DESCUBRIENDO LA EMUNAH La historia de vida del Rab Shalom Árush, Parte 1: Mi vida es una historia sobre el descubrimiento de la Emuná. Aunque mi procedencia y detalles biográficos pueden parecer bastante lejanos de los de ustedes pronto verán que aun tenemos mucho en común. ¿Cómo es que puedo hacer tal declaración? Muy simple – ustedes son mis hermanos y hermanas. No hay que tener un doctorado en genealogía para entender que compartir el mismo padre nos hace hermanos y hermanas. Ustedes y yo tenemos el mismo Padre – nuestro amoroso Padre en el Cielo. Tan pronto como descubrimos este hecho importante, podemos vivir en verdadera paz – no sólo con nosotros mismos, también el uno con el otro. Para poder encontrar a nuestro Padre Celestial, se necesita Emuná. La Emuná es la pura, simple, y firme fe en el Creador del Universo. Cuanto más crees en Él, más Él se te revela Estoy seguro que esto te parece un poco extraño. La lógica dice: “Primero muéstrame al Creador, y luego yo creeré en Él”. En realidad, yo “desafié” a Di-s de este mismo modo hace casi cuarenta años. Buscaba algunas serias respuestas en la vida que nadie podía darme. Levanté mis ojos hacia el Cielo y le pregunté a Di-s si realmente existe o no. Él sabía que yo sinceramente buscaba la verdad, entonces Él no vaciló la contestación. Déjenme contarles sobre esto: Los primeros años Nací en una familia judía tradicional en Bnei Malal, Marruecos. Mis padres eran muy religiosos, pero yo fui educado en una escuela francesa secular llamada "Aliáns"(“Alianza”). Yo tenía la tradición judía a todo mi alrededor, pero prefería ir a la playa en Casablanca que asistir a una plegaria diaria en la sinagoga. Parecía como si el mundo secular me estaba atrayendo como un imán, y yo lo disfrutaba. Tenía doce años cuando toda mi familia, mis padres y hermanos, abandonamos nuestra vieja casa en Marruecos, e inmigramos a Israel. Como estudiante de la escuela secundaria, en la atmósfera muy secular de una escuela secundaria pública israelí, la religión y yo simplemente nos despedimos. Yo tenía otras cosas mucho más emocionantes de hacer en mi opinión. En 1970, me incorporé a las Fuerzas de Defensa de Israel (Tzáha”l), como paramédico aéreo en la elite Unidad de Rescate de la Fuerza Aérea, la Unidad (militar) 386, que es conocida hoy como la renombrada División 669 de la Fuerza Aérea. Participé en docenas de espeluznantes misiones que incluyen el rescate de pilotos derribado tras las líneas enemigas en la Guerra de Yom Kipúr de 1973. Varias veces, yo fui el paramédico del equipo de helicóptero que voló con el Ministro de Defensa Israelí Moshe Dayan. Tomé mi trabajo en serio, y hasta aprendí a realizar cirugías de campaña por medio de prácticas sobre cadáveres en el Instituto Israelí de Patología y Medicina Jurídica de Abu Kabir, cerca de Yáfo. Yo ya me había acostumbrado al manejo de cadáveres y mutilados de todo tipo por las tantas situaciones espantosas de la guerra. Mis compañeros y yo nos transformamos en “duros”, como una clase de mecanismo de defensa para impedir volvernos locos. Hablábamos a los cadáveres como si estuviéramos bromeando con ellos. En realidad, la broma estaba en mí, como ya veremos más adelante.
La universidad Después de la Guerra de Yom Kipúr, fui liberado de mi servicio militar. Soñé con ser aceptado en la Facultad de Medicina, pero mis notas en humanidades no eran bastante altas. En Israel, hay poca posibilidad de entrar a la Facultad de Medicina si todas tus notas no son óptimas. Pero mis notas altas en matemáticas y ciencias tanto como mi perfil personal eran justamente lo que necesitaba para ser aceptado en la Escuela de Medicina en Canadá. Pero, obviamente Di-s tenía otros planes para mí; una herida que recibí en el servicio militar de reserva era Su modo de impedirme viajar a Canadá. En aquel momento me sentí profundamente decepcionado. Hoy mirando hacia atrás, es obvio que mi herida era un regalo Divino para hacerme quedar aquí en Israel, como entenderán más adelante. Fui aceptado a la Universidad de Tel-Aviv donde comencé a estudiar economía y contabilidad. Cuando terminó mi primer año de estudios superiores, me sentí en el pico del mundo. Tenía mi propio coche, lo que era a principios de los años 70 un signo de estatus fenomenal para un joven israelí. Tenía éxito en los estudios, era carismático, ambicioso, bien parecido y perseguido. La vida realmente parecía de color de rosa… El Telegrama Un mensajero de la oficina de correos llamó a la puerta de mi habitación estudiantil con un telegrama: Cinco de mis mejores amigos – camaradas de armas de mi vieja unidad militar - habían en un terrible accidente de caída de helicóptero mientras todavía estaban en servicio activo. Por aquel entonces yo estaba concentrado en mí mismo, preocupado por sobresalir en la universidad y pasarla bien socialmente. Por lo tanto, no invertí demasiado pensamiento sobre el significado de aquellos cinco entierros, a los cuales a tuve que asistir en sucesión, uno tras otro. En realidad, aquellos entierros eran una buena oportunidad de encontrarse con mis viejos compañeros del ejército, aquellos que aún están vivos, más que cualquier otra cosa. Mirando hacia atrás, mi vida en esos tiempos era surrealista. Con respecto a los difuntos, había una interrupción entre cada entierro de modo que los amigos comunes pudieran asistir a cada uno de ellos. Pero, durante una de las interrupciones, mis compañeros y yo fuimos a un restaurante oriental en Yáfo. Ni mencionamos a los difuntos. Sólo hablamos del menú, nuestras propias vidas y de pasar buenos ratos. En esos días me gustaba el arte, entonces después de la comida, fuimos a una exposición de pinturas surrealistas en una cercana galería de arte en Tel-Aviv. Entierros, restaurantes orientales, galerías de arte – seguramente esto parece extraño para ustedes pero es sólo un pequeño ejemplo del retorcido concepto de vida de “vivir el momento, y al diablo el mañana” que hemos vivido. Yo debería haberme mirado en el espejo – yo era mucho más surrealista que las pinturas que vi en aquella galería. Pero, yo estaba abúlico hacía ya mucho tiempo. Pronto, mi alma me recordó que todavía estaba vivo, en lo más profundo de mi ser. Una vez que los cinco entierros terminaron y mis amigos y yo tomamos nuestras distintas direcciones, me encontré de repente muy solo. No más compañerismo, sólo profundas, fastidiosas e inquisidoras preguntas. Comencé a pensar en los cinco entierros. Sentí un remordimiento profundo – éstos eran mis camaradas de armas, habíamos estado juntos en peligro de vida.
Habíamos dormido, comido, reído, llorado, sudado y sangrado juntos. Pasamos tanto por el proverbial infierno como por las aguas profundas juntos…
EN BUSCA DE SENTIDO ¿Por qué continuar corriendo por un laberinto de ratas cuando al final todos vamos a morir? ¿De qué sirve todo esto? ¿Por un pedazo de queso al final?…. La vez pasada interrumpimos el relato cuando un mensajero de correos le trajo al Rabino Arush – en aquel entonces un laico estudiante de la Universidad de Tel Aviv – un telegrama informándole que sus cinco mejores amigos habían muerto en un accidente de helicóptero. Una voz gritó desde lo más profundo de mi interior: "¿¡¿De qué sirve todo esto?!?". De repente pensé seriamente en la muerte y en el significado de la vida. Estuve expuesto demasiado a la muerte, desde cadáveres hasta muertos en batalla. Suficientes cadáveres habían encontrado su lugar en mis propias manos. Pero ahora, con respecto a la muerte de mis cinco amigos más cercanos – qué me fueron arrebatados de un solo golpe – las cosas eran diferentes. Mi mecanismo de defensa desapareció como una capa fina de laca que se rasca con la uña. ¿Por qué continuar corriendo por un laberinto de ratas cuando al final todos vamos a morir? ¿De qué sirve todo esto? ¿Por un pedazo de queso al final? ¿Y qué si me convierto en un doctor en economía y un genio financiero reconocido? ¿Qué diferencia hace si gano cien millones dólares? Me voy a morir de todos modos. En el ataúd, ni siquiera voy a poder disfrutar del trozo de queso que le dan al ratón... Simplemente, la vida no tenía sentido. Una vida seguida por la muerte sin sentido me parecía inútil. Los seres humanos estamos enraizados con un cierto rasgo – no podemos quedarnos haciendo algo que no tiene sentido. El vivir una vida que no tiene sentido se volvió agrio. Los sueños de graduarme con honores, dinero en el bolsillo, estatus y el éxito profesional ya no me satisfacían, ni tampoco las emociones baratas, las novias y las fiestas. Necesitaba algunas respuestas, pero ya... La matemática siempre fue mi punto fuerte. La vida se convirtió en una ecuación a la que le faltaba una variable. No pude encontrar las respuestas a mis preguntas sobre "¿qué es todo esto?" dentro del contexto de este mundo. Hice una larga caminata y dejé que mi mente imaginara. Entonces, pregunté algo. ¿A quién? Realmente no lo sabía, pero sabía que estaba reclamando a algo o a alguien mucho más alto que el cielo azul o los vientos suaves del Mediterráneo. Una hipótesis extraña entró en mi mente que parecía ser la variable que faltaba. ¿Tal vez hay un Creador del Universo?
Hablándole a Di-s Con la inocencia de un recién nacido, comencé a disparar una serie de preguntas en dirección al horizonte de oro y carmesí mientras se ponía sol: "Di-s, Creador del Universo, ¿existes de verdad? ¿Estás realmente allí? ¿Me oyes? ¿Me amas?". Estaba realmente caminando en una cuerda floja al preguntar "¿Me amas?". Mis padres eran religiosos. Nos enseñaron la diferencia entre el bien y el mal. Sin embargo, toda mi vida hice cosas que transgredían la voluntad de mis padres, la moralidad básica, nuestra religión y las tres a la vez. Debería haberme avergonzado de mostrar mi cara delante de Di-s. Sin embargo, no lo hice. Pensé en cuánto amor incondicional les daría a mis hijos en el futuro. Pensé en cómo las aves y los animales en el corral y en la naturaleza tienen el instinto innato de amar y de proteger a sus crías. ¿Acaso podría Di-s ser Di-s si Él fuese menos compasivo que yo o que una gallina o una vaca? Con pensamientos que un verdadero Di-s debe ser como un padre cariñoso y dispuesto a perdonar en mente, fui aún más audaz: "Di-s, si Tú Eres realmente Di-s, entonces debes de amarme, pero yo no lo siento todavía. ¿Estás dispuesto a escucharme a pesar de que no siempre he hecho las cosas que habrías querido que yo hiciera? ¿Es Tu amor incondicional? ¿Realmente me creaste? ¿Estás allí o soy simplemente un tonto hablando con el aire? " En Israel, crecemos en el realismo crudo. Sabía que no era un tonto, hablándome a mí mismo. Podía sentir algo – totalmente inexplicable – como si no estuviera solo. Sin embargo, miraba a mí alrededor, y nadie estaba a la vista, es decir, nadie con cualidades corporales... De repente, sentí una chispa en mi mente. Recibí una revelación sorprendente – impresionante y sin embargo, tan simple. Puse mi mano sobre mi pecho y sentí mi ritmo cardíaco. Miré a mi alrededor otra vez y no estaba conectado a una máquina o a un generador. Gracias a Di-s, no tenía un marcapasos ni ningún otro dispositivo artificial. A pesar de todo lo que hice mal en la vida – todas las cosas de las que estaba avergonzado – mi corazón seguía latiendo. No hubo un rayo que me hiriera. Me pregunté: ¿Haría yo favores a alguien que siempre hace cosas que me molestan? ¡De ninguna manera! Así que si realmente es Di-s Quien está masajeando mi corazón ahora mismo y dándome una vida continua, ¡Él realmente debe de amarme! Sentí un calor en la espalda y una especie de escalofrío en las extremidades. Era como si una fuerza espiritual dentro de mi cuerpo me estuviera diciendo, "Sí – ¡Él realmente te ama! ¿No lo sientes?". En ese momento, clamé de nuevo: "Si realmente me amas, ¿estarías dispuesto a demostrármelo con mayor claridad?"; pensé que si yo tuviera un hijo alejado de mí – incluso un convicto que pasó tiempo tras las rejas – qué feliz sería si ese hijo de repente llegara a casa. Y una vez más, un verdadero Di-s seguramente sería mucho más compasivo y afectuoso que yo. Por supuesto que me escucharía, sin importar lo malo que soy… "Oye", me sorprendí, al igual que la sacudida de un comandante a un soldado con neurosis de guerra. "¿Quién está poniendo todos esos pensamientos en mi cabeza?". El instantáneo pero inolvidable viaje de mi primera ola espiritual había terminado, y ahora las dudas se estaban despertando, como perros que huelen a un ladrón...
¿Quién es el ladrón? ¿Los pensamientos agradables que tal vez hay un Di-s que me ama y me escucha? ¿Qué me están robando, una existencia de carrera de ratas sin sentido y totalmente ilógica? El debate continuó. Estaba confundido y todavía no tenía las respuestas que me satisficiesen. Después de experimentar mi primera ola espiritual y la caída que le siguió, decidí poner a prueba a Di-s. Quería respuestas. Quería disipar toda duda. Quería saber la verdad, porque una guerra de "creencias versus no creencias" ahora arrasaba en mi cerebro. No podía seguir así…
EL DESAFÍO DE LA EMUNA La vez pasada, llegamos al punto en que una guerra de creencias vs no creencias se estaba desarrollando en la mente del Rab Arush – en aquel entonces un laico estudiante de la Universidad de Tel Aviv. Él simplemente no podía continuar así.... Una cosa era más evidente cada vez para mí – que mi vida no dependía de mí. Pero si yo no controlo las cosas, entonces, ¿quién lo hace? Le di a Di-s una serie de desafíos directos, algo que en retrospectiva parece una insolencia de mi parte. Pero lo hice con el deseo puro e inocente de conocer la verdad. Yo decía, "Creador del Universo, quiero creer en Ti, pero no puedo verte en sentido corporal. Por favor, muéstrame que realmente eres el Dueño del Mundo. Muéstrame lo que puedes hacer. Si realmente tienes todo bajo Tu control, entonces eso significa que también controlas la mente de mi hermano David. Por favor, infunde en la mente de mi hermano el deseo de verme en este momento, lo antes posible"… Mi hermano David era un militar de carrera en el ejército, y estaba sirviendo en una base lejana. En los últimos años, se había alejado de la familia. Yo no lo había visto en mucho tiempo y lo extrañaba mucho. No sabía que mi petición había empezado a girar las ruedas Celestiales. Solamente pasaron sesenta minutos cuando alguien golpeó a la puerta de mi dormitorio. La abrí y… ¡David estaba allí! Actué como si no estuviera sorprendido, pero era obvio que estaba asustado. Nos abrazamos y David me dijo: "Hola, querido hermano… Me acaba de ocurrir algo muy extraño. De repente me dieron un permiso del ejército y quise volver a casa, pero tuve un deseo irresistible de verte. Sentí como si el coche tuviera alas – pues todos los semáforos estaban verdes y casi no había tránsito en todo el camino". David se quedó un rato y se fue. Quería darle las gracias a Di-s por Su señal incuestionable, por Su aceptación de mi reto, y por cumplir mi petición con tanta rapidez. Y de pronto, comenzaron las dudas. Lo podríamos llamar un "Comité de Dudas" en mi cabeza. Más adelante, aprendí que este no era más que el "Yétzer HaRá" - la Mala Inclinación- que trata de
arruinar nuestra paz interior y nuestra felicidad que se obtienen mediante la Emuná y nuestra relación personal con el Creador. Y así fue el procedimiento: Yo: ¡Guau!, Di-s realmente me dio lo que Le pedí. Mala Inclinación: Vamos, Shalom, no seas tonto. ¡David ya estaba en camino a tu casa por su propia cuenta! Yo: ¡Eso no es cierto! La Universidad de Tel Aviv está fuera de su camino. Tuvo que conducir hacia el oeste desde su base para llegar hasta aquí, ¡y él vive al sur de la base! Y además, ¿cómo es que de pronto le dieron el permiso? ¿Y cómo hizo para llegar tan rápido a pesar de que era en la hora de más tránsito? Mala Inclinación: ¡Ja ja - gran cosa! – ¡Estas coincidencias ocurren todo el tiempo…! Yo: ¡¿Crees que soy tan tonto como para creer que mi hermano – a quien no he visto en diez meses – de repente recibe permiso de su base en la frontera con Jordania y llega a mi puerta unos sesenta minutos después de que Le pedí al Creador que me diera una señal?! ¡¡Las posibilidades no son ni siquiera una en mil millones!! Mala Inclinación: Vuelve al mundo de la realidad, Shalom. Sé racional... Fui mucho más racional que las dudas. Las despedí, pero todavía no estaba satisfecho.
Exámenes Finales El día de la visita inesperada de mi hermano se produjo sólo dos días antes de los exámenes finales. En la Universidad de Tel Aviv, el curso de Economía es conocido como "El Herbicida", ya que elimina a los estudiantes más débiles. Cualquier estudiante de primer año de finanzas o contabilidad no puede continuar su segundo año sin una buena calificación en Economía. Históricamente, 40% de la clase de primer año no pasan este curso. Necesitaba un descanso de mis estudios, así que hice un paseo por un lugar tranquilo, un camino rodeado de árboles, retando al Creador una vez más. "Di-s, si realmente existes y manejas el mundo, entonces Tú sabes cuáles son las preguntas que estarán en el examen final de Economía. Me quedan 48 horas para prepararme para el examen, pero para poder revisar todo el material del curso necesito mucho más tiempo. Ayúdame a que repase precisamente el material que va a aparecer en el examen. Ayúdame a sacar una buena calificación". Una vez más, mi petición era un deseo inocente de conocer la verdad en lugar de una prueba fastidiosa para Di-s. Probablemente se imaginarán lo que pasó. Las preguntas del examen final fueron exactamente las que había estudiado. Sabía las respuestas perfectamente. De acuerdo con la tradición, más de un tercio de la clase de primer año en la
Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales no aprobó el examen. Recibí un 98, y me encontré en camino a la parte superior de la Lista del Decano. Una vez más, el Creador me dio lo que Le pedí. Una vez más, me había mostrado que Él escucha mis oraciones hasta en el más mínimo detalle. Me estaba dando a conocer que Él estaba allí para mí - las 24 horas del día. No necesitaba un guía ni un intermediario ni ninguna casa de oración y ni siquiera un libro de plegarias escritas. Todo lo que necesitaba era abrir la boca y hablar con Él en mi propio idioma, incluso en mi propio estilo de hablar. Y una vez más, el "Comité de Dudas" volvió a mi cabeza: Mala Inclinación: Vamos, Shalom – ¿Qué es esto de “hablarle a Di-s”? Lo que ocurrió fue que te esforzaste mucho para ese examen y simplemente entendiste cuál sería el material relevante, y te preparaste en forma acorde. ¡Tú eres el que merece el crédito! Yo: ¿Ah sí? ¿Y qué pasó con todos los otros exámenes finales, como en Cálculo, que fue mucho más fácil para mí que Economía? Yo conocía mejor la materia, el examen final fue mucho más fácil, y sin embargo - ¡sólo saque 92! ¡No me puedes engañar! Mala Inclinación: Veo que sigues siendo primitivo... A lo mejor suena raro, pero la Mala Inclinación consiguió poner las suficientes dudas en mi cabeza para hacerme probar a Di-s por tercera vez. Mirando hacia atrás, es impresionante la increíble paciencia del Creador. Mi deseo inquebrantable de conocer la verdad y de estar completamente seguro de ella, me llevó a seguir hablándole a Di-s. Probé también a mi Mala Inclinación y busque una justificación para el ciclo de vida y muerte fuera del contexto de Di-s y de la Emuná, la pura fe. No encontré nada, no hay razón sustancial para sacrificarme tanto para lograr cosas cuando al final me descompondré en la tumba. La Mala Inclinación hizo todo para mantenerme alejado de Di-s, pero no tenía respuestas propias. Entonces me di cuenta. ¿De qué sirve una victoria de fútbol de 100 a 0 si no hubo un oponente en el campo? ¿Por qué Di-s envía nuestras almas a este mundo material? ¡¡Todo es una prueba!! ¡Realmente puedo encontrar a Di-s y descubrir la Emuná a pesar de la fuerte oposición! ¡Súbitamente me di cuenta de que la pesada oposición espiritual de las dudas y los convenios sociales son exactamente lo que hace que la Emuná valga la pena! ¡Cuanto más difícil es el oponente, más gloriosa es la victoria! Una vez que destruimos a esa "serpiente" – la Mala Inclinación – de nuestras cabezas, que hace todo lo posible para mantenernos alejados del Creador, somos libres de caminar por el Jardín de la Fe con Di-s a nuestro lado. Eso es el Paraíso mismo. Pero mi "serpiente" no estaba muerta aún...
EL SEÑOR SONRISA Mi alma estaba sintiendo la iluminación de la Emuná. Estaba probando los dulces frutos del Jardín de la Fe, de los beneficios de tener una relación personal e íntima con el Creador… La semana pasada, quedamos en que HaShem estaba haciendo milagros asombrosos – uno tras otro – al Rab Arush, en aquel entonces un laico estudiante de la Universidad de Tel Aviv. Sin embargo, su serpiente de la duda estaba lejos de ser aniquilada... Nadie más a quién recurrir A pesar de la visita de mi hermano y mi éxito en el examen final de Economía, aún quería más pruebas. Los exámenes finales, la Guerra de Yom Kipur, y la muerte de mis amigos habían sido una carga tan emocional y grande para mí que mi cuerpo estaba comenzando a sentir sus efectos. Un par de cervezas con los amigos en una cantina local o una cita con "la reina de la universidad" ya no eran suficientes para calmar mi alma herida y hambrienta. Había empezado a tener unos dolores de cabeza insoportables que sentía como puntas de hierro en mi cráneo y qué me pinchaban el cerebro. Eran insoportables y me incapacitaban. Pasé dos semanas yendo de un neurólogo experto a otro y nadie sabía lo que me estaba pasando. Ningún medicamento me producía alivio. Finalmente se me ocurrió recurrir a HaShem. "Querido Di-s, yo quiero creer en Ti. No quiero dudar de Ti. Actualmente estoy en una posición en la que ningún médico tiene respuestas, nadie tiene una solución para mi problema. El medicamento no me alivia el dolor. Por favor, Creador del Universo, sé que no merezco otro milagro, pero por favor ayúdame a fortalecer mi Emuná, la fe pura y completa en Ti. Si estos dolores de cabeza se me van de inmediato sin ningún tipo de medicamentos, sabré que la cura proviene de Ti y qué sólo Tú me estás curando. Por favor, quítame estos horribles dolores de cabeza". A la mañana siguiente, me desperté como una persona nueva, sin ningún dolor de cabeza. Así fue, Di-s: 3 – dudas: 0. El puntaje fue una victoria clara e impresionante para HaShem. Mi Mala Inclinación ya no podía decir que fueron coincidencias o casualidades. Tenía mucho que mejorar, y ciertamente no era ingenuo. Esto era real. Di-s tenía la paciencia de darse a conocer tres veces consecutivas. Mi alma estaba sintiendo la iluminación de la Emuná, sin ninguna conexión en absoluto con la "religión". Estaba probando los dulces frutos del Jardín de la Fe, de los beneficios de tener una relación personal e íntima con Di-s. Desde ese momento, comencé a hablar con Él todos los días por un mínimo una hora. También hablaba con Él todo el día. E ¿imagínense qué? – ¡Recibía respuestas!
El dolor de muelas Ahora estaba hablando con Di-s todos los días y prácticamente todo el día. Repito, aún no era religioso en absoluto, pero eso no me impidió construir una gran relación con Él. Compartía todo con Él, incluso mis pensamientos más íntimos. Hablaba con Él como le hablaría a mi mejor amigo o al abuelo más amable y benévolo del universo. Estaba experimentando la felicidad. Hoy en día, la gente me conoce por mi sonrisa. Esa es mi seña, como la espinaca de Popeye. No nací con esa sonrisa; esta es la forma como la desarrollé: Poco antes de salir de la universidad para asistir al seminario rabínico, de repente tuve un dolor de muelas insoportable, la clase de dolor que hace que la persona lamente el día en que nació. De alguna manera, mantuve la calma y calculé el tiempo que perdería en buscar un dentista que pudiera tratarme de inmediato. Calculé que necesitaría por lo menos tres horas para localizar una clínica y recibir tratamiento. "Está bien, HaShem," dije dirigiéndome a Él como lo había venido haciendo más y más últimamente: "Entiendo que debo perder algo de mi tiempo. En lugar de perderlo buscando una clínica dental donde me puedan tratar o que no pueda resolver mi problema, pasaré ese tiempo contigo". Hablé con Di-s durante tres horas seguidas. Me di cuenta de que Di-s en Su posición de Creador inicia todo en la tierra, incluso mi dolor de muelas. Como ya había establecido en mi mente que Él es un Padre cariñoso, entonces llegué a la conclusión de que mi dolor de muelas era un regalo de Él. Y debido a que yo no haría nada sin un propósito – y ciertamente no soy más inteligente que Dis – yo sabía que Él me estaba dando el dolor de muelas con un propósito. Entonces, ¿cuál es el propósito del dolor de muelas?, Le pregunté, con la esperanza de que me daría una respuesta. Y lo hizo. Me di cuenta de que había estado más feliz en las últimas semanas de lo que jamás lo había estado. Sin embargo, no les estaba sonriendo a las otras personas. Si hubiese estado sonriéndoles a los demás y si se enterasen de por qué estaba tan feliz, a lo mejor también buscarían su propia conexión con Di-s. Sí, ¡eso es lo que Di-s quiere de mí! Mi sonrisa perpetua – no importa lo que pase – sería un gran testimonio deEmuná! ¡Claro, mi dolor de muelas era un mensaje de que tengo que sonreír! Mi mandíbula todavía se sentía como si un martillo neumático estuviera trabajando en ella, pero me paré frente al espejo y me obligué a sonreír. No, la sonrisa no es lo suficientemente amplia... Muestra más los dientes... ¡Sé sincero!
Treinta minutos después, ya no tenía dolor de muelas. Señor Sonrisa Me convertí en el "Sr. Sonrisa" de la Universidad de Tel Aviv. La gente me preguntaba por qué estaba tan feliz. Mi respuesta – que existe el Creador del Universo, el Di-s Todopoderoso que nos ama – llevó a muchos a pensar que estaba loco. Pero no guardé a Di-s para mí solamente. Lo compartí con otros, aunque todavía estaba en "pañales" espirituales. Un día, una de las chicas más populares de la escuela me detuvo. "Tu sonrisa es hermosa", me dijo. "Dime, ¿qué estás tomando?". Nadie creía que alguien podía ser verdaderamente feliz. Ella quería saber si tal vez había algún secreto "superior" o alguna sustancia que causa la alegría que ella no conocía. "Vamos", insistió. "No guardes los buenos secretos solamente para ti". "¡No tomo nada!" le contesté. Ella se negó a creerme. "El buen secreto es la Emuná. No necesitas un analista ni una receta médica. Puedes hablar con Di-s todo lo que quieras sin tener que pagar una buena cantidad de dinero por una sesión de cuarenta y cinco minutos". Ella se fue. Como dicen, "puedes llevar a un caballo al agua, pero no lo puedes obligar a beber". Poco sabía la joven que se estaba alejando de la verdadera felicidad y paz interior. ¡Qué lástima! La luz de la Emuná Todavía no llamaba a mis conversaciones con Di-s "plegarias", pero eso es lo que eran. Empecé a pedir toda clase de cosas. Me sentaba en el coche y decía: "Padre en el Cielo, hay una gran cantidad de conductores peligrosos en la calle. Por favor, ayúdame a llegar con seguridad a mi destino". Le agradecía por la comida después de comer y le pedía que me despertara a cierta hora de la mañana. Él lo hacía – justamente al minuto que se lo pedí. Le agradecía por un día más de vida. Al igual que Abraham nuestro padre, comencé a observar la Torá antes de que supiera lo que estaba escrito en ella – esas cosas fueron naturales para mí, un deseo interior. Aunque no era formalmente observante, estaba hablando con Él todo el tiempo. Mucho antes de que me convirtiera en un estudiante rabínico y un maestro y guía espiritual, Di-s iluminó mi corazón con la luz de la Emuná. Me di cuenta, por mi propia observación, que solamente Él dirige al mundo, hace todo para bien, y con un propósito específico, y entonces me enteré de que en realidad estos son los Tres Principios de la Emuná, que puedes aprender en el libro "En el Jardín de la Fe". Di-s siempre está accesible para cada uno de nosotros. La Emuná, la pura y auténtica fe, es la clave para la paz interior, la felicidad y el bienestar. La Emuná es fundamental en cada etapa de nuestras vidas, desde los sucesos mundanos hasta los eventos más grandes. Es nuestra tarea difundirla en todo el mundo.