34 D í a z -G u e r r e r o . La t e o r í a d e l e c o s is i s t e ma ma
HUMANO* INTRODUCCION
Int erpr preti eting ng Personality Persona lity Theories , Bischof (1970) dice: En su libro Inter “En general, gran parte de las concepciones acerca de la teoría de la per sonalidad se mueven alrededor de motivos que explican la conducta del hom ho m bre” br e” . Es precisamente precisamen te esta obsesión con él él o los los porqués porqué s de la con ducta humana, entretejida con un error histórico y persistente, lo que, en mi opinión, ha tenido que ver con la incapacidad de desarrollar una teoría adecuada, verdaderamente comprensiva, de la personalidad y del comportamiento humanos humanos.. Ese error histórico y persistente se puede resumir en pocas palabras. Los personólogos, desde Freud, han tratado de encontrar el porqué de la conducta humana dentro del individuo. individuo. Unos, Unos, como Freud, Freu d, en su urdimbre biopsíquica; otros, como Jung, en la trama biopsicogenética ra cial; otros más, como Karen Homey y Sullivan, en el entretejimiento de las relaciones interpersonales del individuo, particularmente dentro de la familia. Toda una pléyade impresionante de distinguidos psicólogos, Rogers, Maslow, Goldstein, McClelland, Lecky, Snigg y Combs, Moustakas, etc., conocidos como los psicólogos del yo {self psychologists), han querido ver el porqué fundamental de la conducta humana en el con cepto que los individuos se forman de su propio yo, en la estructuración de este yo, y en la búsqueda de la actualización de sus potencialidades. Otros, como Fromm y Karen Horney entrevieron la posibilidad de que la sociedad interviniera en algún aspecto y mezclaron conceptos psicodinámicos y sociológicos. Ni siquiera los los grandes grand es y rigurosa rigu rosamen mente te empíricos empír icos psicólogos estad est adístic ísticos os tales tale s como Eysenck y Cattell, han logrado lograd o supe rar el error err or histórico de todos tod os los los personólogos. El porqué, porq ué, la explicación explicación de toda la conducta humana deberá encontrarse ya no en el individuo * El presente texto fue escrito especialmente para esta edición por el doctor Rogelio DíazGuerrero.
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aislado, sino en aquellas características de las que todos los individuos participen por término medio. Así, en su Estudio científico de la perso nalidad, Eysenck (1959) llega a las tres dimensiones primarias de la mis ma, que son: á) la introversión, o del superyó y la extraversión, o del ello; b ) la del neuroticismo-no neuroticismo; y c) la del psicoticismono psicoticismo. De este modo, una personalidad resulta ser de una u otra forma de acuerdo con el grado hasta el cual se posean las caracterís ticas de esas escalas bipolares, es decir, qué tan extrovertido o qué tan introvertido se es, qué tan neurótico o qué tan no neurótico se es, y qué tanto de psicoticismo o de no psicoticismo se padece. Eysenck parece pensar que la personalidad, definida por estas dimensiones, se funda menta en bases biológicas neurales. En este caso se postulan tres face tas de la personalidad, que se pueden estudiar genuinamente dentro de cada cultura para determinar su grado de existencia y su varianza especí fica, así como sus relaciones con las determinantes áreas autóctonas de la personalidad.
Teorías intraindividuales
Teoría historicobiopsicosociocultural del comportamiento humano
Freud (Psicoanálisis) Jung Homey y Sullivan < Rogers, Maslow, Fromm, Goldstein, McClelland, Allport... I Díaz-Guerrero
Motivación inconsciente Inconsciente colectivo Relaciones interpersonales Concepto, estructura y actualización de las potencialidades del yo, etcétera Circunstancia históricosociocultural en la que ha nacido y se ha des arrollado el individuo
Figura 34. 1. Teorías intraindividuales vs. teoría del ecosistema El gran error histórico consiste, sencillamente, en el hecho de que el porqué de la conducta de los seres humanos, o cuando menos la parte más importante del porqué de ésta, no se encuentra ni en su constitución biológica ni en su constitución psíquica. El porqué de la conducta de los seres humanos debe buscarse, de manera fundamental, en la circuns tancia historicosociocultural en la que han nacido y en la cual se han des arrollado. Pero, ¿por qué se ha cometido históricamente este error, y por qué su persistencia? En otro ensayo (Díaz-Guerrero, 1972), se trata más
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extensamente este punto ¡digamos aq uí que esto depende, en forma bási ca, según mi opinión, del egocentrismo, una característica humana cuasi universal. Es la misma característica que hizo de la Tierra el centro del Universo y que necesitó de la metodología científica y de un Copérnico para superarla. Los psicólogos personólogos, como los seres humanos antes de Copérnico, ven al sol que sale en el oriente y se pone en el po niente como si girara alrededor de nuestro propio yo, todavía lleno de orgullo. Dicho en términos sencillos, como se observa en la figura 34.2, las teorías intraindividuales sostienen que el ecosistema humano se explica a partir del individuo, mientras que la teoría histórica biopsicosociocultural o del ecosistema humano, considera que el individuo se explica a partir de un conocimiento detallado del ecosistema humano en el que nace y crece. Teorías intraindividuales
El ecosistema se explica a partir del individuo
Teoría historicobiopsicosociocultural
El individuo se explica a partir del ecosistema
Figura 34.2. LOS COMOS Y LOS PORQUES EN LAS TEORIAS DEL COMPORTAMIENTO HUMANO ¿Qué hubiese sucedido si a lo largo del desarrollo histórico de la psi cología como ciencia se hubiese considerado la meta fundamental de esta disciplina consistía en estudiar el cómo de las funciones psíquicas, y bajo este criterio exclusivo desarrollar las teorías correspondientes, de sentendiéndose de la búsqueda de los porqués? Supongamos que un gran hombre, poco después de Wundt, hubiese definido así a la psicología: “La psicología es la ciencia de las funciones psíquicas. Su interés único es el de determinar cómo se realizan estas funciones psíquicas” . Una ciencia así habría sido exactamente como la fisiología, en la cual se es tudia al estómago y sus funciones en la digestión, al pulmón y sus fun ciones en la respiración, al riñón y sus funciones en la excreción; sin preguntar jamás por qué el riñón desempeña esas funciones o por qué las tiene así el estómago, etc. Aquí el porqué es interesante sólo cuando las funciones dejan de hacerse “fisiológicamente”, es decir, “normalmen te” , y entonces se pregunta: ¿por qué el estómago no produce ácido clorhídrico? o, ¿por qué lo produce en exceso y no produce sustancias protectoras de la mucosa y como resultado se crea la úlcera gástrica?, etc. En realidad, el área de la psicología como ciencia auténtica, debió haber sido originalmente el atender sólo a cómo se realizan las funciones del
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psiquismo humano, es decir, cómo aprendemos, cómo pensamos, cómo funciona la memoria, cómo percibimos, cómo nos emocionamos, etc.;.y las preguntas que implicasen los porqués dentro de esta rigurosa discipli na debieron haber sido: ¿por qué un sujeto no aprende como los demás? ¿por qué la percepción de uno es tan extraordinariamente distinta de la percepción de otro?, etc. También hubiesen sido perfectas las pre guntas siguientes: ¿cómo se podrá mejorar la eficiencia del aprendiza je?, ¿de la memoria?, etc. Estas últimas interrogantes las empezaron a plantear los funcionalistas: Dewey, Angelí y Carr, pero ha sido Skinner quien sistematizó en forma amplia las maneras de mejorarla eficiencia de ciertas funciones psíquicas. El apelativo “ingenieros del comportamien to” no está mal usado cuando se refiere a los skinnerianos. Ellos, como se sabe, señalaron que era mejor no tener una teoría. Parte de lo que quisieron decir, pienso, es que no les interesan los porqués, que ellos po drán ayudar, a quien lo pida, a realizar con más eficacia cualquier com portamiento que desee mejorar. El problema ético queda en las manos y a discreción del cliente: si un sacerdote quiere enseñar catecismo con más eficiencia, contratará al ingeniero del comportamiento y éste le dirá cómo hacerlo. También lo harán para el matemático o el médico que quieran enseñar mejor sus disciplinas, etcétera. Si así hubiera sucedido, es probable que el número de confusiones y de problemas habría sido menor. Sin embargo, y en esto la influen cia de Freud fue preponderante, la pregunta del porqué de la conducta humana, al introducirse dentro de las limitaciones de una ciencia que es tudiaba o debería estudiar exclusivamente los modos o maneras del fun cionamiento psíquico, tenía que provocar tremendas confusiones que no podían ser resueltas hasta que no se llegase al convencimiento de que las preguntas relativas al porqué no pueden ser respondidas de manera exclusiva por las variables psicológicas y biológicas; sino que debe hacer intervenir un gran número de otras variables: históricas, culturales, socia les, económicas, políticas, etc., es decir, el total del ecosistema humano tanto en sus aspectos geográficos como en los históricos y biopsicosociopoliticoculturales.
EL CONCEPTO DEL ECOSISTEMA HUMANO
El enfoque ecológico en las ciencias sociales postula que la sociedad y las comunidades humanas son un sistema complejo de interdependen cias análogo al ecosistema natural en biología. Los biólogos, a diferencia de los científicos sociales, han logrado opera cióna lizar y cuantificar un buen número de los aspectos críticos del ecosistema natural. El concepto de ecosistema se desarrolló para ayudar a los ecólogos en la explicación de la permanencia o los cambios en el tamaño, mezcla, dis
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tribución espacial y comportamiento de poblaciones subhumanas en un área geográfica dada. Resultaba claro, por ejemplo, que una mezcla úni ca, o comunidad particular de plantas y animales eran características casi constantes de ecosistemas con cualidades semejantes. Los ingredien tes del ecosistema que, por ejemplo, determinan el tipo de plantas que pululan allí, son llamados elementos “abióticos” . El agua, minerales, luz solar y composición orgánica del suelo, son componentes de estos elementos abióticos. Las plantas y la vida animal de un ecosistema cons tituyen los elementos “bióticos”. En todo ecosistema hay relaciones complejas no sólo entre los elementos bióticos y abióticos, sino entre los bióticos. Ciertos animales grandes se comen a los chicos. Grandes y chicos, comen insectos, los insectos devoran otros insectos o plantas. Al morir animales y plantas se descomponen. A causa de esto y de sus excreciones, fertilizan otras plantas, etc. A estas relaciones de nutrición se les llama: organizaciones tróficas. Así, los biólogos definen al ecosis tema como un conjunto formado por la interacción de los organismos vivos entre sí y con los factores físicos y químicos de su medio. Ralph Catalano (1979), en Ciencias de la salud, y Une Bronfenbrener (1977, 1979) en Psicología, han realizado importantes esfuerzos por deslindar y contribuir a operacionalizar aspectos interesantes de lo que aquí llamaremos el ecosistema humano. El primero, al partir de los es fuerzos de la Escuela de Sociología de Chicago, es decir, de la analogía entre las metrópolis y el ecosistema natural y las proposiciones espacia les que relacionan las áreas de la ciudad a sistemas de producción y dis tribución de bienes (organizaciones tróficas), muestra la clara relación de áreas de la ciudad con tasas de enfermedad y delincuencia, Bronfen brener, por su parte, ofrece una clara taxonomía, acerca de los ingre dientes del ecosistema psicosocial. El presente enfoque, el del ecosistema humano fundado en varia bles históricas biopsicosocioeconomicopoliticoculturales (Díaz-Guerrero, 1979, 1981), intenta ser interdisciplinario. En un reciente esfuerzo (Díaz-Guerrero, 1986), las medidas que se desarrollaron procuraron ope racionalizar aspectos psíquicos, en analogía con los bióticos y aspectos apsíquicos, en analogía con los abióticos. Allí por ejemplo, se muestran las relaciones que existen entre el ecosistema psicosocioeconómicocultural y la calidad de la vida. En otros estudios el ecosistema cultural humano ha sido relacionado con aspectos cognitivos, de la personalidad y sociales del desarrollo humano individual (Díaz-Guerrero, 1984; DíazGuerrero y Castillo Vales, 1981) y en otros más se ha tratado de relacio narlo con la evolución de los sistemas sociales (1979, 1981). La figura 34.3 muestra a las disciplinas en las que habrá que ope racionalizar las variables pertinentes para obtener una más completa explicación y, tarde o temprano, una predicción del comportamiento humano. Como se observa, dentro del ecosistema humano general habrá
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que distinguir el nicho que nos interese en un momento dado. Allí que dan ilustrados, como ejemplos, los nichos del trabajo, la familia, la es cuela, la iglesia, el hospital, etc. Es precisamente la concepción de un ecosistema humano, y de considerar a la psicología como el estudio del comportamiento de los organismos en íntima relación con su ecosiste ma, que ha permitido el desarrollo pionero de una nueva disciplina, la etnopsicología, en México (Díaz-Guerrero, 1986&).
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Figura 34.3. El ecosistema humano. (Las figuras de este trabajo fueron sugeridas po rel psicólogo Felipe Ahumada Vasconcelos.)
LA DIALECTICA INDIVIDUO-CULTURA
Central al ecosistema humano es la cultura. Los términos cultura y/o cultura tradicional, que dentro de esta teoría representan algo así como lo que Hegel llamaría la tesis, son fenómenos complejos. La cul tura tradicional en la que nacemos y crecemos es, a su vez, función de la historia de cada cultura; la comprendemos como un gigantesco sistema de información desarrollado en las vicisitudes históricas por las que los
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individuos, los grupos sociales y la sociedad entera, han tenido que pa sar y, naturalmente, incluye información respecto de variables de tipo sociológico, es decir, estructurales, como son las instituciones y los grupos desde la familia hasta el gobierno de una nación, e incluye también variables de tipo económico. Así, la cultura tradicional es la médula del ecosistema de los seres humanos. Esta se expresa, y la medimos, funda mentalmente por medio de afirmaciones ideales a las que denominamos premisashistóricosocioculturales (P.H.S.Cs. Díaz-Guerrero, 1967,19726, 1973, 1977a, 1982, 1986c). Estas premisas establecen, en su forma más absoluta, como las ideas de Platón, cómo deberán conducirse los indivi duos de una cultura dada. En estudios previos (Díaz-Guerrero, 19866; Díaz-Guerrero y Emmite, 1986, etc.) se ha mostrado que el desarrollo de la personalidad, del estilo de confrontación que utilizamos para arrostrar problemas, el des arrollo tanto de las capacidades intelectuales como del estilo cognosciti vo que utilizamos como estrategia para cernir la información, la vocación que despleguemos y hasta la moral y el grado de normalidad o anormali dad que alcance nuestra personalidad, son funciones básicas de la cultura en que nacimos, de las personalidades de los trasmisores de esta cultura y de los métodos que se hayan utilizado en nuestra socialización con el fin de contrarrestar a las fuerzas contraculturales. Hasta donde la teoría y los datos permiten afirm adlas más poderosas fuerzas contraculturales son las diversas reacciones individuales, o la rebe lión biológica y psicológica (aquí caben los impulsos o motivos estricta mente individuales como la sexualidad o la búsqueda del poder) hacia la P.H.S.Cs. aceptadas en un ecosistema. Otras fuerzas contraculturales, las cuales, por lo general actúan contra las tradiciones, son los movimientos de las juventudes, la sima intergeneracional, la ciencia y la tecnología, la educación liberal, la modernización, la urbanización, la movilidad social, las migraciones, los medios masivos de comunicación y, ocasionalmente, revoluciones políticas y religiosas. Todas éstas, tan to como la rebelión individual, que es probablemente la más importante, tienden a provocar cambios en el sistema social. Las fuerzas contraculturales son, pues, la antítesis. La dialéctica individuo-cultura o cultura-contracultura es fun damental para comprender el desarrollo humano y la evolución de los sistemas sociales. Como se ha visto anteriormente, el concepto de cultura-contracultura es más amplio e incluye al de la dialécta individuo -cultura. Sin embar go, en psicología clínica, esta última dialéctica es la más importante. En la figura 34. 4 se ilustra cómo el individuo biopsíquico, a partir de sus premisas personales (y éstas incluyen a todas las disposiciones que por motivación biopsíquica llega a tener el individuo), las premisas interpersonaies, las económicas, las políticas, etc., se enfrenta durante su des arrollo con las premisas históricosocioculturales con las cuales lo han
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socializado, mediante distintos métodos, sus padres. En esta teoría la personalidad individual es el hito en donde se avienen las fuerzas cultu rales y las contraculturales. Individuo biopsíquico a) Premisas personales b) Premisas interpersonales
c) Económicas d) Políticas, etc. Figura 34.4. La dialéctica individuo-cultura
LA ETNOPSICOLOGIA
Como se indicó antes, una consecuencia ineludible del pensar ecosistémico en psicología es que la psicología de la personalidad tiene que ser autóctona. Las dimensiones fundamentales de la personalidad del mexi cano tendrán que determinarse en México mediante estudios con sujetos mexicanos. Todo parece indicar que México se anticipó a las demás na ciones al fundar una etnopsicología científica. Ya fueron enumerados en un estudio (Díaz-Guerrero, 19866) una serie de postulados y una se rie de metas que deberá perseguir una etnopsicología de tipo riguroso. Además de las trece dimensiones socioculturales de la personalidad que he descubierto y a las que luego me referiré, otros psicólogos sociales (La Rosa, 1986; Vigano, La Rosa, 1986; Díaz-Loving, et al, 1981, 1984; Andrade Palos y Pick de Weiss, 1986; Girardi, et al, 1986; Bejar Navarro y Cappello, 1986; etc.) han venido descubriendo dimensiones típicas de la personalidad de los mexicanos. Una dimensión se puede considerar autóctona no sólo si su conceptualización es idio sincrética o diferente de una dimensión nombrada con el mismo nombre en otra cultura, sino también cuando su conceptualización es semejante a una dimensión “uni versal” y muestra una significativa varianza diferente de la que se encuen tra en otras culturas. Si bien se ha admitido que hay maneras distintas de acercarse a la medición del ecosistema y de la cultura a las utilizadas por este autor, se ha sostenido que la parte más importante de lo cultural es lo que llamamos las premisas histórico socio culturales (Díaz-Guerrero, 1967, 19676, 19726, 1973, 1976, 1977, 1982, 1986c; Díaz-Guerrero e Iscoe, 1984). Una premisa sociocultural o P.H.S.C. es: a) una afirmación culturalmente significativa respaldada por una mayoría operacionalmen te definida de los sujetos de un grupo o cultura dadas, y 6) es también, en forma particular, una afirmación que será respaldada diferencialmente
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mediante las culturas, ya sea conforme a la media aritmética o la desvia ción estándar. En la investigación descubrimos que algunas de las P.H.S.Cs. eran prescriptivas, tal como: “ La madre es el ser más querido que existe” , o “Una mujer debería ser virgen hasta que se case”, mientras que otras implicaban claramente un juego psicodinámico con el medio, es decir, incorporaban el estilo de confrontación prevalente en la cultura dada. En este contexto, el estilo de confrontación sólo podría ser automodificador o autoafirmativo. En el primer caso, el individuo se adapta a las de mandas del ecosistema, en el segundo trata de modificar el ecosistema (Díaz-Guerrero, 1967,1 961b). A fin de resumir una larga historia (DíazGuerrero 1972¿, 1973, 1982, 1986c), a partir de un gran número de P.H.S.Cs. que fueron aplicadas a diferentes tipos de poblaciones, fueron extraídas trece escalas factoriales. Puesto que se descubrió que muchas de estas P.H.S.Cs. eran respaldadas por una mayoría de los individuos en varias muestras independientes, resultó simple postular que unas repre sentaban creencias tradicionales y otras maneras de confrontación de los mexicanos, e incorporaban un aspecto significativo de la sociocultura mexicana (ver figura 34. 5).
P.H.S.Cs. descriptivas
P.H.S.Cs. de estilo de confrontación
Machisnio Obediencia afiliativa Virginidad Abnegación " Temor a la autoridad Estatus familiar Respeto sobre amor Honor familiar Rigidez cultural ” Autoafirmación vs. obediencia afiliativa < Control interno vs. control externo Cautela vs. audacia Interdependencia vs. autonomía
Figura 34.5. Las trece dimensiones factoriales de P.H.S.Cs. (Para una definición de estos factores y conocer las escalas que las miden véanse Díaz-Guerrero e Iscoe, 1984 y Díaz-Guerrero, 1986c.) Ya con estas medidas a la mano, fue fácil teorizar que la calificación de un mexicano en estas escalas factoriales representaba su posición cul tural dentro de la dialéctica cultura-contracultura. Es decir, qué tan tra dicionalmente mexicano sería o qué tanto se habría rebelado, y por lo tanto individualizado, de su cultura.
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Un buen número de distintos estudios, tanto con las premisas socioculturales prescriptivas —que se incorporan en un inventario de la fami lia mexicana (Díaz-Guerrero, 19726, 1982, 1986c)- como con premisas de estilo de confrontación que crearon el cuestionario de la Filosofía de vida (Díaz-Guerrero, 1973, 1976; Díaz-Guerrero e Iscoe, 1984), prove yeron el material del que se derivó el primer estudio realizado para deter minar los tipos mexicanos. Obediente afiliativo Rebelde afirmativo Control externo pasivo Control interno activo Cauteloso Audaz Interdependiente Autónomo De los ocho tipos hasta ahora descubiertos, cuatro son los más fre cuentes y los que ahora, a grandes rasgos, describiremos (una amplia presentación se encuentra en Díaz-Guerrero, 19826). El mexicano afi liativo obediente, el mexicano activamente autoafirmativo o rebelde, el mexicano con control interno activo o íntegro, y el mexicano de control externo pasivo o corrupto. Si tomamos en cuenta a toda la República, el mexicano más frecuen te es el obediente afiliativo. La gran mayoría de los mexicanos son obe dientes, afectuosos y complacientes hasta los 12 años de edad. Esto es lo normal en nuestra cultura. Niños pertenecientes a este tipo muestran señales de salud emocional e intelectual. Sin embargo, si hacia los 15 años todavía son igualmente obedientes, mostrarán un retraso en varios aspectos intelectuales respecto de sus coetáneos; sus madres empiezan a pensar que sus hijos no lograrán mucho y se acentúan los aspectos de pasividad e interdependencia con los padres. A los 18 años estos niños muestran más síntomas de pasividad y dependencia de los padres y de la sociedad; sonde buenas maneras, piensan que es mejor saber obedecer que saber mandar, etc. Estos sujetos funcionarán bien dentro de la so ciedad, si tienen el apoyo de sus familiares y no llegan a enfrentarse solos a los duros problemas de la vida. El tipo de mexicano activamente autoafirmativo, el rebelde a la cul tura, es frecuente entre los jóvenes que van a la secundaria, preparatoria y normales, y son éstos, generalmente, quienes realizan estudios supe riores; es más frecuente encontrarlos en las clases media y alta que en las clases bajas. Este tipo se caracteriza por ser, ya desde los 12 años, mucho menos obediente que sus coetáneos ante las órdenes de sus pa dres y maestros; su desarrollo intelectual y su habilidad para la lectura
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SEXTAPARTE. TEORÍASCULTURALESDE LA PERSONALIDAD
es mayor que la de sus coetáneos, pero su relación con sus padres es difícil. Muchos de estos niños son considerados ingobernables por sus padres; además, son más agresivos, dominantes e impulsivos que sus coe táneos y sufren algo más de ansiedad que ellos. A los 15 y 18 años aún son muy rebeldes ante la autoridad y sobrepasan a sus coetáneos en ca pacidad intelectual y habilidad de lectura. Son, a menudo, los líderes, estudiantiles. La tendencia es que se inicien honradamente en estas lides pero no son inmunes al medio social machísta y frecuentemente violen to y corrupto de las secundarias y preparatorias. Muchos de los profeso res de enseñanza media y superior poseen, probablemente, este tipo de personalidad, así como muchos políticos. Estos sujetos irán más fácil mente a las actividades estatales que a las privadas; los tipos extremos se convertirán en políticos radicales de izquierda y aún en anarquistas o guerrilleros, y hasta en delincuentes comunes. El tipo de mexicano con control interno activo, el íntegro, es menos frecuente que los anteriores; parece colmar dentro de sí todas las cuali dades de la cultura mexicana, y puede ser obediente, afectuoso y compla ciente cuando esto sea lo adecuado, pero rebelde si es necesario. Lo más interesante es que todo indica que este tipo se da con la misma frecuen cia en las clases altas, medias y bajas, y que sucede lo mismo en mujeres que en hombres. Ya a los 12 años, estos sujetos presentan las caracterís ticas que la sociocultura mexicana considera ideales: son afectuosos con todos, complacientes y corteses con padres, maestros y adultos, menos agresivos e impulsivos que sus coetáneos, más ordenados, disciplinados, limpios, metódicos y reflexivos. Estos niños son optimistas acerca de la capacidad del hombre para resolver los problemas del mundo, piensan que las metas se alcanzan mediante el estudio y el trabajo, están en con tra de los compadrazgos y cualquier forma de corrupción social, etc. Son, además, más inteligentes, leen más rápido y con mayor comprensión que sus coetáneos, son aplicados y buenos estudiantes. Reúnen, en suma, lo mejor de la sociocultura mexicana y se rebelan a sus defectos, son las perlas negras de la cultura mexicana. El medio social machista y con frecuencia delincuente y corrupto de secundarias y preparatorias, es particularmente difícil para este tipo de mexicano. Algunos se convierten en los pocos líderes estudiantiles ín te gros, pero la mayoría se aísla de los grupos y se convierten en buenos estudiantes. Este tipo de individuos al llegar a la etapa adulta forman nuestros mejores profesionales, catedráticos, científicos, empresarios y políticos. El tipo de control externo pasivo es la cara opuesta de la medalla: es el individuo pasivo, pesimista, fatalista, siempre dispuesto a venderse al mejor postor; es obediente por conveniencia y por carácter, ¿sería el tipo servil descrito por Octavio Paz? Se desarrolla en el medio machista, violento y corrupto de muchas secundarias y preparatorias y es el
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que, probablemente, ha hecho que los mexicanos, en general, piensen que toda política es política corrupta. Lo importante de esta caracterología, es que por fin se demuestra que existen varios tipos diferentes de mexicanos, que son resultado de los diversos grados de aceptación o rebelión ante la misma historio sociocultura mexicana y de los cuales, obviamente, los escritores de argumen tos para el cine, las fo tono velas y la televisión han abusado al presentar con demasiada frecuencia los tipos más negativos de la caracterología mexicana. El mexicano íntegro y el rebelde ante la cultura también exis ten, lo mismo que quien es pasivo y complaciente en exceso, pero no necesariamente corrupto y mucho menos violento. Por último, es primordial destacar que si bien la dinámica de muchos de los motivos biopsíquicos individuales han sido descritos en forma in teresante por las diversas psicologías de los personólogos europeos y estadounidenses, la mayor parte de la motivación en México tiene que ser, o bien derivada de las premisas socioculturales, o bien en rebeldía de las premisas socioculturales mexicanas. Se necesita continuar los estu dios en las dimensiones idiosincráticas de la personalidad de los mexica nos si se le quiere comprender mejor. Bibliografía
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SEXTA PARTE. TEORÍASCULTURALES DE LA PERSONALIDAD
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