SEMINARIO INTERMISIONAL COLOMBIANO SAN LUIS BELTRÁN JUAN
Prof. Andrea Ramírez
II de teología Diego Toro Juvenal Casallas TEXTO SELECCIONADO Jn 19, 25-27 v. 25. Estaban junto a la cruz de Jesús su Madre y la hermana de su Madre, María de Cleofás, y María Magdalena. v. 26. Jesús, pues, viendo a la Madre, y junto a ella al discípulo a quien amaba, dice a su Madre: Mujer, he ahí a tu hijo. v. 27. Luego dice al discípulo: He ahí a tu Madre. Y desde aquella hora la tomó el discípulo en su compañía. Sagrada Biblia. Bover - Cantera
1. ANÁLISIS EXEGÉTICO. Con la finalidad de motivar adecuadamente el estudio de esta perícopa, exclusiva del evangelio según san Juan, se han propuesto las siguientes preguntas que inquietan y pretenden suscitar tanto el desarrollo sincrónico y diacrónico del estudio de este texto.
¿Por qué razón los evangelios evangelios sinópticos no narran que María, la Madre de Jesús, estuvo junto a la cruz? ¿Qué intención teológica tiene el evangelio de Juan al presentar explícitamente que Jesús en la cruz encomienda al discipulado amado a su madre? ¿Por qué Jesús entrega su madre al discípulo amado? ¿Esto corresponde al contexto histórico o la intencionalidad es resaltar la figura del discípulo amado?
1.1 DESARROLLO DIACRÓNICO Con respecto al evangelio de san Juan, al que pertenece de forma exclusiva esta perícopa, es preciso recordar algunos elementos importantes:
“Como ya sabemos el evangelio de san Juan fue escrito entre los años 90 y 100 d. C.
Algunos exégetas hablan de una posible redacción que se diera luego de concluido el primer siglo después de Cristo, por ejemplo Raymond Brown presenta los detalles más importantes para considerar que el año 110 d.C. podría ser la fecha más tardía posible”
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El cuarto evangelio no podría ser elaborado por una sola persona sino que es fruto de un largo y complejo proceso de formación, donde la interpretación por parte de la comunidad “juánica” lleva a tomar de varias fuentes, tales como las tradiciones básicas,
colecciones de milagros y dichos, relato de la pasión y otras fuentes, para construir un relato con características asombrosas y con una intencionalidad muy clara: manifestar que Jesucristo es el Hijo de Dios, el Mesías; constituido para quienes le aceptan y creen (cf. Jn 14,1) como “el camino, la verdad y la vida” (Jn 14, 6) Los destinatarios del evangelio son un grupo de judíos que aceptaron a Cristo y creyeron en Él provocando así su expulsión de la sinagoga; un grupo de samaritanos que aceptan el mensaje de Cristo, quien es visto como el Liberador; y un pequeño grupo de paganos con notable influencia griega. Es importante aclarar que este evangelio está dirigido a quienes creen en Cristo para dar un sólido fundamento a sus convicciones religiosas.
La perícopa que se está estudiando en este trabajo tiene como contexto la pasión y la muerte “en cruz” (cf. Flp 2, 8) que vivió Nuestro Señor Jesucristo. En dicho texto se narra cuales fueron algunas de las palabras que Jesús pronunció desde la cruz, palabras que han tenido un lugar fundamental en la fe cristiana y de manera especial en la devoción a la Virgen María. Considerando estos elementos y teniendo claro que el evangelio según san Juan presenta a Cristo reinando desde la cruz, se puede llegar a variados e importantes planteamientos desde el análisis de las palabras más relevantes y las exégesis que han desarrollado algunos de los más destacados estudiosos. “Este texto hace parte del E3, de acuerdo con las etapas que presenta Senén Vidal con
respecto a la redacción del evangelio de Juan. E3 es la etapa que manifiesta que la comunidad juánica está de frente a la gran Iglesia y es entonces cuando surge la necesidad de legitimar la comunidad a través del discípulo amigo de Jesús, frente a una gran comunidad cuyo principal representante fue el apóstol Pedro. Parece que en el cuarto evangelio se desea resaltar la imagen del discípulo amado y la de la Madre de Jesús, puesto que en los evangelios sinópticos la presencia de estos no aparece”2. Quizás una de las razones que llevaron al autor del evangelio de san Juan a presentar estos personajes acompañando a Jesús en los últimos momentos de su vida mortal es el deseo de situar a la madre de Jesús en esta atmósfera y así introducirla en el contexto del discipulado. 1
Raymond Brown. El Evangelio según San Juan. Vol. 1 (Madrid: Ediciones Cristiandad, 1999), 104 Senén Vidal. Los escritos originales de la comunidad del discípulo «amigo» de Jesús (Salamanca: Sígueme, 1997), 23. 2
Con respecto a la interpretación que se puede realizar a partir del texto, la Biblia comentada por los profesores de Salamanca nos indican que “el texto del primer versículo manifiesta que están presentes, de pie junto a la cruz de Cristo, “su madre, y la hermana de su madre, María de Cleofás y María Magdalena” (19, 25), y no se tiene total claridad con respecto al número de personas que allí se encontraban. Surgen entonces importante preguntas: ¿Son tres o cuatro estas personas? La “hermana de su madre,” ¿es la misma María de Cleofás o es una persona distinta? Las respuestas no son seguras3. Para muchos, estas dos personas no son más que una sola y se refiere a María de Cleofás. Una redacción “ternaria” de estas personas en el Calvario es citada por los sinópticos (Mt 27, 56; Mc 15, 40).
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Per sonaj es cerca a l a cr uz en l os sinópticos.
Otros piensan en personas distintas: sería un número “cuaternario.” La “hermana de su madre,” que, conforme al uso semita, no exige ser hermana en sentido propio, sino familiar
o pariente, sería la madre de los hijos del Zebedeo, que en Mt-Mc figura expresamente entre las mujeres que están en el Calvario (Mt 27, 55.56; Mc 15, 40), junto con María Magdalena y María la madre de Santiago y José, la cual, según Eusebio de Cesárea, es la mujer de Cleofás. “Esta escena debe de tener lugar poco antes de morir Cristo. Los soldados tenían que
custodiar de cerca a los crucificados, para evitar que los desclavasen, por eso estaban “sentados” allí ( Mt 27, 36). Al principio de la crucifixión, un grupo de piadosas mujeres, entre las que está Magdalena, estaban “mirando (todo esto) de lejos” ( Mc 15, 40), posteriormente, María, con este grupo de mujeres, entre las que está María Magdalena, está “de pie junto a la cruz” ( Jn 19, 25), esto hace suponer que ya debe de llevar mucho tiempo en la cruz y que la muerte se acerca. Fue esto, seguramente, lo que hizo que el “centurión”
(Mc 15, 44-45) les permitiese acercarse a la cruz. De acuerdo con el Magisterio de algunos Pontífices, especialmente desde Benedicto XIV, “Jesucristo mismo, desde lo alto de su cruz, quiso ratificar, por un don simbólico y eficaz, la maternidad espiritual de María con relación a los hombres, cuando pronunció aquellas 3
Manuel de Tuya y Profesores de Salamanca. Biblia Comentada Tomo V. (Madrid: Biblioteca de Autores Cristianos, 1963), 1295. 4 Raymond Brown. El Evangelio según San Juan. Vol. 2 (Madrid: Ediciones Cristiandad, 1999), 1306.
memorables palabras: 'Mujer, he ahí a tu hijo'; así, en la persona del discípulo predilecto confiaba también toda la cristiandad a la Santísima Virgen.” 5 Esto significa que María es madre de todos los creyentes en Cristo por designio del mismo redentor. Según el sentir de la tradición cristiana, a partir de un momento determinado, se cree y se enseña que en estas palabras, Cristo proclama la maternidad espiritual de María sobre los hombres, lo mismo que en la persona de Juan proclamaba la afiliación espiritual de éstos con respecto a María”6 Con respecto al sentir de la Iglesia en relación a este texto, es aclaradora la nota de pie de página que la Sagrada Biblia Cantera-Iglesias presenta, pues se hace una alusión directa al discípulo amado, al que sin ningún temor se considera como el apóstol Juan: “Juan ya no dice “su Madre” y se dirige a ese discípulo AL QUE AMABA Jesús (formula que se repite en 13,23; 20,2; “quería”, tenía efecto de amistad; 21, 7. 20), además de un
discípulo concreto, conocedor de los secretos de Jesús, cercano a Él (cf. 13, 23-27), que sin duda es Juan, que es también el símbolo perfecto de todo verdadero seguidor de Cristo. La relación entre “el discípulo” y Jesús es una acción divina (el “amor” de caridad: procede del
Padre, se realiza por medio del Hijo, se completa en el Espíritu Santo). En estos versículos, el orden de las frases parece indicar que a Jesús le preocupa en primer lugar dejar una Madre al “discípulo”, luego piensa en la soledad de su propia Madre. María asociada a “la hora” de Jesús (cf. 2,4), recibe una nueva “anunciación”: no ter mina su misión maternal,
sino que deberá cuidar como Madre, de la iglesia naciente. La maternidad espiritual y universal de María se funda en el hecho de que ella dio la vida al salvador histórico, y con fe y amor le acompañó en su obra hasta en la muerte de cruz (cf. Conc. Vat. II, LG 58, sobre la colaboración de María en la obra de Jesús).”
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De hecho la interpretación que ha tenido la Iglesia con respecto a este texto es muy clara, así aparece indicado en el numeral 58 de la Constitución Lumen Gentium del Concilio Vaticano II:
La Santísima Virgen en el ministerio público de Jesús 58. En la vida pública de Jesús, su Madre aparece significativamente; ya al principio durante las nupcias de Caná de Galilea, movida a misericordia, consiguió por su intercesión el comienzo de los milagros de Jesús Mesías (cf. Juan 2,1-11). En el decurso de su predicación recibió las palabras con las que el Hijo (cf. Lc 2,19-51), elevando el Reino de Dios sobre los motivos y vínculos de la carne y de la sangre, proclamó bienaventurados a los que oían y observaban la palabra de Dios como ella lo hacía fielmente (cf. Mc 3,35; Lc 11, 27-28). Así también la Bienaventurada Virgen avanzó en la peregrinación de la fe y mantuvo fielmente la unión con su Hijo hasta la Cruz, en donde, no sin designio divino, se 5
Documentos marianos (Madrid: BAC, 1954), 884. Manuel de Tuya y Profesores de Salamanca. Op. cit, p. 1298. 7 Francisco Cantera Burgos y Ma nuel Iglesias Gonzales. Sagrada Biblia versión crítica sobre los textos hebreo, arameo y griego. (Madrid: Biblioteca de Autores Cristianos, 2009), 1230. 6
mantuvo de pie (cf. Juan 19, 25), se condolió vehementemente con su Unigénito y se asoció con corazón maternal a su sacrificio, consintiendo con amor en la inmolación de la víctima engendrada por Ella misma, y, por fin, fue dada como Madre al discípulo por el mismo Cristo Jesús, moribundo en la Cruz con estas palabras: "¡Mujer, he ahí a tu hijo!" (Jn19, 2627). La interpretación de este texto ha indicado la preocupación de Jesús por su madre, luego que el volviera a su padre: “Desde la muerte de San José era Jesús el cabeza de familia, y tenía a su cargo la Madre. Al
morir no la olvida, y le encomienda al cuidado de su fiel discípulo. Tal es el sentido histórico, más la piedad cristiana ve aquí algo más. Por el misterio de la Encarnación somos todos elevados en Cristo a la dignidad de hijos de Dios, siendo Jesús el primogénito entre muchos hermanos (Rm 8,29). La Madre de Jesús ve por aquí extendidos sus deberes maternales a todos estos hermanos de su primogénito, hijos también del Padre celestial por adopción en Jesús.”
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El estar junto a la cruz, en una mirada a la historia de la interpretación de este texto, es signo de fidelidad, constancia y camino discipular. Precisamente esta es la concepción que han tenido los cristianos al saber que María acompañó a Jesús en todos los momentos importantes de su vida, desde el primer signo realizado por Jesús hasta su muerte en la cruz. Por esta razón María es modelo de fe y virtud para todos los discípulos que se toman en serio la petición del Señor de tomar la cruz de cada día y seguirle. (cf. Lc 9, 23). Dicha presencia de María y del discipulado amado junto a la cruz ha tenido una connotación muy importante y así se percibe en el comentario de la Biblia de América: “Ha llegado la hora de Jesús y su Madre está de nuevo junto a él (cf. Juan 2, 4), con el
discípulo amado. Podemos ver a los verdaderos creyentes, y a la madre de Jesús quien representa la nueva humanidad, o quizás a la Iglesia.” 9 Con la finalidad de presentar el significado de esta escena para el cristianismo naciente en el contexto judío, la obra ‘María en el Nuevo Testamento’ de varios autores, cita a Bultmann, para presentar una interpretación muy importante: “La madre de Jesús, perseverante junto a la cruz, representa a l cristianismo judaico, que
supera el escándalo de la crucifixión. El discípulo amado representa al cristianismo gentil, urgido para que honre al judaico como a madre de la que procede, parejamente a como se urge al cristianismo judaico para que se sienta «en casa» dentro del gentil” 10
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Eloíno Nácar Fuster y Alberto Colunga Cueto. Nácar Colunga. Nuevo Testamento. (Madrid: Biblioteca de Autores Cristianos, 1974), 361. 9 Casa de la Biblia. Biblia de América. (España: Editorial Verbo Divino, 2011), 1635. 10 Raymond Brown, karl Donfried, Joseph Fitzmyer y John Reumann. María en el Nuevo Testamento (Salamanca: Ediciones Sígueme, 1986), 207.
Uno de los comentarios más hermosos sobre este pasaje es ofrecido por Francis Moloney, quien en su obra expone de manera poética lo que en la historia se ha pensado acerca de estos tres versículos tan reveladores: “Elevado en la cruz, Jesús habla a la mujer que fue el primer personaje del relato en
comprometerse incondicionalmente con su palabra (cf. Jn 2, 3-5), y le manda que mire al discípulo amado y le acepte como su hijo. Luego se vuelve hacia el discípulo amado, ya claramente identificado como el discípulo modelo que estaba echado en el costado de Jesús a la mesa (cf. Jn 13, 23), y le ordena que mire a la madre de Jesús y la acepte como a su madre, sus palabras son obedecidas sin rechistar, pues el narrador comenta « y él la acogió en su casa». La madre de Jesús, modelo de fe por su presencia en la crucifixión y muerte de su hijo, y el discípulo a quien Jesús amaba y mantuvo cerca de sí mismo, son uno al aceptar la Palabra de Jesús, pues juntos le obedecen según la expresión “el discípulo la acogió en su casa” (Jn 19, 27) Es verdad que se han hecho exageradas afirmaciones mariológicas sobre este pasaje, pero no puede eludirse el hecho de que en la cruz y a causa de ella, el Jesús crucificado ha creado una familia nueva, al constituir a su madre como madre del discípulo amado” 11
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Francis Moloney. El evangelio de Juan. (Navarra: Editorial Verbo Divino, 2005), 487.
1.2 . DESARROLLO SINCRÓNICO. 1.2.1 Delimitar la perícopa. Las versiones bíblicas “ Sagrada Biblia Cantera-Iglesias” y “Sagrada Biblia NácarColunga” no presentan este texto como una perícopa dife rente. En estas versiones este texto se encuentra insertado en una perícopa titulada ‘Viacrucis y Crucifixión’. Por su parte la
Biblia de Jerusalén presenta la situación de una manera diferente al titular esta perícopa, compuesta por tres versículos como “ Jesús y su madre”. Ciertamente, no hay un cambio de lugar pero si de personajes y de intencionalidad teológica. Luego de narrar la crucifixión de Jesús, el texto hace referencia a un letrero que mando a colocar en la cruz el procurador Poncio Pilato, en el cual se indicaba la causa de su condena (cf. Mc 15, 26; Jn 19, 19); se narra el rechazo por parte de los sumos sacerdotes ante este hecho y la correspondiente respuesta del procurador romano; y justo antes de los versículos que estamos estudiando, se narra cómo los soldados echan a suerte la túnica de Jesús, junto a una alusión al cumplimiento de la Escritura sobre la acción de estos soldados (cf. Sal 22, 19). El contexto se puede percibir muy distinto, puesto que hasta ahora, desde el momento de la crucifixión, Jesús no había dicho nada. Tampoco se había hablado de personajes piadosos que aparecen junto a la cruz, ahora se nos cuenta que al pie de la cruz había un grupo de mujeres que acompañaban a la Madre de Jesús y al discípulo amado. Lo que sigue a estos versículos es la narración de la muerte de Jesús, que se distingue en el evangelio según San Juan por las frases “Tengo sed” (Jn 19, 28) y “Todo está cumplido”
(Jn 19, 30). El lugar donde ocurre lo descrito es junto a la cruz y los personajes principales son Jesús, su Madre y el discípulo a quien Jesús amaba.
1.2.2 Análisis morfológico v. 25. Estaban junto a la cruz de Jesús su Madre y la hermana de su Madre María de Cleofás y María Magdalena. v. 26. Jesús, pues, viendo a la Madre , y junto a ella al discípulo a quien amaba, dice a su M adre: M ujer , he ahí a tu hijo . v. 27. Luego dice al discípulo: He ahí a tu Madre . Y desde aquella hora la tomó el discípulo en su compañía.
Verbos Estaban Viendo Dice
Sustantivos Cruz Madre (4 veces) Discípulo (3 veces) Mujer Hijo Hora
Preposiciones Para
“El pluscuamperfecto εἱστήκεισαν se usa como un imperfecto: estaban
La preposición παρά tiene un sentido local: junto a la cruz. Con respecto a María de Cleofás en la construcción ἡ τοῦ Κλωπᾶ, por causa del artículo femenino, se entiende que se refiere a la esposa (γυνή). (mira) aparece con el nominativo como el complemento directo, porque ha llegado a ser una partícula estereotipada de exclamación. Ἴδε
Τὰ ἴδια tiene el sentido de: el hogar de uno. Aquí se hace referencia a la casa del discípulo amado o a su compañía.”12
En otra versión se dice que el discípulo amado “la recibió en su casa” (v. 27): “El verbo «recibir» (lambáno), aquí usado, puede tener dos significados:
Sentido de «tomar» algo, ejemplo: panes, lienzos, un perfume, etcétera (Jn 6,11; 12,4.13; 10,23.40; 18,3; 19,6; 18,31; 19,1) Sentido de «recibir» está directamente relacionado con «acoger» algo. Por ejemplo, se utiliza para acoger el testimonio del don de Dios, la palabra evangélica, el ser hijos de Dios, etc. (Jn 3,11; 17,8; 14,17; 1,12; 1,16).
12
Hanna. Ayuda gramatical para el estudio del griego. (Notas tomadas de material instalado en e-sword).
Pudiendo, pues, significar aquí este verbo ambas cosas, no se puede decidir, sin más, por un sentido. Solo se puede indicar que esto depende del contexto. La segunda parte de la frase puede también tener dos significados: Sentido de «en casa» (Ejemplo: Hch 21,2; 2 Jn 10; Jn7, 53; 1, 11) Sentido de lo propio de uno: de sus «bienes», los cuales pueden ser en sentido «material» (Hch 4, 32; Jn 10, 3) o en sentido «espiritual» (Jn 8, 44; 15, 19).”13
1.2.3 SEMÁNTICA DE LA PALABRA CRUZ. σταυρός[cruz], σταυρόω[crucificar], ἀνασταυρόω[crucificar] σταυρός “σταυρός es una «estaca» erguida, como las que se usan para cercas o empalizadas. El σταυρός es un instrumento de suplicio para delitos graves. Puede ser una estaca vertical
puntiaguda, o un palo vertical con un travesaño encima, o un poste con una viga de igual longitud que se interseca.
La cruz de Jesús. Los autores de los Sinópticos y Juan cuentan el relato de la crucifixión en narraciones que tienen una calidad kerigmática y cultual. En el trasfondo está la idea de que Jesús muere como el cordero sacrificial de la nueva alianza. Los acontecimientos van 14 siguiendo las costumbres de la época.” En cuanto al evangelio de Juan, en él se encuentra una significación teológica al levantamiento de Jesús en la cruz (Jn 3, 14; 8, 28). “Esta palabra adquiere un significado absolutamente característico del NT en virtud de la
vinculación histórica de la cruz, instrumento de tormento y de ejecución capital, con la 15 muerte de Jesucristo” Teológicamente, es importante la significación de las expresiones «madero de maldición» y «árbol de la vida» puesto que se presenta una clara contraposición entre ellas. Este aspecto se puede ilustrar desde la muerte de Jesús en la cruz: a Jesús «lo mataron colgándolo en un madero» (Hch 5,30; cf.10, 39), y de acuerdo con el texto Dt 21, 22-23 que hace referencia a esta manera de morir, dicha muerte provoca la maldición de Dios; por esto se presenta una contradicción ya que se acentúa la vergüenza que implica la crucifixión de Jesús, precisamente cuando la comunidad considera al crucificado como el Mesías y el único camino que lleva al Padre (cf. Jn 14, 6)”16
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Manuel de Tuya y Profesores de Salamanca. Op. cit, p. 1296. Gerhard Kittel y G erhard Friedrich. Compendio del Diccionario teológico del Nuevo Testamento. (Michigan: Libros desafío, 1973), 834. 15 Lothar Coenen, Erich Beyreuther y Ha ns Bietenhard. Diccionario teológico del Nuevo Testamento. Vol. I (Salamanca: Sígueme, 1990), 357. 16 Ibid, p. 358. 14
MADRE μήτηρ
En el NT Jesús respalda fuertemente el mandamiento del AT de honrar a la madre (Mt 15, 4). La exigencia de amar a Jesús más que a padre y madre no niega el quinto mandamiento, como tampoco lo hace el primer mandamiento (Mt 10, 37). “Los autores de los Sinópticos mencionan a la propia madre de Jesús sólo en los relatos de la infancia, aparte de Mateo 12, 46s y paralelos; Mateo 13, 55” 17 En Juan, María está presente en las bodas de Caná y junto a la cruz, aunque no se da su nombre. La única otra referencia del NT a María se halla en Hechos 1, 14. Cuando a una mujer se la llama μήτηρ [meter], madre, se le reconoce un puesto de honor dentro de la sociedad; la palabra es utilizada también fácilmente en un sentido figurado” 18
DISCÍPULO μαθητής
Este término hace referencia generalmente al seguidor de un maestro, que se encuentra en formación o en proceso de aprendizaje de algo específico de la vida. En el sentido de «alumno», esta palabra implica la relación con un maestro. “En el NT, μαθητής figura solamente en los Evangelios y en los Hechos. Está atestiguado unas 250 veces, casi siempre para referirse a los que siguen a Jesús. Hechos lo tiene en forma absoluta para un discípulo de Jesús. Ocasionalmente se menciona a los discípulos del Bautista y de Pablo. En Marcos 2, 18; 12, 16 leemos acerca de los μαθηταί de los fariseos, y en Juan 9, 28 de los μαθηταί de Moisés.”19 “Juan, después de 6,66, prefiere hablar de los δώδεκα (μαθηταί) con el fin de mostrar que la
fe en Jesús (cf.6, 64) es una característica esencial del verdadero discípulo. A diferencia del rabino corriente, o en efecto a diferencia del maestro griego, Jesús se ofrece a sí mismo en lugar de sus dones sobresalientes, y exige lealtad a sí mismo más que a una causa que él representa.”
20
“Un discípulo no es meramente uno que aprende, sino un partidario; de ahí que se les 21 mencione como imitadores de su maestro; cf. Jn 8, 31; Jn 15, 8.” Visto así el discípulo
amado, cuya identidad es generadora de controversias tiene una estrecha relación con su maestro Jesús, que le une en todo a su proyecto de vida. 17
Gerhard Kittel y G erhard Friedrich. Op. cit, p. 458. Lothar Coenen, Erich Beyreuther y Ha ns Bietenhard. Diccionario teológico del Nuevo Testamento. Vol. III (Salamanca: Sígueme, 1990), 127. 19 Gerhard Kittel y Gerhard Friedrich. Op cit. p, 434. 20 Ibid, 435. 21 Thomas Nelson y Vine. Diccionario expositivo de palabras del antiguo y del nuevo testamento exhaustivo (Editorial Caribe, 1999), 3101. 18
MUJER Γυνή [mujer, esposa] En general γυνή denota a. «la mujer» (por contraposición al varón) . En la vida y el
ministerio de Jesús ocupan las mujeres un lugar muy importante, pues ellas son destinatarias de las enseñanzas de Jesús y en variados momentos son testigos de los signos realizados por Jesús. Son variados los conceptos que se pueden unir a este, por ejemplo se puede hablar de mujer joven, virgen, esposa, madre y viuda. En el contexto en el que aparece este término en las palabras de Jesús desde la cruz el término que se puede pensar como más adecuado sería madre, pero “la palabra «mujer» que usa el evangelista en boca de un hijo a su madre, de suyo, no encierra ningún misterio. En momentos solemnes o especiales, el hijo podía llamar así a su madre.”22
HIJO υἱός[hijo], υἱοθεσία[adopción]
En el evangelio de Juan (cf. Jn 3, 35-36) se estrecha relación entre el Padre y el Hijo, de hecho las acciones y palabras de Jesús tienen la autoría del Padre, según el mismo Jesús lo manifiesta (cf. Jn 14, 10). Jesús como el Hijo del Padre cumple su voluntad y se convierte en nuestro camino para hacernos “ hijos de Dios” y llevarnos al Padre.
Juan presupone la preexistencia de Jesús, sin embargo la singularidad se encuentra en la grandeza del amor de Dios que envía a su Hijo al mundo (cf. Jn 3, 16).23. La entrega del Hijo significa vida eterna (Jn 3,17; 1 Jn. 4:9) y es lo que permite a los discípulos ser rescatados pues su misión es cuidar a todos los que el Padre le encomendó (cf. Jn 10, 29). La afirmación de filiación, que implica el ser enviado para hacer las obras del Padre, es lo que acarrea la muerte de Jesús (Jn 10:36ss). La salvación es estar en el Hijo (1 Jn. 5,20), lo cual es estar en la verdad y no en el mal.
HORA ὥρα[hora]
Esta palabra significa primeramente un tiempo correcto, fijo o favorable, por ejemplo en nuestro contexto hace referencia al momento adecuado para sembrar, para casarse, etc. “Puede ser luego el «tiempo acostumbrado», o un «tiempo establecido» o «designado»”
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Manuel de Tuya y Profesores de Salamanca. Op. Cit, p. 1296. Gerhard Kittel y Gerhard Friedrich. Op cit. p, 954. 24 Ibid, 1070. 23
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El termino hora hace referencia a elementos muy importantes. “ María, a la hora en que Cristo pronunció estas palabras, comprendió el sentido de lo que en ellas se proclamaba. Es una exigencia del estado actual de la teología mariana. Juan entonces no lo terminó de comprender, como no comprendió entonces otras cosas (Jn 14:9; Jn 20:8.9; Jn 2:22; Jn 12:16), sino más tarde: a la hora de la iluminación que se inicia en Pentecostés” 25. En el caso del evangelio de San Juan, la hora de Jesús corresponde al momento de su glorificación, pues es desde la cruz desde donde Él se manifiesta con toda su grandeza. La “hora de Jesús” hace referencia a la misión de Jesús y aparece desde el comienzo del
evangelio en su primer signo de una forma un poco enigmática, cuando se dirige a su Madre: “¿Qué quieres de mí, mujer? Aún no ha llegado mi hora” (cf. Jn 2, 4). Todos los relatos del evangelio parecen conducir a la manifestación de Jesús cuando su hora haya llegado, esto se puede notar en algunos momentos de polémica, por ejemplo Jn 7, 30: Intentaron detenerlo, pero nadie puso las manos sobre él, porque no había llegado su hora y Jn 8, 20: Estas palabras las pronunció junto al lugar del tesoro, cuando enseñaba en el templo. Nadie lo detuvo, porque no había llegado su hora.
CONCLUSIONES
El evangelio de Jn presenta a Jesús como el Mesías, el Enviado que cumple en todo momento la voluntad del Padre, y lo hace desde una perspectiva que le brinda gloria y honor. El autor del evangelio, particularmente de esta perícopa, tiene la intención de resaltar la imagen del discípulo amado y le ubica junto a la cruz, quizás con el propósito de validar la persona, que sería considerado después como el padre intelectual del cuarto evangelio. Así se puede percibir de acuerdo con el tiempo de composición de este texto. La identidad del discípulo amado de Jesús sigue oculta, a pesar de la claridad con que la perícopa en cuestión, habla de Él junto a la cruz de Jesús (cf. Jn 19, 26) El análisis exegético de las palabras más importantes de esta corta perícopa unido a la notable importancia que ha tenido su interpretación en la fe cristiana, nos permite hablar de María como modelo de los discípulos de Jesús. Es claro que acompañar a Jesús en todos los momentos importantes de la vida es algo fundamental en la devoción de los cristianos que vemos en María a nuestra madre, porque así lo quiso el Señor. La “hora de Jesús” hace referencia a la manifestación gloriosa de Jesús pero también al sufrimiento en la cruz, así se puede percibir en las palabras que Jesús pronunció luego de entrar a Jerusalén: “ Ha llegado la hora de que el Hijo del Hombre sea glorificado. Les aseguro que, si el grano de trigo caído en tierra no muere, queda solo; pero si muere, da mucho fruto” (Jn 12, 23 -24)
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Manuel de Tuya y Profesores de Salamanca. Op. cit , p. 1298.
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