DISTRIBUCIÓN REGIONAL DE LA POBLACIÓN ESPAÑOLA ENTRE LOS AÑOS 1530 Y 1768
A través de este cuadro podemos observar la evolución en la distribución regional de la población española entre los años 1530 y 1768. La tabla distingue las zonas interiores del país (Castillas, Extremadura, Aragón) con mayor porcentaje por centaje de población en el siglo XVII y las regiones periféricas (norte peninsular, Cataluña, Valencia, Andalucía) con mucho más peso demográfico a mediados del siglo XVIII. A su vez se puede apreciar el crecimiento crec imiento en el número total de habitantes durante estos dos siglos, claramente inferior al de países de Centroeuropa, ya que España sigue estancada en el modelo demográfico antiguo que, unido a las circunstancias políticas y económicas, le permite crecer a corto plazo pero no proyectar dicho crecimiento a más largo plazo. Este modelo demográfico se caracteriza por una alta natalidad, debido a los escasos e ineficaces métodos anticonceptivos y una conciencia social y religiosa que favorecía dicha situación. A su vez, la mortalidad poseía unos índices muy elevados. Las medidas higiénicas, económicas, alimenticias y sanitarias dejaban mucho que desear, y provocaban una alta mortalidad ordinaria que, unida a los periodos de guerras (y posguerras), hambres y
enfermedades, generaban durante algunos años periodos de crisis demográficas. Cabe resaltar también, la elevada tasa de mortalidad infantil, y los bajos índices de esperanza de vida, que, unido a lo anteriormente citado, dejaba un crecimiento natural de la po blación escaso. Para entender la distribución demográfica representada en el año 1530, hemos de tener en cuenta el modelo económico que predominaba en España y
que tenía como principal y
casi única actividad productiva a la agricultura. Una agricultura muy simple, extensiva, con bajos rendimientos y sin técnicas que ayudasen a aumentar la productividad. Las anchas tierras castellanas (sobre todo), manchegas, aragonesas, forman el núcleo de dicha producción agrícola. Estas tierras permiten abarcar mucho terreno cultivable, sin elevaciones ni restricciones como si ocurre en el norte, aunque con ciertos inconvenientes como son la aridez y la altura relativa del terreno (heladas en invierno). En cambio las tierras del norte (húmedas) y las montañosas (frías) nada más que permiten el desarrollo de una agricultura de subsistencia y baja productividad. Por lo tanto, podemos concluir que la agricultura, debido a su poder en la economía configura la distribución demográfica en España hasta e l s.XVI. El cambio en el reparto demográfico español durante los dos siglos siguientes es importante, el interior pasa del 58% de la población al 39% y la periferia de un 42% a un 61% aumentando en algo más de tres millones y medio en los cost ados de España. Este desequilibrio hacia los exteriores peninsulares viene motivado por una restructuración de la manufactura y una reactivación del comercio y actividades mercantiles a larga distancia. Los puertos dentro de la Península empiezan a ganar peso económico y a su vez demográfico. Destacamos el comercio en el mar Mediterráneo, centro de la mayoría de las transacciones medievales. Además, los continuos descubrimientos (América) hicieron aumentar el comercio con el Atlántico, cuya puerta se encontraba en Andalucía, que a mediados del siglo XVIII, era la región española con más habitantes y centro de entrada de materias y divisas provenientes del nuevo continente. Las manufacturas aumentaron en Europa y en España también, aunque en menor medida ya que resultaba muy caro producir (inflación producida por la entrada del oro americano) y por lo tanto muy caro vender fuera. En la tabla vemos que todas las regiones (Extremadura no) aumentan su población a lo largo de los dos siglos, a pesar de las crisis demográficas sufridas en nuest ro país; caídas entre 1610 y 1620 y más tarde tras un estancamiento, una nueva caída de veinte años en 1640. De todos modos el crecimiento es menor si lo comparamos con las med ias europeas.
Es curioso el caso de Extremadura que es la única región que no aumenta su volumen de habitantes. Los extremeños emigraron mucho durante estos años (s.XVI-XVII), sus tierras eran secas y favorecían la presencia del hambre. Uno de los principales destinos de esta emigración fue América, alrededor de 20.000 habitantes marcharon hacia allí por necesidad o por oficio, como es el caso de los famosos descubridores Hernán Cortes, Pizarro o Núñez de Balboa; todos ellos extremeños . Hacia el segundo cuarto del siglo XVIII se produce la primera de las fases de expansión de la industria algodonera catalana (1717-1750) que hará desequilibrar un poco más la balanza demográfica. Además, se firman los decretos de libre comercio, que permitirá comerciar a nueve puertos españoles con las colonias. En definitiva, durante este periodo, la distribución demográfica española dará un cambio significativo llevando los mayores índices de población del interior, al exterior de la Península; motivado principalmente por una modificación en las estructuras económicas del país. Este hecho se verá más agravado con la llegada de la industrialización; el textil en Cataluña, más adelante la siderurgia a Euskadi; y, en la actualidad, con la importancia del turismo en la costas españolas.