ANTROPOLOGÍA DE UNA SEPULTURA SINGULAR DE CREMACIÓN (ELCHE, ALICANTE) DE MIGUEL, Mª P., GUARDIOLA, A. y MARTÍNEZ, Mª T.
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[email protected] A Agnés Barbal in memoriam
RESUMEN: Presentamos los resultados preliminares obtenidos tras la excavación de una pira funeraria perteneciente a la Cultura Ibérica (siglo II a.C.), en el yacimiento Hacienda Botella (Elche, Alicante). El estudio antropológico ha permitido determinar la presencia de, al menos, cuatro individuos (tres adultos y un infantil), así como su disposición dentro del espacio sepulcral. PALABRAS CLAVE: Cultura ibérica (siglos III-II a.C.), pira, cremación, adultos, infantil. ABSTRACT: We present a preliminary approach to the excavation of a funerary pyre at the Iberian Culture site (3/2nd century B.C.), at the site of Hacienda Botella (Elche, Alicante, Spain). The antropological study has allowed us to determine the remains of at least four individuals (three adults and one child), as well as their lay-out in the burial site. KEY WORDS: Iberian Culture (3/2nd century B.C.), pyre, cremation, adults, child.
INTRODUCCIÓN El objeto de este trabajo es la presentación de una tumba de época ibérica descubierta en el yacimiento arqueológico Hacienda Botella (Elche, Alicante), durante el seguimiento arqueológico de las obras de urbanización de los terrenos, realizado entre 2000-2001. Aunque es la única estructura funeraria hallada en este yacimiento, entendemos que no es un enterramiento aislado, sino que debe formar parte de una necrópolis relacionada, por proximidad geográfica y cultural, con el conocido yacimiento de La Alcudia de Elche. Se trata de una compleja estructura de cremación dotada de una serie de factores arqueológicos y antropológicos excepcionales, la cual lleva asociada un rico depósito de materiales cerámicos de carácter ritual colocado en uno de sus extremos. El ustrinum, de planta rectangular, mide 2 m. de longitud norte-sur, 1,80 m. de ancho este-oeste y 0,10 m. de profundidad, y consiste en una cubeta po-
136 PALEOPATOLOGÍA co definida abierta en el suelo natural y revestida de arcilla de color amarillento, que muestra señales de haber sufrido la acción del fuego. Presenta, en buen estado de conservación, una parrilla de troncos colocados horizontal y transversalmente, de 1,70 × 1,80 m. y 20 cm. de altura, que marca la alzada máxima conservada. La excavación no ha documentado elementos de delimitación, señalización y/o cubrición específicos, como piedras o adobes, encontrándose la estructura cubierta por una capa de tierra sin huellas de rubefacción. La pira ha proporcionado cierta cantidad de fragmentos cerámicos dispersos, la mayor parte sin quemar, y diversos elementos de vestido y adorno, además de otros objetos característicos de los ajuares funerarios, estos últimos quemados en su mayoría; los materiales se encontraban concentrados en dos lotes, uno dispuesto sobre los troncos y otro debajo de ellos. Al contrario de la mayoría de los ustrina conocidos, éste cuenta con un importante volumen de restos óseos, y tiene la particularidad de que los huesos no están guardados en recipientes cinerarios ni dispuestos en un espacio reservado para los difuntos, sino que aparecen directamente en la hoguera. La abundancia de restos óseos, unida a la presencia de huesos anatómicamente significativos, y la disposición anatómica que ofrecen buena parte de ellos, nos ha llevado a asociar los conceptos tumba/ustrinum. No obstante, quizá conviene señalar que no hemos excavado el entorno inmediato de esta sepultura, el cual quizá hubiera proporcionado algún dato, como la presencia de incineraciones secundarias, que nos hubiera ayudado a comprenderla mejor. Tras determinar la presencia de restos humanos sobre la pira, y después de una primera recogida de los mismos, se planteó la excavación desde otra perspectiva, con el fin de documentar sobre el terreno la distribución de los restos, así como la posibilidad de la existencia de más de un individuo. La aplicación de una minuciosa técnica de excavación, y el posterior trabajo de laboratorio, nos han permitido aproximarnos con nuevos elementos a un mundo bastante desconocido, a la vez que sumamente complejo.
MATERIAL Y MÉTODO Es de sobra conocido por quienes se dedican a este campo de investigación, que el estudio de las cremaciones ha sido de alguna forma marginado en las investigaciones bioantropológicas debido a su complejidad y a lo relativamente escaso de su rendimiento. Por nuestra parte, a la hora de recoger los datos y de realizar nuestras conclusiones (aunque sean aun preliminares), hemos utilizado las propuestas realizadas por los siguientes autores que han abordado este tema: N-S. Grejvall (1980), M. Santonja (1985 y 1989), F. Gómez (1985 y 1992), J.M. Reverte (1990 y 1996), D. Campillo (1993) y F. Etxeberría (1994). A estos autores hemos de añadir las propuestas de registro y estudio realizadas
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por H. Duday (1981 y 1990), Kurzawski et al.ii (1986), T. Chapa y J. Pereira (1986), T. Chapa et al.ii (1998) y H. Duday et al.ii (2000). Desde el inicio de nuestra colaboración en la excavación se nos planteó la posibilidad de la presencia de más de un individuo en la pira, además de una posible colocación intencionada del cadáver sobre los troncos. Se procedió a la excavación subdividiendo el área en ocho cuadrículas y dos niveles, el superior de los troncos y el situado inmediatamente por debajo de ellos. Este procedimiento nos ha permitido determinar la posición de los cadáveres en la pira, así como constatar la presencia de varios individuos que, dada su distribución en la pira, suponemos que fueron quemados de forma diacrónica, si bien no debió pasar mucho tiempo entre las sucesivas cremaciones. La primera fase de la investigación se desarrolló en el yacimiento durante el trabajo de campo, procediéndose con minuciosidad a la excavación y levantamiento de los restos. Una segunda fase se ha efectuado en el laboratorio, donde hemos realizado el trabajo de lavado, reconstrucción, identificación y catalogación de los restos cremados. Desafortunadamente, debido a la complicada estructura de la pira no podemos presentar más que unos resultados preliminares, los cuales esperamos que pronto puedan ser ampliados. Tras la llegada de los materiales al laboratorio procedimos al lavado de los fragmentos que por su estado de conservación lo permitían, observando, no obstante, que en muchas ocasiones la aparente solidez de los mismos no era tal, sufriendo durante su manipulación un claro deterioro que en algunos casos se asemejaba a la desintegración. Tras un largo periodo de secado, intentamos la reconstrucción de alguno de los fragmentos, resultando ser una labor difícil y de la que extraíamos una baja rentabilidad. Posteriormente, realizamos la clasificación de los restos por partes anatómicas, registrando su peso, coloración y estado de conservación, todo ello siguiendo las subdivisiones que fueron realizadas durante la fase de excavación.
RESULTADOS Del trabajo de laboratorio hemos obtenido los siguientes resultados preliminares: 1. Determinación del número mínimo de individuos: siguiendo las pautas habituales en este tipo de estudios, se ha procedido a la identificación de aquellas partes anatómicas que por sus características (ser impar, lateralidad determinada, diferente fase de desarrollo, clara incompatibilidad con otros fragmentos, etc.) nos permitan asegurar, sin dudas, que pertenecen a individuos diferentes. En nuestro caso, hemos podido identificar restos de, al menos, tres mandíbulas pertenecientes a individuos adultos, al estar conservados tres cóndilos
138 PALEOPATOLOGÍA mandibulares con parte de sus ramas, evidenciándose claramente su correspondencia con individuos diferentes. A pesar de conservarse gran número de fragmentos pertenecientes a piezas dentales, su estado de preservación debido a la acción del fuego no nos permite llegar a más conclusiones, a excepción de los restos dentales pertenecientes a un individuo infantil. De todo ello, podemos deducir que los restos pertenecen, como mínimo, a cuatro individuos diferentes. 2. Determinación de la edad: son varios los métodos propuestos en la bibliografía para realizar la determinación de la edad en restos humanos antiguos, pero en las cremaciones este dato cuenta con las dificultades propias del ritual, ya que el sometimiento del cadáver a la acción del fuego, con clara intención destructiva, elimina gran parte de los elementos que nos facilitarían esta determinación. No obstante, la dentición, en el caso de individuos infantiles, nos permite aproximarnos con cierta fiabilidad a la determinación de la edad. En nuestro caso, la presencia de varias piezas dentales en formación, especialmente molares y premolares, nos ha facilitado identificar la conservación de restos de, al menos, un individuo infantil, cuya edad al morir estaba alrededor de los 4-6 años (Ubelaker, 1994, 64). En otro de los individuos, hemos evidenciado la falta de fusión entre las vértebras sacras, así como sospechas de que el tercer molar no estaba totalmente formado al conservarse parte del alveolo mandibular. A pesar de ello, los restos conservados (pocos) de zonas articulares, tanto de huesos largos como de manos y pies, se presentan con las epífisis fusionadas. Por lo tanto, creemos que se trata de un individuo que falleció al final de la adolescencia o inicios de la edad adulta. Del individuo mejor representado, recogido sobre el lecho de maderas, creemos que se trata de un individuo adulto, al igual que de otro del que se conservan escasos restos en la zona norte de la pira. Deducimos, por tanto, la presencia de dos individuos adultos, un adulto joven o juvenil y un infantil de unos cuatro-seis años. 3. Otra información que hemos intentado extraer es la determinación del sexo de los individuos incinerados. Este tipo de determinaciones es bastante complicado en restos sometidos a cremación, pero al menos en el caso del individuo colocado sobre los troncos creemos que se trata de un individuo varón, ya que la robustez de los huesos largos, así como el espesor del cráneo (5,5-9 mm., llegando a los 15 en el occipital), los bordes de las órbitas oculares romos, la glabela marcada, el inion desarrollado, etc. nos permite hacer esta inferencia. Los otros dos individuos adultos muestran signos de gracilidad, con características poco definitorias, por lo que no podemos hacer una determinación clara. Por supuesto, carecemos de datos sobre la filiación del individuo infantil.
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4. En el apartado de las patologías sólo podemos aportar que en algunos cuerpos vertebrales parecen existir nódulos de Schmorl y ligera exostosis. También se ha evidenciado en una primera costilla del individuo situado por debajo de los troncos la presencia de una exostosis. 5. Temperatura y estado de fragmentación: los restos óseos presentan diferencias claras de coloración. En los restos recogidos sobre los troncos la coloración es variada, encontrando desde restos claramente marrones hasta grises e incluso blancos. Si bien, la robustez de los huesos justificaría de alguna manera su pertenencia a un individuo de complexión robusta, en el que la acción del fuego habría afectado de forma irregular a las diferentes zonas del cuerpo, siendo la correspondiente a la espalda y piernas (vértebras, pelvis y algunas partes de los fémures) donde el fuego tuvo menos incidencia. Esto también podría justificarse, con cierta probabilidad, si el individuo hubiera estado colocado, como sospechamos, en decúbito supino sobre los troncos. Los restos pertenecientes a los otros individuos presentan, en general, coloración más gris y blanca, aunque algunos fragmentos son de color más obscuro. Probablemente se deba bien a que la cremación fue realizada con más minuciosidad, bien a que los individuos fueran más gráciles, o porque su presencia en la pira durante la cremación de otros individuos repercutiera en una acción indirecta del fuego sobre ellos. En el aspecto referido al estado de fragmentación de los huesos ya hemos señalado que se encuentran, al menos en parte, muy triturados, si bien su deterioro se ha visto acrecentado durante su extracción y tratamiento en el laboratorio. Por tanto, el estado de fragmentación no nos parece un elemento a ser considerado a la hora de determinar grados de cremación o estado de conservación de los restos.
DISCUSIÓN A través de los datos que hemos extraído por el momento, podemos deducir que se trata de una pira funeraria, con evidentes signos de reutilización. Las cremaciones fueron realizadas en diferentes momentos, ya que hay restos claramente diferenciados por zonas y también por capas. Los fragmentos craneales, tanto del último cremado (el colocado sobre los troncos) como de uno de los previos (localizado bajo los troncos), presentan una clara orientación del cráneo en la zona oeste de la pira, habiéndose constatado que la mayoría de los restos pertenecientes a los pies se sitúan en la zona este de la pira. Los fragmentos infantiles fueron localizados debajo de los troncos, así como en pequeñas acumulaciones exentas del área principal de la cremación, asociados a fragmentos de troncos de madera quemados. Los restos esqueléticos de al menos dos de los individuos están muy bien representados, por lo que creemos que es poco probable que parte de sus hue-
140 PALEOPATOLOGÍA sos fueran depositados en otro lugar, aunque la evidencia de algunas tumbas ibéricas con escasos restos humanos documentadas en algunas necrópolis, no nos permiten descartar totalmente esta posibilidad. De todas formas, sería difícil justificar el elevado volumen de restos claramente identificables, como son los craneales, tanto en el caso del individuo situado debajo de los troncos, o más evidentemente el localizado sobre los mismos, si no se identificara este espacio como una tumba. A ello, hemos de añadir la presencia de elementos pertenecientes al ajuar de los incinerados, así como un depósito cerámico situado en la zona este de la pira y que claramente podemos asociar con el último cremado. Por lo que podemos deducir de los datos obtenidos, los cadáveres estaban colocados sobre los troncos con una orientación oeste-este y en decúbito supino. El lugar de localización de la pira fue utilizado para la cremación de varios individuos, en momentos sucesivos, aunque aparentemente no muy distantes en el tiempo. El mismo lugar era utilizado para la cremación tanto de individuos adultos como de infantiles, no pareciendo existir discriminación por sexo, aunque este dato aun está por precisar. Al mismo tiempo, no sería descabellado pensar que la utilización de estas zonas pudiera estar relacionada con vínculos interpersonales, que pudieran ser de parentesco. Aunque no tenemos elementos suficientes para llegar a conclusiones claras, creemos que no sería infundado pensar que la cercanía entre las cremaciones se debiera al fallecimiento de los individuos en un corto espacio de tiempo. Dado que se trata de individuos de edades y complexiones diferentes, la mortalidad pudiera relacionarse con alguna patología de origen infeccioso. Son pocas las conclusiones definitivas que podemos aportar, aunque son muchas las perspectivas que se nos abren al afrontar este tipo de estudios de forma interdisciplinar, aun a pesar de que somos conscientes de las limitaciones con las que nos enfrentamos. Como podemos apreciar, la colaboración de diferentes áreas de conocimiento permiten interpretar con más elementos de juicio los rituales funerarios de sociedades pretéritas, siendo en este caso fundamental los aportes de la Antropología Física a la hora de comprender la dinámica del ritual.
AGRADECIMIENTOS Queremos agradecer todas las aportaciones realizadas tanto por parte del profesorado de las áreas de Prehistoria y Arqueología de la Universidad de Alicante, como de nuestras/os compañeras/os y amigas/os.
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