CIENCIA Y RELIGIÓN UNA MIRADA HACIA UNA SOCIEDAD DE CONSUMO ALVARO JUNIOR USTARIZ "Lisa, la escéptica" narra el hallazgo en del supuesto esqueleto de un ángel. Esto provoca un enfrentamiento entre Lisa, que adopta una perspectiva científica y se niega a aceptar que se trate de ningún ángel, y el resto del pueblo, que cree a pie juntillas en la naturaleza sobrenatural del hallazgo. Al final, todos descubren que se trataba de una mera estratagema publicitaria para inaugurar unos grandes almacenes. La idea del capítulo parece estar inspirad a un profesor de secundaria por saltarse la ley que prohibía enseñar la teoría de la evolución (por considerar que contradecía la doctrina bíblica de la creación). Parece ser que el profesor fue incitado por un empresario local convencido de que el juicio daría publicidad al pueblo. La verdad es que las posturas ante esta polémica no han variado apenas desde la Edad media, y son básicamente estas. La fideísta (no hay más verdad que la de la fe). La racionalista (la verdad es asunto de la razón, la religión es mito y superstición). La complementarista (fe y razón, religión y ciencia, se complementan la una a la otra). Y la dualista (fe y razón, religión y ciencia, son compatibles en cuanto cada una se ocupa de asuntos absolutamente distintos)... En el capítulo que comentamos aparecen representadas todas estas posturas. Mientras que la mayoría de los habitantes de Springfield muestra un cierto “fideísmo” y anteponen la religión a la ciencia, incluso de forma fanática (queman
los museos y los laboratorios), Lisa representa al racionalismo; para ella la religión es solo superstición e ignorancia. De otro lado, Marge Simpson representa una postura más moderada y conciliadora (“hay algo más que lo que vemos”). Y el juez Snyder, que ha decidido acabar con el “debate eterno entre ciencia y religión”, escoge la postura dualista (“que la religión guarde una distancia de 500 metros de la ciencia”). Esta última postura es, además, la que corresponde a nuestra modernidad, que se abre, precisamente, con el triunfo de la doctrina de la “doble verdad” en el siglo XIV (por parte, sobre todo, de teólogos anglosajones). Es
también la postura del famoso y polémico científico Stephen Jay Gould, que aparece con su propia voz en el capítulo, y que es autor de libros como “Ciencia versus religión: un falso conflicto”, en los que ex pone su visión dualista del asunto.
La ciencia se ocupa de describir hechos y de explicar cómo ocurren, mientras que la religión (o la filosofía y las humanidades, que mete en el mismo saco) se ocupan de buscar el sentido último de las cosas y de los temas relacionados con los valores (la moral, la política).
La crítica a la sociedad de consumo, en la que comprar parece algo tan alienante y embrutecedor como la propia religión. Actitud debida en parte a la publicidad, que manipula, sin escrúpulo alguno, la credulidad y emotividad de la gente. Ahora bien, ¿no es lo que promete la publicidad lo mismo, en el fondo, que quiere la gente? ¿Hay acaso algo mejor y con más sentido que disfrutar de los objetos que consumimos y que llenan las estanterías de los centros comerciales? ¿No es eso el "cielo en la tierra"?. Tan solo Lisa, ese ser angelical (al menos para su madre), parece enviarnos (como si de un ángel real se tratara) una mensaje distinto.