Narración, relato e historia* M.Elsa Bettendorff y Raquel Prestigiacomo. 2002. El relato audiovisual. La narración en el cine, la televisión y el video. Longseller, Buenos Aires.
En el habla cotidiana, “narración”, “relato” e “historia” suelen tomarse como sinónimos. Para la
narratología se trata de conceptos distintos. La narración es, en realidad, la instancia que permite establecer la relación entre una historia y su relato. Es, por lo tanto, el acto mismo de narrar, de igual manera que una indicación es el acto de indicar o una descripción, el de describir. En estos actos, que pueden realizarse recurriendo al lenguaje verbal – en forma oral o escrita -; mediante un lenguaje visual – en forma de imágenes o gestos – o a través de ambos lenguajes al mismo tiempo, hay siempre uno o varios emisores, también llamados enunciadores, enunciadores, que dirigen su actuar a uno o varios receptores, denominados enunciatarios. Narrar equivale, entonces, a enunciar, es decir, a producir un enunciado o discurso para alguien, en determinado momento y en determinado lugar. Lo que diferencia a la narración de los otros discursos – como la descripción, la explicación o la argumentación- es, básicamente, el tipo de enunciado producido. producido. Por lo tanto, para la narratología, sólo el narrar produce relato. ¿Y qué es un relato? Ni más ni menos que un conjunto de elementos cuyo significado es una historia. El relato es el producto de la narración, y aún cuando ésta se haya concretado mucho tiempo antes de que llegue al receptor, el acto de narrar subyace al enunciado narrativo recibido. Cualquier lector de un cuento y cualquier espectador de una película de ficción saben que lo que leen o ven y escuchan es el resultado de la intención comunicativa de un enunciador-narrador, cuya
presencia
se
sugiere
o
se
explicita
en
el
relato.
En suma: un relato es un discurso verbal, visual o verbo-visual conformado por los signos utilizados por “alguien” – aunque no se sepa quién – para comunicar una historia a otros.
¿Y la historia? En sentido restringido, se llama así a la serie de acontecimientos, tomados de la realidad o imaginados por un autor, que constituyen el contenido transmitido por un relato. La historia es, de esta manera el universo de los hechos, lo que se representa y cuenta a través de los signos que se articulan en el relato.
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El término “diégesis”, de origen griego, se usa con frecuencia para designar a ese universo de la
historia, es decir, a ese mundo de personajes y acciones recreado a través de las palabras o las imágenes de un enunciado narrativo. […] La distinción entre narración, historia y relato se define en los estudios literarios del siglo XX, pero tiene antecedentes en la Grecia clásica. El filósofo Platón (427-347 a.C.) distinguía ya tres tipos de relatos: 1) Los que excluyen la imitación o mímesis de los hechos narrados, que se caracterizarían por la ausencia de diálogos o de cualquier transferencia literal de las palabras de los personajes, como ocurre en las epopeyas o poemas épicos que exponen hechos heroicos. 2) Los que sólo incluyen mímesis y se presentan como análogos a las acciones y discursos de los personajes, como las representaciones teatrales. 3) Finalmente, los que incorporan tanto lo mimético como lo no mimético. Por ejemplo, los textos históricos que reseñan hechos y, a la vez, reproducen parlamentos de sus protagonistas. Desde la modernidad, puede verse esta construcción en la novela, trasladada luego al cine argumental. Esta triple caracterización hecha en la antigüedad, contiene ya la necesaria separación entre lo contado y la forma de contarlo. Narrar, en definitiva, será siempre la actividad de codificar una historia recurriendo a los signos propios de un tipo de relato. * págs. 12-14. Rosario, Pcia. de Santa Fe, Argentina, 28 de Abril de 2009 Editado por María Elena Sánchez a las 03:42 PM | Palabras: [ 605 ] Archivado en: [ Postítulo de Comunicación Audiovisual - 2009 ] Enlace permanente | Comentarios (0)
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