DIFERENCIA ENTRE FILÓSOFOS Y SOFISTAS: ANTIGUA GRECIA Y LA ILUSTRACIÓN
Por: David Efraín Misari Torpoco
Introducción Quizá algunos se sorprendan el por qué analizo este tema, cuando ya la mayoría que hemos estudiado Filosofía, tenemos en claro la diferencia que existe entre FILÓSOFOS y SOFISTAS. Sin embargo, me veo en la necesidad de publicar este breve ensayo porque para algunos no les queda claro el poder diferenciar entre lo que es un filósofo y la labor que este desempeña, con la labor que un sofista solía ejercer. Esto es sencillo, pues para mis amigos (los Abogados) o también para mis amistades que aún se encuentran estudiando Derecho, es como decirles "¿Cuál es la diferencia entre un Abogado y un tinterillo?", es obvio que ellos ya lo saben. Pues bien, aquí sucede algo similar a lo planteado y sin más preámbulos paso a describir las diferencias que existe entre un Filósofo y un Sofista.
Los Sofistas Griegos Para empezar, debemos saber en primer lugar que el término "Sofista" (Sophistes) en un principio constituía un título fuerte a los grandes pensadores, pues significaba "maestro en sabiduría", de donde proviene la otra voz griega "sofos" (σοφός /sophos) = Sabio. Sin embargo, es en el siglo V a.C. (Antes de la Era Común), que el término "sofista" empieza a tomar un carácter peyorativo y degradante debido a aquellos hombres que "sin saber el origen de las cosas", creían saberlo todo. Es aquí donde empieza a prostituirse el término "sofista", y se dejó de lado la concepción de "maestro de la sabiduría", "entendido en la sapiencia", "conocedor y experimentador de la vida", etc., para pasar a significar "maestro charlatán", "falso sabio", "embaucador", "constructor de sofismas", etc. El surgimiento de estos "sofistas" se debe a dos momentos cumbres en la historia de Grecia, como por ejemplo, la insatisfacción de las doctrinas de los filósofos naturalistas, ante lo cual, los sofistas se mostraban escépticos ante los conceptos de naturaleza o átomos que tenían los filósofos pre-socráticos (hablo de los primeros naturalistas). Y el otro aspecto, es el factor de la democracia ateniense. Este fue un aspecto político que los "sofistas" aprovecharían muy bien para tomar parte en la historia empleando sofismas antidemocráticos con lo cual criticaban la situación de Atenas en aquella época. También cabe resaltar, que muchos sofistas aprovechaban en sus discursos y hablaban sobre la creencia de los dioses griegos,
cuestionando así, muchas cosas sobre ellos y tratando así de desechar estas nociones mediante la construcción de falsos argumentos no inspirados en la razón, sino en la astucia. De ese modo es entendible el llegar a saber porqué los sofistas nunca formaron una escuela propiamente dicha. Pues bien, en modo concreto estas son las diferencias: El Sofista: Aquel hombre ambulante que pretendía saberlo y conocerlo todo. El mismo decía saber y conocer "la verdad". El Filósofo: Aquel hombre que piensa, cuestiona, analiza y concluye sus conceptos sobre la realidad, la vida, la existencia y nunca dice "saberlo todo", sino más bien que está en búsqueda de la verdad, porque reconoce que aquellos que dicen "conocer la verdad" o que "saben ¿dónde está la verdad?", son los que más alejados de ella están. Esos que dicen "conocer la verdad" o "poseer la verdad", esos son los falsos. El Sofista: Al pretender "saberlo todo", se iba a plena plaza pública y buscaba enseñar sus "falsos saberes" a cambio de dinero. El Filósofo: No busca enseñar "falsos saberes", sino más bien busca enseñar lógica y coherencia de lo que se piensa a lo que se dice o de lo que se dice y no se practica en vida. El filósofo reconoce que una vida sin cuestionamiento, no merece ser vivida. El Sofista: Solía pregonar nuevos "ideales" para la formación mental del ciudadano ateniense, pues ellos
solían enseñar que todo aquel que quiera tener éxito en la vida pública tiene que saber IMPONER y CONVENCER en las asambleas del pueblo, todo lo que el afirme como cierto, así no lo sea. Y para esto, debía tener una buena elocuencia y una buena retórica, ya que la única forma de seducir a las masas ignorantes, es a través de la palabra. El Filósofo: Nunca busca imponer nada, solamente busca EXPONER sus argumentos, los cuales no están inspirados en la mentira, sino en la razón, en la lógica, en los procesos deductivo e inductivos del conocimiento humano y de ese modo especificar mucho mejor los temas planteados. El Sofista: Tenía que buscar la manera (incluso recurriendo a la mentira) de cómo CONVENCER a los demás que su "verdad" es "la verdad". También cabe recordar que cuando el sofista persuade y convence, es porque solamente a tocado puntos a su conveniencia, y no en amor al conocimiento. Al sofista no le importaba si lo que él enseñaba era bueno o no lo era y punto. El Filósofo: Si bien es cierto, también habla bien, con elocuencia y todo, pero a la hora de diferenciar al filósofo del sofista, debemos tener conocimiento de que el filósofo puede enseñar aunque no le paguen (muchos compañeros míos han pasado por esto y yo mismo también), pero el sofista siempre buscará que se le pague antes de impartir alguna enseñanza. El Sofista: Hablará cosas que según él dice "saberlas" pero no le importa si lo que enseña es verdadero o no, con tal que le paguen.
El Filósofo: Enseñará cosas que aprendió mediante las investigaciones realizadas y gustoso las podrá compartir con sus amigos o amigas, sin esperar retribución alguna.
En síntesis, no en vano decía Aristóteles lo siguiente: "El sofista parece filósofo, pero NO LO ES, ya que abandona el camino de la verdad y cultiva la desconfianza, respecto a la posibilidad de alcanzar el conocimiento universal y la existencia de principios políticos y éticos que rijan las relaciones entre los hombres". Es por eso que cuando Sócrates se les opuso, haciendo quedar en ridículo a los sofistas, estos le temieron, le tuvieron cólera y algunos lo odiaron. Por otra parte, es la historia de Grecia que nos indica claramente que existieron dos periodos que marcaron la época de los sofistas: 1. Los anteriores a la guerra del Peloponeso, entre los cuales destacan Protágoras, Gorgias, Pródico y Hipias. 2. Los posteriores a la guerra del Peloponeso; aquí tenemos a Trasímaco, Calicles, Antifonte y Critias.
Sabemos bien que el primer grupo dirigían sus sofismas hacia “la legitimidad de las leyes” y buscaban (según ellos) los valores sociales y morales. Mientras que el segundo grupo, se dedicó más a la elaboración de sofismas o lógica sofística para poder vencer con “argumentos torcidos” un debate dialéctico a sus rivales y hacerlos quedar mal, sin importarles si lo que decían era verdad o no. Pero las características más comunes que debemos tener en cuenta para identificar a estos sofistas en la Grecia antigua son: 1. El escepticismo religioso. 2. Aplican relativismo a los contextos sociales, morales, culturales, políticos, gnoseológicos, etc. Les gustaba reducir el pensamiento de algo para salirse con la suya mediante el uso de sus sofismas. 3. Cobraban por enseñar. Sin importarles que sea verdad o mentira lo que enseñen.
De este modo los sofistas tuvieron una influencia negativa en la antigua Grecia. Los Sofistas en la Ilustración La historia nos muestra que también se ha llegado a comparar a los filósofos de la ilustración – los enciclopedistas – como especie de “Sofistas del siglo XVIII”. Esto se debe a que los franceses comenzaron a cuestionar abiertamente los supuestos morales y las cuestiones religiosas que por aquel entonces eran predominantes del sistema feudal y eclesiástico como reguladores del orden social. Por ejemplo, tenemos a DIDEROT, quien trata de examinar todo, remover todo sin excepción, ni reservas”. Lo bueno de su método, lo cual lo salvó de ser catalogado como “sofista” fue que él utilizó las referencias (bibliografía, historia, etc.) para
que el lector pueda tener mayor oportunidad de conocer más cosas al leer la enciclopedia. Otro enciclopedista que fue mal visto por aquella época, fue VOLTAIRE, destacando como uno de los más acérrimos defensores del carácter social y popular del saber. Para Voltaire, la “Virtud” no es innata, sino que esta puede ser enseñada a todos los hombres sin distinción de rango social o racionalidad. Fue así como con D ´Alembert y Diderot, entre otros, lograron en 1755 elaborar “La Enciclopedia”, en cuya obra tenía reunidos todos los conocimientos que hasta la fecha se habían acumulado. El objetivo principal de esta Enciclopedia no fue otro más que emancipar a todos los hombres en la educación pública y una vez alcanzado la mayoría de edad, poder ejercer cargos públicos e importantes. Ya por el año 1757, tras publicar el VII tomo, se habían suscrito unas 4.200 personas a la Enciclopedia. Fue ahí, donde se desencadenó una polémica sobre un artículo que escribió D´Alembert y Rousseau le escribió una carta como respuesta a dicho artículo “Ginebra”. Desde ahí, la Enciclopedia fue objeto de algunas burlas, por ejemplo tenemos al francés Moreau quien llamó a los enciclopedistas “Sofistas” (Cacouacs) por catalogarlos de parlanchines y “mete cuentos, como también el caso de Charles Palissot de Montenoy (1730 - 1814) uno de los enemigos de Diderot, en la cual ataca en su pequeña obra “Pequeña Carta sobre grandes filósofos” (Petites lettres sur de grands philosophes) donde llega a decir que los enciclopedistas con tal de llenar información, han recurrido a algunas invenciones a fin de tapar los vacios en la historia, pero como eso no puede ser
demostrado, quizá tengan ventaja en demostrar lo que no se puede demostrar y así hacen creer a los que no investigan que fue así. Ante eso, Voltaire reaccionó y lo calificó de fárrago, al no establecer un orden y decir las cosas por decir. Sin embargo, Palissot ya había dejado algunas dudas con aquel escrito y en 1759 se prohíbe en definitiva la Enciclopedia a raíz de la publicación de “Sobre el espíritu” de Helvetius. Sin embargo, pese a ello, y tras muchas cartas en contra del proyecto enciclopedista, D´Alembert, Marmontel y Duclos decidieron retirarse. Diderot siguió solo durante siete años.
Cabe indicar en honor a la verdad académica, que algunos pocos escritos de Voltaire (ojo, dije algunos, no todos) si fueron algo “exagerados” y en algunos casos recurrió a la deducción (no tanto “imaginación”) de cómo pudo haber sido algún suceso y lo explicó con sus propias palabras, como cuando escribe con datos equivocados sobre la muerte de Galileo Galilei. Pero en otras investigaciones, el mismo Voltaire realizó demasiado bien su labor de investigador en algunos puntos y dio grandes aportes a la cultura de su época.
Supongo que algunos enciclopedistas más hicieron lo mismo (esto es una suposición mía, la cual puede ser discrepada), otros no (por ello algunos decidieron retirarse del proyecto para no manchar su reputación). Pero en los aportes e investigaciones de Diderot, no se encontraron estos vestigios, o sea, Dennis Diderot si trabajó e investigó bien. Esta es una de las razones por las cuales algunos consideraron de “sofistas” a algunos enciclopedistas, pero siempre debemos tener cuidado y no porque tachar a “todos” por igual, pues no porque algunos abogados realicen mal su trabajo o sean corruptos, quiere decir que ya “todos los abogados” sean corruptos y por lo tanto la abogacía debería de desaparecer. Esto no es así, nunca es bueno meter a todos en el mismo costal. La investigación, la historia y el estudio integro o análisis de algo, con el tiempo te dará la razón de lo que estuvo bien o lo que estuvo mal. Pues bien, hecho esta aclaración resulta claramente notorio, comprobar que los sofistas y algunos otros pensadores de la antigüedad, desarrollaran ciertas ideas que los ilustrados del siglo XVIII defenderían siglos más tarde. El mismo Rousseau criticó a los enciclopedistas, sobre todo a D’ Alembert y sin embargo sabemos que D´Alembert le respondió diciendo “Sr. Rousseau usted critica que los sofistas eran aduladores y que usted está en contra de eso, porque implantaban una mala educación a los jóvenes griegos, como por ejemplo, cuando los sofistas decían que el hombre es bueno por naturaleza y que la mejor forma de convivencia es la que procede de la vida primitiva, la cual florece o germina a través de la
aparición de un Estado. Y sin embargo, son los mismos temas que usted trata en sus obras”. En fin, por estas y algunas razones más, algunos enciclopedistas y algunos filósofos de la ilustración (no todos) fueron considerados sofistas, pero otros no, porque simplemente no lo fueron.