Discriminación en Guatemala Discriminación es el acto de
separar o formar grupos de personas a partir de un criterio o criterios determinados. En su sentido más amplio, la discriminación es una manera de ordenar y clasificar. Puede referirse a cualquier ámbito, y puede utilizar cualquier criterio. Si hablamos de seres humanos, por ejemplo, podemos discriminarlos entre otros criterios, por edad, color de piel, nivel de estudios, conocimientos, riqueza, color de ojos, etc. Pero también podemos discriminar fuentes de energía, obras de literatura, animales, etc. No obstante, en su acepción más coloquial, el término discriminación se refiere al acto de hacer una distinción o segregación que atenta contra la igualdad de oportunidades. Normalmente se utiliza para referirse a la violación de la igualdad de derechos para los individuos por cuestión social, racial, religiosa, orientación sexual o por razón de género. Tomando una parte del artículo 1º de la Convención Internacional sobre la Eliminación de todas las formas de discriminación se clasificarían o se definirian en dos partes. La discriminación y el racismo continúan en Guatemala, en donde los pueblos mayas tienen acceso limitado en el ámbito político, educativo, sanitario y justicia, según coinciden varios líderes indígenas en declaraciones que publicó ayer la prensa local. ³El problema sigue intacto aunque se comenzó a discutir Hay un sobrediagnóstico y hacen falta políticas, pues la sigue, aunque solapadamente´, opina la premio Nobel 1992, Rigoberta Menchú, en declaraciones publicadas Prensa Libre.
hace 30 años. discriminación de la Paz de por el diario
Según Menchú, el problema radica en la falta de un Estado verdaderamente plural e incluyente. ³No hay Estado en Guatemala para los pueblos indígenas. Por ejemplo, si vamos al área Ixil (en el noroeste), el Estado se reduce a un representante´, apuntó. En opinión de la premio Nobel, los pueblos mayas guatemaltecos han logrado avances en el reconocimiento a sus derechos a base de décadas de luchas. Aun cuando varios integrantes de estos pueblos están capacitados perfectamente para ocupar cargos en la administración pública, ³el Estado sigue siendo colonialista´, señaló. Por su parte, Isabel Cipriano, dirigente de la asociación de mujeres mayas Moloj, comentó que el racismo es a veces enfermizo y que los pueblos indígenas ³somos utilizados sólo como adornito´. La discriminación hacia los indígenas se evidencia en el limitado acceso al ámbito político, educativo, sanitario o de justicia, anotó Cipriano al mismo diario. El presidente de Guatemala, Álvaro Colom, ofreció un gobierno con rostro maya, pero en su administración sólo hay un ministro indígena, el de Cultura, Jerónimo Lancerio, mientras que en el Congreso, de los 158 diputados, sólo 15 son de origen maya. Sin embargo, Álvaro Pop, miembro del Foro Permanente de las Naciones Unidas para los Pueblos Indígenas, considera, según declaró al diario, que existe un avance importante en la participación política, ya que del total de 333 alcaldes, 129 son indígenas.
Hoy se celebra el Día Internacional de los Pueblos Indígenas, que en Guatemala sobreviven en medio de la pobreza y la exclusión, pero ³hay que celebrar que estamos aquí´, señaló Cipriano. Guatemala tiene 23 etnias mayas que incluyen a los garífunas y xincas y que según el último censo de población del 2002 eran el 42 por ciento de los 11 millones de habitantes de este país. GUATEMALA.- El racismo y la discriminación de que son víctimas los indígenas en Guatemala le cuestan al Estado cerca de 6.000 millones de quetzales anuales (unos 780 millones de dólares), que el país deja de producir por esas prácticas, según señaló un informe. El dato consta en un documento de la Comisión Presidencial contra la Discriminación y el Racismo (Codisra), según el cual existe una "brecha económica" de grandes dimensiones entre la población indígena y la no indígena, generada por el racismo y la discriminación. El indígena Romeo Tiú, director de la Codisra, explicó a la prensa que estas prácticas, cuantificadas a partir de variables económicas, étnicas y demográficas, representa un costo anual de 6.000 millones de quetzales. La discriminación y el racismo, precisó Tiú, provocan una reducción del 0,83% en el crecimiento de la economía nacional. En materia laboral, indica el estudio, los trabajadores indígenas devengan salarios menores hasta un 50% con relación a los de los empleados no indígenas. "Los salarios de los profesionales indígenas son un 36% más bajos que los que reciben los profesionales no indígenas", subraya.
Sin
acceso a los servicios básicos
El informe indica además que sólo el 5% de la población indígena, que representa el 42% de los 13,3 millones de habitantes del país, tiene acceso a educación universitaria, y el 62% de los niños indígenas está excluido del sistema de primaria. Esa desigualdad en las oportunidades y acceso a servicios básicos, precisó Tiú, impide a los indígenas contar con recursos económicos mínimos para cubrir sus necesidades, lo que afecta directamente al comercio y la industria, que ven limitados sus mercados. Para revertir esa situación, la Codisra ha diseñado una política nacional de integración cultural que desarrollará en los próximos cuatro años, en coordinación con las instituciones del Estado encargadas de dirigir las gestiones públicas de carácter social, especialmente los ministerios de Educación, Salud y Cultura. "Vamos a trabajar en la reorientación de la inversión social, basada en la comprensión y respeto de las culturas indígenas, con el objetivo de reducir el racismo y la discriminación", indicó Tiú.
La discriminación de género o sexismo es un fenómeno social, puesto que son necesarias representaciones de ambos sexos para que pueda darse esta situación: no existe una igualdad de género a partir de la cual denunciar la discriminación o desigualdad. Al contrario: la base de este fenómeno es la supuesta supremacía de uno de los géneros. Mientras que el término ³sexo´ hace referencia a las diferencias biológicas entre hombres y mujeres, ³género´ describe los roles, las funciones, los derechos y las responsabilidades establecidas por la sociedad y que las comunidades y sociedades consideran apropiados tanto para los hombres como para las mujeres. Esta serie de supuestos, construidos a partir de las diferencias biológicas entre hombres y mujeres, crean las identidades de género y contribuyen, a su vez, a la discriminación de género. Al tratarse de una elaboración social, el género es un concepto muy difuso. No sólo cambia con el tiempo, sino también de una cultura a otra y entre los diversos grupos dentro de una misma cultura. En consecuencia, las diferencias son una construcción social y no una característica esencial de individuos o grupos y, por lo tanto, las desigualdades y los desequilibrios de poder no son un resultado ³natural´ de las diferencias biológicas. En términos estatales, el liberalismo ha apoyado la intervención del Estado a favor de las mujeres como personas abstractas con derechos abstractos, sin examinar estas nociones en términos de género. Adicionalmente, como es el hombre hegemónico quien determina el derecho, esta disciplina social ve y trata a las mujeres de la manera como los hombres las ven y las tratan. Así pues, el estado liberal constituye, de manera coercitiva y autoritaria, el orden social según los intereses de los hombres como género, a través de la legitimación de sus normas, la relación con la sociedad y políticas sustantivas. En consecuencia, el género se mantiene como una división de poder (véase relaciones de poder). La discriminación de género adopta diversas formas de división de poder, algunos de cuyos aspectos incluyen: Derechos humanos: Aunque las normas internacionales garantizan derechos iguales a los hombres y a las mujeres, ésta no es la realidad porque, por motivos de género, se les está negando el derecho a la tierra y a la propiedad, a los recursos financieros, al empleo y a la educación, entre otros, a los individuos.
Trabajo: En todo el mundo, tanto las mujeres como los hombres trabajan. Sin embargo, las funciones que desempeñan las mujeres son socialmente invisibles (se toman menos en cuenta, se habla mucho menos de ellas, se dan por hecho), ya que tienden a ser de una naturaleza más informal. Adicionalmente, los hombres ocupan la mayoría de las posiciones de poder y de toma de decisiones en la esfera pública, dando lugar a que las decisiones y políticas tiendan a reflejar las necesidades y preferencias de los hombres, no de las mujeres.
Discriminación por orientación sexual
Este tipo de discriminación, llamada sexismo por lo general, se diferencia de la discriminación por género en el sentido de que, además de que incluye a dicha discriminación (esto es, una constitución del orden social según los intereses de los hombres como género frente a las mujeres, a través de la legitimación de sus normas, la relación con la sociedad y políticas sustantivas), también habla de la orientación sexual y de las identidades de género.1 Este tipo de discriminación se da tanto del hombre a la mujer como de la mujer hacia el hombre, si bien se cree que suele presentarse con más frecuencia por parte de los hombres hacia las mujeres que en sentido contrario. La discriminación del hombre hacia la mujer, se caracteriza por el hecho de que: y
y
las mujeres tienen menos oportunidades en trabajos que anteriormente sólo eran para hombres, y además, las mujeres tienen salarios más bajos.
Otra forma de discriminación es afirmar que solo las mujeres sufren este problema y que estas por naturaleza son incapaces de caer en caminos violentos, discriminatorios o sexistas. La discriminación de la mujer hacia el hombre se caracteriza por: y y
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Un número creciente de denuncias por malos tratos inexistentes. La dificultad extrema de tener la custodia de los hijos, tras un divorcio. El SAP (Síndrome de Alienación parental).