Breve análisis sobre la “Semana Santa”. Primera
parte.
Al principio comenzaré comenzaré por decir una de las características características más importantes importantes del ser humano, cuyo resultado es un lento pero bastante sustancioso proceso evolutivo, es el tener la capacidad de reconocer patrones. Con dicha habilidad se explica el hecho de que le vemos forma de rostro a las tomas de luz, la parte frontal de los autos, a símbolos en la escritura ( : - ) ), o incluso a tostadas o manchas de moho. Esta capacidad de encontrar patrones o tendencias trajo consigo gran capacidad de razonamiento en nuestra especie, pues podemos comparar un patrón con otro e incluso entre dos patrones diferentes encontrarle analogías. Debido ello, muchas culturas pudieron ver la relación, o los patrones, que lleva la naturaleza como los ciclos anuales que les permitieron prever las épocas de lluvia, sequía y cosecha. Una prueba de eso es que varias culturas manejaban calendarios de 360 días (por siclos lunares) y solían añadirle 5 días extra para que fueran más exactos. Un par de ejemplos de eso es que en la pirámide de Kukulkán (en Chichen Itzá, México) hay 91 escalones por lado y uno más en la parte superior; dando 365 por resultado. O que en el mito egipcio de Geb y Nut el año era de 360 días, pero les concedieron 5 días más para procrear. El asunto del cómo llegó e l calendario a ser así es bastante interesante y complejo… pero no es el tema principal. El asunto es que esa capacidad de identificar patrones hizo que muchas culturas identificaran uno de los momentos más importantes para ellos: el equinoccio, el inicio de la primavera. Ese evento era de suma importancia ya que significaba el final del frío invernal y el inicio de la época fértil del año. Por lo que era de gran importancia la fecha. Una de las primeras referencias fue la diosa Ishtar, de la mitología Babilonia (que por cierto el Bíblico Ester se refiere a Ishtar; su esposo el rey Mardoqueo era el dios Marduk, bastante evidente ¿no?). De Ishtar viene la palabra “Pascua”, aunque también se indica que viene de las palabras griegas, latinas y hebreas que significan: “paso”; por el el cambio de un temporada solar a otra. Los fenicios la conocían como Eaéstre y una teoría lingüística dice que de allí se derivó la palabra Easter (Pascua en inglés). Es por ello que podemos ver la época de Pascua, o cristianamente hablando “Semana Santa”, es una época con cargas mitológicas muy fuertes. La mayoría de las mitologías celebran ritos en esa época debido a la importancia pragmática que tenía en su vida y sus cosechas. De entre todas las fechas en los calendarios, son el equinoccio de primavera y el solsticio de invierno los que poseen más importancia… y sabemos lo que “pasó” dos o tres días después del solsticio… el 25 de diciembre; día del nacimiento de muchos dioses y profetas.
La mitología cristiana tomó varias tradiciones, mitos, historias, leyendas e incluso fechas para sí misma y las hizo pasar por únicas y originales; siendo que no es así. Sin embargo debo de darle mérito, usando fechas que todo mundo ya celebraba la transición no fue tan difícil… y menos usando la espada y el fuego. Pero dejando de lado la historia, que espero le haya sido interesante, mitológicamente la “Semana Santa” posee un aspecto bastante curioso: En ella se conmemora la pasión, muerte y resurrección de Jesús. Bueno, en principio no existen r eferencias históricas de que Jesús haya existido… pero aun si diera por hecho eso, e incluso diera por hecho su muerte y resurrección el detalle está en la traición de Judas. Es un hecho que si no se hubiera dado dicha traición, el cristianismo nunca hubiera despegado y la gente creería en mitra. Pero lo interesante fue el detalle del pago de 30 monedas. Judas era el tesorero del grupo… y 30 monedas no era mucho. Pero en fin, el detalle es que según la versión de Mateo, Judas quiso devolver las monedas que se le dieron mientras que Hechos nunca menciona eso, y al contrario, Judas compró un campo con ese dinero. Si nos apegamos a lo dicho por Mateo tenemos el detalle interesante: Judas “devolvió el pago”. Era tradición judía el que si antes de pasados tres dí as tanto el que realizó la compra o el que realizó la venta se arrepentía, podía simplemente devolverse el producto o el dinero y se acabaría el trato. Es por ello que los sacerdotes no aceptaron el dinero de vuelta; no querían que el trato terminara, y es por ello que, en su frustración, Judas se ahorcó (teniendo un paralelismo muy evidente con Ajitófel, otro personaje bíblico). Ahora con éste contexto tomemos lo “hecho” por Jesús: Se “sacrificó” por la humanidad. Su vida fue “el pago” para el perdón de lo s pecados… Sin embargo… resucitó. Y no solo resucitó… lo hizo antes de que pasaran los tres días que indicaba la costumbre. Tácitamente devolvió el pago.
Ahora, si tomamos por cierto la idea antiarrianista de que Jesús es el mismo dios y que dios es inmortal, ¿Cómo podría en realidad morir? Respecto a lo que yo opino respecto a esta tradición: bueno, que el “hecho” que se conmemora es en sí mismo la primera “representación” que hubo. Podríamos decir que, si creyéramos dicha historia, deberíamos de poder ver y aceptar que la pasión, crucifixión, muerte y resurrección de Jesús no fue más que un ardid publicitario de “dios” para jalar adeptos… y de una manera muy ruin, por cierto.
Veamos su estrategia de venta:
“Aquí tengo a Jesús. Un tipo muy bueno y que te am a (no como yo, Jehová/Yahvé… el sádico; y además soy su padre… y soy él). Pero éste tipo que es tan bueno y te ama, va a morir… y no solo morir, va a morir torturado (Mel Gibson llora de la emoción por las regalías). ¿Y sabes por qué murió? ¡Por ti! ¡Por tus pecados!”
¿Qué podemos sentir ante eso? Un ser muy, muy, muy bueno que encima de eso nos ama tiene una muerte brutal por nosotros. La sensación es obvia: CULPA. Cuando alguien tiene culpa debe de expiarla, debe de comprar el perdón de alguna manera. Y hay dos caminos: pagar el precio, con una penitencia: la fe. O, si quieres aún más puntos: con el sacrificio. Pero el sacrificio te da más puntos porque es un pagar el precio voluntariamente y con gusto por pagarlo. ¡Negocio redondo! Te impongo la culpa, te vendo el perdón y te doy un descuento si te sacrificas (en tu cruz) en el proceso. Esa idea ha permeado en el sentir cultural de toda sociedad que se base en el cristianismo, es tan así que sentimos que si disfrutamos algo es malo y nos sentimos virtuosos cuando hacemos algo que no nos guste. Es muy difícil no sentirse superior cuando se sufre. Y por ello se admira a alguien que sufre mucho para lograr un objetivo y se desdeña a los que tuvieron el talento de lograrlo sin esfuerzo. Dios quiere a los pobres, porque sufren (un lado de la balanza); y si los ricos no sufren ¿entonces en qué los convierte? Pues en el otro lado: “culpables”. Una estrategia muy conveniente social y políticamente hablando. Puedes tener a la gente dominada creyendo que solo su fe los vuelve virtuosos y que podrán sufrir mucho en éste mundo, pero serán felices en el otro. De nuevo, gran estrategia publicitaria. ¿Qué opino críticamente de la Semana Santa? Que es el reforzamiento ad nauseam del mito y la culpa. Se puede notal en cualquier foro de debates donde los creyentes dicen: “¿Cómo puedes no creer en Jesús si dio la vida por ti?” Y dicho reforzamiento se me hace bastante despreciable y grotesco, sobre todo por motivar a la culpa y “al amor” a través de presenciar representaciones de tortura. Otro detalle, el de si se debe o no tomar, mi respuesta es sí. Es un periodo vacacional sin denominación religiosa. Se llamará “Semana Santa”, pero solo es nomenclatura. El ser humano tiene derecho a periodos vacacionales, y al ser fechas en las que mucha gente concordó en usar por motivos religiosos, se
eligieron esas. No olvidemos que la iglesia tenía, y sigue teniendo, mucho poder político y social… se quiera o no. Pero como la navidad (tomada de la Saturnalia), o el 14 de febrero (tomada de las Lupercalias), o el miércoles de ceniza (tomado del día de la ceniza, final de los días de “adiós a la carne”, conocido como carnaval); son fechas que son parte de la cultura y sociedad y bien pueden ser disfrutadas o usadas para convivir con parientes o amigos… a final de cuentas, no habrá dios que se ofenda. ---Segun da part e en preparac ión.---