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IV_ J ¿Quiénes son los demonios? ¿Quién los ha creado? ¿Cuál es la diferencia entre genio y demonio? Satán, ¿es un genio, un demonio o un diablo? ¿Cómo se explica que Jesús fuera llamado Beelzebul? ¿K ¿Kss jesús je sús también un Lucife Lucifer? r? ¿Por ¿Por qué Jesús se dirige a Pedro llamándolo Satán? ¿Por qué en el Antiguo ¡estamento no hay endemoniados? ¿Por qué en los Evangelios no existen casos de personas poseídas por el diablo? A estas y otras pregu pre gunt ntas as quiere qui ere resp re spon onde derr este libro, libr o, do dond ndee se examinan todos l o s pasajes de dell Antiguo Testamen Test amento to hebreo hebr eo y de s u traducción griega (l.XX) en los que están presentes demonios y diablos. Por lo que respecta al Nuevo Testamento, se analizan todos los episodios del Hvangelio de Marcos en los que aparecen espíritus impuros, demonios y el satán. Los resultados de la investigación histórico-exegética, expuestos con un lenguaje accesible para par a todo to dos, s, no dejan deja n de sorp so rpre rend nder er y subrayan una vez más la victoria y la liberación, aportada por Jesús y su mensaje, de las creencias que condicionaban la vida de los antiguos.
Alberto MAGGI, fraile de la orden de los Siervos de María, estudió en las pont po ntii fici fi cias as Facu Fa cull tade ta dess de Teolo Teo logí gíaa M a r i a n u m y Gregoriana, de Roma, y en la l'.cole Bibliqueet Archéologiquc 1ran^aise d e Jerusalén. Director del Centro Studi Biblici “G. Vannucci” en Montefano , se ocupa de la divulgación po p o p u l a r de la investigación científica en materia bíblica a través de escritos y conferencias en Italia y en el extranjero.
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JESÚS Y BELCEBÚ SATÁN Y DEMONIOS EN EL EVANGELIO DE MARCOS
ALBERTO MAGGI
JESÚS Y BELCEBÚ SATÁN Y DEMONIOS EN EL EVANGELIO DE MARCOS
DESCLÉE DE BR OUWER 2000
Título original: Gesu e Belzebü. Sataña e denibn't nel Vangelo di Marco © 2000
Traducción:
by Cittadella Editrice, Assisi
María del Carmen Blanco Moreno Ramón Alfonso Diez Aragón
© EDITORIAL DESCLÉE DE BROUWER, S.A., 2000 Henao, 6 - 48009 BILBAO www.desclee.editores-euskadi.com
[email protected]
Printed in Spain
ISBN: 84-330-1532-X Depósito Legal: BI-2.543/00 Impresión: RGM., S.A. - Bilbao
AGRADECIMIENTOS
Quiero dar sinceramente las gracias a las profesoras Annaluisa Martignano y Serenella Zanardi, que han cola borado generosamente en la labor de redacción final del texto, y a Ricardo Pérez y Paolo Zannini, del Centro Studi Biblici, por la revisión de la traducción de los textos origi nales de la Biblia y por las investigaciones patrísticas.
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ABREVIATURAS 1)E LOS LIBROS BÍBLICOS Ah A# Am Ap
Abdías Ageo Amos Apocalipsis
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I a carta a los Corint ios 2a carta a los Corin tios Cart a a los Colosenses Libro prim ero de las Crónicas 2 Cro Libro seg un do de las Crónicas Ct Ca nt ar de los Cantares Daniel Deuteronomio
Ef Esd Est Ex Ez
Carta a los Efesios Esdras Ester Éxodo Ezequiel
Flm Flp
Cart a a Filem ón Ca rta a los Eilipenses
Ga Gn
Carta a los Gálatas Génesis
Ha Hb H ch
Isaías
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J r Judas
Jo b Jueces Judit Joel Evangelio de Ju an Ia carta de Juan 2a carta de Juan 3a carta de Juan Jonás Josué Jeremías Carta de Judas
Le Lm Lv
Evangelio de Lucas Lamentaciones Lev ít ico
1M
Me Mi MI Mt
Libro primero de los Macabeos Libro segundo de los Macabeos Evangelio de Marcos Miqueas Malaquías Evangelio de Mateo
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N a h ú m Nehemías N úm eros
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Libro primero de los Reyes Libro segundo de los Reyes Romanos R ut
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Salmos Sabiduría Eclesiástico (Sirácida) Sofonías Carta de Santiago
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Tobías I a carta a T im ot eo 2a carta a T im oteo Ia carta a los Tesalonicenses 2a carta a los Tesalonicenses Carta a Tito
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Zacarías
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Libro primero de Samuel Libro segundo de Samuel
SIGLAS A A T
Alejandro DÍEZ M a c h o (dir.), Apócrifos del Antiguo Testamento , Madrid, Cristiandad, 1982-1987
CBQ
Catholic Biblical Quarterly
Conc
Concilium
D C B N T
Diziona rio dei concetti biblici del Nuovo Testa?nento
D D D
Dictionary o f Deities and Demons in the Bible
DH
H. D e n z i n g e r y P. LIOn e r m a n n (eds.), E l magisterio de la Iglesia. Enchiridion symbolorum, definitionum et declarationum de rebus fidei et morum , Barcelona,
Herder, 1999 (orig. alemán, 1999) DS
Dictionnaire de S piritualité
EstBíb
Estudios Bíblicos
10
A b r
PC tD
e v ia t u r a s y
Si g l a s
Fede cristiana e demonologia
(Congregación para la
Doctrina de la Fe) PgNt
Filología Neotestamentaria
CiDR
Grande Dizionario delle Religioni
GLAT
Grande Lessico dell’Antico Testamento
C LN T
Grande Lessico del Nuovo Testamento
LumiéreV
Lumiere et Vie
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Riv ista Biblica
A B R E V I A T U R A S D E LOS T R A T A D O S D EL T A L M U D Los tratados se citan con las siguientes siglas: M. = Misná V. = Tal mud de Jerus alén B. = Talmud de Babilonia Baba B. Baba M. B.Q. Ber. Kel. Mek. Es. N id . P. Ab. Pea Pes. Qid. Sanh. Shab.
Baba Batra {daños) Baba Mesi'a {daños) Baba Qamma {daños) Berakot {bendiciones) Kelim {cosas impuras) Mekilta sobre el Éxodo N id d ah {impureza femenina) Pirqe Abot {Sentencias de los sabios) Pe’ah {esquinas) Pesachim {pascua) Qiddushin {matrimonio) Sanhedrin {tribunales) Shabbat {sábado)
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INTRODUCCIÓN
LA PESADILLA* DEL DEMONIO
Una desagradable experiencia que tienen muchas personas es la de despertarse sobresaltadas, aterrorizadas y empapadas de sudor, presas de una pesadilla, cuyas causas se atribuyen generalmente a una cena demasiado abundante, a un periodo de particular angustia o a una vida demasiado agotadora y estresante. Esto es lo pensamos hoy. En otro tiempo, no hace muchos años, se pensaba que las pesa dillas eran provocadas por un demonio. De hecho, con el término incubo1se desig nab a a Fauno2 —divinidad del m undo latino, que yacía sobre las mujeres para asustarlas durante el sueño- o se designaba a algún alma inquieta de un difunto que no había sido sepultado. * En italian o, incubo. Este termino significa tanto «pesadilla» como «íncubo», es decir, el demonio masculino que acucia sexualmentc a la mujer en sueños. Dado que en castellano carecemos de un sustantivo que tenga estas dos acepciones, hemos optado por traducir «pesadilla», que sólo se usa tres veces en el texto del presente libro y, por cierto, en esta página. [Nota de los traductores}. 1. Del latín «in» [sobre] y el verbo «cubare» [yacer], 2. Fauno era conocido en la mitología griega como Pan, el dios que se divertía aterrorizando a los viandantes solitarios en los bosques, y del que proviene el termino «pánico».
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Be l c e b ú
Súcubo 3era,
en cambio, la demonia que por la noche yacía bajo un varón para unirse a él sexualmente y hacer que la fecundara. La carencia de conocimientos del cuerpo humano y de lo que podía influir en él4 hizo que en los primeros siglos de la Iglesia incluso un hombre de gran cultura como san Agustín creyera en la existencia de estos espíritus malignos: «Los silvanos y los faunos, vulgarmente llamados “íncu bos”, se han presentado desvergonzadamente a las mujeres, solicitando y realizando la unión carnal con ellas. También afirman mu chos —y de tal catego ría que d eno tarí a pe tul anc ia negarles la fe- que ciertos demonios, llamados dusios por los galos, intentan asiduamente y cometen esta inmundicia».5 I n s e m i n a c i ó n a rt if ic ia l Algunos siglos más tarde, el más destacado teólogo de todos los tiempos, el dominico Tomás de Aquino, llega a elaborar la teoría según la cual la demonia súcubo yace bajo el varón para tomar su esperma, que después, como demonio íncubo, insemi na en la mujer. 6 A la pregunta acerca de quién es el padre del hijo que nace de esta fecundación demoniaca, Tomás de Aquino responde que no es el demonio sino el hombre del que proviene el semen.7 A partir de estos presupuestos extraños se llegó en el siglo xv a la siguiente conclusión: «Afirmar que a veces los hombres son pro 3. Del latín «sub» [bajo] y el verbo «cubare» [yacer], 4. Según Plinio, los pitagóricos no se alimentan de alubias porque éstas contienen las a l m a s d e l o s m u e r t o s ( H is t. nal., 18, 118). 5. AGUSTÍN, La ciudad de Dios, XV, 2 3 , 1 (traducción castellana en Obras desan Agustín, vol. XVII, Madrid, BAC, 3* ed., 1978, págs. 207208). 6. TOMÁS d e A q u i n o D , epotentia, q.6, a.5, en Quaestiones disputatae, I I , T a u r in i -R o m a e 1965. 7. T o m á s d e A q u i n o , Sum. Theol., I, 51, 3, 6.
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t r o d u c c ió n
: La P e s a d i l l a
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Demonio
creados por estos diablos es una afirmación tan católica que la afir mación opuesta es contraria no sólo a las palabras de los santos sino también a la tradición de la Sagrada Escritura».KPara quien se atre vía a poner objeciones a «una afirmación tan católica» estaba pre parada la leña de la hoguera. Muchas de estas creencias habían nacido en ambientes cristianos con la intención de realzar el valor el matrimonio y desaconsejar el celibato, porque se pensaba que quien vivía solo estaba más some tido a los ataques de los demonios de la concupiscencia: «Entre los espíritus inmundos hay machos y hay hembras. Los machos se unen con las almas que moran en cuerpos de hembras. Los espíritus hembras se unen con las almas que se encuentran en cuerpos de machos. N in g un o puede huir cua n do ellos lo aferran, a menos que reciba una fuerza de macho o de hembra, es decir, al esposo o a la esposa. Tal fuerza se reci be en la cámara nupcial. Al ver al varón y a la mujer que viven juntos, las hembras no se atreven a acercarse al varón ni los machos a la mujer».9 Con el cristianismo se difundió ampliamente la creencia en los espíritus malignos y llegó a adquirir dimensiones tan desmesuradas como grotescas, aumentando también la agresividad y peligrosidad de los demonios, los cuales, dado que estaban continuamente persi guiendo a los hombres, trataban de entrar en los seres humanos por cua lqu ier orifici o.10 8. Esta sentencia se encuentra en el Malleus maleftcarum, manual para uso de los inquisidores en los procesos a las brujas, obra de H. K r a m e r y J. SPRENGER, quest. 111, 58 (traducción castellana: M artillo de bruja s, Madrid, Quatto Ediciones, 1976). 9- Evangelio de Felipe (apócrifo del siglo III), 61. 10. Ncl Dialogorum li b ri , IV (I, 4), el papa GREGORIO cuenta con seriedad el caso de una monja que comió una lechuga sin protegerse previamente con el signo de la cruz y q u e d ó p o s e íd a p o r e l d e m o n i o .
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La costumbre actual, existente en muchos países, de bendecir a la persona que estor nuda 11 proviene de los antiguos, que e staban pe rs ua di do s de qu e los de mon io s ap ro ve ch ab an el m om ento del estornudo para entrar en la persona a través de la nariz.i: En cam bio, para ot ro s el est or nu do era un si gn o de bu en au gu ri o, pr oc e dente de la divinidad, como creía también Orígenes, padre de la Iglesia que vivió en el siglo III: «Es evidente que también nosotros, los hombres, cuando estornudamos, lo hacemos por alguna especie de divinidad y virtud mánti ca que hay en nuestra alm a».1* Entre los primeros cristianos estaba difundida la convicción de que la máxima aspiración de los demonios era la de introducirse en el cuerpo de las personas, como atestiguan las Pseud oclementi nas, texto judeocristiano del siglo II:14 «Los demonio s arden en deseos de entrar en los cuerpos po r que, a pesar de que son espíritus, desean comer, beber y empa rejarse. Por esto se introducen en los cuerpos de los hombres par a te ne r aqu el lo s órga nos qu e nec esi ta n para sus fi ne s» .15 Para desembarazarse de estos seres molestos, que se hacían pre sentes para gozar sexualmente y alimentarse del cuerpo humano, se aconsejaba el ayuno como r eme dio inf alib le.16 * * *
In
t r o d u c c ió n
: L a P e s a d il l
Demonio
En este punto se pueden suscitar espontáneamente las preguntas: ¿Quiénes son los demonios? ¿Quién los ha creado? ¿Cuál es la diferencia entre genio y demonio? Satán, ¿es un genio, un demonio o un diablo? ¿Cómo se explica que Jesús fuera llamado Belcebú? ¿Es Jesús también un Lucifer? ¿Por qué Jesús se dirige a Pedro llamándolo satán? ¿Por qué en el Antiguo Testamento no hay endemoniados? ¿Por qué en los Evangelios no existen casos de personas poseídas po r el di ab lo ? A estas y otras preguntas quiere responder este libro, donde se examinan todos los pasajes del Antiguo Testamento hebreo y de su traducción griega (LXX) en los que están presentes demonios y diablos. Por lo que respecta al Nuevo Testamento, se analizan todos los episodios del Evangelio de Marcos en los que aparecen espíritus impuros, demonios y el satán. Los resultados de la investigación histórico-exegética, expuestos con un lenguaje accesible para todos, no dejan de sorprender y subrayan una vez más la victoria y la liberación, aportada por Jesús y su mensaje, de las creencias que condicionaban la vida de los antiguos.
11. Salute , A tes souhaits, Jesús, God bless you... 12. E v a g r i o PÓNTICO, Centuria I, 68. 13 ORÍGENES, Contra Celso, IV, 94 (traducción castellana en Daniel Ruiz Bueno [ed.J, Madrid, BAC, 1967, págs. 325326). 14. El texto tuvo una gran difusión, porque se creía que era obra del papa CLEMENTE, que fue el cuarto sucesor de san Pedro. Elegido en el año 88, murió mártir en 95/97. Se piensa que su Carta a los Corintios es auténtica. 15. Pseudoclementinas, IX, 10 (PG 2, 248). 16. Ibtd., IX, 10 (PG 2, 249).
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P r im er a
Pa r t e
SATÁN
CAPÍTULO 1
¿E S DIOS
O EL DIABLO?
lil autor d e l m a l En la mayor parte de las religiones antiguas existe una divinidad -o un principio- del bien y otro del mal. Con esta elemental división de los papeles de cada uno de los dioses, uno del bien y otro del mal, conocida como «dualismo»,1se explican las situaciones de la vida. Las beneficiosas son obra del dios bueno, mientras que las nefastas —enfermedades, accidentes, muerte- son fruto de las influencias del dios malo. En la Biblia se ha rechazado siempre esta concepción del mundo; en los textos más antiguos, anteriores al exilio babilónico (siglo vi a.C.), cuando aún no existía el concepto de diablo, lo que en las reli giones paganas se atribuye a las potencias demoniacas, es referido directamente al Dios Yahvé, único autor del bien y del mal: 1. Con la palabra «du alismo » se design a un sistem a de pen sam iento según el cual u Ser malvado es considerado el antagonista del Dios creador. En China estas potencias tenían el nombre de Yin (Sombra) y Yang (Luz) y en el antiguo Egipto existía el contraste entre la serpiente Apofis, principio de las tinieblas, y el dios solar Ra.
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Sa t á n
«Yo soy Yahvé, no ningún otro; yo modelo la luz y creo la tiniebla, yo hago la dicha y creo la desgracia, yo soy Yahvé, el que hago todo esto» (Is 45,6-7).2 Este Dios, considerado único responsable del mal existente en el mundo, era presentado con rasgos más diabólicos que divinos («Yahvé se gozará en perderos y destruiros», Dt 28,63), como una divinidad cruel que no sólo infunde terror, sino que incluso se vana gloria de su crueldad: «Embriagaré de sangre mis saetas, y mi espada se saciará de carne: de sangre de muertos y cautivos, de cabezas encrestadas de enemigos» (Dt 32,42; Sal 68,22). Yahvé, el Dios autor del bien y del mal, no sólo no duda en exterminar a los hombres creados3por él, sino que basará su supre macía en la práctica despiada da del exte rm ini o4 de todos los p ue blos conquistados: «En cuanto a las ciudades de estos pueblos que Yahvé tu Dios te da en herencia, no dejarás nada con vida, sino que las consagrarás al anatema: a hititas, amorreos, cananeos, perizitas, jivitas y jebuseos, como te ha mandado Yahvé tu Dios» (Dt 20,16-17).
2. «¿ N o salen de la boca del A ltísim o los males y los bienes?» (Lm 3,38 ); «¿Sobrevie una desgracia a una ciudad sin que la haya provocado Yahvé?» (Am 3,6). 3 «Y dijo Yahvé: "Voy a exterminar de sobre la faz del suelo al hombre que he creado d es d e el h omb re hasta los ganado s, los reptiles, y hasta las aves del cie lo—, porqu e m e pesa haberlos hecho"» (Gn 6,7). 4. Hebreo: herem. «Ningún ser humano consagrado como anatema podrá ser rescatad debe morir» (Lv 27,29)
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¿Es Dios o
el Diablo?
1.a secuencia más larga de tremendas maldiciones contenida en l.i Biblia se encuentra en las coléricas amenazas de Yahvé hacia su propio pueblo: «Pero si desoyes la voz de Yahvé tu Dios, y no cuidas de practicar todos sus mandam ientos y sus preceptos, que yo te prescribo hoy, te sobrevendrán y te alcanzarán todas las m al diciones siguientes: Maldito serás en la ciudad y maldito serás en el campo [...]. Maldito el fruto de tu vientre y el fruto de tu tierra [...]. Maldito serás cuando entres y maldito serás cuando salgas. Yahvé enviará contra ti la maldición [...], hasta que seas exterminado y perezcas rápidamente [...]. Yahvé hará que se te pegue la peste [...], te herirá de fiebre, de inflamación, de gangrena, de sequía, de tizón y de añublo, que te perseguirán hasta que perezcas [...]. Yahvé dará como lluvia a tu tierra polvo y arena [...], hará que sucumbas ante tus enemigos [...]. Tu cadáver será pasto de todas las aves del cielo y de todas las bestias de la tierra sin que nadie las espante. Yahvé te herirá con úlceras de Egipto, con tumores, con sarna y con tiña, de las que no podrás sanar. Yahvé te herirá de delirio, de ceguera y de pérdida de sentidos; andarás a tientas en pleno mediodía como el ciego anda a tientas en la oscuridad, y no llegarás a término en tus caminos. Estarás oprimido y despojado toda la vida, y no habrá quien te socorra [...]. Tus hijos y tus hijas serán entregados a otro pueblo; y tus ojos lo estarán viendo y se consumirán por ellos todos los días de tu vida, sin poder hacer nada [...] te volverás loco ante el espectáculo que verás con tus ojos.
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Yahvé te herirá de úlceras malignas en las rodillas y en las piernas, de las que no podrás sanar, desde la planta de los pies hasta la coronilla de la cabeza. Yahvé te llevará [...], serás el asombro, el refrán y la irri sión de todos los pueblos a donde Yahvé te conduzca [...]. Todas estas maldiciones caerán sobre ti, te perseguirán y te alcanzarán hasta destruirte, por no haber escuchado tú la voz de Yahvé tu Dios, guardando los mandamientos y los pre ceptos que él te ha prescrito».5 El rostro diabólico del Señor se manifiesta particularmente en los episodios ligados a la liberación de su pueblo de la esclavitud egipcia, donde Yahvé aparece bajo el aspecto típicamente satánico del tentador. En efecto, el autor del libro del Éxodo presenta un comportamiento contradictorio por parte de Dios, que endurece el corazón del faraón para impedirle cfue deje partir al pueblo a fin de poder castigarlo.6 Y el faraón no tiene ninguna posibilidad de salvación. Si no libera a los hebreos de la esclavitud, el Señor lo castiga rá, pero es el mismo Yahvé el que impide que el faraón libere al pueblo: «Yahvé dijo a Moisés: “C uando vuelvas a E gipto, harás delante del faraón todos los prodigios que yo he puesto en tu mano. Yo endureceré su corazón, y no dejará salir al pueblo. Y dirás al faraón: Así dice Yahvé: Mi hijo primogénito es Israel. Por eso, Yo te digo: ‘Deja salir a mi hijo para que me dé culto’. Si te niegas a dejarle salir, yo daré muerte a tu hijo primogénito”» (Ex 4,21-23).
5. El elenco completo de las maldiciones se encuentra en Dt 28,1568. 6. Yahvé endurece tam bién el corazón de su pu eblo: «¿Por qu é nos dejaste errar, Yahvé, fuera de tus caminos, endurecerse nuestros corazones lejos de tu temor?» (Is 63,17).
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¿Es Dios o
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I I e sp ír it u m al o de D ios Aquellos seres que en los pueblos vecinos de Israel eran repre sentados como rivales de la divinidad, en la Biblia son reclutados |ior Dios mismo y se convierten en instrumentos suyos. Por ello I )ios es conside rado tam bién autor de la discordia e ntr e los pueblos, i ontra los cuales arroja el espíritu malo (o de discordia) que tiene las mismas funciones que el demonio:7 «Abimélec gobernó tres años en Israel. Pero Dios envió un espíritu de discordia entre Abimélec y los señores de Siquén; y los señores de Siquén traicionaron a Abimélec» (Je 9,22-23). Dios se sirve del espíritu malo para destituir al rey Saúl que ya no le agradaba: «Un espíritu malo que venía de Yahvé le infundía espan to».8 Los siervos de Saúl reconocen en este ser a «un espírit u malo de Dios» (1 S 16,15). Este espíritu no es nunca autónomo y necesita la autorización de Dios, también cuando se propone él mismo sembrar la división y la derrota engañando al rey Ajab, según las palabras de Miqueas:9 «He visto a Yahvé sentado en su trono, con todo el ejérci to de los cielos en pie junto a él, a derecha e izquierda. Preguntó Yahvé: “¿Quién engañará a Ajab para que suba y caiga en Ramot de Galaad?". Entonces unos decían una cosa y otros otra, hasta que el espíritu se adelantó y de pie ante Yahvé dijo: “Yo lo engañaré”. Yahvé le preguntó: “¿De qué modo?”. Respondió: “Iré y me convertiré en espíritu de mentira en la 7. «Atormentados por un demonio o un espíritu malo» (Tb 6,8). 8. 1 S 16 ,1423; 18,10; 19,9. 9 Profeta del sig lo IX que no hay que confundir con Miqueas, autor del libro que lleva su nombre y que vivió un siglo y medio después.
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boca de todos sus profetas”. Yahvé dijo: “Lo engañarás y ven cerás. Ve y haz como dices”. Así pues, Yahvé ha puesto un espíritu de mentira en la boca de todos estos profetas tuyos, porque Yahvé ha predicho el mal contra ti» (1 R 22,19-23). En el libro del Éxodo se lee un episodio tan misterioso como inquietante. Yahvé mismo trata de matar a Moisés porque éste no está circuncidado: «Durante el viaje, en un albergue, Yahvé le salió al en cuentro e intentó darle muerte» (Ex 4,24). Moisés es salvado por la intervención de Séfora, su mujer, que inmediatamente circuncida a su hijo y cbn el prepucio de éste toca los genitales de Moisés, simulando así la circuncisión (Ex 4,25-26). La tradición posterior atribuye esta acción desconcertante reali zada por Yahvé a Mastema, uno de los satanes 10qu e se en cu en tran en las dependencias de Dios: «El príncipe Mastema, cuando volvías a Egipto, en el camino, donde lo encontraste en la posada, ¿no quiso matar te con toda su fuerza y salvar a los egipcios de tu mano, cuan do vio que habías sido enviado a hacer justicia y tomar ven ganza de ellos?».11 La transposición de las acciones negativas realizadas por Yahvé a seres diabólicos se convertirá en práctica habitual en los siglos siguientes en el ámbito de los libros apócrifos y de la misma Biblia. 10. En los libros apócrifos no existe un satán, sino numerosos satanes: «Y oí una cu ta voz [Fanucl], que expulsaba a los satanes y no los dejaba entrar adonde estaba el Señor 1 de Henoc 40,7; traducción de los espíritus para acusar a los que moran en la tierra» Libro ( castellana en AAT, vol. IV, pág. 68). Satán es sólo uno de los numerosos diablos que son conocidos con diversos nombres. Entre éstos, uno de los jefes (Príncipe) es Mastema (Jubileos 9,8; 11,5; 17,16; 48,2). Su nombre significa «Hostilidad» (cf. Os 9,78). 11. Jubileos 48,23 (traducción castellana en AAT , vol. II, pág. 183).
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¿Es Dios
o e l D ia b lo ?
i A n g el (o d e m o n i o ) e x t e r m i n a d o r ?
Indudablemente, una de las figuras más ambiguas (¿ángel o demonio?) de la Biblia es la del Exterm inador , 12 ser misterioso de nombre elocuente cuyo origen hay que buscar en el mundo de los l' istores beduinos. Éstos creían que la alta mortalidad de los rebaños durante la i rushumancia estival se debía a la acción funesta de un ser demoniuco llamado Exterm inador , y en cada plenilunio de primavera, para aplacarlo, le inmolaban un cordero: con la sangre de la víctima untaban sus tiendas, a fin de que el Exterminador evitara enviar el i astigo a sus moradas, preservando los rebaños de su acción mortal. Los autores de la Biblia exorcizan al Exterminador haciéndolo insirumento de Yahvé, que se sirve de este destructor no sólo para cas tigar a los enemigos de Israel, sino para descargar su tremenda ira (ontra su propio pueblo. En el libro de los Números se lee que, mientras «toda la comu nidad de los israelitas» está murmurando contra los métodos dicta toriales de Moisés y Aarón, culpables de haber «hecho morir al pue blo de Yahvé», se desencadena contra el pueblo la plaga de Dios. El llxterminador había matado ya a catorce mil setecientas personas mando es detenido finalmente por Aarón, que «echó el incienso e hizo la expiación por el pueblo. Se plantó entre los muertos y los vivos, y la plaga se detuvo» (Nm 17,12-13), porque, según comen ta después el autor del libro de la Sabiduría: «Ante esto, el Exterminador retrocedió atem oriza do» (Sb 18,25).1J Dios encarga a este dngelu mortífero que d iezme a los enemigos de su pueblo, como hizo con el ejército asirio cuando, en el 701 a.C., 12. Hebreo: Mashkit. 13 En el Nu ev o Testam ento se encuentra una referencia a este episodio: «N i m urm uréis como algunos de ellos murmuraron y perecieron bajo el Exterminador» (1 Co 10,10). 14. 2 R 19,35; Sal 35,5.
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Sa t á n
había rodeado ya la ciudad de Jerusalén: «Tú, Soberano, enviaste tu ángel a Ezequías, rey de Ju dá, que dio muerte a cerca de ciento oc hen ta y cinco mil hom bres del ejército de Senaquerib» (2 M 15,22).15 Este ser peligroso es llamado con claridad «ángel Exterminador>>\ una sola vez, cuando Yahvé decide enviar «tres días de peste» a su pueblo: «Yahvé envió la peste sobre Israel, y cayeron de Israel 70 .00 0 hombres. M andó Dios un ángel contra Jerusalén para des truirla; pero cuando ya estaba destruyéndola, miró Ya(hvé y se arre pintió del estrago, y dijo al ángel Exterminador: "¡Basta ya; retira tu mano!”» (1 Cro 21,14-15; 2 S 24,15-16). Es probable que haya que identificar con este ángel también al justiciero que ejecutó las sentencias emitidas por Dios contra los! tentadore s de Susana partiénd olos por m ed io, 16así como tam bié n el «ángel despiadado» que es enviado contra los malvados: «El mal-í vado sólo busca la rebelión, pero será enviado contra él un ángel despiadado» (Pr 17,11 [BJ: «El rebelde sólo busca pelea; le envia rán un cruel mensajero»]). La matanza Una de las páginas más horribles y molestas de la historia de Israel es la masacre de todos los primogénitos machos de Egipto, incluidos los del ganado, por obra de Dios: «Así dice Yahvé: A media noche yo pasaré por en medio de Egipto. Morirán en el país de Egipto todos los primogé nitos: desde el primogénito del faraón, que se sienta en su trono, hasta el primogénito de la esclava, que se ocupa del molino, y todos los primogénitos del ganado» (Ex 11,4-5). 15. 1 M 7,41; 2 Cro 32,21 ; Si 48,21 . 16. «Tu mentira se vuelve contra ti, pues un ángel de Dios ya ha recibido la sentencia divina y te partirá por medio» (Dn 13,5.59).
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¿Es Dios o
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Mientras que en Ex 12,29 se lee que la matanza de los primogé nitos es efectivam ente obra sólo de Yahvé,17 unos versículos an tes la it’sponsabilidad de Dios se atenúa porque la comparte por igual con el V.xterminador. «Yahvé pasará para herir a los egipcios, pero al ver la san gre en el dintel y en las dos jambas, Yahvé pasará de largo por aquella puer ta y no perm itirá al Ex termi nado r entrar en vues tras casas para herir» (Ex 12,23). En la relectura que hace de la matanza de los primogénitos de ligipto, el autor del Salmo 78 atribuye la muerte de los egipcios a los ángeles malvados:18 «Les envió el fuego de su cólera [...], tropel de ángeles malvados [BJ: “mensajeros de desgracias”]» (Sal 78,49). En el libro de la Sa bidu ría,19 la matanza pasa a ser obra de la «Palabra» de Dios: «Cuando un silencio apacible lo envolvía todo y la noche llegaba a la mitad de su carrera, tu palabra omnipotente se lanzó desde los cielos, desde el trono real, cual guerrero implacable, sobre la tierra condenada, empuñando la espada afilada de tu decreto irrevocable; y cuando se detuvo, todo lo llenó de muerte» (Sb 18,14-16). 17. «A media noche, Yahvé hirió a todos los primogénitos del país de Egipto, desde el primogénito del faraón, que se sienta en el trono, hasta el primogénito del preso, que está en la cárcel, y todos los primogénitos de los animales» (Ex 12,29; 11,4; 12,12.2327.29). 18. Para FlLÓN «almas, genios y ángeles son nombres diferentes de la misma realidad» (De giganlibus, II, 16). 19 Este libro, escrito en griego, no fue incluido en el canon judío ni en el de las Iglesias de la Reforma por ser un texto tardío, procedente de la época de Octavio Augusto (30 a.C. 14 d.C.)
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En una época posterior, en la que parecía insostenible que Dios se hubiese manchado con un crimen tan horrible, la responsabilidad de la matanza recae sobre Mastema, como se lee en el Libro de los Jubileos: «Porque en esa noche vosotros os sentabais a comer la Pascua en Egipto, y las fuerzas del príncipe Mastema habían sido enviadas a matar a todos los primogénitos en la tierp egipcia, desde el del faraón hasta el de la esclava cautiva que está en el molino, así como los de los an im ales ».20 La atribución sistemática al satán de los aspectos negativos de Yahvé culminó en el libro de la Sabiduría, donde la muerte ya no es causada por Dios sino por el diablo : «La muerte entró en el mundo por envidia del diablo» (Sb 2,24).21 El s a t á n d e s t r o n a d o Mientras que en los textos del Antiguo Testamento las carac terísticas negativas de Dios fueron cargadas progresivamente sobre los ángeles y los demonios, en el libro del Apocalipsis las prerrogativas de los ángeles y del satán serán exorcizadas atribuyéndolas a Jesús, definido como el «Príncipe de los reyes de la tierra» (Ap 1,5), título que en el libro de Daniel se atribuye al arcángel Miguel, «Príncipe que se ocupa de tu
20. Jubileos 49,2 (traducción castellana en AAT , vol. II, pág. 183). 21. En este versículo fundaban los Padres de la Iglesia su idea de una caída del satán por causa de la envidia. Pero esta afirmación es corregida en el Nuevo Testamento por Pablo, para el cual el culpable de la muerte no es el diablo, sino el pecado: «Por tanto, como por un hombre entró el pecado en el mundo y por el pecado la muerte y así la muerte alcanzó a todos los hombres, ya que todos pecaron» (Rm 5,12.17).
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pueblo» (Dn 12,1; 10,13.21). Además, Jesús dice de sí mism o qu e es «el Viviente» (Ap 1,18) —tí tulo con el cual es designado un ángel en la literatura apocalíptica-, que es la «estrella de la mañana» (Ap 22,16; 2,28) y hasta afirma que en sus manos están «las llaves de la Muerte y del Hades» (Ap 1,18), con lo cual se apropia de una prerrogativa exclusiva del satán, que ostentaba su posesión. Finalmente, dará a «comer del árbol de la vida, que está en el paraíso de Dios» (Ap 2,7), lo mismo que hizo la serpiente tentadora con Eva y Adán (G n 3,1 -4 ). 22
Satán El aspecto tenebroso de Yahvé no se dirige sólo hacia los enemi gos de Israel, sino también contra su propio pueblo, como se lee en las tentaciones puestas al rey David con el único objetivo de poder (astigarlo después: «Se encendió otra vez la ira de Yahvé contra los israelitas e incitó a David contra ellos diciendo: “Anda, haz el censo de Israel y de Judá”» (2 S 24,1). Pero esta imagen de un Dios que sin ninguna razón, a no ser la de una cólera del todo carente de motivos e irracional, empujaba a David «al gran pecado y a la gran locura» (2 S 24,10) de hacer algo que el propio Yahvé había prohibido porque lesionaba sus derechos divinos (Nm 1,1), es censurada en épocas posteriores porque esta teología tosca hería una sensibilidad religiosa ya más refinada. El autor del Libro primero de las Crónicas, en una época más evo lucionada teológicamente (siglo IV a.C.), transforma con desenvoltu 2 2 . G . T a v a r d , Satan, París, Desclce/Novalis, 1988, pág. 47.
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ra la narración y reemplaza a Yahvé por Satán , 23 que por primera y única vez aparece como nom bre propio en la Biblia hebr ea:24 2 Samuel 24,1:
1 Cro 21,1 :
Se encendió otra vez la ira de Yahvé contra los israelitas e incitó a David contra ellos diciendo: «Anda, haz el censo de Israel y de Ju dá ».
Alzóse Satán contra Israel, e incitó a David a hacer el censo del pueblo.
(
La reputación de Yahvé y la imagen de David estaban a salvo. N o había sido Dios quien se había lanzado contra el rey y su p ue blo, sino Satán, a quien son atribuidas las acciones antes realizadas por Yahvé y que personifica el lado tenebroso de éste. Excepto en el libro primero de las Crónicas, donde Satán es un nombre propio (1 Cro 21,1), en el Antiguo Testamento satan apa-¡ rece siempre con artículo, hasatan («el satá n »), para indicar una función ejercida y no una persona. En el lenguaje jurídico con el satán se indica la función del acu sador (fiscal). Éste, en el tribunal, se pone a la derecha del acusado para denunciar y poner de relieve todas sus culpas.” Además del significado de acusador, en la lengua hebrea el término satan asume el significado más general tanto de adversario como de obstáculo.26 Los diversos apelativos con los que el satán es conocido son todos ellos nombres comunes y no nombres propios, e indican siempre 23. De la raíz hebrea sin, «acusar, oponerse con hostilidad». 24. Según Ccrbelaud, en este texto se asiste «en directo» al nacimiento de Satanás en el texto bíblico (D. CERBELAUD, Le diable, París, Éd. de l'Atelier, 1997, pág. 20). 25. «Que un fiscal \satan\ se ponga a su diestra» (Sal 109,6; Za 3,1). 26. 1 S 29,4; 2 S 19,23; 1 R 5,18.
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mili función. No existe ningún nombre que sea realmente propio de a quien Jesús ha definido como «mentiroso y padre de la mentira» (Jn 8,44), y por ello muchos teólogos afirman que el satán Id) es una persona.27 En la Biblia griega los traductores vierten satán™ con diablo ,29 ti rmino qu e significa «aquel que div ide/ sep ara» .30 A diferencia de los demonios, que son machos y hembras, satán I i'Nsiempre macho. En el Antiguo Testamento el satán no es considerado un enemi go de Dios, sino siempre de los hombres, y es empleado para indii til un obstáculo, el adversario, o una acción del adversario. Nunca rl satán/diablo aparece como el calumniador. Para los autores del Nuevo Testamento, tanto el término hebreo i,/tan como su equivalente griego diabolos conservarán siempre el dignificado de adversario y separador. En el Antiguo Testamento, en la literatura judía y en el Nuevo Testamento no existe ningún caso de persona poseída por el sa tán o ti diablo.
()bstáculo En el libro de los Números el término satán describe la acción del «ángel de Ya hvé»,31 qu e tiene como obj etivo estorbar a Balaán, 27. «Cuando se pregunta si el diablo es una persona, se debería justamente responder i|iic es la no persona, la disgregación, la disolución del ser persona» (j. R a t /.INGER, Dogma f predicaziotie, Brescia, Qucriniana, 1974, pág. 197). 28. Hebreo: salan. 29 Griego: diabolos. 30. Compuesto de dia, «a través de», y bailo, «arrojar, echar». 31. Hebreo: mal'ak YllWH. Con esta expresión se indica en la Biblia la acción de Dios mismo (Gn 16 ,101 3; 2 2 ,10 18 ; Ex 3,2; Je 1 3,13 22; Is 63 ,9; Os 12,4).
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el adivino enviado por Balac, rey de Moab, para que maldiga a los conquistadores, israelitas:32 «Cuando iba, se encendió la ira de Yahvé y el Angel d¡e Yahvé se puso en el camino como satán [obstáculo; BJ: “para estorbarle”].33 El Ángel de Yahvé le dijo: “¿Por qué has pegado a tu burra con ésta ya tres veces? He sido yo el que he salido como satán [como obstá culo; BJ: "a cerrarte el paso”]34» (N m 2 2 , 2 2 . 32 ). Personas A. lleales Con el término satán en el Antiguo Testamento se indica tam bién el adversario o el enemigo. Los filisteos dicen a propósito de David: «Que no baje con nosotros a la batalla, no sea que se con vierta en nuestro satá n 35 [adversario] dur ante la lucha» (1 S 29,4). ] A su vez, David llama satán a los hijos de Sarvia, que le piden que mat e a Semeí, culpable por haber ofendido al rey: «¿Qué ten go' yo con vosotros, hijos de Sarvia, que os convertís hoy en satanes] [adversarios] míos?» (2 S 19,23). Cuando el rey Salomón goza de un periodo de tranquilidad, daj gracias al Señor con estas palabras: «Pero ahora, Yahvé mi Dios me ha concedido tranquilidad a mi alrededor. No tengo satán [adversa-j rio] alguno ni se producen acciones hostiles» (1 R 5,18). Pero Salomón no sabe que Dios ha suscitado contra él al idumeo Hadad y a Rezón, rey de Damasco, para que le echen en cara la 32. 33 34. 35.
Nm 22,46. Hebreo: Z6satan. Griego: Hebreo: Fsatan. Griego: Hebreo: Fsatan.
en diaballein. eis diabolen.
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tulpa de haberse abandonado a la idolatría (1 R 11,1-6): «Yahvé suscitó a Salomón un satán [adversario], Hadad el edomita, de la • mi irpe real de Edom» (1 R 11,14); «Dios le suscitó otro satán ¡adversario], Rezón. [...] Fue un satán [adversario] de Israel durante i ocla la vid a de Salomón» (1 R 11,23-25 ). Un la Biblia griega Aman, el implacable adversario del pueblo hebreo, es definido como diablo , es decir, enemig o de los judíos:36 •
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que se muestra n más fuertes en este combate invisible. ¡De esta manera, si no existiese el diablo, ning ún hombre pecaría!».39 En el lenguaje de todos los tiempos es posible encontrar la(ten dencia a la demonización del adversario, que consiste en designar al enemigo como un diablo o un satán al que hay que echar la culpa de los problemas que la misma sociedad provoca: el diablo son siempre los otros. Si en la Biblia no se dice nada acerca del origen y la naturaleza del d ia blo ,10en los escritos posterio res surge el el em en to de la miso-1 ginia, que empareja a la mujer con satán. Con respecto a la creación de la mujer," ésta es la singular explicación del Comentario al libro del Génesis: «Desde el principio del libro (Génesis) hasta aquí no se ha escrito la letra samek [s]; desde el momento en que ha sido creada la mujer ha sido creado ta m bién con ella el satán ».42 fí. S im b ó lica s
El satán aparece por primera vez como personaje en la Biblia hacia finales del siglo vi a.C., en el libro del profeta Zacarías en el que el diablo desempeña la función de fiscal. En el texto de Zacarías, el satán no es el nombre propio de un ser, sino una actividad ejercida, a saber, la del acusador. No es una figu-1 ra malvada, sino un diligente funcionario de Dios, que cumple pun tillosamente el deber de acusar al culpable y de poner de relieve su crimen: 39 ORÍGENES, / principi, cd. de M. Simonctti, Tormo, UTET, 1989, III, 2, 1. 40. En ningún libro de la Sagrada Escritura aparece como un ángel rebelde y caído. 41. «Entonces Yahvé Dios hizo caer un profundo sueño sobre el hombre, que se durj mió. Y le quitó una de las costillas, rellenando el vacío con carne» (Gn 2,21). 42. Ber. R., XVII, 6.
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o el Diablo?
«Después me mostró al sumo sacerdote Josué, que estaba ante el ángel de Yahvé; a su derecha estaba el satán para acu sarle» (Za 3,1). Mientras que el ángel de Yahvé representa la miseric ordia y la grai iu de Dios, el satán es aquel que representa el derecho y la justicia y está al servicio del castigo del c ulpa ble.43 Pero el ángel, q ue logra impedir que el satán acuse al sumo sacerdote («Yahvé te reprima, Ifttán, reprímate Yahvé»), hace que Dios perdone al culpable: «He Iquí que quito el pecado que hay en ti» (Za 3,2.4).
C u a n d o el s a t á n e r a h i j o d e D i o s «U n d ía en que los hijos de Dios44 fueron a pre sentarse ante Yahvé, apareció también entre ellos el satán» (Jb 1,6). También en el libro de J o b 1’ el satán es una figura literaria que sirve al autor para expresar el propio cuestionamiento de una doc trina simplista de la retribución, según la cual el bien y el mal son premiados o castigados ya en esta existencia. En este libro el satán no es un ser demoniaco, sino uno de los «hijos de Dios» que tiene acceso legítimo y habitual a la corte celestial,46 modelad a según el ceremonial de la corte real persa, y es un ángel que ejerce la función de fiscal. 43 En el Libro de las Parábolas (de Henoc), Satán: «Pues vi a los ángeles castigadores t|uc estaban aprestando todas las herramientas de Satán» (Libro 1 de Henoc 53, 3; traducción castellana en AAT, vol. IV, pág. 76). 44. Los LXX traducen: «ángeles de Dios». 45. El personaje de Job pertenece a la teología y no a la historia, al igual que otros muchos personajes de la Biblia como Jonás, Tobías y Ester. Que el libro de Job es una parábola se encuentra ya afirmado en el Talmud (Baba B., B., 15a). 46. En el capítulo 2 «el Satán» vuelve a presentarse ante Yahvé junto a los «hijos de Dios» (Jb 2,1).
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Esta figura del satán procede del mundo persa, del que Israel formó parte durante dos siglos. Un funcionario, suyo título era «ojo de rey», tenía la función de vigilar e inspeccionar todo el reino para de spu és inf or mar al rey que , gracias a su «oj o»,47 co no cía el comportamiento de todos sus súbditos, desde los funcio narios más altos hasta los empleados más bajos de la administra ción real. El satán no es visto como un enemigo de Dios, sino como un efi caz colaborador al que Yahvé se dirige con gran afabilidad: «Dijo entonces Yahvé al satán: “¿De dónde vienes?”. El satán respondió: “De dar vueltas por la tierra y pasearme por ella ”.48 Yahvé replicó al satán: “¿Te has fijado en mi siervo Job? No hay nadie como él en la tierra: es un hombre íntegro y recto, temeroso de Dios y apartado del mal”» (Jb 1,7-8). Como colaborador divino que vela por los intereses de su Dios, el satán insinúa a Yahvé la sospecha de que tal vez Job se comporte bien porque todo le sale a pedir de boca: «¿Te crees que Job teme a Dios por nada? [...] Pero trata de poner la mano en sus posesiones; te apuesto a que te mal dice a la cara» (Jb 1,9-11). En la narración el satán no se dirige nunca a Dios con hostilidad, sino que, por el contrario, demuestra una gran familiaridad que le perm ite tam bién contestarle con vivacidad. Y cuando Yahvé elogia ante él el comportamiento de Job, a pesar de las pruebas infligidas, el satán le responde:
47. «Los ojos de Yahvé, que recorren toda la tierra» (Za 4,10); «En todo lugar los ojos de Yahvé observan a malos y buenos» (Pr 15,3). 48 . El Satán pro viene de la tierra (Jb 2, 2) y no del infierno, que se convertirá en el h ábitat del diablo sólo muchos siglos más tarde.
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«Piel tras piel. El hombre da por su vida todo lo que tiene. Pero trata de ponerle la mano encima, dáñalo en los huesos y en la carne; te apuesto a que te maldice a la cara» (Jb 2,4-5). Para poner a pru eba a Jo b, el satán necesita la autorización d iv i na (Jb 1,12; 2,6); no puede hacer nada sin el permiso de Dios y •111 ie n «ponga la mano» sobre Jo b no será el satán sino Dios mismo (Jb 1,11; 2,5), que será considerado el único responsable de las cala midades que se^precipitan sobre Job: «Fueron a verle todos sus hermanos y hermanas, junto con sus conocidos, y comieron en su casa. Se lamentaron y le con solaron por la desgracia que le había infligido Yahvé. Cada uno le regaló una moneda de plata y un anillo de oro» (Jb 42,11). A la acción del satán de probar la fe de Job corresponde, en el Evangelio de Lucas, el intento del diablo de probar la fe de los dis cípulos de Jesús: «¡Simón, Simón! Mira que el satán ha solicitado el poder cribaros como trigo». Al objetivo del satán de poner de relie ve las deficiencias de los discípulos para poder después acusarlos se opone Jesús: «Pero yo he rogado por ti, para que tu fe no desfallez ca» (Le 22,31-32). La petición presentada por el satán a Yahvé a propósito de Job corresponde en los libros apócrifos a la formulada por Mastema a propósito de Abrahán: «Llegó el príncipe Mastema y dijo ante Dios: "Abrahán ama a su hijo Isaac y lo prefiere a todo. Dile que lo ofrezca en holocausto sobre el altar y verás si cumple esta orden. Enton ces sabrás si es fiel en todo tipo de p ru ebas”».49
49 Jubileos 17,16 (traducción castellana en AAT, vol. II, págs. 124125).
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CA PÍT UL O 2
LA BUENA NOTICIA: EL SATÁN ES ANIQUILADO I I d ia b lo c r u c if ic a d o
En el judaismo la evolución teológica natural debida al progresi vo crecimiento en el conocimiento de Dios llevó a la eliminación gradual de todo aspecto destructor o fúnebre de la imagen del Señor. En una época en la que la fe en Yahvé como único Dios se había consolidado ya definitivamente y las divinidades paganas eran con sideradas demonios, aún había que encontrar una explicación al inquietante problema del mal. Bajo la gran influencia de las doctrinas de Zaratustra,1que a un Dios bueno opone un espíritu malo, también en el mundo judío se abre camino el concepto del satán como personificación y princi pio del mal. Y con el judaismo el papel del satán se diversifica y se aleja de la sobriedad de la Biblia. La actividad del satán, conside rado en adelante como el responsable de todos los males, se centra particularm ente en poner obstáculos en las relaciones entre Dios y su pueblo. Pero cuando Israel se purifique de sus pecados, el satán 1. Profeta iranio que vivió entre los siglos vil y VI a.C.
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desaparecerá defin itivam ente . En el ámb ito de la ge m atr ía, 2 los rabinos habían llegado a la conclusión de que «las letras que cons tituyen el nombre de hasatan [el satán) valen numéricamente 364, lo que significa que durante 364 días se opone a las oraciones de Israel, pero el día de la expiación no tiene este poder, porque el estrépito del cuerno de carnero en el día de Año Nuevo confunde al satán».3 Según el Talmud, las funciones del satán son tres: seducir a los hombres, acusarlos en la presencia de Dios e infligir la pena de muerte.' Y son tres las circunstancias peligrosas en las que el satán aparece como acusador: cuando una persona está en una casa inse gura, cuando camina por una senda solitaria y cuando emprende un viaje por mar.’ El término «el satán», que había pasado a ser sinónimo de toda situación negativa, se empleaba también para indicar la angustia. En el Comentario al libro del Génesis, para indicar que la serenidad de Jacob se vio perturbada cuando tuvo conocimiento del atroz fin de su hijo José (Gn 37,32-34), está escrito que Jacob «fue atacado por el satán de J o sé»/’ A veces «el satán» era usado simplemente para indicar un grave peligro, hasta tal punto que el Talmud aconseja «no detenerse ante un buey que regresa del abrevadero, porque el satán danza entre sus cuernos».7La residencia habitual del satán es el cielo, desde donde va y viene continuamente a la tierra para espiar el com portamiento de los hombres a fin de poder acusarlos después ante Dios. En el Nuevo Testamento se declarará abiertamente que este papel suyo ha terminado definitivamente. Cuando los setenta y dos 2. Ciencia que atribuye un valor numérico a cada letra del alfabeto. 3. Yoi/ia, 20A, 16B. A. Baba B., 16A. 5. Eccles. R., II, 2. 6. Ver. R., LXXXIV, 3 7 Pes. B., 112B.
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li NÍpulos regresan de su exitosa misión,” Jesús les dice: «Yo veía al Hiiiiln caer del cielo como un rayo» (Le 10,18). La liberación de los Ilumbres realizada por los discípulos es signo de la derrota del satán, • I cual, dado que ya no tiene acceso a Dios (cielo), no puede ejercitar n lunción de acusador de los hombres ante el tribunal divino. En el libro del Apocalipsis el satán, precipitado desde el cielo a 11 tierra, es vencido definitivamente: «Fue arrojado el gran Dragón, la Serpiente antigua, el lla mado diablo y el satán, el seductor del mundo entero; fue arrojado a la tierra y sus ángeles fueron arrojados con él. Oí entonces una fuerte voz que decía en el cielo: “Ahora ya ha llegado la salvación, el poder y el reinado de nuestro Dios y la potestad de su Cristo, porque ha sido arrojado el acusador de nuestros hermanos, el que los acusaba día y noche delante de nuestro Dios”» (Ap 12,9-10).9 Una vez derrotado, «el diablo, su seductor, fue arrojado al lago de fuego y azufre, donde están también la Bestia y el falso profeta, y serán atormentados día y noche por los siglos de los siglos» (Ap 2 0 , 10 ).
Juan expresa en su Evangelio la misma realidad: «Ahora el Príncipe de este mundo será derribado [...]; porque el Príncipe de este mundo está juzgado» (Jn 12,31; 16,11). El evangelista alude al satán «Sa mael »,10 pro tec tor de Esaú, el patriar ca de E d om 11 que 8. «Regresaron los setenta y dos, y dijeron alegres: "Señor, hasta los demonios se nos lometen en tu nombre”» (Le 10,17). 9. En la Carta a los Romanos es evidente la referencia a la derrota del satán acusador: «/Quien acusará a los elegidos de Dios? Dios es quien justifica» (Rm 8,33). 10. Samael es llamado «el dios de los ciegos», porque su nombre deriva de «same» (ciego) y «el» (dios) (La hipóstasis de ios arcontes, 86, 30 [traducción castellana en Antonio Pinero y otros (eds.), Textos gnósticos. Biblioteca de Nag Hammadi I: Tratados filosóficos y cosmológicos, Madrid, Trotta, 1997, pág. 346]; Ascensión de Isaías, VII, 9). 11. Pueblo siempre hostil a Israel (N m 20 ,18 21 ; 1 R 11,14; Sal 137,7; Is 34).
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era identificado con la odiada Roma y por eso era llamado «prínci pe de este m undo». La victoria de Jesús sobre el satán queda confirmada en la Primera carta de Juan: «Os escribo, jóvenes, porque sois fuertes y la palabra de Dios permanece en vosotros y habéis vencido al maligno» (1 Jn 2,14). E l pastor de Hermas, una
de las primeras obras de las comunida des cristianas de la primera mitad del siglo II, se distancia y relativiza la temida peligrosidad de la acción del diablo: «El diablo sólo infunde miedo; pero este miedo no tiene eficacia alguna. No lo temáis, pues, y él huirá de vosotros».12Según este autor, no hay que temer al diablo, al igual que no hay que temer a un muerto, porque el dia blo «tiene tan poco vigor como los nervios de un c adáver».13 Entre los padres de la Iglesia, Orígenes describe de forma ori ginal la derrota del satán acusador, afirmando que «el diablo ha sido vencido y crucificado» porque mientras «el Hijo de Dios ha sido crucificado en la carne de modo visible, de un modo invisible el diablo ha sido clavado en la cruz con sus principados y sus potes ta des» .14
Beliar El término satán , aun siendo nombre común, terminó por asu mir el significado del nombre propio del diablo. En realidad exis 12. El pastor de Hermas, M andam iento du odécim o, 4, 7 (traducción castellana en D an Ruiz Bueno [ed.], Padres apostólicos, Madrid, BAC, 5* ed., 1985, pág. 1004). 1 3 El pastor de Hermas, Mandamiento duodécimo, 6, 2 (traducción castellana en Dan Ruiz Bueno [ed.], Padres apostólicos, op. cit., pág. 1.005). 14. O r í g e n e s , Hom. los., VIII, 3, 4 (Col 2,14).
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La B u e n a N o t ic ia : El Sa t á n e s A n iq u il a d o
ten decenas de nombres de los satanes en la literatura judía y ( ristiana. Los más famosos son Ma stem a y Sem yaza .15 En tre los nombres con los que son conocidos los satanes, el único presente en el Nuevo Testamento es Beliar: «¿Qué armonía entre Cristo y lidiar?» (2 Co 6,15). De B eliar , di vinida d de los infier no s,16 se encuentran algunos rastros en el Antiguo Testamento, pero con Una grafía ligeramente diferente ( B elial ) : «Las olas de la muerte me envolvían , me es pan taba n los torr en tes de B eli al» 17 (2 S 22,5; Sal 18,5). El nombre Belial asumió el significado de «inicuo, malvado», por lo cual la expresión «hombres hijos de Belial» significa «hom bres inicuos» (D t 13,14; Je 19,22). En el libro de los Proverbios «hombre de Belial» se traduce por «hombre perverso» (Pr 16,27). La expresión era considerada un grave insulto (1 S 1,16) y cuan do Semeí maldice al rey David le dice: «Vete, vete, hombre san guinario, hombre de Belial» (2 S 16,7). En los apócrifos Beliar empuja a los hombres a realizar acciones nefastas. En el Testamento de José (7,3) es el espíritu de Beliar el que induce a la mujer de Putifar a tentar a José (Gn 39,7). Se creía que también Beliar , en su calidad de satán, sería somelido en tiempos del Mesías: «El [Dios] atará a Beliar y dará poder a sus hijos para pisotear a los malos es pír it us», 18 y «será arrojado al luego para siempre jam ás ». 19 15. En el Libro de los Vigilantes (de Henoc), Semyaza es el jefe de los doscientos ángeles que se enamoran de las mujeres. Otros nombres de ángeles/diablos son: Urakiva, Ramecl, Kokabicl, Tamiel, Ramiel, Daniel, Ezequiel, Baraquiel, Asael, Armaros, Batriel, Ananel, 1 de Henoc 6, 37; traducción casZnquiel, Samsiel, Sartael, Túnel, Yomicl y Araziel Libro ( tellana en AAT, vol. IV, pág. 43) 16. La raíz del nombre Bcliar/Bclial significa «el que engulle». 17. La Biblia de Jerusalén traduce «torrentes destructores». 18. Testamento de Leví, 18, 12 (traducción castellana en AAT, vol. V, pág. 60). 19 Testamento deJada, 25, 3 (traducción castellana en AAT, vol. V, pág. 87).
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Sa t á n
En el Evangelio de B artolom é,20 Beliar es descrito con imágenes terroríficas: «Subió Beliar sujeto por quinientos sesenta ángeles y encadenado con cadenas de fuego. La altura del dragón era de mil seiscientos codos y su anc hu ra era de cuarenta codos;21 y su aspecto era como un resplandor de fuego, mientras que sus ojos estaban llenos de oscuridad. De sus narices salía un humo mal oliente y su boca era como el torbellino de un pre cipicio. Al verlo, los apóstoles cayeron de bruces y se torna ron com o m ue rto s» .22 El autor de este Evangelio une en una misma figura personajes distintos de la literatura judía, ya que Beliar es al mismo tiempo Satán y Satanael, el primer ángel creado por Dios, como él mismo confiesa: «Primero me llamaba Satanael, que significa ángel de Dios. Cuando me negué a reconocer la imagen de Dios, fui llamado Satán, que signific a ángel del T ár ta ro ». 25 Su programa es formulado en términos espantosos:
20. Apócrifo del siglo III. 21 . F.1 codo era una m edida de lon gitu d d e unos 45 ce ntím etro s. A sí pues, la a ltu ra de Beliar era de unos 720 metros y la anchura de 18 metros. En otra versión de este Evangelio (códice C Casanatense 3, 18) las medidas se agigantan: los ángeles pasan a ser seis mil sesenta, la altura de Beliar es de 1.900 codos (855 metros), la anchura es de 700 codos (315 metros) y se añade la longitud del ala, que es de 80 codos (36 metros). 22. Evangelio de Bartolomé (códice M de Jerusalén), 4, 13 23 Evangelio de Bartolomé ( códice M de Jerusalén), 4, 25 . Segú n la m itolo gía gr iega, el Tártaro era el lugar más profundo del Hades (la caverna subterránea, morada de los muertos), rodeado del Piriflcgetonte, el río de fuego.
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L a B u e n a N o t i c i a : E l S a t An e s A n i q u i l a d o
1 «Mi vida es vuestra m uerte, mi bienaventuranza es vuestra tribulación y mi gozo es vue stra tr ib ul aci ón ». 24 I u el N u e v o T e s t a m e n to
Perdido el papel d e acusador,2’ la función del satán/diablo en los llvangelios y en el resto del Nuevo Testamento, queda reducida a poquísimos lugares [Tablas I y II]. De manera particular, las referencias al diablo en el Nuevo Testa m e n t o son escasas [Tabla III]. En las cartas atribuidas a Pablo no se i cunen diez citas, tres de las cuales se refieren a actitude s negativas i tinco dentro como fuera de la comunidad, donde los calumniadores Non llamados diablos.1*' En el Nuevo Testamento el diablo no es llamado sólo sa tán, sino que tam bién recibe los nombres de «e nem igo» ,27 «te nta do r» ,28 «m aligno »,29 «acusa dor» ,30 «Pr íncipe de este m u nd o » 31 y «Prín cipe del imperio del aire» .32
24. Evangelio de Bartolomé (códice C Casanatense), 5,13 25. En el Nuevo Testamento el verbo «acusar» (griego: diaballein) se encuentra sólo en 11 16,1: «Había un hombre rico que tenía un administrador a quien acusaron ante él». Sólo el autor de la Primera carta de Pedro ve al diablo aún activo en su papel de acusador (/¡riego: antidikos): «Vuestro adversario, el diablo, ronda como león rugiente, buscando a quién devorar» (1 P 5,8). 26. 1 Tm 3,11; 2 Tm 3,3; Tt 2,3. 27. Mt 13,2539; Le 10,19. 28. Mt 4,3; 1 Ts 3,5. 29. Mt 6,13 ; 1 Jn 5,18. 30. Ap 12,10. 31. Jn 12,31; 14,30; 16,11. En 2 Co 4,4 se encuentra la expresión «el dios de este mundo», que es erróneamente identificado con satán. Pero en Pablo, satán aparece exclusivamente com o en em igo de los creyentes. La expresión «dios de este m und o» significa aquellas convenciones sociales (mundo) de las que los creyentes se han convertido en esclavos. 32. Ef 2,2.
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Sa t á n
La p o m p a d e l d i a b l o
Fue Tertuliano el primero que usó la expresión «pompa del di ab lo », 55 que fue acogida en el rito del ba utism o como fór mula la que se pedía al catecúmeno que renunciara a satán y «a todas sus po m pa s» .54 Con el térm ino «po mp a», que in di ca el cortejo del circo, se designaban en particular los espec táculos que tenían lugar en los teatros y en el anfiteatro, defi nido por Tertuliano como «iglesia del dia bl o» 55 por el cult o a los dioses que acompañaba a todo acontecimiento en la vida cotidiana de la ciudad pa gan a.56 Según Tertuliano, estos espectáculos, capaces de suscitar pasiones y sensualidades, habían sido «in stitui dos por el diablo y son la po m pa del dia blo». M ediante la renuncia a las pompas de satán, el catecú meno aceptaba la ruptura radical con la cultura pagana y rechazaba el prestigio de los honores públicos que podía obtener si seguía la mentalidad corriente.
33 Latín: pompa diaboli. TERTULIANO, De spectaculis, 24,2 (PL 1, 731; CCL 1, 248). 34. Latín: ómnibuspompis. 35. «Diaboli ccclcsia» (De spectaculis, 25; PL 1,732; CCL 1, 249). 36. De spectaculis, 7,2; PL 1,712; CCL 1, 233
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Segunda Parte
DEMONIOS
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CAPÍTULO 3
GENIOS Y DEMONIOS
lil genio no es un demonio*
Para entrar en el mundo de los demonios y para comprender exactamente los términos demonio y diablo hay que distanciarse con respecto a lo que en la cultura occidental es representado como un ser horrible y maléfico, cuya vivaz representación se encuentra en el infierno de Dante o en ciertos frescos medievales del juicio univer sal, así como también es necesario distinguir con claridad la termi nología y separar al diablo (o el satán) del demonio. En el lenguaje popular se puede hablar indiferentemente de diablo y de demonio, confundiendo y uniendo dos realidades que en la Biblia se consideraron siempre diversas y distintas. * El títu lo de este apartado en la edición original reza: 11dernonenon éun dembnio. En est punto es necesaria la siguiente clarificación: dernone y demonio son dos vocablos italianos que proceden del mismo término griego, pero se han diversificado sobremanera en el uso hasta llegar a adquirir sentidos contrarios. Al significado común de «ser sobrenatural que no es ni Dios ni hombre» se ha asociado la idea de la bondad para dernone y, por el contrario, de la maldad para dembnio. El primer término puede tener como sinónimo «genio» (y con este sustantivo lo traduciremos siempre en esta obra), mientras que el mejor sinónimo del segundo es «diablo» (pero lo traduciremos siempre con «demonio») [Nota de los traductores]
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Demonios
Por lo demás, en la lengua griega se distingue entre genio,' tér mino que aparece en los textos clásicos con el significado de «divi no», para indicar un ser intermedio entre Dios y el hombre,2 y demonio ,3que es la fuerza que procede del genio, pero menos pode rosa y más limitada en el tiempo.4 Con el término genio se indicaba originalmente todo ser divino, y en los textos más antiguos no existe ninguna diferencia entre «genio» y «dios». Homero no distingue aún entre dioses y genios. Según Plutarco, «fue Hesíodo’ el primero que distinguió de forma clara y precisa cuatro géneros de seres racionales: dioses, genios, héroes y, finalmente, hombres. Parece que muchos hombres de la edad de oro se transformaron en genios, así como algunos semidioses descendieron al rango de héroes».6 Plutarco, que era partidario de la posibilidad del paso de una categoría a otra, escribe: «Isis y Osiris eran al principio sólo genios buenos, y después fueron transformados en dioses por su v irtu d» .7 En la distinción entre dios y genio, dios se usaba para los seres divinos superiores, y genio era reservado para entidades menores que no eran consideradas inmortales. De hecho, a diferencia de los dio ses, se pensaba que los genios envejecían y después, al cabo de 1. Griego: daimon. De la raíz griega «dai», del verbo «daiomai»; «dividir las carnes» («devoradores de cadáveres»). 2. G. Luck (ed.), Arcana Mundi. Magia e occulto nel mondo greco e romano. Vol l: Magia, Miracoli. Demonologia, Milano, Mondadori, 1997, pág. 296 (traducción castellana del original ingles: Arcana mundi. Magia y ciencias ocultas en el mundo griego y romano, Madrid, Gredos, 1995). 3. Griego: daimomon (sus tantivo neu tro). Para PLATÓN, «tod o de m on io es algo qu e está e n t r e u n d i o s y u n m o r t a l » ( Simposio, 202e). 4. En italiano un ejemplo de la diferencia entre los dos significados es «el demonio [demone] del juego» y «ser más listo que el demonio [demonio]». 5. Poeta griego de los siglos vinvii a.C. 6. PLUTARCO, La decadencia de los oráculos, 911 , y Osiris, 2627, 3l6e. 7. P l u t a r c o Isis
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G enios y Demonios
muchos siglos, morían. Hesíodo llegó a calcular la duración de su Vida y la estableció en 9-720 años.” Según la concepción de la época, mientras que a los dioses se les Imbía asignado el espacio desde el cielo hasta la luna, donde el aire rru más puro (el éter), a los genios se les habían reservado los espa rios desde la luna hasta la tierra, donde el aire,9 a causa de los vapo res y las neblinas, era considerado impuro. La bondad o maldad del fjenio dependía de su procedencia: cuanto más baja era la posición ,|cl genio en la esfera celeste, más maligno y dañino era, y quedaba degradado, pasando de la condición de genio a la de demonio.
(Jenios santos En el mundo griego el genio bueno era el equivalente del ángel cus todio, mientras que un espíritu malo era definido como genio malo. I lesíodo llamaba genios santos a los genios buenos y útiles al hom bre.10 La función del genio griego la desarrolla en la Biblia el ángel," término con el cual se indica un mensajero de Dios. La diferencia entre el genio del mundo mitológico y el ángel del mundo judío está en el hecho de que los genios son autónomos, mientras que los ángeles dependen de Dios, y en ningún caso en la Biblia un ángel se ha convertido en genio ni tampoco en demonio. 8. P l u t a r c o , La decadencia de los oráculos, 4 l4 e 4 15d. 9 Griego: aer. EUSEBIO, Praeparaíio Evangélica, IV, 5, 13 Para san AGUSTÍN, los demonios «habitan en el aire porque, arrojados de la sublimidad del cielo superior por causa de tu irreparable transgresión, han quedado condenados en esta especie de cárcel tan a propósito para ellos» ( Ciudad de Dios, V ll l, 22; traducción castellana en Obras de san Agustín, vol. XVI, Madrid, BAC, 3“ed., 1977, págs. 529). 10. HESÍODO, Opera, 123. La palabra daimon significa todo espíritu cuya influencia se hace sentir en la inspiración: es la musa para el poeta y el genio para el filósofo (G. T a v a r d , Salan, Paris, Dcsclec/Novalis, 1988, pág. 42). 11. Hebreo: mal'ak.
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Demonios
Los padres de los demonios
El origen de la creencia en los seres demoniacos hay que buscarlo en Mesopotamia, en un mundo que se creía habitado por los espectros. Se pensaba que éstos eran los espíritus de quienes habían muerto de muerte violenta o privados de la sepultura y que perma- I necían de alguna forma errantes e inquietos sobre la tierra. Debido a la gran influencia de la demonología mesopotámica nacieron en el mundo judío las ideas sobre los demonios, heredadas y ampliadas en el ámbito cristiano. Pero la creencia en los demonios, tan común y floreciente en el mundo oriental, es rechazada en la Biblia, salvo rarísimas excepcio-1 nes, y en ella no se encuentran ni siquiera las fórmulas de exorcismos necesarias para liberarse de ellos. En el Antiguo Testamento está de todo punto ausente la idea de personas poseídas por los dem onio s y no se en cue ntr a ni un solo caso de una persona end e- ] m on ia da .12 Los pocos demonios que aparecen en la Biblia son en la mayor parte de los casos residuos de la mitología babilónica, tomados por los judíos en los siglos en los que Israel formó parte del imperio persa,13 o son divinidades paganas que quedan exorcizadas y degra-J dadas a la condición de espíritus malignos. Después, en la época rabínica, a la sobriedad del Antiguo Testamento se contrapone un fantástico florecimiento de lo demo niaco, pero que no deja ninguna huella en los escritos de la Biblia.14! Entre los siglos Ill-ll a.C. la Biblia fue traducida por primera vez del original hebreo a la lengua griega. Esta Biblia fue llamada de 12. En la lengua hebrea no existe el término que indica la posesión demoniaca. 13 Del año 538 al 333 a.C.; bajo Darío I (521486 a.C.) Palestina formaba la quinta satrapía del imperio persa. 14. En el judaismo contemporáneo la creencia en los demonios no tiene ningún relieve.
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Genios y Demonios
los Setenta (LXX) por el número legendario de los sabios que traUijaron en la traducción del texto sagrado: seis por cada tribu de Uruel, hasta un total de setenta y dos personas.15 En una sociedad y una cultura más evolucionadas, donde no se Mimaban «por dioses a los animales más viles y despreciables» (Sb I 2,24) ,16 los traductor es de la Biblia se tropezaron con algunos seres intermedios entre el hombre y Dios, propios del mundo mitológit<>, como onocentauros, monstruos con la cabeza y el busto huma nos y el cuerpo de asno, las sirenas, mitad mujer y mita d páj aro ,17 y los sátiros.
Estos rarísimos casos (sólo diecinueve) fueron traducidos todos i |los con el término griego demonio', de esta fo rma se concedió deret ho de ciuda da nía, en la Biblia grieg a, a los dem onios, seres qu e en el texto original hebreo eran completamente extraños o desco nocidos.18 Además de los personajes del mundo mitológico, los LXX cali ficaron como demonios también a las divinidades extranjeras. En el texto hebreo del Salmo 96 ,5 se lee: «N ad a son los dioses paga no s» .19 lin la traducción griega y latina, los dioses dejan de ser «nada» y se convierten en activos demonios: «Todos los dioses paganos son demonios». La elección de los traductores estaba en consonancia con la con cepción que se había ido formando en el judaismo, que veía las reli 15. Carta de Ariscas, 4147 (traducción castellana en AAT , vol. II, págs. 2627). 16. Cf. Sb 11,15; Rm 1,2223. 17. Is 1 3,21 ; 34 ,13 ; 43 ,20 ; Jr 50,3 9; Mi 1,8; Jb 3 0 ,29 Las sirenas están al servicio de Pcrséfone, diosa de los infiernos. Su canto servía para hacer más dulce el paso de los difuntos por el reino de la muerte. Desde la primera Edad Media son representadas también con la mitad inferior del cuerpo en forma de cola de pez (tal vez por una confusión entre los términos “ala" y "aleta” e n latín: «penn is» y «p in nis» —). 18. En hebreo, com o en otras lenguas m edioorientales, no existe la palabra «dem on io». 19 Los dioses paganos son llamados 'elilitn («nada») en contraposición a 'elohim(«Dios»).
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Demonios
giones paganas no sólo como veneración de los ídolos, sino como culto a los demonios. Esta idea se heredará y desarrollará posterior mente en el cristianismo. La traducción griega de los LXX fue la que Iglesia cristiana pri mitiva eligió y privilegió como Biblia propia, e influyó después mucho en la traducción de la Sagrada Escritura en lengua latina ( Vulgata ) en el siglo IV. En el Nuevo Testamento se evita el término genio,20 que evoca la idea de un ser intermedio entre Dios y el hombre, y se usa siempre demonio,21 vocablo en el que se en globab a todo lo qu e estaba fuera de la experiencia sensible y podía influir en la vida de los hombres. Cuando Pablo anuncia el Evangelio en Atenas, los oyentes pien san que Jesús es un demonio'. «Trababan también conversación con él algunos filósofos epicúreos y estoicos. Unos decían: "¿Qué querrá decir este charlatán?”. Y otros: "Parece ser un predicador de divinida des extranjeras”. Porque anunciaba a Jesús y la resurrección» (Hch 17,18).
Los demonios están en el cielo...
El mundo judío estaba inmerso en una cultura en la que todo el cosmos estaba dotado de alma y los astros y las fuerzas de la natu raleza eran considerados seres angélicos que cons tituía n in icia lm en te la «milicia celestial», a las órdenes de «Yahvé de los ejércitos».22 20. Griego: daimon. Sólo en Mt 8,31: «Y le suplicaban los genios [griego: daimones]: "Si nos echas, mándanos a la piara de puercos"». El termino indica que la acción se desarrolla en el mundo pagano. 21. Griego: daimomon. 22. Hebreo: Yhwh Sabaot («Yahvé Sebaot está con nosotros», Sal 46,8.12).
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G enios y Demonios
I ícspués esta milicia se hizo ob jeto de un c ulto idolátrico por pa rte (Ir los judíos, hasta tal punto que los sacerdotes y profetas intentamu prohibirlo inútilmente: «Cuando levantes tus ojos al cielo, cuando veas el sol, la luna, las estrellas y todo el ejército de los cielos, no vayas a dejarte seducir y te postres ante ellos para darles culto»
(Dt 4,19). «Abandonaron todos los mandamientos de Yahvé su Dios, y se hicieron ídolos fundidos, los dos becerros, y un cipo sagrado. Se postraron ante todo el ejército de los cielos y rin dieron cu lto a Baal» (2 R 1 7 ,l 6 ). 2i «Que sean las casas de Jerusalén y las de los reyes de Judá co m o el lug ar de T óf et :24 un a in m u n d ic ia ; toda s las casas en cuyas azoteas incensaron a toda la tropa celeste y libaron liba ción a ot ro s diose s» (Jr 1 9 ,1 3 ).25 En tre el Dio s in ac ce sib le, 26 col oca do «en el más alto d e los cie los» (Le 2,14), y el hombre se habían interpuesto potestades angé licas y dem on iacas bien d ividid as je rárq uic am en te, cada un a con sus cometidos y poderes particulares. Se creía que, por estar asociadas a los planetas (zodiaco), estas criaturas angélicas y los demonios po dían in fluir en el dest ino de los hom bre s (horó scopo ).27
23. 2 R 21,3.5; 23,4-5. 24. Lugar de culto al dios Moloc en cuyo honor los niños eran sacrificados por el fuego (2 R 23 ,10; Jr 7,3 1-3 2; 19,6-14 ). 25. Cf. Jr 8,2; Sb 13,1-9. 26. «El único que posee inmortalidad, que habita en una luz inaccesible, a quien no ha visto ningún ser humano ni le puede ver» (1 Tm 6,16). 27. «"Ellos han sacrificado en hon or de los dem on ios”: al sol, a la luna, a las estrellas y a los planetas... han adorado a seres que no pueden hacerles bien, a demonios que les hacen mal» (Sifr. D t., 15, § 318, 136b).
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Demonios
En las cartas de Pablo son calificadas como potestades demonia cas los «ele m en tos del m u n d o » ,28 expresió n con la qu e se indic ab an los astros, las estre llas y las co ns tel ac io ne s,29 q u e e jerc ían su p od er determinando y condicionando la vida de los seres humanos, y que asumían el significado de «destino»: «M ientra s éramo s m enore s de edad, éramo s esclavos de los elementos del mundo [...]. ¿Cómo retornáis a esos elementos sin fuerza ni valor, a los cuales queréis volver a servir de nuevo? Observáis los días, los meses, las estaciones, los años» (Ga 4,3.9-10). «Mirad que nadie os esclavice mediante la vana falacia de una filosofía, fundada en tradiciones humanas, según los ele mentos del mundo y no según Cristo [...]. Una vez que habéis m ue rto con Cristo a los elem entos del m un do ...» (Col 2 ,8.2 0).30 Pablo identifica las potencias demoniacas con cinco términos relacionados todos ellos con el Pod er (princip ado s, tro no s,31 fuerzas, do m in ac io n es y p o te st a d e s32) y coloc ados en las esferas celestes do nd e im pe ra el «P ríncip e del im perio del aire» (Ef 2,2): «Porque nuestra lucha no es contra la carne y la sangre, sino contra los principados, contra las potestades, contra los dominadores de este mundo tenebroso, contra los espíritus del m al q ue están en el aire» (E f 6,12). 28. Griego: stoicheia ton kosmou. Son los elementos fundamentales del cosmos (agu aire, tierra, fuego), que eran divinizados. 2 9 En el Libro de los secretos de Henoc se lee que hay «doscientos ángeles que dominan sobre las estrellas y sobre las combinaciones celestes» (1, IV, 1). 30. Cf. 2 P 3,10. 31. Para IRENEO los «tronos» son potestades angélicas caídas: « Y e ne m igos todos aq ue llos que han sido hallados en rebelión; los án geles, los arcángeles, los principa dos y los tro nos, los cuales han despreciado la verdad» ( Demonstratio , 85). 32. Col 1,16; Ef 1,21; 3,10.
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G e n i o s y D e m o n io s
Pablo sostiene que estos elementos cósmicos son enemigos de lii h u m a n id ad , c om o la m u e rt e ,33 y los ve rda de ros respo nsa bles de la •i tic ifixión de Jesús: «Desconocida [la Sabiduría de Dios = Jesús] de todos los jefes de este m u n d o —pues de haberla conocido no h u b ieran cru cific ado al Seño r de la G lo ria —» (1 C o 2,8). Pero «los jefes de este mundo [son] abocados a la ruina» (1 Co 1 2,6), derrotados de finitivam en te por Jesús, que «destruirá todo p rincipado, d o m in a c ió n y p o testa d » y reinará c ua n do haya «p u esto .i todos sus en em ig os bajo sus pies» (1 Co 1 5 ,2 4 -2 5 ). 34 El aniquilamiento de las potestades celestes profetizado por Isaías («Aquel día castigará Yahvé al ejército de lo alto en lo alto»; ls 24 ,21) será realizado po r Jesús. El Señor an un cia q ue con la proi lamación de su mensaje a todos los pueblos tendrá lugar el eclipse de todas las falsas divinidades con su posterior caída: «El sol se oscurecerá, la luna no dará su resplandor, las estrellas irán cayendo del cielo, y las fuerzas que están en los cielos serán sacudidas» (Me 13,24-25).
... y prevén el tiempo Los prime ros cristianos heredaron ta m bié n del jud aism o la creen cia según la cual, por el hecho de estar «cerca de los astros y vivir cerca de las nubes», los demonios conocían de antemano los fenó 33 «Pu es estoy seguro de que ni la m uerte ni la vida ni los ánge les ni los principad os ni lo presente ni lo futuro ni las potestades ni la altura ni la profundidad ni otra criatura «Iguna podrá separarnos del amor de Dios manifestado en Cristo Jesús Señor nuestro» (Rm 8,38-39; l Co 15,26). O r íg e n e s , Prin c., III, 5-6. 34. Pablo afirma que Dios está con Jesús, porque «una vez despojados los principad os y las potestades, los exhibió públicamente, en su cortejo triunfal» (Col 2,15).
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D e m o n io s
menos meteorológicos y por esto podían «prometer la llegada de las lluvias que ya conocen anticipadamente»." Los demonios conocían los fenómenos atmosféricos porque eran ellos mismos quienes los provocaban, co m o afirm a O rígenes: «Las obras de los demonios son las pestes, la esterilidad de las viñas y árboles frutales, las sequías y hasta la corrupción del aire, que daña a los frutos y es a veces causa de la muerte de los animales y de peste entre los hombres. Todo esto lo p ro d u c e n por sí m ism o s los d e m o n io s» .36 La difusa convicción, según la cual «el diablo ha hecho en el mundo algunas criaturas y [...] por su propia autoridad sigue pro duciendo los truenos, los rayos, las tormentas y las sequías», no fue condenada como herejía por la Iglesia hasta el año 561, en el Sínodo de B raga (P o rtu g al ).37 A pesar de ello, toda vía en el siglo XIII, santo Tomás de Aquino en su Exposición sobre el libro de Job afirma: «Es necesario admitir que, con el permiso de Dios, los diablos pueden causar perturbaciones atmosféricas, incitar y reunir los vientos y hacer cae r f ue go d el cie lo »,38 y en el R ituale Rornanum q u e p e r m a neció en vigor hasta el Concilio Vaticano II, en la bendición de las campanas se pedía que fuese alejada por medio de la campana «toda p e rtu rb a c ió n del esp íritu m a lig n o » .39
35. T e r t u l i a n o , Apologe ticu m , XXII, 10, 409 (CSEL 63). 36. ORÍGENES, Contra Celso , VIII, 31 (traducción castellana en Daniel Ruiz Bueno |ed.|, Madrid, BAC, 1967, pág. 545). 37. Anatema 8, en DH 458, pág. 222. 38. T o m á s d e A q u i n o , Exp osit/o in Job em , I, 33 9 R ím ale Rornanum , Tit. IX, cap. IX, n. 12, pág. 566 (Ed. Juxta Typicam, 1952).
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CAPÍTULO 4
EL NOMBRE DE LOS DEMONIOS
Abaddón Según Tertuliano, «los demonios no tienen nombres propios, pero e n c u e n tran el n o m b re allí d o n d e está su o c u p a c ió n » ,1 es decir, llevan el nombre de su función. Así, el Seol, que en el Antiguo Testamento es presentado como la morada de los muertos (infierno), lugar de destrucción por excelencia, era personificado en Abaddón ,2 ilivinidad infernal sometida a Dios: «El Seol está desnudo ante él, Abaddón se halla al descubierto» (Jb 26,6).3 «Yahvé vigila el Seol y Abaddón» (Pr 15,11).4 «Seol y Abaddón son insaciables» (Pr 27,20). De este misterioso personaje hay algún rastro también en el N uevo T e sta m e n to , d o n d e Abaddón es el nombre del ángel del abis 1. T e r t u l i a n o , D e id o la tría , 15, 6 . 2. De la raíz hebrea ’bd, que significa «arruinarse, perecer». 3. Cf. Jb 28,22; 31,12. 4. Cf. Sal 88,12.
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D e m o n io s
mo que capitanea un ejército de monstruosas y terroríficas langostas
cuya apariencia era «parecida a caballos preparados para la guerra; sobre sus cabezas tenían como coronas que parecían de oro; sus ros tros eran como rostros humanos; tenían cabellos como cabellos de mujer, y sus dientes eran como de león; tenían corazas como cora- j zas de hierro, y el ruido de sus alas como el estrépito de carros de muchos caballos que corren al combate; tienen colas parecidas a las de los escorpiones, con aguijones, y en sus colas, el poder de causar daño a los hombres durante cinco meses. Tienen sobre sí, como rey, al ángel del abismo , llam ado en hebreo “A b ad dó n ”,5 y en griego “Apolíon”6» (Ap 9,7-11).
A s m o d e o , el d e m o n i o e n a m o r a d o Para encontrar el término «demonio», desconocido en la lengua hebrea, hay que buscar en la Biblia griega, donde es utilizado sólo una vez, aplicado a Asmodeo, siniestro personaje nombrado de una manera marginal en el libro de Tobías.7 El demonio Asmodeo,8 q u e se ha ena m o ra d o d e la be llísi m a Sara, I el im in a a tod o aq uel qu e tra te de acercarse a ella9 y ya le hab ía matado siete maridos en la noche de bodas «antes de que se unie-l ran a ella como esposa» (Tb 3,8).
5. Griego: Abaddon. 6. Griego: Apollyon. 7. El popu lar relato, escrito en grie go hacia el año 2 0 0 a.C., no fue incluid o en el canon de la Biblia hebrea ni en el de las Iglesias de la Reforma, como tampoco lo fue el libro de Baruc, donde aparece el término «demonios»: «habéis ofrecido sacrificios a los demonios [griego: daim onio is ] y no a Dios» (Ba 4,7). 8. Del persa «demonio malvado», es el espíritu enemigo de la unión conyugal. 9- «[El demonio] a ella no le hace ningún daño, porque la ama; pero al que intenta acercarse a ella, lo mata» (Tb 6,15).
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F.l N o m b r e d e l o s D e m o n i o s
lil «demonio malo» es expulsado por Tobías, el octavo preten diente de vSara, qu e tenía m ied o de te rm in ar c om o los otros marido s, lobías, que se vale de un remedio que le había mostrado personal mente el ángel Rafael,10 «to m an do el híg ad o y el corazón del pez de U bolsa donde los tenía, los puso sobre las brasas de los perfumes» ( I b 8,2). El he do r n au se ab un do del coraz ón y el h íg ad o del pez es insoportable para este de m on io de estóm ago delicado, qu e huye: «El olor del pez expulsó al demonio, que escapó por los aires hacia la uígión de Egipto». Aquí es capturado por el ángel Rafael, que «lo litó de pies y manos y, en un instante, lo encadenó» (Tb 8,3). En el resto del libro no se encuentra ningún rastro más del demonio, ni siquiera cuando Tobías recuerda la curación de su mujer, atr ibu id a al ángel Rafael, cuyo no m bre significa «Dios cura» I (Tb 12,3). En el Ta lm ud , A sm ode o se convierte en «el rey de los de m on ios, enca rgado d e to do lo qu e se refiere a los nú m er o s p ar es » ,11 y en el '/'estamento de Salomón 12 A sm od eo es de scrito con estas palabras: «“Mi nombre, glorioso, es Asmodeo. Procuro con orgullo hacer el mal a los humanos en todo el mundo. Soy el adver sario de los recién casados. Desfiguro la hermosura de las vír genes y desvío los corazones”. Le dije: “¿Sólo ése es tu cometido?”. Añadió: “Por medio de los astros los excito a la locura por las mujeres y luego (los conduzco) a (toda suerte de) calami dades hasta q ue los m at o siete veces”» .13 10. «Si se quema el corazón o el hígado del pez ante un hombre o una mujer ator mentados por un demonio o un espíritu malo, el humo ahuyenta todo mal y le hace desa parecer para siempre» (Tb 6,8). 11. Pes., 1 10a. 12. Apócrifo de los siglos l-IIl d.C. 13 Testamento de Salomón , V, 7-8 (traducción castellana en A A T , vol. V, págs. 342-343)
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Demonios
Azazel y el chivo expiatorio En el libro del Levítico se habla de A za zel , cuyo nombre signifi ca «Fuerte de El |Dios]», una personificación de A z iz o , divinidad p agana q u e p ro te g ía las caravanas árabes en el desierto. Cada año, el 10 de Tishri (septiembre-octubre), en el «día de la ex p ia ci ó n » ,14se le en via ba el macho cabrío sobre el qu e el sum o sacer dote había cargado todas las culpas del pueblo: «El ma ch o cabrío que haya caído en sue rte “para A zaz el”, ; lo colocará vivo de lan te de Yahvé para hacer sobre él la exp ia- I ción y echarlo al desierto, para Azazel. [...] Así el macho cabrío llevará sobre sí todas las iniqu ida de s de ellos, hacia una tierra desierta» (Lv 16,10.22). El macho cabrío no es ni ofrecido ni inmolado, sino «mandado» a Az azel,15 qu e no aparece com o u n ser sino com o un lug ar do nd e se «m an d a» 16al m acho cabrío para que desaparezca definitivam ente , y con él todos los pecados. En los apócrifos, A za zel es el n om bre de u no de los ángeles re bel des a Dios, en particular es el que «enseñó a los hombres a fabricar espadas, cuchillos, escudos, petos [...], todos los colorantes y la metalurgia». La consecuencia es que «hubo mucha impiedad m uc ha forn icac ión» .17 14. Hebreo: yom kippur. 15. «No es el chivo lo que se da a Azazel, sino los pecados; el chivo lleva y transfiere el pecado con todos los males que podrían derivarse de el» (D. LATTES, Nuovo commento alia Torah, Roma, Carucci, 1986, pág. 391) 16. A la expresión hebrea «mandar a Azazel» corresponde en nuestra lengua «mandar/ irse al diablo» [por ejemplo: «Que se vayan al diablo»]. Con este significado hay q u e entender la invectiva con la que Pablo «manda al diablo» a dos falsos maestros: «Himeneo y Alejandro, a quienes entregue a satán para que aprendiesen a no blasfemar» (1 Tm 1,20; 1 Co 5,5). 17. Libro 1 de Henoc 8,1 (traducción castellana en A A T , vol. IV, pág. 44).
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E l N o m b r e d e l o s D e m o n io s
Con un procedimiento que será usado a menudo en épocas pos teriores por los traductores a quienes el texto plantea dificultades, rn la traducción griega de la Biblia se elimina por completo el Hombre A z a z e l , mientras que en la latina es sustituido por «chivo i misario» (chiv o exp iato rio).
I)ragones y m o n stru o s Sólo en algunas ocasiones los dragones y monstruos presentes en la Biblia hebrea no han sido traducidos con demonio , sino que se han mantenido sus nombres en las sucesivas traducciones griegas y lati nas, porque eran presentados como seres creados o en todo caso dominados por Dios: Leviatán, Behemot, el Dragón y Rahab.
Leviatán Primordial monstruo marino con siete cabezas (Ap 12,3) de la mitología cananea, Leviatán es desmitizado y sometido al Señor, integrado en la creación que rida p or D ios ,18 y después do m ina do , muerto y eliminado definitivamente Yahvé: «Machacaste las cabezas de Leviatán y las echaste como pasto a las fieras» (Sal 74,14). «Aquel día castigará Yahvé con su espada dura, grande, fuerte, a Leviatán, serpiente huidiza, a Leviatán, serpiente tortuosa, y matará al dragón que hay en el mar» (Is 27,1).
18. «Leviatán, a quien creaste para jugar con él» (Sal 104,26; Jb 3,8; 40,25).
Demonios
L evia iatá tán n con En la traducción griega y latina se vierte a menudo Lev dragón , término aplicado también a los terribles monstruos marinos lv con s iete c abe zas .20 .20 Los Padres de la Iglesia no tuvieron ninguna duda en ver en el «L evia tán/d rag ón» al diablo: «En efecto, efecto , es es ciert o que cu an do se se* dice dra gó n se en tien de al dia bl o» .21
B e h e m o t 22 22 Be he m ot es consid erado en la Biblia com o «p rim icia de las las obras ob ras de Dios» Dios » (Jb 40,19 ), a qu ien nin gú n hom bre , pero sí sí el Señ Señor or,, puede domar: «Ahí tienes a Behemot, a quien hice como a ti, que se alimenta de hierba como las vacas. Mira la fuerza de sus lomos, el vigor de los músculos del vientre; se empina su cola como un cedro, los nervios de sus muslos se entrelazan. Sus huesos son tubos de bronce, su esqueleto, hierro forjado. [...] ¿Quién lo agarrará por los ojos, le taladrará el hocico con punzones?» (Jb 40,15-18.24). Behemot es traducido por bestia en la versión griega y conserva
su
nombre en la latina.
19- Hebreo: ta n n in im . 20. Jb 7,12; 26,13; Sal 74,13; 91,13; 148,7; Is 27,1; 51,9; Am 9,32 1 . O r í g e n e s , Pr P r in c ., I, V, 5 . be hewa wahh («bestia»), es un superlativo que indica la bestia por e x c e 22. Del plural de behe lencia.
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El N
o m b r e de l os
D
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Padres de la Iglesia y teólogos no tuvieron ninguna duda en Behemot:2i «Bestia porque hace a identificar al diablo también con Behemot:2i lus ho m br es be sti ale s» .24 .24
I)ragón En el libro de Daniel se lee que en Babilonia «había también un ;|ran ;|ran dragón» al que los babilonios veneraban como «un dios vivo». Daniel matará al dragón: «Entonces Daniel tomó pez, grasa y pelos; lo coció todo ju j u n t o , h i z o u n a s b o l a s y las la s e c h ó e n las la s f a u c e s d e l d r a g ó n , q u e al comerlas reventó. Y Daniel dijo: “¡Mirad lo que adoráis!’’» (Dn 14,23-30).
Kahab Entre las otras misteriosas figuras del mal incluidas en el Antiguo Testamento está Ra R a h a b ,2' ,2'’ feroz monstruo mitológico del mundo babilónico, presentado siempre como derrotado por el Señor i|ue «con su fuerza hendió el Mar, con su astucia aplastó a Rahab» (Jb 26,12); «¿No eres tú el que partió a Rahab, el que atravesó al Dragón?» (Is (I s 51,9; 30,7); «M achacaste a Ra hab com o a un cadáver» (Sal 89,11).
La L a c iu d a d de D ios, io s, XI, 5 . 24. H. K r a m e r y J. SPRENGER, quest. IV, 68 (traducción castellana: M a r t i l l o de b ru ja s, Madrid, Quatto Ediciones, 1976). 25. De significado incierto, tal vez «feroz/arrogante». 23. A g u s t ín ,
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CAPÍTULO 5
DIOSES Y DEMONIOS
Sátiros En el el libro del Levftico Levftico está est á escrito que, co ntr ar iam en te a los los pa ganos, los israelitas «no seguirán sacrificando sus sacrificios a los sátiros1» (Lv 17,7). Estos sátiros eran divinidades de los bosques con cuerpo huma no, pero con orejas, pies y cola de cabra, semejantes al dios Pan. A pesar de la severa prohibición de la religión oficial, que ten día a imponer la idea de Yahvé como único Dios (Dt 6,4), estos seres, considerados divinidades de rango inferior, eran objetos de culto,2como está escrito en el Segundo libro de las Crónicas, donde se lee que Jeroboán, primer rey de Israel después del cisma (931 s e 'ir 'i r im , d e sa s a 'i'irr , «peludo». Calificados como demonios en el Talmud («El 1. Hebreo: se sátiro es un demonio», Sifre Sifre D t., 2 § 306, 131 b), en la versión de los LXX los sátiros son los «dioses falsos» y en la latina los «demonios» («Et nequaquam ultra immolabunt hos tias suas dacmonibus»), 2. «En otro tiempo, cuando no conocíais a Dios, servíais a los que en realidad no son dioses» (Ga 4,8).
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910), «nombró sus propios sacerdotes para los altos, los sátiros y los becerros qu e había hecho» (2 C ro 11,15). Las representaciones iconográficas del diablo como horrible sei con un cuerpo mitad cabra y mitad hombre, con cuernos, orejas p u n tia g u d a s , barba, nariz aplastada y cola, se re m o n ta n a estos sáti ros y en particular al dios Pan.
El dios de la fortuna En el proceso de eliminación de toda divinidad que pudiera entra r en com pe tición con Yahvé, la Biblia grie ga deg rad ó a la con- ' dición de demonio también a Gad, el Dios de la fortuna de los arameos, y el te xto de Isaías 65 ,1 1, «pr epa rad un a mesa a G a d » , se | transforma en «preparad una mesa al demonio». En la traducción latina Gad recibe el nombre de Fortuna} L os d e m o n i o s b u e n o s Otros personajes pertenecientes a la mitología oriental, cuyo nombre es traducido ordinariamente con demonios, tan to en la traducción griega como en la latina, son los shedim ,4 dem on ios bu enos, genios tute lares de las personas y de las casas,5 o espír itus p rote cto res de las áreas sagradas, representados, de forma parecida a los querubines,6 co m o toros con cabeza hu m an a. 3- «Qui ponitis Fortunac mensam». 4. En la traducción de la Biblia de Jerusalén los shedim pasan a ser «demonios» en el libro del Dcuteronomio («sacrifican a demonios», Dt 32,17) y en Salmo 106,37 («sacrifi caron a sus hijos y a sus hijas a demonios»). 5. «Los espíritus de las casas son buenos, porque crecen con el hombre» ( Ber. R ., X X , 11). En la cultura romana estos dioses eran los lares, los manes y los penates, espíritus de los antepasados, que protegían el hogar doméstico. 6. Los querubines, del acádico kárib u (literalmente: «que bendice»), imágenes típicas de la cultura babilónica, son seres monstruosos mitad hombres y mitad animales, puestos
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I I I I I
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ioses y
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emonios
I )emon io m erid ian o
A veces un demonio puede aparecer por un error en la traduc ción. Es el caso del Salmo 91,6, donde «el azote que devasta a med iodía»7 es vertido con la im agen , qu e después se hizo prover bial, del « d e m o n io m e rid ian o » . Esta expresión se debe a un error de i inducción de los LX X . De hecho, en lug ar de leer el ver bo «devasi ir» (hebreo: ja shud), leyeron demonio (hebreo: jeshed , de shedim), por lo que nos encontramos demonio en la traducción griega y demonio meridiano en la latina.8
como guardianes de los lugares sagrados. Los querubines, que en la Biblia no se confunden nunca con los ángeles, tienen alas (Ez 10,5), son la cabalgadura de Yahvé («volaba a lomos de un qu erub ín», 2 S 22 ,11 ; Sal 1 8,11 ) y su trono (2 R 19 ,15; 1 Cro 13,6; Sal 80 ,2). En el Nuevo Testamento aparecen sólo en la Carta a los Hebreos (Hb 9,5; Ex 25,10-21). 7 A lusión a los espíritus m aligno s que causan sopor y som nolencia. 8. «Ab incursu, et daemonio meridiano».
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En la Babel ele las traducciones El trabajo de traducción de la Biblia hebrea fue realizado por num erosos sabios que trabajaban a m en ud o con criterios dife- 1 rentes entre sí, como se puede notar por la diversa traducción de un m ism o térm ino entre un libro y otro. Además, en algu nos pasajes no se limitaron a traducir, sino que interpretaron, añadiendo o corrigiendo el texto hebreo, como aparece en Isaías 65,3 (LXX), donde el reproche de Dios a cuantos «que man incienso sobre ladrillos», se convierte en el texto griego en: «queman incienso a los demonios». En el libro de Isaías, el profeta describe una Babilonia completamente devastada en la que «los sátiros brincarán allí» (Is 13,21). En este caso sátiros fue traducido por demonios en la traducción griega y peludos en la latina. En Is 34,14 («Los gatos salvajes se junta rán con hienas y un sátiro llamará al otro; también allí repo sará Lilit y en él encontrará descanso») los gatos salvajes son transformados en demonios tanto en la traducción griega como en la latina. Las hienas pasan a ser los asinocentauros, mientras que los sátiros son traducidos en griego con onoce7itauros y en latín con peludos. Lilit, transformada también en onocentauro en la traducción griega y Lam ia en la latin a,9 es red uc id a a lechuza en la Biblia de la Conferencia Episcopal Italiana.
9 D e l g r i e g o luitnia («devoradora»). Diosa cruelísima, su rostro era una máscara íncubo, ya que podía sacarse los ojos de las órbitas y ponérselos después donde quería. Considerada devoradora de jóvenes, servía para asustar a los niños.
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CAPÍTULO 6
EL NACIMIENTO DE LOS DEMONIOS
Angeles lujuriosos Si en la Biblia hebrea son escasas y breves las referencias a los per sonajes del mundo mitológico, en los últimos siglos antes de Cristo tuvo lugar un gran cambio cultural bajo la influencia de la cultura babilónica. Y con el judaism o, la época en la q ue vivió Jesús, la demonología palestinense tuvo un florecimiento exuberante. Con todo, lo que distinguió a la demonología palestinense de la de los países paganos circundantes fue la exclusión de toda relación entre los demonios y las almas de los difuntos,1debido en parte a la severa prohibición bíblica de la nigromancia, el arte de predecir el futuro a través de la com unic ació n con los espír itus de los m ue rto s.2 No o b stan te , a pesar de las severas pro hibiciones, la n ig ro m a n c ia era practicada, como demuestra el episodio en el que el propio rey 1. J u s t i n o (autor cristiano del siglo ll) escribía de «los que son arrebatados y agitados por las almas de los muertos, a quienes todos llaman posesos y locos» (Apología I, 18, en Daniel Ruiz Bueno [ed ), Pad res apolog istas griegos, Madrid, BAC, 1954, pág. 201). 2. «No acudáis a nigromantes, ni consultéis a adivinos haciéndoos impuros por su causa» (Lv 19,31; 20,6.27; Dt 18,11).
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Saúl, que «había echado del país a los nigromantes y adivinos», va a consultar al espíritu del profeta Samuel a través de una nigro mante.1 El total silencio de la Biblia sobre el origen de los espíritus malignos llevó a sostener las interpretaciones más fantásticas sobre el nacimiento de los demonios. Entre las más conocidas se encuen tra la que los considera almas cuyos cuerpos Dios no pudo crear a tiempo por tener que observar el descanso sabático: «Estos son los demonios, cuyas almas creó el Santo, bendito sea; pero cuando fue a crear sus cuerpos, observó el sábado y no los creó».4 Estos demonios son llamados «nocivos»:’ «Entre los diez objetos creados en la vigilia del primer sábado figuraban también los nocivos o espíritus maléficos».6 En el Talmud se encuentra una explicación del origen del naci miento de los demonios que es bastante complicada: «La hiena después de siete años se convierte en murciélago, el murciélago después de siete años se convierte en un vampiro, el vampiro después de siete años se convierte en una ortiga, la ortiga después de siete años se convierte en un espino, el espino después de siete años se convierte en un demonio».7 Ausente en la Biblia, el origen de los demonios (y del diablo) se buscaba en m ito s y leyendas populares o a través de la especulación sobre algunos pasajes particularmente oscuros de la Sagrada Escri tura, como el capítulo 6 del libro del Génesis, que se abre con esta imagen:
3. 1 S 28 .3- 2 5 ; 2 R 21,6; Is 8,1 9. 4. Ber. R „ VIII, 5. 5 Hebreo: m azz iq uin , literalmente: «los que golpean / los que hacen daño». 6. P. A b ., 5, 6. 7. B aba Q ., 16A.
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«Cuando la humanidad comenzó a multiplicarse sobre la faz de la tierra y les nacieron hijas, vieron los hijos de Dios8 que las hijas de los hombres les venían bien, y tomaron por mujeres a las que preferían de entre todas ellas. Entonces dijo Yahvé: “No permanecerá para siempre mi espíritu en el hombre, porque no es más que carne; que sus días sean ciento veinte años”. Los nefi lim 9 existían en la tierra po r aquel ento nce s (y también después), cuando los hijos de Dios se unían a las hijas de los hombres y ellas les daban hijos: éstos fueron los héroes de la an tigü ed ad , ho m bre s famosos» (G n 6, 1 -4 ). 10 De esta referencia mitológica a los gigantes (los Titanes en el m un do g ri e g o )11 se sirvie ron los escritos ap ócrifos de los siglos Ill-Ii a.C. para justificar el nacimiento de los demonios, considerados lujos de los ángeles que no fueron capaces de mantener la alta dig nidad celeste para la cual habían sido creados: «Ahora los gigantes nacidos de los espíritus y de la carne serán llamados malos espíritus en la tierra y sobre ella ten drán su morada. Malos espíritus han salido de su carne, por que de arriba fueron creados y santos vigilantes fue su prin
8. Hebreo: bene 'Elohitn. La tradición judía piensa que los «hijos de Dios» son ángeles «Muchos ángeles de Dios copularon con mujeres y engendraron hijos soberbios y desde ñosos de todo lo bello, por confiar en su capacidad. Y es que éstos, según la tradición cuen ta, com etieron iguales desmanes que los atribuidos a los gigan tes por los grieg os» (FLAVIO JOSEI'O, Antigüed ades ju d ia s , I, 3, 1, en José Vara Donado [ed ], Torrejón de Ardoz, Akal, 1997, vol. I, pág. 34). 9 Término hebreo que significa «gigantes». 10. Cf. Sal 82,6-7. 11. Los primeros exploradores de la Tierra prometida aseguran que encontraron «gigantes, hijos de Anac, de la raza de los gigantes. Nosotros nos veíamos ante ellos como saltam ontes, y eso mism o les parecíamos a ellos» (N m 13,33; D t 9,2).
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cipio y su prim er fun dam ento . Mal espíritu serán sobre la tie rra, y ma los es pír itu s serán lla m ad os ». 12 En el Libro de los vigilantes se especifica que estos ángeles luju riosos «eran en total doscientos», guiados por «Semyaza, que era su jefe». Éstos vieron a las hijas de los hom b res, bellas y herm osas, «las desearon y se dijeron: “Ea, escojámonos mujeres de entre los huma nos y engendremos hijos”. [...] Quedaron encinta y engendraron enorm es gig an tes de tres m il codos de talla cada un o ». 15 Algunas huellas residuales de estas leyendas se encuentran tam bién en dos libros q u e pasaron por m uchas dificultades (hasta el siglo IV) antes de ser acogidos en el Nuevo Testamento precisamente p o r sus estrech os lazos con los apócrifos: la Ca rta de Ju d as (tex to qu e cita libremente apócrifos como la Asunción de Moisés, 14 el Libro de Henoc y el Testamento de los doce Patriarcas) y la Segunda carta de Pedro: «El Señor, habiendo librado al pueblo de la tierra de Egipto, destruyó después a los que no creyeron; y a los ánge les, que no mantuvieron su dignidad» (Judas 5-6). «Pues si Dios no perdonó a los ángeles que pecaron, sino que, precipitándolos en los abismos tenebrosos del Tártaro, los entregó para ser custodiados hasta el Juicio» (2 P 2,4). El au tor de la Se gu nd a carta de P edro confina a los ángeles re bel des en el Tártaro , donde Zeus había relegado a los Titanes y donde también habían terminado los Cíclopes, y eran arrojados los hom bres culpables para sufrir las to rtura s más espantosas. 12. Libro 1 de Henoc 15,8-11 (traducción castellana en A A T , vol. IV, págs. 52-53) 13 Libro 1 de Henoc 6, 1.2; 7, 2 (traducción castellana en A A T , vol. IV, págs. 42-44). La estatura de los gigantes era de unos 1.574 metros. 14. «El arcángel M igue l, cuando altercaba con el diablo dispután dose el cuerpo de Moisés, no se atrevió a pronunciar contra él juicio injurioso, sino que dijo: “Que te casti gue el Señor"» (Judas 9)
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Demonios pedófilos
En los primeros siglos del cristianismo, cuando no estaba aún »lara la distinción entre textos inspirados y no inspirados, se con sideraban libros proféticos pertenecientes a la Sagrada Escritura tam bién los apócrifos qu e co nte nía n las historias de los ángeles caítlos, como el Libro de los vigilantes .n Por esta razón también los pri meros autores cristianos creyeron en la leyenda de los ángeles peca m inos os, 16 co m o se lee en las Apologías de Justino, escritas en el niglo II: «Entregó la providencia de los hombres, así como de las cosas bajo el cielo, a los ángeles que para esto señaló. Mas los ángeles, traspasando este orden, se dejaron vencer por su amor a las mujeres y engendraron hijos, que son los llamados de m on ios ».17 Según Justino, que ni siquiera se plantea el problema de cómo pudieron seres incorpóreos com o los ángeles unirse sex u a lm en te con las mujeres, estos demonios no sólo continuaron violando a las mujeres, como sus padres, sino que manifestaron también tenden cias pedófilas: «En tiempos antiguos, unos demonios perversos, hacien do sus apariciones, violaron a las mujeres y corrompieron a los jó ven es».1H 15. El Libro de llen oc, surgido en un ambiente fariseo en torno al siglo II a.C., fue con siderado canónico en los primeros tiempos de la Iglesia hasta el siglo III. 16. ÁTENÁGORAS defiende la inspiración del Libro de los vig ilante s asegurando: «No afirmamos esto sin testimonios, sino que declaramos lo que nos han mostrado los profe tas» ( Le ga tto pro christianis , XXIV, 5). 17. JUSTINO, Apología II, 5 (traducción castellana en Daniel Ruiz Bueno [ed.], Pa dres apologistas griegos, op. cit ., pág. 265). 18. JUSTINO, Apolo gía I, 5 (traducción castellana en Daniel Ruiz Bueno [ed.], Pa dres apologistas griegos, op. cit ., pág. 186)
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Estos «demonios perversos», responsables de los males que afli gen al género humanos, «sembraron entre los hombres asesinatos, guerras, adu lterios, vicios y ma ldade s de toda es pec ie».19 De todas formas, Justino asegura que todos los demonios serán com pletam ente aniquilados y destruidos por Jesú s.20 También Agustín, en su obra La ciudad de Dio s , cree en el peca do de los «hijos de Dios», enamorados de las «hijas de los hom bres», y suspira m a lig n a m e n te qu e «este mal tuv o de nuevo su causa en el sexo fem en ino »,21 sub ray and o u n aspecto en el qu e el autor del libro del Génesis no debió pensar, a saber, que «imbuidas desde el principio en las malas costumbres de la ciudad terrena [...] fueron am adas a causa de su he rm osu ra po r los hijos de D ios ».22 La hipótesis de un pecado sexual cometido por los ángeles fue abandonada pronto por muchos Padres de la Iglesia griega, que rechazaron el contenido del Libro de Henoc, considerado no canóni co. Finalmente objetaron que no era posible hablar de pecado car nal cometido por seres espirituales como eran los ángeles, y de esta manera se abrió camino la hipótesis de un pecado de orgullo y de rebelión de los ángeles co ntr a D io s.23
19 JUSTINO, Apología 1 1 , 5 ( t r a d u c c i ó n c a s t e l l a n a e n D a n i e l R u i z B u e n o [ e d ]. Padr es
apolog istas griegos, op. cit ., p á g . 2 6 6 ) . 20. Ibid ., 6-7 (traducción castellana en Pa dres ap ologistas griegos, op. cit ., págs. 266ss.). 21. La misoginia de muchos Padres de la Iglesia llevó pronto a identificar al demonio con la mujer. En la literatura de la época, los relatos moralizantes empezaban a menudo de esta manera: «U n d em on io tom ó el aspecto de una agradable m ujer» (RUFINO, H is to ria monachorum, 1). En las vidas de los Santos Padres se lee que cuando san Antonio quería dormirse, el demonio hacía que se le apareciese una mujer desnuda ( A nto nio , 5 , 8 4 8 b ) A san Pacomio, «mientras se preparaba para comer su pan, [los demonios] venían en forma de mujeres desnudas que se sentaban a comer con él» ( Pacomio, B o 2 1 , 9 3 ) . 22. AGUSTÍN, La ciu dad de D io s, XV, 2 2 (traducción castellana en Obras de san Agustín, vol. XVII, Madrid, BAC, 3‘ cd., 1 9 7 8 , p á g s . 2 0 4 - 2 0 5 ) . 2 3 . J u a n C r is ó s t o m o , In Jo an ., h o m . X V I , 4 ; A m b r o s i o , D e Paradis o, 1 2 , 5 4 .
El N
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Demon
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Tertuliano que ve en la prescripción de imponer a las mujeres el Velo en la ca be za 24 un a p re ca uc ió n c on tr a los deseos d e los án ge les con cu pis ce nte s,25 pie nsa q ue el pec ado de los áng eles caíd os no fue lanto el de la concupiscencia como el de su envidia y celos por la treación de A dá n, al qu e po r esto en ga ña ro n e hicieron caer.26 En la Edad Media estas hipótesis encontraron definitivamente IU exposición sistemática en la teología de santo Tomás de A qu ino ,27 qu e la Iglesia hizo suya, pe rp etu an do así d ur an te siglos la creencia en los demonios que se había formado sobre la base de leyendas populares y mitos desarrollados fuera de la Sagrada Escritura y del buen sentido. Lilit En el libro del Génesis se buscó también el origen de L ilit (Is 34,14), personaje importante de la mitología babilónica y de la demonología judía. El nombre L ilit deriva de la palabra hebrea qu e significa « no ch e» .2H D ad o que las tinie bla s eran el reino de los demonios, la noche quedó personificada en un demonio. Este demonio, doncella de lujuria insaciable, con largos cabe llos29 sed uc tore s, pe rten ec e a la cate go ría de los dem on ios súcubos, que asaltan en sueños al hombre cuando duerme solo, haciéndose 30 fecundar por su esperma, del cual nacen después otros dem onios. 24. «He ahí por que debe llevar la mujer sobre la cabeza una señal de sujeción por razón de los ángeles» (1 Co 11,10). 2 5 . T e r t u l i a n o , D e vi rg in ib us vel andis , 7, 37; De oratione, 22. 2 6. T e r t u l i a n o , D e p a tie n tia , 5. 27. T o m á s df. A q u i n o , Sum. Theol., I, q.21.63. 28. Hebreo: lajelah. 29- Eru b., 100b; N id . , 24b. 30. Llamados lilim. Uno de los hijos más célebres de Lilit es el demonio Honnin , cuyas gestas son narradas en el Talmud ( liaba B., 73a). Estaba difundida la creencia en que
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Demonios
E l N a c im ie n t o d e l o s D e m o n i o s
El Talmud advierte: «Ningún hombre puede dormir solo en una casa; el que d ue rm e solo en u na casa será tom ad o po r Li 1it ».31 La leyenda de Lilit se inspira en el libro del Génesis, donde exis ten dos relatos de la creación de la mujer. Por ello los rabinos sos tenían que, en consecuencia, tenía que tratarse también de dos mujeres distintas. Mientras que en el primer relato, fruto de una línea progresista, se lee: «Creó, pues, Dios al ser humano a imagen suya, a imagen de Dios lo creó, macho y hembra los creó» (Gn 1,27) y, por tanto, con igual dignidad entre el hombre y la mujer, en la segunda versión, nacida en círculos más conservadores, la mujer es creada de la cos tilla tomada del hombre: «De la costilla que Yahvé Dios había tomado del hombre formó una mujer» (Gn 2,22). Además, ya que en el Génesis se lee: «Tenía Adán ciento trein ta años cuando engendró un hijo a su semejanza, según su imagen, a quien puso por no mbre Set» (G n 5,3), según la especulación rabínica Lilit habría sido la primera mujer de Adán, con la que habría vivido estos ciento trei nta años, y Eva la seg un da.32 También según esta teoría, antes de engendrar a «Set a su ima gen», Adán engendró otros hijos, pero no «a su semejanza», en el p erio do en q u e vi vi ó co n Li li t y nac ie ro n m u c ho s d ia blil lo s: «Durante los años que estuvo expulsado, Adán engendró espíritus y dem onio s de la noche ».33 Pero Dios los ma tó y por eso Lilit, desde
entonces, se venga estrangulando a los recién nacidos antes del octa vo día, el que es tá previsto para la circunc isión .34 Los rasgos lujul'iosos y homicidas de Lilit co ntribuir án en la Edad Media a crear la lisura de la bruja.
muchos abortos eran indudablemente hijos de Lilit, ya que los niños estaban «provistos de alas» (Nic/., 24b). 31. Shab., 1 5 1 b . 32. Eva, mientras tanto, no estuvo inactiva: «En los 130 años que Eva vivió separada de Adán, espíritus masculinos se ponían en celo por ella y ella engendraba de ellos» (Ber. R. , X X , 1 1 ) . 33- F.rnb., 18b. «E spíritus femeninos se ponían en celo por Adán y engendraban de él» (Ber. R ., XX, 11).
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34. Gn 17 ,12. U n signo claro de que Lilit se acerca al recién nacido es que éste ríe mientras duerme: es el demonio, que en un arrebato de ternura, antes de destrozar al niño, lo acaricia. De esta forma se daba una explicación al misterio de la alta mortalidad de los recién nacidos durante los primeros días de vida.
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CAPÍTULO 7
DEMONOLOGÍA PALESTINENSE
A cada uno lo suyo En el Talmud los demonios son descritos con estas palabras: «Se dicen seis cosas de los demonios: en tres de ellas son como los ángeles del servicio y en tres como los hombres; como los primeros tienen alas y vuelan de un extremo a otro del mundo, conocen el futuro y conocen los misterios, pero detrás del velo; como los hombres, comen, beben, crecen, se multiplican y mueren».1 Todo demonio tiene su nombre, su especialización y su campo de acción. Existen demonios de los campos,2de los cementerios y
1. Cbag., B., 16a. También los cristianos habían hecho suya esta creencia. Según T e r t u l i a n o , los demonios tienen alas, por ello «en un momento están por todas partes. F.l mundo entero es para ellos un solo lugar; para ellos es tan fácil conocer como anunciar lo que sucede en cualquier lugar» (Apologeticum, X X I I , 8 ) . 2. «Algunos dicen que los espíritus de los campos son buenos porque no conocen su índole [del hombre]; otros dicen que son malos, porque no crecen con él» ( Ber ; R . , XX, 11).
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de las ruinas. Mientras que los nocturnos3van al desierto y los genios o espíritus4 van a los bo sques, otros asaltan al ho m br e en el sopor meridiano.5 Todo lo qu e ten ía causas inexplicables para la cu ltu ra de la época y era desconocido por el hombre, se atribuía a la acción de los de monios, considerados responsables de todos los comportamientos extrañ os del in div idu o. Así, desd e la lica nt rop ía6 al delirio causado por la fiebre á lg id a,' de la epilepsia al so n a m b u lism o , to d o era a tri b u id o a un a acción dem o niaca. El misterio de la embriaguez era atribuido a la acción del demo nio Shimadón ,s Dever es el demonio que causa la peste y Pahad el q ue provoca el m iedo. La ceguera es causada por Shabriri? La insolación es person alizada en Keteb Meriri ,ll) horrendo demonio que «está lleno de escamas y de pelos y tiene sobre el corazón un ojo que es fatal para q u ie n lo m ira » ;11 vaga de las 10 a las 15 horas, en el in tervalo más caluroso de la jornada, en el periodo de las tres semanas más tórrid as del a ñ o .1’ La creencia en el influjo de los seres demoniacos sobre las enfer medades fue transmitida también por el judaismo a los cristianos. A pesar de que los conocimientos médicos negaban ya desde los tiempos de Hipócrates (siglo IV a.C.) la dependencia de las enfer medades con respecto a los demonios, en el siglo III Orígenes, al 3. 4. 5. 6. 7.
Hebreo: ti lín . Hebreo: ¡budín. Los pinare. Del griego lykos (lobo) y antbropos (hombre). Plinio, gran científico de su tiempo, habla de un «demonio de la fiebre». FlLÓSTRATO, Vita de Apotonio, 4, 10. 8. Ber. R . , X X X V I , 3 9. Pes., I 12a; A . Z . , 12b. 10. «Mala peste» (Dt 32,24; Sal 91,6). 1 1. \jtment. R., a. 1,312. Entre el 17 de ta m m uz (junio/julio) y el 9 de ab (julio/agosto).
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I DEMONOI.OGÍA PAI.ESTINENSE
inferirse a la misteriosa repetición cíclica de los ataques de epilep sia, todavía sostenía que ésta debía ser atribuida al demonio: «En efecto, el demonio, para hacer surgir habladurías acer ca de la luna atacaba o dejaba tranquilos a los obsesos según las fases lu na res .13 Está claro q u e no era la lun a la qu e t en ía influencia sobre ellos, ya que, repito, se trataba sólo de un efecto de la maldad del demonio, que quería atribuir a la luna el mal que él mismo realizaba. De aquí surgió aquella errónea opinión entre personas sin sentido, las cuales llamaban “luná ticos" a tales obsesos; p ero est o no es c ie rt o » .14 Juan Crisóstomo confirma todavía en el siglo v la teoría de la naturaleza demoniaca de la epilepsia: «Con todo, los médicos pueden tratar de ofrecer una explicación n atural [de la epilepsia], porq ue seg ún su co nvic ción aquí no actúa ningún espíritu inmundo, aunque tenga mos un fenómeno de enfermedad del cuerpo. En su modo natural de explicar las cosas pueden sostener que la humedad se mueve en la cabeza según una cierta simpatía [sincronicidad] con la luz de la luna, que tiene igualmente una natura leza húmeda. Pero nosotros creemos al Evangelio también en esto, a saber, que esta enfermedad está provocada evidente m ente en quien está afectado por un espíritu inm un do , m ud o y c ie g o » .1' Según el Talmud, los demonios se ensañan sobre algunas cate gorías de personas:
13- En el Evangelio de Mateo el epiléptico es llamado «lunático» (Mt 17,15), por la creencia según la cual los ataques de epilepsia coincidían con las fases lunares. 14. O r íg e n e s , Com. M at., 13,6. 15. J u a n C r i s ó s t o m o , Com. M at., 5 7 , 3 ( 1 7 , 2 0 ) .
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«Tres personas necesitan protección [de los demonios]: el inválido, el esposo y la esposa recién casados. Según otros, la recién parida. Otros dicen: también el que está de luto, los discíp ulos de los sabios du ra n te la noc he ».16 De estos peligros nace la costumbre de los parientes de los espo sos de armar bulla para mantener alejados a los demonios en el momento de las bodas, y también la costumbre de quienes están de luto de cambiarse de ropa a fin de no darse a conocer a los demo nios culpables de la muerte. Ya que la noche es el reino de los demonios, existe una prohibi ción explícita de salir de noche: «Los maestros enseñan: no salir de noche a causa de la multitud de los demonios malhechores que tienen el poder de hacer d a ñ o » .17 Y, para mayor prudencia, «de noche está prohibido saludar a cualquiera por m iedo a que pu eda ser un d em on io» .1” También de noche es peligroso beber: «Nadie debe beber agua la noche del miércoles o del sába do; si la bebe, su sangre caerá sobre su cabeza por el peligro. ¿Qué peligro? U n es píritu m alig no ».19 En particular son dos las noches de la semana extremadamente peligrosas: «[Que no se salga] ni el miércoles ni el sábado por la noche, porque Agrat, hija de Mahlat, y dieciocho miríadas de 16. 17. 18 19-
Ber., 54B. Pes.,
112B. Sanh., 44a Pes ., 112a.
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ángeles devastadores vagan, y todos y cada uno de ellos están auto rizados p ara go lpe ar» .20
I.ligares peligrosos La acción de estos seres nocivos se manifestaba no sólo de noche 0 en lugares misteriosos y temerosos como los cementerios y luga res de sh ab itad os ,21 sino que entre los am bien tes de riesgo el Talm ud tiñade también las letrinas: «El que es recatado en la letrina está libre de tre s cosas: se rpie nte s, esco rpion es y es pí rit u s m al ig n o s» .22 lin particular se creía que «en Tiberíades había una letrina en la que, también si acudían de dos en dos e incluso de día, eran asalta dos [por los d em o n io s] » .25 Por causa del peligro del ataque de los demonios mientras se estaba en la letrina, en el Talmud se describen las precauciones que tomaba un conocido rabino cuando tenía que ir al excusado: «Antes de que Raba fuese nombrado jefe de la Academia, su mujer solía agitar delante de él una nuez en una botella; pero despu és de ser n o m b ra d o p residente de la A cadem ia, su mujer, tras mandar abrir una ventana en el muro, le ponía la m an o so bre la cab eza» .24 Por lo demás, estaba difundida la convicción de que las sombras de ciertos árboles eran refugio de demonios: «Un serbal situado cerca de una ciudad no posee menos de sesenta demonios». Cuantas 20. Pes., 112b. 21. Los primeros monjes cristianos, que trataban de desafiar y combatir contra los espí ritus malignos, fijaban su morada en los lugares donde a su juicio se encontraban muchos demonios. 22. Ber., 6 2 A . 23- Ber ., 6 2 A . 24. Ber ., 6 2 A .
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más ramas tiene un árbol, más peligrosa es su sombra. Excepto el cornejo, porque tiene espinas: «U na dem on ia dijo a su hijo: "Vete del cornejo, porqu e I m ató a tu padre y te ma tará ta m bié n a ti" » .25
R e m e d i o s y e x o r c is m o s Según el Talmud, los demonios son numerosísimos: «El mundo entero está lleno de espíritus malignos y de demonios maléficos. No hay en la extensión del universo el espacio de u n cu arto d e q a b 26 en el qu e no se en cu en tre n nueve qab de d em on ios ».27 «Si el ojo humano tuviese la facultad de verlos, ningún hombre podría vivir a causa de los espíritus malignos. Son mucho más numerosos que los hombres. Cada uno de noso tros tiene mil a su izquierda y miríadas a su derecha. El gen tío en las asambleas públicas se debe a ellos. Las rodillas se cansan por causa de ellos. Las vestimentas de los rabinos se gastan porque ellos se frotan contra ellas; ellos pisan los pies de los h u m an o s» .28 Para defenderse de esta superp ob lació n de d em on ios ,29 en el Talmud se prescriben algunos exorcismos infalibles tan complejos como impracticables, de modo que su ineficacia no se debía impu tar al exorcismo, sino a su práctica incompleta e imperfecta: 2 5 . Pes., 3B . 26. 1 qab = 2,5 litros. 27. Tanch. Mishp., 19. 28. Ber ., 6A . 29- Rabbí Yojanán asegura que sólo en Sichnin, ciudad de Galilea, hay trescientas especies de demonios masculinos ( G i l . , 68a).
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«Si u no es m ord ido por un perro sospechoso de estar en de moniado, debe tomar una piel de hiena macho y escribir sobre ella: “Yo, x, hijo de y, escribo sobre una piel de hiena macho, a propósito de ti: ‘kanti, kanti kleros jah jah. Señor de los ejércitos, amén, amén Selah”’. Que se quite la ropa, la entierre en una tumba durante doce meses, la desentierre, la queme en un horno y esparza las cenizas en la calle principal. Durante estos doce meses, cuando beba agua, que la beba sólo en un tubo de cobre por miedo a ver [en el agua] la imagen de un de m on io, exp oniéndo se con ello a un pe ligro ».30 Para quien se contente sólo con ver a los demonios, el Talmud prescribe: «El que desee verlos debe tomar la placenta de una gata negra, hija de una gata negra, primogénita de una primogé nita; que la ase al fuego, la pulverice, se llene los ojos de ella y los v e rá » .51 El efecto está asegurado. Para quien sólo quiera saber si ha sido visitado por algún demo nio, el rem edio es men os com plicado : «El que desea ver sus huellas, que tome ceniza tamizada y la esparza en torno al propio lecho. Por la m añ an a verá algo se m eja nte a las huellas de un g al lo ». 52 El cristianismo heredó la creencia según la cual «cada especie de demonios tiene peculiar afinidad con cada especie de animales [...]; para ello e n tra n en los m ás rapaces y feroces de e n tre los anim ales 3 0 . Yoma., 3 8 B .
31.
Ker., 62A.
32. Ber ., 6 2A . F,1 ga llo era considerado un dem on io porqu e cantaba de noch e, y este es el mo tivo por el qu e canta en el m om en to en que P edro traiciona a Jesús: «Jesús le dijo: "Yo te aseguro: esta misma noche, antes que el gallo cante, me habrás negado tres veces”» (Mt 26,34.74).
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y tam bié n en otros más astu tos ».33 En particular eran considera dos demoniacos aquellos animales que en la Biblia eran declarados im pu ro s (Lv 1 l ) .34 Esta creencia en los demonios estaba tan difundida también en las clases cultas que el historiador Flavio Josefo, contemporáneo de la época del Nuevo Testamento, en su descripción del palacio de Herodes en Maqueronte, afirma que en las cercanías crecía una raí/ «de color rojo llama que no se deja agarrar: huye y no se detiene hasta que no se vierte sobre ella orina de mujer o sangre mens trual». El historiador afirma que, a pesar de todos los peligros que esta raíz tenía («el que la toca muere sin remedio»), «es muy bus cada sólo po r u na de sus prop iedades : en efecto, basta con q ue aquel qu e es aflig ido p or los llama do s de m on io s —los cuales son esp íritu s de hombres malvados que penetran en los cuerpos de los vivos y los matan si nadie los socorre- se acerque a ella para que quede libera d o i n m e d i a t a m e n t e » . 35
33- ORÍGENES, Contra Celso , IV, 93-92 (traducción castellana en Daniel Ruiz Bueno [ed ], Madrid, BAC, 1967, págs. 324-325). 34. En la lista está también presente «la liebre, porque rumia» (Lv 11,6). Antes de la reforma promovida por el concilio Vaticano II, en la bendición de los campos en el Ritual Rom ano se pedía al Señor que protegiera los cam pos de la plaga de los dem onios: «Te roga mus... ut hos catupos... benedicere, conservare el ab o/nni daemonum infestatione custodire dig neris» (Rituale Romanum , tit. IX, cap. VI, n. 19, pág. 502). 35. F l a v i o J o s e h o , La gu erra de los ju dío s , VII, 6, 3-
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C A P ÍT U L O 8
EL DEMONIO EN EL NUEVO TESTAMENTO
La victoria de Jesús La certeza de tener por Padre a un Dios que cuida de los hom bres y los d e fie n d e ,1 y la certeza con q u e Jesú s afirm a su c o m p le ta victoria sobre toda fuerza m alig na ,2 hacen q ue en el anun cio de la buena noticia esté de todo punto ausente el miedo a los demonios, que en el Nuevo Testamento desempeñan un papel muy marginal. Los demonios son citados en total 23 veces en el Evangelio de Lucas, 11 en M ate o y Marc os y 7 en J u a n [Tabla IV], Ev ang elio en el que el tema de los endemoniados está completamente ausente, como en el resto del Nuevo Testamento.3 En los Evangelios satán , diablo , demonio y espíritus inmundos no son nunca empleados para hacer caer en el pecado a los hombres (de esto se encargan ellos mismos sin necesidad de ningún apoyo),
1. «En cu an to a voso tros, hasta los cab ellos de vuestra cabeza están todo s contad os. N o temáis, pues; vosotros valéis más que muchos pajarillos» (Mt 10,30-31). 2. «¡An imo!: yo he ven cido al m und o» (Jn 16,33 ; 1 Jo 4,4 ; Rm 8 ,33 ). 3. Con la única excepción de Hch 19,16: «el hombre poseído del mal espíritu».
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sino que se dedican a impedir la acogida de Jesús y de su mensaje de liberación. Con la expresión «tener un demonio» no se indica en los Evangelios una posesión diabólica, sino la locura: «Porque vino Juan, que ni comía ni bebía, y dicen: “Demonio tiene”» (Mt 1 1,18; Le 7,33). Las pocas veces que en el Evan gelio de Ju an aparecen las pala bras demonio y «endemoniado» es para atribuirlas a la locura de Jesús: «Los judío s le resp ond ieron : “¿N o de cim os , con razón, . que eres samaritano y que tienes un demonio?". Respondió Jesús: “Yo no tengo un demonio; sino que honro a mi Padre, y vosotros m e desho nráis a mí. Pero yo no busco mi g loria; ya hay quien la busca y juzga. En verdad, en verdad os digo: si alguno guarda mi palabra, no verá la muerte jamás". Le dije ron los judíos: "Ahora estamos seguros de que tienes un demonio. Abrahán murió"» (Jn 8,48-52). «Muchos de ellos decían: “Tiene un demonio y está loco. ¿Por qué le escucháis?”. Pero otros decían: “Esas palabras no son de un endemoniado. ¿Puede acaso un demonio abrir los ojos de los ciegos?”» (Jn 10,20-21). En el resto del Nuevo Testamento el término demonio aparece sólo 10 veces [Tabla V], mien tras que el térm ino «de mo niaco» apa rece sólo una vez: «Tal sabid uría no desciende de lo alto, sino que es terrena, natural, demoniaca» (St 3,15). Fuera del N uev o T estam ento, en los prim eros escritos cristianos, con el término demonio se indican las pasiones negativas de los hom bres:
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«Mala es la mu rm uració n, d em on io inq uieto es, que nunca está H» paz, sino que tiene siempre su vivienda entre disensiones».4 «Gran demonio es la arrogancia y vana presunción».5 Más tarde Evagrio Póntico identificará a los demonios con los malos pen sa m ien to s,6 es decir, los vicios capitales, c atalo gá nd olo s i n ocho de m on ios , encarg ándo los resp ectiv am ente de la gu la, for nicación, avaricia, tristeza, cólera, pereza, vanagloria y soberbia.
lispíritu inmundo Marcos es el evangelista que más veces traduce el concepto de demonio con la expresión «espíritu inmundo»,* que en el Antiguo Testamento aparece únicamente en un pasaje del profeta Zacarías.9 Ser impuro o imítatelo es la condición que obstaculiza la comuni cación con Dios, el totalmente puro. Todos los fenómenos relativos al n ac im ien to ,10 a la m u er te 11 y a la vida sexual hacen al ho m br e im p u ro .12
4. E l pasto r de Hermas, Mandamiento segundo, 3 (traducción castellana en Daniel Ruiz Bueno [ed ], Pad re s apostólicos, M adrid, BA C, 5“ ed., 19 85 , pág. 97 2). 5. E l pasto r de Hermas, Comparación novena, 22, 3 (traducción castellana en Daniel Ruiz Bueno [ed ], Pad re s apostólicos, op. cit., pág. 1.077). 6. Griego: logtsmot. «Imágenes» o fantasmas que se crean en la mente del hombre. 7. E v a g r io P ó n t i c o , Sobre los ocho espíritus de malicia, P G 2 6 , 8 4 8 b ; 2 3 , c o l . 8 7 7 a Praktikos 6. 8. Griego: pneu ma akath arto n. 14 veces en Marcos frente a las 2 de Mateo y las 6 de Lucas (Tabla VI). 9. «Aquel día -oráculo de Yahvé Sebaot- extirparé de esta tierra los nombres de los ídolos y no se volverá a mentarlos; igualmente haré que desaparezcan de esta tierra los pro fetas y el espíritu de impureza» (Za 13,2). 10. Lv 12. 11 N m 19,11; Dt 26,14 ; Jr 16,5. 1 2. Lv 1 5 , 1 6 - 1 8 ; 1 S 2 1 , 5 - 6 .
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El espíritu es una fuerza externa al hombre. Si éste lo acepta, su influjo actúa en su interioridad. Cuando esta fuerza procede de Dios, es llamada santa (Espíritu santo)\ cuando proviene de elemen tos contrarios a Dios, es considerada una fuerza impura.'* Mientras que la acogida del Espíritu Santo transporta al hombre ;i la esfera de lo divino (vida), el espíritu inmundo hace que el hombre sea incapaz de entrar en la esfera divina y lo clava en la de la muerte. La diferencia entre el hombre poseído por un espíritu inmundo y el endemoniado está en el hecho de que, mientras que el primero mani fiesta esta con dició n sólo en circu nstan cias pa rtic ul are s,14 el estado del end em on iado es evidente, contin uo y conocido por la g en te.15 j En los Evangelios se habla también de «siete espíritus peores»: «Cuando el espíritu inmundo sale del hombre, anda vagando por lugares áridos en busca de reposo, pero no lo encuentra. Entonces dice: “Me volveré a mi casa, de donde salí”. Y al llegar la en cu en tra deso cup ada , b arrida y en orden . Entonces va y toma consigo otros siete espíritus peores que él; entran y se instalan allí, y el final de aquel hombre viene a ser peor que el principio. Así le sucederá también a esta generación m alv ad a» .16 Estos «siete esp íritus pe ore s» ,17 asociados al espíritu inmundo , representan en el Testamento de Rubén 18 los siete vicios, lla m ad os los «espíritus del error»: 13- El término «inmundo/impuro» (griego: akath arto s) en los Evangelios se aplica siempre al espíritu (griego: pn eu má) y nunca al hombre.
14. Me 1.23-24. 15. Me 5.1-18. 16. Mt 12,43-45; Le 11,24-26. 17. Siete son también los demonios que salieron de «María, llamada Magdalena» (Le 8 , 2).
18. Apócrifo del siglo I a.C.
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«El primero es el espíritu de la fornicación, el segundo es el espíritu de la insaciabilidad, el tercero es el espíritu de la guerra, el cuarto es el espíritu del agrado y el encanto, el quinto es el espíritu del orgullo, el sexto es el espíritu del engaño, el séptimo es el espíritu de la injusticia. A ellos se añade el esp íritu del sueño, el octavo, u ni do a enga ños y fa nt as ía s» .19 Finalmente, en el Nuevo Testamento se menciona el «espíritu ina lo» 20 en c in co oc asio nes [Tab la VII ]. M a m ó n (m a m o n a ) Sin ser calificado como demonio, en la Biblia se habla de mamón, término arameo que designa la riqueza: «Dichoso el rico de conducta intachable que no corre tras mamón [BJ: "el or o”]» (Si 31 ,8). Los evangelistas se ap rop iarán de esta im ag en para indicar la oposición absoluta en tre la confianza pu esta en Dios y la confianza puesta en la acumulación de los bienes: «No podéis servir a Dios y a mamona [BJ: “al Dinero’’]» (M t 6,2 4 ).21 En el apócrifo Hechos de J u a n , mamona es clara m ente identificado con un dem onio: «El que ama el dinero es siervo de mamona. En efecto, mamona es el nombre de un dem on io, señor de las ganancias materiales y do m in a a los qu e aman el mundo» (3,5).
19 Testamento de Rubén, 3, 2-7 (traducción castellana en A A T , vol. V, págs. 31-32). 20. Griego: pneuma to poneron. 21. Le 16,9.1113.
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¿Exorcismos? La extrema sobriedad de los textos del Nuevo Testamento con respecto a los demonios no ha podido nada o casi nada contra la superstición y las creencias en el mundo de los espíritus. Si en el siglo II, según Máximo de Tiro, los demonios existentes en el mundo eran 30.000, en los siglos siguientes alcanzaron un número disparatado. En el siglo X V , basándose en la afirm ación del A pocalipsis según la cual «un gran Dragón rojo, con siete cabezas y diez cuernos» con «su cola arrastra la tercera parte de las estrellas del cielo y las pre cipitó sobre la tierra» (Ap 12,3-4), se calculaba que los demonios eran 7.4 05 .92 6, y finalmen te se pensó que eran 13 3.3 0 6.6 68 .22 En un mundo que se consideraba totalmente infectado de demo nios, la Iglesia, que carecía de los conocimientos médicos necesa rios, acogió la creencia en los demonios y desarrolló a través de la práctica de los exorcism os u na especie de psicoterapia controlad a por ella. El orden del exorcistado, que permaneció en vigor hasta 1972, fue abo lido p or Pablo V I.2} Seg ún el do cu m en to vaticano Fe cristia na y demonología, este procedimiento «obliga a constatar que la Iglesia, puesto que ya no hace de este ministerio una función espe cífica, ya no reconoce a los exorcismos la importancia que tenían en los pr im er os s ig lo s» .24 A ctu alm en te el poder del exorcistado ya no es concedido a todos los sacerdotes ordenados, como sucedía antes del concilio Vatica no II, sino que es un servicio, sin ningún rito particular que lo con22. H1 co m plica do cálcu lo es obra del franciscano A l f o n s o DE E s p i n a ( 1 4 3 0 - 1 4 9 1 ) su libro Forlalicium fi d ei. Según este autor, el número de los ángeles se elevaba a cuatro cientos millones. 23- En la Iglesia anglicana había sido suprimido ya en 1550. 24. h'CeD. E V 5 / 1 3 8 4
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licra, del cual los obispos encargan a un sacerdote de la propia dió•csis; su misión es discernir los casos de personas que se consideran poseídas po r el d e m o n io y n o rm a lm e n te las envían a u n b u en p s i có lo go .25 La reforma litúrgica de 1970 ha abolido en el misal romano toda referencia al diablo en la oración que se recitaba en el ofertorio en l.i misa p or los d ifu n to s.26 El b au tis m o es el ú nico sac ram en to q ue prevé un rito de exorcism o, m u y re d im en sio n ad o con respecto a los viejos ex or cis m os ,27 y en el rito se ha el im in a d o to da a lusió n a un a posesión diab ólica de la q u e liberar al bautizado .
25. «Cuando se habla de una posible intervención diabólica, la Iglesia reserva siempre un lugar, como en el caso del milagro, a la exigencia crítica. En tal materia exige reserva y prudencia. En efecto, es fácil ser víctimas de la imaginación, dejarse desviar por relatos inexactos, torp em ente tran sm itidos o abu sivam ente interpretados. En estos casos, com o en otros, es necesario ejercitar el discernimiento y dejar espacio a la investigación y sus resul tados» ( F C eD : E V 5 / 1 3 9 1 ) . 26. «Libera animas omnium fidelium dcfunctorum de poenis inferni, et de profundo lacu: libera cas de ore lconis, nc absorbeat cas tartarus, nc cadant in obscurum» (Misal de san Pío V). 27. 1.0. I I , 6 2 . 6 3 .
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E X C U R S U S
¿ Y LUCIFER?
En la Biblia está ausente la leyenda de Lucifer , el bellísimo ángel caído por causa de su orgullo y de su soberbia y degradado para siempre a la condición de un diablo horrible. En un texto apócrifo de los primeros siglos del cristianismo, el Libro de los secretos de Henoc, aflora la idea de un pecado de soberbia1 por p arte de un arcángel (todavía an ó n im o ) el tercer d ía de la crea ción: «Pero uno del orden de los arcángeles, apartándose junta mente con la formación que estaba a sus órdenes, concibió el p e n s am ien to in a u d ito de colocar su tro n o por en cim a de las nubes que están sobre la tierra para así poder equipararse con mi fuerza. Yo entonces lo lancé desde la altura juntamente con sus ángeles, y él se mantuvo volando en el aire continua mente sobre el abismo».2 1. Una alusión al pecado de soberbia se contiene en el Nuevo Testamento en las ins trucciones a los candidatos al episcopado: «Que no sea neófito, no sea que, llevado por la soberbia, caiga en la misma condenación del diablo» (1 Tm 3,6). 2. Libro de los secretos de Henoc (Hcnoc eslavo), 11, 39-40 (traducción castellana en A A T , vol. IV, pág. 177).
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Demonios
En la Vida de Adán y Eva 3 este arcángel recibe el n om bre di1 Satán. Él mismo narra su caída: «El diablo, entre lágrimas, le replicó: “Adán, toda mi hostilidad, envidia y dolor, vienen por ti, ya que por tu culpa fui expulsado de mi gloria y separado del esplendor que tuve en m ed io de los ángeles; po r tu c ulp a fui arroja do a la tie rra ”. [...] “El día en que tú fuiste formado me arrojaron de la pre sencia de Dios [...] cuando Miguel4te trajo e hizo que te adorásemos de lan te de Dios, y dijo Dios: H e aq uí qu e hice a Adán a nuestra imagen y semejanza’. Entonces salió Miguel, convocó a todo s los ángeles y dijo: ‘Ad ora la ima ge n del S eñor D io s’. Yo respo ndí: ‘N o , yo no ten go p or q ué ado rar a A d á n ’. Como Miguel me forzase a adorarte, le respondí: ‘¿Por qué me obligas? No voy a adorar a uno peor que yo, puesto que soy anterior a cualquier criatura, y antes de que él fuese hecho ya había sido hecho yo. El debe adorarme a mí, y no al revés’. Al oír esto, el resto de los ángeles que estaban conmigo se nega ron a adorarte. Miguel me insistió: ‘Adora la imagen de Dios’. Y contesté: ‘Si se irrita conmigo pondré mi trono por encima de los astros de los cielos y seré semejante al Altísimo’. El Señor Dios se indignó contra mí y ordenó que me expulsaran del cielo y de mi gloria junto con mis ángeles. De esta mane ra fuimos expulsados por tu culpa de nuestras moradas y arro jados a la tierra ”».5
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3 A pócrifo del sig lo I. 4. Miguel (hebreo: m ik a'e l , «(.Quién es como Dios?») es el ángel protector de Israel. En el Antiguo Testamento es mencionado sólo en el libro de Daniel, donde es definido como «uno de los primeros príncipes», contrapuesto al «Príncipe del reino de Persia» ( Dn 10,13-20-21; 12,1), título del ángel protector de aquel reino. Para el Nuevo Testamento, cf. Judas 9; Ap 12,7. 5. Vida de Adán y Eva, 12-16 (traducción castellana en A A T , vol. II, págs. 340-341).
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Lucifer?
El origen de la leyenda de Lucifer nace en los primeros tiempos lt I cristian ism o de la fusión de dos textos d isti nto s del A n tig u o L siam ento: la sátira con tra N ab uc od on os or (o N ab ón idas ), rey de ll.ibilonia, por parte del profeta Isaías, y la sátira contra Et-Baal II, ify de Tiro, por parte de Ezequiel. En estos textos las sátiras son ■Iirigidas a h o m br es reales y no a cri atu ras angélicas: «¡Cómo has caído de los cielos, Lucero, hijo de la Aurora! ¡Has sido abatido a tierra, dominador de naciones! Tú que habías dicho en tu corazón: "Al cielo voy a subir, por e n c im a de las estrellas de Dios alzaré mi trono, y me sentaré en el Monte de la Reunión, en el extremo norte. Subiré a las alturas del nublado, me asemejaré al Altísimo. ¡Ya!: al Seol has sido precipitado, a lo más hondo del pozo”» (Is 14,12-15). «La palabra de Yahvé se dirigió a mí en estos términos: “Hijo de hombre, di al príncipe de Tiro: Así dice el Señor Yahvé: ¡Oh!, tu corazón se ha engreído y has dicho: ‘Soy un dios, estoy sentado en un trono divino, en el corazón de los mares’. Tú que eres un hombre y no un dios, equiparas tu corazón al corazón de Dios. ¡Oh sí, eres más sabio que Daniel! N in g ú n sabio es sem ejan te a ti.
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emonios
Con tu sabiduría y tu inteligencia te has hecho una fortuna, has amontonado oro y plata en tus tesoros. Por tu gran sabiduría y tu comercio has multiplicado tu fortuna, y por tu fortuna se ha engreído tu corazón. Eras el sello de una obra maestra, lleno de sabiduría, acabado en belleza. En Edén estabas, en el jardín de Dios. Toda suerte de piedras preciosas formaban tu manto: rubí, topacio, diamante, crisólito, piedra de ónice, jaspe, zafiro, malaquita, esmeralda; en oro estaban labrados los aretes y pinjantes que llevabas, aderezados desde el día de tu creación. Querubín protector de alas desplegadas te había hecho yo, estabas en el monte santo de Dios, caminabas entre piedras de fuego. Fuiste perfecto en tu conducta desde el día de tu creación, hasta el día en que se halló en ti iniquidad. Por la amplitud de tu comercio se ha llenado tu interior de violencia, y has pecado. Y yo te he degradado del monte de Dios, y te he eliminado, querubín protector,
E x c u r s u s : ¿ Y
Lucifer?
ilc* en medio de las piedras de fuego. Tu corazón se ha pagado de tu belleza, has corrompido tu sabiduría por causa de tu esplendor. Yo te he precipitado en tierra, te he expuesto como espectáculo a los reyes. Por la multitud de tus culpas por la in m o ra lid a d de tu com ercio, has profanado tus santuarios. Y yo he sacado de ti mismo el fuego que te ha devorado; te he reducido a ceniza sobre la tierra, a los ojos de todos los que te miraban. Todos los pueblos que te conocían están pasmados por ti. Eres un objeto de espanto, y has desaparecido para siempre’’» (Ez 28,1-5.12-19). Estos dos textos fueron fundidos e interpretados a la luz de la afirmación de Jesús que se lee en el Evangelio de Lucas: «Yo veía al satán c aer del cielo co m o u n rayo» (Le 1 0 ,1 8 )/ ’ La caíd a del cielo del satán, que el evangelista pone en relación con el resultado favo rable de la misión de los discípulos, fue retrotraída por muchos Padres de la Iglesia a los comienzos de la creación. El nombre Lucifer , aplicad o al diablo , fue asu m id o en la sátira de Isaías. Mientras que la Biblia griega (LXX) vertió el texto hebreo de Isaías 14,12 -«L uc ero , hijo de la A ur ora »7- con « estrella de la 6. No cae un «fuego del cielo» para destruir a los hombres, como piden Santiago y Juan, sino que del cielo cae «el satán», el acusador de los hombres ante Dios. 7. Hebreo: He/el ben Sh ah ar.
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m añ an a» ,8 la versión latina (V ulgata) lo tra du jo con «Luc ifer»,9 que significa « po rtad or de luz» (Jb 3 8 ,3 2 ).10 Lucifer (o Fósforo) es la atribución dada a la primera estrella del anochecer, el planeta Venus que, según la mitología grecorromana era I léspero, el hijo de Zeus al que Afrodita, atraída por su belleza, raptó y transformó en la estrella más brillante, la que se ilumina la p rim e ra al anochecer y desaparece en ú ltim o lu g ar al amanecer. En un mundo donde también las estrellas tenían alma" y eran consideradas criaturas angélicas, la «estrella de la mañana» y la «aurora» son figuras divinas, cuyo origen se inspira en antiguos mitos de poemas religiosos de los fenicios y los cananeos. El primer autor cristiano al cual se debe la identificación clara del diablo con Lucifer en la Iglesia de lengua griega es Orígenes. En sus escritos une la sátira de Isaías contra el rey de Babilonia (Is 14,12-13) con la de Ezequiel contra el príncipe de Tiro (Ez 28,119) y hace de los dos personajes uno solo: Lucifer , el án g el caíd o :12 «Por ello sostenemos que tales palabras son dichas de un ángel al cual le había tocado el oficio de proveer a la gente de Tiro y de cuid ar tam bi én de sus alm as» .1}
8. Griego: ho heosphoros ho p ro i anatellon. 9 Con Lu cifer la Vulgata ha traducido también el término «alba» (cf. Jb 11,17; Sal 110,3). 10. Traducción de la CEI (Conferencia Episcopal Italiana): «Lucifero, figlio dcll’aurora [' Lucifer, hijo de la aurora"]» d s 14 ,12 ). La B ible de Jér usa lem tradu ce « éto ilc du matin, fils de l'aurore [“estrella de la mañana, hijo de la aurora"]». 11. «Entre el vocerío de los luceros del alba» (Jb 38,7; Sal 147,4). En el Libro de los vigilantes las estrellas son seres angélicos que han desobedecido a su creador y por ello son castigadas y apresadas durante diez mil años: «Éste es el lugar donde acaban los ciclos y la tierra, el cual sirve de cárcel a los astros y potencias del ciclo» (Libro 1 de Ilenoc, 18, 1214; traducción castellana en A A T , vol II, pág. 55). 12. O r í g e n e s , Exhort. a d m art., 18; Prin c., V, 4-5; Hom. in E z., XIII, 1-2. 13. O r í g e n e s , Prin c., I, V, 4 .
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Lucifer?
«Se ve claramente también en este pasaje que ha caído del cielo aquel que primero era Lucifer y salía por la maña na. En efecto, si, como algunos creen, él era naturaleza de tinieblas, cómo habría podido ser llamado Lucifer... Así también éste una vez era luz, antes de que prevaricase y cayese en este lugar y su gloria si transformase en polvo, lo c ua l e s p r op i o d e l os im p í os -c o mo di c e t am b ié n e l p r o fe t a- , p o r l o q ue f ue l l am a d o t am b ié n p r ín c ip e d e e s te mundo, es decir, de esta morada terrena. En efecto, ejerce el dominio sobre cuantos han seguido su maldad, porque todo este mundo (al decir mundo me refiero aquí a la tierra) está en poder del maligno, es decir, de este apóstata. Que éste es apóstata lo dice tam b ién el Señor en Job : “C aptu rarás con el anzuelo al dragó n ap ós tata ”;14 y cie rtam en te aq uí dra gó n se refiere al d i a b lo » .15 Esta fusión de textos diferentes, realizada por Orígenes, fue la base para la leyenda - q u e m u y p ro n to se tran sfo rm ó en trad ició n no cu estio nad a- de Lucifer, ángel sob erbio al que Dios castigó trans for mándolo en el diablo por excelencia. Para justificar esta transforma ción de un ángel en un diablo, en un texto atribuido a Orígenes se encu entra escrito que: «Antes de los siglos todos los espíritus puros, demonios, a lm a s y án g el e s , se r ví a n a D io s y c um p lí a n su s m an dam i e n tos. El diablo, que era uno de ellos, quiso oponerse a Dios y Dios lo rechazó. Todas las demás potestades cayeron con él. L as qu e ha b ía n p e ca d o m uc h o s e c o nv i rt i er o n e n d e mo n io s ; las que habían pecado menos se convirtieron en ángeles. Q ue d ar o n l a s a lm a s q u e n o h ab í an pe c a do ba s ta n te par a 14. El texto de Jb 4 0 ,2 5 es: «Pescarás con anzu elo a Leviatán». 15. O r í g e n e s , Prin c., I, V, 5.
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c on v er t ir se e n d e mo n io s y t am p o c o er an su f ic i en t em e nt e j ligeras pa ra se á n g el es » .16 Según Jerónimo (siglo iv), «[OrígenesJ lo revuelve todo, de manera que de un arcángel puede salir el diablo, y el diablo puede otra vez volver a ser arcángel. [...] Los mismos demonios y rectores de las tinieblas, si quisieran convertirse en algo mejor, podrían hacerse hombres en algún mundo o mundos, y de allí volver a su an tiguo pri nc ip io » .17 Jerónimo demolió las tesis expresadas por Orígenes como «ideas qu e hay qu e detestar» y «raz on am ientos blasfe m os» ,18 y la Iglesia rechazó la teoría de O ríg en es de la «r es tau rac ió n» 19 de todas las cosas, con la posible redención también de Lucifer que, según O rígenes , «será de struid o, no para qu e deje de existir, sino para que no exista como en em igo y m u er te» .20 Aunque cuestionaba las argumentaciones de Orígenes, fue precisamente Jeró nim o, en la Iglesia de leng ua latina, el prim ero qu e hizo posible la identificación de Lucifer con el diablo. C o m e nt a n d o el texto de Isaías 14,12, Je ró n im o com ete un error de traducción : en lug ar de leer el verbo hebre o helel, «resplandecer», lee fa la l, « g ri tar». Gracias a esta interp retació n errónea, Je ró n im o hizo de Lucifer el ángel caído que grita su desesperación por la pérdida de su esplen dor orig ina rio .21 1 6 . O r í g e n e s , Princ., I , 8 , 1 [ cd . K o c t s c h a u ] . L a p a t e r n i d a d d e es te p a s a je es c u e s t io n a d a y p a r e c e q u e h a y q u e a t r i b u i r l o a l De sectis de l PSEUDO LEONCIO (P G L X X X V 1 , 1 2 6 5 ) .
17. JERÓNIMO, Carta 124, 3, a A vi/ o (traducción castellana en Juan Bautista Valero [ed.], San Jerónimo. Epistolario, vol. II, Madrid, BAC, 1995, pág. 565). 18. Ib td. 19- Griego: apokata stasi . «Jesús, a quien debe retener el ciclo hasta el tiempo de la res tauración universal \apokatastaseos\, de que Dios habló por boca de sus santos profetas» (Hch 3,21). 20. O r íg e n e s , Princ., III, 6; Com. loh., VI, 295-296; Com. /W a t., XIII, 17. La idea de la salvación del diab lo se encuentra tam bién en C l e m e n t e DE A l e j a n d r í a ( Stromata, I , 1 7 , 83). 21. J e r ó n i m o , Comm. in ls., V, 14 (PL 24, 161).
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Desde aquel m om en to ta nto en la Iglesia de lengu a grieg a como ni la latina Lucifer pasó a ser sin discusión el nombre del diablo. En la tradición popular el gran éxito de la leyenda del ángel (nido tuvo como consecuencia el final de la clara distinción presen te en la Biblia entre el satán!diablo y el demonio, y los tres términos le unificaron en uno solo, el de Lucifer , el demonio que pasó a ser Satán , el diablo por excelencia. En el siglo vi el papa Gregorio Magno reelaboró todos estos «latos relat ivo s al dia b lo y en sus obras p rin ci p al es 22 sen tó las bases para u na con cepción d e la d e m o n o lo g ía q u e ejerció u n a p ro fu n d a influencia en el pensamiento de los siglos sucesivos. Para Gregorio estaba ya claro que el diablo era un ángel creado por Dios y después caído: Dios «creó primero al ángel que hizo superior a los otros ángeles», y este ángel «se rebeló contra la gloria de su Creador y cayó pre ci pi tán do se » .25 A G rego rio no le plan teaba n ing ún pro blem a ni siquiera la en ig mática figura del Levia tán , ni la de Behemot , vistos por él como imá genes del d iab lo .24 La única dific ult ad qu e t uv o el pap a Gre go rio fue la del uso del nombre del diablo, Lucifer , que empleó pocas veces porque en el Apocalipsis éste es también el nombre de Cristo (Ap 2 2 ,1 6 ). 25 En las obras de G re g or io M ag n o y de los teólog os sucesivos queda una sola incertidumbre: si los demonios vagan sobre la tierra o si están confinados en las regiones subterráneas, el lug ar est im ad o más lejano del cielo.26 Si vag an po r la tierra ya no pu eden ser castigados p or Dios; si están en las regiones s u b te r r á neas, no se comprende cómo pueden tentar a los hombres... 2 2 . G r e g o r i o M a g n o , Moralia y Diálogos. 23. G
r e g o r io
M
a g n o
, M oraha , 3 2 , 2 3 ; 3 4 , 2 1 .
2 4 . Ibtd., 4 , 9 ; 3 2 , 2 3 ; 3 4 , 6 . 2 5 . Ibtd., 2 9 , 3 2 . 2 6 . Ibtd . , 2 , 2 0 . 4 7 ; 2 6 , 1 7 .
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También Jesús es Lucifer
En el Antiguo Testamento la «estrella de la mañana» -que, según una tradición, había sido la primera creación de Dios (Sal 110,3)—es un título empleado para simbolizar el esplendor moral de «Simón, el sumo sacerdote, hijo de Onías», comparado a la «estrella de la mañana en medio de las nubes» (Si 50,1-6). El nombre Lucifer como «portador de luz» fue en los primeros siglos cristianos un títu lo de Jesús , y en el N ue vo Te stam ento la «estrella de la mañ ana » es una de la im ágen es del Señor,’7 qu e Jesús se aplica a sí mismo en el Apocalipsis: «Yo, Jesús, soy la raíz y la estirpe de David, la estrella radiante de la ma ñan a» (Ap 2 2,1 6; 2,28). En el Exultet, el gozoso canto de la noche pascual, la liturgia lati na celebra a Cristo como «Lucifer matutinus... Lucifer qui nescii occasum» («Que el lucero matinal lo encuentre ardiendo, ese luce ro que no conoce ocaso y es Cristo, tu Hijo resucitado»). Pero el éxito de la identificación del diablo con Lucifer llevó p ro n to a la d ecad en cia en el c ristian ism o de los n o m b res Lucifer y Lucífera , nombres que en los primeros siglos llevaron muchos cris tianos, hasta tal punto se venera a san Lucifer, obispo de Cagliari que vivió en el siglo IV.
27 . «H asta que desp un te el día y se levante en vuestros corazones el lucero de la m aña na» (2 P 1,19). También María es llamada «Estrella de la mañana» en las Letanías de Loreto.
T e r c e r a Pa r t e
SATÁN - ESPÍRITU INMUNDO DEMONIO EN EL EVANGELIO DE MARCOS
CAPÍTULO 9
SATÁN
Marcos es el único autor que no utiliza nunca el término griego diablo , pues emplea siempre la denominación hebrea satana , que por lo demás en todo su Evangelio aparece sólo cinco veces [Tabla I]. El evangelista, aunque emplea el lenguaje y las concepciones del ambiente cultural judío contemporáneo, muestra una gran sobrie dad al tratar las temáticas referentes al satán y los demonios, en coniraposición con la exuberante producción demoniaca en la literatu ra de la época. El satán aparece por primera vez en el capítulo 1 del Evangelio, donde Marcos presenta en un solo versículo la tentación de Jesús en el desierto.1 La seducción en el desierto (Me 1,12-13) Me 1,12 A continuación, el Espíritu le empuja2al desierto, 1 A diferencia de M ateo y Lucas, Marcos no enumera las tentaciones y tamp oco habla de un ayuno de Jesús, el cual, por el contrario, es servido por los ángeles. 2. Griego: ekballei, literalmente: echó (Vulg.: expulil). Mientras que Mateo y Lucas emplean el verbo conducir (Mt 4,1; Le 4,1), Marcos emplea el verbo «echar/expulsar» [grie
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13 y permaneció en el desierto cuarenta días, siendo tentado por el satán. Estaba entre los animales del campo y los ángeles le servían. 1 La misión asumida por Jesús a través del bautismo en el Jordán ha tenido, como respuesta por parte de Dios, la plena comunicación de su Espíritu, es decir, de toda su fuerza de amor (Me 1,9-10). Después de este acontecimiento el evangelista presenta las conse cuencias inmediatas del bautismo, situando a Jesús en el desierto. Los personajes presentes en esta narración son los mismos enu merados en el Testamento de Neftalí ,’ donde se asegura a los justos: ] «El diablo huirá de vosotros, las fieras os temerán, el Señor os amará y los ángeles se pondrán a vuestro lado».-1 En la breve narración de Marcos, Jesús no realiza ninguna acción, su actitud es pasiva: es empujado por el Espíritu, tentado por el satán y servido por los ángeles. El episodio es notable, porque es la única vez que, en el Evangelio de Marcos, se presenta a Jesús empujado por el Espíritu. La narración del evangelista quiere ser más teológica que geo gráfica; transmite una verdad más que la descripción de un hecho histórico, recordando a través de la figura del desierto el éxodo del pueblo de Israel. En el éxodo Dios había conducido al pueblo de Israel por el de sierto después del paso del mar Rojo (Ex 15,19-22). En el Evan gelio de Marcos, en cuanto Jesús sale de las aguas del Jordán, es el go: ekballo], que usa para la expulsión de los demonios (1,34.39; 3,15.22.23; 6,13; 7,26; 9,38) y para la expulsión del heredero fuera de la viña (12,8). El uso de este verbo quiere subrayar la urgencia de la m isión de Jesús. 3 A póc rifo jud ío de los sig los I-ll a.C. 4. 'testamento de N e fta lí , 8, 4 (traducción castellana en A A T , vol. V, pág. 116).
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llspíritu el que empuja al Hijo de Dios al desierto, el lugar de la prueba a la que Yahvé había sometido a su pueblo. Como lugar clásico en el que se reunían los que querían hacer’.r con el poder (Hch 21,38), el desierto es el espacio donde se licondió David antes de apoderarse del trono del rey Saúl y de inaugurar así el gran reino de Israel.’ La seducción6que Jesús sufre durante su vida es la de ser un Mesías que se parezca al rey David’ y que, como este rey, emplee la fuerza y la violencia para inaugu rar el reino de Dios. El tiempo de la permanencia de Jesús en el desierto se indica con la cifra cuarenta , que en la Biblia representa una generación.8 Mientras que en el Evangelio de Mateo, Jesús es tentado sólo cuan tío concluyen los cuarenta días,9en Marcos y en Lucas la tentación le sitúa al principio y se mantiene durante los cuarenta días.10 El evangelista no quiere presentar al lector un periodo limitado de la vida de Jesús, sino resumir toda la existencia del Mesías, cuya actividad tendrá lugar en un desierto, como el camino de liberación realizado por el pueblo de Israel desde Egipto a la Tierra prometi da.11 De hecho, todos los relatos de liberación de demonios y de 5. 1 S 2 3 , 2 4 ; 2 6 , 3 ; 1 C ro 1 2,9 . 6. F.l termino seducción traduce mejor el contenido de la tentación del satán, «el seduc tor por excelencia» (2 Jn 7). En Mateo y Lucas las tentaciones del diablo tampoco contie nen aspectos pecaminosos o negativos, sino que son vistas como ofrecimientos de ayuda, una seducción por parte de quien tiene el poder y está dispuesto a concederlo a quien se somete a él: «Te daré todo el poder y la gloria de estos reinos, porque me la han entrega do a mí y yo se la doy a quien quiero. Si, pues, me adoras, toda será tuya» (Le 4,6-7). 7. «El Mesías hijo de David» (Me 12,35-37); «el Mesías, el rey de Israel» (Me 15,29-32). 8. 1 R 2.1 1; 1 1,42; Hch 13,21 . 9- «Después de hacer un ayuno de cuarenta días y cuarenta noches, al fin sintió ham bre. Y acercándose el tentador...» (Mt 4,2-3) 10. «Jesús, lleno de Espíritu Santo, se volvió del Jordán y era conducido por el Espíritu en el desierto, durante cuarenta días, tentado por el diablo» (Le 4,1-2). 11. «Vu estros hijos serán nóm adas cuarenta años por el desierto» (N m 14 ,33 34: 33,38; Dt 1,3; 2,7).
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espíritus inmundos en Marcos están localizados en lugares fronteri zos o limítrofes, para subrayar la dimensión universalista del éxodo de Jesús, que vino a liberar no sólo al pueblo de Israel sino a todas las naciones.12 En la tradición Bíblica la cifra cuarenta asume también el valor de prueba : «Acuérdate de todo el camino que Yahvé tu Dios te ha hecho recorrer durante estos cuarenta años en el desierto para humillarte, para probarte y para conocer lo que había en tu corazón: si ibas a guardar sus mandamientos o no» (Dt 8,2). A diferencia del Evangelio de Mateo, donde se lee que el diablo, derrotado, deja a Jesús,13y el de Lucas, donde el diablo, «acabada toda tentación» (Le 4,13), renuncia m omentáneamente a tentar a Jesús,1* Marcos no concluye el relato de las tentaciones con la victoria de Jesús sobre el satán, sino que subraya la continuidad de la seduc ción. La victoria de Jesús se dará a conocer sólo a lo largo del Evan gelio (Me 8,33). El satán , que no volverá a aparecer ya como tal en todo el Evangelio, es para el evangelista figura de los que tentarán a Jesús para desviarlo del propósito, expresado en el bautismo, de fidelidad al proyecto de Dios. En particular, los fariseos serán los verdaderos agentes del satán, que continuarán la acción del tentador:15 12. La primera vez que Jesús libere a un ind ividuo de un espíritu inm un do será en Israel, en Cafarnaún, ciudad fronteriza (Me 1,21-28). Después la actividad liberadora se ejercerá en tierra pagana: en la región de los gerasenos (Me 5,1), en la de Tiro y Sidón (Me 7,24) y en la de Cesarea de Filipo (Me 8,27; 9,14-29). 13- «Entonces el diablo le deja» (Mt 4,11). 14. «El diablo se alejó de él hasta el tiempo propicio» (Le 4,13). 15. De las cuatro veces que el verbo tentar (griego: peirazo) está presente en Marcos, en una el protagonista es el satá n (Me 1,13) y en el resto siempre son los fa riseos (Me 8,11; 10,2; 12,15).
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«Y salieron los fariseos y comenzaron a discutir con él, pi p i d i é n d o l e u n s i g n o del de l ciel ci elo, o, con co n el fin d e p o n e r l e a p r u e b a » (Me 8,11). «Se acercaron unos fariseos para ponerle a prueba» (Me 10, 2 ). «¿Por qué me tentáis?» (Me 12,15). a n im imaa les le s en el desierto de la Sólo Marcos narra la presencia de los an lentación, remitiéndose a la imagen del paraíso y del primer hom br b r e.1 e. 1'1Pa '1Parr a el e v ang an g e l i s t a , Jesús Je sús es el v e r d ade ad e r o A d á n q u e no s u c u m be a la t e n t a c i ó n de la s e r p i e n t e ( G n 3) y vi vive ve en a r m o n í a con co n la a n im a les le s , creación, que ya no es hostil, sino que está sometida (los an Os 2,20) 2,20 ) y con los ángel áng eles es:1 :17 lo loss seres seres conside cons iderados rados inferiores infer iores al al hombre (animales) están sometidos a él y los superiores (ángeles) están a su servicio. á n g el no se indican sólo En el Nuevo Testamento con el término án los seres pertenecientes a la esfera celeste, sino también individuos men sajeros ros, como los discípulos que concretos en su actividad de mensaje Juan envió a Jesú Je sú s,1 s, 18 o los los que Jesús envía a Jeru Je rusa salé lén. n.119 Pablo Pabl o da gracias a los Gálatas que lo han «recibido como a un ángel de Dios» (Ga 4,14) y en la Carta de Santiago los exploradores enviados por Josué a Jericó son denominados ángeles (St 2,25). á n gel ge l que aparece en el Evangelio de Marcos es iden El primer án án g el [me tificado con Juan el Bautista: «Mira, envío mi áng [ mens nsaje ajero] ro]»2 »200
16. Gn 1,26-29; 2,19-20. 17. «Él ordenará a sus ángeles que te guarden en todos tus caminos. Te llevarán ellos en sus sus m ano s, para para que en piedra no tropiece tu pie; pisarás pisarás sobre el león y la víbora, holla rás al leoncillo y al dragón» (Sal 91,11-13). an geló lónn ] de Juan se alejaron» (Le 7,24). Con án á n ge l 18. «Cuando los mensajeros [griego: ange no se indica tanto un ser com c om o una fu n c ión ió n , la de mensajero. an gelou lous] s] delante de sí» (Le 9,52). 19 «E nvió, pues, mensajeros mensajeros [griego: ange 20. Griego: angel an gelón ón..
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(Me 1,2). Estos ángeles, que, al igual que el satán, ya no serán pre sentados senta dos como personajes en en este Evange Ev angelio, lio,221 son figura de todos todos los que ayudarán a Jesús en su proyecto de «servir y dar su vid.i como rescate por muchos» (Me 10,45). El tema del servicio es tan importante para el evangelista Marcos que lo propone al principio y al final de su Evangelio. De hecho, l;i misma actividad de servicio que en el episodio de la tentación es desa rrollada por los ángeles (Me 1,13), es atribuida al final del Evangelio a las mujeres que acompañaban a Jesús: «Había también unas muje res res [...] que le seguían seg uían y le le servía ser vían2 n22 cuando cua ndo estab e stabaa en en Galil Gal ilea» ea» (Me (Me 15,40-41). ¿Quién es el satán? (Me 8,27-33) En la estructura de su obra, por medio de una técnica literaria s a tán tá n (Me 1,13) conocida,2 conocida, 23 Marcos Marcos vincula la prim era mención del sa con la última (Me 8,33), poniendo en estrecha relación temática ambos episodios. De esta manera para conocer la identidad del sa s a t á n , que tienta a Jesús en el desierto, hay que seguir las indica ciones que el mismo evangelista ofrece para descubrir la identidad de Jesús. Presentado al comienzo del Evangelio como «el Mesías, Hijo de Dios» (Me 1,1), Jesús sigue siendo aún un desconocido precisa mente para las personas que son sus íntimos y están más cerca de él, los discípulos, que continúan preguntándose: «¿Quién es éste?» (Me 4,41). 21. 22. 23mento
Me 8,38; 12,25; 13,27.32. d ta k o n e t , Me 1,31). También la suegra de Pedro, una vez curada, se pone a servir ( dta Llamada «inclusión», figura retórica que consiste en comenzar una frase o un frag con la misma palabra.
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/Q / Q u i é n es e l Mes Me s í a s ?
A fin de hacer comprender su verdadera identidad a los discípu los, Jesús los lleva a un país pagano, lejos de la influencia naciona lista del judaismo, cuyo eje era la esperanza en el Mesías «hijo de David». El episodio episo dio,, colocado colocad o por Marcos en el el centr ce ntroo de su Evange Evan geli lio, o,224 C8tá ambientado en la región de Cesarea de Filipo, localidad que loma su nombre de la ciudad que Filipo, uno de los hijos de I lerodes, lerodes, había ha bía dedicado dedi cado al empe em perad rador or Aug A ugus usto to en el el lugar luga r de la antigua anti gua Pan P anio ion. n.225 Durante el camino Jesús pregunta a los discípulos quién cree la ¿{ente que es él. En las respuestas de sus seguidores Jesús es identi ficado con personajes del pasado o, en cualquier caso, de acuerdo con la tradición: Juan el Bautista, porque se creía que los mártires resucitarían muy mu y pro p ront nto; o;226 el profeta profet a Elias Elias,, cuya venida venid a se se esperaba como como preparaci prepa ración ón del cam c amino ino al Mesías;27 o bien uno u no de los profe profe tas, continuadores de la obra de Moisés, prometidos para los tiem pos m esi es i á n i c o s . 28 En las respuestas de los discípulos no hay ninguna novedad con respecto a las habladurías sobre Jesús que llegaban a oídos de Herodes Antipas y que identificaban a Jesús con Juan el Bautista, con Elias o con un profeta (Me 6,14-15). 24. Los capítulos 1-8 del Evangelio de Marcos están dedicados al conocimiento de la identidad d e Jesús; los los cap ítulos 9 -1 6 tienen tienen c om o objetivo la com pren sión de su muerte. 25. Localidad que recibe su nombre del santuario al dios Pan. 26. «Algunos decían: "Juan el Bautista ha resucitado de entre los muertos” (Me 6,14). 27. «Voy a enviaros al profeta Elias antes de que llegue el Día de Yahvé» (MI 3,23; Me 9.11-13). 28. «Yahvé tu Dios te suscitará, de en medio de ti, de entre tus hermanos, un profeta como yo: a él escucharéis» (Dt 18,15).
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Me 8,29 Y él les preguntaba: «Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?». Pedro le contesta: «Tú eres el Cristo».29 30 Y les mandó enérgicamente30 que a nadie hablaran acerca de él. La respuesta de Pedro como portador del grupo de los discípu los no satisface a Jesús, que les prohíbe divulgarla. Para expresar la prohibición, el evangelista emplea el mismo verbo usado por Jesús para expulsar los demonios y los elementos hostiles al hombre.31 Esto significa que la respuesta de Pedro no sólo no corres ponde al plan de Dios sobre el Mesías, sino que es contrario a él. Pedro y los discípulos siguen viendo en Jesús al «Mesías», el esperado por la tradición judía, es decir, el «hijo de David», que será el «rey de Israel» (Me 15,32) y no, como el evangelista lo ha presentado al comienzo y al final de su Evangelio, el «Mesías, Hijo de Dios» (Me 1,1; 15,39). Me 8,31 Y comenzó a enseñarles que el Hijo del hombre debía sufrir mucho y ser reprobado por los ancianos, los sumos sacerdotes y los escribas, ser matado y resucitar a los tres días. Jesús advierte a sus discípulos que su camino no conduce al triunfo y a la victoria, sino que el destino del Mesías es ser entre gado a muerte por el sanedrín, máximo órgano jurídico de Israel, compuesto por los ancianos , los sumos sacerdotes , y los escribas. La expresión usada por Jesús (
Griego: Christos. Griego: epitimesen. Griego: epitimao (Me 1,25; 4,39; 9,25). Griego: dei ( M e 9 , 1 2 ; 1 4 , 2 1 . 4 9 ) .
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Me: 8,32 Hablaba de esto abiertamente. Tomándole aparte, Pedro I mi puso a reprenderle.33 En abierto contraste con Jesús, que comenzó a instruir a sus discí pulos sobre el destino del Mesías, Pedro comienza a poner obstácuI los, con una oposición a Jesús que culminará en la traición, cuando I «se puso a echar imprecaciones y a jurar: “¡Yo no conozco a ese hombre de quien habláis! ”» (14,71). El discípulo no comprende y no acepta que el Mesías vaya al encuentro de la muerte. Pedro se lanza contra Jesús porque no acoge I la «Palabra» que se le dirige y, como había enseñado Jesús en la parábola de los cuatro terrenos, «viene el satán y se lleva la palabra I sembrada en ellos» (Me 4,15). Para describir la acción del discípulo que reprende a su maestro, I el evangelista emplea el mismo verbo34 usado poco antes por Jesús para prohibirles que divulguen la imagen del Mesías. La repetición I del mismo verbo en boca de Pedro indica que para él es Jesús quien se opone al plan de Dios. Según Pedro, el itinerario de Jesús no es el de Dios y por ello lo detiene, lo agarra y lo arrastra hacia sí, impidiéndole de esta forma j que continúe su camino. I m
muerte del diablo
Me 8,33 Pero él, volviéndose y mirando a sus discípulos, reprendió a Pedro, diciéndole: «¡Quítate de mi vista,35satán!, porque tus pen samientos no son los de Dios, sino los de los hombres». En el intento de Pedro se actualiza la seducción del satán en el desierto: de esta forma el discípulo demuestra que es en realidad 33- Griego: epi tim an. 34. Griego: epitimao. 35. Griego: hypage op'tso mou.
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el adversario, contrario al plan de Dios (v. 31), y que es un obstácu lo para Jesús. Pedro es denominado satán porque quiere impedir la pasión y l.i muerte del Jesús. El satán no desea la derrota y la muerte del Mesías, sino que, por el contrario, se pone a su servicio a fin de ase gurarle el éxito:36 sólo si Jesús hubiese triunfado y reinado asu miendo el poder, el satán habría reinado y triunfado con él. En la muerte de Jesús triunfa el amor y es derrotado el poder; por ello la muerte del Mesías es en realidad la muerte del satán, definitivamente aniquilado. Con su muerte Jesús ha destronado a «aquel que tenía el domi nio57 sobre la muerte, es decir, al diablo, y liberar a los que, por temor a la muerte, estaban de por vida sometidos a esclavitud» (Hb 2,14-15).58 Corresponde a los creyentes hacer evidente y eficaz tal derrota del satán, realizando en su existencia las mismas elecciones de Jesús. El comportamiento de Pedro se debe al hecho de que sus pensa mientos no son los de Dios, sino los de los hombres. Según los hom bres, el Mesías crucificado es inaceptable, es un «escándalo para los judíos, locura para los gentiles» (1 Co 1,23). Piensa como los hom bres el que quiere salvar la propia vida y, sin embargo, está desti nado a perderla. Piensa como Dios el que pierde la propia vida por causa del Evangelio y de esta forma es capaz de realizarse plenamente (Me 36. «Llevándole luego a una altura le mostró en un instante todos los reinos de la tie rra y le dijo el diablo: “Te daré todo el poder y la gloria de estos reinos, porque me la han entreg ad o a m í y yo se la doy a qu ien qu iero. Si, pu es, m e adoras, toda será tuy a’’» (Le 4,5-7). 37. «Pero la muerte entró en el mundo por envidia del diablo» (Sb 2,24); «El último enemigo en ser destruido será la Muerte» (1 Co 15,26). 38. «Estuve muerto, pero ahora estoy vivo por los siglos de los siglos, y tengo las lla ves de la Muerte y del Hades» (Ap 1,18).
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H,35). El proyecto de Pedro conduce a la muerte, y el de Jesús lleva ti la vida indestructible. Jesús reacciona contra Pedro desenmascarando su comporta miento como satá n, pero ofreciéndole la posibilidad de un cambio de comportamiento. Por ello no aleja de sí al discípulo, sino que lo Invita a ocupar el puesto que le corresponde: es él quien debe seguir ti Jesús y no al contrario, y le renueva la invitación que le hizo cuan do junto a su hermano Andrés lo invitó a seguirlo: «Venid conmi go» (Me 1,17).” A partir de este momento el satán desaparece y en el Evangelio de Marcos no se volverá a hablar de él. En los Evangelios el nombre de satán y el de diablo se aplican, «demás de a Pedro, también a Judas, el traidor de Jesús: «‘‘¿No os he elegido yo a vosotros, los Doce? Y uno de vosotros es un diablo”. Hablaba de Judas, hijo de Simón Iscariote, porque éste le iba a entregar, uno de los Doce» (Jn 6,70-71; 13,2.27). Jesús y Belcebú (Me 3,22-30) I m
locura de Jesús
En el primer encuentro con los escribas, éstos habían llamado a Jesús blasfemo40 y, por tanto, merecedor de la pena de muerte.41 Además, Jesús había agravado su situación transgrediendo pú bli camente en una sinagoga el mandamiento más importante, el del 39- Griego: dente opiso mou. 40. «Estaban allí sentados algunos escribas que pensaban en sus corazones: "¿Por qué éste habla así? Está blasfemando. ¿Quién puede perdonar pecados, sino Dios sólo?"» (Me 2,6-7). La última vez que Jesús dirija la palabra al sumo sacerdote, éste juzgará que es un blasfemo: "¿Qué necesidad tenemos ya de testigos? Habéis oído la blasfemia. ¿Qué os parece?”. Todos juzgaron que era reo de muerte» (Me 14,63-64). 41 . «Q uien blasfem e el N om bre de Yahvé, será m uerto» (Lv 24 ,16; N m 15 ,30 -31 ).
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descanso en el día del sábado; ahora, tanto los piadosos fariseos como los disolutos herodianos, deciden matarlo («En cuanto salieron los fariseos, se confabularon con los herodianos contra él para ver cómo eliminarle», Me 3,6); por ello Jesús tiene que huir de Judea y subn a Galilea. Frente al completo rechazo de las autoridades religiosas (escribas), espirituales ( fariseos) y civiles ( herodianos ), Jesús decide romper con la institución religiosa de Israel y constituir un nuevo pueblo capa/ de ser fiel a las promesas de Dios. Así como el viejo Israel estaba for mado por las doce tribus,42 así también el nuevo Israel constituido por Jesús es representado idealmente por los Doce , a los que Jesús llamó para que estuvieran con él: «Instituyó Doce, para que estu vieran con él, y para enviarlos a predicar con poder de expulsar los demonios» (Me 3,13-15).45 La ruptura con la institución religiosa es considerada una locura por parte del clan familiar de Jesús, que decide ir a capturar a su pariente, considerado completamente fuera de sí: «Vuelve a casa. Se aglomera otra vez la muchedumbre de modo que no podían comer. Se enteraron sus parientes y fueron a capturarlo, pues decían: “Está fuera de sí”44» (Me 3,20-21). Para describir la acción de los parientes de Jesús, el evangelista emplea el verbo capturar*'’ el mismo usado para el arresto de Juan 42. Gn 49,1-28. 43- Es la fuerza contenida en el mensaje de Jesús lo que permite liberar a las personas: «Y [Jesús] llama a los Doce y comenzó a enviarlos de dos en dos, dándoles poder sobre los espíritus inmundos. [...] Y, yéndose de allí, predicaron que se convirtieran; expulsaban a muchos demonios» (Me 6,7.12-13) 44. El griego exeste tiene el significado de haber «perdido el juicio» (2 Co 5,13), como bien comprende la Vulgata, que traduce «in furorcm versus est» («se ha vuelto loco»). Esta expresión, presente sólo en el Evangelio de Marcos, fue atenuada por algunos copistas que la consideraban demasiado fuerte, por lo cual en varias versiones se lee «que estaban muy ligados a [atraídos por] él» (griego: exertentai autoü) ( W 28) o que «les había vuelto locos» (griego: exeststai ) (D). 45. Griego: krateo.
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• I Bautista por parte de Herodes46 y para el prend im iento de Jesús por parte de las autoridades religiosas.47 Marcos describe a los familiares de Jesús como aquellos que se •piedan fuera :
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«Llegan su madre y sus hermanos y, quedándose fuera, le envían a llamar. Estaba mucha gente sentada a su alrededor. Le dicen: "¡Oye!, tu madre, tus hermanos y tus hermanas están fuera y te buscan”» (Me 3,31-32).
Los parientes se excluyen del círculo del Mesías y por ello llegan .t pensar que Jesús está fuera de sí. Los que están fuera no pueden percibir la realidad de Jesús, reservada a los que están junto a él: «A vosotros se os ha dado el misterio del Reino de Dios, pero a los que están fuera todo se les presenta en parábolas, para que por mucho que miren no vean, por mucho que oigan no entiendan» (Me 4,11-12). I I
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La actitud de la familia que considera a Jesús fuera de sí se ve confirmada en el escepticismo de los habitantes de Nazaret, para los cuales Jesús «era motivo de escándalo» (Me 6,13), y en el Evangelio de Juan, donde se afirma que «ni siquiera sus hermanos creían en él» (Jn 7,5).4!* La incomprensión y la hostilidad de los familiares, junto al escepticismo de sus paisanos, llevan a Jesús a sacar la amarga conclusión según la cual «un profeta sólo en su patria, entre sus parien tes y en su casa carece de prestigio» (Me 6,4). 46. «Es que Hcrodcs era el que había enviado a prender a Juan y le había encadenado en la cárcel» (Me 6,17). 47. «Trataban de detenerle [griego: k ra te sa i\ t pero tuvieron miedo a la gente» (Me 12,12; 14,1.44.46.49). 48. «Vino a los suyos, y los suyos no la recibieron» (Jn 1,11).
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El intento por parte de la madre y de los hermanos de Jesús de capturarlo, terminará con la ruptura de Jesús con su familia «¿Quién es mi madre y mis hermanos?» (Me 3,33). Pero lo que a juicio de sus familiares es una locura, será juzgado una posesión demoniaca por parte de los escribas. Me 3,22 Los escribas escribas que habían habí an bajado de J e ru s a lé n 19decían: «E «Est staa pos po s eído eí do p o r B elce el cebb ú» y « por po r el p r í n c i p e de los d e m o n i o s expu ex puls lsaa los demonios». La ruptura de Jesús con la institución religiosa provoca la alar ma en Jerusalén, sede del templo. El caso de Jesús no es el de un profeta aislado que fácilmente pu p u e d e ser se r t e n i d o b ajo aj o c o n t r o l , s in inoo el de u n p e l i gro gr o so f e n ó m e n o de masas que atrae muchedumbres considerables (Me 3,7-8,1). Contra Jesús aparece en escena directamente el sanedrín, envian do una delegación oficial compuesta por sus miembros más autori zados, los escribas de Jerusalén. Estos bajan de Jerusalén, no para comprobar los hechos y verificar las acusaciones, sino para emitir una sentencia que tiene como obje tivo desacreditar definitivamente a Jesús, a quien denuncian como mago y, y, por tanto, tanto , dign d ignoo de la pena de de muert m uertee (Dt 18,1018, 10-14) 14).5 .500 49 Griego: k a i hoi gram gr am m atei at eiss boi bo i apo ap o Hieroso Hie rosolym lymon. on. Mediante la repetición del artículo determinativo oi [los/aquellos] el evangelista subraya que todos los escribas de Jerusalén par ticipan en la misión contra Jesús. Para Lagrange se trata de un verdadero servicio de espio naje naje or ga niza do (J M LAGRANGE, Éva É va n g ile il e selon S a in t M a rc , Paris, Gabalda, 1942, pág. 71). 50 . En el Ta lm ud se lee: lee: «La vísper a de la la pascua Jes ús fue arrestado. U n herald duran te cuarenta días, antes de la ejecuc ión , salió gritand gritand o: "Será "Será lapidado porque ha prac ticado la magia y engañado a Israel para desviarlo”» ( Sanh ., B , 43a). La acusación dirigi da contra Jesús de ser «un mago y seductor del pueblo» se mantendrá durante mucho D iá lo g o con T rifó ri fónn , 69, 7, en Daniel Ruiz Bueno [ed/), tiempo en el mundo judío (JUSTINO, Diá Pad P adre ress a p olog ol og ista is tass grieg gr iegos os , Madrid, BAC, 1954, pág. 429)- Todavía en el siglo IV JERÓNIMO escribe en una carta: «también los judíos llamaban mago a mi Señor» ( Carta 4 5 , 6 ,
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De hecho, los escribas, que no pueden negar el carácter extraor dinario de los signos realizados por Jesús, deciden no reconocer la obra de Dios en sus acciones. Pero como tienen que admitir la acti vidad liberadora de Jesús, conocida por todos,Msólo les queda difa marlo para descalificar así sus obras.
Ill Señ S eñor or d e l estié es tiérc rcol ol La difamación contra Jesús se ha cuidado en los mínimos deta lles. Entre los cientos de demonios en los que creía el pueblo, los escribas eligen al más popular y, al mismo tiempo, el más temido de la gente: B e e l z e b u l nombre que en la literatura judía no es sa tánn . nunca atribuido al satá Bee B eelz lzeb ebul ul es una forma despreciativa de B a a l Zebu Ze bub. b. Este nombre, Ze bubb [moscas] («Señor de las moscas»), compuesto de B a a l [Señor] y Zebu es el de una divinidad filistea protectora de las enfermedades trans mitidas por las moscas. En efecto, las moscas, que se apiñaban tanto sobre los cadáveres tanto como sobre los animales sacrificados a Dios en el templo de Jerusalén, eran consideradas demonios. Dado que a esta divinidad pagana se dirigían también los israe litas litas para obte ob tene nerr la curac cur ación, ión,553 lo loss far farise iseos os deform defo rmaro aronn su nomb no mbre re Z e b u l, que significa «estiércol» («Señor del transformándolo en Ze B a a l-Z l- Z e b u b protegía de las moscas, B a a l estiérc est iércol») ol»).5 .5''4Mient 4Mie ntra rass que Ba A A s e la ; traducción castellana en Juan Bautista Valero [ed. ], San Jerónimo. Jerónimo. Epistolario, vol. I, Madrid, BAC, 1993, págs. 373-374). 51. Me 1,45; 2,12; 3,10. Be elzebu ebul.l. En los códices Vaticano y 52. En la mayor parte de los manuscritos se lee Beelz Sinaflico aparece Beezebu Bee zebul,l, mientras que en las versiones siriacas y la Vulgata se lee Beelzebub Beelz ebub.. 53- A «Baal-Zebub, dios de Ecrón» se había dirigido hasta el rey Acazías para saber si se iba a curar de su enfermedad (2 R 1,2.6.16). z a b a l («abonar/estercolar») tiene un sonido parecido a za b a h 54 . En la leng ua aramea, za («sacrificar/ofrecer»). Los rabinos indicaban con la palabra «estiércol» la ofrenda a los dio Belce bú, e l Señor d el estiér estiércol col,, pasó a significar la divinidad de todo culto idolátrico. Otro ses. Belcebú, posible posible significado de Bee es «Señor de las moradas [celestes]», es decir, señor del aire, B eell-ze zebu bu l es
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Ze Z e b u ly el «Señor del estiércol», las atraía, ya que el estercolero era er a
lugar impuro por excelencia, morada de las moscas. La elección del nombre del demonio por parte de los escribas es intencionada. Invitan al pueblo a alejarse de Jesús porque, aunque aparentemente libera y cura a las personas, en realidad actúa en vi i tud de un demonio que, como «Señor del estiércol», es causa pri mera de las infecciones y las enfermedades. Por tanto, no es cieno que Jesús libera a las personas, sino que las hace aún más víctimas del demonio, ya que sus poderes vienen del «jefe de los demonios». La argumentación de los escribas se basa en la creencia popular, todavía difundida en los primeros tiempos del cristianismo, según la cual las enfermedades eran causadas por los demonios, los cuales pr p r ovoc ov ocaa ban ba n las e n f e r m e d a d e s p a r a d e s p u és c u r a r a los i n d i v i d u o s y hacer que los adoraran como salvadores suyos, «poniendo fin a la enfermedad de la cual ellos mismos son la causa».” Me 3,23 Él, llamándoles junto a sí, les decía en parábolas: «¿Cómo pu p u e d e el s atán at án e x p u l s a r al satá sa tán? n? 24 Si un reino está dividido contra sí mismo, ese reino no puede subsistir. 25 Si una casa está dividida contra sí misma, esa casa no podrá sub sistir. 26 Y si el satán se ha alzado contra sí mismo y está dividido, no pu p u e d e s u bsi bs i s t i r , p u e s ha l leg le g ado ad o su fin. el espacio habitado por los demonios. La expresión sería equivalente a «Príncipe del impe rio rio del air aire» e» (Ef 2 ,2 ) y «Príncipe de este mu nd o» (Jn 1 2,31 ; 14,3 0; 16,1 1). En probable que Jesús se refiera a esta interpretación cuando afirma en el Evangelio de Mateo: «Si al dueño de la casa le han llamado Belcebú, ¡cuánto más a sus domésticos!» (Mt 10,25). 55. T a c i a n o , Oratio, 18 (PG 6, 848). TERTULIANO escribe que los demonios «en pr mer lugar hacen daño, después, para que se suplique el milagro, prescriben remedios inu sitados o contrarios al mal; luego se cree que han curado las enfermedades que han deja do de infligir» ( Apo A po loge lo getic ticuu m , XXII, 11).
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Mientras que los escribas que difaman a Jesús no se han atrevi do a enfrentarse a él abiertamente, Jesús los convoca, demostrando mi superioridad ante ellos y el absurdo de su denuncia: si los satanes m hacen la guerra entre sí, quiere decir que el poder del satán ha terminado. Esta es la primera vez que en el Evangelio de Marcos el término létán aparece en boca de Jesús junto a la referencia a un reino que rs la esfera de dominio del satán. En analogía y en contraposición con lo que Jesús enseñó sobre el reino de Dios, se pueden comprender las características del reino del satán.56 Si la condición de la admisión al reino de Dios son la conversión,57 la elección de los últimos58 y la renuncia a la ac umu lación de las riquezas,59 al reino del satán pertenecen los que en la sociedad, civil y religiosa, dominan a los otros y oprimen por medio del abuso del poder y la fascinación del dinero. I m
envidia del diablo
Me 3,27 Pero nadie puede entrar en la casa del fuerte y saquear su ujuar, si no ata60 primero al fuerte; entonces podrá saquear su casa. Jesús afirma que el poder del satán, el fuerte, ha terminado, pero no porque se haya producido una lucha intestina dentro de él, sino porque ha llegado el que es más fuerte que él. Y más fuerte que el 56. «Si el satán expulsa al satán, contra sí mismo está dividido: ¿cómo, pues, va a sub sistir su reino-'» (Mt 12,26; Le 11,18). 57. «El tiempo se ha cumplido y el Reino de Dios está cerca; convertios y creed en la Dueña Nueva» (Me 1,15). 58. «Dejad que los niños vengan a mí, no se lo impidáis, porque de los que son como éstos es el Reino de Dios. Yo os aseguro: el que no reciba el Reino de Dios como niño, no entrará en él» (Me 10,14-15). 59 «"¡Qué difícil es que los que tiene n riquezas entren en el Reino de Dios!". [...] Es más fácil que un camello pase por el ojo de la aguja, que el que un rico entre en el Reino de Dios» (Me 10,23.25). 60. Griego: dese.
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satán y los demonios es sólo Dios que se manifiesta en Jesús,61 anim ciado por Juan el Bautista como «el que es más fuerte» (Me 1,7). Jesús y su mensaje de liberación tienen la fuerza necesaria p.ih» atar al satán y saquear su casa, liberando a las personas que esi.in bajo su dominio. En este momento el satán se arruina porque ya tm es dueño de su casa. Pero precisamente las autoridades religiosas, en lugar de colalx» rar con Jesús para a ta r al satán, serán las que ata rán a Jesús pani impedir que libere al pueblo: «Pronto, al amanecer, prepararon una reunión los sumos sacerdotes con los ancianos, los escribas y todo el Sanedrín y, después de haber atado62 a Jesús, le llevaron y le entregaron a Pilato» (Me 15,1). Según el evangelista, las autoridades religiosas son la personili cación del satán. Por ello, en la narración del proceso de Jesús, Marcos afirma que Pilato «se daba cuenta de que los sumos sacer dotes le habían entregado por envidia»63 (Me 15,10). El término «envidia», expresión rara en la Biblia,64 es usado en sentido teoló gico sólo en el libro de la Sabiduría (2,24), donde se afirma que «la muerte entró en el mundo por envidia del diablo». Para el evange-
61. «¿Se arrebata al valiente la presa, o se escapa el prisionero del guerrero? Pues así dice Yahvé: "Sí, al valiente se le quitará el prisionero, y la presa del guerrero se le escapa rá; con tus litigantes yo litigaré, y a tus hijos yo salvaré. [...] Y sabrá todo el mundo que yo, Yahvé, soy el que te salva, y el que te rescata, el Fuerte de Jacob» (Is 49,24-26). 62. Griego: desantes. El evangelista usa el mismo verbo, «atar» (griego: deo), em pleado en Me 3,27. 63. Griego: día phthonon. El evangelista emplea el término griego phthonon (en vidia) en asonancia con phonon (homicidio) de Me 15,7: «Había uno, llamado Barrabás, que estaba encarcelado con aquellos sediciosos que en el motín habían cometido un asesinato [grie go: ph on on ]». Los dos términos se encuentran juntos en la carta de Pablo a los Romanos: «henchidos de envidia [griego: ph thon on ], de homicidio [griego: phonou ]» (Rm 1,29). 64. Sb 2,24; 6,23; 1 M 8,16; Me 15,10; Mt 27,18.
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li-tta los sumos sacerdotes son agentes del diablo y, como él, portaI clores de muerte/’5 Los celosos guardianes de la Ley divina son en realidad los ene migos mortales de aquel Dios a quien pretenden representar. El ■Cometido del satán, el acusador, es desempeñado por los escribas I que culpan a Jesús de provocar la infelicidad de los hombres. En ('calidad, la causa de tal infelicidad son los escribas porque, con tal I de* conservar su poder, endemonian a la gente y la mantienen en una I condición de impureza.66 Me 3,28 «Yo os aseguro que se perdonará todo a los hijos de los hombres, los pecados y las blasfemias, por muchas que éstas sean. | 29 Pero el que blasfeme contra el Espíritu Santo, no tendrá perdón I nunca, antes bien, será reo de pecado eterno». 30 Es que decían: «Está poseído por un espíritu inmundo». I
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Dado que la enseñanza de Jesús desacreditaba la doctrina de las autoridades religiosas, éstas se defienden calumniando al hombre sobre el cual ha bajado el Espíritu de Dios (Me 1,10) declarándolo poseído por un espíritu inmundo. Los escribas, como máximas autoridades religiosas de Israel y expertos en la Sagrada Escritura, saben que la acción liberadora de Jesús sólo puede venir de D io s/7 Pero, dado que adm itirlo significa renunciar a los propios privilegios y al poder, afirman lo contrario y «llaman al mal bien, y al bien mal» (Is 5,20).
65. «Vosotros sois de vuestro padre el diablo y queréis cumplir los deseos de vuestro padre. Éste era homicida desde el principio [...]. Cuando dice la mentira, dice lo que le sale de dentro, porque es mentiroso y padre de la mentira» (Jn 8,44). 66 . «¡Ay de vosotros, los legistas, que os habéis llevado la llave de la ciencia! N o en tras teis vosotros, y a los que están entrando se lo habéis impedido» (Le 11,52; Mt 23,13). 67. Como reconoce Nicodemo, uno de los jefes de los judíos: «Rabbí, sabemos que has venido de Dios como maestro, porque nadie puede realizar los signos que tú realizas si Dios no está con él» (Jn 3,2).
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De forma solemne,68 Jesús declara que todo lo que es fruto de lu ignorancia o de la fragilidad de las personas {las blasfemias de los hom bres) será perdonado. Por el contrario, enseñar a los hombres que es impura la acción del Espíritu de Dios es la blasfemia contra el Espíritu, culpa imperdonable porque es fruto de una mala fe que nunca se arrepentirá. El evangelista demuestra que en realidad los verdaderos blasfe mos son los escribas. Los representantes de la institución religiosa son los verdaderos poseídos por el espíritu inmundo, que los tiene prisioneros de la blasfemia contra el Espíritu Santo. Esta culpa nune.i obtendrá el perdón: los escribas, al sentenciar que Jesús «tiene un espíritu inmundo» y que el perdón de los pecados concedido por él es una blasfemia,69 se excluyen de la posibilidad de pedir y recibir el perdón. A la extrema indulgencia de Jesús hacia los que están en el error (los hombres), se contrapone la máxima severidad hacia los que voluntariamente hacen caer a los hombres en el error (los escribas).70 El ladrón de la palabra (Me 4,4.15) El satán aparece marginalmente en la parábola de los cuatro terrenos (Me 4,1-20), donde se describen los diversos tipos de res puesta por parte de los hombres frente a la proclamación del men saje de Jesús.71 Una parte de la semilla «cayó a lo largo del camino; vinieron las aves y se la comieron» (Me 4,4). Jesús se remite a la imagen tradi68. Por primera vez en el Ev ang elio de Marcos aparece la fórmu la solem ne amen leg hytnin («en verdad os digo»), con la que se declara algo con seguridad. 69 «Está blasfemand o. ¿Quien puede perdonar pecados, sino Dios sólo?”» (Me 2,7). 70. S. Lf.GASSE, L'É va ngile de M arc , 2 vols., Paris, Cerf, 1997, pág. 245. 71. «El sembrador siembra la Palabra» (Me 4,14).
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i ional del papel destructor de uno de los satanes, M as tenia, contra los agricultores: «El príncipe Mastema envió cuervos y aves a comerse la semilla que se plantaba en la tierra, para destruirla, para robar al género humano su esfuerzo: sin cultivar semilla, la cosecharon los cuervos de la faz de la tierra».72 En la parábola, la acción devastadora del satán consiste en arre batar inmediatamente el mensaje de Jesús en cuanto es anunciado. Me 4,15 Los que están a lo largo del camino donde se siembra la palabra son aquellos que, en cuanto la oyen, viene el satán y se lleva la palabra75 sembrada en ellos. En el caso de las semillas caídas junto al camino, la proclama ción del mensaje de Jesús ha sido inútil, porque los individuos son completamente refractarios y hostiles a la Palabra que es sembrada en ellos: es como si el anuncio no hubiese sido escuchado. El mensaje se ha dirigido a personas que escuchan la Palabra pero sin entenderla (Me 4,12), y por ello no la acogen. En el Evangelio estas personas están representadas en las categorías que ejercen el poder religioso (escribas), espiritual (fariseos) y civil (herodianos).74 Cuantos se adhieren o aspiran al poder son refractarios a un men saje que ven como una amenaza a los propios intereses y al propio prestigio. Mientras que todo el mensaje de Jesús está orientado a un Dios al servicio de los hombres,75el satán que impide la acogida del m en 12.Jubileos, 11,11 (traducción castellana en A A T , vol. II, pág. 111). 73- Griego: bo logos, termino empleado para indicar el mensaje de Jesús en la Iglesia primitiva (Hch 6,4; 8,4; 10,36). 74. Me 2,6-7.16; 3,6; 10,42. 75. «Tampoco el Hijo del hombre ha venido a ser servido, sino a servir y a dar su vida como rescate por muchos» (Me 10,45).
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saje es, por el contrario, el espíritu inmundo del poder y del domi nio ejercido por los escribas, fariseos y herodianos. Si la liberación de los espíritus inmundos y la expulsión de los demonios suceden por la fuerza del mensaje de Jesús, los que son completamente refractarios a este mensaje permanecen definitiva mente en su condición de impureza. No sólo los que ejercen el poder son indiferentes y hostiles al men saje de Jesús, sino que también los discípulos que aspiran al poder son incapaces de entender su palabra, como subraya en varias ocasiones Marcos en su Evangelio: «Pero ellos no entendían lo que les decía y temían pre guntarle [...] por el camino habían discutido entre sí quién era el mayor» (Me 9,32.34; 4,13).
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CAPÍTULO 10
¿QUIÉN ENDEMONIA A QUIÉN?
La ruina de los teólogos (Me 1,21-28) Marcos representa en este episodio el desafío entre Jesús, el hom bre que posee el Espíritu de Dios, y el hombre poseído por un espí ritu inmundo. Mientras que el Espíritu de Dios da vid a ,l el inmundo aleja de ésta. Me 1,21 Llegan a Cafarnaún. Al llegar el sábado entró [Jesús] en la sinagoga y se puso a enseñar. Por tres veces entra Jesús en una sinagoga,2y en las tres ocasio nes tiene lugar un conflicto. La primera vez aquí, en Cafarnaún, cuando por causa de su ense ñanza es interrumpido dramáticamente. La segunda vez, también en Cafarnaún, transgredirá públicamente la prohibición de realizar actividades en el día de sábado y los fariseos y herodianos toman la decisión de «ver cómo eliminarle» (Me 3,6). 1. Rm 8,2; 2 Co 3,6. 2 Me 3,1; 6,2 .
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La última vez, en Nazaret, sospechan que es un mago,5y Jesús «se maravilló de su falta de fe» (Me 6,6). Jesús entra en la sinagoga, pero no participa en el culto. El evan gelista subraya que, nada más entrar, inmediatamente se pone ;i enseñar. Me 1,22 Y quedaban asombrados de su doctrina, porque les ense ñaba como quien tiene autoridad, y no como los escribas. La primera vez que Jesús enseña provoca asombro entra la gente que lo escucha y que reconoce en su enseñanza el mandato divino, la auto ridad , que, a su juicio, era prerrogativa exclusiva de los escribas. El término escribaA significa «predicador de la Torá».5Los escri bas eran ordenados a la edad de cuarenta años, después de un inten so periodo de estudio, y recibían con la ordenación la transmisión del espíritu de Moisés (Nm 11,16-17), después de lo cual se con vierten en teólogos oficiales del sanedrín. Considerados sucesores directos de los profetas, su autoridad, mayor que la del sumo sacerdote, era ilimitada, porque su doctrina, considerada superior incluso a la contenida a la Biblia, era infalible, como se afirma en el Talmud: «Las decisiones y las palabras de los escribas son superiores a la Torá».6 Su enseñanza, que pretendía estar avalada por un mandato divi no y equiparada a la Palabra de Dios,7 es desenmascarada en este 3. «"¿De dónde le viene esto? y ¿qué sabiduría es esta que le ha sido dada? ¿Y esos milagros hechos por sus manos? [...] Y se escandalizaban a causa de él» (Me 6,2-3)4. Hebreo: sofer. 5. El término to rá , de la raíz hebrea yrh («enseñar»), significa enseñanza o instrucción, y en los LXX se traduce normalmente con nomos (Dt 4,44; 29,20; 30,10), que significa «ley». La Torah contiene los cinco primeros libros de la Biblia (Pentateuco). 6. Ber , M ., 1, 37. «Una voz celeste había declarado: todas las palabras de los escribas son palabras del Dios vivo» (Ber ., M., 1, 3)-
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episodio por la enseñanza de Jesús, que revela lo que es en realidad la doctrina de los escribas: «preceptos de hombres», cuyo objetivo es transmitir y hacer observar «la tradición de los hombres» a costa del mandamiento de Dios (Me 7,8-13). La gente reconoce que la autoridad de Jesús es como la de los pro fetas y tiene su origen en el propio Dios, mientras que la de los es cribas tiene su fundamento en la tradición -consolidada con Esdras, el «escriba versado en la ley de Moisés» (Esd 7,6)- y en el propio Moisés. En la sinagoga el entusiasmo de los presentes por la enseñanza de Jesús y la consiguiente critica a los escribas tienen graves conse cuencias, ya que se pensaba que éstos eran las únicas personas auto rizadas para interpretar el texto sagrado. Me 1,23 Había precisamente en su sinagoga un hombre poseído por un espíritu inmundo,8 que se puso a gritar: La presentación de la sinagoga es intencionadamente polémica. La sinagoga es «de ellos / suya». Marcos se distancia de la sinago ga, como imagen de la institución religiosa judía. Jesús entra por primera vez en un lugar de culto y se encuentra de inmediato con las autoridades religiosas y con el espíritu inmundo. Esta proximidad es intencionada. El evangelista quiere denunciar la institución religiosa que con su enseñanza aleja al pueblo de Dios en lugar de acercarlo.9 Los escribas, que de manera obsesiva tratan de formular e imponer leyes cada vez más rigurosas sobre la pureza,10
8. Griego: pneum ati akatb arto . 9. «Perece mi pueblo por falta de conocimiento» (Os 4,6). 10. «Los fariseos y todos los judíos no comen sin haberse lavado las manos hasta el codo, aferrados a la tradición de los antiguos, y al volver de la plaza, si no se bañan, no
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no advierten que la impureza reside precisamente dentro de su si nagoga.11 El evangelista subraya que, así como Jesús se pone a enseñai «inmediatamente» (v. 21), así también «inmediatamente» se pro duce la reacción negativa de uno de los presentes. Es la primera de las cuatro veces que Jesús, sobre el cual ha des cendido el Espíritu de Dios (Me 1,10), en su misión de «bautizar en el Espíritu Santo» (Me 1,8) tropieza con una persona poseída por un «espíritu in mund o»,12 término usado por el evangelista indife rente y alternativamente con demonio (Me 7,25-26) para indicar una condición de falta de libertad por parte de los hombres. El «hom bre con un espíritu inmundo» es un individuo que se ha adherido voluntariamente a un sistema de valores que lo hace hostil a la ense ñanza de Jesús. En medio del entusiasmo general provocado por las palabras de Jesús, sólo este individuo expresa con violencia su desacuerdo, inte rrumpiendo la nueva enseñanza que provoca adhesión a Jesús y escepticismo con respecto a los escribas. Me 1,24 «¿Qué tenemos nosotros contigo, Jesús de Nazaret? ¿Has venido a destruirnos? Sé quién eres tú: el Santo de Dios». Para comprender la naturaleza de este espíritu inmundo , hay que examinar la descripción de la reacción del hombre. Éste, aunque sea un solo individuo, habla en plural. Mediante este artificio literario, el evangelista representa en el individuo a un grupo que se siente amenazado por la enseñanza de Jesús. comen; y hay otras muchas cosas que observan por tradición, como la purificación de copas, jarros y bandejas» (Me 7,3-4). 11. En el Evangelio de Mateo, Jesús denuncia a los escribas como aquellos que «cue lan el mosquito y se tragan el camello!» (Mt 23,24). 12. Me 5,2; 7,25; 9.25.
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Ahora los únicos que en la sinagoga pueden sentirse amenazados por las palabras de Jesús son los escribas, que ven cómo se echa por tierra, con su autoridad, también su prestigio sobre el pueblo. El espíritu inmundo que separa al hombre de Dios es identifi cado por el evangelista en la enseñanza de los escribas que «ense ñan doctrinas que son preceptos de hombres anulando así la pala bra de Dios» en nombre de la tradición que ellos mismos transmi ten (Me 7,7.13). Estos escribas son los mismos que después pensa rán que Jesús es un blasfemo,13 «poseído por un espíritu inm undo» (Me 3,30). El hombre que reacciona negativamente a la enseñanza de Jesús está poseído por el espíritu inmundo porque se ha adherido incon dicionalmente a la doctrina de los escribas. Cuando ve cómo se desacredita la enseñanza sobre la cual basa su fe, siente amenazada su misma existencia. El hombre se dirige a Jesús para que cumpla las condiciones de la tradición del «Santo de Dios», es decir, el Mesías esperado que debía explicar y hacer observar la Ley enseñada por los escribas. Me 1,25 Jesús, entonces, le conminó diciendo: «Cállate14y sal de él». 26 Y agitándole violentamente el espíritu inmundo, dio un fuerte grito y salió de él. Jesús interrumpe la protesta del hombre impidiendo, con una orden perentoria, que continúe cualquier forma de diálogo. En el enfrentamiento entre el hombre poseído por el espíritu inmundo y el hombre que posee el Espíritu de Dios, es éste el vence dor que libera al individuo. Se trata de una liberación que no tiene lugar sin sufrimiento. 13- «¿Por qué éste habla así? Está blasfemando» (Me 2,7). 14. Griego: phim otheti. Literalmente: «poner el bozal» (1 Tm 5,18).
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Tener que reconocer que la enseñanza religiosa a la que se lia pr p r e s t a d o u n a a d h esió es iónn i n cond co ndii c i o n a l no sólo sól o no p r o v ien ie n e de Dios, Dios , sino que aleja del Señor, es causa de una profunda laceración en el individuo. Me 1,27 Todos quedaron pasmados de tal manera que se pregun taban unos a otros: otros: «¿Qué «¿Qu é es es esto? ¡Una doctr do ctrina ina nuev nu eva,1 a,15 expues expu es ta con autoridad! Manda hasta a los espíritus inmundos y le obe decen». 28 Bien pronto su fama se extendió por todas partes, en toda la región de Galilea. La gente comprende que Dios no se manifiesta en las fórmulas catequéticas que les imponen los escribas sino en la acción libera dora de Jesús. Por esto la enseñanza de Jesús no es una nueva doc trina que se suma a la de los escribas, sino que es una enseñanza nuev a por la cualidad que procede de Dios, la auto calificada como nueva ri r i d a d que eclipsa todo lo que ha existido anteriormente. El efecto de esta enseñanza es que la gente queda liberada del espíritu inmundo, es decir, de la doctrina enseñada por los escribas que impedía conocer el verdadero rostro de Dios. Los presentes en la sinagoga distinguen en esta enseñanza nueva una capacidad de liberar que va más allá del caso presente. Donde había un hombre con un espíritu inmundo (singular), descubren una pos p osii b i l i d a d q u e se p u e d e n e x t e n d e r a t odos od os los d e m á s casos: casos: « M a n d a hasta a los espíritus inmundos» (plural), como se explícita en el ver sículo 39: «Y recorrió toda Galilea, predicando en sus sinagogas y expulsando los demonios». El evangelista asocia una vez más la sina di d ac h e k aine ai ne . En la lengua griega, el término «nuevo» se puede decir 15. Griego: did ka inos os,, que índica una cualidad infi dos maneras: neos, que indica sucesión en el tiempo, y kain nitam ente superior que elim ina la ante anteri rior: or: «Al decir nueva [griego: ka k a in e n ], declaró anti gua la primera; y lo antiguo y viejo está a punto de desaparecer» (Hb 8,13; 2 Co 3,6).
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tfoga con los demonios, poniendo en relación el lugar donde se ense ña la doctrina de los escribas con los espíritus inmundos. Al mismo tiempo, el evangelista vincula la predicación de Jesús con la expulsión de los demonios, subrayando cómo el mensaje de Jesús contiene una fuerza capaz de liberar de las ideologías más alie nantes y del fanatismo religioso. En el Evangelio de Marcos, el primer signo prodigioso realizado por J e s ú s es u n a acci ac ción ón de l ib ibee rac ra c ió iónn q u e se t o r n a p r o g r a m á t i c a de toda su actividad y que en los Hechos de los Apóstoles se resume en esta frase: «Cómo Dios a Jesús de Nazaret le ungió con el Espíritu Santo y con poder, y cómo él pasó haciendo el bien y curan do a todos los oprimidos por el diablo, porque Dios estaba con él» (Hch 10,38). Jesús no es e l Hijo de Dios (Me 1,32-34; 3,11-12) Me 1,32 Al atardecer, a la puesta del sol, le trajeron todos los enfer mos y endemoniados. 33 La ciudad entera estaba agolpada a la puerta. El entusiasmo de la gente que ha escuchado la enseñanza nueva de Jesús en la sinagoga (Me 1,27) no basta para liberarla de la sumi sión a la doctrina de los escribas. Por ello esperan a que se ponga el sol y, por tanto, termine el sábado, día en el que está prohibida toda activid acti vidad, ad,116 para acudir dond d ondee se encuent enc uentra ra Jesús Jesú s y llevarle llevarle a lo los enfermos y endemoniados. Por observar un tiempo considerado «san «s anto to»,1 »,177 retrasan el acercam acer camien iento to al al único «san «s anto to».1 ».188 1 6. Jr 17,2 1.27. 17. «Guardad el sábado, porque es sagrado para vosotros» (Ex 31,14; Ne 9,14). 18. 18. «Realizar curaciones, curaciones, sign os y prod igios por el nom bre de tu santo siervo siervo Jesús» (Hch 4,30).
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Los endemoniados son individuos poseídos por el espíritu inmundo , como el hombre de la sinagoga. Mientras que en éste la condición se ha manifestado sólo con ocasión del incidente con Jesús, la con dición de los endemoniados es evidente y conocida. Me 1,34 Jesús curó a muchos que se encontraban mal de diversas enfermedades y expulsó muchos demonios. Y no dejaba hablar a los demonios, pues le conocían. Al igual que ha hecho con el hombre en la sinagoga (Me 1,25), Jesús impide a los endemoniados hablar. Éstos intentan hasta el último momento arrastrar a Jesús para que se ponga de su parte, empujarlo para que sea el Mesías esperado por la tradición («le conocían»). Los endemoniados conocen al Mesías «hijo de David», pe p e ro no a Je J e s ú s «Ll «Llijijoo de Dios Di os». ». Su intento de seducción continuará aún a lo largo de toda la acti vidad de Jesús, como narra el evangelista en el capítulo 3,11-12. Me 3,11 Y los espíritus inmundos, al verle, se arrojaban a sus pies y gritaban: «Tú eres el Hijo de Dios». El episodio del enfrentamiento en la sinagoga de Cafarnaún entre Jesús y el hombre poseído por un espíritu inmundo terminó con el estupor de los presentes, porque Jesús «manda hasta a los espíritus inmundos» (1,27). Ahora se presenta la reacción de los «espíritus inmundos» fren te a la enseñanza de Jesús que se difunde ya por todas partes, entre las muchedumbres que acuden a él de cualquier lugar. El evangelista describe la respuesta de la gente enumerando siete territorios, judíos y paganos, para significar que es toda la humani dad la que acude a Jesús: «Le siguió una gran muchedumbre de Galilea. También de Judea, de Jerusalén, de Idumea, del otro lado del Jordán, de los alrededores de Tiro y Sidón, una gran muche dumbre, al oír lo que hacía, acudió a él» (Me 3,7-8).
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Los espíritus inmundos se dirigen a Jesús como «el Hijo de Dios», y es la única vez que en el Evangelio aparece esta formula ción con el artículo determinado. Mientras que el uso del artículo determinado sirve para indicar el personaje conocido y esperado por la tradición,19 el evangelista, para expresar la nueva realidad que se manifiesta en Jesús «I íijo de Dios», no emplea nunca el artículo determinado, como aparece al comienzo y al final de su Evangelio: «Comienzo del Evangelio de Jesús, el Cristo, IIijo de Dios» (Me 1,1); «Verdaderamente este hombre era Hijo de Dios» (Me 15,39). Estos espíritus inmundos son expresión de la enseñanza religiosa que tiene en el sumo sacerdote su representante más alto. Y será pre cisamente el sumo sacerdote quien se dirija a Jesús de la misma mane ra que se han dirigido a él los espíritus inmundos y los endemonia dos: «¿Eres tú el Cristo, el Hijo del [Dios] Bendito?» (Me 14,61).20 Me 3,12 Pero él les mandaba enérgicamente que no le descubrieran. Jesús no acepta ser reconocido como el Hijo de Dios tal como lo concebía la tradición. Su filiación divina no se manifestará a través de signos de poder estrepitosos, como corresponde a un ser divino,21 y tampoco quitando la vida a los adversarios, sino por medio de la entrega de su vida en la cruz. Sólo en el patíbulo, despojado de todo atributo de poder, Jesús será reconocido «Hijo de Dios» por un pagano que, viéndolo morir 19. El Salmo 110 es expresión de la filiación divina del Mesías, cuya misión es descri ta con términos sumamente macabros: «Sentencia a las naciones, amontona cadáveres, quebranta cabezas a lo ancho de la tierra» (Sal 110,6). 20. En su respuesta Jesús reivindica la plena cond ición divina («Yo soy» , Ex 3,1 4), no como «el Mesías», sino como «el Hijo del hombre» (Me 14,62). 21. «Y salieron los fariseos y comenzaron a discutir con él, pidiéndole un signo del cielo» (Me 8,1 1).
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«de esa manera, dijo: “Verdaderamente este hombre era Hijo di Dios’’» (Me 15,39). La legión inmunda (Me 5,1-20) La liberación del endemoniado de Gerasa es sin duda el episodio más pintoresco de todo el Evangelio de Marcos. La intención del evangelista no es simplemente contar un hecho sino transmitir un.i verdad mediante una narración enriquecida con numerosos elemen tos teológicos que hacen difícil cualquier reconstrucción histórica .n Así pues, Marcos presenta a los lectores de forma narrativa una ver dad teológica de fundamental importancia: la liberación de la escla vitud realizada por Yahvé con el pueblo de Israel23es continuada por Jesús, que la extiende también a los pueblos paganos. Me 5,1 Y llegaron al otro lado del mar, a la región de los gerasenos. Las indicaciones geográficas que ofrece el evangelista no son topográficas sino teológicas: en efecto, el mar no es un mar, sino el lago de Tiberíades, y la región de los gerasenos 24 está demasiado lejos del lago (unos 55 kilómetros) para permitir a una piara de puercos, aunque esté endemoniada, correr hacia el mar para ahogarse.2’ La expresión «al otro lado» es un término técnico con el que los evangelistas indican la tierra pagana situada en la otra orilla del lago de Tiberíades. 22. En el Evangelio de Mateo los protagonistas son dos endemoniados (Mt 8,28-34). 23. Ex 6,6; Dt 24,18. 24. La «región de los gerasenos» indica el territorio de Gerasa, ciudad pagana de la Decápolis (del griego: dek apolis , «diez ciudades»), confederación de ciudades griegas, todas ellas al este del lago de Galilea, excepto Escitópolis (Bet-Shean). En la enumeración de Plimo son: Damasco, Filadelfia, Rafana, Escitópolis, Gadara, Hippos, Dión, Pella, Gerasa y Kanatha (PLINIO, H is to ria n a tu ra l , 5,18). 25. Mateo ambienta el episodio en «la región de los gadarenos» (Mt 8,28), lugar más cercano al lago de Tiberíades.
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Me 5,2 Apenas saltó de la barca, vino a su encuentro, de entre los sepulcros, un hombre con espíritu inmundo. En el episodio anterior Jesús ha atravesado el lago en barca junto it los discípulos (Me 4,35-41). Ahora, aunque todos han llegado a la región («llegaron»), sólo Jesús baja de la barca y los discípulos no aparecen en todo el episodio. El evangelista estima que los discípu los no son aún capaces de afrontar el mundo pagano y por medio de un recurso narrativo los elimina de la escena. La primera vez que en Israel Jesús ha puesto el pie en una sina goga se ha enfrentado con un hombre poseído por un espíritu inmundo (Me 1,21-28). Igualmente, la primera vez que Jesús pisa en tierra pagana tropieza con un hombre poseído por un espíritu inmundo que vive en los sepulcros. Para el evangelista tanto la sina goga como los sepulcros son lugares de impureza. La expresión «hombre con espíritu inmundo» aparece en el Nuevo Testamento sólo en el Evangelio de Marcos en estos dos pasajes. Esto indica que el evangelista quiere unir temáticamente estos dos textos, como muestran también otros puntos de contacto entre los dos episodios. Me 1,23-24 Había precisamente en su sinagoga un hombre poseído por un espíritu inmundo, que se puso a gritar: «¿Qué tenemos nosotros contigo, Jesús de Nazaret? ¿Has venido a destruirnos? Sé quién eres tú: el Santo de Dios».
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Me 5,2.7 Vino a su encuentro, de entre los sepulcros, un hombre con espíritu inmundo y gritó con fuerte voz: «¿Qué tengo yo contigo, Jesús, Hijo de Dios Altísimo? Te conjuro por Dios que no me atormentes».
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La situación del hombre que sale al encuentro de Jesús es tal que por tres veces (completamente) se considera impuro al individuo: como pagano, endemoniado y habitante en los sepulcros, lugares considerados de máxima impureza por la religión judía (Nm
19,16).26 Me 5,3 Este moraba en los sepulcros y a quien nadie podía ya tener le atado ni siquiera con cadenas, 4 pues muchas veces le habían atado con grillos y cadenas, pero él había roto las cadenas y destrozado los grillos, y nadie podía domarlo. 5 Y siempre, noche y día, andaba entre los sepulcros y por los montes, dando gritos e hiriéndose con piedras. La descripción del poseído y del ambiente en el que vive es una clara referencia al mundo pagano, tal como se describe en el libro del profeta Isaías: «que habitan en tumbas y en antros hacen noche; que comen carne de cerdo [...], que dicen: "Quédate ahí, no te lle gues a mí”» (Is 65,4-5). El evangelista presenta a un hombre que ha estado «atado con grillos y cadenas» y al que ya no es posible «domar». Un individuo que se está destruyendo, ejerciendo violencia contra sí mismo, «hiriéndose con piedras», pero que al mismo tiempo busca una sal vación en la protección de las divinidades que, según la cultura de la época, residían en los montes.27 Para la comprensión de la identidad de este poseído son preciosas la indicación ofrecida por el evangelista «atado con grillos y cade nas» -término técnico para indicar los esclavos o los prisioneros de guerr a-28 y el verbo «domar», utilizado para los animales (St 3,7). 26. Jesús acusa a los fariseos de ser «sepulcros blanqueados» (Mt 23,27). 27 . Ex 3,12; D t 12,2; Jr 2,2 0; 3,6; Ez 6 ,13 . 28 . Je 16,21 ; 2 S 3,34 ; 2 R 25,7; 2 Cro 33,11 ; Sal 105 ,18; Jr 52 ,11 .
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Se trata de un individuo que no es considerado un ser humano y por ello es tratado como una bestia y reducido a una cautividad forzada. Los marginados y los violentos en el mundo pagano, en tiempos de Jesús, eran los esclavos. Trataban de rebelarse con la violencia contra la opresión de quienes los mantenían en la esclavitud. Pero el recurso a la violencia los conducía a una situación de autodestrucción, situándolos cada vez más en un ambiente de muerte («sepulcros»). Cuando el evangelista escribe, en el imperio romano no se ha bían apagado los ecos de la revuelta de los esclavos sucedida en el 73 a.C., dirigida por el gladiador Espartaco, esclavo de origen tracio. Contra Espartaco se movilizaron diez legiones bajo las órdenes de M. Licinio Craso, junto con Pompeyo. La revuelta fue sofocada dos años después (71 a.C.) con la muerte de Espartaco y de 5.000 esclavos en la batalla y la posterior crucifixión de 6.000 esclavos.2y Me 5,6 Al ver de lejos a Jesús, corrió y se postró ante él 7 y gritó con fuerte voz: «¿Qué tengo yo contigo, Jesús, Hijo de Dios Altísimo? Te conjuro por Dios que no me atormentes». 8 Es que él le había dicho: «Espíritu inmundo, sal de este hombre». 29 Respecto al problem a de la sum isión de los esclavos, en los Anales de TÁCITO se lee: «Mas, una vez que tenemos en nuestra servidumbre a naciones enteras con sus cultos diversos, con sus religiones extrañas o sin religión ninguna, a esa canalla no se la puede dominar sino por el miedo» (CORNEI.IO TÁCITO, Anale s , XIV, 44; traducción castellana de José L M oralejo, A vale s. Libros X I - X V I , Madrid, Grcdos, 1980, pág. 190). Coincidiendo con las primeras persecuciones contra los cristianos por parte de Nerón, se produjeron nue vos intentos de evasión por parte de los esclavos: «Por el mismo tiempo los gladiadores que intentaron una sublevación en la ciudad de Prcnestc fueron sometidos por el destaca mento militar que los tenía a su cargo, cuando ya el pueblo, que suele estar ansioso de cosas nuevas y es de natural cobarde, andaba hablando de Espartaco y de viejos desastres» (C ORN ELIO T á c i t o , A nale s , XV, 46; traducción castellana de José L. Moralejo, Ana les, ¡libros XI-XVI, op. cií., pág. 246).
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El evangelista presenta dos acciones distintas: en un primei momento el poseído corre hacia Jesús, atraído por aquel a quien ha reconocido como «Hijo de Dios Altísimo», expresión usada por los paganos para designar al Dios de Israel.30 Pero en un segundo momento lo rechaza porque se opone a la orden que ha dado Jesús al «espíritu inmundo» de salir del hombre. Éste teme que Jesús quie ra someterlo de nuevo a la condición de esclavitud y no quiere renunciar al «espíritu inmundo», gracias al cual ha logrado liberar se de «grillos y cadenas», aunque esta liberación a través de la vio lencia está destruyéndolo. Me 5,9 Y le preguntó: «¿Cuál es tu nombre?». Le contesta: «Mi nombre es Legión, porque somos muchos». 10 Y le suplicaba con insistencia que no los echara fuera de la región. Para ayudar al lector en la interpretación de este complejo epi sodio, el evangelista coloca como clave de lectura el nombre del espíritu inmundo: «Legión». Con este término, desconocido como nombre de demonios,31 se designaba tanto una unidad militar com puesta de unos 6.000 soldados, como el mismo ejército romano que ocupaba la región. «Legión» recuerda la brutal violencia de las tropas de ocupación. El hecho de que el anónimo poseído indique como espíritu inmun do la legión, quiere decir que su violencia no es más que una res puesta a la que ejercen contra él los ocupantes romanos. 30. Gn 14,18 -20; N m 24,16 ; Is 14,14. El Dios A ltís im o (hebreo: E l ’Eljott) era origi nalmente el título de una divinidad fenicia. 31. El espíritu inmundo no tiene un nombre propio, sino el nombre de una multitud, y se identifica con un sistema totalitario simbolizado por los soldados del ejercito romano (D. CF.RBELAUD, Le dia ble , Paris, Éd. de l’Atelier, 1997, pág. 92).
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El término legión se refiere al «espíritu inmundo»;32 el inciso «somos muchos» designa en griego a hombres33 y no a espíritus: el hombre representa una multitud de otros hombres sometidos por el mismo violento «espíritu in mund o»34. Me 5,11 Había allí una gran piara de puercos que pacían al pie del monte; 12 y le suplicaron: «Envíanos a los puercos para que entremos en ellos». Otro término clave útil para la comprensión del episodio es «puerco», el animal considerado impuro por excelencia; en el país de Israel no sólo se prohibía comer su carne, sino también criarlo.35 En tiempos de Jesús, con la figura del puerco se designaba a los romanos, como ocupantes de la tierra de Israel, representada en los Salmos como una «viña devastada por los jabalíes del bos que» (Sal 80,14). Además, como afrenta a los judíos, el estandarte de la Legión X Fretensis era precisamente un jabalí. El término «piara» indica la gran riqueza de los ocupantes, obte nida mediante la violenta sumisión de los pueblos a su poder. Los dominados, a su vez, reaccionaban con la violencia («espíritu inmundo»). El hecho de que los espíritus inmundos deseen entrar en los puercos pone en relación los dos términos. Me 5,13 Y se lo permitió. Entonces los espíritus inmundos salieron y entraron en los puercos, y la piara -unos dos mil—se arrojó al mar de lo alto del precipicio y se fueron ahogando en el mar. 32. En griego es neutro. 33- En griego es masculino. 34. J. M a t e o s , «Términos relacionados con “Legión" en M e 5 , 2 - 2 0 » , e n F gN t 2 (1988), págs. 211-215. 35. Lv 11,7; Dt 14,8. «No hay que criar cerdos en ningún lugar» ( B aba Q ., M., 7, 7).
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El espíritu inmundo que obligaba al hombre a vivir en el lugar de los muertos («sepulcros») regresa al mundo de la muerte («el mar»).'" «Ahogar en el mar» indica la destrucción total y definitiva (Mt 9,42), y es una expresión con la que Israel recordaba su liberación de la esclavitud de Egipto y la aniquilación en el mar Rojo del ejér cito del faraón.37 Pero la liberación del hombre implica la ruina del sistema opre sor que basaba su fortuna («piara») en la explotación del oprimido. El número de los puercos ahogados, «unos dos mil», aparece en el Antiguo Testamento para designar a los enemigos de Israel derro tados por los judíos.38 Me 5,14 Los porqueros huyeron y lo contaron por la ciudad y por las aldeas; y salió la gente a ver qué era lo que había ocurrido. 15 Llegan junto a Jesús y ven al endemoniado, al que había tenido la Legión, sentado, vestido39 y en su sano juicio, y se llenaron de temor. 16 Los que lo habían visto les contaron lo ocurrido al endemoniado y lo de los puercos. 17 Entonces comenzaron a rogarle que se alejara de su término. La alarma general indica que el interés («piara») era de toda la región («ciudad/aldeas»). No hay ninguna señal de alegría por parte de la gente que encuentra en su sano juicio al que había estado poseído por la «Legión», sino únicamente «temor», que se produ36. «Toda alma viviente murió en el mar [...].Y el mar devolvió los muertos que guar daba, la Muerte y el Hades devolvieron los muertos que guardaban» (Ap 16,3; 20,13). En la nueva creación el mar , símbolo de la muerte, desaparecerá: «el mar no existe ya» (Ap 2 1 , 1).
37. «Caballo y jinete arrojó en el mar» (Ex 15,1; Sal 78,53; Ha 3,15). 38. 1 M 9,49; 16,10. 39- El hincapié en que el hombre está ahora vestido es signo del pleno dominio que el individuo tiene sobre sí mismo.
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u* cuando sienten amenazado su propio capital por los efectos del mensaje de Jesús. La liberación y la restitución de la dignidad al individuo perjudica los intereses de toda la comunidad. Ironía del evangelista: si antes era el «espíritu inmundo» el que «suplicaba» a Jesús que no lo expulsara fuera de la región sino que lo enviara a los puercos, ahora son los habitantes del lugar, propie tarios de los cerdos, los que «suplican» a Jesús que se aleje. Esta petición los desenmascara y manifiesta que es de ellos de quienes procedía el «espíritu inmundo». Puesto que tienen que elegir entre el bien del hombre y su capi tal, no dudan en elegir este último. Entre el Dios que libera al hom bre y el dios dinero que lo esclaviza, prefieren adorar a este último. Me 5,18 Y al subir a la barca, el que había estado endemoniado le pedía estar con él. 19 Pero no se lo concedió, sino que le dijo: «Vete a tu casa, con los tuyos, y cuéntales lo que el Señor ha hecho contigo y que ha tenido compasión de ti». 20 Él se fue y empezó a proclamar por la Decápolis todo lo que Jesús había hecho con él, y todos quedaban maravillados. A Jesús, el liberador del hombre, le impiden que permanezca en tierra pagana, pero el liberado, «el que había estado endemoniado» será enviado por Jesús a anunciar «lo que el Señor ha hecho contigo». La misión del hombre se dirige a todos los que están aún bajo el dominio del espíritu inmundo y no a las gentes de la ciudad y las aldeas, que ya están al corriente de lo sucedido y han reaccionado negativamente (v. 14). El envío del hombre, el primer anunciador pagano del Evan gelio, prepara el camino al reconocimiento de Jesús como Señor en tierra pagana (Me 7,28). Efectivamente, mientras que Jesús envía a aquel que había tenido el espíritu inmundo a «anunciar lo que el
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Señor ha hecho contigo», éste va «a proclamar por la Decápolis todo lo que Jesús había hecho con él», reconociendo en la acción de Jesús la del Señor. El endemoniado ha sabido reconocer en la acción y en el mens.i je de Jesús lo que los escribas no querrán reconocer nunca, porque separan la acción de Jesús de la acción de Dios: «¿Por qué éste habí .1 así? Está blasfemando. ¿Quién puede perdonar pecados, sino Dios sólo?» (Me 2,7). Mientras que el endemoniado ha sido liberado del espíritu inmundo que lo dominaba, los escribas seguirán siendo víctimas y cómplices de él.
El demonio de la injusticia (Me 7,24-30) El evangelista ha colocado de manera estratégica este episodio entre la primera multiplicación de los panes en tierra de Israel (M( 6,30-44) y la segunda, en tierra pagana, «en pleno territorio de la Decápolis» (Me 7,31). Para poder anunciar el mensaje de Jesús también a los pueblos paganos, la primera comunidad cristiana tuvo que afrontar el obs táculo puesto por las barreras religioso-nacionalistas que eran ali mentadas por el judaismo. En el designio del Señor no existe un pueblo privilegiado con respecto a los otros, porque su amor se extiende a toda la humani dad: «Pondrá su morada entre ellos y ellos serán su pueblo y él, Dios-con-ellos, será su Dios» (Ap 21,3). Pero a los primeros cris tianos provenientes del mundo judío no les resultó fácil llegar a comprender que «Dios no hace acepción de personas, sino que en cualquier nación el que le teme y practica la justicia le es grato» (Hch 10,34-35), como demuestra la tenaz resistencia de Pedro a acoger la invitación por parte de Dios a dirigirse a la casa de un cen turión pagano (Ilch 10).
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Entre judíos y paganos había un muro insuperable hecho de pre juicios basados en las diferencias sociales, económicas y religiosas que por las dos partes desembocaban en el desprecio. Fue necesaria lu liberación aportada por Jesús para que de judíos y paganos se lograse hacer «uno [un solo pueblo], derribando el muro divisorio, la enemistad» (Ef 2,14). Para Jesús, los paganos no sólo no están excluidos del anuncio del reino de Dios, sino que son los primeros que lo reciben y lo acogen.'10 Mientras que en Nazaret los paisanos de Jesús no ven en él más que al «carpintero, el hijo de María y hermano de Santiago, José, Judas y Simón» (Me 6 , 3 ) , la mujer pagana, protagonista de este epi sodio, será el único personaje del Evangelio que se dirigirá a Jesús con el título de Señor. Me 7,24 Y partiendo de allí, se fue a la región de Tiro, y entrando en una casa quería que nadie lo supiese, pero no logró pasar inad vertido. Al indicar a sus discípulos la misión que tenían que desarrollar, Jesús los había invitado a superar las prescripciones religioso-alimen tarias por las cuales a un judío le estaba prohibido no sólo sentarse a la mesa con un pagano, sino también entrar en su casa: «le está prohi bido a un judío juntarse con un extranjero o entrar en su casa».41 En el discurso que precede a este episodio Jesús «declaraba puros todos los alimentos» (Me 7,19), anulando lo prescrito en el capítu lo 11 del libro del Levítico, donde se distingue los animales y los alimentos puros de los impuros,42 porque «lo que Dios ha purifica do» no puede el hombre «llamarlo profano» (Hch 10,15). 40. Mt 8,10-12. 41. Hch 10,28; Me 6,10. 42 . En 1 Tm 4 ,1 -3 la prohibición «y el uso de alimen tos que Dios creó para que los coman» es calificada como «doctrina diabólica».
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Eliminada esta barrera, se aparta el obstáculo que impedía a luí judíos entrar en contacto con los paganos, porque «Dios me lia mostrado que no hay que llamar profano o impuro a ningún horn bre» (Hch 10,28), y Jesús se dirige a Tiro y Sidón, región pagana por excelencia,45 para invitar también a los incircuncisos44 a la mesa de los hijos. La cita del nombre de la región sirve para recordar al lector un episodio muy conocido de la vida de Elias, narrado en el Libro pri mero de los Reyes, donde el profeta en esta tierra pagana resucita al hijo de una viuda (1 R 17,7-24). Es una acción benéfica de Dios hacia los paganos, pero que no fue ni comprendida ni aceptada en Israel a causa del prejuicio extremadamente nacionalista de los judíos.45 Me 7,25 Sino que, en seguida, habiendo oído hablar de él una mujer, cuya hija estaba poseída de un espíritu inmundo, vino y se postró a sus pies. 26 Esta mujer era griega, sirofenicia de nacimiento, y le rogaba que expulsara de su hija al demonio .46 La indicación de que la mujer era «griega» no sirve para subra yar su pertenencia geográfica, ya que en realidad era «sirofenicia», sino la condición social privilegiada de ésta.47 4 3 . Jr 4 7 , 4 ; M t 1 1 , 2 1 - 2 2 . 44. La circuncisión era el signo distintivo de la alianza de Israel con Dios (Gn 17,9-14). 45. «"Os digo de verdad: Muchas viudas había en Israel en los días de Elias [...] y a ninguna de ellas fue enviado Elias, sino a una mujer viuda de Sarepta de Sidón [...]. Al oír estas cosas, todos los de la sinagoga se llenaron de ira» (Le 4,25-28). 46. En el Evangelio de Marcos el termino demonio aparece en singular sólo en este epi sodio. En todos los demás casos aparece siempre en plural (Me 1,34.39; 3,15.22; 6,13; 9,38; 16,9.17). 47. La hija yace sobre una cam a [griego: klin e ] (Me 7,30), signo de un ambiente seño rial, y no sobre el ¡echo [griego kra ba tos] , típico de las casas modestas.
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Los «griegos» representaban la clase que estaba en el poder. Pero ni mismo tiempo, como paganos, eran considerados inferiores a los ludios, que se consideraban no sólo «hijos de Abrahán» (Jn 8,39), sino «hijos de Dios».4H La precisión de que la mujer era «griega», superflua para la com prensión del episodio, es una clave de lectura puesta por el evangeista para la comprensión de la narración y del carácter del demonio jue la madre pide sea expulsado. Me 7,27 Él le decía: «Espera que primero se sacien los hijos,49 pues no está bien tomar el pan de los hijos y echárselo a los perritos».’0 El perro, aunque no estaba contenido en el elenco de los ani males considerados inmundos (Lv 11), era considerado impuro y, como en el caso del cerdo, su crianza estaba prohibida en tierra de Israel.’1Por ello «perro» era un término muy despreciativo,’2con el que los judíos se referían a los paganos, considerados seres infe riores. Puede desconcertar la brutal reacción de Jesús ante una madre angustiada por la situación de su hija. Jesús no quiere negar el pan u los paganos «venidos de lejos» (Me 8,3) que, por el contrario, 48 . «Q ueridos [por D ios] son los israelitas, los cuales fueron llam ados "hijos de D ios ”; les dio una especial prueba de p red ilección al dar a conocer qu e fueron llam ados "hijos de Dios”» ( P .A b ., 3, 20). 49 El term ino grieg o tekna, del verbo tik to («parir») subraya la pertenencia al pueblo de Abrahán («Cuando Israel era niño, lo amé, y de Egipto llamé a mi hijo [griego: te k n a \» y Os 11. 1). 50. Griego: kynario is. El diminutivo de kyon («perro») es kyn td ia . El vocablo emplea do por Marcos no indica los perritos, sino los perros domésticos que viven en casa. 5 1. « N o hay qu e criar un perro a no ser que esté atado con un cadena » (Baba Q., M ., 7, 7). Tratar a uno «como un perro y un cuervo» significaba considerarlo como un palur do dam ha-'are s ), la categoría de personas excluidas del reino de Dios (Baba B., B., 8a; K el., B., 111b). 52. 1 S 17,43 ; 2 S 24 ,15 ; Elp 3,2.
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también son invitados a saciarse como los hijos de Israel,’3sino que presenta a la mujer el privilegio que los judíos tienen sobre los paganos de poder acceder al pan antes que éstos.54 La argumentación de Jesús quiere ser pedagógica y tiene el obje tivo de hacer comprender a la mujer la injusticia que se produce cuando algunos estiman que son superiores al resto de la gente ale gando derechos que no son reconocidos a todos. La situación privilegiada de la mujer griega dentro de la socie dad pagana es tan injusta como la pretendida superioridad de los judíos que se consideran destinados a ser dueños de los paganos: «Vendrán extranjeros y apacentarán vuestros rebaños, e hijos de extraños serán vuestros labradores y viñadores. [...] La riqueza de las naciones comeréis y en su gloria les sucederéis» (Is 61,5-6). La naturaleza del espíritu inmundo que aflige a la hija de la griega es la desigualdad dentro de la sociedad pagana representada aquí en la relación madre-hija. Me 7,28 Pero ella le respondió: «Sí, Señor; que también los perri tos comen bajo la mesa migajas de los niños».” M 29 Él, entonces, le dijo: «Por lo que has dicho, vete; el demonio ha salido de tu hija». 30 Volvió a su casa y encontró que la niña estaba echada en la cama y que el demonio se había ido. La respuesta de Jesús consigue el efecto esperado. 53. El uso en este versículo del termino pan (griego: arto s) y del verbo sacia r (griego: cb or tazo ), que aparece únicamente en la narración de la multiplicación de los panes tanto en tierra de Israel como en tierra pagana, muestra el vínculo entre estos episodios (Me 6,42; 8,4.8). 54. También Pablo sostenía que el evangelio era «fuerza de Dios para la salvación de todo el que cree: del judío primeramente y también del griego» (Rm 1,16). 55. Griego: paid io n.
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La mujer, al denunciar la injusticia en la relación entre los ju díos y los paganos, donde los hijos tienen derecho al pan mientras que los perros quedan excluidos, reconoce al mismo tiempo la in justicia existente dentro de su sociedad, donde ella, como griega, pertenece a la clase dominante que goza de aquellos privilegios de los que el pueblo («hija») se ve excluido. Mientras que Jesús ha hablado de hijos (v. 27), la mujer respon de usando el término «niños». La sustitución es significativa: con el término «hijos» se apelaba a la filiación de Abrahán (Sal 105,6) y era prerrogativa de una raza que se consideraba superior a las otras, mientras que el término «niños» indica una condición a la cual todos, judíos o paganos, pueden acceder.56 Ésta es la única curación narrada en el Evangelio de Marcos que no requiere la presencia física de Jesús. El demonio no es expulsado por Jesús, sino que desaparece una vez que la mujer griega recono ce la injusticia existente dentro de la sociedad pagana: la acogida del mensaje de Jesús es factor de liberación y de curación. El terreno está ya preparado para compartir los panes en tierra pagana (Me 8,1-10). El pan rechazado por los «hijos», los judíos, se convierte en alimento en comida para los «perros», los paganos que han acogido a Jesús y están ya preparados para reconocerlo como el «Señor». Los paganos no sólo no tendrán que contentarse con las migas de los hijos, sino que ocuparán su puesto en la mesa del reino.’7 La abundancia del pan será tan grande que, después que todos hayan comido y se hayan saciado, recogerán «de los trozos sobrantes siete espuertas» (Me 8,8). 56. «El que no reciba el Reino de Dios como niño \pa¡dion\, no entrará en él» (Me 10,15). 57. «Y os digo que vendrán muchos de oriente y occidente y se pondrán a la mesa con Abrahán, Isaac y Jacob en el reino de los Cielos, mientras que los hijos del Reino serán echados a las tinieblas de fuera; allí será el llanto y el rechinar de dientes» (Mt 8,11-12).
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Fe e incredulidad (Me 9,14-29) La primera vez que en el Evangelio de Marcos aparece un «honi bre con un espíritu inmundo», se indica que la causa de su impu reza es la adhesión a la doctrina de los escribas (Me 1,21-28). La última vez que en el mismo Evangelio se presenta una intervención de Jesús ante un espíritu inmundo, de nuevo éste está en relación con los escribas, responsables de endemoniar al pueblo. Me 9,14 Al llegar junto a los discípulos, vio a mucha gente que les rodeaba y a unos escribas que discutían con ellos.
Jesús ha tomado consigo a Pedro, Santiago y Juan y los ha lleva do a «un monte alto» donde «se transfiguró delante de ellos» (Me 9,2), demostrando a los discípulos que la muerte no destruye al hom bre, sino que permite que la vida se manifieste de una forma com pletamente nueva, inconmensurable.58 Durante la transfiguración se les aparecieron «Elias y Moisés, que conversaban con Jesús» (Me 9,4). Tras bajar del monte, Jesús encuentra a los otros discípulos enzarzados en una discusión con los escribas que apasiona a la muchedumbre. El objeto de la discusión es precisamente la obje ción planteada poco antes por Pedro, Santiago y Juan a Jesús acer ca de su muerte: «Y le preguntaban: “¿Por qué dicen los escribas que Elias debe venir primero?”» (Me 9,11). La espera del profeta Elias como anunciador del Mesías estaba ali mentada por la enseñanza de los escribas basada en algunos escritos proféticos (MI 3,23). El hecho de que los discípulos discutan con los escribas significa que, aun cuando tengan orientaciones y expectati vas diferentes, ambos comparten la misma ideología de un Mesías 58. «Se transfiguró delan te de ellos, y sus vestido s se volvieron resplan decientes, m blancos, tanto que ningún batanero en la tierra sería capaz de blanquearlos de ese modo» (Me 9,2-3).
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triunfador y violento animado por el mismo celo fanático de Elias, el profetas esperado para «restablecer todas las cosas» (Me 9,12). Me 9,15 Toda la gente, al verle, quedó sorprendida y corrieron a saludarle. 16 El les preguntó: «¿De qué discutís con ellos?». 17 Uno de entre la gente le respondió: «Maestro, te he traído a mi hijo que tiene un espíritu mudo. 18 Y, dondequiera que se apodera de él, le derriba, le hace echar espumarajos, rechinar de dientes y le deja rígido. Me dicho a tus discípulos que lo expulsaran, pero no han pod ido».59 Ante la pregunta de Jesús, los discípulos, tan locuaces con los escribas, enm udecen60 como el espíritu mudo que no han podido expulsar. En los versículos siguientes el evangelista esclarecerá que el espí ritu es mudo porque es también sordo (v. 25). A diferencia de los espíritus inmundos presentes en la sinagoga (Me 1,23-27) y en la región de los gerasenos (Me 5,2-20), que han buscado el diálogo, si bien en el nivel del conflicto con Jesús, éste es un espíritu mudo, es decir, tan arraigado en el individuo que no busca el enfrentamien to y ni siquiera pide ayuda. Me 9,19 Él les responde: «¡Oh generación incrédula!61 ¿Hasta cuán do estaré con vosotros? ¿Hasta cuándo habré de soportaros? ¡Traédmelo!». 59- El demonio es «el fuerte» (ho ischyros , Me 3,27) al que los discípulos no pueden expulsar porque son menos fuertes (ouk i schysan ). 60. También en Cafarnaún los discípulos serán incapaces de responder a la pregunta de Jesús: «¿De qué discutíais por el camino?». Su silencio se debe al hecho de que discutían entre sí sobre quién era el más importante (Me 9,33-34), demostrando que no habían com pren dido la enseñanza de Jesú s «ve nido para servir y no para ser servido» (Me 10,45), 61. Griego: apistos ; literalmente: «sin fe».
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El evangelista formu la el reproche de Jesú s seg ún el mo delo que se encuentra en el libro de los Proverbios atribuido a la Sabidurí.t de Dios: «La sabiduría grita por las calles: [...] "¿Hasta cuándo, inexpertos, am aréis la inexpe rie nci a”».62 Jesús había constituido el grupo de discípulos «para enviarlos ;i predicar [...] dándoles poder sobre los espíritus inmundos» (M( 3,14; 6,7). La capacidad dada por Jesú s a los discípulos de pe ndía de la predicación: es la fuerza del mensaje la que libera a las personas. La acusación de Jesús se dirige a todos los presentes (muche dumbre, escribas, discípulos, padre del poseído), pero apunta prin cipalmente a los discípulos, que han sido ya destinatarios de ante riores reproches63 y objeto de la exhortación a tener fe: «Tened fe en Dios. [...] Por eso os digo: todo cuanto pidáis en la oración, creed que ya lo habéis recibido y lo obtendréis» (Me 11,22.24). Me 9,20 Y se lo trajeron. Apenas el espíritu vio a Jesús, agitó vio lentamente al muchacho y, cayendo en tierra, se revolcaba echando espumarajos. 21 Entonces él preguntó a su padre: «¿Cuánto tiempo hace que le viene sucediendo esto?». Le dijo: «Desde niño. 22 Y muchas veces le ha arrojado al fuego y al agua para acabar con él; pero, si algo puedes, ayúdanos, compadécete de nosotros». El espíritu demuestra a Jesús el poder que tiene desde siempre sobre el muchacho. Desde el punto de vista médico, los síntomas descritos pueden correspo nde r a los de la epilep sia,64 pero al evan gelista no le in te re sa el cuadro clínico del muchacho, sino el aspecto teológico del epi sodio. 62. Pr 1,20-22; Dt 32,5. 63- «¿Por qué estáis con tanto miedo? ¿Cóm o no tenéis fe?» (Me 4,4 0) . «¿Es que tenéis la mente embotada? ¿Teniendo ojos no veis y teniendo oídos no oís?» (Me 8,17-18). 64. Convulsiones, caer en tierra, revolcarse, echar espumarajos.
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Los términos clave que pueden ayudar a la comprensión del pasaje son dos: el fuego y el agua , símbolos con los que se represen taba a Elias y Moisés, respectivamente, los personajes que aparecen con Jesús en el monte de la transfiguración (Me 9,4). Elias es el profeta que, animado por un celo violento, trata de realizar la purificación religiosa por medio de la supresión de los adversarios:65 «Entonce s surgió el profeta Elias com o un fuego, su palabra quem aba como antorcha. Él hizo venir sobre ellos el h a m bre, y con su celo los diezmó. Por la palabra del Señor cerró los cie los, e hizo tam bié n caer fuego tres veces».66 La imagen del agua es aplicada por la tradición a Moisés. C ua nd o es llevado ante la hija del faraón, que lo había encontrado en un cesto entre los juncos en la orilla del río, «ella lo llamó Moisés, diciendo: "Del agua lo he sacado"» (Ex 2,10). Y Moisés será el que salve a su pueblo con el prodigio de las aguas del mar Rojo cuando «las aguas se dividieron» (Ex 14,21). En la situación del muchacho el evangelista representa la condi ción desesperada del pueblo de Israel, en el cual la doctrina de los escribas alimentaba continuamente la esperanza en el «día de ven ganza de nuestro Dios» (Is 61,2), una liberación de los enemigos a través de la violencia, como la realizada por Elias y Moisés, recor dado en la Biblia por «el gran terror que puso por obra a los ojos de todo Israel» (Dt 34,12). Del mismo modo, en la figura del Padre se representa la esperanza suscitada en el pueblo por la alternativa de liberación propuesta por Jesús. 65. Elias es el autor de la matanza de los cuatrocientos cincuenta profetas de Baal, a los que degolló personalmente: «"Echad mano a los profetas de Baal, que no escape ni uno de ellos". Les echaron mano y Elias los hizo bajar al torrente de Quisón, y allí los degolló» (1 R 18,40). E hizo que Dios directamente consumiera por el fuego a otros cien hombres en dos grupos de cincuenta: «"Si efectivamente soy un hombre de Dios, descienda fuego del cielo y te consuma a ti y a tus cincuenta hombres”. Descendió fuego del ciclo, que lo devoró a el y a sus cincuenta hombres» (2 R 1,10-12).
66. Si 48,1-3 ; 1 R 19,10.14.
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S a t á n - E s p ír i t u I n m u n d o - D e m o n i o e n M a r c o s
Me 9,23 Jesús le dijo: «¡Qué es eso de si puedes! ¡Todo es posible para quien cree!». 24 Al instante gritó el padre del muchacho: «¡Creo, ayuda a mi poca fe!». A la falta de fe de los discípulos («generación incrédula», v. 19) se contrapone el deseo de salir de la incredulidad por parte del padre del muchacho («creo»). Me 9,25 Viendo Jesús que se agolpaba la gente, increpó al espíritu inmundo, diciéndole: «Espíritu sordo y mudo, yo te lo mando: sal de él y no entres más en él». 26 Y el espíritu salió dando gritos y agitándole con violencia. El muchacho quedó como muerto, hasta el punto de que muchos decí an que había muerto. 27 Pero Jesús, tomándole de la mano, le levantó y él se puso en pie. El espíritu inmundo, presentado al principio como «mudo» (v. 17) por el padre del muchacho, ahora es calificado también como «sordo» en la orden de Jesús, para indicar la causa de su total inca pacidad de comunicación y cerrazón: no puede hablar porque no puede oír. La liberación de Jesús es completa y definitiva porque está acompañada de la orden de «no entrar más en él». La acción de Jesús causa una gran decepción entre los presentes, que piensan que el muchacho está muerto. En el nivel teológico el evangelista quiere indicar que, si se ahoga la esperanza de liberación por medio de la fuerza, como hicie ron en el pasado Moisés y Elias, el pueblo cree que ya no tiene nin guna esperanza de vida. Por el contrario, para Jesús era justamente esta esperanza en una liberación violenta la que mantenía al pueblo en una condición de muerte de la que él lo resucita.
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¿Q u i é n E n d e m o n ia a Q u ié n ?
El evangelista subraya esta resurrección de un pueblo mu erto recor dando en la acción de Jesús la única resurrección presente en su Evangelio, la de la hija de Jairo, «uno de los jefes de la sinagoga»: Me 5,41-42 [Jesús,] tomando la mano de la niña, le dice: «Talitá kurn», que quiere decir: «Muchacha, a ti te digo, levántate»
Me 9,27 Pero Jesús, tomándole de la mano,
[egeire\.
le levantó
La muchacha se levantó
\egeiren\
\aneste\
y él se puso en pie
al instante.
[atieste].
En ambos casos Jesús toma de la mano a la persona y el evange lista utiliza el verbo «l evantar»,67 el mis mo em ple ado para indicar la resurrección de Jesús: «H a resucitado,68 no está aquí» (Me 16,6). Me 9,28 Cuando Jesús entró en casa, le preguntaban en privado sus discípulos: «¿Por qué nosotros no pudimos expulsarle?». 29 Les dijo: «Este gén ero 69 [BJ: ‘‘esta clase”] con nada puede ser arrojado sino con la oración ».70 67. Griego: egeiro. 68. Griego: egerte. 69- Griego: genos. 70. A la «oración» un copista añadió «y con el ayuno» (griego: nesteia) y esta fue la forma con la que esta frase de Jesús fue traducida en la Vulgata'. «nisi in oratione et ieiunio». Todo el versículo manipulado fue añadido a Mt 17,20, decretando el éxito del ayuno como factor de expulsión de los demonios. La invitación al ay uno fue añadida a la oración también en algunas versiones de la Primera carta a los Corintios 7,5: «No os neguéis el uno al otro sino de mutuo acuerdo, por cierto tiempo, para daros a l ayu no y a la oración».
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S a t á n - Es p ír i t u In m u n d o - D e m o n i o e n M a r c o s
En el Evangelio la expresión «en privado» se encuentra siempre en un contexto negativo de incomprensión o de hostilidad a Jesm y su enseñanza.71 Al emplear dos términos semejantes en la lengua griega, «gene ración» y «gé ne ro» ,72 el evangelista une te m át ic am en te la falta de fe de los discípulos y la raza de espíritus mudos y sordos que hay que expulsar. Aunque afirma que esta clase de espíritus sólo se puede expulsai con la oración, Jesús libera al muchacho sin orar. El evangelista quiere indicar que los discípulos deben obtener de Jesús la fuerza para liberar a los poseídos. Si los discípulos no logran expulsar a estos espíritus es porque comparten su ideología, pues identifican a Jesús con el Mesías «hijo de David», el rey que había inaugurado con la violencia el reino de Israel. Cuando los discípulos lleguen a reconocer, como el padre del muchacho, su falta de fe y pidan ayuda a Jesús, también ellos serán liberados y liberadores. El de m on io de la intolera nc ia (Me 9,38-40) En esta narración se presenta de nuevo la incomprensión de los discípulos frente al mensaje de Jesús. Jesús ha anunciado por segunda vez que su subida a Jerusalén no concluirá con un gran triunfo, sino que se realizará para ser «entre gado en manos de los hombres, que le matarán» (Me 9,31). El mensaje choca contra la torpeza de los discípulos que «no entendían lo que les decía y temían preguntarle» (Me 9,32). El motivo de su incomprensión se debe al hecho de que habían discu tido «entre sí quién era el mayor» (Me 9,34). 71. Me 4,34; 6,31.32; 7,33; 9,2; 13,3. 72. Griego: gema y genos.
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¿ Q u ié n E n d e m o n ia a Q u i é n ?
Y Jesús, por enésima vez, p acient eme nte, trata de hacerles co m prender que en la com unidad de sus discípulos no existen jerar quías basadas en la importancia, sino únicamente en el servicio hecho voluntariamente a los otros: «Si uno quiere ser el primero, sea el último de todos y el servidor de todos» (Me 9,35). Mientras uún está hablando, es interrumpido bruscamente por un discípulo, que con su intervención muestra una vez más no sólo la incom prensión de aquel a quien su maestro está enseñando, sino tam bién el desacuerdo sobre lo que Jesús está exponiendo. Me 9,38 Juan le dijo: «Maestro, hemos visto a uno que expulsaba demonios en tu nombre y no viene con nosotros y tratamos de imped írselo75 porqu e no venía con nosotros». Jesús es interrumpido por Juan, el discípulo que junto a su her mano Santiago pedirá al Señor poder ocupar los puestos de honor en el reino (Me 10,35-37), a pesar de que Jesús les había enseñado por tercera y última vez que iba a morir en Jerusalén (Me 10,32-34). En el Evangelio de Marcos, Juan es siempre nombrado junto a su herm an o Sa ntiago,74 excepto en esta ocasión en la que aparece solo. Mediante este artificio literario, el evangelista quiere crear un paralelismo con el otro famoso precedente de intolerancia presente en la Biblia, el del celo inoportuno de Josué. En el libro de los Números se lee que Yahvé tomó el espíritu que estaba sobre Moisés, lo infundió sobre los setenta ancianos y éstos profetizaron. Pero el espíritu se posó tam bién sobre Eldad y Medad, que no habían participado en la ceremonia de investidura para reci bir el espíritu. Sin demora, el celoso Josué «que estaba al servicio de Moisés desde su moceda d, tomó la palab ra y dijo: “Mi señor Moisés, 73. Griego: ekolyomen. 74. Me 1.19 29; 3,17; 5,37; 9,2; 10,35.41; 13,3; 14,33.
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S a t á n - Es p ír i t u In m u n d o - D e m o n i o e n M a r c o s
prohíbeselo”. Le respondió Moisés: “¿Es que estás tú celoso por m r ¡Ojalá que todo el pueblo de Yahvé profetizara porque Yahvé les daba su es pírit u!”» (N m 1 1,28-2 9).7’ Juan, junto con su hermano, ha sido calificado por Jesús como «hijo del trueno» (Me 3,17), es decir, rayo. Este sobrenombre alude al carácter extr em ad am en te despótic o y violento de este dis cíp ulo .’" Su intervención autoritaria e intolerante está motivada por el hecho de que el in div idu o qu e expulsa los dem onio s en el no mb re de Jesús no los sigue.7’ Por esto se lo ha impedido y ahora pide la aprobación de Jesús. En la denuncia de Juan no se afirma que aquella persona no sig¿i a Jesús, sino que se indica que no sigue a los discípulos («no vení;i con nosotros»). Para Juan es inconcebible que alguien fuera del grupo de los Doce realice acciones de liberación. Con refinada ironía el evangelista presenta una situación paradó jica: el anónimo individuo consigue liberar a las personas de los demonios, mientras que los discípulos, a los que Jesús había conferi do esta capacidad (Me 3 ,14-1 5), se mues tran incapaces de hacerlo.78 Me 9 ,39 Pero Jesús dijo: «N o se lo impidá is, pues no hay nadie que obre un milagro invocando mi nombre y que luego sea capaz de hablar mal de mí. 40 Pues el que no está contra nosotros, está por nosotros». 75. Marcos pone de manifiesto la afinidad entre los dos episodios porque emplea el mism o verbo impedir (griego: ko lyo ): «Mi señor Moisés, prohíbeselo [griego: ko/yson]» (N m 11,28); «tratamos de impedírselo [griego: eko/yornen]» (Me 9,38). 76. En el Evangelio de Lucas, Juan, junto a su hermano Santiago, pide a Jesús qu e prenda fuego a los habitantes de una aldea samaritana que no lo han acogido: «"Señor, ¿quieres que digamos que baje fuego del cielo y los consuma?”. Pero, volviéndose, les reprendió» (Le 9,54-55) 77. En algunas versiones, que tratan de atenuar la objeción importuna del discípulo, se lee: «porque no te sigue» (D lat). 78. «¿Por qué nosotros no pudimos expulsarle?» (Me 9,28).
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¿Q u i é n E n d e m o n ia a Q u ié n ?
El hecho de que el individuo no siga a los Doce o a los discípu los no significa que no siga a Jesús. Puede existir un seguimiento de Jesús que no se configure necesa riamente en el de los Doce. De hecho, el individuo actúa en el nom bre de Jesús, es decir, plenamente identificado con el Señor (Me 9,37). El evangelista estigmatiza severamente la tendencia expresada por Juan de formar parte de una élite de personas privilegiadas por su particular relación con Jesús. El Señor reconoce como suyos a todos aquellos que desean el bien de los hombres y trabajan por liberarlos de todo lo que les impide recibir la plenitud de vida a la que son llamados. El último diablo Mientras que el satán desaparece en el Evangelio de Marcos en el 8,33, la última mención de demonio se encuentra en 9,38. El Evangelio de Marcos termina en el capítulo 16 con el anuncio de la resurrección de Jesús a las mujeres, que «no dijeron nada a nadie porque tenían mie do» (Me 16,8).7VA las primeras comunidades cristianas les resultó inadmisible que el Evangelio de Marcos terminase con el mero anuncio de la resurrección de Jesús, sin las pruebas de las apariciones. Por ello se añadieron tres finales diversos, con vocabulario, estilo y teología completamente diferentes de los del evangelista. En dos de estos finales añadidos se menciona de nuevo a los demonios y al satán. En la versión añadida normalmente al texto evangélico (vv. 9 -2 0) ,H0Jesús dice a los once: «Estos son 79 Este final del Ev angelio de Marcos se encuentra en los códices Vaticatms y Sinaiticus, del siglo IV.
80. Llamado «final largo». En la versión breve se lee: «Ellas refirieron bre vem ente los compañeros de Pedro lo que se les había anunciado. Luego, el mismo Jesús hizo que ellos llevaran, desde el oriente hasta el poniente, el mensaje sagrado e incorruptible de la salvación eterna».
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S a t á n - E s p ír i t u I n m u n d o - D e m o n i o e n M a r c o s
los signos que acompañarán a los que crean: en mi nombre expulsarán demonios, hablarán en lenguas nuevas» (Me 16, 17). En la otra versión aparece de nuevo el satán, sobre el cual los discípulos tratan de descargar la responsabilidad de su fra caso en la evangelización: «Y éstos alegaron en su defensa: Este siglo de iniquidad y de incredulidad está bajo el domi nio del satán, que no deja que lo que está bajo el yugo de los espíritus impuros reciba la verdad y el poder de Dios; mani fiesta, pues, ya desde ahora tu justicia. Esto es lo que decían a Cristo y Cristo les respondió: “El término de los años del poder del satán se ha cum plido, pero otras cosas terribles se acercan. Y yo he sido entregado a la muerte por los que peca ron, para que se conviertan a la verdad y no pequen más, a fin de que hereden la gloria espiritual e incorruptible de justicia que está en el cielo’’».81
81. Códice W
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EPÍLOGO ¿ Y LAS
BRUJAS? A LA HOGUERA
Los efectos negativos de la creencia en los demonios y en los dia blos superaron sobremanera a los positivos. Baste pensar en la con vicción, apoyada en pruebas buscadas en la Biblia, de la existencia de las brujas , o mujeres maléficas que tenían comercio carnal con el demonio: «U na m ujer mala por naturaleza, que está más dispuesta a dudar de la fe,1está igualmente dispuesta a renegar de ella, y ésta es la característica fundamental de las brujas».2 Hasta un gran teólogo como Tomás de Aquino creía en la posi bilidad del pacto con el diablo y en las relaciones sexuales entre los demonios y las mujeres.5 La posición de la Iglesia con respecto a las brujas fue contradic toria. Si con la bula A d e x tirp a n d a , del 15 de mayo de 1252, el papa 1. Para argumentar la poca fe de las mujeres se recurría a una etimología macarrónica: «Femina viene de "fe” y "menos", porque tiene siempre menos fe y la conserva menos» (H. K R A M E R y J. S P R E N G E R , quest. VI, 90 [traducción castellana: M a rtil lo de bruja s , Madrid, Quatto Ediciones, 1976]). 2. H. K r á m e r y J. S p r e n g e r , op. cit ., quest. VI, 91 3. T o m á s d e A q u i n o , Sum. Theol., lia. Ilae. 96.2.
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J esús y Belcebú
Inocencio iv autorizó el uso de la tortura en el proceso eclesiástit o a las brujas,-1su sucesor Alejandro IV, en 1527, invitaba a los inqui sidores a ocuparse de otras cuestiones y no de las brujas. Pero las bases para la trágica matanza de mujeres por obra de lu Iglesia estaban ya puestas, y bajo el papa Gregorio X , en 1275, en Tolosa, el inquisidor Hugo de Banyol hizo quemar a la primeru bruja en la hoguera observando lo que se manda en la Biblia, que en el libro del Éxodo afirma terminantemente: «No dejarás con vida a la bruja» (Ex 22,17; Lv 20,6.27). La muerte en la hoguera se aplicaba por una interpretación lite ral de la expresión de Jesús: «Si alguno no permanece en mí, es arrojado fuera, como el sarmiento, y se seca; luego los recogen, los echan al fuego y arden» (Jn 15,6). Con la bula Summis desicleratites affectibus, promulgada por el p a p a Inocencio v i i i 5 el 5 de diciembre de 1484, se produjo el m o m e n t o de máxima propagación de la caza de brujas, torturadas, masacradas y quemadas con todas las bendiciones pontificias.6 Si no hubiese sido fuente de una enorme tragedia, la lectura del delirante documento pontificio, con el que se autoriza la matanza de las brujas, sería divertida: «Muchos individuos de ambos sexos tienen relaciones mal vadas con los demonios íncubos y súcubos. Con sus encanta 4. Había qu e considerar que la bruja era inocen te sólo cuan do resistía a todos los t mentos.
5 Giovanni Battista Cib o, hom bre mediocre y de escasa inteligenc ia («corto íud icio» ) llegó al papado gracias a las intrigas de su protector, el poderosísimo Giuliano della Roverc. Si la santidad de este Santo Padre es dudosa, su paternidad es segura y está docu mentada: tuvo numerosos hijos ilegítimos y reconoció a un par de ellos (Franceschctto y Tcodorina); en enero de 1488 celebró en el Vaticano las bodas de su hijo Franceschctto con Maddalcna de’ Medici. 6. En la lucha contra las brujas se asociaron tam bién los grand es reformadores del cr tianismo, como Lutcro y Calvino.
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E p í l o g o : ¿ Y l a s B r u ja s ? A i.a H o g u e r a
mientos, sus seducciones, conjuros y otras supersticiones sacri legas, con excesos, crímenes y delitos de sortilegios, hacen que se debiliten y mueran muchachos, animales pequeños, cose chas, uvas, frutas, hombres, mujeres, rebaños, ganados y otros animales, viñas, verduras, prados, pastos, semillas, trigo y otros productos de la tierra. Con indecibles sufrimientos tanto internos como externos ejercen su maléfico influjo y atormen tan a hombres y mujeres, bestias de carga, rebaños, ganados y otros animales. Impiden la procreación de los hijos».7 En el origen del trágico documento pontificio hubo dos inquisi dores do m in ic os / que tres años después publicaron el Malleus male ficarum (Martillo de brujas ), una mezcla m ortífera de miso gin ia,9 sexofobia10 y supersti cio ne s,11 que se hacía pasar dol osa me nte por tratado teológico. Este manual, obra de los inquisidores, que enseñaba con autori dad cómo, cuánto y dónde torturar a las mujeres sospechosas de brujería, fue el horrendo best-seller en la Iglesia durante dos siglos, con treinta y cuatro ediciones hasta 1669 y un total de treinta y cinco mil copias. A juicio de los inquisidores, era evidente que la brujería era obra de mujeres, y no de hombres «y, por consiguiente, hay que llamar 7. Citado en R. A u b e n a s y R. RlCARD, L a C husa e il rinascim ento, en Storia delta Chiesa XV, Tormo, S.A.I.E., 1963, pág. 506.
8. Heinrich Krámer (Institor) y Jakob Sprenger. 9. En su obra destaca el desprecio con el que los dos inquisidores hablan de sus vícti mas, definidas lacónicamente como «aquellas mujeres insignificantes que han sido que madas» (H. K r á m e r y J. S p r e n g e r , op. cit., quest. II, 48). 10. «Con la lujuria de la carne ellos [los demonios! dominan con fuerza a los hombres: pues la sede de la lujuria en los hombres está en los riñones, de los que baja el semen, mien tras que en las mujeres está en el ombligo» (H. K r á m e r y J. SPRENGER, op. cit., quest. III, 58). 11. «Como se deduce de la experiencia, un olivo plantado por una meretriz no da fru tos; sin embargo, los da si lo planta una mujer casta» (I I. KRÁMER y J. SPRENGER, op. cit., quest. II, 51; V, 75).
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J esús y Belcebú
a esta herejía, no “de los brujos”, sino “de las brujas”, para que la denominación resulte aún más justificada. Sea bendito el Altísimo que hasta ahora ha preservado al sexo masculino de una plaga tan grande. Porque quiso nacer y sufrir por nosotros en este sexo y por eso lo ha priv ilegi ad o». 12 Sólo en Como, el primer año después de la publicación de la bula de Inocencio viii, el inquisidor «mandó a la hoguera a cuarenta y una b ru ja s». 13 Es difícil calcular el número de víctimas de esta funesta supers tición, pero los cálculos acerca de cuántas mujeres fueron asesinadas por presunta brujería van desde un m ínim o de cien mil a un máxi mo de dos m ill on es .14 Injertada en el corazón mismo de la Iglesia, la devastadora cre encia en las brujas y en sus maleficios fue causa de purgas internas. Juan XXII,” papa tan supersticioso que llevaba siempre consigo un pan en el que había clavado un cuchillo de plata, considerado a m u leto infalible contra la brujería, hizo condenar en la hoguera, en el año 1318, incluso al obisp o de su ciudad na tal,16con la acusación de 12. H. K r a m e r y J. S P R E N G E R , op. cit., quest. VI, 95. Alrededor del 80 % de las víc timas de la caza de brujas fueron mujeres. 13. H. K r a m e r y J. S p r e n g e r , op. a / . , quest. XI, 127. 14. Con verdadera pena hablan los dos autores del M a rti /lo de br ujas de una vieja que escapó de su furor: «Confieso que, debido a que no se nos ha dado la facultad de vengar nos e investigar contra ella, aún está viva» (H. K R Á M E R y J. S P R E N G E R , op. cit ., quest. VII, 102). A su juicio, las bru jas debían ser eliminadas sin piedad: «Aun cuando hagan peni tencia y vuelvan a la fe, no deben ser sometidas a cadena perpetua como los otros herejes, sino que deben ser castigadas con el extremo suplicio» (H. K R Á M E R y J. S P R E N G E R , op. cit., quest. XIV, 146). 15 Al papa, qu e condenó com o herética la doctrina de la pobreza perfecta de Cristo (en la bula Cum ínter nonnullos, del 12 de noviembre de 1323), no le importó dejar en la miseria a las iglesias con tal de enriquecer su corte, hasta tal punto que mereció el título de «Midas de Aviñón». 16. H ug o Géraud, obispo de Cahors (Francia).
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E p í l o g o : ¿ Y la s B r u j a s ? A l a H o g u e r a
que había atentado contra su vida por medio de encantamientos sobre figuras de cera. Fue necesario esperar hasta 1682, año en que el rey Luis XI v de Francia emitió una ordenanza gracias a la cual se prescribía el final de la persecución con tra las brujas en su reino. Desd e aquel m o m en to la caza de brujas experimentó una clara reducción. Una de las últimas matanzas de mujeres acusadas de brujería tuvo lugar en los Estados Unidos, en la pequeña ciudad de Salem (Massachusetts), donde en 1692 fueron asesinadas veinte mujeres: como pensaban que la hoguera era demasiado católica, en esta peque ña ciudad protestante las mujeres fueron ahorcadas y lapidadas. Todavía en 1781 ardió en la hoguera una mujer en Sevilla y el año siguiente en Glarus (Suiza). La última ejecución oficialmente conocida tuvo lugar en 1793, en Posnania (Polonia).
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TABLAS Tabla I DIABLO Y SATÁN EN LOS EVANGELIOS DIABLO
SATÁN
Mateo 4,1.5.8.11: Tentaciones 13,39: Parábola de la cizaña 25,41: Parábola del juicio
Mateo 4,10: Tentaciones 12,26: Controversia con los fariseos 16,23: Pedro Marcos I,13: Tentaciones 3,23-26: Controversia con los fariseos 4,15: Parábola del sembrador 8,33: Pedro
Lucas 4,2.3.6.13: Tentaciones 8,12: Parábola del sembrador
Lucas 10,18: Cae del cielo II,18: Controversia (Belcebú) 13,16: Mujer encorvada 22,3: Judas 22,31: Tienta a los discípulos Juan 13,27: Judas
Juan 6,70: Judas 8,44: Judíos 13,2: Ju da s
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T a b i . a II
Tabla II SATÁN EN EL NUEVO TESTAMENTO Hechos 5,3 Pedro le dijo: «Ananfas, ¿cómo es que sa tán se adueñó de tu corazón para mentir al Espíritu Santo y quedarte con parte del precio del campo?». 26,18 Para que les abras los ojos; para que se conviertan de las tinie blas a la luz, y del poder de satán a Dios. Carta a los Romanos 16,20 Y el Dios de la paz aplastará bien pronto a satán bajo vues tros pies. Primera carta a los Corintios 5.5 Sea entregado ese individuo a satán para mortificar su sensuali dad, a fin de que el espíritu se salve en el Día del Señor. 7.5 No os neguéis el uno al otro sino de mutuo acuerdo, por cierto tiempo, para daros a la oración; luego, volved a estar juntos, para que satán no os tiente por vuestra incontinencia. S e g u n d a c a r t a a l os C o r i n t i o s 2,11 Para no ser engañados por satán , pues no ignoramos sus pro pósitos. 11,14 Nada tiene de extraño: que el mismo satán se disfraza de ángel de luz. 12,7 Y por eso, para que no me engría con la sublimidad de esas revelaciones, me fue dado un aguijón a mi carne, un ángel de satán que me abofetea para que no me engría.
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J esús y Belcebú
Primera carta a los Tesalonicenses 2,18 Por eso quisi mo s ir a vosotros —yo mis mo, Pablo, lo intenteuna y otra vez-, pero sat án nos lo impidió.
T a b l a II
20,2 Dominó al Dragón, la serpiente antigua -que es el diablo y sa tá n - y lo encadenó por mil años. 20,7 Cuando se terminen los mil años, será satán soltado de su pri sión.
Segunda carta a los Tesalonicenses 2.9 La venida del Impío estará señalada por el influjo de sa tá n , con toda clase de milagros, signos, prodigios engañosos. Primera carta a Timoteo 1,20 Entre éstos están Himeneo y Alejandro, a quienes entregué a sat án para que aprendiesen a no blasfemar. 5,15 Pues ya algunas se han extraviado yendo en pos de sat án. Apocalipsis 2.9 Conozco t u tr ibu laci ón y tu pobre za —aun que eres rico—y las calumnias de los que se llaman judíos sin serlo y son en realidad una sinagoga de satán . 2,13 Sé dónde vives: donde está el trono de sat án . Eres fiel a mi nombre y no has renegado de mi fe, ni siquiera en los días de Antipas, mi testigo fiel, que fue muerto entre vosotros, ahí donde habita sat án. 2,24 Pero a vosotros, a los demás de Tiatira, que no compartís esa doctrina, que no conocéis «las profundidades de sa tá n », como ellos dicen, os digo: No os impongo ninguna otra carga. 3.9 Mira que te voy a entregar algunos de la Sinagoga de sa tá n , de los que se proclaman judíos y no lo son, sino que mienten. 12.9 Y fue arrojado el gran Dragón, la Serpiente antigua,1el lla mado diablo y sa tá n , el seductor del mundo entero; fue arrojado a la tierra y sus ángeles fueron arrojados con él. 1. En los Evangelios no aparece ninguna relación entre el diablo y la serpiente, animal que Jesús pone como ejemplo de prudencia («Sed prudentes como las serpientes», Mt
10,16), pese a que es considerado portador de muerte. Es en los primeros siglos del cris tianismo cuando la serpiente, protagonista en el libro del Génesis como animal tentador (Gn 3), es identificada con el sa tá n , basándose también en la errónea etimología de Justino, que afirma: «Sata en la lengua de hebreos y sirios vale tanto como "apóstata", y ñas, en hebreo, quiere decir "serpiente". De ambos nombres se compone el de Satanás» (Diálog o con ’i rif ón , 103, 5, en Daniel Ruiz Bueno [ed ], Pa dre s apo log ista s g riego s, Madrid, BAC, 1954, pág.
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J esús y Belcebú
Tabla III D I A B L O E N EL N U E V O T E S T A M E N T O Ilechos 10,38 Cómo Dios a Jesús de Nazaret le ungió con el Espíritu Sanio y con poder, y cómo él pasó haciendo el bien y curando a todos los oprimidos por el dia blo , porque Dios estaba con él. 13,10 «Tú, repleto de todo engaño y de toda maldad, hijo del d ia blo , enemigo de toda justicia, ¿no dejarás ya de torcer los r e c t o s caminos del Señor?». Efesios 4,27 Y no deis ocasión al diablo. 6.11 Revestios de las armas de Dios para poder resistir a las ase chanzas del diablo. Prim era carta a Timo teo 3,6-7 Que no sea neófito, no sea que, llevado por la soberbia, caiga en la misma condenación del diablo. Es necesario también que tenga buena fama entre los de fuera, para que no caiga en descré dito y en las redes del diablo. 3.11 Las mujeres igualmente deben ser dignas, no diabólicas,‘ sobrias, fieles en todo. Segunda carta a Timoteo 2,26 Que vuelvan al buen sentido, librándose de los lazos del d ia blo,, que los tiene cautivos, rendidos a su voluntad. 1. Griego: diabolous [calumniadoras].
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T a b l a II I
3.3 Desnaturalizados, implacables, diabólicos ,2 disolutos, despiada dos, enemigos del bien. Carta a Tito 2.3 Que las ancianas asimismo sean en su porte cual conviene a los santos: no diabólicas5ni esclavas de mucho vino. Carta a los Hebreos 2,14 Por tanto, como los hijos comparten la sangre y la carne, así también compartió él las mismas, para reducir a la impotencia mediante su muerte al que tenía el dominio sobre la muerte, es decir, al diablo. Carta de Santiago 4.7 Someteos, pues, a Dios; resistid al diablo y él huirá de vosotros. P r i m e r a c a rt a d e P e d r o 5.8 Sed sobrios y velad. Vuestro adversario, el dia blo , ronda como león rugiente, buscando a quién devorar. Prime ra carta de Ju an 3.8 Quien comete el pecado es del dia blo , porque el diablo peca desde el principio. El Hijo de Dios se manifestó para deshacer las obras del diablo. 3,10 En esto se reconocen los hijos de Dios y los hijos del dia blo : todo el que no obra la justicia no es de Dios, y quien no ama a su hermano, tampoco.
2. Griego: diabolo t [calumniadores]. 3. Griego: dtab olou s [calumniadoras].
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J esús y Belcebú
Carta cié Judas 9 En cambio el arcángel Miguel, cuando altercaba con el diablo dis putándose el cuerpo de Moisés, no se atrevió a pronunciar contm él juicio injurioso, sino que dijo: «Que te castigue el Señor». Apocalipsis 2,10 No temas por lo que vas a sufrir: el diablo va a meter a algu nos de vosotros en la cárcel para que seáis tentados, y sufriréis una tribulación de diez días. Manténte fiel hasta la muerte y te daré la corona de la vida. 12.9 El gran Dragón, la Serpiente antigua, el llamado diablo y satán , el seductor del mundo entero; fue arrojado a la tierra y sus ángeles fueron arrojados con él. 12,12 Por eso, regocijaos, cielos y los que en ellos habitáis. ¡Ay de la tierra y del mar! porque el diablo ha bajado a vosotros con gran furor, sabiendo que le queda poco tiempo. 20,2 D om in ó al Drag ón , la serp iente a ntig ua —qu e es el diablo y satán— y lo encadenó por mil años. 20.10 Y el dia blo , su seductor, fue arrojado al lago de fuego y azu fre, donde están también la Bestia y el falso profeta, y serán ator mentados día y noche por los siglos de los siglos.
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T a b l a IV
Tabla IV D E M O N I O Y E N D E M O N I A D O E N LOS E V AN G EL IO S ENDEMONIADO
DEMONIO
Mateo 7,22: Falsos discípulos 9,33-34: Príncipe de los demonios 10,8: Expulsar demonios 11,18: Juan el Bautista 12,24.27.28: Belcebú 17,18: Epiléptico
4,24: Curaciones 8,16: Curaciones 8,28.33: Gadarenos 9,32: Mudo 12,22: Ciego y mudo 15,22: Hija de una cananea
Marcos 1,32: Curaciones 5,15.16.18: Gerasenos
1,34.39: Curaciones 3,15.22: Poder de expulsar 6,13: Curaciones 7,26.29-30: Hija de una griega 9,38: Exorcista [16,9.17]
179
r
J esús y Belcebú
Lucas 8,36: Gerasenos
4,33-35: H om br e en la sinagoga 4,41: Curaciones 7,33: Juan el Bautista 8,2: María Magdalena 8,27.29.30.33.35.38: Gerasenos 9,1: Poder sobre los demonios 9,42: Epiléptico 9,49: Exorcista 10,17: Se someten 11,14: Mudo 11,15.18.19.20: Belcebú 13,32: Jesús los expulsa Juan
10,21: Jesús
7,20: Jesús 8,48.49.52: Jesús 10,20.21: Jesús
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Tabla V
Tabla V D E M O N I O S E N EL N U E V O T E S T A M E N T O Hechos
17,18 Trababan también conversación con él algunos filósofos epi cúreos y estoicos. Unos decían: «¿Qué querrá decir este charla tán?». Y otros: «Parece ser un predicador de demonios extranjeros». Porque anunciaba a Jesús y la resurrección. Primera carta a los Corintios
10,20-21 Pero si lo que inmolan los gentiles, ¡lo inmolan a los demonios y no a Dios! Y yo no quiero que entréis en comunión con los demonios. No podéis beber de la copa del Señor y de la copa de los demonios. No podéis participar de la mesa del Señor y de la mesa de los demonios. Primera carta a Timoteo
4,1 En los últimos tiempos algunos apostatarán de la fe entregán dose a espíritus engañadores y a doctrinas de demonios. Carta de Santiago
2.19 ¿Tú crees que hay un solo Dios? Haces bien. También los demonios creen y tiemblan. Apocalipsis
9.20 Los demás hombres [...] no dejaron de adorar a los demonios. 16,14 Son espíritus de demonios, que realizan signos. 18,2 «¡Cayó, cayó la gra n Babilonia! Se ha convertido en m orad a de demonios ».
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J esús y Be l c e b ú
Tabla VI ESPÍRITU INMUNDO
EN LOS EVANGELIOS Mateo 10,1 12,43
M arco s 1,23.26.27 5,2.8.13 6,7 7,25 8,11.30 9,25
Lucas 4,33 .36 6,18 8,29 9,42 11,24
Juan
E N EL N U E V O T E S T A M E N T O Hechos
5,16 También acudía la multitud de las ciudades vecinas a Jerusalén trayendo enfermos y atormentados por espíritus inmundos; y todos se curaban. 8,7 Pues de muchos posesos salían los espíritus inmundos dando gran des voces, y muchos paralíticos y cojos quedaron curados. Apocalipsis
16,13 Y vi que de la boca del Dragón, de la boca de la Bestia y de la boca del falso profeta, salían tres espíritus inmundos como ranas. 18,2 «\Cayó, cayó la gran Babilonia ! Se ha co nv ertido en morada de demonios, en guarida de toda clase de espíritus in?nundos».
T a b l a V II
Tabla VII ESPÍRITU MALO
EN EL NUEVO TESTAMENTO Lucas
7,21 En aquel momento curó a muchos de sus enfermedades y dolencias y de malos espíritus, y dio vista a muchos ciegos. 8,1-2 Le acompañaban los Doce, y algunas mujeres que habían sido curadas de espíritus malignos y enfermedades. Hechos
19,11-16 Dios obraba por medio de Pablo milagros no comunes, de forma que bastaba aplicar a los enfermos los pañuelos o mandiles que había usado y se alejaban de ellos las enfermedades y salían los espíritus malos. Algunos exorcistas judíos ambulantes intentaron también invocar el nombre del Señor Jesús sobre los que tenían espíritus malos, y decían: «Os conjuro por Jesús a quien predica Pablo». Eran siete hijos de un tal Esceva, sumo sacerdote judío, los que hacían esto. Pero el espíritu malo les respondió: «A Jesús le conozco y sé quién es Pablo; pero vosotros, ¿quiénes sois?». Y arrojándose sobre ellos el hombre poseído del m al espíritu , domi nó a unos y otros y pudo con ellos de forma que tuvieron que huir de aquella casa desnudos y cubiertos de heridas.
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ÍNDICE DE TEXTOS BÍBLICOS A N T I G U O T E S TA M E N TO Génesis 1,26-29: 115 1,27: 80 2,19-20: 115 2,21: 36 2,22: 80 3: 115, 174 3,1-4: 31 5,3: 80 6,1-4: 75 6,7: 22 14,18-20: 146 16,10-13: 33 17,9-14: 152 17,12: 81 22,10-18: 33 37,32-34: 42 39,7: 45 49,1-28: 122
1 2 , 1 2. 2 3 . 2 7 . 2 9: 2 9 12,29: 29 12,23: 29 14,21: 159 15,1: 148 15,19-22: 112 22,17: 168 25,10-21: 71 31,14: 139 L e v ít i c o 11: 90, 153 11,6: 90 11,7: 147 12: 93 15,16-18: 93 16,10.22: 64 17,7: 69 19,31: 73 20,6.27: 73, 168 24,16: 121 27,29: 22
Éxodo 2,10: 159 3,2: 186 3,12: 144 3,14: 141 4 ,2 1 -2 3 : 18 4,24: 26 4,25-26: 26 6,6: 142 11,4: 29 11,4-5: 28
N ú m e r o s 1,1: 31 11,16-17: 134 11,28: 164 11,28-29: 164 13,33: 75 14,33.34: 113 15,30-31: 121 17,12-13: 27
191
J esús y Belcebú
19,11: 93 19,16: 144 20,18-21: 43 22,4-6: 34 22,22.32: 34 24,16: 146 33,38: 113 Deuteronomio 1,3: 113 2,7: 113 4,19: 57 4,44: 134 6,4: 69 8,2: 114 9,2: 75 12,2: 144 13,14: 45 14,8: 147 18,10-14: 124 18,11: 73 18,15: 117 20,16-17: 22 24,18: 142 26,14: 93 28,15-68: 24 28,63: 22 29,20: 134 30,10: 134 32,5: 158 32,17: 70 32,24: 81 32,42: 22 34,12: 159 Jueces 9,22-23: 25
16,21: 144 19,22: 45 1 Samuel I,16: 45 16.14-23: 25 16,15: 25 17,43: 153 18,10: 25 19,9: 25 21,5-6: 93 2 3,2 4: 1 13 26,3: 113 28,3-25: 74 29,4: 32, 34 2 Samuel 3,34: 144 16,7: 45 19,23: 32, 34 22,5: 45 22,11: 71 24,1: 31, 32 24,10: 31 24,15: 153 24.15-16: 28 1 Rey es
2 , 11 : 113 5,18: 32,34 II,1-6: 35 11,14: 35,43 11,23-25: 35 11,42: 113 17,7-24: 152 18,40: 159 19,10.14: 159
Í n d i c e d e T e x t o s B íb l ic o s
2 Reyes 1,2.6.16: 125 I,10-12: 159 17,16: 57 19,15: 71 19,35: 27 21,3.5: 57 21,6: 74 23,4.5: 57 23,10: 57 25,7: 144 1 C ró n ic as 12,9: 113 13,6: 71 2 1 , 1 : 32 21,14-15: 28
1 M a ca be os 7,41: 28 8,16: 128 9,49: 148 16,10: 148 2 Macabeos 15,22: 28 Job 1,6: 37 1,7-8: 38 1,9: 38 I,11: 38, 39
1 , 12 : 39 2,1: 37
2 ,2 : 38
8,3: 63 12,3: 63
2,4-5: 39 2,5: 39 2,6: 39 3,8: 65 7,12: 66 II,17: 104 26,6: 61 26,12: 67 26,13: 66 28,22: 61 30,29: 55 31,12: 61 38,7: 104 38,32: 104 40,15-18.24: 66 40,19: 66 40,25: 65, 105 42,11: 39
Ester 7,44: 35
Salmos 18,5: 45
2 Crónicas II,15: 79 32,21: 28 33,11: 144 Esdras 7,6: 135 N e h e m í a s 9,14: 139 Tobías 3,8: 62 6,8: 25, 63 6,15: 62 8,2: 63
J esús y Belcebú
35,5: 27 46,8.12: 56 68,22: 22 74,13: 66 74,14: 65 78,49: 29 78,53: 148 80,2: 70 80,14: 147 82,6-7: 75 88,12: 61 89,11: 67 91,6: 81 91,11-13: 115 91,13: 66 96,5: 55 104,26: 65 105,6: 155 105,18: 144 106,37: 70 109,6: 32 110,3: 104, 108 110,6: 141 137,7: 43 147,4: 104 148,7: 66 Proverbios 1,20-22: 158 15,3: 38 15,11: 61 16,27: 45 17,11: 28 27,20: 61 Sabiduría 2,24: 30, 120, 128
11,15: 55 12,24: 55 13,1-9: 57 1 8,14-16: 2 9 18,25: 27 Sirácida 21,27: 35 31,8: 95 48,1-3: 159 48,21: 28 50,1-6: 108 Isaías 5,20: 129 8,19: 74 13,21: 55, 72 14,12: 103, 104 14,12-13: 104 14,12-15: 101 14,14: 146 24,21: 59 27,1: 65, 66 30,7: 67 34: 43 34,13: 55 34,14: 72, 79 43,20: 55 45,6-7: 22 49,24-26: 128 51,9: 66, 67 61,2: 159 61,5-6: 154 63,9: 33 63,17: 24 65,3: 72 65,4-5: 144
Í n d i c e d e T e x t o s B íb l ic o s
Jeremías
2,20: 144 3,6: 144 7,31-32: 57 8,2: 57 16,5: 93 17,21.27: 139 19,6-14: 57 19,13: 57 47,4: 152 50,39: 55 52,11: 144 Baruc
13,55.59: 28 14,23-30: 67 Oseas
2,20: 115 4,6: 135 9,7-8: 26 11,1: 153 12,4: 33 Amos
3,6: 22 9,3: 66 Miqueas
4,7: 62
1,8: 55
Ezequiel
Habacuc
6,13: 144 10,5: 71 28,1-5.12-19: 103 28,1-19: 104
Zacarías
Daniel
10,13-21: 31 10,13.20-21: 100 12,1: 31, 100
3,15: 148 3,1: 32,37 3,2.4: 37 4,10: 38 13,2: 93 Malaquías
3,23: 117, 156 N U E V O T ES TA M E NT O
Mateo
4,1: 111 4,1.5.8.11: 172 4,2-3: 113 4,3: 47 4,10: 172 4,11: 114 4,24: 179
6,24: 95 7,22: 179 8,10-12: 151 8,11-12: 155 8,16: 179 8,28: 142 8,28.33: 179 8,28-34: 142
J
9,32: 179 9,33.34: 179 10,1: 182 10,8: 179 10,16: 175 10,25: 126 10,30-31: 91 11,18: 92, 179 11,21-22: 152 12,22: 179 12,24.27.28: 179 12,26: 127, 172 12,43: 182 12,43-45: 94 13,25-39: 47 13,39: 172 15,22: 179 16,23: 172 17,15: 85 17,18: 179 17,20: 161 23,13: 129 23,24: 136 23,27: 144 25,41: 172 26,34.74: 89 27,18: 128 Marcos 1-8: 117 1,1: 116, 118, 141 1,2: 116 1,7: 128 1,8: 129, 136 1,9-10: 112 1,10: 129, 136 1,12: 111
esús y
Be l c e b ú
1,12-13: 111 1,13: 112, 114, 116, 172 1,15: 127 1,17: 121 1,19.29: 163 1,21: 133, 136 1,21-28: 114, 133, 143, 156 1,22: 134 1,23: 135 1.23-24: 94, 143 1.23-27: 157 1.23-26.27: 182 1,24: 136 1,25: 1 18, 137, 14 0 1,26: 137 1,27: 138, 139, 140 1,28: 138 1,31: 116 1,32: 139, 179 1,32-34: 139 1,33: 139 1,34: 140 1,34.39: 112, 152, 179 1,45: 125 2.6-7: 121 2.6-7.16: 131 2,7: 130, 137, 150 2,12: 125 3,1: 133 3,6: 122, 131, 133 3.7-8,1: 124 3.7-8: 140 3,10: 125 3,11: 140 3,11-12: 139, 140 3,12: 141 3,13-15: 122
Ín d i c e
3,14: 158 3,14-15: 164 3,15.22: 152, 179 3,15.22.23: 112 3,17: 163, 164 3,20-21: 122 3,22: 124 3,22-30: 121 3,23: 126 3,23.26: 172 3,24: 126 3,25: 126 3,26: 126 3,27: 127, 128, 157 3,28: 129 3,29: 129 3,30: 129, 137 3,31-32: 123 3,33: 124 4.1-20: 130 4,4: 130 4,4.15: 130 4,11-12: 123 4,12: 131 4,13: 132 4,14: 130 4,15: 119, 131, 172 4,34: 162 4,35-41: 143 4,39: 118 4,40: 158 4,41: 116 5,1: 114, 142 5.1-18: 94 5.1-20: 142 5,2: 136, 143 5,2.7: 143
de
Te
xtos
B íb l
ic o s
,2.8.13: 182 ,2-20: 147, 157 ,3: 144 A- 144 ,5: 144 ,6: 145 ,7: 145 ,8: 145 ,9: 146 ,10 146 ,11 147 ,12 147 ,13 1 4 7 , 1 5 2 ,14 148, 149 ,15 148 ,15 16.18: 179 ,16 148 ,17 148 ,18 149 ,19 149 ,20 149 ,37 163 ,41-42: 161 6,2: 133 6,2-3: 134 6,3: 151 6,4: 123 6,6: 134 6,7: 158, 182 6,7.12-13: 122 6,10: 151 6,13: 112, 123, 179 6,14: 117 6,14-15: 117 6,17: 123 6.30-44: 150 6.31-32: 162
J esús y Belcebú
6,42: 154 7,3-4: 136 7,7.13: 137 7,8-13: 135 7,19: 151 7,24: 114, 151 7.24-30: 150 7,25: 136, 152, 182 7.25-26: 136 7,26: 112, 152 7,26.29.30: 179 7,27: 153, 155 7,28: 149, 154 7,29: 154 7,30: 152, 154 7,31: 150 7,33: 168 8.1-10: 155 8,3: 153 8,4.8: 154 8,8: 155 8,11: 114, 115, 141 8,11.30: 182 8,17-18: 158 8,27: 114 8,27-33: 116 8,29: 118 8,30: 118 8,31: 118, 120 8,32: 119 8,33: 114, 116, 119, 165, 172 8,35: 121 8,38: 116 9-16: 117 9,2: 156, 162, 163 9.2-3: 156 9,4: 156, 159
9,11: 156 9,11-13: 117 9,12: 118, 157 9,14: 156 9.14-29: 114, 156 9,15: 157 9,16: 157 9,17: 157, 160 9,18: 157 9,19: 157, 160 9,20: 158 9,21: 158 9,22: 158 9,23: 160 9,24: 160 9,25: 118, 136, 157, 160, 182 9,26: 160 9,27: 160, 161 9,28: 161, 164 9,29: 161 9,31: 162 9,32: 162 9,32.34: 132 9,33-34: 132, 157 9,34: 162 9,35: 163 9,37: 165 9,38: 112, 152, 162, 164, 165, 179 9,38-40: 162 9,39: 164 9,40: 164 9,42: 148 10,2: 114, 115 10.14-15: 127 10,15: 155 10,23.25: 127 10,32-34: 163
198
Í n d i c e d e T e x t o s B íb l ic o s
10,35.41: 163 10,35-37: 163 10,42: 131 10,45: 116, 131, 157 11,22.24: 158 12,8: 112 12,12: 123 12,15: 114, 115 12,25: 116 12,35-37: 113 13,3: 162, 163 13,24-25: 59 13,27.32: 116 14,1.44.46.49: 123 14,21.49: 118 14,33: 163 14,61: 141 14,62: 141 14,63-64: 121 14,71: 119 15,1: 128 15,7: 128 15,10: 128 15,29-32: 113, 128 15,32: 118 15,39: 118, 141, 142 15,40-41: 116 16,6: 161 16,8: 168 16,9.17: 152, 179 16,9-20: 165 16,17: 166
4,2.3.6.13: 172 4,5-7: 120 4,6-7: 113 4,13: 114 4,25-28: 152 4,33.35: 180 4,33.36: 182 4,41: 180 6,18: 182 7,21: 183 7,24: 115 7,33: 92, 180 8,1-2: 183 8,2: 94, 180 8,2.27.29.30.33.35.38: 180 8,12: 172 8,29: 182 8,36: 180 9,1: 180 9,42: 180, 182 9,49: 180 9,52: 115 9,54-55: 164 10,17: 43, 180 10,18: 43,103, 172 10,19: 47 11,14: 180 11,15.18.19.20: 180 11,18: 127, 172 11,24: 182 11,24-26: 94 11,52: 129 13,16: 172 13,32: 180 16,1: 188 16,9.11.13: 95 22,3: 172
Lucas 2,14: 57 4,1: 111 4,1-2: 113
199
J esús y Belcebú
22,31: 172 22,31-32: 39 Juan 1,11: 123 3,2: 129 6,70: 172 6,70-71: 121 7,5: 123 7,20: 180 8,39: 153 8,44: 33, 129, 172 8,48.49.52: 180 8,48-52: 92 10, 20.21: 164 10,20-21: 92 10,21: 180 12,31: 43, 47, 126 13,2: 172 13,2.27: 121 13,27: 172 14,30: 47, 126 15,6: 168 16,11: 43, 47, 126 16,33: 91 Hechos 3,21: 106 4,30: 139 5,3: 173 5,16: 182 6,4: 131 8,4: 131 8,7: 182
10,36: 131 10,38: 139, 176 13,10: 176 13,21: 113 17,18: 56, 181 19,11-16: 183 19,16: 91 21,38: 113 26,18: 173 Romanos 1,16: 154 1,22-23: 55 1,29: 128 5,12.17: 30 8,2: 133 8,33: 43, 91 8,38-39: 59 16,20: 173 1 C o rin tio s 1,23: 120 2,6: 59 2,8: 59 5,5: 64, 173 7,5: 161, 173 10,10: 27 10,20-21: 181 11,10: 80 15,24-25: 59 15,26: 59, 120 2 C o r in tio s 2,11: 173
Í n d i c e d e T e x t o s B íb l ic o s
11,14: 173 12,7: 173 Gálatas 4,3.9-10: 58 4,8: 69 4,14: 115 Efesios 1,21: 58 2,2: 47, 58, 126 2,14: 151 3,10: 58 4,27: 176 6,11: 176 6,12: 58 Filipenses 3,2: 153 Colosenses 1,16: 58 2,8.20: 58 2,14: 43 2,15: 59 1 T es alo nic en se s 2,18: 174 3,5: 47 2 Tesalonicenses 2,9: 174 1 T im o te o 1,20: 64, 174
4,1-3: 151 5,15: 174 5,18: 137 6,16: 57 2 Timoteo 2,26: 176 3,3: 47, 177 Tito 2,3: 47 Hebreos 2,14: 177 2,14-15: 120 8,13: 138 9,5: 71 Santiago 2,19: 181 2,25: 115 3,7: 144 3,15: 92 4,7: 177 1 P edro 5.8: 47, 177 2 Pedro 1,19: 108 2,4: 76 3,10: 58 1 Juan
J esús y Belcebú
2 Juan 7: 113 ludas 5-6: 76
12,3: 65 12,3-4: 96 12,7: 100 12,9: 174, 178
9: 76, 100, 178
12,9-10: 43 12,10: 47
Apocalipsis
12,12: 178
1,5: 30 1,18: 31, 120
16,3: 148
2,7: 31 2,9: 174 2,10: 178
16,13: 182 16,14: 181 18,2: 181, 182 20,2: 175, 178
2,13: 174 2,24: 174
20,7: 175
2,28: 31. 108
20,13: 148 21,1: 148
3,9: 174 9,7-11: 62 9,20: 181
20,10: 43 , 178
21,3: 150 22,16: 31, 107, 108
ÍNDICE Agradecimientos......................................................................................
7
Abreviaturas de los libros bíblicos .................................................... Siglas .......................................................................................................... Ab re viaturas de los tratado s del T a l m u d ........................................
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Introducción. La pesadilla del demonio ..........................................
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Prim era parte Satán Capítulo 1. ¿Es Dios o el diablo? .................................................... El autor del m a l ................................................................................ El espíritu malo de D ios................................................................. ¿Á ngel (o demonio) exterm inador?............................................. La matanza ........................................................................................ Nota: E l sa tá n destronado .............................................................. S a tá n ..................................................................................................... Obstáculo .......................................................................................... Personas ............................................................................................. A. R e ale s................................................................................... B. Simbólicas........................................................................... C uando el satán era hijo de D i o s ...............................................
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J esús y Belcebú
Capítulo 2. La Buena Noticia: el satán es aniquilado El diablo crucificado..................................................... Beliar ................................................................................. En el Nuevo Testamento............................................. Nota: La pompa del dia b lo .............................................
Segunda parte Demonios Capítulo 3- Genios y d e m o n io s ........................................ El genio no es un demonio ........................................ Genios santos ................................................................. Los padres de los d e m o n io s ........................................ Los demonios están en el cielo................................... y prevén el tiem po ...
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Capítulo 4. El nombre de los demonios ........................ A b a d d ó n ............................................................................ Asmodeo, el demonio enamorado ........................... Azazel y el chivo expiatorio........................................ Dragones y monstruos ............................................... Leviatán ............................................................................ B e h e m o t............................................................................ Dragón .............................................................................. Rahab ................................................................................. Capítulo 5. Dioses y demonios ........................................ Sátiros................................................................................. El dios de la fortuna ..................................................... Los demonios b uen os..................................................... Demonio meridiano ..................................................... Nota: En la Babel de la s traducciones ........................
Ín d
ic e
Capítulo 6. El nacimiento de los demonios................................... .... 73 Ángeles lujuriosos............................................................................ .... 73 Demonios pedófilos......................................................................... .... 77 Lilit ..................................................................................................... .... 79 Capítulo 7. Demonología palestinense .......................................... ... 83 A cada u no lo suyo ......................................................................... ... 83 Lugares peligrosos............................................................................ ... 87 Remedios y exorcismos ................................................................. ... 88 Capítulo 8. El demonio en el Nuevo Testamento .......................... 91 La victoria de J e s ú s ......................................................................... ... 91 Espíritu inmundo ............................................................................ ... 93 Nota: Mamón (mamona) ..................................................................... 95 ¿Exorcismos?...................................................................................... ... 96 Excursus: ¿Y L ucifer?..............................................................................
99 Tam bién Jesús es L u cifer............................................................... 108 T e r c e r a p a r te S a tá n —E s p í ri tu i n m u n d o — D e m o n i o e n el E v a ng e li o de M a rc o s
Capítulo 9- Satán ................................................................................... .111 La seducción en el desierto (Me 1,12-13) ................................ .111 ¿Quié n es el satán? (Me 8,27-33) ............................................. .116 ¿Quién es el Mesías? ............................................................ .117 La muerte del diablo ...................................................................... .119 Jesú s y Belcebú (Me 3 , 2 2 - 3 0 ) ......................................................121 La locura de Jesús ................................................................. .121 El Señor del estiércol ............................................................ .125 La envidia del diablo ............................................................ .127 El ladrón de la palabra (Me 4,4.15) .......................................... .130
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J
esús y
Belcebú
Capítulo 10. ¿Quién endemonia a quién? ..................................... La ruina de los teólogos (Me 1,21-28) ..................................... Jesús no es el Hijo de Dios (Me 1,32-34; 3,11-12) ............ La legión inm unda (Me 5 ,1-20).................................................. El dem onio de la inj ustic ia (Me 7,2 4-30) .............................. Fe e in credulid ad (Me 9 ,1 4 -2 9 ).................................................. El demonio de la intolerancia (Me 9,38-40) ........................ Nota: E l último diablo ....................................................................
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Epílogo: ¿Y las brujas? A la h og uera................................................ 167 Tablas........................................................................................................... Tabla I. Diablo y satán en los Evangelios ................................ Tabla II. Satán en el Nuevo Testamento ................................ Tabla III. Dia blo en el Nuevo T estam en to .............................. Tabla IV. Demonio y endemoniado en los Evangelios ...... Tabla V. Demonios en el Nuevo Testamento ........................ Tabla VI. Espíritu inmundo en los Evangelios ...................... Tabla VII. Espíritu malo en el Nuevo Testamento ..............
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Bibliografía................................................................................................ 185 In dice de textos b íb lic o s ....................................................................... 191
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