LA UNIDAD DE LA CIENCIA EN EL ESTUDIO DEL HOMBRE A. W.
Staats
Contenidos Reduccionismo ........................................................................................................... 3 El reduccionismo y las ciencias sociales .................................................. ....................................................................... ........................... ...... 3 El reduccionismo y la psicología................... ....................................... ......................................... .......................................... .............................. ......... 5
El reduccionismo y la teoría jerárquica ....................................................................... 6 Teoría pseudojerárquica ............................................... .................................................................... ......................................... ................................. ............. 7
La teoría te oría jerárquica y la relación biológica, psicológica y social .................... ............................ .......... .. 11 Continuidad y discontinuidad metodológica .................. ....................................... ......................................... ............................... ........... 14
Unidad e independencia ........................................................................................... 15 El conductismo funcional y los problemas de la ciencia básica y aplicada.......................... 21 El universo conductual, el muestreo representativo y el principio de progresión. .............. 23
Conclusión ................................................................................................................ 24
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tienen una fuerte tradición de resistencia para considerar su objeto de estudio en términos de los principios de otra ciencia. Es muy posible que esta fuerte preocupación provenga del desarrollo histórico de las ciencias. En un tiempo no existieron campos distinguibles de estudio científico —uno era simplemente un filósofo, y el estudio de la filosofía incluía todos los eventos del mundo (y muchos afuera). Separar un área de estudio del cuerpo paternal siempre ha necesitado un acto de independencia y una lucha por el reconocimiento. TODAS LAS CIENCIAS SOCIALES
Pero una vez que las diferentes áreas de la ciencia se han separado, existen, por cualquier razón, varios factores que promulgan el separatismo. La psicología, por ejemplo, está organizada de una manera separatista. Existen divisiones de la psicología experimental, del desarrollo social, de la personalidad, clínica, educativa, etc. Hay organizaciones sociales formadas alrededor de estas divisiones, con revistas científicas dedicadas a la publicación de sus actividades. Distintas audiencias leen varias revistas y por tanto se familiarizan con hechos, métodos, conceptos y principios diferentes. Así, hay factores organizacionales que trabajan para continuar el separatismo científico. Pero además, también ha influido la aceptación conceptual y la racionalización del separatismo. Por ejemplo, en psicología se ha dicho que la teoría general que pase a través de las áreas diferentes de estudio es por necesidad una posibilidad muy lejana (M. H. Marx, 1970). En las décadas de los treinta, cuarenta y cincuenta hubo un interés en la construcción de una teoría general. Sin embargo, cuando no se resolvieron los problemas entre las teorías clásicas del aprendizaje de Tolman, Hull, Guthrie y Skinner en una teoría general, de nuevo se estudiaron aspectos menos globales. Incluso en áreas más especializadas la diversidad teórica ha hecho que se llegue a la conclusión de que una teoría unificada es una meta imposible. Un axioma al que hemos llegado en nuestra revisión de la teoría de la personalidad es que los días en que se esperaba encontrar una única y total teoría —acerca de todo— todo— con seguridad han pasado. Esta suposición plausible de antaño se basó en una interpretación imprecisa. . . En el futuro, el estudioso de la personalidad debe conocer a todos los todos los teóricos igualmente bien (Rychlak, 1968, pág. 454). También hay explicaciones influyentes en oposición a la unificación en las ciencias sociales. Se ha dado énfasis a la necesidad de que se separen éstas de los fundamentos psicológicos, como se indicará más detalladamente. Asimismo, la relación entre las ciencias biológicas y la psicología (así como entre las biológicas y sociales) no ha sido clara. De nueva cuenta, existen explicaciones poderosas en favor de una filosofía de la ciencia que conserve separadas a estas divisiones principales de la ciencia. Aquí se verán varios puntos relevantes sobre esta área.
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Reduccionismo Como se verá, el término reduccionismo es controvertido. Se refiere al hecho de que la ciencia ha tenido la característica de buscar conocimiento de los eventos más elementales que fundamentan las ocurrencias en que está interesada. Filosóficamente, el concepto de reduccionismo sugiere que todos los fenómenos son reducibles a eventos físicos y son describibles en este lenguaje. Sería congruente con una filosofía reduccionista simple aseverar que la sociología se basa en la conducta del hombre individual, que ésta se basa en leyes fisiológicas (y otras leyes elementales), y que estas últimas se basan en conjuntos de leyes más elementales como las de la química y física. Sin embargo, la filosofía del reduccionismo ha sido impugnada en las diversas áreas de estudio.
M. G. White (1943), al discutir una filosofía de la historia proporciona un argumento muy directo en favor de la aislación de las áreas científicas de estudio y de la singularidad de los términos y principios de una ciencia. Sugiere que el status de una ciencia depende en gran parte de su capacidad de descubrir términos que sean únicos para esa área de estudio, y ve una dificultad desafortunada al establecer esta independencia en el terreno de la his toria. “Si procedemos empíricamente, y examinamos los libros de historia en un esfuerzo por determinar qué términos son específicos de la historia nos encontramos en un pantano, principalmente debido a los términos que provienen de otras ciencias" (pág. 8). Luego White saca el campo de la historia de este "pantano" excluyendo los términos que por su naturaleza no son específicamente históricos. "Parece ser claro que una parte de estos términos que son específicos de la historia, es decir, aquella que proviene de la que es llamada psicología individual"' (pág. 12). Concluye que la historia es diferenciare por el hecho de que, como la sociología, trata con conceptos sociales. En general, en las ciencias sociales la mayor parte de la antipatía hacía considerar los eventos de la ciencia en términos de otra área científica involucra la explicación psicológica. Gellner (1956), por ejemplo, aplicó a la historia y a la sociología el argumento de la Gestalt en contra de la conceptualización analítica de la conducta humana, estableciendo que los eventos en estas áreas no pueden reducirse a los principios de la psicología individual. Muchos otros historiadores y filósofos de la historia comparten el mismo sentimiento en contra de la explicación psicológica que ha sido peyorativamente llamada "psicologismo" (Popper, 1945). En sociología se ha sugerido que existen fenómenos sociales emergentes que son básicas en sí y para sí mismos. La postura es que los principios básicos para explicar los fenómenos sociales no pueden venir de otras disciplinas (como la psicología), sino que emergen dentro del área más compleja.
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Los funcionalistas en sociología han sostenido este punto de vista. Al ver promulgada esta posición, Durkheim sugirió los siguientes fenómenos de abordaje social: "Ya que su característica esencial consiste en el poder que poseen para ejercer desde fuera una presión sobre la conciencia del individuo, no se derivan de la conciencia individual, y en consecuencia la sociología no es un corolario de la psicología" (Durkheim, 1927, págs. 124-125). El enfoque teórico del funcionalismo en sociología ha sido que la sociología debe ser independiente de la psicología, y debe ocuparse de conceptos en relación a sociedades, instituciones y grupos sociales de varios tipos. El mismo tipo de funcionalismo también ha sido abordado en la antropología, donde Radcliffe-Brown y sus sucesores han rechazado la necesidad de cualquier tipo de teoría psicológica subyacente o esa área. A. F. C. Wallace, un antropólogo social entrenado en esta tradición, relata lo siguiente: . . .Se me informó que no existía ningún futuro para cualquier estudiante que eligiera especializarse en cultura y personalidad. Me dijeron que era una moda agonizante; sería para mí más deseable concentrarme en una disciplina confiable y difícil como la arqueología. En arqueología uno trata con objetos tangibles como piezas de barro, rotas, vidrio, pedernal y huesos y no con quimeras deformes e intangibles como el carácter nacional y el complejo de Edipo (pág. 2). Mandelbaum (1955), al establecer una posición no reduccionista, argumenta vigorosamente en contra de la psicologización y/o favor de la singularidad de los conceptos sociales, principios emergentes, y advierte en contra de un intento por unificar las ciencias sociales en un conjunto de conceptos y principios básicos así como en una filosofía de la ciencia. ...Lo que parecen demandar algunos de los que alegan en favor de la "integración" en la ciencia social es que las diversas disciplinas deben fusionarse en un todo más amplio. Según tal punto de vista la meta de la integración sería la obtención de un estado en el que todas las personas que trabajan en el terreno de la ciencia social trabajarían con el mismo conjunto de conceptos y utilizarían los mismos métodos de investigación. Si no estoy equivocado, se supone algunas veces que las ciencias sociales tendrán que hacer su más grande avance cuando aquellas que actualmente existen hayan perdido sus identidades separadas. En cuanto al propósito práctico de este escrito, es indicar que la "integración", tomada en este sentido, es una meta errónea de los sociólogos, psicólogos y otros científicos sociales por ejercer. . . ...Es claro que este escrito tiene lo que podría llamarse un carácter prohibitivo. Estoy intentando reglamentar de antemano que ciertos tipos de procedimientos deben adoptarse o no por los científicos sociales prácticos. ...Mi propósito es mostrar que uno no puede entender las acciones de los
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seres humanos como miembros de una sociedad a menos de que supongamos que existe un grupo de hechos que deberá llamar "hechos sociales", que son tan fundamentales como aquellos hechos que son "psicológicos" en su carácter. Al hablar de "hechos sociales" me refiero a cualquier hecho que trata con las formas de organización presentes en una sociedad. Al hablar de "hechos psicológicos" me refiero a cualquier hecho que se relacione con los pensamientos y acciones de seres humanos específicos (Mandelbaum, 1955, págs. 306-7). Debe observarse que estas filosofías influyen en las diversas ciencias sociales. Esto es, los científicos dentro de las diversas áreas sociales se esfuerzan por la singularidad, por el separatismo, por la aislación de otros campos de la ciencia social. Incluso dentro de una misma área existe poca relación de subárea a subárea. Los experimentos que utilizan los mismos principios y procedimientos pero que se relacionan con áreas diferentes, por lo común no son leídos por los investigadores de ambas áreas. Los investigadores que están relacionados con un área de estudio de la conducta humana tienen poco contacto con los principios, procedimientos, hallazgos y conocimiento de la conducta humana que existen en otra área de estudio. La filosofía separatista de la ciencia reflejó así las prácticas generales.
Al inicio, los principios del condicionamiento en el laboratorio fueron estudiados dentro de un contexto que suponía una base fisiológica del aprendizaje. Por ejemplo, Ivan Pavlov fue un fisiólogo, y su formulación teórica estuvo fuertemente orientada en esta dirección. "Parece ser que las células predominantemente excitadas en una ocasión dada —impulsos que cuando se repiten tienden a seguir la misma vía estableciéndose así un reflejo condicionado" (Pavlov, 1927, pág. 38). E. L. Thorndike, en su análisis inicial sobre el aprendizaje, también propuso una base fisiológica para este proceso: Cuando alguna neurona o grupo de neuronas es estimulada y trasmite, descarga o conecta con otra neurona o grupo de ellas, tendrá una tendencia incrementada a trasmitir al mismo segundo grupo de recursos como antes, siempre que sea estimulada de la misma forma otra vez, manteniendo el acto que en primera instancia tuvo por resultado un estado mental satisfactorio, o al menos indiferente. Si por el contrario, el resultado en primera instancia fue la incomodidad, disminuirá la tendencia de esa transmisión (Thorndike, 1905, pág. 165). A Clark Hull también se le identifica por sus especulaciones en relación al fundamento fisiológico del aprendizaje. Como ejemplo, a un concepto central de su teoría, el reforzamiento, se le dio un significado fisiológico cuando estableció que dependía de la reducción de la pulsión —la eliminación de un proceso interno
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instigador de pulsión (Hull, 1943). Pero aunque Hull libremente hacía especulación fisiológica— que B. F. Skinner criticó (1950) —y en las armonías fisiológicas que dio a algunos de sus conceptos, no tomó una posición reduccionista con respecto a la explicación de los principios de aprendizaje. Para Hull los postulados de orden superior (más básicos) de su teoría no eran fisiológicos, su metodología no tenía el objetivo de establecerlos fundamentos biológicos de las leyes del aprendizaje. Esperaba obtener los principios de orden superior de su teoría del aprendizaje en base a una lógica básica, a través de conceptos y principios deductivos, más abstractos. Hull no consideró en sus explicaciones metodológicas los conceptos empíricos del aprendizaje para que fueran leyes de orden superior de la teoría del aprendizaje, ni consideró que las leyes de orden superior fueron principios experimentales o teóricos de la neurofisiología. Como ya se dijo en el último capítulo, el enfoque de Skinner es apuesto al reduccionismo fisiológico. Verplanck (1954), cuando analizó el enfoque del condicionamiento operante, señaló que Skinner no acepta el razonamiento fisiológico hasta el grado en que Hull y Pavlov lo hicieron: El enfoque de Skinner no tiene más que una semejanza terminológica con el de Hull o Pavlov, pero es al menos pariente cercano del sistema de Kantor [Kantor, 1924] en que se acepta más explícita que implícitamente una posición metafísica, un realismo ingenuo y se rechaza incluso la posibilidad lógica de un reduccionismo. (págs. 308-309). Ya se dijo en el capítulo anterior que la filosofía de la ciencia de Skinner parece rechazar el reduccionismo entre cualquiera de los campos de investigación. Esto es, su enfoque está en contra de la utilización de los métodos de observación o conceptos de un "sistema dimensional" (nivel de la teoría) a otro, sea hacia arriba o hacia abajo. De este modo, esta filosofía no proporciona los fundamentos para extender ascendentemente la psicología conductual hacia una reaproximación con las ciencias sociales, y en este sentido está de acuerdo con las explicaciones de los científicos sociales aludidos en la sección anterior. El punto de vista que aquí se sostiene es que un paradigma general de la conducta humana debe indicamos la forma en que los dominios de estudio biológico, conductual y social pueden contribuirse productivamente entre sí. Una meta del capítulo anterior fue señalar algunos fundamentos de esta postura cuando se relacionan los niveles de estudio biológico y conductual. También la misma fundamentación se aplica a los niveles conductual y social.
El reduccionismo y la teoría jerárquica En el concepto de teoría jerárquica descrito en el primer capítulo, se elaboran los principios elementales para que se relacionen con fenómenos más complejos. Así, como ejemplo, los principios elementales del aprendizaje se derivan del laboratorio básico animal. Pero además, en una extensión jerárquica, estos principios de
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aprendizaje elementales pueden elaborarse a nivel humano pero tratan con las interacciones entre las personas, con el desarrollo de los repertorios de la personalidad, etc. Las formulaciones teóricas jerárquicas como ésta son reduccionistas en su carácter. De nivel teórico a nivel teórico, los principios elementales son elaborados de modo que traten la conducta humana. Por el contrario, las conductas de los humanos son reducidas a los principios más elementales del aprendizaje animal. Debe notarse que esto no quiere decir que los análisis a nivel de la conducta humana sean de menor validez o valor en la ciencia que los del nivel elemental. En una teoría jerárquica verdadera que incluya la derivación directa del nivel elemental al más complejo, existe realmente una influencia y relevancia mutua desde un nivel al otro. La verificación y desaprobación de los principios elementales con fenómenos más complejos es importante para el nivel teórico elemental, y en verdad lo influye. Además, el origen de cambios creativos pueden surgir en cualquier nivel. Aquí se han incluido varios ejemplos en los cuales la investigación o un nivel más complejo ha dado la pauta para que haya más elaboraciones a nivel teórico elemental. Así, el conocimiento de los principios de la conducta puede proponer investigaciones en la fisiología del aprendizaje. Como otro ejemplo, los hechos sociales de la motivación humana proporcionaron una fuente de conocimiento para la obtención de los principios de la teoría A-R-D, lo cual es una explicación a nivel más elemental. Otro ejemplo más es el de la relación productiva demostrada entre algunos de los principios en economía y los principios A-R-D (Staats, 1963), incluyendo la utilización del sistema de reforzamiento con fichas para tratar pacientes hospitalizados (Kagel y Winkler, 1972). La investigación interdisciplinaria sugerida sería significativa para la labor de la economía y la modificación de conducta. El punto general es que en una teoría jerárquica real existe una interacción interna entre niveles teóricos adyacentes. Esta' interacción implica la influencia en ambas direcciones, no hay dominio o preeminencia de una sobre otra. La ciencia está llena de estas interacciones de niveles.
Es importante observar que existen teorías que dicen ser reduccionistas o jerárquicas en su carácter pero que no lo son. Por ejemplo, existen numerosos casos en los que la conducta humana ha sido relacionada con el nivel biológico de estudio, pero no en la forma directa y reduccionista descrita en el capítulo 15. Se requiere hablar más sobre esto debido a que ha sido la fuente de muchos malos entendidos. Varias teorías de la conducta humana dicen ser biológicas en su naturaleza, de un tipo reduccionista. Parte del status de tales teorías se deriva de la posición que reciben por su relación y armonía con la ciencia biológica. Pueden tomarse ejemplos del campo de la personalidad. Actualmente el término personalidad se ha utilizado para sugerir un proceso personal interno de
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naturaleza biológica que explica la forma en que el individuo se comporta. Existen además otros términos tales como rasgos, id, ego, sí mismo, fuerzas de auto-actualización etc., que implican las mismas suposiciones implícitas de la causación biológica. Pero a menos de que exista una traducción de esos términos o términos biológicos y una continuidad de la investigación en estas áreas y las ciencias biológicas, la relación no puede ser de tipo directo. Otro ejemplo es el de los psicólogos del desarrollo quienes por mucho tiempo han tenido una fuerte orientación biológica. Han observado que la < conducta de un niño cambia con la edad y han inferido que los procesos biológicos internos explican los cambios. Sin embargo, los términos empleados en las teorías de los psicólogos del desarrollo usualmente no muestran el tipo de continuidad con las áreas biológicas de estudio descritas en el último capítulo. Actualmente la más importante orientación teórica en el campo de la psicología del desarrollo es la de Jean Piaget. Su enfoque está nominalmente más relacionado con la biología que las teorías tradicionales del aprendizaje, y es así importante examinar los conceptos que en la teoría de Piaget juegan el mismo papel que los principios del aprendizaje (Hunt, 1969) en la teoría conductista social. Piaget emplea la concepción biológica de la adaptación; no todo lo que el organismo hace es adaptativo, pero todas las adaptaciones tienen dos componentes (Flavell, 1963). Uno de ellos es la incorporación de nutrientes en el cuerpo; esto puede utilizarse para ilustrar el carácter del enfoque. El alimento es transformado primero en una forma que coincida con las estructuras del organismo. Este proceso es llamado asimilación. Aquí el organismo también se ajusta a los elementos incorporados; esto es llamado acomodación. ¿Cuál es la naturaleza de lo cognoscitivo en oposición a la asimilación y acomodación fisiológicas? La asimilación se refiere aquí al hecho de que todo encuentro cognoscitivo con un objeto ambiental implica necesariamente algún tipo de estructuración cognoscitivo (o reestructuración) de ese objeto de acuerdo con la naturaleza de la organización intelectual existente del organismo. Como Piaget dice: “la asimilación es entonces el funcionamiento del sistema cuya organización es el aspecto estructu ral” (Piaget, 1952, pág. 410). Cada acto de inteligencia, no obstante que sea rudimentario o concreto, presupone la interpretación de algo en la realidad concreta, es decir, la asimilación de ese algo en algún tipo de sistema de significado en la organización cognoscitiva del sujeto. . . y la argumentación de Piaget es que la asimilación intelectual no es diferente en principio de alguna asimilación biológica más primaria: en ambos casos el proceso esencial es adoptar un evento de la realidad al patrón de la estructura funcionante de alguien. Si la adaptación intelectual es siempre, esencialmente un acto de asimilación, no es menos que un acto acomodaticio. . . la realidad nunca puede ser infinitamente maleable, incluso para el más autista de los que tienen cognición, y ciertamente ningún cambio intelectual puede ocurrir a menos de que el organismo en algún sentido ajuste sus receptores intelectuales a las
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formas que la realidad le presenta. La esencia de la acomodación es precisamente este proceso de adaptarse a los variados requerimientos o demandas que el mundo de los objetos impone. Y de nuevo Piaget enfatiza la continuidad esencial entre la acomodación biológica por una parte, y la acomodación cognoscitiva por la otra: una boca receptiva y acomodable y un sistema digestivo no son en principio realmente diferentes de un sistema cognoscitivo receptivo y de acomodación (Flavell, 1963, pág. 48). Como aquí se indica, Piaget describió las actividades cognoscitivas en términos que son importantes para la ciencia biológica. Pero se puede decir que esta utilización no establece el contacto directo entre los dos niveles de estudio. Más bien el método implicado consiste en utilizar los conceptos biológicos como analogías a nivel conductual humano. La utilización de términos como adaptación, asimilación y acomodación no establecen un punto de contacto real entre los dos campos en los tipos de observaciones hechas, en la filosofía de la ciencia, en los principios y conceptos empleados, etc. No existe continuidad del término conductual asimilación o los procesos biológicos implicados descritos en el capítulo 15. Por ejemplo, en el término estímulo de la teoría del aprendizaje-conducta, existe continuidad directa desde este término a la fisiología de los órganos de los sentidos, al funcionamiento de ciertas áreas del cerebro, etc. Este no es el caso cuando se utilizan términos como acomodación. El concepto de acomodación como se utilizó en la teoría del desarrollo infantil no tiene implicaciones directas en el estudio biológico. Se dará otro ejemplo de una teoría que se relaciona con el dominio biológico pero no en una forma directa o reduccionista. El concepto es el de evolución cultural. Desde la antigüedad ha existido la concepción de que la historia del hombre es la ocurrencia de un desarrollo progresivo que acontece debido a la naturaleza interna del hombre, de acuerdo a sus características inminentes (Misbet, 1969). Este concepto fue juntado con el de evolución biológica para que se obtuvieran concepciones de la evolución social y otras interpretaciones de la historia basadas "biológicamente". Se establece la analogía de la historia de una cultura a la biología del hombre. Varios filósofos sociales, historiadores y científicos sociales han empleado, por ejemplo, la descripción del crecimiento biológico humano como modelo o explicación de los cambios históricos culturales. Toynbee (1947), interpreta por ejemplo la historia de la civilización occidental en términos de etapas de crecimiento como si fueran edades del hombre. El germen de la sociedad occidental se desarrolló primero en el cuerpo de la sociedad griega, como un niño en la matriz. El Imperio Romano fue el período de embarazo en el cual la nueva vida descansaba y era nutrida por el pasado. La "Edad del Obscurantismo" fue la crisis del nacimiento en la cual el niño se separó de su madre y surgió como un individuo separado, aunque desnudo y desvalido. Las Edades Medias fue el período de la niñez. . . Los siglos catorce y quince. . . son la pubertad, y los siglos a partir del año 1500, la flor de la vida. (pág. 290).
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Otros han utilizado concepciones más técnicas del desarrollo biológico como modelos para interpretar las características sociales. Ya se ha mencionado el concepto de evolución cultural. La cita de Sahlins en el capítulo 14 nos indica claramente el intento por aplicar los principios específicos de la evolución biológica al cambio cultural. Otras teóricos sociales han tratado aspectos adicionales de los principios evolutivos aplicándolos a los fenómenos sociales. Como ejemplo, Talcot y Parsons, en un libro titulado Societies: Evolutionary and Comparative Perspectives (1966), sugiere que la evolución sociocultural, del mismo modo que la biológica, se da "mediante la variación y diferenciación de las formas simples o las progresivamente más complejas" (pág. 17). Nisbet (1969) ha dicho que la utilización de los principios de la evolución biológica, cuando se considera cambio social, ha sido una extensión metafórica (analógica, en nuestros términos). Se puede decir que esta extensión no representa una verdadera teoría jerárquica (o reduccionista). Algunos principios de la teoría evolutiva, como la variación, pueden servir para describir ciertas observaciones sociales. Pero la explicación general de la evolución biológica, incluyendo sus bases en la genética, no tiene contraparte en las teorías de la evolución social. La carencia de una interacción directa y reduccionista puede observarse en el hecho de que la conexión entre la evolución biológica y social no involucra la continuidad de los datos empíricos. Las impugnaciones a la teoría de la evolución social, incluyendo su rechazo completo a partir de observaciones negativas, en ninguna forma debilitaría la aceptación de la teoría de la evolución social. Además uno no puede esperar una extensión recíproca de los principios de la evolución social al terreno de la evolución biológica. Los principios observados en el dominio social no parecen tener importancia en el biológico. Una situación en la que un área de la ciencia tenga sugerencias productivas para otra área, pero la relación no sea recíproca, sugeriría una dependencia de una ciencia, y así, una inferioridad. Se puede decir que cuando una parte es secundaria, es decir un pseudorreduccionismo, también hace que se rechace el reduccionismo verdadero — debido a las implicaciones de la inferioridad involucradas. En el capítulo anterior se mostró cómo los conceptos al nivel conductual pueden traducirse fácil y directamente o conceptos en un nivel biológico. Es posible así obtener hipótesis en cualquier dirección. Donde no esté presente esta relación recíproca se debe sospechar que la relación es analógica, y no una interrelación directa y mutua (reduccionista). Puede ser valiosa la extensión analógica de los conceptos de un campo a otro, hacia arriba y hacia abajo —por ejemplo, la analogía de los electrones que se mueven alrededor del núcleo en el átomo se aplica a la forma con que los planetas se mueven alrededor del sol. Pero la extensión analógica es diferente de la reduccionista. Esto debe reconocerse; la falta de tal reconocimiento conduce a varios malentendidos. Las relaciones entre niveles de estudio deben examinarse de esta forma para establecer la naturaleza de la relación. Para la filosofía de una ciencia también es
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importante señalar cuál va a ser su forma de relación con las otras áreas de estudio —si la relación será de aislamiento, de extensión analógica o de un reduccionismo mutuo. Un aspecto fundamental de este enfoque es que existe una continuidad desde los eventos biológicos a los principios de la conducta, y también una continuidad principal desde los principios elementales de la conducta a los eventos' sociales y a la conducta humana compleja. Se puede decir que existe relativamente poca continuidad directa desde el dominio biológico a los eventos de la conducta humana compleja y a los eventos sociales. Las extensiones de este tipo han sido en gran parte de tipo analógico —y sus méritos deben descansar en su valor dentro de un área de estudio. No se debe dar status a una teoría porque utilice términos de la ciencia básica. Los malos entendidos en esta área han sido fuente de problemas en la integración del conocimiento.
La teoría jerárquica y la relación biológica, psicológica y social En el capítulo 1 se describieron algunas de las características de las teorías jerárquicas clásicas de la ciencia física, donde los principios de orden superior (elementales y generales) son empleados para explicar las observaciones de un dominio de orden inferior. Se dijo que esas características de la construcción de teoría se aplican al estudio del hombre. Esto se sugirió primero en un sentido abstracto. Pero los siguientes capítulos han tratado en relación a esa posibilidad. Es importante esquematizar la estructura jerárquica descrita como se muestra en la fig. 16.1. Puede decirse que el conductismo social exhibe las características de la teoría jerárquica. El paradigma no utiliza conceptos y principios biológicos como una analogía, por ejemplo. Los principios elementales de la teoría son enteramente diferentes e independientes de los de la biología. Sin embargo, como ya se dijo, existe una relación estrecha y directa entre estos principios y el estudio biológico relevante. No existe variación en el método científico o en la filosofía de la ciencia entre el nivel biológico y el nivel de la teoría del aprendizaje conducta. Han ocurrido derivaciones productivas en ambos sentidos y esto se puede considerar como algo usual más que extraordinario. Como se muestra en la figura, los principios elementales del aprendizaje- conducta constituyen los principios de orden superior de la teoría para relacionarse con los eventos de la conducta humana. Estos principios básicos van a ser explicados mediante principios biológicos relacionados con las bases neurológicas del aprendizaje, y éstas a su vez se relacionarán con la bioquímica y la biofísica. Tradicionalmente ha existido un cisma entre la teoría del aprendizaje- conducta y el nivel de la personalidad. Este es uno de los primeros cismas que dividen a la
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psicología y produce teorías competitivas. Se ha sugerido que introduciendo los principios del aprendizaje humano, los principios de interacción de la conducta, y el concepto (y contenido) de los repertorios de la personalidad, puede establecerse una relación directa y estrecha entre estos dos niveles. Las explicaciones teóricas y las observaciones en cada nivel pueden servir como la base para que se deriven hipótesis empíricas significativas para el otro. Además, los principios elementales del aprendizaje de las tres funciones y los conceptos de la personalidad, pueden ser elaborados para que proporcionen una base teórica con la cual se consideren los tipos de interacción social que han sido importantes para la psicología social. Los elementos de los niveles superiores de la estructura también proporcionaron la base para considerar las observaciones y conceptos de la psicología anormal. Los niveles II, III y IV proporcionaron los constituyentes, pero tratan en forma general con gran parte del contenido de las diversas áreas especializadas del estudio de la psicología. Actualmente existe la acumulación activa de datos clínicos y experimentales de naturaleza conductual que verifican los niveles superiores y también tienen propiedades funcionales. Los estudios en psicología clínica, infantil y educativa muestran la importancia de los principios del aprendizaje-conducta para comprender y tratar con la conducta humana. El estudio de los constituyentes de los niveles II, III y IV sugiere diversas formas de ampliación de estos desarrollos. También debe agregarse que existen estudios realizados en estas áreas que tienen implicaciones o niveles más básicos. Por ejemplo, los estudios en psicología infantil han sido centrales para mostrar que los principios del condicionamiento clásico se aplican al hombre. Otros estudios en estas áreas son importantes para el progreso del nivel teórico de la personalidad. Este cuerpo de conceptos teóricos, experimentales y clínicos tiene explicaciones importantes como una psicología para las ciencias sociales. Aún no han empezado a reconocerse las posibilidades. Los ejemplos proporcionados en el capítulo 14, se relacionaron sólo con los principios A-R-D y se limitaron a ellos. La forma en que los problemas de la ciencia social puedan tratarse productivamente dentro del paradigma del conductismo social sólo se revelará cuando los diversos aspectos del paradigma sean llevados a lo social. Este tipo de extensión es adecuada para los científicos de estas áreas. También debe observarse que una comprensión de la conducta humana que es básica para la psicología clínica, anormal, infantil y educativa, debe establecerse en base al conocimiento de las ciencias sociales. Nuevamente, se espera la continuidad recíproca del reduccionismo si todavía no se obtiene.
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Finalmente, aunque no ha sido posible tratar estos tópicos aquí, puede decirse que el paradigma, al menos cuando haya sido apoyado y estudiado adecuadamente, puede servir como la base de una filosofía social. Las filosofías sociales se encuentran en una psicología del hombre muy general. El paradigma del conductismo social tiene ese tipo de generalidad potencial. En muchos casos, una filosofía social en la base de actos sociales —estableciendo un sistema penal o de ayuda, estableciendo legislaciones sociales de varios tipos, etc. Debe reconocerse
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que existen filosofías sociales diferentes, y por tanto impedimentos de acción social también diferentes. La filosofía empírica que es parte del paradigma del conductismo social también sugiere que la experimentación social puede utilizarse para probar la validez de filosofías sociales competitivas y sus acciones relacionadas de carácter social.
La fig. 16.1 describe las relaciones entre los niveles de la ciencia. Puede decirse que estas relaciones se aplican a los aspectos teóricos y metodológicos. Existen continuidades en los métodos de la ciencia, especialmente entre áreas adyacentes. Si existe alguna continuidad que caracterice a la ciencia en general, ésta es la de que el fundamento del conocimiento científico yace en la observación. Las explicaciones científicas parten de la observación de eventos, y la evaluación final de las explicaciones reside en su importancia para los eventos de la naturaleza observados. Además, gran parte del progreso que ocurre en un área científica particular involucraría la mejoría progresiva de los métodos de observación. Este progreso puede verse en cualquier rama de la ciencia. Este desarrollo en las ciencias reconocidas, al menos en etapas posteriores, ha implicado por lo común cambios en la experimentación de laboratorio y aparatos sofisticados. Pero esto no es decir que exista homogeneidad en los métodos de observación que las áreas específicas emplearán. Debemos estar preparados para encontrar métodos de observación diferentes que dependen de condiciones diferentes que existen en esas áreas. Con frecuencia esto no es bien entendido, especialmente en aquellas ciencias que han obtenido procedimientos de observación relativamente precisos (o de grano fino). Por ejemplo, los científicos físicos consideran en ocasiones que aquellas áreas que dependen de observaciones que impliquen tecnologías menos implementadas no son ciencias. Pero el dogmatismo con respecto a los métodos de la ciencia frecuentemente impulsa el separatismo que actualmente es evidente. Puede decirse que lo que distingue a una ciencia que está en un nivel básico es su filosofía básica. Al centro de la filosofía se encuentra una dependencia en las observaciones. La forma en que se hagan éstas dependerá de la naturaleza de los eventos estudiados. En las ciencias física, biológica y psicológica no es complicado observar no sólo eventos aislados sino también dos o más eventos que están causalmente relacionados. Por ejemplo uno puede manipular la estructura genética y observar entonces las diferencias en las características fenotípicas de un espécimen biológico. Uno puede manipular el número de ocurrencias reforzadas de una respuesta en un animal y observar el efecto sobre su frecuencia de ocurrencia. Así, la relación entre las condiciones de causa y efecto puede observarse claramente en algunas áreas de investigación —y de hecho el efecto puede producirse debido a que uno tiene control de la causa y puede manipularla.
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Sobre esta base podemos dictaminar el dogma de que las únicas ciencias verdaderas son aquellas en que está disponible este tipo de observación y de contacto con las condiciones causales. Entonces este principio puede emplease para establecer una jerarquía de áreas de estudio de las cuales sólo algunas podrían ser llamadas científicas. Siguiendo esta práctica, sólo hasta ahora la astronomía tendría que excluirse, esto porque aunque tuvo principios de causa y efecto, no tuvo la capacidad de dirigir (manipular) el movimiento de los cuerpos en el espacio. De cualquier modo, el punto general es que al atribuirse las características de las áreas específicas de la ciencia o la ciencia en general puede llevarnos a una postura parroquial. Se sugiere aquí que entonces el truco está en observar continuidades en la ciencia a través de las observaciones de variaciones en las tecnologías y en los métodos observacionales. Puede esperarse que los métodos observacionales de las diferentes áreas de la ciencia difieran mucho en su precisión, confiabilidad, en la utilización de la instrumentalización, en el grado de contacto directo con los eventos en relación a la necesidad de interponer otros observadores humanos o instrumentados (como en los datos históricos, en la observación de los eventos simples en relación a las relaciones de causa y efecto de los eventos, en la capacidad de manipular causas, en la capacidad de simplificar los eventos estudiados etc. Esto no es dejar de lado la necesidad de la confiabilidad y objetividad de las observaciones, o ignorar los grados diferentes con los que se obtienen los estándares. Pero estos son aspectos de la práctica, no un principio. Dentro de cada área debe de hacerse un esfuerzo por mejorar los métodos observacionales.
Unidad e independencia Como Stevens (1939) lo observó astutamente en el contexto de los objetivos fisiológicos, por largo tiempo han existido esfuerzos en favor de una ciencia unificada. En 1966 Leibnitz propuso este objetivo basado en un “lenguaje o escritura universal" que “dirigiría la razón" (Bell, 1937). Stevens también p ropuso que el Fisicalismo de Neurath (1931) en el que se propone que todo el lenguaje científico debe ser un lenguaje físico, en contraste con un lenguaje que incluya términos esenciales no reducibles a observaciones físicas, proporciona un lenguaje universal para la ciencia, incluyendo a la psicología. Si cada oración puede ser traducida al lenguaje físico, entonces este lenguaje incluye a todo —un lenguaje universal de la ciencia. Y si la jerga esotérica de las ciencias separadas puede ser reducida, cuando se necesite, a un lenguaje coherente, entonces todas las ciencias poseen una unidad lógica fundamental (Stevens, 1939, pág. 249). Cuando Beck (1949), un filósofo, discutió la ciencia natural ideal en las ciencias sociales, sugiere que el científico social debe de buscar explicaciones reduccionistas: ... El admitir categorías irreducibles ni siquiera eximiría al científico social de
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reducir todo lo que pueda a fin de aumentar la probabilidad de que las categorías restantes sean irreducibles y no simplemente no reducidas. Continuaría haciendo todo lo que pudiera para disminuir el campo y la importancia de los conceptos aún no reducidos. Siguiendo al principio de la parsimonia, intentaría, y debería hacerlo, dilucidar mediante explicaciones reductivas hasta donde fuera posible, (pág. 392). Debe observarse que en la ciencia la “ley" de la parsimonia en muchas ocasiones parece ser sostenida casi como un ideal estético. Entre menos sea la complejidad innecesaria de una teoría, más se conformará con el modelo clásico, y así su valor será mayor. Por supuesto que hay una mayor importancia de la parsimonia en relación a un valor artístico. La parsimonia en la ciencia involucra varios aspectos del valor funcional crítico que deben mencionarse en este contexto. Uno de sus aspectos se relaciona con el número de teorías diferentes o de conceptos que intentan tratar con el mismo dominio de eventos. En primer caso este aspecto puede discutirse en términos de la simplicidad, en cuanto que tiene efectos funcionales sobre la conducta de los científicos. Es decir, por un lado, entre más compleja sea el área de estudio —entre más sea la duplicación, traslapación, nimiedad y error directo— mayor dificultad tendrá el estudiante para dominar la materia. La ciencia progresa no sólo mediante el descubrimiento positivo de la verdad, sino también mediante la denuncia progresiva de lo falso e improductivo. Para dar un ejemplo, el estudio tradicional de la psicología general involucra un potpurrí de conceptos, principios, metodologías lógicas y empíricas y técnicas de investigación diferentes. Muchos de éstos no sólo estarán completamente aislados entre sí, entrarán en conflicto. Quien estudia áreas como las actitudes, el aprendizaje verbal, la comunicación, la terapia de la conducta, la- disonancia cognoscitiva, el significado de las palabras, el aprendizaje animal, la psicología fisiológica, la percepción, la conformidad, el desarrollo del lenguaje, el desarrollo infantil, la atracción social, etc., debe aprender varios lenguajes diferentes (teorías). Y lo que aprende es enseñado en compartimentos separados, sin relación, lo cual hace que la tarea de aprendizaje sea más difícil. Cuando estas circunstancias se complican entre las divisiones principales de las ciencias sociales, la falta de parsimonia es verdaderamente monumental. Esto hace que la tarea para llegar a dominar las diversas áreas de la conducta humana sea igualmente monumental para el estudiante y para el científico. La traslapación y la inconsistencia, la necesidad de aprender un vasto número de lenguajes diferentes (teorías y conceptos), la necesidad de leer un gran número de estudios de áreas que son superfluas debido a la traslapación —todos estos factores hacen que la posibilidad de obtener una comprensión general e integrada sea una tarea excesivamente difícil, y tal vez imposible. En esta descripción el obstáculo que crea la falta de parsimonia puede ser identificado, pero también el destello de esperanza o de comprensión de la simplicidad productiva que la parsimonia de una teoría común tendría por resultado. La simplicidad engendrada cuando el alumno estudie las diversas áreas de la conducta humana dentro de una estructura teórica común haría
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que la tarea del investigador y del estudiante fuera mucho, pero mucho más fácil. Sería mayor la rapidez del entrenamiento en la situación simplificada —y esto tendría por resultado un aumento en la amplitud y globalidad con que el estudiante aborde las diversas materias que se relacionan con la conducta del hombre. Es este tipo de simplicidad lo que es característico de las ciencias reconocidas, a través de la aceptación general de una teoría básica del lenguaje, unificadora y común, a la de una filosofía de la ciencia aceptada generalizadamente y de las habilidades comunes del método de investigación. Parece ser desventajosa una filosofía de la ciencia que nos lleve a buscar la singularidad dentro o a partir de ella. Actualmente la singularidad (separatismo) en los terrenos de las ciencias sociales ayuda a crear una aislación que impide la comunicación entre áreas que estudian los mismos eventos. Esto es, puede decirse que los estudiosos e investigadores actuales estudian los mismos eventos relacionados con el hombre pero en diferentes áreas de las ciencias sociales'. Sin embargo, aunque los eventos en estas áreas puedan ser los mismos, se emplean diferentes lenguajes (términos y principios), etc. Como consecuencia los hallazgos encontrados en un área no son ni directa ni rápidamente (y tal vez nunca) comunicados al estudioso en otro campo quien está interesado en el mismo dominio de eventos. Este estado de las cosas es un gran obstáculo. Lo cual significa que cada área tiene que hacer su propio progreso —no existe la acumulación de grandes cantidades de individuos trabajando en el mismo problema y contribuyendo al conocimiento mutuo. De hecho, puede haber aún más desperdicio entre teorías competitivas. Es desventajoso, cualquiera que sea el criterio, tratar con eventos similares, tener formas de observación también similares, intentar llegar a las mismas metas explicativas, y aún así tener sistemas diferentes para llevar esto a cabo, con poca comunicación entre teorías. Parece ser que este estado de los casos proporcionaría el impulso para que se busque una teoría unificada. El objetivo ha sido proporcionar las ventajas de la unificación. Sin embargo ¿acaso la necesidad y posibilidad de unificación quiere decir que el objetivo es una ciencia vasta, homogénea en el estudio del hombre, sin diversidad ni independencia entre las ciencias actuales? ¿Están completamente equivocadas aquellas que han promulgado el separitismo entre las ciencias? ¿Son reducibles todas las explicaciones de un área dentro de la siguiente área más elemental? No se propone esto. De nueva cuenta parece necesitarse una reaproximación entre una filosofía de la unidad y una filosofía del separatismo. No todos los productos, e incluso la mayor parte, derivada de los diferentes áreas de estudio parecen ser reducibles a un conjunto de principios comunes. La gran parte de las ciencias biológicas se relaciona con métodos, conceptos y observaciones que tienen poca importancia para la teoría del aprendizaje- conducta, por ejemplo. Lo mismo es cierto para diversas áreas, incluyendo las de la psicología. La fig. 16.2 puede emplearse para ilustrar la relación sugerida. Como la figura lo indica, no todas de algunas de las ciencias sociales con las que
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se trata pueden, o deben ser reducidas a los elementos del paradigma. Esto necesita de una explicación-. Se estableció que las ciencias relacionadas con la conducta humana pueden unificarse y avanzar basándose o relacionándose con el paradigma. Las áreas con la que se trata van desde aspectos de las ciencias biológicas a algunas de las humanidades. Esto no quiere decir que todos los esfuerzos en el área de estudio —o, en algunos casos la mayor parte— se originarán o estarán relacionados directamente con la teoría del aprendizaje-conducta. Por ejemplo, es característico de la ciencia obtener más y más minuciosidad en sus observaciones. Cuando esto ocurre, un campo puede estar abierto a nuevos métodos de estudio, o una nueva terminología, o un nuevo cambio en una estrategia que esté relacionada con los dos campos etc. Esto puede constituir un cuerpo de conocimiento que sea una entidad autónoma separada de la ciencia que dio lugar a estos progresos. Como ejemplo tenemos el estudio de las características sensoriales del hombre. Digamos que el área de interés inicial estaba relacionada con la conducta humana, de cómo los estímulos externos determinarían la respuesta del individuo. Con este interés digamos que los científicos empezaron a estudiar los estímulos a los cuales el hombre era sensible, y esto era especializarse en medición y en técnicas experimentales. El cuerpo de conocimiento de esta segunda necesidad no se relaciona estrechamente con los principios del aprendizaje-conducta en relación a qué estímulos afectan la conducta. Por ejemplo, los principios de la conducta simplemente pueden ser ignorados o supuestos en el estudio detallado de la medición. Pero para proseguir, digamos que en la siguiente área científica adyacente —fisiología sensorial— se prosigue el estudio más detallado de los fenómenos de los mecanismos sensoriales. El científico en esta área describe la anatomía y fisiología del ojo y finalmente su funcionamiento neuroquímico. Este tipo de trabajo requiere especialización propia para abarcar los nuevos métodos, la terminología y las áreas adyacentes de habilidades necesarias para realizar una investigación exitosa. Para el investigador parece ser necesario tener vínculos estrechos con principios psicofísicos de medición o con los principios del aprendizaje-conducta, al menos cuando se relacione con los tópicos específicos de la fisiología sensorial. En este sentido la mayor parte de las áreas de estudio en fisiología sensorial son completamente independientes de la teoría del aprendizajeconducta, o del paradigma del conductismo social que es más grande. Aún así, puede existir una pequeña área de interacción mutua. Como otro ejemplo, puede proponerse que el campo educativo debe basarse en forma general en el paradigma a la conducta humana propuesta. Este serviría para inspirar nueva investigación de varios tipos —por ejemplo, en relación con los principios y prácticas de la motivación en la educación. Pero la educación involucra muchas habilidades específicas separadas de los principios de la conducta. Existen disciplinas cuyo objeto de estudio es la educación, métodos administrativos de entrenamiento de maestros, etc., que pueden ser separados de los elementos del paradigma. Por supuesto que lo mismo es válido para otras áreas de la ciencia. Aunque ciertas partes de la sociología o antropología pueden, por ejemplo, ocuparse de una concepción del hombre con principios de la conducta humana, con
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una filosofía conductual de la ciencia, con métodos de investigación en relación con aspectos de la conducta humana, etc., existen otras áreas en las que estos aspectos no son el objetivo inmediato. Esto es decir que existen lugares de traslapación en las diversas áreas de la ciencia. Esta traslapación o continuidad puede proporcionar la base para una unificación intensamente productiva sin ahogar a las especializaciones dentro de un área de la ciencia que sea relativamente independiente de los aspectos que son comunes a las diversas áreas. Así, la filosofía general del enfoque es que hay independencia dentro del paradigma, al mismo tiempo que una similitud en los principios básicos, métodos, filosofías y concepción general del hombre. Así, como se describe en la fig. 16.1, la teoría del aprendizaje- conducta (y sus métodos, filosofía asociada, etc.) constituiría una estructura central. En ella está construida la concepción de la conducta humana, o la teoría de la personalidad que trata con esos repertorios y con áreas como la comunicación, la motivación, la imitación, la interacción, etc. Los principios de la teoría de la personalidad provienen de la teoría básica del aprendizaje, pero el contenido proviene de observaciones que transforman a la teoría básica en una concepción de la conducta del hombre. El punto central aquí es que la concepción resultante de la conducta humana puede servir como una estructura unificadora de otras áreas de estudio, de forma que continúe proporcionando la independencia y la identidad. Así, como se muestra en la figura 16.2, las diversas áreas de la ciencia social y conductual y las profesiones están relacionadas con el paradigma conductista social en un grado suficiente. El tipo de relación es central en cualquier unificación propuesta. Así, las áreas de la educación, sociología, economía, ciencia política, historia, psiquiatría y psicología son esquematizadas ancladas en parte dentro de los principios, conceptos, análisis y hallazgos del conductismo social. No obstante, una gran parte de cada área no se traslapa con los elementos del paradigma. Se espera que gran parte de cada área tendrá objetos de estudio que sean independientes de los principios y métodos generales de un paradigma psicológico. Estos no se derivarán del paradigma ni necesariamente volverán a él. Tampoco estarán en conflicto —únicamente independientes. Tal vez, como un buen ejemplo, existan principios de organización en sociología que puedan ser mejor tratados considerando a las organizaciones como unidades, más bien que como grupos de individuos en un reduccionismo psicológico. Otro ejemplo son los principios de aprendizaje, que son principios de causa-y-efecto. Su importancia y justificación como principios científicos no descansa en la demostración de los mecanismos biológicos implicados en el aprendizaje. Los principios del aprendizaje fueron descubiertos y han sido estudiados sistemáticamente sin el conocimiento de los eventos biológicos subyacentes. Estos principios pueden ampliarse y utilizarse en asuntos importantes sin el conocimiento biológico y, de hecho, serían de poca utilidad en tales extensiones. Así, en cualquier caso particular, el grado de análisis o la reducción a principios más elementales es una consideración pragmática. Pero debe enfatizarse que esto no es disminuir el valor independiente de un conjunto de principios u observaciones empíricas para que se puedan relacionar con un
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conjunto de principios más elementales. La búsqueda del reduccionismo puede conducir a una generalidad incrementada de la ciencia
sin pérdida de la independencia. Como la fig. 16.1 lo indica, la teoría del aprendizaje-conducta se conecta productivamente con las ciencias biológicas. En esta conexión las áreas de la ciencia social pueden tener poca importancia. Las áreas de la ciencia biológica relacionadas con los principios de la conducta no obtienen vías de investigación productivas, conceptos o métodos de indagación de las ciencias sociales. Y como ya se ha enfatizado, las ciencias biológicas aportan conceptos y principios sólo mínimamente que pueden aplicarse directamente a los problemas de las ciencias sociales. Debe mostrarse que todas las otras áreas de la ciencia se traslapan. Existe traslapación (además de la que ocurre en la teoría común del aprendizaje y en la teoría común de la personalidad) entre las diversas ciencias sociales y conductuales.
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Los tópicos de la educación son importantes para la psicología, la sociología, la antropología, la economía, la ciencia política, la ética, etc. Lo mismo se aplica a cada uno de los casos. Existe traslapación entre los objetos de estudio, los conceptos y los problemas de las diversas áreas, aunque esto no puede ser descrito en la relación mostrada en la fig. 16.2 También puede decirse que cuando existe necesidad o relevancia de una teoría psicológica en el proceder de las actividades del área científica específica, el área debe tener como parte de su fundamentación una teoría unificada. Sin esta disponibilidad los intereses especiales del área científica es probable que generen intentos por ampliar sus conceptos especializados de tal forma que esté limitada y sea idiosincrática. Esto significa decir que se espera que una teoría unificada a paradigma tendría importancia general para las áreas discutidas. Pero no se necesita tener características restrictivas que impidan el desarrollo de especializaciones en un área científica que no estén relacionados con la teoría unificada. No obstante, para el área de la ciencia es importante —aun si la mayoría de sus intereses no están relacionados con una teoría unificada — tienen un paradigma que los científicos en el área puedan consultar cuando sus intereses los lleven en esa dirección. Esto es necesario para impedir el aislamiento, el separatismo, la duplicación y la competencia que existe actualmente en la comprensión y abordaje de la conducta humana.
En psicología, así como en algunas otras ciencias, ha existido un separatismo tradicional entre la ciencia "básica” y "aplicada". Este cisma realmente empieza a surgir al principio de la historia de la psicología. La psicología general surgió en el contexto de la filosofía y fisiología. Pero impresionadas por los conceptos de la evolución y adaptación del organismo al ambiente, personas como Francis Galton empezaron a estudiar los rasgos en términos de sus propiedades funcionales. Luego John Dewey declaró una filosofía pragmática —esta filosofía debía tratar con los problemas de los hombres. Esto sirvió como una base para una psicología funcional. Dewey estaba en contra de analizar en términos de constituyentes elementales e instó más bien por el estudio de los todos funcionales. James Rowland Angelí, otro psicólogo funcional de principios de los años de mil novecientos, pensó que el campo debía de ocuparse de la utilidad del acto psicológico. Por otro lado, Edward Titchener consideró a la psicología funcional más trivial, y le dio mayor importancia al estudio de los eventos básicos. Pensó que tales eventos debían estudiarse en primera instancia debido a su naturaleza básica. Otro ejemplo es el de Hugo Munsterberg quien estableció que la psicología científica nunca podría tratar con los eventos de la vida real (Boring, 1950). En los tiempos actuales son tomadas las mismas posiciones. Hay investigadores
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orientados hacia lo básico y que piensan que la necesidad primaria de la psicología es su desarrollo como una ciencia. Con frecuencia las características de la ciencia son identificadas con la investigación de laboratorio, con aparatos sofisticados y métodos de observación y con la utilización de las matemáticas 'y estadísticas. Los valores positivos de estos elementos de estudio pueden también ser asociados con la denigración del estudio de conductas funcionales que son consideradas mundanas en contraste con eventos psicológicos puros y más abstractos. Las actitudes negativas en contra del trabajo aplicado también se originan con frecuencia del hecho de que el trabajo aplicado no puede ser realizado con la misma sutileza científica que el psicólogo experimental tiene en alto valor. Por otra parte, el investigador aplicado observó que el desarrollo de la psicología experimental era menos importante que la relevancia de un mundo trepidante. Aunque podría ser un área de estudio científico justificable, era obvio que trataba con eventos que en cuanto a los aspectos del mundo eran realmente muy triviales. Además, el investigador bási co sentía ansiedad al señalar que su trabajo tenía poca importancia práctica, y era improbable que rápidamente obtuviera algo. . . Sin la necesaria fundamentación experimental y teórica para la utilización de la psicología básica en el estudio de las conductas humanas funcionales, el cisma entre la psicología básica y aplicada ha seguido existiendo en buena parte. (Staats, 1968c, págs. 196-97). Tal vez el mayor impulso a favor del separatismo (y antipatía) reside en el separatismo en sí. Cuando las actividades del investigador aplicadas no se derivan de la ciencia básica, éstas son vistas como que tienen poca importancia. Por otro lado, cuando la ciencia aplicada no se fundamenta en la ciencia básica, el científico básico ve poca importancia en esas aplicaciones. Ninguno ayuda al otro, y en cuanto a lo anteriormente resumido, puede verse que se denigran. Es importante que un paradigma general intente tratar con este separatismo, ya que existen aspectos importantes y relacionados del estudio del hombre que caen dentro de la categoría básica, y otros dentro de la categoría aplicada. Para empezar, puede decirse que no existe fundamentación en este paradigma para dar importancia a una, a expensas de la otra. Los principios elementales tienen continuidad desde el estudio básico hasta abordar la conducta funcional. En algunos casos existen cambios en los principios o elaboraciones pero con continuidad. Principios y conceptos más avanzados son construidos sobre los más básicos. La filosofía de la ciencia se extiende desde lo básico hasta las áreas aplicadas. Además, aunque los métodos de observación puedan ser diferentes — yendo desde el laboratorio controlado hasta las observaciones de casos clínicos y naturalistas— en principio no existe contradicción. Pero lo más importante es la relevancia entre las actitudes básicas y aplicadas. Como base de los esfuerzos se encuentran los principios elementales. Cuando son elevados a otros niveles existe una influencia mutua. Los principios elementales son empleados frecuentemente en el análisis de la conducta humana funcional. Pero
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tales principios pueden necesitar ser más estudiados para ejecutar un análisis como éste, y las observaciones al nivel humano pueden sugerir cambios y elaboraciones en el nivel básico. En cualquier caso, la utilización exitosa de los principios básicos a un nivel funcional sirve para corroborarlos y para señalamos su generalidad. También esto se aplica a los métodos de estudio los cuales pueden y deben ser llevados y estudiados para pasar desde el nivel básico al aplicado. Los capítulos de este libro son el apoyo a estas conclusiones en las cuales se ha avanzado desde los niveles "básicos" y "puros" de la ciencia hasta los objetivos aplicados de la conducta humana funcional —todo dentro del mismo contexto de principios, métodos y filosofía. Así, este paradigma no establece una delimitación clara entre los niveles de la ciencia pura y aplicada, ciertamente no en términos de status. Todos los niveles contribuyen a la obtención de una teoría clásica de desarrollo. Es cierto que el cambio de un principio elemental tiene la significancia general de necesitar cambios a lo largo de la estructura jerárquica. Esta es de gran importancia para la estructura jerárquica y hace que el principio elemental sea importante. Pero en relación a otros fines de la estructura jerárquica existe una gran importancia en mostrar la naturaleza global de la teoría de la conducta humana, proporcionando el entendimiento de tal conducta, y dentro de la gran importancia proporcionar soluciones a los problemas humanos y formar el contexto de las decisiones sociales. En la siguiente sección se mencionarán varios conceptos adicionales que están implicados en esta filosofía.
Se ha dicho que en la teoría jerárquica existen varios niveles que van desde los principios elementales hasta los objetivos de las diversas áreas de estudio de la conducta humana. Esto puede elaborarse más para sugerir que existe un universo de eventos que constituyen el campo de estudio de cada nivel. Así, a nivel del principio elemental existen varios principios y subprincipios. En el siguiente nivel hay varios mecanismos E-R, algunos de ellos se resumieron en el capítulo 2, etc. Además se explicaron los principios de los repertorios conductuales básicos (personalidad) —y se esperaría que existiera un universo de tales principios. En otro nivel se describieron varios repertorios de la personalidad y cada uno constituye un universo de eventos. Puede decirse que cada nivel de estudio involucra un universo de eventos. Descrita de esta manera, la tarea de los científicos en cada área es "muestrear" el universo en su campo de estudio. Por lo común no es posible estudiar todos los eventos de algún universo, la complejidad ordinariamente es muy grande. La ciencia sólo tiene contacto con una parte de los eventos en cualquier área. Entonces el truco es muestrear bien. No cualquier principio del aprendizaje elemental tiene la
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misma generalidad e importancia que otro. Puede decirse que el principio del condicionamiento clásico tiene mayor importancia que el de reforzamiento parcial. Así, las teorías generales del aprendizaje pueden diferir en la muestra que hagan. Esto también se aplica a otros niveles. Es importante la forma de muestrear. Además, aunque los diversos niveles de estudio estén relacionados entre sí, los intereses de uno de ellos pueden fundamentar una forma de muestreo diferente para otro nivel, en relación al que este último fundamentaría para sí. Por ejemplo, al constituir una teoría básica del aprendizaje con la cual se aborde la conducta humana, no todos los principios elementales que son estudiados en el área básica pueden ser importantes. La muestra tomada con este propósito puede ser más pequeña y puede incluir sólo principios generales (los máximos) que tengan un impacto importante sobre la conducta humana. Como otro ejemplo, podemos ver que en el campo de la personalidad existe una miríada de conductas. Pero si uno está interesado en el estudio de las ciencias sociales la muestra de los repertorios de la personalidad utilizada como teoría básica, puede ser diferente de aquella muestra hecha por un teórico de la personalidad cuyo objetivo de trabajo está en esta área. Así, lo que sea considerado como una muestra representativa y adecuada de los eventos en un universo puede variar dependiendo de los propósitos. Las diferencias aparentes entre dos niveles de estudio pueden implicar este tipo de variación superficial. Finalmente, el avance científico general sugiere un principio de progresión que tiene implicaciones para el cisma entre lo básico y lo aplicado. Esto es, puede decirse que ahí donde la ciencia involucre conjuntos de eventos relacionados jerárquicamente se requiere la progresión para poder tratar con los diferentes niveles. En este caso se ha sugerido que los principios elementales del aprendizaje se amplían a un número muy grande de eventos conductuales humanos y de áreas de eventos. Si este es el caso, la ciencia es truncada si sólo se le restringe al estudio de las muestras de los principios elementales. El principio de progresión en el contexto de la organización jerárquica de los niveles de estudio sugiere que es tan importante llevar a cabo las extensiones hacia otras áreas para el desarrollo de la ciencia, como también lo es estudiar los principios elementales. El movimiento debe hacerse en tal dirección que se amplíen continuamente los principios elementales, en una forma progresiva, hasta los eventos más y más complejos a los cuales pertenecen los principios. Puede decirse que la filosofía de la psicología debe incluir este principio. Además, nos indica que el separatismo entre áreas así relacionadas no se justifica.
Conclusión Debido a la aceptación del separatismo, se ha aceptado que los teóricos trabajan en la construcción de teorías en áreas restringidas. Más frecuentemente las teorías son estrechas y no se les pide que se apliquen ampliamente a los diversos campos
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del estudio del hombre. El valor de generalidad no ha sido ampliamente sostenido, y las teorías no han alcanzado tal criterio. 1 Puede decirse de cualquier modo que un criterio central para la evaluación de las concepciones o teorías del hombre debe ser el grado con que muestran globalidad. Debemos esforzamos por la unificación y por principios que tengan aplicabilidad general a los diversos objetivos. La filosofía de la ciencia implicada, la filosofía y la metodología de investigación deben tener la misma anchura —la capacidad de incluir dentro de la estructura los diversos estudios del hombre, eliminando diferencias superficiales. Es debido a la aceptación contemporánea de los compartimientos que las teorías no han sido comúnmente sometidas al criterio de generalidad —nunca se les ha pedido que demuestren su relevancia fuera de su área particular— y por tanto no nos enteramos de sus limitaciones. En todo lo anterior se ha propuesto que existe una unidad de la ciencia que se extiende a través de lo biológico, lo conductual, las ciencias sociales y las humanidades. Se propone una teoría biológica conductual y social o un paradigma que pueda incorporar los diversos esfuerzos de un amplio número de áreas, proporcionando una estructura productiva con la cual guiar muchas de las actividades de las diversas áreas. El paradigma ha sido llamado conductismo social. Puede decirse que aspectos como la teoría del aprendizaje-conducta, la teoría de la personalidad, la filosofía de la ciencia, las actividades clínicas y educativas aplicadas, las observaciones y problemas de las ciencias sociales y aspectos relacionados de la ciencia biológica pueden ser integrados productivamente dentro de la misma estructura. Existe mucho poder potencial en tal integración. Actualmente existen muchos científicos y prácticos que trabajan en áreas diversas pero que lo hacen en aislación. Su labor no es complementaria; ninguno construye en base a otros. Lo que acontece en un área no tiene efecto sobre las otras. Así, no existe una acumulación incrementada de conocimiento como se encuentra en algunas de las "ciencias naturales". Además, las micro teorías fraccionadas compiten entre sí. T. S. Kuhn (1962) se ha referido a circunstancias similares en la historia de las áreas de la 1 Esto
no quiere decir que no ha existido un interés en una teoría general en la psicología. Por ejemplo, Freud intentó aplicar en forma general su teoría psicodinàmica. Otro ejemplo es el esfuerzo por relacionar el concepto de disonancia cognoscitiva con los fenómenos fisiológicos, en donde puede observarse un intento por obtener una teoría o jerárquica. La disonancia cognoscitiva se refiere al caso en que un individuo experimenta dos cosas inconsistentes o incompatibles y al resultado se le considera un estado de impulso. Como ejemplo de un intento realizado para relacionar el concepto de disonancia cognoscitiva como un estado de impulso, con una fisiología subyacente, Brehm (1962) informa de un estudio de Back y Bogdanoff en el que sujetos con alta disonancia se compararon con otros de baja disonancia. Las muestras sanguíneas revelaron que los de alta disonancia tenían menos movilización de ácidos grasos libres que los de baja disonancia. Sin embargo, los resultados posteriores no fueron claros (Brehm, Back, y Bogdanoff, 1964). Otro hallazgo relevante ha sido el de que los sujetos con disonancia alta tienen un umbral diferente (más alto) al dolor que los de umbral bajo (Zimbardo, 1966). Sería importante ver hasta dónde éstos y otros sistemas teóricos pueden ampliarse a un nivel más general a los diversos campos de la psicología y de las ciencias sociales, y también a los dominios del estudio biológico. En cualquier caso, el interés incipiente en la obtención de conocimiento y relaciones reductivas puede observarse en estos esfuerzos.
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ciencia física: "Deberemos notar. . . que las primeras etapas de desarrollo de la mayoría de las ciencias se han caracterizado por una competencia continua entre varios puntos de vista de la naturaleza, cada uno parcialmente derivado de los dictados del método y observación científicos, y gruesamente compatible con ellos", (pág. 4). Sin embargo, puede decirse que existe la posibilidad de una teoría general dentro de las áreas de estudio que han sido tratadas. Una teoría de este tipo puede ayudar a guiar importantes estudios conductuales, sociales y biológicos del hombre. La integración exitosa de estas áreas puede contribuir al conocimiento entre ellos —lo cual liberaría un vasto almacén de energía. Puede decirse que la potencialidad de un cambio general es la revolución científica de la que Kuhn habla.
El logro de un paradigma. . . es al principio en gran parte de una promesa de éxito descubrible en ejemplos selectos y aún incompletos. La ciencia normal consiste en la realización de esa promesa, una realización obtenida ampliando el conocimiento de aquellos hechos que el paradigma muestra que son particularmente reveladores, aumentando el grado de igualación entre esos hechos y las predicciones del paradigma, y también articulándolo. Pocas personas que no son realmente practicantes de una ciencia madura entienden cuanto. . . trabajo de este tipo un paradigma deja por hacer o que tan fácilmente puede ser cuando se ejecuta. (Kuhn, 1962, págs. 23-24).
Este libro sólo puede caracterizar las potencialidades. Sin embargo, es claro que, como otros paradigmas en etapas iniciales, el desarrollo completo sólo puede hacerse cuando los investigadores y estudiosos de los diversos campos se involucren y proporcionen los hallazgos y cambios teóricos, empíricos y metodológicos que conviertan la promesa en realidad.
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