SÁBADO, 15 DE MARZO DE 2008
“Introducción a la Historia”. Marc Bloch *RESUMEN Marc Bloch. Prisionero de guerra, fue fusilado por la barbarie nazi en 1944 y no pudo ver impresa su obra, escrita en un campo de concentración. u amigo !ucien "ebvre rescató su manuscrito para la posteridad. # $b%etivo &' ()u* es la historia y para +u* sirve # -esultado &' "ilosofa de la historia /istoria &' 0iencia +ue estudia a los hombres en el tiempo2. 0$30P5$. 6 /istoria 6 5iempo /istórico Capitulo I. LA HIS!RIA" L!S H!MBRES # EL IEM$! LA ELECCI%N &EL HIS!RIA&!R !a palabra historia es muy vie%a, tan vie%a +ue a veces ha llegado a cansar, muy rara vez se ha llegado a +uerer eliminarla del vocabulario. ólo para regarla al ultimo rincón de las ciencias del hombre7 especie de mazmorras, donde arro%an los hechos humanos, considerados a la vez los m8s superficiales y los m8s fortuitos, al tiempo +ue reservan a la sociologa todo a+uello +ue les parece susceptible de an8lisis racional. in duda, desde +ue apareció, hace m8s de dos milenios, en los labios de los hombres ha cambiado mucho de contenido. ste es el destino, el lengua%e, de todos los t*rminos verdaderamente vivos. i las ciencias tuvieran +ue buscarse un nombre nuevo cada vez +ue hacen una con+uista, :cu8ntos bautismos habra y cu8nta p*rdida de tiempo en el reino de las academias;. Por el hecho de +ue permanezca apaciblemente fiel a su glorioso nombre heleno, nuestra historia no ser8 la misma +ue escriba /ecateo de Mileto, como la fsica de !ord
necesariamente obligado a se>alar el punto particular de aplicación de sus ?tiles@ a hacer en ella una elección, elección +ue, evidentemente, no ser8 la misma +ue, por e%emplo, la del biólogo7 +ue ser8 propiamente una elección de historiador. =hora bien, la obra de una sociedad +ue modifica seg?n sus necesidades el suelo en +ue vive es, un hecho eminentemente histórico2. =simismo, las vicisitudes de un rico foco de intercambios, un punto de intersección en +ue la alianza de dos por una disciplina a otra. II. LA HIS!RIA # L!S H!MBRES. l ob%eto de la historia es esencialmente el hombre, me%or dicho, los hombres. Aetr8s de los rasgos sensibles del paisa%e, de las herramientas o de las m8+uinas, detr8s de los escritos aparentemente m8s fros y de las instituciones aparentemente m8s distanciadas de los +ue las han creado, la historia +uiere aprehender a los hombres. Ael car8cter de la historia, en cuanto conocimiento de los hombres, depende su posición particular frente al problema de la epresión. 0ada ciencia tiene su propio lengua%e est*tico. !os hechos humanos son esencialmente fenómenos muy delicados y muchos de ellos escapan a la medida matem8tica. III. EL IEM$! HIS%RIC! l historiador piensa no sólo lo humano2. !a atmósfera en +ue su pensamiento respira naturalmente es la categora de la duración. s difcil, imaginar +ue una ciencia, sea la +ue fuere, pueda hacer abstracción del tiempo. l tiempo de la historia, realidad concreta y viva abandonada a su impulso irrevertible, es el plasma mismo en +ue se ba>an los fenómenos y algo as como el lugar de su inteligibilidad. l n?mero de segundos de a>os o de siglos +ue eige un cuerpo radiactivo para convertirse en otros cuerpos es un dato fundamental de la atomstica. Pero +ue esta o a+uella de sus metamorfosis haya ocurrido hace mil a>os, ayer y hoy o +ue deba producirse ma>ana, es algo +ue interesa al geólogo, por +ue la geologa es a su manera una disciplina histórica, mas de%a el fsico perfectamente imp8vido. n cambio a ning?n historiador le bastara comprobar +ue 0esar necesito ocho a>os para
con+uistar la Calia@ +ue !utero necesito +uince a>os para +ue del novicio ortodoo de rfurt saliera el reformador de Dittemberg. =hora bien este tiempo verdadero es, por su propia naturaleza, un continuo. s tambi*n cambio perpetuo. Ae la antitesis de estos dos atributos provienen los grandes problemas de la investigación histórica. ste antes, antes +ue otro alguno, pues, pone, en tale de %uicio, hasta la razón de nuestros traba%os. I'. EL I&!L! &E L!S !RI(ENES 3unca es malo comenzar con un mea culpa. 3aturalmente para los hombres +ue hacen del pasado el principal tema de investigación, la eplicación de lo m8s próimo por lo m8s le%ano a dominado a menudo nuestros estudios hasta la hipnosis. !a obsesión de los orgenes es como un dolo de la tribu de los historiadores. 0uando se habla de los orgenes (debemos entender, por el contrario las causas, n este caso no habr8 mas dificultades de las +ue constantemente son, por naturaleza, inherentes a las investigaciones casuales. Pero con frecuencia establece entre los dos sentidos una continuación tanto m8s terrible cuanto +ue, en general no se percibe muy claramente. n los estudios cristianos una cosa es para la conciencia in+uieta +ue se busca as misma, una regla para fi%ar su actitud frente a la religión católica tal y como se define cotidianamente en nuestra iglesia, y otra es, para el historiador como un hecho el catolicismo actual. n una palabra, la cuestión no es saber si Ees?s fue crucificado y luego resucito. !o +ue se trata de comprender es por +ue tantos hombres creen en la crucifiión y en la resucitación. =hora bien, la fidelidad a una creencia no es, evidentemente, mas +ue uno de los aspectos de la vida general del grupo en +ue ese car8cter se manifiesta. /emos citado la historia religiosa solo a manera de e%emplo. Pero a todo estudio de la actividad humana amenaza el mismo error. 0onfundir una filiación con una eplicación. n una palabra, un fenómeno histórico nunca puede ser eplicado en su totalidad fuera del estudio de su momento. 'I. C!M$REN&ER EL $RESENE $!R EL $ASA&!.
l privilegio de la autointeligibilidad reconocido as al presente se apoya en una serie de etra>os postulados. n primer lugar las condiciones humanas han sufrido el intervalo de una o dos generaciones un cambio no solo muy r8pido sino tambi*n total, como si ninguna institución un poco antigua, ninguna manera tradicional de actuar hubiera podido escapar a las revoluciones del laboratorio o de la fabrica. so es olvidar la fuerza de inercia propia de tantas creencias sociales l hombre pasa la vida construyendo mecanismos de lo +ue hoy se constituye en prisionero m8s o menos voluntario. Para +ue una sociedad, cual+uiera +ue sea, pueda ser determinada enteramente por el momento inmediatamente anterior al +ue vive, no le bastara una estructura 5an perfectamente adaptable al cambio +ue en verdad, carecera de osamenta. eria necesario +ue los cambios entre las generaciones ocurriesen sólo, si se me permite hablar as, a manera de fila india7 !os hi%os sin otro contacto con sus antepasados +ue por mediación de sus padres. /ay +uienes se representan la corriente de la evolución humana como una serie de breves y profundas sacudidas cada una de las cuales no dura sino *l termino de unas cuantas vidas. !a observación, por el contrario, +ue en este inmenso, continuó grandes estremecimientos es perfectamente capaz de propagarse desde las mol*culas m8s le%anas a las m8s próimas. 'II. C!M$REN&ER EL $ASA&! $!R EL $RESENE. sta soliralidad de las edades tiene tal fuerza +ue los lazos de inteligilibilidad entre ellas tienen verdaderamente doble sentido. l temblor de la vida humana +ue eigir8 un duro esfuerzo de imaginación para ser el resultado a los vie%os tetos, es a+u directamente perceptible a nuestros sentidos. !a educación de la sensibilidad histórica no es siempre el factor decisivo. $curre +ue en una lnea determinada, el conocimiento del presente es directamente m8s importante todava para la comprensión del pasado. eria un grave error pensar +ue los historiadores deben adoptar en sus investigaciones un orden +ue este modelado por el de los acontecimientos, aun+ue acaben restituyendo a la historia su verdadero movimiento, por +ue el camino natural de toda investigación es el +ue va de lo me%or conocido a lo m8s oscuro. !a vida es demasiado
breve y los conocimientos se ad+uieren lentamente. in embargo una ciencia no se define ?nicamente por su ob%eto. us lmites pueden ser fi%ados tambi*n por la naturaleza propia de sus m*todos. CA$IUL! ) LA !BSER'ACI%N HIS%RICA. I. CARACERES (ENERALES &E LA !BSER'ACI%N HIS%RICA. !os caracteres m8s aparentes de la información histórica entendida en este sentido limitado y usual al termino han sido descritos muchas veces, el historiador se halla en la imposibilidad absoluta de comprobar por si mismo los hechos +ue estudia. )ue haya en todas las observaciones una parte de verdad nadie se atrever8 a discutirlo. igen sin embargo, +ue las maticemos considerablemente. =dem8s el individuo el individuo no pose %am8s la conciencia inmediata de nada +ue no sean sus propios estados mentales@ todo conocimiento de la humanidad, sea de la naturaleza +ue sea, y se aplicara al tiempo +ue fuera, etraer8 siempre de los testimonios de otro una gran paste de su sustancia. l investigador del presente no goza en esta cuestión de mayores privilegios +ue el historiador del pasado. s evidente +ue todos los hechos humanos algo comple%os escapan a la posibilidad de una reproducción, o de una orientación voluntaria. l pasado es por definición, un dato +ue ya nada habr8 de modificar. Pero hay momentos en el +ue el m8s imperioso debe ser sabio es, habi*ndolo intentado todo, resignarse a la ignorancia y confesarlo honestamente. II. L!S ESIM!NI!S. !os testimonios mas decididamente voluntarios, lo +ue nos dice el teto ha de%ado epresamente de ser, hoy, el ob%eto preferido de nuestra atención. 3os interesamos, por lo general, y con mayor ardor, por lo +ue se nos de%a entender sin haber deseado decidirlo. Pero desde el momento en +ue ya no nos resignamos a registrar pura y sencillamente los dichos de nuestros testigos, desde el momento en +ue nos proponen obligarles hablar, aun contra su gusto, se impone un cuestionario. l historiador re?ne documentos, los lee, se esfuerza en pensar en su autenticidad, y su veracidad. !a diversidad de los testimonios históricos es casi infinita. !a historia no es todava como debiera ser, pero no es una razón para cargar a la historia posible con el peso de los errores +ue no pertenecen sino a la historia mal comprendida. =?n as y suponiendo
una gran variedad de conocimientos en los investigadores me%ores provistos, estos hallaran siempre, y normalmente muy deprisa, sus limites. III. LA RANSMISI%N &E L!S ESIM!NI!S. !os investigadores se enfrentan a la difcil tarea de reunir documentos +ue creen +ue son necesarios, no podran hacer esto sin ayuda de diversos huyas7 inventarios de archivos o bibliotecas, cat8logos de museos, repertorios bibliogr8ficos de toda ndole n contra de lo +ue a veces suelen imaginarse los principiantes, no surgen los documentos, a+u y halla, por el solo efecto de no se sabe +ue misterioso decreto de los dioses. Pero cual+uiera +ue sea la edad de la humanidad +ue el investigador estudie, los m*todos de observación se hacen, casi con uniformidad sobre rastros y son fundamentalmente los mismos.