VERSÍCULO CLAVE: CLAVE: De cierto, sobre mis siervos y mis siervas en aquellos días derramaré de mi Espíritu, y profetizarán (Hechos 2:18). “
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INTRODUCCIÓN En este capítulo estudiaremos cada referencia a las mujeres en el libro de Hechos. Dado que el libro de Hechos presenta la organización de los creyentes en la Iglesia, el estudio proporciona conocimiento de la posición y ministerio de mujeres en la primera Iglesia. Entender la posición de las mujeres en la Iglesia Primitiva es importante porque establece el fundamento para el ministerio de mujeres en la Iglesia hoy. Le ayudará a descubrir el lugar especial de ministerio que Dios tiene para usted en Su Cuerpo, la Iglesia. REFERENCIAS GENERALES Hay numerosas referencias a mujeres en el libro de Hechos. Seis versículos se refieren a las mujeres que no se relacionan al estudio de la Iglesia Primitiva:
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La Hija de Faraón: Hechos 7:21. Candace en cuyo servicio estaba el eunuco convertido a través del testimonio de Felipe: Hechos 8:27. Drusilla, la esposa del gobernador, Félix: Hechos 24:24. Berenice, la hermana de Rey Agripa: Hechos 25:23. La diosa Diana, adorada como la madre de dioses y hombres cuyo templo en Efeso era una de las Siete Maravillas del Mundo Antiguo: Hechos 19:27. La hermana de Pablo: Hechos 23:16.
Las referencias restantes son consideradas bajo títulos generales que reflejan las posiciones y ministerios en la Iglesia de estas mujeres.
LOS MIEMBROS DE LA IGLESIA En la mayoría de los lugares dónde el Evangelio fue predicado, mujeres (judías y Gentiles) se mencionan como estando entre aquellos que creyeron. En Jerusalén, las multitudes de hombres y mujeres creyeron (Hechos 5:14). En Samaria, hombres y mujeres creyeron como resultado de Felipe están predicando (Hechos 8:12). En Jope, Dorcas y otras mujeres estaban entre los miembros de la Iglesia Primitiva (Hechos 9:36-43). En Listra vivía la madre de Timoteo Eunice y la abuela que eran creyentes (Hechos 16:1). En Filipos, Lidia se volvió el primero convertido cristiano en la Europa y había otras mujeres anónimas que eran parte de la Iglesia (Hechos 16:13-15). En Tesalónica y Berea muchas de las mujeres principales creyeron (Hechos 17:4,12). El mayor número de creyentes de mujeres mencionadas estaba en Macedonia. Incluso en Atenas dónde la contestación a predicación de Pablo era mínima, una mujer nombrada Damaris y otras creyeron (Hechos 17:34). Estas mujeres no eran simplemente un público pasivo. Ellas eran verdaderas creyentes en el Evangelio. INTERCESORAS Las mujeres en la Iglesia Primitiva eran intercesoras en oración. María, la madre de Jesús, unió a los hombres en oración esperando por la venida del Espíritu Santo: “Todos éstos perseveraban unánimes en oración junto con las mujeres y con María la madre de Jesús y con los hermanos de él” (Hechos 1:14). Cuando Herodes colocó a Pedro en la prisión, los creyentes estaban orando en la casa de María, la madre de Juan Marcos. Rode, una de las mujeres en la reunión de oración, encontró Pedro a la puerta después del ángel haber librado él de la cárcel y llevó noticias de la victoria a otros en la reunión de oración (Hechos 12:12-16).
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En la ciudad de Filipos, un grupo de mujeres se encontraba en el río para orar: “Y el día sábado salimos fuera de la puerta de la ciudad, junto al río, donde Pensábamos que habría un lugar de oración. Nos sentamos allí y hablábamos a las mujeres que se habí an an reunido” (Hechos 16:13). DESTINATARIAS DEL ESPÍRITU SANTO DESTINATARIAS En Hechos 2:1, Lucas registra que “ellos” eran todos en un acuerdo en un lugar. Éstos “todos” eran las mismas personas mencionadas en capítulo 1:14-15, quién estaba esperando por el derramamiento del poder de Dios. María fue mencionada como una de esas a esperar por el Espíritu Santo. Esto significa que cuando el Espíritu Santo vino sobre ellos “todos”, las mujeres estaban incluidas. Cuando los observadores preguntaron lo que estaba pasando, la explicación de Pedro de la venida del Espíritu Santo fue centrada en la profecía de Joel. Ella comprueba que el poder de Dios se vertería sobre las mujeres: “Porque éstos no están embriagados, como pensáis, pues es solamente la tercera hora del día. Más bien, esto es lo que fue dicho por medio del profeta Joel: Sucederá en los últimos días, dice Dios, que derramaré de mi Espíritu sobre toda carne. Nuestros hijos y vuestras hijas profetizarán, vuestros jóvenes verán visiones, y vuestros ancianos soñarán sueños. De cierto, sobre mis siervos y mis siervas en aquellos días derramaré de mi Espíritu, y profetizarán” (Hechos 2:15-18). Antes de los siglos a la venida del Espíritu Santo, Dios providenció que las mujeres fuesen incluidas en la demostración de Su poder. PROFETISAS Profetizar significa hablar por revelación divina. Una profecía es una revelación especial por el Espíritu de Dios. Un profeta es un hombre que recibe revelación divina Hechos registra a las hijas de Felipe como profetisas: “Este “Este tenía cuatro hijas solteras que profetizaban” (Hechos 21:9). En épocas neotestamentarias, Dios usaba profetas para revelar Su Palabra, ya que la Biblia no estaba terminada. Este versículos nos muestra que no solamente utilizó hombres para este propósito, sino que las mujeres también participaron de esto. PATROCINADORAS DE LA OBRA DE DIOS PATROCINADORAS Las mujeres en Hechos proporcionaron el apoyo material al trabajo de Dios. Lidia proporcionó alojamiento al equipo misionero de Pablo. Dorcas tenía un ministerio para mujeres viudas que incluía proporcionar vestimentas. En Corinto, Pablo vivió en la casa de Priscila que no sólo compartía en el negocio de su marido Aquilas, pero también tenía un lugar importante en la Iglesia Corintia. Ellos permitieron que Pablo compartiera de su negocio durante su estancia en Corinto. PERSEGUIDAS Y PERSEGUIDORAS Las mujeres eran víctimas de la persecución severa que vino sobre la Iglesia Primitiva. Antes de la conversión del apóstol Pablo, la Biblia registra que él entraba por las casas y templos de adoración y prendía la hombres y mujeres para llevarlos a Jerusalén para juzgamiento (Hechos 8:3 y 9:2).
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Después, él admitió: “Yo perseguí este Camino hasta la muerte, tomando presos y entregando a las cárceles a hombres y también a mujeres” (Hechos 22:4). Las mujeres también sirvieron como perseguidoras de la Iglesia Primitiva. En Antioquia de Pisidia, algunas mujeres judías llamadas de “devotas y honorables” levantaron la persecución contra Pablo y Bernabé. PECADORAS CASTIGADAS Las mujeres fueron responsabilizadas por el pecado. Quizás la historia más trágica que involucra a una mujer es el relato de Hechos 5:1-11, de una mujer nombrada Safira que se unió a su marido en un plan engañoso involucrando dinero. Mientras usted lee esta historia, note que es una situación opuesta a de Adán y Eva. Aquí, Satanás colocó el esquema en el corazón del marido y Safira se lo unió en el plan. Safira fue considerada igualmente culpable porque ella tenía conocimiento lleno del pecado de su marido y se unió a él. En los problemas morales, una mujer no puede ser ciegamente obediente a un marido y no puede usar la demanda de la sumisión a él para excusar su pecado. La misma norma de santidad se espera de cada seguidor de Cristo, sea hombre o mujer. MUJERES EN PENTECOSTÉS. “Y entrados, subieron al aposento alto, donde moraban Pedro y Jacobo, Juan, Andrés, Felipe, Tomás, Bartolomé, Mateo, Jacobo hijo de Alfeo, Simón el Zelote y Judas hermano de Jacobo. Todos éstos perseveraban unánimes en oración y ruego, con las mujeres, y con María la madre de Jesús, y con sus hermanos.” hermanos.” Hechos 1:13-14. 1:13-14. “Cuando llegó el día de Pentecostés, estaban todos unánimes juntos” juntos ” Hechos 2:1. Refiriendo a la venida del Espíritu Santo en su plenitud con las señales acompañantes, el relato bíblico no discrimina las mujeres presentes al decir que las lenguas como de fuego señal del Espíritu Santo individualmente individualmente repartido se asentaron «sobre cada uno de ellos». Y no hay por qué dudar que la declaración, «Y fueron todos llenos del Espíritu Santo, y comenzaron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu les daba que hablasen» fuera también inclusive de las mujeres presentes. Durante el tiempo del Antiguo Testamento, la unción del Espíritu había sido limitada a unos pocos de entre el Pueblo Santo; pero los acontecimientos del día de Pentecostés hicieron esta unción general como también individual para cada uno de los creyentes en el Señor, tanto hombres como mujeres. Pedro se mostró presto para percibir lo que Dios estaba haciendo. Seguramente recordaba que el Señor Jesús les había hablado a los discípulos acerca de la venida del Espíritu Santo. Lucas, en su primer escrito su evangelio cuenta como Jesús había prometido, «He aquí, yo enviaré la promesa de mi Padre sobre vosotros» (Lc. 24:49). Y en su segundo escrito el Libro de los Hechos Lucas relata las palabras de Jesús, «Juan ciertamente bautizó con agua, mas vosotros seréis bautizados con el Espíritu Santo...» (Hech. 1:8). Al experimentar y considerar los hechos de Pentecostés,
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Pedro reconoció que estaba presenciando el bautismo que el Señor había prometido. Así que, el pasaje del Antiguo Testamento que escogió para anunciarlo a la audiencia judía que se había reunido relacionaba las promesas del profeta Joel con los hechos maravillosos que estaban experimentando. Entre los acontecimientos notables de aquel día era la manifestación del Espíritu Santo sobre las mujeres presentes. Pedro citaba al profeta: “Y en los postreros días, dice Dios, Derramaré de mi Espíritu sobre toda carne, Y vuestros hijos y vuestras hijas profetizarán Vuestros jóvenes verán visiones, Y vuestros ancianos soñarán sueños; Y de cierto sobre mis siervos y sobre mis siervas en aquellos días Derramaré de mi Espíritu, y profetizarán...” profetizarán...” (Hech. 2:17-18; cf. Joel 2:28 ss.). La mención repetida de las mujeres en la profecía de Joel tanto la expresión «vuestras hijas» como «mis siervas» hacía resaltar un hecho que ya habría parecido notable a los judíos reunidos. Pues la mujer en la sociedad judía del primer siglo era marginada de la vida religiosa. El culto en el templo estaba absolutamente en manos de hombres. Únicamente los hombres podían ser sacerdotes, y aun de las áreas del templo a que se admitían las personas laicas, las mujeres eran excluidas de todas sino las más periféricas. Habían habido mujeres líderes en la época del Antiguo Testamento tales como María (Éx. 15, 15, etc.), Débora la jueza (Jue. 4, 5), y Hulda la profetiza profetiza (2 R. 22:14; 2 Cr. 34:22). Sin embargo en la época de Jesús y de los albores de la iglesia la importancia de las ceremonias claves en el templo para la vida religiosa judía servía para excluir a las mujeres de ésta mientras imperaba el sacerdocio judío.[4] La inclusión de mujeres en lo acontecido en Pentecostés sigue una línea iniciada por Jesucristo al admitir mujeres entre sus seguidores. Luego de Pentecostés, la iglesia primitiva reconocía a mujeres capacitadas para el ministerio de manera que les hallamos a ellas y sus ministerios honrados en los escritos bíblicos. Si el bautismo en el Espíritu Santo que recibieron los hombres en el día de Pentecostés sirvió para capacitarles para ser testigos eficaces del Cristo resucitado, habríamos de pensar que las mujeres que fueron bautizadas en el Espíritu aquel día recibieron también de esta misma capacitación. Al considerar el ministerio de las mujeres en nuestros días, no deberíamos perder de vista que en el día de Pentecostés Dios capacitó a mujeres para el ministerio con el bautismo en su Espíritu y que su Palabra provee muchos ejemplos de mujeres que activamente ministraban. MENCIONES ESPECIALES.
Cuatro mujeres son mencionadas de manera específica en el libro de Hechos: Dorcas, Lidia, Priscila y Roda. DORCAS El nombre de la mujer era Tabita. Dorcas es una traducción hebrea. Tabita, en griego, significa «gacela». «Esta mujer abundaba en buenas obras y en Iimosnas que hacía.» Se dedicaba a coser vestidos y túnicas para los pobres. Parece ser que fue la primera, (por lo menos de la que tenemos conocimiento) que se dedicó a estos actos de amor, inspirada por Cristo. Su ejemplo ha sido una fuente de inspiración constante para las buenas obras.
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La Iglesia ha mostrado en innumerables ocasiones este espíritu de amor hacia los pobres, especialmente en el pasado cuando no había la menor forma de auxilio social de entidades seculares o de las autoridades. Tabita es una expresión del amor cristiano transformado en hechos. Apela a la acción de las mujeres que, por su edad, o su posición, o circunstancias, no tienen ninguna otra vocación específica. Nos enseña que la pobreza puede ser mitigada efectivamente en el nombre de Jesús. LIDIA Lidia procedía de la ciudad de Tiatira, pero cuando conoció a Pablo residía en Filipos. Era dueña de una tienda en que se vendían vestidos teñidos de púrpura. Es evidente que vendía no sólo púrpura, sino muchos otros artículos. Debe de haber estado en buena posición y viviría en una casa espaciosa, en la que podía acomodar a Pablo y a Silas y a otros que les acompañaran. Lidia no se convirtió porque Pablo le predicó. Se convirtió porque su corazón fue abierto por el Señor. La gracia es la que abre el corazón. Todas las mujeres oyeron el mensaje. Para las otras resultó incomprensible o detestable. Para ella fue una llama que hizo arder su corazón. Lidia creyó. PRISCILA Priscila y su esposo Aquila hacían tiendas. Pablo los conoció en Corinto. Posteriormente lo siguieron a Siria y a Éfeso, donde permanecieron mientras Pablo fue a Cesarea. La gente en Éfeso probablemente necesitaban mucha instrucción en la Palabra y esto puede ser el motivo por el cual Priscila y Aquila se quedaron. Priscila, es ejemplo de una buena esposa. Ella trabajaba junto con su marido, no solamente en el negocio familiar, sino también en la obra evangelística. No todos los ministerios tienen una gran cara pública. Solo unos pocos son así. La mayoría de los ministerios cristianos están sustentados por un ejército de personas dedicadas como Priscila. Enseñar y exhortar pequeños grupos de cristianos e inconversos. Ella y su esposo sabían su llamado y se mantuvieron firmes en él. Obviamente, respetaba las limitaciones de su sexo y por eso no ejerció autoridad sobre los hombres. Sin embargo, ayudó en privado a su esposo en la evangelización de Apolos. Ellos le tomaron aparte y le expusieron más exactamente el camino de Dios.
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RODE No se nos dice mucho de Rode, pero algunos rasgos de su carácter se hacen evidentes en su breve aparición en el libro de los Hechos. Era una de las criadas de María, la madre de Marcos, y vivía en la casa de ellos, en Jerusalén. El incidente en que aparece es el acto de abrir la puerta a Pedro cuando este había salido milagrosamente de la cárcel. Hay tres cosas destacables: Primero es que Rode se había adherido a la misma fe de su señor. Segundo, servía con diligencia. Estaba destacada a la puerta, separada de la casa por un patio o vestíbulo. De buena gana Rode habría estado dentro con los otros en la oración y la conversación. Sin embargo, vigilaba en la puerta. Se daba cuenta que era mejor cumplir con su deber que dedicarse a ejercicios más piadosos dentro. Finalmente, el tercer rasgo que vemos en Rode es su naturaleza exuberante. Lo demuestra la forma como se comportó cuando Pedro anunció su llegada con unos recios aldabonazos. Al reconocer la voz de Pedro, «de gozo no abrió la puerta, sino que corrió adentro a anunciar que Pedro estaba a la puerta» Es posible que interrumpiera la oración de alguno o un mensaje, pero no tuvo inconveniente en hacerlo. Los de dentro al ver su alborozo y sus gritos, probablemente medio incoherentes, pues estaba embargada por la emoción, le dijeron que estaba loca. Sólo después fue a abrir y tardaría bastante, pues se nos dice que, «Pedro continuaba llamando». Rode era una muchacha espontánea, con la emoción a flor de piel, llena de entusiasmo, y leal a la causa.
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Elaborado con material extraído de: Las Mujeres: Un Perfil Bíblico
© Harvestime International Institute Mujeres del Nuevo Testamento Dorcas Lidia Rode http://adorador.com/mujeresdelabiblia/mujeres_del_nt.htm
Esposas en la Biblia http://www.laverdadparaelmundo.com/esp http://www.laverd adparaelmundo.com/esposas_en_la_bibl osas_en_la_biblia.htm ia.htm
Mujeres de Pentecostés. David Moore http://www.conozca.org/revista.cfm?rev_id=145 Did Priscilla “Teach” Apollos? An Examination of the Meaning of θημι θημι in Acts 18:26.
Daniel B. Wallace http://bible.org/article/did-priscilla-%E2%80%9Cteach%E2%80%9D-apolloshttp://bible.org/article/did-priscilla-%E2%80% 9Cteach%E2%80%9D-apollos-examinationexaminationmeaning-%CE%B5%CC%93%CE%BA% meaning-%CE%B5%C C%93%CE%BA%CF%84%CE%B9%CC%81% CF%84%CE%B9%CC%81%CE%B8%CE%B7% CE%B8%CE%B7%CE%BC%CE%B9CE%BC%CE%B9acts-1826
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