueba que desaparecieron durante una tempestad; ésta "barrió la Isla Verde", rompió "la prolongación del ferrocarril construido sobre la playa de arena. . . y que se reputaba ya terreno firm e..., de suerte que esta prolongación del ferrocarril, de cosa de cinco millas, quedó perdida". En seguida el empresario se apresura en concretar la adjudica ción de baldíos, estipulada en el contrato. Desde Bogotá, su apode rado dirige al ministro de Hacienda una solicitud titulada: El apoderado del señor Francisco J. Cisneros propietario del Ferrocarril de B olívar solicita que se le expidan títulos de concesión de 50.000 hectáreas de tierras baldías, a que le da derecho la lei 24 de 1868 i la resolución e je cutiva de 22 de octubre de 1886
En su memorial el abogado recuerda la cláusula segunda del contrato: 2— Cesión a perpetuidad de cincuenta m il hectáreas de tierras baldías en beneficio de la Empresa, por m edio de lotes de cuatro a cinco m il hectáreas, alternando con lotes de igual extensión que deben dejarse para la República, v s a las orillas del camino, o bien a alguna distancia de él; siendo de cargo de la Compañía probar su calidad de baldíos, practicar su medida y levantar los respectivos planos.
Vislumbrando que se estaba acercando otra "tempestad" Jurídica, Cisneros se amparó convocando una inspección técnica de los obras y adjunta a su solicitud el acta que redactaron los peritos tres meses antes. En sus conclusiones, la comisión registra lo siguiente: . . . de donde se deduce que los trabajos de la via férrea están ejecutados en una faja de terreno de reciente form ación. . . y que no existiendo h oy al norte de dicha fa ja de reciente formación ninguna tierra visible, es palpa blemente claro que las Islas Verdes y de Puerto B elillo, han desaparecido.. que los islotes y bancos se unieron a la tierra firm e; que e l m ar destruyó las Islas Verdes y de Puerto Belillo.
(AHNC, Fondo de Baldío*, afio 1887, folios 120-124.) 178
No obstante lo anterior, redactada la solicitud de adjudicación el 3 de agosto de 1887, la aprobaba el ministro el 8 y se notificaba al Interesado el 12, resolviéndose el asunto en B días. Se podían demorar hasta diez aftos los trámites de un anciano colono tollmense o qulndlano, pidiendo la titulación de las veinte plazas que habla desmon tado treinta afios atrás. El asunto reseñado ilustra el ambiente en el cual se firmaban los contratos de ferrovias y la carencia de seriedad de los supuestos estu dios técnicos, en este caso relativo a lo que debía ser nada menos que el único puerto marítimo del país. También queda en entredicho la competencia técnica del ingeniero Cisneros, construyendo sobre una playa una carrilera que se llevarían unas olas. Lo que si se evidencia es la habilidad del empresario, reclamando las 50.000 hectáreas del pago de una obra fantasma, de una ferrovla que ya no existía. Quizá lo anterior explique por qué era entonces el seflor Cisneros "uno de los hombres más ricos de Colombia". #
•
Azotada por múltiples calamidades desde su fundación. Buena ventura presenta una historia que mucho se parece a una tragico media en varios actos y cuatro siglos. Especie de Barranquilla del P a cifico. aunque surgiendo en condiciones diferentes y presentando una trayectoria distinta y más larga. Buenaventura se estructura también en forma tardía, a partir de decisiones tomadas en una lelana me trópoli. En la Recopilación de las Leyes de Yndlas se consignan múl tiples ordenanzas reales, concernientes a los puertos de Santo Domingo, La Habana. Panamá. Cartagena, Guayaquil, pero no se ha encontrado mención alguna de Buenaventura. Su vlacrucis se Inicia con una pretendida fundación en 1539, atribuida al conquistador Juan de Ladrilleros, y que no dejó huellas, ni construidas ni escritas. Fundación oral y sin actas, surge como pro longación tardía de la fase de las exploraciones costeras de principios de siglo y, como ocurrió en Urabá, con los primeros asentamientos, no cristaliza v desaparece al afio siguiente y, según parece, en lugar dis tinto Pascual de Andngoya. otro explorador de costas llegando de Pa namá, vuelve a fundar un efímero bastión que desaparece al poco tiempo. Se desata en seguida una violenta controversia de dominios entre Benalcazar. Ladrilleros y Andagoya; mientras el último está en carcelado en Cali por el primero, los nativos destruyen un villorrio, en el cual muere la esposa del "fundador” , seguramente una de las primeras mujeres espafiolas radicadas en el continente. Mientras tanto, otra tropa funda "un pueblo de cristianos” en el rio San Juan, arrasado unos meses después por la resistencia aborigen. Según parece, los noanamas raptan en el asalto a varias europeas de las cuales no se vuelve a saber nada ( “ tomaron ciertas mujeres espa fiolas” , escribe Fernández de Oviedo). Quizá con este hecho se inau179
gura b a ria 1540. p o r p rim era tez , un m estiza je con m adres españolas. Este es. resum ido, el an ecdotario de los diversos cronistas de la época, p o r lo demás sum am ente confuso y co n trad ictorio e n cuanto a hechos, sitios y fech a s N ada más a lea torio que buscar, sin más pistas, u na fu n d a ción qué no tu vo lu ga r e in d a g a r una ciudad que n o existió, y él asunto se com p lica aún ttiíc cuando coexisten sim ultáneam ente dos asientos vecin os; se con vierte en en igm a cuando dos cronistas confunden am bos sitios v a gregan un tercero. Eso es. m ás o menos, lo que ocurre re fe rid o a la Buena V en tu ra de 1539-1541; según se lea a Cieza, a G on zalo F e rn á n dez de O vied o o a l protagonista y testigo presencial, tesorero C ristóbal Salinas; este ú ltim o es quien p erm ite a cla ra r el asunto. L a lectu ra cuidadosa de los autores citados convence que las prim eras fundaciones de B uenaventura no fu eron m a rítim a s sino flu viales; y que e] asien to actu al en la isla del C ascajal sólo surge en tre fin a les del siglo XV111 y e l m om ento de la In dependen cia. U n a p ri m era fu ndación se realizó en e l rio A n ch ica yá o en el rio D agu a, unas leguas arriba de la desembocadura; otra ocurrió en e l r ío S a n Juan quizá en su conflu encia con el Calim a. L os anecd otarios de los m ú l tiples avatares contados p o r estos autores nunca m en cion an é l m ar, todo se desarrolla a la orilla de un rio. A dem ás unos breves pasajes no dejan lu ga r a duda alguna: N o hago capitulo por si deste puerto, porque no hay más qué decar del de que fue fundado por Juan Ladrilleros (que es él que descubrió el rio ). . . . Entre estos rías estuvo poblado un pueblo de cristianos; tampoco diré nada dél porque permaneció poco, y los indios naturales mataron a un Payo Romero, que estuvo en él por lugarteniente del adelantado A ndagoya__ y se llamaba gobernador del rio de San Juan.. . No se tom ó mác a fundar allí pueblo. . . (P ed ro Cieza de León, capítulo X X I X . ) G onzalo Fern án dez de O viedo resum e así e l asunto: (Andagoya) - .. descubrió la bahía de la Cruz - .. y entran en ella muchos r i i » grandes y pequeños. Y subió por uno de ellos tres leguas la tierra adentro, llevando siempre cinco brazas de fondo; e llegó a un puerto y él quedó fundando un pueblo, e llamóle la ciudad e puerto de la Buenaventura. Más adelan te m enciona la llegad a de B en á lca za r p o r el m ar. v ia ja n d o de Pan am á a Cali y buscando e l pu erto: - - - fue a surgir en la faahis que es dicho de la Cruz, saber es taba ni por el cual de aquellos muchos nos, que en éTls entran el se metiese. E n 1541 lleg a a P a nam á él licen ciado V a ca de Castro y tam bién busca e l pu erto: . E como llegó a aquella ensenada, sm saber donde estaba, quiso Dios que por la dili gencia del teniente Peña había ido un bergantín desde el puerto de la Buenaventura a reconoscer la costa, e vado dos bateles de los navios en que iba el presidente, e habida habla, dio aviso al teniente; el cual, con mucha diligencia proveyó de pilotes que metieron é l galeón en que él presidente iba, e a los otros navios, en e l puerto.. .
180
R ep ite, según su costumbre, este párrafo precisando: - . - v ie r o n u n b ergantín que salía de un r io de los de la n-ifcma bahía. « ' m a l en viab a a reccmoscer la costa él teniente del adelantado Pascual de A n d agoya . . . los qu e con el estaban en e l puerto e ciudad de la Buenaventura qu e es tre s leguas de aqu ella bahía un n o a r r ib a ... fuesen a m eter e l galeón e los otros n a vio s en el n o e los trajesen al puerto, como se
U nas págin as adelante insiste Fernández de Oviedo; C uando Pascual A n d a go ya entro en la bahía de la Cruz, é l m hom bre de cuantos con é l iban no habían allí entrado, n i en la carta había ta i fig u ra m ríos com o a llí h a y; e asi, a escuras, subió p o r uno bellos e haTiñ aipioi e x c e le n te p uerto, e l o p ob ló e lo llam o ae la Bucnaventura.
EL m ismo autor nos indica una localización de este asentamiento in ic ia l; en un rio, tres leguas arriba de la bahía, estando el rio Dagua “a once leguas del puerto de la Buenaventura”. En cuanto a l tesorero Cristóbal Salinas, es testigo presencial y protagon ista directo. Después de haber pasado cuatro años en el fian Juan redacta un in form e para el rey en 1543. Hablando de su vida en Buenaventura, precisa; . . .habíam os de estar en vela, p or tem or de los indios que echaron de a llí cuando se p ob ló él dicho puerto, que nos venían los mas a s los ñi?c a ¿ s i guazabara y llegaban p o r e l n o ju n to a los b o h ío s . . .
M ás adelante su relato perm ite distinguir: e l puerto y ciudad de la Buenaventura, un prim er asiento en el rio San Juan y, destruido ese, un segundo en el mismo n o, ambos efím eros y que no se sostu vieron m ás de algunos meses. En 1542, siendo gobernador de Popayán, escribe Berta]cazar en im a carta dirigida a l rey: . . . E l A d elan tad o An dagoya, Gobernador del rio San Juan, dejó antes de que se partiese, poblado e l puerto que llam ando la Buenaventura, qu e es fu e r a de los lim ites del r io San Juan, y en aquél pueblo n o d e jó recaudo con ven ien te para la sustentación d e l de cuya causa se despobló. Y o e n v íe a p o n e r a llí doce hom bres que guardasen aquel puerto a costa de la ciudad de S a n tia g o de C a l i . . .
En 1546 un via jero señala que en Buenaventura no hay más de cuatro vecinos. E n 1573 el cabildo de Cali nom bra en Buenaventura un alcalde de justicia ‘ •para que entendiera en pleitos” y que “ tuviera en cuenta con las personas de m al v iv ir y con los pasajeros, averi guando la licencia con que éstos se presentaban”. En 1582 el fra ile agustino Jerónimo de Escobar m anda a l Real Consejo de Indias un in form e descriptivo de la Provincia de Popayán. En cuanto a Buenaventura escribe: . . . este p u erto es un r io b donde llegan los barcos desde la ciudad de Panam á, lo s cuales dichos barcos navegan ciento y cincuenta leguas p o r el Tn»r que es llam ado d e l Sur, hasta dar en este n o ; correrán estos dichos barcos p o r este r io hasta dar en e l puerto o d io leguas. E n este dicho p ie r io h a y solos tres españoles, p orqu e es tie rra casi inhabitable de m ontaña ce rra d a . - D estos tre s españoles é l uno de ellos es alcalde que Bilí pone el g o b e rn a d o r. . . y los otros dos soldados sirven de cuando v ie n e b a r c o . . . T.ctnc dos soldados con e l alcald e hacen vid a tristísim a e n este puerto, cada uno w n cien pesos d e salario y é l alcalde doscientos- Esto es cuanto a este p u erto que esta tie rra t iene.
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El afio siguiente de 1583. en un Informe escrito en Santa Fe de Bogotá, cuenta Francisco Ouillén Chaparro: ...E l puerto de la Buenaventura es al pie de la montaña, súbese ai puerto por un rio arriba y este rio entra en la mar del Sur. Es la tierra por el rio arriba muy montuosa y de muchos pantanos y manglares; hay indios de guerra por alli... En 1598 los ediles de Cali nombran allá un escribano y un algua cil. En 1599 la localidad y "el puerto" son arrasados por una vigorosa contra-ofensiva aborigen. El mismo afio el Gobernador nombra un bugueflo capitán del puerto y del fuerte de Buenaventura, para la "conservación y seguridad del mismo fuerte y bodegas". No obstante, en 1601 los libros capitulares de Cali mencionan la reedificación re ciente del fuerte, después de su quema por "los indios de guerra” . Según el historiador Oustavo Arboleda, en esa fecha desaparece el puerto. Sin embargo, en 1602, se vuelve a nombrar un capitán del puerto y alcalde del fuerte. El cabildo ordena la construcción "de un fuerte para guardar las mercancías" y manda una pequefia guarni ción militar. En 1605 ocurre un nuevo ataque de la población aledafia: roban mercaderías, queman el puerto, matan viajeros y alcalde. Du rante este periodo los caleños tratan en diversas oportunidades de abrir o mantener el camino al mar y finalmente en 1639 un capitán de Cali licita la apertura de una nueva vía hasta Buenaventura. En su contrato con la Gobernación, compuesto por 25 cláusulas, llama la atención el articulo primero: ... 1. —Repoblar con no menos de doce vecinos, con sus mujeres y casas, donde estuvo Buenaventura, a orillas de su rio; construir bodegas y un fuerte para la defensa, a cargo de seis soldados, para que los barcos puedan subir el no sin temor a los indios. Quizá sea una nueva localidad, aquella que vegeta durante los siglos X V II y XVIII. Permanece prácticamente incomunicada con el interior, a pesar de los continuos reclamos e intentos de algunos tra tantes y mercaderes caleños queriendo desesperadamente escapar al monopolio portuario que ejercen los negociantes de Cartagena, Panamá y Guayaquil. Un mapa conservado en el AGI del San Juan y del Atrato, quizá de los años 1800-1820, representa el camino de Popayán a Cali y de ésta al alto rio Dagua, pasando luego a las cabeceras del rio Calima y siguiendo quizá por éste hasta su desembocadura en el San Juan, en donde se lee: "aquí fondean los barcos". No se sabe en qué fecha se organiza el puerto marítimo, es decir, en la isla del Cascajal; según parece resultó de un traslado sin ningún ceremonial. Lo cierto es que los mapas de los años 1820-1830 muestran una corta hilera de diez chozas de paja en el costado sur de la isla del Cascajal. Confirma lo anterior una total ausencia de mapas de Buenaven tura durante tres siglos, mientras encontramos dibujos de los “pueblos de indios” de Boyacá, desde el siglo X VII. Pero sorpresivamente surge en 1820 el interés por la Buena Ventura. Entonces en las mapotecas del AHNC se hallan 6 planos concernientes al puerto, todos dibujados 182
entre 1821 y 1826. Se refieren a obras oficiales en la isla del Cascajal, edificio de aduanas, casa de gobierno, reducto o fuerte, cuarteles, em plazam iento de una batería de artillería, todos indicando el carácter doblemente comercial y estratégico que adquirió la isla. El afio siguien te un documento pone un punto final al asunto. En el AHNC (Fondo Documental del Congreso, legajo N9 34 de 1827), el folio N? 293 aclara las últimas dudas: Cámara de Representantes... " . . . varios p rivilegios en e l territorio de la nueva villa de la Buenaventura y su cantón E l Raposo. . . . . “y como no es consedón (sic) a un pais fundado ya sino a una nueva población proyectada, creemos que el proyecto.. . "
Sigue luego un articulo agregado a un decreto tendiente a conce der baldíos a los futuros pobladores del cantón de El Raposo (folio 294). Hablan quedado sin electo las primeras ordenanzas del cabildo de Cali, dictadas en 1564 y 1582, relativas a la apertura de un camino entre el Valle y la costa. Este proyecto se vuelve obsesivo para los c&ucanos, y más aún para los valí unos. Ordenanzas repetidas llenan folios de los libros capitulares de Cali, durante los siglos X V II y X V I II hasta la última, fechada del afio 1808. Después de la Indepen dencia se suceden nuevos decretos en 1825, 1829, 1836 y 18J9, todos relativos a la apertura del tan deseado e Inútil camino. Sin embargo, en 1842, se vuelve a fundar la ciudad sobre los te rrenos baldíos de la Isla del Cascajal. Curiosamente, en 1854, entre dos legislaturas del presidente Tomás Cipriano de Mosquera, sale un nuevo decreto; concede privilegios exclusivos por 80 años, para construir el camino Cali-Buenaventura, Incluyendo el cobro de los peajes y una concesión de 125.000 hectáreas de tierras baldías, a un ciudadano que se llama Tomás Cipriano de Mosquera. Reincidiendo, en 1863 el mismo presidente firm a la Ley 29 autorizando al ejecutivo nacional para contratar en el exterior un préstamo de un millón de pesos, destinados a la obra: se deberán Invertir en acciones de la compañía fundada con este fin , por un señor Tomás Cipriano de Mosquera. En el mismo afio llega de Londres un empréstito de 200.000 libras esterlinas; mien tras tanto, en 1855, un decreto concedía un trazado distinto y varios privilegios a otro postor, y en 1859 el Estado del Cauca trató de fundar la compañía del camino. En medio de un variado catálogo de peripecias, se abren bien o mal algunos kilómetros de un calvarlo bautizado camino; estrecha, sinuosa y peligrosa trocha en la selva, en la cual con frecuencia se pierden muías, carga y hombres. Habrá que esperar hasta los años 1926 un decreto de la gobernación del Valle, y 1927 con la Ley 106 para relnlclar las obras. Por fin éstas concluyen con la Inauguración, en 1946, de un camino carreteable y frecuentemente impracticable; esta vía caduca en menos de veinte años, cuando los contratos, con cedidos a empresas norteamericanas permiten su sustitución por me dio de la carretera Buga-Buenaventura, con el ramal Cali-Loboguerrexo. 103
¿Y el ferrocarril? Hacia finales del siglo X IX se van reuniendo —más en Londres que en el Cauca Grande— las condiciones que legi timan la comunicación de Cali con el Océano Pacifico. Llegan agentes de compañías extranjeras sugiriendo la construcción de la ferroria. Bn 1812 el presidente Manuel Murillo Toro firma el primer contrato coa un grupo norteamericano, pero es una compañía británica la que inicia las labores en 1883; asi se comienza otra triste aventura, que durarla cerca de cincuenta años. En este casi medio siglo se suceden 19 contratistas, alternando ingleses, norteamericanos, belgas, fran ceses y valíanos, inclusive. Avanza a paso de tortuga una obra, en la cual se involucra mano de obra de peones reclutados en varias regio nes, luego con presidiarios y posteriormente con 600 soldados de bata llones tapadores, pues fracaso un proyecto tendiente a la Importación de 3.000 chinos. Cuarenta y tres años aespues de la Iniciación de los trabajos, en 1915, entran en servicio los 150 kilómetros dei ferrocarril Cali-Buenaventura. Privilegiada la circulación de productos y mercancías se desprecia durante todo el siglo X IX a esta ciudad en si. Gaspard Motilen habla descrito en 1823 "este villorrio’*, de la manera siguiente: Una doeeu. de choza» habitadas por negros y mulatos, un cuartel con una guardia de once soldados, tres piezas puestas en batería; la casa del so bornador, lo mismo que la de la Aduana, as de paja y bambúes, situada en la Milla dei Cascajal, cubierta de hierbas, espinos, fango, serpientes y sapos: eso es ( . . . ) Buenaventura hoy por hoy, no es nada. Treinta años después, Holton apenas menciona el “ pestífero puerto marítimo", y en 1860 escribe Saifray:
Vi canco o seis casa» de agradable aspecto; las otras son tan miseras por fuera como en ei interior, la iglesia, erigida en una altura, parece una g r a n ja Tanto los gradados como las primeras fotografías Indican que este cuadro permanecería sin cambio hasta nuestro siglo, y que sólo se modificaría con la puesta en servicio del Canal de Panamá Pero si va creciendo el interés por el puerto, nadie se preocupa por aquella ciudad que está surgiendo en la Isla del Cascajal en la cual se suceden las catástrofes. Varios incendios particularmente destructores en un pueblo construido con maderas y paja, ocurren en 1881, 1892, 1896, 1930 y 1831, alternando con tres epidemias de fiebre amarilla, entre 1885 y 1915. La adecuación portuaria se va haciendo a pedazos, por medio de contratos sucesivos con firmas extranjeras. En 1881 el Ingeniero anglo sajón Tmyer diseña el primer plano director de urbanismo, para El Cascajal. En una fotografía en 1913 se ve un barco descargando en la rada, con transbordo en lanchas hasta tierra; estamos en vísperas de la apertura del Canal de Panamá y crece, en el exterior por lo menos, el interés por un puerto con muelle. Se suceden entonces mi siones. contratos, estudios e informes y préstamos bancarios extran jeros. Como síntoma evidente del “cambio de mando”, se firmó en 1914 un contrato de estadios para la construcción del muelle, con la
empresa de Londres Peanons and Sons, pero la financiación se con sigue en 1919, en un banco de Nueva York, y es el Ingeniero-Jefe nor teamericano Blackwood quien dirige su construcción y la entrega en 1923. El presidente Rafael Ntifies declaraba en 1891: La concesión para la construcción de un ferrocarril de Buenaventura •obre el Pacifico, a Cali, en el Valle del Cauta, ferrocarril que abrirá la mayor parte dal vasto departamento del Cauca al comercio extranjera, ha sido concedida a un sindicato americana
Hacia 1913, en vísperas de la Primera Guerra Mundial, competían las firmas y gobiernos de Estados Unidos, Inglaterra, Alemania y Francia para conseguir los contratos de obras en Buenaventura. Alvaro Tirado produce el siguiente Informe, en el cual el embajador de Fran cia en Bogotá Informa a París sobre la posibilidad de que empresas francesas se vinculen a la construcción de obras militares de fortifi cación del puerto de Buenaventura: Lord Mumjr oí Ehbank. en el cuno de su viaje de regreso de Quito a Bogotá, que hizo por tierra, ha ido a visitar a Buenaventura sobre el Pacifica A l llegar a Bogotá firmó con el Gobierno colombiano un contrato que le da ios estudios para la construcción de un puerto de acceso a esta ciudad, cuya importancia va a aumentar a partir de la apertura del Canal de Panamá y cuando la fine* del ferrocarril dei Pacifico en construcción, que une a Buenaventura-Cali-Bogotá. sea terminada. El prevé que la inversión podría elevarse a 10 millones de trancos. Lord M u m y me ha informado en seguida de este nuevo negocio decla rándome que si estaba contento de obtener esta empresa para su país y la Casa Peanon no lo estaría menos de ver al Gobierno colombiano otorgar a la industria francesa los trabajos de fortificación, que habrá de levantar alrededor de este nuevo puerta con el fin de defenderlo en el caso eventual de guerra entre Colombia y otra potencia marítima. El Gobierno colombiano habría ya reconocido la necesidad de fortificar a Buenaventura. Me apresuro a transmitir estas indicaciones a Vuestra Excelencia, quien juzgará sin duda útil llevarlas al conocimiento de nuestras casas francesas, tales como L « Creusot y Saint Chamond. que se ocupan de la construcción de trabajos de defensa en el extranjera Es probable, en efecto, que por su parte los oficiales de la Misión Chilena actúen para hacerla adjudicar de preferencia a casas alemanas; habrá pues interés en que las ofertas francesas lleguen a Bogotá en primer lugar.
En París el Ministro de Guerra se interesa en seguida en esta pers pectiva de asesoría de la ingeniería militar francesa, lo mismo que las grandes empresas de armamentos: Por vuestra comunicación N a 12 del 25 de octubre de 1913, os habéis dignado informarme que el Gobierno colombiano se apresuraba a hacer cons truir en Buenaventura, sobre el Pacifico, un puerto fortificado; asimismo llamáis mi atención sobre la ventaja que habría en informar de este hecho a aquellos de nuestríos grandes establecimientos metalúrgicos susceptibles de interesarse en esta empresa. Creo deber agregar que de las informaciones obtenidas oficiosamente p:r mi Departamento resu-ta que estas dos sociedades (Le Creusot y Saint Cha mond) ya han tenido conocimiento de los trabajos proyectados y que ya han concluido un acuerdo en los términos del cual sólo la primera haría ofreci mientos para la ejecución. 105
Poco despoét estalla la guerra e s Europa y coamto finaliza, irasceses, británicos y germano» descubren qne mientras se exterminaban. Washington habla ocapado sin disparar an solo tiro el indefenso puerto de Buena rentara. este es el contesto del casi emerge, ba d a 1920-1830, en ¿ l Cascaja*, ana canea tora de candad en ia cual se distingue an podiente grupo ae comerciantes extranjeros: alemanes, italianas, angts&ss, tran cases, anas y «Daneses Son presumes de este grupo tas qne motaran en ia gooercaoón la Ordenanza 2* de 1926 “sobre el urnanlsmo de asuenarentara y ia eliminación a e casas de teeno de p a ja ', ia expo sición ae motaros alude a razones higiénicas y de segundan, cantan mal ei proposito de los que dominan el comercio de importación y exportación, deseosos ahora de adueñarse de la totalidad de ia u b . Amoaaonan: a ) desalojar al pequefto pueblo negro de estínadores y pescadores “que ocupan el centro de ja p o o i a o ó n o ) recuperar dicho centro ‘•hasta eHminar el rancherío qoe existe"; c ) dañe prestigio y status, obligando los contractores al uso de nueras matenaies pre vistos para ~la duración y el ornato". Se especifica que el frente de las casas “a una n a pública sera de madera cepillada u otro material que consulte el ornato". EE artículo noreno de 2a ordenanza preré la contratación de un nuera plano piloto de urbanismo. Ronca se oirida de Boenarentura la Memoria anual del nmustro de Industrias, siem pre uc capitulo hace referencia a las ooras portuarias, de urbanismo, y a los pristamos externos conseguidas para la construcción del muelle. En su informe del año 1932 el ministro menciona ios proyectos de reconstrucción del centro comercial de la dudad, destruido por el óltímo incendio de enero de 193L Contratadas el 7 de septiembre de 1931, ya están diseñando ia futura dudad los ‘ingenieros y urbanis tas" Morris-Knovlee. toe., de Pitteburgh, Estados Unidos. Por fin algunos se percataron de que este puerto carecía de dudad 22 Decreto Xo 207 de 1932 crea la Comisión de Reconstrucción de Buenaventura, la cual recibe d estudio de urbanismo y d plan con tratado con la firma norteamericana Baymond Concrete Pile Company, incluyendo un plan vial, d «irantarfUiA» y un acueducto mo derno 'capaz para una población de 30.090 almas". La. construcción de ia estación del ferrocarril y del Edificio Xadonal estará a cargo de los ingenieros caleños Barrero y Ospina; la Baymond Concrete Pile Oo, signe trabajando en las obras portuarias, mientras la i l o i t t Chapmaim de Hueva Yack continúa dragando d canal de acceso al muelle y al malecón. BarranquiUa y Buenaventura; temblón se podrían agregar Turbo y Tamaco. Asi operó a principios de nuestro siglo la readecuación de la antigua red de puertos; de ese modo surgieron las ciudades por tuarias coloniales del siglo XX . en bu condiciones peculiares de tutela económica qoe vivía el país hada 1906-1949. Tenían su destino pen diente de cualquier rambta es los modos de transporte, de alguna modificación en un sistema regional o Inter-regional de comunica ciones, en ¡as mismas fluctuaciones de las cotizadones de un producto
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local en los mercados mundiales; por estas razones, y otras, los centras —aldeas y ciudades que dependían en forma demasiado estrecha de su papel exclusivo de “ estación", se rerdaroo muy vulnerables. 9r
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Ninguna de las d u d a d » coloniales pagó m is que Cartagena pasa lo gra r su independencia. De hecho, es la ta lc a que entra en 2a República prácticamente destruida. A l contrario de otras que vieron pasar las trapas qoe iban a combatir en campos abiertos, Cartagena fu e durante diez añas el escenario de repetidas combates en su propio recinto. Si en 1810 pedia competir en opulencia y riqueza con Popayán, en 1821 estaba en la misma pobreza que Ramplona, Pasto y Mariquita; tardarla casi un siglo para recuperarse d d golpe, luchando ademas para recobrar una suprem acía cuestionada por Santa Marta y arreba tada p or Barranqailla. Finalmente, su tardía recuperación económica ib a a suscitar la agresión final: asa casta de buitres ae apoderó ó d centro y, actuando a nombre del “modernismo", asaltó la vieja "cité*" y la desfiguró y desmanteló. EX prim er sitio, en 1813, habla dejado una ciudad devastada: con más de siete m il muertos en combates, victimas del hambre o de las epidemias, y cerca de I O N emigrados; los españoles entraron vic toriosos en la dudad fantasma, donde no quedaban sino unos cinco m ji habitantes, muchos de eflos moribundos Con el terror que ngu£é y t í s itio republicano de 1821 “ Cartagena esa, pues, ss a exudad arrui nada, a l la época republicana'', según Eduardo Lemaitre. T e l piinwn autor, en m u aria frase, describe la e tu a o ó c asi: La nadad ja d a en mimas, después de doce á a de gmrrra, de bombar deos. de ingina: las fauúláf proceses ñafiábanse diezmadas, o habías «sagrado del todo; la mayor paite de sas daragrotes habían caído ea la empresa liber taría; so carnereía era irmgnrfVaaie; so poMaoón ae había reducido a la notad, y basta sus poderosas fortalezas comenzabas a n iq iifh ajaae. Llegando en 1823, el flanees Monaco nos deja ea dos pág.na* el retrato de un lugar fantasma (v e r Anexo). En su descripción del afio 1831 e l gobernador Posada Gutiérrez la califica asi: “ boy un triste s u b m tío Indoafrteano". De manera más pragmática t í yanqui Hbüton, sn se sorprende de la desigualdad entre la rlw h 1* j sus mu rallas “ las cuales, sin dada, costaron tanto como todos los edificios que e n c i e r r a n rraw» igfO escribía Camsebo Roldán; U visité es 1SS7. y d recuerdo de su h o M a o cubrió a sus ojos di aspecto desolado y triste que todavía píngatela a la villa del n a jen . So vi sus casas dté u h ila to m a e fijé cu jos mnntlM abandonada»-. . vi tajar su población a n e a » de 7JM bebdante» ( . . . ) Hoy me parece que no fahan 12SSS vedaos dentro de sus murallas Diez afios más tarde; en 1888 Fierre düSpagnai ae imprratona par “ ese silencio a qoe ha quedado reducido «d rumor y ia agitación de antafio, de la InirntahíTIdad misma de la agarrotada por el parado, como una puerta petrificada en pfie". Las fotografías maestrea tocia 1803 un barrio San Diego, vetusto, ruinoso, sudo y muy lúgubre. 1S7
Expulsados los soldados, a los pocos años se rem id a n las hostili dades, esta vez entre los vencedores divididos en bandos políticos y militares opuestos. En 1831, después de apenas siete años de paz, Cartagena es otra vez sitiada y ocupada, por “los rebeldes” . Nuevas “ fuerzas rebeldes” repiten este asalto en 1841, y en 1849 el m ortífero cólera se apodera del recinto durante más de seis semanas. Según el gobernador “ en Cartagena, ciudad entonces de 12.000 habitantes, perecieron unos 4.000". Los más diversos incidentes político-m ilitares, plagados de coroneles y generales para zarzuela, son otra calamidad azotando a la moribunda entre 1851 y 1859. Siguen en los años 1864-65 varios episodios bélicos, siendo por lo menos ridículos los que no son francamente burlescos; entonces alternan movimientos armados y conspiraciones, militaristas unas, civilistas otras, pero igualm ente ne fastas para el progreso local. En 1885, un auto-nombrado “ general" logra sitiar la ciudad durante dos meses. Los marineros británicos y norteamericanos, impávidos, asisten a la función desde sus buques de guerra anclados en la bahía; contemplan los estragos que provoca un modernísimo cañón Armstrong Inglés, con el cual un experimentado artillero norteamericano, al servicio de “ la revolución” , dispara sobre los edificios públicos del centro. El asunto concluye con unas batallas tan grotescas como inútiles, disparándose 380.000 tiros que dejan un saldo de 125 muertos y algunas frases históricas para manuales esco lares, de este tipo: “ Me haré matar al pie de las murallas.” Se puede añadir que durante décadas, aprovechándose alguna guerra en la región, los cartageneros no dejan perder la oportunidad de "ir a cas tigar a los rebeldes” en Santa Marta o Barranquilla. Y como si fueran poco estas repetidas desgracias, varias armadas extranjeras, actuando con el pretexto de proteger algún súbdito, amenazaron la plaza en diversas fechas: una flota francesa en 1833, una escuadra inglesa bloqueando puerto y ciudad en 1837 y otra en 1857; y en 1898 un ulti mátum con amenaza de bloqueo portuario, ocupación de la Aduana y bombardeo de la ciudad, por parte de cuatro buques de guerra italianos al mando de un almirante. Vale la pena reseñar aquí un incidente ilustrando la política del “big stlck” (del bolillo) de esa época, el des precio de las grandes potencias por las pequeñas naciones, y el teje maneje de las empresas extranjeras en Colombia: Después de merodear por los lados de Panamá y Buenaventura, el exmilitar y aventurero italiano Ernesto Cerrutl se radica en Cali en 1871 y se dedica al comercio de importación y exportación. Propietario de tiendas, de un depósito en Buenaventura, de varias “ casas de co mercio” en Palmira y Popayán y de almacenes en otras ciudades caucanas, se enriquece rápidamente y deslumbra a la alta sociedad de Cali y Popayán, con una casa campestre con piscina, en medio de una hacienda de 6.250 hectáreas. Cónsul de Italia en Buenaventura y luego en Cali, se casa de inmediato con una h ija natural (nieta, según Phanor Eder) del presidente Mosquera, socio este último de algunos de sus negocios; más tarde casarla una de sus hijas con un vástago de James Eder. Combinando política y negocios, no desdeña las conspiraciones y el tráfico de armas "Rem ington” traídas de Esta188
Plano de Cartagena
dos Unidos, abasteciendo los diversos bandos enfrentados en las gue rras parroquiales de 1876 y 1885. Expropiado en 1885 y acusado de bancarrota comercial fraudulenta es encarcelado, pero se escapa por Buenaventura a bordo de un barco de guerra italiano; este episodio provoca la ruptura de las relaciones diplomáticas entre Italia y Colom bia. El gobierno de Roma protesta y reclama una indemnización a favor de su súbdito; se inicia así un pleito de más de diez años, con múltiples peripecias. Curiosamente, la controversia concluye en Washington, con el arbitraje del presidente de Estados Unidos; en 1897 el presidente Orover Cleveland sentencia que el gobierno colom biano debq pagar 60.000 libras esterlinas de indemnización a Cerrutl. 189
Entonces, en Julio de 1898, llegaban a Cartagena las fuerzas navales italianas (4 buques, 125 cañones y 1.378 marineros) para cobrar los 60.000 libras de “la Indemnización". El pueblo cartagenero protesta y se manifiesta, y los empresarios extranjeros se asustan, median y se transan. Para eludir el riesgo de una ocupación de la aduana, el gerente norteamericano del ferrocarril manda un cable al gobierno colombiano, solicitando: ...dar pronto aviso al almirante italiano que el edificio de la aduann era propiedad de una compañía americana y situado en el muelle del ferro carril y que el cinco por ciento de la renta de la aduana, habla sido hipo tecado en garantía de ciertos bonos cuyos tenedores eran ciudadanos de los Estados Unidos. La crónica local señala que también se asustó con la amenaza de bombardeo el riquísimo negociante y terrateniente urbano italiano Juan Moinero, "dueño por esa época de por lo menos la mitad de las grandes mansiones señoriales de la vieja ciudad", y se apresuró a ofrecer 20.000 libras. La solidaridad internacional de los "piratas" les aseguraba una fácil victoria. De ese modo un incidente local en un pueblo valluno, por rebotes, habla llegado hasta Bogotá, Madrid y Roma; con una decisión final tomada en Washington la ola del maremoto se devolvía para lmpactar un lejano litoral caribeño y amedrentar a la pacifica Car tagena. Estas son algunas de las desgracias que dejan a Cartagena postrada durante la mayor parte del siglo X IX . 7, para rematar, algu nos años más tarde llegaban los destructores ingenieros ingleses. La decadencia general de la ciudad, después de la Independencia y durante varias décadas, se evidencia con la lectura de las relaciones hechas por varios viajeros extranjeros; pero también corroboran este prolongado estancamiento varios indicadores. Muy interesante, al respecto, resulta observar el movimiento diplo mático en los tres puertos costeños. Por ejemplo, vemos en varias fechas al gobierno francés cerrando su consulado en Cartagena, pero abriendo otro en Santa Marta, o clausurando éste en beneficio de una oficina en Barranquilla. Igual cosa ocurre con las representaciones británicas, mudándose de una ciudad a otra. En 1823 el propio cónsul de Estados Unidos en Cartagena, en una carta al Departamento de Estado, declara Inútil su oficina y sugiere su clausura. Según T. Nlchols, entre 1878 y 1883 las obras del canal del Dique (a cargo de un ingeniero yankl y realizadas con maquinarla traída desde norteamérica) provocan un prolongado encontrón entre los cónsules norteamericanos de Cartagena y Barranquilla. Siendo ambos impor tadores v exportadores, sus rivalidades de negociantes llegan hasta Washington: el primero trata de convencer al Departamento de Es tado de la superioridad del puerto de Cartagena sobre Sabanilla: el otro argumenta a favor de obras en Barranquilla. Estas pugnas "do mésticas". desde luego ignoran el interés nacional, pero inciden en las decisiones aue se toman en Washington o en Wall Street, en relación con las prioridades de préstamos bancarios a favor de una u otra clu190
dad portuaria. Siguiendo, en 1948 el gobierno estadounidense decide cerrar su consulado en Cartagena y reforzar las oficinas barranqullleras. El m ovim iento de la población urbana es otro Indicador de la di námica demográfica, que experimenta cada una de las tres ciudades. La evolución general y su tendencia, se observan en el siguiente Cuadro: PO B LA C IO N OB LOS PUERTOS - CIUDADES DEL CARIBE ‘VAo*
Cartagena
1778 1809 1834 1835 1843 1851 1881 1905
13.690 17.600 ? 11.929 10.145 9.896 ? 14.000
Santa Marta
3.780 ? ? ? ? 5.774 ? 9.568
Barranquilla
menos de 3.000 ? 11.212 j 11.510 12.265 16.982 40.115
PU E N T E S : Tan dlveraaa como Insegura*.
El binomio ciudad y puerto se explica por medio del binomio de categorías, demografía urbana - Estadísticas portuarias. Concretamen te, en una frase se resume la historia de los polos del litoral Caribe durante el siglo X IX . Tanto la derrota de Santa Marta y de Cartagena como el vertiginoso ascenso de Barranquilla, caben en estas dos lineas del In form e que manda en 1842 a Washington el cónsul de Estados Unidos en Barranquilla: Las mercaderías importadas por Sabanilla pueden transportarse a costos inferiores, con menores riesgos y economía de tiempo, que si fueran enviadas por Cartagena y Santa Marta. Lo que sucedería después cabe en un sencillo Cuadro, con datos extraídos de las distintas obras de Theodore E. Nlchols: INGRESOS DE AD U A N AS EN LOS TRES PUERTOS DEL CARIBE (en pesos) Aftos
Barranquilla i
Santa Marta
Cartagena
1848-1849 1855 1856-1857 1870-1871 1871-1872 1872-1873 1873-1874 1880 1891 1919
10.965 153.000 154.273 130.732 365.009 1.560.878 1.877.100 2.442.000 6.671.229 62.100.000
341.275 714.000 688.641 1.077 683 911.851 547.168 194.436 115.000 48 786 3.700.000
70.520 64.000 52.228 109.405 115.870 207.366 182.711 290.000 1.204.383 27.000.000
1) Según la época, las aduanas están emplazadas en Sabanilla primero, luego en Puerto Colombia y finalmente en la ciudad de Barranquilla.
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Este Cuadro evidencia: a) El predominio inicial de Santa Marta en los años 1848-1872, y su declinación irremediable luego, a pesar de la relativa recuperación auspiciada por el puerto bananero de la United Pruit Company. b) La calda prolongada de Cartagena, logrando superar en parte la crisis hacia finales del siglo y recuperando parte de su potencial en 1920, con la dinámica proveniente de las exportaciones petroleras. c) El surgimiento y ascenso de Barranquilla, tímido en una pri mera fase, tomando impulso con la adecuación de Sabanilla y Puerto Colombia y el mejoramiento de las comunicaciones entre estos puertos y la ciudad, y logrando la supremacia hacia 1872-1874. Esta alcanzarla un nivel superior en 1910-1930, con el dragado de las Bocas de Ceniza y la construcción de los muelles fluviales en Barranquilla. d) El vuelco a favor de Barranquilla se produce entre 1870 y 1875, como lo demuestra el siguiente Gráfico. Ahora lo que aqui interesa es relacionar estos fenómenos con el cambio social que se produce en Barranquilla, y amarrar este último con la modernización urbanística y arquitectónica. El ensayo de Manuel Rodríguez y Jorge Restrepo, titulado Los em presarios extranjeros en Barranquilla, 1820-1900 no deja dudas al res pecto. Durante este periodo la ciudad-puerto se convirtió en un enclave económico, comercial y bancario, extranjero en Colombia. Es más, la cronología de las obras arquitectónicas y de la modernización urba nística por medio de redes de servicios públicos y de edificios de equi pamiento, demuestra el rol predominante que tuvieron los nuevos con quistadores para transformar, en la segunda mitad del siglo X IX , un caserío en ciudad moderna, o más bien, para dotar un caserío costeño en bahareque y paja, con un puerto y un sector central modernizado e internacional. También es, entre 1870 y 1880, que se produce la densificación de la colonia extranjera. Durante décadas los foráneos eran tan pocos que se nombraban uno por uno, en un listado. En 1870 se dice que son 200 y en 1875 hay 307 y adquieren status de categoría censal. Entonces inmigrantes y aventureros provienen de 15 naciones y totalizan el 1.9% de los 16.549 habitantes de la ciudad. Cifra muy baja pero confor ma un grupo que domina todo el engranaje económico local, monopo liza el comercio de importaciones y exportaciones, las empresas marí timas, la navegación fluvial y los astilleros. Inclusive pagaban la mayor parte de los impuestos recaudados por la administración municipal. Convierten el centro de la ciudad en una verdadera "legión ex tranjera" del negocio y no tardan en llegar numerosos venezolanos (se censan 46 en 1875 y es numéricamente la segunda colonia, detrás de los 67 holandeses). La fuerza de atracción es tal que aspira a familias samarlas: Robert Joy, los Noguera, los De Mler, los Obregón abando nan Santa Marta y se radican en la nueva ciudad. 192
ANOS riSCAUS IwanU. TKwJti* L N
Ingresos por aduanas, 1870-1874
Desde los años 60 los extranjeros dictaban los patrones estéticos e Ideológicos de la ciudad. Tenían hasta su propio vocero, un semanario publicado en Inglés, en su propia empresa tipográfica, por el cónsul de Estados Unidos. En la década siguiente arranca la remodelación del caserío, a pesar de un incendio devastador en 1873 y una epidemia de viruelas en 1880 (lo que de paso, deja sin piso la argumentación relacionando la declinación de Cartagena con la epidemia de 1849). En esta década se insinúa la arquitectura de nuevo estilo: se construye el edificio de las Aduanas, el teatro Ateneo, el salón Fraternidad, un club de danzas y drama. El cónsul de Estados Unidos promueve la fun dación, primero del club del Comercio y luego del club Barranquilla. En cuanto a las obras de infraestructuras, se construye el acueducto por medio de una empresa presidida por Robert Joy y surge la em presa del tranvía urbano de tracción animal, fundada por Clsneros. En la década siguiente, como ya se vio, los negociantes disponían de una comunicación directa con las bolsas del exterior, gracias al ser vicio telefónico y al telégrafo.
A pesar de sucesivas obras portuarias en Cartagena durante los años 30 (dragados, muelles, terminal marítimo, etc.), su tendencia permaneció posteriormente sin cambio. Desde 1811 hasta los años 30 de nuestro siglo una verdadera "guerra de cien años” enfrenta a los reducidos grupos locales que en Santa Marta, Cartagena y Barranquilla dominan el comercio de importaciones y exportaciones, y ade más controlan la administración local. Para muchos, esta prolongada "guerra triangular” no es más ni menos que la expresión espacial de 193
las pugnas económicas locales y regionales; dicho con palabras más convencionales, son la manifestación territorial de la lucha de clases. Pero esta última opera, con sus fluctuaciones y continuos avatares, bajo el denominador común de la penetración extranjera y de los Intereses económicos supranacionales: españoles prim ero y británicos durante el siglo X IX , y con sede en Nueva Y o rk a pa rtir de 1900-1910. Tres veces colonial en cien años, Cartagena Inicia el siglo X I X bajo dominio español, pasa luego bajo la tutela económica británica y ter mina la centuria girando en órbita de Washington. Quizá lo anterior explique por qué el letargo, que se apoderó del puerto, contrasta con una agitada vida política local; quizá sea éste el motivo de la inestabilidad que reina durante más de un siglo, tanto en el palacio municipal como en la gobernación; es así que 120 gober nadores se suceden entre 1832 y 1932. En cuanto a la administración municipal entre 1831 y 1935, el movimiento es más intenso en la alcal día que en el puerto; ocuparon el cargo 140 mandatarios, con estos "picos” : 4 alcaldes en el año 1834, igual número en 1904, cinco en 1878, lo mismo que en 1883; entre 1936 y 1946 se suceden no menos de 27 alcaldes, con un periodo promedio muy in ferior a seis meses; en 1946, con seis mandatarios quizá entren más alcaldes en el palacio municipal que barcos en el puerto. Vale la pena observar que el tradicional cosmopolitismo humano oue presentaba la ciudad desde la Colonia, se increm enta durante el siglo X IX , y reina también en las esferas de la política y del aparato administrativo municipal o regional. Numerosos negociantes extran jeros (españoles, franceses, italianos, alemanes, ingleses v norteame ricanos) adoptaron la nacionalidad colombiana y no desprecian la alcaldía para la defensa de sus intereses de clase: Rossl. Amell. Zubiandl, Fortich. Scotchborg. Joly. Lemaitre, Román, Grau. Mulford. son apenas algunos integrantes de esta “legión extran jera" de los negociantes-alcaldes de Cartagena entre 1831 y 1946. Efectivamente con tantos avatares políticos, militares, diplomá ticos, con este largo asedio extranjero durante el siglo X IX , Carta gena merece un calificativo de "ciudad heróica". Pero el golpe de gracia inaugura el siglo X X y llega de Bogotá con la L ev 17 de 1905 ratificando el descuartizamiento territorial del "h in terlan d” de Car tagena: se crea el departamento del Atlántico con capital en Barranquilla. Asi ocurre la confirmación institucional de la liquidación de la vieja metrópoli colonial. Con esta breve reseña, sólo quisimos situar el contexto general, en el cual van a actuar tardíamente unos notables cambios urbanís ticos y arquitectónicos, no tanto en la ciudad existente, pero si en su periferia Inmediata. En efecto no existen las condiciones para esti mular el negocio raíz en el recinto amurallado; poco se renova, y poco se Invierte en estas viejas casas ruinosas, algunas desiertas, en las cuales rondan las ratas y el espectro de la peste. P or el contrario, en los años 80 las tierras suburbanas llaman la atención de adinerados especuladores del sector comercio. Entonces ocurre otro “saqueo" en 194
Cartagena: aquel de las tierras nacionales que rodean la ciudad amu rallada. Hacia 1880-1890, siendo presidente el cartagenero Rafael Núfiez, se da la primera extensión extra-muros en El Cabrero, com pletada con una linea de tranvía llegando hasta Marbella. Rápida mente se convierte esta estrecha lengua arenosa entre la playa y la laguna en el barrio predilecto de la élite social cartagenera. En estos mismos años, centenares de hectáreas del oriente, incluyendo tierras de la nación, instalaciones militares, el propio castillo de San Felipe y la totalidad del cerro de La Popa, pasan a ser propiedad de un adi nerado comerciante. Según Eduardo Lemaitre, eso sucede “ por arte de birlibirloque’’, pero en realidad por remate oficial y entrega "legal” a un tenedor de bonos de deuda pública. Especulando con las tierras, estas pasan poco después a manos de un Esprlella, y de éste a un Núñez; varios años más tarde, y con dificultad, la nación apenas pudo recuperar el dominio del cerro. Los especuladores se quedaron con las mejores tierras planas de Pie del Cerro y la Media Luna, entonces parcelan, lotean y venden solares “urbanos" para casas campestres. Algo parecido iba a ocurrir a finales del siglo X IX , cuando la isla de Manga se cambia misteriosamente en propiedad privada; se parcela y lotea a partir de 1915 y se convierte, en la década siguiente, en el barrio más agresivamente provocador y extravagante que haya pro ducido en Colombia ‘7a danza de los millones". Mientras tanto iba mermando la presencia inglesa, sustituida len tamente por la radicación creciente de empresas norteamericanas, fe nómeno que tendría su expresión espacial urbana a partir de 1920. Es así que para restablecer el transporte de mercancías y productos por el canal del Dique, se habla consultado en 1832 a un ingeniero Inglés. Sin embargo en 1844 se contrata para su adecuación y mejora miento un ingeniero civil yanqui y vuelve a funcionar el canal en 1850. durante dos años. Anulado su contrato, el ingeniero viaja al Darién para trabajar en el ferrocarril de P a n am á... El contrato siguiente, con otro profesional de Estados Unidos, permite reabrir la navegación en 1880 durante casi una década; en estos años se reani man tanto el puerto como los negocios; se reactiva la economía local, en beneficio del sector importador-exportador cartagenero y reabierto el canal, también se reabre el consulado norteamericano, cerrado desde 1874. Es cuando se enfrentan el agente comercial de Estados Unidos en Cartagena y su colega, el cónsul en Barranqullla, cada uno defendiendo sus intereses. Parcialmente obstruido el canal, en 1889 llega otro ingeniero de Norteamérica, pero abandona su contrato en 1891. Hacia 1899 el tráfico sigue por la vía fluvial en mención; pero llegaron otros empresarios del norte y convencen a las autoridades de la superioridad de una carrilera para unir la ciudad portuaria con el rio Magdalena. Con una velocidad Inusitada, tres firmas de Boston construyen entre 1891 y 1894 los cien kilómetros del ferrocarril Cartaorena-Calamar. Sin embargo el canal se beneficia de la danza de los millones: entre 1922 y 1931, con tres contratos sucesivos, una firma de Nueva York embolsa más de dos millones de pesos. En la misma ciu195
dad se contrata en 1932 la Frederick Snare Company, con un costo de 2.850.000 dólares, para realizar diversas obras, que sólo se entregan en 1935; en 1952, nuevos trabajos de dragado y ensanche costaron m&s de dos millones de dólares a la nación, obras que recibe una em presa de Nueva York. También era inglés el primer contratista del ferrocarril, en 18641865. Pero, como se vio, son tres sociedades de Boston las que logran, a un costo de dos millones de dólares, conectar en menos de tres años la ciudad con el rio Magdalena. La colonia norteam ericana de Barranquilla se opuso al proyecto y el propio cónsul de Estados Unidos, pre cursor del senador Mac Carthy, llegó hasta prohibir “ cualquier nexo entre sus conciudadanos y el proyecto del ferrocarril entre Cartagena v Calamar" (T . Nlchols). De la relación de fuerzas entre grupos de intereses norteamericanos divergentes y enfrentados entre sí. resultó beneficiada Cartagena, por pura casualidad. Pocos años más tarde escribía en Boston el exgerente yanqui del ferrocarril de Cartagena: “La plaza de Cartagena quedó com pleta mente en nuestras manos". Y a habla ascendido Francis Russel H art y era entonces presidente de la United Fru lt Company. El dominio yanqui aumentó en los años 1910-1920. En 1916 las compañías petrolíferas Tropical Oil Company (de Plttsburgh) y la Standard 011, de Nueva Jersey, liquidaron las ambiciones británicas, comprando la concesión de Roberto De Mares. Y a im plantada en la costa, la Andlan National Corporation (filia l de la Standard O il) obtuvo del presidente Pedro Nel Osplna el beneficio de los acuer dos secretos, ligados al pago de la indemnización de Panam á; este era el contrato para la construcción de un oleoducto desde el Magdalena Medio hasta el puerto de embarque del crudo, en Cartagena. Esta última se convertía en mera estación de bombeo, iniciándose asi lo nue más tarde serla el complejo de la refinería de Mamonal. Pero esta zona industrial quedaría durante décadas propiedad de las compañías, ron el beneplácito de autoridades locales vasallas y la obsecuencia de la oligarquía cartagenera, que vela asi prolongar la era dorada de los carnavales y de la “ danza de los millones” . De tal manera que en 1926 Cartagena se convirtió en el primer puerto petrolero del país y entonces se igualaba su prosperidad con la riqueza de Santa Marta, puerto bananero de la United Fru lt; tam bién lograba competir con Barranquilla, principal puerto de embar que del café hacia las tostadoras de Norteamérica. Estados Unidos disponía de tres puertos especializados en la costa Caribe colombiana. Con razón escribe Theodore Nlchols: La Andian National Corporation Ltda. habla adquirido prácticamente un control absoluto sobre la bahia. Luego precisa: La firma tenía intereses en casi todo el territorio que ocupa la bahia, en el canal del Dique y los proyectos del ferrocarril y del oleoducto, creando en muchos colombianos la preocupación por una excesiva dominación yanqui sobre Cartagena. 196
Se puede añadir, que ciertos proyectos y obras se negociaban por medio de acuerdos directos entre compañías norteamericanas y sin consultar a las autoridades indígenas. Es asi como vemos a la Andlan dando en alquiler las instalaciones portuarias y las del ferrocarril a la "Colomblan Railways and Navlgatlon Company” ; por muy colombiana que se pretendiera tenia su sede en Estados Unidos. También para las obras portuarias de 1932-1935, la Andian suministra un préstamo de un millón de dólares a la Frederick Snare Corporation, y esta última consiguió una inmejorable garantía: “le correspondía el derecho de retener control sobre el terminal hasta que el gobierno pagara la suma total por concepto de la ejecución de las obras, que era de 2.850.000 pesos” (Nlchols). Traducido en lenguaje sencillo, lo ante rior significa que durante años la administración de las instalaciones portuarias y el cobro de los derechos de muelles y bodegas fue el ne gocio floreciente de una empresa privada extranjera. Se entiende por qué en 1935-36 estas sociedades presionan al gobierno local para mo dernizar las redes de alcantarillado y acueducto. Es sin sorpresa como se ven, en 1937-1938, contratadas para dichos proyectos a dos firmas de Norteamérica; años antes, el contratista del acueducto de 1905 había cedido sus privilegios a la compañía norteamericana “ Cartagena W ater Works Company” y ahora estaba desalojada por las pudientes "Raym ond Concrete Pile Company” y la “Lock Joint Pipe Company", ambas con sede en Norteamérica. En 1934 viajó apresuradamente de Bogotá a Cartagena el presi dente Olaya Herrera para recibir a Franklin D. Roosevelt, presidente de los Estados Unidos. El pariente de Theodore llegó a bordo de un barco de guerra de su país, visitó sus propiedades y sus súbditos, recorrió velozmente en carro la vieja ciudad con el mandatario colom biano; se quedó sólo unas horas y se fue ese mismo día, sin usar el apartamento preparado en el hotel Caribe. Durante varias décadas la oligarquía cartagenera aplaudió la penetración extranjera, sus conveniencias de clase primando sobre el interés nacional; avasallada y maniatada ésta por su codicia, sólo del pueblo raso podía surgir un embrión de conciencia nacional. En Justicia, se debe reconocer que de la “plebe” y de “las turbas” nacieron los primeros brotes de inconformidad contra la dominación extranjera; del pueblo y del proletariado de Cartagena brotaron las dos primeras protestas expresando la conciencia nacional que iba cristalizando en las capas populares de la costa Caribe. Como se ha visto, desde principios de este siglo estaba muy ase gurado el poder foráneo; aquí en la ciudad acostumbraban los ex tranjeros hacer primero sus negocios para luego, eventualmente, In form ar a las autoridades del país. En el año 1910 es por la casualidad de una indiscreción que se enteran los cartageneros: el arzobispo Brioschi, italiano, “ genio financiero” autoritario y odiado por la ciudadanía, habla vendido a una sociedad católica yanqui, radicada en California, nada menos que unos inmuebles de la Iglesia, Integrantes del patrimonio arquitectónico de la ciudad amurallada. 197
Según un historiador local, su propósito era poner a salvo estos bienes, “bajo la égida protectora de los Estados Unidos". Las escrituras esta ban listas para firmar en la oficina del notario Scotchborg (apellido no precisamente tollmense), cuando la opinión pública se enteró del negocio. Tres días de beligerantes protestas y manifestaciones populares callejeras, dejan un saldo de varios muertos y numerosos heridos; a pesar del apoyo Incondicional que proporcionan las auto ridades a los expoliadores, se cancela el negocio. Y se produce un hecho quizó único en la historia del país: el arzobispo, declarado persona no grata, tiene que huir de Cartagena, refugiarse en Panamá y regresar a Italia. El historiador local Eduardo Lemaltre prefiere calificar como “motines anticlericales" a un evidente levantamiento antlcolonlallsta; era la expresión de la conciencia nocional del pueblo cartagenero, de la cual carecía la clase apátrlda y avasallada del distinguido académico. Algo parecido Iba a suceder en enero de 1918, estallando la primera huelga generalizada del proletariado cartagenero. Un movimiento cla ramente antlcolonlallsta se habla declarado en las concesiones bana neras de la United Fruit Company y el puerto yanqui de Santa Marta; sin tardar, los obreros ferroviarios y portuarios de Barranquilla se unieron al movimiento. Es cuando, a su vez, los braceros del terminal portuario de Cartagena se negaron a descargar un barco bananero de la United Fruit. Al día siguiente la huelga se extendía a los ferro viarios y lograba paralizar las principales fábricas de la ciudad; los incidentes callejeros del tercer dia, entre huelguistas y manifestantes, enfrentando a la tropa, dejaron por lo menos cinco muertos y varios heridos. El capitalismo habla llegado a la costa en los barcos extranjeros. Asi se entiende por qué el movimiento obrero colombiano tenia que surgir muy temprano en los enclaves extranjeros y en las ramas del transporte, y también se comprende por qué el proletariado urbano asociaba sus luchas clasistas con la protesta anticolonialista. En las condiciones de sumisión de la clase dirigente frente al capital foráneo, sólo la masa obrera podía ser vocera de la conciencia nacional. Las sutiles y chauvinistas rivalidades de Intereses parroquiales entre las oligarquías de las ciudades costeñas hablan sido superadas por las clases populares; no hablan podido impedir la unión “ triangular" del proletariado de la costa Caribe.
Los diversos fenómenos aquí reseñados tendrían múltiples expre siones en el espacio urbano y suburbano, generando una ciudad de nuevo tipo y novedosas corrientes arquitectónicas. Como se vio, hacia finales del siglo X IX la reapertura del canal del Dique contribuye en una reanimación de las actividades comer ciales portuarias y se refuerza una poderosa casta de negociantes importadores-exportadores, dominando la administración local. Con 198
vivienda y negocios en las vetustas casonas arruinadas e insalubres de la vieja ciudad, y bajo las Influencias del sector extranjero, su deseo de modernidad los lleva a la negación de lo español y al des precio por el patrimonio urbanístico y arquitectónico de la ciudad amurallada. La lrrestrlcta admiración por la arquitectura francesa, reforzada con la introducción de la ideología de Haussman, acrecien tan su desdén por la vieja "cité” tugurlal. Habría que añadir la repul sión de los extranjeros por la Incomodidad, la insalubridad, la pro miscuidad y también su temor de las epidemias. Hacia 1880 auspician la separación comercio-vivienda, mantienen sus "casas de comercio'' en el centro, pero construyen sus residencias en los extramuros. Asi se van reuniendo las condiciones para pasar de la antigua ciudad ce rrada a una moderna "ciudad abierta”. Entonces la ciudad sale de sus murallas, y luego las destruye. De esta tendencia, al pie de las fortifica ciones surgen sucesivamente los barrios elitistas de El Cabrero, de La Po pa y de Manga, como tres expresiones espaciales de la “ nueva colonia". Muy temprano la Ideología de Haussman actúa a favor de El Cabrero y de La Popa. Estos dos pequeños núcleos, a pesar de no albergar sino algunas pocas mansiones, sin embargo aportan los argu mentos necesarios para destruir "el obstáculo" y superar “la Incomu nicación” : las viejas murallas de las fortificaciones. Desde luego, detrás de la operación “de modernización" están al acecho los frau dulentos latifundistas urbanos de La Popa y El Cabrero (éstos hablan logrado titular una playa), lo mismo que los que especulan con la futura integración urbana de la ciénaga de La Matuna. Uno de ellos, Juan Mainero, gran negociante Italiano del sector exportador e im portador y luego fundador de una compañía italiana de navegación era, según Eduardo Lemaltre, "dueño de por lo menos la tercera parte de las grandes fincas ralees urbanas de la ciudad”. Y como vimos, otro especulador tenia su oficina en el palacio arzobispal. Es con moderada Indignación que Rodolfo Segovia Salas fustiga a los depredadores de las fortificaciones, y el asunto para Eduardo Lemaitre no pasa de ser tema para reunir un anecdotarlo jocoso. Ac tuando desde la alcaldía y el Capitolio Nacional, la casta de los ván dalos consigue, primero la Ley 21 de 1883, con la cual se inicia la ofensiva y el “último saqueo" de Cartagena. La primera operación beneficia a la residencia presidencial de El Cabrero y a una compañía extranjera del tranvía, pasando sus rieles por los desiertos arenosos de la playa de Marbella. Otras arremetidas ocurren en 1893, 1904, 1905 y 1910, cayendo poco a poco, bajo la pica o la dinamita de los bárbaros, uno que otro tramo de las fortificaciones, murallas y bas tiones. Lo que no hablan logrado durante siglos los cañones de las armadas francesas y británicas, lo alcanza en menos de veinte años un puñado de traficantes indígenas, sin más artillería que sus ambi ciones y su dinero. Y para el golpe de gracia regresan los ingleses. Vengando la derrota de Vernon en 1741, los ingenieros de la firma londinense “Pearson and Son Limited" pueden ahora destruir las murallas de 199
Cartagena, con dinamita y contrato oficial: la casta dirigente aplau de y los felicita, por eso los paga. Bajo la presión de especuladores locales, mister Brown y mister Harrey, ingenieros, dan un concepto "técnico" que satisface a los liquidadores; hay que sanear la ciénaga de La Matuna, rellenar este vacio, entre el arrabal de Getsemani y ei centro, para luego urbanizar las tierras que los separan, y para eso es indispensable derribar la barrera de la muralla oriental. Con el beneplácito de la oligarquía local, se inicia en 1914 y concluye en 1924 la destrucción de 600 metros de fortificaciones, murallas y obras de arquitectura defensiva, para traxar luego la muy haussmaniana ave nida de Venezuela, i Por fin los ingleses lograban derribar las murallas de Cartagena...! Mientras tanto, en la estela del tratado Urrutia-Thompson, habla llegado la compañía petrolífera Andian. En seguida compró por medio de un "payaso" la totalidad de la Isla de Tierrabomba y de la penín sula de Bocagrande, en las cuales surgen los primeros "bungalows" califomianos, donde residen los ejecutivos de la empresa. También la Andian decide construir su sede local en el recinto amurallado. Des truida una respetable casona colonial, surge con arrogancia en la Plaza de la Aduana, en el año 1950, el primer edificio moderno en concreto: un •rascacielo" de siete pisos; era el preludio de múltiples agresiones "verticales" posteriores que iban a alterar la silueta tra dicional de la ciudad amurallada. En este mismo año 1950, mister Flanagan, oriundo de Texas y presidente local de la Andian, decidió liquidar unos sobrantes de terreno: se tramó la urbanización campestre de Bocagrande y se vendieron los primeros lotes. Se iniciaba una ope ración capitalista de destrucción de un paisaje y de saqueo del espacio colectivo, que sólo culminaría en los años sesenta. Terminarla este asalto descarado con la pálida copia de un triste Mlaml del subdesarrollo, y que llegó tarde, combinando un urbanismo de la rapiña con las rivalidades de una arquitectura falica y la guerra de los rascacielos. Pero tampoco se salvó el recinto amurallado: aquí queremos es bozar el retrato de un perfecto exponente de la “ conquista colonialista republicana". Nuevo conquistador de Cartagena de Indias, Juan Bau tista Mair.ero, nacido en Italia en 1851, llega hacia los quince años al puerto. Allí se Integra a una pudiente colonia italiana, de aventureros y negociantes, en la cual destacan las familias Trueco, Benedetti, Capóla, Bmiiiani, Caparro, Bossio, Aycardl y otras. Inicia su carrera detrás del mostrador en una tienda del tío Trueco, pero pronto toma vuelo. Hacia 1850 emigra a Quibdó en donde se dedica a varios nego cios; según parece también vivió un tiempo en Zaragoza y en Medellin; regresa definitivamente a Cartagena en 1868, donde muere en 1918, a los 87 años. Tratemos de hacer el listado de sus negocios: banquero y presta mista usurero, latifundista ganadero y exportador de carne en el Caribe; dueño de minas en Antioquia, accionista socio de Amador, en la mina del Zancudo, hacia 1910 lega 48 minas de oro a un sobrino, todas en Zaragoza; socio de Clsneros en compañías de navegación 200
fluvial e igualmente accionista de una empresa marítima italiana; empresario maderero, concesionario de caminos, ferrocarriles o del correo y rematador de rentas de licores. Sus empresas urbanas se concentran en Cartagena: propietario del teatro y de los dos mejores bóteles; con manufactura de materiales instalada en una de sus haciendas, produciendo tejas, ladrillo y la cal, de la cual monopoliza la producción y la distribución en el mercado local de la construcción; rematador del degüello de carne; también con su ganado monopolista de la distribución urbana de leche; importador de mercancías, de esculturas, mausoleos, monumentos y piezas de marmol desde Italia; “urbanlzador" y auefio (antes de usuario) del cementerio de Manga, en donde vende tumbas a 2.¿00 pesos, el precio de una casa modesta en el centro. Pero lo que aquí mas nos interesa, es que se le considera como "el principal especulador e inversionista en propiedad ralx que tuvo la costa Caribe en el siglo pasado" (L. F. Molina, Boletín del Banco de la República, Xo 17), y el máximo rentista urbano de la época. No sólo tiene su fanrica de materiales y su propia empresa de refacción, demolición y remodeiación de casas viejas o construcción nueva, ano que además importa materiales suntuarios de su país: "desde estatuas nasta oalaosas' y losas ae granito de Siena, que usaoa en sus casas y, según uon&iao Basa, "el ae las objetos ae marmol que nay en Cartagena los trajo don Juan Mainero”. Su negocio urbano predilecto es la compra-venta ae antiguas y extensos eanicias oficuues vetustos, dentro ael perímetro ae ias xortuicaciones. casas abandonadas o con riesgo de ser "invadidas , lotes sin construir, que dado el marasmo de la vieja ciudad y su estaao ae aban dono, adquiere a muy bajo precio. Consigue fácilmente casas arrui nadas de propietarios igualmente arruinados, por remate y por pactos de re troventa. Refacciona, remodela, construye de nuevo y amenas viviendas o locales comerciales, hoteles, bancos, etc.; alquilando in clusive unas oficinas para la gobernación, o una residencia a liaiaei Nuitez. Se calculó que el especulador, antes de 1900, tema en el recinto amurallado bienes raíces por 300.000 pesos; una casa valla entonces, según su estado, entre 2.000 y 5 000 pesos. En la misma época se evalúa que sus predios representan las tres cuartas panes de la super ficie de la ciudad amurallada, y a su muerte era propietario aun ae 60 casas y edificios, algunos en solares muy extensos alcanzando una manzana completa. Entre sus principales propiedades figuran: —La Casa de la Isla, Plaza de la Aduana, demolida luego para dar paso a otro estrago: el rascacielo de la Andian Petroleum. —Casa de la calle de don Sancho, reconstruida por Mainero. —Edificio de tres plantas y casas del Portal de Hierro en la plaza de Los Coches, construido por Main ero. — Casa de dos plantas con tiendas "remodelada", en la calle de Landrlnal.
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— Conjunto de casas construidas o reconstruidas en la Calle del Estanco. — Hotel Walters, calle de San Agustín. — Hotel Americano, calle del Cuartel, reconstruido después del remate del antiguo regimiento que habia quedado en ruinas. — Casa de dos plantas con almacén en la plaza de B olívar, fren te a la catedral. — Casa de dos plantas en la calle de la Chincherla. — Edificio “remódelado” , sede del Banco de la República hacia 1920, en la calle de los Santos de Piedra. — Edificio “remodelado” , en donde funcionaba hacia 1900-1910 el Banco de Bolívar. — Corralón de Mainero, especie de gigantesco inquilinato en dos plantas, que una postal de 1910 describe como “ Casa económica con 120 habitaciones, de 30 metros cada una; espaciosas galerías, cocinas, baños, luz eléctrica y bella posición". — Casa alta entre la plaza de La Aduana y la calle de Nuestra Señora del Rio. — Casa antigua en la plaza de La Aduana, reconstruida hacia 1900. — Casa alta en la plaza de San Agustín, alquilada un tiem po a Rafael Núñez. —-Teatro Mainero, reconstruido en el lugar del antiguo teatro del Coliseo. — Y el palacio residencial del especulador, construido en el antiguo colegio de San Carlos, especie de lujoso museo personal, en donde atiende el consulado de Italia durante los últimos 27 años de su vida. Mainero es calificado de “ tacaño pero generoso", famoso por sus Innumerables pleitos y reputado pendenciero. Bondadoso con los po bres de la ciudad, mas cuando le falla la ley actúa de conquistador: con el fuego. No vacila en mandar quemar el caserío de campesinos negros colombianos de Buenavista, “invasores” de las tierras del italiano. En cuanto a su acción depredadora en la vieja fortaleza portuaria, Mainero se convierte en “ restaurador” y en una especie de V iollet Le Duc del trópico. Altera, destruye, falsifica, construyendo una men tirosa Guatavita del litoral Caribe. Se remodela bajo reminiscencias caribeñas que el mercader trajo de Panamá o de Luisiana, pero con ladrillos, cemento, molduras de yeso, y verjas, rejas o balcones en hierro importado. El que tanto parecía tem er la destrucción m ilitar de la ciudad en 1898, se encargaba alegremente de su aniquilamiento desde años atrás, transformando los vestigios hispánicos en un catá logo ecléctico para mercaderes cosmopolitas. Con sus estragos y múl tiples agresiones en el paisaje urbano, más que colonial y española, Cartagena se convertía en colonia italiana. No obstante “ el patri monio de la Humanidad” lograrla confundir hasta hoy, nubes de turistas norteamericanos, engañando incluso varios historiadores y expertos internacionales. 202
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Santa Marta tenia su destino estrechamente ligado a la efímera prosperidad que provocó la breve estadía de la United Fruit Company. P or el contrario, sus dos rivales lograron una notable longevidad; el petróleo y el café se revelaron menos “perecederos" (en los mercados externos) que el banano. L o que si cambió fue la manera de llegar desde el in tenor hasta Cartagena y Barranquilla. En la primera fase prosperaron las socie dades inglesas de transporte fluvial; posteriormente, el aumento de los volúmenes de carga favoreció a las firmas británicas especiali zadas en construcción de ferrovias. Finalmente fueron desalojaaas por sus rivales, las empresas de construcción de carreteras trabajando en beneficio de la industria automotora de Estados Unidos; éstas lo graron sin mayores dificultades convencer a los gobernantes de la “superioridad" del transporte de carga por tierra. múltiples intereses privados presionaban ademas en las esleías del gobierno para este último paso. Y no faltaban, merodeando en los alreaeaores de un ministerio o del Palacio, latifundistas ligando “el progreso” con la apertura de una vía de tierra, atravesando sus preuios. En la05 vemos una nueva modalidad de “colonización antioqueña” : siendo presidente Rafael Reyes, Pedro Nel Ospína y Tullo espina licitan el contrato de apertura de un camino desde la reglón Bunticáítuango hasta las tierras baldías y desérticas del alto Slnú; una cláusula otorga al contratista ‘ a los lados del camino y en una zona de 20 lulómetros a lado y lado 1.000 hectáreas de terreno, por caaa legua que entregue terminada”. Es, sin sorpresa, que encontramos en 1918 a Pedro Nel Ospína convertido en ganadero y en 1922 de regreso a la casa donde nació: el Palacio. En 1925 él y sus familiares han titulado inmensas extensiones de tierras en el alto Sinú, en Cáceres, Tierra Alta, Ayapel, Montelíbano y otras regiones (ver Capitulo I, I Parte, del libro La Ciudad Colombiana, Siglo X IX y Siglo X X ). En estos mismos años Tulio ha abogado con entusiasmo por la aper tura de nuevas vías carreteadles. En 1918, bajo la presión de los grandes plantadores caleteros del occidente de Cundinamarca, se decide abrir la carretera San MiguelFusagasugá a la cual se llama en seguida "la carretera del café” . Hacia 1920, la revista Cromos nos muestra los fabulosos camiones Ford que ya están llegando a las muelles del Caribe y circulando en las calles de Cartagena y Barranquilla; los miran pensativos unos exportadores caldenses y de regreso a Manlzales hacen cuentas. En 1929-1932 el “progreso y la civilización" llegan a Caldas, por carreteras, es decir, cuando las oligarquías manizaleña y perelrana del café se percatan de que la carga de grano transportada a lomo de muía, alcanzando el indice del 100%, puede bajar a un 21.93% al llevarla por camión, o sea, reducirse en un 80% su costo de movilización. En seguida se cuestionan tanto el cable aéreo, como el ferrocarril y los caminos de herradura, y se elogian las carreteras. 203
Hacia 1930, con la competencia creciente del transporte de carga por carretera, el ferrocarril de Cartagena estaba dejando pérdidas. En 1933 el gobierno decide comprarlo a sus propietarios norteamericanos, lo que se hace efectivo por una ley del año 1939; los yanquis hablan logrado deshacerse de un incómodo y ruinoso cadáver. En este periodo 1923-1930 varias sociedades Inglesas o norteamericanas habian con seguido los últimos contratos para tratar de conectar algunos de los numerosos tramos sueltos de la red de ferrocarril, trabajo por lo demás bastante complicado, siendo que las empresas laboraban con distintas especificaciones de ancho de la carrilera (vía angosta de 3 pies, con anchura de un metro, una yarda, 36 pulgadas, etc. . . . ) Sin embargo otras empresas extranjeras estaban abriendo carreteras modernas, a veces paralelas a la carrilera ya existente, o en proyecto. Es decir, que antes de entrar a funcionar como red nacional articulada, el sis tema de ferrovias estaba sentenciado y condenado a desaparecer. Resumiendo, durante un siglo (1830-1930 más o menos) los suce sivos cambios en los medios de transporte y en las redes de comuni caciones golpearon a numerosas regiones de Colombia, trastornando en form a elim era o golpeando de manera decisiva e irreversible a un determinado espacio territorial. La demanda fugaz de algún producto nacional muy codiciado en los mercados mundiales contribuyó mucho a estas variaciones; el transporte tuvo que adecuarse sucesivamente a los breves ciclos del caucho, del añil, del tabaco, de los cueros, del banano, del oro, del platino y, de manera más persistente, para las evacuaciones del café y del petróleo. Por otra parte, el control de estos productos estimuló unas verdaderas guerras de transporte: fluvial, marítimo, en canales y puertos, en ferrocarriles, cables aéreos, carre teras, contiendas en las cuales se enfrentaban las empresas nvaies pertenecientes a varias naciones colonialistas. Asi se presentaba una anarquía generalizada y de ésta se beneficiaban los interm ediarios y comisionistas nativos, lo mismo que ciertos políticos y estadistas. A las disputas domésticas a favor o en contra de los champanes o los vapores, el canal o la ferrovía, el cable o la carretera, se sumaban los intereses divergentes y antagónicos de los mercaderes quineros ale manes, de Bucaramanga y de las casas tabacaleras inglesas, del rio Magdalena. En una misma región, como vimos, surgía un vanado ca tálogo de rivalidades y conflictos entre empresas alemanas, británicas y estadounidenses, llegando hasta las querellas entre consulados. Es preciso recordar esto cuando miramos estupefactos este inve rosímil mapa de los ferrocarriles de Colombia, que parecen haber sido concebidos y trazados por un demente. No se pueden olvidar estas múl tiples ataduras de la sujeción colonial cuando recorremos estos tristes rasarlos de aldeas moribundas, jalonando una ribera desierta; esta cadena de caseríos agónicos y medio deshabitados a la orilla de una antigua carretera, abandonada desde años atrás; estos rancheríos arruinados y con techos de zinc oxidado, bordeando una carrilera silen ciosa en la cual los rieles ya no brillan y donde unos escasos ancianos sacan los polines para el fogón. 204
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A pesar de cien años de navegación fluvial, los puertos leñeros y los puertos-bodegas, en su mayor parte, desaparecieron con los ú lti mos barcos de vapor. Quizá se puedan exceptuar a Puerto Berrlo, La V irginia y Qlrardot, siendo que en los tres casos la supresión de la navegación flu vial se vio compensada por la salvación del transporte terrestre; estos tres centros lograron alargar su “ esperanza de vid a " con el ferrocarril y luego con la carretera. Pero más patético aún seria el destino muy efím ero de los pueblos situados a lo largo de la vía férrea, de un m odo de transporte que —según el caso y la reglón— por lo general no se usó sino durante unos veinte o treinta años. La erosión del tiempo será particularmente cruel y rápida con los pueblos-campamentos, bodegas y talleres y estaciones vacias, a la orilla de la carrilera: tendrán de entrada una muy corta “ esperanza de vida". Hoy dia se ve cómo estos poblados-hongos acabaron misera blem ente su ciclo relámpago y sólo subsisten como vestigios moribun dos y anacrónicos: Caracoli, La Pintada, Bolombolo en Antioquia, Oam arra en Cesar, Tim ba en el Cauca, Clsneros, Dagua y Bitaco en el Valle, son algunos de ellos. Tuvieron una vida precaria, tan efím era como el mismo sistema ferroviario, breve “empalme histórico*' entre el transporte flu vial del siglo X I X y el moderno, con equipo automotor por carretera. Más grave aún es el caso de las numerosas estaciones férreas de Caldas, Risaralda, Qulndio, norte del Valle y del occidente de Cundinamarca, cuyo papel era captar el café de una comarca, para luego evacuarlo hacia Buenaventura y Barranquilla. Apenas inaugurada la red ferroviaria, fue suplantada por el sistema de vías para automotores y, en seguida, las flamantes locomotoras alemanas y belgas fueron destronadas por los vehículos Ford y W illys; poco des pués se convertirían en adornos para parques urbanos, rodeados por el triunfante asfalto, que se produce en las plantas de la Tropical y de la Texas Company. A l respecto, se han encontrado en el tramo Manlzales-Cartago del ferrocarril del Pacifico un curioso caso de “ ciudad por decreto” y de “ urbanismo de la megalomanía*'; se trata del mítico Puerto Caldas, caso particularmente patético y de una utopia frustrada, considerando que “la ciudad*’ — entre Cartago y La Virginia— ni siquiera alcanzó a nacer. Asi que se resumirá aquí la brevísima historia de una ciudad soñada, que nunca llegó más allá del papel mantequilla, que Jamás existió: la historia de un fracaso. Hacia 1900-1910 existe en Manlzales y Pereira una pudiente casta de nuevos ricos, conformada por algunos colonos exitosos, especula dores de la Guerra de los M il Dias, expoliadores de colonos pobres, usurpadores de tierras baldías, plantadores cafeteros y latifundistas ganaderos, comisionistas de firmas comerciales extranjeras. Esta oli garquía agro-comercial controla tanto las mejores tierras cafeteras 205
como la comercialización del grano y, además, logró sin dificultad apoderarse del aparato político y adm inistrativo regional. Ten ia sus agentes en Bogotá y sus apoyos en el Palacio. Un solo obstáculo queda en su carrera económica: la fa lta de un canal de evacuación rápida del café, bien sea hacia el rio Cauca y Buenaventura, o hacia el rio Magdalena y Barranquilla; aspiran a un canal directo y propio, bajo su exclusivo control. Recordemos que el eje cafetero Manizales-Perelra-Armenla está en la báscula, sobre la conflictiva frontera que vio durante todo el siglo X I X una serle de enfrentamientos armados, entre los Estados de Antioquia y del Cauca. Apenas liberados de ambas ataduras politico-adm inlstrativas, los caldenses exigen la ruptura de los últimos nexos de sujeción. Y resulta que el departamento del Cauca — y luego del Valle— , por m edio del puerto de entrada de Cartago, controla y grava todo lo que produce, exporta y compra Caldas, y no es por azar si el acta de fundación de Puerto Caldas hace explícita alusión a esta sujeción; con este puerto, más que una ciudad, los grandes negociantes cafeteros de Manizales reivindican su derecho a la completa independencia tributaria. Entonces los arrogantes y nuevos ricos caldenses lanzan un reto a la vieja ciudad colonial, desconociendo su posición privilegiada, sus diez mil habitantes y sus doscientos años de existencia. En un desafio insolente, y que no tiene precedentes, plantan audazmente sus carpas sobre la frontera, al pie de Cartago, y el poder de presión adquirido por esta oligarquía es tal, que no vacila en lanzar simultáneamente dos costosísimos tentáculos, en ambas direcciones: el cable aéreo hacia el oriente y el ferrocarril hacia el occidente. Vislumbrando la muv próxima apertura del canal de Panamá y la subsecuente conexión férrea Palmira-Cali-Buenaventura, se adelantan al tiempo en form a intrépida estos caldenses. De hecho, en 1921 logran conectar a Pereira con Cartago. mientras el ferrocarril del Pacifico progresa lánguida mente desde Palmira. y apenas está llegando a Tuluá. Otro indicio del afán de los caldenses y de su poder: en menos de 15 años realizan la co nexión Cartago y Manizales, 117 kilómetros, cuando los 150 de la ruta Cali-Buenaventura costaron cincuenta años de esfuerzos a los vallunos. Apenas constituido oficialmente el departamento de Caldas, la primera asamblea plantea, en 1911, la reivindicación de los comercian tes y cafeteros: “la de buscarnos salida al exterior por m edio de un ferrocarril", y en seguida crea la Junta del Ferrocarril del Caldas, compuesta por negociantes en café. Surgen personajes muy íntim a mente ligados a otros negocios, tanto en el Quindío como en el Valle: un autollamado general Pompillo Gutiérrez, los expulsores de colones de la Sociedad de Burila, encabezados por su gerente Daniel Gutiérrez Arango, hermano del anterior, el cual entabló un pleito que durarla treinta afios con millares de colonos y, además, acababa de fundar a Calcedonia. El “ urbanista" de Puerto Caldas será el ingeniero Julián Arango, quien termina de diseñar el plano de Calcedonia para la Sociedad de Burila; el ingeniero y latifundista Sebastián Ospina será contratado para algunas obras; acababa de fundar al oeste de Cali el 206
pueblo de Bitaco, en medio de sus haciendas y pisando tierras arre batadas a parcialidades y resguardos. Se agrega la familia Marulanda, que pretende “ haber descuajado 32.000 hectáreas" en el Quindio, a estos personajes se pueden añadir varios manizaleños, miembros de la "rosca de los Gutiérrez", apoyando el proyecto del ferrocarril desde Bogotá y Nueva York. Los impulsores del proyecto dicen, y repiten en múltiples oportu nidades, que sólo buscan la salida al mar y definen sus objetivos como exclusivamente comerciales. Nunca tratarán de insertarse en una red orgánica y racional definida, con base en un programa nacional pla nificado y coordinado, el cual no existe; en ningún momento prevén el transporte humano, nunca hacen cálculos de pasajeros, siempre piensan en carga. Se diseña la ruta, se calculan obras y puentes y se calibran las pendientes, con base en el volumen de café esperado, es decir, como mero canal de salida. Con estas premisas el ferrocarril del Caldas se convierte en ilustración perfecta de la llamada “danza de los millones". Millones que no llegan tan fácilmente; veremos este triste espectáculo de mensajeros caldenses buscando, por no decir mendigando financiación en Londres o en Wall Street, luego contra tando ingenieros, asesores y firmas extranjeras especializadas y final mente comprando un superabundante y lujoso material rodante, im portado de Bélgica y Alemania. Disfrazado de “problema técnico de pendientes máximas", se da un agudo conflicto de trazado: es preciso recordar que la ruta, en este caso, no atraviesa baldíos sino latifundios titulados y dominados por algunas familias y que, por otra parte, la compañía abre la ferrovía comprando la faja necesaria a los propietarios particulares. Este factor origina un sinnúmero de pleitos, chanchullos y continuos atra sos en las obras, provocados por el chantaje de algunos terratenientes. En ciertos tramos la carrilera desintegra pequeñas parcelas de colonos pobres y abre paso al latifundio; en fin los apuros de los mercaderes del café originan cantidades de errores técnicos y provocan repetidas catástrofes, en las cuales desaparecen muchas vidas de trabajadores. Estas dificultades engendran tensiones en el seno de la compañía y la hostilidad de la opinión pública, que ve en ella un foco de corrup ción. Pugnas y discrepancias se multiplican en el sector técnlcoadministrativo-flnanciero de la empresa, las cuales se manifiestan en continuas renuncias y en una renovación permanente de la dirección, la gerencia y otros cargos. En cuanto a Ingresos e inversiones, los pocos beneficiados de la obra no vacilan un Instante en apoderarse de fondos públicos para financiarla. Y es asi que, durante varios años, todo fumador caldense tendrá que pagar el tabaco con un recargo del 50%, para subvencionar el ferrocarril de los negociantes cafeteros. Además, durante diez años, varios “socios” están constantemente en gira, negociando un préstamo en Londres, convenciendo a un banquero de Nueva York, comprando locomotoras y coches, hierro, cemento, polines y los rieles que despa cha sin tardar la United States Steel. Afortunadamente, cuando sale 207
la Ley 67 de 1923 ratificando el pago de las cuatro cuotas anuales de la Indemnización de Panamá, por parte del gobierno de Washington, la gobernación de Caldas logra conseguir su partida de 800.000 pesos. En 1925 Manuel Mejla (Mister Coffee lo llaman en los Estados Unidos) encabeza un grupo de negociantes caldenses buscando desesperada mente un empréstito de 10 millones en las ciudades de Nueva York y Washington y al año siguiente el embajador de Colombia en Washing ton (y viceversa, asegura la malicia cundí-boyacense) Enrique Olaya Herrera (el indio, lo llamaban en Nueva York y en Bogotá) firma el contrato del préstamo, concedido por un grupo de bancos norteameri canos. Todos estos dineros se invirtieron en “ obras complementarlas" del ferrocarril, estaciones y talleres, en la red de cables aéreos y en la construcción de varias carreteras regionales. Ya, por esta época, la metrópoli es Washington y allá debe pre sentar su examen de admisión, con titulo de embajador, todo can didato colombiano al Palacio de Nariflo. El nuevo sistema de vasallaje funciona con la perfección de un reloj suizo: los banqueros norteame ricanos prestan generosamente el dinero para comprar los rieles a la United States Steel, para contratar técnicos yanquis y para licitar con la Ulen and Co. de Nueva York la construcción de estaciones y otros edificios, todo estos esfuerzos favoreciendo la rápida evacuación del café colombiano hacia los monopolios tostadores norteamericanos. Pero tampoco se pierde de vista el futuro y se construyen algunas ca rreteras, por las cuales muy pronto circularán los vehículos comprados a las compañías ensambladores Ford y General Motors. Asi opera en el Caldas, entre 1915 y 1930, el “ cambio de mando” : concretamente, el tren es literalmente el vehículo de la nueva dominación externa. Desde luego, con esta operación se enriquecen durante más de diez años algunos politiqueros, comisionistas e Intermediarlos. Pero los jóvenes ingenieros nativos no pueden entender por qué se contrata, •n los años 1924-1926. a la firma estadounidense Ulen and Co. pare diseñar el hotel Europa La Estación Terminal, los planos de la gober nación y la reconstrucción del centro de Manlzales; tampoco entiende la opinión pública por qué en estas montañas, aún sin desmontar v próximas a la prollflca selva chocoana. es necesario contratar la im portación de 10.000 traviesas de pinos desde Estados Unidos (habría hasta una Hguerra de los polines" entre las gobernaciones de Caldas y del Valle, esta última tratando de apoderarse en beneficio del ferro carril del Pacifico, de un cargamento comprado en Estados Unidos por los manlzaleños y llegado a Buenaventura). El despilfarro que reina en la compra de material rodante carac teriza muy bien lo que fue este periodo de la “danza de los millones” . En 1923, sobre los primeros escasos 39 kilómetros del tramo PerelraCartago, transitan no menos de seis locomotoras compradas, cada una a un precio que oscila entre 27.000 y 30 000 pesos, a la Baldwln Locomotive Works y a la American Locomotive Company; en 1925, antes de que llegue la vía férrea a Santa Rosa de Cabal, hay 11 locomotoras recorriendo los 60 kilómetros abiertos al tráfico; al poco tiempo las 208
firmas extranjeras logran vender a los cándidos cafeteros caldenses 4 locomotoras alemanas más y un coche americano de lujo; en Estados Unidos se compra un autoferro para 18 pasajeros, mientras que de Inglaterra llega otro lujoso con capacidad para nueve pasajeros. En 1926, conectada Manlzales con Palmlra y Buenaventura, sobre 500 kilómetros de ferrovla única circula esta Increíble cantidad de vehícu los: 18 locomotoras, 4 coches automotores y 41 de pasajeros, además de 172 vagones de carga y plataformas. Las estadísticos no Indican el valor de las comisiones ni la identi dad de los beneficiarlos. Estos últimos festejan en el recién Inaugurado Club del Comercio de Manlzales: dedicados a su autoapologia, tam bién edifican la manifestación tangible y visual de su poder y surgen los palacetes neo-clásicos de los nuevos señores caldenses del café; pasaron del cultivo a la cultura y podríamos decir con la tia Concha, que “son como el algodón, que sólo consiguió el Don después de te n e r ... algo” . En 1927 apenas inaugurado el ferrocarril Manlzales-Cartago, su gerente de turno Néstor Echeverri debió enfrentar las protestas gene radas por los innumerables escándalos, acumulados desde 1915. Por eso escribió a la carrera la obra apologética El ferrocarril del Caldas, en la cual ensalsa a los promotores y sucesivos directivos, además de Justificar los despllfarros, legitimar las comisiones y otras actuaciones, pero se vuelve muy discreto en cuanto a la cruda explotación que pa deció la mano de obra proletaria caldense y la traída desde Boyacá, Cauca, Nariño, Tollm a y Cundinamarca. No obstante, algunas frases delan muchos Interrogantes en torno a la política laboral de la comm ñia. Véase esto: A la sombra del desorden en las cosas, había medrado la indisciplina y la desmoralización del personal, hasta llegar a extremos que fue necesario r e o r m ir con mano fuerte, a estados a los cuales fue preciso combatir con métodos radicales. Dentro de la empresa y fuera de ella los frecuentes atentados contra los intereses constituían algo escandaloso a los que fue preciso abrir una guerra sin miramientos y sin misericordia. Desgraciadamente, y esto hay que con signarlo aquí, las autoridades de algunos municipios que atraviesa la línea del ferrocarril se distinguieron de manera especial por la poca colaboración y apoyo que prestaron a la empresa, para librarla de tantos atropellos como se cometían contra sus Intereses.
•'Querrá” , dice el señor gerente. En esta breve reseña del ferrocarril de Manlzales a Cartago se inscribe la fundación de Puerto Caldas, coincide con la Iniciación de las obras y se cumple en 1915, por medio de una ceremonia que con cluye con la redacción de la siguiente acta:
ACTA De Instalación de los trabajos del Ferrocarril de Caldas y de fundación del Puerto y población de Puerto Caldas. A las 12 del día 16 de julio de 1915 se reunieron en el paraje que se ha llamado la Isla, en la confluencia del río La Vieja en el Cauca, paraje que en lo sucesivo se denominará "Puerto Caldas” , perteneciente al Muni-
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ripio de Pereira, los señores que en seguida se expresan: José Ignacio V i llegas, Gobernador del Departamento de Caldas, Daniel Gutiérrez y Arango, miembro de la Junta del Ferrocarril, Pompilio Gutiérrez, Valeriano Marulanda, Luis A. Isaza, José de Jesús Salazar, Alfonso Jaramillo, Elias Arango, Guillermo Velásquez, Julián Arango, Alonso Restrepo, Roberto Marulanda, Jaime Castro, Bernardo Gutiérrez, Jesús Cano, Antonio José Botero, Fran cisco Luis Arango, Bernardo Arango y Rodolfo Valencia. El Gobernador manifestó que habiendo llegado el momento de instalar los trabajos de construcción de la via férrea que ha de unir la Capital del Departamento con un Puerto navegable sobre el rio Cauca y hallándose pre sente el Ingeniero que ha venido a encargarse de la dirección general de la obra, se los declaraba formalmente instalados en el punto expresado que es el arranque del Ferrocarril, que este punto fue elegido de conformidad con la L ey 105 de 1914 que facultó para ello al Departamento y consultando las conveniencias, tanto de la via férrea como del comercio de aquella, porque según los estudios de los ingenieros es más fácil y económica su construcción adoptando este punto de partida y la dirección consiguiente del trazado, fuera de que los materiales pueden llegar por el rio Cauca al ounto preciso dé donde empieza el Ferrocarril. El es asimismo más ventajoso para el comerrio. ooraue éste tendrá con el tiempo dos v a s a su elección, la fluvial del Cauca, actualmente en servicio v más tarde el del Ferrocarril del Pacifico cuando éste llegue a la ciudad de Cartago. pues no hay duda de que la Nación construirá más adelante el corto trayecto de via férrea entre aquella población v Puerto Caldas. Declaró asimismo que los trabajos quedaban bBjo la direc ción suprema del Ingeniero jefe, señor Luis A. Isaza, en quien se tiene plena confianza por su probada experiencia y versación en esta clase de empresas v que esperaba nue los trabajadores ingenieros subalternos, que son jóvenes inteligentes v pundonorosos le prestaran obediencia, lo mismo que los demás trabajadores, y oue. en cuanto a los habitantes de esta región, creia superfluo decir nada, pues le constaba la simpatía que todos tienen por esta magna obra, por lo cual confiaba en oue darian apoyo a quien iba a encargarse de su dirección, contribuyendo todos de esta suerte al éxito de la empresa. Acto continuo el Gobernador procedió a clavar una piedra en el punto de partida de la ferrovía. Terminada esta operación declaró el mismo funcionario oue habiéndose dispuesto el establecimiento y fundación de un puerto y una población, para la cual se ha levantado ya el respectivo plano por los doctores Julián Arango v Alonso Restrepo, designados al efecto por la Junta del Ferrocarril, la oue les hab'a impartido ya su aprobación, procedió a inaugurar ambas fundacio nes. Se acordaron los nombres de las plazas, avenidas y calles principales así: Plaza de Bolívar (la principal) Plaza de Quimbaya. Plaza de Miranda y Plaza de Córdova. Avenida Manizales, Avenida Pereira Avenida Concha, en honor del actual Presidente de la República, Avenida Marulanda, en honor de los señores Juan María, Valeriano y Francisco Marulanda, por su labor meritoria en pro del progreso del Quindío, en donde han descuajado selvas en una extensión de 32 000 hectáreas de tierras, convertidas luego en dehesas de pastos artificiales. Las carreras 1*, 2* y 3* llevan los nombres de Zea, Camilo Torres y Sucre. Se determinó en el terreno y se señaló sobre el plano lotes adecuados para los siguientes edificios: Casa Municipal y Oficinas Nacionales, Casa Cural y Templo, bajo la advocación de la Virgen del Carmen por corresponder este día al de su fiesta. Escuela Pública de niños, Escuela Pública de niñas, Hospital, Cárcel y Coso, Matadero Público, Mayoría, Casa del Departamento, Plaza de M er cado y Cementerio. Se procedió en seguida a clavar estacas para localizar los edificios y lugares mencionados. También se sembró en mitad de la plaza principal una ceiba.
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E l G obernador dispuso que, en prim er térm ino, se procediera a trazar y a b rir e l cam ino qu e debe unir la futura población con la v ía pública que g ira hacia Cartago, a fin de que el com ercio de im portación y exportación adopte esta vía que es más corta y está lib re de toda clase de gravam en, con lo qu e ahorrará m ensualmente una suma de consideración, y a qu e podrán aprovech ar los vapores del río que, en lo sucesivo cargarán y descargarán en este P uerto, en el que se v a a construir en b reve am plias y seguras bodegas. Con esto se d io p or term inado e l acto. Se ad vierte que en esta diligencia actuó com o secretario ad-hoc e l doctor D aniel G u tiérrez y Arango, quien, com o tal, autoriza la presente, que firm am os en P u erto Caldas, a la una de la tarde del dia 16 de ju lio de m il novecientos quince. (S igu en 17 firm as.)
Después de este parto relámpago, que no demoró más de una hora, sigue un año de silencio, y por fin, en octubre de 1916, se inaugura la iniciación de las obras: en el futuro Puerto Caldas el gobernador clava e l prim er riel, con “ un hermoso clavo de plata que con aquel fin habla hecho cincelar en Cartago” ; imprescindible, dos presbíteros bendicen la obra y luego, con la suprema elegancia del caso, “ fueron invitados los concurrentes a tom ar una copa de brandy” . Desbordan la alegría, el optimismo y el entusiasmo, los cuales decaen cuando tam bién se desborda el rio Cauca e inunda las bodegas y los cobertizos, se lleva los materiales, obligando a mudar y, poco después, a descartar el puerto m ítico y la ciudad fantasm a de Puerto Caldas, fundada “ por decreto” . •
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Desde In glaterra los fundadores del socialismo científico analizan, sin tardar, el papel que cumplen los ferrocarriles para la circulación de las materias primas y mercancías del régimen capitalista de pro ducción; varias de sus observaciones (una carta de Carlos M arx a Danielson del año 1870 y una de Federico Engels a Conrad Schmidt del año 1890, entre otras) proporcionan algunas pistas para analizar la evolución del transporte en Colombia; ilustran la tutela colonial estimulando la apertura de ferrovias, la rivalidad entre compañías extranjeras, el despilfarro de las inversiones estatales, la adjudicación de baldíos a las empresas contratistas y la formación del “ latifundio de carrileras". A medida que las nuevas tierras desmontadas en las vertientes se incorporan a la economía agrícola, los iniciales proble mas de la producción ceden paso a la cuestión de su evacuación hacia los mercados domésticos y del exterior. Entonces es cuando, auspicia dos con insistencia por los compradores extranjeros, se manifiestan unos programas estatales de transporte y comunicaciones; tienden en agilizar o a increm entar la circulación de los productos “ de la tierra " y de las mercancías procedentes de Europa; se abren lineas de comunicación, se diversifican los modos de transporte de carga; con su articulación y multiplicación surgen nuevos malla jes comarcales y regionales de relaciones. 21 1
Un ingeniero civil, recién graduado en la Universidad Nacional y contratado en el Valle, relata asi su viaje en el año 1917: Primero me subí al tren en Bogoti, donde la estación estaba sin ter minar, y me bajé en Girardot Allá tuve que montarme a caballo y pasar por Ibagué, Cajamarca... Bueno todo el camino del Quíndio, y salir a Cartago a los ocho dias. En Cartago tomé uno de estos vapores y subimos por el rio Cauca, parando dos o tres veces al dia para cargar combustible, que era leña. Me acuerdo de la gente que desmontaba las orillas o el monte y vendía la leña al barco; eran como especies de puertos... Eso duró más de dos días hasta llegar a Cali. Por fin llegué a Juanchito y allí me subí en un tranvía, también con calderas quemando leña... Y me dejó al pie de la Ermita... Tren, caballo, barco y tranvía: habla utilizado cuatro tipos de transporte para recorrer cerca de quinientos kilómetros, pasando por cantidad de asientos relacionados con el transporte y la circulación de mercancías. En cuanto a los ferrocarriles, quizá no haya hoy en Colombia denuncia más patética de la irracionalidad demenclal del capitalismo y del régimen colonialista de la época: las miserables ruinas que dejó, en menos de treinta años, el urbanismo y la arquitectura de ferrovlas. Recorriendo la prensa de la época (la revista Cromos, “El Ferrocarril" o la obra de Alfredo Ortega) resulta más patético aún comprobar que algunos apologistas del transporte férreo estaban convencidos de que con el tren sallan del feudalismo y penetraban por el portón frontal en el auténtico progreso del capitalismo, pero se quedaron en el um bral v no pasaron del zaguán; no era sino un simulacro de capitalismo, montado sobre el colonialismo europeo y norteamericano. Este contexto hay que recordarlo aqui, de entrada. Nos ayuda a entender cosas inexplicables de otra manera; productos de amoblamlento espacial incomprensibles, objetos urbanísticos y arquitectó nicos, fuera de la explicación lógica y alejados de toda racionalidad: son pueblos moribundos, estaciones desiertas, palacios arruinados, o paupérrimas casitas a lo largo de la via férrea; parecen botados sin razón en el espacio, por la decisión caprichosa de algún nabab demen te o megalómano. La lentitud con la cual se abre una linea, hace que entren en servicio tramos cortos. La estación provisionalmente un terminal, campamento efímero de la compañía, se convierte en lugar de trans bordo de productos y mercancías; circulan por el ferrocarril ya cons truido y siguen luego con otro tipo de transporte; en algunos casos la misma compañía, en tierras baldías adquiridas como pago parcial, funda su propio pueblo-campamento para las bodegas, talleres y aloja miento del personal. Asimismo, puede ocurrir que uno de los contra tistas, también en tierras adjudicadas como baldíos, inicia la funda ción de un latifundio; empieza con la producción de polines, sigue con el aserrío de tablas y termina con haciendas ganaderas o cafeteras. En alguna fase del proceso se hace necesario concentrar mano de obra, sedentarizar hacheros y peones y de eso surge una aldea gene ralmente construida con los materiales del entorno, maderas rollizas, tablas y techados de zinc. A veces, comerciantes importadores-expor 21
tadores urbanos, al lado del campamento, construyen una bodega para el transbordo de su carga; algunos se establecen en el sitio en forma temporal o cíclica y construyen al pie de la estación y de la ferrovla una residencia de vacaciones para su familia. Muy resumido, asi, surge una abigarrada tipología de "pueblos carrileros". Hoy en día son aldeas moribundas, en donde predominan los an cianos. Presentan alrededor de una pequeña plaza, apenas esbozada y que nunca logra ser un "parque”, unas pocas cuadras de reducido tamaño, con solares-lotes exiguos; casitas miserables, muy deteriora das presentan una curiosa mezcla constructiva, indicando el variado origen de los trabajadores: de "vara en tierra”, babareque, muros de esterillas, de tablas, de ladrillo o bloque de cemento, pero casi exclu sivamente cubiertas con el zinc importado, hoy oxidado. Fueron los efímeros campamentos de los trabajadores, los cuales a veces se con virtieron en los peones de “la hacienda del doctor": hacienda que se iba formando a medida que tumbaban el monte, sacando leña para las calderas y maderas para los polines. Actualmente no quedan ni el ferrocarril m la hacienda; los hijos y los nietos conforman un subcampesinado miserable de peones buscando jornal, de mayordomos con sueldos atrasados, de vigilantes de las últimas fincas de vacacio nes; palacetes arruinados, enmontados, carcomidos por la lluvia, el comején y el abandono. Ironía: una estación se llama La Esperanza y la siguiente El Ocaso y fueron construidas en el mismo decenio; no transcurrieron sino pocos años entre “La Esperanza” y “El Ocaso” ; ocaso que se asoma con la crisis del año 29 y es cuando el "cambio de mando” provoca la crisis del ferrocarril y la generalización del trans porte automotor por carretera. El silencio es absoluto; de vez en cuando llega el lejano ruido del motor de un pesado camión tractomula; recorre muchos kilómetros, por una carretera que concluye en los muelles de Buenaventura o Barranqullla. De una sencilla via férrea, o de una efí mera estación, no nace un pueblo y, mucho menos, subsiste una ciudad. La arquitectura carrilera quizá sea la manifestación visual más tangible que tengamos hoy, para ilustrar este periodo que llaman los historiadores de "la danza de los millones”. El calificativo se refiere esencialmente a la década de 1920, cuando se suman dos fuentes de prosperidad: el primer auge cafetero de exportación y el pago, por el gobierno de Washington, de la indemnización por la pérdida de Pa namá. Estos últimos dineros se invirtieron en obras civiles de comu nicaciones (puertos y muelles, puentes fluviales, cables aéreos, ferrovías y carreteras) y en una amplia gama de edificios públicos urbanos (galerías para mercado, gobernaciones, alcaldías, palacios departa mentales, estaciones de ferrocarril, etc.) En cuanto al comercio del grano y a las obras civiles, enriquecieron a contratistas y a grandes negociantes; más que en la industrialización, éstos invirtieron en obras suntuarias, clubes "del comercio", hoteles de turismo, bancos y, desde luego, en lujosas residencias urbanas y campestres. 213
De tal manera que este breve brote de despilfarro tuvo una expre sión construida, y un amplio catálogo arquitectónico atestigua hoy lo que fue, hacia 1920-1930, la tal “ danza de los m illones'’ : a la orilla de la via férrea se va formando una hilera — doble o sencilla, según el caso— de residencias en predios campestres, a donde venían a “ veranear” y a pasar breves periodos de vacaciones, dos o tres veces al año, algunas fam ilias adineradas de latifundistas y comerciantes urbanos. Asi llega a la orilla de la ferrovía, desde variados horizontes geográficos y culturales, una arquitectura más h eterócllta que ecléc tica: hoteles, chalets, “ villas" y palacetes, son residuos híbridos de estilos sin asimilar, oriundos de la Rivera francesa o Panam á, del Caribe y Suiza, de Baviera, Flandes o de Luisiana. Arquitectura desde luego tan heterogénea, como sus mismos promotores y "consumidores” ; in di viduos de múltiples orígenes geográficos y sociales, form ando un abiga rrado grupo de "self made men", pero no una ciase ideológicam ente cohesionada o culturalmente unificada; un grupo "hongo", sin pasado ni ralees comunes, cambiante y efímero, que tan rápido asciende e igualmente desaparece, sin alcanzar a madurar y erigirse en burguesía. Quizá la dependencia económica y cultural de este periodo, sus mutaciones rápidas, las modas de muy corta vigencia que suscitan, tengan todas sus más patética expresión en la “ arquitectura carrilera". Con ella no se manifiesta la expresión estética de las aspiraciones culturales de una clase sedimentada, sino el breve capricho de una casta efímera. Los que tanto solicitan — y hasta financian— las esta ciones, los hoteles de turismo y balnearios de ferrovías, son los mismos que al poco tiempo desprecian el tren, lo descartan y en seguida licitan la apertura de carreteras e importan vehículos automotores de la General Motors y de la Ford Motor Company. En estas circunstan cias poco halagadoras, el tren nunca alcanzará más que un papel reducido y secundario, en el conjunto de los modos de transporte y las redes de comunicaciones; victimas de este temprano desprecio, la estación del ferrocarril tiene un limitado papel, como h ito del amoblamiento urbano. No es, como en Europa, el glorioso monumento de piedra y acero que se obsequia el capitalismo industrial triunfante y que truena en el centro de la ciudad; por el contrario, su edificio se relega hacia un lugar marginal y excéntrico: en las mangas de las afueras en Neiva, Chiquinquirá y Cali; hacia la periferia en M anizales, Santa Marta, Buga, Palmira y Popayán; en un sitio despresti giado en Bogotá; en una zona ya deteriorada en Pereira, y asociada a un sector de “ mala muerte" en Medellin. Desde luego, cuando el edi ficio pretende a una arquitectura de prestigio, el contraste se torna violación; la arquitectura — en cuanto a estilo y volumetria— no se integra ni al entorno ni a la plástica urbana: es un suntuoso e inútil pastel tirado en unos potreros; es el tipo de arquitectura “ colonial", de principios del siglo X X , y a veces doblemente "colonial” . L o vemos, por ejemplo, en Cachipay, en donde el nombre de la estación de El Ocaso suena como un presagio; en efecto, a la orilla de la ferrovía se observa una arquitectura — con productos oficiales unos, particulares 214
otros— del vuelco, del "cambio de mando", o sea el ocaso del estilo francés neo-renacentista". Arquitectura de transición, ambivalente, y un extraño acople entre un estilo y una tecnología, entre lo viejo y lo nuevo; el estilo quiere seguir siendo “ francés", pero los materiales utilizados se importaron de Estados Unidos; es cultura francesa aún, pero ya cuestionada y reelaborada por la tecnología norteamericana. La “arquitectura carrilera" presenta un amplio catálogo tipológico: sus variados tipos no muestran unidad sino, por el contrario, una no table heterogeneidad. Esta diversidad se origina, por una parte, en el papel atribuido al edificio, distinto, según el lugar y el caso; pero también nos remite a los promotores e impulsores de la obra, o sea, a los propósitos de sus agentes sociales. Asi se ven modestos paraderos construidos por la empresa particular contratada, que contrastan con las suntuosas estaciones solicitadas por una determinada oligarquía regional y edificadas con aportes de una gobernación, del presupuesto nacional, cuando no con un préstamo externo. En la tipología de las obras se destacan varios modelos arquitec tónicos, entre los cuales se tienen estos: — El elemental paradero para pasajeros. — La estación-bodega. — El complejo múltiple, asociando la movilización de la carga con el transporte de pasajeros. — El edificio urbano, en ciudades importantes de la red, general mente acompañado por un espacio libre público, plazoleta, parque y lugares de estacionamiento — La estación central y de prestigio, de una red regional. El paradero, con frecuencia en campo abierto y sin vínculos de continuidad con un centro urbano, puede ser un sencillo lugar de transbordo (como, por ejemplo, en La Cumbre, Valle) o la escala en donde las locomotoras se abastecen de leña y luego de carbón mineral, como ocurre en el tramo Cali-Popayán, en la estación de Timba. Es por lo general un edificio sencillo y funcional hasta el pragmatismo, sin gastos innecesarios: bajo y pequeño, se construye en ladrillo y se techa con láminas de zinc; la bodega corresponde esencialmente a un almacén de acoplo de carga, el café, hasta su despacho hacia un puerto marítimo; desdeña la ciudad, y con cierta frecuencia la encon tramos aislada, en medio de la zona rural de producción agrícola. Este tipo de paradero abunda en las regiones cafeteras de Cundinamarca, Caldas, Quindlo y otros; un ejemplo lo constituyen las estacionesbodegas de Calcedonia y Sevilla (Valle), la última quedó a veinte kiló metros de una ciudad que sólo la consideraba como lugar transitorio de almacenaje; se trata de un edificio sencillo y bajo, en ladrillo y con cubierta de zinc, sin ningún tipo de ornamentación exterior, ni mucho menos interior, acompañado por un amplio muelle de cargue y des cargue. Algo parecido ocurre en las estaciones bananeras de la United Fruit. Más complejas se toman las estaciones urbanas asociando el transporte de carga y de pasajeros: se separan los espacias del público, de las bodegas y de las oficinas, con lo cual surge un segundo piso. 215
Algunas de estas obras son muy modestas, aunque el edificio alcance dimensiones importantes, por ejemplo, en Pereira, Cartago, Buga o Popayan, donde no adquirió m ayor valor de símbolo y prestigio para la ¿lite local y por eso no se in virtió en excesiva decoración. En su construcción se pueden combinar los materiales tradicionales con los modernos: vemos que no se despreciaron las maderas en Girardot. Algo distinto ocurre con las principales estaciones centrales, en las cuales la clase dirigente de una ciudad quizo exhibir su éxito y su prosperidad económica por medio de un edificio imponente, suntuario y cargado de solemnidad; se usa el concreto para un edificio de tres o cuatro plantas y se llama a un ingeniero para su diseño, llegando hasta contratar a prestigiosos arquitectos extranjeros. Ilustran esta última tendencia la estación de la Sabana en Bogotá, construida hacia 1917 y la de Palm ira (V a lle), terminada en 1927; la lujosa estación de Manizales diseñada hacia 1925 y también la deslumbrante réplica neo clásica de la parisina de Orsay, transplantada — con algunos cam bios— por un arquitecto italiano (? ) a los altiplanos de Chiquinquirá. Desde luego, lo que más caracteriza este último tipo es su espectacularldad, a la cual contribuye una exuberancia decorativa más cercana al exhibicionismo que a l buen gusto.
Hoy día caminar por la ferrovia, de traviesa en traviesa, se parece mucho a la visita a un silencioso museo de aberraciones arquitectó nicas y a un v ia je a través de una época: el caminante pasa ante una sucesión heterogénea de productos construidos del consumo hasta el despilfarro; ingenio de un falacioso prestigio “social” , del narcisismo y la megalomanía, acumulados en la más extraña yuxtaposición. Se “pasticha" (plagia) todo y con el más absoluto descaro, pero el abiga rrado resultado rebasa la mera mezcla de estilos o a los agresivos con trastes entre influencias opuestas en una misma obra. Más allá de las formas, atestiguan la confusión cultural, el analfabetismo estético y la absoluta carencia de real sensibilidad plástica que padecía un determinado grupo social. En busca desesperada de una nueva identi dad “ cultural” creyó equivocadamente hallarla, en form a artificial, en Panamá, Nueva Orleans o en los balnearios de Europa. Las ruinas y los escombros, el pesado silencio y el olor a cementerio ponen un punto final a este patético intento y a su rápido descalabro.
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C A P IT U L O
I V
ARQUITECTURA Y DANZA DE LOS MILLONES
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. M i r a d h a c ia e l N o r t e . (M a r c o F id e l S u á r e z .)
En el transcurso del siglo X IX nada actúa en la vida social y pro ductiva para estimular el desarrollo tecnológico y laboral, en el oficio de construir y en la ingeniería de obras civiles, de tal modo que los sistemas constructivos del pasado persisten sin mayores cambios. Después de tres siglos sin puentes, habrá que esperar uno más para que se construyan dos sobre los ríos Magdalena y Cauca, en Girardot y Santa Fe de Antioquia. Si consideramos la arquitectura rural de las llanuras y sabanas de la costa, vemos hoy unas viviendas campesinas Iguales a las que describían los viajeros del siglo XVIII, las mismas que dibujó Brown poco después de la Independencia o que pintó Mark en 1850. En la arquitectura residencial urbana popular persisten en las fotografías hasta 1920 unos ranchos de bahareque, caña brava y techos de paja en los arrabales de Bogotá (Las Nieves o Egipto), en Cartagena (a la entrada de Manga), en Popayán (al otro lado del rio Molino), en Medellin (en Palacé y Junin), en el mismo centro de Barranquilla y en Manizales, sobre el eje mayor del camino a Neira. Además, una persistente crisis urbana, muy generalizada no podía suscitar mayores cambios en la organización laboral de la construcción. En forma gradual iba creciendo el trabajo libre asalariado y se diversificaban los oficios artesanales en la albañilerla urbana; por ejemplo, hacia finales del siglo pasado se nota la especlalización de herreros, expertos en la elaboración de rejas con hierro importado para otros fines. A principios del siglo X X existen en ciertas ciudades pe queñas empresas estables, dedicadas a la construcción de edificios públicos; inmigrantes italianos, artesanos e ingenieros crean algunas modestas empresas de construcción, empleando la mano de obra local. Entre 1880 y 1930 se introducen gradualmente dos cambios impor tantes en la arquitectura y la construcción: —La importación de materiales de construcción. —La adopción progresiva de la tecnología del cemento y del hierro. Con el primer cambio Colombia se incorpora al mercado interna cional de la construcción como consumidor de productos manufactu rados extranjeros; no solamente se trata de materiales básicos, como el hierro y el cemento, sino también de ‘‘secundarios’', vidrio, hojalata, zinc, porcelana sanitaria, azulejos, tuberías y otros. Con el segundo cambio se forma una mano de obra especializada en su uso, desde el arquitecto y el ingeniero hasta los maestros de obra. 219
Estas, entre otras consecuencias, acentúan la dependencia externa en un campo aún preservado, tienden a rem atar la construcción tra dicional de "barro y maderas” ; también elevan el nivel tecnológico en la construcción y provocan una mayor división del trabajo. La tarea de construir deja de ser individual y se torna una labor colec tiva y social. Entre 1910 y 1930 se observa un marcado dinamismo en la cons trucción y en la ingeniería, particularmente bajo los gobiernos de Pedro Nel Qsplna y Miguel Abadía Méndez, suscitado por el program a nacional de grandes obras públicos. Este m ovim iento auspicia un nuevo tipo de empresas dirigidas por ingenieros nativos graduados, unos en el exterior y otros en las escuelas de ingeniería o de minas que se hablan abierto en el país, y usando el apoyo luíanciero cancano son como el embrión de los modernos consorcios capitalistas de la construcción De este breve auge constructivo queda hacia 1930, en varias ciudades, un denso proletariado de la actividad constructora —edificios y obras públicas de comunicaciones y transporte— y es nu méricamente muy superior al reducido sector obrero m anufacturero. No obstante, es preciso anotar que concluyendo este proceso de varios siglos, la autoconstrucción individual con empleo parcial o exclusivo de la mano de obra familiar, sigue siendo hacia 1930-1940 la form a productiva y laboral dominante, tanto en la vivienda popular urbana como en la rural.
Toda intrusión en los predios de la estética rem ite forzosamente a indagaciones sobre su contenido, o sea, sobre las condiciones m a teriales y sociales en las cuales se inscribe su génesis. El surgimiento de la arquitectura francesa, bien sea llamada “ re publicana’’, “ neo-renacentista” o "neo-clásica” , es un acontecimiento que permanece enigmático si no se indaga cómo surge, cuándo, dónde y por qué. El calificativo de "arquitectura republicana" nos parece tri plemente Inadecuado; en primer lugar, serla hablar de la República en pasado y limitarla a una boga arquitectónica. En segundo lugar, seria atribuir ésta a la República o sea a la nación, y este estilo no fue nacional sino más bien internacional; tampoco fue nacional o de la colectividad sino de una clase, y quizá de una reducida casta, la cual precisamente huyó de lo nacional y llegó al neo-clásico por medio de la negación y del rechazo a lo que podía cristalizar en una arquitectura nacional, con su pasado y su patrimonio. Y en tercer lugar, porque la expresión arquitectónica nueva, más que republicana, pretende a una magnificencia imperial oriunda de las monarquías del siglo X V III. Y aqui toca detenerse un momento para regresar a otras latitudes y devolverse cien años atrás. Hacia mediados del siglo X V II se desata en las principales capi tales imperiales de Europa una competencia entre diversas familias reales, llevando sus rivalidades hasta los campos de la estética. En 220
esta competencia entre coronas surge un urbanismo monumental, apoyado en una arquitectura y una escuela escultórica de exaltación de la magnificencia monárquica y de su prodigalidad: eso se busca por medio de un "r e v iv a r de los catálogos clásicos de la antigüedad. Recordemos que el estilo arquitectónico neo-clásico tuvo su auge en Europa en el siglo X V III y principios del X IX . Se caracteriza por el retorno a las formas griegas y romanas, una afirmación de grandeza y de armonía basadas en la más estricta simetría de los elementos rítmicos de las fachadas y una excesiva exuberancia orna mental. Esta profusión decorativa incluye un catálogo de rasgos, entre los cuales figuran las buhardillas, los balcones con antepecho o ba laustradas, lo mismo que una variada gama de capiteles, columnas, cornisas decoradas, frisos, dentículos, pilastras, pórticos y frontones ornados con Jarrones; sin olvidar una serle de elementos escultóricos seudo-griegos, máscaras, medallones en relieve, ángeles y leones en marcando escaleras. Pero en Berlín, Parts, Londres y Vlena, el conjunto neo-clásico pro cede de una intima fusión dialéctica entre contrarios: el espacio libre público (bien sea alameda, malí, explanada, plaza, Jardín o parque) y el edificio privativo de uso particular o restringido. Se articulan estrechamente ambos elementos y hay una relación intima y directa entre ellos, cada uno respaldando, exaltando y realzando al otro. Es decir, que de la contradicción Inicial surge la síntesis de un con junto estético, en el cual se fusionan arquitectura y urbanismo. Una primera condición para lograr la raonumentalldad del edifi cio, radica en la amplia perspectiva libre que lo antecede v para lograr su máxima espectacularldad exige una visión distante, la cual requiere una gran extensión del espacio libre; éste a su vez exige un “cierre” de la perspectiva, generando una construcción con extenso desarrollo horizontal. El edificio busca su magnificencia en su longitud, más que en su altura; se ve con cierta frecuencia un palacio más balo que la silueta urbana circundante, en la cual dominan edificios de aparta mentos, que alcanzaban desde la Edad Media 6 ó 7 plantas. Pero en Colombia, por una parte, no existe la contradicción ante riormente señalada; eso en razón de la dogmática traza reticular que rige el espacio urbano colonial español; además, la estrechez de las medidas utilizadas tampoco otorga las distancias largas y los amplios espacios necesarios. Es decir, que ni la retícula ni la Plaza Mayor ofrecen el espacio, la relación de distancias y las perspectivas que po drían producir la espectacularldad y la monumentalldad de la arqui tectura neo-clásica europea de los siglos X V II y X V III; de tal manera que ni en la ciudad “clásica” colombiana, ni en su sociedad, existen las condiciones requeridas para lograr esta monumentalldad. La Plaza Mayor ofrece una visión perspectiva de poca profundidad, que por lo general no pasa de 100-110 metros, llegando hasta 130 excepcionalmente. y es el único espacio libre público con que cuenta la ciudad. En cuanto a las calles estrechas enfrentan paredes a 8 y 9 metros de distancia; la misma retícula (y su legitimación teórica: siempre 221
prolongarse para abrir nuevas m anzanas) im plica una red -a b ierta ’ *, es decir, de f i l e * que nunca term inan y nunca se cierran ; ai ta l cierre ocurre, es por razones accidentales y naturales pero nunca com o re sultado de nna voluntad o de un propósito d e diseño y de com posición urbana; el ‘Tcierre" del espado en estos casos proviene de la topogra fía y no del urbanista. Por lo tanto, “e l cierre'* espacial es una eventualidad surgida de la geografía y este rem ate visual, por lo general, n o es un hecho urbano sino exterior a la textura urbana y podrían servir com o ejem plos: La Popa en Cartagena. San Antonio en CaU, B elén en Popayán. el barrio Egipto en Bogotá y otros modelos más en ciertas vülas de vecinos Ubres de los Santanderes. ubicados en top ografía quebrada. En todos estos casas se trata de un elem ento m odesto y n o in tegrad o a la plástica urbana, alejado de ella, separado, aislado, a llá en la colina. La ciudad europea de los siglos X v II y X V 111 tu vo una audacia igual a sus am biciones: había destruido las viejas m urallas m edie vales de su fortificación , para abrir e l recin to y proyectar en cam po abierto los nuevos espacios Ubres desmesurados, que necesitaba la arquitectura m onum ental de la m agnificencia im perial- Entonces pea no atreverse a destruir la retícula aldeana d el siglo X V I. la ciudad indiana de Colombia se condenó a un neo-clásico raqu ítico, apresado en un urbanismo con dimensiones pueblerinas: un ed ificio achicado para caber en un lo te de 30 x 40 sobre una calle de 10 varas. N i la retícula gera atfa por la estrechez de sus dim ensiones, ni la sociedad solicitaba, por sus w w H ife t aspiraciones y su fa lta de tradición, una arquitectura m onum ental Se s it a r la luego, durante la dawva de los nüB(8i£5, de la m odestia a l y y in fíp n n . sin haber pasado por la m oaum entalidad arquitectónica y urbanística. Ence rrado en la cuadricula y apresado por tres de sus costados en la división predial, del ed ificio neo-clásico andino se tom a sim ulacro y caricatura raquítica, concentra m asivam ente su expresividad en el único costado Ubre y visible desde el espado publico: la f*ehaHa De tal modo que en Coíom bíz el transplante neo-clásico en fren ta unas contradicciones espádales y plásticas insuperables, que quedarían sin resolver. Los arquitectos italianos y franceses contratados ten drían que observar las dimensiones de la antes de m odelar ¡as proporciones justas para el Capito lio, la alcaldía de B ogotá, o el Club del com ercio en Bucara manga, únicos logros que se pueden citar. N o se lograrla este ajuste edificio-espacio en M anfeales, siendo la catedral diseñada a 10.000 kilóm etros de dBÉSagjcift par un arqui tecto que no cenor ia t í reducido parque, tam poco lo lograrían las nu merosos ingenieros indígenas, trabajando con base en libros o tarjetas postales t construyendo edificios "n o-ren a cen tistas franceses", de tres pasos sobre u sa calis de diez varas d e ancho; pero a g ria r- m ate riales nuevos e im portados de alta resistencia, com o t í cem ento y el hierro combinadas con t í Tadrillo eoñdo, para superar las lim itaciones en altara y la tradicional casa de dos ruantes s a i lograrían i d un 222
ed ificio de tres o cuatro plantas, de corta fachada y marcadamente vertical, más alto que su entorno y rompiendo la vieja silueta urbana horizontal: habían acomodado “a la brava" un objeto que no tenia cabida en el patrón urbanístico m im iai •
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A l igual que cualquier producto de la estética, este “estilo" nace y se desarrolla en tres dimensiones: histórica, especial y social E2 estilo nuevo surge, asciende, culmina y declina, para finalm ente desaparecer, en un determinado momento. La ubicación histórica de este ciclo no es azarosa, sino que procede de la reunión de un conjunto de condi ciones y de su posterior disolución y desaparición. Estas condiciones básicas, al parecer, son: a ) En prim er lugar una demanda provenien te de algún grupo o un sector ascendente. b ) Su voluntad de cambio o sea una ideología de l o nuevo". c ) Su capacidad de producir o im portar los materiales de cons trucción exigidos. d ) E rfnminin de su m anejo técnico. Reunidas estas premisas se h pn^ y r i^ n arquitectónica. Esquema que significa, de acuerdo con conceptos generales, que en ciertas ciudades en un determinado momento, el nacimiento de m anifestaciones artísticas, culturales y formales, erige la reunión anterior de unas determinadas condiciones, indispensables a su surgi m iento. las cuales son en el caso estudiado: Un sector social adinerado, o en ascenso, que se quiere distinguir de los demás y está dispuesto a cortar las amarras con el pasado, a m anifestar abiertam ente (y basta con arrogancia) su rechazo por las form as tradicionales y su desprecio por las materia les nativos. Es resumen, este sector busca la afirmación de símbolos "propios" de su éxito, de su poder y de su prestigio: quiere crear nuevos valores negando los anteriores, pues ja no se identifica con eDoc. Unos t
potencial, los consumidores, pero donde faltan aún los demás elemen* tos, y en este caso la producción arquitectónica concreta será posterior a la de centros más favorecidos. Colocando esta* condiciones sobre una línea dé tiempo se consigne el siguiente Gráfico, resultado de múltiples indagaciones durante varios aftós, analizando la aparición y la evolución de las distintas Variables aquí mencionadas. M Gráfico permite entender por que la producción arquitectónica sería evolutiva en cuanto a los patrones estilísticos, diversificada según el lugar y el momento de su aparición, socialmente selectiva y cualitativamente desigual y variada. igualmente el boceto nos permite entender por qué surge lo arqui tectónico en fechas muy distintas •(aunque conformando un mismo período! en Ratranquilla, fiogotá, Ronda. Puerto R em o, Panizales, Ruga, Medeílln. Tuluá, Armenia, Cali, Palmira, Popayán, Tunja y Chtquinquira. Con base en encuestas nos atrevemos a decir que su aparición en una ciudad nunca precede (y siempre es posterior) a su dotación con el transporte en tren, medio enciente y óptimo para importar los nuevos materiales, siendo el mismo ferrocarril y sus obras su pri mer consumidor. Rs muy sintomático el hecho que entre las primeras obras y edinclos Civiles que expresan plásticamente el estilo neo clásico, figuran precisamente las estaciones de los propios ferroca rriles. exaltan el hierro y el cemento en los mismos lugares por los cuales están invadiendo el país. Roy en día tales construcciones, según su tamaño, costo y grado de ornamentación constituyen un vadoso indicio para medir la fuerza ó las aspiraciones del grupo dirigente y el papel que jugaba un determinado centro hada 1920-194Ó. l a anterior proporciona unas pistas muy valiosas para entender el proceso que estamos observando. Sin el expansionismo comercial del imperio británico, la implementación de una red de plazas comerciales, la formación del indispensable grupo social de los negociantes, la creación de un amplio mercado comprador de productos manifacturados extranjeros, y sin la ampliación de la demanda del país tura! con la prodigiosa expansión colonizadora, entre otras condiciones, no hubiera surgido a principios del siglo, el estilo arquitectónico ‘'neo clásico” en Colombia. *
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El tema se presta a la reflexión en torno a los fundamentos socia les de la producción estética y también, en este caso, a las relaciones entre la formulación de una ideología y su reflejo en un determinado sector de la producción de ideas, en este caso la arquitectura. Se quiere presentar brevemente estas reflexiones, antes de examinar el catalogo arquitectónico llamado "neo-clásico’\ en Colombia. 224
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Se evidencia una constante, operando desde el siglo X V I hasta hoy; el proceso de diferenciación social del espacio urbano se im pulsa por ondas, cuyo origen esta en el centro y que. luego, se van desplazando hacia la periferia. Dicho proceso actúa a partir del núcleo inicial, incorporando progresivamente las adiciones posteriores, a m e dida que surgen y se van sumando al conjunto existente y consolidado. Hemos visto que el núcleo social motor, o grupo dirigente, es también aquel que logró la apropiación de la zona céntrica del con junto urbano. 7 , por lo tanto, siempre encontraremos sus aspiraciones y luego sus Juicios y decisiones en el origen de los normas y edictos que rigen, tanto la sonlflcación como la sectorioaclón; del mismo modo son sus exigencias e intereses especulativos, los que en forma hegemónlca definen los precios de los solares y de los construcciones. Finalmente, em ite sus normas estéticas, sus modas y sus gustos, difu n diendo sus patrones artísticos y de expresión cultural, los form as que eligió, sus estilos preferenclales y sus repertorios de códigos plásticos o de símbolos ornamentales. Asi se verifica en la producción urbanís tica y arquitectónica lo acertado de la siguiente tesis, que form ularon muy temprano Marx y Engels en La Ideología alem ana: ... Las relacionas que hacen de una determinada clase la clase domi nante, son también las que confieren el papel dominante a sus ideas... Por eso, en cuanto dominan como clase y en cuanto determinan todo el ámbito de una época histórica, se comprende de suyo que lo hagan en toda su extensión y, en consecuencia, entre otras cosas, también como pensadores, como productores de ideas, que regulen la producción y distribución de las Ideas de au tiempo. En otros palabras, en cada periodo histórico encontramos una combinación de factores ligando en form a muy estrecha los valores monetarios del suelo, los patrones de la estética urbanística-arquitec tónica, las normas sociales del prestigio, las leyes que apoyan, ratifican o sustentan todo lo anterior y, desde luego, la ubicación espacial de los grupos, castas, estratos o clases que conforman la heterogénea comunidad urbana. De la misma manera se comprueba en cada época una transm i sión vertical y brutal de la Ideología estética y plástica desde el núcleo gestor y emisor, hacia los grupos pasivos o receptores; asi se establece un circuito de circulación continua de los ideas urbanísticos y arqui tectónicos. desde la Plaza Mayor y el centro a la periferia. Estas ideas también transitan desde la dudad capital hacia los centros menores y los poblados que giran en su órbita de dominio territorial, pues este fenómeno actúa tanto en forma intra-urbana como Inter-urbana; es decir, desde la escala menor hasta la mayor, desde una sencilla man zana hasta la totalidad de un sistema urbano regional y a lo nacional. Pero la produedón de ideas, desde luego, no es privilegio exclu sivo del grupo dominante, y las afirmaciones anteriores en ningún modo excluyen el surgimiento de sistemas de valores “ de contrabando” , que tienden a contraponerse al sistema “ oficial” . Lo anterior llega hasta producir choques en el vaivén de las diversas ideologías con226
frontadas y una especie de movimiento pendular de corrientes, formas y estilos, los cuales a veces se devuelven a manera de un boomerang; pues sabemos que los sectores sociales sometidos y las zonas urbanas pericéntricas y periféricas también emiten ideologías, secretan for mas y estilos, gestan códigos plásticos y elaboran slmbologias orna mentales. elementos todos que en unos determinados momentos y condiciones de pronto pueden ser apropiados en su beneficio por los sectores sociales dominantes. Asi actúa lo que podríamos llamar aquí la dialéctica de la segregación socio-espacial y d* la producción urba nística y arquitectónica. Se ha seflalado arriba ia ley general de la circulación de la ideolo gía, la cual brota de la clase dominante y luego se riega en la tota lidad del cuerpo social, filtrándose desde arriba hacia abajo. Esta ley determina la norma particular, en la ciudad, de la dictadura culturalideológica que ejerce la zona residencial del grupo oligárquico sobre la vivienda de los demás grupos sociales. Según estas observaciones, la circulación de ideologías opera de la manera siguiente:
Por teórica y simplificada que sea la Gráfica, permite asociar el espacio y los seres en un complejo que podríamos llamar sociudad (a defecto de un término mejor), es decir, compuesto por dos elemen tos solidarlos e Indisolubles. También muestra cómo el grupo que ocupa la cúspide de la pirá mide se convierte en "emisor” cultural, irradiando señales de calidad, normas de status, conductas, etc.; dichas normas se van filtrando y decantando en los estratos inferiores y se sedimentan en estas capas 227
convertidas en “receptoras". Quisas sobra agregar que tal filtración no as siempre recular y gradual, puede haber “saltos" y. como se ha visto, una circulación Invertida. Por otra parte, la transferencia Ideológica y mi manifestación construida sobre el entorno operan por medio de códigos plásticos, que no tardan en apoyarse sobre un aparato de normas Jurídicas. A los primeros pertenecen ciertos patrones urbanísticos, la copla de códigos arquitectónicos, los pastiches y el "fachadlamo", la búsqueda de un preetlglo supuestamente asociado al uso de determinado* ma teriales suntuarios o “cultos"¡ a los segundos pertenecen los primeros reglamentos oficiales sobre Bonificación y ¡motorización, fachadas, an denes, aleros, portones, especificaciones de las calles, ampliaciones, alturas de las edificaciones, unificación de fachadas, recomendación de ciertos colores, prohibición de determinados usos, normas relativos a la evacuación higiénica de las aguas residuales domésticas, a las corea» y paredes, a la vagancia de anlmles doméstico» y, desde luego, toda una serle de edictos relativos al uso del parque. a •
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Rete estilo va surgiendo en forma tímida a finales del siglo XIX y su acaso «e hace evidente hacia los aAos 1040-1048. Kntre estos extre mos presenta su máxima generallonclón territorial y su más abundante producción, durante un breve periodo central que se puede tentativa mente delimitar entre 1018 y 1038, y no por asar coinciden el apogeo de esta renovación arquitectónica y el máximo esplendor do la pro ducción "neo-clásica", con el primer auge de laa exportaciones cafe teras y con los excesos de la época del derroche, que quedó calificada en la historiografía como de “la donan de los millones". Les nuevas oligarquías se entretienen con carnavales desfilando por la calle del Comercio o alrededor del parque enrejado y adornado con los faroles de la lus eléctrica; en sus bailes de disfraces se atavian de egipcios y se ponen máscaras de Plerrot y Colombina; do la mismo manera colocan dudosas máscaras seudo-francesns en la fachada do sus casas y almacenes. Kl llamado estilo “ Republicano1' —otros lo llaman estilo francés renacentista o neo-clásico— en la mayoría de los cosos no será más que un despilfarro decorativo, una máscara híbrida hecha con injertos burdos; un simulacro de arquitectura para antiguos pobres y descalzos, que ya consiguieron dinero, y están ataviados con frac, “boti nes" y "canotier". Una casta que surgió como un hongo, de un día para otro, sin pasado ni profundas raicea culturales históricas, no podía dar más de lo que tenia; dinero. Pero si este dinero crea rico», no produce Ideas estéticas de por al; este sector social no pudo engen drar más que un simulacro superficial; resultó una arquitectura en boga, tan efímera como epidérmica. Tradlclonalment* la arquitectura residencial colonial presentaba al transeúnte una fachada modesta y sin ningún lujo: la casa “del Virrey" es la «acepción confirmando esta regla. Ks el aoto provocador 22f>
de un "emergente" Inculto y adinerado, perturbando un entorno cons truido y social tradtolonal; asi que del respeto Individual resultaban unas normas y una expresión colectiva; habla una unidad en las fa chudas y una continuidad estética a lo largo do ambos ludns de una cuadra, on el recorrido de una calle. La casa colonial tenia su mayor riqueza expresiva discretamente encerrada en sus espacios Intorlores y privativos; más adentro en el claustro del pullo, que afuera en lu fachada, más Intima que pública. Este comportamiento cambia por completo con la megalomanía individualista de los consumidores colombianos del "neo-clAslco": la construcción proyecta el peso de su espectacular expresividad decorativa sobre la cnllo, como una pro clama; no se buscan unidad y armonía, pero si efeotos de asombro y la más descarada exhlbiolón del dinero. El carnaval do las calles in vadió a los fachadas y conoce un rápido éxito, "la casa de faohada". Muy a menudo se confunden la permanencia y la densidad de una cultura arquitectónica, con la futilidad efímera y lu breve boga do algún cnprlcho. Ponsumos que el neo-oiaslco no fuo más que una de los suntuarias mercancías de Importación para un determinado sec tor de consumidores, al Igual que los sombreros de copa, ios planos de cola o las bacinillas en porcelana de Llmoges; y no fue más quo una oortu moda Inspirada en una ideología oxtranjorlsnnto. Pero se limitarla a sus aspectos más anecdóticos y epidérmicos, reduciéndose a lu ornamentación de la fachada upltoudn sobre los edificios de los carnavales y de la dansa de los millones. Qulsá por eso nunca hubo tanta distancia entro moda y belleza, tunta* contra dicciones entre profusión y unldud, entre cantidad y calidud del gusto, Irrupción repentina e Inesperada, arquitectura do trasplantes, ooplas y pastlchos, parodia carente de Inmglnaolón y do creutlvldud, e] neo clásico estaba desprovisto do cualquier vinculo de continuidad con la tradición; carecía tanto de autenticidad como do nexos oon la Inci piente Identidad cultural nacional. He tornó nrtlflolal, ora un patrón formal que cayó accidentalmente en estas latitudes, como un meteo rito, sin tener el respaldo do un contonldo nacional; más que Inserto en el proceso de elaboración de una cultura, fue un Injerto y la demos tración de la Inexistencia de esta cultura. Surgió porquo lu Idaologlu cosmopolita de la oluse dominante del momento precisamente cureclu (más blpn lo rechazaba) de algún proyecto tendiente haola una cultura nacional gonulnn; entonces fue solamente un préstumo más. Humándose a los 20 millones y a su estola de corruptela, con ale gres fiestas en el Club del Comercio y ios oarnavales do "la sociedad" subida en vehículos Ford modelo T, de esta alegría histérica no podían surgir sino monumentos histéricos.
A finales del siglo pasado los comisionistas y grandes meroadores, controlando el comercio de importación y exportación, conforman ol sector ascendente y más dinámico do la soolodad colombiana. Via
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Jando mucho sus integrantes descubren en Europa los seducientes vestigios del arcaico estilo arquitectónico llamado “ neo-clásico", en tonces agonizante; pero es novedad para ellos y deslumbrados por tanta m agnificencia, lo transfieren sin tardar a Colombia, al igual que los machetes de Sheffield, las telas de Manchester y de Ruán, las lámparas de petróleo y el alambre de púas. No es por casualidad que la roya de esta arquitectura pastelera sigue, paso a paso, en el país la estela de la progresión geográfica del comercio externo; im porta ciones y exportaciones se asocian con la edificación de las fortunas mercantilistas consumidoras de dichos pasteles. L o anterior permite comprobar, sin dar lugar a dudas, la existencia de nexos muy estre chos entre la producción y la circulación de mercancías y la pro ducción y la transmisión de una determinada ideología arquitectónica. Producto del viaje, de la circulación del dinero, de la gente y de las ideas, traído en un país en donde crecía la movilidad, el neo-clásico seria una “ arquitectura de la circulación” . Necesitando dinero nuevo para nacer con decoro y prestigio, en seguida el nuevo estilo rinde homenaje al capital y hasta culto. El Capitolio no pasa de la altura de sus cimientos, cuando surgen los primeros edificios privados del neo-clásico. Más que romanos o griegos, son templos dedicados a la adoración de la moneda: bancos en Bogotá, Barranquilla, Medellín y más tarde en Manlzales. Volveremos a encontrar el papel de los bancos, cuando pasan de la libra esterlina al dólar, convirtiéndose en 1950 en los conquistadores del corazón de Bogotá. Arquitectura precoz de la circulación del dinero, se demora algu nas décadas para elogiar luego el m ovim iento de bienes y gentes, estaciones del ferrocarril, hoteles de turismo, edificios de aduanas o de terminales marítimos. En el caso del occidente de Cundinamarca, por ejemplo, dicho estilo progresa siguiendo paso a paso la apertura de las vías, caminos y lineas férreas, necesarias para la circulación de bienes, productos y mercancías. Se expresa en la región del Tequendama: en El Colegio, Tocaima, Girardot, Fusagasugá, y otros pueblos, por medio de un catálogo de obras entre las cuales se destacan las estaciones del fe rrocarril, los hoteles de turismo, los edificios comerciales y los bancos de los grandes negociantes de importación-exportación, en las casas campestres de estadistas y en las ostentosas quintas de los principales plantadores cafeteros radicados en Bogotá. Se ha comprobado una progresión análoga a lo largo del ferrocarril del Pacifico, y particularmente en la estación de L a Cumbre conver tida hacia 1920 en balneario fresco y cómodo de los negociantes ca leños y extranjeros, combinando asi “lo útil con lo agradable”. Obser vaciones similares se hicieron entre Falm ira y Cartago, lo mismo que sobre el recorrido del ferrocarril de Caldas, entre Cartago, Pereira y Manlzales, para no hablar del oriente y de la región Tunja-Chiqulnquirá. En otras palabras, una determinada arquitectura se tom a en medidor bastante acertado del desarrollo de la economía de exporta ción y la huella testimonial de su expansión territorial. 230
Esquema teórico del proceso de "pro!eterización"
Desde luego, esta trayectoria temporal y territorial se acompaña de un creciente mestizaje estilístico y del consiguiente empobreci miento formal, de tal manera que se van perdiendo poco a poco los rasgos esenciales que caracterizan el estilo original; en la fase final el produqto es muy ecléctico, en marcada decadencia y aparece como “ desclasado” ; ya no presenta casi ningún rasgo que lo relacione direc tamente con su fuente europea. Este proceso de “proletarización" quizás se entienda mejor, cuando se analiza detalladamente el fenómeno en una sola ciudad. Unifi cando unas observaciones hechas en varias ciudades, se obtiene un esquema teórico (ver Gráfico). Se ha comprobado la validez general, aunque no absoluta del bo ceto, por medio de indagaciones en algunas ciudades en donde el estilo tuvo un desarrollo exitoso y una notable continuidad temporal, como son Barranquilla, Bogotá, Bucaramanga, Popayán, Cali, Buga, Medellin y Manlzales. El modelo propuesto de circulación “helicoidal” descendiente (ver Gráfico anterior) se concreta por medio de edificios públicos alrededor de la plaza y la transformación de ésta en parque “a la francesa"; sigue la construcción de edificios comerciales en el anillo pericentral y las principales arterias; luego surgen unas pocas residencias suntuarias en el mismo sector y en un barrio nuevo muy 231
elitista y "exclusivo” (definición: que excluye). Posteriormente algu nos residuos decorativos del estilo enchapan las fachadas de casas antiguas —aún se utiliza la expresión de "casa de fachada" para desig nar este estilo o a la sencilla remodelación externa— en los barrios de la clase media y, finalmente, llegan hasta las lonas residen ciales populares. Lógicamente, la misma segregación socio urbana de las obras y de su calidad Iba a operar en la contratación de los proyectistas y ejecu tores, surgiendo otro Upo de "división social del trabajo"; es asi que se contratarán prestantes arquitectos extranjeros para la concepción de las principales edificios lnsUtudonales. En un nivel Intermedio están los profesionales naUvos, Ingenieros unos, autodidactas otros, que se contratan para los proyectos de edificios públicos más modes tos, lo mismo que para construcciones privadas o de Upo gremial; a un nivel Inferior están los que se Independizaron después de haber aprendido al servido de los anteriores; un variado proletariado de maestros empíricos, onUguos albañiles y carpinteros, ahora dedicados más que todo a las refacciones frontales, que se llamarían "casas de fachada". •
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Convertida en capital Bogotá, crece su papel parasitario de ciudad terciarla. Con la creadón conUnua de nuevos organismos guberna mentales, se hincha considerablemente el empleo en la burocracia y el comercio, tendencia ésta que se mantendría exclusiva durante la totalidad del siglo XIX. La demografía crece, aunque en forma moderada. Se registró una población urbana de 21.314 habitantes en 1801, concentrada en un perímetro de 203 hectáreas, es decir, con una densidad superior a 105; se duplica durante los siguientes cuarenta años, y se censan 40.086 personas en 1843. No sabemos en qué circunstancias acciden tales (¿guerra, epidemia?) pudo caer la población a 29.649 personas en 1851; el censo siguiente Indica nuevamente 40.883 habitantes en 1870, es dedr, que desde 1801 la ciudad creció con una tasa anual que no pasaba del 1%, Igual a la del siglo X V III. Este ritmo cambia después, con 80.000 almas en 1896 la ciudad duplicó su población en 26 años. Siguen luego los efectos de la Constitución del 86 y de la centralización político-administrativa, de tal modo que Bogotá alberga 121.257 ha bitantes en 1912. Se mantiene luego este ritmo y se registran 325.658 personas en el censo nacional de población del año 1938. Estas cifras, hasta cierto punto nos permiten entender los alti bajos y las características de la especulación urbana en los primeros años de la República. En la Bogotá, como en otras ciudades, del poder español la especulación raíz no actúa a favor de las tierras agrícolas periféricas, pero si en beneficio de la propiedad urbana Interna, hasta entonces aún de tipo latifundista. De tal modo que antes de crecer hacia afuera, la ciudad indiana de los tiempos de la República crece 232
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sobre si misma, atacando el solar latifundista que ya no se corres ponde con la sociedad mestiza empobrecida de finales de la adminis tración española. Asi se resuelve la contradicción entre el catastro latifundista urbano y la demanda social: la ciudad republicana se compacta y se densifica. El segundo piso, las particiones de grandes mansiones unlfamillares divididas en varias unidades de vivienda con un tamaño menor, las adiciones posteriores con el relleno de los patios y nuevas construcciones en los solares — huertas— y, en general, el aumento de los Índices de ocupación y de construcción, son el modo 233
de compactación y el patrón de crecimiento del parque inm obiliario residencial e institucional, en la ciudad capital, durante la totalidad del siglo X IX . Como se vio en el libro L a Ciudad Colombiana Prehispánica, de Conquista e Indiana, hablamos identificado este m odelo de crecim iento demográfico con mínima expansión física en varias ciudades Indianas: Cartagena, Girón, Popayán, Tunja, Cali, Buga, Cartago y Medellín. En Bogotá se pudo comprobar un fenómeno sim ilar, m ediante un sondeo que partió de una aerofotografía tomada en perspectiva axonométrica cubriendo las cuatro manzanas inscritas entre las carreras 8* y décima y las calles 8^ y décima (v e r G rá fico). Cada manzana surgió del trazado de la fundación y todavía se ven los linderos de 1539, par tiendo cada cuadra en cuatro solares. Como se observa, hoy en día una manzana está dividida en 15 predios, otra en 19, la tercera y la cuarta cuentan cada una con 25 propiedades; se pasó de 16 predios a 84. En otras palabras, las unidades de vivienda particular se multiplicaron por cinco desde la fundación. Asumiendo su tamaño fa m ilia r cons tante hasta finales del siglo X IX , de 10 residentes por predio, eso significa que la densidad inicial de 40 habitantes por cuadra, es decir, de 160 moradores en las cuatro manzanas consideradas, se elevó luego hasta 840, o sea, más de cinco veces la población original. A si pudo el conglomerado de Bogotá pasar de 20.000 habitantes en 1800 a irnos 100.000 en 1900, pero sin mayor expansión externa del perím etro urbano. De otra parte, a partir de la Independencia el nuevo Estado ori gina cantidades de instituciones nuevas y sin sorpresa podemos com probar cómo la especulación raíz en la ciudad va de la mano con la construcción de los edificios públicos. Pillos o vivos, venales o corruptos, los héroes de ayer se enrique cen de dudosa manera y salen muy mal librados algunos “ próceres” . Arrubla y Montoya hablan sido los dos comisionistas mandados a Londres para tramitar el empréstito de 1822: para ellos la República y la Independencia son sinónimos de fortuna. In tim o de B olívar con quien acostumbraba jugar cartas, Arrubla inicia su carrera de especu lador raíz hacia 1826. Entonces la sede del Poder Ejecutivo era un edificio viejo en el costado occidental de la Plaza M ayor; Arrubla compra de ganga el Palacio de San Carlos, entonces muy vetusto; lo refacciona y en seguida lo vuelve a vender al Estado, para alojar el Poder Ejecutivo. Ademas se adueña del costado oeste de la Plaza en donde Inmediatamente hace construir un edificio comercial de tres plantas y con un desarrollo de 103 metros entre esquinas, el cual entra en servicio en 1846. En la Gaceta de la Nueva Granada de marzo 19 de 1846 se publica la ley que ordena la construcción del Capitolio Nacional. Al año siguiente lo encontramos vuelto constructor y em presario de las obras de cimentación del Capitolio. En 1848, después de una breve campaña en el cabildo y la prensa, logra desalojar de la Plaza Mayor el mercado público que tanto afea el frente de su edificio: el evento popular semanal y tradicional em igra hacia las plazoletas de San Agustín y San Francisco; logrado eso, Arrubla pro 234
pone al municipio construir un mercado público y, después de varios avatares, consigue este privilegio. En el contexto ae la ofensiva contra ei clero logra la cuadra completa de la huerta del convento de La Concepción e inicia el año de la 'desamortización" la construcción de una plaza de mercado, que entra en servicio en 1864. Mientras tanto surgió el estafador financiero Landinez, que se dedicó entre 1839 y 1842 a arruinar a buena parte de los mas ingenuos, confiados y codiciosos ahorradores de Bogotá. Comerciante importador, se convierte en proveedor del ejército; gracias a sus amiscaaes en los círculos de gobierno, trafica con bonos de deuda pública, comprados a precio de ganga; en 1841 negocia con el Estado la venta de 6U0.ODO pesos en bonos, que habla comprado por 100.000 a cantidad de tene dores. Mediante un hábil sistema de intereses a ahorradores, y con base en hipotecas, logra despojar a muchos propietarios de sus solares, casas y hasta propiedades rurales suburbanas, apoderándose, entre otras, de las haciendas sabaneras de Palo Quemado, Tunjuelo, El Sa litre y muchas más. Luego se suceden otros agiotistas, especuladores y traficantes, co mo Pastor Ospina, hermano del presidente, el cual aprovechando su cargo de gobernador trata en 1847 de traer hasta ia ciudad sus fruc tuosas operaciones en los baldíos del oriente de Cundinamarca (ver Capitulo I, Generalidades): quiere ampliar la ciudad hacia el occidente, más allá de San Victorino, proyecto que finalmente fracasa pero que retoma Mosquera en 1861 y que se logra con la construcción de la plaza de mercado de La Concepción; con eso llegamos a la cadena especulativa, que se articula con la expropiación llamada ‘‘desamorti zación". Luego, en 1865, el presidente Murillo ordena la venta en remate público de los conventos de San Francisco y San Agustín y, de paso, el solar en donde estaba varada desde años atrás la construc ción del Capitolio, sus cimientos emergiendo entre la maleza: lugar en donde de noche se cometían hasta asesinatos y violaciones. El año siguiente se siguen liquidando propiedades públicas las cuales, gracias a la corrupción que reina en los medios de la burocracia, pasan sin dificultad a manos de traficantes particulares. Logran éstos, después de una campaña de prensa, conseguir en 1875 del cabildo de la ciudad el primer código urbanístico. En el mismo año, con el apoyo del Diario de Cundinamarca intensifican su ofensiva, pidiendo la expropiación de los predios urbanos sin construir, con una argumentación igual a aquella que usarla la Lonja hacia 1945-1948: ... hay en el centro del área de población hermosos solares y hasta manzanas enteras destinadas por sus dueños a mantener sus caballos, a sem brar el pasto para éstos, hortalizas y frutales y a satisfacer otras comodi dades personales casi superfluas... causa un grave, gravísimo, daño a la ciu dad, deteniéndola en su crecimiento y progreso, por estar sustraída esa gran parte del área de la concurrencia para las construcciones de edificios.
La solución era esta para nuestros distinguidos “comunistas": . .. Esos solares, pues, deben ser enajenados, o mejor dicho, desamorti zados, quitándolos del dominio de sus opulentos o indolentes dueños para que, entrando en la libre circulación, vengan a fecundar el progreso de la capital. 235
Terminan fundando la Empresa Popular - Compañia Construc tora”, en la cual se encuentran con sorpresa a los presidentes Santiago Pérez y Eustorgio Salgar (ambos exembajadores en W ashington) y este último entonces gobernador de Cundlnamarca, y a un grupo de ricos negociantes y banqueros, con los imprescindibles hermanos Camacho Roldán. Hacia linales del siglo Miguel Samper señalaba un marcado au mento de la densidad residencial y de la consiguiente prumiscuidau habltaclonal; recalcaba también la generalización en el sector central de la partición de las antiguas mansiones, ahora dividiaas en dos o tres modestas viviendas. Se levantaron más de diez mapas desde 1791 hasta fines del siglo. SÍ algo demuestran, es que en estos cien años la ciudad no se expandió Es más, algunos de ellos, por ejem plo el plano de Lanz (1824) y aquel de Holton diseñado en 1852-53 y publicado en 1857, muestran una ciudad que se mantuvo durante treinta años con Igual form a y ta maño. En ellos se observa cómo poco a poco se llenaban las manzanas de la traza con construcciones adicionales que iban ocupando el in te rior, y también se distinguen tres zonas. Aquella de la periferia, en donde apenas se advierten construcciones sobre uno o dos costados de la cuadra, con abundancia de espacios libres interiores para cultivos, huertas y potreros. En una zona intermedia, más allá de los ríos San Francisco y San Agustín, opera una densificación reduciendo los espacios libres en los solares. Por fin, en el sector central inscrito entre los dos ríos, la manzana está construida en su casi totalidad y apenas subsiste un reducido patio en la parte central de la cuadra. Este es el contexto general en el cual, hacia mediados del siglo, se desata una ofensiva supuestamente de tipo ideológico y político, por parte de vulgares especuladores de finca raíz, contra los diversos escollos que estorbaban su tráfico de bienes Inmuebles urbanos, casas, solares, potreros periféricos y otros bienes. En un ambiente de absoluta corrupción adm inistrativa logran entonces adueñarse de antiguas propiedades estatales o religiosas. Apoyados por los gobernantes y combinando alegremente la ‘‘filosofía’' con los negocios, lanzan una violenta campaña anticlerical algunos mercaderes en ascenso, integrantes del ala radical de la masonería; su asalto “doctrinal” culmina en 1861 con un decreto llamado de “ desamortización de los bienes de manos muertas” , o sea una expedita expropiación, apenas disimulada, de los bienes inmuebles del clero católico. Y para completar, se expide al año siguiente otro decreto disponiendo su “venta Inmediata", en subasta pública. Entre los apóstoles de la doctrina “ contra el oscurantismo”, a fa vor del “ libre pensamiento y de la libertar de cultos” , sorprende en contrar de revolucionario al latifundista y esclavista caucano Tomás Cipriano de Mosquera, Otro cruzado anticlerical era el “ radical” Rafael Núfiez, el mismo que algunos años más tarde tram itarla un trueque 236
con el V a tic a n o , n egociando su divorcio y su nuevo m atrim onio, a ca m b io de un C on cordato prohibiendo ese mismo divorcio . . . a los dem ás colom bianos. C ie rta m en te, era m o tivo de escándalo la riqueza de la Iglesia en tierra s y haciendas, edificios, casas, solares urbanos y tiendas. El d ip lo m á tico H a m ilto n observaba en 1824 que “la m itad de la extensión de la ciu dad está ocupada por grandes conventos con mucha área p a ra ja rd in e s ” ; en tre templos, capillas y ermitas, monasterios y con ven tos, co n ta b a en ton ces 34 edificios religiosos. En 1852, Isaac H olton se asom bró de com prob ar que “ Bogotá es sobre todo una ciudad de iglesia s; con una población de 29.649 habitantes ( ? ) no tiene menos de tre in ta iglesias m ientras que París con un m illón de almas tien e so la m en te cin cu en ta ” : de hecho, en el plano de la ciudad dibujado en 1890, fig u r a un listado con 28 iglesias. P ero la ta l desam ortización no era más que un atraco disfrazado con e l su b terfu gio de una máscara legal, para satisfacer las am bicio nes de unos m ercaderes enriquecidos con las importaciones y que ven ía n in virtien d o sus ganancias en el agro: combinando entonces el saqueo de los resguardos y la rapiña sobre las tierras baldías, gracias a sus bonos de deuda pública; y ahora, creciendo su codicia, hablan descubierto las perspectivas de la renta urbana. En m enos de diez años (1861-1870) logran despedazar el patrim o n io del clero bogotano y transform ar el viejo latifundio religioso en gran des terren os urbanos particulares. V einte años después, el h isto ria d o r Juan Pablo Restrepo comprobaba que por medio de los rem ates en subasta pública “ pocas docenas de especuladores. . . se han en ri quecido con los bienes de las entidades religiosas” . Citando lo a n te rio r, escribe tam bién Fernando D íaz (M anual de Historia, tom o I I ) : E n B og otá fu e ro n sacados a rem ate 1.128 predios, incluyendo casas, tiendas, alm acenes, ed ificio s y solares, avaluados en $ 1.590.166... D e los 1.128 p red ios en p od er de la Iglesia bogotana, fu eren enajenados 925, es d e c ir e l 82%, y adquiridos por 343 rematadores De estos, M edard o R ivas, ab ogad o y negocian te, fu e quien adquirió más predios, con un to tal de 26, e q u iv a le n te a un 2 .8 % d el total de fincas rematadas y a un 4 5% d el valor.
L u ego precisa el papel de los negociantes y comerciantes en el descarado despojo, "quienes en general representaron el 42 7% y adqu irieron e l 61% de los predios, por un valor que se aproxim a a l 64.4% . Se puede añadir que, victim a del atraco, por poco desaparece el n acien te C apitolio Nacional. Escribe Víctor D. Bonilla: E l p ro ced im ien to em pleado fue la subasta de los bienes de m anos m u er tas no restituidos, que pasaron en su totalidad a particulares a precios ir r i sorios. P e ro , n o contentos con fru strar la reform a agraria d el expresidente, los v e n ced o res lle v a ro n su iconoclastia radical al extrem o de v e n d e r com o ch atarra los cañones de la fortaleza de Cartagena y sacar a rem ate el naciente e d ific io d e l congreso nacional.
P ero la cios en las y se nutren sociedad de
especulación del suelo en la ciudad no excluye los n ego tierras de sus alrededores. De hecho, ambos se articulan m utuamente, aumentando a m edida que se estructura la la República y se consolida la clase en el poder.
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Kn una primera fase, vencidos los españoles en loe campas del Pantano de Vargas y el Puente de Boyaci. al poco tiempo los vence dores se afrontan en otros frentes de batalla, de los cuales dan razón los archivos notariales. La contienda se desplata hada los rías Pucha, El 8alltre y El Chicó, cuando los vencedores asaltan las tierras de las anti guas haciendas coloniales de la Sabana de Bogotá Estas se originaban en las primeras mercedes de la fundadón, pero los latifundios iniciales de los encomenderos de Chía. Suba, Soacha, Bosa, Bngatlvá, Fon libón y Usaquén hablan sido poco a poco divididos y fragmentadas; fenó meno que se habla incrementado hada finales del siglo X V III a medida que Iba creciendo la pobladón de la ciudad y su demanda de víveres. Vale decir, a medida que el latifundio se volvía un estorbo para el des arrollo social en sus exigencias productivas. En el momento de la independencia estas haciendas conformaban una corona, de norte a sur en las mismas goteras de la ciudad; el último tramo, de las carreras 10* y 13 y de las calles 14 y 15, terminaba en la tapia de los potreros de una hacienda. Desde San Diego y el rio del Anobispo, el arco de las haciendas pasaba por el futuro Cementerio Central, San Pacón y San Victorino, y se cerraba de nuevo contra los cerros después del barrio Las Cruces, entonces el más surelio de la eludad. Eran unas veinte propiedades de diverso tamafto, algunas de gran extensión, como La Estansuela o El 8alltre; unos eran haciendas de ganado (una res de cria valla 10 pesos en 1823); otras cultivos de papa o de trigo, con su molino, o telares (chircales con sus hornos) ; también aparecían como especies de “ folies” andinas: eran las quintas de recreo de las familias más adineradas y con frecuencia no pasaban de 4 ó 5 fanegadas, 10 ó 20 a lo sumo. Estas últimas, más que unidades económicas de producción primaria, eran fincas campestres y casas de campo, adornando el prestigio de residentes urbanos. Producto de divisiones durante los siglos anteriores, se Iban a parcelar aún más. preparándose para la especulación urbana que se asomaba con el siglo XX. De paso, algunos globos iban a absorber pedazos de un ejido, que se venia descuartizando desde el siglo XV111. Asi es que a partir de 1822-24, estancias y haciendas pasan de mano en mano con suma velocidad. Es sumamente activo el mercado de las tierras periféricas, un ejemplo entre cien; San Facón cambia de propie tarios doce veces, entre 1837 y 1855. De esa primera época (1820-1880) sobresalen Juan Manuel A m b la y Manuel A. A m b la , verdaderos trafi cantes de tierras y casas de la ciudad. No faltan en el negocio de finca rali algunos prestigiosos provincianos que se iban radicando en la capital, por ejemplo los Pombo. Herrén, Julio Arboleda y Jorge Holguln. Los extranjeros no se quedan atrás y participan alegremente de la rapiña en distintas fechas: el cónsul británico Henderson, un dudoso barón francés de apellido Qoury, Samuel Sayer (pintado por Mark), Logan, Johnson. Davldson, Haldane, Leo Siegfried Kopp, Mayne 238
Wtlson, James Aplan Brush, Salomón Koppel, O'Lenry, etc.; algunos de ellos siendo veteranos de la Legión Británica que decidieron radicarse en Colombia. Todo eso nos dice la labor de benedictino que llevó a cabo Juan Carrasquilla durante más de treinta años, con una minuciosidad, que no le dejó luego tiempo para analizar el abundante material que hablo acumulado con tanta paciencia. Otro llegarla luego y, sin es fuerzo ni sudor propios, encontrarla todo listo para reflexionar. SI en algo merece nuestro reconocimiento la Texas Petroleum Company, es el haber contratado al historiador bogotano para este arduo trabajo. •
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Dos personajes bogotanos dominan los asuntos comerciales y se tornan muy típicos en el transcurso del siglo XIX: el abogado, espe cializado en derecho civil, con su versión popular de “ tinterillo”, y el agrimensor adornado con el titulo de “Ingeniero”. Según parece. Indalecio Llévano es de los segundos. En 1862 lo encarga “ el gobierno de la Unión”, de parcelar lo que quedaba del ejido de Bogotá. Asi, la administración buscaba con su venta con-’ seguir recursos para el funcionamiento de la creciente burocracia. Desde luego, venia presionando en la prensa esta medida un grupo de “ capitalistas" al acecho. Vatios planos Ilustran una raplfla en la cual esta división predial actúa a favor de la incorporación al mercado de tierras suburbanas, extensos globos, al occidente y al sur de la traza, mayores que la misma ciudad hacia mediados del siglo. Quizá Indalecio Llévano recibió lotes y globos en pago de sus labores, costumbre corriente de la época, lo cual explicarla cómo surgió a principios del siglo X X el llamado “barrio Llévano”. No era la primera “urbanización”, pues según Carrasquilla hacia 1880 otro Inversionista habla sido pionero de operaciones de loteo urbano entre las carreras 10* y 13, calles 23 y 24. Vendidos los lotes de los ejidos en remate público, unos compra dores adquieren de una vez varios predios y, en ciertos casos, la mitad o la tercera parte del globo, cuando no en su totalidad. Es decir, que la división no se origina en la necesidad social procedente del déficit de vivienda, sino en metas meramente individualistas y especulativas: son una forma de Inversión. Es asi como en 1872 Januarlo Salgar (¿familiar del presidente?) adquiere de una vez las 21 hectáreas del ejido llamado “Ninguna Parte”, por la suma de 12.000 pesos (una casa pequeña de bahareque con techo de paja en Las Cruces se ne gociaba, según su estado, entre 150 y 200 pesos). Fracciona en seguida el globo en tres predios que revende “al por menor" el año siguiente a otros especuladores más modestos, por un total de 15,300 pesos. La quinta de Segovla, en el sector de Los Mártires-San Victorino pasa de los Jesuítas al Estado en 1861-1862. Vendidas en subasta pública sus 3 fanegadas, las compra en 1874 por 20.100 pesos el general presi dente Eustorgio Salgar. Este la vuelve a vender a la Nación en 1881, con 239
su casa de una planta y 27 piezas, al precio que no Indica Carrasquilla. Un beneficiado de la rapiña es sin lugar a dudas José María Sierra. Sus propiedades llegaron a ser tan extensas, numerosas y dispersas alrededor de la ciudad, que la gente decía del terrateniente: “En Bogotá todos los caminos conducen a Pepe.” Algunos de los predios del antiguo ejido llegan a ser de su propiedad. Compra en el sur las haciendas de la Casa de Texa y Pu cha, y también Llano de Mesa. Adquiere La Estanzuela al occidente, y en 1899 las 80 fanegadas de Santa Isabel por 100.000 pesos. También en el mismo año negocia las hacienda Santa Bárbara. Al año siguiente inaugura el siglo X X consiguiendo por dación, es decir de un deudor, la entrega de sus tierras de Prascattl por un valor de 294.096 pesos; sigue comprando en 1900, 1901 y en los años siguientes. Aparentemente no parece ser afectado por la Guerra de los M il Días. Más bien se diría que fueron sus años más prósperos. Luego sus adqui siciones alcanzan estas sumas: AfiO
Precios
1904 300.000 pesos 700.000 1905 1905 400.000 500.000 1909 527.852 1910 6.143.76 pesos, "en oro inglés". 1910 Compra las dos haciendas de El Chicó, una por 1911 34.000 la otra por 20.000 pesos. En fechas posteriores, compra los fondos de Córdoba, Fute y El Ca cique. Según parece, estas escrituras sólo constituyen una mínima parte de las propiedades que comparten en 1931 sus herederos, después de su muerte. •
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En este contexto se inscribe la agitada historia de un edificio, el Capitolio Nacional. Pasaron más de veinte años desde la Independen cia, cuando unos gobernantes se percatan que la República necesita un recinto para el Congreso y los ministerios; corre el año 1846 y se inicia una aventura que duraría ochenta y cinco años. Se eligió para construir el Capitolio Nacional la manzana sur de la plaza de Bolívar, las autoridades coloniales tenían sus edificios de gobierno. Primera sorpresa: varios predios y construcciones se volvieron propiedades privadas y hay que comprarlos. Germán Téllez esboza un retrato acusador del traficante Arrubla, que iba apoderándose poco a poco de los tres costados civiles de la plaza. Curiosamente, este “ emer gente" de la República es el primer empresario de la obra, contratado para sus cimientos, etapa que linaliza en 1851. 240
Bogotá, alglo X IX . Tenencia de tierras periféricas
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Curias Martines, resecando esta larga odisea, recuerda la extensa "legión extranjera" de arquitectos, Ingenieros, escultores y empíricos de la construcción, que se sucedieron en una fase u otra de la obra, haciendo del Capitolio Nacional una construcción muy Internacional, El proyectista Inicial era el antillano británico-danés ( ( ! ) Tomás Reed, pero después de veinte años de Interrupción de laboros (18511871) éstos se reanudan con nuevos planos del polaco Klopatoweky y bajo su dirección; a éste sucede el Italiano Lombardl quien, según Carlos Martines, "suplió como escultor su Ignorancia en arquitectura” llenando con "estatuas alegóricas y motivos ornamentales" un edi ficio apenas iniciado; luego llega el italiano Pietro Cantint, en 1881, el cual modlfloa los planos y dirige la obra hasta 1 8 8 6 ; colabora con él su compatriota y escultor Ramelll, del cual se nos aseguró en Chlqulnqulrá que fue el arquitecto de la Estación del Ferrocarril. De nuevo, y por Idénticas raaones presupuéstales, se para la obra y Gan dul se lleva a Ramelll dos cuadras arriba para Iniciar el teatro Colón. Un dibujo de 1805 nos presenta un Capitolio con una silueta horizontal y tres cuerpos, recordando de manera sospechosa el costado norte de la Place de la Concorde en París y en el centro, cerrando la perspectiva de la calle Royale, el pórtico y el frontón triangular de La Madelelne, flanqueado por las dos alas de los palacios de Gabriel, pero con una arquitectura visiblemente prestada por el vecino Palacio del Elysée. Durante cuarenta años se suceden dos generaciones de especta dores nativos y de viajeros, mirando el progreso de la obra. En 1852 Isaac Holton contempla "los cimientos del Capitolio" y observa que "hasta ahora las paredes no pasan del primer piso” . T rein ta años más tarde escribe Hettner que “se está levantando el edificio paro parla mento y gobierno, ya empesado por el presidente Mosquera en los aftas cuarenta y todavía sin concluir . " "con el nombre pomposo de capitolio" y en donde "han encontrado albergue provisional el congreso v los ministerios". Llegando en 1807 a una capital andina que se auto-calificaba de "Atenas de Suramértca", Plerre d’Espagrat opina que debe tratarse de una "burla gratuita"; contempla la lus de la luna “ sobre la gran escalinata" y “entre la columnata del Capitolio, nue serla un monumento Imponente al estuviese acabado". Durante decenios el lugar es un potrero en donde pastean las vacas, con m ate riales amontonados en medio de una maleza, de donde sunren tro**'* de columnas “griegas" y el lugar, más que una obra nueva, se parece a ruinas antiguas evocando la Acrópolis y el Partenón v "el Capitolio sin terminar, con sus columnas truncadas, evoca los restos de un tem plo romano"; asi lo ve en 1908 Ricardo Santamaría, y quizá en razón de estos escombros, coincidieron la malicia boy acense v la ironía bri tánica para declarar que el sitio era "la Atenas de Surumérlcá'. Contratado de nuevo Canttni. se reanudan las labores bajo su dirección entre 1006 y 1008. Finalmente se hace cargo de la obra el arquitecto francés Gastón Lelarge, trabajando "con algunas Interrup ciones, hasta 1924" dice Germán Téllez, Pero Lelarge también se dedica a la alcaldía, a la escuela de Medicina (1017), a la gobernación 242
(1018), al hotel Atlántico, al palacio de Narlfto, al edificio Echeverry y al palaoto de la Carrera; diserta cosos para la plasa de Bolívar, en Medelltn, lo mismo que varios proyectos en Cartagena, en donde final mente se radica. Mientras tanto, en la capital se contrató a un Inge niero bogotano pora terminar las cubiertas. La República que tardó cien artos para tener un himno nacional oficial, necesitó dies artos más para ver acabado el Capitolio, de tal modo que cuando el nuevo presidente elegido lo Inaugura en 1030 reolón terminado, el edificio ero octogenario. Pero una época se cierra, y pocos dios después Enrique Olaya Herrera recibe en el palacio disertado, por el arquitecto francés, a una misión de siete expertos norteame ricanos en cuestiones financieros: llegan de Washington, por segunda ves, Edwin Kemmtrer y sus colaboradores, pora asesorar el gobierno en materia de fln&nsae. Bus compatriotas arquitectos estaban disertando para Bogotá y “ por correo" desde ortos atrás y el mercader-banquero Pedro López ha bla contratado en 1010 con Robert Fárrington el proyecto de un efímero banco que entrarla en bancarrota antes de su Inauguración en 1024. En 1020, el númoro 22S de la revista Cromos nos presenta el proyecto de edificio disertado en Nueva York por O.M. Webb y Wllllam P&rtrldge para el Banco de Colombia en Bogotá, "en la esquino de las Calles de Fiorlán y 13”. Se trata visiblemente de una estructura en concreto, pero enchapada con el catálogo ornamental del neo-clasicismo fran cés e italiano: o sea un neo-clásico ” made ln USA”, revisado en la “ estrella polar" de Marco Fidel Suáres. Los directivos del Banco Hipo tecario Nacional solicitaron en 1020 el diserto de su sede a Fred Ley y Paul Stuper. El Tiempo publica la fotografía de un rascacielos de Manhattan. , . El Capitolio Nacional tendría una Influencia perdurable, la cual no se limita a Bogotá, sino que irradia desde la capital para esparcirse en todo el país. Asi que en este conjunto, único por su magnitud y su calidad estética, se revela el edificio más significativo de este periodo. Como se vio, con la piedra se Introduce un material de difícil trata miento y elaboración, noble pero sumamente oostoso; solo se usó du rante la Colonia en forma mixta, con escasas excepciones, como son la Catedral y alguno que otro templo. Con eso, ya desde los artos de 1B80 el Capitolio se convierte en paradigma; varios edificios comer ciales y bancos usan la suntuosa piedra, por lo menos en sus fachadas o columnatas. Con su textura y color es sinónimo de buen gusto y arquetipo de calidad de la arquitectura; esta fama persiste durante décadas, en las más elegantes mansiones particulares. Finalizando la Segunda Ouerra Mundial una empresa bogotana ofrecía la piedra ta llada a los constructores y en su propaganda Balsamco elogiaba en 1046 la piedra “al servicio de la arquitectura nacional", modelo de elegancia de la arquitectura clásica"; ilustraban el aviso el pastiche de un templo griego, el pórtico y el frontón de piedra pegado a la lujosa casa de una señora Emma O. de Oarcés. Desde la década del treinta, en los primeros edificios altos de moderna tecnología nor243
teamericana y construidos en concreto (el Banco LópeE, por ejem plo) se pegaban &1 cemento de la fachada unos capiteles corintios» postizos en piedra, o se aplicaban losas talladas para ocultar los muros de hormigón. Con estos artificios y falsificaciones culminaban cien aftas de Influencia del Capitolio, en el uso de la piedra. Pero más importante es lo siguiente, a nuestro parecer: con la primicia del edificio del Congreso, el neo-clásico francés se asocia con el nacimiento de un nuevo Estado, la afirm ación de su autoridad y ámbito, el crecimiento de sus instituciones y, por ende, la necesidad de edificios de gobierno para administrar la sociedad y el territorio nacional. De tal modo que el nuevo estilo surge en un mom ento polí tico y social, caracterlsado por el desarrollo de las Instituciones esta tales En medio de ocho constituciones promulgadas en menos de sesen ta aftas, el modelo político pasa del centralismo al federalism o y oscila para, finalmente, regresar al primero. Siguiendo estos vaivenes, cam bia constantemente la sectorisaclón administrativa y territorial: m ien tras no haya un Estado estabilizado, ciudades capitales fijas, una Jerarqulcaclón urbana perdurable, unos municipios, gobernaciones y ministerios definitivos, no pueden haber edificios públicos ni desarro llarse una arquitectura institucional. Con la cadena ininterrumpida de luchas intestinas del siglo X IX . cuando se reúnen estas condiciones termina el siglo y se asoma otro, es entonces cuando la ideología “ de ruptura" del grupo dominante de los grandes negociantes, vinculados al mercado externo, se plasma en la manifestación construida de su dominio del Estado: el Capitolio Nacional, éste, vuelto ejem plar, actúa n*»mo modelo nacional y no tarda en manifestarse su influencia en ’ ■»* provínolas. Este fenómeno no es nuevo, y hemos visto, en el libro L a Ciudad Colombiana Prehlspánlca, de Conquista e Indiana cómo en varias opor tunidades el Estado actúa en forma de impulsor y transmisor de la ideología plástica de la clase dominante. Por medio de Innovaciones urbanísticas o arquitectónicas se manifiesta, en form a prioritaria, en los edificios oficiales y en el espacio público. Hacia 1580 en T u n ja se séllala el carácter excepcional de la Casa del Cabildo, construcción con dos plantas, pero en el plano de 1023 se detectan, tanto en la Placa Mayor como en la calle Real, las mansiones de los capitanesencomenderos y principales negociantes: “ cosas de balcones con planta baja y alta’*. En varias ciudades, durante el siglo X V III, los cabildos deciden la construcción de una pila pública en el centro de la plaza, en el lugar donde se cruzan los dos caminos atravesando dicha plaza en diagonal, v cuando termina el siglo, este dlsefto y la pileta constituven un motivo de prestigio en el patio principal de las residencias de los más importantes vecinos. De igual manera, hacia 1000-1910 do mina en la cornisa superior del Capitolio un ritm o de decoración con Jarrones, y en los aflos de 1920 se vuelve el prlncloal m otivo de decoración, usado para adornar la silueta de los “ palacetes” de la nueva oligarquía agrourbana. Pero ciertas ciudades siguen estancadas v no experimentan ninguna prosperidad comercial. En este caso la 244
Influencia del Capitolio sólo se ejerce en los nuevos edificios de go bierno, de tal modo que en las ciudades ••clásicas", por ejemplo en Pasto, Buga o Popayán, el catálogo de la arquitectura francesa neo clásica está conformado, en un 90%, por las construcciones de las Instituciones estatales o religiosas, y en todos estos proyectos está pre sente, en mayor o menor grado, la sombra Insistente del Capitolio Nacional. *
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En Bogotá se pudo comprobar la manera "clasista'* como se ar ticulan las obras al espacio social urbano. En la cúspide social se originan los nuevos Ideales plásticos y arquitectónicos; después de la emisión se produce la fase de transmisión y difusión y entonces, poco a poco, va penetrando en la sociedad entera y en sus espacios, es decir, en las diversas áreas de las diferentes clases sociales, la Ideolo gía que sustenta la arquitectura francesa neo-clásica. En resumen, opera una progresión espactal-temporal que, aunque en forma muy esquemática, se puede reducir al siguiente esbozo: 1. Alrededor de la plaza de Bolívar se ubican los elementos de un nuevo poder, un grupo de edificios públicos, con un significado Impregnado de un marcado simbolismo, expresándose por medio de su monumentalldad (Capitolio Nacional, palacio de Nariflo, alcaldía). Además de sus dimensiones imponentes, se caracterizan por una fa chada abarcando la totalidad de un costado, lo que les otorga una gran unidad rítmica; un orden arquitectónico simbolizando el orden político. En estas obras el plagio es completo: se copian Integralmente los espacios, volúmenes o proporciones de modelos europeos. Los pro yectos, por lo general, son dlseflados por arquitectos extranjeros contratados. Aunque se Inicia el periodo hacia 1870, habrá que esperar hasta 1930 para ver terminadas las distintas obras que conforman este conjunto. 2. Es en el sector central que se construyen los símbolos dej poder de los financieros y grandes negociantes, ligados al mercadeo mundial y a la banca Internacional. Sedes de bancos, algunos edificios comerciales (como el edificio Hernández-1918), sedes gremiales y Teatro Municipal; también se pueden incluir en esta fase a la Esta ción Central del Ferrocarril de la Sabana, el Banco Hipotecarlo, los hoteles Regina y Oranada y otros. Estas obras, por lo general, se ubican desde la plaza de Bolívar hacia el norte, sobre las carreras 8*. 7* y 8* principalmente; algunos testimonios se ven aún sobre la carrera 7*. entre los calles 21 y 23. Este periodo tiene su máximo auge hacia 1615-1930 y da trabajo a varios arquitectos extranjeros radi cados en el país, más que todo a franceses e Italianos, lo mismo que a los primeros Ingenieros nacionales. En las obras se observa una bús queda tendiente a mantener las proporciones: la altura es, por lo general, de tres o cuatro plantas, pero opera una marcada reducción del solar, con un frente que no pasa de veinte a treinta metros. 245
3. En un sector urbano hoy pericentral, pero bastante externe hacia 1930-1040, encontramos la versión popular y em pobrecida del modelo ante rice: se trata de pequeños edificios com erciales de des pisos, con locales en la planta baja y residencia en la alta, construidos en predios estrechos y profundos y que no alcanzan a vein te metros de frente. Muy a menudo son el resultado de la rem odelación de una casa tradicional, a la cual se le agregó “ una fa ch a d a "; entonces se copiaron para el nuevo frontis algunos elementos decorativos tom a dos de las obras-modelo de los sectores 1 y 2. Este tipo p rollfera en diferentes sitios, como en la carrera 13, entre la A venida Jim énez y la calle 24; varias cuadras abajo del parque de los Periodistas, carreras 4 f, 5* y 6*. lo mismo que en los alrededores de las plazas de Las Cruces y de San Victorino. Se nota en estas obras la contratación de maes tros de obras y de artesanos. 4. Los bastiones residenciales de la clase dirigente, asentados su cesivamente en los barrios de Chapinero (años 1920-1930), Teusaquiilo (Incluyendo un tramo de la Avenida Caracas en tre calles 34 y 45) (1930-1945) y en El Chicó (1950). Las mansiones a l principio fueron diseñadas por arquitectos extranjeros y, luego, por ingenieros y arquitectos formados en el exterior y en la Universidad Nacional. El m d o lo -tip o es aquel que llama Hernando T éllez “ el palacete fra n cés", con una combinación muy ecléctica y asociando una mescolanza de elementos, copiados de las casas del Pare Monceau en París, del Trlanón de Versalles, del Panteón y de la iglesia de L a Madelelne, de La Opera y de otros modelos parisinos. De frente variable, por lo general no pasan de dos pisos y la monumentalidad que se busca en la entrada (porche y escalera), logra destruir la unidad que existia en la proporción de los volúmenes. 5. La vivienda popular o de capas medias, como las del barrio Alfonso López, por ejemplo, el cual se pobló entre 1935 y 1945, pre senta muchas casas con rasgos del estilo. Varias de ellas fueron construidas por artesanos que hablan sido maestros o contratistas de obras suntuarias en los barrios de Chapinero y Teusaqulllo. También persisten residuos ornamentales del estilo en el “ barrio de los señores Llévanos, cuyas construcciones han resistido los recientes movimientos sísmicos", según nos informa la revista Cromos en 1917. El arquetipo lo constituye una casa común y corriente en planta única, con un frente de ocho a diez metros en la fachada, de la cual se pegaron un frontón y unos elementos decorativos en yeso, copiados de 1, 2, 3 y 4 (modelos aquí reseñados). A este ciclo “social" del estilo corresponde también una “ regene ración y una degeneración", en lo referente a los m ateriales utllidados. Iniciándose con un material suntuoso y de m agnifica aparien cia para terminar con otros baratos y ordinarios. Con el Capitolio el respeto de los cánones copiados llegó hasta el uso exclusivo de la piedra tallada. Innovación única entonces de Bogotá. Su costo la hace más escasa en edificios posteriores, en donde se combina con el ladrillo, por ejemplo, en el Teatro Colón, el palacio de Narifio, 246
y en alguno que otro “ palacete" privado, como aquellos que hoy persis ten frente a la terraza Pasteur. En adelante la piedra desaparece, salvo en alguna que otra mansión excepcional en la Avenida Caracas y en El Chicó. A principios de siglo ya era de regla la imitación de la piedra, simulada sobre los nuevos materiales "bastardos" del seudoneo-cláslco: el cemento y el ladrillo. En cuanto al aparato de ornamen tación ya no eran talladas las molduras, sino hechas en moldes de madera y yeso, acentuándose asi la vulgarización del seudo neo-clásico y su marcada decadencia. En Medeiiin se pudo ooservar cómo una progresión anaioga se desarrolla "en espiral", a partir de la estación de Clsneros, según parece, llegando poco después a las mansiones oligárquicas de La Playa y de los costados del parque de Bolívar, para luego penetrar en El Prado y Villanueva. Entonces, rápidamente opera la “proletarlzaclón" del modelo, desaparecen los volúmenes, se empobrecen los espa cios y se reducen las especificaciones; sólo quedan ios elementos decorativos de la fachada, los cuales se riegan en numerosos oarrlos de obreros y artesanos, que se edifican en las decadas del cuarenta y del cincuenta en ambas márgenes del rio Medellln. También en esta ciudad se verifica la reducción progresiva del solar, terminando con lotes de seis y ocho metros de frente y la disminución en la altura de las obras. En Cali el proceso se Inició hacia 1918-1925 con el Teatro Mu nicipal y el edificio comercial de Emiliano Otero, en un solar esqui nero del parque de Calcedo y sigue hacia 1926-1930 con el Palacio Nacional, prolongación del edificio Otero y la Gobernación; todas estas obras alcanzan una altura promedio de 3 y 4 plantas. En los mismos años 1925-1930, en un reducido anillo central, se construyen varios edificios de dos y tres plantas, con locales comerciales en el primer piso y usos residenciales en los pisos altos. Bajando por la calle 12, hacia el sur, van disminuyendo rápidamente las esp ecu la ciones, pero no la exuberancia decorativa; llegando a Santa Rosa y San Nicolás, son casas de pequeños comerciantes, de artesanos y obreros, a las cuales se pegó sobre la fachada una pechera de adornos con alusiones neo-clásicas; son modestas viviendas con una o dos plantas, en un lote de seis, ocho y diez metros de ancho sobre la calle. Mientras tanto, en la década del treinta, la oligarquía caleña se fortalece en sus exclusivos bastiones residenciales de los barrios El Centenario y Granada, volviendo a los trlanones, castillos medievales, palacetes franceses y folies, pero con tal eclecticismo, que ya es difícil saber si los modelos provienen de Europa o de Chapinero. Un último paso, hacia 1950-1960 (¿quizá hasta hoy?), en el barrio obrero de Siloé, laboralmente caracterizado por la presencia de una gran masa de mineros de carbón y trabajadores de la construcción, algunos adornan la fachada de sus casas con motivos en baldosines de color, semejantes a aquellos que decoran "Eli Castillo" Carvajal; otros cierran un balcón de segunda planta con balaustres de cemento ar mado, inspirados en el Teatro Municipal o en el edificio Otero. 247
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Modelos teóricos de la tipología "neo-clásica"
En Bucaramanga se identifica una evolución comparable, origi nada en el modelo central del Club del Comercio (de P. L. Monticoni, 1920), perfecta copla volumétrica de un palacio italiano y francés, ocupando todo un costado del parque Santander. Se vuelve un ideal que plagian sin tardar los grandes comerciantes en la zona central, pero con una marcada reducción de todas las especificaciones; luego el modelo sufre otras hibridaciones cuando se adapta a la función residencial en el barrio Conquistador, elegido por la oligarquía comer ciante de la ciudad y, finalmente llega en forma residual hasta los barrios populares que se edifican durante la década del cincuenta. En estas viviendas obreras de una sola planta y con un reducido frente sobre la calle, sólo quedan del “neo-clásico” algunos adornos de la fachada, pintados en rosado, azul o verde, la decoración del frontón y alguna que otra comisa con jarrones simulados. Ultimo ejemplo es Manizales, en donde también el modelo se origina en edificios públicos, más que todo en la gobernación y la esta ción del ferrocarril, los bancos, el palacio episcopal, la alcaldía, los edificios Sanz y Salazar, el hotel Europa, que van imponiendo el catá logo neo-clásico en el centro de la ciudad, entre 1920 y 1930. Resulta una ironía que mientras en Nueva York se está construyendo el Em pire State Buildlng, los ediles firman contrato con John Wootard; al arquitecto norteamericano no le piden un “skycraper” (rascacielos), sino un edificio para la gobernación según los patrones del neo-clásico 248
franco-italiano y, para colmo de la ironía, contratan a un arquitecto francés para edificar cien metros de concreto armado: la catedral. Quedan como dos chistes crueles, el uno al frente del otro: el rasca cielos "gótico” del parisino y el neo-clásico via Estados Unidos. Pero de este doble desastre todavía se enorgullecen algunos manizalefios de la vieja guardia, cuando nos acompañan con suma amabilidad por el centro de la ciudad. Mientras tanto el modelo neo-clásico, grabado en la mente de los maestros y artesanos contratados para las obras de la gobernación o del palacio episcopal, llega a la Esponsión, sigue por la carrera 23 y también baja de la plaza de Bolívar hasta el barrio obrero de San José. Con base en los anteriores ejemplos se esbozó una tipología teórica del desarrollo de dicho modelo (ver Gráfico, página anterior).
Portón oceánico de todos los asaltos colonialistas en Colombia, Cartagena no podía escapar a los estragos de la invasión “ neo-clásica francesa” . Pero esta última tendría que admitir la competencia de numerosas influencias llegando a la bahía, procedentes de las más diversas latitudes. Estas influencias tienen una temprana expresión en la quinta de El Cabrero, hacia 1880, y operan en el marco de una especulación privada de “urbanización” , con la cual una extensa playa doble (mar y laguna) cae en manos particulares. Nuevo conquistador del siglo veinte, un emigrante español náu frago llega a Cartagena en 1834, abre su tienda en una callejuela, se casa con una nativa y tiene 17 hijos, de entre los cuales una hija que, después de años de solterismo, se convierte a los 41 en “la con cubina” más famosa de la Historia Patria; tan exitoso en la tienda como en la cama, el exnáufrago se vuelve el afortunado dueño de un kilómetro de playas de la nación, en condiciones poco claras. A pro pósito de ello, Eduardo Lemaitre pierde su acostumbrada locuacidad y se torna muv lacónico, limitándose en indicar que la familia Román era propietaria “de toda la parte de la península que se extiende a la orilla del mar, hasta Marbella". Y también escribe un señor Daniel Reyes en el Papel Periódico Ilustrado del 20 de febrero de 1885: Era en antes un triste caserio de pescadores, con poquísimas y muy pobres habitaciones; y ya hoy cuenta cerca de 300 habitantes y casas cómodas y elegantes. La primera de persona respetable que hubo fue la del señor D. Manuel Román y Picón, construida en el año 1856; muchos años más tarde, allá por 1873, comenzaron a edificarse otras. La señora Doña Soledad Román de Núñez, poseedora de la casa que fue de su padre, y de unas dos más, ha contribuido mucho a despertar el gusto por la residencia allí, y llevado a cabo obras importantes de mejora y embellecimiento. A su costa formó en frente de su casa de habitación una bonita plaza .. procuró que en ésta y el camellón que conduce a la ciudad se estableciera alumbrado público, y trabaja porque se levante una pequeña iglesia. Además de la citada señora, tienen casas otras muchas personas de escogido puesto social... El Cabrero progresa cada día más...
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Efectivamente, dicha señora consigue hasta un tranvía, es decir un kilómetro de lerrovia para unas sesenta casas y 3u0 vecinos ••res petables” y nunca se vuelve a hablar del “ triste caserío ae pescadores La primera casa de madera de K a ia el Nunez es la típica cons trucción tropical de la época, inspirada en los campamentos norteam e ricanos de las empresas mineras, portuarias y ferroviarias. Es un modelo que entonces íiorece desde California hasta las A non as, y en las "repúblicas bananeras’ a lo largo de la costa del P a c ific o ; es una vivienda que poco diliere oe aquellas que se construyen en las ciudades de Colón y Panama, desde donae el patrón liego a 1a cania; tendría cierto éxito en los barrios de El Cabrero, L a Popa y en la fase inicial y popular del futuro barrio Manga. L a quinta de la ram illa Román se desarrolla en dos plantas y está entejada en zinc, este m aterial cubriendo también el alero del balcón del segunao piso. Con remodelaclones sucesivas, en una fotografía de 1922 se observa que la teja desalojó el zinc y también se agregó el cuerpo posterior hacia los jardines, presentando éste varias modificaciones estilísticas. En una etapa posterior, no sabemos cuando, se adicionó un toque francés con las mansardas, rompiendo la monotonía del pesado techo. En definitiva, se trata de una construcción imponente por sus dim en siones, pero sobria en su decoración y sin excesos ornamentales. Desde la casa de Rafael Núñez hasta M arbella se abrió la calle tínica, conformando la espina dorsal del barrio. Entonces surgen sobre la playa y frente al m ar varias mansiones en ladrillo y cem ento, en dos plantas, algunas veces muchas de ellas combinando el uso m ixto de maderas y materiales "duros” . Florece esta tendencia en los años veinte, tal como lo Indican los medallones frontales con fecha gra bada; estas quintas, por lo general, reproducen el patrón llamado del “ palacete francés” , pero con diversos tipos de “nacionalización” y variadas interpretaciones folclóricas y tropicales. No obstante, se m an tienen en los parámetros de cierta sobriedad ornamental, destacándose como novedoso material de cubierta una teja cuadrada en cemento y colocada en rombo. L a mayoría de estas casas respetan el retroceso de un antejardín, prolongado por la escalera axial de entrada y fo r mando un pórtico con columnata. Sin embargo, algunas presentan un corredor frontal abierto, con columnas, que se comunica directamente con el espacio público del andén. Mientras tanto se copó rápidamente la capacidad espacial de la estrecha playa, pero sigue la demanda de las quintas suburbanas, por parte del creciente sector de los más adinerados comerciantes e in dustriales cartageneros. Entonces es cuando surge el barrio de Manga. Hoy Manga presenta el aspecto de una especie de Chapinero caribeño, igual estado decadente y ruinoso, con múltiples heridas y evidentes huellas de decrepitud, además, muestra indicios de marcada “ proletarización” ; en definitiva, reúne todos los sin tomas de deterioro social y estético. Sin embargo, la isla no tiene unidad estilística y una “ lectura” atenta permite reconstruir la cronología de su desarrollo espacial y social; todavía existen unos ranchos populares de principios 250
de siglo, construidos en maderas y techados con zin c; según las p r i m era s fo to g ra fía s , in icialm en te estaban cubiertos con p aja. A una cu adra de distan cia contrastan las prim eras m ansiones de gran tam año, p ero tam bién de m adera y zinc, tip o El Cabrero, al lado están las suntuosas quintas de la danza de los m illones. P o r últim o, en los años 30 se regresa a una elegancia mas discreta, con los "p a la cetes fran ceses” con frecuencia de dos plantas. Lias diversas fu en tes cónsullaaas no coinciden, en cuanto a la fe c h a o e parcela ción y construcción de las prim eras m ansiones y q u in tas. ¡según parece, lo que impulso la especulación fu e la construcción d el n u evo acueducto de la ciudad, contrato firm a d o en i9uo p o r e i gob ern a d or Enrique R om án (u n h ijo del naufrago español) con un in g e n ie ro inglés. Es de presum ir que se dio entonces un m arcado au ge a la construcción, pues en el mismo año entra a produ cir la p rim era fa b rica m oderna de ladridos y mosaicos, wu sauemos en que a n o se unió el oarrlo M a n ga con la ciudad por m edio de un puente, e l pu en te Kom an, continuando con la calle del mismo nom ore, ia cual lle v a a la casa Rom án. H acia 1910-1915 el dueño de la ísia in icia 1a operación , divid ién d ola en amplias manzanas rectangulares, alcan zan do h asta ZOO x 300 metros, parceladas en supersolares de 4.000 y h asta 5.U00 m etros cuadrados, en las cuales se construyen luego unas m ansiones gigantescas, ocupando hasta 500 m etros cuadrados en la p rim era planta. Según ciertas fuentes, el barrio fue diseñado en la lo por el m ism o “ a iicio n a d o a la arquitectura” que proyectó el m ercado de G etsem anl en 1904 y el tea tro Heredla en 1911. Para este últim o proyecto una “ Ju nta del tea tro ” , presidida por el imprescindible Enrique Rom án, d ecid ió m an dar al “ aficionado” a La Habana para estudiar el m odelo del tea tro T a có n y construir en Cartagena “ una réplica tam añ o m e n o r” . F ren te a esta epidem ia de teatros sacudiendo el país (B ogotá, Pasto, Popayán, Cali, Buga, Barranquilla, M edellin, M anizales, C ar tagen a, etc .), quiza los futuros historiadores de este arte concluirán señ alando un m arcado auge del teatro nacional, en los años vein te. P ero resulta que no había una sola compañía nacional y el único propósito de la oligarquía de los importadores, era disponer de un recin to exclusivo para las escasas presentaciones de algunas co m pañías extranjeras, tam bién importadas y pasando ocasionalm ente p or el trópico. En esta ciudad, la menos colombiana y la más cosm opolita del país, resulta una ironía considerar hoy las mansiones de M an ga com o “ patrim on io histórico n acion al"; de espaldas al país, M an ga surgió precisam ente de un tajante rechazo a lo nacional. “ P o t p o u rrl" de las m ás discordantes y exóticas modas arquitectónicas que algún d ía llegaron al puerto, el barrio es el museo acusador de todas las dependencias, la estampa de la sumisión y de la carencia del sentido nacional de una clase social. El barrio se parece a la v itrin a de la pastelería el día en que se exhiben ponqués de prim era com unión: pura fantasía, por lo tanto carece por completo de seriedad y asi se 251
debe considerar. Pero más allá de una broma de m al gusto, también refleja un momento social y eso es lo que aqui se quiere destacar. Pues no podemos olvidar que el cosmopolitismo apátrida de sus m a g nates se exhibe con descarado impudor, en el momento mismo que el proletariado de Cartagena les da lecciones de nacionalismo antico-
lonlallsta. Algo igual ocurre con los autores de los proyectos: europeos unos, indígenas otros, bien sean empíricos o con form ación académica, les arquitectos se divierten con esta culinaria form alista y constructiva: cocinan sancochos costeños, mezclando los más diversos ingredientes acumulados en dos m il años de arquitectura universal, aquí condensados y revueltos en los trescientos metros cuadrados de una ‘ quinta". Entonces, solicitado por los más ricos comerciantes e industriales de la colonia internacional locai, y ejecutado por arquitectos extran jeros (Badenes, Aquer, Pedro Malabet, Maertens, Lelarge, etc.), M anga seria soclalmente oligárquico, y extranjerizante en sus ideales estéticos. Efím ero barrio de la danza de los millones, es quizá su m áxim o pro ducto urbano concentrado en diez manzanas. Más allá de sus "orom as arquitectónicas” , es algo más que un inofensivo museo de la m egalo manía para ahorrar un viaje a Disneyworld; su agresiva y provoca dora exhibición de vulgaridad individualista, llevada hasta los extre mos de la incultura y del narcisismo, lo convierten en testigo de una época y de una sociedad. La estética form al de las quintas de Manga no podía ser sino el reilejo del gusto y de las aspiraciones de sus moradores. Es el bazar de un mercado persa, con sus bungalows recordando vagam ente a las colonias antillanas Inglesas y holandesas, unas villas para balnearios mediterráneos, alguno que otro chalet o castillo de dudosa filiación, mezquitas andaluzas, ya con ventiladores eléctricos, victrolas y varia dos injertos de padres desconocidos; están los préstamos del bizantino, del románico y del gótico, del barroco y del rococó, y unos residuos del moribundo neo-clásico francés. Mercaderes o pillos, ruilanes algu nos, pero todos ignorantes y pretenciosos, los propietarios importaban por igual carabinas Remington o 6.000 franelas para equipar algún ejército, conservador o liberal según el caso, una estatua del Liber tador en Italia, angelitos de yeso en Florencia, rejas metálicas y verjas compradas a empresas especializadas en Francia o Alemania. Asi vemos el curioso concubinato entre los materiales vernáculos como las maderas, alguno que otro aparato de piedra en un portón, algunas paredes en ladrillo a la vista, y una abundancia de elementos exóticos e importados, como son el cemento y la hojalata, el hierro para con creto, el vidrio, el zinc y el mármol de Italia, de donde también llegan baldosines y mosaicos decorativos. En esta competencia de barbaría mos e idiotismos arquitectónicos, se distingue la mansión de Enrique Román. El hijo del náufrago español habla prosperado en los más diversos negocios comerciales y de bienes ralees; llevaba también una prolongada carrera política, siendo gobernador de la provincia en cinco periodos entre 1892 y 1923. Su mansión en Manga surgió de la mente 252
de un arquitecto extranjero y presenta la máxima mescolanza esti lística que se pueda concebir, en un verdadero reto a la unidad; es como una mezquita, pero antillana, mansardas dominando unas arca das seudomorlscas con cemento y hierro, columnltas agrupadas de dos y tres fustes supuestamente románicas, pero con capiteles carga dos de acantos romanos o de frisos griegos, molduras y celosías mol deadas en concreto unas y en yeso otras, y una decoración interior “ con azulejos traídos desde Sevilla". Pero este "bric á brac", evocando la tienda de antigüedades, deslumbra a un vecino, que contrata al mismo arquitecto para diseñar algo similar. Según algunas fuentes, se hablan radicado en Cartagena el belga Joseph Maertens y el francés Gastón Lelarge. El primero proyectó el Banco de la República y el segundo diseñó la cúpula de San Pedro Claver y el Club Cartagena. Ya el modelo Ideológico de Manga está atravendo una capa social subyugada, pero menos adinerada; mucho más sobrias y discretas, adquiriendo con su unidad una cierta ele gancia, algunas de las casas que diseñaron son de las pocas que se salvan del ridiculo. *
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Pero es preciso profundizar las Indagaciones, para entender los merar^smos de propagación y de transmisión de la “nueva arquitec tura” v entonces se hace indispensable insistir sobre el papel de men sajeros, que cumplen los protagonistas directos de la obra, los que la proyectan y la diseñan: arquitectos o Ingenieros y los mismos constructores, artesanos, ebanistas y maestos de la obra. Estos agentes, una vez adquirida cierta experiencia y pericia por medio de una "obra maestra" contratada desde “arriba", son muy solicitados por los de “abajo” pidiendo algo de Igual prestigio y, al revés, diseñando o construyendo por los de “abajo", actúan como sus consejeros. Se refieren a tal detalle, particularmente elegante, de la casa de don fulano o les recomiendan determinado elemento “ de buen gusto" que exigió sutano. Además, estos elementos formales de la plástica arquitectónica son aquellos que diariamente, cami nando por la calle, admiran los futuros clientes sobre la fachada de les residencias de los más prestigiosos ciudadanos. Aoul merece rescatarse del olvido la personalidad de un auto didacta vallecaucano, Enrioue Flgueroa. nacido en Buga en 1884. De fam ilia pobre, emigra en 1906 a Panamá en donde se emplea como carpintero en las obras del canal. AHI logra tener su propio taller de carpintería con una maquinaria importada de Europa, se familiariza con la construcción de residencias y la decoración de fachadas en madera, copiando los motivos en libros italianos y franceses; no olvida fotografiar unos detalles del sistema de encofrado del concreto, aue se utiliza en la construcción de las esclusas; regresa a Buga en 1922, por ferrocarril, ciudad donde ya existen casas distribuidoras de ce 253
mentó y de hierro. Durante los siguientes diez anos se dedicará a construir numerosas residencias y edificios civiles y a ornamentar fachadas en Tuluá y Buga. ¿Su fuente de Inspiración? Tarjetas postales que le llegan de Austria y de Florencia, fotografías de teatros italianos y libros fran ceses, destinados a la enseñanza de la historia de la arquitectura clásica, publicados en París hacia 1000. Es asi que el arquitecto-autodidacta Enrique Flgueroa no destruye los moldes que fabricó para los frisos y capiteles del Teatro Municipal. Poco después son solicitados por otros clientes y entonces son reutlllsados, en forma más modesta —y más agresiva— , para los adornos de fachadas residenciales de algunos comerciantes, particularmente ricos. En Popayán el autodidacta Dueñas, una vea terminada la ca tedral, también rcutlltca en otras obras algunos de sus elementos decorativos. En Mantéales, cuando construye su propia casa, el maes tro contratado por John Wootard recuerda lo que aprendió constru yendo la gobernación y luego, en el barrio, el modelo ya no es la gobernación sino la casa del maestro. M is díctente aún, es el caso de Frnnclsco Osplna Bernal. veterano y precursor del concreto en la arquitectura del Valle. Es nieto de colonos antloqueños que logran formar grandes haciendas de ganado en los antiguos resguardos de Guasca, en Cundlnamarca. Convertidos en ricos hacendados, los padres mandan a los hijos a estudiar a B o gotá o a Estados Unidos y es asi como Francisco se gradúa de inge niero civil en 1917, en la Universidad Nacional: entró en servicio de "El Canal", luego del ferrocarril que une a Cali con el mar. y la gobernación está gestionando un préstamo con bancos de Nueva York y licitaciones con firmas norteamericanas e Inglesas para la construcción de un muelle moderno en el puerto de Buenaventura; están penetrando olas de comerciantes extranjeros y en los pueblos cafeteros se erigen fortunas, con el negocio del grano. En 1918 el i oven ingeniero se dirige a Cali, en donde se habla establecido su hermano Sebastián, contratista del ferrocarril del Pacifico: nlU Fran cisco se asocia con un arquitecto caleño y durante los siguientes veinte »>ñns los dos socios Impulsan la nuevas técnicas de construcción e ‘monnen un estilo. Se entrevistó a Francisco Osplna Bernal en Cali y, a pesar de sus 85 años, este pionero de la arquitectura moderna conservaba Intacta su memoria: ¿El ladrillo cocido?. Bueno ya en 1820 habla d o s f á b r i c a s e n C a l i ; u n galpón estaba en San Fem ando, y también habla u n a l a d r i l l e r a e n S a n t a Mónita, en este barrio que hov llaman los Cristales . ¿El cemento' .. Desde 1915, creo yo. funcionaba l a f á b r i c a D i a m a n t e en B ogotá. . . Pero no existia la vta por A rm e n ia .. . C ó m o l e p a r e c e q u e aquí en C ali resultaba más barato im portarlo . . . Venia de D i n a m a r c a y d e Estados Unidos, en sacos de lona y llegaba aquí p o r t r e n , d e s d e B u e n a v e n tura . . . ¿El h ie rro ? ... F íjese que el prim er puente q u e c o n s t r u í , a q u í e n R i o claro, fue con varillas de una pulgada por u n c u a r t o , q u e s e r v í a n p a r a h e r r a duras de muías . . . Venían en rollos desde Estados U n i d o s , e n b a r c o p r i m e r o
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La Plata d t la ConiUtuelAn en Cali haría IOI
y en tren desde Buenaventura. Me acuerdo que el hierro que se utilizó para unas obras en el acueducto, eran rieles que sobraron del Ferrocarril del Pacifico. ¿La hojalata? . . . También venia de Estados Unidos ya prensada, así con sus relieves y sus dibujos y sus rosetones, la utilicé aquí, en los cielos rasos de un edificio que construimos en 1920, a la esquina de la calle 11 con ca rrera novena, para los hermanos Restrepo. ¿El e s tilo ? . . . Es que en la Facultad, en esa época, todos éramos muy influenciados por el estilo francés. Renacentista lo llamaban y también por e l estilo francés clásico. . . Nosotros consultábamos las revistas europeas, francesas, algunos teníamos suscripciones . . . ¿Los clientes? . . . En esa época todos los individuos que hacían plata eran comerciantes. . Construimos el edificio Daccour; Daccour era un libanés que iba de casa en casa con una maleta, vendiendo mercancías... Después fue el edificio Restrepo Hermanos, eran Importadores de telas. Tenían el almacén en la planta baja y dos casas en la parte alta para Juancho y Don Pepe. . Después construimos el Edificio Otero, en el 23 creo, Emiliano Otero ae llamaba; era una persona con gran parte de sangre negra, muy hábil para los negocios; importaba mercancías, telas de Inglaterra, etc. . . .
En Cali, durante varias conversaciones que sostuvimos con Fran cisco Osplna Bernal, este precursor local de "La arquitectura francesa neo-renacentista” también insistid en el carácter publicitario que adquirieron sus primeros proyectos del Teatro Municipal y del edificio del comerciante-importador Emiliano Otero, por lo que estas obras toman un valor de ejemplo y se tornan en modelo para nuevns cons trucciones. Terminado el edificio Otero surge a su lado el Palacio Nacional, diseñado por un Italiano, perfecto exponente arquitectó nico de la "danza de los millones” y que hace poco reseñaba un perio dista en estos términos: Entre las más valiosas obras de la arquitectura renacentista, de aue justa mente puede ufanarse la ciudad de Cali, ae encuentra el Palacio Nacional de Justicia, cuya construcción se Inició el día 15 de febrero de 1926. cuando ejercía el cargo de Presidente de la República el doctor Pedro N el Osnina Los planos de la importante construcción levantada en la antigua Plaza de la Constitución — hoy de Cayzedo— fueron proyectados por el prestigioso inge niero italiano Yovanni Lignarolo, quien para tal efecto fuera contratado por el gobierno nacional de esa época. Su estilo arquitectónico es realmente ma ravilloso y se dice que dos edificios similares se yerguen airosos en las ciu dades europeas de París y Bruselas.
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codo ceremonia, por a q a n d o i Oocre d afio 1996 y cao estas «los obras se nota, aUrefirdanr deíl parqne. e l desasante de la azqoiteetazx tzad&tínnalL Un costado co m p ite con los vcstíglas i i i i m s y a s n s to k ia . heredados de la Onlnnfa espafiofia; pero ae acaba nuy pnado la **tMW'* * ib n n ‘ y coando se reanada. quince aftas b ú tarde, es bajo los dedadas de otra ortm tartán “ta ltn a T . Poco después, d “restado francés* se ba ▼netto arcaico y qneda apftattado por la mrmltara de fias afinas este mir laras metálicas y de concreto de la arquáteetara iimiiitir ■imniruni •
... B«a*irriai fes gciaaagqg ntwdhu per d in fB É c n ptoftctata. * Uceó eoBdanía óe qw d eü © indicada pan levantar la abra se- poda ser acjÍK. Se trataba de aaa oapactaale oaMncoáB ea pitar an aaa de la andad j p e "W r m 4r a p A * p m ó t i oa el campo arpaBcdáBaT. . .. Mecerá lattean r d tacha de qae p a n fia caaafcnaecaón fne a r m n o ■■portar d caneos» dd e U n q o e . de la ffamnaa a a r a ‘ A lta T . d caal m Ib
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p u d rir d apea n r a a . Adeaaás se f w f n « p a n d tectaa anas teja» u p e entes tas caatas creabas fatmeadas a base de ana aSesaissn de cabré qne les tata p — Caneza y s a n de {amafia r t f^ o r q n e n p a ****»« maestría p a n
sa caiacaenc: dkbas tejas otaban p m é x a t a t caatn tada dase de m dea t n t a i y dabas aBayar taqtae de oté d ra araBBtctaaca. (S e a g itp qoe ana paite dd edfflrto está techada con p lic a i de hojalata prensada, cao «n n o ü v» en relieve dnudando tejas en U .j Sha «sabaras. tal maro m i t caamameaie can a ta dase de praytcn cnaada d M aoa st balitaba ea obra aten, taa trabajas d d s n aar aaa* Sentada» par falta de áatra E¿Co oenrrié debida a la depresor» sananica ptadaeáda por la baja «eitiu l ea taa pnciaa enterra» dd café, caaada éste caaatatañ j tanaca baaden de eapaetacnm deS roéis cw w fimmnám. de ecaoomáa Es de anafes qpar pan la «aantransúa de las «— <"j« dd ■* * » ¡+ w secesma» rata n ia esapleada» mmtrartane» de aadanaltidad ■*»!>««—» y »>»pbanade raFiffradn Las pnecrmi y iiit w a fiaeraa fabricada* n las mejtn s « a t e a» de cedro par chaman» ratatana Pterc- las cerrada»as mrprrtaiai de la
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Arquitectos n rtfltn s como Dnefias en Popayán. Btairiqoe Fbgneroa en Basa. Francisco Ospcna ea Ga3 y “t í afScbonador ¿aspe en Carta gena. se vieron con fiar el d a d o de obras de cierta magostad. P ero en las d a ta d a satas peqaefias. a fia swrbra de los antas pcestígSaeas profesionales extranjeros. generafimeate exrTafidns defi marco de la plaza y trabajando ec las r a fia adyacente» y en los barrios peri centrales. sargfieron las nazaaerasat profleCarias arde. Eraos del o e o -d id e o “popular*- Pensaaaos qne merece ¡acatarse fia memoria de estos sen cillas artesanos y maestras de obras cns se dedicaron «tarante decenios a la t ta n ir a ornamental de saqafüaje femrtfcaii qns- afin üfisirnrara Unas ancianos “ Tisis cagas de ¿tachada”’. S I trabajo cambsttfca en pegar (fifierafim ente) sotare ana *-*^»»»**» ■wWiyB» o irtuuSa en taaBmreqpe. adotae o tapia «n niuero fwn t a en fiadsfflUlo: este material bajo on reiuque en sobre el cnal se eofloca&a después tuna abu ndante deeoratidn * « ■■» * » d d > *«*»"r* aeo-dádeo. mnMeada en guaciera y yeso, para «w h i r ja obra fia ffarhwftr con Das peineras pintaras q ita d c u inir;-1"*1»***» ?fr? cbáquiinqiiiita ¡—¡m**"» en el aectatr central *Ttas rasas de ffactaada“. pero se j obee sa principal atator Se Iop 6 estaUCaas qoe Ládano Hernández «u esta efcndid en 1966. donde murió en 1962. no «****» on afio de esfrudtas pefimarfos c a n d o fizridáu m y joven y »—’"*» «y sa larga cañera de remas» i _ m »t tarde, tacctao maestro tmdependBente furrvia alarmaos y ayudantes: con serva —y moldes de madera —trisar qtse Plgoeroa— y los aaa en forma re petitiva en numerosos otaras. A s í. durante vetaste aftas se dedica a las reformas de las "caras de fiadsada'*'. en ta piVaia de JnlBo Pfiirez ▼ sos alrededores: adqalere Qnm-» en el gg»mño de fias caaaerdantes y refbenoa tiunláfiii los principales Bi—a » de fia carrera déc.aiz por ’******* de g « » “ vitrina firancesa*. con Tá^nt-'as y rejas metálicas. Bosta hacer boy un recorrido arfaena, partiendo de la KatarLde» del V taiu ein lL para localizar la f nente de inspEzaddn del maestro en la obra de ih ifW Es b o d a 193T-1926 coa indo el artesano ejetóla sa m is prestfieluao con trato: la “cajo de fachada-" de dos pitantes, en plena pitazo de JaBo FKtaez. oae el rico hacendado ganaderoRrH» g»_ 257
gulendo una moda de la época, Hernández no olvida grabar las in i ciales RR en el medallón del ático. Term inada la obra, incrusta en ia pared una placa metálica en la cual se lee: Luciano Hernández, constructor y planista. A la orilla del rio Cauca, en Cartago, se pudo reconstruir ia trayectoria de otro artesano vulgartsador del “ neo-clásico francés" y especialista en remodelación de fachadas". Recordemos que en los aftos 1020-1030 disfruta de una posición privilegiada, entre las cordi lleras y el mar, para la exportación cafetera hacia Buenaventura; con ia navegación fluvial de barcos de vapor, entre La V irginia y Cali, la carretera del Qulndto y el punto de enlace de los ferrocarriles de Antioquta, Caldas y Pacifico, se reactiva el papel comercial de la ciudad. Be radican en Cartago unos prósperos comerciantes, pero en casas de dos plantas del siglo X IX y bastante deterioradas; no se aventuran a reconstruirlas completamente, pero desean reform as para mejorar su aspecto exterior a lo menos, por ejem plo, cambiando la fachada Es cuando llega Alvares. Estamos contem plando la fachada "griega-rom ana" de un edificio de dos plantas -—almacén abajo, v i vienda arriba— en un solar de diez metros de frente, entonces un anciano sale de su tienda. Designando la casa, dice: E s t a fachada que ustedes están m i r a n d o , f u e h e c h a en el año 28,.. SI en el 28 . ¿ y « a b e qué? c o s i ó M p e s o s . E r a d e u n señor que tenia un granero aquí a b a l o e n la p r i m e r a p l a n t a Y la f a c h a d a d e la casa de la esquina, al f r e n t e d e l t e m p l o ¿ l a v i e r o n ? E s t a c a s a e r a d e los Rubianos. que tenían aquí su s a lm a c e n U - s y v i v í a n a r r i b a Y v i o l a f e c h a grabada arriba: 1932. Bueno, e s t a f a c h a d a c o s t ó 2 0 p e s o s . . . Y o c o n o c í el maestro que hizo estas fachadas, u n g e n i o ¿ n o ? E r a u n p a is a q u e v i n o d e Antioquia, s e llamaba Alvares, se m e o lv id o e l n o m b re . A lv a r e s e ra su a p e llid o E l e r a nativo de Fredonia p e r o d e m u c h a c h o m f u e p a r a M e d e l l i n y allá s e enganchó de ayudante en o b ra s d e c o n s tr u c c ió n H a s t a q u e luego lo contrató un ingeniero. Y trabaió m u c h o t i e m p o c o n él. a p r e n d i ó e l o f i c i o d e hacer fachadas. Entonces cuando s u p o h a c e r fa c h a d a s s e independizó y s e v i n o a aventurar al Valla. Es que á! e r a u n a n d a r i e g o , d e e s t o s p a is a s q u e a n d a n buscando la vida . , E n t o n c e s p r o p u s o a e s t e señor d e l granero, con su casa viaja, que le hada u n a fa c h a d a b o n i t a ; y s e l a h i t o L o v i yo cómo trabajaba, era muy traba j a d o r ; c l a r o q u e t e n i a á l u n o s a y u d a n t e s , pero trabajaba hasta de noche ... L e p i d i e r o n o t r o s u n a f a c h a d a n u e v a , e h i a o m u c h a s en Cartago, una en la 7* c o n 11. o t r a e n l e 12, u n a a b a j o d e l p a r q u e , la del colegio modelo, y e n la e s q u in a d e l h o t e l l a f a c h a d a d e l a e s c u e l a también la hizo él; de él t a m b i é n es la fa c h a d a d e la E s t a c i ó n d e l F e r r o c a r r i l al n o estoy mal ... Bueno b i s o c o m o d i e z fa c h a d a s y d e s p u é s s e f u e , c r e o q u e en e l 25 Se fue para T u l u á d o n d e h i z o fa c h a d a s , y l u e g o s e f u e a P e l m i r a e n donde hizo otras... A q u í n o v o l v i ó E s q u e e r a é l u n a n d a r i e g o , p e r o u n maestro, un genio ¿no le p a rece?
A lv a r e s t e
U a m tb a
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Ahora bien, el carácter vasallo del estilo "neo-clásico" en Colom* b u no solamente se expresa por medio de su subordinación a la Im portación de arquitectos extranjeros y de materiales exóticos, tecno logías Innovadoras y de "ruptura". También se verifica en el mismo catálogo de la tipología de obras: a) Con los nuevos edificios públicos administrativos, los gober nantes quieren presentar a los empresarios, Inversionistas y banqueros europeos y norteamericanos una Imagen distinta del país y del Es-
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lado, un rostro progresista y modernista: “civilizado", Y asi lo dicen, en múltiples oportunidades, para legitimar una obra. b) Ciertas obras se dirigen explícitamente, y casi exclusivamente, hacia usuarios extranjeros, también para que "tengan una buena opi nión de nuestro pala". Es el caso de los numerosos hoteles "de turis mo", los cuales florecen hada 1910-1940 en muchos centros, como complemento indispensable del negocio de Importación-exportación y a veces en los lugares más insólitos y menos turísticos del país. c ) Paradigma de un grupo social adinerado pero Inculto, el catá logo neo-clásico, privilegia la fiesta pero Ignora la cultura, Su reper torio incluye aquí o allá algún teatro pagado por la oligarquía local para su deleita exclusivo o un club cerrado, para sus más estrambóticos bailes, pero no dejarla ni una universidad, ni una biblioteca, ni un solo museo. Sumadas todas estas condiciones y circunstancias, la transferencia del neo-clásico en el trópico lo convierta inavitablementa en una ar quitectura "pechera" y vltrinera, que apunta hacia las apariencias, pero no considera los volúmenes y no Involucra la totalidad de la obra. Es que los negociantes costeños y anttoquefios que admiran los edificios de la rué (calle) de Rlchelleu, de Vlena, de las avenidas de Florencia y de Milán, sólo los contemplan desde e| exterior, sin usar los; en forma Igual, son fachadas sobre el bulevar lo que muestran las tarjetas postales que Inspiran a los ingenieros nacionales. Se usa ban hacia 1800 en las academias europeas los libros de historia de la arquitectura, que consiguen en la década de 1920 los autodidactas colombianos' estos últimos admiran unas láminas dedicadas a los repertorios de la decoración de fachadas, sucedléndose en su orden, el arte romano-griego y luego el románico, el gótico, el renacentista, hasta el más reciente. Con la Ingenuidad de su total ignorancia, el proyectista mesclará alegremente tan heterogéneos elementos en una misma obra. Y, en definitiva, los clientes son aún más cándidos y poco exi gentes: al fin y al cabo sólo quieren mostrar lo que tienen y demos trar lo que son Por lo demás, detrás de la pechera de yeso azuloso, Adentro su modo de vida sigue Igual, por lo que se conservan Inva riables los espacios Internos tradicionales. Se ostenta, en lugar de usarse una aroultectura concebida menos para la comodidad del usua rio, que para la admiración de sus vecinos. Pensada como un espec táculo exterior para el paseante callejero, la quinta muy a menudo presenta una complicada volumetria de fachada, de la cual resultan espacios Interiores Incómodos o Inutilizabas y que estorban a sus nroofos ocupantes. Asi que, con pocas excepciones, algunos edificios públicos y una que otra residencia, el "neo-clásico andino" será esencialmente un repertorio de decoración de fachadas con chaperías, actuando a la manera del lustrabotas que brilla la punta del zapato, pero desdeña la parte posterior. Ilustración de lo anterior, quizá una biografía tipo, es aquella de don Emiliano Otero, perfecto arquetipo de un "self made man" (hecho 259
a si mismo) valluno de principios de siglo: de extracción popular y nacido en una familia muy pobre, se le califica de "autodidacta", eufemismo que debemos entender por “iletrado"; soltero hasta los cuarenta años, se casa en 1907; en esa época es vendedor ("empleado de mostrador1') del mejor almacén de Cali, ubicado en una esquina del parque y propiedad del principal importador de mercancías europeas, el italiano Alfonso Menottl. Entonces el empleado reside “ en los altos" del almacén, pero a los pocos afios alcanza el cargo de gerente del negocio; es cuando logra comprar al frente del alma cén, en el costado oriental del parque, una casa esquinera muy ve tusta. En viaje de negocios, visita a París en 1914 y regresa a Co lombia con fotografías externas de un edificio parisino esquinero, que lo dejó deslumbrado. En Cali abre su propio almacén y en el afio 1925 contrata a los ingenieros que diseñaron el Teatro Municipal, les pide proyectar el edificio de las fotografías “que debe ser el pri mero, el mejor y el más bello edificio de la ciudad” ; para la obra se importan el hierro y el cemento y para los acabados es preciso con tratar, en Bogotá, a los artesanos expertos en moldes de yeso, que se usan en la decoración externa; también de la capital vienen los ebanistas encargados de las puertas y de las ventanas. En 1928 se Inaugura este edificio comercial, lo mismo que la futura residencia de la familia Otero, Villa María, otro recargado catálogo "neo-clásico’’ ubicado en el nuevo barrio Granada y considerada por un cronista local, como "la primera quinta realmente elegante” . Según Fran cisco Osplna Bemal, proyectista del Teatro Municipal y del edificio Otero, esta última obra fue el producto "del simple antojo de un cliente adinerado que se impresionó en un viaje a Paris, quiso obtener una renta y lo único que le importó fue la fachada” . Importador, don Emiliano Otero habla traído al país, al igual que las telas de Inglaterra, el champagne francés y la fotografía de un seductivo edificio parisino: la arquitectura se convertía en otro pro ducto de su importación. Asi llegaba a Colombia en 1920, como revo lucionarla-novedad, lo que no era sino un arcaísmo en Europa. Más al margen de la tradición, y negándola, cayó en estas tierras en forma accidental, como una pagoda china en la plaza de San Pedro. Sin raíces nacionales, sin elaboración ni maduración y carente de asimilación el nuevo estilo se redujo a los dudosos plagios de un voca bulario elemental y apócrifo. Acogiéndose sus más espectaculares re siduos, el "neo-clásico andino” no podía ser más que un mero revoque de frontis, procurando cambiar la cara o adornar el rostro; con los artificios de múltiples pacotillas, el edificio se colocaba una máscara y asi se integraba a los carnavales de la calle. Se llegó hasta con fundir con arquitectura lo que no era sino decoración, a lo sumo una arquitectura del simulacro y del maquillaje: una arquitectura a lo Max Factor. Pero esta avalancha internacional de "importaciones" iba a aplas tar una naciente perspectiva nacional. Haciendo el balance del neo clásico en Colombia, lo que si podemos lamentar es que esta importa260
ción cosmopolita y apatrida, con la fuerza de modelo ideológico que fue adquiriendo, quebró de una vez por todas la perspectiva de una creación popular auténticamente nacional, la cual estaba gestándose, en estado de semilla, en el saber autodidacta y la práctica de los carpinteros, albañiles, ebanistas, oficiales, constructores y maestros de obra, que surgieron de la ola colonizadora. 7a en muchas ciu dades nacientes de las cordilleras, las casas urbanas de los colonos estaban rompiendo la reclusión ahogante de la casa-claustro colonial. Algo genuino y nacional Iba a derrumbar al modelo español, pero la poderosa ideología dominante se impuso y trancó este potencial: esta promesa fue castrada, periclitó antes de germinar.
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C A PITU LO
V
LA COLONIZACION DEL ATRATO
I M c a p itu lo l in t e l ! l a un a p a r t e d e I* In v e e tlp a c ló n d ir ig id a p o r O U m a M o t " q u e ra T o r r e e y d e d ic a d a a lo e h d b lto u y a la v iv ie n d a d e l r i o A í r a l o ,
Ahora bien, si los desmonte» de baldíos de laderas y la Introduc ción del cafeto caracterizan la principal corriente de colonización agraria, ni las vertientes de las cordilleras, ni el café conforman la totalidad del escenario de la gran gesta campesina. Pero varias razo* nos contribuyeron a privilegiar, en la historiografía económica y agraria, a la zona central del país, asociando altmpra laderas con café e Ignorando o despreciando a otras corrientes, reglones, motivaciones y productos. Ocurre con alguna frecuencia que la obra de un escritor tenga un destino sorpresivo y un uso social, bien sea mercantil, político o Ideológico, muy distinto a los propósitos que motivaron a su autor, y en este sentido resulta ejemplar lo que ocurrió al geógrafo norte* americano 1. J. Parsons: su manyo dedicado a la colonización cafetera central adquirió en muy poco tiempo en Colombia, particularmente en loe circuios antloqueAos cultos, una merecida fama; en seguí* da un efecto "bíblico", Al poco tiempo habla producido una nota ble esclerosis de la Investigación y una verdadera parálisis del pen samiento; novedoso su trabajo cuando apareció, hacia 1960, se con virtió en la "primera piedra" para la construcción do un edificio apologético de la "colonización antloqucAa", vista con lentes rosados. Su carácter neutral y acrltlco hacia del libro el óptimo basamento para edificar un monumento al mito colonizador, que entonces necesitaba la oligarquía que estaba manejando al país desde el palacio y la Federación Nacional de Cafeteras, desde las grandes plantaciones ex portadoras de Antloqula y Caldas. Desbordando el propósito del autor —hasta se alteró su texto original con adiciones hechas por un In dígena—, muy rápidamente, en los circuios cultos el término coloni zación ee tornó sinónimo de "cafetera" y de "antloquefla", Además, aparecía como algo histórico pero del pasado, un acontecimiento más o menos folclórico que habla sucedido, que ya habla concluido. Como dijo alguien: "Uno escribe lo que cree; luego todos creen lo que uno escribió". Después de quince aflos de labores, con visión distinta, más dis tanciada, menos apasionada y quizá más amplia, se ha podido com probar lo siguiente: a) En cuanto a la zona oentral del país y al periodo 1030-1000, la colonización de vertientes no fue, ni mucho menos, obra exclusiva del campesinado oriundo de Antloqula.
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b) Excluyendo unos brotes efímeros y muy localizados de guaquería, la colonización experimenta un desarrollo económico por etapas. Se Inicia privilegiando la producción maderera y leñera, luego el pan coger doméstico de maíz y frijol, yuca, papa, y, en una etapa posterior, los pastizales para la cria de ganado. Sólo tardíamente adquiere su base económica de estabilización definitiva: la siembra del café, generalizándose más que todo entre 1910 y 1930. c) Durante el mismo periodo general ocurren múltiples coloni zaciones geográficamente “marginales” ; con menor magnitud terri torial, un reducido impacto demográfico y social con perspectivas económicas más restringidas. d) Por ejemplo: —Tomó impulso, desde mediados del siglo X IX , una colonización mulata de manumisos y “chilapos” en los antiguos latifundios de sabanas y ciénagas de la costa, con notable estimulo a la producción parcelera de yuca y tabaco. —Se dio, desde el ocaso de la Colonia hasta 1930-1940, una colo nización negra y "comunera”, ocupando las zonas marginales de las grandes haciendas señoriales del valle del rio Cauca; iniciada por cimarrones, la amplían numerosos manumisos a partir de 1850. Se caracteriza hacia 1900-1930 por una pujante economía parcelera, produciendo plátano, caña panelera, cacao y tabaco. —Ocurrió en la cuenca del Pacifico una prolongada colonización minera independiente de batea (mazamorreo) llevada a cabo por esclavos manumitidos, desertando los antiguos reales de minas. Su presencia territorial, muy visible hacia finales del siglo X IX , impac taba a varios afluentes orientales de los ríos Atrato y San Juan, lo mismo que a los ríos Dagua, Raposo, Cajambre, Naya, Yurumangul, Guapí, Tlmbiqui, Iscuandé y Patía. — Se desarrolla hacia 1910-1920 una colonización chocoana, negra y aborigen, del litoral del Pacifico. Se encuentra incentivada por las obras del canal y el mercado de víveres en Panamá; alcanza una notable producción de plátano, coco, cacao y tagua. —Se inició hacia 1920-1930, al norte de Quibdó, la colonización negra y platanera de las riberas del rio Atrato y varios de sus aflu entes. Abasteciendo los mercados urbanos de Quibdó, Turbo y Car tagena, esta corriente conserva su vigencia y sigue hoy actuando y progresando. Por su magnitud territorial y su importancia demográfica, su im pacto social, sus particularidades productivas, su persistencia histó rica y su vigencia, y también por el carácter genuino de sus hábitats, del urbanismo fluvial de aldeas, merece aquí nuestro interés la colo nización del Atrato. Refiriéndose a la manumisión, escribía Medardo Rivas en los últimos años del siglo X IX : Propiedad sin negros que la cultivasen no servía para nada. Por esto la esclavitud se prorrogó hasta 1851, y entonces se creyó efectivamente que abolida ésta, la poca industria que había en el país iba a arruinarse.
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Se re fe ria a las haciendas pero ocurre algo comparable en los reales de m inas del Chocó, cuando los manumisos se lanzan a la m in ería fa m ilia r independiente de batea. También desmontan tierras agrícolas en la selva, combinando con frecuencia la siembra del plá tano con el m azam orreo del oro de aluviones y del platino, o sea una econom ía mixta, basada en una producción de autoabasto, pero com plem entada con una producción mercantil. Hasta principios del siglo X X la región del alto Atrato y del alto San Juan concentra lo esencial de estas actividades; incrementándose la densidad dem ográfica territorial y dispersa a lo largo de los ríos Sipí, Cajón, Tam aná, Nóvita, Iró, Cértegui, Andágueda, etc. Pero en 1920-1930 se advierten corrientes de migrantes saliendo de estas zonas y radicándose en el medio Atrato, bien sea a la orilla del rio o subiendo por un tributario, selva adentro. Según los relatos que se pudieron recoger de los más viejos pioneros entrevistados, es muy posible que incidieron en esta migración la concesión estatal hecha a la com pañía extranjera, Chocó-Pacífico Gold Mine, y los estragos de la m inería de dragado que introdujo ésta. En Litoral recóndito Sofonias Yacu p subraya el deterioro social y el descontento que reinaba, en 1930 en la zona Condoto-Istmina-Andagoya; de otro lado las pro testas de Diego Luis Córdoba desde 1935 le valieron una persistente fam a en toda la región. En las décadas de 1940-1950-1960 fueron lle gando más fam ilias, provenientes del sur de Quibdó, abriendo plata nares en las riberas de los ríos Atrato, Murrl, Arqula, Brazo de Murlndó, B ojayá, Beté, Tagachl, Buchadó, Naplpl y Opogadó, para no cita r sino algunos. Desde luego a partir de los años veinte y hasta la actualidad surgieron de esta colonización agraria fluvial muchos asien tos de h áb itat nucleado del tipo aldea. Se fundaron como unos cin cuenta asientos, de los cuales persistían unos treinta en 1986 y sobre los que se quieren hacer algunas anotaciones. De entrada, es preciso resaltar el carácter eminentemente paci fico de esta colonización. El establecimiento agrícola a la orilla de los ríos chocoanos no es conflictiva. Según indagaciones, varias razones explican esta situación excepcional: a ) La disponibilidad de tierras baldías vírgenes (o desocupadas) es siempre muy superior al volumen dem ográfico de la demanda; b) Las duras condiciones climáticas y ambientales implican necesariamente unas relaciones laborales soli darlas y asociativas; c) El plátano, bien sea de consumo doméstico local, o de mercadeo comarcal, no es producto comercial de exporta ción altam ente cotizado. Por el contrario, es producto de bajo valor m onetario, no provoca mayor codicia y los subsiguientes conflictos; d ) Además de presentar una fuerte cohesión cultural, la colonia per manece socialmente monoclasista, sin mayor intrusión de parásitos exógenos. Es preciso añadir aquí dos circunstancias que no suscitan mayores tensiones entre pobladores. En primer lugar estas colonias son a la vez permanentes y continuas, pero también móviles, cíclicas y rota torias, si se puede decir. Muy a menudo se comprueba la recolonlzación 265
Esbozo tipológico y categorías do asientos
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Caserío lin e al simpleDensificado y continuo en solares-huertas, Con pistoleta, escuela y c a p illa .
7 - Caserío con eje tranaveraal
Solar • patio posterior*
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Caserío con tendencia re ticu lar por apertura de la c a lle segunda. - Peso del s o la r a l lote*
9 - Casarlo de confluencia en forma de L*
10 - Pueblo "esquinero" de confluencia en etapa de densiflcación por siedlo del relleno in terno.
E s b o z o t ip o ló g ic o y c a t e g o r ía s d e asientos (continuación)
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de una misma labranza por un nuevo colono, en tierras que fueron anteriormente desmontadas por un labrador que luego m igró a otra zona, dejando la primera estancia abandonada, la cual volvió a su estado selvático en poco tiempo, y asi quedó disponible. En segundo lugar estos hábitats nacieron de necesidades de supervivencia, y siguen siendo, más que bienes de cambio, bienes de uso. T a n to lo productivo (desmontes y colinos) como lo residencial (casas y aldeas), se consideran como bienes de uso, y sólo excepcionalmente adquieren valor de cambio. La fase inicial rural del proceso se caracteriza por el hábitat disperso aislado. La fam ilia m igrante accede a la tierra virgen sel vática en una form a muy libre, privilegiando los conceptos de trabajo y de “ m ejora” ; prevalece la id*a de "posesión" —sinónimo de hábitat— y por lo general se ignora la idea de propiedad, en el sentido Jurídico de la palabra. En una sociedad analfabeta, pero con antigua tra dición oral, relaciones de vecindaje y numerosos nexos fam iliares, los acuerdos son casi siempre verbales y desdeñan las escrituras. La palabra sigue siendo el papel sellado del colono chocoano. Varios imperativos vitales, agrológicos y climáticos, de salubridad, considerando el complemento nutrldonal que proporciona la pesca, auspician la radicación del colono sobre el rio, cultivando un estrecho desmonte lineal, una parcela en form a de cinta entre la selva y el agua. 8u hábitat por lo general no pasa de 4 a 5 plazas, incluyendo espacios residenciales y cultivos: casa, platanales, reserva de maderas y lefia, frente de pesca y algunos frutales. Pocas veces la fuerza laboral fam iliar permite tener más de 10 plazas en producción, con algunas labranzas complementarias de cafia o de arroz. Por lo general, del núcleo fam iliar pionero se desprenden a la generación siguiente las casas vecinas de los hijos y, más tarde, de los nietos: asi va surgiendo la aldea. Con cada casa nueva al lado de la vivienda de los padres, poco a poco se va ocupando y construyendo el platanal de los inicios. El conjunto se estructura en form a de h ile ra única y asi cada hogar se beneficia con un acceso directo al rio. En ciertos casos el pionero del núcleo trae a familiares lejanos o incita a unos cultivadores vecinos para que se establezcan a su lado —“ para form ar pueblo"— , y asi va creciendo un embrión de aldea. En el naciente pueblo, por medio de acuerdos orales tácitos, sin es critos, se van conformando zonas; las normas provienen de la tra dición y se respetan sin que se necesiten linderos. El talud del rio y el terraplén configuran un paseo comunal de estricto uso público que no obstaculiza ninguna construcción privada. Está bordeado por la fachada principal de las casas, siendo cada una de ellas rodeada por un pequefio espacio de libre circulación, sem lprivativo y semipúbüco. En la parte posterior, detrás de las cocinas, se extiende un amplio solar-huerta con frutales, gallinero y marranera, el cual puede tener hasta 40 y 50 metros de profundidad; donde term ina empieza la selva. Actualmente la red regional de aldeas presenta un amplio abanico tipológico, según la fase de desarrollo alcanzada por los dis tintos asentamientos. Con unas diez casas el núcleo muestra su pri-
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Modelo de distribución social del espado
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Cacerio de Ver» Croa -Estado en abril de I98S- plano aproximado
mera tendencia de sedentarizaclón; alcanzando unas treinta vivien das, se advierte su consolidación. Agrupando entre 50 y 100 familias ha logrado éxito y persistencia, adquirió marcada estabilidad durante el transcurso de tres o cuatro generaciones de moradores y a veces ya se convirtió en pequeño centro comercial de consumo, acopio, mer cadeo y servicios de corregimiento. Reuniendo unas doscientas fami lias fácilmente adquiere autoridad y el papel de cabecera de un nuevo municipio, tal como ocurre en Bojayá (Bellavlsta), Vigía del Fuerte y Riosucio. El carácter de avenida que va adquiriendo el terraplén dominando el rio tiene su máxima expresión y su óptimo uso, mientras no se extiende demasiado, es decir, mientras no pase de 300 a 500 metros de longitud, sirviendo a una hilera de 30 ó 40 viviendas. Desde luego el modelo urbanístico lineal fluvial, cuando supera este umbral, en cuentra sus limites: en su crecimiento genera contradicciones. Obvia mente, con cada casa nueva, se va alargando la hilera y de pronto se presenta el obstáculo de un caño rompiendo la unidad del con junto, creando una barrera; en una fase de la expansión ya las dis tancias son exageradas. Entonces es cuando detrás, y paralela a la primera hilera de casas, se inicia un esbozo de "calle segunda"; sus habitantes sacrifican la visual sobre el plan de agua; acceden al rio circulando por el espacio semlpóbllco que conforman los intervalos y patios laterales, separando las casas de la "calle primera". Por otra parte, cada habitante es colono, campesino productor y consumidor de la mayor parte de sus frutos y el intercambio de los pocos
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C a s e r ío d e V U l u a m
- l i t a d o e n a b r il d e I M S - p la n o a p r o x im a d o
exceden tes se efe ctú a priorita riam en te en fo rm a In tern a y dom éstica, e n tre fa m ilia re s y com padres solidarizados por el tra b a jo en los “a b ie r tos” . O p era m u y a m enudo con base en e l fa v o r reciproco, p o r m ed io del trueque, y con frecu en cia sin m a n ejo m o n etario: todos, m e c a nism os que desvirtú an e l m ercadeo en e l sitio. P o r con sigu ien te estas aldeas p rim a ria s de colonos desconocen e l m ercado y p o r lo ta n to no n ecesitan su respectivo esp a d o físico: Ignoran la plaaa de m erca d o. Adem ás, estos n ú d eos con poca p o b la d ó n g en era lm en te n o pasan del n ivel de corregim ien tos — en el m e jo r de los casos— en la s ec to rizaclón p o lítico-a d m in istra tiva m unicipal. A si que tam poco a gru p an en tidades de gobierno que podrían leg itim a r el e s p a d o tr a d ld o n a l de la plasa, en m arcada por los e d lfld o s del poder. L o a n te rio r es ta n d e r t o que la plaza, generalm en te pequeña y de fo rm a irregu la r, p re cisa m en te surge, ta rd ía m en te y en form a ex cep d on a l. en cen tro s más estructurados, en poblados ya dotados con algunos equ ipam ien tos (in s p e c d ó n . escuda, capilla o kiosco co m u n a l), los cuales tie n d e n en n u d ea rse a lred ed o r de algún esp ad o Ubre público. En cu a n to a la producción, si se m u ltiplican y se acumulan los excedentes — m a d era s p o r ejem p lo — m ientras quedan en espera de su evacu ación h a c ia los m ercados urbanos, su acoplo se realiza sin m ayor d ific u lta d so b re el terraplén , es d e d r. a la orUla de la m áxim a v ia d el cam érelo, d rio. Com o vem os, la plaza n o está en un sitio, sino en tod o el p o b la d o ; es un lu ga r ampUo y continuo. Cuando no existen estas m ínim as condiciones, pero se p reten d e crea r una plaaa — bien sea para seguir la costum bre, p o r in flu e n c ia s 271
Cacerio de Kan Miguel -Estado en abril de IMS- plano aproximado
Ideológicas o por presiones de misioneros y párrocos— entonces ésta surge en forma artificial, con frecuencia queda sin uso. Precisamente en el Chocó del litoral, vemos cómo la plaza de Puerto Mutis, diseñada en 1935 en las oficinas de un ministerio bogotano, quedó durante de cenios en el estado de un potrero pantanoso, de modo que pudo ser suprimida y construida en la década de 1970, sin provocar ninguna protesta de los habitantes. Agregamos que este modelo de aldeas linea les, aquí reseñado, no es exclusivo del rio Atrato, es un tipo de hábitat nucleado que se extiende en la totalidad del complejo territorial negro de la región colombiana del Pacifico, desde Panamá hasta Ecuador, bien sea en los ríos de selvas o en las playas del litoral marítimo. El estudio de la zona del Atrato nos permitió aclarar los mecamismos de agrupación en núcleos válidos en diversas reglones de colo nización popular no planificada. Las pesquisas realizadas en las aldeas lineales fluviales de los colonos del Atrato dan luces sobre fenómenos generales, repetitivos, constantes, que se dan en cualquier coloniza ción agraria. Según estas observaciones, la adopción del modelo lineal de asentamiento se origina en la producción agrícola y en la salida de algún excedente hacia los mercados. La vía, bien sea terrestre, fluvial o marítima, es el elemento primero de la cristalización del núcleo, se convierte naturalmente en el eje aglutinador de la comu nidad y en el ordenador del modelo urbanístico. Mirando a la Inversa esta proposición y observando un poblado con trazado lineal, podemos presumir que en su génesis sus gestores tenían exigencias de comer272
clalización de excedentes agrícolas. Por eso, en la mayoría de los casos, una colon ia agrícola popular exitosa concluye en una aldea lineal: fila de casas sobre el litoral, el talud del rio y la doble hilera a ambos lados del cam ino de herradura. P ero el éxito socio-productivo del asiento implica la puesta en cuestión y la derrota de su form a inicial. Su crecimiento demográfico y poblaclonal, m eram ente cuantitativo, provoca un cambio de tipo cu alitativo: la form a ya no se corresponde con el contenido. Es cuando se pasa de la aldea lineal en hilera única a una morfología más com pleja, in scrita en los patrones del trazado reticular. El caso ilustra, en form a diáfana, la validez de la ley de la inversión dialéctica. En razón de su peauefiez y de su sencillez original, por medio de un estudio tipológico de magnitud regional abarcando numerosos villo rrios, es relativam ente fá cil registrar los cambios que experimenta el modelo “ doméstico y natural” de la aldea en el transcurso de su desen volvim iento. De hecho el diseño lineal sencillo sólo persiste en grado proporcio nal a su estabilización. En otras palabras, pasando del núcleo humano de la econom ía doméstica a una próspera economía de cambio y mer cadeo, el trazado anterior hace crisis, está condenado el modelo urba nístico por el mismo éxito de la empresa humana. El hábitat se modi fica asi, pasando de una form a a otra, según el ritmo de la empresa colonizadora. T a les mutaciones ilustran las leyes dialécticas del movimiento y de la contradicción en form a nítida. De hecho, se evidencia cómo el pro ceso social y productivo, por medio de cambios cuantitativos (bien sean éstos dem ográficos o referidos al incremento de los volúmenes de pro ducción), arrastra de inmediato sus indispensables ajustes espaciales, la adecuación de la m orfología del hábitat, llegando hasta unos cam bios en el mismo diseño de la casa. La secuencia evolutiva resumida en páginas atrás (ver Gráficos de la Tipología de Asientos) presenta unos cambios en el hábitat, bien sea a escala aldeana o residencial, los cuales se gestan en la misma evolución de la colectividad. Quizá el cambio más notorio, fácilmente legible y particularmente decisivo, consiste en la transformación gradual del malecón-terra plén comunal en calle “ urbana” , con doble paramento y, desde luego, con form a y vocación distinta. Hecho social antes que físico-espacial, esta im pronta nueva en el suelo nos Índica que la colonia, anterior m ente “monoclasista” , está accediendo al escalón superior de una sociedad “ policlasista” . Según observaciones, es entre las fases 6 y 8 donde cristali zan estos cambios. En la fase 6 del proceso persiste un grupo social reducido, solidarizado por numerosos vínculos de parentesco y, si se puede decir, “monoclasista". Pero en esa etapa se produce un in cremento dem ográfico posibilitando una mayor división del trabajo, una tendencia a la especlalizaclón individual, lo cual a su vez incide en un aumento productivo y en una diversificación en las fuentes labo273
Poblado i r la playa de M urri -Estado en abril de IMS- plano aproxim ado
rales y de recursos económicos: plátano, caña, arroz, maderas, pesca y minería, con una rotación cíclica anual. Esta situación suscita un aumento de la circulación monetaria, favoreciendo a su vez la radi cación y sedentarización en la aldea de comerciantes, generalmente escógenos, siendo que toda tienda abierta por un nativo del lugar está prácticamente condenada a la ruina, en razón de sus vínculos de pa rentesco con los demás moradores, lo cual obstaculiza relaciones m er cantiles cliente-tendero con ellos. Por el contrario, sin nexos con la colectividad, el tendero exógeno puede tener más éxito en su empresa. Desde luego, en razón del trans porte por el rio, bien sea de los productos primarlos de salida, o de las mercancías de entrada, el talud de la orilla se tom a en el lugar privi legiado de cargue y descargue, para reserva de combustible y, por en de, el sitio más apetecido para localizar tiendas y cantinas. Asi que el comerciante exógeno ignora la norma comunal tácita, considerando el talud y el terraplén como espacios de disfrute colectivo. Con cierta frecuencia, lniclalmente se construye una pequeña bo dega a la orilla del rio, en la cual se almacenan varios barriles de ga solina. En la etapa siguiente esta bodega se transformó en tienda, con o sin vivienda del tendero, luego se convierte en casa-tienda y cantina; simultáneamente surgen dos, tres tiendas más, en form a discontinua a lo largo del terraplén, tal como se vio en Napipl. Con el tiem po se va rellenando un intervalo por medio de nuevas casas, tal como ocurre en el poblado de la playa en el rio M urri: entonces varias habitaciones y tiendas van ocupando un tramo del terraplén, impidiendo la libre circulación continua; el terraplén retrocede hasta insinuar un em brión de “ calle primera" interior y en una etapa posterior se consolida 274
asta tendencia, según el m odelo que se com prueba, p or e jem p lo en T a g a ch i. A llí vemos cóm o en dos tramos extrem os del pueblo, co n ta n do ya con unas cien casas y fam ilias, el terraplén aún perm a n ece sin ocupar y perm ite la libre circulación y el acceso d irecto a l rio. P o r el con trario, en la parte central del eje longitudinal, una fila de cons trucciones privadas sobre el talud obligaron a l terraplén a re tro c ed er y desapareció, para transform arse en una estrecha "c a lle p rim era". N o es d ifíc il a d vertir unas fases posteriores en las cuales, según el destin o del núcleo, éste se podría convertir en un Istm lna, o un Q uapl, in icia n d o asi su tránsito hacia una com plejidad llam ada "ciu d a d " y quizá pueda adq u irir la configuración que se observa en Qulbdó y Tu m aco. Con el ejem plo aqui resumido, vemos cómo un proceso de d lve rslflca cló n social culm ina con un im pacto espacial. El paso del m odelo socio-produ ctivo solidarlo y “ natural" al prototipo con in tercam b ios m ercantiles, incentiva el tránsito a un núcleo social pollclaslsta. L a s consecuencias sobre el h ábitat se concretan en un desenlace ca ra c teriza d o por la pérdida del espacio público y colectivo, ah ora vu elto lu ga r de dom inio privado. Entonces, convertido el terraplén com u n al de todos en "ca lle del comercio” de algunas personas, ocurren otras m odificacion es; quiere decir esto que el cam bio de m odelo de circu laciones conlleva a un acceso diferen te a las casas ribereñas y a la In versión de éstas. Sus moradores, con el cambio de recorrido, pierden ta n to .sus v i suales sobre el paisaje natural y el rio, com o su acceso libre y d irecto a las aguas, el lavadero y la canoa. De tal m anera oue la fa ch a d a ab ierta sobre la vía acuática pierde gran parte de su Interés, cuando la vid a se desplaza sobre el patio posterior vu elto calle, lu ga r sobre el cual se localizaban las cocinas y las palladeras de uso dom éstico case ro. Entonces "se v o ltea " la casa y la fachada principal, con su puesta de acceso y la escalera se Invierten, abriéndose sobre la calle, escenario princip a] de la vida colectiva más intensa y prestigiosa. R elegadas las cocinas y palladeras hacia el rio, al poco tiem po el talud se co n vierte en una zona sucia y nauseabunda, con desperdicios de cocina, basuras y caños de aguas residuales domésticas bajando hasta el rio. O tras m odificaciones operan en la estética arqu itectónica: el te n dero, bien sea inm igrado o del sitio, tiende a copiar el prestigioso ed i fic io com ercial urbano; no solo llega con influencias extern as sino tam bién con el deseo de diferenciarse del modelo convencion al; des precia los altos pilotes en guayacán y muy a menudo construye sobre una espesa losa de cemento, m aterial que usa a profusión. Su casa de dos plantas se distingue, rompiendo la horizontalidad del poblado; en un despliegue exhibicionista, la colorea con pinturas químicas, usando una agresiva policromía. Tam bién rompe el silencio y la quietud tra d i cionales, por m edio de un bullicioso aparato musical; sabe que p or m e dio de estas llam ativas señales, los viajeros circulando p or el rio y pasando fre n te al pueblo identifican, sin error, la tienda o la can tin a. El pueblecito de los colonos plataneros está transitando h acia una form ación de tipo urbano. 275
CAPITU LO
V I
LA COLONIZACION ESTATAL: BAHIA SOLANO
E s te ca p ítu lo c o n tó co n la co la b ora ción de G llm a M osqu era T o rre s y se in teg ró a su in vestiga ción sob re lo s hábitats aldeanos de la costa ch ocoan a d e l Pa r ific o .
Después de la Independencia, la primera modalidad de coloniza ción de las tierras nacionales tiene un marcado carácter popular, co lectivo y solidario; pero hacia finales de siglo las empresas comercia les de colonización se multiplican y en muchos sitios se generalizan los choques, entre actores de ambas corrientes. A principios de siglo surge la tercera modalidad, cuando el Estado entra como nuevo pro tagonista de la colonización de tierras. Durante varias décadas la intervención del Estado, en la coloni zación de vertientes, se limitó a las adjudicaciones de tierras baldías. P ero sus actuaciones contradictorias dieron lugar a un sinnúmero de conflictos y pleitos, pues éstos se incentivaban cuando en una oficina de Bogotá, o en una notarla capitalina, aparecían dos o más propieta rios de un mismo predio; con frecuencia un tenedor de bonos de deuda pública conseguía una adjudicación oficial de tierras ya ocupadas por colonos independientes, los cuales no tardarían en protestar. P or el contrario, muy a menudo se concedían pequeñas adjudicaciones a campesinos desmontadores, ignorando que las tierras hablan sido ti tuladas con anterioridad a un terrateniente urbano, el cual no se de moraba en entablar un pleito de desalojo, a veces contra el mismo Estado. En estas condiciones, y pasando el tiempo, el Estado no puede se gu ir indiferente. Hacia 1920 dos circunstancias obligan al gobierno a intervenir con más presencia en el proceso de colonización: — Agudización de la confllctividad, de las tensiones y controver sias en varias zonas de colonización, llegando hasta enfrentamientos armados entre colonos y autoridades. — El aumento de la demanda externa del café y el primer auge de las exportaciones. En estas circunstancias se manifiesta hacia 1920-1925 la política estatal de las colonias institucionales, que fue de poca duración; en menos de quince años se realiza y concluye — con su descalabro— la ambiciosa empresa de colonización agraria oficial. Quizá sea en la Ley 61 de 1922 donde se expresan por primera vez el propósito y las objetivos. Faculta al gobierno para fundar colonias agrícolas “ya directamente, o bien por medio de empresas colonizado ras” ; también prevé la Inmigración de colonos extranjeros y se sugiere la elección de determinadas zonas baldías, tales como las reglones del
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Amazonas, Putum ayo y S ierra N evada de S an ta M a rta . E n lo s años siguientes no se vu elve a m en cion ar este proyecto o fic ia l, p ero lo a g ita n varios intereses privados; se form an com pañías "co lon iza d ora s” de la S ierra N evada, en una de las cuales se en cu en tran a un Z u le ta A n g e l y a la Com pañía G eneral de Negocios, S. A., “ In tegra d a p o r ciudadanos nacionales y extranjeros", la que no v a cila en p ed ir adju d ica cion es sumando 643.000 hectáreas. Tam b ién se fo rm a n sociedades d e “ im portación ” de in m igrantes alem anes e italian os, segú n e l caso, e ig u a l m ente se va n m u ltiplicando las com pañías fan tasm as y ca ren tes de garantías, hasta que en 1924 declara e l m in istro de In d u stria s: Esta situación hace pensar en la necesidad de acometer la labor de co lonización en forma oficial. Term in a d a la presidencia de Ped ro N el Osplna, es en 1928 b a jo el gobierno de M igu el A b a d ía M éndez cuando crista liza en m edidas concretas, planos y program as, la L ey de 1922. E ntonces en m u y pocos dias salen a la lu z dos decretos conform ando una estra teg ia esta ta l, en cuanto a la política de colonización de baldíos. P r im e ro se ex p id e el D ecreto N9 839 de 1928, con fech a del 8 de m ayo, "p o r el cual se fo m e n ta la colonización de tierras baldías” , del que se destacan algunos apartes: Artículo IV La sección de Inmigración y Colonización del Ministerio de Industrias procederá a organizar colonias agrícolas para colonos nacionales y extranjeros, teniendo en cuenta para ello los estudios hechos al efecto por la Comisión de la Colonización creada por el Decreto número 1357 de 11 de agosto de 1927, en las regiones del Litoral del Pacifico, la hoya del río San Juan, la cordillera de la Cerbatana, la región de Sumapaz, la de San Juanito entre Cundinamarca y la Intendencia del Meta, las cordilleras situadas en los confines del Departamento del Huila y la Comisaria del Caquetá y las demás que dicha Comisión siga estudiando. Articulo 29 Para ser colono y tener derecho a las prerrogativas que se conceden por el presente Decreto, se necesita: ser varón mayor de diez y ocho años (18) y menor de cincuenta (50); gozar de buena salud; probar por me dio de certificación de dos personas de reconocida honorabilidad la buena conducta anterior. Art.culo 3? En cada colonia se establecerá: a) Una iglesia destinada al culto católico, la que estará servida por el capellán de la colonia. b ) Un hospital con sus dependencias, consultorio, ropería, salones para enfermos de uno y otro sexo, cocina, etc., atendido por los empleados que se designen. En el hospital de la colonia se dará hospitalización gratuita a los colonos en el primer año de su residencia. c) Escuelas para los colonos y sus hijos, unos campos de experimentación agrícola y en las cuales se enseñará de preferencia el idioma castellano a los colonos inmigrantes y a sus hijos. d) La casa del colono, en donde serán recibidos y alojados gratuitamente los colonos hasta que por la autoridad respectiva se provea el establecimiento completo de ellos; dicha casa será también residencia de las autoridades y empleados de la colonia. Articulo 4? En cada colonia destinará el Gobierno una extensión no menor de trescientas (300) hectáreas para granja agrícola y pecuaria, extensión so bre la cual no se admitirán solicitudes de adjudicación. El agrónomo de la 278
Com isión de Colonización será el Jefe de dicha granja. En ella se harán todos los experim entos que consientan las condiciones agrícolas de la región, se producirán semillas para repartirlas entire los colonos y se mantendrán ejem plares escogidos de ganado vacuno, cabalgar, lanar, de cerda y de aves de corral. Los reproductores de la granja podrán ser utilizados por los colonos de acuerdo con los reglamentos y normas de la colonia. E l Departamento de A gricu ltu ra y Zootecnia prestará los servicios de sus diferentes secciones en todo lo que se relacione con dichas granjas. A rtícu lo 59 En cada colonia se establecerá un comisariato o almacén de provisiones en form a de cooperativa de consumo entre los empleados y co lonos, comisariatos que se regirán por el decreto especial que los organice, y los cuales tendrán por objeto obtener en la colonia, al precio de costo, los elementos más indispensables para la subsistencia. A rtícu lo 69 En los terrenos baldíos que se destine para e l estableci m iento de colonias agrícolas regirán las disposiciones sobre reservas del sub suelo y se apropiarán las porciones suficientes para e l desarrollo de futuras poblaciones. A rticu lo 79 Todo colono tiene derecho a que se le adjudique en propiedad en las zonas de colonización un lote de diez (10) a setenta y cinco (75) hec táreas, según el sitio de la colonia, la situación topográfica del lote, las con diciones personales del colono y el número de personas a su cargo. Tendrá derecho además a que el gobierno le acredite: 1. L a suma necesaria para su subsistencia y la de su fam ilia durante los seis (6 ) primeros meses de su permanencia, calculada a razón de cincuenta centavos ($ 0.50) diarios para el colono e igual suma para su esposa, y ventton co centavos (6 0.25) diarios para cada uno de sus hijos menores de diez y ocho (18) años. Esta suma se entregará a los colonos por mensualidades anticipadas, mediante recibos debidamente expedidos y siempre que su con ducta y laboriosidad sean satisfactorias. 2. Una casa de buenas condiciones higiénicas, de acuerdo con los mode los que para cada colonia adopte la Sección de Inmigración y Colonización. 3. Una vaca o novilla no menor de veinte (20) meses de edad, de la calidad que para cada región se determine. 4. D e dos a cuatro (2 a 4) ejemplares de raza porcina u ovina, según más convenga al sitio adjudicado ai colono. 5. Seis (6 ) aves de corral. 6. Dos cujas o catres, una mesa de comedor, otra mesa pequeña y cuatro taburetes, todo de regular calidad y del tipo que se fije para cada colonia. 7. El valor del desmonte y preparación de cuatro (4) hectáreas de tierra lista para cultivos. 8. Herramientas para el uso del colono hasta por el valor de diez pesos ($ 10.00). Todos estos elementos se darán al colono a precio de costo. El colono pagará la suma que representen los objetos y el dinero que se le haya dado a crédito, por el sistema de amortización gradual, en veinte (20) años, por cuotas trimestrales vencidas, y computados los intereses sobre e l saldo, al seis por ciento (6 por ciento) anual; pero tendrá la facultad de hacer además otros abonos al pago de capital por cualquier suma U n m es m ás ta rd e se expide el D ecreto N9 1110, a p llc a tlv o d e l a n terio r, in d ica n d o las áreas de colon ización en te rrito rio s g e n e ra lm e n te “ p eriféricos*', en cu a n to a su desarrollo económ ico, ta les com o la s r e g io n es d e S um apaz, M e ta occiden tal, a lto C alim a, S ola n o-C u p ica , S a n V ic e n te d e l C aguán y A lgeclras, en el Hulla. 279
V a le la pena reproducirlo inextenso, ta l com o a p a ra ce en e l D ia
rio O ficial del 2 de Julio de 1928, núm ero 20.832: DECRETO NUMERO 1110 DE 1928 POR EL CU A L SE DESTINAN ZONAS P A R A C O LO N IZAC IO N E l Presidente de la República de Colombia, en uso de la facultad con fu id a por el Articulo 17 de la Ley 114 de 1922, DECRETA: Articulo 1^ Para el establecimiento de las colonias agrícolas a que se re fiere el Decreto ejecutivo número 839 de 1928, destíñanse las tierras baldías y las que por cualquier concepto hayan vuelto al dominio de la Nación, asi como excesos denunciables de tierras comprendidas dentro de las zonas que se alinderan en seguida: DEPARTAMENTO DEL TO LIM A (S U M A P A Z ) Partiendo de la desembocadura de la quebrada “ Chorrera" en e l río Su mapaz, una linea recta al alto de “ El Consuelo"; de aquí, otra recta a la desembocadura de la quebrada “Ruidosa" en el rio Cuindenegro; éste aguas abajo, hasta su confluencia con el rio Cunday; de aquí una recta a los na cimientos del rio Riachón (afluente del río Cabrera); de aquí, por el filo de la cordillera “Altamisal", a los nacimientos del rio Mundonuevo; éste, aguas abajo, hasta donde desemboca en el rio Sumapaz; éste abajo, hasta donde rinde sus aguas la quebrada “ Chorrera", punto de partida. DEPARTAMENTO DEL V A L L E DEL CAUCA E IN TEN D EN C IA DEL CHOCO (C A L IM A ) Desde el nacimiento del rio Calima, éste aguas abajo, hasta su desembo cadura en el r¿o San Juan, frente al caserío de Palestina; de aquí el rio San Juan, aguas arriba, hasta donde le rinde sus aguas el rio Cucurrupi, por éste, aguas arriba, hasta su nacimiento en la Cordillera Occidental de los Andes, por el filo de esta Cordillera, hacia el Sur, hasta los nacimientos del rio Calima, punto de partida. INTENDENCIA DEL CHOCO (B A H IA SOLANO) Partiendo de la punta “ Cruces" o “ Cabo Piñita", que encierra por el Norte la bahía de Cupica, una recta a buscar los nacimientos del rio Cupica, en la cordillera del Baudó o del Darién; de aqui, por el filo de dicha Cordillera, hasta frente a los nacimientos del río Valle; de este punto por la Cordillera que encierra por el Sur la ensenada de Utría, hasta el Océano Pacífico; de aquí, por la linea de aguas de dicho Océano, hasta la punta de “ Cruces" o “Cabo Piñita” , punto de partida. Esta zona encierra la costa del golfo de Chinchiri y la de la ensenada de Utria. INTENDENCIA N A C IO N A L DEL META De los nacimientos de la quebrada "Susumuco" (afluente del río Negro), una linea recta con rumbo de 34° 80’, hasta encontrar el rio o caño Guacavia; por éste, aguas arriba, hasta su nacimiento; de aqui por el filo de la cordille ra, hasta el alto “Gaque” , frente a los nacimientos del río Verde, de aqui, una recta a los nacimientos de la quebrada “La Playa"; de aquí, por el filo de la cordillera, hacia el Sur, pasando por “ Los Alpes", “ El Oso" y “A tra vesado", al punto de partida. DEPARTAMENTO DEL HU ILA Partiendo del cerro de “ Miraflores", en la Cordillera Oriental de los A n des, frente a los nacimientos del rio Blanco, afluentes del rio Neiva, por la cuchilla que se desprende de dicho alto, hasta e l cerro “ Blanco” , de aquí, una recta que, pasando por la confluencia de los ríos Blanco y Neiva, termine en 280
I 23 A56-
Departamento del Tollina (Sum apaz). Departamento del V alle e Intendencia del Chocó (A lto Colima) Intendencia d el C h océ ( Bahía Solano • C u p ic a ). Intendencia N ocional d el M eta (S ueum uco). D epartam ento del H ulla (M ir a d o r e s - R ío N e iv a ). C om isarla del Caquetd (R e g ló n d el Caguón).
Colonias agrícolas estatales, decreto 1.110 de 1928
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el rio Frío o de las Delicias; por éste, aguas arriba, hasta su nacimiento; de aquí, al filo de la Cordillera Oriental de los Andes; y por ésta, hacia e l Sur, hasta el alto de “Miraflores", punto de partida. CO M ISARIA DEL CAQUETA (C A G U A N ) Partiendo del nacimiento del río Guayas, éste, aguas abajo, hasta su con fluencia con el río Caguán; éste, aguas arriba, hasta donde le rinde sus aguas la quebrada “Esmeralda’'; ésta, arriba, hasta su nacimiento; de aquí, a la cordillera que sirve de “ divortium aquarum” entre el Caguán y el Guayabera, por esta cuchilla o cordillera, hasta donde se desprende de la Cordillera Orien tal de los Andes; por esta cordillera hacia el Sur hasta frente a los nací m w niw del rio Guayas de aquí, a dicho nacimiento, punto de partida. Articulo 2* En las zonas alinderadas en e l articulo anterior no se harán adjudicaciones de baldíos, sino de acuerdo con los reglamentos especiales de cada colonia y con el Decreto 839 de 8 de mayo último. Los colonos o cultivadores establecidos con anterioridad a la publicación de este Decreto, dentro de las zonas alinderadas en el mismo articulo ante* ríor, tendrán derecho a que se les adjudique la parte cultivada y ocupada con ganados y el tanto más, de acuerdo con las leyes vigentes. Articulo 3* Si dentro de las zonas antes alinderadas, hubiere propiedades particulares, los dueños conservarán sus derechos de acuerdo con las leyes. Parágrafo. Este Decreto se publicará por bando en tres días feriados en los Municipios a que pertenezcan las Zonas alinderadas en el Articulo l 9, con el fin de que los dueños de terrenos comprendidos dentro de ellas, lo hagan saber oportunamente al Gobierno. Articulo 49 Señaladas como están las zonas para las colonias agrícolas, y antes de iniciar los trabajos de colonización, el Ministerio de Industrias se entenderá directamente con los dueños de los terrenos limítrofes para fijar con precisión los linderos de dichas zonas y solucionar de una vez toda di ferencia que pueda presentarse entre el Gobierno y los particulares sobre la propiedad de las zonas demarcadas, a fin de prevenir futuros litigios sobre aquellos terrenos. Parágrafo. La fijación de las lineas divisorias entre las zonas destinadas a la colonización y los predios limítrofes, no quiere decir que el Gobierno renuncie a cualquier derecho que pueda tener sobre estos últimos. Articulo S9 En las zonas alinderadas en el Articulo l 9 de este Decreto no quedan comprendidos los baldíos destinados para otros servicios por leyes especiales o por decretos del Poder Ejecutivo. Tampoco quedan comprendidos los bosques nacionales a que se refieren los artículos I 9 de la L e y 119 de 1919 y 7* y S9 de la Ley 85 de 1920, ni las porciones reservadas por el Gobierno. Artículo 8* Por cuanto en el presente año apenas dispone el Gobierno de la cantidad de noventa mil pesos ($ 90.000) para gastos de colonización, ésta se hará solamente, por ahora, en la zona del Tollina, alinderada en el presente Decreto, pero no se iniciarán los trabajos mientras no se haya dado cumplimiento a los artículos 3° y 49 del presente Decreto. Comuniqúese y publíquese. Dado en Bogotá, a 11 de jumo de 1928. El presidente de la República, MIGUEL A B A D IA MENDEZ. El Ministro de Industrias, JOSE A N TO N IO MONTALVO. Estos son los textos que conform an la base ju ríd ic a de la política de colonización estatal, durante e l periodo 1928-1936. Con base en este soporte se prom ulgan en seguida diversos decretos operativos, m e 282
d ia n t e p r o g ra m a s . Es asi, co m o p o r m ed io d el D e c re to 1321 d e l 19 de Ju lio d e 1928 “ s e c r e a u n gru p o de colon iza ción con d estin o a la re g ió n d e l A m a z o n a s . C a q u etá y P u tu m a yo ” A h o ra bien , p o r ca re n cia s presu p u é sta les y d e a p o y o re a l, dich os decretas n o pasan d e ser m a n ife s ta c io n e s d e b u e n a s in te n c io n e s ; sin em b a rgo con stitu yen la “ h e re n c ia ” q u e d e ja e l p a r tid o co n s erva d o r a los gobiernos d e E n riqu e O la y a H e r r e r a y A lfo n s o L ó p e z P u m a r e jo y estos los usarán tím id a m e n te , de m a n e r a p a r c ia l y m u y e fím e ra . P o r estas razones, y a en 1931 e l m i n is t r o d e In d u s tria s p resen ta un pan oram a bastante p esim ista d e “ la s c o lo n ia s a g r íc o la s ” ; Colonización D ebido a la actual crisis fiscal, que obligó al Gobierno a reducir en más de un 50 por 100 la partida apropiada para gastos de colonización, a fin de obtener e l equ ilibrio presupuestad las labores en este ramo han tenido que lim itarse a desarrollar un programa de colonización en dos regiones del país únicamente: la de Sumapaz. en la zona de colonización del Departamento del Tollina. a que se refiere e l Decreto 1110 de 1928, y la del Amazonas. Caquetá y Putum ayo, creada por Decreto 1321 de 19 de ju lio de 1928. (D ia rio O ficial, número 20860.) E s e n su M e m o r ia d e l a fio 1933 cu an d o e l m in istro d e In d u stria s a d m it e e l fr a c a s o d e la p o lític a esta ta l d e la s colon ias a grícola s: I . Colonización C om o consecuencia del conflicto internacional que surgió en septiembre del año pasado y las naturales complicaciones que tal suceso ocasionó, la labor colonizadora que e l Ministerio adelantaba y los proyectos que tenia para regiones distintas a la de Sumapaz. tuvieron necesariamente que para'izarse y sólo se pudo continuar en e l desarrollo de la Colonia de Sumapaz. sobre la cual consigno más adelante los datos relativos a su floreciente estado. Colonia de “Sierra Nevada* — La pequeña Colonia Agrícola que e l M i nisterio de Industrias trató de organizar en la Sierra Nevada de Santa Marta, en virtu d d el Decreto número S87 de 1932, hubo de suspenderse por las causas apuntadas, y por medio del Decreto 1257. de 27 de ju lio de 1933. El articulo único de dicho Decreto dispone: “ Artículo única Derógase e l Decreto numero 387, de 2 de marzo del presente año. En consecuencia, el Jefe Habilitado de la Colonia A grícola de la Sierra Nevada procederá a rendir cuentas a la Con traloria G eneral de la República y a reintegrar los fondos nacionales que tenga en su poder.” El Jefe habilitado de la Colonia consigno en la Administración Nacional de Hacienda de Santa Marta el saldo débito de $ 554.76. que resultó de la visita practicada a dicho empleada a solicitud del M inistena por e l Auditor Fiscal de Santa Marta, en representación de la Contraloria General de la República. Amazonas, Caquetá y Putumayo — En e l informe que rendí para la M e m oria d el año pasado, hice un recuento detallado sobre los resultados poco halagüeños que hab a dado el plan de colonización que se inició en 1928 a virtu d d el Decreto 1321 de dicho año. En ese informe están analizadas las actividades del Grupo de Colonización que dicho Decreto creó, asi como la labor desarrollada por el Ministerio de Industrias, a partir de 1931 en adelante. Posteriormente, y por considerar innecesarios los servidas del Director de Colonización, el Ministerio prescindió de dicho empleado y dispuso que los elementos pertenecientes a la Colonia y que estaban almacenadas en Caucayá. fueran entregados al Corregidor de aU¿ 283
Prácticamente quedó, pues, eliminada la acción colonizadora del Minis terio de Industrias en aquellas regiones- Sólo resta al respecto informar sobre el vapor Nariño y la lancha Hulla, que fueron destinados, por Decreto 1978 de 1931, a la navegación comercial de los ríos Putumayo, Caqueti y Ama zonas, dependiente del Ministerio de Industrias. Reseñado el marco institucional, ahora podemos resumir la h is toria de esta utopia reformista que se llama Ciudad Mutis, en el litoral del Pacifico. Su descalabro y su fracaso rápido Ilustran en form a ejem plar el destino de las colonias estatales de la década del treinta, y lo que se podía esperar de sus fundaciones "por decreto". Recordemos brevemente el contexto en el cual surgen los varios agentes que convergen en la fundación. Son tres las Intervenciones externas que Irrumpen en la reglón, entre 1920 y 1940, dando las pau tas que orientan la bahía de Solano hacia la conformación actual de comarca. En los años 1910-1920 las pequeñas comunidades de colonos negroembera-kuna, que se radicaron en las playas, llaman la atención de algunas congregaciones misioneras actuando en el marco del concor dato. Ocurre un proceso muy comparable al que experim enta el valle de Slbundoy en los mismos años, con la fundación misionera de cua tro pueblos. Llega al fondo de la bahía un dominico español gozando de las facultades y beneficios que se derivan de acuerdos sobre fundaciones, entre el gobierno de José Manuel Marroquln y el Vaticano. U tiliza el trabajo de desmonte de parcelas de los colonos negros y nativos en la desembocadura del rio Jella. En poco tiempo se apodera de unas tierras e Inicia las gestiones tendientes a la creación de una base principal de evangellzadón de los demás asientos rurales, que van surgiendo en las playas de la bahía. Aquí estarla el prim er agente, el clero, expre sión local del lejano Vaticano; el segundo viene del "n orte". En la dé cada de 1920, superado el viejo tapón de Panamá, la compañía n or teamericana United Frult Company está extendiendo sus tentáculos desde Centroamérlca hacia Ecuador, buscando nuevas concesiones en la costa sur del Pacifico. Según parece (n o se ha encontrado ningún documento oficia l al respecto), hubo un acuerdo entre la compañía y el gobierno de Abadía Méndez hacia 1927, en virtud del cual ésta se comprometía a com prar el banano de nuevas plantaciones, sobre el itinerario que recorren sus barcos. Según el convenio, el gobierno colombiano tenia la respon sabilidad de desarrollar las plantaciones y las infraestructuras por tuarias de embarque. El tercer factor se origina en las esferas estatales de Bogotá, y se concretlza con las políticas y programas anteriorm en te reseñados. Hemos visto cómo las múltiples modalidades y corrientes de colonización suscitan numerosos conflictos y tensiones en varias re giones: entre colonos y latifundistas invadidos, entre hacendados y arrendatarios o terrazgueros, entre dueños de títulos y ocupantes tra bajadores. Surge lo que se ha llamado la “ guerra del hacha contra el 284
p a p el sella d o ” . En ciertas zonas, como Cundlnamarca, T olim a, U rrao, e l Q u ln d lo, la regló n U lloa -A lca lá -L a Tebaida-M ontenegro-Q ulm baya, la situ a c ió n se agu diza hasta volverse para el Estado un “ problem a de o rd en pú blico” , p o r lo cual éste busca unas “válvulas de escape” . El go b iern o de A b a d ía M éndez lanza un program a de colonias agrícolas esta ta les, ten d ien te a dism inuir la presión hum ana en la reglón cen tr a l: se tra ta de desviar, canalizar y orien tar los colonos hacia ciertas zon a s p e rifé ric a s de la nación. C om o vem os, se reunieron condiciones ideales en las cuales se su m an los in tereses estatales, económicos e ideológicos en form a hom o g é n e a ; n o h a y discrepancias sino concordancia perfecta, en tre los o b je tiv o s del V atican o, de la U nited Fru lt Company y del Estado co lom bian o. N o obstante, se está llegando al ocaso de la hegem onía con serva d o ra y h ab rá que esperar al gobierno de Olaya H errera para que unos tím id o s decretos operativos Intenten revltalizar la em presa es ta ta l de colon ización decretada bajo la adm inistración de Abadía M én dez. T a m b ién ten drá que Impulsarse más el m ovim iento del cam pesinado, con un aum ento de los conflictos por la tierra, para que se decid a a a ctu a r el gobierno de López Pum arejo. Finalm ente, en 1935 se ex p id e e l D ecreto N ° 925 creando la colonia agrícola de la bahía S ola n o (E n su m em oria del mismo afio el m inistro de Industrias pre sen ta — p á gin a s 266-270— tan to el proyecto como el decreto). E l p residen te nom bra como su delegado y director de la colon ia a C arlos V illeg a s Echeverry. Este llega a Jella en hidroavión y con trata a los n ativos y colonos precursores, con el fin de desm ontar áreas en b e n e fic io de los futuros exploradores que están siendo reclutados en el In terio r. T a m b ién elige y hace lim piar el lugar de la futura sede de la co lon ia , P u erto Mutis, en el mismo sitio en donde los colonos negros y aborígen es del periodo anterior tenían ya fundada la aldea de Jella. El 7 de agosto de 1935 regresa el hidroavión de V illegas Echeverry, acom pañ ad o p o r una pequeña com itiva oficial y se funda sim bólica m en te a Ciudad Mutis, como centro urbano de la futura colonización esta ta l agrícola. P o co después llegan del Interior los colonos contratados: cuaren ta fa m ilia s de campesinos sin tierras, procedentes de Boyacá, Hulla, A n tioqu la, Q ulndlo y Caldas. Reciben las ayudas y auxilios prom etidos en el D ecreto N9 839, una extensión de 75 hectáreas para desm ontar y una h ectárea ya desmontada por los colonos pioneros negros y em biras, actu an do en esta oportunidad como peones de la colonia. H oy en día en Ciudad Mutis es muy poco lo que se puede conse gu ir, com o documentos relativos a esta primera fase de “ la colon ia” . No h a y ningún archivo, pero un veterano poblador nos fa cilitó una copla del acta de fundación del pueblo: A C T A DE FUNDACION DE CIUDAD MUTIS, COLONIA AG RICO LA DE B A H IA SOLANO-CHOCO En la bahia de San Francisco Solano, litoral Norte de la Costa Colombia na del Pacífico, en jurisdicción de la Intendencia Nacional del Chocó a los ... grados de longitud occidental y • - grados de longitud oriental del meridiano 285
de Bogotá, en la ensenada de dicha Bahía, conocida con el nombre de “Jella” y en terrenos aledaños al mismo rio. en una planicie orientada de Norte a Sur, circundada de cerros, y a los 7 dias del mes de agosto del año de mil nove cientos treinta y cinco, estando presentes el señor Dr. don Carlos Villegas Echeverry, designado por el Excelentísimo Señor Presidente de la República Dr. Alfonso López Pumarejo, a virtud del Decreto ejecutivo número nove cientos veinticinco (925) como jefe de la Colonia de fundación; don Nicolás VUlamizar, habilitado pagador de dicha colonia y los señores Alfonso Villegas Echeverry, Cupertino ViUamizar, Evaristo García, José de los Santos Alegría, Temistocles Ocampo y la señora Alicia Upegui de Villegas Echeverry y la señorita Consuelo Gutiérrez Upegui, se procedió al acto de la ocupación ini cial en el sitio donde deberán tener lugar los primeros desmontes de la fun dación y al efecto se demarcaron como lineas generales, las siguientes: del ángulo suroeste de la Bahía en la ensenada de "Jella” , siguiendo la linea de pleamar hasta el ángulo noreste, al pie de los acantilados; de este punto si guiendo las estribaciones de la cordillera Oriental que se alza sobre el hemi ciclo de la bah a, hasta su último contrafuerte que va a morir a orillas del rio "Jelia**, dos y medio kilómetros aproximadamente de la desembocadura de este rio en el mar; de este lugar para buscar los acantilados occidentales, hasta un lugar perpendicular al ángulo sureste de la Bahía. Dentro del pe rímetro anterior tendrá lugar la urbanización y desarrollo del futuro puerto reservando el interlán para labores agr. colas de la Colonia. Presentes en esta diligencia los que en ella intervinieron se dieron los primeros golpes de hacha sobre un mangle de la orilla y en señal de colonización abrimos el territorio. Se izó la bandera nacional al son del himno patrio y se d:ó por terminada la diligencia que se firma por los presentes en ella, y ante testigos, disponiendo sea protocolizada en el respectivo Circuito Notarial. —firmado, Carlos Villegas. —firmado, Nicolás VUlamizar. —firmado, Consuelo Gutiérrez Upegui. —firmado, Cupertino Villegas Pinto. —firmado, Alicia Upegui de Villegas. —firmado, Alfonso Villegas. —firmado, Evaristo García. Esta proclama optimista no resiste mucho tiempo a las duras rea lidades. Sin embargo, después de un año de Inversiones y labores el ministro de Industrias, en su Memoria del año 1936, rinde un inform e muy completo sobre los logros de la Colonia, redactado por su director (Memorias del Ministro de Industrias, páginas 203-221). La verdad dolorosa es que al poco tiempo la empresa se vuelve una pesadilla y se convierte en tragedia. Apenas instalados los colo nos del interior en sus parcelas, las fam ilias son diezmadas por las enfermedades endémicas. El primer fracaso surge con la m alaria y mueren casi todos los campesinos, exceptuando cuatro fam ilias que logran sobrevivir y se salvan huyendo de la bahia; a esta derrota sa nitaria se añade el descalabro económico. El compromiso con la U ni ted Frult Company implicaba unas inversiones del gobierno para la construcción de un puerto de embarque del banano, pero la situación conflictiva que se vive en Cundinamarca y Tollina obliga al gobierno a privilegiar la colonia del Sumapaz, canalizando hacia ésta la tota lidad del presupuesto. Solano quedara sin puerto. Por otra parte, en una primera fase algunos colonos se dedican, mas que todo, a sembrados de subsistencia con cosechas rápidas de maiz y frijol. Hacia 1937 caen sobre la colonia algunos compradores de mejoras, que se dedican a un escaso comercio y adquieren pequeñas haciendas unificando parcelas, que se vuelven potreros de ganadería. Escasean las plantaciones de banano y como nunca llegaron los bar286
eos d e la U n ite d F m it , en los pocos plantíos se podren y caen los ra cim os. D e ta lle m uy sig n ifica tivo y particularm ente p atético: habrá que tu m b a r algu nas m atas de banano para abrir un cem enterio, el cu al se lle n a rápid am en te con los despojos de los cedemos. Tam bién, m u y en ferm o , m u ere V illegas Echeverry en Buenaventura en 1938 y con su desap arición cae el entusiasmo; en 1940 la colonia se en trega a la a d m in istra ció n de la Intendencia del Chocó y se in icia t í saqueo de sus bienes, desde las oficin as de la burocracia en Quibdó. En los años 1980 y 1981 se encontraron Unicamente tres sobrevi v ie n te s d e los colonos del in terior que llegaron hacia los años 38 y 38. un h ijo del boyacense Fernández, el hállense G ustavo TruJUlo y P e d ro P é re z M on to ya, n a tivo este de Saboneta, Antioquia, que cantaba en ton ces con 83 afios de edad; por t í contrario, todavía vivía n algu nos d e los precursores n ativos de la región, aquellos que fu eron los p rim eros ocupantes y desmontadores de la zona y recibieron a los ' ‘co lon os” . M u erto N icolás Saavedra, aún quedaban N azario Bocanegra. de 79 afios, y M ercedes Secaida. de 70; resultaba una iron ía que n i s i qu iera residían en la “ parte noble” del poblado, en la traza de la fu n dación , la cual después cayó en manos foráneas, pues ambos vivía n en las afu eras, a la orilla de la quebrada de Jella, en un “ e jid o " en don d e crece una especie de suburbio miserable e inundable, llam ado C ham bacú. De los testim onios orales de los viejos fundadores mulatos, se h an ex tra íd o los siguientes apartes: Llegamos aquí a principios de los veinte, cuando eso se llamaba Jella y no había nadie, y nos pusimos a desmontar. Nosotros k s naturales de la re gión fuimos los fundadores pero ya todas las tiemtas las compraron los antioqueños. El padre Onetti vino para hacer el pueblo de acuerdo con las le yes y los capuchinos. Había un acuerdo entre k s dominicos españoles y el Gobierno de Marroquin que decía que el Gobierno daría 60-000 pesos a los capuchinos (se les decía capuchinos) por cada pueblo que fundaban. Entonces el padre Onetti desmontó todo esto, el sitio de Jella. bueno no el si no que contrataba a los naturales como peones y se apoderó de todo eso y en el 26 fundó la escuela; también gestionó la fundación de la colonia agrícola. En tonces en el 35 fundó la colonia el doctor Luis López de Mesa, con el doctor López Fumarejo y el director era el doctor Villegas. Llegó aquí en un Cata lina ...E s o fue el fracaso más grande... Llegaron las 40 familias de Antioquia. de Abcjonal. de Urrao, y al rato se murieron. Se salvaron 4 familias no más. Teníamos que enterrarlos hasta las 6 de la tarde y a veces hasta las 7 u 8 de la noche. Se daba basta 75 hec táreas a cada colono y una hectárea ya desmontada por nosotros, vacas, casas, semillas, herramientas, y treinta pesos al mes. con el compromiso de dar dos dias de trabajo por semana a la Colonia. Era para sembrar banano para ex portar a Europa y Estados Unidos. Pero no se pudo traer las barcos de la United Fruit que habían contratada Entonces crecieron ks bananos y se po drían los racimos, ¿a quién se vendía? Después vino alguno que otro colono del interior, pocos; pero vinieron comerciantes, se instalaron en el puebla compraron a los colonos y metieron pasta Hubo muchas intrigas. Hahia una vecino mío y me metía su ganado en el banana! y en el cacaotal.. Hasta que n e aburrí y en el 42 vendí la finca, bueno, mejor decir la regalé Y a había muerto el doctor Villegas. Y todo desapareció cuando pasó a •nanos de la Intendencia, las vacas. . y mataron ks toros importados que valían mucha plata, y se llevaron toneladas de varillas de h ie n a en un bar c a para Buenaventura. Todo desapareció . ..
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También no» di« pojo solaces ,en «el pueblo. todavía tengo uno.. de .-esguina, sobre «el parque., peco la casa se cayo, Nos daban solaros de ¡LO ¡por 50 de íondo, para «huertas casera*... Po¡r Atedio de estas entrevistas &e pudo comprobar cómo «el Estado, interviniendo para resolver litigios entre colonos, con frecuencia se convierte eo un tercer protagonista, creando m&s controversias Para estimular a las colonias oficiales —bien sea en el Sumapaz «q «en balite de Solano— promete a las fa mi lias la entrega de una primera parcela ya desmontada y limpia, es decir de tierras limpiadas por colonos .ra dicados en la zona antes del Decreto JIM) Así, -y de entrada, el Estado crea una situación de desigualdad entre sus colonos inmigrantes y los pioneros nativos pobladores de la región, establecidos alli desde dece nios atras. Eso lo captan perfectamente los campesinos negros -y emberas de la babia de tolano «cuando afirman;. ¿Loé primeros colonos fuimos nosotros y no los '‘paisas" que trajo el go bierno desde d Interior Ahora, sentado el contento podemos examinar en detalle eJ m ag nifico plano de urbanismo del abo JV36, elaborado por un Ingeniero del Ministerio de Educación Nacional 288
U n am plia “ prom enade" { paseo j sigue el aroo de la playa, «1 cual perpendicu larm ente una avenida «con treinta metros de ancho. L a cu adricula tradicional, con manzanas de 60 x 60 metros (in id a lm ente previstas para doce lotes) ignora los pantanos y las crecientes diarias d el r io JeJLla, cuando lo represa la marea alta. Figuran tres zo nas residen ciales calificadas "de prim era" y "de segunda*1, sin olvidar un ‘‘ barrio ob rero” (? ? ? ) La quebrada de «Jalla atraviesa un Jardín botánico suburbano d e unas 6 a $ hectáreas y, canalizada, entra en la ciudad p or «3 e je de una amplia avenida; luego sigue libremente hacia el orien te, en m edio de la vegetación de un Jardín-parque tan extenso nom o el botánico. Unas sels plazas y plazoletas, abundantemente a r borizadas, adornan a esta idílica dudad-verde. Lo anterior se com p leta con un m a gn ifico puerto (muelle, aduanas, bodegas 7 hasta fe r r o c a r ril), en donde se amontonan los ilusorios racimos de banano p a ra c a rg a r en los quiméricos cargueros de la United Fruit Oompany L a «cruda realidad acaba con el suefio y en 3846 el panorama es mds bien desolador. El redactor del tomo VI, Chocó, de la Geografía Kcvm »m k a de Colombia, no oculta su desconcierto: lle g a
«Ciudad Mutis es la población principal non ¡120 casas, .entre las cuales se encuentran las construcciones .oficiales Tiene local para escuela de varones y de ñiflas Está edificada a .la «orilla del ¡mar, sobre las márgenes del rio Jella y forma una cadena de casas de dos kilómetros de longitud, que se unen por
Pronto vecemos florecer alb al JRio de Janeiro del Pacífico 4 0 T lem p o . 81 de diciembre de 1842 ) A b a n d o n a d a l a c o lo n ia d u ra n te lo s ah os c u a re n ta y c in c u e n t a , sus p o b la d o r e s s e e n t e ja n p o r los ¡rumores de la s p erson as q u e lle g a n d e) in t e r io r , d e q u e e¡n e l p a ís s e e s té d a n d o "la v io le n c ia " M u y d e t e r io
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rado el pueblo en los años sesenta, recibe el golpe de gracia en 1970, cuando durante tres días suceden más de 80 sismos a un maremoto. Hoy en día Ciudad Mutis, más conocida como B ahía Solano, se asemeja a Pompeya y no a Rio de Janeiro. El m ar asaltó y destruyó la primera hilera de casas frente a la playa; adentro vegetan vein te manzanas medio vacias, convertidas en basureros, sanitarios públicos y pantanos enmontados; algunos ranchos de madera arruinados, es combros de concreto podrido por la sal marina, carencia de alcanta rillado, escasez de energía y agua potable y calles herbosas o llenas de charcos, caracterizan un lumpen-pueblo plagado de cantinas. L o do minan desde Qulbdó algunos politiqueros, que sólo lo visitan en vís peras de elecciones para asegurarse la votación de una cantidad de burócratas oficiales (con sueldos amarrados al v o to ), dispersos y so ñolientos en más de cincuenta oficinas estatales. Ironía, a los cincuenta años de fundada y a pesar del m agnifico plano de urbanismo del afio 1935, Ciudad Mutis es hoy uno de los pocos pueblos de Colombia que no tiene plaza; hasta el flam ante puente Alfonso López ha desaparecido; se lo llevó el rio Jella y en el m ar yacen sus restos de hierro y concreto, mezclados con los escombros de la utopia reformista de Alfonso López Pumarejo. Eso es lo que ocurre — no solamente en Bahía Solano— cuando se funda una ciudad antes que sus elementos gestores y la base produc tiva y logística de la cual se nutre y sobre la cual se erige, es decir, cuando se Invierten las fases del proceso y la fundación urbana ante cede a la colonización agraria. Dicho con otras palabras, se produce este fracaso cuando las leyes de un gobierno pretenden ignorar las del desarrollo del espacio y de la sociedad, y más aún, cuando coincidie ron en forma ocasional los Intereses del Vaticano, de la U nited Frult Company y de una efím era “ revolución en M archa", fundando ciuda des por decreto.
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C A P IT U L O
V I I
LA COLONIZACION EN EL VALLE DEL CAUCA
«.
s ó lo p lo m o
en
n»w mía:
la
fo rm a de s a lir d e l país , H a y s ó lo ana m anera q u e se m e o c u r r e y es sacdndi»le io d o e l ju g o posible a la n a ra n ja .. .
(Carta dirigida desde Cali por Carlos Edcr a su hermano Phanor, radicado en Nueva York, con techa de 24 de di ciembre de 1903)
£1 plan del Valle del Cauca y el corredor central de comunica ciones norte-sur siguen recibiendo en form a exclusiva el peso de los fenóm enos demograttoos y económicos durante la totalidad del siglo X IX . Sólo a prlnolptos de nuestro siglo vartus factores externos a la provínola producen un cambio del modelo de relaciones y se estable cen unos nexos y comunicaciones transversales; tanto adentro de la reglón , ligando laderas y cordilleras con el plan, como afuera, uniendo el V alle del Cauca con la costa del Pacifico por m edio de la oreaoión del m uelle de Buenaventura, del Ferrocarril del P acifico y de una ca rretera. P ero es preciso distinguir varias (ases en este proceso que ooneluye h a d a 1980-1930 derrotando el secular aislam iento y transfor m an d o la reglón en un granero de productos agrlculas de exportación. Varios ensayos recientes dedicados a la historia del Valle durante el siglo X I X concluyen en form a unánime: el Valle del Cauca experi m en ta durante la m ayor parte del siglo un estancam iento económico y dem ográfico generalizado, del oual apenas se esta recuperando cuan do se asoma el siglo X X . Desde 1810 hasta 1903 muchos de los conflictos bólleos que se su ceden en el país impactan el corredor. Sin hablar de batallas y des trucciones, el sólo paso de las tropas sign ifica el saqueo de haciendas y poblados, la oontisoación de ganadas y también el reclutam iento — o la huida— de numerosos hombres en edad produotiva. Las viejas haciendas lo que más producen son hipotecas, perdidas y deudas, lo m ism o que "coroneles'’ y 'generales'*, En muchos poblados los viajeros e x tr a je r a s recorriendo el Valle subrayan la pobresa latente y el ambiente vegetativo que reina en las otroras prósperas haciendas. Hacia mediados del siglo las llanuras del V alle sirven en vanas oportunidades de campos de batallas entre tropas de los ejercitas de los Estados de Antloqula, del Tolim a y del Cauca. Estos factores contribuyen en faoilltar el acceso a ciertas tie rras m arginales de las grandes haciendas del plan y en la formación, en sus partes más mediocres y sin uso, de un pequefto campesinado pareciere generalm ente con el estatuto Jurídico de arrendatarios. La Ubre circulación suscita posteriormente unos movimientos de pobla ción y se observa la radlcaolón, en el plan, de fam ilias oriundas de Hariño, del Tolim a y de Caldas; sin que creaca el territorio aumenta su población de manera notabie hacia 1880-1900,
S9á
La prolongada postración que afecta la región plana del Valle después de la Independencia, se comprueba comparando dos fuentes de datos: la demografía, por medio de los censos de población; y la visión, por lo demás subjetiva, de los numerosos viajeros extranjeros recorriendo la comarca, a partir de 1824. En el censo nacional de 1825 las provincias del Chocó, Buenaven tura y Pasto, suman 149.778 habitantes y una mínima parte es aquella del Valle, sin que la podamos discriminar. En 1827 el censo general de la república indica 87.519 habitantes para la provincia de Popayán, la cual incluye al Valle. El censo de 1834 señala: Provincias
Cantones
Buenaventura
Cali Roldanillo El Raposo Cartago Toro Buga Tuluá Palmira Caloto
Cauca
Popayán
DEPARTAMENTO DEL CAUCA Censo Nacional de Población del afio 1HS Provincias
Municipio*
Buenaventura
Buenaventura Naya
Habitantes
13.727 5.782 4.346 9.947 4.860 10.544 5.202 12.110 10.330
Cali Dagua Jamundi Pavas Vijes Yotoco Yumbo
Total Palmira
42.822 Candelaria Florida Palmira Pradera
Para el censo de 1905 se tuvieron en cuenta los cambios políticoadministrativos, ocurridos en la sectorización censal. Extrayendo del departamento del Cauca lo que corresponde territorialmente al cen so de 1634, elaboramos el siguiente cuadro:
Santander
DEPARTAMENTO DEL CAUCA Censo Nacional de Población del afio 1905 Municipios
Bolívar Huasanó La Unión Roldanillo Toro
Total Buga
Buga Cerrito Guacarí San Pedro
Buenos Aires Caloto Caldono Corinto Espejuelo Jambaló Santander Toribio
Habitantes
2.918 2.348 3.676 7.304 5.740
Total
21.986
Total
17.465 9.610 4.760 4.656
Quindlo
Tuluá
Total Total general
Total
7.300 4.033 27.406 4.875 43.614
Total
Arboleda
30.740 2.331 3.251 923 795 2.588 2.194
76.857
Total
Provincias
12.195 17.846 30.041
Total Cali
Habitantes
5.159 11.259 3.323 1.931 2.885 2.933 6.174 3.313 36.977
Bugalagrande San Vicente Tuluá
7.100 3.839 11.310 22.249
Cartago
9.587 9.587 243.767
36.491 295
294
A este prim er Cuadro general del com portam iento dem ográfico regional, es preciso agregar el panorama urbano que dejaron consig nado los distintos viajeros extranjeros que pasan por la provincia, generalmente encargados de misiones de exploración comercial. En 1823 Gaspard Mollien, francés, subraya los indicios de la de cadencia de Popayán, pero se asombra de encontrar unas diez minas de oro en los alrededores de Qulllchao, en donde se aloja por una n o che. Anota la prosperidad relativa de Llanogrande (P a lm ira ), gracias a sus exportaciones de tabaco hacia el Perú y Panam á. M enciona la envidia de los caleños con Cartago, en cuanto a las relaciones compa radas de ambas ciudades con la zona del litoral y su respectiva pros peridad comercial, siendo más ventajosa la localización de Cartago. En Juntas del Dagua encuentra bodegas de unos mercaderes caleños y en Buenaventura ( “ este villorlo” ) cuenta una docena de chozas h a bitadas por negros y mulatos y un cuartel con una guardia de once soldados. En 1849, Próspero Pereira Gamba describe rápidam ente las ciuda des del Cauca para El Neo Granadino (Nos. 36 y 38 de abril de 1849). Desde Cartago presagia el porvenir de Buga, señala su letardo, com parado con el notable empuje de la joven Palmira. En Cali, resalta el poder y la intolerancia del clero, el atraso de la vetusta clase dirigente y su enfrentamiento con “las montoneras” , y de la ciudad dice: ...p a r e c e un caserío de teja sepultado en un b o s q u e ... Su plaza nada tiene de raro, sus m ejores calles no pueden llamarse buenas, sus arrabales son detestables.
En 1852 el norteamericano Isaac F. Holton pasa por Cartago, R oldanillo, Bugalagrande, Tuluá, Buga, El Cerrito y Palm ira, con esta anotación: “ No conozco ningún otro sitio del tamaño de Palm ira que tenga más gente en la cárcel.” Dedica pocas lineas a C ali en donde, según él, viven 11.848 habitantes. En V ijes no ve más que “ una aldea de chozas” “ algunas dignas de llamarse casas” y señala el marasmo que experimenta el "pestífero puerto m arítim o de Buenaventura” . El francés Charles S affray llega al Valle en 1862: concede unas lineas a Cartago, Roldanlllo, Tuluá, Buga y subraya la prosperidad tabacalera que se nota en Palm ira “ ciudad enteramente nueva” ; luego dedica un párrafo a la prosperidad comercial que se advierte en Cali. Por el contrarío observa en Quilichao un marasmo, que atribuye a la emancipación de los esclavos de las minas; en Popayán anota que su comercio “ no está muy desarrollado” y agrega que depende mucho del comercio de Cali; Juntas del Dagua en donde “nadie vive por su gus to” , no pasa de ciento cincuenta a doscientas casas “ del más mezquino aspecto” . En Buenaventura anota: “v i cinco o seis casas de agradable aspecto; las otras son tan miseras por fuera como en el interior. La iglesia, erigida en una altura, parece una granja” . Edouard André recorre el Valle hacia 1875-1876: atribuye “ unos siete m il habitantes" a Cartago y se pasea por las tres calles de Vijes; luego señala que Palmira, con sus diez m il habitantes, “puede compe t ir en influencia con Cali, de la cual dice: "contará en la actualidad 296
unos doce m il habitantes". No obstante, también hacia 1880 Schenck asegura que Cartago “ está en ruinas". De las casas viejas y macizas del tiem po colonial en el centro de la ciudad, muchas están vacias, y en las calles crece el pasto vigorosamente. Si no fuera por el comercio del cacao de los antloqueños, aquí reinarla “el silencio de la tumba". La visión contradictoria que tienen de Cartago los numerosos viajeros extranjeros, cruzando por una plaza que era un pivote en la red de comunicaciones, muestra la limitada confiabilidad que podemos atri buir a las "impresiones de viaje" de los turistas foráneos. En 1885 hace el mismo recorrido el suizo-alemán Ernst Rothlisberger: apenas menciona a Cartago, "esta pequeña ciudad no tiene nada extraordinario", a Buga “auténtica ciudad española bronca y antipática” , pero dedica un párrafo a Cali en donde señala su desa rrollo comercial. Con estas estadísticas demográficas y los apuntes de los viajeros extranjeros se obtiene un primer cuadro que podríamos resumir asi: a ) El crecimiento demográfico sigue un ritmo muy lento, con una aceleración en los últimos años del siglo pasado. b ) Hay una desigualdad en el desarrollo demográfico compara tivo entre ambas márgenes del río: con un ritmo muy lento en la margen izquierda y un marcado impulso en la banda derecha. c) Exceptuando a Cali, el sistema urbano de la banda Izquierda sigue conformado por aldeas y villorrios (ejemplo, Vijes o Yotoco, "miserable villorrio de algunas centenas de habitantes”, según Edouard A ndré). d) En la banda derecha se destacan los centros dinámicos de Cartago, Buga y sobre todo la pujante Palmira, compitiendo con Cali. De hecho, la máxima concentración demográfica se registra en la zo na Palmira-Candelaria. e) La misma ciudad de Cali no se salva de la crisis demográfica: siendo que contaba con 6.161 habitantes en 1806, se registran 12.740 en marzo de 1870. Estos guarismos significan que apenas logró du plicar su población en 65 años, es decir, con una tasa de crecimiento vegetativo anual del 1%. Sin embargo, a medida que logra articularse al Pacifico, va rompiendo los lazos de dependencia con Popayán. A principios del siglo x x Cali destronó a Popayán, en cuanto se refiere a su papel económico de plaza comercial y a su nivel demográfico. f ) Por fin, y quizá lo más importante para este estudio, es el marcado estancamiento demográfico urbano, mientras que, por el con trario, se da un vigoroso crecimiento en los campos. Se puede estimar hacia 1890-1905 la distribución demográfica en la región en un 20% en el área urbana y en un 80% la rural. Escribe muy acertadamente José Escórela al propósito: Creemos que la dicotomía rural-urbana d o era tan importante entonces como lo seria más tarde. Esto puede observarse en fenómenos como el muy lento crecimiento de las ciudades, más lento aún que el ritmo de crecimiento de la población en general. La población de las haciendas y el campo en ge neral crecía más rápidamente que la de los escasos núcleos urbanos.
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Durante esta primera mitad del siglo X I X la red urbana lineal de la margen derecha se refuerza con el surgimiento de nuevas aldeas. Algunas expresan la tendencia del siglo XVm de liquidación de an tiguas reducciones, bajo la presión del sector mestizo; otras conjugan la acción doblemente especulativa de un clérigo y de unos hacenda dos; por fin , en ciertos casos se combinan y se articulan las dos m o dalidades anteriores. Así surgen, antes de 1850 las aldeas con nombres cambiantes, que hoy conocemos como Obando, L a V ictoria, Zarzal, El Cerrito, Florida, San Pedro y Bugalagrande; sin hablar de las que no resistieron a la usura del tiempo y tuvieron una vida breve. S e guirla la fundación de Pradera hacia 1863. Todos estos pueblltos se ubican sobre el camino real de la Colonia y van reforzando la cadena urbana lineal, recorriendo todo el Valle. En ellos se nuclea una po blación dedicada a la agricultura y, algo nuevo, expresan la persistencia de la Colonia. En su misma retícula persisten las Leyes de In dias; sin embargo, se tiende a ampliar el ancho de las calles y en reducir las d i mensiones tanto de la plaza como de los solares, muchos de los cuales son ocupados por fam ilias modestas de parceleros y de Jornaleros. A medida que estos núcleos logran adquirir la categoría de cabe ceras se modela una form a de municipio diferente: se rompe el m o delo colonial municipal alargado, de sentido norte-sur; se form an las unidades administrativas por medio de fajas transversales abarcando desde el rio hasta las cimas de una cordillera, incluyendo asi tierras de los tres climas, con la perspectiva — por lo menos— de una futura diversificación productiva. Estas funciones no tienen el carácter altruista que presentan algunas monografías. En varios casos se trata de un sencillo negocio de tierras en condiciones de demanda tal, que se pasa de la especula ción por fanegadas rurales a la más lucrativa venta de solares urbanos, en varas o metros cuadrados. En cuanto a la misma donación de alguno que otro predio para los usos públicos, quedó perfectam ente caracteri zada por Jorge Villegas hablando de la fundación de A bejorral: En realidad las cesiones para fundación de pueblos se hacían con el fin de atraer habitantes hacia esos grandes latifundios deshabitados con el doble propósito de poblarlos para tener mano de obra que permitiera su cultivo y valorización para su posterior venta.
( “ Pleitos de tierras entre colonos y propietarios en la colonización antioquefia", Revista de la Universidad Nacional, Medellín, Nos. 5 y 6.) El clero en muchos casos sigue, como durante la Colonia, asociado a los beneficios de la operación. En la fundación de Pradera son un cura y unos hacendados los donadores de 97 fanegadas de tierra, en las cuales se prevé una traza con 14 calles y 9 carreras, incluyendo un total de 87 manzanas, sin olvidar un lote “ para el Cementerio Cató lico” . Fundación de un tamaño físico muy ambicioso prevista para una población de unos diez m il habitantes, dimensión dem ográfica que sólo alcanzaría en el censo de 1964, o sea unos cien años después de su creación (Ordenanza del Cabildo No. 1, del 15 de abril de 1870).
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E n M ira n d a el terraten ien te fundador no olvid a nom brar de a n tem a n o a l párroco, p a ra el cargo de presidente de la Junta Fundadora. Es el que o to rg a los solares y a quien se deben d irig ir los candidatos, sin o lv id a r de presen tar un certificado de buena conducta. S in em bargo, no siem pre reina la arm onía en tre los socios del n egocio, y un litig io acom paña el nacim iento de Florida. Se h a e n c o n tra d o en la n ota rla local la escritura del año 1835, p or m edio de la cu al los herm anos y terratenientes Julián y Santos B edoya h acen una don a ción de tierras para la fundación del poblado. De hech o ob sequ ian el terren o para la plaza y la iglesia, con la cual pueden in icia r una operación com ercial de loteo, pero protestan en los térm inos si gu ien tes: . . . q u e son dueños d e l te rre n o e n que se han puesto los asientos d e la p a rro q u ia d e L a F lorid a , y qu e com o tales. . . d ieron tie rra p ara la Ig le s ia q u e se h a ed ifica d o , y cien to treinta y tres varas e n cuadro p a ra la p la za q u e e x is t e . . . cuando se dem arcó otra parroquia d ieron once varas d e tie rra p a ra e l ancho de las c a lle s . . . con la condición de qu e n o dan m ás tie r r a p o r q u e e n ta n to se o b lig a e l hom bre, en cuanto consta qu e se quiso o b lig a r, y q u e n o h a b ien d o sido su volun tad dar sino e n los térm inos refe rid o s , s ó lo a e lla son obligad os, sin consentir en que se les qu ite un p alm o m ás d e tie rra , a lte ra n d o la d em arcación qu e se h izo y contra la cual ha qu erid o in n o v a r e l actu a l C u ra de la F lorid a , preten dien do dar dieciseis varas de an ch o a las calles, lo qu e tra e ría un trastorno a la p ropiedad qu e tien en en e l te rre n o y a los qu e les han com prado tierra para e d ific a r y y a están h a cien do sus casas. . .
Podem os observar: a ) L a persistencia, en 1835, de las norm as urbanísticas co lon ia les, en cuanto a la extensión de la plaza y el ancho de las calles. b ) E l ca rá cter especulativo de la fundación: plaza e iglesia tie n en p o r objeto fa vo recer la venta de los lotes. c ) L a asociación clérigo-terratenientes, la cual se tra n sfo rm a en pugna, con la llegad a de un nuevo párroco pidiendo calles de 16 varas. R •
•
A h o ra bien, tiende a m odificarse este cuadro desolador en la se gunda m itad del siglo, con un proceso del cual sólo se quiere aquí en u m erar algunos factores: — L a ley de manumisión tendrá como una de sus consecuencias la fo rm ación posterior de un pequeño campesinado parcelero y que encontram os al origen del impulso que tom arán más tarde los cultivos del tabaco y del cacao, muy notables en el norte del Cauca, asociados a la colonización de los montes y de las zonas bajas. — Las leyes sobre división de los resguardos term inan en la cor d illera con unos excedentes de población, generando unas corrientes de em igración de guambíanos y paéces. Estos se dirigen h acia las tie rras baldías de la Cordillera Occidental, en donde su labor de c o lo n i zación se hace notable hacia 1900-1930 y suscita la creación de nuevos poblados. 299
—La j legres sobre baldíos meenti van los desmontes de colonización en los laderas, los atoles veneran colonia* agrlcalau. en el (fru tó lo ra ilnno o del rtglo 7 «nos súdeos de agricultura en diversos zonas de lo Cordillera Occidental: desde A n o n s u s e v o bosta el olio 7 llrgsnrtn. harta 1910, o lo zona de BttaeO'Ls Cumbre. —Lo ley de manos muertas, expropiación disfrazada de los latífunoios d a clero, importa lo a n o B Oemto-Pmhmra 7 suscita lo Cocüeia de un sector de comerciante* de P ilo iiv C a ll, ios titiles se apoderan de las Oerros en donde surgen posteriormente grandes piontartonc» comerciales de cofia de azúcar. —Por fin, es preciso ligar todo lo anterior con lo llegada de los eomerctontes extranjeros. 81 este fenómeno venta decae denula» otros —ya señaia Zamtra Dios que bacía 1810 "ios reportes ó rn ale* también motean que gran parte del comercio odn existente estaña añ oro en monos de extranjeras**— oe acentúa hacia IBM 1000. t i primer tactor mencionado no canee de Interés, por lo que lo manumiso» oaspteto un comido radical en los potrones de pobiem tento 7 asentamiento de lo pootadón anteriormente esclavizado. Este fe nómeno opera en el extremo norte del Vade piano, en 10 zona C ortagocerraos. Aid oe reama uno colonización pareciera negra de loo zanas hornear de onda del rio Canea, ocopando ios portes bajos d e antiguas haciendas esclavistas. Con cultivos de pon coger 7 de ca fé, tabaco, caño 7 cacao se forman pequeños núcleos de viviendas rurales, que logran persistir luego por medio del abasto en lefia, cuando en esta zona florece en forma efímera la navegación de vapor hacia Cali Pero estas comunidades reciben el importo del expansionismo de los íleos negociantes cafeteros de lim ítale* 7 de Peretra. Cuando éstos buscan lo solida de sus prodocto» harta el mor 7 tierras planas para lo ex pansión de lo ganadería de come, se obre un periodo de violentos confllrtos entre los paneleras negras 7 los negociantes 7 ganaderos caldenses La fundación por estos Ultimos de su propio puerto fluvial, ea La Virginia, concluye harta, 1910 eon la expulsión de las núcleos de campesinado pondero negro. Surge Lo Virginia, puerto de expor tación del café, eon compartías de navegación, vapores, "casas de comercio", banco», compradores de café, arriero», tiendas y 7, desde luego, una cantidad de prostíbulos coa abasto asegurado. En el extremo sur del Valle, por el contrario, la numerosa pobla ción manumitida (que se puede evaluar en » " ■ « 5.000 personas en 18583 autoriza una rolonlzartón más perdurable. Con la crisis de la hacienda ganadera 7 el dermunbe de los latifundios esclavistas, opera un aumento de la densidad poblacional dispersa. Los manumisos, practicando su propia reforma agraria, expropian a sus antiguos amos 7 surges numerosas colonias agrícolas "comuneras", de los r 1*1** no cen más tarde varios pueblos. Esta corriente colonizadora de manamisrap era la continuación de la tradición cimarrona del siglo X V H L Hemos visto en e l libro La C iu d a d entenab im s Prrh ispiu it s, de Conquista e Trutíany cóm o esta
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colonización de fugitivo* había producido una* colonia* rurales clan destinas en las zonas bajas de las haciendas coloniales: los palenques a los cuales varios historiadores, eon mucha testarudez y pocas bases, atribuyen en forma equivocada una configuración urbana que nunca tuvieron en la región durante la Colonia, pero que si iba a surgir a principios de nuestro siglo. Basándose en las meras cifras, varios autores tienden en mermar la Importancia de la manumisión. Según el territorio considerado —el Valle solo, con o sin Czloto, excluyendo o incluyendo El Raposo, etc.— sostienen que los esclavos sumaban de tros mil a cinco mil, al máximo. Esta visión meramente cuantitativa del asunto Ignora el peso cualitativo del trabajo esclavizado: en otras palabras, se sabe que re presenta hacia 1850 el potencial más productivo de la fuerza laboral de la región. Además, los esclavos se concentraban, en su mayoría, en algunas grandes haciendas formando una red productiva vinculada a la distribución comercial, bien sea local o exógena. Esto lo captan eon claridad los más Importantes hacendados de la época, llegando hasta la rebeldía, y encontramos liderando la protesta de 1Ú5Ó-1855 a los principales esclavistas del •‘pian”. Es que eon la abolición de la escla vitud pierden, más que privilegios, ganancias e ingresos fáciles; lo crue lamentan es la pérdida de un medio de producción de plusvalía. Se aterran tanto a su antiguo poder que curiosamente, tanto en GaB como en Oaloto, durante varias años los notarios parecen desconocer la Ley de 1851. Be han hallado varias casos de testamentos redactados hada 1M5-1M6 en los cuales los esclavistas siguen enumerando es clavo* en el Estado de sus bienes y propiedades (Richard Presión Hrland. cita en GaB, el caso del testamento de Marta Josefa Cabal, del alio IMS). Prosiguió durante décadas la mentalidad esclavista y cien años después de la Independencia quedaba aún alguno que otro negrero recalcitrante, aunque eon métodos algo modernizados. Según el Ar chivo tfe Balóle» del AHNC en 1921 un hacendado de Gartago radicado en Estados Unidos solicita de las autoridades colombiana» una ‘li cencia de importación" de SbOO chinos, considerando que "los obreros colombianos, que ao trabajan como fuera de esperarse y que no ae pueden conseguir en el número que los necesito.. " y que "los chinas son los mejores trabajadores conocidos; no se mezclan (ale) en po lítica ni son revolucionarios o anarquistas". A continuación se reproduce el memorial en facsímil, para aaerurmr la credibilidad de un documento oue más ae parece a una mezcla de estafa eon broma (ver págs 202 y 202). Asi que los viejos conflictos esclavista-esclavo resurgen después de la manumisión en forma hacendado-manumiso sin tierras: para muchos la libertad se convierte en hambre y desempleo. José Escórela cita la carta de una pareja, eon lo cual ae ilustra este fenómeno: A n t e u sted c o a a r r e g lo s d e re c h o d e cim os o o e h a b ie n d o c a lid o d e 1a d e g r a d ante con dición d e esclavos cu o u e v iv ó n o s hasta la d e la r e d e n to r a Vea q u e nos sacó d e ea s m is e ra b le co n d ic ió n h o y n os e n co n tra m o s
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fechad oe e l 13 de Jacio d i t i n o , en
San Francisca de C a lifo r n ia , s u s c rito s per e l menor Tóame de lm Conche y qme dloen m lm le tra ?
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"San Frene le o o C a li f a r d a J s s l o l l 1921 t a r i o r a s .Bogotá# - £ole s b ia .- Rasgóla c a b le g r a fia r Cónsul asta ciudad e e tarlxaciém extenderse p a r d e o importar cin co d i chinos d b e oleada C a r to fo .- Daré mmflaleataa g a ra n tía s .- pronta acolan r e s a lta r e gran d e s a rro llo p a la .- T
k s l a . b. joras tr »ia > 4 o r a » e ;s c = iis »: aa i : o— lia s M p o lít ic a d eom reroleeleaarleo e ssorqdstaa. 3ea las majorom d e e r a s y esta ea la p rin cip a l empresa a qee ya le a tb j • d e d ic a r .- 5000 paraúsas moa un peal t i tu n a t o p a n e la pablaa ló n da Cmrtagtt y su aproTlsisuusdomto solevante s a n orna xu d ta buena da u tilid a d para diaba reglón. ____ 31 a i Sableras deseare emplear altanes de d a ehlmsa.em lm oanatrmoalón da farreoa rrllaa, yo podra a « l d a tx a rla a aa a*Jorca condicionad que mingara otra o r g a n iz a d * ^ - ^ E l tra sp orte m Colombia da 5000 cblnom B a le a n te , coa t a n mlrcdtdjr do 1 . 000 . 0 00 , pare lm ecmpailm cea qee be hecho contrata ja s a s smchoa d H o c e s coa loa cuales mo respaldaras ala lim ita c ión de nin guna esp ecie. Esta ccepalla ae prepone penar sus bajees propios que traerán le a oblaos om referen cia a C oleada y para a l r ía je da reárase temaran teda e l c a fé , emoroe. a n e a r , ta l • oelemblaaom que ye lo s pueda o fre c e r, l e n a l d a n asm buena s t lU Aad a l Cablera o. E l presidente de eatm ií inge níe me ha aatarl trabmjafido p a n d e c ir a l Sr. B ld a tr e qee tan la te e como est de en debida farsa pedreses pomar a l pasaje pora CCEO3IAB08 da BaaoaTaatura a Roag Xamg a l precio aay sódico da dal Cobiorna y p a n personajes o fic ia le s a órnalesqelere no a l pasaje aera CRdTIS» , _ ■ .El s r. Q & w l em esta e l i d i d extenderá loa pasaportas eorraapeodl anteo y a l tendrá buen aullada da rsrlea r lo a c e rtific a d a s de buena salud, pero ¿ais e l caso de que t i n a da s i s chinos ae enfermare en e l T la j# e despues de babor desonbajosdo, mate aera debidamente atendido aa nuestro Soapi t a l pro p io y ea caso de ser necesario, cora doiuelto a os país a amostra se cta . Ib aa propongo establecer esa crga&lxaolán p e rfe c ta ; tendrá a l a e r rla le especial de P a lía la , ala qme l e cues te nada a l Gobierne, secuelas, h , y lea chinea que yo «oplee ae barón éciedssoe eelsabienco a l entrar a trabajar k ala prcpledadea 31 a l sedar ElEle tro desare sus Infam es so b re a l p a rtic u la r, con asaba guste se la s ea o lc ltira re a l recibe de ana ordenen.- E l Podre ea Alejandro Cincha, da Cartago, Repta* da 51 T a lla , ooa quien podra oomprebar la árletemel a de la s pro piedad ea, re fe rid a s y adeaás de cus brease earrlciee a l fe r r o c a r r il da Caldea. Sin otra particular y ea espera de sus Tulloaaa laotraccloaea quede d e l Sr. E ln latre, n j atta y 3. S. t o a s BE LA COCSi Blrecalca? 1053 b a l S treet. San praaolese,California.
Soy de usted atente aerrlder,
POR 2 KXEXSPK, S . SKRSTdRIO,
S in is t e r le de ¿ g r le d t c r a y Conorele.-Scccléa Ja.-Pugetá, ages te 19 de 19S i. C eatditese a l e eS er de l a C u eto que it g L i la Ley i s de 1910, e l t e r r l i a r t e de Cel e í b l e t s U ab ierto para todos lea extreajnrea. que - aa eeasscuenota» puede tra e r a l tedas le a tBnl$rsatot ebloee qee desee, siempre qme ce ecáete a la s caediolcues hapuestaa aa l a r e fe r id a Ley. ea la LEÍ SURS ?- TSCCEM SE ICS 1B IICS1RTS3 5ET5Í3JS303,expedida per e l Cccgre&a 49 l
Fucatellee de nettetod de ttcemda de hapartatiéa de — r —
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ftn más protección que 1* de le Providencie, pues no tenemos en donde ha cer un rancho para vivir con nuestros hijos i por lo mismo tener medios pera mantenernos. En este conflicto y sabiendo que el V irruí Manuel finio. Piares por autos de IB de marzo de 1770 y de 17 de abril de 1771 dispuso que loa duróos de las tierras comprendidas entre los mangones de sata dudad y el rio de las Piedras dieron la tercera parte para propias, dehesas I ejidos i alendo el cabildo la única autoridad que puede disponer de loa bienes per teneciente* a las parroquias, elevamos hoi esta presentación pidiendo permiso pera construir una casa en las tierras de la hacienda de Sen Joaquín en el sitio denominado El Derrumbe. No ignoramos que el dueño de la hacienda aún no ha entregado la 3a. parte, pero acto no obeta, porque no es justo que él esté utilizando de asa tercera parte que no le corresponde .. Ocultos hasta entonces, a partir de 1850 salen de los bosques in salubres y pantanosos del Cauca los cimarrones, que rivlan en forma clandestina en sus diminutas parcclltas "comuneras** de auto-abasto. Negreros y terratenientes esclavistas Inmediatamente se levantan en armas para defender la esclavitud: su abolición se torna para ellos doblemente lesiva, cuando los manumisos exigen tierras para tener algo más que la libertad de morirse de hambre. Entonces se multipli can pleitos y querellas entre los campesinos tetrasgueros, los colonos y los antiguos esclavistas. Muy a menudo culminan en sangrientos episodios, en los cuales se entrelasa la lucha de clases con los con flictos Inter-raciales. Asi entendemos los asesinatos de terratenientes, loa operativos militares contra el campesinado, el fusilamiento de negros sublevados, hasta llegar al extremo de la Invasión y el saqueo de Cali por una tropa de "macheteros del Cauca” , el día de navidad de 1876. Es decir, que durante la segunda mitad del siglo X I X el cam pesinado negro tendría que llevar a cabo múltiples luchas para aniquilar los vestiglos esclavistas, radicados en Buga, Cali y Popayán. Hacia finales del siglo las viejas haciendas arruinadas por las múltiples guerras, ya no pueden resistir a los embates de los grandes negociantes caleños y palmlranos. Entre estos compradores y el cam pesinado de colonos, arrendatarios y colonos negros se multiplican los litigios y enfrentamientos en los años diez y veinte de nuestro siglo. Es cuando las pequeñas colonias negras, esparcidas en el espacio, bus can la nuclearlsaclón urbana para fortalecer la cohesión de las co munidades. Solamente a principios del siglo XX, y "a la brava” , consiguen el reconocimiento de su unidad cultural y territorial. Con un prodigioso Incremento de excedentes comerciables, como mala, plátano, café, caña, cacao y tabaco, van creando sus propios centros de mercadeo. Por rosones tácticas o políticas, con el fin de controlar el movimiento agrario espontáneo, las autoridades del Cauca sancionan y encauzan estos intentos del campesinado fundando sus pueblos, llegando hasta mandar unos Ingenieros para diseñar los planos de las nuevas pobla ciones. En diversas circunstancias surgen, entre 1900 y 1930, los pue blos de colonos negros de Puerto Tejada, Guachene, VUlarrlca, Padilla v algunos más. a ambas márgenes del rio Cauca y en tierras de las antiguas haciendas coloniales. 304
El caso de Puerto Tejada ilustra cómo a una ofensiva de coloni zación rural popular sucede una contra-ofensiva conjunta de las autoridades y de los latifundistas, por medio de la fundación urbana. Hacia finales del siglo X IX la colonización comunera negra de las orillas del rio Palo se traduce en extensos cultivos de cacao, café, plátano, caña, tabaco, arroz y yuca, logrados por desmontes de los bosques ociosos de las haciendas, con propietarios radicados en Cali y Popayán. Superada la etapa de la economía doméstica, los colonos disponen de excedentes fácilmente exportables hacia el mercado de Cali, cargados en balsas bajando por el rio Cauca. Es asi como en el centro del área de colonisaclón se forma un embrión de mercado a la orilla del rio Palo, preludio a la consolidación de la colonisaclón agraria por m edio de un poblado. Es cuando otros protagonistas interceptan este proceso espontáneo y lo canalizan hacia diferentes propósitos. Como siempre, un acontecer nutrido por abundante anecdotarlo de sucesivas peripecias tiende en opacar los hechos concretos. En re sumen, un colono negro tenia unas mejoras en tierras de un hacen dado y éste lo hace despojar por medio de la gobernación, con el pretexto del cambio de las parcelas por la cancelación de supuestas deudas. Siendo que unos veinte colonos más tienen posesiones en sus tierras, el mismo hacendado logra el excelente negocio de deshacerse de las tierras ocupadas, vendiendo 200 plazas al departamento: la gobernación del Cauca paga 4.000 pesos por las tierras Invadidas. Con una presteza inusual en las oficinas de Popayán, la gober nación del Cauca promulga en seguida el decreto de fundación de Puerto Tejada, que reproduce Mariano Sendoya en el libro que dedica a esta población: Decreto No 290 de 14 de julio de 1897 (registro oficial No. 115 de agosto 2 de 1807). por el cual se dispone la fundación de una población y la distri bución de lotes a los que lo solicitan. El Gobernador del Departamento del Cauca, en uso de sus atribuciones legales y considerando: lo. Que es de necesidad y conveniencia fundar una población en la que se establezcan y congreguen los habitantes diseminados en la extensa región bañada por los ríos Palo. La Paila. Güengüé y sus afluentes, tanto para que se les pueda proporcionar mis fácilmente instrucción moral y religiosa, cuanto más facilitar el desarrollo del comercio y el establecimiento de la industria y para que disfruten de las ventajas que proporciona la asociación de es fuerzos .. Detrás de este enunciado se perfilan los fines implícitos de los "fundadores” : a ) Detener el movimiento de expropiación popular de las tierras ociosas. b) Involucrar la población negra dispersa en el sistema Ideoló gico imperante. c ) Nuclear una masa potencial de consumidores, en beneficio del creciente sector social de los negociantes y comerciantes. 305
d) Agrupar en un centro urbano la mano de obra, en una región en donde ya se han establecido muchos trapiches de panela mecani zados. El pretexto “moral", al cual se alude, oculta la protección de las tierras amenazadas y un Intento de mantener o reforzar un cuestio nado sistema de explotación y de dominio económico. Además, evidentes preocupaciones políticas y tributarlas moti varon a las autoridades de Popay&n: los productos de la reglón sallan hacia el mercado de Cali sin pagar Impuestos a los municipios de Caloto y Santander, y mucho menos al fisco del departamento. Por otra parte la penetración creciente de terratenientes caleflos en la zona (en un momento en que Cali propugnaba por romper la tutela de Po pay&n) obligaba a los payaneses a hacer presencia efectiva en lo que seria realmente, pocos aftos después, la frontera entre el Cauca y el nuevo departamento. Muy rápidamente la gobernación del Cauca actúa para concretlzar la fundación y todos los trámites notariales, administrativos y el mismo ceremonial se realiza apresuradamente entre abril y oc tubre de 1897. Se contrató en Popayán al "doctor” Adriano Paz para levantar planos de la futura ciudad, en el momento que estaba pro yectando aquellos de la fundación de Yarumal (Antloquia). Este agrimensor-ingeniero determina un área urbana de unas 98 fanega das o sea de 62 hectáreas en cifras redondas. Se trazan 17 manzanas más “ once fracciones" y las cuadras se dividen en lotes (no se usa la palabra solar) gratuitos, midiendo apenas diez metros de frente. Se Indica que el fondo podrá ser de 20, 30 ó 40 metros, lo que supone manzanas de 40, 60 y 80 metros. Inmediatamente se registran 100 solicitudes de lotes, pero el de creto de la gobernación especifica que antes de cualquier adjudicación es preciso averiguar “ la conducta del peticionarlo y sus antecedentes, con el objeto de preferir a los más laboriosos y de mejor conducta". El mismo decreto ampara “los lotes designados en el plano para la construcción del templo, el cementerio y los edificios públicos” . Una comitiva de funcionarios y sacerdotes se reúne en el lugar el 17 de septiembre y, después de dos misas seguidas, deja acta de la fundación de Puerto Tejada. Por lo visto aún prevalecía en la sociedad payanesa la práctica colonial de las “ reducciones” , y para que no queden dudas al respecto, las autoridades deciden dar al poblado el nombre de un feroz enemigo de los colonos negros, un terrateniente esclavista odiado del campesinado y asesinado por manumisos en 1856. En los mismos años y a poca distancia, prosiguiendo con la tra dición cimarrona y comunera, unos nietos de esclavos fundan una comunidad agrícola en la zona de Herradura, entre los ríos Palo y OüengUé; ocupan tierras del latifundio ganadero La García, el cual se desmembra, pasando a manos de una sociedad llamada Cauca Valley Agricultura! Company, registrada en Estados Unidos por sus 306
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l'adllla (Cauca), ejemplo da reducción del loteo por medio del tcarado urbanístico
duchos, los hijo» de Jame» Eder. Perseguidos por esta empresa loa terrazgueros y colono» buscan en la fundación urbana la protección de sus posesiones, la consolidación y la legalización de sua tierras y cultivo», entre loa cualea destacan prósperas sementeras de tabaco. Arbitrando la controversia las autoridades de Popayán, quizó por una muy oportunista coincidencia de Intereses con el campesinado, faci litan la creación del poblado: asi surge Padilla hacia 1025. 307
Uno de los pioneros de la fundación urbana precisa: Ahora bien los fundadores urbanos que se llamaron Gonzalo Loboa, Antonio Muñoz y Apolinar Herrera cuando entraron a esos lugares en 1014, a un lugar que queda distante, diga usted, más o menos un kilómetro hacia el occidente, ahi se establecieron en medio de unos guaduales muy extensos... Abrieron las primeras huellas y se pusieron a cultivar tabaco. Este pro ducto en esa época se daba con un vivo extraordinario, hasta el punto que una hoja media hasta un metro. Era un producto para Rentas Departamen tales y el Departamento se dio cuenta de la calidad del tabaco que se cultivaba en estas tierras. Y entonces solicitaron al Departamento que hiciera un co rregimiento y lo llamaron El Caño y continuó hasta 1917. En 1915 el Departamento del Cauca compró 100 fanegadas de terreno ubicados norte-sur, en donde está localizada la población. Estos mismos po bladores solicitaron el traslado del corregimiento y que se dieran treinta fanegadas para levantar la población y el Departamento aprobó la ordenanza respectiva que es la número 51 de 1917. La Oficina de Obras Públicas mandó un ingeniero para el trazado de la población y el reparto de los lotes, unos de 8, otros de 10 de frente por 22.50 de fondo. La condición era construir... Uno de los planos lleva la firm a del Ingeniero Julián Arango. Haciendo alarde de su erudición urbanística se divirtió en Padilla con unas evidentes reminiscencias de Las Leyes de Indias. Es asi que diseñó una plaza monumental, alcanzando 140 metros entre pa rámetros; con estas dimensiones superiores a aquellas de Bogotá o V illa de Leyva, parece ser la más dilatada plaza del pais. A las ocho calles llegando a las esquinas de la plaza y definiendo su marco, se agregaron cuatro vías medianeras, tal como era esti pulado en las Instrucciones del siglo X V I. Pero detrás de su inocente fantasía de diseño, esta partición determina un módulo reducido de manzanas, o sea unas cuadras que no pasan de 45 x 45 metros, d ivi didas entre ocho viviendas, cada una en un pequeño lote de 250 m e tros cuadrados A poca distancia de Puerto Tejada y después de prolongados con flictos entre colonos y latifundistas, una comunidad negra logra asegurar otro asentamiento urbano: el poblado de Villarrlca, del cual se dice que es “ el pueblo de las dos mentiras, por no ser ninguna villa ni tener nada de rica” . Este caso tiene el interés de ligar en un mismo proceso dos acciones enlazadas del campesinado: primero la expro piación de tierras para la subsistencia y luego la confiscación de un predio para el poblado de los “comuneros” . Como su vecina Quilichao (ver la Tercera Parte del libro L a Ciudad Colombiana Prehispánica, de Conquista e Indiana), Villarrlca presenta la originalidad de anteceder las modernas ocupaciones de tierras urbanas y merece su lugar en la historia de las luchas de los destechados. En este caso muy singular los Invasores reivindican el derecho no a la tierra, sino al espacio residencial y al techo. En las partes bajas, y por lo tanto pantanosas e inundables de las haciendas de L a Bolsa y Quintero, se multiplicaban desde el siglo X IX los pequeños hábitats rurales “ comuneros” . A unos núcleos ci marrones y palenqueros se había sumado un flu jo de manumisos 308
después de la abolición, y estas comunidades agrarias experim entaban una p u ja n te dinám ica dem ográfica; con ésta se extiende n otablem en te la colonización comunera a principios del siglo X X . Dos planos cata stra les de L a Bolsa, uno del año 1908 y el o tro de 1927, Ilu stran la progresión de la colonización. En el prim er plano, escala 1/20.000, los agrim ensores encargados de la partición de la hacienda en tre los h erederos de la difunta propietaria señalan con tin ta ro ja cada casa de colon o o terrazguero negro, lo mismo que su nom bre y a p ellid o ; no pasan de unas cien las fam ilias de parceleros. V ein te años m ás ta rd e y en un mapa mucho más detallado (escala 1/10.000) la p o b la ció n cam pesina es tan densa en toda la región, que se In d ica su presencia por medio de grandes manchas de co lor señ alan do: “ te rrazgueros” . Hostilizados los comuneros desde decenios atrás por los h acen d a dos residenciados en Popayán, en el am biente del Juicio de p a rtició n se recrudece el conflicto clasista en los años diez y vein te. U n en em igo d el campesinado negro relata: . . . Los negros ocuparon las haciendas por dos causas. Primero, después de la liberación de los esclavos los dueños les regalaron unas parcelas para cultivar, y siempre habla en ellas mis gente y más... Segundo, cuando esta lló la guerra de los mil días, mandaban comisiones a reclutar campesinos negros para los ejércitos. Pero muchos se negaban a pelear... Todos los que no querían entrar a la guerra tuvieron que ocultarse o huir y entonces muchos se "enmontaron” ... Cuando terminó la guerra y regresaron los due ños de las haciendas, en las selvas encontraron fincas. . . Entonces empezaron a cobrarles terraje a los morenos. En los años veinte yo era administrador de la hacienda de don Benjamín Mera Velasco, que habia comprado parte de las haciendas de los Holguines y de los Arboledas... de las antiguas hacien das de Quintero y La Bolsa. .. Me tocaba cobrar el terra je... Unos pagaban, otros no, se negaban. . . Claro que los morenos siempre trataban de crear pro blemas a los propietarios porque ya se estaba presentando el comunismo. . . Claro que las cuadrillas de ladrones que hubo en el norte del Cauca, la mayoría eran morenos, bandidos, ladrones, asesmos... En el año 18 se formó una cuadrilla, robó mucho en los campos de Caloto, Puerto Tejada, Corinto, Pa d illa ... Y por ahi en el 23-24 se formó otra cuadrilla... Molestaron mucho las haciendas y el gobierno les metió tropa: hubo tropa en Puerto Tejada. . La tropa salía de noche a vigilar... es que habia muchos morenos allá, re voltosos. .. En el año 1929 unas grandes crecientes del rio obligan a l éxodo, y los parceleros Invaden las partes secas de un la tifu n d io. B a jo el liderazgo de un veterano combatiente de la O uerra de los M il Días, superan la sumisión y construyen sus chozas de noche en fo rm a c la n destina, con la misma estrategia de las modernas ocupaciones de terrenos urbanos: . . .A nosotros nos tocó una creciente que entró en la casa.. . Hubo gente que sus animalitos se ahogaron... Hubo que salir... Todo era guadual, pero aqui había como un filito limpio y seco .. Entonces la gente salló de los montes, armaron casitas en el camino y después fundaron la placita de mer cado... La gente venia a construir su ranchito, estaba la plactta con el mercadito y uno venia por la mañana y veía una ramadita, y al día siguiente otra ramadita, y luego otra... Ahí en la plaza del mercado la gente cogía un lotecito... Poco a poco, por la noche construía los ranchitos... Muchas familias salieron de las fincas y vinieron a hacer invasiones en el camino 309
incumbir Pudrió Tejsds, que ya existía. •. Hicieron rstcsdllss n la orille,,, Juan Itorcerdo lulscte movía «I Animo, syudó * dirigir. a o r g a n i z a r , y des* puti funda ti galpón con «ata fin, qui hubiere matarla las para construir #1 pufhlo . Kl y otro* fueron loa fundadum dsl pueblo,,- KinchllM, poco a poco, armo invasión, por familia ,, JCn «I psrquselto cogían ru lotsclto,,, Cada uno fu# cogienda ru pedazo,,, Aal fuá tomando vida al pueblo»,, Aal cuentan Ja fundación loa hijos, ya anciano*, do lo* protago nistas, K*tog daaaflan a los terratenientes, onfrontan ol desalojo, presionan a taa autoridades y por fin consiguen de la gobernación la compra oficial da un predio sano en donde se funda el poblado en 1034, en el posterior reparto de solares urbanos, por medio de una junta de pobladores, fíe tuvo a la mano el acta de com pra-venta de ia« 40 hectáreas del predio "Kl Terrenal", establecido en octubre de 10(14, por un valor de 9 2,000,00, La vendedora es la viuda Mofla A r boleda, quien lo habla comprado anteriormente a Oonzalo Arboleda; el comprador firmante es el gobernador de Popayán, Hernando A rbo leda; el terreno linda con la propiedad de Carlos Arboleda y con predio» perteneciente» a Inés Arboleda; el comisionado de la gober nación para la entrega es ol doctor Federico Arboleda, Kj bueno mencionar aquí el contexto político que opera en favor de los rebeldes: recordemos la derrota conservadora del treinta y su mflejo en el concejo municipal de Santander de Qulllchao, en donde domina a partir de 1031 un sector liberal de negociantes enfrentados a los vetusto» hacendado» payánese»; será un concejal liberal quien, por medio de varias intervenciones conseguirá la mediación de la gobernación n favor de los "invasores",,, y la cuota de votos que es taba buscando. Todo eso se concretlza con ayudas del presupuesto municipal a loe pobladores (acueducto, inspección de policía, caminos, escuelas, etc,) y concluye con lo» Decretos No, 2(120 de octubre 0 de 1034 y No, 440, do noviembre 22 del mismo afío, fíe nombró una Junta pobladora en 1034 y en su reglamento se hace especial énfasis el respetar la altura de las casas, cuatro metros hasta la linea del techo, para mantener la ventilación y la frescura en los espacios Interiores, Kstas primeras viviendas se construyen en bahareque o tapia, luego en adobe y, con la apertura de los galpones, los primeros techos de paja de "bljao" ceden paso a la teja Treinta tiflón más tarde el nuevo reglamento de 10(16 refleja los cambios ocu rrido» disminuye el lote a 10 metros de frente por 20 de fondo; se adjudicarán a precios que varían entre cinco y diez pesos por metro cuadrado, considerando su localización, fíe estipula ia construcción de sanitarios en cada solar, ia de las casas con ladrillo, oemento y teja eternit. Además, se reservan los lotes para el matadero, la inspección y puesto de policía y una plaza de mercado distinta de la principal. Kn 1077, trastornado ni pueblo por la expansión de la agro-industria azucarera y los cañaduzales, se redacta un nuevo reglamento; los lo tes bajan a 10 x 16 metros y su precio oscila entre 10 y 60 posos por metro cuadrado, es decir, incluyendo una gama cualitativa y de localización con la relación de 1 a 6, Finalmente, el reglamento de construcción recomienda techar con plancha fundida en concreto, 310
con lo cual so p erfila el segundo piso, es decir la densificación y la especulación residencial por medio del sistema blfam lliar. Todas estos norm as expresan la liquidación del antiguo hábitat rural nueleudo de cam pesinos m tnlfundlstas Independientes y su transform ación en pueblo-cam pam ento, del personal asalariado de los grandes ingenios azucareros. Puerto T e ja d a , Padilla, Vlllarrlca, estos tres casos presentan un acontecer dletlnto pero numerosas analogías; todos se originan en una rebeldía y son la culminación de un proceso agrario. Pueblos de protesta o de resistencia, su fundación obedece menos a aspiraciones económ icas o de mercadeo, que a un urgente im perativo de supervi ven cia vita l del hábitat agrícola. Por lo tanto en su prim era fase son pueblos de campesinos minlfundlstns; vacíos durante el día, sólo se anim an al atardecer, cuando los agricultores de ambos sexos regresan de las labores en las sementeras, £n los tres casos la Intervención estatal y la fundación legalizada, en form a Institucional, actóan para neutralizar la inconform idad eoolal. P o r una parte es necesario desactivar el peligro de una coloniza ción agraria popular, amenazando la existencia del latifu ndio y, si es el caso, ceder un dedo para salvar el brazo. Por otra parte es indis pensable controlar el movimiento del campesinado, lograr su recu peración Ideológica, combinando el rescate de los latifundistas e x propiados con la captación política de un futuro potencial de votos, Nacidos en medio de este reformlsmo estatal paternalista, desde luego los pueblos de los colonos negros del Oauca se amoldan a un urbanismo Igualmente reformista y marcadamente despectivo en sue elem entales "normas mínimas". Km efecto, en todos esto* centros, programados y diseñados en las oficinas provincianas de una gober nación, se advierte un urbanismo del desprecio con claras muestras de racismo. Hemos visto cómo la forma urbana surge de un módulo de lotes muy reducidos y agrupados en una manxana exigua, Con v a = ríos lotes de 160 metros cuadrados en Vlllarrlca, ocho en una cuadra de 46 x 46 metros en Padilla, u ocho filiform es de 10 x 40 en una manzana de Puerto Tejada, se dan las condiciones de unas altas den sidades residenciales y constructivas, en abierta contradicción con las sofocantes condiciones climáticos locales, Ksta situación se agravarla luego con la construcción total del lote, la promiscuidad am biental, la partición por herencia y la división frontal de un lote reducido a una fachada de cinco metros: primer paso hacia la "vivien d o -coch e", con alquiler de piezas y la generalización del Infam e Inquilinato,
La política "igu alitaria" de división de los resguardos favoreció la constitución de la hacienda mestlsa, transformándose dicha d iv i sión en suma como observa Qulllermo Hernández. Desintegrados las parcialidades y prácticamente expulsados los campesinos aborígenes, flujos de migrantes se dirigen h ada nuevas tierras para desm ontar
En ai V t ik y el Quindio aon numerosos los inm igrante# oriundos de antiguos resguardos de Cundinamarca y Boyacá, w l t o i laUluncttos ganaderos- fin varios tugares m u í comunidades muy cohesiona das participan a c U n n u o lt en la fundación de nuevos poblados, como Andinftpoil*. Barragan o Santa Lucia, para no citar «too algunos. «lás al sur al pie del macho de los Farallones de Cali, entre Dapa y la región de Timba, llegan a principios del siglo unos (luios de paéces y guambíanos, procedentes en su mayor parte de Caldoao y Cajiblo. Coa el éxito de la empresa agraria, surgen las condiciones para fundar caserías de mercadeo. Uno de ellos es San Antonio de Jamuntfl; otro caso estrado en el cual vemos los colonos expropiando g predio ocioso de un ganadero caleño, no con el fin de cultivar sino para dejar la huella urbana del éxito de la empresa popular de colontiactón Esta tendría un extenso desarrollo geográfico a partir de 191?, cuando t í campesinado se entera que. por medio de la Ley 32, el gobierno central adjudicó miles de hectáreas de baldíos a los mu nicipios de Cali y Jamundl Dos entrevistas realizadas entre 1977-1979 sintetizan el proceso completo: T r a g o h aftas y viví 9 9 a ft a s arriba en El Silencio y El Porvenir. M e v iM de C a l ibis s to s veinte.. & tenor soy india de Cajibio. no alago ni b u sangre ai bu n a AUi ñ a s d e c ía n in d io s ctanuniitar, de eso no aé nada, pero A s o y india d e C a jib io . E s que a l l á ios neos cobraban por u n r a n c h a to a s i d e c h iq u it o , u n c o r r a h t o . p o r vivir aiü cobraban tres días de trabajo m e n s u a l a lo s p o b r e s . E n to n c e s las gentes se fueron dejando eso y se vinieron pocé y a l primee c o lo c o que v in o aquí, p o s a d a la guerra, fue Esteban Victoria, t í erm de C a j ó n . L u e g o v in o a Cajiluo y contó que había baldíos, es que todo s a o o r a n b a ld t e s , todo. A l l á t o d o el m u n d o decís, vámonos p'al Valle, ptü V a l í » . . . E n to n c o s e n t r ó a u m a r id e . A h r a h a m G u a c h e t a , nocido en Paniqmtá p e r o bautizado e n Cajiblo, h i j o d e indio h a b i s le n g u a pero blanco... Comptd a M ig u e l A n g e l V a le n c ia d o s p in z a s d e d e s m o n t e que hablan tumbado, p o r o lo s r o m p e d e r o s lo d e ja r o n o h « M o n e e s v in o , m e b a s c ó s n u y me vine c o n 41 y s t r a b a ja r . A p e n o s v in im o s , e n tr a m o s con la peinilla en la mano y la c o b ija «ti la e s p a ld a , p a r la lo m a d e l J a r d ín , l o que n o ara montada e n ras t r o jo , c o n le o n a s , o s o s y t ig r e s T r a jim o s cmfecitos de e s t e grande, cincuenta m a tic e s c a d a u n o , y t a m b ié n n a o s t r o o c h it o a de plátano Cuando e n tr a m o s n o e r a n a m o u n a s a n c o fa m ilia s , R iv e r a q u e s e a c a jib ia n o . D a n in a , le a
Gus
m a n . t o d o s c n jih ia n o a y
M on-
te s u m a q u e a r a d e
lu e g o l a m a e s t r a E m n u
t a m b ié n d e
Marine.
M i m a n d o e r a a s e r r a d o r d e E s te b a n V ic t o r ia y l a c a s it a d e la fin q u it a .
plátano y
C a jib io . y
socalando,
d e s h ie r b a n d o y
yo
m e qu edada
s e m b ra n d o
a b a jo e n
m a t le t a , y u c a ,
c a fé .
yo la h ic e , como h ice asta, pues com o él cataba Victoria, yo hice mi rancho yo misma Y cuando él vio que y o estaba a y u d a n d o a trabajar entonces pagó quien le hiciera un r a n c h it a de sea v a r it a s , c u a d r a c k to , pequeño, Después hicim os una casa gran de. c o n c u a tr o p a t io s , d e d o c e metros, embarrada, que fue la que v é n d a n o s c o n la fin c a . También ayudé a hacerla porque la gente d e por ahí no sabia e m b a r r a r a s i y c o m o y o si sabia. . Tuve al primer h i j o a los quince meses, es que crié doce h o m b r e s y u n a mujer, claro que nos ayudaban en el monte N o fu e r o n s in o dos la s plazas que compramos pero las dos tumbamos doscientas p la z a s , y o s o c o la n d o y tí derribando. Doscientas plazas entre pasto, café, caña y comida. Diez e r a n d e café, yuca, arracacha, plátano, el resto eran potreros. También t e n ía m o s frijol L a p r im e r a c a s it a n u e s tr a
a serra n d o co n
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E s te b a n
y nafa q o c w n á i i a a i en Cali y Jamundi sin mala, asi a espaldas. Y o fui carbonera, y o quemaba carbón y también fui aserradora. Cuando mi marido se quebró la manilo, con una sola jalaba el serrucho arriba y yo abaja
(Nota: Según el listado del Ministerio, Ahraham Guacheta recibió en el municipio de Cali, en 1921. una adjudicación de 20 hectáreas de tierras baldías.) Nosotros trabajamos mucha El carbón y la madera la vendíamos en Cali, en la Rosa B lanca en Santa Rosa Alcancé a tener cincuenta cabezas y orde ñaba treinta; cuajaba, y o y sai mando iba a vender quesos a Cali. El suero m e serv ia para les perros y los puercos . . . Ahora estoy aquí para no dejar que m e roban cate pedazo de tierra, este ranchita y una piara de cafetal que m e q u ed a ...
Hacia 1910 la colonia rural, densa y exitosa, estaba presionando para su fase superior: N ací en e l 90 en Cajibio. donde a is padres tenían apenas un pedacito d e tierra y nos vinimos cuando tema yo edad de trabajar, doce años, y nos pusimos a desmontar. Estaba llegando gente dei Toiima. puros tolimenses. y del Cauca, de Cajibio y de Turna. Hasta que poco a poco hubo unas veinte rw— t t f p * r o ~ que ir a Jamundi y ni siquiera habla camina pura trocha, pues aqui no habla mercada Con este fin hicimos e l puebla por eso fue. para v iv ir y tener plaza de mercado,.. Fue en el año 12 y y o te n a 22 ades. Hablé con unos compañeros, éramos c a s » unos quince no más - Escogimos el fita» de la cuchilla por ser el sitio más a lta porque e n seca y para dmsar. Claro que eran tierras de ganada potreros de C h r i j » y Artunduaga, . ¿Pero qué? Hay que meterse a la brava ¿no cierto? a la b ra va ... Nos reunimos coa los compañeros y tes dije: mu chachos necesito que me ayuden en un trabajo en la cuchilla, de noche Eramos como doce, fue muy fácil, en media noche... Todo estaba cercada c ia r a vea eso empeaó asá. el cerco pasaba aqui y el cerco de cabuya pasaba por a llí - - Tumbé las cercas. Hubo pelea con los dueños, Artunduaga me reclam a e l n e o vino a caballa que ¿cómo era eso? Mañana !o mando a la cárcel. C laro que antes estudié las layas del Código y al fin en la alcaldía me dieron garantías para fundar e l puebla A C lan jo y Artunduaga les pagaron unas m ejora s.. . Y o las quité las tierras para fundar e l pueblo. -. Entonces trazamos las calles y esta plaza para mercada con este s o la r para casa de gobierno y aquí la tgksia Sacamos esta calle para abajo y abrimos este cam ina fue a pora pala y pica Tamaño de loe solares 12 X 30 de fondo para tener salar en donde sembrar algunas m atas... Se regalaban al que quisiera venir y eso se publicó en la prensa Vinieron de Antioquia. det T o iim a a desmontar arriba a quemar carbón, aserrar m adera montaña adentro y sembrar maiz: y edificar en el poblada casas si. ranchos no y en los solares pusimos plátano y café. A si se fundo el pueblo. . .
Nacido del mundo mestizo que cristalizó a finales del siglo XVIII, consideramos el grupo social del campesinado de colonización como sa máxima manifestación, como clase, y su más dinámica y vigorosa expresión nacional. Aetoras de esta pacifica epopeya popular del tra bajo. en pocas décadas las multitudinarias masas de labradores iban a romper un inmoviiismo secular y a construir otros pala Obra de hacheras madereros, leñadores o carboneros, de arrieros y labriegos apartados en sus pequeños derribados sembrados con maíz, frijol. 313
yuca o plátano, las aldeas brotan una tras otra de la acción del mismo campesinado y al m argen del complicado mundo de las instituciones. Surgiendo por autogeneración dialéctica, en form a autóctona y sin interferencias externas, resultado de un propósito común, de la acción colectiva y solidaria, muchos pueblos nacen en condiciones altruistas y sumamente democráticas. No obstante la fraternidad de los inicios no resiste mucho tiem po a la creciente división del trabajo, la cual precisamente fue el m otor impulsando la fundación urbana; la con cordia se desvanece cuando en el poblado se va estructurando la división clasista. Para ilustrar este proceso, entre numerosos caseríos se ha selec cionado un grupo de cinco asentamientos que se levantaron entre 1894 y 191b. Entonces se evidencia cómo nacen los primeros en un am biente relativam ente pacifico y sin mayores escollos; por el contrario, envueltos en una creciente conflictlvidad social, los últimos experi mentan un parto particularmente problemático y con prolongadas consecuencias. En estos poblados se pudo usar múltiples fuentes y reunir una masa inform ativa abundante y confiable: la conform an unos documentos escritos, oficiales o privados y unos testimonios ora les, recogidos por medio de entrevistas en los respectivos sitios. Asi se eligió a Versalles, fundado en 1894, A rgelia (1904), S evilla (1903), Darién (1910) y Ceilán (1913). Hacia 1890-1900, unos flujos de m igrantes provenientes del sur antloquefio, de Caldas y del Quindio, pasan por Ansermanuevo, Cartago, Toro; dejando “ el plan" se internan en las selvas de la Cordillera Occidental, en busca del oro de las necrópolis prehispánicas. De su descalabro y de su conversión en agricultores sedentarizados, surgen luego numerosos centros urbanos, entre ellos Argelia, El Aguila, El Billar, El Cairo, Darién, Restrepo y Versalles. Algunos escasos descendientes de los pioneros aseguran que sus abuelos no trajeron semillas; era guaqueros Itinerantes que, en sus cortas incursiones selváticas, apenas cargaban sal para sazonar la carne de monte. Hacia 1891 varios grupos totalizando unas veinte fa milias están tumbando selvas y abriendo rozas de maiz entre los ríos Garrapatas y Dovio; a defecto de oro, los guaqueros hablan encontra do unas tierras vírgenes y sin títulos a unos 1.500 metros de altitud sobre el nivel del mar. En 1893 unas treinta fam ilias tienen sus cul tivos de subsistencia en pequeños derribados, cubriendo las vegas altas de la quebrada Patuma; se sabe que entonces vivían en precarios ran chos cubiertos con paja, hojas de palmicha, cortezas y tejas de astillas. La fundación de Versalles tendría un carácter concertado, pero tan pragmático que no habla junta pobladora, y que no se consignó en actas. Curiosamente es un viernes cuando se reúnen, en 1894, algunos colonos y en un solo convite lim pian y demarcan el área de la plaza: más que un pueblo fundaron una plaza de mercado. Esta acción tuvo un carácter tan colectivo que el evento quedó anónimo, en el sentido de que apenas se conservan, por tradición oral, los nom bres de algunos de los pioneros, lo cual permite a los académicos de 314
la re g ió n n utrir, con la clásica controversia sobre “ el fu ndador” , sus tertu lia s vespertin as; lo cierto es que fue una tarea m asiva a fa v o r de unas cien fa m ilia s radicadas en los alrededores. S egú n parece, los colonos no se apresuran en construir casas, sien do el lu ga r aesocupaao durante un tiempo. L a aldea no progresa y los datos disponibles indican que los primeros moradores vivía n en ran ch os de bahareque o de madera, cubiertos con paja. Los prim eros ahos transcu rren pacificam en te pero no podían fa lta r los tres p rim e ros m uertos a m achete, en riñas cantineras o en la plaza, y ello con lle v a a la subsiguiente inauguración del cem enterio en 1896. Varias m onografías modernas insisten en “ el espíritu cristian o” d e los pioneros. Sin embargo, el párroco de Toro esperó dos años am es d e preocuparse por unas ovejas que tampoco se precipitaron en su busca. P o r fin sube del valle el cura en 1896 y el contacto n o es nana p la cen tero para los colonos. Un prim er roce se produce cuando e l sa cerd o te pretende llam ar el pueblo O rfllla, siendo que los m oradores y a lo n aoian bautizado L a Florida, topónimo muy corriente en zonas de colonización popular. Los campesinos se oponen ta jan tem en te a este cam bio y fin alm en te imponen el topónimo de Versailes, lo que h ace decir a otro sacerdote, con marcado desprecio irón ico: “ como quien dice, se levantará a l frente de París” . Se puede a ñ adir que es frecu en te este tipo de introm isión autoritaria de un clérigo exógeno, llegan d o en el mom ento oportuno para tratar de im poner el topónim o del caserío. Es asi, que cerca de Versalles un puebllto que sus fu n d a dores llam aron M edellinclto, quedarla registrado como A rgelia , p or decisión unilateral de un sacerdote. Igu al cosa ocurre lu ego en A ibán y m ás tarde en Betania; en el sitio que los moradores llam aban El S ilencio, un presbítero resolvió bautizarlo Albán “ en h om en a je al prestigioso caudillo que luchó por el predom inio de las ideas conser vadoras” . N o volverla a Versalles el párroco de Toro y los colonos ten drían que esperar cuatro años más la primera misa: la celebra en 1900 “ ba j o un cobertizo de p a ja " un cura traído por los vecinos en “ silla de m anos” , desde el caserío de Cajamarca. Es solam ente en 1906, doce años después del prim er mercado, cuando se Inaugura la ca p illa y entonces el pueblo adquiere la categoría eclesiástica de viceparroqula. “ Esta iglesia, construida en su m ayor parte de m adera, ten ia una torre, también de madera, forrada en lám ina de zin c", esta últim a levan tad a hacia 1930. Averiada la brillante torre m etálica p or un tem blor, en 1940 se contrata un arquitecto para su reconstrucción; este profesional "recién llegado de Bélgica", diseña los planos “ del fron tis y de la torre” ; es la época durante la cual la Iglesia tra ta de m an tener los postulados ideológicos de la “ república conservadora” derrotada. Su victoria tiene en ciertos lugares y en numerosos pueblos de colonos una clara expresión construida: las iglesias de dim ensiones babilónicas en las cuales destaca la fealdad del enorm e fron tis. Es después del incendio del templo anterior, en 1956, que Versalles cu m ple con esta norma y va surgiendo la gigantesca iglesia. 315
La Querrá de los MU Días estorba el desarrollo de la colonia a g rí cola y entorpece el crecim iento del caserío. Se registran entonces en la comarca y el poblado varias incursiones de tropas de ambos ban dos, todas dejando su saldo de muertos y desaparecidos, de fugitivos escondidos y de extorsionados por loa distintos ejércitos, pero se rea nuda el poblaraiento en los años siguientes. Según el A rchivo de B a l díos, del AHNO, se concentran las grandes adjudicaciones entre 1907 y 1913. Tan to en Toro como en Versalles se benefician entonces en seis años unos 56 peticionarios, para un total de 9.377 hectáreas en cifras redondas. Se observa una marcada desigualdad en el tamaño de los predios denunciados: unos no pasan de 25, 30, 32 ó 36 hectáreas, pero otros alcanzan hasta 452 hectáreas, con un m áximo de 650. Es preciso señalar que en este listado no figura ninguno de los primeros fundadores y pobladores mencionados en las m onografías modernas. Luego se conceden unas pocas adjudicaciones en el m arco de la Ley 71 de 1917: tres de 20 hectáreas en 1929, seis en 1930, sumando 110 hectáreas y siete más en 1931, totaliaando 130 hectáreas. Agregándose en jurisdicción de Toro, entre 1929 y 1931, 31 adjudicaciones con m á xim o de veinte hectáreas y sumando 620 hectáreas. En resumen, entre 1907 y 1931 se hicieron unas cien adjudicaciones registradas, por un total de unas 10.000 hectáreas. En una región que contaba entonces 4.452 habitantes, la inmensa mayoría en los hábitats rurales, un decreto de 1909 erige a Versalles en cabecera del municipio, sin la más mínima oposición del municipio de Toro, perdiendo una parte de su jurisdicción territorial. Se pose siona el primer alcalde, Inaugurando una lista de 102 mandatarios hasta 1967, de los cuales ocho para el año de 1947. Hacia 1915 van surgiendo plantíos de café en las colinas y los so lares y se observa un cierto despliegue comercial del poblado, que describe asi un poeta bumangués con alma de estadístico: . . . Dos centenas de casucas apenas cuenta la v illa son los bahareques de guadua y los techos de palmicha .. .y una iglesia de madera . . . El párroco de la aldea austero como la B iblia v iv e en albergue modesto con un loro y dos sobrinas. . ,
En similares condiciones de paz y concordia, a unos veinte kiló metros al norte de Versalles otra colonia de labriegos parceleros acuerda fundar su centro urbano hacia 1903. De manera inusual, es cogieron un valle corto y muy estrecho por el cual circula un riachuelo y una trocha paralela, yendo hacia Toro. Uno de los colonos obsequia un predio en las vegas de la quebradlta y se traza en una topografía muy abrupta un poblado “ ciego'* que quedarla encerrado por las coli nas circundantes. De tal modo que de entrada el pueblo no tiene más alternativas que adoptar una configuración lineal, bajo la triple dic tadura de la topografía, la corriente de agua y el camino. 316
Con m ás p revisió n que sus vecinos de Versalles, los labriegos fo r m a ro n u n a ju n ta pobladora, realizaron unas gestiones previas en T o ro y ela b o ra ro n de an tem ano su proyecto urbanístico. De tal m odo, que en un solo d ía de 1004 se funda y legaliza A rgelia, en presencia de las a u to rid a d es m unicipales, por m edio de este documento: A loa veintidós diaa del mes de marzo del año mil novecientos cuatro, en la fracción de "La Argelia", Distrito Municipal de Toro, en la Provincia de Arboleda, Departamento del Cauca, siendo el dia señalado para practicar la diligencia ordenada por la Prefectura de la Provincia en el auto de fecha quince del presente mes En consecuencia el suscrito Alcalde con su Secre tario en asocio del Personero procedió a demarcar el área de la población de "A rg e lia " con asistencia en asocio de las personas que componen la Junta Pobladora la que tuvo lugar en la forma siguiente* Se tomó por base el cuadro que estaba destinado para plaza por hallarse éste con mayores ventajas para el apropiado fin y a partir de allí fueron señaladas cinco cuadras para cada extremo lo que da un total de once manzanas cuadradas en toda su extensión y que centralmente multiplican el número de ciento veintiuna; y como estas manzanas quedarán constantes de 72 varas cuadradas y los solares de 18 varas de frente, exceptuando el lote para la plaza, dan un total de 960 solares de loa cuales quedan para su adjudicación 927 y apropiados nara templo, casa cural, local de Escuela. Casa Municipal y cárcel pública. Edifi cios que quedarán situados asi: el templo y la casa cural frente a la plaza al occidente, la casa municipal y cárcel pública frente a la misma plaza, al norte, el local de Escuela, media cuadra hacia arriba, al lado sudeste de la misma plaza, por ser estos puntos los que prestan mejores ventajas, para la construcción y conservación de tan importantes edificios. Las calles princi pales. cuya anchura será la de once varas y quedaran situadas de Oriente a Occidente, en cuyo piso cursa también el arroyo que prestará servicio a los habitantes de la población. Los ejidos que circundan aquella quedarán de marcados en una extensión de cinco cuadras habiendo sido destinado el correspondiente lote que servirá para cementerio en la parte norte Estando terminado el acto de la demarcación del área de la población de “A rgelia" y sus ejidos, lo que tuvo lugar en presencia de los señores, Víctor Molina, José Ma. Rodríguez y no habiendo oposición por persona alguna, el infrascrito Alcalde administrando justicia en nombre de la República y por autoridades de la ley, procedió a dar la respectiva posesión a todos loa peticionarios re presentantes por la Junta Pobladora y el señor Antonio Molina, miembro de la misma, dándose ésta por entregada y puesta en posesión legal, civil y ma terial v con todas las acciones a que tienen derecho, según los casos de la ley.— En fe de lo cual firmamos la presente acta todos los que en ella han inter venido, haciendo constar que la Junta Pobladora, ha señalado la suma de $ 0 25. por la adjudicación de cada solar, suma que será recaudada por el empleado respectivo e invertida conforme a las designaciones de dicha Junta, para cuyo fin queda legalmente autorizada (Siguen diez firmas.) Este docum ento muy preciao, permite algunas observaciones: a ) El módulo central de la plaza cuadrada no se cum plió y el poblado, respetando más a la topografía que a la tradición, organ izó lu ego una plaza rectangular muy alargada. b ) Era algo utópico el fenom enal tam afio de 121 m anzanas ur banas, y m ucho más ouando uno observa que la unidad ge o g rá fic a y top ográ fica del lugar no autoriza más que unas vein te manzanas. o ) Se reduce la manzana a casi 60 metros de lado, in crem en tá n dose el núm ero de calles las cuales no llegan a 9 m etros de anoho. 317
d) Bt mantiene el concepto de ejido, en la periferia de la prime ra aooa «Jtana demarcada. e ) Cada cuadra ce divide en ocho solares midiendo m il o menos l i M metros de frente por tí doMe “ de centro". f ) Una decisión muy importante se toma cuando se trazan las calles paralelas al arroyo y a ambas riberas para que preste servicio al mayor número de rocinos. Seto produce un pueblo atravesado lon gitudinalmente por una corriente de agua. Introduciendo un novedoso elemento de composición paisajística urbana g) Finalmente, la precisión del documento engiere que Iba acom pañado por algún croquis, del cual no ae ha encontrado huella. Tanto Versalles como Toro, y luego Abrán y D Cairo, se dispu taron en distintos momentos la “propiedad" del corregimiento de Ar gelia, y éste tardarla medio siglo para lograr su autonomía municipal.
Del otro lado del rio Canea y es tí extremo sur de la Hoya del Qulndlo, menos idílica resultarla la génesis de Sevilla. La progresión de la colonización de laderas de norte a sur, muy a menudo ae describe en la literatura como un proceso natural y pacifico de flujos, penetrando en la geografía. En realidad la movili dad de ios migrantes, en gran parte, se debe a la expulsión que pade cen bajo los embates de las grandes compañías comerciales traficando con tierras wurptdas* tal c o m o ocurrió hada 1830-1800 con el lati fundio Aranzasu en la reglón de ManIzales Algo parecido ocurre en tí Qulndlo hada 1880-1900, cuando la sociedad de Bullía hace ejecu tar y lanzar a miles de familias en la reglón Armenla-Csls rcá. Desa lo] ados de sus "derribos", algunos colonos emigran hacia el sur y vuelven a desmontar la selva de guadua cubriendo una planicie lla mada “el pian de Cuba*. Apartadas del corredor del Valle y del camino del Qulndlo. por los cuales circulan las tropas, las selvas de Cuba ae convierten durante la Guerra de Vas Mil Días en un refugio relativa mente seguro contra las exacciones continuas de los ejércitos. Tam bién llegan a estos lugares refugiados de un tipo muy particular: familias desterradas de Bonsón. La Ceja, La Unión. ICarlnllia o Rionegro. en raaón de su inconformismo religioso o de sus ideas laicas. Según nos contaron algunos hijos o nietos, se dio hada finales del siglo X IX en tí oriente antioqueño una corriente de pensamiento que las autoridades del clero llamaban "los libres pensadores* y también un cierto auge del protestantismo. Acusados desde el púlplto los "ateos* y “ masones**, estos diabólicos herejes no tienen más alterna tiva que el destierro; se puede añadir que dado el contexto político reinante en esa época, ios colonos identifican la colusión latifundis tas- jueces-policía con el mismo gobierno conservador. Muy temprano buscan apoyas en el partido de oposición y asi se forman en varios 318
pueblos pul odíanos anos nádeos "líbenles, libres pensadores, ateos y ma»onrs“ ; la corta manda a uno» párrocos tan intolerantes «•orno be* ligerantea, para reducir ios inconfonaes Pasada la contienda, las decenas de familias radicadas en la re gión del pian de Cuba llegaron a la etapa productiva, implicando el mercadeo y solicitando la fundación urbana; buscan un lugar apro piado, pero a sabiendas de que ocupan tierras en disputa, a las cuales pretende la sociedad de Burila. No faltan colono» que no tienen deseos de fundar -para no perder el trabajo**; otros, por el contrario, piensan que mercado y caserío serian la mejor manera de reforzar el derecho a las tierras desmontadas Es que mientras laboran en sus terrenos derribados, en las ciu dades se multiplican los candidatos a las tierra». Entre los "propieta rios- está la sociedad de Burila, que desde lCanizales ordena a las autoridades de Zarzal j Bugalagrande la expulsión de los labriegos. Otra protagonista es la sociedad del Obero, de una familia Caieedo actuando desde sus haciendas de La Palla. Por fin llegaron a San Ra fael los herederas del Coronel Canelno: afirman ser dueños de la Hacienda de Barragán, o aea de unas sesenta mil hectáreas (60.000) en los tres climas, a lo largo de la cuenca del rio Bugalagrande. Después de una relativa tregua de tres años, terminada la guerra, los colonos lanzan varías comisiones en busca de un lugar para fundar un centro de oohetíón. pan "formar sociedad" ; no es casual que las integren varios colonos que fueron desterradas anteriormente de dis tintos lugares y despojadas de aftas de trabajo. AHI está Juan Manuel Oálvez, con aflos de andanzas y obsesionado por la idea de poder ra dicarse en paz en algún sitio: lanza la idea de la fundación, la pro paga, aglutina gente; ya tiene el nombre del futuro caserío y no viene de ningún santoral, sino de la lejana geografía del Missouri. También está Antonio Marta Gómez, perpetuo andariego que participó en la fundación de Manzanares en 1870 y de Analme; es uno de los agri mensores que está colocando estacas el día de la fundación de Arme nla 7 que luego pobló la meseta de Cuba, en donde actuó en una fundación efímera "durante la revolución". Las comisione» exploran la región: « por I» hacienda de Seo José. alH estaba don Juan María Marulanda j le dijo a m i padre que no perdiera tiempo rompiendo esas mon tadas. porque las tierras eran de una Sociedad de Burila -. esa ooche hsb«o i » libérale» a la población de Armenia. (Nota- Abril de 1902.)
El campesino Jesús García cuenta cómo, luego, encuentran otra en procura de un tí tío apropiado; por fin se reúne un nu meroso grupo soldarlo, acuerdan el sitio y la fecha, desbrozas una pequeña área j la marean; eligen una Junta pobladora de diez miem bros y redactan un reglamento muy somero En julio de 1903 convocan a un convite para limpiar en un solo dia el área de la plaza y de las primeras manzanas; dos dias después, un domingo, se inaugura el 319
pueblo de San Luis por medio de un alegre mercado, en presencia de una asistencia multitudinaria de colonos, procedentes del Tolim a y del Valle y también antioqueños o caldenses, boyacenses y cundinamarqueses. Antonio Gómez observa con asombro: Curioso estuvo el primer mercado ¡sobraron víveres! Su reflexión nos Índica que la zona producía entonces un abun dante excedente comerciable y que, por supuesto, eran más numerosos los productores que los compradores y consumidores. Hermano del caudillo liberal R afael Uribe Uribe, uno de los ha cendados del “plan” del Valle tenía finca y casa en las inmediaciones del nuevo pueblo; tanto por amistad con sus vecinos como tal vez por solidaridad copartldaria, y quizá para la misma protección de sus tierras, ayuda a los fundadores. Veinte años después, los pobladores de Sevilla, en busca de algún prestigioso prócer y “ patricio” , lo elevan a la imprescindible figura del “ fundador” , negando así su propio pa pel como masas actuantes. En realidad su papel, una vez enterado del proyecto de los colonos, consistió en ofrecer colaboración diciendo que “ él tendría mucho gusto a marcarles la plaza” y de hecho asesoró a los agrimensores el día del convite exploratorio, para así estacar la plaza en ángulo recto. Esta anécdota nos recuerda la distancia abismal que separa la historia real de la versión escrita; esta últim a cuida dosamente censurada para volverla inofensiva y apta para el uso institucional. Veamos lo que resumía así un colono durante una en trevista: “ Hay dos historias: la de ‘ellos’ que está en los libros y la de nosotros que quedó en nuestra memoria.” En una fotogra fía an ti gua figuran unos diez sobrevivientes de los fundadores y primeros pobladores: mujeres con pañuelos, hombres sin .corbata; en sus ros tros curtidos por el sol todos llevan impresos los surcos de las semen teras y de una vida de trabajo. En 1928 el propio “ fundador” rechaza la leyenda y los celebra con una frase admirable: Los verdaderos fundadores de Sevilla fueron los que, en una época acia ga. desafiaron el hambre, las penalidades y la muerte, para formar la po blación. ,. Si hubo héroes, ellos lo fueron y no yo, que nunca he reclamado tal honor. Un abigarrado proletario de hacheros y aserradores, cocineras, lavanderas y comadronas, leñadores, arrieros y carboneros acababa de agregar un pedazo al país. En los mismos días, el socio de la em presa de Burila, R afael Reyes y una oligarquía de mercaderes, estaban vendiendo Panamá en subasta internacional. Traídas algunas fam ilias desde las parcelas de Cuba o las mejoras del entorno, a los dos meses estaban radicados unos diez pobladores, viviendo en ramadas o bajo toldas; se abren calles, se demarcan dos amplias plazas a dos cuadras de distancia, unidas por lo que luego se llam aría “la calle real” . Se suceden los convites para m arcar las es quinas de unas manzanas de 80 metros de lado, en las cuales se ad judican los solares, con las generosas medidas de 20 metros de frente por 40 de centro, o sea lo que equivalía a “ un octavo de cuadra” , 320
"m edio solar” , durante la Colonia; también "se comenzó a derribar el monte en el solar que se destinó para la capilla” . Poco después el concejo de Bugalagrande erige la aldea en corregimiento y los vecinos Inician la apertura de una trocha hacia "el plan” y la cabecera. Terminada su gesta, los pioneros regresan a sus labranzas y a sus labores; se dispersan en el anonimato o se van muriendo en el olvido. En el caserío fueron suplantados por recién llegados; éstos adminis tran, firman, tramitan y quedan luego registrados como "fundadores” o "patricios” . Antonio Gómez se fue para Pijao, pero cuando regresa — derrotado una vez más— en 1908, comprueba que existe un galpón y que se están techando las nuevas casas con tejas de barro: H a y más de trescientas casas edificadas y todas ocupadas, pues la inmi gración es constante y diaria. Hay ya regulares edificios techados con teja de barro, las plazas y calles se encuentran en buen estado de aseo. Un mer cado abundantísimo de víveres y carne cada sábado... Hay tres tiendas de mercancías bien surtidas y varias de menor escala y de abarrote. Varios talleres de carpintería, dos herrerías y dos talleres de sastrería.
Un acueducto provisional baja de las colinas y, por gravedad, en canales de guadua llega a una pileta rudimentaria instalada en la plaza. Unas fotografías de esa época ilustran un pueblo alargado so bre dos o tres calles, de silueta muy baja, con pequeñas casas en madera cubiertas con paja o tejas de astillas y alguna que otra cu bierta con tejas de barro; se observan amplios solares sembrados de plátano y café, matas que cubren las colinas alrededor del poblado. Anciano, Antonio Gómez se pasea por las calles, observa, escribe. Ve los cafetales en producción, el grano entrando en muías; llegan los compradores de las cosechas, se abren más tiendas y se construyen edificios de dos plantas. En 1911 se estrenó el primer tapial y se está edificando una casa alta en tapias; con sus apuntes se puede seguir la ampliación del catálogo arquitectónico y observar cómo se expresa una creciente diferenciación social: ...H a y ya diez casas techadas de teja de barro, cinco tiendas de merca derías, una de ellas que pertenece al señor don Jesús Y ou n g... empezaron a echar los cimientos para la casa que va a construir el Doctor Lauren... están armando la casa de balcón de don Vicente M artínez... Hoy hay en construcción 8 casas para tejar de teja de barro, fuera de muchas más que tejaron de astillas... dieron principio a construir los calicantos de la casa de don Nicolás A ra n a ... .. .s e han exportado más de 300 cargas de maíz, más de 200 de café,., hay 12 tiendas...
El eje arterial hacia Armenia ya se conoce como: “la calle Real” y se destaca en una esquina de la plaza una casa "de balcón” que al gunos considerarían luego "edificio colonial” , construido en 1910, cien años después del derrumbe de la Colonia. Este lapsus es signo muy re velador de las aspiraciones de unos moradores en busca de un sello de prestigio y de una identificación con las “nobles ciudades” del plan del Valle. 321
Mientras u n tó , otros m anifiestan la persistencia de sus ideas de Inconformidad y de su Independencia filosófica, a tal modo que entre 1010 y loso brotan con frecuencia loe rocee entre un sector de la co munidad y algún cura de turno, particularm ente Intolerante En eete contexto ocurre en 1014 un acontecimiento de carácter muy excep cional: acusándolo de nigromancia, el párroco se niega a recibir en el cem enterio católico a un difunto conocido por su libertad de ideas. Ta l recbaso suscita la indignación y la protesta de un numeroso gru po de ciudadanos y la relación de fuerces se establece en su favor. Hecho poco corriente, derrotan al clérigo, quien llen e que ser retirado de la parroquia por ia curia, pero los I neón formes prosiguen la o fe n siva y con el acuerdo del alcaide y del concejo compran un predio, en donde adecúen un cementerio laico; se amplia ésta en 1934 con el nombre de "Cem enterio C iv il"; una Junta oficial se encarga de su mantenimiento y las crónicas Indican su éxito, púas hasta 193fl habla acogido a un total de M difuntos. Hoy en día, frente a la entrada del '‘campo de Dios", aún subsiste si orgulloso, aunque modesto, cem en terio laico del desafio de los “ herejee" de Sevilla, enfrentados a la intolerancia religiosa. Un plano — ¿quita de los aftas 1026-27?— muestra claram ente la m orfología y la form a que adoptó el desarrollo físico de la ciudad! dos ejes perpendiculares en L se unen en la plasa principal; la calle "R ea l", iniciando el camino hacia Arm enla y ia vía que conecta el pueblo exportador de café con las bodegas de la estación del ferroca rril, distante unos 30 kilómetros. Bl pueblo totaliaa más de 80 mansanas; ninguna prasenta frente continuo y petim etre! de construcciones; muches manaanas no tienen aún construcción y, desde lueao, las más den samente construidas son las mansanas céntralas enmarcando las dos platas. El Impulso dem ográfico se puede medir sabiendo que existen cerca de 400 casas y familias, o sea casi 3.000 habitantes. En toda la región se generalisó la siembra del ca feto y siguiendo las pautas del prooeao social se diversifican las unidades productivas, desde la pequeha finca explotada exclusivamente con mano de obra fam iliar, basta las extensas plantaciones comerciales con beneficiaderos (tonificados, empleando una numerotu fuerza laboral asalariada. De la misma manara sa puede constatar cómo se diferencia ei ca tá logo arquitectónico de la vivienda rural cafetera. A l propósito vienen las siguientes reflexiones, que se apoyan en mólttple* observaciones en las veredas del Qutndlo, las respaldan los estudios realizados por A. Saldsrrtaga y L. Fonseca y las corroboran e Ilustran los trabajos de Harold Martines y Néstor Tobón: 1. Llegando al Qulndio en 1BB0-1910 los flujos de colonización coin ciden con el primer auge de la plantación cafetera de exportación. Luego la eoloniaaclón deja en gran parte de ser popular, parcelara y de pan coger; se torna cafetera, latifundista y comercial (o capitalista). Capitalista, porque los plantadores no desmontan sino que compran pequeños "derribos" Inviniendo ganancias comerciales urbanas; y la ti fundistas. porque los unifica para conformar extensas propiedades. 322
2 En la lona se Juntan corrientes humanas "h íb rid a s", in te grándose Inm igrantes ealdenses con vailunos (lo s Urtbe del V alle, loa Cateado con las O u tiérrei de M entíales, ate.) Es gente, si no a d in e rada, en muchos casos acomodada y oon una vida pendular, a lte r nando i u residencia, siendo que tienen negooios com erciales urbanos y agrícolas en el campo. I . P or lo tanto: a ) La casa del colono, en esta lo n a se con vierte en h acienda de plantación. b ) Es arquitectura "m es tlia ", o híbrida, por ser la residencia se cundarla, de propietarios que son al mismo tiem po com erciantes urbanos y plantadores rurales. c ) En ella ss debilitan los patrones arquitectónicos ealdenses de la colonlsación popular 1160-1900. Por el contrario, desde C artago, L a Palla, etc., penetra la Influencia vailuna de la cusa de hacienda de tierras planas. 4. En estas circunstancias resurge, hacia 1010-1030 y en el Q u lndlo la haolenda colonial y su prolongación postcolonlal republicana, pero renovada. 6. En esta renovación participan tanto la experiencia popular caldense como la tradición "señ orial" vailuna, y tam blón com binan la dualidad residencial del usuario, los elem entos de su vid a rural y ralsal y otros, provenientes de su recién práctica social urbana. Es asi como estas casas de haciendas Integran con cierta frecu en cia la plan ta y la volumetria de la hacienda colonial, pero oon los técnicas constructivas de la colonlsaolón de laderas; tam bién asocian los m a te riales del colono, como la madera (m acanas de chonta en las balaus tradas, ornamentación de aleros y cielos rasos) con m ateriales in n o vadoras, con frecuencia Importados (en sus alm acenes y ferretería s urbanas), tales como el vidrio, la hojalata y el sino, los baldosines para pisos, si cemento para los oimientos, las pinturas químicas, etc. Resumiendo: en uns sona de confluencia de dos procesos sociales, de dos fases hlstórless y de dos flujos humanos, entran en colisión la novedosa práxis caldense oon la vieja tradición colonial vailu na. De la chispa de este choque surge la síntesis: los contrarios se fusionan para producir esta simbiosis plasmada por m edio de volúm enes Ins critos en el espado agrario de los nuevos tiempos, la prestigiosa casa "co lo n ia l" de la gran hacienda cafetera del siglo X X . Frente a este impulso, los expulsadores de la Sociedad de Burila no se hablan quedado inactivos, y aquí vale la pena re tra ta r su g e rente y fundador Daniel Outtérres Arango: es uno de los 30 (t r e in t a ) hijos que un arriero antloqueAo radicado en 1880 en Manisales, tuvo dos esposas sucesivas, pues la cufiada reemplazó a su h erm an a difunta, formándose asi la prolija tribu fa m ilia r que se co n vertirla luego en el d a n de los Gutlérres, el cual reuniría algún día de 1076, en un encuentro, más de 1.600 descendientes de| m achísim o arriero. In tegrante de la "rosca de los G utlérres" que se apoderó de M anlsales -323
entre 1890 y 1920, Daniel es "un patricio" para sus biógrafos. Médico graduado en Bogotá, miembro de asociaciones médicas internaciona les, cónsul en Inglaterra y en los Estados Unidos, concejal conservador en el cabildo de Manlzales; luego lo encontramos presidente de la junta del Ferrocarril de Caldas (ver los capítulos sobre Manlzales y Puerto Caldas), gobernador de Caldas, representante y senador en va rios periodos. Pero no aparece por ningún lado el verdugo de las huelgas de los trabajadores del ferrocarril, o el perseguidor de las cogedoras de café en paro regional; ni mucho menos el hombre que manda tro pas para proteger contra los colonos los latifundios de los Marulanda, en Qulmbaya y Montenegro. Cabeza de la sociedad de Burila, Daniel Gutiérrez es "el gerente", el hombre que durante más de 30 años — desde 1895 hasta 1930— se dedica a la cacería de los colonos para expulsarlos de sus mejores, o extorsionarlos con total impunidad. Fue re de la prestigiosa biografía, para miles de colonos del Qulndlo es sencillamente el artífice de su miseria y de sus desgracias. Según los datos, Daniel tenia 18 años en 1884 cuando se funda la sociedad de Burila. Su hermana Dolores se casa con Marcelino Aren go y él se casa con Emilia Caicedo, la cual aporta, en dote, a “ la rosca de los Gutiérrez" un titulo caduco además de fraudulento — del cual nunca podrán presentar ni tradición ni escrituras— por 200.000 fane gadas, "por lo menos". En seguida, como se vio en capítulos anteriores, la Sociedad declara la guerra al conjunto del colonato del Quindio. No obstante, los primeros pobladores de Sevilla experimentan du rante algunos años una relativa quietud. Desde su lejana sede en Manlzales, concentrando el peso de sus atropellos contra el campesi nado de Calarcá, poco actúa la empresa contra los colonos de Cuba. Pero cambia la situación cuando el gerente decide abrir oficinas en Sevilla, manda un “ factótum” permanente encargado de salvar “ en todo caso los intereses de la Sociedad” : Manizales, enero 24 de 1907 Sr. Dn. Simón Sepúlveda San Luis. Muy Sr. Mío: Como Gerente de la Empresa de Burila lo nombro a Ud. Inspector de los terrenos y Representante del Gerente para que de acuerdo con los Esta tutos se sirva Ud. tomar nota de los colonos que ban (sic) entrando allí sin titulo, de los que tengan por escritura pública, & & ; medir los terrenos para las entregas, hacer rectificaciones con los entregados y cuidar de todo, sal vando en todo caso los intereses de la Sociedad. Podrá también hacer arreglos ad-referéndum de lotes de terreno, seña lar los linderos, & enviando los interesados a ésta para hacerles la escritura correspondiente. Sus honorarios por este trabajo serán arreglados de acuerdo con la equidad y la justicia. De Ud. atto. ss. El Gerente: Dr. D. Gutiérrez y Arango
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La amenaza se precisa el afio siguiente, cuando en 1908-1909 la empresa de Burila entabla una fenomenal demanda contra miles de colonos de la región; se inicia un pleito con innumerables peripecias durante treinta afios, acudiendo en varias oportunidades a la Corte Suprema, y del cual el fallo definitivo sólo se emitió en 1938. A partir de 1910, fundada Calcedonia, esta plaza se convierte en un bastión incrustado en el centro de las tierras en disputa: la base desde la cual opera la sociedad para extorsionar o expulsar al nume roso campesinado. Desde sus oficinas cuentan con apoderado — un abogado hermano de Daniel— empleados, inspectores, escribientes y, además, el “ apoyo loglstico” de los ejecutores; un puesto de policía especialmente a las órdenes de la Empresa para ejecutar el lanza m iento de los recalcitrantes; el gerente construye su casa en Calcedo n ia y se inician las operaciones. Dedicada en su totalidad a “ la controversia de los terrenos de Burila", la Resolución No. 5 de 1930 es un extenso documento del Ministerio de Industria, iniciándose con un largo recuento cronológico de las múltiples peripecias del pleito. En 1910 el gerente dirigió un memorial protestando por un fallo anterior a favor de los colonos de Calarcá, con lo cual éstos se expandieron por los territorios de Calce donia y Sevilla; gracias a sus poderosos apoyos en Bogotá, los la ti fundistas lograron un fallo a su favor en 1912. En seguida y durante varios años llegan a Bogotá numerosos memoriales procedentes de toda la región; los acompañan hojas cargadas con miles de firm as y las cruces de los iletrados. En un movimiento masivo los colonos pro testan y exigen la derogación de la resolución respaldando a sus expulsores. Durante estos años la empresa, jugando con ambas cartas, no sólo emprende acciones legales, sino que sigue operando por cuenta propia; chantajeando a los colonos, expulsa los más débiles y extor siona con pretendidas “ legalizaciones” y "adjudicaciones” a aquellos que se niegan a abandonar sus posesiones y mejoras. En Sevilla, en un desenlace particularmente infame, se asocia el descaro de los pillos con la corrupta desfachatez de las autoridades de la comarca. Bajo el chantaje de la empresa, ésta se aprovecha de una junta pobladora que había perdido su cohesión y su combativi dad; dividida y conciliadora, ésta claudica y finalmente acepta pagar a los usurpadores las tierras desmontadas por los colonos para cons truir la ciudad. Después de ocho años de labores y sufrimientos, sus mandatarios firman una sencilla escritura de compra-venta de los terrenos. Esta escritura, del 30 de agosto de 1911, archivada en la Notarla de Zarzal es lo que los juristas llaman un contrato leonino: aparece como un generoso obsequio de los usurpadores; una supuesta "donación” por medio de la cual ésta “adjudica” a las pobladores unas doscientas fanegadas de tierras urbanas (más o menos unas 128 hec táreas). Sin embargo la ciudad tendrá que cancelar diez m il pesos oro. Desde algunos afios atrás los pioneros habían sido marginadas y desplazados por una nueva ola de pobladores con algo de dinero, comprando mejoras y solares a los primeros adjudicatarios. Varios de 325
loa fu n dadores seguían vivien do en ch ozo* de guadua, cu biertas con M tü laa; m ientras tanto los prim eros com ercia n tes « á g e n o s ven ían ocupando la “ ca lle R e a l'' y apoderándose d el m arco de la plaza. Son das de estos rucien llegados, vueltos au toridades locales, las qu e p a c tan la co m p ra c o n la em presa de Burila. Colono fracasado, e l fu n dador de S evilla A n to n io G ó m ez h ace a Los 73 años un balance am argo de su vida y a n o ta con desencan to Marzo tfl de LfllL Hay llegó e l Gerente de la Sociedad de Burila Señor Doctor Dnmel Gutiérrez. Creo viene a ratificar la donación que dicha so ciedad la hace a San Luis . Agosto 31. Antes da ayer se reunieron en el punto de los Pavas los se ñores Doctor Daniel Gutiérrez, don Heraclio Oribe ü representante de la sociedad del Hobero con tras ingenieros pera rectificar la linea divisoria da los terrenos da sendas sociedades, y quedó al área de esta población en te rrenos da Bunio. EL garante cedió dan plazas a favor de la población y vendió otros cien en la suma de diez mil pesas. , , A yer se hizo la escritura y al juez poblador la aceptó a nombra del pueblo La Nación se dejó quitar un. terreno Inmenso donde se están fundando poblaciones: Colon, Genova y San Luis por inercia o porque no hubo nadie que representara los derechos de la Ñaman. N i en sueños pensaba la Sociedad aboca treinta años que este inmensa globo de montañas incultas le pertene ciera. , Y después de aguantar hambre, enfermedades, desnudeces y toda ciase de sufrimientos, y cuando ya empiezan a gozar de los frutos de su rudo trabajo, llega un capataz a le puerta de su rústica chaza y la dice: “ Y o soy «1 dueño de este terreno donde tú te has metido sin mi permiso,, o salas de aquí o me compras seto . Septiembre 12. El señor presbítero Lsreu se querelle ante el gobernador del departamento de los atropellos que la Sociedad está cometiendo a estos pobres colono» y el Gobernador mondo levantar una información sumaria s todos lo » bachos denunciados (D ia rio de A n ton io M a ría G óm ez, cuaderno escrito a lápiz, A l ca ld ía de Sevilla, j Como s e ven ia diciendo, desde sus o ficin a s de Calcedonia, los p i llos de La sociedad de B u rila com binan l a acción le g a l con las a rb itra riedades y Un atropellos. L a vem os litigan do c o n e l a p oyo de sus apoderadas; pero tam bién expulsa “ m anu m U ltari” a los que resisten al papel sellado. Usa la policía local, da órdenes a las au toridades civiles de Zarzal o Bugalogrande; em ite decretos de nom bram iento de fu n cionarlos en su pueblo-feudo de C a lced on ia y en S evilla, etc. No obstante no se detien en los negocios: siguen sin esperar los fa lla s de Las tribunales y h asta se aceleran p a ra presionarlos. Es asi que ei mismo año de 1930, m ientras un gobierno m oribundo y desprestigiado fa lla a fa v o r de los colonos co n la Resolución No. 5, e l g e ren te no se Inm uta y sigue extorsionándolos. Según K e lth Chrlatle,, este añ o de 1930 las ventas de m elaras a sus ocupantes, en la sola zon a de Sevilla, produjeron a la sociedad más de 5.000 pesca Asi se aclaran las condiciones de la génesis d e un fu tu ro con flicto. M uy tem prano, para los colonos sevillanos, C alcedon ia se id e n tific a son la opresión, la adversidad y los infortunios. P a r a e l núcleo de trabajadores •subversivos'' y libres pensadores de S evilla , aglutinados
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alred edor de los caudillos liberales, entre ellos Rafael Oribe Oribe, C alcedon ia y su aparato oficial de expulsores se convierte en la es tam pa del poder latifundista y del gobierno conservador. Las luchas clasistas p o r la tierra entre colonos y latifundistas van tomando el rostro de pugnas doctrinarlas, y así fue surgiendo una aparente di visión partidaria, las enemistades políticas tendrían luego un desen lace trágico, con secuelas persistiendo hasta hay.
Desalojado otra vez Juan Manuel GA1vea, abandonó rápidamente S evilla y sus sementeras de Cuba. Después de afios de desventuras, ex plorando la región hacia el oeste, tncurslnna en «I pledemonte de la cor d illera . Entonces comete el error de Iniciar unos desmontes en las m ontañas cercanas a los grandes haciendas ganaderas del "pian", en tre la quebrada de Saboletas y el rio Bugalogrande, a poca distancia de Tuluá y Andalucía; allí funda una finca y otra vez es victima del ciclo de emlgraclón-colanlzoclón-expulstón-emlgración, pero cansado de perder labores y de andar de exilio en destierro, resuelve na h u ir más. Entonces un día de 1913, retando a los expoliadores, el colono C a lv e z reúne a los amenazados, estimula su resistencia Solidarizados, 3fl hom bres y mujeres crean su propio poder en form a de comuna por m edio de una Junta, y desmontando la parte alta de una colina sel vática, dejan constancia de su protesta fundando la aldea de Cellán. De tal modo que Cellán constituye atro genuino producto de la colo nización papular; surge como núcleo de resistencia del campesinado agrupándose en un bastión urbana, para poder resistir a las embates latifundistas contra sus posesiones agrarios. Poco después, ai líder de la gesta escribe a lápiz en un cuaderna escolara En e l a ñ a de 1913, estaban loa habitantes d o esta reglón y á n d a a o , aban donando sue fincas, despojados p or don Néstor Domínguez que se creía dueño absoluto de tortas estas tierras. Construí una chnza en las riberas de la quebrada de Subaletas en donde m e establecí cnn mi esposa y me entregué a los trabajos agríenlas. Poco des pués m i esposa dio a luz un niño, fruto de nuestro m a t r i m o n i a y nuestro am or; le pusimos por nombre Rafael A n g e l En aquella época no pensaba yo en anrrer nuevas aventuras. U n día en que atravesaba yo los llanos del Sartaneja! con rumbo a flan V icente í Andalucía i me encontré con un antiguo amigo, conocí río desde la infancia. L o salude le pregunté por su familia, después le pregunté cómo Iba con la finca; m a l m e respondió, baca siete años que trabajamos allí creyendo que esas tierras eran baldías; y esta semana nos mandaron a altar non un comi sario, para comparecer y v e r si le comprábamos la finca de un iuñor Néstor Dom ínguez: llegamos y encontramos a llí ai prefecto, ai Juez y al señor D om ínguez y otras personas; después d o haberlas saludada, nos dijeron los hem os mandado llam ar para hacerles saber que los terrenos donde trabajan ustedes son propiedad de don Néstor Domínguez.
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Luego leyeron unas escritures y nos hicieron firmar unos documentos, en los que nos obligan a pagar arrendamiento al señor Domínguez. En las bases de los documentos constaba que el que no pagara puntualmente seria despojado del terreno, perdiendo siete u ocho años de trabajo. Un momento después de silencio, me dijo mi amigo que ya algunos de los vednos hab.an abandonado las fincas y que él no sabia qué hacer. En el semblante de mi amigo se dibujaba la tristeza; él que tenia una docena de hijos a quienes mantener, y tener que pagar una parte de su trabajo o perder siete años de trabajo. Era un asunto de dificil solución. Por un momento me hice cargo de la situación de mi amigo, y sentí un pesar profunda Seguido un momento de silencio, le pregunté si en esa región habia un lugar a propósito para fundar un pueblo; éste me contestó que si. Entonces le dije que no dejara ir ninguno de los vecinos, pues yo sabia quién tenia derechos para vender en los citados terrenos; le mandé que convocara una reunión para los ocho dias siguientes. Llegado el plazo marché a cumplir mi promesa. Como no conocía yo aquellas regiones, busqué en Peñitas un com pañero que me condujera al mencionado sitio. De allí nos regresamos con el Animo de volver a los ocho dias subsiguientes, al cabo de los cuales empren dimos de nuevo la jornada acompañado de un amigo conocedor del camino, el que me condujo al lugar que deseaba conocer. En este lugar se reunieron treinta y seis personas de ambos sexos, entre ellas los señores: Manuel Jaramilla Flederico y Débora Ramírez. Aquella fecha memorable fue el siete de enero del año mil novecientos trece. Ese mismo día trazamos el marco de la plaza. Nombramos la primera Junta Pobladora; iniciamos la construcción del puente sobre el rio Bugalagrande. Sabedor don Néstor Domínguez de nuestra empresa, estableció una que rella contra mi; alegando que él era dueño absoluto de las tierras en referen cia. Yo como no habia comprado derechos en el terreno, volé a comprarlos en compañía de otras personas. Compramos diez derechos primitivos a los señores Horacio Carvajal y Clementina Llanos. Con la compra de tales derechos, que dó terminado el pleito, pudiendo seguir adelante con nuestra empresa con toda libertad. El primer trabajo que ejecutamos fue la construcción del puente sobre el rio Bugalagrande; un año más o menos empleamos en este trabajo sin que el gobierno nos ayudara con sólo un centavo. (Juan Manuel G&lvez, Historia de siete aventureros.) Y para no dejar agrega:
dudas sobre los propósitos de los fundadores
A manera de los libertadores que el 20 de julio de 1810 dieron el grito de independencia, estamos nosotros con esta obra magna dando el grito de emancipación contra la bravia naturaleza y contra los latifundistas que por todos los medios nos han querido obstruir el paso del progreso. Para medir la lucidez del autor, su nítido Instinto clasista y el carácter altamente subversivo del acontecimiento, hay que recordar que eso ocurre en 1913, es decir, en un país sometido al poder hegemónico de los terratenientes rurales y del clero, en donde se ametra llan los primeros paros del proletariado, se mandan los Indígenas protesta tartos a las cárceles de Ibagué o de Popay&n, en donde todavía en las haciendas cafeteras del Tollina y de Cundlnamarca los terraz gueros viven agachados bajo el reino del cepo, y donde aún no existe ningún tipo de organización política popular. A poca distancia del rio Bugalagrande, entre los profundos surcos de los riachuelos de aguas claras, Gálvez habla elegido la geografía clasica: el plan Inclinado de un lomo bajando hacia el rio. Trazó des de la parte Inferior un camino de entrada oorrlendo por el filo y los 328
lio»
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1
S E V IL L A - 1903
t^ lC E P O N IA - ItlO
T ip o s d r m a n za n a s ( y M M lr a n d a
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) * n c i u d a d e s d e l a n t i c u o C a ld a s , M a n t s a J c s - S e v U l a - C a i c e d o n l a -
pobladores dem arcaron una am plia plaza en la p a rte superior, m ás salu bre y más extensa. Con estas premisas, el caserío, en su p rim era fase, adoptó la fo rm a del tipleo pueblo-calle: estrictam en te lin e a l y con una doble fila de casas a lado y lado del cam ino. P o sterio rm en te, una segunda vía, paralela a la prim era, perm ite dem arcar unas pocas m an zan as sobre el lom o de la colina, pero conservándose e l p a tró n lin e a l origin al. A bandon ado y despreciado por las autoridades civiles, sin em b a r go e l núcleo de colonos no tarda en a tra er otra clase de especuladores:
En septiembre siete de 1914, recibimos la primera visita del señor Pres bítero, doctor Marco Tullo Villegas, procedente de Sevilla. El b eligeran te perseguidor de los campesinos libres pensadores de S evilla Iniciaba la cacería de los ateos, p or los lados de C ellán . 329
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En los mismos años, a poca distancia de otro con flicto en tre la tifundistas y colonos hacheros, surge el pueblo de Darlén-Callm a. Fundación colectiva, anónima, espontánea y sin actas, no dejó huellas escritas y fallecieron los protagonistas. No obstante, con base en entrevistas con sus hijos — y aceptando los riesgos que encierra la historia oral— se pudo intentar la reconstitución del acontecim iento. Term inada la contienda “ de los tres años” , hacia 1905, unos em i grantes procedentes de Caldas o de Antioquia suben del plan del V alle penetrando por unas trochas de leñeros en las selvas de la Cor dillera Occidental. Llegan a un valle alto, a 1.500 metros de altitud, en los nacimientos del rio Calima, donde floreció hace m il años una civlli2aclón lndoamerlcana. Entran individuos solos o grupos de varones en busca del oro de las sepulturas prehispánicas; también llegan parejas jóvenes atraídas por el clim a y las promisorias tierras baldías. Una fam ilia se desplaza con ocho niños, los cuatro menores instalados en canastos que carga una muía; más tarde se verá a una fam ilia viajando en tren, con una yegua desde Caldas hasta Buga. Los emigrantes encuentran que las vegas del valle, a ambas m ár genes del rio, están ocupadas por dos haciendas tituladas; entonces van abriendo los montes arriba, en las vertientes, y en sus primeros derribos siembran maiz y frijol, siendo que mientras esperan la pri mera cosecha van a j om alear en las haciendas ganaderas. No es nada claro el origen de la propiedad de la hacienda Calima. Unos de los primeros pobladores, ya ancianos, sólo recuerdan: Su hacienda la hizo don Pablo E m ilio Ochoa; lle g ó é l sin nada, era h e r r e r o . . . Unos colonos hadan parcelitas y don E m ilio compraba. L a gente llegaba, se metía, hacía m ejoritas y mientras tanto em igraba cada dia a con seguir el jorn al en las haciendas de Calima y San An ton io; después vendian, se iban, o seguían tumbando m ás. . .
Los hacendados despreciaban las faldas quebradas y selváticas, pero listas estas tierras para sembrar pasto, exhiben títulos, reclaman y amenazan a los campesinos. No tardan en presentarse los primeros conflictos de linderos en la frontera alta de los potreros: En Berlín se metieron los colonos pero don E m ilio les sacó, puso abogado; y tenia unos mayordomos que iban a caballo, con revólveres.
De la hacienda Calima salen cuadrillas armadas para desalojar a los colonos; unos entregan sus mejoras y se internan más arriba, pero otros se niegan y resisten a la expulsión: “ Don E m ilio los sacó a la brava” . P ero Juan G óm ez se plantó con machete en mano y d ijo: “ De esta tierra no m e saca nadie v iv o . M e tendrán que m atar prim ero” . . . ¡Y se quedó!
Hacia el sur, en el piedemonte y las faldas, la hacienda Calima va creciendo al ritmo del desmonte, incorporando parcelas de colonos, por amenazas, presiones, represión y violencia, abogados... y cuando es necesario algunas compras de mejoras. Entonces muchos colonos 330
se convierten en peones y terrazgueros de los latifundistas. Mientras tanto, hacia el norte, los dueños de la hacienda San Antonio ven con disgusto la progresión de los colonos y se preocupan por la expansión de los competidores de la hacienda Calima. Dos o tres años después, los colonos del piedemonte y de las ver tientes deciden fundar una plaza de mercado para centralizar sus excedentes de producción y evacuarlos hacia los centros de consumo, Y otoco y Buga. Escogen un bosque tupido, frontera natural entre las dos haciendas, igualmente desdeñado por ambas, delimitado por dos quebraditas: trazan la plaza, tumban los árboles y en seguida, sobre los troncos, realizan el primer mercado. Estamos en 1907. Un anciano comenta: Para el mercado lo primero que se precisaba era la plaza... la capilla se hizo después, una capillita, como enramada no más. .
Luego con convites dominicales, los colonos abren una trocha de muías hacia Yotoco y Buga y “Don Emilio dio uno que otro novillo para los convites del camino”. Y a existe, tullendo el territorio agrario y el centro urbano, un complejo aspecto social: en el monte, hay parceleros que siguen de rribando y se dedican al pan coger, maiz, frijol, plátano; otros cultivan caña y elaboran panela en trapiches rudimentarios; algunos tienen potreros y siembran pasto. En la selva están los leñadores, algunos pequeños aserríos y carpinteros fabricando trapiches; con arrieros, sacan vigas y tablas hacia los mercados urbanos de materiales de construcción. Hay agricultores residentes, también hay ausentistas adquisidores de mejoras, quienes amplían sus fundos poco a poco, compra por compra; colonos pobres trabajando a jornal, donde un vecino más rico o empleándose como peones en Calima o San An tonio; cultivadores que piden un solar en el nuevo poblado, van diariamente a la finca y regresan por la noche, a un rancho cons truido con tablas, el que se convertirá posteriormente en casa de dos plantas, con almacenaje abajo y residencia arriba. Al mercado domi nical llegan cacharreros ambulantes. Hacia 1925-1930 la conjunción ferrocarril-exportación-café llama la atención de los especuladores y unos negociantes se establecen de manera definitiva en el poblado; aparece el aviso: “Se compra café”. Adornan sus balcones con rejas de hierro importado de los Estados Unidos, elaboradas por herreros bugueños; estas prestigiosas rejas llegan listas a Calima, transporta das a lomo de muía. Mas la misma dialéctica del desarrollo agrario, después de haber generado el poblado lo iba a negar. La economía doméstica parcelera habla llenado la geografía con pequeñas fincas de pan coger y luego cafeteras, sus excedentes estimulando la fundación del núcleo urbano. Pero este campesinado de vanguardia estaba abriendo paso a un latlfundlsmo ganadero en constante expansión; con la salida de los parceleros y la siembra de pastos, la densidad de la demografía rural 331
cayó a niveles sumamente toados. Poco después e l pueblo nádente se encontraba en medio de praderas casi desertas. Fundado en medio de multitud de pequeñas unidades productivas de víveres, culminaba rodeado por unos escasos latifundios ganaderos despoblados. 0 »
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Otro factor de “remodelacite espacial" proviene de la a c e ite es peculativa por parte del sector social dominante de finales del siglo X I X importadores-exportadores extranjeros, grandes comerciantes y negociantes indígenas. Si a l principio su a ceite se .limita a la zona plana, posteriormente se extiende hacia ei pledemonte y llega hasta ciertas zonas de laderas. Después de la Independencia se radican en el Valle varios vete ranos irlandeses de la legión británica: hada LfóO encontramos a todo lo largo del Valle y, más que todo en Palm ita y Cali, una pudiente colonia extranjera compuesta por ingleses, franceses, italianos y ale manes, y alguno que otro norteamericano, polaco, belga o austríaco. Generalmente delicados al comercio de Importación-exportación, se enlazas "los nuevos conquistadores" con hijas de grandes hacendados, frecuentemente en quiebra, e invierten sus ganancias comerciales en compras de tierras y en la modernización de las viejas haciendas. Si guiendo los ciclos de ia agricultura de exportación, cueros, quina, a ñ il tabaco, cacao y calé, varios de dios pasan de la compra a ia produc ción directa y contribuyen fuertemente en el paso a las plantaciones modernas que ya se notan batía finales del sigilo en la agro-economía del tabaco, del cacao y de la «ab a de azúcar. Asi es que, socialmente, ei fenómeno dominante quizá sea el surgimiento hacia 1880 de una dase dirigente regional, en la cual se asocian nuevos hacendados-comertíantes estrechamente vinculados con los exportadores e impor tadores extranjeros, presionando estos últimos para elevar ja produc ción agrícola de exportación a l nivel de plantaciones modernas. En estas circunstancias d comerciante-plantador o hacendado, con los fines doblemente especulativos de centralizar y comercializar su producción, de captar aquella de zonas aledañas y de mantener a proximidad de sus tierras ¡una reserva estable de mano de obra, no vacüa en fundar un nuevo caserío. Además, el hacendado fundador agrega a sus beneficios agrícolas las ganancias de ia venta de solares urbanos, cuidando su imagen de benefactor con la donación de algu nos lotes para la alcaldía, la iglesia, las escuelas públicas y el cemen terio , Este tipo de especulaciones hacenderas, prolongándose por medio del establecimiento de algún centro urbano nuevo, tiene su temprana ilustración con los casos de Pradera y Corintio, En este último sitio la hacienda Los Frísoles, propiedad de Juan Francisco Olloa hacia 1825-1810, habla Sido rematada por e l general Obando en 1833: e l ge neral. apenas legalizadas sus escrituras ia revende en seguida, Inego cambia de propietario cinco veces en pocos afios, hasta que el 332
PARQUE
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T B B C E R A Que las calles deben tener por lo menos 4iez y cris m etro* de ! * w í » . C U A R T A Que deben dejarse d w plazas destinadas para parques ! públicos y de las cuales la principal debe ser de ciento veintiocho m etro* | p o r cada lado y la pequeña de d e n tó veintiocho m etro* p or los costados n o rte y sur y setenta y dos metro* p or oriente y occidente Q U U VTA Que a la plaza principal deben converger doce calles M ttraM U (C a a e s /
CpreojAe S oi w * « juI wbiw w s « w i)M * i '* « • » r * S a * r i a » S el * * * * *
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hada 1870, decide fundar en ella el pueblo de Corinto. Pero según el autor de una monografía local (Pablo ZúAlga. Corlnto, mlmeógrafo, 1939), los agrimensores improvisados midieron parque y calles “ con un hilo de medir pero sin usar escuadra". El resultado es un traxado torcido, repitiendo cuatro siglos más tarde el error de los fundadores de Cali en 1537; con ángulos inferiores a 90 grados y manaanas deformadas, tendientes hacia la geometría del rombo, en nada se fa cilitan las labores de los topógrafos, arquitectos y maestros de la construcción. Sin embargo, este tipo de fundaciones particulares toma impulso más tarde cuando se injertan sobre un previo proceso de colonisación agrícola popular en las laderas. Aprovechándose de un frente de des montes y de desarrollo agrario en un valle transversal, a la salida de éste hacia el Valle, en el pledemonte, algún especulador funda el centro de captación parasitaria de los beneficios de esta colonisación. De esta modalidad general surgirían numerosos fundados con fines especulativos, no por colonos pero si para colonos. Sin embargo, se encuentra una amplia tipología de acciones, propósitos, metas y modos de intervención: acción individual hacendera, en asocio con comerciantes de tierras, sociedades especializadas actuando en forma repetitiva, llegando hasta el negocio empresarial muy "tecnificado", etc. Nos limitaremos aquí a presentar una gama limitada, expresando esta diversidad y observando la variedad del producto urbanístico. Cronológicamente, se destaca él temprano caso de Miranda y el asunto de su fundación se puede resumir asi: En mayo de 1899. un comerciante se declara propietario de la ha cienda Vanegas. parte de un globo de tierras indiviso llamado “Tercera parte del Espejuelo", modesta flnqulta de 4.704 fanegadas, o sea 3.010 hectáreas. Luego decide ceder 50 plazas (32 hectáreas) para la fun dación de una nueva población con base en la siguiente argumenta ción: Que tal globo está eo partición judicial; y que en la parte que va a corresponderie según los planos presentados, va se encuentra una porción que por su situación en los contrafuertes de la Cordillera Central, por su clima de veinte o menos grados, por la pureza y abundancia de sus aguas; por estar rodeada de bosques bajos muy extensos y muy buenos para la agricultura, bosques que se extienden a más de cinco leguas de ancho desde allí al rio Cauca en su parte navegable; por estar al pie de la Cordillera Central rica en vegetación, en minas de oro, cal, mármol, sal, etc.; por ser e l centro de grandes propiedades productoras de ganados, café, cacao, caucho, tabaco, azúcar, etcétera, considera propia para ta l fundación. ( . . . ) CUARTO.—Que a más de su concepto tiene e l de muchas personas que antes que él y desde añas atrás vienen trabajando en el sentido de fundar en ese tugar tal población: QUINTO.— Que en el transcurso de estos cinco úl timos meses se han construido alli con el permiso del que habla varias casas muy buenas cubiertas de teja y un número considerable de casas de paja.
Se ve cómo el propósito explícito de la fundación es la captación de la producción de una zona agrícola, en un lugar en donde se ar ticulan las economías del plan con áreas de laderas, en donde está 334
operando la agricultura de tierras templadas por medio de desmontes de colonización popular. También vemos cómo con la fundación ze trata de legalizar la radicación anterior, en el sitio, de “ un número considerable" de familias. Luego de estos preliminares, sigue un reglamento de urbanismo bastante preciso, respaldado por un plano. Una cláusula leserr a para el donador los terrenos más rentables, aquellos de la plaza de mer cado y de la carnicería Otro articulo de este reglamento leonino es tipula: Q u e ig u a lm e n t e s e r e s e r v a e l c e d e n t e la p r o p ie d a d s o b r e t o d o lo t e a lt e r n a d o , d e m a n e r a q u e e n c a d a m a n za n a q u e con sta rá d e c u a tro M e s a e r e s e r v a dos
s in
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c o n tr ib u ir c o n
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m e d ia n e r a s , c u y o im p o r t e p a g a r á e l d u e ñ o d e l p r e d io c o lin d a n t e d e l d ía e n q u e v a y a a h a c e r u so d e l lo t e r e s e r v a d o t í u o tr a p erson a
Con lo que se reduce a la mitad la donación para lotes privados, siendo que la otra mitad queda propiedad del ''donante". Otra cláu sula dice: U N D E C I M A . — Q u e lo s M e s a d ju d ic a b le s g r a t u ita m e n t e a q u ie n e s q u ie r a n fu n d a r s e
d iv id e n
en
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c la s es , a s i:
P r im e r a :
q u e se a n lo s
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e s q u in a o d e n f r e n t e a la s o a l c á r a m o n r á r a a l q u e u n e la s c iu d a d e s d e S a n t a n d e r y P a l m i t a o a la s c a l l e s i n t e r m e d i o s e n t r e l a s d o s p l a z a v t e n d r á n v e in t ic in c o o v e in t e m e tr o s se g ú n e l c a s o d e an c h o, p o r v e in tic in c o d e f o n d o . S e g u n d a : S e r á n l o s d e m á s q u e q u e d a n d o e n lo a m is m a s m a n í a ñ a s n o den
ta le s fr e n te s y
c e ra : S erá n
t e n d r á n la s m i s m a s d i m e n s i o n e s q u e l a s a n t e r i o r e s . T e r
l o s q u e f u e r a d e e s t e r a d i o , t e n g a n l a s m is m a s d i m e n s i o n e s q u e
la s d o s c la s e s a n te r io r e s , y C u a r ta : S e rá n íe s q u e e n u n á re n « p e n a l q u e d e s ig n a r á l a J u n ta m id a n o n c e m e t r o s ñ a c o d e c ím e t r o s d e an c h o p a r ig u a l fo n d o .
Obviamente las cuatro "clases" se refieren a clases sociales, o sea que existe un marcado propósito de reparto social del espacio urbano, lo cual se verifica en las cláusulas siguientes, determinando las ca racterísticas constructivas que deberá respetar el ocupante. En 1911, un documento nuevo indica unos reajustes: las vías con servan su ancho de 16 metros (t í doble de la calle colonial), pero opera una reducción de la manzana y de los solares, y t í generoso do nador agrega algo que se le habla olvidado en 1899: E l d is t r it o s e o b lig a p a r su p a r t e a n o im p o n e r
g r a v a m e n a lg u n o a lo s
lo t e s d e l d o n a n te .
(Notarla de Miranda: Escritura N a 71 del T de mayo de 1899 y Escritura N9 $7 del 19 de mayo de 1911.) A unos diez kilómetros al sur del Darién y en un valle en donde se forman varios riachuelos tributarlos dtí rio Dagua. hablan penetra do hacia 1900 varios grupos de guaqueros itinerantes. Con t í fracaso de su empresa aurífera algunos empezaron unos desmontes de subsis tencia y afias más tarde estaba radicado en la zona un numeroso grupo de colonos ocupando pequeñas posesiones. En 1911. según parece, t í mismo fundador de Miranda habla com prado unas haciendas y es cuando descubre que gran parte de ellas están ocupadas por los colonos. Es más, estos colonos están a punto 335
de fundar, por cuenta propia, un pueblo en los potreros de una de estas haciendas y, al efecto, le mandan un m em orial diciendo: 1) Que deseamos llevar a efecto la idea que hemos comunicado a U d.... de fundar una población... 2) Que con este fin y de acuerdo con lo conve nido verbalmente con Ud. damos nuestro poder especial a los señores... para que arreglen con Ud. las bases esenciales de la fundación. Invadido y presionado por numerosas fam ilias, el latifu ndista p re fiere ceder un dedo antes de perder el brazo; se apresura a entregar a la comunidad unas cincuenta plazas para localizar la futura pobla ción. Y por medio de la Escritura Pública No. 341 de diciembre 9 de 1913, otorgada en la Notarla Segunda de Cali, repite la fructuosa ope ración de Miranda. Este curioso documento es una extraña mezcla de especulación vulgarm ente mercantlllsta, pero envuelta en una seudofilantropia, combinando el patem alism o con reminiscencias de fourierismo. A h í van algunos párrafos: Que conforme al escrito que presenta para su protocolización y para que haga parte de esta escritura, ha decidido ceder desde ahora y para siempre en su finca denominada EL TRANSITO, situada en el Distrito de Vijes, a dos leguas de la hacienda de su propiedad llamada L A S TA PIA S dentro o fuera de su potrero de pasto artificial, toda la cantidad de terreno que sea necesario para fundar una población, mediante estas condiciones: PRIMERA.—Que toda manzana sea de cincuenta metros por lado. SEGUN DA.—Que las calles y avenidas lleven treinta metros de ancho por lo menos. TERCERA.—Que destinadas a Parques Públicos haya dos plazas, la una de 190 x 190 metros y con doce entradas, y la otra, que se denominará Parque de la Iglesia porque ésta irá en uno de sus costados, con 190 x 110 metros y diez entradas. CUARTA.—Que una manzana completa destina para Iglesia, otra para casa cural, otra para escuela de varones, otra para niñas, otra para oficinas públicas y el espacio de dos a cuatro para cementerio. SEPTIMA.—El Fundador da todo el terreno que sea necesario, de manera tal que nadie quede obligado a comprar su lote para edificar, pero es condi ción precisa el que la población quede toda dentro del terreno del Fundador, quien se reserva un área de dos fanegadas destinadas a plazas de mercado, otra de una fanegada, para matadero público y la mitad de todas las manza nas, en lotes alternados precisamente. OCTAVA.—El Fundador permite a los vecinos, ocupar los lotes de su pro piedad, cercarlos, cultivarlos, hasta el dia en que él decida diaponer de ellos. La Junta puede conceder permiso escrito para ello; pero advierte que no haya mejoras, excepto árboles útiles que no deban ser destruidos al edificar. No tiene obligación de cercar de manera alguna ninguno de sus lotes. UNDECIMA.—Fuera de lo general, quien obtenga un lote se obliga: a) A encerrarlo a su costa y a mantenerlo debidamente cercado; des pués de cumplidos tres meses de entregados las cercas podrán ser de pared, guadua o madera y en especial de plantas vivas, como el limonero, el cafeto, la cabuya sin espinas; queda excluido el uso de la piñuela o del alambre de púas dentro de la población. b) A edificar en el lote una casa con tejas de madera, de hierro o ba rro, antes de cumplido un año. c) A plantar dos árboles al frente de su casa y a cultivarlos debida mente. d) A mantener en su casa agua corriente, con baño y excusado. e) A embaldosar las aceras y a empedrar el frente de su casa más tarde, cuando lo exija la Junta y conforme a los modelos que ella dé. 336
escuelas de niños y de niñas, la casa municipal, los juzgados o Inspec torías, las oficinas de correos y telégrafos, el colegio, la cárcel, el hospital, el orfanato, las hermanas de la caridad, el museo, la biblio teca, la escuela industrial, la escuela de artes, las escuelas normales, el matadero público, la plaza de ferias y el cementerio (católico por supuesto). Este listado de "donaciones" viene acompañado por el plan referenclado del Ingeniero, en el cual se numeró cada manzana. Legalizada la fundación de su capital, el gerente se lanza en una carrera de velocidad para desprenderse de la vecina rival Sevilla, en donde los pobladores están impulsando la erección del corregimiento en distrito municipal, Independiente de Zarzal. Es, sin tropiezos, que la Empresa consigue de sus acólitos en el concejo de Zarzal, en menos de cuatro meses, la erección del corregimiento de Calcedonia; con esta victoria, Calcedonia amputa la mitad de la jurisdicción territo rial de los sevillanos. Pero erigida Sevilla en distrito municipal en 1914, su territorio divide en dos al municipio de Zarzal, quedando Cal cedonia separada de su cabecera. Y sin perder tiempo sus vecinos inician las gestiones para Independizarse de ambas ciudades. En se guida encuentran la férrea oposición de su '‘benefactor"; la economía de Calcedonia no servia a los intereses de la empresa de Burila y su gerente se opone a ella durante cerca de diez años. Gutiérrez Arango llega hasta adjudicarse facultades de tipo administrativo y oficial, dando órdenes al Inspector de Policía. Es asi que en febrero de 1915 n otifica a varios pobladores de que él los ha nombrado miembros de la Junta Pobladora;
Me complazco en hacer saber a ustedes que por decreto de hoy, he tenido a bien nombrar a ustedes miembros de la Junta Pobladora de este lugar (...)
Espero aceptarán el cargo y tomarán posesión ante el Inspector de este lugar.., Y a era conveniente para el gerente y coincidía con los Intereses de la empresa de Burila. Decía la empresa de Burila en el articulado de la Escritura del año 1884:
( . . . ) Articulo 46. Conocida la conveniencia i practicabilidad de un ca mino de herradura, que podrá con el tiempo ser de rieles, para poner en comunicación el Estado del Cauca con el del Tolima por Anaime, atravesando de Occidente a Oriente, en una extensión de más de diez leguas los terrenos de la Compañía; los Directores de ella, i el Consejo administrativo y el Ge rente, le darán preferente atención i elevarán al Congreso nacional en el año próximo una solicitud pidiendo privilegio exclusivo. . Pero son humildes campesinos arrancando tierras a los timadores, aquellos que lograrían emplazar ciudades en el lugar óptimo de con vergencia de las más diversas carreteras Ínter-regionales; los colonos fundadores de Calarcá y Armenla. Y son los colonos hacheros y mai ceros del "plan de Cuba" los que hablan elegido e impuesto a la Empresa el sitio donde quedarla Calcedonia. A las buenas o a las ma las, el señor gerente habla tenido que aceptar una localización, que no era la más ventajosa para la capital del Imperio Burila. Ni las carreteras se unirían en Calcedonia, ni por la ciudad cruzarla el fe rrocarril.
L E F A L TA N P AG IN AS A L ORIGINAL D E L Q U E S E HIZO E S T A CO P IA
353
F o rm a c ió n
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espacial a g r a r ia , 1900-1940
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Con la colonización de las vertientes, una nueva form ación espa cial regional se consolida en los años 30-40. Considerando dos n iveles territoriales, se destacan a nuestro modo de ver, los siguientes fe n ó menos: a ) Escala regional y comarcal. Con la generalización del poblam lento lateral de laderas se rompe el m odelo lin eal a n terior de relaciones norte-sur, que perduraba desde la Conquista. Con el su rgi m iento de numerosos núcleos urbanos de colonización en las v e rtie n tes, se van form ando pequeñas “ federaciones” de aldeas. M ú ltiples ram ales se conectan sobre el eje del V alle hasta tran sform arlo en "espina de pez” ; luego, con la generalización de los m allajes urbanos transversales, en las laderas, se esbozan unos “ anillos com arcales” de comunicaciones, por medio de caminos de herraduras; se conectan a la arteria central del plan y estimulan la vida económ ica de Pa lm ira , Buga, Tuluá y Cartago. Tam bién en las laderas se cristalizan unos polos comarcales dlnamlzados por el café y su exportación, como son: T ru jillo y Restrepo, Calcedonia y Sevilla. M ientras tanto en la parte plana del V alle se esboza una red de relaciones en “ parrilla” , estimulada por la presencia creciente de una m ultitud de pequeños trapiches paneleros Industriales; tendencia que se consolidarla luego con el impulso de la agro-industria del azúcar y la creación de irnos quince grandes Ingenios azucareros. b ) Escala urbana. Durante un largo periodo de transición p er sisten los trazados influenciados por las Leyes de In dias: F lo rid a, Corinto, El Cerrito o Pradera, entre otros. Más tarde, tan to en el plan como en las laderas, el modelo urbanístico presenta algunas in n o va ciones: una marcada reducción de la manzana, una dism inución no table del tamaño del solar, una red diferenciada de relaciones y circulación y una más generosa provisión de espacios libres públicos. L a colonización campesina de las laderas baldías del V a lle del Cauca se detuvo antes de alcanzar su culminación. En la geog ra fía apenas llegó a los 2.000 metros, bajo el estimulo del m ercado m undial del café. Más escasamente, en algunas zonas subió hasta los 2.500 m e tros con unas grandes haciendas ganaderas, bajo el alicien te de un consorcio lechero extranjero, radicado en 1944 en Bugalagrande. E x cepcionalmente y en form a muy localizada llegarla hasta los 3.000 metros, con cultivos intensivos de papa y verduras en B arragán, o la explotación maderera en Tenerife. Pero quedarían vírgenes y silenciosas las extensas cuencas altas de los ríos Tuluá, Bugalagrande y Analm e; los valles de los ríos G a rra patas y Sanqulninl, el alto Calima y la Serranía Cervatana. Es que el proceso social y territorial se interrumpió brutalm ente en tre 1946 y 1948. Entonces se extinguieron los flujos de inm igrantes en las la d e ras, y los que años antes hablan subido por las trochas y se h ablan internado en las selvas, ahora sallan y se devolvían. Regresaban, de bajada, hacia el plan: se dirigían a las ciudades. 355
CAPITU LO
VIII
BARRANCABERMEJA, CIUDAD DE ENCLAVE COLONIAL
E n m a rzo de 1921, unos días antes d e la firm a d e l Tratad o d e Panam á en tre Estados U n id os y C o lo m b ia , d e cla ró e l senador n or tea m erica n o L o d g e : “E l p a cto co n tró le o ."
C o lo m b ia
es ric o
en pe
Entre 1850 y los años treinta de este siglo, se destacan tres fen ó menos como modeladores del territorio nacional, Incidiendo en la dilatación del espacio vital habitado, lo mismo que en el surgimiento de nuevos hábitats: — El primer fenómeno, de marcado carácter agrario y extensivo, adquiere su máxima expresión social y territorial mediante la colo nización popular de los baldíos de vertientes en las tres cordilleras; proceso cuya estabilización demográfica, social y productiva se logra con la Introducción del monocultivo del cafeto. — El segundo fenómeno, articulado al primero, y del cual no se puede divorciar, opera mediante la ampliación y adecuación de las redes de comunicaciones, la multiplicación de los medios de transpor te, y la organización de malla]es combinados; es decir la renovación de los canales físicos que Instrumentan las relaciones sociales. Esta transformación ocurre en condiciones competitivas entre agentes extranjeros y nativos, Incluso antagónicas, de manera Irracional y algo anárquica. — El tercer fenómeno actúa bajos los Imperativos de la economía de exportación de materias primas mediante extensas concesiones de tierras, realizadas por sucesivos gobiernos en beneficio de empresas foráneas y en la estela de las inversiones extranjeras; con lo cual van surgiendo unas Ínsulas territoriales de economía de enclave. En algunas reglones se trata de un sencillo reajuste, por ejem plo mediante la tecniflcaclón y modernización de la minería tradicional. Es sustituida por la minería de dragado y opera a partir de grandes concesiones de terrenos a pudientes empresas extranjeras respalda das por bancos del exterior. En otras zonas, anteriormente vírgenes y sin poblar, compañías británicas y norteamericanos multiplican las exploraciones previas y luego la Instalación de complejos extrac tivos de un nuevo producto de exportación con demanda creciente en los mercados Internacionales: el petróleo. 357
Site fenómeno origina nueras localidades —campamentos y ano que otro polo más complejo y de centralización. En este sentido, Barraneabenneja. nacida de ana concesión, resulta ser el más genuino y acabado exponente de la ciudad de enclare y del ordenamiento territorial y urbano petrolero. Haciendo como centro respuesta a una sona de economía primarla extractiva, en sus Inicios. Barrmncabermeja se erige históricamente en la primera localidad co lombiana del siglo X X que presenta una morfología espacial, física, pobladonal. ocupacional y un ámbito territorial, directamente generadas por in fluencias exógenaa. Se configura una ciudad industrial, pero en las condiciones especificas del paso al capita lismo tai como ocurre en forma concreta en Colombia, e inscrito en el contexto de las relacio nes internacionales de principios de siglo; es decir, colocada la loca lidad en situación de despensa colonial exportadora. Por lo tanto, apartada del modelo convencional y sin presentar el triángulo de las tres M del capitalismo industrial urbano tradicional: —Materia prima. — Mano de obra. —Mercado.
En la margen derecha del río Magdalena desde Puerto Boyacá al sur, hasta la reglón del rio Lebrlja al norte, se extiende un territorio con una longitud de más de 900 kilómetros. En el sentido oeste-este, desde la ribera del rio. a la oota 100 en promedio, hasta la cota 1.000 y el ptedemonte de las diversas serranías que anuncian la Cordillera Oriental, mide con frecuencia 80 kilómetros de ancho. Con más de 10.000 kilómetros cuadradas, el Opón-Carare constituye una región geográfica caracterizada por múltiples ríos y quebradas bajando de la cordillera y circulando entre colinas bajas: corriendo las aguas de sureste a noroeste en busca del "rio Grande". En la fran ja cercana al rio. el movimiento contrario de las aguas ha creado cantidades de depresiones; aortas bajas inundables e Insalubres que se multiplican yendo hacia e l norte. Entonces se ensancha a la orilla del rio una extensa zona anegadiza conformada por una sucesión de pantanos y ciénagas, a medida que se acentúa la depresión topográfica. Hacia t í oriente el piedemonte está modelado por una serie de colinas entre 100 y 500 metros de altura en forma de fa ja paralela al rio, entre este y la cordillera. En la comarca central de esta reglón, o sea desde el rio Cazare hasta el Lebrlja, la taja ribereña se caracteriza por una topografía "arrugada" de sedimentos, consistente en una multitud de montículos, eminencias bajas y colinas de poca altura, surcadas y separadas por cantidades de caños sujetos al movimiento de las aguas del Magdalena. E3 conjunto de la región estaba, en t í momento de la Conquista, cubierto por una selva húmeda de tierra caliente, en donde se descubrirla en el siglo X IX que abundaban el caucho, las palmas de tagua y la quina. ?58
trr^ - M
LO
REGIONAL
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LO
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O péB -C at& rr. r t r U M m i i w
« r h a h lM tr ti
Con todo eso, la geografía creaba nn espacio natural sumamente inhóspito, de selvas pantanosas en donde proliferaban los rectores de enfermedades endémicas: fiebre amarina, malaria, etc. Estas circuns tancias explican por qué el habitat humano lndoamericano era escaso y con muy baja densidad territorial. Lo cual a su res indica par qué en un largo trayecto sobre el rio los intrusos del siglo X V I no encuen tran Sixto un solo caserío, al cual darían el nombre de La Tora, y que con toda evidencia era el puerto fluvial de las comunidades sedentarisadas en tieiTas mas altas del oriente, y ti valle alto del xlo Opón. En 1536 una expedición militar de casi mil hombres, entre jinetes e infantes, sale del litoral Caribe para internarse en ti país. Los espa ñoles. subiendo por ti rto Magdalena, advierten h ada finales del año una aldea con unos 30 bohíos habitados por aborígenes yariguies (la palabra sólo surge siglos más tarde. Hablar» ellos de los 'opones” y de los "c m re s "). En busca de una ilusoria historia “nobiliaria** y de un pasado mítico e inexistente, varios historiadores santandereanos han tratado de Juntar La Tora con Barranca. Pero no hay ningún dato fidedigno que permita afirmar que ambos nombres corresponden al mismo sitio. Se basan los historiadores en una supuesta frase de Fernández de Oviedo y un par de versos de Castellanos, sin ma* precisión- En cuanto a la toral Ilaci ón exacta de este caserío, la ignorancia geogrk359
fica de los españoles y el poco Interés que presenta para ellos el lugar, hacen que las Indicaciones recogidas luego por Fernández de Oviedo y versificadas cincuenta años más tarde por Castellanos no perm iten ubicarlo con precisión. Pero los Indicios suministrados perm iten d e ducir que La Tora quedaba prácticam ente en la desembocadura del rio Opón, por donde suben los expedicionarios hacia el altiplano. De los casi m il expedicionarios salidos del litoral apenas quedaban vivos unos 170, muchos de ellos minados por las fiebres. P or este m otivo, además del acoso armado inmediato de las comunidades locales, su estadía en La Tora corresponde a una breve escala de algunas sem a nas, esperando la recuperación de los enfermos m ientras unas patru llas buscan un camino hacia las tierras altas, y que los más desmo ralizados se devuelven hacia el Caribe. Además, encuentran una región escasamente poblada y sin n in guna riqueza en el suelo que estimule la rapiña de los invasores. T a n pronto hallan una senda levantan el campamento; abandonan la m ortilera zona baja de las ciénagas y por el rio Opón se dirigen hacia los hábitats chibchas de la reglón de V élez: nunca volverían. A f i nales del siglo X V I el escaso poblamlento de conquista se desarrolla esencialmente a lo largo de tres ejes de comunicaciones: los ríos Cauca y Magdalena y el camino del oriente, desde Bogotá hasta la zona de Pamplona-Ocafia. Entre estas dos últimas vías quedarla una inmensa bolsa inexplorada y vedada a los españoles. La región central del Magdalena Medio dejó una impresión de pe sadilla grabada en las mentes de los primeros expedicionarios espa ñoles; se acentúa cuando fracasan varios intentos posteriores de fundar alguna que otra población. Sólo pueden usar el sitio como escala pero no logran consolidar un asentamiento definitivo. Los yarigules practican la guerra de emboscadas fluviales y, en 1601, un último intento de conquista de la reglón resulta en costoso descalabro. La expedición armada de Luis Enriquez sólo logra la fundación apre surada de un bastión m ilitar fugaz, desde el cual se realizan breves operativos contra los indómitos. Term inan los campesinos aborígenes expulsando a los intrusos y éstos se repliegan a la margen izquierda del rio. No habrá más intentos militares de la administración indiana. Durante trescientos años los españoles sólo abrieron “ caminos de la prudencia", es decir seguros. Hacia fines del siglo X V I sus vías comerciales contornan la reglón: una en el norte, comunica a las ciu dades del altiplano (Pamplona, Vélez, Tunja y B ogotá) con el rio M ag dalena por “ el puerto de O cafia"; otra sale de Bogotá y llega a Honda. Este esquema de comunicaciones no tuvo ninguna variación posterior, permaneció sin cambio hasta mediados del siglo X IX . Un mapa del AHNC de 1804 presenta un m allaje articulado de caminos en la reglón oriental y cordilleras de Santander, conectando todos sus centros: So corro, San Gil, Mogotes, Curltl, Barichara, Guane, Zapatoca, etc. No obstante, hacia el oeste, esta red no pasa de la serranía de las "M on tañas de los yariguies” . 360
C a r to g r a fía p o r lo dem ás m uy escasa, siendo que durante siglos ig n o r a esta re g ió n v irg e n y vedada. Los m apas del siglo X V I — croquis, m á s b ien — re c o rta n cien o más kilóm etros del rio M agdalena, en tre H o n d a y T a m a la m equ e, com o si no existiera el O pón-C arare. Los d i bu jos c a rto g á fic o s del siglo X V I I I apenas m encionan a llí unos m ontes y selvas. En vísp eras de la In dependen cia un m apa de 1803 presenta aú n una g ra n m a n ch a b lan ca: el O pón-Carare. Solam ente con Agustín C o d a zzi se consigu e un plan o de 1851 con B arrancaberm eja indicado e n su sitio , com o caserío. P ero siguen vírgenes y peligrosas las selvas y C o d a zzi d e ja estas zonas sin indicaciones. A s i se fo rm ó y persistió in ta cta una extensa bolsa territoria l de in d e p e n d e n c ia y de libertad. En el corazón del Nuevo R ein o de G ra n a d a la resisten cia aborigen habla logrado preservar un h á b ita t in d o a m e ric a n o libre, extendiéndose en más de un m illón de hectáreas. A d em á s , h ab la dictado a los españoles sus patrones de poblam lento y sus lin e a s d e com unicaciones. En gran parte de la capacidad aborigen d e resisten cia , de la im posibilidad de penetrar en la región y del e x ten so “ lu n a r'’ d el Carare-O pón, resultó en el siglo X V I I I la concen tra c ió n m estiza m uy apretada del orien te santandereano, y el salpullido de caseríos d e l e je de V élez-Socorro-Zapatoca-B ucaram anga. E n cu a n to a la con form ación étnica de las comunidades, su o rga n iza c ió n te rrito ria l y su m odo de vida, e l logro de su independencia s ig n ific a r la la exclusión d efin itiv a del foráneo y, p or ende, el desco n o c im ie n to de su civilización . P o r lo ta n to la organización espacial y so cia l y a rig u i es aún una in cógn ita ; defendieron su territorio en su con torn o, sin nunca p erm itir la penetración de los intrusos. A den tro, en la p rofu n d id a d silvestre tenían sus hábitats, más disem inados y rega d o s que concentrados: perm aneciendo en régim en de absoluta a u tarqu ía, quizá se podrían ca lifica r de hábitats rurales cim arrones aborígenes. N u n ca se h ablarla — como ocurrió en otras reglones— de ciu dades o poblaciones, bien sean reales o producto m ítico de la im a g in a ció n de los invasores en busca de unas ilusiones para a len ta r su em presa de rapiña. •
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Después de la Independencia, pasan varias décadas antes de que podam os d etec ta r unos síntom as de m odificación en el m odelo yarigu i de p ob la m len to territorial. La historia se detuvo más de tres siglos en el C a ra re-O p ó n -L e b rija ; se p etrificó desde el año 1536 hasta fin a les del s ig lo X I X . Y hasta mediados del mismo siglo el poblam lento re g io nal sólo ocupa la m itad de Santander, las tierras altas y salubres del o rie n te ; perm anenen vírgenes las selvas bajas y m ortíferas del oeste. En los mapas, desde fin a les del siglo X V i n una linea de sentido n orte a su r co n form a una verdadera fron tera entre las dos com arcas: la serra n ía de los yarigules. En la m itad oriental con la invasión de ‘‘los lib res” y la disolución de los pueblos indios de encomiendas, a lo la rgo d el s ig lo X V m nacieron cincuenta o más parroquias y villas m estizas 361
“ de vecinos Ubres". En la mitad occidental se extienden más de 15.000 kilómetros cuadrados de selvas Inexploradas, habitadas por las últi mas comunidades aborígenes. Rodeada la formación socio-espacial aborigen por las regiones conquistadas, cortadas sus lineas de comunicaciones e intercambios con las antiguas sociedades del altiplano, aisladas de las comunidades vecinas, tuvieron los pobladores primitivos que adoptar unas formas de vida en autarquía. Estas condiciones no podían favorecer su desarroUo demográfico, sino más bien su declinación. Eran tribus sumamente reducidas, esparcidas y sin mayor peso demográfico, aquellas que sub sistían hacia mediados del siglo X IX . Este último hecho es el que va a impulsar la ideología de la nueva conquista. Palabra más palabra menos, el planteamiento es este: ¿Cómo pueden algunos salvajes, bár baros y caníbales, impedir la llegada del progreso en una reglón de un millón de hectáreas fértiles? La historia de los intentos de abrir los caminos desde los centros del oriente hacia el rio, cubre la totalidad del siglo X IX . Es historia de descalabros y fracasos sucesivos. Desde Vélez o desde Socorro se multiplican los esfuerzos entre 1835 y 1837. Hubo en estos años incluso —por ejemplo en 1843— unas licitaciones que quedaron desiertas. A partir de 1850, más o menos, varias condiciones inducen la penetra ción foránea en la región, actuando en forma de tenaza. Por un lado, a partir de los tratados de Libre Navegación, Amistad y Comercio, se presiona el avance desde el rio mismo, estimulado éste por la nave gación de vapores, el suministro de leña y la llegada desde la ribera opuesta de migraciones antioqueñas alentadas por estas perspectivas de supervivencia. Por otra parte, en las tierras altas del oriente, a partir de 1850 la política de libre cambio provoca la desestabillzación —y luego la quiebra— de las economías domésticas prósperas hasta entonces, y la descongestión hacia el occidente y el norte, de la po blación santandereana proveniente de las zonas montañosas. En la estela de los nuevos caminos se verifica su migración y penetración paulatinas a lo largo de las quebradas en dirección al rio, mediante la colonización en forma de pequeñas estancias de labradores. Además, en el transcurso de la segunda mitad del siglo X I X las contradictorias concesiones de tierras baldías y la anarquía resultante del tráfico de bonos, auspician el florecimiento de sociedades comer ciales y territoriales. Unas buscan establecer lineas de comunica ciones entre los centros del eje Vélez-Socorro-San Gil-Bucaramanga y el rio, para la exportación e importación mercantilistas. Otras aspiran al dominio territorial para la explotación de nuevos productos con alta demanda en los mercados europeos: tabaco o añil en ciertas zonas, el café en dos comarcas de laderas, la quina, el caucho o la tagua silvestre en los bosques vírgenes de tierra caliente. Otro factor que auspicia durante décadas la circulación del cam pesinado y de las poblaciones aldeanas es el impacto de los trastornos sociales y demográficos, resultantes de las múltiples contiendas que enfrentan a fracciones de la casta dirigente. Estas se suceden una tras 362
otras en los aflos 1850 y 1860, luego bajo el gobierno de Aqulleo Parra, después de 1885; culminan con la guerra de los dos siglos (de los Mil D ía s). Esta últim a precisamente, se iniciarla en Santander en octubre de 1899 y concluirla en 1902, como bien se sabe por decisión del gobier no norteam ericano y a bordo de un buque de guerra de los Estados Unidos. N o sobra recordar estas realidades, cuando "una legua más adelan te” — como dice Fernández de Oviedo— se verificará la pe n etración petrolera norteamericana en estas mismas comarcas. En 1853, un tal Ortlz contratado por las autoridades de Socorro logró abrir un tramo de trocha y firm ar otro contrato en 1855, para seguir rumbo al rio Magdalena. Se compromete además a construir en Barranca una bodega edificada "en tapias y con techo de azotea estucada” . Se indican las especificaciones del camino cuando se dice que recibirá ocho décimos de peso por cada vara de camino, "de cua tro y m edio de fondo y una de derrame en longitud que fuera de recibo” . Tam bién podrá recibir en propiedad 2.000 fanegadas de baldíos provin ciales. Según parece, hacia 1860 el camino apenas llegaba al cerro de L a P a z . . . M ientras que el negociante Parra y sus socios exploraban en el Carare la salida al rio Magdalena, el inglés Joy la buscaba hacia el norte, entre 1870 y 1872, por el rio Lebrija y la ciénaga de Paturia. Un in form e oficial de 1873 asegura que el camino a Barranca abierto por Lengerke "fu e apenas una ilusión”, pues según su autor "después del desengaño de Barrancabermeja se advirtió el error cometido con la elección de esa vía” . Evidentemente había intereses actuando en contra de Lengerke y que favorecían un contrato para la vía del norte (rio Leb rija y Paturia) firmado con el inglés Joy: el germano entraba en com petencia con un británico. Abierto el camino de Lebrija, en seguida Joy vende sus derechos a un empresario arriero nativo, Temlstocles Paredes, el cual colocarla 700 muías suyas y 300 más integrando las recuas de otros dueños. Según Camacho Roldán, en esos años Landázuri fue un “ explorador y colonizador de las selvas del Carare"; señala también las haciendas fundadas por los tres hermanos Parra y el Coronel Antonio Marta Díaz. El mismo autor, con su acostumbrada adm iración por los extranjeros, elogia la acción de Lengerke, del fran cés Q rellet, de Robert Joy, etc. Hacia 1887 hace en una página un recuento de los múltiples intentos fallidos para unir las ciudades santandereanas al Magdalena, señalando “empresas festinadas" . . . "en las que van consumidos, en los últimos cuarenta años, más de tres m illones de pesos, sin resultado alguno positivo” . Finalmente, la penetración hacia el oeste se apoyó sobre la colo nización de unas familias alemanas, poblando y modelando entre 1850 y 1880 la comarca de Zapatoca-Betulia-Montebello; y desde sus cen tros de producción lanzando varios tentáculos hacia el rio. La colonia alemana se benefició durante décadas de las discordias entre fraccio nes de la clase dirigente; su prosperidad se erigió sobre la fragmenta ción territorial del Estado. A partir de 1886, la concentración unificada del poder en Bogotá incidiría en su salida: se dispersa la colonia 363
germana de BarranquiUa, y la de Santander paulatinamente aban dona a Bucaramanga y se dirige hacia Bogotá, Dejaba un Santander arrasado por el libre cambio y las importaciones, y cincuenta pueblos, otrora prósperos con sus economías artesanales caseras, quedaban su midos en la ruina. También dejaban una leyenda y un personaje, Oeo Von Lengerke, quien entró en la historia con base en una literatura apologética que poco se diferencia de los Varones ilustres de Cas tellanos; obviamente, la fantasía de los novelistas esconde realidades distintas y más pragmáticas. De hecho, Lengerke merece el calificativo de "conquistador del siglo X IX " en el original sentido m ilitar de la palabra; conquista un territorio exterminando aborígenes. Liega joven desde Alemania a las tierras de Santander en 1850, abre casa de comercio de importaciones y exportaciones en Bucaramanga y fallece en Zapatoca el 4 de julio de 1882. Consigue adjudica ciones de baldíos y trae, desde Alemania a la reglón, una colonia ger mana de unas veinte familias. Funda en Zapaloca la hacienda Montebeilo donde se dedica a la agricultura de plantación, fomentan do tanto el cultivo del café como de la caña de azúcar y la quina. Con las ganancias del comercio invirtió en tierras y agricultura; una vez lograda la prosperidad de la empresa agrícola, busca la comer cialización y exportación de la producción. Es cuando hacia 1860-1883 se preocupa por transportar sus productos hasta los puertos del rio Magdalena donde ya circulan vatios barcos de vapor llegando desde BarranquiUa, puerto entonces en pleno desarrollo gracias a la acción de las compañías extranjeras de navegación, varias dominadas por su compatriota K ari Stmmonds, Contratando con el gobierno del Estado la apertura sucesiva de cuatro vías, se convierte en empresario de obras públicas; financiado con los propias Fondos de Caminos del Estado Soberano, de hecho liega basta sustituir la Secretaria de Obras Públicas. La acción de Lengerke se desarrolla en varias fases: —Consecución del contrato y de la adjudicación de tierras en parte del pago, —Apertura del camino, —Reventa de las tierras a la corriente de colonos atraídos por la apertura de la vía y llegando en su estela, —Privilegio de cobro de los derechos de peaje a los usuarios de la vía. Otra fórmula va desde la apertura del camino hasta la instalación de una guarnición militar; luego llegan las misiones para "civilizar ios salvajes" y logrado eso se radican los colonos, Lengerke y su colonia germana son los artífices de este nexo: los camino* de herradura hacia Puerto Santander; se desatan durante décadas controversias y pugnas de intereses encontrados y no pocos conflictos abiertos. La primera guerra de Lengerke es aquella de las vías y la lleva con intrigas, muy temprano contra Aquileo Parra, compitiendo el camino a Barranca con ei del Carare, En esa oportu nidad Eustorgto Salgar primero y luego Solón WUches, favorecen a 364
Lengerke, Algún tiem po después rivaliza éste con el inglés Roberto Joy para los contratos de construcción del ferrocarril de Bucaramanga al M agdalena, En todo momento el germano obtiene el apoyo decidido de WUches contra sus rivales; consigue a bajo precio una mano de obra de presidiarlos sacados de tas cárceles, escoltas y destacamentos del ejército, si es necesario misioneros contratados; y a todos estos al parecer suministra incluso unas desgraciadas prostitutas desterra das por gobernantes. Practica asi una política de pobiamiento y sedentarlzaclón muy parecida con el proxenetismo. En el ocaso de su vida lle v a la guerra de la quina contra el venezolano Manuel Cortissoz —-"e l ju dío curazaleflo"— y la pierden ambos, porque asi lo decidieron en otras latitudes los imperialismos coloniales británico, holandés y francés; igualm ente porque Rafael Núftez — bajo presión de la casta m ercantil— decide ponerle coto a la autonomía regional y porque se chocan los intereses antagónicos y beligerantes dei grupo de Bu caram anga con aquellos de los negociantes bogotanos, y porque todo eso am enaza con desatar otra guerra política entre el Estado y la Unión, según lo denuncia el propio presidente WUches. D urante más de veinte Años el alemán lleva estas batallas, gracias al apoyo que hasta el final ha encontrado en Botón WUches, quizá actuando este último más como socio del empresario que como amigo, exclusivam ente Interesado en el progreso de la región. Además, Len gerke tenia un hombre suyo en el andamiaje del poder regional, un alemán traído por él al país y que había sido nombrado en el cargo decisivo; Director General de Caminos, Quizá, gracias a estos apoyos, logra gan ar sus repetidos pleitos de Incumplimiento, Sumada a los escritos de Manuel Anelzar y de Camacho Roldán, la cartografía regional relata esta historia con bastante nitidez. En los mapas de principios del siglo X IX , aún contrasta la densidad del pobiam iento a lo largo del ele Socorro-Bucaramanga con el vacio de las zonas bajas, que terminan a la orilla del Magdalena, Pero en el mapa de Agustín Codazzt (1851) se observa una nueva tendencia de pobiam iento en dirección de occidente. Se fortalecieron Zapatoca, Betulla y San Vicente, por donde pasan diversos caminos bajando del noroeste (G irón, Pledecuesta y Bucaramanga) o de la región San Gil-Socorro-Barichara, No obstante, estos caminos nuevos no llegan hasta el rio Grande, sino que concluyen en "puertos" y "bodegas" establecidos sobre un aflu ente navegable en champanes- los ríos Opondto y Bogamoso, por ejem plo. En este plano figura por primera vez Barranca bermeja en su lugar real, señalado como "vecindario o casas". Igualmente, y con la misma convención, aparece por primera vez el punto terminal de un cam ino bajando de Ban Vicente, el "puerto Las Infantas", en la con fluencia de La Colorada con el Opondto. Con eso. M eo que mal, se detecta el surgimiento de un sistema articulado y combinado de trans porte. De las zonas cordilleranas de producción agrícola sale la carga transportada por muías, circulando por eaminos de herradura m ediante el sistema de contratación con compañías locales de arriería- El trans3*55
bordo de la muía al transporte fluvial se efectúa en los puertos altos de la parte navegable de los ríos Opón, Oponclto, Sogamoso. donde pequeñas empresas de champanes y balsas se encargan del flete hasta el rio Grande. En los embarcaderos del rio arriman los primeros vapo res de las compañías alemanas e Inglesas con sede en Barranqulila, transportando la carga hasta este puerto: allí la recogen los compa ñías marítimas extranjeras para llevarla hacia Francia o Inglaterra. En síntesis, asomándose un nuevo modelo socio-espacial y pro ductivo, se exigen vínculos comerciales readecuados, entre las tierras altas de los Santanderes y el rio; entonces éstos presionan para con seguir un sistema modernizado de relaciones. Son los Imperativos de Intercambio alrededor de la zona virgen los que la van Impactando, más que su auto-desarrollo interno mediante la producción. No se Involucran las selvas a la economía agropecuaria y solamente están atravesadas por lineas de comunicaciones. Hacia 1870-1880, en respuesta a la demanda externa, se abre una época de pillaje de los recursos, una economía de mera recolección de materias primas en bruto, de saqueo de los medios naturales de producción: caucho, tagua, quina, leña y maderas. Llegan explorado res, que no son colonos sino mercaderes y aventureros, buscando el golpe de fortuna. No habrá colonización de sedentarlzaclón y perdu rable, pero si unas fugaces expediciones cíclicas de recolección de predadora. con un ritmo obedeciendo a las fluctuaciones de los productos en los mercados del exterior. Son empresas de rapiña y depredación, por parte de Individuos aprovechando sin tardar la opor tunidad Inmediata de una breve coyuntura en los mercados externos. Saben que el auge será muy fugaz: aquellos que creyeron durable el añil, arruinados y con deudas, miran ahora sus plantaciones enmon tadas. Algo parecido ocurriría con la quina. Unos médicos franceses (Caventou y Pelletler) hablan descubierto que de la corteza de la quini na (quina) se podía extraer un alcaloide: la "qulnine” para curar las fiebres palúdicas. Entonces legiones de andariegos, peones y campe sinos colombianos sin tierras propias, se mueren de malaria en las selvas del Opón-Carare, briscando la materia prima de la “ qulnine” que necesitan Ingleses y franceses para la salud de las tropas de sus expediciones coloniales en Africa y Asia. Cuando en 1880 se acentúa la carrera colonialista franco-germano-brltánlca, alcanza la corteza de la quina su máxima demanda: se agudizan en la región los conflic tos entre depredadores. En la guerra entre Lengerke y Cortissoz, el presidente del Estado Solón Wilches apoya al primero, denunciando al venezolano en estos términos: .. .No importa al señor Cortissoz el dominio del inmueble, sino una sola exclusiva cosecha de quinas, que lo ha de enriquecer ( . . . ) pues ha hecho destrozar las plantas en su nacimiento: ha hecho una siega lastimosamente desastrosa, parecida a la de un ejército en derrota. Más adelante fustiga a los cómplices del mercader y “ malos ciu dadanos hijos de Santander” que asi crearon “un foco de provocacio nes al gobierno de Santander para obligarlo a declarar al Estado en
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guerra” . En seguida agrega, refiriéndose a la confrontación armada entre la sociedad quinera del Estado, gerenclada por Lengerke y la empresa competidora del venezolano: El señor Cortissoz ha hostilizado la empresa echándose sobre los obreros de la Sociedad Industrial, con el núcleo de peones armados que ha podido enganchar y arraigar, engañándolos con el pretexto de ocuparlos únicamente en la extracción de quinas, pero con el más positivo de encender la guerra A pesar de fuentes muy lacónicas y de poca precisión, se sabe que la contienda duró varios meses y provocó muertes en ambos bandos. En definitiva, Lengerke recorre la trayectoria clásica de los aven tureros europeos del siglo X IX . Después de haber establecido en A le m ania unas conexiones con casas exportadoras y algún banco, llega con algo de plata en 1850, asegura unos contactos políticos en Bogotá, elige con cuidado su ámbito geográfico y abre unas tiendas en Bucaram anga. Recibe del campesinado de la reglón, según el caso, som breros o tabaco, la quina, el café, los cueros; sus proveedores salen de la tienda con ropas y telas, machetes, herramientas agrícolas, armas de fuego, porcelanas baratas, utensilios domésticos, ferretería, y deudas. Luego, en form a por lo demás muy clásica, decide pasar a la produc ción, in vierte en adquisición de tierras, desarrolla su propia planta ción. Finalm ente compra sus recuas de muías y construye sus caminos para evacuar su producción hacia los mercados del exterior. Controla con sus diversas empresas la totalidad de un circulo productivo: ex tracción y producción, procesamiento, transporte, comercialización y distribución. Además, fortalece en Bucaramanga la posición social y política de la colonia germana, fundando un embrión de Cámara de Comercio, llamado Club del Comercio, y consiguiendo para sus compa triotas la radicación de un consulado. No sólo adquiere monopolios, sino que éstos van arruinando las economías locales que prosperaban a su llegada: más allá de los anecdotarlos, en eso radica la violenta protesta social que se desata en Bucaramanga en septiembre de 1879 contra la colonia germana. Uno de los contratos firmados entre Lengerke y el gobierno del Estado de Santander resume muy bien cómo actuaban en esa época los gobiernos, para tratar de desarrollar los medios de comunicaciones. El 31 de diciembre de 1863 se firma en Zapatoca el contrato para la apertura del camino desde este poblado hasta Barranca, con las si guientes cláusulas aquí resumidas: — Lengerke deberá construir en cuatro afios el camino, edificar una bodega en el puerto, unos tambos a lo largo de la vía, y mante nerla transitable durante 25 afios. Luego las obras pasarán a ser pro piedad del Estado. — Recibe el privilegio durante 25 afios de cobrar peaje sobre Importaciones y exportaciones circulando por el camino. — Para ejecutar las obras recibirá del Tesoro del Estado 8.000 pesos en cuatro afios o sea 1.000 pesos por semestre. — Recibirá en propiedad 12.000 hectáreas de tierras baldías del Estado Soberano. 307
—Recibirá en propiedad "los créditos activos, cantidades y útiles que existan, correspondientes a los fondos del camino". Siguen varias cláusulas tendientes a favorecer la ejecución de la obra: garantía a la mano de obra de la exención de reclutamiento, conscripción, "civil o militar, de pns o guerra"; exención al contra tista de derechos de importación de artículos y herramientas necesa rios para la obra del camino. Termina el contrato con las cláusulas convencionales sobre garantios, multas, etc. Tres días antes Lengerke habla lanzado en venta pública, m e diante publicidad (comercial) en la Gaceta (oficial) de Santander, den acciones de cien pesos cadA una, para financiar las obras del camino al rio Sogamoso, “que forman una suma de 10.000 pesos, representarán la mitad del capital que se ha de Invertir". Las cien ac ciones recibirán "lu mitad, del producido neto de los peajes.. ,y 4.000 hectáreas de tierras baldías". Lo cual significa, entre otras cosas, que Lengerke puede traficar libremente con sus doce mil hectáreas: se torna él, en emisor particular de bonos de baldíos, y vende tierras antiguamente de la Naelán, en beneficio propio, ron autorización del Estado. Siguen varias cláusulas "técnicas", la firma de Lengerke, y se agrega luego: Sobre Im mlams* bases de la anterior invitación y dentro de igual tiempo ofrezco en venta 100 arciones de la empresa del camino de Zapateen a Barrancattermeja Zapateen, primero de enero de 1884 Geo Von Lengerke, El empresario germano no logró cumplir con todos sus compro misos v se abrieron varios pleitos. Uno. en 1870, se refiere al incum plimiento del camino al rio Sogamoso, con multa de 4.000 pesos, "originando algunas controversias entre el gobierno y dicho señor” . Pero al año siguiente el procurador explica al gobierno del Estado que la demanda "terminó por sentencia del tribunal en favor de dicho señor". En 1878 se formula otro reclamo del gobierno del Estado, el cual constatando que el camino al puerto de Bantander "ha sido aban donado en toda su extensión por el contratista señor Geo Von Len gerke", le Impone una multa de 2.000 pesos. En cuanto a sus caminos tendrán el trasado pragmático de todas las vías de esu época, abiertos no por Ingenieros, pero si por y para mercaderes. Varios mapas evidencian que todos consideran en forma prioritaria los tiempos y distancias entre una bodega y un tambo —escala nocturna-—; presentan un trazado y espeolflcaclones técnicas, teniendo en cuenta el paso de las recuas. ,
Pero en el occidente de Santander, los caminos tendrían que con siderar otra determinante: los yarlgules. Aquí se abre el capitulo más vergonzoso del cuento; la historia de la conquista militar y violenta 308
del O pón-C nrare durante In República, a solicitud y en beneficio de los extranjeros. Postergada una conquista que no pudo realizarse en el co n texto de la sociedad feudal colonial española, la lleva a cabo la nueva conquista del capitalismo mercantlllsta europeo del siglo X IX . D urante más de cincuenta años — medio siglo, tres generaciones— los yarlgules son acosados, presionados y cercados por los caminos y el avance de los colonos de recolección, a los cuales unos mercaderes y estafadores venden predios de los baldíos. Entonces estas comunida des se Internan siempre mAs adentro y van mermando sus hábitats, hasta volverse meros reductos. Aún asi, los últimos grupos siguen resistiendo con armas de cacería, enfrentando a los expoliadores m e dian te una estrategia de golpes rápidos y de operaciones destinadas a in fu n d ir terror. En 1850, con el libre cambio y la "Ubre Navegación" surgen las pri m eras escaramuzas: los gobiernos olvidaron que los yarlgules no h a blan perm itido ni ftrmado con Inglaterra, acuerdo alguno de libre o lrcu la d ón en sus territorios. Precisamente en 1850 el gobierno n a cional realizó una ofensiva m ilitar de exterm inio en la reglón, con asesinatos de los hombres, incendios de chozas, destrucción de labran zas, raptos de niños y ancianos, entrega de las mujeres a la soldadesca, en el puro estilo de las "entradas" y "correrlas" del siglo X V I. Pero al fin y al cabo sin mayor éxito, pues una vez retirado el ejército se reanudó la resistencia: creció 1a guerrilla yarigul y se multiplicaron las emboscadas. Entre 1853 y 1855 se señalan "seis Incursiones de los Indios que causaron la muerte a veinte personas Inofensivas". En 1800 el presidente Euatorglo Salgar expide un decreto (L ey X V I I, sobre reducción de indígenas), tendiente a fortalecer la coloni zación entre loa ríos Sogamoso y Carnre, desde la Cordillera Oriental hasta el Magdalena Unifica la Instalación de colonias agrícolas, bajo adm inistración misionera y con Apoyo de "la fuerza pública", con guarniciones en la v í a de Barranca y en aquella del Carare. Recién abierto el cam ino de Lengerke, además de vía para la circulación de mercancías, se convertía en cufln de penetración militar. R eferido al envío de misiones, en Bogotá el arzobispo no se mostró muy entusias mado y solicitó una contribución estatal "con doscientos pesos fuertes, anuales", para mandar apenas dos misioneros en cada colonia, que él mismo sitúa con mucha prudencia "sobre Ins pendiente de la cordille ra que caen en las tierras planas de la hoyn del Magdalenn". Pero no surtió efecto alguno un decreto tratando do revivir, en vísperas del siglo X X , la política de la cruz y la espada de los conquistadores. Entre los mercaderes Incurslonnndo en el Carare-Opón está Aqulleo Parra, del oual dice un biógrafo que suspendió sus escasos estudios; a los quince años andaba de caoharrero y se dedicó luego al negocio de loa sombreros en Nelva, antes de aparecer con una tienda en Vélez, hacia 1805-1870; de donde brinca al Palacio en 1070. Era diputado de Santander en la misma déoada y ministro de Huclenda en los años 369
1>74 y 1875. cuando espiara la regiéa y. en asocio de Tarto* mercaderes de Véleat» funda !a Sociedad Comercial del Carare. Afirma Ignacio Artzsnendi a propósito del Ferrocarril del Norte; T U fo t d entusiasmo de Pfem por dicha obra que pahó asta licencia (corno Ministro)- de varios meses para irse a las selvas del Carare —que coco na desde su Juventud— para servir de p á a fes ingenieras explotadora*.
En 1869. desde sos almacenes de Véle** el comerciante, empresario y político Aquileo Parra, entre dos guerras, defiende sos negocios del Carare y apoya la estrategia de “la e r a y la espada-. Visiblemente actúa eos fines politicos y como Tocero de un amplio sector de mer caderes. dueños de recuas o especuladores inversionistas en tierras baldías. Se dirige al presidente del Estado y de sa larga carta se pue den extraer estos apartes; .. E2 ciudadano presidente del Estada, debe tener ya conocimiento oficial del asalto dado per fes indios dei Carare a una imhrrafifin tripulada por cuatro hombres que subían e l río Carare y en la cual venia el señor Gabriel Item , adm;lustrador de correos nocionales de Bocas del Carare. Este suceso ha llenado de alarma a los nuevos pobladores del camino y a fes dueñas de recuas, que ven aumentir cada día e l atrevimiento de fes indio* Me permito ft%rr?»r la atención a usted, baria los peligras que amenazan- la existencia de la r á del Carare. y la de las industrias con ella relacinoadaT» si por parte dei Gobierno Karioual y del Estado no se pone eficaz remedio. Hasta e l año de 1133 fes indígenas no inspiraban temor, pues apenas se tenia notoria de un asalto dado por ellos a unos pasajeros, hace más de 58 años, en un sitio que ha conservado el nombre de Playa de los Indio* De 18S3 para acá. fes agresiones han sido continuas y fes indios han cometido en este tiempo más de 40 asesinato* Par d camino de Carare no se babea hecho an comercio regalar y constante, sino de do* años a esta parte. Antes de esa ¿poca el tráfico estaba reducido a fes pocos efectos que se llevaban a las ferias de la Costa, y de fes mercancías que se traían en retorno, todo lo cual no •tranzaba a 18 cargas por año. A pesar de esa falta de tráfico, y de que ti camino estaba completamente obstruido, fe fertilidad del suelo y la ftriW nt de llevar fes productos al Magdalena realizando buenas ganancia*, habla traído a rausáKK pobladores. De numera que en 1853 se bailaban establecidas más de dore (12) familias entre Guayabito y Bocas del Carare sin contar fes que resúfian en este titano ponto, que era t i mayor número de las que boy existen. Los indios asesinaron a algunas de aquellas familias Las otras se rieron obbgadas a huir abandonando sus casas y plantaran* Dos tentativas se han hecho basta ahora para contener las agresiones de fes indios y proteger t i tráfico y fes ewtabferiurentnn agrícolas d ti Valle del Carare. La una en 1855. fe r ia por t i gobierno nacional a solicitud del gobernador de la proriad a de Y fle t señor Ricardo V anegas. y la otra en 1166. hecha por ti gobier no del Estado durante la administración d ti señor Vülamizar Gallardo. La primera expedición fue dirigida por el capitán Lorenzo Zarria, que con un piquete de 28 hombres d ti ejército nacional, penetró hasta el Opon y sor prendió una partida de indios que huyeren al verlo*, dejando en su poder a tía niño de T año* La expedición produjo t i resultado de atemorizar a loo indios que suspendieron sos hostilidades durante tras año* Después de fes asesinato* «métodos por fes indios en jubo de 1866. t i presidente dti Estado señor Vülamizar G. autorizó al je fe de este departamento para que organizase una nueva expedición que fue dirigida por el señor Ensebio Morales, quien logró cautivar una familia de cinco personas que h e traída a esta chufad sin inferírsele daño alguno A peraripaos de 1868 fes indios asesinaran a fes conductoras dti correo nacional, y en t i congreso de ese mismo año se expidió una ley autorizando al Ifeder Ejecutivo para situar pulidas de la fuerza pública en fes lugares
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npwstw a fes agmiarai de fes tntas salvaje* coa el objeto de proteger fes establerumientliu agrícolas y de custodiar los correos. Tanto el gobernador federal, «n o el dti estada, estás pues autorizados para emprender la re dacción de ana tribu bosta a fes intereses de fe parte civilizada de fe pobla ción: y con buena voluntad y alguna perseverancia de parte de fes gnhjrmm ti infrascrito tiene la pernnuiwi de que en pocos meses podrá alcanzarse ti fin que se desea. La tribu no es errante y se sabe que no es imposible entrar en amistad con eU* pues ti doctor Céspedes estovo entre tos indígenas y aún logró sacar dos a Bogotá. El principal móvil que fes guia a cometer sus hostilidades parece ser ti de prapareóoaarse herramienta*, pues son fes únicos efectos que roban, sin que bosta ti aumente hayan hecho daño en fes cares y embarcaciones. Si ti gobierno nocional quinera destinar por algunos meses una partida de unos 25 a SI hombres a apoyar fes esfuerzos de una nñssóe Cristian* que «steuria la componía dti caima* no hay dada de que se lograría la reduc ción de aquellas infelices indígena* a quienes se les proporcionarían herra mientas. semillas »■>— w y vestidos. • camban de que guardasen fe pan S ti gobierno na desatiende fe peoteeciño que en justicia debe a fea colombianos comprometidos en empresas en fe vi* dti Carare. esas empresas boy maguentes tendrán que encallar: pues no será fácil lograr fe entrada de trabajadores qae empiezan a aturarse coa fes continuas agresiones de fes indígenas. Estos, por sa parte crecen en atrevimiento; no temen ya atacar partidas de cuatro hombres, ni respetan aproximarse a las plantariones: pues recientemente se han descubierto huellas de indios a inmediaciones del establecimiento que están fundando fes señores CUfezni y Zapata a orillas dti Guayabito. Al continuar fes hostilidades de los indio* sin que ti gobierno (ficto medida alguna para impedírselo* el tráfico per el camino del Carare. tendrá que suspendere* y este tráfico qae apenas principia, produce boy. anualmente al tesoro nneaonti» en derechos de importación, una suma mayor de fe que «otaria la reducción de fe tribu. Cerrado ti camino, fes siembras de café que se están haciendo en ti Departamento sen empresas frustrada* pues dicho articulo no podría soportar tos gastos de exportación por fes vías de Honda y de Barrancabermeja. A nombre de fe compaña del Carare. de que es director, ti infrascrito solicita dti f íiwlaitwnr presidente dti Estado qae recabe dti Pvidor Ejecutivo NacwoaL el envió de una partida de fuerza narinnal. que raga a dar segu ridad a fes estahleamieníos agrícolas que se están fundando en fe Whea dti camino! a custodiar fes cacreca aacMtmfe* y a apoyar tos esfuerzos de un misranero cristiano, que de acuerdo con ti Gobierno dti Estad* envara fe tuapaSi» con ti objeto de reducir fe tribu de indígenas (pie habitan en fe selvas dti Carare (...) átciln Parra. Veto* agosto 2 de US8. Este agresivo m em orial Ilustra t i doble avance de los m ercaderes y d ti nunpesundo de colonización; re fle ja tas antagonism os y con tradicciones qae surgen d e la á r id a de algunos tenderos y qae tien e que resolver t i Estado: es tan claro en su cándido cinism o que no m erece ningnna insistencia. Más tarde t i explorador y negociante, desde la s illa presidencial m andaría la tropa a l Carare p ara exterm i n a r a la s com unidades, con t i pretexto de su “ reducción'*, eufem ism o que habla puesto de moda Carlos Y hacia 1520. Dos meses más tarde es Leu gerke quien se queja a fe asam blea legislativa, reunida en Socorro. D e entrada relata una emboscada en tre Santander — donde tien e su bodega— y M ontebeUo —donde están sus plantaciones— . de fe cu al fu e victim a uno de sos peones arrieras. Luego explica que dio la orden a uno de sus com patriota* B riedler. “ para que reuniera toda la gen te posible'* para perseguir a los agresores, siendo que **es t i 371
segundo asesinato que los indios de Chucuri han com etido en el ca mino, pero en otro punto de la misma montafta han salido a com eter crímenes no menos horrorosos” . Más interesante resulta para nosotros la parte central del memorial, en la cual se advierte cómo se está transformando la reglón: La via de Barrancabermeja se halla en perfecto estado de tránsito; en el año último se hicieron en ella muy costosas reparaciones; nuevos pobla dores hablan empezado a descuajar esas selvas; se aumentaban los estable cimientos agrícolas; había establecido más potreros el empresario, y los tran seúntes con sus recuas encuentran alli actualmente toda clase de recursos. Los acontecimientos a que aludo pueden hacer que la comunicación se inte rrumpa, pues los arrieros temen trabajar hoy, y los pobladores se alejan, con lo cual sufrirá una empresa que cuesta tanto sacrificio; seria un mal de gran trascendencia que se cerrara el camino de Barrancabermeja, única via que tenemos hoy hacia el Magdalena, en el interior del Estado, que satisfaga las necesidades del comercio, y que se cerrara cuando empieza a servir después de haber gastado en ella muchos millares de pesos, sacrificándose muchas existencias. El tráfico ero ya considerable; en los últimos doce meses transi taron por alli cerca de seis mil cargas, y el comercio de exportación y de importación aumentarla indefectiblemente. Dos grandes y nuevos vapores llegarían pronto a la costa con destino principal al servicio del camino do Barrancabermeja ( . . . ) Si hoy el gobierno no toma providencias enérgicas para reducir estas tribus bárbaras, si no presta su poderoso apoyo, todo lo hecho será perdido, pues con mis propios recursos me es imposible emprender esta reducción ( . . . ) Finalmente, “ el empresario del camino” expone a los diputados lo que tienen que hacer. Concretamente solicita al gobierno costear y armar un ejército bajo su mando, para elim inar la resistencia nativa que estorba sus negocios, entre las plantaciones y el rio; .. ,Os pido que autoricéis al Poder Ejecutivo para que de acuerdo con el empresario del camino a Barrancabermeja, dicte todas las medidas nece sarias para reducir o ahuyentar las tribus salvajes del Chucuri, y para im pedir en lo sucesivo nuevos atentados. Debéis autorizarle para que haga los gastos que tales progresos exijan, si no deseáis que se arruinen todos los establecimientos de Chucuri y que vuelva n dominar en aquellas reglones la barbarie, a la cual con el camino al Magdalena habla ya reemplazado la civilización. Si queréis evitar la ruina de la empresa y la pérdida del comercio en los departamentos de Guanentá, Socorro y Soto, dictad, ciudadanos diputados, las providencias que respetuosamente solicito, Socorro, octubre 18 de 1889. Geo Von Lengerke. Y para impresionar todavía más a la asamblea, adjunta a morial la carta que su mayordomo del sitio de Caballero, Briedler, manda al de Montebello, A, Spohr. En ésta el prim ero detalladamente el resultado de la expedición punitiva contra tivos y concluye con estas palabras:
su m e Nicolás expone los na
... a mi me encanta lo novelesco de la situación y quedaría muy contento si tuviera más armas, que espero que me mandarán inmediatamente. Poco después, en 1870, el propio presidente del Estado admite que, tanto en el camino a Barranca como en aquel del Carare, hubo “ a l gunos asaltos de los indios del Opón” . En seguida felicita la acción 372
F orm ación ••paclal regional. Filíale* del siglo X IX
m ilita r de Lengerke y la construcción en la via do un tam bo dónde m andar "e l resto de una compafllu de la G u ardia R ep u b lica n a ” , siendo que ya una tropa de la misma protegía el em presario alem án . En Julio 3 de 1878 es multado Lengerke, por in cu m plim iento en el m antenim iento del camino de Zapatoca a Barranca. En segu ida c o n traataca enérgicam ente el empresario alem án y el 5 de Julio se d e fie n de con esta argumentación: ... Y o no estoy en posesión actual del privilegio que se me concedió para la apertura de aquel camino; ¿y por quó? Porque los salvajes de los desiertos que hubitan en los bosques que atrevióse el camino, se han apode rado de él y en él han sacrificado a pasajeros y Jornaleros, rascón por la cual desde enero del presente año no he encontrado ni a peso de oro Jornaleros ni arrieros que quieran trabajar ni conducir arrias por aquel camino, por temor de ser sacrificados por las flechas de los salvajes. De tales hechos es sabedor
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tanto el gobierno ejecutivo del Estado como el legislativo, de quienes he recabado con razones poderosas el auxilio de gente armada para darles ga rantías a los jornaleros y arrieros y la única contestación que he recibido ha sido su profundo silencio. ( . . . ) Si el comercio de Zapatoca está sufriendo de aquel camino, yo sufro mucho más que él, porque considero perdido todo el capital que pasa de doscientos mil pesos ($ 200.000.00), que se han invertido en la apertura y establecimiento de él, aparte de los valores de los tambos, que han sido des truidos por los salvajes ( . . . ) Como el gobierno por su parte no ha cumplido con el deber que ha te nido de darme garantías y seguridades, para el sostenimiento del camino que conduce al puerto de Santander, hoy me veo en la imprescindible necesidad de renunciar, como formalmente renuncio, el privilegio que tengo en el camino ( . . . ) Más adelante se declara Incapaz de hacer “ descender del cielo ángeles, únicos seres invulnerables a las flechas de los indios’’ y en frentar “ aquellos salvajes", si no le da el gobierno “ fuerza arm ada bastante para repelerlos” . Agrega que “ no tiene poder sobre los es píritus ni los fondos bastantes para sostener 300 ó 400 hombres para ahuyentar a los salvajes” . Term ina esta parte de la misiva afirm ando en form a tajante que “ni pagará la multa de dos m il pesos, n i em prenderá los trabajos del camino al puerto de Santander, hasta tanto que el gobierno del Estado no cumpla con su deber, reduciendo los salvajes que pueblan los bosques que atraviesa el camino de Santan der” . Más adelante insiste sobre “ los hechos atroces cometidos por aquellos salvajes", de lo cual ha inform ado a las autoridades en varias oportunidades. Concluye repitiendo una vez más, que no h a podido conseguir la “seguridad para trabajar en los bosques poblados p o r los salvajes” , palabra esta que figura ocho veces en su libelo. En 1880 el contrato entre Lengerke y el Estado para la explotación quinera, le crea una obligación al germano de “ cooperar en la reduc ción a la vida civil de los individuos salvajes que habitaban aquella cordillera” . En 1882 la inseguridad por el "cam ino de Lengerke" y los continuos asaltos obligan a las autoridades a suspender el servicio de correo entre Barranca y San Vicente. En 1887 varios yarigules atacan a Barranca dejando dos muertos y un herido. En 1890 vuelve a agitarse en la asamblea de Santander el asunto de las misiones (Ordenanza N9 8). Los legisladores tienen entonces el cinismo cándido de recono cer a gente radicada en este territorio, desde algunos milenios, la propiedad de las tierras “ con una ocupación continua de un año por lo menos”. Se excluye además “ el territorio de propiedad nacional que los indígenas salvajes no hubieran cultivado y que ocuparán solamente para sus cacerías” . José F. Gutiérrez escribe en Santander y sus municipios: Algún caballero que a fines del siglo pasado tuvo que entenderse con empresas comerciales de conducción de mercancías por el río Opón, nos ex plicaba cómo con tales gentes no hay más recursos que adelantárselas con una certera puntería. Con ellos no habla que intentar medios blandos ni conciliatorios. Carniceros y terribles como tigres, con ellos no valen sistemas distintos a los bélicos. 374
De la época de fines del siglo, escribe S. Galvis sobre los recolec tores de tagua, los caucheros y los buscadores de quina: Iban a los bosques en grupos y armados; los viandantes y las canoas siem pre salían en convoyes. Cuando eran atacados por los indios se defendían, p ero se hacían carnicerías también salvajes y sin control abandonando los cadáveres y guardando a veces el secreto de lo ocurrido, para evitarse com plicaciones.
Luego in tegra a su crónica los recuerdos de un veterano poblador del caserío de Barranca, evocando los últimos años del siglo X IX : E l p e ligro de los antropófagos del Opón era el terror de las personas encargadas d e la recolección de la tagua, pero sabían que durante el día en la cogida, nada les hacían y que los asaltos los verificaban en las maña nas o en las tardes, arrasándolo todo y hasta quemándoles los ranchos. Muchos fueron los que m urieron acribillados p or la flecha del indio que los acechaba,
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hasta e l extrem o de no poder salir una sola embarcación, y así sucedía parB conseguir el chapapote en Infantas, pues s e corría el p e lig ro d e l asalto p or estar todos estos rio* poblados de indios.
En 1902 se asoman unos aborígenes en cercanías del puerto, que brada de La Lavanderas y atacan un puerto-bodega del río Oponclto, en donde raptan a dos mujeres. En el mismo sitio en 1904 asaltan a los bogas de una canoa cargada de mercancías: perseguidos por una tropa de colonos, éstos "encontraron el bohío de los Indígenas al que atacaron a bala causando varios muertos, entre los cuales hallaron el cadáver de una de las mujeres robadas". Desde cincuenta afios atrás, los únicos períodos de tranquilidad para los nativos coinciden con las guerras políticas, durante las cuales los ejércitos enfrentados entre si, por lo menos, les dejaban en paz. En 1908 escribe Luis Colina, corregidor de Barranca: H oy se les ha abierto una guerra a los infelices indígenas que v e n a rra sadas sus labranzas por los caucheros y tagíieros, que en un núm ero conside rable se encuentran dispersos desde fren te a Nare, Baúl, Palancal, L a Llan a, Cascajales, Las Arrujas, Meseta de los Caballeros, Aüzam a, L a Puntana, etc., donde además de las legum bres que les roban y para crearse derecho bruto, los tiran como animales de cacería reservándose e l crim en entre com pañeros porque saben que el castigo es la represalia de su salvajism o crim inoso.
Ese mismo año, en junio, caen dos tagíieros en una emboscada. En agosto de 1909 mueren flechados dos recolectores en la selva del rio Oponclto y desaparece otro. Cuando el gobierno declara la caducidad de su contratao de concesión por incumplimiento, "los Indios" sirven de excusa a Roberto De Mares; en 1910 utiliza este pretexto en su alegato: P e ro la estación de las lluvias, las enferm edades y, m ás que todo, loa indios nos han im pedido seguir trabajando.
En Junio de 1912 sobre el rio La Colorada perecen dos tagíieros. En 1913 la situación es de tal gravedad, que las propias autoridades de Barranca organizan "un ataque masivo” , "una batida de persecu ción de los indígenas por las montañas” ; si no se realizó, fu e por prohibición de tipo táctico por parte del gobierno nacional. A l año siguiente se manifiesta sorpresivamente Roberto De Mares, concesio nario petrolero, pero dedicado a otras faenas y vuelto cazador de indios. Aquí cabe un documento que se halla en el Fondo de Baldíos del AHNC (tom o 37, folios 100 y 101). Es una carta que el vivo conce sionario manda al ministro de Obras Públicas y que dice textualm ente: L a Gloria, abril 30 de 1913 Señor M inistro de Obras Públicas Bogotá Señor Ministro: T en go el honor de avisar a S.S. que en el curso del presente mes se han logrado extraer de los bosques de “ B ovali", la cantidad de cincuenta y ocho (58) bultos de tagua, de cinco (5 ) arrobas cada bulto, de buena calidad, de conformidad con las prescripciones del contrato que con ese M inisterio tengo celebrado.
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N o dudo, que a m ediados del mes próxim o, y una v e z pasadas las eleccio nes para representantes al Congreso, que tan ajitados (sic.) traen a los partidos; vu elta la calm a a los espiritus, y la norm alidad al país, el M inisterio de la G u erra dará orden para que se nos devuelvan los elementos que nos fu eron quitados, para que con esos medios de defensa, nuestros trabajadores puedan con m ás tranqu ilidad y m ayores garantías, aventurarse hacia el centro de la C o rd ille ra sin m ayor tem or a los indios. A ú n cuando no es esta la ocasión para hacerlo, n i estar tampoco autorizado para ello, m e aventu ro a inform ar a S.S. que tanto la tagua que se exporta por este puerto, proven ien te de los Baldíos del Catatumbo y Culebntas, como aqu élla qu e se extra e de los ríos Opón, Oponclto, La Colorada, la Llana, etc. I b están recolectando “ biche” , es decir, descabezándola, como se dice por aquí vu lg arm en te; p o r consiguiente, con ese sistema, están dañando los bosques y perju d ican do e l buen nom bre que el articulo tiene en los mercados del exte rio r. Este aviso se lo d oy en m i carácter de hombre honrado, deseoso siem p re d e l p rogreso y adelanto de su patria. N o culpo a los pobres tra bajadores que buscando el pan diario para lleva r a sus hogares se aventuran, aun a ries g o de su vida, p or aquellos bosques plagados de feroces indios; el m iedo, y la prem ura d e l tiem po, los obliga a cojer (sic.) los fru tos no maduros aún, p o r tem o r a p e rd e r su trabajo, y también p o r no v o lv e r a sus casas con las m anos vacías; cada hom bre a llí tiene la espada de Damocles suspendida de su cabeza, porque no sabe a qué hora la flecha certera de un indio corta e l h ilo d e la vida. S i e l G .bno (s ic .) quisiera prestarme su apoyo en este sentido, no pasa ríam os p o r la pena, p or no d ecir vergüenza, de tener a tres (3 ) leguas del n o M agdalena, a rteria principal de la República, tribus salvages (sic.) y canivales (s ic .), que tan m al hablan de nuestro estado como nación civilizada. A p e lo a los sentim ientos de hidalguía y generosidad que animan a S.S. lo m ism o que a Jos de sus demás colegas en ios diferentes ministerios, para que en las sesiones del honorable Consejo de Ministros, y de acuerdo con el E xm o. señor Presidente, se trate este asunto, y se escogite (sic.) o dicte una disposición que nos dé m ayores garantías a todos aquellos que nos aventu ramos a buscar en las soledades de las selvas, y luchando contra toda clase de elem entos — puesto que hasta la misma naturaleza nos es hostil— e l pan de nuestros hogares y la educación de nuestros h i j o s . R ecien te está aún el horroroso asesinato del noble am igo señor D. Vicente O tarte O . y el de sus desgraciados compañeros de que d i cuenta a S.S. en m i a n terio r comunicación fechada en Barrancabermeja, y ya que hablo de este lugar, y com o un acto de justicia, perm itom e citarle el nom bre del señor alcalde de aquella población señor D. Pedro Serrano, que se preocupa p or el adelanto de aquella localidad. Señor M inistro, Roberto De Mares.
En 1914, y muy lejos del Carare, “los clientes" que están negocian do con De Mares su concesión fantasma, meditan en Estados Unidos sobre lo que significa internarse en estas selvas; entre múltiples d ifi cultades señala Mlchael Benedum, empresario petrolero: . . . ¿cómo nos las arreglaríamos con los
cazacabezas de la región?
En 1910, en el N? 30 de la revista Cromos, un señor Augusto Rozo defiende uno de los trazados del Ferrocarril de Cúcuta al Magdalena y enumerando sus beneficios escribe: c ) E l Ferrocarril que atraviesa ciertas regiones aún incultas y habitadas p or salvajes, será la única form a factible para lleva r a lli la colonización y e l cu ltivo de suelos fértiles y ricos.
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En 1917 el prefecto de Zapatoca sigue Insistiendo en el estableci miento de misiones y de guarniciones militares; se dirige en estos términos al gobernador: Existen todavía en las montañas del Opón algunos indígenas que seria fácil reducir a la vida civilizada si se estableciera una misión ( . . . ) com puesta cada una de dos sacerdotes y un cuerpo de policía, que podría ser el mismo que hoy existe en las riberas del Magdalena ( . . . ) con el apoyo de la fuerza acantonada en Barrancabermeja...
En 1919 un funcionarlo se dirige al gobernador, informando que el cura de San Vicente obtuvo del último cacique: .. .que le confiara dos sobrinos para civilizarlos ( . . . ) con dos más que están aprendiendo e l castellano y alguna instrucción primaria; al Socorro ha sido trasladada una niña llamada Teresa y está en poder de la Reverenda Madre Marcela.
Aseguran con aplomo los diversos cronistas: “ posteriormente no se volvieron a presentar ni ataques, ni robos de los indios” . Efecti vamente, ya no quedaban yariguíes, hablan sido exterminados, o des pojados y expulsados. Los últimos sobrevivientes, ancianos con hara pos regalados, deambulaban como mendigos en alguna aldea mestiza; algunos niños raptados estaban al servicio de un párroco o “ en poder” de unas monjas. De ahí en adelante los yariguíes quedarían ausentes de los atlas de etnología colombiana. *
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La formación social y espacial independiente yarlgui y pre y post hispánica, perduró, aunque muy alterada, hasta finales del siglo H X ; pereciendo bajo los embates de las cuadrillas de Lengerke, de la colo nia alemana, de los mercaderes santandereanos y de las expediciones del ejército nacional, incluso de los imprescindibles misioneros paga dos por el erarlo público. Se necesitó la audacia de la más extrema codicia mercantlllsta, para que un conquistador colonialista del siglo X IX rompiera las lineas de resistencia seculares de los aborígenes. Entonces, cincuenta años después de la independencia, en poder del germano se tornan "coloniales” el Opón y el Carare. Las comunidades indoamerlcanas resistieron tres siglos a los españoles, pero lo que no logró la adminis tración colonial indiana lo alcanzó el régimen republicano. El ejér cito nacional de la República logró en menos de cincuenta años, con la masacre y el destierro, la empresa de aniquilamiento en la cual hablan fracasado las tropas del Rey de España desde 1536. Asi con cluye un Inicuo episodio histórico de la República y del primer asalto del capitalismo en la reglón. i
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Barranca se vuelve oficialmente Puerto Santander en 1868 y lo decreta corregimiento en 1881 el presidente Solón Wilches, el “ protec tor” de Lengerke. Varios años más tarde Bucaramanga se convierte 378
en la capital del Estado de Santander y éste se extiende en más de 30.000 kilómetros cuadrados. Se puede dividir en dos partes iguales, con una línea vertical de norte a sur: el poblamiento mestizo, con administración y poder central apenas cubre la mitad oriental; del otro lado de la raya, y hasta el rio, 15.000 kilómetros cuadrados siguen siendo territorio libre de los yariguíes. Lo último es por poco tiempo, como ya se vio, pues 1.500.000 hectáreas flotan sobre un lago de “betún” y otras 500.000, con el beneplácito de Rafael Reyes, pasarían a ser concesión registrada a nombre de un individuo. Separado Puerto Santander de San Vicente se Integra al muni cipio de Lebrija, pasa a depender de Puerto Wilches en 1904 y se reintegra a la Jurisdicción de San Vicente en 1911, del cual se segrega ya como nuevo municipio, bajo presión de los agentes locales de la Tropical Oil Company, en abril-mayo de 1922. Entonces, y en medio de una breve escaramuza con los municipios circundantes, el deslinde de su jurisdicción se hace con base en una cartografía suministrada por ios mismos petroleros. Determinan Ja jurisdicción de Barranca unos funcionarios locales, que eran agentes a sueldo de la empresa, colocados por ésta en la administración del corregimiento. Hacia 1820-1850 no se velan más que unas estancias discontinuas con chozas miserables, sobre el talud, entre el rio y la selva. Ni las crecientes cíclicas del rio, ni los yariguíes cercanos, ni las fiebres en démicas estimulan la seden tarización o las siembras selváticas, que tampoco alientan un tráfico fluvial, muy irregular. Pocos son los inmigrantes que enfrentan los riesgos de un establecimiento perdura ble. Algunos escasos colonos del entorno, con casuchas en la orilla, des montan el bosque cercano y en canoas llevan la leña al puerto, donde la cargan los vapores. Con toda evidencia, es en la relación entre la navegación fluvial y sus necesidades de abasto de combustible, donde se halla el germen del núcleo; surge hacia mediados del siglo X IX una aldea ribereña, en una finca leñera. A partir de 1887 se advierte un indicio de cambio: el camino abierto por Lengerke desde Zapatoca y sus plantaciones de Montebello (al parecer llegaba al rio por la Calle del Comercio, o sea la calle 5á) termina en la orilla del rio, en el sitio que se llamaría luego Puerto Galtán. Allí establece el alemán sus bodegas, las cuales pasan luego a su sobrino y socio, Lorent. Se puede tentativamente fechar la génesis del poblado hacia 1870, a partir de su papel económico como bodega-puerto fluvial, ligado con el camino terrestre y luego en 1880, con su primer intento de organización ad ministrativa, con corregidor y cuartel de policía. Sucesivamente, y en poco tiempo, se radican en Puerto Santander varias compañías comerciales. Habrá aquella de Lengerke, quizá la primera; fallecido éste sigue su socio Lorent, durante un tiempo. Desaparecidas las bodegas de Lengerke llegan otras empresas con iguales fines: almacenaje de mercancías de entrada, de productos de salida, su transporte hacia adentro, o desde los afluentes del rio Mag dalena hasta las bodegas, y también el acoplo monopóllco de leña 379
cortada por loa colonos del entorno, para suministrar a los capitanes de los vaporea. Con todo eso, estas empresas experimentan muchas vicisitudes, duran poco y se quiebran muy rápido. Aquellas de 18951905 no perduran más que estos diez años. Una estadística del "movimiento comercial del Estado Soberano de Santander, de 1870 a 1873", nos suministra algunas pistas. El cua dro consultado separa Importaciones y exportaciones, Indicando su volumen en cargas por muía, en los siguientes puertos, unos sobre el Magdalena y otros sobre sus afluentes: —Cachos-San Buenaventura-Puerto Villamlzar. —-Cañaverales-rio Lebrlja. —-Curare. —Marta-rio Sogamoao. —Pa turto. —Ocaña-Puerto Naclonal-La Gloria. —Puerto Santander. El análisis del cuadro Indica lo siguiente; a) Transitando por el conjunto de estos puertos y sumando todo el volumen transportado en ambos sentidos, las Importaciones son apenas la tercera parte del total y los exportaciones superan los dos tercios. b) El puerto de máximo movimiento es Cachos-San Buenaven tura. De 400.000 cargas registradas en ambos sentidos, cerca de 300.000 transitaron por este lugar. c) Siguen en Importancia Ocaña, pero a un nivel muy Inferior, con apenas unas 45.000 cargas; luego está Cañaverales-Lebrija, con 31.000 cargas y Marta-rio Sogamoso, con 22.000. d) Los mínimos se registran en Paturla y Puerto Santander, am bos con escaso movimiento y un volumen, igual en cada uno, Inferior a 12.000 cargos. e) En cuanto a las importaciones, el rubro "mercancías" concen tra la mayoría de la carga. En lo referente a exportaciones, la inmen sa mayoría de la carga es cafó, pero transita casi exclusivamente por Ocafta y Cachos-San Buenaventura, Desde Puerto Santander se ex portan, más que todo, tabuco (3.000 cargas) y cueros (unas 1.000). Como se observa, en este contexto general la situación de Puerto San tander no era de las mejores, ni mucho menos. No obstante, en algún momento Impreciso se nuclean de manera progresiva y en forma espontánea unas familias de pescadores, plata neros y leñeros en el sitio más salubre y amparado por su altura, contra las crecientes del Magdalena: la eminencia situada en la con fluencia del caño Cardales con el rio; es decir, la calle del Comercio, o sea el tramo terminal del camino de San Vicente, Hacia 1870-1880 se radican varios antloqueflos a la orilla de un rio, convertido en frontera entre los dos Estados. Situación cómoda para todos aquellos 300
que, en una ribera u otra, dejaron cuentas pendientes en un Juzgado. Se vuelve a encontrar algo que se detectó entre Mnnlzales y Villa María, en los mismos años: la conformación de una sociedad de fron tera con un fuerte sector de prófugos y delincuentes de toda clase. Se alarmaba entonces la gobernación de Antloqula; en términos muy parecidos se manifiestan las autoridades santandereanas en 1873, me diante un informe dirigido al presidente del Estado: Es de Imperiosa necesidad lo creación de dos corregidores suficientemente remunerados por el Estado; uno que tenga su permanencia en los valles de Sogamoso y Chucuri, y otro en el caserío de Puerto Santander. L a suerte de los individuos que pueblan aquellas comarcas, el número de establecimientos industriales que hoy existen a las márgenes de aquellos valles y el comercio que se hace por el Puerto de Santander, reclaman con instancia (7 ? ) e l sostenimiento de autoridades constituidas en aquellos pun tos, que presten protección a los ciudadanos ( . . . ) porque son innumerables los crímenes que a llí se cometen y que por la falta de una autoridad activa, enérgica y medianamente entendida, se quedon impunes. Además, los Corre gidores actuales ( . . . ) cuando tienen que perseguir a algún delincuente, no encuentran m edio para aprehender a aquél o para evidenciar el hecho por el cual se le persigue. Con trescientos pesos que se le asignen a cada Corre gidor ( . . . ) se conseguiré ( . . . ) corregir a todos los que, perseguidos, en el centro m&s importante de este Departamento y del de Soto, van a refugiarse nllf para hacer Ineficaz la acción de la ley y conseguir la impunidad de sus delitos.”
En el mismo momento (agosto de 1873) Tomás Arango, Jefe del de partamento de Soto (Ilustre cirujano, concejal de Bucaramanga, diputado, representante, senador, banquero, según M. Valbuena), se dirigía a las autoridades del Estado, mencionando otro escollo e In dicando la solución. Explicaba en estos términos la dificultad para mantener el tráfico continuo sobre el río Sogamoso, en razón de la Inestabilidad de los bogas en el puerto de El Pedral; . . . debido a la falto de mujeres, elemento indispensable pera poderlos conseguir ( . . . ) Será, pues, necesario para establecer el tráfico por esta vía, tomar medidas tendientes a establecer mujeres en el caserío de El Pedral, que está hoy en completa ruina
Vocero de los nuevos negreros y apóstol del proxenetismo oficial, para mantener el tráfico sobre el rio "el Ilustre varón” era partidario de otro tráfico, que mucho se parece a la "trata de blancas”. No se sabe si algún papel Jugaron las autoridades para favorecer "el esta blecimiento de mujeres" en Puerto Santander, pero en Barrancabermeja, en 1845, Aqulleo Parra habla visto en una bodega, muriéndose, a un grupo de mujeres desterradas manu mllltarl desde Socorro y Vélez, tal como lo relata en sus Memorias. Lo cierto es que, igual que en todo asentamiento fronterizo, llegaron muy temprano al puerto muchas mujeres solteras: algunas de ellos alternando labores de co cineras-vivanderas y lavanderas, ejerciendo una prostitución ocasional, quizá de demanda más que de oferta. Entre delincuentes, prófugos, desertores, criminales y prostitutas, llegaba el capitalismo mercantil a las orillas del Magdalena, mediante el poco reluciente aspecto de un lumpen-coserío, habitado por escombros de la sociedad y presentando patologías sociales desde su mismo nacimiento. 361
Poco cambian las cosas en tiempos de la Regeneración; sin em bargo se suceden varias empresas comerciales con bodegas y confor man una corta fila de construcciones muy rudimentarias en madera y paja al frente del muelle natural, en donde atracan los vapores para cargar el combustible. Sobre el talud se amontona la leña, generalmente comprada a los cortadores de los alrededores por las casas de comercio. Alguna que otra choza-tienda-fonda-hospedaje, constituye la vivienda muy precaria del agente local de una casa comercial de Bucaramanga. Entonces se esbozan dos núcleos de poblamiento: el puerto sobre el río, estrictamente lineal y el caserío de pescadores, pueblo en hilera en el tramo terminal del camino a Zapatoca, del cual surgiría la primera calle sobre el filo alto y seco, dominando el caño de Cardales. Se llamaría más tarde calle del Comercio, quedando en los recuerdos con su nombre posterior: La Campana. No pasan de diez a veinte las casas y familias en ambos núcleos; descripciones y grabados indi can que la vivienda, en toda la región, era del tipo “ choza campesina’’ : estructura en madera rolliza, paredes en bahareque repellado, a veces encaladas; culatas y cobertizo posterior de la cocina, del tipo “ rama da", con frecuencia usan las esterillas de guadua o la caña brava. Para la cubierta se usa la paja de Iraca sobre un techo alto y muy pendiente en cuatro aguas. Esta vivienda era generalmente una cons trucción baja, de dimensiones reducidas, con una sola puerta frontal y una ventanita, que muy a menudo no pasaba de uno o dos espacios interiores. Modelo de origen rural, se traslada sin mayor variación al villorrio, en el cual persistía aún en 1925-1930, desapareciendo hacia 1940 las últimas “chozas pajizas” . Los ribereños viven de múltiples labores, sin mayor división del trabajo, pasando fácilmente de un oficio a otro, según las circunstan cias, con frecuencia en situaciones que caracterizan “ el rebusque". Varias biografías confirman lo anterior; sin dejar de pescar, de cuidar una marranera y un platanal, un individuo es inspector de Policía después de haber sido estibador de los vapores, o marinero; luego asie rra maderas o corta leña, pesca con atarraya, arrea muías en el camino a Zapatoca, atiende una fonda, es boga sobre un champán, se interna en expediciones de recolección de quina o de tagua, trafica en aguar diente o tabaco con una canoa recorriendo el rio Opón, se va por un lapso a Bucaramanga o Socorro, regresa y abre tienda-cantina, compra caucho, es agente o vigilante de una bodega y al mismo tiempo secre tario de la inspección, etc. Otros van hasta una fuente natural de “ asfaltos bituminosos”, por el lado de Las Infantas, y traen el “ chapa pote" para los mechones del alumbrado nocturno en las chozas. A medida que aumenta la carga de exportación (café, quina, ta baco, cueros, sombreros y tagua), aumenta el tráfico en el camino de Zapatoca y algunos arrieros santandereanos se radican en el puerto. La prosperidad en las zonas cafeteras auspicia el arribo de nuevos vapores a los puertos del rio, trayendo mercancías europeas para el abasto de las casas comerciales de Buearamanga, Zapatoca, Socorro, 382
en tre ellas están las de Len gerke y su sobrino Loren t. D e regreso h acia B arranqu llla, los barcos cargan los productos que los están esperando en las bodegas. A la vu elta del siglo, escasea la carga en las em barcaciones donde se am ontonan las tropas, los caballos y la artillería. Este era el v illo rrio de cien h ab itan tes h a cia fin a les del siglo X I X y que preten d ía com p etir con San V icen te de Chucurí, donde ya residían más de 1.000 habitantes. Es a p a rtir de 1890-1900 que el corregim iento em pieza a aparecer en los archivos documentales, y podemos recon stru ir los prim eros años del caserío con base en el horm iguero de datos de la M o n o gra fía de B arrancaberm eja, escrita por Simón G alvis. L a guerra de los dos siglos dejó cantidades de escombros sociales a la d eriva y las aguas abandonan a unos de estos n áu fra g o s a la orilla de las “ barrancas coloradas” . L a guerra ten dría, como consecuencia local, un aumento inm ediato de la población de P u erto S antander, en tre 1902 y 1910. T erm in ada ésta, se recupera la econom ía, aum enta la producción cafetera en el oriente, crece su m o vilización por la a rriería en los caminos hacia el rio, y en este últim o vu elven a circu lar sin peligro los vapores. Algunos derrotados in m i grantes fundan fa m ilia ; buscando em pleo se reconvierten, abren fr e n te al rio una tien d a de mercancías, una bodega; otros crean precarias empresas de transbordo p or canoas, champanes o balsas por L a C olo rada, el Oponcito o el Sogamoso, unión indispensable en tre la m uía de la trocha y el vapor, recorriendo el eje flu via l. Una relativa prosperidad sacude el caserío, atrayendo más Inm igrantes dispuestos a buscar en los m ontes la tagua o el caucho. Detrás de la estela de todos ellos llegan vividores, cacharreros, truhánes y prostitutas. A principios del siglo Puerto S an tander adquiere una fam a de pueblo m aldldo, refu gio de ham pones y crim inales. L o dicen las autoridades y, sin tardar, m andan cuerpos de policía o del ejército. La m em oria de Simón G alvis perm ite reconstruir, aproxim ada mente, la trayectoria del poblam iento del caserío a principios del siglo: Afioa
Población
1901
35 casas y hogares.
1902
4-
1903
+
1906
+
6
nuevos pobladores.
10 nuevos pobladores. 8
casas, 10 nuevos pobladores.
1907
44 casas (415 h ab itan tes).
1908
67 casas, 5 nvos. pobl., 555 habs.
1909 1910 1919
4 nuevos pobladores. 78 casas. i . 450 habitantes.
383
Con estas primeras cifras se observa un fenóm eno m uy precoz de hacinamiento residencial, el cual se acentuarla luego. En efecto, no crece el parque de vivienda en form a ajustada al increm ento dem o gráfico, lo que sugiere la convivencia de varias fam ilias en una misma casa y un temprano sector de arrendatarios. En 1901 se desdibuja una cierta continuidad en la calle 5* que parece ser la transformación en vía “ urbana” del cam in o de San Vlcente-Zapatoca. Calle única entonces, se llam a “ del C om ercio" más tarde, cuando se distingue de dos o tres más. Su poblamiento no pasa de veintidós casas por el costado norte y de once en el lado sur, fo r mando hilera en dos cuadras de longitud, paralela al caño, y que llaman Puerto R e a l De esta fecha se tiene un censo seguro y completo, con nombres y apellidos de los pobladores de las trein ta y tres vivie n das. Detrás de L a Campana, en fila también, se suceden tres puertos domésticos: Puerto Real en la desembocadra del caño; y sobre éste primero, el del Mango correspondiente a la term inación de lo que seria la carrera 4a, y a una cuadra más arriba el puerto del Guamo, que generarla la apertura de la carrera 5a Dos casas más presentan fachada sobre el rio, en Puerto Real, lo mismo que en la Inspección de Policía, además de una antigua bodega de Lengerke y Lorent. Las descripciones, por lo demás muy parcas, indican que de estas trein ta chozas de bahareque y paja, también llamadas “ caneyes” , diez son propiedades de mujeres solteras. Nada autoriza asegurar que eran pros titutas. como sostienen varios autores: todo demuestra que muchas de ellas eran lavanderas, o cocineras-vivanderas que acudían al puerto para vender comida a los viajeros de los vapores. En este prim er núcleo humano figuran los apellidos de los colonos Sierra, Núfiez, Guerra y algunos individuos que volveremos a encontrar más tarde, como Cerbeleón Machuca; y al año siguiente a Evaristo Jiménez, y a cinco pobladores más, entre los cuales están R a fa el Campo y Honorio Campo, lo mismo que los hermanos Reyes. Observan en uno de sus inform es los urbanistas de la Universidad de los Andes: En 1901 B B era no más que e l puerto y la calle del Com ercio, la 5*, con 22 casas y dos solares de un lado y 11 casas y un solar del otro. Dos casas más. inspección de policía, una bodega vieja, total 36 propiedades, 36 edificios, de los cuales 32 viviendas. , D iez propietarios eran m ujeres de las cuales sólo una llevaba él apellido m atrimonial.
El año siguiente el único hecho económico sobresaliente es el establecimiento de una bodega comercial privada, para compra de productos locales y un transporte, que se establece según parece en el lugar de la antigua bodega de Lengerke y que se conoce con el nuevo nombre de Puerto Galán, que conserva hasta hoy. N o durarla más de dos años esta empresa: quiebra y su dueño vende más tarde él predio a la Tropical. A las orillas se observa una división espacial de labores portuarias: se nombran los puertos del Guamo y Real, am bos sobre el caño, para canoas y champanes, mercado y pescado, y Puerto Galán donde arriban los vapores. 384
De loe años 1903 y 1904 0*1vis recuerda la radicación de unos diez nuevos pobladores —entre ellos José Joaquín Bohórquez—, lo cual da nacimiento a un embrión de la calle sexta, cubriendo más o menos el solar ocupado más tarde por el hotel Plpatón. Sin embargo el nuevo ambiente de paz no suscita particular prosperidad en el lugar: actuó mejor en provecho de otros puertos, en las ríos Lebrlja y Sogamoso, más cómodos para la exportación cafetera desde la zona de mayor producción (Lebrlja, Bucaramanga y Rlonegro). No obstante, la cró nica local registró a finales de 1904 el paso breve de la comisión de ingenieros Ingleses quienes, a solicitud del presidente Rafael Reyes, inspeccionaron los afloramientos de Las Infantas, La Montunos* y San Fernando. Algo significativo: en 1906 el inspector organiza un cuerpo local de policía "para la vigilancia y orden del poblado", compuesto por siete pobladores, cifra altísima si se considera que el caserío sólo tenia dos embriones de calles: apenas se extendía en 4 hectáreas, y no lle gaba a 400 habitantes. Este año la Inspección entrega lotes de baldíos urbanos para construcción de vivienda a cuatro pobladores, quizá le galizando la posesión de solares ya ocupados, como aquel de Cerbeleón Machuca. Igualmente se registran nueve moradores nuevos. El Ins pector estimula a los pobladores para Iniciar la construcción de una paupérrima capilla pajiza, que sólo conseguirla puertas. , .en 1911. Su fachada se abre sobre un espado libre, en el cual se entierran los primeros muertos: predio que se convertirla más tarde en el extremo sur del parque Santander. Según los documentos, el gobierno central habla cedido las tierras de Barrancabermeja al Estado Soberano y el manejo de los baldíos estaba entonces a cargo del Departamento. La gobernación y el muni cipio de San Vicente facultaban al Inspector de Policía para adjudicar gratuitamente los solares urbanos, a los nuevos pobladores. Con los datos —quizá Incompletos— de O alvis, se conocen estas adjudicaciones.
a d j u d ic a c ió n d e s o l a r e s
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URBANOS 1*0» E L INSPECTOR DE PO L IC IA
Afio
Número
1906 1907 1910 1911 1916 1917 1918 1920
4 5 22
14 14 4 9 10
El mismo inspector Colina, al parecer muy eficiente, logra man tenerse tres años en el cargo, hecho excepcional siendo que en épocas anteriores —y posteriores— cambian con mucha frecuencia estos fun cionarlos. Se suceden hasta 3, 4 ó 5 inspectores en un solo año, sin que nada Indique la razón de estos relevos continuos. El encargado de la Inspección realiza un censo en 1907, que arroja "en la cabecera del Corregimiento" los totales de 44 casas "de habitación” y 415 habitantes, es decir, con notable hacinamiento, siendo que Indica un promedio su perior a 8 personas por hogar. Cifra además enigmática, siendo que no hay más de 60 niños en edad escolar, o sea algo más de uno por casa. Es de suponer que las parejas, dueñas de estas casas, suman al máximo 68 personas. Se deduce que dominaban las parejas jóvenes y que habla entonces una Inmensa mayoría de solteros y solteras que vivían "arrimados", o en alquiler, en estas exiguas chozas pajizas. No obstante, este heterócllto "pasto spirltual" llama la atención del clero: llegan sacerdotes y en una ceremonia rápida bautizan párbulos y casan a algunos "pecadores", quizá más por distraídos que arrepentidos. Este mismo año, siguiendo órdenes de la alcaldía de San Vicente, el Inspector sigue otorgando solares, registra los propietarios con miras al cobro del Impuesto predial y consigna el degüello de carne, con un promedio de una res por semana: subirla a dos cabezas en 1910 y 1911, pasando a cuatro en 1916. El muy activo Inspector Colina, vuelto urbanista, hace desmontar ocho hectáreas de montes para el ensanche del caserío, desplaza el cementerio y destina su lugar como plaza, prolonga la calle única y hace abrir una nueva, la sexta (San Luis), donde adjudica solares a cinco solicitantes. Igualmente hace trazar la calle séptima (El Impulso y más tarde Santander) y una primera carrera, corriendo por la orilla y sustituyendo al “simple pasadizo". Hablan llegado más de cinco nuevos pobladores y, como en otros años, entre ellos figuran mujeres solas o solteras. En 1908 se registran también otros residentes: un censo indica 67 viviendas con 555 habitantes, es decir con un promedio que sigue muy alto: de casi nueve personas por casa. Los 60 niños legitiman una solicitud de escuela, que sólo tendría respuesta en 1911; entonces se alquila un rancho de paja, en el cual se amontonan, con una sola maestra, 27 varones y 22 niñas. Arreglado el camino a San Vicente, se establece en el caserío el correo regular, atendido por un funcionarlo. Del año 1909 se recuerda una breve escaramuza de jurisdicción, entre San Vicente y Puerto Wilches, pasando Barranca, por poco tiempo, a depender de este último municipio. Empiezan a turnarse los escasos cargos administrativos entre algunos pocos pobladores, que pasan luego al servicio directo de Roberto De Mares, por ejemplo, Juan Pablo Jiménez, Honorio A. Campo, Rafael Campo y Eustorgio Reyes. Dice el Informe de Unlandes: En 1909 el corregidor estaba repartiendo lotes baldíos, en 1907 habla re gistrado 44 viviendas y 415 habitantes- En agosto de 1908 registra 67 casas con 555 habitantes. En 1910 son 78 casas con unas 600 personas.
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IW -IM
30a
Kn el Fondo dr Baldío», del AJI NC' (tomo 32 de 1009, folio 300), por primera vez m nombra a Barrancabermeja en un telegrama oficial. Kn frMte caao «e trata de (a prohibición de explotación de boxque* de tagua a una empreza comercial. Durante loa afine elgulentee el correo de la zona «e reitere con frecuencia a la economía: coaecha, tranzporte, negocio o exportación de la tagua en toda la región del Magda* lena central, deede Uu zonae de Barranca, el Opón y el Carare, hazla la reglón de La Gloria, También *'-• Intercambian cartea entre Bogotá y la gobernación, relativo* a la prohibición o a la libertad — zegún el cazo— "de la tala del bosque" o "del corte de madera*" a la orilla del rio. Con toda evidencia, loz 1efteroe y loz vapore* con caldera* quemando madera eztán acabando con la vegetación de una amplia fa )a en la* márgenex del rio. Un telegrama mandado de*de "Barran* cabcnnejO'Gamarra", en octubre 20 de 1910 (AliNC, FU, tomo 23, folio 151) al Mlnlzterlo de Obra* Pública*, por el corregidor Jiménez, dice a propózlto de la tagua: "Com erciante» burlen prohibición siguen exportando,"
En el folio 270 del miento tomo *e encuentra una carta de loz comerciante*, dezoe Barrancabermeja, proteztando contra la prohibí* d ó n del comercio, y en el folio 276 zlgue la polémica en torno a loz azunto* flócale* de la explotación de lo* bozquez de tagua, Kn el folio 540, otro dlferendo ze azuma: en una carta memorial al minlztro de Obra* Público*, exenta en Barrancabermeja: 35 habitante* "vecino* de tete pueblo" zollcitan que no ze renueve la concexión a la compa ñía bozquora, Tolera Nova*. Kn 1910 la lnxpección reparte zolarnz a 22 zollcltantoz y ez de zupo* ner que aquí eztán mucho* de lo* "arrimado*", que hoblamo* detectado anteriormente. Con cao ze reglztran 78 cazo* y ze enzancha el cazerlo: — Prolongación de la calle 6*, La Campana, — Prolongación de la carrera 5*, del muelle, —Apertura de una cuadra de la carrera 0* entre loz calle* 0* y 7*, o zea la cuezta que hoy, dezde la avenida Santander, poza ai pie del hotel Cacique y termina en la portada del hotel Plpatón, —S o construyen caza* en el marco de la nueva plaza y en la carrora primera, que era el malecón, al parecer. — El afio alguien le, alendo aacrlflcada* máz de do* rezez por ze* mana, ze quita el matadero de la plaza. Varice documento* de 1921 (Archivo de Baldío*, tomo 35) polemlzan nuevamente en torno a la explotación y negocio de la tagua y de lo* bozquez, en Gumarra, Puerto WiJche» y Puerto liento, He oxlgnan catorce zolarez para vivienda* y ze conztruyen vario* rancho*, tradi~ ctonalmente edificado* en bahareque, con techo de paja, en laz calle* 5*, 0* y 7*: proxlgue en 1912 la tendencia de conxtruir en ezte zector, pero Informa que zon "caneye* y alrededor potrero* y barríralo*".
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fin 1013 s§ registra la primera aparición do Do Mures y bu oxplomolón rápida «n Lab Infantas, Sun Antonio y La Llana; acompañado da un grupo que contrata luego y en ol oual encontramos ft Campo, a Horra no, a Arenas, a loe Jlménss, a Machuca, a l'lnllla, a Tamayo y otro*, y sorpresivamente "ol descubridor" J, J. BehórquM. De allí en adelante, De Mares llene en el poblado el apoyo incondicional do un grupo mercenario. Hita acólitos locales no tardan en Integrar el núcleo de notables y en el futuro Me turnaran en loa oHcaaoM cargos públlcoii; Inspección y secretaria, administración de correos, bodega oficial dal municipio de San Vicente o la comisarla de las riberos del Magdalena. El mayor cantinero del pueblo observa esta agitación, medita, calcula y solicita una adjudicación de baldíos, consigue predios en Puerto Ga lán y le llega el primer billar, En definitiva en este periodo, que corre desde 1050 hasta 1010, se puede decir que fueron las décadas del surgimiento lento de un coserlo de transito del comercio de entrada y salida, con numerosos avalares. El crecimiento del núcleo humano es sumamente lento, y solamente se anima en la década de 1005*1015, Un comercio poco dinámico y con vicisitudes continuas, no Implicaba la estructuración do una dudad y se satisfacía con un embrión de poblado. Prodigue en los años 13 y 14 la rotación do los cuatro o cinco cargos oficiales entre unos dies beneficiados que se turnan en los puestos. En 1015 los moradores contemplan 1a llegada de vapores descargando materiales e ingenieros con traje extraño, que hablan raro y se sacan retratos con cámaras fotográficas. Un olor a petróleo flota sobre el coserlo.,, Unos pobladores sin oficio salen de madrugada por el camino de Han Vicente, con un machete, y a diez cuadras del villorrio se iniermtn en el monte; desmontan rápidamente una plaza y sin tardar solicitan una adjudicación de baldíos' al Insector; este también sale de madrugada con el machete.,. Todo está listo i el puerto leñero y el caserío de bogas, de tagUeros y caucheros, está viviendo sus últimos dios. • » §
El nuevo siglo se abre sobre un escenario listo para la comedia y en el primer acto sale el personaje central. Del pillo más descarado en Colombia durante veinte años, poco se sabe. NI siquiera hay cortesa en cuanto a la nacionalidad de Huberto De Mares; ¿español, francés, Ingles o colombiano? MI es de origen francés ("era barranquillero de ascendencia francesa"), como lo sugieren (sin pruebas documentales) algunos autores, quiza se llamaba Sismarais, o Demarest. Lo cierto es que el apellido no es antiguo en Uolombla, sino reciente. Roberto De Mares no pertenece a la oligarquía tradicional, es más bien un "aparecido de la República". Afirman unos que estuvo en París y en linroelotm hada 1004; en 1005 se pretende "vecino" de Harranquilla, donde es probable que vivió varios anos, pero entre 1000 y 1014 parece estar residenciado en
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La Diorla, Magdalena, Durante io n y iw)7 viaja entre Colombia y Estados Unidos tratando desesperadamente de vender medio Santan der ("tres millones do ucros", es doclr tres veces la superficie real de su concesión), Viaja mucho «tn que se sepa algo de su oficio, de sus fuentes de Ingresos, ni con qué recursos va en barco do un oontlnsnt* a otro, En 1010, declarándose "vecino" de Bogotá, Intriga las prórrogas del contrato, de connivencia con leguleyos venales y funcionarios so* bornndns; legalizado hacia 1010 el traspaso de la concesión a la seudo Tropical oh Oompñny, desaparece el vivo, tan pronto son cobradas u la TropIcal'Htandurd las acciones del pago. Según indicios, hizo dos apariciones relámpago en la zona petrolífera; en ambas oportunidades so asoma a Uarruncahermoja. La primera vez visita los afloramientos (yacimientos) de L a s Infantas en compañía del andariego "descubrí* dor" Dohórqucs, en 1013 sostiene este; la segunda, en 1010, después do haberlo despojado y sirviendo de gula a unos clientes norteamericanos muy desconfiadas, que quieren ollutour el olor a petróleo antes de pa* gar el culebrero. Quizá de estos viajes a Las Infantas y a Barrancaber» mejn quedan las dos fotografías dei pillo, Varios documentos del AHNO lo muestran en situación económica muy critica y en distintas épocas. En 1005 luego del acuerdo do Llarranquilla con Bohórquez y francisco López Pineda, este último le presta 300 pesos (una ínula se negociaba entonces entro 350 y 300 pesos) para viajar a Bogotá, con ol fin de adelantar las gestiones do solicitud do la oonceslón, afirmando ser ahi jado de Rafael Reyes, ¿Cómo y dónde conoció a Royes y cuáles eran ios nexos entre ambos? NI lo nombra este último en sus escritos. ¿Qué hace y dónde está Do Mares entre 1005 y 1000? En 1007 el ministro Modesto Qarcés habla fallecido, con lo cual De Maros perdió uno de sus pilaros en el gobierno. Luego cayó el dictador-padrino y el ahijado se quedó sin el principal soporte de su oonceslón; victima de la ola antl-nepottsmo, se cancela su contrato a finales de 1000. Pre cisamente, con fecha de septiembre 30 de 1000 so halla (AUNO, Pondo de Hatillos, tomo 31, folio 400) la primera mondón documental del contrato celebrado entre el gobierno y Roberto De Mures, en una carta que la Procuraduría Dineral do la Nación envía al ministro de Obras Públicas, Entre esta fecha y 1010, se tunea a varios negocios me ñores y se parece más n un deseitipleado en angustias, que a un magnate del petróleo. No obstante, i
En el infamó tomo 34 (folios 172-175 y 402-473) aparece el envío de De Mares al ministro de Obras Públicas de una carta y un proyecto de contrato. En el tomo 35 (folio 426) de 1911 figura un contrato entre De Mares y el ministerio para la exploración de bosques (de tagua), en San Bernardo (Santander del Norte). En el tomo 37 (folio 10), con fecha de mayo 31 de 1913, sorpresivamente reaparece Roberto De Mares pasando de "magnate" del petróleo al del modesto negocio pueblerino de la tagua. El alcalde de La Olorla informa en un tele grama a Bogotá, que De Mares ha exportado 30 bultos de tagua "por este puerto". De su mano sólo hemos encontrado los telegramas cita dos anteriormente y la vergonzosa carta de abril 30 de 1913, la que se reproduce, ln extenso, unas páginas atrás. Algunos biógrafos aseguran que Reyes y De Mares se conocieron en 1904 en París. Según nuestros datos, en 1903 Reyes estaba de embajador extraordinario en W a shington negociando la entrega de Panamá, y desde Washington —se gún la costumbre— se trasladarla al palacio presidencial el año siguiente. La tesis de Simón Oalvls es: que todo el asunto de la concesión a De Mares fue un negocio armado de antemano, entre los dos com padres. Según el mismo autor, cuando los ingenieros de la comisión Foster, trazando el Ferrocarril del Norte, confirman al presidente la existencia del petróleo, De Mares que acababa de llegar "recibió las insinuaciones del general Reyes para que hiciera la propuesta al gobierno"; agrega Galvfa que "el terreno se hallaba preparado", sien do que Reyes habla dictado con este fin el Decreto N9 34. De alli en adelante el asunto se integra a la historia de la concesión. De todos modos, efectivamente esta versión resulta sumamente incómoda para los apólogos de Reyes, tambalea la estatua del “ prócer" y super patrio ta; pues significa que el asunto fue tramado desde París y con ante rioridad, por Reyes y De Mares. Lo cierto es que en el momento de otorgar las concesiones a Virgilio Barco y Roberto De Mares, para que éstos las vendieron en EstadoB Unidos, estaba en el palacio, con beneplácito de Washington, el hombre que podia ser más útil a los Intereses económicos norte americanos y el más obsecuente frente a la política cxpanslonlsta del apóstol del "blg stlck". De hecho Reyes, desde 1905, auspicia la autorización del traspaso de las concesiones De Mares y Barco: asi favorece la penetración norteamericana y la entrega de los enclaves yanquis, e igual cosa harta con la zona bananera. Habla pasado del negocio de la quina a la venta del territorio nacional. Escribe Eduardo Lemoitre, a propósito de las acusaciones que hacían al dictador en los corrillos: "que se entendía por debajo de cuerda con las potencias extranjeras para vender nuevos pedazos del territorio nacional" y "que hacia depositar sumas fabulosas en bancos del exterior", etc. Al propósito dice Humberto Vélez: Reyes siempre habla mantenido una gran admiración por los Estados Unidos, país que en determinado momento caracterizó como la humanidad seleccionada ( . . . ) mantuvo inalteradas, hasta el final de su gobierno, sus posiciones frente a los Estados Unidos.
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Inclusive cuando ofendido por Hay, Mendoza, el embajador colom biano en Washington, presenta renuncia por su firmeza frente a los dictados norteamericanos, Reyes lo acusa de "traidor a la patria"; es llevado a juicio. Pero más cínico aún resulta su salida del palacio. Se fuga en 1909, cuando su entreguismo a los yanquis genera en Bogotá una explosión de nacionalismo antl-lmperlallsta. Simula un paseo a la costa y se embarca Inmediatamente para Europa, dejando puesta la mesa del banquete de homenaje preparado por la oligar quía costefla. Además de los actores principales, surgen los segundones, los papeles episódicos, los figurantes del elenco: los acólitos de De Mares, personajes fugaces y grises, comisionistas algo tenebrosos, leguleyos tramposos, que se esfuerzan por quedar Invisibles detrás del telón, mercenarios venales e Intermediarlos voraces. Apenas aparecen, bre vemente, en el momento de cobrar unos cuántos dólares en 1919 y luego se esquivan.
Resulta ardua la tarea de consignar en forma sintética un asunto muy intrincado y que ocupa veinte aflos calendarlo: es que un misero poblado, de las orillas del rio, concentra en su breve trayectoria una veintena de aflos cruciales de la historia del país: 1003-1923, los cuatro lustros que ven a la nación deslizarse hacia la órbita de la "estrella polar". Se convierte el villorrio de Barranca en el lugar en donde los aconteceres económicos se hacen visibles y tangibles, donde los acon tecimientos diplomáticos adquieren una Inmediata expresión terri torial y espacial. La historia de la concesión De Mares se Inicia en 1905, con el Quinquenio de Reyes y termina unos quince aflos más tarde, cuando Marco Fidel Suárez renuncia, por haber mirado demasiado hacia la estrella polar: Incluso hasta hipotecar sus futuros sueldos de presi dente, solicitando préstamos personales a empresas norteamericanas. Pero el asunto se prolonga luego y la historia del oleoducto BarrancaCartagena Implica a la presidencia de Pedro Nel Osplna: pactando este el contrato con el tenebroso coronel yanqui Flanagan y su Andlan National Corporation. Ello ha dado lugar a una masa de controversias que ocuparon a la Corte Suprema durante tres lustros, y su literatura quizá supere aquella dedicada al Libertador. Es historia de una prolongada estafa, de un embuste con múlti ples rebotes en los cuales la nación es victima complaciente y feliz de un delincuente, de sus cómplices y de numerosos delitos (prevaricato, soborno, tráfico de Influencias, destrucción de documentos, y algunos más del Código Penal), condenándose a si mismo el Estado a cada paso, en beneficio de los truhanes; los cuales de paso se van engallan do y despojando cínicamente entre si. Con materia prima para veinte demandas criminales, no prosperó ninguna; las encuestas de comisio nes oficiales, por lo demás muy tardías, son desactivadas desde su s
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«wirttt, quedan siperfkial.es y resultan s m efeeto- jartfarfat L a o ü g a r qu te colombiana salía impone e inclusa ren ovad a, y fo r ta le c id a . L a concesión De M ases es M historia de uxl d e lito c o n tin u o y de a n c u lp a ble actuando (tarante quince años y qu ed an d o in e x p lic a b le m e n te impune, gracias, a sus cóm p lices d e l a p a r a to e s ta ta l y a u n p o d e r putrefacto por te cocmxpteía. E l c u leb rera e s ta fa y e n g a ñ a s u c e s iv a mente a Bofaórquez. « a potare diablo de B a rra n c a « a v e n a d © e n su □rúner s o c ü d l y enseguida a asaos m erca d eres d e B a rr a n q u ñ la ; lu e g o a Zas petroleros de E stados Unidos, y d u ra n te tr e s lu s tro s a u n os m in is tros jumamente c o m p lacien tes y qjae c o n m a ch a b en evolen cia, a c e p ta n perder p leitos. Cuando cae e l te ló n y s e reparte e l pon qu é* f a r r a 1393. la nacida salió perdiendo- todos lo s com p a d res n a tiv o s re s u lta ro n a lg o trasquiladas o c a n algunas mígalas, g a n a ro n los petroleros de Ptttsborg. ♦
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Eran conocidos desde la mas alta a n tig ü ed a d lo s cam p o s p e tr o lí feros del Opón-Carare por sos ‘•manantiales"’ . N o ob s ta n te , e s hacia 1960-1894 que varias colon izad ores de te región, b u scan d o tagua* abriendo caminos o potreros* encuentran los posos a eieía» a b ie r t o y los, señalan a ¡as autoridades* Trazando el camina B a rr a n c a -S a n Vi cente. harta 186T.. los peones de Lengerke en c u e n tra n s e d im e n to s p e trolíferos y asfálticos en La O ra y THitemizar. En e l Feudo de Baldíos del a h x c (tom o 5Q. del año de 1932} lo s folios 258/370 s e r e fie r e n a asuntos petroleros y se baila en 1a página 2S I a n re c u e n to d e ¡os descubran ten tos» señalando lo siguiente: A te expandan máustnal y artística efectuada en Bugarama n g » en Mfft* José Rueda Domimguez. cnfaoa», trujo muestras de a-guu jalada, pe trotea riqiiidii y brea* recogidos e n te región d e In fe s ta s ...
Estos “betunes" no interesan a nadie, mientras no lle g a n lo s p ro s pectores norteamericanos, a te vuelta del a g i o ellos s e a som a n en 1a costa, donde se inician unos primeros intentos ru d im en tario s de extracción. Sin embargo* es solamente a principias d e l s ig lo X X q u e se muña su historia económica con la prospección ra c io n a l} te e x p lo ración sistemática y te explotación comercial e n g ra n esca la, c o a po derosas inversiones financieras. Termina te g u e rra d e lo s dos siglos y entra Reyes al palacio.. No falta sino q u e u n V ir g ilio B a rc o despoje a un colono de sus descubrí m ien ta s e n e l C ata tu m b o y que un De Mares acíde de igual manera con un José J oa qu ín B ofcórqoea en el Opón-Carare. Aquí se asoma el episodio central del asunta* la c o n c e s ié a D e Mares y te sencilla cronología del accidentada a c o n te c e r se p ueden resumir as£r R afael Reyes, informado de los yacimientos del C a ta tu m b o y d e l Opón-Carare es “elegido^ presidente y se posesiona e n a g o s to d e 1904. A l poco tiempo, siendo- que ana cornisón tn gtes» exploraba en a q u e lla zona el trazado del Ferrocarril Central del Norte, a solicitu d d e R e y e s 394
ios ingeníelos de te rafonón Foster visitan Las Intentas donde com prueban te existencia de Los aflora intensos. Mientras tanto un colono y andariego de Barranca* José Joaquín Boborquez. recorre Las Inten tas a Wnxtwt de 1304. y en 1905. buscando dientes en te costa* conoce a tes comerciantes de la Casa Pineda Vargas y Compañía. El 18 de febrero de 1905. mediante un maiabansmo jurídico- (e l Decreto Le gislativo 34 de 1905* vuelto unos dias después Ley 6?). Rafael Reyes se adjudica facultadles “para otorgar privilegios-'' en explotación de depó sitos d e asfalto y aceites minerales, sin que éstos necesiten Ttritactén pública n i aprobación del Congreso. Todo esta listo, legalmente. gSmnitAn^armn ti» en Bacranquilla. De Mares conoce a Francisco Pineda y a Jacinto Vargas. Viaja a Barranca en junio y se entrevista con Boborquez a quien propone formar una compañía. Se ancarga de tram itar te concesión en Bogotá* cosa fácil según él* siendo abijado del presidentes Regresa a Barranquüla y forma una saciedad verbaimentte con Boborquez y te compañía comercial de López Pineda Var gas. Se dirige a Bogotá y el 8 de agosto presenta a l ministro de Obras Publicas. Modesto Garóes, un memorial de solicitud de concesión; con esta dudosa ortografía comete su primer delito ( “Las rases de este ptívñegDO... las leyes lo establesen*): — 28 de noviembre de 19Q5. firma del contrato de concesión, en Bogotá, entre De Mares y el ministro, “debútenmete autorizado por el excelentísimo señor presidiente de te República'*'. —30 de noviembre de 1905. dos dias después, aprobación del con trato por e l Consejo de Ministros. __ 1 de marzo de 1906. publicación s i el Diaria OfidaL — 2 de mayo de 1906* seis meses después de te firma. De Mares mediante escritora en Cartagena traspasa su concesión a te saciedad cte esa dudad. “ Justo M. de te EsprieUa". quedando como sacio y representante de ésta. __JT de marzo de ISO*!, se venció el plazo pora finirtar te explota ción y el ministro) de Obras concede una prorroga de tres meses. — 6 de junio de 1907, vencimiento del contrato y segunda prórroga hasta el S de septiembre de ese mismo año. — T de septiembre de 1907. tercera prorroga hasta el I de sep tiembre de 1909. — S de ja ste de 190». renuncia de Rafael Beyes; quien sale deJ país el día 27 del au-aaa mes. — 16 de septiembre de 1909. d ministro delegado entabla te decla ración de caducidad de te cemcesiórL —33 de octubre de 1909. el ministra de Obras Públicas. Cartas J. Delgado, declara caducado el contrato de 1905. —31 de noviembre de 1909. De Mares solicita en un memorial te revocación de te resofacbóriL — 18 de noviembre de 191R. se redacta una nueva solicitud de con trato de concesión en Bogotá, entre el ministro- de Obras Publicas, Celso Rodríguez* y el “Coaceeionano Sr. Don Roberto De M ares' ( ó c j . 395
S is ¡aniÉtE* .ft»grt»;gti t í fpmn.iiminn¡urntetíteir, ffltegum Bnafita «Q ffiffl®(¿te 3»
sex a 6 B ñ k citin ife g a S ft e l anmtbxsttng f e 32115 y ra e E n e r e u ñ a zo f e ra n ¡u fe para itriinnrr tt¡r.BlbájjQ§, a pua®r fiel .‘25 f e jjiuma. — gfanw iLPl-i y flfflas, D e Macea, m sfiiante shb somos e n Matufias n .mfinK Ttinniimn EesrteEpn, y fil ¡cionfitil, general Fteamcncoo ¡Escobar mqpnniB itrara pñytimBrmrfrrimn 3a ¡nsfitem f e SU C£E1GSHÍDB a iÜl'fíS taw eraoTrttegttts; pfltmdteBQB. — 323®, «fin faltan fescnnnciña i(mn s e satas s i arañes ® áteqgñies f e 3a xrxcuítattaniíra feQ ccrotrutu es fierar s i fe c a l io re-legalízafioj) Dms Unes iRtVmniiwff;tummnam 3a 'nunoeaicm en tBnniua p rlra íia y fina registro. — 32 f e Jribn f e TVflTL® ¡un ttuil ¡Peña HritmttB p o r mn«irtiu p rop ia 3a TnRnriVnmBífiB .EannEEtam. 'fin las mismas ¡ttenras y t í gifelfiten to r e 3a (QimoQñe, cunar s i ignorara «gne acaba f e nrataHiflBnüa e n m ónita» f e Ete Marea. ¿3 pono tiem po ñesiKne P eñ a y e n 3E916 se •yntííro .socio f e ÍDJg Marea, nnn un UJBfó Participa e n t í reparto f e ffifiDS fe lp e e s feü traspaso a 3a Trapica!. ¡reotaaenfio 45DD aniünnes. f e 3as ¡25illDI) s n r e gafias a ¡Ote Mares p o r 3a IDropiiteS ® S Donrpany. —107 f e ®c6nta» f e 323®. t í Inspector f e Pnttima f e B arranca, ¡a snEtpjUnrfl f e ¡De Mares, refinata en Maa’jm ioa. ora a r ta f e it«in,nwintnrnwm f e 3ns trufiaó®, pues Eegi) 3a ranmRitan ¡gagflfgpca F r m x a Ete M ares. ■Untan len n a rfl y t í rrigemern. -nafrar fian Emnramw Sessrerm, y en tre J® testa r® -está ¡rasé «'¡iiajum Baficrpuer. — 53 f e Setarmu) fe QMiB, llegan a iaiurTrnm^nnin y vtayan a B arranca, en zapar, szme fiiez ingemerns y flmanrifir&s mnrii«iLTimTnp.B-nf» ipwi tiaratiarea y aniingmñafli» sfiBñras p a r ILunnmr Eefltrepci, “jngemerr» y ajifluiiidlnr niünniimmc'., y FíranniflDC ¡ESntitoar ‘’ssnóiii'.cl fe Cnlnmtaia en ffiadafiis TQznflaa’',, nnñtaima f e Ete M ares en ere país. — 3B f e íBtararo f e 2EhE. Ele Mares imce leflaatar e n ff^a^rp.-nfro ¡mm TniiñftfiTSB rauta s o ta » 3ss ™ ™ i t f e ¡i m otaras, y 3a jhihhmuibi pn-rn .■htto Tirinas n3 inmiregífinr y su secretarte, 3de cuales 'taoriiTumm ‘■pn c-n m y anmmanr, sn (QicCsmdo”_ —25) f e fetarero f e 3BM>. Q&e Mares HriliriT.n ¡tí nnznemri, e n su Tnuui ire y t í f e Jiunm f e 3a EspritiDa, perm iso para mrmpBKirr su -nnntith.~ 1hi fie mimmalnr aj « m tn»B irihwftw mrirtiiAPiTTiCTltp.TOTmB — SD f e marzo f e 3fi3B, t í OnnaeSn f e WtaiiHi.nuk Q» nuag n t í perrateiu 296
— ,B D fe m arzo fe 183-&, a pesar fie 3t):arrliHEicff,Xir Mares, j jos ím a n tía ta s uartJfiamntílnanDE ffltaiman ¡un finrinneriím, gne HIíHimann f e ‘festóm gnllwafia'"— 177 fie m ayo áte 11153®, e n Paasítaacrna De Mames itaane (oraftifm en n ia tiifta , fie su tiemiralio a los señores Beasánm , Erees y ■Oru'wíará. '“muscaroaaeS” f e 3a S ta n fia ri
O ndas. — J tilir- urinrrn n s m m i f e M areo riñ e" S n io a t í eifltsnl general en Estaños Exodos, para trm gn~ilizar a 3 » S nnas petsu teas. — 25 f e aj»ngt.p f e Mffifi, ¡Bogotá,, traspuso f e 3a am eesífm n la T rop ica l (Dfil Oam pany. Segrírn la mnmfctiifni f e 3a Cjctnara f e Bepresemttiuiiífief., mmritarafia en 3B2B. “»e tra^ntsñ 3n ¡mmiiSterág^' ((,. .3 “ ®nr ±i>etístienm a f e in TOitieTiiii tíq^tíia «tet finapaHD” i(_. .3, ‘teBe enntraíaD está TtrraaflB f e júnuñuta"1* ({___3 ‘y áfite (oanstítiiía y ennStfiaroe en 3a actnalhfiafi 3a f i a » f e ran proceso crim nuZ” — 33 f e apnenttarf fie IP IP Bnrntá fiefpnes M Tfldton » ía l e n ¡faaiafinr JHirtfianBrirann Ttn ffip H ic ^ n m , y i d mareonñ ‘“ riotindBEitñnr” fie Siiirra., Sa C orte Suprema in fla n inoonsotm oB iití f in ta M s t í M eareto 12njTms — iPTrnaltes f e 3F3B, n 3® pon® ™ a B ¡ p a r fiileraneflio fie rana fin®>i^ tottíb. 3a TTniii.wi!nut iiinTOi '^■«ovA^TTTr. fin cien ñ o ntnnprur 3a fantasmall T rn tiim l fieBaparene y (wruMrge 3a Stanñarfl (d íl ;nne fiftfiiu ¡manettañ® 3a flttoiBRiftn flm fly t í pTitnritailo — rBB f e Sm em hre f e IM S. Bogotá, t í gdteem o prn m ifea 3a I pt ¡n d m fen i ! f 1911, según «agón ® m rtnr® (ffitatafia por t í « t ía ija in r U h B B .
— JtfirdJ fe 1B5L, fin’niH fid 'Erataño f e Pcmiuná entro Ctiñnnñña y Estaños Cfiüflns. — 33 f e jjraute fie 3223. M arco Etebñ S u árei y t í oubfifitrci ¡Estietucn jteuraariilte ffitiTmiim 3a rastíncinn,. ranyaBaraflo p a r tín im uñni y fiactm 3953 t í plazo f e 3a concesimi t 3a Ttenpicnfl Oál Gmqpiuny.. 3B7
— 1922, la Tropical se convierte abiertamente en filial de la Stan dard Olí, lo que nunca dejó de ser. — 19 de octubre de 1923, concluye el primer capitulo de la historia del colonialismo petrolero en Colombia: James Flanagan y la Andlan National Corporation, filiales de la ESSO, firman con el gobierno de Pedro Nel Osplna el contrato de construcción del oleoducto Barrancabermej a-Cartagena. Según Rlpy, citando el New York Times, desde 1922 estaban re presentadas en Colombia 24 compañías petrolíferas norteamericanas y dies británicas. Resuelto el embrollo de Panamá, del total de exportaciones colom bianas, que se dirigen a Estados Unidos, son por años las siguientes: — 1926 el 84.6% — 1922 el 66..8% — 1927 el 81.8% — 1923 el 78 1% — 1924 el 78 1% — 1928 el 76.9% — 1925 el 80 ,3%
Como se vio, en 1904 ya se sabia que habla petróleo en abundancia en Barranca. Pero habrá que esperar quince años a las perforaciones y el campamento empresarial que originarla la mutación del caserío en ciudad. La razón de este atraso no radica en el lugar mismo; se encuentra en Bogotá y Washington; no de tipo técnico, sino económi co y político. Estaba de por medio la espina de Panamá, un doble chantaje que también durarla más de quince años. Por eso, otorgadas las concesiones Barco y De Mares en 1905, sólo entran en gran pro ducción comercial después de 1920. Hoy en dia no queda duda alguna: según los más diversos autores, desde las concesiones y los campos petrolíferos de De Mares y Barco, antes que petróleo lo que se "bombea" son los 25 millones de dólares de la Indemnización por la pérdida de Panamá. Asi lo dice, Incluso, un senador del Capitolio de Washington y los archivos diplomáticos evi dencian el nexo entre los dos asuntos. Son, durante años, la base de un doble chantaje entre Bogotá y Washington: se acordarán facilida des a los Inversionistas norteamericanos, si el gobierno de Washington firma el Tratado de Indemnización; se firmará dicho Tratado si los co lombianos favorecen nuestros Intereses e inversiones: era chantaje contra extorsión. Sin Tratado no hay concesiones, sostienen los pillos de Bogotá. Sin petróleo no hay dólares replican los banqueros de W a shington. Observa Alvaro Tirado: ...lo s yanquis tomaron despectivamente el asunto y sólo actuaron en un sentido de acercamiento, cuando los intereses petroleros entraron en escena. ., los gobernantes colombianos sólo pensaban en poner e l país en manos del mejor postor. .. los americanos, antes de entregarlo, querían nuevas concesiones, sobre todo en el campo de los petróleos... 396
Declaraba el presidente Carlos E. Restrepo en 1914, a propósito de la rivalidad entre Oran Bretaña y Estados Unidos: La presencia de L o rd Murray m e ha sido de gran utilidad, pues ha ser vido de espantajo a los Estados Unidos, los que temen extraordinariamente nuestras concesiones a los ingleses.
P or su parte escribe con humor Vemon Lee Fluharty: Se habían descubierto recientemente campos petrolíferos de gran exten sión y esto contribuyó, probablemente, a nuestro súbito arrepentimiento.
Y cita esta declaración reveladora del senador Watson, de Georgia: Ha sido bombeada una propuesta petrolera al Tratado.
Fuente muy autorizada, admite Alfonso López Michelsen: . . . e l tratado con los Estados Unidos y las negociaciones para explotar las cuencas petrolíferas quedaron indisolublemente atados.
Bajo la presidencia de Marco Fidel Suárez se promulga, en Junio de 1919, el Decreto 1255bls, pálido e Inofensivo Intento de mostrar algo de dignidad nacional frente a los piratas internacionales del petróleo. En seguida protestan las compañías petroleras yanquis por estimar "lesionados sus intereses y propiedades y en peligro sus inver siones"; en Washington logran aplazar una vez más la firma del tratado y el pago de los tan esperados 25 millones. Simula alarmarse un embajador de Colombia en Estados Unidos, quien era pagado por los petroleros; desde la Legación envía unas comunicaciones en tono apo calíptico. Escribe Darlo Mesa: El embajador en Washington, Carlos Urueta, apremia al presidente para que se enmiende la política petrolera en favor de los inversionistas norte americanos. ¿Obraba el señor Urueta en interés particular? El periodista Luis Cano lo acusó de ser empleado secreto de la Standard Oil, de New Jersey, y de la Tropical Oil Company.
Más categórico, en 1930 Fred Ripy afirma que en 1919 Urueta estaba confabulado con el senador Fall y con Flanagan, agente encu bierto de la Standard Olí: En el mismo momento en que Urueta presionaba al Congreso Colombiano a aceptar el tratado, o muy poco después jera el abogado de la Andlan Cor poration!
Referido a la actuación del embajador colombiano en Washington, dice Alvaro Tirado: .. .se debió a que fue sobornado por la Standard Oil Company.
Asustado por las consecuencias del decreto, el presidente tranqui liza a los monopolios de Nueva Jersey y a los senadores de Washington, con el marconl del escándalo dirigido al cónsul en Nueva York (quien secretamente era empleado de la Tropical): A l Cónsul General de Colombia en Nueva York: Sírvase explicar a los intereses influyentes que este gobierno desea el desarrollo y el estímulo del ca pital extranjero; que e l decreto sobre petróleos no afecta derechos adquiridos, que este decreto está suspendido y que será revocado en el momento oportuno. Que se expedirá una legislación más favorable a los intereses comerciales, 399
que la Constitución Colombiana garantiza los derechos de los extranjeros; y que el gobierno ha hecho representaciones ante la legación americana p ro metiendo garantizar tales derechos. H e trabajado, sufrido muchísimo en los esfuerzos hechos para alcanzar la solución de esta materia; por eso sorpréndome saber atribuyénseme designios contrarios a los que inspírame. Presidente Suárez.
La Corte Suprema deroga el 21 de noviembre el decreto de junio 20. Por dictado del embajador Phillip Hoffm an en el papel de consejero, el gobierno retrocede y el 30 de diciembre, como regalo de navidad a los petroleros norteamericanos, promulga la generosa Ley 120, conforme a las exigencias de las empresas y del Capitolio de Washington. Alentados, los trusts del petróleo piden más, por ejemplo la sus titución de la Tropical por la Standard Olí y otros cinco años de pró rroga del contrato de la concesión De Mares y su ampliación territo rial; se demora el asunto unos años más, lo mismo que la firm a del Tratado y el pago. Observando la cronología de los sucesos, escribe Jorge Orlando Meló: Finalmente, después de que la Corte Suprema de Colombia derogó algu nos decretos objetados por los petroleros, éstos, apoyados por e l gabinete norteamericano, lograron forzar la aprobación del Tratado.
En cuanto al epilogo, agrega Tirado: Los inversionistas norteamericanos por intermedio de su gobierno hacían saber que si no se acced'a a sus demandas la indemnización no vendría. ...S ó lo cuando los petroleros obtuvieron todas las ventajas eme auerian, el tratado fue ratificado por los Estados Unidos (20 de abril de 19 21 )...
Poco después, con otro fraude electoral y luego de un via je "de prueba" a Washington entra al Palacio Pedro Nel Osplna, considerado en ciertos circuios de "la estrella polar" como un vulgar "traficante antioquefio". Suree allí otro personaje notable de esta feria. Pedro Nel Osplna, ouien elegido presidente, antes de posesionarse “ hizo un via je de observación a los Estados Unidos” , escribe Valbuena. Su barco hace escala en Barranca y el futuro presidente visita las instalaciones de la TOC, suscitando en el gerente y los directivos "una gran admira ción". siendo que además "hablaba inglés como su Idioma patrio, como quiera que se había educado en aquel país y allí habla servido cargos como el de embajador y otros". Con una visión algo distinta Jorge Villegas observa que este viaje a los Estados Unidos era cos tumbre casi ritual de los futuros o recién elegidos, "como suelen ha cerlo casi todos los gobernantes latinoamericanos". Y recuerda este investigador que Osplna sería huésped en Nueva York del capitán Flanagan, agente de la Standard Oil. El gobierno de Estados Unidos pacta con el “ traficante antioquefio” el pago de la indemnización; pero vigilados los dineros desde Washington, llegan simultáneamente la plata y el experto Kem merer con su sta ff de especialistas en finanzas públicas. Escribe a propósito Fernando Cepeda Ulloa: 400
K em m erer llegó al país con el fin de asesorar al gobierno sobre la m ejor manera para in v e rtir los 25 millones, .. .las reformas sugeridas por Kem m e rer significaron que su patria se convirtiera en la mayor fuente de capital extran jero para Colombia.
A mediados de 1922 concluyó el asunto: los petroleros consiguieron todo lo que solicitaron, el Congreso de Washington firmó el Tratado y mandó, de una vez, la primera cuota y unos expertos financieros encargados de vigilar que su uso operara en favor de intereses indus triales norteamericanos. Fue cuando el experto Kemmerer aconsejó dedicar estos primeros cinco millones a la creación del Banco de la República. En agosto 7 se posesiona Pedro Nel Osplna y el primero de septiembre se hace efectivo el pago de 5 millones, como primer desem bolso de cinco anualidades, hasta completar los 25 millones. Según la Ley 102 de 1922, asi se distribuirían las inversiones de la indemnización: Empresa Banco de la República, 1923 Banco Agrícola Hipotecario Ferrocarril del Norte, 1923 a 1925 Ferrocarril del Norte, 1924-1925 Ferrocarril del Pacífico, 1924-1926 Ferrocarril Tolima-Huila-Caquetá, 1924-1926 Ferrocarril del Carare, 1924-1926 Ferrocarril Central de Bolívar, 1924-1926 Ferrocarril de Nariño, 1924-1926 Ferrocarril de Caldas, 1924-1925 Ferrocarril de Medellin-río Cauca, 1924-1927 Ferrocarril Bolombolo-Cañaflstula, 1926 Ferrocarril Nacederos-Armenla, 1925-1926 Ferrocarril del Sur, prolongación Fusagasugá Ferrocarril de Cundinamarca Ferrocarril Ambalema-Ibagué Ferrocarril Ibagué-Armenia Ferrocarril Santander-Tlmba Cable aéreo de Cúcuta al Magdalena Cable aéreo de Manizales al Chocó Canal del Dique Bocas de Ceniza Puente de Girardot Muelle de Buenaventura Total
Cantidad 5.000 000.00 1.000.000.00 2.973.012.45 2 840.317.25 2,156.264.08 2.371.538.49 650.762.59 317.708.32 381.993.08 720.000.00 1.200.000 00 550.000.00 246.957.36 95.328.14 299.785.60 99.000.00 38.254.45 115.520.00 716.276.11 42.870.37 1.080.000.00 1.750.000.00 135.683.30 569.279.23 25.359.550.82
Se abre para la oligarquía colombiana la época del derroche, de "la farándula", de los carnavales; de la danza de los millones y de la máxima corrupción. De entrada, la primera inversión sirve para res401
catar a un tal Pedro López, antiguo tendero vuelto banquero; financíala ahora en bancarrota, por haber manipulado en negocios Ilegalea loa dineros que le confiaba el público. Kn Julio de 1023, en au «untuoso edificio de la Avenida Jiménez, de estilo moderno, muy neoyorquino y diseñado por un arquitecto norteamericano, entra en quiebra el banco del mercader Pedro López. El experto Kemmerer convence a Pedro Nel Osplna de recuperar el banco y au edificio, para crear el Banco de la República; solidarlos conservadores y liberales, el gobierno desencalla el banco en quiebra, rescatando “el honor" da los truhanea. De paso, la nación compra al edificio recién inaugurado, por 750.000 pesos: quiza el máximo valor alcansado en el país por un edificio privado. Termina la fiesta en 1030, con Olaya Herrera heredando las con secuencias da la feria, las secuelas de la crisis mundial de 1920 y lo» palacios nacionales y gobernaciones sin terminar o en obra negra. Retratando al nuevo presidente, Femando Cepeda cita esta declara ción de Olaya Herrera al embajador de Estados Unidos en Bogotá: ..He tratado de seguirle el Juego a los americanos; logré que te apro bare la lev de petróleo que deseaban y se firmara la concesión Barco (para la Oulf Olll; he tratado de proteger los Interesas norteamericanos en lo re ferente a los arancele*, etc. Me rompe el corazón ver que tos americanos me han defraudado en el último momento. En cuanto a la "Indemnización", evidentemente el gobierno de Estados Unidos no habla pagado el Canal, sino más bien habla com prado unas concesiones petroleras Lo que los estadistas colombianos presentaban como la cancelación del "traspaso" de Panamá, era con siderado una Inversión, por el sector exportador Imperialista norte americano. Era el traspaso del país a la órbita de la "estrella polar".
Como bien observa J. Villegas, De Mares "carecía totalmente de recursos para la explotación. Su papel no limitaba a obrar como Inter mediarlo para vender 'su' concesión a una compañía extranjera". Con toda evidencia este fue su único propósito desde el principio. Sin em bargo. sometido a los altibajos diplomáticos, se demorarla dies años para alcanzar sus fines. En Junio de 1016. De Mares, maestro en el engaño y la mentira, gracias a sus intrigas, logra negociar con sus clientes una concesión vencida, legalmente Inexistente. El mismo año llega la maquinarla surgen loa drrrlcka en La Colorada y en Las Infantas. Y de las prime ras perforaciones brota el petróleo un día de noviembre de 1018 Ahora ea tiempo de volver al tema axial del estudio: ln forma ción espacial; primero la concesión y su extensión. No es fácil conocer la extensión exacta de la Concesión De Marca original, la cual además sufre cambios de linderos en varias oportunidades: —1919, cuando pasa a manos de la Tropical. —1021-1022, la Standard "absorbe" a la Tropical. 402
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M t m , IfM -IK I
-1951-1053, cuando Laureano Oómes —quien tanto terror le te nia a "La Internacional"— la entrega a la International Petroleum, bajo el nombre tranqulllsador de Ecopetrol. Ademán del externo lago negro de tu subsuelo, la* tierra* del occidente do Santander al parecer tienen una curiosa propiedad mecánica: ion eláatico* ¿será por el caucho? Se encogen primero para loe yarlgulei y luego para loe colonos mestizos, mientras se dilatan para los petroleros norte americanos. El propio De Mares, que no conocía la reglón, decidió hábilmente desde el principio tratar el asunto en forma muy evasiva. El "descu bridor" Bohórquet contó más tarde que, desde el primer encuentro que tuvieron, De Mares determinó exagerar deliberadamente el ta» mallo que Iba a presentar a los financieras extranjeros. Al propósito escribe Valbuena: 403
A fir m ó Bohórquez en una publicación suya, que sus pretensiones sobre terrenos petrolíferos no se salían d e l te rrito rio de B arrancaberm eja, d e l cual le presentó un croquis a su socio D e Mares, p ero que éste p id ió qu e este diseño fu era inflado con los linderos que aqui aparecen, am pliación que h i cieron los señores E nrique Otero D ’Costa y C iro V arga s V., em pleados que eran en esa época de los señores Pineda Vargas y Com pañía. ( . . . ) Esté escrito p or Bohórquez qu e la desm edida am pliación de su croquis la hicieron los im provisados geógrafos tomando un mapa de Colom bia, y sin otra m en sura que escribir los nombres de los ríos Sogamoso, M agdalena y C arare y el de la C ordillera O riental, com o los únicos cuatro grandes jalones qu e seña laban tamaña zona, diciendo — De M ares a manera de exp licación jubilosa— que era necesario esa extensión para im presionar convenientem ente a las compañías petroleras de Estados Unidos.
Asi se confirm a que, desde el inicio, D e Mares no tuvo otras in ten ciones que vender un lago colombiano y subterráneo de petróleo a unos financistas norteamericanos. Redactando el proyecto de contrato (quizá asesorado por R afael Reyes, Modesto Oarcés y algún leguleyo) no olvida ampararse con la cláusula 11: E l presente contrato podré ser traspasado, p re v io perm iso d e l gobierno, al individuo o compañia que tenga a bien el Concesionario.
Escribe J. Villegas: Su papel se lim itaba a obrar com o concesión a una compañia extranjera.
interm ediario para v en d er "su ”
En una notarla bogotana firm an el contrato el 28 de noviembre el ministro y De Mares, señalando asi los linderos de la Concesión: . . . de la desembocadura del rio Sogamoso en e l rio M agdalena, este río aguas arriba hasta la desembocadura d e l rio Carare, este r io arriba hasta encontrar e l pie de la C ordillera O riental, y de aquí sigu iendo p o r e l pie de la C ordillera, hasta encontrar el r io Sogamoso, y este rio aguas ab ajo hasta el prim er lin d ero citado.
El Contratista obtiene un privilegio reducido a trein ta años, la adjudicación de 1.000 hectáreas de baldíos por cada uno de los cinco primeros pozos perforados, 18 meses de plazo para el inicio de las obras, y se obliga a dar al gobierno el 15% del producto de la explotación. Contrasta la precisión de los tres linderos fluviales con la vaguedad del cuarto costado, bordeando éste la zona montañosa. De Mares utilizaba una trampa entonces muy de moda, desde tiempos atrás, para engañar a las autoridades: consistía en fija r un lim ite óptico y no técnico. Según los intereses en juego, se puede argum entar cual quier sitio como "e l pie de la cordillera” . Más grave aún, en este caso siendo que existen dos cordilleras, una cercana con otro nombre y la más lejana, que si es la Cordillera Oriental en la cartografía; truco precisamente utilizado en la controversia ju rídica de Burila (años 1904-1909), en la cual Reyes, siendo socio y parte, actuó tam bién como presidente y juez. De hecho, esta ambigüedad le permite al pillo engañar a los com pradores norteamericanos en 1914-1915. Como bien advierte Valbuena, De Mares no sólo estafó a Bohórquez y luego a De la Espriella, sino tam bién más tarde a los gringos, cediéndoles privadamente sus supuestos 404
derechos cuando el contrato había caducado, y además m intiendo en cuanto a la extensión de la Concesión; m entira que descubren de Inm ediato los clientes en su prim er viaje, tal como lo recordó cuarenta años más tarde uno de ellos. Relatando el asunto en 1958, escribe en Petroleum Engineer, Michael L. Benedum: . . . D e M ares e xp licó que tenía una concesión p etrolera d e l gobierno co lom biano de unos tres m illones de acres. ( . . . ) los tres m illones de acres nos atraían com o un poderoso imán, a pesar de que más tarde nos dimos cuenta qu e la Concesión D e M ares no tenía sino un m illón de acres. Eso era más qu e suficiente.
Como era de prever, estas diferencias de linderos y extensión da rían lu gar a numerosos litigios que sólo se resuelven con el traspaso que realiza De Mares a favor de la Tropical, en 1919. Entonces el m inistro Carmelo Arango, el 20 de junio accede a la solicitud de traspaso, pero con esta condición muy "patriótica” : Q ue e l to ta l de la zona o de las zonas que pueden ser explotadas por la Com pañía no exceda de cien m il (100.000) hectáreas ( . . . ) que deberán deli m itarse con precisión, dentro de tres (3 ) años, contados desde la fecha del traspaso.
En seguida contraataca el abogado colombiano de la Tropical "aceptando las nuevas condiciones exigidas, menos la relativa a la extensión de la concesión". Como era de prever el ministro, muy com placiente y veloz, echa pie atrás el 23 de agosto: Q ue dicho señor U rib e A r a n g o . . . m an ifiesta. . . ser im posible para la com pañía que representa aceptar la disminución de la zona de concesión. . .
En seguida el ministro explica el litigioso ordinal primero: . . .tu v o p o r ob jeto principal delim itar de una manera precisa la zona de concesión, fija d a de manera vaga en el contrato p rim itivo de 6 de diciem bre de 1905, ya que no es posible establecer, sm un acuerdo p re v io entre las partes, los puntos term inales de la linea que une los rios Carare y Sogamoso, “ Siguiendo por e l pie de la C ordillera Oriental” frase esta de tal ambigüedad que no p erm ite en un m om ento dado decir en dónde term ina la concesión p o r este lado.
Sigue el documento con la argumentación de la empresa, a lo largo de cinco ordinales. Hay dos Arango en el asunto y uno termina ha ciendo el papel del otro: el ministro Carmelo Arango, es quien parece ser el apoderado de la Tropical, más que su propio abogado contrata do, Marcelino Uribe Arango. El que hace de ministro del gobierno de M arco Fidel Suárez concede el permiso de traspaso por De Mares a la Tropical, por un término de treinta años, dando ésta al gobierno el 10% del producto bruto. Dos dias después, el 25 de agosto, en Bogotá, se reúnen en la Notarla Tercera Roberto De Mares, Marcelino Uribe Arango y el ministro Arango. Les tienen plena confianza los empresarios norteamericanos y no los acompaña ninguno de ellos. Se firm a la Escritura 1329 de traspaso de la concesión De Mares a la Tropical Oil Company, insistiendo en la cláusula sexta: . . .p ero e l lindero oriental deberá ser fijad o de c o m ú n acuerdo entre e) M inisterio de Obras Públicas y la compañía ( . . . ) para el trazado de la línea d efin itiva en e l térm ino de seis meses.
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No se sabe en qué fecha se hizo en el terreno la fijación del lin dero oriental. Pero es casi dos años más tarde, en marzo 14 de 1921, que lo adopta la Resolución del ministro Esteban Janunlllo, del gabi nete del presidente Jorge Holguin, reemplazando a Suárez que habla renunciado. La compañía logró salvar las fuentes y los yacimientos más orientales y en litigio: “ La Llana'* y "El Hospital” , resultan aden tro y el lindero del Este quedará asi: De la boca del Chucurí en el Sogamoso, linea recta a la unión quebrada “ Las Flores” , con la de “ Los Indios” ; de aquí, linea recta, al donde e l Opón rompe la colina de Portones; de aquí en linea recta a la de la quebrada de “ Arm as" con el Guayabito, y de ahi a la boca d el en el Carare.
de la punto unión Horta
Sobre el tamaño superficial de la concesión De Mares se ha es crito mucho, pero sin mayor precisión. En Colombia: A Comercial and Industrial Handbook, Bell describe asi la extensión de la concesión De Mares: Su longitud sobre el Magdalena es de treinta millas, aproximadamente, y la comprendida entre el rio y las montañas se calcula en 75 m illas; e l área total de la concesión asciende a 1.300.000 acres (otro cálculo da 3.000.000 de a c re s )... ( . . . ) abarca alrededor de 1.500.0000 acres.
Fred Ripy citando estas cifras tan contradictorias, observa que el mismo autor también atribuye a la concesión 5.000.000 de acres. Según escribe un tal Winkler hacia 1928, en Inversiones de capital de Estados Unidos en América Latina: La Tropical O il Company compró la concesión De Mares de 2.000.000 de acres que se extienden en 70 millas a lo largo del rio Magdalena y con una anchura media de 30 millas,
i Habla cambiado de forma, disminuyendo sus dimensiones, pero creciendo su superficie] Bajo el gobierno del abogado petrolero U «la neta Arbeláez se dilata el territorio, en detrimento de los colonos y en beneficio de la Standard Olí de Nueva Jersey y de la International Petroleum, de las cuales él mismo era apoderado: En vida de Ecopetrol, el Gobierno Nacional por Decreto NV 1070 del 20 de abril de 1953, por el cual se adicionaron terrenos libres circunscritos a los linderos originales, aumentó el área de la Concesión a 1.352.862 hectáreas.
Observan acertadamente Sandoval y Gómez: .. .una superficie territorial, que alcanzó a nombre de la Tropical a 500.000 hectáreas, puesto que a nombre de la International, llegó a redondear 1.500.000 hectáreas.
Usando una cartografía escala 1/100.000 y estas variadas infor maciones, se ha intentado dibujar los diversos perímetros señalados. La moraleja podría ser esta: los campos petrolíferos son elásticos, se dilatan a medida que se bombea el crudo: una concesión petrolífera puede cuadruplicar su tamaño en menos de cincuenta años. De ahi en adelante surge un interrogante: siendo que con cada expansión petrolífera se reduelan las áreas agrícolas de libre uso ¿qué pasó con el campesinado y los colonos labradores ocupando baldíos? AQ6
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Bar rancabermeja surge en tierras nacionales y por lo tanto dispu tadas, en el momento que su aparente esterilidad superficial revela la riqueza de su trasfondo. Por lo tanto, no deja de ser importante ei tema ae los baldíos, pues incide poderosamente en el oraenamiento territorial y en la estructuración urbana de Barranca, en la aecaaa de los años veinte. En efecto, se presenta aquí el caso muy peculiar de un conflicto social en torno a los baldios, pero no por la corteza super ficial sino por el subsuelo Invisible; no con miras a su explotación agropecuaria, sino por un yacimiento de tipo minero y suoterráneo. En la región las adjudicaciones se hablan iniciado en el siglo X IX , y el catálogo del AHNC indica que, entre 1837 y laU8, algunos extran jeros (entre ellos Cortissoz y Lengerke) recibieron más de 40.000 hectáreas en Aguachica, el Opón, Zapatoca, etc. Robert Joy se bene ficia en Girón con una adjudicación de 16.100 hectáreas. Los solici tantes extranjeros, presentan bonos de deuda pública o reciben las tierras en virtud de un contrato y como parte de pago para la cons trucción de una ferrovla o la apertura de un camino. Durante la “ feria de los baldíos" la mayor parte de estas adjudi caciones desmesuradas no tuvieron ninguna proyección productiva; sólo crearon latifundistas y perspectivas futuras de fricciones y liti gios con el campesinado. En ciertos casos, después de un breve auge, las tierras quedaron sin uso durante décadas. Para muchos tenedores de bonos y adjudicatarios, el negocio no es cultivar y explotar las tierras; es elaborar escrituras y explotar el campesinado, extorsio nando sus ocupantes. Es éste el sentido de la adjudicación a los mer caderes bogotanos, como son los Valenzuela; otra fechoría de Rafael Reyes, según Valbuena, quien relata al propósito: O tra concesión desmallada del gobierno del señor general Reyes fue la de los terrenos de la banda derecha del rio Leb nja a unos señores Valenzuela, de Bogotá ( . . . } . En una ocasión acompañé en un viaje a quien fue miembro distinguido del foro colombiano y notable hombre público, al doctor Pedro León Mantilla, que a nombre de aquellos señores Valenzuela se propuso tocar en todas las cabañas, barracas y en cuantos pequeños núcleos de pobla ción había en aquellas riberas, para descubrirles a sus habitantes y notifi carlos, con muchos cumplidos y gentileza, de cómo eran los señores Va lenzuela los dueños de esas tierras y a quienes se debia pagar algún trib u to... Los mestizos montaraces ( . . . ) le respondían al caballero notificador, varian do la forma pero no sus firm es propósitos: “Je. ¡Que vengan esos señores para pagarles!" y de una vez ponían la mano sobre e l machete.
Es de suponer que Lengerke habla invertido antes de 1860 sus ganancias comerciales en la adquisición de tierras en Zapatoca, donde fundó las plantaciones de la hacienda de Montebello. Pero es cuando surge la necesidad de la exportación de su producción, que se liga el binomio comunicaciones-adjudicaciones. Según los documentos registrados en la gobernación, Lengerke recibió una adjudicación co rrespondiente a cada uno de los contratos para la apertura de vías. En 1863 dos contratos significan, uno 200 hectáreas y el otro 10.000. 407
Un nuevo contrato, también firmado en 1863, es el que aquí más In te resa, pues su objeto es "abrir dentro de cuatro años un camino ae herradura que conduzca de la cabecera de este distrito (Zapatoca) al punto de Barrancaberm eja.. y allí construir bodegas "seguras y ca paces, con techo de teja", lo mismo que varios tambos-escalas en el trayecto del camino. Entre diversos privilegios el contratista recibe entonces "12.000 hectáreas de tierras baldías, de las que posee el Es tado Soberano de Santander en el trayecto del camino, en los puntos que él elija". Este contrato se firm a el 31 de diciembre de 1863 y lo aprueba el presidente del Estado de Santander, Eustorglo Salgar, quien tampoco desdeñó las adjudicaciones personales, según el listado del Ministerio de Industrias elaborado en 1933. Era éste otro genio gra duado de abogado a los 20 años, general a los treinta, embajador en Washington a los 33, presidente de Colombia a los 39 años, en 1870; y del cual, según se desprende de su biografía, el mayor logro fue que no hubo guerra en el país durante los dos años de su mandato. Con las cifras anteriores, por lo demás Incompletas, es probable que los títulos de Lengerke sumaran más de 20.000 hectáreas. Incluso, en 1873 las propiedades del germano sirven de lindero, cuando la ad ministración demarca el corregimiento de Chucuri: ...por el sur, las lineas geodésicas que por este lado demarcan los terrenos de Geo Von Lengerke... Como era de esperar, al poco tiempo estallan las primeras con troversias al calor del desarrollo productivo de las tierras y de la demanda de ciertos productos. Se recrudecen los litigios cuando aso man las perspectivas del café, del tabaco, de la quina o de la tagua en los mercados internacionales. Igual que en otras regiones, los dlferendos de propiedad se encuentran estimulados o agudizados por la demanda externa. En este sentido resulta muy ilustrativo el caso siguiente, en el cual libran una guerra, con ejércitos privados, y en territorio colom biano un empresario alemán y su rival venezolano, acudiendo además cada uno a las autoridades indígenas para fallar en su favor. L a Ley 19 de 1865 habla determinado que los Estados Soberanos eran los que podían disponer de sus tierras baldías y adjudicarlas a particulares. No obstante, en 1880 el gobierno central tramita una adjudicación solicitada por el venezolano Manuel Cortissoz, negociante establecido en Bucaramanga donde era además cónsul de Venezuela. El mismo año, Lengerke funda una sociedad industrial y firm a con el gobierno del Estado Soberano de Santander un contrato de explotación, trans porte y exportación de la quina. El gobierno da en explotación sus baldíos, desde la serranía de La Paz, hasta las riberas del Magdalena, zona sobre la cual Cortissoz está gestionando en Bogotá su adjudicación. Las dos empresas se enfrentan, cada una pertrechada con un nu trido grupo de apoderados nativos, "generales" y "doctores", calificados como "socios" o "agentes". En realidad no eran sino los “ factótum s" locales, encargados por los extranjeros para resolver sus dlferendos ju408
ridicos con la administración Indígena; práctica entonces corriente del colonialismo en Asia y Africa. Se llega incluso a un conflicto epistolario entre el presidente del Estado, Solón Wilches, apoyando a Lengerke y R a fa el wúnez, presidente de la Unión, respaldando a Cortissoz. Mientras tanto en los campos, más que cartas, se usan productos recien importa dos por amoos comerciantes: Winchester, Remington y Smitn and Wesson. mi venezolano arma una cuadrilla comandada por un "general” y éste en los caminos hacia Puerto Santander intercepta los envíos y "decom isa" la quina de Lengerke; el germano replica organizando una banda de peones para enfrentar a su competidor venezolano. L a muerte de Lengerke en 1882 y la crisis de la quina el mismo año ponen el punto fin a l al enfrentamiento, y no volvemos a encontrar datos soore la adju dicación a Cortissoz. Pero en “ la feria de los baldíos" los nativos no se quedan atras y en este mismo año, oe 188U, Manuel Díaz Granados "y otros" titulan en Betuna y Girón cuatro adjudicaciones, sumanuo cerca de 13.000 hectáreas. Con todo eso, la política clasista de los baldíos se evidencia muy temprano cuando apenas se otorgan adjudicaciones, bien sea a mima dos de algún régimen o “ en recompensa de servicios", o a los especu ladores traficando con bonos de deuda pública, incluso falsmcauos en una oficina estatal en Bogotá. Pero se hace más evidente aún, cuando la presión del campesinado de colonización obliga al goDierno a pro mulgar la Ley 71 de 1917, sobre adjudicaciones menores de 20 hectáreas. Entonces los mimados y traficantes, a veces en forma muy expedita y mediante el soborno en alguna oficina estatal en Bogotá, logran titular latliundios que ni siquiera conocen; mientras tanto un labrador quindiano, o de Aracataca, puede demorarse años para cumplir con los re quisitos exigidos para escriturar veinte hectáreas. •
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En este contexto histórico surge un nuevo tipo de confrontaciones, en la zona petrolera santandereana. La concesión no es adjudicación; tiene carácter de arriendo, pero no de propiedad. Inclusive, el contrato inicial de 1905 prevé, y distingue, la posibilidad por De Mares de conse guir en propiedad unas adjudicaciones de baldíos. Y resulta que adentro de la concesión están radicados desde años atrás numerosos colonos, posesionados pero sin títulos. A partir de 1916 los clientes de Pittsburg titulan sus adquisiciones en form a legal, a medida que compran predios en Puerto Galán: solici tan escrituras a los vendedores. De Inmediato, numerosos posesionados tratan de legalizar sus predios; solicitan una adjudicación, acudiendo a los procedimientos de la ley. Otros se enteran, llegan del caserío, ocupan un pedazo de manigua, lo desmontan, construyen un rancho y esperan las ofertas de los empresarios para negociar su "m ejora” . Llegan siempre más “ colonos" a ocupar más tierras vírgenes en los 409
alrededores del pueblo; es una carrera de velocidad para anteceder la empresa en la ocupación del espacio circundante, tanto cercano como en los campos petrolíferos de Las Infantas y de La Colorada. Por otra parte en 1017, en el mismo momento que la Tropical Inicia sus perforaciones, se promulga la Ley 71 a favor del pequeño campesinado de colonización. Como era previsible, en seguida los colo nos se precipitan para titular sus “ derribos" y la empresa petrolera Inicia los desalojos; opera, según el caso (y la relación de fuerza), manu militad o comprando mejoras. A partir de este momento toca aunar la política de adjudicaciones con aquella de concesiones, siendo que actúan ambas en forma con tradictoria. De hecho prevalece la segunda, negando la primera; no obstante, el Estado sigue dando en propiedad a los colonos tierras que tiene arrendadas a los petroleros. En forma m&s que ambigua pretende satisfacer a los campesinos colombianos, pero sin perjudicar a las empresas extranjeras. Tendrá que escoger y sin vacilar ampara a los m&s pudientes. Además, desde el principio los redactores del contrato de 1005 consideraron este amparo, y éste dice en su articulo 69: El Gobierno no se obliga a permitir la extracción de petróleo en los te rrenos, etc. Lo cual era una manera velada de asegurar la protección necesa ria a los empresarios. Esta cláusula se “ aclara" y modifica en la resolución ministerial del 23 de agosto de 1610, autorizando el tras paso de la Concesión De Mares a la Tropical, y la escritura notarial definitiva del día 25 reza: El Gobierno no se obliga a permitir lo extracción de petróleo en los terre nos que eran baldíos de la Nación el seis de diciembre de mil novecientos cinco, situados dentro de la zona definitiva de la concesión, etc. Con estos tres renglones se anulan casi quince años de derechos adquiridos por los colonos y se abre la puerta Jurídica a su expulsión, mediante múltiples arbitrariedades. Reciben los campesinos el golpe más duro de parte del ministro Esteban Jaramlllo, cuando, bajo dic tado de los petroleros, da a conocer la resolución del 14 de marzo de 1021, determinando el limite oriental de la Concesión a la Tropical. En seguida estallan las confrontaciones, tanto Jurídicas como arma das, en la reglón de La Llana, persistiendo a lo largo de los aflos 1921 y 1022. Mientras tanto en los alrededores de los perforaciones y de los campamentos de la Tropical, en Las Infantas y La Cira, estallan a mediados de 1022 los primeros litigios entre colonos y petroleros. Como si fuera poco, Irrumpen en la zona la Leonard Exploratlon Company, norteamericana, y la Lobltos Ollflelds Limited, de Londres. Entre las tres empresas se desata una guerra Internacional del petró leo, desde 1920 hasta 1022, en unas veredas de San Vicente de Chucuri. Los pormenores de la confrontación, entre los trusts británicos y yanquis, los conforman centenas de folios del Fondo del Ministerio de gobierno, del AHNC. 410
Estos sucesos y conflictos sociales, en torno a las tierras aledañas, repercuten directamente sobre los Inicios urbanos de Barrancabermeja. A solicitud de los norteamericanos la gobernación envía, en febrero do 1022, un cuerpo de policía departamental a Barrancabermcjn, al mando de Martinlano Valbuena, nombrado primero “ agente Inspector de hidrocarburos de las petroleras de Las Infantas" y poco después "Comisarlo de los riberas del Magdalena"; fórmula eufemlstlca escondiendo un "chafarote" al servicio Incondicional de la Tro pical, y respaldado por funcionarlos locales sobornados, como él mismo lo dice m&s adelante. Apenas nombrado, rinde en marzo de 1022 un Informe a la asamblea departamental, en el cual solicita “ una fuerza efectiva por lo menos de 50 hombres"; argumentando varios patologías sociales en la región, no puede menos que señalar: . . . llegando esta ola de abusos hasta los colonos de vieja data de vida entre el monte, cuyos derechos quedaron desamparados desde que ciertas autoridades se entregaban incondicionalmente o la compañía petrolera en la esperanza, sin duda, de ser recompensados más tarde por ella, como casos se han visto.
Unos días después supuestamente con base en las quejas del cam pesinado pero qulz& a solicitud de la Tropical, el Congreso manda una comisión de encuesta, primero a Barranca, luego a Las Infantas. La preside Nemesio Camacho y es miembro de ella Miguel López Pumarejo; y al propósito escribe el corresponsal de Vanguardia Liberal que "los comisionados en nombre del pueblo le expusieron ligeramente los motivos de quejas que existen contra las autoridades y empleados de la Tropical". Valbuena presenta su versión de los aconteceres: . . , muy pequeña la guarnición de policía para contener la desmoraliza ción, reprim ir las contiendas, riñas, borracheras, robos y otros muchos desór denes que nos desacreditaban ante los miamos extranjeros que intervenían en los negocios petroleros.
Es cuando Nemesio Camacho, obedeciendo las demandas de la empresa, sin esperar su regreso a Bogotá, envía desde Puerto WUches al ministro de Gobierno un telegrama, en el cual preconiza reforzar de Inmediato el aparato pollclvo, señalando: , .la premiosa necesidad pronta ejecución localizar Sección Policía Na cional allí y en Infantas. Lo Empresa petrolera ofrece el local para alojar treinta hombres, que permltimonos insinuar sean dirigidos por probado perso nal del interior, etc. C o n tes ta apresu rad am en te el m in istro V. M. Solazar, el 21 de ab ril: Estaba ausente. Ahora ocúpome organizar Sección Policio paro Barrancabermeja, y espero despacharla el lunes próximo, de manera que llegue a su destino el Jueves 26, etc.
Mientras tanto, los actuaciones de Valbuena no tardan en sus citar protestas. Lo denuncia al gobernador, con un marconi del 23 de abril, un tinterillo al servicio de los colonos expropiados por la Tro pical y atropellados por la tropa: Ruégole imponer medidas enérgicas fin reprimir abusos, infamias come tidas por autoridades Barranca bermeja, quienes asegúrase son comprados por Compañía Tropical ( . . . ) Benedicto Urlbe.
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Serla constante esta denuncia de la corrupción adm inistrativa que tenia su mismo origen en las actuaciones de De Mares, desde 1913 por lo menos. De tal modo que en Barranca la población protesta, obligando al gobernador a un cambio continuo del alcalde; al pro pósito dice Valbuena: A lcald es ha habido que se viero n forzados a tom ar las de V illa D iego, perdiendo la autoridad a trueque de conservar la vida.
De regreso a Bogotá, la comisión rinde su in form e: menciona "las disputas de intereses que ya se suscitan y que aumentan de día en dia’\ "e l hacinam iento de gentes de diversas procedencias y razas, suele dar motivos a ejecución de hechos delictuosos que la más de las veces quedan sin correctivo o sanción, por fa lta de una autoridad Inmediata y competente” , y concluye que es necesario crear en B a rranca un nuevo Circuito Judicial. En seguida presenta al Congreso el proyecto de ley, por el cual se crea el Circuito Judicial de B arrancabcrmeja. Era el 3 de m ayo: apenas una semana antes habla sido Inaugurado el nuevo municipio. Según reza la ordenanza de la gober nación, se iniciaba su aparato administrativo con un alcalde y su secretario, un personero, un Juez municipal y dos secretarios, un Jefe de la policía con treinta agentes. . . y dos maestros de escuela. Con base en esta política represiva, asegura S. O alvis que el go bierno “ le puso coto a esta situación” , pero veamos cómo actuó enton ces el ministro V. M. Solazar desde Bogotá: P o r m edio de sus respectivos representantes en C olom bia ha solicitado del G obierno la Tropical O il Com pany que se la am pare contra las usurpa ciones y perturbaciones de algunos individuos que invaden con frecuencia parte de los terrenos ubicados en el Departamento de Santander, en qu e se hallan situadas las fuentes de petróleo cuya explotación ha em prendido en su carácter de ccsionaria de la concesión, que fue otorgado p or e l G obierno en 1905 al señor Roberto D e Mares. En m em orial d irigid o al excelentísim o señor presidente de la república con fecha 6 de junio últim o dice e l señor W illia m F. Montavon, apoderado y representante general de la expresada Compañia.
Sigue la queja de los empresarios y se destacan estos párrafos, q u e le r e c u e rd a n
su s d e b e re s a l g o b ie r n o :
E l gobierno dará al contratista, por conducto de las autoridades de la región y dentro de sus atribuciones, la protección le g a l necesaria para hacer efectivos los derechos que adquiere por el presente contrato ( . . . ) . El arrendador es obligado: 3? A librar al arrendatario de toda turbación o embarazo en el goce de la cosa arrendada. M e he perm itido hacer las anteriores citas convencionales y legales, para pedir m uy respetuosamente a Vuestra Excelencia la protección necesa ria a que la Compañia tiene derecho contra las usurpaciones y m ortificacio nes de ciertos individuos que con frecuencia penetran a los terrenos de la concesión, derriban a llí árboles, dañan los puentes u otras obras construidas p or la Compañia e indispensables a ella, e im piden e l trazado de vias férreas, etc. ( . . . ) la Trop ical O il Company debe ser protegida, p or existir un con trato que asi lo dice y también porque lo manda la ley, contra los usurpa dores y gentes que impiden a la Compañia ejercer librem ente sus derechos.
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D e inm ediato, el m inistro dicta esta resolución contra los colonos: En m érito de las anteriores consideraciones, se dispone oficiar al señor G ob ern ad or d e l departam ento de Santander, para que a su vez lo haga a las dem ás autoridades adm inistrativas de su dependencia a fin de que se haga saber al público que los terrenos ob jeto de la concesión no pueden ser ocupa dos en fo rm a alguna p or particulares sin permiso de la Compañía y para que p o r dichas autoridades se le preste a ésta el aployo legal contra toda pertur bación qu e le im pida e je rc e r librem ente sus deirechos. (Resolución N? 120, M in isterio de G obierno, ju lio 13 de 1B22.)
A h ora bien, tanto se "puso coto” con esta única intervención, que la situación em peoró rápidamente. De tal modo que esta medida con tribuirla a unir el campesinado y el proletariado en la primera huelga obrera del afio de 1924. De febrero a mayo de 1922 el cuerpo de policía tiene su base en el puerto pero, a insistencia de la empresa, se muda en ju n io para quedar al pie de los pozos, en Las Infantas y al servicio directo de la Tropical, como lo deja en claro su Jefe: N o ha m ucho d ije al señor Gobernador que no entendía y o de qué arte se v a lie ra B enedicto U rib e para asustar a la Tropical y arrancarle ta l suma, no habiendo e lla hecho otra cosa que reclam ar su derecho que era perfecta m ente claro y y o amparárselo lanzando a Piedrahíta como acuponte de h e c h o ... . . .pues m i p olicia y y o tuvimos que dejar a Barrancabermeja para esta blecernos en Las Infan tas. . .
En septiembre, el tinterillo Uribe se dirige al periódico El Tiempo para denunciar nuevos atropellos: E l com isario M artiniano Valbuena ( . . . ) es tem ido en esta región por sus innum erables atropellos y sus inauditos abusos. Despoja frecuentemente los colonos, v io la los dom icilios y dispone de la vida y honra de los ciudadanos a ciencia y paciencia del gobernador García Hernández ( — ) Benedicto Uribe.
Alertado el gobernador, envía el 20 de septiembre este telegrama a su Jefe de la policía: C olonia antloqueña quéjase a excelentísimo presidente de que usted aprisiona, cobra multas, viola domicilios, despoja colonos, defrauda tesoro, com ete inauditos abusos a ciencia y paciencia del gobernador García Hernán dez. P a ra pod er contestar los cargos sirvase presentarme sus descargos. Servidor, J. M . G arcía Hernández.
El je fe de la policía justifica en octubre sus actuaciones: . . . hace cuatro meses m i policia y y o prestamos servicio aqui en Infan tas. L os trabajadores se alojan en campamentos semejantes a cuarteles de campaña, pertenecientes a la Tropical, en los cuales hay un verdadero cos m opolitism o de hombres solos, que se hace necesario inspeccionar de tiempo en tiem po o cuando ocurren altercados entre los obreros. ( . . . ) Tengo suma f e en que si se protege a la compañía, como es de esperarse, se salvan tam bién numerosos trabajadores y grandes intereses de esta zona llamada a un en vid iab le porvenir.
Quizá por eso sigue expulsando colonos: A los perturbadores venidos después de la resolución citada se les ha p revenido que aventuran cualquier trabajo que emprendan en los terrenos de la concesión. En todo caso espero la acción del señor alcalde en estos asuntos, decidido a prestarle el apoyo que necesite.
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Más adelante Justifica las expulsiones, con esta argum entación: E l público ávid o de granjerias ( . . . ) se in filtrab a dentro de los dom inios de la concesión D e Mares. ( . . . ) Se internaban en los bosques y de pronto aparecían con un pequeño desmonte con e l f in de reclam ar los derechos com o antiguos colonos a quienes perjudicaba dicha Com pañía al pasar p o r a llí s u s carreteras u otra clase de trabajos. ( . . . ) El M inisterio de G ob iern o dictó la aludida resolución. ( . . . ) Entonces vin ieron los lanzam ientos de los sim u lados colonos y de los traficantes de indecorosos procederes ( . . . ) contra q u i e n e s t u v i m o s q u e s o s t e n e r los derechos de la Com pañía y lo s mandatos d e l g o b ie r n o .
Efectivam ente, con la estela del dólar arriba una turbia fauna de vividores y traficantes. Pero los vivos no hacían sino seguir con una v ieja práctica, incluso aprendida de las conductas de la clase dom i nante. Acaso, ¿no era la titulación fraudulenta una práctica seculai de la oligarquía com erciante-latifundista9
En noviembre de 1920 (FB , tomo 46) el secretarlo de Hacienda de la gobernación, en Bucaramanga, envía una larga carta al m inistro de Agricultura y Comercio: son cinco folios sobre adjudicaciones de baldíos en tierras del caserío de Barranca. En un aparte el funcionario se refiere discretamente a las expulsiones: . . .existen en los mismos terrenos propiedades de infelices trabajadores que después de largos años de fatigas han logrado establecer allí sus h abita ciones.
Según el FB., tomo 47, diciembre 2 de 1920, surge otro litig io in esperado: quince colonos del corregimiento redactan en Barrancaberm eja un memorial dirigido al ministro de Agricultura y Comercio protestando contra la pretensión de adjudicación de ‘'im aginarlas minas de oro” , que presentó un recién llegado a la zona. N o tardan en sucederse controversias y conflictos entre la Tropical y su conce sión, contra los colonos radicados previamente en ella. En el tom o 49 de 1922 (folios 99 a 103) son cinco páginas relativas a lanzamientos de colonos de Barrancabermeja por la Troco. Las quejas llegaron al ministro de Gobierno y el inspector Nepomuceno Gómez le pregunta: .. ¿Pueden despojarse colonos establecidos dentro zona arrendada a la Trop ical O il Company? Compañía solicítalo.
Dos días después insiste: .. Tropical úrgeme.
Según una tradición, en todos los asuntos candentes figu ra la respuesta prudente del ministro al revés de la carta o del telegrama. En este caso el mlngobierno elude la respuesta, tira el litigio al minis tro de Agricultura para que decida y conteste al alcalde. En otro telegrama vuelve a la carga el molestoso primer alcalde de B arran cabermeja: ¿Por terrenos adjudicados recientemente, cultivados después de 1905, puede la Tropical atravesar lineas férreas sin indemnización, sin ju icio previo?
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Se asoma otro tipo de dificultades en el telegrama que manda la gobernación a los ministros de Relaciones Exteriores, de Gobierno, de A gricu ltu ra y de Comercio, en enero B de 1922 (FB., tomo 50): Pretensiones compañías petroleras región San Vicente Chucuri, perma nentes Juicios poücivos sobre amparo posesión continuas, desagradables, pe ligrosas ocurrencias originadas por estas encontradas pretensiones hacen ya imposible consecución alcalde para aquel municipio y la vida allí es verda deramente azarosa. El alcalde modelo para una compañía es prevaricador y pésimo empleado para los otros... Contesta el día 11 del mismo mes un ministro de Agricultura y Comercio, que parecía preparar alguna reelección: .. .qu e trabajara gustoso con el fin de que el Congreso expida alguna le y qu e ponga fin a la lam entable situación creada en la región de San V icen te, p or las pretensiones de las compañías petroleras.
Con anterioridad, un telegrama proveniente de Barranca, puesto en Pu erto W ilches, en enero 3 de 1922, y dirigido al ministro, precisa esta situación y confirm a el servilismo de los funcionarios locales (FB., tom o 50, fo lio 372): Em pleados de la T.O.C., vulneran diariamente derechos colonos nacio nales; actualm ente atropellan nuestras propiedades legalm ente adquiridas. T od a solicitud am paro ante autoridad ésta es nugatoria A n te ambiciones em presa m encionada inspector policia gasta lenidad incalificable A n d r é s A. N ú ñ cz - A g u s tín N úñez M.
En octubre 27 de 1922, la Procuraduría General de la Nación envía al m inistro de Agricultura y Comercio la copia de un telegrama firm a do en Barrancaberm eja por 6 colonos (FB., tomo 50). Puesto en el telégrafo de Puerto BerrJo, es un memorial de atropellos de la T ro pical Olí Company. Una semana antes, el dia 19, llegaron al campa m ento de Las In fan tas el alcalde y un representante de la empresa: .. .a llí acompañados Jefe P olicía Departamental, bien armados, d irigié ronse a nuestras habitaciones y sus diligencias, térm ino p reven tivo llevaron efecto bárbaro, violento, arbitrario despojo sin que ninguno de nosotros, inte resados, estuviéram os presentes: desenclavaron cerraduras, violentaron puer tas, penetraron habitaciones, tiendas, sustrajeron todo cuanto había; rem i tiendo efectos camiones este puerto, arrojaron fam ilias carretera' siguiente dia provistos hachas, dinamita, bien armados destruyeron edificios, antes haber disparado fusiles habitaciones, solos sirvientas escaparon vida m ila g ro sa m e n te.. . , etc.
Dice el inform e de Unlandes: . .la función de la policia nacional, ubicada en los edificios construidos y donados p or la Compañía, no fu e nítidamente clara en el control de las situaciones sociales ni perm itió defin ir con precisión e l concepto de seguridad industrial. En ciertas situaciones la seguridad industrial dependía de la Com pañía y en otras, particularmente en los conflictos sociales, de las fuerzas del Estado.
R eferido a la colonización, la misma fuente caracteriza asi la actitud de la Tropical Oil Company: . .no propició un racional programa de colonización y , antes p or el contrario, la obstaculizó, hecho que se convirtió en uno de los puntos de reclam o en la huelga de 1924. El patrón de colonización de la región fue, pues, subrepticio y controlada la circulación p or la zona rural.
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Lógicamente, la Ley 71 estimulaba la radicación rápida, continua, algo simulada y siempre clandestina, de nuevos colonos tratando de ganar de velocidad a la compañía y pidiendo adjudicaciones al M i nisterio de Industrias. Estas solicitudes se Incrementan en los años 1020-1925, lo mismo que las arbitrariedades de la Tropical, las con troversias y las confrontaciones entre el poder, la empresa yanqui y los colonos. 8c Intensifica la carrera de velocidad entre los distintos competidores. En la comarca de Barrancabcrmeja la contienda social, en torno a la apropiación de los baldíos de la nación, adquiere rasgos poco convencionales y más bien originales: 1. Los condiciones del conflicto solamente surgen tarde y no nacen de una problemática agraria. 2. La tendencia se agudiza y se tom a litigiosa con la Irrupción de la Tropical Olí Company. 3. Los dlferendos que estallan no son conflictos por el valor del suelo superficial, sino motivados por la riqueza intrínseca del subsuelo. 4 Muy a menudo las controversias no se originan en unos poten ciales de explotación económica agraria y rural, sino de especulación rentista, urbana o suburbana. 5. En cuanto a las circunstancias Jurídicas del enfrentamiento triangular, entre colonos-Estado-terratenlentes, se presentan situacio nes peculiares como éstos: — EH terrateniente no es propietario o adjudicatario, es arrenda tario, y por lo tanto compite con el colono en la ocupación del espacio. —Su fundo alcanza la extensión de 500.000 hectáreas. —No explota el suelo sino el subsuelo, sus fines no son agrarios o agrícolas, son extractivos. • •
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Durante siglos los medios naturales de producción de la reglón permanecieron subuttllzados. Ahora estos lugares se tomaban de los más apetecidos y útiles de todo el territorio nacional; más que pe tróleo, producían divisas. En menos de 30 años la Tropical Olí remodela por completo el hábitat regional. Surge una nueva formación territorial, basada esen cialmente en la extracción, transporte y transformación del crudo. 81 bien es cierto que la pieza urbana mayor del sistema es Barranca, ésta se respalda en los campamentos y los sitios se extracción: los pozos. 8c diferencian formal y morfológicamente los dos tipos de asentamientos: se advierte un hábitat urbano lineal a lo largo del rio y concentrado; por el contrario, surge un mallaje extensivo de unidades de hábitat productivo en los yacimientos de la concesión, girando alrededor de Los Infantas y que, luego, motivado por un ajuste de racionalización de la explotación, se reagrupa y se fortalece en El Centro. Finalmente surgen del proceso exploratorio los distintos pozos y polos productivos, que giran en tomo a la refinería, Casabe, Yondó, etc. 416
De tal modo que con la Implantación de la empresa petrolera se desdobla Barranca; surgen dos hábitats especializados, dos núcleos alejados y relacionados; — La extracción del crudo, o sea los pozos. — Su acoplo en el puerto y su procesamiento en la refinería. Los Ingenieros de la Tropical trabajan en ambos lugares y sus instalaciones transforman dos sitios distantes unos 30 kilómetros: los campos petrolíferos de Las Infantas-El Centro y sus Implementos de explotación en Puerto Galán, centro administrativo de acoplo del crudo y de su exportación. En seguida se establece un movimiento humano laboral, de tipo pendular y diario, entre loa lugares de ex tracción de Las Infantas-El Centro y los de procesamiento en la ciudad portuaria de Barrancabermeja; mil, dos mil, luego tres mil trabaja dores circulan diariamente entre ambos centros de producción. La Tropical 011 Company Inició sus operaciones en 1910 con una planta compuesta por 15 técnicos y directivos extranjeros además de 88 operarlos nativos; en 1918 ocupaba 180 asalariados, o sea 25 norteamericanos y 135 colombianos. La planta de personal supera mil personas en 1920, y con el desarrollo de la empresa, la construcción del oleoducto Las Infantas-Barranca, la primera refinería en el puer to, la construcción de la ferrovla local, en 1022-1023 la Tropical emplea cerca de 4.000 obreros colombianos, bajo mando de un estado mayor compuesto por unos cien directivos norteamericanos. En Ba rranca el potencial del parque de vivienda no pasa entonces de 226 chozas de bahareque o tablas, con techos de paja o de zinc. Frente a esta situación, y considerando las necesidades de movilización de la mano de obra, la empresa organiza y construye los campamentos de El Centro y de Puerto Galán. Son dos lugares en donde surgen variados objetos de amoblamlento espacial, dos hábitats distintos, pero estrechamente lnterconcctados, con un sistema de relaciones entre ellos: vía fluvial primero por el rio La Colorada, y luego carreteras, oleoducto, ferrocarril, con comunicación telefónica y telegráfica. Las vías se convierten en la Impronta en el suelo de exigencias concretas y de muy precisos rela ciones sociales, productivas y laborales. En ambos lugares y entre los extremos, a lo largo de los distintos canales, la Tropical Olí Company va modelando el espacio y lo transforma para cumplir con sus necesidades. Impactan el paisaje unos objetos construidos con fines prag máticos y en un espacio natural, primero desnudado y vuelto desierto. Brotan los derrlcks: prepotentes o agresivas, estas catedrales del ca pitalismo no nacen de la fe, pero si de la plusvalía. Sencillamente se quitó la selva y se sembraron en su lugar árboles de acero, con profundas ralees metálicas que so nutren con petróleo. Sustituyendo la vegetación surge del horizonte, la verticalidad erecta y provocante de los derrlcks: una arquitectura novedosa, nunca vista antes en el país y que asombra. Pero no eran objetos Inanimados, sino herra mientas indispensables de un proceso productivo preciso: la conse417
Formación espacial petrolera, l i n - l t l l
oución de una materia prima bruta, su tránsito hacia un lugar de procesamiento, y luego su conducción hacia los centros de distribu ción a un mercado. Mercado externo en una primera fase y nacional más tarde, cuando la misma existencia del combustible estimuló su consumo doméstico. Y como era de esperar, hacia 1022-1025, alrededor de los primeros derrlcks no quedó ningún campesino yarigul, ningún colono mestizo. Pero pululaban, en campo abierto y a lo largo de las carreteras In te riores, las cantinas y burdeles al servicio de los petroleros para la benéfica anestesia de su proletariado. NI siquiera tuvieron que llam ar a los proxenetas, cantineros y rameras: llegaban por si solos, hasta convertirse luego en focos y motivos de trastornos sociales y laborales. Entonces, es cuando la empresa llama al cuerpo policial para acabar con este estorbo que frena la productividad.
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En cuanto ni proceso general de poblamlento espacial, la carto gra fía moderna es sumamente elocuente: nos cuenta cómo en dos o tres décadas se fue modelando una comarca bajo el Im perativo exclu sivo de la Industria extractiva. Unas lineas cruzan el espacio regional en todos los sentidos, lo atraviesan m&s bien. No obstante, pululan sitios poblados con extrafia toponim ia: Campo Zarzal, Veinticuatro, M ayo, Campo Escondido, El 9, Chorrolargo, Caflo el Siete, Caflo el Doce. Son exploraciones y perforaciones, pozos abandonados o en pro ducción, campamentos obreros, estaciones de bombeo, cruceros de vías Interiores, ferrovlas con sus paraderos y estaciones, sistemas de seña lización, etc. En cuanto a su densidad se puede medir, sabiendo que en 1951, en el momento de la “ reversión” a Ecopetrol, la zona de pro ducción se extendía en unos 7.000 hectáreas, donde hablan sido per forados un total de 1.373 pozos. Según Ecopetrol, en sus Inicios los pozos alcanzan esta produc ción, en barriles de petróleo crudo de 42 galones: N * de barriles
Afta
1921 1922 1923 1924 1925 1926 1927 1928 1929 1930
I n iu fu n d A n d el oleoducto
(Andleni hasta Cartagena
66.750 322.786 424.875 444.744 1.006.708 6.443.548 14.928.280 19.878.720 20.193.253 20.222.710
De ahí en adelante la producción anual fue bajando, pero repuntó entre 1938 y 1941, llegando a su m&xlmo en 1938 (21.303.325 barriles) y en 1939 (22.112.572). Un Cuadro Ilustra la progresión paralela de algunos de los diversos hábitats de producción en sus primeros afios. Según el CPU, asi van surgiendo las construcciones en los primeros afios, en los tres núcleos básicos del hábitat de la comarca: A flu
1910
1B21
Infanta» Bodegas para materiales Edificio para talleres Casas para personal norteamericano Oficina General Caaa del superintendente Casas para em pl. nativos
' ----------
E l Centro Edificio para talleres Planta eléctrica Edificio de Oficinas Acueducto
Continua
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Continuación Atto
Infantas
El Centro
Barrancaliermeja
1921 Campamento para obrero* nativo* Gasino para personal norteamericano Comisariato para nativos Acueducto Bodegas Casino y club norteamerlca. Comisariato para nativos
1922 Departamento de mulerla Cuartel de Policía
Retinarla Fábrica de enveses Casas para erapl. nativos Campamento para obreros Cuartel de Policía Oficina General Hospital Planta d e hielo
1923
1924 Escuela para hijos de obreros 1929
Oficina .Oeneral Talleres Casino norteam ericano Comisariato
1920
Hospital Planta Eléctrica Cuartal Policía Nacional
No figuran aquí distintas obras atravesando la ciudad y uniendo Puerto Galán con Las Infantas y El Centro: carretera por la calle novena, ferrovia paralela a ésta, líneas de teléfono o de telégrafo. También es preciso añadir obras realizadas por la Tropical Olí Company, pero al exterior de sus Instalaciones enmalladas de Puerto Galán; trabajos complementarlos y a veces de uso comunal: el muelle del puerto, el tanque del acueducto público, lineas de energía, etc. En 1925, con el Acuerdo número 27, se cancela la inspección de policía de Las Infantas y se traslada al Centro; traslado administra tivo que se Justifica en razón del cambio de las oficinas, campamentos y pozos de la Tropical Olí Company. Obedecen las medidas adminis trativas del cabildo a los designios de la empresa extranjera y a sus Imperativos productivos o laborales. Es la Tropical Olí Company la que va creando o cancelando, ampliando, agrupando y mudando los hábitats. En este caso, después de la huelga de la “ semana roja " en octubre de 1924, esta medida administrativa del cabildo obedece a un reacomodo de los sistemas de control social y a una reorganiza ción de los Instrumentos pollcivos. Posteriormente se completa progresivamente el equipamiento y se agregan nuevas Instalaciones, como aquellas de producción de materia les de construcción, primero para el uso exclusivo de la empresa y 420
luego con algún beneficio residual para la ciudad; un aserrío que nace de la necesidad de conseguir los polines para la construcción de la ferrovía, unos tejares para la fabricación de ladrillos. Más tarde la empresa obsequia parte de la producción para unas construcciones oficiales, por ejemplo destinando mensualmente 7.000 ladrillos, para el nuevo templo de Barranca. Por lo aemás, en Las Infantas, El Centro o La Cira, los Ingenieros y arquitectos petroleros construyen una estructura pragmática: a ) Dei trabajo y de la producción. b) De asiento perecedero con marcado carácter provisional. El primer archivo fotográfico, de origen norteamericano, insiste en presentar los campamentos de la Tropical en Las infantas y más aún en El Centro, a partir de 1926. Se describe a Las Im án tas hacia 1921, como “ un pequeño caserío de madera” con distintos núcleos de vivienda segregada y de servicios de producción y de administración. Fue aoanaonado cuando el descubrimiento de los yacimientos de La Cira suscitó su desplazamiento más al norte; surge entonces el asiento de El Centro donde se concentrarla luego gran parte de las instala ciones definitivas. A llí surge el barrio Staff (administrativo) de los técnicos y directivos de la empresa, que tanto asombra a los visitantes por el comfort de sus instalaciones y que Miguel Angel Santiago Be yes describe asi: El barrio Staíí semejaba una bucólica aldea poblada de pequeñas y atractivas villas, como manufacturadas en sene. En la coloma más elevada y dominando el panorama, se construyó a Casa Loma, hacia 1928, con destino a la residencia del gerente general de la Tropical. Con planos originales y con una típica arquitectura colonial norteamericana, la casa se edificó con amplio vestíbulo, circundantes pasillos y espléndidas habitaciones dotadas de muebles importados que aún conserva. La sala, el comedor y el porche forman un hermoso conjunto que la hacen saltar a la vista como un fino retrato de mansión palaciega.
Luego va creciendo el núcleo de El Centro a medida que se cons truyen varios nuevos barrios, hasta seis en total, que agrupan cerca de 500 familias hacia 1925; los diversos equipamientos sociales com plementan la vivienda. Además de la conformación de los primeros núcleos en Las In fantas y El Centro, se destaca otro tema: aquel de las enfermedades endémicas y de las necesidades de salud. A propósito de las condicio nes sanitarias en la zona, escribe Miguel Urrutia; En X923, 40-81% de tos trabajadores empleados se enfermaron, y eJ 1 51% murió.
Porcentajes que, transformados en cifras absolutas, significan unos 1.500 afectados y quizá 60 defunciones en un afio. Desde el principio se desataron sucesivas epidemias de múltiples enfermedades endémicas del trópico, que fueron diezmando el personal. Muy tem prano obligaron a la empresa a una costosa política sanitaria, cons truyendo sucesivamente hospitales en Las Infantas, Ei Centro y en 421
Puerto Oalán, atendido* todos por personal contratado en Estados Unidos. Un cuadro sintético pero bastante ilustrativo de la situación sanitaria se halla en la monografía de Miguel Angel Santiago Reyes: La vida en loa campamentos era ruda. Los trabajadores improvisaban sus camas en hamacas, en la tabla rasa o en el suelo llano, expuestos a las inclemencias que el medio les brindaba. No existía acueducto. El agua se tomaba directamente del rio o de la lluvia, teniendo que recurrir en muchos casos a hoyos excavados en el suelo para que el hilUo de agua llegara hasta ellos. Las infecciones intestinales, la viruela, la fiebre amarilla y el paludismo merodeaban por doquier.
En cuanto a los antecedentes del municipio y a los pormenores de su erección, para entender los sucesos bosta con observar el plano de la división municipal del departamento. Igual que en otras reglo nes, al proceso histórico de ocupación-apropiación del espacio nacional y de dilatación progresiva de los hábitats, corresponde el paulatino nacimiento de nuevas unidades administrativas. En los Santanderes se pueden distinguir estas fases: — La etapa inicial en la cual ambos departamentos se encuentran distribuidos entre los municipios de conquista: Tunja, Vélez, Pamplo na, posteriormente Ocaña, y más tarde Girón. — La etapa de la primera fragmentación de éstos, desde finales del siglo X V II hasta principios del X IX , caracterizada por el Impulso de la sociedad mestlsa, el surgimiento en los anteriores municipios y por secesión de una multitud de cabildos con reducida Jurisdicción territorial, —L a etapa más reciente, durante la cual algunos municipios nuevos prolongan su jurisdicción sobre los Inmensos territorios yarlgules del occidente. Por lo tanto, a principios de nuestro siglo se observa, por una parte, la mitad oriental, compuesta por unos sesenta municipios p e queños, algunos de ellos muy exiguos. Y en la mitad occidental, en las tierras vírgenes que se extienden hasta el Magdalena, menos de diez municipios de gran extensión y con enormes distancias entre los extremos y la cabecera. Entre ellos figuran los seis municipios que abarca la concesión De Mares: Betulla, San Vicente de Chucurl, Za pa toca, Slmacota y, al sur del rio Opón, Lundázurl y Cimitarra, Obviamente cualquier asentamiento nuevo prosperando entre la cordillera y el rio tenia que producir una o varias unidades nuevas, para el adecuado manejo administrativo de estas Inmensidades. El primero de estos municipios seria Barrancabermeja. Hasta los años 10 de este siglo, bastaba en Puerto Santander con un inspector de policía para administrar el coserlo fluvial de la tagua y de la lefia, con sus “ dos docenas de chozas" y los depósitos y oficinas de dos o tres bodegas comerciales. Este sistema de gestión estaba acorde con un territorio de circulación, pero entra en contradicción con su nuevo papel de zona en producción. Entre 1915 y 1920, la 422
dinámica Impuesta por la explotación petrolera es la que hace caducar este modelo de gestión administrativa y sustituirlo por otro. Como anotan acertadamente José Yunls y Carlos Hernández: La dinámica de la Troco exige un nuevo tipo de administración. La contradicción se resuelve con la fundación del municipio; algo debe consignarse aquí sobre las circunstancias y los actores. Como ya se dijo, cuando llegó De Mares a Barranca en 1913 se cuidó Inme diatamente de conseguir el apoyo de algunos personajes claves: ins pector, secretarlo; además, contrata a unos diez habitantes que conforman de alli en adelante sus agentes en el poblado. En 1915 varios de estos “ notables" pasan al servicio de los tres clientes de Plttsburg; administradores o capataces unos, peones otros, sin des cartar testigos que no saben firmar, cuando se necesite con urgencia mandar un acta a Bogotá. Cuando De Mares logra traspasar subrep ticiamente su concesión a la Tropical en 1916, con ella también tras pasa su " s t a ff" de “ notables a sueldo". De una vez la Tropical hereda unos funcionarlos locales dóciles, tal como lo declara Valbuena a la gobernación, en marzo de 1922: .. .ciertas autoridades se entregaban incondicionalmente a la Compañía petrolera en la esperanza, sin duda, de ser recompensados más tarde, por ella, como casos se han visto. Más adelante, abogando por el Distrito Nacional especial y en contra del municipio, escribe: ... el peligro que se ve venir, de que la Tropical Oil Company, influen ciando sobre sus trabajadores y demás empleados nacionales quedará dueña del Concejo Municipal... Entre 1918 y 1920 algo está claro para los directivos de la empresa. Múltiples asuntos fiscales y de aduanas, de importación en franquicia de materiales, de apertura de vías urbanas y ríñales entre los lugares de explotación, de ocupaciones clandestinas de baldíos en el interior de la concesión por parte de colonos de tierras y de “ colonos", de vigi lancia y policía tanto en el puerto como en los instalaciones de Las In fantes, no se pueden resolver en la inspección sino en la lejana alcaldía de San Vicente, o en la gobernación, aún más lejana, cuando no en Bo gotá. Son asuntos que podrían solucionarse de manera expedita, pasando Barranca de corregimiento a municipio. Entonces es cuando los “ notables" asalariados de la Tropical, con algunos pobladores más, crean y lideran una Junta pro-municipio; desde luego con el apoyo lrrestrlcto de los directivos de la Tropical, se forma en 1917 esta Junta Patriótica Pro-Barrancabermeja, que realizó durante tres años varias gestiones en Bucaramanga, aunque sin mayor éxito ni apoyo de la gobernación. Pero la Ley 120, promovida por el embajador de Washington, llega oportunamente en apoyo de los deseos de la Tropical Olí Company. Con la Ley 120 de 1919, a principios de 1920, los “ notables" barranqueños, vueltos “ fuerzas vivas", se enteran de que un articulo de dicha Ley otorga a los municipios petroleros el 5% de las regalías, que pagan las empresas a la nación. En este momento-rótula de los años 423
1020*1022 se Inscriben las actuaciones político-adm inistrativos y es paciales, mediante las cuales la empresa petrolera logra reforzar su poder territorial. Reanudan la campaña los activistas de la Junta en m edio de un dlíerendo con los municipios existentes. Con las regalías de por m edio se oponen a la nueva municipalidad los cabildos de O aian, Simacota, Betuna, Zapatoca y, antes que toao, el más afectado por la amenaza de mutilación, San Vicente de Chucurl. De hecho, con la segregación este último tiene como perspectiva la pérdida ae su "sanaa al rio” y de los Ingresos que representan el trafico flu via l y el com ercio portuario. En una de las charlas que sostuvimos con K a ia ei «u n e z Osplno, comentaba: La primera refinería la instalaron los americanos en noviembre de 1018 (ale) al pie de! rio en Puerto Galán. Hubo un conflicto de intereses entre Barranca Dormeja y San Vicente, por el reparto de los regalías al mu* nlcipio, que era Son Vicente. Esta regalía nos olla mal. porque con esta regalía uno compra lo que quiera.
Por lo demás, tardarla bastante la llegada de las prim eras rega lías, tema recurrente de las sesiones del cabildo desde su creación y que lo obliga a contratar un Interm ediario para su cobro en Bogotá. Desde 1022, y conociendo estas trabas, unos buitres voraces estaoan al acecho; un leguleyo-m ercachifle de Bogotá, “ representante de m a nufactureros americanos y europeos", como él mismo se ca liilca en su membrete, tiene Incluso el descaro de dirigir al cabildo la siguiente oferta de sobornos y tráfico de Influencias: Señor Presidente del Consejo (sic) Municipal, Barrancabermejn Muy señor mío: Tengo en esta ciudad, desde hace doce años, una oficina de negocios y cuento con experiencia y referencias de primer orden. Además en materia de relaciones oficiales tengo muy buenos (sic) por haber sido representante al Congreso.
Como este Municipio tiene uno participación en el ramo de petróleo, yo podría encargarme de cobrarla si para ello me apodaran. Soy conocido de varios de los actuales ministros del gabinete y creo que mis gestiones serian eficaces.
En espera de su respuesta quedo su atento s.s. Lula Carlos Páex.
Los documentos del cabildo indican que sólo en 1025 llegaron los primeros pagos de las regallas, pero su cobro exigía cantidades de trá mites interminables y la contratación de sucesivos tramitadores, co misionistas y apoderados en Bogotá, entre ellos un tal Constantino Barco. Con estas perspectivas, frente al brote barranqueño de Indepen dencia, San Vicente se opone, reclama y el asunto se demora. Otras protestas se manifiestan en el seno de la asamblea departamental, que teme la pérdida de las codiciadas regalías de la Tropical. R afael Núfiez Osplno resume asi el diferendo surgido entre municipios:
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Existían dos criterios, el uno... que exigía darle proporciones de rica y extensa municipalidad para que sus dominios comprendieran y alcanzaran la totalidad de las concesiones petrolíferas. .. y el otro que quería reducir sus proporciones y acortarlas para ir disminuyendo sus términos distritales... Pero los notables barranqueftos perseveran, con el apoyo abierto de la Tropical, siendo ésta la que suministra hasta la cartografía y los mapas especialmente dibujados para cumplir con los tramites o fi ciales, por lo demás con marcadas Irregularidades. No se conocen documentos y no se puede afirm ar, pero varios indicios sugieren que se negoció y pactó la futura Jurisdicción de acuerdo, primero con los demás municipios y segundo con la misma empresa, la cual acababa de ver am pliado su im perio mediante la Resolución de Esteban Jaram lllo, del 14 de marzo de 1021. L a asamblea departam ental envía dos diputados y uno de ellos, M anuel Serrano Blanco, evoca el litigio que opone ios distritos de Zapatoca, San Vicente, Oal&n y Betulla en torno a las futuras rega lías. Tam bién los dos representantes se acercan a la Tropical: ...Estudiando el problema sobre unos mapas que los diputados Azuero Arenas y Serrano Blanco obtuvieron en su viaje ai puerto, se señaló como lindero del distrito, por el lado de las fuentes de hidrocarburos, la comente de aguas legendarias... de La Putaña. Esta comisión de la asamblea departamental llegó a Barrancabermeja, poco propensa a la segregación, después de ser recibida en las instalaciones de la Tropical, regresa a Bucaramanga convencida: en trega un In form e favorable. M ientras tanto, la Tropical no pudo cumplir con el plazo Inicial del contrato para la construcción de la refinería en Puerto Galán. Solicitó por memorial del 25 de abril de 1021 una prórroga, concedida por el gobierno de Marco Fidel Suárez y, seis semanas después, el 13 de Junio, con firm a del ministro de Obras Públicas, Esteban JaramlUo. La refinería se Inaugura y entra en producción el 18 de febrero de 1022, antecediendo dos meses apenas la creación del municipio de Barrancaberm eja; trona Imponente al frente del caserío y surgen con arrogancia los altos símbolos escultóricos definitivos de Barran ca: chimeneas y "mechones". La verticalidad Insolente del mundo am ericano contrasta con la horizontalidad del caserío nativo. Con las Hamos y el humo de los mechones, se acercan las regalías; se vuelve a agitar la Junta Pro-Municipio. En marzo de 1022 el Congreso solicita hacer escala en Barranca a una comisión presidida por Nemesio Camacho, con varios Integrantes, entre los cuales se contaba Miguel López Pumarejo: iba a inspeccionar otra empresa norteamericana, en Coveflas. Bajando por el rio, se detienen en Barranca el 13 de abril; Nemesio Camacho y sus colegas em iten un concepto desfavorable, buscando una nueva figura de tipo D istrito Nacional Petrolero y, como informa el Jefe de la policía, Valbuena; .. .una verdadera organización oficial con leyes especiales para rodear los Intereses aqni vinculad >s con todas las garantías posibles. 425
De regreso de Barranquilla paran de nuevo el 23 y son recibidos por los directivos de la Tropical Olí Company; visitan el “ campo americano” , todas las instalaciones de producción y quedan deslum brados. Cambiaron de opinión durante esta visita y llegan a Bogotá con concepto favorable a la creación del nuevo municipio, “ aunque no llenara las condiciones requeridas al efecto por la Ley 71 de 1916” . Salvedad inútil, el gobernador acababa de promulgar la Ordenanza número 25 y estaba organizando el viaje de inauguración... Los con gresistas hablan aceptado un papel en una comedia, de la cual cono cían perfectamente el desenlace. Pero la comisión, durante su visita a los campos de Las Infantas sostuvo una conversación con los directivos de la empresa, quienes expusieron sus dificultades laborales y la solución. A solicitud de la Tropical y en consideración a las necesidades de seguridad y policía, los comisionados presentan sin tardar al congreso un proyecto de ley sobre la creación del Circuito Judicial de Barrancabermeja. El resto corre con la velocidad de un rayo: la Ley 5* lleva la firma del ministro de Gobierno, Víctor M. Salazar, con fecha de enero 27 de 1922; autoriza a la Asamblea de Santander "para erigir en muni cipio el corregimiento de Barrancabermeja"; se efectuaron rápida mente los tres debates en la Cámara de Representantes, y los sena dores le dieron paso en seguida argumentando: .. .las condiciones especiales en que se halla la localidad que es hoy asien to de inusitadas actividades por parte de compañías extranjeras, y que en breve tiempo será puerto de movimiento excepcionalmente intenso y variado... Lo cual era reconocer, de parte del gobierno nacional, el papel que tuvo la empresa norteamericana en la creación de un municipio colombiano. Con base en esta Ley, en abril 12 la asamblea del depar tamento, mediante la Ordenanza N9 13, eleva a municipio el corre gimiento. El gobernador firma el día 17. Ahora bien, esta ordenanza señala los limites del nuevo municipio, pero aduciendo la carencia de edificios públicos, precisa que “ empezará a funcionar como tal el 16 de marzo de 1923” ; fija un sueldo de 100 pesos para el alcalde y de 50 pesos para su secretarlo. No obstante, con tanta premura, inme diatamente se producen reclamos. Efectivamente, la apresurada orde nanza adolece de un defecto: ignora tanto la Constitución como el Código de Régimen Municipal: evidentemente Barranca no cumple los requisitos mínimos exigidos por las leyes. Con destreza de mala barista se cambia la Ordenanza en dos días y se "corrige" lo anterior mediante la Ordenanza N? 25, que firma sin tardar el gobernador el 21 de abril. ¿Los cambios? En nada subsanan los vicios legales, en nada cambian la ilegalidad señalada, sino que aceleran el parto. El muni cipio entra en vigencia el mismo día; el sueldo de los funcionarios se duplicó, 200 pesos para el alcalde y 120 para su secretario. Se agregan tres cargos de: Juez, secretarlo y personero. Y sobre todo, se agrega el Articulo 49 dando satisfacción a una vieja reivindicación de las petroleras, en cuanto a policía y vigilancia: 426
El Cuerpo de Policía Departamental de las riberas del Magdalena, constará en lo sucesivo de 27 agentes de 2* clase y 3 de 14, con sueldos men suales de 50 y 70 pesos respectivamente: dependerán directamente de la Gobernación, etc.... Fue en 1916, el mismo año de la radicación de la empresa cuando, según Simón Gal vis "los vecinos y el mismo inspector solicitaron en form a apremiante a la gobernación que se enviara un destacamento de policía departamental” , el cual de allí en adelante se radica en el puerto. Se llama “ Comisaría de las riberas del Magdalena” y en su comandancia se turnan unos funcionarios no residentes y uno que otro poblador. En 1918 son 22 agentes divididos entre el caserío y los campos petrolíferos y, como dice Nüñez Qspino, prestando “ algunos servicios de celaduría a la Tropical Oil Company”. En 1919, dice Galvis, este cuerpo “continuaba en el poblado, pero hubo que destacar algunos agentes a Las Infantas y otros campamentos de la Tropical a hacer guardar el orden” . En 1922, “ en el mes de junio se habían presentado algunos movimientos sociales que estorbaban las labores de la Tropical Oil Company, por lo cual el Gobierno Nacional dispuso el envío de un destacamento de policía. Este destacamento de policía (Nacional) tomó a su cargo la vigilancia de la población. Y en cambio la policía departamental, a órdenes del señor Martiniano Valbuena, se estacionó en Las Infantas y demás campos de la Tropical Oil Com pany” . Precisa en otro aparte que “se presentaron en los campos varios disturbios, promovidos por agitadores comunistas, y en el mes de agos to sucedió otro tanto”. En efecto, sorpresivamente, el primero de mayo de 1922 el des contento obrero en Las Infantas, que venía creciendo desde años atrás, se traduce en un primer intento de huelga en los campos petrolíferos, en parte motivado por las condiciones sanitarias. De tal modo que el nuevo cuerpo policial “ de las riberas” , ahora reforzado, sólo quedaría un mes largo en Barranca. En junio se traslada integro a los campa mentos de Las Infantas, pasando al servicio exclusivo de la empresa, detectando comunistas y desalojando colonos. De allí en adelante “ dependerán directamente" de la Oficina de Seguridad y de Personal de la Tropical Oil Company, bajo la dirección del concejal Meek. Mientras tanto, el 23 de abril de 1922, desde Bucaramanga, llega al puerto una numerosa comitiva de politiqueros santandereanos en busca de votos, de funcionarios de la gobernación olfateando el olor a petróleo y de negociantes de la Cámara de Comercio en busca de nexos mercantiles con la Tropical; la encabeza el gobernador, quien “ declara solemnemente inaugurado el municipio de Barrancabermeja". No faltaba sino el banquete de la comitiva, en las instalaciones de la Tropical Oil Company, la cual según el jefe de la policía:
.. .en forma galantísima ofreció magnificas habitaciones y abundante mesa, las que en su mayoría no fueron aceptadas por temor al concepto popular predominante allí entonces, de que todo agasajo de aquella compa ñía implicaba la entrega y venta espiritual... Seguidamente, Mister Scott, gerente de la mencionada compañía, invitó a la embajada a los campos pe troleros, y en la superintendencia de Las Infantas fue servido un gran lunch. 427
Después de una larga cadena de trám ites "legales” por parte de los peones indígenas de la Tropical, pero ignorando las leyes y la misma Constitución, concluyó él asunto con una decisión ilegal: con actuaciones relám pago de pura piratería oficial y "a pupitrazos” se acababa de crear un municipio anticonstitucional. Se nom bra en seguida una prolija planta de personal, en la cual figuran todos los acólitos de De Mares, los “ notables traspasados” al servicio de la Tropical, lo mismo que los “ patriotas” de la Junta pa gados p o r la empresa norteamericana. D e éstos, dice Valbuena: ,. miseros funcionarios que llegaron al villorrio de los petróleos en su es tado de corregimiento, no a servir ni a cuidar los derechos de cada ciudadano sino a pescar en esa marea, a sacar para si todo el provecho posible ( . . . ) De esta suerte aparecieron neos propietarios y lo que les faltó en rapiñas lo consiguieron en privilegios que les concedió la Tropical Oil Comparo', como que ¿a venta de xa justicia es un negocio productivo. A las pocos días, desde Bogotá, vía. Girardot, lleg a un vapor, atraca en Puerto Galán y bajo e l mando de un general desembarca un desta camento de la Policía Nacional, reforzando las ruerzas de la policía municipal y de la departam ental. Con el mapa y el lápiz de la Tropical se diseñó un municipio sobre medidas. El petróleo define el ám bito territorial de acción de la empresa al in terior de la concesión: la Tropical Oil Company diseña y fija los limites de jurisdicción del municipio, desde lu ego incluido en su totalidad en la concesión D e M ares; de la cual después de su ampliación del año anterior, no era sino la quinta p a rte o sea unos m il kilómetros cuadr ados. La Tropical no resultaba lesionada, pues la jurisdicción municipal cubre el ámbito total, en el cual la empresa desarrollaba entonces sus labores de exploraciones y de perforaciones: una superficie en explotación que no pasaba de 7.000 hectáreas en 1951 en el momento de la “ reversión” . En los municipios, circundan tes quedaban para los petroleros, y en reserva, unas 400.000 v»f»ct.árpgK que no se han necesitado ni explotado hasta h oy; pero que desde hace más de setenta años quedaron vedadas a cualquier tipo de uso social y prohibidas a la colonización agrícola. «
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¿Cuándo y cómo un villorrio, que no era más que n i » «w in m » parada del tráfico fluvial, se convierte en centro industrial petrolero? ¿Cuándo Barranca se tom a en Tropical City? Contesta la Tropical Oil Company: con su irrupción en 1916, una empresa petrolera ex tranjera parte en dos la historia de un asentamiento. A partir de este momento, ella dicta no sólo su metamorfosis sino las características m ismas de la mutación: cambio espacial, sentido, form a y ritm o. De allí en adelante la organización del espacio urbano, el diRpfin y é l des arrollo del pueblo quedan fuertem ente hipotecados por la presencia de la Tropical O il Company. 428
® * * T * n e * l» e n n e J a . 1910-1915
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El caserío de 1900-1910, escala de acoplo-abasto leñero para los vapores que circulan por el rio, adquiere un revolucionarlo contenido productivo y social en 1916. En estas nuevas circunstancias, entre 1915 y 1930, pasa a un nivel superior en su organización espacial, demográfica y social. Se produce una marcada aceleración y se trans forma el caserío: en quince años, fecundado por el petróleo, el v illo rrio parió una ciudad. De igual modo, cien años después de la In de pendencia y luego de varios años de controversias, Barranca consigue su independencia de San Vívente de Chucuri. Pero, y por encima de los decretos administrativos, la realidad era otra. Un siglo después del ocaso colonial, surgía una ciudad colonialista norteamericana encla vada en Colombia. De un enclave extranjero en tierras colombianas nacia una ciudad colombiana en tierras extranjeras. Se mutiló a San Vicente de Chucuri para entregar un municipio colombiano nuevo a una empresa norteamericana; Barranca nace siendo municipio pe trolero de Estados Unidos, o como señalan varios autores, “ un feudo americano”. En cuanto a la manera como aconteció, otra vez, toca retroceder. En 1916 arriba De Mares a Barrancabermeja con una numerosa comi tiva de empresarios e ingenieros norteamericanos, con el fin de iniciar las obras. Estos examinan en primer lugar los sitios de extracción y luego de verificar la presencia de la materia prima, se preocupan por los dos aspectos cruciales de la explotación: — La mano de obra. — El acopio y la exportación del crudo. Recorren los alrededores del poblado, el talud del río y finalm ente escogen el lugar para su instalaciones, en Puerto Galán. Miran el case río y el escaso material humano: habrá que importar personal. Estos dos imperativos van a transformar el caserío de bogas y tagüeros en centro petrolero: el “sitio de Barrancabermeja" se va a mutar en T rop i cal City. Indicio muy ilustrativo, el mismo año de 1916 la gobernación envía el destacamento especial de la policía departamental. En cuanto a la provisión de mano de obra, se resuelve sin dificu l tad. Siendo que las colinas aledañas y las selvas del Opón-Carare estaban despobladas, hay que traer personal de otras regiones. En los campos el jornal está entre $ 0.30 y $ 0.40. La Tropical ofrece $ 0.50, en seguida $ 0.80, al poco tiempo 1 peso. Se riega la noticia a lo largo del rio e inmediatamente fluye la mano de obra. Cuando alguna obra especial, el ferrocarril Barranca-El Centro por ejemplo, exige la con tratación de personal suplementario, se mandan desde el puerto unos “ enganchadores” que se dirigen hacia Antioquia o la costa; la oferta supera la demanda y las necesidades. Ahora, en Barranca el olor a dólares untados de petróleo atrae miles de desempleados, llegando de todas las veredas de la miseria, de la costa, de los Santanderes, y en un 80% de las paupérrimas montañas de Antioquia. En cuanto al espacio mismo surgen varios conflictos en tom o a su propiedad. A la carrera por el subsuelo se suma ahora la codicia por el suelo. Protagonistas son el Estado, los escasos colonos, los empresa 430
rios petroleros extranjeros y hasta traficantes de títulos falsos de propiedades de tierras; surgiendo, como era de esperar, variados anta gonismos entre todos. Entonces, lo más discretamente posible, los petroleros negocian con los ocupantes, unos predios en Puerto Galán, de los cuales los colonos se habían posesionado. Algunos de ellos los tenían registrados y titulados a partir de una adjudicación oficial de baldíos, otros sencillamente venden una posesión y una simple mejora. Los empresarios compran predios a Honorio Campo, a Evaristo Jimé nez, a Esteban Robles (el más próspero cantinero), luego a Alejandro Peña Puyana (futuro je fe de la policía departamental), tierras que todos acababan de titular apresuradamente. A l poco tiempo, com prando predio tras parcela, la Tropical logró conformar un extenso globo al norte del caserío. Entonces con alta malla en alambre de púas cerca su propiedad, la cual alcanza una superficie diez veces m ayor que la extensión ocupada por el caserío. De allí en adelante crecen dos cuerpos vecinos e interdependien tes pero distintos y, no pocas veces, antagónicos: siempre hostiles y enemigos. Sin embargo, sumando los linderos de la Tropical a los di versos obstáculos naturales, la empresa petrolera acaba de dictar el futuro urbanístico de la ciudad: no podrá crecer sino hacia el oriente, a ambos lados del camino antiguo, hacia San Vicente. Mientras tanto inspectores primero, alcaldes luego, prolongan una calle de sur a norte, abren otra hacia el oriente. El poblado se dilata entre 1915 y 1917, hacia el norte, más que todo por prolongación de las vías existentes, calles 5^. 6^ y 7^ En 1918 se detiene, no puede seguir: tona contra una malla de acero, detrás de la cual sólo se ven altos v rubios gringos. Apenas aueda un pequeño espacio sin cons truir en Ja depresión, separando el pueblo del "campo americano” : localización inmejorable para construir el cuartel de la policía, obra a la cual contribuirla luego la empresa. En cuanto al ensanche de la localidad, habrá que abrir calles perpendiculares: Barranca inicia su dilatación hacia el oriente. En 1919 la compañía Tropical proyecta conectar sus instalaciones de Puerto Galán con las zonas de explota ción en Las Infantas: decide abrir una carretera. Compra un lote boscoso entre la malla y el caserío a Alejandro Peña, que lo habla conseguido poco antes por adjudicación de baldíos. El camino se vuelve la carrera 9^ y hasta ella, en sentido sur-norte se prolongan y se co nectan las calles 3*. 4* y 5* La Tropical ensancha asi el perímetro urbano de algunas manzanas más. La ciudad llegó hasta la malla. Posesionada de Puerto Galán, en seguida la Tropical cercó sus predios y puso un portón con puesto de guardia y vigilantes. Eso es lo primero que advierten los congresistas en la comisión de abril de 1922, suministrando de paso un primer retrato del "feudo americano” :
...la Tropical Oil Company, cesionaria hoy del primitivo contrato, man tiene perfectamente cercada con alambre y sin permitir acceso al público, una considerable área de terreno en la que ha construido varios tanques para recibir el petróleo crudo que un oleoducto conduce desde Las Infantas... 431
m i t i f w construidos tm tiífe allí los edificios necesarios para t í servicio de las de la dirección de la Empresa, y ésta ha iniciado asimismo, dentro del perímetro, la formación de na caserío moderno, cuyos edificios están construidos en alto sobre soportes, rodeados de fina malla me tálica y de admirables condiciones higiénicas, caserío que tiene por base t í saneamiento del suelo con alcantarillado para la conducción de las aguas sucias, y acueducto para la conducción de las limpias, en cantidad necesaria para los menesteres de la población que bajo la exclusiva dependencia de la citada Compañía americana se está allí formando... El eoifwii»Mxmn se p i « m i inmediatamente en dos faunas, por lo dranás universales y muy convencionales: primero, la división espacial entre ciudades, indígena y extranjera. En segundo lugar, y reflejo de esta türisiOn. el contraste entre el orden, la racionalidad del diseño y la modernidad Imperantes en la segunda, mientras penurias y arcaís mos se acumulan en t í rancherío de la primera. Tanto lee visitantes oficíales de las afias 20 como los autores m o dernos han manifestado su asombro ante el lujo de las instalaciones destinadas al personal extranjero. Algunos observan eOmo contrastan éstas con la precariedad del alojamiento para la mano de obra nativa. El agente de policía Valbuena. entonces norato, en su primer informe lo expresa a su manera: . . - t í orgullo de los naturales se abate beodamente cuando se v e en con junto la representación oficial viviendo en verdaderas covachas, actuando en oficinas destartaladas enteramente, y de otra, la elegancia y la novedad de todo lo que es propiedad extranjera. En cnanto a la dicotomía entre las “ dos ciudades” , señala t í in forme de Uniandes: La Tropical QQ Compás?, desde la fecha de so instalación, a «rim n ó v ce comportó como un sistema único, como un universo independien te tanto de la cabecera del Coeregúniepto como de su parte rural— era indfisoensaVe ronstruT las plantas físicas en las zonas de trabajo, lo oue rara la oarte rural significó la fundación de pueblos y para la cabecera la construcción de Canrasmeotos. En cualquiera de los casos estos universas eran exclusivos de la C m w s;a. vedados para amenes no formaban oarte de éPa. Las construccio nes adelantadas en los campos de Infantas. El Centro y Barr ancabermeja corroboran las anteriores apreciaciones. Síene t í informe con una página dedicada a los mecanismos fisic-* de segregación étnico-racial y de discriminación social por estratos laborales: tueco un listado evidencia la doble estructura de los siste mas de equipamiento: refinería y campamentos por una parte, dudad por otra, « m duplicación en ambos hábitats, de inversiones dirigidas al mismo fin. Escribe Gómez Picón poco antes de la “ reversión", es decir de la entrega oficial de la International Petroleum por el goV e rro de Laureano Gómez: Sus cables, sos carreteras, sos alambradas que defienden la vivienda, dr los extranjeros contra el acceso de los ■aleantesNo sé cómo interpretar esas alambradas. Pueden significar que las gentes conmines son malos vecinos. Pueden ser efecto de la deseducactón general. Dos males que requieren corrección. Contrasta t í esplendor de la zoca ocupada por tas instalaciones de la Tropical OiT Compon? con la población que a su lado se ha desarrollado... ¡as des ciudades se iban definiendo. 432
La malla adquiere en seguida valor de símbolo y de frontera, separando enemigos; además uno de los adversarios la reforzó como la muralla de una fortaleza. Adentro está el puesto de guardia de la entrada, con su propio cuerpo de vigilancia y sus “ watchmen": afuera están los cuerpos de seguridad suministrados por t í estado colombiano Desde el principio la dudad naciente fue controlada por importantes fuerzas policiales y del ejército, desplazadas a solicitud de la Tropical OU Company Manifestación espacial de su presencia, la policía controla la via de aeceso a la portada de la pe trolera. En la puerta de la oficina del personal, un centinela del ejército colombiano, con fusil, vigila la entrada; a lo largo de la cerca se distríbore te protección asumida por te administración nativa. En las fotografías trabadas por Floro Piedrahita, se ven en el puerto apoya das contra t í muelle de la Troco, a las dragas de la marina, donde se alóla t í eiéreito nacional: una compañía de infantería con sus ame tralladoras Brovming y, eventualmente, nna cañonera de la Armada Nacional. Cerca de la portada, de te malla metálica v de la estación del ferrocarril está la sede de la policía, construida con fondos de la Tropical Oil en un predio cedido por t í gerente; desde este sitio el cuerpo de te poUeia controla las vias de acceso a las Instalaciones de la refinería de Campo Galán. Posteriormente, los empresarios ceden hacia t í oriente y también en posición neurálgica de defensa, un extenso lote para el ejército nacional: asi. más tarde tí Batallón Bo gotá se establece en un lugar cercano y que asegura te óptima protec ción de 1a refinería y de los tanques. En este lugar sigue hoy radicado el batallón que se apoderó de te ciudad en los dias más agudos de la confrontación, en tiempos tempranos del estado de sitia En resumen, a lo largo de la malla encontramos los pantos de defensa del “ campo americano*', dispuestos como torreones: todos adosados a te malla ex tranjera y con sus armas dirigidas hacia los peligros de la ciudad in dígena. Observa a propósito el informe técnico de Uniandes: La Tropical OO Company, desde la misma fecha de sa instalación, se organizó y comportó come un sistema única como un universo independiente tanto de la cabecera del Corregimiento como de su parte rural Luego analta* te formación de “ las dos ciudades”, las causas y consecuencias de este divorcio socio-espacial, y cómo el origen de este fenómeno estuvo en el “ campamento minero” : El núcleo urbano fue creciendo alrededor en función de la “ciudad cam pamento” produciéndose tina ciudad distorsionada en que la compañía petro lera suministraba buenos servicios en sus instalaciones, dando la Ousaón que t í municipio se estaba desarrollando al mismo ritmo, cuando lo cierto era rm abandono para t í resto de la comunidad. Esta separación se torna divorcio: poco a poco va creando en la ciudad un doble sistema, por lo demás muy oneroso, de ciertos equipa mientos; y también una doble estructura de redes y equipos. Esta du plicación paralela de servicios básicos constituye un fenómeno urba nístico muy peculiar y que menciona t í informe del CPU. 433
La Compañía atendió todo lo relacionado con el funcionamiento de sus dependencias y las necesidades de sus trabajadores, y la municipalidad debía dotar de los servicios a la población urbana que no dependía de la Compañía y propender por el desarrollo de su parte ruraL Esto condujo, naturalmente, a la formación de una imagen deformada del desarrollo de la ciudad de Barrancabermeja. El desarrollo y expansión de la Compañía se adscribió tam bién a la ciudad, lo cual no fue verdad. Por lo demis, tanto la municipalidad en general y los habitantes en particular, esperaban, si no la dotación, por lo menos la participación de los servicios que dicha compañía suministraba a sus trabajadores.
Inclusive la política de contratación laboral de la Tropical Olí Company auspicia una segregación y una marcada división dentro del proletariado. D etris de la malla están las barracas prefabricadas de unos campamentos construidos por los obreros colombianos, para alojar una parte privilegiada del personal: unos antillanos, muchos de ellos contratados en Jamaica. Afuera se aloja, como puede, la mano de obra nativa. Como era de suponer, los obreros colombianos, zam bos, mulatos y mestizos no entienden cómo los yanquis pueden favore cer a los "n egros" antillanos, a los cuales desprecian. En virtud de una curiosa lógica, son ellos los que se quejan del racismo de los empre sarios. Obviamente, en los dias de cólera, den metros adelante de la malla el cordón de las armas oficiales, las bayonetas caladas y las ametralladoras en batería, detienen el flujo de la Ira que llega del caserío. No se puede Ir más allá: aquí empieza "e l Norte". Quizá Tropical City es la única ciudad que nace en el siglo X X con precoz estado de sitio y, periódicamente, con una doble adminis tración, civil y militar. Inclusive, muy temprano Inaugura la era de los alcaldes en uniformes, nombrados desde el Ministerio de Guerra. Con alcaldes militares, muy a menudo el “ orden público" sustituye a las "obras públicas", reduciendo estas últimas a unos rollos de alambre de púas para cerrar una calle e impedir el paso de un multitudinario desfile de obreros, manifestando su inconformidad. En octubre de 1924 llega el ministro de Industrias Dlógenes Reyes, en medio de la huelga general de los tres mil obreras de las petroleras, pero según sus declaraciones al diario El Espectador parece encargado por el m i nistro de Guerra: Inmediatamente salí a ponerme al frente de las tropas y policía, que estaban en dos dragas en el puerto, y en tierra cubriendo una linea de defensa, porque en el peligro grandísimo que reinaba, desde el mediodía se hizo un plan de defensa, para el caso, entonces considerado muy posible, de que hubiera un gravísimo conflicto, y porque al no ser aceptado el convenio por los obreros, era el caso imperativo de hacer predominar el principio de autoridad y restablecer el orden en el puerto.
Escriben los directivos de la Tropical en el Informe que envían el 27 de octubre al embajador de Estados Unidos en Bogotá, Samuel H. PUes: ...s i no hubiera sido por la actitud terminante de la Policía Nacional, al mando del Coronel Evaristo A l daña, que mantuvo un limite entre la dudad y la planta de la compañía, habrían podido presentarse serios daños a la propiedad de la Compañía y, quizás, daños físicos a los empleados extranjeros de ésta y sus f amilias, personas que habitan en estas posesiones. 434
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...muchos huelguistas estaban armados, la mayoría de ellos estaban be biendo y se fijaron diferentes horas para intentar abrirse paso por entre la la policía nacional, que estaba estacionada entre la ciudad y la planta. ... un grupo de gente dirigido por Mahecha (quien empuñaba un revól ver) y que trataba de llegar a la oficina de los telégrafos, pero fue enfrentado por la policía nacional, en la linea divisoria o limite, a una distancia de 100 yardas, que se habia establecido previamente como el punto más cercano a nuestra valla al que podía llegar la multitud. ... le sugerí que tratara de contemporizar con ellos hasta que llegara la cañonera... .. .La ciudad estaba al cuidado de la Policía Departamental, 35 hombres: los cuales están muy poco entrenados y no son suficientes. La Policía Nacio nal estaba en servicio en nuestro campo y entre el campo y la ciudad. La Tropical ya manejaba también la administración de la ciudad “ en form a delegada” , pero en estas circunstancias constatan sus di rectivos que poco sirven sus "guachimanes” : El departamento de policía es ineficiente, el alcalde casi inútil, el jefe de la Policía Nacional es el único hombre fuerte y eficaz ( . . . ) . Es muy sig nificativo el hecho de que el ministro, quien durmió la primera noche en la casa de Honorio Campo, decidiera dormir la segunda noche en la draga donde estaban acuartelados los soldados. ( . . . ) La cañonera llegó a las 8 p.m, Muerto Theodore Roosevelt seguía vigente la “ diplomacia de las cañoneras", aunque perfeccionada. Y a no era preciso mandar los bu ques de guerra de la “ U.S. Navy” : en las “ repúblicas bananeras” , con el telégrafo y el teléfono era fácil disponer directamente de las caño neras de los gobernantes locales: ... Le envié hoy a usted un telegrama pidiéndole 200 soldados más... El ministro de Guerra me informó que acababa de ordenar que se enviara, desde Medellín otra compañía de soldados a Barrancabermeja. ... esperábamos que al estar todavía presentes las tropas y éstas bajo el mando de un hombre co mo el General Acosta, no ocurriría ningún daño de magnitud a su misión. Estos son algunos apartes del inform e del gerente de la Tropical del 27 de octubre. En realidad la malla separa dos mundos: aquel asép tico y sin malaria, con angeos y sin zancudos, con luz eléctrica, auto móviles que se lavan con agua que sale a chorros de mangueras de caucho, teléfonos, piscinas, ventiladores, casas sobre pilotes en cem en to, techos importados que brillan, hospital con médicos y enfermeras vestidos de blanco, sábanas Inmaculadas tendidas al sol. quinina, niños rosados jugando con Juguetes mecánicos, carritos y bicicletas; donde circulan las siluetas altas y robustas de gente con cabello rubio y ojos azules, mujeres delgadas, unas flaquísimas y pelirrojas con pecas, todos con ropa extraña y que hablan raro. Masones unos, protestantes o ca tólicos todos, desde la pureza inmaculada miran a través de la m alla un universo sucio de chozas humeantes, de tugurios con techos de paja filtrando olores de pescado frito con grasa quemada cien veces, exha lando miserias, las sábanas sudorosas de los maláricos, chozas que huelen a leña, donde se agita un mundo de hombrecitos de piel oscura, vestidos con harapos, la camisa fuera del pantalón (armados todos además), y niños desnudos en los caminos, jugando al frente de canti nas que botan a la polvorienta calle su tufo de cerveza, chicha y orines, 436
Junto con el bullicio de las pianolas, con borrachos a toda hora, muje res que salen de madrugada en enaguas y con bacinillas en la mano: el infierno, el pecado y el castigo de Dios con la sífilis: el burdel con
alcalde y cura. Eso es lo que se advierte, de lejos, desde la malla: “ El campo ame ricano” , dicen documentos del municipio; otros señalan “ el ferrocarril americano” y unos autores hablan del "feudo americano". Era Tropical City, donde en enero de 1927, durante una sangrienta huelga, Floro Pledrahíta grabó la fotografía de un cordón de policía en el puerto y cuya leyenda reza: L a P olicía Nacional obstruye arbitrariam ente una vía pública a los huel guistas alegando su je fe que esa v ía no era territorio colombiano.
Contó más tarde el médico Gonzalo Buenahora a Mauricio Archila: H abía un celador en la puerta de llegada, y o fu i con el señor alcalde a hablar con e l gerente y dijo el celador; — ¿Traen la boleta del gerente? — ¿No? Entonces no pueden pasar. — Que y o soy el alcalde. — N o im porta ésto es de la Tropical, ésto es la concesión, ésto no es Ba rranca. Y el alcalde de Barranca no podía pasar sin perm iso del g e r e n te ... le tocaba dejarse patiar porque si e l alcalde protestaba pues lo botaban. Era su ficien te que el gerente de la Troco llam ara al gobernador de Santander y dije ra que le cambiaran de alcalde y se lo cambiaban. El alcalde, o todos los alcaldes, eran entregados a la Tropical. L a Trop ical era intocable. #
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Más que la problemática de tierras rurales, impactarla al poblado la cuestión de la escasez de suelo urbano. No había notable presión de los terratenientes que circundaban al pueblo; el que más obstaculizaba su crecimiento era la propia Tropical que impedía y excluía de una vez toda posibilidad futura de expansión urbana hacia el norte. Ade más, en dirección a oriente, casi lindando con el casco urbano, unos pequeños globos de baldíos adjudicados bloquean él libre ensanche en este sentido. Finalmente los migrantes son andariegos; aventureros o cacharreros que llegan, ahorran unos pesos, y se van. Barranca es un intento, una escala; más un sitio de paso que de sedentarización. En estas circunstancias lo que sí se advierte, multiplicada e intensa, es la especulación rentista de los casatenientes mediante el alquiler. De tal modo que la cuestión angustiosa de la escasez de la vivienda y de su alto costo, está en la misma génesis del poblado. Enganchados por la Tropical a lo largo del rio, a veces desembar cando de los propios vapores de la empresa, llegan a Puerto Galán miles de migrantes en busca de techo y de un elemental albergue. Pero desde tiempo atrás unos especuladores locales consideraban la vivienda no como un bien de uso, sino como una buena mercancía, con notable 437
valor de cambio. Cuando se incrementan los flujos de migrantes, estos nuevos pobladores contribuyen a que la vivienda adquiera mayor valor de mercancía y fuera próspera fuente de rentas. El villorrio de principios de siglo se consolida en los años del “ boom" petrolero, principalmente con base en un catastro urbano, conformado por numerosas adjudicaciones de solares para la vivienda de los pobladores anteriores. Igual que en otras ciudades (Quibdó, para no citar sino un caso), los residentes adquirieron sus solares me diante una solicitud de baldíos urbanos al Ministerio de Industrias; y, en ciertos casos, realizaron estos trámites para legalizar una posesión que ocupaban desde años atrás. Con toda evidencia, hacia 1920-1930 el parque inmobiliario es su mamente reducido, pero prollferan el arriendo y los inquilinatos. En cuanto se refiere a los migrantes es particularmente típica la trayec toria de la familia de Arnulfo López Ortiz, nacido en 1929, quien pro porcionó valiosos datos relativos a la penuria de la vivienda: M i mamá era campesina santandereana de Socorro y se vino con sus her manos para cocinarles. M i padre era antioqueño y se vino joven de Carolina. Se conocieron en Infantas y se juntaron. N o se casaron pues no era la costum bre. Nací y o en el 29 en el campo 9 y medio, en Infantas. A llá vivíam os en una casa de madera con techo en lona asfaltada y la cocina tema un fogón de leña. En el 31 nos pasamos al campo 16, la casa era de madera también pero con techo de zinc y e l fogón era de leña, en e l suelo. En el 34 nos pasamos al centro, campo 22, en una casa de ladrillo con techo de zinc y se cocinaba ya con gas natural. Y en 1935 nos pasamos a v iv ir aquí, en el centro en la calle novena con carrera cuarta, prim ero en e l barrio de los veinte cuartos. Bueno no era un barrio sino una cuadra, de esquma a esquina, veinte cuartos de cinco metros, es decir que cada cuarto era grande y allí se alojaban varias familias, 10, 15 ó 20 personas.
Evidentemente, había pasado la edad de oro tal como la vivió Rafael Nüñez Osplno, hacia 1916: Andrés Guerra estaba allí cuando llegamos, y o de cuatro años, con mis padres, y nos dio alojamiento hasta que este mismo año del 16 compramos una casa de bahareque embutido con un techo en paja de iraca, por 80 pesos. En cuanto a solares no había dificultad alguna, uno llegaba se m etía en una ras trojera y decía eso es mío, cercaba y ya. Pero con la Concesión todo e l mundo perdió su derecho de antes. Claro que uno reclamaba el pago de mejoras al Gobierno y desde Bogotá ordenaban el pago de la T rop ica l En esa época el municipio, o el corregidor, daban solares urbanos de 10 de frente por 25 de fondo para construir casas. Antes de existir el municipio uno agarraba su lote, eso es mió, no más.
Pero en este mismo año de 1916 las cosas cambian bruscamente, como él mismo lo advierte: .. .a la sombra de los trabajos, fueron llegando personas de todos los matices... artesanos, aventureros y maleantes. Había escasez de habitaciones y los arrendamientos empezaron a subir de precio. Algunos de los que llegaban todavia alcanzaron a que se les señalarán lotes de terreno para edificar, en forma gratuita.
En 1921 este testigo observa cómo unos diez de los más antiguos pobladores, con solares en el pueblo, algunos de ellos especuladores del alquiler de piezas, se precipitan a fundar fincas a la orilla de la carre
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tera a Las Infantas, recién abierta por la empresa, con el fin de conver tirse en “ colonos" de un día para otro. Es el mismo fenómeno que Valbuena describe con otras palabras: . . .Con la era de los petroleros vino la fiebre de las adjudicaciones y cada cual echó por la calle de en medio, haciéndose adjudicar lo que a otros perte necía con m ejor derecho por ocupación más antigua, pero que inocentes del cambio de ios tiempos ningún título oficial habían adquirido y fueron barridos por los vivid o res de última hora.
En Bogotá, en el tomo 62 del Fondo de Baldíos, del AHNC, los folios 23, 24 y 25 los conforman numerosas solicitudes de adjudicaciones de lotes de baldíos, rurales unos, otros en el área de la población de Barrancabermeja. Igualmente se encuentra información al respecto en los listados anuales del Ministerio de Industrias. Obviamente pre valece sobre las adjudicaciones rurales el interés por legalizar las apropiaciones de solares urbanos. Referido a 1923 y al poblado, Galvis escribe que “ empezaron a solicitarse las adjudicaciones de los lotes baldíos de varias de las construcciones de la localidad” , lo cual pudi mos comprobar en el AHNC donde al sintetizar los datos, los listados oficiales indican: — En 1923-1924 figuran en Barrancabermeja 43 adjudicatarios, de los cuales 7 son mujeres. De las adjudicaciones unas 9 son de tipo rural, desde 7 hasta 20 hectáreas (Ley 71 de 1917). Las demás supues tamente se refieren a solares urbanos, con un mínimo de 24 mts* y un máximo de 2.396 mts=. Es decir lotes urbanos en 34 casos. — En 1924-1925 se otorgan 15 adjudicaciones, de las cuales 6 co rresponden a mujeres. Rurales son unas 4, desde 4 hectáreas hasta un máximo de 20. Urbanas, suman 11, con un mínimo de 269 mts1 y un máximo de 2.376. —En 1925-1926 figuran seis adjudicatarios, todos hombres; tres reciben entre 10 y 20 hectáreas y tres más lotes de 458, 520 y 3.670 mts1. Como se ve, entre mayo de 1923 y mayo de 1924, todavia numerosos habitantes consiguen adjudicaciones con base en la Ley 71, bien sea en Barrancabermeja o en sus alredores. El listado indica que fueron siete beneficiados, cada uno con 20 hectáreas en E1 Porvenir y otras zonas aledañas a la localidad. Mientras tanto Honorio A. Campo y Marco León Serrano al servicio de De Mares desde 1913 consiguen 7 y 16 hectáreas, respectivamente. En el poblado se otorgan amplios solares o pequeños lotes para vivienda a 34 personas. Entre ellas figuran varios personajes ligados a la Tropical y a la vida pública de los primeros años, como Juan F. Stuart, Nepomuceno Gómez, Cerbeleón Machuca, testigo analfabeta e idiota útil del “Acta de San Vi cente” en 1916, donde firmó por él Andrés Guerra. En este listado figuran 8 mujeres con su solo apellido. Según el listado, el tamaño de los lotes urbanos varia considera blemente y recuerda el comentario del entrevistado: “Uno agarraba lo que podia y decía eso es mío". Clementlna Gómez estuvo de malas y seguramente sus 24 mts1 corresponderían a la legalización de un exiguo rancho de 4 x 6, como aquellos que se ven en las fotos de esa época. 439
Tampoco resultaron muy favorecidos los hermanos Parra con 91.80 mts*, Igual que Bonifacio Jaramlllo, con un solar de 6 x 12 (72.25 mts1). Más afortunados, otros consiguieron cercar y denunciar entre 400 y 1.000 mts*. Finalmente, como Juan de Dios Serrano, algunos logran hasta 1.545 mts1, tamaño muy generoso que permite la partición y conlleva a varias modalidades de especulación (curiosamente consi guió en el mismo año 1023, además de la anterior, una adjudicación rural por 20 hectáreas en las goteras del pueblo). En cuanto a Fran cisco Amaya, firma una escritura por 2 300 mts2, extensión que favore ce la división y reventa parcial inmediata. Hoy en el centro se verifica la persistencia de algunos de los linde ros del primer loteo de posesiones y adjudicaciones; desordenado, caó tico, con manzaneo irregular y linderos torcidos. En nada se corres ponde con la medida standard de 10 metros de frente por 25 de fondo. Se aclara este asunto al detectar mediante los documentos dos tipos de adjudicaciones: con dimensiones regulares en nuevas manzanas y con diversos tamaños y formas, cuando se trata de la legalización de un predio de posesión anterior. Una vez más, el urbanismo se articula con las modalidades de la propiedad privada. Al año siguiente, desde mayo de 1924 hasta el mismo mes en 1925, el cuadro del Ministerio de Industrias indica una disminución de las adjudicaciones, con solamente 15 beneficiados, de los cuales, 6 son mujeres con un solo apellido. Dos de ellas reciben cada una 20 hectá reas, igual que Pedro Sierra Támara (en La Esperanza), lo cual re suelve la cuestión de saber cómo se consiguieron las tierras del futuro barrio Colombia. Por su parte, Emilio Rivera titula 9 hectáreas. Ade más de estos 4 predios rurales, 11 beneficiados titulan solares urbanos, con un mínimo de 209 mts- y un máximo de 2,376; entre estos Ultimos figuran 4 mujeres. El tercer listado del Ministerio corresponde al periodo mayo de 1925-Junlo de 1926 y se reduce a 6 adjudicatarios, todos varones. En la localidad se adjudican tres solares en 1925-1926. uno a nombre de José V. Mogollón —el comerciante— por 458 mts2, y otro a nombre de José María Serrano por 3 670. En las afueras (El Rosario o La Es peranza) Marcelino Hernández recibe 10 hectáreas, Eduardo Sierra 20 y su hermano Pedro María Sierra titula 10 más. De tal modo que los hermanos Sierra lograron — no se sabe cómo— el fraude de conse guir varias adjudicaciones y sus propiedades (sin contar los solares urbanos), totalizan 50 hectáreas con las cuales se convierten en los máximos "latifundistas'' del lugar. En seguida lanzan una operación comercial de loteo urbano en el futuro barrio Colombia, que se rese ñará más adelante. Si bien es este el caso más notorio y documentado, no es el único, Al comparar los listados del Ministerio de Industria con aquellos establecidos por la Inspección de policía desde 1900, se comprueba que hacia 1920 varios habitantes hablan logrado, en acuer do con algún corregidor, denunciar o registrar sucesivas adjudicacio nes tanto urbanas como rurales. Es más, los primeros listados catas trales de los años 1922-1924 establecen una relación directa entre esta 440
práctica y la concentración rai2 urbana. También evidencian que estos especuladores de las viviendas y del alquiler dominaban entonces la vida política local y el aparato burocrático municipal. Después no se encuentran listados hasta el año 1932, con estas adjudicaciones urbanas y rurales: Alberto Lldenoros (335 mts'j, José A. Monterrosa (20 Has,), Pedro León Rodríguez (20 Has,), Simón F Galvis (500 mts*), Salvador Muñoz (224 mts2) Los últimos datos, para el afto 1935, indican que se adjudican 258 mts* a Cristóbal Restrepo y 539 a Plutarco Vargas, Mientras tanto, el Ministerio sigue titulando globos de baldíos de la nación dentro de la concesión, pero en Jurisdic ción de San Vicente, En 1932 recibe cada uno 20 Has., Casiano Martí nez y Domingo Rueda. En 1933 se adjudican 20 Has. a Jasé Rueda, La misma extensión titulan a Gregorio Quljano en 1934 y a Siervo Higuera en 1935, Por otra parte, en el momento de la fundación del municipio el cabildo reservó algunos lugares para calles y plazas, edificios públicos, cementerio, etc., que son propiedades de la nación y del departamen to: todos, por supuesto, situados dentro de la concesión De Mares, y ocupados algunos por colonos. Municipio, gobernación, ocupantes y concesionarios, son los cuatro protagonistas disputando el dominio de estos predios; quizá no existan en el país tierras con una situación jurídica tan intrincada. Muy a menudo (como lo hacían los inspecto res en el período anterior) el personero municipal solicita instruccio nes al gobernador, cuando no al ministro de Industrias; los cuales por lo general, en medio de una argumentación Jurídica confusa o evasiva, eluden o aplazan la respuesta clara y definitiva: la ambigüedad per siste, En 1932 seguía la confusión en tomo a las adjudicaciones y el “ apoderado del municipio" se dirige al ministro, José Antonio Chaux le contesta dándole las instrucciones, pero sin decir, ninguno de los dos, cómo actuar con terrenos situados dentro de la concesión De Ma res-Tropical. Como se ve, con cuatro actores Barranca presenta una marcada peculiaridad en las disputas en torno a la tierra. Las contro versias agrarias clásicas se complicaban, agregando a las pugnas por la propiedad del suelo aquellas relativas al dominio del subsuelo. De Mares tuvo la imprudencia —¿premeditada?— de anunciar públicamente, que necesitarla 1 000 hombres La frase se riega a lo largo del rio, hasta Mompox y más allá; su eco llega hasta las laderas de Antioqula, los barcos circulan la voz hasta Honda y Glrardot, En Las Infantas, en Puerto Galán, en el muelle descargando toneladas de materiales importados, en el montaje de la refinería, la construcción de oficinas y campamentos, monte adentro derribando selva, aserrando polines y tablas, abriendo carretera a pico y pala, tendiendo carrilera, colocando treinta kilómetros de oleoducto, y en el mismo pueblo pe trolizando calles o perforando un pozo artesiano para el acueducto, brotan numerosos frentes de trabajo: se concentra hada 1920-1922 en la zona un impulso industrial multifacético con una Intensidad única en el pais. 441
En 1922 ocho vapores pertenecientes a la Troco están surcando las aguas del Magdalena. Desde Barranqullla, a lo largo del rio los ribereños ven pasar toneladas de materiales metálicos y de cemento, extrañas maquinarias gigantes, carros y camiones, locomotoras y va gones. En la estela, centenas de desocupados llegan a las afueras de Puerto Galán, arriman flujos de jóvenes tolimenses, costeños y antioqueños; hacen fila y quedan registrados con un número. Acudieron más de tres m il hombres a una oferta de trabajo nunca vista en el país: tan pronto llegan, quedan de una vez “ enganchados” , con sueldo igualmente singular en el pais, de 1 a 1 50 pesos diarios. El puerto se anima, el poblado se torna un hormiguero de inmigrantes que llegan a un villorrio que no pasa de 200 casas. La crisis de la vivienda y la penuria aguda de alojamiento acompañan el nacimiento de la Tropical City; cuando en los campamentos provisionales los inmigrantes se alo jan en estructuras precarias, ranchos de madera con techos en tela asfáltica y carpas. Las epidemias no tardan. En el caserío superpoblado, los obreros buscan alojamiento; a las chozas se agrega una pieza atrás, dos y tres, y en cada cuarto se aña den más camas. Surgen fondas, hospedajes, cantinas y “ garitos de Juego". Se generaliza el alquiler, el subalquiler, el inquilinato. El pro pietario de un lote frontal sobre un camino construye una hilera de veinte cuartos, piezas separadas por paredes de cartón: alquila por mes, por noche y por cama. Se vuelve la renombrada cuadra de “ los veinte cuartos”. Otro, desde la calle abre un sendero axial hacia el fondo del solar y a ambos lados construye exiguas y rudimentarias piezas, sin luz, ni ventilación, ni agua y donde apenas cabe un catre: surgen, “ los pasajes” , precoz expresión de un modelo espacial, predial y arquitectónico, que caracteriza hoy el inquilinato a lo largo y ancho del pais. La producción de víveres del entorno apenas da abasto a la po blación local. Crece la demanda de alimentos, de las pocas fincas ri bereñas salen canoas cargadas con cerdos, yuca y plátano hacia Puerto Real y el puerto del Mango: también suben los precios de las provi siones y de la alimentación. En 1918-1919 el salario de la Tropical llega a 1.50. Aumentan al mismo ritmo los alquileres de camas y pie zas, la alimentación, el lavado de ropa, la chicha y la cerveza en las cantinas que brotan por doquier; las “ mujeres de amor corsario” (según Núfiez), de una vez cobran 1 peso, algo más las "italianas” y “ argenti nas” y hasta 2 pesos las dudosas “ francesas” , supuestamente rubias y muy solicitadas. Se analizaron los listados del municipio para el cobro del impuesto de aseo. Particularmente legible es aquel de septiembre de 1923 que posibilita varias conclusiones, por lo demás válidas para otros meses y durante varios años. En primer lugar, asombra un alto nivel de con centración de la propiedad construida y de la especulación con los alquileres. Un total de 30 propietarios son dueños de más de una casa, con un mínimo de dos viviendas y un máximo de 13, controlando este 442
reducido grupo un total de 110 casas. Otro clan importante es aquel de los propietarios de una habitación dividida y compartida con uno o varios hogares de inquilinos, totalizando más de sesenta casas. Apenas unas 50 casas se pueden calificar de viviendas habitadas exclusivamente por los propietarios; el resto, 175, que conforman cerca del 80%, consiste en varias formas de viviendas compartidas, con sub divisiones, alquiler, subalquiler y numerosos casos de inquilinatos, que ya en esa época se llamaban ‘'pasajes’’. Eran el resultado de la parti ción del frente de un lote regular, convertido en dos tiras. Consistían entonces en un corredor axial desde la calle hacia el fondo del solar, separando dos filas de cuartos ciegos, sin iluminación ni ventilación, muy a menudo construidos en materiales tan precarios con paredes de cartón o de láminas de hierro corrugado, generalmente con el tra dicional techo en paja. Esta tendencia especulativa, con base en el "pasaje" y el inquilinato, tendría varias expresiones pero subsistiría durante mucho tiempo. En la zona de desarrollo urbano de los años treinta y cuarenta (sectores Colombia, Buenos Aires) subsiste, aún hoy en dia, este tipo de organización predial, a veces transformado el pasaje en estrecha via pública. Los listados indican propietarios de 5, 7,10 y hasta 13 casas alqui ladas. En ciertos casos un dueño de varias casas puede concentrar hasta 23 inquilinos. Véanse estos ejemplos: Felipe Serrano era propie tario de 8 casas que alojaban 17 familias de inquilinos; Pedro Antonio Serrano, llegó con el cargo de inspector en 1912 y lo califica Galvis de "capitalista muy conocido” ; en 1923 tenia tres casas, además de la suya: una la alquilaba a una familia, otra la ocupaban 8 arrendatarios, y en la última se amontonaban 12 hogares, en igual número de piezas; Roberto Insignares no tenia sino una vivienda: la comparte con siete inquilinos; Pablo Sandino también tenia una casa, con el número 263, que albergaba 17 hogares de Inquilinos, entre los cuales uno era Raúl Eduardo Mahecha, un inmigrante de origen tolimense que llegó al caserío en septiembre de 1922; Andrés Núñez es, al parecer, el máxi mo casateniente de estos años: propietario de 13 Inmuebles sólo ocu pa uno, alquila los demás a 14 arrendatarios, es decir, uno por familia. Si Núñez construyó o compró 13 chozas, alguna perspectiva tendría. Aunque sea un tema secundarlo, asombra para esa época, la situación de libertad de la mujer barranqueña: independencia social, sexual y laboral, muy notoria en relación con la propiedad raiz: — Una mujer dueña de un almacén y otra de una cantina. — 35 son propietarias de su casa. —Varias mujeres arrendatarias de una tienda, un hospedaje, etc. —88 inquilinas de casas, de un espacio partido o de un sencillo cuarto. En las escrituras notarlas se comprueba lo que indicaba el Archi vo de Adjudicaciones de Baldíos. En Barranca numerosas mujeres, en su mayoría solteras, son propietarias de casas y solares. Llama la aten ción que muchos compradores figuran como “mujer célibe” . Acercando estos datos de otras situaciones, sugieren que quizá en Barranca la 443
mujer colombiana, plebeya y trabajadora, alcanzó una libertad indi vidua) Unica an el pan concordatario y puritano de 1620 Al lado del incipiente y novedoso proletariado industrial, también surte en Ma rranea, y muy temprano, un nuevo tipo de mujer del pueblo. Sorprende entonces, conociendo la convencional actitud resignada y silenciosa de la mujer de entonces, encontrar huellas de sus protestas colectivas o Individuales. (Existen Indicios muy precoces a principios de siglo, cuando las lavanderas se enfrentaron victoriosamente a un terrateniente que ha bla cerrado el camino que conducía a ia quebrada “de las lavanderas". Defendían au derecho al trabajo, y algo Igual ocurre el 6 de septiembre de 1622. cuando Ramona Rico, quien tiene un "parapeto" de fritangüera en ia plata del mercado, se dirige al cabildo en nombre de "no sotras las vivanderas". ¿1CI motivo?; ios editas pretenden desalojar estas ventas de la plata. En otra oportunidad, en noviembre de 1622, Ana Ocampo de laata tiene la audacia, primero de no quedarse callada, y. segundo, de protestar abiertamente contra Is acusación de aer pros tituta. Y va mis alia, denunciando airadamente ei acuso del médico del municipio, a quien, además, acusa sin tapujas de haber transfor mado el dispensarlo antlvenereo en "un lugar de burdo! y de vicio". (ion apenas algunos de los hechos entre muchos, cogidos al vuelo dentro dsl aneedutarto de la crónica cotidiana, pero que ponen a) dascubierto una sicología femenina colectiva de ruptura. Las mujeres hablan y, si es el caso, lo hacen claramente y sin rodeos, si es necesario, protestan en forma muy combativa. En Marranea la pro testa urbana, bien sea cívica o laboral, muy temprano es femenina y no «a nada sorprendente ver en les fotografías de Floro Piedra-hita a numerosas mujeres presenciando o acompañando los desfiles de la manifestación obrera; participan en forma beligerante en los comba tas del proletariado. Cerrado este paréntesis, también se observa que ia máxima con centración de la propiedad actúa en beneficio de un determinado grupo: aquellos que llegaron a) pueblo entre 1600 y 1610, entre los cuales figu ran varios de lo» "notables'* y de los individuos que se pusieron al servicio de De Mares, En cuanto a los propietarios de una sola caca, muchos de ellas la comparten con un arrendatario. Para muestra, una incursión en los primeros tomos de escrituras notariales no carece de interés. Re crea la Notarla Primera en 1620 y de entrada, en su primera escritura, aparece la Tropical Olí Company. En facha, mano 14, se vende por 200 pesos "una casa de tablas y palma" "y una hectárea"... "alinderada por el occidente con pro piedades de la Tropical Oil rompan?". Habla sido anteriormente de "Martin Maya, adquirida como colono cultivador de baldíos". En seguida figuran varios Instrumentos de negociaciones de colo nos vendiendo fincas urbanas, adjudicadas en los afios 1622, 1622 y 1624. Con frecuencia tienen una muy reducida extensión; A SO x A. 20 mía.. 7.20 x I 00. A x 17 12 mis., etc., es decir en muchas casas con dimensiones que indican; primero ia irregularidad de las manganas, 444
ex decir de unas cuadras trazadas sobre la marcha en función de las coyunturas de la demanda, pero aln un previo proyecto de con junto; segundo, la desigualdad de adjudicaciones que no obedecen a una norma única, sino más bien á la legalización a posterior! de una ocupación anterior y, finalmente, en ciertos casos Indican la división Irregular y por partición de un solar original, adjudicado con medidas regulares y dimensiones mayores. En los dos primeros tomos de escrituras notariales, aftos 1620 y 1627, los Instrumentos con cierta frecuencia se refieren a la venta a la Tropical, por parte de un colono, de tierras que le fueron adjudicadas oficialmente o que ocupa por posesión sin denuncia. Y en forma más reiterativa aún, el bien raíz negociado linda y choca con propiedades empresariales. La cin dadela americana de "Tropical City" es el lindero limitando la ciudad colombiana y es aquel que más se sehala en estos documentos. Kn cuanto a la gama de precios de la propiedad raíz, un solar vale entonces entre 50 y 100 pesos, con casa sube a 1A0 o 200; llega en un solo caso a 400 pesos. El salarlo diario del operarlo raso en la Tropical Olí Company es de 1 peso con 50 centavos y los sueldas mensuales de los empleados públicos oscilan entre 100 y 150 mensuales. Significa lo anterior que un solar equivalía mis o menos a 2 ó 3 meses de salarlo obrero y que una choza se conseguía Invlrtlendo el equivalente de 4 sueldos obreros, o de un sueldo de funcionarlo oficial. En estas cir cunstancias están en condiciones óptimas de especulación los dueflos de tierras situadas en las goteras del caserío. En 1920, según Blmón Oalvls: .. .se c o n s t i t u y ó !s s o c ie d a d S i e r r a T á m a r a H e r m a n o s , c u y o s s o c io s , so lt a r e s M a r r o y P e d r o S i e r r a , s e e s t a b le c ie r o n a q u í c o n n e g o c io d e g a n a d e r ía y a d q u i r i e r o n e l fu n d o q u e h o y fo r m a io s b a r r io s C o lo m b ia , U r l b e U r ib e , P u e b l o N u e v o , y c a m p o d e a t e r r iz a je , p o r c o m p r a a l s a b o r A n a s t a s io V i lla r r p a l
Y añade que en 1622: . . . ae e m p ezó e l tra za d o C o lo m b ia y B u e n o s A ir e s .
de
u r b a n iz a c ió n
de
lo s
b a r r io s
d e n o m in a d o s
Efectivamente, según los archivos del municipio a partir de 1622 el cabildo trata en forma cíclica el tema del barrio Colombia, Desde años atrás, Pedro Sierra habla sido frenado en sus planes, por sus rivales en el cabildo; en 1623, el Acuerdo No. 4 estaba evidentemente dirigido contra su proyecto: , . . T o d o «1 q u e p r e t e n d a la u r b a n iz a c ió n d e u n b a r r io , d e b e s o m e t e r a la c o n s id e r a c ió n d e l C o n c e j o e l p la n o r e s p e c t i v o p a r a su a p r o b a c ió n o r e p a r o s . N o p o d r á d a r s e p r i n c i p i o a la s e d ific a c io n e s d e u n n u e v o b a r r io s in q u e lo s p la n o s r e s p e c t i v o s h a y a n s id o a p r o b a d o s . . .
Se pacta en este mismo ano un acuerdo con los Hermanos Sierra y en 1924 presentan ellos al municipio los planos de parcelación, de loa cuales no queda huella. En enero 13 de 1625 se evidencia que loa Inversionistas encusntran su especulación frenada nuevamente, por rivalidades o enemistades en el seno del cabildo. El presidente del con cejo manda la siguiente comunicación a Podro Sierra Támara:
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, ; Mientras que loa señorea Sierra Támara Hermanos y Osario Hermanos no cedan al Municipio de Bsrrancabermeja para plazas, parquea y edificios públicos en I m a m a p r o p ia d o s para taiea finca, cuatro í4> manzanas de las veintiuna 121) que se hallan trazadas en al pleno que han presentado, cata Corporación ae abatiene de impartir la aprobación solicitada por medio del memorial de fecha 27 de noviembre último. Se advierte al señor Sierra T, que para la escogerteta y señalamiento de las manzanas a que se refiere la proposición transcrita, puede entenderse cor* los señores Alcalde y Personare Municipales y con el Concejal Honorio A. Campo S , quienes han sido comb sonados para este fin Honorio Campo, como ae vio anteriormente, era uno de loa acólito* de De Marea desde 1913, “ traspasado" a la Tropical desde 1910 y uno de loa voceros y agentes de la empresa en el cabildo. El 23 de marzo de 192ñ el concejo examina una vez más “el plano de urbanización del nuevo barrio Colombia, presentado por los señores Sierra Támara Hermanos", fie aprueba pero precisando que los propietarios deben entregar de las 22 manzanas cuatro para las plazas, AI parecer, los Sierra consideraban que hace parte de estas cesiones un predio desti nado al nuevo cementerio (para trasladar el antiguo que estaba en el centro, al lado de la estación de policía y ocupando parte de ]a plaza), obsequtado anteriormente al municipio; un debate al respecto concluye en un aplazamiento de la aprobación. En fin de euentas la Utis gira en torno a las cesiones y llama la atención la Insistencia reiterativa del concejo; en lugares apropiados para tales fines. Obviamente, los “ urbanlzadores" trataban de entre gar a la comunidad ios predios de menor valor y quizá con la peor lo? caltzaclón. Usaban en forma pionera una práctica especulativa, que se generalizarla más tarde en todas las ciudades del país; la cesión para áreas públicas, de zonas residuales inservibles y precisamente dese chadas por su escaso potencial especulativo, En 1028 el Acuerdo No. 21 autoriza al personero para gestionar con el gobernador la adjudicación de los lotes urbanos, de terrenos baldíos nacionales. Sigue un listado desde la letra A hasta la J, de los terrenos pedidos en adjudicación, en que figuran manzanas enteras y cuatro plazas públicas en el barrio Colombia, que está loteando Pedro Sierra, Por otra parte, en el reglamento urbanístico de 1928 se destaca la si guiente medida, por lo demás muy novedosa en cuanto se refiere a dereeho urbanístico, tocante a las áreas de cesiones obligatorias; Ninguna urbanización podrá d e c r e t a r t e s i n que antes se la otorgue al municipio escrituras de las zonas destinadas para plazas, edificios públicos y caites. Sin embargo, a pesar de eataa trabas sucesivas, los “ urbantzadores” no se quedaron inactivos y desde años atrás Iniciaron la venta de sola res, Estas primerM especulaciones de cierta envergadura, en definitiva tienen que ajustarse a los ingresos de ia demanda L o a precios del suelo poco se apartan de las cifras del valor de solares anteriormente indicadas, a partir del archivo notarial Bus primeras ventas registra das, concernientes al barrio Colombia, figuran en los tomos de escri turas de 1928-1927, de la Notarla Primera. 4443
En noviembre y diciembre de 1026 ya están asociados loa hermanos Sierra con Osorto Hermanos, Venden en pocos días los lotes registrados en los Instrumentos 70, fil, 02, 64, 06, 07, 100 y 101. Entre los com pradores figuran varias solteras ("mujeres célibes"), Algunos sola res miden 20 x 30 metros de fondo, indicando una manzana de 00 metros de ancho, generalmente a 60 pesos. Un lote doble, de 30 me tros de fondo por 40 de frente, se vende en 100 pesos. Quizá, en Virtud de su valor de localización, el lote número 204, de 20 x 30 metros, sólo se vende en 00 pesos, mientras otro de iguales dimensio nes se negocia en 110 pesos. En un caso se registra la compra a Pedro Sierra Támara de un lote de 20 x 30 en 120 pesos; mientras tanto otros especuladores hablan caldo sobre los terrenos del oriente, Es asi que Reyes Hermanos (además de siete casas en el casco urbano, en 1023) inician operaciones de loteo en donde se conformarla luego el barrio de Buenos Aires, Según reza una escritura, consiguieron sus "propiedades por adjudicación del departamento de mayor porción". Sus predios colindan con aquellos de los hermanos Sierra TámaraFirman hasta tres ventas en un solo día (Escrituras Nos. 67, 66, 60, 62, etc,), Según informa una escritura, tecnifloaron su especulación: , , , u n s o la r e n e l b a r r i o B u e n o s A i r e s , , s e g ú n p l e n o d e u r b a n iz a c ió n a p r o b a d o d e b i d a m e n t e p o r e l C o n c e j o M u n ic ip a l , ■ m a r c a d o c o n a i n ú m e r o 7 d e la m a n z a n a 14
Estas operaciones de urbanismo mercantllista nos indican en qué momento y condiciones el caserío rompió su cáscara, para Iniciar su progresión hacia las colinas del oriente. Con base en algunas especu laciones con adjudicaciones de baldíos agrícolas, esta tendencia pro voca ia ruptura de) hacinamiento y de la promiscuidad central y el surgimiento de barrios de empleados y obreros de la Tropical Olí Company. No obstante, según las fotografías aéreas de 1043, poco hablan fructificado estas especulaciones en veinte aflos. En otras palabras, es probable que la especulación sólo abriera perspectivas modestas que algunos agiotistas quizá no supieron medir. *
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Este es el contexto general en el cual surge una nueva ciudad, Barrancabermeja, Es en la crónica administrativa y en los archivos del municipio donde mejor se pueden palpar Jos múltiples problemas que enfrentan las recién nombradas autoridades municipales, Cuatro temas se destacan del conjunto ■ — La preocupación de los ediles para lograr la construcción de unos mínimos equipamientos colectivos, - La angustiosa situación locativa en materia de salud y edu cación, — La posición ambigua de los cabildantes, frente al crecimiento de |a prostitución, —Finalmente, las relaciones de dependencia, a veces muy mendi cantes, de la administración municipal con la empresa extranjera. 447
f i n n « j i se na. « eo o ftm ó t í primer c u r i o hada 1900-1915. coa ana aaurfslogu eminentemente Anea] desde Puerto Galán harta tí Puerto Rm í . en la deiseBihorartwrm dtí caño Cardales con la calle de La 8 s traca la definieron más que los bombre&. laa dos rías acuáticos. E s t e m eado lineal no resiste a la afluencia demográfica y operan m ta a c U e i cambios entre 1916 y 1939. L imitada harta el Sor y Otate por tí a c n . bloqueada al Norte por la malla de la Tropical Qü Ocanpaaj. Barrancabenaeja so podía sino expandirse harta tí Oriente, atfltcandn laa pocas áreas planas y altas no inundables. ¿Qué forma y extensión preseo taba Barranca harta m - l f O S t A partir de UB-19Q ae halla en los libros dtí cabildo sa censo con moma dtí cobro dtí impuesto de aseo, que potíbfBta machas sbeen adonis. E listado de septiembre de 19X3 peralte armar alcanas estadísticas: asi se arlaran los pormenores de la crisis de emenda y s u caractertsttcst. lo mimo que sartas tópicas en torno a la especula ctan rair el mercado de la constracrtán de r ir in d u . la ooncentrsdAc de la propiedad urbana construida y la faen a adquirida par tí sector aorta! de las parasitarios casamientos. Siendo qae tí Astado Indica en tí poblado mi total de 483 hogares y fanrOras residenciadas, se apapaban estas en 22S casas, con sdh» 194 dueños Pero a tas 402 unidades de Tlrienda debe agregarse t í cosnereta. con frecuencia in crustado en tas choras, donde «habitaba con t í alojam iento un total cercano a tas cien locales comerciales. de todo género, catalogados asi:
—25 tiendas y almacenes. —57 cantinas de todas tas clases (algu n as pagando además un
Impuesto por tallares a p er p la n tía s ). —5 boticas,
barberías. —3 fábricas de ludo o de gaseosas Comparado con tí listado com ercia l de principios d tí mismo alta, no ae observa una variación notable. N o obstante Iba creciendo, pues tí alta anterior cuando se fundó tí m anicata o. Barranca contaba con unos 99 locales de comercio (98 alm acenes. <3 cantinas) y alrededor de 5 800 habitantes en tre Las infantas j la dudad. —€
Quizá más In teresan te resalte la toponimia d tí oosnercta. La elec
de nom bres exóticos y extran jerizan tes algo dice: Ciudad de Londres. B azar Francés. ES peq ueño Parla. S astrería Tngiwaa L a Casa Ubanesa. Galería Francesa, indican claram ente tas influencias eme se apoderaron de la ciudad en ios años 20 en tí am biente de “ la farán dula**. Ciertamente se buscaba en tí nom bre un prestigio, que no evi ción
denciaban tas paredes de los alm acenes. Las fotografías indican clara m ente la naturaleza muy popular de este comercio, dominado por un creciente grupo de inm igrantes tírio-H baneaes. Nadie construye un almacén, todos ae alojan en alguna choza en bahareque y coa techo de paja, comprada o alquilada a l efecto. En algunos r » * * tí com er cian te m oderniza la Tachad» de la construcción, colocando *p —*** unas Msrtssi de «toe en tí a lero d tí techo, pero dejando ta pala en
la parte alta. 448
Por otra parte tí listado de cantribuyente», elaborado par* el oobro del impuesto de aseo, tiene el Interés de describir las caite entonces existentes y pobladas, indicando asi la extensión y la configuración del La doscrlptdán dtí mes de mayo de 1924 permite localizar estos locares: Q it» dtí Comercio <64 contribuyentes); Calle Real (24); Calle San Latís (25); CaBe Santander (7») (110); Carretera (9a) (12); Plaza (12); Callejón Santander (29). En total son 294 casas para nn cobro neto de 94 pesos otan 50 centavos. Mas completo que tí anterior resulta tí censo realizado en junio de 1924L Indica un total de 271 predios, incluyendo ademas de los anterio res otros sitios: Callejón Las Brisas; Callejón Botica Universal; Pasaje Núfiex Cementerio; Callejón de las Timadoras S o sobra, con estos datos, tratar de frailear en un plano la ciudad de e n época. E2 dibujo tentativo evidencia tí ensanche bacía tí norte y tí ostente. Igualmente, se comprueba la rapacidad dtí conjunto. 379 predios y casas, apretados en un Area, que no pawhs de unas quince hectáreas Es decir, an cuadrado de 400 x 400 metros, boy ocu pado por la totalidad del “sector central”. Considerada la extensión de la y su población, restadas las vías y otros espadas libres públicos, ae destaca en estos aóos una alta densidad residencial noc turna dtí arden de t e 159 habitantes p a r hectárea; igualmente explica la marcada promiscuidad, seftalads en las condiciones de habitabilidad de la mayona de te moradores. Finalmente, contrasta la exigüidad dtí ámbito urbano con la vasta extensión dtí recinto industrial; ocu pando entonces centenas de hectáreas tí enclave dtí complejo pe trolero.
Una panorámica sobre la evolución demográfica de Barrancabermeja. presenta te siguientes guarismos—1997: 415 habitantes en tí casería. —1914: 900 (en el caserío). —1919: 1 450 (en el caserio). —1920: Evaluaciones diversas oscilan de 4 000 a 5 000 para Barrancabenneja y Las Infantas —1924: La Tropical emplea 4 000 asalariados en Barranca y las Infantas —1927: 12 ODO. quiza como población municipal total —1929 Cabecera 9.307. rural ( E ¡ Oentro) 6.094, total 15 401. —1951: Cabecera 25.046. resto 10 407, total 25.493. —1964: Cabecera 59.625. resto 11471, total 71 096 —1973: Cabecera 07 191, resto 11 964. total 99.155. —1995: Cabecera 136.065. total 153 296. 449
Los autores de la G eografía Económica de Colombia (tom o V I I I Santander, Bucaramanga, 1947) relievan tres anom alías en la compo sición dem ográfica por sexos, en su distribución territorial y en la configuración fam iliar: 1938, población total 15.401, cabecera 9.307 o sea el 60%. . y el resto principalmente en el corregimiento El Centro: 40%. ...61% hombres y 39% mujeres relación que no hemos encontrado en ninguna otra ciudad del país. .. .pocas mujeres casadas. Es decir, una distribución por sexos m uy Inusitada v difícilm en te explicable: sobran hombres o fa lta n mujeres. Podemos a grega r que este fenómeno, más agudo aún, venia desde los aftos veinte. Pero la realidad es algo distinta, pues en Barranca operó una tem prana especlallzación de los hábitats y una separación trabajo-residencia: Las In fan tas-E l Centro, por un lado, el puerto-ciudad de Barranca por otro. De la misma manera, en los primeros años actúa una m ar cada división sexual y territorial de la población; o sea, que la división social del trabajo produce una división espacial de la localización de la población, lo cual a su vez provoca unas consecuencias peculiares. En El Centro. Las In fan tas y los campamentos de los pozos, la pobla ción es principalmente de jóvenes Inmigrantes solteros. El Centro se convierte en un conglomerado de varones, sin hembras; Barranca es el lugar donde encuentran las mujeres y no precisamente para leerles versos románticos. Se observa lo anterior en los relatos de varios cro nistas que hacen evidente lo siguiente: el m aterial humano es uno en Las In fan tas y otro en Barranca. Los pobladores de Barranca (por lo menos aquellos que se expre san, notables, cabildantes, comerciantes y tenderos) temen a las m a sas de m igrantes de los campamentos de Las Infan tas. Estos son los que caen en masa sobre la ciudad los sábados y los que trastornan la tranaullldad del poblado; pero llegan con dinero, son los que compran v gastan. Son salvajes, peludos y sucios, pero útiles para la prosperidad del comercio en " la rumbosa capital del petróleo” , como la llam a R afael Gómez Picón, calificándola de "verdadero lu gar de lujuria, derroche, pecado, locura” , de “ las más desenfrenadas bacanales” , en compañía "d e las mujeres piratas” . L a Barrancabermeja de los años veinte sugiere que existe una ley de carácter sociológico, que afecta a cualquier centro de extracción primaria en sus inicios. Todo centro nuevo de extracción minera, provoca un "boom ” económico y una Intensa manipulación y circu lación de moneda, que genera expectativas y atracción sobre amolios sectores de desocupados, aventureros de todas las clases, v hasta es combros sociales y lumpen. T a l como ocurrió en M anizales en 1850, luego en Frontino, El Bagre y en Guainla en 1980, la naciente Barranca no se escapa hacia 1920 de un fenómeno que deja durante años una profunda Impronta en su composición social y en sus estructuras construidas. 450
Surgen numerosas patologías sociales urbanas: impactan el eje de L a Campana, “ calle callen te" del poblado, que permanece aún en los recuerdos de los ancianos. Muy temprano los primeros datos demo gráficos de G alvls sugieren, pero sin darle m ayor importancia, que en Pu erto Real de 1900-1910 existía un sector de prostitución. Años más tar de, varios autores siempre con claras motivaciones antiobreras, bien sean clasistas o racistas, se deleitan insistiendo morbosamente en “ la Babilonia colom biana" y el "circulo de infierno dantesco". Entre los más moderados, Simón Galvls caracteriza asi el ambiente social de B arranca en el afio de 1920: El dinero ya era abundante ( . . . ) Y como sucede en los lugares de grandes explotaciones Industriales, aumentaron, al lado de los trabajadores honrados, los maleantes, los aventureros, las mujeres que comerciaban con su cuerpo, trayendo como consecuencia los escándalos, el libertinaje, los crímenes y otros males. Y asi vino creándose un ambiente de bullicio, de orgía, de corrup ción. La policia estaba en continuo bregar atendiendo a la vigilancia, a la seguridad de las personas, al saneamiento moral y a propender por el respeto a las autoridades. A grega que ya en esa época existían muchas cantinas, juegos clandestinos, prestamistas usureros y prenderlas. Alguien usó esta definición lapidaria: "un burdel con alcalde y cura” . No es que hubiera tantas prostitutas, sino que los miles de hom bres que calan sobre el pueblo cada sábado identificaban como pros tituta todo lo que a llí llevaba faldas. Hoy algunos de estos tardíos moralistas fingen Ignorar que su fortuna creció alquilando piezasclosets oscuros, sin agua, ni ventilación, fabricadas en bahareque y paja de cartón, con paredes y techo en zinc a estas miserables pros titutas hacinadas de a cuatro, cinco o seis en un mismo rancho tugurial. Hechas estas aclaraciones no se puede negar un hecho que tanto ocuparla al cabildo y que quedó consignado en numerosos documentos del archivo municipal. Según parece, desde 1910-1915 la calle de La Campana asociaba la convivencia pacifica de casas de familias con la de una prostituta, los primeros bailaderos, cantinas, garitos de juego y rudimentarios burdeles. Pero desde 1918, con el aumento de la demanda, se incrementa la promiscuidad y se riegan las venéreas: los varones del lugar veneran las putas y éstas venerean a aquellos. Allá, en los campos petrolíferos, el centro productivo de El Centro proporciona petróleo y también proletariado, ideas subversivas, “ co munistas", y paludismo. Tropical City y el puerto producen olores nauseabundos de alcantarillas, residuos que contaminan el río, dese chos sociales que contaminan el poblado, putas y sífilis. P o r lo tanto, la salud es en ambos asentamientos uno de los puntales de la acción de los primeros administradores. Tanto la Tropical como el mismo ca bildo se empeñan en fundar, muy temprano, un hospital laboral en los campamentos y uno público en la ciudad portuaria. Apenas conformado el primer cabildo, nombra un médico de sani dad esencialmente para la detección de las enfermedades venéreas y decreta la construcción de un dispensario antivenéreo. Periódicamente, 451
el m édico oficial señala los casos particularm ente graves. Es asi como en noviembre de 1922 inform a con gran precisión anatóm ica sobre las desgracias genitales que adquirió Dévora Cereño, en el e je rc id o de su oficio. N o obstante el dispensario, tal como lo denuncia sin am bi güedad la valiente carta de Ana Ocampo, era otro lu gar de in m orali dad y de corrupción. Además, otra carta de Nepomuceno Gómez, en tonces Jefe de la Policía Departamental, con fecha de Julio de 1923, se refiere a las tareas de v lg ila n d a carcelaria que cumplía entonces este organismo. Ilustra también el ambiente de corrupción que rd n a b a en la cárcel de mujeres, transformada, al parecer, en un burdel por los mismos agentes de policía. A l tiem po que el poblado está en expansión, el cabildo constata que la prostitución se está regando en las nuevas calles: trata de dis tinguir y de Umitar. Decreta que la zona de tolerancia no debe pasar de La Campana. Al poco tiem po esta calle, desbordada, evidencia su insu ficiencia. En 1924 el cabildo tiene que estudiar y delim itar una zona de tolerancia ampliada, destinada “ para las mujeres públicas sanas". Poco después se promulga el Acuerdo No. 44, que establece control y sanciones para las prostitutas. El documento adm ite que unos propie tarios alquilan casas a las “ horizontales" y que otras viven en sub arriendo. El Acuerdo 14 de agosto de 1924 señala un plazo de noventa días, “ en lugar de trein ta", para que las m ujeres se pasen a v iv ir al barrio de tolerancia: ... las calles comprendidas desde la esquina denominada “ Brisas de San tander", hasta el Puerto llamado el “Guamo", y desde éste hacia el Occidente, hasta el primer callejón que conduce al “ Puerto Real” . ( . . . ) Destinase para el mismo fin, la calle que partiendo de la esquina donde se encuentra la farmacia central, conduce hasta el rio Magdalena, caño de la Colorada. Establece también castigos para los “ dueños, arrendatarios o sub arrendatarios de casas que faciliten en alguna form a a las mujeres públicas el ejercicio de la prostitución, fuera de las calles designadas". Con lo cual se verifica la relación entre la prostitución y la especula ción raíz. Pasan unos meses y en mayo de 1925 el alcalde se dirige al concejo, con esta solicitud: ... se sirvan señalar otro barrio para que, agregado al actual, sea sufi ciente para alojar en ellos a dichas mujeres, pues hoy se ve la Alcaldía en el dilema de tener que permitirles a muchas de ellas residir en otras casa.* fuera del barrio señalado, porque no encuentran casas a lli... Un mes después se dicta el Acuerdo 12 de 1925, ampliando la zona de tolerancia: Además de los barrios señalados .. para residencia de las mujeres públi cas, señálase para este mismo fin el trayecto comprenddio desde la esquina de “Quo Vadis", de la carretera, por toda esta a una y otra acera, hasta la esquina de la casa que fue de Waldo de las Casas Osorio, hoy del municipio... No pasan seis meses y los concejales tienen que enfrentar la grave cuestión del presupuesto de funcionamiento del Dispensarlo de Sanidad. Salen de la dificultad con una medida novedosa: establecer dos clases
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de prostitutas, unas ricas y otras pobres, con un impuesto de cobro “ d iferen cia l”, algo asi como el impuesto predial del catastro y el gra vam en por valorización . . Los considerandos son una pieza de anto logía, por ejem plo: .. .Que entre dichas mujeres hay distinciones, pues unas por sus circuns tancias personales obtienen mayores ganancias u ocasionan mayores males que otras. L a conclusión es esta: ...quedan establecidas dos clases de mujeres públicas, que pagarán el impuesto siguiente, semanalmente, y que se hará efectivo por el reconoci miento y curación o tan solo por uno de estos actos, según el caso: Las de primera clase, pagarán $ 2.00 oro semanales. Las de segunda clase, pagarán $1.00 oro semanales. Precisa el Acuerdo: ...L a clasificación será hecha por el Sindico Administrador del Dispen sario Municipal, en vista de las circunstancias personales de cada una de las mujeres en los últimos cinco días de cada mes y la calificación será sometida a la aprobación de la Alcaldía En otras palabras, el alcalde de Barranca era quien en últimas decidla si una prostituta de la parroquia era de primera o de segunda categoría. Y según los considerandos, a Juicio de los ediles transmitían dos clases de sífilis, una de calidad y la otra ordinaria. A m edida que aumenta la demanda de brazos por parte de la Troco, detrás de los enganchados llegan aquellos que los van a despo ja r : estafadores, truhanes, cantineros y rameras. La compañía encon tró a lli auxiliares eficientes para que los obreros pudieran v iv ir sus ilusiones sin cuestionar su explotación: sólo intervenían sus directivos cuando el alcoholismo y la sífilis ponían en peligro la productividad. Entonces hacían reforzar el cuerpo policial y la guarnición del ejército. N o más. El capitalismo entró triunfalmente a Tropical City, con can tinas y burdeles, con alcoholismo y sífilis. A pueblo cantinero, fisco cantinero; con 54 burdeles y cantinas en el momento de su fundación, con cantineros con asiento en el cabildo, Barrancabermeja se convier te inevitablemente, y de entrada, en un municipio con fisco de tipo cantinero. Tiendas, cantinas, bailes, pianolas y billares figuran desde el principio, con la mayor participación en el presupuesto de rentas. M ientras tanto, en 1924-1925 el cura se dirigió a l concejo para protestar contra “ los bailes inmorales", y los concejales le contestan que no han visto tales bailes. Este tono, nada sumiso y más bien inso lente, se entiende cuando se sabe que varios cabildantes eran a la vez cantineros y patrones de burdeles. Igualmente, algunos residentes se dirigen al concejo con el mismo reclamo, para que se ponga coto a “ estos bailes que degeneran en orgias macabras". A l poco tiempo protestan los cantineros dueños de bailaderos-burdeles, entre otros el dueño de L a Campana, contra la tarifa del impuesto de dia y de noche siendo “ que nadie baila antes de las 11 de la mañana". Propone al cabildo establecer una tarifa diferencial, según la hora, y asegura a éste que asi aumentarán las rentas municipales.
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Da prostitución hAoe jugosos Aportes a Isa Aros* del municipio, mediante dos impuestos; primero Aquel de aseo que grava todas las pieiAS oeupadas por las prostitutas, pomo Inquilinas, sub-arrendatarias o propietarias, según el paso: segundo, mediante el gravamen, eon mareado oArActer de extorsión proxeneta, que representa en realidad el pago semanal del examen antivenAreo en el dispensario, Al igual que en Años anteriores, en el presupuesto de rentas de lPgfl, eapitulo según* do, "producto de contribuciones" se evldeneta esta tisoalidad eantinera pon los ilgulentes rubros; ^-Almacenes y tiendas $ 9 5QQ, —dalles I 9 000,
—gapeotiAoiUos pUblloos | 8 000, « R l f u | 810, ^-juegos permitidos 9 9,009, Al ser ftsualmente tructuosos los juegos de naipes y dados, el Aouerdo No, 9 de agosto de 1099, sobra la reglamentación de las rentas municipales, prescribió en su articulo 91 el cobro por cada mesa de juegos permitidos, y en el articulo 99 el gravamen por juegos prohU hidos, Be agregan aquí dos rubros que se nutren de las contribuciones provenientes de la prostitución impuesto sobre aseo 9 8 000 =d?§? impuesto sobre dispensario 9 4 000 Ksta Ultima cifra, la mis alta, representa la participación directa de las prostitutas en el presupuesto anual del municipio, cuantía su perior a la renta por regalías que pagaba la Troco a la nación, y su cancelación mucbo mas segura, Dicho en forma directa, significa que las prostitutas aportaban al presupuesto de Barranca mas que los 0 0 = merciantes, cantineros y petruleros. Bate Ultimo rubro del Dispensario AntivenAreo permite deducir que el establecimiento registraba entra das por unos 9Q0 pesos mensuales, o sea oada semana recibía menos de cien y entre 60 y too consultas, Do cual sugiere que la población fis* calleada era del mismo orden Finalmente, es preciso tndloar que estos ingresos "ludióos" participan de un total de 99 914 00, de los cuales suman ogsl ib QQO pesos. Mientras tanto el predial no pasa de i 100 pesos, el degüello de 000 pesos, y sólo se reciben veinte pesos "por im* puesto sobre fabricas de bebidas gaseosas y heladerías", 8 n 1097 (Acta numero 90 del dia primero de agosto) otra ves se debate en el oabtldu la conveniencia de "señalar un nuevo barrio a las mujeres publicas", Pero se trata ya de un asunto mAs serio para algunos y quedó registrado con esta ortografía: Puesto en consideración, el honorable concejal sierre Temare pidió le palabra y sustentó el proyecto; pose igual hicieron los 14,14, Salvia, Arenas y los señores peianneru e ingeniero municipales pigeron en Iré otros muchos ai súmenlos aug ej proyecto entrañaba moraUdad y conveniencia pública, lo
primero para que tu población, que estaba imhedida generalmente de mujares póblieas. quedara expedita para que pudieran venir familias honorables; y porque de ese manera m edificarían más rápidamente |w harrius nuevos, lo que contribuirte 1 que se ensanchara ampliamente la población.
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El concejal Sierra TAmara estaba, más que nadie, interesado en los barrios nuevos y en el "ensanchamiento"; como se vio, trataba de* sesperadamente desde años atrAs de lotear en solares de vivienda una adjudicación de baldíos agrícolas, situada a dies cuadras del oaseo urbano; las as mansanas del barrio Colombia, Mientras tanto, los escándalos se suceden en el dispensario, las denuncias se multiplican contra los médicos, y finalmente se cierra el establecimiento, Pero en 1QÜ8, lo restablece el municipio, mediante el Acuerdo No, 17 y con este considerando; , , , debido al numeroso personal de mujeres publicas que actualmente ¡,e hallan dentro de esta mudad y que aun numerosos los casos ,i, enfermedade* contagiosas que ellas transmiten a las personas sanas, con notable perjuicio para la sociedad en general,,,
Adema.*, la municipalidad promulga un drástico sistema de con troles, de sanciones y de multas, que obligan a cada prostituta a tener siempre vigente un certificado de sanidad y presentarlo a sus clientes, Men un sitio visible", Pero al parecer, el asunto no dio mejores resul tados y unos meses después figura otra ves en el urden del día- En esta oportunidad un coneejal manifiesta "que el dispensario no estada dando los resultados que se había propuesto el ooncejo y que se veía la inutilidad de su existencia; que ademas estaba informado de que alrededor de ese dispensarlo se estaban sometiendo irregularidades y comerciando el medico", Sigue el mismo edil relatando vanos casos de Inyecciones aplicadas sin cuidado, "como el ocurrido en una francesa"; y otros más, demostrando "incompetencia y falta de honorabilidad" de parte del medico, Presenciando la sesión, el medico protesta airada mente y luego "hiso una larga relación de lo acontecido con la fran* cesa", Pon mucho entretenimiento para las barras del publico, se en* frasean en una larga polémica el médico con ei concejal quien resulta ser el exmedico del dispensario, Finalmente se declara "serrada la discución y hablerto a segundo debate", Termina )a controversia con ei Acuerdo No, 99, mediante el cual se cierra el dispensario y se suprime el cargo de medico municipal A proposito de este ultimo tema, recuer da Arnulfo Lópei; Eso de la leyenda de la* pula* f>isnce*s* era cierto. Vo me acuerdo de Andrea, de CioÍp, Yvonne que fue muy femn*s, grande, hermosa, y también Mislinguett, muy bonita A donde elle* llegaban lo* peludo*, que *e llamaban aai porque llega lian rada do* me*e* de loa campamento*, con et pelo muy largo, Venían con loe bolsillo* lleno* de billete* de do* pe*os, y la* francesa* eran de dos pesos, Claro que habla otra* que *e decían francesa* pero que eran caldense*, y oira* de Perene decían que eran argentinas
¿Porque este recuento? Sencillamente porque un tópico, aparente mente inirascendental, invadió ias sesiones del cabildo durante añus, en detrimento de urgencias qutsA mayores para la oomunidad, pera menos aspeo tac ula res. Mes tras mes, llenan las deliberaciones de los ediles ambos temas de la sona de tolerancia y del Dispensario Antive* netro; (o cual indica que e) tema es superiur a sus apariencias toldó* ricas o triviales. Y también porque no sólo de solemnidad se nutre |a das
investigación racional; de pronto un anecdotario aparentemente in significante o frivolo permite diseñar un momento, un ambiente social, o captar una contradicción; y lo hace con más veracidad que cualquier tratado "teórico” . En definitiva, lo que aquí se nos dice a cada paso y con insistencia, es que el contradictorio proceso social participa activamente (y hasta auspicia las pautas) de la organización espacial del nuevo poblado. Unas patologías sociales como el alcoholismo, la prostitución y las venéreas generan en el cabildo medidas que concluyen en la organi zación espacial segregada: zona de tolerancia y su rápida ampliación, nuevo cementerio (que implica una alta tasa de mortalidad, tanto por epidemias de enfermedades endémicas, como por homicidios cantine ros), construcción del hospital y del dispensario. Se cierra este capitulo observando con cierta sorpresa, que todos los autores asocian la inmoralidad y la lujuria con las conductas del petro-proletarlado colombiano. A ninguno se le ocurre cuestionar la acción de los puritanos protestantes yanquis, que provocaron este fenómeno con el llamativo señuelo del dólar.
En esta parte se trata de cómo una municipalidad colombiana se convierte en apéndice dócil de una empresa industrial extranjera. Pues si el corregimiento padecía la pesada tutela política de la gober nación y de la alcaldía de San Vicente, con su autonomía administra tiva cae en seguida en la dependencia económica y presupuestal de la Tropical Olí Company: Barranca se convierte en Tropical City. Muy rápidamente opera en la gestión municipal un doble poder de decisión: extranjero el primero, indígena el segundo. En muchos casos actuando éste último como firmón de las decisiones tomadas previamente en la gerencia de la empresa petrolera. Casi se podría afirm ar que un cabil do, por lo demás “ muy petrolizado", actúa “por delegación" de la T ro pical Oil Company. En tom o a este tema no es necesario acudir a especulaciones: hechos y documentos oficiales hablan por si solos. Obviamente, tan pronto se instaló la Tropical en Puerto Galán, se creó un ambiguo sistema de favores recíprocos. Es asi como en 1916, tan pronto desembarcan los empresarios, su agente en la inspección les designó un solar en el parque de Bolívar, destinado a la construc ción de “ una casa para la gerencia y sus empleados” , según Galvls. En seguida la Tropical Oil Company devuelve el favor: A cambio la empresa obsequiaba la suma de $ 500 para hacer mejoras en la capilla existente. A los pocos días el muy servicial inspector "le señaló un lote de terreno sobre la orilla del rio para la construcción de una bodega". El año siguiente la empresa construye el primer hospital para su perso nal y acepta atender a los demás moradores del pueblo. De tal modo que en 1917 se edifica el primer hospital rudimentario de la empresa, en Puerto Galán. En 1918 el corregidor se acerca a la Tropical Oil 456
Company, en solicitud de una ayuda para el acueducto: la empresa aconseja un pozo artesiano, del cual asesora la construcción, suminis trando materiales metálicos y obsequiando la bomba. En 1919, y a solicitud de "los vecinos", nuevas conversaciones se realizan en tomo a la linea telegráfica Barranca-San Vicente: los empresarios, si bien ofrecen gratis el local también proponen encargarse de la construcción de la linea; pero el corregimiento tendrá que pagar los costos por cuotas. Este mismo año, sustituyendo a la administración local, es la empresa extranjera la que construye el primer matadero y, según Galvls, “ por consejo del Gerente de la Tropical, se estableció en el poblado una Cooperativa de Consumo de Carnes". Esta es la situación, cuando en agosto 19 de 1922 se realiza la sesión Inaugural del cabildo de Barranca. El concejo celebra con júbilo su autonomía, pero en este primer dia de vida administrativa descubre de inmediato los limites de su independencia; manda esta vergonzosa solicitud a los petroleros extranjeros: En atención a que el municipio no tiene locales para las oficinas públicas y no siendo posible por el momento construirlos, solicita de la Empresa Tro pical Oil Company, si puede suministrar en alquiler el edificio que tiene situado en la plaza de esta población, edificio suficientemente capaz para el
objeto. Se produce un intercambio de cartas y la empresa acepta la propuesta, probablemente hecha previamente por ella. No obstante, la respuesta del gerente de la Tropical el 23 de agosto, condiciona asi la decisión: ... que no tenemos inconvenientes en ceder en arrendamiento la referida casa para el fin indicado, siempre que por el Gobierno Departamental se solucione satisfactorialmente la diferencia ocurrida con motivo de la cons trucción del local para Estación Central de la Sección Octava de la Policía Nacional, pues si tal local no puede seguir ocupándolo la sección citada, la casa que usted solicita será destinada para ese servicio. En el caso de que la compañía pueda ceder la casa, con la condición expresada, únicamente cobrará la suma de treinta pesos ($ 30.00) oro legal, por cada mensualidad de arrendamiento. De usted atentos servidores, TROPICAL OIL COMPANY. T. A. Liady. A pesar del sutil chantaje, es probable que el cabildo se apresu rara a cumplir los "requisitos" de la empresa; un mes después, el 28 de septiembre, el gerente T. A. Liady concluye el asunto en 6 renglones: En contestación a su atenta nota de esta fecha y de cuyo contenido hemos tomado debida nota, nos es grato manifestar al honorable Concejo por con ducto de usted que esta compañía tiene el mayor gusto de suministrar en alquiler por la suma de $ 30.00 o/L mensuales el edificio que tiene en la plaza de esta población. ( . . . ) Tropical Oil Company. El Municipio de Barranca se inicia alojado por la empresa, y pagando alquiler a la petrolera norteamericana... 457
Desde agosto se venia también gestionando, por el concejal-enlace Meek, la cooperación financiera activa de la empresa. El ejecutivo A. E. Burns, al respecto manda una carta a J. T. Meek para fija r los parámetros de su colaboración. En lo referido al templo, indica que un Ingeniero de la empresa diseñará, los planos y que la Tropical Olí Company aportará la mitad del costo de la obra, "siempre y cuando que la Junta pueda aportar la otra mitad". Más adelante, en cuanto a soli citudes de agua y alumbrado público, la carta se vuelve muy evasiva, eludiendo cuidadosamente todo compromiso. En 1922, y según Oalvls, "Por Ordenanza No. 25 de este año se autorizó a la Tropical para construir un cuartel para la policía en los terrenos donde esta la bodega del Malecón". En noviembre 21 de 1922, el cabildo nombra una comisión de tres miembros "para que se ponga de acuerdo con el señor Gerente de la Tropical Olí Company, sobre las condiciones y bases en que deba hacerse el contrato para la construc ción del matadero publico; para acordar el modo como deba hacerse el pago de tal construcción; y para que averigüe la fecha aproximada en que deban empesarse los trabajos1'. Un mecanismo corriente para las relaciones empresa-municipio, consiste en tramitar las solicitudes del cabildo por intermedio del con cejal Juan Theodoro Meek, jefe del personal y de la oficina de empleo de la Tropical Olí Company, que los obreros llamaban "L a Flchera". Colombo-norteamexlcano. Meek tiene la plena confianza del "señor Gerente" y es el representante oficial de la Troco en el concejo. Odiado por la población y los obreros, su renuncia será uno de los objetivos (y de los logros) de la huelga de octubre de 1924. Es asi como en abril de 1923 el cabildo lo "autoriza” para que "gestione con la Tropical Olí Company si la compañía puede dar al municipio en venta, una cantidad de energía eléctrica, para el alum brado de las casas particulares de la población” (la mención de "casas particulares" sugiere que la Tropical Olí Company rechazaba una soli citud similar proveniente de los concejales, que eran voceros de los cantineros y patrones de bailaderos y burdeles). En noviembre de 1923, año y medio después de la Inauguración del municipio, el cabildo constata "que posee a titulo de colono, un lote de terreno b&ldio en el centro de esta población” y que por otra parte necesita "construir locales para cárcel, escuelas y oficinas públicas, de los cuales carece en absoluto el municipio” . Más adelante precisa "que de tales edificios el más urgente es la cárcel municipal y por tanto debe construirse de preferencia a cualquier otro” . El cabildo decide pedir los planos al "Ingeniero señor H. Metzger” , apellido no precisamente santandereano; figura este señor en el lis tado de los ingenieros norteamericanos que llegaron a Puerto Galán en 1922 y luego fue gerente general de la Tropical Olí Company en Colombia, con oficinas en Bogotá. En este caso la "colaboración" de la Tropical llegaba Incluso hasta la construcción de una cárcel norte americana, en Colombia y para colombianos. Otras actuaciones de los cabildantes dejan mucho qué pensar en cuanto a la manera como se
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entendía la "cooperación" entre la empresa y las autoridades. En 1923 Raúl Eduardo Mahecha solicita permiso para hablar en una sesión del cabildo; el líder obrero saluda a los ediles en nombre de su organiza ción, la Sociedad Unión Obrera. En junio 8. solicita permiso de utilizar la escuela para las clases nocturnas a los miembros del sindicato. Los concejales no tienen la menor Intención de dar la autorización, pero ninguno tiene el valor de decirlo; durante varios dias y con marcada cobardía, se mandan olidos pendulares, de un funcionarlo a otro. In sertada entre los folios dedicados al asunto, se conserva una carta del gerente de la Tropical 011 Company al presidente del concejo de Barrancabermeja. Contesta una misiva en la cual el edil delató a un empleado de la factoría por sus actividades políticas. El papel de infor mante policial al servicio de la empresa norteamericana, que cumple el presidente del concejo en este caso, Ilustra el tipo de reiadones de "coo peración" servil que existía entonces entre amos extranjeros y lacayos nativos. Al poco tiempo, en los últimos días de 1923, sale el Acuerdo No. 4 Este evidencia otra situación, pero ligada a estas actuaciones; debe recordarse que se dicta pocos meses antes de la primera gran huelga histórica del proletariado petrolero. Aparentemente anodino en su ti tulo: “ Por el cual se crean algunos e m p l e o s . n o deja de llamar la atención el tercer considerando: Que de todas partes llegan requisitorias para captura de reos, lo que se dificulta sobremanera por ser casi todo el personal desconocido y por tanto se hace indispensable la creación de varias plasas de policía secreta que coad yu ve a la demás policía en el oficio de capturas.
Concluye el Acuerdo con este articulo 5°: Créanse tres plazas de policía secreta con el sueldo mensual de quince pesos cada uno, los que serán nombrados por el alcalde quien les señalará sus funciones.
Al saber que un policía raso tenia entonces un sueldo de 50 a 70 pesos, es licito pensar que los tales "secretos" no eran más que Infor mantes civiles y "de hora cátedra”. En noviembre 13 de 1923, otra vez el cabildo "comisiona” al ser vicial empleado de la empresa “ para conferenciar con dicho señor Gerente sobre las urgentes necesidades en cuanto a servicios de agua y luz y la construcción de un edificio apropiado para cárcel municipal, y sobre los proyectos que el concejo tiene pendientes respecto a tales obras". Seis días más tarde, el día 19 del mismo mes, Meek rinde un Informe: Respecto a la construcción de local para cárcel pública del municipio, la compañía suministrará el dinero que sea necesario para construir un edificio en condiciones razonables, con la segundad de que la renta que el Concejo piensa destinar a ese objeto y mediante la fiscalización que debe tener la misma compañía para saber cómo se invierte el dinero qne suministra.
Es decir, que el "señor Gerente' estaba actuando Igual que los expertos de la misión Kemmerer, que acababan de llegar a Bogotá. En cuanto a la Instalación del alumbrado público y del acueducto, la empresa alega razias dificultades técnicas y asi posterga ]a ejecución de las obras. 459
Referido a obras públicas, salta a la vista la form a cómo los predios de la Tropical Oíl Company impiden o desvian el desarrollo físico del poblado. Numerosos documentos evidencian este hecho: la presencia de las instalaciones es la que de allí en adelante determina el rumbo, la forma y la configuración que va a adoptar la ciudad. La poderosa presencia espacial de la empresa se verifica en los mismos documentos del cabildo. El Acuerdo No. 8 de 1924 reglamenta “ las vías públicas seccionales del Municipio" y dice: Primera. La que partiendo de la Bodega Oficial, rio Magdalena abajo en un» extensión de treinta y cinco kilómetros, más o menos, va al punto lla mado Boca del Sogamoso, pasando por terrenos de la Tropical Oíl Company, Marco León Serrano, Honorio Campo... (...) Tercera. La que partiendo de la carretera de Infantas en el limite dr los terrenos de la Tropical 03 Company con los de Pedro Siena, en una ex tensión de tres kilómetros más o menos, va a la ciénaga de Miramar, pasando por los terrenos de la Tropical 03 Company, Faustino Noreña y Marco León Serrana Cuarta. Lo que partiendo de la mencionada carretera, en el punto deno minado Media Legua, va a la ciénaga de San Silvestre, atravesando propieda des de Abel Montoya, Tropical 03 Company . En cuanto a la Via No. 2, el caso ilustra él interrogante: ¿Quién diseña y planifica la ciudad? Aquí vemos cómo, tomadas las decisiones por el "señor gerente” , las refrendan con su firma los cabildantes indígenas. Partiendo del centro, un camino rural con dirección hacia el norte atravesaba entonces libremente la zona oriental, de expansión de las instalaciones petrolíferas de Puerto Galán; sólo desviado podía permitir a la Tropical enmallar esta parte de sus predios. En seguida se establece, a solicitud de la gerencia, un acuerdo con los ediles T e r mina el asunto mediante el Acuerdo No. 6 de 1926, con el cual la empresa cierra la vía pública antigua y construye a su costa "una variante" de 1.200 metros. Los cabildantes enumeran las dudosas ven tajas con una argumentación de poca consistencia: "atraviesa terrenos más planos en su parte más alta", lo cual significa un trazado más salubre y menas húmedo; pero en beneficio casi exclusivo de la em presa, siendo ella la única usuaria de la nueva vía. Otro argumento que más bien se parece a una falacia, es que la variante queda “ a una prudente distancia de los tanques de petróleo", aludiendo a una. su puesta preocupación de seguridad. Más adelante el articulado señala el trazado de la variante "pasando por la oficina de caja (antiguo hospital) de la Tropical Oil Company ( . . . ) cruza la linea del Ferro carril de la Tropical Oil Company y sigue con rumbo__ ", etc. Culmina el asunto con el articulo 49: Tan pronto esté construida en las condiciones antes dichas la variante de que se trata, quedará cerrado al público el trayecto de camina que con ella se remplaza, desde un punto distante sesenta (00) metros del lugar donde cruza la calle 9* la linea férrea de la Tropical Oil Company. En sintesis, la Tropical Oíl Company suprimió la mniastnsa vía pública y diseñó aquella que le convenía. Es de tal magnitud el imperio territorial de la compañía que la descripción de un lugar en una escri 460
to r a n ota rla ], o cu alquier proyecto oficia l, casi siem pre tien e que n om brar a los vecin os y colindan tes: la T rop ica l O lí Com pany. En 1924 (A c ta N o. 18 y A cu erdo No. 13, de agosto 4 ) el m unicipio busca la le g a li zación en la gobernación de varios lotes urbanos, de uso pú blico desde años atrás, pero situados aún en terren o baldío n acion a l". Con e l fin de destin arlos p a ra ed ificios públicos, se hace el deslinde de cuatro terrenos, colin d an tes todos con las propiedades de la T ro p ic a l Oil Com pany, en tre otros: El denominado Antiguo Cementerio ubicado en el área de esta población y alinderado así: Por el Norte, la carretera de la Tropical Oil Company. que va a Infantas: por el Oriente, callejón que va de la calle Santander, hacia la carretera ya dicha y propiedades de la Tropical Oü Company... O tro lo te pedido en adjudicación para plaza pública lin d a “ p o r el Sur, c a lle en m edio, con propiedades de la Tropical Oil Com pany’*, lo cual s ig n ific a que de n ingun a m anera se podría p rever la am pliación de esta á rea de uso colectivo. En igu al situación se encuentra e l lo te n úm ero 3. osado com o m ercado de carne; Um ita hacia e l orien te con predios de la T ro p ic a l (MI Company. Se establecen repetidos convenios sobre alcantarillado, acueducto y alu m brado púbUco con e l geren te de la Troco. Los archivos señalan dibajos, planos y croquis, de los cuales n o se encuentra h oy ninguno en las o ficin a s públicas (alcaldía, cabildo, planeación m unicipal, catas tro y N o ta rla P rim e ra ). Abundan en las sesiones del concejo unas in tervenciones, m ediante las cuales se plasm a cómo la em presa petro lera se encargaba de los estudios técnicos de urbanism o; sustituyendo de hecho ( y an tecedien do) el papel de la in existente S ecretaria de Obras Públicas d el m unicipio: El misino señar Alcalde manifestó a la Corporación que habiendo confe renciado con el señor Gerente de la Tropical Oil Company referente al esta blecimiento del alumbrado público ( __ ) hizo presente el señor Alcalde que entre los asuntos que trató con e* señor Gerente estuvo el del suministro de agua potable__ y que el señor Gerente .. le había manifestado que ésta no se podía obviar mientras no se hicieran los alcantarillados Que para hacer los alcantarillados había necesidad de hacer antes la nivelación de las calles (marzo 2 de 1925). M i * tarde se a lla n a n obstáculos que señalaba el señor gerente, para distribución de energía eléctrica. En consecuencia, se d icta el Acuerdo No. 9 de ju n io de 1926, por e l cual “ autorizase a l alcalde m u n icip a l para que, en representación de esta corporación, celebre con tra to con la sociedad industrial llam ada Trop ical O il Com pany, para sum inistrar a l municipio energía eléctrica, sobre las siguientes b a ses. etc. Sigue el proyecto de contrato redactado p o r la em presa. L a cláusula c ) indica los m otivos de suspensión del servicio y m encion a la “ sedición u otra circunstancia que afecte la norm alidad de los tr a bajos de la com pañía” ; manera m uy sutil de recordar e l paro de o ctu bre d e 1924. y m uy directa de prom ulgar el castigo de los futuros huelguistas. N o obstante, el asunto quedó pendiente, pues surgieron divergencias en tre las partes. En las Actas Nos. 16 y 17. de a b ril de 1927. está aún sin sin resolver t í diferendo en torno a l asunto de la
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Jos pública, que Unto preocupaba al concejo, por lo qoe “ era necesario darle a Barranca aspecto de ciudad'' La sesión concluye a f t a el rito acostumbrado; Sófleíteae M « ft «r Gerente de l a T a p n l Off C— pe a j. la venta al mmmeipf , da ú m m f o «asenta paaulla «Métricas Uno de los mecanismos corrientes de “ gestión por delegación", lo Ilustra el caso siguiente, por lo demás reiteratiro; Se observa un deterioro de la carretera departamental en la entrada al pueblo, en un tramo por el cual Unicamente circulan las vehículos y equipos de la Tropical OU Company necesitando su arreglo, la empresa ha “manifestado privadamente'’ , es decir, por medio de un concejal-mensajero o del mismo alcalde, que está dispuesta a recons truir la carretera, a precio de costo, siendo que “ dará un plazo para el pago de dicho costo", etc. El proponente (agente abierto, más que encubierto, de la Troco) defiende el proyecto con argumentos sacados de sos mandantes; el arreglo contribuirla al embellecimiento de la ciudad, la compañía darla plazo hasta que pudiera pagar el municipio con las regalías de la “renta de hidrocarburos” y luego el municipio podría cobrar los rostas al departamento, etc. Acordado todo en el concejo, se aprueba una proposición- se faculta al alcalde, al personen) y a! presidente del eoncejo para que “hablaran sobre el particular con el señor gerente de la Tropical OU Company". Poro después la maqui narla de la Tropical OU Company arregla la carretera y el municipio cancela las obras a la compañía, devolviendo a aquella las regallas pagadas por ésta a la nación. Es a un nivel local el sistema “retro" (o de “ reciclaje"), osado cu los mismos añas para la “devolución" a Esta dos Unidas de las 25 millones recibidos por la “Independencia" de Panamá. De esta manera se está levantando una ciudad colombiana en los predios privados de una propiedad extranjera, según la forma que mejor conviene a “ los dueños". Construida la refinería. Barranca es en 1925 una Tropical City colonial, con la “arquitectura colonial" de los derrlelu. de las chimeneas y de loa “mechones", quemando gas día y noche.
Nombrado en febrero de 1922. el poticia Valbuena descubre con sorpresa su sitio de trabajo: ® M s r t e f de le petate n apenes une ca s a c a p a jiz a , constante d e dos bsbttedenas muy reducidas, y por efle n p e g a n f M 00 e r o m e n s u a le s , p u e s « d* un emstliauo. y le que es m á s . se víre en c o m ú n can e l c e m e n t e r i o
Visitando otros funcionarlos se da cuenta que no están en mejores condiciones locativas; L e o fic in a d e tn sp ecetá n de policía, más s a r d o w s . ( . ) L e oficina de correos cuyas
que o f i c i n a p e r e c e u n e lata d e paredes so n e s ta c o n e s y c e ñ e s , t a l e » y c u b ie r t a » d e techo p a jiz o n o b ie n empieza e c r e c e r e l r í o M a g d a le n a le «eftertte edmmtarsders se ve obligada s poner a n d a m io * y t a b la d o s am bulantes p a n e v it a r s e e l v iv ir constantemente en e l agua, pues t o d o s e in u n d e .
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Esta e n la situación desde aflea atrás: tampoco habla escudas públicas del municipio, y las existentes funcionaban en un rancho alquilado. No existía alcaldía, ambas cárceles estaban instaladas en chocas en arriendo. Sin embargo muchas de estas penurias tendrían una solación rápida, si se compara con el persistente abandono que padecían malti tudes de cabeceras más antiguas y populosas. De hecho, entre 1917 y 1926, antes de ser cabecera municipal y de alcanzar más de diez calles y 5,000 habitantes. Barranca bermeja quizá se convierte en el poblado más moderno y mejor equipado del país. En menos de diez años, y partiendo de nada, se logra la petrottzadón de varios tramos de eslíes (por primera vez en Colombia), el ferrocarril, el oleoducto, el muelle en concreto y el puerto de vapores donde además llegan hidroaviones del correo; también se consiguen: edificio del cuartel de policía, cárcel nueva, capilla remodelada y modernizada, cinematógrafo, automóviles, billares y pianolas, hospital y dispensarlo an«venéreo, alumbrado eléc trico en algunas vías, teléfono y telégrafo, proyectos de alcantarillado y acueducto; todo pagado directamente por la Tropical OH Company, o en forma Indirecta con sus regalías al Estado y tíV fc que correspon de al municipio. Por Jo demás, quedará durante aflos con un acueducto deficiente; según parece, ea más fácil para la petrolera bombear de) subsuelo un combustible que agua potable.
Unas primeras reglas elementales de urbanismo (Acuerdo No. 11, d» diciembre de 1922) prescriben normas para t í enlosado de los andenes (un metro de ancho), e! uso de ladrillo y cemento, las cercas de solares a 2.50 metros de altura, la reforma de los aleros que gotean en los andenes, y “blanquear y barnizar sus puertas y ventanas, una vez al alio”. En cuanto a las normas del Acuerdo No, 4 de 1922, prescriben: .. Que las calles tengan una anchura de dore metra» por lo meno» y .., que de cada diez manzanas que se tracen se cedan das al municipio para pla zas, parques y edificios públicos, en fugar apropiado para tales fines.
Siguen varias normas sobre Ucencia de construcción, multas, reglamentación de 2 50 metras para la altura mínima de las construc ciones y prohibición de los teches de paja. En octubre de 1923 llega una ordenanza de Boearamanga, en la cual la gobernación da instrucciones sobre 1* organización de) catastro. En este mismo mes se debate un acuerdo en el cual se encuentra la primera manifestación del trazado urbanístico del núcleo central de Barraneabermeja, mediante el orde namiento del predio central “que el municipio posee, a titulo de co limar , b proyecto reza; Articulo 1* Destín*** pura plaza pública, edificios públicos municipales, templo católico y casa cursi al terreno de 144 metros de largo por SO de ancho q u e el municipio poseo en el área de este población hacia el Norte, el cual, d e a c u e r d o con el respectivo croquis, aprobado por este corporación, quede d i v i d i d o en tres lotea, los que se destinen para los uso» que a continuación w expresan: 463
a) D el prim er lote, que quede en la parte orien te! d el predio, d iez y ocho m etros de fren te por cuarenta de fondo (18 x 40), de N orte a Sur, para escue las publicas, veinticuatro m etros de fren te por cuarenta de fon do (24 x 40), a continuación del anterior, para tem plo católico; d iez y ocho m etros de fren te por cuarenta de fondo (18 x 40), en seguida, para casa coral. b ) Segundo lote, que m ide sesenta por sesenta y cuatro (60 x 64), todo para la plaza p rin cip a l c ) D el tercer lote, que m ide sesenta m etros de fren te por cuarenta de fondo (60 x 40) y que queda en la p aite occidental del predio, d iez y ocho por cuarenta m etros (18 x 40), de N orte a Sur, para cuartel de la p olicia; veinticuatro por cuarenta m etros (24 x 40), a continuación, para cárcel; y d iez y ocho por cuarenta (18 x 40), en seguida, para oficinas públicas.
£¡1 resto del acuerdo se dedica a los pormenores de la construcción de la cárcel, la cual al Igual que el cuartel de la policía, se beneficiaba de la financiación de la Tropical Oil Company. Serian las únicas obras realizadas de todas aquellas que se mencionan en el Acuerdo. El proyecto anterior tiene para nosotros el interés de evidenciar el carácter muy convencional de la visión que los ediles tienen del centro. Aunque con una plaza así sea de forma atipica (una excepción a nivel nacional, con marcado estilo de alameda, más que de plaza), en pendiente, muy estrecha y alargada, sin embargo la rodean estos pro yectos, acumulando en su perímetro todos los símbolos construidos del poder, tal como se definió en las Leyes de Indias desde 1523. Alcaldía, cárcel, cuartel de la policia, escuelas públicas, templo y casa cural con forman un muy compacto bloque del poder civil, religioso, ideológico y militar. Se podría decir que este núcleo central de Barranca en 1923, en nada expresa la Irrupción del capitalismo moderno. P or el contrario, evidencia la persistencia testaruda de la concepción arcaica del centro, y la reproducción mecánica de la ideología implantada por la admi nistración colonial española. El Acuerdo No. 9 de 1924. además de crear la “ Junta de Urbaniza ción y Embellecimiento”, prescribe otra vez la obligación del arreglo de andenes, y también de cercas — disminuidas a dos metros de altura— a los solares, "con tapia pisada, adobe, ladrillo, o láminas de hierro corrugado", y el arreglo por parte de los propietarios de las calles, “ en forma de camellón" y con cunetas de desagües. En la técnica constructiva se observa una extraña mescolanza de tradiciones rurales arcaicas, conviviendo con innovaciones moderni zantes. Por otra parte, la tecnología constructiva nos remite a los materiales escogidos, recomendados o de uso obligatorio, según las licitaciones y reglamentos. El cemento llegó con la Tropical, primero para esta empresa, exclusivamente; no obstante, muy temprano figura en las especificaciones ordenadas por el cabildo, relativas a los cimien tos de los edificios públicos, escuelas, hospital, etc. Pero, curiosamente, se indica que la construcción misma se levantará en tapia pisada; se considera a la tapia pisada como de calidad superior al modelo anterior de bahareque. tablas, paja y caña brava o esterillas. En 1924 la correspondencia relativa a la construcción del hospital de caridad y las escuelas precisa que los “ edificios serán de tapia pisada y techos de zinc, con sus correspondientes cielos rasos, maderas y 464
demás materiales de muy buena calidad, suelos de cemento y con todas las comodidades necesarias requeridas por la higiene". También en 1924, un acuerdo sobre construcción de las escuelas especifica que “la edificación se haré de tapia pisada o de bahareque con estántillado de Punte o Comino y techo de hierro corrugado". A l afio siguiente, el Acuerdo No. 19 de 1925 decreta una vez más la construcción de escuelas y cárcel: “ los edificios que se dispone construir serán en todo caso de ladrillo o cemento armado, de espesor suficiente, que garantice su solidez y duración” . Aquí no sobra una comparación entre la Barranca de la Troco y la Santa Marta de la United Frult Company: en ambas se baila la doble innovación de las ciudades de enclave: la malla de la segregación y el uso muy precoz del concreto. En 1926 el municipio gestiona un préstamo para obras públicas y redes. Para ser autorizado por el ejecutivo se le exigen planos técnicas y el presupuesto de obras, o sea un trabajo de ingeniería. Por lo tanto, se crea el cargo de ingeniero municipal, por Acuerdo No. 13, a partir de enero de 1927. En sus considerandos se alude explícitamente a las condiciones impuestas, por el poder central para otorgar el empréstito. De allí en adelante, se establecerla, paulatinamente, un cierto orden en la planificación urbanística del centro petrolero. Hacia 1926-1930, uno que otro negociante rico coloca un simulacro de frontón en la fachada de su almacén, algo que vio en Barranqullla; otro importa una curiosa teja de asbesto-cemento. Igual a la que se usa en El Cabrero y Manga, en Cartagena. Un tercero construye en cemento un edificio de dos pisos y adorna los balcones con rejas de hierro, y la esquina con un medallón en yeso y cemento: algo que le llamó la atención en Bucaramanga o en Bogotá. Son pocos los cambios y sin mayor significado. Más Importante resulta el cambio de mentalidad. Se van discipli nando y modificando las Ideas y nociones en el choque con nuevas realidades. A l calor de la actividad industrial, bajo los imperativos de las prácticas laborales y sociales cotidianas, se edifica en poco tiempo una peculiar cultura proletaria urbana. En menos de diez años la Troco remodeló no solamente los espacios del hábitat regional y local, sino también las prácticas laborales y sociales y las mentes. Surgen una conciencia obrera, una moral proletaria y una ideología de ruptura Barrancabermeja de allí en adelante, más que un lugar distinto, es una gente diferente. •
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La historia del nacimiento de Barranca está ligada a un pasado muy cargado por múltiples temas, que toca, si no estudiar en profun didad, por lo menos evocar de paso. Es historia de un territorio que se va modelando al calor de tensiones sociales y de la cual se desprenden la colonización de baldíos, el exterminio de etnlas aborígenes, la con quista del siglo it r x y la navegación de vapor, el saqueo de los medios naturales de producción, la intrusión del colonialismo de la rapifia. 465
los antagonismos entre Imperialismos importando anas selvas colom bianas. la política arrodillada de la oligarquía indígena, la corrupción del aparato estatal en Bogotá, la delincuencia de cuellos blancos en los circuios del poder a principios de siglo y la persistencia, durante cien altos, tfc un clima de violencia nutrida por la codicia y la lucha de clases. Confrontaciones Intestinas entre fracciones de las oligar quías y conflictos bólleos provocados por el colonialismo extranjero: las guerras de Lengrrke y de la quina, las expediciones de aniquila* miento de tas yartgulea la guerra angta-yanqui del petróleo en loe altos im -1922. seguida de los operativos ordenados por la Tropical contra los colonos del oriente santanderea.no. Curiosamente, en un estudio supuestamente dedicado a Barrancaberm eja este topónimo quizá resulte menos osado que ‘ 'Washington*1. Es que petróleo y tratado de Panamá — de Petronamá, quizá serla la palabra más adecuada— son indisociablee; y una doble extorsión con forma el marco explicativo del surgimiento de Barranca be rme) a h ad a 1915-192S Sin tratado no hay petróleo, sin petróleo no hay tratado; sin tratado ni petróleo, no hay BarrancabeTmeJa Entre 1900 y 1920, una época se extingue y otra se asoma; un país se desvanece, otro emerge. Se cierra paulatinamente la "vía Inglesa” y se abre rápidamente la ancha avenida norteamericana En él cruce está Barrancaberm eja Además el centro petrolero prefigura, y ante cede muy temprano, en forma de excepción atípica en el concierto nacional, lo que serla luego la urbanización del pais. Antes de entrar a examinar este último periodo, no » podía prescindir de este eslabón de la cadena de este puente entre un pais agrario y otro densamente urbanizado.
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C A P IT U L O
I X
FUNDACION Y OCASO DE VILLARRICA, TOLIMA
El Gobierno controla la cosecha del café. "Las autoridades militares hacen esfuerzos por evitar que una valiosa cosecha de café sea aprovechada por los bandoleros de unos ocho municipios del departamento del Tolíma." Declaró el General París: "Seis batallones en Vlllarrlca, debe aumen tarse el presupuesto de guerra." (“ El País” , 9 de m ayo de 1955.)
Acordadas cuotas de Exportación. 5.600.000 sacos es el cupo asignado para Colombia, "Manuel Mefia volverá a EE U U Estabi lidad cafetera en los precios del Interior del ptás." ( “ E l P a la ” ,
7 de junio de 1955.)
La Importación de Capitales. "Interés por Colombia en EE.UU. Nume rosas Industrias quieren establecerse en el país" (“ E l
País” , 15 de junio de 1955.)
En páginas anteriores se ha tratado de reseñar varios casos de fundaciones urbanas, producidas por distintos tipos de colonización agraria. Se vio una modalidad de fundación asumida en form a masiva y solidarla por el mismo campesinado de colonos, con el fin de dispo ner del núcleo urbano de apoyo a la empresa agrícola y poder cana lizar sus excedentes hacia los centros de consumo. También se vio cómo la colonización de tipo empresarial acude a diversas modalidades de especulación y con cierta frecuencia concluye con la fundación de un poblado, por parte de un hacendado o plantador, agregando asi a sus ganancias agrícolas los diversos beneficios de la fundación urbana, la fija ción de su mano de obra, venta de solares, control del comercio, etc., y desde luego el dominio político local. En fin , se señaló la Inter vención del Estado en el proceso y se vio cómo la colonización Insti tucional, promovida por varios gobiernos, concluyó con la fundación de nuevos centros urbanos. Ahora bien, el caso de V illarrlca tiene el Interés de presentar un proceso histórico, social y territorial, en el cual se articulan las tres modalidades mencionadas. L a zona elegida está ubicada en el oriente del Tollm a, y colinda con el extremo sur-oeste del departamento de Cundlnamarca. Entre las tierras callentes de la reglón Olrardot-Cunday y el páramo de Sumapaz se extiende arriba de Cunday, en clima templado, va de 1.000 y 2.000 metros de altitud. Esta comarca experimentó un proceso de colonización del cual sur gieron, por razones distintas y con protagonistas diferentes, los tres núcleos urbanos de Los Alpes, V illarrlca y L a Colonia, llegando a es tructurar una formación espacial agraria de tipo comarcal. En el proceso histórico de elaboración y de estructuración territorial se pu dieron distinguir tres fases principales: a ) Una primera etapa, Iniciándose hacia finales del siglo X I X por medio de la penetración de flujos de migrantes, el desmonte sel vático, la transformación del espacio natural virgen en un hábitat humano de colonización popular, Independiente y espontáneo, con cluye hacia 1915 con la "fundación” colectiva del caserío de Los Alpes. b) La segunda fase, enlazada con la anterior, llega hasta media dos de los años 40 y se destaca por un pudiente desarrollo productivo y una notable prosperidad en toda la reglón. P o r medio de la genera lización del cafeto, la zona se Incorpora a la economía de exportación 469
y al mercado mundial. También se dan distinto* tipos de conflictos sociales de los cuales se derivan la fundación del poblado de Villarriea, en la Hacienda Andalucía en el aflo de 1027, y la creación en loe la deras del Humapaz, pero a poca distancia del anterior, del pueblocampamento de la colonia agrícola deJ Humapaz, llamado La Colonia, en el aflo 1026. c) La tercera etapa se refiere al dramático ocaso del modelo social y territorial; termina con el descalabro de la empresa coloniza dora, la derrota del campesinado y su masivo éxodo bacía los refugios urbanos; sus principales hitos son el 0 de abril de 1048 y, más que todo, el decreto de declaración de "zonas de guerra" del oriente del Toiima y los devastadores operativos militares del Ejército Nacional durante el periodo de marzo-junto de 1066,
• • • JSs preciso resellar brevemente algunos antecedentes, definiendo el contexto general en el cual se inscribe luego la colonización del Bumapaz y de las tierras templadas del oriente tollmense. En cuanto al periodo que aquí nos interesa, abarca la segunda mitad del siglo XIX. Principales pistas bibliográficos se encuentran en El Papel Periódico Ilustrado (1881-1888), el primer Atlas de Co lombia, las notos de viajes de Alfred Hettner (1886), de Salvador Camocho Roldán (1887) y las numerosas observaciones de Medardo Rivas (18U0), Adem&s, se cuenta con el apoyo de una serie de reco rridos por la reglón y con propios observaciones oculares, lo mismo que entrevistas con los pioneros, que a principios de siglo Iniciaron el proceso de poblamlento; colonos, comerciantes, hacendados, etc. El principio Espacial temporal opera por medio de una espiral, con origen en Bogotá, la cual irriga progresivamente la geografía, en direc ción del rio Magdalena, por incorporación progresiva de tierras vír genes y por medio de un poblamlento territorial, caracterizado por el hábitat rural disperso, En cuanto al proceso, se ha podido captar hi lando un factor determinante; la sujeción externa, con sus múltiples componentes económicos, jurídicos, políticos, sociales, Ideológicos, etc, Es decir, una compleja fenomenología concluyendo, con asombrosa ló gica, en unos cambios espaciales que se expresan por medio de la Ingeniería de obras públicas, de un urbanismo y de una arquitectura. Recordemos brevemente la problemática histórlco-soclat en la cual se originan posteriormente los cambios espaciales. Desde el acuerdo diplomático de "amistad y comercio" respaldan do los préstamos de los bancos Ingleses, garantizados por la producción de tabaco, y el desarrollo de la política exterior de "Ubre comercio", se radicaron en el país unos representantes de grandes firmas comer ciales, algunas de ellas francesas, suecas o alemanas, pero Inglesas en su mayoría, Su presencia Incentiva la producción de "crudos" agríco las de exportación, sucesivamente tabaco, aftil, quina, cueros, mieles, café y la subsiguiente importación de productos manufacturados, Los 470
pequeño» comisionistas nativo», al principio «Im p le» "p eo n e »" al servicio de la» compañía» extranjera», poco a poco « e van em ancipando de ella»; entonce», de interm ediario» aspiran a «e r independiente» y asi •e va formando una reducida casta de negociantes colom biano», Bus cando a la vez dónde Invertir su» ganancia» com erciales y luego •u Incremento, necesitan aumentar la» producciones de exportación y para eso deben primero conseguir la» tierra»; ésta», a vece» m uy fé r tiles y adem é» vírgenes, son del occidente cundlnamarqué», cercana» a Bogotá y de óptima ubicación, en relación con el eje natural de e x portación, el rio Magdalena, Pero »e presentan dificultades Im pidiendo el dominio de esta» tierra»; hay todavía Inmensos latifu n dio» ecle siásticos, subsisten aún algunos resguardos, y vastas éreos baldía» estén en proceso de ocupación por ola» sucesiva» de colono», Bin p er der m é» tiempo este sector social en ascenso, y que logró dom inar el aparato estatal, elabora su indispensable ideología y en seguida la transforma en normas Jurídica» por medio de nueva» Jeye», Vemos entonces cómo, con base en lo» postulado» de la Revolución Francesa, se afirm é la igualdad del autóctono y que él también tiene derecho a la propiedad individual. Concluye la campaba con la !«ey de 1860 s o bre disolución de los resguardos Indivisos y asi se quitan su» últim a» tierras a tas parcialidades. Subraya Medardo Rlvas; ,, , y los resguardo* de indígenas eran tan extensos, que su d ivisión dio trabajo por muchos años a los agrimensores,
Be puede agregar, que van a dar también afloa de prosperidad a lo » facultades de derecho y mucho trabajo a un ejército de nuevos abogados, lo » innumerable» pleitos entre hacendado» y negociantes, disputándose los despojos del espacio amerindio. El propio Medardo Rlvas relata cómo se adueñó de tierras de res guardos; Antonio María Pradilla fu * la cause d * m i venida a las regiones del M a g d a len a ,,, El vendió a Latorre y Rlvas setenta y dos derechos de tierra en
Chiataqulelto,
En las orillas del alto Magdalena, y en la banda derecha, al fre n te del pueblo de Guataqui habla una hermosa vega, que perm anecía casi inculta hasta 1867, y que era de los antiguos indígenas de Guataqui, quienes |» p o seían proindivls», ellos o las personas a quienes habían cedido su» derecho* en e l transcurso de cincuenta años, y esta vega era llam ada G uatequleito El número de los que tenían derecho a esas tierras e r* trescientos P e estos derechos setenta y dos eran míos, y loe de personas que pretendían tener derechos sobre la tierra serian tres m il; y para desenmarañar ese e n redo tuve que seguir un complicado juicio, cuyo expediente llegó e ser ie carga de una muta ,. .. Dividida la tierra y entregada a cada uno la parte que le correspondía, resultó que m e tocó una gran parte, y a la cesa de Grotheshway y Gla cuyo agente era el coronel Amaya, una m uy pequeña; y com o aquella casa de comercio estaba acostumbrada a recibir gran parte del tabaco que en Guata qincito producían los cosecheros, la prim era semana que vieron que lo llevaban a mi factoría por estar en mis tierras sembrado, hubo alarm a, in
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dignación y protesta, «poniéndose por fUeozá a tíiov I® q «e predijo un com base entre- el coronel Amara y el coronel García, que era mi agente, y en cayo combate tomaron parte muchos de uno y otro lado, según sus simpatías. Desde ese d a la catana de Guataquicito se convirtió ea el campo de Agramante, y por ta noche se nim silbar las balas que iban del uso al otro campamento, y a todas horas andaban tas partidas armadas ,,.A I fin el señor Cruthgshway resobro llamar al coronel Anuya, y Tendernos t í terreno que le pertenecía. Esta ptesra de antología figura en Las trabajadores de tierra caliente, en las páginas 203 y 206, Con base en análogos principios ‘ humanitarios'’, ia ley a e manu misión logra cumplir su doble objetivo: arruinar la soñolienta hacien da colonial, la cual se parcela en beneficio de comprado res capitalistas y poner a su disposición los manumisos convertidos en Jornaleros y peones asalariadas. También Temas cómo «r**» agresivas olas de artticlcncaltsmo pre ceden a la Ley de 1861, una expropiación disfrazada y bautizada de “desamortización de los bienes eclesiásticos*". Tomás Cipriano de Mos quera, rocero de la casta de los negociantes capitalistas agrarios, in t im a su proyecto de ley declarando que "uno de los mayores obs táculos para la prosperidad de la Nacida es la falta de m olim iento y Ubre eirculaciOn de una gran parte de las propiedades ralees'". En otra oportunidad no vacila en proclamar: "Demos, pues, la tierra a los que la trabajan y la hacen producir." Promulgada dicha ley el 9 de septiembre de 1861, un mes después se felicita al banquero-negociante Camacho Roldan En Q Tiem po del S de octubre hace su apología y enumera una larga lista de sus futu ros beneficios, entre, ios cuales se destacan; 5.—La «ífftpsiñn de la propiedad territorial entre mayor número de pro pietarios; la que equivale a dar mas respetabilidad y más defensores a la propiedad. S —En tas wnfadw se verá en pocos años n a transformación de esas casas viejas, arrumadas, sucias e incomodas, ent otras elegantes, aseadas y confortables. Algunos adiós después se reforma el código comercial pura faci litar la constitución de sociedades civiles y comerciales, de compartías mineras o agrícolas con accionistas; son nuevas herramientas que en tran a formar parte del Código d v Q de 1873. En resumen, este proceso es de una "perfección’' absoluta; pri mero se manifiestan los intereses económicos, luego se forja el apoyo ideológico que los legitima y, por fin. se elaboran las leyes que los legalizan. Aseguradas estas óptimas condiciones, se abre una época de oro para los cacharreros bogotanos y los usureros anttioqueños o caldeases, convertidos por sus apólogos en "trabajadores de tierra callente*. Por nwtin de los remates en subasta pública o solicitudes de adjudicacio nes, se apropian de inmensas «ten sio n es de tierras de la nación Con dinero o con leguleyos, con la tropa o las cuadrillas, con leyes o a plo 472
mo, desalojan arrendatarios, colonos» aborígenes o curas y, de paso, ajustan cuestas entre grupos económicos tírales. Muy díctente es el caso de Tomas Cipriano de Mosquera aprovechando una victoria mi lita r para expropiar, sin clemencia, al vencido rival terrateniente dan Julio Arboleda, de sus tierras de Jambaló {Decreto del 30 de enero del año 1863). simnicanóMiente, ios inversionistas de Bogotá contratan técnicos e Ingenieros europeas. Importan m a q u i n a r i a y se a u t o - o a s e q u i a n ios decretos relativos a la apertura de j ferrocarriles, uniendo la capital con los puertas del rio Magdalena. Pero es tan aguda la pugna entre grupos rivales, que al final habrá tres carreteras y dus aneas ferroviarias cruzando el territorio de inversiones. Reunidas todas estas condiciones, h ada finales del siglo entran en producción las grandes plan tactores del occidente de Curtdina -
marca. Entre los mas sobresalientes cam bios del "m o b ilia rio territorial' (obras públicas, urbanismo y arquitectura) podemos señalar: 1. Densificación demográfica y generalización del popamiento territorial disperso. Surgimiento de un nuevo catastro, con sus dos polos lndisooaoies, la gran comensal exportadora y las parcelas num fondistas de pan coger. 2. La incidencia i como generadora de nuevos medios de transporte y la adecuación del sistema de comunicaciones. EL ocaso del carguero y el paso a la recua de muías o a los oueyes "en parrilla" impjiran una nueva ingeniería de caminos, con especifica ciones Luego se perfecciona el sistema con las "arterias de succión y de bombeo"’, ferrocarriles, navegación de vapor, puertos flu viales y finalmente carreteras para automotores: sistemas que van poco a poco irrigando la totalidad del territorio en producción. 3. El surgimiento de las plazas comerciales, p a sta s y centrosbodegas o de transbordo de los crudas y mercancías; ahí tienen sus sucursales los bancos europeos, las compartías extranjeras, las comi sionistas y negociantes de Bogotá, surgen o se reactivan Gtrardot. Guataqui. Narifto» Bel toan, y Ambalema. 4. Conformación de tzna malla urbana regional con base en sis temas comarcales, por medio de nuevas fundaciones o por reanimación de pir**la4r« decaídos. Involucra a Guaduas. Villeta. La Paz. San Juan de Rtosecoi NUo. La Mesa. Jerusaíén, Anapoñna, Pan di. Mel gar. Cunday. lo mismo que a las futuras zonas de conflictas agrarios del Tequendama y del Samapaz, como Yiota. Tibacuy. Icononzn. Fusagasugá. etc. 5. Otro tipo de cambio afecta el ambiente natural: el uso inten sivo de la tierra provoca una rápida degradación de tos suelos. Pero no vacila Medardo Rzvas en dedicarse a una delirante exaltadóa de la tala, del desmonte y del hacha. Bajo su pluma Los especuladores bogotanos se convierten en "pioneros del progreso y trabajadores de 473
tierra callente". Bln embargo, en loe miemos »no# Bulvador Oamncho Roldan advierte el peligro, con una página que lo vuelvo el preounor de nuestro* modernos ecólogos. 0. Por fin, se riega la arqui too tura- pastiche do ruptura, os decir de nogación de la colonia española: los mercaderes Importan el estilo quo admiran en Francia o Inglaterra, durante sus viajes do negocios. Las exclamaciones admirativas del l'apel Periódico Ilustrado o do M edar do Rlvas, evidencian en forma diáfana la Incultura, el mal gusto y la sumisión cultural que reinan on la "sociedad" do los nuevos ricos: . . . y el odfini' Rodrigue?, hs construido uno hermosa quinta que pudiera rivalizar con las famosas villa* de NI te o Monte Corlo.. IDn Tocalm a, simultáneamente con la introducción del pasto de Oulnea, "se levantan grandes haciendas y rosldenolas suntuosas". En Fusagasuga "hay lindos quintos, ohalets, cositas suizas y residencias de reoreo". . . . y sobre todo Coburgo e* un soberbio pilludo transportado de A loma nís a Colombia, ron cermpne* arébigos, balcones extensos, grande* salones,,, Hay allí un lago nano loa de Veraallea y un baflo oriental.,, . . . La casa do hacienda del general Moreno diapone del teléfono. es como la mandón de un rico nabab en la India Oilental. . el viajero oree que esté en Jamalra 0 en otra colonia de la* Antillas.. ...una hermosa ca*a alta que parece una residencia inglesa en la India. Menos entusiasta pero más critico, Alfred Hottner, con su corro sivo humor, subraya ol analfabetismo cultural de los plantadoresmercaderes en busca de prestigio: Pero el mejor adorno de la asía me tocó observarlo en casa de un aco modado hacendado. K.ra una porcelana fina, expueata en una misti de figu rilla* que a primera víala podría tomarse por una ponchera, pero que en realidad resultó ser uno de aquello* recipiente* que entre no*otroe tienen su puesto debajo de la cama. Estamos en los úlUmoe años del siglo, se acerca ol asalto de Thoodoro Rooaevelt y an el relato de Alfred Hottner surgen indicios, dejando vislumbrar el próximo “cambio de mando" en Colombia: Tan solo la villa de Chapinero. eituada n poro* kilómetro* al norte, re* ctentemente viene ejercteudo cierto atracción, pero en particular sobre la clase media, en razón de la vivienda más barate. Kl hecho ha despertado el enitwhuttno de unos empresarios nortciunerlciun** que, al tiempo de mi par tida, eataban activamente ampeflsdoa en construir un tranvía de tracción animal, teniendo ye acabada la Infraestructura en gran parte y en camino desde loa Estado* Unidos, tanto lo* i loica como lo* vagones. En Honda observa el mismo viajero que "entre los comisionistas sobresalen loe señoree Wltney y Grane, a la ves v Ice-cónsules nortea mericanos". En cuanto al ferrocarril Honda-Otrurdot: "Esta ferroca rril, la Western Golumblan Rallway, es la obra de un norteamericano de apellido Brown." Kn Bogotá, señala los altos costos de la construc ción por carencia de olertos mnterialas, "del hierro y del vidrio plano, por la necesidad de Importarlos, sea de Europa o de loa Estados U n i dos," Refiriéndose al ferrocarril Bogotá-Facalatlvá: "Las deles, traídos 474
do loa Estados Unidos, a au llegada rcaullnron con exceso de inmuno mAximo admitido para expedirán a Bogotá n lomo do muía", Y queda maravillado Salvador Camacho RoldAn por el descubrimiento que hi zo durante un viajo do negocios, on 1887, en el iíotol Saint Charles de Nueva Orloans:
,. Lúa eléctrica conducida por alambre cuya colocación puede cambiarte n voluntad, euccirailii en uaas perita de vidrio*, de color ligio jioiuntp aparo, y provlilaa de unn llavei'lllo que, dando vuelta hacia un lado, encendía la uja, y hacia el opucato la npagaba. Por supuesto, no tardará cata milagrosa maravilla en aparecer en Bogotá, Cali, Unrranquilin o Medollín, detrás do los agentes de las pujantes compañías norteamericanas, Asi resonada la fenomenología de Ja primoru foso da transforma ción territorial del occidente de Ciundinamarca, se puede resumir on es ta forma; durnnto la segunda mitad del siglo pasado, el desarrollo do las fuerzas productivas presiona para liberar los modios do produc ción: tierras y mano do obra, Conseguida la clroulaolón comoroial do las Horras y oi paso del trabajo servil al salarlo, estos factores facili tan ni transito del latifundio y do la producción doméstica hacendera, hacia la plantación do exportación. A su vez esta última gonera múl tiples camoios en los modos de poblamionto, los cuales so articulan con otras evoluciones, actuando en ios sistemas de transpone, en ie red do comunicaciones, on oí mallajo urbano de la región, en nuevas con cepciones urbanísticas y, por último, en la introducción de novedades tecnológicas y estilísticas sn la arquitectura. •
•
I
¿Será una coincidencia que en el mismo año 1002 Ja oligarquía pacta la conclusión de la atierra de ios Mil Dios a bordo do un buque acorazudo do la naviera de los Estados Unidos, bajo la vigilancia d# un almirante yanqui, y on forma simultánea manda unos represen tantes a la Primera Conferencia Internacional del Café, la cual sesiona on Nueva York? Al desarrollo del monocultivo del café y al Impulso de las exportaciones del grano, va sstrochamenle asociado el cambio do órbita del país. Hasta 1018, la producción nacional no pasa do un promedio anual de un millón de sacos, de sesenta kilos, pero supera los dos millones en 1021 y alcanza 2.464.000 en el año 1020; en 1024, ol café constituyo el 80% de las exportaciones del país. Mientras tanto, el gobierno de Marco Fidel (Juárez legalizó la "ven ta do Panamá" y luego cayó, bajo ol peso de su corrupción; con violencia y fraude doctoral, es elegido el gran cafetero Pedro Nel Ospina. Este último cumple con las exlgonclas do los finanaleros do Wall Street, entrega a la Misión Kemmerer la reorganización del sistema bnnenrio y tributarlo dol país e lnviorte los cuatro auotas de la Indomnlzaolón de Panamá sn un gigantesco programa de obras públicas; todas tienen por objetivo Incorporar nuevas tierras a la producolón del grano, acelerar su evaouaolón hacia el exterior y pro-
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plclar nuevas inversiones extranjeras. En 1927 tiene lugar otra con ferencia internacional cafetera en Washington y de regreso los delegados colombianos se apresuran en crear su gremio, la Federación Nacional de Cafeteros, Impulsada por Mariano Osplna Pérez, Igualmen te hacendado cafetero, negociante del gra n o ... y futuro presidente. Ahora bien, hasta 1913-1914, las Importaciones provenían prin cipalmente de Alemania, Francia y más que todo de Inglaterra, siendo el total oriundo de estas tres naciones y muy superior al volumen de lo que venia de los Estados Unidos. Pero en cinco años el cuadro cam bia por completo: En 1919, al concluir la Primera Guerra Mundial, prácticamente han desaparecido las Importaciones francesas y ale manas, las Importaciones de Gran Bretaña se estancaron al nivel del periodo anterior y, por el contrario, las Importaciones norteamerica nas, que no pasaban de 6.487.000 pesos en 1914, alcanzan ahora 28.881.000 pesos. Este vuelco completo se observa con más precisión tomando los datos del periodo 1910-1930 y el siguiente cuadro Ilustra el fenómeno (V er Gráfico en la página siguiente). Estas cifras evidencian cómo en pocos años el país pasó de una tutela económica a otra. Dejó de ser una colonia del Imperio Britá nico y empezó a girar en órbita de los banqueros y monopolios nor teamericanos; asi que no es ninguna sorpresa ver a los cafeteros colombiano asistiendo a una asamblea internacional en Nueva York, en el año 1930. Sigue el Pacto de Paridades del año 1936, igualmente en Nueva York, ciudad convertida en sede de la Bolsa Mundial del Café. A partir de 1940, bloqueado militarmente el mercado europeo, los Estados Unidos no tienen ninguna dificultad en convertirse en el único país comprador del café colombiano; entonces se estrechan los vínculos entre la diplomacia, la política externa cafetera y la polí tica interna. Se acentúa la tutela del gobierno de Washington, el cual combina la exportación de sus trusts, con el envío de sus decisiones, tanto económicas como políticas. Es asi que en la conferencia de no viembre de 1940, el gobierno de los Estados Unidos comunica a los delegados de los países productores la cuota de compra que fijó para cada uno: Brasil tendrá derecho a 9.300.000 sacos y en segundo lugar vendrá Colombia, con una cuota de 3.150.000, pero el amo mag nánimo permite, al país exportar 1.079.000 sacos más hacia otros mercados, los cuales desaparecieron con el bloqueo nazi. En este mis mo convenio de Washington se crea, además, la muy democrática Junta Interamerlcana del Café, con un voto para cada país productor, pero una tercera parte de los votos para el país comprador: Estados Unidos. “Dicho sistema se mantuvo hasta principios de 1946, cuando el mercado cafetero se normalizó", escriben los autores de La Economía Cafetera Colombiana. Podemos agregar que en este mismo año 1946 todo se normaliza: pues de Washington arriba el Presidente Mariano Osplna Pérez, uno de los fundadores de la Federación de Cafeteros, lle gando como mensajero de la doctrina Truman del “ primer golpe", destinada a detener el “ espectro del comunismo” . Tan agradecido co476
Origen de la* Importación**, 1011-1928 Fuente- Urnitla y Arrubia
mo convencido entrega el palé en la bandeja de plata de la Novena Conferencia constitutiva de la OEA, a principios de abril de 1948. Luego se suceden las reuniones cafeteras Internacionales en Nue va York, en los meses de marzo, mayo y Junio de 1955, fechas que coinciden con los primeros ataques militares contra la reglón cafetera de Vlllarrlca y la preparación de la ofensiva general final. Y a los ca fetales de Cunday-Vlllarrlca están produciendo anualmente más de 100.000 sacos. En la prensa de Junio de 1955, los titulares de primera página anuncian triunfalmente que Colombia logró en Nueva York obtener una cuota de 5.600.000 sacos por parte de la Oficina Internacional del Café; en seguida se condecora en Bogotá a Mlster Coffee. Desde luego, "el Ejército Nacional garantizará la cosecha en el oriente del Tolima” . Esta "firmeza" del gobierno del General Gustavo Rojas Pi nina contra "los rojos", desde luego hace muy buena Impresión en Washington: el futuro está asegurado. En seguida aparecen estos ti tulares: "Importación de Capitales". "Interés por Colombia en los Es tados Unidos", "Numerosas Industrias quieren establecerse en el país”. 477
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¿Cómo opera y evoluciona la expansión cafetera en el occidente de Cundlnamarca y el oriente del Tollina? El primer panorama, muy general y demasiado lírico, se refiere al periodo 1890-1900 y lo pro porciona Medardo Rlvas. El segundo cuadro, sin romanticismo, pero con cifras lo produce Diego Monsalve para los aflos 1920-1927. Por fastidiosas que sean estas primeras estadísticas cafeteras de principios de siglo, sin embargo permiten varias observaciones: 1. Sobre la intensa circulación comercial de las tierras: por ejemplo es muy distinto el listado de grandes plantadores menciona dos por Medardo Rlvas y aquel que nos proporciona 25 afios más tarde Diego Monsalve. 2. Sobre los modos de cultivo que se dan en esas reglones: a) Pequeño cafetal doméstico de colono, con trabajo familiar. b ) Extensa plantación capitalista, con mano de obra asalariada. Unos casos Ilustran las diferencias: Líbano con 540 plantacio nes totalizando 5.810.000 cafetos, mientras en Viotá no son más de 30 plantaciones, agrupando 4.987.000 matas; Chaparral reúne 3.707.000 cafetos, en 399 plantaciones, mientras en Tibacuy 19 unidades tienen una “población" de 3.992.000 matas. 3. Lo anterior permite entender cómo esta diferenciación se va a plasmar en el espacio territorial: cada modalidad va a provocar una densidad demográfica diferente. En un caso se tendrá un hábitat dis perso de pequeñas parcelas muy cercanas, tipo "vereda cafetera” , precisamente: arquetipo del poblamlento rural de colonización espon tánea y popular. En el segundo se da un hábitat de plantación muy concentrado alrededor de la casa de hacienda, con numerosa población asalariada de peones, cosecheros y agregados y la presencia de cam pamentos. 4. Todo lo anterior, a su vez, va a dar las pautas peculiares, en una comarca u otra, del conflicto social que surge hacia 1930 y de su estallido hacia 1946-1950. Ahora bien, en los listados anteriores se destaca el papel prepon derante que tuvieron los Inversionistas extranjeros, entre ellos Malne, Crane, Fould Freres, A. Willlamson, Krohme, Slndlcl, Putnam, Sayer, Gooding, etc.; también encontramos muy temprano a los Barriga, Fo rero, Vargas, Osplna, Sáenz Montoya, Jorge Crane y Luis Willlamson, es decir, a los mayores latifundistas cafeteros de la reglón de Cunday, Viotá, Pandl, Fusagasugá, Pasca, propietarios de las haciendas de Paquilo, Aguadulce, Nuevomundo, Guattmbol, Castilla, Florencia, Calandaima, Buenavlsta, Cellán, Java, Atala, Liberta, La Magdalena, Entrenlos, Boston y Japón; aquellos que hacia 1930 se enfrentaron con más agresividad a los colonos, arrendatarios, peones, aparceros y terrazgueros. Todos los fenómenos señalados impactan Intensamente esta faja montañosa del oriente tollmense, ubicada en tierra templada, gene ralmente entre mil y dos mil metros de altitud, y que se extiende
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desde el bajo Sumapaz, Fusagasugá y Melgar, hasta Alpujarra y la región de Colombia, en el Hulla. Aún selvática a principios de este siglo, es un extenso territorio virgen en donde se Infiltran y se radican muchas colonias de campesinos sin tierra, en las décadas del veinte y del treinta. Durante estos años, tanto la demanda externa de café, en continuo aumento, la crisis económica provocando en las ciudades un retom o al campo, como la política agraria parcelera del gobierno de Alfonso López Pumarejo, Influyen para provocar un auge prodigio so de la colonización. 7, como se vio, la estrategia agrícola oficial trataba de aliviar la presión popular sobre los latifundios y los resul tantes conflictos agrarios, por medio de la apertura de nuevos pro gramas oficiales de colonizaciones y fundaciones. Pasada la primera fase de la economía maderera y carbonera, proveniente del desmonte de las vertientes, los trabajadores entran en la etapa de la producción de autosubslstencla, con los cultivos de maíz, frijol o papa, en parcelas de pan coger. Pero tan pronto tienen ase gurado el sustento vital, los colonos vislumbran su estabilización y su sedentarlzación definitiva con el café. Entonces van plantando los primeros cafetos; estas matas que prohibían y arrancaban sin piedad los mayordomos y los patronos de las plantaciones. Con este gran movimiento, la progresión del café en el Tollma se refleja en el siguiente Cuadro. En cuanto a extensión se refiere, se pasa de 3D.600 hectáreas de cafetales, en el año 1932, a 115.700, en el año 1955. En este último año el Tollm a alcanza un 14% de la producción nacional; su progresión aparece mucho más alta e intensa que aquella que experimentó el Valle del Cauca, con 47.700 hectáreas en 1932 y 94.000 en 1955-1956. En el Tollma, hacia 1945 se presenta el siguiente Cuadro de la producción cafetera, en miles de sacos de sesenta kilos, considerando únicamente los diez municipios con mayor cultivo: Municipio*
Anzoátegui Ataco Cunday Chaparral Fresno Ibagué Líbano Ortega Rovlra Venadlllo
IMS
1M4
IMS
60.000 40.500 79.300 48.190 42.000 60.000 70.000 41.588 25.000 40.000
39.811 46.834 71.845 77.950 70.189 75.155 88.000 45.000 50.000 49.747
41.380
56.834 85.000 68.000 69.700 71.562 88.400 40.000 30.000 50.000
Como se ve, Cunday viene en el segundo lugar y sólo lo supera Líbano. 479
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Tollina - Producción caletera
En cuanto a extensión sembrada y el número de cafetos, el cua dro es el siguiente en 1946, según datos, igualmente proporcionados por la Geografía Económica del Tolima, de la Contralorla General de la República: Municipios
U cctárcu de cafetales
Nfim ero de cafetos
Chaparral Líbano Ibagué Cunday Ataco
7.600 7.500 6.600 6.500 4.400
14.000.000 12.000.000 12.000.000 10.000.000 8.000.000
Basta con una sencilla superposición cartográfica para comprobar que el mapa cafetero de los años 40 coincide con el de la guerra social y agraria de las dos décadas siguientes. De hecho hacia 1945-1950 los 480
ca feta les de los colonos de Cunday, Icononzo, M elga r, P a n d i, V illa r r ica, Osplna Pérez (V en ecla ) y San B ernardo, lo m ism o que la s siete m il hectáreas de V lotá, están en su m áxim a fecu n d id a d y p ro d u c tiv i dad: en su más a lta rentabilidad. V ein te aftos después, algu n as c ifra s perm iten m edir sin am bigüedad la m agnitu d de la “ lim p ieza ” ; es asi que, a n ivel departam ental, la concentración de la propiedad se e v i dencia con el siguiente Cuadro: ano 1932 1955-1956 1970
S u p erficie d e cafetales
30.600 has. 115.700 has. 136.300 has.
N ftm ero de ex p lo ta c io n e s
25.200 27.500 23.600
Se ve cóm o en un área aum entó más de cuatro veces el n ú m ero de explotaciones, bajó cerca de 2.000 unidades. Y eso que no se tien e posibilidad de v e rific a r el número real de propietarios, el cual pu ede ser aún muy in ferior, presentándose con bastante frecu en cia el caso de varias explotaciones en manos de la m ism a persona, p ero registra d a s estadísticam ente com o “ explotaciones” distin tas: lo que im p id e m e d ir la m agnitud del “ la tifu n d io disperso” . En cuanto al proceso de concentración, se puede v e r ific a r una tendencia análoga en el V alle del Cauca. P a ra esto véase el Cuadro siguiente:
A Ao
1932 1955-1956 1970
Su perficie de cafetales
47.700 has. 94.000 has. 126.900 has.
N ú m e ro d e explotacion es
16.100 23.900 17.300
Con lo cual se le quita cualquier ca rá cter excepcional a l T o llm á , y m ás bien se verifica n unas analogías en tre varias zonas ca fetera s de alta productividad central del país. En cuanto a los m unicipios que in tegran el escenario geográfico de este texto, se caracterizan asi en el Censo C afetero de 1970:
M unicipios
Cunday Dolores Icononzo M elgar V illarrica T o ta l
Su perficie cafetera en hectáreas
4.207 3.907 3.820 1.555 4.743 18.232
P ro d u c ció n anual en kilos
2.631.000 2.696.000 1.998.000 1.224.000 3.610.000 12.159.000
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Agregamos que las zonas cafeteras limítrofes, en territorio de Cundlnamarca, abarcando las tierras templadas de Arbeláez, Fusagasugá, Nilo, Osplna Pérez. Pandl, San Bernardo, Sllvania, Tibacuy y. sobre todo, de Viotá totalizan más de 22.000 hectáreas. Son estas 40 000 hectáreas y esta fabulosa cosecha las que van a ser el blanco de la ope ración de “ recuperación”, en la cual parece, en 1955, la colonización de Vlllarrlca y del Sumapaz.
Pero el conflicto tenia una larga trayectoria y en su génesis se evidencia la parte de responsabilidad del mismo Estado, con su con tradictoria política de adjudicaciones de tierras baldías. De hecho, le yes y decretos van forjando un doble sector social agrario: por un lado, una masa de pequeños agricultores propietarios y por otra parte, un reducido núcleo de pudientes terratenientes ausentistas y latifun distas. El primero se desarrolla con base en la Ley 71 de 1917, sim plifi cando los trámites de las adjudicaciones, que no pasan de 20 hectáreas por familia; el segundo crece sin limites de superficie, desde finales del siglo X IX (ver Capitulo I ) con base en el pago de les bonos terri toriales de deuda pública, más que todo. Allí radica un primer motivo de controversia, señalado por varios autores, es decir, cuando el Estado titula a favor de un tenedor de bonos un globo de tierras ya ocupadas por colonos trabajadores; y, desde luego, se da la situación Inversa de colonos solicitando la titu lación de sus “ derribados'* y mejoras en tierras escrituradas a propie tarios ausentistas. En el primer caso protestan los traba!adores colonos; en el segundo reclaman los dueños de títulos. Exhibiendo es crituras registradas con anterioridad, estos últimos exigen la anula ción de las adjudicaciones posteriores y la expulsión de los “ colonos invasores**. Un tercer motivo de litigio surge en los años 20 con la política de las colonias agrícolas estatales, con la cual se complica aún más la legislación existente, pues este tercer protagonista pretende desconocer tanto las propiedades tituladas como las posesiones de hecho. La situación se agudiza en los mismos años veinte, no sólo por la multiplicación de protagonistas, de controversias y de choques vio lentos, sino también por las promisorias perspectivas de Incremento de las exportaciones cafeteras. Como bien se sabe, el conflicto social agrario alcanza una magnitud nacional hacia 1930 y se aplaca provi sionalmente con la Ley 200, pero después de una precaria tregua de diez años, concluye con el estallido generalizado de los años 19461950, en el cual participa activamente el estimulo de “la revancha la tifundista'*. Es precisamente para tratar de superar la confusión reinante y conocer la situación Jurídica de las tierras en litigios, que el Ministerio de Industrias elabora en 1932-1933 el Indice de las adjudicaciones de tierras baldías de 1827 a 1931, voluminoso catálogo de 160 páginas. 482
Un primer periodo (1827-1917) Incluye muchas adjudicaciones, al canzando con frecuencia extensiones considerables, como pagos a comerciantes urbanos, tenedores de bonos territoriales de deuda pú blica. A partir de la Ley 71 de 1917, y hasta 1931, son centenares los colonos beneficiados con parcelas menores de 20 hectáreas, las cuales se favorecen también de las Leyes 47 de 1926 y 98 de 1928. Pero persisten las desigualdades: en su Informe anual del afio 1926, el ministro de Industrias registraba 250 adjudicaciones en el marco de la Ley 71, totalizando 3.982 hectáreas y 19 grandes adjudi caciones por un total de 20.955 hectáreas. Y mientras un afortunado comerciante urbano tenedor de bonos puede adquirir miles de hectá reas, vemos cómo en el periodo Julio 1932-Junlo 1933, 224 colonos re cibieron en total 3.223 hectáreas, o sea un promedio de 15 por predio v familia. Entre Julio de 1934 y Junio de 1935, 566 familias apenas se benefician con 8.518 hectáreas; mientras tanto, por cancelación de bonos. 29 adjudicatarios reciben 25.576 hectáreas de tierras baldías. Estas desigualdades se sucedieron durante cien aflos en el oriente del Tollma, y se evidencian en el catálogo oficial citado. Según el Indice, estas son las adjudicaciones de tierras baldías que quedaron registra das, entre 1827 y 1931, en el municipio de Cunday: 1.797 has. con 1200 m* 1853 Scholss y Cía. 7.208 has. con 9.600 m* 1854 Antonio Vargas Reyes 4.000 has. 1895 Miguel Vargas C. 825 has. con 660 m* 1898 Arcadlo Céspedes 832 has. con 9 811 m1 1916 Ferdinand Focke 2.492 has. con 603 m» 1916 Gabriel Pineda López 33 has. con 1.969 m* 1916 Benjamín Nlfio 158 has. con 7.495 m* 1916 Saturnino Vargas de V. 166 has. con 6.954 m* 1916 Martin Perdomo 45 has. con 8.506 m1 1917 Juan de Dios Ortlz 957 has. con 4.818 m* 1917 Miguel Vargas G. 316 has. con 1.117 m* 1917 Isalas Vargas 57 has. con 6.335 m* 1918 Vicente Ortlz 231 has. con 7.596 m* 1920 Genaro Amaya 31 has. con 8.679 m* 1920 Vicente Betancourt 49 has. con 8.363 m* 1920 Sixto Godoy 4 has. 1920 Ramón Correa 16 has. 1920 Benjamín Ortlz 409 has. con 5.258 m3 1925 Francisco Pineda López 81 has. con 5.003 m3 1927 Juan de Dios Gómez 122 has. con 7.480 m* 1932 Olegario Gómez (La Samarla) 1934-35 Julio E. García 7 has. con 5.493 m3 96 has. 1934-35 Luis Bustamante 1934-35 76 adjudicaciones más, generalmente con base en la Ley 71 de 1917, es decir, menores de 20 hectáreas. 483
Las adjudicaciones que recibieron G abriel y Francisco Pin ed a L ó pez totalizan 2.900 hectáreas y tienen para nosotros especial Interés: entran a conform ar la hacienda Andalucía, en la cual su propietario funda el poblado de Villarrlca.
Se verifica una continuidad en la política de colonización de tie rras de los sucesivos gobiernos de la época, bien sean conservadores o liberales; los últimos lanzan unos programas que se articu lan a las medidas legales tomadas por los primeros, sin que aparezcan huellas de divergencias entre los dos partidos. Hasta se pueden n ota r re tro cesos liberales, en relación con el decreto de M iguel A badía Méndez, en cuanto a las extensiones de las zonas de colonización y es asi que la colonia del Sumapaz se inicia con un error. El D ecreto No. 1110 del 14 de Junio de 1928 otorgaba a la colonia agrícola una jurisdicción territorial alcanzando una extensión del orden de las 30.000 hectáreas, mientras el Decreto 383 de 1931 la reduce a menos de 10.000 hectáreas. Intentando una delim itación cartográfica, este laborioso tra b a jo se dificultó siendo que se cambió el nombre de la quebrada Yegu as, la cual no figu ra en los mapas. Y según nuestros mapas, L a Ruidosa de semboca en el Cuinde Blanco y no en el Culnde Negro, “ equivocacio nes" cartográficas que pueden ser posteriorm ente m uy conflictivas; es precisamente lo que ocurre en el Sumapaz tan pronto se conoce el Decreto No, 1110. Sin embargo, la controversia sobre los lim ites de la colonia estatal sigue vigente con el D ecreto 383 y crece cuando se mo difican otra vez con el Decreto 851 de 1931. En seguida reclam an los lesionados y el gobierno se echa para atrás con el D ecreto 1109 del 26 de junio, reform ado por el 1129 del día siguiente; desde luego el área de colonización institucional, de un decreto a otro, va dism inu yendo como la piel de zapa. Varios decretos posteriores, lo mismo que los Inform es anuales del ministro de Industrias, permiten seguir los avatares de la colonia agrícola del Sumapaz, y es asi como el Decreto 124 de 1930 ordena el arreglo del camino entre Cunday y Andalucía, y desde este caserío hasta e l campamento de la colonia. En este último se m anda construir una casa colectiva con capacidad para 150 personas, destinada al alo jam iento de los primeros colonos, luego se dispone hacer desmontes y rozas, parcelar y después construir en las estancias las casas rurales de los colonos. En su inform e del año 1931 el ministro se muestra op tim ista; recuerda que en 1930 apenas habla 13 colonos explotando 29 hectáreas. Ahora presenta un balance positivo en el cual se destacan: la casa nueva de administración de dos pisos, el arreglo de la cons trucción vieja, el empedrado de 28 kilómetros de caminos, la apertura de 19 y medio kilómetros de trochas internas y cuatro puentes, 65 hectáreas de desmontes nuevos ya sembrados y varios campamentos en la zona; con la llegada de 308 nuevos colonos la población alcanza unos 600 habitantes y se adjudicaron 5.800 hectáreas, de las cuales 484
cerca de 1.200 ya estaban desmontadas y 700 de ellas con pastos y cul tivos. Se hablan construido en las parcelas 116 casas para los cultiva dores y estaban en construcción 80 habitaciones más. En el afio 1933 se canalizan todos los recursos presupuéstales de la política de coloniza ción exclusivamente en beneficio de la colonia del Sumapaz, asi lo declara de entrada el ministro. El balance anual Índica 90 casas cons truidas y 60 más en obra, "todas de madera, cubiertas con teja m etá lica, muchas de ellas de dos pisos'*; se radicaron 243 familias "auxiliadas” y 200 más "que existían en los linderos de la colonia” . Siguen datos sobre las tierras adjudicadas, cultivadas y en producción, caminos, puentes y trochas y el Imprescindible in form e de gastos y situación presupuestal. El inform e de 1934, muy breve, asegura que la población de la zona es de 400 familias, más de 1.500 personas, espar cidas en unas 10.000 hectáreas, de las cuales 4.000 están desmontadas y en producción; los colonos viven en 140 casas de madera y 50 más se están construyendo. Más detallada resulta la memoria del año 1935; en ésta se reproduce la Resolución con la cual el campamento provi sional se iba a transformar en el pueblo de L a Colonia y que dice: E l M inistro de Industrias y T rabajo E n uso de sus facultades legales, y Considerando: Q ue e l M in isterio de Educación N acional aspira a form a r una urbanización o C iudad Jardín en los terrenos destinados para la C olon ia A g ríc o la d e Su m apaz, en e l D epartam ento d el Tolim a, que s irva d e m odelo p ara las futuras poblacion es cam pesinas; Q ue es necesario determ inar e l lo te de terren o m is adecuado para e l d esa rrollo d e esta in iciativa, R esu elve: P rim ero. Com isionar a l In gen iero d el D epartam ento d e B aldíos de este M in isterio, doctor P eregrin o Ossa V-, para que en asocio d el técnico en ur banism o, doctor R oberto A n cizar Sordo, se traslade a la C olon ia A g ríc o la del Sum apaz, determ ine y levan te los planos d e l s it io más adecuado para urba n iza r la Ciudad Jardín. Estos planos con sus correspondientes m em orias exp licativas, serán som etidos a la consideración d e l M in isterio de Educación N a c io n a l Com uniqúese y publíquese. Dada en B ogotá a los 20 de a b ril de 1935. E l M inistro de Industrias y T rab ajo. B E N IT O H E R N A N D E Z B.
Según parece, el apóstol de la "ciudad jardín ” en las montañas del Sumapaz era el mismo cándido visionario de una Rio de Janeiro, en las selvas del Pacifico chocoano. El inform e estima la población en 1.820 personas viviendo en 252 casas, y 42 más en construcción; “ h ay una con luz eléctrica y teléfo no” ; los desmontes totalizan 4.803 hectáreas, de éstas estando culti vadas 1.888. Del extenso inform e del año 1936 se destaca la adición a la colonia del latifundio llamado Hacienda de Sumapaz; invadido desde años atrás por miles de colonos, esta "flnqulta” de 300.000 hec 485
táreas se había convertido en un dolor de cabeza, tanto p o r p a rte del Estado como por sus dudosos propietarios; por fin la Sociedad de los H ijos de Juan Francisco Pardo Roche logra deshacerse de este “ hue so” , vendiendo tierras y problemas sociales a l gobierno de la R evolu ción en Marcha. Y es asi como 800 fam ilias, con 4.000 personas, se incorporan a la colonia, la cual contaba y a con 765 f am ilias y 3.000 habitantes; se estima entonces en 1.000 fam ilias (quizá unos 10.000 habitantes) la población de la comarca nueva. D el afio 1937 sólo se sabe que se archivaron los programas relativos a las demás colonias, contempladas en el Decreto del afio 1928. A l otro extrem o del país, los colonos hullenses, boyacenses o caldenses de Bahía Solano m inados por la m alaria, abandonados y muy amargados, reciben del delegado presidencial una noticia poco alentadora: se decidió una com presión presupuestal, la concentración de las Inversiones de colonización en beneficio exclusivo de la Colonia A grícola del Sumapaz. •
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L a génesis del conflicto social agrario, en que se origin a la guerra agraria de los años 1950-1960, dispone de una am plia documentación y de abundante literatura, lo cual dispensa de repetirla aquí. Recuérdese que desde muy temprano los conflictos de las zonas cafeteras o paperas del Sumapaz, del occidente de Cundinam arca y del oriente del Tollm a se perfilan en la obra de M edardo R lva s; se precisan en las transacciones notariales de los años de 1910 y luego en los escritos que dejaron Juan de la Cruz Varela y Erasmo Valencia; figuran en numerosos inform es oficiales, como aquellos del secretarlo de Gobierno de Cundinamarca, Juan Lozano y Lozano; en los artícu los de El Espectador a principio de los años trein ta y en los inform es de las comisiones del Senado de la República; en los m em oriales de colonos dirigidos desde Pandl en 1908 a las autoridades; luego en los numerosos reclamos registrados en el Fondo de Baldíos del Archivo Nacional, tom o 39 del afio 1916, tomo 44 de 1919; tom o 47 del afio 1920 y tomos 49 y 50 del año 1922; y en un m em orial del afio 1925, escrito en Cunday por los colonos de Acó. Luego los conflictos se m ultiplican en la zona y abundan sus menciones, tanto en el boletín del U N IR co mo en los inform es anuales del ministro de Industrias o de la gober nación del Tolim a; también están los mensajes y telegram as de la sección “ Comunismo" del Fondo M ingobiem o del AHNC, referen te al periodo 1923-1934. Además, en el archivo personal del doctor Jorge Eliécer Galtán se encuentran varios memoriales y telegramas de co lonos protestando contra los atropellos de las autoridades, la Guardia de Cundinamarca y las bandas de los latifundistas, provenientes de Icononzo, Cunday, Pandy, Pasca, Paquilo, Vlotá, etc. Tan to la región como el periodo llamaron luego la atención de los estudiosos en ciencias sociales. A los primeros aportes de G loria Galtán, Pierre Gllhodes y V íctor J. Merchán, se sumaron luego las investigaciones de Gonzalo Sánchez, Darlo Fajardo, M ed ófilo Medina, 486
C atherine Legrand, Roclo Londofio y de otros historiadores de la cuestión agraria moderna. Esta masa documental permite entender el proceso de estructuración espacial de una comarca de colonización, a principios del siglo; también se aclaran las circunstancias en las cuales surgen sus tres núcleos urbanos y, estas últimas explican su corta vida y su derrumbe en el contexto de “ la revancha latifundista” . Cn estas condiciones generales y regionales surge, se desarrolla y caduca, en menos de cuarenta años, la form ación social y espacial de Villarrlca, un hábitat rural disperso, y los polos de hábitat nucleado en Los Alpes, Villarrlca y La Colonia. No sobra recordar que este m odelo presenta el interés muy peculiar de asociar, en un espacio com arcal continuo, y de fusionar en un proceso único, tres modalida des enlazadas de colonización: 1. Colonización espontánea, cauchera, leñera y carbonera. Con cluye con un caserío de tipo “ crucero” , Los Alpes, el cual se consolida hacia 1915-1920, por medio de una traza empírica, colectiva y neta m ente popular. 2. Colonización empresarial y comercial cafetera centrada sobre la hacienda Andalucía, naciendo de unas adjudicaciones oficiales de baldíos y creciendo por adquisiciones de mejoras a colonos de desmon tes. Culmina con la fundación particular, hacendera y de tipo especu lativo, del puebllto de Villarrlca, con su adecuado ceremonial en agosto de 1926. 3. Colonización institucional inscrita en una política estatal. T ien e un propósito de desarrollo agropecuario con un amplio catálogo productivo (frutas y legumbres, yuca, plátano, arracacha, papa, caña, café y ganadería). Apoyándose sobre el soporte logistico, proporciona do por los núcleos anteriores, concluye con la fundación “ urbana” en 1935 de un polo de administración y de servicios diseñados por in ge nieros en un ministerio: La Colonia. *
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Es hacia 1905 que encontramos las primeras huellas nítidas de la ocupación de estas tierras templadas, entre los 1.000 y 2.000 metros de altitud, form ando una zona geográfica de transición entre las riberas callentes del rio Magdalena y los páramos helados del macizo de Su mapaz: son huellas escritas, consignadas por medio de actas notaria les, contratos y escrituras registrando las primeras compra-ventas de mejoras entre los colonos. Y estos títulos ya mencionan la existencia, no sólo de casas, sino también de cultivos de yuca, caña, plátano, ca cao y, de vez en cuando, alguno que otro pequeño plantío de cafetos. D ejando atrás las tierras cálidas y tituladas del valle del rio Cunday, situadas a unos 500 metros de altura, unos flujos de inm i grantes sin tierra procedentes de varias regiones penetran en las colinas del oriente; pasando el alto de Buenavista descubren un valle en form a de abanico, a una altura promedio de 1.000 y 1.500 metros, cerrado hacia el este por la cuchilla del Altamizal. En esta cuenca 487
bajan numerosas corrientes de agua. La Ruidosa. El Cuindecito, Aguablanca, el Guinde Feo, el Guinde Blanco, recogiendo más abajo las del Cuinde Negro; todas estas quebradas se unen formando el rio Guinde, que corre al occidente para Juntarse con el rio Cundaj. el cual sigue hacia el sur para unirse con el Magdalena, entre Prado y Purificación. Los hombres se internan en una profunda selva primaria y, con los primeros hacharos, no tardan en exhumar de la vegetación unas gigantescas rocas grabadas con numerosos petrogttfos milenarios. Sin embargo, no se ha encontrado, al contrario de lo que sucedió en otras regiones, que la guaquerta haya sido un Incentivo para los inm igran tes. Sobre esta primera fase de la penetración se han podido recoger algunos testimonios indirectos, o sea “de segunda mano**. Por ejemplo, véase lo que dice un entrevistado: Es allá en La Cotonía que me contó uno de los pioneros cóm o entraron los prim eros, com o d e n hombrea a cauchar, hacia lo* años d ies y quince. P e d a que salieron muy pocos porque eso era m uy bravo. Contaba que h i cieron unas guaridas en los árboles para dorm ir, porque a l tig re rondaba mucho por a lia Y con candela en redondo, toda la noche. En cuanto a laña habla m u ch a... Eso. entiendo, era en un sitio que llam aban Los Cauchos, abajo, en donde vinieron ellos a cauchar. Entonces parece que todo eso era m inifundio, no habla haciendas; y ahajo en Los Cauchas, era e l m ercado, venían los cacharreros a vender tabaco y mercancías. Eso mucho antes de la llegada de Pineda y de la fundación d el p u e b lo ...
(En el original aparece un grabada) A qu í la m ayoría de las haciendas grandes las h irieron con parcelas de pequeños fundadores, de colonos, com o ha sucedido siem pre en todas partes, p u e s ... llega un Upo, trabaja dm y noche, funda una parcela de vein te hectáreas o de quince, y entonces, a la hora de la verdad, cuando la fin ca em pieza a producir la persona está muy enferm a, muy acab ad a... N o dis fru ta de nada. Y por m otivo de enferm edades, ven d e. . . P ero no sé cóm o se form o la hacienda de ViU am ca. Entiendo que la hicieron com prando partes a los que principiaron a fundar, a éstos de los años d iez o quince. Es que ya estaban aquí los prim eros fundadores de tincas en e l tiem po de la G uerra de los M il D ías, los padres de B asilio Orus, un señor SUv e r lo Parra, o tro s ..,
Un hijo de estos pioneros agrega sus propios recuerdos: M i papá entro aquí de muchacho, muy chino, porque sus padres mu rieron y quedó a manos de unos tíos. Entonces arrancó de Garzón, H ulla, con un hermano y se vinieron por acá a aventurar. A qu í se puso a trab ajar y siguió de adm inistrador de una hacienda. L a Esperanza, que quedaba abajo de Potos!, por e l cam ino a Gtrardot. Se ganó un poco de plata en esta ha cienda. y economizó. Entonces fue cuando se com pró una parceUta chiquita en Samaría. Y a llí se casó y fue donde nací y o ; tuvieron rom o doce hijos, un poco de muertos. N ací y o en Samaría en e l año 33 y toda m i vid a la pasé en Sam aría M i papá siguió adm inistrando allá y m i mamá se vin o aquí en la parcela de Samaría. Y m i papá venia los días que le quedaban librea, a tra bajar, y asi fue fundando la tinca, y tam bién fue com prándolos a los vecinos, que eran colonos. Comprando y com prando m ejoras y después se h izo ad judicar, cuando tenia com o SO hectáreas. Como en ese tiem po la tierra no va lia nada entonces é l compraba fincas arriba, m edio las arreglaba y las vendía. Y con las utilidades de una compraba otra. D e ta l m anera que ya para m orir dejó varias fincas y haciendas. E l C astillo, otra, de San Pab lo por arriba, una d el lado de Holanda, y otra abajo, en tie rra caliente, gana
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dera. en donde mantente 2.800 y hasta 3.000 reses. Samarte era te mamá de todas tes fincas y aüi vivía mi padre. Pero en eso del pleito en e l año 34. estaba y o como de dos años y no supe nada. Tam bién se fundó Los Alpes, que prim ero fue un crucero, pero luego donó terreno para el pueblo un señor G irald a que tente aqui casa en dos lotes.
En estas condiciones, de las trochas de los madereros surge un primer crucero que da origen ai caserío de Los Alpes. Todos los tes timonios ratifican que éste fue el primer núcleo. Otro colono aporta la siguiente precisión: Los A lpes ya existía, que fue e l prim er pueblito; e l segundo fue ViU arrica y después se fundó L a Colonia. P ero en Los Alpes no había plaza, no era más que unos caminos que pasaban allá.
Estamos en el año 1915 y aquí se Inicia la historia del fundo, que se llamará después Andalucía o Vlllarrica. Unas conversaciones con los descendientes del hacendado y la lectura cuidadosa de los diversos documentos notariales permiten reconstruir esquemática mente la historia de la hacienda y de sus propietarios. A principios de este siglo estaba radicado en el puerto de Barranquilla Francisco P i neda Lópes, siendo administrador local de una compañía inglesa de navegación fluvial sobre el Magdalena, la "Colombian Railway and NavigatlonM, con sede en Londres. De unos treinta años de edad y muy emprendedor, el hombre se lanía a una serie de empresas comercia les. Es asi que hacia 1905-1910 le encontramos como socio fundador, en compañía de empresarios norteamericanos y algunos nativos de Barranquilla —“Todos comerciantes**, como precisan los estatutos— de una fantasma Sociedad de Colonización de la Sierra Nevada, aven tura que no parece haber tenido gran éxito, pero si una existencia muy efímera. Hacia 1910-1930, radicados en Glrardot, los hermanos Pineda si guen administrando la compañía extranjera de vapores pero, según parece, más tarde tienen su propia empresa de navegación. Tendrán que enfrentar varias huelgas de los tripulantes y estos paros quedaron registrados en la prensa de la época. Es asi que la Gaceta Republicana del martes 8 de abril de 1919 dedica su primera página a **La huelga de tripulantes en Glrardot**. Los empleados de la empresa piden un aumento del Jornal, el cual no pasa de 53 centavos. La empresa replica despidiendo su per sonal y buscando “gente nueva del Tbllma**. Los obreros protestan y organizan manifestaciones frente a las oficinas de la empresa. Los empresarios solicitan la protección de la fuerza publica, pidiendo apoyo y envió de fuerzas para someter a los marineros. En un telegra ma enviado el día 6 de abril, los hermanos Pineda no vacilan en dar órdenes al ministro de Guerra: ...situ ación descrita agrávase, puede llegar extremos violencia incalcu lables. Tripulación para buques, enganchada Espinal, detenida por amotina dos. .. S i impunidad continúa debido a falta de medios de defensa, m otín puede degenerar ataque a nuestra rasa, com ercio en general, ferrocarril y
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demás dependencias. Consideramos como medida urgentísima despachar de allá fuerza suficiente... Cincuenta hombres despachados ahora, con Jefe enérgico a la cabeza, bastarían restablecer garantías empresa, asegurar orden social en peligra Pineda López y C*a. Según el periodista, el ministro “ resolvió que inmediatamente se mandara fuerza armada para someter a balazos la petición de los trabajadores de Girardot'’ . .. “Se hicieron todos los preparativos para una nueva m atanza.. .** En cuanto al paro de junio y julio de 1926 duró cerca de un mes y se pueden seguir sus distintas fases en El Nuevo Tiem po: las tripu laciones hablan decidido no trabajar el día de San Juan y se inmovi lizaron 15 vapores de seis empresas fluviales. En seguida “ el Ejército interviene” y manda esquiroles uniformados. “ En un tren expreso que fue despachado de Facatativá, el domingo último, llegó a Girardot una compañía del batallón de ferrocarrileros ‘Mejía’ . . Por su ninguna practica en las faenas de marinería, la intervención de los militares ha resultado completamente nula. Sin embargo el 6 de junio “ hoy principiara el descargue de los buques con intervención de la tropa". Al día siguiente la situación empeora, cuan do entran en paro de apoyo las obreras de Girardot: “ 1.200 escogedoras de café se solidarizaron con los marineros” . En cuanto a la interven ción de la tropa, en beneficio de los empresarios, declara el ministro de Guerra: “ .. .si esos señores creen que el Ejército va a hacer el o fi cio de los braceros, están muy equivocados, porque el soldado no es un mozo de cordel” . Dos días después triunfaban los braceros y los m arine ros. Este es el ambiente en el cual los hermanos Pineda deciden pro ducir su propio café, en sus tierras. En 1906 Pineda es socio del aventurero De Mares, ahijado de Rafael Reyes, y le presta 300 pesos para ir a Bogotá a gestionar la famosa concesión petrolera de Barrancabermeja. Pero resulta estafado por éste y termina apartado de la sociedad que formó el pillo. En el Fondo de Baldíos (tomo 28 de 1907) la firm a Pineda López, con dos telegramas, despacha en agosto 12 y 20 desde Cartagena hacia Europa 2 barcos cargados con 434 sacos de tagua. Según el tomo 32, folio 611, Gabriel Pineda López presenta en Bogotá, el día 9 de diciembre de 1909, unos certificados de baldíos de la Nueva Granada, en total son 9 títulos totalizando 1.600 hectáreas Quizá sea esta la actividad a la cual se refieren los Pineda López cuando se califican de “ banqueros” : compra-venta de bonos, permuta de títulos, usura y préstamos con bonos de deuda pública, como garantía hipotecaria, etc. En el tomo 35, 1911, folio 558, Gabriel Pineda López, en Bogotá, confiere poder “ al señor General Simón Arboleda” para gestionar una denuncia y lograr la adquisición de baldíos en Pueblo Viejo (Magdalena). Son tierras situadas al lado y lado del Ferrocarril de Santa Marta, y otras pertenecientes a la Colonia Agrícola y Penal ("todo o parte de ese lote que no sea menor de 1.000 hectáreas"). Estos predios colindan con pro piedades de la UFCO y visiblemente los Pineda López buscan entrar en la “ feria del banano” y “ el bazar de los bonos", entonces promovidos 490
por la misma codicia de la United Frult Company en toda la reglón. Es decir, adquirir tierras baldías para luego revenderlas a la empresa yanqui o a cultivadores nativos. Hecho interesante para nosotros, adjuntan un plano de buena factura “ trabajado por Cayetano Moreno Ortlz" y con la extraña es cala 1/34.500, de la zona solicitada en adjudicación, con bus dos ex tremo5 en los pueblos de Fundación y Aracataca, o sea 2.500 nectareas. Siguiendo con el tomo 36 (folios 312 y 313), en lwi2 uaonel Pineoa manda una carta al Ministerio de Agricultura sobre ia adjudicación de baldíos solicitada anteriormente en Valle de Upar. También pole miza con el Ministro de OOPP, frente a un nuevo decreto, detenaiendo sus derechos adquiridos como tenedor de bonos ingleses. En el libro del Censo Nacional de Población de 1912 se eligió, para ilustrar el "progreso de Barranqullla", la rotograíia ael edificio de .a casa ae comercio de los hermanos Pineda López y Cía. Esta situado sobre una avenida moderna y ancha, de doble vía, con separador cen tral amoblado con bancas y postes de alumbrado público. Edificio visiblemente reciente, o nuevo, blanco, de dos plantas, con cinco puer tas a la calle y tres balcones arriba, en donde posan 17 personas Tiene 15 metros de fachada y al frente caben tres coches con caballos. La faenada es de una arquitectura moderna, muy ecléctica, de ladrillo y cemento, con hierro en los balcones. Según el AHNC, Fondo de Baldíos (tomo 38, folio 368), en Bogotá Gabriel Pineda, en Julio 24 de 1915, presenta al Ministerio de Agricul tura 2 bonos totalizando 1.000 hectáreas, emitidos el 12 de abril de 1892. En el archivo de baldíos (tomo 48, folio 456) ílgura una carta del 25 de noviembre de 1921 en papel con membrete de: Pineda López y Cía. (en liquidación) Comisionistas y banqueros, fiarranquilla. Sucursales: Cartagena, Bogotá, M edellin, Honda,, Girardot, Mamzales.
No volvemos a encontrar documentos sobre la sociedad comercial Pineda López. Según parece, de allí en adelante Francisco se dedica a la hacienda de Andalucía, conseguida en forma que nos obliga a retroceder unos años atrás. Hacia 1915, Gabriel Pineda llega a Girardot y se entera de la po sibilidad de adquirir tierras arriba de Cunday. No se ha podido aclarar las circunstancias en las cuales recibe una adjudicación oficial de baldíos en Cunday, en el año de 1916, con una extensión de 2.492 hectáreas. Luego realiza varias transacciones con colonos caucheros o leñadores, comprando “ derribos" y mejoras, adquisiciones que se suceden hasta 1922, pero la quiebra económica le impide cancelar sus compromisos financieros y es cuando el fiador, Francisco Pineda, se hace cargo de las tierras de su hermano. Cancela las deudas y compra otras tierras a un vecino colono; pasando ya de los cincuenta años, Francisco Pineda López consigue el primer titulo de la hacienda de Andalucía, por medio de la Escritura No. 219 del 23 de febrero de 1922, registrada en la Notarla Segunda de Bogotá. Luego logra ensanchar 491
Y lN u r tM - t v f k w l t a twfaK» y XlvOvW Ir t n t w u l
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esta p rim era propiedad p or m edio de com pras de m ejoras, y en 1924 s o lic ita o ficia lm en te ana adju dicación de baldíos a l M in isterio de In d u strias; en seguida encuentra la oposición de un com petidor y Toci n o , e l hacendado de la tin ca Sam arla, la cual tam bién esta cre cien d o p or m edio de la adquisición de m ejoras a los caucheros y colon os hacheros, m adereros y leñadores. E l p ro p ietario de la fin ca S am arla en tabla una dem anda, la cual term in a con esta lacón ica carta que se h a en con trado en la Sección de B aldíos de B Archivo N acional: lh a jtu é . d e m a n o X
d e 1925
G o b e r n a c ió n S eñ or M IN IS T R O D E IN D U S T R IA S B o g o tá . T e n g o e l h o n o r d e d e v o lv e r • e s e M in is t e r io e n 99 fo ja s ú tile s , e l e x p e d ie n te d e l t e r r e n o b a ld ío d e n o m in a d o “ V illa RJca“ . p e d id o e n a d ju d ic a c ió n p o r e l señ or
Francisco Pineda Lepes,
p o r e s ta r y a su b sa n a d a
ia
o b s e rv a c ió n
h e c h a p o r e s e d e sp a c h o , e n a u to d e fe c h a 1® d e n o v ie m b r e d e 1921. P o r s e p a ra d o a co m p a ñ o o r ig in a l, e n u n le g a jo d e 59 fo ja s ú tile s , e l ju ic io d e p o lic ía q u e o r ig in ó la o p o s ic ió n h e ch a p o r e l se ñ o r O le g a r io G ó m e * . t r a m ita d o a n te e l A lc a ld e d e C u n d q y D e S .S . a te n to s e r v id o r. R a fa e l D A v ita .
M ás a llá del aspecto anedoetarto, este U ltim o docum ento tien e p a ra todos e l In terés de desvelar la naturaleza de ciertos con flictos que se Tien en ya dando en la reglón , para la apropiación de las m ejores tierra s. P rim ero, las num erosas pugnas en tre hacendados y colonos: los p rim eros haciéndose, m uy a m enudo, titu la r tierras ocupadas por lo s U ltim os: segundo, e l enfren tam ien to en tre com pradores de m ejo res que están form ando grandes haciendas y arm ando “ retazos*, y a veces dos com petidores chocan en sus linderos. Es precisam ente lo que ocu rre con la quehredlta de E l B otadero, separando las dos h a cien d as de Sam arla y de Andalucía, la cual h oy atraviesa e l pueblo de Y llla rric a p or la m itad. En estas circunstancias bastan te confusas, e l M in isterio de Industrias, p or m edio de la R esolución 96 con fech a d e l 4 d e ju n io de 1925. publicada en el D iario O ficia l de la repóbltea (N o 19.926 d el 18 de Junio), adjudica a l señor Francisco P in ed a L ó p ez “ e l globo de tierras baldías denom inado V illa R ica *, con una exten sión de 409 hectáreas, de las cuales 231 hectáreas están “ ocupa das*. U n añ o después, fren te a la casa de la hacienda. F ran cisco P in ed a López delim ita un rectá n gu la con una exten sión de 10 fa n e gadas. y alU funda e l poblado e l 3 de agosto de 1926 y cin co meses después m uere en B ogotá, encargándose de la hacienda su viuda, doña E ugenia O tero y su h ijo Francisco Pineda O tero. En cuanto a las m otivaciones del fundador del p ob lad a se han en con trado varias versiones sobre sus objetivos:
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Kio aquí a» llamaba primero Andalucía y al actor Pilada regata aquí irnos loto* para una* caaaa Entone** u forma medio puabltto y Pinada vendiendo lotes, a la gante que llegaba Al principio las obsequió a vanas persona* lotea para casa Los que llegaron déspoto compraron Iotas. Cao aquí era casa y esta potrero, aran de la hacienda da Andalucía, y se la vendieron a un tetor Ignacio Rodríguez y él me vendió a mi. Claro que vendía barata En ese tiempo no valia nada. Mi papé y al aetor Pineda eran amigas y c u a n do éi murió, mi padre siguió la amistad con los hijos. El que habla es dascendiente del hacendado de la finca Samarla. Otra versión proviene del hijo del fundador. Francisco Pineda Otero, quien haciendo una descripción de la hacienda, escribió en 1989: Jornal diarto a todo costo. 1,10. Con alimentación al jornal sa de 10 cen tavos y la alimentación de cada uno le cuesta a la hacienda más a menos 90 centavos diarios Debido al pueblo de Andalucía, la harienda cuento siempre roo amplié número de trabajador** para tedas a n menesteres. Favorece particularmente a la hacienda al que Junto a ella abundan loa colonos con paqueóos estancia*, los cuales en tiempo de coseche, par quedarles la hacíanda tan cerca, bajan a trabajar sn ella, y asi hscene a fondos para sus gastos. Lo anterior no deja duda alguna sobre la* motivaciones del ha cendado y el interés que representaba la nudealigación de una mano de obra estable y sedentarlsada. También ratifica numerosas observa ciones que se han consignado en otros lugares de esta obra; "siempre favorece particularmente a la hacienda" la presencia de la mano de obra disponible en los "derribados" vednos. Un modelo gráfico muestra las relaciones entre los varios com ponentes de este habitat: las distintas haciendas, rodeadas por par celas de colonos, el conjunto atravesado por el canal de evacuación que constituye el camino a Cunday, el remate que conforman la casa de hacienda y la plasa en donde fluyen los productos y mercancías. Asi, transformado en esquema, se observa un conjunto territorial de una suprema racionalidad y eficiencia: con un sabor muy medieval, evocando el estereotipo feudal del castillo señorial sobre una eminen cia natural, dominando la agrupación urbana de los vasallos y el poblamlento rural de los siervos en las tierras de loa alrededores; es el modelo espacial de pueblo de hacienda que hablamos observado en Bltaco y La Primavera (Valle del Cauca). Ahora bien, examinando un plano de loteo de VUlarric*^ muy im perfecto y con una escala bastarda, se pueden hacer varias observa ciones: el propio hacendado hizo el trazado, demarcando 11 manzanas alrededor de una plasa; unas mansanas resultan cuadradas, otras rec tangulares. estas últimas no pasan de 00 x 40 metros y se dividen en 18 lotes de dies de frente por 20 de fondo. Las mansanas cuadradas tienen 60 de lado y se dividen en lotes Irregulares, de 13 a 15 metros de frente, según el caso. El eje principal lo constituye una avenida de 30 metros, entre paramentos, y las demás calles tienen un ancho de 12 metros. La plaza es un rectángulo muy alargado de más o menos 50 a 60 metros de ancho por 150 de largo. El fundador Inicia la donación de lotes y el concejo de Cunday, que habla creado el corregimiento de Andalucía en 1925, trata de su primirlo en 1929 Mientras tanto se nombró un corregidor en 1927 y 494
su casa rs una de las primeras construidas; otros pioneros reciben un lote, generalm ente en el marco de la plasa, en donde se esbozó el p ri m er núcleo de construcciones, mientras otros no construyen, esperan y calculan. M uerto el fundador, sus herederos "tecn lflca n " las donaciones, para evita r la especulación con los solares y producen el siguiente contrato de cesión, que se transcribe aquí, sin cambalr nada en la re dacción n i en la ortografía: Figuran en este documento do* parte* contratante*: la parte llamada loa Pineda, que «até integrada por la Sra. Eugenia Otero vda. de Pineda López (tarj. No. 375 exp en Mosquera Cun.) y Francisco Pineda Otero (C. No. 1SMMS de Bogotá! quien obra en mi nombre y como apoderado de la men cionada Sra.; y la otra parte que *e llamará en este documento El Peticiona rio. y que ea el Sr. ........................... de este vecindario (No...................... .. exp. en .............................. ). El objeto de eate documento ea salvaguardar el logro del fin social que m proponen loa Pineda de regalarle al necesitado de techo en eate población un lote donde hacer su casa, evitando que, cual ocurrió en veces anteriores, los Iotas caigan en manos de especuladores quie nes los tomaron no para edificar, sino para acaparar. El Peticionario declara: 1. Bajo su palabra de honor, que por su Ubre y espontánea voluntad ha pedido se le conceda la prerrogativa de hacerse merecedor a dicha donación, pues no es propietario de inmueble alguno en esta población, y desea cons truir su casa en ella. 2. Que con tal fin ha recibido en calidad de simple tenencia el lote determinado con el No. .......... . de la A ven id a ................... según el plano que sobre o! particular tienen lo* Pineda, lote de terreno Hque en el cuno de este documento se denominará s'mplemente *el lote’, y cuya ubicación, forma y dimensiones han sido puntualizadas en el dibujo siguiente: (Aquí, en el original, aparece una grabado.) 1 Que la ubicación, forma y dimensiones, según confrontación que ha hecho El Peticionario sobre el terreno, midiendo a nivel, son exactamente las representadas en este dibujo, y que se compromete a conservar todo ello sin modificación mientras goce de la tenencia que le concede este documento. 4. Que se compromete dentro de un plazo de ........... meses contados desde •1 d i a ........... de este año, a tener cumplidos los requisitos exigidos por los Pineda para hacerse merecedor a recibir la escritura de donación de el lote, donación, que mediando ese cumplimiento loa Pineda prometen, según póliza redactada por los Pineda, siendo d= ccrgo de El Peticionario los gastos nota riales (con una copla registrada para los Pineda), gastos de registro, Impues tos, etc. 5. Que El Peticionario ha entendido dichos requisitos así: A, Cons trucción total del frente de el lote, según diseño aprobado por los Pineda, y de suerte que desde la calle se vea el frente como si la casa estuviera to talmente terminada, aunque por dentro no haya edificación; el frontis debe ser levantado en ladrillo coddo. o en integrado de cemento, o en piedra; cualquier de estos materiales debe pegarse con una mezcla de cemento no más débU de 1:5; dicho frente podrá ser sin pañetar si su terminación o aca bado satisface a loa Pineda. Caso de no satisfacerles, deberá El Peticionario pandarlo y pintarlo para merecer la donación. B. Andén de cemento de un metro de ancho con un mínimo de triturado de 10 cms. de espesor, atendiendo a la linea de pendiente de suerte que empate con los andenes de los vecinos ■un tropiezo. C Explanación para el tránsito de vehículos en la mitad de la calle, haciendo los rellenos o banqueos necesarias para que quede con la linea de pendiente determinada en el plano y con un ancho de 6 metros y abarcan do todo el frente de el lote. Caso de que el predio de enfrente, calle de por medio, haya sido entregado a otra persona en estas mismas condiciones, es 495
natural que el arreglo de esta explanación sea compartido entre les dos, por acuerdo privado y amigable que hagan, pero se entiende que ante los Pineda El Peticionario es responsable del arreglo de la calzada de 6 metros de ancho en todo el frente de el lote. 6. A El Peticionario le queda prohibido mientras el lote no sea de su propiedad: A. Dedicar el lote para cualquier objeto dis tinto del de edificar su casa- No podrá pues, arrendarlo, o hacer siembra alguna, o enajenación o traspaso a cualquier titulo en relación con el lote, o con este documento, que es personal e intransmisible. B. Permitir que tercera persona alguna almacene o deposite materiales en el lote, se vincule en cualquier forma a el lote. 7. La inexactitud de alguna de las declaraciones hechas aqui por El Peticionario, o incumplimiento o violación de cualquiera de las estipulaciones de este documento, colocan ipso-facto a El Peticionarlo en condición de incumplimiento. 8. El incumplimiento de El Peticionario acarreará: A. Su obligación de devolver inmediatamente el lote a los Pineda, quedando de antemano claramente convenido, que a título de compensación por los tropiezos que con su incumplimiento ha causado a la labor que los Pineda desarrollan, queda a favor de los Pineda cualquiera erogación, traba jos. que El Peticionario hubiera hecho relacionados con el lote, y todos los materiales en dicho lote ubicados o depositados, siendo del exclusivo cargo de El Peticionario, los perjuicios que El Peticionario ocasione, si tiene renuen cia en la devolución de el lote a los Pineda. 9. Los Pineda descargan en El Peticionario, y El Peticionario asume desde ahora todas las obligaciones con relación a obras de urbanismo e higiene que Las Autoridades hagan pesar sobre el lote, pues es entendido que los Pineda no quedan obligados a nada distinto de la donación de que aquí se trata, en relación con este loteo. 10. Este lote queda con las servidumbres pasivas de aguas negras que La Au toridad determine, y en la forma, desarrollo, construcción y financiación en oue La Autoridad lo disponga. —En constancia se firma en Villa Rica, Tolima, el dia ......................................... En cuanto a las normas técnicas de construcción y de materiales, se ha comprobado que ninguna de las más antiguas casas cumplió con el reglamento, ni fue construida con cemento y ladrillo, todas son de bahareque pañetado, con profuso uso de maderas y tablas. Tampoco se ve un techo de tejas, pero llama la atención el hecho de que todos los techos de Vlllarrlca son de zinc, ya oxidado hoy. Se Informó que desde la fundación los Pineda acostumbraban mandar recuas de mulas cargadas de café, hasta el puerto de Girardot; de subida regresa ban las bestias con tejas de zinc Importado, que se vendían en el poblado naciente a los que estaban construyendo su casa. Muy rápidamente se conformó una comunidad de unos 20 vecinos pobladores, casi todos ocupantes de pequeñas parcelas de desmonte, en las Inmediaciones del poblado. La mayoría de ellos eran oriundos de otras regiones, generalmente del plan del Tolima o de Cundlnamarca. En un listado posterior de 35 beneficiados con lotes se ve cómo 20 tienen cédula de Cunday, 2 de Ibagué y 2 de Bogotá; los demás son oriundos de La Mesa, Calarcá, Manlzales, Girardot, Chlnavlta, Gua teque, Honda, Viotá, Florencia, Medellin y Trujülo (V alle). El origen geográfico aquí es tan diverso como los hombres, sus capacidades, sus ambiciones y todos provienen de capas muy humildes. Sin embargo, unos llegan buscando contratos da maderas, otros son hacheros que se alquilan a jornal; unos desmontan para vender el "derribado" y 496
otros cultivan la mejora; algunos llegan con unos pesos, un novillo, y de una vez compran una parcela desmontada, lista para sembrar pasto y café; hay colonos trashumantes, que derriban, venden y se van para repetir la operación más allá; hay familias que se sedentarlzan, se radican en su parcela de pan coger y tratan de ensanchar el fundo tumbando montaña; otros combinan la agricultura con un poco de ganadería para la producción de leche y queso; muchos tienen que asociar la agricultura independiente en la parcela y los jornales en las haciendas vecinas; son al tiempo ocupantes de baldíos y peones o cosecheros en los cafetales de Andalucía. Unos aportan sus brazos mientras otros ofrecen trabajo y salarlo. Con lo anterior, vemos cómo están reunidos y trabajando en un mismo espacio comarcal unos agentes sociales muy diversos, una mezcla heterogénea de Individuos con intereses distintos. En el mismo villorrio se va ampliando el abanico social: colonos que tienen allí su "residencia secundaria” , una casa-bodega para al macenar la producción excedentarla en tránsito hacia algún mercado del plan; primeros comerciantes y cacharreros; fondas y cantinas; arrieros y transportadores dueños de las recuas, algún que otro sastre, peluquero, herrero o carpintero. Todos bajo la orientación de los ha cendados de Andalucía, convertidos en administradores de la comu nidad; el establecer estos nexos y relaciones concretas permite superar el mito Idealizado de la colonización de baldíos. Son relaciones sociales muy precisas las oue dan vida a un proceso peculiar; pero no anarecen nunca en las obras dedicadas a la apología de la colonización, y las oue conocemos la presentan como un alegre paseo que desconoce la lucha de clases. Esta última no existe en Farsons y sólo la sugiere T i rado M ejla; aflora en la obra —lastimosamente Inconclusa— de Jorge Villegas. A principios de los años treinta, la segunda fase del desarrollo de Villarrica expresa esta progresiva complejidad social, sobre la cual se injertó ya la colonia del Sumapaz y los campamentos de la empresa colonizadora estatal, todo eso se refleja con nitidez en algunas bio grafías; nos cuenta el primer entrevistado: Soy de Cabrera y llegué aquí siendo muy joven, en el año 31. Vine por concepto de un hermano al cual se le dio una parcela en La Colonia. A mí no me dieron poroue era menor de edad. Me acuerdo que no habia sino un campamento en La Colonia, uno solo. Todo era montaña, sin caminos, sólo unas trochas para andar a pie. Y la gente estaba fundando parcelas. Aquí en Vi 11arrica, apenas había como unos cuatro ranchitos, muy pocos... Y como en La Colonia había mucha gente trabajando en las parcelas, en los aserríos, entonces en Villarrica se estableció el comercio de los que subían a vender la ropa y las mercancías a los colonos... Otros venían de Cabrera, bajaban del páramo de Sumapaz y les llevaban el queso, la papa... Así que de cierto modo fue La Colonia la que pobló a Villarrica, por el mo vimiento grande de colonos que hubo arriba. Trabaje como una semana no más y me devolví para Cabrera y sólo volví en el 32 y me quedé. Me mantuve en la finca de mi hermano hasta que pude comprar una parcela en San Francisco y hacer casa en el pueblo. En La 497
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m¿* bien administradores, de la hacienda de VUle Susana, propiedad de un señor Luía Bustamsnte, que era una influyente personalidad en todo el municipio Gozaba de prestigie en la vida política, harta tal punta que fue senador. Sur recursos económicas le permitían tener una ruta más o me* nos boleada. En Gtrrrdot tema varíes intereses, tiendas, tierras, una lujosa casa de habitación. Entienda que ful* Blistamente era un. barandado de Gtrsrdot e incluso heredero de na gran capital que había logrado constituir el general Suatamente, de la Guerra de los Mil Días, Lo que no sé, es cómo este general adquirid su fortuna. Asi fue que Luis Bultimante, en Girardet, heredó una gran fortuna Y cuando lo nombraron de director de la cotona agríenla él vestía squi sin conocer la región y con su sueldo. Entonces, fue cuando compró una mejora, una pequeña finca en fundación. Villa Susana, donde está la concentración escolar. Compró primera esta pequeña finca y luego se fue extendiendo, compró s otro, compró a otro, compró a otro, bueno fueron S é I fincas Hasta que estableció una gran hacienda ganadera. Y él compró a cotonas que hablan fundado derribando selva, siendo al mismo tiempo director de La Colonia, clara que si Asi fue mejorando; hizo plan tías de este; café y ganadería y también tenia varios arrendatarios. Gente que prefiere recibir un salario, por muy insignificante que sea, a internarse en una salva a quemar sus energías. Es que la cahmimeíón no es para todo si mundo, a para el tipo que tenga alma de suicida, Y no era suficiente la entrega de una hectárea de terreno ya desmontada, eso no era suficiente. Entonces la gante trabajaba afuera y enterraba en la parcela lo que se ga naba en la semana. Pero faltaban créditos y na eran, sino proyectos recortados de cobudaaelón. En a s época el mayor recurso económico del municipio ya era el eafé eoa la cosecha anual grande y otra que llamamos la travesía. Y en esas épocas siempre se devenga mayor salaria que en el resto del año, en resul tado de la demanda de mano de ohra. Así que siempre Ies colonos, en época de cosecha, se vuelcan a las fincas cafeteras, s ganar sueldo y ese luego se invertía en la parecía. El señor Bustamante fue director de acá, de La Colonia de Sumapaz, porque ésta era una colonia agrícola. Fue fundada por el gobierno con el esKÍustvo propósito de dirigir la colonización de Isa montañas de El Zurrón, que quedan hacia esta parte, y lu montañas del Totuma!, de Montoso; y per esta otra ruta el sector de Galilea y una parte del Altamías!, par acá. porque más allá corresponde al municipio de Cabrera, en Cundmamarea. Así fue como mi podre adquirió unos predios en la colonia de El Zorrón. Pero desafortunadamente Isa tierras no eran prametedorm, como decimos nosotras tos campesinas, ya sea por su poca rapa vegetal, ya por au consti tución en si No eran tierras optas para la agricultura. Los pastos crecían muy raquíticos. Era un poco mejor si sector de Galilea Allá las tierras eran aptas para el cultivo del plátano, yuca, pastos, café, caña; etc. Recuerdo que conocí ambos cálenmeleres otando yo muy joven y que fueron muy po bladas Mi papá adquirió la parcela de 30 hectáreas que entregaba la colonia agrícola: una hectárea desmontada, con la casa, los créditos y las herramien tas. Así fue para au papá- Entonces él se pasó a desmontar, pero llevaba obreros, jornaleros Es decir, que el salario que recibía como administrador en Villa Susana (o invertía en seguida en el desmonte y la fundación de la finca, en la parcela. •
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Durante loa años treinta los tres núcleos de Loa Alpes, La C oto"»» y VUIarriea entran en una cierta atmhfqsty dialéctica con eos hgp** agraria*: crece la población Unto en los frentes rurales como en los 500
tres núcleos urbanos de apoyo. Con estos aumentos demográficos se notan anos cambios cualitativas en la complejidad social. No sólo se abren nuevos calles y maníanse en VUIarriea sino que también se legitim an nuevos equipamientos. el telégrafo, que se pedís sin éxito desde 1937, una plaza de ferias; algunas fotografías de la época mues tran unos concursos de ganado en el poblado. En la Notarla de Melgar está archivada la Escritura No. 23é, del 9 de julio de 1935: Donación que hacen ckm Frenasen Pineda O tero y doña Eugenia O te n viuda de Pineda López al m unicipio de Cunday, de v a r é » loses de terreno en e l corregim iento de Anda lacia, jurisdicción de Cuaday.
Ceden 4 lotes para el matadero, t iotes para la escuela y un lote más para la casa de Isa oficinas públicas. Una monografía sefiala que la primera misa se cantó en 1994 y las fotografías muestran la capilla en construcción, también vemos mercados de toldos muy concurridos ocupando parte de la plaza. Se van formando algunas fortunas y no fa lta un rico negociante construyendo en un costado del parque un prestigioso edificio de tres pisos. Estamos bada 1940 y todo el poblado admira la fo^hyóA copiada del “neo-clásico bogotano"; simple pan talla de cemento y ladrillo, ocultando un gigantesco cascarón en (7, que se desarrolla detrie, construido con materiales tradicionales de la región. Queda este hito urbano, testimonio de un momen to de prosperidad, “ el edificio", hoy vetusto y deteriorado, entrando sin gloria en au etapa agónica el destino al negocio de inquilinato. Por fin, en 1943, los colonos consiguen la apertura de la carretera y las veteranas se acuerdan de la entrada de la primera volquete. En seguida entran en crisis las recuas de molas, sustituidas por camiones; se radican sobre la avenida los primeros compradores de grano y estas nuevas posibilidades incentivan la siembra de los cafetales, Mientra* las tierras bajas de Cunday, arcillosas y arenosas, se arruinan con la ganadería ofen siva de latifundio, en la naontafia los colonos logran por medio del café involucrarse a los mercados mun diales. Agregamos que el concejo de Cunday está dominado por o ía mayoría de latifundistas conservadores, mientras en la montada se ven con simpatía las ideas liberales que, de heehci favorecieron la empresa de colonización desde 1990. Ademas, en la zona vecina del Sama paz, de donde son oriundos mucho* colonos, penetró el ala radi cal del liberalismo y el "umrtnno" de Jorge EUéeer Chutan. Hacia 1946, con una numerosa población rural y un núcleo urbano cercano a 200 casas y mas de 1000 habitantes, VUIarriea busca su in dependencia administrativa. Entabla ana pelea íuridieo-edminlstrativa, brutalmente interrumpida por loa sucesos del 9 de abril, prólogo de un largo periodo de devastación de la obra colonizadora. Unos apartes de testimonios resumen lo que sucedió: El • de a b ril me a n g la en Lo* Alpes, «n donde y e trabajaba en la ha cienda de Sonta Barbara- Me acuerdo que *e Com o une m ilicia en la pinza y una junta revolucionaria que cogía el central del pueblo. Eso dura coma ocho día* má* o menee y todo ae calmó, y todo e l mundo regresó al trabajo.
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Con el negocio del ganado y o fu i m uy de buenas, hasta la vio len cia del 53- Cuando vin o esta violencia salí com o muchos a esconderm e en una caleta en e l m on te Y me tocó salir a G irardot un tiem po, luego a Ibagu é, y después otra vez en G irard o t Sólo regresé más tarde- Con esta violen cia d el 53 perdí todo, porque cuando sal! abandoné todo. E l ganado se lo com ieron, se lo ro baron. y y o después, prisionero político- D iez veces fu i presó p olítico, en V i lla m ea , en Cunday también, en Lérid a y en E l E spin al Y después me encunaron un tiro en Tres Esquinas; m e pegaron un tiro y m e rom pieron una pierna. Sólo al día siguiente me encontraron tirad o en e l m onte, más m uerto que vivo , y me llevaron a G irard ot en donde duré en e l hospital seis meses y una semana. P ero eso fu e e l 6 de enero del año 60. Es que la violen cia aquí duró basta e l 62 y e l 6 3 ... E l h ijo de u s g ra n je ro d e L a C o lo n ia rec u e rd a : Desafortunadamente, vino una violencia tenebrosa para nuestro m unici pio- Entonces, se tuvieron que enfren tar todos los colonos entre si, unos contra otros. Los unos dizque porque eran liberales y los otros dizque porque eran conservadores. Cuando ocurrió el 9 de ab ril acá m ism o estaba yo, haciendo las prim eras letras, estudiando en una escuela que todavía existe, la escuela del Jordán. Y un a n cia n o , hijo de los p rim ero s p o b la d ores de Vlllarrica dice: Esta casa la com pré y o en e l 50, pero fue construida com o en e l 46 ó 47. Es de adobe y de tablas, e l adobe se hacía aquí. Es que e l la d rillo ven ia de G irardot y era muy caro, y sólo entró con la carretera, a p a rtir del 42. Hasta que me tocó salir, para G irardot, como en el 51-52 y sólo regresé en e l 53 cuando subió R ojas P in illa. M e casé aquí el 15 de ju n io de 1653 y m e quedé hasta e l 54. Tam bién me tocó estar preso unos días en Cunday, preso por política. Fui apresado en G irardot y me llevaron a Cunday. Es que soy de la corriente lib eral, y mandaba la com en te conservadora. Entonces e l que no seguía ésta tenia que irse Esta casa la vinieron a quem ar una noche. L e m etieron candela, m ire esta puerta, la parte de abajo, v e ahí le m etieron candela y asi se quedó. N o sé cómo no se prendió del todo. Y así hicieron sólo por saber que era casa de un lib eral. Hacían eso aquí m iaño en e l pueblo y tam bién en e l campo, y quemaron muchas casas... Tam bién aprisionaron y mataron a mucha gente. O la tritu ra b a n .. . A m a rrar a uno, quitarle prim ero una oreja, después quitarle la otra, después arrancarle la lengua, desp u és... b u e n o ... por ejem plo coger un tip o, ama rra rlo a un jeep y arrastrarlo, aquí mismo, en el pueblo. Entonces v o lv í a salir y fu i a parar a Santa M arta. Sólo regresé en e l 56, después de la p e le a .. . todavía tengo una parte de Samaría, unas 20 hectáreas. In m ed ia ta m e n te después d e l “b o g o ta zo " e l g o b ie rn o to m a unas e x tra ñ a s m ed id as p a ra In c e n tiv a r L a C o lo n ia d el S u m a p a z y lle g a n a l cam p a m en to colo n os de un tip o m u y p a rtic u la r. A s i n os in fo rm a E l Tiempo d el 26 de m a yo de 1646: N úcleo de Exagentes de P olicía va a Ser Instalado en Sumapaz. Una Comisión para Estudiar las T ie r r a s Salió A y e r para esa región. El G obierno les facilitará Todos los M edios Necesarios. E l Secretario General del M inisterio de Agricu ltu ra y Ganadería, doctor Antonio Bruges Carmena, encargado del despacho, y el Jefe del Departam en to de Tierras, doctor Honorio P érez Salazar, despacharon ayer la primera com isión de ex-agentes de la P olicía Nacional, dirigida p or el Cabo José Dom ingo Sánchez Jiménez, que va con el ob jeto de estudiar la región de Sumapaz, donde e l gobierno nacional posee vastas extensiones de tierra de prim era calidad para la agricultura, para ver si es posible form ar un fu erte núcleo agrícola con ex-agentes licenciados e l 1* de mayo.
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L a Com isión que dirige e l Cabo José Domingo Sánchez Jim énez será re cibida por el director de La Colonia de Sumapaz, don Julio G arda, y con su colaboración, se llevará a cabo el estudio para ver e instalar mili a muchos de los ex-agentes, que fueron antes campesinos y que quieren vo lv e r a vincu larse a la agricultura, ramo en el cual tienen muchos conocimientos. L a idea de vincular ex-agentes de la P olicía Nacional a La Colonia A g ríc o la de Sumapaz, fue de don Nicolás Mora DáviJa ( - . Los ex-agentes licenciados por e l gobierno son cerca de dos m il, y a se logra interesar a doscientos o más para que se instalen allí, se habrá dado un fu erte impulso a la agricultura en La Colonia de Sumapaz.
Todo deja suponer que se trata de los policías que se Insubordi naron en Bogotá el 9 de abril y que simpatizaban con las Ideas libera les. Poco después también llegan unos destacamentos fieles al gobierno y formados en la Escuela Chulavlta (procedentes de la vereda de Chulavo en La Uvita, Boyacá) De la blstorla administrativa quedan dos hitos Importantes: por medio del Decreto 1131 del 19 de diciembre de 1949 el gobierno de Mariano Ospina Pérez pone un punto final a la vieja querella entre el corregimiento y la cabecera. Quita 204 kilómetros cuadrados a Cunday y con ellos crea el municipio de Vlllarrlca, el cual alberga j a cerca de 13.000 habitantes en 1951, o sea más de 2.000 en el poblado y casi 11.000 en las áreas rurales. Se cierra un ciclo histórico y el punto final llega del Palacio de San Carlos: el 12 de mayo de 1955, el gobierno de] general Gustavo Rojas Plnllla expide el Decreto nú mero 1330 por medio del cual: Se declara extinguida La Colonia Agrícola del Sumapaz, establecim iento conform e a los Decretos 839 y 1110 de 1928.
El epilogo se puede resumir en una página: engañados por la disputa del poder de la oligarquía colombiana, los colonos de la reglón se enfrascan durante años en sangrientas matanzas. Hasta que, por fin, los más lúcidos se den cuenta de que una clase se está extermi nando por el solo beneficio de otra: aquella de sus opresores. Entonces el campesinado toma distancia de los partidos en pugna: se unifica y organiza su propio movimiento agrario armado de auto-defensa. Las fuerzas de la revancha latifundista estaban esperando una oportuni dad para Intervenir; no pierden tiempo y bajo el doble pretexto de “la amenaza comunista contra Bogotá” y de “salvar la cosecha de café” , se organiza desde finales de 1954, en el Ministerio de Guerra, una gigantesca operación militar; reúne fuerzas combinadas de in fantería, artillería y blindados bajo cobertura aérea, movilizando seis batallones del Ejército. El gobierno decreta “zona de guerra” los muni cipios de Pan di, Ospina Pérez, Cabrera. Carmen de Aplcalá, Cunday, Icononzo y Vlllarrlca. En seguida el Ejército se concentra en Melgar e Invade la reglón en tenaza, actuando desde Cabrera y Vlllarrlca; después de varios meses de resistencia y de combates desde La Colo nia hasta los páramos del Sumapaz, la población campesina huye en un éxodo, afectando a unas treinta mil personas. Dispersados, los fu gitivos se dirigen hada Neiva, al sur, y hada Girardot al norte; otros pasan por El Espinal y siguen hada Ibagué, Armenla y Cartago. Más 503
numerosos aún son los que llegan a Fusagasugá. y de allí suben hacia Bogotá. Para todos, los campos son sinónimo de terror y de muerte; no les queda sino una alternativa para encontrar un refugio seguro: las ciudades. Pero los más lúcidos se negaron a abandonar las tierras y algunos hablan aprendido una lección capital: frente a la agresión armada la única manera de hacerse respetar y de no resultar despojados era defender las colonias con las armas. En adelante la colonización se convertirla para ellos en una empresa polltlco-mllltar de conquista de nuevas tierras. En sus nuevas luchas contra el papel sellado, el ha cha estaba amparada por el fusil.
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ANEXO S
DOCUM ENTALES
ANEXO N9 1
En el transcurso del siglo X IX muchos prospectores extranjeros recorren el país y su viaje culmina con un Informe. Diplomáticos y comerciantes, botánicos, mineralogistas, Ingenieros de minas o geólo gos, a veces sencillos turistas, estos viajeros dejan testimonios escritos y gráficos de la fisonomía del país; de sus campos, aldeas, pueblos y ciudades. Desde la Independencia hasta mediados del siglo, destacan los relatos de Mollien (1822), Hamilton (1824), Gosselman (1835), Lemoine (1840) y del colombiano Anclzar (1850), lo mismo que las primeras fotografías del barón y diplomático francés, Gros. Para la segunda mitad del siglo tenemos, cronológicamente, las muy precisas acuarelas de Mark y de Prlce, los dibujos de Paz, los testimonios escritos e Ilustrados de André y de Saffray, de Crevaux; los relatos de viajes de Hettner, Rothllsberger, Camacho Roldán y Me dardo Rivas, concluyendo en la última década con las obras de Brisson y Pierre d’Espagnat. De esta abundante literatura hemos extraído las descripciones urbanas cubriendo la totalidad del siglo XIX. Gaspard Mollien nos proporciona un retrato del país en la época de la Independencia. Holton describe los pueblos por donde pasó hacia mediados del siglo. Más tarde, Charles Saffray, con un itinerario poco convencional para la época, recorre las reglones de Antloquia, Caldas y Chocó. GASPARD MOLLIEN: Voyage a la Nouvelle Grenade, 1823. (Viaje por la República de Colombia.) Cartagena Cartagena presenta el aspecto lúgubre de un claustro: largas ga lerías, columnas bajas y toscas, calles estrechas y sombrías en razón al saliente de los tejados que sustraen la mitad de la luz; la mayor parte de las habitaciones están sucias, llenas de humo, tienen un aspecto misero, y cobijan seres que están más sucios, más negros y más mise rables aún: tal es el aspecto que ofrece a primera vista esta ciudad, bautizada con el nombre de la rival de Roma. Sin embargo, cuando se entra en las casas se advierte que su construcción, que al principio 507
parece un poco extrafla, está bien entendida, porque uno ao da cuenta de que están dispuestas para luchar contra el calor. Los cuartos son unos Inmensos vestíbulos en los que se aspirarla con gusto el aire que entra por desgracia con poca frecuencia, si no estuviese uno devorado por las picaduras de mil Insectos, que son menos molestos que los murciélagos, cuyo número es Infinito y cuya mordedura es, según di cen, en extremo peligrosa. Una mesa, media docena de sillos de madera, un catre, una jarra y dos candeleroa constituyen de ordinario el ajuar de uno de esos ca serones de paredes de ladrillo y techados con tejas. Los dos sitios que sufrió Cartagena han arruinado a la mayor parto de los familias. Hay en Cartagena dos conventos de frailes y otros dos de monjas, unos con ventlclnco frailes y otros con treinta monjas. Hay también en esta ciudad dos hospitales. Cartagena es una plaza muy fuerte y muy extendida; se necesita rían por lo menos 9.000 hombres para guarecer todos los puntos de la ciudad; son notables los inmensos aljibes que hay en el interior de sus murallas, y su agua es excelente. Cartagena es, pues, más bien una plaza fuerte que un puerto comercial, y dejará de serlo del todo el día en que no sea más que una factoría de Panamá. Mahates Mahates, aldehuela de unos doscientos habitantes, donde m aterial mente es Imposible dormir. Todos estábamos en pie antes de que amaneciera para salir de este purgatorio. A las siete atravesábamos a Santa Cruz, que está a tres leguas más allá, aldea de unas veintidós cabaftas de negros que cultivan algodón. Es chocante que estos negros, que trajeron con ellos tantas costumbres y hasta las herramientas de trabajo de las reglones de donde les sacaron, no hayan, en nigún sitio, conservado la forma redonda de sus chozas; todas son cuadradas. En Arlando, el alcalde nos recibió en su cabaña, hecha de zarzo recubierto de barro mezclado con paja. Mompox La dudad, debido a su posición, no deja de ofrecer Interés. Las calles son bastante anchas; en algunas hay aceras. Las casas, aunque de un solo piso, están regularmente construidas. Los rejas de las ven tanas son de hierro, lo que da a las casas una apariencia menos triste que a las de Cartagena, que las tienen de madera. Están construidas de modo que se disfrute del mayor fresco posible, pero en cambio la forma de darles luz no es muy ingeniosa. En el interior tienen largas galerías bastante bajas con objeto de que el sol no penetre. Aunque en la actualidad el comercio de Mompox haya perdido mucho de la Importancia que tuvo, no deja de ser activo, En efecto, recibe el ta908
baco de Ocafta, y el azúcar y las harinas de Pamplona y de Cúcuta. Antloqula le envía el oro; Santa Fe, los productos del Alto Magdalena. Mompox es realmente un punto de gran Importancia comercial. Nare (Puerto Nare) Como dista sólo cinco Jornadas de Medellln, se ha convertido en el puerto más frecuentado de la rica Provincia de Antloqula, Los co rreos, los comerciantes y todos los viajeros tocan en él y le dan mucha animación. En una palabra, Nare es el depósito de los cacaos del Mag dalena, con destino a las reglones de la Cordillera Occidental, que se truecan por el oro que se extrae en ésta. El rio que lleva el nombre de Nare es una especie de canal bastante cómodo para el transporte de las mercancías hacia el Interior de la reglón. Honda Esta ciudad está situada en un valle rodeado de montañas por todos lados; el calor es abrasador. Para entrar en la ciudad hay que pasar por dos puentes. El último de ellos está sobre el Guall, torrente Impetuoso que desemboca en el Magdalena. Esos puentes, que son de madera, están atrevidamente asentados sobre pedazos de rocas que les sirven de estribo y que se derrumban con los temblores. El que se sintió en Honda hace quince años ha dejado rastros es pantosos de sus estragos; muchas casas y hasta la Iglesia están derrui das. Sin embargo, todavía quedan en pie algunos edificios bastante buenos. Las calles están pavimentadas y tiradas a cordel. Esta plaza es Importante porque las embarcaciones que vienen de las Provincias del litoral se detienen en ella y desembarcan las mercancías para su distribución por el Interior. Se ha establecido una aduana. Guaduas El camino era llano y no ofrecía dificultades; en seguida llegamos a Guaduas. Esta ciudad me pareció muy limpia; tiene algunas calles empedradas y con aceras; la plaza en la que se alzan la Iglesia y algunos otros edificios, está adornada con una fuente, y las casas, con sus fachadas enjalbegadas, le dan un aspecto muy alegre. Bogotá Hoy Bogotá tiene de Norte a Sur una extensión de 3 000 metros y de Este a Oeste 1.700 metros; está dividida en 105 manzanas de cosas. En 1800 su población ascendía a 21.000 habitantes. Desde esa época la población ha debido aumentar mucho, puesto que ya en aquel mismo año de 1800 los nacimientos excedieron a las defunciones en 247 Toda la América del Bur es tierra de temblores. Santa Fe ha ex perimentado varios, y esto Impide edificar casas altas. Aunque se advierten en la construcción de las cosas los mismos principios ar quitectónicos que observaron los españoles, los de Bogotá se apartan 309
de eUoe » * « que las de cualquiera otra región: para su construcción ae emplean ladrillos secados al sol, casi todas están techadas con teja y los muros exteriores están enjalbegados. En cuanto al Interior de i«« s a distribución es lo miaño de mala que lo era la de nuestros casas en la época del descubrimiento de América. Hay ventanas muy pequeñas y siempre protegidas por barrotes de madera, al lado de otros enormes; pocas veces ae ven las vigas del techo ocultas por un cielo raso; las paredes presentan grandes protuberancias; las puertas tienen indistintamente alturas diferentes, y apenas si ae conoce el oso de las cerraduras: las que se fabrican en el país no ofrecen segu ridad de ningún género. Esto no obstante, en las construcciones mo dernas se advierte ya un gusto menos bárbaro y algunos progresos. Loa balconee enormes y pesadotes han sido sustituidos por balcones más gráciles y cómodos; ti techo no deja ya ver las vigas, las ventanas no tienen rejas y se empieza a cerrarlas con cristales; las puertas de la calle están ya mejor pintada» y el aseo empieza a generalizarse. Por lo general hay que pasar por dos puertas para llegar al patio de las casas. El vestíbulo, entre una y otro puerta, suele servir de re ceptáculo de las suciedades de los transeúntes Circundando ti patio suele haber una galería o corredor, si la casa no consta mis que de piso bajo, y una terraza cubierta si tiene piso. La escalera generalmente es de piedra y de estilo gótico: en la pared del primer descansillo suele haber pintado una especie de gigante que lleva de una mano a un niño y en la otra una bola; es San Cristóbal, dios lar del país. Al rededor de la galería interior hay una serie de cuartos que no reciben la lux y el aire tino por la puerta. Todas las casas tienen par lo menos una sala y un comedor, pues se considerarla indecoroso recibir o dar de comer a los amigos en ti cuarto de dormir La cocina es siempre de grandes dimensiones, y esto menos por la cantidad de platos que ae cocinan, que por ti número de sirvientes inútiles que allí se congregan, las fnrfnas no tienen fogón y no se usan para guisar tino hornillos. No hay una sola casa que no tenga alfombras; las antiguas esteros de los Indios no se ven ya en las casa» de buen tono, y en general ae van sustituyendo por alfombras de fabricación europea. Tanto unas como otros sirven, a falta de chimenea, para abrigar las habitaciones y disimular la desigualdad dti piso; desgraciadamente ti descuido de los sirvientes hace que por ellos pululen infinidad de insectos que se crian en la suciedad. En algunas casas las paredes están empapelada»: la mayor parte están adornadas con guirnaldas de flores y figuras que delatan ti mal gusto dti pintor y dti dueña El mobiliario es sencillo: pocas veces se ven en t i salón más de das soíás, dos mentas pequeñas, unas cuantas tillas de cuero, de un estilo que ya no se ve en nuestro pais desde ti siglo XV . un espejo y tres lámparas que cuelgan del techa La cama suele estar bien deco rada. no hay colchones de pluma; sólo tienen dos de lana.
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Salvo ligeras diferencias, todas las casas se parecen; no hay nada que permita distinguir las de los Ministros, y hasta costaría trabajo advertir cuál es la del Presidente, sin la guardia que custodia la en trada. Loa arquitectos de Santa Fe siempre tendrán un pretexto para justificar la deformidad de sus edificaciones, y es que la constitución del suelo, con frecuencia sacudido por los temblores, les obliga a sa crificar la elegancia en aras de la atildes; por esta causa todas las casas no son altas a pesar de que sus paredes son de un espesor prodi gioso. Esa misma razón hace que se dé a los cimientos de los edificios públicos una enorme solides, y que el fuste de los pilares de las igle sias guarde menos proporción con la nave que sostienen que con las acudidas que tienen que resistir. Pero las hay que tienen una buena disposición. La catedral, por ejemplo, que fue construida en 1814. es notable por la senclDes de su Interior, que hace olvidar ti mal gusto que su fachada debe a una serie de lineas inarmónicas, que se cortan sin simetría. Las tres principales calles de Bogotá ton alegres y rectas, pero sa tán mal pavimentadas. Las aceras son más cómodas que las de las otras ciudades españolas, y por ellas se anda sin mojarse cuando Hue ve. debido al alero de los tejados. No hay en Bogotá dies comerciantes que tengan 100 000 piastras: entre las personas que viven de sus rentas, no hay cinco que tengan un capital mucho mayor. Las fortunas más corrientes son de 5 a 10.000 piastras. Como casi todo ti mundo tiene una tienda, ti negodDo que con ella hacen, triplica por lo menos las rentas. Las tiendas, sobre todo las farmacias, son pequeñas, oscuras y es tán muy sucias; la luz entra sólo por la puerta, pero sin embargo son los sitios en que cuantos no tienen nada que hacer están de tertulia. El comerciante colombiano, sentado en ti mostrador, fumando sin ce sar y contestando lacónicamente a los parroquianos, recuerda mucho a los mercaderes de Esmlrna o de Alepo.
SoBondoro Somondoeo es un pueblo tan pobre, que ningún vecino pudo al bergarme. Al día siguiente pasé por muchos poeblos situados en el camino de Tunja. Por lo general no están habitados más que por Indios que tejen llenaos de algodón o hacen pucheros. Las chozas en que viven esos infelices son de proporciones muy reducidas; algunas son redondas, idénticas a las que tenían antes de la Conquista. No sin cierta sorpresa se ve desde lejos la casa dti cura, que entre esas mi serables cabañas se alza cual si fuera un castillo En efecto, los balco nes. tas cristales y las tejas con que se adorna y protege ti presbiterio le (tan un aspecto de magnificencia que asombra si se le compara can la miseria de las chnaas que le rodean. 511
Tanja Hoy no es más que una ciudad muerta. Tunja carece de atracti vos; no hay gente, no goza de buena temperatura, no tiene aguas abundantes y buenas; en una palabra, allí no hay nada de nada. L a gente padece el bocio, el cielo pocas veces está sin nubes, la tempe ratura es muy fría; finalmente, casi todas las casas están en ru in as... Socorro La ciudad de Socorro está muy mal emplazada y peor pavimen tada. Situada en la ladera de una montaña pocas veces recibe el efecto refrescante de los vientos debido a que la cadena de montañas del Opón, que va de sur a norte, llega hasta las de Ocafia. El calor, por lo tanto, es muy fuerte; el termómetro, a la sombra, pocas veces baja de 20 grados centígrados. .. .Con todo, Socorro tiene unos 12.000 habitantes, muy trabajado res e inteligentísimos; se entregan asiduamente a la agricultura, y sus fábricas no dejan de tener importancia. Se cultiva mucho la caña de azúcar, algodón y arroz; estos productos son baratísimos debido a que hay pocos caminos practicables para exportarlos. .. En todas las casas, en todas las chozas todo el mundo hila, tiñe o teje; por todas partes se ven telares; muchas gentes prefieren tejer sombreros de paja; a los que se dedican a este trabajo se les reconoce por la uña del dedo Indice, que se dejan crecer desmesura damente. Las telas que se fabrican son ordinarias, pero sólidas; aunque es tas telas se prefieren en las otras provincias a las extranjeras ruando son del mismo precio y a pesar de que se venden en grandes cantida des, los obreros son pobres; en efecto, una hilandera no gana ni un real por día; una pieza de tela de algodón de sesenta y cuatro varas (166 pies) no deja al tejedor más que un beneficio de 7 reales (4.35 francos). El único que se enriquece es el comerciante; transporta las telas de Socorro a Girón y a Zlpaqulrá, donde las cambia por tabaco y oro. sal y géneros Ingleses; éstos son los preferidos, perjuicio que contrlbuve poco a estimular la Industria nacional; hasta las muí eres no se visten ya más que a la Inglesa. Estos caprichos en realidad cuestan poco, ya que las telas de Mánchester resultan más baratas que las que se fabrican en el país; un vestido sale en diez francos. Las casas, por lo general, están sucias y su construcción suele ser mala, pero en cambio son más cómodas que las de las zonas frías. Tienen camas, para comer se utilizan cubiertos de plata y en la mesa se ponen mantel y servilletas; la comida suele consistir en patatas, arroz, bananos y carne de cerdo.
Chaguan! A mediodía llegué a ChaguanI, misera aldea donde la pobreza de sus habitantes no podía ofrecerme amparo de ningún género. 512
Beltrán A l día siguiente llegué a las dos de la tarde a Beltrán, puerto en el que se cruza el Magdalena para Ir a Ambalema. Me aconsejaron que al remontar el curso del rio slgulése constantemente su margen derecha, pero preferí seguir la Izquierda, que, a mi modo de ver, me ofrecerla más probabilidades de hacer observaciones útiles o interesan tes, sobre todo en lo relativo al cultivo del tabaco en Ambalema. Me embarqué, pues, en una piragua a la que se ataron las muías. Aunque el trayecto suele ser peligroso, esta vez se efectuó sin pericia alguna, llegando sin novedad a la otra orilla. El paso del rio me costó una piastra. En una hora franqueamos la distancia que media del punto de desembarco hasta Ambalema. Am balem a
Este pueblo, en cuyo territorio se encuentran extensas plantacio nes de tabaco de excelente calidad, disfruta de un cierto bienestar; hay mucha animación y la gente padece menos enfermedades debido a que se alimenta más y mejor. Las casas son bastante malas, y la iglesia, caso excepcional en Colombia, no merecerla atención de nin gún género a no ser por la música que toca una orquesta de viollnes y de instrumentos de viento que se puede comparar con lo mejor que en este estilo haya en el resto de la República. N atagalm a
A l dia siguiente hacia mediodía pasé por Natagalma, que es otro poblado indígena. Antaño estaba emplazado en otro sitio; el cambio de emplazamiento se debió a razones de orden sanitario y de utilidad pública. El santo patrono (según tradición popular) ha incendiado ya por dos veces la nueva iglesia, de modo que Natagalma carece de tem plo. Esta aldehuela es muy misera, y no me explico por qué siguen dándole el nombre de pueblo de indios, pues son muy pocos los indígenas que hay en ella; casi toda la población está constituida por mestizos, y como sólo dista seis leguas de Purificación, mucha gente de este puerto del Magdalena ha venido a establecerse a Natagalma. Villa vieja L a ig le s ia d e V illa v ie ja m erece m ención ap arte; cuando estuve a llí la e s tab an construyendo. E l arquitecto era un negro, tenia gusto y habla segu id o algunos estudios en Bogotá. El proyecto con a rreglo al cual la e d ific a b a e ra un plano regular. L a iglesia costará a la parroquia unas 14.000 p iastras; esta cantidad exorbitan te la p agarán todos los vecin os que tengan una posición desahogada; cada uno de ellos, al m orir, tie n e que d e ja r una cantidad equivalente al costo de una vara c u a d ra d a de ed ificación .
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Alpe Frente a VUlavleja k encuentra Alpe, pueblo de indios, a quienes las (entes de) lugar consideran duchos en astrologla Netra Nelva no es una ciudad riea; la guerra, asi como las (recuentes Invasiones de hormigas en los cacaotales, la han arruinado. No hay más de unas seis casas con techos de teja, y las calles no están em pedradas La población, en gran parte, está constituida por gente de odor. Las enfermedades más frecuentes son la elefantiasis y la lepra. Popayán
La comparación entre las ciudades de Bogotá y de Popayán es difícil de establecer, pues ambas tienen un mérito considerable pero absolutamente distinto. Santa Fe, aunque con peores casas, tal vez guste más a los forasteros por la razón de ser la capital. Las casas de Popaván tienen un aspecto más alegre, y hay algunas que no desdirían en cualquiera de los barrios más hermosos de nuestras ciudades de Europa: la calle de Belén especialmente es digna de mención. Todas las casas tienen un piso, están en correcta alineación y las aceras bien pavimentadas; tienen balcones y carecen de esas rejas que dan siempre un aspecto triste. La arquitectura de las iglesias (hay once) es elegante, aún cuando como en todos los edificios de Popayán, la profundidad es demasiado grande en relación con la anehura, lo que choca a muchos europeos que están acostumbrados a proporciones más armónicas. En Popaván hay una casa de moneda y dos hospitales, y hasta trescientas ochenta casas de ladrillo y cuatrocientas noventa y una de adobe Las tiendas no tienen aspecto alegro: como no se celebra mer cado en la ciudad, todos los viveros se venden en ellas Estes son tal ves. en relación con la población, más numerosas que en Santa Fe. Las plaaas no tienen nada de particular, y la mayor parte de las casas Que las rodean están en ruinas por los combates que se han li brado en la dudad. La decadencia de Popayán se advierte también por otros signos: antes habla varios habitantes que tenían una fortuna de un millón de piastras; hoy la excesiva sobriedad del pueblo, sus trajes, su aspecto, todo Indica que la guerra ha arruinado por completo esta dudad, antaílo tan próspera y rica por el comercio que hacia con Santa Pe v con Quito y por las minas de oro que sus vednos tenían en el Chocó v en las márgenes del Cauca. Todavía hay hoy euatro familias que tienen un eapltal de 400.000 piastras, que no son más que restos de sus Inmensas fortunas, que sacrifican todos los día a la República cuya causa han abrazado. En Popayán sólo hay un convento de franciscanos; los otros cinco monasterios, con gran desesperación de los hijos de esta dudad, han sido convertidos en cuarteles; sus rentas se aplican a la fundación de 514
un colegio. Estas disposiciones han desagradado mucho al pueblo de Popayán, que es muy afecto a los frailes; hasta se llagó a temer con este motivo que hubiese una sublevación en Popayán, como sucedió en Maracaibo. B comercio de Popayán consiste en telas de lana que la guerra ha hecho que se exporten por la costa de Barbacoas o de Buenaven tura a Quito y a Guayaquil, la s franelas se traen de Europa, la sal de Santa Fe. las harinas de Pasto, el cacao de Tlmaná, el azúcar de Cali. Las franelas que tienen más aceptación son las encamadas, amarillas y verdes, que se venden a veintidós reales la vara. 81 hubiera de creerse lo que los santaferefios dicen de los popayaneJos. habría que reputar a éstos como gentes poco sociables. Hay que convenir en que tienen modales un tanto altaneros; su conversación es muy afectada; en general son más distinguidos que los de Santa Fe, Por lo demás, si son más afectuosos y corteses, en cambio son de una avaricia extremada. Se lea reprocha su indolencia; cosa natural en una gente que tiene esclavos. Furaré
B emplazamiento de Puracé es muy agradable puesto que domina el valle de Popayán. Está uno constantemente molesto por el polvo negro que levantan los vientos del Nordeste, que son muy fríos. A pe sar de esa temperatura más bien baja hay una palmera en el centro del pueblo. Tanto en el trazado de las ealles como en la distribución de las casas de Puracé se advierte mucho gusto. Cada una de ellas, cons truida con barro, se levanta en el centro de un terreno bastante erande; del lado de la calle está el patio y detrás de la casa hay un Jardín cuidado con esmero, en el que se siembran maíz, patatas y trigo, y en el oue suele haber algunos manzanos, por las calles principales co rren arroyos de agua límpida Aprovechando el declive del terreno, cada vecino ha hecho a la puerta de su casa una especie de fuente, de donde toma el agua. Los Indios de Puracé son sumamente apacibles; las palabras de su Idioma tienen muchas consonantes, que lo hacen muy áspero; es el mismo que se habla en Totoró. Les gusta la agricul tura v se entregan con pasión a los trabajos del campo; pagan al cura 700 piastras en concepto de diezmos, cantidad que nos da la medida de su riqueia. QulUehao
Llegado que hube a la mina de Alegrías, me quedé estupefacto al oír la enumeración de todas las que. por doquier, me señalaba mi gula con la mano' al Oriente, Quina Malón, Dominguillo. Campo, San Vi cente; al poniente, Cerro Gordo, Santa Marta, San Miguel, Fortugalete. Honduras y una Infinidad euyos nombres no recuerdo; la mina de Alegrías me dló una Idea exacta de las otras y del trabajo de los mineros. Unas euantas chozas habitadas por negras están diseminadas 515
en medio de bosqueclllos de bananos, su planta favorita Por todas partes se ha abierto el suelo y se le ha removido a escasa profundidad: por esos cortes pasan arroyuelos de modo que por todas partes corre el agua, no ya como en el delicioso valle de Neiva para regar la tierra, sino para arrastrar la que luego se ha de lavar en unas bateas, lo mis mo que se hace en Africa. No se puede uno imaginar nada más árido que el terreno inmediato a las minas; el color rojo de las tierras, in dicio de su riqueza, no lo es de la del suelo. El agua, mal llevada por los canalillos, se expande por todas partes sin fertilizarle. Por debajo de la meseta de Popayán está el pueblo de Quiltchao. Su situación es muy ventajosa: está en el lim ite de las tierras calien tes, de las templadas y de las frías, alendo merced a ella el punto convergente de los productos de todos los climas; además hay en su demarcación muchas minas de oro. Quiltchao disfruta de un gran bienestar. Pul a pasar la noche un poco más lejos a una venta donde encontré buen número de mercaderes que iban a Popayán con muías cargadas de azúcar. Cali Era ya de noche cuando entramos a Cali; la ciudad estaba ilu minada y las músicas atronaban el aire con motivo de la inauguración de un colegio cuya fundación decretará el Gobierno. Me costó mucho trabajo encontrar alojamiento, pues como el Alcalde presidia los festejos, no le fue posible sino a hora muy avanzada ocuparse en en contrarme posada en una tienda donde pasé una noche bastante mala. Cali no sólo está bien situada desde el punto de vista panorá mico y del clima, sino desde el comercial, ya que en esta dudad convergen todas las vías de comunlcadón con Popaván v el Pacifico. Esas relaciones son hoy día frecuentes e importantes, gradas al ta baco de Llano Grande, pueblo situado entre Caloto y Buga; se le exporta al Perú y a Panamá, donde es muy apreciado Comprado en el lugar de la producción cuesta dos piastras la arroba; en Panamá se vende a seis reales la libra, Las calles de Cali están bien alineadas y las casas son de ladrillo o de tierra encalada, lo que da a la ciudad un aspecto de limpieza po co frecuente en la Cordillera Occidental. 8e están empezando a edificar dos iglesias. 8u arquitectura es notable por lo acertado de las proporciones v por el buen gusto; se queda uno admirado al encontrar en medio de las soledades de Nueva Granada templos como éstos, construidos con tanto esmero. Antes habla tres conventos pertenecientes a las órdenes de La Merced, de los agustinos y de los benedictinos, que fueron suprimidos quedando sólo el de los franciscanos, que cuenta con dieciséis frailea Las ren tas de los suprimidos se han aplicado a la fundación y ai sostenimien to de un colegio. 513
Buenaventura hacia 1*21
Juntas del Dagua El pueblo de Las Juntas está habitado por mercaderes de Cali; la actividad de esos hombres se puede sólo comparar con la que en la Cordillera Oriental despliegan los socórranos. La población de Las Juntas tiene que soportar la escasez de víveres, y claro que es poco numerosa; el Incentivo de las ganancias que proporciona el comercio de la sal y del oro la hace vivir en este sitio inhóspito, de donde no se sale sino para entrar en unos bosques impenetrables. Buenaventura Por fin sin peligro pero no sin trabajo, llegamos a ese puerto de Buenaventura en que tantas ganas tenia de verme. Por la importancia y por la belleza de su situación, Buenaventura deberla ser una ciudad considerable; un comercio activo deberla dar animación a su puerto; una población rica e industrial deberla llenar sus calles, y numerosos barcos deberían entrar y salir sin cesar, pero sin embargo no hay nada de eso. Una docena de chozas habitadas por negros y mulatos, un cuartel con una guardia de once soldados, tres piezas puestas en batería; la casa del Gobernador, lo mismo que la de la Aduana, es de paja y de bambúes, situada en la iallta de Cascajal, cubierta de hierbas, espinos, fango, serpientes y sapos: eso es Buena ventura. 517
Y sin embargo el comercio que se hace por este puerto no deja de tener cierta importancia, a pesar de que son sólo productos de los más ordinarios los que por él entran y salen, tales como sal, cebollas y ajos. Esto es lo que por lo general traen las goletas de Paita, a lo que hay que añadir los sombreros de jipijapa y las hamacas; extrañas importaciones para una provincia tan rica en oro. Las exportaciones consisten en tafia, azúcar y tabaco. La penuria de víveres aflige cons tantemente este lugar malsano; con gran dificultad se consiguen plátanos verdes, pan de maíz y queso. Una gallina cuesta una piastra; el pescado escasea y parece que es nocivo. Buenaventura, hoy por hoy, no es nada. Este villorrio puede, con el tiempo, adquirir un incremento prodigioso si, de acuerdo; con un proyecto planeado hace algún tiempo, se traslada su emplazamiento al nor-oeste del sitio en que hoy está. El terreno en que se proyecta crear el nuevo puerto está un poco más elevado y por lo tanto es menos húmedo, y como está emplazado en el continente se podrá extender y será más fácil construirle con materiales más resistentes que el bambú. Las casas que en él hayan de edificarse cerrarán m ejor que las de ahora, que cierran sólo con unas correas, ofreciendo mayor seguridad para el comercio, y finalmente no habrá esa humedad exce siva y constante tan funesta para los extranjeros que residen en Cas cajal. De ese modo el puerto de Buenaventura figurará un día entre los primeros del Pacifico. En lugar de esas piraguas que hoy constitu yen toda su marina, se verán en él buques de alto bordo, y sus chozas repugnantes se trocarán en magníficos almacenes para depósito de los productos de la India y de Europa. ISAAC F. HOLTON (1852-1854): La Nueva Granada, veinte meses en Los Andes Sabanilla No se vela más rastro de trabajo humano que el pretencioso edi ficio y los cobertizos de los empleados de la aduana. La aldea estaba mucho más lejos, y decidido a averiguar cuáles podían ser las ventajas que atrajeran a la población a ese lugar tan alejado del puerto y del movimiento comercial, subí a una embarcación que se dirigía a la deslucida aldea. El pueblo está sobre una ciénaga salada, a unos pocos centímetros sobre la pleamar y consta de casuchas de barro de un solo piso, techadas con ramas de espadaña, planta tifácea. Todas son iguales y constan generalmente de dos cuartos que dan a la calle, pero sólo uno tiene puerta a ella. Las ventanas sin vidrio y con rejas que se proyectan un poco hacia afuera, les dan el aspecto sombrío de pri sión. Los barrotes de las rejas son lo suficientemente separados para permitir que el dueño pueda sacar la cabeza para ver qué sucede a ambos lados de la calle. A veces, en las esquinas, el transeúnte se gol pea la cabeza contra las rejas, pero con mucha menos frecuencia de lo que es de esperar, pues las gentes, conociendo el peligro, tienen el cuidado de evitarlo. 518
Sabanilla es tan compacta como cualquier pueblo manufacturero de Norteamérica y mucho más fea por cuanto las chozas de barro y de paja son peores que las de ladrillo y pizarra. En las calles no se encuentra ni un árbol, ni un arbusto, ni una maleza. Da la impresión de que todas las casas y chozas de Sabanilla fueran tabernas o tiendas, y cuando se entra en una de ellas, es cu rioso ver tantas botellas y ningún tonel. La primera casa a la que entré constaba de un cuarto grande, casi vacio, y era quizá la casa de un empleado de la aduana. Barranquilla Barran quilla tiene mucho mejor aspecto que Sabanilla porque por ley todas las casas están blanqueadas y algunas son de dos pisos. En un principio no capté el valor que aquí se adjudica a las casas techadas con teja, la mejor de las casas con cubierta de paja se con sidera inferior a la más humilde de aquellas. En Barranquilla utilizan espadaña, typhia, para los techos, pero río arriba emplean las hojas de iraca, las mismas con que se fabrican los sombreros de Panamá, la Carludovica palmata. Sin embargo, a todas las variedades se les co noce con el nombre de paja. Cartagena A l suroeste hay otra isla donde está el barrio de Jimaní o Getsemani, también con murallas, defensas y puente; y completamente aparte la fortaleza de San Felipe de Barajas, en el monte de San Lázaro, una roca aislada, en donde se talló la piedra de la construc ción que desafortunadamente sufrió mucho cuando Vemon sitió la ciudad. No puedo hablar de estas obras sino como un lego en la materia. Aparte del costo, lo más notable es lo compacta que hacen la ciudad. Cartagena es una ciudad acabada y lo ha sido por mucho tiempo, qui zá por un siglo. Dentro de las murallas el espacio es valioso, asi que las calles son estrechas, las casas de dos pisos y las plazas pequeñas. Por otra parte y no obstante que el agua lluvia se vende en barriles, la ciudad tiene un aspecto de limpieza que da gusto. A pesar de que el espacio es tan reducido dentro de la ciudad, por encima de las murallas se puede dar un paseo delicioso, con el mar a un lado y la antigua y soñolienta ciudad al otro.
Mompox La población tiene aproximadamente los mismos habitantes que Barranquilla, pero es muy diferente, porque es ciudad muy antigua y religiosa. Hay bastantes iglesias y en condiciones mucho mejores que la iglesia de Barranquilla parecida a un granero solitario. Las es cuelas, en cambio, no son tan buenas como las iglesias, aunque el do mingo, dia en que salimos, iban a inaugurar una escuela para niñas de clase alta. 519
Mompox está situado en una isla y es ciudad de joyeros y de bogas. T a l vez el origen de su grandeza lo debe a la insularidad que la hace accesible por canoa a las comarcas cercanas El desembarcadero de vapores está al final de la ciudad, en el extremo de una isla dehabi tada, Más abajo, al frente de la parte vieja de la ciudad, se encuentra el muelle para las embarcaciones ordinarias que traen víveres a la plaza de mercado que está al pie, en un espacio abierto, pero con un muro de tres pies de altura al lado del rio, cuya finalidad no alcanzo a comprender. Los jardines que conocí estaban en los patios de casas de dos pisos y la mayoría de las plantas sembradas en ollas colocadas alre dedor del patío. Como fueron las primeras casas particulares que visité, vale la pena que las describa. La casa claustrada es la que sólo tiene una gran puerta a la calle llamada portón; el corredor que con duce de éste a la puerta interna es el zaguán, enladrillado o a veces empedrado con piedras pequeñas, entremezcladas con vértebras de res o ae cerdo, formando figuras. El zaguán conduce a una esquina del espacio cuadranguiar, sin techo, que está en medio de la casa y que en la Biblia se llama atrio. Aquí le dicen patio y está rodeado en los cuatro costados por el corredor. El pretil es la balaustrada que se para el corredor del patio. Las habitaciones dan generalmente al corredor y sólo las del frente no tienen ventanas al patio. En las casas de dos pisos las escaleras son de ladrillo con el borde del peldaño en madera, y están situadas en uno de los extremos del corredor. Las piezas del piso bajo, con puerta a la calle, se utilizan como tiendas o se arriendan a gente pobre; en este caso, se aíslan del patio. Estas familias no tienen fuera del cuarto más espacio vital que la calle y se convierten en un estorbo para la vecindad. ¡Pobres! El decoro es un lujo que está fuera de su alcance. No hay casas de más de dos pisos; la casa baja es la más común y la más cómoda cuando no es húmeda, pero la gente prefiere la alta porque es de apariencia más ostentosa. Existe otra diferencia radical entre las casas de techo de paja y las de techo de teja. Las primeras son indudablemente más frescas pero corren el peligro de incendiarse y si no se repara el techo continuamente, se pudre y deja pasar el agua cuando llueve. Tejas, el plural de teja, se puede escribir texas. Los techos de paja derivan su nombre de los españoles. En España efectivamente la paja se hacía con tallos de yerba, pero aquí se uti lizan por lo general las hojas de una planta de las pandanáceas, la Carludovica palmata, llamada vulgarmente iraca, jipijapa y nacuma. Buenavista Durante todos ios días que viajamos en el champán no vimos sino una aldea, llamada Buena vista, situada cerca a la desembocadura del río Negro. Este nace abajo y al occidente de la gran sabana donde está Bogotá. Deberían abrir un camino para carretas a lo largo del 520
rio, porque en este sitio quedarla muy bien el puerto fluvial de Bogotá. Por el momento no hay más que una población grande, de chozas dispersas de bahareque y paja. Honda El camino empedrado baja hasta un puente de piedra muy anti guo que hay sobre el lecho seco de un riachuelo y entra Inmediata mente a Honda. A esta ciudad llegaban en otro tiempo dos corrientes de tráfico del interior, rumbo a España. Eran las vías comerciales de Bogotá y Quito, ambas encaramadas en altísimas montañas y que se enriquecieron con 1a expoliación de los Indios, pero cuando term inó ésta, se acabó también el comercio con España. Hoy en día el com ercio quiteño no busca el Magdalena, y las pocas importaciones y exporta ciones de Bogotá empiezan a abrirse camino al pie de las montañas, en la margen oriental del río. Es natural entonces que desde que se entra en la ciudad se observa su decadencia; casas que debieron ser magnificas están reducidas a ruinas, sin techo, y las gruesas paredes ahora sólo encierran malezas. Todas las construcciones de Honda son de piedras y teja, y por eso la vieja ciudad ha necesitado para derruirse la ayuda efectiva de uno o dos temblores. El mejor ejemplo de arquitectura contra terremotos que conozco es el puente sobre el Guali, el rio cantarino que atraviesa a Honda. Antiguamente lo cruzaban dos puentes de piedra con un mortero casi tan duro como la piedra. Del situado más arriba sólo queda uno de los contrafuertes y un pedazo de estribo. En cambio el otro ha sobre vivido a tantos cataclismos que ninguna descripción, medida o plano podría darle a un arquitecto idea de las condiciones en que se en cuentra el puente hoy en día; y por mi parte, ninguna especulación o investigación geológica ha podido explicarme satisfactoriamente lo que le ha sucedido. Parte del puente se cayó, lo arreglaron con made ra, luego se quemó y después lo volvieron a remendar; asi que tiene construcciones de tres épocas distintas. Hay pedazos tan resistentes que soportarían el paso de dos elefantes cargados, y otros tan débiles que para pasarlos se exige que la gente se apee de la cabalgadura y le quite la carga a las bestias. Parte de la manipostería se inclina contra la corriente, y la otra a favor de ella; tiene algo parecido a una linterna antigua que siempre me intrigó, porque nunca supe si el eje del cono era originalmente horizontal o vertical. Guaduas Hablando de Guaduas debo referirme a la guadua, que en la Nue va Granada es la planta más útil después del plátano, de la caña y del maíz. Podría llamarla el “árbol de la madera" porque sirve para hacer casi todas las construcciones que no sean de ladrillo, tierra api sonada o de piedra, estas últimas muy escasas. Además reemplaza la obra de madera en las casas y, por lo general, se utiliza en todas aque llas cosas en las que nosotros empleamos tablas de madera. 521
AogotA Htt bueno estar nuevamente en 1* calle y repasar la* primera* i ni* presiones que se reciben en la capital de 4* Nueva Granada. La primer* 4* m en te i * p la n ta d e lo * p ie * y n o w nada agradable, U n o llene 4a sensación de que Bogotá 4o w i l tratando romo a una bestia de carda, obligándolo a oo m p e u r con la* recu a * de muía* por los an denes empedrados No hay acera* de 4adriUo y mu)’ pocas son de piedras planas. Ademas adío lle n e n dos p ies de ancho y son el camino favorito de las muías que se ap od era n de ellas s iem p re que llenen la oportunidad.
Sn cuanto a las rasas, ninguna es de mas dr dos piaos, la mayoría de uno, blanqueadas pero no blancas; tienen c] frente muy grande, bt porten feo y enorme, las ventanas pequeñas, escasas y enrejadas, y desde ella* las mujeres, como prisioneras, se la pasan mirando a la calle Los pobres viven en los pisos bajos de las casas altas, en un cuarto sin acceso al patio. Parece increíble, pero no tienen ninguno de los servicios o comodidades considerados indispensables en otra* partes; no hay desagües ni alcantarillado y el piso bajo es húmedo, por eso los ríeos viven en los all-os y en esta forma los dos extremos sociales se encuentran De pronto el paseante llega a un anden donde hay un caballo con la cabes» metida en un porten y la mitad del lomo afuera, en la calle 13 transeúnte tiene que bajarse del anden para pasar, co mo lo han venido haciendo los demas desde hace media hora Afor tunadamente no conozco el primer burro, muía o asno en este país que dfe patadas, aunque me aseguran que si los hay llogotA as sobre todo una dudad de iglesias, con una población de 29 846 habitante* no tiene menos de treinta iglesias, mientras que París con un millón de almas tiene solamente cincuenta. To visite entre veinte y veinticinco, proeza que dudo que otro extranjero haya reaUsado. Pasando el hospicio se llega a la iglesia parroquial de Las Nieves, a mano ‘derecha, y a una plazuela oon una fuente, a la izquierda, Aqui aproximadamente termina la ciudad, porque avanzando al norte las casas comienzan a srr mas escasas y pobres, luego apenas hay rancho* hasta que se llega a campo abierto y cruzando una quebrada está el pequeño convento franciscano de San Diego, que en el plano se señala con la letra C Por ahora no les mostrare mas conventos, aunque hay todavía muchísimo* mas, tanto para Traites como para monjas; afor tunadamente ya han suprimido varios de ellos. Puna*anuir*
Pusagasugá es un pueblo feo. situado en el extremo superior del valle. *1 pie de la montaña, como localizaron los españoles la mayoría de las poblaciones, Con una sola excepción, todas las casas son de bahareque y no puedo entender las razones político-económica* que permiten la existencia de este pueblo sin industna* ni suficiente» v i sitantes que produzcan ingresos a sus pobladores Esta clase de rom&&&
ppcabrza* me ha llevado a la conclusiónde que los granadinos ganan muy pnoo, gastan muy pocoy mas que trabajar prefieren soportar ios males de la pobreza, Cazl todas la* casas de Pusagasugs *on tiendas, verdaderas tabernas, poro sin cuartos para arrendar Tienen dos piem ademas de la cocina, que queda aíras; la primera es la tienda y los cllenlos no pueden pasar mucho ma* alia de la puerta, la otra es la sala y esta pobremente amoblada; los {daos generalmente son de tierra Melgar
Melgar es una de esas aldeas, centros de mercado, cuya existencia ci i odo un enigma para la ciencia poinieo-pcohóm)ca. Imagínense una población de bahareque y paja, con una iglesia, una capilla y una plaza, sin trazas de industria y en medio de una llanura inculta Espinal Esta os una de las poblaciones mas bonitas y limpias que he visto en la Nueva Oranada y con tiendas muy buenas Pero no se imagina uno por que esta situada aquí, en esta llanura desierta y calcinada por el sol. 1bague
lbagufe es una ciudad de peonas y gran parte de sus ingresos pro vienen de los cargueros que prestan servicios a través de las montañas del Qulndlo, por caminos demasiado malos para muías Ultimamente han mejorado uno, asi que en verano pueden pasar muías, pero como también ha aumentado el volumen del trafico, hay mas demanda que nunca dr sirvientes, cargueros, chasquis y carteros, lbagufe llene la misma relación con el Qulndlo que Independence con las Montañas Rocosas. F,n numero de habitantes lbagufe es la cuarta población de la provincia y en riqueza ocupa el sexto o sfepumo lugar. La ciudad esta situada en una llanura amplia y las casas se ven bonitas, en especial cuando los niños salen a Jugar a la luz de la luna. Hay agua, pero a este respecto cito La Imprenta de mayo de lte2 ’ F,i agua viene a lbagufe dfe los lados del Tóiiraa por un canal que pasa a través de la calle principal que cruza a la ciudad, en todas las cua dras este canal tiene una apertum en la que cualquier transeúnte que no conozca bien la geografía, puede pasar a mejor vida, y esto no es lo peor: ios aguadores, en especial los miembros femeninos del gremio, bajan al fondo de esto» pozos para buscar agua y después hacer toda clase dr abluciones, siguen su camino. ¡Imagínense entonces la lim pieza del agua cuando llega a la mesa!,*’
Tártago Cartago tiene mas techos dfe teja que lbagufe. La dudad es antigua pero todavía siguen construyendo, pues vi edificando una casa de ta pias, Rata* se fabrican haciendo un molde de tablones dentro del cual
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Vista de cerca. Temos qtíe 3a perspecti va de la dudad, tan placen tera a la distancia, no nos ha engañado. Está situada e s la margen derecha del rio Cali, en nn terreno abierto y seco, a inedia m illa quizá de las estribaciones de la OordSera Occidental de los Ande», o cadena de nalgas Puede ser considerada como el puerto de m ar d d V alle d d Cauca. ES capital de la provincia de Buenaventura, y en tanto que el puerto cuenta apenas U M habitantes. Cali, la quinta dudad de la Nueva Granada, tiene 11Ü2. Es una de esas viejas dodad.es que tanto me gusta encontrar: donde la mayor parte de la arquitectura es de construcción sólida, y hay pocos techos de paja. Tiene buena cantidad de antiguos conventos, que han sido confiscados y convertidos en hos pital, colegio y otros edificios públicos. Todavía funciona un convento de fraudara nos, al lado de una beatería o recinto para las devociones especiales de las mujeres.
VIje» Estamos en un sitio un poco m is alto que la planicie triangular ose se extiende h ad a el «siente del rio. En d ángulo cerca a nosotras, h ad a el occidente, hay una aldea de choras, algunas dignas de lla marse casas, diñadas alrededor de la plaza que cari nunca falta en tas aldeas Buenaventura Por lo tanto, la salida natural de este fértil valle está cerrada para siempre al comercio, y ¿cuáles sustitutos hay? Primero que todo el pestífera puerto marítimo de Buenaventura, en •A Pacifico, situado exactamente al occidente de T i f o . Los caminos terrestres a Buena ventura Began hasta Juntas, en los afluentes d d Dagua. desde donde es posible la navegación cuando el rio no está m o r crecido o muv seca Pero el aue Sega a Juntas desde el Cauca cari nunca encuentra usa embarcación, y no puede seguir más allá por fierra: y e l aue viene de Buenaventura, a vece» no encuentra muías y tampoco puede conti nuar navegando por d rio. En ambos casos el viajero tiene que dete nerse en Juntas usa semana; por esta razón Buenaventura carece de comercio y aún los barcos que navegan a lo largo de la Costa del Pa cifico. desde Panamá, no se detienen *iii CHAR1JSS Sá FFBAY ( 1M6-1862); Vajrage a la N w r d k Grenade Maxinilla
Marinffla es la primera dudad que se .encuentra en el «n r in n de MedeUin. j tiene de cuatro a cinco m il habitantes. No se deben buscar en ella n i edificios ni pasees que recuerden las grandes ciudades de la costa; construida en terreno muy accidentado, sus calles ptn**pmtem pendientes harto difíciles de franquear a pie. Las casas, e0Ii fierra, están cubiertas de tejas o de rastrojo. 526
La s habitantes son casi todos blancos, 7 gozan de ana merecida reputación por sn patriotismo, na honradez 7 la importancia que dan a la educación. En otro tiempo se les citaba como modelo de candidez, que según parece díó origen a cuentos más o menos satíricos, de los cuales sólo citaré d siguiente: Hablase terminado la construcción de la iglesia parroquial, eujo pórtico, de estilo indescriptible, estaba flanqueado por una torre bas tante alta. En esta di tima ¿e consiguió suspender una gran campana, traída de Nare a fuerza de brazos; pero faltaba fija r la cuerda, que habla Eegado de Londres, 7 era demasiado larga, sobrando unas ocho brazas. En caso tan imprevisto, d arquitecto j el cura convocaron a l concejo municipal en sesión extraordinaria, 7 los debates fueron tem pestuosos. Unos quería que se levantara más la torre; otros propu sieron que se practicara un agujero de ocho brazos de profundidad para introducir la cuerda. Por fin predominó la votación de estos úl tim os 7 el arquitecto recibió orden de ejecutar inmediatamente la obra resuelta por tan memorable acuerdo. ü sn rgrs A tres cuartos de legua de Marinflla, 7 a cinco leguas de MedeUín, está Kionegro, cuyas calles son regulares, y que tiene casas bien cons truidas. Entre los ocho mil habitantes de Da ciudad, apenas se cuentan algunos pobres: la agricultura y el comercio proporcionan más de lo suficiente para satisfacer las necesidades de un pueblo moral y labo rioso. A l gaitr de la ciudad sorprende ver un camino regular; se han empedrado los sitios fangosos, disponiéndolos convenientemente para que corran las aguas. Un gobernador inteligente dispuso que los pre sidiarios hicieran estas trabajos, y gracias a ello cuenta hoy la repú blica con cinco leguas de un caante? transitable durante la estación de las lluvias y muy bueno en el resto del año. MedeUín Seria inútil buscar en MedeUín monumentos proporcionados a la importancia de la ciudad. Hace medio rigió que la ciudad de Santa F e de Antioquia, situada al otro lado de la Cordillera Occidental, no Dejos del Cauca, era todavía la plaza más importante de toda la provincia, el asiento de las administraciones del episcopado, el gran centro político, comercial 7 religioso de un vasto territorio. MedeUín no contaba entonces más de tres o cuatro igi-ria* o eaptnac de re ducidas proporciones, y de estilo mezclado sin arte y sin gusto: úni camente t í colegio actual y su iglesia honraban, como construcción, a ios monjes que le edificaron. La catedral, construcción moderna de ladrillo, con la aobrepculd ó n de una pretenciosa cúpula, como ya hemos visto, ae distingue por la falta completa de las reglas de la arquitectura; la fachada presenta dos especie s de torres cuadradas; pero por razones de economía no ae han levantado más que dos paredes de «¡<1» tina 527
En medio de la plaza principal se eleva un surtidor bastante gracioso, que se mandó traer de Europa a costa de una suma conside rable; adornan el centro unas quimeras, y el agua cae irregularmente en el pilón. Hace algunos años se vela a pocos pasos del surtidor una piedra de unos sesenta centímetros de largo por treinta de ancho, destinada a formar parte de la base monumental. Cuando llegaron a Medellln las piezas desmontadas de la fuente, el concejo municipal nombró un Ingeniero Jefe (léase maestro de obra), quien, reuniendo a su vez a varios mineros, canteros y picapedreros, les asignó muy buenos salarios por espacio de dos meses para llevar a cabo la obra. Cuando la primera piedra de la proyectada base estuvo en la plaza de Medellln, costaba nada menos que ¡siete mil p esetas!... He aquí por qué no se levantan monumentos en aquella ciudad. Las casas particulares se construyen con cal, apisonándolas des pués; para las armazones, marcos de puerta y de ventana, etc., se emplean sólo maderas odoríferas o resinosas, a fin de que no sean atacadas por las termitas. La mayor parte de las casas no tiene más que bajos; y lo más notable en la disposición interior es la completa falta de puertas en las habitaciones, pero algunas veces se pone un tapiz para hacer la separación. En la plaza y en varias calles, los pisos bajos están ocupados por almacenes, y hay además un principal con galería corrida a la que dan las ventanas o balcones. Una casa ordi naria para una familia de cinco o seis personas, cuesta por término medio de cuarenta a sesenta mil pesetas. Los primeros ahorros de cualquier industrial o negociante se destinan a la compra o construc ción de una casa; de modo que cada cual vive en la suya, siendo por lo tanto muy difícil hallar una que se alquile. Santa Fe de Antioquia Las casas y los monumentos de Antioquia, no ofrecen nada de notable; los arrabales tienen un aspecto más pintoresco que la ciudad, sobre todo el que se extiende por el camino de Medellln. Las casas, construidas todas con bambú y cañas, están sumamente aseadas, lo mismo interior que exteriormente; el tejado es de hojas de palmera, v todas presentan un recinto plantado de árboles frutales y altos co coteros. Por todas partes se ven flores, a las mujeres les gusta mucho adornarse con ellas y también las utilizan para engalanar las im áge nes de los santos de su devoción. Los muebles son bastante escasos en aquellas modestas viviendas, una o dos hamacas y algunos ruedos constituyen lo indispensable; el banco y las sillas son casi objetos de lujo. La guitarra o la vihuela, pendientes de la pared, indican las disposiciones musicales del amo de la casa. Los habitantes de los arrabales, casi todos de un color algo oscuro, son buenas gentes, de costumbres sencillas, pero en las que se nota cierta indolencia. El marido trabaja en un plantío o cultiva un rincón 528
de tie rra que le basta para satisfacer todas las necesidades de su f a m ilia . Las mujeres tejen sombreros, hacen cigarros y ven den p a n de m aíz, agu ardiente o cacao. Pácora - A bejorral - Sonsón - Manizales - V illa m a ria Los burgos de Pácora y de Abejorral son poco Im portantes, pero la ciudad de Sonsón merece la atención del viajero. E l clim a es tan salubre, que los médicos se ven obligados a ejercer una segunda p ro fesión menos ilusoria. Los habitantes se enorgullecen, y con ju sto m otivo, de la educación liberal que se da a la ju ven tud en su colegio, del que salen algunos hombres de talento excepcional. P o r este con cepto puede rivalizar Sonsón con la pequeña ciudad de M a rin illa . El com ercio es casi nulo; los más de los habitantes se dedican a la a g r i cu ltu ra; el país produce mucho trigo. Después de Sonsón no encuentra el via jero nada in teresan te h asta lle g a r a M anizales, ciudad muy favorecida por su posición, casi lim í trofe, en tre las provincias de Antioquia y del Cauca. Es un pu n to de trán sito muy im portante y no se debe Juzgar de su com ercio p o r e l m iserable aspecto de las cabañas, cubiertas de hojas de palm era, de que se componen aún las más de las calles. L a población, form ad a a l prin cip io por aventureros de toda especie, se depuró luego poco a poco, com o se observa en las demás ciudades que se constituyen apresura dam ente . . . En la A ldea de María, pueblo contiguo a las prim eras pendientes, pude conseguir por casualidad un baquiano, es decir, un hom bre que conocía algo la montaña. Una parte de la ascención, según dijo, p o dría hacerse en muía; pero valla más proveerse desde lu ego del palo alpestre.
Cartago De este modo llegué a las orillas del rio de La V ieja , desde donde com ienzan a divisarse las palmeras de los jardines de Cartago. C artago es una bonita ciudad, que recuerda la de A ntioqu ia por sus Jardines y sus calles, pero en rigor no posee más monum entos que una m ediana iglesia. La plaza principal, que sirve de ordin ario para las corridas de toros y los pronunciamientos, está rodeada de casas de un solo piso, con un gran mirador. La yerba que dejan caer a lg u nos asnos errantes form a una especie de tapiz, cortado por senderos de diagonal. En las calles, limpias y bien alineadas, ofrecen las casas un aspec to más decente y cómodo; pocas hay que no tengan su tienda, a l fren te de la cual suele verse siempre una mujer, cosa que no se observa en M edellln. El comercio principal se hace con mercancías europeas, p ro cedentes de Cali o del Estado de Antioquia. 529
Roldonillo Roldanlllo es una pequeña ciudad situada en la orilla derecha del Cauca, al pie de la cordillera. El clima es delicioso, el aire sano, y los alrededores ofrecen los más bonitos paisajes alpestres o tropicales. Jamás he visto un lugar más a propósito para servir de retiro a un filósofo o a un artista. Tuluá - Buga - Pal mira Desde Roldanlllo pasé a Tuluá, ciudad situada en la orilla dere cha del Cauca; es cabeza de distrito de una provincia, y residencia de un gobernador, que había ido a instalarse en Roldanlllo, por parecerle demasiado monótona la existencia en aquella pequeña ciudad. De Tuluá me trasladé a Buga, Justamente nombrada por la belleza de sus mujeres, y después a Palm Ira, ciudad enteramente nueva, pero ya importante, que debe su rápida prosperidad a los grandes cultivos de tabaco establecidos en los alrededores. En Nueva Granada hay tres centros de producto del tabaco, a saber: El Carmen, en la orilla Izquierda del Magdalena inferior, en el Estado de Bolívar, cerca de los puertos de Cartagena y Barranquilla. Ambalema. situado hacia el limite de la navegación del Magdale na, y Palmira en el Valle del Cauca. El Carmen y Ambalema expiden una parte de sus productos a Alemania. Palmira abastece los merca dos del interior, hasta tanto que un buen camino en dirección al Pacifico le abra también los mercados europeos. Cali Cali es una de las más bonitas ciudades de Nueva Granada; su posición en medio del Valle del Cauca, le promete un gran porvenir, cuando un buen camino la ponga en comunicación con el Pacifico. Edificada al pie de las últimas ondulaciones de la Cordillera Occi dental. Cali ofrece un aspecto muv pintoresco por la variedad de sus horizontes: está limitada en el lado de las montañas por un límpido rio, sobre el que los Padres Franciscanos construyeron un sólido puen te. aue se enseña con orgullo a los extranjeros. Las calles de Cali son regulares; las casas están bastante bien construidas, todas con Jardín o patio, y las aguas, muy abundantes, conservan el aseo y la frescura. El clima, aunque cálido, es sano y agradable. Entre los antiguos edificios se distingue sobre todo el convento, habitado por los Padres Franciscanos, y después la catedral, cons truida según el gusto italiano del siglo X V I. Esta iglesia es la única del pais en que he visto una colección de pinturas de algún valor. El colegio, antiguo claustro, revela también los esfuerzos que hicieron las corporaciones religiosas, hace dos siglos, para introducir en el país artes europeas. 530
Cali es en tiempo de paz una ciudad comercial, donde se encuen tran mercancías de toda especie, procedentes de Europa y de los Es tados Unidos, pero todo se vende muy caro, porque la navegación en el rio Dagua es tan difícil como peligrosa. Quilichao En la tarde del día siguiente penetrábamos en Quilichao, pequeña ciudad pintorescamente asentada sobre el primer tramo de colinas que limitan por el sur con el Valle del Cauca. La ciudad era en otro tiempo mucho más Importante que hoy, situada en el centro de un vasto distrito minero; tenia por habitantes ricos propietarios de es clavos que hacían explotar los aluviones auríferos de los alrededores. Desde la emancipación de los esclavos quedaron abandonados los más de los yacimientos; los trabajos que se ejecutan hoy son de poca Im portancia, y empléanse de preferencia mujeres, las cuales se contentan con un salario muy módico. Popayin En Popayán se reconoce el sistema de construcción ordinario del país; las calles, bastante limpias, están casi desiertas, y en ellas crece la yerba como en nuestros puebleclUos. En Popayán viven todavía muchas antiguas familias españolas, que forman una especie de aristocracia. La buena sociedad es rela tivamente numerosa, y se observa, hasta en la clase artesana, más educación, más cultura, más cortesanía que en la mayor parte de las otras ciudades de Nueva Granada. El comercio de Popayán no está muy desarrollado, si exceptuamos el trigo y un poco de café, que se cultiva en los alrededores para el abastecimiento del Valle del Cauca, la ciudad no exporta ningún pro ducto de su suelo. Es el depósito natural de las mercancías de Quito y de Pasto, que consisten en tejidos de lana, tapices, ruanas, pinturas de pacotilla al óleo, y objetos de laca. Popayán recibe de Cali todos los artículos europeos: la Industria es casi nula. Esta ciudad no adquirirá cierta Importancia hasta que abra una comunicación fácil con el Pacifico, para lo cual le ofrece los medios el rio Patla. Por esta vía mejorada llegarían más rápidamente y con menos gastos para Cali las mercancías de Europa y de los Estados Unidos, y las quininas seguirían el mismo camino para la exportación. Bogotá Los neo-granadinos se muestran orgullosos de su capital, Santa Fe de Bogotá; para los que no han viajado es la primera ciudad del mundo. Desarróllase graciosamente en la falda de los montes Monserrate y Guadalupe, a dos mil seiscientos cuarenta y cuatro metros sobre el nivel del mar; cuando se le ve desde la llanura, con sus torres y sus campanarios, creeríase que es una bonita ciudad europea, pero 531
tiene muchas calles angostas de dudosa limpieza. Como cada cual es libre de edificar a su antojo, vénse miserables casuchas Junto a ele gantes edificios, de gran fachada y vistosos miradores. Las casas de Bogotá están dispuestas como las de otras ciudades del país; el cuerpo principal del edificio se desarrolla alrededor de un patio central, adornado con una fuente y arbustos. En muchas casas hay muebles a la europea y parece que los planos han invadido aquellas alturas, donde se esfuerzan para destronar a la tradicional guitarra. Los monumentos son numerosos: cuéntanse trein ta y cuatro Ig le sias o capillas, ocho conventos y dos hospicios, todos de construcción antigua. Las iglesias más notables son las de los Dominicos y de San Juan de Dios. La Catedral, que aspira al estilo corintio, fu e edificada según los planos de un arquitecto neo-granadino, en el mismo em pla zam iento del templo de madera, cubierto de rastrojo, que m andó le vantar Quesada. Un criado me la enseñaba con orgullo, dicléndome que era m agnífica y que lo más notable de ella consistía en haber sido edificada en el país. Juntas del Dagua Después de algunas horas de marcha por las pendientes que m i ran al Pacifico, se ve de pronto, al doblar un recodo del camino y en el fondo de un precipicio, un pueblo situado en la confluencia de los ríos Dagua y Pepita. Las gentes del país llaman a este pueblo la ciu dad de Juntas; el sendero que baja a esta especie de abismo es tan sinuoso, que de una curva a otra no hay a menudo más que el largo de una muía. Juntas tiene de ciento cincuenta a doscientas casas del más m ez quino aspecto, que parecen deterioradas por la humedad del clim a; por todas partes se elevan altas montañas cubiertas de bosque; el aire, cálido y saturado de vapores, no puede renovarse, y por lo tanto hace un calor sofocante. Nadie vive por su gusto en Juntas; la población se compone de traficantes y comisionistas, por cuyas manos pasan todas las m ercan cías transportadas por el Dagua; también hay unos doscientos negros, los más de los cuales tienen piraguas. La parte fem enina de la pobla ción parece poco numerosa, pero añadiré que esto no es de sentir, aunque mal me esté decirlo. Buenaventura Más allá de esta laguna está la bahía de Buenaventura: la ciudad, levantada a orillas de la playa, viene a ser una copla de la de Juntas, aunque bastante mayor. V I cinco o seis casas de agradable aspecto; las otras son tan miseras por fuera como en el Interior. L a Iglesia, erigida en una altura, parece una granja. 5 32
R ein a el mismo clima de toda la costa del Chocó, llueve casi to dos los días, y el calor húmedo ocasiona fiebres interm itentes de m ucha gravedad. Buenaventura es el depósito de las mercancías extranjeras para el in terior del Chocó y el Estado del Cauca: allí se embarcan también las quininas de los Andes de Popayán; el puerto es poco frecuentado p or los buques de vela; pero los vapores que hacen el servicio de P a nam á a Guayaquil tocan en él todos los meses. Nóvita A l salir de Nóvita, pequeña ciudad sin importancia, situada en una colina próxima al San Juan, navegamos un día más por este rio hasta llegar al caserío de San Pablo.
ANEXO N ° 2 En marzo de 1921 se espera en ambos países la aprobación por el congreso norteamericano del tratado con Colombia, llamado de “ indem nización de Panamá". En vísperas del acontecimiento surgen en Esta dos Unidos empresas especuladoras, ofreciendo a inversionistas yanquis unas tierras colombianas con el espejismo de los campos petrolíferos. Extraviado por equivocación en el Fondo de Baldíos, del Archivo Nacional, este documento ha escapado a la vigilancia de varios inves tigadores modernos. Sin embargo era conocido, pues cuando llegó a Bogotá desencadenó una campaña de prensa contra “ el colonialismo imperialista de los yanquis". Germán Arcinlegas dedicó la revista Universidad (N9 4, de marzo 31 de 1921) a lo que él llama un “ blu ff colosal" de “ yanquilandia". Se reproduce aquí “ in extenso" este in for me, considerando las consecuencias territoriales que tendrían los fa mosos 25 millones de dólares. El documento proviene de la Legación de Colombia en Washington, donde fue traducido de los originales en inglés (preguntas: ¿quién lo tradujo? ¿con qué fines? y ¿quién lo envió al Ministerio de Relacio nes Exteriores, en Bogotá?). Reproduce a lo largo de cinco páginas varias cartas e informes de una empresa llamada South American Trust, con sede en Chicago, en busca de inversionistas norteamerica nos deseando invertir en Colombia. Dicha sociedad aseguraba a sus in cautos clientes ser propietaria de cinco millones de acres en el de partamento de Bolívar, entre los ríos Cauca y Magdalena. Es decir, 2.000.000 de hectáreas, extensión superior al territorio que ocupa el actual y vecino departamento de Sucre. El documento evidencia que si la opinión pública colombiana ignoraba la relación Panamá-petróleo y el doble chantaje, mediante el cual ambos gobiernos aplazaron durante años la solución del litigio, en Chicago, Boston, Washington y los circuios financieros del W all 533
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tórag anbrioait raras Ohloago, XIX. film B a s k o r v illo , TeBarero 10, Sou th L a s a lle St«
19 do a b r i l l o 1921
ir. H. lis tín .
1*76, Beso an 3 t . httoxi
éitimado oafior líartin: l i o ha astado Ud. layando en loa parlddlooa al astado da desarrollo sn na sa halla el Tratado aon OoloohlaTi "Hay fuertes ludiólos da qua exis ta yacimiento b do petróleo, tal Tas los mayor as del mundo, por oxplotar •mColombia", dijo al sanador Lodge. "K1 Paoto oon Colombia a a rico an petróleo '• aseguró Lodge. Chioago Tribuna, 13 ab ril 1921. "21 Senado poraoa qua qj robaré al tratado colombiano". Chioago Tribuna, 15 abril 19a. Las posibilidades patrolaraa aon. menas uno de loa respaldos que tienen los Bonos del South American Trust. Y sin embargo, e llo s oolas bastarían jara darle a usted, oomo a tenedor de bonos, parte en inmensas ganan alas. Los Bonos Oro 61 10£ sobre primera hipoteca del South American Trust lo ofrecen a Ud. partlolpaoióa, no sólo en petróleo, sino en todos los d'elás prod<*otos naturales de ente riquísimo y Tlrgon país. La oferta de bo us según el detalle de nuestra circular del 1*. de marzo está aún abierta ra usted, ofreciéndole, por una lnverolón de §100 , el valor de §100 en nos oro a l 10* sobre primera hipoteoa, 10 acres de tierra en su cabeza j 101 acciones de capitel indeterminado aa Id compañías subsidiarias.
S
La aconsejamos aprovechar asta porpuoota tan extraordinaria, y conta ses oon tenorio en nuestra lle ta da aoolonlatcs dentro de muy poco tiempo. Attos. 33. 33. y amigos. SOUTH AMERICA? TRUST (Pdo.) L.V.Rabe Tesorero Auxiliar. ?.s. Si Inmediatamente envía Ud. al £6{í da su suacrlpoión, silo la bastaré para (entrar e gozar inmediatamente de la oferta de la bonificación.
536
(
6
)
H «lm Te»o y tañado do loa 1 I J 1’ 0 R U E S
C O M E R C I A L E S
tiforaes oonsularos y mercantiles d iario s gblloadoe diariamente por l a O ficin a de toeroio extranjero y nacional - DepartaMoto de Comero l o - De vmita por e l 8uprlntendante de Dooumaitos. Washington.
Sato eo ooa n buena pura l a Sttadard O il, B in óla i r , Benedon -T reea-T rect-C rnw ford, In to m o ü o n a l Petroleum Co. y otroa qno odio ee meten en compon "bien probados"* Y PARA USTSD?
l«,243
Washington, t í e n » a Oot.15
1920a
La Tropical O il Co. tien e p er forados aquí 4 posos, y sagtin so informa, está sacando 8,000 b a rrile s d iario s del más pobre,
i(aí hay un. mapa de Colombia, parole!,oon) líganos sombreados en narro, qui parecen) sobos por l a Ofioina guberncm« ta l estado-) Aquí están l a Standard, l a 31aiidense editora del IBFOHMB, y oon nna) o la ir , l a International P e t r o lmocha ro ja que parece heoba por e l South) sum Co., y muchas otras. Jaerioan Trust para efectos de anuncio.) ( I . d el T .) Wtarroilo de l a Troploal O il Co. la T rop .O il Co., dominada por loe intereses fcaidom-Trees-Treat-Cravford, de Pitteburgo, m oonatitnyó t i Dela v a re , e l 6 de Junio de i 16. Haoe poco se fundió oon l a Intern ation al •Otrolena Co* — — — — — — — — — — —
íAfl propiedades del South Aaerioan Trust Co. están en r o jo *
C6 ) (late ee un esqueleto para s u s c r ib ir eooiones, que da derecho pare r e c i b i r d 1* de setiembre de 1921, o de ahí en adelante, un número de Bonoa Oro oon Uterdo e l 10)6 d e l South American Trunt; "un número de aoc iones d e l T ru st oon Iftreoho a bon iflo soló n ; un número de aooionee de la s oompafiac s u b s id ia r la s toe e l o l i n t e escoja, ouyoe nombres están mi l i s t a a l a ls q u le r d a d e l esque leto. y n nal meat e , una eeorltura por un número de aeree m la e propiedades leí Trust. Xa de observares que aquí ee e g r e s a cus la e propiedades com portan a l rededor de olnoo millonee de eo reo y están situadas en é l Depto. le B o lira r, entre e l r ío Csuea y o l l'agdalena, en desacuerdo oon l o que i n d i - ' t* l a moncha r o j a dél i ^ a . )
537
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21. p T í « i í « t « tíe t* HerSiag ¿¿¿o en pfiílAao m pera fnmsatsr y mefoy - 1"? te «El»De4 con 1* ¿mírica lato n* noartrle ra ttíle s r
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«rrme^or tos tífereactas snagitas oox motlep f* to éepers-eioa Ce oá. 2er4i»g t t j v t í Semto t » ». eomo e* 'milIes sfMcimiao'xcs inoen▼sclantes ¡pera arrobar é l Trelaflo. » f i > els c e rí* v n t* * Torio bsbdwflfi jJDUvumfintí. 4
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(Sspresas aflmJT.adfia por 1» j-r^ r. 3er.oerartt
lüamlciÍB parece asento per m i amblase. Es usa sl.tibaasa fie l Talle fltí Osuna, t í n»e Usas '"tí Taraíso fltí Emito". 1
*
121S20 QB03 | (Xarsee xa treeito fie na ertícitíH anís larga; filo* tisis Se oso. Colaadito tiene buen* proelelAc—ea tos Trinas. lost it a posee | otSM Blaeztíaa, laelsao la oéu ertíl* rerfl® il.tpr fu le m£c roe e l file| mantel, neltre. estaño. peta-fileo y certfrnSe cltos y torreaos aea sprcpiaflcB para prs&scj r tota nlere fie rodete!. 1
5 38
S treet unos especuladores esperaban con ansiedad la firm a del tratado para caer sobre Colombia. Destacándose, una semana antas de la apro bación d el Tratado, la frase clave del senador Lodge, entonces vocero en el Congreso de los grandes petroleros de los Estañes Prudos: El
pacto con Caloobú es zíco en petróleo. Las propias declaraciones del presidente Harding afianzan la opinión de que ios 25 imTlones eran menos una ñutnaainoon tardía p o r la pérdida de Panamá, que un “adelanta' precoz sobre las conce siones en campos petroleros. No miraban b a tía atrás sino b a tía el futuro. De hecho, por esta suma los gobernantes de Colombia no sólo aceptaron la mutilación de Panamá, sino que además encimaron inmensas adjudicaciones de baldíos y concesiones petroleras. L o cual se realizó en los siguientes abas de las décadas del veinte j treinta, desde Pedro Nel Qspina basta Eduardo Santos.
ANEXO N? 3
Los archivos y numerosos e interminables p la tos indican que la fabricación, adulteración y falsificación de bonos de baldíos fu e más que una constante y una tradición en las oficinas públicas y privadas d e Bogotá, durante e l transcurso del siglo X IX ; recrudeciéndose cada vez que e l gobierno emitía una nueva señe de ¡títulos. Taños documentos del Fondo de Baldíos del AHNC afirman la iraca enría del tráfico de bonos falsos, práctica criminal que muy a menudo fu e el origen de sangrientos conflictos entre el rempesmado de ctdomzariún y los trafican tes de tierras, radicados en Bogotá. Se presenta a continuación un documento seleccionado par su precisión y también p or su desenlace. Escrito en 19B7, exporte un caso enfrentando ladrones, indígenas los primeros, yanquis los últimos, sus víctim as. D e becho unos gaSEtas bogotanos lograron engañar a nnot repaces inversionistas non*americanos, con bonos falsos totalizando c e rca de 25.000 hectáreas. Pero lo más gracioso del caso es su desenlace. Los abogados norteamericanos, descubriendo la carruptíón administra tiva. por la cual resultaron trasquilados, terminan su carta buscando nAmn sobornar un funcionario «aJhr d tí embrollo sin perder sus tierras. No dudamos que lo consiguieron, pues no hay en t í Archivo m áx hurfia de sus reclamos.
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WAlIdSR k KNZ71, Attornaya OounaaUora at í.aw, |fg« 5 , Airv fitraat» Norria toan. Panna, Ootubra po, 190?» fieflor Ohuleityn Bsuar, fiMS^tfl, fiopubiiea da flolombla» *a tim a d o fla flor,
Soy a i liquidador da ln flompafua Colombia* una fioaladad dal latado da Hueva Jersey* Patada» Unidos da Amarlas* paro suyos nagoaloa generalas «alaban en a l Departamento da flo liv a r, Bapublloa da flolomblBi haata qua finí diaualtn Unan tinao dos añoo y suspendió toda alase da negosles» >
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Bu « l a r l o qua rfatoa t f t u l o a ion f a l a l f l o a d o a y qua
l o o «aq uel a toa A fnmaa donde a l l o a oaldn a a o e lto a fueran r e b e l o * da l a a
o f l a l m a d el QablarnQ T
0, I I r a f l i t r o v e r lfla n d o por n i Tnnnraro Bonfnn an A b r i l 5 4a 1906, an oonfornldad oon la l a y No, y* da fQoq, loa l a s a l i i a da alguna manera y
3f «o noelbla obtener au lagallaaolín por media dal pBgo a l Ooblamo o a algún ampiando
Bn Ib «opera da una pronta ranpunata, puado. Bu 8. Bm IRVHId P . BAIB1R liq uid ad o r da l a Oompafi/a dolomita.
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SEGUNDA PARTE
L A F O R M A C IO N E S P A C IA L D E L A U R B A N I Z A C IO N
.
C A P IT U LO
I
V GENERALIDADES Si»
CAPITULO n NUMEROS, FECHAS T LUGARES
m V C A P IT U L O HX PR O TO POLIS, C IU D A D DEL ESTADO DE S IT IO
502 C A P IT U LO
IV
BOGOTA, CAFETAL DEL CAFETAL 630
CAPITULO V 1A CLBANTZACIOV EN EL VALLE «52 CAPITULO V I SINTESIS T CONCLUSIONES. LAS FORMACIONES ESFAC1ALES W BIBLIOGRAFIA uw
Alpe Frente a Villavieja se encuentra Alpe, pueblo de Indios, a quienes las gentes del lugar consideran duchos en astrologla.
Nelva Nelva no es una ciudad rica; la guerra, asi como las frecuentes invasiones de hormigas en los cacaotales, la han arruinado. No hay más de unas seis casas con techos de teja, y las calles no están em pedradas. La población, en gran parte, está constituida por gente de color. Los enfermedades más frecuentes son la elefantiasis y la lepra. Popayán La comparación entre las ciudades de Bogotá y de Popay&n es difícil de establecer, pues ambas tienen un mérito considerable pero absolutamente distinto, Santa Fe, aunque con peores casas, tal vez guste más a los forasteros por la razón de ser la capital. Las casas de Popaván tienen un aspecto más alegre, y hay algunas que no desdirían en cualquiera de los barrios más hermosos de nuestras ciudades de Europa: la calle de Belén especialmente es digna de mención. Todas las casas tienen un piso, están en correcta alineación y las aceras bien pavimentadas; tienen balcones y carecen de esas rejas que dan siempre un aspecto triste. La arquitectura de las Iglesias (hay once) es elegante, aún cuando como en todos los edificios de Popayán, la profundidad es demasiado grande en relación con la anchura, lo que choca a muchos europeos que están acostumbrados a proporciones más armónicas. En Popaván hay una casa de moneda y dos hospitales, y hasta trescientas ochenta casas de ladrillo y cuatrocientas noventa y una de adobe. Las tiendas no tienen aspecto alegre; como no se celebra mer cado en la ciudad, todos los víveres se venden en ellas. Est^s son tal vez. en relación con la población, más numerosas que en Santa Fe. Las plazas no tienen nada de particular, y la mayor parte de las casas aue las rodean están en ruinas por los combates que se han li brado en la ciudad. La decadencia de Popayán se advierte también por otros signos: antes habla varios habitantes que tenían una fortuna de un millón de piastras; hoy la excesiva sobriedad del pueblo, sus trajes, su aspecto, todo indica que la guerra ha arruinado por completo esta ciudad, antaño tan próspera y rica por el comercio que hacia con Santa Fe y con Quito y por las minas de oro que sus vecinos tenían en el Chocó y en las márgenes del Cauca. Todavía hay hoy cuatro familias que tienen un capital de 400.000 piastras, que no son más que restos de sus Inmensas fortunas, que sacrifican todos los día a la República cuya causa han abrazado. En Popayán sólo hay un convento de franciscanos; los otros cinco monasterios, con gran desesperación de los hijos de esta ciudad, han sido convertidos en cuarteles; sus rentas se aplican a la fundación de 514.
un colegio. Estas disposiciones han desagradado mucho al pueblo de Popayán, que es muy afecto a los frailes; hasta se llegó a temer con este motivo que hubiese una sublevación en Popayán, como sucedió en Maracalbo. El comercio de Popayán consiste en telas de lana que la guerra ha hecho que se exporten por la costa de Barbacoas o de Buenaven tura a Quito y a Guayaquil. Las franelas se traen de Europa, la sal de Santa Fe, las harinas de Pasto, el cacao de Timaná, el azúcar de Cali. Las franelas que tienen más aceptación son las encarnadas, amarillas y verdes, que se venden a veintidós reales la vara. SI hubiera de creerse lo que los santafereños dicen de los popayaneJos, habría que reputar a éstos como gentes poco sociables. Hay que convenir en que tienen modales un tanto altaneros; su conversación es muy afectada; en general son más distinguidos que los de Santa Fe. Por lo demás, si son más afectuosos y corteses, en cambio son de una avaricia extremada. Se les reprocha su Indolencia: cosa natural en una gente que tiene esclavos. Puracé El emplazamiento de Puracé es muy agradable puesto que domina el valle de Popayán. Está uno constantemente molesto por el polvo negro que levantan los vientos del Nordeste, que son muy fríos. A pe sar de esa temperatura más bien baja hay una palmera en el centro del pueblo. Tanto en el trazado de las calles como en la distribución de las casas de Puracé se advierte mucho gusto. Cada una de ellas, cons truida con barro, se levanta en el centro de un terreno bastante erande; del lado de la calle está el patio y detrás de la casa hay un Jardín cuidado con esmero, en el que se siembran maíz, patatas y trigo, y en el aue suele haber algunos manzanos. Por las calles principales co rren arroyos de agua límpida Aprovechando el declive del terreno, cada vecino ha hecho a la puerta de su casa una especie de fuente, de donde toma el agua. Los Indios de Puracé son sumamente apacibles; las palabras de su Idioma tienen muchas consonantes, que lo hacen muy áspero; es el mismo que se habla en Totoró. Lea gusta la agricul tura v se entregan con pasión a los trabajos del campo; pagan al cura 700 piastras en concepto de diezmos, cantidad que nos da la medida de su riqueza. Quilichao Llegado que hube a la mina de Alegrías, me quedé estupefacto al oír la enumeración de todas las que, por doquier, me señalaba mi guía con la mano: al Orlente, Quina Malón, Dominguillo, Campo, San Vi cente; al poniente, Cerro Gordo, Santa María, San Miguel, Portugalete, Honduras y una Infinidad cuyos nombres no recuerdo; la mina de Alegrías me dló una Idea exacta de las otras y del trabajo de los mineros. Unas cuantas chozas habitadas por negros están diseminadas 515
gómeos, des elementos Inseparables y una unidad dialéctica; quiza este momento histórico de la urbanización sea aquel cuando estos nexos se hacen más notables. Ahora bien, aqui nos toca enlazar dos fenómenos Ínter-relaciona dos: el “cambio de mando” que opera a principios del siglo en benefi cio de una nuera metrópoli de decisiones, loe Estados Unidos y la ur banización moderna que se acelera en las décadas de los afioa 1940-50 y 60. No es difícil encontrar en los archivos nacionales y departamen tales los decretos y ordenanzas de los años 1910 y 1930 relativos a los préstamos de los bancos neoyorquinos para adecuar los muelles de Barranqulila y Buenaventura, y desde 1945 en adelante para crear unos parques industriales, contratar en Nueva York planos directores ur banísticos de Bogotá, Cali, Medellín y otras ciudades, todos hechos de algún modo expresando un viraje, un cambio de órbita y la expansión externa del capitalismo industrial norteamericano. Correlativamente, en el campo político y jurídico, se suceden las Conferencias Paname ricanas en la década del treinta, concluyendo con la novena, en Bo gotá en 1948, y con la creación de un organismo supra-nacional, la Organización de Estados Americanos (OEA) . Estos aconteceres se plasman en el territorio de múltiples mane ras, en cuanto al amoblamiento espacial, urbanismo, arquitectura e ingeniería de obras públicas. Y , precisamente, es a partir —y después— del registro de estas huellas en el espacio, que calificamos el último periodo como la fase histórica de la urbanización intensiva y acele rada, periodo que en términos generales cubre las décadas de 1940, 1950 y 1960. Tomando como variable prioritaria a la población y considerando la relativa homogeneidad de los censos nacionales desde 1938, se ha dedicado especial y persistente atención a la fenomenología demográ fica de los últimos 40 afios. Sin entrar en detalles, se puede resumir indicando las tendencias principales y agregar de otro lado algunas reflexiones. El análisis de las cifras de los afios 1938, 1951 y 1964, relativas a la localización de la población, permite afirmar que en este lapso muy corto de 25 años se saltó de un país básicamente rural, en su mayoría (en un 70% en el afio 1938), a uno fundamentalmente urbano (en un 52% «n el afio 1964, pora llegar al 67% en el censo de 1985). Es decir, que más o menos se invirtieron las cifras de localización, de mo do que hoy viven dos habitantes en la ciudad por uno en el campo. Lo que, entre otras cosas, significa que el trabajo de un campesino debe alimentar a dos citadlo os; mientras que hace unos cuarenta afios un dtadino recibía oferta de alimentos por parte de dos campesinos. Con estas cifras observamos un proceso de inversión particular mente intenso y rápido. Aunque se dio en otros países, no tenemos machos ejemplos de una velocidad semejante; pero no siendo un caso único, no radica aqui la especificidad del proceso colombiano de concen tración urbana de la población. Más que todo reside en la modalidad 552
Form arían r-MmcUi 4 « la n H lM H I »
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del fenómeno, en el m olo como actuó este traslado, en las condiciones en las cuales se realizó dicha concentración de la población. Fue un proceso forzado y no •natural", si se puede decir, un movimiento im puesto “a la brava” ; operó por medio de una guerra campesina de cla ses, nna auténtica guerra agrana, este periodo es ei que va oe 19*/ hasta 1965 y que se nama con el calificativo muy contuso de ‘ la violen cia''. A l trn y al cabo no es más ni menos que una guerra aguda de ciases en el campo, insertada a nivel mundial en la llamada “ guerra iría o sea nna manifestación local de esta gran batalla entre capitalismo y co munismo. Ambos fenómenos se articulan y van paralelos, cronológi camente hablando. Violencia local y guerra irla mundial se inician con Harry Trumao y Mariano Ospina Pérez y retroceden con John F. Kennedy y Alberto Oeras Camargo. Asi que una vez más, para enten der las problemáticas del país, es preciso relacionarlas con e l m ovi miento mundial hilarlas con determinadas políticas intPm arinnalM y continentales. Este es, esquematizado, el enfoque bajo el cual se analizó aquí esta cuestión de la urbanización del país durante ese periodo; eso es lo que, a nuestro modo de ver, otorga una peculiaridad a l proceso ur bano en Colombia. Ocurre algo peculiar, que no tiene ese carácter en otros países: ni en la intensidad, ni en la modalidad. El cruce y la “•superposición ’ de datos provenientes de vanas mentes nos imucan que el traslado de población rural, entre 1945 y 1965, afectó a por lo menos tres millones de campesinos y a otros habitantes de áreas rurales, para no hablar de algunos 300.000 que no tuvieron tiempo de huir. Indagaciones estadísticas más precisas, tomando tres variables: despoblamiento rural en su mayor intensidad y persistencia, zonas de más alta producción cafetera y áreas de máirima agudez y duración de la “ violencia'', convencen de ¡a articulación temporal y territorial de los tres fenómenos. La conclusión es evidente e indiscutible: la guerra agrana, pero con pretexto político, que padece e l país entre 1946 y 1965 imparta en forma más aguda a las zonas potencialmente más ricas de la nación, en cuanto a producción cafetera de exporta ción. En forma general afecta a regiones que coinciden con aquellas en las cuales se dio la colonización popular de tierras baldías y se forjó un pequeño campesinado parcelero. Se da en un momento de más a l tos precios del grano en el mercado miunóíaii y en «n a coyuntura po lítica de máximo antagonismo entre los sistemas capitalista y socia lista; culmina con ia expulsión del campesinado trabajador en fincaa y parcelas y auspicia el paso a la reconstrucción del latifundio, pero con perspectivas de racionalización capitalista (agreguemos una breve disgresión relativa a la curiosa coincidencia y al paralelismo que se dan en los aumentos demográficos y los indicadores económicos: si hasta los años cuarenta la población urbana crecía — en forma general— a una rata anual del 3%, en la década del cincuenta subió al 6%. En cuanto al crecimiento del producto bruto interno, no pasaba de un 33% anual hada 1945, alcanzaba a 6.6% anual entre 1950 y 1955). 554
Otra singularidad: dicho fenómeno no impacta tanto a las urbes mayores (hablando en términos de tasas y no de cifras absolutas), sino que afecta a todo el sistema urbano narinnai Desde luego esta afirm ación va en contra de lo que se ha dicho y repetido al público cien veces. La verdad es que las altísimas tasas urbanas del orden del 5 y 6% anual, o más, que se verifican durante el periodo intercensal 1951-1964, actúan tanto en Bogotá, Cali y Medellin, como en ciudades menores; se observan igualmente en centros que no pasan de 20.000 habitantes, lo mismo que en pobladas que no alcanzan los 5.000; se verifican, en términos generales, en todo el malí aje urbano del país. Por lo tanto, es imposible seguir a los que afirman que este mo vimiento fue el producto de una atracción ejercida por ia industriali zación. No podemos aceptar esta tesis cuando todas las indagaciones, tanto generales como de casos particulares, demuestran que ocurrió todo lo contrario: un desplazamiento demográfico divorciado del re ducido y muy localizado proceso de industrialización. Es preciso dis gregar los elementos, separar la industrialización, un proceso que va por su propio camino, que no es inglés, alemán y francés, y la acumu lación demográfica urbana, “que viene por otros caminas”, si se puede decir. Que se combinen después ambos procesos, eso es innegable; tienen nexos, se articulan, se relacionan, eso es obvio. Pero no se puede aceptar la tesis simplista y mecanicista afirmando que fue la indus trialización el motor de la concentración demográfica urbana y ver tiginosa del periodo 1945-1965. Y eso lleva a formular otro postulado, otra tesis, que es la alguien * te: este proceso de acumulación y concentración urbana de población (e l cual para nosotros no es más que el elemento numérico, meramen te cuantitativo, del fenómeno global de la urbanización) fue un suceso artificial, incontrolado y completamente deformado; aquí los econo mistas y sociólogos siempre insisten sobre el hecho de que en Colom bia la dependencia externa provoca unos fenómenos deformados. Ratificamos esta Idea, en cuanto al objeto de estudio: la transferencia y acumulación demográfica urbana y el surgimiento de la ciudad moderna también se dan de manera deformada Ni siquiera están im pregnadas de esa lógica Interna que tuvieron como parte del desarrolle capitalista durante el siglo x t x en Inglaterra, Francia y Alemania. Esta atracción de la industria urbana, que se verificó en Europa du rante el siglo pasado, no operó en la urbanización colombiana de los últimos 30 años. Más que atracción hacia un sitio motor, que pide, que llama, lo que ocurrió fue una repulsión de un lugar que expulsa; lo que, dicho de paso, obliga a distinguir y a diferenciar qué es migración y qué es éxodo. Con lo anterior se ve cómo es indispensable estudiar la urbanización colombiana a partir de sus características peculiares y no aferrarse a los modelos que se dieron en Europa. La ciudad fran cesa, inglesa o alemana, emerge de un proceso largo y de una gran prosperidad económica; por el contrario, la ciudad colombiana brota de una breve explosión y en Isa máximas condiciones de pobreza. 555
Se esbozaron aguí a grandes rasgos unas características demográ ficas de la acumulación urbana. Pero estos flujos, meramente cuanti tativos, implican y arrastran con ellos respuestas inmediatas, las transformaciones cualitativas de las estructuras de recepción. L o que conduce a otra tesis: concluida la fase meramente cuantitativa de la urbanización, se inicia la segunda etapa cualitativa, de transformación y adecuación de las ciudades. » En cuanto a método analítico se habia partido de la definición básica y lapidaria más generalmente aceptada, “ Urbanización: con centración creciente de la población en los centros urbanos” , insufi ciente desde luego, siendo que considera la urbanización como mera categoría demográfica y esta última como simple medidor numérico. En otras palabras, los demógrafos se limitaban a constatar que tal ciudad, durante cierto periodo, habia pasado de 10.000 a 100.000 habi tantes. En el transcurso de este estudio se tuvo que modificar el uso de esta variable utilizada desde un ángulo tan estrecho, que sólo con sidera lo cuantitativo y desconoce la variación cualitativa, pues para nosotros lo importante era examinar qué significado tenia para una ciudad semejante salto y hasta qué punto implicaba una metamorfosis en su morfología, en su contenido m aterial y en su estructura social. Nos interesaba identificar la relación cantidad-cualidad, encontrar los nexos entre aumento y cambio. En resumen, se puede decir que allí donde terminaba la labor del demógrafo, empezaba la nuestra. Las cifras de los últimos diez años demuestran una desaceleración y una disminución en las tasas, las cuales son generalmente del 4% anual, y en muchos centros no pasan de un 3.%. Significa eso que disminuyó el crecimiento natural, vegetativo, seguramente como pro ducto de las agresivas campañas antinatalistas “ made ln USA” . Siendo que en el periodo de 1947-1965 estos flujos migratorios eran tan inten sos que superaban en muchas ciudades el crecimiento natural, es evidente que un fogonazo de tal intensidad no podía sostenerse durante largo tiempo; tenia que ser tan breve como violento. En otras pala bras, en muchas áreas rurales la fuente se secó. Entonces las ciudades dejan de crecer con el intenso ritmo anterior, lo cual permite un alto, un descanso y un respiro. Y a se pueden enfrentar o por lo menos registrar, • los déficits de todo orden, y empezar a obrar. Por eso consideramos la fase actual, desde mediados de la década del 60 hasta hoy, como la etapa de la transformación, otra faceta cualitativa de la urbanización. O sea el periodo de adecuación de la morfología urbana a las exigen cias nuevas, surgidas de la presión demográfica que actuó durante el periodo anterior. Esta transformación era imposible en el mismo momento del impacto poblacional. Su intensidad y velocidad fueron tales que sor prendieron a todo el mundo, hasta a sus mismos promotores, quizá exceptuando al doctor Currie, que siempre se felicitó de la “ hemorra gia” del campo. Pero de todos modos no había manera de colmar estas numerosas brechas, como son: trabajo, vivienda, equipamientos públi cos y sociales, salud, educación, servicios públicos y redes; no habla 55 6
manera de enfrentar y resolver de Inmediato los problemas que sur gían, ni de adecuar la ciudad para ponerla al nivel de las nuevas exigencias; no había recursos, ni presupuestos, ni técnicos, ni políticas, ni estrategias, ni programas. Y los déficits se multiplicaron, se sumaron, se acumularon en vivienda, salud, educación, desempleo, desnutrición, criminalidad, déficit de cárceles y de aulas, de redes de energía, de agua potable y de buses. Este periodo nos legó un pesado pasivo: montones de cuartos, de o casas y calles que ya no son pueblos, pero que aún distan mucho de ser ciudades; una ciudad descuartizada, esparcida, con sus numerosos trozos botados en la geografía; pero una suma de cuartos, montones de casitas y kilómetros de calles no conforman más que un simulacro de ciudad; una ciudad, por los demás, sin memoria ni recuerdos, sin historia ni quién se interese en adueñarse de su pasado; sin olor, ni sabor, tan insípida como amnésica. Una ciudad rudimentaria y mera mente utilitaria, ignorando la creación plástica, sin más estatuas que los bustos de dudosos “patricios” y próceres. Una amalgama que no pasa de ser una proto-ciudad. No se sabe si la oligarquía es más estúpida, hipócrita o ciega; cuando decreta que Bucaramanga es “La Ciudad de los Parques” , Pereira “ La Perla del Otún", que Medellín es “ hermosa” y Cali “ una linda ciudad” . Tardarán todavía años antes de llegar a su estabilización y otro tanto para sanear sus llagas y volverse bellas y gratas; pero eso no se logrará mirando hacia atrás; resucitando un simulacro de vivienda por medio de la autoconstrucción individual o de unos “lotes con servicios” , que nos devuelven al rotundo fracaso de los años 19581960. Tampoco se logrará renunciando a la industrialización moderna y regresando a los obrajes del siglo X V III, por medio de las milagro sas micro-empresas. Además, el nuevo sector financiero raíz y de la construcción sur gió del atraso y se quedó raquítico, no se atreve al reto, a los desafios peligrosos, pero novedosos y progresistas. Inculto y de absoluto prag matismo, sólo se dedica a reproducir las recetas sin peligros: sigue con la inmedlatista rapiña periférica horizontal y expansiva, la cual enri quece sin riesgos de la noche a la mañana; pero es incapaz de arries garse a enfrentar las complejas labores de renovación en las áreas centrales. Sea como sea, la ciudad colombiana es costosa y seguirá siéndolo siempre en aumento. Tendremos que pagar durante muchos años, para conseguir rápidamente lo que en otras latitudes se adquirió poco a poco, en un proceso de siglos. Lo que Europa pagó paso a paso, durante generaciones, "por cuotas”, en Colombia lo tenemos que pagar hoy “de contado”. En este panorama general de penuria, uno de los rasgos más dra máticos, con amplia cobertura territorial y una persistencia de cua renta años (desde los éxodos de 1946 en Boyacá y Santander, hasta la Popayán del postsismo de 1983) lo constituye la crisis del alojamiento y sus múltiples impactos en el espacio urbano. 557
O h ¿a r n n l j la crisis qne afecta a partir de 1946 a la gran em peña pspsíaar de la nihm Sndén agraria, se Inicia sa SB d tqd é n por « fs w i de la ariantadáD u rian a: se pasa de la w t e it a eM n de h «M ií« a la de loa ejidos. Las tierras baldías de la pación, las ejldales del itffüfew: m púb&cas. *d tí común'”; asi ae comprueba cómo aifwKmc prcceaos y l o t a e n u edoEnadaves va s estndbaoBBite ligados y el «**— « dei primero aosptda el surgim iento d d se gando. concretamente, k> q w ae plantea aqtri es el nexo histórico y entre la eaioniiaelón agraria j la urbana. siendo esta últim a tm rasgo de la fu e moderna de la nrbaniiadón (ver B rtfíra en la rtgiilrmrr ) En p oiateu . las tie m s qne circundaban a l poblado, consi deradas como In a n a li u ctibte*. salm i& lndaj y despreciadas se in te gran a la urbe por medio de an verdadero proceso de pxtont w ^ ri a r t u s papaiar. en el eaai se o te a ra n m orbos rasgos típicos de la colon Pación agraria del periodo anterior. A ri que en sa modalidad de vivienda —y más que lodo Ttviesada popular por antoconrimccíAD—, ana parte importante de la m tm üzatióa moderna des cansa sobre las TC«vfeit¡e«*»ap « pem Uarts de la ásoqn e opera en menor o m ayor grado, e s ana a otra dudad, se poede afirm ar qne Ea orbe colombiana osera. en gran parte, es producto d d trabajo de los f oiorw M la á f r h u t e 'Ic n d m e S *, t o m a r y •“ocupaciones” no paedsa ser « w n » ascmto de “orden públi co” . ja d itía i o w w o nn espamía-bmgneKs. Deben ser anafiradas tín prejuicios. como ano de los dem entas que integran la fase actas! d d proceso de urbanbadón nadonaL Asa podremos, aagiaá. esta blecer ana nueva categoría territor ial histórica de la a ria n in c M o : la coflOfstsstíÓQ popular ^ ib io L . l a sefial de alarma de La H«hana ¡ s Conferencia de P on ía d d Ease. d Ponto IV de Kennedy, la An*»wa para d Progreso y los progra mas de la OSA caracterizan a los 1969-1965 y el de unas políticas urianas d d X o es d e d o d d asar el ungim iento rápido de naevas psteUnrtu soriatev. todas concentradas en las " ” *«***« y reflejo (fireeto de las calendas anotadas »**»>«» En derto entendemos este fenómeno como ese .venciTlo trabado de la “lio le & d i* que cflnadEByñ en d campo, pero qae pasó a la dudad; también se transfirió a la orbe la mayoría, la casi totalidad de los comlUetos nádales. L a Bmcti* de ch-ws negando de los campos, no se detuvo en las poe t a s de la dudad: la invadió. La violencia urbana se m anifiesta principalmente por un a lto nivel de deünnifTwrla y rt^miraaiíMaiHi ocigen y pop m podrí— m iento more!, afectando a parte de la estructura ¿odaL Esta lompenlxadón generalzizda o a de esperarse y r »neSs¡ qne esta situación, lo qne sorprende es d aooiBTiftgo de los estadistas j de otros dtcakE d d poder. Mal podrá boy la otsearquía quejaras de lo qne no es " » * « qne la eonsecoeoda. Perada a la r ia M . de so pateifa en los ra mp a ijr « v los altas 46: con sa tradicional y muy cómoda amnesia, qnlexe olvidar so a*L3jHtf|-.vahiílt
L a (a& uQ ru uia «g fliir » C u * m u terei 4 * I * nrfluancuBUnr
nytu»>Tr» ptente 2 esta última sólo actúa en condici ones de Tna iirn& rH«fa y cuando la amenaza con eRaEar; pero a regaSafficntes y **" w w i i rMw- iw> con doctrinas. publicas durables o estrategias de üargo ■v*an »» sim tnfw i medidas ttapa-bneeoB tascadas en condiciones de emergencia. Oon total miopía se boezortza frente a destas sfitoadones extremas, emitiendo decir qne las suscitó. y sólo reacciona con d nrítmn antee d corita iiv a p t T en s a ftitoumpi» d e en ten d er la n atu raleza d d p roblem a a g ra rio , la oBigarquia raimw»in te re v e ló e n lo s ú ltim os tre in ta aftas., fmpng^img» p ora resoBr® 1 m É ltiptes >— eg»'«iWfrfiwiiiii.’'* d e la problem á tic a orb an a. Después d e sa fra ca so p a ra e n fre n ta r la cu estión agraria,, es m a y q o e esté b o y en capacidad d e aotn rin car la cu estión urbana. L a z '- i aden tro, está som etida desde a fu e ra ; q u íia sq f 1ic > jf f d in l p ara c o n tro la r la im petuosa m»i —wiifif^eMTini aea la » l n r a > n ti> p m K b a y
d e S O in e p t it u d p a r a
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rffirñytr £¡ j —ftt 559
jo m a n ejo qu£ se ha dado » Um do* pmblemm mayoress de la socie dad urbana, fil e m p ito y & techo, Ilustra lo Anterior; Incapaz de promo ver te industrialización urbana masiva, U elote difidente trotó de resolver el problema volteando el orden de prioridad**, K p ro d u cto directo fue crear ana maro de propietario» de cero», desempisado» y por otro parte formar un verdadero ejercito parasitario en el aeetor terciario, ercetendo también un lam pen terciarlo de la mlaeria". Mientra* tanto se dio u n * breve ola de indystriallzaelóB. Originada en la situación Interna de loe Estados Unido» después de la 8eganda Onerro Mundial y la guerra de C o rte , «dio consideraba lae necesidades de exporteeíón de capital*» y en ningún momento lo que convenía al pala Experimentó un fugaz auge en toda la decada del M , pero declinó hada l*fó y se extinguió ante» de 1P7Ú, y hoy en día alguna» de cata» grande» fírm e * extranjeros miran bada Venezuela o Ecuador y prepa ran m trasteo.. Ahí cabe seftai«r un aspecto importante del cambio cualitativo «maniático ligado a la industrialización y al fortalecimiento del prole tariado industrial, aunque numéricamente muy inferior al pictórico proletariado terciarlo de cuello» Maneo», Con base en la teoría urtoanietlea "separatista”, de la cual tanto te Corbtwíer como Bert o Wiener son apóstoles convencido», «e disefi* un primor parque Industrial en Bogotá, sector Puente Aranda-América#; luego eeta Ideología sale de la capital, se riega en Cali-Yambo, Medente, itagñl, Envigado, BarronqnlUa y atrae ciudades y con eso la Industria, o por lo menea la arquttectero det trábalo, paro a un nivel superior, prácticamente desconocido antee el conjunto de producción Industrial, Es decir, unas estructuras construida» en forma racional y técnica con d único fin de producir objeto», mercancías. Prácticamente desde el siglo Z V IR la producción de mercancía» comeretaiee se realizaba en algún logar de la casa; en un espacio qui tado o agregado a la vivienda, según el modelo que aún persiste en Botosa
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Uniendo los dos sectores, primario y secundario, mucha» de la» empresas se localizan en el lugar de extracción de la materia prima; la fundición de hierro en La Pradera, la» mina» de sal mineral y marina, las fabricas de cal, la» mina» de carbón, los talleres de mantenimiento de draga» en las zonas minera» de oro en Antloqtda y el Chocó, los talleres en loa campamentos de los primeros ferrocarril»», los Ingenios paneleros y luego lo» azucarero» en el Valle y las fabrica» de cemento, son algunos ejemplo*, 81 en lo» afine treinta ya se manifiesta una tendencia a la Indus trialización urbana, paro el urbanista se evidencia en los aúos fió un salto cualitativo; la fnduXriahzaeióo por medio de la generalización del edificio de producción, de los parques industriales con sus infraes tructuras propias f «n a numerosa concentración laboral, La zona industrial y luego su culminación y máxima exaltación, el parque in dustrial planificado y la» zonas portuarias dísefeada», son la expresión espacial y construida de la racionalidad que exige el capitalismo iod.¿*-
triol moderna Además, a nivel territorial también opera una readecua ción del sistema de importación-exportación y una modemlsaclón de las “estaciones de bombeo"; las “bombas" m ultiplican los proyectos e inversiones en los muelles y bodegas de Buenaventura y Barranqullla. Soctalmente el rasgo esencial de este periodo lo constituye el sur gimiento del proletariado urbano como clase, con sus propias organiza ciones laborales y políticas. Y más aún, el gigantismo adquirido por un sector terciarlo siempre más prollfero y parasitario, parausado por su misma hipertrofia, concebido politicamente como inagotable reserva de votos dócUes y económicamente manejado como un “sanalotodo" del desempleo. Otro rasgo cualitativo moderno, consecuencia tanto del expansio nismo residencial periférico y lineal, de la creación de grandes parques Industriales suburbanos y la resultante multiplicación de los "canales" de comunicaciones locales, es el surgimiento de un nuevo modelo espa cial Interurbano (o plurl-urbano); los urbanistas lo llaman "conurbad ó n ", los geógrafos “reglones urbanas" y los Juristas, en Colombia, adoptaron el calificativo de “áreas metropolitanas". Se conforman las conurbaclones como conjuntos urbanos orgánicamente relacionados y solidarizados y con vínculos de estrecha interdependencia entre los d i versos componentes. Con estos últimos, se pasa de la senclUa "unidad urbana monocéntrica". Inscrita en el tradicional concepto jurídicoadministrativo de "municipio", o los extensos "conglomerados urbanos" lntermunlclpales, con todas las problemáticas e implicaciones que se derivan, entre ellas el hecho de rev&luar el concepto de municipio. Es decir, que Integrándose a una conurbadón, una d u dad pierde su unlddad y parte de su autonomía, convirtiéndose en elemento solida rlo de un sistema de ciudades. Algunos de los más evidentes casos de satellzadón ya se advierten en la conurbadón Bogotá-Chla-Facatatlvá-Slbaté y demás satélites in ternos, el Valle de Aburrá desde Barbosa hasta Caldas, el complejo C a llYum bo-Jam undl-C anddarla-P alm lra, la formación B ucaram angaGlrón-Florldablanca y algunos casos menos complejos, entre los cuales están CHrardot-Flandes, Perelra-Dosquebradas, Soledad-Barranquilla, etc. Hoy en dia podemos comprobar la existencia incipiente de varias consteladones urbanas, presentándose en distintas condiciones y en diversas etapas del proceso de fusión física. Sin embargo, en m uy pocos casos estas conurbaclones coinciden con el modelo industrial europeo del siglo X I X , casi siempre el fenómeno se aparta de este patrón. En efecto, m uy raras veces la conexión opera por medio de la muí ti plicad ó n extensiva de las lnstaladones industriales y la subsiguiente p ro llferadón de canales de relaciones entre la fábrica, la materia prim a, la mano de obra y los centros de consumo. Por el contrario, divorciado de la industrialización, el fenómeno actúa bajo la presión sobre el sue lo suburbano de una amplia tipología de funciones, entre las cuales adquiere primicia la expansión residencial. Además, en los últimos
562
(D
Tip o lo g ía
At con arbadonra
563
veinte años prollferan en las goteras de algunas capitales regionales los grandes equipamientos terciarios, en planta única y muy extensivos, bien sean Inter-urbanos o con vocación regional (centrales de abastos en víveres, aeropuertos, hipódromos, cementerios-parques, etc.) y abundan también los complejos dedicados a la recreación y el ocio. No obstante, casi siempre se presenta la siguiente contradicción: mientras operaba la fragmentación del territorio y la división m unici pal alrededor de un polo muy activo y en crecimiento, éste iba cedien do a nuevos municipios unas áreas que luego le harían fa lta para su propia expansión. N o pudiendo extenderse sino en la Jurisdicción de los municipios vecinos, el exceso de fragmentación municipal llevarla al concepto de planificación conjunta, bajo la figura supra-municlpal de “ área metropolitana” : pasando de la máxima división a la mayor concentración administrativa. Con todo eso, se pueden mencionar y caracterizar en form a sucin ta algunos casos (v e r G ráfico en la página a n terio r): 1. La formación sabanera en abanico. L a constelación se origina en form a radial en Bogotá y se desarrolla a lo largo de ocho caminos y dos ferrovlas, adquiriendo con estos diez tentáculos la form a de un pulpo agarrando a un número igual de pueblos cercanos, anexados por medio de la figura administrativa de D istrito Especial. 2. El rosario urbano del corredor del Valle de Aburra. Conurbación originada en Medellin, operando hacia el norte y el sur y uniendo en form a de cadena a diez poblados en una longitud de cincuenta k iló metros. Formación estrictamente lineal, creciendo a lo largo de tres canales paralelos: el rio, la carretera y la ferrovia. Con los focos in dustriales de Bello e ItagUl, en su etapa inicial siguió el patrón europeo. 3. Conurbación de Barraquilla. De carácter portuario en su origen, creció a lo largo de dos vías, el rio y la carretera, satelizando primero a Soledad y luego a Malambo. 4. El abanico caleño. En form a de media luna se extiende por medio de dos ferrovlas y cuatro caminos, con un radio de unos 25 kilómetros. En la zona Cali-Yumbo (y con la ayuda del plan de W iener y Sert. en 1950) la conurbación corresponde al patrón industrial europeo clásico. 5. El caso de Santa Marta. Una conurbación costera lineal, estimu lada por el turismo y los balnearios, se desarrolla siguiendo los contor nos del litoral, hacia los antiguos pueblos vecinos de Tagan ga y Galra, a pesar de unos obstáculos topográficos. Además, la ciudad creció a lo largo de la vía proveniente del interior del pais (Avenida Libertador) hasta absorber el caserío de Mamatoco. 6. Manizales-Vlllamaria. Conurbación lineal sencilla sobre una so la vía, a pesar del obstáculo del rio Chinchiná. 7. Perelra-Dosquebradas, caso parecido de conurbación entre un polo en extensión, conectándose con una localidad vecina, convertida en satélite con relaciones pendulares diarias. Además, durante los últimos diez años se observa una incipiente tendencia de unión a lo largo de la vía Pereira-Cartago, operando desde ambas ciudades y muy visible en la zona de Los Cerritos. Se ca564-
racterlza por la proliferación de centros de recreación dominical y la arquitectura residencial suntuaria de la nueva "danza de los millones’'. 8. Armenia. Conurbación en dos direcciones y que primero llegó hasta el pueblo, demasiado cercano, de La Tebaida; con más lentitud (y un obstáculo topográfico) crece hacia Calarcá. 9. Bucaramanga, caso parecido al anterior. Desbordando de la me seta, la ciudad se unió con las localidades muy cercanas de Girón y de Florldablanca. Además está regando diversos equipamientos exten sivos en los territorios de Rionegro (industrias), de Lebrija (aeropuer to) y de Piedecuesta (Ecopetrol). 10. Conurbación de Cúcuta, típicamente fronteriza. Cúcuta se exten dió a lo largo de dos caminos, hacia el rio Táchlra y las localidades venezolanas de Urefia y San Antonio, absorbiendo la localidad de Villa del Rosario.
Estos son, a grosso modo, algunos rasgos esenciales de la Forma ción Espacial Moderna. De este rápido boceto se desprende nuestro último postulado: Con este inmenso éxodo de población rural y el incremento prodigioso de la masa demográfica urbana, sólo se logró desplazar a la violencia de clases, desde los caminos hacia las calles y desde las veredas hacia los barrios. Manifestación especifica de esta "contra-revolución en marcha” : la ciudad se convirtió ineludiblemente en el escenario principal de la confrontación social y de la más aguda lucha de clases.
565
CAPITU LO
I I
NUMEROS, FECHAS Y LUGARES
E n a p a rie n cia q u e d ó la p le b e e n la ciu d a d , p e r o d e h e c h o f u e e x c lu id a d e ella.
(Fustel de Coulanges, “La ciudad antigua”.)
Consideramos la rápida concentración urbana de la población como el acontecer más relievante de la sociedad colombiana contemporánea. Con el brusco fenómeno de la urbanización moderna, tres décadas (1940,1950 y 1960) adquieren un lugar destacado en la historia social y en la geografía económica y política del país. Además, veremos más adelante que alcanzó su máxima intensidad y su mayor agudez entre 1945 y 1965, y que hoy en dia siguen haciendo estragos las secuelas de sus sismos iniciales. Concretamente, aún no han sido dominadas ni resueltas sus múltiples consecuencias, prosiguen en 1988 impactando el sistema urbano y la vida social de la nación. Teniendo en cuenta la relativamente fácil consecución de informa ción, este trabajo se inició privilegiando el análisis del comportamiento demográlico. Se realizó una primera exploración en 1972-1973, exami nando los datos del DAÑE relativos a los censos nacionales de 1938,1951 y 1964; prosiguió en 1974 con los primeros resultados del empadrona miento de 1973; finalmente se actualizó esta secuencia en 1987, agre gando el periodo 1973-1985. En estas distintas etapas se dedicó especial atención a la traduc ción gráfica, es decir visual y espacial, de las estadísticas numéricas. Transformando la aritmética en convenciones, símbolos y colores, se logró conseguir una lectura geográfica inmediata: una visión directa del significado de las cifras sobre el espacio. Usando la técnica de la geografía urbana, de los calcos y de la superposición por transparen cias cromáticas con gamas de tonalidades decrecientes, adquirieron las estadísticas una gran expresividad espacial. Asi se logró separar, comparar y unificar los fenómenos, indicadores y variables, con el propósito de captar “la calidad de la cantidad". En las páginas que siguen sólo se pretende resumir lo más relievante de este dispendioso trabajo, destacando sus principales resultados y conclusiones. No obstante, es preciso señalar de entrada varios escollos que limi tan la validez de este trabajo, hipotecan sus resultados y restringen su credibilidad. De heoho, el estudio del comportamiento de la demo grafía colombiana desde principios del siglo es tarea para benedictino, concluyendo muy a menudo con un resultado poco menos que decep cionante. La oficina de estadística del Estado se fue consolidando y perfeccionando poco a poco desde el siglo pasado; de tal modo que cambiando continuamente sus clasificaciones, agregando nuevas cate567
goriaa, aumentando sus Indicadores, modificando sus variables y m e jorando sus técnicas, rosulta hoy d ifícil — cuando no Imposible— comparar los datos registrados en distintas épocas. En cuanto se refiere a la domograiia, las normas so lucron modificando de un censo a otro. Asi que toca hacer un corte en es cus padrones, considerando dos periodos: antes de 1038 y después de 1038. En efecto, de múltiples generalizaciones, desigualdades e insuficiencias adolecen los empadronamientos anteriores a 1038; generando dudas in superables. Por el contrario, a partir de esta fecha se presentan discri minadas las tres categorías censales de carácter espacial, indispensaoies para llevar a cabo este trabajo de análisis: población total del municipio, población rural y población urbana. Es decir, una sectorlzaclón geográfica y una división de los hábitats que permiten medir los desplazamientos de población en el territorio; tarea Ineludible una vez comprobada la intensa movilidad residencial y ocupaclonal de una proporción notable de la población. Sin embargo, los censos desde 1038 presentan cambios en las agru paciones, en los umbrales de clasificaciones. El propio DAÑE pono en alerta contra Ilusorias y arbitrarlas comparaciones, aunque las hace con frocuencia en sus publicaciones de divulgación. En definitiva, el indagador se siente a veces como participando en un partido de naipes, en el cual cada Jugador entró con sus propias reglas del ju ego: uno vino a jugar bacará, otro piensa que es pókcr, un tercero cree que se trata del whist y el último está convencido de que es un partido de brldge. Esta es más o menos la confusión que enfrenta aquel que pretende analizar la evolución dem ográfica del país, en los últimos cincuenta años. Concretamente, entre las más protuberantes fallas de los censos nacionales, sólo queremos destacar estas dos, ambas de ca rácter general pero con múltiples consecuencias: a ) Siendo que on varias reglones del país una abundante pobla ción económicamente agraria, y dependiente del sector primarlo, reside y duerme en hábitat nucleado, es aquel lugar de residencia el que la hoce clasificar como “población urbana". De tal modo que en el censo de 1084 se pudo contar 245 "ciudades" con menos de 1.000 habitan tes; eran 220 en el censo de 1073, localizadas su mayoría en los Santanderes, Boyacá y Cundlnamarca. En el censo de 1085 se pudo Identificar 210 aldeas rurales de este tipo: 07 on Boyacá, 37 en Cundlnamarca, 42 en Santander, 13 en Narlflo, 12 on el Cauca y 10 en Norte de Santander. Obviamente, corriendo los umbrales de clasifica ción y usando otros categorías se considerarla una población soclalmento rural, pero residenciada en un hábitat nucleado; con lo cual el total nacional de población urbana disminuirla quizá del 2 al 3%. b) Por razones de tipo operativo se presenta siempre un sobreregistro de población urbana y un sobreglro de población rural. Se puede lograr un empadronamiento con cobertura del 100% en las ciu dades, pero nunca pasa del 90% en áreos de difícil acceso, y no faltan, en cada censo, zonas que escapan por completo al empadronamiento, por razones de diversa Índole. Además, dada la intensidad de las m l-
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gracloncs Individuales laborales, es muy corriente quo un Individuo sen empadronado dos voces: en su residencia permanente y en su lugar provisional do trabajo, Desde luego, esta falla actúa en beneficio do los volúmenes do población urbana y tiende a mormar la población rural; por lo tanto, esta última es siempre superior on la realidad a las cifras del registro. Pero hechas estas advertencias (y a posar de toner dudas o Interro gantes) nos toca usar las cifras disponibles. Una primera escala do observación considera a la población na cional en forma global, poro discriminando su localización residencial a partir do la división geográfica del municipio en dos zonas: la cabecera y las áreas rurales. La evolución de la distribución territorial de la población y su rápida concentración urbana se evidencian con este primer Cuadro, basado en las cifras procedentes de las publica ciones del DAÑE:
f'KNNOH NA< IO N A L K K
usía
mi
C ontrol urbano* (2.002.000) 5.100.800
Olí
l'O Itl.A C IO N
iiia-i
1073
0.003.003
13.548.183
IM S i
18.780.850
2.018.210 Porcontujcs Arooa rurulea
20,1%(31%)
42.0%
(0.010.000) 0.801.551
02%
00%
07%
6.301.410
0.313.030
0.077.470
48%
41%
33%
22.802.118
27.1107.320
0.370.001 Porcontujo»
70.0%(00%)
57,4%
Población total (8.702.000) 11.002.300 14.484.000 8.007.307
1) Nota! Ifln ou "Alia» dwnogrAfluo" (lo Julio do 1000 p I D A Ñ E Iridien priru p I nflo do 1ÜH0: 08.3% do población urbana, y 34.7% do pollino,on rural, un otra publlaaoion luí pro porcionen son do «7,3% y 38,11% Advertencia: Tara ol alto da 10.10 Indlrnmni Ib* cifra» de do» fuente»: m ire i>*»i« ninala loa cifra» publicada» poco dotputa del como, Sin páranlo*.» la» cifra» publicad»» «n un Anuario del D AÑE del alto do 10118. Esto primer Cuadro autoriza algunas comprobaciones: 1. So triplicó la población de Colombia entre 1D38 y 1085. 2. La población rural apenas creció en un 50% durante este periodo. 3. La población urbana se Incrementó multiplicándose siete veces entre 1038 y 1085. 4. La población rural crece u un ritmo sumamento lento hasta 1073, con un aumento del orden del millón entre un censo y otro. Kn ol último periodo muestra una tendencia regresiva, siendo su volu men do 1085 Inferior al quo se registró en 1073. 5. La población urbana mantiene un ritmo do aumento muy alto, do un censo a otro. Casi duplica el volumen demográfico urbano entre 1038 y 1051 y esta misma lntensldud so registra on 1004. En relación 569
Proceso de concentración dem ográfica urbana, 1800-1985
con 1964, aumentó un 50% la masa urbana censada en el año de 1973. Sigue creciendo en el último periodo intercensal, pero con un ritm o más lento. 6. La evolución comparativa de los porcentajes nos indica una relación directa entre el despoblamiento rural y la concentración de m ográfica urbana. Es en el periodo 1938-1951 cuando se presenta el m ayor porcentaje de aumento urbano (del 29.1% al 42.6%) y el mayor d éficit rural, bajando éste del 70.9% al 57.4%. No obstante, esta ten dencia prosigue en los años siguientes y se verifica en los guarismos del año 1964. En esta fecha se da un cruce capital entre las dos curvas: se vuelve m ayor la población de los centros urbanos y menor la de los campos. El mismo fenómeno persiste luego, pero con una intensidad menor. 7. De tal modo que entre 1938 y 1964 la población urbana se triplicó y pasó del 29 a l 52%, aumentando un 23% en 26 años. En los 21 años siguientes, solamente se duplicó y aumentó el 15%. Ahora bien, estas cifras sólo indican una tendencia general a escala nacional. No permiten distinguir la diversidad actuando a n ivel regional, ni tampoco las desigualdades en el ritm o del proceso. Esta visión diferenciada se observa por medio de un sondeo, usando las cifras de diez departamentos, lo cual se traduce en el siguiente Cuadro: 570
EVOLUCION PORCENTUAL. 1038-1973, DB L A PO BLACIO N U R B AN A Y R U R A L POR DEPARTAMENTOS 1038 Departamento
Urbana
Rural
1951 Urbana
1964
1973
Rural Urbana Rural Urbana Rural
fe —
Antloquia — Boyacá Caldas Cauca Cundinamarca + Hulla N. de Santander Santander Tolima Valle
28
+ 72
+ 40 — 16 + 32 68 38 12 88 18 35 — 85 + 52 — 24.5 75.5 32 25 75 38 19 81 32.5 22 78 28 44 49.5 56 —
60 34 62 82 48 68 62 67.5 72 50.5
53.5 24 55 23 70.5 43 49 44 42 70.5
46.5 76 45 77 29.5 57 51 56 58 29.5
67 31 62 30 78 49 52 54 49 77
33 69 38 70 22 51 48 46 51 23
Con este Cuadro podemos diferenciar la intensidad que experimen taron, tanto el despoblamiento rural como la concentración urbana y se destacan particularmente: a ) Terminando el ciclo, en 1973 vemos departamentos que aún conservan una alta proporción de población rural, como por ejemplo Boyacá y Cauca. Otros mantienen un cierto equilibrio, del orden del 50%, como Hulla, ambos Santanderes y Tolima. Finalmente se des tacan departamentos en los cuales se observa una alta proporción de población urbanizada, como Antloquia, Caldas, Cundinamarca y Valle. b ) En la mayoría de estos diez casos se puede observar cómo los desplazamientos alcanzan su mayor volúmen entre 1938 y 1951, o entre esta fecha y 1964, y a veces en ambos periodos intercensales. Resumiendo: es entre 1938 y 1964 que se encuentra el máximo peso de flujos, indicando las transferencias de la población y un marcado salto en el proceso de su urbanización. Por lo tanto, hay que profundizar este periodo para identificar los fenómenos que originaron esta rápida acumulación demográfica. ♦
*
*
Basado en volúmenes brutos y en porcentajes generales, el pano rama anterior no constituye sino un primer nivel de análisis global. Se hace necesario detectar con más precisión los lugares y momentos; eso se puede lograr por medio de indagaciones más localizadas y acu diendo a las tasas anuales de crecimiento demográfico. Quizá no sobre recordar que las variaciones en una determinada masa demográfica se originan en dos fuentes "de abasto” : 571
a)
D e l c r e c im ie n to
e x p e r im e n ta
d ic h a
v e g e ta tiv o
(o
le a
n a tu ra l
m a s a , o sen e l s a ld o q u e se
u n d e t e r m i n a d o l a p s o , e n t r e lo a v o l ú m e n e s d e l a d e fu n c io n e s ,
r e s u lt a n d o
una
ta s a
c a s o , o s p o s it iv a o n e g a t iv a . E n r io d o q u e
n o s In te re s a ,
d e n a ta lid a d p or una
(o
y
a u tó n o m o )
e s ta b le c e
c o e fic ie n t e )
la
Id e n tific a r o n
y
c u a l,
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segú n
d u ra n te
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a ltís im a
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p o s it iv o , v a r ia n d o d e te r m in a d o
m o r ta lid a d . D e
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n u e v o s m o r a d o r e s , u n n o v o lu c ló n d if e r e n c ia d a d e la s m e n t a lid a d e s c o le c tiv a s ;
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c o m p o r t a m ie n t o s p r o p io s d e l h á b it a t r u r a l y , p o r c o n s ig u ie n t e , e l s u r g i m i e n t o m u y t a r d í o d o la s p r á c t i c a s y d e l a i d e o l o g í a
u rb a n a s.
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d u p l i c a n e n lo s t r e c e a ñ o s q u e s e p a r a n e l r e g i s t r o d e 10 38 y 1951 y
lu e g o e n
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1084
E l C u a d ro q u e s ig u e
M e. O ro sv ey :
572
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Bogotá Medollln • Cali Barranqullla1 Cartagena Buoaramanga Manlzales Armenia1 Pereira Cuenta Ibagué Palm Ira Santa Marta Pasto Nelva Montería Buenaventura Olrardot Buga Barrancabermeja Popayán Tuluá Cartogo Ciénaga Vlllavlcenalo Slncolejo Va 11edil par Tunja Sogamoso Dultama Santa Rosa Ooafla Magangué Sevilla La Dorada Tumaco Pamplona Iplales Espinal ZIpaqulrA Paoatatlvá SubanalargA
7,4 7.6 6.5 6.9 9.0 6.0 6.2 6.8 9.0 6.3
7.0 6.1 6.8 5.8 6.5 6.0 6.1
9.9 4.8 7.2 4.8 6.3 9.0 6,6 12.9 4.4 80 11 6 6.8 48 3.7 35 4.0 B4 3 ,3 65 7. i 45 3,4 2 11
l> InaJuya ■ Sella. Invitado • lia*(l| 11 Inoluye t Bolada SI Inaluya i Calare!.
,1
578
A propósito hay que anotar lo siguiente: a) El Cuadro general de la evolución demográfica, Incluyendo los cinco censos, que se presenta a continuación, Indica alguno que otro error menor en el cálculo de estas tasas. Por ejemplo, Buga duplican do su población, en relación con 1951, aparece aquí con una tasa del 5.1%; mientras tanto Ciénaga, que no alcanzó a la duplicación, se presenta con una tasa del 5.3%. b) En general la tasa de este periodo es superior a aquella de 1938-1951. No obstante, cuatro centros tuvieron una intensidad ma yor entre 1938 y 1951: Cali 8%, Bucaramanga 7.1%, Pereira 7.2% y Palmira 6.1%. c) La amplia tipología urbana representada en estos 42 centros de muestra lo equivocado de ciertas tesis oficiales, relativas a los flujos migratorios: a) centros pequeños pueden alcanzar una tasa de inm i gración superior a las metrópolis; b) centros que no presentan ningün dinamismo económico o Industrial pueden atraer los mayores flujos. Ahora bien, llegando a la encrucijada de estas pesquisas, se hizo imperativo contestar a esta pregunta: ¿Cuáles son las ciudades que más crecen y cuándo se dieron los máximos aumentos demográficos? Con este propósito se hizo un listado de los principales centros urba nos registrados en el Censo Nacional de 1938 (Por esta razón no aparecen en el Cuadro algunos centros que sólo adquieren después un volumen significativo). Luego se realizó un seguimiento de estos mismos centros en los censos de 1951, 1964, 1973 y 1985. El resultado se traduce en el siguiente Cuadro sinóptico:
POBLACION URBANA 1938-1985 EN 53 CIUDADES r tildad S a n ta M a rta R io h a c h a C ié n a g a V a lle d u p a r B a r r a n q u illa
1938
1951
1964
25.113
37.005
89.161
110.161
193.160
5.651
5.053
11.718
22.545
46.572
22.783
24.358
47.719
42.546
56.436
3 339
9.011
43.553
98.669
140.481 888.900
1973
1985
150.395
276 199
493.034
661.009
S o le d a d
11.500
20.158
37.617
64.469
156.846
C a rta g e n a
76.457
111.291
217.910
311.664
495.028
M om pox
6.694
9.192
10.965
14.076
16.708
M o n t e r ía
12.804
23.682
70.531
104.129
158.064
S in c e le jo
11.014
21 625
44.001
71.946
118.559
M e d e llin
143 952
328.294
717.865
1.070.924
1.424.400 14.393
S on són
8.984
10.913
16 955
15.990
Y aru m al
8.693
10.349
16.823
21.333
19.254
B e llo
8.180
28 398
85.894
115.119
198.183
C ú c u ta
37.323
73.122
147.176
219.772
355.828
P a m p lo n a
13.126
16.395
25.502
31.817
33.137
O cañ a
9.937
15.214
28.028
38.352
51.922
V é le z
2 996
4.205
7.033
8.241
7.738
574
P O B L A C IO N U R B A N A 19IS-1MS B N 53 C IU D A D E S 1S3S
Ciudad
Bucaram anga B arran caberm eja Piedecuesta G irón San G il Socorro T u n ja Chiquinquirá Sogam oso Zipaqu irá B ogotá G irard ot Ibagu é Honda M ariquita C haparral L íb an o N e iv a A rm en ia Calarcá M anizales P e re ira Cartago S e v illa Calcedonia Tuluá Buga P alm ira C ali Popayán Pasto Tum aco Quibdó Buenaventura V illa vicencio Totales
41.714 9.307 6.974 2.134 7.811 7.891 16.597 6.998 5.216 6.955 325.658 22.557 27.448 12.424 3.817 5.506 7.659 15.096 29.673 7.453 51.025 30.762 14.750 13.900 5.239 12.017 19.595 21.235 88.366 18.292 27.564 9.671 5.278 14.515 6.074
1.466.112
1951
102.897 25.046 7.720 2.184 10.149 11.842 23.008 10.143 13.574 12.708 638.562 35.665 54.347 16.051 6.066 11.705 12.090 33.040 57.098 15.707 88.893 76.262 31.051 17.210 10.681 28.715 32.016 54.293 241.357 31.866 48.853 12.692 9.013 35.087 17.126 2.860.081
19C4
216.821 59.625 12 278 3.889 18.518 13.716 40.451 16.926 32.274 22.648 1.661.935 66.584 125.233 19.945 9.573 13.261 18.640 75.886 125.022 30.342 190.036 147.487 55.682 26.757 16.327 56.539 65.535 106.502 618.215 58 500 82.546 25.145 19.989 70.079 45.277 6.279.668
1*73
291.661 92.036 17.308 10.676 21.679 15.596 55.166 37.504 48.891 25.413 2.696 270 59.165 202.850 21.506 11.070 14.546 19.132 109.063 149.078 29.349 199.904 174.128 69.154 31.143 23.567 87.952 71.016 143.092 898.253 77 884 130.222 38.742 29.423 110 713 87.690 9 123 804
19S5
342.169 139.708 34.538 39.136 24.095 17.560 87.334 27.965 64 398 45 477 3.957 960 65 281 265.598 23.555 15.754 18.696 23 664 179 609 179.727 37.628 275.220 232.311 92.231 31.274 21.889 99.134 82.766 174.425 1.321.359 140.839 196.800 44.721 63 734 157.528 159 808 13.059.500
Este Cuadro autoriza varias reflexiones: a) Numerosas ciudades muy antiguas, unas de la Conquista y otras del siglo X V II, parecen definitivam ente condenadas: presentan un estancamiento notable y continuo. E ntre ellas se destacan los casos de Vélez, Mompox y también Mariquita, Honda, Pam plona y O cañ a; ta m 575
Nümrro ilr <•Mitro» urbano» que duplican
iu
poblarIftn
poco resistió Santa Fe de Antloqula y Anaerma quedó marginada; G i rón no se salva y sólo repunta convertida en satélite de una metrópoli, es decir en barrio dormitorio y suburbano de Bucaramanga. b) Por el contrario, una tasa Inusualmente alta y continua de crecimiento se observa en algunos centros, destacAndose los casos de VUlavicenclo y Valledupar. c) Muchos centros experimentan aumentos muy Intensos durante los dos primeros periodos Intercensales, pero tasa y volúmenes dismi nuyen en el registro del año 1073, Es asi como varios de ellos alcansan una tasa vecina o superior al 8% anual en el lapso de 1938 y 1964; entre ellos están Valledupar. VUlavicenclo, Bello y Cali. d) 14 centros urbanos duplican el volumen entre 1938 y 1951 y mantienen este ritmo en el periodo siguiente: Medellin, Cúcuta, Bu caramanga, Barrancabermeja Sogamoso, Bogotá, Ibagué, Nelva, A r menia. Calarcá, Perelra, Tuluá, Palmtra y Buenaventura e) Considerando los totales verticales en cada censo y teniendo en cuenta una tasa de crecimiento vegetativo, asumida y evaluada en el máximo muy generoso del 3% anual se pudo, aunque con mucha prudencia y por medio de un cálculo muy rudimentario, discriminar la proporción de los aumentos que es licito atribuir a la inmigración. Para el periodo 1938-1951 se registra una Inmigración notable en 25 de los 53 centros considerados, alcanzando un volumen global no Inferior a 640.000 personas. Para el lapso 1951-1964 se evidencia el aporte migratorio en por lo menos 32 centros, totalizando no menos de 2 075.000 personas.
576
# t • Superando la limitación del listado anterior se hizo un seguimien to m&s detallado considerando todos los centros urbanos (cabeceras) del país, buscando localizar en la geografía los núcleos que en algún periodo alcanzan tasas Implicando una duplicación de su población. El resumen aparece en el siguiente Cuadro y en los correspondientes Oráflcos: CRMTHOS CON M IPUCACION n i POBLACION
Período Periodo Periodo Periodo
1938-1951 1951-1964 1964-1973 1973-1985
28 ciudades 130 ciudades 24 ciudades 16 ciudades
Para el primer periodo considerado se destacan las elevadas tasas registradas en Soacha, Fontlbón, Valledupar y VUlavicenclo. La dupli cación absoluta se nota en centros mayores como eran Medellin, Cali y Bucaramanga, pero también en ciudades de mediano tamaño como Buenaventura, Barrancabermeja, Palmlra y Cartago y en centros to davía pequeños en esa época, como Dultama, Sogamoso, ItagUI, Bello y Envigado; no se salvan los pequeños centros rurales, que eran en tonces Calcedonia y Chaparral. Para el segundo periodo se constata una generalización del fenó meno, afectando principalmente a la reglón central, en la cual lmpactan centros de todas los categorías y dimensiones, El tercer periodo se caracteriza por la casi desaparición de este fenómeno, regresando a la Intensidad del periodo Inicial. No obstante, prosigue el Impulso de VUlavicenclo y Valledupar. Además se observa lo siguiente: a ) Ninguna de las capitales regionales y grandes metrópolis du plica su población, ni siquiera Cali BarranqulUa, Bogotá y Medellin, b) Por el contrario, vemos afectados por este alto crecimiento a unos pequeños centros, generalmente entre 10.000 y 30.000 habitan tes, algunos menores de 5.000 almas. c ) Se observa una amplia dispersión geográfica y una variedad tipológica de estos centros: Usme, Soacha, Funza, Copacabana, La Estrella, airón Villa del Rosarlo y otros, todos estos casos Uustrando un fenómeno de satellzaclón alrededor de un polo mayor y la forma ción de sus suburbios. Pero también encontramos lugares como Santa María (Boyacá), Muzo, Aguachlca, Codazzl, San Juan del Cesar Fonseca, Malcao, Urlbla y San Andrés, sitios en los cuales la atracción de migrantes tiene una clara motivación laboral. d) Ahora bien, vale la pena señalar para este periodo un fenó meno anteriormente desconocido: unos cien centros urbanos registran una población Inferior a la que se censó en el año de 1964. En su ma577
yoria se localiza en la zona central del país, es decir, en la reglón que registró el máximo crecimiento urbano en el periodo precedente. A veces la disminución afecta a unos centros que experimentaron un aumento notable entre 1951 y 1964. Son generalmente localidades m e nores de 5.000 habitantes. Para el último periodo censal llama la atención el estancamiento demográfico en centros como Chlqulnquirá, Calcedonia y Sevilla. Tam bién el hecho de que la satellzación en torno a los principales polos, clara expresión de las conurbaclones físicas, provoca la duplicación de población en la mayoría de los casos en los cuales se registran estas altísimas tasas, como por ejemplo en los centros-suburbios de Punza, Chía, Soacha, Dosquebradas, Villa del Rosarlo, Pledecuesta, Gi rón, Floridablanca, Soledad y Malambo. Igualmente duplican su po blación Maicao, Rlohacha, Granada, Apartadó y Aguachica. •
•
*
En cuanto se refiere al comportamiento de la demografía rural también se examinó municipio por municipio a lo largo de los varios censos. Resumidas, las tendencias generales se presentan asi: a ) En el transcurso del periodo internacional 1938-1951 unos 290 municlDios muestran una disminución de su población rural. Esta reducción fluctúa generalmente entre el 10 y el 20%, llegando en po cos casos hasta el 30%. Este fenómeno se hace más notable en el norte de Boy acá y parte de los Santanderes; otra región de despobla miento Interesa a grandes zonas de Cundlnamarca, Tollma, Hulla. Caldas, Valle y Antloqula. b) Estos mismos fenómenos prosiguen y se registran en 1964, pero más concentrados espacialmente y con mayor intensidad. Según nuestros conteos, por lo menos 200 municipios registran una merma notable de su población rural, en relación con 1951. Pero durante este lapso lo más significativo es la magnitud del despoblamiento. Numerosos municipios pierden una elevada proporción de población, alcanzando hasta el 50 o el 70% de la masa demográfica anterior. Las reglones más afectadas por esta mayor disminución de población se localizan en los llanos de San Martin, el suroccidente de Cundlna marca, el Tollma y el Hulla, la mayor parte de Caldas, y gran parte del Valle del Cauca. Unos sondeos indican la magnitud de los desplazamientos. En Caldas quince municipios presentan un déficit directo (es decir en cifras absolutas, lo cual no indica sino una parte del fenómeno) del orden de 59.000 personas; en el Tollma 26 municipios registran un défi cit global de unos 70.000 habitantes; en el Valle "faltan” por lo menos 118.000 personas en veinte municipios. Sumando 61 municipios de es tos tres departamentos, el déficit alcanza no menos de 247.000 personas. c) Durante el tercer período se ha anotado una disminución de población rural afectando a cerca de 500 municipios. En relación con 1964 el déficit global es del orden del millón de habitantes. 57B
d) Durante el último periodo intercensal, 1973-1985, el hecho de mográfico para nosotros más significativo es, por primera vez, una disminución absoluta de la población rural. Es decir, que la cifra total de 1985 es inferior en volumen a la cantidad del año 1973. e) Obviamente, en cada periodo opera un desplazamiento de po blación rural hacia la red urbana. El Cuadro anterior mostrando la evolución de la población en 53 ciudades, sugiere lo siguiente: 1. Tanto las cifras horizontales por ciudad como los totales ver ticales por censo. Indican un altísimo aporte de población exógena entre 1951 y 1904 2. Asumiendo una tasa hipotética de crecimiento vegetativo en cada periodo, se presenta en la respectiva fecha censal un excedente, en el cual encontramos la masa Inmigratoria, asi: en 1951 unas 700.000 personas y en 1964 más de 2.000.000. Desde luego, estas cifras significan que pasando el tiempo se fue modificando la red urbana del país y su estructura. Varios cuadros permiten seguir paso a paso esta transformación del sistema urbano nacional y el comportamiento de las distintas categorías, clasificadas con indicadores meramente numéricos. MUTACION DE L A RED URBANA Nú mero de Centros Urbanos
C a te g o r ía s d e m o g r á fic a s
1)31
1951
1964
1973
10.000/20.000 20.000/50.000 50.000/100 000 más de 100.000 habitantes
18 10 3
25 18 6
56 22 13
61 43 15
81 62 15
3
6
12
17
25
Total de ciudades
34
55
103
136
183
1985
Tanto los Gráficos como el Cuadro permiten apreciar: a) En 1938 de un total de 800 cabeceras de municipio, apenas 34 superaban los 10.000 habitantes. En otras palabras “Colombia país de ciudades", era en realidad un país de aldeas y pueblos. De hecho, era la red urbana ajustada a una nación fundamentalmente agrícola. b) En 1985 encontramos un "parque" urbano de mejor distribu ción territorial y fortalecido. Sin embargo, de los mil municipios del país, más de 800 siguen girando en torno a un centro inferior a 10.000 habitantes. c) Llama la atención la duplicación del número de centros ma yores de 50.000 habitantes en el primer periodo y luego entre los años 1951 y 1964. También de 1951 a 1964 se puede apreciar cómo los pe queños centros pasan de 25 a 56; éstos siguen creciendo en los años siguientes y muchos de ellos pasan a Integrar en 1973 la categoría su perior de 20.000 a 50.000 habitantes. 579
Kitrurlurm utkuu. IN I
d) En cuanto a ln categoría superior, y on 1085 os necesario pre cisar que Barrnnqulila supera los 500.000 habitantes, tres metrópolis superan el millón: Cali, Medellln y Bogotá. e) El fenómeno de conurbnclón y satellzaclón, que se venia des dibujando desde 1064 y precisando en 1073, se consolida aún más en 1085; cinco centros de la categoría superior son ciudades satélites girando alrededor de una metrópoli y expresando su expansión física: Bello, Itaglll, Soledad, Florldablanca y Soncha Algo parecido ocurre con varias poblaciones de los categorías Inferiores, como son: Desque bradas, Envigado, Villa del Rosarlo, Malambo, Facatatlvá, Yumbo, Girón, Pledecuesla, Funza, Obla y Fontlbón. Con este despiadado bombardeo de cifras, por lo menos dcscollan dos fechas: 1951 y 1964, tanto por los volúmenes de emigración rural como por las correlativas cantidades de Inmigración urbana. No obstante, es necesario aquí Introducir algunas advertencias. En primer lugar no se puede atribuir una Igualdad de tendencia c Intensidad en todo el periodo 1938-1951. Múltiples Indicios nos llevan (pero sin poder demostrarlo ni mucho menos afirmarlo en forma ca tegórica) a pensar que el fenómeno de emigración rural e Inmigración 580
urbana fue suave al Inicio del periodo, aum entó h acia 1040 y a lca n zó au m áxim a intensidad a pa rtir de 1048. En segundo lu gar, es lic ito pensar que durante el lapso 1051-1004 so m an tu vo al p rin cip io la tendencia a lta ; no sabemos si los flu jos seguían con la m ism a In te n sidad en 1004. P o r fin , en algún m om ento desconocido, e n tre 1004 y 1073, la curva Inicia una trayectoria m ás len ta. P ero en dofln ltlva y para resumir, regresando a l proceso de u rba nización dem ográfica, es en los afios 1051 y 1004 cuando se observan los Im pactos mayores, en el más numeroso grupo de ciudades, do los más diversas categorías y tamaAcs y con la m áxim a ex p resivid a d te r r i torial. Estas primeras constataciones concluyen con nuevas preguntas, en tre los que sobresale esta: ¿por qué? Pero la respuesta n o s e en cu en tra en la dem ografía, hay que buscar nuevos Indicadores. •
•
•
Durante los años 1000-1070 fu e el tem a predilecto de la socio log ía colom biana, de tal modo quo se acumuló una abu ndante lite ra tu ra dedicada a las migraciones campesinas h acia la ciudad. Se crea ro n instituciones oficiales especializadas en su estudio y nun ca fa lta ro n expertos para exaltar el traslado de población, o estadistas p a ra f e l i citarse de su magnitud, llegando hasta recom endar p o lítica s e s p e c ifi cas paru m antener — y hasta increm entar— esta tendencia. Tam poco faltaron ideólogos celebrando el ca rá cter “ b e n é fic o " de los m igraciones rurales para el desarrollo del país. A trib u y e ro n el despoblam lentro rural a una extraAa en ferm edad en dém ica d el tró p i co, según parece, de la cual adolecía el cam pesinado colom bian o, llam ada “ anom la". Tam bién insistían en rep etir en foros, congresos, prensa, seminarlos y programas de televisión, que la u rban ización es Ineludible y benéfica, y, por lo tanto, la m igraciones rurales tan Indispensables como Irreversibles. Eludiendo o escam oteando el a n á li sis de los peculiaridades del caso colom biano, m uchos analistas se satisfacían y hasta se alegraban, con base en el sigu ien te silogism o: 1. La urbanización por em igración rural es un fen óm en o m u n d ia l y normal. 2. Se está dando en Colombia la em igración ru ral h acia la ciudad. 3. P or lo tanto, Colombia presenta un proceso n orm al de u rb a n i zación. En prim er lugar los trabajos Iniciales de esta obra en los uAos 1072-1973 llevaron muy temprano a una visión m enos o p tim ista y a una conclusión contraria: en pocas palabras, no hay n ad a más a n o r m al e Insólito, y menos “ clásico” , que dicho proceso. D e h ech o se dio en las circunstancias políticas y en las condiciones sociales de una m áxim a anormalidad, la cual encuentra su Ilustración en un suceso: el 10 de abril del aAo 1048, por m edio del D ecreto N9 1230 el g o bierno “ declara turbado el orden público y en estado de s itio a tod o el territorio de la República". Era, desde luego, una m edida ex cep cio nal y por lo tanto de carácter provisional en el espíritu del le g is la d o r;
sai
pero se está escribiendo este trabajo a principios de 1988 bajo este mismo estado de sitio, en vísperas de cumplirse cuarenta años de esa “situación excepcional” en el país. Según dicen los conocedores, du rante estas cuatro décadas la normalidad fue una excepción y el país se acostumbró a vivir en esta “situación excepcional de emergencia” . De tal modo que la ciudad moderna nació, se crió y creció, al igual que la mayor parte del pueblo colombiano, bajo las condiciones nada normales del estado de sitio. Se fue formando la extraña sociedad de ese estado de sitio; veremos más adelante que no podía engendrar sino un urbanismo de guerra social, una ciudad del odio y una arquitec tura del miedo. En segundo lugar, los demógrafos indígenas y los expertos cas tradores extranjeros no vacilaron en atribuir la culpa de la uroanización intensiva a una supuesta “ explosión demográfica” , originada en altas tasas de natalldad-iecundidad. Con la misma estupidez se numera podido culpar a los científicos de que gracias a los progresos de la salud, van reduciendo las tasas de mortalidad. Pero las estadísticas históricas de demografía demuestran que estas elevadas tasas no son exclusivas del periodo contemporáneo y que venían actuando desde decenios atras. Hemos visto en la Primera Parte de este trabajo que el impulso demográfico rural del siglo X IX fue la principal palanca del desarrollo productivo agrario, rompiendo el letargo colonial y per mitiendo al país adquirir una posición destacada en la economía mundial. Por otra parte, los datos suministrados en páginas anteriores indican claramente que la natalidad vegetativa, ln sltu, no aporta durante este periodo más de la mitad del crecimiento urbano, y que con frecuencia no representa sino una tercera parte. Por lo tanto, durante tres décadas la inmigración rural se convierte en el alimento básico del crecimiento urbano, aportando volúmenes que representan (según el caso) el 50, el 60 y hasta 70% de los aumentos registrados por medio de los censos. En tercer lugar los demógrafos se tranquilizan demasiado cuando identifican e igualan el proceso colombiano con el proceso europeo. Bien se sabe que este último experimentó un desarrollo lento y que perduró durante siglos. En Colombia la intensidad y la velocidad con centran el proceso en una sola generación, con lo cual ocasionan en menos de treinta años, un salto brusco y la mutación inmediata de la red urbana tradicional. Tampoco creemos que sean comparables las prósperas condiciones imperialistas y colonialistas, en las cuales se inscribe la urbanización inglesa o francesa de los siglos X V in y X IX , con la misérrima situación colonial del país hacia mediados del siglo. En cuarto lugar, los demógrafos califican de migraciones lo que para nosotros tuvo el carácter de un éxodo masivo y prolongado. Este traslado no operó en forma pacifica, de manera voluntaria y por atracción, sino que ocurrió de manera forzada, en condiciones bélicas, por expulsión y repulsión. En cuanto a los volúmenes de la población desalojada y al impacto que iban a producir estos éxodos rurales sobre 582
la estructura urbana, se pueden medir sabiendo que más de 3.000.000 de campesinos ingresaron a las ciudades en los veinte años anterio res a 1964. Todas estas circunstancias, lo mismo que la magnitud de estos flujos, contradicen la idea de un proceso “normal” o de tipo tradicio nal y por el contrario, relevan su absoluta anormalidad; también obligan a indagar las causas que originaron los éxodos rurales. #
*
#
Durante un estudio prelim inar de los años 1972-1973 se realizó una sintesis gráfica usando la técnica de la superposición de calcos. Asi se logró reunir en un solo mapa la visión territorial de los dos fenó menos estudiados: despoblamiento rural y concentración urbana. Se comprobó su m ayor agudez y máxima persistencia en una amplia reglón central, de la cual a grosso modo seria el epicentro la zona de Ibagué-Girardot-Calarcá. Desde el área Villavicencio-San Martin, abarca la mitad oeste de Boyacá, el occidente de Cundlnamarca, la parte sur de Antioquia y la totalidad de Caldas y del Tolima, e involucra extensas regiones del Cauca, del Hulla y la mayor parte del Valle del Cauca. Entonces fue cuando nos enteramos de las tesis oficiales expli cando las causas de las "migraciones” . Sintetizada en pocas palabras, la argumentación central se lim ita a afirm ar, sin mayor imaginación, que las regiones agrícolas económicamente depresivas producen co rrientes de migrantes “ en busca de mayores oportunidades económi cas” y que los flujos se dirigen hacia las ciudades, atraídos por el desarrollo industrial que éstas experimentan. Examinando el prim er factor indicado — las zonas depresivas— se indagó la estructura productiva de la región más afectada y resultaron mapas que poco coinciden con la afirm ación anterior. Resumiendo, el cultivo intensivo del cafeto constituye el principal m otor económico agrícola en la región considerada; con base en los censos cafeteros de 1925, 1932, 1955 y 1970 se elaborarán algunos cuadros visualizando la evolución de la economía cafetera. Un prim er Cuadro, relativo a la producción del grano, confirm a en el censo de 1970 las tendencias observadas en 1955: PR O D UC C IO N C A F E TE R A E N 1970 Departamento
Caldas, Quindlo y Risaralda Antioquia Tolim a Valle del Cauca Cundlnamarca
Participación en %
30.50% .16.46% 16.24% 13.01% 7.99%
583
E í fldclr, que encontramos una región central geográficam ente muy compacta, alcanzando m és del 84% de la producción n a c io n a l En cuanto a la dinámica del cultivo en estas reglones, se expresa por m edio del Cuadro indicando la progresión del ca feto:
cxTUTvn c u T T r a r cuss-inin) t m m llc t r C i h M DcgMUWnantK
OiBctnrrn»
URD
155 00D
■+ 40 000
Antiguo Caldas
113.000 187.000
212 000 102.000
+
Tollina
41.000 116.000
A n ti oquis
Valle del Cauca
94 000
Aum ento
+
25,000 61.000
136,000
+
20.000
127 0D0
+
83.000
Con lo cual se puede verificar no sólo la prospenoad agrícola que reinaba en la región central cafetera, sino también un desarrollo con tinuo y creciente. Para lograr una m ejor precisión, se decidió establecer un listado de los municipios del país que alcanzan los mayores volúmenes de p ro ducción caletera y resultó un mapa incluyendo los 31 municipios colombianos que presentan una producción anual de grano superior a 4.000.000 de kilos, en el censo cafetero de 1870. Kesm to bastante aciaraaor este m a p a exceptuando a los dos municipios san tan aerean os de Kionegro y San Vicente de Chucuxi, los otros 29 municipios se localizan en la región caletera central y en ios cinco departamentos anteriormente citados (ahora con Caldas partido en tres departam en tos). Pero para confrontar la Amatn-im productiva con ei comporta m iento de la población rural, se hizo un Cuadro incluyendo estos ¡sos indicadores y que se presenta a n n n ta n im e iifm El Cuadro perm ite una sene de observaciones, entre la s cuides sobresalen estas. a ) Considerando varias categorías de disminución se tienen estas, relativa, absoluta no continua, absoluta y continua, sin embargo toaos estos municipios registran un decrecimiento de su población rural. b ) Es decir, que en 1973 siempre se registra un déficit con una lecha anterior, sea este absoluto o relativo. e l Se aclara de una vez que la cifra de Sevilla en 1973 proviene de un error del BAÑE, que se pudo identificar in slfiu. Se volverá sobre este interesante asunto en el capitulo dedicado al V a lle del Cauca. d) Se pudo comprobar que en todos estos municipios ocurrió un aumento del cultivo y de las áreas sembradas en cafetos, en propor ciones que se ajustan con el Cuadro anterior fiel ‘C u ltivo C afetero"5 8 *
municipio
,
MUNKami CAFETEROS I'rnducctOn 1010 Población Rural (MIIIiitipi. Kp.) (miles dr habitantes) US IBS1 IBS* ira*
G enova M o n ten eg ro Quimb&ya P e r e lr a S a n ta B asa de Cabal 7.2 S an V ic e n te de C hu cu ri 7.2 4.6 B lo n egro V a co p i 4.9
23 0 12.3 14.0 16.0 14.0 13.5 11.B 13.4 13.B 17.6 13.7 38 0 19.0 26.0 36.0 (N o censado) 9.8 25.0 37 0 32 0 7-0 9.7 10.3 9.3 4.9 7.8 16.0 21.0 12 0 22.0 38.0 24.0 12.4 13 B 14.3 20.3 22 8 25.4 5.7 12.6 6.2 18 0 9.0 8.0 10.0 12.0 12.0 29.7 39 0 40.9 25 0 36 2 42.6 11.0 14.0 24.0 24.2 26.5 26 B 16.5 17.0 12.0
T o ta l
500.0
A ndes B e ta n la B o lív a r Predcm ia S a lg a r A n serm a n u evo C a lce d o n ia S I A g u ila El C a iro S e v illa T r u jllio Ib a g u e A ta c o C h a p a rra l E l L íb a n o
Rloblanco M a ñ iz a ! es C h in ch in a P a le s tin a A r m e n la C a la rc á R is a r a l da
Stltmlnt
1.4 5.1 59 4.7 4 í) 56 7.7 5.4 11 10,4
4.4 4.2 4.1 6-8 4.6 4.4 11.« 4.5
4.2 8 7
a.6 42 4.2 4.3 4.7 6-'6 85
21.0 10.0
33-0 10 5 12.0 12.6 22.0 15.0 14.0 15 0 20. B 15.8 11.7 13.6 f 2.4 12 8 7 17.4 39.0 7.* 19.3 22.4 44 0 13.0 1 24.0 25 0 29.0 31.0
620 JO
20 0 9 7.5 49 14.0 94M8 14.0 9 13.9 4» 7.0 •9 9.0 7.7 10.7 • SB.5 9 14.6 9 2B.6 61 8.0 4» 25.0 m 23-7 ♦ 13.6 9 31-0 • 1S-D ••• 10.9 4*99 10.0 9 20 6 4» 15.0
13.5 ♦ 6.8 9 10.0 9 u.o 9 36 4 9 14 3 • 26-0 #4» 28 3 22 0
592.7 523 6
* Dimuiiución absoluta n o continua ** Dumiinucinn a bsoluta y com m u a lurnnte t o d o a l p e rio d o h u r - 11773. — D ism in u ción re la tiv a 1crecien d o atn rela ción con la a lta taaa d e n a ta l lita d q u e su pon e u n m o vim ie n to m ig ra to rio )
3
e ) Igu alm en te. en todos ellos se experim ental un a u m en to co n tin u o de la producción desde 1925 f ) N o obstante, estos prósperos m unicip ios p ierd en m á s de d e n m il h ab itan tes en tre 1951 y 1973. S e en cu en tran en 1973 a l n iv e l d e m o g r á fic o del a fio de 1933: cuentan con 5D0.0D0 personas, cu an d o d e b e ría n
SB5
T ra u fM m M lé* d i u «M u d a n iu fe*a» del yná
albergar ÍP᧠de un m illón de habitantes. Es decir, que considerando laa tasas normales del periodo y e l crecim ien to v e g e ta tiv o esperado, el d é fic it real aleanxa a la elfra de SQ0.000 personas en 1879. I ) Resumiendo, 91 municipios, que sou los máximos pilares de la economía de exportación cafetera e involucran las aonas de máxima riquesa agrícola an el país, experimentan una notable emigración du500
rente mas de veinte aftas, entre 1851 y it»73. y en esta última feeha presentan un cuadro demográfico desolador, con un déficit del orden de los 600.000 habitantes. Mas enigma Meo aún resulta el asunto, cuando se comprueba que a medida que iba disminuyendo la poblaciún iban creciendo los cafetales y aumentando e| volumen de producción Ks asi como un cuadro anterior presenta un aumento de 178000 hectá reas de las aonas cafeteras, entre 1866 y 1870. De tal modo que la emigración en nada afecto a la economía cafetera, a la producción, ni tampoco a las exportaciones, como se comprueba con las estadísti cas de la Federación de Cafeteros. Volviendo al postulado oficial, se habla Pegado * una conclusión dianietraimente opuesta: fueran las regiones agrarias económicamen te mes dinámicas, productiva* y prósperas del pata, aquellas que más padecieron un despoblamiento por emigración durante ios aftas 1840, 1860 y lünü En ounntó al argumento oficial, relativo a la atracción urbana, pro vocada por una supuesta indusmaliaaoion. se cae por st mismo cuando se examina con cuidado la estadística demográfica del duadro ante rior, dedicado a las 68 ciudades. No oreemos necesaria volver sobre una polémica ya inútil q discutir una tesis que se derrumbó por si sola hace más de dies aftas y que hoy nadie recuerda. 587
Como siempre ocurre en el proceso de conocimiento, cada pregun ta resuelta concluye con otra, en la cual se originan diez preguntas nueras. Terminó un ciclo y se inicia otro;. Con el fin de buscar nueras hilos, se volvieran a examinar varios documentos utilizados en la Primera Parte de este trabajo: xas estadís ticas ae adjudicaciones de tierras baldías desde tinaies del siglo X IX . Resultó un mapa discriminado de la localización de estas adjudica ciones oficiales. Esculcando otra vez el Feudo de Baldíos del AHNC, los archivos de Jorge Ellécer Gaitán y otras Cuentes oficiales, también se mzo una recopilación de todos los conflictos agrarios que se registraron desde Cíñales del agio XEX hasta. 1940. Esta labor concluyo con un mapa mostrando la generalización de las pugnas clasistas: litigios de di versa índole, persistentes, a veces sumamente graves y agudos, afec tando el conjunto de las regiones centrales cafeteras oei país enfren tado par la general al campesinado de colonización y a l sector íatrfimriiata ausentista. Superpuestos estos mapas a ios anteriores, se pudo constatar una coincidencia territorial y temporal entre Los diversos indicadores: —Regiones de más Intensa colonización popular de laderas, aesde finales del siglo XIX. —Regiones con alto nivel de persistente confitetmdad social, so bre todo en los años 1910. 1920 y 1930. —-Areas de máxima producción cafetera de exportación. — Surgimiento y desarrollo rápida de los polos urbanas de acopio de la producción de exportación. —Regiones rurales de máximo despoblamiento en los años 19401900. —Centras urbanas de máximo crecimiento demográfico, entre 1938 y 1984. No faltaba sino completar este panorama, agregando los “campos de batalla" de la guerra agraria que se articula con el Decreto 1239 de 1948 y que aquí se bautizó “ La Violencia’’ . Se realizo un Ultimo mapa acudiendo a la abundante literatura relativa ol tema, privilegiando las estadísticas de la Policía Nacional y ubicando en el territorio todas los acontecimientos registradas par diversas fuentes, desde 1946 has ta 1985. Iniciado este ciclo de indagaeintra» en las ciudades, terminaba y se aclaraba en los campos. Se volvió a de manera insistente esta región central del país: Cundinamarca. Tollina, Hiií Ih., Antioquia, Cuidas, Risaralda, Quincho y Valle del Cauca. Es decir, el a-mp»f> esce nario de la más cruel, aguda y persistente guerra agraria de los años 1940, 1950 y 1960. V con lo anterior se pudo, por lo menos, articular el brusco fenómeno de la urbanización acelerada e Intensiva de me diados del presente siglo, con los estragos de una guerra social agraria. 588
P E R M A N E N T E Y M AXIM O D E S P O B L A M IE N T O RUWU « M I . 73 M A Y O R IM P A CTO D E M O G R A F IC O U R S A .40 G E O G R A F IA DE L A V I O L E N C I A - I9 4 6 -4 9 G B P R IN C IP A L E S Z O N A S
pSllllllItlIll C A F E T E R A S A D J U D IC A C IO N E S D É
P*ocma da arftanlsarlún. ranadas IM > IBM y IBM
Tratemos de resumir y de sintetizar. L a trsnferenda. demográ fica «jae EmpTtea el eocttpto de urbanización, puede según t i caso ser lenta, moderada, gradual o cíclica también puede actuar en forma brusca y sarpresrra. rápida y masiva. En Colombia operó de manera Impetuosa y breve. como un maremoto: en pocos afios y por medio de ana verdadera catástrofe demográfica en los campos. Su modalidad de actuación no se en la atracción urbana por motivaciones de carácter económico, tino por capatalón y destierro y por preocupaefooes de supervivencia, por parte de los migrantes. Los intensos fluías de urbanización masiva, del periodo de 1945-1965 —salvo contadas excepciones de poca general;— nada tie nen que ver con una supuesta y mítica industrialización; esta no fu e sino un brote efímero y moy localizado. De hecho, los éxodos de po blación rural anteceden a la breve ola de inversiones extranjeras que caracterizan la f™* rn*r
C A P IT U L O
I I I
PROTOPOLIS, CIUDAD DEL ESTADO DE SITIO E n e l S in ú , la e v a cu a ció n d e la z o n a d e V io le n c ia t u v o p o r c o n s e cu en cia s e l a ba n d on o p o r p a rte d e una m u ltitu d d e ca m p e s in o s d e sus bienes, d e sus c u ltiv o s , d e su gan a d o, d e sus tie rra s y se re fu g ia ro n en las ciud ad es e n d o n d e c re a n p ro b le m a s d e d es em p leo y d e in v a sio nes. . . L a a m plia z on a evacuada cu en ta c o n unas 3 0 0 .0 0 0 h ectá rea s, a ctu a lm en te e n p o d e r d e l e jé rcito .
(Declaraciones
del
gobernador del departamento de Córdoba, Mon
tería, 1971.) C iénaga. P o r lo m e n o s quin ien ta s personas h a n le v a n ta d o m ás d e u n ce n te n a r d e casuchas a la entrada d e esta ciud ad , fre n te a la ca rre te ra q u e c o n d u ce a B a rra n q u illa , en te rre n o s d e l m u n ic ip io .
(“El Tiempo”, agosto 20 de 1976.) T o q u e d e qued a y le y seca en P u e r to B e rrío . L a s fu erza s d e o rd e n q u e vienen o p e ra n d o en esa re g ió n , e n la p erse c u c ió n d e
los co m a n d o g u e rrille ro s
de
las F A R C ,
han
a rre cia d o
fu e rte m e n te en la z on a ru ra l y aún en las p oblad a s d e S a ntan d er. E llo h a o ca sion a d o e l despla za m iento d e g en tes h a cia la p o b la c ió n p o rte ñ a , c o n graves p e rju ic io s para e l o rd e n p ú b lic o . L a m ed id a , d ijo e l f u n c io n a rio , se m a n te n d rá hasta ta n to las auto rid a d es lo g r e n
desaloja r
a lo s e x tra ñ o s y e v ita r q u e sigan buscand o re fu g io a llí.
(“¡El Colombiano”, octubre 7 de 1976.) T o d o tu g u rio n u e v o fu e d e m o lid o sin c o n te m p la cio n e s y sus o c u p a n tes d ev u e lto s a la z on a a graria de o rig e n .
(Erradicación de tugurios en Bucaramanga, coronel Valencia Tovar. Se minario Nacional sobre Urbanización y Marginalidad, Sogamoso, 1968.) T u n jo . U n a fir m a u rban izad ora p u so en ven ta lo s te rre n o s asignados p a ra la ca pilla , lo s p a rqu es y las calles d e u n b a rrio d e T u nja.
(“El Tiempo", agosto 20 de 1976.)
Como se dijo en la Prim era Parte de este trabajo, hacia 1900 se observa una tendencia de cambio en la distribución territorial de la población. De tal modo que se produce, entre principios del siglo (los datos censales de esa época no permiten mayor precisión) y 1938, un moderado incremento numérico y porcentual de la población urbana. La hipótesis en esta investigación es que ella, hacia 1900-1905, no pasaba de un 10% de la población nacional, pero si alcanzaba un 29% en 1938. Significa eso que su proporción se triplicó durante este periodo de menos de 40 años. Obviamente, una parte no cifrable de estos aumentos impactó al sistema urbano tradicional. No se sabe si en ello sólo incidió una eleva ción de los saldos vegetativos o si éstos fueron reforzados por corrien tes de inmigración, y en qué proporción. Obviamente, los mayores aumentos demográficos se hacen notables en algunas plazas que se benefician con una localización privilegiada en el esquema territorial, acoplado con el modelo económico de acopio-transporte-exportación: Barranquilla, Bogotá y Cali podrían ser un ejemplo. Sin embargo, este fenómeno de crecimiento de la población urbana se articula principalmente con el surgimiento de nuevos centros urba nos, entre los cuales se destacan unas cien localidades nacidas de la colonización de vertientes, sin olvidar sus “ derivados” complementarios, como son los centros del transporte de carga. En otras palabras, se va concentrando una población más numerosa en algunas ciudades antiguas con óptima ubicación geográfica para la economía importa dora-exportadora. Pero si hay más población urbana es, en lo funda mental, la causa de que haya más ciudades recientes o nuevas, cafeteras, de puertos fluviales, de carrileras y de carreteras. El propio mapa nacional de la sectorización municipal ilustra este fenómeno: no habla más de 700 municipios hacia finales antes del siglo X IX , cuando Vergara escribió su Geografía, eran 810 cuando se realizó el censo de 1928 y llegaban a 950 en el año 1973, pasando de 1.000 en el censo nacional del año 1985. Estos nuevos centros adquieren a veces una dinámica demográ fica sumamente veloz. Resulta muy convincente una comparación entre la perezosa evolución poblacional de viejos centros (Pasto, Popayán, Buga, Cartago, Honda, Mariquita, Vélez Tunja, Ocaña, Pamplona, Mompox, por ejem plo) y el impulso rápido y persistente de ciudades más recientes o modernas, como son — entre otras— Girardot, Calarca, 593
Armenia, Perelra, Manizales, Líbano, Calcedonia y Sevilla. Es relativa mente fácil comprobar que estas últimas, y otras ciudades nuevas en general, concentran una proporción notable del crecimiento de la po blación urbana que se registra entre 1900 y 1938. Popayán festeja sus cuatrocientos años en 1938 con 18.000 habi tantes, pero Manizales, apenas octogenaria, alberga más de 50.000 almas. A pesar de sus 250 afios de existencia, Cartago no llega a las 15.000 personas y su vecina rival, Perelra, con menos de ochenta años la duplica y supera los 30.000 habitantes. Armenia y Calarcá no tienen cincuenta años de fundadas y, sin embargo, la primera alberga también 30.000 habitantes y 7.000 la segunda. Hacia 1900 Glrardot era aún villorrio con rústicas chozas en bahareque, techadas con paja, pero en 1938 es una ciudad con más de 22.000 habitantes, logrando casi Igualar a Ibagué con 27.000 habitantes, fundada en 1550 y, de paso, destronó a Honda en la cual se registran 12.000 almas. Un viejo centro de la primera conquista, Mariquita llega a sus 400 años con 3.800 habi tantes, mientras que su vecina, Líbano, duplicó esta cifra en menos de setenta años de existencia; podrían multiplicarse, en varias reglones, este tipo de comparaciones. De tal modo que la “modernización” económica de principios del presente siglo, que se deriva del impulso del sector primarlo exportador y de la Integración del país a los mercados mundiales de crudos (m ine ría de dragados, exploraciones petrolíferas, exportación bananera o cafetera, etc.), Incide poderosamente en una consolidación del parque urbano y en una ampliación y extensión de la red de centros; es cuando se verifica un primer nivel de urbanización. No obstante, este fenómeno ocurre en forma lenta, moderada y gradual y, por lo tanto, en nada revoluciona la estructura y la morfología de un determinado centro, ni trastorna su capacidad de absorción de lo nuevo y su indispen sable adecuación. Es sin mayores traumas, bien sean estos de carácter espacial o presupuesta], que ciudades como Manizales. Perelra. Bucaramanga, Cúcuta, Medellln, Cali y la misma Bogotá vienen con testando a las preguntas que surgen de su progresivo desarrollo poblaclonal y físico. En cuanto se refiere a las migraciones hacia las ciuda des, vale la pena recordar que éstas obedecen con frecuencia no a una fijación urbana definitiva, sino a un vaivén de tipo pendular. Vemos en varios períodos y reglones a migrantes rurales enganchados tem poralmente en unos frentes laborales urbanos (por ejemplo en la construcción y las obras públicas, durante la “danza de los millones” ), pero sin cortar sus nexos con el campo y sin ambicionar su sedentarizaclón urbana, regresando luego a sus hábitats rurales. Este es, en síntesis, el modelo de urbanización que se verifica hasta la década del cuarenta. Pero este proceso regular y gradual expe rimenta una marcada aceleración luego y cambian los volúmenes, el ritmo y la intensidad, también en esa misma década del cuarenta. La apacible ciudad recibió un golpe tremendo, provocando un colapso, del cual aún hoy no se ha recuperado. 594
Hablamos detectado, en los dos capítulos anteriores, el carácter muy peculiar del proceso moderno de urbanización: —En razón de su velocidad. — Por la forma masiva y forzosa del éxodo campo-ciudad. Estos dos factores contribuyen a Impactar a numerosas localida des, desequilibrar poblados, desestablllzar pequeños centros; en general, provocan un cambio radical y un salto cualitativo en la mayor parte de la red urbana del país. No obstante, el impetuoso ritmo demográfico de la urbanización superó todas las previsiones, por lo demás Inexistentes. Por lo tanto fue, durante unos veinte años, muy superior a la capacidad de actua ción del Estado. No pudo ser enfrentado a tiempo, y mucho menos absorbido por las autoridades locales, las Instituciones del gobierno central y por los miseros presupuestos de Inversiones de las entidades estatales Inadecuadas y que no estaban preparadas para este reto. Acompañando al desajuste Institucional, se abrió una crisis pro funda y persistente frente a este “salto“, o sea el paso de un tipo de ciudad a otro. En estas circunstancias, heredadas y multiplicadas las deficiencias, acumuladas y sin resolver sus fallas, se deja de disfrutar y empieza a “ padecer” la ciudad, como bien dijo alguna vez el arqui tecto Salmona. 7 esta ciudad en tránsito desde lo sencillo hacia lo complejo, híbrida y con marcado carácter rural, quedarla durante mucho tiempo inacabada e Imperfecta, apenas esbozada y embrionaria. Los biólogos del siglo X IX Identificaron unos micro-organismos primitivos, sencillos y muy rudimentarios, y que por esta razón lla maron “proto-organlsmos". La urbanización moderna en Colombia engendró un organismo urbano “tendenclal", apenas esbozado. Inaca bado: una ciudad Incipiente y elemental, embrionaria aún y muy rudimentaria. Todavía muestra, tanto en su geografía y morfología como en su sociedad, numerosas huellas de su origen rural y de su larga tradición agraria, Indicando la fase de transición que está expe rimentando. Improntas que se plasman tanto en los espacios libres y su manejo, como en los espacios construidos y su uso, y más que todo en las mentalidades colectivas, en los comportamientos Individuales cotidianos y en las prácticas sociales de sus moradores. Oscilando entre lo arcaico y lo nuevo, no es aún ciudad moderna sino más bien una “ ante-ciudad", un proyecto. Por lo tanto, a nuestro modo de ver, la ciudad contemporánea evoca el concepto de “proto-cludad". Acep tando aquí la clasificación de Lewls Mumford, se advierte una catego ría en la cual nunca se pensó: la “proto-polis”. Este es el postulado que se quiere exponer en este capitulo. *
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Varios pensadores alemanes del siglo pasado señalan una condi ción previa e indispensable para el paso al capitalismo de una forma ción socio-económica: la "acumulación primitiva (u originaria) del 595
capital". Algo comparable, aunque distinto, ocurre en el tránsito de la sociedad agraria hacia au mutación en conglomerado urbano mo derno; sólo se da este paso después de la necesaria "acumulación originaría" del capital humano, o sea, una yes realizado un incremento de la materia básica de las fuerzas productivas' la población, con lo cual se posibilita una mayor división social del trabajo y un determi nado modo y un nivel de articulación entre los tres sectores económicas y laborales, primario, secundario y terciario, Algunas cifras Ilustran la brusca revolución espacial que padecie ron los centros urbanos impactadas por el impulso demográfico. Veamos estos ejemplos reales; Vailedupar pasa de i 000 habitantes hacia 1940 a cerca de den mil en 1973, de un pueblo compactado en unas cincuenta hectáreas, pasa a ser en menos de 90 afio* una extensa aglomeración dispersada en unas mil hectáreas. Montería, con sus 12,000 habitantes en 1938, no ocupaba entonces más de unas 100 hectáreas y en 1973, con más de 100,000 almas, se desarrollaba en algo más de mil hectá reas. Cúcuta inicia el rielo agrupada la ciudad, en forma orgánica, en su valle y a la orilla del rio Pamplonlta, pero en 1973 pasaba de 200 000 habitantes, regados éstos en la geografía circundante hacia e| norte y el sur, San Luis y Belén, las laderas hada el Táchlra y las mesetas hacia el Zulla. Bucaramanga presenta una dilatación similar, pero en una geografía invertida; cabían en 1938, sin dificultad sus 40.000 habitantes en las mejores tierras de la meseta; pero ésta se llenó en 1951 con 100000 almas y en 1904 con 2000000, los nuevos barrios desbordaban la capacidad de la geografía, ¿bagué infria el ciclo como un apacible pueblo de carretera y un pequefio centro administrativo y comercial de escala regional contando apenas con 27000 habitantes aglomerados en tomo al centro; en 1951, pasando de 50.000 almas, se disgregó la forma urbana anterior y en 1954, siendo una aglomera ción de 125000 muestra una forma urbana desgarrada, compuesta por multitud de barrio* tirados en la geografía circundante. Neíva tenia hasta ios afios 40 una configuración muy compacta, inscrita en la media luna conformada por sus limite* naturales; los rio* Magdalena, toro v Le Toma; pero pasa de 15000 habitantes a 33000 en 1961, a 78.000 en 1954 y a 110.00,0 en 1973; el marco geográfico inicial estalló; la dudad se expande hada el aeropuerto hasta rodearlo, desborda tanto la vía férrea como los predios del ejército, ocupando las laderas del oriente y las mesetas arenosas del sur; de 200 hectárea* llegó a más de 1,200 y tanza una digitación sobre el margen Izquierdo del rio Magdalena, ya en el municipio de Palermo, Un ritmo demográfico comparable y un crecimiento físico pare cido afectan entre 1938 y 1954 a Armenla, Calarcá, Perelra, Cartago, Tuluá, Palmlra y Cali; Manteóles se desarrolla en forma especialmente (y especialmente) dramática, en razón de su topografía particular mente inclemente. En Vlllavleende, pasando de 5 000 habitantes en 1938 a 68.000 en 1973; son los barrios nuevos en tierra* bajas e Inun dables, ios que golpea en forma cíclica el rio Guattquia, aquellos que 996
incrementan su población. Bello no pagaba de 8j000 habitantes en 1938, pero superaba ¡os B6J)00 en 1654; rompió su marco natural, Inva diendo las vegas del rio Miquis, trepando las laderas y los surcos de las quebradas del norte y conectándose con Medetiín en el barrio París. Con modalidades diversas se llega a una situación Igualmente critica en Barrancabermeji, pasando de 9.000 habitantes en 1938 a 92.000 en 1973; Buenaventura saltando en el mismo periodo de menos de 15.000 personas a más de 110.000; Quibdó pasando de aldea compacta de 6JIOO habitantes en 1938 a un pueblo anfibio de 20-000 en 1054, con barrios a los cuales sólo se llega en canoas y otros en los que se circula por medio de senderos de madera sobre pilotes, En resumen, en todas las localidades afectadas el aumento demo gráfico viene acompañado de un igual (cuando no superior) creci miento espacial, y en este Ultimo se originan numerosos fenómenos nuevos, expresando el obligado cambio cualitativo. Asi surgen un modelo de ciudad moderna embrionaria y una socie dad urbana naciente, hipotecadas desde el principio por las tres T de sus principales penurias: tierra, techo y trabajo. En efecto, estas magnitudes demográficas repercuten pronto en la estructura urbana y auspician dos consecuencias sociales capitales; Ja escases o falta total de fuentes de trabajo, la carencia de vivienda y la presión creciente sobre el suelo, proveniente de un agudo déficit de alojamiento. Esta última deficiencia genera unos mercados de vivienda, legales e Insti tucionales algunos, privados otros, ilegales muy a menudo el resto, pero todos provocando el crecimiento expansivo y horizontal de las localidades afectadas. La vivienda y la construcción periféricas se vuel ven el modo de crecimiento físico de las ciudades, la casa se convierte en el principal motor de la expansión territorial urbana. Con esta dilatación urbana por medio de barrios, que no son más que calles y casas, generalmente en planta Unica, unifamlüares y con una densidad baja, todas estas ciudades desbordan el cuadro geográ fico en el cual estaban Inscritas anteriormente. Bien sean de planicie o de valle, de meseta o sobre un reducido filo, todos los centros experi mentan en pocos años una ruptura de ia unidad que procedía de su localización orgánica en un espacio geográfico homogéneo Con mucha frecuencia, aigUn accidente natural provoca una separación física en tre el conglomerado tradicional y las extensiones nuevas; es decir, que una de las nuevas patologías urbanísticas radica en el crecimiento físico incontrolado y demesurado hacia afuera, que padecen numero sos centros. Con lo anterior la dilatación urbana se convierte en fuente de nuevas dificultades, tanto para los moradores, como para el con junto de la ciudad y las mismas instituciones de gobierno. En múltiples casos esta extensión periférica desordenada, inorgá nica y discontinua auspicia el surgimiento de elementos urbanos suel tos, tirados en el espacio rural suburbano. Este divorcio físico, entre La ciudad tradicional consolidada y Jas nuevas expansiones, ocasiona muy a menudo consecuencias como estas: construcción de una red vial especifica, tanto de servicio interno como de relaciones con el 997
conjunto «t e ñ o ; la discontinuidad d t la u p a n iid n urbana o b lii» pon frecuencia a abrir una* ría* de conexión, a ira retando aonaa t in o o lu o «In ningún Upo de uao urbano para U far un lejano barrio o sector nuevo, aumentándose lanío loe costo» de infraeeiru u a eomo las ton* denolaa especulaOras «obre las Usrras ruraleo suburbanas. Por lo general. al eambto de «tilo geográfico provoca una m ultiplicación de las réntenlas y, por consiguiente, de las rodea de eleantárU lado; las expansiones por encuna de la oota del acueducto tradicional im plican, frecuentemente, la construcción de sistemas propios para los nuevos sectores y costosas «tetemos de bombeo; no faltan casos en donde n u los acueductos distintos se distribuyen el perím etro urbano, an form a anUeoonomlea. Tampoco faltan dudadas en las opales loe em isores de la red maestra de alcantarillado vierten las avuaa residuales domásu* eas y/o industriales en un sillo del rio antee de la dudad, estando rio abajo la toma y la estación de bombeo da la planta del acueducto. *
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Rl fenómeno aquí mencionado no solamente actúa en las grandes urbes, igualmente se manifiesta en pequeñas localidades, quisa más vulnerable* aún a sus consecuencias Aquí oabe el pequeño párente*!* especial del caso de Turna. que neniamos dejado en otro capitulo; presentaba entones* una morfología sumamente compactada y un patrón de expanaiOn racional y progresivo, que ee coneorvana hasta los aftw cuarenta de nuestro siglo. Un oentro que no habla llegado a >0000 habitantes en el transeurea de cuatro siglos de vida regUtrarla una duplicación de población entre ifM y I M i Apenas contaba con almas en IM i, y S3 00X en lIM , poro totaiisatoe MLU1 nabttantee urbanos en 1H4, registrándose en cate último periodo una tasa promedio anual del orden del M ú . Tasa bas tante alia y que altera por completo el patrón de crecim iento que experimentó la ciudad, durante cuatrocientos aAos, y trastorna en doe decadas la morfología adquirida en épocas an tenores. En manos de veinte aAos se rompe el modelo tradicional de crecim iento flsteo con la continuidad espacial y par agres setones sucesivas. La etudad ráelo* nal y continua se convierte en un conglomerado, creciendo m ediante saluo en el espacio rústico circundante; ee multiplican los parches atalados. barrio* suburbano* en forma de Insulas discontinuas e tnroneetasPero la ola fue breve y en 117) se registraba una disminución importante de la tasa am enor: tenia la dudad M id o habí tan les, i le gando a I I m n i I N ! No obstante, esta ola fugas dejaba unas con secuencias durable» una forma urbana desgarrada, un conglom erado doefuariisado y desparramado en el espacio rural, oon numerosas deftdendsa y sin los recursos para su resolución. Hasta los aAos treinta se mantuvo sin cambios el patrón histórico de crecimiento. En la dOeads siguiente las prolongaciones esternas correspondieron, más que todo, al desarrollo de) aparato Institucional con instalaciones extensivas, implicando la oonsecuetón de amplios
BM
predios suburbanos, la estación del ferrocarril, el batallón Sim ón No var y la ntvemutad Pedagógica- En la década del entónente se am plió considerablemente esta tendencia, provocando la dispersión p erifon ea de nuevas instituciones oficiales, M ías se loca lisa ron principalm ente en loa pasttsales del norte, entre la carretera a Bucaram ang* y la vía a Palpa, Igu al oose ocurrió del otro lado de une vis de otrounvelación , que se suponía debía ser barrera orienta) a la expansión urbana- Lo mismo que en Buga, Poparan, Bogotá, Netva, Q airs, Tuluá y dlea eaaoe 9Ú9
3 Kilómetro*
I Kilómetro
Modelo teórico de crecimiento
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más, sólo sirvió de trampolín para acrecentar la especulación urbana en tierras agrícolas y para agilizar la conversión de la hectárea en metros cuadrados. Pero, es más que todo en la década del sesenta en que se manifiesta este fenómno de desintegración del tejido y de la m orfología uroana; es decir, cuando im pacta al espacio circundante la demanda residencial, originada en la tasa del 4.4% que venia desde los años cincuenta. Hoy en día vemos en Tunja un conglomerado, en el cual se dis tinguen dos modelos de diseño: la ciudad compacta y racional que se edincó durante siglos, cuadra tras cuadra, y que se extiende a i occi dente de la avenida oriental de la carretera del norte; y la ciudad dispersa, desintegrada, caótica y de parches sueltos, que se desparrama al oriente de estas vías, en el sentido norte a sur. Expresando ia anar quía especulativa de la presión sobre los predios del entorno rural, son áreas mixtas de vivienda y labranzas con una muy baja densidad nocturna, pero con una extensión duplicando las dimensiones de la ciudad tradicional; y como era de suponer, con todas las consecuencias sociales y financieras, en cuanto se refiere a distancias, red de relacio nes, equipamientos y costos de instalaciones de las redes domiciliarias. Desde luego, un crecimiento poco intensivo pero muy extenso ocasiona un fenómeno antes desconocido en la ciudad tradicional: las distancias. Esta categoría permite ilustrar cómo los cambios de can tidad suscitan cambios de calidad, por medio del siguiente modelo teórico. Hemos visto cómo hacia 1938 existía en el país una cantidad de localidades que se respaldan en su papel de centro “ de apoyo agra rio” , con un nivel dem ográfico fluctuando entre 6.000 y 10.000 habi tantes y llegando a un m áxim o de 15.000. Para sim plificar este ejemplo, se tomará aquí el caso de un centro con una población hipotética de 10.000 habitantes. Asumiendo una densidad residencial de aglomeración del orden 100 habitantes por hectárea, se advierte, por lo general, en esa época un perím etro urbano totalizando unas cien hectáreas. Múl tiples casos concretos observados nos enseñan que entonces la locali dad se presentaba en form a de una agrupación continua y muy compactada, o sea orgánica. No presentaba extensiones suburbanas sueltas, ni digitaciones lineales, ni sectores inconectos, discontinuos e inorgánicos; mostraba también una cierta unidad geográfica, general mente inscrita la ciudad en la media luna, conformada por dos o tres corrientes de agua. P or lo tanto, todas las distancias eran peatonales, pues no habla entonces un habitante radicado a más de siete u ocho cuadras de la plaza y de los diversos lugares de manejo institucional, de los grandes equipamientos públicos, de los centros de abasto y con sumo, como son la galería, la plaza de mercado y la carnicería. Pero pasando de 10.000 habitantes y de unas cien hectáreas a cer ca de 100.000 almas y unas m il hectáreas, surgen distancias mucho mayores, exigiendo nuevas respuestas en el equipamiento urbano. Es decir, que una proporción notable de la población se encuentra resi denciada a distancias del orden de uno a dos kilómetros del sector 601
de la especulación sobre los predios ribereños, la elevación de los pre cios del suelo y concluye con la destrucción del tejido construido ante riormente y la erección de modernos edlílcios comerciales altos, term i nando con una elevación de la densidad laboral diurna y el aumento de los flujos vehiculares, bien sean de transporte individual o colectivo y la multiplicación de los conflictos de tránsito. Además, esta “solu ción” desequilibra considerablemente la relación proporcional entre la superficie de la manzana y el espacio perlmetral de circulación, en beneficio del último. El ensanchamiento de las vías puede llegar hasta la relación del 50-50%, es decir, que tomando una superficie teórica de una hectárea encontramos 5.000 metros cuadrados de vías de circu lación perimentral, para el servicio de un espacio útil que no pasa de los mismos 5.000. Se han encontrado en varias ciudades ejemplos ilustrando lo que llámanos el ocaso de la cuadra central colonial. El dioujo anterior hace visual este fenómeno en el cual se toma para la demostración una man zana tradicional de 80 x 80 metros con cuatro vías penme erales de 9 metros de ancho. Iniclalmente vías y manzanas totalizaban un cua dro de 98 x 98 metros o sea 9.604 metros cuadrados. Siendo la super ficie “ útil” de 80 x 80, o sea 6.400 metros cuadrados, ésta alcanzaba el 66.5% del total; mientras tanto las vías de servicio totalizaban 3.204 metros cuadrados, o sea el 33.5%. L a relación era de 1 a 2 entre circulaciones y espacio servido, pero con vías perimetrales ensanchadas gradualmente a 12.15 y hasta 20 metros de ancho entre paramentos y un pasaje transversal en T, cambian radicalmente estas proporcio nes. Se presentan casos en los cuales la superficie interior útil no pasa de 3.683 metros cuadrados, o sea e l 38%, mientras las vías intenores y circundantes alcanzan 5.921 metros cuadrados, o sea el 62%. Se llegó casi a una inversión de la relación 1 a 2, ahora privilegiando las circula ciones en detrimento del espacio constructible. b) La segunda solución proviene de la parálisis que ocasiona en el centro su misma densificación y congestión. El colapso frecuente con lleva a buscar una solución de disuación del uso del centro: que la carga, los productos y la gente dejen de ir al centro y que éste vaya hacia sus usuarios y consumidores. En una primera fase veremos cómo los nuevos grandes equipamientos con vocación urbana general exigen extensos predios libres, excluyendo su radicación en las diminutas y densamente construidas áreas centrales: cuarteles, hospitales, liceos, universidad, talleres del municipio, garajes de los bomberos o de las empresas de servicio público y de obras públicas, terminales del trans porte masivo; todos equipamientos de por sí extensivos en primera planta y que sólo en áreas periféricas pueden encontrar las extensiones de suelo que necesitan, primero para su instalación inicial y luego para su expansión. De la misma manera veremos cómo opera una descen tralización del sistema de abasto-suministro de víveres: cuestiona a la exclusiva plaza central de mercado o a la congestión que paraliza la galería, vuelta epicentro del tumulto, de la agitación, de la actividad, de la promiscuidad y del deterioro físico y social; concluye, en diver604
Evolución de la curva de rentabilidad dentro de una manzana
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sas ciudades, alcanzando el umbral de 250.000 a 300.000 habitantes, con una red de distribución por medio de plazas-satélites de mercado, distribuidas en el espacio urbano y los distintos sectores de vivienda. Algo parecido ocurre también con la dispersión espacial del sistema de seguridad y la multiplicación de las estaciones sectoriales de Po licía. Finalmente, a partir de 1975 se advierte la penetración progre siva en las principales ciudades de otra intento de descongestión de) centro comercial tradicional: la teoría de los mulü-eentros Articulados con el crecimiento indefinido del sector terciarlo, concentrando gran parte de los préstamos de las Corporaciones Financieras creadas para el fomento de la vivienda, hoy está en pleno auge la moda de los cen tro* comerciales de la más diversa Índole.
Tierra y techo conforman un binomio de elementos inseparables. Algunas cifras Indican la magnitud de la crisis del alojamiento urbano a partir de los afios 50. Las primeras estadísticas que se establecieron en las nacientes oficinas de Planeación Municipal (Bogotá, Medellin, Cali y Barranquilla, y posteriormente en otras ciudades) indican que en todas, en el transcurso de varias décadas, la casi totalidad de las Ucencias de construcción conciernen a la vivienda Siendo que la cla sificación de) destino de la construcción está integrada por unas 10 categorías (comercio, oficinas, bodegas. Instituciones, industria, etc.), sin embargo alio tras afio la vivienda concentra no menos del 95% de las Ucencias, llegando a veces hasta el 98% del total, bien sea en ntunero de permisos o en metros cuadrados de construcción y en áreas de los predios A partir de los afios sesenta se elabora una estadística anual del défleit de vivienda, considerando dos categorías: absoluto o cuantita tivo, concerniente a las unidades de alojamiento fallantes y déficit relativo o cualitativo, referido a las viviendas defectuosas o inadecua das. Siendo que la acumulación demográfica urbana opera con una velocidad muy superior a la baja capacidad del sector de la construc ción de vivienda, cada afio va creciendo el défleit: era según Planeaeión Nacional, del orden de 500.000 unidades hacia 1905 y pasaba del millón en 1978-80. Una consecuencia seria la división de la demanda en tres mercados distintos, con una clasificación tácita de las tierras urbanas, en fun ción de los ingresos de los demandantes de vivienda. A partir de este momento, se van desdibujando en el suelo urbano y divorciando dos ciudades distintas: a) Aquella ciudad de las tierras buenas. Areas generalmente pla nas o con pendientes suaves Inferiores al 10%, es decir, con buen drenaje natural, localización óptima en relación con los polas intraurbanos de mayor interés y prestigio; generalmente ubicadas sobre 606
algún eje vital Importante y equipado, y en lu cuales se pueden, sin mayores dificultades, extender las redes de energía, acueducto y alcan tarillado. b) La ciudad de las tierras mediocres. Son áreas generalmente desdeñadas por la especulación privada, en raaón de las múltiples difi cultades que presentan o del carácter muy oneroso que significarían las obras necearlas para su integración urbana Encontramos laderas muy Inclinadas, con pendientes altanando can frecuencia el >0% y hasta con barrancos abruptos, presentando riesgos de erosión y de rrumbes y, en general, sanas muy por encima de la cuota máxima de distribución de] acueducto. También pésimos son las sectores ribereñas de las quebradas urbanas y cañada», sujetos a inundaciones bruscas en épocas de invierno. Peores aún son las áreas bajas conformadas por tierras pantanosas, suelas maj blandos can un nivel freático muy alto, situadas a veces por debajo del nivel del rio vecina y fácilmente inundables, bien sea por las crecientes de éste o el desbordamiento de quebradas y cañadas represadas por 6L Se pueden agregar las sanas aisladas, separadas de la ciudad par algún accidente topográfico, lejanas en términos de distancias, o donde se dificultan y se imposi bilitan las obras de conexión con las redes existentes. Igualmente integran las tierras malas o mediocres las áreas que rodean alguno que otro sitio desprestigiado: cementerio, basureros, matadero, cárcel, aeropuerto y otros lugares. Muy rápidamente ocurre en cada ciudad un reparto social del suelo, considerando, además de los factores indicados, las mismas cua lidades mecánicas de los terrenos y operando en función de los tres mercados indicados: a) Por lo general, la mayor parte de las tierras con mejores con diciones llegan a constituir los sectores urbanos, en las cuales actúa la construcción privada por medio de empresas que entran a conformar el gremio agrupado, en torno a Camaeol. Pedelonjas y luego a las Corporaciones Financieras de Abarro y Vivienda, por el sistema cre diticio de las DPACs. H Estado participa de este sector constructivo por medio de] Banco Central Hipotecarlo (sus préstamos entre 1900 y 1975 corresponden a un promedio anual del orden de 10.000viviendas) b) Una parte de 3as tierras mediocres recibe los programas de vivienda Institucional, destacándose la acción del Instituto de Crédito Territorial (construyó un promedio anual del orden de las >0.000 so luciones. entre 1900 y 1900) Estos dos mercados constituyen el sector de vivienda construida en el mareo de la legalidad, respetando normas, reglamentos y soli citando Ucencia de construcción a las autoridades. e) Finalmente una gran masa de destechados, en condiciones eco nómicas muy precarias, no tienen los ingresas necesarios para integrar los dos mercados anteriores. Sus necesidades de techo los llevan a las peores tierras de la periferia, en las cuales par medio de un verdadero proceso de ‘'colonización urbana’' auto-construyen sus viviendas en 607
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y del setenta, que la curva de la construcción Ilegal se ajusta a las fluctuaciones del sector legal. Es decir, que tiende a mermar cuando el Estado Invierte altos presupuestos en la vivienda popular, pero aumenta en los periodos durante los cuales disminuye la construcción estatal. En otras palabras, la construcción popular espontánea, bien sea especulativa “ pirata" o mediante la expropiación directa por parte de los destechados, es proporcional a la actitud del Estado frente al déficit de vivienda. Aquí muy apretadas, estas son las condiciones en las cuales opera la atomización de la vivienda alrededor de la ciudad tradicional, y el crecimiento extensivo de numerosas localidades. • x
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Ahora bien, otros factores Inciden en el grado de desintegración y expansión de la ciudad. De hecho hemos constatado, a través de varias encuestas, que no hay siempre una relación directa ni propor cional entre el crecimiento demográfico y el aumento del perímetro urbano. En otras palabras, encontramos en varias reglones: a) Unas localidades donde ocurre un aumento físico del conjunto urbano, que no se respalda en un incremento proporcional de la po blación. b) Por él contrario, unas localidades en «las cuales, tomando un caso extremo, una duplicación de la población no se refleja en dupli cación del perímetro urbano. Profundizando este fenómeno, encontramos las respuestas inda gando la naturaleza de la demanda de la vivienda y también la “ vo cación" y el valor productivo de las tierras suburbanas de la frontera urbana. Es asi que, en forma general, las tierras "fronterizas” con pési mas cualidades, o de últimas categorías agrológicas, no tienen un uso agropecuario altamente rentable, por lo tanto tienen un nrecio por hectárea muy bajo. Fácilmente se Integran a un mercado urbano, destinado a la vivienda llamada ••popular” , siendo que su precio como tierras urbanas queda a un nivel relativamente inferior. En conse cuencia no habrá tanta presión del valor de su adquisición para obtener una alta densidad residencial, y muy a menudo encontramos una "si es densidad" baja o moderada, las familias beneficiándose de un lote de vivienda relativamente amplio o con extensas zonas de uso público. Se agrega a ello que a veces la misma topografía obliga en estas zonas a dejar amplias áreas sin uso construido, como sucede en Manizales. Todas estas razones provocan una pequeña disminución de la densidad a escala urbana. Lo contrario ocurre en zonas "fronterizas” constituidas por tierras agrícolas de primera categoría agrológica. En estos casos la renta agrícola, provocada por la explotación de algún producto de gran de manda, o de exportación, otorga a estas tierras un alto precio unitario por hectárea; hasta tal punto que el valor de estas tierras rurales 610
podría ser superior al que experimentarla pasando a ser predio urbano. Es por eso que la población urbana destechada no ofrece condiciones de Ingresos que permitirían elevar la especulación sobre estos predios; su grado de pauperización es tal, que para los propietarios la máxima ganancia radica en el uso agrícola Intensivo y no en la vivienda. Por lo tanto eí perímetro urbano no crece, no se desintegra, la ciudad presenta una compactaclón constante, prácticamente sin exten sión ni dilatación. Y, sin embargo, duplica su población. Las encuestas de casos demuestran que esta ciudad “ creció adentro", bien sea por relleno de espacios libres en los solares, división y subdivisión de las viviendas existentes, incremento del sector de alquiler de piezas y flo recimiento del inquilinato y, en últimas, por medio de la duplicación de la densidad obtenida con la construcción de segundo y tercer pisos. Como es apenas lógico, estas múltiples manifestaciones se evidencian, más que todo, en los centros de apoyo de mano de obra en las reglones de agricultura moderna intensiva. Para resumir y cerrar esta dlsgreslón, se ha comprobado que el grado de expansión urbana dispersa, que padece una determinada lo calidad. en gran parte depende de la relación de fuerzas que se esta blece entre dos tipos de estímulos monetarios: la mayor o menor ganancia que puede producir en las tierras un determinado producto agrícola, y la presión de la demanda de vivienda, originada en un determinado sector social; el desenlace es el resultado de este anta gonismo entre dos perspectivas de lucro y ganancia. Con ello algunas tierras rurales adquieren una cierta “permeabilidad” a su integración urbana, siendo muy vulnerables, o “blandas" mientras que otras son muy “duras" y particularmente refractarias al cambio de vocación y usos. La formación espacial urbana moderna, con las dos ciudades y los tres mercadas de la vivienda, se comprueba fácilmente en cualquier localidad de más de 50.000 habitantes. Basta, para evidenciar, este hecho con superponer dos mapas: aquel de los precios del suelo, es decir de las curvas de isopreclos. y este de los diversos programas de vivienda. Entre las grandes masas de destechados, la población migrante fue durante décadas la más desfavorecida. Es por lo tanto aquella par te de la población urbana, que por su precaria condición económica o su carencia de ingresas, llega a las modalidades de vivienda de loteos Ilegales de tipo “ pirata”, a la expropiación de facto y a la ocupación de predios ajenos Inocupados. Por supuesto tiende a radicarse en la frontera urbana-rural, y la multiplicación de los asientos llega hasta tomar varias formas: en ciertas ciudades conforma un segmento de circulo, en otras una media luna y en algunas un anillo completo. Esta serla la manifestación espacial urbana correspondiente al primer mercado de vivienda en la ciudad: caracterizado por la pésima calidad de las tierras, su bajo precio inicial y las modalidades diversas de ilegalidad. 611
Su tierras también mediocres, pero tituladas y con m a ja r precio, se construye la vivienda popular institucional, destinada a sectores sociales con ingresos tajos pero constantes y estables. Es la fran ja uriana en la cual encontramos los programas de enrienda del gobierno central, mediante la acción del instituto de Crédito Territorial o de nTjtm * que otra entidad local de “vivienda popular ’ a de “vivienda obre ra*. En muidlas ciudades se caraccansan estos programas por su dis persión anárquica en el espacio urbano, sin que se advierta una política espacial de conjunto. Esta deficiencia se origina en e l m iaño modo de adquisición de predios baratos pero pequeñas, fluctuando a l ritmo de las ofertas particulares, la baja capacidad de compra de tierras de estos organismos y su premura en adquirir cualquier terreno para tancar algún programa. Este fenómeno, que pudimos comprobar en varias ciudades del país, se verifica mirando ei estudio del IC T. lla mado ‘ Inventario de sanas subnormales'’ , realisado hacia 1975 en 89 ciudades de país. También pudimos constatar cómo, a menudo, el Esta do es el primero en incumplir sus propias leyes: de hecho, en cuanto se refiere a dotación de servicios públicos o la construcción a l exterior del petimetre urbana, el ICT. no vacila en violar la Ley 86 de 1988. Otros fenómenos contribuyen también en la división SJcial del espacio urbano, llegando ésta, a convertirse en ana verdadera segrega ción. Los circuios concéntricos de los isoprecios originados en la plaza y el centro actúan a manera de ondas: se desplazan en e l espado urba no y lo impaccan. en su totalidad, llegando basta las tierras rurales de la periferia, d o ra manifestación de lo anterior, es e l paso de la compra-venta por hectárea a la negociación comercial por metro cua drado. A su ves estas ondas luego se devuelven como un boomerang, desde afuera, hacia el centre, y opera un proceso continuo de califi cación-descalificación de los lugares, barrios y sectores, incentivando la permanente migración mtra-urhana de muchos citadlnos: además, en la movilidad residencial urbana Incide poderosamente la ideología de la localización, ya elevada a la categoría de obsesión. Desde luego, esta, ideología elaborada por el grupo social dominante na tarda en plasmarse en reglamentos y normas, los (males expresan la dictadura de clase sobre el acceso y el derecho a i suelo urbano. Presionado por la ciase dirigente, el Estado interviene con. un aparato da instituciones y legaliza t í reparto social del sutío. regula y controla su usa. na ar ralesa e intensidad. La instancia ideológica engendró un derecho y ambos van estructurando t í espacio tísico, urbano. Por muy simplificado que se presente, aste es el esquema teórico que se pudo identificar .
1 ESTRUCTURA SOCIAL
6T2
Grupo social dominante (oligarquía, “élite” , eje cutivos. etc.)
Capas inter medias de asalariados
Proletariado de los secto res secundario y terciario
2 ESTADO
3 PRODUCTO ESPACIAL
L
Intervención da las oficinas de plantación, con planos directoras» regíame utos de usos del suelo y normas de imams!iterf. por medio de las den sidades residenciales. Densidad baja Densidad lejem. de $00 mudi» (ajern. m- basta 200/400 m3.000 m* por por late) solar)
Densidad alta vejem. lotes de 9Q13-60 m.-. y basca menos)
Parcelaciones y darnos de ttpo campest».
Barrios de Ci po IC T . Caja de la Vivien da Popular. «Ce.
Conjuntas y •‘urbanizaciones" Cipo nes“ bch.
Los continuos cambias en la pirámide social suscitan la circula ción permanente de individuos y grupos, a Codo lo ancho de la urbe, y las consiguientes mutaciones que aleetan su territorio. El surgimiento. ascenao. su velocidad de filtración y de sedimentación, la naturaleaa de su movilidad, son algunos de los factores que impartan e¿ suelo y mode lan un arca, en forma seguida y casi simultanea. Es que el organismo urbano se lia cornado muy compleja y no resiste mas las sencillas barreras establecidas en el siglo XVHZ par el Cabildo; estas fronteras coloniales y caducas se ban vuelta vulnerables e insuficientes, ban perdido su eficacia y se necasita reforzarlas y adecuarlas a las con diciones nuevas, para que persistan y logran sus objetivas. Entonces, con este fin se llama al 'humare dei arte *, en este caso a i urbanista, a l cual se solicita en primer lugar la elaboración de una nueva teoría de la ciudad, y de una nueva ductrina urbanística. Esta tendrá que asegurarse sobre un piso mas firme, con la necesaria legitimación hnm.Mrmtie&~tacpiga~cign tífica, la separación de las habitan tes, y asi gar»nt*x»r ia eficiencia de las fronteras entre los distintos grupos y estratos. En «Me contenta general se inscribe la doctrina, urbanística, que se conoce bajo el nombra de La Carta de Atenas (1933). en la cual humanistas y utopistas preconizan el duwsn ele la ciudad dei futuro, con base en la teoría de la separación de funciones y usos: aplicándola, concluyen con dlsedus urbanas y modelas que llevan a la mittima separación de los moradores. Lo anterior se evidencia en los piano* directores, que para las ciudades de Sarxanquilla. Medelün. Cali. Tumaco y Bogotá elaboran los apóstoles de La Carta de Atenas: Sert. Wiener. Le Curbusier. 51 plan maestro de urbanismo que este Ultimo diseóa para Bogota en 1950. destinado a un grupo de buitres que tratan de cosechar ganancias sobre las ruinas sangrientas del 9 de abril, es un claro ejemplo de la drástica, división social del espado urbano. NO Salta sino la creación del adecuada aparato estatal tecnico613
policivo encanado de transformar el diseño de normas, reglamentos, acuerdos, leyes, ordenamos y decretos, y de vigilar su estricto cum plimiento. Serán estos los objetivos del Código de Urbanismo (sectorlaación-soiüfioaclón-construcclón) y de las nuevas oficinas oficiales encargadas de su ejecución. Sólo habrá que cuidar que los objetivos reales desapareaos» y presentar el plan al público oomo la búsqueda de la racionalidad, de las exigencias modernas, de la ciudad del pro greso, del desarrollo de la técnica y del ordenamiento urbano, del embellecimiento de la urbe, de uno capital armónica y mas humana y otros numerosos artíllalos del mismo costal, Kn resumen, podemos reconstruir este proceso de la siguiente ma nera; 1. Exigencias segregactonlstas y especulativas del grupo social dominante. 2. Ideología y teorías urbanísticas y arquitectónicas. 3. Diseño, 4 Apoyo juridioo. Normas y reglamentos. 5. Aparato estatal de control. 6. Reparto social del suelo. Asi se pueden esbozar los mecanismos, por medio de los cuales opera la dictadura del grupo social dirigente sobre el espacio urbano. Concretamente, una combinación de intereses especulativos y de aspi raciones culturales, oriundos del grupo motor, se convirtieron en ideo logía que se difunde de manera dictatorial en toda la sociedad, por medio del derecho, Dicho con otras palabras, el derecho se ha convertido en ideología codificada.
Tal oomo se vio en U Ciudad Colombiana Prehispániea, de e I n d i a n a , existía desde el siglo X V I en la ciudad Indiana una drástica ideología de la locallaaoión residencial segregactonista. Inseparable del edificio de castas, se unía con las ideas de poder y d e prestigio social; era la proyección sobre el suelo y en los hábitats de una ideología En cambio, oon la urbanlsaotón moder na, la segregación residencial tiende en privilegiar los factores mo netarios; es producto del aumento de una demanda, de su presión, de su diversiflcactón y de la consiguiente alea de los precias del suelo. En estas circunstancias, unas prácticas concretas auspician un tnoremento prodigioso de la ideología de la localización residen cial; lograrla invadir la totalidad de la sociedad y expandirse a lo largo y ancho del espacio urbano y suburbano. El mismo lenguaje toponímico diferencia y seotorlaa a la urbe; en tal o oual oiudad una connotación social califica "el norte" o "el sur"; se habla de los "ba rrios de oriente" y de los "sectores residenciales de máxima valoriza ción del occidente", etc. La ideología de la loealisaoión, manipulada por usureros, promulga unos dictatoriales decretos de repulsión o de prestigio calificando predios, áreas, barrios y sectores enteros. Y como C o n q u is ta
614
se vio, el Estado por medio de sus oficinas de planeaclón, planos di rectores de urbanismo, normas, códigos y reglamentos, introniaa y refuerza el reparto social del espacio urbano, por medio del derecho. Para no citar sino una modalidad, el gravamen por valorización resulta en este sentido una herramienta particularmente eficai, de hecho divide la ciudad en dos: aquella en donde mora una pooiaoión "sol vente" y que puede cancelar el gravamen, vale decir la ciudad de los que esta» en capacidad de pagar los costos de las obres ae equipamiento urbano (vías, puentes, redes primarlas, canalisaolones de quebradas y caños, etc.). En la otra ciudad, la pobreza de sus habitantes se tra duce en una carencia de respaldo finanotero, lo cual ooiiga a descartar estas mismos obras, o a postergar su realización por pane de la secre tarla de obras públicas ael municipio. Tanto la sacralisaclón de la localización residencial oomo el bino mio prestigio-desprecio, generan una migración Intra-urbana continua, abastecida ésta con las fluctuaciones alterando la posición social de los moradores. Entonces surge un fenómeno antes desconocido; el mo vimiento cíclico de migración en la urbe. Siendo la vivienda siempre provisional y nunca definitiva, sus consecuencias urbanísticas pueden ser mas graves que la migración campo-ciudad. Este fenómeno Impide la sedentariaactón definitiva y por lo tanto imposibilita la planifica ción urbanística, generando un crecimiento innecesario y artirioial y una dilatación urbana sin fin. Resumiendo, la inestabilidad laboral motiva constantes altibajos y un ritmo acelerado de movilidad social, la cual a su vez auspicia una mudanza residencial cíclica pero perma nente, imposibilitando la establUsación y el diseño de la ciudad Una de las manifestaciones mas evidentes de este fenómeno de migración en el interior de la ciudad, es el impacto que provoca sobre algunas aonas que hablan logrado una cierta estabilización, la cual se ve cuestionada y afectada por medio de estas corrientes de noma dismo. A propósito, resulta muy dlolente el triste ocaso del barriobastión del sector oligárquico de la ciudad. Nos muestra cómo la sacraUaactón a ultranza de un sitio, llegando hasta una verdadera fetlchUaclón, lo hace inevitable blanco y meta de grupos sociales Inestables y en asoenso, y lo vuelve particularmente vulnerable a una Inmigración de la cual resulta victima. En resumidas cuentas, el grado de repulsión al cual pretende e] prestigioso barrio de un grupo social dominante, determina un igual grado de atracción sobre sectores sa rtales subordinados, Be han realizado una serie de pesquisas sobre este fenómeno en varias ciudades en el barrio Manga de Cartagena, la Avenida Liberta dor en Banta Marta, el Prado Alto en Barranquüla, Prado-VUlanueva y El Poblada en Medellin, Centenario-Qranade en Cali, y QhapineroOhicó en Bogotá Aunque el proceso obedezca en cada ciudad a cir cunstancias distintas y no sincrónicas, el procesa genera) opera por medio de unas constantes que se sintetizan aquí 615
paaidñn aooiol da loo o rao* involucrado*; lo diurno entunante ao «u «an lidu generalm ente aeceiudonal, andamíenle hablando. L a qua » i H n iiia o qua lo migración iAtra>urbana ooido exactam ente o m «n veteo d * lo ideología qua lo orldino y roma oonaecuenma directa ae p i . r lv»r lu ion io, ningún horno p m i n i i uno total unidad anciai, xiempre oauoid elem enta* diaimiloa y heterogéneo*, Albergo ol mioma Mem**i •ua agente# inicíale*, aquello* qua lo pidieran y lo calificaron y loo que puaienurntanlo fue olroyendo y que mA« bien lo notan deacanticaitdn ui poder real* te neta de loa pnmarua y lo fuaniA de penetración da loo diurno», nuo permiten medir lo tandonoio «aoialogioa oei barrio y violum oror ouoi aero tu futuro campaaioinn «oriol, bate aoa«e irá n » olio ideoibgioo y raaidenalol «a puede raoumir aun ai alguien te boceto ü O n#o i ver o í alien, pogmo anterior), fcxaminando un oupuetto riela, oe puede deocomponer en vana# fotao;
T H M t* Mm í i i i n »
4» Mm immnm m » M h
Be anotaba arriba que tu átvinlón «oolal del auelo llene por poro* Itrio inevitable lo movilidad retudendai o migración mira-urbana Do hecho, lo pionera propicio to incentivo) a |& «rg u n d o Kl rigut de i » drtattca aaoctactun lugar -individuo provoco corriente» continuo* do muradme». mudAnrioee do un tillo o otro. mis no eb&dBee tan lo o profundo* necnaidade* tino m M bien o oaptroolone» y. h a c ia níscalo ne*. tendiente* o negar uno real pn*u ion «oriol, por modín do uno Uuftono y fiiaoioaa mutación geográfica o también concretioar ol aoce» «a o un eatrata «opertur, mediante «I cambia do lugar raaidanoíal. Vano» mue«irene reoiuadm on ttugutA, Medelltn y Ootl «obre al máo amplio abanten «ociol. moetroron como rodo fornido, on ai bravo oíalo d« uno generación. ha recorrido al aapooln urbono pon maluplaa y «uraalvoi etapa» reaidenclolea y «iguiendo uno rulo «o cio -geográfica, que Uuatro lo permanente boaqoeda dat acercamiento o un oalroio ranatiorodo romo «apartar. Ad«mo« da lo moalobUidod rewdenolal, otro tenaUnle da esté Upo a* migi ación, a« al OomMO qua aparo an lo owm •Ib
I, o l » elige «u eeetor reoldanolol y goronUto ou exeluiuvidad por m edio na loa preciue y da too norma* junoicaa. Al mioma tiem po uja. delim ito y oxigno, por media de loa mioma» meaanlxmoo, loa terntofiua de OM y Pj en otra« polabroa, ajarte «y prerrogaUva de "e m io o r' m ientra* GM y p «e ratnpoitan romo receptare» paaivoa, I. I I poder de atruenan de Q p provoco un efecto de 'boom erang Bu bootion lerm ortot te aanvierta en imon y an oblativa, impoiaanau uno m igrarían da GM, m ientrot » m de lo mioma manera, aueeito el donpiaanmlento de P, 1. Al terminar un oíala de a tracción *expul*iOfi, roda grupo ocupo Arena dleUntoa, P «e apodera el barrio canatruldo p»»f »'M , OM invadid ol to rto r entinto y «a adueña de) imet-toh que «e nobia rotervoda OH, OO, deaolajodo, «e e*to edificando otro boetidn, A. I I prucean «igue abriendo*» un nuevo riela, fUetimiendoi 8n general, un barrio reoidendol «e proyecta y te inicia para una olote y termina en poder de otra. Lo mioma atracción que ejercen aun gestare», provoca lo mtruaian de grupea que eatan bajo tu influencia cultural y e*ia» diurna» poco a i w n «e van apoderando del barrio; geneian la »npul»ion de aua fundadora» y au fuga A) term inar un Alelo, el barrio experimenta un nuevo periodo de vida, ron un marcado de«= olaamnieuto eodai y un evidente deterioró ambiental e Inmobiliaria, paaado de la unidad n»lca y aoctal a la heterogeneidad y de la atracción a la invaaidn, Búa getiorea, a vece» deaconcertado« y en cierto» caen» eapanladoa, huyen de un barrio que proyectaron como excluaivo y que ae ha vuelta expulolvc, Aai opera una marcada tendencia nacía la atraeelon*expul«ian uquleaa aea una le y t), que «e deriva inevitablem ente de la divioian olatiata dei eapado «ruano Aturra bien, la "le y de fu ga " opera en numeroeae cludadet. Independientemente ,iP Bll dimeneian flotea o de au tamaño pohlnclonai Actúa a partir del momento en que ex itte un arupo to n a l dominante auficieumnenie coneaionado, para pretender al ataiamienlo geoarAfico en aleUn lugar Ptcluaivo, Aunque con cierta oí /
sorpresa, se pudo observar el oaso de Pitallto (Hulla) hacia 1070 cuan do el pueblo no llegaba a los 20.000 habitantes. La “élite" del lugar, Integrada por algunos socios del Club del Comercio, decidió entonces construir “ una urbanización residencial en el norte, siendo que todas las ciudades crecen hacia el norte" (ale). Pero las cosas no paran ahí sino que más bien empiezan: pues este ciclo suscita otros cambios correlacionados. Engrana y acciona otros mecanismos ya no tanto exclusivamente sociológicos, sino mas bien económicos Es decir, que este primer fenómeno se enlaza directa mente con otra peculiaridad que se vive hoy en cualquier ciudad del país, particularmente notable en los áreas centrales y pericentrales y que es el siguiente: La velocidad con que se convierten en "Imanes" de atracción social, es uno de los factores que provocan la temprana caducidad de la construcción, es decir, antes de su envejecimiento físico y de su obso lescencia como producto arquitectónico Es que la presión social men cionada arriba genera un aumento desproporcionado de la plusvalía, de lus precios del suelo y de la tasa de ganancia por alquiler. Y entonces eso reduce considerablemente el periodo normal, previsto para la re cuperación y amortización de la Inversión en dicha construcción, de tal manera que con cierta irecuencla llegamos a esta paradoja: un edificio vetusto y agónico experimentando la máxima rentabilidad de toda su existencia. Lo que de paso nos permite entender el proceso de reciclaje operando en zonas desclasadas o en marcado estado de dete rioro, ahi radica el éxito de la enseñanza privada especulativa y de las casas de Inquilinato. M á s patético aún resulta el breve esplendor y el rápido ocaso del más exclusivo barrio de la ciudad. Llámense el Chicó o Manga, Avenida Libertador, Prado Alto, VUlanueva, o El Poblado, El Centenario o Ciu dad Jardín, desde Santa Marta hasta Cali fueron concebidos por (y para) la cúpula oligárquica local. En sus quintas vivieron estadistas, diplomáticos extranjeros, banqueros, exportadores y “caballeros de In dustria", pero algún día pasaron estas de alta sociedad al bajo mundo. Terminan en manos de una turbia fauna social que se erigió sobre un capitalismo recién nocido, pero ya putrefacto; el garaje doble se con vierte en bodega para mercancías de contrabando y en "casa de Sida" lo que fue la residencia del presidente X . .., hacia 1030 •
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Durante más de dos décadas las ciudades crecieron con base en un aporte inmigratorio duplicando, y hasta triplicando, los saldos ve getativos; con mucha frecuencia, de tres cltadlnos registrados, dos hablan nacido fuera de la ciudad. Durante estos decenios (hasta hoy), en cualquier dudad, coda año la estadística de licencias de construc ción Indicaba que el 05 y hasta el 08% tenían por objeto la vivienda. Pero también se verificó, año tras año, que la construcción legal de vivienda, con solicitud de licencia y diseñada por arquitectos, ingenie-
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roa y maestros apenas abarcaba un 90% de la construcción total. Se descubrió que en la mayoría de las ciudades un porcentaje variando del 50 hasta el 70% de las viviendas se edificaban al margen de la reglamentación oficial local y por medio del trabajo familiar. A l lado de la ciudad oficial, al margen de los programas Institu cionales, sin licencias ni arquitectos, iba surgiendo la ciudad “natural” de la colonlsaclón. En este sentido la urbanlaaclón popular de migran tes, durante este periodo crucial del despojo agrario, bastante se parece a un movimiento de colonlsaclón urbana. Principalmente promovida y reallsada por loa mismos desterrados del campo, vueltos, destechados en la ciudad, la colonización es uno de los fenómenos más característicos de la urbanización moderna en Colombia. Sintetizando, la gueira civil agraria de los aftas 1040-1000 habla sido: —Geográficamente, un conflicto que lmpactó más que todo a las laderas de colonización en las tres cordilleras. --Económicamente, una contienda abierta en tierras antiguamente baldías y muy disputadas, en tránsito desde la economía parcelara de pan coger hacia la producción comercial cafetera o el latifundio ganadero. —8oclalmente, la contra-reforma agraria, la revancha del latifundlsmo ausentista y la derrota del campesinado de colonización. Pero expulsados los colonos de las tierras agrícolas, llegan a las ciudades e inician otro aprendizaje, innovado con la colonización de la tierra urbana. Los que durante décadas enfrentaron a los latifu n distas en las montañas, en adelante tendrán que luchar contra ellos en los linderos de la ciudad. Para aquellos exiliados la guerra de expul sión no cesó, sino que se mudó; la violencia clasista no terminó sino que se desplazó, y con el desplazamiento de sus protagonistas, senci llamente se trasladó a la ciudad. Entonces 6sta se convierte en el escenario principal de los luchas sociales; es en estos condiciones contextúales que va surgiendo la ciudad moderna, la urbe del estado de sitio. Loa que escaparon vivos de la guerra en los campos, se encuentran en la ciudad victimas de continuos atropellos, cuando exigen el derecho al suelo urbano, el primero de los derechos a la ciudad: se abre la larga crónica de la violencia social urbana, y las antiguos "ligas campe sinas" van produciendo los primeros lideres del movimiento de los destechados urbanos. Entonces éstos, llevando al suelo urbano los ex periencias de luchas contra el latlfundlsmo agrario, innovan la expro piación del latifundio urbano. Adelantándose a los proyectos oficiales de “ reforma urbana" de los años 60, desde finales de los años cuarenta las multitudes campesinos despojadas y destechadas decretan una sor presiva reforma urbana popular. La reforma urbana de los destecha dos, la ocupación popular de predios ociosos en espera de especulación, no hace sino aplicar la fórmula de Engels: "los expropladores son expropiados". Asi se inicia una larga guerra entre las multitudes 619
en batea de un hábitat y del derecho a la ciudad, enfrentando a l le c tor del latifundUmo urbano reipaldado por un pudiente aparato re presivo estatal. Desde finales de loa afloe cuarenta hasta hoy, ion centenas de combatas y secaramusas las batallas urbanas por el techo. En euanto sa refiere a su Intensidad y duración, un estudio de O Urna Mosquera da un panorama histórico del movimiento urbano de loe deeteehadaa. este naca en forma de vanguardia muy locallsada hacia 104é-4á, crece en cobertura durante la década del cincuenta, se mul tiplica en la siguiente y alcansa la totalidad de la red urbana nacional en la oseada del 70 Frente a este auge, el Estado usa las armas repre sivas del astado de sitio, pesando de la planificación uroana a la pacificación y, en no pocos casos y dudadas, loe que hablan logrado escapar vivos de loa campos caen ai pie de un rancnito uroano incen diario, cuando no en meólo de sus llamas. Durante años de pesquisas, se ha reunido un voluminoso archivo de biografías de deeterrados-destschados; varias trayectorias resumen y tipifican la gesta dsl colono urbano y también la filiación existente entre las tradiciones agrarias de luchas y su traslado y adaptación
urbanos. Esta entrevistado, hijo de eoionoe lollmanses entra muy joven en el movimiento agrario armado del oriente del Tollma, participa en la guerra de Vlllarrlca, regresa a la vida legal, pero amenasado tiene que abandonar el campo y emigrar a tbagué; . Entonces viajé s tbagué y fue ella donde conocí ■ los compañeros qu» luchaban al lodo ds los destechados. Y resulto que en satos dies que n e g u é ya, estaban ellos programando una toma de tierras en el barrio Si uusbasl. Yo estaba enseñado e la lucha armada, paro lambían había aprendida las formas pec.ticos de acción y de lucha Asi que para mi no fuá ningún proble ma ir a una tama da Uarrss urbanas. Na, sao no ara ningún problema, nula bien ara un trábalo muy fácil Asi que participé en asta tama, al primero da añoro de UHU. Hicimos un barrio y lo lismamas. Barrio Primero da Enero. Poco después m« trasladé a UognlA porque estaba muy perseguido en Ibngué. Faro seguí en asta frente da uta luchas de los destechados. Participa en la tnma pande dal Paliesrpa, la del año da ltttl4; y fuá cuando me hiee sata vi vienda. ,, Es decir, que su caso Ilustra la trayectoria de un ser cuyo traslado del campo a la dudad, no es más que un cambio de escenario de la lucha de clases. Trayectoria nada excepcional y que experimentaron numerosas integrantes de loe primeros movimientos armados de los campos. Un campesino anttoqueflo relata su odisea, la fuga nocturna, la breve estadía en Abajorral y su llegada con toda la familia a una la dera, del oriente de Medellln: i-legando aquí me informé y loa vecinos ma dijeron que an sata potrero podía construir un rancho. El mismo día rocé y armé un teehlto, aso an me dia da un aguacero bien macho luiego construí este ranchtta, fon unos palos que tumba s la orilla da la quebrada, unos bambués que labré yo mismo y si barro qua saqué del mismo lote. Claro que desde chiquito yo sabia més o menas levantar un rancho, pues en si eampo cuando hay qua trabajar lajas •2 0
u no se
l e v u n ta u n t r a b a j a d e r o p a r a c u a n d o l l a g a a l a g u a c e r o
C la r o q u e
me
a y u d ó l a m u j e r y t a m b i é n lo a h i j o e m a y o r e s y lu e g o a a m b ra ro n ca ta s m a te a d a y u c a , m a la y p lá t a n o , P u e s h tib ia q u a c o m e r
Otro ejemplo de la transferencia y adaptación urbana de laa tictlcaa de luchas agrarias, ae evidencia con eatoa apartea de una entrevista con Pedro Salea, nartflenae y pionero del movimiento de loa deatechadoa hacia 104(1-1048, en la ciudad de Cali: . . S a ta c a s e t a p r o v i s i o n a l a n t a l a a a f á lt ie a , c o n « o l o d o c e p a lo s , q u a ce t r a n s p o r t a d o n d e u n o q u i e r a y q u a M a r m a e n d í a s m in u t o s ¿ s a b e d e d ó n d e n o s v i n o la I d e a ?
E r a c o m o a n e l 4 2 ó (19 i t n o e s t o y m a l, c u a n d o u n o s c o m -
p a ñ e r o s n os lla m a r o n a n L a D o ra d a ,
H a b la m u c h a g e n t e a llá
p e le a n d o d u r o
c e r c a d e lo a t a n q u e s , d e l p u e n ta , c o b r a la c a r r i l e r a y t a m h ié n d e l o t r o la d o e n P u e r t o S a l g a r , p a r a o c u p a r u n o s l o t e s li b r e s . A d e m á s , t a m b i é n e s ta b a n p e l e a n d o c a m p e s i n o s p a r a t u m b a r la a c e r c a » e n lo s l a t i f u n d i o s d e lo a M o n t o yas. U n d ía e s t á b a m o s M a r i o y y o e x a m i n a n d o u n p r e d i o a la s a lid a e r a n c o m o la s d o c e , c o n u n c a l o r , , y n o s p u s im o s a la s o m b r a d a u n p a lo , A c i a r t e d is t a n c ia , a n u n o s p r a d o s , v i m o s u n a a lr e d e d o r d e u n a caaa d e b a h a re q u e
m u lt it u d m u y
a n im a d a d a c a m p e s in o s ,
M u c h a g e n t e , p e r o n o t s b 'a m o t l o q u e
pasaba Y d e p r o n t o t o d a la c a a a t » l e v a n t ó d e l s u e lo y e m p e s ó a c a m i n a r p o r e n c i m a d e l r a s t r o j o ; s e la l l e v a b a n a l h o m b r o lo s c a m p e s in o s , u n o s v e i n t e , y
la p a a a r n n e n
sando.
M ás
l o s p a s t o s d e lo s
ta rd e
r e s o lv im o s
la t ifu n d is t a s ,
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E s ta d ía en
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nos q u e d sm n a p e n P o lle a r p a ,
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s e v á e n la p e l í c u l a d e l 98. E e a r m a b a n la s c a s e ta s d e n o c h e y s e p a s s b a n y e c o n e n s e r e s , o lla s , c o l c h o n e s y n iñ o s d o r m id o s , y s e c o lo c a b a n e n t r e d a s r a n c h o s e x is t e n t e s .
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la s m u c h a c h a s c o q u e t e a b a n
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E l d ia s i g u i e n t e lo a d e l m u n i c i p i o v e l a n u n a caaa m á s y n o e n t e n d í a n n a d a , E n t o n c e s s e e n l o q u e c í a n y lo s p o lic ía s t a m b ié n . P e r o u n a n o c h e u n s a r g e n t o v i o p a s a r u n a c a s e t a y m a n d ó a i n v e s t i g a r L o s p o lic ía s Ib a n d e r a n c h i t a e n r a n c n it o p r e g u n ta n d o ; — ¿ U s te d n o h a v is t o p a s a r a un a casa? Y la g e n t e c o n t e s t a b a ; N o s e ñ o r , p o r a h í n o h a p a s a d o n in g u n a ca sa . A l i c i a B . , h u y e n d o d e l o r i e n t e d e A n t i o q u i a c o n su s p a d r e s s e b a j a d e l b u s e s c a l e r a e n e l P e d r e r o y c o n s u s f a m i l i a r e s e m p ie z a a c a m i n a r le r a
C a m i n a n d o p o r la o r i l l a d e l r i o h a c ia a b a jo , v i m o s a l o l a r g o d e la c a r r i u n a g e n t e q u e v e n ia d e S a n L u is y d e S a n C a r lo s , to d a s le v a n ta n d o
r a n c h it o s , N o s d i e r a n u n a s t a b la s , n o s i n d ic a r o n u n s i t i o y
noa d ija r o n c o m o
c o n s t r u ir , c o m o s i f u e r a u n a c a r p a n o m á s , p a r a q u e la p n lla la n o se d i e r a c u e n t a . E « q u e a q u í u n o n a e s t á s o lo , h a y lo s c o m p a ñ e r o s y la s c o m p a ñ e r a s .
Con 1a acción colectiva Alicia, pasando da 1a varada al barrio aca baba de hacer al poao que separa la soledad de la solidaridad.
Mientras tanto, en ei coraron de Bogotá, un veterano de laa luchas agrarias en los artos 30 hacia sata comparación. A q u í e s m á s fá c il, t e p u e d e m o v iliz a r e l b a r r io e n m e d ia h o ra .
—¿MovUlxar para qué? —Contesta un morador de un barrio cerca no al cementerio universal de MedelUn y que durante un tiempo se llamó Camilo Torras. , , . M i r e q u e a q u í la p e l e a e m p e g ó d e s d e e l p r i n c i p i o , e n e l 70, c u a n d o la p o l i c í a v e n i a a d e s t r u i r t o d o n u e v o r a n c h o q u e a p a r a d a , f u e e n e s a é p o c a m á a a m e n o s a u a n d o u n a v l e j i t a d e 114 a ñ o s y s u h i j a a r m a r ó n u n r a n c h it o c e r c a d e l t a n q u e . C l o r o q u e la g e n t e e n t r ó a p e l e a r c u a n d o l l e g a r o n lo s e a r s b m e r o s p a r a d e s a lo ja r la s . A s i q u a m a t a r o n a u n c a r a b i n e r o y c u a n d o m a n d a r o n lo s r e f u e r z o s m o t a r o n a o t r o e n la e n t r a d a de| b a r r io . M á s t a r d e v i n i e r o n lo s d e l m u n i c i p i o y e l I n s e r t ó l a ! d i z q u e a o r g a n i z a r r e u n io n e s d e v e c i n o s , E n
tonces la gente se atrincheró detrás del muro de contención y les echo piedras. Y usted vio cómo hace poco el contratista del buldózer sacó revólver pero le tocó huir y le quemaron el carro.
Es en los campamentos de la Troco, en Barrancabermeja, que el campesino Absalón Acero se convirtió en obrero y adquirió, si no rique zas, por lo menos conciencia de clase. Pionero y colono del barrio El Paraíso, en Bogotá, nos contó un dia de 1973 los pormenores de las luchas que siguen a la ocupación definitiva de un predio, ilustrando así lo que es la colonización popular urbana: ... Por fin teníamos el terreno, entonces otra vez la pelea, esta vez para conseguir los servicios, agua primero y luego la luz. El agua la buscamos arriba, en el puro cerro y examinamos todas las fuentes para encontrar aque llas que nunca se secan. Pero los de la alcaldía y del acueducto dijeron que la que habíamos tomado era privada, de Bavaria, Buscamos en los libros, en los códigos, hasta que por fin encontramos algo sobre las aguas de la Nación. Entonces compramos la tubería, el cemento, bueno, todo; e instalamos nosotros mismos la captación, la conducción, el tanque y luego la red de distribución. ¿Y sabe qué? Cuando todo estaba listo, al rato aparecieron los del municipio, dizque para los contadores y la gestión. ¿Cuál gestión? Y ahora el agua que hemos instalado, nos toca pagarla... Para la energía los de la alcaldía no querían instalar la linea; nos tocó robar la luz y ellos venían y la cortaban a cada rato. Entonces nos reunimos todos, la gente me eligió presidente de la junta de vecinos del barrio y me bajé a estas oficinas. Toqué a todas las puertas, y me mandaban de una oficina a otra. ¿Al fin sabe lo que me dijeron? Que no podían poner la luz porque no había postes. Otra vez nos reunimUs y corPridlstra plata comparamos unos postes. Pero.faltaban muchos, entonces un día todos subimos a los celros y cortamos unos eucaliptos. Después los colocamos cada treirítd metros, exacta mente como habían dicho los doctores de la Energía. Me acuerdo, al día siguiente yo bajé al centro, fui a la oficina y les dije: "Ahí están listos nuestros postes, están esperando sus alambres".
Colonización urbana popular y solidaria, concertada y organizada, es el desmonte de un pastizal para transformarlo en barrio. Coloniza ción colectiva son los convites dominicales para realizar unos indispen sables banqueos en laderas muy inclinadas. Luego, es preciso abrir las calles considerando la topografía, y en pendientes muy advorsas trazar unas escaleras perpendiculares a las curvas, las cuales se consolidan reforzando la parte vertical de los peldaños con llantas gastadas. H a brá que buscar una fuente de agua potable, de pronto será necesario cavar pozos de varios metros de profundidad, organizar la distribución, nombrar un fontanero, instalar lavaderos y baños colectivos, y casetas para sanitarios comunitarios encima de alguna cañada. Posteriormen te corren por las calles las mangueras de la primera red de distribución doméstica, se abren los surcos para la evacuación de las aguas residuales; desde la red primaria circula la energía hasta unos postes en guadua, a los cuales cada familia conecta sus alambres. Grupos de niños están nivelando y limpiando la maleza de la plazoleta del barrio; poco después en su centro funciona la primera escuela bajo una ramada, caseta comunal de las reuniones y las fiestas. Desde el Caribe hasta Iplales, desde los años 1940 hasta 1980, miles de barrios nuevos surgen en cien ciudades, de un proceso parecido, y en no pocos casos la presión de sus urgencias lleva a unas innovaciones 622
renovadoras de la vieja ciudad anquilosada. Es en Bogotá el ingenio popular edificando sobre un basurero del sur, del cual los moradores extraen el gas natural de su combustible doméstico; no tardarán en llegar los funcionarios de las empresas públicas, no se sabe si más cínicos o descarados, con el fin de instalar contadores para cobrar el consumo a los constructores-consumidores. En Fusagasugá, frente al obstáculo de una contrapendiente, la imaginación creativa de los mo radores concluye con un extraño pero eficiente sistema provisional de bombeo de las aguas negras, por medio de una manguera. En Pereira los destechados inician las obras, ampliando el predio por medio de una corrección de las sinuosas curvas de la quebrada de El Oso. Se recoge esta experiencia en Slbaté, rectificando y desviando por medio de un canal de más de cincuenta metros de longitud, el curso capri choso de una quebrada, y con obras complementarias de drenaje se saneó un pantano. En Soacha, son las mismas pledrás de las canteras con las cuales se hace el primer afirmado de las calles. En Villavicencio se realiza en prioridad la construcción comunitaria de un puente, para conectar un barrio de colonización con la ciudad. En los barrios anfibios de Tumaco, Cartagena, Quibdó y Buenaventura se organizan redes de caminos peatonales sobre pilotes y construidos con maderas. En Soacha, en Bogotá (Las Colinas, San Cristóbal del Norte, Tunjuelito), en Cali (S iloé), en Medellín (Guayabal), lo mismo que en Pereira, o A rm ería, esjos colonos de nuevo tipo se radican en yna geografía despedazada por las canteras de piedra, destruida por !ará areneras, los chircales y las minas de carbón, pero por medio del paciente tra bajo de los destechados en pocos años se transforma por completo el paisaje. Con la vegetación, los árboles y las flores, los mismos mora dores logran m odelar una nueva estética paisajística. En Buenaventura este término de colonización no es ninguna metáfora: la colonización rural se articula directamente con la urbana. Allá vemos a unos ha cheros desmontando la espesa vegetación periférica no para cultivar, sino para edificar su barrio y abriendo selva para hacer ciudad. Y de un proceso sim ilar van surgiendo los nuevos barrios del oriente de Quibdó, bordeados por la selva. Trabajo por lo demás nada idílico, sien do que con mucha frecuencia se realiza ilegalmente usando modalida des clandestinas, es decir bajo la doble amenaza de las fuerzas de la naturaleza y de las represivas del Estado. Desde los años cincuenta, la crónica urbana está cíclicamente nutrida por las inumerables catástrofes, afectando los barrios más pobres: son las periódicas inun daciones del rio Guatlquia en Villavlcencio, del Magdalena en Barrancabermeja, las avenidas de L a Iguana en Medellin, del Tunjuellto en el barrio Melsen de Bogotá, del Otún en Pereira, de los caños de los barrios bajos de Barranquilla, y de los barrios orientales de Cali cons truidos en una depresión y madres viejas, por debajo del nivel del rio Cauca. Otro tipo de "fatalid ad” son los movimientos tectónicos, de rrumbes de barrancos y los deslizamientos de laderas, que ocasionan cada Invierno innumerables muertes en Bucaramanga, Bogotá (Usa623
quén), Medellin (Santo Domingo, Villa Tina), afectando en esta última hasta barrios nuevos y oficiales, como aquellos del Doce de Octubre. Y como bien se sabe, desde los afios 60 las vertientes de Manlzales están sembradas de “ campos santos” , en los cuales yacen sepultadas miles de victimas que allí consiguieron un definitivo “ derecho a la ciudad”. Escribiendo estas lineas, la prensa informa que “en Cali fue ron evacuadas las familias del barrio Brisas de Mayo, amenazadas por un deslizamiento de 24.000 metros cúbicos de tierra” (6 de Junio de 1988). Primero fue la avalancha humana la que cayó de las montañas y “ aplastó” a las ciudades, y luego se vino abajo la montaña y aplastó a la gente. Más cruel aún resulta la Intransigencia latifundista, respaldada por la política ciegamente represiva de autoridades locales acudiendo a las armas y a leyes caducas, para proteger la Intocable propiedad privada urbana. En tal o cual ciudad veremos un extenso cultivo en clavado en el perímetro urbano, vigilado día y noche por los guardianes armados de una empresa de vigilancia; en otra, un potrero Inmenso, en la frontera urbana, con dos novillos, pero con cuatro centinelas en garitas e iluminación nocturna. También se verán heroicas hazañas del ejército; verdaderos operativos militares con el uso combinado de infantería, carros blindados y hasta apoyo aéreo. Concluyen muy a menudo con un parte de victoria: dos abortos, una anciana muerta a bayoneta, dos muertos a bala de fusiles, una recién nacida asfixiada por las granadas lacrimógenas, veinte chozas incendiadas, un morador ardiendo como antorcha, 24 presos llevados a la cárcel y condenados en consejo verbal de guerra. Se entiende esta desencantada conclusión de un colono urbano, cuando recordaba su trayectoria desde el Tollma hasta un barrio bogotano: Toda nuestra vida hasta hoy fue violencia.
Pero el acceso a la tierra para el elemental espacio residencial, no es más que el primero de los derechos a la ciudad. Cuando la familia de María Quintana logra salvarse del exterminio, sale de las montañas y llega a una localidad y constata con amargura: Se acabó la violencia, pero empezó el hambre.
En la ciudad se les negaba tanto la tierra como el techo, y además el trabajo. Frente a una oligarquía urbana retrógrada, transitando del feudalismo hacia el capitalismo con suma reticencia y completa Inep cia, los exiliados tendrán que inventar sus fuentes de empleo y de recursos. Los urbanistas de Nueva York hablan diseñado unos magní ficos parques industriales, pero quedaron semivacíos, con más vacas que chimeneas; en otras ciudades sólo se diseñaron en el “ plan Inte gral de desarrollo” . Vueltos ahora desempleados, los destechados no se quedan con los brazos cruzados: resolviendo por cuenta propia la cuestión del ingreso mínimo, conciben y organizan un espacio de trabajo en la vivienda misma, por exigua que sea ésta. De paso, tras tornan la utópica zonlficaclón de la separación vivienda-trabajo, preconizada olímpicamente desde Atenas por los CIAM. Pero con la 624
mezcla de usos antagónicos, aumentando la densidad predial, tanto diurna como nocturna, se Incrementa la promiscuidad residencial y en general se deterioran las precarias condiciones de habitabilidad. Con la parálisis o la escasez de empleo en el sector secundarlo, esta área social se transforma en un proletariado terciario. Pero también ten drá que librar duras batallas, nunca ganadas definitivamente, para obtener el derecho (siempre provisional y disputado) de trabajar en la calle y el andén, en el parque, en la plazoleta, en el muelle del puerto, en la alameda del río y en la playa. Es otro aspecto de la colo nización urbana que ocurre en Protopolis. Pero en estas repetidas contiendas contra los que mandan y tratan de mantener en form a dictatorial el “ orden urbano” convencional, se va perfilando una nueva concepción del uso de los espacios colecti vos que se pretendían de uso restringido. De tal modo que veremos en las principales arterias, los cruces y semáforos convertidos en mini mercados de frutas y a las amas de casa saliendo de un multicentro comercial moderno y completando su mercado a la salida, en el andén, en los puestos ambulantes. La misma vocación de ciertas vías está cuestionada, cuando de un sencillo canal de circulación, pasan a ser lu gares de estancia, espacios de permanencia. La calle adquirió otra modalidad de uso y de pronto habrá que prohibir el tráfico mecánico y consagrar la victoria del peatón: legalizando el urbanismo creativo y algo subversivo de los pobres de la ciudad. De la misma manera, el desértico parque del nuevo barrio de los ricos, sólo se humaniza a mediodía cuando los obreros que lo construyen, ahí se reúnen a jugar fútbol o se encuentran con su esposa trayendo el almuerzo. A l otro extremo de la ciudad, y bordeando su rudimentario barrio naciente, está la autopista, con su amplio separador central preservando la futura necesidad de nuevos carriles. Pero los vecinos lo transforman en cancha-parque durante el día de labor y en los festivos, y por la noche se convierte en el parqueadero del sector, llenándose de taxis, buses, camiones y volquetas, cuando no de carretillas con sus muías, o de las carretas de vendedores callejeros. Y con esta vocación nocturna el espacio “ creció” y se usa ahora las veinticuatro horas del ciclo dia rio. Podríamos asi multiplicar los ejemplos de una creatividad popular espontánea, surgida de las mismas penurias, y totalmente desconocida por los lánguidos burócratas llenando las tétricas oficinas municipales de planeación. Desde luego, el destechado y el colono urbano son los citadinos más desfavorecidos que cualquiera otro en la Protopolis. Contestadores por naturaleza, protestatarios por excelencia, destacan su combatividad para exigir los derechos urbanos. Se convierten de hecho en la materia prima activa y más beligerante de los numerosos paros cívicos urbanos o barriales. Y éstos, regándose en las ciudades de las penurias durante los años setenta, constituyen hoy en dia la máxima expresión social de la protesta cltadlna en Protopolis; no obstante, se podía pensar que esta situación critica de carencias no serla más que un breve episodio histórico. Sin embargo, nos toca comprobar que tiene la misma 625
edad del primer decreto del estado de sitio. De hecho se está escri biendo en una de estas urbes en las cuales la guerra social adquirió ca racterísticas de contienda armada y de Tentaderos operativos punitivos, saliendo de los barrios ricos para realizar en los sectores pobres las masacres de una guerra urbana. Y los nuevos "chulavltas" del latifundlsmo urbano realizan ahora siniestras expediciones nocturnas por las calles, exterminando a los más beligerantes lideres barriales. Estos van cayendo en Florencia, Puerto Asis, Villavicenció, en San José del Guavlare, Ocafia, Apartado, Barrancabermeja, Puerto Berilo, Puerto Boyacá, Cimitarra, Medellln, Pereirá, Slbaté, Montería, Bucaramanga, Sincelejo. Palmlra, Soacha y Popayan. No hay diferencia marcada en tre las calles nocturnas de Tuluá. sembradas de NN hacia 1950, y los basureros y potreros periféricos de hoy, con cadáveres torturados y mu tilados Ciudad del estado de sitio y del miedo, Protopolls pasó del salvajismo del cincuenta a la barbarle del ochenta, sin haber conocido ni un asomo de civilización.
Las cifras censales del capitulo anterior evidencian lo siguiente: en primer lugar la masa demográfica urbana reunía en 1951, a escala nacional, unos cinco millones de personas. Aunque el modo de proce samiento de los datos no permita demostrarlo de manera indiscutible, es muy probable que millón y medio de ellas provenían de hábitats rurales que se hablan mudado en el periodo de 6 a 8 años anteriores; en 1964 la población urbana del país superaba los 9 millones. Sepa rando el aumento del periodo 1951-1964, de 4 millones, entre reproduc ción ln situ e Inmigración, encontramos una masa de refugiados de los campos totalizando quizá más de dos millones de personas. En 1973 el DAÑE consideraba que vivían en los centros urbanos más de 13-500.000 colombianos; discriminando otra vez los componentes del aumento encontramos que alrededor de 2.500.000 hablan abandonado sus hábitats rurales desde 1964, es decir que en 1973, la mitad de la población urbana del país estaba compuesta por una nacida en el área rural y otra, no cifrabie, en los centros urbanos, aunque tenia ascen dencia rural directa. En segundo lugar, se ha señalado en páginas atrás cómo la inser ción urbana de este aporte de población extema se da en condiciones económicas, caracterizadas por la carencia de estructuras de recepción de la mano de obra. La clasificación económica tradicional distingue tres sectores del empleo y de la producción: primarlo, secundario y terciaria Con toda evidencia estas categorías resultan Insuficientes en Colombia, pues el modelo de urbanización que vivió el país en los Ultimos treinta años engendró unas carencias de empleo, de las cuales surgió lo que podríamos llamar un •‘sector cuaternario**. Fue tomando tanto impulso que adquirió hasta un calificativo oficial: “el sector informal de la economía” , como lo llamaron los expertos de Washing ton y así quedó registrado en varios países del continente. En Calom626
bia. en cualquier eludad, este “ cuaternario” logra duplicar el sector terciarlo, aglutinando con frecuencia entre el 40 y el 50% de la fuersa laboral y de la población económicamente activa. Ignorar estas premisas demográficas y económicas del sistema moderno de urbanización en Colombia y exigir a gritos una “cultura urbana” , demuestran la Incapacidad de ciertos circuios “ cultos" para entender las vicisitudes de un proceso Un sinuoso y peculiar. Sus cir cunstancias concretas ponen en duda que la ciudad colombiana esté capacitada y lisU para generar hoy la tal “cultura urbana" y, más aún, si con este calificativo se alude a algo parecido con los modelos foráneos clásicos (de paso podríamos preguntarnos hoy, ¿qué conciencia urbana tenia el millón de campesinos que fueron duplicando la pobla ción de Parts, bajo el impulso de la operación Haussmann, en la segunda mlUd de siglo XIX ? Y ¿qué cultura urbana presenUba Nueva York hada 1900, cuando se esUba poblando con campesinos provenien tes de todos los campas de Europa?) De hecho, en la Protopolls Andina el migrante no va a encontrar ninguna de las condiciones que existieron bajo otras latitudes, para favorecer su absorción, su asimilación y su “aculturadón"; no llegaba a metrópoli ni a megápolls sino a Protopolls: ésta no lo necesitaba, ni mucho menos sus brazos. No habla nada previsto para facilitar su integración a la sociedad urbana, por lo demás muy tradidonal; no lle gaba como solución, sino a convertirse en problema. No se pre sentó, por ejemplo, el estimulo radical de una pujante Industrialización para cortar, en forma tajante, sus ataduras con el mundo mental rural y favorecer el surgimiento rápido de una mentalidad urbana. El lán guido capitalismo Industrial Indígena estaba Interferido por la situa ción colonial del país y frenado por los Intereses de las metrópolis externas; can esta carencia persistiría, durante décadas en el espado urbano, el arcaísmo de prácticas atávicas oriundas, en el mundo agrario. Pues la aculturadón urbana de un Individuo es proporcional a las opor tunidades de Inserción que le ofrecen tanto la sodedad de la dudad co mo sus estructuras económicas; en otras palabras consideramos que una mentalidad urbana (Instinto primero y luego condénela) sólo po dría nacer de nuevas prácticas sociales; para muchos inmigrantes esta expectativa nunca se concretlaó. Limitándonos a la vivienda, por ejem plo, vemos cómo muchos de los nuevos dtadlnos, en raaón de un “ accidente” que cambió la trayectoria de su vida, están resldendados en un logar extraño. Insólito, con el cual no se sienten ni Identificados ni solidarizados: residen muy amenudo en unos lejanos suburbios In decisos. en un espado en tránsito desde lo rural hada lo urbano, pero que no han logrado aún su lntegradón a la dudad. Para la población de estas reglones urbanas fronterizas, la dudad sigue siendo simboli zada por altas torres blancas en el centro, que se ven allá, al fondo, surgiendo de la horizontalidad, a donde se llega después de un largo recorrido, en un bus destartalada Un centro que. por demás, no es precisamente placentero sino bien amenazante; del centro llegan fun cionarios y cobradores, impuestos o citaciones, las prohibiciones y los 627
castigos; pero nuncía nada benéfico. De tal manera que el m igrante tropieza, más que el cltadlno raizal, contra un mundo hostil, agresivo a veces, siempre indiferente o sordo; con lo cual no disfruta la ciudad sino que la padece. En estas condiciones, ¿cuál cultura urbana se puede pedir a un ser viviendo el Ambito de su hábitat como un cúmulo espacial de desgracias, frustraciones y derrotas? No obstante, la oligar quía después de haberlos despojado de sus tierras, pide a sus victimas que tengan “ cultura urbana"; siendo que les quito también el libre acceso a ella negándoles la tierra urbana, el techo y el trabajo. Además, a la distancia espacial que separa de la ciudad el lejano suburbio, se suma la “ distancia" entre el mero hecho de tener residen cia urbana, sin que su morador esté en “ situación urbana". En estas circunstancias un abismo lo separa de la conciencia urbana. Por otra parte este nuevo cltadlno recién llegado del campo trae consigo la memoria de un mundo cultural rural y carece, desde luego, de “ memoria urbana" y entonces se convierte en un ser anónimo y aisla do, que trata de mantener en su nuevo hábitat los lazos de solidaridad que existían en su ambiente social agrario original. La fuerza de estos atavismos le permite, por lo menos, establecer en la ciudad un modo peculiar de existencia doméstica y social, muy marcado por el paso de una relativa autonomía a una completa dependencia, expresada en multitud de nexos y relaciones. Hay que agregar, que cuando los ideólogos de la oligarquía domi nante hablan de cultura urbana en singular, olvidan que la sociedad de la ciudad está conformada por clases, en plural. Con toda evidencia en una urbe en donde se exacerban al máximo todas las desigualdades de una sociedad de clases, no existe ana cultura urbana sino muchas: aquella del Country, la del golf y del Salón Rojo del hotel Tequend&ma es una, y la de la subida a Monserrate, del Juego al tejo y del paseo con ollas es otra; y entre estos dos extremos esta aquella del paseo al norte o el fin de semana en Melgar. Algo parecido ocurre con la configuración de los hábitats urbanos, se percataron hace poco tiempo unos estudiosos de que no existe ana arquitectura urbana, sino arquitecturas tan diversas como las mismas clases sociales y un varia do mercado de la construcción de la vivienda. Ademas nos podríamos preguntar hasta qué punto la clase diri gente de la ciudad logró construir una cultura urbana. Aquí se ve que le resultó más fácil mantener las confortables tradiciones agrarias moribundas, que crear auténticas costumbres urbanas adaptadas a nuestro tiempo y por eso aún sacraliza la fiesta rural de las flores, celebra el reinado de la ganadería o la feria equina, venera las cabal gatas. el coleo, las córralejas o las riñas de gallos, manteniendo asi la herencia arcaica y paternalista de la hacienda, del hato y del latifundlsmo. llamando "tradiciones culturales" a estos variados instru mentos ideológicos de dominio político y económico. Para concluir: toda cultura se produce por medio de vivencias concretas, se erige sobre la base de determinadas prácticas sociales, es expresión de experiencias multitudinarias y sedimentadas, hasta con628
fo rm a r un acervo y el patrim onio de un grupo social o de una com u nidad. El id en tificar o caracterizar una cultura especifica nos rem ite obligatoriam ente a l conocim iento de estas prácticas sociales y de sus agen tes; por lo tanto no lleva a ninguna parte el de cultura urbana en form a abstracta. Se entra a la cultura urbana p o r la puerta d e la experiencia urbana, es decir por medio de las prácticas de la d u dad; sólo los que se benefician de estas prácticas pueden lograr una m entalidad, una condénela y la cultura propia de la sociedad urbana. N o se hace cultura de du dad por decreto o por m edio de eventos a rti ficiales, como el Basarte (M ed ellin ), el concurso de “n ovela urbana" (C a li) o estos carnavales d e “ pan y circo” , que usan las oligarquías com o anestésico de las masas desempleadas. En cuanto se refiere a los escasos edificios del cen tro (d e B ogotá) que se veneran como “ patrim onio histórico” , o com o “m em oria urba n a” , a l fin y a l cabo son ante todo el patrim onio sim bolizado d e aque llos que se apoderaron de la dudad y de su h istoria; ciertam en te n o tienen m ayor significado de ancestro para las grandes m ultitudes los tem plos de Santa Clara y Santa Bárbara o el famoso café, en donde se reunía h a d a 1930 la “ inteligencia” ; y sólo quedaron en la m em oria de un redu ddo grupo de intelectuales extranjerizantes, al s e rv id o de la ideología dominante. En fin ta l m emoria es p rivilegio d e unos pocos, m ientras los pobres, que son m ayoría, quedan condenados a la amnesia. Salvados de la rapiña y del saqueó quedan algunos testim onios arquitectónicos del pasado, como hitos de la trayectoria histórica de la du dad. P ero siempre son símbolos adscritos al patrim onio cultural d el grupo social motor; son lugares, edificios y monumentos escultó ricos que se integran al acervo ideológico de la oligarquía. Es aquella d a s e la que los venera y los defiende, m ientras no obstaculizan la ren ta del suelo y no estorban la especulación en la construcción, por supuesto. Es fá cil comprobar que, salvo contadas excepciones, no exis ten en la d u d a d colombiana edificio alguno, estatua o m onum ento que puedan ser reivindicados como suyos por el proletariado. El Banco López en la avenida Jiménez, la gobernación y la estación del ferrocarril en Mantéales, el raquítico rascacielos de la A ndlan Cor poration en la Plaza de la Aduana, el hotel Prado, en cierto sentido, si son patéticos “ monumentos históricos", nos indican el m om ento en que la aligarquia, siguiendo e l consejo de M arco F idel Suárez, empieza a “ m irar a l N orte”. Finalm ente, el mundo urbano de hoy surgido de m anera inespera da y en form a brusca del traslado red en te y forzoso de sociedades agrarias elementales, lleva aún su sello de origen. Su modo de in tegra ción a la civilización urbana explica la presencia persistente de muchos rasgos heredados de la condición anterior y, p o r lo tanto, este es aún endeble. Inestable y sin sedimento; configura una sociedad urbana elem ental, o preurbana. Acudiendo al léxico etnográfico, se d iría que en Pro topo lis se form ó una sociedad prim itiva urbana; de hecho aquí apenas se urbanizó el suelo pero n o la gente; fa lta aún m ucho para que, además del espado, se urbanicen las mentes.
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C A P IT U L O
I V
BOGOTA, CAPITAL DEL CAPITAL
..
.B o g o tá está d es truyend o a S anta F e d e B o g o tá .
(Hernando Téllez, 1948) . . . H a y ciud ades ed ificad as en m á r m o l: A te n a s o R o m a , y o tra s están h ech as e n p ie d ra : P a rís , B ruselas, M a d r id . A lg u n a s s o n d e a c e ro : N u e v a Y o r k , T o r o n t o , C h ic a g o . E n ellas las d e m o lic io n e s s o n costosas. P e r o B o g o tá es una ciu d a d d e T I E R R A y esta co n s id e ra c ió n n o d e b e lim ita r n u e s tro entusiasm o cu a n d o in ic ie m o s su a rra s a m ie n to y d e m o lic ió n d e fin itiv o s .
(Carlos Martínez, “ Proa", 1947)
Según las estadísticas oficiales, la evolución demográfica de la ca pital fue la siguiente desde principios del presente siglo: 1918,
145.000 habitantes
1938, 1951,
325.658 638.562
1964, 1.661.935 (incluyendo a los municipios del Distrito Especial) ' ft 1973, 2.696.270 1985, 3.957.960
9 9
Como vemos, se duplicó la población capitalina durante los veinte años del prim er periodo intercensal. El aumento es mayor en el se gundo periodo siendo que se registra casi una duplicación en trece años. El crecimiento fue del 96% y, según Ramiro Cardona y Alan Simons (CCRP, 1976), la Inmigración participaba en un 70 % en el vo lumen total de la población, lo que equivale a decir que cerca de 450.000 bogotanos hablan nacido en otros lugares. Entonces la tasa anual pro medio de crecimiento era de un orden del 5%, duplicando la rata de crecimiento natural in situ constatada en períodos anteriores, la cual oscilaba entre el 2.7 y el 2.8% . Durante el tercer periodo intercensal Bogotá experimentó su máximo incremento demográfico: la población creció de un 162% y los mismos autores calculan que el 65% del total proviene de las migraciones, con lo cual residían en la capital más de un millón de inmigrados. Entre 1951 y 1964 la tasa de crecimiento anual se sitúa entre el 7.4 y el 7.5%. Observando los cuadros del Capitulo II, se puede comprobar que por alta que sea esa rata, no es excepcional durante este periodo. Se encuentran coeficientes iguales, o superiores, en Cali (7 .5 % ), Santa Marta (7 .0 % ), Montería (8 .8 % ), Tuluá (7.2%), Villavicencio (7.8%), VaUedupar (12.9%), Duitama (11.5%), en Espinal (7.1%) y en gra do menor en M edellin (6.9% ), Barrancabermeja (6.9%), Sogamoso (6.9%), Santa Rosa de Cabal (6.8%) y Nelva (6.6% ). Y eso se da considerando solamente a un reducido grupo de 42 centros urbanos. No obstante, la ola pasó y la tendencia cambió, adoptando un rit mo más moderado, de tal modo que en 1973 la población de Bogotá habla crecido en un millón de habitantes, o sea con un promedio teóri co anual de más de cien mil nuevas personas. En el último periodo se mantuvo esta tendencia, caracterizada por la disminución de las tasas 631
tasto d tí i rutoilemUi "vegetatos» c o s te de la * ■ > p a» ¿anea. B b la» d an afta» M penado I9 Ü -1 1V jt t o ■ ia a in i la potoaófts c á p ta l a » en ScQ 50% Abara t t a , en 1M L e x r a p e n » de la S m a » C M h R o d i f i i ta rto ios caedla» guberaamensales ©asno la p e a n eot-m xbar. e s MJftiWtt h a b la r te * la pn^wa^n de B agóte y alraaiam do a anas de L0DB.IIM personas e s iP04_ « balda trtpbcad» xa pOMsrten en Id afta». A q p cacan la » peiim etoo* meramente numéricas j t m o p l f l W » J »e » nTf-Wiar 1m :rtiOlriwwpr A » hth ATS IiSlBUHOSTiAn t f X IT IT TT» Tía mas radica] e s ¡mesaos de d a » tocadas. en tos raaraxcaecto» a te s aatteñorea m*»» xsaBMtfaanacida mhasdKtica e s das tfteexu&azaes: verti cal ademas. paslácstoaaKnne e s efl acetar « a t o l l jr teM aac taJ harto afuera. • se* por arraafarartdm j rompartarabn e s t í centro y p o r rapan flor. p dflatectoa e s la pésatela «a to a b a,a a De bcdbc. estar 3JMW p SMH eD centro de la capital ae e o s v ie n e ea t í caaporio de mnwnTraclCin financiera B ógate ae e n g f x a e s la tattr xneva n^oe rrtitrmubii a pr.tas t í capital irtoaitirarap m odera® a la «tensiva. Osando Hernando Télke* desdora cgo Tanflalpa que ‘ © oecáá esta destruyendo a Santa F r de B ogcte". a n hace tosió constatar ijae t í eapEtoJicsoo Dnazuaer» aartoan>erhranp esta expulsando los -üJru mas vestigio» del arcaico aparato asaotatanruC ragiaftiil p calacáal 32s ta n a te a la » tam as acóDcua» desde principia* d e -efl® Kifjc esa cor umbre de xas tnks adtiMSxdas negociante», -expartadarefr-OEpartadare» ba§rssano£. mieutor ama parte de «o s ganancia* e n su ^ v tw -tt pccáilocta: la ■ncimjirB de hacn*mda¿ Im b e ra i sabanera». p BegaiEa este «jem júa la » prtTtfnpalre latcíendistos de la » ¡p^» caleteras de Am asada. C alda» j Cundma¡marca. aaihttfiftananae de r&»> lasesteaxanes ca ta s alrededores de la e a p tta l En les a t e s I M d j r EitSU. ana t í m o t o de la demanda resideaEiBl, k e 3 » * ,» w T W * i ~ i M fc» >. apEriM» para antotoccaT a asios inmensos picitapp d e tAwrrai. a,g—-irn.t.t a la urbana: la hectárea cede paao a l meto® .Troad-radn y io» latalandieias ae vaeflves ibátfifamfliBtJt»:
En 3¡BB. gramas a la criiabararabs « m a n t e a d a esa la U ntarafidad dto T a lle j a l apopo y » aunitrtK tPd t í G e s ta s C títn a n ü Jorge SEa-oer a e podo resillar ma t o r r e catadlo a c to r l a » conrrfttrtcnupy e n p a c
ae d a m e e s Bogotá, a rata d tí f de ábrD d e M*SR, asta» notables nmtatS raf» araanataca» t a ^ c tectónica» B e t í presente .esputad® «A to ae aseada a cxmagnar lo » Sópleos j re g ir lo a an e» ¡mfes stítovazdes d e dicho t r a b a ja
19 efitanSio coeictoyt tn s la slgmeatt- tetos oestrai. .agita resnoBkda: 3a exstrada a l capesahamo fínacniere r g ig n e a Bogotá la m idcm iacton d tí t o t e cestos de la nxodaa crftcmlal rndMna. ? a ctoioletei y enarertádo s o ctoBdcada. Esaetxa na ziotaSale deaBjnKte i^n-hw» t í csnatiemdo ■ n evo dtí c e s a r e y aa lorana aagaara,. entre x m «nriedad zm rra p los toe>as eonrnanas caamnadas:. esa nrm mccnraiflaeramm en d en te .wwtinr «a c a 532
r á r t a H itaaaids d el ‘ agtoH aam roto tKpumn. ’ p efl XEfcefl d e ■**'— -rrrr>nn d lc a z z a d o por la » C u c á is productoras Bsta ipnntiT^ajnpniim desaparece e n la tarde defl P de aftirfO de ¡I3in, rTn*»^y l a » ~na.Tn>«¡ ■im yngi»^ Tin» prmrxpaief. ob flA m los a la ¡m afleraáaridn. p asi la prociam a n afl film K igia en tr, can moa alcgriii m al jHamuii^aa ij»irrta» h it id e a l cíeos :ir>ie
ffio prim er Jugar. « dameigatúe gne ae veTdaan rec n ien d o e n BogsrtA desdi algim n» subas a lad » uno» factores presionando « q p«wAiin de lo s m odtías nraauflúnc» j argi¿j®ntfeaor>?-: prartacaznente d eten id os deade los m u y X3X. L a aricnularuor d e ±Mftitt-.npatan*»y d e pciiaiemo esa t í centro traSiciaca] provocada ma aum ento deü ca sd cter t.ernariD d tí «nsptea, y las Gnjw. lutoárale» natdffliano» e n t í innrM itm d e la -capü.taJ «mcoBtraSnun t í dotüe escullo d e ma sistem a rxal deaa^nsta d o y d e una red deflrdeaflg de Uranaparte plW üro P a c o tra p a rte , efl estzrerihasaíKDtei de u k toncnlo» ptútckcos j cocmCirmcns con lo s E sta d o » Uzddas Impulsaba t í óesarroli:- d tí aBCtar fin a n ciero n a to a m l y etotm nje r o desde fin ales de la Segunda & w m M undial. P e r o l a c o n s trn c cston d e «difitdas fin a n e sro s y de jtaanens m odernos j a it o a * , « n efl c e n tro , en cnm zaba t í doble abstorul p d e ama propiedad ra ir nray p a rc e la d a y d e ttp o **wiHrnf imaict-ji urbano**, «i—i moa m a zim a ier».gwii^»i y oes tsOaü desarden catastral j legal, ademas d e irnos regüam eraas rrrutücipales ^ ^ m r r r m A nt jm.ru la efiificBGkan e n a lta ra En cn anto a la T3Toenda. se necetotaban zxnevns etíogn es ra¿tot.ut:iurialB p a ra e n ír e a t a r anaa dea&anda e x n u m m i» R a u to ro ampiantaur una pm-TTnmi Ae TTtoenda popular. a b ó r las taerra» p etíten ca s a la icanstmocUin y fi.-tar algu nas ▼»ewrm« reiatrras a la dfltacodc de redes de sertoexos potaí>ir
toTtqoia pMkiiltn * Ttvaan Mnptinr U canpafti «n unlsía, t { i u r t í espectro dtí -peligro rojo'’, y obtener asi un mayor dominio sobre algunos fctíen os de Sanaérica. Para cumplir coa los requisitos de la Novena Conferencia t í go bierno colombiano se comprometió a realisar una serle de obras de erbanisaKk. de arquitectura y de "'embellecimiento* de la dudad, lo cual genera primero una tía de especulación generalizada desde los materiales de construcción y tí cemento, hasta jos alquileres de vivien da, las tarifas hoteleras y los precios de los víveres en la plaza de meirada 634
Finalmente encontramos, al mando de la ciudad y del Estado, a dos personales para quienes la modernización de la capital coincide con sus propios intereses personales y clasistas: el presidente Mariano Ospina Pérez, gran comerciante, exportador cafetero hada Estados Uni dos e importador desde aquel país de maquinarla de obras públicas y de lujosos materiales de construcción, máximo latifundista urbano y presidente de la principal firma constructora y de finca ra li que existía entonces en Bogotá. Acababa de nombrar en la alcaldía de Bogotá al comerciante exportador-importador, igualmente empresario constructor y terrateniente urbano, Fernando Masuera. Serian los artífices y sodos que iban a impulsar y a liderar los cambias en la capital. Pero encontrarían apoyo en diversos sectores en espera de especalación: la propiedad ra li y su vocero Güiliento Wiener, fundador y gerente de la principal firma de compra-venta de propiedades ralees, asociando e l progreso con los ceros de las negociaciones, en las rúbri cas especialnadas de la Revista de) llanca de República, en las páginas urbanísticas de El Espectador y de El Tiempo, cuando no en su propia Revista Casas y Lotes. También se entusiasman los importadores de beses marca Chevrolet, Dodge y Ford, cuando la agonía del tranvía municipal abre paso al transporte privado y sus vehículos reemplazan los rieles de la carrera séptima, el parque de Santander y la placa de Bolívar. Se felicitan los grandes consorcios de la construcción y del urbanismo que llegan de Nueva York y de Chicago para realizar las principales obras de los aftas cincuenta y algunas firmas construc toras nacionales, entre las cuales sobresalen CuéUar-Serrano y Gómez y la d tí arquitecto Urdaneta. hijo dtí exprtmer ministro y futuro pre sidente de la república. El gremio de los arquitectos no se queda atrás y la recién fundada Sociedad Colombiana de Arquitectos propugna -por una moderna* en su también recién fundada Revista Proa, verdadero vocero técnico-ideológico de la operación de -reurba nización" d tí centro de Bogotá. i b asi como en vísperas del histórico 9 de abril de I N I la Revista Proa reclama la modernización dtí centro de Bogotá, indicando t í ob je tiv o en estos terminas: ■ « m U i i i M r a f o w l m a t e « I meter m á s d e s a s e a d o , t í l l a m a d o - P l a z a d e M e r ca d o " , c o m p r e n d i d a e n t r e l a s c a l l e s 2 y T s a t r e l a s C a r r e r a s 9 y
13 B .
Y concluye: E l
c o n ju n to
son
K
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que
c la m a n
por
d e m o l jcjocv.
in c e n d io
o
u rro a n n to .
A los pocos días se repitió han sus anhelos. En este contexto general ocurren dos hechos urbanísticos simul táneos y articulados a finales de 1917. Después de una campaba de tipo doctrinal por paute dtí gremio de los arquitectos y de la Revista Proa, a favor d tí grupo de los CIAM (Congresos Internacionales de A r635
quilco tura M ódem *) se cune retiro» en Nueva York una Invitación o li da ) del gobierno a Le Cnrbiuler. Este víala a Bogotá donde lo recibe Fernando Maguera; se acuerda contratar al arquitecto europeo y a su* adeptos neoyorquinos Paul Lestcr Wiener y Josá Lula Herí, para e je cutar loa planos directores de urbanismo en Bogotá, Culi, Medellln y Tumaco. Qulsá. para dar un marco legal a esta decisión, se promulga rápidamente en diciembre de esc afio la Ley 8B obligando a laa prin cipales ciudades a elaborar un plan maestro de desarrollo urbanístico. Ahora bien Incendiados el 0 de abril algunos edificios del poder y de la oligarquía comercial radicados en el oentro de la ciudad (que no pasan de 13a, distribuidos en unes 20 mamutnos), terminando la tarde se Inicia el saqueo de grandes almacenes, ferreterías, tiendas
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«!*■ licores y otros establecimientos; so desvió lu protesta política, d egen era en una gran borrachera eolactlva, con la cual aborta la «ublevación y se salva el gobierno. Al día siguiente e] em bajador de lita d o s Unidas se presenta al Palacio de Bau Carlos y con la ayudu de Eduardo Z u letn A n gel, prAotlcam ente negocia con la firm a del presidente M a ria n o Osplna Pe re/ la declaración continental antloomunlsta. a cambio de un próstum o Inm ediato de 10 millones de dólares, para lu reconstruc ción d ej sector central. El presidente olvida sus reticencias anteriores y a Unales de abril el general Mundial! puede regresar satisfecho a W as h in g to n : se creó la OKA. Tam bién el 10 de ubrii sale del Palacio Han C arlos hacia el exterior el famoso marcan!:
Un desconocido quitó le vida ol Doctor GsItArv Be «abe que os un comunial». El m ism o día la Prcsldenols de la ItepObilca expide el Decreto nú m ero 1230, quisa el m4s funestu de la historia moderna de Colom bia: " . por el cual sr declara turbado el orden publico y en estado de s itio todo el territorio de (a República". En seguida, presionado por el em b aja d o r de Estados Unidos y por el general Marahftll, M ariano Ospl na Póres accede y anuncia la ruptura de las relaolones diplom áticas e n tre Colom bia y la Unión Soviética.
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En ese mismo mes de abril el gobierno toma una serle de medidas, destinadas a favorecer las futuras Inversiones en el centro de Bogotá y a eliminar una serle de obstáculos como son: —Una red de vías muy estrechas. —El monopolio del tranvía municipal en el sector central. —Un patrimonio Inmobiliario anticuado y la persistencia de “ vie jas casonas Incómodas” y de una "arquitectura de tierra” , como dice la Revista Proa, para calificar el legado arquitectónico colonial. — La Intensa fragmentación catastral de la propiedad territorial. Bien sea en el Palacio o en la alcaldía, se promulgan decretos u ordenanzas tendientes a: ensanchar las calles del centro, abrir nuevas avenidas y "boulevards", reunlficar predios y reagrupar los solares subdivididos bajo un solo ente Jurídico, destruir las “ viejas casonas” y, a facilitar la implantación del transporte privado por medio de buses de gasolina en la carrera séptima y en los puntos neurálgicos de la red. Entre las distintas medidas dictadas sobresalen dos decretos pio neros: el 21 de abril el número 1286 se convierte en la primera ley de propiedad horizontal y el 28 del mismo mes el número 1370, declaran do de utilidad pública en su totalidad la manzana que separa el Ca pitolio Nacional del Palacio de Nariflo, asignada al alojamiento del batallón Guardia Presidencial: primera y única operación de expro piación urbana que ha llegado a nuestro conocimiento. En esos mismos días se oromulga el Decreto número 1483, publicado en el Diario Oficial del 22 de mayo, por medio del cual se crea el Instituto de Parcelaciones y Colonización. El motivo es el siguiente, según el Articulo 39: "en las actuales circunstancias es necesario afianzar la estructura social me diante el aumento del gremio de propietarios rurales” . El IPC, entre otros objetivos, queda facultado para emprender programas de vivienda rural; tarea a la cual se dedicaba el Instituto de Crédito Territorial desde 1939. Inmediatamente este último se reorienta exclusivamente hacia la vivienda popular urbana. Mientras tanto, en la alcaldía de Bogotá se expiden las ordenanzas de emisión de bonos “ para la reconstrucción” y el aumento del Impues to catastral predial, el cual pasa del 7 al 9 por mil; también se decre tan el ensanche de la carrera séptima, a 24 metros, desde la calle séptima hasta la iglesia de San Diego, la apertura y prolongación de las carreras 13 y décima y de la avenida Caracas, la demolición de la antigua plaza de mercado (Plaza Grande), lo mismo que la supre sión del tranvía en el centro de la ciudad y el levantamiento de los rieles de las calles. La Revista Proa escribe con entusiasmo: .. .el problema urbanístico de Bogotá, estudiado años atras, quedó franca mente despejado y parcialmente resuelto... H oy la via está lib re ...
Las vías centrales también quedaron “ despejadas” y El Espectador no se quedó atrás. El 18 de abril felicita al Haussman local, pero re comienda a Femando Mazuera pensar en una futura ciudad "más segura y resguardada contra la posibilidad de horrores como los del 638
viernes negro” (el bogotazo del 9 de ab ril); Mazuera-Haussman expo ne sus proyectos durante una larga entrevista con la prensa, la cual se puede resumir asi: — Se relega el tranvía a la periferia (que no se realizará). — Se entregan las rutas del tranvía y la tan deseada carrera sép tima al sector privado. — Se promete a los transportadores, en un futuro próximo, el valor del pasaje de diez centavos (pero se mantiene el del tranvía a 5, lo que de paso le va a dar el golpe de gracia, desde el punto de vista de su gestión financiera). — Se facilita el régimen de Importaciones, lo cual va a producir, en menos de un año, la Invasión de automotores de las firmas nor teamericanas y el florecimiento de las compañías de Importación. SI en el mes de abril de 1948 se levantaron los obstáculos, en mayo del mismo año se levantan los rieles del tranvía y en 1949 algunos datos de la Revista Proa evidencia la magnitud del vuelco: H oy la Empresa del Tranvía Municipal de Bogotá con sus 70 tranvías y sus 40 autobuses transportan un promedio diario de 163.000 pasajeros. E l prome dio para las empresas privadas de transporte colectivo en 650 vehículos ascien de a 350.000 pasajeros.
El sector privado no se quedó inactivo: en los meses de mayo y Junio Ingresan a Fenalco más de 120 empresas comerciales, alentadas por los beneficios de la “ reconstrucción” . Entre ellas está la muy “ na cional" firm a norteamericana de ascensores “ Otis Elevator Company” . Por su lado se multiplica Guillermo W iener y en junio puede concretar un viejo sueño: funda la lonja de propiedad raíz, bajo su primer nom bre de Federación Inm ovillaria de Colombia. Posteriormente se orga niza el gremio de las empresas de construcción y fundan su órgano de defensa y presión en 1957: la Cámara Colombiana de la Construcción (Camacol). En este ambiente, quizá el primer error de Le Corbusier en Bogotá fue el proponer una visión del futuro de la capital, mirando cincuenta años adelante. Se dirigía a gente acostumbrada a recibir cheques se manales, extractos bancarlos mensuales, regalías anuales y que nunca hablan mirado más lejos de su bolsillo; creyó dirigirse a una distin guida burguesía Ilustrada: les hablaba de luz, de sol y de las necesida des biológicas y psicológicas del Hombre con mayúscula. Estaba rodeado por mercachifles y latifundistas, iniciando un genocidio que sumarla cerca de 300.000 muertos. Asi, presionado por los politiqueros-negociantes Instalados en la Oficina Municipal del Plan y las obsesiones mercantllistas de sus dos socios neoyorquinos, el humanismo visionario de Le Corbusier quedó aplastado. Acababa de afirmar, en la Carta de Atenas, que se debían proyectar y diseñar las ciudades para cincuenta años. Presentó un esquema director, considerando un millón de habitantes en el año 2.000; ignoraba los trastornos sociales que producirían 1.600.000 ha639
hitantes en quince aflos. En menos de cinco años caducó su proyecto y la Oficina Distrital tuvo que elaborar un nuevo plano, en los aflos 1050-1057. Por lo demás, del plan de Le Corbusier la oligarquía sólo aceptó lo que servia para sus especulaciones, por ejemplo la regla de las 7 V, aunque muy alterada y falsificada. Sucedía que todos los especulado res estaban en la espera del ensanchamiento de las calles del centro de la ciudad, primer requisito para arruinar a la pequeña propiedad que estorbaba a los grandes proyectos de edificios altos y el paso al transporte público-privado en buses con motor de gasolina. En 1948 el general Marshall habla expresado su deseo relativo a la “ moderniza ción del transporte" y en 1952 en su número 86, la Revista Proa se felicita de las operaciones de cirugía vial del alcalde Fernando Mazuera, asegurando que "tener buenas calles es un negocio redondo con bene ficio para todos". En cuanto al resto del plan de Le Corbusier, la oligarquía lo ignora y lo sepulta. Recibido el maestro como salvador, el tono cambia a medida que sus propuestas chocan contra los intereses de los gru pos; de hecho, cada plano levanta una polémica. Las medidas pro visionales y normales de congelación de las operaciones privadas, durante la elaboración del Plan Piloto, no son del agrado de la lonja y ésta desata en la prensa una virulenta campaña en pro de “ la libe ración". Su dlsefio de un nuevo "Clvlc Center", en el corazón de la capi tal, choca contra aquellos que exigen un “ buslness Center": su prepues ta de reordenamlento costastral y vial por medio de las super-manzanas serla un completa fracaso. En el número 65 de la Revista Proa los discípulos colombianos de Le Corbusier, desmistlflcados, hacen un amargo balance y admiten la frustración que experimentan algunos sectores; El convenio entusiasmó a los jóvenes arquitectos y fue causa de alegre? esperanzas para negociantes, comerciantes e inversionistas.
Ahora preguntan: ¿Puro tomo el Plan Regulador de Bogotá?
Después de un análisis de los altos honorarios, pagados a los urba nistas extranjeros, atribuyen a su ineficacia la calda del "prestigio que en Colombia están perdiendo". Mientras tanto, en agosto de 1948 se concretó el préstamo nor teamericano, a través del Exlmbank, por diez millones de dólares, supuestamente en efectivo. No obstante, es una versión del Plan Mar shall que llega a principios de 1949, cuando atracan en Buenaventura loa barcos yanquis cargados con 10 millones de dólares en productos de ferretería y modernos materiales de construcción, entre los cuales está el acero de la United States Steel que exigen las estructuras me tálicas de los nuevos bancos del centro de Bogotá, diseñados en oficinas de Nueva York y Chicago. Supuestamente importados para los damnl640
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Progresión de lo i edificios en altura en Bogotá, 1948-1M3
ficados del 9 de abril, su saqueo y la corrupción reinante suscitan múltiples escándalos y algunas fortunas rápidas, pero quedan consig nados las denuncias tanto de Laureano Qómez como de la Izquierda. La arquitectura francesa pierde vigencia y el “ neo-clásico" se con vierte en algo del pasado, que se Incorpora a los cursos de historia en las facultades de arquitectura; mientras que algunas de las obras nutren el listado de los monumentos nacionales y se Integran al “pa trimonio arquitectónico nacional". Los vientos cambiaron: acero para estructuras metálicas, vidrio, ascensores, estudios de ingeniería y dise ño de proyectos, todo proviene de Estados Unidos. Se inicia la genera lización en el centro de Bogotá del edificio tipo torre, concebido según la tecnología norteamericana del concreto; esta dependencia tecnoló gica es tal, que cualquier decisión tomada en Estados Unidos puede repercutir en Bogotá. Es asi como en 1951, en el ambiente de la histe ria antlcomunlsta y del peligro de la Tercera Guerra Mundial el gobierno de Norteamérica establece la lista de productos industriales considera dos como “ estratégicos" y de prohibida exportación. En seguida la lonja lanza el grito de alarma en El Tiempo del 7 de marzo: Peligro de aumento de los precios de las construcciones: Las medidas económicas adoptadas por los EE UU. de acuerdo con el plan de defensa nacional aprobado por el Congreso, incidirán seguramente en el
64!
desarrollo de nuestras construcciones, sobre todo en lo que se refiere a las grandes estructuras. En efecto, la mayoría de los materiales de construcción de manufactura americana figura entre los artículos cuya exportación está definitivamente prohibida o sujeta a fuertes restricciones, siendo muy difícil su adquisición... En resumen, la “reconstrucción de Bogotá” está por completo so metida a fuerzas y decisiones externas; y del mismo modo que la guerra fría propició "la destrucción de Bogotá” en 1948, contra su reconstruc ción se devolvía el boomerang de la histeria antlcomunlsta yanqui en 1951. Bajo el estado de sitio y los gobiernos dictatoriales, se iniciaba el ajuste del centro de Bogotá a nuevas exigencias. La vieja catedral indiana que habla dominado la dudad durante siglos, pasó a la som bra de las altas torres de los bancos, que iban surgiendo uno tras otro: las nuevas catedrales del capital moderno. La silueta baja del centro dio paso a una competencia de verticalidad, de la cual surgió en pocos aftas un nuevo y suntuoso caos.
Después del 9 de abril se acentúa en el conglomerado bogotano un doble movimiento de concentración central del sector financiero, y de dispersión de las actividades comerciales e Institucionales en el conjunto urbano. Es asi como la “emigración" de numerosos comer ciantes hacia el perlcentro y Chaplnero, los barrios Restrepo, Veinte de Julio y el Siete de Agosto, tiende a mermar la presión de la demanda rale en el centro histórico, facilitando asi la intrusión del capital ftnanclero. Pero este mismo fenómeno lleva la especulación hacia otros sectores de la ciudad; tanto en Chaplnero como en el Siete de Agosto se registra en seguida un alza general en los precios de la tierra y de los alquileres, convlrtiendo estos sectores en "picos" de los 1soprecios. El mismo crecimiento de la burocracia estatal contribuye a esta tendencia y se recrudece después del ocaso de las dictaduras, durante el periodo del Frente Nacional, por medio de la proliferación de los llamados "Institutos descentralizados". Igual cosa Iba a ocurrir con la vivienda popular oficial: en 1949 el ICT. se apresura a construir su pri mer programa en el barrio Los Alcázares, entonces situado en el extremo norte del conglomerado. En seguida se devuelve hacia el sur y el oriente, en busca de tierras suburbanas supuestamente "más ba ratas” ; tirando sus barrios de vivienda popular en los potreros de ganado, el mismo Estado favorecía la super especulación inmediata de los terratenientes sobre los intervalos, entre la periferia urbana y el lejano barrio del ICT. Se generalizarla luego esta práctica de vivienda en todas las ciudades del país, con el beneplácito de la lonja y de los terratenientes, enriquecidos Inesperadamente de un día para otro. Asi se comprueba que las diversas olas del “ bogotazo” desbordan el sector central, para golpear unas zonas muy alejadas del lugar del acontecer. Repercutiendo sus ondas en todo el conjunto, se modifica 642
y se Incrementa la curra de los precios de propiedad raíz en la totali dad urbana. Asi se verifica —¿acaso era necesario?— la Indivisibilidad del conjunto urbano y el carácter solidarlo de sus diversos componen tes espaciales. Adjunto, un Cuadro estadístico oficial Ilustra el vuelco que se per cibe en el afio 1948 y la tendencia de los diez afios siguientes:
MOVIMIENTO DE PROPIEDAD RAIZ EN BOGOTA, 1SM1-1938 Edificación**
Compra-Ventai
AAoi
Número
1941
1572
383.721
12.163
3095
2 6 .9 4 8
1942
1439
394 877
13.373
3725
2 8 .7 8 1 39 344
Area en Mi
Valor en pe>oi(0 0 0 )
Número
Valor en pesot(OOO)
1943
1359
359.146
13.977
4192
1944
1693
475.788
2 1 .9 03
5229
5 3 .8 8 7
1945
1329
442.547
3 0 .3 35
9273
8 7 .1 8 4
1946
1387
391.045
4 4 .5 05
9963
9 8 .0 5 8
1947
1341
359.524
30.248
8785
6 5 .1 6 6
1948
1791
438.194
4 0 .2 1 7
6 2 .6 7 0
1949
1901
?
58.239
7707 ?
1950
2258
649.585
7 9 .1 55
12.531
12 7.347
1951
1579
364.602
4 5 .9 57
9.3 2 4
10 8.379
1952
2052
436.615
51.732
9 .3 7 9
13 4.674
1953
2257
587.430
73 813
10.073
12 9.594
1954
4417
996.994
119.869
1 3 .1 05
19 9.241 20 8 .2 9 8
?
1955
3112
723.227
87 386
1 0 .5 05
1956
4344
1 .0 5 2 .7 5 0
135.988
1 0 .0 32
194.810
1957
5162
1.08 9 .4 7 7
152.575
11.955
2 4 9 .5 5 7
1958
4956
953.953
146.582
1 3 .7 68
32 3 .3 8 9
ruante: Revista del Banco de la República.
La codicia especulativa y el aumento vertiginoso de la renta urba na hablan Impulsado la carrera en altura y provocado la nueva silueta vertical del centro. También Incentivarían el crecimiento horizontal ilimitado en la urbe bajo la Incontenible presión de la demanda de vi vienda nueva frente a la lentitud y vacilaciones de las Instituciones oficiales frenando las operaciones inmediatas en el centro, las gran des firmas de parcelación de haciendas, de loteo y de construcción prefieren dedicarse a una cómoda especulación rápida en las áreas periféricas, por medio de la vivienda y de las llamadas “ urbanizaciones”. Allá no existen los problemas de tipo jurídico o legal, ni se necesitan altas Inversiones con Indispensable apoyo bancario; basta con la complacencia de planos acomodados y de doble Interpretación, algunos reglamentos supuestamente muy drásticos pero temperados por cantidades de excepciones y de “casos especiales” y unos funcio643
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natíos sentados en la alcaldía, dóciles, mudos y amnésicos. Entonces, desbordando el viejo perímetro urbano, se multiplicaron los barrios nuevos en las laderas de los cerros, hacia el sur, Bosa y Usme, y por el norte hasta Usaquén, hacia el oeste, Funza y Fontibón, En pocos años estos antiguos centros agrícolas, tradicionalmente separados de Bogotá, se encontraron incorporados a la urbe; el crecimiento de Bo gotá transformaba la Sabana en región urbana. En menos de veinte afias se integró al paisaje urbano interior el marco del espacio natu ral, que habla rodeado la ciudad durante cuatro siglos. Primero, en forma por lo demás muy clásica, se dieron unas digitaciones lineales, especies de prolongaciones tentaculares a lo largo de las vías Interregionales, desde Bogotá y hacia los pueblos vecinos. Cuando el ten táculo logró agarrar Fontibón, Bosa, y Usaquén, entonces el proceso cambió de modalidad y se inició el relleno de las vastas extensiones de tierras agrícolas y de praderas existentes entre dos vías. Los viejos pueblos que circundaban a Bogotá se mutaron en apéndices directa mente impactados por ios golpes que procedían de la capital: unos se mutaron en pueblos-dormitorios por medio de la vivienda, en lejanos suburbios residenciales y otros, bajo los efectos de las Inver siones de empresarios extranjeros, se transformaron en ciudadelas in dustriales mezclando los barrios obreros con las nuevas fábricas; de pronto el Estado mandaba para los suburbios algún gran equipamiento, las dependencias de un ministerio o las oficinas de un nuevo instituto descentralizado. Asi se fue extendiendo la mancha urbana de la Sa bana, fue operando la conurbación, se rompieron las fronteras entre municipios hasta conformar una Inmensa reglón urbana; de tal ma nera que el general Gustavo Rojas Pinilla, pasando por encima de la Constitución, no hizo más que legalizar un hecho cumplido, en bene ficio de los grandes especuladores raíces al acecho. Por medio del Decreto número 3640 del 17 de noviembre de 1954 institucionaliza la conurbación bogotana, creando el Distrito Especial: un macro-municipío sometiendo a la órbita político-administrativa de Bogotá a los municipios de Bosa, Engativá, Fontibón, Suba, Usaquén y Usme, reu nidos ahora en una supuesta federación de ciudades. Protopolis se habla tragad o a agropolis y se transformaba en multlpolis, por medio de otro “bogotazo” . La conurbación habla sido en Europa la expresión espacial del ascenso del capitalismo industrial, rompiendo el modelo urbanístico de la ciudad medieval encerrada. Originada en la multiplicación de los canales, flujos y sistemas de relaciones entre materia prima, transfor mación, distribución comercial, abasto y consumo, suministro de mano de obra, la conurbación obedecía a exigencias productivas. Se presen taba como la expresión territorial de la revolución industrial, por medio de las regiones urbanas o sea de los conglomerados de ciudades Pero en Bogotá y en las condiciones peculiares de la urbanización mo derna. un proceso desformado engendraba mecanismos distintos y la 646
Industrialización no era el factor principal impulsando este fenómeno Ocurría en una capital eminentemente terciaria y casi exclusivamente por medio del uso estrictamente residencial. Mas el presidente-general Rojas Pinilla no olvidó tí susto del 9 de abril de 1948 y tí primer trabajo de la Oficina Distrital de Urbanis mo consiste en elaborar un nuevo plan director, recogiendo para Bogotá la solución Haussman. Sepultado tí plan de Le Corbusier, en 1956-1957 se impone para la ciudad del estado de sitio el urbanismo estratégico, promovido por los gobiernos de las dictaduras militares: vías anchas, para la movilización rápida de la tropa, y una avenida-anillo rodean do la ciudad. En algunos sitios neurálgicos dtí sistema, donde una radial cruza el anillo, se localizan las diversas dependencias y cuarte les del ejército (caballería, artillería, armada, infantería, base aérea. Ministerio de Guerra, etc.) y de la policía. Desde Usaquén hasta Tunjuelito y Usme, bien sea por la Sabana o por los cerros orientales, la ciudad se encuentra encerrada en un circulo de hierro ‘ para que no se repitan los horrores dtí viernes negro”. El urbanismo utópico y visio nario de Le Corbusier quedaba sustituido por uno mucho más pragmáti co dtí estado de sitio que necesitaba la Junta Militar. El maestro habla fracasado en su intento de reconciliar el lote con la calle y la ciudad, lo público con lo privado, armonizar la arquitectura con el urbanismo, buscando superar la contradicción entre una arquitectura de hoy y un modelo urbanístico dtí siglo X V I granadino. En tí Palacio de San Carlas o en tí CAN, generales y coroneles sólo pedían cuarteles para sus tropas y avenidas anchas, para su movilización rápida. Seguía tí estado de sitio. Seguirían luego una serie de planos directores, uno tras otro, cada plan nuevo expresando antes que todo las luchas internas que desgarra ban el campo de las especuladores y sus divergentes intereses. Pero si los diseños de los años 40 eran demasiado precoces, por tí contrario los planos del 60 llegaban muy tarde. Revolucionarios los primeros no encontraron sino incomprensión, muy conformistas y demasiados va gos e inconsistentes los últimos, no hacían más que ratificar hechos cumplidos: su utilidad era igual a su Ineficacia e inutilidad. Entre la Ineptitud de la oficina de planeadón y la agresividad de los mercachifles del suelo, la ciudad se dilataba y se rompía tí modelo anterior de crecimiento armónico, progresivo y orgánico. La capital empezó a crecer por saltos en tí espacio circundante, dejando vastas ex tensiones rurales entre dos especulaciones residenciales; desde tí avión se advertían las manchas grises de lejanos barrios, parches rompiendo la unidad monocromática verde: una colcha de retazos evidenciando el despilfarro del suelo, originado en tí desorden y la rapiña. De ciu dad compacta y continua se pasaba a un conglomerado discontinuo, desgarrado y atomizado en las áreas rurales circundantes. Bajo los efectos de la demanda residencial y los aumentos continuos de los precios dtí suelo, la ciudad perdió su homogeneidad física y su cohe sión : se convirtió en mancha urbana. Con una dilatación obedeciendo 647
Bogotá. Plan distrital, 1957
a la vulnerabilidad de las tierras de pastoreo, la ciudad hábitat tra dicionalmente de máxima integración se convirtió en un lugar de máxima desintegración, tanto espacial como social. Se acentuó la drástica segregación socio-espacial que habla Ini ciado la oligarquía a principios del siglo, cuando habla fomentando su aislamiento residencial en Chaplnero. Desde los años 1920-1930 crecían la discriminación y las protestas de los “ sureños” ; el 18 de abril de 1931 El Espectador publica la carta de un lector, dirigida a las autoridades municipales: . . . que no se siga considerando que Bogotá es el sector comprendido entre la calle sexta y e l extremo norte y que recuerden que los barrios del sur tam bién están bajo su administración y por lo tanto deben ponerles cuidado. Tal parece que la parte de la ciudad que se extiende de la calle sexta al sur fuera un pueblo distinto de la capital. E l abandono en que lo tienen las entidades municipales salta a la vista.
Luego una protesta colectiva y masiva: Somos 80.000 habitantes de San Agustín, o sea la calle séptima hacia San C ristóbal... para pedir al Municipio que hiciera con nosotros lo que hacia con el sector Norte, esto es e l arreglo de las carreras y calles, el alcantarillado, locales para escuelas, agua en la parte alta para pobres, construcción del cementerio, etc. ( E l T i e m p o , junio 8 de 1033). 648
El norte y el sur se convirtieron entonces en sello de prestigio y desprestigio social. De la misma manera se inició una clara división entre tierras buenas y tierras malas: aquellas que permitían una es peculación cómoda y rápida y las que por sus pésimas condiciones naturales o su lejanía se asignaban para "barrios obreros” o “vivienda de segunda” . En las primeras encontraremos las grandes especulacio nes de las décadas del 50 y del 60. En las laderas y las canteras de los cerros orientales, desde el norte hasta el sur, en las zonas pantano sas del oriente, de Bosa y de Tunjuelito, creció la mancha de la vivienda ilegal bajo sus dos modalidades: la estafa "pirata” , de algún vivo o supuesto propietario de tierras, y la ocupación popular masiva y gra dual de un predio sin uso social. Esta división espacial tendría luego aceptación en los circuios financieros y oficiales bajo la distinción entre "demanda solvente" y “ demanda no solvente” . Sucedió que con los éxodos provenientes de los campos, los demógrafos calcularon que para 1964 los migrantes totalizaban el 52,4% de la población capitali na, pero más que un supuesto “ ejército de reserva industrial del capitalismo” , lo que estaba creciendo en Bogotá era un multitudinario ejército de destechados sin empleo. Pocos eran los migrantes para quienes la mudanza campo-ciudad significarla un ascenso social. La regla es que la transferencia residencial originaba un marcado desclasamiento laboral y residencial; la miseria acompañaba a los éxodos y muchos tendrían que resolver su necesidad de techo por medio de un verdadero trabajo de "colonización urbana” , es decir de adecuación de pantanos, relleno de zonas bajas inundables y de banqueo en los lugares sujetos a derrumbes, en las laderas arenosas de los cerros. Todo lo anterior en un ambiente de agresividad y de hostigamiento continuos, por parte de la alcaldía y de sus aparatos represivos, tal como ocurrió (un caso entre cien) en el barrio E l Paraíso: . . . A l fin unos políticos presionaron a la dirección y m e echaron de Bavaria, en e l 52. V ivíam os en e l centro, en un cuartíco, ¡en qué condiciones! Entonces con unos centavos compré un lote, a plazos. Y nos encontramos aquí todos, unos compañeros obreros como yo, y otros, gente de Boyacá o del Tolim a que huían la violencia del gobierno y buscaban tech o... Ah ora le v o y a decir una cosa, la prensa, el municipio y los políticos nos atacan y nos calumnian, di cen que somos unos indios del monte que invadieron predios ajenos, que nuestros barrios son tugurios de latas y carton es... M ire la casa, dos pisos de concreto y ladrillo, construida poco a poco. . . Y ahora m ire las escribirás. Pues e l terreno lo hemos comprado a la propietaria... Fue ella quien parceló todo por lotes de 150 a 200 varas cuadradas, a 50 centavos arriba y dos pesos a b a jo ... U n buen negocio que hizo con nosotros, imagínese, doscientas fam i lias, más de m il personas...
No era más que una especulación privada ilegal. P or lo demás el supuesto “ barrio de invasión" experimentarla al poco tiempo (como cien más) la irrupción en el barrio de los aparatas estatales de “ anestesia” y los politiqueros del concejo. En realidad, y según Valenzuela y Vem ez (1972), sólo existían en la capital nueve “ barrios de invasión" en 1964 y uno más en 1970, para un total de 10; mientras tanto eran centenas las operaciones especulativas clandestinas e ilegales de estafadores del destechado, totalizando: 649
PERIMETRO URBANO OFICIAL ~
Bogotá, UTO. Construcción Ilegal
1984 V iv ie n d a s H o g a re s H a b ita n te s
72.030 98.472 596.687
1910 149.354 204.182 1.237.220
R e g is trá n d o s e u n a d u p lica ció n en seis años. D e ta l m odo que en 1970, e n u n p e r ím e tr o u rban o d el orden d e las 27.000 h ectáreas, cerca d e 6.000 de e lla s (5.915) estaban ocupadas p o r la vivie n d a clan destin a ile g a l. L o s g o b ie rn o s h a b la n cam b iad o m uchas veces, pero segu ía el e s ta d o d e s itio . S e m u ltip lic a r o n los estu dios y se In ició una llu v ia de estadísticas. H a c ia 1970, en la c o lc h a de reta zo s de 27.000 h ectáreas, esperando el a u m e n to de los p recios, qu edaban unas 5.000 h ectáreas con alguna q u e o t r a v a c a . S olo la m ita d de los barrios nuevos estaban autorizados y m á s d e 200 e r a n ile g a le s . A p en a s 4 casas de ca d a diez h ab lan s o lici ta d o lic e n c ia de co n stru cció n y 3 de ca d a 10 dispon ían de un plan o e la b o ra d o p o r u n a rq u itecto . S egú n e l D ep a rta m en to N a cio n a l de P la n e a c ló n , d e l vo lu m e n to ta l n a cion a l de la construcción, B o go tá aca p a r a b a e l 36% e n 1964: u n a casa n u eva de cada tres; con cen trarla el 4 8 .8 % e n 1969, ca si u n a v iv ie n d a d e cada dos casas construidas en el país. C o n to d o eso, en 1964 los ex p erto s evalu aban el d é fic it to ta l de v iv ie n d a en e l D is tr ito E sp ecial (su m an do cu a n tita tivo y cu a lita tiv o ) e n 134.218 u n id a d es; a lc a n z a rla 181.601 vivien d a s /altantes en 1973
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(H. Molina, 1979). No obstante, iban disminuyendo las normas cons tructivas y por supuesto las condiciones de habitabilidad; el área pro medio de lote era de 233 metros cuadrados en 1960, y reducido a 157 en 1980. La casa contaba con un promedio de 197 metros cuadrados en la primera fecha y de 138 en la última. Mientras tanto, al ritmo de la ciudad iba creciendo la deuda exter na. Poco a poco los administradores del Distrito Especial se acostum braron a pedir auxilio en Washington y a solicitar en W all Street los dólares de los empréstitos, indispensables para las grandes obras públicas en la capital y su infraestructura en redes de servicios pú blicos. Entonces apareció en el presupuesto municipal de gastos un rubro nuevo, creciendo años tras año: "Am ortización de la deuda ex terna e intereses de mora". En los últimos años, de sus ingresos el Distrito Especial tuvo que dedicar al pago de la deuda externa: — El 25.8% en 1980. —El 30% en 1981. —El 37% en 1982. — El 40% en 1983. — El 40.4% en 1984, — El 42.5% en 1985. — El 44.5% en 1987. — El 47.7% en 1988, año en el cual el total acumulado de la deuda externa del Distrito ascendía a la suma de 461.000 millones de pesos. No obstante, tanto los equipamientos comunitarios como los ser vicios públicos quedaron siempre mediocres y raquíticos, sin nunca cubrir el 100% de las necesidades, pero exageradamente onerosos, con tarifas fijadas en W all Street y que subían al ritmo del dólar de présta mo. Vías y pavimentación, transporte público, redes de acueducto y de alcantarillado empezaron a presentar fallas y deficiencias diarias, es condidas bajo los elegantes eufemismos de un exquisito vocabulario médico: colapso telefónico, parálisis del transporte, congestión en la planta del acueducto o infarto del fluido eléctrico. Todas enfermeda des, de las cuales se culpaba al cíclico “crudo invierno excepcional” , cuando no a la ritual “prolongada sequía” . Redes maestras o domici liarias se arreglaban apresuradamente con remiendos improvisados continuos, como era apenas lógico en la urbe de los parches: una ciu dad rudimentaria viviendo una interminable transición que se podría calificar de “pre-urbana” . Como la Ilheus de Jorge Amado, Bogotá se transformaba. Sin embargo, incuestionable, inmutable, proseguía el estado de sitio.
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C A P IT U L O
V
LA URBANIZACION EN EL VALLE
.. .N i
u n a d e esta s p ie d r a s f u e
c o l o c a d a s o b r e la s
d e m á s c o n a m o r o v e n e r a c ió n ; n i u n a d e e s ta s c a lle s f u e tra z a d a p a r a ¡a d a n z a o ¡a a le g r ía .
(Henry Millcr, ‘T róp ico del Capricornio".) S e m o d i f ic a b a la f is o n o m ía d e la c iu d a d , s e a b r ía n c a lle s , im p o r tá b a n s e a u t o m ó v ile s , s e c o n s tr u ía n ra s c a c ie lo s , a b ría n s e c a m in o s , s e p u b lic a b a n p e r ió d i c o s , fu n d á b a n s e c lu b e s , b a rg o ,
m ucho
Ilheus
m ás
se t r a n s f o r m a b a . S i n e m
le n t a m e n t e
e v o lu c io n a b a n
las
c o s tu m b r e s , lo s h á b it o s d e l o s h o m b r e s . A s i s u c e d e e n to d a s la s s o c ie d a d e s .
(Jorge Amado, “ Gabriela, Clavo y Canela” .)
Expulsados los españoles, el valle del rio Cauca recobró su secular somnolencia; durante varias décadas prosiguió el ambiente colonial, como si nada hubiera ocurrido. El poder y las decisiones seguían operando desde Popayán, en manos de los mismos latifundistas, ne greros y esclavistas, ahora con aureola de "próceres” . Siendo la escla vitud la manifestación más oprobiosa del colonialismo español, siendo el Cauca la región de mayor concentración de población negra esclavizada, siendo que sólo se logró poner fin a esta lacra treinta años después de la independencia política, vemos cómo en el Cauca, para los esclavistas “ L a Colonia” perduró sin cambio hasta la Ley de marzo de 1851, y con pocos cambios en los veinte años siguientes. Mientras tanto empezaron los conflictos armados en torno al poder. Entonces el corredor de circulación del plan del Valle del Cauca se vio muy transitado por dudosos "generales" y sus cíclicas tropas harapientas de "voluntarios” — con soga al cuello— saqueando sin clemencia los hatos y haciendas de la otra banda del rio. Afortunada mente llegaron a Cali y Palm lra los salvadores que iban a lim itar estos estragos; algunos veteranos de la Legión Británica, vueltos aho ra desocupados ingleses, escoceses e irlandeses. Estos nuevos conquis tadores consiguieron tierras, conquistando primero y sin combates a las hijas de los arruinados hacendados caleños y buguefios. Los propietarios amenazados por las expoliaciones y atropellos de las tro pas, o las expropiaciones periódicas del vencedor de turno, descubrieron que era fácil salvar las tierras del pillaje de la soldadesca, formando sociedades con un extranjero o, m ejor aún, entregándole una hija; casas de haciendas, ganados y tierras pasaban en seguida bajo la sa grada protección diplomática de la intocable corona británica. No obstante, habría que esperar que aumentara el flujo de esta "nueva conquista" para que despertara la endormecida Cali. Seguían dominando a la ciudad los hacendados esclavistas residenciados en los costados de la Plaza Mayor y a lo largo de las carreras 3*, 4* y 5*, estructurando los barrios de L a Merced y San Agustín (o Santa Libra da). La casta urbana dominante habla elaborado cien años atrás su propio sistema de valores y estatus social. Mantenía intacto un código del prestigio y de la honorabilidad falsificando la realidad, adulterando calificativos: sus integrantes se adjudicaban títulos de "capitanes" cuando eran ganaderos, se afirmaban españoles pero no eran ni si quiera criollos, se pretendía nobles cuando eran plebeyos, y fingían 653
ser blancos siendo todos mestizos. Con estas mentiras tranquilizantes, asi hablan construido una ficción para legitimar su dominación. Ahora, con la independencia, los “capitanes'' de la Colonia ascendían a “co roneles” de la República. Sin embargo, dos sacudidas sociales iban a romper la siesta de la oligarquía vmllecaucana, avisando que las cosas Iban cambiando en los campos y en los mismos arrabales de la ciudad. Es en las Memorias del gobernador Ramón Mercado que encon tramos un relato —por lo demás muy apasionado— de los sucesos que agitaron el Ambito calefto durante los afios 1848-1852. El autor, caleño e hijo de un comerciante liberal y masón, al parecer y admirador incondicional de la revolución francesa de 1848, elabora un rápido cuadro social de las provincias cancanas, observando que en rosón de la persistencia de “la esclavitud y el feudalismo" . . . “ presen taban tal aspecto de españolismo i coloniaje, que un observador Impardal no creyera su estado de civilización mui distante del siglo X IV ". Aquí vale la pena observar que poco antes de la manumisión, se mantenía en la región un alto porcentaje de población esclavizada. Según un censo realizado en 1831 y conservado en los libros del Cabil do, la parroquia de Yumbo no pasaba de 1.178 habitantes, de las cuales eran esclavos 475, o sea el 40%. La parroquia de Jamundl reunía 1.623 habitantes, figurando entre ellos 640 esclavos, el 39%. En el censo de 1843 la población de la ciudad no pasaba de 10.376 personas: aauella del cantón (entender municipio) era de 17.299 habitantes y la pobla ción esclava alcanzaba el número de 1.879 personas, o sea más del 10% de la población total. Según el Libro Capitular 115 (folios 289290), un censo realizado en vísperas de la manumisión, el 12 de sep tiembre de 1851, indica que quedaban en la ciudad 164 esclavos en manos de unos 30 dueños. Ramón Mercado distingue con lucidez las fuerzas sociales que se enfrentan en la ciudad y sus alrededores y el papel de detonador aue Juega la pugna clasista en tomo al dominio de los antiguos ejidos urbanos: de un lado están los hacendados esclavistas, liderados por las familias Calcedo y Borrero, del otro las muchedumbres de artesanos y labradores, mulatos, negros sin tierras ni techo, llamadas “las mon teras". El gobernador recuerda que el asunto no es nada nuevo: en 1771 el cabildo habla dirigido una queja al rey y en 1775 el virrey habla decretado el deslinde de los ejidos, totalizando 3J25 1/2 fanegadas, ocupadas por pudientes familias, ordenando su restitución al “común". Pero premiando a los usurpadores con tierras de resguardos, se ordenó "indemnizar" a "quienes resultaran perjudicados" por medio de una permuta “con los terrenos de los indios de Anaconas y Ambichlnte". En 1779 estas tierras ya se declararon “vacantes" y los aborígenes des pojados son además desterrados, argumentándose en una cédula real la convivencia y utilidad de su traslación al pueblo de Yumbo. El mismo año se miden las tierras ocupadas y destacan aquellas de doña Antonia ValleciUa, viuda de un aventurero mestizo, negrero, minero, usurero y comerciante de apellido Garcés: él y su padre habían logrado titular gran parte de los ejidos desde San Antonio hasta Los 654
Cristales, San Fernando, Caflavenúejo y Puente Palma, o sea un total de 2.072 cuadras. Deberán restituir al común 680 cuadras con 72 varas (fanegada española de 9.914.40 metros cuadrados, precisa Griseldlno C arvajal). Entre otros predios debe restituir la colina de San Antonio “ desde las goteras de la ciudad". Su suegro había donado en su testamento de 1740, para la fundación de una capilla a San Antonio de Padua, “ dos quadras en largo y dos en ancho y no más” , siendo muy generoso para obsequiar a los eclesiásticas tierras que eran del Cabildo. No obstante, en 1787 su nuera hace “donación" de la colina a la vlceparroqula de 8 an Antonio. Esta queda como propiedad del clero hasta que el obispo la venda en 1944. La Gaceta Municipal N° 606, con el Acuerdo 98 de 1944, contiene otro enigma. Se trata nada menos que de la compra, por parte del municipio, de La Colina de San Antonio, a sus seis propietarios: todos “ paisas". Orosco, Jaramlllo, Villegas. Botero, Mejla. etc., con cédulas de Manlzales, Perelra, Medellin. El negocio es anterior a Junio 13, pero resulta que en enero 25 hablan ellos comprado la colina al obispo de Cali, mediante la Escritura 197 (Archivo Notarla Primera). Entonces compraron los 32.268 metros cuadrados que rodean a la capilla, por la suma de 60.000 pesos. La revenden a los cuatro meses por 68 000 pesos. Será que además de “paisas" habla algún “ pastura" de por medio, ¿el obispo o el personen» municipal? El ciudadano común y corriente se puede hacer muchas preguntas, como estas: — ¿Por qué el obispo no trató directamente y en prioridad con el municipio? — ¿Cuál fue el motivo de la compra, por parte de los paisas? — ¿Por qué el municipio compró en Junio algo que hubiera resul tado menos oneroso en enero? — ¿Siendo que la escritura señala que una parte del globo esta “ ocu pada por el municipio, ¿cómo puede entrar este predio en un negocio particular? y ¿cómo puede el municipio comprar tierras, de las cuales la comunidad estaba posesionada desde siglas atrás? Son los misterios de C ali... En 1829 aprovechando la estadía de Bolívar en la ciudad, “ las mon teras" le solicitan hacer efectiva la medida decretada unos 60 años atrás. Pero, según parece, también de la devolución se quejan al Liber tador los invasores de ejidos, los “perjudicados". Finalmente, un decre to muy salomónico del 24 de diciembre de 1829 favorece a los expolia dores: se les adjudican las laderas de la parcialidad de Anaco ñas ▼ deberán devolver parte de las tierras ejidales planas ocupadas. Se pactó con ellos en lugar de castigarlos y resultaron premiados; era trueque y no justicia. En 1850 el personen» exige de los hacendados usurpadores la ce sión de las terceras partes de sus tierras ilegítimamente tituladas. La mayoría de ellos aceptan la transacción menos la familia Borren» ne gándose a la cesión. El litigio quedó sin resolver y el cabildo debe 635
negociar un nuevo arreglo con los latifundistas en 1871, pero éstos no cumplen con la entrega y en 1881 el cabildo vuelve a ordenar el rein tegro a loa que "no han llenado los deberes que la Ordenanza 186 de 1871 Impone”. Se premiarán los denunciantes con el 30% del valor de lo que denuncien". Los datos anteriores están consignados en los tomos del Archivo Histórico Municipal y fueron desempolvados por Edgar Vásquez en su Historia del desarrollo urbano en Cali. Según parece, la Ley 4* de 1913 se traduce en los aflos siguientes en la liquidación legal por parte del municipio de los restos de los eji dos. Tanto la Ley 50 de 1894 como el Acuerdo N9 21 de 1915 se convierten en Indicios de la presión privada sobre las tierras del común y en ins trumentos de su liquidación: venta en el primer caso, enajenación por licitación pública en el segundo. Lo cierto es que el arranque económico que se registra en la ciudad entre 1915 y 1930 muestra durante este periodo una colncldente ofensiva contra los ejidos y el fortalecimiento del latifundio urbano y suburbano. Algunos aflos más tarde el municipio lograrla recuperar una re ducida extensión de las tierras, pero gran parte de ellas vendidas posteriormente en subasta pública, benefician a adinerados comercian tes y vuelven a conformar un cerco de haciendas privadas en la periferia de la ciudad, motivando nuevas disputas en la década de 1920. Un combate de retaguardia lo libra en 1945-1946 el personero Barberena y culmina con la Ley 41 de 1948, llegando tan tarde que caduca desde su promulgación. Ultimo episodio: en 1978 la personería de ejidos (ahora Invlcall) entabla un pleito para tratar de recuperar cerca de 500 hectáreas de los ejidos de Meléndez, litigio que no ha cul minado en 1989. Pero siendo que la mayor parte del predio oueda hoy al Interior del perímetro urbano oficial, es fácil Imaginar el desenlace. El gobernador Mercado recuerda que los esclavistas y negreros caucanos hablan logrado, durante treinta aflos, aplazar la ejecución de las sucesivas leyes sobre manumisión promulgadas desde 1820. Con la Ley de 1851, los más recalcitrantes rechazan —hasta con argumen tos sacados de la Biblia— este atentado contra el sagrado "derecho de propiedad"; poco después se levantan en armas contra el gobierno central, generando una nueva contienda en la reglón. Nombrado gobernador Ramón Mercado llegó a una ciudad en plena efervescencia. Bajo la presión de la población semlrural de los labra dores negros y mulatos, radicada en los ranchos pajizos de los arraba les, crece la protesta popular contra la apropiación privada de loa ejidos y pidiendo a gritos durante multitudinarias manifestacio nes públicas nocturnas, solares para sus viviendas y huertas para sus labranzas. Ocurren repetidos desórdenes, como rupturas de cercas de las haciendas, incendios, ocupaciones populares de tierras usurpa das, sobre los cuales el relato no aporta mayores precisiones en cuanto a fechas y lugares. En este conflicto entre destechados y hacendados expoliadores de ejidos, el gobernador toma partido por las recién crea das “sociedades democráticas", por “la plebe" y "las monteras”. Cre ciendo la presión popular, ésta obliga a unas negociaciones entre el 656
cabildo y los usurpadores; resultan los convenios por m edio de los cuales algunos hacendados de la ciudad tienen que entregar la tercera p a rte de las tierras Injustamente ocupadas por sus ganados. En segui da, en 1852, el cabildo promulga un acuerdo sobre el arrendam iento de ejidos destinados a vivienda “para hacer casas, aumentar la pobla ción ” . El acuerdo prevé la ampliación de la ciudad, por medio de la prolongación de las calles existentes en una fa ja del ancho de una cuadra; los dimensiones siguen siendo las medidas coloniales en cuan to al ancho de calles y la manzana cuadrada de cien varas. No obstante, se observa una marcada reducción del tamafio del solar para vivienda. Eli articu lo segundo del acuerdo estipula que no se podrán dar en arrendam iento "a ninguna persona sino 12 1/2 varas de frente y cin cuenta de centro, hasta 25 de frente y cincuenta de centro y pagarán un real los primeros y los segundos dos reales anuales por cada vara de fre n te ” . Estas medidas ilustran la legalización de lo que hablamos com probado desde finales del siglo X V m , o sea un crecimiento urbano "a d en tro ” por densificación Interior y reducción de las dimensiones del solar de vivienda. Concretamente, las medidas nuevas facilitan la división de una cuadra entre ocho moradores y llegando hasta 16 pre dios fam iliares. Lo anterior parece Indicar una cierta pauperización de am plios sectores de la población. Con todo eso, los libros del concejo no muestran mayores cambios en la configuración y el equipamiento urbanos. Es asi, que durante todo el siglo X I X la población se surte de agua con estas cuatro m o dalidades: — Librem ente y gratis en la pila pública. — En la pila con pago al fontanero. — P o r com pra a los aguaderos ambulantes. — P or conexión domiciliarla de una "paja” sobre la acequia pú blica y su respectivo pago a la alcaldía. Esta última, de carácter suntuario, según parece, sólo beneficia a las fam ilias más adineradas. Es asi que en 1838, según el Libro Ca pitu lar N9 63 (fo lio 494), nueve casas están pagando los "cin co cen tavos anuales por el derecho a paja de agua” : tres de ellas son de la fa m ilia Borrero, una de Tomás Córdova, una de Pío R en glfo y otra de Jorge Isaacs. En 1842 (tom o 79, folio 633) fuera de algunos e d ifi cios públicos encontramos un listado de treinta casas abastecidas; entre las fam ilias beneficiadas figuran los Borrero (cuatro casas), Ram ón Mercado, Henrlque Isaacs y los apellidos Vem aza, Lloreda, M lcolta, Mallarlno, Barona, Córdova, Quintero, Scarpeta y Slnlsterra, o sea lo esencial del grupo dirigente de la ciudad. Lo cual demuestra la antigüedad del papel de la estratificación clasista en la obtención de servicios públicos urbanos. En 1858 una ordenanza del 16 de abril decide la “ denominación de las calles” ; sigue un complicado listado para Identificar la carrera del Ecuador, y cuál será la carrera B olívar; 16 en total, entre las actuales calles séptima y doce, más algunas ca lles que son hoy carreras, llamándose la 4* carrera de Buenaventura y la 5* la Calle del Comercio. Según parece, a nadie se le ocurrió 637
que un mapa podía simplificar larga enumeración; se añade que las casas serán señaladas, con números pares a ia derecha e Impares a la Izquierda. En cuanto al "alumbrado de las principales calles y plazas”, se nombrará una comisión para su fomento. Hacia 1870-1880 los libros capitulares mencionan en varias oportunidades un proyecto de acueducto moderno, pero sólo en 1920 se instalarla la primera red de tuberías metálicas. Veinticinco años después de la manumisión, resurge el viejo con flicto social y racial entre las "monteras'’ y los hacendados esclavistas más extremistas. Al calor de una contienda entre conservadores y li berales, una tropa de los últimos, formada por mulatos de la "otra banda” y negros del norte del Cauca, Invade el centro de Cali el 24 de diciembre de 1876 y transforma la fiesta de Navidad en pesadilla. Pero indiferentes a las disputas partidistas, los campesinos negros del Cauca irrumpen para castigar a sus antiguos opresores. Estos v i ven concentrados en el barrio de La Merced, carreras 34 hasta 64 entre calles 6 y 12. No habrá tal "saqueo de Cali", sino un restringido objetivo perfectamente delimitado en el espacio. Las milicias del campesinado caucano se dedican al allanamiento, al saqueo y destruc ción de las mansiones de sus más odiados perseguidores: sufren las familias oligárquicas Córdoba, Caicedo, Velasco, Olano, Rengifo, Barona, Buenaventura y más que todo el odiado clan fam iliar de los latifundistas esclavistas, los Borreros; en total, padecen las exaccio nes 36 casas, en una localidad que cuenta con más de dos mil vivien das, cifra que nos indica el reducido tamaño de la oligarquía que dominaba una ciudad de 12.000 habitantes y la región del sur del Valle y del norte del Cauca. Asi que más alia de los relatos apocalípticos de unos escritores locales, a través de sus exageraciones y de un vocabulario en el cual aflora en cada página un marcado racismo, se evidencia el carácter eminentemente antioligárquico del choque. Hay cohesión y solidaridad entre el ejército campesino negro de David Peña y las “ monteras" urbanas: negros, mestizos o mulatos, artesanos y labradores. Además, se observa en la calle la presencia beligerante de las mujeres del pue blo, bien sean ellas mestizas, negras o mulatas, de los arrabales de la ciudad o de los campos del Cauca. De tal manera que la protesta, como anota un “historiador” local, "afectó por igual a conservadores y a liberales". En 1933 el anciano Manuel Sinisterra escribió un relato del acontecer que habla presen ciado cuando era niño. Menciona (usando los consagrados eufemis mos) que algunas esposas e hijas de estas distinguidas familias sufrieron “ atropellos” y "ultrajes". Lo cierto es que se registró un saldo de unos cuarenta muertos y la destrucción de las principales tiendas de los comerciantes e importadores indígenas —no sufrieron daño alguno los almacenes de los extranjeros— radicados en los cos tados del parque y sus alrededores. 658
Este día dejó un recuerdo de pesadilla en la memoria histórica colectiva de la oligarquía caleña; cien años más tarde escribía uno de sus hijos y voceros: E l 24 de diciem bre de 1876, el 9 de abril de 1948 y e l 10 de mayo de 1957 son tres fechas funestas en la historia de Santiago de C ali (A lfon so Cobo Velasco).
Lo que si se evidencia es una marcada continuidad: 1850-1852, 1876, 1923 (e l carnaval), 1944 (la “expropiación” ), 1948 y 1957 demues tran la persistencia, durante más de cien años, de una tradición his tórica de la protesta popular urbana en Cali. Mientras tanto se habla acentuado la “ nueva conquista” , pero con otro tipo de actores; se radicaban en Cali extranjeros con capitales, empresarios y negociantes importadores, ingenieros. Estanislao Zawadsky, ingeniero, casado con una payanesa, se convierte luego en comerciante importador; en 1916 uno de sus nietos funda el perió dico El Relator y luego llega hasta el Congreso y también a la cárcel por homicidio. Hacia 1860-1870, el inglés Robert W hlte queda encar gado de trazar una vía entre Cali y Palmlra. Allá, en Llanogrande, el norteamericano James Eder inicia la agricultura de exportación con plantaciones de café, tabaco y caña de azúcar; también tendría su estadía en la cárcel, igualmente por homicidio. En Cali las princi pales “ casas de comercio” , con tiendas repletas de mercancías impor tadas, son propiedades del italiano Cerruti. Este no vacila en tra fi car con armas “ W inchester” abasteciendo a un bando u otro en una contienda entre liberales y conservadores, con lo cual termina tam bién en la cárcel, antes de ser desterrado. Más tarde abre una tienda su compatriota Menotti vendiendo, entre otros objetos extraños, algo tan novedoso como los “ calzones para damas" y exóticas tarjetas postales de Cali, impresas en Berlín. Otros combinan varias activida des comerciales y de transporte fluvial, como K arl Simmonds; alcanza tal poder económico y se vuelve tan Infuyente en los circuios locales que se llegarla a decir en la reglón que "C ali es Simmonds". Con la boga del exotismo en el lenguaje, no es sorprendente que en las go teras de la ciudad estén los puertos fluviales bautizados Puerto Isaacs y Puerto Simmonds. Con franceses, italianos, alemanes y yanquis, se conformó en Cali una numerosa colonia extranjera, la cual domina la vida económica de la región y, principalmente, el comercio de importaciones, desde 1875 hasta 1910-1920. Llam a la atención la proliferación de escrituras referidas a los ne gocios de los “ conquistadores” . Con mucha frecuencia actúan entre ellos como en territorio conquistado y el escribano registrando el ne gocio es el único “ indígena” que aparece en el asunto. Un ejemplo entre mil, está en la Notarla Primera, la Escritura N9 107 de ju lio 8 de 1895: A lfred Hodges “súbdito inglés" traspasa en propiedad y a perpe tuidad, por la suma de 1.000 pesos, al señor J. A. Bennett, "tam bién inglés” , sus acciones de la Compañía Minera de El Socorro “ oro de 659
filón y de aluvión” . Las minas se llamaban Santa Isabel, California, L a Esmeralda, La Realidad, Las Flores y Santa Rosa, todas situadas en Peñas Blancas y el alto El Farallón. Quizá el m ejor anuario de la nueva conquista de Cali, lo constituye la obra apologética que Phanor Eder dedicó a su padre ( “ El Funda dor” ). En form a involuntaria el autor presenta una sucesión de retratos de aventureros extranjeros que se hablan apoderado de la reglón y que no vacilaban en arreglar sus dlferendos a tiros. Inesperadam ente, vu el ve a surgir el asunto de los ejidos y de su saqueo fraudulento, cuando un negocio de tierras term ina en form a trágica: en 1895 el acaudalado empresario alemán K a rl Slmmonds es asesinado en su casa de L a M e r ced por el norteam ericano Radford. Phanor Eder explica por qué: Slmmonds había vendido a Radford un lote de terreno de 72 plazas situado al sur de Cali, parte de la antigua hacienda de doña Isabel Pérez, y la casa edificada sobre el terreno. La escritura se firmó el 29 de agosto de 1895. Radford reclamaba el titulo de otras casas construidas en la finca Simmonds, rechazaba la reclamación aduciendo que no podía traspasar un título que no poseía. Phanor Eder se equivoca en la fecha y de este error se beneficiaron nuestras pesquisas. En la Notarla Prim era encontramos efectivam en te la escritura 195, de la fecha Indicada, pero mediante la cual Slmmonds vende a Nepomuceno Tenorio, y por la suma de 300 pesos, cuatro plazas en el punto denominado Isabel Pérez colindante con el río Cañaverale jo ; y precisa más adelante el origen de su propiedad: que dicho terre no lo hubo por compra que hizo al Señor Francisco J. Cisneros de la fin ca de Isabel Pérez. A n terior a dos meses está (tam bién en la N otaría P rim era ) la Es critura N? 71, de junio 5 de 1895. Legaliza un contrato entre K a rl Hauer Slmmonds y Edgar J. Young “ ciudadano de los Estados Unidos de Am érica” . El primero contrata al segundo para gerenciar la fábrica de ladrillos y tejas, situada en terrenos de la antigua hacienda de Isabel Pérez, como a una legua al suroeste de Cali. Y ou n g recibirá de Slmmonds el 30% de las utilidades. El país vive la engañosa prosperidad de la prim era bonanza c a fe tera y con los dólares de las exportaciones los comerciantes caleños tienen sus almacenes repletos con mercancías de im portación, tan indispensables, como sedas, champaña, serpentinas, confettis, másca ras, sombreros y disfraces “ para festividades". En la prensa local, desde principios de diciembre, comparten algunas páginas enteras las propagandas comerciales y los preparativos del carnaval. A una cuadra del parque Caicedo, en la calle 12, el Salón Moderno presenta M aría y unos días después la serie Los misterios de Paris. En cuanto a los misterios de Cali, ocultan que en los barrios pobres no llegó la bonan za y unos rumores señalan el descontento de las masas fren te a estos derroches de dinero. Alertadas las autoridades sobre posibles desórde nes, es bajo la protección de las bayonetas que se inicia el baile de disfraces de la oligarquía, en el Salón Moderno, en la noche del 30 de diciembre. Los invitados e invitadas disfrazados, bajando de sus autos 660
Ford tien en que abrirse paso, en medio de los murmullos y luego de los gritos e insultos de una m ultitud indignada y donde se v a calen tando la protesta. D urante su proceso, Gustavo R ojas P ln illa evocó este incidente con varias Inexactitudes: V ie n e un episodio, señor Presidente, cuando era y o T eniente, de conse cuencias trascendentales después para m is actuaciones del 9 de ab ril de 1948 ( . . . ) se presentaron algunos hechos sociales de carácter m uy g ra v e en la ciudad de C ali, q u e ob ligaron a que e l Com andante d e R e gim ien to de G u ar nición en M anizales e n v ia ra tropa para refo rza r a la guarnición de Cali. Era G ob ern ad or el doctor V ern aza; los prim eros retozos sociales del pueblo p ro testaban contra alguna m edida del G obernador, y en su protesta llegaron hasta e l e x tre m o de apedrear la G obernación y herirlo. E l Com andante de la D ivisió n e ra e l G en eral Velasco, un gran m ilitar, poco am igo de esos atro pellos. L a tropa no pu do d is o lv e r la m anifestación p orqu e e l G obernador le p id ió a l Com andante de la D ivisión que no la disolviera. Y com o consecuencia e l 24 de d iciem bre, cuando en e l Club C olom bia de la ciudad de Cali, se celebraba la N ochebuena, e l pueblo enfu recid o atacó a ese club, sacó los m ue bles, les p ren d ió fu e g o en la p laza p rin cip a l y hubo hechos m u y lam entables en esa ocasión. ( . . . ) Ese dia v iern es 9 de abril, cuando term in aba de alm orzar, o í p or la rad io qu e habían asesinado al doctor Gaitán. Inm ed iatam en te record é el caso qu e les r e fe r í en una de las sesiones pasadas, de la fo rm a cóm o reaccio naba el p u eb lo de C ali, sobre todo en ese 24 de diciem b re qu e habían incen diado los m uebles y habían qu erid o en trar en e l club C olom bia con p e lig ro d e l honor y d ign id ad de Jas damas que a llí estaban.
Según las in form aciones que llen aron la prensa local el día 31 y siguientes, el asunto ocurrió el 30 con un asalto popu lar al baile de dis fraces del Salón M oderno, hecho que am enazó con repetirse el 31 en el Club Colombia. Según el Correo del Cauca: P a ra la noche estaba prep arad o un elegan te b a ile de la alta sociedad en el T e a tro M od ern o y presid id o p o r la reina, a l m ism o tiem p o que varias di version es para las clases populares.
Desde varios días se rum oraba el descontento del pueblo, m o t iv o por el cual se llam ó a a tropa para proteger el evento. Sin em bargo, la m ultitud se am ontonó fren te al teatro y “ a las 9 de la n o c h e ... el pueblo atacó los guardias a p e d ra d a s ... éste en cum pli m iento del deber y en defensa propia disparó, resultando varios muertos y heridos” . Desde luego subió la protesta, la m ultitud invadió el Salón M oderno y pasó la noche destruyendo todas sus instalaciones in te rio res, tal como lo muestran unas fotos publicadas el 2 de enero. Y el articulo agrega: “ el pueblo insolentado quedó dueño de la ciudad” . Pero la oligarquía no iba a sa crifica r sus festividades y, a pesar de las victim as de la víspera aún sin sepultar, decide hacer su baile de disfraces el 31 en el Club Colombia. Es cuando un asistente a la fiesta m anda un m arconi: "En esos m om entos pueblo congrégase para atacar Club Colombia.” Pero la " a lta sociedad” pudo realizar su baile del 31, bajo la protección de los refuerzos m ilitares, mandados p o r el regim ien to Junin desde Popayán ; solo que "in vitados e in vitad as con currieron arm ados con pistolas y revólveres". 661
Durante verlo» días la prensa volvió a relatar “el saqueo e incen dio del salón Moderno'* y los "actos de cafrerla del carnaval", la destruoclón del klosko en la Plasa de Calcedo, "el asalto de la chusma" (de apaches, del populacho, de un grupo numeroso de foragldos, de una turba de fasclnerosos, con mujeres y niños), que "cubrió de p i nico a Cali entero". Y no faltó un periodista recordando la Navidad de 1876 y señalando que eso "nos devolvía al salvajismo de dnouenta años atris", El balance lo da el día 31 el comandante del regimiento en su informe al comando superior de la tercera división: hubo 13 policías heridos a piedra, y en el campo de los protestatarios 46 detenidos (mis otros 29 el día siguiente). "Fueron disparados 104 cartuchos" que, curiosamente y según la prensa, no dejaron m is que 5 heridos atendidos en el hospital y cinco muertos, entre los cuales se contaba un niño de trece años. De tal modo que el derroche Inútil de municio nes alcanzó el 90% del parque, pero no Importaba, eran tiempos de prosperidad y reinaba la danza de los millones. ¿Cuál fue la lecolón que sacó la oligarquía de esta experiencia? Esti en las aotas de la reunión del concejo municipal, del 2 de enero de 1924: El Concejo Municipal de Cali interpretando fielmente loa sentimientos de indignación de esta sociedad y del pueblo que representa, y teniendo en cuenta la manera salvaje, escandalosa y criminal con que se violaron sagrados principios de orden, de justicia y de civismo en la trágica noche del 30 de diciembre último, protesta del modo más solemne y enérgico, contra los u l trajes inferidos a seta sociedad en la noche del citado dia durante la fieata del carnaval- Y confia en que la autoridad, que supo ponerse en tan críticos momentos a la más decorosa altura de serenidad, de pacificación y de cordu ra, exponiendo su vida bizarramente como lo hicieron e l Gobernador del D e partamento y varios de sus subalternos, ahora ya calmados los ánimos y esclarecidos los hechos hará caer todo el rigor de la Ley Penal sobre quienes la violaron cínicamente, saltando sobre e l sagrado principio de autoridad, válidos de que por circunstancias especiales se carecía de elementos sufi cientes para asegurar la tranquilidad y el orden, por todo lo cual esta Corpo ración invoca el patriotismo y el honor de todos los caleños a fin de que esta Capital no vuelva otra vez a ser teatro de retazos democráticos, de pillajes vergonzosos y de hordas desenfrenadas y bárbaras. Resuelve: IV Pedir a la Asamblea Departamental la creación de más unidades de Policía. 2? Proceder a la mayor brevedad a la formación de una sección de Policía Municipal, que en número y en calidad corresponda a las necesidades de la población. En seguida el Concejo aprueba la creación de 3 inspecciones de Policía en el barrio Central, barrio de San Antonio y barrio de San Nicolás.
Pooo después el Club Colombia abandona la casona de la plaza mayor, y se traslada a su nueva sede: un edifloio reciente sobre planos de la Colombian Holding Corporation (pero contrata su construcción a la firma italiana Bonardl y Cía), en el recién abierto barrio Granada. Algunos años más tarde el Italiano Vicente Lanata abre el hotel Pacifico “para viajeros extranjeros" y algunos nativos hacen construir los hoteles Europa y Nueva York, dos nombres que no pueden faltar
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en ninguna ciudad, en busca de prestigio y de "modernismo". En esta confusa modernización arquitectónica de algunas manzanas centra les. reina un absoluto cosmopolitismo estético e ideológico y todas estas construcciones conforman un abigarrado catálogo de copias troploallaadus del supuesto estilo "neo-clásico francés". Obviamente, en Oall como en las demás ciudades retlculadas, el neo-oláslco no podía lograr este necesario diálogo del Jardín y de la piedra, esta simbiosis visual del espacio y de su marco, esta unión del volumen y de la pers pectiva, por el mismo raquitismo de las áreas libres. El enanismo urbanístico se oponía a la monumentalldad arquitectónica; la modes tia de las medidas del trazo original era antagónica con lus dimensio nes y proporciones asociadas con la Idea de monumentalldad. Por otra parte, hacia 1920 el neo-clásico caleho deja de ser "aglutinador de una clase social" por medio de la unidad, pero su cohesión se mantiene en la diversidad. "Para los nuevos miembros de las élites urbanas fue más Importante el ser Individualmente Identificados, que el ser cobi jados por la unidad de una Imagen común” (A. Saiaarriaga). mirante siglos el individuo se habla asociado a un grupo, mediante la semejanza arquitectónica. Ahora proclamaba, mediante la diferencia, su soli daridad con un núcleo sociul. Eso significa, entre otras cosas, la destrucción del patrimonio construido colonial, por la propia oligarquía local, negando la herencia española y mirando hacia las metrópolis de su nueva fuente de riqueza. Con la bendición del clero desaparecen también, en pocos años, dos templos que perteneciun a la intuición Indiana; como anota el mismo autor, "los clérigos destruyen y/o sa quean iglesias coloniales o republicanas, para uar una imagen uiouerna a sus vetustas creencias". Vestiglos de esa época dei aespniarro, del mal gusto y de la extravagancia, quedan hoy dos ejemplos en el barrio El Centenario: la casa de los leones dorados y el "castillo” Car vajal, a los cuales sólo falta decretarlos “ patrimonio histórico na cional*. Bajo la presión Insistente de la reducida élite Importadora, desde la gobernación se Incentivan las obras tendientes en mejorar las rela ciones, las comunicaciones y el transporte, entre el valle y el Puclftco; mejoras del ramal Cali-Buenaventura del Ferrocarril del Pacifico, los talleres de Chipichape, los muelles del puerto de Buenaventura, las estaciones del Ferrocarril, y luego lu apertura de una vía carreteuble hasta el mar. Asi Cali consigue una reactivación comercial de la región y su viejo anhelo: sacudir la tutela de Popayán, romper el monopolio de Cartagena y Guayaquil, exportar e Importar directamente por su propio puerto. Todas estas obras se contratan con firmas extranjeras y en su mayoría se financian oon préstamos de los bancos norteamericanos, siguiendo la recomendación de Marco Fidel Suárez "Mirad al Norte". De tal manera que en el Valle del Cauca la deuda externa es tan anti gua como el mismo departamento. 003
I b )b dudad «te fmiWMU de B iU ioc Unidos i&a q w ioaUUn I m p n a m i rede* de «w n ia iM rutei, de telefono >• M trun vi». dM df Puerto II éUu Im (Juanehlto) iu eti d M ello, y I* roeMo eonaliiUdi ta le n » M mercado, fío U lU amo que Hoque de tom k w Unido» lo OoionMiii Holding OorponUon. poro com prar unas faldas periféri cos M pMdMDOnw, diseñar y tonar el nutro "to n to residencial de Upe “Jardín", enloores de fluido oai nooe en loa oAoa 1 IN y 1M0 ot ele* flonte conjunto de Ion Preñando en uerroa «jtdolao dsi globo llam ado leebel Paree, cc ol cual se concentro muy rápidamente uno deneo c o * tonta ét «ajilada» n tn n p m acomodado*. principalmente victima* dtt nemmo En lo» idos cuoreaU esquía cao d monopolio de lo producción y distribución de eoerglo dtetrteo urbana. lo emproto u rteen m eeiM Bond ond Bhore, de lo eool m abogado Eduardo Enlata Angel, futuro embolador de Colombia oo Washington i pariente lejano del embajador de Waabmgton en Bogotá) y Ministro de ReladonM Exteriora» del floblerno de Oepino Pirca Drade eu arde « Chicago. lo Bond ond tiu r r vende lúa o loe habitante» de Bug». Palmira y Coll. de Oirordot y BarrangaUla y de otros centro» neurálgica» o lo largo y ancho del pola Vislumbrándose lo terminación de lo Segundo Ouerro Mundial y lo invenido norteamericana en empresas industriales, m retiro lo Bond ond Sbore, cediendo pan o (tundee proyectoe de eentroJee hidroeléc trica* Lo competes entro o negociar lo vento de eua vetustas instaladoñee ol munteiplo de Cali. y olgunoa politiquero» 1ocolee entablón uno demogoqwie u n p ctli «rudo-nerum»líala y **enfcl-imperialista", engoAonde «no» moeoa tu torno o lo Hornada “expropiación". Lograrían incluso movtUsar lea amaos populare» moa crédula* de lo dudad, du rante unas días de mareo de 1944, culminando lo proteeta con un poro general de la dudad d dia 10. Poro tal expropiación era seo y no moa no uno oonfiaconno «lo o uno vento tortada, y en míe caeo m i» bien Poetado Lo aeudo Compañía Colombiano de Electricidad disputado durante año*. y poto o poso, loo avalóos de su» bienes >• el valor de la vento. Consultando loa libras de acta* del cabildo, ee compruebo que durante loa altos 1044, 1040 y 1049 no boy prácticamente uno knMd del Conoe)o etn el asunto en su orden det dia Hecho patético, los concejales ootomhlanu» lidian contra el apoderado Indígena y senil, defendiendo un monopolio extranjero. Más tdste son. no conforman un bloque compacto sino uno tendencia blondo y otro dura, uno» militando por la expropiación y otrae oponían* dos» o ello. V ol contralto de lo que se podría pensar, satán parece, los M i lucióos eran aquello» que a» oponían a la negociación, y quiao los más furibundos “anti-imperialistas" eran ol fin y ol cobo los vooeroe de loe Ovaros de lo compartía A posar de un incremento demográfioo notable desde 1110, so los década» dat veinte y del treinta lo dudad flgut creciendo en termo ordenado y organice codo barrio nuevo corresponde e uno extensión prolongando el conjunto existente, tai como ocurre con vario» ndeloo» de vivienda popular, ios barrios Oucre. Obrero. Bou Pascual y Han Juan 444
Booeo. No obstante, se note uno tendeado en ocupar loo tierras pon* dientes del pledetnonte hacia S u Cayetano, prolongación de lo colino de San Antonio. Algunos empresas Industríale» ee radicaron eo los arrabal es, destocándose Bevario, lo Uñaras*, lo mismo que loo firm o» extranjeros de Cem ento» del Valle, BtenUt, Unlrayol y Diahington-La Ooran Ua Con todo eeo lo dudad no registro más de 99 004 moradoras en It U . Un vuelco radical, tonto e g a c b l como dem ográfioo ocurrió en lo década siguiente el censo nocional de población del alte I N I evidencia este pradlgieoo brinco; en trece aftas lo población «mal oe triplicó, llagondo o otea de M jM p r m m t con uno tase anual pro medio vecina del •% . Lo qee significa, separando d aumentó vegeta tivo probable del aporte Inmigratorio, que de codo 19 hobltonteo 3 oon h ijo » de caleños y los siete restantes inmigrantoe de otras lugares. Bajo seto evo loncha, lo dudad rompe orno Umitas y oe inicio su expansión inorgánica, por medio do “parches" sueltos en e l especio circundante. Sets modo de « l u d e n suburbana impacto, tanto los madrea viejos pantanosos del rio en dirección dei oriente y los odUos del rio Cauco, comeo loe mismas laderas del occidente; los peligrosos barrenóos de las cuchillos dominando los estrechos cañones de los ríos Cali y Aguacatal ven «urgir unos rancherías clandestinos desin tegrando la lorma urbana, entra d io » d populoeo barrio de Terrón Colorado. Más al sur. un cerro agujereado por la minería árleos nal del carbón mineral se condene «o la minl-ciudad de Silos. En las afueras, presionadas por lo demanda de Inverdonistns ñortramerlcanos, las autoridades organicen rápidamente en lo » años cincuenta una son* industrial, con un mínimo de infraestructura en comunicaciones y energía eléctrica. 8oo Quln, Oood Year, Union Car bide. Oeianese. ífu co, Quaker, Adama. Cherry. Miles, Baxter, Colgate, o Cañada Dry y Ooca Cola; van surgiendo hada Tumbo entra eaftadúsale* y pasto» lo» centro» productivos de una mdustrlolUncSón d iri gida hado el consumo de pasta dental, miso de tomate y chicle. No obstante, en 1940 feo oligarquía rvgienol trata de seducir o los em pre sarios del norte, por medio del lujom á lb u m V a h del ("auca, redactado en español e Ingles, asegurando una inagotable fuente de mono de obro ¡ , U tredmon M m iiU I qu# y* t » »m » aorta 0 *1 psis justo con le gran (órnenlo mieretorv» que cenumée «fhit nvin penan* «segurar que en nlngón «•t» Inltnw • Vs áe «tn> rqO M *
Oon todo eso la Induririalicsdón mermó a encola departamental y se estancó, como » demuestran algunos cifras de Antonio Posada en •u libro La CVC, evaluación de dioc año» de actividad*» de lo entidad, estudio resinado «a 1944 a aohmud de la Univenadad de Wieconsln:
¡ u* ¡1949 1941 . 1991
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Frente a los “mandatas" que velan en la región el reflejo del pro ceso europeo del siglo X IX , el autor restablece la cronología y escribe con lucidez: y de las comunicacio de los campos desde 1946, por
. . . D e b id o a l r á p i d o p r o g r e s o d e l a i n d u s t r i a l i z a c i ó n n e s e n lo s ú lt im o s q u in c e a ñ o s
y
a l abandono
ra z ó n d e l te r r o r y d e la v io le n c ia . . .
etc.
Efectivamente, seguía llegando siempre más gente a una ciudad creciendo con una tasa anual superior al 7%, con lo cual sobrepasa de 600.000 habitantes en 1964. Entrevistados en sus chozas, levantadas en los cerros del oeste y en los pantanos del oriente, a los periodistas o funcionarlos municipales casi todos los migrantes contestan igual mente: vienen del campo y tuvieron que abandonar la finca en razón de “ la violencia” . *
*
Desde décadas atrás se venían acumulando en el Valle del Cauca los factores presionando hacia la sustitución del modelo socio espacial de poblamiento. Tanto en las tierras planas aún boscosas como en las laderas recién desmontadas, se multiplicaban desde principios del si glo las confrontaciones violentas entre el latlfundismo ausentista y el campesinado de labradores mlnlfundistas. Unos sondeos parciales en la prensa nacional o regional, unas pesquizas en los archivos de las gobernaciones, en Mañiza!es y en Cali, y algunas indagaciones en Bogotá, bien sea en el archivo de Jorge Eliécer Gaitán o en el Archivo de Baldíos del AHNC, no dejan dudas al respecto; completados por numerosas entrevistas en la región, per miten elaborar un mapa, incluyendo solamente algunos casos y desde luego muy incompleto (ver mapa adjunto de los Conflictos Agrarios en el Valle, 1900-1940, en la página siguiente). Recordemos el belicoso litigio de propiedad, oponiendo en las la deras quindianas del Valle a miles de colonos hacheros y labradores contra las pretensiones de los usurpadores de Burila, del cual se se ñaló la magnitud en la Primera Parte de ese ensayo, y que se prolonga durante más de cincuenta años, desde 1884 hasta 1938. En la misma región se agudizan hacia 1920-1925 las controversias entre los latifun distas de la hacienda La Selva, en Alcalá, y un numeroso proletariado de desmontes; todavía están vivos unos ancianos que rememoran los atropellos de la tropa llegando de Perelra. También de las exacciones de la policía mandada desde Armenia, a solicitud de los estafadores de Burila, se acuerdan los más viejos fundadores de Calcedonia aún vivos, como Ofelia Glraldo. Arriba de Tuluá la hacienda de Barragán y sus 60.000 hectáreas serian objeto de una interminable controversia entre los herederos del coronel bogotano Canclno y numerosas familias de colonos; los primeros no poseen más que unas hojas de papel sellado y los últimos los resultados de toda una vida de labor y sudor, impresos en la geografía. Del otro lado del río Cauca, en Rlofrio, se desata el conflicto en la hacienda de Cuancua, entre un terrateniente ausentista 666
Localización de algunos conflictos agrarios. Período 1900-1940
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y centenares de familia* desmontando selvas. Y U nto en Lu Selva, co
mo en Barragán o Cuancua. los terratenientes expropiados no vacilan en pactar extraños contratos con un tenebroso estafador y aventurero, nacido en SanU R o m de Cabal y que vivió largos arto* en Pe reirá an tes de fijar su base en Tuluá Excantinero, administrador de galleras, traficante de aguardiente de contrabando, este es el personaje aseso rando a los latifundistas en apuros, con el fin de expulsar a ios campesi nos o cobrar el precio de sus posesiones y mejoras. Comiendo en tres platos el vivo extorsiona al campesinado, se queda con los Utulos de los propietario* que lo contrataron y. por fin, funda unos pueblos para negociar lote* “ urbano*- de vivienda y asi “ vnloruar* las tierra* agrí colas circundante*. Sus últimas operaciones tendrían un marcado de sarrollo y un sorprendente tatito en los artos 1948-1960, con la ayuda de K » 'pájaros' de Tutua, El Dovio, TrujUlo y otras localidades. Exa minar la violencia en las laderas del centro del Valle durante las decadas del 40 y Mi. bajo la óptica de una guerra agraria de clases, que en algún momento tomó el rostro de una pugna entre partidos, nos obliga a profundlaar las actuaciones de sus principales ejecutores, y Leocadio Saiasar Mejta fue unos de ellos Mas al sur, en el alto Calima, miles de campesinos Ucnen que enfrentar los asaltos de la cuadrilla armada de latifundistas de la ha cienda Calima y el conflicto Uega a su máxima tensión h ada los artos 19)9-1*33 Entonce* veremos el agresivo terrateniente, en carta dirigi da tanto a la gobernación como al ministro de Industrias, ejerciendo una presión con marcado sabor a chai;taje, no vaella en exigir de las autoridades que compren las tierras en litigio o de lo contrario manden la tropa para desalojar a mas de mil individuos**» aludiendo el amenasante memorial del litigante a! "riesgo de una situación peligrosa para el orden público'*. Mientras tanto, arriba de Ruga y en la cuenca del rio Quadalajara» estalla otra controversia de propiedad y de lindero*, entre dos terra teniente* y una populosa colonia trabajando en los baldíos de La Ha bana y La Magdalena. En la decada de los artos veinte, en Bitaco-La Cumbre, el mismo pereonero municipal actuando en deten** de los colonos de La Ventura y Concordia se opone a la solicitud de adjudi cación de un insospechado "cultivador'': “ti llustrisimo Sertor Obispo de Cali- , el cual desde 191* se oponía a que esta misma adjudicación beneficiara al general Ramón Buendia. Para medir la persistencia atávica de la contienda, basta con decir que en 1990-1933 seguían cayendo bajo las balas algunos colonos de La Ventura Dos circunstancias explican la recrudescencia de ios litigios a par tir de 193$. En primer lugar, es indudable que el auge inicial de la exportación cafetera incentiva las perspectivas del grano, estimula la siembras y. por ende, las pugnas en las laderas. En segundo lugar, en 1936 se expide ia Ley 47 tendiente a simplificar el procedimiento de titulación y lo* tramites de las pequeAas adjudicaciones menores de veinte hectáreas, contempladas en la Ley 71 de 1917. Esta medida abre nuevas posibilidades de acceso rápido á la pequerta propiedad, pero «6 ©
provoca en seguida la multiplicación de las sotlcItudM de legaltsaolón, con lo cual aumentan Inmediatamente los choquen, tanto en los Jua gado* como en lo* cafetales. En 1996 es en la vereda de La Diana del municipio de Florida donde estallan varias Incidentes violentos, oponiendo 45 familias de colonos v el ducho de la hacienda La Aurora, el cual según un memorial de los labradores "nos ha declarado una guerra sin cuartel", siendo que no vacila en llamar a la policía para expulsar a los colonos, Wllllam Barney, Cónsul de los Estados Unido* en Cali, “ potentado yanqui", como lo califican lo* campesino*, seria emboscado y "paveado" más tarde desde un matorral, victima de la "guerra sin cuartel" que habla desatado contra el campesinado del pledemonte y do la* laderas. Mientras tanto se daba, desde 1939, un enfrentamiento más grave aún en los latifundios de las familias Marti lumia (en Montenegro), Vólee (en La Tebaida), Londorto (en Qulmbaya) y alguno* feudo* más en Belalcáiar y Marsella, Involucrando a má* de mil familias desmon tando selva* Tanto por su magnitud territorial como por su dimensión demográfica y social, por su duración y agudraa, esto largo conflicto merece un párrafo especial, como lo mereció en los estudios do varios autores, desde Antonio García en 1996 hasta Marco Palacios y Oonaalo Sánehes en los artos más recientes De hecho, entre 1939 y 1998, loa campesinos tuvieron que soportar en varias oportunidades los emba tes de los latifundistas y los atropellos de la tropa, particularmente del batallón Ayaeucho traído de Perelra y acampando en Qulmbaya y Montenegro, cuando no actuaba la policía llegando de Cartago. En 1938 el conflicto quedaba vivo y. según las autoridades, "la situación muy delicada". En Manuales, el secretarlo de gobierno seguía dedi cando al asunto un capitulo especial en cada Informe anual de labores. Uno de los último* documento* oficiales resume la contienda e Ilus tra su agudeea CwltuuM
o*
M ontenegro.'
E l s ig u ie n te o fic io , p ro c e d e n te d e la
J e fa tu ra
D e p a r t a m e n t a l d e P o l i c í a . da u n a id e a cla ra , a m p lia y p r e c ita d e « t e d e lic a d o p r o b l e m a , q u e e m b a r g ó d u r a n te a lg ú n tie m p o la a te n ció n d e l g o b ie r n o y la d e l a c i u d a d a n ía , y q u e h o y p a r e c e d e fin it iv a m e n t e res u e lto e n » u i p a r te * f u n d a m é n t a t e * “Olido N* 140-M a n lía le * , m a re o 19 d e 1M7 * S e fto r S e c r e ta r lo d e G o b ie r n o - E S P ' C o n e l fin d e o r g a n u a r la S ecció n d e trá n s ito e n la a l c a l d í a m u n i c i p a l d e M o n te n e g r o , o b tu v e d e u sted la a u torla a cló n n ecesaria p a r a e l t r a s l a d o a e * a p o b la c ió n . r e m i t e n t e e l p r o b le m a r e la c io n a d o co n la o cu p a ció n d e h e c h o q u e a u fre l a h a c ie n d a d e n o m in a d a 'Ñ á p e le * ", q u u o u sted q u e «1 suscrito, en su c o n d i c i ó n it e J a la d e p a r t a m e n t a l d a p o lic ía , se e n te ra ra d e la a ctu a ció n d e la a lc a ld ía v d e l r e s u l t a d o d e la * g e s t io n e » p o r p a rte d e l d o c to r A r is tlp o G o m ó le * . d e le g a d e d e l M i n t e l e c t o d e A g r ic u lt u r a y C o m ercio . T e n g o e l g u sto d e l le v a r a c o n o c i m i e n t o d e u s te d l o r e la c io n a d o c o n e l n e g o c io q u e lo p re o cu p a - D o n H u b e r t o M a r u la n d a . p o r m e d io d e a p o d e ra d o , s o lic it ó y o b tu v o d e la a lc a ld ía d e M o n t e n e g r o a i d e c r e t o so b re U n ta m ie n t o d e v a r io » In d iv id u o s, o c u p a n te* d a h a c h o t ía i a h a c ie n d a 'Ñ á p a le * ', situ a d a en t e r r it o r io d e es e m u n ic ip io L a d i l i g e n c i a s e l l e v o a c a b o t ra n q u ila m e n te , p u e* lo s d e te n ta d o r e * ev a c u a ro n 1 » p r o p i e d a d s in n in g u n a resisten cia . P o r v ir t u d d e a p ela ció n In te rp u e s ta p o r a l g u n o * a g r a v ia d o s , e a te d e sp a c h o c o n o c ió d e l n e g o c io y e n p r o v e íd o d e d ie * y n u e v a d e f e b r e r o ú l t i m o c o n fir m ó a i d e c r e to d e la u ta m ie n t o - V u e lt o a l e x p e d í a n t e a la o f i c i n a d e o r ig e n , se e n c o n tró co n q u e lo s in d iv id u o » la n ia d o »
pc . »
h a b l a n o c u p a d o d e n u e v o lo a t e r r e n o s y
a d e la n t a b a n
ltt t a l a
de
A lc a ld ía , e n
p r e s e n c ia d e e s te n u e v o e s ta d o d e co sa s, o c u r r ió a
d e G o b ie r n o
y p i d i ó in s tr u c c io n e s . E l s u s c r it o c o n o c e e n
m o n ta ñ a . L a la
d e ta lle
S e c r e ta r ia
la
a c tu a c ió n
d e l s e ñ o r S e c r e t a r io d e G o b ie r n o e n e s ta e m e r g e n c ia , e n c a m in a d a a c o n s e g u ir u n e n te n d im ie n to e n t r e e l p r o p ie t a r io y té r m in o , u s te d , p e r s o n a lm e n te , v i a j ó d o ra
p rovocó
la
c o n s titu c ió n
de
lo a o c u p a n t e s r e i n d d e n t e s . E n p r i m e r
a M o n te n e g ro y
u n a ju n ta
c o m o fó r m u la
co m p u e sta
de
c u a tro
d is tin g u id o s , e n t r e e l l o s d o s m ie m b r o s d e l H . C o n c e jo , a f i n
c o n c ilia
c iu d a d a n o s
de que
in ic ia r a n
n e g o c i a c i o n e s e n t r e la s p a r t e s . E s t a i n i c i a t i v a n o d l ó r e s u l t a d o y
fu e e n to n c e s
c u a n d o s e s o lic it ó
u n d e le g a d o ,
d e l s e ñ o r M in is t r o d e In d u s t r ia s
e l e n v ió
q u e a m a n e r a d e A r b it r o e s tu d ia r a e l p r o b le m a y d ie r a l a
de
fó r m u la
p a r a s o lu -
c io n a r lo . E l M in is t e r io a t e n d ió la s o lic it u d y c o m is io n ó a l d o c t o r A r i s t i p o G o n z á le z , fu n c io n a r io c o n o c e d o r d e l p r o b le m a , c o m o q u e e n é p o c a in t e r v e n id o
d ir e c ta m e n te
d e lo s m ia m o s
en
o tro
te r r e n o s . D ic h o
in c id e n te
s e ñ o r lle g ó
ú ltim o , e s tu d ió e l n u e v o e x p e d ie n t e y
sob ro a
a n t e r io r h a b ió
la n z a m ie n to
M o n te n e g ro
s e tr a s la d ó a
la
a
de
fin e s
h a c ie n d o a
n o c e r p o r su s p r o p io s o jo s e l e s t a d o d e la s c o s a s . E n e s t a f o r m a el
e m p le a d o
n in g u n a b e ld ía
la
vcrd n d ern
m a n ifie s ta
e je c u to r ia d o s fu e r a
o c u p a c ió n
r a z ó n q u e a s is t ía a l o s
b a s ta n te ,
G o n z á le z y
por
el
p r o fe r id o s
se
u sted ,
hecho por
t r a s la d ó
de
la s
señor
de
h ech o
que
d e te n tn d o re s p a ra r e in c id ir
en
a u to r id a d e s
S e c r e t a r lo ,
n u e v a m e n te
a
s u fr ía
el
fe b r e r o
fin
de
uno
ap rovech ó
p r o p ie ta r io ,
e je c u c ió n la
si
el
fin
re
fa llo s
e s to
del
de
la
la
c o n tra
C om o
p r e s e n c ia
con
co
p u d o a p r e c ia r
reten e r e l te rre n o ;
co m p e te n te s
M o n te n e g ro
o c u p a n te s do
no
d o cto r
a g o ta r
lo s
re c u r s o s c o n c ilia to r io s . E n e s ta v e z se c o n v in o e n a d e la n t a r c o n v e r s a c io n e s d i re c ta s c o n lo s s e ñ o r e s o c u p a n te s , v e n c id o s e n ju ic io , y fó r m u la
de
a r r e g lo , a
sa b er.
o c u p a n te u n a tu rn a d e que
e x is t ie r a n ,
d in e r o
no com o
c o m o s im p le g r a t ific a c ió n m en te
y
e v ita r a
e fe c tiv a s
a
la s
El
p r o p ie t a r io
p r o p o r c io n a l
r e c o n o c im ie n t o el
en
de
q u e le p e r m itie r a
a u to r id a d e s
señor
p r o p o n e r le s u n a n u e v a
M a r u ln n d a
r o la c ió n
un
con
d erech o
que
h a c e r u so d o
a p e la r
a
la s s e n t e n c i a s q u e p u s i e r o n t é r m i n o
m e d io s
d a r la
a
cada
lo s p la n t a c io n e s
la
no
tie n e n ,
p r o p ie d a d
v io le n t o s
p a ra
a l n e g o c io .- T a m p o c o
s in o lib r e hacer
se
lo g r ó
e n e s ta fo r m a e l a r r e g lo d e s e a d o y a s i v im o s fr a c a s a d o s lo s b u e n o s o fic io s d e l g o b ie r n o c e n tr a l y
s e c c io n a l. E s o s c a m p e s in o s , h o m b r e s
de
tr a b a jo , h a n
s id o
m a l a c o n s e ja d o s h a s ta e l p u n t o d e m o s t r a r s e r e n u e n te s a e v a c u a r l a p r o p ie d a d , n o o b s ta n te e l c o n o c im ie n to d e l d e c r e t o d e la n z a m ie n t o y
a ú n m á s , c o n v e n c id o s q u e la
r e in c id e n c ia
s a b ilid a d c r im in a l. P a r a q u e n a d a f a lt a r a
en
a e s te
t o q u e s e n e s ta , q u e p a r e c e c u e s tió n d e
a ca rrea
e llo s
resp on
p ro ceso , u sted , s e ñ o r S e c r e
t a r io , c o n s id e r ó o p o r tu n a m i p r e s e n c ia e n M o n t e n e g r o y ú ltim o s
q u e pesa so b re
lo s a c to s le s a llá
fu i p a r a d a r lo s
e s ta d o . In fr u c t u o s a
co m o era
d e e s p e r a r s e d a d o s lo s a n t e c e d e n t e s , f u e m i I n t e r v e n c i ó n e n l a s n e g o c i a c i o n e s . E l d e le g a d o d e l M in is t e r io h a b la c it a d o p a r a u n a ú ltim a c o n fe r e n c ia ocho
del
m es e n
con m a v o r
razón
c u rs o , s ie m p r e si e l d ia
p u e s to s a a c e p ta r la
esp era n za d o
v ie r n e s a lg u n o s
g r a t ific a c ió n
que
en
o b te n e r
un
in te r e s a d o s s e
s e lo s o f r e c ía . N a d a
e l lu n e s
e n te n d im ie n to ,
m a n ife s ta r o n se
d is
lo g r ó , p u e s n i
s i q u i e r a a c u d i e r o n a la c i t a l o s s e ñ o r e s o c u p a n t e s y a s i, d e c e p c i o n a d o , e l d o c t o r G o n z á le z
e m p r e n d ió e l m is m o d ia su r e g r e s o a la c a p it a l d e l a R e p ú b lic a . E l
s u s c r ito s u g ir ió a l s e ñ o r a lc a ld e , d e a c u e r d o c o n e l c o m is io n a d o
d e l M in is te
r io , in ic ia r a
lo s
la
in v e s t ig a c ió n
d e lo s h e c h o s
en
c o n fo r m id a d
con
a r tíc u lo s
79 y 10 d e l d e c r e t o N * 3 2 6 d e 1831 y 2 ^ d e l m a r c a d o c o n e l W 329 d e l m is m o a ñ o . E n e s t a f o r m a , l a a u t o r i d a d s a l e p o r s u s f u e r o s y lo a o c u p a n t e s , e n c a l i dad
de
s in d ic a d o s d e
d e lito s
co m u n e s, te n d rá n
que
s o m e te rs e
a
la s c o n t i n
g e n c ia s d e u n ju ic io c r im in a l d e l c u a l h a b r á n d e c o n o c e r lo s ju e c e s o r d in a r io s . E n e s t a f o r m a q u i e r o d e j a r c o n s t a n c i a d e la a c t u a c i ó n d e l g o b i e r n o e n e l n e g o c io d e q u e se t r a t a y la m a n e r a c o m o h a n in t e r v e n id o su s a g e n t e s in m e d ia t o s . - D e l s e ñ o r S e c r e t a r i o , a t e n t o y s e g u r o s e r v i d o r , A l f r e d o V i l l e g a s V . - J e f e D e p a r t a m e n ta l d e p o lio ia ." La
t r a n s c r ip c ió n
a n te r io r
d e ja
la
im p r e s ió n
n ít id a
de
la
a o tu a c ió n
del
g o b ie r n o , o n u n t o d o a ju s ta d a a l p e n s a m ie n to d e l E je c u t iv o C e n t r a l, t e n d ie n t e a s o lu c io n a r t a l c o n f l i c t o s i n l a
670
in t e r v e n c ió n
d e la s
a rm a s, a
d e fe n d e r a
lo s
c o lo n o s ,
a
r e p r im ir
r e in c ld e n t e s , y ta r io
y
de
G o b ie r n o
M o n iz a lc s ,
fe b r e r o
p r o b le m a s
h ánse
v ie n e n
p o lic ía . m e
t r e in t a
lo s o c u p a n te s
de
m a la
fe ,
en
su
m a y o r ía
n e c e s a r io e n t r e lo s d e r e c h o s d e l
y
fu n c io n a r io s .
O c u r r ía
uno,
a lg u n a s
o c u p a c io n e s
p r o p ie
un
en
c o n s titu ía
la n z a m ie n to ,
que
s id o
han
a
S it u a c ió n
s a n g r ie n t a e n tre g a
y
e n to n c e s
a c c ió n , y
p r o p ie ta r io
o c u r r ía
a s i s u c e s iv a m e n te . F in
p r o p ie t a r io s
tu v ie r a
m ayor
n u e v a m e n te
c o n fo r
de
señ ores
p r e d io
su
a u t o r id a d ,
M in is t r o s
hecho
p r o v id e n c ia du eñ o
d is tin to s e n ta b la b a
s a lir e s te c ir c u lo v ic io s o , p a r a
e fe c to ,
a c c ió n
cabo
m is m o s e c t o r u o t r o d is tin to s u tr ia n in v a s ió n p o r m ia m o s o
o c u p a n tes
D esde
M o n te n e
dem andado
v ig o r .
h adase
R e la c ió n
m u n ic ip io
lle v a d a s
b u r la
G o b ie m o .-
4 7 2 .-
in fo r m a r le :
p r o p ie d a d e s
han
de
N *
p e r m ito m e
d is p o s ic io n e s
que
“ S e c r e ta r ia
B o g o tá .-
p e r ió d ic a s ,
la n z a m ie n to
c r o n ic id a d hoy
t e le g r a m a :
M in g o b ie r n o .-
M o n te n e g ro ,
e s ta b le c id o s
una
te c c ió n
s ig u ie n te
1 9 3 7 .-
d ilig e n c ia s
p r o c e d im ie n to s
o tra
el
de
s u fr ie n d o
V a r ia s
p ro n to
con
15
m a n ife s ta b a y
de
p re s e n ta d o
n o v e c ie n to s
gro,
abu sos
lo s d e lo s t r a b a ja d o r e s . T a l c r it e r io fu e e x p r e s a d o c la r a m e n t e a l s e ñ o r
M in is t r o
m il
lo s
a s e n ta r e l e q u ilib r io
que p ro
G o b ie r n o
e
In
d u s t r ia s d ir ig ié r o n s e a lc a ld e M o n te n e g r o , d á n d o le in s tr u c c io n e s p r e c is a s s o b r e el
p a r tic u la r ,
b ie n d o
fin
in ic ia d o
'N á p o l e s ',
fin
M o n te n e g ro o c u p a n te s
o v ita r
s ig u ie r a n
q u e r e lla
p o lic ía
d is p u s ie r a p r o fir ió
o c u r r ie n d o R o b e rto
h ech os
la n z a m ie n to o c u p a n te s
t r e in t a y
com o
M a r u la n d a , hecho
a n te r io r e s .-
p r o p ie ta r io su
p r o p ie d a d ,
tre s
y
h e c h o , q u e d a n d o e x c lu id o s es a p r o v ld e n d a p o r J e fa tu ra
c u a tro
D e p a r ta m e n ta l P o lic ía , y
n o v ie m b r e
a lc a ld ía
u n o o c tu b r e p a s a d o d e c r e t o la n z a m ie n t o v a r io s o tra s
p erson a s
t e s a llí, c u y o s d e r e c h o s e s ta b a n e n lit ig io a n te p o d e r ju d ic ia l. c o n fir m a d a
H a
h a c ie n d a
la n z a m ie n t o
ú ltim o . P o s t e r io r m e n t e , p e r s o n a s
n u e v a m e n t e m is m o s t e ir e n o s , y
p o r e s ta r a z ó n p r o p ie t a r io
r e s id e n
P r o v id e n c ia fu e v e r ific ó s e
d ia s
la n z a d a s
ocu p aron
h a c ie n d a
‘N á p o l e s *
s o l i c i t ó p r o t e c c ió n a u to r id a d e s y d e c o n fo r m id a d c o n in s tr u c c io n e s M in is t e r io s G o b ie r n o e m id a d . a lg u n o s el
o c u p a c io n e s
fr u to s
en
c o n c e d e r le s
s e is de
In d u s t r ia , d e q u e h a b lo a r r ib a , h á c e s e p r e c is o p r o c e d e r d e c o n f o r
C om o
la
c o r r ie n te s ,
s u c e s iv a s
te rre n o s , t o ta lid a d
de
c o n s ig u ió d e
T rece c ió n
ver
n e c e s id a d
o c u p a n te s
ha
e s to s .
y
de
c o n s e g u id o
En
a lc a ld e
c iu d a d a n o s d is tin g u id o s , f i n
c ié r a n le a
por
g o b ie r n o
v is ita
hech o
de
p r a c tic ó
c o n c e jo
han
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p a c ifis t a ,
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p r e c is a s , p u e s e s t im o s e a n e c e s a r io h a c e r
n o q u e d e n b u r la d a s d is p o s ic io n e s d ic ta d a s a u t o r id a d e s y
p ie ta r io s r u la n d a
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671
que taa armas pisaduras del hacha y Un aunada. A tales ciudadanos m» .« b pueda despojar con un criterio. de gendarme auca» que el asunto diabe estudiarse con absoluta equidad, para lo cual la gobernación dispone de medios, más que suficientes» pues entendemos que la asamblea pasada legislo ampliamente sobre el particular En todo caso el problema merece toda atención, y para la manera como haya de resolverse hay que contribuir coa algo más que coa el epíteto de "asaltantes" dado a los colonos Curiosamente los periódicos locales son particularmente mudos al respecto y es la prensa bogotana la que mejor informa sobre las con troversias agrarias en el Valle. Es sol como un prolongado enfrenta miento entre colonos y hacendados de Restrepo es ignorado en las columnas de El Relator y de El Diario del Pacifico, mientras lo men ciona El Tiempo» los días 27 y 28 de septiembre de 1934. Sin embargo» al día siguiente, regresando de una gira por el departamento» declara el gobernador a El Relatar: "En algunos municipios inquieta un tanto el problema del colonato, que las autoridades del ramo se esfuerzan por solucionar “ Se puede observar cómo el gobierno o la prensa» en Cali. Bogotá o Maniaales, siempre calmean el conflicto como "el problema de los colonos"; nadie parece entender que al origen está “ el problema' del latifundio y de los latifundistas. Más fácil resulta acusar a los comunistas y cuando alguno que otro campesino se aleja del partido liberal y se acerca al naciente Partido. Comunista, o al UNIR de Jorge Eliécer Qaitán, entonces resurge una tradición que venia desde la Manlzales de los años 1850-18.6.0» En 1934 se suceden denuncias y contradenuncias relativas al indiviso, de El Remolino, en las tierras placas de Florida y el abogado de los ganaderos escribe en la carta que publica El Relator el 3 de octubre: problema entre ua pequeño grupo de vecinos del corregimiento del Remolino ( comunistas> que capitanee el moreno José León Lucunn . Tales sujetos son todos comunistas y pretenden aparecer como víctimas. . En los mismos días estalla otra colisión social en la hacienda Perodias. propiedad de los comerciantes calvóos. Restrepo Hermanos, en donde 298 obreros del trapiche de panela solicitan la aplicación del reciente decreto, relativo a la jornada de ocho horas. A poca distancia, en Jamundi. un grupo de colonos enfrenta al terrateniente Francisco L. Borona. Según El Diario del Pacífico» del 27 de marzo de 1938, llegaron a la gobernación 38 campesinos del fondo La Argelia del corregimiento, de Rozo» en Painura. En representación de 300 familias solicitan a la asamblea departamental una partida para adquirir las tierras que ocu pan desde años atrás, en un predio de 131 plazas, propiedad del general Castaño y procedente de la succeaión de Pepe Sierra. Los colonos fundaron en las tierras un pueblo de 200 familias, pero el general se niega a admitirlo, amenazándolos con el desalojo a la fuerza. Desde luego, el periódico conservador dedica una flecha en subrayar que el latifundista, por liberal y amigo del gobierno que sea. no deja de ser enemigo de la parcelación a favor de los campesinos. El periódico olvida el Incidente y se dedica más bien a celebrar los triunfos de 67>d
Muasoüiü en Etiopia y el día 30 la victoria electoral de A d o lfo H ltle r. con su retrato, tamaño grande, en primera página. E l día 31 anu ncia: “ En el V alle no existe el problema de colonos"*,, pero e l largu ísim o a rticu lo demuestra todo lo contraria En L a A rgelia se señala qu e e l litig io vien e desde años atrás, que los colonos son 1.128 y que ocupan 341 plazas (7 no 131). El Diario del P a c if ic » , del día t? de ju n io de 1938. anuncia breva m en te el envió de fuerzas de policía, desde C artago y O bando a l c o rre g i m ien to Cruces, y agrega que "com bate la policía con mas d e v e in te co lonos. tos que se han levantado contra las Ordenes de las autoridades**. E l día siguiente. 3 de junio, se extiende un largo a rticu lo sobre e l desenlace del "Problem a de los colonos de El Medio, Z a rza l*. C on cre tam en te el municipio comprará a los hacendados las m il fan egadas "ocupadas por individuos"; se hará una parcelación a fa v o r d e los colonos para solucionar una situación muy tensa, desde h a ce va rios años atrás, "que en más de una ocasión presentó cará cter d e g ra ve dad. que necesitó la acción rápida de la gobernación p a ra e v ita r los ataques por las vías de hecho". El mismo dia El Reta tur com en ta e l hecho, señalando "las invasiones de colonos" que ocurrieron e n las m ontañas de la hacienda. En un estudio sumamente documentado. D arío Be tarreourt nos proporciona el siguiente listado de conflictos agrarios en e l V a lle, des de principios del siglo hasta 1944 En 1908. diversos pleitos oponen colonos de baldíos y hacendados en Calim a (Y o to c o l. Sevilla y Roldanillo (p a ra je de O je d a ). 1913 resurge la pugna en Y o toco y se desatan otras disputas en L a Cu m bre y Pavas (R io Grande y hacienda Salento). En 1923. es en D a gu a que los colonos se enfrentan al hacendado de Los Chancos En 1928 se a bre en Tuluá un pleito entre los herederos de Cancin o y co lo n o s re la tiv o a l deslinde de Barragan. En 1928 numerosos colonos desalam hran e Invaden las haciendas Calabazas Bautista y El In d io, e n A a serm a nuevo. Este mt-vmii año vuelve a resurgir e l co n flicto de la h acien d a Salento, en La Cumbre. También se inicia en T ru jiU o la pu gn a re la ti va al deslinde de la hacienda de Cuancua. En Alc a lá 200 fa m ilia s de labradores invaden la hacienda La Selva. Manipulados por e l v iv o L e o cadio Salaaar. el estafador se gana una engañosa repu tación de "ro m p e latifundios * y el hacendado invadido lo acusa de s e r .. .jeo m u n iata» En 1920 desde Riofrto se ejecuta el lanzam iento de toa colonos ocupando la hacienda de Cuancua En 1930. sucede un n u evo episodio de la vieja guerra entre Daniel Gutierre», geren te de la S ociedad de Burila y los colonos de Calcedonia, en las haciendas Burila y L a Salina. El Twi-'Mn» la policía interviene en va rice co n flictos en Bug-*. Ansermanuevo, y Cartago, con distintos tipos de desordenes, atentado» presos y otras acciones. En Zarzal los colonos In va d en la hacienda El Pttal. propiedad de un accionista de Burila, e l " g e n e r a l* Pompitto Gutiérrez, uno. de los treinta y un herm anos de D a n iel G u tiérrez Arengo.
8 73
En 1931 la familia Reyes denuncia la ocupación de sus fincas del Dagua por 120 familias de colonos. En Buga es un párroco quien pro testa por la ocupación de sus tierras en Monterrey. En Palm ira es la “guerra de las aguas” la que suscita un enfrentamiento entre finqueros y el doctor Lloreda. Más al norte, en Roldanlllo, se realiza el lan zamiento policial de los colonos, ocupando predios de la hacienda La Merced. En 1932 un conflicto similar ocurre en la hacienda El Tamboral, de Cartago. Un grupo de colonos vuelve a ocupar la hacienda La M er ced, en Roldanlllo. En Toro varias invasiones de labradores afectan a las haciendas El Cairo, El Nilo y La Enea; ocupaciones similares y enfrentamientos, o demandas, ocurren en Obando, hacienda La Marta; en Guacari, hacienda de Daniel Sanclemente, y en Bitaco en las tierras de la fam ilia Osplna Bernal. En septiembre de 1933 se lanzan desde los juzgados de Tuluá a los colonos ocupando baldíos en el sitio de Betanla. En L a Cumbre nume rosos colonos ocupan las 3.500 hectáreas de la hacienda L a Elvira, propiedad de los herederos del general Rafael Reyes. En 1934 un hacen dado de Pradera denuncia la acción del alcalde, apoyando a los co lonos que Invadieron sus predios. En Restrepo la pugna opone a los colonos de llam a contra el propio juez municipal, con aspiraciones a latifundista. En 1940 y 1941 se multiplican los conflictos en L a Cumbre, Dagua (sitios de Zabaletas, El Pepita, Cueva Loca) en Restrepo y Darlén (veredas de Rio Bravo, La Cristalina, El Trapiche y Zabaletas). En 1944 estallan numerosos pleitos entre hacendados de Barragán y colonos. Otros litigios se pleitean en Tuluá, relativos a tierras altas de Trujillo y de Riofrio. En Versalles una colonización, en Besarabia tropieza con la oposición de algunos hacendados y del presbítero N i colás Nieto; el párroco del pueblo declara desde el pulpito: ..E l
p a ís n e c e s it a
sa n gre
p a ra
p u r ific a r s e
y
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d is p u e s t o
a
dar
la
m ía , p o r q u e e n e s t e g o b i e r n o s e a s e s in a l a g e n t e a l a v u e l t a de l a esquina... S o y e n e m i g o d e L ó p e z p o r q u e n o s e s t á e n t r e g a n d o a l comunismo y desafio s u s ir a s p o r q u e a q u í e s t á m i p u e b l o
que
m e acom paña. . .
Si
hay
que incen que no
d ia r , alia ir e m o s p e r o n o n o s d e j e m o s b u r l a r d e l a s a u t o r i d a d e s , e l t e n g a a s e g u r a d a s u c a s a y su p e l l e j o , q u e lós a s e g u r e . . .
Con toda evidencia, su diatriba es alusiva a un hecho capital, se gún nosotros, para entender el estallido general de los años siguientes: el asalto de “una banda de malhechores liberales" al pueblo de El Aguila en la noche del 30 de mayo de 1936, hoy olvidado pero amplia mente difundido en la prensa regional de la época. Concretamente El Diario del Pacifico dedica una noticia casi diaria, desde marzo hasta junio de 1936, sobre los acontecimientos que ocurren en las veredas Montebello, El Vergel, La María, El Aguila y La Guayacana, del mu nicipio de Ansermanuevo, Según parece, cada pueblo está en manos de uno de los dos partidos y se arman expediciones desde un caserío para ir a castigar a los enemigos políticos de la aldea vecina, fenó meno que se generalizarla en varias reglones del país a partir de 1946 y durante la década del cincuenta. 676
El 3 de marzo el periódico conservador titula en primera plana: "G rave choque político en El Aguila antenoche — Colisiones por cues tiones de orden político los últimos dos meses". Inform a sobre reyertas armadas "entre dos bandos", que dejaron un muerto conservador y varios heridos. El 6 de marzo se nombró un nuevo inspector de policía y el día 9 se indica que fueron encarcelados en C&rtago 15 detenidos, "en su mayoría conservadores". Este mismo día se anuncia que la vís pera fue muerto otro conservador a manos de un agente de la policía, que sigue libre. El editorial pide la centralización y la nacionalización de la policía. El día 11 el titulo, en primera página, resalta que hubo "7 muertos en 8 días" y el 12 el editorial hace un recuento pormeno rizado de los choques sangrientos del día primero, insistiendo en la persecución del gobierno liberal y de sus autoridades de policía contra los conservadores. El 19 este titulo atraviesa la parte superior de la primera página: "E l gobierno ha decretado la guerra civil a los co lombianos". El día 24 se inform a sobre un verdadero combate entre las veredas Montebello y L a María, mientras la policía interviene y comete atropellos, todo con un saldo de dos muertos y varios heridos. El día 28 el periódico denuncia la complicidad de las autori dades municipales de Ansermanuevo y el 14 de abril se señala la im punidad que reina en este municipio. El mismo día un incidente en Cartago degenera en choques entre alcalde, policías y soldados, dejando un saldo de seis heridos. El día 17 de abril es asesinado en Anserma nuevo el je fe liberal de la localidad, lo cual genera una protesta po pular, anunciándose que marchan hacia el pueblo los habitantes de varias veredas; se teme un incendio del pueblo "aprovechando sus construcciones pajizas” . A l día siguiente se anuncia un proyecto de toma de El Aguila, como retaliación liberal y se vuelve a solicitar el cambio del alcalde. Durante estos meses el periódico conservador de nuncia diariamente, en primera plana, las fechorías de la policía en distintos lugares del país. El dia 29 de mayo anuncia que "E l terror reina en el municipio de Ansermanuevo actualmente — Los vecinos de la Guayacana atacan a los de El Aguila” subrayando sus arremeti das contra “las reglones conservadoras de El Aguila y La María". Destaca el asalto del dia 21 por parte de La Guayacana, el saqueo de la población de El Aguila y un segundo ataque el 25, con saldo de un herido. El primero de junio, bajo el titulo “Bandalaje liberal en el Valle” , se relata el asalto a El Aguila, del día anterior, por los liberales de la Guayacana: saqueo de almacenes, talleres y casas, el incendio de 26 residencias con gasolina, entre ellas la casa cural y la iglesia, ocurrido entre las nueve de la noche y la una de la madrugada, dejan do un saldo de 2 muertos y varios heridos. El dia 2 anuncia que es "Político el origen de los sucesos de El Aguila” . El 4 publica en primera plana una fotografía del poblado de El Aguila, con un largo recuento de los choques. El dia 5 se registran "Sangrientos sucesos en la M aría— Policía asaltada ayer" y el 11 “Saqueada la inspección de Policía de La M aría". Sigue, el dia 13, el descubrimiento de un arsenal de armas y dinamita en Ansermanuevo, noticia que se amplia el 15. El dia 17 se 677
refiere a “Amenazas en El Vergel", noticia que se desarrolla otra vez el 20, y el día 22, cambiando de zona, el diario conservador denuncia la presencia de “Bandoleros en Toro", realizando esta cuadrilla unos asaltos nocturnos. Durante estos meses El Relator reduce estas noticias al mínimo y el lunes primero de Junio sólo relata que el dia anterior “Una cuadri lla de bandoleros compuesta por 40 individuos asaltó la población de El Aguila”. El día 5 informa sobre “ 32 detenidos por los sucesos de El Aguila” e insiste sobre el origen del conflicto, “Se trata de un caso de vandalismo”. Entrevista al comandante de policía de la zona, quien atri buye el asalto a prófugos de la Justicia, llegados de Caldas, y el dia 8 re lata varios atentados contra agentes de la policía, en Ansermanuevo. Obsesionados por sus divergencias políticas, ningún partido quiere ver, ni parece entender, que se está gestando una guerra por las tierras. Estallarla diez años más tarde, culminando en 1948-1949, con los éxodos masivos del campesinado de Ansermanuevo hacia las ciu dades del “plan” y en 1950-1951 con el genocidio y la destrucción de El Billar. Es preciso completar este rastreo con el sistemático y muy docu mentado ensayo de Catherine Legrand, sobre las adjudicaciones de baldios entre 1827 y 1931. Con base en sus pesquisas en el AHNC, elaboró un denso mapa regional de los conflictos agrarios originados en la política estatal, registrando: —3 conflictos entre 1870 y 1900. —20 litigios entre 1901 y 1917. —Y quizá, como consecuencia de la Ley 71 de 1917, menciona el estallido de 42 conflictos entre 1918 y 1931, afectando a numerosos municipios, de los cuales 3 se realizaron en Tuluá, 3 en Riofrlo, 4 en Buga, 5 en Roldanlllo y 6 en La Cumbre. Este resumido muestreo evidencia: a) La magnitud territorial de las llamadas “controversias” de tierras, entre colonos y terratenientes latifundistas. b) La persistencia histórica de los litigios y su tendencia creciente. c) La agudización de los conflictos: nunca concluyen soluciona dos sino, al contrario, agravados. d) El alineamiento político de los protagonistas, llegando hasta esconder la cuestión básica de la propiedad de la tierra, detrás de supuestas disputas partidarias entre liberales, galtanlstas, conservado res y “rojos comunistas”. e) Este rostro político-ideológico del enfrentamiento, es aquel que más visible quedarla durante la llamada “violencia”. Asi engañarla, primero a los protagonistas y luego a los historiadores más ingénuos. Quedarla borrado de las memorias el largo historial del origen social y agrario, del estallido y de la contienda. 678
*
*
•
El modelo socio espacial del poblamlento rural disperso de laderas, por m edio de la economía campesina, basado en la pequeña fin ca de labradores y colonos Independientes, entró en crisis cuando suscitó el interés creciente de aspirantes exógenos a la hacienda comercial y ex portadora. Varios fenómenos complementarlos se sumarian, entre 1945 y 1950, para dar el golpe de gracia a la colonización popular y provocar su derrota y desbandada. En primer lugar está el ambiente político mundial, caracterizado por la política belicista del gobierno de Washington, la doctrina T r a m an del “ primer golpe” contra el comunismo, la expansión del campo socialista, la formación de los bloques militares, por parte del P en tá gono, y la entrada de Colombia en la órbita político-m ilitar de W as hington, lo cual culmina en Bogotá el 9 de abril de 1948 con la Novena Conferencia Panamericana y la creación de la OEA. De ahí en adelante la “lucha contra el comunismo” seria una constante para los gober nantes colombianos adiestrados en Estados Unidos, empezando con A lberto Lleras Camargo en 1945 y prosiguiendo con Mariano Osplna P é rez, a partir de 1946. En cierta medida “la violencia” seria la m oda lidad endógena de la “ guerra fría", que se desató a nivel mundial. En segundo lugar, la crisis desgarrando al partido liberal dio lugar a dos corrientes alimentando a la “rebelión galtanista” y al pequeño partido comunista. No seria difícil para los conservadores convencer a sus masas: primero de que los galtanistas eran “ comunistas dis frazados” y posteriormente de que éstos, por infiltración, se hablan tomado el partido liberal. En innumerables casos, declaraciones de dirigentes conservadores, Jerarcas de la Iglesia, prensa, y hasta repe tidas protestas de los mismos acusados, se asocian y confunden libera lismo y comunismo. En numerosas expediciones armadas, las bandas conservadoras fanatizadas actúan “ contra los comunistas rojos que se tomaron el partido liberal” ; eso seria una constante en el V alle del Cauca. Los guarismos electorales que se presentan más adelante, desmienten esta aseveración. No obstante, es cierto que después de la muerte de Jorge Eilécer Galtán el partido comunista se benefició del aporte de nuevos militantes, procedentes de las filas del gal tonismo. De tanto acusarlos, y perseguirlos como “ rojos” , entonces se volvieron comunistas, denunciados como herejes por la propia dirección liberal. En una carta de Eduardo Santos a Alfonso López Pum arejo (a b ril 5 de 1953) se evidencia que para la oligarquía liberal el peligro, más que a la derecha, estaba a la izquierda; el dueño del diario El Tiem po se asusta frente a “la tendencia de muchos liberales de orientarse hacia el pesimismo o hacia el comunismo, tendencia evidente, que ya a nadie se oculta”. En tercer lugar, cuando Mariano Osplna Pérez reconquista el poder para el patrido conservador, después de quince años de gobier nos liberales, desaloja a éstos de la administración del Estado y los reemplaza por sus copartldarlos, según una tradición que venia desde 679
la Independencia. Durante quince años hablan afluido a laa goberna ciones y a Bogotá, desde muchos municipios y veredas de provincia quejas de la población de filiación conservadora, contra los vejáme nes y atropellos a los cuales la sometían los funcionarlos del bando adverso, particularmente de la policía municipal. Con la creación de la Policía Nacional, por parte de Oeplna Pérez, la expulsión de loe policías liberales después del 0 de abril y la creación de la escuela Chulavlta (con personal proveniente de las veredas de Chulavo, en los municipios de Bouvita y La Uvita, Boyacá), este organismo se vuelve una sucursal del partido conservador y su brazo armado. A partir de 1047 se multiplican las denuncias liberales de exacciones y atropellos, intimidaciones, amenazas, insultos y destierros; publicados por la prensa liberal y reunidos en los archivos de Ooltán, provienen de nu merosos lugares y muestran otro aspecto de "la revancha"; ahora se quejan los liberales, victimas de las persecuciones y retaliaciones. Finalmente todos estos hechos se concentran en un momento económico mundial, favoreciendo los exportaciones de café colombia no, un aumento continuo de su precio en la Bolsa de Nueva York, y bajo la presidencia de un vocero de la Federación. En el Valle del Cauca se reúnen todos estos ingredientes y para pasar del modelo espacial agrario y expansivo de poblamlento al mo delo concentrado, de la urbanización; habrá primero que expulsar a la bradores y estancieros por medio de una guerra agraria de clases, en el seno del campesinado de laderas, que durarla veinte años. Con esta per fecta "química conflictiva", el Valle serla, a escala nacional, uno de los departamentos del país (con Caldos y Tollina), donde la guerra agra ria alcanzarla su más intensa crueldad y su máxima duración; sus primeros brotes se evidencian en 1047 y sus manifestaciones tardíos persistían en 1008. No es objeto de este ensayo el examinar los pormenores anecdó ticos del conflicto, los cuales se encuentran en numerosos escritos, oriundos de las más variadas ópticas. Sólo se quiere aquí destacar algunas consecuenlcas sociales y espaciales de esta arremetida contra el campesinado. De heoho, en el Valle, con la política de "sangre y fuego" se despoblaron sistemáticamente todos los coserlos y aldeas surgidos de la colonización popular de vertientes y se vaciaron exten sas zonas rurales, mientras el corredor central y su cadena de centros urbanos se hinchaban, bajo el Impacto de loa éxodos procedentes de las laderas. Sometido a este brusco golpe, se reventó el sistema urba no del periodo anterior; bajo la presión cuantitativa demográfica numerosas localidades alcanzaron una categoría superior y se convirtie ron en centros urbanos de otra naturaleza, con problemáticas antes desconocidas. Ejemplo de lo anterior, serla el surgimiento de un mo delo de concentración poblaclonal, tan novedoso como Inesperado, rompiendo los limites municipales para conformar "manchas urba nas" supra-munlclpales, reglones de ciudades y hasta conurbaclones embrionarias, cuyo asomo se observa en el sistema axial de San PedroTuluá-Andalucla, en el complejo múltiple Roldanlllo-La Unión-La
680
Victoria-Zarzal, en la localidad "fronteriza" y blmunlclpal de Amalme, para no citar sino algunos casos; y más que todo se afirma con gran fuerza en la mancha "metropolitana" en formación de la comarca Call-Yumbo-Jamundi-Candelarla-Palmlra.
Algunas cifras Ilustran la aritmética de estos cambios y permiten entender mejor el proceso de urbanización de la población vallecaucana. Un primer Cuadro Qeneral extraído de los anuarios del DAÑE muestra la distribución de la población y su desplazamiento entre los censos nnctonales de 1938 y 1973, ponuvcioN Año
1938 1951 1964 1973
T o ta l
613.230 1.106.927 1.733.113 2.186.801
n a i.
v a m
s
m
i
c a u c a
U rb a n a
Jlurnl
268.788 550.558 1.219.837 1.690.185
344.442 556.369 513.273 496.616
lu r a t en P o r c e n ta je
56.10% 50.28% 29.61% 22.70%
Este Cuadro permite medir el ritmo de la concentración urbana de la población. Como se comprueba, por medio de comparaciones, el Valle del Cauca es uno de los departamentos del país que presentan los mayores Indices de urbanización. Por otra parte, el periodo lntercensal 1951-1964 es aquel durante el cual se verifica la máxima aceleración de la concentración urbana, pasando ésta de menos del 50 a más del 70%. Desde luego, con la correspondiente disminución brutal de la pobla ción rural, la cual baja de más del 50 ol 29.6%. Vale la pena agregar que una tendencia similar afecta, aunque en menor grado, a los seis municipios "vallunos" del norte del Cauca. Un segundo Cuadro Oeneral muestra la evolución de la población urbana en los 42 municipios del Valle, entre 1938 y 1973. El Cuadro sobre evolución de la población urbana, evidencia: a) Salvo algunas excepciones, los máximos aumentos se registran en 1964 en los más diversos tipas de centros, todos localizados en las tierras planas, menos Darlén. b) En casi todos los centros el ritmo y las tasas bajan entre 1964 y 1973 (aunque considerando un periodo más corto) y ciertos centros presentan un estancamiento, que a veces llega hasta una disminución absoluta. Casi todos los pueblos de la colonización de laderas presen tan esta situación de crisis demográfica. Estas constataciones nos llevan a las siguientes reflexiones: 1. Sitios y cifras hacen afíleos la testaruda tesis, casando "a la brava" a la urbanización con la Industrialización. I
681
IVOU'ClON I » U Ciudad Cali Alcalá Andalucía Ansermanuevo Argelia Bolívar Baeaa ventara Boga Bugalagrande Calcedonia Dar!en Candelaria Cartago Dagua El Aguila El Cairo El C erillo El Domo Florida Ginebra Gnacari Jamundi La Cumbre La Unión La Victoria Obando Palmita Pradera Restropa Rioírlo Koldanlllo San Pedro Sevilla Toro Trajin o Tuina Ulloa Versalles Y o toco Vijes Tam bo I Zarsal
POBLACION URBANA
IMS
1MI
1SM
I1 3 M 1.707 a m 3.195 Corregimiento 1,934 16 347 19.595 1.768 5.239 Corregimiento 1.300 14.750 1.173 Corregimiento 1.700 3.422 Corregimiento 2.980 2.339 1.516 1.716 1.619 2 652 2.234 1.364 21.235 3.511 2.314 1.313 3.183 677 10 450 3.102 2 466 12.017 2.110 1.940 1.622 2.088 2.471 4.267
341.357 2.736 2.749* 4.175
618 215 4 196 5.775 3.510 3.339 3.234 70 079 65 535 5 787 18 327 6 117 5.417 58 682 4.635 2.477 3.267* 12 200 4.460 12 175 3.416 6.447 5 693 2.357* 8 223 7.236 3.921 106.502 11.223 4.066 1.646* 9 212 1.527 26.757 8 812 6.703 56.539 1 407* 4.526 2.430 2.047* 15.270 17.768
1.193* 25 087 32.016 2 406 10 681 2 537 1 970 31 051 3.114 1.442 3.103 4.756 5.319 2.658* 3.186 2.161* 1.627* 4.565 2.305* 1.780* 54.293 6.092 3.130 1.461* 4.630 993 17.210 3.855* 4.935 28.715 1.605a 3.536 1.667* 1.794* 4.211 7.395
im 898 253 4 980* 7 446 6.142* 3.845* 3 085* 115 770 71.016 7.496 23.567 4.422* 8.773 69 154 5.392* 2.880* 3.751* 17.357 3.947* 22.400 4.097* 8.771 12.941 1.798* 9.918 7.519 5.189 140.481 15.732 4.468* 2.548 12.112 2.192 31 143 9.437* 7.688* 86 736 1.500* 4.343a 3 116 2.549a 28 011 21.370
Nota: Pora facilitar el análisis de este Cuadro, se complementó con dos ¿húbolos gráneos. —Ca letra reforzada lnegrilla) m Indican las aumentas más espectaculares. —El asterisco 1 *1 Indica las disminuciones en cifras absolutas, y algunos aumentos Infimos, o casi nulos, y por debajo do la tasa normal de crecimiento vegetativo, sea revelando un estancamiento y una baja relativa de población por emlgrac-ón.
682
2. N o obstante, los casos de Cerrlto, Pradera, Florida, Candelaria y P a lm ita Ilustran, con el tipleo caso de Amalme, cómo se benefició la agro-indu stria en el óptimo periodo del máximo desarrollo Industrial asucarero, que se articula con el bloqueo a Cuba, por parte de W as hington, en los aftas 1959-1960 Por lo tanto, no crecerla mucho el pro letariad o Industrial urbano, pero tendría un desarrollo espectacular el agrícola, de la agro-industria, nutriendo el surgimiento de un nuevo Upo de núcleo: el pueblo campamento de Ingenio. 3. Este poblado puede considerarse como la expresión Indígena de la "teoría de la locallsaclón" de Alfred Weber, o sea el ubicado es tratégicam ente en la dimensión territorial de un determinado esque ma producUvo, en busca de la máxima racionalidad de los costos y de un sistema de relaciones, con mínimas distancias entre m ateria prim a, transform ación, mano de obra y consumo. 4. Igu al a lo que Iba ocurriendo en el resto del país, la urbanlsaclón de la población no opera en forma concentrada sino, por el contrario, de m anera dispersa y regada; es decir que no lmpacta a un centro en form a privilegiada y exclusiva, sino que se atomiza en numerosas lo calidades de la red urbana regional. 5. A pesar de guarismos espectaculares en Cali, otros centros me nores crecen entre 1951 y 1964 a un ritmo Igual, es decir, con análoga tasa anuaL Este es el caso de Candelaria, Cerrlto, Florida, Jamundl, y La Victoria. 6. Pero este mismo caso de La Victoria muestra un poblado que se estanca, demográficamente, en el periodo siguiente. Ilustrando el caso de localidades que recibieron de manera provisional un flu jo Inm i gratorio, que no se sedentarlsó y se mudó más tarde. 7. Siendo que la concentración urbana de la población actuó en detrim ento de la montafta y “en beneficio" del plan, el fenóm eno pre senta una marcada dirección geográfica, o sea desde arriba hacia abajo. 8. El despoblamiento en las laderas no sólo afecto a las cabeceras de los municipios cafeteros, sino a cantidad de núcleos veredales en tránsito hacia la configuración de nuevas unidades territoriales de sectortzaclón administrativa; asi se detuvo un proceso de m unicipali zación antes de su culminación. Las localidades de Ceylán, Barragán, G alicia, Mlravalles. La Moralla, La Marina y Monteloro, El Cebollal, San Antonio, Samarla, Aures, Cumb&rco, El Billar, Ve necia, Andinápolls. El Naranjal, La Primavera, La Habana, La Magdalena, Betanla, Salónica, Fenicia, La Tulla, Cristales, Lituanla, Tenerife y La Floresta vieron asi frustrados su desarrollo y sus aspiraciones. Otras cifras evidencian el beneficio político que sacaron de la ope ración de desalojo sus Impulsores. Se trata de las jornadas electorales del periodo 1945-1949; se presentan a continuación los cuadros re fe ri dos a las elecciones municipales de 1945, presidenciales de 1946, m u nicipales de 1947 y presidenciales de 1949. 683
K U C C lO S ti r u u rC M C U A L U M I X IC IP A U S KK CL V A lU . O C TU B R E ! OK IMS
Liberales
t»«n r»i< in i
CMMBMM
Cali Aléala Andalucía
6 700
3.983
1.026
1.190
262
786
Anserruanuevo Bolívar
2.355 1.231 1 699
652 1.573 976 521 1.270 748 1.056 591 236 914 581
OMM
Buenaventura Buga
2 124
Bug&lagrartde
1.654
Calcedonia Calima (Darlén) Candelaria Cartago
1.561 624
Cerríto Daama
Florida Oaacarl Jamandi La Cumbre La Unido La Victoria Obando Palmita Pradera Restrepo Riofrto RoldanlQo San Pedro Sevilla Toro Trulillo
Tuina UUoa Versal!es VIJes Yotoco Yambo Zonal Totales CMito Kl Srtrtir, c«k
684
986
1.653 927 1.404 1.023 1.513 1.064 674 176 338 966 3 636
964 934 1 612 1.635 736 1.788 2 025 1.788 3.606 616 1 506 588
121
I 88 8
753 626
92 90
220 259
706 670
319 1.701 494 810 968 2 411
328
283
1 882 54.141
33.478
" «• >Ma
I
624
1.779 1 301 1 084 1 921 443 1 216 435 226 234 627
692 SIS
107 178
260 56 •«#
28
—
2 455 -------- 1
YoT*cio(r*s km los acMsnnos *KL v u u p o u r u s o m i OS LA U P tlU U . MATO I M IM Tortas
M a M p lN
Cali Alcalá Ansermanuevo Andalucía Bolívar Buga Buenaventura Bugalagrande Calcedonia Candelaria Cartago Cerrlto Darién Dagua Florida Guaeari Jamundl La Unión La Cumbre la Victoria Obando
Palmira Pradera Restrepo Riofrto Roldanlllo
San Pedro Sevilla Toro Tuluá TrajiUo Ulloa Versalles VUes Yumbo Yotoco Zarrai
9.145 997 2 367 907 1.491 2 790 1.941 1.291 1.722 494 1 991 994 744 1.114 979 1.07» 504 1 602 669 1 235 497 3 413 909 956 1.141 3 059 419 2.769 1.893 331 914 464 306 504 400 362 961
6.064 937 2.443 583 906 3 286 468 955 2 400 1.182 895 419 413 730 332 294 103 29 287 509 896 1.740 201 539 1.703 527 266 3179 1.116 2-945 1.U9 366 263 55 559 240 1.135
901 335 1.090 436 2.751 is a 119 352 2 148 940 506 1.237 1.195 1.764 1 «71 294 528 77 409 5.107 1 246 498 202 1.298 668 483 965 2 690 966 117 1.962 424 173 591 93»
24.474 1.544 5.611 1.714 3.487 6.512 4.560 3 594 4.311 2 028 4.974 2.353 1 712 3.181 2.506 3.137 1 076 1.915 1 484 1 8U 1 792 10 279 1.357 1.993 3.147 4 884 1 356 6 431 3 963 8 966 4.020 1.617 4.430 983 1.131 1.191 3 836
40 077
45 806
143 998
9.265 110
6S5
RLRCCIONRS PA R A CONCR4ALRS MUN1CIPAI.RR KN R L V A L L R , OCTUDRR B D I
1047
Ciudad
___
Liberal** dlrect.
14.033 CaU 1.128 Alcal& 870 Andalucía 2.018 Ansermanuevo 2 005 Bolívar Buenaventura 2.301 3.313 Buga Bugalagrande 2.115 Calcedonia 2.104 Calima (Darlén) 1.010 Candelaria 1.408 Cartago 2.758 Cerrlto 1.370 Dagua 1.015 Florida 1.640 Quacarl 1.338 Jamundl 608 La Cumbre 000 La Unión 318 La Victoria 307 Obando 721 Palmlra 6.030 Pradera 1.500 Restrepo 1.171 Rlofrio 1.504 Roldanlllo 1.586 San Pedro 028 Sevilla 2,008 Toro 2.178 Trujlllo 701 Tuluft 4.216 Ulloa 371 Veraniles 1.082 VIjes 388 Yotoco 777 Yumbo 058 Zarzal 2.072 Totales
Libérale* ilion
1.222
75.148
F HalRflMii CaU, octubre 7 da 1MT rúllshli e n loi IRt I Relator,
686
188 37
Cnneervadore*
8.540 382 611 1.838 1.701 081 2.403 1.134
CoituinlfttH.t
530
10
48
1 .1 1 0
410 120
814
07
802 371 1.634 1.046 1.078 804 336 305 603 1,280 1.038 332 2.870 800 005
100
8 33 8 8 11
104
1 .0 2 1
402 475
140
3.005
2.423 423 2.136 1 013 1.108 2.855 488 1.414 421 324 371 083 48.747
04
37 070
RLRCCIONRM I'RRSIDRNCIALRI, NOVIRMHRR 17 OR IM» Ciudad
Conatrvadorot, Laureano OOmoa
CaU Alcalá Andalucía Ansermanuevo Bolívar Buenaventura Buga Bugalagrande Calcedonia Candelaria Cartago Cerrlto Darlón Dagua El Cairo Florida Ouacarl Jamundf La Cumbre La Unión La Victoria Obando Palmlra Pradera Restrepo Rlofrlo Roldanlllo San Pedro Sevilla Toro Trujlllo TuluA
12.832
UIIOB
4.738
833 1.317 4.233 802 1.732 3.217
2.200 1.408 610 2.438 2 083 1.460 1.214 3.213 1 288 1.606 602
1.120 3.004 3.088 842 4 400 1.188 2.423 3.300 4.728 381
3.000 3.703 3.400 6.883 1.035
Versalles
777
V IJ c s
334
Yotoco Yumbo Zarzal
613 1.064 82 846
Total I h0vl#m br. *
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|WI1
087
Como es de regla general, se examinó cada cuadro por separado y luego se hicieron comparaciones entre todos, pero considerando ciertos hábitos del electorado colombiano, como aquel que consiste en dar más importancia a un presidente que a un concejal. De tal modo que en las elecciones municipales del mes de octubre de 1945 los vo tantes apenas llegan a 90.000, pero seis meses después, en la contienda por la presidencia de la república la masa electoral crece en un 50% y se acerca a 144.000 votantes. No obstante, subiendo la tensión, en las elecciones municipales de 1947 votan cerca de 129.000 vallecaucanos. Una primera constatación se refiere a la superioridad numérica constante de la votación liberal, a nivel departamental. También lla ma la atención el hecho de que en las elecciones presidenciales del aflo 46, Jorge Ellécer Gaitán obtiene una votación superior a la del candidato oficial del partido liberal, pero pierde este multitudinario apoyo a nivel municipal y los “liberales disidentes” , un afio después, no llegan a 4.000 votos. Se manifiesta una densa masa galtanlsta en los principales cen tros como Buenaventura, Cartago, Palmlra, Tuluá y, desde luego, Cali; por el contrario, es casi Inexistente en Buga. En centros menores se observa una abundante votación galtanlsta, como en Zarzal, Roldani11o, Versalles, Toro y Trujillo, lo mismo que en Guacarl, Jamundl y Dagua; escasea en Sevilla, Calcedonia, Tumbo, Obando, L a Unión, Riofrlo y La Victoria. En cuanto a la votación conservadora, llegando a un máximo de 58.000 votos para la elección de Mariano Osplna Pérez, pero bajando a 48.000 en octubre del afio 47, sube de manera Inexplicable a cerca de 83.000 votos para elegir a Laureano Gómez. El Relator del 7 de octubre de 1947 se alegra en su primera plana, asegurando que los conservadores, a nivel nacional, apenas dominan 266 concejos mien tras el partido liberal logró la mayoría en 423 municipios. También comuara los resultados con aquellos del 5 de octubre de 1945: el libe ralismo pasó de 54.141 votos a 79.983 y el conservatismo de 33.478 a 48.747; es decir, que los primeros ganaron 25.000 votos y los últimos apenas 15.000. El partido comunista registra una baja de la mitad de sus 2.455 votos del afio 45 apenas le quedan 970. Haciendo un chequeo de una fecha a otra, se observa la constante de un dominio de las ideas conservadoras en algunos municipios, como son: La Unión, Roldanlllo, Versalles, Vijes, La Victoria y Ulloa. Entre 1947 y 1949 el hecho más notorio es el aumento generalizado de la votación conservadora; salvo un par de excepciones, este auge se produce en todos los municipios del departamento. En Cali el aumen to alcanza el 50% de las cifras anteriores; llega hasta la duplicación en Alcalá, Ansermanuevo, Andalucía, Buenaventura, Bugalagrande, Cerrito, La Cumbre, La Unión, Obando, Restrepo, Roldanlllo, Toro, Tu luá y Ulloa. Se triplican los conservadores(
servador de 1947 se habla cuadruplicado en 1949. En dos años se habla logrado (por lo menos en las urnas) lo que algunos aún llaman “la conservatización del Valle". Mientras tanto, en los campos, dada la relación de fuerzas y el dominio conservador del poder, la mayor parte de las victimas de "la revancha” fueron liberales. Pero una ampllla "región social" resultarla afectada en mayor o menor grado por el acontecer: peones y terraz gueros, jornaleros, labradores, aparceros, arrendatarios, finqueros minifundlstas, mayordomos liberales de un hacendado conservador (o vice versa), medianos cultivadores de pan coger y pequeños plantadores cafeteros, grandes hacendados ganaderos, arrieros y transportadores, artesanos pueblerinos, población terciarla aldeana o veredal del pe queño comercio o de la administración local, es la totalidad del universo social rural que seria trastornado por esta guerra prolongada y pade cerla los éxodos masivos hacia las ciudades del plan del Valle. Según los cálculos de Carlos Lemolne, en el Valle serian "expropiadas" 98.400, familias de agricultores, lo que equivale a situar entre 600.000 y 700.000 el número de fugitivos, sin contar a la población no campesina. En estas circunstancias se logró un dominio del partido conserva dor en numerosas comarcas rurales, pero se acumularon en los centros urbanos del corredor las masas liberales perseguidas. La urbanización, en gran parte, serla obra de las masas liberales exiliadas y este partido, desalojado de los campos, buscarla una temprana reorganización en los centros, donde llegaban los refugiados. Un tercer grupo de cifras se refiere al comportamiento de las tierras agrícolas y a la producción cafetera. Un primer Cuadro crono lógico y de síntesis muestra la evolución de cultivo del cafe en el Valle del Cauca, entre 1925 y 1970, basado en los datos de Monsalve y luego en los censos de la Federación.
Año
1925 1932 1955-56 1970
Hectáreas de cafetales N úm ero de explotaciones (en cifras redondas)
6.000 38.000 94.000 127.000
3.000 20.069 23.900 17.300
Estas cifras globales evidencian: en primer lugar el carácter popu lar de la pequeña finca cafetera en los periodos iniciales intercensales y el vuelco que se registra en el último, caracterizado por la disminu ción de flnqueros, el aumento de las superficies sembradas y la con centración de la propiedad. En 1970, con el 13.5% de la producción nacional, el Valle superaba al Tolim a (12% ) y llegaba al tercer puesto, después del antiguo Caldas (27%) y Antioqula (16% ). Ahora bien, examinando la evolución del 689
cafeto en los distintos municipios se registraron, primero las cifras de 1932, según el censo publicado por la Federación en febrero de 1933. Se menciona un total de 20.069 fincas, de las cuales habrían más de mil en cada uno de estos municipios: Ansermanuevo, Candelaria, Dagua, Sevilla y Tuluá. Se cultivan 59.746 fanegadas, destacándose la superficie alcanzada en Ansermanuevo (4.035), Tuluá (3.494) y más que todo Sevilla (7.097). El total de cafetos sembrados supera a los 5.000.000 en Sevilla y es superior a los 2.000.000 en Ansermanuevo, Cal cedonia, Candelaria, Pradera y Tuluá. Del total de las propiedades 18.477, o sea el 92.07%, son inferiores a 5.000 árboles; son 1.514 las propiedades cultivando entre 5.000 y 20.000 cafetos y representan el 7.54% del total; apenas 78 explotaciones, es decir el 0.39%, tienen más de 20.000 árboles, de las cuales sólo cuatro (en Pavas, Pradera, R lofrlo y Yotoco) son mayores de 100.000 matas. Todos estos datos evidencian do el carácter marcadamente popular y minlfundista de la finca ca fe tera de laderas. Del censo de 1970 se ha extraído este Cuadro, de los municipios con máxima producción:
Municipio
Sevilla Ansermanuevo Calcedonia El Aguila El Cairo Tuluá Trujillo Rlofrlo El Dovio Obando Argelia Alcalá Yotoco
Hectáreas en cafetales
14.972 9.725 9.005 8.018 6.956 6.459 5.337 5.133 4.252 4.098 3.976 3.287 3.251
Producción anual (en kilogram o*)
10.417.488 5.639.834 7.661.740 5.376.813 4.047.869 2.058.277 4.399.778 2.468.722 1.882.763 2.680.248 2.792.881 2.938.305 1.790.711
Aunque con extensiones menores, superan al millón de kilo gramos los municipios de Bolívar, Bugalagrande, Cartago, Dagua, La Victoria, Restrepo, Toro, Ulloa y Versalles. Más que la geografía cafe tera del Valle, lo que acabamos de establecer es, a nuestro modo de ver, el mapa de “la violencia” en la reglón; es decir, de una guerra agraria de clases, conclusión para nosotros inevitable del gran movimiento popular de colonización de vertientes del periodo anterior. Un Cuadro referido a la evolución general de la propiedad y de la extensión superficial de la agricultura, entre 1960 y 1971 (fuente, el DAÑE), aporta en los mismos muniepios la siguientes cifras: 690
Municipio
Núm ero de explotaciones 1940 1971
Superficie en hectireas 1940 1971
Sevilla Ansermanuevo Calcedonia El Aguila El Cairo Tuluá Trujillo Rlofrlo El Dovio Obando Argelia Alcalá Yotoco
2.020 1.508 950 1.211 1.505 2.513 1.052 1.174 1.436 1.067 891 661 947
1.756 857 730 861 990 2.370 955 950 934 784 630 588 849
40.893 28.527 16.578 15.288 21.183 68.368 15.895 25.278 28.779 20.664 8.811 6.947 25.343
Totales
16.935
13.254
320.554
56.874 + 39.1% 28.853 18.176 14.046 21.423 74.728 25.506 + 60.5% 26.984 27.710 23.150 9.792 6.400 30.746 + 21.3% 364.388
Terminando la confrontación, en una sola década disminuía el número de explotaciones en un 20%, mientras su extensión crecía en un 14%.
En 1944, la misión cartográfica de la US. A ir Forcé efectuó un vuelo fotográfico sobre la totalidad del Valle. Realizó levantamientos análo gos en varias fechas posteriores, por ejemplo en 1957,1963, 1968 y 1972. Con esta secuencia de fotografías se puede complementar la inform a ción del DAÑE y comparar los aumentos demográficos, con la dilata ción física de las localidades. La confrontación no deja dudas al respecto: en el Valle del Cauca, como en el resto del país, la concentra ción urbana de la población no seria centrada en un polo único, sino regada y atomizada en el conjunto de la red existente. Además, los pri meros análisis comparativos nos llevan a una constatación, con la cual tomarían nuevo rumbo estas indagaciones: no hay una relación mecá nica entre crecimiento poblacional y la expansión física-urbana. Y por otra parte, considerando una determinada gama de ciudades, se obser van varias modalidades de crecimiento, diferentes de un centro urbano a otro. Partiendo de estos nuevos Interrogantes y acudiendo a un amplio grupo de medidores, se pudieron establecer las distintas modalidades de crecimiento urbano que operan, por ejemplo, en Cartago, Puerto Tejada, Buga y en forma comparable en Tuluá y Cali. Resumiendo: de la “ relación de fuerza” y del grado de equilibrio existente en la frontera urbana entre las perspectivas de la renta de la ciudad y de la agrícola, en gran parte depende que las tierras laborables circun dantes, se integren o no al perímetro urbano. Es decir, que aquí radica 691
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el factor principal que va a Incidir poderosamente sobre la form a urbana y su textura. En ciertos casos (como se señalaba brevemente en un capitulo anterior) las tierras agrícolas periféricas se incorporan fácilm ente a las funciones urbanas, particularmente los suelos medio cres —en términos agrológlcos— o aquellos dedicados a los potreros de ganadería extensiva. Lo que tendría dos consecuencias urbanísticas; la dislocación de la ciudad y la desintegración de su perímetro, vale decir la pérdida de su homogeneidad y su expansión desmesurada pero des garrada, y también una disminución de la densidad territorial urbana anterior. En otras circunstancias, las tierras se resisten al cambio de uso y se mantiene su '‘vocación” agrícola, en razón del alto valor co mercial de su producción: la ciudad se compacta y se rellena la trama existente. Varias consecuencias se advierten entonces, entre las cuales sobresalen la densificación residencial exagerada hasta el extremo, la compactación de lo construido y unas condiciones habitacionaies m irahumanas, surgiendo la subdivisión Interior, la reducción de los lotes, la construcción en dos pisos, el Inquilinato, el subarriendo y una máxi ma promiscuidad. Además, surgen penurias de servicios púdicos por recargo de las redes Instaladas y una marcada carencia de predios, para ios nuevos equipamientos comunales necesarios. Es asi como dos ciudades vecinas, .con un crecimiento demográfico de la misma Intensidad y en la misma época "tendrían un modo de expansión física distinto. En Buga los aumentos poblaclonales de las décadas del 40-50 y 60 se absorben de manera racional, por medio de una extensión hacia el norte de la traza anterior, pero en forma pro gresiva, orgánica y sin romper la unidad de la forma urbana. En esa época las tierras circundantes tenían un alto rendimiento comercial, abasteciendo varias empresas urbanas de la Industria de aceites. En Tuluá la especulación que se desata sobre las mediocres tierras sub urbanas de los ríos Tuluá y Morales, Inundables y pantanosas, actúa contra su uso en pastoreo y a favor de los usos urbanos. Varios gana deros de la periferia urbana — y más que todo un usurero que venia comprando tierras agrícolas "fronterizas", con el único fin de esperar la presión urbana para especular con ellas— se enriquecen con la construcción de nuevos barrios y éstos, surgiendo de manera anárqui ca, descuartizan la forma urbana anterior convlrtléndola en mancha inorgánica de tipo "retazos". Se pasó de una estructura urbana racional y progresiva a la amorfía. En varias ciudades del país ocurrió un fenó meno parecido de crisis de la unidad de la forma urbana, muy notable en la periferia de Cartagena, Ibague, Armenla y Manízales, entre otra*. Con el fin de profundizar esta cuestión, se hizo en 1976 un estudio de la gama de densidad en las 42 cabeceras urbanas, de los municipios del Valle del Cauca. Se acercaron dos variables en forma sincrónica, es decir tomando las fotos aéreas de los perímetros correspondientes al vuelo de 1972 y los datos del censo nacional de población de 1973. Una vez medida la superficie de cada localidad, se pudo calcular su densidad residencial nocturna en general. 693
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Se encontraron tres tipos de densidad: — Bajas, o sea aquellas inferiores a 70 habitantes urbanos por hectárea. Esta categoría agrupa a numerosos centros rurales o semirurales tradicionales, en donde el poblado crece sin mayor dificultad sobre su entorno, por medio de solares amplios y de la construcción en planta única. — Medianas, o sea aquellas entre 70 y 90 habitantes por hectárea. Se encontró aquí un grupo de localidades, en las cuales actúa una re ducción del solar y se manifiesta una tendencia tímida a la construc ción de dos plantas. — Altas, o sea entre 90 y 110 habitantes por hectárea. Aumentando la tendencia anterior, varios centros llegan a estas densidades como, por ejemplo, Cartago, Calcedonia, Cali y Palmira. Para asombro, esta gama resultó insuficiente y tocó agregar una categoría de densidad muy alta; resultaron en este grupo la mayor parte de los “ pueblos cañeros” del sur del departamento: Pradera, El Cerrlto, Candelaria, Puerto Tejada y Florida. Se registraba en Cande laria una densidad nocturna urbana de 148 habitantes por hectárea; llegaba a 152 en Puerto Tejada y subia a máximo de 165 en Florida. Todos rodeados y asfixiados, por el pudiente cerco de la caña de azúcar. Estudios posteriores para descifrar esta “ anomalía’’, demostraron que diversos factores sociales colocan en estos poblados a una pobla ción destechada fuera del mercado normal de la vivienda y que las modalidades del alojamiento presionan hacia la compactación, bien sea por subdivisión interior, por el hacinamiento en los Inquilinatos o por duplicación de la densidad inmobiliaria, con la adición de la segunda planta; pero que el valor agrícola de los cañaduzales, sitiando a estas localidades impide el crecimiento del poblado, siendo que no hay com petencia posible entre una renta urbana sumamente ilusoria para un inversionista y la alta “ renta” del cultivo de la caña. Asi, y por medio del hacinamiento de las construcciones y de los habitantes, en la textura urbana existente se alcanzan estas altísimas densidades residenciales. Es en Puerto Tejada donde se pudo registrar la máxima expresión de esta compactación. Los mapas que se presentan (ver más adelante) muestran cómo una población que no pasaba de 5.000 personas, tuvo que hacinarse desde los años 38-40 en un espacio urbano exiguo, prác ticamente cercado por los potreros de los hatos. Los comuneros del norte del Cauca llevaban dos siglos de combates contra sus explotado res, pero salieron derrotados de la guerra agraria en los años 1940-1950, vencidos por la pujante agro-industria azucarera moderna. Algunas consecuencias se registran en el censo agropecuario del departamento del Valle, realizado en 1959; se registraron entonces 11 explotaciones agrícolas de más de 2.500 hectáreas, totalizando 52.000, expresándose aquí la absorción del mlnifundismo del "plan", por la gran Industria azucarera. Y también se censaron 26.509 explotaciones inferiores a 5 hectáreas, totalizando 46.000, con un promedio menor de 2 hectáreas. 695
1943
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Desalojado* poco a poco de sus parcelas sembradas con platanales y cacaotales, los labradores expulsadas pasaron a th rlr “a l puerto**. Allá la gente se Iba hacinando, pero nadie en las alcaldías de Popayán y Bogotá se preocupaba por ellos. Entonces foe cuando tuvieron que revivir sus antiguas tradiciones de protesta colectiva y de "expropia' clon de los expro piadores". A p a rtir de los aflos setenta Puerto Te ja d a ae to m o el más com bativo t o c o de protesta urbana, a todo lo largo del valle del a lto Cauca. Manifestaciones y paros cívicos se fueron sucediendo, durante aAos, para denunciar el abandono y las m últiples penurias de la d u d a d . Frente a la negativa de los ingenios para ceder cuatro o cinco plasas destinadas s la vivienda de estos destechados, u n día cualquiera m uchos de ellos salieron de sus cuartos, de sus tu gurios, de las pocilgas inm undas de las Inquilinatos y llegando al lin dero de la d u d a d los corteros rosaron calla aquí por últim a vez. construyeron ranchas y del cafladusal surgió un barrio. En septiembre de 1984, en Puerto Te ja d a como en muchas ciudades de Colom bia, se forjaba una triste tra d ición : todo barrio nuevo conquistado a la brava p or los destechados, tiene que pagar prim ero la "cuota In ic ia l" de un m uerto. Entonces el cerco se estrechó, en 1965 se registró en “e l puerto" una población de 26.463 habitantes. N I siquiera se habla duplicado el perím etro del poblado de 1938. con sus 5.000 moradores. U n caso bastante parecido Ilustra la m anera como en Palmirm los dueños del Ingenio E l Papayal se negaron a ceder, en la frontera urbana, tres o cuatro hectáreas de cañaduzales, que necesitaban cen tenares de fam ilias de obreros cañeros para construir sus viviendas. Aquí tocó abandonar notarlas y bibliotecas y acudir si testimonio oral, para tra b a ja r con el invaJuabie tesoro del archivo vivo. Es un veterano sin dicalista. obrero de la caña y pionero organizador del frente de lucha por la vivienda, quien hace este relato: Tengo 59 años y nací en Y oloco donde me crié. A loa 19 años me fu i para Zarzal en donde me quedé cinco afioa. Luego me pasé a C ali donde v iv í como tres afina y por fin me radique en Palm ira hace 34 afioa, en e l 46. Siem pre trabaje en la caña y vivien d o en loa cam pamento» de loa ingenio», ain casa propia. T ra b a je en las laborea de campo, siem bra, corte, o com o alzador. También en la m olienda, en la fábrica. Trabajé en R iop aila cuando cataba en Zarzal, en M eléndez cuando v iv ía tfl Cali; en tre e l 46 y e l 49 trabajé en La M anuelita. derpuéa elaborando panela en trapich e» paneleros, uno que queda en Boyará que ea un corregi miento de Am aim c, luego en San Antonio, deapuéa en otro que queda aqui cerca en Barrancas, luego en el ingenio E l P ap ayal Vea. la Unica libertad que tiene a l obrero ea la de cam biar de patrón; de un patrón a otro En e l 80 m e vinculé ron el m ovim iento sindical Fui activo del sindicato d e t r a b a j a d o r e s d e l P a p a y a l luego fiscal y después tesorero E l m ovim iento de d e s t e c h a d o s em pezó en el 70 Se form aron loa prim eros com ité» y loa prim e ro» cinco c e n t r o » de la seccional de Provivien da en Palm ira. Este mismo afio d e l 7 0 htrim oa una t o m a de tierras en donde ea boy el Bosque M unicipal. E s t a t i e r r a l a ocupamos a las ocho de la noche, unas m il persona», a una cua d r a d el b a t a l l ó n de ingenieros Codazzi. Y a las dos de la mafiana fuim os desa lo ja d !» p or la P olicía ; pacificam ente pues E n t o n c e s em prendim os unas negociaciones de tierras en un sitio que llam an la V u elta d el D iablo; pero las obstaculizó e l m unicipio, diciendo que no se podía c o n s t r u i r vivien d a por s e r z o n s Industrial. C oa este pretexto la alcaldía ©97
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m fea« m i M U taitef «o pumo an ta Frd mwMa, Mudad blanco, nue va p tan pronto daerapita. a pm r t a gigantismo da n t dtmenaianaa, MtaMtabi «I enaittamb m*«juino da ana prapamn y al raquitismo da an éwruWa.1ta ta p taina, ni infinita Bn Mi datado del ctnanaaia la potadcían aumentaba, con una laao tanta aapaatai ni V% a iniew la del «Manta creciendo con une rata rao»no del t% N a t a la ola. a» rotataltoó entra tata y 1971 an an 4% para aoraiataorn largo boato el caneo da IMS. con ano Io m dal S%, an la aaal «atrio a pradoaalnar al aporta del eredmlento vegetativo.
Aboro Mían, entra ItPt p 1171m .«alo creciendo eon uno rolo rapa* flor ta •% anata lo población arbana da Gondatada. iomandl y Tombo; an codo «antro «a dapMd la mora demográfico «o miara oAoe. Lo intorpretamoi como un indicia de ta tendencia o ta 'matropoltancldn* odftoada an can, liando «atoa tren locobdodaa loe afuaa de llegada de «órnenle» moratoria* y . arad» largo, conetrttondo «atoa puabtoe en ‘"botadero*’* da migrantes ral* datar an auburtao* antallando* por te metrópoli Ata «a rttaambrabo ta conformación da ano reglón urbano nalUfm ). Be botan aromado ana fenómeno en loa oAo* cincuenta, «datando ta potrón ireduionnJ europeo dal «tgio XIX, «• datar, por atadlo da ano «xtenMon Industrio! o lo largo da ta* rio* da comunico* tadn entra Can p Yanta Itero detenido ta efímero Indualrmllaocldn botan lita, a» Mspiaito largo roto modalidad atgulando al potrón pro pio dal pota, m datar, por raparuión dal pretor tardona Kn primer lagar Cotí iba o *tM u r" ompllaa ronoo da loe territorio* da Polmlro, iomandl y Candelario poro eataotaro* agalpomlantao nucroe da ca rácter Institucional p d» enrargodura regional, el mareado central da acople P abastecimiento en ftrarro quedad* en Candelaria. «I aeropaarto on talmln, lo tatemoga» an Uuaorlo y fraguado hipódromo, po ro no talar taño loo ejemplo» ata* vialtare; an cuanto o iomandl, m reoonrtrUrta de m ganadería extensiva a ta fundón recreativa popular. Y no baMo aaearog de tierra* en ta Jurtdlcclón de Cali, alno que *u« propiatarta* ta* quertao totear o aro* da mayor perspectiva especu lativa p Mtosnm. diada w parolu* da mando, an ta gobernación p an ta alcaldía para carnereada* eon daatlno a ta vivienda. Kn ta dMatfa siguiente ta ota* dal desempleo secundado suscitarlo, en el contagia de lo doctrino pon p circo", ta expansión periférica lineal da «anudadas da negocios reteclonado» eon al o t ío y ta diverdón do minical. llevando «I tardado a ser al motor da ta Incipiente conurboOMo iagaia manejando o ProtopoU*. como cualquiera da su* haciendas, ano redacido oligarquía conformado por cachorreros y vaqueros, más preocupados par al prado dal café o ta subida del dólar *n Wall Street, ga» por al aria da Potadriña o da Rambrandt. Harto 1I8S ta dudad no llagaba a ¡0000 habitantes, reunido» en un perímetro orbano muy homogéneo y qua no pasaba da mil bactArooo. Contarte rae! ¡00 000 olmo* en IVD y 1070 y con su* suburbios re «Blandió e cerca da 19.000 nectareos. Kn treinta ota* ta población bobea crecido nueva vaca» y so tamaño e» habla decuplado. Kn 1640, alentada par loo promisorios pereptetivos dd plano regulador da 699
V ir a n y S e n .» á c ra ta U raptAa « m lo» potreros periférico* panIm am i y majarnos. en ella te asociaron ana» diez tomate» haeender u . «rtldartzsda» por la lonja <|oe acababan de crear, listad o el ■ c a ra to oportuno, iittr r r a genis] idea de ñamar a an experto norteamericano y en je guada, con el apoyo d d coronel del alio 40 rad io p n e n l y dictador (Oustavo R oja» Ptnilla), condgaieron ana Corpo ración de Desarrollo RegUmaL qae por asedio de an uopoMío especial bridó sus labore» saneando sa» tierra» ¡na» insalabrea del oriento de la ciudad fe en tas propios periódicos de tos Uoreda-Galcsdo qas encontramos alguna que otra información al respecloi En 196Ó-1M2 se recrudecen la » venta» de n en a» y van subiendo los precios en la» ha cienda* periférica», an Gatcedo vende a t 4 d metro cuadrado en Aguantones y su vecino Ganes a l ) , pero otro Oalcedo pide I i t o en U Portain a , adentras en Zamovano negocia a 1 1 M 0 en El Guayaquil; otro Garcd» Cígse vendiendo para vivienda n ü ltar sus predios contiguos al recién construido hipódromo, y no fasta alguno que otro terra teniente asudado por tos "decretos" de lia colonización popular y entonces se adelanta y vende apresuradamente a bajo precio d predio amenazado, prefiriendo quedar como “benefactor" y no como expropiado Mientra» tanto la Otrporacdn del Vahe d d Cauca realiza d primer programa de 'Recuperación de Tierra»' Este “proyecto Aguabtonca”' cubre ana» hectáreas suburbanas del jar-oriente de la ctodad y se beneficia dd apoyo, tanto de Harofld Eder. presidente de la CVC y ministro de Fomento de la Jacta Militar, como d d enluitaamo de Bernardo Gurcés Córdoba, director ejecutivo de la entidad. Diques y canales obra» de drenaje- puente» y alcantarillado» se construyen con préstamos monetario» en ddlarea desde Jaanchllo hada Ram iro ; van equipando per causalidad tos tierra» de la antigua hacienda de M elin dro. convertida poco» altos ante» en trapiche panelero y donde se está tnvtatondo un moderno Ingenio azucarero de exportación. I b I N I se anuncia que la » tierra» están recuperada», segón el archivo de Asocafia. fueron 'recuperadas' por tos fam ilia» Q arté* Eder y Eder Qarté*. principales terratenienie» y daefio» del ingenio Meiéndex BJ rosto era sencillo, varios de tos latifundista» urbanos se turna ban en la alcaldía o en la gobernación, en el concejo, en la asamblea departamento!, d Capricho Racional, la oficina de ptomurtón y en aquella de valorización, riemprv han tenido su agente en la CVC y m representante n la Jante de Planificación, de tal ando qae el sistema funciona desde hace más de N afio* con la perfección de un reloj « r i o y en la más atóetela lrgalMirt Este musco dan fam iliar disponte de $04 hectáreas ai norte (ha cienda Am yohondo). pura tos osos definido» como "m u Industrial”' y de IJ23 al sur (hacienda Mrtétadezi en reserva, esperando la zanlflcartón r w ld tu i» adecuada, lo que tw u lp úO á n dificultad del piano director de IPJg De tal modo que GaB creciendo en una hacienda, forzosamente tendría que dftotem en sus tierras. 9e tnlrtabu la “opera-
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cMn sur"’, pero habto que esperar. ¿Cuánto tiempo? Se forzó este ca lendario Incierto “obsequiando" a te gobernación den hectárea» pura una universidad, que encontró sin dificultad su financiación en Estados Unidos y al alio siguiente la política de la» UPAG» facilitó el arranque de loa operativos. Cuando se empezó a baldar en el concejo de confor mar un banco de tierras, harta ya un tiempo que la» mejoras tierra» eran propiedad de los bancosGaU se convirtió en metrópoli, pero sin dejar de ser una rudimen taria protopol!» y un conglomerado amorfo. Con las falacia» de la lonja y de Gamacol Oamando “progreso urbanístico" a toda expansión horizontal kilométrica, y confundiendo “desarrollo" con crecimiento, se armó un mosaico de parches desarticulados y diseminado» en tos potreros, a veces con tonto afán que la» vacas se quedaron pasteando, luego, entre la» casas. Los hacendado» tienen asiento (o los empleado» suyos) en el concejo y presionan a lo» técnicos pura diseñar unas es pectaculares vías VI de sesenta metros de ancho, “ pensando en el fu turo". no tanto del tráfico automotor sino más bien del tráfico de la especulación raíz. Desde luego, con frecuencia las otaras driles resultan ser productos más de la venalidad o de la Inepcia, que de la Ingeniería. Via» anillares sucesivas, como la autopista sor-orienta] o la avenida Simón Bolívar, se presentaron al póbtico como necesarias burreras pura lim itar la expansión artuna; falacia, pues al día siguiente de su apertura se convierten en Impulsoras de la expansión en su costado exterior y rural, pasando en una noche dei negocio de tierra» por hectá rea» al de metro cuadrado Se abrieron suntuosos autopistas desérticas y tétricas, sin alcantarillado ni alumbrado, por donde deambulan robuflor de vacas lechera»; espectaculares vía» Upo V I atravesada» más pny ganados que por carros y mereciéndose el calificativo de “hatopistas". Alguna que otra “expresa w ajr en doble vía y con seis carritos, conclu ye en una calle perpendicular de diez metros de calzada, cuando no en un potrero alambrado, con miradores y vigilantes armados- Algunas de estos vías quedaron sin terminar, pero están Usuradas o hundidas aun óse sin uso y otras se man como basurero durante ri dte v be*adero de cadáveres a la media noche. Toda» fueron trazadas en una oficina, sitare un ptoro. es decir, en planta Luego posó una máquina (norteameri cana) echando una capa óMgadlta de asfalto o de cemento, secón la exparidad de pago de tos ilherefio». no más Ninguna fue tfisefiada en busca de una estética no tienen perfil y son de una monotonía tétrtra p an los usuarios Sirven para Ir de un sitio a otro 9e contratan en dólares sofisticado» equipos de señalización con semáforos electrónicos en una ciudad con menos de 56.000 vehículos, donde hay penuria crónica de energía y cortes cotidianos, los cuales alteran con la suspen sión del servicio telefónico (dañado en invierno), de la distribución de agua feo verano), del d e n * del efe principal de la ctodad pira dejar Ubre puso a una pueblerina cabugasa comercial, preludiando una corrida de toros, un parroquial desfile de reinas de belleza en carro» de bomberos o una carrera elelisttoa en plena semana y en hora» de 701
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trabajo. Obras apenas Iniciadas por un funcionarlo y canceladas por el que lo reemplazó, quedan sin terminar e Inconexas; una ciudad de ensayos en donde el sentido del tráfico en una vía se cambia, sin avisar y de un día para otro, en donde a cada paso se ven obras defectuosas, en donde todo es parcial y provisional, pero bajo deslumbrantes relo jes públicos Japoneses electrónicos y las peligrosas telarañas de insta laciones eléctricas primitivas. Muy a menudo se suspende el suministro de agua en razón de una averia en la canalizaciones licitadas hace poco y supuestamente nuevas. Aunque si se considera fríamente como mera "máquina de habitar", Cali, al igual que muchas ciudades del país, es un aparato rudimentario y mediocre. Funciona mal, padece colapsos continuos y en cada mo mento se deteriora, se traba o se vara. Defectuosas e Insuficientes las maquinarlas urbanas se averian a diario o se paralizan en esta ciudad de segunda, en donde se llama urbanismo a sucesivos arreglos de ar terias, para desgracia de los transeúntes y la dicha de cuatro contra tistas y de algunos funcionarlos venales y sobornados. Las denuncias se multiplican, se cuestiona una licitación, se abren pleitos que nunca concluyen. Los burócratas destituidos se apartan un tiempo y reapa recen en un nuevo cargo. Incluso lograron desafiar a Newton y contra decir la ley de la gravitación: según el dicho popular "se cayeron p’a arriba". Asi se fue conformando en tres décadas un verdadero archipiélago de fragmentos urbanos Inconexos, esparcidos en potreros y cañaduza les. Su articulación a la ciudad existente significa onerosas obras civiles de Infraestructura, y que sólo sirven para elevar los pre cios de las tierras agrícolas de los intervalos. Desde tiempo atrás la lonja y Camacol hablan logrado reforzar, con una verdadera “cortina de hierro", la frontera entre las dos ciudades; aquellas que aún llaman "de la demanda solvente" y la "no solvente". Los precios de los suelos residenciales dictaban la radicación de los moradores de una u otra ciudad, y la segregación socio-espacial que regla desde la fundación de dicha ciudad pasó de perjudicar a veinte españoles a afectar a cen tenares de miles moradores. El espacio residencial dejó de ser de libre elección por el morador pobre, condenado a lugares asignados ya no por las castas, sino por la dictadura del dinero. Además, el periodo cualitativo de la urbanización en Cali se expresa desde los años 60 por la trashumancla lntra-urbana de los moradores, basada en la Ideología del ascenso, según la cual movilidad social = mo vilidad residencial. Se especula sobre la falaciosa unidad entre movilidad social y movilidad residencial, incitando segmentos sociales en precario ascenso, en la mudanza continua de la vivienda y provocándose una dinámica urbana artificial, engañosa y que sólo lleva a una desestabillzadón permanente de los barrios y sectores. Se estimula el cambio residencial en forma artificial y con base en los espejismos del arte facto de pacotilla, escondiéndose una reducción continua de las nor703
mas de confort y de habitabilidad. Se consigue red de betamax y antena P«r«hAUM pero la superficie útil no pasa de 70 u 80 metros cuadradas; se ewmprri nna página con cocina. Asi se auspicia una continua mo vilidad residencial en el espacio urbano. impidiendo cuaquier tipo de pi*niHrariAw estable. Se presenta al público como libertad de AtareMn residencial lo que no es m is que la incapacidad de planifica ción del régimen económico y de so Estado. La dudad crece y crece con base en las intereses de Camarol y los dictados de la Lonja, pero en detrimento de la inversión sodaL Prima en la vivienda comercial d concepto de aspiración sobre el de necesidad primaria y vitaL De esta migración continua de la población en el espacio urbano se nutren, desde ios afias 70. los latifundistas periféricos y buena parte del sector bancario y constructivo de las UPACs. Se construyeron en 1988 más de 1 millón 1T2.000 metros cuadrados, de los coales la gran mayoría corresponden a obras sodalmente para sitarias o de absoluta inutilidad: centros comerciales que quedan sin comerciantes ni dientes y apartamentos y casas» con acabados sun tuarios para disimular normas espaciales minimas En Santiago de Cali. 458 años de Historia. José Antonio Ocamui reconstruye en un Cuadro las estadísticas de metros cuadrados de construcción por afio. desde 1922 basta 1979. Se puede usar como me didor. pero considerando que sólo figuran las cantidades parciales re presentando la construcción registrada y legal (ver página siguiente). H anoi realizado una comparación de este Cuadro con dos oíanos Atruel en d cual pudimos reconstruir por etapas la dilatación urbana desde principios de) siglo, verificándose una etapa de expansión or eantes lenta y. luego, otra de exnansión anánndeo e inorgánica, “ derretida" invadiendo el espacio rural circundante. En el secundo alano se trazaron los sucesivos perímetros legales fijados por la admi nistración municipal desde 1903. Se pudo comprobar la reducida ex tensión de las perímetros hasta 1928. Este afio se amol‘a considera blemente el perímetro urbano autorizado, de tal modo oue no se hahia logrado, ni mucho menos llenarlo, en 1948. No obstante, el Acuerdo 127 de este año abre miles de hectáreas rurales del sur y del oriente a las futuras e q v cnhfiiw M ralees urbanas. Seria este perímetro de 1948 luego ampliado por t í Acuerdo 53 de 1962 y. mfa aún. por el Acuerdo 83 de 1906. desde la quebrada de Menga (lim ite con el municipio de Tumbo) hasta las riberas de k * ríes Cauca y Lili, al sur. Es decir, que en cada época se traza un perímetro muy superior a la demanda a corto plazo, desproporcionado con necesidades sociales; pero implicando unos costosos compromisos de redes para la administración local y toda la comunidad. Igual que en otras ciudades colombianas, la crisis del alojamiento llegó a afectar a miles de familias sin ingresos; lo mtpnn qoe en mu chas otras ciudades, la auto-construcción de ia vivienda llegó hasta un 10% del sector económico de la edificación; como en cual704
EDIFICA CIO VES EX C .U J, U B
-1 B 9
( En w t t » i n a l n t o i AS*
1922 1923 1924 1925 1926 1927 1928 1929 1930 1931 1932 1933 1934 1935 1936 1937 1938 1939 1940 1941 1942 1943
C an dáid
16.162 19.074 20.795 35.444 64.731 129.658 160.454 68.939 23.569 28.771 43.320 53.965 69.737 70.091 77.714 89.595 84.981 93.567 83.785 105.267 109.221 133.124
AS*
1944 1945 1946 1947 1948 1949 1950 1951 1952 1953 1954 1955 1956 1957 1958 1959 1960 1961 1962 1963 1964 1965
Cantidad
AS*
159.327 139.872 196.361 130.608 159.259 203.700 277.335 224.540 312.532 273.525 311.073 361.628 402.064 396.372 306.085 482.154 451.136 456.380 635.334 694.979 572.912 594.869
1966 1967 1968 1969 1970 1971 1972 1973 1974 1975 1976 1977 1978 1979 1980 1981 1982 1983 1984 1985 1986 1987 1988
Cantidad
580.495 513.381 408.554 553.421 552.886 435.598 619.342 732.716 740.184 459.521 605.096 519.393 715.725 724 596 699.641 855.665 1 550.180 755.298 1.275.306 1.010.305 1.345.797 1.126.609 1.172.892
F a o b s : IS23—43: C t n ln k r ia D c p u ta iM s W . A z u m o B rtid k U ea IMS. ptstna Tí. I M H T : Contraloria General. A m a r lo General de EstadfsOea; IM 8 -7 »: Serie D A X E en CEJíAC. E d a d fs tiM R h ~ d e la COnaCracetán en Colombia. i M - l f l A Bogotá. IWTA; 1*71-7»: D A X E . B oletín Mensual d e Estadística. Faenle seeaadaria: José Antonio Ocasipo en Santiago de Cali. 4M atoa de Histeria. Alcaldía. 1SU: 1H M M : Anuario Estadístico del VaOe del Canea.
quler ciudad colombiana se dejaron las peores tierras y las m is cos tosas de adecuar a la gente con menos recursos para ello; igual que en muchas ciudades del país, les destechados tuvieron que realizar una verdadera colonización urbana en las laderas, los barrancos, cuan do no. en las pantanos y las riberas viejas del rio. Colonización popular urbana del banqueo y del aterrazamiento, del previo relleno de tierras bajas y esponjosas e inundables (con el nivel freático Invadiendo las fJiamhat de los cimientos), de las cuales hoy en día son testimonios los tempranos barrios altos de Terrón Colmado, Bataclán, Siloé y los orientales que surgieron en las haciendas El Rodeo y Asturias, el denso sector de la Unión de Vivienda Popular. Colonización popular 705
urbana que se dio con frecuencia de manera Ilegal, en form a clandes tina., y en Alguno* caso* em pelando por la expropiación de los la tifu n dista* y la réplica Inmediata y brutal de lo* terratenien te* urbano# D e tal modo que pera mucho* de*Cachado* recién expulsado* d * loa campo*, la violencia no htoo sino pasar dal monte a la ciudad. De nuestro largo recorrido * n la Intrincada historia de lo* ejidos, resulta la aplicación de lo que iba a ocurrir luego con lo * tierra* en disputa. L a dudosa situación Jurídica d t numerosos predica se evi denció e o paginas anteriores. Grande* extensiones p eriférica* M iaban en pleito al Segar lo* alta* cuarenta. La cuestión de lo * ejid o* no estaba resuelta y su* ocupante* lograban siempre aplacar la restitu ción ordenada d en aAos atrOs. Asi se presentaba *n C ali una situa ción legal muy peculiar, favoreciendo distinta* form as de urbanización Ilegal y clandestina. Cali se volverla " la dudad de la * Invasiones'' T tanto la form a tísica que iba a adquirir la du dad como e l mismo sentido de su crecimiento y las Areas urbaotsadas, resultaron de la presencia del ejido y de su situación; y de la m anera como los predios terminaban en mano de los destechado# o de loe especuladores. De tal modo que el asunto del ejido, a pesar de su trayectoria histórica son ralees en el siglo X V 111. es algo más que un sencillo asunto h is tórico pora debate académico. Mas que su pasado, tmpacta el presente de la dudad e hipoteca su futuro. No es historia muerta sino viva, dinámica v actuante.
Las Hornadas "Invasiones" no fueron ni más ni menos que la mo dalidad oopular de rvcuoeraoión de las tierras que hablan sido ocupa das ilegitímente por los latifundistas. Pero éstos se hablan beneficiado siempre de la complicidad y de la corrupción de los circuios adminis trativo* locales. Bato* hitamos actuarían de manera distinta contra loe destechado*, oponiéndose a su* accione* con toda la fuerza del aparato de represión. Y lo* destechado* tendrían que librar múltiples batallas, de toda todoin, desde lo* años 40 hasta hoy, todos para defender o existir sn derecho a la dudad. Ss en 1949 cuando se manifiestan lo* primeros Indicio* de la cplonieactón urbana popular masiva. Iniciándose en un sector de Terrón Colorado, en el barrio hoy llamado Junta, lo mismo que en la colina de rnmeria artesanal de carbón, llamada de aticé, Allí h a d a 1948-50 llegan cantidades de refugiados del antiguo Caldas; reconocen en se tas laderas abruptos su paisaje tradicional y no tardan en levantar altas estructuras *n guadua, sin olvidar de sembrar matas de plátano. Pionero de estas luchos urbanas, al lado del liberal lnconform e Borberena y del comunista Julio Rincón, Pedro Salas, hoy abuelo, cuenta «Orno el 8 de abril de 1048 estaba con ellos preparando ia toma de un pedaao de ejido en beneficio de unos destechados. En Los alto* siguiente» se Intensifica esta modalidad de reogrupamiento urbano de masas liberales destechadas, después de su expul sión de loe campos. 70 45
Problem áticas agrarias sin resolver, acumuladas y agravados, en gendran la cuestión urbana, tam bién hoy sin resolver. En los años 1947-1948, sé m ultiplican en la prensa local, y en tono más bien hostil, pequeñas nottcula* sobre la ocupación de calles o los alrededores de la galería por fam ilias campesinas deambulando, sin rumbo ni oficio, y durm iendo en los andenes d el cen tro d e la aiudad. En el desprecio se destacan loa locutores de la Vos del Valle, que dejaron huella escrita de sus intervenciones fren te a l m icrófono;
Y es por toda la ciudad que deambula la pobretería, y en los barrios los muchacho», hijos de nadie, exhibiendo desnudeces y vulgaridades y re clamando comida. Pero as que no hay quien se duela de esta urbe. grupos de gemines Insolentes, desharrapados y sucios, deambulan principalmente por el barrio Granada Su oficio: pedir comida y dormirse en los andenes, y hablar vulgaridades hijos del viento, como nadie los recoge, pues aumenta la nube de detaarrapados. (Ju bo d e 1948.) Gemines, limosneros y vagos Parece que as hubieren venido peni Cali los- limosneros de lee otras ciudades del peis v loe gemines de diversos sectores de Colombia y la reseca de vagos. Aquí si de la autoridad. Atajar, para que estos personajes indeseables no conviertan a este urbe sn urbe de mendican te» y de vagos y de gamines, tres pestes peligrosas y a cual más perturbadores del saco y buen nombre de la ciudad. Y ;dizque policía Municipal!! Pero ¿dónde «até? ¡Ya ni siquisra enamorando! El 9 de abril acabó con los eróticos agentas y ahora loa que quedan, no han quedado para servir. (A gosto de 1948.) Nubes de mogo* pidiendo qué comer, por calles y barriadas, bandas de limosneros, y ciertos lugares da la urbe, llenos de gentes casi sin camisa, juegan y beben. (O ctubre de 1948.) Del alio 1947 es el prim er núcleo del barrio Prim itivo Crespo y de 1968 el Municipal, y siguen el Cristóbal Colón en 1992, el Jordán en 1964, Lourdes en 1998, y también en abril de 1965 se realiza la p ri mera tom a de tierras de El Bosque, tal como nos inform a El Tiem po (17 de abril de 1988): De Cali, Invasión. Gente* pobres invadieron y construyeron casas provisionales sobre los te rrenos El Bosque, de propiedad del señor Roberto Castro. Este solicitó el concurso de la autoridad para desalojar a los invasores. 3e m ultiplican las expropiaciones populares masivas en los años 1987-1988, surgiendo los barrios Caldas, L a lela, Lleras Camargo, F ¡iti ma, Berlín, San Francisco y Lleras Rea trepo, con una toponim ia que no deja dudas sobre la afiliación política de sus gestores. En agosto de 1989 la prensa señala la expulsión de 400 fam ilias y en noviembre d e l mismo año se registran 1.174 fam ilias ocupando los terrenos de La Floresta. Se extienden las Invasiones hacia el rio en la década si guiente El Paso del Comercio hacia 1960, el Alfonso López en 19611962 y el Cauquita en 1963. Este mismo año empieza una larga lucha entre destechados y hacendados por el derecho a la ciudad en las tíe-
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rras de Asturias. También cae una de las primeras victimas: Juana García logró escapar de la guerra de los montes, pero el 9 de agosto de 1962 en el barrio El Pueblo, durante la represión policial de la ocupación de un predio ocioso destinado a unos inversionistas indus triales norteamericanos, la mata una granada también procedente de Estados Unidos. El dia 15 de octubre de 1963, después de dos años de escaramusas enfrentando a la policía, primero cien familias y fi nalmente más de quinientas, culmina la ocupación multitudinaria de El Rodeo, con “ más de mil familias... desalojadas por quinta vez” , según El Pais, del dia 16, La víspera, después de haberse escapado de los machetes en los campos cayó, bajo el sablazo de un teniente de la policía, Celmlra Prado, madre de doce hijos, dos de los cuales eran carabineros. La ceiba que fue durante años el lugar de reuniones y asambleas de los destechados, se conserva hasta hoy como monumento del barrio y símbolo de sus combates. En los meses de enero y febrero de 1965 vuelve a estallar el conflicto para la vivienda, en la hacienda Asturias. El alcalde liberal de la ciudad, un caldense recién llegado, era entonces el vocero de la lonja y el máximo traficante de tierras urbanas; sin vacilar desata contra los destechados un operativo m ili tar. de fuerzas combinadas del ejército y de la policía, con apoyo aéreo de Intimidación. Después del éxito de la agresión, rescatadas sus propiedades, el hacendado manda a las autoridades el siguiente mensale de agradecimientos. publicado por el diario Occidente, del domin go 21 de febrero de 1965: .. agradece muv sinceramente al doctor Humberto González Narváez. Go bernador riel V alle: al señor Artemo Franco M eila, Alcalde de C ali; al señor Coronel Manuel A. Dousdebcs. Comandante de la Tercera Brigada; al señor Coronel Ignacio Valdcrrama Díaz Comandante de la Policía Nacional, D ivi sión Valle, y al señor M avor Jorge Osorio Cuervo, Comandante del distrito Cali, y al personal de las Fuerzas Militares, la protección que le brindaron en fiel cumplimiento de las normas constitucionales de Colombia.
Multiplicándose la toma popular organizada y planificada de tie rras urbanas, en numerosas ciudades se promulga la Ley 66 de 1968, presentada como destinada a detener la especulación "pirata” , pero en realidad originada en una presión de la lonja y de un nuevo sector especulativo con la vivienda. Con frecuencia el gremio de la propiedad raíz urbana emprendía campañas de prensa, quejándose de la “ desva lorización” que producía sobre el entorno, "perjudicando” a los dueños de las tierras, el surgimiento de un nuevo barrio popular. Mientras tanto el aumento de la demanda Impulsó a un sector especulativo fi nanciero con la vivienda, lo cual culminarla en 1972, con el sistema monetario de crédito de las UPACs y entronizarla la penetración del sector banc&rlo privado en la construcción urbana. La Ley 66 no mo lestarla mucho a los estafadores del techo, pero serla la eficiente base legal que utilizarían las alcaldías para reprimir a las organizaciones de destechados. Sin embargo, en la misma década del setenta se In crementan en Cali las ocupaciones, orientadas por los politiqueros 708
locales, con un marcado aumento en vísperas de elecciones. Con fre cuencia actúan en asocio políticos y latifundistas, para construir unas fortalezas electorales liberales. En marzo de 1973 se destaca el desalojo de una colonia, tratando de ampliar las ocupaciones de Terrón Colorado, y la Inmediata destruc ción de los ranchos provisionales por los agentes de policía. En esta oportunidad se ven agentes destechados destruyendo las chozas que ellos mismos construyeron dias antes, y desalojando a su propia familia, fenómeno que se verificarla luego en muchos lugares; del año 1974 queda el recuerdo de la expulsión de unos sin techo, en el barrio Belén. Diversas escaramuzas se producen en 1980, en torno a los nuevos barrios populares Julio Rincón, Y ira Castro, Villa Laguna, Lourdes y Los Chorros. La seudo-lnvaslón en San Luis, promovida por politiqueros en bus ca de una masa electoral dócil, Ilustra en 1978-1977 esta modalidad fríam ente calculada, con el doble resultado de crear un bastión liberal y de auspiciar la especuación sobre las tierras aledañas, pertenclentes a la Imprescindible fam ilia Garcés. En los años siguientes se multipli can estas operaciones electoreras, a veces promovidas por representan tes y senadores, que en 1968 hablan votado la Ley 66. El caso de Eli Vergel es muy significativo, en vísperas de las elecciones del año 78, y se am pliarla poco antes de las elecciones del 80 para culminar en un archipié lago de operaciones similares en el 82. De la Irresponsabilidad de estos políticos radica en, gran parte, el botín que se llamarla Aguablanca y más de veinte barrios, esparcidos en los pantanos y caños putrefac tos de las orillas del rio Cauca y totalizando una población de más de 100.000 personas. En 1981 son reprimidos varios Intentos de la población destechada para colonizar los pantanos de Villa Laguna y al año siguiente la policía destruye los ranchos y expulsa a los colonos de unas laderas, situadas al frente del exclusivo barrio Santa Rita, destacándose, tanto por su obesidad como por su agresividad, un secretarlo del gobierno municipal de apellido Bej araño. En esa oportunidad la abo gada de los latifundistas, en su parte de vlotorla, cuenta a la prensa que compró para los agentse de policía trescientos sandwiches. En 1983 un adolescente es abatido por la policía durante la ex propiación popular, promovida por destechados en el barrio, bautizado de Inmediato Tres de Mayo, día de su muerte. La cruz erigida en el sitio donde cayó, sigue siendo el único monumento del barrio y el caso excepcional de un testimonio en Cali celebrando un aconteci miento histórico, por medio de una escultura en el mismo lugar del suceso. Con ello el proletariado caleño, uniendo sus luchas con el arte plástico, da a la comunidad de la ciudad una magnifica lección de "memoria urbana". El 7 de noviembre del año 1984 El Pueblo publica esta breve nota: Controlada invasión. Gracias a la acción de la Policía Metropolitana, se controló un brote de invasión que se presentó al norte de la capital del Valle, anunció el secretario
709
municipal Antonio José Orejuela Escobar, El asentamiento se detectó en el sitio Menga en un lote de propiedad particular, donde un grupo de personas trató de levantar allí sus casuchas y cambuches. Según el reporte de la Policía Metropolitana se pretendían establecer 420 familias. En 1986 en El Hormiguero la policía Incendia los ranchos de unos destechados y un joven muere de las quemaduras. Los destechados, según una triste tradición nacional comprobada en el barrio Pollcarpa de Bogotá, en Manlzales, en Puerto Tejada y en Cali, siguen pagando su derecho a la ciudad con la cuota Inicial de un muerto. Una estadística de la oficina de planeación de la alcaldía muestra la evolución de la expansión urbana ilegal, entre 1943 y 1980. Agrupa dos los datos conforman el siguiente Cuadro, en el cual se usan los calificativos de la entidad oficial: Periodo
NI de invasiones
N f de Barrios Piratas
1943-1951
17
8
1952-1964
16
17
1965-1972
8
7
1976-1979
12
2
Cuadro por lo demás muy Incompleto y que no siempre corresponde a la realidad. Desde luego todos estos barrios conforman una corona en la geografía de la ciudad, desde las laderas hasta las orillas del rio Cauca. Su mapa es de una topografía social, con unas curvas de nivel que no son más que los mínimos isoprecios de las tierras mediocres y menos codiciadas, por los traficantes de la vivienda. A escala global el conglomerado resulta totalmente caótico y evi dencia la Ineptitud de la clase dirigente para crear una ciudad. Un mosaico amorfo de barrios atomizados en el espacio, cual un rompe cabezas que se dislocó, Insulas agregadas-disgregadas conforman unos extensos suburbios que son exactamente lo contrario de la idea de re cinto urbano, entendiendo éste como espacio social solidarizado. L e ja nos barrios rodeados de basureros pestilentes, en donde los teléfonos de la IT T o de la Siemens llegan primero que el acueducto y el alcan tarillado; se ve televisión a color perfumada por los vapores nausea bundos de cafios de aguas negras estancandas y tan espesas, que puede flotar una piedra sobre ellas. Cada barrio, con sus calles y sus casas, queda orientado con base en la relación entre la determinada forma de un predio y su máxima explotación; nunca se consideran el asoleamiento, la temperatura y la orientación óptimos. En cuanto a la ola de Industrialización del periodo 1945-1965, se Inició y se detuvo con base en los interses y decisiones de los inversio nistas extranjeros. Terminada la Segunda Guerra Mundial, no pasaban de diez las grandes empresas industriales radicadas en la ciudad, casi todas extranjeras. Es, más que todo, a partir de 1950 que se multiplican los viajes “ exploratorios" de empresarios de Estados Unidos o la cons trucción de alguna que otra sucursal de entidades industriales; enton71 0
Cali. Precios del suelo y segregación social ■I ¡ I
í
S IM
ces la prensa llena su crónica social con cocteles de autoridades, empresarios locales e industriales norteamericanos en gira de prospec ción (con frecuencia la noticia precisa que mister Smlth y mister Brown llegaron de Caracas o de La Habana y siguen para Lima, Quito, Rio, e tc .); es asi, que en 1955 los Lara toman whisky con los emisarios de la International Harvester. El mismo año llega la misión dirigida por David Lilienthal; el experto propone de entrada la construcción de cuatro centrales hidoeléctricas “para estimular la industrialización” extranjera, por supuesto. En seguida diseña y crea la CVC. Se emocio na el diario La República de Bogotá, del 13 de abril de 1956 en su pá gina económica: Anuncian grandes inversiones de capital de Estados Unidos en el país.
Efectivamente, a Cali, en julio de 1956, llegan los ejecutivos nor teamericanos de la firm a Good Year e inauguran su nueva planta de Yumbo. Asi ocurrió durante una década. No obstante, en 1963 la re gional de la Andi apenas agrupaba a 67 empresas, de las cuales más de 40 son de capital y manejo extranjeros. Algunas cifras, considerando únicamente la variable empleo, ilus tran el desarrollo posterior y el estancamiento. Según el DAÑE, la zona industrial Cali-Yumbo reunía en 1975 a 644 empresas con más de 10 asalariados, alcanzando el personal ocupado un total de 55.787 personas. En 1978 eran 696 empresas, con 60.775 trabajadores. Y en
19 M. siendo majtir él n to e r o de empresas (139)» era menor ¿u capa cidad de empleo (60.6TT). Esta tendencia siguió y en 1963 la zona reunía a 961 empresas» con 58.692 asalariados» En 1987 de un total departamental de 1.035 establecimientos industriales. 834 se concen traban en el área Cáh-Yumbo» pero n o empleaban a más de 55.T11 personas» o sea 48.630 en Cap y 1SJ41 en Yambo» Esta era la oferta de empleo industrial para una población» sumando en 1985 un total de 1.400.828 habitantes de ambos municipios» De ta l modo que en las estadísticas laborales fue disminuyendo el sector d é empico secundario y creciendo el terciario. Además, numerosas familias Tiren de labores primarias extra urbanas; hombres y mujeres salen de la ciudad antes del amanecer» permanecen en las labores agrícolas todo el día y regre san al atardecer, población resideneialmente urbana y económicamen te rural. A l mismo tiempo el cukmiahsmo determinaba un nuevo sector económico “cuaternario'', llamado “ Inform ar' que más o menos con siste en instalar una fábrica en la cocina de la casa, un almacén en la calle o un taller en el anden. Miles de familias hablan resuelto primero, bien que mal, la cuestión esencial del albergue: se quedaron sin los mínimos recursos para sufragar los costos del alojamiento. Es cuando la imaginativa popular del "rebusque'' sustituyó a la incapaci dad de la clase dirigente, abriendo puestos de trabajo en la misma casa, eonvirtiéndola en un espacio multi-usos y en un lugar de pro ducción de ingresos» Se volvió casa-taller o casa garaje, con local cómesela! expulsando la sala, y se llenó el patio con piezas de inquili nato, es decir» taller con cuartos y tienda con ca sa s. El resultado no se hizo esperar; « a cantidades de bandos del poebfcx, convertidos mi zonas Industriales del rebusque, se llegó a la máxima heterogeneidad, desafiando con soberbia a las sofisticadas reglas de la división en zonas de los CXAM y de la hermosa Carta de Atenas» También se regre só a las mínimas condiciones de habitabilidad y de salubridad y a las peores situaciones de promiscuidad y hacinamiento. L a historia del segundo piso en la vivienda popular no radica en normas del urbanis mo, ni mucho menos en una supuesta “cultura'' arquitectónica urbana, pero si en los dictámenes de la más extrema miseria y mi una deses perada bósqueda "vertical" de algún tipo de Ingresos» De tal modo que con la Inepcia de la dase dirigente caleña. igual que en muchas urbes colombianas; es poca la población económica mente necesaria y soeiahnente útil, y numerosa la masa demográfica
sobrante.
Preguntarse ¿que clase de urbanismo se está haciendo?, ohhga a voltear la pregunta ¿el urbanismo, de cuál dase se está haciendo? q dásete de la ciudad no puede ser neutral en una sociedad de clases enfrentadas. lugar común, quizá tan común, que a veces algunos lo olvidan. 712
can.
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En Bogotá la Junta Central de Higiene dicta en 1918 * i Acuerdo 4® “sobre higiene de las construcciones", seguida por las Resoluciones N? 3 de 1919 y 91 de 1900. Conforman la Introducción de normas modernas de construcción y algunas ¡regias de urbanismo. Es asi que en e l Acuerdo N? 40, Capítulo “Calles y Plazas", se prescribe un ancho mínimo de 15 metros para tas futuras calles., cualquier “ensanche", o parcelación y loteo con 9 hectáreas de extensión deberá incluir una plaza pdhKea de una hectárea. En seguida florecen las parcelaciones de ocho h ectáreas... También se observan medidas implicando el de materiales importados: tas pinturas con aceite (Artículos 27 y 4T), el cemento, las tuberías metálicas de echre y el hierro galvani zado (Articulo 36). En fin. el Articulo 23 de la Resolución Re ig prohí be (una vea más) lo que era. desde la Cotonía, una costumbre bogo tana: “ arrojar a las calles aguas sudas o excrementos" En c a l*, siguiendo estas disposiciones generales. «1 cabildo regLala construcción, mediante el Acuerdo 38 de 1919. Las vías fu turas tendrán un ancho mínimo de quince metros y cada andén será 713
Igual a Ir sexta parlo del ancho total do la vía, K* en el barrio Obrero, promovido en tone es por el municipio, que encontramos la primera concreción do estas nuevas normas. He prove ademas una ouudru tradicional do 80 x 00 , pero en la cual ae diseña una división predial conformada por veinte lotes de 10 metros de frente: cuatro do ellos con un fondo de 40 metros y dieciséis con fondo de 30. 01 Acuerdo N9 30 de 1037 reglamenta el chaflán esquinero e introduce la noción de seotor central de la ciudad, en el cual no so permitirá la construc ción en planta única mientras "so dispone lo conveniente sobre el levantamiento del plano do Cali Futuro". En estos mismos años, Igual que en varias ciudades del país, el urbanismo moderno so caracteriza por un cambio en el módulo bási co: la cuadra. Me cuestiona la manzana cuadrada. En forma sistemá tica (menos en Unrranqullla y Manta Marta) se pasa, bien sea a una manzana cuadrada de tamaño menor, o bien en la mayoría de los casos a una rectangular, muy alargada y de tipo cinta, con multipli cación de vías de servido, Al fin y al cabo, al diseño da la dudad rafleja fielmente lo que fue esto medio siglo: un urbanismo reducido a la apertura do vías con cebidas para Incorporar potreros de ganado al mercado especulativo urbano, Ejecutado bajo la presión de traficantes de tierras, estaba además sometido n los altibajos de Ion sltnuolones políticas y sociales, que iban tmpaotando la sociedad, Desde 1030 la historia urbanística de la dudad se confunde con: —Una herramienta técnica única, consistente en la sucesiva di latación del perímetro urbano, decretado éste desde el oabtldo y siempre involucrando a grandes extensiones de pastizales, >Un Instrumento único de diseño: la apertura do vías arterias externas a la ciudad, soclalmente Inútiles y costosas, pero individual mente beneficiosas, - Por medio del gravamen de valorización, el cobro al conjunto de la ciudadanía de las operaciones víalos de especulación raíz privada. El Acuerdo N" 03 de 1030 prevé para el ano 1040 un aumento del impuesto predial. El predial urbano era entonaos del 1 y medio por 1.000, mientras el rural era del 3 por 1.000. El cabildo determina que para los lotes urbanos no edificados se cobrará, según la zona, entro 8, 7, 0 ó B por 1,000, El Acuerdo NV 33 de 1040 autoriza un contrato "para la instalación del servido automático de teléfonos con lina planta de capacidad Inicial no menor de 1.000 ó 1.600 lineas", y se firma oon el represen tante de la Compañía Telefónica del Pacifico, el señor Alejandro de llondlnl "vecino de Mbangat, China", Me mvlve la vieja Idea de las años veinte, el plano del "Cali Futu ro". El Acuerdo NV 36 de 1040 "dispone levantar el plano futuro do la du dad",,. oon el objeto de que "determine los nuevos barrios.,, reservas para la ampliación de callos, futuras plazas y parques",.,, oto. 714
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Bn cuanto »e refiere a la planificación y al dlierlo do la dudad, unoi Intento* do controlar el rapado fallaron y, nomo era do eiperar. terminaron favoreolondo la expansión, lili Ingeniero lia r) tirunner, eonfundlendo la apertura de vina oon el urbnnlimo, al fin y al cabo no lilao lino precordial' nuevas "arterial de especulación" con el nielo. Lo vuelven a llamar loi edllei caleño» en 1943 y ocurre ©ntoncei un curioso epliodlo; el contrato entre el municipio y al profeior Srunner, firmado el 111 de diciembre de 1043, a© convierte en el Aiuerdo Nv i de 1044 y ocupa trece páginas del número bi»0 de la (Jareta M unicipal, oon fecha 31 de enero de 1044. Slntetliando aquí cite detn» lindo documento, el profesional «e compromete a ejecutar un total d e 13 estudio», uno» de ingeniería de vía» y ©añilarla, topográfico» y de planimetría l/BOO, "abarcando en total un área de 3,00(1 h« 0 tárea»";
otro* de urbanismo, plano regulador “ y de ensanche de la dudad*', desde la escala general 1/5.000 hasta detalles a escala 1/500 para sec tores centrales, trasado de vías y ampliaciones, también con escala. Además tendrá que entregar un anteproyecto de red de alcantarillado, escala 1/2.000. "un proyecto de reglamentación de construcciones y de urbanizaciones'', y las memorias descriptivas de estos variados es quemas. El valor del contrato es de 158.000 pesos (un lote de 245 m* en San Nicolás vale 602 pesos y el suelo en El Piloto se negocia a 4 pesos el m-) y el plazo de entrega de los estudios es el 30 de abril de 1946. Arquitecto, el profesor Brunner se convertía en topógrafo, urba nista, paisajista. Ingeniero sanitario y de vías, legislador y se compro metía a diseñar desde el 5.000 hasta el 1/100, en una ciudad que aún carecía de m apas... La catástrofe era previsible. Después de la firma del contrato con Karl Brunner “se crea la Junta de Urbanismo'*, de “consultores" y “ mediadores" del convenio. Compuesta por cinco miembros, cuatro pertenecen al cuerpo técnico del municipio y se estipula que el quinto debe ser; e) Un hombre de negocios, de capacidad económica y honorabilidad re conocida, también elegido por el Concejo. Los Articulas 6, 7. 8 y 9 del acuerdo van a motivar controversias, protestas y hostilidad contra los trabajos de Brunner. Mediante estos 4 artículos se suspende la aprobación de proyectos nuevos de “ urbaniza ciones" y prácticamente se postergan o se congelan todas las opera ciones hasta que terminen los estudios de “Cali Futuro” . Las presiones y las intrigas locales, provenientes de intereses en frentados sobre las tierras, se multiplican cuando Brunner exige la cancelación de todas las licencias de construcciones nuevas hasta la aprobación del plan regulador; medida corriente en estos casos, pero contra la cual se levanta la protesta airada y unificada de loe terra tenientes y constructores. Además, ai poco tiempo se evidencia la inepcia del aparato técnico del municipio, la falta de recursos y la lentitud de los trabajos de planimetría. En estas condiciones el Inge niero subcontrata una parte de las labores y luego comete el error de diseñar por cuenta propia, y a pedido, varias proyectos privados de urbanizaciones especulativas. Finalmente el cabildo enjuicia a Brun ner por las demoras y la “ falta de ética” . En el Libro de Actas N9 528 quedan huellas de los debates de enero y febrero de 1946, a los cuales se suma una ofensiva del diario El Relator (enero 9, 18 y 23). Citado por el concejo, el contratista explica su demora con base en múltiples dificultades. En cuanto a sus trabajos particulares, no los niega y argu menta que no son incompatibles con los términos de su contrato. No sabemos cómo concluyó el asunto pero, según parece, entregados los di versos planos, el municipio se negó a cancelar el saldo del contrato y surgió un largo litigio entre las partes. En la Gaceta Municipal N? 649, de febrero de 1947, se destacan dos decisiones importantes: en primer lugar el Acuerdo W 27 es de hecho el estatuto completo de valorización, y en segundo lugar filosofía del gra7-16
▼amen, organización administrativa de la oficina, sin olvidar a la junta y sus funciones: una Junta de '•notables" sabiamente dosificada, habi litada para “ determinar las obras" y "aprobar los proyectos". En cuanto al Acuerdo N? 28, se dicta para la reorganización de la Oficina del Plano de Cali y es probable que eso de, algún modo, tiene que ver con los trabajos de Kart Brunner, los cuales fueron entregados y mo tivan al poco tiempo la resolución del contrato, la cual aparece un mes después (Gaceta Municipal N? 654, marzo 30 de 1947, Acuerdo NO 80). Llena una página completa la lista de los planos entregados por Kart Brunner, Incluyendo "el dibujo original del Plano Regulador y de ensanche, y de la zonlflcactón, confeccionado sobre una copia del plano 1:5.000". Reciben los trabajos el alcalde Alvaro Lloreda, el secretarlo de Obras Públicas, Carlos Garcés Córdoba y el presidente del concejo, Luis M. Palacios, el cual dos aillos más tarde propondría la contrata ción de un nuevo Plan Regulador .. El epílogo parece digno de una novela de Agatha Chrlstle: los planos y memorias de Brunner "se extraviaron" en alguna oficina del municipio. Lo cierto es que hoy no se consiguen esos planos "de la ciudad futura”. Apenas pudimos consultar de esto una tira de varios metros: la avenida de las Amérlcas, escala 1/500 con acuarela. Según parece, la tal "Ciudad Futura” era aquella del sector Granada-VersaUes, eje predilecto de expansión urbana en esa época. El plano de Brunner para "Cali Futuro" se Umita a englobar las tierras de Versalles, en las cuales la familia Garcés Giraldo estaba lo teando y vendiendo solares. No contempla el sur, ni tampoco el oriente. Al respecto rememora el arquitecto Alfonso Calcedo Herrera: Conoci a Kart Brunner y trabajé con ¿1. Mi esposa y yo, novios todavía, éramos entonces estudiantes de Arquitectura en la Nacional. Fuimos alumnos de Brunner, él dictaba Teoría de la Arquitectura y Urbanismo, un taller de diseño en urbanismo. Había varios profesores alemanes entonces: estaban también Leopold Rother y Rudolf Hommes que era nuestro profesor de So ciales. a éste le gustaba mucho la cerveza, iba mucho a la cervecería Bavaria y teníamos que llevarlo después hasta la casa. Vi la foto de su hijo que nombraron ahora de ministro, es igualito al papá Era eso en los años 40 y 42 y me gradué en el 42, allí va la foto, con el decano que era Ancizar, Humberto Chica que era el Secretario de la Facultad y Gaitán Cortés que ftie mi comoañero de promoción, y que luego se mató cayendo de un andamio en "El Tiempo”. Entonces me encontré con Brunner en Bogotá en el 44 y me dice ¿qué haces tú?; le cuento que e s t a y trabajando y me pregunta si no me gustaría volver a Cali, le digo que eso no-no-no, y me dice que tiene allá un trabajo que se enredó, que quiere salir de eso, y me pide ir dos meses allá para dibujar los planos, un trabajo de urbanismo con el municipio. Entonces me vine e hice los dibujos, lo habia contratado el municipio para trazar la avenida de las América*, ellos querían una recta uniendo el centro con la Estación del Ferrocarril, y para eso lo llamaron según tengo entendido. Creo que sólo diseñó esta avenida, en ese tiempo todo presionaba hacia allá, hacia el norte, y estas tierras de la parte de Versalles eran de "la Borren»1’. Tahrez diseñó también la urbanización del barrio Versalles y la plaza, pero no estoy seguro. 717
También m e toco diseñar la urbanización de Santa Isabel, un trabajo privado que hizo Brunner para el dueño de estas tierras, que era A lv a ro Zapa ta. E l era un negociante de finca raíz, fue e l prim er urbanizador en Cali. E l otro era M ario de la Cadena, pero no de la categoría de Zapata, com er ciaba con todo, con dólares, y parece que con esmeraldas, también hubo casos extraños, negociando con ejidos, p a rec e ... Entonces Zapata era dueño de Santa Isabel y urbanizó el barrio. El fue quien hizo colocar la estatua del Aguila, como especie de monumento a la Aviación, que era muy de moda en estos añ os... Brunner diseñó vias curvas y desagües, con estas pendientes habla que resolver asuntos de alcantarillado. En las vías internas le gustaba los “ cul-desacs". Y como fu l discípulo de él, yo después m e puse a diseñar calles en culnde-sacS, Cuando diseñé Champa gnat, para el dueño que era Carlos Sardi Garcés, que luego fue gobernador, entonces hice y o cuatro cul-de-sacs, mire e l mapa, a llí están, uno, dos, tres y cuatro, asi se quedaron... E l dueño me pagó con un lote. También diseñé más abajo la urbanización lineal de Paso Ancho, para unos Paz-Borrero y después fue la Urbanización M ilitar, entre la Roosevelt y la calle Novena. El dueño era también un Garcés, es que todo era de los Garcés, y hoy también. Este era Alfonso Garcés Valencia, no sé qué conexio nes tenía con el ejército pero vendió lotes a militares. Y eso fu e un lío, un lio . . . Es que entonces la teoría era de la ciudad radial. Diseñé una urbani zación redonda, con calles radiales y en la mitad el centro, una plaza redonda, bueno siguiendo la “Ciudad Radial". Todo eso siguiendo las enseñanzas de B run ner... Y el dueño empezó a vender lotes, pero resultó que en e l muni cipio cambiaron todo dibujando calles rectas con la regla T . . . Después, e l lío con los que tenían sus lotes comprados. Un lío que aún no ha terminado, por eso el sitio siguió con solares vacíos hasta ah ora.,. M e acuerdo que Brunner tenia su oficina en la tercera, entre calles 10 y 11, donde está ahora el Banco Central Hipotecario, una casa de dos pisos. E l se fue y nosotros nos quedamos con la oficina. . .
Estamos a principios de 1946 y el cabildo se dedica a un asunto más Importante aún que la Avenida de las Américas: adjudicar o regularizar la cesión de cantidades de lotes de los ejidos... antes de la elección presidencial del 5 de mayo; otra tradición del cabildo ca leño que se verifica comparando las actas del Concejo con las fechas de comicios. Mientras tanto se aprueba el trazado de la Avenida de las Amé ricas y su construcción por el sistema de valorización (G.M. 660, de septiembre de 1947, Acuerdo 305) y se decide, que en el parque de la nueva estación del ferrocarril se colocará una estatua de Cristóbal Colón, para la cual el municipio otorga una partida de 4.000 pesos. Rmm» Giraldo, viuda de Jorge Garcés, cede al municipio los terrenos de las calles y plazas del barrio de Versalles (su globo totaliza 21 hec táreas y 7.800 metros cuadrados), mediante el Acuerdo 213 de 1946, firmado entre otros, por Carlos Garcés Córdoba. El mismo día, mediante el Acuerdo 215, se hace una permuta de terrenos entre la nación y el municipio. El ejército cede al municipio los 11.750 m2 del Batallón Pichincha. Este se pasará a terrenos del municipio, en la hacienda Nápoles, con una extensión de 143 plazas. Igualmente Diego Garcés Giraldo, en representación de su madre 718
¡Emula Giraldo, cede para el ejército 1.800 m 3 de la manzana número 2 del barrio Versalles; otra vez firm a Carlos Garcés Córdoba... Reina la "planificación fam iliar” . En la Gaceta Municipal N? 665, y por medio del Acuerdo 272 de 1947, Luis Angel Tofiño vende al municipio, para el Bosque Municipal, su propiedad llamada "Posesión de Santa Rita", la cual habla comprado pocos meses antes, en el afio 1946. En el período 1947-1949 en el cabildo sobresale Luís Angel Tofiño, que seria su presidente y fugaz alcalde del 9 de abril y, más aún, propietario del futuro Bosque Municipal. Mediante el Acuerdo N? 272 nos enteramos que vendió al municipio "los derechos de dominio y posesión que le pertenecen en la finca rural conocida con el nombre de Posesión de Santa R ita” , y que el cabildo autoriza este negocio "de un predio con destino al Bosque Municipal” . Precio, veinte mil pesos en bonos Pro-Urbe, y quince mil pesos en di nero efectivo, en tres contados. El vendedor había comprado el afio anterior, conforme a la es critura N9 1715 del 23 de Julio de 1946 de la Notaría T ercera ... Según la escritura N? 1715 del 23 de Julio de 1946, conservada en la Notarla Tercera, cinco integrantes de una fam ilia Aparicio: Tomás, René, Elvia, Libia y Sila, venden "e l derecho de dominio y posesión que tie nen en la finca rural, conocida con el nombre de ‘Posesión de Santa R ita ’ . . . ” “lindando; al norte con el río Cali, al sur, las quebradas de La Curtimbre y Las Jupias; al oriente en la parte con el predio de San Cristóbal, hoy de los herederos de Don Alejandro Garcés Patiño, y en parte con el predio de Mameyal, de los Señores Gamboa; al occidente con el predio de Yanaconas, de propiedad de los Hermanos Maristas” . Dejan en claro que no tienen títulos y que el predio fue "adnuirldo por prescripción adquisitiva de dominio, como consecuencia de la po sesión de que han gozado por más de treinta años,.. en forma tran quila y pacífica” . ■Curiosamente no figura la extensión del predio y se excluyen de la venta 30 plazas, las cuales tampoco aparecen deslindadas en la escritura. Precio de venta: 20.000 pesos. Seis meses más tarde el comprador y concejal Tofiño lo revende al municipio por 35.000 pesos. Llegan inmigrantes de los campos y la prensa lo señala en varias oportunidades. La presión se acentúa sobre la tierra urbana y Barberena intensifica su campaña para el rescate de los ejidos, mientras varios de los terratenientes figuran en el cabildo. Dos meses antes de la Ley Barberena el cabildo decide delimitar un perímetro urbano ensanchado, mediante el Acuerdo N9 127 del 28 de agosto de 1948 (G aceta Municipal N? 687). Plano sumamente revelador: la ciudad no pasaba de unas mil hectáreas, pero se amplía su zona de expansión a un perímetro de más de dos m il hectáreas, sin justificación de ninguna especie; quizá con base en algunas de las propuestas de Karl Brunner. Lo cierto es 7t 9
que sus vórtices del sur y el oriente tramados, en forma arbitrarla en la geografía, parten en dos, o engloban en su totalidad como zona ur bana, las haciendas que de alli en adelanto se integran a la oludad. El plano muestra unos vértices regularos, siempre con largos tro chos rectos, menos en las laderas: los vértices 4, 5 y 0 de manera excep cional forman una punta agresiva, una sallonto subiendo la ladera, al pie del cerro de las Tres Cruces, y dicen: Vértice N9 4 Sitando sobro el costado Norte de la Avenida de Boyscé, fronte n la boca mina abierta en donde arranca la ntiova calle para la Urbanización do esto sector,.. Vértlco N? Sí Localizado on donde termina la vfn mencionada, Justamente detrás de la residencia del Dr. Alvaro Calero Tejada... Vértice N » 0 Situado en la parte posterior (SO) de la casa denominada La Josefina de propiedad del señor Alfonao Vwllcjo.
Este último era entonces y desde los años veinte el comerciante caleño más adinerado de la reglón, dueño de múltiples empresas In dustriales y comerciales, de haciendas del oriente de la ciudad y do negocios en Palmlra. En cuanto al primero, es aquel que firm a como alcalde ol mencionado Acuerdo 127, sobro ensanche del perímetro urbano., . , Por lo demús, on la porlforla se Integran a la especulación urba na parto de estas haciendas; —Santa Rosa, de los herederos de Benito López. —Buenos Aires. — Zona del Mameyal, do los herederos de Alejandro Oarcés Patlño. —Las Acacias, de Jorge Oómez Orejuela. —Tejares San Fernando 8. A. (fam ilia Oarcés). —En Cañaveralojo, las propiedades de Ernest Leupln, Hernando Cnlcedo y Ernesto do Lima. —Urbanización Guadalupe. —La Propiedad de los señores Hincapié Hermanos. —Hacienda de NApolos. —Hacienda Rosa María, del doctor M. A. Escobar Castro. —Hacienda El Limonar. —Las Propiedades de los señores Raúl Scarpetta, Mario Córdoba, Alfonso Amézqulta y Francisco MadrlA&n. —Hacienda La Fortaleza, de Hernando Calcedo. —Zona de Navarro-Aguablanca, propiedad de Francisco Caloodo. —Hacienda El Rodeo, de la familia Ochoa. —Las Propiedades do los Herederos do Joaquín Rizo, Roberto Gu tiérrez, Leonor VAsquoz viuda de Dominguoz y Bernardo Honao Mcjla. —Hacienda El Guablto, de Leonor V&squez. —La Propiedad de los herederos de Cecilia Domínguez. —Hacienda San Luis, de los sonoros GarcéB Valencia.
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— Haolenda Salomln, del soñar Hernando Domínguez, — Hacienda La Flora, de Adolfo Bueno, — Urbanización Santa Mónlca. Pródigamente, on agosto do 1048, el locutor do la emisora "la Voz dol Vallo" so hace ol vocero do su clase y de su creciente clamor: Faltan casas, muchas casas para la clase media, la que tiene quo vivir
como ricos y fregarse como el más humilde de los obreros. No pasan tres años después del "Cali Futuro" do Brunnor, y en 1040 los cdllos llaman a dos prestigiosos urbanistas extranjeros, discí pulos de Le Courbusler. Aprobando las sugcronclns de los concejales Calcedo y Palacios, medlanto ol Acuerdo N? 00 do 1040 (Gaceta Muni cipal N9 700), el cabildo decido "Contratar los estudios para ol Plano Regulador de la ciudad do Cali". No so habla entonces do candidatos, Poco después llegan Wlenor y Sort. En 1051 ó 1052, según pnroco, Wiener y Sort entregan a la alcal día un plano regulador de expansión, con plan vial, zonlflcaclón, plan do detalle do un nuevo "clvlc centor" y reglamentos, considerando que la población era do 275.000 habitantes, siendo quo desdo el año 51 pasaba do 240.000. Provén un horizonte do varias décadas y un cre cimiento hasta de 750.000 habí tantos: esta cifra so nlcnnza on unos doce nflos, h a d a 1005-00, pero no en el goneroso trazado dol sur, sino mús que todo en las haciendas del oriento. El mismo a fio hablan cometido Igual error en Modellln: considerando a una población de 250.000 ha bitantes, cuando alcanzó 328.000 en 1051. Proyectan 700.000 habitantes para los próximos clncuonta años y superarla los 718.000 en 1064. Pero tampoco so equivocaba completamente Phanor Edcr: efecti vamente en los mismos días y durante todo el nño 1805 se multi plican en las Notarlas Primera y Segunda las escrituras firmadas por Slmmonds: ventas do tierras, poderos, cancelaciones, compra de una cnsa en el centro, venta de otra, ote. Exagerando un tanto, no diría que Slmmonds se pnsabn la vida en las notarlas... Y efectivamente el 28 do agosto, en la Notarla Segunda, firma Slmmonds la Escritura N9 178, mediante la cual vonde a Charles Radford, por la suma de 5.600 pesos, 72 plazas de torreno en In hacienda denominada de Isabel P érez... según demarcaciones hechas por el mismo Edgar J. Young, Ingeniero civil. Se levantó un plano de las tierras, lindando al sur con ol rio Caftavoralejo. Nos quednba un Interro gante: ¿cómo pudo Slmmonds resultar propietario do un globo en la hacienda ejldal de Isabel Pérez? Rosponde la escritura; En cuanto a loa torreno* de lo Hacienda da Isabel Pérez en donde ae hallan hublcadoa (ale) loa 72 plaza* do terreno que hoy vende, ln hubo el otorgante por compra que de olio hizo al Señor Francisco Javier Cisneros, según conatu do ln Escritura Pública N9 2045. otorgada en ln ciudad de Bo gotá ol día 0 de diciembre de 1000.
En otras palabras, ol norteamericano Clsnoros vendió al alomén Slmmonds una hacienda andina y éste negoció luego con los yanquis, Young y Radford. 721
Estas pesquisas no escapan a la contradictoria ley del conocimien to; un interrogante suelto genera en seguida dies Incógnitas, Impli cando nuevas indagaciones. Terminamos en este caso con una nueva pregunta: ¿Cómo el norteamericano Cisneros resultó dueño de la ha cienda ejldal de Isabel Pérez en la Ciudad de Cali y quién se la vendió en Bogotá en 1890? ¿De cuántas tierras fue propietario Cisneros en el Cauca, en la Costa o en Antloqula? Ahora bien, y para cerrar, la cláusula quinta de la compraventa Slmmonds-Radford nos indica cuál era el litigio que costaría la vida del vendedor: ...Q u e e l vendedor notificara inm ediatam ente... a los colonoa o mo radores actualmente consecutivos (? ? ? ) en el terreno que hoy vende para que desocupen y dejen al señor Radford en perfecto goce, dominio y seño río del lo t e ...
En otras palabras, Simmonds estaba tratando de deshacerse de unas tierras Invadidas, vendiendo un pedazo a Tenorio, alquilando el tejar a Young, y ahora cediendo un globo a Radford. Una semana más tarde, el 5 de septiembre, Radford descubre que fue engañado y que compró ejidos, además ocupados por colonos. Re clamando al vendedor, durante la querella mata a Karl Simmonds a tiros en su casa del centro de Cali. En otras circunstancias James Eder mata a un arriero en Palmlra, y años más tarde Jorge Zawadsky mata al médico amigo de la fa milia, presunto amante de su esposa. Ninguno paga condena; a los dos primeros, tal como ocurrió con Cerruti, los rescatan su embajada y la política de las cañoneras; al último lo salva el abogado Jorge Ellécer Galtán. En la misma época otros extranjeros radicados en Cali nutren la crónica criminal del Correo del Cauca. El grupo extranjero, denso y muy activo, estimula la reanimación económica de la reglón. Pero este fenómeno, por lo menos hacia 18801900, Impulsa más el desarrollo de Palmira que de Cali y la primera experimenta un rápido crecimiento demográfico, que la coloca al ni vel de la segunda. Resulta muy sintomático que el primer consulado de los Estados Unidos para la reglón de Cauca tiene su sede en Palmira y sólo varios años más tarde se establecerla en Cali. Es la época (años 1870-1890) en que James Eder va comprando cantidades de bienes ralees en el centro de Palmira: unas quince propiedades en la ciudad, fincas urbanas y solares libres o con casas. Mientras tanto en Cali las escasas estadísticas, sobre transaccio nes inmobiliarias, indican un volumen muy reducido de negocios de finca raíz urbana. A pesar de las lncertidumbres que dejan las cifras de Edgar Vásquez, nos proporcionan unos indicios valiosos. Asi vemos cómo en el transcurso de treinta años, desde 1856 hasta 1886, apenas se registraron en las notarlas 505 compra-ventas de casas y 131 de solares, con un promedio de veinte transacciones por año; siendo casi la mitad de ellas de los barrios periféricos en expansión: San Nicolás y Santa Rosa. 722
Sin embargo, en la década siguiente parece reanimarse el mer cado raíz en el centro y quizá los extranjeros hayan estimulado este fenómeno, con la demanda no solamente de casas sino también de locales comerciales. No obstante, se sigue practicando en las escritu ras notariales la costumbre colonial y pueblerina de indicar los lin deros sin uso de nomenclatura urbana, con direcciones numeradas. Igual que en el siglo X V liI, se localiza el predio del negocio indicando el apellido de sus vecinos, lo cual imposibilita la elaboración de mapas para m edir y localizar las tendencias. Hacia fines del siglo se anima la construcción en la ciudad, lo cual auspicia la apertura de tres galpones, uno en San Fernando, otro en Los Cristales (Los T ejares) y un tercero en el norte, en Santa Mónica. Este último al frente de la iglesia de San Nicolás, pero del otro lado del rio. Cuando se contrata a construcción del nuevo templo (1882), en ladrillo, el Calcedo propietario del tejar obsequia a la ciu dad la calle 17 que une el galpón de la ribera Izquierda con el sitio de la obra (según M. M. Buenaventura). La reanimación económica que se vivia en Cali a la vuelta del darlo. se verifica en un hecho singular ocurriendo en el contexto de las discusiones en tom o aü Canal de Panamá. En 1903, en el momento de discutir en el Congreso la aprobación del tratado Herrán-Hay. se une la ollearouia caleña para presionar su aprobación. Demetrio G ar cía Vásnuez. en sus Hilvanes Históricos felicita la actitud de sus prin cipales voceros, sin diferencias políticas ni sociales, aquella plana mavor de la ciudad, motivados por su sensibilidad cosmopolita. Efecti vamente éstos en su telegrama al Congreso insisten en los beneficios ^el tratado: ...E s toda la Nación aprovechada: es e l contacto directo con un país r e v d el progreso, abanderado de la civilización, altruista en su política, enér gico en las empresas; rico por el trabajo y el sentido práctico que en él priva, lo que vamos a ganamos. Colombia con los Norteamericanos en su seno, tiene derecho a aspirar a grandes destinos; los colombianos sin los america nos del N orte, iremos quizás muy lejos en el progreso, pero a pasos-vacilan tes y no solamente lentos sino desalentadores y genitores de egoísmo. Con los norteamericanos iremos rápidamente al logro de los grandes destinos de la Patria ( . . . ) Ese es e l punto de vista desde el cual debéis m irar la empresa Los Norte-americanos son los llamados a realizarla ( . . . ) Seremos más so beranos toda v e z que seremos más civilizados. Etc. Etc.
Esta pieza maestra para una antología de la vergüenza, la firman en junio 20 de 1903, 125 miembros de la oligarquía caleña, destacán dose numerosos integrantes de las familias Borrero, Garcés, Holguln, Glano, Lloreda, etc. A l poco tiempo “ la plebe” iba a dar una lección de dignidad y de conciencia nacional a “ la plana mayor” de ambos "partidos tradicio nales” : las masas de Llanogrande protestan frente al consulado yanqui, contra el atraco de noviembre en Panamá, siendo según Carlos J. Eder: “ algunos indios malnacidos, borrachos” ; su levantamiento en Palmira obliga la salida apresurada de la fam ilia Eder, rumbo a Nueva York. El patriarca James nunca volvería. 723
Poco después, troclas a los vínculos entro 1a firma comercial Reyes Hermanos y varios empresarios extranjeros, estos últimos consiguen el apoyo de Rafael, aventurero multifacetleo elegido presidente en 1904. mediante un fraude electoral Este respalda las reivindicaciones de los Importadores de Cali, fundamentalmente dirigidas a romper las trabas de la tutela payanes* Poco después de 1a calda del dictador, festejando el país el primer centenario de la Independencia, también Cali pudo celebrar su "Independencia". Kn 1910, concluyendo el pro ceso de desmonte del Cauca Qrande, se ratifica la derrota de Popayán y el ascenso de Cali, erigida en capital de un nuevo departamento, después de una breve escaramum contra su rival Buga. Pura que no quedaran dudas, al respecto, el mismo afto el negociante y financista norteamericano Price lidero la fundación de la Cftmaro de Comercio de Cali Y el cónsul norteamericano en Cali, hijo del excónsul norteame ricano en Palmlra, Jamos Eder, en asocio con un compatriota suyo (Kdward Masón) y un par de indígenas, fundan la Cali Electric Llght and Power Company. Del norte están llegando a Cali la clvlUcadón y la lúa. Cali no hacia sino seguir la corriente de extranjerismo, que estaba operando en otras ciudades de Colombia. Estaban actuando en BuearamantA los Inmigrantes alemanes, agrupados alrededor de Lcngerk* y a Cartagena la compraba, casa por casa, el italiano Malnero; los petroleros de la Andtan tenían mi pedaso de Estados Unidos enclavado en Bocngronde e iban a construir el primer "rascacielos” del país, en la piara de la Aduano. Los hermanos Parrlsh en Barronqnllla, los Cork Tyrell Moaré en Medeilln, James Eder en Pal mira, la United Prult Company construyendo su propia ciudad en Santa Marta, la Tropical OU fundando a Barrancabermeja detrás de una cerca en alambro de púas, Joaef Kldelman y Salomón Qutt loteando entre Bogotá y Cha cinero, Price, Clsneros y loa banqueros neoyorquinos, de la Colomblan Holding Corporation, comprando ejidos y construyendo un barrio com pleto en Cali; entro UWO y 1930 los nuevos conquistadores no desdeflan la especulación rala urbana y actúan con fuerra en la reanima ción y modernización de los ciudades colombianas. 1910 es un afto rótula en la historia de 1a ciudad, no sólo por la victoria política de Cali sobre Buga y PopayAn, sino también por el brinco de la ciudad, auspiciado por su "liberación” . Se funda e Inau guro el tranvía de vapor entre el centro, la plata de mercado y el puerto fluvial de JuAnchllo-Mallarlno. Su gerente es el francés Emlle Biso!, que era también gerente de la Compagntc des Mines de Tlmblqul FJ mismo día se inaugura 1a primera planta eléctrica. A los cinco aftas se logro terminar el ferrocarril y en 1915, por fin Cali, se en cuentra conectada con Buenaventura. Antes de 1910 los dos edificios modernas, que mAs »r destacan, son el cuartel del ejercito (aun sin determinar) y la plana central de mercado en K1 Calvario. A partir de los afto# veinte se Aumentan los Indicios de )m múltiples consecuencias urbanísticas, auspiciadas por 724
el popel que adquirió la ciudad una ven erigida capital de departamento: nuevos barrios, perímetro urbano ampliado, planos, proyectos de al cantarillados, acueducto con planta de purificación, pavimentación de oalles y escuelas públicas. Esta fecha coincide con el inicio de la organlnadón de una nueva capital administrativa y de 1a moderntnadón del sector central. Sur gen los primeros testimonios construidos de su autonomía política y económica y de su vuelco ldeológloo y estético, mediante varios edifldos públicos: a un ouartel del ejercito construido hada 1905-1913 se suma un edificio do gobernación, poco después sustituido por otro mAs prestigioso, al frente de la torro de San Francisco y construido por empresarios italianos. También se levanta un Teatro Municipal, y una frase Indica cómo el racismo sirve de Introducción a los paisas en la sociedad "morena” calefta, En sus notas sobre la historia del Teatro Municipal, M. M. Buenaventura describe el solar, su casa y sus duchos: un anlloquefto casado con caleftA "dama de altos abolengos” y "sus hijos varones, blAncos y rolltios, eran una demostración palmarla de lo conveniente del cruaamlento entro la rasa de la Montada y la del Valle", Cali no habla tenido un teatro durante casi 400 aftas, pero se cons truyeron dos en menos de veinte, pues al poco tiempo el Municipal encontró un rival en el Teatro J. Isaacs que "obsequia a la ciudad el comerciante aloman Bohmcr”, Kn los mismos aftos 35-30 se construye el Palacio Nacional: estos dos últimos edificios diseftados por otro ingeniero Italiano. Para el Palacio Nacional se escoge la antigua casa municipal esquinero, pero falta algo de terreno fronte sobre la plata. Entonces se decide comprar los solaros contiguos; uno de Emiliano Otero, el otro alemán Hermann S. Boluner. Kra la dansa de los millones de Pedro Nel Osplna y puede agregar tranquilamente M M Buena ventura: "Estas propiedades fueron compradas a precias que hoy pare cían exorbitantes: pero no debe perderse de vista que era 1a época en que se Iniciaba la Inflación, es decir: habla dinero a rodo”. Unos negociantes extranjeros liderados por el banquero Trice fundan el Club Colombia, y más larde el Club Campestre; este último se debe al empello de Tilomas F. Sagan, gerente del National1City Bank de Estados Unidos en Cali. Según parece, Price vende al Club Campestre un lote de los ejidos que hAbiA comprado Al municipio, por remate el 3 de Junio de 1919. Posteriormente es fundador del pe riódico Diario del Pacifico, en el cual entra como accionista Henry-J Eder, el cual a su ver., alendo gerente del Ingenio "La Manoelttn'' y cónsul de Estados Unidas, es también banquero y fundador del Banco Nacional (???), gerente de la Componía de Navegación del no Cauca y consejero-accionista de la Compañía del tranvía Financista, co misionista de varias compañías europeos de seguras, socio de la* co merciantes Italianos Menotti y Quilico, y de 1a sociedad comercial Importadora "Menotti y Prtce”, do 1a Sociedad de Mejoras,Publicas del Cauea que Impulsó la construcción de lo plata de mercado Las Q a leriAS, de las Industrias de San Fernando y de la Compañía i\m*truc723
tora Colombiana, Richard Price, igual que Karl Slmmonds o James Eder y sus hijos, es uno de los más destacados entre los nuevos con quistadores de Cali. Según el censo de 1912, el municipio contaba entonces con 27.747 habitantes, no sabemos en qué proporción, urbanos y rurales. Palmira cuenta con 24.312 habitantes. Por otra parte, entre 1910 y 1980 se suceden más de 60 goberna dores y 75 y alcaldes. Se turnan ambos cargos los integrantes de muy pocas familias, hábilmente distribuidos entre ambos partidos; el que sale de la gobernación, poco después entra a la alcaldía, o viceversa. En la alcaldía encontramos un promedio menor de un año por cada mandatario. En 1913 se suceden tres alcaldes efímeros, lo mismo que en 1935, 1937, 1938 y 1961. En 1948 ocupan el cargo 4 alcaldes, lo cual se repite en 1950, 1953 y 1957. En 1949 se nombran 5 alcaides y lo mismo ocurre en 1952, con un promedio menor de 3 meses en el cargo. Entre los apellidos que con más frecuencia se suceden en la alcaidía están los Carvajal (5 ), Buenaventura (3), Sinlsterra (8 ), Borrero (7 ), Garcés (4) y Llorada (4 ); la misma agrupación de la propiedad raíz opera en la concentración del poder municipal. Además, cuando estas familias no están en el despacho municipal se hallan muy cerca: la personería, la secretaria de Obras Pública siempre con algún integrante en el cabildo, uno en la Cámara de Comercio, uno en la Sociedad de Ganaderos o la Sociedad de Agricultores; otro, imprescindible en el Capitolio o un ministerio, sin olvidar algún premiado en una embaja da o un consulado general. Florecen desde finales del siglo X IX , y en varias ciudades, las Sociedades de Mejoras Públicas sustituyendo en materia de “ Obras de Embellecimiento y Ornato Urbano", las deficiencias de la adminis tración municipal y convirtiéndose, de hecho, en el ancestro de la Oficina de Planificación. En Bogotá, Medellln y Cartagena, una junta de notables, conformada por cinco o seis señores prestigiosos, acauda lados y de “buenas familias", más admirados o temidos, que respeta dos, deciden la compra en Alemania de una reja de hierro para cercar la plaza y convertirla en parque, adquirir un reloj en París para ador nar la torre de la catedral y una estatua en Florencia (It a lia ); deciden sembrar una hilera de árboles y colocar unas bancas en el paseo, contratar un cuadro para los salones del concejo, o presionan el ca bildo para prohibir los aleros que estorban el tranvía e imponer las fachadas planas con ático. Se había creado en Cali en 1904 una Junta de Ornato y Embelle cimiento, la cual se reforma en 1921 bajo el nombre de Junta de Ornato y Mejoras Públicas, transformada en 1952 en la Sociedad de Mejoras Públicas, con el fin de beneficiarse de las Leyes 58 de 1945 y 33 de 1948. También brota la ideología de la modernización en los años 20. M. M. Buenaventura está en 1921 en Bogotá, donde visita a Jorge Holguin y éste lo felicita por haber dictado, como alcalde de Cali, en 726
1906, un decreto para "quitar de las casas de esquina... las piedras coloniales, que no hacían otra cosa que afectar la salubridad pública y pregonar el atraso que venia desde las ¿pocas coloniales” . Estaban condenando estos mismos sillares esquineros, que son como un asocio de la arquitectura con un intento escultórico, estos bloques ortogonales con textura y color hermosos que enriquecen la plástica urbana y que tanto admiramos en Leyva, Popayán, Cartage na, Santa Fe de Antloqula o Buga. Escribiendo en 1957, M. M. Buena ventura comenta asi una fotografía del costado norte de la plaza en 1925: H oy todos estos edificios coloniales han sido reemplazados por m aravi llas arquitectónicas, que le hacen honor a la Urbe.
En 1923 reina en la ciudad la danza de los millones que están aflu yendo “ del Norte” y, quince trilladoras de café alistan el grano para la exportación. La oligarquía prepara alegremente sus festividades navideñas y un carnaval con un baile, que terminarían en una danza macabra. Con esta masacre del 30 de diciembre de 1923 se agrega al calendarlo otra de estas "funestas fechas” de la historia de Cali, en este caso funesta para el pueblo y más bien vergonzosa para los amos de la ciudad; una fecha callada, escondida en los tomos amarillentos del Correo del Cauca. Pero el plano director de ordenamiento físico, tipo CIAM y dise ñado en Nueva York, llega muy tarde y tanto Wiener como Sert igno ran por completo la dinámica social, que lo haría caduco antes de su entrega. Es que desde Manhattan no se divisa a S llo é... Además el concejo se demorarla varios años para concretar sus principales pro puestas de control segregaclonista del suelo y de la construcción; sólo se crea la Oficina del Plano Director en 1953 y se dicta el reglamento de zonificaclón en 1954. Asi recuerda Alfonso Caicedo Herrera: Y o era el único arquitecto en el Concejo del periodo 1947-1949, con un ingeniero que era Luis Palacios. Era y o gaitanista y además suplente de Jor g e E liécer Gaitán. Es por Gaitán Cortés que mi esposa y yo conocimos a W iener y Sert cuando estaban en Bogotá. Después, a mi esposa se la llevaron a Pratt para terminar sus estudios en Fine Arts, diseño de interiores. Estuvo ella en la oficina de ellos en la Quinta Avenida, donde le preguntaban cosas, alguno que otro dato, sobre un plan de Cali pero ocultado, abriendo el sitio que querían mostrar, no más. A llá trabajaban con ellos unos colombianos, Ger mán Samper, Hernán V ie c o ... Y resulta que aquí habia como un descontento con los planos de Brunner, como una frustración. Y también como un deseo de algo nuevo, pues habia un cierto desarrollo de la ciudad y lo de Brunner estaba como pasado de moda. Entonces en e l Concejo propuse que se contratara a Tow n Planning Associates y m e apoyó Luis Palacios. Ellos vinieron y en seguida se pu sieron a trabajar. P ero venian y nosotros los ayudábamos, los llevábamos a los sitios, a tomar fotos, y se iban con sus planos a N ew Y ork. Nunca tuvieron aquí oficina ni personal, ni una secretaria, nada. Se reunían en nuestra oficina. Cuando terminaron, fu e Marino Ramírez, arquitecto y director del Plano Regulador el que recibió planos y diseños de W iener y Sert. Pero él no de jaba v e r los planos a nadie, sino a determinadas personas... Y es e l mo-
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que hasta ahora no los pagaron, no sé cuáles fueron las artimañas na pagarlo». Lo cierto es que el Plano Regulador trazó las avenidas que después se hicieron y que hoy tiene Cali, la ampliación da la calle P , la «venida RooseveU. la autopista Sur Oriental En cuanto a los planos de Brunner y aquellos de W ien er y Sert, no los he visto, lio los conozco. Seria preguntar a ios de aaa época que siguen vivos. Marino Ramírez, Luis Angel Tofiño. m o to
p a ra
ES Arquitecto Ramírez Borja nos dijo: Estudié en la Raciona) de Bogotá, del 44 al 48, año que me gradué. K art Brunnar fue profesor mío en la materia de Urbanismo P ero nunca conocí yo sus trabajos de Cali, ni pianos ni nada. Y cuando entré a la Oficina del Plano Regulador que acababa de fundar, no había nada Eso fue en el 15 u no estoy mal, y antee sólo existía una sección de control urbano digamos, que dependía de la Secretaria de Obras Públicas. Entonces estando yo en ceta oficina recibí los trabajos de W iener y Sert, análisis, mamonas, propuestas de unificación, plan via l, nuevo centro En tregaron aso oreo que en al 48 ó 54 diga usted.
(Nota En agosto de 1953 la revista Arrhlteetaral Record publica **las obras recientes'’ de Wiener y S e n , entre otras el p la n v ia l y la ¡Bonificación para Cali, lo mismo que el "p la n -m e a s e " d e l n u e v o " c iv ic eenter* propuesto.) El plano de ellos se aplicó más que todo para las vías nuevas hacia el sur. la quinta, la Reoeevelt, la autopista, la quince. L a zomficación no fun cionó. Y cambiar el centro de s itio ... la gente tenia sus costumbres... Cierto que para cancelar su contrato hubo una larga demora. Uno de los motivos, entre otros, fue que en esa época no había cabildo, estaba suspen dido desde al 49, y se cambiaba de alcalde a cada rato, a veces cada tres meses. Ellos reclamaron durante un tiempo, hasta que se aburrieron y dijeron
que no reclamaban más. Pero tramité yo la cuenta y pagué el saldo, la última cuota, 28.000 dólares, con un peso casi a la par. 3 y pico, algo asi. Seguí yo en la Oficina del Piano Regalador y me acuerdo que en e l 56 ó 56 se contrató el Plan Maestro de Alcantarillado, eso fue con una firm a de Estados Unidos, la R, J Tipthon, que tenia una base en Bogotá. A l poco tiempo tuve que renunciar, por disgustos de los militares. Habían comprado unos terrenos a una familia Careé» Valencia y planearon una urbanización Militar de vivienda, por la novena y Loe Cémbuloe. Empezaron a vender lotes, pero sobre un diseño que no autoricé y que hice cambiar. Se disgusta ron. se quejaron al alcalde, que ya habían vendido lotes, que n o se pod e cambiar. Bueno, me toco renunciar... En la Gaceta Municipal N° 733 se registró el Acuerdo 19 de m a rzo 10 de 1956, mediante el cual ae autoriza una "prórroga a la c a s a R J. Tipthon Associated Englneers, In corp ora ted de D e n v e r. C o lo rado, Estados Unidos de América", para entregar loa estu d ios d e l proyecto de alcantarillado de la ciudad. Aduce la empresa c on su ltora unos atrasos de la administración local en el suministro de la c a r to grafía y otras dificultades. Efectivamente, tal como lo señala un entrevistado, la in e s ta b ili dad administrativa, tanto en la alcaldía como en la go b e rn a c ió n , c a racteriza este periodo, originado en feroces luchas de p o d e r qu e ib an dejando tendidos a miles de cadáveres en la reglón. En q u in ce años. 728
entre 1943 y 1933, se suceden 44 alcaldes en Cali; promedio de tres por aAo, entre los cuales 3 Llored&s, 5 Integrantes del clan Garcés y 3 de "la Borrera". Como era de esperar, los intentos de controlar el espacio agredido fallaron y terminaron favoreciendo la expansión. El Ingeniero Karl Brunner, confundiendo la apertura de vías con el urbanismo, consul tado en 1933, sólo preconiza nuevas "arterias de especulación" con el suelo. Lo vuelven a llamar los ediles de Cali en 1943 y ocurre entonces un curioso episodio: si contrato entre el municipio y el profesor Brunner, firmado el 13 de diciembre de 1943, se convierte en el Acuerdo N° 1 de 1944 y ocupa trece páginas del número 599 de la Gaeeta Municipal, con fecha del 31 de enero de 1944. Resumiendo este detallado docu mento, el profesional se compromete a ejecutar un total de 12 estudios de ingeniería de vías y sanitaria, topográficos y de planimetría 1/500, "abarcando en total un Area de 2.000 hectáreas; otros de urbanismo, plano regulador My de ensanche de la ciudad", desde la escala general 1/5.000 hasta detalles a escala 1/500 para sectores centrales, trazados de vías y ampliaciones, con escalas 1/500 hasta 1/100, diseños de par ques y Jardines, escalas 1/1.000 y 1/200; además tendrá que entregar un anteproyecto de red de alcantarillado escala 1/2.000, "un proyecto de reglamentación de construcciones y de urbanizaciones”, y las me morias descriptivas de estos variados proyectos. El valor del contrato es de 158.000 pesos (un lote de 245 metros cuadrados en San Nicolás vale 802 pesos y el suelo en El Piloto se negocia a 4 pesos) y el plazo de entrega de los estudios es el 30 de abril de 1946. Ingeniero de vías, el profesor Brunner se convertía en topógrafo, urbanista, paisajista, Ingeniero sanitario, legislador y se comprometía a diseñar, desde el 50.000 hasta el 1/100, en una ciudad que aún carecía de mapas. La ca tástrofe era previsible. Las presiones y las Intrigas locales, provenientes de Intereses so bre las tierras, se multiplican cuando Brunner exige la cancelación de todas las Ucencias de construcciones nuevas, hasta la aprobación del plan regulador; medida corriente en estos casos, pero contra la cual se levanta la protesta airada de los terratenientes y constructores. Al poco tiempo se evidencia la Inepcia del aparato técnico del municipio, la falta de recursos y la lentitud de los trabajos de planimetría. En estas condiciones el ingeniero subcontrata una parte de las labores y luego, comete el error de diseñar por cuenta propia, y a pedido, varios proyectos privados de urbanizaciones especulativas. Finalmente, el ca bildo enjuicia a Brunner y en el Libro de Actas N° 528 quedan hueUas de los debates en los meses de enero y febrero de 1946, a los cuales se suma una ofensiva del diario El Relator (enero 9-18 y 23). Citado el contratista explica su demora con base en múltiples dificultades; en cuanto a sus trabajos particulares no loa niega y argumenta que no son incompatibles con los términos de su contrato. No sabemos cómo concluyó el asunto, pero según parece, entregados los diversos planos, el municipio se negó a cancelar el saldo del contrato y surgió un largo 729
litigio entre las partes. El epilogo parece digno de una novela de Agata Chrlstie: los planos y las memorias de Brunner “se extraviaron’' en alguna oficina del municipio. Lo cierto es que no se han podido conseguir los planos “de la ciudad futura". Estamos a principios de 1946 y el cabildo se dedica a un asunto más importante aún: a adjudicar y a regularizar la cesión de cantida des de lotes de los ejidos, antes de la elección presidencial del 5 de mayo. Otra tradición del cabildo caleño se verifica comparando las actas de de éste con las fechas de los comicios. Pasan tres años y en 1949 los ediles llaman dos prestigiosos urba nistas extranjeros, discípulos de Le Courbusier, pero el plano director, tipo CIAM, diseñado en 1950 en Nueva York, llega muy tarde y tanto Wiener como Sert ignoran la dinámica social que no lo haría caduco antes de su entrega. Además el concejo se demorarla 4 años para concretar sus principales propuestas de control segregacionista del suelo y de la construcción: sólo se crea la Oficina del Plano Di rector en 1953 y se dicta él reglamento de zonificaclón en 1954. Entre 1945-46 (plano de Karl Brunner) y 1950 (plano de urbanis mo de Town Planning Associates) se abren las vías que incorporan al mercado urbano miles de hectáreas de las haciendas periféricas. El diseño de Wiener y Sert no es más que un boceto y preconiza una ciudad futura lineal en las tierras del piedemonte, en dirección norte sur. Volteada hacia el sur, se organiza sobre dos ejes: la calle quinta y la "Autopista del Valle", esta última se realizarla luego bajo el nombre de Avenida Sur Oriental, pero con un trazado parcialmente modificado. Un urbanismo presionado por los egoísmos locales y que se concibe como “impulsor del desarrollo", es decir, una simple apertura de anchas arterias atravesando pastos. En cinco años se abren asi los ejes para tres décadas de especulación raíz, bien sea hacia el norte y Yumbo, el oriente o el sur, en las haciendas. Un urbanismo de hacendados en apuros. En 1961 se elabora un nuevo proyecto de zonificaclón tomando como modelo un documento que se usó en Carolina del Norte (Estados Unidos). En 1969-1970 se diseña otro plano director de urbanismo lla mado PGD, voluminoso código de normas que hoy yace sepultado en algunas bibliotecas, pero dotado de un proyecto de Plan Vial, con el cual se abre la operación sur y que en 1990 sigue trazando sus pautas. Se vuelve a elaborar un llamado PIDECA en 1980 y poco después la Sociedad Constructora Meléndez puede promocionar, en la prensa, páginas de propaganda por su nuevo proyecto: la ciudad satélite del sur. Curiosamente la mancha, indicando la extensión del proyecto, también indica que los hacendados de Meléndez olvidaron qué parte de estas tierras fueron donadas a la Universidad del Valle. Pero lo más curioso es que el director del PIDECA del municipio estaba encar gado por la constructora Meléndez en los mismos años 1979-1981, a titulo privado y mediante la firma Velasco y Asociados, de un plan de urbanismo de detalle y de parcelación en la zona hoy llamada San Joaquín, o sea unas 300 hectáreas de cultivos, por lo menos, al oriente 730
de la avenida Simón Bolívar y de la antigua carrilera. Es Justo reco nocer que estos estudios venían después de un primer proyecto con tratado en 1975-1976 con la firma norteamericana American City Corporation, la cual entonces estaba trabajando en Bogotá en la pers pectiva de la “Ciudad dentro de la Ciudad", proyectada en las tierras de la hacienda de El Salitre. Con todo eso, los propietarios de Meléndez consiguen en 1983, de parte de la Oficina de Planeaclón Municipal, los cambios de zonlficaclón que estaban presionando desde la donación del campus univer sitario; cambios que consisten nada menos, que decidir qué zonas agrí colas pasan a ser residenciales. Logrado eso la constructora Meléndez, S. A. puede reactivar sus operaciones, tal como lo anuncia el domingo 25 de septiembre de 1983, en una página completa: A precios de reactivación por fui disponibles los terrenos que usted ne cesita para sus proyectos de urbanización, construcción, expansión o inver sión en ciudad Satélite sur donde Cali construye su futuro.
Sigue un listado con no menos de doce usos permitidos en la zona, desde oficinas hasta centros comerciales y desde industria liviana hasta "vivienda selectiva" y “vivienda popular". En 1990 están protestando en la prensa y reclamando, los mora dores del sector. ¿El motivo?, compraron lotes en la “zona residencial" y surge, al frente de sus casas una empresa industrial de conmo ciones: “ Protestan por aprobar construcción de fábrica en una zona residencial”. Dirigen su protesta a varias entidades de gobierno, lo mismo que a la constructora Meléndez, argumentando la zonificaclón oilclal (Residencial R -6 ); que la construcción les costó 170.000 pesos por me tro cuadrado (unos 300 dólares), que "este hecho conlleva la necesaria desvalorización de los predios adquiridos”, y que la oficina de Planea clón violó sus propias normas siendo que "en forma arbitraria se cambian las reglas del Juego" (El País, marzo 15 de 1989). Pocos dias después el mismo periódico vuelve a protestar y con cluye así: Vale preguntarse: ¿Cómo trabaja Planeación Municipal? ¿Cuóles son sus políticas? ¿Por qué aprueba primero una cosa y luego otra, en contradicción con aquella? ¿Sí sabe lo que aprueba?
El periódico no dirige ninguna pregunta a la firma constructo r a ... de la cual publica a diario la propaganda comercial. ¿Quién dijo que en Colombia no existe la censura de prensa? Sólo que no llega hasta el poder político, siendo que la práctica directamente el poder económico. De cada “master plan" (plan maestro) los traficantes extraen lo que coincide con sus intereses económicos y archivan lo que podría entor pecerlos. Así es que después de treinta y cinco años de existencia, son notorias la inepcia técnica, la impotencia política y la venalidad que reinan en la carcomida burocracia kafkiana de la Oficina de Planea ción Municipal, y, en general, su incapacidad para resolver los proble731
H U lea elta en Cali: iM Z-IN o » 1984-1988 ( a b a j o ) y
tkti i>u
(arriba), 1955-197J y
1974-1983 (e n
m edio),
mos urbanísticos de la metrópoli regional. A l calor de las pugnas en tre los grupos políticos, se form ó en un ambiente de rapiña burocrática, un p&quldérmico aparato totalm ente ineficiente. Se ven allí oficin is tas diplomados en arquitectura, que Ignoran el derecho civil, pero que toman a diario decisiones Jurídicas, mientras doctores en derecho, que ignoran las reglas de construcción, elaboran normas técnicas arqui tectónicas. Igu a l que en Bogotá, la oficina encargada de orien tar el urbanismo y el diseño de la ciudad sigue siendo una sucursal de C amacol, de la lonja y de la Cámara de Comercio, algo asi como ‘‘el brazo arm ado" de la especulación urbana; descubrió que resulta más cóm odo ratificar lo que ayer sucedió, que prever y decidir lo que m aña na debe ocurrir y dónde; llega después de los aconteceres para lega lizar a posterlorl y refrendar con diseño y normas el hecho cumplido. Sólo logró Inventar la planificación urbana que m ira atrás y no ad e lante; no planifica el futuro sino el pasado. De hecho, eso corresponde con la m áxima aspiración de los dueños de la m etrópoli; "cam b iar todo para que todo siga sin cambio” . Eso ocurre en un ambiente de Inm o ralidad y corrupción, de sospechas mutuas y de desconfianza entre funcionarlos; de rencores, envidias y recriminaciones entre servicios y oficinas. Los Intereses de los gremios y sus operaciones financieras son los que en definitiva determinan las políticas sobre el suelo, los programas y los proyectos que sólo tendrán que ratificar sus " fir m o nes" de la oficina municipal; la "lujuria especulativa” que denuncia Salmona, que va estructurando a Bogotá, en Cali opera desde el mismo seno de la Junta de Planificación. Desde la década de los años 40 se reforzó y se lntronlzó la tradición de una supuesta planificación física de la ciudad, basada en la trilogía: — Perím etro urbano. — Plan vial. — Obras por Valorización. Nos tocó realizar unas pesquisas desgastadoras en el túnel laberín tico de las oficinas municipales, con el fin de reconstruir la cronología de los repetidos acuerdos del cabildo, relativos a las sucesivas am plia ción es del perím etro urbano oficial, y encontrar los distintos planos v ia les que también se suceden desde los años 40 hasta esta últim a década. Siempre se relacionan los tres componentes arriba señalados. El "Cali Futuro” de Brunner se articula con el Acuerdo N^ 07 de 1944 configurando el Estatuto del nuevo Instituto Municipal de Valorización. Al mismo tiempo auspicia un cambio del perímetro urbano e l Acuer do N? 23 de octubre 30 de 1935, publicado en la Gaceta Municipal N? 516; conduce al perímetro urbano de 1948. En 1950. W iener y Sert trazan nuevas arterias fuera del perímetro y éste se amplia en dos oportunidades, mediante los Acuerdos Nos. 63 de 1956 y 53 de 1961. Luego, con el Plan Vial de 1960, se abre el sur y hasta M eléndez se amplia el perímetro en 1962. La apertura de agunas de estas vías con cluye en 1966, con una nueva dilatación del perímetro. Con el Acuerdo N? 114 de 1960, diseñado en la Oficina de Planificación Municipal, se traza la red vial primarla de la ciudad (V I, V2, V3 y V4) que con733
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De ahí en adelante la diversificación de los programas trastorna la estadística, con cifras incomparables entre si. Se destacan los pro gramas con soluciones “mínimas”, “básicas" y aumentan las solucio nes, que consisten en entregar un reducido lote Inferior a 50 metros cuadrados, con la mera conexión domiciliaria a la red de acueducto y energía. Las estadísticas del ICT. regional, muy completas y detalladas, per miten cantidades de análisis y reflexiones. Aquí solamente se quiere destacar: 1 Unas fluctuaciones anuales y por periodo, que reflejan las con tradicciones y los altibajos de la política central. B1 Cuadro registra un periodo inicial tímido, la cumbre de los años 60, la calda provocada por la intrusión del sector financiero en la construcción y el desarrollo de éste, impulsado por la política crediticia de las UPACs. En estas circunstancias, y tal como ocurrió en Bogotá con Ciudad Kennedy, Cali se beneficia en forma efímera con la ayuda de la Alianza para el Progreso. Merced a la financiación de la AID y del BID, se logra en 1964, mediante múltiples modalidades y niveles de intervención, un máximo de 7.622 “soluciones” de todo tipo: casi la mitad de lo que se alcanzó en toda la década del sesenta. 2. La búsqueda desesperada de supervivencia, en el periodo 19841990. obliga al ICT. a multiplicar su gama de acciones, desde las más rudimentarias hasta las más sofisticadas. Asi se entiende por qué en 1989 presenta programas tan distintos, como son las elementales "so luciones mínimas de lote con servicios”, con un costo de 1.300.000 pesos (algo asi como 3.000 dólares) hasta programas de 50 aparta mentos, como Puente Palma m con 9.000.000 de pesos (20.000 dólares) y El Alférez, con 14.000.000, o sea 30.000 dólares. ¿Hay destechados en Cali que necesitan este tipo de ayuda del ICT.? 3. Pero más grave y más ligado a los objetivos de este trabajo, re sulta el impacto que tuvo el ICT. como activador de la especulación raíz. Multitudes de programas disparados en los linderos del períme tro sanitario o fuera de él, no sólo obligaron al municipio a costosas inversiones en redes, sino que, además, generaron la plusvalía Inme diata de los predios circundantes. Y siendo que el ICT. amenas iba comprando pequeños predios, el propietario del globo se beneficiaba en seguida de esta pluvalla. De tal modo que hacia más onerosa o Imposible la compra del ICT., para una segunda fase del programa. Sin enjuiciar aquí al ICT., es preciso agregar que con su política de compras de tierras, contribuyó asi al encarecimiento del suelo, a la desintegración de la ciudad y a su expansión desordenada. Y no sólo en Cali... Con el transcurrir del tiempo, a finales de los años cuarenta, el ICT. tuvo que suplir en Bogotá una demanda de vivienda para estratos inferiores, aquellos que conformaban la demanda del Banco Central Hipotecario (BCH). Algunos años después el mismo ICT. tuvo que de736
Jar fuera de sus programas a los destechados con menor capacidad de pago y endeudamiento. Asi surgió una especie de “Sub-ICT. muni cipal": La Caja de la Vivienda Popular. Algo parecido iba a ocurrir en Cali, en los años sesenta y el ICT. descargó sobre INVICALI el déficit, afectando los destechados más pobres. INVICALI se convirtió en un “ICT. del pobre", si se puede decir. Pero con el único patrimonio de los últimos vestiglos del ejido y un presupuesto muy exiguo, no podía hacer m&s de lo que hizo. Ahora bien, hoy en dia en Cali —ejemplo de los más ilustrativos, siendo que es un laboratorio para el BID y que es considerada como “ciudad piloto” por el Banco Mundial— la conjunción de los lotes con servicios y la casa sin cuota Inicial concluye en forma muy curiosa: la municipalidad entrega lotes con cuota inicial, pero sin servicios, y sin casa. El propio gerente de INVICALI habla declarado en octubre de 1983: “ no más lotes sin servicios". En 1990, el alcalde y otro gerente de un INVICALI pintado de nuevo declaran: “Lotes con servicios". Por lo demás, con la Ley 9* de 1989 y el nuevo Código de Régimen Municipal, con la "reorientación" del BCH y la “reestructuración" del ICT, el Estado concretlza un viejo anhelo: quitarse de encima el pro blema del déficit de vivienda y de todo lo que concierne a la vivienda popular. De allí en adelante estas cuestiones serán responsabilidad de los municipios. *
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El centro de Cali, victima de una primera “modernización" hacia 1920-30, sufre entonces unos repetidos asaltos que terminarían rápi damente con la herencia arquitectónica hispano-indlana del siglo XVIH. En menos de veinte años se desintegra por completo la tradi cional unidad volumétrica del viejo núcleo indiano de La Merced y de el Vallado, es decir entre las calles 5a y 13, desde el rio hasta la carrera 74. Un clan dominante analfabeta, fascinado por el modelo nortea mericano, coloca sus Intereses de clase antes de la cultura nacional: destruye de una vez y para siempre sus ataduras con el pasado y el legado de sus abuelos. El primer golpe se da en un costado de la Plaza Mayor. En una fotografía del año 1948 los señores Lloreda posan frente a las ruinas de la última morada colonial con arcadas, susti* tulda poco después por un raquítico rascacielos tropical, de ocho pisos en concreto, hierro y vidrio, con ascensores y aire acondicionado, todo importado desde la nueva metrópoli. A partir de este modelo, en los años siguientes Irradian el centro varios ejemplares de arquitectura norteamericana, en una interminable competencia en altura, estimu lada por el alza continua del metro cuadrado de terreno. Igual que en Bogotá, después del 9 de abril, sustituido un poder por otro, el viejo centro residencial y cívico pasa a manos de los usureros y se convierte en sector bancarlo. El caso Ilustra en forma caricaturesca el paso del feudalismo al capitalismo financiero, y su manifestación urbanística en el centro de una ciudad colombiana. Un mapa de localización de 737
los bucos en el centro de Otli. muestra su p n ira M a y no dejft lagar a duda*. Paradójicamente. algunos banqueros de origen payando, y que tanto proclaman la necesidad de preservar el patrimonio colonial en Popayán, no tienen tantoa escrúpulos cuando migran ai Valle, y participan alegremente en la destrucción del centro colonial en OalL La Ley IBS de 19S9 (Articulo ( • l i d Decreto 7N de 1970. protegiendo unas 15 mama ñas, no logran detener la agredón: loa usurero* si guieron elevando templo* glorificando al dinero. Finalmente se dictó el extenso Decreto 2233 de 1M0. dedicando <1 paginas a la protección de la arquitectura del viejo barrio indiano: apenas diez manzanas y antea de terminar la década sólo quedan tres de ellas mntlladaa y si tiada*- Loa modernos oratorios paganos de los usureros opacan a la capilla del siglo XVHL No obstante, en un último combate de reta guardia, unos arquitectos trotaron de rescatar lo poco que quedó del "patrimonio histórico"; serian derrotadas por haber olvidado que el tal "patrimonio td ttU n » —en su* proclama» y manifiestos— seguía siendo propiedad individual en las notarlas. Con la Irrupción del capital financiero y de sus símbolos construi dos, la arquitectura moderna hizo añicos a slgloo de un orden urbano que. a pesar de cierta apacible y monótona horizontalidad, expresaba una regularidad y una unidad, logrando una plástica urbana basada en la continuidad, la analogía y el patrón repetitivo. Tres siglos de co ta armonía en las proporciones y ku volúmenes desaparecieron en menos de veinte años, cuando el orden de la» Leyes de Indias tuvo que dar paso al desurden de la ley del metro cuadrado. Entonces opera la dialéctica, cuando la diaria tradicional horizontal del centro se torna vertical, con tí surgimiento de algunas alta* torrea, y con so multipli cación establece al poco tiempo una nueva horizontalidad, pero "a mi nivel superior". El caso del hotel Alférez Real es muy significativo de la actitud de la oligarquía Talleca«a n a . por dos motivas: construido sobre las demoliciones de auténticos testimonios del pasado Indiano, no son estos los que deplora hoy la clase dirigente, afino tí edificio apátrld» 7 pastelero que lo reemplazó, para luego aer victima del furor de la “modernización" de la rapiña. Y también nos demuestra que en esta carrera el objeto arquitectónico convertido en mera mercancía efí mera no tiene más "esperanza de vida", que cualquier pacotilla dese chante: veinte u treinta años a lo «amo. La irrupción salvaje del mercantilismo en el recinto central provoca un divorcio entre la esperanza de vida técaka de una construcción y su longevidad real, calculada ésta en términos meramente monetarios. AS vemos eómo se destruye a diario, a los veinte o treinta años de so ruidosa Inaugu ración. un edificio dotado de una resistencia física calculada para den años. La caducidad rápida de esta estructura, la extrema velocidad de so obsoleccncla. y la “arquitectura desechable", desde luego, se ori ginan en las floetuadones del mercado del suelo y en el aumento rápido y continuo de la renta en los predio* neurálgico» centrales; lo coa) culmina impidiendo todo Intento de preaervadóo del patrimonio hts738
tórico construido, y hasta prohíbe adquirir conciencia del valor de este legado. Frente a estas realidades, después de sucesivas batallas con Igual número de derrotas, un arquitecto restaurador derihidonado se dedica a tomar fotografías "de lo que queda". Impones, las sicarios de la banca siguen desmartlsando *lo que queda* en las últimas inamanas del barrio La Merced. El resultado se evidencia en el sector central, potpoani m tenlstfcon vm áxlm v concentración de todas las patologías sociales v espádales de un capitalismo concebido por ganaderos. En el centro, anónimo y anodino, completamente desfigurado, sin carácter ni personalidad, se formó un basar totalmente heteródlto, de pacotilla arquitectónica; ammleama de hechos construidos anecdóticos fugaces, nuevoa boy. mañana decrépitos y tugárteles y i n amarre con tí pasado o t í futuro; especie de Taook” donde hay de todo, en un revoltillo que únicamente logró borrar tíglos de unidad plástica. Por lo demás, cada lugar central ilustra a una sociedad del rebusque y dtí avtvmto y. c o m o en Féretro, Cúeuta y veinte ciudades más. ae extiende la lepra de una especie de San Victorino en todo tí perleentm También lleva la fecha de I M I tí primer mapa Impreso en « d o re* de la dudad, curioso documento potentado por su autor, adamado con una flecha central, que girando Indica loa sitios por medio de una nomenclatura circular; pretendida innovación, que no ea más que la adaptación Indiana dtí plano, instalado a la entrada de las estacione» del metro de Parts a principios dtí siglo. Su autor rellena loa ángulos con propaganda para sos libros, entre otros: "La verdad desnuda”, trata dr episodios. No es oovtís. La página 47 ha bla del abaso de derlas paUoou eon las aáarHu ampleoda*. ClwrtVadóa de la inteligencia. página H .. Otro cuadro en una esquina dtí mapa, verdadera lección de "edu cación popular* y de "coitura urbana”, r o m asi: A l g o d e l i i la n a . E n l a r p a is a s t ív flh a d e o n a d ie s e p a r a e n la s « a q u ie t a y p u r r ia * , n i t u la * a c e r a s , p o r a n o in t e r r u m p ir e l a n d a r ; n o s e « « t r á b e e n l a » p a r e d e s n i s e p e g a n c a r te la s , n o * r t a a n r ta la c a lle , e x is t e u n n d p k a i r p a r a b o t a r la s d e s p e r d ic io * . E x is t e u n ñ á p a t e p a r e t o d o * e n g e n e r a l ta n m ir a r m a s ie r e s o c ia L C u á n d o e s ta r e m o s a s i e n C o lr m b t e D a g r a n a v e r c u á n g r a n d e a s t í « I d o q u e n o s q u e d a d e n u e s tr o h u m ild e a x te p a m d o a b o r i g e n
Según parece, t í Ilamarto de «tendón del profesor de urbanidad, FTOQAn Holguln BslcAnr. na tuvo mucho éxito. También Ramón Elias Redo ae dedica en la emisora La Vos dtí Valle a enaeftar cultura urbana a los cajeóos: P a r e o r d e n a r «i t r á fic o s e n e o o c u r r e q u e e n t r e n o s o tro s s e h ir ie r a l o q u e « a p a t e e * d v i l t a d o s : h a y u n d i r u t o b la n c o , o r o ja , o v e r d e , o m L o a m a r illo • o b r e t í p n t a n l o y u n o fle c h a q u e d a le r u in a l a m a r c h a d e l o * v e h íc u lo s . .
(Agosto de 190.) A l á , h a b e d ! A s i s e c o n te s t e a l fe ié á u n a E s m t n e s t e r « p r e n d es a ra> h a c e r p e r d e r a l U e a n p o a n a d ie c o n te s tan d o a b s u r d a m e n te " A lo a a . H a b e r * . . N o , d ig a n '' c o n la c a s a d e ó s le m e o m e n g a n o d e t a l , o c o n la d e n o m in a c ió n d e la o f ld n a a « s e a » faeqna R a m a d a . H a y q u e s e r m e m o b r u to » .
(Noviembre de 1949.) 7 3 »
En enero de 1947 desde La Voz del Valle, el cruzado Ramón Ellas Recio fustiga por Igual a conservadores y a liberales, movilizando sus muertos en vísperas de elecciones: Recordando cómo en Manlzales, alguien pidió qu e para e v ita r qu e los muertos tuvieran que andar tan largo trayecto, se les pusiera una m esa especial en el propio camposanto a los cansados difuntos, para que a llí no m is dejaran sus v o t o s .,. En Yum bo se debe hacer lo m is m o ...
Otro escándalo denuncia el maestro, en moral, de la Voz del Valle: Las orillas d e l rio C ali convertidas p o r sujetos sucios en lu g a r de bu rdel. Hom bres y m ujeres desvergonzados a la vista y paciencia de personas qu e habitan cercanas a las orillas del rio Cali, cometen actos que sólo en las al* cobas se com eten. . , defender el buen nom bre de C ali, evitan d o acciones repugnantes y verificadas estas a la vista de niños y señoras y señores que se m erecen respeto.
Pero un periodista aseguraba hace poco que las vegas del rio siguen siendo “ en el centro de Cali el mayor motel de la ciudad" L o cierto es que desde el siglo X V III el concejo se queja del uso de este lugar por las parejas. En 1752 los ediles deciden hacer limpiar la maleza, con el fin de "obviar las graves culpas que con el abrigo de arboledas se cometen en dichos parajes"; treinta años más tarde, y frente a la Ermita del Rio: "innumerables pecados y atentados contra Dios que allí se cometen", repiten los cabildantes. Con tres siglos de prácticas parece muy definida la vocación de las orillas del rio. Quizá exprese una auténtica tradición popular urbana, del uso del espacio público. Cumpliendo protopolis cuarenta años del estado de sitio, la al caldía sigue deplorando a diario en la prensa "el vandalismo", "la falta de civismo" o la carencia de “ cultura urbana", de numerosos habitantes. Lo cierto es que la incultura urbanística y la total insensibilidad que reinan en la Oficina de Urbanismo del municipio, no pueden elevar la calidad de la plástica urbana, ni permiten diseñar un modelo esté tico propio; tampoco pueden estimular ni el Instinto ni la conciencia comunal urbana de los moradores: unos destruyen una banca, otros el barrio de La Merced, o la ciudad entera. Vale la pena preguntar aquí qué cultura urbana reina en las oficinas de valorización, ya que en estos últimos años abrieron arterias en el más antiguo barrio de la ciudad; lo atravesaron y lo partieron, descuartizando la historia de un hábitat; hecho añicos, los banqueros se botaron sobre los restos, y terminaron el saqueo. Una vez más nos asalta este interrogante: ¿quién planifica la ciu dad y para quién? De hecho, y con frecuencia el planeamiento se decreta en la misma prensa y la oficina estatal no hace sino refren dar con obras los dictados y decisiones de la oligarquía, con continuas Incitaciones periodísticas como ésta: ERRORES DE DISEÑO URBANO. Un im portante sector urbano de C ali es victim a del bloqueo cuando por m otivos internos de la Universidad, los desórdenes estudiantiles se adueñan de la única vía que comunica a C ali con Ciudad Jardín, Pance y aledaños ( . . . )
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. . .victim as del p e lig ro qu e representa pasar p o r fre n te a la Universidad, donde se v iv e e l en fren tam iento entre la fu erza p ú blica y los m anifestan tes ( . . . ) e l em b otellam ien to qu e ocasionan los desórdenes presentados en la U n ive rs id a d d e l V a lle afecta a gentes totalm ente a je n a s . . . sus autom óviles p rivad os son victim as de las pedreas y los d esm an es... A sim ism o los habitan tes de C iu d ad Jardín y de Pance sufren e l bloqueo, pues no e xiste ninguna otra v ia qu e los com unique con e l centro de la ciu dad. . . Eso nos lle v a a pen sar qu e e l hecho de qu e sólo exista esa via para com unicarse con e l sur de C ali, es un v e rd a d e ro erro r de diseño urbano cuyas consecuencias sufren todos indiscrim inadam ente. U n d etalle en e l cual deberla com enzar a m editar la oficin a de planeación del m unicipio.
(El Pueblo, 1985). Desde luego "meditaron” los funcionarios, y con tanta agilidad, que en el afio 86 estaba ya corregido dicho “ error” , y se habla logrado el objetivo real de dicha operación: activar el mercado de tierras de un vasto sector, entre el club campestre y el rio Lili. Este mismo afio de 1986 un pre-estudio geológico Identificó una falla activa, con riesgos sísmicos, en el pledemonte, desde Yumbo has ta Jamundl. El informe científico cayó en manos de un plumista y éste usó algunos apartes en forma sensaclonalista, en una hoja local. En seguida se desató un viento de pánico en algunas oficinas de tra ficantes de tierras. Poco después la lonja promovió una especie de con sejo verbal de guerra, en las oficinas de Planeación Municipal, durante el cuati se enjuició y condenó a los científicos por haber revelado los peligros de la construcción en las laderas inestables. El juicio terminó en forma de ultimátum con la recomendación a los ecólogos de man tener sus conclusiones "en la más absoluta reserva" y con una amenaza de demanda por parte de la lonja, la cual vela “ lesionados sus inte reses". En otras palabras, estaba prohibido decir: la tierra se mueve. Seguramente hubieran condenado a Oalileo a la hoguera por afirmar que “ la tierra gira” , siendo que eso “ lesionaba sus intereses” . Pero este caso también nos muestra cómo el terrorismo ecológico, que reina en ciertos medios científicos, puede ser usado como arma en la lucha de clases que opera en la ciudad. Los casos de Bataclán y de los cerros de las Tres Cruces o de Cristo Rey ilustran lo anterior. Se formó en la cota 1.200/1.250, en la faz oriental del cerro de las Tres Cruces, desde los años 40, es decir antes que el mismo monumen to religioso y la urbanización llamada Santa Mónica, un pequeño barrio aemi rural de mineros del carbón. En 1985 un aguacero particular mente violento provocó una calda de lodo y piedras, que ocasionó algu nas averias en los solares de las mansiones más altas de Santa Mónica. Sus propietarios en seguida exigieron el desalojo del barrio popular de Bataclán, según ellos responsable de la deforestación de la ladera y de los daños. La deforestación se habla iniciado desde la fundación de la ciudad con el suministro urbano de lefia para las cocinas. Se habla agravado desde fines del siglo X V III y a lo largo del X IX , cuan do se intensificó la ganadería extensiva de vertientes, con miras al abasto de las carnicerías de la ciudad. El último golpe, desde 1880 741
hasta 1930, fue el suministro de lefia a las calderas de los vapores del rio Cauca y luego —lefia y carbón— a las locomotoras del Ferrocarril del Pacifico. En realidad, hacia algún tiempo que la lonja y unos especuladores miraban el lugar de Bataclán, usando profusamente la prensa para apoyar sus propósitos... La tesis la expresa muy bien la sefiora H e lena Benitez de Zapata en una corta columna, exorcisando la palabra Invasión, con una oración en la cual este término aparece no menos de diez veces en cuarenta renglones. En resumen, Aguablanca bueno, si; pero "Los cerros no, por favor" (El Pueblo, octubre 20 de 1984). La misma oficina de planeaclón habla reglamentado la zona co mo urbanización de tipo campestre y baja densidad. Otros proyectos de vivienda suntuaria, por parte de empresas privadas, contemplaban la supuesta reforestación y la construcción de un parque uroano. Mientras tanto, nunca la oficina municipal se opuso al surgimien to, al pie del monumento, de una verdadera selva de altas antenas de comunicaciones, de las cuales muchas pertenecen a propietarios particulares, algunas sirviendo a los negocios de la mafia (Igu al cosa ocurrió con el cerro de Cristo Rey). Tampoco se ha tratado de detener la destrucción sistemática de la faz sur, desde Juanambú hasta las alturas de El Aguacatal. A diario, la dinamita de las canteras de m a teriales de construcción va convlrtlendo el barranco en tierras urba nizares. En seguida van surgiendo altas torres de apartamentos de lujo y creciendo el barrio exclusivo de Normandia, con una verdadera cortina de concreto, quitando a la ciudadanía las visuales sobre el paisaje de los “ cerros tutelares". Según el diccionario, “ tutelar” sig nifica: que ampara y defiende, ¿Pero quién defenderá a los cerros, para que sigan siendo "tutelares"? Un enigma más reciente y un Interrogante: ¿Cuáles fueron, en 1988, los criterios indicadores y variables, que culminaron con la sectorlzaclón de las comunas? El mapa muestra numerosas inconsisten cias o contradicciones, en cuanto a trazado, forma, limites y tamaños. Un ejemplo: la comuna N9 12 no pasa de unas 300 hectáreas y de 2 kms. entre extremos. Mientras tanto la comuna N9 17 cubre 2.000 hectá reas, con casi 10 kms. de extensión entre sus limites norte y sur. Otras presentan un trazado tan fantasioso como irracional, antitécnico o antifunclonal, si de descentralización administrativa y C.A.L.I. (minlalcaldlas sectoriales) se habla. El trazado actual conduce a barbarlsmos como este: los autores del nuevo Plan de Desarrollo proponen, en un anexo, un programa de densificación a 25 afios, basado en la sectorización comunal y las densidades globales actuales, sin tener en cuenta las concentra ciones barriales. Para la comuna N9 17 no distinguen ni aplican la mínima densidad de Pance y Ciudad Jardín (extremo sur) al barrio popular, superpoblado y de alta densidad, del Primero de Mayo, en el extremo norte. Es como decir que Pance termina en la avenida Guada lupe. .. ¿Entonces qué es lo que unifica y qué es lo que delimita la for ma o la extensión de una comuna? 742
En cuanto a "errores", son tantos los que presenta el conglomera do que éstos llenarían una clase de urbanismo, sobre lo que no se debe hacer, empezando por éste: cuatro sistemas de captación y dis tribución de agua potable, cada uno con su propia red y todas Inconexas entre si, sectorizan el conglomerado. En este costoso desorden, las tres cuartas partes de la población beben aguas recicladas, circulando en circuito cerrado; la bocatoma del principal acueducto bombea en el Cauca, rio abajo, las aguas negras de fétidos alcantarillados, que lo poluclonaron rio arriba. Como si fuera poco, al frente de la bocato ma se extiende un Inmenso basurero, cayendo las basuras en el rio. Veamos este comentario al respecto: P e ro para las ciudades grandes y pequeñas que contaminan los ríos no hay legislación alguna que les prohíba verter directamente a ellos todos los desechos imaginables y no se les obliga a tratar estas aguas, que después van a tomar las personas residente rio abajo con todo el peligro que esto representa.
(A. Ocampo Londoflo, El País, septiembre 30 de 1990.) Ninguna ciudad de Colombia tiene una planta de tratamiento y depuración de las aguas residuales, bien sean domésticas o corrosivas industriales. En Cali estamos todavía a la espera de una planta que preconizaba el concejo en 1943, cuando contrató a Karl Brunner. Nin guna ciudad del país tiene un sistema extensivo de recolección de basuras; todas carecen de planta de destrucción de basuras y los ba sureros caleños "espontáneos" extienden su lepra en las salidas de la ciudad. En el momento de cerrar este capítulo, bajo el titulo "Cali, la anarquía urbana", un periodista caleño hace con lucidez el triste balance ("casas de bahareque, calles sin pavimento a escasos me tros del Emplre State de Cali, cuarenta y tantos pisos que se equivocaron de ciudad y s itio ... pobres Imitaciones de los rascacie los americanos... centros urbanos que no son ni antiguos ni modernos, sino una mescolanza caprichosa, heterógena y de pésimo gusto.. ar quitectura del contraste, del batiburrillo... se ve de todo: conventos, solares, parqueaderos, lotes de engorde, rascacielos); y concluye inge nuamente: " Y pensar que en Cali funciona una flamante Oficina de Planeaclón. Para planear tanta anarquía, ¡bien nos hubiéramos po dido pasar sin ella !" Ciertamente es asi, pero es preciso recordar que los espacios his tóricos han sido despreciados y aniquilados por un clan Inculto, des provisto de imaginación y de sensibilidad estética. Una clase carente de creatividad y que en siglos de dominio no ha producido nada culturalmente, dejando el vacio de su esterilidad en el campo del arte y de la estética. Pragmática, no deja ni una escultura, ni un solo cuadro que exalte el paisaje del Valle, ni tampoco una sola melodía para celebrar estas tierras. Después de tres siglos de “hispanidad" y de cien años de “ cultura francesa" sólo puede exhibir una novela Ins pirada en Chateaubriand, escrita por un tendero Importador (además h ijo de un judio Inglés de Jamaica) y la novela seudo histórica de un Alejandro Dumas Indiano, ambas de escaso alcance parroquial. Eran 743
cacharreros e importadores y sólo supieron Importar copias y comprar pastiches, los arlequines de sus carnavales, los rigoletos para sus fun ciones de ópera y los castillos medievales en cemento danés. Luego quedaron atrás los carnavales franceses y venecianos, sustituidos por ■ruidosas cabalgatas téjanos, soberanas de todos los reinos imaginables, y carros de bomberos prolongando las pueblerinas fiestas de principios de siglo. Todo lo anterior, expresando la persistencia de las sociedades agrarias y del dominio de la ideología latifundista y la incapacidad del clan en el poder, por engendrar tradiciones de civilización urbana para nuestro tiempo. Una dase vetusta, carcomida y en descomposición no puede asumir el reto y cumplir con la responsabilidad histórica de edificar la ciudad nueva. Los que actualmente trazan los derroteros de la ciudad y diseñan su futuro son aquellos a los cuales estas ta reas deberían ser prohibidas, tanto en razón de su parcialidad como de su inepcia. Mientras siguen estos vaqueros tomando decisiones no hay nada que hacer sino llorar. De tres siglos ibero-moriscos, apenas subsisten tres fragmentos de tardía arquitectura sagrada; cuatro vestigios de edificios públicos de teriorados quedan de una efímera dominación cultural francesa; estos sobrevivientes vetustos yacen a la sombra de los provincianos rasca cielos, ilustrando el vigoroso colonialismo neoyorquino. No obstante, unos siguen asociando lo “ colonial" con lo español. Pero si Tres Cruces dominan el escenario geográfico de la ciudad, tres amos dominan el transcurso de su historia, de tal modo que resulta un eufemismo — por lo menos— decir que Cali fue una ciudad colonial indiana de España. Tanto su historia como sus piedras atestiguan que Cali es ciudad co lonial, y que nunca dejó de sello. En 1989 no ha cambiado nada y Protopolis sigue siendo una ciudad “ en ciernes’’ y un simulacro a la vez inacabado, marchito y carente de personalidad. Los mismos vaqueros de siempre, hoy con disfraces hollywoodianos siguen cabalgando a caballo en sus avenidas —hatopistas— y manejando una hacienda en la cual viven más de un millón de peones. La mancha amorfa de la melcocha urbana se dilata en la geografía bajo el signo del dólar y en los medios de comunicación todas las inversiones en equipamientos se indican a la población en moneda de los Estados Unidos. Cali es una protociudad y la metrópoli balbuceante surgiendo de una sociedad agraria en crisis y en busca de nuevos derroteros. Esbozo caricaturesco de urbe moderna, inscrita en un colonialismo tardío, Protopolis no deja de ser una ciudad de pacotilla y de segunda. Sin embargo y a pesar de estar “ en ciernes” , no funciona, pero se paga, y por medio de costosísimas cuotas cancelables en dólares. T a l como conviene en una ciudad colonial al debe.
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C A P IT U L O
V I
SINTESIS Y CONCLUSIONES: LAS FORMACIONES ESPACIALES'
N o
h a y t e o r ía d e l e s p a c io a l m a r g e n d e u n a t e o r ía
s o c ia l g e n e r a l, sea ésta e x p lí c i t a o
I m p l íc it a .
(Manuel Castells.) L o d ia lé c t ic o e s e l a lm a d e t o d o c o n o c i m i e n t o v e r d a d e r a m e n te c i e n t í f i c o . . . T o d o l o q u e n o s r o d e a p u e d e s e r c o n s id e r a d o c o m o e je m p lo d e l o d i a l é c t i c o . . . S o la m e n te
se m u e v e ,
tie n e
t e n d e n c ia s
y
a c t iv id a d
u n a c o s a , e n la m e d id a q u e tie n e e n sí m is m a u n a c o n t r a d ic c ió n .
.. (Hegel “ La Ciencia de la Lógica*’.)
i ) Beneficiado con ln colaboración de Clima Mosquera Torras, este capitulo de con clusiones se escribió " con cuatro manos".
A pesar de sus dimensiones engañosas, este texto no deja de ser un modesto bosquejo, el marco de un telar en el cual faltan aún mu chos hilos para tejer: el intento quedó corto, resultó Inacabado y nada satisfactorio. Quiza, en razón de su extensión, sus fallas y deficiencias resulten más evidentes que sus logros. Recordemos que en esta oscura reglón del saber, en la cual nos Internamos a tientas, no hay caminos trillados sino estrechos senderos. En este campo del conocimiento no hemos encontrado ninguna “vía magna" Ideal, mágica y luminosa. El texto adolece de vacíos y de desigualdades en el tratamiento de los temas: tesis elípticas, apresuradas o mal sustentadas, atrevidas Incursiones de "amateur" en los campos del geógrafo o del historiador, del demógrafo y del Jurista, Intrusiones de neófito en los patios del antropólogo o del sociólogo, con el único resultado de que muy a menudo la selva oculta el árbol. En el Archivo Nacional, entre numerosos fon dos, apenas pudimos incurslonar en aquellos de minas, ejidos, pobla ciones, Ministerio de Gobierno, tierras y baldíos; nos quedan muchos para explorar. Nuestras repetidas visitas al Archivo Central del Cauca siempre resultaron demasiado rápidas. De los archivos de Antioqula o de Quito, sólo sabemos que allá están, y el Archivo General de Indias es para nosotros tan Inalcanzable como la misma luna. Ciertamente, asumir este objetivo con seriedad obligaba a In dagar más allá de lo perceptible y de lo construido, corriendo el riesgo de tocar todo con poca seriedad. Queríamos saber cuándo y cómo se construye la ciudad o la casa, en cuál ámbito geográfico, sobre qué suelos, quién edifica, para quién trabaja, con qué materiales, en cuáles condiciones y algunas preguntas más. Pero no existían respuestas pre vias formando una base, al contrario de lo que ocurre en otros campos del saber, disponiendo de cimientos sobre los cuales se erigen los co nocimientos. Se dice que uno escribe lo que cree y que luego todos creen lo que uno escribió, pero aquí no se trataba de creer sino de saber. Entonces tocó Irrumpir en los umbrales de la sociología del urbanismo, de la geografía económica de los hábitats, de la historia social de los asientos urbanos, en la economía política de la arquitectura y de la construcción. Describir el surgimiento o la extinción de un determina do modelo formal, significaba evaluar primero el nivel tecnológico alcanzado y éste remitía al grado de división del trabajo, lo cual su ponía la medición previa de las fuerzas productivas. Y todo lo anterior exigía un conocimiento previo de la situación demográfica en un de 747
terminado lugar y momento, lo cual Implicaba la búsqueda desespera da de datos, cifras, censos y, luego, dispendiosos cálculos y cuadros estadísticos. Al final, las cifras siempre resultaban dudosas o Inciertas, poco confiables y, en definitiva, de reducida utilidad. Enfrentados a un oficio tan arduo, por lo menos se pudo formular una primera tests: la investigación exploratoria es un árbol, alto y frondoso. Para colmo, se habla elegido el camino más difícil; es lenta y no tiene fin la labor investigatlva, respetando los métodos y técnicas exigidos por los postulados del materialismo histórico. No obstante, no nos quedan dudas en cuanto al origen de las formas y a la relación forma-contenido. Localtaaclón y morfología de los hábi tats, trazados y redes de relaciones, patrones de los espacios y modelos de disefio urbano, teorías urbanísticas, estilos y Upas arquitectónicos, técnicas Ingenterlles de grandes obras civiles, no ''aparecen" (como la Virgen de Lourdes o la Patasola), ni tampoco se “ crean" (como el universo bíblico), sino que se producen. No surgen porque al, o por casualidad, sino que se elaboran relacionados con una determinada racionalidad, la cual obedece a la lógica de un momento social. El contenido determina la forma y, desde luego, la antecede; por lo tanto es en el contenido donde se halla la explicación de la forma. No obstan te. no siempre se encuentra una forma con modificaciones ajustadas a los cambios que sufre la sociedad, ni un trastorno de igual magnitud. También varia el grado de dlacronia o de sincronía entre ambos. En ciertas situaciones el ajuste es tardío, mientras en ciertas condiciones opera en forma casi simultánea. Por lo general, se podría decir que "eí espejo" no produce un reflejo Inmediato. Es algo asi como el desface entre el trueno y el relámpago. En definitiva, lo que se intentó fue relacionar la producción gene ral de una sociedad con la producción particular de espacios y hábi tats. Observando la naturaleza de la producción de bienes y mercancías, la manera de producirlos y el destino de esta producción, habla que separar y luego analizar uno de sus componentes: la creación de formas construidas y de ideas en torno a ellas. Todo lo anterior, con el propósito de captar y caracterizar unos momentos espadóles, o al revés, inscribir unos productos espaciales en su dimensión histó rica. Fue cuando de estos trabajos dedicados a la "historia de la geografía" surgió la Idea de unos espacios históricos, entonces muy cruda y confusa. Poco después, durante un alto en las labores lnvestlgatlvas cotidianas, la reflexión en tomo a este concepto condujo a una proposición más estructurada considerando, en el movimiento his tórico de la sociedad, el surgimiento de una sucesión concatenada de formaciones espaciales. Y nos convencimos que debíamos observar y medir un determinado hábitat, considerándolo como espacio social ntegrante de una formación socio-espacial. Se evidenció que si el espacio es en primera Instancia una catego ría de la geografía física, los hábitats son su forma superior de exis tencia y su máxima materialización. Siendo siempre un hábitat el 748
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producto espacial resultante de una necesidad social, el espado emana de la sociedad y de sus más diversas y contradictorias exigencias. El espado natural inanimado o pasivo se torna activo y organizado, me diante la presencia y el trabajo del hombre. Este, enfrentado’ a la naturaleza y produciendo su supervivencia, tiene que edificar hábitats: produce espacios vitales y éstos son "productos de la producción". De tal modo que la comprensión de la génesis de un determinado yC hábitat pasa por el análisis de sus fundamentos sociales. Entender la trayectoria de su desenvolvimiento nos remite ineludiblemente al análisis de su desarrollo histórico, cuando de activo se convierte en conflictivo. Asi que, para nosotros el análisis de un territorio o la lectura de un hábitat, exigen primero elevarlo a la categoría de for mación espacial para luego buscar su articulación con las exigencias de una determinada formación social y su modo de Inserción en ella. Resumiendo, considerada como dimensión física y escenario concreto de una sociedad, la formación espacial no es más que la adecuada expresión de la organización territorial que adoptan los hábitats corres pondientes a una determinada formación socio-económica en un mo mento histórico dado. Esta expresión actúa mediante un "amcblamlento" espacial y unos productos construidos y adscritos a la Ingeniería de grandes obras civiles: el urbanismo y la arquitectura. Como se ve, la formación espacial, como categoría de análisis e Interpretación, pre tende unir en una síntesis elementos provenientes de la geografía, la historia y la sociología, con el fin de identificar y caracterizar la pro ducción material formal y estética que experimentan los mismos esce narios de la vida social. En definitiva, el calificativo de formación espa cial designa un concepto de síntesis, asociando tres categorías que se consideran inseparables: tiempo, espacio y sociedad. Es decir, una ca tegoría analítica e interpretativa tanto territorial como histórica, pero incluyendo la sociedad: tres elementos para nosotros lndisoclables. 749
Tratado» urbano»
Categoría* do la pcrlodlxaelAn
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Desde luego, lo social antecede a lo espacial y lo determina. Por lo tanto, nacida de la formación social, la formación espacial es cambian te y se va modificando con ella y al ritmo Impuesto por ella. Este recorrido se puede reducir a la siguiente fórmula y proposi ción: siendo que un modo de producción abarca la totalidad de la cultura material, debe Incluir un modo de producción de h&bltats, y de espacios. Una formación social se inscribe en una dimensión física concreta, adquiere materialidad en el Ambito tangible de un escenario natural: por lo tanto cada formación social debe tener su correspon diente formación espacial. Ahora bien, si se suceden históricamente varios modos de producción y si cada uno tiene su expresión por me dio de formaciones socio-económicos, entonces deben existir correlati vamente unos modos de producción de espacios y sus respectivas formaciones espaciales. SI tomamos como ejemplo Ilustrativo los tra zados urbanos, es fácil Identificar una sucesión histórica de diseños configurando una tipología, en la cual encontramos muy caracteriza dos: la geometría del circulo y el diseño de tipo radio-concéntrico; la “ parrilla" de la retícula ortogonal basada en las paralelas y perpendicu lares, expresando la hegemonía del Angulo recto; el diseño lineal y fi nalmente los conglomerados policéntrtcos (o mult icón tríeos), relacio nados a manera de los planetarios (ver dibujo: Trazados urbanos). Visto desde determinada óptica, este ciclo se puede considerar como parte de la historia universal del urbanismo y del diseño de la forma urbana. Pero lo que aquí nos Interesa, es su relación con el desarrollo histórico de la propiedad raíz, de la división técnica y luego social del trabajo y la subsiguiente división técnica y social del espa cio territorial y urbano, operando por medio del divorcio campo-ciudad. Ahora bien, con el enfoque aquí globalmente esbozado, considera mos que la ciudad es una forma particular de organización espacial del hábitat, que responde al nivel de organización social, alcanzado por una comunidad y que, por lo tanto, surge en un determinado mo mento ascendente de su trayectoria histórica. A l fin y al cabo, lo que se trata aquí es Intentar llevar el mate rialismo histórico hasta el estudio de la génesis de los hábitats y de la dudad colombiana, y luego buscar la explicación do su proceso evolutivo, mediante los postulados y leyes de la dialéctica. Ahora bien, con estos trabajos sobre ''la historia do la geografía” , solo se aspira a llenar parcialmente un vacio en la Investigación histórica urbana, un campo de estudio muy poco desdeñado hasta hora en Colombia. Por lo tanto, aquí nada se Inventa o so innova, apenas se corrige par cialmente una omisión, no más, •
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El siguiente escollo consistió en Identificar y separar estas for maciones espaciales sobre una curva de tiempo. Desde luego, se tropezó con la cuestión de la periodlzación más adecuada. Más grave aún cuando se llegó a la conclusión de que se debía manejar de concierto 751
dos perlodlzaelohes en forma Independiente, pero articulada; de hecho nunca coincidían los cortes en la periodlaaclón de tipo social (o polí tica el se quiere) con aquellos de la dedicada a la producción forma! y estética (o de Upo cultural si se quiere). Debíamos considerar el desfase temporal y el carácter relatado que muy a menudo afecta la producción estéUca o plástica, en loe campos de la arquitectura y del urbanismo; fenómeno normal de desajuste en las superestructuras de una sociedad. En estas condiciones se optó por privilegiar la hom oge neidad y unidad de rasgos que caracterizan a la form ación social Son ellos los. que al fin de cuentas, más van a Incidir para modelar la identidad de un determinado periodo, a otorgarle su persona lidad histórica. De tal modo que tocó hincar nuestros propios hitos, pero es pre ciso decir que nunca hemos encontrado en la form ación espacial armonía, coincidencia y simultaneidad, no hay ni pureza sincrónica absoluta, ni unicidad. En cada periodo encontramos la convivencia articulada de una formación dominante y de formaciones menores, "periféricas* o "paralelas". Y en cada periodo chocamos con el difícil problema de separar lo vigente de lo arcaico y de lo tendencia!. Sin embargo, se logró poco a poco detectar una tipología histórica com puesta por cinco formaciones espaciales principales, y que se enlazan desde el siglo X V I hasta nuestros días.
Se levantaron, paso a paso, muchas incógnitas y muchos enigmas. Pero se debe confesar que superando a la Ignorancia y adquiriendo conocimiento, se fueron desvaneciendo Ilusiones y encantos y a la par con el saber, llegó el desengaño Tocó vivir en carne propia esta obser vación de Simone de Beauvolr, aplicable a la relación dialéctica saberIgnorancia• “ No se gana nada sin perder algo.** Como se dijo, no se trataba de creer sino de saber; el propósito no era nutrir la fe del carbonero, sino ampliar el conocimiento del estudioso. Las Indagacio nes resoltaban destructoras y desmistlflcadoras; no resistían las le yendas. y se derrumbaron falaclosos mitos cuidadosamente elaborados y difundidos, mediante las ideologías oficiales. Nada era como lo hablan contado y a cada pazo el asunto culminaba como en el cuento; “El Rey estaba desnudo". AM fue a lo largo de estas pesquisas a tien tas * en busca de un espacio perdido". Finalmente salló de la investigación la materia prima abaste ciendo una cátedra universitaria. Faltaban tres años más de labores cotidianas para que se convirtiera en producto destinado explícita mente a los demás: un libro. Ahí surgió otro escoUo, pues es bien conocido que una excelente Investigación fácilmente puede mut&rse en un pésimo libro. Quizá este trabajo tenga cierta valides por alguno que otro hallazgo, pero resulte mediocre considerado como libro. Para obviar la dificultad, sortear las trampas de la solemnidad, de la presun ción academicista y de una mentirosa erudición — confusión entre sa 732
ber e inteligencia bastante frecuente en la universidad colombiana, en donde abundan Idiotas que han leído todo— se optó por la amplia libertad formal que comiede el ensaya’ Con todaa estas reservas, ae pensó que de este rápido boceto es licito extraer unas conclusiones provisionales Se tratara en estas últi mas paginas de condensar unas reflexiones y unos hallazgos esparci d o ! a lo largo del texto; reflexionar de manera sintética en torno al fenómeno que lo motivó; formular unos principios, proponer algunas tesis o leyes \ relativas al proceso territorial y urbano que experimentó el país durante los últimos cinco siglos. CONTINUIDAD Y VIGENCIA DEL PROCESO El desarrollo territorial de los hábitats en el transcurso del tiempo es, en el espacio, la Impronta tangible y el medidor muy sensible de la dilatación de las fuerzas productivas, del aumento de la demanda de medios naturales de producción, de la puesta en producción de nuevos recursos vitales y de la creciente división social y técnica del trabajo. El proceso de desenvolvimiento de los hábitats y de surgimiento de ciudades, ligado al desarrollo de las fuerzas productivas y a la ampliación de los medios de producción, es un fenómeno continuo. Inacabado: aún vivo y actuante, no ha concluido. Después de varios siglos, la apropiación humana y puesta en producción del territorio no involucra a más de la mitad de la nación. Aún Inmensos territorios permanecen sin la presencia y el trabajo del hombre, sin hábitats, y carecen desde luego de cualquier tipo de sistema urbano. En el país habitado existe un sistema urbano, compuesto por la suma de diferentes redes correspondientes a diversas fases históricas y a varias formaciones sociales y espaciales. Cada sistema tuvo que respaldar las necesidades y capacidades de una determinada forma ción social. En cada etapa histórica se produce una crisis en el mo mento en que la red de centros se desajusta, se tom a obsoleta y obstaculiza el paso a la formación siguiente. Reunidas las condiciones productivas, sociales y políticas, irrumpe otro sistema, niega el ante rior, lo descarta y lo suplanta. Se elaboran nuevos modelos de poblamlento territorial, otra malla urbana, ajustados a nuevas exigencias. Se observa esta inestabilidad y fugacidad Identificando embriones de poblados, centros en ascenso, pueblos en letargo, ciudades en mar cada decadencia y que quedaron al margen de la corriente histórica. Ciudades como Pasto, Popayán, Santa Marta y Pamplona, por ejemplo, fueron las urbes de una sociedad del pasado y de una época que conI ) Easajio: obra literaria en prora generalmente bravo, m el aparato tu la extensión que requiere un t n t t d a completo robre la m w ir j materia. D e factura m uy libra, trata Un toma que no acota o agrupa va rio» articulo». ti S e acoca uqui la siguiente dofuuetón "D e carácter objetivo, la ley aa una conoo tena «son oaencal y na cea ana. general y reiterativa, existente entre h § fenómenos Sol mundo matar a “ iV Afanaste» Fundamentos de Filosofía.I * * U le » oa una conexión vigente en todo el llampo do existencia de los fenómeno» subordinadas a ella " (Varios autores El materialismo dialéctico e histórico. Editorial Pro* «reto. IfVS I
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tro del espacio correspondiente a la sooledad feudal. Y, por fin, no faltan los hábitats que surgen de las primeras manifestaciones del capitalismo y del colonialismo Imperialista moderno. Desde el siglo X V I hasta nuestros días, cada formación social ela bora sus adecuados Instrumentos urbanos, mediante dos modalidades: 1. La fundación de centros nuevos originales. 2 La adaptación y reelaboración de las ciudades existentes. Desde la conquista espadóla hasta los años 1930-1940 el proceso urbano nacional se caracteriza, más que todo, por la fundación conti nua de centros y redes urbanos. De esta última fecha en adelnnte se manifiesta, fundamentalmente, por la concentración de ln población en las ciudades existentes. LEY DE LA PLANIFICACION DEL ESPACIO SOCIAL Toda comunidad, por reducida que sea, en ln empresa de construc ción de su hábitat y de su organización social, tiene que adoptar un sistema de reglas de concordia y normas de convivencia y, por lo tanto, tiene que planificar y reglamentar el uso adecuado del espado vital. Bien sea por acuerdos verbales vueltas hábitos y costumbres, que se transmiten en forma atávica y se convierten en tradición, o por medio de reglamentas escritos, toda sociedad planifica los espacios de su ámbito geográfico, de su territorio y de sus hábitats. En Colombia, desde el siglo X V I, la historia de ln planificación territorial se asocia y corre paralela con la del desenvolvimiento de la propiedad privada. La planificación física va cogida de la mano con la dilatación del espacio vital, su poblamlento y puesta en producción, la naturaleza y el destino de esta producción, y el surgimiento de las distintas modalidades de la propiedad raíz. Es decir, que la aspiración de entender los mecanismos de planificación Institucional del espacio, nos remite de manera Ineludible al análisis del desenvolvimiento de la propiedad territorial. LEY DEL CAMBIO ESPACIAL VIOLENTO Siempre alguna forma de violencia de clases preside, acompaña e Instrumenta el paso de una formación espacial a otra. Se enfrentan fuerzas sociales opuestas: algunas intentan mantener lo que existe y otras tratan de apoderarse del espacio. Surgen tensiones que Invaria blemente concluyen con un conflicto abierto y una agresión; Inclusive se podría considerar el estallido de una pugna, en un determinada lugar del territorio, como Indicio de una crisis social aguda antece diendo o acompañando una mutación y el paso de una formación espa cial a otra. La violencia se erige como el modo de resolución de los contradicciones sociales surgidas en torno de la apropiación del suelo, del espacio vital, es decir el productivo y residencial. Agresiones y conflictos se suceden, de manera continua, lmpactando Igualmente a la sociedad y a su espacio, como: la intrusión Ibérica y su penetración en la formación socio-espacial aborigen, la Imposi ción de las leyes del Consejo de Indias, los pueblos formados por 756
coerción y con grupos deportados, como son los reales de minas, las ••reducciones" de encomiendas o "de doctrina", las arremetidas expo liadoras del sector mestizo contra los "pueblos de Indios", los conflictos de jurisdicciones entre ciudades "de españoles" y villas "de vecinos libres"; después de la Independencia la liquidación de los latifundios del clero y la desintegración de los resguardos, el establecimiento de la economía parcelern de los estancieros manumisos, la sustitución de la hacienda por la plantación de exportación, las múltiples guerras territoriales de estadistas-latifundistas y la construcción del latifundio republicano; 1a colonización agraria popular de los baldíos de laderas entre 1850 y 1040; la "colonización cañonera" costera norteamericana de principios del siglo, desde Panamá hasta el enclave de la zona bananera de Santa Marta; la minería de dragas dispersando la mi nería arcaica tradicional chocoana; y entre 1045 y 1005 el salto brusco de una formación espacial agraria a la urbana moderna, que dejarla un saldo de 300.000 muertos y tres millones de desterrados. 1
F O R M A C IO N E S P A C IA L IN D O A M E R IC A N A
Limitándonos al presente objeto de estudio, la formación espacial americana prehispánlcn se caracteriza, en primer lugar, por la diver sidad de los hábitats y su carácter terrltorlalmente extensivo y regado. Quizá en el poblamlento de migrantes, provenientes de distintos orí genes geográficos, de los más diversas culturas y en diferentes épocas, se encuentra la razón de su diversidad lingüistica y cultural. Como bien señala Paul Rlvot, este continente tuvo un poblamlento por m i graciones y la primera colonización de estos tierras no vino del occi dente, sino del oriente y se realizó en épocas recientes. De tal modo que para nosotros lo que más diferencia esta formación sodo-espaclal es su carácter autónomo, auto-dinámico, y multicultural: los colonos elaboran sus hábitats en función de sus exclusivas necesidades vitales. Pero estas primeras colonias tendrían que construir un nuevo hábitat en condiciones geográficas y climáticas desconocidos y sometidas a las limitaciones de comunidades domésticas primitivas, con un bajo de sarrollo demográfico y un reducido nivel tecnológico. En el momento de la conquista española, la historia de su sedentarlzaclón se plasma en la extrema diversidad que consignan los Intrusos en sus crónicas. Esta gran variedad en las modalidades del poblamlento territorial y de organización social, Incluye, desde pe queños grupos nómadas hasta comunidades agrícolas sedentarlzadas en sociedades comarcales; llegando hasta confederaciones bajo una organización polltlco-admlnlstratlva centralizada, con embrión de apa rato estatal, planificación territorial, y redes de relaciones y de Inter cambios con otras comarcas. Obviamente, su grado de pacifismo o de belicosidad, frente a los Intrusos, es proporcional a la calidad y canti dad de medios naturales de producción, en relación con una determi nada densidad demográfica territorial; no es más quo el reflejo del apego de los comunidades campesinas a su hábitat y del trabajo que Invirtieron en su edificación. 757
S ita misma variedad te verifica en la tipología organizativa de loa hábitats: desde aquel de Upo rural fam iliar aislado hasta formas de nudearlxaclón, incluyendo una amplia gama típológlca, desde la aldea hasta centros complejos. No obstante, los escasos datos disponi bles parecen indicar el predominio de modos de organización socioespacial, que se podrían llamar sociedades agrícolas aldeanas. Obviamente, la aldea es el Upo de nüoleo de más fácil lectura para el Investigador y, según parece, era el modelo de agrupación de mayor difusión en el territorio a principios del siglo XVI. Aldeas y poblados se caracterizan por unos rasgos que se corresponden con su baja de mografía y la consiguiente necesidad de un trabajo comunitario o aso ciado, en Uerras de propiedad colectiva. Se enUende de por si que ia so cialización del trabajo, de la producción y de sus beneficios, coinciden con la socialización del espacio, tanto productivo como residencial. Entre estos rasgos, sobresale el diseño circular del poblado rodea do por las tierras de cultivo y más allá las sonas de recolección, do pesca y de cacería; el anillo de viviendas alrededor de un generoso espado de disfrute colectivo evidencia una búsqueda de unión y un patrón de diseño, que encontramos en el transcurso de la historia hasta hoy en las más variadas laUtudes y en canUdades de sociedades p ri mitivas rurales, con escasa división social. Desde tiempos atrás pequeñas sociedades primitivas asláUcas y americanas, sedentarias y agrícolas unas, nómadas y de pastoreo otros, como en el caso de las llanuras de Norteamérica, casi siempre ordenan la organlaación espacial de su hábitat residencial aldeano, según el modelo del átomo: el núcleo central Ubre y colectivo, rodeado por las unidades familiares. En Colombia prevalece, desde los tiempos p re his pánicos hasta las épocas más recientes, esta clvUiaación comarcal al deana con asentamientos, reuniendo desde 5 ó 10 hasta 50 ó 100 hogares. Pasando este umbral, el diseño se altera, volviéndose el con junto más complejo; no obstante el esquema celular y nuclear se mantiene a nivel de las unidades constitutivas, llámense vecindarios o barrios, tal como se verifica en Pueblito o Burltaca. La geometría del circulo prevalece en el diseño, tanto de los núoleo» residenciales colectivos como en la misma vivienda. 8e verifica su generalización y amplia difusión territorial, lo mismo que su larga persistencia histórica, a pesar de los embates de las Instituciones es pañolas, del clero de doctrina y hoy de los misioneros; lo cual ates tigua no sólo la capacidad de resistencia de la civilización amerindia, sino también la fuerza de las tradiciones materiales ancestrales, cuan do conservan su vigencia por medio de prácticas sociales actuantes. La amplia plaza es la "piedra angular" y el pivote organizativo del conjunto, su mismo tamaño refleja su Importancia, ocupando la mayor extensión del área total. Es un recinto multl-usos y tiene un carácter benéfico, con el granero colectivo de acoplo del excedente productivo; es espacio ritual y ludico de fiestas multitudinarias y de 758
alegría, en relación visual y funcional con todos los moradores; cada morada esta en igual situación del disfrute del área central. El circulo es la óptima geometría de la reunión y del diálogo. La casa presenta las peculiaridades resultantes de la adaptación a un clim a y a la provisión de materiales que proporciona el entorno, pero también se concibe como un recinto circular en espacio único, con asignación de funciones a los distintos lugares sin que eso Impli que divisiones con paredes Interiores. Se circula libremente alrededor de la vivienda, sin los Impedimentos de linderos y cercas, y asi se multiplican las posibilidades plásticas de numerosas visuales. La v i vienda unlfam illar construida por loa mismos moradores (y quizá por ayuda mutua, según parece, midiendo el tamaño descomunal de oiertos cimientos Uticos en Pueblito y Burltaca) es la regla, y se edifica con materiales vegetales blandos y putrescibles; en tierras frías se busca una mayor protección con la adición de la tierra, en los cerramientos, y la técnica de la formaleta para el bahareque. En cuanto a la bóveda celestial del techo circular y cónico, fuera de razones tecnológicas, expresa qulsá una vLslón del cosmos y una actitud filosófica frente al universo; no es nada excepcional, siendo que todas las sociedades que incorporan el mito al desconocido cosmos en sus ritos religiosos, mlmetiaan este Ultimo mediante la cúpula. La piedra, cuando abunda, no se usa en la arquitectura pero si para cimientos de viviendas y, más que todo, en obras de interés co lectivo, muros de contención, obras púbUcas, canales, acueductos y puentes, escaleras y calzadas, enlosados de plazoletas, lo mismo que para el arte escultórico de la funeraria o los petrogilfos. En Burltaca, Pueblito y otros asentamientos de la misma reglón, se diseñó una ar quitectura de vegetales para un urbanismo de minerales: casas de ma dera en una ciudad en piedra. Es como un matrimonio contradictorio entre una arquitectura de madera muy fugaz y un escenario urbano Utico e Imperecedero, No se ve divorcio entre arquitectura y urbanis mo, pero sí una armoniosa fusión entre ambos. La arquitectura en este caso no es la casa, precaria y fugaz, sino lo perdurable: la ciudad. Entonces es una arquitectura de obras de urbanismo, de volúmenes concebidos a escala urbana. Caminos y muros de contención, plazole tas acopladas con desniveles, canales, pozos y acueductos, terrazas gemelas y la profusión exuberante de la tipología de escaleras priva tivas o públicos, constituyen un catálogo de objetos y espacios urba nísticos pero a los cuales se dio tratamiento plástico y estético de volúmenes arquitectónicos. En ciertas sociedades la casa es multifamtllar, es el albergue de una comunidad y producto de un trabajo en cooperación. De esta con cepción cósmica llevada al diseño de los hábitats, quizá lu muloca ama zónica sea la más sofisticada manifestación arquitectónica. El caney, o maloca, es en este sentido e históricamente la primera vivienda colectiva en estas latitudes. Mediante la unión entre urbanismo y arquitectura, logra la fusión espacial y organizativa entre lo colectivo y lo individual. Tanto por su concepción y su diseño, como por sus Im739
pllcaclones sociales, este “m ultlfainlllar" de 1m comunidades domésti cas, prehlspánicas y contemporáneas, es para nosotros la más acabada sintesis de un hábitat; un pueblo radio concéntrico bajo techo único, manifestación construida de la cohesión de un grupo humano, de su alta cultura residencial y urbanidad. Macro residencia pero micro ciudad, aldea concentrada en una estructura única y global bajo un solo techo, perfecta célula socioespacial nuclear y gravltacional, especie de unidad vecinal o residencia colectiva en casa gigante compartida, multlfamlllar horizontal en una sola planta (un mismo nivel para todos), simbiosis entre el elemental albergue privativo familiar y el conjunto comunitario piurl-usos: estos son algunos rasgos de la maloca y los calificativos y lecciones que su gieren sus logros. Hábitat total y de sintesis, fusión entre urbanismo y arquitectura, armonía entre lo comunal y lo individual, articulación entre los espa cios de unos pocos y aquellos concebidos para todos, reunidos en un solo conjunto pero formando anillos concéntricos y ligados por una red de relaciones circulares o radiales, quizá la maloca selvática sea hoy la máxima glorificación de la geometría “ cósmica” del circulo. Hay hechos sociales y espaciales, pero todo acontecer social ocurre en una dimensión espacial concreta y mensurable. En el caso de estos hábitats no hay dudas sobre una estrecha relación entre una ‘'geome tría” social de nuclearización, para la solidaridad y la cooperación, y la correspondiente geometría urbanística y arquitectónica: son dise ños que favorecen la cohesión de una comunidad. De esa planificación “ natural” resulta una adecuada unidad entre lo social y lo individual, entre la aldea y la casa, ambos diseñados a partir de los patrones de la geometría del circulo. Esta última se puede considerar como expre sión de armonía social, espacial y plástica, lo cual no escaparla a los filósofos de la felicidad en medio de la concordia social. Por su carác ter ideal, la ciudad circular (o radio concéntrica) motivarla una bús queda desesperada y constante de los visionarios, desde el Renacimiento hasta nuestros dias. Tanto en el siglo XV (Filarete) como en el X V I (Leonardo de Vinel), luego con Ledoux (Are Se nana) o los socialistas utópicos del X IX , tanto en Owen como en Howard, y aquí desde Cota hasta Uribla, fracasarla esta búsqueda ilusoria del supuesto paraíso perdido. Finalmente, y es otra lección de nuestras limitadas observaciones, es menester en ciertos casos no sólo relacionar sino también equilibrar los múltiples factores, dando su configuración y su especificidad a un hábitat. Asimismo, hablando de sociedades con escaso desarrollo tec nológico, es preciso otorgar su Justo peso a consideraciones que pierden importancia en sociedades que adquirieron un mayor dominio en la construcción de obras civiles. En el caso que nos interesa se evidenció cómo la forma, en alto grado, depende de las condiciones impuestas por el medio geográfico. De hecho, es obvia la marcada incidencia de la topografía en el ca rácter y el volumen de las obras de urbanismo. Concretamente, una 760
determinada cantidad de esfuerzos y trabajos, la selección, el procesa m iento y el manejo de los materiales, el uso de una tecnología construc tiva, el grado de cuidado de los acabados y finalmente la configuración de un espacio, una determinada estética de los volúmenes y una plástica del conjunto unificada por la diversidad, se originan en los accidentes de una topografía y en la inclinación de una pendiente. 2
F O R M A C IO N E S P A C IA L D E L A C O N Q U IS T A C O L O N IA L IS T A
Ironía del transcurso histórico, un continente cae en poder de las dos naciones europeas que eran entonces aquellas que menos tenían la capacidad de explotar sus Inmensos recursos, medios de trabajo y de producción. España y Portugal se adueñan de un patrimonio, del cual no están en condiciones de aprovecharse sino parcialmente y en form a más parasitaria que productiva. Latinoamérica no "nace” de) capitalismo sino del feudalismo. Esta contradicción originarla, entre la extensión ilimitada de los medios naturales de producción y el re ducido nivel de las fuerzas productivas, trae la consecuencia de una prolongada crisis demográfica y productiva. A su vez, esta determina el ritmo y las modalidades del poblamlento territorial, y los patrones que adoptan los hábitats. Considerado aquí como agresión armada y empresa militar, usando una estrategia de guerra, y la prolongada resistencia de las poblaciones agredidas, este periodo se inicia en Urabá en 1510 y concluye con la guerra ae los pljaos por la liberación hacia 1630. No obstante, se distinguen varias fases en el transcurso de estos 120 años: a ) La exploración costera hasta 1525 y el fracaso de los estableci mientos españoles. b) La implantación de bases militares marítimas definitivas en el litoral Caribe, 1525-1536. c ) La penetración andina y la primera red urbana colonialista, 1536-1560. d) La estabilización urbana, la estructuración administrativa y la consolidación económica regional, después de 1560. Entre los criterios que llevaron a la división de estos etapas, resul ta rellevante la actitud asumida por los expoliadores, frente al dominio y la propiedad de los territorios Invadidos, distinta de un periodo a otro: 1. Hasta 1536, el carácter meramente exploratorio de las primeras incursiones y “ correrlas de rancheo y rescate", privilegia el saqueo de oro elaborado y usado por las comunidades del litoral, excluyendo la idea de sedentarlzación. Por lo tanto, poco se preocupan los agresores por el dominio definitivo de las tierras, por su adjudicación, su registro, titulación o herencia. No se encontraron registros escritos de las fun daciones y mercedes de tierras o solares urbanos en Santa Maria, San Sebastián, ni tampoco en Santa Marta y Cartagena. Prevalece la idea de apropiación rápida de la producción sobre el concepto de propiedad permanente de los medios de producción. 761
2. Las políticas reales de colonización sedentarizada y de admi nistración, la codicia y las guerras intestinas entre bandas enfrentadas, caracterizan la etapa siguiente, desde 1537 hasta 1560. Entonces se re gistran con sumo cuidado las mercedes territoriales y los repartimientos de encomiendas, es decir, la propiedad permanente asegurada de los medios de producción, hecho que Ilustran los casos de Tunja, Anserma, Cartago y La Victoria. 3. Finalmente, en la etapa de la estabilización, además de lo ante rior, se afianzan los conceptos de “vecino principal” y de “ hijodalgo de solar conocido” . Es cuando surgen los primeros planos urbanos de tipo catastral, mencionando el nombre del poblador tributarlo en cada solar, tal como ocurre en Toro es 1573. En comparación con el periodo anterior, pero considerando úni camente los fenómenos que conforman el presente objeto de estudio, la nueva formación espacial presenta estos rasgos principales: a ) Paso del auto-desarrollo libre al desarrollo inducido e Impuesto. b) Sustitución de la planificación "natural” por la colonialista. c) Contradicción entre la extensión Ilimitada de los medios natu rales de producción y el reducido nivel de las fuerzas creativas, trayen do la consecuencia de una prolongada crisis demográfica y productiva. d) Marcada disminución del territorio vital y paso al reducido poblamlento español, por medio de escasas “ ínsulas” y enclaves, con figurando una exigua red de aldeas. e ) La diversidad y la creatividad Imaginativas caracterizaban el diseño de las aldeas, pueblos y ciudades americanas autóctonas. La repetición de un modelo único y la monotonía son los rasgos dominan tes de la intervención hispánica. f ) Anulación de la propiedad comunal, expropiación e implanta ción de la propiedad territorial privada. g) Crisis y desaparición de la geometría del circulo e implantación hegemónlca definitiva del trazado urbano, basado en el ángulo recto. h ) Surgimiento de la ciudad como Instrumento y reflejo del Esta do colonialista. #
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A partir del siglo X V I un orden político y un régimen Jurídico nuevos, antagónicos con el anterior, rigen el diseño de la ciudad, pre siden a la conformación de los espacios y los derroteros de los patro nes arquitectónicos. La Irrupción hispánica significa la crisis de una sociedad, la extinción del desarrollo territorial autodinámlco e inde pendiente, la implantación de una nueva concepción del espacio considerado como objeto de apropiación y bien de cambio y una nueva formación espacial; de alli en adelante el país experimenta un pobla mlento y un desenvolvimiento, inducidos desde metrópolis externas; se planifica la organización territorial desde un lejano centro "emisor” y el país se convierte en "receptor” . L a presión de exigencias eco nómicas exógenas engendra el correlativo aumento de la desigualdad en 762
el desenvolvimiento territorial. Estas necesidades actúan en forma dictatorial soore la geografía y la formación de nuevos hábitats; inciden en las modalidades del poblamlento, en la división espacial de la pro ducción y en la Introducción de nuevas condiciones de trabajo. Para efectos de este estudio se tornan de gran importancia estos postulados y tesis: 1. Territorio colonial desde el siglo XVI, experimenta en varias oportunidades un “ cambio de mando’’ externo, bien sea político, eco nómico y cultural, cuando no combinado, originando modificaciones espaciales. Estas alteraciones del espacio tienen por objetivo priorita rio, pero no exclusivo, adecuar el territorio a las necesidades económi cas de abasto externo. Los cambios se originan en un emisor cultural e impactan el organismo receptor. En este territorio-apéndice sometido a la metrópoli, la carencia de autonomía, las condiciones del vasallaje económico y político provocan unas deformaciones e hibridaciones cul turales y un mestizaje generalizado de la vida material y cultural. 2. La planificación “ natural” es sustituida por los códigos de la planificación colonialista: primero por el Consejo Real de Indias, sus normas de poblamlento, prescripciones sobre fundaciones, reglamenta ción de la propiedad, código de urbanismo y de construcción, condén sanos en el Cedulario Indiano: una planificación “ a distancia ’ y por correo, llegando en carabelas. Las primeras provisiones a Pedro Arlas Dávila, en 1513, aquellas de Carlos' V de 1525, seguidas por las nume rosas provisiones de 1550, 1563, 1573 y 1593 condensan la doctrina del urbanismo indiano Imperante en Colombia desde la Conquista hasta las iunaaciones de principios del siglo X X . En el siglo XVuo. ias rexormas borbónicas incluyen normas tendientes a racionalizar la organi zación administrativa y tributaria del municipio y la sectorización interna de la ciudad. En el siglo X I X las necesidades comerciales del imperio británico y el Tratado de Libre Navegación, Amistad y Comer cio, con Inglaterra, se tornan en un poderoso factor de readecuación territorial. Inciden tanto en la planificación territorial de la red de comunicaciones como en la misma renovación de los sistemas de trans porte, la creación de puertos marítimos y fluviales, y la organización de polos de exportación e importación. Desde finales del siglo X I X las inversiones norteamericanas son las que más Inciden en la remodela ción territorial, en el “ rapto-anexión" del puerto de Panamá, en la puesta en producción de zonas vírgenes, la formación de hábitats productivos primarios y el surgimiento de nuevas redes de centros uroanos. A partir de 1920 tienen su sede en Washington los organismos planificadores y sus misiones son aquellas que modelan el espacio na cional: construcciones de los muelles de Buenaventura y de BarranquiHa, la fundación de Barrancabermeja, las redes “ urbananera” de Santa Marta, minera de Condoto-Dertegul-Andagoya, petrolera del Catatumbo y Tlbú, primera y segunda misión Kemmerer, misiones Currie y de David Lilienthal. L a modernización de las ciudades aotúa primero con “ planificadores” norteamericanos como la Andian 763
en Cartagena, Parflsh en Barranqullla o la Ulen Co. y Wootard en la Costa y en Mantéales, y veinte años m&s tarde, con base en los planos directores de Wiener, Sert y Le Courbusler. Asi se verifica la antigüedad, la continuidad histórica y la vigencia de la planificación del territorio y de la ciudad, lo cual sugiere la si guiente tesis: en cada fase histórica la sociedad, bien sea mediante normas orales, hábitos o tradiciones basados en prácticas sociales repetidas, reglamentos escritos, leyes, normas, prohibiciones, coerción y castigo promulgados por Instituciones especializadas, prescribe unos códigos tendientes n ln planificación de la ocupación, apropiación y uso del suelo (y de las aguas), bien sea éste territorial o urbano, público o privativo. 3. Ln necesidades del "emisor" engendran desigualdades locales o regionales. En un determinado momento histórico no surgen en forma sincrónica, en la totalidad del territorio, unas manifestaciones espacia les y culturales iguales en cuanto a su naturaleza, modalidades y r it mo. Por el contrario, cada época presenta una imbricación heterogénea, evidente en el dlseflo de las cludndes y en la producción arquitectónica. Bien que mol, conviven lo local y autóctono con lo exógeno importado, coexisten distintos grados y niveles, lo mismo que variados patrones y estilos, formas y corrientes. •
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El aborigen está tan presente como el espafiol en el origen de las ciudades del siglo XVI. Si el segundo la fundó, el primero decidió por medio de su resistencia sobre su localización definitiva. Los primeros centros no se emplazaron donde querían los agresores, sino donde los toleró el agredido; su localización y la primera red urbana permanente resultan, tanto de la acción del Invasor como de la reacción de los in vadidos. Además, la civilización prehispánica dejarla su impronta en la propia fundación hispánica; seguirla vigente la tradición lndoamerlcana del uso de la piedra para las obras de urbanismo: cimientos, gradas del atrio del templo, enlosado de calles, pilas y piletas y acequias del acueducto, atestiguan la contribución aborigen en la edificación de la ciudad de conquista. El ritual teatral de la fundación por los conquistadores no es más que un ceremonial acompañando la notificación de los habitantes de su ex propiación, del paso de sus tierras a manos de los expoliadores y de la sustitución de la propiedad comunal por la privada. Registrada por escrito esta ceremonia, la escritura llega a América entronizando las "escrituras" de la propiedad privada. La historia escrita y documental se Inicia asociada con el paso de la propiedad comunal a la privada. Fachada ceremonial y exorcismo de un delito, el ritual de la fun dación es un procedimiento de simulación, tendiente a dar a un despojo violento y arbitrarlo un rostro de legalidad. Es un acto quo pertenece más al derecho que al urbanismo y del cual obviamente está ausente la arquitectura. La fundación, considerada como ceremonia produce, 764
más quo una mítica ciudad, una Ilusión de poder y de propiedad de un lugar y de su ontorno y ln perspectiva de concretarse luego esta apropiación. La plaza es el espacio escénico elegido y previamente despe jado para facilitar el desarrollo do este espectáculo Imponente y dra mático. Se acentuarla luego este carácter, con la formación de su marco por medio de los edificios y de la arqultecura sagrada e Institucional. Pero hay más, y es que estos actos meramente legnles y materia les, se refuerzan mediante un simbolismo algo más trascendental. Es preciso significar este acto por medio de una feoha y también de un lugar. Este último ndqulere en seguida un carácter sagrado: se separa del entorno y se aísla de la Impureza del hábitat aborigen, afirmán dose como sitio y enclave de la civilización cristiana, rodeado por paganos. En medio de la barbarie americana, se sacrallza de una vez como lugar elegido para Irradiar dicha civilización. Dos símbolos con cretos significan de manera tangible e Inequívoca esta sacrallzaclón de la plaza: el árbol de la Justicia y la cruz. Por analfabeta, miserable, rufián y prófugo de la Justicia que sea en su tierra natal, el soldado vuelto poblador se convierte en artífice y mensajero de esta empresa de civilización; se eleva socialmente y ndqulere otra categoría, cuando se le nombra "vecino principal" y "encomendero de Indios de la Corona". Ejecutada esta expropiación y traspasadas las tierras, pierde vi gencia la fundación con actas y ceremonial. La fundación luego se hace progresión, sin fecha, anónima y el ritual — hecho Inútil— se extingue en el siglo X V II. La expropiación de los aborígenes concluye con la Introducción de la propiedad privada y el desarrollo de las diversas modalidades de acceso a la propiedad raíz, como son: a) Mercedes reales. b) Ilcpartimentos de los cabildos. c) Composiciones de la haclendn real. d) Compra-venta entre particulares. c) Adjudicación por el Estado de las tierras baldías. El hábitat de conquista se estructura con base en categorías de propiedad, urbanas unas y rurales otras, particulares varias y públicas otras. Asi se tiene: 1. Predio residencial urbano particular: el solar, módulo sencillo, doble (media cuadrn) o cuádruple (cuadra de solares), según méritos, todos definiendo lo que hemos llamado el latifundio urbano. 2. Anillo suburbano de las tierras ejidalcs destinadas al crecimien to de la ciudad, con fines a la vivienda y administradas por el cabildo, 3. Dehesas y propios o sen tierras de pastos alquiladas por el ca bildo. 4. Estancias "de pan", particulares y tituladas, o sen de pequeños extensiones de cultivos de nbosto urbano familiar, medidas en pies. 765
La ciudad de conquista es exhibición de poder, por ser sede e Instrumento del Estado. Asi lo prescriben a todo lo largo del siglo X V I las provisiones del Consejo en 1513 y 1525, Benalcázar en 1538, Felipe I I en 1573 y Vargas Machuca hacia 1580. Si la cuadrícula y el trazado ortogonal son la geometría de la pro piedad privada, la Plaza Mayor es la expresión física de una ideología de la fuerza y de la represión; desaparece el espacio de la fiesta y de ln ale gría y da paso al espacio de la solemnidad y del castigo; el diseflo estrictamente ortogonal no une sino que separa y divide. Pasando del circulo al ángulo recto y al cuadrado, no sólo se cuadran la Plaza Mayor y los linderos de las propiedades privados, sino que también se "cuadra” y se afirma una Ideología. El espacio se iden tifica con una doctrina social y una forma adquiere su contenido ideológico especifico.
Relación y Oposición Campo-Ciudad La oposición campo-ciudad tiene en Colombia unos ralees históri cas muy antiguas y que en ciertos momentos se apartan del fenómeno europeo, analizado por Marx y Engels. Ellos Identifican la oposición campo-ciudad y la dictadura de la segunda sobre el primero, como manifestación de la separación trabajo-apropiación del producto y co mo fase de la división social y espacial del trabajo, en algún momento de su proceso. Pero en Colombia la intrusión colonialista hispánica del siglo X V I trastorna este patrón. De entrada provoca una contienda; los invasores emplazan en seguida unas fortalezas urbanas, como bases de sometimiento de los hábitats rurales del entorno. Es decir, que de entrada la oposición campo-ciudad se enmarca en las condiciones singulares de una agresión militar, de una guerra colonialista de con quista y de su estrategia bélica; no ocurre como etapa "normal” , en el transcurso de un autodesarrollo histórico y económico. L a ciudad antecede, en lugar de ser resultado, y se afirm a desde el primer día como centro del poder sobre un ámbito territorial. Los Invasores espa ñoles se radican en sus ciudades-campamentos, enclaves extranjeros en las sociedades territoriales americanas y se enfrentan a la pobla ción campesina aborigen. La oposición campo-ciudad se manifiesta por medio de una agresión armada y en su etapa inicial es de categoría m ili tar más que económica. Solamente más tarde, en los siglos X V III y X IX , en nuevas áreas de poblamlento rural y agrícola, se darán los procesos "clásicos” de la separación y oposición antagónica campo-ciudad. Asi que el conflicto campo-ciudad, aunque con formas y modalidades di versas, está presente en cada época histórica del país; se recrudece después de la Independencia, cuando se multiplican las arremetidas de origen urbano que oonlievan al latifundio republicano. Además, 768
varias de las contiendas llamadas “ guerras civiles” no fueron más que el resultado, llevado al extremo, de pugnas entre el poder feudal en los campos y el legal del Estado en la capital o en alguna metrópoli regional. No obstante, en la trayectoria histórica nacional no se puede di vorciar la separación antagónica campo-ciudad de la dependencia co lonialista satélite-metrópoli, actuando esta última como marco general primario, a un nivel superior y dictatorial. De todos maneras, siendo generalmente producto director de una fase inicial de la división social y espacial del trabajo, la ciudad se convierte luego en el h&bltat humano donde ésta adquiere su mayor intensidad, diversidad y especialisación. Estos factores, & su ves, gene ran de manera ineludible la más densa e intrincada red de estrechas relaciones sociales de interdependencia, indispensables para asegurar la vida material diaria de los moradores. Ley
de la R e la c ió n O r g á n ic a Ciudad-Estado
En cuanto se refiere al conflicto campo-ciudad, se pudo verificar en múltiples estudios la vigencia de unos postulados clásicos sobre el origen y la evolución de este fenómeno social. Asi que compartimos la tesis general expresada en La Ideología Alemana y luego desarrolla da en otros trabajos por Marx y Engels: L s división del trabajo dentro de una nación se traduce, ante todo, en la separación del trabajo industrial y comercial con respecto al trabajo agrícola y, con ello, en la separación do la ciudad y e l campo y en la oposición de sus intereses.
Más alia, y en otras obras, analizan repetidamente cómo luego los antagonismos conllevan al fortalecimiento del poder en la ciudad, al sometimiento de la sociedad rural al aparato urbano de este poder, hasta volverse hegemónico y dictatorial. Entonces, generalmente, el aparato que se llama Estado actúa desde el lugar en donde se concen tró con sus instituciones y servicios, la ciudad. Eso, como explica Engels en el “Antl Duhring” y resume Maurice Godeller. por lo que el Estado . . . se desarrolla cuando los individuos que satán al servicio de la comuni dad ponen a esta a su servicio y transforman su poder de función en poder de explotación, sin dejar de asumir les funciones da ínteres general que se les habían confiado y que siguen sirviendo pare justificar su dominación ( . . . ) y se unen finalmente pare form ar una clase dominante.
Es la Idea que retoma desde la visión sociológica Manuel Castells, en estos términos: Históricamente, hubo posibilidad de "ciudades” , es decir de une concen tración residencial que no v iv e de un producto agrícola directamente conse guido mediante el trabajo de la tierra in situ, a partir del momento en que hubo un plus producto (excedente) agrícola y su apropiación por una clase de no trabajadores ( . . . ) Asi que las “ ciudades” fueron le forma especial y la organización social expresando a la vez la gestión-dominación de la clase explotadora y e l lugar de residencia (y do consumo) de esta clase y de sus aparatos y servicios, mientras los “campos” eran el mundo donde vivían y trabajaban ln “masa fundamental" de los explotados.
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Con lo anterior quizá podemos esbozar una definición de ciudad (desde luego parcial e insuficiente, siendo que la relación dominiosujeción actúa también dentro de la urbe) que permita entender el origen y la evolución de la oposición campo-ciudad, desde las posicio nes del materialismo dialéctico, es decir como matrimonio de contra rios. En efecto, según se vio, la ciudad surge y se desprende de la sociedad campesina en una fase superior de su desarrollo, para resolver los interrogantes nuevos que se van manifestando en el transcurso de su desenvolvimiento demográfico y productivo, entonces se aparta un grupo encargado de formular, promover, implementar y hacer respetar unos nexos y relaciones nuevos con una complejidad superior. Lo hace adoptando un lugar de óptima ubicación en cuanto se refiere a centra lización y distancias, con una modalidad de hábitat distinto y que se distingue por la densidad demográfica, la solidaridad social obligada de sus moradores, la multiplicación de sus nexos, la compacidad orgá nica de los construcciones y la indispensable continuidad urbanística y arquitectónica. De tal modo que coincide históricamente el nacimiento de la ciu dad con la especialización técnica en la producción, la división social del trabajo, la consecución de un excedente, su apropiación por un segmento social, el surgimiento de las sociedades estratificadas en clases antagónicas, la aparición de una clase dominante y el Estado: siendo la primera un instrumento indispensable del último. Así la ciu dad se puede definir como la expresión espacial y el reflejo de un hecho histórico y social: el nacimiento del Estado. Por lo tanto, y durante cinco siglos, la ciudad colombiana nunca fue lugar de la producción, pero si de su acopio, de su apropiación es peculativa y de su consumo y, más que todo, el lugar e instrumento desde el cual la oligarquía y su Estado someten el ámbito territorial de la producción y del trabajo.
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El modelo urbanístico basado en la parrilla reticular ortogonal y en un espacio colectivo central único y sacrallzado, la Plaza Mayor, reduce tanto los espacios libres públicos como las posibilidades creati vas del dlsefio arquitectónico. Sin oblicuas, diagonales o transversales, con una trama con paralelas y perpendiculares, desaparecen los sis temas radiales y las vías convergentes hacia un espacio de remate, en dónde valorar el objeto arquitectónico. El estricto trazado en damero excluye el remate visual en un lugar público, con un cierre de la pers pectiva mediante un edificio. La misma localización del edificio en un solar de cuarto, o de media cuadra, impide su concepción y con templación perimetrales, reduciéndose, en el caso más óptimo y bas tante escaso, a tres fachadas generalmente vistas a una distancia que corresponde a una estrecha calle, de 10 varas entre paramentos. Tanto estas dimensiones raquíticas y la falta de predios de cierta mag 770
nitud, como la carencia de amplios espacios libres públicos y la mar cada pobreza de los moradores, limitan la plástica de la ciudad indiana; excluyen de entrada la posibilidad de una arquitectura con propor ciones monumentales. El propósito de una obra de grandeza es incom patible con la pequefiez de su marco. El paisaje urbano se empobrece perdiendo las vistas axiales sobre el hecho arquitectónico. En el rígido mallaje de la retícula, operando la dictadura de vías paralelas y perpendiculares, es cuando la esquina se torna el lugar privilegiado, en dónde exhibir dos fachadas de un edi ficio. Pero el trazado de las vías y la cuadra normatizada partida, pro híben la concepción perimetral del diseño arquitectónico. Allí radica una contradicción de la fundación de conquista. Dise ñada con un urbanismo de ciudad se Inicia y perdura durante mucho tiempo con una arquitectura aldeana; no hay relación alguna entre las dimensiones de la cuadra o la extensión del predio residencial y el raquítico ranchito esquinero, en el cual se alojó el poblador. En varias épocas se tratarla de escapar a los limitantes estéticos de la manzana cerrada. En los siglos XVII, X'VIII y X IX se buscaría adentro la valoración del edificio, la relación visual espacio-volumen y la distancia que no se podía lograr afuera; resultaría un amplio catálogo tipológico de patios y claustros. Desde finales del siglo XIX, se buscaría en la verticalidad un desarrollo horizontal Imposibilitado por la exigüidad predial. Génesis del Municipio Hacia finales del siglo X V I se evidencian los resultados de una centuria de planificación territorial de conquista, con una red lineal de aldeas-campamentos militares y de puertos de desembarco. Se des tacan dos tipos de asentamientos segregados: a) La noble ciudad de españoles. b) El pueblo de indios de encomiendas (o "de la Corona” ). Tres categorías físico-demográficas de manejo administrativo y territorial: a) El lugar. b) La villa. c) La ciudad. También se configura un primer esquema de división territorial, respaldado por un sistema administrativo y considerando: a) El municipio con su cabildo. b) La gobernación administrando varios municipios y conforman do un extenso territorio regional, parcialmente virgen y desconocido. c) La audiencia, categoría de dominio centralizado y sectorizando las varias reglones del continente. d) La sede de la administración general del virrey, descentraliza ción del poder del monarca en América. 771
Así se desdibuja en el Nuevo Reino de Oranada (Colombia) hacia 1550-1600 una sectorlzaclón territorial correspondiente a una primera división administrativa. Esta se mantendría sin mayores cambios duran te tres siglos y sobre ella se apoyarían los cambios de la administración republicana. Persiste hoy, en gran parte, con no pocos anacronismos. En 1580 encontramos unos quince municipios, con sede del cabildo en una “ ciudad"; algunas son también sedes de gobernación, tal como ocurre en Cartagena, Popayán, Santa Fe de Antioqula, Santa Marta, etc., bajo la autoridad de dos audiencias, una en Quito y la otra en Santa Fe de Bogotá. Con la primera red de aldeas de la Conquista opera la primera jerarqulzaclón del sistema urbano regional. Después de una aguda lucha de clases, resultan favorecidas Cartagena, Santa Fe de Antioqula, Tunja, Santa Fe de Bogotá y Popayán, las que con vertidas en sedes de gobernaciones y centros eclesiásticos, se erigen en epicentros de sujeción y dominio territorial de las primeras regio nes. Asi, la región nace del concepto político y administrativo de go bernación, del dominio de un centro sobre un grupo de sedes menores y más débiles y sobre un espacio territorial. En el siglo X V II se observan varios fenómenos: la multiplicación de los pueblos formados a la fuerza por las autoridades militares y eclesiásticas, por medio de “reducciones” para garantizar la sedentarización y la disponibilidad de la mano de obra servil aborigen, es decir, la transformación de los “ rancheríos de encomiendas" en “ pue blos de doctrina"; también a lo largo del siglo surgen tempranas villas mestizas de libres, siendo Girón y Medellin dos casos notables. En el siglo X V m , más que todo a patrir de 1760, se generaliza este modelo urbano con el apoyo de las autoridades: nacen cantidades de villas y parroquias de libres y “ mestizos de todos los colores" que marcan en la geografía (principalmente en la Costa, los Santanderes, Boyacá y Cundlnamarca) la fuerza política del sector mestizo y serian el so porte de la división municipal de la República. Durante el siglo X I X la multiplicación de los asientos de mestizos libres (actuando como li quidadores de las parcialidades, resguardos y antiguos “pueblos de indios"), o de manumisos, van conformando los marcos territoriales con los cuales la naciente República va estructurando el m allaje de la división municipal moderna. No obstante, al calor de luchas locales y regionales, con marcado sabor feudal y sacudiendo al país durante cien afios, van cambiando constantemente la división política-administrativa y las mismas cate gorías de sectorlzaclón electoral y tributarla, surgiendo y desaparecien do cantones, provincias, departamentos, estados soberanos, todos con limites inestables experimentando anexiones o secesiones, particiones o agregaciones. Después de cambios continuos durante el movido siglo X IX , oscilando el Estado entre centralismo y federalismo, dictando ocho constituciones entre 1821 y 1886, esta última permite que se conforme, a principios del siglo X X , la estructura con departamentos; se hablan formado el Cauca en 1821 y Boyacá en 1857 y luego de la constitución de 1886 nacen los departamentos de Antioqula, Bolívar, 772
Cundinamarca, Magdalena, Santander y Tollma, rompiendo la estruc tura federal y dlvlvlendo los antiguos Estados Soberanos. Un tercer grupo de departamentos surge de la reorganización Iniciada por el gobierno de Rafael Reyes: Narifio en 1904, Caldas y Hulla en 1905, Atlántico, Norte de Santander y Valle en 1910. Finalmente y al calor de agudos litigios entre ciudades buscando asegurar sus zonas de In fluencia regional, opera la segregación de Córdoba en 1951 y con el Incentivo adicional de motivaciones de dominio político y económico, enmarcados por el régimen del Frente nacional, se conforman en 1966 los departamentos de Sucre, Rlsaralda y Quindio, los dos últimos por decisión tomada en la Federación Nacional de Cafeteros antes que en el palacio presidencial. Mientras tanto, pasan de intendencias a de partamentos: Chocó en 1947, Meta en 1959, Guajira en 1964 y Caquetá en 1981. Estos reajustes ocurren en un país con 800 municipios hacia 1928 y totalizando 1.014 municipios en 1989. Proceso nada idílico, está impregnado por las luchas de clases a todo lo largo de la historia. El surgimiento de las unidades de manejo estatal tributarlo y administrativo, sus posteriores segregaciones y reagrupaciones, ocurren desde las primeras expediciones de la Conquis ta en el contexto de conflictos entre grupos adversos y obedecen a luchas sociales, tomando con frecuencia el carácter de cruentas gue rras. Sobra decir, que el proceso de división y sectorlzaclón política del espacio opera al margen de cualquier tipo de consideraciones geo gráficas, culturales y étnicas, sustituidas siempre por intrigas de gre mios económicos o por meras motivaciones electoralistas, cuando no fiscales. Las delimitaciones nunca obedecen a imperativos racionales de tipo técnico, en busca de un modelo territorial de óptimo manejo municipal. Los desajustes y barbarismos que se observan hoy en la di visión geográfica de las unidades de manejo político y administrativo, no son sino la conclusión de una larga trayectoria histórica y conse cuencia de los conflictos en los cuales se gestaron. *
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RELACION ESPACIO - LEYES DE INDIAS (Según el Cedulario Indiano) 1)
Categorías de la propiedad privada a) b) c) d)
2)
Mercedes Reales. Repartimientos del cabildo. Composiciones de la hacienda. Compra-venta.
Categorías prediales y catastrales a ) Solar. b ) Media cuadra de solar. c) Cuadra entera de solares. 773
d) e) f) g) 3)
C lasificación de asentam iento*
a) b) c) d) 4)
6)
Pueblo de españoles. Ciudad de españoles. Pueblo de Indios, o reducción, o pueblo de doctrina. Asiento de real de minos.
T ipología política y adm inistrativa
a) b) c) d) e) f) g) 5)
Ejido. Dehesa boyal y concejil y propios. Estancia de pan. Estancia para ganado.
Lugar. Corregimiento. Villa. Ciudad (metropolitana, diocesana y sulrag&nea). Cabildo. Gobernación. Audiencia.
Medidas de extensión y superficie Pie. Vara de Castilla. Cuadra. Hanega. Suerte. Peonía. Legua. Caballería. Form ación espacial
a) Hábitat territorial. —Términos. —Jurisdicción. —Estancias. —Charcas y granjas. —Colonia. —Salinas y pesquerías de perlas, b) Diseño de la ciudad. —Planta y traza. —'Plaza Mayor, calles y solares. c) Edificios públicos. Gobernación, casas reates y estanco, aduana, hospital, templo, casa cural, casas del cabildo, cuartel, cárceles. 3. FO RM AC IO N E SPA C IA L C O LO N IA L IN D IA N A
Después de dos siglos de letargo demográfico se advierte un desa rrollo tardío de las fuerzas productivas, solicitando y presionando la ampliación de los medios naturales de producción. Dos factores se tornan capitales para entender su impacto sobre el espacio territorial: a) La situación de tutela externa provoca la división territorial desigual, de la producción y de las diferentes modalidades laborales. b) El mestizaje posibilitó la recuperación demográfica y la quie bra del edificio de castas. 774
Ambos factores suscitan: 1. SI no la dilatación territorial, por lo menos la densificación poblaclonal alrededor de las ciudades, la formación de comarcas y la configuración de varias reglones económicas muy caracterizadas. 2. El surgimiento y crecimiento de un abundante campesinado mestizo libre, de labradores y pequeños estancieros. Antes exclusiva mente urbano, va creciendo el poblamlento de los campos, llegando ha cia finales del siglo XVin a ser mayor la población rural que la urbana. 3. La doble crisis del sistema laboral de encomienda y del régimen do tenencia latlfundlarla de la tierra. La propiedad de la tierra deja de ser un mero factor de prestigio social y de poder político, convir tiéndose en medio de producción de bienes mercantiles. 4. Una redistribución catastral y productiva con sus dos polos: las pequeñas estancias familiares de “montañeses" o estancieros y la bradores mestizos libres, mulatos y libertos; la hacienda agrícola con mano de obra esclava, servil y libre contratada. 5. Un crecimiento de la producción agrícola, estimulado por el aumento de la demanda de víveres en los mercados urbanos. 8. Un mallaje urbano diferenciado y con nuevas categorías de cen tros, pero éstos bajo dominio de las primeras redes administrativas de la conquista y sometidas a la tutela de sus cabildos. 7. La descomposición por mestizaje del pueblo de reducción y de doctrina. También por mestizaje se evidencia la crisis de la aldea de castas y su mutación en ciudad de clases, pero con su segregación étnica In terna y la división social del espacio urbano, una sectorizaclón social por barrios generando una dlverslflcación de las expresiones arquitec tónicas: las arquitecturas coloniales, en plural, y con una ampliada ti pología constructiva y formal. 8. Sometido a la presión de una demanda marcadamente popular, entró en crisis el solar urbano de cuarto de cuadra; se reduce el predio residencial familiar y, cambiando su tamaño y su forma, surgen nue vos patrones de ocupación del lote y concluyendo con nuevos tipos arquitectónicos, la elevación de la densidad Inmobiliaria, del Indice de ocupación y de construcción en la manzana. Culmina este proceso con la construcción paramentada perimetral de la cuadra, fenómeno de unificación que se desarrolla luego, a todo lo largo del siglo XIX. S. Muy a menudo por extinción de los "pueblos de Indios” apoya dos en la encomienda, la doctrina y la separación étnica, emerge un nuevo tipo de agrupación urbana de fundación colectiva anónima y progresiva, las parroquias y villas de vecinos libres, originadas en el desarrollo del campesinado mestizo. Desde finales del siglo X V II hasta las guerras de emancipación, y más que todo en la segunda mitad del siglo XV III, surgen centenares de localidades nuevas en las reglones bajo administración de la Coro na: la costa, los Santandcrcs, Boyacá, Cundlnamarca, Antloqula, Gau775
ca, etc. Son el germen de una reestructuración y de un reajuste de la red urbana territorial, que cristalizarían después de la Independencia. 10. Desde las décadas de 1070-1680 hasta los primeros aflos de la República, la parroquia o "villa de vecinos libres" es el patrón Juridicosoclal de asentamiento — y también el medidor— , por el cual se veri fica el nacimiento y luego el fortalecimiento de la soddad mestiza. Al principio se Inscribe en la estructura territorial de la administración española y participa de ella; cien años más tarde, multiplicándose los villas, se convierte en contradicción del régimen colonial. Las trabas y la oposición radical de las arcaicas ciudades de cas tas, con cabildo y Jurisdicción territorial, son la mayor contradicción que encuentran en su desarrollo las nacientes villas y parroquias, de vecinos libres mestizos. Consecuencia de esta contradicción, la exis tencia física, productiva y social de estos pueblos no se corresponde con su estatuto legal; siguen bajo dependencia administrativa y tutela del cabildo de una "ciudad de españoles". No sin razón, los cabildos de las viejas ciudades se asustan cuando reciben peticiones, reclamos reiterados y memoriales insistentes del campesinado de estancieros mestizos: parroquias y villas “ de libres” es taban librando el primer asalto contra las ciudades de la Conquista. Los "nobles", amenazados, rechazan sistemáticamente las pretensio nes de "la plebe" y se multiplican los litigios y pleitos entre comuni dades locales. La villa mestiza de libres es, ante todo, la expresión formal de una intención política y de una rebellón popular contra los cabildos de las "ciudades de españoles". Sin embargo, si bien excluye al español no puede eliminar a lo hispánico en su urbanismo y su arquitectura. Principios de negación y sustitución de una formación espacial Un sistema urbano y una formación espacial pertenecientes a una formación social declinante o en crisis, se toman arcaicos. En la nueva formación social ascendente se gestan otras expresiones espaciales y estéticas. Entonces van emergiendo: un nuevo modo de poblamlento territorial, el correspondiente sistema urbano, trazados urbanísticos distintos, concepciones arquitectónicas novedosas y otras tecnologías constructivas o de ingeniería de obras civiles. Por lo tanto, se observa con cierta frecuencia la supervivencia vegetativa pero testaruda de formaciones caducas: la persistencia artificial de sistemas condenados, de constelaciones urbanas moribundas, de centros vetustos y decrépitos. Asimismo, en el campo de la producción estética rige el principio del desfase temporal (de no concordancia absoluta, de no simultanei dad) entre las exigencias sociales (el contenido) y su producto deriva do y posterior: las formas y la creatividad urbanística y arquitectónica. De este principio se desprende el postulado de la persistencia de fo r mas atrasadas o arcaicas en los momentos de "relevo Ideológico", o sea de periodos de transición social. Resumiendo este punto, mientras de una situación nueva no surgen Ideas nuevas, persiste lo anterior, aunque esté envejecido y anacrónico. 776
P o r ejemplo, durante la mayor parte del siglo X I X la ausencia de estímulos ocasiona una postración urbana y un marcado inmovlllsmo arquitectónico; y, a su vez esta parálisis explica la prolongada persisten cia de los patrones y modelos estilísticos, propios del periodo social an terior. Por lo tanto este desfase tendría varias consecuencias, entre elias: 1. En Bogotá, Popayán, Buga, Cartago y Santa Fe de Antloqula el rostro "colonial” cristaliza y se fortalece en tiempos postcoiomaies y republicanos. Son centros que sólo adquieren después de la Indepen dencia la máxima expresividad de esta unidad plástica, que hoy con sideramos como la característica mayor de su personalidad "colonial". De tal modo que en cuanto se refiere a arquitectura civil residencial (tanto urbana como de haciendas), se puede asegurar que lo que actual mente llamamos el estilo "colonial español" alcanza su máxima gene ralización, homogeneidad y su más Intenso expresionismo formal, hacia mediados del siglo X IX . 2. Como se ve, las huellas arquitectónicas "coloniales", bien sean de finales del siglo X V I II o posteriores, surgen divorciadas de la pre sencia española llslca, de la escasez criolla, pero asociadas con la presencia demográfica masiva y hegemónlca del mestizo americano, libre de vínculos ibéricos. La ausencia directa de los agentes portado res de la Ideología ibérica nos obliga en reconsiderar los lazos entre las lejanas Influencias hispánicas actuando sin protagonistas directos, y los canales de su transmisión y su expresión local. 3. De estos postulados se deriva el principio de la convivencia si multánea de productos estéticos arquitectónicos y urbanísticos, perte necientes a varias formaciones espaciales; unos como vestiglos ae una gestación socio espacial anterior y declinante y otros acordes y en con ciencia con la formación vigente; también aquellos que surgen en forma precoz al lado de una formación nueva tendenclal o en gestación. 4. Nuestro conocimiento de la arquitectura colonial Indiana no es aún exhaustivo y sistemático, sino, por el contrario, fragmentarlo; carece de unificación en métodos, categorías, tipologías y productos lnvestigativos. Resultado de esfuerzos individuales, pioneros pero aisla dos, queda aún descriptivo o analítico, pero no sintético y no se ha podido elevar al nivel de una reflexión teórica. Por otra parte los estudiosos, muy a menudo, trabajan bajo una visión limitante en cuan to a la forma, y una ideología hispanizante en cuanto al contenido, lo cual conduce a una óptica reductora y que no considera la diversidad de las manifestaciones de la arquitectura indiana. Sólo se podrían superar estas limitaciones mediante un estudio exhaustivo de "lo co lonial” , considerando en forma sistemática sus distintas categorías analíticas e interpretativas, asi: a ) Cronológicas, Incluyendo lo precoz, lo mediano, lo tardío, lo postcolonlal y lo republicano. b) Territoriales, teniendo en cuenta las desigualdades regionales en el poblamlento, la producción y la riqueza económica en un mo mento u otro. 777
c) Surales, e m á d m iid o tos distintas categorías (it í am obíam iento á eí hábitat disperso. desde la casa de estancieros y h t> n d «ts , hasta la -señ oria r de la gran hacienda. d>, Urbanas, diferenciando sectores calles, cuadras y barrios, des de eí¡ centro hasta ta periferia y “ el arrabal". e) Funcionales, desde lo residencial hasta lo ío s titw iO M l, lo m i litar, lo religioso. etc. ;> Sociales, es decir, a partir de la clarificación previa en el espa cio urbano de los distintos grupos de moradores, gestores y usuarios de los edificios considerados. 5> Tecnológicas, o sea de la evolución operando en e l uso y m a n ejo de los diversos m ateriales de construcción, proceso evidentem ente relacionado con la pertenencia so cia l tas necesidades espaciales y las aspiraciones estéticas de los constructores y usuarios. n ia r ifit de unidad entre relaciones sociales y territoriales Las ñas de comunicación no soto se corresponden con la s co nexiones físicas que exige un habitat, sino también con la s relaciones sociales de su romanidad. Considerados corno objetos de amohtamiento Sel espacio vital, tos caminos son instrum ento» fis k w que aseguran relaciones sociales; son la expresión es forrea de canales m ateriales y mediante una tecnetogia de obras públicas, de necesidades de re laciones internas en un hábitat o entre varios; relaciones biológicas, residenciales y domésticas, laborales y productivas, de abasto y con sumo. de gestión y de Intercambios, etc. La naturaleza, la cantidad y la calidad de los nexos entre los integrantes de una comunidad, cual quiera que sea. im plican que en su territorio opere una red adecuada de rutas, recorridos e itinerarios. La red de vías, su estructura llin eal, radial, anillar, en espina, en planetario, etc.), su tejido (im an o o denso), la coaformacmn de siste mas orgánicos o articulados, la multiplicación de rutas, la existencia o ausencia de trazados altem os, la separación y diferenciación de los Untos. t& división y especialización de usos, la jerarquisacioa de las especificaciones y de la tecnología. según origen y destina son m últi ples Índices y medidores de la naturaleza y el nivel de desarrollo, de la sencillez © la compíejidad. de las «riaeiaaes sociales en un determ i nado hábitat y territorio. Por le tanto, mucho tiene que ver el regimen de propiedad im pe rante roa la persistencia o la caducidad de tos caminos. Se comprueba la persistencia geográfica relativa- de los trazados de tos caminos útiles, atravesando áreas de usufructo púbbco o colectivo. por ejem plo, las cateadas de antiguo poblanúento aborigen, las trochas circulando en territorios de comunidades nómadas, los caminos abiertos en tierras baldías y otros, y se observa su persistencia absoluta a partir dei m o mento en que se tDsrita&aoahzaa y legalizan, actuando ya como hitos catastrales. Entonces, convertidos en camines, “ju rid kes’*. pasan a ser linderos de la propiedad privada, señalados y registrados com o ta 77 8
les en la s escrituras y el catastro. Con esta sota legitim ación, su tra sudo persiste independientem ente de su caducidad fu ncional y de su uso. de su validez, y de su inutilidad. L a h istoria de lo s cam inos es, en ciertas regiones, la del fraccio n a m ien to del Latifundio y en otras la historia de la intrusión del h om bre en la ge o g ra fía pasiva y de las modalidades del palpam iento de un nuevo h áb ita t humano. L os caminos son en estos casos las T í a s ’’ d e lectu ra de la historia. Asim ism o, la (irrisión social del tr a b a jo con e l transcurrir del tiem po, auspicia una m ayor com plejidad y división d e los modos, siste mas y redes d e relaciones, lo m ism o que una re la tiva especializaban de las vías m ediante tas cuales se realizan estos intercam bios sociales. Desde este enfoque, se puede considerar el ensanche de una vía, o los trazados modernos de enlace, bien sean radiales o concéntricos, com o e l necesario aju ste solicitado p o r la contradicción creciente en tre una red arcaica de relaciones, y las exigencias nuevas surgidas de tas diversas manifestaciones del desarrollo de las fuerzas pro ductivas.
Pasa del salar a l M e L a h istoria del desenvolvim iento físico de la ciudad, de su planta com o de su form a, de sus patrones de expansión, extensivo o compac tado. es hasta cierto punto la historia del predio residencial y del com portam iento de la propiedad privada. Esta Ultima tien e (a n ta fu er za. que en las fundaciones de conquista de tas siglos X V I y X Y H (y en form a menos nítida en centros surgiendo durante e l siglo X V U I) se comprueba hay h persistencia testaruda de los linderos originales, es decir, de tas conceptos de propiedad individual y de sotar privativo, definidos por las provisiones reales. N o otetan te, en tas ciudades fu n didas bajo las normas de la ie del Consejo de Indias, vean éstas "d e españoles" o “ villas de vecinos Ubres", opera e l paso progresivo d el latifu n dio urbano a l rmniíundio, o sea el trán sito del am plio sotar hacia el reducido M e . El instrum ento m as corriente de este salto agresivo es la partic ión del solar origin a l de un cuarto de cuadra y su fragm entación en múltiples unidades menores, bajo h acción de mecanismos sociales, comerciales y especulativos. Aquí consideramos este fenóm eno como el indicio físi co y espacial del paso de una form ación social urbana a o tra ; es la huella en el suelo d el tránsito de la ciudad “ española" hacia la indiana mestiza, de la mutación de la ciudad de castas en urbe de clases. Estas m odificaciones expresan también un cambio de actitud y de m entalidad, fren te a la propiedad in dividu al El sotar de conquista, inmenso, im productivo y de relativa inutilidad, era ante todo para sa adjudicatario un com plem ento de su poder y un atributo de su pres tig io e igualm ente su único patrim onio de dominio real asegurado, tangible y de uso cotidiano, por sa misma Tocación residencial Mas tarde, vu elto “ ú til" y rentable, es decir, bien de cambio, paradójica m ente (sólo en aparien cia) tiende en reducirse. Para el mestizo urba-
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no do los algias XVII y XVIU, el solar se convierte en 1» garantía Institucional de haber adquirido el estatuto social do "rocino libro" y el respeto que este merece. En ¿poca* posteriores, pera el colono do verUente* del siglo XIX (por lo monos en una fase Inicial) no os mil que *1 lugar complementarlo do sus predios rurales, la bodega donde almacena provisionalmente una cosecha en transito hacia los marcadas. Ahora bien, tanto la reducción del solar como la disminución de sus dimensiones y los cambios geométricos en su forma. Inciden en adaptaciones arquitectónicas y en modificaciones constructivas. Es de cir. que la división predial, originada en s) Incremento demográfico y en la diversificación de la demanda de predio* residencial**, insti tucionales y comerciales, genera unas transformaciones cualitativas del hábitat, tanto urbanísticas como arquitectónicas. A escala urbana produce una alteración de la relación armónica origina), entre lo Indi vidual (la mansans y )a vivienda) y lo publico (las circulaciones de acceso, platas y pistoletas, alamedas de orillas, vegas del rio, etc.); produce una elevación notoria de la densidad nocturna; a escala predial se registra la reducción gradual dei frente del solar y de au superficie, unas modificaciones en su forma y en su geometría. Por consiguiente el anAUais estillstloo de un producto arquitectónico se facilita con el examen previo del plano catastral, escala ly600, esto es. examinando primero la geometría y la extensión predial, o sea, privi legiando a prior! el régimen de propiedad Imperante y sus caracterís ticas, como determinantes para la expresión formal arquitectónica. Resumiendo, estudiar el paso de una forma a otra, de un estilo a otro, de un patrón a otro, es analisar primero las condiciones materiales y jurídicas en las cuales se Inscribe una determinada producción for mal y estética. K1 paso de la cuadra de latifundio a la mulUpredUü concluye con la crisis de la máxima fragmentación y e) proceso culmina con la re constitución de la cuadra unlpredlal para la planificación de conjunto, exigida por la arquitectura moderna vertical y promovida por el ca pital financiero moderno. Relación de dependencia orgánica entre arquitectura y urbanismo Del urbanismo resulta la arquitectura, el primero orienta y explica la segunda, se evidencia con ella; para sociedad pobre, espacios pobres. La pobres* de recurso* de los moradoras y del cabildo, el raquitismo de ios patrones del trasudo, sólo pueden generar una arquitectura modesta, hasta la humildad, tanto en sus propósitos, sus materiales y tu tecnología, como en sus dimensiones y proporciones. Durante los siglos XVII, XVIU y XIX el urbanismo de las leyes y su tratado preesta blecido e inmutable condicionan, restringen y obstacuUsan las posi bilidades de desarrollo arquitectónico. Principio de densificación
Del punto anterior se desprende, naturalmente, el principio ge neral de la densificación residencial f radual y continua. Este fenó meno. actuando desde el siglo XVI hasta hoy, adquiere carácter de 700
urbana La densificación actúa inlelalmenle sobre las unidades menores, a nivel del solar y luefo a escala de la mansana: as predial o Inmobiliaria. Operando en forma hortaontal. durante el siglo XVlll. permite pasar del perfil construido esquinero y discontinuo al continuo y perlmetral. en loa cuatro costados de la cuadra. No obstante, Interferido este fenómeno por varios factores actuan do a escalas superiores, el aumento de densidad en las partes no se refleja en forma automática en el conjunto del organismo urbano. 4
L A F O R M A C IO N E S P A C IA L A G U A R IA
Con un solo dueflo en los siglos anteriores, Colombia experimenta tres amos sucesivos durante el siglo XIX, Este se Inicia hispánico, si gue británico y termina bajo el marcado dominio yanqui. Esta suce sión rápida Imprime un ritmo y unas contradicciones antes descono cidas, las cuales dinamitan la sociedad y el territorio en forma velos, cambiante e Inestable, en el transcurso del siglo XIX. Por otra parte, después de la Independencia un marcado Impulso demográfico actúa a favor de las áreas rurales, mientras poco crece la población en la mayoría de los oentras urbanos, Esta tendencia aumenta y a finales de siglo más del 90% de la poblaolón vive en los campos y en aldeas agrícolas. En el transcurso del siglo XIX el sistema urbano nacional se mo difica gradualmente, bajo la acolón de dos fenómenos principales: —El surgimiento de una nueva red urbana, originada en la eolonlsaolón de las tierras de vertientes, el Incremento de la producción cafetera y el transporte del grano hacia el exterior. Este fenómeno tendría su máxima expresión en la reglón centra) cafetera y a lo largo de) rio Magdalena. —El despertar de numerosas villas meaUsas indianas, que tenían su desarrollo económico y su autonomía sdmlnlstratlva, frenados por la administración colonial eapaftola. Este fenómeno actúa en varias regíanos. Declinan los centros del poder pollUco, militar, rellgloeo y de ges tión admlnlstraUva de la colonia ibérica ultramarina. El dominio his pánico operaba por medio de la concentración de las inaUtuctonea militares, políticas, fiscales y eclesiásticas en pocos centros: Tunja, Cartagena, Santa Pe de Bogotá y Popayán. Desde estos núcleos obtaouUsaba sistemáticamente el desarrollo de centros menores, algunos con mareado Impulso produeUvo. Con la República, estas aldeas India nas con una estructura física aún muy rudimentaria se convierten, gradualmente, en polos regionales y comarcales de acoplo e intercambios entre productos primarlos, producción artesanal y de mercancías Im portadas. 8c abren paso los polos de concentración del poder comer cial y financiero, dominando la producción agraria de exportación: tabaco, cafe, etc.; la dudad de la economía sustituye o margina a la oludad de la política. VtoUmas del nuevo reparto colonialista, en el transcurso del siglo XIX las viejas dudsdes hispánicas se convierten co» frecuencia en cadáveres urbanos. 781
Un desequilibrio entre la presión poblacional y la estrechez terri torial, risible bacía el ocaso de la ocupación española, alcanza en 1850 un marcado desajuste: se evidencia que el pujante auge demo gráfico se encuentra obstaculizado por el carácter raquítico de los medios naturales de producción, frenado por el régimen de propiedad Imperante y unas relaciones laborales de producción arcaicas. L a em presa y gesta popular masiva de colonización de tierras baldías de vertientes resuelve esta contradicción, favorece el necesario reajuste entre fuerzas creativas, medios de producción y relaciones laborales y sociales de tal producción. Esta adecuación tendría sus precoces voceros políticos, mediante los gobiernos reformistas del medio siglo. De cierta manera, se puede considerar el Capitolio Nacional como el producto arquitectónico más protuberante de esa tendencia. Por lo tanto, la dilatación del espacio vital y la proliferación de nuevas localidades son. en el transcurso del siglo X IX . la expresión espacial concreta del desarrollo de las fuerzas productivas, lideradas por el campesinado. Por su duración, su extensión territorial, sus dimensiones demo gráficas y sociales, sus consecuencias económicas y su desenlace, mediante una larga guerra agraria, la colonización de baldíos es quizá el fenómeno histórico, espacial, humano, cultural y económico más rellevante, desde la Independencia hasta la Segunda Guerra Mundial. Pero, en cuanto se refiere a consideraciones espaciales, es preciso dividir este periodo, caraterizando varias etapas: 1. Un periodo precoz se desdibuja en las décadas de la Indepen dencia. con concreciones urbanas, como Sansón, Abejorral, Aguadas y Aranzaxu. 2. Un periodo largo, caracterizado por el incremento y el predo minio de corrientes migratorias antioqueñas, impactando principal mente al antiguo Caldas y a porciones norteñas del Tolima y del Valle, del cual surgen centenas de localidades nuevas entre 1850 y 1920. 3. Articulado al anterior, un periodo Incentivado por el primer auge de las exportaciones cafeteras de los años 1922-1926, y que se In terrumpe en los años cuarenta. Con corrientes múltiples de migraciones Ínter-regionales, con fines de colonización cafetera, se caracteriza por la multiplicación de los litigios y conflictos de tierras en las zonas del pe riodo anterior e Igualmente en amplias reglones de Cundinamarca. 4. Un periodo de colonización “ periférica**, Caquetá. Amazonas y región del Pacifico, que se desarrolla entre 1920 y 1940. en el cual se ob serva la Intervención de instituciones estatales y religiosas o misioneras. Además, limitadas Indagaciones permiten, sin embargo, establecer varias categorías de protagonistas. Intervenciones y modalidades: 1. La colonización popular. Individual o colectiva, llevada a cabo por campesinos sin tierras, con fines de mera supervivencia y eminen temente solidaria en su fase inicial 2. La colonización mercantil y empresarial, con fines económicos, impulsada en forma exógena desde las ciudades por compañías de comerciantes importadores-exportadores y por sociedades de latifun distas tenedores de bonos de deuda pública.
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3. La colonización oficial estatal apoyada en leyes y políticas, des de el aparato institucional y con motivaciones esencialmente políticas y reformistas. 4. La colonización clerical en territorios de misiones, de carác ter evangelizados operando como consecuencia del concordato entre el Estado y el Vaticano. Superando tres siglos de tutela externa y de marasmo económico, actuando al margen del complicado mundo Institucional, apartado del aparato legal, elaborando su propio derecho de la propiedad basado en el trabajo, la mejora y la posesión, realizando la primera reforma agraria democrática, organizando una nueva red de relaciones y un novedoso sistema urbano, fundando centenas de localidades, renovando la arquitectura tradicional anquilosada, la colonización es como un in tento popular espontáneo del campesinado para construir una nación. Si la i n m o v ilid a d caracterizaba el periodo anterior, la extrema movilidad territorial y la circulación de la población son los fenómenos más relevantes del siglo X IX ; originados a partir de la Independencia en un sinnúmero de factores sociales, la libertad de circulación y las migraciones generan una intensa movilidad poblacional. tanto laboral como residencial. Entre los numerosos factores que estimulan la circulación de la población, éstos tendrían un peso notable: —Los excedentes demográficos en tierras mediocres con superpo blación. —T.g* múltiples confrontaciones bélicas del siglo X IX . locales, re gionales y nacionales. — T ** sucesivas leyes tendientes a la división-desintegración de las parcialidades y resguardos. — La ley de manumisión de los esclavos. —La política de fomento tabacalero. — La ley de tuición, llamada “ de bienes de manos muertas’*. —El tráfico de los bonos de deuda pública y la subsiguiente expan sión latlfundiaria. — Las leyes sobre sociedades comerciales agrícolas y el código de 1873. —Las contradictorias leyes sobre adjudicaciones de tierras baldías en la nación. — La política de concesiones para plantaciones, destinadas al fo mento de la agricultura de exportación. —Los tratados de Ubre navegación, amistad y comercio. —La ampliación de las redes de comunicaciones y la moderniza ción de los medios de transporte. —La circulación de las tierras en el mercado de la propiedad raíz rural. Y , finalmente, lo que aquí más nos interesa; llegan a Colombia y transitan por el país nuevos idearios estéticos, que penetran en el urbanismo y la arquitectura. 783
Estos factores, inleialmente dramáticos, desestobtUsan en forma negativa el equilibrio territorial anterior, pero concluyen antea de terminar el ligio en múltiple! efectoi positivos, tanto deade el punto de viata aocial y económico como eapaclal, con marcada ampliación del caparlo nacional vital. Más que procedente! de una determinada reglón geográfica, lai corrlentei de colonlaaclón «e originan en una definida reglón social: el campeatnado aln tierral. Siendo que toda colonlaaclón ei aoclalmente conflictiva, «e establece el ciclo dinámico: mlgractón-scdentarizaclón, conflicto-migración, scdentarizaclón-confUcto, etc. En esta espiral el hachero pionero actúa como patrulla de vanguardia, creando con au trabajo loi condicione! de au posterior desalojo y de la mutación de sus diminutos "abiertos" en latifundio. Desde los dios de la Indepen dencia, hasta hoy, el latifundio avenía sobre los labores de desmonte y los tierras del proletariado de colonlaaclón. De la ampliación territorial resulta una reorganización de la for mación espacial. Solitario o en grupo solidarlo, el colono no sólo pro duce medios de subsistencia, sino también espacios vitales y hábitats. Operando la inversión dialéctica, el hábitat familiar disperso de la producción aislada, multiplicándose concluye en hábitat grupal y on deado de su producción. Múltiples estudios de casos convencieron que todo frente exitoso de colonización experimenta una trayectoria socioterritorial, en la cual se suceden dos foses; —La primera, de expansión y atomización rural demográfica. —La segunda, de agrupación y concentración urbana de la pobla ción, de las Instituciones y de las decisiones, Desde luego, en las peculiaridades de la primera etapa se gestan las pautas y condiciones de la segunda. Articulada s una fase próspera del crecimiento de la colonia rural, la fundación urbana es au manifestación superior. Surgido del exce dente, el pueblo nace como polo de intercambios. 81, desmonte =easa; pancoger + excedente « pueblo; y excedente + café ■» ciudad. En una fase inicial el diseño urbanístico y los patrones arquitec tónicos permanecen bajo el dictado de las influencias hispánicos. El trazado del recinto urbano no lograrlo romper estas ataduras arcaicas y después de la rebellón lineal regresa al convencionalismo de la retícu la. Más tarde se observa trn original sincretismo arquitectónico, por ejemplo en la casa de la hacienda cafetera qulndlana y tollmense, recuperando los patrones volumétricos de la hacienda colonial de tierras calientes, pero combinadas y reelaboradas mediante la tecno logía de la guadua y de las maderas. Otra transferencia se advierte en la casa urbana del colono. Oenerosamente abierta y negando loa patios cerrados del claustro hispánico, con profusión de vanos, ador nados balcones y amplios corredores, asi proporciona numerosas vi suales frontales, oblicuas, laterales y posteriores sobre el doble entorno urbano y agreste. Estos dos modelos alcanzan su máxima tipificación estilística en la década de la primera bonanza de las exportaciones cafeteras y de la danza de los millones. 784
Pero operando la división social en el seno del campesinado de colonización, un sector exitoso no tarda en apartarse de la nueva tra dición, para buscar en el exterior los símbolos renovados de su éxito. Una nueva dependencia se asoma cuando se inician las Importaciones de materiales suntuarios para la construcción o decoración; estos Importaciones señalan un corte, no sólo estilístico, sino también en la mentalidad, o sea una nueva postura Ideológica. La acomodada ha cienda cafetera y la casa urbano del comprador de café desprecian el tradicional blanqueo monocromático de la cal nativa y acuden a una prestigiosa policromía, con pinturas químicos Importadas, Ello Indica el ocaso de un momento social y la derrota de una conciencia nacional incipiente. 8e extiende la colonización y en los cosas de los més adi nerados se evidencian las huellas de la nueva dependencia externa, el poso a un nuevo "colonialismo" y a lo "colonización antloquefta". De tal modo que loa modelos y patrones autóctonos y populares entran en crisis en la década del cuarenta y se extinguen, como el propio campesinado de colonización de vertientes, en la década siguien te, "a sangre y fuego". Lo anterior Ilustra el carácter pendular de las Ideologías e Influen cias araultectónlcos, circulando desde la dudad hada los caninos y, en ciertas condiciones, provenientes del mundo rural y llegando a la dudad; en ambos casos operan una reelaboradón y una retroalimentadón, Este principio se observa desde la Conquista hasta hoy, es decir, en todas las formaciones espaciales identificadas. Realizado au proyecto de separación de España y de independencia política, conseguida su Incorporación económica a los potencias euro peas del capitalismo Industrial, el sector mestizo tardarla den años en romper sus ataduras con la Ideología urbanística y arquitectónica hlspAnlca. Hada 1020 esta ruptura se advierte en dos manifestaciones socialmente diferenciadas: por una parte la elaboración popular del campesinado de colonización de vertientes, consistente en un nuevo tipo de aldea lineal de cuchillas; diseño espontaneo y muv pragmático, expresando los necesidades de scoplo y de la exportación del exce dente agrícola, y una arquitectura rural de la madera que aún conser va vigencia en las reglones de colonización moderna. Y por otra parte, en el opuesto sector soda! urbano do los beneficiados de la colonización cafetera, bajo una doble dependencia estilística y tecnológica, el sur gimiento de una arquitectura fusionando el supuesto estilo neo-clásico francés del siglo X V in con el uso de materiales modernos importados; verificándose en la división social y clasista que opera en forma dife renciada esta renovación de la ideología estética, urbanística y arqui tectónica. Desde luego, al poco tiempo la corriente internacional aplaca el Intento autóctono y nacional: 1, Una renovación productiva, social e Ideológica concluye con la renovación arquitectónica. Después de casi cuatro siglos de Inmovi lidad. el neo-clásico rompe la quietud que dominaba a la arquitectura 789
1149 que francés. “neo-elásleo de Dinamarca’ podría Uamarae un estilo que poco tiene de orlfeo talo, pero al toneladas de comento danéa. Pero, com o bien se sabe, la manumentalidad de un edificio es pro ducto más de rotaciones y proporciones que de dimensiones. Por Ignorar o despreciar esta regla, en la arquitectura andina de la danaa de los m illones, con frecuencia se confunde manumentalidad con gigantismo. T por no haberse logrado las proporciones de la prim era, fácilmente se cae en loe excesos del segundo.
B neo-dáslco culmina entre 1900 y 1930. en la confluencia histé rica de vanos fenómenos — Auge de las inversiones m onetarias extranjeras y desarrollo del sistem a financiero.
— La sectortsaclón administrativa nacional centralizada con el ré gimen de departamentos y gobernaciones. — B auge de la producción y la exportación cafetera. — La consiguiente expansión de la red de ferrocarriles. L o anterior expilca por qué el estilo arquitectónico, en su versión institucional, privilegia a determinados edificios: bancos, gobernacio nes. estaciones del ferrocarril, teatros y clubes gremiales. B itre 1990 r 1940. el neo-dáslco asciende, culm ina, entra en deca dencia v se disuelve en el eclecticismo, destronado por las primeras expresiones modernistas provenientes de diversas latitudes. Tam bién tírenla como expresión construida de una Ideolocla. en la red urbana y las rociones: en la sociedad urbana, desde la élite hada loa demás segmente*: en la dudad, desde corazón'' hada la periferia; en la producción arquitectónica, desde lo oficial e Institucional hada lo comercia] y lo retídendal. í Antee de edificarse d banco seudo-neovorqulno de Pedro López sobe* la Avenlóa Jim énez i el W all Street de Bogotá), habla entrado por las •'puertas arcanas" le arquitectura moderna de la producción Industrial del capitalism o extranjero; la tecnología actual del acero, del concreto y del vidrio estaba en Cartagena con la Andlan. en Santa M arta y Ciénaga con la United Fruís, en los muelle* de BaTranquilla r rn lo* campamentos petrolífero* de la Tropical en Barra ncabercnej* La arquitectura moderna estaba enqaletada en los epicentros de los enclave* extranjeros y se rotaba regando hada el Interior, circu lando por Jos distintos sistemas de relaciones. Loe canales de la depen dencia económica colonialista fueron los doctas por donde igualmente penetró jr circuló la ideología de la arquitectura moderna. De tal modo que el oea-eburirlsate. como Ideología de la renovación arquitectónica jr de la estética urbana, se Integró al s*s»rslonlili*B a que se habla impuesto a los destinos politicos y económicos del país: producto más del idiotismo que de la erudición o del buen gusto y transplantado en form a exótica al trópico andino, el neo-clásico, más que un estilo, se vuelve en las ciudades cordilleranas un extrava gante ca ta lejo de bartarism o* arquitectónico* 784
S. Por lo d m ii . a principio» del tifio X X el binomio neo-clasld tm o . neo-col ontallsmo deebord» del mero campo de la estética arquitectónica Invade lo urbano cuando Irrum pen en la » ciudades m á» dinám ica» Ufada» a la economía de "bombeo’*, la » firm a» extranjera» proveedora» de lo» prim ero» servicia» públicos moderno» y moderni zante»: telégrafos, teléfono, planta» eléctrica» dleeel. acueducto» con tubería» m etálica» y planta de tratamiento, y tranaporte urbano maitvo por tranvlaa Empresas meramente m ercantile» y monopóUca». tu sur gim iento indica que la dudad te lom é un buen nefoelo o necesita al canzar un nivel superior de funcionalidad.
E n cuanto se refiere a la sustitución de una arquitectura por otra, hemos comprobado alguno» mecanismos indicando que nunca las cosas se encadenan una tras otra, desapareciendo la primera y surgiendo la segunda, sino que se traslapan. Eso lo podemos deducir de un n u m ere > eatáloeo de caso»: todo» Ilustran la agonía del neo-clásioo trancé* y la intrusión aámaltánea de la tecnología moderna norteame ricana en la arquitectura. Este hecho es particularmente visible y, por lo tanto, analixable en lo» enclave» extranjero» de la producción "de succión", como Santa M arta. Barrancabermeja. Cartagena y Bocagrande. Buenaventura y BarranquUla. y otros. Van solapado» ambos estilo» en la década d » lo» veinte, conviviendo unos afio» hasta que el prim ero desaparsaca, derrotado y vencido por «1 secundo, de tal modo que la primera fase de la arquitectura moderna norteamericana se monta sobre la época final de aquella influencia francesa. El desen lace ocurre como resultado de una lucha de contraltos, cuando de las rond‘cif>nm serí ale» cambiante» surgen nuevas tendencias estéticas. Reflejo de cootradledanc» entre ciolonlalUtaa y en el mismo asno de una dase dirigente Indígena, dispuesta a pasar de un amo ideológico a otro, es fácil comprobar esta dualidad en varias ciudades y obras. La arquitectura de tecnología *made ln U SA ." se verifica en obras que se integran al nuevo dominio económico colonialista: estacione» de) ferrocarril, puerto», muelles, bodega» y termínalas marítimos, edificio» adm inistrativo» de la Andlan en Cartagena, de la Tropical OU en Barrancabermeja. el Banco Lopes en Bogotá, en las instalaciones por tuarias y adm inistrativa» de la United F ru lt en Santa Marta, y oiras obras. U n hecho concreto ilustra en Bogotá, lo que se podría llamar la arquitectura mesttia del concubinato tranco*neoyorquino, bada lálá* IM S. m ientra» se construye el hotel Regina siguiendo loe patrones de un supuesto neo-ciásict» traído de Parts y Oaston Letargo proyecta la» palada» Behsverri. de Narlfio, terminando las obras de la airaldia y del Capitolio, frente al edificio de la gobernación, igualmente disertado par éL el norteamericano Parrington construye un desafiante edificio alto de tecnología moderna estadounidense de concreto y vidrio, «obre 787
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la —rtfitiH* u it e u moderna- Las condletonoa w ls a liflU ii de la génesis de la ciudad eolomMana y la prrttA n da de eete factor, excluyen y irt«pn ja de una ciudad productiva, de tipo «cundario,
con fuerte prearada industrial. Otra peculiaridad consute en que los flujos migratoria* impartan Indiatintamente todas las categoría* urbana*, desde la costa Ckribe basta el Cauca y el Halla la v tau ln ciéa m es cea centrada riña re cada. E3 fenómeno aquí resumido provoca un cambio brutal en la red urbana antes conformada por un sistema de aldeas y pealades, p*.—jado bruscamente ai tamaño demográfico y fusco o* ctaaitri populan*. Pero esta Oteando nueva se daba en el marco de una sociedad envejecida y «dio una dase rodal nueva podía afrontar tai reto. Para enfrentar a la urbamaadon y a su* mdltiples deaafios con éxito, la aoneóad neceatana una burguesía Joven y pojante, cuando no habla amo una desgastada oligarquía tradirtonai y moribunda Esta casta carcomida y carente de conciencia nacional, que dominaba ti país desde la Independencia, ae terciana incapa» de asumir su responsabi lidad histórica y cumplir con d reto que significaba este cambio. Bogando al délo y buscando la aoiudOa doiarisada en las 'estre llas del norte", no podía sino remendar y , bien o mal. construir simu lacros j barajiia* p ra u -u ta a u . De hecho, muy a menudo conservan intactas y sin cambio algunas caracierutlca* ¿ocíale*, marcadamente aldeanas, varias dudadas que hace años superaron ei umbral demográ fico de los IOQjOúO habitantes. Lo anterior lleva a la siguiente tesis, apoyada en múltiple* estu dios sobre la evolución demográfica urbana desde finales del siglo pasado, con un ritmo anual que va progresivamente del I ai 2 % . luego ai 113% , y que va después basta un & •% , para regresar diurnamente a un orden mas moderado del 2%. D petalado presente es que, en las condiciones económicas y presupuéstale* contemporánea*, todo centro urbano, con un ritmo superior ai % % * nH* 1 experimenta » " » penuria inevitable y un divorcio entra les demandas originadas en eeta tasa y la eapaesdad estatal de ínveraorus financieras, pera re solverla* de manera satisfactoria para la pohUrMfrn. D cambio cuantitativo ae torna dramáticamente cualitativo en d momento de ajustar la apseUMe ciudad de ayer a la* demanda* nuevas y eraaeote*. E n otras palabras, «oo proporcionas nuevas la ciudad ad quiere '"dimensión" distinta. U n de escala de los umbrales de demandas, exigencias y ftcceadadet, afecta a la estructura anterior; tendría su «m a s » expreaión en materia de redes de servicios péblieos y. en general, de toda la gama de equipamiento* ooiecüro* de responatblhdad estatal. Ademas, «u e} conglomerado ''kilométrico", las dW s n fli*, la movilidad de los usuarios de las vía*, lo que la Om üstíóo de los servicios y de tos abasto* exigra la readecuadón completa del antiguo sistema de reiariooes a través de la trama urba na y de extensos Mburbtoa 790
De tal «nodo que pesada la primera lera del proceso, meramente acumulativa, se infrian por parte del Estado múltiples Intentos de adecuar la dudad para elevarla ai nivel de les nueves exigenriea Su cesivas políticas efímeras y contradictorias no logrén solucionar múl tiples penurias, aumentando siempre éstas a un ritmo más rápido, que la capad dad financiera para su detención. Surgen desde los shas cincuenta cantidades de caricaturas urba nas kilométricas, creciendo en el espacio rústico a la doble sombra de las arcaicas Leyes de Indias y del novedoso estado de sitio, especies de prvta-riudsdes de earenrias y caso, conglomerados desintegradas y amorfos dilatándose al asar de les especulaciones ralees, en condicio nes de bancarrota de municipios arruinados administradas por cabil dos impotentes o Ineptos, y que apena* merecen el calificativo de pretopells La oligarquía carnavalesca consiguió la dudad de pacotilla que se mereció y mal podría quejarse ¿ri lamentable resultado de su Ineptitud histórica. Con toda evidencia una dase vetusta y en descomposición, históricamente desgastada, sin perspectiva* ni futuro, sin mística ni moral, no esté en capacidad de construir la sociedad del siglo X X L Solo puede resallar una ciudad vacilante entre un sis tema medieval testarudo y un capitalismo en pañales; un conglome rado de retesos, parches y remiendos, nuevo pero carcomióo. una ciudad de pacotilla, de baratijas y del estado de sido: praupollai, dudad aéa es abra negra. Estas últimas notas Indican las peculiaridades del fenómeno co lombiano moderno de urbanización, señalan los limites de las compa raciones entra éete y tos procesos europeos. La ciudad europea emergió lentamente, y de la riqueza. mientras la urbe colombiana broto en forma precipitada y de la máxima pobrera, en las condicione* p«un*c*« de excepción, caraelan adas por el estado de sillo. Vina cuetradJcriéo bastea Considerando sus estríete* necesidades demográficas, aquellas in dispensables para garanttasr tu funcionamiento óptimo, toda ciudad colombiana concentra hoy un abundante "excedente" de pobtarión. De hecho, desde hace varias décadas, persiste un desequilibrio cre ciente entre el ritmo rápido de acumulación de la población y el orden sumamente lento de absorción c integración de «Ua por las distintas Instancias urbana*, tanto de los aparatas administrativos y de gestión como del mismo sistema laboral; por lo tanto, una determinada pro porción de la mana pobUdonal na es requerida para su funcionamien to. Sobrante e Inútil", no sirve para el manejo adecuado de la urbe. Uegando inclurive hasta frenar, entorpecer y perturbar su progreso. Teste robre la fernta urbana La forma que m adviene durante el estudio de una dudad, indica de entrada los termino* de la reiarión y del conflicto imperantes entra la reata de Iro metro lalraurbaaro y la reata eu la* tierra» agriruta» circundante» al perímetro urbano. La -forma urbana" y las
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movimiento continuo. Con toda evidencia, el edificio del capltallamo en ascenso no cabe en el molde urbanístico heredado del feudalismo Ibérico; esta contradicción entre el objeto de hoy acomodado en un ámbito del ayer, actúa en detrimento de ambos. No obstante, el arraigo de la tradición entorpece la búsqueda Innovadora y la fuerxa de la vieja ideología paraliza a la imaginación creativa: sólo un cuestlonamiento radical del patrón urbanístico arcaico puede superar este divorcio. Tránsito de la id eología en el ám bito urbano Desde "arriba hacia abajo" circula y se propaga la ideología esté tica en la so-eludad. Se difunde desde el grupo social dominante hacia los segmentos dominados, y desde el marco de la Plaza Mayor hasta los arrabales de la periferia. Muy a menudo, y especialmente cuando se vive la transición del paso de una formación social a otra, el Estado actúa como vehículo transmisor de la Ideología de la nueva clase dominante o en ascenso. Por consiguiente, es frecuente que lo novedoso en materia de produc ción estética se manifieste primero en los edificios públicos centrales; simbolizan el rechazo a lo arcaico, expresan el cambio y se convierten en paradigma de modernidad. Adquirido este valor, al poco tiempo el mo delo se va difundiendo en el conjunto social urbano, bien sea con los edificios comerciales o la arquitectura residencial; en cuanto a la última es suntuaria al Inicio del ciclo y popular cuando concluye. Aquí es preciso añadir una tesis complementarla, relativa al fe nómeno de atracción que emana del foco residencial del grupo social dominante y su ciclo socio-espacial. Solicitado por una élite social y diseñado por y para ella, dicho foco Inicia su vida habitado y contro lado por este grupo, pero concluye decadente y en poder de otra clase. La fascinación Ideológica que ejercen sus gestores estimula la intru sión gradual de grupos bajo su Influencia y que buscan el mimetismo social, mediante la cercanía geográfica y el vecindaje residencial. La atracción se torna Invasión y de ésta se pasa a la expulsión; los a rtífi ces del barrio huyen la promiscuidad del lugar que concibieron exclusivo y que se volvió expulsivo. Es lo que hemos llamado la ley de fuga, o si se aoepta, ley de Chaplnero y, de hacho, toda ciudad tiene su Ohaplnero. Concluye una etapa del dolo pasando el sector, o el barrio, de la máxima unidad física y homogeneidad social, a la promiscuidad y heterogeneidad. Presenta entonces un notable deterioro "de lo construi do" y un marcado descasamiento social, llegando hasta una "lumpenlzaclón", que se evidencia en la mezclada diversidad de usos antagónicos. Ahora bien, las condiciones sociales peculiares de la urbanización moderna no han posibilitado aún la sedentarizadón definitiva ni social y residencial, de la mayoría de los dtadlnos. La ciudad colom biana adolece de una Intensa migración residencial lntraurbana; en la precariedad laboral y la Inestabilidad social radican los motores que más Impulsan la movilidad residencial; esta última Incentiva la ley de fuga y la extiende a la totalidad del ámbito urbano. Desde luego,
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estos fenómenos, mediante la acción continua del binomio atracciónrepulsión, contribuyen en la dilatación física permanente del conglo merado y, por ende, auspician la caducidad rápida de las previsiones, de loe plano# directores, el doibordamlento crónico de cualquier “ períme tro", la Insuficiencia cíclica de las redes, presupuestos y equipamientos. Hecho y derecho Toda la legislación promulgada desde 1619 permite comprobar otra ley de la ciudad colombiana: el divorcio diacrónlco permanente ontre hecho y derecho, verificándose el adelanto del primero y el ca rácter siempre rezagado, arcaico y desajustado del segundo. P or otra parte, se evidencia que no existe en la actualidad un cuerpo teórico moderno y un aparato de leyes y normas urbanísticas, comparables por su unidad y coherencia con aquellos que rigieron durante los siglos X V I hasta X IX , bajo el calificativo de Leyes de Indias. Este vacio Jurídico se puede considerar como un retroceso, comparado con épocas antorlores. En la fase actual de la rápida y caótica urbanización nacional se evidencian, de manera dramática, la carencia y urgente necesidad de un Derecho Urbano y de un Estatuto del Suelo Urbano. Es patente el divorcio entre las categorías vetustas de una tradición Jurídica petrificada en el derecho civil, de un mundo rural, y el brote continuo de situaciones antes desconocidas, exigiendo unos enfoques legales novedosos. Pero con toda evidencia al "lalssor faire", pactado en for ma solidarla entre la clase dirigente y sus agentes del Estado, asegura un “caos benéfico” y que una legislación moderna y racional sólo podría entorpecer. 81 la ciudad antigua era un "bien de uso", hoy día se convirtió en “ bien de cambio” y do especulación en dinero, es decir que se integró al universo monetario del capitalismo. Se entiende de por si que la ciase que detenta el poder económico y político, mantiene el derecho y la Ideología que favorecen eus Intereses y consolidan su dominación. Sobre la "cultura urbana” Toda reflexión sobre este tema obliga a considerar la situación concretada de la ciudad colombiana de hoy, descartando cualquier tipo de comparación a escala universal. De nada sirve lamentarse a diario de que no actúen como los de Edlnburgo, Bruselas y Franlcfurt los hijos de campesinos andinos, recién radicados en Medellln, Popayán y Slncelejo, Los primeras ciudades mencionadas transitaron por un camino largo, mientras las últimas lo hicieron por otro, propio y corto. Cualquier Intento de ajustar la ciudad colombiana a estos modelos, no puede engendrar más que frustraciones, deformaciones y simulacros engañosos. No podemos confundir la rápida mutación de un hábitat rural en urbano, con la lenta transformación de una sociedad agraria en sociedad urbana. 795
La recién nacida protocludad moderna colombiana poco favore ce la Integración de sus moradores y sólo puede generar una muy peculiar protocultura urbana. Apenas se urbanizó el suelo, pero quedó rezagada la “ urbanización mental'' de los moradores. Dicho con otras palabras, las prácticas sociales generan conductas y éstas son los cimientos sobre los cuales se sedimenta y se erige una cultura colectiva de ciudad, pero se entiende que sólo adquieren estas conductas y prácticas los moradores en situación urbana. La primera condición para una “ cultura urbana” , es dar a los moradores las oportunidades para incorporarse a la sociedad residente en la ciudad. En un conglo merado impactado por el tránsito brusco de lo rural a lo urbano, de un ámbito a otro, de un hábitat Individual total a otro colectivo, con dicionado y “ fragmentado” , de la libertad solitaria a la libertad com partida, esta dicotomía se manifiesta mediante una civilización de transición híbrida, ambigua y contradictoria, atravesando una fase actual que podríamos llamar de “sincretismo” cultural urbano. La cultura urbana no se decreta en la alcaldía; sólo puede surgir de las posturas y prácticas de la ciudad y no las puede anteceder. Ahora bien, es necesario distinguir Cultura urbana de Ideología urbana, y admitir un plural que considere que las culturas de una ciudad son tan numerosas como las mismas clases sociales en la urbe. En cuanto se refiere al patrimonio colectivo urbano y a su defensa, considerada ésta como expresión de cultura urbana, con la irrupción del capital financiero y de sus símbolos construidos, la arquitectura moderna hizo añicos a siglos de un orden urbano que, a pesar de cierta apacible y monótona horizontalidad, expresaba una regularidad y una unidad, logrando una plástica urbana basada en la continuidad, ia analogía y el patrón repetitivo. Tres siglos de esta armonía en las proporciones y los volúmenes desaparecieron en menos de veinte años, cuando el orden de las Leyes de Indias tuvo que ceder el paso al d e sorden de la ley del metro cuadrado. Era igual para todos hasta que unos pocos, desde el poder, impusieron otro "valor” ; de tal modo que la importancia del patrimonio arquitectónico y su posibilidad de per manencia son inversamente proporcionales al valor del metro cua drado, en áreas tradicionales centrales. No obstante, en un último combate de retaguardia algunos arqui tectos, pensando en el futuro, se preocupaban por el pasado. Trataban de rescatar lo poco que quedó del “ patrimonio histórico” , pero serian derro tados por haber olvidado, en sus desesperados manifiestos, que tal "pa trimonio colectivo” seguía siendo propiedad individual en las notarlas. En definitiva, y por encima de todas las demás, persiste la con tradicción esencial entre el carácter eminentemente social de la ciudad, hábitat considerado aquí como forma superior de socialización del espacio, y la apropiación privada de su suelo. Mientras crece sobre un suelo que es propiedad de pocos, la ciudad no puede ser pa trimonio de todos.
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