Bercherie, P.:
Introducción a "Automatismo menta.1-
espectro homogéneo de fenómenos}, s.e separan: i.a locurn no es ya un género sino una clase de enfermedaides yuxtapuestas unas a otras en lo que se dará en llamar más tarde una clasificación o nomenclatura. Toda una serie de trastornos que ya desde ¡¡Jgún tiempo tendían a aislarse como "vesanías sintomáticas" de las "vesanias puras", de la locura propiamente dicha (concepd.ón de lbillarger), pueden responder ya a esta nueva óptica: trastornos rnenta1e5 del .alcohoHsrno., enfermedades infecciosas yiesiones cerebrales, locuni epiléptica.]. P. Falret y sus dis., dpulos comenzaron a describir nuevas locuras: locurm circular, delirio de persecución de evolución progresiva de La!kgue, perseguidos-perse .. guidores (futuro delirio de reivindicación), J' loc;ura de la duda con delirio del tacto (neurosis obsesiva) de Fahet híjo, etc .... Pero sóbre todo Morel, el más importante de los alumnos de Falr.iet, retoma la enseñanza de su m aestro agregándole un toque p ersonal: se tra ta de la etiología (la patogenia sería un término más exacto) que ie parece constituir el gran principio del a.íslamiento de las "formas nuevas". Parn esta inmensa clase de enfermedades mentales sin causa org.á..'"lica. que Baiil.ru:ger agrupaba en las "vesanías puras,,., Mmel propondrá un prindpio d·e comprensión y de dasífk:adón: el estudio del terreno, de la predisposición, comprendido en los términos de su tiem po como o..egeneración
paranoia" Pp. 12 a 25.
Para uni> íusi:á apredación dei pensamiento y de la obra de Ciérambault se requiere establ ecer rápidamente el contexto histórico y sincrónico de su época. Para ello, me apoyaré e n la presentación del movimiento de conjunto de ta historia de !a clínica psiquiátrk:a que y:ii propuse en mis Fundamentos de ia Clínica(l). Desde su fundación por Philippe Pinel, en los umbrales del siglo XIX, como dis.dplina autónoma, pura ciencia empírica de observa .. ción y de an51lsis racional, metodológicamente separada tanto de las hipótesis etiopatológicas cuanto de las consideraciones prácth::;as y terapéuticas, Ja dính:::a psiquiátrica atraviesa tres gnmdesfases de i~struc t uración. La primera surge directamente de Pind m i:smo: la locura es considerada como un género homog~neo, en el Lrrterior del cual se re-· cortan especles que se presentan como cuadros sincrónicos, síndro·· mes cuyo concepto se agrupa alrededor de !a manifestación más cen· tral, más aparente dcl. estado mórbido. Así es como, des&: Pinel hasta Bai!largery Delasiauve, un análisis que S>e hace cada vez. más fino opo· ne los estados de excitación (manía), los estados de depresión (lipemanía), estados delirantes (monomanía), estados estupororos (estupidez), estados de incoherencia (clemencia), actos impulsivos (locura o monomanía instintiva). Estas formas se suceden, se asocian, se combinan; su etiología es por otra parte no específica, y se las considera más bien como tipos de reacciones psh::o-cerebrales que como en frr-' med.ades en el sentido moderno, anatomodinico, que inaugurara Bi-
hereditaria. Es asf como se echaron fas bases de 1a s•egunda dínica psiquiátrica, la "dfoic:a de las enfermedades mentales", xetomando d titulo asignado a la cátedra de psiquiatría en fas fa.o..i.ltade:; francesas de medkiína. Ya todo está listo para el medio siglo de obs'l!rvadón y discriminación que seguírá: la noción de entidades dínko-evo!utivas que despliega. una secuencia de cuadros dinicos en tm ciclo tipico, la oposición de los trastornos mentales constitucionales, ernralzados en fo. predlsposidón de una personalidad tarada, apta para el delirio (en sentido amplio) en situaciones vitales dadas, v trastornos m enta les adquiridos, deetlologfa orgánica reconocida. · Si vamos ahora al final de este delo, es decir del sígio XIX, encon-
chat. Sin embargo, ya desde 182.2, el des.cubrimiento fortuito de lapan.íli-, sis general hecho por Bayie prepara el cambio conceptual y metodoió-' gíco que encontrará, treinta años má.~ tarde, a su teórico en la per~:>na .~. \, de]ea{n Pitrie Faltet.Este hará Lu1a critica radical de la v'ieja itM:ir~olo- {/:\.t·¡ gía y sentará los prin cipios para la construcción rle una nueva dfnica: ;· . ' \ \; estudio de la evolución de la enfermedad, dcl pasado y futuro dcl en- 1 " • ¡ fermo, búsqueda. de un a patogenia espocífira, recuento de signos nega; ¡\ . , tivos, atención acordada a los peq uefíos si.gnos secundarios que permi- ¡' ~' li ten la diferendadón de entidades hasta alli confundidas en los "con•r · ; ; ¡ g lomeradós dlspares"' de la nmoiogfa de Pine.l y de Esquirol. Al mism9'·' t ) .L.1
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tienipo, los laz.osde ladínica.yde Ja nosoiogía., estrechament:ecomple" · . !TA mentarlos desde los tJemoos de Pinel (ya que se trataba de recortar un·\ · j· ~ i • ' i . .~ '.
Psicopatología Naparstek
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traremos a las dos grandes escuelas que hicieron la clínica psiquiátrica, la escueia francesa y ia alemana, encargadas d.e llevar a buen término el programa ya éiaborado, con notabl.es diferencias de enfoque y de este modo una gran disparidad de resultados.. Estrictamente fiel a las enseftanzas de hlret, pero también a su inspiración empírico-positivista de sie."TI.pre, la escuela fran cesa se concentra en el perfrxk> de estado de las psicosis y, a través de un procedimiento puntillista, acumula las descripciones diferenciales de las diversas formas delirantes, agudas y crónicas, alucinatorias o n.o alucinatorias. A pesar del inmenso e inmediato éxito doctrinarlo de la teoría de la degeneración de More!., ;,. pesar también de los esfuerzos de un clínico tan oscuro y marginal como genia!, Kahibaum, que, desde 1863 proponía un pian nosoJógico i.nspi.radoen las e nseñanzas de Falret, la escuela alemana. será más lenta en apropiarse de las nuevas orientaciones. Caracterizada desde siempre por su enfoque sintético y sistemático -el esfuerzo para producir un marco conceptual global
AUTOMATISMO MENTAL. PARANOIA
Pr«sentaci6n
que estructura la clínica y rinde cuenta de ella- esta escuela dedica · una particular atención a los estados terminales de las psicosis. Esta orientación tiene su origen en e! pensamiento de su fundador, W . Griesinger, y en su concepción de Ja locu ra como un gran ciclo (la Psi. cosis única), donde cacja especie sindrómica pineliana representa así una etapa en la desagregación progresiva del espíritu propia de la aiie· nación mental. Es sobre estas bases que, in spirándose en Kahlbaurn, Kraepelin propone en 1899 su nue'"~-"a n osologfa , que rápidamente recorrerá el mundo y :;e transformará en la base de trnb¡: jo del con junto de las investiga. ciones clínicas y psicopatológicas, psicoanalíticas en particu lar, más tarde dedicadas a las psicosis, salvo en Francia, veremos luego por qué. Si dejarnos de lado a las psicosis orgánicas por una parte, y a la.s formas ,;degeneratlvas"por la otra donde ei trastorno "constitucional" de la personalidad representa lo esencial del cuadro mórbido (olígofren ias y personalidades psicopáticas de Jos alemanes gue incluyen a las neurosis), formas que no suscitan n ingún debate mayor, sl nos concentramos pues en el campo para el que reservarnos desde Freud el término de psicosis, Kraepelin propondrá d istinguir: -los e~tados delirantes crónicos no alucinatorios para los que reserva a partir de entonces el término paranoia y para los que dará una de. finiclón precisa: "desarroílo insidioso dependiente de causas internas y según una evolución continua, de un sistema delirante duradero e imposible de quebrantar, que se i.nstaura con una conservación completa del orden y de la ciaridad en el pensamiento, el deseo y la ac. ciónn. - los estados agudos que evolucionan de manera periódica pero de jan tras de sí un psiquismo intacto, y donde no se nota por otro lado que la personalidad se vea afectada de manera grave (disociación) durante el ataque, se trata de la psicosis maníaco-depresiva. - los estados agudos o crónicos que evolucionan fatalmente hacia una forma particular"de deterioro mental, que él agrupa en la demencia p;ecoz. Aquf Kraepelin incluía ya en 1893 a ia hebefrenia y a la catatonia de Kahlbaum, junto a una forma delirante particularmente florida e incoherente, rápidamente discordante (el delirio influye po· co en el comportamiento del paciente y se acompaña de subexcitac!ón y de una rica producción neológica) que desemboca bastante ve. lozmente en un debilitam iento psíquico disociat!vo poco profundo: la "demencia paranoide". El concepto kraepelinlano de demencia precoz se constituye airededor de la distinción entre, por una parte, un síndrome basal caracterizado por decaimiento afectivo, indiferencia, apatía, ausencia de iniciativa voluntaria, desorganización del pensamiento y de la psicomotricidad, y por otra parte, síntomas acce. sorios varios (depresión, excitación , ideas delirantes, alucinaciones, síndrome catatónico, etc.) que especifican las formas clínicas de la afección. Ei síndrome basal define esta "demencia" tan particular que constituye la esencia de la afección (contrariamente a las demencias orgánicas verdaderas, las funciones intelectuales de base -tne:moria,
orientación, razonamiento- quedan en realidad intactas) y cuya emergencia y dominación píogresiva resumen de hecho la evolución de las diversas formas clínicas. Afecta esencialmente las esferas afectiva y volitiva, corazón y base de la personalidad, conduciendo a ésta a la desagregación. En efecto, la gran síntesis kraepeliniana reposa esencialmente sobre la asimilación dei delirio de influencia -
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. AUTOMATISMO MENTAL PARANOIA
ca", concebida como degenerativa, donde la hiperemotividad concentrada en la imagen de sí mismo (ei yo del sujeto) se acompaña con lagunas de juicio paira constituir el piso del delirio ,ante una coyuntura vital traumátlca, humillante o frustran te. Dupre completara pronto la concepción francesa de la pail'anoia con la descripción del delirio de imaginar:i611, donde el mecanismo confabula torio organiza un deHrio en ge11~ral ¡:xp&nsivo (delirios de fiHación en particl,llar): paralelo al delirio interpretativo más bien sombrío. Pero las controversias se cristalizarán sobre todo en relación a la demencia precoz y a las psicosis alucinatorias. Desde 1900, Séglas, en u:' famoso artículo, va a fijar la posición de la escuela francesa para la p nmera mitad de! siglo . Al tiempo que rechaza la síntesis krnepelini~~a, Séglas mantiene el análisis psitopatológko gio~al propu~sto por Krnepelin y limita e! marco de la demendaparanoule a la pmniera forma descrita por este último en 1893, es dec;r, ~sem:ialme1'.te a ,zis fon;i,as delirantes y alucinatorias de la hebefrema; a pistando as• la concepcion de conjunto de la afección. Caracterizada por atacar primero la _su?jetivid.ad en los orígenes mismos de lo que fia estructura -es la i1tm11wrc m ía (pérdida del impulso vi tal) de Dkle y Gui.raud (1922)- el cuadr? de la demencia precoz aparece entonces des;Je sus pro~!omos, do~;m~do por la desin tegración psíquica que le oa su sello aiscordant: (-,_,na:~ , .. lin, 1912) particular. Por el contrario, !a mayoría de l?s e~t2?_os ,~el~: ran tes alucin;itorios crónicos reposan sólo sobre una d1sooac1on ami- . tada - el síndrome que Ciérambault bautizará ~mtomatismo merdaí,'; con el eco y el robo del pensamiento como su~ ~Hototipos- que a me:~,,· nudo no concierne a la personalidad pre-psicotica: se encuentra a !07,¿, 1,, pacientes intactos con sus atributos y motivaciones (y con frecuem;!aq \,¡ su profunda amabilidad, según lo hacen notar los clínicos fra:'ces!fS),i 1 ·1.¡ luchando interminablemente contra la invasión de los fenomenos, ;,' 1 parásitos -pensemos por ejemplo en el Presh:lent; Sc.brebe.r-. . . ,. ' ~. En 1911, Gilbert fü¡Jlet acul'ía el com:epto bien, de•·: limitadas: la primera de incubación, caracterizada por el ma!esta~, la inquietud y una tendencia interpretativa, lleva a la idea de persecución que abre la segunda, caracterizada por ia. aparición de las alud.naciones auditivo-verbales y sensitivas {delirio de persecución física de Kraepeli!l), luego por la sistematización del delirio persec4to~io; lf:."5tos dife~entes fonómenos debUitan progresivamente la personalidad, lo ~ue hev.a a la tercera fase donde aparece el delirio de grandeza que domma fi.naimente el cuadro; finalmente, un cuarto período de demencia traduce
Y.
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el debilitamiento psiquico terminal del enfermo, se trata, desde luego, de esta "demencia vesánica ~donde domina la disociación y donde "lei inteligencia no es aoolida·", corno lo notara ya Ba1.llarger. . Magnan opondrá a este delo dinko ordenado, cuya evolución puede darse en varias décadas, y que afo.'(..:ta a sujelo;;; exentos de "tara" psíquica, los defüios "degenera.i:ivos" que nacen en el terreno mental del desequH.ibrio psicopático; ciasiflca nqu!_, ¡unto a entidades que se sumarán al grupo paranoico, un delirio "polimorfo"que se caracteriza por Ja anarquía de s·u aparición y de su desarrollo -la evolución con "bouffées délirantes" es bastante característica de esta forma, así como una disociación menr.al secundaria-. Una parte de este grupo llegará así a la. venfadera.demenci:a precoz; fa otra, más mi¡:anizada, más cercana pues al delirío cronico, es parte de ia síntesis de GHbert B~Uet . ~fient~as tanto Ségbs, en !os últimos años dd siglo, proponía la descripdon de una segunda form
AUTOMATISMO MH.ff AL PARANOIA
La escuela alemana por su parte, maneja en el mismo período concepciones homólogas en todos los puntos, pero con bases clínicas muy diferentes. Si bien Kraepdin termina en efecto por indinarse ante los argumentos de íos franceses, y hace autónomas en 1913 sus efímeras parafrenias, cuya concepción se acerca bastante a la P. H. C.; ya es demasiado tarde para Alemania. En 1911, Bleuler publica su obra monumental sobre tas esq'.Jízofrenias que pronto se transforma en el texto de referencia de la escuela alemana. Er1 ella, Bleuler propone e incluso extiende ampHarnente la síntesis kraepeliniana, pregt'!ntán . . dose por ejemplo si la paranoia no representa en efecto una forma tórpida del mismo proceso, a costa de una renovación completa del análisis psicopatológico de la afección, enríquecldo por referencias freudianas que le confieren un prestigio inigualable. Si bien es cierto que, en realídad, aplicar a la mayoría de los síntomas esqui:wfrénicos la "psicología de los complejos" les restituye un sentido en la vida afectiva y la historia dei sujeto, como los prímeros análisis de Freud, también es cierto que la importancia misma de la parte "psicogenética" así develada en la sintornatología esquizofrénica hace resaltar por contraste la intervención de un trastorno generador fundamental que Bleuler adorna con el concepto de disociación (de allí el nuevo término de esquizofrenía). Responsable de la d esaparición del poder regulador y organizador de la conciencia y del yo sobre el conjunto del transcurso de los acontecimientos psíquicos, este trastorno funda mental genera el autismo (predominio de !os complejos emocionales sobre ia síntesis personal y la percepción de la realidad) que da cuenta de la mayoría de Jos síntomas de la afección, al tiempo que corroe sus especificidades diferenciales y extiende su campo desmesuradamente. Pues un análisis semejante, donde la noción kraepeliniana (y francesa) de un dano primario de la esfora afectiva pierde sentido, lleva naturalmente a incluir en el marco de la enfermedad -cuyo centro de gravedad se desplaza simultáneamente de la hebefrenia al g:upo paranoide ahora intermedio en este amplio espectro- la mayona de las psicosis agudas, pero también a los "nerviosos", a los "psicópatas", a JÓs "degenerados", a los alcohólicos, a los vagabundos, a los mendi· gos, a los excéntricos, etc .... que exhiben en un examen cuidadoso cantidad de signos discretos de "relajamiento asociativo" y cuya evolución vital culmina a menudo en la apatía y la desinserción del asilo . Es así como esta primera aplicación de ias ideas freudianas a la clínica de las psicosis prefigura, con el próximo derrumbe de la clínica psiquiátrica hacia el fin del período entre las dos guerras, numerosas tesis psicoanalíticas ulteriores del "nudo psicótico" de las personalidades patológicas en Ja unidad estructurai de las psicosis. Mientras tanto este enfoque psicopatológico va a servir de paradigma a Ja escuela aleman a, a través de su elaboración sistemática por Jaspers, quien opone en el examen de un cuadro clínico las relaciones de comprensión y las reladcmes causales -l as primeras dan cuenta de la parte psicogenética comprensible, las segundas, del trastorno generador irreductible al sentido·- y en la nosología los estados. proces:.:a!es ~lapa-
tología constitucíonai (que asocia siempre ci~rto grado de predisposición a cierto grado de reacción a los acontecimien tos vitales). Una consecuencia esencial será por ejemplo la disociación del grupo paranoico, ya que el conjunto de los. dfrücos de este período coinciden en la certeza de que la frontera entre los dos grupos patológicos pasa al interior del concepto kraepeliniano (ver más adelante las posiciones totalmente homólogas de Clérambault para la escuela francesa).
Voivamos ahora a Clérambault: es necesario calcular en qué medida su obra se inscribe en la herencia de la escuela francesa, y cómo al mismo tiempo se esfoerza por responder de manera original a los gra ndes debates de su época. Situemos para ello, antes de pasar al corazón de la obra, cierto número de trabajos en cierto modo prelimina res, escritos en general antes de la Gran Guerra y que permiten comprender mejor las orientaciones ulteriores. Citaré, sólo para hacer memoria, los dos asombrosos artículos de 1908-191 O, sobre una forma de cleptomanía fetichi sta en mujeres histéricas de los que tanto se ha escrito en los últimos atl.os, ya que la descripción de Clérambault del erotismo del contacto de las telas robadas ies pareció a aigunos demasiado precisa como para resistirse a la tentación de ap!icaria a ese gran apasionado del drapeado y de las telas orientales o antiguas . Retengamos sobre todo un conjunto de memo·· rias sobre los delirios tóxicos, que constituye, como dirá Gu!raud, en su prefacio ya citado, "un verdadero tratado clínico completado con un estudio comparado de todas las ebriedades". Es impos!ble presentai un análisis sucinto, pero podemos sin dificultad extraer su espíritu y sus resultados fundamentales. Un estudio comparadof.e los delirios alucinatorios del doral, de la cocaína, del alcohol, del éter, etc., presenta la gran especificidad de la acción de los diversos productos en los cuatro niveles tímicos (estado afectivo ansioso, eufórico, indiferente, etc-), intelectual (confusión, somnolencia o claridad mental), de la actividad (agitación, semi estupor, sin modificación) y sobre todo estésico: las alucinaciones resultan extrem adamente específicas del tóxico en cuestión, ya sea que se trate de los sentidos involucrados (visión, audición, tacto) o de !as modalidades concretas (para la visión: tamaño, movimiento, tinte y luz, apariencia general; como por ejem-· plo ias alucinaciones dorálicas decorativas, caleidoscópicas, de tamaño pequeño, pálidas, salpicadas de manchas yde líneas brillantes con una afinidad para ias disposiciones en red o rosetas). Los rasgos del psiquismo tóxico "son manifiestamente el resultado de la predilección de ciertas fórmulas tóxicas para ciertos campos nerviosos, en una palabra, de electividades". Clérambault acaba también el estudio de una forma anteriormente mal comprendida, la de los estados delirantes agudos de origen epiléptico, los delirios comiciales mnésicos, que ofrecen diversas particularidades sorprendentes: trastornos del humor con fre.::uencia de "bizarra
AUTOMATISMO MENTAL PARANOIA
Inspiración", tendencia a las estereotipias afectivas, ideicas y verba.les,
mecánico de los delir.ios interpretati"vos, concebidos finalmente (~'er el sorpre_ndente artículo de 1933 sobre la pseudo constatcici6n espcmtá-
ausencia de crisis coIT•iul:siva y recuerdo parda! del episodio. Es importante dest acar hasta qué punto es;tos dos grupos de trabajos apuntan hacia la idea de que los trastornos psíquicos finos y espedílcos (trastornos del humor, aludnadon-es, ideas e impulsos, etc.) pueden ser la consecuencia de un dai'io neurológico foca! , de tipo irri-
nea) se!un el modelo de! automa tismo mental, Clér ambault pondrá-
ei acen ..o cada vez más claramente, en el carácter a naenudo tenl'"f'~,... "'.. '" . __d e .o J· • . . . • , ·'""'-' - °;1posr-mco m terpretatwo, y t
tativo, cuyas m odaiidades dependen de l;:;s electividades tópicas del tóxico o de la lesión en cuestión. A partir de los años veinte, Clérambault se dedica esencialmente en . su trabajo y publicaciones a los estados delirantes crónicos --encontrn~: remos en la presente compilación los textos m.ás impontantes de e~te ,
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, período-. Desde la rfgida posición de la escuela dlhicil! francesp,¡, Oé- . ' · . · rambault se consagra a un trabajo de diferem::iadón estructural y ide ~ \ . análisis semiológ:ico alrededor de dos grandes polos surgidos en la eta- r'A pa anterior: las psicosis paranoicas por un lado, y las psicmis aludn~: : f \;\ torlas por el otro. Para ello aplíca una met? y puede asf desplegar de He.no la wtalidad de¡,su1 ;: lógica y de sus implicaciones, y los casos mlxta.s o asod
!
.
..
......
•. S~ bien los trabajos de Clér.amba.ult Hega:n de este modo a una d!so-
c1ac16n del grupo paranoico, los análisis. que dedica a los estados alu~· -" l ' ;ma "' 1¡nente se con struvó . su -,..1·,.,.2~.-.rln<:: '" -~··~- rro' -· ••1lt'n<: ·---,a fl''1!!L!r 'U e .os cu?ies rep uta~ión,. a.puntarán por el contra>.tlo a ~onsolidar Ja unidad deÍ gr.upo, al tiempo que marca al extremo l@óesc:omp oskíón analítica ya dásk:a de la P.~· C. en una superestructura delirante explicatív·a por un lado, Y u n nudeo generador por el otro , que llamará autorriatismo mental Ydel qu; afinará considerablemente fa descripción. Su. análisis procede de algun modo por r
carácter esencialmente neutro, atanáUr.:o, ;;¡¡nideico; los más finos alcanzan además el proceso de p.en~amiento a un nivel p uramen te funcional, abstracto, dirá Clérambau!t. R~chaz~ndo ~~í toda "ideogénesis " (pskogén.esis) de los defüios alucmatonos, Clerambault p r.opone {.unsi
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AUTOMATISMO MEMTAL. PARANOiA
De allí la progresión del síndrome: de los fenómenos sut!ies lniciaies (su lm perfección , incompletud semeíante a una armónica musical incompleta, da cuenta del sentimiento de intrusión y de extraneza, de la xenopatía) a las voces, pronto constituidas con sus cuatro caracteres (verbales, objetivas, individualizadas y temáticas), y luego hasta ei Gran Automat ismo Mental y la puesta en acción de automatismo:> afectivos. Paralelamente, se edifica el delirio explicativo que se apoya en dos elementos, las tendenclas anteriores de la personaiidad, en particuiar la eventual presencia de trastornos psicopatológicos agregados (paranoicos en particular que aumentan el carácter hostil y persecutorio del delirio), y las cualidades del automatismo en sí mismo, principalmente intrusivo, vejatorio, o persecutorio, y cuya sola presencia lleva al enfermo progresivamente hacia el Animismo, al tiempo que io provee de múltiple material para la construcc.ión delirante. De este proceso, Ciérambault enunciará cierto número de regias (iey de la edad, de la masividad) que lo inscriben en una serie donde, según el grado de precocidad y de masividad del daño, encontramos a ias oligofrenias, Ja demencia precoz, las psicosis agudas, o por el contrario, procesos mecánicos aún más sutiles e in sidiosos (sustratos automáticG>S de los delirios interpretativos en su última concepción). Miles de anotaciones clínicas finamente observadas acompañan los trabajos de Clérarnbault sobre los estados delirantes crónicos. De este modo, 5us observaciones sobre Jos delírios colectivos confirman sus análisis estructurales: "los delirios se transmiten (dicho de otro modo, las convicciones y los sentimientos), no así las psicosis (dicho de otro modo, los mecanismos genéticos de estos delirios)"; es así como podemos encontrar "dos psicosis simultáneas, de fondo y devenir diferentes, expiotando el mismo tema ideico". Debemos citar en la misma línea su descripción, en el artículo de 1933, del Perseguidor común que, como reacción normal, fisiológica (elaboración secundaría, habría dicho Freud) del intelecto intacto ante los fenómenos psicótícos, está presente en todos ios delirios de persecución, cualquiera sea su meca· nismo, uniéndolos así en una confusa mezcla.
Seguro de su talento, Clérambault pensaba que con sus trabajos, "las psicosis alucinatorias pasan a formar parte, pues, d e ia Neurología y la psíquiatría alcanza ahora el punto dei que debería haber partido". Vemos aquí la importancia que atribuía a su obra, ya que la veía en suma como el pivote de una nueva era. Con este programa completamente retrógado y a contracorriente -la psiquiatría entre fas dos guerras; ya comprometida en una dura pulseada con Ja progresión de las ideas freudianas, se esforzaba por el contrario en hacer, en sus recientes concepciones psicodlnamistas, el mayor lugar posible a la afectividad y a la psicogénesi!;- con su silencio obstinado sobre sus precursores, referencias, fuentes de inspiración, aunque más no fueran criticas (ni una palabra de Ballet a quien copia a ojos vistas, de Jan et de quien
Presentación
toma el térrnínu n1isn10 de auto111atismo, de Il1cu1erJ ni desde luego de
Freud que evidentemente leyó, (véase si no esa frase que no deja dudas, y en ia que se inspira también deJanet: "la segunda person alidad · ... le da a la orimera datos sobre el iiiconsciente visceral, así como sobre el ·';t;preconsci;nte intelectual y afectivo"). En resumen, con su arrogancia y i ' ~··111 gusto marcado por ia provocación, Clérambault desencadena na1 .¡ •~.'," ~r." úualmente una reacción violenta de rechazo en el medio psiquiátrico · 1 francés del período entre las dos guerras, o al menos en su sector más ~" l.\ .· progresista, entonces ideológicamente dominante y desde luego ma''t~ · · ~-ybritario en la generación en ascenso. (! ,(¡. '!j, Se le reprochó su metodología, sin embargo clásica -por ejemplo, :i ·~ , la delimitación de los casos puros y de los casos mixtos que había ser,; ~. ;' vido para aislar el síndrome erotomaníaco y que se considera como f'í ¡., ¡separación arbitraria de los e lementos de una misma psicosis , en ¡t\. ¡ :· .fnvmbre de la unidad de la perscnahdad, de la inscripc!ón del delirio . 1 ·:p en una dinámica subjetiva singular- pero también se le reprocharon las descripciones de estructuras yde mecanismos en la medida en que, · . , · puramente morfológicas, descuidaban el sentido inconsciente dei . . síntoma y su lugar en la dinámica persona! de ia psicosis. Verdadero ·.. . dinosaurio, "adepto tardío de las teorías del siglo XIX, organicista ím· penitente, partidario del atomismo psicofisiológico que localiza los elementos psíquicos artificia lmente aislados en elementos histológicos" (es Guiraud quien agrupa asf las críticas en :su Prefacio a la CEuvre Psychiatrique), Clérambault sirvió de cabeza de turco para un cambio histórico: ia clínica estaba convirtiéndose en un obstáculo para el desarrollo de las ideas y procedimientos modernos, de inspiración esencialmente freudiana y luego de su muerte, entrará en una vertiginosa decadenc~a, ha sta llegar al marasmo actual. La crítica ni ás seria, jalonada de epígonos menos talentosos (hablamos del grupo de H. Ey) la hará Pierre Janet. En sus grandes artícuios de 1932, Janet retomará el examen de los "fenómenos sutiles" y subrayará su banaiidad relativa (neurótica): sólo los sentimientos de Influencia, de posesión, de acción exterior en los que se hunde el futuro alucinado le parecen expiicar su desapropiación xenopátlca, la atribución ajena inmediata de su aparición. En resumen, se sospecha que Clérambau lt "delira con el enfermo" (H. Ey) retomando tal cual su vivencia sin operar ia reducción necesaria que restituye la prioridad de la experiencia delirante sobre la emergencia de los fenómenos parasitarios y alucinatorios . Quizás no quedaría gran cosa del recuerdo de Clérambault sin, no ya !a fidelidad de sus pocos alumnos y amigos, (la CEuvre Psychiatrique, publicada en 1942 fue reeditada sólo 45 afios más tarde y en un contexto bien diferente") sino sin el homenaje paradoja! de un ex-disidente, jacques Lacan. Fue uno de sus últimos residentes y publica en
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* fN;. del T.J. Se refiere. a la edición fasc!milar CEuvres Psychlatriques (sic) G. G. de ~léramnault re~lizada por Frénesie ed!ticns. Col!ection Insania: Les introuvables de ia Psychiatrie. Parls, 1987.
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AUTOMATISMO MENTAL. PARANOIA
Presentación
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193 i en la Serna na de ios Hospitaies de 1'·arfs un texto! uEstructur~ de las psicosis paranoica s", que se atreve a retomar, con algunas libertades, las tesis del maestro, al que no deja de rendirle homenaje. En efecto a propósito de la descripción de los "anélidos" y de los "vertebrados"¡ ' ~i (los delirios en red y los delirios en sector) , Lacan escribe la siguien te/.; .·..• ;,, nota: ''es~ imagen e~tá tomada de las enseñanzas de n ~estro ma~stro{ \ · \1,:'. y G. G. de Cléq1mbau!t, al que ?ebemos tan~o en matena y en meto~o\ .,. ¡:~ que deberíamos, para evitar p1agiarlo, rendirle honor por c21da t~no ?~ L. ~ ~ . 1. nuestros términos". Com o lo cuenta E, Roudinesco, la reacdon ae1 11 ~ \ '. maestro fue de extrema violencia: no toleraba que re toma ra n su~ .. 1 !· " ideas, aunque fuera taientosamente (o quizás sobre todo por eso). Ya \, ' ' ' en 1932, cuando publica su tesis, Lacan se ha unido al enemigo y to· j : > ma una dura revancha, evocando "!a comparación con el anélido que '·; · habíamos tomado, en una publicación anterior, de las aproximacío·' nes azarosas de u na enser'ianza puramente verbal"(Z). En derto modo, la tesis de Lacan es toda una maquinaria de guerra contra Clérambault. Así pues, sorp rende verlo declarar en 1946, en el Coloquio de Bonneval que "de Clérambault fue mí único maestro en !a observa ción de los enfermos ... ¡Pretendo haber seguido su m~todo en el análisis del caso de !Jsicosis paranoica que fue el objeto d e mi tesisl"(3). E:s verdad que su rosic ión ha evolucionado y que Ey y los procedimientos psicogenéticos son ahora sus adversarios: Lacan es.tá ;~n el camin;> del enfoque estructura!ista y pronto se apoyará con mas ruerz.a en Clerambault quien se transformará en "n uestro único maestro en psiquiatría. Su automatismo mentai, con su ideo logía mecanista de metá fora, muy criticable sin duda, nos parece, en su manera de abordar el texto subjetivo, más cercano a lo que puede construirse por un an~íll·· sis estructural, que ningún esfuerzo clínico en la psiquíatr!a francesa"(4). Curiosamente, si bien exalta con justa razón a su Viejo maestro en "su ser de mirada, ... sus particularidades de pensamiento", es para pretender de manera totalmente errónea, creo ya haberlo demostrado, que si bien "Clérambault conocía bien la tradición francesa, ... fue Kraepelin quien !o formó, quien tenla un talento d inlco superior"(~! · Si existe un producto puro de la escuela francesa, ese producto es C1erambault. Pero tal vez se trate de otra estrategia, como ocurre tan a menudo con Lacan: entonces le urgía oponerse a Ey, Lagach e, y a las concepciones heredadas de Bleuler y Jaspers. . . . En todo caso no queda ninguna duda de que e;:, a1 homena¡e ambiguo y tardío de su ex-alumno - y no curio samente a los nuevos organicistas, que no saben qué hacer de una clínica tan fina-- que Clérambault debe ese éxito editorial bastante asombroso del que goza desde hace más de veinte años. No es que no lo merezca, al contrario, pero ¿quién se Interesa aún por los viejos maestros de la gran clínica psiquiátrica, Magnan, Seglas, Chaslin, Guiraud que lo merecerían tal v~z tanto como él? Sin duda la noción que Lacan retoma, la de una dt· mensión constituvente radicalmente mecánica, incluso rít mica, des·· nrovista en todo c~so de sentido emocional, en el universo y la sinto~atología psicótica, es muy digna del interés de los psicoanalistas,
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que convergen cada vez más en 5US investigacion.es post-freudianas (considérense, en particular, los estudios de los cUnicos del autismo). Pero también se debe seftalar q ue , por un lado, e l acento puesto en el registro del significante no retiene de la concepdón de Clérarnbault más que su análisis del automatismo mental, dejando en la penumbra la mayor parte de los "fen ómenos sutiles", y por otro, el resto d e las concepciones del gran clín ico -sus distinciones estructurales en particular, el estudio d iferencia! d e los diversos niveles de la experiencia deiirante (estados pasionales, delirio de lnterpretacióu, pskosi :; agu·· das, psicosis alucinatoria crónica, demencia precoz)- sigue siendo una mina de materiales inutilizados, un campo de investigación que el predominio de una concepción uni taria a la alemana de "la" psicosis, heredada de FreU(Í, deja por el m omento casi abandonado. Paul Bercherie Notas: l. Bcrchcrie, Paul, Les {ondements de ia clirúque. Navari.n, París, 1980. (Hay versió n castellana: Los fundamentos de fa clfriica. Ed. Manantial, Buenos Aires, 1988) . . 2. Laca n, Jacques, De la psychose paranoi'aque dans ses rapports avec fo persormalité. Éd . de Seui!, Paris, 1975, pág. 297, n. 58. (Hay ver~ón castellana: De la psicosis paranoica en sus reladcmes con la persor.r:liidtld. Siglo XXI, México, 19 75). 3. Lacan, Jacques, Propos sur la causalité psychique, en Écrits, Éd. du Seuil, Paris, pág. 168. (Hay versión castellana: Acerca de la caiuulidad p:fíquica. Ed. Horno sapiens. Bs.As., 1978. págs. 75, 76). 4. Lacan, Jacques, De noscmtécédents en Écrits, Éd . du Seuil, Parts, 1966, pág. 65. ·(Hay versión cas tellana: Escritos 1, Ed lt. Siglo X.Xi, México, 1971. pág. 3). 5. Ibidem: pág. 66 (pág.'! de la versión castellana) .
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