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INTRODUCCIÓN. El cruce de la danza y el teatro con el performance ha posibilitado un tipo de discursos escénicos situados en una zona transdisciplinar, donde los intérpretes han dejado de ser meros ejecutores para convertirse en personas que piensan con su cuerpo. Fascinados por la posibilidad de trabajar ya no como instrumentos de reproducción y ejecución, sino como instrumentos que amplían su propio pensamiento más allá de la individualidad. Los creadores escénicos se han lanzado apasionadamente a un trabajo que trasciende las fronteras de los géneros y rehuye la identificación de lo escénico con el mero divertimento. Entre estos creadores se encuentra Jan Fabré. JAN FABRÉ
Jan Fabré (Bélgica 1958). Artista eminentemente conceptual, su obra arranca a los diecisiete años con performances callejeras que censuraban el carácter mercantil de la (
obra de arte. Por su incesante exploración de nuevas vías de expresión, Fabre puede ser considerado artista plástico, director teatral, coreógrafo, escenógrafo y escritor, por lo que se sitúa entre los artistas plásticos más claramente multidiscíplinares de la escena artística internacional. A sus cuarenta y cuatro años, Jan Fabré es un controvertido creador que despierta tanta admiración como rechazo. Su trabajo no se circunscribe solo a la escena. Sus pinturas, esculturas e instalaciones multimedia son muy apreciadas; también escribe e incluso tiene su propia revista “Janus”. Es autor de un universo tan peculiar como fácilmente reconocible, habitado por animales, especialmente escarabajos, y cuerpos humanos que destilan sus propios fluidos. Ha trabajado con coreógrafos como Forsythe, escritores como John Berger, con los filólofos alemanes Dietmar Kamper y Peter Sloterdijk o el artista ruso Llya Kavakov. Jan Fabré es uno de los creadores escénicos europeos de más impacto en los últimos tiempos, aunque hace un par de años todavía se adscribía a la vanguardia más radical. En nuestro país ha actuado un par de veces en Sevilla, Madrid y Sitges. Cuenta con compañía propia, Troubeyn, afincada en Antwerp( Bélgica) donde reside. ESTILO , INFLUENCIAS Y TEMÁTICA Jan Fabré es un artista eminentemente visual. Su arte visual, su estilo personal y provocador tienen influencias que van desde Robert Wilson ( con el que se le ha comparado y que también proviene del mundo de la plástica) pasando por Duchamp, Pina Bausch, Tadeuz Kantor. También se ubica en la misma tradición flamenca de pintores como Brueghel, Van Dyck y El Bosco. Hablando de los temas recurrentes en su obra, el mundo del insecto, el cuerpo y las guerras, son tres de las metáforas que se repiten siempre y se mezclan con el arte ( base plástica), filosofía, ciencia y religión buscando el cambio, la metamorfosis y el intercambio de elementos entre el mundo sensorial y el espiritual. UN ARTE QUE PLANTEA PREGUNTAS En palabras textuales del autor “por mi parte, pienso que el Arte debe contribuir a plantear preguntas y a dejar esas mismas preguntas sin respuestas. El receptor es el responsable de la posible interpretación de lo que ve, no el autor. Por eso pienso que es muy positivo el hacho de que la gente salga del Teatro o de la Ópera con la cabeza llena de preguntas, y no con la cabeza vacía. Lo contrario, ir a una representación y encontrar respuestas a todas las preguntas, sería facilitar demasiado las cosas. Por supuesto que es importante que el autor de la obra tenga en cuenta al espectador pero no debe dejarse llevar por compromisos”. EL CUERPO COMO HERRAMIENTA DE TRABAJO El gran foco de interés para el autor en los últimos veinte años ha sido el cuerpo humano. Para Jan Fabré, el cuerpo humano es como un laboratorio, a veces mecánico, a veces mental y otras químico. El cuerpo es un extraño instrumento con el que te levantas, andas y duermes, siempre con él, por estas razones este extraño instrumento plantea un gran número de preguntas e indagaciones. En los últimos veinte años, tanto en su arte como en el Teatro, ha investigado el aspecto físico, erótico y espiritual del cuerpo y sus diferentes maneras. También ha experimentado los límites artísticos del propio cuerpo. La influencia más destacada viene de las pinturas de los flamencos
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primitivos. Por ejemplo, los retratos y crucifixiones de Cristo. En la Historia del arte encontramos los mejores y más grandes ejemplos del “Body Art”. ·”La sangre en estas pinturas es tan poderosa que siento como si se metiera bajo mi piel. Y por supuesto que la sangre es de los líquidos corporales más importantes. Es una de las razones por las que dibujo y escribo con mi propia sangre además de utilizar también el esperma”. DEFINICIÓN DE SU TRABAJO Jan Fabré se considera un siervo de la belleza. Considera que una idea siempre exige el soporte adecuado. A veces un texto, otras, una escultura. Cree en la “conciliación”, término empleado por él y que se da cuando coinciden cosas procedentes de diferentes disciplinas, basadas en la experiencia, los hechos o la teoría. Usando el concepto de “conciliación” se encuentran nuevas interpretaciones y se gana en conocimiento. Defiende que el Arte es como una mariposa, muy vulnerable, y por esta razón siempre hay que defenderlo y hacer un esfuerzo para darle un espacio y el tiempo adecuado. Cree en el Arte pero sobre todo en la belleza. La belleza es el color de la libertad, la belleza es generosa, nunca cínica. LOS INSECTOS Los animales inspiran su trabajo, especialmente los escarabajos. Para Fabré las personas son hermosos animales y los animales son hermosas personas. A veces parece como si cada animal escondiera un ser humano que se está riendo como nosotros. Todo su trabajo, tanto sus instalaciones y pinturas como su teatro, está inspirado por la metamorfosis. Las transiciones, el estar constantemente en un estado de cambio. Insectos y escarabajos representan los ordenadores más antiguos del mundo, son pequeños y hermosos monstruos llenos de información. Los insectos y particularmente los escarabajos son en muchas culturas el puente entre la vida y la muerte, la muerte no como un campo de energía negativa, sino positiva. Los insectos son metáforas de la existencia del cuerpo y del ser humano. Cuenta que su interés por la entomología le vino de pequeño quitándole las patas a una araña y viendo como andaba primero con siete patas, luego con seis, cinco etc...se asombraba y maravillaba con el mecanismo de la vida. Cuando era estudiante de la Escuela Real de Artes Visuales de Antwerp estudió Arte Flamenco clásico provocando el interés por el valor simbólico de los insectos. En el mismo periodo descubrió el trabajo del entomólogo francés Jean Henri Fabré (su abuelo) quien le hizo descubrir la poesía en la naturaleza, la literatura y el arte. FILMOGRAFÍA A finales de los años setenta, Fabré filmó una serie de películas en blanco y negro, cortas e intensas que mostraban acciones simples, tales como la respiración, encender un fósforo, colocar una pistola en su cabeza, etc... En estas películas ya se adivinaba un uso teatral de la imagen. Ha seguido filmando pero sus películas van por otros derroteros más experimentales. MÚSICA
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A través de su obra se puede rastrear una marcada evolución hacia la musicalidad como por ejemplo en su obra El poder de las locuras del Teatro (1984) donde la música clásica y las arias operísticas se entremezclan con las composiciones contemporáneas de Wim Mertens. Su pasión confesada por la música, por los ritmos y los silencios del cuerpo y de la voz queda reflejada en toda su obra. TEATRO Fabré es un investigador que experimenta hasta el infinito como fórmula de trabajo, recomponiendo sus piezas en el transcurso del proceso, e incluso después del estreno, los espectáculos no están definitivamente acabados. Cree en la idea de imponernos ciertas restricciones para así poder conseguir mayor libertad. Jan Fabré quiso expandir su creatividad hacia el Teatro cansado de trabajar a solas y seducido por la energía teatral y sus posibilidades. La idea era ampliar los límites del teatro. El artista ha creado lenguajes nuevos y no solo por la duración de sus producciones (obras entre cinco y ocho horas) sino también por la repetición a la que expone al espectador. Para Fabré el tiempo es esencial en su trabajo. Se le ha acusado de eliminar la individualidad de los actores. La impresión de uniformidad que presentan sus actores-bailarines, que utilizan el mismo vestuario y realizan el mismo movimiento podría dar lugar a pensar que es cierto, sin embargo con esta formalización, las diferencias minúsculas de los actores son más visibles y la individualidad más evidente. Como director, Fabré se considera un ciego que se ayuda de sus lazarillos (actores) para crear. Una característica recurrente de su obra teatral es el hecho de que cuestiona la razón misma del teatro como en El poder de las locuras del Teatro donde el protagonista es el Teatro mismo y el interrogante fundamental es la diferencia entre lo real y lo ficticio. Va en contra de los convencionalismos, los ataca y el Teatro termina convirtiéndose en el tema central de su teatro. El espectador deberá dejar hablar a su propia imaginación desechando análisis simbolistas de la obra ( tan de moda en los performances de los que ha bebido). Se le tacha de atacar y agredir al público con sus montajes, “es extraño que el público reciba mi trabajo como un ataque porque yo nunca parto de esa premisa. Es el receptor de mi teatro el que se siente atacado, no soy yo quién quiere atacarle. Recordando mis anteriores montajes creo que hasta ahora sólo he pretendido estirar el concepto de ilusión, el concepto de lo imaginario”. Supongo que lo que agrede al público es la duración de sus obras. OBRAS TEATRALES DESTACADAS Esto es Teatro como era de esperar y prever (1983). Espectáculo con una duración de ocho horas que lo reveló como uno de los grandes creadores de la escena europea. Este espectáculo fue comparado con La mirada del sordo de Robert Wilson. Sensualidad y agresión. Dicho con las mismas palabras de Jan Fabré “creo en la agresión saludable tanto dentro como fuera del escenario. Ayuda a crear una relación más fuerte y menos hipócrita. Este espectáculo traduce los sentimientos de mi generación, que tiene poco afecto a lo que pasa en el mundo. La agresión es más honesta que crear un espectáculo que sea todo dulzura y flores”.
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Descripción de escena
Entran cinco actores, andando torpemente y con sus ojos enmascarados con cinta negra; cada uno de ellos lleva en un alambre un periquito que mueve sus alas furiosamente. Zumbido de música electrónica de fondo. Los periquitos son liberados y brincan alegremente por el suelo. Los actores están cegados, aislados, impotentes. Se quitan sus camisas y persiguen a los periquitos, dejándose guiar por el oído. Finalmente vuelven a capturar a los periquitos arrojando sus camisas sobre ellos. Catorce bolsas de leche con formas de salchicha son traídas una por una al escenario y colgadas en círculo de unos ganchos. Seis de ellas son golpeadas de modo que su contenido se desparrama por el suelo. Seis intérpretes permanecen de pie, con su sombra recortada por la luz de un proyector de Super 8. Colocándose de rodillas, lamen el suelo hasta dejarlo limpio, labor de la que se burla por lo menos un intérprete, desde cierta distancia. Un hombre y una mujer, desnudos ambos hasta la cintura, corren. Al mismo tiempo que jadean y sudan , repiten frases extraídas de la trivialidad de la vida diaria: Hombre: masturbación, nein keine zeit, afeitado, cornflakes, merde, más leche, arbeit und gehen, cita con mi chica, zum avenid, allez au cinema, hacer el amor, ella vuelve a casa. Mujer: ¡Oh, estos gatos!, cafetera, otra vez en la cama, un cigarrillo, chanel, mi ducha, dar de comer a los gatos, solo un minuto, ¿qué me pondré?... Detrás de los dos corredores, tres figuras posan como gárgolas detrás de tres velas. En esa medialuz, la escena podría ser la representación de unos juegos olímpicos en miniatura. Después de veinte minutos, estos absurdos atletas se derrumban exhaustos y sacan un par de cigarrillos para recuperarse. El poder de las locuras del Teatro (1984)
Cinco horas de actuación, placer estético, matemáticas en escena, combinación de agresión, fortaleza física, repeticiones interminables de temas y movimientos, erotismo y belleza. El poder de las locuras del Teatro fue una bocanada de aire fresco en el
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Festival de Nancy en Junio de 1984. Fue también recogido con sorpresa y admiración en el Teatro Goldoni de Venecia, aquel mismo mes.
Dulces tentaciones (1992)
Quince magníficos actores y bailarines encabezados por los gemelos Jaques y Albert de Groot , obsesión sempiterna de Fabre por la geometría, por lo dual, por encontrar “un amigo” con el que mirar las cosas. Dulces tentaciones es uno de sus espectáculos más caóticos, conociendo la capacidad de Fabre para ordenarlo todo al milímetro. Deja evolucionar tranquilamente por el escenario fragmentos del mundo extraidos de la televisión, la calle o de la familia. Las cosas más fáciles y más baratas que pueden utilizarse en escena. Las tentaciones que asaltan de cuando en cuando al hombre de nuestro tiempo y que éste no se atreve a confesar. Pero Jan Fabré no es un artista banal y con ese modo de auscultar el mundo de los impulsos inmediatos, lo único que ha pretendido, según sus palabras, ha sido “matar el tópico, provocar a través de los excesos una nueva dimensión teatral”. Dulces sensaciones se presenta como un hilo conductor que no es otro que el diálogo lleno de interrogaciones y de afirmaciones que Gerard y Elías, dos réplicas exactamente iguales entre si del científico Hawkins, silla de ruedas incluida, van a mantener acerca de la lechuza, de la vida, de la muerte... Pero en las escenas de Fabré las palabras entran en una dimensión secundaria, como las importantes declaraciones que nos hacen los gobernantes por televisión mientras engullimos nuestra cena con mil historias diferentes. De este modo, pronto las escenas laterales, que emergen de unas extrañas pilastras que bordean el escenario y que al final 3
se descubrirán como locas máquinas tragaperras, invaden el escenario adueñándose de él y manipulando los dos personajes centrales. Con este planteamiento el director define al resto de sus personajes como “vagos desconocidos, pero jóvenes”, borrándole así cualquier personalidad que los ligue a un comportamiento determinado y único, e impulsándolos a que, mediante sus propias improvisaciones, rompan las estructuras formales de cada escena y den rienda suelta a todos sus impulsos. Así estos actores adoptan mil caras distintas: bailarinas capaces de construir y repetir hasta el infinito hermosas secuencias de movimientos, cantantes, beatas, asesinas, estafadores , enfermeras, perros, Mickey Mouse, Marilyn Monroe...y representan todo lo que a una persona se le haya podido pasar por la cabeza que representan, acelerando hasta el vértigo algunas escenas que se resuelven de un modo u otro para volver a empezar de otra manera, momentos más tarde, en esas tres horas llenas de energía que dura el espectáculo y que ponen a prueba, cosa ya habitual en este artista, la paciencia del espectador. Loros y cobayas (2002) Un espectáculo que sitúa la acción en un laboratorio en donde el hombre busca su sensorialidad perdida a través de los animales. Este espectáculo no habla del hombre como un animal enfermo sino de la enfermedad como herramienta para profundizar en las relaciones entre animales y humanos. Se verá, olerá y sentirá un inteligente y vital reparto de diez actores y bailarinas que investigan sobre la ceremonia de los instintos y el circo de las emociones. El loro es un símbolo de la repetición y resulta un comentador irónico, y una de las preguntas principales durante el proceso de trabajo fue la de preguntarse que era una cobaya ¿son los animales cobayas de los humanos o son los humanos cobayas de los animales?, ¿domesticó el hombre salvaje al loro o fue el loro salvaje quién domesticó al hombre?. Se verán animales enormes de peluche, como el oso Franklin Rooselvelt intentando encubrir las reacciones en torno a la pasión del hombre por la caza del oso. Juguetes, osos de peluche , se convierten en vendas para las heridas que los adultos han provocado. Nota: La obra de este autor se extiende a otros campos como la danza y la ópera en estado puro ( El lago de Swan es un ejemplo de Ópera contemporánea) pero yo me he centrado más en su trayectoria teatral por ser materia más cercana al programa de nuestra asignatura .
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