Sueño dorado. Pesadilla. Pesadilla. David Miklos es un autor prolífco. Después de Brama (Tusquets, Brama (Tusquets, 202!, pu"lic# El abrazo de Cthulhu (Te$toflia! % No tendrás rostro (Tusquets! rostro (Tusquets! en 20&. 'ste año orece una nueva nouvelle, nouvelle, que ta)"ién or)a parte de la colecci#n *a sonrisa vertical. Se trata de Dorada, una +istoria clara)ente dividida en dos partes en apariencia disí)"olas, unidas sola)ente por un ele)ento tan sutil que es casi una resonancia la antasía se$ual (%, en este c aso, su reali-aci#n!. reali-aci#n!. 'l personae central, D, es un pintor que e)prende el viae a una tierra peculiar, Dorada, Dorada, donde la at)#sera es co)pleta)ente distinta e incluso las di)ensiones ísicas del tie)po % el espacio aparecen distorsionadas ( como en el orgasmo, orgasmo, estuve a punto de escri"ir!. *a ra-#n de su viae es consolidar en lo se$ual la relaci#n epistolar que +a sostenido con D, una dorada de "elle-a irreproc+a"le irreproc+a"le /co)o todas las doradas, se1n nos entera)os lueo. D, la )uer en cuesti#n, se presenta de or)as )isteriosas, desaparece %, aparente)ente, tiende tra)pas, pero en el encuentro carnal re"asa los lí)ites de la co)placencia no s#lo concede, sino que se orece )3s all3 de cualquier solicitud de D, su contraparte, tan sorprendido por sus apariciones que /claro ni siquiera llea a pedir nada se dea +acer. +acer. *a antasía de la )uer e$u"erante % sie)pre dispuesta, insacia"le, que produce en el +o)"re un eecto tan intenso que no e$isten li)itantes ísicas, queda su"ordinada al ele)ento )isterioso que deriva fnal)ente en un tono pesadillesco, cuando D es aparente)ente entra)pado por la e$ / )uer de sus sueños. *a tensi#n crece % el ele)ento er#tico se dilu%e, para dar paso a la seunda parte del li"ro, )uc+o )3s idílica aunque ta)"ién con cierto aire onírico se trata de la lleada de D a un reuio po"lado 1nica)ente por )ueres % un patriarca, donde tiene la )isi#n de ecundar a todas las ninetas ("ellas, sanas, inocentes incluso cuando lo visitan en tríada, desnudas % dispuestas!. 'l pintor las penetra % se derra)a en todas por las noc+es, % por la )añana uea con ellas en el aua que co)parten en colectiva a"luci#n. 4unca se podr3 decir alo )alo de la prosa de Miklos +a lorado un estilo % +a dotado al lenuae de una plasticidad personal5 la )uestra )3s clara es su capacidad para la descripci#n er#tica, lo cual no es poca cosa. 6de)3s, en todas sus +istorias se revelan preocupaciones )uc+o )3s densas de lo que uno esperaría de sus tra)as el orien incierto, la co)pleidad de la co)unicaci#n entre +o)"res % )ueres, la esperan-a % la "1squeda de la salvaci#n en )edio de la cat3stroe, el +orror que sure de lo cotidiano... Sin e)"aro, Dorada no Dorada no es su li"ro )3s potente % conduce al lector )alpensado (co)o %o! a preuntarse si la alta de distancia entre un li"ro % otro, entre el autor % sí )is)o, puede estar de"ilitando el r3il equili"rio de la creaci#n. Sea co)o uere, es Dorada una novela que involucra al lector % al fnal lo convence, aunque no sie)pre con contundencia.
David Miklos, Dorada. Mé$ico Tusquets, 207 (*a sonrisa vertical!