JOHN
H. ARNOLD
UNA BREVÍSIMA INTRODUCCIÓN A LA HISTORIA
OCEANO
EDlTOR:
Rogelio Carvajal Dávila
Para mamá, paPá, Ruth y Victoria UNA BREVÍSIMA INTRODUCCIÓN A LA HISTORIA Título original: HlSTORY. Tradujo
A VERY SI-IORT lNTRODUCTION
P.KIIECOde la edición original en inglés de Oxford Universiry Press LAURA E,\IILlA
© 2000, John H. Arnold Publicado originalmente en ingles en 2000 Publicado según acuerdo con Oxford University Press D. R. © 2003, EDITORIAL OCEANO DE j\'IÉXICO, S.A. DE C.V. Eugenio Suc 59, Colonia Chapulrepec Polanco Miguel Hidalgo, Código Postal 11560, México, D.F. ~5279 9000 .:;;"i 52799006 k8J
[email protected] PRIMERA EDICIÓN ISBN 970-651-737-5 Quedan rigurosamente prohibidas, sin 111 autorización escrita del editor; bajo las sanciones establecidas en IIIS leyes, la reproducciónparcial o total de esta obrapor cualquier medio oprocedimiento, comprendidos la reprografiay el tratamiento informdrico, y la distribución de ejemplares de ella mediante alquiler opréstamo público. IMPRESO EN MÉXICO I PRINTED IN lVIEXICO
r ~DICE
Prefacio y agradecimientos, 9
_ Cuestiones sobre asesinato e historia,
II
_' De la cola de los delfines a la torre de la política, 29 j,
"Cómo ocurrió en realidad": sobre la verdad, los archivos y el amor por 10 viejo, 53
T'
j,
Voces y silencios, 83 Travesías de mil kilómetros,
III
6, Matar gatos o ¿el pasado es una tierra extraña>, - Contar la verdad, 153
Referencias de las ilustraciones, 171 Lecturas sugeridas, 173 Índice temático, 179
131
PREFACIO y AGRADECIMIENTOS
T
al vez haya tres tipos de libros que puedan escribir-
se sobre "historia". Uno, quizá una guía sobre "cómo" ?racticarla. Otro: una investigación filosófica respecto de .35 teorías del conocimiento. El tercero: una polémica que :omente un acercamiento particular. Este texto es una introducción a la historia, y no puede reclamar ser ninguna de esas tres posibilidades, aunque toma algo de cada una. ~o que inspira más que nada a esta obra es el entustas-¡(J. Lo escrito aquí muestra muchas visiones sobre qué es la historia, cómo se investiga y para qué sirve hacerlo. Sin embargo, siempre he tratado de señalar que hay otros caminos, otros argumentos que descubrir, y espero que el lector se sienta estimulado a explorarlos por su cuenta. Este libro consta básicamente de tres secciones. Los primeros tres capítulos buscan plantear ciertas interrogantes, cautivar el interés del lector y describir en forma breve qué ha sido la historia en el pasado. Los capítulos 4 y 5 intentan hablar sobre cómo podríamos "hacer" historia: primero, trabajando con fuentes y, segundo, hablando sobre interpretaciones. Los capítulos finales presentan algunas reflexiones respecto del lugar y el significado de la historia y de la verdad, así como por qué es importante la historia.
ro
HISTORIA
Los capítulos que aquí presentamos pasaron por muchos lectores antes de llegar a su versión final. Estoy en deuda con todos aquellos que hicieron correcciones sobre diversos temas. En particular, debo agradecer a Barbara MacAllan, experta en migración inglesa al Nuevo Mundo, quien me introdujo al camino de George Burdett. Sin su generosidad extrema no hubiera podido escribir el capítulo 4. Cualquier rastro de tontería, en ésta o en cualquier otra área, es entera responsabilidad mía. Entre quienes están exculpados, pero merecen mi gratitud, se incluyen: Edward Acton, Catherine Benson, Peter Biller, Stephen Church, Shelley Cox, Simon Crabtree, Richard Crockett, Geoff Cubitt, Simon Ditchfield, Victoria Howell, Chris Humphrey, Mark Knights, Peter Martin, Simon Middleton, George Miller, Carol Rawcliffe, Andy Wood, y toda una pléyade de lectores anónimos de la Oxford University Press. Tengo que agradecer, asimismo, al personal y a los estudiantes del. Departamento de Historia, al Centro de Estudios Medievales de la Universidad de York, a las escuelas de Historia, y a los departamentos de Estudios Norteamericanos y de Inglés en la Universidad de East Anzlia por todo lo que me han enseñado de histob . d ria. Por último, mi deuda más profunda es con mi pa re, quien siempre está dispuesto a hablar del tema y a mostrarme por qué estoy equivocado.
ClcSTIONES E HISTORIA
SOBRE ASESINATO
....
E
sta es una historia verídica. En 1301, Guilhem de Rodes salió apresuradamente de su aldea de Tarascon al "'Jeblo de Pamiers, en los Pirineos, al sur de Francia. Se .;:ngía a visitar a su hermano Raimond, monje en un monasterio dominico. El recorrido era de unos treinta kiló-nerros a 10 largo de la garganta del río Ariege, por lo que J Guilhem le llevaría por 10 menos un día llegar a su desano, pues viajaba a pie. El motivo de su viaje era urgente: su hermano le había enviado una carta donde le advertía que ambos se encontraban en gran peligro. Debía acudir de inmediato. Cuando llegó al monasterio de Pamiers, Raimond lo recibió con noticias alarmantes; le dijo que un cierto .4eguin (un tipo de monje que no pertenecía a ninguna orden religiosa oficial) acababa de visitar el monasterio. Se llamaba Guilhem Déjean y representaba una auténtica amenaza para los hermanos. Al parecer, Déjean había ofrecido a los dominicos atrapar a dos herejes -Pierre y Guilhem Autier- que vivían en la aldea de Montaillou, en los Pirineos. Déjean sabía de la existencia de esos herejes porque un hombre, que le había dado albergue durante una noche en las montañas, inocentemente se había ofrecido a presentárselos, pensando que quizá se unirían
I2
HISTORIA
a su fe. Déjean se encontró con los hermanos Antier y se ganó su confianza. Ahora podía traicionarlos. Pero lo que en verdad aterraba a Raimond era que Déjean también afirmaba que los herejes tenían un espía dentro del monasterio. De acuerdo con lo dicho por el beguin, el espía tenía nexos con los herejes a través de su hermano, un miembro dellaicado y amigo de los Autier, El hermano era Guilhem de Rodes y el supuesto espía era Raimond de Rodes. "¿Es cierto?", inquirió el atemorizado Raimond, "¿has tenido contacto con los herejes?" "No", respondió Guilhem de Rodes, "el beguin miente". Era mentira. Guilhem de Rodes conoció a los herejes por primera vez en la primavera de 1298. Los había oído predicar, les había dado alimento y refugio y, de hecho, estaba emparentado con ellos: eran tíos suyos. Los Autier acababan de llegar de Lombardía. Antes se habían dedicado al trabajo notarial en las pequeñas aldeas y pueblos de los alrededores del río Ariege. En Lombardía se habían convertido a la fe catara, que dominó el sur de Francia durante el siglo XIII pero que en años recientes casi había desaparecido a causa de la atención mostrada al respecto por los inquisidores. Pierre y Guilhem Autier eran el inicio de su resurgimiento. El catarismo era considerado como una herejía cristiana. Quienes observaban la fe cátara se auto nombraban "buenos cristianos" y creían ser los auténticos herederos de la misión de los apóstoles. También creían en la existencia de dos dioses: el Dios bueno, que creó el espíritu, y el Dios malo, que creó la materia corporal. Esta creencia "dualista" era antitética a la ortodoxia católica romana. Y, en todo caso, los cátaros creían que la iglesia católica romana estaba corrompida; incluso la llamaban la "puta de
'ES SOBRE ASESINATO
E HISTORIA
13
:1o::i.a".A principios del siglo Xll1 había varios ciencitaros, y muchos creyentes más en el sur de FranS.:.:.embargo, para inicios del siglo XIV sólo quedaban - rce, que se habían escondido en diversas partes, sobre en las aldeas de los Pirineos. Sin embargo, los poeres ortodoxos no toleraban semejantes creencias; de ahí ~paciencia de los dominicos de Pamiers por capturar 5 Autier, De ahí también el peligro que representaba ~lhem Déjean para los hermanos De Rodes. Guilhem de Rodes dejó a su hermano y regresó a su gar en los Pirineos. Viajó a la aldea de Ax (treinta kiló-~rros más adelante de Tarascon) para advertirle a Raiond Autier (hermano de los herejes) sobre Déjean. Una ~ que hubo regresado a su aldea, también alertó a un - mbre llamado Guilhem de Area, que vivía en el asen~ento vecino de Quié. Ignoramos si pretendía poner _::l marcha los eventos que ocurrieron después. Gran partidario de los cátaros, Guilhem de Area ':~ede inmediato a buscar al beguin Déjean y le preguntó - quería encontrar a los Autier. "Sí", respondió Déjean; ...sí que Guilhem de Area se ofreció a llevarlo hasta ellos. Complacido y sin sospechar nada, el beguin accedió. Via3.[0 n juntos a la aldea de Larnat, en las profundidades de .as montañas. Guilhem de Rodes oyó c¡ue más tarde, esa misma aoche, cuando el beguin llegó hasta el puente que se encontraba en las afueras de Larnat, aparecieron dos hombres: Philippe de Larnat y Pierre de Area (hermano de Guilhem de Area), y esto fue lo que sucedió: C~
Inmediatamente lo capturaron [a Déjean] y lo golpearon de modo que no tuvo fuerza para pedir auxi-
14
HISTORIA
lío. Lo llevaron a las montañas cercanas a Lamat, y le preguntaron si era cierto que quería capturar a los herejes. Admitió que era cierto y, al instante, Philippe y Pierre lo aventaron desde un gran acantilado, a la grieta de un glaciar. El asesinato permaneció en secreto durante muchos años. Guilhem de Rodes, Raimond de Rodes y los Autier estaban a salvo, por el momento. ¿Qlé debemos inferir de este asesinato largamente olvidado? El hecho fue registrado en los archivos de la Inquisición en el año de 1308, cuando Guilhem de Rodes confesó todo lo que sabía sobre los herejes y la herejía. Otros tres testigos lo delataron. Cuilhcrn fue enviado a prisión junto con otras sesenta personas por su contacto con los cátaros, Esta anécdota sobrevive como una pequeña, oscura y fascinante viñeta del siglo XIV. Esto, entonces, es "historia": un recuento verídico de algo que sucedió hace mucho tiempo, relatado en el presente. Una vez más el pasado adquiere vida, y se ha vuelto a establecer así el contacto desigual entre el entonces)' el ahora. _tero ¿queda el autor exonerado de su labor?, ¿ha llegado a su fin esta breve introducción a la historia? No demos por terminado tan pronto nuestro viaje. Aún quedan preguntas respecto del asesinato de Guilhem Déjean, y otras más sobre la historia en general que nos esperan. Corno este libro mostrará, el proceso de escribir historia ("historiografía") está lleno de preguntas. Podernos usar este primer capítulo para empezar a examinarlas; quizá algunas ya surgieron en sus mentes. En muchas formas, la historia empieza y termina con preguntas, lo
~!O"ES
SOBRE ASESINATO E HISTORIA
15
16
HISTORIA
que equivale a decir que nunca termina de verdad, sino que sólo es un proceso.
L.5 SOBRE ASESINATO E HISTORIA
L investigación que alcanzó a Guilhem de Rocialmente estuvo impulsada por Géraud de Rodes, los hermanos de Guilhem, que acudió de maespontánea ante el inquisidor y denunció a mucha re involucrada con el movimiento de los cátaros. Su o~ión, la confesión de Guilhem, y las de, por lo metras quince personas, quedaron anotadas en los re_ ~_, de la Inquisición. Los testigos respondieron a una -.: de preguntas hechas por D'Ablis, y proporcionaron ?XO de de material propio. Los escribanos del inquir registraron todas esas respuestas y las resguardaron -.:.uso futuro. Algunos de los registros han sobrevivido, modo que su lenguaje del siglo XTV todavía está con sorros. Un historiador moderno ha editado y publicaeste registro en particular. Utilicé parte de ese material _-:1 contarles la historia de Guilhem Déjean. Sin embargo, las preguntas no acaban aquí. En un _-?Íhtlo posterior hablaré más respecto de las evidencias, _ :ISO Yproblemas. Por el momento, volvamos a esta hiso ~a. Espero que haya captado su atención. La elegí por. .:e ciertamente captó la mía. Quizá nos atrapa porque ~ trata de un asesinato, y estamos familiarizados con el -".leer culpable de compartir historias de horror. Es claque también se trata de una "narración" en el sentido ce que tiene principio, medio y fin, lo cual podrá hacer_ aún más "satisfactoria". Puede interesarnos y hasta sor?:endernos, si es que antes no sabíamos que la gente del medioevo se dedicaba a este tipo de actividades. Los pro~onistas del relato no eran reyes, príncipes, santos o es.::TÍtoresfamosos sino gente común y corriente. Por tanto, ?uede divertirnos sólo porque logremos descubrir que tan ~:quiera sabemos algo de ellos. o
Ce
El lenguaje puede ser confuso. "Historia" se refiere tanto al pasado mismo como a lo que los historiadores escriben respecto del pasado. "Historiografía" puede significar el proceso de escribir historia; o el estudio de dicho proceso. En este volumen empleo "historiografía" para referirme al proceso de escribir historia, e "historia" para referirme al produeto final de ese proceso. Como veremos, este libro argumenta que hay una diferencia esencial entre la "historia" (como yo empleo aquí ese concepto) y "el pasado".
Entonces, ¿cómo llegó esta historia a estas páginas? Hay varias respuestas. Podemos empezar con la más sencilla: Guilhem de Rodes apareció ante un inquisidor llamado Geoffroi d'Ablis, en cuatro ocasiones durante 13c:J_~. D'Ablis había llegado a investigar la herejía en los Pirineos por orden del Papa. Podía lograr que cualquier persona se presentara ante él para responder a un interrogatorio sobre la fe ortodoxa, y podía demandarles que confesaran no sólo sus propias acciones, sino también las de otros, tanto vivos como muertos. Tras escuchar sus confesiones, el inquisidor podía imponer una penitencia o un castigo que podía ir desde llevar cruces amarillas en señal de que el testigo había sido culpable de actividades heréticas, hasta ser quemado vivo en la hoguera.
17
18
HISTORIA
Tal vez esta historia también nos interesa por aquello que la hace extraña, El escritor L. P. Hartley ha sugerido que "el pasado es un país extraño. Ahí las cosas suceden de una manera diferente". Douglas Adams, el autor de ciencia ficción, postula un caso distinto: el pasado en verdad es un país extraño, porque hacen las cosas igual que nosotros. En algún sitio entre estas dos propuestas se encuentra el elemento elusivo que nos atrae al pasado y nos impulsa a estudiar historia. La anécdota que narré habla de ambos argumentos. Entendemos y podemos relacionarnos con el hecho de mandar cartas, visitar a nuestros parientes, y emprender viajes fuera de nuestro lugar de origen. Sabemos del temor a la persecución y hemos oído hablar de asesinatos, incluso si no hemos expenmentado nada de esto de primera mano. Si hubiera traducido los nombres de los protagonistas de esta historia a nuestro lenguaje vernáculo ("Guilhem" se volvería Guillermo en español) entonces podrían parecer más cercanos a ~o~otras. Los nombres que he utilizado son occitanos: el idioma de esa época, región y periodo. En esto, de hecho, he realizado un pequeño truco. Los registros están en latín, de modo que quizá debí haber empleado esa lengua, ~e usa la versión Guille/mus. Pero, tal como quedó, los nombres nos parecen extraños. Parece raro encontrar tanta gente que se llama Guilhem, y no solemos usar nuestro lugar de nacimiento para designar nuestro apellido ("de Rodes" significa "del lugar llamado Rodas"). Sabemos de religión, pero es probable que no estemos familiarizados con el concepto de herejía, con las obras de la Inquisición, y con la creencia en . . ~ " dos dioses. ¿Vemos esto como una " superstlclOn grotesca. ;> ¿Lo consideramos como algo igual de extraño que la idea
.:~-e:1SO del hijo de Dios a la tierra, su muerte en la ~ resurrección? La "herejía" sólo puede existir donuna "ortodoxia" que la defina: tanto los católicos ·:05 cátaros del medioevo afirmaban ser "verdaderos" .::... :..:10S. Cualesquiera que sean nuestras filosofías actua.. nuestras creencias religiosas, ¿resulta posible aducir ...conexión real con cualquiera de estos dos grupos? -i leyéramos esos registros más a fondo, nos salta• .1 la vista otras diferencias. Aunque resulta claro que r zo Guilhem de Rodes como su hermano sabían leer y cribir (se comunicaban por carta), esto es muy poco co_:;_:la mayoría de la gente de aquella época era analfabeEs más, el concepto de "alfaberismo" era algo distinto ... el siglo XIV: si a uno lo describían como litteratus ("leado") eso significaba que uno podía leer y escribir latín :JOf ende, sabía cómo interpretar las Sagradas Escritu-_;. La facilidad para hablar o escribir idiomas vernáculos - contaba como "alfabetismo", sin importar cuán útil pu_era ser esa habilidad. Leer y escribir en occitano (o en "':'emán, francés, inglés, etcétera) lo etiquetaría a uno como -::!teratus ("iletrado"). Estos elementos de familiaridad y extrañeza pueden generar, a su vez, otras preguntas. El asesinato de Guilhem Déjean no fue el único evento anotado en los registros inquisitoriales. Es obvio ~ue tampoco fue el único acontecimiento del año 1301 en :05 Pirineos, al sur de Francia, en Europa, o en el mundo en general. Los historiadores no pueden contar todas las historias del pasado, sólo algunas. Hay huecos en el marerial existente (faltan algunas de las páginas del registro de D'Ablis) y hay áreas sobre las que no queda ninguna evidencia. Pero incluso con la evidencia que sí tenemos, hay muchas cosas que podrían decirse más de las que este
20
IllSTORIJ\
espacio nos permite tratar. Inevitablemente, los historiadores deciden qué puede y debe decirse. De modo que "historia" (las historias verdaderas que los historiadores cuentan respecto del pasado) está hecha sólo de aquellas cosas que han captado nuestra atención; de lo que hemos decidido repetir para oídos modernos. Como veremos en un capítulo posterior, las bases entre las que los historiadores han seleccionado sus historias verdaderas han ido cambiando a 10 largo de los años. Al elegir el asesinato de Déjean como una historia que queremos repetir, también es necesario decidir qué papel desempeña en un contexto más amplio. Resultaría poco usual para un historiador moderno presentar una viñeta como ésta sin decir nada más. A fines del siglo A_'1X y principios del xx, algunos historiadores trabajaban de e#:. modo, recolectando y traduciendo evidencias interesantes que -pensabanpodían ser de utilidad para una gama más amplia de lectores. Esos libros resultan útiles como tesoros ocultos, y gracias a ellos, otros historiadores han logrado hacer un trabajo detallado. Leerlos puede ser un placer y, además, contagian a los lectores con su entusiasmo sobre el pasado. Pero para la mayoría de los historiadores modernos esto no es suficiente. Necesitamos interpretar el pasado, no sólo presentarlo. Encontrar un contexto para la historia supone un intento de decir no sólo "lo que ocurrió", sino cuál fue su significado. ¿En qué contexto podemos insertar la historia del asesinato de Déjean? Hay varias posibilidades. La más evidente es que se inscribe en una historia más amplia de la Inquisición y la herejía. Nos cuenta sobre la gente involucrada tanto en la fe cátara, como en sus acciones y sus creencias. Nos cuenta la historia del cata-
'E 50BRE ASESINATO
EH ISTORJA
~ Domingo combate a los herejes cátaros, representados a la deL?S libros se lanzaron a la hoguera: las obras heréticas ardieron ~ lagrosamente, los textos ortodoxos se elevaron en el aire. En ..:oc Domingo no era un inquisidor (aunque después otros miern::e su. orden si lo fueron), pero la muerte en la hoguera siguió siencasuqo fmal para los herejes que no se arrepentían. (pintura de JQuete, fines del siglo xv.)
22
HISTORIA
rismo: al leer el registro de D'Ablis, descubrimos algo sobre el número de personas que fueron convertidas por los herejes Autier, Podríamos notar que las personas que aparecen en la evidencia no hablan de "La Inquisición" sino sólo de "inquisidores". Esto se debe a que durante este periodo la Inquisición no existía como institución formal; sólo había inquisidores individuales (como Geoffroi d'Ablis) con una labor particular qué desempeñar (en este caso, investigar la herejía en las aldeas de los Pirineos). "Inquisición" significaba el proceso legal que D'Ablis y otros llevaban a cabo. Se había establecido como método para combatir la herejía a inicios del siglo XIII. SU registro también nos muestra cómo el proceso inquisitorial -la forma en que se dedicó a investigar y registrar la herejía- cambió desde esa época. Si comparamos la confesión de Guilhem de Rodes con la de otra persona de I240, hallamos que a Guilhem se le alentó a hablar de un modo mucho más amplio y detallado que a los testigos de periodos anteriores de la Inquisición. Esto se debe a que había cambiado la gran amenaza que representaba la herejía, y la misión de los inquisidores estaba cambiando con ella. En forma alternativa, podríamos insertar el asesinato de Déjéan dentro de la historia del crimen. Se conocen otros recuentos de asesinatos en la Edad Media, algunos de los cuales son bastante renombrados. Podríamos contrastar esta historia, por ejemplo, con el asesinato de Thomas Becket en II70, o con la ejecución de William Wallace en I304, o aun con los supuesto crímenes de Ricardo III de Inglaterra. También podríamos concentrarnos en crímenes efectuados en los estratos más bajos de la sociedad. Para encontrarlos utilizaríamos otra clase de
'>ES SOBRE ASESINATO
E HISTORIA
23
zros y hablaríamos entonces acerca de la prepondcde la violencia en la Edad Media; los métodos que ~aban, las investigaciones, los castigos y los motice los criminales. Sin embargo, e! recuento de nuevo na formar parte de la historia de Languedoc. -Languedoc" significa "la lengua o e! idioma de Oc": mbre que se le dio a esta área del sur de Francia porsus habitantes usaban la palabra "oc" para decir "sí", ez de "oui", que era la palabra que se empleaba en rte. Debido a la presencia de herejes en Languedoc, Papa ordenó una cruzada contra esa tierra a inicios del XIII. Langucdoc había sido antes, en gran parte, un " separado, que se sentía más afín a Cataluüa que a los -_.:iedoresde París. Esta cruzada contra la herejía hizo :;e el norte de Francia dominara políticamente al sur; sin vargo, transcurrió un buen tiempo antes de que Lan- edoc aceptara a sus nuevos amos políticos y, en cierto do, el sur de Francia aún se considera muy distinto al rte parisiense. La defensa de! catarismo (incluido, tal cz. el asesinato de Déjean) está ligada a la historia de la .itica francesa. Por último, podríamos ignorar la rama general de ::listoriay concentrarnos en los pequeños detalles. An~ mencioné el problema de! alfabetismo; éste es un dato -:eresante para un historiador que se interese en los nie.es de educación entre la población laica. A Déjean lo :...caron en un puente a las afueras de Lamat. Al revisar zros registros descubrimos que también había un puen- en las afueras de Tarascon, yen otras aldeas. Estos he-os nos indican algunos aspectos sobre la geografía de se lugar. En otra parte, Guilhem de Rodes menciona en ~ confesión que alguna vez escondió a los herejes en "un
HISTORIA
lugar bajo el piso que se usaba para almacenar granos". En otras ocasiones los herejes se quedaban en una cabaña que Guilhem tenía en un campo cercano a Tarascon. De esta forma hallamos datos sobre agricultura y arquitectura. En otro lado, Guilhem afirma que viajó a la aldea de Ax por negocios, y que una vez se ausentó para hacer un entrenamiento militar con el conde de Foie. ASÍ, sabemos más respecto de las actividades de Guilhem y, por extensión, de otras personas de su misma clase social. A Guilhem con frecuencia se le pedía que fechara los hechos confesados. Por lo general, él hacía referencia al día de un santo. Decía, por ejemplo, que "ocurrió quince días antes de la fiesta de san Juan Bautista" (que se celebra algún día de junio), 10 que nos da una idea de la forma en que Guilhem percibía el paso del tiempo, y la importancia de los santos incluso para un simpatizante de los herejes. Si estudiáramos el resto de los registros inquisitoriales con el fin de extraer más fragmentos, podríamos amasar un útil cúmulo de información. Todo un mundo rodea las confesiones de Guilhem; un mundo que él dio por hecho y que se nos revela en increíbles trozos y fragmentos. Éstos son algunos de los escenarios que se me ocurren como posibles contextos para la historia del asesinato de Déjean. Otros lectores imaginarán algunos distintos. Como veremos más adelante, los historiadores de otras épocas habrían interpretado esta historia de un modo diferente; incluso, para algunos, no sería ni importante ni curiosa. Estas elecciones no sólo tienen que ver con la oportunidad o la sagacidad, sino con aquello que nos interesa. Como historiadores, estamos atrapados en nuestros propios intereses, en nuestra propia moral, ética, ideas filosóficas sobre el funcionamiento del mundo, y sobre todo
i-E ASESINATO
E H1STORIA
__ rilla a la gente a comportarse de la mane_ _ nace. La evidencia de los registros nos ofre- " ~-enigmas; de hecho, nos plantea retos. Guilqooe no explica cada uno de los detalles de su ?~:- ejemplo, la evidencia no nos dice por qué -:--:ogó a su hermano en el monasterio; ni cuáles motivos exactos que guiaban a Guilhem Déjean rrodoxo devoto o esperaba ganar la aprobación e minicosr); ni qué hizo precisamente que Guile Area y sus cómplices lanzaran a Déjean a su rornba (¿estaban protegiendo a los Antier o a sí mis- .-0 tengo una opinión respecto de todo esto, pero ideas. Más adelante hablaremos sobre cómo lle·:05 huecos los historiadores, y sobre el arte de adicien. -_-\.divinar"sugiere cierto grado de incertidumbre ._ del proceso historiográfico. Incluso podría sugerir veces, los historiadores se equivocan. Desde luego, cen. Al igual que todo el mundo, pueden leer mal, _J.i'semal, interpretar mal, entender las cosas mal. en un sentido más amplio, los historiadores siem-e "equivocan". Nos equivocamos porque no siempre crnos estar absolutamente en lo "correcto". Todos los entes históricos tienen huecos, problemas, contradices y áreas de incertidumbre. También 110S "equivoca,- porque no siempre estamos de acuerdo entre noso- renernos que "equivocarnos" (aunque, como veremos, t ces formamos distintos grupos en torno a la forma de ~::-pretarlas cosas). Sin embargo, al equivocarse, los hisnadores siempre tratan de "acertar". Tratamos de ceñir, a lo que, según nosotros, señala la evidencia; tratamos ouscar todo el material disponible, entender en forma
26
IllSTORJA
completa qué ocurre, y nunca fabricamos "los hechos". A los historiadores les gusta, a veces, comparar su trabajo con e! de! escritor, Un autor de ficción puede inventar gente, lugares y acontecimientos, mientras que e! historiador está atado siempre por lo que la evidencia pueda sustentar. Esta comparación podría hacer que la historia se viera como algo seco y falto de imaginación; sin embargo -como hemos visto y como exploraremos más adelante-la historia emplea a la imaginación en la forma en que usa, presenta y explica la evidencia. Para todo historiador, 19que está en juego es lo que en verdad ocurrió, y lo que eso podría significar. Son muy emocionantes estos precarios intentos de asir la "verdad", una verdad que, en cualquier punto, podría revelarse ilusoria. Estas dudas son necesarias para que exista la "historia". Si el pasado viniera sin huecos ni problemas, el historiador no tendría ninguna labor qué completar. Y si la evidencia siempre hablara llanamente, apegada a la verdad y con claridad, no sólo los historiadores no tendrían nada qué hacer, sino que careceríamos de la oportunidad de discutir entre nosotros. Por encima de todo lo demás, la historia es una discusión. Es una discusión entre distintos historiadores y, quizá, entre el pasado y e! presente, entre lo que ocurrió en realidad y lo que ocurrirá después. Las discusiones son importantes porque crean la posibilidad de cambiar las cosas. Éstos son los motivos por los cuales, a lo largo de este capítulo y de este libro, utilicé el término "historias verdaderas" para hablar de historia. Existe aquí una tensión necesaria: la historia es "verdadera" en el sentido en que debe coincidir con la evidencia y los hechos que enuncia; de lo contrario, debe demostrar cuál es la razón
.,.S SOBRE ASESINATO
E HISTORIA
~e esos "hechos" son incorrectos y es necesario _- :a: elaborarlos. A la vez, se le considera una "histo• en ~: sentido de que es una interpretación que coloca • .60s- dentro de una narración o contexto más amL es historiadores cuentan historias en el sentido de • ~_ zaisión es persuadirlo a usted (ya sí mismos) de al:: _3 métodos de persuasión dependen en parte de la _-.:.._.:--no inventar cosas, no presentar los asuntos - q.:e como son- pero también de crear una narración -~~ante coherente y útil del pasado. En sí mismo, el cio no es una narración. En su totalidad, resulta caótino tiene coordinación y es tan complejo como la vida. ~;;~oria trata de extraerle un sentido a ese desastre; de centrar o crear patrones y significados, así como histo~ - .1 partir de! torbellino. Hemos empezado con una serie de preguntas, y he resenrado una serie de propuestas: que la historia es un -<>ceso;que es una discusión, y que está compuesta de -rorias verdaderas sobre el pasado. A lo largo de! libro ~:oraremos todo esto más a fondo. Pero quiero enunciar ":.1 última idea: pensar en la historia (tal y como Jo esta-'J5 haciendo aquí) nos brinda tanto oportunidades como pe:igros. Nos permite reflexionar respecto de nuestra reción con el pasado, revisar el tipo de historias que hec:.nselegido contar sobre lo que ha ocurrido en otro tiernC'O. las formas en que hemos llegado a dichas historias, ~ :05 efectos de contarlas. Cuando el pasado reingresa al cresente se convierte en un lugar irresistible. Buena parte ce pensar en la "historia" consiste en pensar sobre qué -o FJ.ra quién- es la historia. Para dar inicio a esta invesri:;-J.óónpuede resultamos útil mirar hacia atrás, en un inrenro por entender qué ha sido la "historia" en e! pasado.
/
:. :_-\ COLA DE LOS DELFINES ~ _-1. TORRE DE LA POLÍTICA
E ::
e: siglo VJ a.C. Nabónides, un rey babilonio, realizó la búsqueda -quizás podríamos decir que la pri_::: excavación arqueológica- de un templo antiguo, E-ÍJabbar. Lo encontró y escribió sobre ese descubriento:
Ahí pude leer la inscripción del antiguo rey Hammurabi, que, setecientos años antes de Burnaburiash, había construido para Shamsash el E-babba¡' sobre el antiguo temenos y comprendí su significado. Lo veneré trémulamente ...
/
El rey Burnaburiash había vivido en el siglo XIV ;LC., y el templo del dios Shamash que halló Nabónides era, a su vez, setecientos años más antiguo. Es decir, el templo tenía dos mil años más que Nabónides. Esos increíbles huecos de tiempo hacen que sintamos a Nabónices más cercano a nosotros. Si vemos su descubrimiento ~.su texto como el comienzo de nuestra historia, como el ?rimer fragmento de "historia" del que tenemos conocimiento, la sensación de cercanía podría verse fortalecida por su papel como "origen" de la narración de este capí-
HISTORIA
tulo. Un sentido de conexión como éste resulta útil, sin embargo, podría causarnos problemas: Nabónides estaba interesado en hallar e! E-babbar debido al nexo que le permitía establecer con su propia tradición real, y e! poder y la autoridad que ello implicaba. La forma en que entendió su descubrimiento, y sus motivos para registrarlo, no son necesariamente los mismos que los nuestros. ¿Podemos mirar atrás, así, de esta forma, al inicio de la "historia" como una actividad? La pregunta es compleja y, al hacerla, nos sumergimos en nuestra propia indagación histórica contemporánea. Podemos mirar atrás para "historizar" .a la historia misma; es decir, para ver cuáles son sus raíces, de dónde viene, cómo ha cambiado, y para qué se ha utilizado en distintas épocas y lugares. Nuestro centro de atención, aquí, en este breve recuento, tiene que ser el presente: usar la historiografía pasada como una comparación sobre 10 que hacemos ahora, y como un recordatorio de que si la historia -como sujeto- ha cambiado a lo largo del tiempo, puede volver a hacerlo. En consecuencia, habrá grandes huecos en la historia que sigue; sin embargo, parte de 10 que quiero mostrar es que, en cierta forma, toda la historia quiere decir algo sobre el presente. Avancemos un siglo precisamente hacia el primer historiador griego: Herodoto (484-425 a.C.), quien escribió sobre las causas históricas de los conflictos entre los griegos y los persas, un tema que Homero ya había abordado en su poesía. Herodoto comienza sus historias haciendo un recuento sobre la razón por la que dos pueblos llegaron a la violencia. Hace un resumen de la versión persa de los acontecimientos: los fenicios secuestraron a lo, hija del rey griego; entonces los griegos raptaron a Eu-
_:):__-\ DE LOS DELFINES
A. LA TORRE
DE LA POLÍTICA
JI
.::!.iade! rey fenicio, y luego a Medea, otra hija del ?aris, hijo de Príamo, rey fenicio, se inspiró ~n es-::~~orias púa secuestrar a Helena y hacerla su esposa. ojos fenicios esto era muy importante: secuestrar eres era algo malo, pero nada para irritarse demasía-?ues resulta obvio que ninguna joven permite que la -~:1 si no quiere ser raptada". Los griegos, sin ernbarrzvieron una reacción desmesurada: reunieron un gran __ zciro con él fin de rescatar a Helena de Troya y destruir ._ ~~ercito de Príamo. Todo esto como represalia por el - -;:0 de mujeres. Sin embargo, los historiadores fenicios cen que incluso éste es un recuento falso: 10 (la prime- ::eujer mencionada) no fue llevada a Ía fuerza, sino que se- embarazó del capitán de un barco fenicio y decidió irse - :: él en vez de humillar a sus padres. Escribe Herodoto:
-~::o~
Eso, en cuanto a lo que dicen los persas y los fenicios; y no tengo intención alguna de juzgar su veracidad o falsedad. Prefiero confiar en mi propio conocimiento, y señalar quién injurió primeros a los griegos; luego procederé con mi historia, contándola mientras recorro ciudades pequeñas y grandes. La mayoría de las que alguna vez fueron grandes ahora son pequeñas; y aquellas que en mi propio tiempo han alcanzado la grandeza, en el pasado fueron pequeñas. No importa si las ciudades de las que escribo son pequeñas o grandes, pues en este mundo nada es próspero durante mucho tiempo. Al rechazar las leyendas persas, Herodoto
elige con-
áar en "los hechos" más que en creencias espurias. Más
32
H ISTORI/\
adelante usa el recuento de una historia oral para mostrar que Helena y Paris nunca llegaron a Troya, sino que fueron detenidos en Egipto, y analiza algunos pasajes de Homero para argumentar que el gran poeta sabía esto pero prefirió seguir una historia distinta, ficticia. Creamos o no en el nuevo recuento que hace Herodoto de la historia de Helena, el hecho de que intentara usar evidencias para distinguir una historia ficticia de una real, hace que su recu~nto histórico 10 haga verse mucho más cercano a un historiador del siglo xx. El que sus Historias no estén unidas simplemente a sus circunstancias personales (como Nabónides y el E-babbar), sino que se dirijan a un público más amplio y tengan un propósito también más amplio (registrar y explicar el pasado), sugiere que Herodoto es el fundador de la historia como la conocemos hoy. Es más, en ocasiones se le llama el "padre de la Historia". Pero, de nuevo, debemos tener cuidado. Aunque algunas partes de la obra de Herodoto pueden parecernos familiares y "modernas", otras no. Mucha de la historia que cuenta son narraciones que nos parecen increíbles: Arion que montó la cola de un delfín; Drasto que primero mató accidentalmente a su padre, luego consiguió refugio con el gobernante Creso y, también en forma accidental, mató al hijo del rey; el oráculo de Delfos, cuyas predicciones salpican la historia, y siempre se vuelven realidad, etcétera. Éstas y otras historias se mezclan en lo que podríamos reconocer como una historia política más "objetiva" de cómo fueron a la guerra los griegos y los persas. A Herodoto le encanta salirse de su recuento de los acontecimientos políticos para hablarnos respecto de las ( costumbres locales de la gente, así como de los extraños
-
_'\
DE LOS DELFINES
/\ LA TORRE
DE LA POLÍTICA
33
-n-il:osos animales de distintas zonas, y también de __ier historia fabulosa que capte su atención. Por tanHerodoto también se le conoce como el "padre de enrira", Pero él mismo no advirtió ninguna diferenzre esos elementos; de hecho, a menudo se esfuerza a.~.:TIlarque lo que dice puede ser creíble porque hay - s que lo pueden confirmar. Hay otras razones por las que podemos considerar a odoto distinto de nosotros. Por un lado, es poco pro~ que Herodoto considerara su escritura de Una "his- como algo en esencia diferente a otros tipos de rura, La palabra griega que se ha convertido en "his- ~n su sentido original significaba "informar" y, más CllIcamente, señalaba a una persona capaz de elegir amente entre recuentos opuestos. Aplicado a la escri-J. 5o~re el pasado, esto significaba en gran medida que ~l~aJo no era ni poético ni filosófico y, por ende, para ;negos resultaba menos importante. No está del todo - que haya constituido un género específico llama~historia"; más bien parece que se le consideraba par-! ce un cuerpo más grande de escritura "no-filosófica". c, -nisrno, aunque los motivos de Herodoto para escri- son más parecidos a los nuestros que a los de Nabó':e~, siguen siendo un poco distintos. Herodoto usa el asado pa~a ilustrar situaciones y personajes y emplears en su tle~po presente. Lo hace porque ve el tiempo .1110 algo circular: la historia da vueltas y vueltas, y Jos --3mos temas y los mismos problemas surgen una y otra ~. Los eventos que acontecen en su Historia a menu- son causados por fallas de carácter, pero tras dichas faLls siempre se encuentra la rueda circular del destino que, - zno dice Herodoto en la cita de arriba, funda , y desrru-
34
HISTORIA
__
o\.
DE LOS DELFINES
A LA TORRE
DE LA POLíTICA
35
~des y pueblos en la misma medida. Por ejemplo, - sobre Creso quien, a pesar de haber recibido una _ encia en un sueño, no pudo prevenir la muerte de el muchacho que falleció accidentalmente a maze Adrasto); y perdió todo su reino por su arrogancia zs el engreimiento humano de los propios logros _"!-ardece a los dioses). Algunos historiadores del siglo ceden pensar, asimismo, que ciertos temas son rccu'"'"""!"'""~e;; en la historia; pero considero que ninguno piensa _ a rueda del destino gobierna la causalidad. Podría decirse que este concepto del tiempo cambió -do el cristianismo produjo sus primeros historiado_ L credo cristiano no dependía de la rueda del destino, que veía al mundo moverse inexorablemente entre - puntos fijos: la Creación y el Apocalipsis. Basados en _~'1tiguoTestamento, los primeros historiadores cristia- también daban por ciertas las siete edades de la hu_~..idad.Para cuando estaban escribiendo sus recuentos, ....'1abíanpasado cinco edades, y la humanidad había en- do en la sexta: el periodo que va del nacimiento de Cris- J su Segunda Llegada. Todo lo que quedaba por delano: era la séptima edad, el periodo que va del Apocalipsis y e: ;]n de la historia. Este marco sugería una idea bastance distinta en 10 que se refería al significado de la historia en la forma en que uno debería acercarse a ella. Sin embargo, no se debe hacer una distinción tajan-o: entre el periodo clásico y los albores de la era cristiana: imagen de la rueda del destino se perpetuó en la cultu=-:! cristiana, y el concepto de las Siete Edades no dictaba codo lo escrito en la historia cristiana. Lo que de hecho ;eneró un cambio en la historiografía fue un nuevo ~' zpremianre propósito de la historia. La historia eclesiástica
HISTORIA
4. Rueda de la fortuna, de William de Brailes (1235).
de Eusebio (escrita c. 325 d.C.) busca persuadir al público cristiano y pagano de que la cristiandad era más antigua, más racional, más moral y más válida que la religión pagana. Los primeros cristianos escribían historia como un recuento polémico del pasado. Lo hicieron porque, en esos primeros siglos, eran un pueblo asediado que tenía que defender su fe, perseguida por las autoridades romanas. Darle una historia a su fe (yen contra de otras creencias) era un 'intento por ganar autoridad. En su libro La
_:i. :'05
DELFINES
A LA TORRE
DE LA POLÍTICA
37
D;~f\c. 426) Agustín de Hipona intentó com• _.::1-tas históricas de su iglesia con la eterna bata_ ~?iriruaJjdad y maldad. Era una mezcla de teo__ szoria a gran escala, pero resultaba demasiado .::uwplejapara obtener gran influencia inmediata. -J....so, Orioso, el pupilo de Agustín, escribió una simplificada y más polémica, la Historia contra los . que fue mucho más popular. ~..!~ebioy Orioso se dedicaron a crear historias au~ copiando documentos originales que ayudarían a __.__s::¡_ e insistiendo en la precisión histórica de las San=~.:rituras, así como enlazando la historia de su iglesia .=.an narración lineal del tiempo. Un elemento más _ :ustoriografía que los había precedido los ayudó en _ ::-:upósito: la idea de la retorica. Los escritores roma. Salustio y Cicerón habían afirmado que en todos los - s de escritura se enfrentaban a reglas y códigos a se_-:. :' que la historia también tenía los suyos. El "rhetor" narrador) de historia debía decir la verdad de manea imparcial, aunque eso pudiera ofender a alguien; debía rdenar los eventos de manera cronológica y geográfica; '~Día contar los "grandes hechos" que se hubieran lleva~ a cabo, prestando atención a sus causas, a su carácter y ... 5U oportunidad; y debía "escribir serenamente en un es::-Losencillo y fluido". objetivo de estas reglas era l1ue ....1 historia, al ser escrita así, debía persuadir y ser bien recibida. Este elemento retórico -inventado por los roma:lOS y desarrollado por los cristianostuvo un largo legado historiográfico. En 1607, un autor anónimo terminó de escribir Vida de Eduardo el Confesor. Dedicó su trabajo a su patrona, la reina Edith, esposa del monarca inglés. El pro-
n'
HISTORIA
,3 ~
"''" o
e
1':
.ª
Ü
"''"
ID ::;
u ro
""2
'"::;o
~ "'o
Z
~ ~ ~en e
ID
u ro u e ro
§ o
DE LOS DELFINES
A LA TORRE
DE LA POLíTICA
39
e e su obra era alabar a la familia de la reina y, po:II ...1 reina misma. Sin embargo, la obra se vio obsta- por el hecho de que el reinado de Eduardo ter~., un desastre, y los hermanos de Edith -Haro~¿ ~ , .:1g- disputaron trágicamente. Su solución tuvo e.e efecto: primero, el libro dos de Vida de Eduarci-:; sobre la vida religiosa de Eduardo, y sugiere que el rca recorrió el camino hacia la salvación en el 0;::-0 ";0 (lo cual compensaba de manera amplia cualquier -,'ema que hubiera tenido en éste). En segundo luga:-. ,"':par a la rivalidad familiar de todos los males que cai sobre el reino, el autor usa una forma de alabanza ertida: ¡cuán importante debe de haber sido esa fami.::uesus propios problemas llevaron a tantos desastres' • _embargo, lo que el libro no menciona es la conquista -manda de Inglaterra en ro66. El gran medievalista Richard Southern dijo: ~U.::l -roriador que pudo escribir sobre los desastres de 1060 --:mencionar la conquista normanda no es, evidenternenO!. un historiador en un sentido muy pedestre de la pala:-1-. ¡Y ciertamente no lo es! Como lo señala Southern, ,. autor de Vida de Eduardo no se habría sentido aludido ~~r esta afirmación, y aunque no mencionó la conquista -.ormanda, porque no quería empequeñecer de modo al;uno el lugar de la dinastía de Eduardo, sí se ajustó a las :-eglas"históricas" de la historia. Su utilización de la rerórica para jugar con los "hechos" no fue un truco ni un engaño sino una parte legítima del método historiográri'::0. Los historiadores modernos que recurren a los escritores medievales con frecuencia dudan hasta dónde pueden creerles (luego regresaremos a las cuestiones de fuente ~ confiabilidad). Pero el escritor de Vida de Eduardo la ha-
HISTORIA
bría considerado una cuestión impertinente: a su modo de
ver, estaba contando la verdad. ¿Qyé podía ser más confiable que seguir las reglas retóricas aceptadas de la historia, para que la historia escrita llevara a cabo la labor que supuestamente debía cumplir? De hecho, la Vida de Eduardo nos parece más confiable que muchas de las historias escritas hacia el final del primer milenio. Algunos historiadores se vieron influidos no sólo por la idea de retórica, sino también por los modelos detallados de los textos clásicos. Richer (murió c. 998), un monje de Rheims, escribió una Historia de Galia. La fuente de su material fue un historiador anterior llamado Flodoardo, cuyas obras estaban disponibles en el monasterio de Richer. Su método fue rescribir a Flodoardo en un estilo más "clásico", teniendo en mente la fluidez y sencillez que recomendaban Cicerón)' Salustio. Los hechos -como Flodoardo los presentó- debían defenderse por sí mismos de la mejor forma posible. Cuando se presentaba una alusión clásica "agradable", Richer permitía que pisoteara el recuento, algo aburrido, de la realidad. Los primeros reyes Capetos se presentaban como Césares romanos, legisladores imperiales vestidos con togas (la realidad habría sido sudorosa)' un poco menos bien vestida). Sin embargo, Richer no habría visto ningún problema en el hecho de que el estilo abrumara al contenido. Ése era el punto: él, al igual que otros historiadores, contaba historias para entretener. Conforme avanzó la Edad Media, el estilo retórico siguió presente en la historiografía pero pronto empezaron a emerger otros elementos. Las herramientas aceptadas del oficio del historiador medieval eran los modelos clásicos de la composición y la retórica, y los materia-
- !.OS DELFINES
A LA TORRE
DE LA POLÍTICA
znos pasados proporcionaban recuentos verbanes de sucesos y otras crónicas. Escribir histaba, a menudo, sólo cuestión de unir aquellos _~_-_S aceptados del pasado que servían a los propios - 5. Sin embargo, la situación empezó a cambiar. de Xlalemsbury (I09S-II43), bibliotecario de la ::e :\Ialemsbury, escribió algunos trabajos de his~ aparente modernidad de sus métodos de traba32" decirnos algo; investigó fuentes)' documentos _ :05 en la forma cuidadosa en que debe hacerlo un ,_dor) y entrevistó a personas para indagar eventos res, Este hombre era crítico y receloso: las dos "vir_ - modernas de los historiadores. "Para no perder la '"""::uf! de mis lectores mediante imaginaciones vanas, :~eré a relatar las verdades sustanciales, dejando atrás asunto dudoso", escribió. - us metas eran la objetividad y el recuento imparHubo dos situaciones que frustraron este propósito: que crítico de sus fuentes, debía seguirlas y, por tanto, ;:;_uerer, a menudo incorporó sus prejuicios. Y VVilliam '!.ITa hacer más que relatar lo ocurrido; también queexplicarlo, lo que incluía adivinar (el arte de "adivinar =i'- es la tercera virtud del historiador moderno), 10 que ,,j vez requería plantear una teoría de la naturaleza huJ..'1a.William creía que los seres humanos actuaban por .rerés propio. No los condena por hacerlo, pero con fre__encia se apoya en ese factor como una explicación cau.,_¿ de los eventos. De nuevo, esta situación le resulta fa-niliar al historiador moderno (¡no confiamos en nadie!). Pero este uso de la sospecha no equivale a objetividad, y ~~recuento de William respecto a la naturaleza humana es un poco distinto del nuestro. Aunque juzgó en forma
HISTORIA
drástica la naturaleza humana, a menudo presenta a sus sujetos empequeñecidos por el destino a pesar de sus proyectos, pero redimidos en su lecho de muerte, como todo buen cristiano debe hacerlo. Parte de la conclusión de sus historias -lo que él creía que signijicabal1- es que Dios es la máxima influencia sobre, y la causa de, los acontecimientos humanos. Los siglos XII Y XIII vieron un alejamiento de los modelos clásicos en la historiografía. Un grupo aburguesado de hombres letrados, tanto seculares corno religiosos, empezó a producir historias. Los temas de la historiografía poco a poco se ampliaron con el fin de incluir historias "nacionales" y "mundiales" (corno Jos entretenidos y prejuiciosos trabajos de Matthew Paris), e historias de caballería (corno las Crónicas del siglo xv de Jean Froissart). La historia seguía escribiéndose con un propósito particular (para alabar al patrono, honrar a una ciudad, alabar a un monarca, etcétera) pero los propósitos se estaban volviendo más amplios y variados. Los estilos y los métodos también cambiaron: Froissart escribió para entretener y alabar al público aristocrático, y por eso parece un tanto ficticio. Ga1bert de Bruges, al escribir sobre el asesinato del conde de Flandes, intentaba entender la importancia de 10 ocurrido para su país; consecuentemente, su escritura es cuidadosa y exacta en extremo. Recurramos al siglo XIV: Yo, Giovanni [Villa ni] , ciudadano de Florencia, considero conveniente hacer un recuento y un memorial de la raíz y los orígenes de tan famosa ciudad, de sus adversos y felices cambios y de eventos
•
:...... DE LOS DELFINES
A LA TORRE
DE LA POLíTICA
43
?~ados [...] para dar ejemplo a quienes vendrán .:e~pués, de cambios, y cosas pasadas, y sus razones causas; a fin que puedan ejercitarse en la práctica ce la virtud, y evitar vicios, y soportar adversidades, con un alma fuerte, para el bien y la estabilidad de nuestra república. !:alia, y Florencia en particular, empezaba a enamo. cna vez más de las antiguas Grecia y Roma. En rca.....::..:a tradición clásica nunca ha desaparecido; sin em_ . a partir del siglo XIV, Italia se convenció a sí misma ~r redescubierto y renovado la gloria de la antigua "::.l:-Íaen una forma en que los primeros siglos nunca .2..:, logrado hacerlo. Esto afectó a la historiografía de " maneras. Primero, una vez más, como lo dernuesintroducción de Villani a su crónica de Florencia, se il"orecida la idea de aprender lecciones filosóficas del ¿o. Al leer crónicas italianas posteriores, encontra- :ambién la recuperación de otros elementos clásicos: destino gobierna los eventos, y tiene una tendencia a inuir a los ricos y famosos; la historia es una bode_ .:e ejemplos para el político y el gobernante; la retórice Cicerón es el estilo esencial del historiador. En este ~?O hubo un rápido crecimiento en la producción de -,,~ias,conforme cada ciudad quería su propio recuenei nexo que la unía COnel pasado. Desde luego, hablamos aquí del Renacimiento, y .cue éste no es el término usado por aquellos escrito. ?ara describir su propia época, sí estaban convencidos .;;uesu "época moderna" era esencialmente distinta de zarerior, debido a su nexo con la antigüedad. Los his~_30res se abocaron a demostrar que Florencia era des-
44
IIISTORIA
cendiente directa de la Antigua Roma, y que los ciudadanos italianos representaban a los verdaderos herederos del pensamiento clásico. Esta nueva motivación para escribir historia trajo consigo -casi de manera accidental- un cambio sísmico en la idea del pasado. Los historiadores dejaron de ver su presente corno el penúltimo periodo de las Siete Edades del hombre. Ahora ellos (y nosotros) hablaban de tres periodos: Antiguo, Medieval y Moderno. El medieval -la "era de la oscuridad"- era el pariente pobre. Aunque las historias medievales se copiaron y publicaron en los siglos xv y XV1, por la información que ofrecían respecto del pasado antiguo, el sentimiento general es que no había ocurrido nada de gran importancia entre los siglos IV y XlV. La renovación del conocimiento antiguo afectó a muchas áreas, además de la historia. De hecho, quizá una vez más, la historiografía se estaba volviendo subsidiaria de la filosofía y la poesía. Conforme pasamos por el siglo XV1, la retórica ganó espacio como la musa dominante. De nuevo el estilo conquistó al contenido. La historia sólo debía escribirse en forma bella, pero también debía tratar sobre aquellas cosas, situaciones y personas que correspondían a su "dignidad". A los historiadores no les interesaba la "vida cotidiana", así como a los artistas no les interesaba pintar campesinas. La retórica también convocó a una serie de formas ideales de (algo parecido a la semiformalizada incandenza de la música barroca). Siguiendo en forma despiadada los modelos clásicos, los historiadores mostraban el "carácter" de los grandes hombres, escenas de batalla imaginativas e hiperbólicas y, lo más importante, grandes discursos. En general, pero sobre todo al enfrascarse en una batalla, las
~
:.__\DE LOS DELFINES
A LA TORRE
DE LA pOLíTICA
45
rzs históricas del Renacimiento se presentan pronun~ grandes discursos con un vigor retórico y una for::1Í.Íar a los héroes de Shakespeare. Un historiador ,,;_..::e un comandante empiece así: :_eales soldados y buenos amigos, ahora es tiempo ce borrar cualquier mancha de infamia, si cualquiera de ustedes incurrió en aquella calamitosa derrota de Varna. Ahora es tiempo de recobrar su reputación de lealtad y de valor, y de vengar tantos agravios y heridas recibidos a manos de esos malditos zureos e infieles mahometanos. y continúa así durante algún tiempo, invocando a la tiranía como a la libertad; aludiendo a las espo1 los hijos, a la patria, y a Dios. Es de suponerse que, 5 turcos estaban esperando pacientemente a que terara este discurso antes de dar inicio a la batalla, o ellos -!OlOS estaban disfrutando de su propio discurso. Tras las divisiones dentro del cristianismo a causa .3. Reforma del siglo XV1, una vez más la retórica se alió , la polémica religiosa. Los historiadores protestantes ron a la historia para declarar, primero, que su religión .3. antecedentes mucho más antiguos que Lutero (in_:'endo, da la casualidad, a las herejías medievales), y, en zundo lugar, que la Iglesia católica romana había sido :-!1.Ipta desde mucho tiempo atrás. Los historiadores ca...cos, por su parte, presionaron en sentido opuesto. En .rtas áreas, la lucha historiográfica nunca ha terminarealmente. Pero con toda claridad la "historia" se esa usando para servir a los intereses de quienes la culaban. -0
"LA DE LOS DELFINES HISTORIA
A LA TORRE
DE LA POLíTICA
47
Je nuevo, para esos historiadores, ése era todo el Sin embargo, ya en esa época comenzó a sur-:a corriente crítica. Si la historia se estaba volviendo • .1.. o prejuiciosa, ¿tenía algún sentido aferrarse a algo redioso como "los hechos"? Y si el objetivo era filoso-acceder a una verdad más "elevada" de la que había rrido en realidad- ¿acaso la poesía no lo estaba ha"::0 bastante mejor? Estas sospechas empezaron a di_ rse contra los historiadores antiguos y también contra tipo de historia, así como contra los primeros polezas modernos. Sir Phillip Sidney (1554-1586) escribió sarcasmo sobre "el Historiador [...] cargado de viejos _ srros carcomidos por los ratones que se da autoridad \ mismo [...] sobre las historias cuya mayor autoridad ,"nstruye sobre la notable base del rumor". La hisroestaba en crisis. La respuesta vino bajo la forma de una serie de de-"as de la historia; elijamos una: El método para lafaci] »rensián de la historia (1566), de Jean Bodin. - '0.
Aunque la historia tiene muchos panegiristas [...] ninguno entre ellos la ha ensalzado con más veracidad y propiedad que el hombre que la llamó "patrona de la vida".
.~;t::.._-<- ~ ...
r _
\\ "
t .. de BartolomeoColleoni,un capitán mercenarioita~~~~,r~~~~!~~:f'~~or renacentistahacia la pose heroica (Andrea del Verrocchio,1496.)
¡Éstas son palabras de combate! En un libro exten_detallado y despiadadamente metódico, Bodin afirma ~e la historia resulta esencial para educar a la sociedad ore la forma correcta de conducir la guerra, los asuntos _: Estado y el gobierno. No era una idea nueva -recorernos a Herodoto- pero la aplicación teórica resultaba
HI5TORb
:J:::
:'05 DELFINES A LA TORRE DE LA POLÍTICA
49
El Método incluye una dis-~~cto a las relaciones entre la historia divina, ~,.:_:. la humana; un método para decidir qué leer, sobre el principio de que uno debe moverse de ersal a lo particular; una lista exhaustiva de histo_-. yor tema, que va desde el Antiguo Testamen.~ escritores recientes (aunque resulta sospechoso - .::cya pocas obras medievales); y, más importan- un' capítulo dedicado a señalar de qué manera el ':'e historia debe desconfiar de los historiadores del . así como de sus propósitos, métodos y prejuirzmente
minuciosa.
\
7. Jean Bodin, autor del Método para la fácil comprensión de la historia.
:"a actitud recelosa de Bodin lo hace parecer muy cerno". Pero también hay diferencias: grandes par-e! .\lIétodo están dedicadas a discernir las caracrerísti:eográficas esenciales de distintos pueblos, basándo_:-:la historia, la astrología, la teoría de los humores y ~.irnerología. La "Verdad" a la que aspiraba el método Bodin resultaba, en forma esencial, entender el plan _ :Jios, mirando a través del lente de los conocimientos enríficos" de fines del Renacimiento. Ahora todo esto s parece extraño. Sin embargo, gracias a Bodin la "Ver.:- se colocó de vuelta en la agenda de la historia. Así, para fines del siglo XV], la historia aspiraba de _<"\'0 a ser una "historia verdadera" del pasado. Es i.111- nante recordar que en cada época la gente se ha acerca.:: al pasado a través de diversas formas, como la pintura, _ música, los objetos, la poesía y la literatura. Parte de este capítulo intenta mostrar de dónde
111STORIA
5°
-B. Doble busto de Herodoto y de Tucídides, antiguos historiadores griegos. El primero, interesado en las historias y las personas, el segundo, en la politica y el Estado.
COLA DE 1.05 DELFINES
A I.A TORRE
OE LA POLÍTICA
51
_- ria" siempre ha significado cosas distintas para per_' distintas. De este capítulo no debería desprenderse una idea - p-esista", es decir, la creencia en el mejoramiento ine....le de las personas y en una visión gradualmente más _cisa del pasado. Hacerlo así resultaría erróneo, Todos ;; historiadores intentaban comprender de la mejor _-iera posible el pasado. Desde nuestro punto de vista ___al, podríamos darnos cuenta de que algunos de estos -entos son más precisos que otros. Pero eso equivale a ilegiar nuestra idea de lo que es "cierto". La gente te_ distintas ideas respecto a la verdad y el objetivo de es-~iruna historia verdadera sobre tiempos pasados. \ Parte de todo esto proviene del propósito particular ~ cada autor al escribir historia. Se ha dicho que ésta es ;;.:::¡, actividad natural y necesaria; que la historia es a la ciedad lo que la memoria es al individuo. Ciertamente, historia es muy poderosa; pero si miramos atrás, hacia "abónides, Eusebio, Galbert de Brunges o Giovanni Vi~, veremos que escriben sobre el pasado debido a cir_,;:nstanciasespecíficas y a necesidades de su propio tiem~ . Richard Southern ha sugerido que los motivos por los ce hubo flujos particulares de historiografía hacia fines ce los siglos XI y XVII se debió a que esos periodos experi-:entaban una agitación y un desorden particulares. Aquí _ historia sirvió para un propósito: le dio identidad a la :ente. En este sentido, es como la memoria. ¿Pero la me-:oria de quién? Y ¿qué es lo que hay que recordar? Todos los historiadores de este capítulo eligieron recordar a grandes hombres, a la iglesia, al gobierno o .a política. En parte, los griegos fueron los que inicia-JI1 este patrón: no Herodoto, que tenía interés en temas
52
HISTORL
más variados, sino su sucesor Tucídides (c. 460-400 a.C .. quien escribió una Historia de la guerra del Peloponeso. Tucídides sólo se concentró en eventos recientes, en los cuales podía evadir a las fuentes escritas del pasado que resultan más engañosas, y prefirió basarse tanto en los reportes de los testigos como en su propia experiencia de la guerra. En forma implícita, criticó a Herodoto, haciendo una corrección al recuento del historiador con las palabras: "la mayoría de la gente, de hecho, no se tomará la molestia de hallar la verdad, sino que está mucho más inclinada a aceptar la primera historia que escuche". Asimismo, declaró francamente que la historia se reduce a la política y el Estado. Amoldo Momigliano (un autor moderno) comentó que, al encerrarse en su torre de historia política, Tucídides quería encerrarnos a todos con él. La forma en que escapamos de esa torre es el tema de nuestro siguiente capítulo.
.]:\10 OCURRIÓ EN REALIDAD": ~ 3RE LA VERDAD, LOS ARCHIVOS ::::..AMOR POR LO VIEJO
E
n r885 -a la edad de no~enta años-e- Leopold von Ranke estaba en su estudio de Berlín componiendo ":rima de sus obras históricas. Ya no podía leer, la mena le fallaba y le costaba mucho trabajo escribir. Die..::do sus palabras a uno de sus devotos asistentes, dejó -:..breve recuento de su vida como historiador. Habló -- la manera en que, de joven, se había interesado por la _"toria; sobre sus conferencias, sus lecturas fiJosóficas v -. placer que le daban las novelas históricas de sir Walrer Scort. Sobre este último tema, escribió: Leí esas obras con vigoroso interés, pero también las objetaba. Entre otras cosas, me ofendió la manera en que se trató a Carlos el Calvo y a Luis XI, y que me pareció [...] completamente contradictoria con la evidencia histórica. Estudié [...] los reportes contemporáneos [...] y me convencí de que Carlos el Calvo y Luis XI tal como los retrató Scott nunca existieron [...] La comparación me convenció de que las fuentes históricas mismas eran más hermosas y, en todo caso, más interesantes que la ficción romántica. Me alejé por completo de la fic-
54
HlSTORL-\
ftRIÓ EN RE/\LIDAD"
55
ción. Resolví evitar la invención y la imaginación en mi trabajo y apegarme estrictamente a los hechos.
_--
A menudo, a Ranke se le considera el padre de la historiografía moderna. En el corazón de este patrimonio imaginario está su llamado a "la evidencia", su exigencia de que los historiadores pueden y deben producir una historia "objetiva" y "científica" si retornan con diligencia a los archivos documentales. Su filosofía de la historia está encapsulada en su muy citada frase: "sólo para decir cómo ocurrió en realidad". En este capítulo usaremos a Ranke C0l110 destino y también como punto de partida. Corno veremos, hay buenas razones para cuestionar su papel como padre de la historiografía. Como argumentaré, se presentan poderosos motivos para quizá querer escapar de parte de la influencia paternal de que aún goza. Pero Ranke -un anciano que recuerda y reimagina su gloriosa vida como una adhesión inclemente a la verdad de las evidencias- constituye un útil destino final. Su fe en una historia "objetiva" lo hace parecer inobjetablemente "moderno" en contraste con los escritores que conocimos en el capítulo anterior. Para los fines de este breve recuento, usaremos a Ranke como el inicio de la historiografía moderna, y confiaremos en capítulos temáticos posteriores para dilucidar el pensamiento histórico posterior a él. En este capítulo se narrarán algunos desarrollos en la historiografía realizados desde el siglo XVI hasta el xx. Se trata de un proceso complejo. Conoceremos a una serie de académicos que tal vez no se habrían identificado a sí mismos como "historiadores", pero que, sin em-
~ académico y patriarca Leopold von Ranke en su vejez.
:-argo, contribuyeron con elcmentos particulares a lo que .-:oyllamamos "historia". Así, para simplificar nuestra rarea, tomemos algunos temas particulares como hitos para señalar el camino: la cuestión de la verdad; la cuestión de cómo usar los documentos históricos; y la cuestión de la "diferencia" del pasado con el presente. En futuros capírulos podremos explorar cada uno de estos temas con ma~·orprofundidad. Por el momento, señalarán nuestro ca1111110.
IIO
HISTOR.
Al final del capítulo anterior, la "historia" estaba s riada por los escépticos ("pirronistas") del siglo XVI quienes la consideraban imprecisa e inútil. La "historia" que censuraron fue en mayor medida la historia retórica, guiada por los principios clásicos de la composición Iiteraria.v impulsada por el deseo de proveer una narración labrada en forma muy fina, amén de presentar "lecciones" ejemplares a partir de acontecimientos políticos pasados. La defensa de la historia que hizo Jean Bodin era una defensa filosófica y teológica. Pero hubo otros campeones de esta disciplina que tomaron una ruta un poco distinta, y cuyos métodos y objetivos presagiaron de muchas formas el deseo de Ranke de lograr una precisión documental. Al igual que en la primera era cristiana, lo que impulsó inicialmente la defensa de la "verdad" en la historia fue el conflicto religioso. Podría parecer curioso que el prejuicio más abarcan te de todos -la fe- haya sido responsable del desarrollo de herramientas diseñadas para producir verdades objetivas. Pero, al mirar hacia los siglos XVI y XVII, observamos culturas que consideraban la "verdad" factual y la "verdad" religiosa unidas en un continuum inseparable. Estaba en juego la verdad sobre el pasado pero, sobre todo, la verdad sobre Dios. Protestantes y católicos recurrieron a la historia para fundamentar sus reclamos encontrados contra la autoridad. Del lado protestante, la historia se usó como un arma particularmente partisana, ya tuera para alegar una existencia más extendida para su credo, o para difamar a la iglesia romana. El catolicismo, que tenía un pasado más seguro, se acercó a la historia de una forma más constructiva y, en un intento por reforzar la fe, volvió a su propio pasado con el propósito de obtener pruebas de su legiti-
=~
E:-I REALIDAD"
57
ambos lados, los escritores recurrieron a do- corno fuente de autenticidad. Por ejemplo, el co protestante Flacio Ilírico reunió a un grupo .-_doresa mediados del siglo xvt. Copiaron y re- documentos medievales como evidencia de una ~storia de "corrupción" católica romana, y como cara aseverar la existencia de los "protestantes" anLutero (incluyendo, por cierto, a los herejes mee=que conocimos en el capítulo r). Por su parte, los ~-s de mediados del siglo XVIl, un grupo de1acadéde la iglesia conocidos como bolandistas y maurecopilaron historias eclesiásticas y martirologios, :a monumental Acta Sanctorum (Vida de los SanEstos académicos, y otros como ellos, usaron evi~a documental a gran escala; sin embargo, sus mé5 eran relativamente poco complejos: se trataba de -..;.r una montaña de evidencias, que sirviera como barte contra sus enemigos. El análisis documental que hicieron los anticuarios _·~ltó un poco más sofisticado; en la actualidad, el térno "anticuario" tiende a tener connotaciones negativas, _ J.lguien con una obsesión ingenua y no muy elaborada __: pasado. Este punto de vista adverso también se sos-_"0 en otros tiempos. En r628, un hombre llamado John :J.rle -quizá de manera irónica- caracterizó al anti~Jario como "alguien con esa enfermedad poco natural ce estar enamorado de la época pasada, y que (como ocu-:-ea los holandeses con el queso) entre más mohosas y :x>dridasestán esas cosas, más las aman". Los anticuarios .unaban el pasado. Hay aquí una diferenciación imporrante entre "anticuario" e "historiador". No debemos imaginar que estos términos describen a discretos grupos de o
58
HISTORIA
ro
E ro
Ul
ro
Ul
'ro
E vi ro Ul o o Ul
ro
Ul ID
OCURRIÓ
EN REALIDAD"
59
ernicos; de hecho, estas personas mantenían una CO> condencia y consideraban que se dedicaban a una nca común; empero, para hacer una generalización, "nisroriadores" escribían historias prolijas y entreteniinspirados por el modelo ciceroniano de un gran re- educativo, En contraste, los anticuarios reunían todo eJo de que podían echar mano y que estuviera relanado con cualquier periodo sobre el que tuvieran inteEllos tenían un gran amor que expresar, más que un :-l...'"! relato que contar. / Fueron los anticuarios, sin embargo, quienes al espe.......izarse en distintas áreas, desarrollaron las herramien- necesarias para lidiar con el pasado a través de restos cumentales y materiales antiguos, De nuevo, la religión _~ ~a inspiración inicial para el cambio. En I439, LorenValla (I406-I457) produjo la que es quizá la pieza de ~,ilisis documental más famosa, o tal vez el documento -25 reconocido en los mil quinientos a110Sposteriores a .: risto. El documento era la "Donación de Constantino", ze alegaba registrar los regalos y derechos conferidos a iglesia cristiana en el siglo lV por el emperador romano :onstantino. La "Donación" había sido el arma más po.:erosa en el arsenal de la iglesia durante la Edad Media. - -illa demostró que se trataba de una falsificación. A partir del siglo XU, otros habían cuestionado ..1 autenticidad de la "Donación". Pero Valla (motivado, cebe señalarse, por un sincero deseo de herir al papado) e dio un nuevo marco a su crítica. Se concentró en el mguaje del documento. Analizando el latín empleado y .os detalles que éste arrojaba, concluyó, con todo tipo de :::orilegios declamatorios, que era una falsificación mecieval:
60
HISTORIA
Hablemos con este adulador [en otras palabras, el falsificador] sobre los barbarismos del lenguaje; pues la estupidez de sus términos y su monstruosa imprudencia se hacen evidentes, ¡como también se evidencian sus mentiras! Valla era un "filólogo", un académico del lenguaje, y había notado que el latín de la "Donación" no era como el latín "clásico" del siglo IV, fecha en que, al parecer, se había elaborado. Valla califica al latín del documento como "bárbaro" debido a que -como la mayoría de los académicos renacentistas- consideraba a todo lo que había entre fines de la antigüedad)' su propia época como una decadencia del conocimiento)' la elegancia. Por tanto, eran dos los prejuicios que 10 impulsaban: la religión y la pureza del lenguaje. Esta aplicación de la filología a los documentos históricos creó dos nuevos recursos para abordar el pasado. Primero, uno podía criticar el documento a partir de sus características internas y, con base en eso, desarrollar algunos criterios sobre aquello que constituía la "verdad" en el registro histórico. En segundo lugar, se halló que el lenguaje (y, en consecuencia, la cultura) cambiaba de un periodo histórico a otro; y que 10 que había cambiado a lo largo del tiempo no eran sólo las fortunas de la elite en el poder sino la manera en que hablaba )' vivía la gente. Se abría así un nuevo campo Todo esto tuvo implicaciones que trascendieron el ataque a la iglesia romana, )' se relaciona con nuestro tercer tema: ¿de qué forma difieren el pasado y el presente? Para Valla, el lenguaje tenía una importancia suprema en la formación de la sociedad; entendía que el "imperio" romano se situaba en todos los lugares y en todos
~\J"IO OCURRIÓ
EN REALIDAD"
61
, tiempos en que se hablara latín, porque los elementos ~ndamentales que hacían especiales a los romanos se in.rconectaban con cllcnguaje que hablaban, y con la maera en que comprendían al mundo. Por tanto, Valla no lo colocó una piedra de toque en el camino del análisis cumental serio, sino que también reintrodujo a la hisria el estudio del lenguaje)' la cultura. La idea de que historia incluía más que "eventos" políticos fue la {ri-¡era escapatoria de la torre de historia política de Tucí~.des. Estas ideas y sus implicaciones no son exclusivas de • -illa,)' no llevaron a una revolución inmediata en la prác- ca de la historia. Valla no era un "historiador" como tam~ -co lo fueron quienes desarrollaron dichos temas. En ealidad, eran filólogos que estudiaban los cambios del la- '1; académicos que intentaban refinar la ley romana; nu-iismáticos que usaban las monedas antiguas con el fin ele -econstruir nuevos panoramas de la antigüedad; y coró.:-afos que intentaban reunir cada uno de los detalles recionados con la historia pasada o con un área geográ":,::,1. particular. John Dee (1527-1608) definió la corografía ~ mo la práctica de describir un "territorio o parcela de - erra" en que "no se excluye [...] algo notable o extraño, .sible sobre la tierra. Y, en ocasiones, las cosas que es- n bajo ella, dada alguna marca o advertencia particular, ~ mo las minas de metal, los fosos de carbón, las cante_<, etcétera". Quizá no sea la exposición más clara pero, .iemás de practicar la corografía, Dee era practicante de -agia negra y se decía que formaba parte del servicio se.reto de la reina Isabel. No debe sorprendernos , entonces , Je tuviera una tendencia a lo arcano.
'10
HISTORIA
OCURRIÓ
EN REALlOAO"
Estas búsquedas de los anticuarios ganaron cada vez popularidad en Europa hacia finales del siglo XVl y zmcipios del XVlI, cuando filólogos, numismáticos y co;rafos se agruparon para compartir su entusiasmo por "mohoso y lo podrido". Incluso en el siglo XIX los.acaérnicos aficionados recurrían a esos anticuarios y los lb-.;¡ban sus antecesores. Muchos de los documentos que s historiadores utilizan hoy son producto de esos grupos ctorianos, Un ejemplo es la Sociedad Camden, la So.edad de Anticuarios de Cambridge)' la Sociedad Dug.:..:he.La primera fue nombrada así en honor del más fa-:oso anticuario inglés, William Camden (r55r-r623), _":~'aimponente obra, Britannia -escrita a fines del siglo ,'-:-, buscaba reconstruir cada uno de los detalles cono_.10S de la Bretafla romana a partir de las evidencias que brevivían. Los objetivos de Camden -al igual que de quellos que lo imitaronno estaban influidos por el ~odelo retórico de historia de Cicerón. Él intentaba ar-ar un panorama, no contar una historia. Pero la dedicación de Camden a la evidencia histórica, tanto escrita .omo física, se incorporó después a la historiografía de _:la manera tan profunda que los historiadores modernos 5
:ienden a olvidar a quién le deben esto. Los anticuarios nos brindaron las herramientas para .nvestigar la evidencia documental. El desafío "pirrónico" la historia había señalado la falta de precisión en los rezuentos históricos, y había estipulado que debido a ello cebía abandonarse toda fe en tales documentos. La res¿
11. El anticuario William Camden.
?uesta de los anticuarios -en particular porque estaba -iendo adoptada por los mismos historiadoresofrecía métodos para criticar la precisión de los recuentos del pasado, pero también sugería que, a fin de que el estudioso
J-1ISTOR!
12. Mapa de Bretaña, tomado de la Btitannia de Camden (edición de 1607)
-;:RRIÓ
EN REALIDAD"
65
tiempos pasados pudiera separar la verdad de las ':es, debía seguirse un análisis cuidadoso. Fran<;:ois uin (I590-I650) fue uno de los académicos que inentender cómo la ley romana (y, por tanto, los sistece gobierno) habían cambiado desde el pasado-hasta e-ente. Él vio la posibilidad de unir la jurisprudencia estudios históricos a fin de "purgar a la historia de fá_-. Para Baudouin, un historiador debía ser como un =ado: balancear los recuentos conflictivos, establecer la _~ncia exacta de los hechos, y tratar a los "testigos" ~Jmentos) con una desconfianza desapasionada y obJ. Esto puede sonarnos extrañamente familiar; hace ~ ) en la escuela, me enseñaron (jquizá porque sonaba emocionante!) que el historiador es como el detective e investiga un crimen. Los abogados eran los "dctecti_ de la época de Baudouin. Esta afirmación de "objetividad" no debe conven_.:!lOS por completo. Algunos historiadores, como jac_es-Auguste de Thou (I553-1617), sintieron repugnan.;.por las guerras religiosas. Sus escritos -de principios ..... ,d siglo XVII- eran un intento, si bien no muy exitoso, ~e rendir un recuento "honesto" de la historia europea ~e pudiera disminuir los conflictos religiosos y llevar la estabilidad a la región gala. Otros, como Jean de Tillet muerto en 1570), se dedicaron a investigar cn archivos a partir de un deseo nacionalista por establecer, histórica y :=Jológicamente, la ascendencia alemana de los franceses cuando a Alemania se le admiraba por ser la nación más .1I1tiguade Europa). Así que estos hombres tenían morivos para actuar de una determinada manera y para ello produjeron nuevos métodos y nuevas herramientas que hemos heredado. Trabajaron en los archivos con fuen-
66
HISTORIA
tes originales y reconocieron la diferencia entre recuentos posteriores a los eventos y la evidencia de "testigos" presenciales. De esa forma, advirtieron que no todas las épocas históricas son iguales, que las distintas formas en que la gente expresa su comprensión del mundo que la rodea podían abordarse a través del análisis del lenguaje que utilizaron, y que intentaron borrar los errores para tener la versión "correcta" de la historia. De Thou, por ejemplo, escribió a los académicos de toda Europa para mostrarles borradores de su obra, con la esperanza de que pudieran señalarle imprecisiones, llenaran los detalles faltantes, y comprobaran la verdad o falsedad de ciertos asuntos. Hasta e! Renacimiento, la historia había sido algo que uno componía. Después del Renacimiento, informada por métodos de trabajo y de investigación, se volvió, cada vez más, algo que se hace. Los cambios esbozados aquí podrían sugerir que, mientras los historiadores mencionados en el capítulo 2 creaban "historiasverdaderas", los historiadores de este capítulo tenían como objetivo hacer "historias verdaderas". El periodo que transcurre entre Valla y Baudouin desarrolló los métodos y principios para e! uso de fuentes bibliográficas, y trató de establecer que la "verdad" de la historia podía comprobarse a través de la evidencia. Uno de los efectos de dichos cambios fue el desarrollo de una comprensión más matizada de la forma en que el pasado puede diferir de! presente. Sin embargo, debemos notar que el énfasis en la "verdad" no se sostenía de manera universal después de las empresas de los anticuarios de los siglos XVl y xvn. Tal vez entenderíamos mejor las hebras complejas y entretejidas de nuestro cuento si pensáramos que los historiadores oscilan en forma constan-
':Ó:-'lO OCURRIÓ
EN REAI.IOAD"
67
_ entre esos dos polos de la "verdad" y la "narración de storias" .
Conforme entramos al siglo XVlll -el siglo que +ás se asocia con lo que a menudo se llama la Ilustra_.-)n- las "historias verdaderas" de la historia se ligaban cuestiones de filosofía. Este nuevo propósito de la his- ria afectó la visión que se tenía tanto de los historiado-_5 de tiempos pasados, como de los documentos históri_ 15. Voltaire (1694-1778)comentó: ¡Cuidado con los detalles! La posteridad los descuida todos; son una especie de sabandija que socava grandes obras. El aparente rechazo de Voltairc hacia el detalle his- rico podría llevarnos a sospechar que Jos académicos de ~ Ilustración habían retornado al rechazo escéptico de la isroria. De hecho, esta idea de la Ilustración ganó terre-o en el siglo XlX, cuando los historiadores de esa época --ataban de definirse contra sus predecesores. Pero lo que -:nemos en el siglo XVlIl es un ímpetu bastante distinto, ~: deseo de volver a la historia releuante, a los temas que _?remiaban a los pensadores de la Ilustración: la Razón, la Xaturaleza, e! Hombre. Escritores como Voltaire, Hume, - 'ico y Condorcet usaban el estudio del pasado para di-:girse a las "grandes" cuestiones sobre la naturaleza de la .xistencia humana y el funcionamiento del mundo que íos - -deaba, Sus intereses hicieron posible una segunda esca"'J.roriade la torre de Tucídides. Así como en las ciencias -::::urales los nuevos fenómenos estaban cayendo bajo e! _-crutinio de los científicos, para el historiador filosófico -_",ultabainsuficiente limitarse sólo a abordar una aC1ll11U-
68
HISTORIA
13. Voltaire, historiador, hombre de letras, filósofo, dramaturgo y académico por excelencia de la Ilustración.
,)_\10 OCURRIÓ
EN REALIDAD"
ción de hechos y eventos políticos. Por encima de todo demás, el mundo ~tanto presente como pasado~ era t-nplejo. Los historiadores de la Ilustración estaban inre-esados no sólo en las decisiones tomadas por la elite go:-emante, sino también por la geografía, el clima, la eco-.omía, la composición de la sociedad, las características de s distintos pueblos. Si los científicos podían señalar las :l.bulosas interconexiones del mundo natural, los historia':ores, por su parte, debían tratar de comprender el pasado .ie una forma igualmente intrincada. Resulta muy difícil hablar respecto de "una" visión de la historia durante la Ilustración: igual que en todas ~l. demás áreas del intelecto, el siglo XVII] se caracterizó :10 tanto por un solo modo de pensar como por su hete~ogeneidad y su amor por el debate, (Lionel Gossman ha sugerido que cuando se habla sobre la "Ilustración" nos .maginamos que se trata de un "idioma" o de una manera común de hablar, más que de un grupo, generalmenLe asumido, de principios.) Sin embargo, quizá podamos seleccionar algunos de los temas principales, puesto que se relacionan con los cambios en la historiografía y con la comprensión del pasado. Primero, el pasado mismo era más amplio. Los desarrollos en botánica y en geología llevaron a varios pensadores a concluir que el mundo era mucho más antiguo de lo que admitía el Antiguo Testamento, Si el recuento bíblico de los seis días de la Creación era "cierto", no podía ser literal, sino simbólico. La expansión misma del tiempo ~aunque en extremo conflictivo+- desafiaba lo que se había asumido en el pasado. El papel de Dios en la historia tenía que determinarse de nuevo. Para algunos escritores, Dios era algo de lo que sólo habia que prescindir.
HISTOR;
Otros más, imaginaban su papel como el de la "Divin, Providencia": el plan inefable de perfección que en forma sutil dirigía el curso de la historia humana, y actuaba como su causa final. La Providencia no atraía a todos 105 historiadores, e incluso podía conducirlos a una serie de conjeturas curiosas. Los historiadores alemanes de mediados del siglo XVJII señalaron que creer en una Providencia inclinaba a algunos escritores (por ejemplo, al no muy talentoso pero sí muy leído Johann Hübner) a aceptar cualquier recuento histórico que pareciera indicar la presencia de Dios. Hübner, por ejemplo, incluyó en su Historia de Mainz el cuento de "La torre de los ratones". En este cuento, Hatto, el arzobispo de Mainz, manda a la hoguera a un grupo de pordioseros y exclama: "¡Escuchen! ¡Escuchen cómo chillan mis ratones!". Luego, fue atacado por hordas de agresivos ratones y, a pesar de refugiarse en una torre en medio del río Rhin, fue devorado por ellos. Según Hübner, la veracidad factual de este relato se basaba en que en verdad había existido una Torre de los Ratones en medio del Rhin; la historia era muy antigua y conocida, era tan válida como cualquier recuento bíblico sobre plagas de ranas o de langostas, y un evento similar había ocurrido (según él) en Polonia en el año 823. Por fortuna, no todos los historiadores hallaron esta metodología de la verdad por completo aceptable, por tanto, debía abandonarse. Pero sin la Providencia, los historiadores todavía necesitaban una teoría de la causalidad. Había dos modelos que competían entre sí: el del azar y el de los Grandes Hombres. La primera realizaba juegos filosóficos con la idea de que ningún gran evento se planea o se propo-
-:':RRIÓ
EN REALIDAD"
- "U Diálogo entre un Brabmln y 1/11jesuita, Voltaire _ .as causas de que Enrique IV haya sido asesinado __Brahmin. Plantea que eso ocurrió porque se levanel pie derecho en vez del izquierdo. Para los seguide la teoría de los Grandes Hombres, los eventos a.an porque ciertos individuos notables hacían que meran. Un ejemplo extremo de la segunda postura (y rma aterradora desprovisto del pícaro humor de Vol_ es el comentario de Johann Fichte (1762-1814) sobre _ andro Magno:
No me hablen de los miles que cayeron en su camino; no me hablen de su posterior muerte temprana: tras realizar su Idea, ¿qué había de más grande para él, sino morir? Las creencias paralelas en la fuerza abrumadora de .. "Razón" como fenómeno abstracto y transhistórico, y __papel del genio individual que se consume en la pureza ce su propia misión filosófica, resultan terribles para los idos modernos. La Ilustración también planteó una creencia en la .iniversalidad transhistórica de la naturaleza humana. Da..id Hume (qu-I776) escribió: "La humanidad se parece tanto, en todos los tiempos y lugares, que la historia no informa nada nuevo o extraño en este particular. Su principal uso se limita a descubrir los principios constantes y universales de la naturaleza humana". Los historiadores medievales tendían a asumir que el pasado era igual que el presente, pero lo expresado por Hume era un tanto distinto: no la "hipótesis" de las similitudes transhistóricas
72
HISTORl.\
'O OCURRIÓ
73
~ «iesde su punto de vista) su descubrimiento. Aquí la :oria estaba influida por la lógica de las ciencias natue!', para las que el mundo era estático en esencia y esta:;obernado por leyes que podían comprenderse a través _ una cuidadosa investigación. Hume creía que, de igual rma, el estudio de la historia podía revelar los elementos __ nciales que componían la "naturaleza humana". El tema de la investigación nos remite allegado de .;.anticuarios. De muchas formas, su trabajo en el siglo ~1,con su énfasis en el detalle documental y las diferen__ 5 históricas entre periodos, contrastaba en tensión con grandiosa historia filosófica de los albores de la Ilus- --.1ci~n.Pero el siglo XV1I1 fue también una unión de ess dos elementos, y los fusionó en algo más parecido a la .storia que conocemos hoy. Un gran ejemplo de esto es obra de Edward Gibbon (1737-1794): Hi.rtoria de la de-.fencia y ruina del imperio romano que, con una extensión _e millón y medio de palabras, cubría la historia europea _esde la antigua Roma hasta finales de la Edad Media. Zs ésta una obra lDuy distinta a cualquiera que hayamos -nencionado hasta ahora. Su tema no era nuevo, aunque !: intento de Gibbon por analizar el curso de la decadencia de la civilización quizá no se había llevado a cabo has:3 entonces. Su metodología tampoco era novedosa, pues ~ibbon está claramente en deuda con las técnicas de los anticuarios. Lo que hace distinta a esta obra es que toda1.ase lee en nuestros días. Ésta es una afirmación un tanto falsa. Otros historiadores más antiguos también tienen lectores, sobre todo os griegos clásicos. Y Gibbon se lee, aunque no se con:ie mucho en él. Pero lo que presenta su obra (y el motio por el cual los clubes de libros todavía publican elegano
14. Edward Gibbon. retrato atribuido a Lady Diana Beauclerk.
EN REALIDAD"
74
HISTORIA
tes ediciones de ella) es que es una historia que fusiona, con un efecto agradable, e! análisis de fuentes de los anticuarios con el estilo de Cicerón, y el estudio de la filosofía que hace la Ilustración. Esto no significa que Gibbon haya sobresalido en alguna de estas áreas:jamás visitó archivos; se basó en ediciones impresas de los documentos. Su escritura es elegante pero a veces arcaica. El gran problema de Historia de la decadenciay ruina del imperio romano es que Gibbon nunca nos dice en realidad por qué cayó Roma o qué podría significar en realidad la "caída" de la civilización. Sin embargo, Gibbon fue, si no el primero, quizá sí e! ejemplo más integrado de un historiador que trabajaba. No se trataba de un filósofo, un analista, un corógrafo o un anticuario, sino de un historiador. He afirmado que Gibbon no "explica" la caída de Roma. Sería más justo decir que su explicación no se basa en e! análisis abstracto sino en la narración acumulativa. En vez de suscribirse a un solo modo de causalidad, como e! azar, Gibbon intenta demostrar la complejidad de la causalidad histórica, y las innumerables interacciones que existen entre elementos dispares. En su obra, esta creencia en la complejidad no es una teoría explícita, sino una lógica implícita; sin embargo, los historiadores de fines del siglo XVIII y principios de! XIX -sobre todo en Alemania- empezaron a desarrollar esas teorías. Estaban insatisfechos con la explicación del "azar" como algo que sencillamente se rendía ante la complejidad, y no confiaban en la filosofía y en la política de quienes se adherían a la teoría de los Grandes Hombres. Como el escritor escocés Thomas Carlyle (1795-r881) dijo después:
-
:1-10OCURRIÓ
EN REALIDAD"
75
¿Cuál fue el personaje más importante de la hisroria?, ¿el que primero condujo a los ejércitos a través de los Alpes [...] o el campesino anónimo que forjó una espada por primera vez? [...] Las leyes mismas, las constituciones políticas, no son nuestra Vida, sino sólo la casa donde transcurre nuestra Vida; son los muros vacíos de la casa', )" todos los muebles que se necesitan, las invenciones y tradiciones de los hábitos cotidianos que regulan y sostienen nuestra existencia, no son obra de Dracos y Hampdens, sino de marineros fenicios, de albañile-s italianos y sajones dedicados a la metalurgia, de filósofos, alquimistas, profetas y de los muy olvidados artistas y artesanos. Los historiadores, en especial los de las últimas erade la Ilustración alemana, estaban cada vez más con-cncidos de que, para entender la historia, eran nccesa-:J.S dos cosas entrelazadas: primero, estudiar las fuentes ae los archivos en detalle; y, segundo, desarrollar teorías .ausales que pudieran unir las complejas relaciones entre .os efectos de la ubicación geográfica, los sistemas sociaes, las fuerzas económicas, las ideas culturales, los avances tecnológicos y la voluntad individual. La historia se ""':ejabade la política y se acercaba a la economía en lo que _¡lOrallamaríamos "sociología". Basados en esta embesti~ podríamos pensar que, para entonces, la torre de Tucí':ides ya estaba en ruinas. Ahora volvemos a Ranke, cuyo rechazo del carácrer ficticio de la historia dio inicio a este capítulo. Ranke :-95-1886), como lo señaló en forma reiterada a lo lar':0 de su carrera, se veía a sí mismo como un innovador y ~:IS
HISTORL
como redentor del oficio de historiador. Su llamado a l~ investigación documental y al análisis histórico objetivo fue presentado por muchos autores (incluido él mismo como algo revolucionario y radical, con lo cual por fin colocó a la historia en un firme camino "científico". Sin embargo, como hemos visto, muchos componentes de esta visión ya existían antes de Ranke. Entonces, ¿no fue más que un gran estafador? Aunque cierto grado -quizá elevado- de autopromoción puede explicar la imagen de Ranke, aún falta señalar un hecho sobre las tendencias de la historiografía de la Ilustración y sobre aquello a 10 que reaccionó Ranke. Muchos de los más famosos escritores del siglo XVI11 habían producido historias "filosóficas" a las que no importaban los hechos mismos, sino la manera en que éstos podían iluminar alguna gran pregunta respecto de la humanidad y su existencia. Otros se habían inspirado en los últimos filamentos de la historia ciceroniana para producir cuentos bellamente escritos para los lectores (un grupo que creció de manera considerable en el siglo XVIII). Todos se habían informado de lo que podría ser una de las características unificadoras de la Ilustración: la creencia de vivir en una época que era la culminación de la Razón, que sobresalía y sobrepasaba cualquier época anterior en 10 relativo a conocimiento, comprensión y sentido común. Los historiadores de la Ilustración eran intelectuales presuntuosos. Investigaban el pasado con mayor o menor grado de cuidado pero, sobre todo, emitían juicios al respecto. Y, en gran medida, el pasado no pudo aprobar sus elevados criterios. En palabras de un escritor: "para arrepentirse de aquellos días, hay que saber cómo eran".
e OCURRIÓ
EN REALIDAD"
77
Ranke sugería algo distinto. Quería un análisis cuiso de los documentos, llevado a cabo sin ninguna :.'!.faciónimaginativa que "distorsionara" los hallazgos, ero a las nociones "científicas" del escrutinio y la prue?3Ia así poder "decir simplemente cómo fue algo en -,dad". Esta imagen de los historiadores como cuidaos investigadores de archivos polvorientos, calmados «os analistas de cuestiones precisas, árbitros irnparcia:. austeros de la verdad objetiva, todavía nos acompahoy (aunque, por fortuna, ahora poseemos también zras imágenes un poco menos desecadas). El camino de .anke no era el único: el historiador francés Jules Mi~elet (1798-r874)también se inspiró en los archivos, pero suya era una historia romántica, apasionada, fascinada _ n lo peculiar y lo marginal, como las brujas y los herejes. .unque Michelet no siempre fue muy preciso, su estilo e -naginación ofrecieron un modelo alternativo de inspira~ün para los historiadores que vinieron después. En todo caso, la realidad de Ranke era ligeramen-e distinta a la de su imagen. Sí empleó archivos, aun,ue otros lo habían hecho antes que él, y de hecho al-ededor de noventa por ciento de las referencias de sus bras eran libros y documentos que ya habían estudiado publicado historiadores anteriores. Y, tal y como ocurrió con sus antecesores, su meta de objetividad tuvo un exiroy un fracaso parciales. Entonces, ¿qué cambió? Pueden ser dos aspectos: Primero, si, como lo he sugerido, Gibbon marcó el .nicio de la historia como una vocación (como algo que uno elige hacer para su propio bien), Ranke estableció la historia como una profesión. Uno de los legados de Ranke es el seminario de historiadores, donde los estudiantes
HISTORIA
más jóvenes se reúnen alrededor de los académicos más reconocidos para aprender el oficio, trabajando en forma directa con las fuentes primarias. En la medida en que los presupuestos educativos 10 permiten, este modelo todavía dicta la manera en que aprenden su oficio la mayoría de los historiadores jóvenes. En segundo lugar, la frase recurrente: "sólo para decir cómo ocurrió algo en realidad". Esta breve e inocua oración ha inspirado innumerables páginas de literatura sobre la práctica y la filosofía de la historia. Era un intento de los historiadores (no sólo de Ranke) de escapar al paradigma de la "historia verdadera", de podar el segundo término ficticio, y hacer de la historia simplemente lo que es "verdad". En los siguientes capítulos discutiremos este punto de vista. Por ahora digamos que cuando Ranke afirmó "sólo para decir lo que ocurrió en realidad" estaba, de hecho, citando a un historiador más antiguo: a Tucídides. Aquí se encuentran sus alianzas. Sin importar qué otra cosa haya aportado Ranke a la historia, la devolvió una vez más a la torre de los eventos políticos. Sus fuentes eran las de los gobernantes y los Estados, las naciones y las guerras. Hemos escapado otra vez; sin embargo, han quedado divisiones, pues las reacciones contra la visión de Ranke también empezaron a dividir a la historiografía en distintos componentes. En la actualidad, pocos historiadores se describen a sí mismos simplemente como "historiadores": afirman ser "historiadores sociales" o "historiadores culturales" o "historiadores feministas" o "historiadores de la ciencia" o, de hecho, "historiadores políticos". Éste es uno de los motivos por los cuales el resto del libro no proseguirá haciendo un recuento narrativo de los desarrollos de la historiografía: existen demasiados,
_:>:'>10 OCURRiÓ
EN REALIDAD"
79
-- demasiadas vertientes. En vez de eso, en los siguientes _pítulos descubriremos más sobre la historiografía del si~:o XX al examinar ciertos temas y tratar de responder a zeterminadas preguntas. Desde luego, resulta absurdo sugerir que los dcsa-ollos de la historiografía "llegaron a su fin" en el siglo :x. Mi empleo de Ranke como un fin se debe, en parte, :.;.."} sólo a mi falta de habilidad para moldear una narra- ón coherente a partir de los innumerables caminos que -.:1 tomado la historiografía desde entonces. Pero hay algo :.e cierto en esa afirmación. Por encima de todo, a par-::;de Ranke, los historiadores de todo tipo han tenido la _._--.:leade la "verdad" como algo a lo que pueden acercar
Este proceso fue subrayado por la reciente institucionalización de la historia en los siglos XIX y xx. La historia sólo era uno entre varios temas que se "profesionalizaron" tras la revolución industrial. De hecho, fue casi en rorma tardía que se estableció como un tema serio para .os estudios universitarios. A finales de] siglo XIX los hisroriadores empezaron a formar grupos de profesionales como la Asociación Histórica Estadunidense) y a fundar revistas versadas en el tema. A lo largo del siglo X.,,'\, un número cada vez mayor de historiadores realizó docrorados, obtuvo empleos en las facultades universitarias, y reclamó el perentorio nivel de "profesionales". A fines de] ::igloXIX, parte del impulso a la profesionalización era la
80
HISTORI
creciente capacidad económica de los Estados modernos para mantener a la clase intelectual. Uno de los efecto; de esta capacidad fue el deseo de que la historia sirviera ~ las necesidades del Estado-nación produciendo historias "nacionales" que, en parte, le han dado forma a las preguntas históricas planteadas por los primeros historiadores profesionales en sus distintos países: Inglaterra se vio a sí misma como el pináculo de la democracia parlamentaria que resguardaba el orgullo de su imperio; Francia volvió la mirada a la Revolución de 1789 como el punto de partida del Estado moderno; Alemania celebró la "superioridad" de su cultura y de su raza; Estados Unidos se glorificó en su asumida "diferenciación" de los modelos europeos. La profesionalización de la historia no separó a los historiadores de las necesidades y Lealtades para con sus culturas particulares, sino que más bien las fortaleció. Como yo mismo me he beneficiado del sistema profesional, parecería un ingrato al criticarlo. Sin embargo, hay que hacer notar el precio que han tenido que pagar los historiadores por esta profesionalización. Primero, hay un abismo cada vez mayor entre los lectores y los historiadores académicos: escribir para revistas versadas o publicar monografías con editoriales universitarias representa tener un público de menos de quinientas personas. Mucho de lo que resulta interesante e importante para todo lector se esconde bajo una desalentadora capa de mecanismos profesionales. En segundo lugar, en ocasiones, convertirse en "profesionales" ha provocado que los historiadores sientan que pueden alejarse olímpicamente del presente y del pasado, y realizar un juicio objetivo de ello. Exploraremos estos temas más a fondo, pero por ahora
_ 10 OCURRIÓ
EN REALIDAD"
SI
~.- que asentar que "profesional" no equivale a "impar......:-; sólo significa "económicamente remunerado". Aho-...'os historiadores se ganan la vida con su trabajo, lo que ~ca negociar con comités universitarios, encontrar fizanciamienro para los proyectos, y en publicaciones reeñadas por colegas. Al igual que la mayoría de la gente, s historiadores operan dentro de una telaraña de intereses. Por último, la profesionalización también ha lleva'::0 a la división. Muy pocos historiadores se cuentan a sí zusmos como expertos en una vasta gama de áreas: tienden a especializarse en algo particular. No estoy seguro de '1lleestas divisiones sean "malas"; pueden ser inevitables e .ncluso, productivas. Pero significan que, para nosotros, la "historia" (tanto en términos de lo que hacen los historiadores como del recuento que rinden del pasado) nunca oodrá ser sólo una historia verdadera. Este capítulo ha explorado el desarrollo de las ideas que giran alrededor del uso de fuentes, la relación entre el pasado y el presente, y la "veracidad" de los recuentos históricos. He querido demostrar que estas cuestiones tienen una larga historia, y que las respuestas a ellas han variado. Si las situaciones fueron distintas en el pasado, también pueden serlo en el futuro: las discusiones no han terminado. Más adelante veremos más a fondo la "verdad" y nuestra relación con el pasado. Sin embargo, en el siguiente capítulo nos concentraremos en las fuentes y en lo que el historiador puede hacer con ellas.
VOCES
E
Y SILENCIOS
l primero de agosto de 1994, un vigilante que trabajaba en la Oficina de Registros de Norfolk y Norwich encendió una luz y el edificio estalló en pedazos. Una diminuta chispa eléctrica le había prendido fuego a una fuga de gas. El trabajador fue lanzado de espaldas pero sobre·vivió. La Oficina de Registros, no. Los bomberos trataron de controlar el incendio. El personal intentó salvar los documentos que se guardaban ahí. Cuando por fin lograron extinguir el fuego, 350 mil libros y algunos registros históricos se habían perdido. El edificio quedó consumido. ¿Por qué empezar aquí? Este capítulo, y los dos que siguen, buscan mostrar de qué manera el historiador se entrega a la tarea de hacer historia. Usando evidencias primarias podremos rastrear una historia verdadera nunca antes contada. La labor de los historiadores comienza con las fuentes, con los documentos de tiempos pasados. En la Oficina de Registros de Norwich (ORN) había, y aún queda, un depósito de estos materiales y da la casualidad que está situada en la ciudad donde trabajo. Más aún, cuando las cosas se ven amenazadas -como por ejemplo, por un incendio- con frecuencia se vuelven más claras. Por fortuna, se salvaron más documentos de los que se quemaron. Pero el fuego sí destruyó algo casi tan importante como los documentos: el sistema de clasificación bajo
HISTORIA
el que operaba la ORN. Los registros que sobrevivieron fueron trasladados, y esta oficina ha reabierto sus puertas tanto a investigadores profesionales como a quienes no lo son. Pero antes de que la gente pudiera usar estos recursos, la ORN se vio obligada a reconstruir sus catálogos, ordenar los materiales existentes y recrear los procedimientos para localizar documentos específicos. La labor del historiador empieza con las fuentes, pero sólo cuando los archivistas han cumplido con la tarea de seleccionar y ordenar esas fuentes para su uso.
A menudo, los historiadores se refieren a los documentos históricos producidos durante o cerca del evento que están investigando como una evidencia "primaria" (igual que el "principal sospechoso" de un crimen). Las fuentes "secundarias" se refieren a obras de escritores posteriores. Sin embargo, esto es sólo un codigo taquigráfico útil, y no muy filosófico,porque puede resultar difícil trazar la línea entre ambos, puesto que las fuentes "secundarias" fueron alguna vez evidencia "primaria" en su época.
Los archivos, en el sentido de repositorios de documentación pasada, han existido desde hace mucho tiempo. Por lo menos a partir del siglo XL\( los ciudadanos de Norwich se preocuparon por guardar y proteger documentos relacionados con su historia. Esto se debió a que los documentos antiguos, sobre todo aquellos relacionados con la tenencia de la tierra y los derechos legales, eran formas de poder: recurrir a un documento antiguo (o sea a
":ES y SILENCIOS
85
documento con autoridad) podía resultar de gran ayupara ganar una batalla legal. Desde luego, esto aún es erto, como ocurre cuando los abogados buscan docuentos antiguos sobre la mansión que uno de sus clien_ está a punto de adquirir. Pero fue hacia el siglo XVIll ~J.ndoempezaron a conservarse y a administrarse los ar-:ivos institucionales de documentos )', por motivos me.5 claros, se guardaron. Una de las razones para ello es ..re resultaban interesantes. La ORN es sólo una colección _e archivos entre los miles que hay. La mayoría de los paíes tienen archivos nacionales, como la Oficina del Regis-:0 Público de Londres, o los Archivos Nacionales de Pa"15. Algunos archivos están destartalados)' casi olvidados, .orno uno de la ciudad de Iueva York donde, según me "!ln dicho, los indigentes acostumbran dormir entre las ;,ilas de documentos. Otros son privados)' pertenecen a ,¡Jgunafamilia, compañía u orden religiosa, y Jos historiadores deben obtener un permiso especial para consultarJos.Algunos están cerrados y son inaccesibles, incluyendo (hasta hace poco) los archivos de la antigua Alemania del Este, y una parte de las colecciones del Vaticano. De vez en vez se descubren nuevas partidas de documentos. Hace poco, un historiador halló un caudal de documentos religiosos del siglo XIV que estaban ocultos y olvidados en el campanario de una iglesia italiana. Sin embargo, este tipo de hallazgos no es común )', por lo general, esos materiales terminan secuestrados en un archivo, en alguna parte. Así, los archivos no son bodegas; son almacenes sistematizados de información, cuidada y nutrida por profesionales. Esto es así por dos razones. La primera es que las fuentes del pasado no sobreviven en patrones nítidos
86
HISTORIA
y por voluntad propia. Sólo hay que imaginar que las páginas de este libro no llegaran hasta usted como una serie de folios numerados sino como un montón de hojas sin conexión alguna. ¡Le llevaría mucho tiempo entender su contenido! Los archivistas dan algún tipo de orden a las reliquias del pasado para que todos podamos usarlas. En segundo lugar, hay una cantidad innumerable de fuentes que sobreviven. Sólo la ORN alberga alrededor de dos millones de documentos. Un historiador tardaría mucho en hojearlos todos. En vez de eso, los archivistas se dedican a 10 que se llama "encontrar guías": listas de documentos -a menudo con breves resúmenes de su contenidopara que el historiador tenga una idea de lo que quiere pedirle al archivista. ¿~é es, pues, una "fuente"? Hasta hace muy poco, había una especie de club exclusivo: los caballeros académicos consideraban las fuentes para decidir si eran adecuadas para su inclusión, y elaboraban un juicio respecto de su precisión, su "solidez" y la imparcialidad de sus opiniones. Podía decirse que se "prefería" una fuente sobre otra y, por tanto, se le admitía a través de las sólidas puertas de roble de la historiografía. La mayoría de dichas fuentes eran documentos narrativos: crónicas, memorias, registros de gobierno, en suma, historias del pasado. En el transcurso de los siglos XIX Y xx, este agrupamiento se expandió mucho y las fuentes incluyeron muchos artículos, como testamentos, cartas, registros de venta, documentos fiscales, de impuestos y legales. Como veremos más adelante, el incremento en el número de fuentes llevó a un incremento en las preguntas y, por ende, a que los interrogatorios se realizaran sobre más tipos de fuentes.
~ES y SILENCIOS
Una fuente puede ser cualquier cosa que haya dejauna huella en el pasado. Puede ser un título, el registro una transferencia de tierra, un caso legal, la presentan de los argumentos de un testigo, un sermón pronun_do ante un público desconocido, una lista de libros, de cienes, de precios, de bienes, de gente, de ganado o de -eencias; un cuadro o la fotografía de rostros olvidados; zrtas y memorias o autobiografías e incluso graffitti; los .':incios de los ricos que despliegan su poder y su rique-_. o los edificios de los pobres, que muestran lo contra-o; historias, poemas, canciones, proverbios, bromas de na! gusto, comentarios marginales de escribanos y de inzenicsos comentadores. Una fuente puede ser mil cosas; ~Jede ser la decoloración de una página del manual de ...ll inquisidor marcada por el rastro de los mil besos de la bservancia ritual de los examinados. Todo es una hue':'a del pasado. Analicemos un documento especifico de la ORN, _ una pieza de evidencia específica. El documento es el Libro de Asamblea de Yarrnouth que va de 1625 a 1642. Creat Yarmouth es un pueblo costero de Norfolk, que está a unas 20 kilómetros de Norwich. En el siglo XVIII un consejo o "asamblea" de ciudadanos gobernaba la ciudad; los Libros de Asamblea registraban sus deliberaciones y decisiones. El documento que consideraremos aquí es el sexto libro superviviente (el más antiguo se remonta a mediados del siglo XVI). Se trata de un gran volumen encuadernado en piel que mide alrededor de 30 por 20 centímetros y que contiene 536 folios numerados, además de algunas hojas en blanco. (Los folios son distintos a las páginas; mientras que nosotros numeramos el anverso de cada página, los escribanos del siglo XVIl numeraban
88
HISTORIA
cada hoja de papel.) Por tanto, cada folio tiene un "anL verso" (" cara") y un ureverso " (" opuesto.") A SI' que 536 IOlios representan ese número de anversos y reversos: 1072 páginas en total. Las páginas se sienten secas y rugosas al tacto, y son mucho más gruesas que el papel moderno. El libro es tan grueso (aproximadamente 15 cm de espesor) que resulta necesario colocarlo sobre un cojín especial para abrirlo, a fin de no romperle el lomo. Aunque los Libros de Asamblea no tenían listas de contenidos o índices, los escribanos mantenían el margen limpio para realizar breves comentarios a fin de localizar ciertos temas con rapidez. La existencia de estas ayudas marginales indica que el Libro de Asamblea era un material que el pueblo usaba como fuente de referencia, y no sólo un documento que se llenaba para olvidarse después. La pieza específica de evidencia es una entrada que se encuentra en el anverso del folio 327 y data de 1635. En el margen dice: ''Anualidad de 20 marcos otorgada a la señora Burdett." El texto que la acompaña aclara: En esta Asamblea la señora Burdett, en relación con la ausencia de su esposo por haber partido a Nueva Inglaterra, por lo cual se encuentra desprovista de medios para mantenerse a sí misma y a sus hijos, le pidió a la casa algún alivio para su sustento: que habiéndolo tomado en consideración, ha accedido a otorgarle 20 marcos anuales que los tesoreros deben pagarle cuatro veces al año. El primer pago debe otorgarse el próximo día de San Miguel, y debe continuarse así a gusto)' satisfacción de la casa.
OCES y SILENCIOS
La historia comienza con fuentes. Sin embargo, corno ya lo he indicado, por lo general los historiadores reciben ayuda para encontrar evidencias específicas, aunque sea sólo para ponerlos en camino. En este caso, hubo dos "comienzos" antes de llegar a esta pieza de evidencia. :_-naconsistía en una lista de documentos de Yarmouth que se encontraba en la ORN y permitió solicitarle al archivista el volumen correcto. La otra fue una generosa sugerencia de otro historiador que me dijo que la entrada sobre la señora Burdett podría interesarme. Éstas son etapas importantes, y algo similar ocurre con todas las hiszorias que se escriben: son una huella que impulsa al historiador hacia cierta fuente específica. Otra etapa es con los mismos historiadores: sus intereses, ideas, circunstan. .. eras y expenenclas. Así que tenemos nuestra pieza de evidencia. ¿Q¡é hacemos ahora? Primero, notemos las habilidades que debe tener un historiador. Veamos la fotografía de la fuente y la versión impresa arriba. La caligrafía no es muy clara, la ortografía resulta arcaica, y algunos de los términos son poco familiares. Hay que descifrar la evidencia. Esto equivale a tomar el primer paso de vuelta al pasado: tratar de entender qué es lo que anotó un escribano que murió hace mucho tiempo, aun antes de preguntarnos "por qué" lo hizo. La caligrafía, con sus letras de grandes lazos, es un estilo llamado "escritura de secretario". La caligrafía ha cambiado en el transcurso de la historia: en la Edad Media era más o menos regular, pues la mayoría de los escribanos podían dedicar mucho tiempo a la creación de un documento. Pero también estaba llena de abreviaturas, conocidas para el selecto grupo de escribanos dedicados a esos documentos, pero menos legibles para los lec-
;:ES y SILENCIOS
HISTORIA
ID
e QJ
e o
u
ro
oe ro
ro
ID
¡¡¡ 2:
'Q)
o»
.D
O
_-
res modernos, Conforme se expandió el alfabetismo, y " documentos se volvieron más frecuentes, la caligrafía e hizo menos ordenada y más personalizada, Para fines _~l siglo XVII cuando, por lo menos en Inglaterra, el alfaretismo estaba bastante diseminado, la caligrafía podía ser relativamente ilegible, pues quien no tuviera mucho encenamienro formal anotaba rápidamente lo que necesita::-3. registrarse, Al estudio de los documentos en este pla'0 formal se le llama "paleografía" y los historiadores usan esta habilidad no sólo para descifrar documentos antiguos, sino también para fecharlos, pues los patrones de escritura oueden relacionarse con periodos bastante específicos de :a historia, Al historiador también le resultan útiles otras habilidades del lenguaje, Algunos aprenden idiomas modernos para leer tanto los documentos como las obras de historiadores extranjeros, Otros aprenden idiomas arcaicos -como latín medieval, griego antiguo, inglés o alemán antiguospara trabajar sobre documentos escritos en esas lenguas, Pocos historiadores tienen muchas de estas habilidades. Más bien, tienden a especializarse, debido a elecciones y accidentes de su propia historia personal. Créanlo o no, la caligrafía del Libro de Asamblea es bastante legible y regular. Algunas de las "s" parecen "f", y algunas de las "r" parecen "w" pero, por lo demás, su lectura no es más difícil que la receta de un médico de hoy. Hay un par de abreviaciones, donde el escribano ha trazado una línea sobre ella o ha escrito una parte como superíndice. Por ejemplo, en la sexta línea "which" aparece C0l110 "wch"; y en la octava línea "Chambelines" (con una línea encima) representa "Charnberlines" (o, como se deletrea hoy, chamberlains, que significa "tesoreros"). Otras rarezas ortográficas son relativamente sencillas de
HISTORL-\
traducir: "hir" significa "her" (ella), "sce" es "so" (así, de modo que), "likening" es "liking" (preferencia, stmpatia], En el siglo XVII el inglés aún no se había estandarizado, así que algunas palabras seguían un patrón fonético. También tenemos que hacer algunas traducciones contextuales, Entonces, como ahora, "Nueva Inglaterra" se refiere a la costa este de Norteamérica, que durante ese periodo estaba en proceso de colonización. A la señora Burdett había que pagarle en "marcos" que es una forma antigua de la moneda inglesa (20 marcos era una cantidad bastante generosa). "El próximo día de San Miguel" significa "la próxima fiesta de San Miguel", que se celebra el 29 de septiembre. Ya hemos notado qué es el documento (un registro del gobierno ciudadano). En general, el significado de la evidencia debería ser bastante claro: la Asamblea de Yarmouth accede a pagarle a la señora Burdett la cantidad de 20 marcos anuales, debido a que su esposo la abandonó para irse a Nortearnérica. Pero esto en sí no es "historia". Puede resultar interesante saber que la señora Burdett recibiría una anualidad; sin embargo, hasta ahora no hay un contexto que le brinde relevancia o significado a este hecho. El asesinato de Guilhem Déjean, relatado al inicio del libro, quizá fue una historia más interesante que la de las finanzas de la señora Burdett, pero vimos que eso también tenía que situarse dentro de una narración más extensa para que tuviera algún significado. Lo que nos ha dado este extracto del Libro de Asamblea es un tabique, listo para usarse, aunque la casa misma aún tiene que edificarse. ¿Q¡é clase de casa? Los historiadores tienen que decidir lo que él o ella tratan de construir, qué sugieren las
ES y SILENCIOS
93
_~ntes y qué sustentan. ¿Q¡é otro tipo de bloques o la_""lilasdeberíamos buscar? Podríamos empezar a indagar _- varias direcciones. Podríamos descubrir otras anualida_~ otorgadas por la Asamblea y así crear un panorama de ~ caridad en Yarmouth, en cuyo caso podríamos revisar el -esto del Libro de Asamblea (y los otros volúmenes) an-es de recurrir, tal vez, a los registros civiles de ese pueblo. ?or otro lado, podríamos querer rastrear otras instancias _e las personas que partieron hacia Nueva Inglaterra. En este caso rápidamente hallaríamos que, aunque el Libro de Asamblea contiene una mención aquí y otra allá, resulzaría mejor recurrir a otro tipo de fuente, como una lista - de las "personas de calidad" que partieron hacia el Nue'·0 Mundo en el siglo XVII, creada a petición de la corona :nglesa. Este documento menciona a los pasajeros de los distintos barcos que zarparon rumbo a América, sus edades y ocupaciones, e incluye breves declaraciones acerca de por qué decidieron dejar Inglaterra. Distintas fuentes invitan a distintos usos, algunos obvios y otros no tanto. El Libro de Asamblea invita a investigar al gobierno civil de Yarmouth, pero también podría usarse para discutir la sociedad, la religión, la política, el género, etcétera. Más aún, hay otras cuestiones qué abarcar. Por ejemplo, debemos tener la certeza de que aquello que estamos consultando sea un documento verdadero. En el caso de la señora Burdett es improbable que se trate de un documento falso: el extracto cabe perfectamente entre otros fragmentos de texto, está escrito con la misma caligrafía, y no hay evidencia de que se haya agregado en una fecha posterior. A menos que pensemos que el Libro de Asamblea sea falso en su totalidad -mil páginas manuscritas-, no hay motivo para desconfiar de esta evidencia.
94
J:-llSTORL
Sin embargo, no puede decirse lo mismo de todos los documentos históricos. Hay casos de falsificaciones famosas. como la "Donación de Constantino" criticada por Lorenzo Valla y, en fecha más reciente, los Diarios de Hitler. que lograron engañar a un historiador bastante eminente. Pero, a menos que uno esté tratando con personajes e eventos famosos, la falsificación no es común, porque no hay muchos motivos para llevarlas a cabo.
Falsificaciones: un área de documentación en la que se volvieron comunes eran los registros de los monasterios. Con regularidad, los monjes falsificaban grandes cantidades de cédulas que establecían los derechos y las propiedades del monasterio. Esto no siempre indicaba falta de honestidad: muchas de las falsificaciones tenían como propósito la creación de documentos que "debieron de haber existido", pues los derechos que antes se aceptaban por costumbre, más adelante requirieron de una "prueba" documental.
A los historiadores también se les enseña a pensar en los "prejuicios" de las fuentes. Aquí, sin embargo, tenemos que considerar mucho ese aspecto. Parte de la razón es que las fuentes de los "clubes de caballeros" que describí eran sumamente prejuiciosas. Buscar "prejuicios" (del autor y de la manera en que deforma el recuento de los hechos) podría sugerir que existe una posición libre de prejuicio. Esto representa un problema. Si, como debe
CES Y SILENCIOS
95
cerse, en la idiosincrasia de todo ser humano se toma - cuenta el "prejuicio", entonces no existe ningún do_'TIento que sea "imparcial". Algunas fuentes presentan ~ prejuicios y opiniones en forma muy abierta y, desde _l:go,uno debe tomar eso en cuenta, mientras que otras ecesitan estudiarse con sumo cuidado a fin de entender _5 suposiciones. Por ejemplo, el extracto que menciona-os arriba, parece bastante directo, pero hay que notar ~ue no nos dice cuál es el nombre de pila de la señora 3urdett. Tal vez se trata de algo más que un accidenre; cene que ver con las suposiciones del escribano y de la _~samblea sobre los detalles que eran 10 suficientemente -nportantes como para anotarse en el registro. Pero hay ;:.le fijarse en un punto: este "prejuicio" ya identificado -;.o tiene que "descartarse"; más bien es algo que podemos usar, para descubrir la opinión sobre las mujeres y -.1 lugar en la sociedad del siglo XVII. Sin el "prejuicio" en donde eso es posible) no habría necesidad de contar .:on historiadores. Así que el "prejuicio" no es algo que se encuentre y se erradique sino algo que debemos buscar y aprovechar. Sin embargo, también tenemos que pensar en aqueJo que el documento puede y no puede darnos. El Libro de Asamblea se escribió con un propósito, no para nuestro interés y esparcimiento: servía para registrar las decisiones importantes que tomaba el pueblo. Por ello, tenemos que pensar tanto en lo que dice como en 10 que no dice. Por ejemplo, aunque sabemos que la Asamblea decidió otorgarle una anualidad a la señora Burdett, no sabemos si se llegó a esa decisión en forma superficial o a-as horas de deliberación. No sabemos si la señora Burdett estaba presente o no (se dice que hizo una "petición",
-ES y SILENCIOS
HISTORB
pero esto puede significar que hizo la solicitud antes de que la Asamblea se reuniera). No sabemos por quéle otorgaron una anualidad, más allá de la ausencia de su marido y de su desamparo. Los historiadores deben tener cuidado con los matices de las fuentes, con los huecos que hay entre 10 que se dice y 10 que no se dice; con sus ritmos y sus síncopas. A veces se dice que "las fuentes hablan por sí mismas". Esto no es cierto. El extracto del Libro de Asamblea nos ha dicho muy poco o casi nada. Pero quizá está produciendo un leve y persistente murmullo: ¿quién era Burdett? ¿Por qué se fue de Inglaterra? ¿~é pasó luego con la señora Burdett y sus hijos? Para responder a estas preguntas es evidente que necesitamos rastrear más referencias de la familia Burdett. De este modo hemos decidido, a través de una combinación de lo que presenta la fuente, aquello que ha callado, y 10 que nos interesa, la dirección de nuestra búsqueda: el camino particular que seguiremos a partir de nuestro punto de partida. Hay, por lo menos, otras cinco menciones de Burdett en el Libro de Asamblea, las cuales podemos hallar revisando las anotaciones de los comentarios que hay en los márgenes de cada página, lo que enriquece ligeramente nuestro panorama. Un predicador de nombre "Ceorge Burdett" aparece reportado a la Asamblea en r633 por alguien llamado Matthew Brooks, "por no hacer una reverencia cuando se pronunció el nombre de Dios". Aquí es necesario un poco de contexto. En aquella época había tensiones religiosas al interior de Inglaterra, sobre la naturaleza del gobierno y la reforma de la iglesia. Brooks creía en una forma moderada de protestantismo que apoyaba la ceremonia, la conformidad y el control de la mo-
97
_-quía sobre la iglesia. Al parecer, Burdett era más radiestaba en contra del control monárquico y del ritual ?Or eso no rendía honores a la Cruz ("hacer una reve:"1ciacuando se pronunció el nombre de Dios") cuanestaba en el templo. La queja de Brooks hizo que se _spendiera brevemente a Burdett como predicador pero, __ 1110 nos lo dice una segunda mención, el arzobispo de orwich lo reinstaló en su puesto. Sin embargo, en r635 3...lrdettfue de nuevo suspendido por su prédica -que al ~.lfecer era antagónica religiosa y políticamente hablan~O-- y el Libro de Asamblea registró la necesidad de enrontrar a un nuevo sacerdote. Dos referencias finales nos :::icenque el señor Brooks hizo un esfuerzo por adueñarse de la casa de Burdett, pero que la propiedad se rentó lue50 al señor Crane por la suma de doce libras anuales. La .ilrima referencia a ese apellido en el Libro de Asamblea es a la anualidad otorgada a la señora Burdett. Así, al juntar otros tabiques, podemos empezar a .::onstruir un retrato del matrimonio Burdett y qué les ocurrió. Para que este retrato tenga sentido, necesitamos información de fondo -las tensiones religiosas en Inglaterra, la política interna de Yarmouth- y para ello conñamos en el trabajo de otros historiadores. No hay excepciones a la regla: los historiadores se basan en el trabajo de otros historiadores, así como en sus propias investigaciones de las fuentes históricas. Si encontramos algo en la evidencia de Burdett que represente un reto a las historias verdaderas que ya se han contado sobre los albores de la Inglaterra moderna, qué bueno; pero sería tonto ignorar lo que ya constituye una guía. Para seguir a Burdett a Norteamérica -que es la siguiente parte de nuestra historia- tenemos que bus__
o
HISTORIA
car documentos relativos a Nueva Inglaterra. Desde luego, hay muchísimas fuentes de la Norteamérica colonial. Rastrear a Burdett en todas ellas llevaría una enorme cantidad de tiempo, así que ¿qué debe hacer un historiador? Bueno, a veces eso es exactamente 10 que hace: trabaja en forma esmerada y tediosa en todos y cada uno de los documentos disponibles, en busca de una mención sobre aquello que le interesa. Aquí tedioso es la palabra clave. Gran parte de la labor de hacer historia es tediosa, y una de las habilidades del historiador consiste en seguir funcionando de cara al tedio, con la esperanza de llegar a los ansiados momentos de descubrimiento. La guerra se ha descrito como largos periodos de aburrimiento salpicados por breves momentos de emoción; la historia es similar, aunque es más segura. Pero el placer del historiador radica en el momento en que descubre o revela algo. Desde luego, por 10 general los historiadores buscan más de una cosa a la vez (no tiene caso leer todos los documentos coloniales para buscar a Burdett si, más tarde, uno decide buscar a otra persona, y tiene que volver a leerlos todos). Y a veces 10 que buscamos es mucho más amorfo que el nombre de una persona: podría ser una frase específica o una manera de hablar, un patrón en la evidencia sólo revelado por un análisis estadístico posterior, un proceso de cambio que no puede precisarse, pero que aparece a lo largo de un periodo. Así que, ¿cómo encontramos a Burdett en el Nuevo Mundo? Podríamos consultar alguna de las guías genealógicas disponibles, o consultar un diccionario biográfico estadunidense en caso de que Burdett hubiera dejado alguna huella. Podríamos consultar los índices de libros so-
OCES y SILENCIOS
'6. John Winthrop, gobernador de Massachusetts.
ore la colonia norteamericana, con la esperanza de que otro historiador ya hubiese recorrido un poco de nuestro camino (cabe hacer notar que ésta es una esperanza que .llbergamos sólo con la mitad del corazón, porque recorrer el camino por primera vez es parte de la diversión). O podríamos consultar algunas de las fuentes más ricas ~.
roo
HISTORI. ....
evidentes sobre Nueva Inglaterra para ver si de casualidad Burdett aparece en alguna parte ... y aparece. Si uno recurre al Diario de John Winthrop del siglo XVII, hallamos una serie de referencias a Burdett. John Winthrop fue gobernador de Massachusetts entre r630 y r640, una figura histórica clave que, además, registraba la historia. Era originario de Suffolk pero llegó a Norteamérica en marzo de r630 a bordo del rlrabelia. Su Diario, conocido y publicado bajo el título de Los papeles Winthrop, es sólo una pieza dentro de un gran cuerpo de evidencias relativas a Nueva Inglaterra. Recientemente editado y publicado, el Diario incluye un índice voluminoso que nos auxilia de manera considerable en >': nuestra búsqueda. La mayoría de los historiadores emplean tanto fuentes documentales publicadas como archivos originales. Aunque a menudo resulta mejor consultar el documento original, con frecuencia este deseo excede el límite de tiempo, paciencia y dinero que tenemos para realizar la investigación. En todo caso, consultar la edición publicada tiene sus propias recompensas pues, por lo general, significa que alguien más ya hizo todo el trabajo pesado y aburrido, lo que nos permite elegir los frutos más maduros del índice. ¡Y qué frutos! En el recuento de Winthrop, Burdett aparece en noviembre de r638 oculto en un lugar llamado Piscataqua. Winthrop lo registra porque, una vez más, Burdett está en aprietos ya que alojó a unas personas que el gobernador había expulsado de Massachusetts. La Norteamérica colonial era un lugar de lucha política, y había divisiones entre quienes se mantenían leales a sus antiguos países y quienes impulsaban un autogobierno más autónomo, religiosa y políticamente. Como gober-
czs y SILENCIOS
ro:
- dor de Massachusetts, Winthrop estaba con los segun...:>5: Burdett, al parecer, con los primeros. En diciembre de r638, Winthrop anotó lo siguien-
La carta que el gobernador envió al señor Hilron sobre el señor Burdett y el capitán Underhill fue interceptada y abierta por ellos. Como consecuencia enviaron a Inglaterra una carta contra nosotro en la que descubrían todo lo que saben sobre nuestra resistencia a cualquier autoridad que pudiera provenir de Inglaterra contra nosotros, etcétera; pue" estaban en extremo movidos por la carta del gobernador, y no podían tomar ventaja de ella, po:que, cuando la' escribió, anotó que el señor Hilron se la mostraría. Hagamos una pausa para considerar los caprichos de la evidencia. Primero, tenemos que establecer quiénes eran estas personas. Una ligera revisión al índice revela e: hecho de que Hilton era otro político de Massachusetts ,que Underhill encabezaría una rebelión contra la color¿' holandesa. Notemos que en su propio diario, Winthrop se refiere a sí mismo en tercera persona, tal vez está consciente de que escribe un recuento semioficial que otras personas pueden consultar. Aquí no tenemos un conocimiento particular de sus pensamientos más profundo". sino de lo que eligió registrar. También debemos pregu,,tamos cómo es que Winthrop se enteró de que su carta había sido interceptada, y de la carta que Burdett envio _ Inglaterra; en este caso, no hallamos respuesta. Por último, está la descripción de Winthrop de su propia misiva,
I02
HISTOR:
~
escrita de tal manera que su descubrimiento no lo dañara, Hasta donde sabemos, su carta no sobrevive, pero imaginemos por un momento que sí 10 hizo: sin la existencia de: registro de su Diario, el historiador tendría que interpretar una carta que presumiblemente decía una cosa pero significaba otra distinta. Las fuentes no son documentos transparentes y llenos de inocencia; se escriben bajo circunstancias particulares, para un público particular. En el caso de la carta de Winthrop, está escrita para el público de: señor Hilton, y por otra partre, velada para un público que sospecha que está compuesto por Burdett y Underhil1. Hay otras anotaciones en el diario de Winthrop que muestran un continuo alejamiento entre Burdett y él, incluyendo el descubrimiento -en mayo de r639- de la carta que Burdett le escribió a Williarn Laud, arzobispo de Canterbury, en la cual condenaba los intentos de la colonia por autogobernarse. Una copia de esa carta sobrevive en la documentación (los documentos de Estado en la Oficina del Registro Público de Londres), )' de esta forma podemos sentirnos más confiados del recuento de Winthrop al unirlo con la evidencia que 10 apoya. Para marzo de r640 parece que Burdett se había convertido en "gobernador y predicador" de Piscataqua (un hecho relatado cuando Burdett evitó que un recién llegado de Inglaterra predicara en su zona). Por último, en el verano de 1640, Winthrop nos cuenta de la llegada de un abogado inglés llamado Thomas Gorge, quien viajó a la región donde se encontraba Burdett. Ahí, según Winthrop, Gorge, encontró todo fuera de orden, pues el señor Burdett todo 10 regía, y había desencadenado las riendas
-- ---------
ES y SILENCIOS
103
de su lujuria, y se enorgullecía de su altivez y adulterio; y los vecinos que hallaron en el señor Corze a b alguien bien inclinado a reformar las cosas, se quejaron de él [Burdett], y sacaron a relucir asuntos tan inmundos en su contra, que fue arrestado y presentado en la corte. A Burdett se le impuso una multa de 30 libras, des'"'..1ésde 10 cual [Burdett] apeló a Inglaterra, pero el señor Gorge no pudo admitir su apelación, sino que tomó parte de su ganado, etcétera. Ante estos acontecimientos el señor Burdett fue a Inglaterra, pero al llegar encontró las cosas tan cambiadas que sus esperanzas se vieron frustradas y, tras unirse a los partidarios de Carlos 1, fue apresado. Hagamos una nueva pausa. Este recuento de Win:hrop aparenta ser una crónica mensual de su gobierno ce Massachusetts. Sin embargo, algunos detalles de este último pasaje parecerían indicar que lo escribió después del evento: nos cuenta qué pasó con Burdett después de su retorno a Inglaterra. Sin duda estos eventos deben haber ocurrido tiempo después de su presentación ante la corre y es posible que las noticias hayan viajado (por mar) de vuelta a Massachuserrs, 10 cual pudo haber tomado algunas semanas adicionales. l\llás aún, "tras unirse a los partidarios de Carlos 1" suena mucho a una participación en los conflictos de la guerra civil inglesa, en la que los partidarios de Cromwelllucharon contra los caballeros del rey. Pero esta lucha no se inició sino hasta 1642. ¿Cómo podía conocerse el futuro de Burdett en r640? Sólo si la cróni-
lllSTORIA
ca se hubiera escrito después. Al igual que con toda pieza de evidencia histórica, se requiere de cuidado y atención al usar el Diario de Winthrop. Los documentos rara vez se proponen engañar al historiador pero pueden burlarlo si no está alerta. En todo caso, ahora tenemos una historia verdadera del pasado, reconstruida a partir de fuentes documentales, sobre George Burdett, predicador puritano y posible libertino, que perdió el favor de Yarmouth, abandonó a su esposa e hijos para irse al Nuevo Mundo, alcanzó cierto nivel en su nuevo hogar sólo para caer de nuevo, volvió a Inglaterra para ponerse del lado del rey en la guerra civil, y terminó en la cárcel. ¿Dónde y por qué termina esta historia? Concluye cuando nos quedamos sin fuentes o sin energía pero, siempre, de alguna manera, cuando ocurre lo segundo, ya que la historia de George Burdett podría ligarse a la del capitán Underhill, o a la de Thomas Gorge, o a la de la reforma religiosa en Inglaterra, o a la de la libertad de las colonias, o a la de la guerra civil inglesa. Así como está, resulta bastante satisfactoria. Pero no olvidemos que aún contiene algunos huecos. lo sabemos qué ocurrió con la señora Burdett en Yarrnouth (aunque podemos esperar que ella y sus hijos hayan llevado una vida feliz sin George, pues es posible encontrar personas de apellido "Burdert" en listas de ciudadanos de Yarmouth a partir de fines del siglo XVII). No sabemos bien a bien cómo es que Winthrop obtuvo toda su información, ni sabemos todo sobre George Burdett, quien parece ser curiosamente contradictorio: un hombre religioso que abandonó a su familia; un reformador de la iglesia, expulsado de Yarmouth por no obedecer la práctica de la iglesia del rey, pero que tomó el partido del rey al llegar
-CES y SILENCIOS
105
- :\uevo Mundo y que regresó a pelear por el rey duran-e la guerra civil; un predicador encendido, pero rechaza- ~ por sus vecinos por su "altanería y adulterio". Tenemos - s artículos escritos de su puño y letra: una carta a Inz.arerra en la cual denunciaba las políticas de Massachuerrs que hemos mencionado, y otra, anterior, al arzobispo ::"'aud(que también se encuentra en los Documentos de :::stado). La última misiva está fechada el 27 de diciemere de r635 en Salem, Nueva Inglaterra. En ella, Burdett :-arece explicar los motivos que lo llevaron a partir hacia ~:Nuevo Mundo: Mi exilio voluntario está expuesto a la censura; se me imputa falta de seriedad o, lo que es peor, disimulo; pero la verdad es que mi práctica era regular e incluso mi obediencia era muy real [oo.] Esto planeaba mostrar, para rectificar el juicio que su Gracia tiene sobre mí y mis rnodalcsj...] [Sus razones para partir fueron]: una persecución impetuosa y llena de malicia, un dispendio significativo; la finalidad: tranquilidad en la distancia que, de haber podido gozarla en mi país natal, me habría llenado de dicha. El tono general de la carta resulta claro: Burdett quiere limpiar su nombre ante el arzobispo, supuestamente para que, en algún punto, pueda volver. El detalle no lo es tanto debido al estilo florido y pomposo de Burdett. La referencia al "gasto significativo" de la "persecución llena .:lemalicia" parecería indicar un juicio y, al buscar en el Calendario de Documentos de Estado (una fuente bastante detallada) descubrimos que a Burdett se le enjuició
106
HISTORIA
debido a irregularidades religiosas en la corte de la Alta Comisión durante r634 y 1635. Con esto, conocemos más ahora sobre los motivos que llevaron a Burdett a marcharse, pero aún no se responden todas nuestras preguntas. Todavía no sabemos por qué eligió abandonar a su familia en vez de defenderse en casa. En cierto punto las fuentes se quedan calladas y el historiador debe empezar a adivinar; es decir, a interpretar los documentos. No contamos con ninguna declaración de Burdett respecto de sus sentimientos hacia su esposa e hijos pero sabemos que su partida los dejó "desamparados" y que fue acusado de "adulterio" en Nueva Inglaterra. ¿Podemos suponer entonces que el matrimonio Burdett no funcionaba bien? Ésta podría ser una buena opción porque se ajusta a la evidencia, pero no es más que una suposición. ¿~é hay de las actividades de Burdett al volver a su tierra natal? Si la elección que hizo de pelear aliado del rey se presenta como un cambio de actitud, podríamos señalar las experiencias que tuvo en la colonia: marcharse a un "mundo feliz" en busca de su liberación del control del antiguo país. ¿Acaso esta visión parcial de la actitud de Burdett 10 plasma en la realidad concreta? ¿O, al volver a su hogar, nuestro predicador buscó de inmediato una forma de volver y vislumbró e! reposicionamiento de sus alianzas contra los colonos y a favor de su monarca? Ambas son buenas conjeturas, y podríamos tomar un poco de cada una. No lograremos saberlo con certeza; pero podemos progresar en nuestro camino narrativo tras construir estos pequeños puentes. Debe quedarnos claro, empero, que éstos son una construcción nuestra. Es cierto, podemos citar evidencias que los apoye pero no al punto de deslindarnos de nuestro pape! en su construcción. El
-CES y SI LENCIOS
storiador se ve obligado a erigir estos pequeños puen-~".pero no debe olvidar quién los colocó ahí y por qué, y -.:;mpocoignorar e! hecho de que cada puente uno exigir _!la pequeña cuota: e! precio de seguir avanzando por un .zmino satisfactorio que puede cerrar o abrir otros posi_:es caminos intransitables. Podríamos, asimismo, hacer otras suposiciones. Burcert pudo haber amado a su esposa con todo su corazón, estar lleno de congoja por dejarla a ella y a sus hijos, y cesear haberlos llevado consigo, sólo para ver frustrados sus deseos, ya sea porque su familia no quiso acompañar.0 o por e! gasto excesivo de la emigración. El reporte de •Vinthrop sobre la lascivia de Burdett puede haber sido sólo una calumnia contra un enemigo político, así como Burdett afirmó en su carta a Laud que todo lo que se haoía dicho contra él, en Yarmouth, era una serie de rnenriras. Los historiadores de la guerra civil inglesa nos dicen que las facciones parlamentaristas y monárquicas no tenían las mismas opiniones religiosas, de modo que podría ser que para Burdett la alianza que eligió no fuera ninguna sorpresa. Podríamos seguir en esta vena, pero tarde o temprano será necesario hacer una elección; debemos seguir un camino, planear una hipótesis que nos brinde suficiente firmeza para avanzar. Sin embargo, cada una de nuestras suposiciones debe recordarse como lo que es. Si avanzamos sobre un camino de muchas suposiciones podríamos perderlo todo. Las fuentes "no hablan por sí mismas" y nunca lo han hecho. Hablan en nombre de otros, que ya están muertos)' no volverán. Las fuentes pueden tener una voz -o varias voces- que sugieren una dirección o que hacen surgir una pregunta, lo que nos conduce a otras fuen-
108
I1ISTORIA
tes. Pero no tienen voluntad: cobran vida cuando el historiador las reanima. Y aunque las fuentes son un comienzo, el historiador está presente antes y después, usando habilidades y haciendo elecciones. ¿Por qué este registro y no cualquier otro? ¿Por qué estas cédulas y no otras) Es más, ¿por qué consultar cédulas y no los registros del juicio? ¿Por qué estudiar los registros gubernamentales y no los diarios? ¿Q¡é interrogantes seguir, qué caminos tomar? Pero esto no implica sugerir que la dirección de la verdadera historia está totalmente determinada por el capricho del historiador. Los documentos apuntan ciertos caminos a seguir, como 10 ha mostrado nuestra investigación sobre Burdett. Las fuentes también pueden sorprendernos, presentarnos obstáculos en el camino que nos revelen otros senderos que no habíamos considerado antes. Al leer el Diario de Winthrop, la mirada no puede sino pasar a aquellos temas que están debajo de los que se buscan. y así, inmediatamente después de la segunda mención que hace Winthrop de Burdett, se lee: El demonio no cesaba de alterar nuestra paz, y de erguir un instrumento tras otro. Entre los demás, había una mujer en Salem [... ] que había padecido mucho en Inglaterra por negarse a hacer una reverencia ante el nombre de Jesús [...] Ella se negó a hacer una reverencia ante el nombre de Jesús -igual que Burdett. Esto atrapa nuestro interés como también la conjunción del demonio, una mujer y Salem (a fines del siglo XV11 Salem era conocido por sus juicios contra las brujas; varias mujeres fueron ejecutadas allí bajo ese cargo). Una vez que este pequeño dato nos ha
{:ES y SILENCIOS
I09
_'1ganchado -mientras uno pasa las hojas en busca de la gtliente mención a Burdettse encuentra otro ejemplo ~e una mujer ahorcada en Boston por haber estado "tan -")seída por Satanás que él la persuadió (mediante ilusio-:es que ella creía revelaciones de Dios) de romperle el ~Lielloa su propio hijo, a fin de liberarlo de una desdicha ~tura". Espeluznante, pero fascinante. Así que uno ern....ieza a buscar otros ejemplos)' comienza una nueva his-.)ria que se inició en algún punto entre las voces de las zuentes y el interés del historiador, El historiador no se limita a "reportar 10 que encuentra en los archivos". Si él o ella lo hicieran, tal vez repetirían verdades a medias y confusiones, si es que no -nentiras flagrantes. Las fuentes no son inocentes; sus voces se elevan con ciertos fines, y buscan determinadas consecuencias. No son espejos de la realidad pasada sino eventos en sí mismos. Podríamos suponer que a John 'Vinthrop no le caía bien George Burdett, y nos dice (a través de la voz de otro) que Burdett era un adúltero. ¿ E. esta toda la verdad? Lo sea o no, ¿cómo es que Winthrop decidió qué debía escribirse)' registrarse? Registrar cualquier hecho por escrito -sobre todo en cualquier punto anterior al siglo xx- debe haber sido un evento extraordinario y, por tanto, requería de una explicación. ¿Aca o el antagonismo de Winthrop (quizá más político que personal) invalida su evidencia- Si lo hace, ¿abandonamos la verdadera historia de George Burdett )' 10 consignamos J1 silencio del pasado? El historiador hace una elección, y sigue con la historia. Siempre hay preguntas nuevas por hacer. ¿Por que Porque surgen nuevas formas de ver, porque hay otras cosas que vemos antes o después, por los distintos caminos
no
HISTORIA
ya recorridos. Pero, sobre todo, debido a que hay huecos, espacios, omisiones, silencios. Las fuentes no hablan , .y no nos cuentan todo. Como dijo hace poco un historiador francés: ésta es tanto la imposibilidad como la posibilidad de la historia, aunque aspira a contar toda la verdad, jamás puede alcanzarla (sólo puede ser una historia verdadera) debido a la multiplicidad de cosas que deben permanecer desconocidas. Es justamente esto lo que permite -o más bien exige- que el pasado sea sujeto de estudio, en vez de una verdad evidente en sí misma. Si no hubiera problemas para descubrir qué ocurrió en el pasado, no habría necesidad de tener historiadores (ya sea profesionales o no) y, en consecuencia, no habría necesidad de historia, sino tan sólo de enunciar lo que "ocurrió" sin discusiones ni cuestionamientos. La historia tiene un inicio en las fuentes, pero también en los huecos que hay en dichas fuentes. Cuando la ORN se incendió, eso se convirtió en una tragedia potenciaL De hecho, se salvó la mayoría de los documentos más antiguos que albergaba aunque el fuego consumió periódicos y fotografías que no pueden reponerse. Al inicio de este capítulo sugerí que cuando las cosas se ven amenazadas, a menudo podemos verlas con más claridad. De modo que quizá ahora se nos revela algo más: los archivos deben quemarse (de manera simbólica, desde luego) para que la historia sea posible. Debemos tener fuentes, pero también es necesario contar con silencios.
- TRAVESÍAS DE MIL KILÓMETROS
O
ice un proverbio que las "travesías de mil kilómetros se inician con un solo paso". La reconstrucción .:ieun fragmento de la historia de George Burdett nos ha :-roporcionado ese primer paso. ¿Hacia dónde nos diri- ;irnos ahora? Los viajes que emprende un historiador, y las historias que cuenta respecto de sus peregrinaciones, varían en extensión. Resulta perfectamente factible contar la historia de la vida de Burdett, tal y como la conocemos, y ya hemos hecho. Pero cada existencia se entrecruza con Jtras, y esas historias a su vez se entreveran con otras más grandes. Nos vemos tentados por el espacio abierto de los :argos viajes, por la posibilidad de hallar significados y explorar argumentos en nuestras grandes travesías. Burdett forma parte de, por lo menos, otras dos grandes historias: la de la guerra civil inglesa y la de la colonización de :-:orteamérica. Nos gustaría saber qué fue ]0 que causó el conflicto interno en Inglaterra y entender Jos efectos de colonizar un "mundo feliz"; averiguar sobre la gente que estuvo involucrada, y sobre otros grupos que participaron después. También podríamos preguntarnos cómo se inserta Burdett en esas historias o, de hecho, cómo las altera. Para hacerlo, tenemos que hallar una forma de contar historias tan gigantescas como ésa.
:0
II2
HISTORI.,
Hacer historias abarca distintos tipos de conjeturas. Ya conocimos el proceso de tratar de "llenar los espacios en blanco" con la evidencia que sobrevive. Ahora este capítulo explorará otro proceso: cómo sintetizar vastas cantidades de material y qué hacer con los contornos que presentan las historias más grandes. Al hacerlo, los historiadores están conscientes de los cambios que se dan en el transcurso del tiempo, pero también advierten las continuidades y tratan de explicarlas. Sin embargo, están conscientes de la presencia de quienes han recorrido este camino con anterioridad y de los recuentos y argumentos de otros historiadores. Es necesario lidiar con esto para aceptarlo, destruirlo o ignorarlo. El proceso de crear una historia no consiste sólo en colocar un ladrillo sobre otro, hasta que surja una estructura; conlleva decidir las causas y los efectos de aquello que se describe, negociar con lo que ya han dicho otros historiadores, y discutir qué significa la historia. Empecemos con la guerra civil inglesa. Los historiadores construyen un recuento de la guerra a través de la evidencia que sobrevive, tal y como nosotros recreamos la historia de Burdett a partir de la información del Libro de Asamblea. Pero, desde luego, esto requiere de mucho más trabajo e implica tomar algunas elecciones difíciles. Sin duda el tipo de evidencia sobre el que uno se concentra afecta la historia que cuenta. Si, por ejemplo, uno revisa en particular recuentos narrativos, así como documentos reales y parlamentarios, la historia que surge es, sobre todo, política: hasta qué grado el monarca Carlos 1 estuvo involucrado en la telaraña de las tensiones políticas, económicas y religiosas durante el segundo cuarto del siglo XVII, lo que llevó al estallido de la guerra en 1642
_"ESÍAS
DE MIL KII.ÓMETROS
II3
+rre la corona y el parlamento. Carlos fue ejecutado en -9 y, durante un breve lapso, el parlamento gobernó a -~laterra, hasta que Oliver Cromwell asumió el puesto _--Lord Protector" (un puesto curiosamente monárquipara un líder republicano). En 1660, Carlos JI ocupó _ trono inglés. Esta historia es, sobre todo, de eventos: la _ ecución de un rey, la batalla que libraron dos facciones, política interna de la comunidad de naciones, la victo-.a del nuevo monarca. Los historiadores políticos tienen .ie explicar, hasta cierto grado, qué causó esos eventos, sus respuestas varían de acuerdo con sus intereses. Sin .rnbargo, la mayoría está de acuerdo en que Carlos 1 fue _:1 monarca un tanto incompetente e incapaz de unificar _: apoyo de sus 100'es; también coinciden en que existían -ensiones entre las distintas ideas de "gobierno", en espe.:la! entre un monarca que tenía control soberano sobre su rganización política, y un sistema más mediado donde el ...arlamenro tenía más poder; y que los eventos en el ex:ranjero (en particular en la Irlanda católica, pero también en el continente) afectaron lo ocurrido en Inglaterra. En esta "historia política" ¿cuáles son las causas del cambio yeso qué significa? Resulta injusto, y poco preci-o, agrupar a todos los historiadores políticos en un solo equipo. Sin embargo, sería razonable decir que, dentro de .a historia "política", los cambios suceden a través de la competencia o incompetencia (un Carlos 1 incompetente; un Cromwell-al inicio- competente), que se ven afeerados por la fuerza de las ideologías (monarquía contra republicanismo), y están sujetos, en cierto grado, al destino cuando, de manera inexplicable, se pierden las batallas). También pueden formar parte de una "Gran Narración" es decir, una historia muy grande que abarca varios si-
II4
_.;XESÍAS DE i\11L KILÓMETROS
IIISTORI.~
glos), como la del desarrollo de la democracia parlamentaria. El "significado" que se reclama para una narración tan vasta es -como se mencionó al final del capítulo 3la "superioridad" de la cultura política inglesa. Este tipo de significado puede manifestarse de manera explícita, o puede ocultarse en la estructura y dentro del comentario la historia narrada. Para algunos historiadores políticos. las causas y los significados de los eventos no requieren de un comentario explícito: basta con relatar el curso de los sucesos. Para ellos, la narración hace que "lo que ocurrió" sea suficientemente claro en sí mismo. En su expresión más cruda, la historia política sigue detenida en el molde del siglo XIX: narra "grandes eventos" y ofrece un juicio respecto de los "grandes hombres" (o su contraparte, los "hombres verdaderamente terribles"). Aunque podría parecer grosero negar que hubo, -y hay- algunos hombres y mujeres (es curioso, empero, que a ellas se les mencione con menos frecuencia) que podrían llamarse "grandes", no resulta tan claro determinar sobre qué bases exactamente debe aplicarse dicho epíteto, y si nos dice algo acerca de la persona en cuestión, o sobre el gusto de los historiadores que aplican esa etiqueta. Por ejemplo, ¿en qué punto la "grandeza" se di~ luye y empieza a aplicarse la mera "competencia"? ¿Desempeñan los "hombres competentes" un papel en la historia? ¿QlÍén eligió a los "grandes hombres y mujeres" de que hablamos? Algunos de mis favoritos son Anna Cornnena, una princesa bizantina del siglo XlI, que escribió el A/exiad, una de las obras de historia más hermosas; Mennochio, un molinero del siglo XVII, que retó a la Inquisición con sus muy particulares ideas sobre Dios y la Creación; y Emma Goldman, una anarquista de principios del
;10 xx, a quien alguna vez se le consideró "la mujer mas ~:"¡grosa de Norteamérica" y quien comentó, sobre la relución rusa: "Si no va a haber baile, no cuenten coaigo". Poseo argumentos de hierro para pensar por que .'ros personajes alcanzan la "grandeza", pero estoy segude que ustedes tienen razones igualmente válidas "0ere los personajes de su elección. O existe una cantidad sombrosa de "grandes hombres" o quizá el juego de arriair grandeza es más parecido a elegir los diez mejore" "':scos de todos los tiempos. Aún más importante, las teorías de "grandes homres" sobre la causalidad de la historia -y, de hecho, las -eorías que tratan con las decisiones de hombres no tan zrandes-e- dependen de la certeza de que las buenas o -nalas decisiones del individuo en el poder son las causan-es de Jos eventos. Es absurdo negar que los líderes políticos esgrimen el poder y que sus elecciones afectan la vida .ie otros; pero ¿no resulta igualmente absurdo olvidar las reacciones y las elecciones que hace el resto de la gente en general? Comandantes experimentados pueden ganar batallas, pero también resultan victoriosos quienes están dispuestos a luchar y a morir por ideas que inspiran a la gente al combate, los sistemas económicos que apo~'an .: estas tropas, y las bases industriales que les proveen (';1 armas. En todo caso, ¿con qué frecuencia una sola baraja altera el curso de los eventos? La guerra civil ingle53. estuvo conformada por muchas batallas y múltiples con:lictos, así que quizá la pregunta debe ser ¿cómo es que gente estaba dispuesta a seguir luchando? Es indudable que lo ocurrido en el pasado se ve afectado -e incluso está dictadopor las decisiones gente. Pero las intenciones de las personas y el re ulra-
:3.
:a
ce
n6
J-IISTORJ.'\
do de éstas no siempre son la misma cosa. Aquí la escala de tiempo es un factor importante: cuando, en 1517, Martín Lutero clavó sus 95 tesis en la puerta de una iglesia en Wittenberg, su idea era protestar contra ciertas actividades dentro de la iglesia católica (como 10 habían hecho muchas personas antes que él, utilizando el mismo método publicitario). Sin embargo, no hay tantas certezas de que con ese acto Lutero haya tenido la intención de cambiar el panorama religioso europeo, o de poner en marcha innumerables guerras religiosas entre protestantes y católicos. No es que pueda hacerse responsable sólo a Lutero por todo 10 que aconteció después: sus 95 tesis tenían un público y sus elecciones (y las impredecibles consecuencias de dichas elecciones) también marcaron los hechos. Más aún, esas elecciones y, por ende, esas consecuencias, se desarrollaron en un contexto de estructuras sociales, cambios económicos e ideas culturales. Reflexionar acerca de las sociedades puede remitirnos al ejemplo de la guerra civil inglesa. Los historiadores sociales tienden a concentrarse en evidencias bastante distintas a las de los historiadores políticos: en particular, los registros burocráticos localizados donde es más probable que hallemos datos relacionados con la gente co-' mún y corriente. Parte de esa información puede permitir realizar un análisis económico si, por ejemplo, se revisan las declaraciones de impuestos, las listas de mercancía }' ventas, los registros de 10 que entra y de lo que sale. Los panoramas económicos de cambio han tenido un interés cada vez mayor para los historiadores del siglo xx, en gran medida debido a la influencia de Karl Marx. Un recuento clásico marxista de la guerra civil habla de un conflicto de clases entre una en ascenso (agricultores, comercian-
-L·I.VESiAS
DE MIL KILÓMETROS
res, los miembros más adinerados que están por debajo ze la nobleza) y la elite establecida (la aristocracia, los k,::J, el rey). En esta gran historia, la guerra se convierte en ?J..rte de la "transición al capitalismo" (otra "gran narraz.ón"): en una sociedad "feudal" basada en la tradición ~. ea la jerarquía. El mayor cambio a largo plazo hacia una -ociedad capitalista, es que los salarios remplazan a los .ranceles, y la búsqueda de una ganancia individual elizaina el conservadurismo tradicional. En años recientes, ..1 interpretación marxista de la guerra civil (y de muchas erras cosas) ha perdido popularidad debido, en parte, a ;:ue en ocasiones tiende a forzar un panorama complejo ::entro de un modelo muy esquemático, pero también a que, en general, el marxismo cayó en aparente descrédito cebido al colapso de la Unión Soviética (un argumento ;:Je, convenencieramente, olvida la existencia de la Chi"'la comunista, de Cuba, y de otra serie de naciones tarncién comunistas). Desde luego, a Marx se le recuerda, sobre todo, corno pensador político. Pero a él y a Engels también les .ateresaba la interpretación de la historia; explicar cómo " por qué ocurren cambios en las sociedades a través del tiempo. Su influencia en la historiografía tal vez fue más ;rande que la de cualquier otro individuo en el siglo xx . .Aunque a los historiadores les llevó mucho tiempo po-:erse al corriente con los pensamientos de Marx sobre la sociedad, la economía y la cultura, llegó a ser de extraor=maria utilidad para los historiadores sociales. En In;laterra, de 1930 en adelante, los historiadores marxistas !mpezaron a escribir enérgicamente; mujeres y hombres corno Eric Hobsbawm, DorothyThompson y, sobre todo, ~.p. Thompson heredaron su influencia a la historiogra-
lI8
HISTORIA
fía estadunidense. En Francia y en Italia, Marx tuvo un profundo impacto en todas las ciencias sociales, en tanto que en Alemania mantuvo una relación un tanto esquizofrénica con uno de sus hijos más famosos. En Rusia, la influencia dc Marx (o, más bien, una de las versiones de esa influencia) sobre la historiografía fue impuesta en detrimento de cualquier otro punto de vista. Casi todos los historiadores que escriben hoy son marxistas (con "m" minúscula), 10 que no significa que sean de "izquierda" (están lejos de serlo) o que necesariamente reconozcan o recuerden esa deuda. Sin embargo, un elemento fundamental del pensamiento de Marx se ha vuelto tan arraigado a las ideas de los historiadores que hoy prácticamente se da por sentado: la idea de que la, circunstancias sociales y económicas afectan la forma en que la gente se ve a sí misma, a su vida, al mundo que la rodea yeso, por tanto, la lleva a la acción. Esto no significa que estemos completamente controlados por estas circunstancias. Marx escribió: Los hombres hacen su propia historia, pero no la hacen a su antojo; no la hacen bajo cicunstancias que eligen, sino bajo las circunstancias que surgen.' que se dan y se transmiten directamente del pasado. Casi cualquier interpretación de la guerra civil inglesa, o de algún otro tema, da por hecho la utilidad de examinar a la sociedad dentro de la cual ocurrieron los eventos, las posiciones económicas y los intereses de todos los involucrados. No todos los historiadores hablarán de "clase" o de los cambios del feudalismo al capitalismo:
TLWEsíAS
DE MIL KlLÓMETROS
:-ero, por ejemplo, están interesados en el "surgimientoque por 10 general se refiere al surgimiento de la influen~a política y económica) de grupos particulares, ya sea ce la "aristocracia" o de la "clase media". Los historiadores sociales han interpretado la guerra civil de varias formas, no necesariamente leyéndola como una "transición ...:capitalismo", pero sí notando que los cambios econó-nicos que se dieron durante el siglo XVJI (en particular el acrernento de la población, la inflación, y un cambio en .a dirección de la producción -de un mercado local a uno -:3cional-) generaron una mayor estratificación social, la :-auperización de ciertos sectores y el enriquecimiento de LIOS. Estos cambios llevaron a percibir una inestabilidad -ocial que, sin duda, afectó la situación política. Aunque, por lo general, la historia social mantiene -igilados los elementos económicos -por ejemplo, sobre ..1 forma en que ciertas condiciones materiales podrían in~uir en los cambios dentro de una sociedad- sus áreas ':e interés son más amplias. Además de estudiar el mo-imiento de los bienes y las utilidades, los historiadores sociales usan otras evidencias -en especial los registros egales- para analizar los pensamientos, sentimientos v comportamientos de la población en general. En ocasio-es, esto los conduce a otras investigaciones y a nuevas preguntas. La influencia de la antropología y de la sociogía ha permitido a los historiadores sociales investizar u s patrones de comportamiento que perciben en la vida .iiaria de la gente: su estructura familiar, su conducta cocdiana, la forma en que ordenan y le dan significado a los espacios sociales que los rodean, etcétera. El análisis de estas áreas puede llevar a los historiadores a realizar dis- aros viajes, a hacerse distintas preguntas: ¿por qué carn-
120
IllSTORl
biaron los patrones de matrimonio? ¿De qué manera laperspectivas de género afectaron el comportamiento social? Varios libros que abordan el tema de la sociedad inglesa del siglo XVII no mencionan ni una sola vez a la guerra civil. Para eJlos, forma parte de una historia distinta que no afectó de manera particular los cambios de su interés. A partir de estos análisis se ha forjado otro tipo dl "gran narración", que afirma poder identificar estructurarelativamente estables para la sociedad a lo largo de vario> siglos. Este tipo de historia sugiere que la vida del campesino del siglo XV no era muy distinta a la de uno del XVlE a pesar de los aparentes cambios en la constitución política y en el ejercicio del poder. En años recientes, los historiadores también se han interesado cada vez más en la cultura. De nuevo, este proviene de la influencia de las ideas antropológicas . .A:.. igual que la historia, hacia fines del siglo XIX la antropología y la sociología se estaban "profesionalizando", k cual llevó a una división entre estos distintos acercamientos al estudio tanto de la vida como del comportamiento humano, ya que cada uno trató de postular reclamos específicos para "su" campo. Sin embargo, a últimas fechas. esas disciplinas se han ido acercando de nuevo: varios antropólogos han mostrado su interés por analizar periodos históricos, y muchos historiadores se han ocupado de las agudezas más bien teóricas de la antropología. La "cultura", como se le entiende en este contexto, no se refiere tan sólo a música, teatro, literatura, etcétera; se enuncia para indicar patrones de pensamiento y comprensión: modos del lenguaje, rituales de vida)' formas de pensar. Los historiadores culturales ban retomado la idea marxista de que las circunstancias económicas afectan la for-
'l.VESÍAS DE MIL KILÓMETROS
en que la gente piensa y se comporta, y han cambiasu énfasis al afirmar que las formas en que piensa ;:1 __nte afectan su relación con la sociedad y con la econo,ua. Acceder a la forma de pensar de la gente puede re..erir el estudio del arte y la literatura de cierto periocio. • ero también puede examinarse analizando el idioma y _. comportamiento que está plasmado en fuentes docu"'ientales. El historiador David Underdown realizó ese tipo de _'1álisissobre la guerra civil. Analizó las distintas formas _:1 que los componentes de la sociedad inglesa se veían :1 mismos (algunos de los cuales variaban de acuerdo con J ubicación geográfica), así como los pensamientos :' los :emores que tenían sobre el mundo que los rodeaba. Aqu; a religión desempeñó un papel muy importante: en par-•cular, la diferencia entre el protestantismo tradiciona.. ...poyado por la iglesia establecida, y el "puritanismo" mas -adical que pregonaban (de acuerdo con Underdown al:::unosintegrantes de los "mediocres". El primer grupo. .:onformado en su mayoría por la aristocracia, bacía énra-is en la obediencia y el ritual, )' creía en un orden socia: armonioso, jerárquico y, en esencia, estático, regulado po:.a "costumbre". Los segundos, asociados con la ascendien°e clase "mediocre" rechazaban los rituales "papistas", e: .:ontrol estatal de la iglesia, y veían a la sociedad como en ente fracturado y dividido que los devotos (es decir, elios mismos) debían reformar. Ya en el capítulo anterior halia'110S estas tensiones entre Brooks y Burdett. Sin embargo, las diferencias religiosas también pue¿en verse como parte de una cultura más amplia. Las ac6vidades no religiosas, como el futbol, se volvieron par;:~ de la lucha: para los tradicionalistas, el futbol (que po=:J.
o
I22
HISTORL
general era un juego muy violento entre dos parroquias constituía una forma de reforzar los sentimientos de sociabilidad y comunidad local; para los radicales, ilustraba la violencia desordenada y la necesidad de que los de abajo se "reformaran". La pregunta respecto a si la sociedad era estable o estaba en crisis, si era armoniosa o se encontraba fracturada, se extendió hacia algunas áreas del pensamiento. Underdown halló conflictos dentro y entre las áreas locales sobre los "derechos", "obligaciones" y "costumbres", en los sitios donde la gente luchaba con distintas visiones de la forma en que funciona el mundo. La imagen armoniosa de la sociedad -y, por tanto, del reino- en ocasiones se comparaba con el hogar, donde el esposo ejercía un firme controL Resulta interesante que la gente de la Inglaterra del siglo XVII también se preocupara por su hogar: había la inquietud de que las relaciones de género "apropiadas" estuvieran a la deriva, pues se les temía a las mujeres por considerarlas "alborotadoras" o (en ocasiones) "brujas", que tenían a los hombres bajo su control. En general, había una fuerte sensación de que la sociedad inglesa era inestable, de que "el mundo estaba al revés". La idea de "orden" no podía dividirse en compartimientos individuales con la etiqueta "político", "religioso" y "cultural", sino que esos aspectos estaban entretejidos. Y, por tanto (desde el punto de vista de Underdown), gran parte de la guerra civil era una lucha entre dos culturas distintas; entre dos ideas opuestas respecto al funcionamiento del mundo. Otros historiadores han cuestionado la "historia verdadera" de Underdown sobre la guerra civil inglesa, en especial, con respecto de la precisión de las variaciones regionales y de clase que menciona. Pero su método de aná-
...._-===;;.=;;:_--==----
\\'ESÍAS
123
DE MIL KILÓMETROS
T HE
VVorldturn,d uplidedown: 1.
O R,
A briefe delcription of (he ridiculolJs Fa!hions of theíe diIlracted Times.
BYT.J. a well-willer
ro King, Parliamcnt
LondritJ: Printedfor John Smitb.
JIH.Í
1
Kingdcm,
647.
7. El mundo al revés: las inversiones de género, la sociedad y el cuer¡x¡ estaban relacionados con los problemas políticos de la Inglaterra del siglo XVII (1647).
4
12
HISTORIA
lisis nos da un buen ejemplo de cómo los pensamientos sobre economía, política, la estructura social y la cultura pueden usarse conjuntamente en un análisis. Esto no debería sorprendernos: ya sea que los académicos se llamen "historiadores", "economistas", "sociólogos" o "antropólogos", todos se comprometen a analizar la forma en que la gente existe e interactúa. Distintos acercamientos conllevan distintos énfasis, concentrados en lo que cada disciplina considera más interesante o importante, pero las profesiones tienen más en común de lo que a veces están dispuestas a admitir. Cada vez más, también, la historia intenta retribuir un poco a sus materias afines en vez de limitarse a extraer ideas de ellas. A menudo hablamos de "causas" y a veces también de "orígenes". Éstas resultan ser expresiones útiles de sentido común para llegar a procesos complejos, pero implican algunos peligros. Por ejemplo, buscar los orígenes de la guerra civil inglesa (como 10 han hecho varios historiadores) implícitamente equivale a decir que antes de cierto punto el evento no habría ocurrido. Esto puede ser cierto, si vemos los eventos siguientes como una historia; pero si reconocemos la variedad de cuentos que pueden contarse dentro de la Inglaterra del siglo XVII (el conflicto religioso, las ideas po-' líticas, el cambio social y económico) la idea de un "origen" se vuelve más difícil. En todo caso, ¿podría haber una guerra civil inglesa antes de que hubiera una "Inglaterra"? En ese caso, el historiador debe decidir en qué punto puede afirmarse la existencia de esa entidad (10 cual es un problema muy complicado que nos remite, por lo menos, al siglo xv). Los "orígenes" están precedidos por otras historias, y los eventos, a su vez, están seguidos de más sucesos poste-
~UVEsíAS
DE MIL KILÓMETROS
riores. Tomemos, de manera mucho más breve, la colonización europea de América. Podemos señalar factores que causaron ese proceso: de nuevo, el conflicto religioso, las :uerzas económicas, los motivos ideológicos ... pero deoernos estar alerta que al producir "una" historia de la coonización estamos sintetizando miles de narraciones indrviduales (como la de Burdett) que pueden no encajar en nuestro modelo general. La síntesis siempre implica e: silenciar de algo. En los capítulos 2 y 3 de este libro hav .ina síntesis de más de dos mil años de historiografía. Un~ debe estar consciente de que, si fuera posible tener más espacio en este libro, esa historia sería mucho más corn....leja que la que aparece en el breve recuento. La síntesis es útil e inevitable, pero sigue siendo una "historia verda¿era" y no toda la verdad. En años recientes los historiadores (y, puede discutirse, la sociedad en general) se han vuelto recelosos de las "grandes narraciones" formadas por .as síntesis, ya que estas historias tienden a pisotear la complejidad de una situación particular. Ahora nos con=encen menos los significados que se les dan a estas gran.:es narraciones. A fines del siglo XIX había una tendencia l estudiar la historia como una narración de "progreso", .::onla sociedad de esa época, en o cerca de su apogeo. El ::nal del siglo XX -después de dos guerras mundiales. .a carrera armamentista, la división cada vez mayor enzrericos y pobres, enfermedades resistentes a la interven.::iónhumana, la contaminación química del mundo que -ios rodea, entre otros eventos más- tiene mucha menos --een el "progreso". Esto no equivale a afirmar lo contra;0: que la situación está en una fase terminal, lo cual se-ia otra "gran narración", sino a subrayar que al abordar os problemas que nos aquejan, dudamos de quienes hi-
126
HISTORIA
lan las grandes historias, y deseamos poner más atención a los detalles de las historias verdaderas. Los "efectos" no son menos complejos que los orígenes. Uno de los efectos de la colonización de América fue la muerte de cientos de miles de nativos americanos. el desarrollo y la continuidad de la esclavitud, el inicio del declive económico de Inglaterra a lo largo de un gran periodo, el establecimiento de nuevas ideas sobre. el gobierno y la política, la guerra fría, la carrera espacial, y la sociedad multinacional en la que ahora vivimos. ¿Cómo hubieran podido imaginar semejantes consecuencias los primeros colonizadores? y ¿quién se atrevería a trazar una línea bajo esos efectos y decir: "aquí termina la historia"? En realidad, la historia nunca termina; las historias llevan a otras historias, a travesías de mil kilómetros a través del oceano hacia el continente, y los significados e interpretaciones de estas historias son múltiples. Los "orígenes" son simplemente el lugar donde decidimos ret~mar la hist~ria, dictando (y tomando dictado) de qué tipO de historia es la que queremos contar. Las "consecuencias" son el lugar donde, de manera débil, nos acercamos a un fina). Al tratar de decidir qué es lo que "hace" que algo ocurra, los historiadores confían en una serie de teorías distintas y se apoyan en una gran variedad de postura~. La mayoría de los historiadores están dispuestos a admitir que, excepto al nivel más simple, todo tiene pluralidad de causas. Y 10 que ocurre después por dichas causas, se convierte, a su vez, en causa de algo más. Los historiadores tratan de crear patrones a partir de esta intrincada serie de eventos; a veces, son muy sencillos, como la narración de los "grandes" hombres, y otras son muy complejos, acerca de ideologías, economías y culturas. Sin duda en el
~RAVESÍAS
DE MIL KILÓMETROS
127
?
128
HISTORI,\
decir algo ante una complejidad imposible. Aquí está algo del peso de la responsabilidad que tiene el historiador: jamás tratar de decir que la suya es la única manera de contar la historia. Pero también hay una responsabilidad por parte de1lector: no descartar las historias por ser imperfectas sino comprometerse con ellas, como las historias verdaderas que sólo pueden aspirar a ser. Al inicio de este capítulo sugerí que la historia de Burdett podía representar un paso en la ruta hacia un camino más grande. Pero así como todos los viajes de mil kilómetros comienzan con un paso, también terminan así. Burdett representa un fascinante caso de estudio en el contexto del siglo xvn inglés y norteamericano. Su fe ~. sus circunstancias lo llevaron al otro lado del mundo pero también de vuelta a casa. Como predicador -y como puritano radical- contribuyó a la mezcla cultural de conflictos y tensiones presentes en el inicio del mundo moderno. A pesar de la dirección de su fe, cuando regresó a Inglaterra tomó partido por el rey. Si, por un instante, la vida de Burdett puede considerarse representativa de las otras miles de vidas que no hemos examinado aquí _y deben de existir muchas más sobre las que no tenemos información detallada- podemos terminar con una idea. Sin George Burdett no habría habido guerra civil en Inglaterra, no porque fuera un "gran hombre" sino precisamente porque no 10 era. Sin las decisiones adversas de Burdett, las complejas historias que él mismo desarrolló de una manera tan individual, no habrían tenido conflicto. Como dijo Marx, la historia está conformada por gente que se encuentra en circunstancias que van más allá de su elección. Pero, por el tipo de vida que llevan, afectan a esas circunstancias. Las "circunstancias", la "historia" y la
TRAVESÍAS
DE MIL KILÓMETROS
129
-gente" no son cosas distintas. Siguen y siguen juntas, esperando que el historiador elija extraer entre el conjunto de patrones, uno. El que a mi me gusta más es el de las consecuencias que no nos proponemos: casi todo lo que ocurre, si no es que todo, es el resultado del esfuerzo de la gente por conseguir ciertos fines, pero jamás tiene una perspectiva de cuáles serán sus efectos. La gente actúa por razones y circunstancias ligadas a su propio presente; sin embargo, todo 10 que hacemos genera pequeñas olas que se esparcen más allá de nuestro propio movimiento e interactúan con las olas de millones de vidas distintas. La historia ocurre precisamente en el punto donde chocan todos estos patrones.
J.
MATAR GATOS O ¿EL PASADO ES UNA TIERRA EXTRAÑA? '
L
a matanza de gatos tiene su historia, O dicho de otra manera, es una actividad que ha cambiado con el transcurso del tiempo, y a eso se debe que los historiadores sean capaces de describirla y analizarla, como también pueden hacer con otros temas, como el matrimonio, la religión, los hábitos alimentarios, la navegación, el genocidio, la pesca, el travestismo, el olfato y el sexo. Una muy oreve historia de la matanza de gatos iría más o menos J.sÍ:en el antiguo Egipto se veneraba y honraba a los garos, Cuando sus amos o amas fallecían, se les enterraba vivos dentro de las tumbas para que les hicieran compañía; con el encierro, los animales morían asfixiados. A principios de la Edad Media europea (c. 400-TOOO), los garos gozaban de un respeto mucho menor, y morían sobre roda de muerte natural, que podría ser, verbigracia, de inanición. Más tarde, ya entrada la Edad Media (c. 1000:450) los felinos pasaron al otro lado del espectro y se les asoció con el demonio. Se decía que una práctica común de los cátaros y de otros herejes era besar el ano de los gatos o, por lo menos, eso es lo que afirmaban quienes se dedicaban a perseguirlos. Algunos cátaros también creían en la conexión demoniaca de los gatos. Un hombre afirmó que cuando murió el inquisidor Geoffroi d'Ablis,
I32
HISTORIA
[ATAR CATOS
aparecieron gatos negros en su ataúd, en señal de que el demonio había venido a reclamarlo como suyo. Así, en la época medieval, se mataba a los gatos porque se les temía; esto se hacía, sobre todo, apedreándolos. Para el siglo XV]I la imagen pública del gato se había deteriorado aún más: se sobrentendía que estaba emparentado con las brujas, razón por la que se le ejecutaba junto con su amo o ama. En la Francia del siglo XVTII, de vez en vez se masacraba a una gran cantidad de gatos en imitaciones de rituales que llevaban a cabo aprendices y otros participantes para quienes esa matanza resultaba muy graciosa. En nuestro propio siglo XX ilustrado no matamos a los gatos, salvo cuando los descuidamos y Jos sobrealimentamos, o cuando es por su propio bien. En el capítulo anterior describimos a los historiadores como miembro de distintas tribus: políticas, sociales y culturales. Pero también notamos que, aunque estas etiquetas las dan y las aceptan los historiadores (que las usan, por ejemplo, cuando anuncian sus trabajos académicos) no constituyen una frontera rígida. Sin embargo, existe una diferencia fundamental que divide a todos los historiadores en dos grupos: quienes aseguran que la gente del pasado era esencialmente igual a nosotros, quienes creen que eran esencialmente distintos a nosotros. Qpizá recuerden la división que hicimos en capítulos anteriores: David Hume pensaba que los hombres son prácticamente los mismos en todas las épocas; L. P. Hartley sugirió que el pasado es una tierra extraña donde las cosas se hacen en forma distinta a como las hacemos nosotros. Debido a que, por lo general, la muerte de los felinos no causa hilaridad en nuestros días, un recuento de la diversión que les causaba a un grupo de aprendices
~
o ¿EL
PASADO
ES UNA TIERRA
EXTRAÑA)
1'~-L! ¡
1
....""-~ ", I
~
..-.....:"...!_";" .......
l
'8. Matanza de gatos. y el maltrato a otros animales.en el sig o '. -;ogarth. Las cuatro etapas de la crueldad)
1).)
I34
HlSTO~
~AR GATOS
del siglo XVIII matar gatos puede darnos un ejemplo pa:-. analizar estas dicotomías. Conocemos lo que el historiador Robert Darntoetiquetó como "la gran matanza de gatos" a partir de una autobiografía (semificticia pero que, en general, se considera auténtica) escrita por un aprendiz de impresor llamado Nicolas Contat, en París, a finales de 1730. Según Darnton, independientemente de que el recuento de Contant sea literal o no, nos muestra una historia que ese impresor en ciernes esperaba que leyeran y cornprendierar, sus contemporáneos. Los documentos pueden mostrarnos una "verdad" más allá de lo "que ocurrió en realidad", cómo piensa la gente, las imágenes, el lenguaje y las asociaciones de su cultura. Lo que Contar describió fue esto: dos aprendices, jerórne (el alter ego de Contat) y Léveillé, vivían y trabajaban en una imprenta propiedad de su amo, JacquesVincent, cuya esposa adoraba a los gatos: tenía uno favorito llamado la Grise (la Gris). Durante varias noches Léveillé, que era un excelente imitador, se paró afuera de la recámara de su patrón maullando y despertando a todos los empleados. Finalmente, la esposa del patrón ordenó a los aprendices que se deshicieran de aquellos horribles gatos (imaginarios), aunque les advirtió que no dañaran a la Grise, su mascota. Los aprendices iniciaron su labor de matar gatos -todos los que pudieran hallar en el vecindariopero empezaron por la Grise y ocultaron su cadáver. Luego, abiertamente asesinaron al resto de los felinos, golpeándolos hasta dejarlos inconscientes y después los sentenciaron a muerte como parte de un juicio ridiculizado. ¡Hasta les proporcionaron confesores antes de ejecutarlos! La patrona reapareció y estaba convencida
I
o ¿El.
PASADO
ES UNA TIERRA
EXTRAÑA?
1J)
-.1unque no podía probarloque sus empleados habían ...esinado a la Grise; por su parte, el amo los reprendió con enernencia por divertirse matando gatos en vez de traba- Los aprendices se rieron y se rieron. "Los impresores ~~n reir. Es su única ocupación", escribe Contat. En su narración, Contat deja claro que matar ga- 3 era una forma de vengarse del amo, y que la vida de .crendiz de impresor no resultaba muy dichosa. Contras-_~a la opulencia de la vida de su patrón con su propio es--do de miseria. Tener gatos corno mascotas (y cuidarlos -:lejor que a los aprendices) sirve como una imagen para -afatizar la indulgencia consigo mismo del patrón bur":4¿S, y su distancia con la vida de sus empleados. Pero, ~!1. realidad, esto no explica la matanza en masa, o las ri=as (que no sólo ocurrieron después del hecho sangriento en sí, sino durante su ejecución). Como señala Darnton, ~ara hacer eso es necesario examinar los múltiples simoolismos de los gatos en el siglo XVIll, cuando aún se les asociaba con la brujería y la mala suerte. También estaban .:onectados con los estratos más altos de la sociedad: no sólo a través de sus mimos como mascotas, sino también ~ través de cuentos populares como El gato con botas, y tal -'ez por su aire natural de indolencia. La tortura de gatos era una actividad común en varios estratos de la cultura ~uropea, como parte de rituales de licencia y desorden. A :05 gatos se les asociaba con las mujeres y el sexo: la cbatte renía el doble sentido que en inglés moderno tiene la pa.abra que se refiere a los genitales femeninos. Para un francés del siglo XVl.lI la matanza de gatos de Contar tenía un sentido que ya no tiene para nosotros. Según escribe Contat, los aprendices representaban la masacre de manera imaginaria en múltiples ocasiones, satirizando las
t=»
HISTOIt:.
reacciones de su patrón y su patrona para diversión de 1L espectadores. La risa de los aprendices -pues se trar, de un cuento de humor más que de gatos- puede verse como una primera tradición moderna de rebelión a través de la burla, un eslabón entre el comportamiento sedicioso y el humor. Entonces, podríamos postular una "forma de per..sar particular del siglo XVlII", que asociába a los gatos cor el privilegio, y la matanza de gatos con rebelión. También podríamos (como lo sugiere Darnton) ver nexos entre "una forma de pensar" que se regodeaba en la matanza de gatos en un juicio imaginario con los eventos posteriores de la Francia del siglo XV1Il; durante la Revolución francesa, por ejemplo, los juicios rudimentarios y las subsecuentes matanzas de más de mil prisioneros "contrarrevolucionarios", en septiembre de 1792, ejecutadas por los sans-culottes (literalmente, "los descalzonados" pero, en forma figurada, "los desposeídos"). Esto no significa que matar gatos fuera una práctica para después matar seres humanos, sino sugiere que puede haber patrones simbólicos en las acciones de la gente. A la noción de que hay distintas "maneras de pensar" en el pasado se le ha etiqueI tado de muchas formas: el "espíritu de la época" o Zeageist; la "conciencia cultural"; la mentalité (o mentalidad) de una época específica. Este último término es el que se ha vuelto más común. Durante la primera mitad del siglo xx, Lucien Febvre, un historiador francés que, junto con su amigo Marc B10ch, inició una nueva clase de historia conocida como el acercamiento Annalisle (nombrado así por la revista que fundaron, llamada Annales), utilizó el término mentalite (mentalidad). La escuela de los Annafes te-
UAR
GATOS
o
¿EL PASADO
ES UNA TIERRA
EXTRAÑA?
-.la varios objetivos: uno era alejar al estudio de la hisro~'U de los eventos políticos (efectuando otro escape de la zorre de Tucídides) hacia cuestiones económicas, socia.es y culturales. Otro era tratar de examinar extensiones ':e historia mucho más amplias -lo que llamaron la lon;:Ie durée (largo plazo)- y buscar las raíces profundas de .as corrientes del pasado. Aunado a esto, estaba el deseo de incluir un conocimiento de los cambios climáticos, las ubicaciones geográficas, y los prolongados cambios económicos en su comprensión de la causalidad histórica. Este proyecto alcanzó su cúspide en El Mediterráneo de Fernand Braudel; un libro enorme que intenta discutir esa sigantesca extensión geográfica a lo largo de varios siglos. cambiando el enfoque de investigación -de los reyes!, de los gobiernos- a la tierra, la gente y el mar. La escuela de los rlnnales cambió de manera drástica la forma de la historiografía en Europa, aunque la adopción de sus ob_;etivosmás amplios ha sido menos evidente en la historia angloestadunidense. La noción de mentalite, sin embargo, ha tenido una influencia enorme sobre todos los historiadores modernos. Pensar en las mentalidades hizo que surgiera una nueva forma para tratar de alejarse del enfoque de "sentido común" de la historia política, que asumía que los reyes, los consejeros y los gobernantes tomaban decisiones sobre la misma base "racional" de los historiadores (lo que permitía al historiador político juzgar al rey como "maloo "débil" cuando fracasaba al tomar la decisión "correcta- : pero también como un intento por explicar los elementos dentro de las fuentes examinadas que, sencillamente, parecían no encajar con las ideas de 10normal contemporáneas. Mare Bloch, por ejemplo, analizó el fenómeno de:
H1STOR
"toque real": la capacidad putativa de los monarcas medievales para curar enfermedades a través del contacto tisico. Bloch argumentó que este tipo de acción no POdlA descartarse como una curiosidad histórica, inconexa coro la seriedad del gobierno, sino que era una parte integra: de la autoridad real y, por tanto, nos alerta sobre lo distinta a la nuestra que era la noción medieval dc poder. Emmanuel Le Roy Laudrie (otro historiador de la corriente analista) usó registros inquisitoriales -semejantes a los que vimos en el capítulo 1- para hacer un ·mapa de la menta/ité de los campesinos: sus creencias en la magia, el ritual, la amistad, la familia y el sexo. La mentaiite, entonces, nace del sentido de que el pasado es muy distinto del presente, y de tratar de hallar una forma de analizar esas diferencias, en vez de reirnos de ellas. La escuela de los Annales, y los historiadores posteriores, se basaron en los hallazgos de una disciplina distinta: la antropología. Los historiadores interesados en la sociedad y en la cultura hallaron que requerían una forma de descifrar los patrones de la interacción humana, y los motivos no manifiestos (y a veces no reconocidos) de por qué la gente hace lo que hace. Los antropólogos, que pasan el tiempo estudiando y analizando otras culturas, nos han ofrecido marcos útiles para considerarlo, al dar a los historiadores un lenguaje para discutir los rituales, la disposición del espacio social, la conducta de un género a otro, etcétera. La mentalitése ha convertido en un término abreviado para englobar todas las premisas, prácticas y rituales de eras pasadas. Como ya lo he sugerido, emplear el término mentalité es tomar en cuenta que la gente del pasado es, en esencia, distinta a la de nuestro tiempo. Luego volvere-
Lo\.TAR GATOS O ¿EL PASADO
ES UNA T1ERRi\
EXTRAÑA?
139
mas al asunto de si este discernimiento es correcto o no. Primero, debemos seii.alar que la idea de la mentalicé incluye también otras dos operaciones cognitivas: dividir el .apso de la historia humana en periodos, y leer la evidencia histórica en formas que sus creadores nunca tuvieron la intención de realizar. Como hemos visto, al menos desde que se inició la era cristiana, la vastedad del tiempo se ha dividido en porciones más manejables, por ejemplo, la Seis Edades del Hombre de san Agustín. La división más amplia y común es la de Antigüedad, Medievo (o Edad Media) y época Moderna (lo que permite también establecer los matices de Antigüedad tardía; medievo temprano, alto y tardío; y primera modernidad). Hay aquí un hecho evidente pero esencial: se trata de divisiones hechas por el hombre )', por tanto, arbitrarias. La gente que vivía en los "albores de la Edad .Media" no habría -no podría- haberse etiquetado así. En lo que a nosotros nos concierne, ellos vivían en el "ahora", igual que nosotros. Quizá habrían podido tener una idea distinta acerca de hacia dónde se dirigía su "ahora" -el último paso en la travesía hacia el Fin del Mundo y el Juicio Final- pero seguía siendo "ahora". Miramos atrás y trazamos líneas arbitrarias en la arena, recortando un periodo aquí, dividiendo más de dos mil años de complejidad para que las formas resulten más fácilmente digeribles allá. Ya he mencionado las grandes tajadas: la Antigüedad, el Medievo, la época Moderna. Sin embargo, hay otras más pequeñas que estamos habituados a olvidar: los siglos, )' las décadas, por ejemplo. El "siglo XV1U" es una forma rápida de referirse a los años que median entre 1700 y 1799, pero sigue siendo una división arbitraria. El moderno calendario occidental sólo ha estado
IIISTORL"
en uso unos cientos de años, y es culturalmente específico: por ejemplo, no sigue los mismos años que los calendarios judío y chino. A diferencia de pensar en término, de "reyes" o "reinas", pensar en "siglos" es un concepto que se usa apenas desde hace unos doscientos años. Cuandc Tucídides escribió su historia de la guerra del Peloponeso. enfrentó muchas dificultades para producir una cronología clara para sus lectores, por el hecho de que distintas ciudades griegas fechaban los años según su idiosincrasia. e incluso poseían distintos nombres para los meses del año. Él tuvo que inventar su propio sistema (numeró los años de la guerra del uno al seis, y los dividió en "invierno ""y verano ") en tanto que nosotros lternos h ere d a d o un esquema propio, aunque creado de manera similar. Estas líneas en la arena, sin embargo, tienen asociaciones más amplias: si queremos hablar respecto de la "ideología del siglo xvm", ¿suponemos que ésta se transformó la víspera del 31 de diciembre de 1799? En Occidente hablamos de los "sesenta" y de los "setenta" para indicar una parte que nos parece esencial o particular respecto de esas décadas. Pero de nuevo esto es taquigrafía, y recientemente los historiadores modernos han empezado a afirmar que "los sesenta" (con lo cual se refieren a una serie de ideas y valores culturales) en realidad transcurrieron alrededor de 1964 y 1974. De igual modo, otros historiadores discuten a menudo "el largo siglo XVIII"; es decir, un periodo que de alguna manera se extiende más allá de los cien años que se atribuyen a un siglo. Este proceso de esculpir el tiempo en periodos resulta útil y quizá inevitable, pero hay que tener cuidado. ¿ En "los sesenta" todos usaron flores en el cabello, fumaron marihuana y fueron a Woodstock? ¿La mayoría
'ATAR GATOS
o ¿EL
PASADO ES UNA TIERRA
EXTRAÑA>
-Uzo esto? Si no fue así ¿por qué elegimos este modo de -ida -esta mentalidad- como imagen "clave" para esa década? Hace poco se generó una gran preocupación sobre los posibles desastres que podrían ocurrir en el año 2000, ¡x>rque se iniciaba un milenio. Algunas de las preocupaciones fueron extremas, como la de los miembros del culto Heaven's Cate en los Estados Unidos, que eligieron suicidarse pensando que el Juicio Final estaba cerca. Otras ideas se consideraron bastante racionales, como el temor de que las computadoras fallaran debido a su incapacidad de reconocer la fecha. Sin embargo, podríamos recordar que quienes vivieron antes del año 1000 también experimentaron cierto grado de preocupación, quizá más, pues entonces se creía con firmeza en la existencia de un plan divino para 11evarla historia humana al final. y también podríamos contemplar el hecho de que "el año zoco" (con o sin fallas en los diseños de los microchips) es una invención humana, basada en un calendario arbi::rario, que sólo se ha utilizado de manera reciente en una parte del mundo. Exactamente ¿qué creemos que se altera en nuestro interior cuando el año cambia de 99 a oo? Todo esto no significa que la división arbitraria del tiempo en periodos sea irrelevante para la vida y la hisroria humanas. Aunque la fecha del milenio es arbitraria, no hay duda que ha afectado el comportamiento de la gente. Esto se ha discutido con detalle en la radio, la televisión e Internet. Esa fecha hizo que algunas personas almacenaran comida, encontraran a Dios, perdieran su fe, se emborracharan o concibieran un hijo. Lo del milenio ha estado en nuestras mentes tal vez como parle de nuestra mentalite. Pero no creo que los habitan-
142
HISTORI
~lATAR
tes de fines del siglo XXl piensen en ello, o al menos, n del mismo modo. Así, la gente del siglo XVIII sí pens (y actuó) de manera distinta a nosotros, al menos en l que respecta a ciertos temas. La periodización del ticmp-es decir, su división en unidades más pequeñas- puede tentarnos a tomar patrones falsos de pensamiento. pero tal vez resulte inevitable como forma de ver el pasado, y puede ayudarnos a captar la manera en que la gente cambia con el tiempo. Llegar a distintos modos de pensamientos, a distintas mentalités, requiere de la cuidadosa utilización de las fuentes que nos proveen de material. Como ya lo he sugerido, esto puede requerir que leamos ese material de una forma en que sus creadores jamás consideraron que se podría hacer, para hallar significados que nunca tuvieron en mente. Por lo general, los historiadores modernos llaman a esto una lectura "contra la naturaleza" del texto: en donde "la naturaleza" es la dirección y el argumento que la fuente quiere tomar. Resulta relativamente evidente que para que un historiador Jea ciertas fuentes se requiere que las utilice de una forma distinta a como lo hicieron sus creadores. Por ejemplo, cuando los oficiales florentinos del siglo xv crearon un monumental registro de impuestos llamado el catasto, su propósito era el gobierno financiero de la ciudad; sin embargo, los historiadores modernos han computarizado toda la información que contiene este gran documento y la han vaciado en una fuente de datos, lo que les permitió encontrar patrones en la evidencia que los florentinos jamás habrían advertido (pues no tenían ni el interés, ni el tiempo): patrones de matrimonio, ciclos de vida, familia, género ~. división del trabajo.
I
GATOS
o ¿EL
PASADO ES UNA TIERRA
EXTRAÑA?
Pero otras fuentes pueden resultar más problemáticas. Por ejemplo, en el libro filosófico de John de Salisbury titulado Policraticus, del siglo XlI, la idea era ofrecer un modelo del gobierno real y, a diferencia de los registros de impuestos, fue diseñado para que otra gente lo leyera. no sólo en la época del autor, sino también mucho después. Sin embargo, los historiadores pueden leerlo de una manera distinta: utilizando la forma en que john de Salishury hace del "cuerpo" una imagen de la sociedad (el rey como la cabeza, los consejeros como el corazón, los carnpesinos como los pies, etcétera), los historiadores pueden argumentar que el símbolo intenta dar una imagen "narural" y estática de la sociedad medieval, y pueden ligar esto a otros usos frecuentes de imágenes corporales en la cultura medieval, quizá identificando así una mentalir/ medieval. John de Salisbury no sabía que escribía sobre cuerpos simbólicos, pensaba que estaba escribiendo sobre política. Pero los historiadores pueden hallar otros significados en el texto. ¿Esto debe hacernos dudar? ¿Cómo nos sentiríamos si en e! futuro algún académico impertinenre leyera nuestras cartas, diarios, e-rnails, etcétera y argumentara que nosotros no sabíamos qué estábamos revelando cuando los escribimos? Esto podría indignarnos (aunque, desde luego, para entonces ya estaríamos muertos). Pero hay que dejar claro que nos guste o no, Jos textos tienen una vida que sigue cambiando y que se altera después de la muerte del autor, va sea que los historiadores se involucren o no. Otros escritores de teoría política leyeron el Policraticus, por ejemplo, y lo usaron en formas distintas extrayendo distintos "ignificados de él. En cierto punto, se volvió no un modelo de! buen gobierno sino un interesante anacronismo,
144
HISTORL
que permitía a los pensadores más "modernos" br.inda: mejores modelos de gobierno. Este proceso de cambio d~~ significado de los textos no se limita a los libros académicos: si hemos escuchado la canción de Bruce Spnngsteen titulada "Born in the USA", podemos recordar que el autor la escribió como una forma de protesta contra la guerra de Vietnam, los efectos de ésta sobre la sociedad y sobre los soldados, y sobre cómo les falló la sociedad. Sin embargo, el gobierno derechista del presidente Ronald Reagan rápidamente se la apropió como un himno de orgullo patriótico. Así ocurren las cosas: escribe, canta, di cualquier cosa y puede llegar a tener un significado muy distinto. También puede decirle al público algo sobre el autor que éste ignora. Este libro, como cualquier otro, puede mostrar mis prejuicios inconscientes y tal vez también los de mi generación. ¿Por qué he elegido los ejemplos históricos particulares que he utilizado en estos capítulo~? E~ evidente que porque me parecieron interesantes y dlgnos de atención; pero fueron mi elección, hecha en un momento particular de tiempo, dentro de un contexto cultural también particular. Por tanto, leer textos "contra su naturaleza" es no sólo permisible sino, quizá, esencial, si queremos descubrir "qué" pensó la gente y también "cómo" lo pensó. Desde hace dos décadas, el lenguaje, las imágenes y los símbolos de los documentos se han vuelto cada vez más interesantes para los historiadores, en parte por la influencia de los teóricos literarios sobre la profesión de historiador. Las palabras que se usan como insultos, en distintas épocas y lugares, muestran, por ejemplo, cambios fascinantes en la cultura: en la Edad Media podían insultarnos llamándonos "perra" o "cabrón"; en el periodo moderno, es más
~lATAR
GATOS
o
¿EL PASADO
ES UNA TIERRA
EXTRAÑA?
factible que nos digan "mujerzuela" o "bribón". El primero proviene de un contexto rural y del simbolismo de :o~ animales; el segundo, de las ideas respecto de la honorabilidad sexual y social. Pero aquí hay otro problema, Ce nuevo, de lenguaje. Cuando el historiador escribe su historia verdadera, ¿cómo traduce una mentalué pasada para un público moderno? ¿Q¡é palabras se usan para explicar la fuente (y, por tanto, el pasado)?, ¿las de los muertos o las de los vivos? Las palabras de los muertos pueden resultar engañosas. A veces son parecidas o iguales a las nuestras, pero su significado es distinto. Por ejemplo "farm" (granja) significaba una renta o un impuesto medieval, y en la época moderna "lewd" (lujurioso o despreciable) indicaba no una falta de cortesía sino de conocimiento. Más o menos lo mismo les ocurrirá a los historiadores del futuro cuando revisen la década de 1980 y descubran varias cosas al contrario descritas como "mala" o "malvado". Los aprendices de Contat describen a su patrón como "burgués", pero este término no es el mismo que usa Karl Marx. Más aún, describir algo "como Jo habría entendido la gente del pasado" en verdad significa hacer una descripción de eventos en la forma en que un pueblo histórico particular los entendió, o quiso que se entendieran. Los cronistas medievales que registraron el levantamiento inglés de 1381 describen una revuelta insensata de personas que actuaban "como animales" pero los rebeldes no lo vieron así (ellos creían que actuaban como buenos súbditos ingleses, apelando al rey). Los reportes contemporáneos ingleses sobre la Revolución francesa muestran un panorama igual de bárbaro de los sans-culottes, temerosos de que "la masa" que los apoyaba también se sublevara.
HISTORIA
Sin embargo, de nuevo, los revolucionarios creían estar luchando por la libertad, la igualdad y la fraternidad. Los historiadores tienen que estar pendientes, asimismo, de los matices que tuvo el lenguaje en el pasado. Deben comprender, por ejemplo, el enfoque cambiante y el sentido de una palabra engañosa, como "derechos", en distintas épocas y en distintos lugares, sin esclavizarse al vocabulario. La palabra "democracia" nació en la antigua Atenas, o al menos eso nos gusta creer, pero ningún historiador de la antigüedad equipararía el gobierno de esa ciudad con la política representativa del siglo xx. Los fundadores de la constitución estadunidense hablaron de "derechos" en términos "naturales" y universales, pero no creían que las mujeres o los pobres tuvieran el derecho a votar y, además, aceptaban la esclavitud. No eran unos hipócritas, sino producto de su tiempo, y de 10 que daban por sentado en el mundo. Por supuesto, resulta mucho más fácil dar cualquier hecho por sentado -como la esclavitud- si nos reporta un beneficio personal. No todos los habitantes de Iorteamérica en el siglo XVIII apoyaban la esclavitud, algunos radicales incluso la criticaban. Una vez más, las palabras de la época son las palabras de grupos particulares de personas y, por tanto, están implicadas' en una lucha por el poder. Sin embargo, las palabras de los vivos también pueden causar problemas. El uso de etiquetas modernas para describir el pasado puede ser peligrosamente anacrónico, sobre todo si tales etiquetas se refieren a conceptos que, a pesar de ser de factura reciente, reclaman una aplicabilidad universal a 10 largo del tiempo y la cultura. Describir a las ciudades-Estado del Renacimiento italiano como ciudades "democráticas" porque permitían a ciertos habi-
:I.!ATAR GATOS o ¿EL PASADO
ES UNA TIERRA
F.XTRAJ\'A'
rantes elegir a oficiales particulares, es aplicar una asociación muy moderna de 10 correcto y de lo justo -otras dos palabras difíciles- a una situación distante. Los contemporáneos habrían hablado del "bien común" o del "buen gobierno", según sus propios modelos de cómo manejar las situaciones. Otras palabras pueden ser mucho más ~ngañosas: para nosotros, "enamorarse" de alguien conlleva quizá imágenes de estrellas fugaces, miradas a los ojos. corazones que laten al unísono. Esta noción de "amor" es un invento del siglo XIX; la gente "amaba" en épocas pasadas, pero sus ideas al respecto eran distintas, y tenían menos que ver con los individuos que con los grupos: distintas familias podrían aliarse mediante el matrimonio. Esto no significa negarle la emoción a la gente del pasado, sino permitirle sus emociones, en vez de tratar de transportarlas a las nuestras. En ocasiones resulta innegablemente útil aplicar palabras particulares retrospectivamente, lo que le permite al historiador resumir algún proceso o estado que los contemporáneos de ese evento sólo pudieron apreciar de manera parcial. Sin embargo, el peligro surge cuando se olvidan los motivos por los que se acuñó un término, y su uso repetido lo endurece para convertirlo en algo que se acepta sin un examen previo. Los periodos y los eventos históricos son particularmente susceptibles a este proceso: el Renacimiento y la Ilustración, por ejemplo, pueden dar una falsa coherencia en virtud de la familiaridad con que se les usa. Incluso algo tan prosaico como "la guerra civil inglesa" causa problemas: algunos historiadores argumentan que otros términos, como "revuelta" o "revolución" servírían más (y tendrían un significado distinto). Y, en todo caso, no hubo sólo una guerra, sino una serie de conflic-
HISTORIA
tos: por lo menos tres guerras civiles inglesas en el transcurso del siglo XVII. Otro ejemplo de una palabra difícil es el término "feudalismo", utilizado para describir la sociedad medieval jerárquica de personas unidas por una combinación de tenencia de la tierra y las obligaciones que eso conllevó. Esta palabra fue una invención muy posterior y, como varias personas lo han señalado, oscurece las distintas modalidades de tenencia de la tierra, jornales, costumbres y leyes medievales. Sin embargo, sigue utilizándose, quizá sólo porque es una abreviatura útil. Toda esta situación nos hace retornar a la idea de la mentalite, que es una abreviatura para decir algo sobre la cultura de una era y la forma en que afecta los pensamientos y las acciones de la gente. Sugerí antes que uno de los elementos que divide a los historiadores es si la gente cree que el pasado fue en esencia distinto o igual a nuestra época. Tal vez hay otra cuestión: cabe preguntarnos si al usar un término como mentalité el historiador piensa que hay un patrón unitario en los pensamientos de un periodo específico; si las personas en el siglo XVI, por ejemplo, son distintas a nosotros, pero distintas a nosotros de la misma manera.Hablar de la "ideología del siglo XVI" o de "la mentalue del siglo XVI" puede equivaler a sugerir que hay una' esencia en lo "relativo al siglo XVI"; una clave o núcleo que el historiador puede identificar. Si lo hay, esto nos lleva a otra pregunta: si los habitantes del siglo XVI son tan distintos de nosotros, ¿cómo puede entenderlos el historiador? Se ha dicho que, a pesar de los cambios que han ocurrido a través del tiempo, hay ciertas experiencias que los seres humanos vivimos a lo largo de la historia y que nos unen: el nacimiento, el sexo y la muerte. (De hecho, uno podría afirmar también que todos los seres humanos
MATAR
GATOS O ¿EL PASADO ES UNA TIERRA
EXTRAÑA'
hemos experimentado cansancio, cefalea, indigestión, peo como no son hechos dramáticos o filosóficos, los pas:lmos por alto.) Se dice, asimismo, que podemos construir un verdadero entendimiento de las vidas pasadas a través de estos momentos clave de la humanidad; adentrandonos en sus mentes y experimentando sus pensarnientos una vez más. El problema es que nosotros no experimentamcs en carne propia dos de esos tres momentos clave,al menos no de una forma que podamos reportar (jamás he oído a alguien describir, de manera convincente, qué se siente nacer o morir). Contamos con las experiencias de otros a.: observar o interactuar con estos momentos y, de nuevo. aquí vuelve a entrar la historia, pues todo esto ha cambiado a través del tiempo. El nacimiento, por ejemplo: :.a forma en que se embarazan las mujeres, cómo entienden el proceso de gestación, quién está presente a la hora dei parto, los rituales que lo rodean, los cuidados a los recién nacidos, etcétera. Todo ello ha cambiado con el tiempo y de un lugar a otro. Algunas teorías antiguas de la concepción afirmaban que la semilla del hombre era lo único necesario, y que la mujer servía de mero recipiente. Algunos médicos medievales pensaban que la mujer también proporcionaba su "semilla", y otros pensaban que la mujer tenía que experimentar un orgasmo para concebir. Sia embargo, para el siglo XIX, por algún motivo, los hombres olvidaron que las mujeres pueden experimentar orgasmos. En la Edad Media, el parto por cesárea era una prácric a ocasional pero que conllevaba una connotación demoniaca, pues el hijo no sería "nacido de mujer". Hoy en día, ia cesárea es muy común en las sociedades occidentales. _-\.;¡_ tes, a los niños se les dejaba solos y a la intemperie en-
HISTORIA
rante toda la noche para comprobar si tendrían la fuerza necesaria para sobrevivir (¿quién quiere alimentar a otra boca si el infante no va a vivir mucho tiempo?). Ahora, cualquiera que deje a un lactante solo durante más de una hora puede ser arrestado. La muerte -o la experiencia y la comprensión que otros tienen de ella- también ha variado muchísimo. Los guerreros precristianos esperaban hallar una muerte rápida y expedita, de preferencia en una batalla heroica; los caballeros cristianos deseaban una muerte lenta, a fin de conocer qué les esperaba y tener tiempo para preparar sus bienes materiales y su alma. Algunos pueblos pensaban que lo correcto y honorable era comerse a la gente como parte de un ritual. Algunos otros, consideraban que era perfectamente razonable encerrar a millones de congéneres en campos de concentración para exterminarlos de manera sistemática. A los enemigos de estos pueblos les pareció buena idea lanzarles una bomba tan poderosa que pudiera acabar con la vida de cientos de miles de personas en un instante. Algunos de los muertos habrán pensado que su alma renacería en un nuevo cuerpo; otros, que vivirían más allá de este mundo, y algunos más, que con la muerte se acababa todo. Aunque cada persona de cualquier época nace y va a morir, sus ideas sobre esos procesos varían de una forma tan desaforada que resulta difícil ver una "esencia" en ello, para que el historiador se aferre a ésta. El sexo (que, en todo caso, es algo que no toda la gente experimenta, ya sea por elección o falta de oportunidad) es algo aún más caótico. Cada uno de los periodos de la historia ha tenido sus propias ideas respecto de las combinaciones de edad,
NIATAR GATOS
o
¿EL PASADO
ES UNA TIERRA
EXTRAÑA'
1)1
género, color, posición, propósito y duración; todas son deseables, posibles, permisibles y respetables. Pero también las tiene cada ser humano que está vivo en la actualidad. Ciertamente, tratamos de agruparnos de acuerdo con nuestras preferencias y prejuicios, y nuestra imaginación individual tal vez no sea tan vasta. Empero, colectivamente somos múltiples, complejos y extraordinarios. Al inicio de este capítulo sugerí que, en el siglo xx, no matamos gatos ni nos parece divertido hacerlo. Desde luego, en general, esto es cierto; pero no es toda la verdad. Aunque nunca lo he presenciado, he leído suficientes recuentos de adolescentes estadunidenses que torturan gatos con fuegos artificiales porque encuentran gracioso ese acto. El problema -pero quizá también la solucióncon las mentatites es que la gente del pasado es tan distinta a nosotros como nosotros lo somos de nosotros mismos. En ciertos momentos ellos -y nosotros- nos unimos alrededor de distintos patrones de comportamiento, y el historiador, en efecto, puede buscar dichos patrones, pero no son ni completamente iguales, ni completamente distintos de nosotros. Quizá una de las cosas que el historiador puede hacer es ayudarnos a reflexionar respecto de ambas partes de ese arreglo: mirar el pasado para ayudar a ver de nuevo el presente. Esto plantea la pregunta de para qué sirve la historia y por qué debemos molestarnos con ella. En el siguiente capítulo reflexionaremos un poco más sobre la verdad y la interpretación, y sobre por qué es importante la historia.
7. CONTAR
LA VERDAD
L
a mañana del 28 de mayo de r85r, en una iglesia atestada de Akron, una mujer, una esclava libre de nombre Sojourner Truth, se puso de pie para dirigirse a la Convención de los Derechos de la Mujer, de Ohio. Hay dos versiones de 10 que dijo. Aquí, ligeramente editada por razones de espacio, está la primera: ¿Puedo decir unas palabras? [...] Yo soy los derechos de una mujer. Tengo los mismos músculos que un hombre, y puedo trabajar igual que él. He arado, sembrado, desvainado, cortado y segado: ¿puede un hombre hacer más que eso? He oído mucho acerca de la igualdad de los sexos; puedo cargar lo mismo que un hombre, y comer lo mismo también, si logro conseguirlo. Soy tan fuerte como cualquier hombre que lo sea. En cuanto al intelecto, lo único que puedo decir es que si un hombre tiene un galón y una mujer sólo un cuarto: ¿por qué no puede ella llenar su galón? No necesitan tener miedo de darnos nuestros derechos por temor a que tomemos demasiado, pues no podemos tomar más de lo que aguanta nuestro galón. Los pobres hombres parecen estar todos confundidos, sin saber qué hacer [...] He oído la Biblia y he aprendido que Eva causó el pe-
HISTORIA
I54
cado del hombre. Bueno, si una mujer trastornó al mundo, denle la oportunidad de volverlo a ordenar. La dama ha hablado de Jesús, de cómo nunca rechazó a una mujer con desdén, y tiene razón [...] ¿Y cómo vino Jesús al mundo) A través de Dios que lo creó a él y de la mujer que lo parió. Hombre: ¿dónde está tu papel? [...] Pero el hombre está en una situación difícil, el pobre esclavo está sobre él, la mujer avanza hacia él, y de seguro se encuentra entre un halcón y un buitre. Aquí está la segunda versión (también
editada):
Bueno, niños, donde hay tanto escándalo algo debe pasar. Creo que entre los negros del Sur y las mujeres del Norte que hablan sobre los derechos, muy pronto los hombres blancos se encontrarán en un aprieto [...] ¿No soy acaso una mujer) Mírenme. Vean mi brazo [... ] he arado y plantado y recolectado en establos, y ningún hombre podía ganarme: ¿y acaso no soy una mujer? Podía trabajar y comer como un hombre (cuando conseguía la comida), r soportar el látigo igual de bien [... ] ¿y acaso no soy una mujer? He dado a luz a trece niños, y he visto a la mayoría vendidos como esclavos, y cuando alcé mi llanto con el dolor de una madre, nadie sino Jesús me escuchó [ ...] ¿y acaso no so)' una mujer? Cuando hablan de esta cosa que hay en la cabeza [el intelecto], ¿qué tiene eso que ver con los derechos de la mujer o los derechos del negro? Si yo sólo tengo un galón y tú tienes un cuarto, ¿no sería malintencionado de tu parte no dejar que se
CONTAR
LA VERDAD
155
llenara mi galoncito? [...] Luego ese hombrecito de negro [el ministro], dice que las mujeres no pueden tener tantos derechos como un hombre porque Cristo no era mujer. ¿De dónde vino su Cristo? [...] De Dios y de una mujer. El hombre nada tuvo que ver en ello. El primer testimonio lo escribió Marius Robinson editor del periódico Anti-Slave7)' Bugle de Salem, donde se publicó esta versión en junio de r851. El segundo se publicó en otro periódico, el Independent, de Nueva York, en abril de 1863, y fue escrito por una feminista llamada Frances Dana Gage. Las dos versiones hablan de que el discurso de Truth tuvo distintos públicos. Robinson (y, de hecho, otras fuentes también) indican una reunión de gente que apoyaba los derechos de la mujer)' que escuchó todo con respeto. Gage, por su parte, habla de una muchedumbre hostil de hombres pomposos y mujeres tímidas, incluyendo a quienes no querían que se mezclaran los temas de esclavitud y raza con los derechos de las mujeres. ¿Cuál de los dos recuentos es cierto> Aún tenemos otras preguntas que han quedado pendientes de capítulos anteriores: ¿pueden los historiadores entender y tener acceso a las vidas del pasado? ¿Las narraciones CJueescriben son "historias verdaderas">; ¿cuál puede ser el objetivo de la historia) Creo que podemos cumplir las promesas antes de terminar este breve volumen, y creo que podemos empezar por tratar de responder a estas preguntas. . Sojourner Truth nació con el nombre de Isabella van Wagenen hacia 1797, en Ulster Counry, Nueva York. Hija de esclavos, ella misma era esclava de un coronel
'-IISTORIA
que había luchado en la revolución estadunidense. Hacia la edad de 30 años se volvió una mujer libre, aunque sus hijos siguieron esclavizados. Era muy devota, analfabeta, y evidentemente tenía una personalidad muy fuerte. Adoptó su nuevo y resonante nombre en 1843, se involucró en el movimiento abolicionista, en la guerra civil estadunidense y en la lucha por los derechos de la mujer. Los detalles de su vida están plasmados en Narratiue of Sojourner Trutb, una autobiografía que dictó y publicó en varias ediciones. Durante su vida se volvió famosa (conoció a tres distintos presidentes estadunidenses), y se ha convertido en un símbolo de la resistencia afroamericana y de la protesta feminista. Se le recuerda, sobre todo, por su discurso "¿Acaso no soy una mujer?". Tenemos otros testimonios del siglo XIX que tratan sobre la vida de los esclavos o de aquellos que consiguieron su libertad, muchos de ellos escritos o dictados por los mismos protagonistas. A partir de esto, uno podría tratar de reconstruir la mentalité de los negros estadunidenses de esa época, un modo de pensamiento y de lenguaje compartido, y así decidir cuál de los dos recuentos del discurso de Akron encaja mejor en este modelo. Esto podría conducirnos a preferir la versión de Gage: está escrita en dialecto (¿podría una mujer analfabeta hablar en el inglés preciso del primer testimonio?), muestra lo que podría ser una auténtica falta de familiaridad con conceptos abstractos como "intelecto", y tiene un timbre poético de actuación oral (¿Acaso no so)' una mujerP) que se conecta con las tradiciones negras estadunidenses de la prédica religiosa. Pero el problema de la mentalite como un concepto es que puede allanar toda diferencia, moldear la com-
CONTAR
~I
LA VERDAD
. SH.¡. ')!lft 1 ....T.A:'\(·f. ~:¡I,lt·(L\Ti.
19. Sojourner Truth.
T1T',
ji
HISTORIA
plejidad de la idiosincrasia humana en una sola visión de 10 que se considera "normal" para una época y un lugar. Y todos estos elementos de "normalidad" necesariamente se extraen de una fuente -por Jo general documentos escritos- que son en sí representaciones de la forma en que la gente hablaba, pensaba y se comportaba. La historiadora Nell Irvin Painter, biógrafa de Sojourner Truth, nos dice que, en general, a Truth no le gustaba que sus palabras se reportaran en dialecto. Mientras nosotros podríamos,considerar la ortografía fonética corno una representaClon de autenticidad, a Truth le parecía que desestimaba el significado de sus palabras. Decidir que el segundo recuento del discurso de Akron es verdadero porque se parece más a las palabras que uno esperaría de una mujer negra sin educación formal, equivale a disolver al individuo llamado Sojourner Truth en una olla de "negritud" y a dejar de preguntarnos a nosotros mismos cómo hemos ll~gado a tener las expectativas que tenemos. Esto no slgmfica que uno no pueda intentar hacer una reconstrucción más matizada y sutil de la mentalice, pero queda el pehgro de asumir que hay un modo de pensar. La mentaltté puede oscurecer las variaciones y las diferencias; también puede esconder la existencia de una lucha y de un conflicto. Sojourner Truth justamente estaba involucrada en este tipo de lucha: tratar de que los hombres blancos pensaran distinto sobre el género y la raza. Al tratar de decidir cuál de los dos testimonios es cierto, pero también al tratar de entender a Sojourner Truth como un actor histórico, el historiador puede verse atrapado entre dos papeles. Por un lado, el recreador imaginativo de eventos pasados que se pregunta .a sí mismo "si yo hubiera estado en esa iglesia, ¿qué hubiera
CONTAR
LA VERDAD
159
dicho?". Por el otro, un detective endurecido que le pregunta a las fuentes: "¿cuál de ustedes dos me está mintiendo?". A los historiadores angloestadunidenses les ha gustado plantear esta dicotomía como un conflicto entre la historia como arte y la historia como ciencia, preguntándose a qué campo pertenece en verdad nuestro tema. Pero esto es, y siempre ha sido, una pregunta absurda, que en forma intencional malentiende la naturaleza tanto del arte como de la ciencia, pues simula que ésta no involucra imaginación ni perspicacia, y que el primero no contiene ninguna observación precisa ni tampoco un oficio metódico. Polariza, asimismo, dos clases de conocimiento: una verdad que está fundada en la significación y en la percepción, y una verdad basada en el hecho inerte y en la "realidad" prosaica. Dicho de otra manera, consiste en plantearse la ancestral pregunta de si el conocimiento histórico es subjetivo (depende del observador) u objetivo (es independiente de él). Si asumimos la posición del "detective" tal vez podríamos decidir que la primera versión del discurso de Akron es más cierta, pues fue escrita muy cerca de la época del acontecimiento, el autor conocía bien a Sojourner Truth, y tenía facilidad para el lenguaje, de modo que (como Painter argumenta) resulta poco probable que hubiera dejado fuera una frase tan hermosa como: "¿Acaso no soy una mujer?". Tras un cuidadoso análisis de este tipo, la mayoría de los historiadores aceptan hoy el recuento de Robinson como el verdadero. Sin embargo, la imagen del historiador como detective (tan amada por generaciones de escritores) omite el capítulo final de la historia del crimen: la escena de la corte. Mientras el detective intenta decidir cuál de los
r60
HISTORIA
recuentos está bien y cuál mal, la historia sólo termina cuando el jurado pronuncia el veredicto, ya que el público que presencia la batalla entre la verdad y la mentira también debe decidir el significado de las historias en conflicto. Y en la historia, a diferencia de la ley, el mismo caso puede someterse a juicio muchas veces. Esto sugiere dos situaciones: primero, que la polaridad de hecho y significado es insostenible, pues ningún "hecho", ninguna "verdad", puede pronunciarse fuera de un contexto de significado, interpretación y juicio. Segundo, que la verdad es, por ende, un proceso de consenso, puesto que lo que opera como "la verdad" (lo que se acepta como la "historia verdadera") depende de una aceptación si no absoluta, sí general, por parte de nuestros congéneres. Es probable que el recuento que hace Robinson resulte más preciso que la versión poética de Gage. Pero ésta puede capturar algo distinto sobre esa mujer, sobre la forma en que actuó y cómo la percibieron sus contemporáneos. Por último, no lo sabemos. El o la historiadora pueden imaginarse a sí mismos en aquella iglesia y pueden tratar de examinar las fuentes con toda la diligencia, el cuidado y la simpatía necesarios. Pero no pueden estar allí. Y si pudieran estar, tampoco hay garantía alguna de que lo que el historiador escuchó de labios de Sojourner Truth fue un equivalente exacto a lo que pensó escuchar cada una de las demás personas presentes. Y como sabe todo historiador y detective, los relatos que se ajustan con exactitud indican, por lo general, una colaboración en su trabajo más que un reporte independiente. Los recuentos de Robinson y Gage 'coinciden en casi todos los temas de los que habló Truth, aunque difieren en cuanto al orden de los tópicos y las palabras empleadas. De modo
CONTAR
LA VERDAD
lÓI
que nos enfrentamos aquí a una cuestión de sentimiento y significado. Decidir cuál de las dos versiones "es verdadera" casi equivale a deshacernos de nuestra propia versión. ¿Pero queremos deshacernos de algo tan hermoso como "¿Acas~ no. soy una mujer?"? Esto no implica sugerir que los historiadores no deben aspirar a la verdad, pues las histori.as verdaderas tienen más probabilidades de lograr que un Jurado llegue a un consenso. En cambio, significa decir que si pedimos una Verdad monolítica podemos silenciar otras voces posibles, otras historias. Esto es más que una advertencia romántica, ya que el proceso de silenciar otras historias ha predominado por más de dos mil años. La torre de la historia política de Tucídides canceló el sonido de otras voces, de otros pasados, aunque, como hemos visto, ha habido escapes parciales de esos muros en distintos puntos del tiempo. Sin embargo, la torre sólo se derrumbó en el siglo xx, y terminó de destruirse en los últimos treinta años. La historia política y otros eventos de la narración ahora tienen un lugar que se respeta al lado de otras historias verdaderas: las historias de la vasta mayoría de la gente de todos los tiempos, lugares y culturas. La historia social se ha tran _ formado de una "historia sin política" (como la describió alguna vez el historiador británico G. M. Trevelyab), en un campo vivaz, polémico y poderoso, que combina la agudezas del marxismo, la antropología, la sociolozía v la mentalité de los Annales para obtener una comprensión de la vida cotidiana de pueblos pasados, y la manera en que esas vidas se combinan para afectar "lo que ocurrió en ~ealidad". En este punto debería quedar claro que la acciones del pueblo, en general, tienen tanto que ver con
HISTORIA
los "grandes" eventos, como las decisiones de un pequeño grupo de elite de monarcas, políticos y gobernantes: sin los George Burdett, no habría habido ninguna colonización de Nortearnérica; sin los sans-culottes, no habría habido Revolución francesa; sin las Sojourner Truth, no se hubiera abolido la esclavitud. Sin embargo, la historia social ha planteado otras preguntas. Durante el periodo de la posguerra las historiadoras feministas empezaron a cuestionar si las mujeres estaban incluidas de manera satisfactoria en el término "humanidad", y a investigar si podría decirse que las mujeres han tenido su propia historia. Diversos estudios sobre la situación de la mujeres en la Edad lVledia y en el primer periodo moderno rastrean una historia bastante distinta de lueha entre la narración progresista y los asuntos masculinos. Por ejemplo, estamos casi seguros de que las mujeres de fines del siglo XIV tenían más opciones, libertades e independencia económica que las de finales del siglo A'V. El proyecto de la historia de las mujeres -que originalmente tenía como fin recuperar las voces de aquellas que se habían "escondido de la historia"- ha conducido, en años recientes, a nuevas preguntas respecto de las relaciones entre los sexos, los patrones a los que se ajustó el género en distintos periodos, y las formas en que estas cosas afectan otras áreas de la vida y la política. La manera como se espera que sean las mujeres -y de hecho sean los hombres- ha cambiado a lo largo del tiempo, y ha moldeado otros patrones de comportamiento: desde la forma en que la reina Isabel 1 de Inglaterra controló su reino, al entrenamiento de musculosos muchachos cristianos en las escuelas públicas inglesas, que forma-
CONTAR
LA VERDAD
rían una clase determinada de oficiales durante la primera guerra mundial. En Estados Unidos, los historiadores negros están dedicados -en especial- a recuperar sus propias voces ocultas en el pasado, y han hallado una rica evidencia, no sólo respecto de la conducta de la esclavitud desde el punto de vista de los dueños de esclavos, sino también han encontrado canciones, relatos y autobiografías de gente negra (no todos esclavos). Al igual que ocurre con el género, la "raza" -como forma de pensar y de ver- se ha vuelto una categoría productiva para la investigación, para observar la manera en que unos pueblos han entendido )' legitimado su subyugación a otros pueblos, y cómo los que han sido esclavizados o colonizados han logrado enfrentar esa experiencia. Estas historias han pretendido desafiar la voz monótona de la historia tradicional, no sólo para hallarle un sitio a otros puntos de vista y a otras historias, sino para que los historiadores se percaten de cuánto dan por hecho sin siquiera pensarlo. Ya que los historiadores tienden a vanagloriarse de su capacidad de cuestionarlo todo, sólo esto puede ser bueno. El ejemplo más reciente ha sido el de los historiadores que han investigado las historias de los homosexuales y las lesbianas. Además de la importancia que tiene saber que sí existieron en el pasado (verbigracia, uno puede hallar el interrogatorio de un homosexual en el registro de la Inquisición), una investigación de las identidades sexuales de las personas y de sus comportamientos a lo largo del tiempo también desafía muchas de las suposiciones contemporáneas sobre lo "normal" o 10 "natural". Para elegir un ejemplo evidente, los antiguos griegos no veían un comportamiento opuesto y polarizado entre los hombres que
HISTORIA
tenían sexo con hombres y los hombres que tenían sexo con mujeres. Los términos "homosexual" y "heterosexual" (o, para tal caso, las palabras "gay" o "buga") no habrían significado nada para ellos. Hablando de estos pensamientos y para volver a la cuestión sobre la Verdad, el peligro de preferir una versión en lugar de otra es que se aspira a moldear la "historia" en una sola historia verdadera. Es ésta la lógica que se encuentra tras la búsqueda de una historia "objetiva" o "científica", ninguna de las cuales es posible en la forma en que se pretende. Ambas son los intentos de historiadores subjetivos (con sus propios prejuicios, intereses de clase y políticas sexuales) para presentar su versión de los hechos como la única posible. Pero la idea de una sola historia verdadera -de la Historia, con H mayúscu1a- sigue siendo en extremo atractiva, y por ende, muy peligrosa. Cada día, los periódicos hablan de la forma en que la "Historia" juzgará a los políticos o a los hechos; los políticos buscan una política exterior sobre la base de 10 que "nos muestra la Historia"; diversas facciones en conflicto en todo el mundo justifican las matanzas que realizan, sobre la base de "su Historia". Esta Historia ha dejado fuera a la gente, pues cualquier cosa que haya ocurrido en el pasado, y cualquier significado que se le quiera dar en el presente, depende de los seres humanos, de sus elecciones, juicios, acciones e ideas. Etiquetar las historias verdaderas del pasado como la "Historia" es presentarlas como si hubieran ocurrido de manera independiente a la iniciativa e interacción humanas. Sin embargo, nada de esto significa que los historiadores deban abandonar la "verdad" para concentrarse tan sólo en contar "historias". Los historiadores deben que-
CONTAR
LA VERDAD
darse con lo que hacen posible las fuentes, y aceptar lo que no hacen posible. No deben inventar recuentos nuevos, ni suprimir evidencias que no caben en sus narraciones. Pero, como hemos visto, aun siguiendo estas reglas no se resuelven todos y cada uno de los enigmas del pasad~, y no puede producirse una sola versión sin complicaciones de los eventos. Si podemos aceptar que la Verdad no requiere de una V mayúscula, que no ocurre fuera de la vida y las acciones humanas, podemos tratar de presentar la verdad -o, más bien, las uerdades-« en su complejidad contingente. No hacerlo equivale a decepcionarnos a nosotros mismos y a las voces del pasado. Al contar la historia de Sojourner Truth bien podemos presentar las razones por las que el testimonio que presenta ~~binson de su discurso de Akron es, con toda probabilidad, más preciso (explicando el proceso mediante el cual llegamos a ese juicio); pero también debemos contar la versión de Gage, y colocar a las dos dentro de una "verdad" más extensa de lo que significaron y llegaron a significar las palabras y las acciones de esa notable mujer. También debemos señalar lo que no sabemos y no podemos saber: la magia de escuchar la poesía oral de Sojourner Truth que puede trancribirse pero no recrearse. También hay que permitir que las voces de los muertos mantengan su silencio. Lo que sugiero aquí es complicado pero su importancia requiere de una lectura cuidadosa. Abandonar la "Verdad" y la idea de una historia no conduce a un relativismo absoluto, donde cualquier versión de los eventos se toma con la misma validez que otra. Por ejemplo, como sucede con esos charlatanes e ideólogos que buscan negar que el Holocausto ocurrió en realidad. La evidencia
166
HISTORL
del asesinato sistemático de más de seis millones de personas perpetrado por los nazis resulta abrumadora. Tratar de argumentar que nunca ocurrió, es violar las voces del pasado, suprimir la evidencia que contradice a esta retorcida tesis. Lo mismo es cierto para otros ejemplos menos evidentes: prescindir de la Verdad con mayúsculas no significa renunciar a la precisión y al detalle, y sugerir, por ejemplo, que la colonización del Nuevo Mundo nunca ocurrió, sería, también, insostenible; igual que lo sería decir que esta colonización no ocurrió, en parte, por la intempestiva muerte de un gran número de indígenas amencanos. Sin embargo, discutir qué significa el Holocausto es una tarea mucho más compleja. El consenso es tan fuerte sobre este tema que sabemos que el Holocausto fue un acto de maldad asombrosa. Podemos incluso decidir que fue el acto más diabólico jamás perpetrado por seres humanos contra sus congéneres. Pero al estar de acuerdo con este juicio, debemos tener cuidado de saber si estamos evitando hacernos otras preguntas y, por tanto, hacemos del Holocausto una barrera impenetrable, no sólo para la moralidad sino también para indagar sobre ella. Por ejemplo, ¿quién cometió esa abominación? Si respondemos "Adolfo Hitler" podemos perder de vista a esos alemanes, austriacos, franceses, suizos y otros más que participaron en forma activa o que contribuyeron pasivamente a cometer el crimen. Si examinamos sólo el antisemitismo de Alemania, ocultamos los elementos antisemíticos y fascistas presentes en otros países durante la misma época (por ejemplo, los fascistas ingleses anteriores a la guerra encabezados por Oswald Mosley). Las complejidades no disminuyen el horror ni la atrocidad de lo que se come-
CONTAR
LA VERDAD
r6-
tió en los campos de concentración alemanes, pero quizá puedan llevarnos a entender mejor todo aquello de lo que somos capaces los seres humanos (no los monstruos): es decir, a entendernos mejor a nosotros mismos. De esta forma, si la historia es tan compleja, tan difici!, y no del todo segura, ¿para qué hacerla? ¿Por qué importa la historia? A veces se sugiere que deberíamos estudiar historia para aprender lecciones del pasado. Eso me parece problemático. Si por esto queremos decir que la historia (o la Historia) nos presenta lecciones que debemos aprender, no creo que la humanidad haya puesto mucha atención en clase. Aparte de todo lo demás, si existieran dichas lecciones (patrones, estructuras, resoluciones necesarias), nos permitirían predecir el futuro. Pero no lo hacen; el futuro sigue siendo tan opaco y tan emocionante como siempre. Sin embargo, si lo que pretendemos decir es que el pasado nos presenta una oportunidad de tomar lecciones para reflexionar, entonces estoy de acuerdo. Pensar sobre lo que han hecho los seres humanos en el pasado -lo bueno y lo malo- nos proporciona ejemplos a través de los cuales podríamos contemplar nuestras acciones futuras, igual que lo hace estudiar novelas, películas y programas de televisión. Pero imaginar que existen patrones concretos en los eventos del pasado que podrían proporcionarnos plantillas para vivir y tomar decisiones, es proyectar en la historia una esperanza de certidumbre que no puede satisfacer. Otra sugerencia mencionada al inicio del libro es que la historia nos proporciona una identidad, tal y como la memoria se la proporciona al individuo. Ciertamente. esto es verdad como fenómeno: distintos grupos, desde los protestantes de Ulster hasta los indios inuit, sostie-
168
HISTORIA
nen que los eventos pasados son la base de sus identidades colectivas. Pero, como los sangrientos conflictos entre los distintos grupos étnicos de toda Europa 10 demuestran, esto también constituye un peligro. Podemos reclamar el pasado para justificar parte de nuestra identidad, pero atrincherarse en el pasado equivale a perder algo de nuestra humanidad, de nuestra capacidad para hacer distintas elecciones y elegir distintas maneras de vernos a nosotros mismos. En otras ocasiones también se piensa que la historia puede mostrarnos aspectos profundos y fundamentales de la condición humana; que al revisar el pasado podemos descubrir algún hilo intrínseco de nuestra vida. La frase de Ranke "sólo para decir cómo ocurrió en realidad" puede traducirse como "sólo para decir cómo fue en esencia". Desde hace mucho tiempo, a los historiadores se les ha impuesto la carga de identificar "esencias" en la naturaleza humana, en Dios, en las situaciones, en las leyes, etcétera. Pero ¿de qué nos sirven las esencias ahora> ¿Creemos en cualquier nexo "esencial" entre distintos pueblos en distintas épocas? Si lo hacemos, se debe a que queremos presentar seres humanos universales y deseamos aferrarnos al decoro y a la esperanza. Y deberíamos hacerlo. Pero aquí el historiador no tiene, ni debe tener, mucha utilidad: el historiador puede recordarnos que los "derechos humanos" son una invención histórica (lo cual no los hace menos "reales"), igual que lo son la "ley natura!", la "propiedad", la "familia", etcétera. Las "esencias" pueden inducirnos al error, como cuando creemos que el término "hombre" siempre puede incluir a la "mujer"; o cuando consideramos que distintas "razas" tienen características intrínsecas; o cuando imaginamos que nuestra forma
CONTAR
LA VERDAD
roo
de hacer política o de gobernar es el único patrón adecuado de comportamiento. Así que el historiador bien podría asumir otra tarea: recordarle a quienes buscan "esenciasel precio gue esto puede conllevar. ,~e g~staría sugerir tres razones alternativas pan hacer historia y explicar su importancia ' , . . , La pnmera es SImplemente por "placer", Hay un placer en el estudio Ce' pas~d?, igual que lo hay en estudiar música, arte o cine: botánica o las estrellas. A algunos de nosotros nos produce placer mirar documentos guardados, contemplar cuadros antiguos, o ver algo de un mundo que no es completamente el nuestro, Espero que, cuando menos, esta breve Illtroducción les haya permitido gozar ciertos elementos del pasado histórico, y gue hayan disfrutado el conocer a Guilhem de Rodes, Lorenzo Valla, Leopold van Ranke. George Burdett y Sojourner Truth. , A partir de 10 anterior, se desprende mi segunda razon: usar la historia Como algo con lo que se puede pensar. El estudio de la historia necesariamente incluye escindirse uno misn~o de su contexto presente y explorar un, mundo. alternativo. Esto sólo puede ayudarnos a esta: mas conscientes de nuestras vidas y contextos. Ver cuán diferente se ha comportado la gente en el pasado nos da la .oportunidad de pensar respecto de nuestro comportamiento, por qué pensamos como lo hacemos, qué cosas damos por sentadas y en cuáles confiamos. Estudiar la historia" es estudiarnos a nosotros mismos, no porque haya una naturaleza humana" esquiva desde ciento de años atrás, sino porgue la historia nos da un gran alivio. Visitar el pasad~ es como visitar otro país: hay algunas cosas que son distintas y otras que son iguales, pero ese via-
HISTORIA
je nos vuelve, sobre todo, más conscientes de lo que llamamos "hogar". Por último, mi tercera razón que, por supuesto, está relacionada con las otras dos: para pensar de una manera distinta sobre uno mismo. Averiguar cómo hemos llegado a ser seres humanos individuales, es también hacernos conscientes de las posibilidades de realizar las cosas de manera distinta. Esto me permite retomar lo que dije en el primer capítulo del libro: que la historia es una discusión y discutir ofrece la posibilidad de cambio. Cuando se está frente a un dogmático que afirme que "éste es el único curso de acción" o "así han sido las cosas siempre", la historia nos permite objetar, señalar que han existido muchos cursos de acción, muchas formas de ser. La historia nos da, entonces, las herramientas para disentir. Debemos terminar este breve libro. Ahora que ya hice las presentaciones ("Lector, ésta es la historia; historia, éste es el lector") espero sinceramente que mantengan la amistad. Admiro profundamente a un novelista estadunidense que se llama Tim O'Brien. Pasó algún tiempo luchando en Vietnam y su obra se debate entre la posibilidad y la imposibilidad de contar una "historia de la guerra verdadera", y lo que eso podría significar. Él logra captar, mucho mejor que yo, la tremenda importancia de la paradoja con esa frase. A él le damos entonces las últimas palabras: Pero también esto es cierto: las historias pueden salvarnos.
Referencias de las ilustraciones
1.
Languedoc en la Edad Media [p. IS] De Hm's}, Crusadc {/J/d l nqmsirion, de 'vV.L.Wakelield, '974
2.
Santo Domingo combate a los herejes cátaros [p. 2I]
? Jean Bodin [p. 48] Biblioteca Nacional de Pan, Foto: AKG Londres
8. Herodoto y Tucídides [p. 50] Museo Nacional Arqueológiro de Nápoles Foto: Archivi Alinari. Florencia
© Museo del Prado, Madrid
3· Las seis edades del hombre [p. 34] Con permiso de la Biblioteca ~ritán_ica, número de registro Yates Thompson 3', f. 76
4· Rueda de la fortuna [p. 36]
9· Leopold von Ranke [p. 55] Biblioteca de la Universidad Syracuse
ro. Gabinete de curiosidades de un anticuario [p. S8]
Reprod ucido con perm iso del Sindico del Museo Firzwilliar», Cambridge
S· Tapiz de Bayona [p. 38]
Con permiso de la Bibliote,~ Brit,lllica II.
[p. 62] Colección privada Foto: Instituto de Arte Courtauld
Museo de lo Tapiceria, Bayona Foto: ,\KG Londres/Erich Lcssing
6. Estatua ecuestre de Bartolomeo Colleoni
[p. 46] Campo de San G iovanni e Paolo, Venecia Foto: Archivi Alinnri, Florencia
William Camden
I2.
Mapa de Bretaña tomado de la Britannia
de Camden [p. 64] Con permiso de la Biblioteü Británica, número de feg-ts¡:--" 577, f.r ~
.::e
HISTORIA
13. Voltaire [p. 68] Hulron Gen)'
Edward Gibbon [p. 72] © Museo Brit¡inico
15. Fragmento del Libro de Asambleas de Yarmouth [p. 90] Oficina de Registros de Norfolk, y/c 19/6, f.J27r
16. John Winthrop [p. 99] Cortesía de la Sociedad Anticunrin Americana
17. El mundo al revés [p. 123]
Lecturas sugeridas
Con permiso de la Biblioteca Británica, número de registro TI E·372 (19)
18. Las cuatro etapas de
la crueldad [p. 133] Biblioteca Pierpont Morgan Foto: ArtResourcc, Nueva York
I9· Sojourner Truth
[p. 157]
Narional Portrait Gullerv, Instituto Smirhsoniono .
1. CUESTIONES
SOBRE ASESINATO
E HISTORIA
Sobre los inquisidores y los cátaros, véase el libro de :'\b...colm Larnberr, The Catbars (1999); o el de Michael Cmten, The Catbars and the Albigensian Crusade (199/). Para más detalles e historias sobre la vida en los Pirineos. esta el libro de Emmanuel Le Roy Laudrie, Montaillou; Catbars and Catholics in a French Viffage 1294-1324 (1Q5::: • que no es "correcto" todo el tiempo pero es interesante ~ divertido. Para investigar más sobre para "quién" es la historia, véase el libro de Keith Jenkins, Re- Thinking History (1991).
2.
DE
LA COLA DE LOS DELFINES
A LA TORRE
DE LA POLÍTICA
Las Historias de Herodoto son una lectura mucho .72.0 amena que la Historia de la guerra del Peloponesode -::-I.!:J.dides, aunque los discursos que hay en esta última p'.!e.:.eresultar fascinantes. Para recuentos más detallados : :-~ la historia de la historia, véase el libro de Dennis H.... Annalists and Historians; Western Historioyrapi-; .~ the VIIIthto the XVIIIth, Century (1977); Historia-u :-: .. Middle Ages (1974), de Beryl Smalley; The D:.s:~:. the Past: the Origins ofArchaeology (1993), de Alain ::
HISTORIA
LECTURAS SUGERIDAS
napp; Tbe Renaissance Sense if tbe Past (1969), de Peter Burke; The Classical Foundations if Modern Historiography (1990), de Amoldo Momigliano es un libro muy legible sobre la relación entre la historiografía moderna y la antigua. En lo referente a los historiadores medievales y renacentistas, podría empezarse con el libro editado por Richard Vaughan, Tbe Illustrated Chronicfes if Matthew Paris (1993); las Chronicles de Jean Froissart; y la Historv if Florence, de Nicolás Maquiavelo.
_
)
John Morril!, Revolt in the Provinces: the People of Er.;land and fhe Tragedies of War 1630-1648, za ed. (1999): v ce manera más general English Society 1530-1680 (lq~:. de Keith Wrightson. Acerca de Winthrop y Nortearnérica, véase PUI'itans and Yankees: fhe Winthrop Dynas .• ~-New England 1630-1717 (1962), de Richard Dunn. Para otro punto de vista sobre las fuentes y sus usos, véase Te: Pursuit of History, aa ed. (1991), sobre todo los capítulos: y 3, de John Tosh. Respecto de la forma en que trabaian los historiadores, véase el libro de Ludmilla Tordan~Ya. History in Praetice (2000). Otra actividad podría ser gut' visite una oficina de registros y ¡eche un vistazo!
3. "CÓMO OCURRJÓ EN REALIDAD": SOBRE LA VERDAD, LOS ARCHIVOS Y EL AMOR POR LO VIEJO
Es un placer leer a autores del siglo XVIII como Gibbon y Voltaire. Acerca de los desarrollos y sus contextos, a los que hago referencia en este capítulo, véase The Enlightenment (1968), de Norman Hampson; The Footnote; a Curious History (1997), de Anthony Grafton; Eduiard Gibbon: Making History (1988), de Roy Porter; That Noble
5· TR..AVESíASDE lVIIL KILÓMETROS
Dream: the "Objectivity Question" and the American Histortcal Profession (1988), de Peter Novick. Para una des-
bellion: Popular Polities and Culture in England I603-:600 (I985), de David Undertown. Respecto al tema del mar-
cripción de los enfoques del siglo XX hacia la historiografía, véase The Houses if Historv (1999), editado por Anna Green y Kathy Troup.
4. VOCES y SILENCIOS
Aparte de la breve mención en el artículo de Cust, nadie ha escrito en detalle sobre Burdett. Respecto del contexto político dentro de Inglaterra, puede consultarse el libro de
Para una introducción breve y clara a las interpretaciones que menciono aquí, véase el libro de Ann Hughes. The Causes of the English Civil War (1988); y para un ptmto de vista que se discute en detalle, Revel, Ríot and &_
'
xismo hay un libro muy legible editado por C. J. Arthur sobre Karl Marx y Friedrich Engels titulado Tbe G,rnan Ideology (1974), y los ensayos de Eric Hobsbawn. Ot: History (1998). Reflexiones sobre la relación de la nisroria con otras disciplinas se discuten en el libro de Pe:e; Burke titulado History and Social Theory (1992); ~7i:iding Social History: English Societv 1570-I920 and :.;; !=_ pretation (1993), de Adrian Wilson; y Beyond :c" G-e:: Sto ¡y Historv as Text and Discourse (I995), de R~e-: :Berkhofer, Jr.
176 6. MATAR
HISTORIA
GATOS O ¿EL PASADO ES UNA
TIERRA EXTRAÑA?
Sobre la matanza de gatos y otras reflexiones acerca de la historia cultural, véase el libro de Robert Darnton, The Creat Cat Massacre and Otber Episodes in Frencb Cultural History (I984). Para textos influyentes sobre los "Anuales", véase el libro de Marc Bloch, The Historian's Crafi (1953). Una obra reciente sobre la mentalite es la de Henri Martin, Mentalités Médiévales XI al xv siécle (1996); y una crí-
tica al concepto puede hallarse en el libro de Dominick LaCapra, History and Criticism (1985).
7-
CONTAR LA VERDAD
Los textos y la historia de Sojourner Truth se encuentran en el libro de Nell Irvin Painter, Sojourner Truth: a Lije, a Symbol (1996). Respecto de la forma en que ha cambiado el sexo a través de los tiempos, véase Making Sex: Body and Cender from the Creeks to Freud (1990), de Thomas Laqueur, que puede complementarse con el libro de Helen King, Hippocrates, Women: Reading the Female Body in Ancient Creece (1998), y el muy disfrutab1e libro de James Davison, Courtesans and Fishcakes: the Consuming Patterns of Classical Athens (1977). Un ejemplo de pensamiento con historia es el libro de Michel Foucault, Tbe History of Sexuality: Volume One (1984), criticado (a la vez que ha influido) en libros previos pero que tiene un proyecto algo distinto: tratar de darle oportunidad a cambiar el presente. Gerda Lerner da una visión distinta sobre el propósito de la historia en Why History Matters (1998). En el libro
LECTURAS
SUGERIDAS
de Davis Lowenthal, Tbe Heritage Crusade (1977), pueden hallarse varias reflexiones sobre cómo -para bien para mal-la sociedad usa la "historia". Por último, nuestras últimas palabras provienen de The Things They Carried de Tim ü'Brien (1990).
°
Índice temático
Adams, Douglas, 18 Agustín de Hipona, 37, 139 Alejandro Magno, 71 alfabetismo, 19, 23, 91 América (Norteamérica), 92, 93, 97,100, lII, 125, 162 anticuarios, 57,59, 63, 66, 7J, 74 Antiguo Testamento, 35, 49,69 antropología, II9, 120, 138, 161 archivos, 54, 65, 74, 84, 85, lOO, 109, IlO Area, Guilhem y Philippe de, 13, 25 Autier, Pierre y Guilhem, 13,25 Baudouin, Francois, 65 Bloch, Marc, 136-138 Bodin, Jean, 47-49,56
bolandistas, 57 Braudel, Fernand, 137 Brooks, Matthew, 96, 121 Bruges, Galbert de, 42 brujas, 77, 108, 122, 132 Burdett, señora, 88, 92, 95. 97,1°4 Burdett, George, 88, 96109, IlI, 112,121,125, 12S. 162, 169 Carnden, William, 63 capitalismo, 117, Il8, II9 Carlos 1 (de Inglaterra), Il2, Il3
Carlyle, Thomas, 74 cátaros, 12-13, 17, 19, 21, 131 catolicismo, 56 Cicerón, 37, 43, 63, 74 Cornnena, Anna, II4 conquista normanda, 39 Contant, Nicholas, 134
180
corografía, 61, 63 costumbres, 32, 122 Cromwell, Oliver, 103, II3 crónicas, 41,42, 43 D'Ablis, Geoffroi, 17, 22, 131 Darnton, Robert, 134, 135, 136 Déjean, Guilhem, lI-20, 23-25, 92 democracia, 146 Donación de Constantino, 59,94 Earle, John, 57 Eduardo el Confesor, 37 esclavitud, 146, 155,162, 163 Eusebio, 36, SI evidencia (véase también, fuentes), 17, 19, 25, 26, 32, 53, 57, 63, 66, 79, 83, 84, 87, 88, 89, 92, 93, 97, 98, 100, II2, lI6, JI9, 139, 142, 163, 165 falsificación, 59, 94 Febvre, Lucien, 136 feudalismo, lI8, 148 Fichte, Johann, 71
HISTORIA
filología, 60 Florencia, 42, 43 Froissart, Jean, 42 fuentes, 39, 41, 52, 57, 66, 74, 75, 78, 81, 83, 84, 85, 86, 89, 93, 94, 96, 9~ 99, 102, 104, 105, 107, r08, 109, lIO, 121,137, 142, 143, 145, 155,159, 160, 165 futbol, 121 Gage, Frances Dana, 155, 156, 160, 165 gatos, 131-134,135,136, 151 género, 93, 120, 122, 127, 138, 142, 151,158, 162 Gibbon, Edward, 72, 73, 77 Goldman, Emma, II4 -lIS Gorge, Thomas, lOZ-104 Gossman, Lionel, 69 gran narración, 117,120, 126 guerra civil inglesa, 1°3, 107, 111,112,115-122,124, 125, 127,128, 147 Hartley, L. E, 18, 132 herejía, 12,14,16, 19, 20, 22, 23,45 Herodoto, 30-33, 50
íNDICE
-
TEMÁTICO
historia cultural (véase también, historia, género), 120,121,122,124,137 historia feminista, 78, 162 historia política, 33, SI, 61, 75, 78, TI3, n6, 132, 161 historia social, JI7, JI9, 161 historia Annales de, 136, 137 como argumento, 170 y "hechos", 26, 27,31,37, 47, 54 y azar, 70, 74 Y causalidad, 30, 37, II2, Il3, II5, 125,126 Ycultura, 35, 60, 75, 80, 117,120-121, 127, 132, 136, 138, 143, 144, 148 YDios, 42, 45, 49, 56, 69, 109, Il4, 141, 154, 155 y economía, 75, 81, H2, Ir5, II7-II9, 121,124, I27, 137,162 y el lector, 49, 80, 128, 170 Y el lenguaje, 23, 59, 66, 91, 145, 146, 159 Y el nacionalismo, 65, 80 Ygeografía, 69, 75, 121, 137
-
'-
y la ciencia, 6" 159
Y la memoria, 51. 53. 167 Y la mentalité, 136-=-5. 148, 151,156, 15S....o; Yla narrativa, 3~. 37,56,78,86 92.~ 120, 125, 135,16: y la objetividad, -1-:. _3-!-. 56,65,76 Y la política, 23, 32. S"· 52, 61, 74, 78, IOO. l0S, 112,II3, 114, :19. 124,127, 132, Ir· =.!~. 161 Yla retórica, 37, 40. .;j. 44,45,56 Y la síntesis, 125 Yla sociedad, 51, 60. 0_,. 69, 93, 95, II7- no. 120, lZI, 122, 125.rzo, 135,138,143, l+-!véase también, historia cultural, historia feminista, gran nanación, historiadores, historiogL'::'1 interpretación. e~~ sado, historia ?O~~ca, historia S()l._~ verdad
2"
182
historiadores como árbitros, 77 como detectives, 65,
159 historiadores (cont.) como profesión, 77,79, 80, IIO, 120, 144 historia feminista, 78, 155 historiografía, historia, historia política, historia social, 78-79 véase también historia cultural historiografía, 16, 30, 37, 4°,42,43,44, SI, 54, 63, 69, 76, 79, 86, II7, II8, 125, 137 Hobsbawn, Eric, 117 Holocausto, 165, 166 Hübner, Johann, 70 Hume, David, 67, 71,132 Ilírico, Flacio, 57 Ilustración, 67, 69-75, 147 Inquisición, 18,14, 17,18, 20, 22, 87, Il4, 131,138 insultos, 144 interpretación, 20, 24, 27, 102, 106
HISTORIA
y la idea de los "orígenes", 124,126 Y la "providencia", 70 y los "grandes hombres", 70, 74, II4 Y los patrones, 27, 85, 91, II9, 120, 127,129,136, 138,142, 151, 162,167 véase también, historia cultural, gran narración, historia, historia política, historia social, la verdad Isabel 1 (de Inglaterra), 61, 162 Languedoc, 23 Larnat, Philippe de, 13 Laud, William, I02, IOS, I07 Le Roy Ladurie, Emmanuel, 138 Lutero, Martín, 45, n6 Malemsbury, William de, 4I Marx, Karl, n6, II7, 128, 145 Massachusetts, IOO-105 Mennochio, II4 Michelet, Jules, 77 Momigliano, Arnoldo, 52 muerte, IS0
ÍNDICE
.
-.,-
TEMÁTICO
Nabónides, 29, 32, 33,SI nacimiento, 148 numismáticos, 61, 63 Oficina de Registros de Norwich y Norfolk, 83-87 Oficina de Registros, Londres, 85,I02 Orosio,37 Painter, Nell Irvin, 158 paleografía, 9I pasado como dador de lecciones, 56, 167 como "naturaleza humana", 168, 169 como país extranjero, 18,132 percepciones del tiempo, 33, 35,43, 69 Y el progreso, 125 y la periodicidad, I39142 pirrónico, 63 Piscataqua, 100 prejuicios, 41, 47, 49, 56, 94 protestantismo, 45, 57, 96, II6, 121,167 véase también, Lutero, Reforma
Ranke, Leopold von, 53-56,75, 76, 7f, ¡S. :0:::. 169 raza, 80, 155,158,163 Reforma, 45 Renacimiento, 43, 45, .!.O. 60,66,146 Revolución francesa. 145,162 Ricardo III (de Inglaterra), 22 Robinson, Marius, I55. =:c. 165 Rodes, Guilhem de, Il-19, 22, 25,169 rueda del destino, 33. j.!..
=3°.
35 Salisbury, John de, 1.:'3 Salustio, 37, 40 sexo, 131,135,138,14S. :O.!. Sidney, sir Phillip, Southern, Richard, 39. SI Springsteen, Bruce, 1~..!.
4,
Tillet,Jean de, 65 Truth, Sojourner. I~3.:::. 157, 158, 159,160, :6:. 169 Tucídides, 52, 61. 6-. -_,_ 137,140, 161
HISTORIA
Underdown, David, 121, 122 Underhill, Capitán, ror, 102,104
Valla, Lorenzo, 59, 60, 61, 66,94,169 verdad, 153-170 e "historias verdaderas", 14, 20, 26, 66, 97, 104, ro9, no, I25, 145, 155,r60, r6r, r64-165
y consenso, 160, 166
Ysubjetividad, 159,r64 Villani, Giovanni, 42, 51 Voltaire, 67-71 Winthrop, John, 99, roo, ror, r02, 1°3, r04, r07, ro8, r09 Yarrnouth, Libro de Asambleas, 87,89, 90, 92, 93, 97, r04, 107
Esta obra fue impresa en el mes de agosto de 2003 en los talleres de Compañía Editorial Elecrrocomp, S.A. de C.v., que se localizan en la calzada de Tlalpan 1702, colonia Country Club, en la ciudad de México, D.F. La encuadernación de los ejemplaresse hizo en los mismos talleres.
Alrededor de algunos rutilantes fragmentos del pasado -un
asesino medieval, la pensión otorgada en el
siglo XVII a una esposa abandonada,el discurso de
una mujer afroamericana nacida en la esclavitudJohn Arnold construye una completa sala de exhibiciones que nos presenta qué es y qué no es la historia. Con lucidezy pasión propone para su examentodas las maneras de recontar y explotar el pasado a través de la narración escrita, tal como se ha usado desde Herodoto hasta Hobsbawn. Su amplio rango de conocimientos e intereses es fenomenal, pero su nivel como divulgador hace que el sutil análisis que realiza,de la historia de la historia, tenga tanta emoción como una novela.