Página 1 de 5
INICIO CAPÌTULO V - INTERMEDIO (ANTES DE MAQUIAVELO) TEXTO DE NORBERTO BOBBIO “LA TEORÌA DE LAS FORMAS DE GOBIERNO EN LA HISTORIA DEL PENSAMIENTO POLÌTICO”) V. INTERMEDIO INTERMEDI O Llamo “Intermedio" a estas breves consideraciones sobre el Medievo, o sea, a los muchos siglos que separan la época clásica de Maquiavelo, a quien dedico el capítulo siguiente. Ya die que me detengo en este excursus hist!rico en algunas etapas que considero esenciales en la historia de las teorías de las ormas de gobierno, es decir, en algunas teorías eemplares. #n el curso de la ilosoía política medieval no ha$ etapas verdaderamente undamentales para el desarrollo de la teoría de las ormas de gobierno. %quí me limito a presentar algunos motivos de esta carencia $ a darle una e&plicaci!n. 'o se puede pasar por alto alto una ra(!n e&terna e&terna que puede haber inluido inluido en la larga pausa de la histor historia ia que e&ponem e&ponemos os sintét sintéticam icament ente. e. #l te&to te&to can!nic can!nico o de esta esta histor historia, ia, la Política de %rist!teles, no era conocido por los escritores cristianos de los primeros siglos) sumergido en la crisis crisis de la civili civili(aci (aci!n !n antigu antigua, a, ue descubiert descubierto o a inale inaless del siglo *III. *III. La República de +icer! +icer!n n no ue conoci conocida da hasta hasta princi principio pioss del siglo siglo *I*. *I*. +uando +uando el te&to te&to aristo aristotél télico ico ue recuperado, recuperado, su lectura lectura tuvo amplias repercusiones, repercusiones, tan grandes grandes que la célebre célebre clasiicac clasiicaci!n i!n de las ormas de gobierno ue repetida al pie de la letra, aunque la realidad hist!rica era mu$ dierente de la que había originado las observaciones $ las distinciones de los autores griegos. ecurro a un eemplo mu$ signiicativo) una de las obras políticas más importantes del alto Mediev Medievo o ciert ciertamen amente te es el Defensor pacis de Marsilio de -adua /0123. Lo que Marsilio escribi! en el capítulo 4III dedicado a la clasiicaci!n de las constituciones es una pura $ simple repetici!n, por no decir traducci!n, de l ragmento aristotélico $a citado) Existen dos géneros de partes gobernantes o gobiernos: una temperada y la otra viciad viciada. a. Llamo Llamo unto unto con !rist"t !rist"tele eless #...$ #...$ bien bien tempera temperado do el géner género o en el %ue el gobernante gobierna para beneficio común& de acuerdo con la voluntad de sus súbditos' mientras el género viciado es el %ue no concuerda con esto. (ada uno de estos géneros se divide a su ve) en tres especies: el temperado en monar%uía real& aristocracia y politia& el viciado en las tres especies opuestas de la monar%uía tir*nica& oligar%uía y democracia. -ero quisiera quisiera aducir aducir una ra(!n ra(!n más prounda, prounda, aunque aunque lo hago con mucha mucha cautela, cautela, $a que se trat trataa de una una gene genera rali li(a (aci ci!n !n que neces necesit itar aría ía ma$o ma$ore ress prue prueba bas. s. 5ran 5ran part partee de las las teor teoría íass medievales del #stado, o por lo menos las de los primeros siglos, anteriores a la gran escolástica que que retorn retornaa las tesis tesis arist aristoté otélic licas3 as3,, tienen tienen una concepc concepci!n i!n negativ negativaa del #stado #stado.. Llamo Llamo concepci!n negativa del #stado a la que considera que la tarea esencial del #stado es poner remedio a la naturale(a malvada del hombre, $ en la cual el #stado es visto sobre todo como una dura necesidad $ es considerado preponderantemente en su aspecto represivo cu$o símbolo es la espada3. La concepci!n griega del #stado era mu$ distinta. 6aste recordar que para %rist!teles el in del #stado no es solamente permitir la vida colectiva sino hacer posible que quienes viven untos tengan una "vida buena". -ara quien postula la naturale(a malvada del
Página 2 de 5
hombre el hombre después de la caída, el hombre del pecado original3, la tarea del #stado no es promover el bien, sino 7nicamente tener aleado el desencadenamiento de las pasiones, que haría imposible cualquier tipo de convivencia pacíica, mediante el uso de la espada de la usticia. La salvaci!n del hombre no es promovida por el #stado sino por la Iglesia. -ara dar una idea de lo que he llamado concepci!n negativa del #stado, cito a un autor que resume en sus obras enciclopédicas el pensamiento cristiano de los primeros siglos, Isidoro de 8evilla 99:;<0<3, quien en sus +entencias dice que por voluntad divina la pena de la servidumbre ue declarada al género humano por el pecado del primer hombre. +uando =ios nota que a algunos hombres no les viene bien la libertad, misericordiosamente les impone la esclavitud. Y aunque el pecado original es absuelto a todos los ieles gracias al bautismo, sin embargo =ios, en su equidad, ha dierenciado la vida de los hombres, estableciendo %ue algunos fuesen siervos y otros amos& de manera que el arbitrio de actuar mal de los siervos sea detenido $ limitado por la potestad de quien domina. >8i nadie tuviese temor, quién impediría el mal? -or esto son elegidos príncipes $ re$es, para que con el terror salven del mal a sus pueblos $ en virtud de las le$es los obliguen a vivir con rectitud. +reo que es diícil encontrar una e&posici!n más incisiva $ sintética de la concepci!n negativa del #stado) como la ra(!n de ser del #stado es la maldad humana, el poder de los gobernantes no puede regirse más que con el terror. Los hombres no son naturalmente buenos, en consecuencia deben ser obligados a ser buenos@ el #stado es el instrumento de tal constricci!n. Auienes tienen un poder tan terrible pertenecen por naturale(a a la ra(a de los amos, así como quienes están destinados a obedecer orman la ra(a de los siervos. 4imos en el capítulo dedicado a %rist!teles que el régimen en el que la relaci!n entre gobernantes $ gobernados se compara con la que e&iste entre amos $ esclavos es la monarquía desp!tica) ninguna otra cosa más que monarquía desp!tica es el régimen descrito en el ragmento de Isidoro. 8e entiende que en una teoría del #stado como ésta no ha$a lugar para una de las ormas de gobierno, que presupone, como se ha visto en repetidas ocasiones, la observaci!n de que ha$ muchas ormas de gobierno $ de que entre ellas ha$ buenas $ malas. =onde todas las constituciones son malas $ son necesariamente así3, donde todas las constituciones son desp!ticas, donde el #stado, por el solo hecho de serlo, no puede dear de ser desp!tico, donde, en otras palabras, #stado $ despotismo son unum et idem& no ha$ lugar para distinciones sutiles de las ormas de gobierno en géneros, especies $ subespecies. 8e podría obetar que -lat!n también tenía una concepci!n ne gativa de los #stados e&istentes, pues sostenía que todos eran malos con respecto a la rep7blica ideal, más precisamente -lat!n contraponía los #stados e&istentes al #stado !ptimo, $ en consecuencia, aunque sea por deducci!n racional, tenía la idea del #stado bueno. Bn ragmento como el de Isidoro no contrapone el #stado malo al bueno. %quí el contraste es otro) no es entre #stados bueno $ malo, sino entre #stado e Iglesia. #l gran tema de la política medieval es la dicotomía #stado; Iglesia, no el de la variedad hist!rica de los #stados. La salvaci!n de los hombres no era tarea del #stado, como para los escritores griegos $ como lo será para los escritores políticos que inauguran la tradici!n del iusnaturalismo moderno, como Cobbes, sino de una instituci!n dierente del #stado, superior a éste $ en ciertos aspectos incluso antitética del #stado, una instituci!n que tiene la tarea e&traordinaria de llevar a los hombres hacia el reino de =ios. 'o resisto la tentaci!n, aunque me adelanto algunos siglos, pero permane(co en la misma tradici!n de pensamiento, de citar un célebre ragmento en el que la contraposici!n entre los dos reinos
Página 3 de 5
no podría ser deinida con ma$or uer(a. 8e trata del escrito +obre la autoridad secular /9103, de Lutero) !l reino de la tierra& es decir& bao la ley& pertenecen todos a%uellos %ue no son cristianos. En efecto& siendo pocos los verdaderos cristianos y menos aún los %ue se portan según el espíritu cristiano& Dios ,a impuesto& por encima de la condici"n de cristianos y del reino de Dios& otro régimen& y los ,a puesto bao la espada& de manera %ue aun%ue lo ,arían con gusto& no puedan eercer su maldad y& donde lo ,agan& no estén sin temor& o con serenidad y despreocupaci"n' precisamente como con la)os y cadenas se ata a una bestia salvae y fero)& a fin de %ue no pueda morder ni atacar según su instinto& aun%ue lo ,aría de buena gana' mientras un animal manso y doméstico no tiene necesidad de ello& siendo apacible aun sin la)os ni cadenas -artín Lutero& +critti politici& /tet& p. 0123. -ara encontrar en la historia otra concepci!n negativa del #stado comparable a la de los primeros pensadores cristianos es necesario llegar a Mar&. % este autor dedicaré un capítulo, pero puedo adelantar que parte de una concepci!n negativa de la historia, por lo menos hasta el momento de la resurrecci!n mediante la revoluci!n, es decir, inicia desde una concepci!n de la historia de acuerdo con la cual todas las sociedades que han e&istido hasta ahora salvo las primitivas3 están divididas en clases antag!nicas, $ airma que la clase dominante tiene necesidad de una uer(a represiva, en la que consiste precisamente el #stado, para mantener el dominio. #l punto de partida de Mar& no es el hombre malvado, $ mucho menos porque está manchado por el pecado original@ es, por decirlo así, la sociedad malvada en su conunto, porque la divisi!n del trabao ha producido la divisi!n de clases, $ ésta perpet7a la desigualdad entre los propietarios $ los desposeídos. 8e trata de un punto de partida que tiene como consecuencia el reconocimiento de la necesidad de un dominio érreo, porque sin él la clase dominante no podría mantener su poder. Dambién para Mar&, el #stado no puede ser con servado sin terror, con la dierencia de que este terror no se vuelve necesario por la maldad de los s7bditos, sino por las condiciones obetivas de las relaciones de producci!n que han dado origen a una sociedad de desiguales que no puede ser mantenida más que con la uer(a. 'o por casualidad Mar& habla de “dictadura de la burguesía" para indicar el #stado burgués $ de “dictadura del proletariado" para seEalar al #stado en el que la clase dominante será el proletariado. =icho de otro modo) designa al #stado, cualquier orma que asuma, con un término que siempre ha indicado un poder e&clusivo $ absoluto. #n su momento veremos que, con respecto a la teoría de las ormas de gobierno, la consecuencia es la misma que apreciamos en la concepci!n negativa del #stado que caracteri(a a algunos escritores cristianos) tampoco en Mar& ha$ una verdadera teoría de las ormas de gobierno. 8i todos los #stados por el s!lo hecho de serlo son “dictaduras", cualquier #stado vale por otro. Casta que e&ista el #stado habrá el dominio de la uer(a, la coacci!n, la represi!n, la violencia de la clase que detenta el poder sobre la que no lo tiene, etc. 8e comprende que Mar& no ve en el #stado el in de la historia) el #stado está destinado a desaparecer para dar lugar, cuando $a no ha$a clases contrapuestas, a la sociedad sin #stado. -ero mientras para los escritores cristianos la salvaci!n del individuo está en otra sociedad que corre paralela al #stado 4extra ecclesiam nulla salus43& para Mar& la soluci!n está en la terminaci!n del #stado, o sea, en la sociedad que $a no esté basada en las relaciones de uer(a, en la sociedad que podrá ser instaurada cuando desapare(ca la divisi!n de clases. #n una concepci!n negativa del #stado no puede dear de e&istir la airmaci!n de un
Página 4 de 5
momento positivo, es decir, de una entidad que se contrapone al #stado, $ que al hacerla lo domina $ al inal lo derrota. -ara los autores cristianos este momento positivo es la Iglesia, para Mar& la sociedad sin clases@ para los primeros una orma de verdadero anti;#stado, para el segundo el no;#stado. -ara completar el marco de las concepciones negativas del #stado, desde que poco antes recordé a -lat!n, se debe agregar que la soluci!n plat!nica del #stado negativo no es ni el anti;#stado ni el no;#stado, sino el #stado ideal, que es la sublimaci!n del #stado, el super;#stado, la sociedad organi(ada de manera que las desigualdades entre los miembros de la comunidad estatal, las desigualdades de las que tiene su origen el #stado como puro dominio, sean establecidas para siempre $ perpetuadas. #n otras palabras, no es la eliminaci!n de la divisi!n de la sociedad en clases sino su eterni(aci!n. Dambién se puede dar una e&plicaci!n ilos!ica del escaso interés de los escritores cristianos por la clasiicaci!n de las ormas de gobierno) el problema central de los escritores políticos de los primeros siglos después del cristianismo es ante todo moral. 8e trata del problema de la relaci!n entre el #stado, cualquiera que sea su orma hist!rica, $ la usticia. 8an %gustín present! el problema con gran claridad ;al que todo el pensamiento político medieval tratará de dar una respuesta; cuando se pregunt!) +in la usticia& 5%ué serían en realidad los reinos si no bandas de ladrones6& 5y %ué son las bandas de ladrones si no pe%ue7os reinos6 #. . .$ Por ello& inteligente y vera) fue la respuesta dada a !leandro agno por un pirata %ue ,abía caído en su po der& pues ,abiéndole preguntado el rey por %ué infestaba el mar& con auda) libertad el pirata respondi": por el mismo motivo por el %ue tú infestas la tierra' pero ya %ue yo lo ,ago con un pe%ue7o bael me llaman ladr"n& y a ti por%ue lo ,aces con formidables eércitos& te llaman emperador -De civitate dei& 89& 03. ;?@0.
Auisiera resaltar por lo menos una consecuencia de este planteamiento ético del problema político) el interés que el pensamiento político medieval tuvo por la tiranía. Me atrevería a decir que de todos los grandes temas políticos que orman la herencia del pensamiento clásico, qui(á el de la tiranía ue el más tratado en los umbrales del pensamiento moderno, antes de Maquiavelo. #l tema maquiaveliano F$ maquiavélicoG3 por e&celencia, el del "príncipe nuevo", es el clásico del tirano, es decir, de la persona que conquista el poder de hecho $ lo mantiene al eercerlo de acuerdo con reglas que no son las de la moral p7blica o de la moral religiosa3. #s el mismo tema, pero no tratado como un problema moral ni como uno urídico. #l más célebre tratado medieval sobre la tiranía es de 6artolo /0/2;/09H3, De regimine civitatis& el cual introduce la distinci!n, destinada a tener gran é&ito, entre el tirano que lo es porque eerce abusivamente el poder ;llamado 4tyrannus ex parte exercitii4A $ el tirano que lo es porque adquiri! el poder sin tener derecho a él ;llamado 88tyrannus ex defectu tituli4. Dal ve( el más completo de los tratados sobre el tirano sea el de +oluccio 8alutati, el
Página 5 de 5
omano, $ que deriva leanamente de %rist!teles sin ser aristotélica en el pleno sentido de la palabra. Las tres ormas de principatus son el regius& el politicus& el despoticus. #s interesante el criterio de distinci!n tomado de las relaciones amiliares así como ueron presentadas en el primer libro de la Política de %rist!teles3 en el principatus regius el re$ gobierna como el padre sobre los hios@ en el politicus gobierna como el marido sobre la muer, $ en el despoticus lo hace como el amo sobre los esclavos. egresa a la distinci!n también aristotélica entre el poder eercido en interés de los s7bditos el poder paternal3, el que avorece tanto a quien tiene el poder como a aquellos a quienes está dirigido el poder con$ugal3, $ el eercido en interés e&clusivo de quien gobierna el poder patronal3. -or lo que hace a la tiranía, +oluccio retorna la distinci!n entre las dos ormas especiicadas por 6artolo) tirano es tanto quien 4invadit imperium et iustum non ,abet tituBum dominandi4 ;$ se trata del príncipe que conquista el poder sin tener el título usto, $ por tanto es el príncipe usurpador, ilegítimo, etc.;, como quien 4superbe dominatur aut iniustitiam facit veB iura leges%ue non observat4 ; $ es el príncipe que, aun teniendo bao un título usto el poder, lo eerce violando las le$es, abusando de sus privilegios, tratando cruelmente a los s7bditos, etc. %ntitéticamente, el príncipe legítimo $ usto, no tirano, es quien al mismo tiempo tiene un usto título para gobernar A4cui iure principatus deBatus est4A& $ gobierna ustamente A4%ui iustitiam manistrat et Beges servat4. #stas ob; servaciones sobre la teoría del tirano sirven también como introducci!n a Maquiavelo.
(FIN CAPÌTULO V - INTERMEDIO - DEL TEXTO “LA TEORÌA DE LAS FORMAS DE GOBIERNO EN LA HISTORIA DEL PENSAMIENTO POLÌTICO”)