BORRADOR DISCURSO SOBRE EL AUTISMO
Estimada profesora y compañeros, tengan ustedes muy buenas tardes, soy fabrizzio araos, alumno de psicología y Agradeciendo en primera instancia su presencia, estoy parado acá para hablarle sobre el trastorno autista.
¿Sabían ustedes que a nivel mundial y sobretodo en los países más desarrollados, se estima que 1 de cada 160 niños menores de 18 años vive con el trastorno autista? En chile, según la última Jornada de Extensión Espectro Autista en la Casa Central de la Universidad de Chile, estimó que
cerca de 50.500 niños poseen este trastorno.
Quizás alguno de ustedes pudo apreciar la serie de netflix “atypical”, un chico que posee trastorno autista, la cual narra una parte de su vida y acontecimientos. Aquello me motivó para hablarles sobre esto.
En primera instancia, se preguntarán ustedes, ¿que es el autismo? Me atrevo a decir que
la gran mayoría de los presentes diría que es una enfermedad. Pero no.
El autismo es un trastorno neurológico complejo y que generalmente dura toda la vida. Es parte de un grupo de trastornos conocidos como trastornos del espectro autista, haciéndolo más común que los casos de cáncer, diabetes y SIDA. Presentandose en cualquier grupo racial, étnico y social, y es cuatro veces más frecuente en los niños que en las niñas.
El autismo daña la capacidad de una persona para comunicarse y relacionarse con otros. También, está asociado con rutinas y comportamientos repetitivos, tales como arreglar objetos obsesivamente o seguir rutinas muy específicas. Los síntomas pueden oscilar desde leves hasta muy severos.
Los trastornos del espectro autista se pueden diagnosticar formalmente a la edad de 3 años, aunque nuevas investigaciones están retrocediendo la edad de diagnóstico a 6 meses. Normalmente son los padres quienes primero notan comportamientos poco comunes en su hijo o la incapacidad para alcanzar adecuadamente adecuadamente los hitos del desarrollo infantil.
Es importante señalar que NO ES UNA ENFERMEDAD, que afecta a toda la sociedad sin distinción, que una intervención temprana mejora enormemente el pronóstico, y que como “condición” va variando, que no se sufre, ni padece, ni se contagia.
Ya englobando un poco una definición típica del trastorno autista, les propongo que hagamos un zoom a la realidad nacional.
Solo entre 10 y 20% de las personas con un TEA tiene acceso a la intervención terapéutica que requiere
esta
condición,
con
psiquiatra-neurólogo,
fonoaudiólogo,
terapia
ocupacional,
psicopedagogía y el 80-90% restante no tiene ese acceso principalmente por el alto costo que involucra. Lamentablemente existe una escasez preocupante de profesionales que conozcan el tema; que los diagnósticos son tardíos y muchos niños aún son catalogados con déficit atencional por ignorancia o deficiencia en el diagnóstico. Que el acceso al sistema educacional para las personas con una TEA es restrictivo al punto de ser discriminador , que probablemente el 95% de los niños con autismo tengan problemas en el colegio, de acoso escolar, de rendimiento, de malos tratos, y el 5% restante logrará sortear el periodo escolar satisfactoriamente, siendo principalmente los niños con Asperger o con Autismo de alto funcionamiento quienes mejor lo hagan. Que el número de adultos con autismo que nunca fue diagnosticado es altísimo, que no tuvieron acceso al sistema escolar y ni hablar de intervención terapéutica, que hoy viven bajo el cuidado de sus padres o algún familiar, o están internados en un centro de salud mental. Esto pasa por las horribles leyes de salud mental y sus derivadas que prevalecen hoy en día en nuestro país.
Las personas con TEA sufren a menudo estigmatización y discriminación, en particular privaciones injustas en materia de salud, educación y oportunidades para participar en sus comunidades.
Los invito a que dejemos de lado los estereotipos y fomentemos la inclusión de las personas que poseen capacidades diferentes al resto. Aquello no los hace menos ni mejores personas, tan solo son iguales a nosotros. Nosotros somos el futuro de esta sociedad que está individualizándose cada vez más, dejando de lado los problemas del otro.
No podemos seguir salvándonos solos, sabemos que los cambios necesarios respecto de una política pública sobre el Autismo en Chile no llegarán de la noche a la mañana, que hay que trabajar en ello, pero también sabemos que sin voluntad de quienes tienen en sus manos la posibilidad de hacer algo, no habrá avances. Los cambios requieren conocer, informarse, formarse, aprender, dar un uso correcto al lenguaje y a los conceptos, no estigmatizar, no ofender al otro diciéndole autista por su indiferencia o su silencio.
Las personas con autismo, con Asperger, con un TEA, se comunican, sienten, sufren y disfrutan como toda persona, porque al final del día son eso: personas, con los mismo derechos que tú.
De nosotros depende el cambio. Hagamos el cambio.
Muchas gracias.