Paul-Laurent Assoun
EL PERJUICIO Y EL IDEAL Hacia Hacia una una clínica social social del trauma
Ediciones Nueva Visión Buenos Aires
159.964.2 ASS
A ssoun, Paul-Laurent El perjuicio perj uicio y el ideal - 1a ed. - Buenos Bu enos Aires: Nueva Visión, 2001 240 p.; 19x13 cm. cm. Traducción de Paula Mahler ISBN 950-602-429-4 l Título -1 . Psicología Psicología Social Social
Títu Tí tulo lo del orig o rigina inall en francés: Lepréjudice et l’idéal. Pour une clinique social du trauma © Ed Anthrophos, 199 1999
Este libro se publica en el marco del Programa Ayuda a la Edición Victoria Ocampo del Ministerio de Asuntos Extranjeros de Francia y el Servicio Cultural de la Embajada de Francia en la Argentina.
© 2001 por Ediciones Nueva Visión SAIC, Tucumán 3748, (1189) Buenos Aires, República Argentina. Queda hecho el depósito que marca la ley 11. 11.72 723. 3. Impreso en la Arge ntin a / Printe d in Argen tina
Introducción EL SUJETO DE L PERJUICIO: PERJUICI O: TRAUM A IDEALIZADO IDEALIZADO ¿Qué te han hecho, a ti, pobre niño?1
La pregun p regunta ta de Goethe Goeth e nos ubica ubica en el centro mismo de lo cuestionado por el psicoanálisis, psicoanálisi s, de lo que querríamos querría mos hacernos hac ernos eco aquí, como lo que, al retornar, lo interroga: alusión a un cierto perjui pe rjuicio cio de origen -en -e n form a de exclamación exclamación a la la patética p erplejidad-, erplejida d-, que se se supon suponee inflige a un niño -pues siempre se trata de un niño, hasta en las formas más “adultas” de daños daños inconscientes-, inconscie ntes-, un “otro” “otro” enigmático, causa putativa de esta “adulteración”. Quizás el creador del psicoanálisis, alimentado por el texto de Goethe, como como en una reminiscencia, reminisc encia, se haya hay a recordado recordad o a sí mismo, en un momento decisivo -probablemente el que toma acto del mismo nacimiento del psicoanálisis-.2Esto nos dice que hoy es preciso un redescubrimiento de este origen, cuando la fig está fi g u ra del p e rju rj u icio ic io está en el cénit de de la “enfermedad de la civilización” c ivilización” . En efecto, efecto, se se trata de designarla desig narla como la pregunta pregu nta simultáneam simultá neamen en te más actual actual -porque -porq ue algo del síntoma colectivo adquiere significado aquí aquí y ahoraaho ra- y la menos menos nueva -y - y a que da cuenta cuenta del del centro mismo mismo,, traumático, de lo originario infantil-. Cuestión de “época”, en la medida en que cada cada época época le da su su estilo estilo -radicalm -radic almente ente singu sin gular lar-- a este problema atemporal. Lo que la práctica clínica clínica muestra y encuentra en lo cotidiano cotidiano de la enfermedad es este avance de un cierto sentimiento de perjuicio, configurado en el malestar de sus formas sociales singulares. Esta referencia referen cia a los los “perjuicios” en su su ma materia terialida lidad d organiza orga niza una posi po sici ción ón 1Goethe, Los años de aprendizaje de Wilhelm Meister. 2 Carta a Fliess del 22 de diciembre de 1897, citada por Jeffrey Moussai'eff Masson, Le Réel escamoté, Aubie Aub ier, r, 19 1984 84,, p. p. 132.
subjetiva que podemos denominar pe p e rju rj u d icia ic ia l : oímos que el sujeto organiza su habla y su acción alrededor de esta convicción de un perjuicio cuya eventual eventu al reparación exige —con con formas más virulenta virule ntass o de modos más más discreto disc retos-, s-, pero per o que, sobre sobre todo, todo, organiz orga niza a su estilo es tilo de vida vid a (inconsciente) (inconscie nte) y su estar-en-el mundo mundo y la relación relació n con los demá d emás. s. Un sujeto que tiene de qué quejarse, por supuesto, pero que no sabe sabe cuál cuál es el tema tem a del objeto de su su queja. Aquí Aq uí inter in tervie viene ne la posición posición del inconsciente, en el nexo entre la clínica y y lo social. Pues el hech hecho o es es indisolublemente indisolublemente colectivo colectivo -perjuic -pe rjuicio io “gene “ge neraliz raliza a do” do” , de alguna m a n e ra -y está articulado articulado con con la posición posición singular de los sujetos, uno por uno. Por consiguiente, parece pertinente y fecundo fecundo retomar la actualidad del malestar malesta r de la civilizaci civili zación ón a través travé s del tem a del perjuicio, a través de ese ese “pliegue” “plieg ue” del sujeto del malesta m alestarr -en tanto viene a generar sus modos de idealización (mórbidos) y cuestionar el ideal-de-civiliza ideal-d e-civilización ción (Kulturideal ),3lo ),3lo que hace de él un factor de verdad.
L a ecuación ecuación traumática o la “pregunta “pregunta de M ignon” Cuando Freud percibe un cierto eco del trauma originario en el sufrimiento neurótico, le escribe a su amigo Fliess lo que Goethe había puesto en boca del personaje Mignon, en los Años de aprendi- apren di- zaje de Wilhelm Meister. Tomemos Tom emos esta expresión, -eso -e soss versos ve rsos extraído extr aídoss de la Balada de M i g n o n en su letra, para comprender por qué puede servir de epígrafe para nuestra cuestión estructural que quiere volver a lanzar de la manera más aguda la coyuntura (de un cierto malestar de estructura). Un espectrogram espec trograma a de la expresión muestra mu estra la proble mática a la que la pregunta de Mignon, la heroína miserable, da su valor val or de verdad con con todo todo su pathos. path os. El centro de gravedad de la exclamación interro gativa gativ a está en el el “qué”: “qué” : “¿qué “¿qué te hicieron?” En ese objeto del perjuicio está es tá condensado condensado el nudo nudo de preguntas pregun tas solidarias: solidaria s: ¿quién te hizo hi zo?, ?, ¿cómo ¿cómo?, ?, ¿por qué? Por un efecto de aspiradora nos vemos remitidos al punto oscuro del trauma, exorbitante real y enigmático. enigmático.
3 P.-L. Assoun, Freud et les sciences sociales. Psychanalyse et théorie de la culture , Armand Colin, 1993, p. 124.
WAS HAT MA N DIR ARMES KIND
GETAN
= qué, objeto del trauma perjudicial = te han, acto que perjudica al sujeto anónimo = a ti, sujeto destinatario destinat ario de la demanda y objeto objeto del perjuicio: por lo tanto, sujeto-objeto sujeto-objeto = po bre niño, calificación del sujeto del incali ficable perjuicio, objeto de compasión nom brado por su su perjuicio (colocado (colocado,, por refor re forza za miento, en aposición aposición de esta segunda perso na interpelada) = hecho, acción -perjudicial- del Otro, que se inscribe como como “pasión “pasión “ de la “víctim a” .
De esta manera, detrás d etrás de la expresión exp resión en su opresiva opre siva concisión, se se dibuja una impactante ecuación de la cuestión del pe p e rju rj u icio ic io o rig ri g in a - y, con la densidad del de l verbo de Goethe, que Freud amaba, amaba, vuelve vue lve rio ri o y, a su memoria, como eco de la pregunta sobre sí mismo, la pregunta sobre el sujeto de la “escena originaria”. Por otra parte, pa rte, no es es indiferen indife rente te que en este pasaje de los Años..., el sujeto de la interpelación sea impreciso: impreciso: ¿es ¿es la misma interesad inter esada aa la que se interpela, interpe la, en ese momento mome nto de lamento lamen to que el autor pone en su boca? ¿O es el autor quien interroga y, en este caso, a quién se dirige, más allá de ella, sino al lector al que se le pide que sea testigo de este enigma? Ejemplo paradigmático de “polifonía” en el sentido bajtiniano, en la que es indiscernible indiscernib le el sujeto que habla en el texto. Esta “polifon “pol ifonía” ía” tiene más de un un referente: referen te: el que habla o al que se habla es justamente el sujeto del perjuicio, colocado en posición de E n efecto, él solo podría oráculo orácu lo ciego, ciego, que seplantea plan tea como otro ot ro testigo. En decirlo pero, ¿puede hacerlo, en cuanto es denominado y designado por su “siniestro”? La fórmula de Goethe echa mano de una cierta captación melancólica del sujeto en su malestar. Ahor Ah ora a bien, éste es el hecho decisivo: con este auto-cuestionamien auto- cuestionamien-to - “heterológico “hetero lógico”-, ”-, Freud, confrontado con con el reverso reve rso de la seducción seducción fantasmática, fantasmática, propone propone hacer “una nueva nueva divisa d ivisa ”.
Un trauma llamado llamado M ignon En efecto, Freud inscribe en un un momento decisivo, en el frontispicio del psicoanálisis, psicoanálisis, este verso de la saga de Mignon. Decisión de de erigi eri girr como “divisa” (Motto ), ), como baütismo del psicoanálisis, para redirigirlo a aquellos de los que la recibe -y, por consiguiente, a todos
los ana lista lis tass- es decir, los sujet sujetos os de la escena originar orig inaria: ia: ¡esa ciudad siniestra sinies tra cuyo cuyo príncipe es un niño! niño! ¿Quién es es Mignon, la heroína epónima del complejo que intenta mos circunscribir? Es el personaje con el que se encuentra encuentra W ilhelm ilhe lm M eister eis ter durante durante sus sus peregrinaciones. peregrinacio nes. A pesar de su nombre, es una “nena” “nen a”,, lo que podemos podemos llamar “niño-nena”. Es significativo sign ificativo que Goethe G oethe haya ha ya duda duda do del sexo de su personaje, personaje, porque cuando cuando lo forja habla ha bla de “él” o de de “ella” -como -c omo una madre que ignora el sexo del niño por por nacer-. na cer-. De hech hecho, o, todo sucede sucede como como si Goethe presintie pre sintiera ra como como un elemento eleme nto esencial e sencial en la naturaleza de “Mignon” una vacilación de la sexuación, como si el trauma que que ella e lla encarna debiera d ebiera conjugarse conjugarse con lo lo “neutro”. “neutro ”. Mignon -qu e finalmente fina lmente será una nena ne na-- es primero, primero, “el pobre niño”, saca sacado do de de su pa patri triaa-es esa a Ital It alia ia que para Goethe Goethe es es el lugar del deseo deseo feliz fel iz-, -, raptado y maltratado, maltratad o, y al que se le impone, impone, con el exilio, la desposesió desposesión, n, irrevers irrev ersible ible y dolorosa, dolorosa, de sí mismo. mismo. Objeto de malos tratos tanto tan to más más impresionantes impresionan tes cuanto que dejan de evocarse -como -com o algo a lgo “peor” que es indecente enunciar- y que, después, muere de nostalgia. Mignon es la “criatura” ( das Geschópf), “el niño” ( das Kind ) -pa labras de género neutro, traducción de un efecto de estructura que vamos a tratar de discernir-. discern ir-. Lo más preciso preciso que podemos podemos decir es es que que su desam desamparo paro -físico -físic o y m ora l- permite transparentar un trauma trauma oscuro -que provoca una compasión fascinada en el que se propone ser su salvador, ese prototipo de la “novela de formación” forma ción” (Bildungs• que es es el viajero Wilhelm Wilh elm Meister-, Me ister-, román ) que La que traiciona su significación es la “sombra” del trauma de origen sobre su persona. No sólo Mignon presenta la imagen de la traumatizad traum atizada, a, sino que que da su nombre de bautismo a un trauma que encarna en su persona y en su vida desafortunada. Esto no impide que Wilhelm Wilh elm Meister Me ister sea objeto objeto de una una seducci seducción ón y el “tropismo” de una felicidad a recuperar. recuperar. Embelesada, Embelesada, ella ell a tiene el carácter “encan tador” de la traumatizada -lo que se confirma en una “elección de objeto objeto particular” cuya existencia se comprueba-. Encanto trastorna do, do, entre la santidad y la anorexia, de las jóven es traumatizadas traumatiza das por los hombres hasta la “oblación” un poco obsesiva -fila que va, sin duda dudas, s, de Mignon hasta ha sta Lol V. Ste in-...4 La cita de Freud, Freud, epígrafe ep ígrafe de nuestra problemática, aparece aparece en la “balada” que abre el libro II I I I de los Años Añ os...3 ...3 4 Marguerite Marguerite Duras, Le ravissement de Lol V. Stein, 1964. 3Goethe, Los años de aprendizaje de Wilhelm Meister.
Surge de manera inesperada en medio de la evocación idílica y sensual sensual de la It alia al ia natal, por la que sueña incurablemente incurablemen te y que no sabemos sabemos si pudo pudo conoce conocer. r. En todo caso, caso, se trata tra ta de ese lugar luga r de placer p lacer originario del que ha sido frustrada para siempre. siempre. El incipit de de esta balada balad a es el el verso célebre c élebre en el que vibra vib ra el mítico Heimat : ¿Conoces el país en el que florecen los limoneros?
Sobre el fondo fondo “azul” de este paisaje p aisaje lujurioso, de la casa acogedora a la que el enamorado enamorado querría lle var va r a su su bienamada -soñando -soñand o con la dulzura de v ivir iv ir juntos a llí-, llí -, surge, como como una una mancha, mancha, la evocación de de esta irrecusable miseria, mise ria, esa “sombra” “som bra” en el sol: sol: Y las estatuas de mármol se levantan y me miran. ¿Qué te han hecho, a ti, pobre niño?
Este es el trauma trau ma originario: origina rio: el e l lugar luga r oscuro oscuro de de un “error “er ror”” y de un un perjuicio que ponen una mancha en la belleza del mundo, lo que inscribe la sombra de la infelic in felicidad idad en el cuadro festivo fes tivo de la felicidad. Pasado inolvidable que viene a estropear las promesas promesas de de felicidad, do bladillo de “noche” en pleno mediodía. Hay Ha y que señalar que las las efigies efigie s de la Cultura -los -l os monumentos monumentos de de mármol que hacen al esplendor de Italia, al lado de los limonerostoman la palabra para hacer la pregunta. Esta pregunta viene del Otro marmóreo -según una bella intuición de Goethe- que Mignon cree entender que le recuerda con compasión su infelicidad, que explota sobre sobre la felicidad del Origen. Del D el otro proviene el lamento: “¡Pobre de mí!". Clavada Clav ada en el centro de esta balada surge “la idea id ea negra” neg ra” como como lo que estropea estropea la felicidad, en presencia de lo ideal. ideal. La imagen de mármol sugiere que la pérdida del objeto está idealizada. Goethe no se se equivocó al hacer de Mignon el emblema de la poesía del duelo (de sí).
Del “trauma “trauma m ignon” a la pregu nta freud iana ¿Por qué qué Goethe bautizó Mignon6a Mignon 6a este ser definido por su su infelici infelic i dad? Mignon, adjetivo nominalizado que evoca la ternura frente a 6En francés, mignon, es un adjetivo que significa bonito, lindo. [N. de la T.]
alguna linda linda preciosidad preciosidad -que, por otra parte, enseguida reprime reprim e el sentido original de la palabra, ya que “bonito” sirve para designar a un “mendig “me ndigo”— o”—. ¿P ¿Por or qué dotó de una encarnación encarna ción tan ta n linda lind a al ser traumático? traumático? ¿Qué ¿Qué vienen a hacer aquí el amaneramiento y la afecta ción de una atracción, para cubrir con ellos los despojos del ser desheredado? ¿Qué puede tener de “bonito” ese cuerpo frágil e hipersensible, hipersens ible, atravesado atravesa do de espasmos espasmos y repugnante repu gnante en su género, ya que está marcado por malos tratos originarios? ¿Hay que compren der que la joven jov en damnificada damnific ada sigue siendo “bonita” a pesar del daño, pes ar del o que saca de ese daño daño una “preciosidad “prec iosidad”” particular? De hecho, el efecto de contraste entre significado y significante contribuye misteriosamente a conferirle al personaje su alcance emblemático emblem ático -a l punto punto que que Goethe confesó confesó que escribió toda la novela in troducirla irla a ella, que parecería parece ría no ser otra cosa que una silueta silue ta para pa ra introduc de encuentro encuentro del héroe hé roe-via -viajer jero-. o-. Mignon Mign on es el niño niño inocente, “gracioso como un corazón”, pero damnificado. Manera de subrayar que el ser asesinado conserva, más allá del horror del tratamiento de que fue objeto, objeto, ese carácter “bonito” “ bonito” de de la infancia infan cia que resiste. No N o podríamos decirle “bonita”. Lo que pasa es que en ella se encarna el trauma llamado llamado “Mignon”. “Mignon” . En el texto de Goethe Goethe y en la actitud actitud de Wilhelm Meister, Mignon detenta el encanto turbio del trauma: lugar del perjuicio innombra ble, también índice de un ideal. Allí se hace la pregunta de la “recepción” del perjuicio del otro: ¿qué quiere Wilhelm Meister de Mignon, Mignon , qué qué espera de ella, qué pretende darle? Sin duda, duda, emociona emocion a do por su desamparo, ayudarla, ay udarla, asegurarle asegura rle su tierna compasión a la que llama “mi hijo”. Hijo adoptivo de su deseo que, marcado por el estigma estig ma del d el pasado, pasado, significa sig nifica una promesa promesa de “retorno” “retorno ” hacia hacia ese país perdido. Prueba Prue ba de que el el ser que simboliza el trauma trau ma señala se ñala un cierto objeto objeto de la pérdida de la que, exilado, sostiene y mantiene el pla cer.. ce r.... para el otro. La indigencia de Mignon parece destinada a proporcio narle narl e al viajero viaje ro la energía ene rgía para seguir su ruta, para realiz rea lizar ar su deseo, deseo, en tanto tanto que que ella morirá de nostalgia sin tocar la la tierra tier ra prometida. Esto proporciona el alcance alcance del pensamiento pens amiento goethiano de Freud, Freud, en ese período de “equinoccio” de la escena originaria,7en la que se interroga interrog a sobre la ligazón entre realidad y fantasía fantas ía y actualiza lo real traumático de lo infantil. Lejos de denegar deneg ar la realidad del trauma,8ni trauma,8ni de acceder acceder inmediata 7Véase, P.-L. Assoun, P.sychanalyse, PUF, 1997, pp. 121 y ss. 8Véase nuestra obra, L ’Entendement freudien. freudien. L ogos et Ananké, Gallimard, 1984.
mente mente a su su testimonio, el gesto originario origina rio de Freud consiste consiste en dejarse aprehender por la pregunta pre gunta de Mignon, que repercute en sus sus “histé “histé ricas”, un(a) por un(a): “¿y a ti, qué te han hecho, como niño?”, sin t'liminar la interrogación interroga ción por medio de la compasión ni de la fascina fas cina ción, dejando, sin embargo, “impresionar”. Esto lo compromete a atravesar atrave sar la línea de la posición posición subjetiva del traum a para extrae ex traerr su su más allá, es decir, el espacio de la verdadera pregunta: “¿qué vas a hacer, hacer, tú, tú, con lo que te han hecho?” hecho?”... ... para par a no reducirte reduc irte más a ese rol de “pobre niño” en el que suponemos suponemos que “el otro o tro”” —aunque más no sea el padr pa dree- te ha puesto, con con el el que, para peor, te identificas? Gesto decisivo por el cual cual el creador del psicoanálisis acepta dejar que ese perjuicio del sujeto le pregunte y, al mismo tiempo, le exija cuentas sobre su su propia prop ia postura. Momento trágico trágico que abre abre la dialéctica de una una posible posible libertad -p a ra usar una una gran palabra pa labra necesaria nec esaria aquí, ya que forma una pareja pare ja con con la “nece “n ecesida sidad”— d”—.
El perjuicio y su ideal Pero esto supone aprehender el vínculo entre la problemática del perjuicio y la del ideal, pues la línea de resistencia es la de la (auto)idealización del perjuicio. En apariencia ap ariencia exist e xistee una oposición oposición radical radic al entre las dos dos nocione nociones. s. El perjuicio dice la falta, el daño, daño, el “dolo”, es decir, el sentim iento vivo viv o en el sujeto de una “priva “p rivació ción” n”,, como como consecuencia de un mal que se se le hizo; el ideal ide al apunta apun ta hacia un objeto de los más preciosos, verdade verda dero ro “generador” narcisista que que dinamiza la existencia del'sujeto del'sujeto.. Tensión radical de la des-completud y de la completud. completud. Pero si miramos bien, precisamente, el ideal designa la falta que viene a suplir (lo que traiciona el trabajo del ideal, siempre activo para ensalzar un objeto que sostiene la búsqueda, precisamente de faltar). En cuanto al perjuicio, si se confronta con la des-completud, va a la caza de cualquier cosa que parezca llena. La subjetividad perjudicada perjudicada encuentra en su su propia propia falta la posibilidad posibilidad de (re )ganar )gan ar la fuerza de su propia fundación. Nos acerca acercamos mos al lugar que hay que que extraer ex traer y explorar: interfase entre la “depresi “d epresión ón perjudicial” pe rjudicial” y la “exaltación m ental” del objet objeto. o. En ensalz ar el ideal. su punto punto extremo, e xtremo, el efecto subjetivo del perjuicio es ensalzar Lo sentimos en las Cruzadas redentoras, cuando los desarrapados adquieren vocación mítica. mítica.
Más allá de alguna psicología de la “sobrecompensación”, sistema sistem a tizada tiza da por Adler Adl er,9 ,9tenemos tenemos que pensar en esta est a posición: posición: un sujeto sujeto que basa su ideal en su su perjuicio y que encuentra en su falta-de-ser el principio de su propio propio cierre. Figura de dos caras (clínica y social) que puede ser caracterizada como “superlativización” de la miseria.
El “síndrome “síndrome de exce pcionalidad” ¿Cómo pasa el sujeto perjudicado del pensamiento de su falta a su idealización? idealiza ción? Esto es lo que podemos podemos denominar denom inar “posición de excep ción”. En el centro de la situación analítica esta figura es descripta por Freud, quien sugiere el valor val or de este “tipo de carácter” carácte r”.1 .10 El “carácter” se revela por medio de una actitud sintomática que surge durante el trabajo analítico. Se trata del momento en que al gunos pacientes se irritan por las exigencias de renunciamiento parcial a una una satisfacción, satisfacción, que el tratamie trata miento nto exige: e xige: “Si “ Si se les pide a los enfermos un un renunciamien renun ciamiento to provisorio a cualquier tipo de satis facción de placer, o un sacrificio, una disponibilidad para aceptar durante un tiempo un sufrimiento (Leiden) con la meta de un fin mejor mejo r o, o, aunque más no sea, la decisión de someterse somete rse a una necesidad nece sidad válida para todos, nos enfrentamos a ciertas personas (einzelne que se irritan irrit an ante este tipo de demanda con una motiva moti va Personen) que ción particul partic ular” ar” .11Éste es, por lo tanto, el hecho, el “inc “i ncide idente nte”” , y éste es el discurso discurso que lo motiva, ya y a que el e l sujeto perjudicado sostiene, más o menos, este discurso: “Dicen que resistieron resistieron bastan te y que se sintieron sintieron bastante bastan te privados, privados, que tienen derecho a la dispensa de nuevas exigencias y que no se someten más a una necesidad no amistosa, pues serían excepciones iAusnahmen ) y entienden también que siguen siéndolo.” (Subrayado (Subrayado nuestro.)
Lo que Freud muestra aquí, en un texto decisivo, es lo que bautizamos como “síndrome de excepcionalidad”. 9Véase, Psychanalyse, op. cit., pp. 254 y ss. 10 Quelques types de caracteres tirés du travail psychanalytique, II, “Les exceptions”. 11“Les Le s excepti exceptions ons”, ”, op. cit,, G.W., X, p. 366.
Esta expresión está escrita, de alguna manera, en “discurso “discurso indi ind i recto”, recto”, que se se utiliza cuando cuando se se refier ref ieree literalm lite ralm ente ent e la sustancia de lo que que un locutor dijo. dijo. En él encontramos el “razonamiento “razonam iento perjud p erjudicia icial” l”:: referencia a antiguas pruebas y a una privación ( Entbehrung) de origen que justific jus tifica a negarse nega rse a dar consentimiento a nuevos nuevos renuncia renuncia mientos mientos -aunqu -au nquee más no sea para obtener, en un determinado determina do plazo, una “ganancia” personal en cuanto cuanto a la “capacida “ capacidad d para actuar y para disfrutar”-, pero pero,, más allá, a la Ley L ey de la Necesidad (Notwendigkeit ), ), válida para todos y para cada uno -pero, justamente, para esas “personas particulares” ( einzelne einzelne Persone Pers onen). n). En resumen, estos estos sujetos sujetos tienen tiene n el sentimiento s entimiento de haber habe r “ya “ya dado” o, inclusive, “más a menudo de lo que correspondía” y a quién, en el fondo fondo,, si no a ese Otro que los desangró desa ngró y del que, que, sin duda, duda, tendrá te ndrán n “su religión relig ión”” . Éste es el fundamento funda mento del rechazo a dar un paso paso de más más en el camino del análisis, en la lógica ló gica de las concesion concesiones, es, pero también tambié n del recon reconocimi ocimient ento. o. Y se erige la pretensión de reivindicación reivindicación (Ans de verse exceptuados de las obligaciones obligacione s de esta ley imposible pru pr u ch) ch ) de para el “comú “común n de de los mortales mor tales”” . Por lo tanto, esta especie de “avanc “a vance” e” sobre sobre el daño, daño, por medio del perjuicio de de origen, origen, abre un “crédito” “créd ito” -sim -s im bó lic o- para el sujeto que, que, a partir de ese momento, momento, plantea plan tea a todos todos los otros, otros, actuales y futuros, como como potenciales deudores: deudores: “Nadi “Na diee tiene tien e nada más que pedirme, que exigirme, dado lo lo que que (ellos) (ellos ) -e l O tro - me hicieron”. Entonce Entoncess puede argüir una cláusula cláusula de excepción, excepción, de legíti leg ítim m a excepción excepción.. Comprendemos Comprendemos que esta actitud implica mecánicamente, de algu a lgu na manera, un aplanamiento aplanam iento del trabajo en curso, curso, pues el el sujeto se ve enquistado en una una posición posición de origen, inexpugnable. Pero (y esto es lo que que nos nos interesa) intere sa) lo que surge en el e l dispositivo disposit ivo analítico analític o es lo que que organiza un verdadero estilo de vida. Inclusive, es el análisis el que hace surgir el síntoma social.
La excepción Existe la resistencia resis tencia de carácter, pero no basta con darse darse cuenta de que estos sujetos son reacios al análisis: más bien, es necesario comprender por qué qué lo que se reve re vela la en el análisis, precisamente, precisame nte, de manera electiva, es un sujeto que nada contra la corriente. El “malestar “malesta r de la civilización”, civilización ”, en este momento precis preciso, o, viene a visita vis itarr al análisis o, para decirlo dec irlo de otra manéra, el analista ana lista está en posición posición de efectuar un sondeo sondeo en el “malesta “m alestarr de la civiliza civ ilización ción”” . Esos Esos sujetos sujetos
reacios a la lógica del intercambio analítico son los mismos que manifiestan en la atmósfera colectiva colec tiva esa “manera de ser”. Pero aparece una pregunta mayor: ¿contra qué chocan estos sujetos “chocados”? Es esencial no convertirlos en una clase aparte, como como sostiene la teoría de los borderline, cuyo aparente parentesco con las “excepciones” está comprobado. Freud se cuida de recordar que el psicoanálisis también es reacio a cierta lógica del sacrificio: cuando se requiere que los pacientes “renuncien” “renunc ien” , no es es de manera incondicio in condicional nal y, de ningún modo, sine N o se trata tr ata de renunciar a “todo “todo placer pla cer”” .Y a conoce conocemos mos los los efectos die. No perversos del “sacrificio” en la economía neurótica. Esto np quiere decir que no exista análisis aná lisis sin la confrontación confrontac ión con con eso eso “que hay que perder”. Condición sine qua non para anular esa “vida de placer” inconsciente inconscie nte mórbida que pone pone al sujeto a esperar espe rar su estanc est ancam amien iento. to. Por lo lo tanto, tanto, hay ha y que cree r que estos sujetos sujetos dieron demasiado demas iado -o , como dicen ellos, “los otros” tomaron demasiado de ellos- para tener todavía algo... que perder. Este es un “agarrotamiento” mayor, que refiere al síntoma en el análisis y que revela -en espejo- el síntoma social. Los sujetos van por el mundo con esta “reivindicación” (Anspruch ) que configura su ser-en-el-otro. Por otra parte, hay que recordar que todo el mundo tiene una tendencia a “considerarse una excepción” y “reivindicar privilegios en relació relació n con con los los otros” . Ha blar bla r de excepción es hablar del sujeto -que -q ue se cree -crónicamen -crónic amente— te—“excepcional”“excepcional”- . Lo que se designa aquí es, más allá de esta disposición, una figura que configura su ser en un cierto trauma traum a de origen, contemporáneo contempo ráneo de sus sus “destinos de vida vid a (Lebensschicksalen ) precoces”. La figura fig ura en cuestión cuestión se se anuda a pa partir rtir de un elemento doble: doble: golpe de suerte y sentimiento sentim iento de inocencia: “Sus neurosis neurosis estaban ligadas a un un acontecimiento o a un un sufrimiento sufrim iento de los primeros tiempos tiemp os de la infancia, del que se sabían inocentes y al que podían conside c onsiderar rar como como in ocentes y una desventaja desventa ja injustificada injustificad a de su persona” (subrayado por nosotros). nosotros).
Ric ardo III o el “perjuicio “perjuicio monstruo” Si hubiese que buscar un “patrón” (en el sentido en que la palabra figura en la expresión “santo patrón”, aunque el patronazgo en cuestión no tenga, como veremos, olor de santidad), lo encontraría mos mos en la figura figu ra shakesperian s hakesperiana a de Ricardo III I II.. Esto es, en todo todo caso, caso, lo que sugiere Freud cuando toma el texto literario como indicador
clínico, según una estrategia fundamental que explicamos en otra obra ob ra.1 .12 En efecto, Richard Glocester Gloce ster entra entr a en la escena del texto freudiano <;n el lugar luga r en el que podríamos podríamo s haber ha ber esperado esp erado ejemplos clínicos “de carne y hueso”. Lo que pasa es que este personaje muestra ser, en acto(s), un portavoz de esta condición de reivindicación que tiene com como fondo fondo el perjuicio. Lo L o que lo caracteriza carac teriza es ese “carácter” de la “reivindicación de excepción” (Ausnahmeanspruch ), ), correlativa con la “desventaja” (Benachteiligung ) congénita. Este personaje poco atractivo y patibulario, patibulario , cuyo cuyoss actos actos cínicos cínicos llenan llena n la acci acción ón dramática dramá tica ( a tal punto que se dudó dudó de que el autor de Hamlet hubiese hubiese podido ser o] autor de un drama tan grandguiñolesco, que culmina con un infanticidio en escena), dispuesto dispuesto a todo y que hace hace de todo para lleva lle varr a cab cabo o sus sus sangrientas sang rientas ambiciones, ambiciones, en cierta cie rta medida, medid a, se ve promovido por Freud, de acuerdo con los indicios del inconsciente, a “santo patrón” de los “perjudicados”. Pues este hombre, primero, tiene de qué quejarse: imagen de la desgraci desgracia, a, empieza por tomar la palabra para quejarse quejarse y hacerle oír al espectador un terrible “discurso-programa” de destrucción y un autorretrato justificativo. justifica tivo. A llí ll í exhibe su su “deformidad” “deformidad ” (Missgestalt ). ). El “monstruo” se “muestra”: “Vean, dice, cómo me ha hecho ‘la naturalez natu raleza’, a’, o más bien ‘contrahecho’”: “deformado “defo rmado”” (entstellt ), ), olvida olv ida do ( verwahrlost ), ), en resumen, “mal terminado” y “mal amado” (en contraste con los queridos hijos de la naturaleza, favoritos de los dioses, admirados por los hombres y amados por las mujeres). En relación con el drama, la cuestión determin dete rminante ante para Freud es la del afecto del espectador: por lo tanto, hay que plantear plant ear la misma m isma pregunta pregunta para para Ricardo Ricardo II I y para p ara Edipo de de Sófocles: ¿en qué consiste y cuál es el origen del efecto que produce? Ahor Ah ora a bien, aquí nos nos encontramos con una paradoja: ese ser eminentemente peligroso e inquietante, inquietan te, tan ta n cercano a la abyecc abyección, ión, por las palabras que el propio poeta pone en su boca, el Dichter Shakespeare, Shakespea re, se beneficia con una simpatía difusa e inconfesable por parte del espectador. Algo del espectador adhiere a ese razonamiento que se repite en él como eco de ese sentimiento íntimo de perjuicio, que está adormecido, de alguna manera, en todo mortal. Incluso antes del crimen, en Ricardo está la “discapacidad” “ discapacidad”.. Lo que que 12 P.-L. Assoun, Littérature et psychanalyse. Freud et la création littéraire, Ellipses Edition Marketing, 1995, cap. VIII, “Richard III ou Teffet monstre’: spectacle et narcissisme”, pp. 93-94.
en sustancia dice -al que quiera escucharlo- es que él, que no tiene el amor de las mujeres, ni la consideración de los hombres, ni los bienes del mundo, no tiene otro remedio -hay que ponerse en su lugar- que el siguiente: hacer con ese perjuicio, hacer algo de ese perjuicio. perjuicio. Ese “algo “ algo”” será lo peor. peor. El desgraciado se queja del Otro que que lo desfavoreció y lo dejó contrahecho, y alega, como un derecho, la indemnización... a través del crimen.
El “derecho “derecho de excepción” o el el perjuicio imp rescriptible Escuchémosl Escuchémoslo. o. ¿Qué dice? dice? “La “L a natural na turaleza eza cometió una fuerte fue rte injusti inju sti cia contra mí... La vida me debe una indemnización que yo me procuraré.” 13¿Y cómo? “Yo mismo debo cometer c ometer la injusticia porque se me hizo una injusticia.” injusti cia.” Lo vemos con este esquema: el sujeto (no) confía (más que) en sí mismo para tomar toma r las las medidas medida s que se imponen, para forzar for zar el e l destino en otro sentido -con el fondo, hay que señalarlo, de un profundo sentimiento “de destino”-. destino”-. Como Como un desafío desafío casi casi literal liter al a las palabras palabras socráticas que sostienen que “es preferible sufrir la injusticia que cometerla” comet erla”,, basa su derecho a cometer la injusticia inju sticia en la creencia en lo Injusto Unrecht, la equivocación que se se le infligi infl igió ó basa el derecho imprescriptible de excepción-. Seguimos dentro de la lógica del Derecho, pero con la huella de su investidura, en conformidad con el aspecto perverso: en nombre del UnRecht, de la “denegación de justic jus ticia ia”” del Otro, el sujeto basa sus sus derechos en el acto transgreso transg resor. r. Lo que Freud encontrará en su práctica clínica, y el clínico del malestar actual sin dificultades, son pequeños Ricardo III. Notemos Notemo s que esta deformidad y esta injusticia están están imputadas a la Naturaleza, a una figura Diosa-madre, y que también pretende exigirle exig irle la reparación a ella, ella, en su nomb nombre. re. No pasa por el padre -a l menos fue concebido concebido “feo y ma malo” lo” como como su procreador, que así perm p ermite ite una identificación-. Con la referencia a ese Otro que lo “hizo mal”, abandona abandona todo proyecto de identificac i dentificación ión con con una instancia simbólica: simbólica: el perjuicio activado como un crimen es la manera de reafirmar la adhesi adhesión ón al Origen O rigen para mostrar allí a llí una siniestra fidelidad. fidelidad. En este monólogo monólogo vemos em erger el superyó superyó criminal - y despu después és de haber “dicho” , sólo se expre ex presar sará á por sus sus actos, actos, en una escalada des 13G.W., X, p 365.
tructiva sangrienta: una vez que ha sido sido decretada decreta da la denegación de j usticia, usticia, el “actuar” no se deten de tendr dráá-.. El dios dios veng ve ngad ador or del Perjuic Perj uicio io es (-1 Moloch que exige ex ige sin cesar nuevas nueva s víctima víct imas: s: hasta los “hijos “h ijos de Eduardo”, esos corderos cuya inocencia inmolada simbolizará la inocencia del crimen. Temible escalada que entrega a los niños, víctimas puras, a Moloch suscitado para realizar la venganza del perjuicio perjuicio originario. originario .
El niño del perju icio Si una cara del perjuicio muestra al criminal, la otra muestra a la víctima. Al respecto, Dostoiev Dost oievsky sky hace lo mismo que Shakespeare. En la gran tirada de Iván Karamasov, Karama sov, precursor precursor de de la parábola del Gran Inquisidor, encontramos la referencia al sufrimiento del hijo como paradigma paradigm a del sufrimiento humano. humano. “Quería “Que ría hablar habla r de de los sufrimie sufr imien n tos de la humanidad en general, pero es mejor limitarse a los sufrimientos de los niños.”14 Pero esto es porque porque el sufrimiento sufrimie nto del niño es el paradigma del sufrimiento humano, como si Dostoievsky adivinara adiv inara que el que que sufre es remitido remitid o a su infancia infanc ia como como al perjuicio originario. En su metafísica, Dostoievsky hace del sufrimiento infligido al niño inocente el prototipo del mal. Esa imagen desastrosa de la víctima, víctim a, que no tiene tien e nada que que ver ve r con con la crueldad que la alcanza, se enfrenta enfre nta a una pérdida pérd ida que no no puede puede decirse. Pero Per o el mismo crimin cr iminal al basa su su transgresión transgresió n en una convicción convicción de inocencia ontológica combinada con un “dolo” histórico, falta que le hizo el Otro.
La economía economía melancólica melancólica o el el reverso del ideal Por consiguiente, consiguiente, el perjuicio abre una lógica lógica de la pérdida que Freud considera en su ensayo mayor sobre la melancolía: “Las ocasiones (Anlasse ) de la melancolía van mucho más allá del caso claro de la pérdida por la muerte y comprenden todas las situaciones de veja ción (Krankung ), ), de humillación (Zurücksetzung ) y de decepción ( Entláuschung ), ), por las que una oposición de amor y de odio puede 14Los hermanos Karamasov, libro V, cap. IV.
ser introducida en la relación relació n o por la cual cual una ambivale amb ivalencia ncia presente prese nte puede ser refo re forza rzada da”” .13 Prestemos atención a los tres términos que ordenan la subjetivación del perjuicio. • Krankung, es la herida her ida del amor propio, es el hecho hecho de que alguien se sienta herido ( verletzt ), ), en su “sentimiento del honor” (.Ehrgefühl ), ), por algo que surgió su rgió como algo extremo ext remo,, del lado la do del otro: este comportamiento, comportam iento, aquellas aq uellas palabras, abren un desahogo narcisista. • Zürücksetzung , es el hecho de sentir que uno es tratado vilment vilm ente, e, sentirse sen tirse menos bien tratado o sentirse menos estimado de lo que uno habría de esperar. • Enttauschung, es el hecho de haberse equivocado en las expectativ expe ctativas as o en las esperanzas de algo que debería debe ría haber venido del otro -sen -s entim timien iento to de pérdida como como consecuen consecuencia cia de la no no realización realizac ión que, curiosamente, v a a la par pa r de una “des-ilusión”“des-ilusión”- . Ésta es la trilogía de las modalidades subjetivas de la “herida del ideal” ide al” y de la mortificación: mortificación : “vejado” “veja do”,, humillado, decepcionado, decepcionado, el su jeto je to “reg “r egis istra tra”” una pérdida pérd ida que se le vuel vu elve ve sensible, es decir, unrevés que viene vie ne a significar sign ificarle le en la realidad una falta fa lta de ganancia. El sujeto sujeto se encuentra confrontado confrontado a la “vergüenz “verg üenza a de ser”. ser” . Observemos que la brecha por donde donde se abre la melancolía no es necesariamente la l a pérdida pérdid a de objet objeto, o, sino sino la herida del ideal avergonzado. Es la “llaga “lla ga”” melancólica lo que hay que buscar en el corazón del sujeto perjudicado.
L a economía economía anómica anómica o la lógica del perjuic io Por lo tanto, tenemos el dibujo definitivo de la lógica jurídica que sostiene la espiral, del perjuicio al crimen: sentimiento de una injusticia ( Unrecht ) que remite a una “desventaja” “desve ntaja” (Benachteiligung ) del sujeto-sujeto sujeto-su jeto del perju pe rjuici icio-y o-y enlaza una reivindicación reivindicación (Anspruch) con una compensación (Entschadigung) o o indemnización. Esta, por un cambio y un sobre-enriquecimiento, llega a la demanda de “privilegios”. La sensibilidad hacia el Unrecht -no -no derecho- lleva lleva a la demanda deman da de Vorrecht (derecho (derecho prioritario). 15De uil et mélancolie, mélancolie, G.W., X, p. 437.
Los términos merecen me recen pesarse. La Benachteiligung literalm enBenachteiligung e s, literalmenl<\ «1 hecho de trat tr ata a r a alg a lguie uien n por p or su desve des vent ntaja aja (Nachteil ), ), palabra palab ra que designa una circunstancia o una situación desfavorable: ahí iiímos la palabra “parte” (teil), es decir lo que a alguien le toca en suer suerte te,, “para “ parabién bién”” (Vorteil: ventaja) ven taja) o “para mal” (Nachteil). El sujeto se estima y se siente dañado -estado de Beintrachtigung. Este “mal” “ma l” se inscribe como “ daño” (Schade) para para el interesado intere sado que, que, desde ese momento, aspira al des-daño (Entschadigung). También Tam bién sabemos que en derecho, el demandan dema ndante te está habil ha bilita itado do para reclamar reparación de un perjuicio con el fundamento de que se cometió un error con él (y se supone que se establece un vínculo entre este error—de otro ot ro-- y el perjuicio). A quí qu í se trata, más radical radi cal mente, mente, del sentimie sen timiento nto de un perjuicio perju icio como consecuencia de un un error erro r absoluto absoluto del Otro contra él y que se basa en una convicción de habe r sido sido perjudicad perjudicado, o, articulado al Error Er ror del Otro. Pero en la medida en que esta lógica jurídica -del sujeto del perjuicioperju icio- remite remi te a una cierta relación relació n con el otro, discernimos en ella nna nna especie de “teolog “teo logía” ía” espontánea.
El tiempo y el Otro del perjuic io Este camino por la temporalidad trágica del sujeto, que forja su ley ley contra la Ley, nos lleva al tiempo del síntoma, es decir, de estos “destinos de vida” organizados alrededor de la convicción de un perjuicio perjuicio originar orig inario io o de de un un origen perjudicial. perjud icial. En efecto, efecto, este origen orig en funciona como un destino -referencia a una especie de catástrofe fatídica primitiva- pero que, por un efecto de retorno, instala una creencia sustitutiva sust itutiva de un orden de reparación. reparación. Por un lado, el sujeto perjudicado, que se basa en su perjuicio pasado para negarse a anticiparse, se fija en el presente, punto en el cual cual,, en efecto, efecto, “se apoya” . Ya no se se trata de “diale “d ialecta ctalizar lizar”” su su historia. Por eso, como él cree que el punto actual es el punto-límite de las concesiones, concesiones, se niega nieg a a ir más allá. El E l “pasado “ pasado”” funesto funciona como razón de “no-futurización”. Pero, Pero , por otro lado, el sujeto, mezclado mezc lado con la Necesidad, Necesi dad, se libra libr a a un poder providencial. Si bien, en efecto, como excepción, él está en disidencia con lo “universal” de la condición humana, obligada a la Necesidad, Necesidad , válid vál ida a para todo hijo de los hombres, invoca una una relación con cierto Otro y y con un cierto futuro qué qué sólo podemos denominar “providenciales”.
Más precisamente, basa su “convicción” de excepcionalidad en la “creencia de que una providencia ( Vorsehung ) vela por él”. Oímos (ve r) en Vorsehung'. un Otro benévolo lo cobija con con la mirada, sehen (ve vela por él, él, que por otra parte está tan “mal visto”, nadie lo “considera” ni lo “tiene en cuenta”. cuenta”. P ar ara a un ser que aspira a “ceñir su su existencia” , sin que ninguna L ey la fundamente, tenemos que suponer un poder que vele por por él.
El p erjuic io a lo femenino, femenino, lo femenino del perjuicio El texto-ma texto -matriz triz de la teoría freudiana del perjuicio perjuicio nos nos reserva una una sorpresa, en su “caída” : se trata tra ta de una mujer. Lo que encontramos ahí es la “reivindicación (Anspruch ) de las mujeres a derechos ( Vorrechte ) y a la liberación de las muchas obligaciones obligacione s de la vida v ida”” .16¿Se 6¿Se trata trat a de un diagnóstico brutal bru tal sobre sobre la “causa “causa de las mujeres”? Mediante Median te un vericueto vericue to bastante brutal, es verdad, Freud Fre ud argumenta, argumenta, con el testimonio de la experiencia an alí tica, que revela revel a el sentimiento de perjuicio perjuicio infantil por haber sufrido sufrido “sin tener la culpa culpa,, el recorte de un pedazo” . De aquí podemos entender (por un espíritu reducido reducido a la letra) le tra) que que Freud Freu d asimila asim ila la condición condición de ser-mujer a un perjuicio en sí, sí, incluso incluso como el colmo del perjuicio. Formulemos aquí el enunciado, en su propia indignidad, para medir la provocación freudiana. Por cierto que lo que hay que comprender no no es es esto (salvo (sa lvo que pensemo pensemoss que “la mujer muj er está castrada” cast rada”), ), sino sino que, que, por una parte, se inserta inse rta en el marco de lo contencioso con la madre (a la que se le reprocha que la haya “traído “tra ído al mundo como como niña y no como varón va rón”” ) y, y, por lo tanto, que el sentimiento sentim iento de perjuicio se inscribe como como una una queja contra la figura figu ra materna; por otra parte (y este punto punto es estructural para nuestros nuestros objetivos), en el horizonte del perjuicio encontramos lo femenino. ¿Por qué y en qué se vinculan? Porque el sujeto perjudicado perjudicado -más -m ás allá de su sex sexo, o, nos nos atreve atr evería ría mos a decir- ocupa un lugar de de lo femenino. Lo femenino designa la posición de lo “insoportab “insop ortable” le” que, que, sin embargo, vien e a encarnar -entendámoslo: dar c arne-toda arne -toda diferencia. diferencia. Es lo íntimamente exclui- lo que acosa al sistema al recordarle reco rdarle la precariedad de su su ideal de do lo inclusión. ieG.W, .X, p. 367
Sociología de la “exclusió n” y psicoanálisis psicoanálisis de la “excepción ” Sabemos que hubo una palabra en boga para designar la anomia noda nodal: l: la “exclusión”. “exclusión” . Pa Palab labra ra que, más más allá de la “pobreza” , designa una una precariedad precaried ad crónica de ciertos sujetos. C ategoría ateg oría psicosociológica <|ue relaciona relac iona el concepto económico y lo dota dot a de un aura “psico “p sicológic lógica” a”.. La “exclusión” tiene peso com como o “fetiche ver v erba bal” l” del discurso discurso social (del malestar malesta r y de su escritura). escritura). L a palabra, como como un un (frág (fr ág il) Schib Schibboboloth loth,, será pronunciada cada vez ve z que retorne ret orne el síntoma síntom a del sistema. Por un lado, un discurso “científico” sobre la exclusión; por otro, una voluntad de “darle la palabra a los excluidos” (para atrapar atrap ar el sabor sabor amargo de la “mis “ miseria eria del mundo” en su propio centro). El psicoanáli psicoanálisis sis interviene interv iene para delimit del imitar ar este “eslabón “eslabón perdido” ontre el discurso sobre y y el testimonio testimonio de estos estos perjudicados. En su vertiente sociológica, nuestra operación podría descifrarse con esta proposición: “Para introducir el síndrome (inconsciente) de cxcepcionalidad en la sociología de la exclusión”. Teoría de los A u s que toma al revés, y como a contrapelo, la problemática prob lemática de la nahme que exclusión, exclusión, que tiene tien e como efecto reduplicar reduplic ar lo real de de la exclusión por medio de un discurso de de la “exclusión” “exclusión”.. En el orden del discurso y de la práctica sociales la palabra perjudicada puede puede caracterizars carac terizarsee como “lo inconsciente” de la exclu exclu sión. Manera de asignarle el lugar de su ignorancia, el focus foc us imag im agi i narius, el lugar imaginario de su producción. Por consiguiente, no es casual que reconozcamos en las figuras inconscientes del perjuicio las formas reales de exclusión: privación económica económica,, del saber, de la salud, del domicilio (deculturación, disca pacidad, pacidad, vagabundeo, delincuencia), de lincuencia), pero no se trata tra tará rá de abordarlo desde desde lo externo (a través de la palabra de los dueño dueñoss del sistem s istema) a) ni creyendo en lo vivido por los “esclavos” del mismo sistema, sino colocá colocándo ndose se en la falla fall a de la fractura perjudicial pe rjudicial (la que que muestra la “fractura social”, imagen traumatológica con un fondo revelador, salvo que esté configurada con la Spaltung del del sujeto). sujeto).
Psicoa nálisis del perjuic io La postura postura del psicoanálisis psicoanálisis frente a la subjetividad perjudicada se esboza justamente justame nte allí. Darle D arle crédito a lo imagin ario del perjuicio perjuicio es comprometerse comprom eterse con su desprecio, desprecio, ese sujeto que, justamente, justam ente, hace del
desprecio para con él una cuestión vital. ¿Hay que decir que se tra ta de volverlo nuevamente deudor, como para hacer más pesado su "débito” social por alguna exigencia de norma simbólica? Sería el colmo, con seguridad. En este caso hay que enfrentar la paradoja, pues constituye el centro de de la ética del psicoanálisis cuando cuando se enfrenta enfre nta al m alesta ale starr de la cultura. cultura. No N o hay h ay que excluir exc luir los momentos en los los que el suj suj eto vuelve vuelv e a culparse pero... por cuenta propia. propia. La cuestión cuestión es es que que reevalúe el pre precio de p re tiu ti u m dolori dol oris. s. Pues ese precio su dolor lo rea liza liz a al precio prec io de una abdicación de su posición de sujeto. Se subjetiva como como el Objeto del perjuicio: especulación sintomática sintomátic a de su miseria material.
Figuras y destinos del perjuicio pe rjuicio Lo que se dibuj dibuj a en la escucha escucha clínica del de l malesta ma lestarr de la cultura es una verdade verd adera ra fenomenología inconsciente inconsciente de la la subjetividad perjudica da y áe su dialéctica idealizante. L a paradoja está simbolizada por la doble efigie de que formamos parte, en las huellas freudianas, de Mignon a Richard Glocester, es decir, el niño inocente, víctima perjudicada, y el criminal cínico, perjudicado que se convirtió en “perjudicador”. Esta fenomenología es la que este libro quiere restituir. Es, justame justa mente, nte, lo que que le confiere un “aire de fam ilia” ilia ” a figuras figura s que, que, por más heterogéneas heterogén eas que sean, sean, constituyen testimonio testim onio de los los desti nos de un mismo conflicto, lo hacen resonar a través del síndrome descripto por Freud y reavivan los colores del malestar actual. La propia unidad de estas figuras compromete la unidad de la presente investigaci inves tigación. ón. Si hacemos que resuene el “ síndrome de excepexcepcionalidad” haremos surgir el aire de familia de estas figuras, de manera que cada una de ellas permita su redefinición. Por lo tanto, haremos oír este leit motiv durante todo todo el trayecto, trayecto, al rele er el texto texto freudiano que lo atrapó al vuelo. En un un prim er momento (capítulo (ca pítulo 1), haremos haremo s una arqueología de la exclusión (a través de la cual es hablado el perjuicio so cial), de la que la descripción del “síndrome de excepcionalidad” prefigura el dibujo y de la que el drama de Mignon, de alguna manera, es la efig ie. Lo que surge es es una especie de clínica s ocial del trauma. Ésta debe intentar descrifrarse en una Metapsicología Metaps icología del perjui pe rjui
inconsciente del perju i i i<>y del ideal, que debe deconstruir el guión inconsciente cio, de acuerdo con tres parámetros: <'orn <'orno o se constituy const ituyee lo real del del perjuicio, perjuicio, por el trauma originario orig inario del "mal "mal encuentro encuentro”” -con sus sus efecto efectoss con conexo exoss desoma deso matiza tizació ción-( n-(cap capítu ítuloll loll). ). Cómo se instituye el Otro , por desempate entre el “destino” y el 11 zar, que le da al “infie rno” rno ” esa esa forma tan particu pa rticular lar de una una existencia lan “azarosa” como como “provocada “provoca da por el destino” destino ” a partir parti r de una visión de lo real rea l que podemos podemos asimil as imilar ar al “ mal encuentro” encu entro” : en este caso caso hay que reconsiderar la dualidad entre Ananké (destino) (destino) y Tujé (azar), (azar), (capítulo (capítulo III). III) . Cómo se se forja el sujeto perjudicado perjudicado,, el dél d éla a vergüenza, vergüenza , de la herida del ideal al odio (capítulo IV). Luego seguiremos los destinos de la vergüenza -ya sea en la reparación por el saber del no-saber originario- que exhibe la aven tura del “autodidacta” “au todidacta” (capítulo V), V ), ya y a sea por los ideales ideales colectivos, colectivos, a través de los celo celos, s, el odio del perjuicio (capítulo V II), II ), la l a cuestión del I rabajo rabajo y del desempleo desemp leo como como transición (capítulo (capít ulo V I). En un un tercer momento, momento, trataremos trataremo s de aprehender aprehe nder E l malestar m alestar de de la modo, se trata de comprender compr ender cultura a p rue rueba. del perju per juic icio io .Dicho de otro modo, como el Otro social acusa recepción del perjuicio inconsciente (de qué manera el exilio que que lo definió encuentra e ncuentra asilo en en él). El primer acto es una una socialización socialización del perjuicio, desde la “exclusión” hasta la “reh “ rehabil abilita ita ción” ción” (capítulo V II). II ). El segundo segundo acto se se relaciona con la institucional institu cionaliza iza ción ción,, a través del velo vel o “institucional “institu cional”” (capítulo IX). IX ). El tercero se ocup ocupa a
Anexo M
ignon
,
s u e n i g m a y W i l h e l m
M
eister
:
PSICOANÁLISIS DE UNA UNIÓN
En la medida en que convertimos al personaje goethiano de Mignon en la heroína epónima de un verdadero “complejo”, se vuelve necesario explicitar su contexto dentro del texto de Goethe. De esta manera, la elucidación elucidación del enigma de Mignon Mign on es inseparable de la unión unión secreta que la une une a Wilhelm Meister. El encuentro con Mignon Migno n se hace hace bajo bajo el signo altamente alt amente revelador reve lador del equívoco equívoco sexual: “Unajo “Un ajove ven n criatura cr iatura dio un un paso hacia él y de esa esa manera atrajo su atención. Un chaleco de seda corto y pequeño, con las mangas cortadas a la española, y un pantalón bombacha bombacha constituían una vesti ves ti menta muy sentadora. Tenía el cabello largo y negro, con bucles y trenzado alrededo a lrededorr de la cabeza. Él la l a miró asombrad asombrado, o, y se preguntó si P ero enseguida ense guida se decidió decidió debía debía considerarla conside rarla un varón o una una muchacha. Pero por la última opción...” (subrayado por nosotros) (Los Años de aprendi- apren di- zaje de 'Wilhelm Meister, libro II, capítulo IV, p. 68). De esta manera, Mignon surge, de pronto, en el campo visual de Wilhelm, en primer • “La passion d’apprendre ou l’inconscient autodidacte”, en Pratiques de forma for ma tion, tio n, F orm or m a tio n perm pe rman anen ente, te, Universidad de París VIII, “Éducation et psychanalyse”, 1992, (cap. V). • “Transferí institutionnel et transfert ininstituable”, en Nouveaux lieux, nouvellespratiques, Les Cahiers Cahie rs d’IPP d’IPPC, C, Instituí Institu í de Psycho-Pathologie Psycho-Pathologie Clinique, Clinique, Univer Un iversida sidad d de París VII, V II, 1992, (cap. (cap. IX). • “Le symptóme comme destín: Ananké inconsciente et Tuche réelle”, en Cahier des psychologues, XVIII Jornadas de psicólogos, organizadas por el ANPASE sobre el tema: “El destino”, 1995 (cap. III). • “La mauvaise rencontre ou l’inconscient traumatique”, en Traumatis mes et ruptures de vie, Champ psychosomatique No. 10, septiembre de 1997 (cap. II). • “La jouissance au tr trava avail”, il”, en “Le “Le trava tr avail”, il”, Trames, No. 25, octubre de 1997 (cap. VI). • “Le sujet de la psychanalyse: du préjudice inconscient inconscient au préjudice social”, social”, en Rékabilitation du sujet et réhábilitation psychosociale, Revue pratique de psycho psy chologi logiee de la vie sociale socia le et d ’hygiéne mentale men tale,, No. 1, 1998 (cap. VIII). • “Le préjudice préjudi ce et l’idéal: l’idéal: symptóme collectif et inconscient”, en en La psycholo- gie des peuples et ses dérivés, Centre National de documentation pédagogique, 1999 (cap. VII). • “Le sujet du préjudice: 1’ ‘exclusión’ á l’épreuve de la psychanalys psych analyse”, e”, en en Dire l’exclusión, Editions Eres, 1999 (cap. I). • “Le sujet du destín. Figures freudiennes du destín”, en Logos 0Ananké, No. 2 (cap. III).
■
Icnnino como una criatura ( Geschópf ): ): por un escaso margen “se da a conocer como una muchacha” y como consecuencia de la perplejidad. ( loethe loethe le atribuye a su propio personaje, personaje, Wilhelm Wilh elm,, su duda duda en tanto (•mad (•mador or de Mignon: con c onve verti rtirla rla en una muchacha muchacha o en un varón. varó n. Par P ara a ver ve r culo, primero hay que ir al final de la historia: Mignon es enterrada disfrazada de de “ángel” “ánge l”:: prueba de de que, que, de alguna manera, tiene el sexo del ángel, imposible de decidir, decidi r, pero de un ángel ánge l desconsolado desconsolado,, golpeado go lpeado por la desgracia. desgracia. Y entre ambos, se coloca coloca esta extraña ext raña exclamación, exclamaci ón, en el momento momento en que se se le sugier sug iera a que use use ropa femenina: feme nina: “Migno “ Mignon n se apretó contra Wilh Wi lhel elm m y dijo con un tono apasionado: ‘Soy un varón, no quiero h i t una muchacha’” (p. 161). En este primer encuentro, ella e lla aparece aparec e con con un un traje “andrógi “a ndrógino” no” y una cierta “mirada negra y de acero” “de costado” (p. 69). Pero enseguida, Wilhelm, Wilhel m, que corre a ayudar ayu dar al niño niño maltrat mal tratado ado por su raptor, siente s iente que se anuda su vocación de benefactor. Adivina, a través de un sentido bastante seguro, que esta niña “fue raptada” (p. 77). Después de verla bailar concibe concibe la importancia im portancia que esta “in “interesa teresante nte niña” niña” tiene tie ne para él: “Lo que ya había sentido confusamente por Mignon, lo experimentó en ese instante de golpe: un ardiente deseo de hacer entrar en su corazón a esa niña abandonada, de adoptarla, de tomarla en sus brazos y de despertar en ella, por su amor paterno, la alegría de vivir” (libro II, capítulo VIII, p. 88). Mignon tiene para ella el encanto oscuro de la desgracia que lleva consigo. Y, al ejecutar un baile de equilibrista, al “bailar” -literalmente- “sobre huevos”, conquista definitivamente a Wilhelm. De esta e sta manera se forma fo rma esta comun comunidad idad,, tan intensa com como indefinible. Como se considera un padre adoptivo, padre de amor, con un senti miento miento “muy puro” por ese niño, niño, enseguida quiere educar educarlo. lo. Ahí Ah í aparece el síntoma: primero, no hay que desconocerlo, una cierta dislexia. Hermosa intuición del vínculo entre el trauma originario y el trastorno de la letra. Pero el síntoma más espectacular de Mignon aparece en el pasaje capital del fin del d el segundo segundo libro en el que él le anuncia su su partida y en el que el amor que creció en secreto, la fidelidad que se hizo más firme a escondidas, aparecen a la luz del día y se revelan a los interesados (p. 110). Ahí estalla la crisis: “Sintió que ella se sacudía con una especie de espasmo primero muy débil, pero que luego se fue acentuando y progre sivamente, afectó todos sus miembros”. Ahí comienza el “espantoso espectáculo” (p. 111) que constituye nada menos que una de las más notables descripcione descripcioness de la crisis de histeria hist eria traumática de la literatura. liter atura. En ella encontramos la anestesia anestes ia de la atonía: “La “L a atrajo contra él y le dio un beso beso.. No respondió respondi ó con con ninguna ning una presión de la mano, con con ningún ningún movimiento” movim iento”.. Luego viene la fase “hipertónica” y propiamen propiamen te “ espasmódica espasmódica”. ”. Nos enfrentamos con una crisis de forma epiléptica, en su aspecto
tetánico: “Los espasmos continuaban y, desde el corazón, se comunica ban a los miembros fofos fofos;; no tenía fuerza en los los brazos... De pronto, pronto, sus músculos parecían tensarse de nuevo, com como o si soportara el sufrimiento físico más atroz y, enseguida, sus miembros se reanimaron con una nueva violencia; como movida por un resorte, se lanzó al cuello de W ilhelm , mien tras en lo má s profundo de su ser se produc ía una especie especie de violento desgarro y, en el mismo momento, un río de lágrimas sur gió de sus ojos y regó el pecho de su amigo”. Lo q ue dice quer er en esta ocasión ocasión es un pa dre: “¡Pa dre mío, mío, exclamó, no quieres aban don arm e! ¡Quieres ser mi padre! ¡Yo soy tu hija!” H ija un tanto incestuosa, incestuosa, si se se ju zg a por esta explosión, explosión, que traduce en angu stia un a exultació n corporal, entre miedo por el aband ono y emoción emoción erótica, erótica, de algún modo angustia erotizada, en una confusión de sentimientos tiernos. Pero, ¿qué busca este “padre” en Mignon, más allá de su sincera oblatividad? Una huella del “objeto perdido”, configurada por Italia. Pensemos en la famosa balada . E n su comenta comentario rio,, Wilhelm se vuelve un “buen entendedor”: “En el tercer verso, el canto se hacía más pesado y triste.” tris te.” “¿Conoces el país?” se decía con misterio, como si ella p es ara ar a las pa labr as. El grito “all “allí, í, allí sentía un a irresistible n ostalgia” (p. 113). 113). Ese país es Italia, pero frente a la pregunta “¿Ya estuviste allí, pequeña?”, mutis: “L “L a n iña no respondió y le fue imposible sacarle na da m ás”. Por lo tanto, quiere que su “padre” la lleve, pero nunca dirá si venía de allí. Mig no n es, es, por consiguient consiguiente, e, el “m arcado r” pa ra siempre mudo de este objeto nostálgico, de este exilio de un placer ignorado. Italia es el lugar al que el padre debe llevarla. Por m ás ena m orad a que esté esté de su “mae “mae stro”, M ignon segu irá siendo siendo ineducable. Goethe lo imagina a través de una intuición notable de la debilidad de lo simbólico que la marca: “Era infatigable y comprendía bien lo que se le explicaba; sin embargo sus letras seguían siendo desiguales y las líneas no eran de recha s” (p. 104). 104). Lo que ar ran ca este comentario en forma de diagnóstico: “También en este caso su cuerpo parecía en conflicto con su alma”. De hecho, a Mignon no le faltan ni sensibilidad ni inteligencia, pero en ella hay un trastorno mayor de la letra, un a “dislexia “dislexia ” que confirma su carácter de “exiliad “exiliad a”. El hom enaje fúnebre que le hacen hacen a Mignon , a pesa r de su su carácter un tanto tanto edificante -p ar ec e m uerta casi casi con “un olor de de sa ntid ad”, el ab ad ' evoca evoca su costumbre de bes ar “la imagen del crucif crucifij ijo o tatuad o artística mente en su ende ble brazo ”(p. 448), 448), símbolo de la afini dad de su calvario con con el Ca lv a rio - es el acto acto de un extraño anonimato: “N “N o podemos decir más que pocas palabras del niño al que damos sepultura. Todavía ignora mos mo s su origen: no conoce conocemos mos a sus padre s y sólo sólo podemos su pone r su ed ad ” (p. 447). Especie de d a i m ó n con con un a breve encarnación terre s tre, se llevó a la tumba el secreto de su ser: “aquí yace el objeto del perjuicio”...
LA “EX “EX CLU SIÓN ”. P AR AR A U N A A R Q U E O L O G Í A DEL SIGNIFICANTE SI GNIFICANTE SOCIAL SOCI AL DEL PER JUICIO
¿Qué puede ¿Qué puede aportar apo rtar el psicoanálisis a la problemática problem ática de la exclusión? exclusión? Esta pregunta pregu nta se duplica en dos dos perplejidades: ¿qué puede decir el psicoanálisis, considerado un saber y una terapia centrados en la individualidad, sobre sobre lo colectivo? ¿Qué puede aclarar específicamente sobre las formas actuales de la crisis de lo colectivo cole ctivo y de sus sus “ideales “idea les”” , que el síntoma sín toma de la exclusión exclusió n -síntoma propiamente social- cristaliza? A la primera pregunta preg unta dimos una una respuesta global global en otro otro trabajo:1 trabajo :1 el vínculo social se define por condiciones inconscientes, del lado del sujeto sujeto -tér -t érm m ino in o que preferimos, preferimos , con derecho, al de individuo, indivi duo, salvo que asumamos asumamos su complejida compl ejidad d y construyamos su función-:* existe exis te un suje to inconsciente que tiene, como un Jano de dos cabezas, un “lado” colectivo y un “lad “lado” o” individ ind ividual, ual,M Msin extensión exten sión a un “inconsciente co lectivo” lectiv o” que, que, como como subraya Freud, Freu d, es un pleonasmo que noex no explic plica a nada.4 Frente Fre nte al segundo interrogante, interrogant e, es lícito lícito sugerir su gerir que existe un decir del psicoanálisis sobre sobre las formas, formas, al mismo tiempo perennes - y a que son son estruc est ructur turale ales-y s-y móviles móv iles -y a que son son “históricas “histó ricas-- de de lo lo que Freud Freud denomina Malestar de la civilización o de la cultura.5En este punto se opera la regulación social del perjuicio. 1Paul-Laurent Paul-Laure nt Assoun, Assoun, Freud et les sciences sociales. Psychanalyse et théorie de la culture, Armand Colin, “Cursus”, 1993. 2 Véase Véas e el examen de la func f unción ión de sujeto sujeto inconscie inconsciente nte en en Paul-L Pau l-Laur auren entt Assoun, Introduction á la métapsychologie freudienne, PUF, “Quadrige”, 1993. 3S. Freud, “Pour introduire le narcisisme”, y nuestro comentario en Freud et les sciences sociales, op. cit. 4S. Freud, L ’hornme hornme Mo'is Mo'isee et et la religión re ligión monothéiste, G.W., XVI, p. 241. a S. Freud, Malaise dans la ciuilisation. Véase nuestro Freud et les sciences sociales, pp. 132 y ss.
L a “exclusión”, “ex clusión”, Sch ibbo leth o estereotipo de los discursos sociales Con este telón de fondo fondo de la dinámica del vínculo social y del malesta ma lestarr de la cultura puede releerse lo que se convirtió en una especie de Schibboleth6o Schibboleth6o “contraseña” de los discursos discursos sociales (un sign ificante ifican te director que ordena todo discurso sobre la crisis, como una “clave de sol” musical destinada a hacer posible la escritura de las “disonan cias”). L a exclusión hecho patente paten te que se convirtió con virtió en un exclusió n es evidente: es un hecho pliegue en los discursos. Se podría temer que esta “contraseña” se haya hay a convertido convertid o en un un estereotipo en el que se confunde confunde la “repres “re presen en tación de la palabra” palab ra” con la “cosa” que que se supone supone expresa. expresa. L a exclusión es evident evid entee en un sentido más radical: está acompa ñada por una especie de mutismo, estupefacción de la palabra palab ra de los excluidos. excluidos. En este punto es en el que que se requiere requ iere el e l psicoanálisis, para hacer oír este silencio -en contraste con los discursos demasiado elocuentes y apurados por “decir la exclusión”, pero también en el vacío de su propia experiencia expe riencia de la “miseria simbólica” simbólic a” que aclara, en cambi cambio, o, el sujeto de de la miseria mis eria realre al-.. La exclusión exclusión constit constituye uye una metáfora que que se ha vuelto una una verda verda dera categoría de análisis socioeconómico. El psicoanálisis puede interve inte rvenir nir para p ara asignarle el reverso revers o inconscient inconscientee (de acuerd acuerdo o con con su vocación de desciframiento de lo social, tal como lo expusimos e ilustramos en otro trabajo, es decir, lo social aprehendido en su dimensión de “inconfesable)”.7 El saber del inconsciente consiste en reconocer que las palabras tienen pleno alcance. alcance. ¿Quése ¿Qu ése dice cuando cuando se se dice “exclusión”? “exclusión” ? Y como como,, también aquí, “decir es hacer”, ¿qué se hace cuando se logra que suijan del registro de la exclusión estas formas de “anomia social” (para emplear e mplear la fuerte expresión de la sociología sociología durkheimiana)?8
6Según la Biblia (Lib ro de los jueces) Schibbo Schibboleth leth es es la palab p alabra ra que hay que pronunciar para atravesar el Jordán. Jordán. 7Véase, Véase , P.-L. P.- L. Assoun, As soun, “Le “Le déréglement dé réglement passionnel ou la socialité inavouable”, inavo uable”, en P.-L. Assoun, M. Zafiropoulos, La régle sociale et son audelá inconscient. Psychanalyse Psychanalyse et pratíqu es sociales, sociales, Anthropos Anthr opos/Econ /Economic omica, a, 19 1994 94,, pp. 11 11-37 -37.. 8Sobre la noción de anomia, véase nuestro Freud et les sciences sociales, op. cit., pp. 102-103.
H1diccionario9-q diccionario9-qu u e tiene tie ne el mérito de atenerse aten erse a la letra de los signi sig ni ficantes ficantes de manera mane ra tan limi li mitad tada a como como lúc idaid a- nos nos dice que es la acción acción de excluir de un grupo, de una acción, acción, de un lugar, por consiguien cons iguiente, te, (lo “expulsar, de separa r”. r” . Excluir Exc luir es “poner a alguien fuera, expulsarl<>, echa ec harl rlo o de un lu l ug ar” . El término es, es, por lo tanto, tanto, originar orig inariam iamente ente espacial: espacial: el excluido es puest puesto o “fuera de lugar”. luga r”. Pero esta e sta idea enseguid e nseguida a se enlazó con con la idea del rechazo: “excluir” “excl uir” es, entonces, entonces, “rechaz “rec hazar ar a alguien de un grupo, de una organización”. Del rechazo a la prohibición no hay más que un paso: excluir es, entonces, “no permitir que alguien acceda a una acción, a una función”. La noción encuentra su forma más rigurosa en la lógica en la que (lesigna “una “una relación de dos dos clases clases (faovacías’) (faovacías’ ) tal ta l que ningún ningún elemento element o de una pertenece a la otra, o a alguna algun a otra recíprocamente” recíproc amente”.. Vemos Vemo s que la exclusió exclusión n lleva lle va a la segregación. Es una una noción de lógica social. social. Por lo tanto, tanto, es difícil transcribir trans cribir el leng uaje de la exclusión en el campo campo social social,, en la medida med ida en que en él hay ha y algo alg o preinscripto: el hecho hecho de la exclusión hace converger el sentido propio y el figurado para recapitular la secuencia: secuencia: de la puesta fuera de lugar lug ar a la segregación, segregación , pasan pasando do por el rechazo y la expoliación de los lo s derechos, derechos, la exclusión constituy constituyee el borde negativo nega tivo de la norma social social..
En búsqued a de la exclusión exclusión Aquí comienza la cuestión: ¿quién excluye excluye a quién?, ¿de qué se se está excluido? “Alguien es excluido”, éste es el texto de esta fantasía social -al mismo tiempo precisa y ciega, singular y anónima- que parece parafrasear la fantasía paradigmática paradigmá tica desplegada por Freud con con el título de “Un niño es castigado”. Es verdad que esta “fantasía” se apoya apoya en una realidad de las más certificadas, certificadas, la de la miseria y la de la precariedad. precariedad. Pero, detrás d etrás de la evidencia factual de esta constata constata ción, encontramos todo un trabajo de la representación social: “Se excluye a la gente ge nte”” . ¿Qué significa signi fica este enunciado de alguna manera mane ra sin sujeto, que acecha en los discursos sociales e “imaginariza” las 9Grand Diciionna ire Larous Larousse se..
prácticas? prácticas? La exclusión se habla en una parte y se vive vi ve en otra: esta escisión se reproduce reproduc e en los discursos. discursos. No se trata de “psicologizar” (sobre) la exclusión, hecho social masivo. Sino, más bien, bien, asignarl asig narlee a este “funtor” “fun tor” que es es la exclusión su verdadero alcance -en lo que el reverso inconsciente de lo real puede puede orientarnos-. orientarno s-. En apariencia aparien cia todo es claro: claro: comprobamos, comprobamos, con con “indicadores” fla fl a grantes, la constitución de individualidades o de grupos que están “excluidos “exc luidos”, ”, al al mismo tiempo tiem po que de un mínimo mínim o de placer place r social, de las normas que definen el habitus social que se supone define una socialidad mínima y “liminar”. Como este proceso se confirma y se agrava, agra va, en su amplitud amp litud y en su agudeza, agudez a, y más aun por su su longevid long evidad ad -precarie -pre cariedad dad de largo largo alcance, alcance, es decir decir lo que que no termina termin a de termi n ar ar-- se trata de hacer derecho a esta noción noción de exclusión. exclusión. De ahí una una reflexión sobre las formas que toma lo que se perfila como una ver dadera dade ra condición de excluido y los medios de remed rem edia iarr sus sus consecuen cias, a falta de asignarle las causas. L a problemát prob lemática ica de de la exclusión sustituyó la temática temátic a clásica de de la “pobreza” “pobreza ” —por la misma mis ma lógica lógi ca por la que la noción noción de “discapacidad” “discapac idad” sustituyó la de “enferm “en fermedad edad”” . Esto permite, evitan e vitando do una peyoración peyoración imaginaria, transferir trans ferir la cuestión cuestión al registro regis tro “funcional”, mientras se instituye una metáfora que, que, al mismo tiempo, tiempo, vuelve vuelv e más amplia la noción noción - la exclusión no se reduce a la pobreza económica, aunque se apoye apoye en ella en lo m ater at erial ial-- y la disuelve y la pone pone en susp suspen enso so.. Un compromiso compromiso revela rev elado dorr es es el retorno de la imagen reprim re primida ida bajo una una forma bastante misteriosamente m isteriosamente “ actualizada”, actualizada” , bajo la figura de los “nuevos pobres”. ¿Como concesión a la noción sin edad de pobreza, curiosamente combinada con con la idea de una innovación: la moderni dad inventaría inventar ía esto, esto, una una forma inédita inéd ita de “carencia”?
Pa ra una arqueologí arqueología a del discurso de la exclusión Aquí se requiere requier e una perspectiva histórica10 para aprehender la cuestión en su genealogía: lejos de surgir de golpe, como una consta tación empírica, la problemática problem ática de la exclusión se edifica según una cierta lógica discursiva ligada a elecciones y a contextos. 10 Véase, Véase, al resp respec ecto to,, el escla esclarec reced edor or trabajo trabajo de Héléne Héléne Thomas, Thomas, Laproduction des exclus, PUF, 1997.
Por más útil que sea esta investigación inves tigación en el nivel de las las ciencias Nocíales -en el sentido en que Foucault hablaba de scientia sexualis como de ese extraño saber forjado para proporcionar dispositivos discurs discursivo ivoss a prácticas prácticas soci s ociales ales-- no podría más que hacer sobresalir sobresa lir puntos de apoyo para el imaginario social. ¿Qué imagen surge de este trayecto a través del significante "pobreza”? En prime p rimerr término, térm ino, la exclusión exclusión se lee como como una “brecha” en la prosperidad gap que inscribe los labios de una herida o las paredes paredes de de un foso que que separa sep ara a sujetos sujetos de la masa entre e ntre sí-. sí- . Luego, ho define como como un un paso al lím lí m it e - “umbrales” “um brales” llamados “pobreza”“pob reza”-.. En el primer caso, el excluido es el que vive, en cierto modo, en esos "islotes” "islote s” en los que se se refu gia la pobreza; en el segundo, se supone supone que en un un determinado momento atravesó una línea im aginar agi naria ia y que, al hacerl hacerlo, o, quedó aparte en relación relac ión con una una “media” “me dia” o una una “mediana “med iana”” . Pero, precisamente, en estos “islotes” no encuentra ningún refugio: la “corte de de los los Mila M ilagr gros os”” , forma form a de socialización de la miseria de hace I iempo,11 se desparramó despa rramó y explotó: exp lotó: estos islotes son errantes, errantes , “islas “ islas llotantes” que miden el grado grad o de naufragio naufragi o según la posición posición respecto respecto de la “línea de flotación” . En cuanto al al “umbral” “ umbral” , se atraviesa atravie sa en un un punto punto que que es difícil difíc il de decidir, decidir , en todo caso cuando cuando el sujeto no puede soportar una una restricción más -como -c omo el burro de la pequeña ciudad de Schilda de que que habla Freud, del que se se creía que podría leva le vanta ntarr sin cesar una ración más y que asombró a todos cuando cuando una una simple si mple ración ra ción de meno menoss -y - y una una frustración de más, más, y un agujero más en el cinturón cintu rón-quebró su su resi re sist sten enci ciaa-.1 .12 Luego, esto se se vuelve vuel ve un efecto efecto de “bola de nieve nie ve”” , de acumulación acumulación de “ discapacidades”, discapacidades” , que se inscribe en la precariedad.
El espacio-tiempo espacio-tiempo de la exclusión La exclusión instaura inst aura una relación relación singular singu lar con las las dos dos coordenadas coordenadas del espacio y del tiempo. Pensemos en el alcance de esta noción noción de “precariedad” “precaried ad”.. Se dice que que es “precario” lo que “no ofrece ninguna garantía de duración, de es tabilidad” tabili dad” . Pero Pe ro esto procede de que se denomina “precario” “precari o” lo que “no “no existe o no se ejerce más que por una autorización revocable”: es asombroso que prec sign ifique “lo que que se obtiene por la la súplica” . pr ecar ariu ius s signifique 11La 1L a corte de los Milagro Mila gross fue fu e “disuelta” “disuel ta” en 167 673 3 por iniciativa iniciat iva del poder pode r real. 12S 2Sobre obre el burro bur ro de Schilda, véase vé ase S. Freud, Fre ud, Sur la psychanalyse.
En consecuencia, es “lo que siempre puede ser cuestionado” y debe ser, sin cesar, repreguntado. La exclusión está acompañada por un sentimiento de algo potencialmente “revocable”... irrevocable. Vemos qué relación con el tiempo abre esto: como no hay conti nuum, sino sentimiento de una sucesión de días que siguen unos a otros, otros, el sujeto puede v er cómo se se abre ante sí de un un momento a otro ese punto de ruptura ru ptura en el e l que no puede “unir “ unir más las dos dos puntas” . Dificultad para anticiparse como como sujeto sujeto de una vida. Tiem po “inte “ intemmporizabl pori zable” e” de la “ga “ galer lera” a” , en la que el golpe de remo es un un comienzo que recomienza sin cesar. En la relación con el espacio, encontramos el efecto de espejo. De alguna manera, la noción de falta de domicilio cierra este concepto que, con una fuente en una metáfora espacial, parece encontrar en esta noción de deslocalización temporalizada la marca material de esta categoría que, en cierto modo, corre después de sus marcas. Como parte de una exigencia jurídica -p uesto que todo todo sujeto debe debe just ju stifi ifica carr una “vivien “viv ienda da,, domicilio dom icilio o residen resi dencia cia fija fi ja””- , 13la noción tomó tal am amplitud plitud que el acrónimo SD S D F 14se convirtió en una calificación subjetiva del ser-excluido. El excluido es el encerrado afuera. Notemos que el acrónimo no es más que una comodidad para abreviar una categoría: es la condens condensació ación n significante la que instau ra, de alguna manera, un verdadero verda dero “sujeto” suigeneris. U n és ésd d éé ééf1 f15 -par -p ara a dar una una transcripci transcripción ón fonética de una una manera com prensibleprensible es otra cosa, es algún otro que no es un mendigo. El sujeto de la exclusión “posmoderna” es literalmente acronímico, es el efecto del acortamiento de un sujeto a la función de síntoma social que debe encarnar -al punto de identificarse con ella: “¿Qué dice usted que soy? soy?”” “Entonces “Entonces voy a llamarme llama rme como como usted usted me llam a”-. Ésta es la forma de la lógica de servidumbre que contiene la moral de los mejores sentimientos sociales. El excluido se ve definido e xteriorm xter iorment entee en términos de falta fa lta —falta fal ta de ganar, de alguna alg una manera, que lo lo convierte convier te en una una persona despre ciada-. ciad a-. Más M ás aun: aun: encam en cam a una especie de condición condición de “exilio intern int erno” o”:: 13Exigen 3Exi gencia cia del Código Códi go penal (1804), actuali act ualizada zada por la ley del 3 de de enero de 1969 19 69 que se ocupa de las “personas pers onas que carecen de domicilio domicilio o residenc resi dencia ia fija”: fi ja”: este este artículo 10 contiene la noción jurídica que tuvo una espectacular difusión sociológica sociológica y mediática. mediáti ca. 14 Sin Sin domicilio fijo. [N. [ N. de la TJ 15T 5Transcri ranscripción pción de la pronunciación francesa fran cesa del acrónimo. acrónimo. [N. [ N. de la T.l
i>h el que que acampa acampa en la sociedad sociedad -fórmula -fórm ula que parafrasea la expresión iUíl siglo xix para el e l prolet pro letari ariad ado o que se instala inst alaba ba en la nación, con esta diferencia mayor de que esta “clase” de los “nuevos pobres” es i'ininentemente lábil, en contraste con la categoría cate goría construida c onstruida por los los discursos sociopolíticos del siglo pasado-.
Kl sujeto de la exclusión: exclusió n: incons inconscien ciente te del perjuic pe rjuic io ( Cómo Cómo puede abordar el psicoanálisis psicoanálisis esta est a problemát prob lemática ica discursiva d iscursiva de la exclusión? Primero, debe intentar averiguar dentro de esta consideración niasiv niasiva a - “estadística” y de la “sociología” “sociología” ampliamente “empírica”- en qué qué se se convierte el e l sujeto, al que se se gratifica grati fica con con la etiqueta, etique ta, inclusive inclus ive con con el título, “ de excluido”. excluido” . N o se trata tra ta solamente solam ente del d el recuerdo puro v s imple de los derechos derechos de la “indiv “ individua idualidad lidad”” frente al punto de vista vis ta "liolístico”. "liolístico” . Lo propio del proceso proceso de socialización es hacer del sujeto mismo, tomado en los retos de lo que se denomina proceso de exclusi exclusión, ón, el síntoma vivo, vi vo, de alguna manera, de una anomia social que lo descalifica como sujeto. De esta manera, los discursos discursos de la norma norm a se acomodarían dema d ema siado bien a los complementos humanistas sobre los derechos de la individualidad. La lógica más objetivamente cínica de la norma se resarce fácilmente de una retórica del derecho a la dignidad. Dere chos imprescriptibles que prescriben de la norma. Por el contrario, tenemos que instalar el imprescriptible derecho del sujeto incons ciente a su su verdad. verdad . ¿Qué dice este sujeto? ¿Basta con dejarle al pobre la palabra y desgranar “la miseria mi seria del mundo”16para que su verdad verd ad se levante y se oponga a lo que “se” “s e” - l a instanc inst ancia ia que enuncia enun cia los males male s del excluid excluido o y “quiere su bien”- dice dice de él, él, para que grite grit e a la faz del mundo mundo su verdad, verdad , rever re verso so fraudulent fraud ulento o de un mundo que se considera en su lugar? A pesar del interés por apoderarse de lo real rea l de la miseria mis eria al ras ras de la palabra de sus actores, parece que la referencia a lo vivido por el individuo no puede ser el eco del imaginario de la precariedad, que parece que sólo puede decirse si se repite -en un psitaquismo 16 1993.
La misére misére du monde, bajo la dirección de Pierre Bourdieu, París, Le Seuil,
sacudi sacudido, do, es verdad, por acentos de verda ver dad d - lo que el discurs discurso o dice de él. “¿Quién dice usted que soy? ¿Un excluido? Entonces, voy a hablar habla r con este nombre que usted usted me da.” La exclusión exclusión se convierte conv ierte en el síntoma materia mat eriall que el sujeto convierte en rasgo para él y para los otros otros.. Círculo verificado en todas las patologías sociales: Corte de los milagros llena de “toxicómanos”, de “alcohólicos”, etc. -el “acorta mien mi ento” to”1 17es el efecto lingüís tico pasmoso del idiolect idio lecto o contemporáneo contemp oráneo que da cuenta de esto—. L a reducción silábica silábic a y la neu n eutrali tralizac zación ión de la desinencia no tienen como como efecto solamente acortar, recalifican: recalific an: el drogado que intenta inten ta decir d ecir su falta, falta , de toxicómano, toxicómano, se transforma tran sforma en “ toxico” y así se identifica con el papel que el discurso le imparte, convirtiendo en imaginario imag inario la etiqueta etique ta que le otorgó el saber “médico“médicosocial”. Nos parece que el psicoanálisis -en su inspiración propiamente freudiana- interviene para romper este círculo de la palabra de la miseria a la miseria de la palabra, intentando darle a esta esta palabra su efecto de verdad. Pero esto sólo es posible si-el psicoanálisis asume este desafío de una palabra palab ra que ni siquiera siquier a está ordenada orden ada por la creencia tácita en la verdad ver dad de la palabra pa labra que comporta c omporta la neurosis neurosis -que, -qu e, como como sabemos sabemos,, basa su experiencia experien cia de escucha-. L a palabra p alabra de la miseria mis eria no es, es, por por cierto, ella e lla misma m isma miserable, mis erable, tien t ienee sus sus recursos recursos,, pero con con el fondo de este desastre de sastre social que se inscribe inscribe como como un un desmoronamiento desmorona miento simbó lico. lico. A pa partir rtir de ahí, ahí, puede instaurarse instaura rse el sujeto de la exclusión en su relación relació n consigo mismo, mismo, lo que calificamos calificam os como sujeto .18 sujeto del pe rjuicio rju icio .1
Ló gica del perjuicio ¿Dónde se muestra, muestra, entonces, entonces, este es te reverso rev erso del mundo social? social? No en la palabra de entrada. El psicoanalista, experto expe rto en palabras, debe saber reconocerlo. En el malestar silencioso, por una parte; en el acto sintomático, por otra. Para Pa ra el excluido excluido,, lo primero que lle ga como como respuesta respues ta es el “déjeme tranquil tran quilo” o”.. Luego, el acto-síntoma, acto-síntoma, en el que haremos entrar, ent rar, más allá de los actos de calificación penal, todo modo de saber hacer y de “arreglarse “arreg larse”” en la miseria. miseria. 17En francés, francé s, a los toxicómanos toxicómanos se les dice, dice, de manera mane ra abrevi abr eviada ada “toxicos” y a a los alcohólicos, “alcoolos”. Este recurso de creación de palabras es frecuente en francés pero prácticamente no se se utiliza uti liza en español. español. [N. de la T.]. 18Véa 8V éase se la l a Introducción. Introducció n.
La palabra no está ausente, pero se vuelv vu elvee auto-comentario auto-comentario de la miseria -en una inflación que enmascara mal el no-poder-decir-. En el lugar lug ar y en la ubicación de una una p alabra alab ra viene vie ne el acto; en el luga lu garr
El “síndrome “síndrome de excepc ionalidad ” ola auto-exclusión auto-exclusión legitimada Recordemos los términos de esta invocación de una cláusula de excepcionalidad basada en el sentimiento de ciertos perjuicios anti 19 Véase, Véase, Freud, Freud, “Les exce except ptio ions ns””, en Quelques types de caracteres tires du ., X, p. 366. travail analytique, 1915, G.W G. W .,
guos guos,, incluso originarios: originarios : “Dicen que ya aguantaron agua ntaron bastante bastan te y que ya fueron lo suficie suf icientem ntemente ente privados, privado s, que tiene tie nen n derecho a estar esta r dispensados de nuevas exigencias y que no se someten más a una necesidad no amistosa, pues constituyen excepciones y entienden entie nden que seguirán siéndolo” siénd olo”.. El sujeto perjudicado invoca un trauma traum a de origen, con efectos de recidiva durante la vida y que la organizan como un destino, destino, pero que, por esta misma razón, lo justific jus tifican an en la derogación de la Ley L ey de la “Necesidad” . Este perjuicio perjuicio se inscribe inscribe en la realidad -m ale sta r social u orgán orgánico ico que se siente como una transmisión hereditaria o una catástrofe desorganizadora en un momento de la historia hist oria-, -, un trauma desorga d esorga nizador, de alguna algu na manera, de una una economía de la deuda simbólica. simbólica. El sujeto arguye un “dolo” real anterior que lo pone fuera de la ley (más allá de las consecuencias consecuencias que que saquen de esto). En resumen, lo real rea l de la ex-clusión genera gen era el sujeto de de la ex-cepción. ex-cepción.
De la falla narcisista narcisista a la exclusión exclusión idealizada Pa ra el Para e l sujeto, sujeto, el trauma se inscribe a través trav és de una falla narcisista, es decir, una crisis de la relación del “yo” con su “ideal”. Sin esta dimensión, el sujeto no puede amarse. El sentimien sen timiento to de autodesvalorización debe entenderse, entende rse, más allá de la “crisis de identid ide ntidad” ad”,, como como un siniestro sinies tro espectacular: entendamos que el sujeto se ve confronta do, en la vergüenza, con una dificultad para organizar una relación viable Vergüen Verg üenza za de vivir, viv ir, literalme litera lmente.2 nte.20 Paradójicamente, la carga de sufrimiento en estos destinos destinos de vida puede llevar a lo que Freud considera como una “deformación de carácter” ( Charakterverbildung ). ). Esta noción, de un manejo tan difícil difíc il como portador portad or de potencialidad potencialid ad de análisis socio-clíni socio-clínico, co, sugie re una inflexión del ideal bajo el efecto del “pasado cargado de sufrimiento”. Atención, Atenció n, que los discursos discursos de la “rehab “re habilitac ilitación” ión” ,21como los de la “revalorización” “revalorizació n”,, pueden pueden sumergir sum ergir a los los “que hay que re habilitar” hab ilitar” en ese callejón sin salida de la miseria ideal.
20 Véase, infra, cap. IV. 21Véa 1V éase se,, infra, cap. VII.
Según Según una una hermosa y pertine pe rtinente nte sugerencia de Freud, cuando falta el amor, la “necesidad” (Ananké ) se encarga de la educación de los miijetos. Esta es la escuela de la vida: los sujetos son educados "duramente” por esa divinidad vinculada con el padre. El trayecto de la “de riva” riv a” se inaugura frecuenteme frecuen temente nte con un un hecho hecho I ra umático umático que, que, al ven v enir ir a desga des garra rrarr el continuum de de una una existencia, existencia , le abre abre al sujeto el camino de la “ga “ galer lera” a”.. Tenemos Tenemo s que cuidarnos de las modalidades de esta fatal “desvinculación”. Si la pérdida de tra bajo ba jo tiene como como efecto norma no rmall poner pone r en crisis al sujeto y a sus sus afectos, nos damos cuenta de que la espiral que se abre de este modo se precipita precipita a pa partir rtir del momento mo mento en que el sujeto “levanta “leva nta el pie” pi e” y entra en la anomia. Esto supone s upone tener tene r cuidado con el efecto simbólico, desHÍmbolizante, de un trauma propiamente social. El accidente es este "mal encuentro”22que en ese momento momen to actualiz ac tualiza a una “falla” “fal la” subjetiva sub jetiva anterior: de esta manera, la partida de la mujer, como presunta consecu consecuenci encia a del desempleo dese mpleo y de los problemas en la relación conyu gal, ga l, es aun aun más apta que la pérdida p érdida de trabajo traba jo para abrir a brir la espiral es piral de la “falta de localización”, porque se relaciona con la posición (psico)sexual del sujeto. La disidencia social puede servir como la expresión de de lo que dejó de mantenerse manten erse en la relación del d el sujeto con el otro. Entonces aparecen estrategias de repliegue reconocibles. El “ex cluido” cluido” encuentra en la unión con con el animal anim al doméstico, doméstico, compañero de vagabundeo, vagabundeo, una afectividad afec tividad sustituía, tanto más efectiv efe ctiva a cuanto cuanto que que se dirige a seres que no hablan y que, por consiguiente, dispensan ambivalencia y colman la demanda de amor. Tambié Tam bién n entonces aparecen, apar ecen, como como forma for ma de defensa frent fre ntee a la tentación de de consagrarse a un Destino persecutorio, formas de “providencialismo” sustitutivo -el sujeto que se dedica a la creencia en poderes protectores y tutelares, cuya evocación puede perfilarse en las palabras en las que se traiciona traicio na un poco poco la la intimidad intim idad del seren-el mundo-.
22Véas 2V éase, e, infra, cap. III.
De la exclusión sin sujeto sujeto al sujeto de la exclusión ¿Cuáles son son las conclusione conclusioness de esta especie de clínica de la patología pato logía social? Con seguridad, el modelo del perjuicio subjetivado complica las representaciones representaciones acreditadas -ingenua -inge nuass o (pseudo)cientíñcas(pseudo)cien tíñcas- de la exclusión. Observ Obs ervada ada del lado del sujeto, la exclusión, en caso caso de que responda resp onda a un proceso, supone supone que, que, de manera man era al mismo tiempo tiemp o sutil y mater ma terial, ial, el sujeto se excluye. La L a forma f orma pronominal pronomi nal es esencial en este caso; caso; no hay nada de exclusión social sin un sujeto que produzca el gesto de excluirse. Esto no deja de apuntar a cierta “responsabilidad”: se sabe muy bien que que las posibilidades de “elección” son cada vez ve z más raras rara s en el estado designado como “precariedad”. Pero el sujeto agrega a esta exclusión objetiva un cierto ser-uno mismo, vivido en el modo de la exclusión -qu -q u e no es es otra cosa que que un complemento “psicológico” del estatus social, pero, pero, de alguna manera, es su su adaptación subjetiva sub jetiva a este este estadoestado Paradójicamente, este gesto gesto lo coloca coloca frente a una alternativa alterna tiva que se trabaja: trabaja: o bien bien identifica iden tificarse rse con la posición posición subjetiva sub jetiva del excluido y repe re petir tir el males m alestar, tar, con las palabra p alabrass proporcionadas propo rcionadas por la ciencia cienc ia social que confirma, en este caso, su función ideológica; o bien “construir con hormigón” horm igón” su posición al vivirs viv irsee a sí mismo mismo como como “ex cepción” cepción” y construir c onstruir un un mito personal perso nal de la marginalidad. margina lidad. Este Est e mito lo pone en vilo, y encarna un “dis-placer” convertido en un amargo placer, placer, en toda toda dimensión de intercambio apta para mantenerlo man tenerlo en el orden del deseo. Doble encierro subjetivo en el ser-excluido. A l cuestionar de esta manera man era al sujeto del perjuicio, perjuicio, el psicoanálisis apela a esta Caribdis Caribdis del normativismo -pobre -po breza za autogestion au togestionadaada- y a esta Escila del miserabilismo -q u e encont encontró ró acentos acentos seguramente fuertes en los Soliloques du Pauvre de Jehan Rictus, pero reproduce Pau vre de el callejón sin salida imaginario de una exclusión que se vuelve perenne con el goce de su propio “canto”-. Visto Vis to desde el lado del Otro social, está el discurso discurso de la exclusión exclusión que se apoya en una visión visió n de la identidad: existir exi stiría ía una comunidad comunidad y sus excluidos excluid os -q - q u e viene vie nen n a recordar reco rdar en la l a conciencia común los momentos momentos de la “intem perie”- con con el riesgo de asombrarse de que que los excluidos, uná noche noche más más fría frí a que las las otras, no salten para entrar e ntrar al redil.
La experiencia muestra que el sujeto perjudicado está tironeado entre una tendencia al encierro y una tentación a la evasión. Desde el primer punto de vista, la exclusión incluye, con mayor propiedad, una dependien te del una “sobreinclusión”: “sobreinclu sión”: pues nadie es más dependiente sistema que el sujeto que no se beneficia con él. Es como una mosca dentro dentro de un un tarro, ese móvil mó vil que gira en redondo y se golpea contra I ;is ;is paredes del recipien recip iente te que delimita delim ita sus liberta lib ertades des de movimie mov imiento. nto. Desde el segundo punto de vista, la evasión es lo mismo que identificarse con una profesión de fe de estar fuera de un estatus, i ndusive ndu sive fuera fue ra de la ley, que invita invi ta al sujeto a asumir y a encarnar encar nar una especie de “barbarie” frente a la mentira civilizada. De la falta del otro a la falta de u no 1)e esta manera, enfocado por los discursos discursos del Otro O tro social, el “exc “ exclui lui do” do” se se encuentra definido por este este estatus: encarna la falta f alta de algo que que no debería haber faltado. Falla de la dosis de goce exigible -del “estándar” a la “calidad de vida-. Vemos que se dibuja el juego jugado entre la norma y lo “desnoriii iii alizado” aliza do” : se ve construido e instituido institu ido frent fre ntee a una norma que queda confirmada al desmentirla. De ahí su duda en hablar la lengua del ¡diolecto ¡diolecto -jugando -jugan do la carta c arta de la disidencia, como lo muestran todas las formas de verían, argot posmoderno- o el lenguaje de la norma. “ Bilingüismo” generador generad or de una una extraña cacofonía subjetiva. Sujetos do este tipo tip o se instalan a menudo en esa escisión entre en tre un habla entre e ntre (dio (dioss y un lenguaje destinado destinad o a dirigirse dirig irse al Otro (social). Pero con con esto dan cuenta de que, contra los discursos sociales que los ubican en el lugar de la Falta (colectiva), para seguir existiendo como sujetos tienen que construir una una falta propia. prop ia. Punto en el que tiene que meditar el Otro social: se trata de no “robar” a los excluidos lo que detentan todavía en presencia de su miseria, miseria, esa “falta “fa lta”” que es sólo sólo de de ellos. ellos. Aquel Aqu el al que le falta (casi) (cas i) todo, todo, sólo sólo sigue sigue siendo “algu “ alguien” ien” si le falta algo propio.
El excluido, un síntom a social El excluido signa el momento en el que que vacila vaci la la evidenc ev idencia ia del vínculo social. Es un síntoma -colectivo- del malestar y, por consiguiente, lo encarna al vestirlo ves tirlo con con su propia ropa vieja vie ja subjetiva. subjetiva.
De algún modo definido por su déficit, el sujeto aborda su ser en términos de perjuicio. El término designa objetivamente un “atentado a los derechos, a los intereses, intereses , al bienestar bien estar de alguien, por un tercero” terce ro”,, por efecto de un juicio juic io preci p recipitad pitado. o. En este e ste caso, caso, ¿e ¿ess posible pos ible designa des ignarr al tercero? Subjetivamente, Subjetivam ente, el perjuicio perjuicio se distingue porqu porquee es experimentado por el que siente su propio ser en el modo de la “priva “ privación” ción” . Sujeto de una queja que busca busca su destinatario. Sujeto de la “galera” “galer a” -como dice dice lúcidamente el argot, argot, que evoca esta mezcla de vagancia vaganc ia y de obligación obligación en la que hay que “remar” “rema r” ... ... a contracorriente-. ¿Qué “visión del mundo” y de uno uno mismo se organiza organ iza alrededor alred edor de este estado? La “condición “condición del del excluido” -m ás allá de la norma-estándar norma-estándar de los los que comparten este estatus anémico- tiene que ser aclarada en su real inconsciente. Quizás esta e sta postura subj subj etiva et iva se aclare mejor con la le tra misma m isma de lo que está significado en el per-juicio: pra p rae eju jud d icu m , sentimiento de ser “juz “juzga gado do antes” ... ¿y antes de qué, si si no es, es, de alguna manera, m anera, antes de de haber nacid nacido? o? Sentimien Sent imiento to que, que, frecuenteme frecue ntemente, nte, ma manifie nifiesta sta haber tenido su origen hipotético en un “destino”. Entonces, lo que se organiza orga niza es un un sentimiento sentim iento de “daño prim itivo” itiv o” que vuelv vu elvee irrevoca irre vocable ble la l a precarieda p recariedad d —paradoja, si pensamos pensamos que la idea de precariedad implica implica la revocabilidad-. Estatus de interinato temporizado, con el el horizonte ho rizonte del “desempl “ desempleo eo de larga lar ga duración” que crea en el sujeto una relación particula p articularr con con la temporalidad. Psico an álisis y exclusión: exclusión: lo lo r ea l y el sujeto sujeto Este malestar, históricamente renovado por la adversidad socioe socioeco co nómica, se adosa a un malestar crónico que Freud expresó desde los primeros escritos: el hecho hecho de que que la “civilizac “civiliz ación ión”” esté basada en en la “represión “repres ión de las pulsiones”, de manera man era que su su “idea “id eal” l” está sin cesar desmentido por el síntoma neurótico. Lo que está cuestionado es lo que él denomina Lebenstüchtigkeit, término que que designa esta expe riencia moral (de dignidad) y material (de decencia) sin la que una vida no es tal. El psicoanálisis es recuerdo de esta exigencia, en el sentido en que no no hace más más que volv vo lver er a dirig d irigirle irle al ideal de la Cultura Cultu ra
las las voces de los desheredados, a partir par tir de la prueba de la verdad ver dad del Híntoma. Considerado de esta manera, el e l psicoanálisis no es es una manera man era de decir más sobre la exclusión: exclusión: tiene tie ne un efecto más específico y radica en: en: • po p o r una parte, par te, rela re laci cion onar ar la ex exclus clusión ión con lo real, frente fren te al imagina ima ginario rio de los discursos discursos;; • po r otra parte, relacion arla con el suje sujeto to,, frente al im agina ag inario rio de los roles. En efecto, efecto, el psicoanálisis re requie quiere re pensar pens ar lo real del ser-excluido, ser-excluido, lo que las letanías sobre la exclusión en el fondo, en un manejo retórico, sólo evocan para eludirlo: la exclusión es, en efecto, lo que produ produce ce un agujero en lo social y, por lo tanto, recuerda recu erda el reve r everso rso de indigencia. Pero con eell mismo movimi mov imiento ento,, convoca al sujeto a ocupar el lugar del que las prácticas y los discursos de la exclusión lo han exiliado. exiliado. Así, por una parte, el psicoanálisis agre ga “la hipocresía de la cultura”2 cultura ”23que reconoce reconoc e que la exclusión es su prueba de realida rea lidad; d; por otra, le ordena a los excluidos que se comprometan en una “desidentificación” con el perjuicio para encarar mejor lo real de la exclusión y su reapropiación. Él abre el camino para un imperativo: imperativo : ahí donde esté el no-decir no-decir de la exclus exclusión, ión, el decir deci r de lo real re al debe poder llega lle gar... r... En este punto se impone la deconstrución del discurso social de la exclusión, por medio de una metapsicología calcada de su objeto “socio-clínico”.
23 “La ‘moral sexuale sexuale civili civilisée sée’’ et la nevrosité nevrosité modeme”, 1908. Sobre el el contexto, véase nuestro Freud et les sciences sociales, op. cit., pp. 43 y ss.
TRAUMA TRAU MA ORIGINARIO ORIGI NARIO Y P ERJUICIO CORPORAL Para el hombre tal como es, encontrar el universo con el rostro descubierto, es morir. Pa ra encon trar el universo y seguir vivo, vivo, tiene que ponerse una máscara, una máscara de oxígeno... Y. Mishima, Le soleil et l ’acier, 1970 Gallimard, 1973, p. 126
En estas palabras del escritor, la experiencia expe riencia de lo real se encuentra situada del lado de un cierto encuentro mortífero, que el sujeto sólo puede evitar a través de un cierto “enmascaramiento” que vuelve posible posible la vida. vid a. Podemos sospechar que, como un eco eco,, el momento mome nto del trauma trauma es aquel en el que ese velo se desgarra desga rra y en el que se se recuerda el choque frontal con una realidad con cara (in)humana. Entonces, vivir sería sobrevivir a la realidad. ¿Dónde situar la “punta” -in consciente- del trauma, esa herida plantada en el corazón (en el cuerpo) de la mente? Esta pregunta pregun ta directa trabaja traba ja toda teoría del d el trauma. Esta noción noción analógica, no no hay que olvidarlo, ya que está “importad “impo rtada” a” del registro regis tro médicomédico - tiene un “filo” “filo ” especial en la clínica psicoanalítica. Podemos aprehenderla en la definición clarificadora y pluridimensional que Freud Freud da da de ella: “Llamam “ Llamamos os así a una experiencia experien cia vivida viv ida que aporta, en poco poco tiempo, un aumento tan grande grand e de excitación e xcitación a la vida psíqui psíq ui ca que fracasa fracas a su liquidaci liqui dación ón o su su elaborac elab oración ión por los medios normales norm ales y habituale habit uales, s, lo que inevi ine vitab table leme mente nte da luga lu garr a trastornos trasto rnos duraderos en el funcionamiento energético”.1
El acontecimiento y su trastorno: la economía del traum a El trauma es, por consiguiente, “experiencia” (Erlebnis): primero, sucede sucede algo que se inscribe inscri be en la economía de esta “em “ empres presa” a” (Betrieb ) 1 S. Freud, Legons d’introduction a la psychanalyse, XVTIIé, Gesammelte Werke, Fischer Verlag Verla g (según nuestra propia traducción) traducción),, G.W., XI, p. 284.
que es la mente del sujeto, sujeto, por una una elevación elevació n de la dosis de excitación (externa) elaborable (de manera interna). Este flujo excepcional, limitado en el tiempo, crea un “surmenage” de hecho. hecho. A este “costo” “ costo”,, a esta sobrecarga de excitación, el sujeto reacciona por medio de “trastornos”: el efecto llamado “pos-traumático” es, literalmente, “acusar el golpe” golp e” . Sabemos que el sujeto, en en el momento mom ento del trauma, puede puede mantener man tener la cabeza fría y el cuerp cuerpo o sereno sereno (la (l a “sangre fría” frí a”)): pero la “ruptura” se produjo, y se ve en las redistribuciones ineludi bles de sus sus flujos flujos de energía. energ ía. E l traumatizad traum atizado o es el que, que, en el sentido literal, está “trastornado”. Mucho antes de cualquier definición definició n dinámica del trauma, hay h ay que aclarar aclara r este aspecto económico económico “bruto”, que que nos nos rem ite a una una realidad realida d desorganizad desorg anizadora: ora: algo “de más” se produce, produce, que acorrala la psiquis -concebid -con cebida a como “sistema” y no como como algún “principio”“principio ”- a un costo costo elevado, a un gasto imprevisto y desproporcionado. La “empresa” para no quebrar se pone pone “en descubierto” descubie rto” y, a partir par tir de ese momento, enjugará los “gastos” por medio de una “neo-economía”, como una especie de endeudamiento inamortizable. Economía gravemente “deudora”. En este punto de enquistamiento enquistamien to traumático se forma el “síntoma” “síntom a”.. Esto es verdadero a tal punto que en el núcleo de toda neurosis encontramos “una neurosis traumática elemental”, como Freud le recuerda a los los “fanáticos de la traumatolo trau matología” gía”,, que exageran la autono autono mía de las neurosis neurosis clasificadas como como propiamente “traumátic “tra umáticas”. as”.
El traum a como realidad: el encuentro encuentro poco afortunad o Por Po r lo tanto, esto coloca al traum a del lado del “choque fro ntal” nta l” con con algo algo “viv “vivido ido ” (Erlebnis ) invivible - h a y que entender bien el “oxímo “oxímo ron”ron”- que que se inscribe inscribe por un refuerzo de la perife p eriferia ria o de de la “paraexcitación”. Es el “agujero” que, a partir de este momento, se inscribirá y encarnará el déficit económico. Pero, precisamente, el trauma es, como el proceso y su efecto, la realidad misma, el mo mento del “choque” , “la hora H ” . P ar ara a que el sujeto entre en el proceso proceso traumático es preciso que haya encontrado algo -lo - lo que se escribe escribe en pretérito, tiempo del después (en el que se oye, más allá de su uso trillado, el “sucio “sucio golpe” retroa ctivo)-. ctiv o)-. La “pepita “ pepita”” en en el engranaje engran aje de de la máquina es el “encuentro” con esta “ocurrencia” de lo real (con rostro humano, humano, eventualmen eventua lmente) te) que que viene a “herir” “her ir” - “hacer polvo”-
al sujeto. Ser sujeto con un trauma es estar expuesto al “mal encuentro”. Este “encuentr “encuentro o -hab -h abría ría que que redescubrir redescubrir la vieja palabra “desven tura”,2para tura”,2para espec es pecificar ificarlala- se distin distingue, gue, justamente, porque porque no está “personalizado” “perso nalizado” , ni identificado, ni localizado: con frecuencia, a partir par tir de sus sus efectos retroactivos, debemos debemos inducir el trauma de sus efectos. como si, en este tema, hubiese debido de pasar algo... La escucha clínica de las configuraciones traumáticas debe dar derecho a la impresión que éste proporciona. Por lo tanto, tenemos que orientarnos hacia una situación extraña, que constituye la “sede” del trauma: encuentro ciego y mudo con un cierto “otro” que no se inscribe necesariamente por medio de una herida visible. El mismo Freud, hay ha y que señalarlo, pone el el trauma trau ma en contradicción contradicción con con su su etimología etimolo gía al localizar locali zar el colmo del trauma traum a en la cfracción... sin herida. Razón para buscar la “punta” “ punta” del trauma en esta efracción inop inopinada, inada, que toma “desprevenido” “despre venido” al sujeto. sujeto. Este estado de “falta “falt a de preparación” característica del sujeto acosado por el trauma debe hacer eco a un exceso de realidad. Esto nos abre una reflexión sobre la causalidad propiamente traumática : la irrupción del trauma -propiamente “del acontecimiento”acontecimiento”- subraya su su contingencia. contingencia. Este encuentro encuentro - “malo”, “malo ”, que habría hab ría podido ser “bueno”- parece lo que hubiese podido no suceder. suceder. El trauma se da como una “anti-necesidad” “anti-nec esidad”:: decir dec ir que es es “inesperado” “inesp erado” es poco poco,, es lo que sucede sucede “contra toda expe ex pecta ctativ tiva” a”,, especie de significació signif icación n “fuera de contexto”. En otras palabras, palabras, el sujeto parece parece haber caído en algo que, al ponerle un obstáculo, lo hace “caer”. Pero no nos equivoquemos: este mal encuentro -circunstancialtoma su pleno efecto patógeno de repetir un mal encuentro “pre histórico” histórico” que que le proporciona proporciona su su violencia violenc ia retroactiva. La “deflagra “defla gra ción” ción” no deja de tener su “efecto de soplo” de ese prime pr imerr momento que vuelve vue lve a escena con con toda la intensidad del “ presente” presen te” . Inclusive, es ese ese aplastamiento en la escena del presente el que “signa” la tem porali pora li dad traumática.
Lo traumático azaroso La clínica del trauma, abordada radicalmente, nos enfrenta enfren ta a la pregun ta de lo real real y del otro, otro, en sus modalidades de “azar” “ azar” y/ y/o de “necesidad “nece sidad”” . 2En francés, malencontre, literalmente: mal encuentro. [N. de la T.]
Por Po r supuesto supuesto que que existe una causalidad interna que que el trauma tra uma ac tualiza -y sería como mínimo imprudente convertir al traumaacontecimiento en la la causa causa de la patolo p atología gía-, -, la ingenuidad inge nuidad a la que que remiten rem iten las concepcio concepciones nes traumatológicas posfreudianas, posfreudianas, a pesar de la elaboración decisiva de la cuestión de la “esce “ escena na originaria origin aria.”3E .”3Esto sto no debe ocultar ocul tar que que esta “necesidad in tern te rna” a”,, esta especie especie d eAnanké (neurótica) tiene como efecto conectarse con un hecho bruto, desig nado como dustukia, la forma engañosa de la Tujé o o el Azar. La Tujé, en efecto, tiene dos caras, de “fortuna” (y entonces es “suerte”) y de desgracia (y entonces es “mala suerte”). Sería una equivocación tratar este encuentro desafortunado como un “detalle” o como un pretexto. Si bien el “golpe sucio” enmascara lo que en el sujeto lo espera, esto no significa signif ica dej ar de reconocer que, cuando llega, éste no lo espera. En este contraste se mide el “ ángulo” de la escisión instauradora del trauma. trauma. La subjetividad traumática se instaura a partir de este desfasaje: lo “peor” se produce con esta convicción de que todo podía producirse como telón teló n de fondo, salvo es (“Todo, pero eso o (“Todo, no eso”) que, justamente, sucede. Por Po r lo tanto, tenemos que quedarnos a la altura de lo lo que da cuenta la clínica del trauma: esa “temporalidad” de la Tujé y y de la dustukia. Trau Tr auma ma que se inscribe insc ribe en la “hora H ” del reloj del sujeto para descomponerlo (el instante infinitesimal previo a la “catástrofe”): pero esto es es la letra (“H ” ) del otro. otro. Entendamos Entendam os que el sujeto se “rompe la cara” (como (como se dice dice en la elocuente trivialida trivia lidad d del lenguaje leng uaje cotidiano) contra algo alg o y/ y/o con algún “otro” “otr o”.. Momento Mom ento en e n el que “entra “ent ra en la pared” pa red” -qu -q u e no es solamente la dureza del material mater ial real, sino sino de la resistencia y de la rugosidad del otro-. otr o-. En resumen, resumen, todo todo trauma digno de este nombre es trauma, aquí y ahora, “en el otro”. En el momento en que encuentra algo insoportable - e “innombrable”- en el otro, otro, el sujeto se “fractura” “fractura ” . A partir part ir de ese momento será “la cruz y los cirios” hacerlo resurgir de esta esta temporalid temp oralidad ad común de la que lo expulsó la irrupción de la temporalid tem poralidad ad traumátic trau mática a que lo pone pone en “estado de excepción” excepción”.. Esta es la paradoja parado ja que que nos instala insta la en el centro del acontecimiento traumático: cuando el clínico se se da cuenta tiene ganas de grit g ritar ar que, que, decididamente, no es casual que, en tal momento de la vida de un sujeto eso, “esa pepita de salud”, por ejemplo, llegó: ya que nos enfrentamos al rostro desnudo del Azar, oigamos en este registro lo que que llega, llega, de alguna alguna manera manera,, con con la la soberan so beranía-arroga ía-arrogante nte y terribl ter ribleedel Acontecimiento. 3P.-L. Assoun, L ’entendement entendement Freudien. Logos et Ananké, Ananké , Gallimard, 1984.
Despué Despuéss de todo, todo, disponemos de la inscripción de ese A za r primero prim ero en la escena escena originaria origin aria de la historia paradigmá para digmática tica del psicoanálisis: es cualquier cosa menos azar si, ese día, en la ruta de Delfos, hijo y padre padre se se cruzaron, sin saberlo, para que se cumpla el destino sellado se llado por el oráculo edípico pero, justamente: esto pone en desnudo ese “orden “orden délo dé lo accidental” acciden tal” . En este caso caso,, la necesidad, justamen justa mente, te, toma la forma de este “ accidente de circulació circu lación” n” “estúp “e stúpido” ido”,, como como se dice en estos casos, como si las muertes por necesidad fueran las únicas “inteligente “inte ligentes” s”.. Esos Esos dos tuvieron tuvier on que encontrarse ese día (y no otro), otro), en ese luga r (y en ninguna otra parte): pa rte): esto se se llama “un “ un encuentro” . es e lugar La rotura de los ejes del carro fatal significan, en este caso, la ley puntual de la dustukia, revés del poder de la Ananké. Esto podría valer para todos los casos en los que la necesidad más vivaz esté significada signific ada por la punta más acerada del azar. Este Est e es un un tipo tipo de mal encuentro. La forma traumática del “protón protó n pseudo” es el “mal en cuentro”. cuentro”. L a experiencia exp eriencia traumática traum ática se sostiene en esta diada sincro nizada: él y su “mal encuentro”, ese día, juntos. Así, se puede decir que ese día en el que tenía una cita con el desgraciado golpe de su destino, “mejor “me jor hubiese sido que que se rompiera romp iera un brazo” . Idea ridicula, pero muy significa sign ificativa tiva,, evocar como como precio que que hay que pagar pag ar por la exención exenc ión de un mal encuentro, un acciden te... “menos peor”.
El síntoma, entre “destino ” y “az a r” Sólo Sólo existe síntom s íntoma a porque hay algo que, en un un cierto momento, mome nto, anda en la ejecución de una “función”. Quizás no sea inútil recordar nial en esta evidenc evid encia ia para par a denominar, denomin ar, en contraposición con una una concepción concepción psicopatológica del proceso sintomático, la clínica real que señala el síntoma como como acontecimiento. acontecimie nto. El momen mo mento to en que “no v a más” má s” no es máss que má que el efecto de un proce proceso, so, pero de una realida rea lidad d “inelu “in elucta ctable ble”” de alguna manera. Esto se marca sin duda mejor en el el síntoma somático, somático, acontecimiento físico* por el hecho hecho de que todo todo síntoma “m ental” en tal” es físic o* por tá acompañado por un marcador somático, como se observa si se presta atención. Es preciso algo que “renguee” y que “deje de rengu ren guear ear”” -Freu -F reu d habla del síntoma como como de de una una “luxación “luxación del yo”4P.-L. Assoun, Legons psychanalytiques sur Corps et symptóme, Anthropos/ Economica, Economica, 199 1997, 7, 2 vol. 5S. Freud, Analyse finie et analyse infinie, G.W., XVI, p. 85.
No hay HÍntoma sin esta “cojera” que hace que algo “no ande bien" (nl^o que todavía antes “andaba”). Unjo njo el efecto “detonad “de tonador” or” de de una realidad realid ad que un sujeto sujeto “descom pensa” pensa” - y a esta esta realidad hay h ay que darle el alcance alcance de de ese poder mítico que es la Tujé, Es decir, la “fortuna”, la “suerte”, “un hecho feliz o infe liz”.6 liz” .6Es Es notable que que en esta pareja, la “felicida d” parece aludir a un estado, estado, la “infeli “in felicid cidad ad”” a su su contrario, apuntando a un aconteci miento. Uno es feliz, posee la felicidad, en tanto que la infelicidad llega -lo que “hace infeliz”: esto merecería que el “mal encuentro” fuese una categoría clínica, con su correspondiente “instrucción” metapsicológica-. L a Tujé se se parece a una “lo “loter tería” ía”,, vicisitudes de la suerte, suerte, “lo que sucede por azar, por accidente, sin reflexión, sin motivo” -lo que “le cae en suerte” sue rte” al sujeto, lo que le cae encima ( Z u fa ll)—. Comprende mos mos que cuando cuando una gran felicida felic idad d “cae encima” enc ima”,, puede adqu a dquirir irir un acento acento traumático (sabemos (sabemos el aura traum ática que amenaza am enaza a todo el que que gana el primer prim er premio de la lotería). Esto es es lo que que le da a la satisfacción del goce el estilo de la catástrofe. Si el psicoanálisis pone el acento en el carácter carácte r de “ destino” des tino” de la formación-de-síntoma, no por eso eso pierde pierd e de vista que dos dos “potencias” “poten cias” se conjugan en la determinación del destino de un hombre, como señala Freud: “daimo “ daimon” n” -su -s u “demonio “ demonio”” personal, su su “constitución” “con stitución”,, lo que ya es- y “tujé” -su socio oscuro, el que organiza la cadena de encuentros, encuentros, “buenos” “ buenos” o “m “malos” alos”,, que forja forj a la trama tra ma de lo que después después de todo aparecerá como su “destino de vida”-. La anamnesis tiene que hacer su parte en esta parte de lo “fortuito” ( Zufálligkeit ). ). “ demonio y azar a zar”” : por supuesto supuesto,, van juntos, pues pues Daim on kai tujé, tujé, “demonio lo que constituye la fuerza del azar es que algo del “demonio” del sujeto no no sólo “lo espera” espera ” , sino que lo lo pone en acto acto.. Y el regis re gistro tro de lo “demoníaco” -e n su forma de la “compulsió “compulsión n de repetición”- 7confir ma su alcance, alcance, en el regis tro de las manifesta ma nifestacione cioness de la pulsión de muerte. Sin embargo, hay que insistir en este ángulo de lo real que debería hacer que nos nos abstengamos de “psicolog “psic ologizar” izar” la lectura de las ocurrencias de vida atrapadas por el síntoma. Entre la primera y la tercera Parcas -la que representa la disposición fatal, innata (Cloto) y la que encarna “lo inevitable, la muerte” (Atropos)- hay que darle un lugar a la más discreta, 6Véase, infra, cap. III. 7P.-L. Assoun, “L a passion p assion de répétition répétition.. Genése et figures de la compulsión compulsión dans la métapsychologie freudienne”, en Revue f'rangaise de psychanalyse, t. LVIII, abril-junio de 1994, pp. 335-337.
posiblem posiblemente, ente, Laquesis, la que representa “ lo fortuito (das Zufállige ) dentro dentro de la legalidad le galidad del destino” .8 Ahora bien, en ese intervalo, en el que ya nací pero todavía no morí, en el que estoy esto y vivo, puede pasarme pasarm e algo. algo. Lug L ugar ar del encuentro encuentro,, bueno <> malo -e l “v e l” “o bie bien/ n/o o bien” es constitutivo, y a que lo fortuito fortuit o i mp mplica lica,, a diferencia dife rencia de lo “fatal “fat al”” , esta posibilidad pos ibilidad crónica crónica de “cambio” de lo lo “bueno” a “ malo” y de lo “malo” “ma lo” a “bueno”“bueno”-.. Estamos en el regisI ro de la “ocasión” y de su tiempo propio, la “oportunidad” ( kairos). Vivir Viv ir es exponerse al riesgo riesg o del encuentro e ncuentro y, por lo tanto, caer en la esfera esfera de influencia de lo “traumático” “traumático” . V iv ir (y ( y desear) es azaros azaroso, o, y esto es lo que convierte al trauma en una modalidad existencial crónica.
Figuras del trauma: separación, castración, seducción Si reservamos el “trau “traumati matismo smo”” a la esfera del “desgas “d esgaste” te” no no tenemos que dejar de subrayar esta inserción del trauma en el “vivir” y, correlativamen correlativ amente, te, en el “desear” “desea r”.. Lo que se archiva, desde la separa sepa ra ción hasta la castración y, luego, en la “seducción”, es la génesis de este “originario “origin ario desencontrado” desencon trado” que que le da a la relación relac ión con con el otro su resonancia resonancia traumática: la de un sujeto desbordado. Reconsideremos desde este punto de vista el momento de la catástrofe catástrofe primitiva, lim itada, demasiado fácilmente, a la separación separación de la madre. Lo que Freud fija, en un cuadro inolvidable al que nos referimos en otro trabajo,9es ese momento en el que “el bebé” , “en lugar de de su madre ve v e a una persona extrañ ex traña” a”.1 .10 Éste es el primer prim er “golpe duro”. No sólo perder de vista a la madre, cuyos efectos de desastre desas tre escópico1 esc ópico11conocemos bien, sino encue en cuentr ntro o con un intruso, un otro otro que no no es es la madre. Trau T rauma ma inicial in icial del “mal “ mal encuentro”: aquí está, lo que no esperábamos. Lo L o único que hay es decepción: esperaba espe raba a la madre y ella no llega. El trauma primitivo es que una cara extraña 8S. Freud, Le m ot ifd u choix des des coffre coffrets, ts, G.W., G.W., X, p. 33. 9P.-L Assoun, Legons psychanalytiques sur le regard et la voix, Anthropos/ Kconomica, 1995, t. I, p. 62. 10S. Fre Freud ud,, Inhibition, symptóme, angoisse, Appendice C, G.W., XIV, p. 202. 11 P.-L. Assoun, “Du sujet de la séparation á l’ l ’objet objet de la douleur”, en "Vicissitudes du travail de séparation de l’enfance et de l’adolescence”, Neurop 42,, agosto-s ago sto-septi eptiembre embre de 1994, 1994, No. sychiatrie de l’ l ’enfance et de l ’adolescence, Año 42 K-9, pp. 403-410.
haga efracción en el espacio que va a proporcionar el modelo de cualquier “pesadilla”. Ahora bien, la pesadilla esboza la situación paradigmática de este encuentro “dentro”, de este “otro malo”. El “sueñ “ sueño o traumático traum ático”” es, es, en efecto, efecto, el e l encuentro, encuentro, dentro del mismo sueño, de lo que, sobre todo, no había que encontrar. Verdadera emboscada que acorrala al soñador en un callejón sin salida del que sólo sólo puede puede salir sa lir si se despierta despie rta precipitadam prec ipitadamente. ente. Esto es lo que hace hace fracasar el sueño sueño y, al mismo tiempo, la “realización de deseo” - “amok superyoico” que que describimos en otro trab tra b ajoaj o-.1 .12También es el princi pio de la vigilancia del insomnio, cara a cara con lo que “existe” irrecusable. irrecusable. “G alera” aler a” que va de la la pesa al insomnio. pe sadi dilla lla al En la cara descompuesta de dolor del bebé se inscribe justamen justa mente te esto: la confrontación con lo que hace fracasar el principio de placer y la Wunscherfüllung . 1,3 Pero sería demasiado fácil distinguir al “otro bueno” -el que nuestro nuestro bebé espera esp eraba ba-- del “indeseable “indes eable”” : lo peor es es que puede puede ser... el mismo. mismo. Pues “la persona al tanto” tanto ” , propicia para pa ra la satisfacción de la necesidad, también es la que puede agobiar al sujeto con su presencia. presencia. De esta manera, la madre ma dre que vuelve, vuelv e, después de haberse eclipsado, eclipsado, ¿no ¿no “traum “tra umatiz atiza” a”,, sobre sobre todo por su “retorno “reto rno”? ”? ¿A partir p artir de ese momento no será asimilable asim ilable a la “extrañ “e xtraña” a” , al otro que era ella, al otro de de ella misma? L a famosa fam osa escansión escansión del Fort que que se alej a y del Da que se recupera, ¿no tiene como efecto secreto conjurar el trauma de su retorno real que, al actualizar el vacío de la ausencia que se profundizó, lleva al colmo de la angustia? Metaforiza Meta forizarr el ir y venir de la madre es intentar desembaraz desembarazarnos arnos de él de una buena vez, al exorcizar exorciza r ese momento refractario refractar io del “retorno”. “retorno” . Lo que explicaría explic aría que el niño, niño, que sufre el martirio marti rio de la partida de la madre viva, se quede impávido ante la pérdida de la madre para siempre, en la muerte, como como lo señala Freud. Más allá a llá de la madre mad re que falta o que se ha perdido, se dibuja dibuja la figura de la “madre “ madre alterad alt erada”. a”. Se Se trata del puro puro y simple trauma: caer sobre sobre lo que no no afloj af loja. a.... Algo Alg o de este trauma de la pérdida -qu -q u e más bien hay que que describir como el encuentro con la posibilidad de alteración de la presencia m ater at erna na-- se conserva y se repite rep ite en el “inciso” “inciso” de de la castración, castración, en el que se reactiva reac tiva no sólo sólo la angustia angu stia de pérdida, sino la angustia a ngustia de un 12 P.-L. P.-L . Assoun, Ass oun, “Le “Le trauma tra uma de l’éveil. l’éveil. Psychanalys Psychan alyse e de l’insomnie” l’insomnie ”, en Synapse, No. No . 11 115, 5, jun junio de 1995. 1995. 13Véas Vé ase e “Revi “Revisi sión ón de la doctrine doctrine des rev reves es””,Nouvellesconférencesd’introduction a la psychanalyse, XXIX, G.W., XV, pp. 6 y ss.
encuentro que puede ser desastroso —lo que atest at estigu igua a la exper ex perien iencia cia desastroso — íóltic íóltica a en la que el sujeto se expone exp one en todo momento de eencuentro, ncuentro, en lo real, de un signo que amenaza con la falta, como efecto de sobre impresión (verdadera “surrealidad”). Conmemoración de la “mala noticia”, noticia”, manifestada manife stada por el encuentro con con la falta falt a fálica fálic a de la madre fuente del “trauma escópico” originario-. En el fondo, a pesar pesa r de las apariencias, aparienci as, el sujeto se acomoda mejor me jor a la la pérdida que al al encuentro desafortunado. desafortunado. Y, Y , en la experiencia expe riencia del dolor dolor,, tal como la describimos desc ribimos en otra part pa rte, e,1 14 lo que constituye constituy e lo "vivo” es el encuentro sin cesar del objeto perdido. Esto da cuenta de la dustukia como como modalidad de encuentro violento violen to con el otro: ya sea en el odio celo ce loso so-e -en n el que el infante infan te encuentra en el doble doble pleno pleno del regazo regazo materno matern o la imagen imag en que lo excluye del goce g oce del obje ob jeto to-,1 -,15ya sea en la dimensión dimensi ón del deseo, en la que el sujeto s ujeto se confronta, en la escena originaria origina ria -d e seducció seducción n o de coito coito pate rnorn o- con la realidad reali dad del deseo deseo del del otro que lo mira: esto es lo que que convierte conv ierte en e n seductor al “extra “ex traño ño”” , cuya cuya mímica de seducción seducción transforma transfo rma un rostro que quiere qu iere ser afable en una cara toda colorada y que hace muecas.
La escritura de la d u s t u k i a : el “caso Perec” l’ara l’ ara volv vo lver er sensible este efecto del “trauma de la letra le tra”, ”,1 16con 6con tanto tanto significado para una clínica del trauma, nos nos orientaremos orienta remos a través de una una escritu esc ritura ra del mal encuentro. enc uentro. IV. IV. ou le souvenir d’enfance es la i'vocación de esta relación insimbolizable con la dustukia. En el cont context exto o de la pérdida del Otro paterno paterno -po -p o r la guerra (del (de l lado del padre) y por la deportación (del lado de la madre), respectivamente por el mal azar az ar de la “bala perdida” y la mano fatídica del ver dugo du go-el huérfano tiene la revelación del momento en que se le anuncia, mientas mientas está ocupado ocupado trabajando en el campo, campo, que llegó alguien alguie n “para “ para el”. Este es el anuncio anuncio:: alguien viene vi ene para ti, acontecimiento acontecimie nto sorpren dente dente,, aunque él haya podido podido adivina ad ivinarr que era alguien a lguien de la familia. famili a. Cuando corre hacia esa silueta que avanza hacia él a través del campo, campo, sin embargo, embargo , parece pare ce haber hab er dejado de pensar pens ar y, cuando cuando recono 11 P.-L P.-L.. As Assoun, Legons psychanalytiqu.es sur le regará, et la voix, Anthropos/ Kconomica, 1995,1.1, pp. 58-59. 13Ibid. p. 62. 1(i P.-L. P.- L. Assoun, Assoun , “Le trau t rauma ma á la lettre. L ’inhumain inh umain de l’enfance”, en Analyses i 'i reflexione sur Georges Perec IV. ou le souvenir d’enfance , Ellipses/Marketing, 11)97, pp. 85-95.
ce a su tía que le sonríe amistosamente, se produce ese efecto que describe luego, cuandoescribe sus sus memorias, como como e l“dev l“ develam elamient iento o de una verdad verda d eleme e lemental” ntal” : “A p artir art ir de ese momento momento,, todos los que que lleguen a ti serán extraños”. No es difícil reconstituir el lugar de la decepción mayor: el niño sabía que la madre estaba muerta muert a pero, justamen justa mente, te, le dicen que una una mujer viene a encontrarse con él y algo del Wunsch primitivo se reactiva: “ella vu elve” elv e” .Ahora bien, objeció objeción n de lo lo real -e s otra persona que no no es es la madre la que está all a llíí- y entonces el “mal encuentro” encue ntro” se se convierte en un emblema -que marcará con su sello la relación con cualquier mujer: “No te pertenecerán, no les pertenecerás, porque lo único que sabrás hacer es apartarlas”-. Lo que estalla a la luz del día en ese momento es un trauma tan violento violen to como como discre discreto: to: la revelación reve lación de una cita cita fallida fallid a que instaura un desfasaje crónico crónico con con el otro -d e manera mane ra que todo todo fracaso posterior posterio r podrá “referirs e” a él-. Notemos que el malestar malesta r nace nace del hecho hecho de que que la presencia prese ncia molesta del otro (que no era la que se estaba esperando) esperand o) actualiza la ausenci ausencia a (de la que, que, entonces, entonces, falta muy terriblem ente). Encontrar la ausencia de objeto a través del encuentro de la que,; equivocadamente, se encuentra ahí, en esa hora “H”, para encarnar la decepción decepción,, y así “ser “ser la fecha” de todas todas las citas citas fallidas de la vida vid a futura, constituye una decepción decepción mortal. De ahí toma acto acto un trastorno genera g enerall de la orientació orientación n -esp ecie ec ie de trastorno de la lateralización- que llega a la dislexia (a la que la escritura suple). También Tam bién se produce produce una una sarta de síntomas somáti somá ti cos, que archivan en el cuerpo accidentado el choque con lo real traumático: “paracaídas, brazo en cabestrillo, braguero para la her nia” ni a”,, esto es lo que queda en el recuerdo: vuelco vue lco en un trineo, trine o, caída c aída en un barranco barran co a bordo de un bobsleigh, picadura de una abeja: el órgano da cuenta de esto, del mal encuentro. En efecto, ¿de qué habla ese “omóplato” (“hueso que no se puede enyesar”) o ese muslo que se “hincha a más no poder”, sino de ese choque frontal con esa realidad? Pero también es la picazón que provocan esas camisas en la piel, que fueron ofrecidas de corazón, pero que no nos nos gustan, gustan, “rega “re galo” lo” fallido falli do que augura una vida “que no regalará nada”. El traumatizado trauma tizado parece tener el arte de encontrarse encontrarse en el lugar no adecuado adecuado y en el momento no adecuado, adecuado, incluso incluso de volve vol verr a los lugares de los crímenes que no cometió -lo que somete a duras pruebas al accidentado es, justamente, que ese azar disimula una necesidad oculta o, o, peor, peor, que que haya quedado librado librad o al puro puro A z a r-. r- . Activa Ac tivació ción n en
lo real de ese “sentimiento de culpa inconsciente” que se diferencia radicalmente de una culpa vivida: el sujeto no se siente culpable, “se enferma” enferm a”,, da un un traspié, en resumen, pone en acto lo que no quiere que le suce suceda da.. Por eso todo trauma real - y el más radicalmen radica lmente te “impon “impo n derable”derable”- tiene resonancias del trauma traum a originario. originar io. Quizás por este Indo haya que abordar nuevamente la escucha pos-traumática del “acciden “accidentad tado o de la v ida” ida ” .
K1 “estado de excep ex cep ción” ción ” o el cue rpo en gu e rra rr a lista situación puede describirse como un “estado de excepción”, situación límite de la que el estado de guerra puede servir como emblema. La teoría de Freud sobre las neurosis traumáticas de guerra, guerra, redescubierta redescu bierta correctamente, puede servir serv ir para descifrar desci frar ese ese choq choque ue,, en este caso caso conviene decir, “en prim p rimera era líne lí nea” a”.. La originalidad origin alidad del desciframiento desciframient o freudiano freudian o de las “ psiconeurosis psiconeurosis de la guerra” guer ra” reside en que sitúa el efecto traumatógeno traumató geno menos en la amenaza bruta del peligro (para la auto-conservación) que en la es cisió cisión n subjetiva subjetiv a del “guer “ guerrero” rero” entre en tre el e l “yo de paz” y el “yo de guerra” guer ra” .17 Lo que aparece es que el sujeto “se enferma” al encontrar, en una situación situación de enfrentam enfren tamiento iento con con el enemigo, enemig o, un peligro particular: pa rticular: el de su “doble inter int erno no”” . El “soldado” “ soldado” se ve confrontado confrontad o a una una instancia instan cia de su “yo” “yo ” de de algún modo “dispuesto a todo” y al sentirse se ntirse desbordado por por esta pulsión auto-destructiva heroica, “ se viene vien e abajo”, expresión expresió n muy elocuente. Existe menos “cobardía” que que temor temo r por un un heroísmo heroísmo paralizan p aralizante te -clave de la que nos nos interesa intere sa valora va lorarr su alcance alcance para el mecanismo de síntoma somático en su mecánica mecánic a trau tra u m átic át icaa-.1 .18 Por otra parte, en esta situación en la que el sujeto se expone al “mal encuentro” con con el doble, doble, la herida, lejos de agregarse agreg arse como factor agravante agravan te del trauma, puede ser una una “compensación” para el trauma traum a bruto. Si recordamos que el trauma se marca, “en el comienzo”, por medio medio de de una una elevación drástica de la excitación externa e xterna no maneja man eja ble -aumento -aum ento de la erogenidad general ge neral del cuerpo-, la herida permite perm ite ligar, alrededor del lugar herido, una parte de esta excitación: “La conmoció conmoción n mecánica del traum trauma a propiame pro piamente nte dicho dicho tiene como como efecto el aumento de la excitación e xcitación sexual y la influencia influen cia sobre la distribución 17S. Fre F reud ud,, Introdu Intr odu ction á la psychanaly psychanalyse se des psychonév psychonévrose rosess d eguerre, 1919. 18P.-L. 8P.- L. Assou As soun, n, Leqons psychanalytiques sur Corps et symptóme, Anthropos/ Fconomica, 1997,1.1., pp. 67-70.
l trauma con trario rio,, |in!ii^cno. I'IhI m ilnlili'
consideración permite situar el colmo del trauma en iH’ iit r<>brut br utoy oy brutal bru tal con un acont aco ntec ecim imie ient nto“ o“desdes-sim simboli bolizanzano i ii ii iH’ li'" i|iic no permite que el sujeto asegure más su continuidad vital y t|iie no no desee “liga “li gar” r” la energía ene rgía libe l iberad rada a de este modo. El traum tr auma a puro consiste en esta “implosión” sin desgarro. P]1 trauma traum a actúa como como agent ag entee “desin “d esintrin trinca cador dor”2 ”20 que impone imp one un destino disjunto disjunto a Eros y a Tánatos. Tána tos. Ahí, Ah í, el e l pe p e rju rj u icio ic io se hace hace cuerpo.
El a gujero en el Otro o el traum a puro El aporte aporte más distintivo de la clínica clínica analítica a la “traumatolo “traum atología” gía” podría consistir en esta referencia a la dimensión de “encuentro” fallido: el traum a se jueg ju ega a en relación con esta actualización actu alización de una relación con el otro al mismo tiempo “fallida” y dramáticamente “presente”. Toda causalidad traumática es real y, por lo tanto, está incluida en esta especie de “causalidad ocasional” ,21o sea “motiva “mo tivada” da” en relación relación con el otro. otro. Repetición ciega c iega de la “prime “ primera ra edición” del mal encuentro cuyas versiones estructurales vimos sedimentadas: el otro que no es la madre, el objeto causa de angustia, el otro del deseo. Bajo la figura de la dustukia éste se actualiza. De este modo, el trauma sólo es resimbolizable si el sujeto, volviendo a atravesar lo real del “mal “m al encuentro” , se expone al pensamiento pens amiento más duro: duro: el del puro Azar. Pero, entendamos que no se trata de la ausencia de motivación -tie -t ien n e que reconocer reconocer la ligazón ligazó n de lo que le sucede sucede con con la trama significante de su deseo-, sino, en el sentido de ese “afuera” mal-encontrado que produjo una incisión en su historia. El momento fatídico que “corta en dos” dos” el continuum de de su historia hist oria -ent -e ntre re el “antes” y el “después” “después” del del acontecim ac ontecim iento- es, es, también, la emergencia emergenc ia en lo real real de una cierta ciert a verdad verda d de la relación con con el otro que, a partir de ese momento, no puede ocultar más. El trauma 19S. Freud Freud,, Audelá du principe du plaisir, cap. IV, G.W., XIII, p. 34. 20P 0P..-L L Assoun, Lecons psychanalytiques sur Corps et,aymptóme, Anthropos/ Economica, 1997, t. I, p. 98. 21Ibid., t. 2, pp. 92-95.
proporci proporciona ona una una oportunidad -a l mismo tiempo revelad reve ladora ora y mortíIrraIrra - del desenmascaramiento. desenmascaramiento. Comprendemos que el momento del trauma puede marcarse de manera insidiosa, cuando algo innombrable se percibe “en el otro”: rsto sucede sucede,, por ejemplo, ejemplo , con un un adolescente que correlaciona, cierto c ierto día, día, la percepción percepción de algo “insoporta “ insoportable” ble” en la imagen image n paterna con la decisión oscura e irremisible de una huelga de hambre cuyos efectos imoréxic imoréxicos os recién se verán verá n más tarde. ¿Por ¿P or qué ese día? Porque -as -a s u mam amos os la tautología, pues pues ahí ah í se se compromete la escri e scritura tura de lo real— rea l— iue iue un día de más más - “d “día ía negro” en el que la verdad se vuelve vue lve luminosamente traumática, en la que eso no puede ocultarse más, porque ese día se produjo el mal encuentro-. Hecho sin hablar que busca la inscripción -eminentemente fís fí s ica ic a . Desafío a la anamnesis de las historias histo rias que escanden estos estos traumas silencio silenciosos sos que sólo sólo se perfila per filarán rán en el “inciso” del habla retroa re troactiva ctiva o en las las estrategias de escritura escritura (“traumato ( “traumatográficas” gráficas”)-. )-. En términos metapsicológicos, el mal encuentro marcaría hic et trauma a es “histórico” “histó rico”)) el momento momento de mine, aquí y ahora (en tanto el traum la desunión pulsional -aunque se viva en la relación amorosa del encuentro encuentro pasional, como nos enseña la clínica clín ica del fenómeno conocid conocido o con el nombre revelado revel adorr de “ demonio del mediodía”medio día”- . 22 “Quemadura “Quema dura de sol” en el cénit en el que se encuentra expuesto el sujeto, en el "vadeo” de su vida vid a pulsional. pulsional. No nos asombra la impresión de contingencia violenta que dan estos momentos traumáticos en los que el sujeto parece librado a la potencia invasora de una realidad que no puede insertar en una estrategia deseante, ni tejer en la trama tram a de sus sus pertenencias subjeti subje ti vas vitales. El sentimiento de “irreversible” que surge procede de la convicc convicción ión de de un un “perjuicio” irreme irre mediabl diablee que le otorga a la subjetivi subje tivi dad da d traumatizad traum atizada a su pliegue plieg ue trágico: pues pues es es tranquilizado tranquil izadorr instala ins talar r se en un destino que se supone que, justamente, va a recusar el encuentro con el otro malo. También sabemos de las “alianzas” con algún algún “ángel “ánge l guardián” guardián ” que que conservan, conservan, invirtiénd invir tiéndola, ola, la superstición de la “mala suerte” y le agregan un regulador providencial. Par a que el sujeto sujeto salga de este “tejido trágic tr ágico” o” y de sus sus estrategias estrateg ias “ mágicas” mágic as” y para que encuentre encue ntre el camino camin o de esa reali re alida dad d azarosa se precisa una una escucha del trauma. 22 P.-L. Assoun, “Le “Le démon démon de de midi midi á l’épreu l’épreuve ve de la psychana psychanalyse lyse.. Contribulion á une clinique des passions de mi-vie”, en Synapse, No. 99, septiembre de 1993, pp. 32-47.
De manera mane ra que, que, paradójicamente, paradójicam ente, se impone pasar por el momento de goce que decidió el enquistamiento del trauma. En un sentido, equivale a mirar a la muerte de frente -en el sentido sugerido por M ish is h im a-2 a- 23 pero sin máscara de oxígeno, ni falta de aire. aire. Si bien Freud localiza el trauma en la “decisión inútil de la época época origin aria” ),24 por mala y (die unzugangliche Entscheidung aus der Frühzeit ),2 terca que ésta sea -la que abre la temporalidad traumática-, como toda “decisión”, es reversible. V olve ol verr a encontrar al Otro aciago... y quedar vivo.
La renta del perjuicio perjuicio o los los beneficios de la e nferm edad El psicoanálisis experimenta una paradoja cuyo alcance clínico vale la pena volve vo lverr a descubr descubrir: ir: existiría existir ía en la la enfermedad -es - esee mal que se se apodera del cuerpo e inicia la capacidad para “ actuar y goza g ozar” r” en su su fundamento fundamento (“la salud”) salud”) - algún algún “bien” . En ese “ma “maleficio” leficio” habría un un beneficio. Aunque la enfermedad, con su cortejo de daños y de sufrimientos, no es una “bendición” para nadie, bien podría ser un “beneficium”, un factor de “bien”. Desde la perspectiva perspe ctiva del perjuicio, se trata tra ta de cuestionar todo todo para lograr que surja lo decisivo, más allá de la distinción corriente en tre los los llamados “beneficios” “beneficios” “primarios” “primarios ” y “secundarios” “secundarios” de de la enfer e nfer medad, distinción que enseguida se convirtió en una manera man era cómoda de pensar en esto. ¿En qué consiste lo que Freud caracteriza como “ganancia de la enfermedad” (Krankheitsgewinn )? )? La expresión junta, en una comprobación comprobación provocadora, dos térm tér m i nos nos que parecen “pelears “pe learse” e” entre sí: sí: • Gewinn designa des igna una ventaja, ventaja , un provecho, una ganancia, ganancia, una renta, es decir, un beneficio. • Krankheit designa design a un mal, una afección, afección, un un sufrimiento, es decir, una enfermedad. Quiere decir que habría una falta que ganar. ¿En qué sentido sentido el malestar sería “bueno”? 23 Sobre el contexto contexto,, véase nuestro nuestr o libro Le Pervers et la femme, Anthropos/ Econom Economic ica, a, 1989, 1989, 2“ edició edición, n, 199 1996, 6, pp. 179 y ss. 24 S. Freu Fr eud, d, Analyse finie et analyse infinie, sec. II, G.W., XVI, p. 64.
De los ben eficios efici os al goce go ce Ksto Ksto nos nos lleva llev a a enfre en frenta ntarr la cuestión del centro del goce inconsciente inconscie nte
-y, de alguna manera, su carne clínica—a estos dos enunciados de nivel nive l “metaps “ metapsicológic icológico” o” .25
De la “forma ción de síntoma” ... Si abordamos el problema en estos términos, estamos proponiendo una interrogación con una doble expansión: ¿en qué consiste el “beneficio de la enfermedad”?, ¿en lo que concierne al síntoma genéricamente?, ¿e ¿en n qué qué sentido el llamado llamad o síntoma somático realiza; una ganancia particular? En primer p rimer término, no hay que confundir confundir “síntoma” ... ... y enferme enferm e dad. Significa, de entrada, una ruptura con el modo de pensamiento; médico que está regulado a partir de “la enfermedad”, agrupación articulada de síntomas. En la clínica psicoanalítica, el síntoma! precede. precede. El hecho primitivo prim itivo es la “formación de síntoma” (Symptom enferme dad propiamente propiame nte dicha consiste consiste en la fij ación ación de del: bildung). L a enfermedad síntoma. Recordar Record ar esto es es capital y en toda reflexión reflexió n sobre sobre el beneficio de la enfermedad debe permanecer permane cer el carácter carácte r factu del síntoma: quizás, fa ctual al del com como veremos, la “enfermedad” “enfermeda d” puede puede servir ser vir para disimular el traba jo del síntoma sínto ma inconsciente.
...a ...a la renta ren ta neurótica: neu rótica: econom ía de los beneficios Por lo tanto, ubiquémonos nuevamente en ese momento en el que, al; menos, la formación de síntoma tomó su forma de cristalización patológica en la enfermedad. ¿En qué consiste, pues, fundamentalmente, la “ganancia interna de la enfermedad” enferme dad” ?26E 6Ell “alivio “a livio de un un conflicto conflicto a través de la forma forma ción ción del d el síntoma es la salida (Ausliunft ) más cómoda cómoda y más agradable agrad able para el principio del placer”, en la medida en que economiza un “trabajo interno grande y que se siente como dificultoso”. En este sentido, la neurosis, aun con su caudal de sufrimient sufr imiento, o, es de maner ma nera a originaria -p rim ri m a ria ri a - un un “buen “buen negocio”: es una una manera de realiza r economías en el presupuesto del sufrimiento. En consecuencia, el 25P 5P.-L. .-L. Assoun, Asso un, Introduction á la métapsychologie freudienne, PU F, “Quadri“Quadrige”, 1993. 26Leqons Leqons d ’introd uction uctio n á la psychanal psychanalyse, yse, XXIVé le?on, G.W ., ., XI.
¡•síntoma tiene un “lado”, una especie de frontera común con el yo, instancia instancia represora, al que ofrece una “satisfacción” “satisfac ción” : en este sentido el síntoma es “gratificante” para el yo -metapsicológicamente, se pude pude hablar hab lar de “yo enfermo en fermo”-. ”-. Por lo tanto, el síntoma es una “huida en la enfermedad” para evitar evita r un conflicto conflicto,, pero pe ro en “muchos “muchos casos casos esta huida está totalmente totalm ente justificada” . Pero hay más: una vez que esta enfermedad está instituida, aparece alguna “ventaja más o menos apreciable en la realidad” y ligada a “muchas situaciones de la vida”. Esta vez, se pasa a un beneficio beneficio “externo” “externo ” . El ejemplo más concreto y corriente corrient e que propor ciona ciona Freud Freu d es claro: claro: se trata trat a de una una mujer maltra m altratada tada por su su marido y que no puede escapar escap ar de su tutela, tutela , por ejemplo, ejemp lo, buscando buscando un reemplazant reemplazante, e, ya y a sea por temor a las represalias, ya sea porqu porquee -n o hay que subestimarlo- “todavía está ligada a ese hombre por su sensibilidad sexual” (es decir, porque sigue teniendo a ese bruto “en la piel”). En la enfermedad encuentra la huida que le permite mantener un un callejón sin salida interno y, al mismo tiempo, encontrar e ncontrar ciertos recursos recursos en el exteri exte rior or y ¿en quién si no es en el médico médico?: ?: “E lla encuentra una ayuda (Helfer ) en el médico”. Este es el beneficio beneficio “externo o accidental” -qu -q u e hay que que distinguir del que marcó la propia formación del síntoma que es “interno” y “necesario”-. Nos interes in teresa a respetar resp etar la escansión del proces proceso o mórbido mórbido:: de un beneficio inherente al estar-enfermo, por una parte, y del retorno retorno a lo real de las “situaciones “ situaciones de vida ” de un beneficio secunda rio, por otra parte. Señalemos que, en el lenguaje de los negocios, es el equival equ ivalente ente de realiza rea lizarr un buen negocio que es “todo beneficio” benefic io” en sí mismo y realiza re alizar, r, durante dura nte las transacciones, beneficios, explotando y haciendo fructi fru ctific ficar ar (“fruc (“ fructific tificació ación” n” que es la forma form a ma mater terial ial del goce) una situación ya adquirida.
La auto-conservación auto-conservación a través del síntoma síntoma Una Una vez que llegamos a la paradoja de que la neurosis puede ser para el interesado un “negocio “negocio jugoso” jugos o”,, llegó el momento mo mento de recordar con no no menor menor fuerza lo que toda toda esta economía economía de la rentabilidad no debería perder de vista: que la “neurosis”, al final de cuentas -hay que decirlo- es un “mal negocio”. Efectivamente, el sujeto se ha cargado con con un “síntoma de sufrim suf rimien iento” to” (Leidensymptom ), ), está en descubier descu bier to, to, sus sus créditos en “gana “ga nancia ncia”” no alcanzan para p ara cubrir sus sus débitos en
sufrimiento. El “yo” hizo un “mal negocio” a través de esta adquisi ción. ción. Al menos, menos, puede crearse, como como el trabajado trab ajadorr que se enferma, enferma , una ganancia secundaria, renta de invalidez ( Unfallsrent que, en ale Unfallsrente e que, mán, designa, literalmente, la “renta por accidente” en la que el accidente convierte al accidentado accidentado en rentist ren tista a de su desastre). En este sentido, el mal negocio puede no ser otra cosa, en la lógica del inconsciente, inconsciente, que un “mal cálculo”. Volvimos a la lógica de la “auto-conservación”. Enganche al que Freud le otorga un rasgo social. Si el “pobre” -el económicamente débil—es débil—es dispensado con más frecuencia, por la necesidad de la vida, v ida, de la prueba neurótica que. qu e.... el rentista rentis ta (en el sentido social), parece que, que, una vez ve z que ésta se instala, le resulta resu lta mucho más difícil desem barazarse barazars e de ella... ella ... “¿Y por qué? qué? Es Es que le rinde rin de buenos servicios en su lucha por la auto-conservació auto-conservación. n. En otras palabras: palab ras: el beneficio de la enfermedad enferm edad secundaria que le aporta apo rta es demasiado demasiad o import im portant ante”2 e”27 (para que renuncie a él). La neurosis puede ser un órgano de adaptación a la miseria ambiente, una prótesis simbólica de la discapacidad social.
Estar-enfe Estar-enfermo rmo contra la enfermedad La discusión que Freud mantiene consigo mismo a propósito de la relación relación entre síntoma y enfermedad -ent -e ntre re 1905, fecha de aparición aparición del del informe inform e del caso Dora, y el agrega a gregado do de 1923- es rica en enseñan zas clínicas. clínicas. En efecto, había empezado por sostener que “los motivos de la enfermedad no están presentes presentes al comienzo de la enfermedad y sólo aparecen secundariame secun dariamente” nte”..28 Dicho Dicho de otro modo, en esta primera versión, el “síntoma al comienzo no es otra cosa que un huésped que que no es bienvenido en la vid a menta me ntal” l”:: “Recién “Rec ién cuando cuando una una corriente mental menta l encuentra cómodo cómodo utiliz ut ilizar ar el síntoma, éste adquiere una función secundaria secun daria y se ancla en la vid a men m ental tal”” .29 En 191 1917, precisa: “El motivo de estar enfermo es siempre la intención de ganancia... siempre hay que reconocer un beneficio primario de la enfermed enfe rmedad ad en toda afección afec ción neurótica neuró tica”” .30Dicho de otro modo, modo, el afán a fán de lucro -inconsciente- de la neurosis contribuye a su nacimiento. Esto se se origina en la economía: economía: “El estar-enfermo estar-enferm o ahorra una acción acción 27A propos de l ’introduction ’introduction du traitement, G.W., VIII, p. 466. 28Fragment d’une analyse d’hystérie, agregado de 1923, G.W., V, p. 202. 29Ibid., versión de 1905, G.W., V, p. 203. 30Leqons d’introduction á la psychanalyse.
menta mental, l, se presenta prese nta como la solución económicame econ ómicamente nte más cómoda en el caso caso de un conflicto mental me ntal (huida (huid a en la enferme enf ermedad), dad), incluso si en en In mayor parte de los casos la inutilidad de una escapatoria de este I ¡po ¡po ulterio ult eriorme rmente nte carece de equívocos” equívo cos”.. Este es el beneficio bene ficio “interno, “intern o, psicológico”, psicológico”, que se opone al beneficio ben eficio secundario, sec undario, extern ext erno o y, y, de algún modo, odo, “situaciona “situac ional” l”.. Sin embargo, conviene no perder de vista vis ta la sugerencia de origen Hue ma mantie ntiene ne su valo va lorr clínico: ¿el síntoma síntom a no no es el “tubo de ensayo” ensa yo” de In enfermedad? Este punto es esencial para no ceder a la “ supersti ción ción”” (médico-psiquiátrica (médico-ps iquiátrica)) de la entidad entid ad psicopatológica denominada denom inada "enfermedad” y para ubicar el eje clínico en el estar-enfermo y la dinámica correlativa de formación-de-síntoma.
Del perjuicio corp oral a la ren ta somática somática l’or l’ or lo tanto, algo anda mal m al en el cuerpo. cuerpo. Este males m alestar tar que inscribe la lesión y la disfunción del órgano se traduce de facto en en una “li mitación mitación del yo”. yo” . Tenemos Tene mos los ojos puestos, de alguna algu na manera, mane ra, en el órgano lasti la stim m a do (lo que supone, con derecho, el paso por la mirada médica). Pero, en el caso caso del del síntoma s íntoma somático -p o r poco que supongamos supongamos que que puede ser reducible a “lo orgánico”- sigamos la reflexión refle xión clínica precedente. Es legítim leg ítimo o preguntarse, preg untarse, aunque los perjuicios sean flagrantes, flagra ntes, en dónde se encuentra el “yo” implicado en el proceso de represión. El cuerpo se vuelve el terreno del conflicto de maneras muy diferentes (y aquí estamos en el campo del abigarramiento de la “clínica del cuerpo” ).31Digam 1Dig amos os que, en este caso, el sujeto huye... huye ... en ese ese adentro externo que es el cuerp cuerpo. o. Hay H ay que darle sentido pleno a la sugerencia de Ferenczi Feren czi de una “acción “acción interna”3 intern a”32 -esfue -es fuerzo rzo para transformar a través trav és de lo interno aquello sobre lo cual cual no se se puede actuar actuar a través travé s de alguna transforma trans formación ción del mundo mundo externo, especie de “adaptación interna” intern a” . Quiere Quie re decir que no queda queda inerte: si parece parece sufrir sufrir un un mal -v erdad erd adera era “pasión” del cuerpo - hay que supone suponerr que que produjo una especie de pasaje al acto “sobre el órgano”... Notemos que, en este caso, de alguna manera, el beneficio se radicalizó, pues el sujeto hace una economía considerable: la acción 31Legons psychanalytiqu.es sur Corps et symptóme, t. 1, 1, “Clinique “Clini que du corps”. 32Ibid. , t.l, pp. 40 y ss.
mental propiam p ropiamente ente dicha está est á “economizada” “econ omizada” : en su su lugar, el cuerpo cuerpo “actúa” (por donde el perjuicio toma cuerpo).
£1 cuerp cu erpo o del d el síntoma Una vez v ez que el síntoma “se “se abre” abre ” y la incorporación incorporación (Einverleibung} se lleva llev a a cab cabo, o, se plantea la cuestión de la ganancia de la operación. operación. Hay Ha y que volver volv er a leer lee r la descripción de Freud Freu d de la instalación dej sujeto en la enfermedad: enfermed ad: “El “ El yo se comporta como si si fuera conducida conducida por la consideración: consideración: el síntoma está es tá ahí y no es posible posible apartarlo; apart arlo; poi p oi lo tanto, tanto, se trata tra ta de gozar con esta situación (sicht m it dieser dieser Situa tion m ayor ventaja venta ja posible de ella (V o rte zu befreunden ) y sacar la mayor rt e il)”. il) ”.3 33 EJ yo forma form a cuerpo con con el síntoma sínto ma a punto de de “luxars “lux arse” e”,, pero tambié tam bién n de sacar de esta luxación una economía de su propio goce.
La s cuentas masoquistas ¿De dónde surge que “una neurosis que desafió todos los esfuerzos terapéuticos” pueda “desaparecer” pura y simplemente “cuando la persona adquiere una enfermedad enfermeda d orgánica” org ánica”?1 ?14“Mante “M antener ner una cierta cierta cantidad” cantidad ” (constante) de “sufrim iento” ient o”,, en esto reside el e l trabajo de la la máquina de calcular de la infelicidad y su paradójico axioma o “má quina de calcular” masoquista. En esta matemática, el sufrimiento (.Leiden ) es la “constante” convertible en “grandezas” físicas y/o morales. Lo esencial es que “la cuenta” esté allí. La “necesidad de castigo”, castigo” , otro nombre del “sentim “ sentimiento iento de culp culpa a inconsciente” se vuelv e un órgano de su enfermedad. El superyó está está bien implicado en este negocio. negocio. Lo mismo mis mo sucede con con esa paciente cuyo cuyo destino destin o nos cuenta Freud que, que, por el amargo am argo goce de una operación operació n ginécológic ginéco lógica, a, encuentra enc uentra loa loa caminos de su histeria. No podemos aplicarle aplica rle lo que Freud dice sobre las las neurosis traumá traum á ticas: “Se quejan de su enfermed enfe rmedad, ad, pero la usan con todas sus sus fuerzas y, si queremos quitárs q uitársela, ela, las defie d efiend nden en como, como, según el dicho, el león león defiend defi endee a su su cachorro”. cachorro” .35Image 5Ima gen n atrac at ractiv tiva a que convierte convie rte el momento 33Inh ibitio n, symptd symptdme me et angoi angoisse, sse, cap. III, G.W., XIV, p. 126. 34Le probléme économique du masochisme, G.W., XIII, p. 379. 33La question question de l’analysep l’analysep rofane , cap. V, GW., XIV, p. 252.
El enunciado fatídico o el el cuerpo cue rpo del traum a Así aparece el sitio de de esta subjetividad perjudicada -térm ino in o provo prov o cador, pero porque se origina en un desfasaje-. El sitio del perjuicio es el trauma-cepa cuya fórmula proporciona l'Yeud, al observarlo como una invariante en “los destinos de vida ;interiores” nterio res” de estos candidatos al síndrome síndrom e de excepcionalida excepc ionalidad: d: “Un “ Una a experiencia o un sufrimiento que les había sucedido en los primeros tiempos de la infancia, de los que se sabían inocentes y que podían considerar como una injusticia, un perjuicio sobre su persona”-. Un destino, por lo tanto, una transmisión fatídica. Pero lo esencial de este Fatum es lo que esto determina en la postura del sujeto. Tenemos Ten emos a una paciente pacie nte que sufre de “ un doloroso mal orgánico que que le impidió lograr los objetivos de su existencia”. No basta que actúe para que haga un destino: “Todo el tiempo que consideró este mal como una adquisición ocasional y tardía, lo soportó con paciencia”. I’ero, I’ero, detrás de la Tujé, se dibuja la Moira: “Desde el día en que se le explicó que formaba parte de su patrimonio hereditario, se rebeló”. “Cambio de actitud frente a la vida.” Prueba de que el sujeto solo adhiere a su vida según la versión del Otro que se dé. Este es un ejemplo simétrico al de una infección ocasional provo cada cada por una nodriza nodr iza dustukia que, que, en un joven jov en,, basa su convicción de estar bajo una una providencia particular particula r y que “vive “viv e todo el resto de .su existen exis tencia cia con la preten pre tensió sión n de una indemnizac indemn ización ión al a l estilo de una renta de invalidez”. Aquí Aqu í necesitamos necesitamos una una metapsicología del Destino -y de su su reverso de azar— za r—..
EL OTRO, OTRO, EL IDEAL Y E L PERJUICIO: PERJUI CIO:
ENTRE ENTRE DESTINO Y AZAR
El creador del psicoanálisis inscribió la “ creencia” en la Ananké -uno -uno de los nombres de la necesidad- en el frontispicio de su empresa.1 Ananké es una figura del “destino” -el “destino necesario”, para decirlo en el lenguaje pleonástico apropiado a lo “destinal”-.2Ahora bien, bien, ¿acaso ¿acaso el psicoanálisis psicoanális is no es, es, más allá al lá de toda “visió “v isión n del mundo” mu ndo” liberadora, lo que sostiene la irritación del sujeto contra esta figura del del destino que se llama neurosis, neurosis, de manera que sólo tiene sentido si contraría contraría la fatalidad neurótica neurótica -que, contrariamente a los los “males de Hesíodo”, que se derriten silenciosamente sobre los hombres, es algo que que se habla ha bla-? -? ¿Cómo puede Freud evocar una figur a del destino -acoplada, es verdad, al Logos, imperativo de inteligibilidad del deseo, “inflexible” en su género-? Ésta es una manera de abordar el problema del destino desde desde una perspectiva freudiana. Podríamos decirlo de otra manera: la efigie trágica del destino se inscribe, con el tema edípico, en el principio mismo de su propia escritura del inconsciente -salvo que, justamente, se piense en una “declinación” del complejo de Edipo, que se dedique a desbaratar su captura-. Esto plantea la siguiente pregunta: ¿qué, en la posición analítica, reconduc reconducee la posición posición del destino - “sentimie “se ntimiento nto trágico” trágic o” del deseodes eo- si no no es la vida? Por Po r un lado, lado, lo trágico edípico marca con su 1Sobre este punto, punto, remitimos a nuestra obra L ’entendement freudien. Logos contribución prolonga esa investigación, pero considera et Ananké. Ananké . La presente contribución el conjunto del campo semántico, es decir, ocurrencias de la temática del destino (Schicksal) en la obra freudiana. 2Charles Cha rles Baudoi B audoin n traduce sumariamente: “Tengo dos dioses, dioses, Logos Logos y Ananké, la razón y el destino”, en Y atil une science de l’áme? Fayard, Fayard, 1957.
lo el (lim (limón luí luí mimo, mimo, irreme irre media diable bleme mente nte;; por otro, existe exis te algo como como mui mui "milun "milunrtn rtn"" para ol ol cnUcjón cnUcjón sin sin salida sa lida edípico, un “saber arreglá arr eglárr ron” , quo quo pormite encarar, incluso exigir, exigi r, una salida del cierre c ierre no Iiih ron”, 1i'r i'rtKi t'(i t'(i ¿Qué Hostiene al sujeto, sujet o, del de l lado lad o del de l destin des tino? o? ¿Cómo ¿Có mo hace ha cerr que n|)iiiw.(‘n un sujeto en el destino? A la hechicera metapsicológica hay que pedirle el retrato de este sujeto del destino. ho I
El desti destino no a p rue ba de la metapsicología metapsicología Lo que contiene el “destino” -la Moira o heirmamené griega, griega, el Fa Fa de los latinos, el Schicksal germ ge rmán ánico ico-- es es la idea de de un “poder” tum tu m de que se ejerce sobre el sujeto sujeto y se impone a su historia histo ria -la - la “super-visa “sup er-visa”” de manera que “ciertos acontecimientos estarían determinados de antemano, suceda lo que suceda” suceda”..3 Es comprensible comprensib le que el destino tenga ten ga dos opuest opuestos: os: como es es irrevocable irrevo cable,, se opone opone a la libertad lib ertad;; como está programado, programado, se diferencia del azar — —dualida dua lidad d de la l a Ananké y y de la Tujé. ¿Cómo influir en esta idea del destino, en su “contenido de cosa” (,Sachverhalt ) inconsciente? El Destino es una una idea, idea, una abstra abstracción cción alegórica -y - y Freud requie req uie re “traducir” “tradu cir” el contenido de estas “ideas” “idea s” según el principio esencial ese ncial de la deconstr deconstrucción ucción metapsicológica metaps icológica aplicable a plicable a cualquier “realidad “real idad suprasensible” .4Sea este objeto denominado “ Destino”: Destin o”: hay ha y que supo ner que en él se encuentra proyectado - s i se supone supone que que actúa en el mundo exterior—aquello de lo que el sujeto detenta una percepción interna (“endopsíquica”), fundamental, fenómenos que conoce mal. En efecto, el Destino puede ser ubicado entre “los mitos endopsíendopsíquicos” quicos”.. “Psicom “Psi comitolog itología” ía” cuya génesis Freud Fre ud sugiere sug iere muy temprano: “La “L a oscura percepción interna inte rna del sujeto de su propio aparato ap arato psíquico provoca ilusiones que, naturalmente, se proyectan hacia fuera y de manera característica hacia el futuro, en un más allá”.3 De hech hecho, o, el destino pertenece a la exteriorid e xterioridad: ad: es lo que golpea al sujeto en lo real -su exorbitante presencia parece recusar toda 3A. Lalande, Vocabulaire technique technique et critique de laphilos oph ie, Félix Alean, 1926, t. I, Artículo “Destín”. 4Psychopathologie de la vie quotidienne, cap. XII, G.W., IV, p. 288. 5 Cart Ca rta a a Fliess del 12 de diciembre dicie mbre de 189 1897, 7, en La naissance de la psychana psych analyse, lyse, PUF, p. 210.
“p sicologización— “psicologización —. Cuando el destino des tino está ahí, confi c onfigur gura a de ma maner nera a aplastante y sofocante la “vida” del sujeto, al que no le queda otro remedio que inclinarse ante él. El “destino” es un “superpoder” ( Ubermacht ), ), la fuerza “desde arriba” que debe aventajar a a sus víctimas y sujetos. La Suerte es la soberana que somete, es decir, decir, transforma transfo rma las individualidades individualid ades presun tuos tuosas as -dotad -do tadas as de ubris“e n sujetos”. sujetos” .6Es lo que le da una “orientación “orientac ión demoníaca” a ciertas existencias, marcadas por el “masoquismo mo ral”. Freud, sin embargo, es formal: “Nuestra manera prosaica de luchar con el Demonio consiste en esto, que describimos como un objet objeto o científicamen científica mente te aprehens apre hensible” ible” .7Esto se hace al re-transform re-tran sformar ar esta esta realidad realida d trascendente en “psicología del inconsciente” inconsciente”..
Lo fatídico: el destino destino como invocación Por lo lo tanto, en el apresamiento apresam iento del sujeto en en esta idea de “destino” “des tino” , tenemos que inten int entar tar comprender com prender lo que se relaciona relaci ona con la expresión exp resión de algo algo vivido endógeno endógeno -profundam -profund amente ente opacado-. Pues la verdade verd ade ra figura figu ra del de l destino podría consistir, según un círcu círculo lo revelador, revelad or, en la influencia de la idea del destino sobre el sujeto que, entonces, lo evoca más o menos explícitamente y lo invoca solemnemente. El destino es un enunciado fatídico -por medio del cual se recuerda la aprehensión del hablar habl ar fa es la figura de (f a r i ) en el F a tum tu m —: el Destino es lo Dicho -l o que recuerda la forma tautológica tautológ ica “lo que está dicho, dicho, está dicho”-: dicho”-: el Destino tiene su estructura tautológica y es, es, para pa paraf rafra ra sear el dialecto del malestar, “lo que ocupa la cabeza” del sujeto, lo invade como un pensamiento sin salida. El Destino es lo que los sujetos sujetos que atribuyen atribuye n sus vicisitudes a la acción acción de ese principio, tan enigmá e nigmático tico como como mate ma teria rial, l,invocan. Nada más “popular”, en el fondo, que esta idea: el destino es lo que estaba escrito en lo que sucede. Y, en efecto, se trata de una cuestión de es critura, salvo que nos preguntemos por el verdadero autor. Pues el sujeto recibe notificación del otro -paterno-: cuando la madre del pequeño pequeño Hans enuncia que la masturbación es una una “chanchada”, ella 6En este este párrafo se presentan dos dos juegos de palabras palabr as intraducibies, intraducibies, por una parte, entre “ciu dessus": desde desde arriba y “avoir le dessus"'. aventajar y, por otra entre “destín”', destino destino y “d e s t i n é e destino, destino, suerte. [N. de la T.] 7Carta a Stefan Zweig del 14 de abril de 1925, en Sigmund Freud, Stefan Zweig, Correspondance, Bibliothéque Rivages, 1991, p. 39.
no crea la neurosis, sino que que “ju “jueg ega a un rol de destino (Schiksalrolle)”, dice Freud.8Dicho de otro modo: las palabras amenazadoras de la madre le ponen un sello fatídico a la castración, le presta su voz al destino que hace que, desde antes del nacimiento, hubiese estado previsto previs to que un pequeño Hans se darí daría a contra la pared del enigma enig ma que que no se le ahorra a ningún ser que desea y que habla... El destino, ese concepto fuertemente simbólico, ya que es el enunciado enunciado fatídico del Otro anónimo, anónimo, implica im plica dos dos contrarios o antóni antó ni mos, mos, según que que se lo tome a través travé s de la imagen ima gen prim pr imar aria— ia—la libertad libe rtad— — o a través de lo real -el -e l azar-. • El sujeto preso preso del destino se basa en él para deplor d eplorar ar el hecho de no poder ejercer su libertad: el destino es la invocación imaginaria de trabas a la libertad (un “non possumus”). possu mus”). que invoca el destino no acepta, acepta, en el mismo movimi mov imien en • El sujeto que to, que algo que hubiese podido no suceder pueda suceder; es decir, que algo le haya sucedido en serio. Presentimo Prese ntimoss que el Destino es una una idea cómoda cómoda,, y ya que, que, por una parte, vuelve inocente al sujeto, más que de “la parte que le toca en el desorden del mundo”, mundo” , d é la culpa de su deseo, ya que, por otra parte, es la base de una prevención -has -h as ta de un odioodio - de lo real rea l como como lo que sucede (lo que implica que pueda o no suceder). “Cualquier cosa siempre que dependa de mí, que yo tenga algo que ver”: ésta es la “tendencia “te ndencia pesada” de la lectura lectu ra del sujeto por sí mismo, que que le da da a la tesis del del destino un prestigio incomparable.
La neu rosis como destino destino Esto se lee en la clínica, clínica, en la que el destino toma la figur fi gura a del síntoma. El destino se deja deja ver en la experiencia experie ncia analítica analític a en un un cierto momento de la vida de los sujetos, sujetos, tal como lo describió Freud. Freud. Prim ero es una una “impresión” “impres ión” que se desprende desprende de la vida v ida de “personas “personas neuróticas” neurótic as”:: nos nos da la impresión de un destino que las persigue (eines verfolgenden ), de un rasgo demoníaco en su vida (eines damonischen Schicksals ), Zuges in ihrem Erleben)”.9 Un Otro parece estar pisándoles los talones, los los arrincona sistemáticamen sistemática mente te y demoniza demo niza su su existencia: y es este este Otro al que encuentran encuentran infalible infal ibleme mente nte ante ellos, por un cierre de retroacción del pasado sobre el futuro. 8Analyse de la phobie d’un enfant de cinq ans, cap. II, G.W., VII, p. 263. 9Aude Au delá lá du principe, principe, de pla pl a isir, is ir, cap. III, G.W., XIII, p. 20
Por Po r lo tanto, ahí ah í hay una “impresión”, “impresión ”, es decir, una sensació sensación, n, un sentimiento del efecto de un agente externo sobre sobre estos “destinos de de vida”: vida” : el destino surge de esta sensación sensación de ciertas existencias, de la acció acción n sobre ellas de un “agent “ag entee exter e xterno” no” —en ocasiones tan enig e nigm m á ticamente desastroso que puede ser “impresionante”-. Lo que signa el carácter “destinal” de estas existencias es la repetición de un guión que las transforma en un relato reiterativo, lista lista habilidad para forjar el término de Schicksalsneurose - “neur “neuro o sis de de destino”- es tanto más notable cuanto que Freud no muestra una inclinación a la multiplicación multiplic ación de las neurosis -in -i n iciat ici ativ ivas as falsa fa lsa mente mente innovadoras en el plano clínico o de utilidad muy relativ rela tiva a (del (d el tipo “neurosis de fracaso”, “neurosis de abandono”, etc.)-. ¿Qué autoriza a proporcionar el perfil perf il dé una neurosis que tiene al destino com como estilo distin d istintivo tivo? ? ¿Qué es es lo que hace que en la clínica freudia freu diana na tenga un lugar una neurosis con rostro destinal? Hay que creer que estos sujetos se encuentran sin cesar en el mismo camino (Bestimmung ), ), sin que hayan decidido tomarlo a sabiendas. sabiendas. Ciclo implaca imp lacable ble de un mismo fin, funesto, luego de inicios prometedores. prometedores. Esta es la figura fig ura concreta del Destino: esa figura que el sujeto sujeto vuelve vuelv e a encontrar sin cesar, cesar, eso que lo espera “a la vuelta vue lta de la esquina” esq uina” , en la fase termina term inall de cada uno de su sus ciclos ciclos de vida. vida . Que el sujeto sea agente del destino es algo que él no puede conside rar. ra r. Lo propio del destino destino es que que “la persona persona parece viv ir pasivam pa sivamente ente algo algo sobre lo que no puede puede influ inf luir” ir” . Y, sin embargo: “El “ El psicoanálisis sostuvo sostuvo desde sus sus inicios que un destino de esta natu n aturale raleza za estaba, estab a, en gran parte, preparado por el mismo sujeto y determinado por las influencia influenciass de la primera infancia” infancia ” . Lo repite en las Nuevas conferencias : “Hay gente que repite siempre en su vida sin corregirse ( ohne Korrektur ) las mismas reacciones en su propio detrimento (zu ihrem Schaden in cluso Schad en ) o que incluso parecen perseguidos por un destino implacable, mientras que una investigación investigac ión más precisa enseña que ellos mismos se prepararon ese destino sin saberlo (unvissentlich ) ” ,10 Lo que queda claro es que el sujeto experimenta -y hace experi mentar a los espectadores de su vida, marcada ma rcada por un sello trági trá gico co-cóm cómo el decreto de poderes externos e independien indepe ndientes tes de su su voluntad volun tad ha sido preparado, preparado , si no programa prog ramado, do, por el sujeto ab origine (es decir, origi ne (es desde la infancia): las condiciones están dadas por el sujeto y su 10 Nouv elles confére conférences nces d ’intro du ction a la psychanal psychanalyse, yse, XXXII, G. W., W. , XV, p. 114.
prehistoria. prehistoria . El destino es lo que se se repite de un origen inmemorial, inmem orial, por una torsión del terminus ad quem (¡to do“terminus” “terminus” tiene resonancia resonanciass quem (¡todo fatídicas!) al terminus a quo. En resumen, lo que se perfila perfil a es que el destino es es el sujeto, en tanto tan to ve volver su origen -reprimido- en lo real de su historia. Aunque Aunqu e el sujeto se asombre, asombre, se indigne, se lamente, lamen te, enseguida ens eguida se observa que esta idea del destino lo sostiene -le permite, en un momento determinado, “oprimir su existencia” por esa atención funesta pero sostenida del Otro respecto de él-. El trabajo analítico no significa que se vuelva “libre como el aire” -que puede ser la primera prime ra sensación del comienzo comienzo del anál an álisi isiss- sino reinstau reins taurarlo rarlo como como agente de su destino. ¿Esto ¿Esto quiere decir que lo hará libre? lib re? Más M ás bien lo pone pone en otra postura: el reconocimiento de otro destino. destino. Pues hay destino y destino o, para decirlo en griego, hay Moira y y por la Ananké. Ananké. Podría ser que se trate de cambiar la Moira por
De la com pulsión de repetición a la clínica de l destino ¿Cómo ¿Cómo conciliar esta es ta idea de alienación respecto del Otro con con la parte, oscura pero comprobada, que tiene en esto el sujeto? El punto de articulación es la compulsión (Zwang ): ): el destino se inscribe inscrib e en el sujeto y el sujeto suscribe el destino destin o por compulsión que que,, en este caso, recupera su sentido literal de obligación (repetición). Como sujeto toma figura figu ra el actor del destino. “Atribuimos “Atribui mos sujeto compulsiv com pulsivo o toma el carácter demoníaco a la compulsión compulsión de repetición” repetició n”,, enuncia Freud con clar cl arid idad ad.1 .11 Hay Ha y que prestar pres tar atención a los ejemplos que proporciona Freud de la “compulsión de destino”, pues contienen una clínica del destino, que ayuda a anclar lo “demoníaco” “demoníaco ” en en lo real y es la la base del carácter caráct er “impresionan “impres ionante” te” de estos cuadros cuadros de existencias. existencias. Lo que surge de ellos es una compulsión de destino ( Schicksal El destino se manifi m anifiesta esta como una una restricción de existencia. zw ang) an g).1 .12 El Es decir que que el Destino, lejos de estar “encima” “enc ima” de las existencias, es lo que las “tram a” (lo que exacerba lo que se puede puede considerar como “pasión de repetic repe tición ión”). ”).1 13 11 Nouvelles conférences, op. cit. 12Audéla du principe de plaisir, cap. III, G.W., XIII, p. 22. 13Véase 3Véas e nuestra nues tra contribución “La passion pas sion de répétition. Genése Gen ése et figures figu res de
El signo de esta compulsión es una especie de “revolución” en el sentido sentido astronómic astronómico: o: la rela re laci ción ón-d -dee autoridad, de amistad o de amor am or-está obligada a “atravesar las mismas fases”, antes de “conducir al mismo fin”. El circuito es completo. Hay que empezar a ejercer las buen buenas as acciones acciones para que empiecen a surgir surg ir la ingrati in gratitud tud y el rencor contra contra los los benefactores; hay ha y que creer en la amistad para que, en un momento momento dado, dado, sobrevenga sob revenga la traición traició n y la decepción; decepción; es necesario que el otro sea puesto en un pedestal antes de que sobrevengan la destitución destitución y la caída; hay que creer cree r en el amor para que llegue lleg ue la l a ho ra de los sinsabores. En suma suma,, el destino trabaja trab aja las vidas y se nutre del tiem po... po ... de no no comprender comprender:: no está solamente solame nte en el cumplimiento cumplim iento del mismo fin o de la misma mism a “caída” “caíd a” (como se dice de las historias histo rias,, inclus in clusive ive de las menos “divertidas”): consiste en el isomorfismo del proceso. El destino se presenta como como la recurre re currencia ncia de lo mismo —“eterno “e terno retorno reto rno de lo mismo”- , 14en tanto ésta és ta tiene tien e que pasar por la ilusión de lo nuevo. Consiste Consiste en la ilusión de lañ o repetición, que remiteinfine al al mismo desenlac desenlace, e, por donde se demuestra la compulsividad. com pulsividad. El sujeto está preso preso de de un un jueg ju ego o en el que, al final, fin al, saca sin cesar la misma m isma carta, lo que que Lacan designa como la “carta forzada forz ada”” (en donde se oye Zwang, la activación de la obligación freudiana). Esto es lo que hace de la víctima víctim a del destino, destino, más que un eterno perdedor, perde dor, un jugador juga dor que está en una mesa de juego de la existencia, eterna y repetitivamente burla burlado do.. Guerrero G uerrero incansable que da da batalla batal la sin cesar, cesar, para pa ra volv vo lver er a perder la misma guerra... Más que el gran Ciclo que parece ser, el Destino Destin o consiste en esto estoss “epiciclos” “epiciclos” que trabajan estas existencias alienadas alien adas y las organizan orga nizan en falsos pasos a repet re petición ición.. Por Po r eso mismo se demuestra la l a escisión del sujeto en relación con con su historia: histo ria: ya y a que parece que no aprende nada y que fracasa fraca sa cuando metaforiza. El destino es el trastorno de la metaforización que desliistoriza las las existencias. existencias. L a amnesia de “la ve z” anterior ante rior llama a su su repetición (“una vez más”) que hace rodar la máquina del destino. Ahí es donde el destino hace historia', necesita necesita la historia historia -la -l a carne carne fresca fresca de los los existen exist entes tes-- para vampiriza vam piriza r las existencias. existencias.
la compulsión de répétition dans la métapsychologie freudienne”, en Revue frangaise de psychanalyse, psycha nalyse, abril-junio de 1994, pp. 335-357. 14Véase 4Vé ase P.-L P .-L.. Assoun, Asso un, Freud et Nietzsche, PUF, 1981, “Quadrige”.
¿(Vano entran los sujetos en una galera de este tipo? ¿Qué lógica masoquista masoquista les da la vocación vocación de un “voto” “voto ” de repetic repetición ión funesta? Puede orientarnos un principio simple proporcionado por Freud: estos poderes, que se presentan como “externos” y actuales, que golpean a los sujetos desde desde afuera, tienen tien en su origen adentro ade ntro y antes: antes: hay que encontrarlos en la “pareja de las divinidades” ( Gótterpaar ) domésticas, es es decir la “pareja “pa reja paterna pate rna”” (Elternpaar ). ). Estas constitu yen “los poderes ( Gewalten ) más externos externo s y más lejan le janos” os”1 15cuyo 5cuyo culto se perpetúa, comunicado por el superyó, lo que Freud denomina “superyó paterno” (elterliches Uberich). Dicho de otro modo: hay ha y que estar es tar de a dos, dos, padre pad re y madre, madr e, bloque de lava - “padre-madre”- pkra darle forma al desti destino. no. Aunque Aunq ue Freud Fr eud habla del destino como como de de una “proyección paterna pate rna”” ( Vaterprojektion),w es necesario considerar el alcance masivo del significado paterno. Para decirlo resumidamente, resumidame nte, el contenido contenido metapsicológico del Destino es irreductible, irreductible, al significante paterno o a la figura materna tomada aparte. El E l Destino es el busto busto gemelo gem elo de la Imago le la Pareja Pare ja procreadora. procreadora. Detrás de su su unicidad unicidad monolítica habría que entrever la calidad de gemelo de las Imagines. Por eso mismo, el destino se junta con el amor en ese sentido al mismo tiempo particular y precioso: “Si uno tiene mala suerte, signifi sig nifica ca que no es más amado por ese poder superi s uperior or (dieser hóchsten Macht ) y que, amenazado por esa pérdida de amor, uno se repliega nuevamente nuevam ente ante la representación representac ión de los los padres en el superyó que que,, en la felicidad fe licidad,, queríamos igno ig norar” rar” .17
...una historia de am or El sujeto sujeto preso preso del destino destino tiene el sentim iento -físic o y m or al- de estar en la la mira de un poder superior superior -dem asiad o fu erte para él, él, de otra índole-. Ahora bien, esto lo conoció en los primeros tiempos de su su existencia existe ncia real: es la autorida d paterna, la que tuvo poder de vida y de muerte -y, sobre todo, de amor- sobre su persona. Universo implacable, reino del que era sujeto y sobre el cual reinaba la doble imago paterna. 15Le probléme économique du masochisme, G.W., XIII, p. 381. 16Dostóievski et la parricide, G.W., XIV, p. 409. 17Malaise dans la la c ivilisation, G.W., XIV, p. 486.
Avance Avan ce capital y fuerte fu erteme mente nte original origin al del psicoanálisis: ol den dent-in -ino remite a la cuestión del amor. Cuando el sujeto está agobiado por el destino, es porque es rechazado: de ahí el desamparo que abro la fatalidad: fatalidad: “¿Qué hice hice para pa ra merece m erecerr esto?” y, por lo tanto, “¿Qué quiere quie re i•I i•I otro de mí que me hace esto? esto?”” Ser feli fe lizz es ser amado por los diose dio ses... s...
El Destino, Destino, superyó del afue ra Aclaración capital: el sujeto se siente libre respecto de la felicidad, obstaculizado respecto de la desgracia. Convicción de que, en la
adversidad, la l a fatalidad fatalid ad superyoica sup eryoica (que es la base base de la superstición fatalista) fatalist a) lo vuelve a atrapar. Con el Destino sucede sucede algo como una trascenden cia inter na que se significa. El Destino es propiam ente lo trascenden tal paterno. De paso, paso, notemo notemoss que en la inverosímil inve rosímil fantasía originaria o riginaria kleiniana de los “padres combinados” se se instituye institu ye una imagen irrevocab irrev ocable le y, en el fondo, fondo, catastrófica de la Moira, Moira , pareja pa reja soldada en la que el padre es el apéndice encastrado de la madre. Pero Freud Freu d busca busca el trabajo del destino en otra parte, es decir, en en las tribulaciones tribulacion es del superyó y del yo. yo. El destino se muestra como como una autopercepción autopercepción del superyó. Para P ara parafrasear parafras ear la expresión freudiana sobre sobre la mística: mística: “La “ La autopercep autopercep ción oscura del reino, más allá del yo y o ... del superyó” sup eryó” .18A s í como, como, en el místico, el “reino del ello” e llo” se vuelv vu elvee sensible por una una especie especie Erleben místico, de percepción oscura oscura del yo, entonces capaz de “percibir “pe rcibir relaciones relacio nes en el ello” ello ” , así el Erleben destinal d estinal perm pe rmitiría itiría acercar el yo al superyó superyó.. El yo y el superyó están unidos como el ma marti rtillo llo y el yunque, yunque , cuyo choque hace resonar el sentimiento del destino. Sentimiento casi físico: cuando cuando el yo se encuentra bajo bajo la influencia influenc ia sensible del Superyó, un gusto de destino le viene a la boca, un gusto de lo más amargo. El sentimiento destinal es mayor cuando el superyó se vuelve al yo: es el apogeo de la “superyoización”. Es el retorno del sensible al poder superyoico en lo real. El Uberich se se manifiest manif iesta, a, entonces, como como Ubermacht. Comprendemos que esto implica la angustia de muerte, que se “jueg ju ega a entre ent re yo y superyó” super yó”.1 .19Freud 9Freu d subraya subra ya su gesto gest o que consiste en “derivar la angustia de muerte real de los hombres de este tipo de concepción paterna del destino (elterliche Auffassung des Schick audaz: la angustia ang ustia de muerte real sería la expresión de sals)”. Gesto audaz: una angustia simbólica. Sugerencia de una sorprendente profundi dad: da d: cuando cuando el sujeto está frente a la muerte no tiene tien e otra o tra sensación que que la de de una una dependencia moral mora l dolorosa e impresionante. impresiona nte. • Lo que convierte a la angustia de muerte en un “análogo de la angustia de castración” “es la situación en la que reacciona el yo ” , es decir, “el abandono del superyó protector -los poderes del destino (Schicksalsmachten )”)”- . 20 18 Sobre este aforismo afori smo de 1939 1939,, véase véas e nuestr nue stra a obra o bra L ’entendement entendement freudien. Logos et Ana nké, op. op. cit., cap. III II I, pp. 12 127 7 y ss. ss. 19Le moi et le ga, cap. V., G.W., XIII, p. 288. 20lnhibition, symptóme et angoisse, cap. VII, G.W., XIV, p. 160.
La pulsión de m uerte con rostro de destino destino Freud sostiene que la compulsión de destino, ejemplificada por la neurosis de destino, permite dar cuenta de las manifestaciones, larvadas pero actuantes, actuantes, de este este principio de repetición que ma manifie nifies s ta la “pulsión de muerte”. Lo que el destino muestra (“en enig ma ma”) ”) es el poder de desligazón que desencadena un automatismo de repetición. La neurosis de destino forma parte del pequeño cortejo de hechos privilegiados por los que la pulsión de muerte hace sentir su presencia oculta. El destino destino le da figu ra a la pulsión de muerte : está ribeteado ribete ado de muerte -repetitivo- del tejido de la vida. Principio clínico que hay que verificar: cuando, en un trayecto de vida o en un devenir familiar, algo se repite con una obstinación particular, es posible detectar la puesta puesta en histor his toria ia de la pulsión de muerte, de la Todestrieb en en tanto Schicksalzwang. Estamos acercándonos acercándonos a una idea capital: el e l destino podría ser la puesta en es escrit critura ura e x iste is ten n cia ci a ld l d e la pu lsió ls ión n de de muerte, que orga or ganiz niza a la relación con el otro en la repetición. Tambié Tam bién n entendem enten demos os que el adolescente, adolescente , confrontado a esta poten pote n cialidad de desligazón, pueda entender el enunciado “tienes toda la vida por delante” que se supone prometedor, como una verdadera condena condena a vivir, viv ir, que cierra sobre el destinatario destinat ario de esta promesa promes a las las mandíbulas de hierro de un destino de vida (Lebensschicksal ), ), que puede tener el sabor de una pesadilla: condena a perpetuidad. También Tam bién es el sentim se ntimien iento to de no ten t ener er ningún ning ún destino destin o y de estar esta r librado a una sucesión de días que ninguna intención del Otro para con él anima y, así, se siente acorralado por la desesperación: pobre destino, el de sentirse sin ningún destino personal. Tiempo de la “galera” “gale ra” en el que el único único golpe de remo del día permi pe rmite te dibujar, como como si fuera un grafiti, el rostro del sujeto sobre la arena de un destino improbable.
La escritura destinal de la repetición repetición A escala del sujeto, el destino no es solamente un azar: es una estructura intersubjetiva que vuelve imposible decidir cuál es la posició posición n de “agen “a gente” te” o de de “paciente” “pacien te” de de la causalidad destinal. Rele R elea a mos “la historia histo ria de esa mujer cuyos cuyos tres maridos se enfermaron enferma ron poco poco tiempo después de haberse hab erse casado con ellos y a los que tuvo que cuidar cui dar
hasta su su muerte” muer te” .21 ¿Quién es agente age nte y quién quié n es paciente de ese ese destino destino? ? Esa mujer experim ex perimenta enta la repetición, ya que ve a maridos con buena salud, que le prometían felicidad, transformados en inválidos, inválidos , y se encuentra atada a sus sus lechos de de enfermos. Especie de de la historia de Sara del Lib remake de Li b ro de Tobías. Tobías. Pero, si leemos el guión en su literalidad ¿esta mujer no es ella misma un destino para cada uno de los hombres que anudan con ella un destino de cama, de ma manera nera que ella es lo que que ven ve n sur s urgir gir en la cabecera, cabece ra, como como signo del peor augurio, de la la m uerte cercana? Aq uí observamos un cambio de roles: la mujer, paciente del destino se con vierte en su su oscuro oscuro agente; los m aridos, agentes agen tes del destino, se vue lven lve n sus sus os curos pacientes. La síntesis en forma for ma de desenlace desen lace se encuentra en este cuadro: al final, ¿qué vemos? Una mujer obligada a cuidar a un hombre -uno, dos, dos, tres tr es - hasta la muerte m uerte (¡la de ellos ellos y la de ella!). En esta escena escena artifi ar tificia ciall se se unen unen los dos dos socios socios del destino. No está e stá excluido -quizá -qui záss sea inherente a la estructura intersubjetiva del destino- que cada uno de los participantes de estos guiones asuma el rol alternativo o simultáneo de agente/paciente del Otro destinal. Verdad Verda d del destino: destino: el sujeto puede puede convertirse con vertirse en destino para otro sujeto. sujeto. Lo que le le otorg o torgaría aría una nueva figur a a la fórmula fórmu la sartreana: el infierno, son los otros.. otros .... como como destino -l o que demuestra la tragedia trage dia doméstica de las las “viejas “vieja s parejas” pareja s” en la que cada uno se se convierte en el destino destino del otro otro y viceversaviceve rsa-..
El “golpe de suerte” o la la esp ada de Tancredo Pero el misterio del destino se agudiza porque conjuga la fuerza oscura oscura e invisi inv isible ble de la repetició repe tición, n, oculta o culta en el corazón del sujeto, con con un acontecimiento de afuera con tanta justicia, justicia , “el afue ra : lo que se llama, con golpe de suerte”. Freud proporciona una espléndida esp léndida ilustración de este elemen e lemento,2 to,22 la de la espada de Tancredo, en la Jerusalén liberada de de Tasso: no contento con haber matado a su bienamada, Clorinda, sin haberla reconocido bajo su disfraz de caballero enemigo, vuelve a herirla, mientras su alma se encuentra refugiada en el gran árbol de un bosque bosque encantado. encantado. Su golpe fata l hace derramar derra mar la sangre y da libre 21Audelá du principe de pla isir, cap. III, G.W., XIII, p. 21. 22Ibid.
curso curso a la voz de su biena bie nama mada, da, a trav tr avés és de una espirnl qm qm** llcvu llc vu ti ti In destrucción en el objeto amado. Consideremos la historia con la trivialidad del buen sentido: por supuesto que se trata de una mujer un tanto extraña, que anida en una forma extraña extra ña (caball (c aballero ero o árbol) de manera que Tancredo Tancred o parece enfrentarse a una una metida de pata excusable. Nunca mata a Clorinda Clori nda en persona,in corporee in anima, sino a otro, otro, a algo que no es es ella. Ahor Ah ora a bien ien, esto esto es lo que que confirma la fatalidad fata lidad de la repetición y la “culpa” “culpa ” de Tan credo: credo: como no la reconoce y como como,, cada vez, a la que ma mata ta es n ella, confirma c onfirma que el texto text o del guión fatídico fatí dico ten t enía ía que suceder en la realidad: “Clorinda fue matada por Tancredo”. Este “golpe de espada” en las aguas turbias del destino tiene su significación metapsicológica: metapsicológica: para que el automatismo de la repe re peti ti ción se ejerza se precisa ese momento ciego, ese gong del reloj de lo real. real. Se precisa un un “choque” (aconte (ac ontecimi cimiento ento de descarga, gesto, acto) para para sacudir la realidad. realidad . El colmo reside en que este acontecimiento puro, que desencadena la repetición fatal, es concebido como un elemento repentino, inesperado, impr i mprevisib evisible, le, es decir, decir, como como el efecto del azar. “Golpe de suerte”. De hecho, es la pu nta nt a de azar de la estructura de repetición. ¿Cómo ¿Cómo se escande escande la historia histor ia tramad tra mada a por el destino? Por una lógica lógica de “golpes”: “golpes duros”, sufridos “golpe a golpe”, desencadenados “de golpe” golp e”,, que golpean golpea n a la víct v íctim ima a “en el acto”23y que la dejan “bajo el peso de” .24 El destino golpea go lpea “sobre seguro” segu ro”,,25 pero necesita nece sita ese momento en el que la situación tapona el acontecimiento. Se juega como “o pasa o rompe”. El entendim e ntendimiento iento vacila vaci la frente fren te a este tipo de repeticiones: se dirá, dirá, sin temor a contradecirse, que algo es efecto del azar, el golpe de suerte en estado puro, o bien que “no es es por azar”: podemos llegar a creer que la primera prim era vez v ez fue una casualidad, casualidad, pero ¿la segunda? segunda? Quizás haya que oír aquí la pregunta de Nietzsche: ¿el agente estará listo para cada uno de sus actos, en cada nueva repetición del “eterno retorno re torno”” , como como si fuese nuevo? ¿Querrá esto cada vez? El corte de de la espada del héroe, héroe, amante desastroso, desastroso, sobre sobre la corteza del árbol encantado en donde encuentra la maldic m aldición ión del acto, esto es lo que inscribe el destino en la realidad. Esto supone que el corte de la espada ilustra la fatalidad del acto: al mismo tiempo nuevo y el mismo. Tancredo Tancred o mata ma ta a Clorinda una sola sola vez, pero esta vez ve z se dilata dila ta 23En 3E n francés, la l a expresión expresi ón utiliza utili za coup: golpe. [N. de la T.] 21 Idem Ide m anterior. anter ior. 25Idem 5I dem anterior. anteri or.
por el entre-dos-veces, entre-dos-veces, en la “segunda edición” . Confirmación que no habrá eludido, la de tenerla muerta dos veces y no una...
Destino y azar: A n a n k é y y Tujé Este golpe go lpe fatal fat al libera libe ra el paso de de Freud a Lacan. Lacan. ¿Qué es lo que que hace que Lacan busque, más allá de la tragi-mitología, por el lado de la física, física, el desciframiento de este reverso del automatismo automatismo de de repeti rep eti ción, ción, el “az “ azar ar”? ”? El hecho de que la Tujé -cuyo -cuy o crédito Freud le otorga a Empédo Emp édocles-2 cles-26radicaliza la idea de Zufall. L a Tujé es la “fortuna” -buena ( eutakia ) o mala (dustukia), “depende”. Es lo que, con el daimon, determina, según Freud, “el destino de un hombre”. hombre” .27 El destino del hombre está en esta “serie “ serie complem com plementar entaria” ia” de su demonio personal, personal, de lo que viene vie ne de él y lo que le aporta el afuera, independ inde pendientem ientemente ente de su su “constitución” y de su deseo. ¿Qué tipo de necesidad se notifica en esta relectura, tan “libre” como como atenta, atenta , de la Física de de Aristóteles, especialmente de esa esa parte del libro I I (capítulos IV I V -V I) que se ocupa ocupa de la cuestión del azar?2 azar? 28De hecho, hecho, allí donde Aristó Ari stótel teles es convierte con vierte al automaton y y a la Tujé en en dos formas de azar a zar —la que conlleva conlle va la finalid fi nalidad ad y la que es es pura “es pontaneidad”-, Lacan radicaliza la Tujé para pensarla como “el encuentro encuentro de lo real” -qu e toma la figura fig ura del trauma y y oponerla al lug ar a dudas del lado del sign s ignific ifican ante. te.2 29 automaton, ubicado sin lugar En el alemán ale mán de Freud encontramos la pareja “destino” “dest ino” (Schicksal) y “az “ azar ar”” (Zufall). Schicksal es “el conjunto de cosas de las que el hombre no es responsable, el poder superior supe rior que que (por decirlo d ecirlo así) as í) rige rig e la vida vi da ” .30 es “el acontecimiento inesperado, no previs pr evisible ible”” .31En la prim p rime e Zufall es ra palabra oímos el verbo shicken, noción de desarrollo de las cosas provistas por un poder y, en la segunda, el verbo falle fa llen, n, la idea dp caída. 26Analyse finie et analyse sans fin, G. W. , XVI. XV I. 27 Su r la dynamique du transferí, G.W., VIII, p. 364. 28Séminaire 8Sém inaire XI, Les quatre qu atre concep concepts ts fondam entaux entau x de la psychanalyse, psychanalyse, V, 12 de febrero de 1964. 29Véas Vé ase, e, al respecto, nuestra nues tra contribución “Le “Le symptóme comme comme destín: Anank An anké é inconsciente inconsciente et Tuche Tuch e réelle”, réel le”, Cahier Cah ier des des psychologues, 1995, pp. 130-135. 30 Stórig, Stór ig, Das grosse grosse Wórterbuch de r deutsche deutschen n Sprache, S prache, Parkland. 31Ibid.
Comprendemos Comprendemos que Freud encuentra la cuestión de lo que, de esta forma, forma, “cae” de manera ma nera inespera ines perada da a propósito propós ito de las acciones acciones —aza aza rosas- (Zufallshandlungen ) psicopatología de la vida cotidiana: la “metedura de pata” podría ser el prototipo -anodino pero emblemá1ico— ico—de lo que que pasa de improviso imp roviso y desgar d esgarra ra el velo v elo de represión social. socia l. L a dupla du pla nocional Ananké/Tujé3 Ananké/Tujé 32 adquiere adqu iere,, en este e ste caso, caso, todo su relieve. En el sentido originario, Ananké designa, en griego, la necesid necesidad ad o la “obligación” “ obligación” y, por especificación, el destino: destino: a través trav és de la idea de “inevit “ine vitab able” le” se pasa pasa de uno uno a otro. otro. También Tam bién es la “necesidad física”, la “ley de la naturaleza” y, por lo tanto, la “miseria” o el “sufrimiento” (en la medida med ida en que que la necesidad puede puede ser difícilm en te satisfecha). Finalmente, es la “necesidad lógica” (lo que vincula Logos Logos y Ananké Ana nké), ), pero también tamb ién los “lazos “lazos de sang s angre” re”..33Señalemos que Freud hace un uso uso muy completo del término, que muestra la realidad re alidad lexicográfica al hacerla funcionar en el terreno analítico. T e s la “fortu “fo rtuna” na”,, la “suerte “s uerte”” y, también, tamb ién, “el acontecimien aconte cimiento to feliz fel iz 0 infel in feliz” iz”..34Por lo tanto, en contraste con con la necesidad (lógica (ló gica y física), es lo que sucede. Pero el diccionario nos recuerda que, en primer término, es “lo que que el hombre alcanza por decisión decis ión de los dioses” . Hay Hay,, pues, es, una divinidad divin idad de la Tujé: en contraposición contraposición con la que aprieta aprie ta 1a garg gargant anta, a, es la que hace que algo suceda. suc eda. “Vicisit “Vic isitude udess de la suerte su erte”” , “lo que que suced sucedee por azar, por accidente, accidente, irreflex irre flexiva ivame mente nte,, sin motivos” motiv os” . Es decir, es es la suerte suert e que puede ser “buena” - y es un un éxito, y por eso eso los los actos actos públicos, públicos, documentos y contratos c ontratos se hacían hacía n bajo la égida égi da de la agathé tujé (la buena suerte)- o “mala” -y, por lo tanto, las adversidade adversidadess y los sinsabores-. Es la l a manera ma nera en que el hombre “llega a la meta” -p -pas asa a la lín l ínea ea - o al al “menos “menos llega a la meta” . Dustukia es es la “mala suerte”, el infortunio, lo que “anda mal”.
El adentro y el afu era o la necesidad y el azar Es asombr asombroso oso que la actualización del determinism determ inismo o psíquico, psíquico, deno minador común común de las expresiones “psicopatológicas” “psico patológicas” de lo cotidiano, haya haya puesto a Freud, Freud, por prim era vez, frente fre nte a la cuestión cuestión del azar. La fórmula fórmu la se encuentra en una una declaración de “creencia” tan clara en su letra let ra como compleja complej a por sus sus repercusiones: “ Creo con seguridad segu ridad 32 Sobre los aspectos mitológicos mitológicos y ñlosóñcos de la Ananké, Anan ké, véase véas e Heinz Hei nz Schreckenberg, Ananké, Helft 36, 1964. 33Bail 3B ailly, ly, Dictionnaire grec. 34Ibid.
en el azar externo (real), (real) , pero no en el azar interno inte rno (psíquico (psíq uico)” )”..33 A decir verdad, Freud usa dos palabras diferentes en esta oración: reserva la palabra Zufall para el azar externo y usa la palabra para designar el carácter “azaroso” -carácter bastante Zufalligkeit para cercano a la “contin “c ontingen gencia” cia” en sentido filosófico filos ófico— —, Freud Fre ud subraya que, al recusar lo “fortuito “fortu ito”” del acontecimiento psíquico, psíquico, no deja de de creer en el azar real. Hay que ir más lejos en nuestra problemática: el determinismo interno pone al desnudo el azar como efecto de reali dad, de manera que el “determinista endógeno” radical que es el psicoanalista psicoana lista no cree cree más que en el el azar a zar como como estructura misma m isma de lo real. Nadie Na die está mejor ubicado ubicado que el que vuelv vu elvee de la superstición del azar interno inte rno para afront afr ontar ar la cuestión de ese bruto de lo real que que es el Azar. El nudo del debate es el estatus de un cierto algo... “oculto” (etwas sup ersticio cio verborgenes): es, en efecto, lo que basa la superstición. El supersti so actúa actúa reaccionando frente a esta idea -just -ju sta a en sí m ism a- de que hay “algo oculto” en la realidad: realida d: pero la localiza loc aliza fuera fue ra de él. él. No sabe nada de la motivación de sus acciones y actos fallidos fortuitos, cree que ahí ahí hay azares -a qu í habría que decir: decir: “fortuitos” psíquicos-; por eso se inclina a atribuirle al azar externo una significación que se expresará expres ará en el devenir dev enir real, en ver ve r en el azar un medio de expresión para algo de afuera que se le “disimula”. Por lo tanto, el supersticioso es “in-determinista” en el plano “psíquico” (interno), lo que lo lleva a deificar, de alguna manera, o mejor, a demonizar demon izar el azar como como Fuerza Fue rza al mismo tiempo misterios m isteriosa a y todopoderosa. Lo “oculto” “ oculto” se encuentra encuen tra proyectado proye ctado y encarnado en esta Ley Le y arbitra arb itraria ria del mundo. mundo. La demonización del azar es, es, pues, pues, el correlato de no-poder-saber (de uno) e instituye, en consecuencia, el no-querer-saber. no-querer-saber. En este sentido, sentido, el Aza r se construye a imagen imag en del “adentro” que no puede ser reconocido: el supersticioso es el que confunde confunde afuera y adentro de la manera ma nera más insidiosa, construyendo la imagen del Azar según el modelo de su propio desconocimiento. Esto es lo mismo que decir que la superstición es la denegación de lo real: el supersticioso, que desconoce el adentro, disuelve el afuera. Este último punto es el nervio de este desarrollo de Freud. Para el supersticioso, alienado en su propia verdad, no hay realidad: sola mente un espejo de simulacro de una verdad que no se inscribe en ningún saber. saber. En esta primera p rimera versión, nunca perimida perim ida en Freud, las cosas cosas son son 30Psychopatologie de la vie quotidienne, cap. XII, G.W., IV, p. 286.
claras: toda la “necesidad” está adentro, el azar está afuera; es, inclusive, la figura propia del “Afuera”. Figura no exclusiva, ya que l'Veud también llama Ananké, es decir, necesidad, a esta “realidad externa” o “necesidad de la vida” vid a” . Tujé, el Azar A zar,, ¿no será una una divin div ini i dad da d rival riv al de Ananké, Ananké , la Necesidad? Nece sidad? Una U na vez ve z que se reconoce reconoce el poder esta dupla gemela de la Razón Razón y de la Necesidad (Logos y Ananké), Anan ké), du esta tutelar de la “comprensión freudian freud iana”, a”, ¿no ¿no hay ha y que darle un lugar lug ar a Tujé, ese reve re verso rso del FatumP. El problema estaba muy claro desde 1904. Veremos resurgir el Azar -no -n o fortuitam fortu itamente, ente, tampoco tampoco bajo su nombre “profano” (Zufall), sino sino bajo bajo su denominación denomin ación “demoníaca” “demo níaca” (Tujé). Nos sorprendemos al comprobar que la problemática de la “constitución” reactualiza el problema. El dato constitucional constitucional -incluso tomado en el sentido psicosexualpsicose xuales ese polo de la necesidad interna: pero también está lo que sucede fortuitamente; lo que la realidad aporta, ese orden “histórico” de lo cotidiano cotidiano y, más radicalmente, radicalme nte, la l a “impres “imp resión ión”” que que marca el inicio de esta realidad reali dad vivida viv ida y que, también, también, habría podido no serlo serlo (definición (defin ición del orden de la “contingencia”). En realidad realidad,, Freud F reud no dejó de interrogarse interrog arse sobre sobre este problema de las relaciones entre un adentro constitucional (quejiunca pensó en negar) y un afuera de los acontecimientos en el ^ue puso el acento a través de su concepción concepción “histórica” “his tórica” del desarrollo d esarrollo libidina lib idinal. l. Responde a esto en una síntesis de 1917, 1917, a travé tra véss de su concepción concepción de la “serie “seri e complementaria” (Erganzungsreihe ),36 ),36
La T ujé y su demonio Freud conoce conoce muy bien los estragos de la explicación explic ación “constituciona “constituciona-lista” clásica. clásica. Pero recusa el reproche reproche de haber hab er negado “la importan import an cia de de los factores innatos (constitucional (constitu cionales)” es)” a favor fav or de las “impresio “imp resio nes nes infantile infa ntiles”, s”, y es esto lo que que va a hacer que que vuelva vue lva a surgir el Azar, en una nueva pareja. En una nota prelim pre limina inarr al ensayo ensayo L a diná mica de la transferencia, transferencia, explica que el psicoanálisis tuvo que subrayar, y en cierto modo exa gerar, la importancia de los “factores accidentales”, justamente porque habían tenido poco derecho a la expresión. Pero llegó el momento de reafirmar la importancia de la “cooperación” de dos 36Legons d'introduction á la psychanalyse, XXIIIé, G.W., XI, pp. 375-376.
fuerzas para el “efecto observado”. Ahora, ¿cómo denominarlas? Respuesta: “Sai^icov Koa tu^ti determinan el destino de un hombre; raram rar ament ente, e, quizás qu izás jamás, jam ás, uno de los dos dos poderes solo” .37 El “adentro” “ad entro” -aq -a q u í “constitucional” “constitucional” o “innato”- refiere refie re al “demonio “demonio y el afuera - “históri “histórico” co” o “ adquirido” adquirido”-- al Azar Az ar (Tujé). (daimón) y Fórmula elegante elega nte y pertinente p ertinente en el plano plano de la clínica psicoana psicoana lítica: ¿el destino de vida no muestra todo el tiempo esta partición entre el “demonio” de un sujeto y el azar, esa fuerza que pone al demonio en acto, acto, pero que justam jus tamen ente te no actuaría actua ría si el demonio no la “esperara”? Nos parece pa rece que en este “cruce” preciso preciso Freud se pone pone en la pista de lo real. Por una parte, porque la dualidad daimon/tujé no cubre totalmente la de la realidad psíquica y la de la realidad material y, para nada, la de la psiquis psiquis y de la realidad. Por Po r otra parte, porque a través de la Tujé se reconoce la figura desnuda de lo real. En su escrito sobre el motivo de los tres cofres y sobre la diosa interm ediaria ediar ia de la trilogía trilog ía de las Moiras, Freud plantea la cuestió cuestión n del azar en el corazón corazón de la “lega “le galid lidad ad”” del destino. destino. Si Cloto representa repre senta “la significación de la disposición disposición fatal, inna in nata” ta” , en tanto que Átropos Átropo s es “lo inevitabl inev itable, e, la muerte” mu erte” , Laquesis Laque sis “parece lo fortuito fortu ito dentro dentr o de la legalidad del destino” ( “das das innerhal inne rhalb b der Gesetzmassigkeit Gesetzmassigkeitdes des Schick sals Zufallige”).m Hay Ha y que entender el alcance alcance de esta relectura que hace Freud del “tríptico “tríptic o destinal” destin al” del sujeto. sujeto. Entre su destino interno intern o (el del registro “constitucional” ), es es decir lo que trae con con él y que no lo abandonará nunca nunca del todo y su destino destino externo extern o (la (l a muerte m uerte que lo espera al final del trayecto), trayecto), se inserta el registro de lo “vivido ” (Erleben ). ). Ahor Ah ora a bien, v ivir iv ir es, entre estos dos dos destinos, destinos, desarro de sarrollar llar también un destino, pero susceptible susceptible de... de ... Zufall. “Vivir” significa que me puede pasar algo. Esto es justam just ament entee lo que abre la dimensión d imensión de lo real, también tamb ién en sus sus connotaciones traumáticas. Ahora bien, bien, en este intervalo, expuesto expuesto al riesgo y a la “dificultad “ dificultad de v ivir iv ir”, ”, en el acontecimiento mismo del deseo, deseo, puede pasarme algo que es es irreduc irre ductibl tiblee al destino: destino: esto es el “encuentro” “enc uentro” , “bueno” o “m “malo” alo” , malo y bueno, bueno, es es decir, entre “suerte “s uerte”” y “desgracia” “des gracia”,, am or y síntoma. síntoma. Bajo la categoría de la seducción de la tujé, dustukia bruta que es el “traum “trauma” a” y tiende a “refracta “re fractarla” rla” en ese “dispositivo automático” que que es el lenguaje. En la cura, hablar es repetir esta realidad, pero 37Su r la dynamique du transferí, G.W., VIII, p. 364. 38Le m o tif du choix des des coffrets coffrets,, G.W., X, p. 33.
Iíaciendo íaciendo que que repercuta repercu ta en este otro elemento. El “sign “ significan ificante” te” es, por lo tanto, propiamente propiame nte el autómata au tómata y el dispositivo dis positivo analítico, ana lítico, proceso proceso de “automatización”.
La existencia azarosa Ahora podemos podemos asumir la paradoja que perm ite tomar tom ar la medida me dida de lo real rea l como como síntoma: síntoma: habr h abría ía que situar el punto de cruzamiento de la y de la Tujé. En la primera, el acontecimiento-síntoma tiene Ananké y carácter “destinal” “destin al”,, en la medida en que el sujeto está “ordenado” “orde nado” en su “destino” respecto de la necesidad libidinal. Es lo que Lacan expone como como “morbidez del deseo” . Pero la segunda tien t ienee un carácter absolu tamente “improg “im program ramable able”” : incluso incluso da una una idea pura p ura de lo que sucede sucede de afuera, del “encuentro “encuentro fallido” fallid o” (lo que junta jun ta la dustukia con con la tu - no pasa pasa “como debe ser”, siempre siemp re fuera de tiempo -d -d e jé). jé ). Es lo que no masiado pronto o demasiado tarde: por eso eso la escena escena origina orig inaria ria de la seducción seducción es “p “pató atógen gena” a” por su “precocidad “preco cidad”” , pero la propia pro pia noción de Tujé impli im plica ca esta est a “discro “dis cronía”nía”-.. Factor Facto r de desorden mayor de toda “vida” “vid a” : la repetición repe tición de lo que que se produjo produjo y no deja de ser olvidado/vuelto olvidado/vuelto a jugar. jug ar. No hay h ay rutina rutin a posible en este caso: caso: en tanto el destino es el desarrollo desarr ollo de un error primi p rimitivo, tivo, aquí tenemos que pensar en un “error” en relación con el aconteci miento. Cada vez que el sujeto se se pregunta por su (des)ser, es llevado lleva do a lo que le sucedió. En este sentido, sentido, Lacan radica radi calíza lízala la idea freudiana de una una causalidad psíquica articulada con la de la historia singular, a través de la noción de una verdade verd adera ra “causalidad tíquica” . El emblema que podríamos dar es de ese “accidente de circulación” que, en la ruta de Delfos, marcaba la cita de un cierto Edipo E dipo con con su su destino. Había Ha bía que encontrarse encont rarse ahí, en ese cruce cruce de caminos, caminos, para pa ra que la dustukia se se encontrara encont rara con laAnan través del de l acontecimiento, acontecimiento, de una una virtualid virtu alidad ad libidinal, en la que ké...a través el niño se muestra como como un “perverso polimorfo” polimo rfo”..
L a T u j é inconsciente o la ley de lo real Sin duda duda es por azar -¡h a y que decirlo dec irlo!!- que las dos dos ocurrencias ocurrencias de la Tujé Tu jé se sitúan en dos dos escritos mayores mayore s de la “técnica “técnic a psicoan psic oanalít alítica” ica” , uno sobre la transferencia como resorte de la cura, la otra sobre su problemático fin.
l'Yuu l'Yuud d encuentra encue ntra formulad for mulado o “el reconocim reco nocimiento iento del rol del azar3 az ar39 9 enE mpédocles de AgrigenAgrigen (Die Anerkennung der Rolle des Zuffals Zuff als )” enEmpédocles !,<>. La menció me nción n figur fig ura a en la enum e numera eració ción n de los elemento elem entoss del d el “edific “ed ificio io doctrinal” de este pensador presocrático, tan caro a Freud, que postula una relación “criptomn “c riptomnémica” émica” con sus sus teorías. En otro escrito mostramos el alcance de empedocleísmo en el trabajo metapsicológime tapsicológico.4 co.40 La idea principal princ ipal que Freud Fre ud toma de Empédocles es sobre sobre la dualidad dualidad entre F ilia y Neikos, Amistad Am istad y Discordi Discordia, a, cuya resonancia se aprehende en el segundo dualismo pulsional. Sin embargo, el trabajo anterior atrajo nuestra atención sobre esta determinación tíquica: no puede ser fortuito que Freud considere a Empédocles también un pensador de de la Tujé. La Tujé interviene, según la lectura de Freud, a través de los comentadores contemporáneos, como como un elemento motor m otor de la “evo “evo lución por estadios del ser vivo” ( die stufenweise Entwicklung der Lebewesen) -expresión con resonancias “transformistas”-. La Tujé interviene inter viene,, también, tambié n, de alguna manera, como factor de “fortuna” que completa la teoría de las “mezclas” de los “elementos” (tierra, agua, fuego, aire). Las “mezclas” se producen por la Tujé. Podemos Podemo s ir más lejos: lejos: ¿no ¿no es es la Tujé el “cataliz “ca talizado ador” r” de la dinámica Amor/Muerte? Perspectiva un tanto vertiginosa que toma algún crédito en la clínica psicoanalítica. En efecto, conocemos conocemos el impacto de esos esos momentos momentos de lo real -de - desi sim m boliz bo lizan ante tess- en los los que se opera la des des-intricanción pulsional. pulsional. Se dibuja u/ u/i esbozo esbozo metapsicológ metapsic ológico ico de la Tujé: Tujé : “deton “ detonador” ador” de las mezclas pulsionales en el plano económico, “catalizador” “catalizado r” de de los los prin cipios pulsionales en el plano dinámico, “intercambiador” de los “sistemas” en el plano tópico. ¿No es lo que constituye un momento de verdad del “fin” del análisis, cuando el sujeto, que experimentó el poder de su Ananké inconsciente, asume su realidad? Aquí encontraríamos el sentido originario: “toca” ... “la” meta, encuentra su propio deseo. Quizás hayamos llegado lleg ado al punto punto de apoyo de de una teoría psicoana lítica de lo real, de alguna manera, su roca metapsicológica. En términos “mitológicos”, lo vimos esbozado por Freud como ese entredós entre daimon y tujé; tujé; luego, en tanto Tujé, como como entr e dós entre Fil ia y Neikos. Punto de densidad densidad máxima -e n ese ese lugar en el que “adentro” y “afuera”, amor y destrucción “chocan” sin 19L ’analyse analyse finie fini e et infinie, infin ie, G.W., XVI, p. 91. 40Freud, la philoso phie et les les philosophes, op. cit.
mezclarse (en el sentido de fusionarse) y, al mismo tiempo, indecidible-. Volvamos a oír las sucesivas afirmaciones de Freud “sobre las importa importanci ncias as alternativ a lternativas as délos délo s dos factores” (constitución (constitución y vivid vi vid o) que mantienen mantien en un derecho crónico crónico de de “modifi “m odificar car sus puntos puntos de vista vis ta”” , luego sobre la ley de Empédocles “de alternancia incesante de períod períodos os”” , oscilació oscilación n entre ent re las “dos “dos fuerzas fundam entales” -A m is tad y Discordia-. Llegamos a la punta de lo real -punto de vacilación decisivo, que aclara esta posibilidad crónica de in/desintrincación pulsional que, quizás, sea la versión mayor de la metapsicología. El “arte de la brujería” sería, en este sentido, ciencia de lo real stricto stri cto se sens nsu. u. Pero, simultáneamente, simultánea mente, es la instancia instancia deju ic io clíni clínico' co',, pues, ¿qué es, si no, no, esta aptitud a ptitud para par a apreciar, ap reciar, sin cesar, lo que vien vi enee del sujeto y de la realid rea lidad ad y que no no se ma manifi nifiest esta a más que por el síntoma -lo -lo que que “cae “cae mal”, mal” , lo que señala una desintrinca d esintrincación-. ción-.
Tujé y automaton: Aristó Aristótel teles es revisado po r el psicoanálisis psicoanálisis En este punto punto preciso podemos apreciar aprec iar la reactiv rea ctivació ación n efectuada efe ctuada por Lacan, en el núcleo de su teoría, sobre la Tujé. Se trata de leer y de “revisar” la relación que establece Aristóteles entre el automaton... y lo que él designa desig na como como la l a Tujé Tu jé.4 .41 Lacan anuncia: para él, la Tujé es el “encuentro con lo real” y el automaton automaton es es “la red de significa s ignificantes” ntes” . Pero Per o no hay que olvidar olvid ar que el mism mismo o Freud -y a lo recorda reco rdamos mos-- había elaborado una concep concepción ción de la Tujé inconsciente. Por lo tanto, tenemos que accionar con un solo movimiento este triple tripl e “ped “ pedal” al” para hacer oír los los armónicos de la Tujé: os decir, la concepción aristotélica que permite, al ser releída por la teoría lacania lacaniana na de lo real, volve vo lverr a presentar prese ntar la concepció concepción n freudiana de la Tujé, Tujé , la que encontró en la compulsión de repetición repe tición,, signo de la “pulsión “pulsión de muerte”, muerte ”, su su “punta”. “punta” . Este “ acoso” acoso” a la Tujé Tu jé nos nos remite a la gran física l a de Aris Ar istó tóte tele less ,4 ,42 fís ica,, la 41Jacques Jacques Lacan, Lacan, Le Sé minaire, libro XI, “Les quatre quat re concep concepts ts fondamentaux fondamenta ux de la psychanalyse”, V, “Tuche et automaton”, 12 de febrero de 1964, Seuil, pp. 53-62. 42Es posible pos ible consultar cons ultar la l a traducción clásica de la Física de de Aristóteles hecha por Jules Jules Barthélémy Saint-Hilaire, Saint-Hilai re, revisada por Paul Mathias, Presses Pocket, Pocket, colección Agora, 1990.
Si bien Freud Fre ud no la evoca, aunque era er a un un lector lecto r de Aris Ar istó tóte tele les, s,4 43 Lacan, como como sabemos, sabemos, hace un uso uso preciso de ella. Lo que nos intere inte resa sa es esta sucesión y esta recuperación de una reflexión sobre lo real, desde Freud hasta Lacan. Es preciso que releamos la concepción aristotélica para ver qué puede puede reconoc reconocer er en ella la teoría psicoana psicoana lítica. Lo que está enju ego es la la teoría del azar expuesta en el libro II de la Física, más precisamente en los los capítu capítulos los IV, V y V I. La teoría te oría del azar pone a prueba la concepción de las causas naturales. El prime pri merr gesto de Aristó Ar istótele teless consiste en recusar recusar la negación pura y simple simp le del azar: azar: hay ha y que constatarlo, cons tatarlo, “hay una multitu mu ltitud d de de cosas que se producen producen y que lo hacen por efecto del azar az ar y espontáneam espont áneamente” ente” .44 En consecuencia, “es extraño que los sabios no hayan admitido el azar” . De manera ma nera provisoria, Aristóteles Aristó teles es, es, en este momento, momento, el e l de fensor de la creencia popular y de la observación. “Hay fenómenos de los que se pretende excluir el azar, sin embargo, muchas cosas se producen por su causa” causa”..45En resumen, “es “ es indiscut indis cutible ible que qu e el aza a zarr y la espon e spontanei taneidad dad son son algo” algo ” .48Pero, 8P ero, ¿qué, ¿qué, con con precisión? Sólo es posible hablar de azar “si hay cosas producidas con un determ det erminad inado o fin fi n ” :47 en efecto, “cuand “ cuando o en las cosas que suceden con con un cierto fin se produce una, accidentalmente, entonces se dice que ésta es fortuit for tuita a y que es espontánea”.4 espontánea ”.48Por lo tanto, el azar aza r concierne a esa parte de los actos con un determinado fin que no obedece a la necesidad: así, así, por ejemplo, un acreedor va al mercado sin la intención de recup rec upera erarr su dinero, pero a llí se encuentra encue ntra con su deudor y alcanza alcan za un objetivo no programado pro gramado en la finalid fin alidad ad de su acció acción. n. Buen o mal encuentro, encuentro, azar aza r feliz fe liz o desgraciado: éste no es, es, hablando con con propie prop ie dad, da d, antinómico de la inteligenc intelig encia, ia, del mismo modo que no es “nunca “nunca causa de ninguna cosa”. Pero, de algún modo, sobreviene de manera latera lat erall al fin perseguido. p erseguido. En suma, “El azar y lo espontáneo, espontáneo, es decir, decir, lo que se produce por sí mismo, son ambos causas indirectas y accidentales en las cosas cosas que no pueden pueden ser ni absolutamen abs olutamente te siem sie m pre, ni en la mayoría de los casos, y entre estas cosas, en las que podemos podemos mira m irarr como como que se producen producen con con un objetivo determi dete rminado nado”” . 43Véas Vé ase e nuestro nues tro Freud, laphilo lap hilosop sop hie et les les philosophes, PUF, 1970, reedición “Quadrige”, 1995, pp. 306-308. 44Aristóte 4Ari stóteles, les, Legons de physique, op. cit., capítul capítulo o IV, IV , § 4, 4, p. 13 133 3. 45Idem, cap. IV, § 9, p. 136. . 46Idem, cap. V, § 1, 1, p. 13 137. 7. 47Ibid. iBIdem, cap. V, V , § 5, 5, p. 139. 139.
Por lo tanto, cuando, comprometido con un comportamiento “con ti n fin” fin ” , logro logr o otro fin que el que me había hab ía propuesto, estoy esto y en el orden de lo lo “fortuito” “fort uito” . Pero Per o en este punto decisivo, justam just amente ente,, a comienzos comienzos del capítulo IV, Aristóteles hace jugar la diferencia entre Tujé y aqu í como como “azar “az ar”” y “espontáne “esp ontáneo” o”..49 automaton, traducidos aquí En una primera aproximación, parece que lo “espontáneo” es el género de lo cual cual “el “e l azar az ar”” es es la especie. “Lo “ Lo espontáneo espontán eo o lo que sucede sucede por por sí mismo es más comprensiv compr ensivo o que el azar, az ar, dado que todo azar aza r es espontáneo, espontáneo, en tanto que todo lo espontáneo espont áneo es aza a zar” r”..50 Es preciso repetirlo: “El azar a zar o la fortuna sólo pueden incluir inc luir las cosas cosas en las que la actividad es posible”, lo que supone “preferencia libre y reflexiva” y, por consiguiente, voluntad de felicidad. Esto lleva a proa (pr oaire iresis sis) ) y, Aristóteles a afirmar que “ni el ser inanimado, ni el animal ni, inclusive, el niño, hacen algo que podamos calific cali ficar ar como azar” aza r” .51 Aquí Aq uí se dibuja una forma más general y radical radi cal de lo “fortuito” , del orden de lo que sucede por sí mismo, de este tipo de cosas que se producen por sí mismas (auto) y “en “en vano” (Aristótele (Arist óteless juega, aquí, aquí, con con el adverbio “mathén” “ma thén” , que significa sign ifica “en vano” van o”).5 ).52 Dominio de la “vanidad”, es decir, de lo que sucede no sólo sin necesidad (esto también sucedía con la tujé), sino sin (de manera que lo sin finalida d (de podríamos calificar como “reflejo” en el sentido más material de la palabra). Los ejemplos de este “automaton” son elocuentes: “Un caballo se puso a caminar camina r espontáneamente, espontánea mente, este azar az ar le salvó la vida; vida ; pero no lo hizo para salvarse” salvars e” .53 O: “El trípode t rípode cayó fortuitamente fortuitam ente y por sí mismo; en su caída, quedó de tal manera que era posible sentarse encima; pero el trípode no cayó para servir de asiento a alguien”. En estos casos casos,, “sucede” pura y simplemente, simpleme nte, “sin que sea para el efecto que que se produce”. produce”. Literal Lite ralme mente nte,, el efecto está e stá desconectado desconectado de de todo todo fin. Notemos Note mos el e l vértig vér tigo o que significa si gnifica pensar pensa r en el automaton, automaton, en una consecu consecución ción sin sin acontecimiento ac ontecimiento y efecto, sin finalidad. finalida d. Ha Hay y que tener en cuenta esto: “Un fenómeno se produce contra las leyes naturales”, por movimiento interno. Si, por por lo tanto, tanto, “creer en el aza a zar” r” es es negar neg ar “lo natural” natu ral” , si las las “leyes naturales” constituyen el despliegue teleológico propio de la physis, 49 Según la traducción traducción de Berthélémy Berthé lémy Saint-H Sai nt-Hilair ilaire: e: “Tujé” sería también traducible por “fortuna” o “suerte”. 50Arist 0Ar istóte óteles les,, op. cit., cap. VI, § 2, pp. 143-144. Dl Idem, cap. VI, V I, § 4, p. p. 14 144. 4. 52Idem, cap. VI V I, § 8, p. 14 146. 6. 53 Idem, cap. VI VI, § 6, p. 145. 145.
vemos que se aparta de la esfera e sfera de esta extrañ e xtraña a causalidad sin ñn, ñn, puramente “interna”, de esta avalancha, este movimiento que “cae bien”, bien” , sin que que se dibuje allí a llí una sombra de finalid finalidad. ad. Si “la naturalez natu raleza a es una causa que actúa con un fin”, Aristóteles toma en cuenta un sagrado “desecho” “ desecho” de de este telos, modo de existencia existenc ia en falso respecto respecto de la necesidad y la finalidad, ¡otra escena, de alguna manera! Si reflexionamos reflexion amos bien sobre esto, esto, habría hab ría que ubicar la realidad , en los términos términos de la Física aristotélica, aristotélica, del lado de la Naturale Natu raleza za y de las “causas”“causas”-ee n su despliegue despliegue (“mate (“m aterial” rial”,, “formal” “form al”,, “motriz”, “mot riz”, “final”)“fina l”)-;; lo real sería ubicable ubicable del lado de esa categoría del Azar Az ar o, más más genérica gen érica mente, de lo “espontáneo” -manera de traducir el automaton. Lo espontáne esp ontáneo o y/ y/o fortuito fortu ito plante p lantean an la cuestión de lo que que sucede sin obedecer a la ley le y de la causalidad propiamente propiam ente natural. Sin que sea sea,, propiamente, “contra natura”, se trata, de alguna manera, de un desafío al telos natural. Lo arreglamos diciendo que “sucedió por casualidad”. Vemos Vem os que aquí se ahueca, ahueca, en el centro de la realidad (propiamente (propiamente dicha, la de la “naturaleza”), algo real : campo de lo “fortuito” en su forma form a radical: radic al: automaton, es decir, la “máquin “máq uina” a” en bruto. bruto. Sin ser un vacío en la física físic a aristotélica, aristoté lica, es la admisión de un punto punto de de “vacío” “vací o” de la finalidad. ¿En qué se convierte “el orden de los fines” cuando el caballo hace su salto hacia delant d elante, e, cuando el trípode trípo de cae, cuando algo “cae “c ae parado” para do”,, en un un tropezón trope zón que decide su superviven superv ivencia, cia, producción de una “utilidad”, incluso de su supervivencia, sin que éste le asigne el menor fin? Aquí, en el desgarro del velo de finalidad con que se teje la naturaleza, emerge délo dé lo “real bruto”, que Aristóteles Aristóte les parece parece alejar ale jar de “lo humano” huma no”,, al ubicarlo del lado del animal, a nimal, de la bestia y de la cos cosa. a. Pero “esto no impide que exista”: esto da, inclusive, la noción de un existir radical, que no no simboliza ninguna ning una esencia. El registro del “azar” -tíquico- tomado genéricamente, se define como como una especie de saldo de la naturalez nat uraleza, a, lo que puede resumirse así: así: “La naturaleza... es lo que que actúa en virtu vir tud d de una finalidad; pero: pero: 1) cada acción que que se lleva lle va a cabo cabo con con un fin produce, accesoriamente, accesoriam ente, efectos que no están comprendidos en el fin... fin ...;; 2) las acciones de este tipo pueden tener entre ent re ellas encuentros que que tampoco están compren didos en la finalidad de estas acciones. El conjunto de estos efectos accesorios constituy cons tituyee la y el auTo au Toiia iiato tov” v” .54 Pero el azar como Tujé, tomado todavía en el registro de la •51Art 1A rtícul ículo o “H a s a r d ” del Vocctbulaire de de Lalande.
finalidad, constituye una especie de simulación de la acción acción intencio inten cio nal nal -sal -s alvo vo que una una finalidad finalid ad inesperada produzca un cortocircuito cortocircuito de la finalidad final idad propiamente propiam ente dicha: dicha: quedamos quedamos en el dominio de de la inten inte n ción pro ( roa ), pero lo que se realiza efectivamente es un efecto p a ires ir es is ), diferente de la intención o el efecto de otra intención (que el actor no tuvo tuvo realm rea lmen ente te)-. )-. “El “ El azar a zar es un encuentro encuentro accidental que parece un encuentro intenc inte ncion ional” al”.. En otros términos, es “la causa accidental accide ntal de efectos excepcionales o accesorios que revisten la apariencia de la finalidad” finalida d”.. El automaton puro es es ese punto punto límite lím ite en el que no no existe más finalida fina lidad: d: esto “cae” “ cae” bien o mal, “así “ así se se encuentra” encue ntra” : puede unirse a una finalidad externa, pero no procede de ella. Así, para citar a Alejandro de Afrodisia, “un caballo que se había escapado escapado encuentra encuen tra a su dueño dueño por casualidad; hay ha y ocuto|íoctov para el caballo caba llo y ruxn para par a el e l dueño du eño”” .33 Ahora comprendemos mejor el uso particular que Lacan hace de esta dupla nocional: el automaton autom aton se sitúa del lado de ese efecto de repetición, por cierto, pero de significante, es decir, de “retor no” no” que, que, en una una especie de insistenc ia fundam fun damental, ental, desencadena una cadena de efectos de lengua lenguaje. je. La L a tujé -espe -es pecie cie de automaton en A ris tó te lesle s- designa esa versión de la repetición como como real, “lo que que sucede siempre en el mismo mismo luga lu gar” r”,, designab desig nable le “clínica m ente ” como el trauma. Para decirlo en términos aristotélicos, reactivados por Lacan: el encuentra, en su punta, a la Tujé. Lo que explica que en automaton encuentra, el colmo de la repetición destinal nos encontramos en posición de invocar al azar az ar bruto. Cuando el Otro del destino pone las cartas boca arriba, su “mano” se jueg ju ega a con una carta, la “carta “ carta forzada” forza da” , la que se da por azar... y con seguridad.
La atracción m órbid a del destino destino Si existe un “universo mórbido del error”, existe una apetencia mórbida por el destino. Así, esas familias que dan la impresión de estar sometidas a una “orientación demoníaca” -muertes violentas, accidentes repetidoscorn corno o si cada cada uno uno tuviese que ir agregándose a él sucesivamente - t r a gedia digna de Atride Atr ides, s, de la que Giono dio dio su versión vers ión moderna en Le Artículo “Ha “Hasa sard rd”” del Vocabulctire de de Lalande, en el que se encuentra esta cita.
e ncontramos, s, con con un poco poco de atención, una M ou lin de Pologne - .56Si encontramo “mancha” originaria -especialmente el error del padre-, dustukia inaugural, inaugura l, nos preguntaremos pregunta remos por la obstinación con la que los des cendientes pagan, por la repetición, esa deuda inamortizable. Los dioses del destino son tanto más sedientos cuando algo no ha sido simbolizado, cuando quedó en la estacada en la saga familiar, ab origine. ¿Cuántas tragedias dignas de Rougon-Macquart se originaron en el Error de una Madre, cuya locura se extiende como una cascada sobre sobre la descendencia descendencia y requieren la mitología de la herencia para dar cuenta del trabajo tra bajo de la pulsión pu lsión de muerte?5 muert e?57 La Wiederholungszwang tomó tomó aquí la forma de un destino fami liar, de una una “mala suerte” sue rte” impresionante. El destino es “estar pegado” peg ado” al origen, imposibilidad de “despegarse” de una vez por todas. Pero el destino puede volverse renta por una situación, como en esos sujetos que no dejan de cobrar una renta por un “perjuicio” originario, con el argumento de una situación de excepción. El Destino permite, permite, entonc entonces, es, imagina ima ginarizar rizar el perjuici perjuicio. o. De ahí la para pa ra doja: por una parte, parte , arguy ar guyen en un derecho de excepción en relación relac ión con una “necesidad indeseable”; por otra, basan su convicción en la creencia de que “una providencia particular vela por ellos”. De esta manera, Freud da cuenta del rasgo neurótico, a través trav és del Hombre Homb re de los lobos, que “nació con buena estrella”, con “una ventaja (Bevorzu gung) personal del destino” ,58 que contradice las vicisitudes de la realidad.
Los dos destinos del Destino Entrevemos dónde se juega jue gan n los dos destinos destinos del “Destino” “De stino” . Juego con las palabras palabra s que se legi le gitim tim a en el uso freudiano, freud iano, cuando habla hab la de los “destinos de las pulsiones” ( Triebschicksalen ). ). Hay que entender en todo su alcance la fórmula freudiana de adhesió adhesión n a la operación realiza rea lizada da por Multatuli: Multa tuli: “haber “ haber reemplazado reemplazad o 56 P. L.Assoun, “La femme comme comme visage vis age du destín dans Le Moulin de Pologne”, en Le Pervers et la femme, Anthropos/Economica, 2“ edición, 1995, pp. 121-140. 57P.-L. 7P.-L . Assoun As soun , “Puissanc Puis sance e matem mat emell elle e et inconscient inconscient du pouvoir. pouvoir. L ’infortune infor tune des Rougon” Rou gon” en en Analyses Analyses et et réflexions réflexions su rZo la, la , L a Fortune Fortun e des des Rougon, Rou gon, Ellipses/ Marketing, 1994, pp. 25-33. 58A pa p a rt ir de l ’histoir his toiree d ’une nevrose infa in fant ntile ile,, cap. XI, G.W., XII, p. 154.
la Moira Moi ra de los griegos por la pareja de dioses dioses Logos y An anké an ké”” .59No hay una elección filosófica, sino un compromiso decisivo de la ética clínica del psicoanálisis. El Destino de forma I -la Moira- es la unidad indivisible-; el destino destino de forma II - la Neces Ne cesida idadd- es conside considerado rado una una hermanda hermandad, d, un entredós que permite que juegue, má máss allá a llá de cualquier “dia lécti léc ti ca”,60 el espacio e spacio del sujeto. La Moira Mo ira es la Diosa madre mad re que sostiene al sujeto y al cual cual él está ligado, capturado por un goce oscur oscuro. o. La L a Anank Ana nkéé es lo que él no puede cambiar y que, como contrapunto, es el fundamento de su propia postura. De la Moira, sólo hay una puesta en acto mortífera; de la Ananké, Ananké , un Logos. De la Moira, Mo ira, no hay más que una sombra de goce; frente a la Ananké Anan ké hay h ay un pensamiento-de-d pensamiento-de-deseo. eseo. La Moira Moir a es lo lo que que hace que la espada espada de Tancredo caiga de nuevo (y en todos todos los los mundos mundos posibles -como en las ficciones ficciones borgea bo rgeanas nas-), -), amputando el objeto de su deseo, el que no quiere matar y, sin embargo, destruye con cada golpe -como si fuera el primero-. La Ananké es, más allá del “principio de realidad”, la necesidad de la existencia. Freud Freu d presenta pre senta la Ananké Anan ké como la “gran creación de la cultura” ( Kulturschópfung ),6 ),61 “la natura n aturaleza leza no dominada” dom inada”,,62 para subrayar que que marca la salida sal ida de lo salvaje de la Moira. Moir a. Tamb T ambién ién es un un polo polo de de análisis, en contraposición contraposici ón con con el “cumplimi “cump limiento ento del deseo d eseo”” (la Wunscherfüllung). El destino ( Schicksal) es es ese poder al que el sujeto le hace pequeños o grandes sacrificios. De esta manera, perder un objeto, aunque sea de valor, valo r, en la “psicopa “ psicopatología tología de la vida cotidiana” cotidia na” es soportado soportado con con un secreto estoicismo, porque ese objeto precioso fue sacrificado al Destino: los actos fallidos pueden valer como actos de “exorcismo del destino” ( Schicksalbeschwórungen ).6 ).63 El sujeto, sujeto, a través de este pequeño engaño, se siente libre frente a esta divinidad primitiva. Pero también, como como vimos, vimos, está la lógica del sacrificio que lo convierte en objeto del Otro, a través de un auto-sabotaje de sus objetivos de vida. Freud bautiza “hiperpotencias” ( Ubermáchte) a a estas dos fuerzas (el “destino” “destin o” y la “natura “nat uraleza leza”),6 ”),64 pero la primera prim era es sólo un culto culto 59Le probléme économique du masochisme, G.W., XIII, p. 381. 60 Sobre la aporía entre metapsicología y dialéctica, dialéctica, véase L ’entendement entendement freudie freu dien, n, op. op. cit., cap. VII, pp. 263 y ss. 61 Tótem et tabou, G.W., IX, p. 114. 62L ’aven ir d’un d’unee illusion, cap. III, G.W., IV. 63Psychopcitologie Psychopcitologie de la vie quotidien ne, cap. IV, G.W., IV.
oscuro oscuro,, en tanto que, que, frente fre nte a la otra, es posible un logos. Esto tiene incidencias en el acto analítico. analítico.
El heroísmo del destino Ésta es la posición del análisis como como empresa freudiana, freud iana, como como postura frente al destino. Pues es también lo que puede indicar una vocación heroica: el enunciado-de-destino “no se puede hacer nada con este chico” puede responderse, en ese niño llamado llamad o Sigm und que que lo oye en en la boca de su padre ^un tal Jacob Freud-, con una decisión de conquistador que des miente el destino anunciado y, con con eso eso,, ganar gan ar el amor del padre al negar el veredicto. Cuando Cuando exclama “Teng o un destino que cum plir”65 (crear (cre ar el psicoan álisis), sigue resp on diendo al desafío del enunciado fatídico con el que construyó su destino - e n el sentido de que hace hace de él un un asunto personal, lo que supone “mover el Aquérón”-. ¿Qué niño no escuchó palabras excesivas? Freud, como niño, lo constituye como un desafío: imposible, impo sible, sin ese “ algo faustia no” , que algo se mueva mue va del lado de las “M “ M ad adres res”” .66 Pa ra crear, se nec esita un orden del Otro, oído y contradicho: conquistador que “fuerza el destino”.
L a tran sferenc ia y el dest destino ino El acto del análisis alcanza al destino, como Moira y Ananké. En la “reacción terapéutica negativa”, la actividad analítica en cuentra los efectos mortíferos de la desligazón: d esligazón: no es es una casualidad casualidad si, en el paso decisivo de Más allá del principio del placer, “el comportamiento comportamiento en la transferen cia” figura justo antes que “el desti des ti no de los hombres” . Pero Pe ro al hacer acto acto de análisis, an alista y paciente, pa ciente, cada uno en su lugar (d isimétrico ), afrontan la figura de la Anank é (que Freud hace surgir con regularidad en el horizonte del trabajo sobre el deseo). 64L ’Av A v en ir d’une d’une illusion, G.W., G.W., XIV. 65 Conclusión Conclusió n de la discusión sobre el onanismo, 19 1912 12,, G.W., VIII, 340. 66Véas 6V éase e nuestra nue stra contribuc contribución ión “Voyag “Voyage e au pays des Mér M éres es””, en “Les “Les M éres”, ére s”, Nouve No uve lle revue de Psychanalys Psychanalyse, e, No. 45, primavera de 1992, pp. 109-130.
Es un momento en el que la actividad analítica puede verse expuesta a la acusación de “la temeridad de querer rivalizar con el destino” .67 Cuando en lugar luga r de tratar trat ar los síntomas ya y a constituidos, ésta encara un tratamiento preventivo de los conflictos pulsionales aún aún no no presentes, lo que remite remi te a “llam ar a la la vida v ida a nuevas nuevas formas de sufrimiento”, inéditas: ahora bien, le está reservado al destino aportar nuevas formas de sufrimiento. ¿No se trata tra ta de anticipar? Esta simple evocación señala que existe un acto analítico que, inclusive aunque aunque Freud rechace una profilaxis profilax is de este tipo, perm ite encarar en carar el síntoma en la dinámica dinám ica de la vida v ida del sujeto, sujeto, y no como como una formación psicopatológica.
El jue go del destino y el el tiempo del deseo ¿Cómo desanudar el nudo del sujeto y de su destino? Esto puede decirse, en el registro de lo femenino -a través del cual Freud aprehende, como sabemos, la imagen ima gen de la muerte mue rte y del de l dest de stin inoo-6 68en referencia a la trilog tril ogía ía de las Parcas, “diosas del destino”69 que despliega despliega el poder poder de la Moira. Mo ira. Diosas Diosas del tiempo tiempo (las H oras or as )-en )-e n tanto las diosas del destino son originariamente “diosas meteorológicas”-. Así como como Ananké/ Ananké/Logos Logos dialectiza la Moira, la trilogía trilo gía de las las Moiras M oiras “trinitariza” al introducir algo de juego. El destino del juguet jug uetee humano es estar preso entre la “ disposición disposición fatal, innata” inna ta” que que preside el nacimiento nacim iento y “lo ineluctable, la mu erte” . Entonce Entonces, s, se tratar tra taría ía de apoyarse en la Parca del medio, Laquesis, la que que entre la Parca que preside el nacimiento nacimiento de lo lo vivien viv iente te (Cloto ( Cloto)) y la que corta corta el hilo (Atropo (A tropos), s), da la buena medida med ida de la vida, es decir, el lugar en el que algo le sucede sucede a alguien (campo de la “experiencia “experienc ia vivida”). Vivir es darse la posibilidad de que suceda algo: “lo fortuito en el seno de la ley del destino (das innerhalb der Gesetzmássigkeit des Schicksals Zufallige)”. Allí donde el perjudicado preju pr ejuzg zga a su presente y ocupa ocupa todo el espacio espac io de su futuro a trav tr avés és de un pasado en forma de destino. Freud recuerda que el hombre le debe una muerte a la naturaleza. na turaleza. Pero, mientras espera que “la tercera de las mujeres del destino, la 67Analyse finie et analyse analyse sans sans fin, IV, G.W., XVI, p. 76. 68 Describimos su incidencia en Freud et la femme, Calmann-Lévy, 1983; l’ayot, 1995, pp. 24-33. 69Le m otif du choix des des coffret coffrets, s, G. W., X, pp. 31-33.
silenciosa silencio sa diosa de la muerte mu erte”” lo tome en sus sus brazos, brazos , el sujeto tiene tien e que conjurar la atracción mórbida del destino, voz insidiosa insid iosa y silenciosa que lo invita inv ita a “ceder a su deseo” deseo”.. Es decir: soportar s oportar el trastorno tras torno de viv ir y la pena de desear. desear... ..
EL SUJETO SUJETO DE L A VERGÜENZA: D E LA HE RIDA DE L IDEAL AL ODIO
El afecto que con más propiedad da cuenta del alcance de la quiebra del del ideal del sujeto tiene tien e un nombre: nombre: “la vergü ver güen enza” za”.. La vergü v ergüenz enza a es ese afecto que toma al sujeto de improviso, en una situación, y lo confronta confronta con con algo vivido viv ido irrecusable irrecusab le de “confusión” . Mucho antes de saber saber por qué qué tengo vergüen verg üenza, za, si tengo razones, si tengo solamente razón de tener vergüenza, me encuentro enfrentado a la evidencia lamentable de esta sensación sensación,, aquí y ahora. La vergü v ergüenza enza se introdu introdu ce por el enunciado subjetivante de un estado vivido (Erlebnis): verg üenza”. a”. El sujeto sujeto perjudicado perjudicado “irrad ia” la “vergüenza “vergüen za de “Tengo vergüenz vivir”. La palabra p alabra suena suena de manera diferente dife rente si hablo hablo de “la vergüenza” vergü enza” , por ejemplo, en la interjección “¡Qué vergüenza!” Se supone que en este cas caso o la vergüen verg üenza za está e stá allí, en el ser, que se la comprueba y que enunciarl enunciarla a -con el tono tono necesario para “ag regar algo”- no es otra cosa cosa que que producir un un juicio. Juicio de existencia, ev aluativ alu ativo o en sí mismo, mismo, “moral”. La vergüenza nos interesa porque revela algo de la posición del sujeto, sujeto, confrontado con el sentim se ntimien iento to social, en un un callejón sin salida sali da justamen justa mente te revela rev elado dorr del compromiso de ese sujeto en en su pertenen pert enencia cia social conflictiva. El inconsciente de la vergüenza es el acceso al estatus del sujeto inconsciente en su dimensión social. Para darnos una idea de la medida de la vergüenza, conviene desalojarla del de l lugar en la que la ubican los discurs discursos: os: el de la “m oral” ora l” (aunque, al partir de esta connotación moral que adhiere a todo discurso sobre (de) la vergüenza, será posible volver a ella para interrogar lo que está en juego). juego ). El Diccionario Diccionario nos nos dice que la vergüenz vergüenza a es el “sentimiento “ sentimiento dificul
toso provocado por un error cometido, por una humillación, por el temor a la deshonra” (Larousse). (Larouss e). Institución de la ligazón con el Ideal, pero presa dentro de un círculo imaginario perfecto. Sentimiento susceptible de inscribirse físicamente en el enrojecimiento: la ver güenza hace ponerse colorado. El enrojecimiento es la vergüenza in una vergü ve rgüenz enza a debidame deb idamente nte incorporada, que no no se corpore, pero es una ve y que, sin duda, no es la menos dolorosa. Vergüenza deriva de deshonrar ihohnen).
L a h erida del ideal ideal Aquí Aq uí comienza com ienza el problema clínico: clínico: la vergü v ergüenz enza a es, es, sin luga lu garr a duda dudas, s, un sentimiento del que me doy cuenta por una cierta confusión, un malestar que advierto corporalmente: pero, finalmente, significa sentirse sen tirse incómodo, ver ve r que uno se pone colorado porque se da cuenta de que, que, para él, él, hay “un error” err or” . ¿Tiene ¿Tien e fundamentos este “error” “e rror”?? Por su movimien mov imiento to propio, propio, el “error “e rror cometido” o identificado identifica do como como tal, aun en el modo imaginario, engendra más directamente culpa. La ver güenza es el índice de un un error imaginario ima ginario.. Sería imprudente impru dente concluir que porque hay un error efectivo tengo vergüenza: pero el hecho mismo de tener vergüenza permite asegurar que en mí hay un sentimiento del error, error, sensaci sensación ón de ser falible. No existe vergüenza vergüe nza sin imaginario del error, pero, ¿dónde está el error?, ¿cuál es su objeto? objeto?,, “¿de quién es el error?” . La vergüen verg üenza za le plantea plan tea al sujeto un un problema espontáneo de autointerpretación: puede reaccionar pen sando que que “es grave gra ve”” o, o, por el contrario, que “es demasiado tonto to nto”, ”, pero está a h í : su vergüe ver güenza nza debe tener ten er alguna razón. Puede identific ide ntificarse arse con ella o maldecirla, pero en cuanto existe, forman un par, él y su vergüenza... Eminentemente Eminenteme nte subjetiva, subjetiva, la vergüenza se vincula con con la herida del ideal: efectivamente, la “humillación” es decisiva para la génesis propia del ideal. Sentirse avergonzado implica expresar un “senti miento de humillación”. Más aun: basta que yo presente una pérdida del “honor” “honor” -pérdid -pé rdid a del presti pre stigio gio - para que que la vergüenza caiga sobr sobree mí -en pleno pleno rostro-. Hay todavía un punto esencial que tratar: la vergüenza, ese sentimiento sentimie nto íntimo, alcanza al otro: al sentir que “tengo vergü ve rgüen enza” za”,, debo suponer ipso facto que que “m ecausan vergü ver güenz enza” a”,, por algo. algo. Ahí, tengo vergüenz vergü enza a del hecho mismo, mismo, de que que la vergüe ver güenza nza me atrape, de que tengo que postular que hay de qué tener vergüenza -lo que
demanda la referencia al otro, otro, más precisamente, a su mirad mi rada-. a-. La vergüenza supone que el otro es susceptible de “hacerme un repro che” por algún “incumplimiento”. Enrojecer supone que la mirada del otro me alcanzó, alcanzó, que mostré algo alg o devergonzoso en en el otro. ¿De qué otro se trata? tra ta? Del D el que se supone que ve o sabe algo sobre mí, que tien e con qué hacerme poner colorado. Asumamos que este círculo nos entrega toda la dialéctica de la vergüenza. Por lo tanto, la vergü ver güenza enza se vincula vinc ula con el el error, con el ideal y y con el otro -trilo -tr ilogía gía que que organiza la dialéctica dialéctica del del sujeto de la vergüenza-. vergüenza -. Nos resta señalar que si hay una subjetividad de la vergüenza, ésta puede designar una acción, una palabra: eso puede, quizás, ser una vergüenza. vergü enza. “ Es una vergü ve rgüenz enza” a”:: ¿sigue ¿sigue suponiendo suponiendo un un sujeto? sujeto? Una Un a voz, de alguna manera man era anónima, enuncia: enuncia: “Es una una vergüe ver güenza nza”” . O - e n una sintaxis más aproximativa, pero que con su elipsis significa el opro bio-: “ ¡Qué ¡Qué vergüen verg üenza!” za!” (Registro, como como veremos, de la Verpónung). Prueba de que que la vergüen verg üenza za alcanza alacio y al ser. Esto nos nos obligará obliga rá a interrogar, al final de la dialéctica subjetiva, a la figura de una vergüen verg üenza za sin sujeto, sujeto, de una una vergüenz verg üenza a que está allí a llí y que que hace sentir sus efectos sobre alguien. Se trata de ver ve r cómo la metapsicología m etapsicología alcanza alcanza la vergüenza vergüen za para, luego, extraer el espacio de la vergüenza como afecto social. Esto supone extraer, de debajo del calambre imaginario del;yo convulsio nado por la vergüenza (“sentimiento”) la posición del sujeto de la vergüenza -como acontecimientoacontecimiento-..
La s dos vergüenzas El alemán dispone de dos palabras para designar la vergüenza, que no dejan de tener relación rela ción con con esta dualidad: Scham y y Schande. es, literal lite ralm m ente en te y en sentido propio, propio, el sentimiento sentim iento • Scham es, de ver la desnudez expuesta a la mirada del otro, de estar exhibido, con con su su correlato, correlato, en sentido “figurad “fig urado” o”,, del sentimie s entimiento nto de haber dicho dicho o hecho algo que no corresponde o que es inconveniente. • Schande es es algo que hizo hizo que alguien sintiera vergüe nza y que acabó con su “reputación”, que lo hace sospechoso “con mala fama”. El primero p rimero se refiere, refie re, por lo tanto, a algo como como “vergüen “verg üenza za física físi ca”, ”, subjetiva, que golpea de lleno al sujeto sujeto -ver -v ergü güen enza za adánica, adánica, en cierto
modo, que nos recuerda al sujeto de la vergüenza como al “hombre desnudo” desnudo” -cuando -cuan do mues m uestrotro- a los los otros otros,, incluso incluso al O tro tr o - algo de mí mismo que tendría que haberpermanecido oculto y y que tiene “derecho a mirar”. La segunda segunda hace hace alusión alusión a la vergüen verg üenza za “moral” “m oral”,, la que realmente realmen te sucedió y que me m e expone a la reprobación, incluso al oprobio (Verpó nung). Pero una y otra muestran su naturaleza especular. Círculo inevitable: tengo vergüen verg üenza za porque o, más bien, bien, de tener tener el sentimiento de que hay de qué tener tener vergüenza ( Schamgefühl ), ), por-quelo por-q uelo que hice hice es “una vergü ve rgüen enza” za” (Sc/um (Sc/um<¿ <¿e) e)-“Schande!” -“Schande!” suena como como “¡es una vergü ve rgüenz enza!”a!”-.. Pero lo es es porque porque me llega desde el otro {de {de a lio ) y y porque lo siento de esa manera, a título personal: nada es más “un asunto personal” que la vergüenza, pero también, nada es más “social”.
Metapsicología de la S c h a m h a f t i g k ei t Con esta primera evocació evocación n y esta primera prime ra demarcación, demarcación, aparece el carácter carácte r especular de la vergüen verg üenza, za, que se se relaciona con la mirada: mira da: de entrada es, y lo es en un sentido radical, social, como “vergüenzasentimiento” sentimien to” y como como “vergüenza-estado” . La vergüenza vergü enza es lo que que muestra el enrojecimiento -lo que evoca su su costado costado sintomático, ereutofób ereut ofóbicoico- Pero antes de evocar esta psico psicopapatología, por otra parte elocuente, consideremos que todo sujeto que “tiene “tie ne vergü ver güen enza za”” sufre un un acces acceso, o, grande o pequeño, pequeño, de ereutofobia. Siente, cree que tiene de qué... tener vergüenza: el sujeto social es potencialmente ereutófobo. ¿Cómo considera el psicoanálisis esta vergüen verg üenza? za? Seguram Seg uramente ente no mirándose en el espejismo de su propio espejo -ya que es su propio espejo- ni “psicologizándola”. La vergüenza vivida es una realidad, pero es el espejo de otra cosa. ¿En qué se basa la Schamhaftigkeit, la aptitud para sentirse avergonzado?1 Este sen timiento penoso está emparentado con el sentim iento penoso penoso por excelencia, la angustia. De hecho hecho,, Freud F reud menciona m enciona la vergüenza ( Sham ) y el malestar ( Velegenheit ) a propósito de la histeria, como la transformación de la angustia -la angustia 1 La expres expresión ión aparece aparece en un man manusc uscrit rito o cont contem empo porá ráne neo o de de los los Etudes sur l’hystérie, de noviembre de 1892 (G.W., XVII, p. 13).
desatada por la angustia sometida som etida a la represión puede volv er como como vergüenza-.2 Esta idea proviene de su su prototeoría de la histeria: la verg üenza üen za es uno uno de esos esos sentimientos sentimien tos subjetivos que pueden lleva lle varr a la expresión del traum a primitivo: primitiv o: las “impresiones” “impre siones” que no pudieron ser abreacabreactivadas tivadas se descar descargan gan sustitutivamente sustitutivamente comovergüenza. La vergüen vergü en za es, es, por lo tanto, una forma forma prim p rim itiva itiv a de la “defensa” “d efensa” (Abwehr ), ), es profundamente defensiva.
La vergüenza y la represión represión Al incluirla en el desarrollo psicosexual, el psicoanálisis accede a la vergüenza por algo diferente de ella misma, es decir la pulsión de la que constituye la “formación reac re activ tiva” a”,, sobre todo, todo, la pulsión escópica escópica.. “El “E l poder que se opone opone al placer de ver v er (Schaulust ) y que se encuentra encuentra eventualmente eventua lmente reemplazado reem plazado es la vergüenza vergü enza (como antes había sido el asco)”. asco)” .3 Vergü Ve rgüen enza za y asco asco constituyen un un par como como “resistencias” ( Widerstande ) a la libido.4La vergüe nza figura, con con el asco y las “exigencias del ideal morales y estéticas”, entre esas “represas” edificadas por el “período de latencia ”.5 Las expresiones empleadas por Freud van todas en el mismo sentido, sentido, sin dejar de especificar esp ecificar de qué se trata tra ta en cada caso caso:: “diques psíquicos” psíquico s” psychische psíquicos psychische (psychische Dam Da m m e),6 e) ,6 “poderes psíquicos (psychische M ach ac h ),7“formaciones es reactivas” reactiv as” (Reaktionsbildungen ).8 ).8 te ),7“formacion La vergüenza forma parte de esta “serie” -e l asco asco y la “moral” no están nunca nunca alejados en el texto freudiano freu diano cuando cuando evoca la verg ve rgüe üen n z a - que embalsa, pero que también actúa como como “poder” “poder” ; que ejerce un poder activamente inhibidor sobre el desarrollo sexual: “todavía antes de la pubertad, pubertad, bajo la influencia influenc ia de la educación se persiguen enérgicas represiones de ciertas pulsiones y poderes psíquicos tales como como la vergüenza (Scham ), ), asc asco, o, moral mora l que mantienen mantiene n estas repre rep re siones siones como guardianes” guardian es”..9 2Legons d’ d ’intro du ction á la psychanal psychanalyse, yse, G. W., XI, p. 418. 3 Trois essais sur la théorie sexuelle, G. W., V, p. 56. 4 Op. cit., p. 58. 5 Trois essais, II, G.W., V, p. 78. 6Idem, G.W., V, p. 92. 7S u r la psychanal psychanalyse yse,, 4“ lección, G.W., VIII, p. 47. 8Selbstdarstellung, sección III, G.W., XIV, p. 62. 9G. W., VIII, p. 47.
Se dice dice correctamente que que la vergüenza vergü enza mantiene la la represión: es una formación formación psíquica que reconoce reconoce la represión en el presente. L a vergüenza no es solamente el afecto derivado de la represión, es el agente ejecutivo de la acción represora. Entendemos que alcanza al ideal, si nos nos damos damos cuenta de que “el ideal ide al del yo” yo ” es la instancia de la represión, su “condición” del lado del yo.
De un a verg üen za que le llega al sujeto sujeto Por lo tanto, podemo podemoss ver surgir la vergüenza, acontecimiento acontecimiento “histó rico” del devenir del sujeto. El niño ignora la vergüenza, sólo sólo con con la represión llega lleg a el tiempo de la Verpónung, del oprobio sobre el objeto pulsional, hasta ese momento con una alta estima. La hermosa h ermosa época de la vergüe verg üenza nza es el “período” “período ” denominado “de latencia”: “Sobreviene un tiempo de latencia que dura hasta la pubertad, durante el cual se erigen las formaciones reactivas de la moral, de la vergüenza vergü enza (Scham), del del asco as co”” .10 Pero Freud Freu d considera con con audacia este acontecimiento en el plano filogenético: filogenético: “L a regresión de la excitación olfativa olfati va parece una una conse conse cuencia de la separación del hombre de la tierra, de la decisión de caminar erguido, que vuelve visibles las pares genitales y vuelve necesaria su protección protección y, de esta manera, provoca la vergü ver güen enza za (das das (lite ralmente: te: el tener-vergüen tener-ve rgüenza)” za)” .11 Schamen) (literalmen El momento de la vergüenz vergü enza a es como como en el Génesis, la desnudez que se vuelve consciente y, correlativamente, culpable: la pareja echada del Edén concibe concibe la vergüenza, vergüe nza, sentimiento sentim iento nuevo, al verse desnudos. desnudos. A l erguirse, la humanidad, humanidad, en la versión freudiana freudian a de la antropogéantropogénesis, nesis, expone sus sus partes genitales gen itales y entra entra en la represión. represión. Vergüenza Vergü enza y culpa van va n juntas. Freud sugiere que en este desarrollo de las “inhibiciones de sexualidad” ( Sexualitatschemmungen) -la vergüenza, el asco o la piedad- ambos sexos no siguen el mismo ritmo: “La vergüenza interviene intervie ne antes en la niña niña y se enfrenta a una menor resistencia en el var v arón ón”” .12
10G.W 0G .W., ., XIV X IV,, p. 62. 62. 11Malaise dans la la c ivilisation, cap. IV, G.W., XIV, p. 459. 12G.W., p. 120.
La seducción o el el recue rdo v ergonzoso ¿Cóm ¿Cómo o llega lleg a la vergüenz vergü enza a a hacer síntoma si, de alguna manera, es la expresión del efecto “normal” de la represión? En este caso hay que partir del trauma originario con el que tropieza la neurosis, es decir, la seducción. Freud pone cuidado en mostrar que la seducción tiene un efecto sobre un niño en el que los “dique “diquess psíquicos psíquicos”” -la -l a vergüenz verg üenza a y el asco asco— —“no están están todavía todav ía rea r ealiza liza dos dos o están recién en formació forma ción” n”.1 .13En el lugar lug ar preciso en el que evoca evoc a Ia posibilidad posib ilidad del niño de reve re velar larse se como como un “p “perve erverso rso polim po limorfo orfo”, ”, bajo el efecto de la seducción, seducción , es ese estado de represión repre sión embrio em brionar naria ia lo que que evoca. evoca. La seducción actúa plenamente plenam ente,, podríamos podríam os decir, en la medida med ida en que alcanza al niño en un estado en el que el régimen de libertad libidina libidinall - la ausenc ausencia ia de vergü ve rgü enzaen za- todavía toda vía se mantiene, mantiene, al menos menos parcialmente.
Clínica de la la vergüenza: la verg üen za neurótica En el neurótico, el “reproc “rep roche he”” ( Vorwurf) de de participación en la seduc ción ción - “de haber realizado realiz ado en la edad infantil infa ntil la acción sexual”- se “transforma “trans forma fácilmente fácilm ente en vergü ver güen enza” za” (de que otro lo lo sepa).14 Existe la “defensa primaria”: la vergüenza toma lugar entre la y la conciencia de culp c ulpabil abilida idad.1 d.15 Gewissenshaftigkeit y Freud Freu d se cuida de mostrar que cuando cuando se se confiesa la representación f'antasmática “se pega a un niño”, se lo hace con “vergüenza y un sentimiento de culpa” culpa” (Schamen und Schuldbewusstsein) que que hacen síntoma, síntoma, en la medida en que se desencadenan “más fuertemente fuertem ente que todas las otras informaciones análogas del comienzo de la vida sexu sexual al”” .16
La perve rsión o el objeto de la vergü enza Esto concierne, precisamente, al perverso que combate estas resis tencias y convierte conv ierte en un honor el triunfo sobre sobre ellas. La perversión trabaja electivamente sobre los objetos de la vergüenza, como lo 13 Trois essais sur la théorie sexuelle, G.W., V, p. 92. 14Nouvelles remarques sur les psychonévroses de défense. G.W., I, p. 389. 15G.W., I, p. 508. 16“On bat un enfant”, sect. I, G.W . , X II, II , p. 19 197. 7.
indican la coproñlia y la nec rofília.1 rofíl ia.17 El perverso pe rverso no es es solamente solam ente el que no siente vergüenza en los casos en los que los otros sí lo hacen, sino el que motiva su goce en la la vergüenza. vergüen za. ¿Dónd ¿Dóndee estaría el placer transgresor si no existiera allí -en el actuar perverso- de qué tener vergüenza? A llí donde donde había inhibición, inhibición, lleg a el acto acto perverso: y allí, precisamente, está el espacio de la vergüenza. No es una paradoja decir que en el perverso perv erso se constituye el objeto -enten damoss un objeto objeto-ca -causa usa de de placer-. A llí ll í donde donde de la vergüenza -entendamo los demás sienten vergüenza, el perverso hace un acto y obtiene asombrosas “prestaciones” (Leistungen ) y los otros son reclutados como como testigos o cómpli cómplices ces de esta vergüe verg üenza nza activada.
L a me lancolía o el el más allá de la vergü enza Un rasgo no desdeñable desdeñable del melancólico, en su dramática dramá tica autodenigración, gración, es la ausencia de vergüenza: vergü enza: le falta “la vergü ve rgüenz enza a del otro” (idas Schamen vor anderen ), ), de manera que podemos suponer que obtiene obtien e satisfacción satisfa cción en su propia prop ia exhibic exh ibición ión.1 .18 Punto capital: la vergüenza, si tiene su origen en algo que se ve demasiado, reacciona a eso ocultándose. Al sujeto le encantaría ocultarse para ponerse colorado y, por p or lo menos, busca busca disim ular su confusión. confusión. Esto Es to sucede en los los casos casos en los que el melancólic me lancólico o expone su indignidad y su abyec abyección ción de manera vergonzante. No solamente se vuelve vuel ve inaccesible a la vergü ve rgüen enza, za,1 19sino que podemos suponer que que si esa vergü ver güenz enza a desaparece d esaparece es porque se ha fundido en una secreta borrachera de exhibición y que a esa vergüenza el melancólico la saborea saborea y ella alimenta una borrachera masoquista. masoquista. Grita que que hay de qué tener vergüenza y, peor aun -no -n o hay palabras lo suficientemente fuertes para nombrar su sus errores-, errore s-, proclamar esta Vergüenza Vergü enza de ser parece que a él no le da vergüenza vergü enza.. Freud vio vi o con claridad claridad esta secreta sec reta indecencia del melancólico que que ofrece el cuerpo desnudo desnudo de su su sufrimiento sufrimient o a la mirada m irada del prójimo, le da de comer a esa esa desnudez -e n contraste con con el neurótico que se preocupa por mantener su vergü ver güenz enza a en secreto sec reto o de de maqu m aquillarl illarla— a—.
17 Trois essais sur la théorie sexuelle, G.W., V, p. 60. 18Deuil et mélancolie, G.W., X., p. 433. 19En francés, francés, la expresión expr esión “toute honte bue” incluye incluye la pala p alabra bra “beber”, beb er”, por eso eso la relación posterior con con la borrachera. borracher a. [N. de la T.]
Si es es verdad verd ad que el amor es la capacidad capacidad de “ob viar vi arla lass represion rep resiones”, es”, uno de sus aspectos es la superación de la vergüenza. El cuerpo a cuerp cuerpo o supone la intim in timida idad, d, no sólo en en su realida rea lidad, d, sino por efecto de un retorno sobre las “formaciones reactivas”. Muchas Muchas de las rarezas de la vida sexual del obsesivo se aclaran a través del choque entre la fijación en el objeto pregenital y el mantenimie mantenimiento nto en paralelo de fuertes fuertes formaciones reactivas -tan to unas como como otras hacen fracasar fraca sar la geni ge nita talid lidad ad-. -. Esto se marca en esa ducha escocesa de escatología y de prudencia que forma su estilo. Lo que es verpónt —deshonroso, inclusive inclusiv e ab abye yect ctoo- ve su lugar reconocido, más allá de toda perversión, en el amor. El abrazo amoroso une a los sujetos en un tiempo anterior a la gran represión pulsional -comprendemos aquí cuál es la base de la torpeza de la sexualidad adolescente-. La disyunción entre “corriente tierna” y “corriente sensual”, a la que que Freud convierte convier te en el principio de la impotenc im potencia2 ia20 -n o sólo sólo sintomática sintomática,, sino de de alguna manera man era crónica crónica del “hombre civilizad civili zado”o”l.ie l.ien ne como correlato corr elato una vergü ve rgüenz enza a formada form ada por sentimien senti mientos tos incesincesI uosos que laminan y dividen en capas la vida pulsional adulta. El signo físico del amor es,defacto, ese algo que hace callar las voces de la vergüenza, de la que la pulsión es el objeto. El amor hace que e,l sujeto deje de hacerse reproches por tener un cuerpo que puede Kozar...
Sobre la vergü enza en za como afecto afecto social Considerada desde el aspecto social en el que hace síntoma, la vergüenza marca la herida herid a del ideal. ¿Cómo ¿Cómo se determina determin a el sujeto del perjuic perjuicio io en relación con con su vergüenza? vergüe nza? En prime p rimerr lugar, la vergüen verg üenza za se relaciona con “la angustia angu stia social” .21También 1Tamb ién con con la “autorida “auto ridad” d”:: la vergüenza se menciona, en la conclusión de los Tres ensayos, con su cortejo familiar, al lado de las “construcciones sociales de la moral y de la autor au torida idad” d” .22 ¿En ¿E n qué hace síntoma social la vergüenza, vergüe nza, allí al lí donde está hiperachiperac20 Un choix d’objet d’objet pa rtic ulie r chez chez l ’homme. homme. 21 Sobre esta noción, noción, véase véa se nuestro Freud et les sciences sociales, pp. 98 y ss. 22 Trois essais sur la théorie sexuelle, G.W., V, p. 13 132. 2.
tiva, como en la figura que nos interesa de la herida del ideal del perjuicio originario? E l trayecto de las figuras clínicas es, a contrario, contra rio, elocuente. Para acercarnos a la sede perjudicial de la vergüenza, hay qua preguntar por la relación entre estos estos dos dos polo polos: s: la vergüen verg üenza za hu mii liante neurótica neurótica y la no-vergüenza o lo desvergonzado melancóli mela ncólico.! co.! ¿Ocultar su indignidad por medio de su vergüenza o “mostrarla”! sin vergüenza? vergü enza? ¿Hacer ¿H acer de ella ell a una pertenencia pertene ncia subjetiv s ubjetiva a o desligarse; desligarse; de ella? ¿Destilarla o “bebérsela toda”? Esta vergüenza no está nij interiorizada por un trabajo fantasmático, como en la neurosis des transferencia, transferen cia, ni escotomizada, como como en la neurosis narcisista: está está,; ,; propiamente, “contenida” “conte nida” o, en contraste, contraste, puesta en acto acto por unexhi- bicionismo reactivo. Por otra parte, puede puede alimentar alimen tar estrategias que que evocan evocan la perver perver sión: hacer algo con esa vergüenza, idealizarla de alguna manera.
L a V e r p ó n u n g y su su afecto La sede de la vergü ve rgüen enza za social nos sitúa en un mundo que que no obedece directamente a las leyes de la represión; y si bien nos remite a una especie de “blanco” que evoca la psicosis, no se reduce naturalmente] a ella; en cuanto cuanto a la perversión, perversió n, sentimos que que esta vergü ver güen enza za obtiene obtie ne menos transgresiones que expedientes. Una Un a palabra usada por por Freud con con regularidad regu laridad puede orientarnos orientarno s en este caso¡VerpónungP Nos Nos equivocaríamos si la convirtiésemos enj una una categoría con con el mismo formato m metapsicológico etapsicológico que la Verdran o de la Verleugnung o o de la Verwerfung. Pero se trata de una gung o dimensión que muestra muestr a un un indicador indicad or de esta forma aguda de angus tia social. Es verpónt lo lo que es deshonro deshonroso, so, porque tiene tien e un carácter caráct er abyecto y, por consiguiente, está marcado por el oprobio. Es lo que merece una “multa” poen ), especie de atentado a las buenas (po en a ), costumbres. L a vergüen vergü enza za podría pod ría ser, ser, en este sentido, sentido, la forma form a subjetiva subje tiva de la: la: Verpónung. Si la observamos con atención, es la articulación entra -e l estado estado de rechaz rechazo o desvergonzadod esvergonzado- y Schan -afecto -afecto pora Schande -e estar en en el lugar luga r del desecho-. El sujeto sujeto,, “en la vergüenz verg üenza” a” -so c ialia l- se pone una multa. 23 Sobr Sobre e esta esta dim dimen ensi sión ón,, véas véase e nues nuestr tro o Freu Fr eu d et les sciences sciences sociales, sociales, op. op. cit., pp. 95-97.
La vergüen verg üenza za “se mete a llí” , es imparable imparab le y el sujeto la sufre como como una una fatalidad íntima. Si pensamos en el enrojecimiento, esa pasión del cuerpo, esta especie de fardo, mancha roja sobre la piel que vuelve patente algo que pasa adentro y que el sujeto, por definición, no controla controla -conocemos las ansias de la “ereutofobia” “ereuto fobia” , ese temor obsesivo obsesivo a ponerse colorado, específic espe cíficame amente nte en público público y, por lo tanto, en una posic posició ión n social-. soc ial-. Por supuesto supuesto que existe una cierta ciert a vergüen verg üenza za que no se percibe desde afuera, y que no es ni la menos vivaz ni la menos crue cruel, l, vergüenza vergüen za “tragada” “tragad a”,, si no “bebida”. ¿Qué relación mantiene m antiene el sujeto con con su vergüenza vergü enza? ? No N o podría ser más íntima -ya que se trata, justamente, de su vergüenza- pero también es es anónima -y a que es el el encuentro con con “la verg v ergüen üenza”, za”, cuyo cuyo origen se oculta, oculta, y con los efectos que se desp lieganlieg an-.. Los discurso discursoss moralista moralistass toman toman la vergüenz verg üenza a como como el imaginario im aginario y convierten en espejo su propio fenómeno. La vergüenza aparece como la señal infalible de que el sujeto está en falta, que falló, se rebajó, hizo o dijo lo que no había hab ía que hacer ni decir, mancha que “sig “ signa na”” y que paga p aga con con ese ese sentimiento, en efecto, efecto, “penoso”. “ penoso”. Sin duda, puede tomarse como lo real: la vergüenza manifiesta primero una modalidad moda lidad del de l “ser clavado cla vado”” en en sí mismo, mismo, que se siente sien te como un exceso de ser. Ser vergonzoso es sentirse identificado con uno mismo hasta la náusea. El ser vergonzoso es el ser desnudo, expuest expuesto o por su su desnudez desnudez -físic -fís ica a o m oral or al-- a darse a ve r al otro sin posibilid posibilidad ad de “evasión” -concepto -concep to al que Emmanuel Levin L evinas as le dio todo su alcance en su primera filosofía- : “Lo que aparece en la vergüenza es [...] el hecho de estar limitado a uno mismo, la imposibilidad radical de huir para ocultarse de uno mismo, la presencia irremisib irremi sible le del yo en uno mismo” mism o”.. Dicho de otro modo modo:: “Es “ Es nuestra intimidad, intimid ad, es decir, decir, nuestra n uestra presencia en nosotros mismos la que es vergon verg onzo zosa sa”” .24 La vergüenza es una especie de náusea: ésta, originariamente “mareo”, se presenta como asco. Pero éste tiene como característica volver el cuerpo del sujeto tan sensible a sí mismo que no puede tomar la menor me nor distancia distan cia respecto de lo que sucede. sucede. El acercamie ac ercamiento nto extremo extrem o de uno como otro otro es el principio común de la náusea y de la vergüenza. La L a vergüen verg üenza za es náusea náusea moral (la náusea puede puede ser una especie de vergüenza física). En la náusea, el sujeto sabe y experi24Levin 4Le vinas, as, De l ’évasion, 1934.
menta que tiene un ser que no lo deja y que no puede ocultar suT persona (a él mismo menos que a nadie). Llegam Lleg amos os aquí a la “vergüe “ver güenza nza de viv vi v ir” ir ” de Lacan La can2 25que pondera la la¡ “vergüenza del ser” (Heidegger): “El ser lleva consigo la vergüenza, la verg üenza üen za de ser”. La que hace que se tenga que vivi vi virr su ser vivo viv o hasta la náusea. El sujeto, entonces, se descubre a sí mismo, coma presencia ineludible. De paso, paso, comprendemos comprendemos que la adolescencia sea la edad de la vergüenza, v ergüenza ergüen za de v iv ir ... y del otro. otro. Revelación de su raigambre irrecusable en la pasta del ser, en su viscosidad. Lo? que me da vergüenz verg üenza, a, profundamente, profund amente, es no no poder desemb des embaraz arazarme arme de mi existencia, no poder ser otro que no sea yo mismo. Si otro me sorprende, de improviso, en plena actividad privada, incluso si ésta no tiene nada de escabroso, tendré vergüenza: ver güenza de haber sido sido sorprendido sorprendido en flagrante flagra nte delito tan igual a mí mismo, de estar limitado a mi existencia privada. Estamos en el centro del sujeto de la vergüen vergü enza za social. social.
L a vergüen za, testigo testigo del sujeto sujeto En tanto ser vivo, vivo, estoy sujeto a la vergüenza. Muerto, ¿escaparía ¿escaparía de ella? Seguramente. Salvo que... Aquí surge el terrible veredicto kafkiano: kafkiano: “Era “E ra como como si la vergüenza vergüe nza fuera fue ra a sobrevivirlo sobre vivirlo”” .28 Una vergüenza que surge en el sujeto que la lleva y que da cuenta de él, ¿qué es? Habría que hablar en este caso de la “Vergüenza de Dios”, como como se habla de la “Trist “Tr istez eza a de Dios”. Dios” . Hablamos de una una Vergü Ve rgüen enza za que excede y sobrevuela la vergüenza de los sujetos vivos. El psicoanálisis psicoanálisis trae, sin embargo, embargo, esta idea de una pasividad pasivid ad de la vergüenza. vergüenza. La vergüenza verg üenza se origina en una herida del ideal y en una una caída en el ser. ser. Es una experiencia de la pérdida: existe una “pérdida de objeto” y una vulnerabili vuln erabilidad dad narcisista en el origen de la vergüenza vergü enza y, por ende, un fondo en ese naufragio subjetivo subjetiv o -pequeño -pequ eño o fon do melancóli mela ncólico co en grande-. Pero justamen justa mente: te: la vergüenza es irritación frente a la pérdida de objeto objeto y a la caída narcisista. narcisista. Si el melancólico puro pierde hasta el el sentimiento de la verg vergüenz üenza a es porque el sujeto “abatido por el objeto” no se preocupa preocupa más más de él mismo. mismo. La L a vergü ver güen enza za concierne en sí misma a la protesta narcisista: ese miedo de “perder la cara” confirma, a por perder. contrario, que existe, que queda... una cara por 25Laca 5L acan, n, Séminaire, XVII, L ’Envers Env ers de la psychanalyse, psychanalyse, 17 de jun ju nio de 19 1970 70,, Seuil, 1991, p. 211. 26 Kafka Kaf ka,, E l proceso. proceso.
Por Po r la vergüenza, vergüe nza, el sujeto da cuenta de que sigue siendo un sujeto sujeto.. Se reconstruye, reconstruye, alrededor alred edor de la herid a del ideal, testimoniando te stimoniando que que permane permanece ce en sufrimiento s ufrimiento del ideal. Hay Ha y una “parte sujeto” y una “parte objeto” de la la vergüenza. vergüenz a. Una parte cae en el oprobio, otra levanta la cabeza para decirse: aun cuando... La vergüenza es la prueba de que sigue habiendo un .sujeto... para sentirla. Sentimiento Sentimien to de naufragio naufra gio en sentido propio: propio: el evocado por Freud, de Ulises Ulis es que aparece a parece “desnudo y cubierto de barro” bar ro” en Nausícaa, Nausícaa , “en “ en harapos, harapos, desnudo desnudo y cubierto de polvo po lvo”” , “errando “erra ndo en el extran ext ranjer jero” o” (in Fre mde herunschw herun schweife eifen).2 n).21 der Fremde El sujeto experimenta su naufragio subjetivo por la pérdida del sentimiento de vergüenz verg üenza a en las diversas estaciones de su naufragio -mate -m aterial, rial, social social u orgánico-. orgán ico-. Pero en ese momento se agarra de esas esas regiones en las que su vergüenza sigue viviendo o -aunque sea SDF28—puede encontrar e ncontrar refugio. refugio . Esto perm p ermite ite comprender com prender que es una manera man era de humi hu millar llarlo lo suponer que, que, allí, el sujeto alcanzó tanta miseria que ya no puede tener tene r más vergüenza vergüen za de recibir. recibir. La vergüenza es ese “idiolecto” que hacer ver -o entrever- la herida del ideal. ¿Qué hacer con esa vergüenza?
De la vergüenz a al odio El sentimiento del perjuicio, en su epicentro, organiza una posición que pertenece a la jurisdicción del odio. Del mismo m ismo hecho de darse dars e cuenta de que una una equivocación equivo cación {Unre infligid o, concibe concibe un odio -e n el sentido spinozista spino zista de una una c h t ) se le ha infligido, “tristeza”, es decir, sentimiento de disminución de “perfección”, trabazón del ser asociada con la idea de una causa externa-. El destinatario de este odio está más allá de los otros con los que se encuentra y, a través de ellos, es el Otro que perjudica. En este este caso, caso, es esencial esen cial aprehender, apreh ender, más allá del d el afecto psicológicamente psicológicamente descr de scribib ibiblele- el proceso proceso metapsicológico en marcha. marcha. El “retrato metapsicológico del odio”, tal como lo presentamos en otro otro trabajo,29debe 9debe encontrarse encon trarse movilizado mo vilizado para situar la dimensión 27 L ’interprétation interp rétation des des reve reves. s. Sobre este punto, véanse nuestras Legons Itsychanalytiqu.es sur le regard et la voix, pp. 32-35. 2S Siglas para denomin denominar ar a las persona personass que que car carece ecen n de de vivienda vivienda fij fija. a. [N. de la T.] 29P.-L. Assoun, “Port “Portra rait it métapsychologique métapsychologique dela de laha hain ine: e: du symptó symptóme me aulien auli en
del odio en la conciencia perjudicada y articularl artic ularla a en relación relac ión con con ese esell otro efecto -primordial-, que es la vergüenza. Odio y vergüenza! forman una extraña pareja: en los casos en los que la vergüenza es* autohundim autoh undimiento iento del sujeto, el odio es reivind reiv indica icació ción n de sí mismo. Sin Sinss embargo, el odio puede ser figura o “destino” de la vergüenza.
El odio o la “legítima “legítima de fensa” fens a” del perju icio El odio inherente al perjuicio manifiesta en primer término la irritación, irritació n, recuerdo de la “preocupación por uno uno mismo”: mismo” : legitim leg itimidad idad del odio que, que, según Freud, alcanza a lcanza a las “pulsiones de auto-conserva auto-cons erva ción”. ción” . Si es verd ve rdad ad que “el odio es el precursor precu rsor del amor” a mor” , que “es el odio y no el amor la relación relac ión de sentim se ntimien iento to prima pri mario rio entre los hombres” hom bres” ,30 hay que entenderlo en su radicalidad metapsicológica: “El odio es, como relación relac ión de objeto, objeto, más antiguo antig uo que el amo a mor” r” .31Am or y odio, lejos de haber “salido de un común común originario, origin ario, tienen tien en orígenes diversos” diverso s”..32 El odio está, está, al menos menos en su su forma prima p rimaria, ria, en su vertie ver tient ntee de la autoconservación y se origina en las “pulsiones del yo” , en contraste con las pulsiones objetales propiamente propia mente sexuales. sexuales. Por Po r lo tanto, hay que suponer que, que, cuando cuando el sujeto exper ex perime imenta nta un “daño” , se relacio rela ciona na con con ese “refle “re flejo jo”” de preocupación por uno mismo: odia legítimamente lo que lo disminuye. Este odio es la apología agresiva de uno mismo.
El odio como desligazón Pero sabemos que el odio sigue siendo, más allá de esta posición simple, un componente componente de la vida vi da afectiva afec tiva que la complejiza, complejiza , en tanto que, por una parte, un odio parcial se mezcla crónicamente con el amor -e n lo vivido am bivale biv alente nte-- y que, que, por por otra parte, parte, bajo el efecto efecto de un vínculo con la sexualidad, adquiere un tinte sádico sádico.. Más allá, Freud Fre ud convierte con vierte al odio, odio, en su segundo dualismo pulsiopulsional, en un “indicad “indi cador” or” ( Wegweiser) de de la “pulsión de destrucción” destrucción ” que, que, social”, en P.-L. Assoun, M. Zafiropoulos, La haine, la jouissance et la loi. Psychanalyse et pratiques sociales, Anthropos/Economica, Anthropos/Ec onomica, pp. 12 129-16 9-161. 1. 30 S. Freud, Fre ud, La disposition á la névrose obsessionnelle, G.W., VIII, p. 451. 31Pulsions Pu lsions et desti destins ns des des pulsions. G.W., X, p. 231. 32 Op. cit., p. 230.
a su vez, “repres “rep resenta enta”” la pulsión de de muerte. El E l odio (Hass ) “muestra el camino”3 cam ino”33para 3p ara esta “pulsión “ pulsión de destrucció d estrucción” n” (Destruktionstrieb ). ). El odio, con la doble forma de la destrucción del otro y de la autodestr autodestrucción, ucción, puede surgir su rgir en la parte pa rte anterior ante rior de la escena, escena, con con las formas más virulentas, que vienen a signar una desintrincación pulsional. Cuando Eros ya no hace callar a Tánatos, llega a la expresión expre sión como como “al desnudo” . En el momento mome nto de la desunión pulsional el odio odio muestra su su rostro -m u y diferente diferent e del de la le gítima gítim a preocupa preocupa ción por po r uno mism m ismo— o—. En la espiral de la desligazón des ligazón abierta por el perjuicio, perjuicio, el odio y sus sus estrategias (auto)destructivas (au to)destructivas toman toman lugar luga r al lado de los automatis mos de de fracaso y otros “mecanismos “ mecanismos destínales destín ales”” de los los que hablamos anteriormente. Odiar se vuelve afirmación de uno al desmentir a Eros. Vemos en qué sentido esto habla de Ricardo III, nuestro prototipo de la génesis del crimen a partir de una convicción de perjuicio perjuicio (véase supra).
L a vergüenza odiosa Sin embargo, lo más revelador es esta articulación entre odio y vergüenza, que da todo su relieve a la dialéctica perjudicante. Odio y vergüen verg üenza za constituyen dos dos destinos de la herida narcisista. Si la vergüenza parece darle la razón al Otro y el odio inculparlo, ¿cómo ¿cómo pueden coexistir la vergüe ver güenza nza y el odio en un mismo crisol, en el que la muerte se “funde” “fu nde” en el ideal y el e l ideal idea l se “ moldea” sobre la muerte? El sujeto puede odiarse po sentir vergüenza. Odiar a muerte su p o r sentir vergüenza, odiarse, odiarse, vergonzoso de vivir. vivir . La vergüe ve rgüenza nza más v iva iv a y la más autoflagelante mantiene una coloración de reivindicación. El sujeto llega lleg a a odiar al que o a lo que lo obliga a la vergüenza. vergüe nza. Trampa Tram pa especular que está en el centro del dolor moral del perjuicio. perjuicio. Como vimos, el odio es irritación narcisista que se vuelve contra uno uno a través trav és de una una energía ener gía de desligazón mortífera mo rtífera.. El sujeto odiaría para no tener vergüenza, vergüen za, para forzar a su vergüenza vergü enza y para radica lizarla lizar la en violencia -cu yo origen en la herida narcisista narcisista no hay que olvidar-. El acto anómico puede convertirse en el acting de de la ver güenza güen za de vivir, vivi r, su retorno reto rno en el mundo mundo como odio del ser. ser. Entonces, el odio es la forma belicosa de la vergüenza. 33Le moi et le ga, cap. IV, G.W., XIII, p. 261.
En este punto encontramos la escalada deletérea que arguye un perjuicio para basar una destrucción. destrucción. La razón para odiar od iar sumerge la vergüenza de ser víctima. víctima. El odio encierra al sujeto en un no saber, articulado con la con vicción propiamente dogmática de un un error desvergonzado del Otro -según un mecanismo persecutorio en el que el Otro debe ser nombrado y abyecto-. Volve Vo lvemo moss a encontrarnos en un cruce de caminos: ¿para un sujeto sujeto determinado, qué hacer con su vergüenza?, ¿qué hacer con su odio? ¿Cómo vivir el entredós? Pregunta Preg unta que abre la cuestión cuestión de las las estrategia e strategiass de reparación del del sujeto, de su perjuicio social y simbólico. Por ahí se descubre “el puente” con la pregunta por la “psicología colectiva” en la que, o contrario, el perjuicio hace estragos como ideal colectivo.
DEL PERJUICIO PERJUICI O SOCIAL SOCI AL AL IDEAL D EL SABE SABER: R: EL DESEO “AUTO “AUTO DIDACT A”
El trayecto del perjuicio al ideal pasa por el examen de la puesta pu esta en exilio. El que dice exilio -sólo -sólo con con pronuncia pronunciarr la palab p alabrara- dice “miseria” “m iseria” . La etimología verifica ve rifica aquí la la intuición intuición clínica. clínica. Transplantado de su lugar de nativo (no necesariamente natal), el exiliado se se enfrenta a la miseria de la pérdida. Hay que identificar el objeto de esta pérdida de lugar, que la indicación local actualiza.
L a “puesta en exilio” o el perjuic io de la pérd ida En primer prime r término, el exilio es situación situación de fuera-de-lugar. Migrac Mi gración ión o desplazam d esplazamiento, iento, cambio de de lugar de residencia. Con Con esto esto pretende preten de mos no “ psicologizar” psico logizar” su efecto efe cto.. El exilio ex ilio se convirtió en un generador generad or inagotable de metáforas, en los casos en los que la clínica invita a volver a interrogar a lo real, lugar donde abrevan estas metáforas. Ahora Aho ra bien, éste éste es el sentimiento sentim iento originar origi nario io del exiliado: “Mi casa no está donde donde vivo vi vo ” . De esta es ta manera man era da cuenta cuenta de que el hábitat y la casa casa -que para el autóctono, en principio, coinciden- “son dos” para el exiliado. El “mismo” del indígena, indígena, es la otra parte del extranjero -se a refugiado o inmig rante-. ran te-. Como Como se se decía decía eufemísticamente entre las dos guerras, “una persona desplazada”. El que vive en el extranjero no logra “acostumbrarse” a las costumbres costumbres del lugar. Entonces, el exilio exil io se relaciona con con esta sepa ración, que se experimenta físicamente, entre el lugar y “la casa de
uno”. Además, Adem ás, esto instaura una relación relació n intensa inte nsa con ese ese lugar en el que se viv vi v e a pesar pesa r de uno uno:: pues tiene que ser, sin cesar, redescubie rede scubierto rto y reconquis recon quistado tado -a - a ll í donde una fenome feno menol nología ogía del d el autóctono rev ela el a una continuidad familiar, incluso perezosa, una Lebenswelt. Se comprende que el exilio -ese sentimiento de estar, donde uno vive, vive , en otro lado, lado, que no no es donde donde uno reside, o de v iv ir su hábitat háb itat como un “extranjero” (de uno mismo)- no es exclusivo de los que experimentan un desplazamiento geográfico. Tampoco se trata, trata, sim plemente, del malestar subjetivo que acompaña a la migración. Se habla de exilio siempre que el sujeto tenga el sentimiento de que no puede hacer suyo el “sitio” en el que vive. Sensación paradójica de estar incluido en en un espacio que, que, hostil host il o “acogedo “aco gedor” r” en sí mismo, no le permite al otro reconocerse en él y, por consiguiente, lo excluye. Correlativamente, se trata de un sujeto cuya vida parece organi zarse en un complejo nostálgico: no stálgico: no es es casual casual que la clínica cl ínica más precoz de la inmigración haya centrado su investigación alrededor de esta noción noción de nostalgia -qu - quee remite rem ite a la “añoranza”,1 “año ranza”,1expresi expresión ón que, que, más allá de su uso común, formula bien de qué se trata: un dolor “locali zado”... en el lugar de la pérdida-. Una clínica clínica del exilio tiene que pensar pensar en esta extrañeza radical que se se vincula con con una una posición posición al mismo tiempo tiem po subjetiva s ubjetiva y materia mat erial. l. Por lo tanto, más allá de la oposición confortable entre “adentro” y “afuera” “afu era” , se trata tra ta de encontrar el sitio del del exilio. Habla Ha blarr de “exilio interno” inter no” es, es, para design de signar ar una cuestió cuestión n de las las más efectivas, efectiva s, confiar con fiar en el confort confort de una una dualidad, especie de metáfora me táfora cómoda: habría exiliados en sentido propio -falta de localización geográficaysocial-yexiliadosensentidofigurado-desubjetivización y malestar déla dé la interioridad-. interiorid ad-. Un paso más y nos nos preguntaremos preguntaremos sobre sobre la interacción interacción entre “adentro” “ adentro” y “afuera” “ afuera”.. Pues un sujeto expuesto expues to al trauma traum a de la pérdida pérd ida de sus sus raíces, uno uno de los más reales, reales , no no presentará una patología pato logía prolijam p rolijamente ente ordenada respecto del complejo nostálgico. nostálgico. La L a clínica psicoanalítica ps icoanalítica nos enseña enseña que el sujeto inconsciente está tomado en una relación de objeto que abre en él él la experiencia expe riencia de la pérdida pérdid a -¿lo que muestra el melancólico melancólico es algo diferente al dolor de una pérdida, acompañada por un sentimiento sentim iento aterro a terrorizado rizadorr de ser el extraño absoluto absoluto con con respecto a los demás?-. También la nostalgia es, como el extrañar agudo de un cierto pasado que se supone “pleno”, uno de los sentimientos más de un objeto ausente. Por P or lo tanto, tanto, el nostálgico está “enferactuales de 1En francés: “mal “ma l du paya”. paya”. [N. de la T.]
mo”, más todavía que de la ausencia del objeto faltante, de la presenc presencia ia invasora inva sora del objeto de la falta. Este recuerdo recuerdo genérico que compromete toda la metapsico logía del objeto será suficiente para que planteemos nuestra pregunta: ¿cómo podrá reconfortarse a un sujeto, desde el interior, respecto de ese sentimiento de estar en otra parte, de ser extranjero, exiliado?
El perjuicio d el saber: la figura del “autodidacta” Oreem Oreemos os que el ejemplo “ situacional” y clínico más apto para aprehen aprehen derla de rla configuración configura ción es el del sujeto al que se se designa design a como como “ autodidac autod idac ta”, sobrecompensación del perjuicio de saber. Que el saber esté i mplicado mplicado surge de esta consideración de un no-saber originar orig inario. io. Todo T odo lo que sabe este sujeto perjudicado perjudi cado es que “eso” “es o” le fue negado -eso -e so a lo que tenía derecho-. El daño del Otro se inscribe a través de este defecto defecto de transmisión de origen. El sujeto tiene que saber enseñarse, ser ser un un verdadero “autodidacta” . En este punto punto volvemos volvem os a encontrarnos encontrarnos con la cuestión del “auto “ auto didacta”, es decir del que, como está literalmente significado, se enseña a sí mismo. Por Po r lo tanto, es el que, que, en sentido sen tido estricto, estri cto, toma tom a el 1ugar ugar del Otro -requ erido erid o por la “relación” pedagó ped agógica gica-- para dirigirse a sí mismo (la forma pronominal pronomina l es esencial aquí) a quí) un cierto saber con el que el Otro no lo “gratificó”. Problema que puede plantearse en términos términos sociales: sociales: el Autodidact Autodi dacta a sería, primero, el que fue privado, por razones “coyunturales”, en virtud de su condición social e histó rica rica,, de esa transmisió transm isión n de saber sab er y que tuvo que suplir su plir por sus propios medios esta “falta de completud”. Se trata de una cuestión de una cierta “des-socialización”. El autodidacta, a través de su reivindica ción ción de ser enseñado enseñado,, se dirige a una una cierta instancia in stancia del Otro Otr o -e n su dimensión dimensión “im ag agina inaria ria”” y “simbólica”- que supone supone su demanda al Otro en su “realidad” social. En este sentido es que el psicoanálisis puede intentar aclarar esta dimensión del deseo autodidacta como como reveladora, revelad ora, en profundidad, profundidad , del deseo de de enseñanza. enseñanza . En efecto, al que le faltó, puede defin ir mejor m ejor el efecto de “verda d” , haciendo síntoma (ya que que el síntoma es “vecto r”, en el el sentido más fuerte, de “verdad “ver dad”” ). Aquí Aq uí hay que precisar algo: ¿quién no se sintió en algún momento “autodidacta”? En esto hay, de hecho, una “necesidad”, sin duda característica de la multiplicidad multiplic idad de las formas del saber y de las redes de transmisión transmisión social -cor rela tiva con con la declinación declinación del ideal de la
consideramos la ñgura del mathesis universalis. Sin embargo, aquí consideramos Autodidacta -la mayúscula es el signo del sujeto- que, de alguna rrtanera, al convertir este problema universal en un “asunto perso nal”, nal” , se siente siente existencialmente e xistencialmente con una falta de de saber. De ahí una búsqueda de saber, al mismo tiempo mística y con una apariencia “patológica”. El “Autodidacta” de que hablamos, en términos casi “clínicos” es el que vive su falta de saber al punto de vivirse como “defecto de saber”. Verdadero Cogito faltante: “yo” no sé, inmediata mente negado en: “cuando debería haber sabido”, en donde “eso” que tendría ten dría que haber sabido es es en lo que tengo que convertirme. convertirme. A l punto punto de consumir los días y las noches de su existencia empírica para realizar este mandato. En este sentido puede, como contraparte, aclarar el deseo de saber distintivo de la modernidad, precisamente en su costado paroxístico.
El “caso “caso Lo ndon nd on ”: pasión de ap rend er como sínt síntoma oma ¿Dónde buscar el texto de este deseo del Autodidacta, en su forma exacerbada, exace rbada, en tanto da forma a una existencia, existenci a, si no es en una obra litera lite raria ria colocada colocada bajo bajo el signo de de una escritura de de ese deseo, en sus “activaciones” “activac iones” y en su sus puntos puntos muertos? muertos? El “para “ paradigm digma” a” lo proporcio na la obra de Jack London, contemporáneo, además, del nacimiento y de la prim p rimera era fase de expansió exp ansión n del psicoanális psico análisis.2 is.2 L a obra prolija de London da forma, poligráfica, poligráfica , como debe debe ser, a esa escritura de la búsqueda del saber, de sus conquistas y de sus fracasos. fracasos. Un momento de verdad es esa especie especie de “autoficción” que se produce en Ma rtin Edén, Edén, en el “pasaje del vado” decisivo de una vida.3En efecto, allí London se cuenta a sí mismo, con el efecto de deformación “autográfica” y dota al “autodidacta”, en su pasión de verda ver dad d y en su sus efectos efectos de ilusión subjetiva, subje tiva, de un un texto tex to que merece 2Jack London, escritor norteamericano (1876-1916), autor de novelas cortas (a partir de 1893), de novelas (a partir de 1902) y de libros de cuentos. 3Se 3S e trata de la autobiografía, en cierto cierto modo modo “exotérica”-aun -a unqu que e transpuesta trans puesta com como corres cor respon pondede- que London Lond on redactó “dura “durante nte un viaje” via je” en 1908 1908 (véase (véa se infra). Por otra parte, escribió otra autobiografía de alguna manera “esotérica” que permaneció como como un proyec proyecto to y cuyo cuyo manuscrito se encuentra encuentr a en la Univ U niver ersid sidad ad de Southern, California. Nos basamos en la síntesis de Andrew Sinclair, Jack, a biography biography o f Jack Lond on, Weidenfield & Nicolson, Londres, 1977 (traducción francesa: Belfond, 1979) que accedió a los papeles, diario, notas y corresponden cia del autor.
la aclaració aclaración n psicoanalítica psicoa nalítica -qu e parece haber h aber desdeñado hasta este momento un recurso de este tipo-. Por otra parte, London, en su ansiedad por saber, se encontró con la obra de Freud, aunque es verdad verda d que demasiado tarde como para que pudiera hacer algo má máss que que encontrar en ella elementos e lementos de su drama personal. personal. El callejón sin salida del Autodida Au todidacta cta se enlaza e nlaza en London con un un callejón sin salida de la fili lo que está enjue en juego go fi lia a ció ci ó n : de uno al otro, lo es la legitimidad. Hijo de la relación de Flora Welman con John Chaney, Chaney, astrólogo itine rante, ran te, fue “legiti “le gitim m ad ado” o” och ocho o meses meses después de su nacimiento, por su padre adoptivo, por el que siempre sintió ternura y respeto.4 Pa Paga ga esta situación con con la humillación humillació n de ser “bastardo”, que recuerdan los sarcasmos de sus condiscípulos y la lamentable negación de paternidad por parte de su padre natural.3D natu ral.3Dee ahí el cuadro clásico de una “disipación” adolescente, en la que se afirman el gusto gusto por la violencia y los efectos efectos de la marginalidad. Pero esta primera reacción frente al oprobio de su origen familiar fue sustituida sustitu ida por una “decisión” “decis ión” que camb c ambiaría iaría —para este hijo de un “astrólogo”- su destino: destino: a partir par tir del fin de la adolescencia, adolescencia, empieza emp ieza lo que que él llama llam a “una loca loca carrera carre ra por el saber” .6 ¿Hay ¿Ha y que ver ve r en esto solamente una avidez av idez por el “ascenso “ascenso social”, que que puede hacerlo hacerlo pasar de la “fábrica “f ábrica de conservas” cons ervas” y de la carnicería familiares al mundo de los “cuellos blancos”, del universo de los “vagabundos “vagabundos de los rieles rie les”” a la sedentarieda sed entariedad d burguesa? En efecto, la carrera por el saber toma fuerza como voluntad de evasión de su destino social y, por consiguiente, como una reacción frente a su “entorno”. Pero enseguida hay que darse cuenta de que ese deseo encuentra encuen tra más que su aprobación, su fuente, en el deseo de la madre. Mujer cuyo cuyo retrato muestra mu estra el contraste entre la l a debilidad física físic a y la 4 Sobre esta “novela familiar fam iliar”, ”, véase Andrew And rew Sinclair, Sincl air, op. cit. pp. 10-16. London London lo resume de esta manera: “Nunca tuve infancia y me parece parece que nunca dejé de buscar esa infancia perdida”. 5En Berkeley, cerca de Oakland, su ciudad de origen, conoció su ilegitimidad: “Finalmente comprendió, comprendió, comenta comenta Sinclair, por qué se había hab ía sentido privado de afecto durante sus primeros años [...] Supo más cuando consultó los archivos de los los diarios de San Francisco. [.. .1Cuand 1C uando o Jack supo el nombre del que, según todas todas las probabilidades, probabilidades , era su verdadero padre, le escribió escribió una carta. Chaney Chane y terminó por contestarle de manera vaga y calumniosa, diciendo que Flora era una mujer de mala reputación y que “la “la existencia demasiado dura que llevaba lle vaba en ese momento, así como sus esfuerzos intelectuales (sic) lo habían dejado impotente durante los dos años que había pasado con la madre de Jack” (4 de junio junio de 18 1897 97). ). Momento Momento deci decisiv sivo o de la “trampa” “trampa ” que se cierra sobre el hijo, hijo, entre la cobardía del padre y el oprobio de la madre... 6Citado por Sinclair, op. cit., p. 41.
voluntad de hierro:7visiblemente, para responder a las las expectativas de la madre y para llevar a cabo su propia presunción fálica, en el límite de la edad humana, se obligó a esa “misión” apabullante e “imposible” -porqu e había surgido de de un “pedido”-. De alguna mane ra, proviene pro viene de su su madre (de matre) y así llena su temible temib le “cuaderno “cuaderno de cargas”. Ella lo sabe tan bien que, en cuanto el hijo fue objeto de reconocimiento público, reivindicó el mérito exclusivo de su éxito y eliminó con un gesto soberano cualquier contribución de un padre, natural o adoptivo.8
La auto-educació auto-educación n o la escritura ordálica El signo patente de este malestar, propio del excluido del “Reino del Padre” Pad re”,, es la “manía de moverse” (Wanderlust en en el sentido freudia no). no). El que no tiene “bajo “ bajo los pies” la sede simbólica de la referencia refer encia paterna buscará sin cesar otra escena, móvil como el mar -es el sentido del episodio del Snark, ese equipo que falla fa lla9 9 del que, que, sin sin embargo, salió su su escrito escrito autobiográfico mas importa imp ortantente-.. En efecto, sabemos sabemos que London L ondon escribió M artin Edén, Edén, carta de amor a la mujer inaccesible pero, de hecho, más allá de la Carta al padre imposible, imposible, más codificada que su su homolog hom ologa a kafkia kaf kiana na y mucho más patétic paté tica.1 a.10 En la otra punta, punta, la necesida necesidad d de arraigo de London -mate -m ateria rializa liza-7Madre Mad re tan severa como como depresiva: “acosada por la ambición de llegar a algo”, “se quejaba con con fuerza y pretendía que se estaba muriendo cada vez que un nuevo sueño se se deshacía. deshacía. Casi siempre estaba de mal humor, melancólica y angustiada, an gustiada, y sus sus crisis de histeria le daban daba n miedo a toda la familia. Su hijo se escapaba ante ataques de rabia que nunca olvidaría” (Sinclair, op. cit. p. 14). Hizo dos intentos de suicido cuando su amante, el presunto padre de Jack, la abandonó. London intentó “ga “gan n ar la consideración” consideraci ón” de esta madre (p. 30). Joan London, hija hi ja de Jack, Jack, describió a Flora como una mujer “notablemente inteligente, testaruda y sin humor, que se parecía física y moralmente mucho más a un hombre que a una mujer” (p. 165). 8“L a madre ma dre de Jack London le contó contó a Pauline Pauli ne Jacobson de dónde había hab ía sacado su hijo su físico y su talento literario” en San Francisco Bulletin, 22 de julio de 1996. Esto provo pro vocó có el el asombro de la entrevistadora por el silencio en cuanto al papel del padre. Esto da una idea del lugar del padre en el discurso discurso de la madre de Jack London. 9Se sabe que London hizo hizo construir ese barco, barco, a bordo b ordo del que tenía que q ue dar la vuelta vuel ta al mundo en seis años: momento decisivo de su camino “ordál “ordálico” ico” (véase (véas e infra). El viaje, jalonado de incidentes y de problemas de salud, tuvo que terminarse a los dos años (véase Sinclair, op. cit., pp. 167 y ss.). 10P 0Par ara a la l a comparación comparación con con Kafka, Kafka , véase nuestro análisis aná lisis en Le pervers et la femme, femme , Anthropos/Economica, 1989.
da en su famoso ran otro término de la alternativa: ra n ch 11 expresa el otro afincarse en algún Heimat en donde pueda hacerse un poco el “matamoros” y significar que se vive “en” y “de” sus “fondos”, en realidad, “hijo de sus obras”. Heredero de sí mismo, usufructo de su tesoro, caramente adquirido, de “saber”. Pero ésta es la miseria secreta y obstinada del self made man que encuentra su propia imagen abandonada a través de la de ese Otro. Drama de no haber tenido que “pedirle nada a nadie”: a un hombre así, “no se Le hacen regalos”. Pero cuanto más acumula “riquezas”, más peso tiene la miseria de esa falta primitiva prim itiva y pone pone en carne carne viv a la herida interna. Como sucede frecuentemente cuando la filiación simbólica está cuestionada, el “deshe “de sheredad redado” o” responde con con una “orda “o rdalía lía”” personal, a travé tra véss de la cual se pone a prueba, de la maner ma nera a más arriesgada arries gada,, como como para “volver a comprar” una identidad, buscando, en alguna divini dad misteriosa misterio sa (un Destino De stino)) o en signos (sociales) (sociales ) un reconocimiento. reconocimiento. La ordalía de London fue la del saber y la de la escritura. En efecto, para el hijo ilegítimo ilegíti mo,, el único único medio para elaborar este e ste problema de de la filiación filiación es el el imperativo impera tivo dél d éla a escritura. Y es la misma escritura la que surge de este imperativo. Un detalle toma, en este caso, caso, todo su reliev rel ieve; e; el prim pr imer er libro que, que, según su propio testimonio, testimo nio, leyó ley ó London Lon don -que -q ue,, por casualidad, casualid ad, cayó en sus sus m anos anos y que recordaba recordab a que le “pertenecía” “pertene cía”-- hablaba de esto esto:: Signa, novela de Ouida, relata la historia de un un pequeño pequeño italiano, hijo ilegítim o -d - d e una campesina campesina y de un p into in torr- que sale de su indignida indig nidad d y de su pueblo natal nata l convirtiéndose en violin vio linis ista ta y, luego, luego, al ser s er reconocid reconocido o como un gran compositor. Como dice London al fin de su vida, vid a, no es casual que esa fuera fue ra la estrel e strella la a la que se enganchara el carruaje de su infancia.1 infan cia.12 A pa partir rtir de ese momento, momento, en cuanto cuanto el origen está marcado por esa esa “vacilación” del nombre del padre, es imperativo hacerse de un elec tivamente te por la escrit escritura. ura. La L a firm a al final del escrit escrito o nombre, electivamen permite homologarse como nombre propio ante la mirada de la Opinión, ersatz del del Otro O tro simbólico, simbólico, exorcizando, al mismo mismo tiempo, el rechazo de que fue objeto por parte de un padre real. Hacerse re conocer al caer bajo la mirada de la Opinión, encontrando allí el “renombre” esperado, indemnización del “oprobio” -pero ordenada, no dejemos de señalarlo, respecto de la misma “lógica imaginaria”-. El drama que se produce entonces entonces —ejemplar ejem plar del Autodidacta Autodid acta tal como como lo lo entendemos noso n osotros tros-- es que que la acumulación de las “pruebas” 11Sobre este ranch en en el que se instaló en California, véase Sinclair, op. cit., pp. 183 y ss. 12Cart 2C arta a a Mari Ma rión ón Hum H umble ble del 11 11 de de diciembre de 191 1914.
del “talento” “talen to” , esa serie inaprensible de escritos escritos fatalmente “desigua les” que se supone supone tienen que valer val er como testimonia , no calman calma n nunca a ese Moloc Mo lochqu hquee exige exig e siempre siem pre más “sudor” . En suma, suma, nunca nunca se sabe sabe lo suficiente, nunca se escribe lo suficiente, nunca se inscribe el suficiente goce en el Otro, nunca se paga lo suficiente con la propia persona. persona. La herida h erida prim p rimitiva itiva,, del ideal del yo, no deja de agrandarse, de manera que la escisión entre “el hombre” y “la obra” se agrava “a primera vista”. vista ”. El stajnovi stajnovismo smo - “¡Trabajen todo todo el tiempo!”- da cuenta del sine die de la “nominación” del del “autor” . ¡Cómo ¡Cómo estar a la altura de la demanda materna ma terna primitiva prim itiva,, si no no es es “pagando con su persona”, pago atestiguado en los estigmas físicos crecientes en él, que decía que que tenía “ una salud salud de hierro hie rro”” ! Cuando se dio cuenta, al final fina l de su vida, vida , el mismo London Lo ndon lo supo supo y lo dijo: existe ex iste un saber de esta est a unión materna. mate rna. Esta Est a es la frase fra se de Freud -¡enc -¡ encon ontrad trada a en un un libro de Ju ng !- que subraya, subraya, como como un un lector aplicado: aplicado: “Freud “Fre ud afirma afirm a que existe exis te un deseo de de incesto con la madre, inconsciente pero seguro” (s ic). ¡Entonces recordaba que a menudo ic ).1 13 ¡Entonces llamaba alas a las mujeres mujeres queridas “mamá-mi madre” o “mi mamá” ! Pero también este mensaje sólo puede ser entrevisto y eludido -última evas ev asión ión-- por un equipo a través del “inconsciente colectivo” colec tivo”.1 .14 El carácter de algún modo “bestial” de la búsqueda de saber y de rique riq ueza za-q -que ue no logrará log rará nunca un un “sabio” “sabio” o “un rico” así nomásnom ás- obtiene su coloración apasionada del ímpetu por saber sab er del pequeño Edipo -cuyo -cu yo talento de “investig “inve stigador” ador” y de “d “detectiv etective” e” fue señalado por Freud Fre ud-.1 -.15E 5Ess como como si, en suma, suma, el “saber” “s aber” estuvi est uviera era ubicado en el lugar lug ar mismo de la pulsión - l o que lo pone en una situación situación de “competenci “comp etencia” a” con con el objeto del deseo deseo (la (l a mujer m ujer)-. )-. Pero Justament Justa mente, e, todo todo sucede sucede como como si se hubiese hubiese establecido una confusión entre la pulsión y el objeto-saber.
De la pulsión de s aber al deseo deseo de la m ujer El guión fantasmático fantasmátic o alreded a lrededor or del que que se anuda anuda el drama del deseo del Autodida Auto didacta cta está proporcionado por por la trama tra ma de Ma rtin Edén : por 13En 3E n la l a Psychologie de l ’inconscient ’inconscient (edición (edición norteamericana de 1915). 14 No deja de ser interesante int eresante ver v er que, en 19 1916 16,, justo jus to antes de su muerte, muerte, London se proponía ““escribir escribir un libro sobre Jung y Freud en el plano sexual, pero de ficción” (citado por Sinclair, op. cit., p. 258). El “inconsciente colectivo” se acomodaba mejor a su sueño neodarwiniano. 15 Sabemos Sabemos que Freu Fr eud d siempr s iempre e puso el acento en este aspecto en Tro is essa essais is sur la théorie sexuelle.
amor a una mujer el desheredado del saber se decide a librar mui batalla. De acuerdo con el principio de lafanta lafa ntasía sía,, indicado por Freud, el sueño ambicioso se adosa a un contenido erótico: “Así como en muchos retablos de altares el retrato del donante es visible en una esquina, podemos podemos descubrir en la mayoría may oría de las fantasías de ambi ción, ción, oculta en en alguna esquina, a la dama por la que el soñador lleva llev a a cabo cabo todas sus sus hazañas, hazañas , a los pies de la cual c ual deposita como ofrend ofr enda a todos sus sus éxitos” éxitos ” .16La proeza proez a del autodidacta-héroe autodida cta-héroe no escapa a esta regla. El rol de la Dama, que corresponde en la realidad a Mabel Appelg App elgarth arth,, la prim era gran pasión de de London,17está encarnado en el escrito por Ruth Morse. El deseo está aquí más sutilmente ligado de lo que parece con la “barr “b arrera era social” , como si, si, para ganar ga nar un corazón y superar super ar el obstáculo de la diferenc dife rencia ia de “condiciones, hubiese hub iese que apoderarse de ese ese “botín” precioso del saber -que -q ue pasa por la conquis ta del Saber en su forma social y simbólica, universitario-. Para Martin Ma rtin Edén, el famoso famoso retruécano retruécano adquiere su su sentido sentido litera l: para él, la Universid Unive rsidad ad lle l leva va hacia hac ia “Cité “Ci tére rea” a”,1 ,18ya que, que, con con un un solo m ovi ov i miento, pretende obtener el reconocimiento del Alma mater y el amor de la mujer. Precisamente, lo que hay que interrogar es el contenido de esta ligazón estrecha. estrecha. Más allá del “hacer v a ler” le r”,, se notifica una una cierta liga lig a zón entre el amor y el saber -a través de la cual M artin Edén tom a su Edén toma forma de “abertura” de la ecuación personal de London-. Hacerse por el saber y por la mujer deseada son la misma cosa: hacer- amar por P ero esto reve re vela la de hecho que que el deseo deseo propiamente propiam ente se ver por el Otro. Pero dicho, sexual, que es sobre un objeto, está como suspendido en esta “normalización” de la relación con el saber; más aun: que no hay medios para realiza real izarr el deseo deseo de la la mujer (entendamos: de habitarla hab itarla efectiva efe ctivame mente) nte) si no no se pasa por el goce del saber. saber. Pero, ¿quién ¿quién detenta det enta este “saber”? “s aber”? Aquí Aq uí comienza el “equipo “ equipo loco”, acos acoso o enfurecido, tanto del saber como como de la identidad identid ad de su supues supuesto to “propieta “prop ietario” rio” . El Otro tiene un “territ “te rritori orio” o” en el que que hay que penetrar pen etrar (éste ( éste es el deseo más caro caro de nuestro hombre): hombre): el de los “dueños” “dueños” -d e l poder y del 16Le Créateur littéraire et le fantasmer, G.W., VII. Sobre este tema, véase nuestra obra Le Couple inconscient. Amour freudien et passion postcourtoise, Anthropos/Eeonomica, 1992. 17En Bevkeley, en donde fue admitido en la univer un iversid sidad, ad, London Lond on conoció conoció a Ted Appelgar Appe lgarth th y a su hermana. herman a. El padre era ingeniero en minas. Relató Relató esta pasión unos doce años después. 18Véase Véas e la sugerencia lacaniana: lacaniana : “unidos-hacia“unidos -hacia-Citére Citérea”, a”, éste éste sería elWunsch de la comunidad “universitaria”.
saber- y de sus mujeres. Pero también es el lugar del que se vuelve profundamente decepcionado decepcionado:: “Tuv “T uvee éxito como comerciante de de mate mate ria gris. La sociedad me me abrió todas todas sus sus grandes puertas. puertas. [...] Cenaba con los dueños de la sociedad, con sus sus hijas y esposas”.1 esposas” .19Partic 9Par ticip ipar ar del goce del Otro, éste es el “hic”, pero “de esto no se vuelve”: en lo que respecta a las “mujeres”, “descubrí que estaban hechas de la misma pasta que todas las m mujeres ujeres que había conocido en en medios más bajos, bajos, en los sótanos”, “tenía “te nían n la misma mis ma piel bajo sus sus ropas”. ropas” . ¿Y sus “propie “p ropietario tarios” s”?? “Los dueñ dueños os también tambié n me decepcionaron.[. dec epcionaron.[...] ..] Frecuentaba a 1os hombres hombres que estaban en los lugares más altos -pastores, profesores, políticos, hombres de negocios, editores-. Cuando no estaban completamente podridos o eran era n deshonestos, no eran era n otra otr a cosa que muertos vivos viv os”” .20El momento de la decepció decepción, n, por cruel cruel que sea, sea, permite per mite medir la naturaleza y la medida de la l a esperanza esperan za primi p rimitiva tiva:: el “dueño”, “ dueño”, lugar del “ ideal” idea l”,, “noble, santo y dinámico”, le muestra muest ra su verdadero verdad ero rostro, horrible, el de la canalla o de la “momia”; en cuanto a las “damas”, tendrían que haber estado hechas con “otra pasta”, pero son simples “mujeres”, vestidas con con el mismo “tegum “te gumento” ento” que todas las hijas de Eva. En suma, el Dueño, el propieta propi etario, rio, que se supone usufructúa el Saber, ¿cómo sacarle lo que no tiene? Y el objeto de que goza, que se no sabe : ¿cómo supone supone es es de otra otr a tela, porque es objeto-signo del de l goce del Dueño, ¿es en por que es el fondo distinto del que se alimenta el pobre, en los bajofondos? Aquí hay que “declararse en quiebra” en esta empresa que muestra su fracaso. fracaso. La desgracia desg racia es que se trata también tambié n del suyo, suyo, porque se nutrió de los relieve relie vess de ese (falso (fa lso)) festín fes tín2 21y de los desechos desechos de un goce usurpado usurpado dos veces. El Autodidacta es, entonces, denuncia de la mentira de los “que tienen todo” y recuerdo de los derechos de una “verdad” que él no puede puede articular artic ular por sí mismo ya que “le faltan las palabras” palabras ” (inclusive cuando llegó a descifrarlas y a jugar con ellas como un virtuoso).
De la en fermed ad narcisista a la pasión del objeto En este punto, punto, la ola de la queja (cuyo aspecto aspecto melancólico melancólico ya vimos) vimo s) fluye fluy e del sujeto que se se mueve mu eve para “pla “ plant ntea earr una una queja” queja ” .22El Otro 19Citado por Sincl S inclair, air, op. cit ., ., p. 125. 20Ibid., p. 145. 21 “Festín Fest ín desnudo” desnu do” en el sentido de Burrough Burro ughs, s, que cruza, a su manera, maner a, la problemática de London del objeto objeto de de la falta. 22 Según la alternancia alterna ncia marcada por Fre ud en De uil et mélancolie mélancolie entre klagen (quejarse) y anklagen (plantear (plantear una queja).
-polo del Ideal, soporte de la identificación terminada, que Freud convirtió conv irtió en la piedra angular an gular de la “psicología de los estudiantes estudian tes del liceo”, cristalización de la Va Vaters tersehn ehnsu sucht cht2 23 el que aquí faltó y se destituye des tituye de la creencia, se vuelve vue lve objeto de un un “proceso” “proceso” de usurpa ción. El “malestar” del Autodidacta nace de la “resaca” de estos movimientos. Por Po r lo tanto, se traduce traduce en un un efecto de de “desubjetiv “des ubjetivizació ización” n” del que London proporciona una evocación patética: el Autodidacta busca “su” verdad, con con una autenticidad autenticid ad sin compromiso compromisoss a la que tiene tien e que darle, a pesar de todas las mentiras, un rostro; pero se encuentra en la posición de de “engañ “en gañar” ar”,, tanto como efecto de la mentira me ntira del mundo cuanto del señuelo imaginario: “Así me engaño con mi yo íntimo. ¡Pobre yo íntimo! Me pregunto si no terminará por atrofiarse, por consumirse e irse irs e un día o el otro” o tro” .24Vola Vo latil tilid idad ad de un un “yo” “y o” que no fijó una transmisión transm isión simbólica, condenado condenado a una huida hacia delante, en la recreación perpetua y frágil de un “uno mismo” inencontrable (lo que confirma una vida autoescópica autoescópica de desdoblamiento). Para Pa ra superar supe rar un cierto asco que vuelv vue lvee sin cesar,2,5 que London Londo n diagnostica en sí mismo, sigue abierta la posibilidad, en alternan altern ancia cia con esta especie de “autointoxicació “auto intoxicación” n” por la escritura, de una búsque da del “objeto” -d e la que la “fiebre del oro” es símbolo-.26 En este acces acceso o a la “despersona “desp ersonalización” lización” hay que ver ve r una crisis de la creencia, que se “reembolsa” por medio de una especie de “culto” del objeto. objeto. Como Como si, si, para olvidar olvid ar que el padre mintió y dañó, dañó, habría habrí a que librarse a excesos excesos,, en una una especie de “potlatch” ... ... Esta relación de “objeto parcial” se marca en London por un comportamiento adictivo multiplicado, que toma una forma alterna tiva o sucesivamente alcohólica, bulímica y toxicómana. En cada caso caso se se trata tra ta de suplir la falta f alta por una una avalancha hacia ha cia el goce amargo, satisfacción inmediata y desmesurada. Círculo infer nal: la tentación alcohólica vuelve, desde una cierta borrachera infantil infan til ,2 ,27de 7de manera ma nera recurrente; recu rrente; en la otra punta, punta, la enfermedad enferm edad y la degradación corporal instauran una dependencia de los tóxicos que 23 Sobr Sobre e este texto de 1914 (G.W., X, pp. 204-207), véase nuestro comentario en Freud et les sciences sociales, op. cit. 24 Citado Citad o por Sinclair, Sinc lair, op. cit., p. 99. 2dIbid. 26 London señala que “nunca “nunca toc tocó un centavo” centavo” de las las conce concesio sione ness de oro oro del del Klondike, pero que gracias a ese viaje “pudo “pudo ganarse ganar se la vida después”: signo de esa relación “mágica” con el objeto que brilla. iT Véase, sobre este punto, su novela John Barleycorn.
plante pla ntea a un equívoco sobre las las condiciones de su muerte, muerte , como si ésta fuera simbólicamente indescifrable: de una decisión al suicidio o de una “sobredosis” “sobredo sis” , balanceo del goce a la mue m uerte rte.2 .28 Quizás la avid a videz ez alim a liment entaria aria de London, que creció creció con con la edad, sea sea la más reveladora: la inclinación a “engu llir” cantidades cantidades considera bles de carne o de de pescado pescado crudo crudoss evoca evo ca irresistib irres istiblem lemente ente la idea ide a de una relación de objeto caníbal. En nuestra opinión, exceso ligado secretamente al desborde poligráfico; como si, si, a la vez, la l a producción de escritura “por “ por línea” líne a” y, de alguna manera, “por “ por metro”29m ateria ate rializa lizara ra esa relación palia p aliativa tiva con con la fal f alta ta que no debe dejar de de escribirse, escribirse, de convertirse en escritura, so so pena de volver volv er como lo real con con sede sede en la angustia y que luego debía ser “amortiguado” “am ortiguado” por una absorci absorción ón de energ e nergía ía calórica proporci proporcional. onal. Pero hay más todavía: no hay que dudar en darle derecho a esta impresión que asimila progresivamente el “escritor autodidacta” al caníbal, caníbal, que practica de de manera man era transgresora, transgre sora, en esas esas orgías alimen alim en ticias, la relación con lo prohibido totémico: se trata en efecto “del padre” pad re” al que hay que asim ilar en una “economía” “ec onomía” circular: tantos escritos, tanta tantass línea s escritas; tan ta plata, tan tas “c odornices”30 -que, -qu e, ingeridos, ayudarán a producir tantos escritos y, así de seguido, seguido, hasta estar “demasiado “ demasiado lleno”, lleno” , “indigestión” “indig estión” final fina l que deja la obra en suspenso-... La prueba de esta relación totémica totém ica es la fascinación de London por el “relato “rel ato del orige o rigen”3 n”31a 1alimen limentado tado por una temática tem ática evolucionista,3 evoluc ionista,32 desde Antes de Adán hasta E l llam ado de la selva. Ad án hasta selva.Más precisamente, sus biógrafos muestran como un hecho intrigante la identificación progresiv prog resiva a con el el lobo o con con el perro, animal an imal totémico totém ico por excelencia. Lo que el autor a utor de Colm illo Blanco llev aba a su mayor expresión era Blanco llevaba esa identificación identific ación con un poder originario, origina rio, el de la “bestia prim pri m itiva” itiv a” , mal matada. Éste É ste es el Autodida Auto didacta cta en su forma form a salvaje: el e l “lobo de la horda”. Todo sucede como si el e l asesinato asesin ato del Pa Padr dree no se hubiese hubie se podido 28 Para Pa ra subray sub rayar ar sus males físico físicoss London se inyectaba inyectaba drogas. Véase la discusión sobre la tesis del suicidio en Sinclair, op. cit., pp. 276 y ss. 29Se sabe que London Lon don les anunci an unciaba aba a sus editores sus proyectos proyectos “en cantidad de líneas”. 30 Aludimos Alud imos a su predilección por los patos engullidos e ngullidos de a muchos y casi crudos. London sostenía como prueba de éxito ser “gordo”. 31 Véase, Véas e, al a l respecto, nuestro nuestr o texto texto “Le “Le román ro mán des origines. London Lo ndon avec Freud”, en Furor, 1992. 32 Véase, Sinclair, op. cit., pp. 11 110 0 y ss. A part p artir ir de 19 1903 03,, las cartas que enviaba a sus sus parientes parientes estaban firmadas “W “W o lf’. lf ’.
llevar lle var a cab cabo, o, en su su función simbólica, simbó lica,3 33 dejando intacto, al mismo tiempo, “el deseo del asesinato” y la identificación con la “bestia primitiva”. Bulimia del ideal, trenzado de violencia (lo que aclara la predilección predilección por el tema tema dé la “ selecció selección n natural” y de la “competen cia v ita it a l”. l” .34Si el padre miente, mie nte, no hay ha y otra ley le y que “la vida” vid a” (el deseo salvaje): de esta ma nera se escribiría escribiría el “razonamiento” inconsciente inconsciente que que sostendría la fantasía licantrópica licantrópica de London, verdadero “hom bre bre lobo”. Con esta “hambre de lobo” aborda aborda “el alimento terre te rrestr stre” e” y “come saber”. Lo que se verifica en indescriptibles e interminables perturbaciones perturbaciones de la dentición, den tición, que tienen que leerse, sin duda, más allá de las causas causas fisiológicas fisiológic as inmediatas, inmediatas , en un contexto contexto sádico-oral de incorporación que se vuelca a la auto-devoración.
¿Qué ¿Qu é quie re el autodidacta? El examen de la aventura aven tura de London muestra, en la singularida sing ularidad d de su situación situación mental, las grandezas y las vileza s de la aventura del Autodidacta. No se trata del “inconsciente” de los autodidactas, porque las situaciones mentales me ntales de los sujetos sujetos son son todas todas diferentes. Sino de que un sujeto, por el desfile de sus propios conflictos y las obligaciones de lo real, llegue llegu e a instaurar ins taurar una relación con con el saber que le da un estilo a su su existencia. Esto es lo que muestra “el “ el inconsciente autodidact autod idacta” a”,, es decir, una posición posición del deseo de saber que da un un “aire “air e de famili fam ilia” a” innegable innegab le a destinos distintos.35 También Tam bién hay h ay que com com prender que el inconsciente del sujeto está constreñido en este “autodidacta”, ya que el sujeto se dedica a educarse frente a esos “enigmas de la vida” que ligan el destino del saber con lo “sexual”. Paradoja de un saber que el pequeño Edipo debe conquistar solamen sola mente te con sus sus propios recursos, recursos, apoyándose apoyán dose en la referen refe rencia cia a un saber preexistente. preexistente . La L a verda ver dad d del “orden simbólico” es que debe debe tener, pre-supuesto pre-supuesto a “mi” saber, un Autor Au tor del saber. No hay manera, por lo 33Véase Véa se nuest nu estra ra síntesis: “Fonctions “Fonctions freudienn fre udiennes es du pére”, p ére”, en LePere, Denoél, 1989. 34Sabemos que London Lon don se interesó especialmente por las teorías de Spencer, Spencer, cuya obra, de alguna manera fue su Biblia. De la selección saca una especie de ética del outlaw. Esto se relaciona con y aclara su posición crítica sobre el socialismo (al que había adherido) como último sostén de la metáfora paterna. 35Perspectiva 5Persp ectiva de una historia his toria del autodidacta como como figura figu ra de la modernidad: de esta manera maner a mostraríamos, más allá de la diversidad di versidad histórica, las afinidades a finidades “estructurales” entre London y Panait Istrati, por ejemplo.
tanto, de economizar econom izar un Padre, si no no es por medio ya no de saber “por mi cuenta”, cuenta” , sin sin reevalua reeva luarr la herencia heren cia y la pretensión de omnisciencia. Vimos Vimo s cómo el Autodida Auto didacta cta se confunde confunde,, hasta la náusea ná usea y la deses peración, alrededo alre dedorr del estatus del saber como como “goce”: ¿es mío o es del del Otro? Si es del Otro, estoy privado de él; si es mío, ¿es un saber? Si él “lo” tiene, ¿qué me queda a mí? Si él no “lo” tiene, ¿qué puedo tomar de él? A l pregunta p regunta r hasta la angu stia este derecho derecho al goce goce del saber, el Autodidacta objetiva una pregunta mayor, la del estatus inconsciente del saber, verdad de su condición social. Insistim os en los los callejones sin salida de esta búsqueda - a través travé s de la “s alid a” de esa esa “loca carrera car rera por el sab er” que le confiere su carácter “ciego”-. “ciego”-. Pero también perm ite ver el reverso de “crea “crea ción” de este debate con con el objeto del ideal educativo. Na die mejor que el Autodidacta para oponerse a la creencia en la Escuela y en su su “concienc “conciencia ia desgraciada” . ¿Qué muestra mues tra el Autodidacta Autod idacta? ? Segurame Segu ramente nte una fe en el saber, saber, un un hambre de aprender. aprender. Sed singularmente inextinguible, ine xtinguible, hambre par ticularmente insaciable. Metáforas que hay que tomar al pie de la letra: el saber es aquí posición de “objeto” que hay que asimilar; a similar; más aun: devorar o tragar, en cantidad máxima. El Autodidacta está frente fren te al Saber Sabe r como como frente fren te a un océano océano de de objetos que lo conminan a que que los consu consuma. ma. Inagotab Inag otable le biblioteca bibliote ca que lo conmina a apoderarse de los objetos múltiples que la componen, de absorberlos en un verdadero fu f u r o r sciendi. scie ndi. Por otra parte, el Autodidacta muestra una pérdida en el origen de la transmisión, en esa avidez de saber: saber: algo esencial no fue transmi transm i tido cuando era el momento. Defecto de transmisión, lugar de una pone en posición posición de tener que recuperar recupera r ese decepción de origen orige n que lo pone atraso y solic s olicitarle itarle a ese Otro, instancia del Saber, tesoro de sentido que fue avaro con con él y al que le dirige dirig e una demanda duplicada du plicada y, en última, desesperada desesp erada (es el momento de rabia, reverso revers o de la demanda). demanda). Este sujeto Autodida Auto didacta cta se estructura en ese ese doble movimient mov imiento, o, de llamada llam ada que emana de un “objeto” (el saber) sabe r) que se se vuelve vuelv e llamada llam ada a ese Otro que le debe, de alguna manera, un reembolso de esa falta originaria. El saber es ese objeto que le faltó a tal punto que lo encarna: él es esa esa falta fal ta en persona, ya que el el saber sab er es lo que le faltó más personal y cruelmente. Por P or lo tanto, hace síntoma de de esta falta, ya que es lo que “no anda” en él (todo lo que no leyó ley ó ni le fue enseñado ense ñado)) y lo que incansa inca nsablem blemente ente lo hace habla ha blarr y orga or ganiz nizar ar su búsqueda (todas esas secuelas que hay que recuperar y que ningún tiempo humano bastará para agotar).
Entendemos que el Autod Au todida idacta cta está bien ubicado, ubicado, en ese lugar de falta-de-saber y de la demanda-de-saber, para encarnar el deseo de que se le enseñe en su viole vi olenc ncia ia pasional. Comprom Com promete ete a su su propio propio ser en ese “ acoso” acoso” de los signos culturales, cultural es, al punto de que lo vive vi ve como como una prór pr órro roga ga de existenc exis tencia: ia: quiere, en primer término, actuar su pasión pas ión... ... L a auto-rehab ilitación ilitación o el ideal ideal del sabe r Si el saber adquiere una importancia vital es porque se liga con su propia legitimidad de de existir. A l que le faltó esto, esto, ¿merece ¿merece vivir vi vir,, tiene suficientes recursos como para hacerlo? El saber le plantea esta pregunta pregunta ontológica al Autodidac Auto didacta, ta, ya que ésta compromete su pro pio estatus. Pero, al mismo mism o tiempo, comprometido con con su su rumiar rum iar sobre sobre la falta de que fue blanco y, de alguna manera, víctima, se forma la idea de un un cierto dolo o perjuicio perju icio del d el que da cuenta: el Otro - e l que nos cercó, de ahí la falla de la transmisión- le faltó, lo privó de algo “debido”. Si, Si, por lo tanto, por una parte compensa esta falta fa lta con una una especie especie de de “auto-atiborram “auto-a tiborramiento” iento” , por otra se constituye en el testigo de una cierta falt fa lta a en el Otro. Ot ro. Este punto es esencial, pues señala en qué sentido el deseo del Autodidacta hace síntoma frente a los resortes más determinantes del deseo inconsciente del saber. Por Po r un lado, lado, el Autod Au todidac idacta ta nutre un deseo melancólico, ya que se origina en una una cierta pérdida p érdida de objeto: objeto: algo que le habrían tenido que “dar” (el condicional co ndicional es, en en este caso, caso, el tiempo tiemp o de la nostalgia) no no llegó y, con el tiempo, no no deja de medir me dir los daños que esto provocó. P or otro -el -e l que habría tenido que trans tra nsm m itirle-, itirle -, cuanto cuanto más más se dedica dedica a llenar llena r el vacío y cuanto más mide el desafío, más sospecha que existe una falta en en el Otro -lo -l o que lo “condena a crear” , si en efecto el Otro no es es esa esa instancia del saber absoluto absoluto que pretende ser-. s er-. N o nos nos equivoque equivo que mos en esto: esto: el Otro se apoderó de los prestigios im aginarios agin arios del Saber absol absolut uto o -y a que sostiene sostiene la esperanza e speranza del Autodidacta de nutrirse con con ellos-, ellos -, pero dado que esa falta fa lta insiste in siste en él, como como la rajadura del tonel de las Danaides, vuelve al Otro para pedirle cuentas de su propia legitimidad: de esta manera desafía el Saber absoluto al testimoniar, desde su falta, la Falta inscripta en el Saber. En este punto preciso su callejón sin salida se vuelve vuelv e “creador” “c reador” . En contraste contraste con el saber sabe r conocido conocido y enciclopédico enciclopédico -aqu -a qu el del que sueña apropiarse, es verdad, hasta la última miga-, frente a los discursos
ili' I ministro ministro que siguen formando forma ndo par p arte te de su su fantas fan tasía ía por su volun vol untad tad de “excelencia”, recuerda una falta y una falla: le falta algo a la Enciclopedia como a la universitas litterarum et scientarum, que impone la “originalidad” “originalida d”.. Es verdad verd ad que hay “verdaderas “verdad eras”” origina orig inali li dades - la de los grandes autodidactas en el sentido sentido nietzscheano, que dan nombres nombres nuevos a “cosas “cosas nuevas” nue vas” -como -co mo esas “semi-ori “ semi-originali ginalida-, da-, des” de esa “paraliteratura “para literatura””- que sentimos sentimos que produj produjeron eron,, según según la palabra reveladora, una obra “desigual”. Pero el gesto mismo de atraves atra vesar ar el saber sup supone, one, después después de haber realizad rea lizado o la l a transmisi transmisión^ ón^ la liberación libe ración de él: momento de verda ve rdad d en el que se decide la aptitud para fundar algo. Precisamente en el fundador del psicoanálisis encontramos esta capacidad para retomar retom ar y romper, que, más allá de la transmisión transm isión d© d© la que acusó recibo, recibo, lo convierte convie rte en un verdadero verdad ero Autodidasker. Ésta' es la palab p alabra ra que resuen re suena a en el e l soñador s oñador Freud, Freu d, en el centro cen tro de su au aut i-> tura de la Obra pasa por la prueba de la femineidad. Es como si el Autodidacta tuviese que que enfrentar enfre ntar la prueba del deseo deseo (de la mujer) para real re aliz izar ar ahí, del mismo modo que por él, su “destin “de stino” o”::37acceso a la sublimación sublimación y a la Cultura, pero también tam bién cumplimiento cumplimie nto de un cier ciert® t® “auto-erotismo” (el que resonaría en el “auto” de “autodidacta”). El autoanálisis de Freud, acontecimiento a contecimiento sin precedentes, erige un cierto “autodidactismo”3 “ autodidactismo”38 como como instrumento instrume nto de puesta al día de sí mismo. Como Como no no es es posible posible apoyarse transferen trans ferencialm cialm ente en el Otro (inexisten (inexi stente, te, ya que se volvió vol vió posible por la propia fundación fundación psicoapsicoanalítica y por la invención del psicoanálisis) Freud, en un gesto de audacia, tuvo que pag pagar ar con con su persona: “Int “I nten enté té esto primero prim ero con mi! mi! 36El término térmi no aparece apar ece en 1890, 1890, el sueño “Aut “Autodi odidac dacta” ta” se se sitúa sitú a en el otoño d© 1898. Véase el estudio de este sueño aportado en la Traumde.utu.ng por por Didier Anzieu, L ’Autoanalyse A utoanalyse de de Freu d, PUF, t. II, pp. 512-520. 37 El “pre-texto” pre-tex to” del del sueño está proporcionado propor cionado por la referenc r eferencia ia a JacobJulius David, escritor judío autodidacta. Por otra parte, se encuentra una evocació evocación n de la novela n ovela de Zola, La obra (1886): (1886): Lan L antie tierr vive el conflic conflicto to entre su vocación de pintor y su deseo de mujer (Christine)... hasta el suicidio. 38Hay 8H ay que señala señ alarr que J.-J. J.-J. David, Dav id, el novelista autodidacta autodida cta al que conocí conocía a Freud, en 1889 sostuvo una tesis sobre el “autodidactismo” de Pestalozzi, método método de aprendizaje aprendiza je del saber, en el momento momento en que que Freud Fre ud ponía pon ía a punto su propio método “autodidacta”.
propia persona, dice al final de su trayecto, luego con otras y, finalmente, en un audaz avance, avance , con el género gén ero humano en su conjun to” to” .39 Formulació Form ulación n sobriam sobr iamente ente audaz auda z de este gesto que, bien com prendido, eleva al “autodidacta” a su reflexividad. En efecto, no se trata de otra cosa que de una conquista (por el saber) de esta “alteridad “alteridad íntim a” (insue) que que sólo sólo puede real re aliza izarr quien se reapropia reap ropia de su parte de verdad inalienable... Esto nos remite a la dialéctica de la obra (del trabajo) y de la (del desempleo). desocupación (del
39 Lettre Lett re á Romain Rom ain Roll Rollan andL dL.. Un trouble de de mémoire su r l'Acropole, 1935, Introducción, G.W., XVI, p. 250.
DE L PERJUICIO PERJUI CIO DE L A DESOCUP ACIÓN AL IDEAL DEL TRABAJO TRABAJ O ¿ E n qué sentido sentido ust usted no es es nad a ? N o tengo engo trabaj trabajo.1 o.1
Este diálogo de un personaje de Walser que, de cierta manera, rechaza su identidad, consiste no tanto en presentarse como un “desempleado” sino en tomar acto de esta necesidad, al mismo tiempo singular y social, de presentarse como “una negatividad sin sin emp leo”, para p arafras ear las palabras de la carta a Kojev e de Georges Bataille.2 Si bien la exclusión exclusión es, es, en primer prim er término, términ o, económica, económica, plantea pla ntea la cuestión del des-empleo, de la puesta en exilio en relación con lo que que es ley -lo - lo que el sujeto sujeto siente como la form a ma teria l de su su existencia perjudicada, pero también como lo que hace síntoma viv ien te en el id ea l- es es decir, decir, el el trabajo, al mismo tiempo ley social social e ideal, idea l, inve stido por el sujeto sujeto para config urar en él su su existencia. Este acontecimiento -quedar fuera del circuito de trabajoconstituye la oportunidad para aprehender lo que significa el trabajo, núcleo de la actividad económica, como “función de lo real” en la economía inconsciente, en un anclaje pulsional.
1Robert Walser, Walser , Les enfants Tanner, 19 1907 07,, Galli Gal lima mard rd,, 19 1985 85,, pp. pp. 25-26. 25-26. 2Carta del 6 de diciembre de 1937, reproducida en Denis Hollier, Le Collége de sociologie, Gallimard, Idees, 1979, p. 171.
La existencia existencia sin sin trabajo No ima gino que una existencia existencia sin sin trabajo pued a ser ser agradable... N o encuentro encuentro nin gun a otra cosa cosa atractiva. atractiva.
¿Quién habla aquí? aquí? ¿Algún ¿Algú n asceta o un un puritano para el que el trabajo es un culto? Es el creador del psico Sin embargo, esta ps icoan anál ális isis is.3 .3 Sin declaración de amor al trabajo queda inmediatamente especificada: “Imaginac “Im aginación ión creadora y trabajo, para mí, van juntos” junt os” . El corazón de la “producti “prod uctivida vidad’ d’ está evocado en el mismo mismo lugar: trabajo trabaj o del Phan tasieren* Pero esto sitúa el trabajo teórico en los confines de la “creació n” -búsqueda de lo nuevo- y de una actividad marcada por la repeti ción. La creación también es trabajo. Es la idea sumaria y fuerte de estar “ocupado” en algo. Lo que Freud dice en palabras claras, como como un imperativo categórico de uso personal: “Uno tendría que estar siempre haciendo algo para que lo interrumpan; esto es mejor que desaparecer desaparec er en un estado de pereza” pereza ” .3 Fórmula Fórm ula luminosa que se se vincula con con la relación re lación del sujeto con con el trabajo, del homolaborans con con la vida, con el deseo y con la muerte. Para el trabajador sería insoportable desapare des aparecer cer sin haber hab er homologado algo de él mismo, a un “palmo” de la muerte, como si el “desocupado” estuviera librado a la muerte, pura y simplemente. Dejarse vivir sería ofrecerse a la muerte, como una presa insignificante: Freud parece sugerir que si a uno uno lo sorprende sorprend e la muerte mu erte trabajando, ya que no no puede haber hab er un un happy end, éste sería un final más o menos digno para un “mortal”. Que la “guadaña” (pues la muerte también está trabajando) nos sorprenda sorprenda en el trabajo y así evitaremos morir en estado de pecado pecado mortal... Pero, ¿por qué sería peor “desaparecer en estado de pereza”? Después de todo, ¿la muerte no viene a anular toda ilusión de perdurabilidad, lo que vuelve vano hasta el trabajo -si uno sabe que “únicamente la muerte mue rte es para nada”, nada” ,6y el “perezoso” “pe rezoso”,,justame justa mente, nte, no 3Carta a Pfister, del 6 de marzo de 1910. 4Véase nuestra contribución “L’imaginaire métapsychologique. Théorie et fantasme chez Freud”, en L ’imagina ire de la la théorie, théorie, Text Texte e No. No. 18/19 /19, Toronto/ Canadá, pp. 217-232 y nuestra Introduction á la métapsychologie freudienne, PUF, “Quadrige”, 1993. 3Carta 3Car ta a Etingon, Eting on, del d el 20 20 de marzo de 1932 1932 (sobre (so bre la redacción redacci ón de \asNouvelles conférences). 6 Le clivage du moi dans le processus de défense.
anticipa lúcidamente la vanidad del trabajo para un ser finito y mortal-? ¿No hay que considerar el trabajo desde el ángulo de la ilusión? En principio, principio, Freud Freu d no argumenta argum enta de manera edificante: no existe en él elogio del trabajo, pero tampoco, y es lo mínimo que podemos decir, “elogio de la pereza” pere za” . En primer prim er término, término , se trata tra ta de un “rasgo idiosincrásico” personal: se lo “construye”; “construye” ; es una especie de disposi ción “orgánica”: la vida sin trabajo es para él, de fado, algo no agradable agrada ble y lo que lo sostiene es estar es tar bajo el yugo yu go de la producci producción. ón. La expresión “sentir el trabajo” recuerda ese “destino” del que que está consagrado al traba trabajo jo como como si se se trata tra tara ra de una ley v ita l y del deseo. deseo. Esto no convencerá al perezoso,7 porque no está hecho hecho para eso. eso. Inclusive es un tanto provocador al producir una comprobación de este tipo, hasta sin “profesión de fe” trabajadora. De manera que esta manía por el trabajo no significa sign ifica exaltarlo. exalta rlo. En unas vacaciones imposibles, puede realizar reali zar,, según sus sus palabras, palabras, “un “ un deseo durante mucho tiempo tiemp o insatisfecho: insatisfecho: dedicarse sin obstácul obstáculos os al trabajo”, pero agrega con una amargura de autoburla: “So sehen parece n ser nuestros deseos!).8 deseo s!).8En otras erfüllte erfü llte Wünsc Wünsche he aus” (¡éstos parecen palabras: “Tenemos “Tene mos los deseos deseos que podemos podemos tener” tene r”.. Es una idea idea rara ra ra convertir conv ertir al trabajo en objeto de la Wunscherfüllung. La L a pasión por el trabajo traba jo no termina, en el centro mismo del goce, sin una autodepl autodeplooración -de l “trabajador”“trabajad or”- por ese ese masoquismo masoquismo que ubica ubica sus sus “deseos” “deseos” ( Wünsche ) en el lugar en el que, habitualmente (habría que decir “normal “no rmalmen mente”) te”) no ocupan ocupan.. Pues, en el fondo, fondo, ¿quién se ufana de amar el trabajo? Ni N i siquiera, quizás, quizás, el que lo elogia basándo basándose se y apoyán dose en la retórica de la moralidad y, luego, de la norma -de la sociabilidad o del desarrollo desarr ollo del self. El mismo m ismo Freud Freu d nunca nunca dice que que él “ama” “a ma” el trabajo, dice que no puede puede v iv ir sin él (esto recordaría rec ordaría más las formas de adicción pasional en las que el otro, se trate o no de cuestiones cuestiones de “amor” “ amor”,, comprueba que no no puede sostener su existencia existen cia sin el otro9-am otro9-am or y trabajo pueden ser “verdugos implacables”-) implacables”-).. En el examen clínico, Freud reafirma esta evidencia de que el trabajo tra bajo toma to ma al deseo a contrapelo, que los hombres no están acostum brados brados a buscar buscar en en este terreno ter reno escarpado del “laburo” “ laburo” el “camino que lleva lle va a la felicida felici dad” d”.. En suma, suma, los hombres hombres son más más bien ingratos con con respecto a este au xiliar xilia r de su libido... 7Véase, Paul Lafargue, Le droit á la paresse. 8Carta a Karl Abraham del 25 de agosto de 1914. 9P.-L. P.-L . Assoun, Assoun , Le Couple inconscieni. Amour freudien etpassionpostcourtoi se, Anthropos/Economica, 1992
Es aun más preciso. Esta productividad incansable, en tanto perdura de una manera un poco poco “cieg “c iega” a”,, no podría ser una “facilid ad ad”” : Freud, como un verdadero autor, habla de las angustias de los obstáculos, del miedo de que “no lleguen las ideas” -lo que puede provocar provoc ar sonrisas cuando uno lee sus textos, pero que habla de la fobia de la escritura que trabaja traba ja en secreto en aquel aquel al que denominamos “polígrafo”-. “polígr afo”-. A diferencia del “ grafómano”, grafóman o”, cuya cuya pluma pluma es incansable incansable pero estéril, el que “escribe mucho” para sentirse a la altura del significante signific ante de una obra, obra, lucha lucha contra el temor a la “mala “ma la palabra” pala bra” o a la interrupción que no le perm p ermita ita decir d ecir bien lo lo que quiere decir. Bajo la amenaza de no poder estar a la altura de la escritura, el sujeto escribe con mayor intensidad. Vayamos Vayam os más lejos: lejos: en el trabajo hay -independien -indepe ndienteme temente nte de su su estatus de necesidad (“hay que traba tra bajar jar”” ) - algo inconfesable, cuando cuando se lo reivindica como un “placer”, como objeto de codicia. ¿Quién puede atreverse atreve rse a decir: decir: “a mí me gusta trabajar trab ajar”, ”, sin mostrar, en el fondo, fondo, una preferencia prefere ncia obscena obscena? ? El trabajo, fatu colectivo, se vuelv vu elvee fa tum m colectivo, una extraña figura cuando cuando toma la forma de un deseo deseo o de un un síntoma, y atra a trapa pa a un sujeto que trabaja, traba ja, de este modo, modo, “por cuenta c uenta prop p ropia” ia” . Pues, “además de estar obligado” oblig ado” , podríamos decir que trabajar traba jar le da placer... Justamente, “placer” no es la palabra: nos acercamos a la cuestión cuestión del placer place r del trabajo o, mejor aún, aún, del placer plac er en el trabajo. trabajo. Freud es de los los que se atreven atre ven a confesar esa tendencia tendenc ia culpable -que -q ue v a más allá de de la confidencia confidencia personal-. Especie Especie de coraje coraje que que le permite, justamente, e l Sapere aude (atrév (a trévete ete a saber) saber) inconscien inconscien te. Pues el psicoanálisis puede apoderarse apodera rse del problema: ¿cuál es la “ganancia inconsciente” del trabajo? ¿en qué consiste el placer-deltrabajo (Arbeitslust )? )? Hay que atreverse a saber lo que le pedimos al trabajo, de manera de “trabajar” ese trabajo para desentrañar el secreto de la turbia ligazón que el hombre mantiene con él.
Campo semánti semántico co del “trab “trab ajo ” en en Freud En primer término, establezcamos la noción. Arbeit designa en alemán corriente una “actividad” “activida d” ( Tatikgkeit ) u “ocupación” (Betati (acto) cuyo alcance metapsigung), en las que oímos la palabra T at (acto) cológico cológico en Freud ya demostramo demo stramos;1 s;10 la palabra pa labra también tamb ién denota d enota el 10 Véase nue straIn trodu ction á la la métapsycholo métapsychologi giee freudienne , P U F , “QuadriQuadri ge”, ge ”, 1993, 1993, pp. 179 y ss.
resultado resultado de esta actividad. Luego, es la actividad ac tividad profesional (beru “t rabajar ajar”” , en el sentido sentido social, es ejercer un un trabajo flich fl ichee Ta T a tigke tig keit) it):: “trab profesional (es lo que comprendemos cuando nos preguntan, Schib “ ¿quéé hace usted en la vida?” vida ?”,, prueba del poder del homo boleth social, “¿qu en el imaginario social, como si el hacer “definitorio” fuera laborans en la actividad ac tividad profesional, lo que expone expone al desocupado desocupado al no ser). Con esta forma también tamb ién se designa des igna una prueba prueba escrita, y un gran esfuerzo. Sabemos Sabemos que, que, en francés, francés, “trabajo” “traba jo” evoca, evoca, etimológicame etimol ógicamente, nte, el tripa con el que se ye yerran rran las herraduras del caballo y, también, tambi én, que lium, con el “trabajo” de parto evoca evoca un esfuerzo esfuerzo violento. Finalmente, Finalm ente, en físi ca, el término tiene sentido propio, mecánico, de gasto regulado de energía -lo - lo que también se encuentra encuentra en el el uso interno de la metáfora metapsicológica intens int ensiva iva que Freud hace en otro otro ladolad o-:1 :11 en este sentido se dice que una máquina máqu ina “trabaj a” (connotación (connotación termodin term odiná á mica). De hecho, hay algo “maquinal” en el trabajo, aun en el más “inteligente”. Vemos que Freud se refiere literalmente a esta noción de una “actividad” que ocupa. El que trabaja hace y, y, al hacer, se ocupa de algo. Por lo tanto es una Leistung, una “prestación” “prestación ” que tiene como como efecto (inconsciente) (inconsc iente) y como como finalidad finalida d (social) (so cial) vincularse vinc ularse con un objeto y con los otros -inclusive -inclusive con los los otros po el objeto-. p o r el La problemática del trabajo -como función función “actante”y se actante” y “socia l” l” se despliega desplie ga alrededor alreded or de la noción noción de trabajo (Arbeit ) directamente directamente vin culada con con la de “comunidad” de trabajo (Arbeitsgemeinschaft ). ). Ade Ad e más de un trabajo inconsciente, en las formaciones inconscientes (desde el sueño sueño hasta el síntom s íntoma) a) hay un “trabajo “traba jo de cultura” (Kultur arbeit ) . 12
Sobre el traba jo como como modo de empleo libidina l Transp Tra nsporté ortémo monos nos a Malestar Male star en la la cultu c ultu ra : ahí encontramos, en una larga nota del capítulo II, asombrosos acentos para enunciar no los beneficios benefic ios del trabajo tr abajo,, sino su precioso uso uso en la economía de la libido, en su relación estrecha estrech a con la realidad. A l evocar evoc ar a Cándido, Cándido, en su vínculo vínculo voltariano volta riano que ya describimos describimos 11 Véase nuestra nuestr a Introduction á l’épistemologie freudienne, Payot, 1981, reedición, 1990. 12Véase 2Vé ase nuestro nuestr o Freud et les sciences sociales. Psychanalyse et théorie de la culture, Armand Colin, Cursus, 1993, p. 124.
en otro traba tra bajo jo,1 ,13Freud Freu d hace un un “diagnóst “diag nóstico” ico” cuyas palabras palabra s hay que apreciar correctamente: correctame nte: “Si “ Si ninguna disposición particula part icularr prescri prescribe; be; imperativamente una dirección a sus intereses de vida, en su lugar puede intervenir el trabajo profesional (Berusfarbeit ), ), accesible a cualquiera, que le indica el sabio sabio consejo consejo de de Voltaire: Volta ire: “de cultivar cultiva r su jard ja rdín ín”” (sein Garten bearbeiten).u Por consiguiente, consiguiente, el trabajo s ería “sedante” (Linderungsmittel ) de esa mercancía en bruto. bruto. Freud no habla aquí del trabajo creador, creador, sino de las tareas cotidianas. ¿Por qué cumplen esta función? Porque “ninguna otra técnica de conducta de vida (Lebensführung), más que que la acentuaci acentuación ón del trabajo, trabajo, relaciona tan fuertemente fuertem ente al indivi indi vi duo con con la realid rea lidad ad”” . ¿De qué realida rea lidad d se trata? trata ? No simpleme simpl emente nte de la realidad material, sino sino de ese ese “pedazo de realidad real idad”” que que es la “comu “ comu nidad nidad humana” hum ana” ( menschliche menschliche Gemeinschaft). Gem einschaft). En suma, el trabajo es el medio más importante impo rtante -porque -por que es el más más accesible— accesible—de de socializa ción de la libido lib ido.. En tanto ta nto que el ocio —el estado esta do de “no “ no ocupación”—no ocupación”—no sería “la madre de todos los vicios”, sino el terreno de la depresión, como desligazón libidinal. Éste es el efecto des-socializante del des empleo, empleo, por desinvestidura libidin al de lamenschliche Gemeinschaft. Gemeinschaft. ¿Esto es lo lo mismo que esos esos elogios del trabajo en los que Nietzsch Nietzs chee diagnosticaba un odio sordo por la individualidad? ¿El creador del psicoanálisis mezclaría su voz con los “alabadores del trabajo” (Lo que evoca un aforismo de Aurore, los que que magni magn i bredn bredner erss der A rbei rb eit) t) que fican ( Verherrlichung ) el Trabajo Tra bajo mostrando un “temor por todo lo que que es individual” individ ual”?1 ?13En efecto, efecto, Freud Fre ud le contesta a Nietzsche Nietz sche y comprueba comprueba que, que, cuando cuando no hay ha y nada mejor, “eso”, “eso” , lo que en argot significa signi fica “mat “m atar ar se”, es el más común y el más precioso de los “reguladores” libidinales. El sujeto enfrentado a la frustración frustració n y al dolo no dispone de los trein tre inta ta y seis remedios: reme dios: “ supresión tóxica tóx ica”, ”, “ diversió dive rsión n por influen infl uencia cia psíq p síqui ui ca”.16 El trabajo trab ajo sería el tóxico anodino anodino y “democrático” “dem ocrático”,, fácilmente fácilm ente accesible, accesible, como como la diversión dive rsión pulsional pulsi onal más poco poco razonable. Pequeño P equeño guiño de ojos de la “viveza de la razón” libidinal: de esta manera serviría a la comunidad asegurando la sinergia de las libidos. Es claro que Freud Fre ud no une su su voz vo z a los discursos discursos normativ norm ativos os sobre 13P.-L. 3P.- L. Assoun, Asso un, “Fre “Freud, ud, lecteur de Voltai Vol taire: re: Candide Cand ide inconscient”, en Furor, No. 26, Ginebra, 1994, pp. 119-133. 14Malaise dans la ciuilisation, G.W., XIV, p. 432. 15Aurore. 16Inhibition, symptóme et angoisse, G.W., XIV, Véase, al respecto, nuestras Legons psychanaly psychan aly tiques sur corps et symptóme, t. 2., Anthropos/Economica, 1995.
el trabajo. trabajo. Pero P ero este tipo de enunciados enunciados p a r e c e u n a c o m p r o b a c i ó n d»' 1a utilidad util idad “dietét “die tética ica”” de la libido que, además, t i e n o h u puno du vord vord lid empírica. empírica. No hay h ay trabajo sin repetición de la misma t a r e n , on uit ciclo temporal temporal definido, que que perm ite crear una ligazón -con los "colo^irn" "colo^irn" (los (los Mitarbeiters, Mitarbeiters , los que “trabajan con”)-. L a obligación d e trabajar: la A n a n k é laboriosa Si es es necesario recordar esta utilidad utilida d libidina libid inall del trabajo, es porque es demasiado poc poco o evident evid entee para los interesados, que no no ven nunca nunca sus virtudes hedónicas. Freud pone cuidado en recordar que las masas sienten un limitado placer en el trabajo (Arbeitslut ): ): “Las multitudes son perezosas y carecen de discernimiento, no aman el renunciamiento pulsional” pulsion al”.1 .17 H ay una “obligación al trabajo” traba jo” (A r ■ -evocación, literalmente, de los “trabajos forzados”-, de beitzwang) -evocación, manera que el trabajo social lleva esa marca compulsiva, aunque se se hable del “desarrollo a través del trabajo”. En suma, a pesar de la utilidad libidinal de la que puede dar cuenta el psicoanálisis, “el trabajo es poco poco apreciado por los hombres como como medio de felicid feli cidad ad”” (iais Weg zum Glück, literalmente: literalmen te: “camino hacia hacia la felicidad”) felicida d”).1 .18 En efecto, si no sería ser ía masoquismo: recorde re cordemos mos que, que, en el siglo sigl o xvi, el trabajo designaba design aba “la máquina má quina para herrar her rar a los los caballos”, del bajo latín tripalium, que designa des igna un instrumento instrumen to de tortura tort ura.1 .18 En su origen, trabajar es atormentar y sufrir y recién en el siglo xvi se convertirá, convertirá, simultáneamente, en “labrar” “labra r” y “obrar” . Extraño tóxico el del trabajo, especie de tormento autoinfligido. Esta no es más más que una nueva prueba de que la ganancia ganan cia libidinal libid inal y la “felic “fel icida idad” d” forman form an una pareja pare ja y, sobre todo, todo, que placer pla cer y goce obedecen a dos lógicas divergentes. Como mucho es posible, para el c onvert ertir ir la necesidad en virtud vir tud,, es decir en Ananké'2 Ananké '20 vulgum vulgu m pecus, pecus, conv “moral” “mo ral” : es así com como o los los discursos discursos sobre sobre el trabajo van d éla él a repugnan repugn an cia (casi fóbica) al elogio (enfático). Pero esta e sta obligación es la que constituye una ligazón, un antídoto 17L ’aven ir d’une d’une iIlusión , secc. I, G.W, .XIV, p. 328. 18Malaise dans la civilisation, G.W,, XIV, p. 438. 19 Albert Dauzal Da uzal et al., Nouueau Dictionnaire étymologique et historique. Larousse. 20 Sobre esta noció noción n de Ananké, Ananké , véase nuestr n uestra a obra obr a L'entendement freudien. Logos et Ananké, Gallimard, 1984.
contra el aislam ais lamiento iento:2 :21Freud Freu d no tenía ten ía en mucha mucha estima las virtudeá virtu deá del retiro de la comunidad comunidad (erem itismo). La cuarta sección sección deMalesi p lantea a desde el el comienzo esta función función de ligazón J tar en en la cu ltura plante través del d el trabajo: descubrimiento descubrimiento de la Urmensch, el homb ho mbre re de log logj orígenes, “ de mejorar me jorar su suerte en la tie rra a través trav és del trabajo” trab ajo” :22“E “Ejf jf otro adquiere para él el valo r de un un colaborador (Mitarbeiter=colega..¡¡j “de origen orig en”” , de alguna manera ma nera)) con con el que le resultaba útil viv v iv ir ” . Máá áá'' aun: aun: “Los miembros m iembros de las fam ilias fueron, verosímilmente, verosímilmen te, su primea primea ra ayuda”. El que designa designa a la fam ilia -lu g ar de todos todos los comple complejo® jo® y cuna del E d ipo ip o - como unidad de producción producción y lugar lug ar origi or igina nario rio de la división divisió n del trabajo tr abajo es el creador del psicoanálisis y no un economista. economista. En suma, suma, la “obligación al trabajo” ( Zwang zur Arb eit) y y “el poder del amor” am or” forman, conjuntamente, conjuntamente, “el vivir-en-conjunto vivir-en-conjunto (Zusa Zu sam m m en■ en ■* de los hombres” .23 Esto no no impide que “la “la fam fa m ilia ili a logre u nir leben) de mayor mayo r cantidad cantid ad de gente y de manera mane ra más inten siva de lo que lo hac hace! e! el interés de la comunidad comunidad de trabajo” .24Eros y Ananké Anank é se dividen la la tarea de unir a los los hombres, hombres, pero el trabajo, por más más intenso que sea, no alcanza la capacidad de ligazón de Eros. (Esto sucede, sin duda, porque porque el imagina im aginario rio socio-instituci socio-institucional onal envidia secretamente el po der de ligazón-de-sentimientos ligazón-de-sentimientos de la familia fami lia y copia copia los los “ideales” , pero no “le llega lle ga a los los talones”.) “El motivo de la sociedad humana es, en última instancia, econó mico”: mico” : “dado que no tiene tien e los suficientes medios de subsistencia para mantener a sus miembros en su trabajo, debe limitar la cantidad de miembros y cambiar su energía de la actividad sexual hacia el trabaj tra bajo” o”,, —camino para pa ra la sublimació subli mación n más ma m a teri te ria a l-.2 l- .23
L a inhibición inhibición en el trabajo trabajo o los sinsab ore s del acto acto Pero entonces surge lo que tenemos que llamar “inhibición en el trabajo” traba jo” . Freud Fre ud la sitúa, sitúa, en un un buen buen lugar, luga r, en la lista de las inhi inhibicio bicio nes (Hemmungen) que abre su gran ensayo sobre Inhibiciones, síntomas y angustia. 21Sobre 1Sob re esta est a noción deV ereinsam ungiM alaise dans dans la civilisation , G. G. W., XIV, XIV , p. 335), 335), véase nuestro artículo “Métapsycholog “Métapsychologie ie de la solitude: solitude: clinique de l’étrel’étreseul”, en Topique, 64,1998, pp. 75-85. 22Malaise dans la civilisation, G. W., XIV, p. 458. 23Ibid. p. 460. 24Ibid. p. 462. 25Legons d’introduction á la psychanalyse, lección XX, G. W., XI, XI, p. 32 322. 2.
Lain La inhi hibi bició ción n se carac car acter teriza iza comu comu una "llmltnulrin "llmltnulrin funcional dal yo” yo ” , Freud cita la “inhibición en el trabajo" (Arlwlt»h#mmnntt ) •!> ttñ sondeo sondeo revelado reve lador, r, después de otras tre tren n “ funcio fun cione» ne»"" qutt qutt puudon M r impedidas: sexual, nutri nu tritiv tiva a y locomotriz. locomot riz. En tod todoH unta* nta* U ejecución ejecución del acto o prestación (Lesitung ) -copular, -copu lar, comer comer,, ONmlnif, trabajar- está impedida y/o “trastornada”. Como sucedo a moñudo cuando Freud hace un inventario (¿y qué puede hacerso con Un inhibiciones inhibiciones si no es, es, primero, in ventaria ven tariarlas rlas?), ?), sugiere una lógica lógica de afinidad secreta en la serie: tiene que haber rasgos homólogos entre entr e estas categorías categ orías de actos. actos. Y podríamos apostar apo star que, justament justa mente, e, cuando cuando un un acto o una acción que no no sean sexua se xuales les no funcionan bien, no es sólo sólo porque sus sus funciones propias e stén “daña “ dañadas” das” , sino porque son son “ parasitar para sitarias ias”” del acto acto principal, sexual. En otros términos: “La función del yo de un órgano está dañada cuando su erogenidad, su importancia (o significación=Bedeutung) sexual aume au ment nta” a” .26 El momento de verdad del acto es, justamente, cuando se vuelve inejecutable o cuando entra en contradicción con lo que, ¡“normal mente”! no tenía problemas: su ejecución o “actuación”. En este sentido, sentido, Freud hace surgir surg ir la teoría del trastorno trasto rno funcional, funcional, que que es la inhibición de su modelo, incluso de su “ideología” funcionalista. Si el sujeto se vuelve menos “ejecutivo” o si fracasa totalmente en la realización del acto, acto, esto revela, reve la, más allá de alguna carencia funcio nal, el trabajo trabaj o de un un conflicto y el retorno retorn o en lo real de un callejón callejó n sin salida. Prueba de que el acto es irrealiz irre alizab able le desde el momento en que señala un conflict conflicto. o. La metapsicología metap sicología compite com pite con una una psicología de la acción y del de l trabajo. Pero Per o lo que se muestra es ese prodigioso secreto de la inhibición: el acto “fallid o” confronta al “ actante” con con el goce goce de un acto logrado. ¿Qué sucede en la inhibición en el trabajo? Se asiste a un “placer disminuido” disminuido ” ( vermindert o a una ejecución peor peo r o a fenómenos vermindertee Lus L ust) t) o de reacción como la fatiga (vértigo, vómitos) cuando se impone la continuación del d el trabajo. trab ajo.2 27Lo 7L o primero prim ero que se produce es es una “anhedonia”: al producirse una falta de placer en la tarea, la ejecución (Ausführung) de de la acción se resiente. El sujeto y el acto acto llegan a tal divorcio que si se intenta inten ta obtener la ejecución ejecución del acto acto por obligación vuelv e imposible y el síntoma s íntoma alcanza al cuerp cuerpo: o: ierzwingen), esto se vuelve se reconocen reconocen síntomas histéricos, histéricos, vértig vé rtigo o y vómitos, v ómitos, como como si el sujeto 26Inhibition, symptóme, angoisse, G.W., XIV, p. 116. 27Op. cit. p. 115.
se sintiera violado por el acto que hasta ese momento ejecutaba sin problemas. Freud menciona una una patología histérica histé rica comproba comprobada: da: “L a histeria his teria impide la disposición para el trabajo a través de la paralización de órganos y de funciones cuya existencia es incompatible con la reali zación del trabajo” . Clave Clav e inconsciente del ausentismo o de la falta de pragmatismo. pragma tismo. ¿Qué “física” “física ” histéric his térica a se oculta, oculta, en en el fondo, fondo, detrás de la persona a la que se etiqueta etique ta como como “haragana” “haraga na” , que “no mueve un dedo para nada”? La función motora está comprometida y vuelve físicamente físicam ente imposible el trabajo (de ahí el dolor sordo de de la haragan hara gane e ría). Es interesante recordar que Freud encontró en Charcot la idea de una una histeria histe ria específica de las “clases trabajadora traba jadoras” s” .2* L a inhibición en el trabajo obsesivo obsesivo tiene otro otro estilo: “La “L a neurosis neurosis obsesiva perturba el trabajo a través trav és de una diversificación divers ificación perpetu p erpetua a y por la pérdida pérd ida de tiempo tie mpo con atrasos atras os y repeticio repeti ciones nes interc int ercala alada das” s”.. Esto se parece a una una “hue “huelga lga de celo” en el trabajador obsesivo que es muy cuidado cuidadoso, so, como como el Hombre Homb re de las ratas, que tenía ten ía como testigo el espíritu del padre difunto al que velab vel aba a en horas inesperada inesperadass para llevar llev ar a cabo su su trabajo estudioso... ¿Qué puede decir el psicoanálisis de la inhibición sin caer en el círculo círculo vicioso de la explicación exp licación comportamental, comportamenta l, estéril, pero aún en en uso? Freud nos nos proporciona un un principio iluminador: ilum inador: si bien es verda ver dad d que toda inhibición alcanza al yo -que ya no puede hacer, lo que sucede es que el yo (Ich) renuncia a una de las funciones que le pertenecen - “limitación del yo” (Icheinschrankung )-. )-. P ero para qué, qué, si no es es “para no tene tenerr que producir una nueva represión, p ara evit e vitar ar un conflicto confl icto con el ello” e llo” (Es). Éste És te es el primer grado de la inhibición, inhibición, libidinal, pero hay un segundo grado, más fuerte: “El yo renuncia a estas acciones (Leistungen ) para no entrar en conflicto con el supery pe ryó” ó” .29 Por consiguiente, la inhibición no proviene de algún inexplicable doblegamiento pasivo de la actuación -aunque los interesados lo vivan viva n de esta maneraman era-,, sino de una una decisión (inconsciente) (inconscien te) de produ cir... un acto de renunciamiento, que se opone a la acción que se considera peligrosa. Por lo tanto, la inhibición tiene su “sabiduría” (económica): aligerarse de nuevos gastos de represión y de angustia (superyoica). El precio que hay que pagar es el renunciamiento a la 28Véa 8Véase se,, Á propos de l'étiologie de V hystérie (1896), (1896), G. W., I, p. 447. 29Inhibition, symptóme et angoisse, G.W., XIV, p. 117.
tarea que se espera (de uno mismo y de los otros), cuyos gastos el sujeto no dejará de amortizar, am ortizar, con gran usura. usura. Y sabemos sabemos cómo cómo el sujeto, sujeto, a fuerza fuerz a de v ivir iv ir de esta manera, manera, miserablemen miser ablemente, te, ve que su campo de acción disminuye y su “capacidad para actuar y para disfrutar” se arruga como piel de lija. Cada vez puede menos, menos, cada nueva moción de acto invalidado vuelve más dificultosa la nueva ejecución: ejecución: es el calvario c alvario de la impotencia sexual, de la anorexia ano rexia y del síntoma neurológico que que impide caminar camin ar -qu -q u e aplican una una política de austeridad austerida d de las más costosas-. costosas-. Las psicologías p sicologías de estas perturbacio perturb acio nes se se vuelven vuelve n ridiculas cuando cuando quieren inte ntar una descripción descripción de lo vivido viv ido cuan cuando do,, en realidad, realida d, lo que que hay que hacer es una patología pato logía del acto.
De la ap atía a la pasión p or el trabajo: trabajo: el goce laborioso Partimos de un testimonio (que no es, justamente, de un recién llegado) llega do) que sentía sen tía fanatismo fanatism o por el trabajo y encontramos su su opuesto opuesto exacto en ese impedimento que anula todo. Entre los “verdugos del trabajo” traba jo” y los los “ establecidos” incurables, incurables, decididamente, decididamente , no hay ha y di ferencia de temperamento, sino dos posiciones antinómicas que se aclaran mucho mejor recíprocamente. Pues, justamente, el que, como Freud, se dedica al trabajo y a la producción continua -con las angustias que esto implica- no tiene demasiado para decir d ecir sobre sobre esta apetencia: el acto habla por sí mismo y no podría dar cuenta de esta libido laborandi -salvo por las produccion producciones, es, que constituyen su demostración (“ ( “ ¡Un libro más!” ). En el inhibido en el trabajo -o - o en el momento, momento, con frecuencia dramático, de la dificultad dificulta d de la tarea en el que que es un “grande “gran de en el trabajo”- se traiciona traicion a algo del secreto de lo que se jueg ju ega a ahí, in actu. Pues el momento de verdad verd ad del acto laborioso es precisamente ese momento mome nto en el que no funciona más, es decir, en el que el sujeto se da cuenta de que ese ese acto lo gratific gra tifica a con una satisfacción satisfacción libidinal libid inal que lo pone “en rojo” en el libro de cuentas de la represión. Por lo tanto, hay que rendirse ante la evidencia paradójica: un exceso de goce “signa” “signa ” la inhibición. Y ese mismo goce es el el que está enju en jueg ego o en el trabajo, con la diferencia, capital, c apital, de que el sujeto sabe sabe qué hacer con con ese goce y lo pone en marcha en lugar luga r de temer... tem er... su éxito. L a inhibición es el horror del acto, lo que muestra mu estra que ex istiría ist iría
de qué tener miedo en el actuar. El sujeto que da marcha atrás ante el acto, mu estra,p or el contra rio, que hay hay un go ce de l trabajo en el trabajo. Volvamos a los ejemplos de Freud: detrás de la inhibición, apare cen cen el trabajo del síntoma y de la angustia. No N o nos dejemos dejemos convencer por el hecho de de que la inhibición se traduce en un “placer disminuido” disminu ido”:: en la cuesta del goce, “sube” “sube” , más que “baja” “b aja” . Y la anhedonia es el efect efecto o -re ac tiv o- de una una retirada del actosobreínvestido sobreínvesti do en el aspecto del goce inconsciente. De esta e sta manera, tanto la histérica cuyo trabajo trabajo consist consistee en vomitar vomita r (o vomita por la fuerza que pone en trabajar), como el obsesivo que, en las márgenes de su despiadada tarea toma caminos en sentido opuest opuesto o -manera -man erass de hacerse hacerse la rabona rabona a través de los “agregados” actos-de-más -más)) y “atras “ atrasos os inútiles”inú tiles”- dan cuenta cuenta de ese ese (Zutaten, actos-de retorno del goce reprimido reprim ido en los los bordes bordes del acto, justam ente en form a de síntomas. Al menos a través de ese sobresalto o esa manera de “perder el tiempo”, se le “quita” algo al trabajo, indemnización del propio renunciamiento renuncia miento -alg -a lg o absurdo absurdo pero gratuito grat uito que el obsesivo obsesivo se ofrece en esos esos rituales rituale s propios, en tanto tant o que, en el resto de su existencia existenc ia en general, gener al, se pone pone al servicio del de l otro. otr o.... Son, Son, en suma, suma, placeres robados en base al servilismo, que tienen el aspecto de una “obligación”. E l goce imposible de asumir en el acto verdade verd adero ro pasa, por consi consi guiente, por un juego en un trabajo incompleto o “mecánicamente” ejecutado, y por un juego en esos síntomas que, como sabemos, dan cuenta de “una realización de deseo” ( Wunscherfüllung ). ). El sujeto que “ se hace la rabona” ante su tarea -p - p o r ejemplo, frente frent e a la página en blanco- cree, apropiadamente sin dudas, que le pasa eso porque no está inspirado y porque le falta el placer de la tarea. Podríamos Podría mos apostar que lo lo que lo detiene es el miedo a demasiado goce, que real re aliza izaría ría si cediera a su su act acto. o. La famosa “angustia “ angustia de la hoja en blanco” disimula muy mu y bien otra cosa: cosa: la angustia angu stia del encuentro con con la letra letr a que, al llena r la página, saturar sa turaría ía ese espaci espacio. o. Horror, Horro r, en suma, suma, de la “página oscurecida”. Esto es lo que hace que mucha gente renuncie a escribir, dé marcha atrás ante la voz de un un superyó que que les dice: dice: “esto te gustaría gust aría demasiado”. Esto E sto nos incita a buscar buscar el goce del trabajo en el superyó que ordenaría gozar por el acto.
El trabajo como síntoma No es casual que los ejemplos proporcionados por Freud den cuontn de la actitud actitud frente al trabajo como como se se muestra durante el “tratam “tra tamien ien to” to ” analítico. analítico. Esto plante p lantea a la cuestión cuestión del lugar lug ar de la relación con el trabajo en el habla del paciente pac iente y de lo lo que que traduce de su relación relació n -co -c o mo sujeto sujeto que vive vi ve y dese de seaa- en sus sus acto actos. s. Pues, en el fondo, las quejas más “cotidianas” se producen con referencia a las las situaciones situaciones del marco marco profesional profesional (d e lBerufsarbeit). Primero, son las “preocupaciones” del momento en relación con el trabajo las que aparecen en el “orden del día”, a tal punto que la preocupación por lo sexual, si bien no queda abolida, pasa p asa a segundo plano. plano. Pues si lo sexual es el lugar lug ar de lo lo “grav “gr ave” e” , el trabajo trab ajo es el lugar de lo lo “serio”. “serio” . Por Po r supuest supuesto o que la huida de la tarea señala la primacía del trabajo en el obsesivo, obsesivo, ese trabajad trab ajador or opinable -qu e descifra de scifra toda relación de acuerdo a cuán laboriosa sea (hasta el trabajo de hacer gozar a su pareja)-. Pero lo que aparece aquí es el movimiento de la balanza entre mociones de rivalidad -en las que la libido homosexual se socializa- y las investiduras de objeto en las que pone en acto la relación con las mujeres. Con el efecto revela rev elado dorr de que la actividad activid ad laboral se ve “erotizada” a ultranza y que, en cambio, la relación sexual se vuelve obligatoria, casi un trabajo duro -lo que signa la dificultad mayor para p ara un verdadero verdadero encuentro-. encuentro-. Es como el rumor de esa vieja tensión que Freud encontraba con simplicidad, entre esas dos potenci potencias as que son “am “amor” or” y “trabajo” “traba jo”.. Pero esto mismo aclara la actitud del paciente en el análisis: también ahí hace lo que se llama “un trabajo” -y hace trabajar al analis ana listata-.. ¿Cuál es su estatus? Con seguridad, es complicado, complicado, ya que si bien, por un lado, pertenece a la lógica económica (del tiempo de trabajo retribuido), retribuid o), por otro lado escapa totalmente totalm ente de ella, ya que allí el sujeto sujeto tiene tiempo lib re -en -e n el sentido sentido más más radica rad ica l- para pensar y habla ha blarr de... él: sin ese principio princi pio de “ gra gratui tuida dad” d” no podría podrí a haber hab er “libres asociaciones”.
El trabajo, Jano bifronte Freud habla, entonces, de esta canalización “sana”, o más bien “juiciosa juic iosa”” : el trabajo del escolar y del trabajador, que “trabaja duro”. duro” . Pero éstas no agotan las figuras del trabajo. Por una parte tenemos
al denominado “verdugo de trabajo”, que “cultiva su jardín”, pero también lo explota y realiza una operación libidinal al menos más compleja complej a y que, si observamos con atención, evoca una operación afín a fín a la perversión. Por otra parte, ¿cómo situar la satisfacción en el trabajo respecto de esa otra cara, la del goce que reintroduce los “intereses de la vida” ( Lebensinteressen ) en el centro mismo del trabajo? No nos interesa proporcionar una jerarquía, del tipo trabajo “común” versus trabajo trabajo “noble”. Pues el trabajo, en realidad, podría ser un Jano bifronte. De la cara “cándida” “cán dida” a la la cara feroz del trabajo no hay más que un salto. salto. Podemos Podem os represen rep resentarlo tarlo con con alguna precisión metapsicológica. ¿Qué tiene que ver el trabajo, en su “galera”, con el goce, ese movimiento gratuito de “gasto” que no piensa en otra cosa que en cubrir sus sus gastos? Podemos designar su lugar en una economía economía singular de la rep eti ción ción y una dinámica diná mica superyoica de un tipo tipo particular.
El plac er de repetición: repetición: trab ajo y sexualida d Bajo la égida de una hipótesis relativa al origen del lenguaje -ori ginariamente ginariam ente del lingüista Hans Spe rberrber - Freud señala el trabajo de de la repetición que lleva del sexo a la labor. “Los “Lo s sonidos (Sprachlaute ) originarios sirvieron sirvie ron como como información información y para pa ra llam lla m ar a la pareja pa reja sexual: sex ual: el desarr d esarrollo ollo poste p osterior rior de las raíces raíce s lingüísticas habría acompañado las ejecucione ejecucioness de trabajo (Arbeitsve del hombre prim pr imitiv itivo” o” .30Aquí, el ritmoins ritm oinscrib cribee el trabajo rrichtungen) del en lo colectivo, colectivo, forjando el “espíritu “es píritu de cuerpo” cuerpo” . Pero, por eso mismo mismo se habría “desplazado “des plazado hacia el trabajo” trab ajo” “un interés sexual” .31 En suma: suma: “el hombre del orig en” ( Urmenschc) habría habría logrado que el trabajo fuera aceptable al tratarlo como un equivalente y un sucedáneo de la actividad sexual ( ais Aquivalent und Ersatz der Geschlechtstatigkeit). Esta sería se ría la doble doble potencialidad significante sign ificante de todo “verbo” “verb o” , que se refiere al mismo tiempo al “acto sexual” ( Geschlechtssakt ) y a la actividad laboral (Arbeitstatigkeit ). ). Solamente que, con el paso del tiempo, esta significación sexual se volvió vo lvió irreconocible irrecono cible y quedó fijada fijad a en el trabajo. 30Legons d’ d ’intro du ction á la psychanaly psychanalyse, se, Xe., G.W., XI, XI , p. 16 169. 9. 31Ibid., p. 170.
Esta sugerencia suge rencia lingüística lingüístic a va más allá de una simple teoría sobre sobre la sublimación o, mejor aun, la funda solidariamente en la lengua y y en el cuerpo : nos encontramos encontramo s con con el acto en su realida rea lidad, d, sexual, sexual , cuya actividad laboral sería la forma metafórica que da cuenta del origen sexual (sexuel (sexuelle le Herku nft). Aquí hay una idea de ritmo, de retorno periódico de los mismos sonid sonidos os y movimientos. Comprendemos Comprendemos el prodigioso prodigioso regulador regulado r libi lib i dinal que constituye el trabajo: no solamente en el hecho hecho de que que deriva der iva la pulsión hacia una meta no sexual, sino porque conserva, en la repetición escandida de una tarea, algo esencial del placer -esa re petición que lo depura del goce, repetición que se vuelve su propia meta (especie de “autotelos”)-. La raíz común es el acto. En este sentido, nada es más sexual que el trabajo, en tanto perpetúa el go ce sexual de origen, desnudándolo del acto. Es la Leistung por excelencia, en la que se muestran, descarnados, los hilos de la maquinaria. Nos encontramos en una “física” del goce por el acto. Expulsado de la significación por efecto de la represión, lo sexual del acto acto se se habría disfrazado disfrazado con con el significante - “civiliza do”- de trabajo, trabajo, y el amor se habría vuelto “laburo” .
El trabajo como conminación superyo ica Pa ra comprenderlo compren derlo hay que pasar por el superyó. superyó. El trabajo puede ser la forma más corriente y más material de conminación superyoica. Ese superyó, en tanto “paterno”, traduce una cierta pasión del padr pa dre. e. En efecto, ¿por qué trabajar, si no es en nombre nombre del padre -aun -a un,, cuando cuando más más no fuera, para p ara obedecerle, para trabajar tr abajar,, para pa ra hacerse un nombre en su sepultura (según la violencia viole ncia ambivalente ambiv alente de la que que el hijo obsesivo proporciona el modelo)-? Pero hay más (o “peor”). La paradoja reside en que el trabajo puede volverse “vital” en el sentido más literal, cuando es tomado como la conminación de esa instancia que Freud designa como “cultura pura de la pulsión de muert mu erte” e” .32 En otras palabras, el superyó laborioso puede ser la forma más común común y más paradigm para digmática ática de ese “masoquismo moral” que consti tuye el aporte más importante, por ser el más específico, específico, del ensayo sobre el masoquismo. Comprendemos la extremada “glotonería” del superyó, de la que 32Le M o i et le ga, ga, G. G. W ., XIII, p. 273.
habla Lacan, como como buen buen entendedor de ese texto en el que Freud pone al desnudo el trabajo del superyó. Pero esa “avidez” es la que encontramos en el trabajo: es claro, en efecto, que no se agota en la tarea tare a puntual puntual,, sino sino que se se convierte en un imperativo impera tivo - “toda la gente importante impo rtante es una gran trabajado traba jadora”ra”- , 33 puesto que que al al mezclarse mezclar se el superyó, superyó, siempre va a pedir más. más. Esta espectrogr espec trografía afía metapsicológica metapsicoló gica de los “grandes trabajadores” no da la medida de la voracidad en la que que se traiciona el origen pulsional, “ciego” y que no no toma en cuenta el tiempo.
El trabajo o la mujer En este punto de exacerbación, el superyó laborioso encuentra un límite lím ite que no es es otro que lo femenino. femenino. Partamos Partamo s del lugar comú común n significativo de que que el hombre naveg n avega a ría, en su investid inve stidura ura de tiempo y de deseo, deseo, entre trabajo tra bajo y mujeres. Detrás Detrá s de esto esto se perfil pe rfila a una cuestión “tópica” “tópi ca”.. Desde Thomas Ha Hardy rdy a Jack London, en el re gistro gis tro del deseo autod a utodidac idacta,3 ta,34perman 4p ermanece ece un tema: el que ubica a la mujer como obstáculo, puesto que el hombre estaría esta ría en la posición posición de de tener que eleg ir entre la l a pasión pasión por el trabajo o el Eros. El propio Freud no escapa a esta fantasía -sin duda portadora de una realidad inconsciente- cuando sugiere que por haber cedi cedido do al deseo deseo -le -l e g ítim íti m o - de su novia, que pretendía pretend ía tener un acercamiento tierno durante vacaciones, por primera vez se vio privado priva do de obtener el renombre, justa jus ta recompensa recompe nsa de los frutos de su trabajo trab ajo sobre los efectos terapéuti tera péuticos cos de la cocaína.33 Parec Pa recería ería que el el hombre se encontrara encon trara en un punto punto de cruzamien cruzam ien to, to, para decirlo en los términos austeros de la objetividad objetiv idad metapsico lógica, entre las exigencias del superyó del trabajo y las de la objetalidad. Por un lado la sublimación -pero también la rivalidad mortal con hermanos enemigos-, por el otro la potencia erótica.
33 Sobre este punto y su lugar lu gar en el diferendo, véase nuestra nuestr a obra obr a Freud et Nietzsche, PUF, 1980, “Quadrige”, 1998. 34Véa 4V éase se,, supra, cap. V. 35Selbstdarstellung, cap. I. G.W., XIV, p. 38.
“El amor es un acto sin importancia, ya. que es posible hacerlo indefinidam indef inidamente.” ente.”3 36Esta es la expresión cínica de A lfred lfr ed Jar J arry ry sobre el amor que, que, relacionado relacionado con el acto acto,, tendría ten dría su esterilid est erilidad ad repet re petitiva itiva.. ¿Acaso el coito no golpea con su “insignificancia” al amor, no por su trivialidad, sino solamente porque es “repetible”? A menos que, justam jus tamen ente te -L - L ac a n le responde resp onde aquí al autor de Ubú y de Surmále Ub ú y sea, sea, justamente, justam ente, el único acto acto verdadero, verdad ero, a falta fa lta de la posibilidad de una relación sexual (que hace que el acto tenga siempre “que reha cerse”). Pero Pe ro si evaluamos el trabajo t rabajo desde este punto de vista, su “virtu “virt u d” consiste consiste en que, que, en efecto, podemos podemos repeti re petirr indefinid inde finidame amente nte el proce dimiento. dimie nto. ¡La repetic rep etición ión pertene pert enece ce al ser se r del trabajo! tr abajo! En el trabajo trabaj o ¿>e muestra, por consiguiente, lo vivo del acto, repetitivo y siempre cercano al comienzo. El “amor por el trabajo” es una expresión contradic cont radictoria toria en sus sus términos: términ os: lo que que se comprueba es la complacen cia en la reiteración, que asegura el sujeto de un comercio con lo imposible del acto que desemboca, al menos, en una “obra”. En este sentido, el trabajo es irrem plazable, plaza ble, porque relaciona relacion a al sujeto con con su su “necesidad” “necesidad ” de repetición (como se se habla de “necesidad de ejercicio”, ejercicio ”, que hay ha y que tomar aquí en su su valencia vale ncia libidinal libid inal). ). Una vez “lanzad “la nzado”, o”, el trabajo nutre, por la la ley le y de las “fuerzas viva vi vas” s” , su propia libido, aun cuando sea de manera “autofágica”. Pero, precisamente, p recisamente, el trabajo trab ajo muestra la trama tram a del acto acto,, algo como como la sexualidad bruta, de haber perdido de vista, para parafrasear la expresión de Freud sobre la sublimación, la “meta” propiamente sexual. sexual. Entonces, el trabajo trab ajo muestra m uestra el revers re verso o de lo sexual: sexual: es decir, como desafío a lo imposible del acto, un acto posible...
El sujeto sujeto desocup ado Podemos aquí situar al sujeto de este acontecimiento que implica estar desempleado. Desacomoda D esacomodamiento miento a causa causa de la pérdida de esta “actividad’ “activid ad’,, de esa esa “técnica de condu conducta cta de vid a” que liga li ga ... ... firmemen firme men te al individuo in dividuo con con ese “pedazo de realid rea lidad ad”” que es es la “comunidad de de los hombres”. Dificultad de “sumar” y de instalarse en esa ligazón. Inhibición Inhibició n forzada, pasión contrariada: la desocupació desocupación n se lee como como 36A. Jarry Jar ry,, Le Surmále.
el reverso de las figuras exploradas. La conminación del superyó superyó del homo laborans resuena en el modo de la “angustia social”. No es casua casuall que el e l desempleo proporcione proporcione la causa causa “ocasional” “ocasional” y ma materia teriall de una falla simbólica. Pensemos en la resonancia inmediata de la precariedad social y de la impotencia sexual, como espejo de una impotencia impotenc ia social que muestra una una precariedad precarieda d sexual preex preexistente istente,, en el anudamiento familiar. A la inversa, invers a, aparece la confrontación del sujeto sujeto con con la posibilidad de asumir asumir a través de la “negatividad “nega tividad sin empleo” una una salida fuera de la ley del trabajo, configurada según la le y del dueño. dueño. Camino angosto en el que que lo real perjudicial perjudicia l del desempleo vue lve a cuestionar el ideal del trabajo.
V II SOBRE SOBRE EL PE RJU ICIO COMO SÍNTOM A COLECTIVO: COLECTIVO: EL IDEAL EN GRUPO N o creo que ganemos nada na da al a l introducir el concep concepto to de un inconsciente “colectivo”. El concepto de in consciente es, en efecto, por principio, colectivo...1
En su propio laconismo, esta est a meta met a del creador creado r del psicoanálisis psicoanál isis de norecibir, quizás proporcione el punto punto de partida de una reflexió refle xión n sobre el psicoanálisis (“ciencia del inconsciente”) y sobre las llamadas ciencias ciencias sociales Justam Jus tament entee porque parece clausurar el debate antes de que se abra; al constatar que “el inconsciente” -el objeto del psicoanálisis- es en sí mismo, por principio, esencialmente über “colec tivo”,, Freud Freu d no hace otra cosa que romper lanzas lanz as con con los hau.pt “colectivo” “creyentes” del Inconsciente colectivo. Pero no erige el inconsciente “indiv “in dividu idual” al” (palabra (pala bra que se denuncia denuncia a sí misma mism a por su su ausencia en en el vocabulario freudiano) contra un pseudo inconsciente “colectivo”. Simpleme Simp lemente nte signific s ignifica a que como como hecho hecho innovador, el término no nos nos permite avanzar ni un solo paso; se conforma con enunciar un pleonasmo y es lo mismo que confundir un concepto con una redun dancia verbal. ¡No obtenemos nada con esta palabra p alabra que otros usaron como Schibboleth! ¿Cómo pensar, entonces, la lógica colectiva del del perjuicio?
Lo colectivo colectivo a pr ue ba del inconsci inconsciente: ente: psicoaná psico análisis lisis y ciencias de lo social Hay que partir de este enunciado para evaluar la contribución tan precisa como original de Freud a la problemática de la psicología denominada denominada “colectiva” “ colectiva” (Massenspsychologie ) y, más específicamen específica men te, de la “ psicología de los pueblos” ( Vólkerpsychologie ). ). Este último 1 L ’homme Moise et la religión pa rte, e, sección “h ”, “L’évoluti “L ’évolution on religi ón monothéiste, monothéiste, 2a part historique”, G.W., XVI, p. 241.
aspecto aspecto es descono desconocido, cido, porque el psicoanálisis parece demarcars dem arcarsee de esos estereotipos ideológicos que dan vueltas alrededor de una su puesta psicología de los “pueblos”. Conviene mirar más de cerca pues también en este caso, sin denegar la Zeitgeist, el psicoanálisis se aparta con fuerza. Freud no podía podía ignorar ignora r la existencia e xistencia de esa esa “disciplina” a la que Wilhelm Wilh elm Wundt le da sus sus títulos nobiliarios no biliarios a comienzos comienzos de siglo y que da nacimiento al psicoanálisis. psicoanálisis. Lazaru La zaruss y Steint St einthal hal le dieron el nombre en 1851 1851 y, además, esta disciplin d isciplina a contaba con una revista: revis ta: Revista de psicolo- psic olo- g ía de los los pueblos y de de la la ciencia del lenguaje (Z eitsch eit sch rift fü r Vólkerps y Wundt escribió su Vólkerpsy cyhologie und Sprachwissenschaft) y chologie, segundo aspecto de su síntesis sobre M ito y religión. religión. Freud está tan lejos de negar neg ar esta noción noción que que la convierte con vierte en una realidad, atestiguada en la existencia de una ciencia sui generis que que la considera: considera: “Sin la hipótesis de una una mentalidad mentalid ad colectiva colec tiva (Massens psyche), la psicología de los pueblos no puede existir en absoluto”.2 Freud toma acto acto de este factor fac tor de perennidad p erennidad —“la herencia heren cia de las disposiciones disposiciones mentale men tales”— s”—com como o una especie especie d e a p r io r i inmanente inmanen te de su síntesis en la materia, mate ria, Tótem y tabú. “ Inconsciente colectivo” colec tivo” es es tabú. El “Inconsciente a tal punto una superstición -o, -o , como como mucho mucho,, un pleonasm pleon asmoo- como la “psiquis colectiva” es un operador de la explicación analítica, en conexión con la Volkerpsychologie contemporánea. Al comprobar esto, Freud, sin embargo no se desembaraza del problema que plantea: plante a: podemos decir que se lo lega al que cuestione el lazo entre “inconsciente” “incons ciente” y “colectiv “c olectivo” o” (en el aspecto aspecto del objeto) y el lazo entre psicoanálisis y ciencias sociales (en el aspecto de la “posición “posición de objeto” ). El movimien mov imiento to por el cual cual se despliega desplie ga silencio silen cio samente la afirmación: “el “ el inconsciente inconsciente es sólo colectivo” colec tivo” o el incons incons ciente llamado “colectivo” es sólo el inconsciente inconsciente mismo, sugiere sugie re una tensión que esta formulación anula. anula. Si bien aquí existe pleonasmo -la tesis freudiana más importante en la materia- sin embargo conviene comprender comprende r por qué existe “efecto de pleonasmo”, pleonasm o”, es es decir, por qué es seductor, sin ceder a la tentación de “hipostasiarlo”, de postular una instancia colectiva del inconsciente. Esto es lo que suced sucede, e, al menos en las psicomitologías psicomitolo gías y en un cierto movim m ovimiento iento de las ciencias sociales sociales:: se trata tra ta de una inclinación inclinación crónica a objetivar, con con el objeto de lo social, algo como... com o... uninconsc uninco nsciente iente de lo social. social. Pero esto remite solidariamente la pregunta al psicoanálisis: ¿cómo este saber, articulado por entero con la “individualidad” -palabra alta 2 Tótem et tabou, IV ensayo, conclusión, G.W., IX, p. 19 190. 0.
mente problemática, problemá tica, que aquí tomamos como como a mínima , en el sentido en que, que, después de todo, todo, el sujeto inconscien inco nsciente te se declina en singu lar se enfrenta enfre nta a la realidad realida d del “hecho colectivo” colec tivo”?? Si la tesis psicoanalítica del inconsciente envuelve la la propiedad de lo “colectivo”, ¿cómo pensar pensar el “ desarrollo” por el que se “perfila ” lo “colectivo”? “colectivo”? Decidida mente, este diagnóstico en “pleonasmo” es el que permite pensarlo y nos ubica en el centro mismo de la conjunción que nos ocupa. “Psicoanálisis “Psico análisis y ciencias sociales”, sociales” ,3la conjunción conjunción de los términos no logra conformar una sintaxis. Es más, hay que qu e saber darle una base a esta est a conjunción, conjunción, saber donde colocarla colocarla (lugar(lu gar-entr entree esos esos dos dos conti nentes epistemológicos que tienen el nombre de psicoanálisis y de “ciencias de lo social”) social” ) y, de alguna manera, mane ra, cómo “pronunciarla” “pronun ciarla” . La palabrita y notifica notifica una necesidad innegable innega ble y, al mismo tiempo, un desafío implícito: ¿qué ¿qué puede tener que ve r con con las ciencias ciencias sociales el psicoanálisis, esa disciplina creada por Sigmund Freud, bautizada hace un siglo? Para Pa ra dibujar la necesid necesidad ad que se se perfila a través de este requisito y de este desafío desaf ío -qu -q u e adquier adq uieree acto de un encuentro encuen tro d ata at a dodo - nos nos parece esencial ubicar la problemática que subyace a este acerca miento. No se trata, en efecto, de casar a las “ciencias del inconsciente” inco nsciente” (nos (nos damos cuenta del desafío de una denominación de este tipo en sí misma) mism a) y “ciencias “ ciencias de lo social” (denominación (denominació n que designa desig na un mundo mundo abigarrado abigarra do y complejo) sin su su consentimiento. consentimiento. Y no se trata de que, que, al conjugar sus sus tesoros específicos, específicos, psicoanalistas p sicoanalistas y “sociólogos” “sociólogos” asegu ase gu ren su “comunicación”. “comunicación”. Necesitamos Nece sitamos una especie de “estado de duda” duda ” metodológica metodol ógica que, que, al presentar present ar el problema de manera mane ra plana, pueda aprehender la posibilidad posibilidad en vivo. Esto nos compromete en una doble investigación, una sobre las condici condiciones ones de posibilidad posibilidad del saber psicoanalítico psicoanalítico -d e epistemología freudiana-, la otra sobre las condiciones inconscientes del vínculo social. social. De esta manera podemos podemos experim exp erimentar entar,, en la problemátic proble mática a de una investigación propia, una contradicción quizás sintomática del mismo campo. La posici posición ón freudiana traduce al mismo tiempo la convicc convicción ión firme de una especificidad especificidad irreduc irre ductible tible del del psicoanálisis, en su objeto y en su experiencia propia -l o que la expresión/ara da sa traduce traduce vigoro vigo ro samente- y una apertura de la “ciencia del inconsciente” hacia sus fronteras, especialmente hacia las ciencias de lo social -lo que la 3Véase nuestro Freud Fre ud et les scienc sciences es sociales, op. op. cit.
expresión “psicoanálisis aplicado” (angewendte Psychanolyse) signi signi fica con firmeza-. De manera que sería conveniente redescubrir y asumir la letra de esta esta expresión que adquirió mal m al nombre epistemo lógico, porque produjo muchos muchos productos eclécticos con esa marca que mancillaron el principio original, ya que existe un movimiento espon táneo desde el psicoanálisis hacia las llamadas llamad as ciencias “del hombre” hombr e” . Por Po r lo tanto, no se se tratar tra taría ía de aplicar ap licar el psicoanálisis psico análisis a los objetos objetos de de las ciencias sociales como un “cataplasma”, sino de aprehender el movimient mov imiento o por el cual el inconsciente, inconsciente, como objeto suigeneris, tiende a “aplicarse” a lo “social”, movimiento que hay que acompañar y pensar. Vemos Vem os en qué sentido, sentido, la profundización de la especificidad e specificidad epistémicad mi cadel el psicoanálisis, lejos de alejar aleja r a las las ciencias sociales, sociales, las acerca: acerca: “ahondar” es, en la experiencia psicoanalítica, el medio para desple gar... No podríamos eludir elu dir la la afirmación de Freud que parece recusar la idea de un objeto sociológico: sociológico: “La “L a sociología, sociolog ía, que se ocupa del compor tamiento tam iento de los los hombres en la sociedad, sociedad, no puede ser otra cosa que que una psicología aplicada. Estrictamente hablando, existen sólo dos ciencias: ciencias: la psicología, pura y aplicada, y la fís ica” .4Si tuviéramos tuviéram os que considerar este enunciado con apariencia categórica literalmente, quedaría cerrado el camino para el menor acercamiento con las ciencias de lo colectivo: no habría hab ría lug ar para pa ra un saber de de la psiquis -especificado por la hipótesis del inconsciente- por una parte, un saber de lo real, por otra parte -el saber de lo social “que cae” en la esfera de la “psicología” o “psicoanálisis aplicado”-. Con Con seguridad, con conviene tomar litera lmente lme nte esta aserción, aserción, emitida emitid a no fortuitam fortu itament entee luego del examen y de la discusión del marxismo, en 1932-1 1932-1933 933,5pero ,5pero si se comprende bien bie n su significado. significad o. En ella el la no hay nada que acredite acre dite una psicologización psicologización de lo social social o la absorción absorción de la sociología sociologí a en una “p “psicosoc sicosociología” iología” o “psicolog “psic ología ía social”; socia l”; es más, más, como como veremos, veremo s, Freud Freu d proporciona una crítica precisa precisa de la llamada llamad a “psico logía social”, que surge contemporáneamente con el psicoanálisis. Quizá lo más importante sea esta referencia referen cia a un saber de lo real, a una física (Naturkunde ) que que,, de alguna manera, se plantea plante a “enfren “enf ren tada” con la psicología científica -es decir, decir, el psicoanálisis-. Justa mente, por medio de este dualismo epistemológico Freud previene 4Nouvellesconférencesd’introduction alapsychanalyse, XXX XXX,G ,G.. VV.,XV, VV.,XV, p. 194. 0 Véase nuestra nuestra conf confro ront ntac ació ión n met metap apsi sico colo logí gía/ a/di dial aléc éctic tica a en L ’entendement freud fre udien ien,, op. cit. c it.,, pp. 263 y ss.
alguna “imaginarización” de lo social; I u m c i u n c i i i N de l o H o c l u l n o remite rem iten n a una realid rea lidad ad tercera t ercera,, con un estatun estatun híbrido, t>nt.rt)"|)NÍ(]UÍMM y “rea “r ealid lidad ad”” . Lo L o “social” “soci al” exige exi ge un tratam tra tamion ionto to con con Inn condiciono* inconscientes, las que se consideran en una "psicología nplIcnHtt CangewendtePsychologie),6es decir, no “pura” (que re fi e r a n li> pniqul pniqulH H propiamente dicha), sino a sus “fronteras” -ya que todo lo quo no pertenece a lo real en el sentido s entido físico cae en esta “cláusula” incons ciente-. En este sentido, no hay “física social”. Pero, justamente, al introducir el “punto de vista vist a del inconsciente” inconsciente” en la psicología, psicología, Freud redefine rede fine por una parte la psiquis y, por otra, otra, abre, como extensión de ese saber meta-psicológico (literalmente de los los procesos procesos que que lleva lle van n más allá del consciente)7un capítulo más de la psicología -la “psicología” más el inconsciente, de alguna manera-. Éste es otro concepto de la psicología, incluso, en este sentido, es “la psicología pura” ( reine Psychologie). Pero, Pero , con el mismo movimiento, movimiento , abre el camino para un psicoanálisis aplicado a lo social. La constru construcció cción n “psicoanálisis aplicado” adquirió a dquirió una una connotación connotación peyorativa porque carga con tener una historia de (malos) usos y provoca justas sospechas: ¿se aplicará el psicoanálisis, como una “grilla” de explicación o una sustancia mágica, a diversos objetos, como como los los objetos sociales? sociales? Sin embargo, se trata trat a de algo muy distinto y es, es, justame justa mente, nte, una condición esencial esen cial de la conjunción entre entr e “psicoanálisis y ciencias sociales” explicitar de qué manera esta expresión significa significa una necesidad necesidad legítima legítim a y una exigencia exigencia epistemo ep istemo lógica. ¿Qué tiene que decir el psicoanálisis sobre esta cuestión? Su “mirad “mi rada” a” propia, propia, en esta ma teria como como en otras, otras, sólo sólo puede puede provenir prov enir de la clínica real. En efecto, el sujeto (que no hay que confundir con el individuo) es es el que puede informarnos, en su lenguaje sinto s intomá máti ti co, sobre el impacto de la pertenencia colectiva en la problemática propia, y abrir, como si de algún modo fuese un espejo, perspectivas sobre sobre esta dimensión colectiva colec tiva y su significación significa ción inconsciente. inconsciente. En tanto que la Vólkerpscyhologie postwundtiana se encaminó hacia las versiones version es místicas y mistificadora mis tificadorass del Inconsciente-pueblo o bien hacia las relecturas “caracterológicas” de las idiosincrasias nacionales,8 naciona les,8 Freud Fre ud abre ab re un camino más origina origi nal, l, que nosotros tene6 Sobre Sobre esta esta noci noción ón,, vinculada vinculada co con la cre creac ació ión n de de la revista revista hnago, véaseFreud et les ciences sociales, op. cit., pp. 24-26. 1 Primera definición dada de la metapsicología: véase nuestra lntroduction lntroduction á la métapsychologi métapsychologiee freudienne. PUF, 1993. 8Richard Thurnwald, Thurnwal d, promotor promotor de la Zeitschrift für Sozialpsychologie entre entre
mos que encontrar, encontrar, porque se diluyó diluyó en el paisaje general gene ral del psicoa nálisis. En efecto, a través de algunos señalamientos puntuales, incluso lacónicos, Freud “muestra” -el término toma su sentido propio más allá de los usos trillados—ese momento “caracterial” colectivo en la historia del síntoma del sujeto.
Trau m a colectivo colectivo y “deform “deform ación ” subjetiva Volvamos al pensamiento liminar limina r de nuestra problemática que que está contenido en una alusión de las más lacónicas de Freud, en un trabajo sobreL 1915), ), para despleg des plegarla arla en el plano de la pato pato eLas as excepciones excepciones ( 1915 logía de lo colectivo. Al describir una cierta patología de carácter “individual”, menciona -para ponerla al día- lo que para nosotros hubiese sido una investigación mayor sobre el “síntoma colectivo”. “No quiero abordar la analogía evidente evide nte (die naheliegen naheliegende de Analog Ana logie) ie) con con la transformación transforma ción de carácter carác ter (Charakterverbildung) después después de una larga enfermedad (Kranklichkeit ) de la infancia y el comporta miento de pueblos enteros con un un pasado pasado cargado de sufrimie suf rimiento.” nto.”9 9 ¿Qué ¿Qué esta sugiriendo Freud? Una cierta c ierta deformación ( Verbildung ) puede afectar el “carácter” de un pueblo, llegar a darle un cierto “estilo”, como consecuencia de cierto pasado, lleno de experiencias perjudiciales, como como las pruebas p ruebas duras y las persecucion persecuciones. es. ¿Con esto le da crédito al proyecto de la “ psicología de los pueblos” ('Vólkerpsychologie )? )? En otra parte ya mostramos mostramos la filiación original en relación con con esta “disciplina “ disciplina”” , en la tradición wun w undtia dtiana. na.1 10En este sentido, existiría un registro “caracterial” colectivo pero, lejos de reducirse a alguna determinación determin ación idiosincrásica idiosincrási ca constitutiva, lo rela rela ciona ciona con con la realidad re alidad histórica históric a de la larga larg a duración que habría tenido como como efecto efecto impr im prim imir ir un plie específico al carácter colectivo. pl iegu gue e específico Para apreciar el alcance de esta idea, tenemos que tener mucho cuidado con las palabras que usamos. ¿Qué hay que entender en la expresión Charakterverbildung ? En el sentido descriptivo -luego lo especificaremos en el sentido an alític al íticoo- el carácter carácte r es es el conjunto conjunto de cualidades cualidades espirituales esp irituales y psíquicas de un hombre, hombre, lo que constituye su 1925 y 1933 desplazó el “eje 1925 “eje globalis globa lista ta”” de Wund Wu ndtt hacia ha cia el estudio empírico de la “caracterología” de los pueblos, con lo que se acercó a la psicología social norteamericana. 9G.W, X., X., p. 367 367.. 10Freud Fre ud et les sciences sciences sociales, sociales, op. c it., pp. 51 y ss.
identidad y su propia impronta; impronta; en esta palabra hay que entender la expresión o la imagen image n propia ( Geprage, Geprage, Abdruck, Abdru ck, B ild). es la deformación de una imagen, en sentido propio, propio, LaVerbildung es con un ma matiz tiz de falsificació falsific ación, n, hasta ha sta de corrupción. De esta ma manera nera,, se crearía una especie especie de “falsa impronta”, impronta” , una una cierta manera de fija r se en un ser-otro. ser-otro. Aqu Aq u í hay ha y un un punto que que es necesario necesari o precisar: precisa r: ¿cómo ¿cómo se manifiesta esta alteración en el plano clínico? Por Po r otra parte, Freud habla de pasado pasado “cargado “cargado de sufrimientos” sufrimien tos” -traducción literal de leidenschwer. Leiden es la enfermedad, el sufrimiento, sufrimiento , el dolor; también es el daño. El daño -qu -q u e se refiere a un un registro del trauma- abre la problemática del per p erju juic icio io.. Aquí es donde la analogía logra lo gra su alcanc alcance: e: lo que Freud describe en este texto es un un cierto síndrome que se traduce traduce en un cierto “comportam “com portamiento” iento” (.Benehmen ), ), es decir, un modo de actuar y y de ser. La determinación “caracterológica” se expresa en actos. ¿Cuáles? Todos aquellos a través trav és de los cuales cuales el sujeto significa si gnifica que se lp lp debe un un reembolso de algo y que apuntan a recordar que hay “gente atrasada” con esta “deuda”. Nos encontramos dentro de la lógica en un sentido no amortizable amortizab le del trauma originario. La contribución contribución de de lo colectivo a la problemática subjetiva su bjetiva perte p ertene ne ce al orden de lo “caracterológic “caracte rológico” o”:: los los rasgos de carácter cará cter constituyen, en efecto, efecto, esas formaciones formaciones reactivas -e n modalidades de idealización sublimante- destinadas a defender al sujeto, no sólo del incremento pulsional, sino también, de alguna manera, de la constitución de síntomas. De golpe, la alteración de carácter es, al mismo tiempo, menos regresiva que una formación de síntoma y más grave, por la “coraza” “co raza” y la fijación que determina. ¿Cómo vo lver lv er sobre un un rasgo de carácter interiorizado de este modo? Como vimos, Freud Freu d se refiere refie re a esta figura fig ura de la “excepción” como como “tipo de carác c arácter” ter”.. Por Po r lo tanto, hablando con propiedad, propiedad, no estamos en sentido estricto en el regis re gistro tro del de l síntoma, sino más bien en el del carácter, considerado, además, en situación analítica -lo que no impide que las actitudes (Einstellungen ) que se muestran en esta ocasión luego se manifiesten en el mundo-. El síndrome caracterial en cuestión cuestión aparece a través de una una forma form a de resis resistencia tencia particular, partic ular, es decir, como rechazo rechazo de frustración. frustra ción. En efecto, Freud siempre subrayó que el trabajo analítico se apoyaba en una cierta aptitud ap titud del paciente, no para renunciar a las satisfacciones, satisfacciones, sino para par a saber “privarse (entbehren ) provisoriamen te” , o sea, sea, para “aprender “ap render a cambiar cambiar tal” ganancia de placer “inmedia “inmedi a to” por “otra más segura” . Flexibilidad determinante determina nte que implica una
economía de la libido: si nos damos cuenta de que el síntoma es justam jus tamen ente te fijación fijac ión en una prim p rima a de placer pla cer liga li gada da con la formació form ación n patológica, patológica, el progreso progreso del tratamiento tratam iento requiere req uiere paradójicamente un renunciamiento a estas estrategias, para realizar ese progreso del principio de placer al principio de realidad, condición sine qua non para volver a encontrar los caminos de una satisfacción efectiva. Ahora Ah ora bien, éstos son son “los “los huesos” del tratamient tratam iento o de estos sujetos: sujetos: “ Si pedimos a los enfermos, con con la autoridad del d el médico, un un renuncia miento mien to provisorio provis orio a cualquier satisfacción satisfacción de placer, placer, un sacrificio, sacrificio, una disponibilidad dispon ibilidad a tomar algo de ellos mismos, mismos, un sufrimient sufrim iento o para un fin mejor, o cuando mucho, la decisión de someterse a una necesidad válid vá lida a para todos, todos, se enojan con con una motivación motivació n particul par ticular ar ante una exigencia de este tipo”. ¿Y con qué argumentos? “Dicen que ya sufrieron bastante basta nteyy que ya fueron privados de manera suficiente, suficiente, que tienen derecho a que se los dispense de nuevas exigencias, que no se someten somete n más a una necesidad necesid ad indeseable, indes eable, que son son excepciones excepc iones y que quieren seguir siéndolo.”
L a “excepeionalidad” en grupo o la idealizac idealizac ión del p erjuicio Volvamos a la descripción del síndrome de excepción en el plano individual, para pa ra darle cuerpo cuerpo a la analogía sugerida por Freud y para darnos cuenta de a qué caminos nos lleva, según una Vólkerpsycho freudiana. El síndrome surge en situación analítica cuando se logie freudiana. requiere un renunciamiento provisorio del paciente a algún tipo de satisfacción, la aceptación aceptación de un un sufrimiento sufrimie nto o la simple s imple sumisión a la necesidad. Excepciones en relación relac ión con la Notwendigkeit o o Ananké, es decir, en relación con la necesidad que, justamente, se aplica a todos... sin excepciones. En este caso, entonces, el perjuicio, suma de los sufrimientos y de las privaciones -estamos en el registro de la “necesidad” y de la miseria— mise ria—jus justific tifica a un privile pri vilegio gio de “compensación”. “compensación”. A q u í aparece un punto capital: el e l sujeto se basa en la convicción convicc ión de que una provide prov iden n cia ( Vorsehung ) particular vele por él y lo preserve de los sacrificios dolorosos. Por lo tanto, vemos cómo se dibuja un comportamiento mágico todopoderoso, en contraste con la razón, un finalismo en oposición oposición a un reconocimiento de la realidad. El síntoma sín toma se vuelve vuel ve la prima del placer: el pasado del sufrimiento real se evoca como una coartada para no curarse, curarse, para no entrar entra r en una lógica del renuncia
miento relativo que que llevaría lle varía al sujeto sujeto a reconciliarse reconciliarse con la realidad. realidad . Lo que vemos dibujarse es un proceso que va más allá de alguna transformación del de l complejo de inferior infe riorida idad d en complejo complejo de superio ridad, por alguna compensación -aunque el aspecto interesante en A dler dl er podría residir, más allá de las reducciones reducciones a los efectos efectos clínica mente reductores, en esa intuición de un polo del “perjuicio” en la estructuración subjetiva-. Lo que está en juego jueg o es una idealizació ideal ización n -e n cierto sentido sobresobrecompensado compe nsadorara- de de la “herida” “herid a”.. El “yo” encontraría enco ntraría en la disminución una razón de “exaltación del ánimo”. La ventaja es una estrategia subjetiva subjet iva de supervivencia. supervive ncia. Conocemos Conocemos los efectos efectos de la resurrección espectacular espec tacular de un un sujeto después de un accidente, que le perm p erm ite no sólo volver a encontrar sus capacidades más allá de las llamadas “curas” deficitarias, sino incluso lograr lo que nunca había hecho del trauma y, por lo tanto \sin el el trauma! antes del El inconveniente es que, al hacer esto, el sujeto instituye, de manera mortífera, el trauma como como hogar y se pone pone fuera hog ar de energía energía y de la la ley. Esta “disidencia” “disidencia” co con la Ley Le y -d é la Necesidad o del del interés de la humanidad com como o especieespe cie- lleva lle va a esa espiral insensata insensata de indem nización de uno en detrimento del otro. Los efectos pueden ser, además, de gra graved vedad ad variada, varia da, desde los los efectos de satisfacción masomasoquistas y las torturas morales hacia el prójimo, prójimo, hasta reales estra e strate te gias de destrucción. La legitimidad narcisista parece implicar una disidencia con la legalidad simbólica. Nos encontramos en los parajes de la paranoia colectiva, desde la desobediencia a las leyes de la especie hasta el derecho a negar la existencia del otro en nombre del perjuicio. Aquí toma todo su sentido la terrible expresión de Tiberio, que Sade también usó, cuando ordenó “cortar la cabeza del género humano” para “un “ uno o solo de sus sus placeres” place res”.. La convicción de un un perjuicio origin o rigina a rio, paradójicamente, es la base de un sentimiento sentim iento de hiperpoder hiperp oder psíquico o, más precisamente, la reivindicación de “privilegios” (Vb como daños-intereses, en tanto reparación repa ración de un un cierto “dolo” “do lo” rrechte) como primitivo. Es preciso entender bien lo que Freud describe aquí en el plano singular, para amp a mplifica lificarr su su eco eco en el plano colectivo: colectivo: detrás de esta actitud “de excepcionalidad” excepcionalidad ” aparece “ una particularidad común común del enfermo en sus destinos de vida precoces”: precoces”: la neurosis se articulaba con un acontecimiento (Erlebnis ) o con un sufrimiento (Leiden ) que habían experimentado en la primera infancia, de los que se sabían inocentes y a los que podían considerar como un perjuicio (Benach
“injusto ” . Los ejemplos proporcionados por Freud son los de teilung) “injusto” un “doloroso sufrimiento orgánico congénito o de una “infección fortuita” fortu ita” , es decir, un un mal encuentro, encuentro, especie de casualidad desgrac des gracia ia da ( dustukia ) - “independiente de de su voluntad”-. volun tad”-. Por consiguiente, hay una equivocación o una “injusticia” ( U n que se le hace al sujeto, sujeto, de la que surge la reivindicac reivin dicación ión por los recht) que daños (Entschadigungsansprüchen) y y la actitud actitud de resistencia resistencia ladina ( Umbotmásigkeit ) contra la ley de un mundo tan cruel. Ahí aparecé el sentimie se ntimiento nto de “exclusión” en el sentido más más litera lite rall y más radical: expulsión de algo universal, univ ersal, por lo tanto, de una lógica en la que sea posible renunciar lo suficiente como para ser uno mismo sujeto de P or el contrario, hay que concebirse como como poseed derecho. Por pos eedor or de dere- dere - ). chos, especie de pensión por invalidez ( Unfallsrente ). La conciencia de la discapacidad discapacidad se articula artic ula con la presunción de ser un ser bastante excepcional como para gozar de un estatus de excepción. excepción. En la etimología etimolog ía se entiende entie nde el lazo entre el pe p e rju rj u icio ic io y el “juicio”: se trata, justamente, de un juicio anticipado que, por extensión, induce la idea de dañ daño. o. El sujeto que se organiza alrededor alred edor del sentimiento sentim iento de haber sido objeto de un perjuicio perjuicio -e n su “prehisto “preh isto ria ri a "- también tiene la idea de un juicio (judicium ) anticipado pra ); (p ra e ); se lo sometió somet ió demasiado a un juic ju icio io que, desde des de ese mom momen-* en-* demasiado temprano temp rano a to, lo lo persigue persig ue como un un destino; destino; menos destino trágico trágic o que “collar” “c ollar” al al que está atado, de manera tan absurda como arbitraria: “Se lo prejuzgó...” Fue “pre-juzgado” “pre-juzg ado” (juzgado antes de haber nacido, nacido, de algún modo) y en el horizont hori zontee de eso eso “p “prej rejuzg uzgab able” le” encara enca ra su propia prop ia identida identi dad d (en (e n un punto en el que lo real y la fantasía parecen ser inseparables). Comprendemos la importancia de la sugerencia freudiana de un sentimiento sentim iento de culpabilidad preexi pre existen stente te en todo acto acto que que intente, a partir part ir de ese momen momento, to, volver volv er a éncontrarlo y verificarlo. Juzgado por por contumacia, el sujeto quizás corra durante toda su vida detrás de la causa de este perjuicio perjuici o y detrás de las consideraciones de ese juicio. juici o. Este Est e clima kafkiano kafkiano -e n el sentido sentido más más lite lit e ra l- nos da el clima genérico genérico de la neurosis, neurosis, en la medida en que es definible como como “neurosis “neurosis traumática traumát ica elementa elem ental” l” y, más más específicamente, de de esa subjetividad que se organiza selectivamente alrededor alrededo r de la convicción convicción de un trauma real, rea l, que se vuelve postura subjetiva y verdadero hábito, manera de vivir en el mundo mundo y de considerarse a uno uno mismo -en -e n su relación con con el mundo y con el otro-. otro -. En ese mundo, los “limoneros” pueden florecer o marchitarse; pero p ero el sujeto lo percibe y lo habita desde un fuer fu erad adel el mundo mundo -precintado -precinta do en un un pasado pasado inmemo inm emorial-. rial-.
“C arácter na cional” y neurosi neurosis: s: el caso D ostoievs ky Como hemos visto, Freud no deduce de algún tipo de pertenencia colectiva una especie de determinación inconsciente que sería ap lica ble al sujeto. Más bien marca la incidencia de la determinación colectiva -h istór ist óric icaa- en e n la constitu constitució ción n de la subjetividad. Sin embargo, nos encontramos encontramos frente fren te a la cuestión distinta, pero en cierto sentido cercana, de la fijación de un síntoma colectivo que le daría su “estilo” “est ilo” a una una pertenencia perten encia colectiva c olectiva en el plano plano nacional. En este caso es que Freud encuentra un cierto rasgo que remite a un cierto carácter nacional y a una tradición histórica, pero siempre lo hace hace en una una situación de lectura clínica singular. En este sentido hay que entender la alusión al “carácter “carácte r ruso” en el ensayo sobre Dosto ievsky. En el momento en que se refier ref ieree a la singula s ingularr concepci concepción ón de moralidad ( Sittlichkeit ) en el autor de Los hermanos Karasamov, vincula el grado más elevado elevad o de “moralidad” “mora lidad” al “pecado más más profun do” ( Sündhaftigkeit ).n ). n En tanto que el hombre ético clásico reacciona frente “a la tentación interior inte rior y reacciona sin ceder a ella” ella ” , el sujeto dostoievskiano “peca y, al mismo mismo tiempo, alza alz a los hombros hombros y luego, en sus sus remordimient remo rdimientos, os, plantea las exigencias morales mo rales más altas” y, de esta manera, evita ev ita “el “ el renunciamiento” renunciamie nto” y sus sus inconvenientes. Crimi Cri mina nall y pecador pecador forman forma n un ser de dos caras, y Freud sugiere que este ser provoca un hermoso juego jue go cuando cuando,, habiend hab iendo o cometido come tido lo peor, se flage fla gela la ruidosam ruid osamente ente y se insulta insul ta ante sí mismo y ante los otros como como “un pobre pobre y abominable abom inable pecador”. Aquí interviene la lectura histórica en el plano colectivo: “Recuerda las invasiones invasi ones de los los bárbaros, bárbaros, que asesinaban y pagaban paga ban una multa, con lo que la multa (die Bube) se se vuelve inmediatamen te una técnica para hacer posible el asesinato. Iván el Terrible se comportaba así: ese compromiso con la moralidad es un rasgo ruso caracte cara cterís rístic tico” o”.1 .12 Si observamos observa mos esto de cerca, cerca, el mecanismo produce un cortocircui cortocir cui to en la lógica del intercambio y del renunciamiento que constituye una conexión del sujeto en lo universal: Freud habla aquí de los “intereses prácticos de la humanidad” que realiza la Sittlichkeit. La L a lógica rusa rusa - la de Ivá n el e l Terrible , de la que que da cuenta cuenta Dostoievsky a través travé s de su su gusto por la autocracia za ris tata - es un “acomodamiento” “acom odamiento” , 11Dostoievsky Dostoievsky et et le pa rricide rric ide , G.W., XIV, p. 399. 12Ibid., p. 400.
un arreglo respecto de las “reivindicaciones pulsionales” que, en el fondo, tolera la satisfacción y paga los gastos del arrepentimiento. El fondo masoquista dostoievskiano implicaría, por lo tanto, una idealización idea lización del sufrimiento sufrim iento pero, simultáneamente, simultánea mente, de la pulsión: pulsión: el superyó que tortura enseguida se encargaría de mantener una relación mórbida con con la culpa culpa.. Pero, para el autor de Crimen Crim en y castigo, hacerle mal al otro otro sería una manera de indemnizarse indemnizarse secretamente secretam ente de un un perjuicio originario, origin ario, que legitim leg itim ar aría ía la. la. violencia. violenc ia. De hecho, hecho, lo que encontramos en el origen orig en de su historia histo ria es al padre que maltra ma ltrata ta -que no deja de evocar la “bestia” paterna de la “horda primitiva” freudiana: las crisis de epilepsia, de naturaleza histérica según Freud, serían se rían la puesta en acto, acto, al mismo tiempo, de la culpabilidad c ulpabilidad ante el deseo de asesinar y el goce del “mal”-. La experiencia del presidio sancionaría esta culpabilidad e instituiría el perjuicio: pero el escritor Dostoievsky sólo pone por escrito el cuestionamiento del crimen y, al final fin al de cuentas, pres p resenta enta un Jano con dos cabezas, sano y crimina], c rimina], ilustr ilu strado ado por Raskolnikov y y por E l idiota. idiota. Nos encontra mos aquí con con una pista criminológica: en tal criminal, el sentim iento de excepción puede dar lugar a un “egoísmo sin límites” y a una “pulsión de destrucción” destrucción” : las dos características del criminal. Pero, más allá, se desprende la posición de un un pueblo crimin al -im ag agen en difícil de evocar, evocar, pues pues acompaña acompaña movimientos destructivos destructivos que conocemos muy bien-, Al menos comprenderíamos cómo los verdugos, en lo peor del acto, evocan de manera inexplicablemente cínica los perjuicios perjuicios que sus sus víctimas víctim as les habrían infligido. infligi do. Estamos tocando el tema tem a de la economía del sadomasoquismo: sadomasoquismo: no nos asombremos de encontrar en la escritura dedicada a este tema una alusión a los “tipos de caracteres rusos”: “el masoquismo crea la tentación de la acción acción ‘pecadora’ (sundhafte (sundhaften n Tu T u n ) que, por lo tanto, hay que castigar (gesühnt ) a través de los los reproches reproches de la conciencia sádica (como (como en tantos tipos de caracteres cara cteres rusos) o a través trav és del castigo del gran poder paterno del destino” destin o”.1 .13 El “masoquismo mora m oral” l” que que revel rev ela a el superyó feroz encuentra su problema “nacional” “ nacional” en el “tipo ruso” y en ese “nacionalismo mezquin m ezquino” o” que se encuentra como una una mancha en el el genio dosto do stoiev ievsk skian iano.1 o.14 ¿Freud nos está llevando a la creencia en entidades de carácter nacional, aunque sea de un un modo refinado y con toda la agudeza agudez a de la clínica? Por una ironía de la historia, ¿no se estaría acercando al; 13Le probléme économique du masochisme, G.W., XIII, p. 382. 14Dostoievsk Dostoievsky y et le pa rricid e, G.W., XIV, p. 400.
terreno de un Hermann Keyserling, ese autor que sin descanso encuentra caracteres nacionales y al que que el creador del psicoanálisis desprecia claramente? c laramente? Es un camino estrecho, estrecho, pero que nos nos capacita para juzgar el aporte psicoanalítico a esta cuestión delicada, ya que es fronteriza.
Los para digm as colecti colectivos vos de la defensa ¿No nos estamos acercando a darle crédito a la idea de una psiquis colectiva, atribuyéndole atribuyén dole a las las “naciones”, incluso incluso a las “razas” “razas ” , consi consi derando esta historia traumática, una especie de habitus propio? Ha y un camino, camino, sin duda estrecho estrecho pero riguroso, que está indicado para considerar esta configuración colectiva del síntoma y hacer la economía de una hipótesis de este tipo. Como siempre en este campo, hay que conformarse con una sugerencia en el texto freudiano, pero que interviene con toda su fuerza. Cuando reflexiona sobre el “fin del análisis”, sobre la “modi ficación ficación del yo”, fenómeno fuertemente “in dividual” divid ual” -como factor de resistencia bajo el efecto de los mecanismos de defensa- Freud subraya la pred pr edet eter ermi mina nació ción n de las estrategias defensivas. Esto significa en primer término que el “yo” -individual, asumamos el pleonasmo en este caso- no utiliza todo su abanico o la panoplia de mecanismos de de defensa, sino que que tiene mecanismos favoritos, favorito s, selec sele c cionado cionadoss para este fin: en este sentido, sentido, habría hab ría “diversidade “dive rsidadess de yo” de alguna manera mane ra “originario “origin arios”, s”, incluso incluso “innatos” “innatos ” . Aquí, Aqu í, Freud Freud vuelve vuelv e a encontrarse con con la idea de “herencia “heren cia arcaica” -expr -e xpresi esión ón que no usa usa mucho-.15 Sólo adquiere adq uiere sentido en esta coyuntura: el inconsciente personal no está tallado talla do sobre algo arcaico colectivo. Solamente Solam ente que la adop adopción ción del del sujeto sujeto -e l “neurótico “neurótico individual”individ ual”- de una una estrategia estrateg ia defensiva defen siva no parte de d e cero: cero: se encuentra aguijoneada, ag uijoneada, de algún modo, modo, por “direcciones evolu ev olutiva tivas” s” , “tendencias” y “reacciones” . Ahora Ah ora bien: “Las particula pa rticularidade ridadess psicológicas de las familias, fam ilias, de las razas y de las naciones no encuentran otra explicación en su comportamiento respecto del aná a nálisis lisis”” .16En este caso, Freud usa el término, términ o, tanto tan to más cargado de sentido sentido como raro, raro, de “simbólico”, al referirs refe rirsee a algunas in in vestigaciones de psicología de los pueblos “que presuponen que la humanidad humanidad vuelve a caer en la herencia arcaica” . 15Véas 5Vé ase e L ’entendement freud ien, op. op. cit., pp. 137 y ss. 16Analyse finie et analyse infinie, sección VI, G.W., XVI, p. 86.
Establezcamo Estab lezcamoss bien el lugar lu gar de esta e sta realidad realid ad colectiva: se sig signi nifi ficü cü a través de un cierto antecedente con una estrategia defensivi indivi ind ividu dual: al: “ Incluso antes de que exista exis ta el yo, se toma una direcc dirección ión*! *! Nos tienta llamarlo llam arlo el “ello “ ello colectivo” ; digamos, digamos, con con mayor justicia que hay homología entre el antecedente de lo colectivo con “li individual” y entre el ello y el yo -por -po r filtrado superyoico. La ideaí imagen imag en es la de “dirección” : la elección defens def ensiva iva es “tendenciosa” , < sea, sea, predeterm pred eterminad inada a por cierto código cultural. cultural. ¿Hay ¿H ay que concluir qu quí es posible otorga o torgarle rle a cada cultura mecanismos mecanismos o modo modoss de defensí propios o “típicos”? En realidad, todo sucede como si un sujeto a hiciera hicie ra “soplar” “s oplar” (en el sentido teatr tea tral al)) un un cierto estilo de defensa quí quí es propio de su grupo. grupo. Decir, por ejemplo, que Dostoiev Dos toievsky sky actúa d manera “típicamente rusa” no es subsumir al sujeto Dostoievsky el un tipo étnico o sociol sociológico: ógico: es pregunta preg untarr por el lazo entre este esti e still colectivo y la respuesta resp uesta única que que el nombrado Dostoievsk Dosto ievsky y aporta i su conflicto existencial y deseante -que abreva en el “estilo” que si forjó durante una historia colectiva. Como si se hubiese forjado ui cierto saber-hacer en la pulsión y la prohibición de un estilo -cd lectivo- de superyó. Más allá de la prometedora pista que se nos ofrece, tenemos qui preguntarnos por el alcance de esta consideración de la pertenencia colectiva en el trabajo inconsciente. inconsciente. Para P ara formular form ular el problema d< manera maner a definit def initiva iva:: ¿cómo ¿cómo es es posible que concuerde el principio principi o del sujet -e n su universalida univer salidad d (sing (si ngul ular ar))- con la postulación postulación de estas especies especies di di “cuerpos intermedi interm edios” os” que son las entidade en tidadess psíquicas colectivas? colectiv as? Es Esta es el centro de la contradicción del inconsciente y de lo colectivo.
Lo “univers al” inconscient inconsciente e y la ilusión ilusión nacional Debemos recordar que la formación inconsciente es un un crisol crisol “un ivel ive l sal” en el que se disuelve la diferencia étnica: lo que Freud ilustH encantadoramente en su escrito sobre las desilusiones de la guern de 191 1915, al refutar refuta r la protesta protest a de cierta cier ta dama norteamerican norteam ericana a acerca d que nuestros sueños sueños no están dominados dom inados por “sentim “s entimiento ientoss egoístaá y que, en todo caso caso,, eso podía ser cierto ciert o para Austr Au stria, ia, pues ella er capaz de afirmar que tanto ella como sus amigos, hasta en sueños tenían sentimientos sentimie ntos altruistas. En este cas caso, o, Freud es formal: “En < sueño sueño,, la noble norteamericana norteame ricana era er a tan egoísta egoís ta como como el austríaco” J 17 Considérations actuelles sur la guerre et la mort, G.W., X., p. 338.
Por consiguiente, consiguiente, el inconsciente igno ignora ra la diferencia difere ncia nacional que, además, no es operante. Se la evoca, más bien, como defensa contra el inconsci inconsciente: ente: de esta manera, la señora norteamer norte americana icana convierte co nvierte en un un síntoma una una característica caracte rística nacional (austríaca). (austríac a). Conocemos Conocemos la animosidad de Freud por Pie rre Janet, que se se atrevió atrevi ó a establecer una correlación entre la teoría te oría psicoanalítica psicoan alítica de la etiología etiolog ía sexual con el clima vienés de libertad sexual. El psicoanálisis no sólo evita evi ta esta cuestión de lo universa univ ersall y de lo “nacional” “nac ional”,, sino sino que la convierte conv ierte en un un síntoma. Freud recuerda recu erda con ironía que el psicoanálisis pasó por ser ser reacio al “genio latino” latino ” - lo que explica las dificultades que tuvo originariamente en Francia- en tanto que lo menos que podemos decir es que el “genio teutón” no lo acogió acogió como como hijo querido y preferi pre ferido. do.1 18 Quizás en ese momento momen to se acordara de la reacción de Charcot frente a la queja de que “los franceses eran un país mucho más nervioso que los otros, que la histeria hist eria era un un defecto (Unart) nacional” nacional” y su alegría aleg ría al encontrar los efectos en un “granadero “gran adero prusiano”. Que Que la histeria hist eria se encuentre en una mujer francesa y en un un milita mil itarr prusiano simboliza la recusación, a través de lo universal sintomático, del prejuicio sexual y del prejuicio prejuicio nacional nacional (hay (ha y algo femenino en el granadero granad ero prusiano y algo del granadero en la grácil g rácil histérica parisina). Además, Adem ás, el psicoanálisis encuentra la cuestión cuestión de la “nación” en el el plano colectivo: colectivo: por una parte part e en el plano del “goce de grupo” , por otra parte, en el plano del malestar de la Kultur.
El “narcisismo “narcisismo de las pequeñas difere ncias” o el goce de las naciones A l evocar, algunos algunos años más más tarde, la idea de que “ son son precisamente precisamen te las comunidades comunidades vecinas y más cercanas cercanas entre en tre sí las que se pelean pelea n y se denigra den igran n recíprocame recípro camente, nte, como como los los españoles y los portugueses, portugueses , los alemanes del norte y del sur, los los ingleses inglese s y los escoces escoceses, es, etc.”, etc.” , Freud dice: dice: “A este fenómeno le di el nombre de ‘narcisismo de las pequeñas diferencias difere ncias’, ’, que no ayuda mucho mucho a su explicación” explica ción” . Maner Ma nera a de decir que se se trata de una denominación denominación fenoménica fenoménic a de alcance alcance explicativo explic ativo “medio” ; el “narcisismo de las pequeñas pequeñas diferenc dife rencias” ias” no está destinado destinado a “explicar sino a mostrar estas manifestaciones” de la satisfacción cómod cómoda a y relativam rela tivam ente ent e inocente inocente de una inclinación inclinación a la agresión, agresión, 18Autoprésentation, sección VI, G.W., XIV, p. 88.
gracias a la cual los los miembros de una comunidad comunidad se mantienen manti enen juntos junt os con con mayor mayo r facilidad. Nos encontramos encontramos en el el registro regis tro del desencadenamiento mortífero, en la desligazón extrema, pero en en la produc producción ción de de unaeconomía unaec onomíanarcis narcisista ista dentro de las comun comunidad idades. es. El E l desarrollo puramente mortífe mo rtífero ro de odio tiene como objeto de destrucción al Otro. Lo que se juega, desde la vanidad pueblerina hasta has ta el nacionalismo, nacionalismo, muestra una relación com pleja entre regulación regulación -co lectiv lec tivaa- del narcisism narcisismo o y “odio celoso”. celoso”. Para Pa ra Freud, F reud, la “nación” es el efecto de la escisión, como como consecuen consecuen cia de de la reivindicación narcisista, narcisista, del ideal d éla él a Kultur por por completo. Si bien es verdad que “la satisfacción que ofrece el ideal a los participantes en la civilización tiene naturaleza n aturaleza narcisista”, narcisista” , que se basa en el “orgullo” de la prestación eminente, enseguida aparece la comparación con otras “civilizaciones” o “culturas”: “En base estas diferencias, cada cultura se se atribuye el derecho a despreciar las otras. De esta manera, los ideales de civilización se vuelven vue lven la ocasión ocasión para una escisión y para la hostilidad entre los diferentes círculos de civilizac civil ización, ión, como aparece con ma mayor yor claridad clarid ad entre en tre las naciones” nacione s”.1 .19 Por lo tanto, el ideal nacional es el producto producto de esta Entzweiung, de este desdoblamiento del ideal de cultura (“universal”), que abre el círculo círculo de la hostilidad hostil idad y del narcisismo. Por consiguiente, c onsiguiente, el psicoanálisis está articulado con con este diagnós di agnós tico sobre sobre el nacionalismo nacionalismo que, de alguna manera, se critica intríns intr ínse e camente. No se trata de deplorar la deriva nacionalista de un universal abstract abstracto, o, sino de comprender comprender -metapsicológicamen -metapsicológ icamente, te, de algún modo- este proceso de “desdoblamiento y de devenir-hostil” que es el destino colectivo del narci (.Entzweiung und Verfeindung) que sismo sismo.. Aquí Aq uí hay, de alguna manera, un desarrollo “m órbido” del ideal. Ahora Ah ora comprendemos en qué sentido sentido el psicoanálisis, más allá a llá de cualquier tentación “psicohistórica”, que no puede ser otra cosa que un callejón sin salida desde una perspec pers pectiva tiva freudiana, freudiana , puede perm i tir comprender este trabajo de historización de un trauma que le da a lo lo colectivo su dimensión caracterológica cara cterológica inconsciente in consciente (en el sentido estipulado estipulado más arriba). arriba). Aq uí tendríamos que atrevernos a trabajar trab ajar la metapsicolo metap sicología gía para aclarar ac larar el mecanismo de esta constitución de un “estilo” . En el plano individual, Freud señala que el yo puede puede defor marse bajo el efecto ( Wirkung ) de “traumas precoces”, es decir, “prehistóricos” “prehistóricos”..20 Ha y que suponer suponer que el “yo inmaduro” -e - e n esta 19L ’avenir ave nir d'une ¿Ilusión, ¿Ilusión, sección II, G.W., XIV, p. 334. 20Analyse finíe et infinie, G. W., XVI.
etapa preco pr ecozz- no puede ser “dueño” y se “ altera alt era”” en esta prueba, un un una una verdadera verdad era “adaptación” “ adaptación” a su sus mecanismos mecanismos de defensa que trans tran s forman la prueba prueba en en habitus habitus -d e ahí nace nace el “carácter”-. “carácter”-. La sedimen tación traumática, que constituye la historia h istoria de un grupo, grupo, ¿no ¿no tendrá un efecto homólogo? Esta hiperadaptación a las defensas supone reubicarse reubicarse en situacio situaciones nes en las que que la estra e strategia tegia defensiva fav orita puede puede reiterarse. reiterars e. Pero si los mitos son son las “fantasías seculares de la la joven jov en humani human i dad” y las “supervivencias deformadas de fantasías de deseos de naciones enteras” enter as”,,21hay que suponer que la ilusión ilusió n provie pro viene ne de ese “olvido” del Asesinato Ases inato en común común del del Padre, Padre , forma narcisista narcis ista y destruc tiva -según -s egún la lógica de la “voluntad “voluntad de poder”poder”- del heroísmo. Especie Especie de “confiscación” del acto en provecho de un grupo heroico (lo que nutre la vena de la saga nacionalista). La garantía garan tía del inconsciente inconsciente universal universal colectivo colectivo es el Acto origina rio: rio: que todos todos los hombres hayan matado al Pad re crea ligazones ligazo nes (de acuerdo acuerdo con con el mito científico freudiano en su alcance alcance estructural). L a “nación” es escisión escisión en relación con este universal univer sal -a - a l reactiv rea ctivar ar la se cesión a través del narcisismo y del heroísmo mítico-, Al respecto, Freud trae a colación colación el papel del judaismo judaism o que por recordarle a las las naciones su culpa común, pagó un algo costo en términos término s de rese re sent nti i miento. Ahora bien, en el ideal se repara la negación del Asesinato, “multitud por multitud” multitud ” - “artificial “ar tificial”: ”: recrear recrea r un objeto objeto que funda mente la l a identifica iden tificación ción-.2 -.22En el trabajo del d el superyó y en su su correla tivo superyoico superyoico se vuelv vu elvee perenne “la “ la angustia social” , “angustia “an gustia ante el superyó” superyó” . Pero Per o esto alimenta alime nta la base del malesta ma lestarr en la civilización. El análisis sería esa exploración de los perjuicios de la Cultura a partir par tir de los cuales el sujeto se se encuentra resituado. Aqu í se confir maría que la referencia del deseo respecto de la ley toma el goce a contra corriente. Comprendemos que la noción de “Inconsciente colectivo” es homologa al goce colectivo, colectivo, en tanto que el el psicoanálisis interpone la referencia al sujeto, que lleva a repensar la Ilusión constitutiva de las “multitudes artificiales” y la de un “objeto” que sostiene sostiene al grupo grupo -lo -l o que que une idealización idealización y desunión desunión mortífera-. m ortífera-. Este es el gesto freudiano decisivo en este tema: designar el reverso de de la ilusión colectiva. verdad inconsciente de Ahora tenemos que comprender cómo se opera el paso, en lo 2lLecriva 2lLecriva inetlefantasm er, G.W., .W., VII, VI I, p. 22 222. 2. Para Pa ra el desarrollo de este punto, véase nuestra Littérature et psych.ana.lyse. 22 Véase Psychanalyse collective et analyse du moi y y nuestro comentario en Freud et les sciences sociales.
colectivo, colectivo, de la cristalización cristaliza ción imag im agina inaria ria del perjuicio con esa ligazón liga zón celosa que da su forma más virulenta -a veces mortífera- al ideal colectivo (como se da en el caso caso de los nacionalismos). A quí qu í es preciso pasar por la relación fraterna.
Las pa radojas de la la fraternida fraternida d Se trata de una doble doble evidencia evide ncia que puede parecer un lugar común: común: por una una parte, lo fraterno se evoca evoca en el modo modo -su blim bl imad ad o- de la concordia (“fíladélfíca”); por otra parte, se lo sitúa en el lado de los “hermanos enemigos” enemigo s” , bajo el signo de la discordia y de la rivalidad. rivalidad . ¿A qué ideal pueden sacrificarse s acrificarse los hermanos hermanos el día del “juramen jura mento to de unión unión perenne” perenne ” 23 cuando cuando caen caen todas las barreras barre ras de los “p rivile riv ile gios”? ¡De qué crueldades no son capaces los hermanos enemigos, cuando cuando desanudan brutalmente brutalme nte esa ligazón liga zón y, al romper los tratados de paz, paz, se sacan sacan las máscaras! máscaras! Esta es la paradoja que le da interés al problema: ¿cómo ¿cómo se encuentran encuentra n unidos, durante duran te toda la vida, vid a, esos dos dos compañeros de ruta que se enfrentaron sin piedad en su primera infancia? (Aunque ellos lo hayan olvidado, los testigos al menos se acuerdan y los sueños sueños dan cuenta de esto.) Este punto de la “transfor “trans for mación de afecto” es para nosotros el punto de partida de nuestra investigació inves tigación n sobre esta ligazón liga zón inconsciente.24¿Cómo los los hermanos pueden ser capaces, capaces, enfrentados entre sí, sí, de lo peor y de de lo mejor, no p o r el sólo de uno y del otro, sino de uno po el otro? Cuando los hermanos hermano s no son son unidos rival riv aliz izan an... ... por celos; celos; pero parece que haber pasado pasado por las angustias de los celos permite que recreen una unión tan poderosa como como original. origi nal. Riva Ri valid lidad ad o unión, unión, eso parece parec e incom patible, ya que la competencia separa lo que la unión junta; pero quizás sea aquí donde donde adquiere forma fo rma esta e sta relación tan intensa inte nsa como paradó paradó jic ji c a - a la que bautizamos como como “unión celosa”-. celosa”-. Es el momento en el que el “complejo “complejo de intrusión” - “experiencia “experien cia que realiza el sujeto primitivo, en general gene ral cuando ve que uno uno o varios var ios de sus sus semejantes semejan tes partici par ticipan pan con con él de la relación relaci ón doméstica, es decir, cuando cuando tiene tie ne hermanos he rmanos””- 2,5 se vuelve vue lve catalizador c atalizador del “sentimiento social”. social”. 23 En fra franc ncés és:: jura juramen mento to del del “jeu je u depctume”, depc tume”, juramento jurame nto que, en las vísperas víspera s de la Revolución Francesa, realizaron los diputados del pueblo de “no separarse” hasta que se decidiera algo sobre sus reivindicaciones. [N. de la T.] 2,1 Legons psychanalytiques sur Freres et soeurs, Anthropos/Economica, 1998, p. 8. 25Les complexes familiaux, 19 1938 38,, N a varr va rrin in ed., ed., 198 1984 4.
Encontramos al menos menos tres tres figuras figu ras que organizan organiza n esta escenografía, verdade verd adero ro teatro, en tres tres “cuadros” que se se observan regularmente regularm ente en los dormitorios dormit orios en donde nacieron, como eco de de los lugare lug aress en los que se presentan espectáculos infantiles : • la parad pa rada, a, en donde se hace un espectáculo para el otro; • la seducción, que hace que uno uno busque captar al otro y que intente atraerlo atraer lo a su camino (de acuerdo con con la etimolog etim ología); ía); • el despotismo, que instaura una relación de dominación. dominación. ¿Qué tenemos para decir de esto? Lo que sucede es que, paradóji camente, la pareja rival oculta la pareja imaginaria -como el árbol oculta el el bosque-: “Aunque “Aunqu e allí al lí haya dos dos participantes, la observación de larelación (que (que caracte ca racteriza riza a cada cada una de de las reacciones entre los niños enfrentados) enfrenta dos) no muestra mue stra un conflicto entre dos dos individuos, sino, sino, en cada sujeto, un conflicto entre dos actitudes opuestas y comple mentarias”. Dicho de otro modo: en aparienc ap ariencii a hay uno que se exhibe y otro o tro que mira; uno que seduce y otro que es seducido; uno que domina y otro que obedece. De hecho, parece que en esta situación imaginaria, de manera ejemplar, están dentro del mismo círculo, análogo al del “regador regado” (que inaugura lo especular cinematográfico) cinematográfico):: obser vador/observado; vador/observado; seductor seductor/sed /seducid ucido; o; dominador/dominado, dominador/dominado, la frat fr atrí ría a imaginaria permite que cada uno de los participantes de este dúo ponga en acto su especularidad. Captura en el mismo espejo de dos caras -en sus funciones de exhibición, de seducción y de dominación-. Sólo se desafían desa fían para asumir as umir mejor la propia imagen, im agen, en una división de roles que contribuye a la constitució constitución n de la sede imag im agina inaria ria de uno y del otro, de uno po el otro. p o r el
Fratría y “patria imag inaria” Según una hermosa expresión de Lacan, “cada “ cada participante confunde confunde la patria del otro con la suya y se identifica con él”. Una fratría se define, en su real inconsciente, por compartir la misma pa p a tria tr ia proporciona la oportuni opo rtuni imaginaria. Dicho de otro modo, el alterego proporciona dad para poner én escen escena a - y en actoacto - el desdoblamiento desdoblamiento especular del sujeto. sujeto. El hermano muestra mues tra que el ego es alter, distinto dis tinto de uno mismo.
MI hermano, por lo tanto, tanto , no es solame sola mente nte un rival riv al:: es un “dobl “d oble” e” que, que, puní puní d “origi “or igina nal”, l”, encarna su propia duplicidad duplicid ad en el afuera. afuera. Por P or eso eso va a ser amado y odiado, odiado, testigo y espejo. espejo. También Tam bién sabemos sabemos a qué qué lleva lle va el odio étnico de los hermanos enemigos que, al confundir su “patria imag im agina inaria ria”” sólo sólo concib conciben en que si uno uno vive en ella, el otro debe ser un un expatriado. expatriado. Versión Ve rsión mórbida de ese “compatriotismo” “com patriotismo” imaginario que que muestra los efectos desastrosos del odio, esa pasión oscura.
El perjuicio fraterno y su “escena “escena origina ria” Lo más evidente de los celos no reside en la competencia vital, no pertenece simplemen simple mente te al orden de la necesidad y de la auto-conser vación, es decir, decir, de la “legít “le gítim ima a defensa” defen sa” . Por Po r el contrario, contrario, cuando cuando la necesidad está saciada, se plantea la cuestión de lo que el otro otro toma de mí, de lo que me saca, me arrebata, me frustra, de eso de lo que ahora ya estoy destetado y, por lo tanto, estrictamente, no necesito más. Como el sujeto está saciado, “muere de celos” y comprende el dolor que siente por no ser, no ser m ás , el único gratificado por el maná materno. Existe un desasosiego en el encuentro del doble fraternal: “Sor prendido por el intruso en el desasosiego del destete, reacciona sin cesar ante este espectáculo”. espectáculo” . Notemos Note mos el choque choque del primer prime r encuentro —en el que se crista cri staliza liza el perjuicio perju icio afec af ecti tivo vo-- y su reactiva reac tivació ción n recurrente y punzante, cada cada vez que el rival riva l imaginario ima ginario “aparece” de nuevo y los celos se se reactivan, reactivan , siemp s iempre re nuevos. nuevos. San Agustín, Padre P adre de la Iglesia, Ig lesia, proporc proporcion ionó ó un cuad cuadro ro inolvida inolv ida ble de este espectáculo que, por su concisión, vale su peso de verdad clínica. “Vi y conocí a un niño celoso: todavía no hablaba y, pálido, miraba fijamente con amargura (amaro aspectu) a su hermano de lech le che. e.”2 ”26 El espectáculo del goce goce del hermano herman o (no destetado) desteta do) despierta des pierta en el hermano (destetado hace poco) la nostalgia de su propio objeto y muestra, al mismo tiempo, que éste está separado de él y que ese objeto precioso está en posesión de de otro. Todo está est á en un un lugar luga r en estas dos dos frases, del drama a los los celos. celos. Todav Tod avía ía no hay sujeto hablante, o a penas; el infans está está ahí, de de alguna manera, m anera, toda mirada. Su palidez palid ez mortal es la inscripción en el cuerpo, en una cara descompuesta por el dolor moral, de un un espectáculo que lo hace estar est ar “de duelo” due lo”.. Los celos 26Confesiones, libro I, cap. IV.
se reconocen, antes de cualquier cualqu ier acto de de hostilidad, hostilid ad, por esa postura de uno uno que que calla y, como como lo dice tan elocuente eloc uentement mentee el lengua len guaje je popular, “muestra una cara imposible”. Lo que Lacan describe con términos más elegidos como una verdadera “autodestrucción pasional”. Todo se recapitula en esa “mirada amarga” (amare aspectu) es no aspectu).. Am arus es sólo sólo lo am ar argo go -y hay un efecto efecto de de la la amargura ama rgura en esa mirada mir ada-, -, sino sino lo “agrio” “agrio ” y lo “difícil “d ifícil”” , lo “moroso” y lo “ácido”, el gusto gusto del veneno. veneno. El hermano de leche es captado visiblemente en un espectáculo que, que, al mismo tiempo, tiempo, lo concierne concierne íntim íntimam amente ente y lo aliena alie na dolorosa mente. “Entiende su dolor” en el momento preciso en el que “se reconoce” de visu— como como “un hermano” cuyo goce, aquí y ahora, produce un cortocircuito y arruina el propio. Lo que cela en el hermano, lo que “hace “hace sombra”, s ombra”, es es el objeto faltante falta nte que el hermano, al que considero gratificado, me revela. Lo que él “tiene” es eso, mostrable como “objeto” , objeto del deseo, deseo, que ve designado como como mo tor de mi dese deseo. o. Aqu í no hay ha y solamente “mim etism o”; o” ; el hermano es más bien ese “semejante” que es un espejo o un “reflector” de ese objeto que me polariza. El intruso fraterno envenena, al mismo tiempo que la existencia, la “leche” “lec he” nutricia -es -e s la experiencia exp eriencia de las nodrizas de que que habla San Agustín, y también de los hermanos “de leche” y no “de sangre”-. Prueba Prue ba de que lo que constituye una unión es menos menos la sangre de la filiación filiació n biológica que un cierto “objeto” que que hay que compartir. Pero, justam jus tamente ente,, lo que el hermano herm ano -de -d e lech lec h e - ma mayor yor no no puede “trag “tr agar ar”” es ver a su doble gratificado con lo mismo que a él le falta, no porque se lo nieguen, sino porque nadie piensa que todavía lo necesite. Ahora bien bien,, todavía -y más tien e ganas gana s o, mejor mej or dicho, desea esa más que que nunc nu nca a tiene pa rvul ulus us,, del chiquito completud que le da el espectáculo del otro parv colgado del pecho pecho materno. mate rno. Es el el “último pequeño” peque ño” el que que se conviert conv iertee pe rjui uici cioo origi ori gina na rio ri o , en en el “que “que tiene todo” . Aquí Aq uí se ve cristalizado cristalizad o el perj su crisol crisol imaginario.
De l “vínculo “vínculo celoso” al idea l colectivo colectivo Llegamos a la paradoja fecunda fecunda que que lleva lle va a la expresión expresión de la dualidad de lo fraternal: los celos -en -en su dimensión estructural, tal como la restituimos- son los que constituyen vínculo. Esto es lo que basa la “re-conciliación” que hay que entender entende r más que como como un un milagro mila gro de la “fraternida “frate rnidad”, d”, com como o la solidaridad forjada por el el tiempo alrededor a lrededor de un objeto objeto cuya codicia se compartió. compartió. Por haberse mostrado m ostrado juntos;
por haberse seducido seducido recíprocamente, recíprocamen te, por haberse haberse enfrenta en frentado do en un duelo, duelo, los antiguos “riva les” les ” se vuelve vue lven n inseparables, conciudadan conciudadanos os de una misma patria imaginaria configurada en su infancia común. Éste es un “vínculo celoso”, creado a pesar y po p o r los celos, en una especie de connivencia que simboliza, en el “mito científico” cient ífico” freudia freu dia no, el asesinato conjunto del padre, fundamento de la complicidad fraterna. Por lo tanto, se muestran de común acuerdo, generan la seducción, se vuelven “hermanos en las armas” y en el “ideal”. De esta manera, entendemos el resorte mórbido de todo irrede irre denti ntis s mo, mo, el hecho de argüir ar güir un perjuicio “histórico” “his tórico” para anudar un goce goce fraterno, exterminador, que empuja a los grupos de hermanos unos contra otros otros,, alrededo al rededorr de un territo terr itorio rio en el que se se perfila perfi la la sombra de la “patria im aginaria” agin aria” . De esta manera, manera, la mortificación mortificación primitiv pr imitiva a funda la convicción convicción de legitim leg itimida idad d de la destrucción destrucción,, en una desastro sa espiral imaginaria. El “vínculo celoso” es el principio del “sentimiento social”. “Los sentimientos sociales sociales nacen... en el individuo como como superestructura ( Uberbau ) sobre las mociones de rivalidad celosa por hermanos y hermanas.”2 hermana s.”27Estas palabras de Freud Fre ud presentan la dimensión social como como “construida sobre” estos estos movimientos movimie ntos primit p rimitivos ivos de celos celos entre hermanos y herma her manas nas..V emos emos que los los celos primitivos primitivo s son el fermento fermen to de este vínculo social - y que pueden reactivarse, reactivarse , como una “brasa”, cuando se desgarran, prueba de que el vínculo social se adosa a la realidad-. realidad -. Nudo Nu do del síntoma colect colectivo. ivo.
27 168
Le moi et le p pa, G.W., XIII, p. 265.
VIII PERJU ICIO ICI O Y DISCURSO SOCIAL: SOCIAL: EL IDEAL DE REHAB ILITACIÓN ILITACIÓN
Llegó el momento de determinar lo que el psicoanálisis tiene para aportarle apo rtarle a la problemática problem ática de la rehabilita reh abilitación ción social, a partir par tir de su su propia experiencia y de su su teoría del inconscient inconscientee -des cifrada cifrad a por la dialéctica del perjuicio perjuicio y del ideal-. id eal-. ¿Se trata de agregar la dimensión inconsciente a un problema social, social, salvo que lo “psicologicemos”? En realidad, realidad , se trata tra ta de enten ent en derlo de rlo que está significado aq aquí. uí. El psicoanálisis se distingue por hacer resonar reso nar lo que se se dice, hasta has ta ese punto punto en el que, que, ineludib inel udiblem lemente ente,, se encuentra lo real. Esto no se relaciona con lo que se denomina -de manera tan equívoc equ ívocaa- “el individuo” , sino sino el sujeto de y los de lo colectivo cole ctivo y discursos y prácticas que tratan sobre él. En efect efecto, o, en primer prime r término, tenemos tenemos esta palabra: palabra: “reh abilita abili ta ción”. Acto de rehabilitar, es decir, de devolverle sus prerrogativas a un sujeto sujeto destituido de sus sus derechos derechos -condenado, de alguna mane ma nera ra-de permitirle que vuelva a tomar posesión de los derechos que se le quitaron como consecuencia de una condena. Literalmente, quiere decir que vuelv vu elva a a ser hábil, es decir apto, apto, ¿pero para qué, esencial esen cial mente, si no no es es para ejercer e jercer sus sus derechos derechos más imprescriptible imp rescriptibles? s? Nos encontramos en el registro ético-jurídico y la metáfora se impone aquí en su materialida mate rialidad. d. Esto supone tres elementos: un sujeto, un objeto (y su goce, en el sentido jurídico juríd ico)) y otro. Al A l perder perd er sus sus derechos, derechos, el sujeto vacila vaci la en su propia existencia existencia de sujet sujeto: o: rehabilitarlo rehab ilitarlo radicalmente radicalm ente es devolverle devolv erle su estatus de sujeto. Es poner fin a alguna expropiación: pero esta “reapro “rea propia piación ción”” sólo puede hacerse en nombre, y por la acción, acción, de otro que vuelve vue lve sobre sobre su decisión de conde condena. na. (Conocemos la dramatu dram aturgia rgia simbólica de las rehabilitaciones políticas.)
¿Qué quiere decir rehabilitación social? Devolverle a un sujeto en estado de precaried prec ariedad ad algo alg o así como como su su “dignid “dig nidad” ad”.. En Freud Fre ud hay una una palabra interesante: Lebenstüchtigkeit, la aptitud apti tud de los sujetos sujetos para vivir decentemente,1es decir, teniendo en cuenta su satisfacción, dada su condición condición cultur cu ltural. al. El que no no tiene que ser rehabilit reh abilitado ado sería, entonces, el “hábil” en el sentido social, el que “puede”, el que está habilitado en la vida socia social. l. No solamente solamente el que “sabe “sabe arreglárse arre glárselas” las” -sabemo -sab emoss que Pascal Pasca l llamaba llamab a “hábiles” “hábiles ” a los que sabían acomodarse acomodarse a las injustic inju sticias ias-- sino sino el que puede, vida. pued e, el que está habilitado para la vida. ¿Rehabilitar a los “inhábiles” sería, por lo tanto, hacer que los desfavorecidos sean más hábiles? ¿Integ ¿In tegrar rar a los los excluidos excluidos para que puedan “tener su parte de la torta”, para que se instalen en la mesa de juego, juego , con con algunos triunfos triunfo s en la mano? O bien, bien, más radicalmente radic almente,, ¿restituirles su potencialidad propia, más allá de la “discapacidad social”? El psicoanálisis psicoanálisis puede puede ayudar a identificar iden tificar esta problemática un poco poco más más de cerca: ¿qué ¿qué le falta fa lta al que tiene que ser rehabilitado? rehabilita do? ¿D ¿Dee qué fue fue “desvestido”? “desve stido”? Y, pregunta correlativa: ¿q ¿qué ué instancia del Otro se requiere requ iere aquí para pronunciar su su procedimiento procedim iento de rehabil rehabilitación? itación? ¿Ante qué instancia instanc ia el sujeto puede interceder intercede r una demanda de esta “expoliación”, al mismo mismo tiempo evidente y difusa? difusa? Más aun: aun: ¿de ¿de qué naturaleza natura leza es todo todo este “proceso” -e n el sentido de proces proceso o y procedimientoprocedim iento- que de esta manera reoriénta reorié ntala la relación de un sujeto con el otro, a través de una nueva relación de objeto? En apariencia, lo que le falta son las cosas materiales: el nivel mínimo económico, lo que prescribe una ficha de identidad social. Habría que agregarle, como la flor humanista del discurso de la norma social, el derecho a la dignidad, al respeto del ser moral y material. mate rial. Y la instancia sería esta e sta especie de “opinión pública”, pública” , de Óffentlichkheit.
La “sobreinclusión”, síntoma social de la “exclusión” Aquí Aq uí vuelv vu elvee a nuestro encuentro la metáfo m etáfora ra de la exclusión: exclusión: ¿de ¿de qué qué están excluidos los sujetos? sujetos? Del sistema, pero, más radicalme radic almente, nte, del 1 La “morale sexuelle civilisée” et la nevrosité moderne, 1908. Véase nuestro Freud et les sciences sociales, op. cit., p, 44.
mínimo mínim o de goce goce social social garantizado garant izado.. Sin embargo, si la exclusión fuese exitosa, no tendría que verse: pero no deja de volver todo el tiempo. Nuestra idea es que el excluido, lejos de salir del sistema, vuelve ineludiblemente a su interior: y la descripción de la marginalidad sugiere, además de la idea ide a de las “galera “gal eras” s”,, caminos caminos sin fin, la de las las moscas dentro de un tarro, es decir, el colmo de la “inclusión”. E l discur discurso so de la rehabilitac rehab ilitación ión social es es un discurso discurso de la exclusión y de la reinclusión, pero rem re m ite a una reali re alida dad d de la sobreinclusión que, para los desfavorec desfa vorecidos, idos, se combina con una dificultad dific ultad de “circu “circ u lación”. Antes de organizar un discurso, veamos cómo se presenta ese sentimiento de “in-habilitación”, a causa del aumento de la miseria social y de las patologías en su dimensión social. social. E l psicoanálisis puede decir algo muy m uy preciso de esto esto,, más allá all á de su propia experiencia, e xperiencia, la de las “neurosis” y de los callejones callejones sin salida simbólicos que éstas presentan, pero también gracias a ella. En efecto, efecto, este malestar malesta r social social parece ir más allá a llá de los los dramas signifi sig nifi cantes que el decorado analítico hace aparecer como la “pasión neurótica” neuró tica”.. Estos sujetos sujetos desheredados se quejan ostensibleme osten siblemente nte de la real r ealida idad d que los los empequeñece y los los daña, al inscribirlos en una “ anomia” que ellos encarnan. El analista analist a no precisa una tortícolis para p ara discernir disc ernir lo que que pasa más allá de su su consultori consultorio. o. El “ma “ malesta lestarr en la civiliza civ ilización ción”” no no sólo sólo llega lle ga al umbral del espacio analítico, sino que configura la escucha del síntoma. Y éste es precisamente precisamen te el avance del psicoanálisis sobre lo colectivo: detrás del malestar social, hacer percibir los rumores de lo que Freud bautizó -verdadera categoría- “malestar” de (en) la civilización. Este malestar social muestra, encarna -de la misma manera man era que puede puede ocultarlo ocu ltarlo-- ese malestar males tar de la estructura estructura que le da su verdadero alcance.
De l perjuicio social social al perjuic io inconsciente inconsciente ¿De qué se se trata? Lo que muestra la práctica clínica en lo cotidiano del malestar es ese avance hacia la parte anterior del escenario de un cierto sentimiento de perjuicio, configurado en su materialidad so cial. Esta referencia a los perjuicios organiza una posición subjetiva que podemos podemos denominar den ominar perjudicada. y en el cuerpo. Esta posición se marca en el habla, en el acto y El sujeto organiza su ser hablante -aunque sea sincopado y
asintáct asin tácticoico- alrededor alred edor de esta convicción, convicción, y también tamb ién de una una constata ción, de un perjuicio cuya reparación exige, de las maneras más discretas y más ruidosas, ruidosas, en el modo depresivo o en el modo modo querel qu erellan lan te. Dicho de otro modo, modo, este est e ser en el mundo organiz orga niza a un estilo de vida (inconsciente y social). social). Tamb Ta mbién ién el actuar está está cuestionado, en sus sus aspectos: aspectos: la desocupa ción, ción, abierta abie rta por la situación de desempleo, desempleo, que impide actuar, actuar, y las “puestas en acto” patológicas, desde tomar tóxicos hasta el acto delictivo, pasando por el vagabundeo, que manifiestan el malestar. Finalmente Finalm ente está el cuerpo, es decir que el malestar male star se encarna en en la enfermedad somática, somática, inscribe el daño social social en “perjuicio corporal”. corporal” . Nos enfrentamos con un sujeto que tiene de qué quejarse. Esta queja tiene, simultáneamente, una “materia” y un objeto. Aquello de que se queja, en efecto, efecto, lo “tiene “tie ne”, ”, lo convierte conv ierte en una posesió posesión n (ya que no puede ser propietario de otra cosa). La mater m ateria ia es la realidad proporcionada por la anomia soci s ocialy aly famil fa miliar. iar. Pero, ¿c ¿cuá uáll es el el objeto? objeto? En este punto es cuando tenemos que poner en movimiento al psicoanálisis. psicoanálisi s. ¿Sabe bien el sujeto cuál es el objeto de su queja? ¿Cómo se sitúa en relación con con esta “falta “fa lta de ser” inconsciente de la que es portadora su su falta de ganar -y de “vo “volve lve r a ganar”- socia social? l? ¿Cuál ¿Cuál es es su “postura” respecto de lo que vive, viv e, de lo que los demás le le hacen vivir? vivi r? Por Po r otra parte, siente que no puede satisfacer satisface r sus sus necesidades: pero, más allá,pide algo algo que no se reduce a la necesidad: obtener lo que no necesita, pero sin lo cual cual la vida vid a tiene tie ne poco precio: precio: el reconocimiento reconocim iento de su se r - lo que, que, si nos nos atrevemos a decirlo así, “no “no es un un lujo”-. lujo”-. No se trata tra ta de proporcionar un un “diagnóstico “dia gnóstico”” sobre el desfavore desfa voreci ci do, sino de plantear una pregunta genérica: ¿qué sabe de lo que le falta? ¿De dónde viene la convicción del sistema de detentar un “saber” de este tipo? Por lo tanto, el hecho es indisolublemente colectivo, perjuicio generalizado, gener alizado, y está articulado con con la posición singular de los los sujeto sujetos. s. Más allá a llá de la patología pat ología de masas, hay que aprehender aprehende r lo que que es ese ese sujeto que puede vivir sus perjuicios, vivirse como existencia perju dicada. La situación situación de desempleo de largo larg o plazo p lazo puede servir serv ir para que nos nos demos cuenta de la manera más tangible de ese perjuicio en la realidad, algo así como un malestar que no termina. Esto no quiere decir que el desempleo desem pleo masiv m asivo o no afecte a los sujetos “uno “uno por uno” y ningún “retrato-robot” “retrato-ro bot” de un desocupad desocupado o perm pe rmitirá itirá eludir e ludir esta prue ba de verdad. Freud nos dice que que el trabajo trab ajo es lo que comúnmente comúnment e une de manera man era
más efectiva lalibi lal ibido do con con el “pedazo “pedazo de realid rea lidad ad”” que es “la comunidad humana”.2 humana”.2Este vínculo -verd ad adero ero Eros socia s ociall- es imposible imposible a causa causa de la situación de desempleo: el “accidente de la vida” “libera” patologías que, que, sin embargo, embargo , no creó accidentalmente. Escuchemos Escuchemos entonces al sujeto que, que, de esta manera, mane ra, m anifi an ifies esta ta su perjuicio: le da significado al daño, al “dolo”, a la privación, como consecuenc consecuencia ia de un “error” “erro r” que se le infligió. L a vida v ida fue muy cruel con él, como se dice de manera tan sugerente. Algo se le negó “desde el comienzo”, comienzo” , ma maltrato ltrato originar origi nario io que lo condena condena a la exclusión de la co munidad simbólica. El otro le “hizo mal”.
La existe existenci ncia a perjudica da Aquí Aqu í recono reconocemo cemoss la figura que que permite estab e stablece lecerla rla especificidad de de esta posición subjetiva. Ahora bien, sorpresa: la encontramos en la práctica analítica analític a aunque nos nos parezca que toma más relieve relie ve (y ( y esto es lo que nos interesa) en la situación social. No temamos ser reiterativos con este corto texto,'1en forma de “flash”, en el que Freud encuentra una actitud particular de ciertos pacientes durante el proceso analítico. analítico. Como sabem sabemos, os, supone supone una cierta lógica de renunciamiento renun ciamiento rela re la tivo, lo que que se denomina “reg “ regla la de abstinencia” abstinen cia”:: en efecto, efecto, es imposible llegar a la verdad sin romper con una cierta lógica del goce, no en nombre de un sospechoso ideal moral cripto-puritano, sino porque, justam jus tamen ente, te, el mismo mis mo síntoma síntom a se nutre de ese goce mórbido. Ahora Ah ora bien, bien, revivam reviv amos os el hech hecho: o: “Si les pedimos a los enfermos [en [en los que, que, justament justa mente, e, va a tratar tra tar de encontrar esta actitud] un renun renu n ciamiento provisorio a la satisfacción de cualquier placer, un sacri ficio, una disponibilidad para hacerse cargo de un tiempo de sufri miento con un fin mejor o, al menos, la decisión de someterse a una necesidad válid vá lida a para pa ra todos todos,, nos enfrentamos a ciertas personas personas que se enojan enojan ante un un pedido de este tipo con con una una motivación particu par ticular” lar” . Y volvamos volvam os a escuchar escuchar su “quej a”: “Dicen que y a sufrieron bastante y que y a se han visto sufi s uficien cientem temente ente privados priv ados,, que tienen tien en derecho a que se los dispense de nuevas exigencias y que no se someten más 2Malaise dans dans la civilisation , véase el cap. cap. VI. Sobre la l a concep concepció ción n freudiana freud iana del trabajo, véase, también, nues nuestra tra contribución contribución “Freud, “Freud, lecteur de Voltaire. Candide Candi de inconscient”, en Voltaire , Furor, No 26, Ginebra, 1994, pp. 119-130. 3“Les exceptions”, enQu elques type typess de de caracter caracteres es tires du trav ail analytique, 1915, en Essais de psychanalyse psychanalyse appliquée, Gallimard.
a una necesidad nec esidad poco poco amigable, amig able, pues son son excepciones y quieren quier en seguir siéndolo”. ¿Por qué esta “figu “f igura” ra” es tan elocuente para nuestros propósitos? propósitos? Porque alude, en el habla de un sujeto, a un perjuicio, dolo, daño originario, origina rio, si no inmemorial inmem orial que, a sus sus ojos ojos,, legitim leg itima a una posición posición de excepción. Manera de decir: “Ya di y de manera más que suficiente, ya y a tuve más que mi dosis de dolor. Basta de de seguir seg uir privándo privá ndome me”” . Éste es el sujeto perjudicado, perjudicado, que se se muestra mues tra enquistado en un trauma trau ma de origen cuyo cuyoss efectos persisten, en la trama tr ama de su vida. Rechazo a la ley de la Necesidad -la que vale para todos, la Ananké-, ¿Es decir que el psicoanálisis postula que que hay que arrodillars arrod illarsee ante la Necesidad Neces idad e inclinarse ante la miseria, en nombre nombre de algún tipo de fatalismo fatalis mo mental? m ental? Para Pa ra nada, nada, se trata trat a de la participación del sujeto en el proceso y del hecho de que éste podría poner enjuego algo de su “liberta “libe rtad” d” : el sujeto “no está bien” y, aunque sea el más más marcado por la miseria, la reduplica con una cierta “vida de placer” inconsciente, inconsciente, la del goce oscuro de su malestar. Por lo tanto, no traemos a colación la Ananké Ana nké para p ara incitarlo incita rlo a renunciar renuncia r a ella, sino para que se se confronte confronte a la realidad realida d como ley, frente fre nte a lo real de su su deseo. deseo. El E l psicoanálisis, en la medida en que quiere darle al sujeto una capacidad afectiva para actuar y para gozar, lo lleva a romper con esa vida de placer inconsciente que constituye el síntoma, atornillado al yo que no se “adapta” “ad apta” a él demasiado bien. bien. Éste es un un problema genérico genéric o del estado neurótico, neurótico, siempre sie mpre más o menos adosado a un un perj uicio. uicio. Pero Pe ro ésta ést a es una una figura figu ra singular: sing ular: ciertos c iertos sujet sujetos os muestran una privación privación real -u na desgracia fam iliar o una enfermedad, adquirida o congénita- que les impuso un daño por el cual exigen una indemnización. Por lo tanto, se niegan a avanzar hacia la emancipación, como si el recorrido hubiese agotado su capacidad de de renunciamiento renuncia miento y exigen exig en una indemnización, sin plazo suplementario. Y a “sufriero “ sufrieron” n” lo suficiente y, de golpe, piensan que no vale más la pena gastar la saliva en el espejismo de una “palabra verdadera” que nunca tendrá respuesta. Entonces, el habla se con vierte en ropaje del perjuicio. Comprendamos bien esta “economía”: el adelanto o el anticipo sobre el daño abre un crédito simbólico para el sujeto, que desde ese momento plant pl antea ea que todos los los demás son sus sus deudores potenciales: “E “Ell otro no no tiene nada n ada más que pedirme ni exigir exi girme me”” . Es más, el otro es un un deudor: “Nunca sabrán todo lo que me hicieron” hici eron” . Especie de “ruptura “ru ptura de contrato” por una cláusula de excepción, que exige que los “daños e intereses” sean una verdadera verdad era “renta por invalidez inva lidez”” simbólica simbólica..
A tal punto que que vuelve vue lve a la mente del interlocutor la “divisa” “d ivisa” que Freud propone inscribir inscribi r en el frontispicio del psicoanálisis: psicoanálisis: “Y a ti, pobre niño, ¿qué te han hecho?”. Lo que Freud consideraba una especie de “tipo de carácter”, nos parece portador de una verdadera clínica de lo social, lo que llama mos “síndrome de excepcionalidad”, correlativo de un complejo de perjuicio.
Del sentimiento sentimiento de pe rjuicio a la la de mand a del Otro social Volvamos Volva mos a la la escena del encuentro encuentro entre ent re lo social social y el síntoma. En E n el “aire del tiempo” encontramos sujetos siniestrados por lo colectivo que, uno uno por uno, uno, van va n por el mundo con ese ese estilo est ilo de vida vid a inconscien incon scien te que marca su actuar y su habitus. Es el que perciben los trabaja dores sociales o el personal person al de ayuda en el marco institucion institu cional al donde se filtran el malestar y la demanda. Esto es lo mismo que decir que esta gente se encuentra en una posición “parapsicoanalítica” de escucha del síntoma. Se ha instalado una “equivocación” o una injusticia ( Unrecht ) que se fenomenaliza fenomen aliza en formas diferentes diferen tes en sí. sí. ¿qué ¿qué hay de comú común n entre el marginal ma rginal depresivo, el paciente somático crónico crónico,, el toxicómano, el delincuente delincuente -cuyo emblema, emblema, para Freud, es Ricardo Ricardo II I de Shakes peare-? Quizás, justamente, esta lógica que va del trauma a la reparación, en sus formas salvajes de “reembolso”. Promulgaciones unilaterale unila teraless de derecho a la indemnización indemnizac ión por vacaciones vacaciones de la ley.4 El sujeto arguye su convicción convicción de haber sido juzgado juzga do desde antes de su nacimiento (reconocemos la etimología: pra p rae eju jud d iciu ic ium m ). Juz gado sin proceso, por su ascendencia y su existencia: “Mi historia viene de lejos”. La “anamnesis” parece chocar con una amnesia que vuelve irrisoria la “rehistorización”. “rehistorización”. Pues, paradójicamente, el perjuicio se repara, repara, autoidealización autoidealización del trauma, y constituye una especie de de “mito personal” p ersonal” . Puede dar lugar a conductas conductas por otra parte contradic con tradictoria toriass que van de la autodestrucción ción a los los actos actos violentos, en la medida m edida en que se legitim an secreta secre ta mente de esa deuda contraída por el otro injusto. injusto. Derecho de cometer la injusticia, ya que la naturaleza o la sociedad cometieron una 4 “Les exceptions”, op. cit. Véase P.-L. Assoun, Littérature et psychanalyse. Freud et la création littéraire, Editions Ellipses/Marketing, 1995.
injusticia para con él. Los “criminales por conciencia de culpa”5son culpables antes del acto que, entonces, regula su superyó.
Perjuicios sociales y perjuicios corpo rales Por otra parte, Freud nos dice que, por ejemplo, el largo despojo de una una enfermedad enfermeda d infanti infa ntill produce, produce, tanto en los individuos individ uos como como en los los pueblos pueblos “con “con un pasado cargado carga do de sufrimie suf rimientos” ntos”,, “ una deformación del carácter” ( Charakterverbildung ).6 ).6 Vemos cómo aquí aparece la idea de un cuerpo perjudicado que metaforiza el cuerpo del perjuicio. Entre Ent re las causas del duelo de uno uno mismo con con frecuencia figu f igura ra una enfermedad enfermeda d infanti infa ntill contraída accidentalmente accide ntalmente o el efecto de una una en en fermedad congénita (hereditaria o genética). Pero, más allá a llá de este caso caso específico, específico, el cuerpo da cuenta regula reg ular r mente de esta “tajada” en el cuerpo, perjuicio corporal, en sentido literal. Basta un “problema “problem a de salud” para que el sujeto sujeto realice realic e el mal encuentro, grano en la máquina que abre una clínica del trauma, social social y corporal.1 corpo ral.1 Hay Ha y que señalar señala r la posición posición en el el tiempo del deseo y de la demanda que se desprende aquí: todo sucede como si el sujeto perjudicado se basara en un un déficit pasado para negarse negar se a anticiparse, fijándose fijánd ose en el estado presente y reclamando reclaman do los intere intereses ses de un préstamo préstam o forzado sobre su persona. Un detalle de talle perm p ermite ite que nos nos demos demos cuenta cuenta de esta evolución: volv er “jurídicos juríd icos”” los los daños simbólicos; simbólicos; buscar buscar reparación por las vías jud ju d i ciales de un perjuicio imaginario o imaginarizado es el recurso de alguna manera reflejo de la era del perjuicio. Maner Ma nera a de ex-ceptuarse de la le y y de hacer reconocer, reconocer, en cambio, el exilio propio. A partir del momento en que la Ley no se sostiene más, el sujeto inicia una escalada de pedidos de compensación que, por otra parte, mientras dura el procedimiento, le asegura una apariencia de relación con la ley. Modelo M odelo kafkiano de la modernidad.8 0En Quel Quelqu ques es ty types de de ca ra ct e re s .o p . cit. cit. 6“Les exceptions”, op. cit. Véase, supra, cap. VII. 7P.-L. Assoun, Legons Legons psychanalytiques sur Corps et symptóme, Anthropos/ Economica Economica,, 19 1997 97,, 2 vol. 8P.-L. Assoun, Le pervers et la femme, Anthropos/Economica, 1989, 2“ edi ción, 1995, e infra, cap. X.
El psicoan álisis álisis a pru eba de la anomia socia sociall Volvamos, por lo tanto, a la problemática de la rehabilitación. Ésta designa el punto punto decisivo del malesta mal estarr pero pero reproduce, reproduce, para para dójicamente, la trampa imaginaria de su sujeto: el que pide una indemnización imaginaria que reproduce e instituye su negación. Lejos de desconocer desconocer el peso de la desgracia desgra cia social, el psicoanálisis no deja de recordar menos radicalme radic almente nte las exigencias exigen cias del “orden del deseo”. El goce de la desgracia se agrega a la desgracia para que el sujeto se adapte a él; entonces hay razones razo nes para “ceder al deseo” . El perjuicio se convierte en “cláusula resolutoria” del “contrato simbólico”. El derecho social también da vueltas en este círculo de un sujeto que sostiene un perjuicio real para evitar confrontarse con el Otro simbólico, que convierte en imaginario al Otro social. En este sentido, el perjuicio material serviría de coartada y su expresión sería: “No tengo ten go otra falta fa lta que ésta ni otro otro rasgo rasgo identifica iden tifica que esta falta” falt a” . Mecanismo Mecanism o de dependencia: articulación a una una torio que “tara” que dirige al Otro social una demanda de suplencia de lo que habría debido de venir del Otro prehistórico. Si, en este sentido, hay un chantaje del perjudicado al Otro social, ese Otro no cede a él más que porque sabe que existe un malestar en su fundación y “no quiere atraer la atención” sobre este aspecto vergonzoso y escabroso.9 Vemos Vem os qué compleja es la posición posición de apelación del psicoanálisis a los protagonistas de esta relación. Por supuesto que no se trata de sugerir que la víctima “cargue las tintas” de sus desgracias a través de un un cierto tipo de complacencia exagerada exage rada que haría harí a que que la desgra de sgra cia social fuese más inocente. Pero conviene recordarle al sujeto los plazos frente fren te al orden del deseo deseo,, que le niega el derecho a enmendarse enmend arse a través de los beneficios secundarios del perjuicio que, al final de cuentas cuentas - y llegando al colmo- puede hacer de la miseria instituida como como posición subjetiva... confortable. confortable. Al Otro social, el psicoanálisis tiene que recordarle con firmeza lo que pertenece pertene ce al orden de la “hipocresía “hipocres ía cultural” cu ltural” .10 El sujeto “carente de privileg privi legios ios”” muestra una mancha en en el cuadro cuadro social, social, “desluce” “ desluce” el conjunto, conjunto, pero, pero, al hacerlo, muestra m uestra algo que falta fa lta 9Legons Legons d ’introdu intro du ction á la psychanalyse psychanalyse,, 1917, Introducción. 10Sobre 0So bre esta noción, véase nuestro Freud et les sciences sociales, op. cit.
en el Otro, Otro, en el ideal ide al cultural. L e da cuerp cuerpo o al malestar, de manera mane ra que el rol que le es impartid imp artido o es, por definición, equívoco. ' Por lo tanto, vemos cómo se desprende el espacio fecundo -y estrecho, es verdad- que designamos como “clínica de lo social”. Estudio de la interacción sintomática sintom ática entre ent re los los “participant “partic ipantes” es” de de esta relación. El sujeto candidato a la rehabilitación le habla -tanto al clínico como al asistente social- de un tiempo que ellos desconocen por completo. completo. Vidas que dan dan la impresión contrastada c ontrastada de una contingen continge n cia, cia, que pertenecen al reino “del “de l día de mañana” mañan a”,, de la la casualidad, de la Tujé Tu jé —jueg ju ego o de datos en el que sale lo peor más que lo mejor, entre entr e gánga y mala suerte-. Ése al que llamamos “accidentado “accidentado de la vid a” vive vi ve una vida vid a que no domina, sembrada de trampas y malos encuen tros. tros. Esto le da una noción noción poco poco simbólica de la Ley. Pero, justamente, justamen te, si se los escucha bien, estos sujetos muestran una creencia, aparen temente temen te contraria, en una una especie especie de providencia provide ncia que, más más allá de la “galera “gal era”” , ve la por ellos. Como ese ese paciente del que hablaba Freud que pensaba que que una una “providencia “provide ncia particu pa rticular lar velaba velab a por él, que lo lo prote gería de los sacrificios dolorosos”. Esta frase de Freud no envejeció: ¿por qué creció el culto de los “ángeles “ánge les guard gu ardian ianes es”” como como signo de esta reparación mágica? El sujeto puede hacer surf entre dos olas en cuanto cuanto se cree cree protegido p rotegido o, mejor dicho, dicho, amado por los dioses-cree diose s-creencia ncia mágica- más allá de los golpes de suerte. Manera de encontrar un lugar lug ar en el mundo, mundo, aunque sea por un tiempo, tiem po, a travé tra véss de este poder que vela por él. De este modo, el sujeto aspira a un “golpe de suer te” te ” que, de una una sola vez, echaría ech aría por tierra tierr a los años años de galera: especie de esperanza espera nza termina term inall de las vidas vida s sin metas. Con este voto, también, pide la asistencia asis tencia social, social, la rechaza rech aza o la desafía. Freud Freu d dice que la cultura se basa en una economía de los perjuicios. En efecto, el sujeto sujeto “sale trasquilad tras quilado” o” -e n su economía pulsion puls ionalal- en el “renunciamiento de cultura”, especie de perjuicio originario. Rehab Re habilitar ilitar sigue siendo una una palabra palab ra fuerte y significante, significa nte, si se la limpia limp ia de su connotac connotación ión imaginaria. imagin aria. Entonces, Entonces, lo que se desprende es un espacio posible de reneg renegociac ociación ión del sujeto con con el Otro simbólico. De este modo, modo, allí al lí donde estaba el perjuicio podría surgir surg ir un sujeto sujeto..
LA INSTITUCIÓN INSTI TUCIÓN DE L PERJUICI PERJUICIO: O: TRANSF EREN CIA E IDEA I DEA L INSTITUCIONALES INSTITUCIONALES
El perjuicio social de los sujetos, uno por uno y en masa, debe ser por la norma social y administrado por el dispositivo social tratado por que lo recibe. La institución terapéutica y la institución social se convierten en espejos: espejos: por una parte, en tanto la función terapéutica terapé utica se configura configu ra respecto de una finalidad fina lidad soci soci al; al; por otra, en tanto la institución social toma, por propia voluntad, la forma de “remedio” inspirada en la norma terapéutica: el perjuicio social llega a ser “tratado” como enfermedad, en el movimiento mismo en el que la enfermedad se ve evaluada en términos de “costo social”. ¿Qué sucede sucede,, desde la perspec pers pectiva tiva de la escena inconsciente, en estos lugares lugares y prácticas, que que se consideran “nue vas” -p -porq orq ue es tán configuradas respecto de la actualidad del “malestar de la civiliz ci vilizac ación ión ” y porque dan un un “estilo “e stilo de de época”-? Más M ás allá de la es cisión cisión de los los dispositivos - “institucionales” y “analíticos”- , se trata de delimitar qué form se instaura en la fo rm a de trans tra ns fere fe ren n cia ci a se institucional, cuyo cuyo efecto efecto esins- institución, para sos ten erla idea institucional, titu ir el perjuicio. perjuicio.
¿Algo “nue vo” vo ” en el malestar? ¿Qué hay de nuevo en las prácticas socio-institucionales sobre el “síntoma”? La simple formulación de esta pregunta evoca el estatus de acontecimiento en en el deven de venir ir cultural: cultural: desde el punto punto de vist vi sta a del psicoanálisis rev ela un hecho estructural mayor, mayo r, que se designa des igna como
“Malestar “Ma lestar en la civilización”.1La civilización”.1La referencia al presente -au n cuand cuando o prese nte -aun sólo sea a la modern m odernidad, idad, o a la posmod po smodernidad ernidad— —se destaca sobre este fondo de “rumor” . Sobre el “ruido de fondo” fondo” del malestar, males tar, indisociablemente “adentro” “a dentro” y “afuera” “a fuera” , puede puede evaluarse lo “nuevo”. “nuevo” . No porque porque estemos condenados condenados a una lógica del “eterno “e terno retorno reto rno”” en esta materia, mate ria, como como tampoco en otras: existe exis te historia en lo social social - y la institución es, en primer término, realidad socio-histórica-, pero ésta no parece evaluable evalua ble si no se la separa del fondo del malestar, malest ar, como como surge de un un diagnóstico socio-clínico socio-clínico a largo plazo - y todavía toda vía es decir poco poco:: sería posible remontarse remontars e a este origen del vínculo social que Freud enuncia a partir part ir de su mito fundador-. Entonces, Entonces, si tomamos en cuenta este origen, ¿qué hay de “nuevo bajo el sol”? L a “institución” -terapéutic -terap éutica, a, la que nos nos intere sa aquí en especia esp eciallparece ubicada, como como todo “hecho” sociocultural, sociocultu ral, en los confines con fines de un un pasado pasado inm in m em orialor ial-qu qu e se relaciona con con el origen de la K u l t u r y y de un presente que no podría ser más real e insistente, en el que se opera opera la reproducción del “síntoma en lo cotidiano” . P or lo tanto, tanto, no podría mos hablar intemporalmente de ella, salvo que neguemos lo que se jueg ju ega a en su actualidad; actualidad ; pero per o tampoco conviene con viene caer en la tram t rampa pa de la captación imaginaria que implica esta referencia al presente: la institución forma fo rma parte de tal modo de lo social social que acredita, o mejor digamos que instituye, una cierta “creencia” relacionada con la -con cepto to que, para “data “d atar” r” algunos de sus usos, usos, no deja de ideología -concep estar en el horizonte de nuestr nuestro o problema-. problem a-.
L a puesta en e scena instit institucional ucional En efecto, es claro que que una cierta creencia c reencia estructura la institución y que ésta toma al “individuo “indivi duo”” en cuanto cuanto entra en la institución y, como como se dice de manera un poco cínica pero realista: ahí, él “funciona” (“bien” o “mal” ). Nuestro propósito consiste en volver a plantear, como “desde el llano”, llano” , la siguiente pregunta, tan elemental elemen tal como como fundamental: ¿En qué situ si tu a ción ci ón “ps “psíqu íquica"y ica"y “social”, social”, indisolublementecorrespon indisolublem entecorrespon de la la institución terapéutica ? 1 Sobre el papel operador operador de de est este e conc concep epto to forjado forjado por Freud, en la obra que que lleva este este título (1930) para par a una un a clínica de lo socia sociall y de la modernidad, remitimos remitimos a “Ma “Mala lais ise e de 1’idéa id éal” l” (Pscyhologie clinique, No. 6), Klincksieck, especialmente “Malaise Mala ise de l’idéal l’idéal et actualité du d u malaise”, malaise ”, pp. 7-23 7-23, y a nuestra nue stra obra Freud et les sciences sociales, cap. 10 10,, pp. 119-133. 119-133.
Esta pregunta nos enfrenta con un problema relacionado, tanto con su objeto cuanto con su “metodología”: ¿cómo comprender ese “lugar” en el que se “pra ctica ” el el síntoma, como lugar en el que se fabr fa brica ica,, también, el síntoma ? Por una parte, porque la institución socializa el síntoma, síntoma, al dotarlo de dispositivos (codificación institucio ins titucio nal) pero, por otra, y más aun, porque la propia institución como func fu nció ión n instituyente insti tuyente revela el “síntoma social”. Doble puesta en escena solidaria. De manera que que de nada sirve sirv e “psicolo “psi cologizar gizar”” de entrada los proble prob le mas de la institución; institución; hay ha y que partir part ir del hecho de que que la institución ya y a está requ erida e instituid inst ituida a por su su función función social -en este caso: caso: está ahí, ahí , requerida “hacerse cargo” de lo terapéutico-. Pero esto no quita el derecho a problematizar el síntoma institucional, es más, nos obliga obl iga a hacerlo, desde el momento en que lo enfocamos en el contexto, en el sentido más fuerte, del “M alesta ale starr de la Civiliza Civi lizació ción” n”,, en su su cortejo de síntomas sociales. sociales. En resumen, resumen, se trata tra ta de la condición moderna de de lo social que exhibe la institución. En sus sus uso usoss corrientes, la l a institución designa des igna tanto una organ org aniza iza ción como su estructura, la “acción de instituir algo” y la “norma o práctica, socialmente sancionada” que, a la larga, crea un “hábito” o una “costumbre” .2Por Po r lo tanto, la institución es una “forma” “form a” dotada de una una cierta materialid ad (social y juríd ica) ica ) definida por finalidades u “objetivos” “objetiv os”.. Toda institución inst itución es instituida (por (por la sociedad) e insti- dispositivos y efectos, efectos, es decir “prácticas” “prácticas” interiorizadas y repro rep ro tuye dispositivos ducidas por “agentes” o “actores”.
El lu ga r oscuro de la institución institución ¿El psicoanálisis va a servirnos servir nos para p ara producir una psicosociología psicosociología de los “roles” y “estatus” institucionales? ¿Va a servir para ampliar y especificar especifica r el análisis de la psiquis de de (en) (en ) la institución con con referencia refere ncia a los “proces “procesos os inconscientes”? inconscientes” ? En realidad, realidad , intervien inte rvienee como como teoría teorí a de la escena prim itiva itiv a de la institución. Sin duda, duda, tenemos que rem re m itir iti r nos a la cuestión cuestión genérica genéri ca (que tratamos en otro lado)3de lado)3de la psicología social” . Pero Pe ro aquí mostraremos la paradoja de como “psicología social”. nuestro objeto objeto actual que, justame justa mente, nte, permite perm ite operar una puesta a punto del uso del psicoanálisis como “psicología social”: es decir, la 2 Grand Laruusse, 5 vol., artículo “Institución”. 3Freud et les sciences sociales, op. cit., cap. 7, pp. 79-92.
distancia sintomática, en el discurso freudiano, entre el discurso sobre sobre lo “Institu cional” cion al” (en un un sentido global que hay que definir) defin ir) y el discurso sobre la institución propiamente terapéutica. Por una parte, parte, Freud sitúa el síntoma - “psiconeuróti “psiconeurótico”co”- en relación con con la “neurosis moderna m oderna”” que también es un hecho colectivo, colectivo, que le permite p ermite lleg ll egar ar hasta el males tar fundador de la la Cultura y, por consiguiente, se percibe en el centro mismo de lo que, justamente, denomina “institución “institución de civilización” civilizació n” (Kulturinstitution ).4 ).4 Por Po r otra parte, pa rte, cuando aborda aborda la cuestión cuestión de las “instituciones” “institu ciones” en el sentido estrictame estrict amente nte social, social, a las que que denomina significa sign ificativa tivame men n te “multitudes artificiales” artificial es” ,5analiza 5ana liza su dinámica inconsci inconsciente ente,, pero pero justa jus tame mente nte no en la forma fo rma de institució inst itución n terapé te rapéutic utica: a: se dedica a la Iglesia Igles ia y al Ejército. Ejército. El que quiera buscar en el discurso fundador del de l psicoanálisis una problemática cercana que nos nos diga qué se juega jue ga en el plano socio-ins socio-ins titucional en el campo “terapéutico” “terapéutico” tiene tien e que distanciarse de esta “de cepción”, porque, sin duda, duda, en el esfuerzo esf uerzo por aprehen apre hender der su sentido, se produce produce una una tendencia a negar neg ar el problema o a colmar rápidamente rápidam ente la “laguna” aparente a parente de instrumentos de análisis disponibles. disponibles. En efecto, ¿de dónde surge que Freud, que abre perspectivas interesantes interes antes sobre lo “cultural” “cu ltural” desde la perspectiva persp ectiva del d el síntoma por una parte, sobre los mecanismos mecanismos de idealizac id ealización ión social en el funciona miento de las “instituciones” por otra parte, y cuya fecundidad ya demostramos,6parece demostramos,6parece responder responder a nuestra nuestra pregunta - la de la situa ción social y psíquica de la institución terapéutica- por medio de un silencio? silencio? ¿Será un un “silencio de muerte” mue rte” que indica que el psicoanálisis deformó o negó negó el problema? ¿Se ¿Se puede “tapa “t apar” r” este agujero con un un “psicoanálisis institucional” institu cional” , de la forma que sea, sea, aplicando la “gri “g rilla lla”” de desciframiento freudiano de las instituciones en general a la institución terapéutica en particular? 1 Véase, “La morale sexuelle sexuelle civilisée” et la nervosité moderne, 1908, comenta da en Freud et les sciences sociales, op. cit., pp., 43-47. 5Psychologie collective et analyse analyse du du moi, 1921, cap. VIII. Si bien Freud no se refiere refier e al concep concepto to de “institución” “institución” en el sentido social, elabora ela borado do especialmente es pecialmente por la escuela socioló sociológica gica francesa, francesa, de Durkheim Durkh eim a Mauss, Maus s, piensa pi ensa su teoría de lo lo social desde la perspectiva de la “psicología de los pueblos”, en el sendero de Wundt, y de las “multitudes” “multitudes” (Le Bon). Los künstliche Massen Massen son, son, por lo tanto, conglomerados humanos que se mantienen juntos por una cierta “obligación externa” y que, por eso mismo, están dotados de una cierta perennidad que, justamente, justamente, está asegurada asegura da por el el trabajo de cole colecti ctiviz vizaci ación ón del del ideal. ideal. 6Freud et les sciences sociales, op. cit., p. 87-92. Véase, también, “Le sujet et Tidéal”, en Aspects du malaise dans la civilisation, Navarin editores, 1987.
En todo caso, caso, tene tenemos mos que part pa rtir ir de una “comprobación” “comprobac ión” que es un argumento de realidad: en el medio siglo que separa el “paradigma freudiano” freudia no” dé d é la actualidad social, social, el tejido tejid o social se cubrió cubrió de institu ins titu ciones: lo “social” se declina de manera dominante en la modalidad institucional, de manera maner a que el desfasaje sería, esencialmente, e sencialmente, socio socio lógico. Esta es una una consideración innegable innegab le pero, al mismo tiempo, insu in su ficiente para nuestros propósitos. Freud es contemporáneo de esa mutación de la socialización soc ialización de la “enfermedad “enferm edad mental me ntal”: ”: se dio dio cuenta perfectamen perfe ctamente te de la renovación renovac ión que se introdujo introdujo en los “policlínicos”, “policlínicos” , con las modalidades de tratamiento ambulatorio, que permitió una relación terapéutica nueva respecto de la realidad social y que permitió situar a llí la intervención intervenc ión psicoanalíti psicoanalítica. ca. Es verdad que los los llamados “hospitales de día” recién aparecieron a fines de la vida del creador del psicoanálisis7 psicoanálisis 7y que la Segunda Guerra Guerr a Mundial Mund ial inauguró un cambio espectacular de la institucionalización terapéutica, que abrió una era de “revoluciones en cascada” que impone la idea de un cambio acelerado. Más que una “falta “fal ta de sincronía”, sincron ía”, nos nos enfrentamos con con una especie especie de “puerta falsa” estructural entre la terapia psicoanalítica y las terapias terapia s institucionales. No hay que que apurarse, apurarse, ni “tapar” “tapa r” la diferencia diferenc ia o atenuar la contradicción; hay que comprender com prender bien sus sus términos y los compromisos que propone. Esta relativa atopía de la posición psicoanalítica psicoanalítica es, es, justamente, justamen te, lo que va a permitirle emitir em itir un “d “diag iag nóstico” sobre lo que se juega en la institución terapéutica (por consiguiente, consiguiente, no analítica analít ica)) no no para ubicar ubicar “la verdad verd ad”” terapéutica terapé utica del lado del psicoanálisis, sino para evaluar eval uar a qué título título los saberes y las prácticas del psicoanálisis pueden aclarar la institucionalización terapéutica. Además, lo institucional sufre el mal de las “innovacio nes” : el discurso discurso del cambio (“nuevas (“ nuevas prácticas”) prácticas” ) prolifera pro lifera tanto tan to más cuanto que la institución vuelve (en concordancia con su definición liter lit era a l) a problemas, por el contrario, contrario, permanentes: permanentes : la institución da la impresión de no dejar de cam bia r... como si se trata tra tara ra de un cambio r... como crónico. Cuanto más intenta incansable y febrilmente renovar su “estilo” (en un brain storming intensivo), intensivo), más se vuelve vue lve a encontrar encontrar confrontada con el mismo problema de su monotonía (función del poder social y de los “dispositivos “disposi tivos”).8Po ”).8Porr lo tanto, no no debemos debemos temer teme r una reflexión estructural que permita discernir, justamente, en qué 7El primer hospital hospit al de día apareció apareció en 1933 en la Unión Un ión Soviét Soviética. ica. 8En el sentido dado por Michel Foucault.
sentido la institución se conserva y en qué sentido “cambia” (o en qué sentido “cambia”para conservar...) conservar...) Cuando nos damos cuenta de esta “contradicción” central, pode mos usar usar el psicoanálisis, justam just ament entee porque introduce un momento nuevo acontecimiento que que hay que pensar en su radica rad icalida lidadd- en el centro mismo mismo de un “sistema” “s istema” en plena gestación gestació n - “ otra escena”, no simplemente “revolucionaria” “ revolucionaria” , sino sino,, de alguna manera, de la “alteridad”-. El buen método para que nuestro nuestro problema problem a evolucione consiste en comprender en qué sentido esta situación sui generis (analítica) puede ayudar a comprender la realidad del otro (institucional). No se trata de un diagnóstico diagnóstico externo ext erno ni de una compa comparación ración.. Sino de dar cuenta de la dificultad señalada anteriormente respecto del psicoanálisis: psicoanálisis: escisión aparente entre e ntre un discurso discurso del Male M alesta starr com binado con un silencio sobre las instituciones y un estudio de las instituciones sociales gravado gra vado por un un silencio sobre sobre las instituciones propiamente terapéuticas. Por lo tanto, utilizaremos el “operador” psicoanalítico para poner en evidencia, por efecto de contraste, la situación psicosocial institucional y deducir su especificidad. El “psicoanálisis” “psicoanálisis” como como “terapia” “terap ia” será requerido requ erido para pa ra hacer síntoma de de la forma institucional institucional de la terapia. En el efecto de ida y vuelta entre los dos dos “espacios” será posible aclarar aclar ar lo real de de esta “situación”. La “voluntad de cambio” de las las instituciones puede ser interroga inte rrogada da como como “síntoma” de un problema estructural. e structural.
En búsq ued a de la transferencia en la instit institución ución Como Como sabem sabemos, os, el psicoanálisis psicoanálisis -como “práctica terapéutica”- 9expe rimentó su especificidad, lenta pero seguramente, a través de la noción de transferencia .A través de una evolución muy bien conocid conocida, a, la transferencia, descubierta primero en el camino de la terapia analítica como un “obstáculo” y/o un “medio”, llegó a adquirir tanta importancia constitutiva que puede puede definir legítim am amente ente lo esencial esencial de la situación psicoanalítica. Ahora bien, ésta es una cuestión de principios en toda situación 9 En sus definiciones definiciones del psicoanálisis Freud Freu d menciona regularmente regular mente el el “método de tratamiento” como el segundo componente del “psicoanálisis”, entre su naturaleza de “procedimiento” psicológico de comprensión de los procesos inconscientes y el conjunto de concepciones que tiende a convertirse en una “ciencia” (véase “Psychanalyse” et “théorie de la libido", 1923).
terapéutica: ¿iqué tipo de transferencia se instaura en la situación institucional ? Freud aborda la cuestión de las “instituciones terapéuticas” no analíticas ( Heilanstalten ) 10en los textos de “técnica analítica” ana lítica” . En cuanto prestamos atención a este aspecto, nos damos cuenta enseguida de que que Freud Fre ud regular reg ularmen mente te se enfrenta enfren ta con con esta cuestión desde sus primeros textos hasta los años de madurez de la técnica psicoanalítica, psicoa nalítica,1 11aunque, aunque, es verdad, sólo sólo lo hace brevem brev emente ente cada vez. Parece Par ecería ría que Freud Fre ud sólo se se ocupa ocupa de de esta cuestión de la “otra terapia” te rapia” al pasar, pero hay ha y una necesidad que lo lle va a desmarcarse de ella. Por Po r supuesto supuesto que en el discurso discurso freudiano sobre sobre las instituciones, instituciones, al mismo tiempo, “sincopado” y coherente, coherente, hay ha y un compromiso “ po lítico” terapéutico: la terapia en las instituciones compite con la terapia analítica. analítica. P or lo tanto, hay que marcar los los límites y los riesgos riesgos de un tratamiento “no analítico” -al menos en el terreno de las “psiconeurosis” “psiconeurosis”,, que constituyen el objeto idóneo idóneo de la “nueva “nue va terap ter apia ia”” de esa esa época época que que se denominó “psicoanálisis”-. “p sicoanálisis”-. En suma, suma, la “eval “e valua ua ción” freudiana freudian a está en una posición posición objetivam obje tivamente ente “partid “pa rtidari aria” a” y no no podemo podemoss esperar encontrar en ella la apología ap ología de la terapia institucio ins titucio nal. Sin embargo, en otro sentido, el juicio juici o freudiano freudian o es interesant interes antee e, inclusive, irreemplazable para nuestros propósitos: se trata de la descripción descripción -concisa pero precis pre cisaa- de la situación psíquica y social de la terapia institucional, diferenciada de la situación analítica. Nos enfrentamos enfrentam os con un “esbozo” (casi en un sentido sentido “pictórico” ) de lo que se jueg ju ega a en esto - y es, es, justam just ament entee porque este “diagnóstico” no se se sitúa en un marco “psicosociológico” “psi cosociológico” sino de práctica prá cticade delsín lsíntom toma a que reinte como adquiere todo su valor va lor-. -. rroga la función social subyacente, como 10Aquí Aq uí aparece apare ce una un a cuestión de vocabulario: Anstalt designa designa una “institución (Einrichtung ) que sirve a un fin determinado y también el edificio que está destinado a ello” (Stórig, (Stórig , Gran d dictionna ire de la la langue allemande, allemande, Parkland, 1990, 199 0, art. art. Anstalt). Por lo tanto, se trata del establecimiento establecimiento en general, pero, por abreviación, la palab pa labra ra designa, más específicament específicamente, e, “el “el establecimiento establecimiento de cura cura de trastornos nerviosos” (Nervenheilsta.lt ). ). Estas expresiones se encuentran en Freud y son estas ocurrencias las que analizamos luego. Las distinguiremos del registro regis tro de la Institución como como estructura socio-cultural (en el sentido menciona do anteriormente). Traducimos Anstalt como “institución” en el sentido “ma terial”. 11En 1E n las la s Obras completas de de Freud Fre ud comprobamos comprobamos el desarrollo desarroll o de este tema en aproximadamente un cuarto de siglo, es decir, entre 1898 y 1918. Todos los textos textos que se se refieren a este tema son analizados aquí para pa ra tener ten er una mirad m irada a de conjunto de la posición freudiana sobre esta cuestión. En 1925, Freud toma posición acerca del vínculo con la medicina en La question de l ’analyse analyse profane.
Lo que tiene que interesarnos, más allá del “veredicto” sobre la ineficacia de la terapia institucional en cuanto a sus objetivos, es la descripción de la situación en sus sus modalidades transferencia transfe renciales les (y contratrans con tratransferenc ferenciales). iales). L a pregunta pre gunta no puede ser más más “psicológica” : ¿qué sucede ? ¿A qué real inconsciente inconsciente la institución da forma?
L a institución institución “de “de la delicad eza” En su primera prime ra exposición sobre la etiologí etio logía a sexual de las neurosis, neurosis, se fíja fí ja la postura de Freud sobre las “instituciones de curación” destina des tina das a los “nerviosos” “nerv iosos” (las (la s llamadas llam adas “casas “casas de reposo”) reposo” ): si “de hech hecho, o, la institución es indispensable para el aplacamiento aplacam iento de los caso casoss agudos agudos cuando se produce una psiconeurosis por distracción, cuidados y dominio, para la eliminación de los estados estados crónicos crónicos no tiene ningún efecto” .12Por lo tanto, la institución instituc ión sirve en las urgencias, porque se hace cargo del paciente en una crisis (notemos el registro de depen dencia en el vocabulario vocab ulario emple em pleado ado),1 ),13pero el síntoma es recurrente. Freud proporciona una imagen image n “viv “vi v a ” con con el “cuadro” de esa “mujer ansiosa neurasténica” a la que sacan de su casa para enviarla a un establecimient estab lecimiento o de hidroterap hidrot erapia ia y a la que, que, allí, liberan libe ran de “todos sus sus deberes” y donde, de alguna manera, puede “distraerse”, “bañarse, hacer gimnasia” (ya existían las “terapias corporales”), “alimentar se abundanteme abund antemente” nte”,, “de manera mane ra que uno uno se se siente atraído atraíd o a poner en la cuenta del descanso de la enferm a y de la ganancia de fue rza que le dio la hidroterap hidro terapia, ia, el mejoramiento, mejoram iento, con frecuencia sorprendente, que logró logr ó en algunas algu nas semanas se manas”” .14 Sin embargo, embargo , Freud, Freud , con el lúcido humor de un “buen sentido” que el terapeuta serio ya no percibe, sugiere que podría ser que que el “ alejamiento de la casa” y la “interrup “interrup ción del comercio conyugal” hayan haya n tenido que ver con con el mejoram me joramien ien to, de manera que la “exclusión temporaria de la causa patógena” produce el “efecto terapéutico”. No hay nada asombroso cuando, después, después, al vo lver lv er a su sus “relaciones “relacione s vitale vita les” s” (Lebensverhaltnissen ), ), “la 12 La sexualité dans l’étiologie des névroses, 1898, G.W., I, p. 514. Sabemos cuán importante es este texto “proto-analítico” para la teoría de la etiología sexual de las neurosis. 13Pflege es es el hecho de ocuparse de alguien de manera de mantenerlo con buena salud; Schonung es el hecho de tratarlo con cuidado, ahorrándole cualquier inconveniente; Ablenkung es es el hecho de dirigir las ideas hacia otra parte, “cambiarle las ideas”. 14 Op. cit., p, 50 504. 4. Recordemos Recordemos que el Hombre de las rata r atass aprovechó una hidroterapia para mantener una relación amorosa.
paciente experimenta de nuevo los síntomas de su sufrimiento” que debe “dominar” a través de una estadía “de tanto en tanto en su refugio refu gio”” , con con lo cual cual una parte de su su existencia debe pasar de manera “improductiva” ( unproduktiv ) [para la sociedad, pero también para sus sus propios propios intere intereses ses existenciales e xistenciales]] en este tipo de establecimiento estable cimiento (o bien, “dirigir a otra parte los esfuerzos para curarse”). Este texto tex to es importan imp ortante te porque, hace un siglo, siglo, realiz rea liza a una crítica profunda que se se apoya en una descripción descripción realista reali sta y “ positiva” pos itiva” de una situación. situación. Y a que se se habla de la hidroterapia, hidro terapia, es tentador decir que lo que hace el establecimiento establecimie nto terapéutico es “ahogar “ahoga r el síntoma”. síntoma” . Éste es el órgano de la función social: cuando cuando un sujeto “ya no funciona funcion a más” bien, para él y para la gente que lo rodea, hay que aislarlo y “hacer que se vaya” para que sea “viable” y vivible (para los otros). Pero esta descripción descripción no es es tan “vieja “vie ja”” como como parece: parece: la multiplicación multiplica ción y el refina ref inami mient ento o de las “técnicas” “té cnicas” terapéut tera péuticas icas y de las modalidades modalid ades institucionales no parece haber invalidado esa función originaria (el mismo “vino “vi no”” se se encuentra encu entra en el fondo de las “cubas” que que se suponen “nuevas”). “nueva s”). Quizás haya otros medios medios para ahogar ah ogar el síntoma que no sean la hidroterapia, por ejemplo, cuando se piensa que una mujer está “bajo “bajo influencias” ... .. . Ahora bien, ésta es la mayor incidencia del psicoanálisis en el origen: no es “ahogando” el síntoma que llegamos al fondo fondo del sujeto. La “causa recidiva” es el mismo sujeto al que podemos “distraer” de su sufrimiento cura de olvido bajo asistencia- sin que por eso saquemos de su memoria el conflicto deseante que lo ocasiona. Más aun: aun: el sufrimien s ufrimiento to es un rostro de ese deseo, deseo, de manera que aislán aislán dolo dolo dé la vida (sobre (sobre todo todo fam f amiliar) iliar) se busca busca instituir... una una negación negación de ese deseo-causa-de-sufrimiento. De ahí la afirmación de Freud: hay que abordar las “tareas terapéuticas” “en el interior de las relaciones-de-vida del paciente”. Los cuidados analíticos se relacionan, por ende, con con el origen, a través travé s de esta voluntad por reinsertar al sujeto en su tejido existencial, contra la voluntad de “abstraerlo” de la institución.
L a transferenc ia “en todos sus sus estados” o la libido de la institución institución Sin embargo, este primer discurso freudiano sobre la institución se especifica después después del advenimiento advenim iento del método m étodo propiámente propiámen te psicoa psicoa-nalítico, centrado, centrado, en un un segundo momento, momento, en la relación relac ión transferentransfe ren-
cial. A part p artir ir de ahí, ahí, el psicoanálisis empieza emp ieza a medir med ir el alcance alcance de de la transferencia para él mismo -lo que se opera (como sabemos) espe cialmente a través de ese “detonador” que que fue el tratamiento tratam iento de Dora, Dora, cuyas cuyas consecuencias consecuencias más claras son son planteadas plante adas por Freud a partir par tir de 1905- y puede puede formular una teoría de la transferencia propiamente institucional. Este segundo aspecto, tan desconocido en el discurso freudiano freudian o como célebre es el primero prim ero de la transferenci transfer encia a analítica, es el que queremos poner de relieve aquí. Someramente podríamos decir que en el interior del análisis las “transferencias” fueron reconocidas luego de haber sido subestima das. das. Luego la transfe tr ansferencia rencia fue apreciad a preciada a en todo su su alcanc alcance, e, primero como “obstáculo” y resistencia y, luego, como verdadero “motor” terapéutico.13La reflexión sobre sobre “el amor de transferencia” transfe rencia” permite final fin aliza izarr con con esta “promoción” de la transferen transf erencia cia que, finalmente, finalm ente, es reconocida como como el “resorte más potente potent e del progreso” del tratam tra tam ien ien to.16 Además, Adem ás, no hay que que perder perde r de de vista vis ta la metáfo m etáfora ra espacial o “cinética “c inética”” del término: se trata tra ta del desplazamiento de un “afecto”- p o sitivo y/o negativo- sobre la persona del analista, por repetición de “prototipos” infantiles, lo que permite sostener, por efecto de esta relación, el trabajo de rememoración remem oración en sus sus modalidades modalidad es ambivale amb ivalen n tes (amor/odio). (amor/odio). Este recuerdo es suficiente para entender cómo Freud, en plena elaboración de la relación transferencial, en 1912-1918, reactiva la cuestión del tratamient tratam iento o dentro de una institución: ya no solamente para marcar m arcar sus sus límites en cuanto cuanto a la eficacia, sino las modalidades de los acontecimientos transferenciales que se dan én ese espacio. transferenciales que En el momento de concluir su análisis de la “dinámica de la transferencia”, en 1912, Freud formula la siguiente pregunta, tan natural como incongruente: ¿la “transferencia”, “originalidad” del tratamiento analítico, es su “especialidad” o su “exclusividad”? ¿Se produce produce en las “instituciones” “institu ciones” (in Anstalten )? )? “Podemos preguntar nos nos por qué los los fenómenos de resistencia resiste ncia de la transferen trans ferencia cia sólo se se ven en el psicoanálisis y no en un tratamiento indiferente a ellos, es decir, dentro de las instituciones. L a respuest re spuesta a es es que también se 15El término término “tr “tran ansfe sfere renc ncia ia”” apareció apareció en 18 1895 95 en relación relaci ón con las “asociaciones verbales”. En el informe del caso Dora (tratado en 1899, escrito en 1905), Freud habla ha bla de ellos en plural, plura l, como como “nuev “nuevas as ediciones” o “reimpre rei mpresio siones”. nes”. En las Cinco lecciones de psicoanálisis (1909), (1909), le otorga un “rol decisivo” al fenómeno, cuyo alcance reconoce en 1912, en La dinámica de la transferencia. 16Véas 6Véase e, Observations sur l’amour de transferí (1905) (1905) y el el desarrollo sobre la transferencia que aparece en Legons d'introduction á la psychanalyse (1917). (1917).
muestran allí, pero que tienen tien en que ser evaluados evaluad os como como tales” tale s” .17 Prim Pr imera era afirmación, afirmación, pues: pues: también también hay ha y transferenc transferencia ia en las institu institu ciones, pero no “objetivada” como tal. Las instituciones producen transferenc trans ferencia ia sin saberlo, como M. Jourdain prosa, pe pero, ro, justamente, justam ente, debe de haber habe r razones razon es por las que la transferenc transfe rencia ia no se nombre ni se identifique en ellas. ellas. transferencia? ¿Qué transferencia? La que se menciona primero, y no sin malicia, es la transferencia “negativa”: “La aparición de la transferencia negativa es muy fre cuente en las las instituciones. instituciones. Precisamente, el enfermo deja la institu ción sin cambios o con regresiones (rückfallig= en en estado estado de recaída) recaíd a) en cuanto cae en la transferencia negativa”. Freud no tarda en describir más más adelante ad elante esa transferencia n egativa ega tiva (al (a l menos por su su efecto efecto de esterilidad del tratamiento tratamie nto y de efecto efecto arraigado de de sínto ma) cuando ya menciona el “aspecto” positivo de la transferencia en la institución. “La tra nsfere nsf erenc ncia ia erótica no no actúa en en las instituciones de manera tan inhibitoria ( hemmend ), ), dado que ahí, como en la vida, vid a, está velada ( beschónigt) en lugar de estar visible ( aufgedeckt ).” ).” De esta manera, manera, la transferencia trans ferencia de afecto afectoss positiva positiv a funcionaría en la institución como en cualquier cualq uier otro lado, lado, “en la v ida” id a”,, es decir “vela da”: ”: dec ir “velada lo que Freud quiere decir aquí es que la situación analítica es, justam jus tament ente, e, la única en la que la l a trans tra nsfer feren encia cia se reconoce franca fran ca mente y de alguna manera mane ra “a cielo abierto”. Es Es el lugar en el que el “terapeuta” “terapeu ta” no se engaña con con los los efectos de de la transferencia transferen cia (al (a l menos menos pone su su esfuerzo en ellos y paga muy caro el no poder reconocerlos). Encontramos, Encontramos, entonces, entonces, la sugerencia capital cap ital de que la “transferenc “transf erencia ia erótica” no deja de actuar en las instituciones, pero sin que se la reconozca. Menos “inhibitoria” por supuesto, pero, igual que un “obstáculo blando” , no se se desarrolla de sarrolla como como una resistencia útil. útil. Pero, justamente, por el mismo efecto, efecto, una transferencia transferenc ia de este tipo “se expr ex pres esa... a... claramente clarame nte como resistenc resis tencia ia a la cura”. cura” . ¿Cómo? ¿Cómo? No “empujando “empujando al paciente fue ra de la institución” - “al contrario, contrario, lo mantiene dentro de la institución”institución”- pero, pero, al hacerl hacerlo, o, “lo mantiene alej ado de la vida vi da ” . Freud Freu d muestra m uestra el efecto “adic “ adictivo” tivo” de la institución como inherente a su propia función: como se trata de “proteger” al paciente pacien te y como como esto sólo sólo puede hacerse a través de una una transferenc transfe rencia ia “que ligue” ligu e” , algo se opone a la cu c u ra ra-lo -lo que, que, convengámoslo, es el colmo colmo para una institución con con funciones terapéu tera péutica ticas-. s-. Freud sugiere que, que, al dedicarse a curar, la institución desarrolla una transferencia 17Sur la dynamique du transferí, 1912, G.W., VIII, p. 372.
erótica que, por un “efecto perverso”, tiende a lo que se denomina “cronicización”. Por una especie de ironía, el sujeto que “supera su angustia o inhibición en la institución” puede volver a encontrarlas “en la realidad de la vid a” . De esta manera, habría una especi especiee de “autar “ autar quía” de la institución que no “cura” más que en su propio espacio y aísla de la realidad realida d al “pacie “ paciente” nte”,, cuyos cuyos síntomas, síntomas, de esta manera, se “instituyen” . Vemos que el efecto “des-vitalizan “d es-vitalizante” te” de la institución institución (marcado desde desde el origen) orige n) reaparece, sosteni sostenido do por la “norma te ra péutica” (construcci (construcción ón de la cura a través trav és de la norma institucional inst itucional y social).
L a “transferencia “transferencia velada ” o el eufemismo institucional institucion al Volvamos a la referencia a esta noción de “vida”, en el sentido de realidad reali dad (social). Pare P arecer cería ía que Freud hace un uso uso contradictorio: por una parte, subraya esa tendencia de la institución a separar al “paciente” de la vida (efecto literalmente “desvitalizante”); por otra parte, señala que la transferencia se produce “como en la vida” -es decir, decir, de manera “velada”“vela da”- lo que es lo lo mismo que que señalar, esta vez, la continuidad importante entre la “vida afectiva” de la institución y la del resto re sto de la socied sociedad. ad. En contraste, contraste, hay ha y que comprender que, desde este último últim o punto punto de vista, vis ta, el psicoanálisis psicoanálisi s opera una ruptura rupt ura más clara con con “la vida” vid a” cotidiana y su régimen régime n afectivo afe ctivo -y a que proporciona proporciona esa “otra escena” en la que la transfe tr ansferencia rencia se reconoce reconoce como como laregla del y se trabaja como como tal-; tal -; pero, por otra parte -y , quizás, justamente, jueg ju ego o y porque pone en el orden del día el deseo del del sujeto en persona pers ona-- tiende a volverlo volve rlo más apto para interven inte rvenir ir entre su deseo deseo y la realidad realida d y, por consiguiente, volver más “vivible” su mundo. Esta “danza cruzada” permite medir lo que se juega en esta alternati alter nativa va psicoanálisis/ins psicoanálisis/institu titución: ción: esta última últim a reproduce, reproduce, al mis m is mo tiempo que la “demanda social” soc ial” con respecto al sujeto, sujeto, las ilusiones que sostienen la propia pro pia realidad realid ad social. social. Esto es lo mismo que decir que no hay “condena” “ condena” de la la institución que “enga “e ngañarí ñaría” a” pura y simpleme simp lemen n te al sujeto, sujeto, ni acreditación del ideal que sostenga a la institución. institución. L a institución institución es es tanto el “síntoma” cuanto cuanto el órgano (“ma terial” ) de la la sociedad sociedad.. Por P or lo tanto, tanto, en ella encontramos esa función, función, distin d istintiva tiva de la vida social, en su forma moderna, de sostener la vida del sujeto enfermo al mantener manten er una apariencia aparien cia de relación con con la norma cuando, cuando,
al mismo tiempo, no quiere saber nada de lo que, en el síntoma del sujeto, cuestiona y “desafía” a la misma norma social. Por eso la institución instit ución es, al mismo tiempo, tiempo , demasiado dema siado “cómplice” “c ómplice” del modo modo social del gozo (lo que se traduce por su falta fal ta de distancia en relación con con la “vid “vi d a” corriente) corrie nte) y generadora genera dora de un un modo modoartificial de de “afectividad” “afectividad”.. Finalmente, Finalm ente, todo todo gira alrededor de esta noció noción n de “velo” (Beschó y su correlat correlato, o, “transferencia velada” velad a” -expresión -expresió n que forja nigung) y mos para calificar califica r de la manera más precisa la función función institucional de la la transferencia-: transferencia -: el término (beschónigen) significa, significa, literalmente, literalmen te, “presentar “pres entar algo de manera mane ra más inocente y más favorable favorab le de lo que es” y, por lo tanto, tanto , vol v olve verlo rlo anodino y m inim in imiza izarr su importancia. importa ncia. Como acto de habla, una Beschónigung es es un eufemismo. Estamos a medio camino entre “mentira” y “maquillaje” de la realidad: digamos que la realidad, en su dureza, es “embellecida”, como como en esas formas demostrativa demo strativass de “optimismo” “opt imismo” circunstancial. circunstancial. El término implica una sospecha ética: ¿con el velo de lo anodino, no se está engalanando un “error”? Esta Es ta es una una pista esencial: al hacer caer un un “velo “ve lo”” sobre la realidad transferencia! -estam - estamos os en la “retórica” funcional funcionalmente mente calmante calmante de la insti in stituc tució iónn- ésta opera oper a su función función de reproducción reproducción en lo cotidiano y en el sector que le pertenece, de la negación social. social. Por otra parte, parte, se trata tra ta de una idea fuerza que se ve en la concepci concepción ón freudiana de la vida vi da social social:: la sociedad, en la medida medi da en que “no le gusta g usta que se se atraiga atra iga la atención sobre este costado oculto de su cultura” -es decir, la “represión pulsional”- 18está basada en una cierta forma de Verleugnung (término (té rmino cuyo cuyo alcance alc ance respecto respec to de la perve pe rversi rsión ón conocemos co nocemos).1 ).151E l lenguaje lengu aje ins i nstit tituc ucio io nal trae a la expresión la naturaleza “eufemística” de la institución. Podríamos Podríam os decir que la institución institución “fabrica” “fabr ica” o “inven “inv enta” ta” una una trans ferencia ad hoc para para sostener, en lo cotidiano (lo que ella llama “re laciones humanas”), humana s”), la función función eufemística eufemístic a del ideal idea l social. social. En esta presentación de la transferencia que se produce en la institución se yuxtaponen dos “modalidades” negativa y positiva, como como si, de alguna manera, mane ra, cada una tuvie ra su propio propio destino. destino. Por un lado, efectos negativos de la transferencia (que llevan a los “fracasos terapéuticos” terapéutico s” “evasiones” “evasiones ” o “recaídas” “reca ídas” ) y, por otro, otro, “ intensi inte nsi dades” patógenas de la “positivid “po sitividad” ad” transferencial. transferencia l. En cada caso caso,, hay algo de más, más, que Freud Fre ud muestra en un señalamiento, para p ara nosotros, nosotros, capital: “No “N o es exacto exacto que durante el psicoanálisis psicoanálisis la transferencia transferen cia se 13 Véase Véase la intr intro oducc ducció ión n a Legons d'introduction á la Psychanalyse. Sobre el alcance de esta idea, véase Freud et les sciences sociales, op. ci.t., p. 95. 19Fre 9F reud ud,, Le moi dans le processus de défense, 1937, y Fétichisme, 1927.
produzca produzca de de manera m anera más inten in tensiv siva a y sin contención que fuera de él. En los establecimientos en los que los nerviosos son tratados de manera no analítica, observamos las intensidades más altas y las formas menos menos decentes decentes de una una transferencia que llega a la dependen cia y tambi ta mbién én a la coloración coloración erótica más caracte c aracterística” rística” .20Y, 0Y , por lo tanto, para decirlo directamente, la institución terapéutica es un lugar terapéutico tera péutico en el que “hay un lío lío bárbaro” bárba ro” en el plano del afecto transierencial. L a palabra “sujeción “sujeción”” (Hórigkeit ) utilizada en particu lar en el e l sentido sen tido de una depende dep endencia ncia pasional pasi onal t.c t.casi “erotom “ero tomanía aníaca” ca”)2 )21 sugiere lo que se jueg ju ega a ahí. ahí. ¿Por qué la institución favorece favo rece la eclosión de una “pasión” de este tipo, que se incuba bajo las cenizas o que es impetuosa? Es que, justam jus tament ente, e, la tran tr ansfe sferen rencia cia no puede ni debe reconocerse allí al lí como tal: tal: por la misma razón que que la transferen trans ferencia cia es está tá velada y exacerbada en la reproducción institucional. Parecería que, negada, la transfe rencia se “demonizara” . “Demonización” tranquila, que que se despliega en lo lo ordinario de lo “cotidiano” y, alternativ amente, ame nte, en las “rebabas” que, que, en las crisis de relación, se recuerdan brutal brut al y esporádicamente esporádicam ente en el “buen recuerdo” de los actores y alimentan las inagotables crónicas crónicas de los conflictos institucionales... institucion ales... En la institución nos enfrentamos con una transferencia que podríamos denominar “desintrincada”, por el hecho de que sus dos modalidades extremas no se se unifican, ni siquiera siqu iera en una “contradic ción”: ción” : por un un lado, “lo nega ne gativ tivo” o” ; por el otro, “lo positiv pos itivo” o”;; por un un lado, lado, la norma; por el otro, la erotizaci er otización; ón; por un lado, un no-querer-sabe no-querer-saberrnada-de nada-de la transferencia tran sferencia;; por el otro, jugars jug arsee por entero en el modo modo de la transferencia, transferen cia, “a “ a tontas y a locas”. Mezcla Me zcla explosiv e xplosiva a de “funciona “funciona lidad” y de “afectivid “ afectividad” ad” que le da a la institución institución su estilo estilo inimitable inim itable pero, en su su gé géne nero, ro, pervers Dado que está mitigada mitigad a y es “innombra perv erso. o. Dado ble”, la transferencia institucional está consagrada a ser sobre erotizada. Por lo tanto, cuando, no sin malicia, Freud le recuerda a los detractores del psicoanálisis, que sostienen que se preocupa preocupa demasia dem asia do por las las turbulencias “ eróticas” , que, que, justamen justa mente, te, en las institucio nes consideradas serias se producen “las formas más indecentes de transferen tran sferencia” cia”,, apunta a un un elemento preciso y confirmado: confirmado: en tanto que la situación psicoanalítica permite que el sujeto viva a pleno la 20Su r la dynamique dynamique du transferí, transferí, G.W., VIII, p. 367. 21 Véase, Véa se, Psychologie collective et analyse du moi. En sexología, el término designa la “sujeción sexual” (Krafft-Ebing).
negatividad nega tividad transferencial tran sferencial y la pasión pasión transferencial, la institución estaría en una una posición objetiva, por una parte de “ adular” adula r” la afecti afect i vidad del sujeto para arrancársela y, por otra, de “mantenerlo a distancia” distanc ia” en cuanto cuanto se sobrepasa una una cierta “medida” “me dida” de transf tra nsfere eren n cia y se pone pone en peligro peligr o “el equilib eq uilibrio rio afectiv afe ctivo” o” de la institución. Si lo releemos releemo s de esta forma, obtenemos un un desciframiento descif ramiento de esos esos sismos sismos afectivos de la vida vid a de la institución - “ducha esco escocesa cesa”” poco poco intelig int eligible ible de otro modo- que se relacionan, sin duda, más con los caprichos y el desconcierto de sus actores, que con la contradicción que debe gestionar en lo cotidiano del “oscuro objeto” de una transferencia, clandestino y, y, al mismo tiempo, “controlado” ... ...
De l afecto a la sugestión: la depend encia institucional institucional Lo que encontramos com como o caso caso particular del régimen social del afecto afecto es el registr regi stro o del afecto en la institución. Si bien involucra invo lucra el cuerpo, cue rpo, es notable que, al pasar por vías que no son la “representación” ni el lenguaje, lengua je, como pura “desc “d escarga arga”” ,22sea objeto de interés y de solicitud sol icitud particulares particu lares por parte de lo socia social. l. Las figuras fig uras del afecto son son cuidado samente reguladas por la norma social, social, lo que significa sig nifica que los afectos son, al mismo tiempo, refrenados y y provocado provo cados s (a los fines de una “manipulación”). Pareciera como si la sociedad, alternativamente (incluso simultáneamente), “soplara lo frío y lo caliente” sobre el afecto. afecto. Lo que observamos obse rvamos en la institución son “erupciones” “erupciones” afectivas afe ctivas que, luego, por otras consideraciones, son apagadas “como si fueran una catástrofe”. En este caso, la institución es, al mismo tiempo, “piromaníaca” y “bombera”, porque tiene que “sobre-erotizar” el vínculo transferencial (para mantener el contacto con el paciente), pero también “congelarlo”, de manera bastante brutal, en cuanto el “objeto” “objeto” de la institución - “el trono trono y el altar”alta r”- está en peligro. Por Po r otra parte, ésta es una contradic contradicción ción que trabaj a en todas todas las instituciones institu ciones que se ocupan ocupan del deseo -d e “saber” “ saber” o de “curarse”“cura rse”- . 23 Ahora bien, esta situación efectiva -sobre-erotización de la rela ción que llega lleg a a la “sujeción”, “sujeción” , creación creación de un vínculo que produce un 22Sobre el estatus e status metapsicológico del afecto, afecto, véase nuestra nues tra Introdu ction á la metapsychologie metapsychologie freudienne , PUF PU F , 19 1993 93,, cap. cap. VII, VI I, pp. 13 137-1 7-158 58 y sobre el estatus est atus social del afecto, Freud et les sciences sociales. 23 Es posible compara comp ararr con lo que se jueg ju ega a en la escuela, en la que, mutatis muntandi, puede aplicarse aplicar se lo que decimos decimos aquí.
efecto de “poder” “poder”-- nos nos recuerda otra, otra, muy familiar fam iliar para el psicoaná lisis ya que forma parte de él: se trata de una relación de sugestión (con su su aura hipnótica). La institución tiene tie ne como como objetivo dedicarse a los sujetos sujetos para inscribir inscrib ir en ellos el efecto terapéutico deseado: se trat tr ata a de “obtener “obtene r en el plazo más corto posible éxitos vis ibles ibl es”:2 ”:24 justa jus tame mente nte,, a propósito de las instituciones, instituci ones, Freud habla ha bla de este “cocktail” “cock tail” que hace hace el “psico-tera “ psico-terapeuta” peuta” cuando cuando “mezcla un pedazo de análisis con una una porción porción de influenc influ encia ia por sugestión” . Por Po r otra parte, es preciso mostrar que Freud une toda “aplicación masiva” ma siva” de una una terapia -e s decir, decir, su inserción inserción en la demanda socia s ociallcomo como necesidad de apostar al poder pode r de la “sugestión “ sugestión directa” : de este modo, modo, el mismo psicoanálisis, si pudiera pud iera “aplic “ aplicarse arse en ma masa” sa” —lo que Freud Fre ud no solo excluía, sino que considera cons ideraba ba una especie especi e de ambición social social de expansió expa nsiónn- tendría que resignars resignarsee a “aliar abundantemente abundantemente el oro puro del análisis aná lisis con el plomo de la l a sugestión directa” direc ta”..23 Esta últim últ ima a aclaración da cuenta de que que Freud, a pesar de su “diagnóstico “dia gnóstico”” radical sobre la institución no analítica, no posa como si fuese un “alma “a lma buena” fren te a cierta “corrupción” “ corrupción” del del mundo social. socia l. En cuanto se lim ita a las restricciones de la lógica lógi ca social, social, el proyecto terapéutico toma partido afav af av or o en contra de los poderes de la sugestión. No deja de oponer el objeto objeto precioso precioso del análisis, “meta “ metall noble”, al metal vil v il de la sugestión, suge stión, con lo que que pone las cosas en su verda ver dade dero ro lugar, luga r, sin que al hacerlo alabe cierto “romanticismo” de negación de la Ananké social.
L a institución institución terapéutica, terapéutica, entre oblatividad y po der No es casual que en pleno debate sobre la técnica psicoanalítica se imponga imp onga el análisis “dife “ diferenc rencial” ial” de la situación institucional, instituciona l, bajo los virulentos virule ntos ataques de Ferenczi Fere nczi y Rank, sobre todo, todo, que que estremecieron estremecie ron el modelo prim itivo itiv o de la cura. Esta fuerte fuer te polémica, con consecuen consecuen cias dentro del movimiento psicoanalítico, implica, de hecho, la 24 Conseils aü médecin dans le traitement psychanalitique, 1912, G.W., VIII, p. 384. 25 Chemins de la thérapie psychanalitique, 1918, G.W., XII, p. 193. En la conclusión conclusión de esta conferencia, Freud Fre ud considera, consi dera, en los los términos más má s precisos, en esta época de fines de la guerra, perspectivas de institucionalización social del psicoanálisis, con psicoanalistas dentro de instituciones. El uso complementario de la sugestión es considerado en analogía anal ogía con con el tratamiento contemporáneo contemporáneo de las “neurosis de guerra”.
cuestión de la ley del análisis -frustración, incluso “abstinencia” pulsional- que condiciona su resultado favorable. Ahora, en el mo mento de hablar de las “ satisfacciones satisfacciones de sustitución” sus titución” (Ersatzbefrie fue ra de ella, se impone el acercamiento. digungen ) en la cura y fuera No nos nos asombra asombra que que la transferencia esté nuevamente enjuego enju ego en este caso: pero se la menciona como el medio de “gratificarse” en la cura analítica, al evitar ev itar,, de alguna manera, el daño de los sacrificios: sacrificios: “El enfermo busca ante todo la satisfacción de sustitución, en la propia cura, cura, en la relación de transferenci transfer encia a con el médico, médico, y puede, inclusive, esforzarse es forzarse por indem indemnizarse nizarse por ese camino contra todo el renunciamiento renunciam iento que se le impone de otro modo”. modo” .26El erotismo ero tismo transferencial toma aquí un sentido casi “pasional” y Freud lo subraya tanto más vigorosamente cuanto que le preocupa cuidarse de los “disidentes”, partidarios de las técnicas demasiado “activas”, y no “cargar las tintas” tintas” . El ejemplo que proporciona (y que no hay que seguir) es el de la institución terapéutica analítica: “El que, como analista, le ofrece al enfermo toda la plenitud plenitu d de su corazón corazón misericordioso, todo lo que un hombre puede esperar esp erar del otro, comete comete el mismo m ismo error e rror económico que que nuestros establecimientos terapéuticos no analíticos. Éstos no tien den solamente a ser lo más agradables posibles para el paciente, de manera mane ra que se sienta cómod cómodo o y le guste encontrar refugio refug io frente fre nte a las dificultades dificulta des de la vida” vid a” . Éste es el deseo deseo de la institución: institución: “gusta “gu star” r” a su paciente paciente -¡a - ¡a su clientela clie ntela !-, ser un un tapón para las durezas durezas de la vi da, suplantar suplanta r el el “amor” “ amor” por la Ananké Anank é real.2 rea l.27Aquí Aq uí Freud Fre ud da cuenta de una verdadera verdad era “ oblatividad” oblativid ad” de la institución (cualesquiera sean los los resortes de “beneficio” material y social). De esta manera se precisa el evitamien evita miento to decidido por la la institución institución de toda negatividad negativ idad transtransferencial que complicaría su tarea. Ahora Ah ora bien, bien, esta generosidad (por más más “interesa “inte resada” da” que que esté en el “orden social” social” ) es un error de de principio respecto del paciente. Tratado Trata do así, como un “niño mimado”, será menos apto para enfrentar la frustración real: volvemos volve mos a encontrar la idea ide a de los textos preceden preceden tes, especificados por su compromi compromiso. so. Al A l ofrecer ofrec er cobijo cobijo y refugio, las instituciones “bien intencionadas” “renuncian a que el paciente sea más fuerte en la vida, a que sea más apto para realizar sus propias tareas tar eas”” .28 Por Po r consiguiente, el deseo de de la institución respecto del 26 Chemins de la thérapie psychanalitique, op. cit., p. 189. 27 Sobre esta est a noción noción,, esencial esencia l en la ética ética freudian freud iana, a, véase nuestro nu estro estudio L ’entendement freudien. Logos et Ananké, Gallimard, 1984, y supra, cap. III. 28 Op. cit., ibid.
paciente puede producir un profundo daño en su “autonomía” en tanto sujeto que vive y que desea. Este error, de alguna manera ma nera “ético”, es, es, al mismo tiempo, un error técnico -en el sentido de una economía de la transferencia. Lo vemos vem os como oposición oposición al al “deber “deb er analítico” analítico ” : “En la cura analítica, hay que evitar ev itar todo mimo (Verwóhnung )2 )29de este tipo. Respec Res pecto to de su relación con el médico, el paciente tiene que conservar abundantes anhelos no satisfechos ( unerfüllte Wünsche)”. El psicoanalista es el que tiene que “prohibirle las satisfacciones que desea con mayor intensidad y que expresa e xpresa de la manera ma nera más acuciante”- en los caso casoss en los que la institución va a “mimarlo”-. L a oposición planteada plantead a por Freud es interesante: interesant e: por un un lado, lado, una institución institución terapéutica terapéu tica complaciente con con el paciente; por el otro, un “psicoanálisis” que frustra de manera bastante “autoritaria” los anhelos anhelos infantiles, infantiles, a tal punto punto que la ética sugerida parece re vestir ves tir resonancias casi puritanas. En términos “paternos”, estaríamos en frentados a dos modelos “pedagógicos”: uno (culpablemente) liberal, incluso incluso “laxo”; “laxo ”; el otro, otro, directivo direc tivo y, más bien, severo. ¿Freud no sugiere sugie re que la intensid in tensidad ad del deseo es un un signo que que hay que reprimi repr imir? r? De hecho hecho,, estamos en un un modelo modelo muy diferen te del “ped agóg i co” co” : simpleme simp lemente, nte, se descubre la oposición oposición determ det erm inante ina nte e ntre un modelo de relació n matern m aterna a fusional fusio nal (de tipo tip o “in stitu cion al” )30con con el “que cura” , y un modelo de relació n patern pa terna a “no fusional” fusion al” , que remite a la ética de la terapia analítica -uno busca unirse al sujeto, sujeto, completando com pletando algo de sí mismo; el otro lo endurece p ara que no se sienta satisfecho con su síntoma-. El cuadro, enfrentado con la realidad, puede parecer forzado. La institución, cuyos efectos represivos se han comprobado, ¿tiene una tendencia tan profunda a “m “mim imar” ar” a sus sus “huéspedes”? A l a inversa, ¿el psicoanálisis psicoanálisi s es una relación relació n “dura” “du ra”?? De hecho, hecho, no se se trata tra ta solamente solament e de “clima afectivo”: lo que está en juego es la estrategia social y su 29 Verwóhnen significa “mimar” “mima r” en el el sentido de “educar con con demasiada demasia da ternura”, de “tratar a alguien de manera magnánima, para colmar todos sus deseos”: láVerwóhnung se se opone a la Entbehrung, que consiste en la abstención de algo que necesitaríamos (término que, justamente, Freud emplea aquí, en contraste, com como medio de de tratamiento tratamien to analítico). analít ico). No N o hay que perder perd er de vista vist a que Freud presenta el análisis com como una post-educación post-educación,, destinada destin ada a que los sujetos sujetos vuelvan a encontrar los caminos de la realidad, a través de los conflictos deseantes. 30Esto es lo que mostramos a propósito propósit o de la psicosis en e n “Fr “Freud eud,, la psychose ps ychose et l’institution”, epílogo a Frangois Ansermet y María-Grazia Sorrentino, Malaise de l’institution, Anthropos/Economica, 1992.
estructura tran sferen sfe rencia ciall “práctica” “prác tica” . En suma, suma, se trata tra ta de una una ética -más que de una técnica- del sujeto en relación con ese Otro... que “quiere” para él un cierto “bien” sobre el que va a tener que hacerse preguntas. Señalemos que la obtención de ese “bien” se opera en la institución a través de un anaclitismo autoritario -ya -y a que se se invita invit a al paciente a instalarse, a través de sus sus “necesidades”, en en el Otro institu in stitu cional cional proveedor proveedo r de ayuda que, por esa causay con el mismo mism o gesto, gesto, ejerce “un poder”-. Vemos hasta qué punto las “nuevas patologías” son el espejo de las prácticas “nuevas” de la institución -en una especie de relación especular de dependencia en en el doble sentido de la palabra-. En todo caso, parecería que la institución entra en competen cia, para Freud, con la fa f a m ilia il ia , que constituye el verdadero tejido existencial del sujet sujeto. o. Lo propio propio de la intervención psicoanalítica es abordar el síntoma, en la medida de lo posible, en situación fam iliar. Esto surge de un curi curioso oso pasaje de Lecciones de introd intr od uc- uc - recu erda la “re gla gl a ” que que se se impuso de ción al psicoan álisis. Freud recuerda “no tratar al que no esté sui sui juris , que sea independiente de los demás en sus sus relaciones relacion es vit ale s esencia ese nciales”3 les”31-o sea, sea, no autónomo autónomo y tod to d avía av ía “ ba bajo jo depe de pend nden enci cia” a” de los pa padr dres es o bajo “tu “t u te la ” (aun (au n cuando cuando más no no sea m oral)— ora l)—y y precisa: “ Quizás usted concluya de mi advertencia a los parientes que, para un psicoanálisis, habría que sacar a los enfermos de sus familias y, por lo tanto, limitar esta terap ia a los miembros de las instituciones institucio nes terapéutica terap éutica s para nerviosos” nervio sos” . A esto, Freud le opone: opone: “Es mucho mucho más ventajos ven tajoso o que los los enfermos - en la m edida en que no estén en una fase de mucho mucho agotam iento- durante el tratamiento permanezcan permanezcan en las relacio nes a las que tienen que combatir con las tareas que se les imponen” . Aclarac ión esencial: la tera pia analítica debe encarar al paciente en el campo de de su su “combate” -e l de su sufrim iento y el de sus guerras y conflictos familiares, in situ. No hay que sacarlo “a rtificialme nte” de ese ese lugar nativo, humus fam fam iliar de la la neuro sis —en esto el gesto ges to de la instituci inst itución ón toma to ma sentido a contrario. debe encontrar el síntoma en su su lugar lug ar “natu “n atu ral”-. 32 Esta Est a es una una 31 Este fragmento se encuentra en la última últ ima lecció lección n (XXIII, (XXII I, dedicada de dicada a “la “la terapia analítica”). G. W., XI, p. 480. 32Señalemos, 2Señale mos, de paso, esta idea id ea central cen tral de Freu Fr eud d de que, en contraste con la psicología social (de su tiempo, la del origen, que “recorta” artificialmente artificialm ente un pedazo de tejido social, el psicoanálisis toma al sujeto sujeto en su pertenencia social, en este sentido, “natural”. Sobre el alcance epistemológico de este punto para la relación psicoanálisis/psicología social, véase Freud et les sciences sociales, op. cit., p. 83.
constante del discurso freudiano desde sus comienzos, en cuanto al rol esencial de la inserción familiar del síntoma.
De la transfere ncia ininstituibl ininstituible e a la “con tratransferencia” instituida instituida Pa ra el Para e l psicoanálisis, psicoanálisis, no se se trata tanto ta nto de enfrentar enfren tar al sujeto neurótic neurótico o con la norma social, como de que se reconozca, tanto como sujeto de cuanto como síntoma de lo social. Lo que surge del análisis síntoma cuanto precedente, y en este sentido no es anacrónico, sino lectura de la actualidad crónica c rónica de de la institución, es que en el espacio institucional la transferen tran sferencia cia tiene tanto menos frenos cuanto cuanto que, que, por otra parte, es “imposible de lleva lle varr a cabo” cabo” o “incomple “inco mpleta” ta” (en el sentido más bien literal). Esta “electricidad estática” -qu e constituye constituye el clima afectivo de la institución, su “meteor “met eorolog ología” ía” cotidiana alim entada enta da por su su “crónica”, “crónica”, esa miríada de acontecimientos al mismo tiempo irracionales y familiares que todos sus actores conocen bien -paradójicamente traduce traduce los efectos proyectivos de una relación transfere transferencial ncial que no podría llegar a una “verdadera “verda dera”” transferencia. transferencia. En este sentido sentido,, Freud la pres p resent enta a como como una una especie de “ artefacto” artefact o” de transferencia transferen cia y, simul táneamente, señala su banalidad, porque esta interdicción muda reproduce reproduce algo del “contrato” social: social: evitar evi tar el “error” “e rror”,, salvar salva r la aparien aparien cia, cia, negación que sepaga con un tipo tipo partic p articula ularr de “violen “vio lencia” cia”,, la de los los “pequeños conflictos” conflictos” ... ... que producen los los grandes grande s malestares. Dada la naturaleza n aturaleza de lo relativo relati vo a la “sugestión” en esta relació relación, n, entendemos que los los llamados fenómenos contratransferenc contratra nsferenciales iales sean especialmente determinantes determ inantes en la institución. institución. Sabemos Sabemos que Freud es avaro con este término y que limita la contratransferencia a una especie de “hecho” inherente a la relación analítica, inevitable e innegable, pero que no conviene “conve “ convertir rtir en un un tema” tema ” , ubicand ubicando o el centro de gravedad en la transferencia y, por lo tanto, del lado del paciente. Más allá a llá de la cuestión cuestión de la contratransferencia, contratransfere ncia, esta est a “influencia del paciente sobre el sentimie senti miento nto inconsciente”3 inconsciente ”33 del psicoanalista, 33 Les chances futures de la thérapie psychanalytique, 1910. El término se introduce introduce aquí entre comillas comillas (“ ( “Gegenübertragung ”), ”), pero sólo sólo para pa ra recordar que “todo psicoanalista no va más lejos de lo que le permiten sus propios complejos y sus resistencias internas” y para remitirlo a su “análisis” y a la vigilancia constante. constante. Freud Fre ud más má s bien sugiere sugie re la imagen ima gen de un “espejo “espejo opaco” opaco” al que subyace
vemos la consecuenc consecuencia ia de todo lo lo que se describió acerca del régime rég imen n libidinal libid inal de la institución: que el deseo deseo del (psico)terapeu (psico)te rapeuta ta tiene tien e un un papel pape l clave. Justamente Justament e porque el deseo tr ansferencial está al mismo tiempo descalificado y sobreexcitado, el terapeuta se convierte en el “blanco” y en el instrumento de los sismos transferenciales, que problematizan sin cesar su “implicación” personal en la vida de la instituc institución: ión: alternancia de estrategias estrateg ias de “huida” y de dificultades para “toma de distancia” que interroga interro ga su “rol” institucional. institucional. De modo que que vimos que existe una “transferencia “transfer encia institu in stitucion cional” al” de de alguna manera sui generis, pero que vive de esta contradicción que consiste en ser ininstituible; algo de la transferencia sigue siendo imposible de dominar y zapa el trabajo de “normalización” “norma lización” . Esto es lo lo que le dio ese aspecto aspecto de “salvajismo “salva jismo”” secreto a la institución, al lado y más allá a llá de su aspecto “polic ial” ial ” . Pero, Pero , al a l mismo tiempo, tiempo , pare p arecer cería ía que el “agente” institucional -psicoterapeuta, equipo terapéuticotuviese que “pagar con su persona” para sostener sin cesar esta contradicción. En este sentido, la “contratransferencia” tendría una función tanto más determinante en la institución cuanto que la transferencia “verdader “verda dera" a" (en sentido sentido limitado) limita do) es imposible imposible de rea lizar liza r y es es “inviv ible” ibl e” allí. Solicitar la transferencia del paciente y, y, al mismo tiempo, amurallarse amu rallarse contra c ontra la invasión del síntoma del otro a través de estrategias defensivas: el “personal terapéutico” experi menta todos los los días los los efectos contratransferenciales contratrans ferenciales,, en especial espe cial en los casos de las “nuevas patologías” cuyo estilo existencial es la dependencia.
Ideal institucional e ideal social Ahora podemos darle un nuevo “marco” a la institución terapéutica en el contexto genérico de las instituciones -d e esta manera conciliaremos dos aspectos aspectos de la teoría teo ría psicoanalítica psico analítica cuyo destino diferen dife rente te vimos desde el comienzo-. La “fórmula libid lib idin inal al”” de la la institución enuncia que que consiste consiste en la suma de los individuos que, al ubicar en el lugar de su ideal del yo propio un objeto externo que tiene el lugar de ideal del yo colectivo c olectivo pudo, en su yo, identificarse id entificarse entre sí.34 Por lo tanto, tanto, lo que se un ideal ide al de “autodomin “autodominio” io” del analista. ana lista. (Conseils au médecin lors du traitement psych ps ychan analy alytiqu tique, e, 1912, G.W., VIII, p. 383). 34Psychologie collective et analyse du moi, 1921, cap. VIII.
colectiviza es el “objeto del ideal” del sujeto inconsciente. “Objeto” vacío, ya que se llena llen a solamente sola mente con el el “anhelo” inconsciente, inconsciente, pero se realiza, justamente, a través de la “complicidad” alrededor de este objeto, objeto, por destitución de de uno mismo. Forma de “oblativid “obla tividad” ad” paradó paradó jica jic a que se realiz rea liza, a, por ejemplo, ejemp lo, en la institución terapéutica terapé utica,, a travé tra véss del “objeto” “Salud” (mental). Estamos dando cuenta de la creencia -tanto más impuesta como “secularizada”- de la institución: institución: nada es más sagrado, sagrado, no hay otra cosa cosa sagrada que no sea este objeto. objeto. Ese objeto es el que organiza organ iza los “rituales” de la institución y ordena los modos de reproducción: en este sentido, existe una “religión” de la institución, con su aura compulsiva35(ritualiza compulsiva35(ritualización) ción).. De esta manera, la institución reproduce, inseparablemente, un cierto modo de goce social destinado destina do a “colmar” “colm ar” al sujeto sujeto y un cierto modo de control ideológico: p reguntas a ese “principio ideológico: hay que hacerle preguntas de placer” como expresión de la modernidad. Complacencia con el sujeto (el (e l pacien pa ciente) te) que, que, con con el mismo movimiento, movimien to, lo sujeta. sujeta. Freud Fr eud se da cuenta de esto en su su comentario sobre la tendenc tendencia ia a “ser agrad ag rada a ble” con con los los pacientes y, al mismo tiempo, esquiv es quivar ar la reivindicación reivindicac ión propia de deseo. ¿De qué qué “bien” “bien ” se trata tra ta en este caso caso? ? Del “bienestar” “ bienestar” que se promueve como Bien Soberano en el horizonte del Welfare State que que se ocupa de de los sujeto sujetos, s, en sus sus modalidades inseparables de “control” “control” y de protec ción ción.. Ideal Id eal “pastoral” “pastora l” en su género, que, para volverse volv erse laico, adopta el lenguaje leng uaje del “cuidado “c uidado de las almas” alm as” .36En la recepción y la instituci ins titución ón de los perjuicios la institución encuentra su goce propio, propio, el ideal. Nos acercamos, se siente, a algo esencial en el deseo de la moder nidad social en la que participa la institución terapéutica con una parte no desdeñable. desdeñable. Como, Como, por su parte, el psicoanálisis toma el ideal social “ a contra pelo” pelo ” ,37no 7no es es asombroso que aquí se exper ex perim iment entee la función crítica cr ítica de 33 Sobre Sobre la ligazón ligazón estructu estructural ral entre entre compu compulsi lsión ón y religio religiosida sidad, d, véase véase nuestra nuestra contribución, “La passion de répétition. Genése et figures de la compulsión dans la métapsychologie freudienne”, en Revue frangaise de psychanalyse, 1994, pp. 335-357. 36Este ideal i deal pastor pas toral al es el que señala se ñala Foucault Fouca ult en la especie especie de clínica del poder moderno que opera en la pretensión de poder para mantener la vida de sus “sujetos”. Notemos que el “cuidado de las almas” ( Heilsorge ) implica una metá fora terapéutica, que se mantuvo luego en su forma secular. 37 No por po r coquetería coqueter ía Freud Freu d pone el acento incansableme inc ansablemente nte en el destino del psicoanálisis como objeto de resistencias: es porque el análisis resiste a su ideal que la sociedad se resiste, en profundidad, profundida d, a su “mensaje”. “mensaje”.
“demarcación” respecto del iiluul reproducido por lit mwnriit y lwn prácticas de la institución. A travé t ravéss del desenmascaramiento desenmascaramie nto del del idoiil do do "control" "control" «|un*iil>ynce al ideal pastoralrceu; look propagado propagado por las inHtitucionoH, ol análisis está, sin Weltanschauung propiamente política o micíitl dti “liberación”, en una posición de oposición de facto. Vemos Vemo s que la institución sostiene, sostiene, al mismo tiempo, una una figura de social, pero que también se enfrenta con una cuestión modernidad social, estructural (quien, quizás, mejor me jor haya visto esto fue un un contemporá contemp orá neo de de Freud: Kafka, Kafk a, cuando cuando muestra el enfrentam enfre ntamiento iento con con la cara arcaica arcaica del poder que que la situación situación más más moderna -l a de la Adm inistra inis tra ción ci ón-- encarna anónimamente:3 anónim amente:38lo que le da una vuelta vue lta kafkiá ka fkiána na al modo modo de funcionamiento institucional, en el sentido preciso de una ley al mismo tiempo tiempo impera im perativa tiva y perversa, perversa, ya que opera opera un reglamento, que no tiene bases como la ley?9 La La transferencia, al mismo mismo tiempo tiempo intensa y “ciega” que que actúa allí libera el régimen régime n “del afecto” afecto”.. Quizás haya sido Tocquevillle quien, en su profecía del siglo pasado, haya enunciado mejor las implicaciones de este principio hedónico hedónico con con efectos mortíferos mortífe ros -y - y a que se trata de unir los efectos efectos de la pulsión de muerte y, al mismo tiempo, insertarlos en los rituales institu ins titucion cionales ales-- : “Veo una multitud multitud enorme enorm e de hombres hombres parecidos parecidos e iguales que giran sin descanso sobre sí mismos para procurarse pequeños pequeños y vulgares vulga res placeres p laceres con los que llena lle narr su alm a.. a. .. Por encima, se eleva un poder inmenso inmenso y tutelar, que se encarga solo de asegurar sus sus satisfacciones satisfacci ones y de vela vel a r por su su suerte” suerte ” .40 Ahor Ah ora a bien, nosotros podríamos agregar que, entre ambos, se encuentra justamente la institución que se encarga encarg a del “comercio” entre entr e estos estos dos participa parti cipan n tes: si ese Otro “trabaja a gusto por la felicidad de ellos”, también quiere quier e “ser el único agente y el único único árbitro árbi tro”, ”, socializando socializando el goce a través travé s del control. Ésta es la ganancia y también tamb ién la ilusión del Otro: hacer que los sujetos hagan la economía de la “dificultad de vivir” y de la “perturbación de pens pensar” ar” -renun -ren unciam ciamient iento o cuyo precio recuerda recuerda el psicoanálisis-. La institución, fachada del edificio edific io social, social, tiene como como función función -p -per ero o no sin sin el heroísmo de sus miembro miem bross- sostener sosten er el ideal ide al social que es, es, justam jus tament ente, e, “salv “s alvar ar la apariencia aparie ncia”” y, por lo tanto, silenciar silenc iar el malesta male starr 38Véas Vé ase e nuestro nuestr o análisi aná lisiss en La perversión perversión e tla femme, Anthropos/Economica, 1989. 39Véase, infra, cap. X. 40De la démocratie démocratie en Amérique, Amérique, libro II, cap. VI (1840).
de la Cultura C ultura y m aquillar aq uillar de ideal ideal al perjuicio. No es “bueno” decir toda la verdad - la socieda sociedad d sólo sólo tolera la “dosis “dosis de verdad” verda d” necesaria necesaria y suficien sufic iente te para su reproducción reprod ucción-. -. Entendem Enten demos os que la institución institu ción se ubique ubique “al “ al frente” frent e” de esta contradicción contradicción de de la verdad verd ad del síntoma y del engaño social. social. Esta Est a mirada mirad a psicoanalítica sobre la institución puede ayudar a desunir esta ligazón entre la exigencia de verdad del síntoma y la restricción de la norma social, que constituyen una especie de imper im perativ ativo o para el sujeto sujeto de la institución: darse cuenta de “v ivir iv ir según la verdad verd ad psicológica” ps icológica” .41
41 Aludimos Aludimos a la esperanza esperanza de de Freud de que, que, para eludir la “hipoc “hipocresía resía”” soci social al en sentido sentido restringido, el hombre hombre se esfuerce “por “por vivir según la verdad ver dad psicoló psicoló gica” ( Considerations ¿nactuel ¿nactuelles les sur la guerre et la morí, mo rí, G. W ., ., X, p. 336).
DEL PERJUICIO PERJUICI O REGLAME NTADO AL DESEO DESEO DE REGLAM ENTO
El examen de la dialéctica entre perjuicio e ideal nos nos lleva a reexam reex ami i nar la cuestión del Otro social y la cuestión mayor de la sociología política, considerada en su aspecto inconsciente, la de la regulación re gulación de la anomia a través de la instancia del Otro social que encuentra su expresión expresión moderna en la Administración. Ad ministración. Esta instancia es la que acusa recibo de esta anomia y la trata, filtrando la economía del perjuicio. Y a vimos en la arqueología pre liminar limin ar de la mal llamada exclusión exclusión que ésta incluye una verdadera “sobreinclusión”. En términos más precisos precisos:: la anomia se relee rele e a través del texto tex to social. social. A llí ll í interv in tervien ienee lo que ha sido descripto como síntoma, síntoma, no de manera ma nera fortuita, antes de haber habe r sido descripto como institución. Tenemos Ten emos que que descifrar desc ifrar en esto una forma determ de terminan inante te del deseo de la modernidad, que es posible posible caracteri cara cterizar zar como como “deseo de reglam reg lam ento” ent o”.. Desde este ideal reglamen- tario puede descifrarse el destino del perjuicio “individual”, de ser reglamentado. L a excepción excepción confirma la la regl re gla a y, com como o contraparte, la regla enferma la la excepción.
Figura s y poderes del reglamento reglamento La casuísti casuística ca reglamentaria Una rápida fenomenología fenomeno logía de la idea idea de “reglam ento” será útil para delimitar su contenido y lo que compromete en el plano que nos interesa intere sa a nosotros, nosotros, el del inconsciente. inconsciente. Hay regla o reglamento cuando nos encontramos frente a una
“expresión que indica o prescribe lo que debe hacerse en un caso determinad determ inado” o” .1Po .1Porr lo tanto, existe la id ea de prescripción, prescripción, junto junt o con la de “caso”. “caso” . No hay ha y nada asombroso asombroso en el hecho de que no estemos alejados alejados de la idea de “casuística” “casuística” (el m atiz peyorativo pe yorativo que adquirió adquirió después de de Pascal2n Pasc al2no o debe debe hacernos hacernos olvida olv idarr su importanc imp ortancia). ia). Podría Po dría ser que la “casuística” haya sido la primera en experimentar los problemas de esta lógica, al mismo tiempo concreta y prescriptiva, que será retoma reto mada da por el adminis adm inistrado tradorr en el siglo xix. xix. Tenemos Tene mos que enten en tender der la idea de un un “ estudio de los casos casos de conciencia, es decir, de los problemas de detalle que resultan de la aplicación de las reglas éticas en cada circunstancia particular”3-en contraste con la ética que las enuncia enuncia en su su pura pureza-. purez a-. El casuista, como como el admin ad ministra istra dor, debe prescribir en función de las “circunstancias”, es el hombre que debe debe articu a rticular lar la regla con la circunstancia, pero también saber regula reg ularr la circunstancia. circunstancia. No es asombroso, entonces, que sostenga la misma sospecha que antes se tenía con los casuistas, es decir, que “por las sutilezas de la lógica, llegaban a justificar cualquier acto”.4Habría que decir que extrae su legitimidad, justamente, del acto. acto. El E l juego de palabras palabras no es fortuito: el reglamento reglame nto emana del ejecutivo, porque porque el reglamento adminis adm inistrativ trativo o es, es, en en sí mismo, un un “acto” denominado “adm “a dminis inistrat trati i vo”, y que tiende a dictar una disposición general e impersonal. Por eso mismo, hereda la ambigüedad del mismo acto: por una parte, 1Según Segú n el artículo “Régle Rég le”” del Vocabulaire technique et critique de la la pkiloso ph p h ie de de André Lalande, Librairie Félix Alean, 1926, t. II, p. 695. El reglamento es lo que le da cuerpo material mate rial a la “re “regl gla”: a”: en en este sentido, sentido, el reglamento reglam ento no tiene otro otro sentido que la “regla”, puesto que le da a la regla regl a carácter car ácter objetivo objetivo y literal. Por Po r lo tanto, el reglamento reglame nto es al mismo tiempo forma for ma (como (como expresión de la regla) reg la) y “objeto”. Por consiguiente, la regla tiene un carácter abstracto, en tanto que el reglamento es un objeto objeto legible y casi tangible tangibl e -l o que no deja de tener consecu consecuen en cias en cuanto a su “poder” social e inconsciente- (véase infra), 2Véase en Provinciales la la arremetida famosa contra la casuística jesuítica. 3Según el artículo “casuística” del Vocabulaire de de Lalande, op. cit., 1.1, p. 97. Habría que precisar que la casuística administrativa responde más bien a la definición de la llamada casuística “objetiva”, la que, “sin considerar el estado íntimo de tal o cual conciencia, estudia de manera abstracta tales o cuales conflict conflictos os de de deberes debere s nacidos del encadenamiento encadenamient o de hechos hechos accidentales” accident ales” - lo que le da pretensión pretensión científica científica a la llamad ll amada a ciencia ciencia “admi “administr nistrativ ativa” a”-- . En cuanto cuanto a la “casuística subjetiva” - l a que proporciona las obligaciones, obligaciones, los consej consejos, os, las exigencias morales al grado de luz y de fuerza de cada alma para educarla pe p e r gratus débitos débitos para par a que decida en los ca casos sos de conciencia conciencia de una manera man era cada vez más delicad de licada” a”-- se convirtió convirtió en el arte del “que “que decide” en relación con la gente gent e denominada “los “los administrados”. admini strados”. Artículo, “casuística”, citado. 4 Artículo,
parece que, que, por naturaleza, natu raleza, está consagrado a estar subordinado a la ley, que se limita a completarla a través de la regulación de su aplicación o a suplir una ley le y inexis in existente tente cuando, cuando, de hecho, hecho, no deja de ja de ganar terreno.5En suma, suma, el reglamento parece parece apuntar hacia algún peligro de subversión de la racionalidad de la ley a través de la irrupción de la arbitrariedad del poder. ¿Reglamentar no sería, también, am amenaz enazar ar con desregular desreg ular la propia ley, usurpándola con con el el pretexto pretex to de “aplic “a plicarla arla”? ”? Ética contra contra casuística y, y, por lo lo tanto, el de de bate no se ha cerrado. El reglam reg lamento ento está e stá pegado a la ley como como la la condición condición práctica de su paso a la realidad: realida d: la l a ley, que de otro otro modo puede ser “letra muerta mu erta”, ”, debe exponer su cuerp cuerpo o sagrado a la reglamentación; reglamen tación; pero, justam jus tamen en te, ese pequeño nudo literal al que se denomina “reglamento” tiene algo de una “letra muerta” mu erta” en sí mismo, que funciona funciona por sí misma. misma. En contraste con la L etra et ra noble que que se dicta como como una raciona racionalidad lidad sui reglam ento,, ley le y “en acto”, acto”, que que incluso incluso “pasa al acto”, acto” , parece generis, el reglamento signar la huella de algo arbitrario. El reglamento sigue significando el momento en que la ley debe comprometerse de tal modo con la realidad reali dad que debe debe encarnarse en ella. Per P ero o tamb también ién es un signo mayor de la modernidad que el reglamento se afirme y extienda su poder a tal punto que parece parece adquirir “fuerza de ley” le y”.. Justamen Justa mente, te, el psicoanálisis psicoan álisis perm pe rmite ite rei r eint nterp erpre reta tarr una distinción distinc ión importante de la casuística moral, que no está muy alejada de la problemática inconsciente del reglamento: la de la “regla” y la del “motivo” . Tradicionalmente Tradiciona lmente se sostení sostenía a que la regla reg la moral enunciaba “lo que debe hacerse”, en tanto que el “motivo” actuaba “sobre un individuo para empujarlo a que lo hiciera”.6Desde esta perspectiva, es esencial afirm afi rmar ar que “lo que regula regu la la voluntad v oluntad no es su su resorte res orte”. ”. Dicho de de otro modo, modo, en el esquema moral tradicional, trad icional, el “motiv “m otivo” o” o la representación represen tación engend eng endrarían rarían el deber, que, que, a pa partir rtir de ese momento, sería una regla de acción acción para la voluntad. P or lo tanto: comprender el deber es lo que obliga a actuar. La regla sería el retorno del de ber sobre sobre el sujeto a partir de la representación primitiva. primitiva . Lo que tenemos que pensar en el esquema administrativo es muy extraño, si consideramos este modelo tradicional: aquí, la regla se transformó en “mo tivo” per se se.. La regla es la que motiva, en sentido literal. Caracterizado de este modo modo,, el reglamento reg lamento podría ser el núcleo núcleo 5Por ejemplo, ejemplo, en el derecho pú público blico francés ha adquirido especial importancia la introducción del decreto-ley, a partir de 1926. 6Esta distinción distinción está propuesta propuest a en el Ma nue l de morale de de G. Richard, citado en el artículo “Régle”, mencionado más arriba.
de la “razón administrativa”. Con esto es posible desamparar el esquema de la casuística tradicional, pero también mostrar mostra r su pers picacia. picacia. ¿Qué debe ser ser una regla, regl a, como para que impida el “m “motiv otivo” o” y que, en su lugar, desde el exterior, se imponga a una subjetividad preexistente, la produzca, incluso la constituya ? El “hombre del reglam reg lament ento” o” es el que se motiva motiva con la la regla, el que que convierte a la regla re gla en su su motivo más determin de terminante, ante, el más preciado. preciado. En este sentido, se trata de una una regla radicalmente radicalmente “ subjetivada”. subjetivada”.
La pasión reglamentaria reglamentaria El problema singular sing ular que que el reglam regl amento ento le plantea plan tea al psicoanálisis es es el siguiente: la experiencia muestra que algo, en el sujeto, “ama” el reglamento, o lo “quiere” o “aspira a él”. No podemos decir nada preciso acerca de este deseo si no determinamos su contenido. Es un deseo doblemente paradójico: en principio, porque es sobre una “prescripción” “prescripción” que, que, normalmente, normalm ente, debería trabar, dificultar la expan sión del “principio de placer”, soberano en el inconsciente; luego porque, porque, inclusive si se superó superó ese prejuicio al comprender comprende r que la ley puede ser causa del deseo,7y no sólo impedimentum, esta pasión es paradójica, paradójica, porque porque no es es sólo sólo sobre sobre la prescripc prescripción ión reglamen regla mentaria taria - y no sobre la instancia instan cia de la le y -, sino, sino, además, tiene prescripción como como como causa o “refer “re feren encia cia””.Pasiónpor la norma propia propia objeto, más que como de la modernidad. Para Pa ra acercarnos a este “secreto” de la pasión administrativa, adminis trativa, toma tom a remos como referencia una confesión capital que trata, justamente, sobre esta pasión. Que sea literaria no disminuye en nada su validez clínica, clínica, ya que la literatu lite ratura ra es tanto más revela revelador dora a cuanto cuanto que le da su letra letr a a una una pasión que, que, a pr iori, no parecía hecha para ser exaltada. exalta da. Esta confesión se encuentra en El castillo de de Franz Kafka. K afka. Y no es es casual, casual, pues esta obra es una parábola sobre la modernidad. Conocemos Conocemos el argumento: argum ento: se nombra a un agrimensor agrimen sor en un lugar lug ar misterioso que se llama llam a “el Castillo” Cas tillo” , dominado por un un poder oculto oculto al que no se ve nunca, nunca, dominación de dueños dueños ocultos que que reinan rein an a través travé s de intermediarios. intermedia rios. Enseguida, Ense guida, el e l agrimenso agrim ensorr se da cuenta cuenta de que no no tiene ninguna nin guna función y que no no existe para p ara el Castillo. Sentimien Sent imiento to de radical. Aparente Apar entemen mente, te, su objetivo es resistir resist ir a este poder, poder, exclusión radical. cueste lo que cueste, pero enseguida enseg uida aparece, como un revers rev erso o de esta resistencia, su ambición verdadera por que se lo reconozca y sea 7Lo que Jacques Lacan mostró magistralmente.
legitimado por este poder. En medio de una larga declaración, interviene la confesión, preciosa para nosotros: “Mi mayor deseo, diría que el único, ponerme en regla con la Administración”.8Esta frase inusitada constituye un desafío importante al pensamiento político y a la teoría psicoanalítica. ¿Cómo estará hecho ese “deseo mayor”, mejor dicho, “el único” deseo de ese personaje, como para encarnar al sujeto testarudo y, al mismo tiempo, desarmado de la modernidad, es decir, “ponerse en regla” con Ella, “la Administra ción”? Aq uí es posible reconocer el pathos de la defensa del individuo contra los poderes ocultos como como el del elogio el ogio del Estado: ¡aquí hay uno uno que ama el reglam reg lamento ento a tal punto que lo convierte conv ierte en el único único objeto objeto de sus efusiones! Pero, ojo: ojo: no no dijo que la “amaba” ; tampoco que quisiera quisier a algo de Ella, esa mujer augusta y fría, la Administració Admin istración: n: primero, no la ama pero pero la “desea” “ desea”;; luego, lo que que lo motivaba motiv aba era “ponerse “pone rse en regla” regl a” , pero apa sionada y exclusivamente. Hacer la teoría del inconscie inconsciente nte del administrado es responder ala a la pregunta fascinante e inquietante unheimlich, diría Freud-, en tanto evoca al mismo tiempo algo que que nos es familia fam iliarr y casi imposible, imposible, o doloroso doloroso,, de pensar: ¿qué hay de deseable en el “ ponerse en regla reg la con con la administración”? Con sus dos correlatos: ¿para qué tipo de sujeto esto es deseable o quién es es el que hace de esto su su deseo supremo? Y, ¿quién es ella, esa “Adm “Adminis inistraci tración” ón” cuyo verdade verd adero ro significado significa do para la mirada m irada del inconsciente es, es, quizás, que designa eso a lo que se apega ese deseo-de-ponerse-en regla? ¿Quién o qué es ella para provocar eso? eso? Y , finalm fi nalmente, ente, ¿quiénes ¿quiénes somos somos nosotros, nosotros, sujetos de la m oderni dad, para dejarnos provocar un “deseo” de este tipo? Plantea Pla ntearr esta pregunta p regunta es también plantear plante ar una nada psicoló psicológic gica. a. Pues, justamen justa mente, te, cuando se se hace “psicología” con la administración, administración , ésta es la pregunta que no se se hace (por otra parte, de aquí proviene que se pueda sospechar que que hacemos psicología ps icología para no hacer hace r esta pregunta). El psicoanálisis psic oanálisis que, en el fondo, es tan poco poco “psicologizante” te ” , por el contrario, tiene la vocación de de formularia. form ularia. Cuando se se hace hace psicología de la administración, no se puede decir que se la detesta detes ta y que le tememos o, más aun, aun, que molesta, porque “deshumaniza” “deshum aniza” . Todo esto es tan verdadero que no explica nada. Tenemos que partir del otro, de nuestro agrimensor del Castillo que, en efecto, odia a la administración, pero con un un odio odio tan preciso y singular sing ular que lo ejerce 8 E l castillo. castillo. A partir par tir de este momento momento,, remitimos a nuestro estudio, estudio, Le Pervers et la femme, op. cit.
a través trav és de ese deseo deseo arisco de de ponerse ponerse en regla regl a con ella y, de este modo modo,, de participa pa rticiparr del goce goce del que está excluido.
E l impe rativo reglamentario reglamentario de la “razón “razón adm inistrativa inistr ativa " En efecto, es un “imperativo categórico”. La expresión pertenece a Kant, el teórico de la moralidad. Desde Kant, ya no se cree en la “sabiduría” “sa biduría”,, concebida concebida como como un acuerdo acuerdo entre “el “ el bien moral” mo ral” objetivo: por eso eso se se adhiere a la ley, pilar de la “razón “razón práctica”. práctica” . Y esta ley está concebida como principio de determinación de la libre voluntad. El deber deb er no es otra cosa que que “la necesidad neces idad de lleva lle va r a cabo cabo una acción por respeto a la ley”,9 le y”,9 un “ser razonable” es es solamente solamente el que tenga vocación de “representarse la ley” y el deber es lo que la razón le prescribe de manera mane ra absoluta al sujeto sujeto moral. Pero antes del deber, Kant postula “un principio subjetivo de la acción acción,, que el mismo sujeto sujeto se da como como regla” reg la” , y la llama lla ma “má “máxim xima” a”.. En tanto que el “deber” prescribe cómo tiene que que actuar, la “máxi ma” prescribe cómo quiere actuar. actuar. Ésta es la formulación del “impe rativo categórico” sin el cual toda razón práctica sería letra muerta: “Siempre tengo que conducirme de manera que también quiera que mi máxima sea ley universal”. Éste es el imperativo categórico del sujeto moral: “Actúa solamente según la máxima que hace que puedas querer al mismo tiempo que sea ley universal”. Es claro que Ka nt fija un destino destino decisivo para la cuesti cuestión ón moral: moral: la regla re gla -e n tanto referencia subjetiva de la acción- tiene como único objetivo éticamente éticame nte aceptable ac eptable la coincidencia con con la ley universal unive rsal como obje tivo regulado regu ladorr de la acción acción.. Este Es te paso de lo individ ind ividual ual a lo universal se confund confundee con con la transposición de la regla re gla en ley. Ésta es la única condición condición en la que el imperat imp erativo ivo puede ser denominado “categórico” . Confrontemos esta es ta pasión por la ley con con la que tenemos que pensar, la pasión por el reglamento. Tienen una categoría en cierto modo complementaria y solidaria. solidaria. Una U na y otra articulan el “bien” entre un sujeto y una “prescripción”. Pero el efecto de la segunda se deja aprehender, justamente, justam ente, por la inve inversión rsión que produce en en la primera. Digámoslo en palabras palab ras que habrían desconcertado a Kant, profet pro feta a de de la razón práctica, pues ésta es el imperativo categórico de la razón administrativa, que para él sería un simple imperativo hipotético. Para Par a esto, tenemos que hacer que la ley pase a un un estado de medio y 9Véase Fondements de la métaphysique des moeurs.
la regla re gla al estado estado de fin: fin: “Actúa solamente según la ley universal que hace que puedas querer, al mismo tiempo, tiemp o, que sea una regl re gla” a” , es decir, reg la, considerada c onsiderada fin práctico, no es otra cosa cosa regla suprema. Y esta regla, que el “Reglamento”, justamente porque está excluido de la Ley. Esta inversión inve rsión no es es simple retórica: retóric a: contiene una lógica que nos nos permite perm ite pensar el presente de la razón. En todo cas caso, o, esto es es lo que dice dice -correctamen -correc tamente te desarroll des arrollado ado-- el agrimensor del Castillo. Castillo. ¿Pues ¿Pues qué es lo que sostiene ese deseo forzado de la puesta-en-regla, sino... Para ra él “fue “fu e una ley le y ” sólo sólo desear dese ar eso, eso que es, es, por lo tanto, una ley ? Pa su fin. P or consiguiente, consiguiente, se juró a s í mismo actuar actuar universalm ente -e n todos los caso casoss posib lesles - según esa ley le y que hace que deba querer al mismo tiempo que esa acción esté de acuerdo con el reglamento. El deseo de reglamento guarda toda la fuerza, incluso la austeri dad, dad, de las las morales de la ley: pero este kantismo kantism o invertido invert ido derivó d erivó toda tod a la energí en ergía a de la ley hacia lo que sólo debía ser su trampolín. La apuesta de esa “operación” solamente solam ente consiste en producir un goce goce supremo y paradójico: paradójico: gozar go zar con con el reglamento. reglamen to. Y, Y , como en Kant, es incondicional y categórico. categó rico. Ahora Ah ora hay ha y que pa para rafra frase sear ar a Spinoza: el reglam reg lam ento en to no tiene tien e otra recompensa que una una beatitud que está fuera de él mismo, pero la contiene por su sola virtud. Esta vez hay que formular formula r una pregunta que constituye constituye el plazo p lazo de la investigación: ¿hay que situar de dónde proviene esta “extraña” virtud del reglamento, es decir, lo que afecta al sujeto-en-regla con una certeza certe za (por más que sea sea amarga am arga)) de goce ? El famoso famo so equívoco equív oco de la palabra palab ra -que -qu e vincula el placer con con una dimensión dimensión juríd ju ríd icaic a- podría jug ju g a r espec es pecialm ialmente ente en este est e tema.
El inconscient inconsciente e d el reglamento o la perversión perversión de la modernidad Decididamente, tenemos que saber lo que quiere ese agrimensor. “Ponerse en regla”: el pronombre apunta hacia una reflexividad interesante. Y a no se se trata de estar en en regla, sino que hay ha y que ponerse pon erse ¿S ignifica “hacerse reconocer” por el Otro? En efecto, hay algo de en. ¿Significa eso, porque lo que se dibuja en este procedimiento es el deseo de legitimación: pero esto ya es muy rico en “intersubjetividad”. No, realmente, realme nte, todo lo que que quiere qu iere es acceder a un ajuste ajuste de su ser al re r e glamento, sin que que eso eso moleste demasiado a la instancia reglam enta enta ria legitima legit imadora dora,, sólo sólo deslizarse des lizarse en ella, dé manera de poder iguala igualarse rse a su ser reglamentario. Ambición pequeña en sí misma, estrecha,
hasta mezquina, mezquina , pero que que proviene provien e de una pulsión de tal enverga en vergadura dura (.Drang, Trieb, diría Freud) Freud ) que tiene que revelar reve lar en algún lado una una ambición muy fuerte.
Perversión Perve rsión y goce reglamentado Un indicio nos permite seguir adelante: estas ganas de ubicarse o “posicionarse” respecto de una situación rigurosame riguro samente nte prescrita, presc rita, de la que saca un un placer preciso preciso -e s decir, decir, rigurosamente rigurosame nte determinado por la propia prescripciónprescripc ión- que condici condiciona ona imperativamente la la obten ción del placer, tiene un nombre, adaptado a la cosa: “dispositivo perverso”. La idea de perversión -e n su ambigüedad se m ánticaán tica- connot connota a lo que que parece lo contrario: una transgres ión a la prescripción leg al que inscribe al sujeto en una desviación. Pero justamente, ese rechazo rechazo de la ley -siste m atiza do por el psicoanálisis psicoanálisis como como nega- se combina con con un vínculo extraño extrañ o y difíc il de ción ción (Ve (Ve rleugnu ng) se entender con otra forma de prescripción, reglamentaria. Justa mente, se reconocen reconocen las modalidades modalida des del goce perve rso en el hecho de que está, estrictamente -administrativamente, podríamos de cir- reglamentado. ¿Y por qué, precisamente? Porque la relación con la prescripción Pa dre es portador en el inconsciente, inconsciente, sigue siendo legal, de la que el Padre letra muerta. El reglamento prolifera en los intersticios que la ley deja vacantes: al decir esto, no sabemos si estamos hablando de la posición posición perversa perve rsa inconsciente o de la modernidad mode rnidad socio-jurídica socio-jurídica más más material, mate rial, confusión que no no es para nada fortuita. El psicoanálisis nos nos dice que que mientras mien tras el neurótico neurótico se extenúa en contra de una ley cuya legitim leg itimida idad d de naturaleza, al menos, menos, reconoce reconoce - a tal punto que en nombre del Padre Pad re y de la ley le y se levanta leva nta en contra contra de uno uno y de la otra, como se ve en la ambivalencia obsesiva-, el perverso elude esta dialéctica edípica que le habría revelado, para mejor o para peor, el vínculo de su deseo con la ley, cuya castración es la amenaza y la apuesta. Si de esta manera evita los plazos de la culpa que marca la miseria mis eria neurótica, neurótica, no puede evitar ev itar liberarse de los los “gastos falsos” de la operación de negación. Esto se marca en dos elementos muy apreciados para nosotros y que nos nos permiten acercarnos acercarnos más a la fuerza fuer za del deseo de reglamento. reglamen to. En primer prim er lugar, lugar, el enfrentam iento con la falta falta se suelda fa ltada da se en una irrupción irrupc ión de la angustia an gustia en los aguj eros de lo propiam prop iamente ente re r e a l. Esto es lo que hay que colmar con los tapagujeros que son los “fe-
tiches” tich es” 10. En cuanto al encuentro enc uentro con el objeto, tiene tie ne que restrin res tringirs girse, e, justam jus tament ente, e, a una manipulació manip ulación n reglam reg lamenta entada. da. Si se cambia una letra del reglamento, reglamen to, io d o -e l todo todo del goce- puede puede derrumb derrumbarse. arse. La función vital del reglamento reglam ento es es pra reite rarr sus sus p ra ctic ct ica a r la negación al reitera artículos. En segun segundo do lugar, lugar, esta es ta actividad reglam entaria enta ria tendrá que jus ti ficarse, no en referencia con la ley paterna simbolizada, que le es inaccesible, sino en referencia refere ncia con con unhiperpoder idealizado, idealizado, todavía paterno pero que no abre ninguna dialéctica. Aquí se encuentra la referencia razonada a algo arbitrario, sin lo cual el poder reglamen tario sería impotente. Pa Para ra el suj suj eto, eto, cada reglamentación reglamentació n se apoya en esta referencia al sujeto sujeto idealizado hiperpotente h iperpotente sin el cual cual la máqui m áqui na daría vueltas en vacío. vacío. Esta instancia se concibe de una manera muy diferente de la instancia instanc ia de la ley: más bien bien como lo que reina rein a sobre la ley le y y la pro duce. duce. En suma, suma, es la instancia insta ncia pura del poder, poder, forma form a de soberanía que ejerce el poder al actuar (o, mejor, como “actante”). En contraste con la ley l ey que dicta lo que el sujeto debe, debe, el reglam re glamento ento concebid concebido o de este modo dicta lo que el sujeto debe querer para par a estar est ar de acuerdo con su su propio poder. pod er. En este punto preciso, preciso, al haber habe r seguido hasta el final lo que en el sujeto sujeto - “el administrado”- era la huella de un deseo deseo paradójico paradójico,, encontramos la otra instancia, ese Sujeto mayúsculo que es su referenc refer encia ia obligada. Y a podemos entrever entre ver lo que es es a través trav és de su fun ción -en ninguna otra ocasión la palabra se adaptó mejor que para este ser reducido a su funcionalidad (o “funcionaridad “funciona ridad”): ”): es decir, decir, el del reglame regla mento-. nto-. Ahora Aho ra bien, bien, esta esta instancia instancia legitimante -q ue garante del entrega ent rega “pas “ pastillas tillas”” sin las las que los los “pequeños sujetos” sujetos” no no existirían exist irían ni un momento- se distingue por ser un lugar vacío.
E l reglamento como práctica del “repudio”: la Adm Ad m inistra ción como ver verdade dadero ro kafkaísmo kafkaísmo En este momento podríamos estar en el centro de la significación de la instancia administrativa para el inconsciente: lo que, de manera paradójicamente solidaria, solidaria, encarna lo lo a rbitrario rbitrario -p od er que se ejerce al leg itim ar arse se por su su acto ac to-- y lo que que produce produce un un modo modo de conjur conjuraci ación ón muy pa rticular de la falta. A terror ter ror iza porque porque le da a su poder el rostro de la Ananké, fascina porque se atiene al 10P.-L. 0P.-L . Assoun, Asso un, Le L e Fétichisme, PUF, “Que sais-je?”, 1994.
reglamento... reglam ento... e invita y, al mismo mismo tiempo convoca, al sujeto a que haga lo mismo. En suma, tiene el poder de lo que maneja más comúnmente comúnmente con con el término “re pudio” -pa lab ra a la la que recurrió recurrió espontáne espo ntáneame amente nte Jacques La ca n 11 para denominar denominar el hech hecho o de de ponerse fuera de la ley del Padre, como el acto administrativo más desastroso que tiene que producir un inconsciente humano-. Ten dríamos que agreg ag regar ar que con esto tamb también ién se puede ju g a r , y obtener obtener un goce muy singular: finalmente, esto es lo que “ata” al sujeto a la administración, a título tanto de administrado como como de administra adm inistra dor... de su propio deseo. Si volvemos al héroe de E l castillo, podemos entender enten der mejor castillo, ahora podemos su deseo deseo perverso. Ah í podríamos encontrar la forma verdade verd adera ra del del kafkaísmo, asociado desde hace mucho con la ambición burocrática moderna, pero quizás como un malentendido. malenten dido. Pues lo más kafkiano no sería tanto lo que que se asocia en general ge neral con el guión de E l proceso, proceso, es decir un sujeto sujeto perseguido perse guido por un poder ciego que le pide cuentas. cuentas. Hay algo todavía peor y más preciso: ese mismo sujeto que corre detrás del poder para que lo afecte, que quiere hacerse desear tanto tanto como lo desea. Nos atrevemos a denominar a este fenómeno, fenómeno, teniendo teniendo en cuenta cuenta la neurosis neurosis particular particu lar de Kaf K afka ka ,12la perversión perv ersión de la modernidad, modernidad , y el dispositivo que descubrimos es el siguiente: un sujeto que quiere depender de un reglamento, es decir que convierte al Otro, a la Administración, en la conditio sine qua non -expresión la más radicalmente radicalm ente regl re glam am enta en taria ria-- de de su goce de sí sí mismo. mismo. Esto se se parece a la estrategia obsesiva -hacer siempre de “necesidad virtud” (ser máss “paternalista má “pa ternalista”” que que el padre para soportar su su vere ve redic dic to)to) - pero con con un aura de horror suplementario: supleme ntario: conv c onvertir ertir al límite lím ite en la condición condición misma del goce goce.. Para Pa ra esto se requiere al Otro, Otro, imperativam imp erativamente. ente. Y si, si, justam jus tamente ente,, la Admini Adm inistr strac ación ión no mostra mo strara ra ser otra otr a cosa cosa que este poder que oprime, al que el humanismo huma nismo describe, des cribe, ni otra otr a cosa que ese brazo necesario del Bien general, es decir, el síntoma del deseo reglamentario de la modernidad, ¿quién, po p o r no creer cree r en la ley, ley, se consagró al reglamento ? Con la ley no se termina term ina nunca, nunca, porque porque siempre vuelve vu elve a hacer la pregunta de lo que el sujeto desea. Lo bueno bueno del reglame regl amento nto es que con con 11Para Pa ra traducir trad ucir la palabra pal abra freudiana freudia na Verwerfung, que literalmente expresa expres a el hecho de “dejar de lado”. 12Véase, 2Véa se, sobre este punto, la Carta al padre que que analizamos en Le pervers et la femme, op. cit.
él “estamos tranqui tran quilos” los”,, siempre que estemos de acuerdo acuerdo con con lo que plantea. plantea. Conocer Conocer a fondo fondo el reglamento reglamen to es una excelente excelente estrate es trategia gia perversa, ya que permite ahorrarse ahorrarse la ley. También Tambié n podría consistir consistir en una una estrategia muy aceptable aceptable de triunfo ad ministrativo. Además, la ley obliga a volve vo lverr a interrogar sin cesar la tensión famosa entre la “letra” “letra ” y el “espíritu” “esp íritu”:: el espíritu del reglamen to es su letra. Parte Part e de su atractivo atrac tivo inquietan inqu ietante te consiste en en que se se reduce reduce a la letra. Por Po r otro lado, ésta es una de de las lecciones lecciones más importantes importan tes de E l castillo castillo : que el Pode P oderr no piense piense nunca nada más que lo que dice: no hay ha y intención más allá de la letra, lo que, que, al final fina l de cuentas, cuentas, disuade la sospecha paranoica... salvo que la instituya como el funcionamiento de la realidad, de manera bruta, porque da cuerpo al reglamento.
E l Otro en el el dispositivo dispositivo reglamentario Con esta base, tenemos que pensar una relación entre estos dos participantes extraños -el administrado y la administración- com pleja pero también más determinante de lo que habitualmente se cree. cree. Uno y otro definen defin en las dos puntas puntas de una cadena que que instituy inst ituyee el dispositivo “perverso” en el que tenemos que incluir incluir al “reglam en to”. Pues, justamente, por la letra del reglamento se mantienen unidos el poder reglamentario y aquello a lo cual se “aplica” este poder. poder. ¿Para ¿Par a quién que no sea sea el “adminis “ad ministrado” trado” se habría producido el reglamento de manera que sea él él quien lo “finalice”? “finali ce”? Y ésta es la la manera, muy especial, por supue supuesto sto,, de “amar” “am ar” el poder reglam reg lam enta en ta rio: asegurar aseg urar a “sus” “sus” administrados un estatus que que reglamenta una parte de su existencia -a tal punto que el administrado tiene la impresión (totalmente (totalme nte falsa) fals a) de que tiene un papel papel y otra existencia, existencia, la del “administrado”, porque está incluido en los retos de esa relación. En cuanto a la administración, ¿de dónde dónde saca su su just ju stific ific a ción si no es del “poder” que ejerce a través del del reglamento? Recordemos que no lo ejerce en nombre de la ley -y esto es indudable-. Pero, justamente, el pasaje de la ley a la realidad -si suponem suponemos os que es posible en tanto t a l- debe pasar por este dispositivo dispo sitivo reglamentario que le impone su propia semántica. Porque la ley legisla, pero no no reglam enta -s - s i entendemos esto con con el mismo tono con con que antes antes se decía que el rey reina rein a pero no no gobierna-, A travé tra véss del reglamento los sujetos son vigilados y encasillados, en alma y cuer po,13por la ley. De esta e sta manera, su estatu est atura ra simbólica simból ica no dibuja más 13Michel Foucault dedicó toda una un a obra obr a a detallar deta llar este este trabajo trabaj o “encasillante”
que un un lejano lejano referente, refere nte, en tanto que los los reglamentos reglamento s piden cuentas enseguida. Por Po r eso eso el individuo moderno discierne mejor lo que quiere decir “contravención” “contravención” que “transgresión”. “transgresión” . A través travé s de este camino pode podemos mos ver mejor cuál cuál es el estatus estatus del sujeto en la modernidad, justamente a partir de considerar que el reglamento se volvió la forma corriente de relacionarse con sus “deseos”. Cuando Cuando el punto de vista vis ta de la “le y” -en -e n el sentido sentido planteado más arrib ar ribaa- dirige d irige una una dialéctica del deseo deseo con con lo prohibi prohibido do -división -divis ión entre la vida y la muertemu erte-,, el punto punto de vista vist a del “reglamento” “reglam ento” la suspende, en algún lado, junto jun to con un “orden” que también tam bién es una “detención” “det ención” : la existencia está “reglam entada”, entad a”, a tal punto punto que que el reglamento reglame nto debe inclus incluso o apar a partar tar el pensamiento sobre sobre la muerte. Lo L o que pertenece al orden de la privación es apartado por lo que podemos podemos denominar denomina r la “cláusula resolutoria”. Término que tiene, es verdad, resonancias inquietantes, inquieta ntes, incluso mortíferas, pero que se se conforma con con enunciar que que existe una disol disolución ución del efecto efecto reglamentario. reglamenta rio. Pero mientras ese ese efecto actúa, sólo puede considerarse “positivo”. El peligro está en otra parte: en el hecho de que un pedazo de realidad escape al poder poder reglamentario, reglamenta rio, que lo deje deje virgen virg en -no - no regla re gla mentado- y, por eso mismo, temible para la propia existencia re glamentada. glame ntada. A s í sucede, sucede, por ejemplo, con el pánico en en una organiza organ iza ción cuando se presenta un “vacío jurídico”: es como si se hubiese “desenchufado” de la máquina que le garantizaba su energía. Un reglamento, en contraste con la ley que pretende proporcionar una mediación, sólo aporta algo que sirve para “tapar agujeros”. Por eso no hay nada nad a que sea más más indispensable y más insignifican insignif icante te al mismo tiempo. También Tam bién tenemos que pensar en esto: esto: que que lo insignificante insignificante se haya vuelto indispensable. Por eso no hay contradicción entre decir que el administrado admin istrado no espera nada nada de la Administra Adm inistración ción y que espera -lo que nos muestra el estatus de ese Otro al que se dirige una todo -lo “espera” de este tipo-. Con seguridad que hay que temer a la instancia de la ley pero, al menos, eso puede basar un deseo -ya que al enfrentarse con lo prohibido el sujeto mide su propio deseo-. Del poder reglamentario sólo podemos pensar un cierto efecto. Porque el reglamento no dice nada sobre el sujeto del deseo: se conforma con regular los juegos de
del poder: en este sentido, se trata de una teoría de la perversión del poder moderno.
efectos. Por lo tanto, nunca enuncia nada que no sea “positivo” y “vacío”. Es verdad que un reglamento también es “prohibitivo”. Pero no en el sentido sentido en que basa y promulga una prohibici prohibición ón -prer -pr erro roga ga tiv a de la le l e y - sino en el sentido en que que dibuja un un campo de exclusión exclusió n dentro del cual un fenómeno puede ejercerse “lícitamente”. Para conocer conocer las reglas regla s basta b asta con con “consultar” el reglamento. reglamento. Finalmente, podemos comprender por qué, paradójicamente, un reglamento reglamen to provoca provoca simultáneamente una una prescripció prescripción n y una prohi bición. bición. Dicho de otro otro modo, de de alguna m anera ane ra es una orden orden para gozar goza r de una una prerrog prer rogativ ativa a dada, acompañada por una restricción. restricción. Así A sí se de fine fin e la “situación “situ ación”, ”, muy específica, específic a, que le otor o torga ga un campo propio a un un reglamento. reglam ento. De este modo, modo, cada reglamento reglam ento crea una una zona zona propia de goce, en la que los usuarios están “seguros” siempre que “sigan las flechas flech as indicadoras indicad oras”” , es decir, que observen observe n las cláusulas. cláusulas. Vemos Vem os que el Otro convoca el goce: goce: si se siguen las prescripciones presc ripciones y prohibiciones, prohibiciones, es decir, sus “órdenes”, “nada va a faltar”. Quizás el orden y el reglamento supremo, en este sentido, sea no falta fa lta r. Donde la ley dejaba un espacio entre la falta y la satisfacción, a partir de lo cual podía iniciarse una dialéctica, el regla mento me nto solo permite todo o nada, nada, balanza binaria que que decide sobre sobre la letra le tra del reglamento, al mismo tiempo frágil frág il y apodíct apodíctica. ica. Ésta es la base de la “complicidad” entre los dos participantes. Podríamos expresarla a través de la ironía dictada por la propia realidad rea lidad de la relación: no hay que esperar esper ar absolutamente absolutam ente nada de ese ese Otro ya y a que no nos habla ni nos nos conoce conoce como sujetos. En consecuen c onsecuencia, cia, se reduce, literalmente, a su modo de empleo. Si reglame regla menta nta tan bien un goce goce hipotético, no queda queda más que una una cosa por hacer: hacer: adherir adh erir al goce goce que promete, prome te, identific i dentificarse arse con con lo que dice de “sí mismo” y tomarnos tomarnos po r lo que la letra dice que somos, exigiendo, en cambio,, que cumpla con su tarea reglamentaria. La propaganda y la publicidad son eficaces a partir de esta lógica de captación imaginaria -perversa en el sentido definido: obligar al sujeto a identificarse con “él mismo”-. Por eso nadie cree más en la “persona” “perso na” que el publicitario, el propa pro pagan gandis dista. ta.... y el administrador: ¿sobre qué podría ejercerse ese trabajo al que le convienen estos poderes, es es decir, identificarse identifica rse con con su su “rol”? “rol” ? Del lado del sujeto identificado así con su “rol”, no queda nada, porque no se espera nada n ada de él, salvo que espere todo, como como intercam intercam bio por el respeto de la letra. Éste es el admin istrado ideal, que exige que se se le le acuerde, acuerde, en virtud vir tud del reglamento, reglame nto, todo ló ló que nunca habría
pedido si el reglamento no hubiese existido. En sentido estricto, se trata de un pedido totalitario. Pues, justamente, una vez que que llega lleg a a este punto puede volverse un fanático. Podemos denominar a esto “dependencia” “depende ncia” o “alienació “alie nación”. n”. Pero también es la forma extrema extre ma de un un dese deseo, o, que que aspira a spira a un “uno “uno mismo” garantizado garan tizado (reglam (re glamenta entariam riamen en te) para tapar tap ar la angustia de la propia división como como sujeto.
El reg lamen to y el vínculo social social La idealización de la Nada Ahora bien, Freud nos dalos medios medios para crear la teoría de este Otro, idealizado para pa ra encarnar el poder reglamentario. Lo hace en una obra obra que no es Tótem ll í nos nos habla de la la ley le y paterna que se inmola inmola Tóte m y tabú. A llí a sí misma, por interposición del hijo-del-padre, para acomodarse mejor identificándo identific ándose se con el sujeto. sujeto. Mito M ito espléndido e spléndido y fundante que, que, sin embargo, deja en suspenso lo que precisamos: un vínculo social pensad pensado o por hijos hijos bien vivos -hered - hered eros sobrevivientes del asesinato asesinato del Padre- y, al final de cuentas, relevos del padre muerto, lo suficientemente suficientemente fogoso fogososs como como para ag agitar itar multitudes m ultitudes y par a permitir, en las llamadas multitudes “convencionales”, que estos hijos se identifiquen al proponerse a ellos mismos como objetos de idealiza ción ción.. Este modelo es el que presenta en Psicología Psico logía colectiva y análisis (1921). del yo (1921). En otro otro trabajo intentamos mostrar que a través de esta idealiz a ción el sujeto practica socialmente su división denominada incons ciente.1 ciente .14¿No es justam just amente ente en este eje que hay que buscar buscar la refere ref eren n cia libidinal del deseo de reglamento? El ideal del Yo colectivo, sugiere Freud, funciona como fetiche, objeto contra-fóbico, para mantener el estado de goce de las masas, como lo indica el “pánico” consecutivo a su desaparición. Pero, en contradicción con con el Padre Pad re de la horda primitiva primi tiva,, violento, frustrante frus trante y sólo bueno para par a funcionar como Padre Pad re muerto mu erto en la identifica iden tificación, ción, 14 Entendida com como divisi división ón estructural estructural del del “saber” “saber” que que un un sujet sujeto o puede puede tener de sí mismo y de la verdad que lo produce -lo que aparece desnudo en el “síntoma”-. Estudiamos la socialización del síntoma en nuestro texto “Destins sociaux sociaux de d e l’idéalisatio n”, en Champ social et inconscient, inconscient, CNRS, 1983, y en “Le sujet de l’idéal”, en Aspects du malaise dans la civilisation, Navarin, 1987. Véase, también, tambié n, “L “L a femme et et le symptóme de de l’organisat l’org anisation ion sociale” en W . AA., Femmes et pou voirs, ed. De l’Epi, 1985.
esta instancia del Padre posee posee una una atracción atracción sólida: sólida: garantiz gar antiza a al grupo su goce, goce, pero, es verdad, le l e agrega agre ga la condición de que lo reconozca como como ideal y que se atenga a él. Como contraparte, reglamenta el goce del grupo... Si uno “está en regla” con él, tendrá derecho a gozar. La función función de la idealización idealizac ión se aclara en su fun para el vínculo fu n ción ci ón para social. Esto se lee en la definición de la constitución libidinal de la masa primaria: prim aria: “Una suma suma de individuos individuos que pusieron un un solo y único objeto en el lugar de su ideal del yo y, en consecuencia, en su yo se identi ide ntific ficaro aron n unos unos con con otros” .15 Dicho de otro modo, modo, cada energí ene rgía a narcisista idealizante ideal izante a través de la cual cual el sujeto sujeto se ama -heren -he rencia cia del narcisismo narcisismo perdido de de la infancia infa ncia-- la deriva d eriva y la drena ese “objeto “objeto externo” extern o” que, ubicad ubicado o en esa posici posición ón de convergencia convergenc ia estratégic estra tégica a del conjunto conjunto de los los narcisismos individuales, individuale s, puede ser erigido erigid o como ideal idea l del Yo colectivo, con lo que colectiviza el narcisismo. De manera que debe ser provocado, casi “inventado” por el grupo, para volver posible la identificación recíproca de los miembros entre sí. Lo que Freud representa con el siguiente gráfico:
externo
Vemos que el vínculo social se se traduce traduce en este “acoplamiento” - a través de la idea lizac iónión - de los los sujet sujetos os y del Sujeto. Sujeto. Esta “economía” “ economía” debe expresarse en un texto que que ligue a ambos ambos participantes. H ay que señalar que en el esquema de Freud el eje de los “objetos” es es el único que no está unido.1 unido. 16Podemo 6P odemoss pregunta preg untarnos rnos si no no habrí ha bría a que ubicar allí el “reglam “reg lament ento” o”,, es decir, decir, ese objeto que es lo no no dicho dicho del vínculo 15Psychologie collective et analyse du Moi, cap. VIII, in fine. 16Se trata tr ata de “objetos “objetos libidin libid inale ales”, s”, el Yo está est á tomado entre entr e su objeto (“perso nal”) na l”) libidinal y su Ideal Ide al del Yo: este último último es el instrumento de socializació socialización. n. ¿Y si el reglamento indicara el eje “objeta!” del goce social?
socia sociall al que el texto te xto reglam r eglamentario entario le da forma y hasta un “cuerpo” “cuerpo” . A través travé s de ese objeto, tan singu s ingular lar como como anónimo, anónimo, el grupo creará un vínculo y se instituirá.
La máquina reglamentaria reglamentaria Pero, al mismo tiempo, habría que pensar en una relación más específica del Sujeto S ujeto de la idealizac ide alización ión y de ese ese objeto discursivo que que lleva en sí mismo el modo de la idealización: en rigor, el reglamento sería lo más importante, importan te, es decir, decir, el soporte de de la idealizació ideali zación n -de -d e Uno por los otros- en tanto máquina reproductora del goce social. Kafka Kafk a proporciona una una atractiva atractiv a imagen de esta máquina en La imp rimir, a colonia colonia peniten ciaria : un dispositivo confeccionado para imprimir, modo modo de castigo, el reglame regla mento nto sobre sobre el cuerpo cuerpo del sujeto recalcitran recalcit ran te. El carácter sangriento de la imagen no debe ocultar su valor de verdad, dado que expresa expre sa la ambición ambición reglam regl amenta entaria ria de unir a través de un texto el destino del sujeto y el de la institución. El modo de idealización ideali zación reproductor rep roductor encuentra encuen tra su modo modo de de inscripción inscripción que reve la su violencia violen cia simbólica. Pero el momento de verdad es aquel en que, desesperado por la perspectiva perspe ctiva de desaparición de la máquina, instrumento instr umento sagrado del poder, poder, el ejecutante ejec utante se ubica ubica a sí mismo en ella. Este Est e último sacrificio s acrificio muestra muestra la extraña extrañ a solidaridad entre la instancia ejecutiva del poder poder reglame regla mentar ntario io con la que el sujeto se se había identificado identificad o y el que recibe su conminación. En últim ú ltima a instancia, instan cia, se confunden en un un solo cuerpo reglamentado/ator reglam entado/atormentado. mentado. Las dos caras del poder se confunden en un último homenaje a la máquina reglamentaria. En este siglo se profundizaron sus demostraciones más funestas. Esta dimensión propiamente propiamente kafkiana ka fkiana es la que hay que que inscribir en el reverso del modelo de idealizació idealiz ación n de Freud (más (m ás o menos menos por la misma época). época). De esta manera, lo que tenemos que pensar en esta “referencia idealizada” del deseo de reglamento es, decididamente, muy especí fico: por precioso que sea, lo que Freud nos muestra en ese polo de “Ideal del Yo colectivo” parece estar bastante “personalizado” o, al menos, “individualizado” como para que los sujetos de la “masa convencional” puedan verlo. El Sujeto-referente del Reglamento no tiene otra cara que es esee lugar lug ar vacío del que parte la tranquilidad de que el goce goce no le fa ltará lta rá a todo todo el que a cualquie se adhiera adhier a a lo cualquierr sujeto sujeto se que el reglamento prescribe. Por eso eso no no es es visible -é n E l Castillo Castillo siempre hay escritorios detrás de los escritorios escritorios visibles, de manera que se ven como como “ventanilla “venta nillas”s”-,, lo
que metaf me taforiz oriza a esas “aberturas” “ab erturas” que no dej dej an pasar nada salvo lo que, que, en el sujeto, sujeto, se reduce a lo que permite perm ite reconocerlo como como un “admin “ad minis is trado” trad o”.. K., el héroe de E l castillo, for mula la muy castillo, reducido a su inicial, formu bien esto en su diálogo con con la administración: le gustaría g ustaría oír en lo que el reglamento dice de él algo que sea, verdaderamente, “sobre él”. Pero, justamente, el destino del reglamento y el del sujeto son disjuntos. En este lugar preciso encontramos la dimensión propia mente po p o líti lí ticc a de la estructura inconsciente que hemos aislado. Para Pa ra encontrar e ncontrar la huella hu ella histórica de esta relación que hasta este momento hemos descripto y que nos gustaría gus taría que sea objeto objeto de teoría, hay que regresar a un texto esencial de Tocqueville, la conclusión famosa de La democracia oído democracia en América, Am érica, que podemos lee r con un oído atento a la problemática precedente precedente -justame -justa mente nte en el momento en el que que surge la “ciencia adm inistrat inis trativa iva””- . 17
E l modelo político po lítico:: el Secreto Secreto de de la la modernidad o el despotismo de la razón En el capítulo VI, la descripción de Tocqueville, que busca la lógica estatista estatis ta de la igualdad, igualdad, se convierte en un un verdadero verdad ero poder visio na rio. Para Pa ra pensar pens ar lo que está enjuego enjue go aquí, la conceptualización clásica es insuficiente: insuficiente: ni siquiera Montesquieu había previsto esa mezcla monstruosa de democracia y despotismo. En ese lugar crítico, La se eleva a la dimensión del Espíritu de las democracia democracia en América Am érica se ada ptado al mundo post-revolucionario. Lo que pasa es es que el leyes, adaptado “despotismo” del Leviatá Levi atán n moderno moderno supera supera cualitativamente cualitativamen te -y - y no sólo en cantidad- al despotismo antiguo. En ese momento preciso -e n el que situamos situamos el momento cumbre de la reflexión de Tocqueville- se produce un fenómeno asombroso: Tocq To cque uevil ville le se siente impote imp otente nte para nombrar ese ese poder misterioso que supera la idea del despotismo producido producido por las democracias. democracias. ¿No se trata del efecto preciso de ese “terror religioso” que evocaba en en su Introducción, y al que, en ese momento, puede invocar ? 17 En 1840 apa apare reci ció ó la últim última a parte parte del del libro libro II de La democracia democracia en Am érica. Sobre el contexto del presente análisis en el plano político, remitimos a nuestro estudio “Tocquevill “Tocqueville e et la légitimat l égitimation ion de la modemit mode mité”, é”, en Analyses et réflexions sur De la démocratie en Am érique (II, (II , 4), ed. Market Mar ketin ing, g, 1985. En E n ese momento momento,, justamente, se dibuja el nuevo campo campo de la cienci ciencia a administrativa con con losEtudes administratives de de Alexandre-F Alexan dre-Franfo ranfois is Vivien (1845), (1845), hec hecho ho nada fortuito para el tema que tratamos. Tocqueville construye su teoría sobre esta mutación sociopolítica que, simultáneamente, tiene una práctica propia.
No es que no haya una palabra disponible para designar este principio de la modernidad: “Busco en vano una expresión que reproduzca exactame exac tamente nte la idea ide a que me hago de él y que lo sintetice; las antiguas palabras de despotismo y de tiranía no sirven más. Es algo nuevo y, por lo tanto, tanto, hay que intentar inten tar definirlo, defin irlo, ya quetio qu etio puedo puedo nombrarlo”. Se requiere esta postura “teológica” para realizar esta “ciencia” nueva prometida en la Introducción para p ara pensar pens ar un “mundo nuevo”. Pensar Pen sar eso -ese -e se principio hasta este este momento innombrado innombrado,, lo Innombrable Innombrable d éla modernidad p olítica olít ica-es -es abordar “eso “eso nuevo” que que Tocq To cque uevi ville lle está e stá buscando. buscando. Es preciso preciso señalar la originalidad origina lidad del camino camino tomado: tomado: Tocqueville Tocqu eville no intenta inte nta adaptar adap tar su concepto nuevo de “despotismo democrático” demo crático” al concepto concepto existente, existente , especificándolo, sino que parece parec e colocar delante suyo ese “algo nuevo” que se le reveló y que produjo una especie de imaginación imag inación capaz de liberar liber ar su secreto. secreto. De esta manera, esta “visió “v isión” n” es un un método apropiado para defin d efin ir lo nuevo que hay ha y que pensar. pensar. Es lo mismo que anticipar - “ Quiero imaginar imagin ar con qué nuevos nuevos rasgos rasgos el despotismo despotismo podría produci producirse rse en el mundo” mundo”-- pero también desarro llar lla r totalmente totalm ente el concep concepto to,, de manera que que su virtualidad virtua lidad alcance alcance la realidad. Por otra o tra parte, es una una idea fuerza fuerz a del pensamiento político político tocquevillia tocq uevilliano no el hecho de que, que, en la modernidad, la realid re alidad ad se une a la ficción. Tocq To cque uevi ville lle usa un procedim proc edimiento iento ilustra il ustrado do por “el sueño de Escipión” con que concluye La república de Cicerón: procedimiento mitológico mitológ ico que permite profer p roferir ir una verdad importante en relación con con la realidad realid ad política polít ica como si fuera ficción. ficción. El tema central de esta est a visión final fina l -qu -q u e se despliega en la larga la rga descrip descripción ción preced precedente, ente, que partía de la experiencia- es el enfrentamiento entre una multitud de sujetos anónimos y el Sujeto que los domina: “Veo una multitud enorme de hombres parecidos e iguales, que dan vuelta vuelt a sin descanso descanso alrededor de sí mismos para procurarse procurarse pequeños y vulgares placeres con los que que llenar el alma... Por encima de ellos se eleva un poder inmenso y tutelar, tute lar, que se encarga de asegurar sus deseos deseos y vela v ela r por su suerte” . Asombroso: Asombroso: en el liberal libera l Tocquev Tocq ueville ille encontramos una descripción que se parece demasiado, hasta en el estilo, a la que cierto Carlos M ar arx x daba, en un texto de 1842, 1842, de de la Críticad e la filosofía del derech derecho o de Hegel, es decir, a penas dos años después de la aparición de la segunda parte de Sobre la democracia en América: espectáculo! Am érica: “ ¡Qué espectáculo! L a división divisi ón al infinito infin ito de la sociedad sociedad en una multiplicidad de razas que se oponen entre sí con sus antipatías mezquinas, su mala conciencia y su mediocr med iocridad idad brutal, y que sus maestros, precisame precis amente nte a causa de
la posición ambigua y desconfiada entre ellos, tratan sin distinción, como existencias concedidas, aunque tengan formas diferentes. E, inclusive, ellas tienen que sostener y proclamar, para obtener una concesión del cielo, el hecho de ser dominadas, domin adas, gobernadas, poseídas. Y, por otra parte, están estos estos principios principios,, cuya grandeza es inversa inve rsa mente me nte proporc p roporcional ional a su cantidad” canti dad” .18 La analogía es demasiado demasiado insistente como como para ser fortuita: fortuita: oposi ción de dos esferas que definen el orden político (“abajo” y “arriba”), descripción simultánea de estas estas esferas esfer as como opuestas y nutriéndose nutrién dose unas unas de otras otras,, metáfora m etáfora religiosa religio sa que expresa el orden orden político -con la idea ide a central del principio principio de un un vínculo de de igualdad entre in divi div i duos, duos, “mónadas”, “mónadas” , y la dominación de Uno, que se nutre de la igualda igu aldad d y de la tensión ten sión rec r ecípr íproc oca-. a-. Es verd ve rdad ad que M ar arx x pone el acento acent o en la agitación recípro recíproca, ca, en tanto que Tocqueville Tocque ville insiste insiste en el aislam iento recíproco (“cada ( “cada uno uno de ellos, ellos, apartado, es extraño extra ño al destino de todos los dem ás... ás ... sólo sólo existe él y sólo para él”). é l”). Ésta es la diferenc ia entre una visión del antagonismo y una visión “atomista”; pero lo que perciben el teórico del comunismo comunismo y el del liberalis libe ralismo mo (uno partiendo de la situación situación alemana y el otro del ejemplo norteamericano) es el el mismo hecho constitutivo constitutivo de la modernidad, en el mismo m ismo momento. momento. Para Pa ra comprender comprender por qué qué “las antiguas palabras de despotismo despotismo y de tiranía tiran ía no sirven más” para expresar expresa r “la especie especie de opresión opresión que amenaza amen aza a los pueblos democráticos”, hay ha y que retomar, retomar, justamente, justame nte, el contenido de estas nociones de manera de ver qué permitieron pensar y qué no permiten perm iten pensar. pensar. Ah í se ve mejor el punto punto en el que Tocqu Toc quev eville ille,, que retom ret oma a la teoría teor ía de Montesq Mon tesquieu, uieu, se separa sep ara de ellas presionado por lo que él tiene que pensar. Según Montesquieu, la “especie de gobierno” gobiern o” denominado “despótico” “d espótico” es aquel aquel en el que “una sola persona, persona, sin ley y sin regla, re gla, decide todo por su voluntad volun tad y por sus sus caprichos” caprichos ” .19 Dado su poder pode r unívoco, unívoco, se s e opone al tipo de gobierno gobie rno “democrático”, en tanto que por su “anomia”, se opone al gobier no “monárquico”, “monárquico” , en el que el poder de Uno Un o está asegurado por “leyes fijas y estableci establecidas”. das”. Este recordatorio permite ver lo que se juega en la democracia moderna, a tal punto que puede desarmar la tipología de Montes quieu. En efecto, nos enfrentamos con una “democracia despótica”. Pero Pe ro esto sigue siendo una expresión (que, por otra parte, Tocqu Toc quevi eville lle evita) cuya lógica política es preciso comprender. Ésta se anuncia, 18Critique du droit politique hégélien, Ed. Sociales, p. 200. 19L ’E sp rit des des lois, libro II, cap. I.
justam jus tamen ente, te, en el destino destin o separa se parado do de las dos caracterís cara cterísticas: ticas: unici unic i dad y legalidad. legalidad . Si S i la “democ “democracia” racia” clásica clásica (en el sentido de Montesquieu) es el lugar lug ar donde “todo “todo el pueblo y no solamente solamente una parte par te del pueblo tiene el poder soberano”, aquí tenemos enunciado el principio de la democracia en general, gen eral, radicaliza radic alizado do en la democracia moderna. Pero, justamente esta soberanía popular, destinada a controlar el poder de Uno, Uno, lo reintroduce con may mayor or fuerza. Pero Per o si hablamos de despotis despotismo mo para expresar esta “centralización” del poder, inmediata inmed iata mente tenemos que que agre a gregar gar que, a diferencia diferenc ia del déspota clásico, clásico, que reina por “su voluntad volu ntad y por p or sus sus caprichos”, caprichos” , este déspota moderno, el Estado, es cualquier cosa menos “caprichoso”: reina por la razón, inclusive por por la “racionalidad” -de -d e tal manera m anera que que Tocqueville Tocq ueville logra darse cuenta cuenta del principio principio moderno de la tecnología tecno logía polític po lítica-. a-. Ejerce su tiranía tira nía a través de la razón, en tanto que en todo todo el pensamiento antiguo, la tiranía tira nía era e ra el principio de la locura en el orden político, es es decir la monstruosidad perfecta. perfecta. Ésta es la asombrosa idea de Tocqueville: la relación entre los individuos individuos y el tirano moderno, moderno, literalmente, literalm ente, se invirtió. En la tiranía clásica, clásica, Uno goza, “caprichosamente” “caprichosa mente” , de su poder al reina rei narr sobre una masa dominada y que, que, por consiguiente, une una común común denomina ción. ción. En el despotismo moderno, moderno, el Estado-déspota se volvi vo lvió ó (mor (m ortal tal mente) me nte) serio, o neutro como como un administrador, administra dor, en tanto reina rein a sobre sobre una masa de sujetos sujetos que se libran libra n a sus sus placeres. P or eso “ama “am a que los ciudadanos ciudadanos gocen”. En última últim a instancia, él é l es el único único “regulado “regul ado”, ”, ya que reglamenta los desarreglos de su rebaño. El próspero Estado moderno se nutre de esos esos desarreglos desarreglo s de los ciudadanos ciudadanos entregados a la tiranía tiran ía de los placeres individuales. individuale s. Éste É ste es el Levia Le viatán tán moderno, moderno, que tiene la cara anónima del poder reglamentario. Si los términos de Montesquieu eran preciosos para describir la oposición de los principios de gobierno, la realidad moderna los supera. Esta mezcla de los principios más opuestos -despótico y democrá dem ocrático tico-- da cuenta cuenta de que la función de de unidad, lejos de desapa recer, recer, se refuerza, mientras -y - y por eso eso mism mi smoo- la soberanía se extiende. Justamente, se concentra tanto más cuanto se extiende: ésta es una de las leyes políticas más importantes en obra en la modernidad, que Tocqueville parece percibir.
Deseo de reglamento y ética de la modernidad Pero, precisamente, para acercarnos más a lá representación de Tocqu To cquevil eville le de estas dos dos “esfer “e sferas” as” , hay ha y que subrayar subray ar el carácte car ácterr ético
de la metáfora. El fundamento de la relación de dependencia funda mental entre los individuos y el Estado -asimilado a un “poder paterno”paterno”- es una ética eudemonista, es decir, la búsqueda de la “felicidad” material. m aterial. Este principio principio es el móvil m óvil de la “sociedad “sociedad civil” civ il” . También Tam bién es la princ pri ncipa ipall adquisición del d el siglo sigl o xvm, que ubica al hom bre en un programa de progreso y de disfrute material. Toc T oc q u ev ille ill e ve v e en e n esto, además ade más,, el p rinci rin cipi pio o de d e una un a domina dom inació ción n política radicalizada. Como los individuos se han reducido al estado de átomos sensitivos, que se dedican a la búsqueda de su propio propio interés, el Estado puede reinar tran quilam ente por encima encima de ellos. Pues ese Estado “ama que los ciudadanos disfruten, siempre que no no piensen en otra cosa que que en disfruta r” (subrayado (subrayado nuestro). Dicho de otro modo: “Trabaja con gusto por la felicidad de ellos; pero quiere ser el único agente y el único árbitro”. El Estado adm inistra dor e intendente intend ente de los los placeres, así ve Toc que que ville este temible poder, que Nietzsche definía como “el más frío de todos los monstruos fríos”. Las dos ideas no son incompatibles: en la carrera por los placeres plac eres de los los individuos, solamente solamente el Estado mantiene “ la cabeza fría”. Incluso necesita que los individuos sean aguijoneados por un el mismo móvil para reinar sobre sus placeres como el “único solo y el árbitro” árbitro ” . A sí es el Estado: una Provide Pro videnci ncia a de los los placeres. placeres. Es decir, “provee la seguridad, prevé y asegura las necesidades, facilita los placeres, condu conduce ce los los asuntos asuntos principales, dirige dirig e la industria, indust ria, regula reg ula las sucesion sucesiones, es, divide div ide las herencias here ncias...” ...” . En suma, suma, socializa el goce. goce. Ahí se ubica la reserva de Tocqueville, atravesada por la ironía específica del observador: “¿Acaso ese Estado de Providencia no puede sacarles sacarles por completo la perturbación perturbació n de pensar y la dificultad dificulta d de vivir?” La ironía vibrante de este enunciado consiste en que expresa, al mismo tiempo, el deseo efectivo del Estado y su límite radical. Quizás sea su deseo deseo supremo supremo,, para pa ra perfeccionar perfecc ionar su domina domin a ción, suprimir en ellos hasta el principio de contradicción que tan bellamente aparece en estas dos expresiones: “perturbación de pen sar” y “dificultad de vivir”. Aquí se nombra lo irreductible en la individualidad, lo que reintroduce crónicamente la inquietud. Pero, justamente, no hay compañías de seguros para esto -la perturbación de pensar y la dificultad de vivir- ni siquiera la más formidable inventada por el hombre, el Estado de la democracia moderna. moderna. O habría que suprimir s uprimir la propia individual indivi dualidad idad como fuente propia. propia. El eudemonismo sistematizado sistema tizado a tal punto que el individuo individ uo ya no tiene que asumir asum ir lo que su pensamiento pensam iento tiene de “trastorno” y su
vida de “dificultad” , éste sería un programa totalita tot alitario rio completamen te exitoso. En efecto, sería “perfecto”, sugiere la ironía tocquevilliana, si no hubiera... cierto sujeto que no no se reduce reduce totalmente a a la función que le asigna el Sujeto supremo. Este desecho que cae fuera de “toda” política sigue siendo lo más preciado para el sujeto. Ta Tamb mbién ién es co con ese desecho que el psicoanálisis puede hacer teoría, al volver a introducir en la política lo que ella practica y excluye, es decir, “el trastorno trastorno del inconsciente” inconsciente” y la “dificultad de desear” ... ...
Conclusión EL PER JUICIO JUICIO INCONSC IENTE Y SUS PLUSVAL ÍAS SOCIALES SOCIALE S
Lo que surge de nuestro trayecto trayec to a través trav és el perjuicio inconsciente y su mod modo o de social socializa ización ción -que va v a del trauma a la norm no rma-re a-re m ite a una una exploración exploración del reverso inconsciente de de la contradicción social . A ésta, en tanto “miseria “m iseria social”, social” , se aplican las palabras de Charcot, que se sentía muy atraído por Freud, que toman relie ve en la la versión social social de la realidad: “eso no impide existir exi stir”. ”. ¿Qué ¿Qué “apertura” “ap ertura” puede puede brindar el psicoanálisis sobre este tema, que no vuelv vu elva a inocente el sistem a sin quitarle peso al sujeto? Justamen Justa mente, te, recorda reco rdarr lo que le toca al sujeto, antes de la “imagina “imag ina-rización riza ción”” que se se forma form a como como consecuencia consecuencia de considerar la realida rea lidad d de manera masiva. Con lo que tenemos tenemos que volv er a la cuestión cuestión de la -p alab ab ra que casi no nos nos atrevemos atrev emos a pronunciar, pronunciar, pero que ideología -pal todavía sigue actuando, a pesar de la cantidad de modelos que sos tenían que habían agotado su desciframiento-. Podemos reconsiderar este trayecto sobre el perjuicio y el ideal como una economía social del (des)goce.
L a ganan cia de la causa soci social al El Otro social -o sea, la instancia que sostiene lo colectivo como fantasía m ater at eria iall- se vuelve vue lve hecho hecho y causa causa para el sujeto sujeto en en “estado de precariedad precarie dad y de exclusión” . Por Po r otra parte, él es el que enuncia, el que encuentra las palabras p alabras que los sujetos adoptan y en las que, que, luego, se reconocen. Pero toda “causa” tiene una “ganancia”, como dice la expresión expresió n “salirse “s alirse con la suya”:1por suya”:1por supuesto, supuesto, obtener una ganancia, 1En francés: “av oir ga in de cau cause se.. [N. de la T.]
realizar una ganancia de esta causa (quizás sea lo que hace que esperemos ver v er surgir de toda causa causa social una una ganancia inconfesable que no necesariamente necesaria mente pasa por una franca corrupción: corrupción: toda “causa” parte de una falta de ganancia). La tesis tes is que surge es la siguiente: siguien te: el perju pe rjuicio icio (del sujeto) consti constituye tuye para pa ra el O tro tr o (soc (s ocia ial) l) una fuente de beneficio. beneficio . Esta es una afirmación segurame segu ramente nte provocadora: que la “anomia” “ anomia” —esa falta de armonía armon ía entre los los objetivos individuale individualess y sociales sociales (Durkh (Dur kheim eim )- alimenta a su su Otro (en el sentido de la expresión “alimentar a su hombre”). La patología patolog ía de la ley alimenta la Norm a socia social. l. Hay H ay que avanzar por este este camino para ver hasta dónde nos lleva.
El “deb “deb er de salud” ¿El Otro social no está en posición de tratar de reparar, de evitar el daño de lo que se caracteriza caracte riza como como exclusión exclusión,, precariedad, p recariedad, deterioro? Responde a esto por medio de dispositivos (instituciona les, de saber, dispo sitivos (institucionales, etc.); etc.); provee, provee , toma tom a las medidas que considera necesarias y que puede exceptuarse exceptuars e de imponer impon er ya que, que, como se dice, dice, “se imponen” impo nen” . Veamos Veam os la expresión, al menos simbólica, que aparece en el artículo que inauguró —hace exactamente exactame nte medio s iglo ig lo-- esa Institución Institució n que se llama Organización Mundial Mun dial de la Salud: Salud: “la Salud para Todos”, Todos” , es decir, “llevar a todos los pueblos al nivel de salud más alto posible”. L a Salud, “lo empírico trascende trasce ndental” ntal” del Otro social social como como dato de experiencia e imperativo -aprehendido como estado completo de bienestar (físico, mental y social) -con su correlato, el acceso de todos los pueblos pueblos al conocimiento conocimiento médico científico, para pa ra alcanz a lcanzar ar ese alto grado de salud, con la opinión esclarecida y la acción de los gobiernos. El bien llamado Wel Fare State. Notemos la norma y la intensidad - “más alto” , no sólo sólo ausencia ausencia de de padecimiento o de de enfer enfe r medad, medad, sino salud salud com como ideal regulador regulad or “positivo”-. “positivo”- . Se trata de tomar a sujet sujetos os dañado dañadoss para poner poner a flote la no rm a-san a-s anita itaria ria-. -. La sanidad sanidad es el imperativ impe rativo o categórico de un orden social que le añade su ética, ética, al mismo tiempo “condicional”, ya que qu e hay que suponer que cualquie ra quiere q uiere la salud, salud, e imperiosa: deber de salud salud..
L a “termodinámica social”: social”: la plusva lía Pongamos las cosas en su lógica real: desde el punto de vista del
operador freudiano de desc descifr iframúmto múmto tlol mrtlnx rtlnxt« t«rr da da In elvIlUni'IO elvIlUni'IOn, n, hay que pensar un c irc irc uito prop propinmun inmuntte tranNfornmrío nNfornmríorr d«l | IW« colectivo, que va de la privación a la Holtr HoltrvrrtinlIxHol tinlIxHolrt rth, Sabemos que Lacan busca en Ma Ma rx In pnl p nlflb flbrn rn "| | Iuh IuhvmI(hn I(hn, tftm Id de smontta ul goce goce c npltrtIUtt ltrtIUttt, t, pa p a r*
El objeto objeto de la plusvalía “La “L a p lusva lía” es es el hallazgo ma rxista en economía o, o, más más bien, lo lo que permite perm ite desmo de smontar ntar críticam ente en te la economía: economía: es lo que que la eco nomía capitalista no puede pensar, es decir, su realidad. Lo que pasa es que ésta “no encuentra” cuando “piensa”. Es la relación interna e íntima entre el Capital y el Trabajo: ese “excedente” realizad o por el capitalista. N o hay que confundirlo confundirlo con con el “bene ficio”, que no es más que una forma fenoménica (interés, renta, beneficios). beneficios). Es la diferenc ia entre la fuerz a de trabajo trabajo p roporcio nada (por el trabaja dor) y lo que que ella aporta como como “valor-trab ajo” . Es la conversión conversión del trabajo en beneficio: beneficio: la compra deficit aria del 2 Véase nuestra nuestra cont contrib ribuc ución ión,, “Mar “Marx x cliniden de de l’hist l’histoire oire””, prefa prefacio cio a la reedición de Marx et la répétition historique, 1978, ed. “Quadrige”, 1999.
trabajo enriquece el Cap ital. Po r ahí pasa la lógica del asalariado: es decir, el salario oculta el Capital. Esto se origina en el goce, porque se lo aparta del proceso de intercambio, aunque haya surgido del proceso de producción. El Capital crece con con ese plus volátil. volá til. Por lo tanto, existe el sujeto de la fuerza de trabajo, el Otro o el Capital Capit al y, entre entr e ambos, ambos, el objeto: objeto: la plusvalía. De la plusvalía ( Mehrwert) Lacan Lacan extrapola el plus-de-goc plus-de-gocee (M e ).3Esto supone supone una radicalizació radic alización: n: donde Marx Ma rx da por sentada hrlust ).3Esto -h a y que decir de cirlolo- la reapropiación colectiva de los los medios de prod produc uc ción, ción, la recuperación de esa plusvalía plusva lía en beneficio de un goce colecti vo, Lacan Lac an reinscribe una estructura irreductible, irreduc tible, que se relaciona relacio na con con el carácter carác ter insuperable de la oposición oposición dialéctica dialéct ica del amo y el esclavo.
L a economía cu ltural del goce social social Volvamos a Freud, en un eslálom que se relaciona con nuestro trayecto como reflejo de un zigzag del síntoma y de lo social. Desde el comienzo, y siempre, Freud abordó lo colectivo en su aspecto inconsciente a través de su economía, situando al sujeto con sus sus síntomas - “psiconeuróticos”“psiconeuróticos”- del lado de de un un déficit. En Freud, la intuición más elem ental enta l de lo colectivo reside en que el sujeto sujeto deja ahí las plumas plumas y está basada en l a “represión de las pulsiones”. Enunciado Enunciado que se encuentra en un ensayo, La “moral sexual civilizada” y la neurosis moderna (1908) que precede a Tótem y tabú (1912-1913), donde donde Freud presenta presen ta la solución solución estructural al problema del conflic to pulsional del asesinato del padre y su reproducción social. La cuestión cuestión de lo social social en la lógica lóg ica freudian freu diana a de lo colectivo se anuncia en la economía del perjuicio colectivo, lo que vuelve al neurótico testigo del síntoma social social,, “síntoma vivo” viv o” . El neurótico no se encuentra en el balance de las cuentas, cuentas, en el crédito c rédito y en el débito, débito, com como o lo indica el “renunciamiento pulsional”. pulsional” . “Imperso “Imp erso nal” -el Otro de la Cultura-, le piden demasiado. El déficit no es de ningún modo funcional: funcional: se relaciona relacio na con la economía del goce. Pero, Pero , de alguna manera, el sujeto sujeto se venga, venga , al indemnizarse in demnizarse por ese renuncia miento y por su sufrimiento, sufrimiento, por lo que podemos podemos denominar denomin ar los benefi ben efi cios cios del síntoma, no solamente secundarios, sino “prim “p rimario arios” s”.. En suma, 3 J. Lacan, Séminaire, libro libro XVII, L ’envers de la psychanalyse, psychanalyse, Seuil, 1991, p. 92, 11 de febrero de 1970.
“ se endulza” endulza ” con con los beneficios, inclusiv incl usivee con la especulación especulación (tul MÍntoma, para obtener obte ner reembolsos reembo lsos de loqu lo quee ese Otro, O tro, el “finco" “finco" tlt tlt»» la Cultura, descuenta. Es la iro i ronía nía de la neurosis: neurosis: ya y a que qu e el Otro socin socinll pu((n con con ni ni producto de la caza, él va v a a hacer lo mismo, pero pe ro gozan go zando. do... .. u truv^N (lu su síntoma. síntoma. Eso es lo que el Otro no va a tene te nerr nunca. nunca. Sin embargo, em bargo, podríamos pod ríamos tener ten er la impres imp resión ión de que el Otro Ot ro —do la sociedad, sociedad, que no no quiere quie re saber nada con el fundamento de la represión, es decir, decir, lo sexual-rea sexua l-reaccio cciona na a esto colmando colmando la brecha brecha.. La L a neurosis es una “menos-valía” “menos-valía ” del goce colectivo. colectivo. El E l mismo Freud la compara con con la tuberculosis, tuberculosis, que aumenta aume nta el costo socia sociall y perfila perf ila su propio servicio en los policlíni policlínicos. cos. P ar ara a e l sujeto sujeto,, los beneficios del síntoma sín toma son una una falta fa lta de ganancia, un “agujero” en el presupuesto social. social. No, No , en todo caso, una plusvalía.
De la culpa primitiva a l goce goce social social Notemos que esta “microeconomía” dentro de la Economía incons ciente se despliega sobre una “macroeconomía” de la deuda -la que inaugura lo social social a través del Asesinato del P ad adre-, re-, Ha y una especie especie de “débito “débito originario” origina rio” que abre abre la culpa primitiva. Pero, precisamen te, ésta queda exonerada por estrategia estra tegiass de goce que abren u un n crédito sustituto. Es revelad rev elador or que el crimen originario origin ario y las secuelas secuelas de culpabilidad no hagan que el sujeto s ujeto social social se desmorone bajo el fardo de la culpa culpa.. Lo que que hace hace es reconve rtir en “plus-de-gozar” esa falta del inicio. H ay “acomodamientos hacia el cielo” como con el asesinato del padre. Aquí Aq uí se produce produce la reinvención reinvenc ión de la “solución paterna” pate rna” , a través trav és de una reproducción del goce.
El sa be r del síntoma síntoma y la economía social ¿Cómo se las arregla el discurso social para tratar el síntoma? En principio, por el camino de de la “psicoterap “psic oterapia” ia”:: construyendo construyendo las entida enti da des apropiadas para situar el malestar: “neurastenia”, “depresión”, “estrés”; luego, “perturbaciones cognitivas y comportamentales”, “fobias sociales”. Poniendo a punto los instrumentos de evaluación estadística y diagnóstico del déficit: DSM. El Ma nual nu al estadíst estadístico ico y es el instrum instrumento ento psiquiá diagnóstico de las perturbaciones perturba ciones mentales mentales es
trico que lleva a cabo la aplicación del ideal que nació cuatro años después después que la OM S. Esto fija el síntoma, lo muestra como una psicopatología empírica, que vuelve vue lve inocente de hecho hecho el goce social. social. La medicina medic ina ayuda a que el Otro social psicologice la perturbación: el individuo individu o es el que falla, no sin relación, por supuesto, supuesto, con con el “medio “ medio”” . L a psiqu p siquiatrí iatría a lo cuida, cuida, el médico colabora con el control social de la enfermedad. e nfermedad. ¿Por qué las terapias comportamentales y el modelo cognitivo tienen tanta aceptación? Porque son lo más apropiadas para el modelo de reproducción reproducción en forma form a de negación del síntoma síntom a por el Otro social social y están homologadas por éste. éste. ¿Qué ¿Q ué concepto concepto de socialidad surge de ese universo univers o DSM? ¿Qué ¿Qué quiere quie re decir “social” “soc ial” en en la expresión “fobia social”? social” ? Se trata tr ata de un “m “miedo iedo marcado y persis persistente tente en situaciones sociales o en en situacio nes en las que es preciso actuar, en las que puede sobrevenir un sentimiento de molestia”, de manera que provoca “una respuesta ansiosa inmediata” (ansiedad social). El miedo debe interferir de manera significativa en sus actividades profesionales o sociales. “Esto se concreta en el ataque de pánico unido a la situación o facilitado por ésta.” Cualquier cosa con tal de no pensar en la sus interferencia interfe renciass del d el deseo y de lo real. angustia , en sus En cambio, cambio, el psicoanálisis produce dos movimientos movimien tos que hay que pensar pensar solidariamente: 1. Lleva el síntoma al centro del sujeto, en su causalidad incons ciente. 2. Reinstala el trastorno en el centro del “malesta r de la cultura” y de sus manifestac manife stacione ioness sociales. Con Con amb ambos os gesto gestoss destituye la individualidad - form for m a imagin im aginaria aria del sujeto sujeto inconsciente y “mónada” solipsist solip sista-: a-: en nombre del sujeto; sujeto; en nombre del Otro.
L a equivocación social o el el perjuicio inconsciente inconsciente ¿Dónde hallar el punto en el que se encuentran los discursos del síntoma y de lo social? Propusimos designarlo como una palabra, verdade verd adera ra Schibboleth de esta clínica de lo social, social, reescrita rees crita a la luz del “malesta “ma lestarr de la civiliza c ivilización ción”” de de fines del siglo: perjuicio. perjuicio. En este punto
tenemos que poner en movimiento, por última últim a vez, lo que nos nos sirvió de martillo para hacer sonar el yunque del malestar social, con los recursos recursos insospechados insospechados del texto freudiano sobre sobre “Las excepciones”. excepciones” . Un perjuicio supon supone: e: • la alusión a un trauma o “equivocación” ( Unrecht) “primitivo” (“dicen que sufrieron lo suficiente y que ya se los privó bastante”); • la ruptura con una una lógica del renunciamient renuncia miento o y de la deuda; deuda; • la demanda dem anda de un un resarcimien resar cimiento to por el error ( “que tienen tien en derecho a ser dispensados de nuevas exigencias”); • la reivindic re ivindicación ación de una “recuperació “recuperación” n” del tiempo perdido; • el estatus de excepciones, excepciones, institucionalizado institucion alizado y para p ara siempre (“ ( “ son son excepciones y quieren seguir siéndolo”). En este momento, el traum tr auma a social y/ y/u orgánico orgánic o hace que el sujeto salga del circuito, lo pone fuera del circuito, Ausnahme. Especie de desembrague desembrag ue simbólico. simbólico. Un sujeto de este tipo instituye institu ye una relación disidente d isidente con la lógica lógic a de la deuda simbólica que sostiene lo social desde el Urverbrechen, el Crimen originario. Reclama un certificado de enfermedad que lo dispense de los esfuerzos de pagar pag ar la deuda. deuda. Como se dice, “gasta” sin “contar” (la “compulsión del endeuda miento” podría proceder de este sentimiento de tener que tener saldadas todas las cuentas). cuentas).
La socialización socialización del perjuicio ¿Cómo ¿Cómo el Otro O tro social define d efine su postura frente fren te a estas excepciones? excepciones? • Reconociendo Reconociendo el perjuicio - “situándolo”, instituyén institu yéndolo dolo-- y ne ne gando al sujeto. • Instaurando Instaura ndo un discurso discurso que encontró su su significante significan te maestro: “la exclusión” , supliendo las depredaciones del ideal por la “reha “re habil bili i tación”, “institucionalizando” la anomia y, finalmente, reglame regla mentan ntan do el goce social. A l final del circuito circuito está está el perjuicio perjuicio instituido, que forma parte par te del imaginario. El Otro toma acto y hasta obtiene ganancias en la economía social del ideal. Retomemos Retomem os los términos de la producción de plusvalía, tal como como el
clínico clínico de lo social, social, Karl K arl Marx, lo había mostrado en el libro libro I I I de E l E stá el e l sujeto del síntoma perjudicado, está el Otro social y, Capital. Está entre ambos, ambos, la producción de plusvalía. plusva lía. Ahora Aho ra bien - y aqui nos nos encontramos encontramos en el centro de de nuestros nuestros propósitos- el perjuicio de los individuos perjudicados se usa para reproducir el goce social. A estos estos “individuos” -q ue con con esta condici condición ón reciben su su tarjeta tarje ta de ident ide ntific ific ación ac ión-- se se les pide que pongan sus perjuicios en el el mazo de la seguridad social. Alo Al o s sujetos peijudicados peijud icados se les pide que amontonen amontonen sus faltas, de manera que este montón de faltas se una y sostenga, como plus-de-gozar, al grupo-meta: cooperativa de los perjuicios, compañía de seguros traumática. Estrategia inaugural de la modernidad del poder, que mostró Michel Mich el Foucault, el clínico del poder: poder: la institución in stitución funciona, con con su su ideal, idea l, como una máquina de reciclaje de los desecho desechoss sociales, sociales, a través travé s de ese “conversor” llamado ideal institucional. En este sentido, la “ecología” “eco logía” es el modo de pensamiento dominante dom inante del Estado, de la mo dernidad sociopolítica, adoptada por el que decide en su modo de goce goce.. El imaginario del estado es “ecológico” en este sentido.
El pe rjuicio, rjuicio, crea do r de vínculo Examinemos los modos de tratamiento del perjuicio como gocevínculo: • ¿Qué hacer con un síntoma o con una discapacidad? Solución: crear una asociación. • ¿Qué hacer con un trauma? Solución: ayudar a las víctimas. • ¿Qué hacer con con una una anomia anomia -sex -s ex u a l- (homosexualidad)? Solu ción: una sub-cultura (gay). • ¿Qué hacer con una anomia sociocultural (desculturación)? Solución Solución:: una forma for ma de creación (rap). • ¿Qué hacer hac er con con una una anomia identita iden titaria ria (toxicomanía)? (toxicom anía)? Solución: transformación transformación de los los bienes bienes químicos químicos en algo que sirva para “crear” . • ¿Q ¿Qué ué hacer con con una anomia socioeconómica socioeconómica (desempleo, endeu ende u damiento)? Solución: autogestión de la penuria, de la miseria miseri a “tempe “temp e ramental”. Freud decía que la muerte m uerte es lo único que que “no sirve sirv e para nada” n ada” :4no
había previsto prev isto su institución institu ción como como cuidado cuidado paliati pali ativo vo en el que el Otro social social no abandona abandona al sujeto hasta has ta que haya h aya dado el último suspiro. suspiro. El peijuicio pe ijuicio refu erza el tejido asociativo, asociativo, ella lo crea crea.. El E l “biopoder” acompaña al sujeto, desde el nacimiento hasta la muerte.
El p erjuicio y su “justo “justo precio” o el p r e t i u m d ol or i s social En un determinado determinado momento todo todo esto se vuelve vue lve rentable. El perjui cio hace que haya negocios. Lo social se convierte en una federación feder ación de grupos grupos de presión presión entre ent re los que el Otro social media (e l término térm ino “mediador” tiene mucho futuro). Tamb Ta mbién ién sabemos que ha y una moda, proveni prov enient entee de los Estados Estad os Unidos, que consiste en abordar cualquier relación social en términos de potencialidad potencialidad para pa ra obtener o btener indemnizaciones del otro. Esto provoca una curiosa economía transferencial. transferenc ial. Corresponde que uno sepa qué fuente de perjuicio constituye el otro que es mi interlocutor -como prestatario de servicios- y se deja que los especialistas calculen “el precio precio justo”, justo ”, la plusvalía plusv alía que eso eso representa represent a para mí. Ésta es una una regla reg la de conversión conversión del perjuicio en en goce, goce, que está por ser reglam en tada jurídicamente.
El reverso inconfesable de la práctica social social La “corrupci “corrupción” ón” -e n el sentido sentido comúncom ún- termina por aparecer, aparecer, la plata se usa usa para otra cosa cosa y hay algo que se vuelve vu elve flagrante: flagrante : la “m afia” afia ” del tráfico de goces. Ahora bien, en este sentido preciso -como forma mixta de norma y y de goce, lo social es mañoso. En este momento escandaloso, escandaloso, se le pide ayuda al ideal idea l humanista. Cuando Cuando un “escándalo” estalla sobre este frente del síntoma y de lo social, que se vincula vinc ula con esa actividad ac tividad de reciclaje, podemos podemos pregun preg un tarnos si no es es esto lo que salta en la cara del Otro O tro social: que él viv e de esto esto,, de la “plusv “plu svalí alía” a” del síntoma. síntoma. Entonces, Entonces, naturalm ente, ente , él (se) vela ve la esta e sta cara, con con consideraciones consideraciones de moral social. En ese momento es cuando bajo sus narices para el tráfico de goces que sostiene su reproducción. reproducción. “Eso” “E so” es su realidad, el resto rest o es discurso, discurso, y el discurso discurso es lo lo que sostiene cotidianamente cotidianamente la realidad social social.. Es su “litera tura” tur a” 4S. Freud, Le clivage du moi dans le processus de défense, G.W., XVI, p. 60.
en sentido dudo dudoso, so, su fraseología frase ología.. Revers R everso o inconfesable inconfes able de la socialisocialidad. da d. Éstas son, son, también, también , las “prácticas “ prácticas sociales sociales de la salud”. salud” . “P “Prá ráct cti i cas cas inconfesables” , lo inconfesable inconfesab le puesto en práctica, esto es lo que hay ha y que demostra dem ostrar: r: cómo eso eso goza en lo social, social, si se sabe qué lo social funciona en base al doping. Es un espejo de la estrategia tóxica del del sujeto que busca busca en el “quebra “ quebrantador ntador de preocupaciones” preocupaciones” (Sorgenbre■ exter no” cher ) ese “ pedazo tan deseado de independencia del mundo externo” -manera de llevar a cabo la evasión por medio de “sensaciones de placer placer inmediatas”inmediatas”-.. 3
Metap sicología de lo social Esto es posible a través de un doble desciframiento, termodinámico y metapsic me tapsicológic ológico o -dob -d ob le enfoque de esta est a “economía “eco nomía”-. ”-. Una máquina, en el sentido termodinámico, es un sistema de conversión/trans conversión/transformació formación n de energía ener gía que permite, al mismo tiempo, creación y pérdida. Entre dos estado estados, s, algo se transform a y se pierde. Principio Principio de la “entropía”. En ese entredós podemos podemos situar la máquina-de-gozar máquina-de-gozar,, de regular re gular los (no) goces. La máquina social no necesita demasiado para funcionar: una falta, una falta fa lta de ganancia, por supuesto, supuesto, que hay ha y que poner en orden encontrando “soluciones”. Por lo tanto, podemos tomar la palabra “solución” en el sentido termodinámico. En este caso, la “solución” no es una síntesis que permita integrar la contradicción -o negatividad- con la tesis. La “solución” es real re aliza izarr una una transformación transformació n “a pérdida” pérdid a”,, generad gen eradora ora de un “plus”. “plus” . Juego en el que “el que pierde gana” ga na”,, que liga lig a la perver p erversión sión del dispositivo social. Triunfo de la socialización del perjuicio. ¿Cómo es metapsicológicamente posible? Por el “más allá del principio principio de placer”. placer” . Pues hacer de un Unlust un plus-de-placer es aritméticamente imposible. Recordemos que Freud demostró demos tró que el principio princip io de placer trabajaba trabaja ba en secreto para un principio superior. superior. En cada repetición del displacer el sujeto cosech cosecha a una una “prim a”. a” . Esto da una idea de la plusvalía. Fragmentación Frag mentación del “des-goce” “des-goce” de la madre partida en múltiples pequeñas ganancias ganancias sobre sobre esa pérdida. Cada Ca da vez que vuelvo vuelv o a perderla, perd erla, se dice el niño, niño, gano, al mismo tiempo tiemp o que un 5S. Freud, Malaise dans la civilisation, cap. II, G. W., XIV, p. 436.
dolor, un “plus-de-gozar” -lo que lo vuelve una renta sagrada-. El mismo principio se aplica a lo colectivo: colectivo: el trauma tra uma es el premio prem io mayor de la lotería. Goce del perjuicio, de ubicarse en la posición del objeto. El Otro social aspira los objetos perjudiciales para que su máquina funcione. funcione. El displacer, por el automatismo de repetición, se crea puerta pue rtas s de goce.
El sistema sistema y sus “reba ba s” En el fondo, no habría hab ría nada que nos llame llam e la atención atención,, si no hubiera hubier a extraños extraño s fenómenos que nos nos dicen que algo no anda. anda. Un ejemplo: médicos hematólogos se dan cuenta de que una forma form a extraña de anemia aparece en una serie de sujetos (mujeres) y encuentran su “explicación” “explic ación” en una inexplicab inexp licable le compulsión de estas estas mujeres a desangrarse desang rarse por distintos tipos de transfusión sanguínea. Esto se llama llam a “el síndrome síndrome de Lasténie Lasté nie de Fe rjol” .6 Son enfermeras que, ante las narices de los médicos, desvían su función y derram d erraman an esa es a sangre. sangre. Esas mujeres mujere s que cotidianamente cotidianame nte se desangran en las cuatro venas, en el servicio hospitalario, lo hacen para nada, por su cuenta, entre ellas. Lío que paraliza el modo dominante del goce. Más allá de la discusión clínica que abre este pasaje al acto patológico, aquí vemos el síntoma de un fallo fal lo de la máquina máqu ina clínica. Estas mujeres hemorrágicas hemo rrágicas hacen un ma mall uso uso del dispositivo instru in stru mental me ntal que define su oficio. oficio. Como sangre menstrual derramada derra mada,, que mata en cada efusión vana una paternidad, que signa la pérdida termodinámica termodinám ica del sistema hematológico hematológico -a - a l mismo mismo tiempo que una una “desimbolización”-.
De la p ulsión de muerte muerte al “sobre-gozar” ¿Esto nos nos recuerd recuerda a algo? La manera mane ra en que el Otro social husmea en todos las esquinas para par a ver ve r dónde se oculta o se ve un modo modo de goce disidente y lo lleva al centro del círculo visible -mediático y en internet- para que cada uno goce. El Otro es aquí, evidentemente carroñero. carroñero. Encuentra la pequeña perversión, la enfermed ad rara, la üActualizado en la hematología (Jean Bem Be m ard) ar d) según el el personaje personaje de Histoire sans nom de de J. Barbey d’Aurevilly.
infelicidad sensacional, para ponerla en su vidriera y cosechar los dividendos. Lacan señala esta e sta paradoja: paradoja: el rico, cuando cuando compra -y - y no hace otra cosa que hacer esto, de manera proporcional a su riqueza- no paga nada, porque tiene la riqueza. riqu eza.7 7Por Po r lo tanto, solamente solam ente el pobre paga. Solamente el pobre es un buen pagador. (Ésta es la contribución lacaniana a la economía política, política, breve pero incis iva.) Asimismo, el sujeto sujeto perjudicado no lo sabe, sabe, pero compra y paga la prestación social. social. Por Po r supuest supuesto o que que se la concede conceden n -ren -re n ta m ínim ín im a- pero al hacerlo, hacerlo, él está remunerando el goce del Otro social, con la promesa de la “reinserción” “reinse rción”.. Y además, es es curios curioso, o, olvidamos el proyecto proyecto de reinser reinse r ción ción y pasamos a la “gara “g arantía ntía”” , prueba de que lo esencial es garan tí zar zar la reproducción económica del marginal. El sistema ajusta en el margen -pa ra eso se inventó una una palabra: palabra: “incrementalismo”, “incrementalism o”, estra tegia de un sistema de ajuste en el margen-. Por lo tanto, el Otro “toma” el perjuicio. “Esto lo hace gozar”, dicho brevemente. Breve mente, porque el Otro social tiene una manera un poco especial de gozar, no como se da en el “buen goce”, sino al redistribuir los goces en el cuerpo de los otros. Es el Estado servicial, que “da servicios”, descripto por Tocqueville. Los perjuicios forman cadenas y redes -e -e s su modo de ser diacródiacrónico nico y sinc si ncrón rónico ico-y -y de estos estos núcleos núcleos nace la topolog top ología ía posmoderna del goce social. Bien visto, el e l Otro social es el el gran “encubridor” “ encubridor” del goce prejuicioso de las mónadas. El Otro social transforma en goce goce la pulsión de muerte mue rte que, según Freud, atravies atra viesa a la “cultura” . Es su manera man era de practicar practica r y de “hacer positiva” la negación. negación. Pero ésta es es su última forma de ingenio: el Otro social convierte todo lo que le llega de los “des-goces” que provienen del malestar male star de la cultura en algo que se puede ganar, un “sobre-goce” . El ejemplo paradigmátic para digmático o es el de la toxicoman toxicomanía: ía: el goce prohibido se trata, luego, se canaliza (así lo dice la institución) y, finalmente, prescribe. En una punta de la cadena lo social responde con una sorpresa de que eso eso exista, luego responde descifrándolo y, finalme final men n te, lo reproduce. reproduce. Se produce produce a pesar de él y logra lo grará rá que se produzca po p o r él: sobre todo que que no suceda nada sin él: lo peor, peor , de lejos, se vu elve el ve lo mejor, si es es reciclado a través de sus sus cuidado cuidados. s. Quiere Qu iere “esta “ estarr en eso”.
7J. Lacan, Sem inaire, inaire , L'envers de la psychanalyse psychanalyse,, op. op. cit., p. 94.
El beneficio prim ario o el síntoma síntoma social social No hay que dejar de señalar que esta consideración de la Economía inconsciente inconsciente del goce social social implica imp lica una “reforma “refo rma del pensamiento” pensamie nto” . El beneficio primario del goce social, lo que se inscribe en el sujeto neurótico como “benefic “ben eficio io secundario” secun dario”,, debe ser ubicado en el sitio siti o del síntoma social. social. Por Po r lo tanto, el goce y su impera imp erativo tivo regulador regula dor deben ser ubicados en el sitio del Otro. Alguien ya había visto esto: Alexis de Tocqueville, el primero en darse cuenta del del vira vi raje je que tomaba el Otro, el Estado, que ya no era era el Padre Pa dre autoritario y festivo, sino sino el trabajador a destajo destajo buenazo buenazo y burócrata, burócrata, intenden inte ndente te de los placeres de los sujetos en los que basaba su propio goce. goce. Éste És te no era el “buen goce”, para hablar ha blar como como Lacan, sino ese goce adquirido como una prima del contrabando de los placeres y de las pena penas. s. “¿Ac “ ¿Acaso aso ese Estado, Estado, dice Tocquevil Toc queville, le, no puede puede sacarles sacarles por completo el trastorno de pensar y la dificultad de viv ir? ” Se olvidó del deseo, deseo, dificultad dific ultad y trastorno trasto rno mayor.8M m ayor.8Más ás aun: aun: no se lo ve gozar goza r -como al soberano soberano en la mesa del festín fes tín-, -, hay que entrever el goce en el el interstic inte rsticio io del goce de los otros, otros, de sus sus sujetos sujetos -am ar argo go goce del reglamento-. El Estado Soberano es el esclavo-rey esc lavo-rey que da forma al goce de su sus dueños dueños y que saca su temible dominio de su servicio a todos, todos, elevado elevad o a lo universal. Ésta es la “suave soberanía” que que vela ve la por los placeres placeres (Tocquev (Tocq ueville) ille) - “locura “locura dulce dulce”” del bienestar racionaliza racionalizado-. do-. Por vocación vocación,, el psicoanálisi psicoanálisiss va a contracorriente contracorriente de la moderni m oderni dad, salvo que trabaje el síntoma. Se enfrenta con la estructura perjudicada de la subjetividad, pero para atravesar su callejón sin salida, para lle ga garr a conjurar el imagi im aginar nario io que se ha hecho con con ella, al revocar al sujeto de lo real y al hacer caer los efectos de la idealización idealización del perju icio-q ue perpetúa perpetúan n la servidumbre imaginaria imagina ria y sostienen sostie nen la alienac alie nación ión social-. soc ial-. Reintr Rei ntrod oduci ucirr en la miseri mis eria a del perjuicio y el goce mórbido del ideal, ide al, ese sujeto que se da el trabajo trab ajo y la perturbación de desear... desea r... a su su cuenta. cuenta.
8P.-L. Assoun, L ’entendement entendement freudien. freudien. Logos et Ananké, Gallimard, 1984.
ÍNDICE
Introducción. Introducción. El E l sujeto del perjuicio: trauma trau ma id e a liz li z a d o ......... ............. ......... ......... ......... ......... ......... ......... ......... ......... ......... ......... ......... ......... ......... ........5 ...5 I. La L a “excl “ exclusión usión”. ”. Para una arqueología arqueología del significan sign ificante te social del perju pe rjuicio icio..... .......... ......... ......... ......... ......... .......... ......... .........2 .....27 7 II. Trauma Traum a originario originar io y perjuicio perjuicio c or po ra ral.... l....... ...... ...... ...... ...... ...... ..... ..... ...... ..... ..... ..... 43 III. II I. El otro, el el ideal y el perju perjuici icio: o: entre Destino y A z a r ......... .............. ......... ......... ......... ......... .......... .......... ......... ......... ......... ......... ........ ...6 65 IV. El sujeto de de la vergüenza: de la herida del ideal al odio ................................ ................................................ ................... ... 95 V. Del perjuicio social al ideal del saber: el deseo “autodidacta” .................................. .................................................. ......................... ......... 111 VI. Del perjuicio de la desocupación al ideal idea l del t r a b a jo .......... .............. ......... .......... ......... ......... .......... ......... ......... .......... ......... ......... ........ ... 129 VII. Sobre el perjuicio como síntoma colectivo: el ideal idea l en g ru po ......... .............. .......... ......... ......... ......... ......... ........ ... ........................... ...........................1 147 V III. II I. Perjuicio y discurso discurso soc socia ial: l: .
el id eal de rehabilitac reha bilitación ión .......... .............. ......... ......... ......... .......... ......... ......... ......... ......... ........ ... 169 IX. La institución del perjuici perjuicio: o: transferenc trans ferencia ia e ideal ide al instit ins tituc ucio iona nale les........ s............. ......... ......... ......... ......... .......... ....... 179 X. Del perjuicio perjuicio reglamentado reglamentado al deseo de re r e g la m e n to ......... .............. ......... ......... ......... ......... .......... ......... ......... ......... ......... ....... .. 203 203 Conclusión. El perjuicio inconsciente y sus sus plusvalías social soc iales es.... ......... .......... ......... ......... ......... ......... .......... ......... ......... ......... ......... .......... ....... .. 225