UNIVERSIDAD NORORIENTAL PRIVADA GRAN MARISCAL DE AYACUCHO. FACULTAD DE DERECHO ESCUELA DE DERECHO NÚCLEO CUMANÁ
AUTODOMINIO EMOCIONAL
REALIZADO POR: SERRANO, MARIA F 22.630.190 SEGURA, MARIANNA 18.416.426 SEC:03 CUMANÁ, FEBRERO DE 2012
INTRODUCCIÓN
El miedo es el mal más característico de estos momentos. Así como la histeria era común a principios del siglo pasado, según Freud debido a la represión sexual, actualmente la libertad que existe entre los sexos ha disminuido esta afección, pero a la vez se han incrementado los miedos, las fobias, los ataques de pánico y las obsesiones.
Estamos viviendo una época en que las estructuras de personalidad se desdibujan, la fe se marchita, el ser humano se robotiza y se aísla, y pierde el sentido trascendente de la vida. Surgen así los miedos para defenderse de ese particular y nuevo sentimiento de aislamiento y desconexión con el todo.
Los niños crecen sin fe y además les resulta más difícil relacionarse con sus mayores. Aprenden a vivir aferrados a los objetos como sustitutos a medida que las exigencias y la necesidad de competir se acentúan y la ansiedad y la angustia aumentan; mientras cada vez se les hace más difícil verle sentido a la existencia.
1.-
El Autodominio Emocional
El autodominio se ha definido como la cumbre del logro humano, porque de todas las cualidades semejantes a semilla que una persona puede cultivar, es la más difícil de sembrar, regar, abonar y cosechar.
Una emoción es una alteración del ánimo que va acompañada de una reacción o manifestación corporal.
En general el ánimo oscila entre dos extremos opuestos: por un lado está ligado a la sensación de agrado, que provoca un estado de excitación eufórica y placentera; y por otro va unido a la sensación de desagrado que induce a la depresión y el sufrimiento.
Tales sentimientos provocan una reacción del organismo en su esfera puramente corporal (somática). Así, por ejemplo, con el agrado se hace más lento el pulso y la respiración más profunda, mientras que el desagrado lleva consigo una aceleración de los latidos cardíacos y una respiración rápida y superficial. Del mismo modo, todo el resto del organismo se adapta al estado emocional. En realidad no son más que vestigios de las reacciones primitivas de huida o acercamiento ante un estímulo, conductas fácilmente observables en el reino animal, pero que en el ser humano están moduladas por un desarrollo social e intelectual.
Es normal encontrar a nuestro alrededor comportamientos tan habituales como retraer los labios y mostrar los dientes cuando se está furioso. Aunque lo parezca, no quiere decir que tengamos intención de morder a nadie; tan sólo es una secuela de un gesto que primitivamente tenía un sentido de lucha, tal y como se observa aún en los anímales. Cuando sentimos miedo, notamos cómo se eriza el vello de nuestro cuerpo, en una reacción relacionable con el mecanismo de defensa de algunos animales, como, por ejemplo, el gato, y que en ellos tiene la intención de aumentar el tamaño corporal con fines intimidatorios.
Son todas ellas respuestas emotivas que tienen lugar de forma refleja y sin que tengamos, en principio, control consciente y racional sobre ellas, porque no son aprendidas, forman parte del comportamiento instintivo heredado y se repiten en todos los seres humanos.
Prueba de ello son algunas experiencias realizadas con niños sordos y ciegos de nacimiento. A pesar de no tener capacidad para imitar gestos o sonidos por carecer de visión y oído, cuando demostraban una emoción, repetían los mismos ademanes que otros niños sanos. Y los estudios antropológicos revelan cómo los gestos emocionales (de risa, llanto, ira, etc.) se reproducen por igual de uno a otro continente y entre las más diversas culturas, desde las más primitivas a las más desarrolladas.
El ser humano no ha aprendido a emocionarse, lo que sí ha adquirido es un mayor enriquecimiento en la expresión de sus emociones, hecho que va en proporción a su capacidad de comunicación como animal social.
Sin embargo, con la evolución cultural y el aprendizaje de normas de convivencia a través de la educación, el ser humano también ha adquirido la capacidad de controlar sus emociones; o, al menos, la exteriorización de las mismas. Las normas de educación nos dicen que gritar cuando estamos furiosos, reírse a carcajadas, hacer aspavientos cuando lloramos, etc., no está bien visto y debemos reprimirlo. Hasta tal punto hemos asumido estas normas que, cuando las observamos,
nos
llaman
la
atención
e
incluso
nos
parecen
ridículas,
caricaturescas y exageradas. En cambio, son manifestaciones usuales entre las personas de bajo nivel cultural y sociedades primitivas.
Otras veces, la manifestación espontánea de las emociones, se integra psicológicamente como una muestra de debilidad y, por tanto, tiende a reprimirse, sobre todo aquellas emociones fruto del sufrimiento, como el llanto. Todos hemos oído la frase: «los hombres no lloran» o llorar como una mujer, con la intención puramente machista de restar virilidad al hombre emotivo que se comporta como una débil mujer, cuando, muchas veces, demostrar una emoción es una cualidad humana positiva, que nada tiene que ver con la debilidad. El error tiene lugar cuando se confunde sensibilidad con sensiblería.
2.-
El Miedo Escénico
El miedo escénico es una forma de timidez que surge en presencia de grupos, o como consecuencia de pensamientos limitadores acerca de nuestra actuación frente a grupos. Es una reacción, una respuesta defensiva del organismo, caracterizada por distintas formas de alteración de la normalidad en el funcionamiento mental, emocional y motriz del individuo que lo padece.
El miedo escénico incluye una amalgama de factores que incluye lo fisiológico, lo psicológico y lo conductual. En lo fisiológico, destacan respuestas como: Respiración acelerada, sudoración copiosa, tensión corporal, urgencia urinaria, malestar estomacal, dolor de cabeza, sequedad salivar, rubor facial, "trac" o sensación de laringe cerrada, escalofríos y náuseas. Las respuesta psicológicas suelen incluir: Fallas de memoria, pensamientos pesimistas destacado de errores, confusión de las ideas, fallas en la concentración, autoexigencia, y estados emotivos como temor al rechazo, al error, al fracaso, y al ridículo. Y en lo conductual, los comportamientos más vistos, son: Evitación de la acción, intentos de huida, "tics" nerviosos y otros automatismos, atropellamiento verbal, tartamudeo, reducción de volumen de la voz, silencios frecuentes o largos y en algunos casos, uso voluntario de licor y drogas tranquilizantes.
Hay cuando menos cinco elementos principales que tienden a exacerbar el miedo escénico:
- La novedad (enfrentarse a lo que no conocemos) - La sorpresa (enfrentarse a algo que no esperábamos tener que enfrentar) - La intensidad (el grado de importancia que el reto tenga para nosotros) - El desconocimiento (el grado de ignorancia temática del orador. - La inexperiencia (la falta de práctica y de vivencias en este aspecto)
Las causas del miedo escénico se han buscado en diferentes escenarios, que van desde traumas de vidas pasadas, configuración cerebral innata, patrones
o arquetipos astrológicos, traumas de la infancia y la adolescencia, aprendizaje por modelaje, exceso de perfeccionismo, sobreestimación de la opinión de los demás, etc. Cualquiera que sea la causa o grupos de causas, lo cierto es que éstas imponen límites a nuestra operatividad, satisfacción, autonomía y determinación, y nos condicionan a padecer estados de tensión, parálisis, evasión o confusión claramente improductivos.
3.-
Las Creencias
Una creencia es el sentimiento de certeza sobre el significado de algo. Es una afirmación personal que consideramos verdadera.
Las creencias, que en muchos casos son subconscientes, afectan a la percepción que tenemos de nosotros mismos, de los demás y de las cosas y situaciones que nos rodean.
Muchas personas tienden a pensar que sus creencias son universalmente ciertas y esperan que los demás las compartan. No se dan cuenta que el sistema de creencias y valores es algo exclusivamente personal y en muchos casos muy diferente del de los demás. Nosotros no vivimos la realidad en si, sino una elaboración mental de la misma. Lo que hace que la vida sea un constante manantial de esperanza y ricas alternativas o una inevitable fuente de sufrimiento. Lo que vivimos tal como lo vivimos, depende más de la representación y elaboración de nuestro mapa mental, que del territorio "real" en sí. Por lo tanto el mapa no es el territorio.
A través de nuestro sistema de creencias y valores damos significado y coherencia a nuestro modelo del mundo, al que estamos profundamente vinculados. Cuestionar una de nuestras creencias puede desestabilizar todo el sistema al afectar a aquellas otras que se derivan o están relacionadas con ella. Esta es la razón por la que somos muy reacios, en muchas ocasiones, a modificar alguna de nuestras creencias.
Las creencias se forman a partir de ideas que confirmamos o creemos confirmar a través de nuestras experiencias personales. Cuando una creencia se instala en nosotros de forma sólida y consistente, nuestra mente elimina o no tiene en cuenta las experiencias que no casan con ella.
Las creencias son una fuerza muy poderosa dentro de nuestra conducta. Es bien sabido que si alguien realmente cree que puede hacer algo, lo hará, y si cree que es imposible hacerlo, ningún esfuerzo por grande que éste sea logrará convencerlo de que se puede realizar. Todos tenemos creencias que nos sirven como recursos y también creencias que nos limitan. Nuestras creencias pueden moldear, influir e incluso determinar nuestro grado de inteligencia, nuestra salud, nuestra creatividad, la manera en que nos relacionamos e incluso nuestro grado de felicidad y de éxito.
Son ideas que en un momento determinado llegaron a nosotros y porque si creímos, como el que cree que mañana sale el sol. Las creencias se han ido formando, ocupando un espacio, una energía, se han ido materializando dentro de nuestros conceptos más arraigados. Vienen a partir de lo que nos han dicho, de lo que hemos vivido, son maneras que nosotros creemos tener y ser, y que vienen más de otras personas, educadores, padres, experiencias de nuestros padres, por
los medios de comunicación o en el momento que algo nos ha sucedido muy fuerte y se ha producido una impregnación en nuestro consciente o en nuestro inconsciente. Creencias a veces escondidas en nuestro inconsciente, y que están teniendo una repercusión extraordinaria en nuestras vida, y es difícil acceder a ellas.
Una creencia puede tener o no base empírica. Por ejemplo, las creencias religiosas, al ser basadas en dogmas, no suelen tener base empírica; lo que las hace opuestas a la ciencia, que se construye a partir de datos obtenidos mediante el método experimental o a través de cálculos precisos.
Aunque en el lenguaje común no suele tenerse en cuenta la siguiente distinción; sin embargo, conceptualmente conviene diferenciar:
Las opiniones, que están sometidas a ciertos criterios racionales que justifican la verdad de su contenido: la ciencia y todos los discursos sometidos a la crítica racional cuyo fundamento último es una creencia objetivamente fundada en criterios establecidos.
Las ideologías cuyo fundamento es la propia constitución de la identidad del grupo social y la defensa de sus intereses, aunque se presenten como verdades y fundamento de opiniones (prejuicios).
La religión, cuyo contenido, fundamento de verdad y moral, al estar situado fuera del contexto cognositivo del mundo y de la experiencia, por revelación divina o autoridad sagrada, suele tomarse como modelo de creencia que no depende de la razón humana, y ejerce una función de sentido de la vida, que a veces se confunde con la ideología. Cuando las creencias admiten discusión y contraste, se dan distintos tipos
de marcos de desarrollo, principalmente parcelado en dos:
Creencias cerradas: Sólo admiten discusión y contraste por cierta clase de personas, escogidas por su autoridad y afinidad a lo ideal.
creencias religiosas
creencias esotéricas
creencias políticas
mitos, leyendas, supersticiones.
Creencias abiertas: Admiten discusión y contraste por cualquiera que se adhiera a un modelo de análisis lógico, y razones con base en él.
4.-
creencias científicas
creencias pseudocientíficas
creencias cientificistas
creencias históricas
creencias conspirativas secretas
Efectos del Miedo
El miedo es una emoción innata, útil para defenderse de los peligros reales del medio ambiente. Sin embargo, cada persona va desarrollando distintos tipos de miedos irreales que también pueden generarlos ciertas experiencias traumáticas.
El miedo es como un ser vivo, porque puede crecer y multiplicarse. Se comienza con un miedo y se termina con muchos miedos, los cuales van paralizando la acción hasta convertir a un individuo en un ser depresivo y solitario, esclavizado por sus miedos.
El miedo también es contagioso. Una madre miedosa y aprensiva puede hacer que sus hijos aprendan a tener los mismos miedos. Las personalidades obsesivas, con un Superyo muy exigente y altas expectativas son las que básicamente tienen miedo a perder el control; desarrollando en su lugar distintos miedos sustitutos.
El miedo a mostrarse y exponerse a ser mirado, evaluado o criticado, no le permite a un individuo desarrollar las actividades que desea hacer, porque tiende a huir hacia adelante para evitar toda situación que le genere angustia.
Pueden aparecer, taquicardia, ahogo, mareo... que pueden desembocar en un paro cardíaco, lo que puede ocasionar la muerte. En el sistema digestivo: espasmos estomacales e intestinales, boca reseca, acidez, salivación excesiva, vómitos, diarreas e incontinencia urinaria.
El miedo, como toda emoción... puede provocar efectos contrastados según los individuos y las circunstancias, incluso reacciones alternativas en una misma persona: la aceleración del movimiento del corazón o su ralentización; una respiración demasiado rápida o demasiado lenta; una contracción o una dilatación de los vasos sanguíneos; una hiper o hiposecreción de las glándulas; constipado o diarrea,
poliuria
o
anuria,
un
comportamiento
de
inmovilización
o
una
exteriorización violenta. En los casos límite, la inhibición llegará hasta una pseudoparálisis ante el peligro... y la exteriorización desembocará en una tempestad de movimientos enloquecidos e inadaptados, características del pánico
5.-
Ciclo del Miedo Las experiencias negativas previas hacen que la persona desarrolle un
temor al fracaso que da inicio al ciclo del miedo. El ciclo del miedo es: Miedo que produce inacción; La inacción produce inexperiencia; La inexperiencia produce incapacidad; y la incapacidad produce miedo.
Notemos que el ciclo del miedo empieza con el miedo mismo, que nos lleva a la inacción, y esta nos lleva a la inexperiencia que es la que produce incapacidad; y la incapacidad produce miedo.
y
El Miedo: El miedo divide constantemente la mente y hace que una persona pierda el enfoque. Cuando tenemos miedo estamos divididos internamente y en nuestros pensamientos. El miedo es una un sentimiento que puede causar graves daños en la mente y en las acciones. Dicho de otra manera el miedo, nos paraliza, el miedo nos lleva a cegarnos, el miedo nos inhabilita. El miedo es un ciclo que nos lleva a vivir en un círculo destructivo
y
Inacción (Falta De Acción): El miedo paraliza nuestra vida, nuestras emociones, nuestras intenciones. El temor al fracaso crea inacción, el miedo nos produce temor al fracaso y este temor al fracaso nos lleva a no realizar nuestros sueños, a no iniciar nuevos proyectos, nos invita a quedarnos donde estamos.
y
Inexperiencia: La inacción lleva a una persona a no actuar y al no actuar la persona no adquiere experiencia. cuando una persona quiere hacer algo y
por la inacción no lo hace, entra en la tercera etapa del ciclo del miedo que es la inexperiencia, la cual lo lleva a detener el crecimiento. Sin experiencia no se puede crecer. Es necesario subrayar que la inexperiencia detiene nuestro crecimiento
y
Incapacidad: La falta de experiencia crea la incapacidad de desenvolverse en situaciones similares. Es la aptitud que ha adquirido alguien para poder desenvolverse en un área de acción. La incapacidad es parte del ciclo y por lo consiguiente nos lleva de nuevo al miedo para seguir en el ciclo. La pregunta que toda persona debe hacerse es ¿cómo podemos vencer el miedo? Y si ya estamos en el ciclo del miedo ¿qué tenemos que hacer para salir de él?
6.- Causa y Superación del Miedo El cerebro tiene la capacidad, como uno lo descubre -no por lo que dicen otros-, de permanecer sano a pesar de una conmoción. No lo sé todo al respecto, pero la conmoción misma invita a su propia protección. Si lo investigan en sí mismos, lo verán. El miedo es, entonces, una conmoción; puede ser momentánea o continuar en diferentes formas, con distintas expresiones, distintas modalidades. Vamos, pues, a llegar a la mismísima raíz del miedo.
Entre los más comunes está el miedo a tomar decisiones; un miedo relacionado
con
la
incapacidad
de
asumir
las
responsabilidades
y
las
consecuencias que derivan de los propios actos. Es el temor a equivocarse, a ser juzgado, a ponerse en evidencia; un miedo que tiene su origen en la baja autoestima, que a su vez puede ser consecuencia de hechos traumáticos del pasado.
El miedo a la soledad es otro de los temores fundamentales, máxime cuando el ser humano es un ser sociable por excelencia, pero este miedo deviene en problema cuando la soledad se percibe como algo intolerable. Una secuela característica de la aversión a la soledad es la dependencia, situación que a veces se produce a cualquier precio.
Pero quizá a lo que más se asocia el miedo es al peligro. Aquí se podría distinguir entre el miedo del peligro que viene y el miedo que causa ir hacia el peligro. En el primer caso se trataría del miedo innato; el que juzga como peligrosa una situación a la que hay que hacer frente y, por tanto, actuar en uno u otro sentido. En el segundo caso, sin embargo, estaríamos hablando del miedo adquirido; la percepción que se tiene sobre algo que puede ser peligroso y que, en muchos casos, no lo es. Pasos
para Superarlo
Debemos comprender que el miedo escénico se derrota antes de pararnos frente al público. Tenemos que aprender a prepararnos adecuadamente para cualquier oportunidad que tengamos de hablar en público.
Algunas sugerencias que podemos poner en práctica para derrotar el miedo escénico son las siguientes:
1) Investiguemos sobre el tema que vamos a exponer de manera cuidadosa y luego delimitémoslo. No estamos obligados a querer abarcar todo el contenido. Cuando tenemos mucho material es más fácil perdernos. Por lo tanto, busquemos dentro del tema en general, algunos de los puntos que más nos gusten y hablemos sobre ellos. Nos sentiremos a gusto porque dominaremos el contenido.
2) Evitemos aprendernos de memoria el tema. Si nos hemos preparado adecuadamente tendremos las ideas y los conceptos claros en la mente, por lo tanto, expliquémoslos con nuestras propias palabras.
3) Es importante tener un buen apoyo de medios audiovisuales. Ellos nos ayudarán
a
recordar
los
puntos
importantes
de
nuestro
tema.
Preocupémonos en elaborar buenas presentaciones, ya que nos ayudarán a mantener el control sobre el tema.
4) Con el tema delimitado, los conceptos claros en la mente y con un buen apoyo audiovisual, ahora solo nos falta practicar, practicar y practicar. Hagámoslo frente a un espejo, con la familia, con un grupo pequeño de amigos, etcétera. Graba tu charla, a ser posible en cámara de vídeo y luego veámosla varias veces. Seamos objetivos con nosotros mismos, primero elaboremos una lista de las cosas positivas que veamos y luego una lista de las que tengamos que mejorar.
5) Conozcamos al público. Investiguemos quiénes estarán, cuántos serán, su grado de estudios, su identidad profesional, etcétera. Saber quiénes estarán será positivo. Evitemos pensar que habrá gente importante. Todos los que vienen a escucharnos lo hacen porque quieren aprender de nosotros. Elaboremos una lista de preguntas que creemos que ellos nos harían y tengamos las respuestas a mano.
6) Mantengamos el control sobre las preocupaciones. Preocupación está escrita con el prefijo pre y la palabra ocupación, lo que significa que lo que hacemos es ocuparnos de algo antes de que realmente ocurra. Se dice que el 80% de nuestras preocupaciones jamás ocurren. Nuestro desafío, entonces, es llenar nuestra mente de lo positiva que será esa experiencia,
lo nuevo que vamos a aprender y lo valioso que será ayudar a nuestro público.
Enfrentarse al miedo escénico es posible y derrotarlo para siempre puede ser una realidad. Como sabemos muy bien, para aprender a nadar es necesario meterse en el agua varias veces hasta que dominemos las técnicas. Igualmente, para aprender a hablar en público exitosamente es necesario pararse frente a un auditorio todas las veces que sea necesario hasta que el miedo escénico sea soportable, dominable y manejable.
7.-
Control y Manejo de las Emociones El manejo de las emociones, comienza conociéndolas, aprendiendo a vivir
con ellas, y reconocer cuándo son beneficiosas y cuándo pueden hacer daño.
El manejo de ellas consiste en controlarlas cuando se siente que se están desbocando. Buscar la manera de aprender a razonar y pensar en los momentos que se siente que se quiere reaccionar a situaciones emotivamente.
Debemos tener en mente que luego de haber reaccionado de modo emotivo es difícil echar marcha atrás porque el daño ya puede haberse convertido en un peligro para las personas , sus allegados a la sociedad. Empero, también pueden ser beneficiosas
Todas las personas tenemos emociones. Ello es innato. Es aceptado científicamente, que las emociones básicas son: la felicidad, la tristeza, la indignación, el temor, el rechazo.
Esas emociones pueden reconocerse de inmediato, en las caras de las personas que la están viviendo por ejemplo, la indignación, hace cambiar la cara de la persona indignada, todos sus músculos están tensos y las cejas aparecen enarcadas, se suda copiosamente el rechazo, otro ejemplo, produce una expresión de asco
Es necesario reconocer estas expresiones para saber cómo lidiar con la gente con la que se debe negociar o convivir. lo malo, es cuando actuamos emotivamente, es decir, dejarse llevar por el primer impulso, puede conducir a cometer errores que posteriormente se lamentarán.
Así que el secreto es poder reconocer cuando se debe actuar guiado por las emociones y cuando se deben controlar.
Según, las autoras martin y boeck, existen cinco elementos fundamentales de la inteligencia emocional:
1. recocer las propias emociones.
2. saber manejar las propias emociones
3. utilizar el potencial existente esto es aprender a motivarse, a no desfallecer en las tareas que se imponga, a ser tenaz y constante y disfrutar de lo que está haciendo.
4. saber ponerse en lugar de los demás, reaprender a tener empatía, ponerse en el lugar de otro.
5. crear relaciones sociales. o sea saber trabajar y participar en ambientes con otras personas.
Las emociones, pueden ser beneficiosas o perjudiciales para nuestro cuerpo y nuestro cerebro, y es en su hemisferio izquierdo, donde están las emociones.
8.-
Técnicas de Relajación Las técnicas de relajación están especialmente indicadas en los trastornos
de tipo psicosomático y en todas aquellas alteraciones en que la ansiedad o angustia
es
la
que
provoca
los
desórdenes
funcionales.
Como
hábito
psicoprofiláctico podrían estar indicadas las técnicas de relajación para la mayoría de la población en todas aquellas situaciones estresantes de la vida diaria como los exámenes, el estrés laboral, las relaciones conflictivas, etc.
Una técnica de relajación es cualquier método, procedimiento o actividad que ayudan a una persona a relajarse, es decir, reducir su tensión física y/o mental. Generalmente permiten que el individuo alcance un mayor nivel de calma reduciendo sus niveles de estrés, ansiedad o ira. La relajación física y mental está íntimamente relacionada con la alegría, la calma y el bienestar personal del individuo.
Las técnicas de relajación a menudo emplean técnicas propias de los programas de control del estrés y están vinculadas con la psicoterapia, la medicina psicosomática y el desarrollo personal. La relajación de la tensión muscular, el descenso de la presión arterial y una disminución del ritmo cardiaco y de la frecuencia respiratoria son algunos de sus beneficios en la salud. Sin embargo, no se dispone de evidencia científica que apoye la eficacia de algunos métodos.
Existen diversas técnicas que permiten al individuo mejorar su estado de relajación. Algunos de los métodos pueden ser efectuados por el propio individuo pero otros requieren la ayuda de otra persona o, incluso, de un profesional. No todos requieren el ejercicio físico, algunos requieren un estado de quietud.
Determinadas técnicas de relajación deben ser realizadas estando tumbado o sentado en silencio, en total serenidad y concentración. Entre ellas se encuentran:
y
Rebirthing
y
Meditación
y
Yoga Nidra
y
Pryma
y
Biofeedback
y
Entrenamiento autógeno
y
Control de la respiración
y
Relajación muscular progresiva de Jacobson
y
Visualización de imágenes mentales agradables
Las técnicas de relajación que incorporan en ejercicio físico son caminar, jardinería, yoga, Tai Chi, Chi Kung, entre otras. También el bodywork resulta útil para mantener un alto estado de relajación[cita requerida]. Algunos ejemplos son el masaje, la acupuntura, el método Feldenkrais, la reflexoterapia y el autocontrol.
Ciertos métodos pueden efectuarse mientras se realizan otras actividades, por ejemplo, la autosugestión y el rezo. También se ha demostrado que la escucha de ciertos géneros musicales, como la música New Age y la música clásica, pueden mejorar la relajación mental y el bienestar personal.2 Algunas personas sostienen que el humor también puede ayudar, pero ningún estudio lo ha corroborado.
9.-
Respiración Diafragmática El diafragma es el músculo más eficiente para respirar. Es un músculo
grande, en forma de domo localizado en la base de los pulmones. Sus músculos abdominales ayudan a mover el diafragma y darle más poder para vaciar sus pulmones. Pero la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (COPD) puede impedir que el diafragma trabaje eficazmente.
Cuando usted tiene una enfermedad pulmonar, el aire a menudo se queda atrapado en los pulmones, y se empuja el diafragma hacia abajo. Los músculos del cuello y del pecho luego deben trabajar mas para poder respirar. Esto puede dejar el diafragma debilitado y aplastado, provocando que trabaje de manera menos eficaz.
La respiración diafragmática lo ayuda a usar el diafragma correctamente para poder:
y
Fortalecer el diafragma
y
Disminuir el trabajo de respiración al disminuir la tasa de respiración
y
Disminuir la demanda de oxigeno
y
Utilizar menos energía para respirar
La respiración diafragmática es la que consiste en tomar aire sin levantar los hombros y llevarlo a la parte inferior de los pulmones; ahí se encuentran las costillas flotantes que por ser movibles permiten el ingreso de mayor cantidad de aire y por consiguiente poder hablar más. A continuación brindamos un método sencillo para aprender a respirar diafragmáticamente:
1. Con los dedos índice y pulgar toque las últimas costillas de ambos lados de su cuerpo. 2. Inspire lenta y profundamente sin levantar los hombros tratando de llevar el aire a la parte inferior de los pulmones. 3. En la parte inferior se halla un músculo llamado ³diafragma´ el cual actuará como pistón cuando usted comience a hablar. 4. Su voz debe salir al compás del aire expirado; si habla fuerte, hará presión en el diafragma; si habla despacio, distenderá el diafragma. 5. Recuerde, mientras más aire inspire más tiempo y fuerza tendrá para hablar. Este tipo de respiración permite hablar con claridad y facilidad sin fatigar el aparato de fonación y sin el peligro de quedar afónicos. Inicialmente, este ejercicio de respiración diafragmática puede hacerse también acostado sobre la cama, practíquelo de la siguiente manera:
10.-
Ejercicios para el fortalecimiento Diafragmático La técnica diafragmática de respiración es la siguiente:
y
Póngase boca arriba en una superficie plana o en la cama, con sus rodillas flexionadas y con un soporte (almohada) en su cabeza. Usted puede usar una almohada bajo sus rodillas para soportar sus piernas. Coloque una mano en la parte superior del pecho y la otra simplemente debajo de su caja torácica. Esto le permitirá sentir su movimiento del diafragma cuando usted respira.
y
Aspire lentamente a través de su nariz a fin de que su estómago se mueve fuera en contra de su mano. La mano en su pecho debería permanecer tan quieta como sea posible.
y
Apriétese sus músculos del estómago, dejarlos mover hacia dentro cuando usted exhale. La mano en su pecho superior debe permanecer tan quieta como sea posible. Mientras está aprendiendo esta técnica puede realizar este ejercicio en una
cama. Cuando ya tenga práctica puede realizar los mismos ejercicios cuando se encuentre sentado.
Para realizar este ejercicio al sentarse en una silla debe realizar los siguientes:
y
Siéntese cómodamente, con las rodillas flexionadas de rodillas y hombros cabeza y cuello relajados.
y
Coloque una mano en su pecho superior y el otro simplemente debajo de su caja torácica. Esto le permitirá sentir el movimiento del diafragma cuando usted respira.
y
Apriete sus músculos del estómago, déjelos moverse hacia dentro cuando usted exhale. La mano en su pecho superior debe permanecer tan quieta como sea posible.
Nota: Usted se dará cuenta de que se necesita de un mayor esfuerzo para poder respirar utilizando el diafragma adecuadamente. Al principio, usted probablemente se cansará al hacer este ejercicio. Pero continúelo, porque con práctica continuada, la respiración diafragmática se volverá fácil y automática.
11.-
De Tímido A Extrovertido Las personas extrovertidas no tienen miedo alguno en dejar su currículum,
hablar con el jefe para que le contrate o asciendan, forjan amistad con compañeros, superiores y a la hora de buscar pareja no se suelen cortar mucho y aprenden a desenvolverse (por norma general) excelentemente.
Una persona tímida de entrada no solo no tiene estas ventajas sino que para ella es una desventaja. Las personas tímidas suelen tener mucho resquemor y mucho miedo y odio interno por su incapacidad de relacionarse, algo que se acrecienta con el tiempo y puede volverlas personas extremadamente raras o ³muy suyas´.
Ser tímido no es ningún delito y todo el mundo tiene derecho a ser como es pero es totalmente irresponsable negar que la timidez acarrea muchos problemas en la vida de una persona. No creo que alguien sea muy feliz viendo que es incapaz de hacer amigos nuevos, desenvolverse en conversaciones o encarrillar su vida social.
CONCLUSION
Hablar en público puede ser una vocación o un reto que nos imponen las circunstancias. Es una habilidad importante pues nos permite destacarnos, potenciar la autoestima e influir sobre otras personas. Sin embargo, el miedo a equivocarnos y a ser rechazados mejor conocido como el miedo escénico, es un enemigo a vencer para poder triunfar como un orador excelente. Las causas del miedo escénico se han buscado en diferentes escenarios, que van desde traumas de vidas pasadas, configuración cerebral innata, patrones o arquetipos astrológicos, traumas de la infancia y la adolescencia, aprendizaje por modelaje, exceso de perfeccionismo, sobreestimación de la opinión de los demás, etc. Cualquiera que sea la causa o grupos de causas, lo cierto es que éstas imponen límites a nuestra operatividad, satisfacción, autonomía y determinación, y nos condicionan a padecer estados de tensión, parálisis, evasión o confusión claramente improductivos. Para vencer al miedo escénico, se ha encontrado que el método más efectivo es la llamada terapia cognitivo - conductual, que combina un trabajo de cambio de creencias con aprendizaje de conductas efectivas. Esta forma de terapia es resultado de descansa los aportes de investigadores y terapeutas como: Skinner, Lazarus, Ellis, Beck, Young y otros, que probaron experimentalmente como aprendemos a perturbarnos y como podemos modificar ese aprendizaje.
El miedo escénico disminuye significativamente practicando lectura en voz alta, cantando en un coro, practicando juegos de equipo, tomando clases de teatro o expresión corporal, atendiendo público y participando en distintos grupos.
Es importante brindar a estas personas, para que desarrollen mayor seguridad y confianza en ellas mismas, reconocimiento por sus logros, minimizando sus desaciertos, para ayudarlas a enfrentar esas situaciones que suponen de riesgo con mayores recursos.
Lo único que termina con todos los miedos en forma definitiva es enfrentarlos con una conducta contrafóbica, o sea, haciendo precisamente lo que se teme en forma voluntaria.
Una personalidad con características obsesivas deberá entregarse a lo desconocido, no oponer más resistencia y abandonar su actitud de controlarlo todo.
El control es un empeño ilusorio, porque no podemos evitar los sucesos, sólo podemos prevenir circunstancias adversas siendo plenamente conscientes de nuestros actos, no actuando sin reflexionar ni intentando dañar a otros con nuestro comportamiento.
El desequilibrio interior y la culpa exigen reparación y nosotros mismos provocamos los sucesos que más tememos para castigarnos.
La meditación diaria alivia las tensiones y nos permite manejar las presiones externas con una actitud menos competitiva, disminuir la necesidad de cumplir expectativas demasiado altas y sentirnos mejor con nosotros mismos.
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