YO COMO MUCHOS ME FUI
por Guillermo Velázquez B. (México)
Yo como muchos me fui Al Norte, a Estados Unidos, dejé mis padres queridos y el pueblo donde nací… en la frontera sufrí con el pollero y la migra: se sabe que uno peligra, que es muy incierto el atajo pero aspirar a un trabajo ni es vergüenza ni denigra.
Como bracero confeso desanduve la distancia y me envolvió la fragancia de las flores del regreso… les dí un abrazo y un beso a mis papás, que al mirarme lloraron, y al preguntarme sonriendo les contesté: “al Norte ya no me iré yo volví para quedarme”.
Mi mamá se quedó triste encomendándome a Dios ella y mi viejo –los dos padeciendo el mismo quiste del que día con día subsiste como mi padre luchón a fuerza de corazón y de ir toreando la inopia porque sin parcela propia toda la vida fue peón
Pasaron días, y uno de ellos hice lo que había soñado todo en regla, escriturado con firmas y matasellos… se hizo nudo en mis resuellos la memoria del paisaje mi padre anciano, aquel viaje, dos años que transcurrieron y cómo se entretejieron el amor con el coraje…
Toda la vida en lo ajeno -juventud y madurezluego llegó la vejez a expropiarle más terreno y aunque lo asumió sereno al tiempo que viene y va trajinando allá y acá como de pobre maleza tenía un dejo de tristeza la vejez de mi papá…
Oscurita la mañana le dije a mi padre: ¡”vamos!” en un dos por tres llegamos, desabroché la cuatana (y al buscar su mano anciana recordé mis travesuras) lo abracé sin conjeturas diciendo –y brilló un cocuyo-: “¡ten, papá!, ¡todo esto es tuyo!” y le dí las escrituras…
Yo me fui al Norte y pasé, me fajé mi pantalón, anduve en la construcción y en los fields me la rifé a lo que fuera le entré sin quejarme ni chistar trabajar y trabajar niveles y desniveles y nunca pensé en papeles ¡solamente en regresar!
En ese instante preciso pintó el sol el horizonte y los pájaros del monte musicaron el hechizo, el agua besó al carrizo, los árboles florecieron, dos vidas resplandecieron, me abrazó mi padre a mí y los dolares así ¡en dicha se convirtieron!
Yo no soñé camioneta ni anduve haciendole al cuento tenía un solo pensamiento uno solo, y una meta. Un día puse en la maleta dos, tres trapos que compré dí las gracias, abracé a unos cuantos camaradas y escondí entre unas frazadas los dólares que gané
Hoy mi padre desquelita, barbecha, siembra, trabaja, él va y viene, sube y baja, suda contento, se agita… ¡tiene una milpa bonita! y pronto cosechará… no sé cuánto durará ni qué pájaros anida ¡pero fulguran de vida los ojos de mi papá!.