Diqcroníq y Gromótico Histórico de lo lenguq Espoñolo 3s edición, revisodo
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DIACRONIA Y GRAMÁTTCN HISTÓNTCN DE LA LEI\IGUA ESPAÑOTN 3u
edición, revisada y actualizada
MlnÍn Tsnssn Ecnnureup Errzoxno MnnÍr JosÉ MnnrÍuBz ArcRrnn U niv
ersit at de València
t¡ront lo blllonch Valencia,2005
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Copyright
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2005
Todos los derechos reservados. Ni la totalidad ni parte de este libro puede reproducirse o transmitirse por ningún procedimiento electrónico o mecánico, incluyendo fotocopia, grabación magnética, o cualquier almacenamiento de información y sistema de recuperación sin permiso escrito de las autoras y del editor.
En caso de erratas y actualizaciones, la Editorial Tirant lo Blanch publicará la pertinente corrección en la página web www.tirant.com (http://www.tirant.com).
Director de la colección: MANUEL ASENSI PÉREZ
"Según todos admitimos, no hay lenguas puras, sino que todas las lenguas que existen o han existido son impuras en mayor o menor grado, ya que contienen elementos alógenos de todo orden: unidades distintivas y significativas, categorías gramaticales, constrlrcciones, orden de palabras, etc.))
oAfirmar que todas las lenguas del mundo están emparentadas, afirmación que acaso sea cierta, es poco más o menos lo mismo que afirmarqueno hay ningún parentesco entre las lenguaso Luis Michelena, l,enguas y protolenguas
O MARÍA TERESA ECHENIQUE ELIZONDO MARÍA JoSÉ MARTÍNEZ ALCALDF,
O
TIRANTLOBLANCH EDITA: TIRANT LO BLANCH C/Artes Gráficas, 14 - 46010 - Valencia TELFS.: 961361 00 48 - 50 FAX:961369 41 51
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Nota a la tercera edición Nota a la segunda edición Prólogo a la primera edición ......... ... O. ET
cen¡ETO LINGÜÍSTICO Y LA HISTORIA DEL ESPAÑOL
0.1
t9
0.2 0.3
20 24
Diacronía lingüística e Historia de Ia lengua Fundamentos teóricos ... Transmisión del cambio lingùístico. Consideraciones finales 0.4 Bibliografía básica Penroorz.qcró¡r
E
HrsroRIA EXTERNA EN
25
LA HISToRIA DE LA LENGUA ESPAñoLA
1.1. Criterios para la periodización de la lengua española.......... l. 1. 1. Criterios ointernos> y
27 27 29
3t 31 JJ JJ 35
36 40 43 46 50 52
54 56
1.5.1. Los orígenes del español: el castellano desde su apari-
ción hasta el siglo XI Siglo XII y primera mitad del XIII ............. 1.6. La lengua castellana en el tiempo de Alfonso X (c. 126O-1290) 1.7. E,lespañol preclásico y el español clásico de los Siglos de Oro 1.7.1. Español preclásico 1.7.2. Espai'ol clásico de los Siglos de Oro 1.8. El español moderno: siglos XVIII al XX...........
I.5.2.
5ó 57 58
6t 6t 63
64
10
I
1.9, Bibliografía básica
2.
ndtce 66
3.3. Fonética y fonología evolutivas del castellano medieval ...... 3.3.1. Cambios generales. Vocalisino. Consonantismo .......
69
3.4. Fonoìogía del castellano alfonsí. Contienda de normas en el
71 72 73
3.5. Las normas del español clásico
3,3.2. Cambios esporádicos
Gnrr¡íns y crd{FÉMtcA EN t-A HtsroRrA DE LA LENcuA
2.1. Conceptos básicos 2.2. Las grahas cn los orígenes del español y en castellano prealfonsí (hasta c. 1260):la scripta castellana
2.2.1. Vocalismo ............ 2.2.2. Consonantismo 2.2.3. Comentario gráfico de lrna Glosa Emilianense, rü-l ftagrner.rto del Auto de los Reyes Mttgos y otro de E/ FtLero de Madrid 2.3. La lcngr-ra en tiempo de Alfonso X (1260-1290) .................... 2 3 . 1 . La cuestión de la regularización gráfica en el sc riptoriunt alfonsí: Ia scriptn castellana 2.3.2. Comentario gráf ico de un fiagmento dela Estoria de
l1
Índice
castellano medieval
134 135
1 . La norma castellana de Castilla la Vieja 3.5.2. La norma toledan¿r 3.5.3. La norma meridional: el español nteridional-atlántico
3.5.
3.6. Fonética y fonología del español moderno...... 3.7. Ejercicios prácticos de evolución de palabras 3.8. Bibliografía básica
77 83
127 127 133
136 138 139 140
l4l 147
.
España (Primera Crónica General) 2.4. Las grafías en el español preclásico y clásico...... 2.4.1. E\príncipio de la teorización sobre orlografía castellana .....,.......... 2.4.2. Los principales lratados ortográficos de los siglos XVI y
XVII
84
4.
tratados
88
4.3.4. Verbo
B9
Autoridades
2.6. Bibliografia básica FoxÉrrca y FoNoLoGÍA BVOLUTTvAS 3,1. El cambio fonético y el cambio fonológico 3.2. Conceptos básicos
5. Adverbios, preposiciones y conjunciones
...............,...
de un fragmento del.Cantar de Mio Çid .,.,.....,..,.. 4.3.7. EÌaboración sintáctica en el período alfonsí.............. 4.3.8. Comentario morfosintáctico de un fragmento de la Estoria de España (Primera Crónica General) 4.4. Morfosintaxis del español preclásico y clásico 4.4.1. Morfosintaxis del español preclásico o de transición al español cÌásico 4.4.2. Morfosintaxis del español clásico
97
106 10ó
4.4.3. Comentario morfosintáctico de un fragmento de la
107
Grantática de la lengua castellana de Nebrija deÌ español en la época moderna 4.5.1. Algunos fenómenos y tendencias gramaticales ......... 4.5.2. Comentario morfosintáctico de un fragmento de El sí de las niñas de Leandro Fernández de Moratín ......... 4.ó, Bibliografía básica
4.5 Morfosintaxis
109
r10 114
115 122
5.
t26
174 175 178
184 184 187
19t 197 197
200 204
LÉxrco y Lexrcocr.e¡ÍA HrsróRrcAS
5.1, El cambio léxicr-r...........
5.1.1. Conceptos básicos 5. 1.2. Cambios esporádicos ...................... 125
168 172
4.3.6. Comentario morfosintáctico
92
r00
últimos siglos ...........
3.
4. 3.
Castellana de Mateo Alemán 2.5. Las grafías en el español moderno (siglos XVIII-XX) .......... 2 .5. I . Los tratados ortográficos de la Real Academia Española. ................
2.5.5. Las últimas ediciones de la Ortografía académica .... 2.5.6. Comentario gráfico de un fragmento del .Discurso proemial sobre la orthographia, del Diccionario de
156 156 160 161
1. Sr-rstantivo ........... 4.3.2. Ãdjetivo................. 4.3.3. Pronombres y artíclllo
99
2.5.2. Evolución de la orlografía académica 2.5.3. Ortografías no académicas. 2.5.4. Las propuestas de reforma ortográfica en los dos
153
4.3.
cumpìida la transformación fonológica ..,...............,.. cle un fragmento dela OrtografícL
2.4.6. Conentario gráfico
149
4.2, Conceptos básicos 4.3. Morfosintaxis del castellano medieval
86
2.4.3. Principales cuestiones ortográficas planteadas en los 2.4.4. Resumen de la relación entre grafías y fonemas en los siglos XVIyXVII antes de la transformación fonológica 2.4.5. Resumende iarelaciónentre grafíasyfonemasunavez
Mon¡osrNuxrs HrsróRrcA 4. 1. El cambio morfosintáctico ...............
5.2. Léxico casteilano medieval prealfonsí .....
207 207
210 213
12
Índice
5.2.1. Comentario Ìéxico cle un fragmento de El Fuero -).-J.
de
Madrid Creación y ampliación léxicas del castellano en tiempo de Alfonso X .................
5.3.1. Comentario léxico de un lragmento de 7a Estoria
214 216
de
Espatla (Primera Crónica Genernl) 5.4. Léxico y lexicografía del español preclásico y clásico .......... 5.4.1. Comentario léxico de un fragmento del Diálogo de la lengua de Juan de Valdés 5.5. Léxico y lexicografía del español moderno
217 222
La buena acogida que este manual ha tenido entre los 223 225
5.5.1. Comentario de un ar1ículo clel Diccionario Críticr¡ Etimológico Castelktnc¡ e Hispãttico de Joan Corominas .5.6.
ó.
y José Antonio Pascual Bibliografía básica
231
6.1, Conceptos básicos
233
6.2. Fraseología y diacronía
235
del español
6.3.3. La fraseología en los diccionarios 6.3.4. Comentario de un foagmento del "Prólogo" aI Diccionario Castellano cotL las yoces de ciencitts y artes y stts correspondientes en las tres lenguas fr.ancesa, latina e italiana de Esteban de Terreros v Pando
ó,4. Bibliografía básica 7.
228
FusporocÍ¡ y ppts¡ocn cpÍ¡ nrsrónrc¡s .............. 6.3. Apunte historiográfico de fraseología y fraseografía españolas ................ 6.3.1. Las recopilaciones paremiológicas desde el siglo XV 6.3.2. La fraseología en las obras destinadas a la enseñanza
BreuocRAFÍA cÈNERAL
B. Grosrnio
Norn A LA 3a EDtctóN
239 239 241 243
246
248 253 257
universitarios nos ha movido a preparar esta 3" edición, revisada y aumentada, con el fin de corregir erratas de ediciones anteriores e incorporar, al mismo tiernpo, las principales novedades surgidas en el ámbito de la Diacronía y GrcLntcítica histórica delalengua española, campo de estudio en crecimiento constante.
En esta 3" edición se ha reducido el capítulo relativo a la situación prerromana de Hispania, integrándolo en el apartado correspond iente a Periodización e historia externa en la Historia de la lengua espaäola. El resto de los capítr-rlos ha sido actualizado, así como enriquecido con la incorporación de las últimas aportaciones filológicas publicadas en libros y revistas especializadas. Agradecemos las sugerencias recibidas de nuestros colegas y de los estudiantes que han hecho uso de este libro, así como las observaciones recogidas en la reseña de Joan Antoni Rabella en Estudis Romànics XXV, 2003, 3ó8-370. El presente libro nació como texto básico de apoyo a la tarea docente en el aula y continúa manteniendo la misma finalidad, por lo que debe seguir siendo entendido como resumen esencial de ias materias en él tratadas. La síntesis elaborada en
todos los capítulos recoge al final de cada Llno de ellos la Bibliografíab(isica, pertinente y actualizada, en forma sustancial, completada con la BßuocRepÍR c¡,Nen¡r que hay al final del libro. M" Teresa Echenique Elizondo M" José Martínez Alcalde Universitat de València
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ta2" ¡otctór.t
La acogida dispensada a la publicación del presente libro nos ha permitido actualizar el texto, incorporar los trabajos importantes (numerosos) aparecidos en los dos últimos años sobre Diacronía y Gramática histórica de la lengua española, así como corregir erratas e integrar cuanto se ha considerado necesario para presetvar, a la par que enriquecer, el carácter de manual universitario con el que esta obra nació en su primera edición.
Con este objetivo se ha procedido a la mejora tipográfica de los Êragmentos seleccionados para el comentario de textos en los diferentes apartados.
Porlo que al contenido del libro se refiere, se ha desarrollado con algún detalle el capítulo relativo a Hispania prerromana con el fin de establecer con mayor nitidez las consecuencias del contacto de lenguas en época antigua y poder entender mejor, de este modo, las apelaciones que a lo largo del texto se encuentran sobre la incidencia del factor sustrato en la formación de la lengua castellana. Por otra parte, se han ampliado y actualizado los capítulos dedicados a la Grafemática histórica, a la Fonología evolutiva, alaMorfosintaxis histórica, así como al Léxico y Lexicografía históricos. Además, se ha incluido un capítulo nuevo sobre Fraseología histórica española por considerar que esta parcela del estudio filológico cuenta ya con el cultivo suficiente para formar parte esencial del estudio histórico de la lengua. Queremos agradecer las observaciones y sugerencias recibidas de colegas y alumnos, que nos han animado a tratar de mejorar la estructura y contenido de los diferentes apar^tados.
16
M" Teresa Echenique y M" José Martínez
La finalidad de este libro sigue siendo la de serwir como texto básico para la labor docente en el aula, razórr en la que se sustenta el carácter de síntesis que ha presidido la elaboración de la obra también en su 2" edición.
M" Teresa Echenique Elizondo Mu José lllartínez Alcalde Univ ers itat de València
Pnóloco A LA 1u ¡olclÓ¡¡
El presente libro está concebido como un manual de base paralas asignaturas Diacronía de la lengua española y Gramdtica histórica española, materias ambas troncales en los nuevos planes de estudios de Filología hispánica. La intención de las autoras es presentar en él los contenidos nucleares de manera tal que permita al estudiante disponer de la ayuda adecuada para superar con éxito las correspondientes pruebas de examen, así como servir de guía a la actividad docente del profesor. Con tal motivo se ha procurado ofrecer el resultado meditado y crítico de las principales cuestiones que afectan a la evolución de la lengua española en sus líneas más relevantes, si bien la presentación tiene un carácter necesariamente sencillo en su densidad.
Por razones propedéuticas se prescinde, salvo en casos relevantes, de la discusión académica que afecta a prâcticamente todas las parcelas de conocimiento; tampoco se dedica atención a los desacuerdos existentes entre autores. Todo ello constituye la parte más dinámica de Iatarea docente universitaria que necesita de la interacción profesor-alumno en el marco académico propio. De hecho, en ocasiones el texto está pensado para dar pie al profesor a enriquecerlo con sus aportaciones particulares y al alumno a ejercitar su capacidad crítíca sobre la materia.
Esta es la razón por la que el texto está escrito en forma apretada y concisa, dado que su fin primordial es ser-vir de complemento y guía a las clases impartidas en el aula. No se detalla todo lo que está tratado en forma completa y ac[talizada en la bibliografía general o particular de cada capítulo, pues el objetivo de este libro es recoger de manera orientadora las
18
M" Teresa EcheniqtLe y M" José Martíne1
aportaciones que la disciplina ha ido recibiendo en sus distintas parcelas en los últimos años. De hecho, debe ser entendido
como un resumen esencial, cuyo contenido habrá de ser conve-
O. Er cAMBro LrNcüíslco Y LA HtsroRtA DEL ESPAñoL
materia tratada. Aì final del libro hay un Glosario que reúne los conceptos necesarios para la correcta comprensión del texto; la primera vez que uno de ellos aparece, se là da relieve con letra negrita con el fin de facilitar su consulta.
M" Teresa Echenique Elizondo M" José Martínez Alcalde Uniy er s it at de V alènc ia
0.1. Diacronía lingüística e Historia de la lengua
El estudio histórico de la lengua castellana y española, al igual que la de cualquier otra lengua, sólo se justifica como disciplina científica si la situamos en el marco de una metodoIogía diacrónica, válida y suficiente, que nos permita emprender su estudio de forma sistemática. Todo cambio lingüístico tiene su origen en el diálogo, en el que surge la innovación que, más tarde, los hablantes adoptan si realmente tiene Ia capacidad de responder a sus necesidades. Es cierto que la intención expresiva del hablante se mantiene, en gran medida, dentro de lo permitido por la tradición, pero no es menos cierlo que la variedad misma del saber lingüístico ofrece amplios márgenes de selección y que toda selección supone una modificación del equilibrio de la lengua, que, desde luego, opera siempre dentro de sus posibilidades. Es ésta la razón de que todo cambio, por cuanto implica de constitución de un modo sistemático nuevo, debe encontrar su justificación y sus límites en la funcionalidad del sistema en que se inserta.
Por otra parte, una norma cultural fuefte puede hacer perdurar un sistema udesequilibrado, mediante un constante juego dialéctico entre lo funcionalmente necesario y lo culturalmente consentido, de donde puede llegar a derivarse una situación de cambio, por una parte, y de resistencia al cambio, por otra, sin solución de continuidad. Puede suceder, asimismo, que las necesidades expresivas de los hablantes movilicen tendencias contradictorias de la lengua cuando no están orientadas en un único sentido. Generalmente, la inestabilidad que se advierte en un determinado cuadro fonológico, morfológico o sintáctico de una lengua, suele ser indicio de
20
María Teresa Echenique y María José Martínez
reajuste, de una fase de transición entre dos sistemas, y tal estado de cosas suele presentarse de una manera compleja, que, en lugar de por su claridad y coherencia, puede llegar a caracterizarse por el encabalgamiento de unos factores sobre otros que, en ocasiones, se prolonga dtirante largo tiempo. Pues bien, el estudio de todos estos factores y procesos lingüísticos, entendidos como constante fluir, pero insertos por otra parle en una tradición lingüística, la de la lengua española, con sus vicisitudes y circunstancias peculiares, constituyen, a nuestro entender, el objeto de estudio de la disciplina que denominarnos Historia de la lengua española y que, por definición, se engloba y entiende como estudio histórico-diacrónico, esto es, como estudio de Diacronía lingùística. Ademâs, dado que la aparición de variedades románicas es la conSecuencia de un proceso de la fragmentación de la lengua latina y de la conversión de los dialectos latinos en dialectos románicos, será conveniente no perder de vista los principios reguladores de la Dialectología histórica en toda su complejidad, esto es, diatópica, diastrática y diafásica, en el surgimiento de las tradiciones discursivas.
0.2. Fundamentos teóricos El ámbito teórico-metodológico en el que debe desenvolver-
se
: :
I I
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la lingùística diacrónica fue denominado por Malkiel
Glotodiná"mica. Ésta proporciona aIa Gramática histórica un fondo de referencia teórico totalmente necesario para que los datos que maneja no queden reducidos a puras constataciones empíricas, sino que encuentren un marco apropiado y sistemático dentro de esquemas conceptuales que permitan su tratamiento teórico-lingüístico; de ahí que tenga como objeto presentar las diferentes tesis teóricas que afectan al cambio lingüístico, así como el estado actual de la cuestión.
El desarrollo de una lingüística diacrónica estructural en Europa está estrechamente ligado a la acuñación de las nocio-
Diacronía
y grantática histórica de la lengua española
21
estar ausente en Saussure), aunque bien es cierto que, en Ia Glosemática, el concepto de función, entendido en el sentido matemâtico de relación formal entre una clase y su elemento, así como entre los elementos recíprocamente, parece escapar a consideraciones teleológicas; pero ello no ha sido óbice para la introducción de las nociones de función y de sisterna en el análisis diacrónico; por el contrario, se ha llegado a situar la noción de función en la clase de conceptos teleológicos, y en este sentido ha sido desarrollado porJakobson o Martinet en el modelo de la economía de los cambios fonéticos, al mismo tiempo que ha sido aplicado a la evolución del español por Alarcos. De acuerdo con esta concepción, la función del cambio lingüístico es la de restablecer el equilibrio del sistema mediante sr autorregulación.
El estmcturalismo americano, en cambio, ha concebido la función de modo muy distinto a como lo hace la lingüística praguense; sus análisis han sido rigurosamente sincrónicos y taxonómicos, de forma tal que no se han tenido en cuenta las variaciones habidas en el sistema ala hora de describirlo, con lo cual se produce una renuncia implícita a la descripción (mucho más a la explicación) de los procesos evolutivos. En este sentido han dirigido sus críticas a Bloomfield autores como Weinreich, Labov y Herzog, al sostener la necesidad de llevar a cabo una aproximación sistemática y estructural al problema del cambio lingüístico. Así, la Sociolingüística afirma que el origen de un cambio es casual y externo al sistema (como pensaba Saussure) y reside, en último término, en una variación que puede provenir de diferentes procesos que, en definitiva, son producto de Ia interacción del sistema ìingüístico, de una parte, y las características fisiológicas o psicológicas
dei individuo, de otra. El propio Labov ha sugerido distinguir en el problema del cambio lingüístico tres aparlados: el origen,
22
María Teresa Echenique y María José Martínez
y gramática histórica de la lengua española
23
la difusión y la regularidad del cambio, con lo cual su estudio permite ampliar la perspectiva a aspectos diferentes de un mismo proceso.
En trabajos posteriores se ha subrayado la dificultad que entraña una concepción funcionalista a la hora de extraer leyes generales del funcionamiento o de la evolución del sistema; Lloyd es autor de un minucioso examen de todos los aspectos que afectan al cambio lingüístico desde la perspectiva histórica y, más concretamente, de la historia de la lengua española, que constituye la base más adecuada deaproximación a su estudio. Lightfoot, por su parte, propuso un principio detransparencia destinado a explicar, primero ,y predecir después, el cambio sintáctico, y ello en el marco de la Teoría Estándar Extendida, según el cual, cuando una gramática acumula un grado de opacidad excesivo, se opera en ella un proceso de reandlisis terapéutico. Las críticas a este principio de transparencia\han sido numerosas yvienen a incidir en el hecho de que, partiendo de este fundamento teórico, se puede llegar a predecir que vaya a haber un cambio, pero no así cuáles son los mecanismos capaces de llegar a producirlo. En cualquier caso, la noción de reestructuración terapéutic a contiene,una referencia explícita a explicaciones funcionales, según las cuales los cambios tienen lugar para mejorarla grarnéttica o una parte de la misma. En el caso de la Diacronía del español, estamos aún en una fase de su investigación y conocimiento en la que, antes de atender a consideraciones teóricas de más alto'u.uelo, tratamos de explicar algo mejor determinados cambios, tal como se producen. Unaveztengamos la explicación de la totalidad de procesos de gramaticalización registrados a lo largo de los diferentes períodos, será más factible abordar el problemq teórico general del cambio en la historia de la lengua española. Dressler, por su parte, ha desarrollado un marco teórico según el cual las operaciones fonológicas y morfológicasnaturales deben ser también funcionales; se postula, de este modo, que las principales funciones de las lenguas humanas están basadas enlanaturalidad, considerada ésta en estrecha rela-
fistologíahumana sean universales. En realidad, una teoría de esta índole no se encuentra aislada, sino que entronca con otros sectores de la Lingüística y de la Psicología interesados en analizar aspectos relacionados con la percepción y comprensión del lenguaje, así como en el estudio de las estructuras cognitivas de los seres humanos. Con ello se ha elaborado, a oarrír del marco teórico propuesto por Chomsky, una nueva äimensión en la que la importancia va dirigida al proceso de adquisición del lenguaje por parte del niño, a las exigencias cognitivas y comunicativas de los hablantes; en definitiva, a los procesos que actúan en la regulación de la mente en los seres humanos. Esta aproximación psicolingüística a los hechos del sistema de comunicación parte de unos principios que le permiten funcionar plenamente como lengua hum arra, a saber, los principios de orden , coherencia y organilación racional , que, en la medida en que permiten su consideración autónoma respecto del lenguaje mismo, pueden ser invocados como principios expiicativos del cambio. Dentro de este marco, Harris ha desarrollado la explicación cognitiva de la coherencia en la evolución de las palabras. La noción de teleología de raíz humboldtiana ha sido, de este modo, superada, para ser sustituida por aquella otra de teleología funcional, en la que los acontecimientos lingüísticos tienen la misión de mantener operante el sistema mismo. A diferencia de
lo que se defendía con anterioridad, ahora la teleología
se
transfiere de la lengua ala mente del hablante y se traduce en principios perceptivos y cognitivos de carácter general y no en reglas específicas. Tales principios, çlue son universales, tienden a observar los mismos efectos de una generación a otra, lo que explica por qué una generación da continuidad a un cambio iniciado en otra.
24
María Teresa Echenique y María
José.
y gramática histórica de la lengua espanola
Martínez
0.3. Transmisión del cambio lingüístico. consideraciones finales En definitiva, al obserwar el cambio de una lengua a través del tiempo, podemos observar también las propiedades universales que permanecen constantes-a través de los cambios sucesivos. Desde esta perspectiva, Slobin ha apuntado la idea de que el estudio de la lengua durante las fases inestables o de cambio es un excelente instr-umento para descubrirlas propiedades esenciales del lenguaje. Por estarazón, la evolución del lenguaje en el niño, la adquisición de una segunda lengua (tanto por parte del niño como del adulto), la aparición de pidgins y lenguas criollas, constituyen una área que, ofueciendo un interés primario para la Lingüística general, está íntimamente ligada a la de la Historia de las lenguas. Dentro de este marco se inscribe la afirmación hecha por Alarcos en el sentido de ag9, en el origen del castellano, ha habido un proceso de acriollamiento, o, en la misma línea, \ateoría proþuesta por schlieben-Lange, según la cual el proceso de criolrización estaría en el origen de todas las lenguas románicas.
25
tanto en cuanto inciden de forma relevante en la ãváluci¿n del sistema' De la conjunción de las diversas perspectivas puede llegar a a lingüística diacrónica, ser superada debe convertirse en una sentido en el d, la clasificación y la bibliotecolog no constituyen indispensables, lingüísticas, siendo descripción un fin en sí mismas, sino que pertenecen a fases preteóricas de la investigación en sentido estricto, que solo se alcanzarâ nlenamente cuando proporcione la explicación perlinente de ios problemas vinculados al cambio lingüístico. co y social, en
0.4. Bibliografía básica Arancos, Emilio (I976) t.
Ar¡ncos, Emilio, Gramática funcionø|, Madrid, Gredos, !977, 2' ed.
Arnncos, Emilio (1982).
Broorunrerr, Leonard, Language, New York, Holt, Rinehardt &
Winston, 1933. CoupnNv CoMpANy, Concepción,, "Gramatic alización,
debilitamien-
to sintáctico y reanálisis. El posesivo como artículo en la
Todas estas consideraciones constituyen el fondo de ros
la diacronía castellana, que no es ajena a la incorporación de hechos extrasistemáticos, fundamentalmente de oiden históri-
evolución sintáctica del español", RFE, LXXXI, 200I,49-87. Cosenru, 8., Sincroníø, diacronía e historia. El problema del cambio lingüístico, Madrid, Gredos, 1973,2" ed. Hocr, Hans Henrich, Principles of Historical Lingui.s/lcs, Berlin/ New York, Mouton/De Gruyter, 1991, 2" ed. DnessLeR, Wolfgang U., "On Word Formation in Natural Morphology,, Wiener Linguistische Gazette, 26, I98 l, 3 -I 3. DwonxrN, Steve, Historical Romance Linguistics. The death of a 'en La corónica. A Jount&l of medieval Spanish discipline?, Language and Literqture, 2003, 37.2.
En la Bibliografía básica çlue aparece al final de cada capítulo, las referencias que sólo presentan el nombre del autor y Ia fecha de la obra
remiten ala Bibliografía General.
26
María Teresa Echenique y María José Martínez
Ec
ingüística la lengua I Spanish
Ervrn¡, Javier (1998). Fen¡rÁn¡ez oRDóNEZ, Inés, "Hacia una Dialectología histórica. Re-
flexiones sobre la historia del leísmo, el laísmo y el loísmo,,, BRAE, LXXXI, 2001, 389_464. Graceroue Rnnrar, Anna, .Verso una teoria del mutamento sintattico,, Linguø e Stile,15, 1980, 539-563. Hennrs, Martin, nOn the causes of Word Order Changer, Lingua, 63, 1984, 175-204. Hr'rusrev, Louis, Sistema lingüístico y cambio lingùístico ,Madrid, Gredos, 1973 (edición original en danés de 1933). JAroesou, Roman, nPrinzipien der historischen phonologier, Travoux du Cercle Linguistique de prague, 4, lg3l, 247_267 Lrcurroor, David W., The Development of Language. Acquisition, Change and Evolution, Malden. Mass./Oxford, BlackweÌI, 2000. Marle¡r, Martin, "A necessary discipÌine: Historical Romance Linguistics", Itt c orónica. A J ourual of Mediev al Sp anish Language and Literature, 2004, 32.2, 215-222. Merzuer, Yakov, "Language history and Historical linguisticsu, .
Romance Philology , 1953-54, 65-7 6. MaRrrNEr, André, Economía de los cambios
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cas de créolisation>, enJ. M. Meisel (ed.),Longuages
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f
. PrnlootzActóN
E HtsroRtA EXTERNA EN LA HtsroRtA DE LA
LENGUA ESPAÑOLA
1.1. Criterios para la periodizaciónde la lengua española 1.1.1. Criterios
, y
El estudio de la lengua desde un punto de vista histórico supone la demarcación de una serie de períodos o etapas en las
transformaciones del sistema lingüístico. períodos aparecen de forma más evidente en aquellas Estos que se ocupan de la historia de la lengua desde una obras ( (lo que se denomin a historia lingùística), perspectiva externa) es decir, en las llamadas Historias de la lengua, en las que los cambios lingüísticos se ordenan en una serie de épocas desde su origen hasta el momento presente. En el caso de las Gramá.ticas históricas, es decir, de las obras que abordan los cambios desde un punto de vista (lo que se llama lingùística histórica), esta periodizaciónno aparece de forma tan evidente, ya que los cambios se suelen ordenar por niveles lingüísticos de análisis (fonología, morfosintaxis, etc.); pero incluso en estos casos se alude a conceptos como lengua medieval, lengua antigua, lengua moderna, lo que supone un criterio implícito de periodización. que se encuadran las
Tradicionalmente, en las propuestas de periodización que aparecen en las historias de la lengua se utilizan criterios que pueden considerarse
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dos por los cambios del propio sistema. En la posibilidad de llevar a cabo una propuesta de este tipo subyacen cuestiones debatidas en los estudios sobre historia de la lengua: la valoración de los elementos históricos (externos> dentro de la lingüística histórica, el papel concedido en esta disciplina a la lengua literaria y a la evolución de los modelos retóricos, frente a los testimonios de textos caracterizados como (no literarios>, etc. Por otra parte, una periodización basada en criterios internos supondría el establecimiento de una cronología absoluta de los cambios en los distintos niveles, es decir, la posibilidad de Iocalizar determinadas transformaciones en un eje temporal concreto. Sin embargo, en muchos casos sólo es posible fijar una cronología relativa de los fenómenos, en la que la falta de testimonios procedentes de los textos conocidos en un momento determinado hace que algunos cambios sólo puedan ser situados de manera relativa como anteriores o posteriores a otros que sí han podido ser documentados. No obstante, la aparición de nuevos testimonios documentados permitiría ir completando etapas que, hasta ese momento, eran el resultado
de una propuesta metodológica de carâcter reconstructivo. Desde el punto de vista diacrónico, una lengua es un sistema que retiene cierta cantidad de información sobre su pasado,
sobre sus fases anteriores; de ahí procede la capacidad reconstructora desde un punto de vista interno y comparativo. Si a ello unimos la existencia de textos, que en gran medida están correctamente fechados, la Historia de la lengua se revela como una disciplina a salvo de falsedades en el sentido filosófico (a excepción de las falsificaciones en sentido estricto).
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y gramática histórica de la lengua española
María Tereso Echenique y María José Martínez
El estudio del cambio presenta, por otra parte, peculiaridades en los distintos niveles. Por ejemplo, la transformación del sistema fonológico del español puede aparecer de forma más evidente en un determinado momento y conver[irse en criterio para fijar una determinada etapa; sin embargo, es más difícil estudiar si, en la misma etapa, se ha producido ya un cambio equiparable en las estructuras sintácticas o léxicas. En este sentido, Ias posibilidades ofrecidas por la informática para el
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,¡aneio de amplias bases de datos permiten establecer nexos 'enïreunaserie de cambios sintácticos, Io que puede contribuir d"lr-itur etapas desde criterios internos con una mayor
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precisión'
Toda periodización es una propuesta que se establece a .tartir de la obserwación de los datos; pero, a lavez, introduce un cierto punto de vista sobre los testimonios al disponerlos siguiendo una ordenación en la que, de hecho, se tienen en cuenta factores de distinto tipo, desde los que pueden considerarse propiamente lingüísticos hasta los puramente pedagógicos o de vinculación con otras disciplinas dentro de lo que se denominan Ciencias humanas o sociales.
1.
1.2. Propuestas de periodización
En historias de la lengua como la de Rafael Lapesa o, posteriormente, la de Rafael Cano, encuadradas dentro de la línea marcada por la Escuela Española de Lingùística, se establecen una serie de capítulos en los que se abordan tanto cuestiones de gramática histórica, es decir, de evolución interna del sistema, como aspectos relativos al contexto histórico y a la historia de la producción literaria o de los tratados sobre la lengua (gramáticas, orlografías, diccionarios, etc.). Desde esta perspectiva se establecen, en general, los siguientes períodos: a) Situación lingüística de la Península antes de la invasión ârabe: lenguas prerromanab y romanización.
b) Formación de los primitivos romances peninsulares: las lenguas peninsulares tras la invasión ârabe; respecto al castellano, es lo que suele denominarse época de orígenes.
c) Castellano medieval: los límites de esta etapa estarían situados entre el siglo XII y el XIV, pero con matices en cuanto a su división interna, en la que se distingue una etapa prealfonsí diferenciada de la época alfonsí y del siglo XIV.
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y gramática histórica de la lengua espatlola
María Teresa Echenique y María José Martínez
d) Transición del español medieval al clásico: entre el siglo XN-XV y la primera mitad del XVL e) Español clásico: hace referencia, fundamentalmente, al español de los siglos XVI y XVII, es decir, los Siglos de Oro, según una denominación habitual en la historia de la literatura.
f) Español moderno: del siglo XVIII hasta la actualidad. Este tipo de periodización ha sido puesta en cuestión por estimarse que atiende, fundamentalmente, a criterios históricos y culturales que pueden considerarse externos a la propia lengua. Frente a esto, surgen propuestas basadas en criterios de evolución interna. Desde este punto de vista, Eberenz considera menos relevante la división entre español antiguo y español moderno, que aparece en algunas gramáticas históricas, por ceñirse demasiado al binomio histórico que distingue entre Edad Media y Edad Moderna en torno a 1500 como eje. Basándose en los cambios propiamente lingüísticos, propone este autor tres períodos:
a) Fase antigua, entre 1200 y 1450, caracterizada por una relativa estabilidad de las estructuras esenciales dentro de los moldes creados por la reforma de la etapa alfonsí. b) Fase media, entre 1450 y 1650, en la que se percibe una transformación más rápida de los parámetros fonológicos y morfosintácticos. c) Fase moderna, desde 1650 hasta la actualidad, que mostraría un sistema esencialmente estable.
En esta periodización en tres grandes etapas, Eberenz considera la existencia de fases formativas y fases de estabilización, lo que hace que se deban tener en cuenta los procesos de reforma y planificación lingüística que periódicamente han afectado a la historia de la lengua, como ya había señalado Marcos Marín. Las propuestas de periodización que atienden a criterios internos, en la línea marcada por Eberenz, han encontrado eco entrabajos que se han centrado enlos cambios y reajustes morfosintácticos que pueden observarse a fines del
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XV y principios del XVI, en la etapa denominada español nreclásico y en la Êrontera que, en muchos trabajos tradicionaies, sirve para delimitar el llamado "español antiguo".
En todo caso, cualquier propuesta de periodización con criterios exclusiva o predominantemente internos parle de la posibilidad de establecer una cronología absoluta de los cambios lo más ajustada posible. Esto se hace especialmente difícil en el caso de los testimonios más antiguos, en los que se establece, además, un problema de límites entre latín y romance qûe afecta a la interpretación de los textos y al uso de nociones como nlatín vulgarn, (prerromance>, etc., a las que nos referiremos más adelante.
1.2.
Hispania prerromana y romana
1.2.1. Consideraciones sobre la protohistoria lingaiística de la Península lbérica En el umbral del siglo XXI hemos asistido entre los hispanistas a una devaluación generalizada del factor sustrato,a la hora de juzgar su papel como elemento de cambio en la emergencia románica. Pero, al mismo tiempo, la propia consideración renovada del contacto de lenguas como impulsor del cambio lingüístico ha obligado a infundir otra mirada ala convivencia de lenguas en el pasado y ello ha traído como consecuencia la valoración más sistemática de su reflejo en la formación de las lenguas romances hispánicas en general y del castellano en particular. La investigación sobre el pasado peninsular anterior a la romanización ha conocido cambios importantes en los últimos quince años, lo que nos permite sopesar con mayor rigor la posible influencia que en el surgimiento romance pudo tener la existencia de lenguas paleohispánicas mejor determinadas hoy, así como su contacto con rasgos dialectales del latín llegado a la Península.
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María Teresa Echenique y María José Martínez
El mapa lingüístico peninsular de época prerromana no ha sido materia habitual de cultivo entre los hispanistas, sino más bien entre filólogos clásicos e historiadores del mundo antiguo, por lo que los avances experimentados en el conocimiento de los sustratos peninsulares no quedan debidamente reflejados en el ámbito de los estudios dedicados a la historia del español; por el contrario, las referencias a las lenguas y culturas prerromanas, así como a su incidencia en la formación posterior de los diferentes espacios románicos peninsulares, se caracterizapor la falta de acïtalización clara en la mayoría de los trabajos que insisten en la evolución de la lengua española, si bien en los últimos años se advierten signos de cambio. Ya la Historia de la lengua espaíiola de Rafael Lapesa atendía ejemplarmente a las lenguas prerromanas como marco de obligada referencia en el pasado para aludir después a la posible acción de los sustratos sobre el español, perspectiva asimismo presente en el libro de Rafael Cano El español a través de los tiempos. Recientemente, la Historia de la lengua española dirigida por Rafael Cano incluye una parte sobre la Hispania prerromana. En un libro dedicado a la Diacronía de la lengua española no puede dejarse de lado la revisión general y actualizada de la situación, con el fin de perfilar debidamente los hechos paleohispánicos y su repercusión en la emergencia románica
castellana posterior. La reconstmcción de la Historia de la lengua española ha comenzado tradicionalmente en el período prerromano, buscando el efecto que el contacto de lenguas en el pasado ha podido imprimir a la lengua futura. Pese a que el conocimiento sobre las lenguas prerromanas es todavía precario en la actualidad, no parece imposible ensayar teorías de continuidad lingüística hispánica, sobre todo si tenemos en que el campo cuenta en su justa medida el progreso -grande- en los últide las lenguas paleohispánicas ha experimentado mos veinte años, y siempre que no perdamos de vista, eso sí, las limitaciones que existen para reconstmir los hechos a partir de datos fragmentarios
\' gran'Lática históñca de la lengua española
1.2.2.
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Hispania en la protohistoria europea
nreindoeuropea de la Europa occidental, a saber, el euskera o i.r.g.tu vasca. Hay que unir a ello los resultados de la fecunda investigación que la filología vasca ha conocido en la segunda mitad del presente siglo, que ha permitido abordar el esbozo, en unos casos, y la profundízación, en otros, de la reconstrucción histórica y hasta prehistóricadel vascuence en épocas pasadas; si a ello se suma el impulso que en los últimos años ha recibido el estudio de las lenguas hispánicas prerromanas, tanto por parte de quienes se dedican al estudio de la filología clásica como de otras disciplinas afines como la arqueología o la numismática, que ha cristalizado en la nueva publicación del corpus de textos de las lenguas hispánicas prerromanas, revisada a la luz de los nuevos hallazgos e interpretaciones, los Monumenta Linguarum Hispanicarum de J. Untermann, se comprenderá el salto cualitativo experimentado durante la segunda mitad de este siglo en el conocimientos de los diferentes estratos lingüísticos peninsulares anteriores a la latinización de Hispania. 1.2.3. El factor sustrato en la Hispania antigua
El establecimiento del marco histórico-lingüístico es la vía de acceso al conocimiento del contacto de lenguas en época prerromana, que, a excepción del caso vasco, se saldó en la
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María Teresa Echenique y McLría José Martínez
y grnmática histórica de lct lengua española
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Península Ibérica con el balance de la desaparición de todas las lenguas peninsulares anteriores al latín y su sustitución por esta última mediante un proceso general de cambio de código. No debe extrañar, por 1o tanto, el recurso frecuente en la filología hispánica al sustrato como factor de cambio lingtiís-
tico. Ahora bien, desde el punto de vista de aplicación metodológica de tal noción, sólo tiene sentido hablar de una lengua concreta de sustrato cuando conocemos, no sólo su existencia y su área geográfica de asentamiento en el pasado en un contexto histórico anterior determinado, sino, sobre todo, cuando sabemos con algo más de precisión cómo era su sistema fonológico o su gramática, sin olvidar las cuestiones de léxico, que suelen ser las más aducidas en estos casos aunque obedezcan a pautas de otro orden. Es preciso tener presente que en época prerromana había en
la Península Ibérica varias lenguas, y no sólo una como se defendía hasta mediados de siglo, entre las que cabe establecer la delimitación de lenguas de carácter indoeuropeo al lado de las que no pertenecen a dicho tronco, a todas las cuales no hay que olvidar sumar los códigos lingüísticos presentes en la Hispania prerromana por circunstancias transitorias de colonizacíón. Al utilizar la denominación genérica de lenguas prerromanas suele hacerse referencia a las lenguas que había en la Península lbérica antes de la llegada del latín, incluyendo de este modo también las lenguas de colonización, como el fenicio o el griego; se utiliza, en cambio, preferentemente la denominación de lenguas paleohispánicas cuando se quiere poner de relieve el carácter de lenguas más o menos autóctonas
que habitaban Hispania en época remota, cuya dimensión paieolingüística nos es permitido reconstruir hoy o podemos presumir posible en un futuro no lejano. La denominación lenguas hispd.nicas prerromanAs es, por tanto, más neutra, aunque está por ello mismo más vacía de contenido: designa todo 1o que es anterior a la lengua latina sin más especificación. De todas formas, el marco geográfico al que todas ellas hacen referencia es e1 constituido por la Península Ibérica (después
verbal)' En realidad, no es gratuito hacer una distinción inicial en la F{ispania prerromana entre lenguas indoeuropeas y lenguas no indoeuropeas. Una división tal ha sido reclamada en repetidas ocasiones y tiene una importancia metodológica fundamental: el.latín que se asienta sobre lenguas no indoeuropeas lo hace sobre sistemas lingüísticos tipológicamente muy diferentes al sllyo, en tanto que la lengua latina que se superpone a lenguas indoeuropeas encuentra ya una estructura genéticamente rela-
cionacla con ella, lo que hace más fácil su recepción y, con posterioridad, su desaparición al ser diluidas por la superposición latina. En este sentido, la latinización de la Península Ibérica constituyó la última fase en el proceso lingüístico de indoeuropeización del continente europeo.
1.2.4. Consideraciones sobre la reconstrucción general de las áreas lingùísticcLs de la Hispania antigua
En general, hoy tenemos un conocimiento mucho más preciso y concreto sobre las lenguas paleohispánicas que el existente hace ahora veinte años; los avances en el terreno lingüístico de época prerromana han sido notables, si bien no todas las áreas peninsulares se han visto beneficiadas por tales progresos de la misma manera, hasta el punto de que sigue habiendo incluso hoy día zonas cuyo pasado lingüístico está ensombrecido y aveces hasta oscuro; así sucede con áreas del Centro peninsular y del Sur, al igual que la actual Cataluña o zonas aledañas al País Vasco. Todo ello constituye un saber muy especializado, que está muy alejado de los conocimientos
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y gramíLtica histórica de la lengua espnñola
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generales de los hispanistas. Mayores logros han conocido, por otra parte, los sistemas de escritura de época prerromana, que no siempre se circunscriben a un dominio lingüístico concreto;
muy al contrario, un sistema de escritura como el signario ibérico, propio de las inscripciones en lengua ibérica, sir-vió para recoger testimonios de lengua celtibérica (adscribible a la familia celta), como es el caso del primer y tercer bronces de Botorrita por poner un ejemplo significativo, de la misma manera que el alfabeto latino fue empleado también para representar lenguas prerromanas que desaparecerían poco después, y es el caso del bronce latino de Contrebia (nombre Iatino de Botorrita), cuyos caracleres latinos recogen testimonio de la misma lengua celtibérica apuntada. Es, pues, de gran importancia metodológica separar lengua de escritura en época prerromana, pues Ia no consideración de tales hechos puede
inducir a confusión en el panorama lingùístico peninsular anterior a la llegada del latín e incluso de los primeros momentos de romanización-latinización peninsulares.
1
.
2. 5 . C onsideraciones generales
s
obre lo s efec to s del
s
u s trato
en los sistemas románicos peninsulares Es preciso tener muy presente el cambio operado en el conocimiento de la Hispania prerromana en los últimos veinte años a la hora de atribuir determinados hechos a sustratos concretos: antes estaba generalizada la idea de que había existido una sola lengua prerromana en Hispania, que hoy continuaría viviendo en la lengua vasca actual, razón por la cual trabajos importantes de García Bellido o de Menéndez Pidal (por poner dos ejemplo señeros en ambos campos, a saber, el de las lengua clásicas y el de las lenguas neolatinas) son portadores de una visión hoy superada y no pueden ser aducidos como apoyo en la actualidad. En el caso de que se quiera seguir defendiendo la filiación vasco-ibérica (cuestión no totalmente resuelta todavía hoy, si bien hay una cierto consenso en aceptar que no hay parentesco genético sino mera relación
La reconstmcción del protovasco
permitirá llegar a estable-
general, si v la sintaxis en
bien es verdad que la comparación permitido ha alguna reconstrucción de detalle ibérico .on el (como el genitivo -en, Ibérico y vasco), que pueden marcar el camino hacia una reconstrucción sistemática. Parece claro que el vocalismo castellano, tan marcadamente diverso de las variedades románicas de su entorno, tiene su explicación en el contacto originario del latín con la lengua vasca, cuya extensión en zona pirenaica era entonces mayor que la actual y ello permitiría explicar también la propia naturalezadel vocalismo del catalán occidental. Es cierto que una lengua sin parientes es una lengua sin historia (según afirmación de Meillet aducida en numerosas ocasiones), pero no es menos cierto que es perfectamente legítimo avanzar en la reconstrucción prehistórica de la lengua mediante un estudio más preciso de las estructuras gramaticales y del léxico patrimonial (o, al menos, el que no puede ser identificado como latino-románico). Esta tarea, válida para todas las lenguas hispánicas prerromanas no indoeuropeas, sólo podrá llevarse a cabo mediante la reconstrucción interna además de la comparativa, aplicando la metodología y los
principios teóricos que Luis Michelena dejó magistralmente delineados a lo largo y ancho de su dilatada obra. A su vez, trabajos que en la actualidad se están llevando a cabo sobre antiguos estratos europeos permitirán av aÍrzar considerable-
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María Teresa Echenique y Matía José Martínez
mente, como contrapartida, en la propia reconstrucción de la lengua vasca. Por otra parte, la gran atención que hoy se presta entre nosotros a las lenguas prerromanas hace pensar que en los próximos años se harân progresos notables en este carnpo, si bi"n cierto que por lo que se refiere al ibérico haría falta el ", de una piedra de Rosetta para su desciÊramiendescubrimiento to. El celtibérico ha conocido nuevos e importantes hallazgos, y en general siguen descubriéndose nuevos testimonios' Por otra parte, en el Oeste peninsular está aún por hacer una labor sistemática de comparación del gallego y portugués con otros romances hispánicos con el fin de determinar qué es lo que se debe al sustrato y qué al latín peculiar de cada zorra, producto de la cual sea el establecimiento de las diferentes capas prerromanas. Y en el área catalanta,la situación lingüística pr"..o-^na necesita mayor clarificación para poder decidir en furro. de la teoría del sustrato o rechazar definitivamente la asignación de hechos iingüísticos a tal factor. Es de esperar çlue, en los próximos años, el impulso recibido en los últimos tiempos para un mayor y mejor conocimiento de
las lenguas hispánicas prerromanas permita dibujar con más precisión las diferentes áreas lingüísticas y su atribución a
dominios lingüísticos a los que podamos aplicar con cierta fiabilidadrasgos tipológicos conocidos o reconstrrribles, con el fin de seguir su rastro en las lenguas supelpuestas y asentadas en sus territorios a lo largo de los siglos posteriores. En este sentido, si bien el avance registrado en el conocimiento de los diferentes estratos lingüísticos peninsulares prer-romanos ha sido notable, hay que lamentar una ausencia de atención a esta etapa prelatina por parte de romanistas e hispanistas en general. De hecho, falta un estudio sistemático, en todos los niveles, de los efectos de los diferentes estratos sobre los romances hispánicos alal:uzde las corrientes linguísticas más actuales; en el léxico, de una parte, y en la fonética (con sus correspondientes repercusiones en el sistema fonológico) es donde se han concentrado hasta el momento presente los trabajos de sustrato.
y gramática histórica de la lengua espcLñola
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Desde un punto de vista metodológico es, pues, de gran
castellano (concretamente, la aspiración de Ia lf-l inicial), ya que la lengua ibérica no tuvo vitalidad en tal área; tampoco es atribuible un sustrato vasco allí, a menos que se piense en lengua vasca de repoblación en época medieval, lo que sería un sustrato importado, o algo parecido. A su vez, la investigación del español primitivo, así como el valor que debemos asignar a la presencia latina o aparentemen-
te latina en la documentación de época ya romance, que ha estado y está en el punto de mira de buena parte de la investigación hispánica de los últimos quince años (en concreto, desde Ia aparición de los trabajos de Wright) contribuirá sin duda a una valoración de conjunto más adecuada en todo lo referente a la etapa de formación de las lenguas románicas peninsulares. Sería muy deseable asistir en un futuro próximo a una investigación interdisciplinar en el estudio de los diferentes estratos linguísticos prerromanos y su incidencia en la emergencia de las lenguas hispánicas neolatinas, que, por su parte, condujera a establecer mejor el conocimiento del continuum histórico que llevó al latín de Hispania a convertirse con posterioridad en el complejo dialectal románico peninsular. En definitiva, estamos en una fase de recomposición del panorama paleohispánico, necesaria en muy alto grado para el estudio de los hechos románicos acaecidos en la Península Ibérica.
Y María Teresa Echenique y María José Martínez
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1.2.6. HisPania romana
La romanización de Hispania constituyó un proceso de simbiosis y asimilación progresivas de las estructuras socioeconómicas, culturalei y jurídico-po1íticas del mundo romano por los elementos hispánicos autóctonos'
el factor geográfico y el factor social'
Diacronía y gramática histórica de la lengua española
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estructura política y social tal que conllevaba necesariamente el uso del latín en todas las manifestaciones de relación por mínimas que éstas fuesen. Ello condujo a la casi total desaparición de las lenguas habladas con anterioridad en tales territorios, si bien este hecho tiene un carâcter totalmente diverso según sea la situación geográfica de las mismas dentro del Imperio: mientras que al Oriente nunca estuvo en peligro la supervivencia de una lengua como el griego, al Occidente los casos de superwivencia tienen un carácter claramente atípico: en Britania, la perduración de lenguas autóctonas fue posible gracias a que el proceso romanizador se interrumpió y, por lo que se refiere al vasco, su conservación no deja de sorprender a cuantos reparan en ella. Por otra parte, con la llegada del cristianismo fue posible en Oriente una liturgia en lengua vernácula, cosa totalmente impensable en Occidente. El latín fue aquí la única lengua litúrgica del cristianismo, de manera que la cristianización fue, así, un nuevo factor de latinización.
Por 1o que a Hispania se refiere, se ha señalado que la romanización no se limitó a una simple imitación de las formas más exteriores de la cultura, sino que produjo un cambio profundo en las estructuras económicas y sociales básicas del país. Dicho proceso condujo a la fusión real, aunque con diferentes matices de intensidad, de los pueblos de la Hispania primitiVa. Hace tiempo se señaló ya, y hoy constituye un tópico, la diferencia existente entre la profunda rornartización de la Bética, parte de Lusitania y Levante, y el estado de atraso socioeconómico y cultural en que se encontraban el valle del Duero y todo el Norte de la Península, sobre todo este último. En efecto, mientras que en el Noroeste, Levante y Sur, principalmente, el proceso de romanización fue implantándose de forma bastante rápida y adquiriendo, en líneas generales, gran
durante más tiempo en unas regiones que en otras'
Romanoejerciójamáscoercióndirectasobrelosterritorios lo que a la lengua se refiere' pero erigió una conquistado,
"n
intensidad, en toda la Meseta Central y en el Norte no hubo, en realidad, un cambio sustancial en la organizaciónsocial, económica y política. Esto ha dado lugar a que haya llegado a hablarse, incluso, de una Hispania no romanizada en los
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María Teresa Echenique y María José Martínez
territorios situados al Norte del Tajo, ya que allí perduraron organizaciones sociales gentilicias anteriores a la romanización. Ahora bien, estos pueblos, de los que ha podido llegar a decirse que no fueron romanizados, al menos totalmente,sífueronlatinizado s (a excepción de los vascos, Qüe tan sólo fueron latinizados parcialmente) y no debemos olvidar que Ialatinización es un tipo ãe romanización (la lingüística). Curiosa y precisamente, la perduración de tales organizaciones sociales gentilicias la conocemos a través de textos redactados en latín.
Por lo que se refiere a la escritura, el alfabeto latino fue inos, sino que sirvió empleado no s como el celtibérico también para
Lamas de Moledo, (en Peñalba d que se borrara la lengua Cabeço das Fraguas) y otras, antes de local. Gracias a ello podemos conocer algo mejor lenguas prerromanas de la Península. Está aún en vías de ser reconstruida la historia lingüística del solar castellano desde los siglos en los que el mundo romano sentó las bases de la romanización cultural y lingüística que desembocarÍa en esta Hispania indoeuropea ahora latina (sobrepuesta en ocasiones a otros espacios indoeuropeizados con anterioridad, en los que la latinización debió resultar más
intentos para afirmar que el castellano procede del latín hablado por labios vascos; enla raíz de estas afirmaciones está el hecho de haber sido el euskera el fondo lingüístico común auna gran parte de su solar originario (con sus variedades internas, erarlo en forma unitaria desde luego, lena), razónporla cual se según señaló trato vasco a todos estos atribuye la a
territorios.
piacronía y gramdtica histórica de la lengua española
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1.3. La Romania. Latín vulgar, protorromance y prerTomance
El territorio denominado hoy Romania por los filólogos comprende todos los ámbitos geográficos en los que se habla una lengua derivada directamente del latín como consecuencia de los procesos de romanización y latinización; el castellano, como continuación del latín de Hispania (que se fragmentó en dialectos románicos varios) constituye la continuación de un ârea que ocupaba una posición lateral en el conjunto del Imperio Romano, con vinculaciones con el leonés y gallegopor-tugués al Oeste, así como con el navarro, aragonés y catalán haciaelEste. Allí donde el latín no dejó descendencia románica se sitúa conceptualmente la Romania perdida o submersa, y los territorios en los que hoy se habla una lengua neolatina no derivada directamente del Latín, sino como producto de la colonización a partir de una lengua romance, constituyen la Romania nueva (es el caso del español, el francés o el portugués enAmérica). Para el estudio de cualquierhecho relacionado con la transformación del latín en castellano conviene tener siempre presente una perspectiva románica más amplia, ya que algunos problemas básicos de la fragmentación neolatina son comunes, en diferente grado, a todos los territorios en los que el latín ha dejado descendencia romance; comprenderemos mejor los hechos castellanos si los situamos en una perspectiva hispánica, y éstos a su vez en otra neolatina, ya que diversificación hispánica y diversificación románica están estrechamente unidas. Las lenguas románicas no proceden del denominado latín clásico, sino del latín más cercano a la lengua hablada, alejado de los cánones de corrección gramatical de los textos latinos clásicos, que, existente como registro latino desde los tiempos antiguos, acentúa sus características en época tardíainmediatamente antes de la aparición de las lenguas románicas: es lo que se denomina latín vulgar (y conoce sinónimos como latín familiar, latín coloquial o latín tardío, que no debe confun-
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María Teresa Echenique y María losé Martínez
dirse con el latín medieval), cuyas variantes sociolectales preludian rasgos de las futuras variedades neolatinas. Todos lo, .urgor conocidos del latín vulgar que pasaron a las diferentes lenguas romances quedan englobados en el término prerromance (que significa'previo al romance'), en tanto que ie da el nombre de protorromance a los hechos de lengua reconstruidos comparativa e inter-namente sin apoyo documental, porlo que se representan con el asterisco (") propio de las formas abstractas inferidas desde la perspectiva románica posterior. Tras la caída del Imperio de occidente y la consiguiente desaparición de las escuelas públicas romanas, fue la Iglesia quien se hizo cargo de la formación de sus clérigos, convirtiénel poder organizador de una enseñanza clerical y áor" "., monástica sistematizada y generalizada por Carlomagno, basada enlas Siete artes liberales concebidas como ancillae dela teología. La mayor parte (con excepciones) de los laicos no tuvo acceso a esta enseñanza, convirtiéndose así enilliterati durante siglos, Io que reforzó el carácter sagrado del latín y el papel preeminente de la elite clerical' Como la Iglesia había evangelizado territorios que nunca per[enecieron a la denominada Romania, a los que llevó el latín ;bautizado'como lengua de cultura y del culto cristianos (Irlanda en el siglo V, Inglaterra h. 600, luego Bélgica, Países Bajos en los siglos VII, VIII y IX; frisones- y Alemania -sajonesen los ss. X y XI se aiadirân aello Escandinavia y algunos países eslavos), ciistianización fue sinónimo de latinización. No hay que perder de vista que, si bien es verdad que el cristianismo provocó un impacto democratizador del latín durante la Antig.i"d.a tardía, creó después una barrera entre la clerecía y el fueblo, y fue entonces cuando surgió el latín medieval culto (escrito, en muy gran medida), distinto al latín vulgar y tardío que había dado lugar a las lenþuas romances: el latín r,'ulgar era lãngua materna (vital, aprendida en el seno de una comunidad=), en tanto el latín medieval se adquiría como segunda lengua. Tampoco hay que olvidar, por otra parte, que la religión
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cristiana se había expandido abase de inmigrados helenófonos, que han dejado rasgos en el culto católico hasta hoy mismo.
El bilingüismo en el seno de comunidades cristianas
de
Occidente, a su vez, había enriquecido al latín con un elevado número de helenismos: AposroLUS, ECCLESTA, EVANGELTuM, rRESBvTER, syNoDUS..., que pasarân al latín medieval y a las lenguas europeas (así como a las lenguas germánicas en forma de calcos), distinto al bilingtiismo greco-latino de época imperial, que había cumplido en la sociedad romana una función social imporlante. Algunas voces terminaron incluso por salir del campo semántico estrictamente religioso; por poner un ejemplo sencillo desde el punto de vista hispánico, recuérdese que pARABo r n dar â p aro le, p alab ra y p ar aula en fo ancés, castellano y catalân, respectivamente. A parlir del siglo XI la fragmentación de las lenguas,urrlgares dio lugar al desarrollo de lenguas vernáculas escritas, más o menos uniformes, en toda Europa occidental. El sistema feudal, propiciador de una parcelación extrema del Estado, lo dividía en gran número de entidades territoriales, cuya configuración cambiaba continuamente según los avatares familiares: en la incesante fluctuación de fragmentaciones, los señoríos constituían la parcela más pequeña. Las autoridades eclesiásticas comprendieron la importanc ia delas yillae y extendieron a ellas su sistema de parroquiae, cort la consiguiente asimilación de estructuras jerárquicas de la sociedad feudal. En estas comunidades cristianas, rurales, el cura (sacerdote)
seguía muy de cerca las actividades de sus feligreses, desempe-
ñando un papel a la vez de norma y de intermediario, en particular en materia de comportamiento lingüístico. parcoquiapasó pronto a designar'una comunidad cristiana dirigida por un obispo', conviviendo con el término diócesis, que terminó por sustituirlo. El obispo, en su tarea formadora de sacerdotes, impulsaba la creación de catedrales o escuelas episcopales partiendo de un programa de estudios análogo al de las escuelas privadas (las SEPTEM ARTES LIBERALES). En las reunio-
nes dominicales el sacerdote:urilizaba no sólo el latín (lengua
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María Teresa Echenique )' María José Martínez
sagrada del culto), sino también la lengua vernácula, y es en este contexto en ei que hay que entenderla fecha del año 813, en que el concilio de Tours recomendaba a los obispos elaborar colécciones de homilías y traducirlas al vulgar, esto es, a la iengua utilizada cotidianamente para explicar la fe y la moral cristianas. La sociedad medieval se caracterizaba, pues, por una parcelación (fragmentación) extrema en comunidades rurales aisladas y replegadas sobre sí mismas, que formaban, con las aglomeraciones urbanas, las células básicas de la organización sãcio-económica, política y religiosa de la época. Desde el punto de vista lingüístico, esa parcelación se tradujo en una fragmentación interna de las lenguas, que terminaron por oÊrãcer tantas hablas locales como comunidades rurales'
En términos estrictos, la primera forma del latín medieval fue este latín que no era ya 'lengua materna': los filólogos alemanes lo han llamado Vatersprache (lengta paterna), por oposición a la noción actual de Muttersprache (lengua materna), pues el latín clásico se designaba en su época como SERMO PATRIUS. El latín se convirtió así, entonces, en lengua paterna, distinta de la vernácula, aunque nunca llegó a perder la afinidad genética con él dentro del espacio geográfico conocido con el nombre de Romania, donde las lenguas neolatinas han conocido a lo largo del tiempo momentos más o menos acentuados de relatinización, así como tampoco la afinidad cultural en el mundo germánico, céltico o, en la Península Ibérica, vasco.
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desaparecer, con la excepción del euskera (lengua de sustrato en las zonas en que se ha perdido y de adstrato allí donde ha convivido largo tiempo con el castellano), y fue lengua general de la población hispanorromana. Adoptada siglos más tarde por los visigodos, que abandonaron el uso de su lengua germánica (superestrato) sin que ésta dejara en el español huella tan considerable como la que los Êrancos imprimieron sobre el francés, tuvo una vida floreciente al cornpás de los vaivenes culturales de la Hispania visigótica. Tras la invasión ârabe muchos hispano-godos mantuvieron en el Sur su lengua romance, eI tnozârabe, que vivió y se desarrolló en un entorno islamizado que, a su vez, se romanceó y llegó a originar una lengua hablada peculiar: el hispanoárabe o romandalusí. El ârabe(lengua de superestrato) continuó siendo, no obstante,la
lengua culta, al igual que lo fue el latín para la población cristiana o el hebreo para la judía (buena conocedora del ârabe, por su parte).
1.4. Historia externa de la emergencia castellana
Si nos centramos en el proceso de conversión del latín en romance en el primitivo solar castellano tomando en consideración las aportaciones que se han ido produciendo en campos diversos, tanto estrictamente filológicos como históricos, constataremos que tal proceso es una parle de aquel otro más amplio en virtud del cual surgieron las demás realidades románicas peninsulares y aledañas como consecuencia de la transformación directa del latín traído a Hispania con la conquista romana. Todo ello sucede en el espacio europeo medieval que conocemos como Romania propiamente dicha, sin olvidar que había también un espacio germánico en el Norte de Europa abarcador de variantes escandinavas, alemanas, neerlandesas y anglosajonas, así como un espacio céltico en parte de las Islas Británicas, donde la lengua celta se mantenía no sin dificultad.
España forjó su peculiar modo de ser en el contacto de lenguãs y culturas muy diversas. El latín traído a la Península Ibéiica se superpuso alas diferentes lenguas prerromanas (que han sido l.s Èngrus de sustrato para el español) hastahacerias
El nacimiento de la variedad románica que conocemos como castellano, nombre que ha recibido la variedad o variedades románicas primitivas por haberse consolidado y crecido al ritmo vigoroso y pujante de la propia Castilla, es inseparable de
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que el castellano se fue separando decididamente desde época temprana, al tiempo que se superponía a los demás dialectos romances e iniciaba un camino propio que le llevaría a erigirse en lengua nacional. En efecto, el primitivo dialecto castellano, nacido en zona de estrecho contacto con la lengua vasca, influido después por la acción que sobre él ejercieron elementos occitanos y franceses, mostró una resolución mayor que la de sus dialectos vecinos a la hora de decidirse por el empleo de grafías que se adaptaran a la nueva realidad, así como por la fijación de formas y usos sintácticos romances.
la realidad milenaria de la la estrecha vecindad y contacto con lengua vasca, así como con ot mai más o menos Perfiladas Y d.ad en algunos casos' Con eltransct ,".,i,se en españ:l3rï?Ïri:rÎ:;:iff:ff;:1 no llegaríã u "on n fuera de éi; Pero el casteña, en mayor medida el de de acontecimientos histórievenidos con Posterioridad' latín allí asentado' geografra, hacia fines de la Ibériêa: un esPacio catalán ) de excePcional imPorto desde el origen con el
El proceso de formación de la lengua general castellana no fue ajeno a la contienda de normas que ha caracterizado su historia posterior. En época de Alfonso X luchaban por imponerse dos normas bien diferenciadas: una, el castellano koiné, se caracterizabapor agrrrparlos rasgos que lo hermanaban con otras lenguas venidas de Ultrapuertos, al tiempo que aglutinaba la influencia semítica; otra, el castellano derecho, continuaba sus tendencias autóctonas a la par que recibía el apoyo personal del rey, por cuyo impulso llegó a convertirse en lengua general, superponiéndose a variedades propias y a dialectos colindantes. Es esta última koiné castellana la que dio lugar básicamente al español clásico y llegó a convertirse colt el tiempo en el español estandarizado actual.
gascón; el gallego-Portugu gua poética; el castellano, çlu t.u en sentido Pleno ã" ".tlt asturiano, mejor astur'leonés' c escritos; el aragonés; el navarro OIIé'' más el te, tal como nu 'iã" dibujado por González servir p ar a la mo dalidad rnozârab e(¿"no-iåtiã ó" p"å d" eI íttabe' el latín toledana y ¿".ittãu de elia)' ål romandalusí' vasca en forma y el hebreo.'uHay -tI;t; -""Á;ras de la lengua residual (dos de las Glosas vascuence), Pues, de las lengu r omartización lingüística, esto es su cultura, el ibérico, el celtibéri Noroeste, más otras lenguas de había desaParecido todo me iiteratura oral desde anLiguo' parlir siglo XVI en adelantendremos proa,,ttiO" tàîtn"u¿a a
Puede decirse que en los estudios filológicos hispánicos se han tenido siempre presentes los hechos extralingüísticos a la hora de estudiar el nacimiento y la evolución del romance hablado. La integración de factores literarios, jurídicos, políticos y sociales, así como su repercusión en el sistema de la lengua, ha sido característica de la Escuela Española de Linguística . Así se explica que la Historia lingüística haya presidido buena parte de este quehacer filológico como disciplina integradora de los factores que inciden sobre el cambio lingüístico, que puede ser estudiado en forma distinta por enfoques diversos. Al positivismo que caracterizaen gran medida la obra de Menénd ezPidalha venido a sumarse la "concepción idealista-estructuralistao aportada por Rafael Lapesa. Si se acepta
te.
Paralelamentealprocesohistóricodej'econquistafueron dei Ñottå los Estados cristianos continuadores surgiendo la de unidad "., "f una clara reino visigodo, ;;;ñ"gu^ '"'ultuba
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En cualquier caso, es importante tener muy presente que la ç¡onología de los textos no se establece por el mayor o menor jesapego que puedan presentar en relación con el latín, sino porla aparición de formas (aunque estén muy aisladas en el texto) parcial o plenamente romances; la mayor o menor ¡¡odernidad del texto viene determinada por ellas y no por el latín o la apariencia de latín, que puede ser engañosa.
nuamente, sino y sobre todo, en relación con los sistemas inmediatamente anteriores y contemporáneos, así como con los que por evolución interna han derivado de elia'
1.4.1. Lengua hablada/lengua
escrita
(
Hasta la época de Fernando III, y ya en forma más general hasta Alfonso X, la lengua escrita tradicional en territorio castellano era el latín. En ocasiones es fácil distinguir qué correspondía en un texto dado a la realidad de la lengua hablada y qué al barnizlatino superpuesto (tal como sucede en las Glosàsf, pero otras veces la distinción no es tan sencilla' Parece razonable afirmar que la scripta hispánica se caracterizaporel conservadurismo latinizante, lo que, desde u-n punto de vista metodológico, se presta a interpretaciones diversas. Frente a la tesis pidalina de la existencia de dos normas habiadas (latín y romance), Alarcos opinaba, refiriéndose a los (cultos o cuasi cultos de los siglos remotos> que, en su mente' ola oposición entre lengua escrita y lengua hablada que se da en las sociedades alfabetizadas, se confundía con ]a oposición entre latín y romance, ' Por su parte, Roger Wright ha propuesto en la miåma lÍnea la tesis según Ia cual los textos medievales a forma e-scrita del antiguo hasta el año distinta (latfn) en otalmente romance hab la afirmación de Alarcos en la Península. la el sentido de que, en los siglos ta lengua romance hablada, sino la entonces habría estado sujeta a
No hay que perder de vista, además, que los documentos del siglo X al XIII no ofrecen el proceso de constitución de los romances, sino el de su normalización escrita. Conviene tener encuenta que la fijaciónrománica enlalengua escritano es una consecuencia "natural" de su Êragmentación lingtiística, sino el resultado de un proceso sociocultural dependiente de la¡roluntad de los agentes históricos de utilizar los idiomas romances como medios de comunicación escrita una primera vez y de seguir utilizándolos en forma continuada a partir de ese mo-
mento. Como sucede con toda innovación cultural, es un proceso discontinuo, que debió representar una innovación consciente en un principio, una ruptura consciente de la lengua de escritura habitual hasta entorlces, el latín, pasando a tener un papel cadavez más destacado hasta llegar a tener un relieve y presencia ya continuada, en fases posteriores, en las que se constituyen tradiciones discursivas escritas estables en lengua 'urrlgar, paralelamente a la aparición de un público laico. La separación entre lo que enfendemos por texto como tal, por una parte (que puede ser tanto oral como escrito) del texto
escrito (manuscrito), es importante, pues este proceso sociocultural que se manifiesta directamente en los documentos románicos transmitidos a través de la lenta y paulatina penetración de los idiomas vulgares en el medio gráfico, tiene dimensiones y caracteres propios mediante los cuales el romance escrito dejó de ser el monopolio que secularmente había pertenecido a una pequeña elite clerical. Por otra parte, no hay que olvidar que la transmisión textual
primitiva en lengua vulgar se desarrolló en convivencia con otras lenguas, tal como muestran los primeros testimonios. El
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Por lo que se refiere a la lengua literaria, la corte de Portugal fue centro cultural de la Península, con una lengua poética (el gallego-portugués) única y homogénea. La Corona de .{.ragón, por su parte, ser-vía de puente, hacia Castilla, de Ia poesía provenzal. La prosa castellana tenía su Çentro en Toledo, donde habíaun núcleo rnozârabe compacto, lugar de'actividad de la escuela de traductores que tuvo después su punto culminante en la actividad de las escuelas alfonsíes. Es muy importante
lengua vulgar' por hecho de citar fórmuias de juramento en a
fr;;;,rr' "P-pr" ." í;tþ"., uio dirr",,o
;ã;;;.lengua de ;; ,"r,;ãe íislble en muv sr gtorur, donde las partes en I ra el estatuto de texto, sino de lo que Podríamos denomina
rugaz autonoautono-
safol
o
an slqule-
al ámbito cos
'
era lengua de cultura Sabemos fehacientemente que el latín y parudããtt'ãp"o riredieval' no sólo en el mundo común "l "t (también en el mundo céltico o germánico)' pero este ,orrlat.o scritas) se ve afectado en su oiémica entre oralidad Y escristrucción de otras variedades eríodo medieval' HoY seParaance, PeÍo las barreras entre nítidas en el Medievo' La ambos sistemas no eran en absoluto emergencia de las lenguas escriá tiene lugar en estrech por lo que gran Parte de la dis ãécadas en Io que se refiere a c
en torno a las imPlicaciones son los únicos que testimonios escritoi, çIue, no lo oividemos' poseemos.
1.4.2. Centros de irradiación linguística Las lenguas vernáculas fue nacionales Por Procesos vincul ricos, que favorecían el Paso a r o fenómeno lingùístico determ mente se fue constatando a importancia de Poseer, en cad políticamente, una norma corn materna' iela al deseo de expresarse en Ia lengua
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tener en cuenta la participación activa que tuvieron en la formación de la prosa castellana gentes procedentes de los lugares más diversos de la Península, entre los que cabe destacar a los vascos, y de fuera de ella (no hay que olvidar a los ultramontanos que en la época medieval quedaban englobados en el rótulo más general de ofrancosn). Bien entrada la segunda mitad dei s. XIV, Fernândez de Heredia, gran maestre de Rodas, aglutina rasgos catalanes y castellanos en su aragonés.
Castilla cultivó las diferencias con los demás reinos para afirmar su autonomía. El origen cántabro de su lengua, las sucesivas repoblaciones a base de gentes vascas y el haber sido territorio fronterizo en lucha constante favorecía su modo diferente de hablar. Pero también es verdad que, a partir del siglo X, se producen en el Valle del Duero fenómenos de nivelación lingüística, çlue son los que suelen acompañar a los procesos migratorios a los que afluyen gentes de diferentes dialectos que se incorporan a sociedades sin suficiente estructuración y con escasa densidad demográfica. Se explica así por qué el castellano, junto a rasgos comunes con los romances vecinos, presenta soluciones que son originales, pero que, por otro lado, no son totalmente ajenas a la evolución de otros romances, sino más bien el resultado final de procesos simplificadores. En lo literario, el castellano en formación aceptó elementos regionales y así se explica que en textos de la primera êpoca, como Ia Razón de Amor (en que el aragonesismo es dominante en formas como fillo'hijo' , dreyta 'derecha', ueyer 'ver'), laVida de Santa María Egipciaca, Berceo con abundantes riojanismos
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integra(torci'torre' ,nadi, otri, esti,además de algúnvasOui¡m9 saber ä; .;*; t on n¡ldur,ion Miedo,) sea siempre conflictivo extrayéndose ,i àlut".to es fruto del autor o de la copia' u otra-persuna "tntas según se adopte elAuto"delos Reyes Magos o elLibro de o hay incluso en textos no literarios' presentes en eI F'uero de como es el caso de los aragonesismos y no hay que n"-ila A" Henares (tur mayár domo, lur s ay ón, etc.), castellano' sobre el olvidar la incidenciu q"" a mozírabetuvo y perceptible Corominas de grande en el léxico ."gä" f u opinión las Monias' de eI Fierc d'e Valfermoso aún en un texto "orão lírica castellana tuvo ersonalidades, PrinciHita.
1.4.3.Lingua et natio camino'elegido en la se debe a Isidoro de ional entendida como que identifica la historia de ia nación goda' Esta concepción' aparece luego en historia de España .oã lu "Historia Gothican' Rodrigo Ximénez de Rada, camente a Castilla al frente neogótica de EsPaña, co
la elaboraci Sevilla la En
castellanización de elementos
aencontra.tut"rirtradicionaldefensoradelacontinuidadde Ia monarquía gótico-astur-le se lleva a cabo mediante el
Dios quiso guardar "assi com buaniasse desPues lumbre enl convertido en el eslabón expansionismo castellano Po la fe cristiana' Fue luîtuclOn goda a la par quå continuador de castilla se orientó hacia así como tu u^ui"iån hËgemónica de lejana len el pasado] la meta común de esa reitauración de la
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en España unida. LaPrimera Crónica General es bien explícita este Punto: este clon Pelayo fuxiera ante vitiza quandol quisiera cegar, assi como dixiemos ya ante desto, pero que era su escudero y traye Ia espada: et acogierase a Cantabria et amparosse y. E quando oyo que los cristianos
eran uençudos et toda la caualleria perduda, tomo una hermana que auie, et fuesse con ella pora las Asturias que siquier alguna lumbrera
pora la cristiandad a que se acogiesse, ca los moros auien ya conquerida todo lo mas de Espanna, assi como auemos dicho, e crebantaron el de los godos, de guisa que non auie y ninguno que se les poder ' deffendiesse, sinon unos pocos que fincaran et se alçaran otrossi en las Asturias et en vizcaya et en Alaua et en Guipuzcua por que son mui grandes montannas, et en los montes Rucones et en Aragon. E a estos quiso tos Dios guardar por que la lumbre de la cristiandat et de los sus
sieruos non se amatasse de tod en Espanna
Pero, frente a sus predecesores, hay en Alfonso X una concepción historiográfica nueva, çlue asume en toda su amplitud la herencia histórica del solar hispánico, considerando como parte integrante de la nEstoria de las Espannas General, tanto a griegos y romanos como a árabes' No es fortuito que la Estoria de España de Alfonso X abandonara el latín puiu purur a emplear el lenguaie de Castiella, como preferentemente denornina a su lengua, cosa que ya venía haciéndose desde época de Fernando III por ser el romance lengua neutral común a las gentes de las tres religiones (no lo erá el latín para los judíos)' Sucede, además, que el papel hegemónico de Ia historia corresponde a castilla, sobre q"ì"" r""u" el honor de haber dado nombre a la futura lengua. Esta concepción alfonsí de la historia de España seguirá manteniéndose de forma básica a través de las diferentes muestras , historiográficas del siglo XIV. En el XV, con la incorporación de Espala al ámbito europeo, se impondrá una remodelación de su historia y ello se hará dotándole de una misión concreta y ajustada a su nuevo marco; la nueva historiografía onacionaiiriu" volverá entonces al empleo de Ia lengua latina' La expansión castellana está estrechamente ligada a Ia absorción de los dialectos y lenguas vecinos. Es cier[o que
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En los movimientos de repoblación jugó un qqpet relevante el elemento vasco, bien perceptible en la toponirnia (Vizcaíno,
y existió alguna zona (disputada políticamente entre castilla Aragón, q:rr" .o.to.ió en época medieval ciertas coincidencias con el dialecto navarro y el ut^gonés, algunas de-las cuales iegan arln hoy hasta la Andalucía oriental) cuya castellanizaciôn no:implicó seguramente supresión de un dialecto anterior sólidamente asentad.o; es también posible que la castellanización o no fuera suplantación idiomática en Navarra' sino concausa y casteapoyo a la coincidente evolución de romance navarro ilur.t po, caminos propios, pero lo general es que la expansión casteliana se hiciera a costa de los dialectos vecinos'
Bás cones, Villabdscones, Bas
cuñana, Bas c oncillo
s
..
.
), hasta el
punto de que ciertos hechos fonológicos y sintácticos del castellano medieval se han atribuido a influjo vasco, sin olvidar
la posible concurrencia de la sintaxis ârabe. Después, Sgncþo el Mayor anexionó a Navarça comarcas castellanas como la Castilla Vieja con Trasmiera, Bureba y los Montes de Oca, además de Álava yYizcaya, con lo que se fue haciendo perceptible la influencia navarra. Su hijo Fernando Ee conde de Cãltilla en 1032, heredó el reino de Leórren 1038 y reivindicó para Castilla parle del Norte del Burgos, Alfgnsg VI suprimió el rito vis_igótico o mozârabe (1070-1080) y durante su reinado cornenzó el predominio del elemento franco como resultado de
1.5. El castellano Prealfonsí
la influencia que la clerecía ultrapirenaica ejerció sobre la
1.5.1. Los orígenes del español (el castellano desde su aparición hasta el siglo XI)
española tras las reformas cluniacense y cisterciense. Se puede decir, en todo caso, que no siendo esencialmente monolingùes las comunidades de lengua castellana (que, además, poseían sus variedades internas bien marcadas), los hablantes podían interpretar las diferencias entre las variedades románicas comã pértenecientes a un sistema o troirco comúi'r, en contraposición a la otra u otras lenguas habladas no rglnances (vascuence, árabe), cuya diferencia tipológica debía resultar evidente, siquiera fuese por la dificultad de su comprensión. Pues bien, conviene no perder de vista que la convivencia de todas estas lenguas y variedades estaba ya, latente en unos casos, con gran realidad en otros, en los orígenes remotos peninsulares.
el Menéndez Pidal, en sus Orígenes del español' no precisó momento a Partir del cual Podrí romance(s) Peninsular(es), sino èncerrada en Ia cronología románicos hisPánicos, disting penumlengua (época que sigue estando aún hoy sumida en-la IX y el siglo b.u) y los orígei., pìtó"i*os, que se sitúan hacia siguientes. El castellano más primitivo tiene su origen en Cantabria'
cunadeCastillayconþntodecondadosdependientesdeLeón al ér.ea de en un principio, sin ålrridar I orrgrnarlo lengua vasca, que debieron co ntación en J" iá l"ng.tu .ult"[u.ta; la.l-eng Campó Aguilarde Valp"esta' documentos procedentes de Oñu, delsiglq fines A !X y Santoña, urí .o-o en las primitivaç glosas' Burgos' de meseta la por caìtelana Lòrn ntó ia expansión Haciag50FernánGonzâIezerigió"lgtuttcondadodeCastilla' emanan con su centro político y social en Burgos, de donde y documentos procedentäs de Burgos, Cardeña Covarrubias'
1.5.2. Siglo XII y primera mitad del XIil
I
La influencia ftan_ca se revela imporiante en estos siglos tanto en textos jurídicos (principalmente en los Fueros) como en los textos literarios, siendo particularm'enÏe intensa en el Auto de los Reyes Magos. El elemento franco, a su vez, se fue hispanizando tras un proceso que fue anterior en los dominios
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y Navarra: en estos astur-leonés y castellano que en Aragón más intensay ."lnor la inmigraciónvenidã de Ultrapuertos fue complebien p"iri*",". Aiberto Vàr-varo ha retratado muy a los 'a núcleos jidad del contacto lingüístico que caracler\zaba durante el siglo XII' urbanos de la zona cãntro-sepientrional la mayoría de la por fuuf"ti" loËal hablado donde convivía "f ' población con el castellano est ãl latin como lengua del culto I lengua como ancos' el hebreo e coránico Y el árabe hablado n írabe, el rnozârabe de los s
rePobladores Procedentes de
zofravasca.
X (c' 1.6. Lalengua castellana en tiempo de Alfonso t26O-1290) castellana hay complejidad lingüística delineada en área colaboradocon q";;;;;ãr tt""n" aã-qtte Alfonso X contasede llegar a ser el res de diversa p.o."ã"*ia, hasta el punto No debe extraplurilingüismo una característica de su corle' denominada la impulsara "reforñarnos, pues, qt" l-eqgua "iÀo"u'"u una crear de necesidad fu ã" ma alfonsi', ¿"rirruãu liegar a superpo¿å¡rãrlu". general normalizada que pudiera ha señalado la Lup"tu nerse a tan notaUie het"tog"""foud' el castellano de en existencia de dos ,tãr-u' bià diferenciadas ;p*;if"nsí: el castellano koiné, en el que habríanconfluido por el lenguaje la influencia semítica y franca, representado el clerical de zpi¿ã ãa cantar ¡;Mí, Çid y del-Roncesvalles, delaRazón de Berceo, eI Apotoni"ã y l '+i"'oidre' gljuglaresco y mttl'itud de Ãäár,-'t" prort d"'iu Fazienda de-Ultrantar koiné castellao documentor rto,u.iul"s, y el castellano derecho de Burgos' con ciertas ;;, ;"; respondía ",t gét"'^l al gustoLeón' Tuten ha defendiconcesione, u l. i"ngtã a" f"t"a" y de A la
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do la creación inicial de una koiné burgalesa (desde fines del siglo IX hasta el XI), que pasaría a ser una koiné toledana (fines del siglo XI) para conver-tirse, tras Ia conqrlista de Sevilla cn L248, enuna koiné sevillana representativa del Sur peninsular. Coñanterióridad, Fernández Ordónez había señalado que la reconquista del Sur peninsular tuvo un ritmo mucho más lento, por lo que las características de su nivelación fueron muy distintas a las de la reconquista del Norte, mucho más rápida. Esta koiné castellana, que se ha convertido después en la lengua de tôda la comunidad hispánica, no ha recibido de iure el estatuto de oficialidad hasta el siglo XX, si bien ha sido de fa.cto lengua_oficial desde el siglo XIII. Para que una lengua se considere estandarizada necesita: a)
una ortegrafía unificada, b) una morfología y una sintaxis (compiladas en una gramática) establecidas como modelo e¡emplar superpuesto a todas sus variedades, y c) un léxico para iodos sus hablantes (recogido en un diccionario). "âti¿ò Es evidente que hinguna de estas tres herramientas existían en cuanto tales en ninguna de las modalidades peninsulares derivadas del latín (quizâ para el catalân, en tanto lengua perteneciente al grupo occitano) hasta Nebrija, pero sí se puede decir que después de Alfonso X (1252-1284) el castellano tenía un sistema gráfico regularizado, una sintaxis válida para todas las necesidades de la lengua y un léxico habilitado en todos los niveles. De forrna general puede afirmarse que a partir de la reforma alfonsí la grafi,a quedó sólidamente establecida (hasta el punto de que la transcripción grâhca se atuvo a las normas fijadas por la cancillería y el scriptorium alfonsí hasta el siglo XV), la sintaxis se hizo más elaborada, ordenada y compleja, y el léxico se vio enriquecido por vocabulario técnico de base castellana, ârabe y latina. En el prólogo que Yehudá ben Mosé ernpezó a redactar para la traducción del ârabe al castellan o de El Libro conplido en los iudizios de las estrellas el jueves 12 de rnarzo de 1254 dice que é1, como sabio, quiso tornar los saberes "en lengtta castellana a laudor e a gloria del nombre de Dios e a ondra e en prez del
Y María Teresa Echenique y María José Martínez
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Diacronía
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gramótica histórica de la lengua qsPañola
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mo, esto es, la cohabitación
ferentes' Al lado de esta visión I Período alfonsí habría que o Por las lenguas vernáculas, a norma común hace aún más saber, que la ausencia de una comprensión que ve äìil.iílu'.ompr".tsión entre sus hablantes' justamente lo que es Iuro.".i¿u por lu estandardi zación.y esto que la elaboración de a saber, X, debemos al tiempoã" aHo.rro hasta hoy' una lengua estándar, cllyo modelo básico llega sus hablantes' iu.ror""ió la comprensión entre todos
I
.7. Español preclásico y español clásico
de los Siglos
de Oro 1.7.1 . EsPañol Preclásico
Lapes de 1474,
incluida
una etapa ãáãi"".f y eI clásico en el que distingue también a nlos albores del anterior, de 1400 u-t+i+, tJ""tpo"diente
griego.
se refiere aquí' por humanismo>. Este períoâo de transición primer cuarto del tanto, fundamentalirente, al siglo XV y al tiansición comenzaría ya en el It XVI. Sin "tupude referido' Por otra siglo "-bu.go' Descubrimiento'' par[e àn algunos de los en 'la En los tratados de cambios iniciados en la Opoca medieval' Gramática histórica, en los qu suele hacerse una división exPl ocasionales al esPañol nanti frontera entre ambos Parece s el siglo XV. Eberenz, Por s sepaiación entre la ufase p"ìiodiru.ión; en esta línea
62
Diacronía y gramá-tica histórica de la lengua española
MarícL Teresa Eclænique y María losé Martínez
1.7.2. Español òl,itico de los Siglos de Oro
criterios internos con sucesivas fases de estabilización, la aplicación de métodos informáticos ha permitido a Sânc]rlez
La etapa que se reconoce como (español clásicou, (español de los Siglos de Oro,, etc., hace referencia a la lengua åe los siglos XVI y XVII. En este caso, los factores (externos> o nculturales>, en sentido amplio, apuntan a una cierta etapa de la historia literaria: el Siglo de Oro, concepto acuñado para la literatura española en el siglo XVIII que señalaba, en un principio, hacia los autores del siglo XVI considerados modélicos dentro,de una recuperación de los ideales renacentistastrespecto a la lengua (claridad, naturalidad, etc.). El concepto se amplió a otros autores del XVII dentro ya del período que se conoce como Barroco, con todos los matices que, también en este caso, pueden establecerse respecto al período cronológico que suele recibir esta denominación.
Lãncis observar la coincidencia en el cumplimiento de ciertos cambios sintácticos (anteposición del artículo ante el posesivo e interpolación de complementos entre el verbo y el clítico) en la segunda mitad del siglo XV, dentro de lo que se denomina tradicionalmente español preclásico.
por tanto, de un
en el que nfluencia transformacione bserva la del humanismo, marcarán influencia italiana en la producción literaria, la imitación de usos latinos tanto en la sintaxis como en el léxico, junto a la perwivencia, inseguridades en la leng en la que éPoca propias de Y comienza la se asienta período siguiente' el en que culminarâ expansión exterrra Desde el punto de vista de la norma lingüística, es la etapa en la que empiezan a publicarse tratados gramaticales y ortográficós sobre la lengua española, así como vocabularios en los que
Se trata, apuntan las
Desde el punto de vista lingüístico, es la etapa en la que se sitúa, tradicionalmente, la última gran transformación del
en 1433 sobre las
En cuan
tarde con el Vocabulario español-latino. Son los primeros pasos en el establecimiento de unos criterios normativos teóricos es parael castellano, tanto patafac r:a extranjeros, como Para intentar la ocorruP libre de los procesos de lengua modelo, el latín.
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I
sistema fonológico del español. Es la época en la que se consolida la noción de español como idioma común en un momento en que, como consecuencia de la expansión política hacia Europa y América, aumenta el interés por el aprendizaje de la lengua y, con é1, la publicación de tratados gramaticales, lexicográficos y ortográficos destinados a la enseñanza a extranjeros. El desarrollo literario y normativo que se pueda -sin hablar todavía de una norma establecida y generalmente respetada desde el punto de vjsta gramatical y ortográfico- se hace corresponder con un proceso de estandarización creciente en el que se seleccionan algunos de los usos que convivían en etapas anteriores. Por esta razón, se caracteriza esta época como una etapa de fijación de usos en la lengua escrita, en la que desarrollarán su obra los autores que, en buena medida, se van a convertir en modelos para el establecimiento de la norma académica en el siglo XVm. Eberenz señaia una (fase median en lugar del más tradicional nssp¿flol clásicou, ya que considera que los cambios que afectan a lo que denomina (parámetros esenciales, tienen
María Teresa Echenique y Matía José Martínez
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Diacronía y gramó-tica histórica de la lengua española
ó5
otra parte, una muestra de la complejidad de criterios utilizados en la periodización, ya que se trata de un acontecimiento en principio externo, la fundación de una institución ligada al establecimiento de una nueva monarquía, pero que supondrá una reforma normativa y afectarâ, en mayor o menor medida, a la evolución de la propia lengua. Es el caso de la pronunciación de cierlos grupos consonánticos, favorecida porlas decisiones ortográficas y ortológicas de la Academia, por poner sólo un ejemplo.
El carácter oficial de la institución y las circunstancias políticas y sociales favorecieron el éxito progresivo de las propuestas académicas. A lo largo del XVIII y el XIX cambiará
1.8. El español moderno: siglos XVIII al XX abar-
ca es
' Esta
acePen el ' eLapa'
tada; sin embargo, unavez-rrrâ y última caso de la propuesta de Eberenz, Ia tercera hasta hoy' pero denominadã *fãse modernao, llegaría también cornenzaria en 1650. que contó con reconocimiento e 1714,se convierte en símbolo en el referen¿, Progresivamente, es' por hecho este de te normatir o de la lengua. La importancia
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la consideración del español en la enseñanza, en la que pasará a ocupar el lugar privilegiado que durante siglos había correspondido al latín: el español se introduce como materia de estudio en la enseñanza media a finales del XVIII y sólo más tarde en la enseñanza universitaria. La aceptación de la norma académica será paralela a la extensión de la alfabetización y, en este sentido, hay que destacar la función de la lengua escrita como sustentadora de una conciencia de lengua común. Esto tendrá una especial importancia cuando, en el siglo XIX, se produzca la independencia de los países americanos, en los que, a pesar del temor de escisión lingüística manifestado desde algunos ámbitos, acabó acatándose la norma académica. Fue fundamental, en este sentido, la actitud de personalidades como Andrés Bello, autor de una de las gramáticas del español más importantes del XIX, frente a aquellos que ponían en cuestión un modelo de prestigio basado, en gran medida, en una norma fonológica minoritaria, la septentrional, y en los usos literarios de los autores españoles. Como respuesta, la Academia incrementó su relación con los países americanos creando Academias correspondientes en todos los países de habla hispana incluidos los Estados Unidos, la última academia en cuanto -a su fecha de constitución, en I973-y aumentó la nómina de autores de referencia, ampliando la norma para dar cabida a las variantes lingüísticas generalmente aceptadas en todos estos territorios.
Marío Teresa Echenique y María José Martínez
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Positivismo
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2. Gnarías y cRAFÉMtcA EN t-A HtsroRtA DE t-A LENGUA 2.1. Conceptos básicos El sistema fónico de una lengua y su sistem a grâhco constituyen dos sistemas coexistentes; al igual que sucede en la historia lingüística de cualquier lengua y en la historia de la escritura como logro humano de la cultura en general, en que el habla es anterior a la lengua escrita, también el castellano hablado es anterior a su emergencia siÀfêmatica en textos escritos. De hecho, la implicaòión cón la lengua latina en la lengua escrita es una constante castellana hasta época tardomedieval, que después queda sólo como residuo culto en diferentes niveles, entre los cuales el gráfico ha gozado de especial relieve y prestigio; de esta consideración se deriva la acuñación de los conceptos conocidos como latinismo y cultismo. La representación alfabética de una lengua recoge analíticamente, en el significante,,la relaciórì entre las grafías y los sonidos, que tiene diferente reflejo en la fonología según el momento cronológico de la etapa histórica en que se encuentra la lengua, por una pafte, y la reconstmcción que nos es dado establecer de sus fonemas, por otra. En la historia'de la lengua española, iendesde sus orígenes las marcas ortográras) configuradoras de |a relación letraque suponen el empleo de los signos latinos para la nueva realidad romance castellana; en cambio, las marcas orlográficas suprasegmentales (acento gráfico y diéresis), así como adsegmentales (coma, punto y coma, punto, puntos suspensivos, signos de interrogación y de admiración, paréntesis, comillas, guión, etc.) no se utilizan hasta pasada la etapa medieval, hasta el punto de que el comienzo de su aparición en la historia lingüística está aún por hacer.
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María Teresa Echenique y Møría José lulartínez
recibe'
ElLstudio del sistema gráfico de las lenguas escritas o a veces indistintairente,-la del ominación de Grafémica C.atematica (además de otros nombres como Grafognosia' etc'); conviene' Crufotogiu, Filografía, Grafonomía, Grafética' de las grafías reservar el nombre de Grafémicaparael estudio de en su relación letra-sonido, y limitar ia denominación (entendidos como Grafemáti caparael estudio delos grafemas pueden diferënque las unidades mínimas de la len ¡ua escrita ;ie"ificado o, lo que viene a ser 1o mismo' los signos ;l; "i que corresponden a los fonemas)' esto es' a la relación gráficos paralei*-fortË..ra. De Ia misma manera, continuando con el lasvarianlismo fonológico y fonográfico, se llaman alógrafos i", grafi"us d--e un g.uf"ãtu, del mismo modo que son alófonos las variantes fónicas de un fonema' meLos sonidos de un sistema lingüístico se representan grafía es la di.";; grafías (o, dicho con otras palabras' una pueden ser que forma de representación de un sonido o fono), .ì-p1", o estar dotados de mayor compiejidad' Se "iår"""ar puede decir que, en la seguido un camino de si etapas de Ia lengua, las valores latinos Para Pasar a re nuevos como castellana en lã qnã hubíun surgido sonidos y de la evolución fonética del latín su consiguienA paftir de "ánr""rr"ttcia reordenación en el sistema románico castellano. te lo que se conoce como (refor segunda mitad del siglo XIII el castellano solo tendrá gra de un solo grafo, como es el c (como decir, grallascompuestas de dos grafos bien dígraIo., restos ya ", no habrá sucedeãn el caso d.e.qi, en la palab raque); (grafías compuestas por de las grafías múltiples o complejas p^ropius de lá etãpa de orígenes de Ia lengua -a, ¿J¿o. grafos) salvo casos aislados' castellana eicrita, de.la lengua El proceso histórico de simplificación grâhca la a adecuación castellana es revelador de una tendencia
Diacronía y gramóticø histórica de la lengua española
7t
rigurosa entre sonidos y grafías tomando como referencia el sistema de la lengua, de forma tal que a cada fonema (unidad rnínima de significante en el sistema) se ha ido adscribiendo un srafema (unidad mínima de sentido en la lengua escrita) ãeterminado. Es cier,lo que no se ha llegado a establecer en español una correspondencia ideal entre fonema y grafema, al rnenÕs por el momento, por lo que el castelláno no ha llegado a conocer en tiempos históricos una ortografia fonémica en su totalidad (sí ha habido propuestas en tal sentido en momentos diversos y alejados entre sí en el tiempo, sobre todo en época moderna, como se expone más adelante), pero en términos generales es lícito afirmar que la historia de las grafías del español se caracteriza por una adecuación progresiva de la realidad fonética de la lengua a su valor fonológico.
2.2. Las grafías en los orígenes del español y en castellano prealfonsí (hasta c. 1260)z la scrþta castellana Las grafías latinas resultaron inadecuadas e insuficientes paralarealidad románica general vîa vezque quedó consumado el proceso de fragmentación latina de la llamada Romania. En todos los espacios neolatinos se ensayaron fórmulas gráficas para representar los nuevos sonidos románicos, que dieron lugar a las=diversas scriptae, caracterizadas cada una de ellas por un conjunto de rasgos propios dentro de la generalidad más o menos global; existió de este modo una etapa común para aquellas lenguas y variedades románicas que comenzaron a escribirse desde el medievo, aunque con diferencias diatópicas dentro de las posibilidades combinatorias de unas mismas grafías; de hecho, cadapaís románico halló soluciones diferentes, que cuajaron con el tiempo en resultados independientes de lo que en un principio habían sido en gran parte variantes gráficas comllnes. En lo relativo a la representación de todo aquello en lo que más notoriamente difería del latín, a saber, en los diptongos
María Teresa Echenique
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Y
María José Martínez
que se en el refiere ul ,ro"di,ãã, Y etr los sonidos palatales sus propias caracteiortrortutt ismo, Ia scrþta castzllana tuvo rísticas en el
por procedentes de vocales latinas únicas escindidas'
1o
Diacronía y gramática histórica de k lengua española
73
Por otra parte, las grafías y eran alógrafos en el período medieval, así comõ-tãmbién-después en el clásico, usándose indistintamente para valor vocálico o consonántico. La decisión de destinar el signo angular para la consonante
preciso tener alguna, por I variantes Por
y el signo para la vocal es obra de la Real Academia
2.2.1. Vocalismo
2.2.2. Consonantismo
Española en el prólo go al Diccionario en 1726.
La princiPal evolución vocálic
fonológicas habida en castellano fue
Sus y 'uo"d"Jlutinas breves lY' I 7[ ¡' como [é] y lwé]respectivaqrr"d^ifi¡ados ron algúntiempo "n mente, de forma que conviviero
tes uél-[já] (ttjéral, ltiá¡a])
[pwárta], [Pwór1a]), vivas aún.
escrita puede encontrarse ocaslonarr
hablada' en cuyo caso aparecen OnnfNB en las Glosas muestras de tales variantes (uamne < ff aI igual que sucede en Emilianens¿s, más.uro qrr"'uemne) o, otros dominios románicos, Pu refleje la existencia de diPton
."r..ttå a la de Ia lengua
iioõal escrita Puede ser exacta (terra, dat. TÉ,RRA) con la d había ya o no diPtongación rea
i;à; ã" tu poritnaãd
inmediata de considerar que no hav
como uno de los ¿ip,ong..lóì, la grafía podría ser interpretada latioitmo gráfico), o bien puede registrarse -'r"noî casos d"vocal y que no se coffesponde con la latina' por escrito una un ante ãntorr.e, tendremos 1á evidencia de encontrarnos pronunciación de a¡pì"og" encubierto, esto es' ante un caso en los numerosos ¿Ëtonãu¿a encubierta, ta| c( mo sucede
ejemplos en los Or tirra por
cogidos por Menéndez Pidal tros más ocasionales' como ReYes Magos'
de
Autoridades publicado
La principal divergencia románica respecto del sistema consonántico latino fue el surgimiento de una serie de consonantes palatales derivadas deprocesos pro Como consecuencia de la evolución estr de tales segmentos consonánticos, las características más relevantes de su scripta vienen dadas por la representación de sonidos castellanos palatales, que, al no existir en latín, originaban vacilaciones en su forma escrita. Veamos cuáles son:
- [!] La articulación palatal lateral se recoge _hasta el siglo XIII'con una variada gama _de grafías, algunas de las cuales son ñás constantes que otras (que sólo aparecen ocasionalmente): li > < relias > nrejaso, < filio > ohijo" < il > nparejaso < lg >
umajueloo <
gl > ,,mejoraÍrza>>, nmajuelo,
.lig t nmejor, < ll > nCastilla>,
"valleo < I > oç¿þ¿llo>, ,,mejor,, < ill > utejadou < lli > (mejor> . llg t (ovejas>
María Teresa Echenique y María José Martíhez
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Ia gralíaetimológica (que el latín había utilizado para ."p."ã".ttur la gemiãada de STELLA, pongamos por caso) fue tiempos lu -as característica de la scripta castellana desde los profusamente para el topónimo más tempranos, y así se utiliza Castilla.
la consonante [U] Otro tanto sucede con Ia articulación de
-
puluå1 ,tural sonora, para la que se registra una gran variedad ä" g.ufíu. simples, dígrafos y g afías complejas: (señor>, , ñon > (vergüenza> (castaño) < ng > uviñao, < gn > rviña>, ncuñadoo
<
in
< nn > ,.señor>, nprendao: de su la primera abreviació n grâfrca (la segunda < n > escrita sobre enforma¿etit¿e)procedelasingulargrahacastellana<ñ>, que en los primeràs siglos de la lengua aìternó- en la forma Åcrita con la variante gráthcz < nn > incluso hasta mucho después de que su valor fonético fuera ya palatal [g] '
(Eneco) < nig > (señor> . ingn > oseñal" mgn > udoñao < nni > uRiaño" < inn > nOcañan
<
-[õ]raarticulaciónprepalatalfricativasordaconocelas
siguientes grafías: <
x > , ' oJimenoo'
ndijo" < sc > uJimenatt, ttGimena> <
isc > "dejes,
Diacronía y gramática histórica de la lengua española
< s >
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ncimeno), Jimenoo,
< ss > "Requejuelo" < sç > oGimenon, ,,Jimeno, < sz > "Javierrelatre,
[Zl tas grafías para el sonido prepalatal foicativo sonoro, procedente de [é] (mientras existió esta articulación prepalatal africadasonora rehilante, que para el siglo XIII derivaría en la anterior [Zl, se representó como: nNájerau,
-
"ajoso; (conejos))'
,.Nájera,,, oviejoo,
, e incluso (coneiosr) fueron:
umujero . j >.mujer> (mujer> < gi > omujero
(mejor) - tsl El sonido predorsodentoalveolar afoicado sordo
se
representó como <ç> o (variantes de una misma grafía que,
con el tiempo, dio paso a dos grafías bien diferenciadas y empleadas luego en Ia cancillería alfonsí para distinguir en la lengua escrita los dos sonidos, sordo y sonoro, que tenían valor
fonológico perlinente) < ç > "Gonzâlbez" < z > "Gonzâlbez" < c > uinfanzoneso < CC > (manzano>
predorsodentoalveolar africada sonora recibió las mismas grafías < ç > y < z > que en el caso anterior, por la misma razón'.
- l2l faconsonante < z >
<>
<ç>,.cabezao
María Teresa Echenique y María José Martínez
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una variada têl El sonido palatal africado tuvo también representación gráfica en la elapa prealfonsí:
-
< g > < gg > "Aita" < ih > nPeche, Pague) < x > osancho', oAitao
ch > < cc > oPeche, Pague'> < cx > nsanchon < cxi > nsancho,
<
Diacronía y gramó"tica histórica de la lengua española
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general, bien la forma latinizante , bien el signo tironiano < x > , que no siempre suele serrespetado por el editor de textos. Un texto temprano como el Auto de los Reyes Magos presenta
, lo que no deja de ser una raleza hasta el siglo XV, época hasta la que a veces se encuentra ante una ¿ (i ellos) . Durante los siglos XIII y XIV lo más frecuente es encontrar I a grafia ,
que paulatinamente va siendo sustituida por hasta quedar definitivamente regularizada como en fecha tan tardía como el siglo XVIII por decisión académica.
ya en el - [y] o [j]: esta (semi)consonante palatal existente siguientes las p"riåao tirdolatino podía represental'se con
Por otra par1e, la separación de palabras no obedece a un criterio como el actual, que comienza a aparecer después del siglo XV, si bien faltan aún trabajos detallados sobre este punto, al tiempo que la puntuación y uso de letras mayúsculas o minúsculas carece de guías coherentes por lo que hasta hoy
grafías:
sabemos.
($tlSo> ( (sea)
< g > <, < ig > (argento) < gi > < j > nTamaYo" <
ih
> nl-ozoya,
No son las anteriores las únicas novedades gráficas en
2.2.3. Comentario de una Glosa Emilianense, de un fragmento del Auto de los Reyes Magos y otro delFuero de Madrid GlosaEmilianense: Non se cicumueniat qui talis est 68fnon se cuempetet elo uamne ensiuif... adjubante domino nostro Jhesu Christo cui est honor et jmperium cum patre et Spiritu Sancto jn secula seculorum sTfconoajutorio de nuestro dueno, dueno Christo, dueno Salbatore; qual dueno get ena honore, equal duenno tienet ela mandatjone cono Patre, cono Spiritu Sancto, enos sieculos delossieculos. Facanos Deus omnipotens tal seruitio fere que denante ela sua face gaudioso segamus. Ameml.
Fuero de Madrid: XCIV. De cedrero. Todo cedrero quod uenerit a Madrid caualero x in conleio cantare, r eI conryio fore ameni do p er dare illi dado, no n donent illi mai s de I I I mor ab etino s "c medio; 'c si per mais apretaren los fiadores, cadat illis in p eriurio. Et s i alguno ho mine de c onzeio dixerit : o mais le demo s,, pectet II morabetinos a los fiadores.
María Teresa Echenique y McLría José Martûrc2
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qui haben uineas in las aldeas' al s enior del Perro : < eia garauat LLineas,>, x no lo quisiere eiar, uineas, 1 Prouatum fuerit cur meios al qui el Per[r]o tomare manquadra' fiadores, et per esto l'Ion faciat
CII
De
perros.
Los
solo] Auto de los Reyes Magos: IBALTASAR' Esta estrela non se dond uinet,
Quin la trae o quin la tine' serLnal? ¿Por qué es achesta
En mos dias [no] ui atal' Certas nacido es en tirca Aquel qui en Pace i en gueffa Senior a a seer da oriente De todos hata in occidente Por tres noches me lo uere I mas de uero lo scLbre' [Pausa] nacido? ¿En todo, en todo es ueido' e Non se si algo
Ire, lo aorare,
I pregare i rogare.
r dixerint
DictcronícL y
gramtitica histórica de
La
lengua espaííola
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Y María Teresa Echenique y Matía José Martínez
82
Comentario
románica (non se cuempetet elo uamne ensiui, Glosas
Emilianenses), pero otras veces hay un solo grafema para lo que un diptongo (en el Auto de los ReYes Lten'a, de donde se infiere que la de n realidad un diptongo encubierto, esto es, tierra). En ocasiones las vocales intertónicas aparecen representadas gráficamente en textos de orígenes (homine, solidos enelFuero de Madrid), perg su pérdida es ya un proceso consumado en otras (uam'ne< HOUI NE en las Glosas, om'ne enelFuero de Madrid), con algún ejemplo intermedio (cuerupetet < COMPÚTET en las Glosas Emilianenses)'
La sonorización de l-P-l, l-T-l y l-KJ latinas o similares aparece desde muy pront o (cedrero
(Fuero de Mdrid), conzeio (Fuero de Madrid), dixerint, eia pectet -(Fuero de Madrid), noches (Auto); no así, en cambio, achesta (Auto).
Como rasgo propio del castellano prealfonsí alternan, por otra parte, medi.os-meios (El Fuero de Madrid), dueno-duenno (Glosas), uinet-tine.
Diacronía y gramdtica históricrt de la lengua española
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2.3. Lalengua en tiemp"_49,Uf"nso X (1260'12-90) La figura de Alfonso X ha pasado a la historia como la del rey preocupado y dedicado a empresas culturales, además de las estrictamente políticas. Durante dos etapas (1260-70 y l28l91) separadas por otra en la que el monarca estuvo más atento a otras cuestiones de Estado, dirigió personalmente las tareas de traducción de textos árabes y hebreos al latín, según tradición toledana procedente de años anteriores a su reinado, que él afranzô e institucionalizó. Sus equipos, formados por especialistas de las lenguas orientales (por lo general judíos, que eran quienes mejor las conocían, como fue el caso de Judá Ben Mosé), así como de la latina (que solían ser sus colaboradores más norleños, procedentes incluso en ocasiones de Ultrapuertos, como sucedía con Guillem Arremon de Aspa, o de más lejos incluso como Herman el Alemán), se caracterizaron por la convivencia y colaboración entre las culturas peninsulares. Su trascendencia para la lengua castellana arranca del hecho hasta entonces inusual de recoger por escrito la versión romance que servía de puente entre laarâbigay hebrea, de un lado, y la latina, de otro. Tal versión, que solía recitarse en voz alta ,como traducción del texto original, para que un amanuense la vertiera finalmente al latín escrito, fue objeto de atención especial por parte de Alfonso X, hasta el punto de llegar a supervisarla personalmente. No hay ninguna duda respecto al hecho de que Alfonso X interviniese directamente en el proceso de elaboración de la koiné castellana: (e quanto en el lenguaje, endreçólo él por siseo, dice el manuscrito alfonsí de La ochava esphera; consta también que El libro de las estrellas fixas fie corregido de su propia mano, así como otros.
De esta forma, la versión latina traducida del árabe de De iudicäs astrologiae, se recogió al mismo tiempo en su versión romance.Ellibro conplido enlos iudicios delas estrellas. Durante un tiempo se hicieron versiones en latín y en castellano de los originales traducidos, ayuntados, compilados y enmendados según el criterio de la escuela alfonsí, como es el caso mencionado del Libro conplido en los iudizios de las estrellas; pero
María Tereqa Echenique y MaúcL José Martíne7
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paulatinamente la versión castellana fue convirtiéndose en el centro capitai deì interés de forma tal que, al propio tiempo, la lengua misrqla se constltuía en el objetivo principal del scriptorium alfonsí. Con ello se daba paso al nacimiento de la lengua castellana en toda su madurez, pues, aunque hacía ya algunos siglos que el castellano como lengua se había separado decididamente del latín, es en el siglo XIII cuando alcanza su verdadera identidad y estructura.
2.3.1. La cuestión de la regularización gráfica en el scriptorium alþnsí: la scripta castellana no fue razón de estudio en sí misma, pero, lógicamente, al verter a la lengua escrita la magnitud de registros y niveles que todo sistema lingùístico comporla, se hizo necesario regularizar eluso de grafías, que hasta entonces
, La oitograha
seguía su curso fuera de todo orden, y así se llegó en el período
alfonsí a una cierta simplificación del sistema gráfico, que recoge lo que hoy sabemos sobre la adecuación entre gralíasy fonemas de la época en forma tan intuitivamente certera qne llega a resultar asombrosa a nuestros ojos. I'
v
De la diversidad grâhcacastellana de época anterior, Alfonso X y sus colaboradores en el escritorio fueron seleccionando
la
grafía
y su abreviatura <ñ> para la articulación
consonántica palatal nasal sonora; la parala palatal lateral; para la bilabial oclusiva; (ü, v) para la fricativa (que servía también para representar el sonido vocálico y llegarán como alógrafos hasta el siglo XVI[, en que la Real Academia Española destinará el signo angular para la representación gráfica de la arliculación consonántica y para la vocálica; para el sonido prepalatal fricativo sordo y o para el sonoro correspondiente; para el alveolar fricativo sordo y <-s-> para el sonoro; <ç> para la consonante medieval predorsodentoalveolar africada sorda y paralasonora respectiva; la palatal [ô] recibirâla grafra que hoy conserwa con el mismo valor. Se fijarán, asimismo, las variantes y
Diacronía y gramótica histórica de la lengua española
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para los resultados respectivos de la diptongación de las vocales latinas lO I y lE I y los casos que quedan asimilados a estos resultados (como cuero < CORIU, etc.).
'Bien es verdad que no existió una normativa reguladora como tal, por lo que el sentido de la denominada reforma alfonsí resulta algo forzado, pero sí es cierto que hubo una inquietud formal, además de la estilística (bien estudiada) en Alfonso X y sus colaboradores, que desembocó en una mayor homogeneización gráfica de la escritura. Pero, precisamente por no haber existido una normativa tal, la regularidad es un proceso creciente que no afecta en el mismo grado a todas las obras alfonsíes (en las que aún se observan, cômo es lógico por otra parte, restos de la etapa precedente), al tiempo,que hoy vamos sabiendo que la tarea de Alfonso X fue culminación de una labor que había comêrizado ya en tieinpo de su padre Fernando III. Por otra parte, las características lingüísticas de que eran portadores sus diferentes colaboradores influj'ó en la mayor o menor diferenciación de grafías para sonidos sordos sonoros (quienes habían perdido la sonoridad en las sibilantes de su propia habla difícilmente podían reflejarla con fidelidad en sus escritos), o en la distinción entre una articulación labial oclusiva y otra fricativa, diferencias qge tenían su pertinencia fonológica en época alfonsí, pero que comenzaban a socavarya el castellano primigenio. La evolución fonética, que aún no tenía repercusiones fonológicas (no las tendrá hasta el siglo XVI), inducía en su caso a la aplicación inexacta de las grafías o
claramente distinguidoras para quienes conocían a fondo y practicaban el modelo lingüístico de Alfonso X koiné castellana aglutinadora de las diversas variedades diatópicas y diastráticas. puede decir qle, en el camino de simplificación de grafías que ha caracterizado al español a lo largo de su historia, en el que se ha ido buscando la correspondencia ideal entre fonema y grafema (sin que se haya llegado a lograr nunca del todo), los textos alfonsíes son muestra del primer escalón. De la diversidad gráfica castellana anterior, Alfonso X y sus colaboradores Se
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Bó
en el escritorio fueron seleccionando determinadas grafías, tanto en lo referente a las vocales como en los diptongos y en la serie consonántica.
2.3.2. Comentario gráfico de unfragmento de laEstoria de España (Primera Crónica Generaf ed' de Ramón Mànéndez Pidal, Madrid, 1978, 3" reimpresión) Como fruto de tal tarea reguladora podemos encontrar obra alfonsí' escrito de la siguien la luz de Ia a que no está exento Prescindimos Ëtiti"t textual de conscientemente:
Texto Much era bien andant Eneas en Affrica con la reyna Dido: primeramientre que auie a ella por muger' que era muy fermosa 'e mLry sesuda; dimas que auie el sennorio de Carthago e de tod aquella tierya, e fazien todos quant grandes riqueTas ademas quel diera Carthago auie un grand temPlo que onra d'Escolapio quando Poblara la ouiessen mayor sabor de uenir fazer y oration, fiziera y pintar muchas estárias de los grandes fechos que acaescieran por el (1 mundo, e s ennaladamientre la de Tr oy a q ue fuer a aun p o c s azon auie.
Comentario Vocalismo. Encontramos en el texto una alternancia propia
Diacronía y gramótica histórica de la lengua espatlola
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auie). Son, asimismo, intercambiables las grafías , y (reyna, y, junto a bìen, cíbdat) cuando representan valores vocálicos. Los diptongos castellano encuentran representación estandarizada Qtrimeramìentre (fuera).
Por lo que se refiere al vocalismo general conviene tener sierppre presente la procedencia precisa de cada una de las vocales reflejadas en el texto, pues, en ocasiones, los usos medievales ylos actuales no son coincidentes, siendo así que las vocales documentadas en los textos antiguos pueden ser más regulares, esto es, más esperables por la evolución que presentan a partir de su étimo correspondiente: tal es el caso de la de estoria, así como de la inicial de ouo (procedente de HABUIT contnetdte.sis de lul) o de sopo (procedente, a su vez, de SAPUIT, con igual metátesis del elemento velar). En todos estos casos, los resultados vocálicos son regulares: las alteraciones posteriores han sido debidas en su mayor parte a procesos evolutivos de reestructuración sistemática producidas en castellano con posterioridad (se ha adoptado la vocal / rl para las formas de pasado: hubo, supo) o bien a otro tipo de ajustes esporádicos, como es el caso de la latinización que ha tenido lugar en historia
y alófono del fonema |il, atya representación gráfica es
mayoritariamente hasta el siglo XY (dechos,fazer). Por su parte, la latina no suele recibir representación gráfica
María Teresa Echenique y María José Martínez
88
alguna en la lengua medievat (de ahí que encontremos en el teito onra, auie), excepción hecha de los casos de latinismo gráfico (que, en el texto que nos ocupa, son inexistentes)' Hay ótros latinismos gráficos que pervivirán en la lengua castellana escrita hasta época moderna y no serán regulados hasta las reformas académicas (como sucede con la de quant ola de quando).
2,4.Las grafías en el español preclásico y clásico 2.4.
1
.
Et
princþio
de la teorización sobre ortografía castellana
,du eva del érdida de ciertos fonemas y la aparición la llamada ortografía alfonsí establece de las grafías que perdurarâ, de hecho,
o menos general que estaría representada por las letras, sino a esa tradición grâhca recibida que tendía a perpetuarse, pero
que no constituía un uso uniformemente regulado'
A falta de testimonios directos del habla, las grafías que
aparecen en los textos son Ia puerta de acceso inevitable para la historia de la fonética y la fonología; pero, además, a "ãno."r partir del siglo XV comienzanaaparecer obras sobre la ortografía ãel castellano en las cuales se dan normas sobre el uso de las las que pretenden grafías y se describen las van a publicar se i"r ."flê;o. Durante los pañol' Además, la ,rt-".oio, tratados orto ación de una cierta norma s ProPuestas consiguió una a hablado de una éPoca de
Diacronía y gramótica histórica de la lengua española
89
caos ortográfico o de período anárquico previo a la ordenación académica que le sucederá a partir del siglo XVI[.
2.4.2. Los principales tratados ortográficos delos siglos XVI Y
XVII
La ortografía es el tema más polémico y el que da lugar a un mayor número de publicaciones entre las dedicadas al estudio de la lengua española en los siglos XVI y XVII. La prioridad en la enseñanza de la lengua latina hacía que las gramáticas españolas interesaran sobre todo parala enseñanza de español a extranjeros o como preparación para facilitar el posterior aprendizaje del latín, tal como señalaban sus propios autores a la hora de justificar su trabajo. Sin embargo, la ortografía, en tanto que conjunto de normas convencionales ligadas a una lécnica artificial como Ia escritura, aparecía como un problema más evidente y acuciante que las cuestiones gramaticales para aquellos que, de una u otra forma, tenían algún contacto con la lengua escrita.
Antes de Nebrija conservamos algunos textos que tratan sobre cuestiones relacionadas con la or-t ografi.a. De este tema se ocupa Enrique de Villena en eI Arte de trobar de 1433, una poética que sigue los modelos provenzales aplicándolos al castellano. También trata de cuestiones ortográficas el fragmento conservado de la que se conoce como Gramática Castellana de Palacio (por hallarse en la Biblioteca de Palacio de Madrid); pero es Nebrija el primero que estudia sistemáticamente la ortografía del español como una de las partes de su Gramática de la Lengua castellana, de 1492. Posteriormente publicaría las Reglas de Orthographía en lalengua castellana en 1517. Nebrija cita como criterio ordenador de la ortografía un principio que remite a Quintiliano, según el cual (assi tenemos de escrivir como pronunciamos i pronunciar como escrivimos o . Este principio se convierte casi en un lugar común entre los ortógrafos del XVI, quienes, al menos en sus planteamientos teóricos, pretenden, en general, continuar la línea fonetista
90
María Teresa Echenique y María losé Martínez
abierta por Nebrija. Conviene recordar ahora que la d" ia lengua castellana en época medieval
".*¿urùación había sido precoz; como
visto antes' se puede discutir el X momento en que tuvo lugar su ejecución' esto es' si Alfonso lengua intervino más o menos en la fi;ación de un modelo de XIII) o siglo del casteltana escrita (que era ya unå realidad a fines lo sucedido si tal tarea estaba Ë.,mpliáu con anterioridad; pero recon-struir de fáciles siempre no más tarde tiene otros riatices, cualquier en duda' históricamente' Lo que parece fuera de toda en todos .uro, q.," Nebrij a quirå fi;.""tu norÏna para el español ", los nivelãs de la lengua, y también en Ia fonética' se ha
las Tanto en los siglos XVI y XVII como en los siguientes gra,o*u. ortográficás pueden encontrarse en los tratados la de par-tes cuatro las de VJqrr" la ortografía es una -.ii.uf".,trådiclonal la prosodia' junto la con de lai gramáticas, división etimologia y la sintaxis; pero de ortografía escriben también calígrafoi, impresores, pedagogos, literatos' etc' publican En el siglo XVI, después de las obras de Nebrija' se I os de como afía' ogr ort la a tratados dãdicados específi camente Toledo' y accentos' AËj; Venegas (Trøciado de ortographía jf ) y Juan Lópezde Velasco (Orthographíay Pronunciación fS areorto grafías castellana-s C a s t eliana, Burgos, I 5 82 ) . Otras -ap Villalón de Cristóbal de cen dentro de gramáticas como la (Gram,itica caslellana, Amberes, 1553,) y las dos gramáticas u.rá.rl-u, publicadas en Lovaina en 1 5 5 5 (Vtil y breue institvtión principios y fundamentos de la lengva ;;;; ;p;"nd", lo, (Cro*àt¡ro 'Hespañolal de la lengua vulgar de España), y 1559 lenguas' así como en gramáticas españolas escritas en otras Lingva della (Osservationi como la de Giovanni de Miranda apuntaha se como Castigliana, Venecia, 15ó6)' Por otra parte' destidà, timbi¿n los tratados sobre caligrafiay los manuales este es ,ruâo, a los escribientes proponen normas ortográficas; (Manual de el caso de las obras deinionio de Torquemada (Libro Escribiente.s, escrito hacia 1552) y Pedro de Madariaga 1565). subtilíssimo intitulado Honra de escribanos, valencia,
Diacronía y gramdtica histórica de la lengua española
9T
En el siglo XVII, la aplicación rigurosa de los presupuestos fonetistas por parte de algunos ortógrafos, frente al respeto a las grafías tradicionales habitual entre los autores del XVI a pesar de los matices personales, hace que la polémica ortográh"u t" radicalice. Los representantes más conocidos de los presupuestos fonetistas en la ortografía en el siglo XVII son Mateo Alemán (Ortografía castellana, México, 1609) y, sobre todo, Gonzalo Correas, quien expone sus opiniones en sus obras gramaticales y en un tratado ortográfico independiente (Ortografía kastellana nuev(t i perfeta, Salamanca, 1630). Mateo Alemán se muestra partidario de seguir la pronunciación y propone Ia supresión de algunas grafías y la creación de otras; pero no se trata de una propuesta radical y aunque señala, por ejemplo, las confusiones que se dan en el uso de ciertas grafías, como sucede con , 1Ç>, y también, en el caso de los andaluces, con la , aconseja mantenerlas' El radicalismo en Ia necesidad de utilizar una sola notación paracadasonido aparece más claramente en la obra de Gonzalo Correas, quien propone, entre otras novedades frente al uso más tradicional, utllizar sólo (nazer, Vølenzia)donde antes se escribía (c), (Ç), 12) Y, por otra parte, escribir únicamente (inxenio, trabaxo) donde se utilizaba , Y (X>, dando cuenta de las transformaciones que habían hecho desaparecer cierlas oposiciones del sistema fonológico del español. Prescribe también el uso de una grafía poco habitual e incluso rechazada por otros ortógrafos, la , para representar en todas las combinaciones el fonema velar oclusivo sordo lk/ (komenzar, zinko). Las propuesta de Correas alteraba notablemente la tradición gráfica del castellano y provocó el rechazo de otros autores que defendían Ia escritura tradicional y la conveniencia de mantener
ciertas grafías etimológicas, aunque no tuvieran una correspondencia con la fonética del castellano de su época. Este fue el caso de Juan de Robles ( Censura de la ortografía que el maestro Gonzalo de Coreas. . . pretende introducir, Sevilla, | 629 y El Culto Sevillano, Sevilla, 1 63 1) y de Gonzalo Bravo Graxera (Breve discurso en que se modera la nueva orthographía de España, Madrid, 1634).
Y 92 2. 4.
María Teresa Echenique y María losé Martíne7
3. Princip ales c ues t ione s ort o gráfic as plant tratados
eada s en lo s
Los tratados orlográficos a los que nos estamos refiriendo suponen un elemento auxiliar importante a la hora de estudiar tanto el uso de las grafías como de los elementos fónicos correspondientes. Las observaciones que condenan ciertas pronunciaciones y usos orlográficos proporcionan información sobre procesos evolutivos que pueden quedar ocultos en los textos escritos
de forrna (cor-recta). Los testimonios de los ortógrafos deben considerarse, sin embargo, con prudencia, ya que la orlografía (y, más aún, la teoría prosódica y ortográfica) es, habitualmente, conservadora y tiende a mantener usos y descripciones que pueden no corresponder a la realidad de la pronunciación más general. Por otra parte, las descripciones de los or1ógrafos de esta época son intuitivas y hacen uso de términos de difícil interpretación desde la perspectiva de las modernas descripciones' Esto sucede, por ejemplo, cuando se intenta explicar la razón por la cual una (identificada con el sonido que representa) se caracterizacomo (espesa> o násperar, o a qué se hace referencia cuando se habla de mayor o menor ,rfúerza, en la pronunciación. Hay que tener en cuenta, además, que en ocasiones las descripciones se adaptan más a la tradición de las lenguas clásicas que a la descripción fónica del castellano. Los ortógrafos de los siglos XVI y XVII proponen proyectos reformistas más o menos amplios, partiendo, en la mayorparle de los casos, del uso que consideran tradicional, aunque no hubiese una regularidad ortográfica. Estas propuestas suponen unareflexión sobre el fonetismo del sistema, al que, en general, al menos en teoría, parece tenderse. En la práctica, sin embargo, se observan grafías etimológicas y usos "tradicionales" que alteran la ideal relación biunívoca entre fonemas y grafías' Cuando Nebrija se refiere a las grafías del castellano distingue entre o hcios propios (o, como se escribía entonces,p roprios )
y los que llamaba prestados o aienos, refiriéndose con estas últimas denominaciones a los nuevos valores romances de
Diacronía y gramó.tica histórica de la lengua española
93
grafras que ya existían en latín. Por ejemplo, la tiene un oficio propio en castellano que coincide con la representación del valor latino velar oclusivo sordo /l (cabra, cuero)y un oficio prestado o ajeno que sería el de la representación del fonema predorsodentoalveolar africado sordo lâ I (dicion, oficio), resultado de los procesos de palatalización en la evolución del latín al romance. Esta diferencia en la denominación muestra el prestigio del latín, que hace que se mantengan grafías etimológicas que no reflejan la pronunciación castellana, como en el caso de y en la palabra orthographia. Nebrija describe para el castellano, básicamente, las grafías que venían siendo tradicionales. Este sistema gráfico presentaba, sin embargo, algunas inadecuaciones si se pretendía que a cada sonido diferenciado le correspondiese una sola letra, según lo que parecen considerar deseable el propio Nebrija y muchos de los autores de los siglos XVI y XVII. Este problema, además, se complicará cuando se complete la transformación fonológica y las antiguas grafías se mantengan; pero incluso antes de que estos cambios se cumplan, las vacilaciones ortográficas reflejadas de manera más abundante en los tratados y, en general, en los textos escritos, se relacionan por una parte, con las confusiones que ya se venían produciendo en la pronunciación y, por otra, con la conser-vación de letras latinas que no tenían ya una relación directa con la fonética romance. Desde los primeros tratados se encuentran testimonios de la confusión entre las pronunciaciones correspondientes a . De ello se hace eco Nebrija en sus Reglas orlográficas de
los maestros la enseñanza de una distinción que, en la mayor parte de los casos, señala para la (v), o cuando representa la consonante, una articulación labiodental o bilabial fricativa. Las confusiones aparecen también al referirse à 1c), <ç> y . Se suele diferenciar la pronunciación representada por como más "blandar,, namorosa),
Martínez María Teresa Echenique y María José
94 çg
n,
lo que
se
impresionista ha relacionado con una descripción
ya
sonoro; pero d" íu -Ltor tensión articulatoria del fonema <ç> y la se que la Antonio de Torquemada en 1552 señala Los parecen casi tanto en sin testimonios sobre la
d"t"rmittarclaramenteenqué i .r -t"t de los siglo.s XVI v largo lo a grafít' estas il ;i;;" '" '"piten Mateo Alemán' ;Vo Èn 1609 !" ttu"" "to à" ella el sevillano se producía en que ;;; t"n.f. r.."bién la confusión con mismo que
9l Andalucía, pero recomienda una distinción habitual' Es pronunciación su en mantener poder no confiesa que
decómo,aP en esta êPoca, ara el esPañol
una enta
configurarán entre y No faltan tampoco las referencias a la confusión que lx), àla que haôe alusión Villalón (1558) cuando indica o xornada: :ñ; ãìm"r"rrçu haze d'ezir iarro o xarro' iornada es que Verdad pãtã"" i"¿o ," rtJtu escripto en el castellano' que 11i' consonante>' Los algo mas aspera r" p.o""ttç-i?-I:'' autores como teiimoniosìontinúãn en el XVI y, ya en el XVII, y propoconfusión total Mateo Alemán o Correas señalan una Mateo ,r"îrrtu sola grafía en lugar de ' 'jt y'*t' Mientras 3as se decanta' como ya se ha Alemán propone la 'it, indicado, Porla . Sin e grafías no fue 1o habitual en ortógrafos, que Prefieren mant la confusi¿n en la Pronunciación'
Diacronía y gramática histórica de la lengua española
95
ûna graha que se mantenía por razones fundamentalmente etimológicas. La cumple, además, según la mayor parte de
los ortógrafos, otras dos funciones. Una de ellas es de tipo diacrítico y sirwe para marcar el carâcter vocálico de cuando le sigue una vocal, sobre todo en posición inicial (hueso, que se mantiene en las palabras que la tenían en latín y que no representaban ningún sonido en castellano (hombre, humilde). Como ha podido observarse, la escritura romance se basa, fundamentalmente, en el alfabeto latino. Hay ciertos grafemas que no suelen plantear problemas (por ejemplo, los usos de 1ã), {l), ), salvo en casos de neutralización(nasales ante labial, neutralización de dentales finales, etc.); pero la plasmación de los nuevos sonidos romances supuso, en la época de orígenes, un proceso de ocreación gráfica, que, en mucha menor medida, puede observarse en los siglos XVI y XVII cuando algunos autores proponen la creación de nuevos signos, aunque ninguno de ellos llega a triunfar. Algunos ortógrafos intentan evitar los dígrafos por la pretensión de que a cada sonido le corresponda una sola grafía, entendiendo por tal un grafo o graflasimple. En otros casos, se trata de distinguir por medio de ciertos rasgos la pronunciación de las grafías que se correspondían con más de unareaTización fónica.
Nebrija propone escribir la , cuando representa el fonema romance < ô > con un rasgo sobre la h, y la , también en su valor romance, con un rasgo superyuesto similar al de la <ñ>. Obsérvese que en todos los casos se trata de dar a la pronunciación castellana una representación gráfica diferenciada, de manera que reservabaparalagrafía latina el oficio propio de la letra, frente al prestado resultado de la evolución romance, que era el sustituido. Pedro de Madariaga propone para la que representaba
ver reflej ada en la Pronunciación
la palatal africada una invertida y para la , lateral palatal, una con un Irazo que la cn)za.
96
Diocronía y gramaitica histórica de la lengua española
María Teresa Echenique y María José Martíne7
para Mateo Alemán propone la misma figura que Madariaga la con valor palatal aÊricado lê' Lla para la vibrante ãírl,ipt" y una forma der gótica <2> parala vibrante simple' Gonzalo correas también deseaba deshacer los signos comrasgos puestos, dígrafos y grafos con tilde, ligando en el dibujo los y '
ä"
Los ortógrafos se ocupan en mucha menor medida de la representaJlót d" rasgos suprasegmentales' El uso en los que la textos del acento gráficã ofrece t na irregularidad mayor las con q;; t" da en el cáso de las grafías y Io mismo sucede ,"glu, ortográficas que tratan sobre su uso' Los ortógrafos que tratados más se interesan poiesta cuestión son los que escriben colocación la todo' para lectores extranjeros yles preocupa, sobre tipos de ãel acento en la palåbra. Tratãn también de los distintos (agudo, acento gráfico á tilde recibidos de 1a tradición clásica supone no teórica grave ylircunflejo), pero su djferenciación necesariamente que se prescriba su reflejo en la escritura' pueden servir De la actitud de los tratadistas ante este asunto, como ejemplo las palabras de Valdés, en el Diólogo de la lengua' el cuando dicã qrr" pån" una ' En general, sólo se-señala
algún necesidãd de colocar u.".tto gráfico cuando pueda haber de los caso eI en tipo de confusión en la lectura, especialmente úitima la en ,rå.bo, y, preferentemente, cuando el acento recaía y unánisílaba, á"-" señalaba Valdés; pero no hay reglas claras mes para su uso ortográfico. La atención a la puntuación es, como se ha indicado' mucho menor, y esto se ha reflejado en los escasos estudios dedicados a esta cuestión, si se compara con los referidos a Ia relación entre las grafías y sonidoi. En algunos de los textos clásicos
I
97
dedicados a la ortografía española, como sucede con los de Nebrija, no hay ninguna referencia a esta cuestión. En otros casos, se dedica mayor atención los signos de puntuación o distittcione.s, según una terminología clásica que remitía a los signos que marcaban los lugares de las pausas en la lectura en voz alta enlas Artes punctandi medievales. Sin embargo, como han mostrado los trabajos recientes de Santiago y Sebastián, en los siglos XVI y XVII, los tratadistas no siguen una doctrina unitaria y las reflexiones sobre el uso de los signos de puntuación se relaciona con procesos de oralización de 1o escrito; pero también, y, en muchos casos de forma preferente, como sucede hasta la actualidad, con la articulación del discurso según criterios sintáctico-semánticos que pueden verse sujetos a modelos retóricos diversos. Por otra parte, tanto en la puntuación como en otros aspectos relacionados con el uso de las gralías, habría que contar con la labor de los impresores, que llevarían a la práctica las doctrinas teóricas sin que los autores, en muchos casos, tuviesen oporlunidad de intervenir.
2.4.4. Resumen de la relación entre grafías y fonemas en los s
iglo
s
W I -W I I, ant
e
s de la
tran sfo mtac ión fo noló gic a
Grafos y dígrafos que, habitualmente, mantienen una relación biunívoca con el fonema al que representan (una sola gralía para un solo fonema):
-
< ll > <ñ
>
lal lel lol lpl ldl lll lU lrnl lnl lAl
sacar, cosa entendimiento, tener mano, flor puerta, cuerpo dezir, perder
luna, color aquella, caballero mucho, amigo encantamiento, niebla
daño, seña
María Teresct Echenique y María José Martínez
98
Diacronía y gramdtica históricø de la lengua española
l\l lul Itl lTI
Esteuan una tres tierua <
lgl Además, es Êrecuente también, por ejemplo' la abreviatura p"i.ág.áfi.a de la nasal /n/ en posición implosiva por medio de señal que está en el origen histórico de la <ñ>;
iu -iJ-u
pronilci&r, Poniedo'
- Grafos y dígrafos
lrlfuerte
lsl sala, costa
lH querer lgl guedeia
17.I coger
yna theología alrededor
rh > rhetórica
ciego
guelTa
También aquí hay que considerar, de manera más general, además del caso de lsl, el uso de grafías dobles que no suponen una diferencia en cuanto a la pronunciación respecto alagraha simple, tal como se ha indicado más arriba: officio, abbreviar, attención, accomodar.
2.4.5
li I dexar lâ I ceniza lW christiano
Resumen de la relación entre grafías y fonemas que se ven afectados una vez cumplida la transformación fonológica
- Grafías que representan
más de un fonema:
I 6l auer
/i/ rnysterio lil mio lr I honra lzl cosa lkul quando o qual /gu/ (ante < e>, ) aguero
Fonemas representados por más de un grafo o dígrafo'
Æl lî'l lzl lsl lW
Estevan
que representan más de un fonema:
lgl grande lgsl o lksl máximo lkl corer lè I ancho I:ul comtin lyl mayo lZ I semejança .jt
-
99
< Ph > PhilosoPhia fuerça <ç>cclçar cera reja muger sala,mes assentar'toviesse aquel comer kalendttrio < ch > christiano
Norma septentrional
-
lel lgsl
lX I
o
tw
lksl
Norma meridional
lgl faspiración)
lX I
tot
gato,gente,jamás
faspiración) examen, relox
lW
tq]
cøsa, bronce
Fonemas que son representados por más de una grafía:
lbl
< 1>
Norma septentrional
doblar división diuisión
Norma meridional
l0t
tçl
<ç>
tçl lxl
ttl
<-ss->
Iaspiración]
Y María Teresa Echenique y María José Martínez
100 2. 4.
Ortogr aha 6. C oment ario gr áfic o de un fragment o de la de Jesús Castellana ñ mot"o Alemán ( 1609), edición de México' Roias Garcidueñas, México' El Colegio 1950 qté
Diacronía y gramdtica histórica de la lengua española
101
*-irEõ ¿ì.eÍ./lp¡; f fin dudrrno acoresia,
l¡ lengu¡ ætnþ n endcr¡tdl¡no,id
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diciones cír{ ol conßr-. oDunciAcion cDrctrnlen
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c¡rrcfto[lcn.l¡s àlas c¡a onunciaG thcfb¡orpd con otlos dcfta rnane. o lc diæ accmice, i li
clalbacca, iàclal-, po¡¡e, digr.g;lgq dg C¡nGa-
Y 102
María Teresa Echenique y MarírL José Martínez
Comentario
Diacronía y gramd.tica histórica de la lengua española
103
Rechaza también la doble grafia en el caso de los superlativos que proceden del latín -rsslvrus; con la terminología habitual en los tratados ortográficos y gramaticales de la época, piensa Mateo Alemán que (la voz" sólo nhieren a una s (5-ó) y, por tanto, la duplicación es (arrogante y no apropiadar. Más adelante, considera también innecesario conservar otras consonantes dobles que no responderían a la pronunciación, como sucede con < ff > en affeminado o en offrescimiento, así como los dígrafos que servían para representar en latín las aspiradas griegas (Matheo, thesoro la línea 34), (philosopho), pero que en nada diferían -en de los representados, respectivamente, por y , por lo que prefiere escribir Mateo, filósofo, sétimo, etc. (32).
Además de rechazar las grafías basadas en criterios
correspond a a la Pronunciación'
etimológicos o de respeto a las pronunciaciones que existían en las lenguas de origen (24-25), el principio fonetista ileva a Mateo Alemán a hacer otras propuestas que afectan al alfabeto del español y esto puede observarse en algunas peculiaridades de su propio uso ortogrâfico. Quizás la más evidente es el empleo de una grafía innovadora <2> para representar el fonema vibrante simple I r I : imp o 2 t a (línea 1), 92 an (3), e s t 2 anj er o (4), pone2 (6), impe2tinente (8), cie2to (15), etc. Esto hace innecesario el uso del dígrafo , ya que, en la norma que propone, reselva el uso de para representar, en cualquier posición, el fonema vibrante múltiple, aunque en el texto aparece arrogantes (7) junto a razon (12). El rechazo de los dígrafos, frecuente entre los ortógrafos que defienden el uso de una sola grafiaparacadasonido (o fonema, en la terminología moderna) hace que Mateo Alemán proponga sustituir la por , aunque no siga su propia regla en el texto, donde se lee quien (29, 33), quisie2e (21), etc.. Del mismo modo, rechaza el uso de para el fonema palatal africado sordo y propone el uso de una grafíasimple que se alejaba del uso tradicional, pero que ya había sido utilizada anteriormente por algún otro ortógrafo, como Pedro de Madariaga en el siglo XVI. No afecta, sin embargo, este rechazo, siempre en el caso de Mateo Alemán,
Y 104
a la <11> que aparec e etc.
Matía
TerescL
Echeniclue y MarícL José Martínez.
eî llegan (l1') , hallo (14) , castellano (23) ,
Por otra parte, el autor varía el uso tradicional de , y y utiliza sistemáticamente en el texto la , aunque, en las reglas teóricas defiende una diferencia de pronunciación entre
, señalando que esta últim¿ s5 omás tenue i se pionuncia casi como el silvoo por lo que, según señala, debe ãvitarse la confusión frecuente de pronunciar dixe por diie.La referencia a la confusión es, en este caso, ilustrativa del cambio fónico. En cuanto a la , propone utilizarla sólo para representar el fonema velar oclusivo sonoro /g/. Mantiene Mateo Alemán las grafías 12), 1c) y <ç> y escribe
.jt y
(ll)
cie2to (15) , gaçafatón (I9),p2ecetos (22),recibie2e (23),vezino (27), elc. Sin embargo, a la hora de hablar sobre estas letras señala que (andan confundidas) no sólo entre sí, sino con la y se queja de que esta confusión se achaque sólo a los andaluces. Ante estas confusiones, recomienda mantener diferenciadas las pronunciaciones y las grafías; pero reconoce que él mismo, sevillano, no es capaz de mantener siempre estas distinciones. Efectivamente, en el texto delaOrtografíapueden encontrarse testimonios de una pronunciación seseante y así, en este fuagmento, escribe aspe2esa (3), iusgo (14) y p2eciza (25).
dezi2 (6) , razón (12) , necesa2iamente
,
Como muchos ortógrafos fonetistas, Mateo Alemán prefiere el uso de para la conjunción copulativa en castellano, según el principio de que esta grafía siempre debe corresponder a la voÈal /i/, como aparece en mui (19), foente a :urilizada siempre para la consonante lyl, corno enayalo Qa)V suya (26)' Del mismo modo utiliza la con valor consonántico y la sólo como vocal, como ensupe2lativo (5). Mantiene, por tanto, la diferencia entre y basándose en una supuesta diferencia de pronunciación que recomienda mantener. Para evitar la confusión, al hablar de la explica el sonido que conviene a cada una de estas grafías y marca para la una articulación labiodental (nhi2iendo el labio de abajo, acompa-
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ñado de la lengua, en los dientes altos"). Sin embargo, tanto al referirse a una grafia como a otra, reconoce que ,,muchosu las confunden en la pronunciación de la que ya dan cuenta los ortógrafos del siglo -confusión XVI- y no ofrece criterios ortográficos claros que permitan distinguirlas. Como sucede con otras grafías en las que no hay una relación clara con sonidos diferenciados, por ejemplo con < z >, < Ç > y, para el sevillano Mateo Alemán, con < s >, que se confundía con las anteriores, el autor acaba reconociendo que es la lectura de textos con orlografía correcta lo que enseñará a distinguir su escritura y pronunciación. Se trata,por tanto, de enseñar a leer lo que se escribe y no de representar lo que se pronuncia. Alemán da cuenta en este texto de la falta en su época de una ortograha unitaria para el castellano y refleja, al rechazarlos, los criterios que, de manera contradictoria, regían su uso. Mateo Alemán y sobre todo, posteriormente, Gonzalo Correas, se presentan como los representantes de la radicalización del principio fonetista en el XV[, lo que dio lugar, a su vez, a la radicalización de las propuestas etimologistas que aparecen en los tratados de autores como Juan de Robles o Gonzalo Bravo Graxera. El principio fonetista que proponía reflejar la pronunciación de la lengua venía siendo enunciado desde la primera propuesta ortográfica nebrisense; pero su aplicación presentaba dificultades que ya resultaban evidentes a fines del XVI, de
manera que el propio Nebrija utilizaba grafías de tipo etimológico y escribía, por ejemplo, orthographia con.tht y , dos de los dígrafos rechazados por Alemán en este fragmento. El rechazo de las grafías etimológicas muestra, de hecho, que este tipo de notaciones estaban en la tradición grâhca española junto con una tendencia fonetista que se considera predominante y que, habitualmente, se hace parlir de la adecuación de la orlografía alfónsí al sistema fónico de su época.
Mateo Alemán forma parte de los "neógrafos, que propusieron la utilización de grafías más o menos novedosas en cuanto a su trazo, pero que se alejaban de la tradición gráfica del
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ambiénenesto Nebrija el enlace gráfico Por como o ' Sin
cas fue me
ciación (líneas 30-31). En todo caso, es imporlante destacar que, como adelantó Nebrija, ni las propuestas de Mateo Aleman ni las de otros ortógrafos consiguieron ser generalmente aceptadas yla fijación de la ortografía española no se prodrrcirá hasta qûe apaÍ:ezca una institución oficial como la Academia Española.
2.5. Las grafías en el español moderno (siglos XVIII-
xx)
2.5.1. Los tratados ortográficos de Española
la Real
Academia
A principios del siglo XVIII la última graî revolución
fonolågica áel español se había cumplido. El sistema fonológisus dos ,torrnu., eraya el que ha perdurado ha-sta la "ori "o, actualidad y qìlle se conoce como sistema del español moderno. Sin embarg", tu orlografía castellana continuará utilizando en buena *"ãidu, para representar los nuevos fonemas, grafras tradicionales que correspon dían a distinciones fonológicas ya desaparecidas. En 1714 se constituye oficialmente la Real Academia Española a partir de una tertulia que se reunía en casa del Marqués
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de Villena, quien se convertiría en su primer director. El primer proyecto de la institución era elaborar un diccionario para el español como el que ya habíanrealizado las Academias italiana y francesa para sus respectivas lenguas. La elaboración de esta obra, basada en una ordenación alfabética de los vocablos, enfrentó a sus autores con el problema de la ausencia de una norma ortográfica unitaria para el castellano. En el Discurso proemial sobre Ia orthographía del castellano que apareció en el primer volumen del Dic cionario de Autoridades (17 26- 17 39), la Academia hace su primera propuesta ortográfica, en la que indica explícitamente que no pretende dictar una norma general, sino establecer unos criterios para su propio uso. A pesar de esta inicial falta de pretensiones, la Academia decide solicitar al rey en 1738 que (mande observar) en todo el reino la ortogralía académica y solicita privilegios de impresión de los tratados en los que se recogerían sus indicaciones.
En 17 41, se publica la primera ortografía de la Academia en un volumen independiente que ya presenta novedades respecto a las propuestas iniciales. En sus primeras obser-vaciones sobre esta cuestión, los académicos intentaban conjugar la pronunciación, los usos recibidos y la etimología. En sucesivas ediciones, se producirá una aproximación al principio fonetista, aunque manteniendo grafías tradicionales que no tienen una correspondencia biunívoca con los fonemas del español actual. Entre 1726y 1B 15, la Academia Española establecerá el sistema ortográfico que, en lo fundamental, ha llegado hasta la actualidad. 2.5.2. Evolución de la ortografía académica Ya en 1726,IaAcademia toma aigunas decisiones or-tográficas que se siguen manteniendo:
- Supresión de la <ç>. - Fijación de para
la consonante y para la vocal.
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criterios' al menos hay diferenen teoría, etimológicos, aun reconociendo que no cia en Ia pronunciación.
- Mantenimiento
de la y ia con
tuida por la gtalía simple en 1763)' como ' ' - Mantenimiento de grupos consonánticos etc.
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como hoy se utilizan en español, suprimiendo la utilización de en todos los diptongos situados en interior de palabra (reino). La Academia no sólo ha establecido el uso ortográfico de las grafias, sino de otros signos gráficos. En 1770 se sustituye el llamado acento grave < '> por el agudo . 't, que es el de la norma actual. Por otra parte, se establece también la consideración de los dígrafos y como letras del alfabeto español en la segunda edición de la Ort o grafía, en t7 5 4 y, de forma más clara, en la ordenación de la cuarla edición delDiccionario, en 1803.
La dificultad que esto suponía, entre otras cosas, para la
ordenación alfabética de tipo informático en el ámbito internacional, hizo que, en 1993, ei X Congreso de la Asociación de la Academias de la Lengua Española decidiera volver, no sin polémica, a la ordenación clásica e incluir las palabras ernpezadas por estos dígrafos dentro del apaftado dedicado a la < c > y a la < I >, respectivamente. Fue fundamental la decisión de la Academia en la fijación de
cierlos grupos consonánticos en 1o que se refiere al mantenimiento de las consonantes implosivas. En las descripciones sobre la pronunciación de estos grupos, los ortógrafos anteriores se muestran vacilantes, pero la tendencia general parece ser la simplificación. La Academia suprime ciertas consonantes implosivas o acepta su supresión, como en el caso desustancia o trasladar, pero mantiene otras y este mantenimiento ha influido en la conservación actual en la pronunciación culta general, frente a la tendencia a la sílaba abierta que se ha señalado como característica en la evolución histórica del castellano.
2.5.3. Ortografías no clcadémicas La aparición de la ortografía académica no supuso el fin de la publicación de otros tratados ortográficos. Algunos autores acusaron a la Academia, sobre todo en un principio, de excesivo respeto a la etimología y propugnaron un mayor adecuación
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del sistem a grâLhco a la realidad fónica. Es el caso de autores como Antonio Bordazar (1728 y 1730) o Benito de San Pedro (17 69),ya más conciliador con las normas académicas, aunçIue sin sujetarse a ellas. No faltaron, tampoco,las or[ografías con propuestas fonetistas radicaìes como la de José Ipólito Baliente (td él escribía su propio nombre), en 1731, a Ia que "o-o respondieron ortógrafos etimologistas como Gabriel de Artabe (Hypolito contra Ipolito, El Español vindicado, Madrid, 1732). Desde el momento en que aparece, la ortografía académica se convierle en inevitable punto de referencia para toda propuesta ortográfica. De forma efectiva, sin embargo, tardaría en imponerse, en gran medida por la falta de leyes generales relàtinas a la educación, de manera que a principios del siglo XIX continuaba sin haber, realmente, una ortografía general del español. Incluso cuando, en 1'844,Ia ortografía académica se declara oficial en la enseñ a¡y,apo¡ parte de la reina Isabel II, se acepta la utilización de otras ortografías en las publicaciones de particulares. Finalmente, sin embargo, el peso de la instituciói,la generalización del control estatal de la enseñanzayla luerzade la industria editorial hizo que la norma académica se fuera imponiendo para todos los usuarios del español.
2.5.4. Las propuestas de reþrma ortogrófica en los dos últimos siglos La progresiva implantación de la ortografía de la Academia vino ácompañada, prácticamente desde un principio, de la aparición de propuestas reformistas que, en general, pretendían simplificar las reglas académicas. Estas propuestas' aunque no faltan en España, tuvieron especial interés en América, sobre todo en el momento de la independencia de los países de habla española. Antes de que el proceso independentista se completara, dos americanos, Andrés Bello y Juan Garciadei Río, publicaron en Londres, en 1823, s:us Indicaciones sobre la conveniencia de
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simplificary uniformar la Ortografía en América. Los autores de las Indicaciones rentiten a la tradición española de reforma ortogrâhca desde Nebrija hasta las sucesivas propuestas de la Academia y, a pesar de la referencia a América, proponen una reforma de la ortografía del español en general, sin pretender reflejar las peculiaridades fonéticas del español en América. Lo que deseaban, con una voluntad pedagógica que propugnaba la extensión de la alfabetización, era avarrzaÍ: en la línea del fonetismo que busca la relación biunívoca de las grafías con los fonemas. Su proyecto presenta una implantación en dos etapas. En un primer momento proponían Ìas siguientes reformas:
- El fonema velar fricativo sordo ly mente por . - El fonema - Supresión | | |