LOS TERMINOS DE LA TERAPIA FAMILIAR ESTRUCTURAL CARTER C. UMBARGER. La terap terapia ia famili familiar ar estru estructu ctural ral conv convier ierte te las abstra abstracc ccion iones es de la teoría teoría gener general al de sistem sistemas as en descripciones descripciones de la vida cotidiana de la familia y en prescripciones para para la intervención terapéutica. terapéutica. En este capítulo introducimos los principales términos teóricos y perspectivas del abordaje estructural tomando como foco el desarrollo desarrollo normal de de la familia, la patología patología familiar y su terapia. Como lo va conociendo conociendo el lector, lector, los términos y puntos de vista de un enfoque sistémico y estructural suenan poco accesibles y de difícil aprehensión. ablar en lenguaje sistémico y estructural estructura l es como hacerlo en una lengua e!tranjera. "hora bien, lo mismo que en el aprendi#aje de un idioma e!tranjero, parece conveniente hablar solo éste al tiempo que se lo aprende aprende activament activamente. e. En estas p$ginas p$ginas seguimo seguimoss el consejo. consejo. Escasas Escasas ser$n ser$n nuestras nuestras referenci referencias as al lenguaje consabido y a los términos de la psicología individual, y en cambio emplearemos de manera consistente un vocabulario vocabulario sistémico para describir describir los fenómenos ordinarios de la vida familiar. familiar. El dominio aun parcial del contenido de este capítulo, y del anterior, nos procurar$ suficiente fluide# para mayores logros que preguntar por el ba%o ba%o o el bar. Empe#aremos Empe#aremos considerando considerando la manera en que los estructuralistas estructuralistas miran el desarrollo familiar normal.
Concepción Concepción sistémica del desarrollo familiar normal E!plicaba &inuchin en '()*+ una familia que funciona con eficacia es un sistema social abierto, en transformación, que mantiene ne!os con lo e!trafamiliar, que posee capacidad de desarrollo y tiene una estructura de organi#ación organi#ación compuesta compuesta por subsistemas. En '(', él y -ishman ampliaron este concepto concepto para incluir la enunciación, m$s elaborada, de rigogine /0lansdorff y rigogine, '()'1, a saber, que los sistemas vivos se componen de 2estructuras disipadoras3, es decir que no se limitan a permanecer en un estado constant constante, e, como las estructu estructuras ras de un cristal. cristal. Las estructura estructurass de un sistema sistema vivo tiene que mantenerse mantenerse siempre en un estado de fluir, y esto las vuelve aptas para alcan#ar órdenes nuevos de complejidad y niveles nuevos de organi#ación organi#ación adaptativa. Las estructuras antiguas antiguas se disipan y, en el fluir de su disipación, son reempla#adas por otras nuevas que a su turno y a su tiempo, en ra#ón de las demandas evolutivas del medio, desaparecer$n desaparecer$n también. E!plican &inuchin &inuchin y -ishman+ 2En un sistema vivo, las fluctuaciones, sean de origen interno o e!terno, guían el sistema hasta una nueva estructura. 4 contin5an, citando a rigogine+ 26na estructura estructura nueva es siempre siempre el resultado resultado de una inestabilidad. inestabilidad. 7ace de una una fluctuación. &ientras que por lo com5n las fluctuaciones son seguidas por una respuesta que retrotrae el sistema a su estado imperturbado 8es lo que ocurre en sistemas cerrados9, en el punto de formación de una estructura nueva, por el contrario, las fluctuaciones se amplifican3. 4 apuntaban, en el mismo sentido en que otros teóricos lo han hecho recientemente, que en terapia familiar se ha venido insistiendo demasiado en la capacidad de la familia para mantenerse como es. 6na teoría del desarrollo familiar debe tomar en cuenta por igual la capacidad capacidad del sistema para trasformarse, para alcan#ar en sus estructuras estados nuevos de complejidad y de diferenciación adaptativa. " fin de e!aminar la evolución de los sistemas familiares, &inuchin y -ishman tomaron de :oestler /'() /'()(1 (1 el térm términ inoo holón+ lo intr introd oduj ujer eron on para para desc descriribi birr enti entida dade dess que que son son en si mism mismas as un todo todo,, y simult$neamente simult$neamente son una parte de un todo supraordinado. supraordinado. El término de :oestler se construyó construyó con la palabra griega holos /todo1 y el sufijo on, que evoca una partícula partícula o parte /como en protón1. olón se puede emplear emplear IFADEH
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para describir colectividades e!tensas, e!tensas, o el holón de los hermanos, o la unidad de dos personas, por ejemplo el holón de una madre con su hijo /lo que permite evitar términos patognómicos como simbiosis), o también el holón individual. &inuchin y -ishman adoptaron el término en su estudio de '(' porque para el terapeuta 2la unidad de intervención es siempre siempre un holón3. "sí e!ponen los atributos del del holón+2Cada holón ;el individuo, individuo, la familia nuclear, nuclear, la familia e!tensa y la comunidad< comunidad< es un todo y una parte al mismo tiempo, no m$s lo uno que lo otro y sin que una determ determina inació ciónn sea sea incomp incompati atible ble con la otra otra ni entre en confl conflict ictoo con ella. ella. Cada Cada holón holón,, en competencia con los dem$s, despliega su energía a favor de su autonomía y de su autoconservación como un todo. ero también es vehículo vehículo de energía energía integradora, integradora, en su condición de parte. La familia nuclear es un holón holón de la familia e!tensa e!tensa,, esta lo es de la comunida comunidad, d, y así. Cada todo todo contiene contiene a la parte, y cada parte contiene contiene también también el 2programa3 2programa3 que el todo impone. impone. La parte y el todo se contiene contienenn recíprocamen recíprocamente te en un proceso continuado, actual, corriente, de comunicación comunicación e interrelación3. &inuchin &inuchin ha prestado prestado considera considerable ble atención atención al individuo individuo como subsiste subsistema ma distinto, distinto, holón, holón, que se desarrolla en conte!to. conte!to. E!ponía en '()*+ '()*+ 2=>ué se ha hecho de la antigua idea de un individuo individuo que act5a sobre su ambiente? @e ha convertido en el concepto del individuo individuo que interact5a con su ambiente un hombre no es su propio yo sin sus circunstancias3. Cuestionaba Cuestionaba las perspectivas que sobre él yo individual individual se tenían, y seg5n las cuales el conte!to familiar es en verdad enemigo del desarrollo individual, y que el criterio de la genuina salud salud emocional era estar completamente completamente 2diferenciado3 2diferenciado3 de la propia familia. or el contrario, un ser humano se tiene que considerar considerar e!istiendo primeramente en un conte!to interpersonal. interpersonal. 7o e!isten genuinos ermita%os, sino sólo personas que se nutren de un perpetuo e imaginario di$logo con aquellos a quienes rehuyenA de la misma manera, la perspectiva estructural sostiene que la identidad individual y el 2alma3 individual sólo e!isten como constructos constructos del conte!to interpersonal. interpersonal. 7o se cuestiona la e!istencia de atributos estrictamente interiores interiores de la individualidad, por ejemplo rasgos rasgos genéticos. ero se entiende que la identidad individual se desarrolla en principio por su interacción con el conte!to interpersonal. interpersonal. 2El holón individual incluye el concepto de sí
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car$cter individual es una a!ioma de la terapia familiar estructural que se sit5a en marcada contraposición a los modelos de cambio sustentados por otras escuelas de psicoterapia. El desarrollo del sí
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actividad de frontera no se formaría estructura+ se estaría frente a indefinidas secuencias de conductas nuevas. ero ocurre que hay una buena cuota de redundancia en la vida familiar. 7acen fronteras y se forman estructuras. " todas luces, en consecuencia, la función de las fronteras es proteger la diferenciación del sistema y permitir la emergencia de estructuras. ara resumir+ no e!iste sistema familiar abierto, adaptativo, que no se diferencie en holones o subsistemas. Estos se constituyen por el desarrollo de transacciones conductuales así genéricas como individuali#adas. La repetición de estas transacciones asegura la durabilidad y viabilidad del subsistema. Las met$foras de frontera y de estructura se emplean para describir el ordenamiento recíproco de estos subsistemas y el grado de contacto que entre ellos mantienen. "hora bien, la perduración de los subsistemas es relativa, y obligadamente alterna con la necesidad en que est$ el sistema total de responder a una pauta de estructuras disipadoras, que son rempla#adas por otras nuevas, m$s complejas. Ge esta manera, 2el desarrollo de la familia normal incluye fluctuaciones, períodos de crisis y su resolución en un nivel m$s elevado de complejidad3 /&inuchin y -ishman, '('1.
CONCEPCIÓN SISTÉMICA DE LA PATOLOGÍA FAMILIAR . 4a se ha se%alado, respecto del desarrollo normal+ 2La familia est$ sujeta a presiones internas, que provienen de los cambios evolutivos de sus propios miembros y subsistemas, y a presiones e!ternas, que provienen de la necesidad de adecuarse a las instituciones sociales significativas que influyen sobre sus miembros. En respuesta a estas demandas de dentro y de fuera, los miembros de la familia tienen que operar constantes transformaciones de su posición recíproca, de suerte que puedan crecer al tiempo que el sistema familiar mantiene su continuidad3 &inuchin, '()*1. Ge esto se sigue que la patología connota un déficit acusado y persistente en la negociación ra#onable de esas presiones. 2arece entonces que el rótulo de patología conviene reservarlo a familias que frente al stress incrementan la rigidez de sus pautas de transacción y de sus fronteras, y evitan e!plorar alternativas o son renuentes a hacerlo3 /&inuchin, '()*1. La operación de una familia es normal si se adapta a las inevitables presiones de la vida de manera de preservar su continuidad y facilitar reestructuraciones. En cambio, si reacciona produciendo rigide#, sobrevienen conductas disfuncionales. Esa es una patología de la familiaA su sede es el grupo como un todo, no un miembro individual. En armonía con la perspectiva de la teoría sistémica seg5n la cual el desarrollo normal de la familia requiere de la alternancia entre períodos de homeostasis y períodos de crisis y fluctuación, &inuchin y -ishman se%alaron que los problemas de la familia 2se deben a que se ha atascado en la fase homeost$tica3 /'('1. Lo paradójico es que la ausencia de crisis sistémica caracteri#a a una familia inmovili#ada por las combinaciones homeost$ticas de una fase evolutiva que pierde m$s y m$s actualidad a causa de demandas de cambio que provienen del interior del grupo familiar o del ambiente m$s vasto. En los diversos casos que los estructuralistas describen se disciernen cuatro categorías principales de patología familiar+ patologías de frontera, de alian#a, de tri$ngulo y de jerarquía. Gesde luego que cada una hace su parcial aporte nocivo en las dem$s categorías. or ejemplo es difícil observar una patología de alian#a que no incluya una patología de frontera. Ge todas maneras, estas categorías nos permiten esquemati#ar la concepción estructural de la patología.
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PATOLOGÍA DE FRONTERAS Los subsistemas familiares se singulari#an menos por su composición que por la cualidad de sus fronteras. or ejemplo, un subsistema parental puede estar compuesto beneficiosamente por una madre y una abuela, o una madre y un hijo parental. erturbaciones sólo se generan cuando las conductas de frontera de quienes participan en los subsistemas se vuelven inadecuadamente rígidas o débiles, y de ese modo estorban un intercambio adaptativo de informaciones con los subsistemas circundantes. La versión de la patología de fronteras e!puesta por &inuchin /'()*1 se puede fundamentar en la teoría de sistemas. @ostuvo que la dimensión de frontera va de lo desacoplado a lo enmara%ado, e!tremos entre los cuales se e!tiende un dominio normal. El sistema familiar enmara%ado se caracteri#a por la e!trema susceptibilidad de respuesta de sus miembros individuales, unos a otros y a su subsistema directo. La distancia interpersonal suele ser escasa, considerable la confusión de las fronteras subsistémicas, e inadecuadamente prontas y obligadas las respuestas a la actividad de miembros de la familia. 2La conducta de uno de los miembros afecta inmediatamente a otros, y la tensión de un miembro individual reverbera con intensidad a través de las fronteras y velo#mente produce ecos en otros subsistemas3 /&inuchin, '()*1. @on necesarios estos conceptos de tiempo, de fuer#a y de reverberación, tomados de la teoría general de sistemas, para comprender a la familia enredada y a su opuesta, la familia desacoplada. En la familia desacoplada, hay e!cesiva distancia interpersonalA las fronteras que separan a los subsistemas son rígidas, y es escaso el potencial de reverberación. @i en la familia enmara%ada un suceso de poca importancia, como el resfriado de uno de los hijos, basta para suscitar una solícita y sobreabundante atención médica en los dos padres, la familia desacoplada es capa# de tolerar importantes patologías individuales sin enterarse demasiado. En una familia desacoplada, un hijo adolescente había permanecido tres días arrestado por drogas. Los padres ni se enteraron ni se preocuparon por su ausenciaA creían que simplemente llegaba tarde por la noche a casa y se iba muy temprano, antes que los otros miembros de la familia despertaran. Ejemplos de miembros enmara%ados abundan, sobre todo en informes acerca de familias con hijos muy perturbados. En una familia enmara%ada con un hijo al que se había diagnosticado esqui#ofrenia, la madre y el padre diariamente pesaban la comida que este ingería y sus deposiciones, y se afligían mucho cuando descubrían una discrepancia entre los dos pesos. La figura <' presenta estas patologías de frontera siguiendo las notaciones diagram$ticas de &inuchin+
Padrs
Subsistemas enmaa!a"#s
Hijos
Subsistemas "esa$#%&a"#s
Fi'ua ()*. Representación diagramáticas de patologías de frontera subsistémica. IFADEH
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Uni"a" +ami&ia enmaa!a"a
Padr
Madr
Uni"a" +ami&ia "esa$#%&a"a.
Padr
Hijo
Madr
Hijo
Fi'ua ()(. Conducta perturbada, de alianzas, en los dos extremos de la patología de fronteras. -ronteras perturbadoras son la e!presión subsistémica de alian#as perturbadas entre miembros de la familia. En la familia enmara%ada padres e hijos tienden a estar sobreinvolucrados, mientras que en la desacoplada tienen concernencia escasa. Estos dos tipos de familia se pueden caracteri#ar adem$s por referencia a la frontera de la unidad familiar, perspectiva que aclara todavía m$s la posibilidad de perturbaciones en la conducta de alian#a. En la familia enmara%ada, la frontera que la circunda suele ser rígida y cerrada, con tendencia a dejar fuera el mundo e!terno y a aprisionar a sus miembros, manteniéndolos cautivos en los entrampamientos de los subsistemas que, inversamente, tienen fronteras que por ser difusas no promueven la autonomía individual /véase la figura <1. En los casos en que no e!isten fronteras apropiadas y claras entre miembros de la familia, y en los que se desmiente la posibilidad de contactos correctivos con el mundo e!terno, las alian#as entre los miembros de la familia son demasiado estrechas. Esto proporciona un e!agerado sentimiento de pertenencia al grupo familiar, con mengua del sentimiento de autonomía, de ser uno mismo. or otro lado, la frontera que circunda a la familia desacoplada es muy difusa, y por eso no ofrece una regulación acorde de las intrusiones de la sociedad ni del ir y venir de los miembros de la familia. La facilidad con que se cru#a esta frontera general se sit5a en marcado contraste con la rigide# de las fronteras internas entre subsistemas, que impiden a sus miembros mantener entre sí contactos significativos o predecibles. En este ordenamiento son escasas las se%ales referidas a la identidad y la conducta, y esto propende a que sus miembros busquen definiciones en grupos ajenos.
PATOLOGÍA DE ALIANZAS La perspectiva estructural pone de manifiesto la pauta de divisiones y alineamientos entre miembros de la familia, y así nos orienta sobre las afiliaciones. La estructura de la familia consiste en las alian#as y los antagonismos entre los miembros, y también en las fronteras productoras de subsistemas duraderos. emos visto que se pueden producir patologías de frontera, y del mismo modo e!isten patologías de alian#as. Estas son de dos tipos principales+ desviación de conflictos o designación de chivo emisario, y coaliciones intergeneracionales inadecuadas. En las alian#as que consuman una desviación del conflicto observamos la pauta, com5n en la clínica, de dos padres que manifiestan una total ausencia de conflicto entre ellos, pero est$n sólidamente unidos contra IFADEH
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un hijo individual o una subunidad de hijos. La desviación del conflicto reduce la presión sobre el subsistema de los cónyuges, pero a todas luces impone tensión a los hijos. @uele ser difícil para el clínico tratar este ordenamiento+ tiende con demasiada facilidad a simpati#ar con el hijo chivo emisario y a menudo traba con este una alian#a que no permite a la propia familia organi#ar acciones de rescate, suceso que si se produce revelar$ valiosos datos acerca de sus ne!os estructurales. Las pautas de desviación y del chivo emisario se descubren en general con m$s facilidad que las coaliciones intergeneracionales. Encubiertas o manifiestas, es típico el caso en que estas comien#an con una estrecha alian#a antagónica de un progenitor y un hijo contra el otro progenitor. 6n ejemplo es una madre que fuer#a a su hijo a sumarse a continuos, si encubiertos, reproches dirigidos al padre. /Héase la figura siguiente1. &adre
ijo adre
Fi'ua (),. Eemplo de coalición intergeneracional. Estas coaliciones pueden incluir a m$s miembros y aun a todos los restantes. 7ótese que aquí un término crítico es intergeneracional. Cuando la coalición /ordenamiento que es desafiante y combativo por su inevitable oposición a un tercero1 incluye una alian#a intergeneracional, el resultado es por lo general patológico. Gesde luego que nos referimos a coaliciones que llevan una duración considerable y que recaen sobre una diversidad de temas familiaresA las coaliciones temporarias, formadas con objetivos limitados, est$n e!entas de toda connotación patológica.
PATOLOGÍA DE TRI-NGULOS Las coaliciones desviadoras e intergeneracionales son formas específicas de triangulación. Cada ordenamiento tiende a enfrentar dos miembros de la familia con un tercero, si bien otros miembros se pueden sumar a cualquiera de los bandos. @iguiendo a CaploI /'(J1, los estructuralistas han sostenido que por su naturale#a los tri$ngulos tienden a ser inestables, a resolverse periódicamente en ordenamientos de dos contra uno. @i esos dos son los padres, estamos frente a un caso de desviación. @i son un progenitor m$s un hijo, tendremos un caso de alian#a intergeneracional. Gesde luego que se puede afirmar que también las diadas son por naturale#a inestables, y que sólo se vuelven estables en un estado de triangulación, a saber, sólo si su frontera de subunidad est$ definida claramente por la presencia de una tercera persona e!cluida. Tian'u&a$in.
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Fi'ua ()2. Cuatro triángulos patológicos !ue representan la manera en !ue de conflicto familiar es des"iado, ocultado o expresado por la "ía de coaliciones intergeneracionales. #$daptado de %inuchin &., Roseman, '.(. 'a*er (., sychosomatic families+ "nore!ia nervosa in conte!t, Cambridge, %assachusetts+ ar"ard -ni"ersit ress, /012.)
ero como quiera que fuere, esta estructura de alian#as, si perdura lo suficiente, resultar$ muy gravosa para los dos bandos, y se producir$ una conducta sintom$tica. Estos casos de alian#a equivocada, lo mismo que los desequilibrios jer$rquicos, se pueden presentar en función de tri$ngulos perturbados. En su trabajo sobre familias psicosom$ticas, &inuchin, Koseman y Baer /'()1 presentaron una tipología de tríadas rígidas. La hipótesis inicial fue que los hijos podían ser utili#ados para ocultar o refractar un conflicto parentalA sobre ese supuesto describieron cuatro ordenamientos tri$dicos que hacían m$s probable la aparición de una conducta sintom$tica en el hijo. Los presentamos en la figura <*. Lynn offman ha e!puesto sucintamente estos ordenamientos+ 2Driangulación3 describe una situación en que dos progenitores, en conflicto manifiesto o encubierto, intentan ganar, contra el otro, la simpatía o el apoyo del hijo este es un9 tri$ngulo que tiene dos lados positivos, y que connota un intenso conflicto de lealtades. 2rogenitor
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observar en familias con hijos psicosom$ticos, pero también caracteri#an a familias en que los ni%os tienen otros problemas3. /'('1.
PATOLOGÍA DE 3ERAR4UÍAS La inversión de las jerarquías de poder se considera a menudo la m$s destructora fuer#a para la estructura de la familia. aley la ha indicado como fuente principal de perturbación, en el libro que recientemente ha publicado sobre el tratamiento de jóvenes con perturbación grave /'(F1. En cierto sentido, las dificultades jer$rquicas son una forma especial de patología de alian#a, por ejemplo el caso de una madre y su hijo que forman una subunidad parental con e!clusión del padre. ero estas inversiones se pueden producir no en alian#a di$dica, sino en situaciones en que participa una sola persona. or ejemplo, el padre pierde su empleo y la madre se ve obligada a trabajar fuera del hogarA esto genera diversos desequilibrios jer$rquicos, por ejemplo, el padre se queda en el hogar y se dedica m$s a la crian#a de los hijos, mientras la madre permanece afuera, luchando con las presiones que supone un trabajo de tiempo completo. @e conceder$ que este estado de cosas crea una diferencia, pero que determine o no una patología depender$ de la fuer#a con que la cultura tradicional de clase media haya impreso su marca en la familia. @i ésta suscribe por entero una pauta estereotipada de normalidad, o si la cultura circundante proporciona escaso apoyo a esa inversión de roles, el padre en función de ama de casa y la madre en función de ganar el pan pueden significar una inversión de jerarquías suscitadora de dificultades para la familia. Esas apreciaciones valorativas intervienen en menor medida en el caso de familias dirigidas por los ni%os. @i el poder ejecutivo se ha conferido a un ni%o, como se lo observa a menudo en familias con hijos seriamente afectados en el plano médico o en el psicológico, en casi todas las subunidades del sistema familiar aparecer$ una conducta disfuncional. 6n arreglo así no puede durar mucho en la familia, y con seguridad que no le permitir$ satisfacer las demandas que desde fuera se le hacen+ los ni%os no pagan cuentas, ni negocian cuestiones educacionales ni toman decisiones médicas. @on los padres quienes hacen todo eso, al menos en nuestra cultura. En consecuencia antes de abordar otros campos de la vida familiar, es una necesidad terapéutica corregir una incapacitante jerarquía de poder.
CONCEPCIÓN SISTÉMICA DE LA TERAPIA FAMILIAR &inuchin y -ishman /'('1 presentaron dos perspectivas sobre el empe%o terapéuticoA humanista una /se sentía su falta en las terapias estructurales1 y sistémica la otra. Con inspiración filosófica positiva sostuvieron que el buen terapeuta ayuda a la familia a descubrir realidades nuevas en su identidad colectiva. 6na poética e!pansión de las posibilidades de vida acompa%a a la transformación de los constre%imientos conte!tuales en oportunidades para una modificación creadora de la imagen de la familia. 7i las posibilidades ni los lados fuertes de la familia son ilimitados, pero lo son sin duda m$s que por su e!periencia propia se inclinarían a decirlo la mayor parte de las personas. Gesde esta perspectiva poética sobre el cambio, &inuchin y -ishman pasan a una orientación sistémica. Diene problemas la familia porque se ha atascado en la fase homeost$tica. En consecuencia, el terapeuta tiene que 2hacer que la familia ingrese en un período de torbellino creador en que lo e!istente IFADEH
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encuentre reempla#o mediante la b5squeda de nuevas modalidades. Es preciso introducir fle!ibilidad aumentando las fluctuaciones del sistema y, en definitiva, llev$ndolo a un nivel de complejidad m$s elevado3. /'('1. ara trasformar el sistema, hay que desequilibrarlo primero. @i no hay crisis, no se e!perimenta la necesidad de alternativasA si estas faltan, no hay complejidad, y si la complejidad esta ausente no hay crecimiento+ sólo un estancamiento desdichado. El terapeuta de orientación estructural entiende que la e!periencia de cada subsistema, seg5n lo han se%alado &inuchin y -ishman, est$ 2canali#ada por la estructura del conte!to. or lo tanto, la quiebra o la ampliación de conte!tos puede permitir el surgimiento de nuevas posibilidades. El terapeuta, especialista en ampliar conte!tos, crea un conte!to en que es posible e!plorar lo desusado3. Los conceptos de crisis, de fluir, de estabilidades homeost$ticas nuevas, y la alternancia del cambio individual con el familiar se combinan para crear un plan con miras al cambio estructural.
UN PLAN CON MIRAS AL CAMBIO ESTRUCTURAL La meta de las intervenciones estructurales se entiende como reubicación de los miembros individuales de la familia dentro de sus subsistemas primarios y secundarios, en la perspectiva de que puedan formar alian#as y estructuras nuevas y m$s sanas. 4 esta reubicación de los individuos y la consiguiente emergencia de estructuras nuevas no pueden menos que beneficiar al paciente designado, y a la familia entera. Danto el problema que la familia presentó, como el 2problema redefinido3, e!perimentar$n una sustancial mejoría. Las intervenciones estructurales habilitar$n adem$s a la familia para pasar a estados de funcionamiento sistémico m$s complejo, en lugar de permanecer dentro de las pautas estructurales menos complejas, rígidas en muchos casos, que son características de las familias perturbadas. "lcan#ada una conducta sistémica m$s diferenciada y compleja, las intervenciones estructurales habr$n promovido la adaptación de la familia a la tarea que le impone su ciclo de vida. e aquí lo que se%alan &inuchin y -ishman, en armonía con esta concepción del cambio+ 2El abordae estructural considera la familia como un organismo+ un sistema compleo !ue funciona mal. El terapeuta soca"a la homeostasis existente, produce crisis !ue empuan al sistema a elaborar una organización meor para su funcionamiento #...) el orden antiguo tiene !ue ser soca"ado para !ue se pueda formar el nue"o.
@eg5n las t$cticas de cambio que estos autores proponen, el terapeuta debe cuestionar el síntoma que es presentado, la estructura de la familia, y la realidad de la familia+ la concepción supraordinada del mundo que organi#a sus percepciones y sus valores. En definitiva, para &inuchin y -ishman, la meta del cambio estructural es siempre 2 con"ertir a la familia a una concepción diferente del mundo, !ue no haga necesario el síntoma, a una "isión de la realidad más flexible pluralista, !ue admita una di"ersidad dentro de un uni"erso simbólico más compleo3 .
En estas definiciones teóricas e ideales del cambio van implícitos determinados procesos en virtud de los cuales se puede producir el cambio estructural. Este supone tres objetivos que se superponen+ '1 C6E@DMN7"K L"@ 7NK&"@ N&EN@DODMC"@ KEH"LECME7DE@ " -M7 GE 1 M7DKNG6CMK -L6PN 4 CKM@M@ E7 EL @M@DE&", 67" M7E@D"BMLMG"G >6E "BMLMD"KO " L"@ EK@N7"@ "K" DE7EK CN7G6CD"@ 4 @E7DM&ME7DN@ GM-EKE7DE@ E7 KEL"CMQ7 CN7 ELLN@ &M@&N@ 4 CN7 LN@ GE&O@, 4
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La evolución de estos nuevos ordenamientos estructurales sobreviene cuando las nuevas secuencias de conducta se repiten en el tiempo y con fuer#a emocional. Cada ordenamiento estructural nuevo puede ser preparatorio de un estadio ulterior en el proceso de cambio, o constituir en sí mismo un término temporario. En muchos casos, no ser$ sino el mejor ordenamiento posible por el momento, y como tal un paso necesario en dirección al logro de niveles m$s funcionales de la organi#ación familiar. Ntros reordenamientos estructurales pueden ser m$s duraderos, porque han conseguido un flujo homeost$tico sano en la regulación de períodos m$s prolongados del ciclo de vida de la familia. El ciclo del cambio estructural puede hacer pasar a las familias por varias de estas fases transicionales antes de alcan#ar un nivel de organi#ación que las libre de los problemas que las llevaron a demandar terapia. La figura
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La duración de cada fase depende por un lado de la capacidad de la familia para soportar conflictos y crisisA y por el otro lado, del beneficio o el da%o que se siguen de preservar un estado de cuasi equilibrio. Lo que ata%e a la duración queda siempre sujeto al juicio, y a consideraciones de inevitabilidadA el terapeuta ducho sabr$ discernir los casos en que una familia sabiamente se instala en un período de calma, y hacer en consonancia aquel juicio. Dienen que aceptar también la potente y a menudo inevitable tendencia de una familia a abreviar los períodos de crisis por preferir ella las patologías encubiertas que son propias de los períodos prolongados de e!tasis. Geterminar cu$ndo es bastante, por referencia al cambio o al estancamiento, he ahí algo que desde luego depende de la meta que en cada caso se persigue. En tercer lugar, este plan con miras al cambio, simplificado como lo presentamos aquí, se puede identificar con facilidad por referencia a sus componentes+ /.
El terapeuta inter"iene en el ordenamiento homeostático pre"aleciente, de manera de producir crisis o fluo.
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4.
Esta crisis demanda, de las personas, modalidades nue"as de conducta, !ue el terapeuta alienta.
5.
-na conducta nue"a habilita en los miembros de la familia sentimientos e imágenes diferentes a cerca de ellos mismos. Esto obedece al lazo cibernético !ue conecta a cada indi"iduo con el grupo más "asto.
6.
Conductas e imágenes nue"as hacen posible el surgimiento de nue"as secuencias de transacción entre miembros de la familia. Como estas secuencias nue"as se producen en el interior de los constre7imientos !ue dan forma a un sistema "i"o, es mu probable !ue sean repetidas pasen a integrar las rutinas familiares.
8.
(as consecuencias de esa repetición son la formación de un conunto nue"o de estructuras de una nue"a meseta de e!uilibrio.
@eg5n se%alamos ya, que se produ#ca movimiento por otro ciclo de cambio o que la familia se quede donde est$ depende de las necesidades que le vienen impuestas desde su ciclo de vida y de la índole de sus problemas
SÍMBOLO DEL DIAGNÓSTICO ESTRUCTURAL. En los ejemplos que hemos dado, diagramas de líneas y ordenamientos espaciales comunican información acerca de la estructura de la familia. Esta técnica, que consiste en representar por medio de diagramas la estructura de la familia, es conveniente para dar forma concreta a supuestos diagnósticos iniciales y para planificar el procedimiento terapéutico. &inuchin ha descrito estos diagramas, llamados com5nmente mapa sistémico o mapa estructural, de la siguiente manera+ 2El mapa de una familia es un diagrama de su organización. 9o representa la ri!ueza de las transacciones de la familia, como tampoco un mapa reflea la ri!ueza de un territorio. Es estático, en cambio la familia está en mo"imiento constante. ero el mapa de la familia es un potente artificio de simplificación, !ue permite al terapeuta organizar la di"ersidad del material !ue recoge. El mapa le permite
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formular hipótesis sobre las áreas PADRE en !ue la familia MADREfunciona bien a!uellas otras en !ue acaso es disfuncional. :ambién lo asiste en la determinación de metas3. HI&OS
&inuchin /'()*1 ha propuesto una serie de símbolos 5tiles en el proceso de confección del mapa. Los reordenaremos y ampliaremos, como a continuación se e!pone.
! "ONTE"AS @eg5n ya indicamos, las fronteras en cualquier sistema son las reglas que definen quién participa en él, así como el grado en que los e!tra%os pueden acceder al sistema. Estas conductas gobernadas por reglas originan tres tipos de frontera+ '. 6na frontera franca o abierta, que se representa con guiones+<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<< . 6na frontera cerrada o rígida, que se representa con una línea llena+UUUUUUUUUUUUUU R. 6na frontera difusa, que se representa por medio de puntos+.......................................... Estas líneas de frontera se pueden tra#ar en torno de la unidad familiar como un todo. or ejemplo, una frontera de unidad familiar, si es cerrada, se representar$ así+
Las líneas de frontera se pueden colocar también entre los subsistemas, m$s restringidos, dentro de la unidad familiar total. Nbrando de ese modo se se%ala una interfase entre las dos unidades. or ejemplo, una frontera abierta entre los subsistemas parental y de los hermanos se designar$ así+ PADRE IFADEH
MADRE
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HI&OS
ALIANZAS # A!ILIACIONES Estos símbolos de mapa se pueden emplear también para figurar la cualidad de las transacciones usuales entre dos miembros de la familia+ '. 6na alian#a franca y amistosa, que se presume es normal, se figura con una línea doble. or ejemplo, un vínculo normal entre cónyuges se indicar$ del siguiente modo+ &arido VVVVVV Esposa . 6na afiliación enmara%ada o sobreinvolucrada se figura con tres líneas. or ejemplo, un vínculo intergeneracional sobreinvolucrado se vería así+ &adre UUUUUUUU ijo varón R. 6na afiliación débil, o que no se discierne, se figura con puntos, seg5n mostramos+
adre...............ija
*. 6na afiliación conflictuada, por ejemplo, un conflicto entre hermanos, se designa con este símbolo HERMANA
HERMANO
6na coalición de varios miembros de la familia contra otro miembro, o contra varios, se figura con llaves. El ejemplo que sigue muestra a madre y dos hijas en coalición contra padre e hijo varón+ MADRE HI&A HI&A
PADRE HI&O
DES$IACI%N DE CON!LICTOS
6na observación frecuente es que dos miembros de una familia preservan su relación desviando su conflicto incipiente para hacerlo pasar por un tercero. or ejemplo, un padre y una madre con tensiones
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ambos en su trabajo, pueden evitar atacarse entre sí en el hogar si se unen para atacar a un hijo, con lo cual desviar$n el conflicto entre ellos. 6n desvío así se representa con este símbolo+ MADRE
PADRE
HI&OS
E ST"ATEGIAS PA"A LE$ANTA" EL &APA acer el mapa del sistema familiar ofrece dos ventajas diagnosticas. "yuda a describir la organi#ación de la familia total, y hace posible describir también la subunidad m$s envuelta en el problema. /Héanse las figuras
HI&OS 'ARON MADRE
PADRE
HERMANOS
Fi'ua ()5. -nidad familiar de frontera cerrada, en !ue el s ubsistema parental está constituído por una madre sobrein"olucrada con su hio "arón. -na frontera rígida los separa de los demás ni7os, pero el control !ue sobre estos eercen parece suficiente para !ue estén todos coligados contra el padre.
A()ELA MATERNA
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MADRE
PADRE
HI&OS
-igura <). -nidad familiar de frontera abierta+ el subsistema parental se caracteriza por un sobrein"olucramiento de la madre con su propia madre, la !ue a su "ez mantiene conflicto con el marido de su hia, lo !ue acaso guarda relación con el carácter difuso del lazo entre los cónuges. En el mapa se obser"a una frontera abierta, normal, entre padres e hios.
Los mapas estructurales permiten organi#ar los datos del proceso familiar en conjeturas elementales acerca de los rasgos estructurales de la familia. Estos mapas se tienen que revisar o desechar enseguida, al paso que datos nuevos aparecen. Conviene que los terapeutas practiquen la confección de estos mapas, pero tienen que estar dispuestos a revisarlos tan pronto surja información nueva. En lo que resta de este libro tratamos del modo de poner en pr$ctica un plan estructural con miras al cambio. Es una guía sobre el modo en que se puede organi#ar un escenario en que la familia quiebre sus viejos constre%imientos conte!tuales, entren en un tempor$neo estado de crisis y alcance después una realidad nueva, m$s compleja, en sus posibilidades de vida.
COPARTICIPACIÓN 6 DIAGNÓSTICO Entrar en coparticipación con un grupo familiar quiere decir establecer contacto con él y e!perimentar después las peripecias de ese contacto, los infinitos caminos por los cuales este es aceptado, es resistido y es respondido por la familia como un todo, y por sus miembros individuales. La manera en que el sistema familiar se acomoda a este suceso ;es decir, la apro!imación del terapeuta<< brinda información diagnóstica clave sobre rasgos salientes del funcionamiento familiar. @eg5n &inuchin, 2 en terapia familiar el diagnóstico se alcanza por el proceso interaccional de la coparticipación3 /'()*1. El terapeuta inicia su coparticipación en principio tomando contacto con miembros individuales de la familia, no con una abstracción llamada el 2sistema3, aunque es cierto que propiedades de la entidad supraordinada, como talante, tiempo, lenguaje, emerger$n pronto e influir$n sobre el estilo de coparticipación del terapeuta. ero al comien#o uno traba conocimiento con individuos, y con cada uno de ellos vivencia insinuaciones de afinidad o de hostilidad, tributarias de un campo emocional que recha#ar$ o admitir$ al terapeuta en diversas partes del sistema de la familia. El proceso de contacto y de respuesta al contacto es inevitable porque entrar en coparticipación con una familia necesariamente importa intervenir en su vida. Entrar en coparticipación es un esfuer#o por cru#ar la frontera que envuelve a la familia total, de hacer pie IFADEH
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donde se pueda, buscando alian#as con el subgrupo que esté dispuesto. Esta intervención en la vida de la familia, por benévola intención que lleve, ser$ desde luego e!aminada, resistida, asimilada y, si es posible, reencuadrada por la familia en función de los valores que aplica a quienes no pertenecen a ella. Estas batallas que se producen a raí# del contacto con el terapeuta no se libran al a#ar, sino con arreglo a pautas. or eso el acto de coparticipación lleva a descubrir los secretos del sistema, a e!perimentar y percibir las pautadas modalidades con que admite la novedad /el terapeuta1 en su vida. Ge esta manera, el acto de coparticipación es un acto de diagnóstico.
acer coparticipación consiste en parte en insertarse, descubrir la modalidad en que se desempe%a la familia, y después, a veces, elegir adecuarse a esas reglas. ero entrar en coparticipación como estrategia diagnóstica demanda también intentar una alteración de esas reglas y observar la reacción de la familia. El terapeuta puede hallar maneras inteligentes y simp$ticas de coparticipar, pero unas maneras que mantengan el statu !uo de la familiaA esto proporciona alguna información diagnóstica, de inferior valor sin embargo a la que procuran las conductas del terapeuta dise%adas de manera de cuestionar y modificar una parte del sistema. "sí entendido, entrar en coparticipación con una familia no se reduce a un inocente gesto social o a una especial manera de establecer una relación entre cliente y terapeuta. El concepto de coparticipación, por el contrario, importa una noción bien deslindada acerca del procedimiento diagnóstico, a saber, que un diagnóstico sistémico preciso y de eficacia terapéutica se obtiene en principio en el empe%o de alterar el sistema con el cual uno hace coparticipación. Este enfoque del diagnóstico se sit5a en marcado contraste con procedimientos diagnósticos m$s tradicionales, cuyo supuesto es que el terapeuta puede observar al cliente como si se tratara de una entidad psicosocial inmune a las consecuencias de esta observación. @e presume que el cliente se mantendr$ en ese estado de inocente inmunidad hasta que, tras la compilación de impresiones y pruebas diagnósticas, se le aplique un procedimiento terapéutico. @ingulari#a a la perspectiva sistémica, en cambio, obtener el diagnóstico por observación de la respuesta de la familia a intervenciones de tratamientoA de una manera circular se revisan después las formulaciones iniciales y los consiguientes pasos terapéuticos, y estas alteraciones se producen dentro de una sucesión de interacciones entre terapeuta y familia, que avan#an en espiral y con una relativa continuidad. 7o se hace diagnóstico de la familia como si se tratara de una entidad est$tica, sino que el foco de la e!periencia diagnóstica es el proceso de interacción de aquella con el terapeuta, agente de cambio.
Dia'nóstico ( acti)idad del terape*ta Esta definición del diagnóstico supone que el terapeuta no recurre a la tradicional neutralidad, sino que despliega una buena cuota de actividad. Este enfoque, entonces, no considera una dicotomía neItoniana de sujeto y objeto, sino que la sustituye por una causalidad circular que, combinada con la teoría general de sistemas, impone al terapeuta participar él mismo en la activación de los la#os de realimentación de la familia y en la suscitación de las estructuras latentes que gobiernan la vida familiar. Los que se oponen a esta modalidad activa del terapeuta no han llegado a comprender bien su intencionalidad+ la confunden con una postura autoritaria a que recurrirían terapeutas principiantes, rudimentarios. or otro lado, no es raro que sus partidarios reemplacen la cuidadosa evaluación diagnóstica por una profusión de dislates e!traídos de su
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propio caletre, y en lugar de hacer observaciones precisas sobre la conducta colectiva de la familia se entreguen a un inconducente ajetreo. La actividad que demandan las técnicas de coparticipación obedece a dos supuestos+ que ning5n e!tra%o se cru#a en la vida de una familia sin trope#ar con las reglas de admisión de esta, pero que de todas maneras no debe vacilar en llamar a las puertas de la familia. La vacilación en llamar a las puertas es característica de muchos procedimientos diagnósticos tradicionales, si bien es cierto que echar estas abajo difícilmente proporcione al terapeuta de orientación sistémica la información que le hace falta. El modo de llamar el terapeuta, y quién de la familia acude a la puerta, y de qué manera adem$s, he ahí los puntos principales en la coparticipación como clave diagnóstica.
Para entrar en coparticipación+ las maneras de llamar a la p*erta ay maneras formales e informales de describir la actividad de coparticipación del terapeuta. Las maneras informales son las que consideran el estilo y la postura personales del terapeuta en su empresa de entrar en coparticipación con la familia y producir cambios en ella. El terapeuta es un entrometido por obligación, y no un científico que fuera mero espectador neutralA es decisivo en consecuencia su estilo personal, es decir la manera en que se instrumenta a sí mismo para producir la necesaria afiliación que permitir$ a la familia obtener beneficios del entremetimiento terapéutico. "dmitida esta participación personal en transacciones que alcan#an influjo sobre la familia, sin embargo se suele tomar esto como ocasión para hablar del 2empleo del sí
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ser$n m$s que descripciones nominales, y ninguna tendr$ la elegancia de una prescripción teórica. ero son guías valiosas en el momento de refle!ionar sobre los roles de que uno dispone, estando ya en su tarea.
P#stuas ;ngreso+ un ugador científico en má!uinas de pinball. Como esas m$quinas, la familia es un dise%o
elaborado para ganar y perder lances, reunido bajo un título que convoca a un juego continuado. Ll$mese el sistema 2Keina de los Balones3 o 2Esta -amilia 0ana en lo que se ropone3, aquella cosa o persona que ahí entra puede tener las cualidades de un e!tra%o+ bolita de acero en el juego de pinball o terapeuta en la familia perturbada. Gesde el punto de vista de un reparador de sistemas de alguien que se entremete en la mec$nica del recíproco allegamiento, el terapeuta puede ser un suceso novedoso, una entidad no incluida en el dise%o original, pero que se cuela en el juego. Como la bolita de acero, puede ingresar con variada intensidad en ese sistema preordenado, seg5n su estilo individual de juego y seg5n las fronteras de la familia total. 4 como es un especialista en sistemas, después de hacer juego e introducirse, observar$ la manera en que el sistema, librado a sus propios mecanismos, procesa esas aperturas. En el juego de pinball , el comportamiento ser$ desusado+ lan#ar la bolita y después limitarse a contemplar su trayectoria sin interferir m$s el jugadorA la bolita tocaría interfases, ganaría puntos, rebotaría y por 5ltimo desaparecería haciendo que la m$quina suene, pero sin modificarla en nada esencial. Dras hacer suficientes observaciones de esta índole, el jugador
constre%imientos de la fe. 6n buen terapeuta en ocasiones har$ coparticipación convirtiéndose a los usos de la familia. En tono, en lenguaje, en gestualidad, respetar$ las reglas de esta congregación para alcan#ar genuina e!periencia de la estricte# de su fe. Esta postura es sobre todo fecunda en las sesiones iniciales, en que la familia est$ dispuesta a incorporar al terapeuta, pero sólo si acepta ser como son sus miembros. uede llegar a ser afligente si el terapeuta no guarda en su pecho una intención pecaminosa+ sólo si est$ IFADEH
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íntimamente determinado a quebrar las reglas del grupo puede impedir que su bautismo se convierta en inducción. or inducción entendemos la inadvertida conformidad al proceso patológico de la familia, y a sus estructuras. ay que admitir el hecho de que en ciertos casos la inducción es precio inevitable de una coparticipación lograda, pero el terapeuta confía en que es improbable su sometimiento total a los rituales de la familia. Ge lo contrario, no podría ser terapeutaA sería un iniciando en busca de conversión. La inducción completa le resta toda eficacia como agente de cambio, y lo pone en riesgo de demandar bautismo. "lgunos suponen que la inducción es un proceso penoso, desagrado que ayudar$ al terapeuta a darse cuenta de que en efecto se produce. or desdicha, como lo muestra el siguiente ejemplo /6mbager y are, '()R1, en los casos en que la coparticipación se hace inducción, el 5ltimo en enterarse suele ser el terapeuta. L" -"&MLM" GEC:EK+ Los Gecer demandaron asistencia por la conducta persistentemente peculiar de EGGME, su hijo de doce a%osA se le habían diagnosticado esqui#ofrenia. W resentaba amaneramientos bi#arros, su habla era a menudo incoherente, postura y marcha singulares, muchos miedos y quejas som$ticas. or otra parte era de inteligencia normal y tenía muchos amigos. "sistía a una escuela p5blica+ su rendimiento era bajo, pero no irrecuperable. En cambio, su sobre involucramiento con los padres /era hijo 5nico1 se%alaba límites estrechos y rígidos a su desarrolloA ahora que se acercaba a la adolescencia, su conducta aparecía cada ve# m$s inmadura e inapropiada. En los cuatro a%os anteriores, la familia había desbaratado una diversidad de intentos terapéuticos. El siguiente e!tracto, tomado de entrevistas registradas en videocinta, muestra cu$n difícil era evitar ser convertido a la religión de esta familia. "KK4 E M&N0E7E GEC:EK parecían elegir ellos mismos la ropa adecuada al papel de paciente. Doda su parafernalia, hasta el mínimo detalle, era cómica parodia de un estilo de vestimenta que sólo estaría a la moda en el patio trasero de un manicomio municipal. Era la suya una elegancia por así decir crónica. M &N0E7E, menuda, llevaba #oquetes gruesos de un color rosado, desflocadas faldas de edad indeterminada y estilo desconocido, y la blusa nunca hacía juego. "KK4, un hombrónA era menos florida su ropa, pero inequívoco su aire de cultivada desconfian#a hacia las prendas de vestir. antalones de trabajo grises, varios n5meros m$s grandes del que le conveníaA los ajustaba abullonados a la cintura por medio de un cinturón de cuentas. Como M&N0E7E, llevaba un portafolios por lo menos, a veces dos, repleto de adminículos indispensables solamente para el que se dispusiera a incursionar en una comarca inhóspita y desconocida+ una muda de medias, echarpes de lana, un diccionario de idioma e!tranjero y una caja de galletitas de e!cursión dominical. Entre el revoltijo de portafolios parentales estaba E GGME. "lto, desgarbado, pero de aspecto fr$gil, una marioneta cuyos hilos estuvieran mal cortados. ablaba con vo# aguda, muy r$pido, encimando a veces las palabrasA ni paciente y entrenado progenitor lo habría entendido f$cilmente. Las sesiones de terapia de esta familia peque%a, de tres, infaltablemente empe#aban dividiéndose ellos en dos ejércitos que descendían en turbión sobre el terapeuta desde e!tremos opuestos del corredor. Entre oleadas de una risa for#ada entraban por fin al consultorio. ** To+a+os , is.oria, d ,a /a+i,ia D0r 0o +odi/i0a0ios a6 i.rod0i+os d C7 )+8ra9r : R Har ;A s.r0.ra, a< American Journal of Psychotherapy, ?o,7 2" 1$"3 <@9s7 2"4-#47 IFADEH
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2&e sofocaré terriblemente ;dijo M &N0E7E<<, porque esta sala parece llena de polvo de ti#a. Gemasiado borrar, falta e!actitud3. "campó en una silla, probó después con otra, y miraba desconfiada debajo de cada una buscando huellas de polvo y suciedad. "KK4 se mostró solicito, pero incómodo con la conducta de su esposa. Le ofreció trocar asientos, hi#o unos intentos inconducentes de limpiar la pi#arra y volvió a su asiento. 2Dambién hay polvo en la escuela3, terció comedidamente E GGME. 2Gile al doctor lo que sucedió allí, si es que le interesa saberlo3, propuso el se%or GEC:EK. El terapeuta asintió sin tardan#a, creyendo presenciar el surgimiento de una orientación y de un tema+ 2or supuesto que sí. =>ué sucedió?3 7o advirtió que entraba en colusión con "KK4 y EGGME, quienes efica#mente desviaban la atención de la singular conducta de M &N0E7E introduciendo los problemas escolares de EGGME. EGGME se puso a mirar con fije#a a su madre, y en ning5n momento perdió contacto con la mirada de ella mientras narraba su historia. 2&e caí en el patio de juego y me raspé el costado. Cuando estuve en la enfermería, me pareció que me podía salvar del $lgebra que yo no había hecho, y entonces naturalmente pedí a la nurse, que llamara a mi madre, y regresé a casa. Eso es todo. or m$s que digan.3 4 así diciendo, pareció considerar cerrada la cuestión, pero evidentemente la se%ora Gecer tenía m$s cosas en su caletre. 20racias a Gios yo estaba en casa, sabiendo cómo est$n las calles. Con ni%os e!ploradores o sin ni%os e!ploradores3, concluyó en una suerte de enigm$tica refle!ión. 2&e parece que deberíamos entrar en una discusión efica# sobre lo que venimos a hacer aquí, y no considerar por qué no hay ni%os e!ploradores en las calles3. El se%or Gecer nuevamente respondía a las divagaciones de su esposa tratando de organi#ar a la familia. 2Creo que ya lo determinamos el a%o pasado ;replicó la se%ora GecerXcuando nos preocupaba cómo maltrataban a EGGME en la escuela. 4 su hablar atropellado, que sin duda se debe en parte a todo el polvo que flota3. 2="caso es eso lo que te tuvo preocupada todo este periodo? ;preguntó "KK4<<. &e parece que te intrigaba la fatiga de tus procesos mentales y la ra#ón de que se te hinchen los pies3. 2" mam$ no se le hinchan los pies3, afirmó E GGME, empe%ado en desviar todo foco que se hiciera sobre su madre. 2ido disculpas3, murmuró débilmente "KK4 con risa de conejo. 2=or qué no te podr$s equivocar como los dem$s hombres, sin tener que pedir disculpas siempre?3 <
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ustedes?3. "unque bien intencionada, la pregunta daba p$bulo a una crítica implícita al se%or Gecer e ignoraba los esfuer#os que apenas un momento antes había desplegado para 2organi#ar3 la discusión, destino típico de sus empe%os de ser efica#. " medida que el terapeuta patinaba de un lado a otro, aliado primero con los intentos de ignorar la preocupación de la se%ora Gecer por un ambiente lleno de polvo, venenoso, y después con los intentos de ella por ignorar el af$n de su marido en organi#ar a la familia, tuvo una premonición de la jornada que le esperaba. La se%ora Gecer adoptó aire pensativo, por un segundo. continuamente, pero la persona que nos invitaba murió3.
2"costumbr$bamos asistir a reuniones
2De invité a que vinieras conmigo a una reunión de los 2rogresistas &ayores de Dreinta "%os3, y te negaste. De quejaste de que las personas dedicadas a la política no saben bailar la pola. Creo haberlo intentado3. "KK4 parecía genuinamente ofendido por el ataque de su mujer. El terapeuta, en el intento de capturar un tema, dijo 26no y otro parecen querer en verdad lo mismo hacer algo juntos socialmente3. "sí pasaba por alto el sentimiento de ofensa de "KK4, e inadvertidamente apoyaba el reclamo de la se%ora Gecer de que su marido dejara de 2pedir disculpas3 cuando lo criticaban. Ge este modo, aunque sin advertirlo, observaba escrupulosamente la 2regla3 familiar seg5n la cual no se debía descubrir deficiencia alguna en la madre. Como para afirmarse en esto, M &N0E7E se encendió, al tiempo que se desli#aba al borde de la silla en r$pido movimiento+ <<=retende usted sugerir que no respetamos la ética social?3. 2Etiqueta3, apuntó "KK4. 2Las sociedades éticas no nos interesan, y nunca nos interesar$n... <
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2YEntonces siéntateZ3, Keplicó el terapeuta acosado. Enseguida se distendió, dichosamente inconsciente de haberse asemejado a uno de la familia. 2=Cu$les son las reglas de la terapia de espiadero?3 reguntó M &N0E7E, al parecer refiriéndose al espejo de observación instalado en una de las paredes. 2@ean las que fueren ;respondió "KK4 con su vo# de persona efica#, al tiempo que e!traía un termo de su portafolios<<, me parece que es tiempo de tomar un tecito3. 2@iempre es lo mismo aquí3 suspiró E GGME, acercando la mano para tomar un vaso de pl$stico rebosante de tibio té. 27ada cambia, semana tras semana3. 2&ejor tranquilo que amargado3, comentó la se%ora Gecer en un arranque dram$tico. 2=Cu$ntas semanas han sido, e!actamente?3, reguntó el se%or Gecer, siempre con la mirada puesta en la organi#ación. 2Drece3, respondió la terapeuta, al tiempo que alcan#aba su ta#a. " diferencia del director
La ventaja de esta postura es que permite asumir sin dilaciones el lidera#go que conviene a un terapeuta. La familia demanda asistencia porque no ha resuelto sus propios problemas y en consecuencia ha acordado contratar los servicios del terapeuta para que le procure orientaciones nuevas. Esta postura no es una postura m$s, intercambiable con otras muchas, seg5n sean las necesidades moment$neas de la terapia, sino una actitud general y duradera del terapeuta hacia su propia presencia. El lidera#go hace falta, y si el terapeuta no lo adopta francamente, y por eso con comodidad, tendr$ que hacerlo de manera encubierta y por no comparecencia. El terapeuta, como &inuchin lo ha se%alado /&inuchin y -ishman, '('1, es alguien que 2e!pande conte!tos3, una persona que activamente sugiere a la familia caminos alternativos para mirar la realidad y conducirse dentro de su propio sistema, con arreglo a un guión a que la propia familia ya ha dado IFADEH
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principio. or el acto de adoptar este lidera#go, el terapeuta forma una unidad nueva, que es la familia más el terapeuta, y en esa unidad son posibles los cambios. En '(', &inuchin y -ishman propusieron clasificaciones nuevas de las maniobras de coparticipación, seg5n 2diferentes posiciones de pro!imidad3. Enumeraron tres posiciones, ordenadas sobre un implícito continuo de participación emocional y maniobras de apoyo. En la posición de cercanía el terapeuta brinda apoyo y convalidaciónA envía a la familia la inteligencia que de su sufrimiento ha alcan#ado y se deja inducir a la concepción de la realidad que es propia de esta familia. Establecer alian#as y de manera consistente confirma las emociones de la familia y sus secuencias ideacionales, siempre porfiando por descubrir la connotación positiva en las acciones de la familia. Keserv$ndose de este modo el poder de confirmar a los otros, el terapeuta gana ascendiente frente a la familia. 6n paso m$s all$ se sit5a la posición intermedia, en que el terapeuta hace coparticipación como alguien que escucha de manera activa, pero neutral. &inuchin y -ishman han llamado 2rastreo3 a esta modalidad, que consiste en prestar una atención sostenida a fin de que las personas puedan narrar los detalles de su historia. Gesde esta posición, el terapeuta no solo asiste a la familia para que elabore las diversas consecuencias de sus rutinas de vida, sino que inicia intervenciones, por lo com5n sobre aspectos que caracteri#an al proceso de la conducta de la familia, y no sobre el contenido de las historias familiares. 2Kastrear no supone sólo ir detr$s, sino orientar con tacto el ensayo de conductas nuevas. @upone despla#ar los niveles de rastreo del contenido al proceso. La posición distante encuentra también al terapeuta en una postura de neutralidad emocional, pero se muestra muy directivo en sus intervenciones. Como el 2jugador de pinball3, el terapeuta no sólo ha observado las 2pautas de la dan#a familiar3, sino que ahora presiona activamente para modificar las rutinas. El terapeuta crea conte!tos nuevos de conducta orientando a las personas hacia escenarios diferentes para su interacción. or ejemplo, reunir$ a miembros de la familia que com5nmente no se tratan. @i en la posición de cercanía el terapeuta se parece mucho al 2pariente simpatético3, en esta posición en cambio entra en coparticipación como director, como perito en cambios. La coparticipación es un acto de afiliación que desemboca en el diagnóstico y en el cambio, y después en un diagnóstico revisado. "unque cobra prominencia en los momentos iniciales del contacto con una familia, interviene en todos los estadios del tratamiento.
TIPOS DE ACTI7IDAD DEL TERAPEUTA 6na guía 5til para el terapeuta es considerar que cada uno de sus pasos constituye una intervención. "sí se aprecia cabalmente que ninguna esfera de contacto con la familia carece de significación diagnóstica. or ejemplo, el menor intercambio de cortesía comunica simult$neamente información sobre la ejecución performance= cumplida por ese particular subsistema, con el terapeuta, en ese momento de la vida interactiva de la familia. &inuchin /'()*1 categori#ó 5tilmente las intervenciones en dos clases+ las que procuran acomodación a las estructuras prevalecientes de la familiaA y maniobras de reestructuración, destinadas a modificar pautas familiares. @i los terapeutas tuvieran en mente estas clasificaciones globales de cada una de IFADEH
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sus maniobras, se ahorrarían muchos esfuer#os inconducentes. @i uno se hace consciente al comien#o, y de ese modo categori#a su propia conducta, este proceder pronto dar$ lugar a un m$s acusado sentido de la economía y del rumbo, lo que significar$ un beneficio para el terapeuta y también para la familia, que colectivamente desea e!perimentar a aquel como alguien que preside el proceso terapéutico. Los dos tipos de intervención se tienen que emplear, pero de manera intencional y no al acaso. Garemos ejemplos de cada uno. 6na familia de tres generaciones, compuesta por varios ni%os peque%os, la madre y la abuela materna, acudió a su primera entrevista. La hija mayor, de seis a%os, presentaba serias dificultades de aprendi#aje. En un lapso breve, el terapeuta había confeccionado un mapa tentativo de la conducta de la familia en un escenario p5blico. Era evidente que la abuela materna se convertía en portavo# de la familiaA todos los ni%os tenían ra#onable acceso a ella en materia de decisiones parentalesA entretanto, la madre ocupaba el puesto inferior de la jerarquía, y no mantenía contacto directo ni con sus hijos ni con su madre. @i el terapeuta deseara acomodarse a esos senderos estructurales, empe#aría dirigiendo todas las comunicaciones a la abuelaA en lugar de establecer contacto directo con la madre, pediría a la abuela que lo hiciera. ero si deseara reestructurar esa organi#ación, cuestionaría el sendero de comunicaciones y hablaría a la madre directamente, por ejemplo pidiéndole que narrara la historia de las dificultades de la ni%a, o información sobre el modo en que la familia se había organi#ado para acudir a la cita. La intervención de acomodación impondr$ coparticipar de cierta manera, por ejemplo una alian#a con la abuela y un e!tra%amiento temporario respecto de la madre. La reestructuración promovería una alian#a con la madre, por incómoda que resultara a todos, pero también supondría el riesgo de inducir una crisis en el sistema, acaso antes que el terapeuta pudiera desearlo. /Héase figura R<'1 Como en casi todos los aspectos del diagnóstico estructural, el contenido de las maniobras de coparticipación tiene menos importancia para el terapeuta que mantenerse alerta hacia los rasgos sistémicos de la familia, que de esa manera se activan. En el ejemplo que hemos dado+ el terapeuta podría ce%irse a preguntar a la madre por el nombre de los ni%osA esta conducta importaría una maniobra reestructuradora porque iría en sentido opuesto a la evidente preferencia estructural del grupo familiar.
LA COPARTICIPACIÓN COMO DIAGNÓSTICO8
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Garemos dos ejemplos de formulación diagnóstica inicial acerca de la estructura de la familia, basados en e!periencias de coparticipación. Mlustran el empleo de los símbolos en la confección.
ACOMODACION
REESTR)CT)RACION
A()ELA MATERNA
A()ELA MATERNA
NIOS MADRE INTER'ENCION DEL TERAPE)TA
NIOS MADRE INTERE'ENCION DEL TERAPE)TA
Fi'ua ,)*. >os maneras de hacer coparticipación terapéutica en un grupo familiar? acomodación reestructuración de mapas estructurales, así como la tesis de que la e!periencia que hace el terapeuta cuando entra en coparticipación con la familia proporciona información diagnóstica.
!amilia A Esta familia se componía del padre, la madre y su hija de 'R a%os. El motivo de la consulta era el e!travagante comportamiento de la ni%a en la escuela, que incluía muecas faciales. "dem$s, tenía pocos amigos, y episodios en que interpelaba airadamente a la maestra. En los minutos de apertura de la entrevista, la terapeuta se dirigía a los tres miembros de la familia. ero observó que tanto el padre como la hija hacían de portavoces de la madre, y cumplían esto de manera intercambiable y sin conflicto. Entonces la terapeuta confeccionó un mapa estructural tentativo /figura R<1, donde se veía que el acceso a la familia hasta ese momento se hacía a través de la díada padre
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Padr BBBB7 Hija MADRE
MADRE
!i'*ra ,-.. %apa estructural tentati"o de una díada padre@hia, !ue ha apartado a la madre del contacto con el terapeuta !ue regula el acceso de este a la familia.
@iguió la terapeuta en sus empe%os de hacer coparticipación, y obtuvo dos nuevas observaciones. En primer lugar, padre e hija sabían muchísimo sobre la vida del otro, incluido el terreno de los 2pensamientos íntimos3. En segundo lugar, a menudo la madre movía a su marido o a su hija a referir al terapeuta alg5n problema que a ella la aquejaba, y que por lo com5n era una queja som$tica. Ge esta manera ella llegaba a la terapeuta, pero en acatamiento a la conducta de 2ser sus portavoces3, de padre e hija. Entonces la terapeuta revisó el mapa estructural+ este mostraba ahora al padre en una alian#a intergeneracional enredada, que hacía las veces de subsistema parental, deslindado de la madre sólo por una frontera difusaA en tanto que esta había aceptado un puesto inferior en la jerarquía de la familia /véase la figura R
!i'*ra ,-, Re"isión del mapa estructural representado en la figura anterior. El acceso del terapeuta a la familia sigue regulado por la díada padre@hia, pero pasando por esta se ha producido algAn contacto entre la madre el terapeuta.
!amilia / 6na familia de clase obrera fue derivada a consulta porque el hijo de 'J a%os descuidaba sus tareas escolares y había tenido problemas menores con la policía. El muchacho entró en el consultorio en actitud díscola, y se negaba a hablar. Lo acompa%aban sus dos hermanos menores, una hermana menor también, y sus padres, que se veían enojados y confundidos. El terapeuta, varón, observó que todos los dichos iniciales de la familia eran ataques al hijo mayor, quien permanecía sentado en silencio. rocuró entonces coparticipar simpatéticamente con este hijo /lo que era un error t$ctico, porque impedía a los otros miembros del grupo dar por fin ese paso1. Esos intentos eran sistem$ticamente interrumpidos por el padre, quien se desempe%aba muy bien describiendo los problemas del hijo. La esposa se manifestaba dé acuerdo con su marido. @iguieron otras maniobras de coparticipación, que proporcionaron estas observaciones+ el padre alentaba a los dem$s hijos a informar acerca de la mala conducta de su hermano en el hogar y los elogiaba ante el IFADEH
ORIENTACIÓN FAMILIAR SISTÉMICA
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terapeuta cuando obraban de ese modoA la esposa perseveraba en apoyar a su marido, y al hijo renuente le era negado el contacto con el terapeuta. El mapa diagnóstico inicial /figura R<*1 mostró que este podía tener acceso al subsistema parental y al de los hermanos siempre que acatara la coalición de la familia contra el hijo chivo emisario. Este ordenamiento procuraba cohesión a la familia global, pero apartaba de ella, y del contacto terapéutico con el mundo e!terior, al hijo mayor.
PADRE MADRE TERAPE)TA
HI&O HERMANOS
!i'*ra ,-0 %apa diagnóstico inicial, !ue representa a una familia coligada contra un hio chi"o emisario. &ólo en la medida en !ue acata esa coalición, tiene el terapeuta acceso a los subsistemas conugal de los hermanos.
Resumen En este capítulo presentamos una concepción del diagnóstico que pone de relieve los principales aspectos de la terapia estructural, a saber, que no hay diagnóstico sistémico completo sin empe%o activo del terapeuta por modificar el funcionamiento de la familia y, lo que es sumamente importante, por observar el modo en que la familia trata esa interferencia. emos rese%ado diversos estilos de actividad terapéutica e introdujimos una notación est$ndar para la confección de diagramas diagnósticos. "hora tenemos que pasar de estas orientaciones generales a especificar los pasos que es preciso dar para obtener un diagnóstico propiamente estructural.
IFADEH
ORIENTACIÓN FAMILIAR SISTÉMICA
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