, y
Las grafías cultas (theatro, rethórica),
1. La letra se reservó para el fonema vocálico /u/ y la . 4. Desaparece
9.1. El siglo XVIII 9.1.2. La lengua y la Real Academia Española 9.1.2.3.
Gramáticas
Las gramáticas del XVIII siguen teniendo los mismos objetivos definidos en las publicadas desde la de Nebrija en 1492: enseñar la gramática del español a los españoles para que así puedan aprender más fácilmente latín, y enseñar español a los extranjeros que por diversos motivos quieren aprender nuestra lengua. No obstante podemos descubrir en ellas indicios de renovación de perspectivas y renovación metodológica influidos por los gramáticos de Port-Royal. En 1660 Claude Lancelot (y Antoine Arnauld) había publicado en Francia la Gramática general y razonada(también conocida como Gramática de Port-Royal). Esta gramática supuso la introducción de dos criterios gramaticográficos de especial relevancia: 1) la gramática del latín no es el modelo de todas la gramáticas, y, más importante, 2) la lengua es una representación del pensamiento lógico. De aquí se podía deducir fácilmente que si la lógica es universal -se pensaba- las lenguas forzosamente han de tener principios universales, comunes, generales que pueden ser descubiertos a través del estudio razonado. Gramática general y razonada: "razonada" porque utiliza un método basado en la razón, y "general" porque aplica ese método al estudio de los mecanismos generales de la expresión. El cambio de perspectivas y métodos lo inicia Benito de San Pedro en 1769 con su obra Arte del romance castellano, dispuesta según sus principios generales i uso de los mejores autores. El autor declara en el prólogo que "no sólo a estos que frecuentan las escuelas de latinidad se dirige esta gramática" (no sólo para los que estudian latín) sino que debe servir también para conocer la lengua según criterios razonados para que "todo buen español sepa su lengua por principios y por razón". Otra novedad metodológica es que abandona -hasta cierto punto, naturalmente- la autoridad de los gramáticos clásicos latinos por la autoridad que emana de los córpora literarios o de uso común. El método deductivo se empieza a sustituir por el empírico o inductivo de manera que se reconoce, por parte de los gramáticos, el valor de los hechos de habla (el uso). El uso de la lengua pasa de ser un ejemplo de la norma apriorística a ser el criterio determinante del que se desprende la norma gramatical, "Se an de imitar los buenos Physicos, que unen diferentes experiencias, i fundamentan sobre ellas un systema, que las reduce a un comun principio" (crear un corpus, y sobre la información de este corpus, definir el sistema, la gramática).
La Gramática de la lengua castellana publicada por la Real Academia Española (1771) comparte las modernas ideas de Port-Royal cuando dice que la gramática no es sólo el
"arte de hablar bien", sino que también nos permite «con principios y fundamentos... comunes a todas las lenguas» descubrir los criterios sobre los que el "hablar bien" se fundamenta. El objetivo principal de esta Gramática fue crear una norma que sirviese de modelo a todos los hispanohablantes. El proceso de codificación, regulación y promoción de la lengua (iniciado por la Academia con el Diccionario de autoridades y la Ortografía) implicaba la definición de una sola de las variantes del español del momento como variante de prestigio, como norma general (las demás variantes pasaron a ser "formas incorrectas"). La difusión de esta norma general estuvo apoyada desde el poder central a través de leyes que establecían que fuese esta Gramática de la Academia la única que se utilizase en la enseñanza de la lengua. Hemos de recordar aquí otros estudios lingüísticos importantes de este siglo
como
los
de
Gregorio
Mayáns. De
sus
obras
podemos
destacar Orígenes de la lengua española (1737), en la que incluye textos de Nebrija, Villena, etc, además de editar por primera vez el Diálogo de la lengua de Juan de Valdés. También importantes son sus Retórica (1757) en la que reunió una importante antología de la prosa castellana, y otra muy de acuerdo con el espíritu de la época, Idea del nuevo método que se puede practicar en la enseñanza de las universidades de España. Otro erudito y lingüista importante del siglo es Antonio Capmany: Teatro historicocrítico de la elocuencia (1786-1794) y Del origen y formación de la lengua castellana (1786). También Benito Martínez Gómez Gayoso (1743), Gramática de la lengua castellana reducida a breves reglas y fácil método para la instrucción de la juventud.
9.1. El siglo XVIII 9.1.3. Nota sobre los extranjerismos y neologismos del siglo XVIII Durante el siglo XVIII todo llega de Francia: el nuevo rey Borbón, el pensamiento de la Ilustración, los gustos literarios, las modas y tendencias, etc. Todo ello favoreció la entrada de numerosos galicismos: detalle, bufete, favorito, interesante, hotel, pantalón, secreter, batirse, corsé, equipaje, etc. El Siglo de las Luces fue también un momento decisivo en el desarrollo de las ciencias, por lo que se incorporaron al español numerosos neologismos: mecánica, mecanismo, hidrostática, hidrometría, termómetro, barómetro, neumático, electricidad, aerostático, microscopio, telescopio, mucosa, inoculación retina, papila, vacuna, etc. Además de las ciencias, las nuevas ideas políticas introducen también nuevas palabras como patriótico, civilización, filantropía, cosmopolita, optimismo, etc.
9.2. El siglo XIX 1. 2.
Literatura del siglo XIX La lengua
Históricamente el siglo XIX está caracterizado por el constante enfrentamiento entre dos posiciones: una liberal y otra conservadora. Estos dos posicionamientos ideológicos ya habían aparecido a finales del siglo anterior en la sociedad española, pero es durante el XIX cuando las diferencias se transforman en enfrentamientos bélicos, guerras civiles, sin solución hasta la de 1936. Durante el reinado de Carlos III (1759-1788) se fraguó uno de los elementos más cruciales de estos enfrentamientos: el recorte del poder de la Iglesia y de la nobleza. La Iglesia era un freno para la modernización de España y Carlos III actuó de manera drástica contra ella. La Iglesia perdió el control de la enseñanza en universidades y colegios mayores; perdió también la capacidad de censurar y criminalizar la cultura (La Inquisición fue sometida al control del gobierno), y, más importante, las riquezas de la Iglesia fueron sometidas a impuestos, se expropiaron algunas de sus tierras y otras fueron vendidas. Lo mismo le ocurrió, aunque sólo en lo referente a la tierra, a la nobleza y grandes hacendados. En la práctica, Iglesia y nobleza siguieron siendo los estamentos más poderosos de la sociedad española, pero el miedo a posibles cambios drásticos les hizo tomar posiciones beligerantes en defensa de sus intereses. El miedo propio se convirtió en discursos y sermones cargados de imágenes infernales, revolucionarias y amorales que cautivaron a muchos adeptos entre las clases bajas del país (la gran mayoría de la población). En el bando que defendía la innovación y la modernidad quedaron los intelectuales y la burguesía. Los dos grupos (1. Iglesia, clase alta y clases bajas, 2. Intelectuales, burguesía urbana y obreros industriales) se enfrentarían por última vez en 1936.
El siglo comienza con la llamada Guerra de la Independencia (1808-1814) y termina con el desastre de 1898 (pérdida de las últimas colonias). Durante el resto del siglo se producen 200 pronunciamientos militares (golpes de Estado) que dieron lugar a derrocamientos de gobiernos, destronamiento de reyes y guerras civiles (3). En esta frenética actividad desestabilizadora participan tanto los conservadores como los liberales. Para completar la imagen conflictiva de este siglo, debemos recordar que durante estos cien años España pierde todas sus colonias (la mayoría en torno al 1820; el resto, en 1898) y también que las diferencias regionales anuladas durante el siglo anterior surgen ahora como movimientos nacionalistas arropados por los nuevos significados que adquieren conceptos políticos como historia, cultura, nación, legitimación, pueblo, etc.
Los autores literarios y científicos tuvieron una relación importante con los avatares políticos del XIX. Algunos (como el Duque de Rivas, Ángel Saavedra o Francisco Martínez de la Rosa) desempeñaron cargos públicos, otros se vieron obligados a exiliarse según cambiaban las preferencias ideológicas de los gobiernos de turno. Este exilio, no obstante, resultó beneficioso para las letras y las ciencias españolas ya que a su vuelta, los exiliados traían de Europa las nuevas ideas, las nuevas corrientes literarias y los nuevos avances de la ciencia.
9.2. El siglo XIX 9.2.1. Literatura del siglo XIX 1. 2. 3.
Romanticismo Realismo La prensa
Dos son las corrientes literarias que podemos destacar de este siglo: Romanticismo, en la primera mitad del siglo, y Realismo, en la segunda. Cronológicamente, coinciden éstas con dos corrientes de pensamiento: idealismo y positivismo.
Para el idealismo, la realidad es una consecuencia de la actividad del sujeto, mientras que para el positivismo la realidad es independiente del sujeto cognoscente.
9.2. El siglo XIX 9.2.1. Literatura del siglo XIX 9.2.1.1.
Romanticismo
El Romanticismo, ligado al pensamiento idealista, se desarrolló en España durante la primera mitad del siglo. Sus principales características son: individualismo (el arte y la literatura son expresión del yo, de sus sentimientos y sensaciones), - irracionalismo, opuesto al racionalismo del siglo anterior, el Romanticismo valora lo que no sea racional, como los sueños, las fantasías y las emociones, - idealismo, búsqueda de ideales, inalcanzables en su mayoría, tanto en el amor como en la vida; esta posición conduce automáticamente al choque con la realidad y, consecuentemente, al desengaño, - particularismo, por oposición a lo universal, lo general -lo común a todos- de la Ilustración, los románticos valoran lo distintivo, lo particular, lo diferenciador, no sólo del individuo, sino también de cada región, de cada país, con su cultura, sus costumbres y su lengua particular, - exotismo el individuo insatisfecho con la realidad circundante huye en el tiempo, Edad Media, y en el espacio, Oriente y América. Estas características pueden observarse en todos los géneros literarios, pero es en la poesía donde más claramente se manifiestan la exaltación del yo, el intimismo y el desbordamiento afectivo característicos del Romanticismo. De entre los poetas podemos recordar a Bécquer, Rosalía de Castro y Espronceda. La lengua utilizada por los románticos se aparta del gusto por la claridad y elegancia versallesca del neoclasicismo anterior y abraza el apasionamiento y la vehemencia. Para poder crear o recrear pasión, sentimientos y emociones con sus palabras el poeta, Espronceda por ejemplo, recurre a las posibilidades connotativas de determinados campos semánticos como son los del dolor, la insatisfacción, el temor, la muerte, el amor, etc. Así encontraremos sustantivos como : frenesí, arrebato, afán, quimera, ilusión, delirio, sombra, agonía, melancolía, tumba, devaneo; adjetivos como:misterioso, sombrío, ilusorio, lánguido, horrendo, tétrico, mágico; y asociaciones del tipo epíteto+sustantivo como:lúgubre viento, temerosas voces, súbito rumor, lóbrega noche, melancólica mirada, impenetrable misterio, pavorosos fantasmas, aborrecible tormento, fétido fango, moribunda lámpara, pálida luna, densas tinieblas, etc. Como puede verse en los ejemplos anteriores, otro de los recursos es el uso abundante de palabras esdrújulas por tener éstas una mayor sonoridad: bóvedas lóbregas, flamígeros relámpagos, estrépitos horrísonos, etc. Otro recurso romántico para conseguir esta sonoridad es la aliteración: figura retórica en la que se repite un mismo sonido al inicio de las palabras: "el ruido con que rueda la ronca tempestad" (Zorrilla, dramaturgo romántico).
Otros dos tipos de léxico son frecuentes en los textos románticos: 1) arcaísmos (acá y acullá, a la sazón, a tiro de ballesta, etc.) con los que intenta reflejar de manera aparentemente más verídica el espíritu de esas épocas pasadas y lejanas en la historia a
las que huye porque el presente no le satisface; y 2) localismos (como los utilizados por Estébanez Calderón en Escenas andaluzas, 1847) y vulgarismos (mollera, jorobar, endilgar). Con localismos y vulgarismos el escritor romántico busca presentar la particularidad, la individualidad diferenciadora del habla de personas y regiones. Naturalmente, este léxico efectista y particular se encuentra dentro de construcciones rebuscadas, antítesis violentas, metáforas, hipérbaton, hipérboles y comparaciones sorprendentes decoradas, todas ellas, con un profuso uso de signos de interrogación y exclamación. El casarse pronto y mal, Mariano José de Larra (1809-1837) ¡Qué movimiento en él! ¡Qué actividad! ¡Qué heroísmo! ¡Qué amabilidad! ¡Qué adivinar los pensamientos y prevenir los deseos! ¡Qué no permitir que ella trabaje en labores groseras!
Localismo: Elemento léxico o gramatical de uso limitado a una determinada zona: vos te acostáis (Maracaibo, Venezuela) / vos te acostás (Buenos Aires, Argentina); pajita / pitillo / pajilla / paja / absorbente / cañita / popote / carrizo / sorbeto / calimete (nombre que recibe,en diversas partes del mundo hispanohablante, el tubo que se utiliza para sorber líquidos). Hipérbole: Figura retórica que consiste en la exageración excesiva, por aumento o disminución, de una verdad o realidad: Ojos escaldados de llanto. Hiela hasta los tuétanos. Devoré el libro. Las diluviales lágrimas reflejaban su infinita tristeza.
9.2. El siglo XIX 9.2.1. Literatura del siglo XIX 9.2.1.2.
Realismo
Para el positivismo, ideología dominante durante la segunda mitad del siglo, la experiencia y los hechos observables son el punto de partida del conocimiento; esto derivará en un importante desarrollo de las ciencias en general y de las experimentales en particular. Contemporáneo del positivismo, en literatura, el Realismo reproduce la realidad de forma exacta por medio de la observación como si de una ciencia experimental se tratase: los escritores se documentan sobre el terreno sobre personajes, ambientes, paisajes y costumbres. Esta descripción minuciosa de la realidad le sirve el autor para hacer su crítica social: la realidad se ha degradado y se ha de volver a los valores tradicionales (autores conservadores); las lacras sociales observables en la realidad se deben a la permanencia de valores conservadores que impiden el progreso y el desarrollo (autores progresistas). Escritores conservadores y tradicionalistas (sociedad rural) José María de Pereda (1833-1906) describe la "realidad" del mundo rural "idealizándolo": el mundo rural es un compendio de virtudes amenazadas por la corrupción de la vida moderna, (Pepita Jiménez, Juanita la Larga). Armando Palacio Valdés (1853-1937) presenta el mundo minero asturiano (La aldea perdida, Escenas montañesas) que ha sido pervertido por el progreso moderno, y añora el regreso a la idílica vida campesina de antaño. Escritores progresistas (sociedad urbana) Benito Pérez Galdós (1843-1920) mantiene una postura crítica y de denuncia ante la intolerancia, el fanatismo y la hipocresía de la sociedad (Fortunata y Jacinta, Episodios nacionales). Leopoldo Alas "Clarín" (1852-1901) la ciudad española encerrada en tradiciones fósiles (La Regenta). Sobriedad, sencillez y verismo son las características principales del lenguaje de los escritores. Cuando hablamos de "verismo" en el lengua, nos referimos a la intención de estos escritores de mostrar los diferentes niveles de la lengua, tanto los cultos como los populares. En Fortunata y Jacinta, Galdós recurre a esta mezcla de registros para así retratar de manera más realista a sus personajes. Esta sencillez no les impide utilizar todo el nuevo vocabulario que se ha incorporado al español y que ellos necesitan en la descripción de la realidad: del lenguaje político (terrorismo, reaccionario, proletariado, comunismo), del social (clase social, cuerpo social); del técnico (fotografía, teléfono, kilómetro). Utiliza también tecnicismos procedentes del latín o el griego (accésit, mito, acrópolis); galicismos (consola, cuestión, lote, bobina, acordeón), anglicismos (snob/esnob, yate, tranvía, túnel). Algunos de los vocablos tienen forma vieja pero significado nuevo: huelga pasa de significar "jadeo ⇒ descanso tras el jadeo ⇒ descanso" a significar "inactividad laboral como forma de reivindicación"; progreso pasa de significar "avance, continuación" a "desarrollo continuo y general de la civilización, la cultura y el ser humano".
La
tribuna,
Emilia
Pardo
Bazán
(1951-1921)
En abono de La tribuna quiero añadir que los maestros Galdós y Pereda abrieron camino a la licencia que me tomo de hacer hablar a mis personajes como realmente se habla en la región de donde los saqué. . Estas formas populares que utilizan los realistas nos dan una idea de las particularidades del español en la diversas regiones españolas. Pardo Bazán en sus cuentos saca a la luz el español dialectal característico de Galicia, como Pereda en sus novelas presenta el español de Cantabria.
9.2. El siglo XIX 9.2.1. Literatura del siglo XIX 9.2.1.3.
La prensa
Durante el siglo XVIII se sientan las bases de la prensa como medio de difusión de ideas y conocimientos. Pero es durante el XIX cuando la prensa adquiere la importancia que pueden tener en el XX la radio y la televisión o para nosotros en el XXI, internet. Su influencia, difusión, contenido y objetivos van cambiando a lo largo del siglo dependiendo de los factores políticos, culturales o sociales de cada momento. Podemos preguntarnos hasta qué punto se difundían las ideas escritas en un país que en 1803 sólo tenía un 5,96% de población alfabetizada, pero debemos recordar que ya en la Edad Media los que sabía leer difundían oralmente las noticias (gestas) de lo que ocurría en el reino. Esa tradición continúa durante el XVIII y XIX, reduciéndose paulatinamente según va aumentando la alfabetización (en 1900, un 33,45% lo estaba). Pregoneros, ciegos y juglares realizan durante el XIX la importantísima función de adaptar al lenguaje popular, para facilitar su comprensión, las noticias políticas, científicas y literarias de su época. No obstante el alto grado de analfabetismo que hay en España durante este siglo, este tipo de publicaciones que denominamos “prensa” tiene una gran aceptación y demanda. Sólo entre los años 1868 y 1875 aparecen en España casi 600 periódicos.
Dentro de este siglo -como decíamos al principio del capítulo- el país sufre guerras con el exterior, guerras civiles, revoluciones, restauraciones, exilios, incontables golpes de Estado, duelos a muerte entre aspirantes al trono, asesinatos de políticos, etc. Pero también llegan nuevas ideas, se traducen libros de ciencias y de letras, se desarrolla la industria minera, la metalúrgica, la vinícola, etc.; llega el ferrocarril y se construyen nuevas carreteras que permiten cambios en la estructura económica y productiva; aparecen los partidos políticos, nuevas ideologías, se crean los sindicatos obreros, ... Todo aparece en la prensa: traducciones de poemas franceses y de textos científicos ingleses, manifiestos contra la política del gobierno y recomendaciones sobre las nuevas modas en el vestir de las mujeres. Toda la vida política, cultural y social está en la prensa. Escritos
políticos,
Jaime
Balmes
(1810-1848)
Por la prensa insinúa un monarca sus voluntades, por la prensa se avisan los conspiradores, por la prensa se hacen los partidos sus declaraciones de guerra, su señal de rompimiento de hostilidades, sus treguas, sus reconciliaciones, sus alianzas; por la prensa se vindica la inocencia o desmiente sin rubor el crimen desvergonzado; a la prensa acuden las doctrinas disolventes y las conservadoras, las venenosas y las saludables; de la prensa salen las lecciones desesperantes y las palabras consoladoras;
de la prensa brotan el amor y el odio, la paz y la guerra, la luz y las tinieblas, la verdad y el error, el bien y el mal.
Para la evolución de la lengua el rol de la prensa durante el siglo XIX fue decisivo. La prensa no sólo difunde nuevas ideas y nuevos conocimientos, difunde también nuevas palabras que, procedentes de lenguas extranjeras, reflejan las innovaciones literarias, políticas, científicas, técnicas, consumistas, etc. de la época. Estos extranjerismos, o neologismos, paulatinamente se irán integrando en el vocabulario activo (o pasivo) de los hispanohablantes porque los textos de prensa, a diferencia de los textos literarios, tienden a repetirse en estructura y vocabulario por lo que también tienen la función de información de "otra lengua" entre la culta y la popular, una lengua al alcance de todos. La prensa es el lugar de encuentro de todos los estamentos sociales del XIX. Todos los políticos, antes o después de su llegada al poder, escriben en la prensa nacional, o son propietarios de una publicación periódica; todos los literatos escriben en la prensa nacional, o son fundadores, editores y redactores de alguna publicación. De todos los que dejaron sus palabras en las páginas de la prensa del siglo XIX hemos de destacar a Larra. Mariano José de Larra (1809-1837) escribió una novela, también un drama, algunos poemas y más de 200 artículos periodísticos. Es en éstos donde quedan reflejadas sus ideas sobre la política, la sociedad, las costumbres y la lengua españolas. En sus artículos critica la organización del estado, defiende las ideas liberales, ataca las conservadoras; se burla de la sociedad y de la idiotez de algunas costumbres y critica también el uso incorrecto que se le da a la lengua, etc. El tema común a todos ellos podría ser "Los males de España". Títulos de algunos de sus artículos. Política y sociedad: En este país, El castellano viejo, El día de difuntos de 1836, Vuelva usted mañana, Lo que no se puede decir no se debe decir, Nadie pase sin hablar al portero, etc. Lengua: Por ahora, Cuasi, Las palabras, etc.
Con esta crítica, satírica , mordaz, incisiva y tajante, Larra no reniega de España, su cultura y su lengua, sino que expresa la enorme frustración de un idealista romántico que sueña con una política más democrática, una sociedad más civilizada y una lengua que sirva para alcanzar los objetivos anteriores así como para el desarrollo de la persona como ser colectivo e individual. Larra se suicidó a los 27 años. Obras
completas
de
Fígaro,
Mariano
José
de
(1809-1837)
(Larra no tiene inconveniente en incorporar al español todo el vocabulario que
sea
necesario
independiente
del
origen
de
la
palabra.)
El que la voz album no sea castellana es para nosotros, que ni somos ni queremos ser puristas, objeción de poquísima importancia; en ninguna parte hemos encontrado todavía el pacto que ha hecho el hombre con la divinidad ni con la naturaleza de usar de tal o cual combinación de sílabas para explicarse; desde el momento en que por mutuo acuerdo una
palabra se entiende, ya es buena; desde el momento que una lengua es buena para hacerse entender en ella, cumple con su objeto, y mejor será indudablemente aquella cuya elasticidad le permita dar entrada a mayor número de palabras exóticas, porque estará segura de no carecer jamás de las voces que necesite: cuando no las tenga por sí, las traerá de fuera. La guerra de la Independencia con Francia, 1808; las guerras de independencia de las colonias española, 1820; y la guerra contra EE.UU, 1898. Mencionemos un ejemplo simple: previo a la llegada de las nuevas vías de comunicación y comercio, la producción agrícola tenía mercados locales. La posibilidad de llevar rápidamente de una parte a otra del país los productos del campo hizo que su número se incrementase o que aumentase la cantidad producida; por ejemplo la fruta empezó a cultivarse de manera intensiva ya que ahora podía ser llevada a mercados lejanos sin que se estropease. Durante la primera mitad del siglo, la prensa está íntimamente ligada a la vida política nacional: unos la utilizarán para conseguir el poder, otros, para conservarlo. Este rol activo en la política le causó también ser sujeto pasivo de atentados, quema de imprentas y asesinato de redactores. Locuciones como tener lugar un hecho; imprimirle una dirección a un asunto, la palpitante actualidad de una noticia; o palabras como estereotipo, filántropo, excéntrico, revancha pasan a formar parte del lenguaje común por su constante uso en la prensa. Cánovas, Castelar, Ríos Rosas, Sagasta, González Bravo, etc. Espronceda, Larra, Béquer, Pardo Bazán, Galdós, “Clarín”, Menéndez Pelayo, etc.
9.2. El siglo XIX 9.2.2. La lengua 1. 2.
El español y las otras lenguas del Estado Evolución de la lengua
9.2. El siglo XIX 9.2.2. La lengua 9.2.2.1.
El español y las otras lenguas del Estado
Durante el XIX se continúa con la política de centralización y unificación lingüística del Estado iniciada por los borbones durante el siglo anterior. Se rechaza la diversidad lingüística ya que se considera que ésta obstaculizaría la difusión del conocimiento y el progreso. Desde principios del XVIII en la Península y desde 1770 en las colonias, queda establecido que sea el español la única lengua que se utilice en la enseñanza y en la administración. Las diversas constituciones que se promulgaron a lo largo del siglo XIX hacen caso omiso de la realidad multilingüística del mundo hispano dando ya por supuesto que la única lengua de uso es el español aunque a veces -para que no hubiera confusiones- las nuevas leyes y normas promulgadas seguían insistiendo en que fuese el español la única lengua utilizada. No obstante este marco legal, las nuevas ideologías del siglo XIX impulsarán el desarrollo de las otras lenguas peninsulares. En esta labor de desarrollo inicial tuvo especial importancia el proceso de escolarización y alfabetización llevado a cabo por el gobierno central. Aunque la escolarización se hacía en español, el hecho de poder leer y escribir sirvió para que la tradición oral de las otras lenguas peninsulares pudiese ser documentada y así conservada y difundida. Otro elemento esencial fueron los "juegos florales". En estos concursos se premiaba las mejores composiciones en poesía o prosa escritas en la lengua propia, lo cual consiguió -al ser eventos públicos muy participados- no sólo que se revalorizase la lengua propia, sino también que las diversas variantes existentes tendiesen hacia una mayor uniformidad de manera que fuesen entendidos (y así premiados) por un mayor número de participantes. Los juegos florales fueron instaurados en el 173 a.n.e. en Roma. Estaban dedicados a la diosa Flora y en ellos se celebraba el esplendor de la primavera. Según algunos historiadores estás fiestas tenían un carácter marcadamente
licencioso.
Los juegos florales con carácter de concurso literario aparecen en Francia y España ya en la Edad Media (1300). Durante el siglo XIX se organizaron a lo largo de toda la geografía española con tres premios mayores a las poesías presentadas sobre temas patrióticos o regionalistas, religiosos y amorosos. El premio al mejor poema patriótico fue el que dio carácter nacionalista/regionalista a los Juegos, especialmente en zonas como Galicia y Cataluña. A estos tres premios se añadieron otros menores para trabajos históricos, económicos, etc.
La segunda mitad del siglo será época de "resurgimiento" para el gallego, catalán y vasco. Las tres lenguas, que en los siglos anteriores próximos habían quedado limitadas a lenguas de comunicación, se convierten en lenguas de cultura y ciencia con literatos y filólogos como Rosalía de Castro, Curros Enríquez y Eduardo Pondal (para el gallego); José Manterola, José María de Iparaguirre, Luciano Bonaparte (para el vasco); y Jacint Verdaguer, Joan Maragall y Eugeni d’Ors (para el catalán).
Este resurgimiento es posible porque en España, a diferencia de Francia, no existían posiciones jacobinas que defendiesen a ultranza la centralización lingüística (español para todo y para todos). La burguesía moderada no defendía el uso del valenciano, por ejemplo, oponiéndose al nacionalismo del español, sino que defendía el uso del valenciano culto (renaixença de guant) frente al valenciano popular o vulgar (renaixença d’espardenya).
Este proceso de revitalización y normalización de las otras lenguas peninsulares culminará a principios del siglo XX con la creación de las correspondientes academias de la lengua (Real Academia Galega, 1906; Euskaltzaindia, 1918; e Institut d’Estudis Cataláns, 1907). Decretos de Nueva Planta (1707, 1715, 1716). En ellos se especifica la nueva organización política, militar, judicial y lingüística de los territorios del antiguo Reino de Aragón (Aragón, Valencia, Cataluña, Baleares). Real Cédula de Carlos III, 1770: "Por tanto por la presente ordeno y mando a mis Virreyes del Perú, Nueva España y Nuevo Reino de Granada, a los Presidentes, Audiencias, Gobernadores y demás ministros, jueces y justicias de los mismos distritos y de las Islas Filipinas y demás adyacentes (...), que cada uno en la parte que respectivamente le tocare guarden, cumplan y ejecuten y hagan guardar, cumplir y ejecutar puntual y efectivamente la enunciada mi Real resolución (...), para que de una vez se llegue a conseguir el que se extingan los diferentes idiomas de que se usa en los mismos dominios, y solo se hable el castellano". Constituciones del siglo XIX: 1808 (Estatuto de Bayona, 1812 (Constitución de Cádiz), 1834, 1837, 1845, 1856, 1869, 1876. Ley del Notariado, 1862, sobre las normas para la administración judicial, art. 25: «Los instrumentos públicos se redactarán en lengua castellana, y se escribirán con letra clara, sin abreviaturas y...». El romanticismo, que brevemente caracterizábamos en páginas anteriores al hablar sobre la literatura del siglo XIX, no es sólo un movimiento artístico (literario, musical, etc.) sino también una corriente ideológica que recoge las inquietudes filosóficas y políticas europeas de la primera mitad del siglo. Si "la razón" era el principio clave de la Ilustración en su búsqueda de lo universal, lo general (Gramática general y razonada de Port-Royal), el Romanticismo -que busca lo particular, la diferencia - rechaza de lleno la razón porque ésta no puede explicar sentimientos como el amor, la religiosidad o el volkgeist (el espíritu nacional, el genio de cada pueblo). Este "espíritu nacional" estaba formado por la historia común de unos individuos, su misma religión, sus costumbres y su lengua; en política, estos elementos serán las claves del nacionalismo, ideología basada en la diferenciación de unos pueblos de otros, pero que durante el siglo XIX tendrá
diferentes
resultados
en
Europa:
1) sirvió para unificar los territorios alemanes y para que naciese Italia a partir de las diversas repúblicas de la península Itálica; 2) en Grecia y Bélgica, en cambio, sirvió para separarse como naciones independientes de Turquía y Holanda, respectivamente; 3) la afirmación de la propia identidad que conlleva el nacionalismo, hizo que en Inglaterra y Francia buscasen nuevos territorios,
colonias,
a
los
que
hacer
partícipes
de
su
"espíritu
nacional".
En España, la primera manifestación de la ideología nacionalista fue la independencia de casi todas las colonias americanas (hacia 1820). En la Península esta nueva ideología se manifestó en el nacimiento de varios movimientos de concienciación nacionalista que defendían su diferenciación histórica, de costumbres y lingüística. En Galicia, Cataluña y País Vasco, por ejemplo, surgen sociedades y asociaciones cuyo objetivo inicial es concienciar a los individuos de un territorio de que todos ellos comparten una historia, una cultura y una lengua.
9.2. El siglo XIX 9.2.2. La lengua 9.2.2.2.
a. b. c. d. e.
Evolución de la lengua Nuevo léxico y diccionarios Diccionarios burlescos Diccionarios de especialidad Diccionarios académicos y no académicos Polémicas lexicográficas del XIX
A partir del siglo XVIII, podemos decir que el español, como lengua, ya está formado. Los cambios importantes posteriores no estarán relacionados con la morfosintaxis o la fonología, sino con el léxico. Incluso dentro del léxico, los cambios no ocurrirán en el patrimonial -léxico básico- sino que serán cambios de adaptación de la lengua a las nuevas realidades históricas, científicas y culturales.
9.2. El siglo XIX 9.2.2. La lengua 9.2.2.2.
Evolución de la lengua
a) Nuevo léxico y diccionarios Es en el léxico donde mejor se reflejan las ideas, las tendencias, los cambios y los gustos de una determinada etapa histórica. En el reflejo léxico que del siglo XIX nos da la lengua podemos apreciar dos ámbitos de especial importancia: el político y el científico-técnico.
9.2. El siglo XIX 9.2.2. La lengua 9.2.2.2.
Evolución de la lengua
b) Diccionarios burlescos La política siempre ha existido, pero la participación en las actividades políticas o el debate político sólo aparecen en el siglo XIX. Los grupos sociales toman conciencia de que la política puede mejorar sus condiciones como grupo o como individuos y así surgen moderados, absolutistas, conservadores, liberales, carlistas, anarquistas, socialistas, nacionalistas, comunistas etc. Las nuevas ideologías, además de un léxico nuevo, necesitan difundirse y esto sólo se puede conseguir con discursos, propaganda, prensa y publicaciones. Varias veces a lo largo de este capítulo hemos mencionado cómo la violencia es la característica más destacable de este siglo. La "Palabra" no podía quedarse al margen de este ambiente y los intelectuales la utilizaron como arma en su lucha contra los que piensan diferente o contra los usos y costumbres sociales de la época. Durante la primera mitad del siglo, principalmente, aparecen en España una serie de libros y folletos con el título de "Diccionario ..." que no responden en forma y contenido a los criterios habituales de la lexicografía, pero que reflejan con precisión la multitud de posicionamientos ideológicos de la época y que, importante para la lengua, registran, definen y contradefinen el nuevo léxico de la jerga política. Características comunes a todos ellos son la "subjetividad" de las definiciones y el carácter burlesco, paródico o satírico de las mismas. Anónimo, (1811), Diccionario razonado, manual para inteligencia de ciertos escritores
que
por
equivocación
han
carácter conservador
nacido
en
España.
y
De
absolutista.
Bartalomé José Gallardo, (1812) Diccionario crítico-burlesco. Crítica del anterior. Liberal. Lorenzo Ignacio Thiulen (1813) Nuevo vocabulario filosófico-democrático, indispensable para todos los que deseen entender la nueva lengua revolucionaria.
Escrito
en
italiano
y
traducido
al
español.
(1820) Diccionario de las gentes del mundo para uso de la corte y de la aldea, escrito en francés por un joven eremita. Traducido al castellano y aumentado
con
muchas
voces
por
tres
amigos.
Juan Antonio Olavarrieta (1821) Diccionario tragalologico o Biblioteca portátil
de
todo
lo
tragable
por
orden
alfabético
Vicente Joaquín Bastús y Carrera (1829), Diccionario de los flamantes: obra útil á todos los que la compren. Crítica de costumbres y personajes castizos como
el
dandy
Anónimo (1838) Diccionario portátil para políticos,
periódicos,
alocuciones,
o flamante.
inteligencia de los folletos etc.,
por
un
Español.
D.F.H. (pseudónimo, 1843) Diccionario esplicativo de los nuevos vocablos y acepciones que han introducido en el habla vulgar de nuestra patria
las banderías
políticas.
Anónimo (1845) Nuevo diccionario crítico-burlesco formado por un amante del
idioma
español.
Juan Rico y Amat (1855) Diccionario de los políticos, o verdadero sentido de las voces y frases más usuales entre los mismos, escrito para diuertimento de los que ya lo han sido y enseñanza de los que aún quieren serlo. Paco
Media-Luna
(pseudónimo
de
Críspulo
Moro
Cabeza),
1883, Diccionario cómico-taurino. Crítica de una tradición tan castiza como son los toros (y los toreros). Lexicografía: Parte de la lingüística que se ocupa de los principios teóricos de los léxicos y diccionarios. Filosofía: ciencia del charlatanismo, o sea, fluxo del hablar de todo sin entender de nada. Es muy común en nuestros días, y versa comúnmente sobre materias de religión, que descifra con una risita, un gesto o un ademán de desprecio. Léxico: contrato social, constitución, despotismo, democracia, fanatismo, filósofos, filantropía, francmasones, humanidad, jacobinos, jansenistas, liberales, libertad, opinión pública, patriotismo, preocupación, público, pueblo, regeneración, rutina, serviles, superstición, tolerancia, ilustración, igualdad. Cristianismo: el cristianismo de muchos cristianos es en el día como el patriotismo de algunos patriotas, en quienes el ponderado amor a la patria, no es más que el puro amor a su conveniencia. Traducción del original francés escrito por Alexandre Bou-douin. Liberal. Anticonstitucional: Ente despreciable; enemigo de la ley fundamental de su patria; amante del despotismo; digno habitante del Senegal. Ex: La mayor injuria que puede hacerse a un funcionario público. En esta traducción se introducen al castellano los neologismos: capitalista, coalición, empresario, espionaje, fatalismo, feudalismo, gastronomía y gastrónomo, oficinista, oposición (en sentido político), suicida, voluptuosidad, etc. Instrucción completa: Consiste en saber montar, tirar el florete, bailar, fumar y cortejar, vestir a la derniére, saber decir cuatro palabras en mal francés, seis en peor italiano y una en inglés. Los neologismos que introduce reflejan el momento político: camarilla, chismografía, leyes del embudo, pastel, pastelear y pastelero, tira y afloja, transacción, etc. Antiguo Régimen: Fantasma lúgubre que asusta de vez en cuando a los liberales. Seductora visión que halaga y consuela con frecuencia a los absolutistas Farolear: ponerse como puntal en la Carrera de San Jerónimo, sosteniendo la fachada del café Imperial, para decir una tontería a cada mujer que pasa. En este ejercicio son hábiles todos los toreros
.
9.2. El siglo XIX 9.2.2. La lengua 9.2.2.2.
Evolución de la lengua
c) Diccionarios de especialidad El siglo XIX también es testigo en Europa de una sorprendente evolución de las ciencias y la técnica. España no es ajena a esta evolución, pero tampoco es sujeto activo de la misma. Por ese motivo muchos españoles se formarán en universidades extranjeras, las universidades españolas contratarán profesores extranjeros y se traducirán al español una enorme cantidad de trabajos de investigación y manuales. Estos tres factores significan la importación masiva de terminología que rápidamente empieza a utilizarse en periódicos, manuales, estudios, etc. y que también queda recogida y definida en diccionarios. A lo largo del siglo se publican numerosos repertorios lexicográficos (diccionarios, glosarios, vocabularios) sobre todo tipo de temas como minería, farmacia, arquitectura, legislación, música, política, enología, ferrocarriles, ejército, etc. Característica común a estos repertorios es que los neologismos que recogen y definen no tienen todavía estabilidad gráfica, morfológica o semántica, por lo que deberán
incluir
las
variantes
formales
o
semánticas
conocidas.
Ejemplos sacados de (1848) Diccionario de las voces más usadas en minería. El autor duda sobre la ortografía debigotera/vigotera; recoge con frecuencia en el lema las variantes morfológicas como rebajes ó rebajo, estacada ó estacado; también variantes léxicas como anillo ó boga, frontón ó testero, variantes geográficas como greñas: (América) material sin limpiar, (Río-Tinto) las rebajas que se forman en la cabeza de una barrena con los golpes del martillo; planes: (RíoTinto) establecimiento de cementación del cobre, (Almadén) los dos planos inclinados sobre que apoyan las hileras de aludeles en los hornos de destilación de Bustamante, (Alpujarras) pisos de los caños y anchurones. Hernández de Gregorio, M. (1802): Diccionario elemental de Farmacia, Botánica y Materia médica, o Aplicaciones de los fundamentos de la Química moderna a la Farmacia en todos sus ramos; Echegaray, J. de (1830): Diccionario de Arquitectura naval; Escriche, J. (1831): Diccionario razonado de legislación civil, penal, comercial y forense; Escriche, J. (1831) Diccionario marítimo español; Fargas y Soler, A. (1852): Diccionario de música; Casas, N. (1857): Diccionario manual de agricultura y ganadería españolas; Colegio de farmacéuticos (1865): Diccionario de Farmacia; Pizzota, J. (1866): Diccionario popular de Historia Natura y de los fenómenos de la naturaleza; Suarez Inclán, E.; Barca, F. (1868): Diccionario
general
de
política
y
administración;
Camps
Armet,
C.
(1887):
,
etc.
etc.).
Como ejemplo de esta frondosidad lexicográfica del XIX podemos mencionar algunos referidos al ejército y lo militar. Uno de los títulos (1853) no ha sido abreviado, otros, sí. (1822): Diccionario militar portátil ..., (1826): Ensayo de un diccionario razonado sobre la ciencia de la guerra, (1828): Diccionario militar español francés, (1848): Vocabulario francésespañol de términos de Artillería, (1849): Vocabulario militar ..., (1849): "Glosario..." del Catálogo de la Real Armería, (1853): Vocabulario técnico del material de artillería e ingenieros. Comprende una nomenclatura y definición de todas las máquinas y efectos del uso de ambos cuerpos; la de los instrumentos y herramientas de las artes y oficios que tienen relación con ella; verbos y voces genéricas correspondientes al armamento, pertrechos, construc ciones y fortificación, con la clasificación del membrete a que corresponde cada uno de los nombres en los inventarios de efectos de la cuenta y razón especial de Artillería. (1853): Vocabulario militar francés–inglés–español, (1853-1866): Diccionario ilustrado de los pertrechos de guerra, (1856): Diccionario militar..., (1857): Diccionario general militar..., (1863): Diccionario militar..., (1869): Diccionario militar, (1883): Vocabulaire militaire […] Vocabulario militar, (1885): Vocabulario militar españolalemán (1895-1901): Diccionario de ciencias militares, (1897): Diccionario militar, (1898): Catálogo histórico-descriptivo de la Real Armería de Madrid.
9.2. El siglo XIX 9.2.2. La lengua 9.2.2.2.
Evolución de la lengua
d) Diccionarios académicos y no académicos La Real Academia Española había publicado en 1739 el Diccionario de Autoridades y posteriormente, en 1780, el Diccionario de la lengua castellana compuesto por la Real Academia Española. Para los neologismos técnicos del XVIII y que no te coge la Academia, Esteban de Terreros había publicado (1786-1793) el Diccionario castellano con las voces de ciencias y artes.
Durante el XIX la Academia continúa su excelente labor lexicográfica con la publicación de diez ediciones de su diccionario. Es consciente de que hay un léxico técnico que se usa a ambos lados del Atlántico pero que no recoge, o sólo mínimamente. En la edición de 1843 dice: «La multitud de términos facultativos pertenecientes a las artes y a las ciencias […] solo debe admitir aquellos que saliendo de la esfera especial a que pertenecen han llegado a vulgarizarse, y se emplean sin afectación en conversaciones y escritos sobre diferentes materias».
La carencia de tecnicismos en los diccionarios académicos será pronto solventada por lexicógrafos ajenos a la institución oficial. Estos autores utilizarán como base para sus diccionarios el de la última edición de la Academia al que añaden el léxico que ellos consideran necesario. M.
Núñez
de
Taboada
(1825), Diccionario
castellano.
C. Pla y Torres (1826), Diccionario de la Lengua Castellano por la Academia Española. J. Peñalver (1842), Panléxico, Diccionario Universal de la Lengua Española. V.
Salvá
(1846), Nuevo
Diccionario
de
la
Lengua
Castellana.
R.J. Domínguez (1846-1847), Diccionario Nacional o Gran Diccionario Clásico de la Lengua A.
De
E.
Chao
Española. Castro
(1852), Diccionario
(1853-1855), Diccionario
de
enciclopédico
la
Lengua
de
la
lengua
Castellana. española.
A. De Castro (1853-1855), Diccionario Enciclopédico de la Lengua Española. A.
De
Castro
(1853), Nuevo
Diccionario
de
la
Lengua
Castellana.
Gaspar y Roig Ed. (1853-55), Diccionario Enciclopédico de la Lengua Española. R.
Campuzano
(1857), Novísimo
diccionario
de
la
lengua
castellana.
J. Caballero/C. De Arnedo (1865), Diccionario general de la lengua castellana.
Esta proliferación de obras lexicográficas responde no sólo a motivos lingüísticos sino también políticos y económico-comerciales.
Tanto España como las nuevas repúblicas hispanohablantes de América han tomado la decisión política de implantar el español como lengua nacional. Esta política lingüística exige la difusión de la uniformidad de la lengua, por lo que será necesaria la publicación de diccionarios que definan, limiten y aumenten el léxico común a todos. El motivo para que los gobernantes españoles y los de las nuevas repúblicas americanas lleguen a la misma conclusión no se debe al menosprecio de las otras lenguas, como el gallego, el maya, el vasco, el náhuatl, etc., sino a que consideran, de manera simplista, que el uso de una sola lengua será más eficaz tanto en la educación de los ciudadanos como en la Administración.
Las nuevas técnicas en la industria, la agricultura y los transportes necesitan ser divulgadas para facilitar el acceso a la información de los ciudadanos y así conseguir un mayor progreso de las naciones. Esta labor divulgativa la realizarán los trabajos de investigación y los manuales traducidos de otras lenguas, los glosarios explicativos de los textos que les preceden y, naturalmente, los diccionarios en los que se definen y explican las nuevas terminologías. Dice el gramático venezolano Andrés Bello en 1831: "Entre las innumerables faltas y privaciones a que estamos condenados en esta parte del mundo no es la menos persistente y perjudicial la de libros útiles y elementales para la instrucción de la juventud (...) Yo he propuesto al gobierno como medio de suplir esta falta, el de hacer traducir e imprimir en Europa las obras modernas más acreditadas".
Una muestra importante de la fuerte demanda de este tipo de productos -diccionariosen el siglo XIX es el Diccionario Nacional o Gran Diccionario Clásico de la Lengua Española de R.J. Domínguez del que se hicieron diecisiete ediciones entre 1857 y 1889. La popularidad del diccionario de Domínguez reside en parte en que no se trata sólo de un diccionario (definición de conceptos) sino de una diccionario enciclopédico (definición y explicación de los conceptos). Este modelo híbrido (entre diccionario y enciclopedia) lo utilizaron también otros autores ya que al estar introduciendo terminología nueva, el lector necesita información adicional, enciclopédica. Domínguez, por ejemplo, incluye también estas explicaciones con conceptos que no requerirían información adicional, como es el de miel "licor espeso, dulce, transparente y agradable que muchos insectos himenópeteros y sobre todo las abejas, forman con la sustancia de las flores, y encierran para su sustento durante el invierno en las celdillas de cera que á este fin hacen antes. La miel difiere por el sabor según la naturaleza de flores que predominan. Dicen que...". Núñez de Taboada, Diccionario de la lengua castellana (1825), compilado a partir de la sexta edición del diccionario académico de 1822; Juan Peñalver, Panléxico. Diccionario universal de la lengua española (1842) parte de la octava edición académica, la de 1837; Salvá, Nuevo diccionario de la lengua castellana (1846) completa a su manera la novena edición del diccionario académico de 1843.
9.2. El siglo XIX 9.2.2. La lengua 9.2.2.2.
Evolución de la lengua
e) Polémicas lexicográficas del XIX La polémica sobre qué método utilizar en la compilación de diccionarios había comenzado ya en siglo anterior pero durante el XIX tiene la particularidad de que las diferencias de opinión no sólo se dirimen en la prensa o en los prólogos de los diccionarios sino que se llevan hasta los mismos artículos de las entradas de los diccionarios. Un método selectivo de las voces incluidas basado en su fijación que tienen en una comunidad y en el uso que de ellas hacen los buenos escritores (Academia) y un método extensivo que propone incluir el uso vivo de la lengua (lexicógrafos no académicos). Estas perspectivas también reciben el nombre de "norma lingüística" y "norma cultural", respectivamente. En la última edición del diccionario del XIX (1884) la Academia invita a todos ("venga de donde viniere"; "filólogos españoles o extranjeros") a aportar ideas, consejos y correcciones ("no desoirá ningún consejo") para así conseguir una obra lexicográfica más útil. DRAE Advertencia (1884). "Cree ésta [la Academia], como también se ha dicho, haber mejorado su Diccionario: no cree haber puesto fin a la tarea de aumentarle y de corregirle, porque sabe que el léxico de una lengua viva nunca está definitivamente acabado y porque ella mejor que nadie conoce lo imperfecto del que es obra suya. No le sorprenderá, por tanto, la censura atinada, ni desoirá ningún consejo, venga de donde viniere, ni dejará de acatar la buena intención, aunque no la recomiende el acierto. Para la patriótica y, por muchas razones, meritoria empresa de elevar el diccionario de la lengua castellana hasta el último grado de perfección a que la voluntad y el entendimiento del hombre puedan elevarle, siempre recibió y recibirá la Academia con íntimo júbilo el amparo de los entendidos y del público en general. A España entera importa que se conserve íntegra y pura y se enriquezca sin desdoro el habla que es agente eficacísimo de su gloria, prenda de su independencia, signo de su carácter".
Aproximación a la HISTORIA DE LA LENGUA ESPAÑOLA Capítulo 10º — El español en América Contenido 1. 2. 3.
Aportaciones léxicas de las lenguas indígenas El español en América y en España Zonas dialectales de América
Cuando Cristóbal Colón llegó a América en 1492, el español ya se había consolidado lingüística y políticamente en la Península: tenía una extensa tradición literaria, se había publicado ya la primera gramática del español y era la lengua de la administración y el comercio en todo el territorio, tanto castellano como aragonés. Este español que los colonizadores llevan a América es ya una lengua definida aunque, naturalmente tiene muchas realizaciones regionales (andaluza, castellana septentrional, castellana central, vasca, etc.). No obstante, la lengua que atraviesa el océano tiene un carácter uniforme. Esta uniformidad, independientemente del origen de los colonizadores, se debe principalmente a dos factores: 1. Más de un tercio (35,8%) de los colonizadores, aventureros o conquistadores, eran andaluces. Los que no lo eran debían pasar largas temporadas juntos en Sevilla esperando a que partiese un barco. Esta convivencia y la necesidad de integrarse que tenían los que de fuera venían, sirvieron para igualar algunas de las diferencias que podrían tener en el espa ol de su región de origen y asimilar otras características del espa ol andaluz (sevillano) durante su estancia en estas tierras. 2. Una vez en América, la lengua que traen andaluces y no-andaluces sufre una nivelación dialectal y se transforma en una variante más del espa ol, la de los colonizadores. Esta variante no sólo será vehículo de comunicación para todos, sino también signo de identidad para los espa oles. Sobre el "andalucismo" del español en América se ha escrito mucho. Algunos (Pedro Henríquez Ureña, Amado Alonso, etc.) rechazan la base lingüística andaluza del español en América; para otros este andalucismo es innegable (M. L. Wagner, R.M. Pidal); y para otros (G. Salvador), no podemos hablar de andalucismo, sino de "sevillanismo".
Paralelamente al avance de la conquista y a la entrada en contacto de la lengua española con las lenguas amerindias, van surgiendo las primeras variantes del español en tierras americanas. En el capítulo 8 mencionábamos estas lenguas, pero podemos recordar también aquí que se trata de más de 123 familias de lenguas; de ellas, por ser las de mayor extensión, recordemos: el náhuatl (Centroamérica), el caribe (Caribe), el arahuaco (Caribe), el taino (Caribe, de la familia arahuaco), el maya (sur de México y Yucatán), el quechua (Perú, Ecuador,
Bolivia), el chibcha (Ecuador y Colombia), el tupi-guaraní (Paraguay), el mapuche (Chile central y la Pampa argentina), el aimara (Bolivia).
Al igual que le pasó al latín que trajeron los conquistadores romanos cuando invadieron Hispania, el español que llega a América pronto dejó de ser la lengua de los conquistadores para convertirse en la lengua de los conquistados. Pero estos "conquistados" -al igual que ligures, celtas, íberos, várdulos, etc. en los siglos III-I a.n.e. en Hispania- tienen una lengua propia, lo cual implica hábitos articulatorios en la pronunciación que transfieren a la nueva lengua; también tienen un vocabulario (fauna, flora, costumbres locales, etc.) que no contiene el español, por lo que tendrán que seguir usando -introducir en el español- palabras amerindias. Se ha de tener presente cuando hablamos del español en América que el sustrato amerindio es determinante en la formación de las múltiples variantes americanas. Algunas de estas lenguas sólo utilizan tres vocales (a, i, u) y el sistema entonativo es diferente en cada una de ellas, etc. Así podemos comprender fácilmente que sean frecuentes las confusiones entre vocales anteriores (e, i: dispertar/despertar, mesmo/mismo) y posteriores (o, u: revulución/revolución, sospiro/suspiro); resulta lógico también que la entonación de los mejicanos, chilenos y andaluces sean tan diferentes entre sí. A la influencia del sustrato hay que añadir la política lingüística de los conquistadores. Los españoles no establecieron el español como lengua obligatoria, sino que hicieron todo lo posible (Véase 8.4.2.) por difundir las lenguas indígenas. Sólo tres siglos después de iniciada la conquista, en 1770, y a punto ya de independizarse las colonias, Carlos III impuso el español como lengua oficial en los territorios del imperio. El auge del español en América se debe principalmente a la política lingüística de las nuevas repúblicas independientes en el XIX que establecieron el español como lengua oficial. Si no hubiera sido así, no seríamos hoy 500 millones de hispanohablantes.
10.1. Aportaciones léxicas de las lenguas indígenas La nueva realidad socio-cultural hizo necesaria la adopción de las palabras indígenas utilizadas para describirla. En algunos casos no se tomó la palabra indígena para designar una planta o animal local, sino que se les llamó con el nombre del animal o planta peninsular
que
más
se
les
parecía: lagarto (al caimán), tigre (al jaguar), león (alpuma), pavo (al guajalo te), piña (al ananás). etc. Actualmente, ambas variantes se usan en ambos continentes. Pero en algunos casos la confusión persiste y se sigue usando el
término
europeo
americanos: zorro (Canis
para
designar
vulpis en
plantas
o
Europa, Canis
animales azarae en
América), roble (Quercus robur en Europa,Fagus obliqua en América). Pero al ser varias las lenguas, también eran varias las palabras que se habían de adoptar para una misma realidad, un mismo objeto, dependiendo de la lengua sustrato. Así podemos encontrar: ají (del taíno) y chile (del
náhuatl); porotos
y ejotes (náhuatl), choclo (quechua)
verdes (quechua)
y elote (náhuatl), palpua (quechua)
yaguacate (náhuatl), cacahuete (náhuatl) y maní (taíno).
Dentro del léxico indígena que pasa al español (y en algunos casos a otras lenguas también) podemos mencionar: Arahuaco. Es una familia de lengua indígenas que se hablaban en varias islas de las Antillas y en el norte de Suramérica. El taíno, lengua de esta familia, fue la primera con la que los españoles estuvieron en contacto. De la familia arahuaca proceden: canoa, iguana, huracán, sabana, bohío, hamaca, enaguas, cacique, carey, yuca, barbacoa, batata, maíz, ají, maní, tuna, tabaco, macuto. Caribe. Lengua oriunda de las Antillas menores. También se extendió a las zonas continentales ribereñas: caoba, piragua, caimán, caníbal, colibrí, butaca, loro, mico. Náhuatl. Lengua de los aztecas. Hablada hoy en día por más de un millón de personas. Palabras de náhuatl: chicle, chile, guacamole, hule, petate, petaca, papelote, tiza, chocolate, coyote, ocelote, tomate, cacao, aguacate, cacahuete, zopilote Maya. De la familia de lenguas mayenses (26) habladas en Mesoamérica: cigarro. Chibcha, Familia de lenguas de los habitantes de la zona sur de Centroamérica y y el territorio noroeste de Suramérica: chicha (bebida). Quechua. Lengua que hablaban los primitivos quechuas. En la actualidad se habla principalmente en Perú y en zonas de Bolivia, Colombia, Argentina y Ecuador: guano, mate, gaucho, caucho, inca, puma, cancha, vicuña, puma, cóndor, papa, chirimoya, coca, quina, quipu.
Aimara. Lengua vecina del quechua con la que comparte mucho vocabulario. Todavía la hablan en Perú y Bolivia más de medio millón de personas. Pampa, llama y alpaca, palabras que comparte también el quechua. Tupi-guaraní. Familia de lenguas habladas en las grandes cuencas fluviales, del Amazonas hacia el sur. Las variantes modernas de estas lenguas se hablan actualmente en Brasil, Uruguay y norte de Chile. En Paraguay el guaraní es la lengua popular; el español, la nacional. De este grupo proceden: ananás, cobayo, jaguar, petunia, tapir, tiburón, piraña, tapioca, mandioca. Araucano. Lengua que se hablaba en la zona central de Chile. Actualmente se habla en algunas zonas de Chile y Argentina: poncho.
10.2. El español en América y en España 1. 2. 3. 4.
Diferencias fonéticas Ortografía Morfosintaxis Léxico
Cuando hablamos del español en España y el español en América, lo primero que tenemos que destacar es su unidad y homogeneidad en el nivel estándar. El lenguaje científico utilizado por un matemático bonaerense o burgalés no tendrá diferencias; la crítica literaria escrita por un profesor de Tegucigalpa o de Valladolid va a discurrir con una misma lengua: el español estándar. Las diferencias aparecen cuando salimos del estándar y hablamos de un español marcado por características diatópicas (regionales, dialectales), diastrásicas (nivel sociocultural del hablante), cronológicas (usos de épocas anteriores, arcaísmos), etc. Pero estas diferencias no se encuentran sólo en el español de uno y otro continente, sino también dentro de cada uno de ellos. Por eso, cuando se intenta diferenciar estos "españoles" nos encontramos con serias dificultades.
10.2. El español en América y en España 10.2.1. Diferencias fonéticas Se suele definir que el seseo y el yeísmo son las características fonéticas comunes a todo el español en América. En cuanto al seseo, podemos coincidir con esta opinión general ya que porcentualmente las excepciones a la generalidad son mínimas. No coincidimos, en cambio, en lo que al yeísmo se refiere ya que no se trata sólo de que también haya zonas "lleístas" en América, sino de que ese yeísmo no es uniforme y en algunos casos (zona rioplatense, con muchos millones de hablantes) no podemos hablar de yeísmo, sino de "sheísmo". seseo
el sonido [θ] es sutituido por [s] [kása] ← caza
ceceo
España, Canarias
algunas zonas en Centroamérica y
[káθa] ← casa
Suramérica
incluso [ʃ] (sólo la zona rioplatense) [ ú ja] ← lluvia
realización de los sonidos
"lleísmo"
toda América
por [θ]
como [j] o [ʝ] o [ ] o [ʒ] o
"sheísmo"
casi todo el sur de
el sonido [s] es sutituido
realización del sonido [ʎ] yeísmo
prácticamente
[ʎ] y [ʝ] como [ʃ] [ʃú ja] ← lluvia
realización del sonido [ʎ] [ʎú ja] ← lluvia
partes de Andalucía
México, Centroamérica, buena parte de
todo el sur de España
Sudamérica
sólo la zona rioplatense
altiplano de Colombia, Nariño, Perú
Castilla la Vieja, Cataluña, Baleares
sur de España, aspiración y/o
los mismos
buena parte de
zonas de Castilla-
pérdida de /s/
toros[loh'mihmoh'toroh]
América
La Mancha, Canarias
Realización [x] o [h]
glotal [h] en el sur
velar [x] en la mitad
(grafías: j, g (e,i)) un general joven
de España, el
norte peninsular y frecuente en la
/x/
[unxenerálxóβen]
Caribe y muy frecuente en el
[unhenerálhóβen]
resto del continente
América hispanohablante
americano.
pron nc ac n as b lada d /r/
los ríos -> [losɹíos]
Chile y Costa Rica
como [ɹ]
debilitamiento o pérdida de /d/ intervocal en participios
[kansáo] ← cansado, [be ío] ← bebido
zonas del norte de España
la mayor parte de
la mayor parte de
América (sobre
España (sobre todo
todo el Caribe)
Andalucía)
Podríamos mencionar muchos rasgos más, sobre todo si miramos el habla coloquial, descuidada o poco cultivada, pero tampoco esos rasgos nos permitirían hablar de dos "españoles" diferentes. pronunciación como [gwe] o [ɣwe] de los grupos bue-/ vue- y
en el habla descuidada
hue- [aɣwélto] ← ha vuelto, [ungwé o] ← un huevo, [kéɣwéno] ←
aquende y allende el
¡qué bueno!
Atlántico
Las diferencias en la pronunciación no son entre el español en América y en España, sino entre el de una región (esté donde esté ésta) y el de otra.
10.2. El español en América y en España 10.2.2. Ortografía La unidad de ortografía se ha mantenido aunque en determinadas épocas fueron varios (Andrés Bello, Domingo F. Sarmiento, Antonio Silba, etc.) los que propusieron ortografías para el español en América o para el español en determinadas repúblicas. Los casos de período/periodo, reuma/reúma, chofer/chófer, nene/nené, video/vídeo, etc. son sólo casos de grafía variable dependiendo de la pronunciación que se le dé a la palabra.
10.2. El español en América y en España 10.2.3. Morfosintaxis 1. 2. 3. 4.
Ustedes. La segunda persona del plural Voseo. La segunda persona del singular -ra y -se. Imperfecto de subjuntivo Pretérito perfecto simple
En la morfosintaxis podemos encontrar características propias del español en América aunque no cubran el 100% de la población hispanohablante americana ni sean exclusivas de ese continente.
10.2.3. Morfosintaxis 10.2.3.1.
Ustedes. La segunda persona del plural
Ustedes es la forma general para indicar la 2ª persona del plural en el español en América. Pero no es la única variante, también se utiliza vosotros en algunas partes (Chile). Lo mismo, pero al revés, podemos decir de España, la forma general es vosotros, pero en Canarias y partes de Andalucía utilizan ustedes. América
Península
(partes de España)
(partes de América)
pron. pers. sujeto
ustedes
vosotros/-as
pron. pers. CI
les
os
pron. pers. CoD
los, las
os
pron. posesivo
su, sus
vuestro/-a, -os, -as
conjugación
-n
-is
2ª persona plural
Ej. Ustedes comen su propio pan./ Vosotros coméis vuestro propio pan. Les han dado ustedes un premio./ Os han dado a vosotros un premio. Ustedes han tenido tiempo./ Vosotros habéis tenido tiempo.
La forma verbal para ustedes suele ser la de la tercera del plural (ustedes cantan), pero son también frecuentes en algunas zonas americanas las de la segunda (ustedes cantáis).
10.2.3. Morfosintaxis 10.2.3.2.
Voseo. La segunda persona del singular
Está muy extendido en América (Argentina, Uruguay, Paraguay, Centroamérica) el uso de la forma vos para la segunda persona del singular. En otras zonas coexisten vos y tú; y en otras (Cuba, Puerto Rico, República Dominicana) sólo se utiliza tú. A diferencia de ustedes, vos no implica cambios en las otras categorías gramaticales (se utiliza el pron. pers. te, y el posesivo tu) y varía la forma verbal en el presente, el perfecto y el imperativo afirmativo (en el caso de ustedes, la variación es en todos los tiempos verbales). pron. pers. sujeto
vos
tú
pron. pers. CI
te
te
pron. pers. CoD
te
te
pron. posesivo
tu
tu
conjugación
-ás, -és, -ís -á, -é, -í
-as, -es, -es -a, -e, e
Ej. Vos comés tu propio pan./ Tú comes tu propio pan. Si te sentás aquí, verás mejor./ Si te sientas aquí, verás mejor. Me habés engañado./ Me has engañado. Sentate/ Siéntate. Comételo todo./ Cómetelo todo. Cuando se habla del voseo en América, deberíamos hablar de tres tipos de voseo ya que no es uniforme en las zonas donde se usa. voseo pronominal y verbal varía el pronombre y la forma verbal
voseo pronominal varía el pronombre
voseo verbal varía la forma verbal
vos cantás/ tenés/ vivís
vos cantas/ tienes/ vives
tú cantás/ tenés/ vivís
Nótese también, como decíamos antes en el caso de ustedes, que la forma verbal de vos tampoco es uniforme allí donde se usa.
10.2.3. Morfosintaxis 10.2.3.3.
-ra y -se. Imperfecto de subjuntivo
La terminación -ra es general en todas las zonas. Ej. Querría que vos vinieras. Se lo di a ustedes para que lo leyeran. Me gustaría que tú vinieras. En el español peninsular la forma -se sigue siendo utilizada aunque con menor frecuencia porcentual que -ra. Ej. Querría que vinieses. Se lo di a ustedes para que lo leyesen.
10.2.3. Morfosintaxis 10.2.3.4.
Pretérito perfecto simple
En el español estándar el pretérito perfecto simple (pretérito indefinido) tiene los valores de pasado, terminado e independiente del presente, mientras el pretérito perfecto compuesto (pretérito perfecto) los tiene de pasado, terminado y próximo o relacionado con el presente. En el español en América, al igual que en el que se utiliza en Galicia, Asturias y norte de León, el pretérito perfecto simple ocupa ambos fragmentos cronológicos, tanto el independiente como el próximo al presente. Esp. estándar: ¡Qué bueno que has venido!. He estudiado matemáticas y por eso puedo enseñártelas. Variante: ¡Qué bueno que viniste! Estudié matemáticas y por eso puedo enseñártelas.
10.2. El español en América y en España 10.4.4. Léxico Al igual que con la fonética y la morfosintaxis, el léxico no puede diferenciarse claramente como "peninsular" o "americano". El léxico general es compartido por todos los hispanohablantes de un cierto nivel cultural: a mayor nivel cultural, más homogeneidad en el léxico de los hablantes, ya sean éstos del sur de Perú o del noroeste de España. Cuanto más coloquial sea el uso que se le da a lengua y más bajo el nivel cultural del usuario, mayores serán las diferencias que encontraremos entre el léxico de un hablante del centro boliviano y otro del sureste mexicano, como ejemplos. Naturalmente, existe un léxico relacionado con la comida, la bebida, las costumbres locales, las plantas, los animales y los alimentos que difiere de una región a otra, sin necesidad de salir de un continente ni de un país.
México
zopilote (zope)
México maya
chombo
Argentina, Uruguay, España
Colombia
Méjico
dulce de leche
arequipe
cajeta
México, este de Veracruz
nopo
Costa Rica
zoncho (moneca)
Venezuela
Cuba
aura zamuro
(aura tiñosa)
Colombia
Paraguay
Chile
chulo (gallinazo)
urubú
jote
México
Cuba Canarias (E)
España
Chile
Colombia
Argentina
camión
guagua
autobús
micro
buseta
colectivo
También podemos encontrar variantes ortográficas, de género y de formantes de un concepto. Ecuador, Colombia, Venezuela, Cuba
Centroamérica, República Dominicana,
Argentina, España
México
la payama
la piyama
Paraguay, Chile, Bolivia
el pijama
el piyama
Argentina,
Chile, Perú, Colombia, Venezuela,
Paraguay,
Uruguay
Centroamérica, México
Bolivia
el plato volador
el plato volador
España
el plato
el platillo
volado
volante (ovni)
Aunque es difícil definir que un cierto vocabulario tiene un uso exclusivo en América diferente al de España, podemos mencionar algunas palabras de uso generalizado. Uso general en América
España
apurarse
darse prisa
pararse
ponerse en pie
botar
tirar
el concreto
el hormigón
el durmiente
la traviesa
el boleto
el billete
la estampilla
el sello
el jugo
el zumo
el saco
la chaqueta
el vocero
el portavoz
la plata
el dinero
el carro
el coche
la papa
la patata (la papa)
A estas variantes diatópicas podemos añadir los exotismos característicos de cada una de las culturas del mundo hispanohablante. Pampa es un exotismo en México y España, como mariachi lo es en Argentina y España, o madroño que lo es en México y Argentina. Exotismo: Palabra extraña aunque conocida en una lengua referida a un realidad cultural de otra lengua. Burka, prenda utilizada por las mujeres musulmanas de Afaganistán, Paquistán e India es un exotismo en el español.
10.3. Zonas dialectales de América 1. 2. 3. 4.
Rioplatense Español de los Andes Español del Caribe Español del México y Centroamérica
En las páginas anteriores hemos visto la dificultad de definir "un" español americano diferenciado de "otro" español peninsular para llegar a la conclusión de que ni uno ni otro existen: existe un español estándar y otros muchos "españoles" diferenciados entre sí por el lugar, la época, nivel cultural del hablante, situación en la que se usa la lengua, etc.
Cuando intentamos reducir la amplia variedad de "españoles" hablados en América nos encontramos también con serias dificultades. Son muchos millones de hispanohablantes los que podemos encontrar desde Nueva York hasta la Tierra del Fuego, muchos los países, y varias las realizaciones que dentro de cada país podemos encontrar. En Argentina podemos encontrar el rioplatense y el lunfardo en la zona capitalina; en el extremo occidental del país -colonizado desde Chileencontramos un español "chileno", en el noreste -zona en contacto con el guaraní de Paraguay- se habla un español diferente al utilizado en el noroeste argentino, territorio en contacto con el quechua de Bolivia.
Nosotros mencionaremos cuatro zonas dialectales no para reflejar la realidad, sino para dar un ejemplo de la diversidad: variedad rioplatense, variedad que se habla en la cordillera andina, variedad de la cuenca del Caribe y variedad de México y Centroamérica. De cada una de las variedades sólo mencionaremos dos o tres características. ‘Observaciones sobre el español de América’, Revista de Filología Española, VIII,
Pedro
Henríquez
Ureña
Establece cinco zonas siguiendo criterios de proximidad geográfica, los lazos que mantuvieron con España durante le época colonial, y el contacto con
una
lengua
indígena.
Provisionalmente me arriesgo a distinguir en la América española cinco zonas principales: primera, la que comprende las regiones bilingües del Sur y Sudoeste de los Estados Unidos, México y las Repúblicas de la América Central; segunda, las tres Antillas españolas (Cuba, Puerto Rico y la República Dominicana, la antigua parte española de Santo Domingo), la costa y los llanos de Venezuela y probablemente la porción septentrional de Colombia; tercera, la región andina de Venezuela, el interior la costa occidental de Colombia, el Ecuador, el Perú, la mayor parte de Bolivia y tal vez el Norte de Chile; cuarta, la mayor parte de Chile; quinta, la Argentina,
el Uruguay, el Paraguay y tal vez parte del Sudeste de Bolivia. El carácter de cada una de las cinco zonas se debe a la proximidad geográfica de las regiones que las componen, los lazos políticos y culturales que las unieron durante la dominación española y el contacto con una lengua indígena principal (1, náhuatl; 2, lucayo; 3, quechua; 4, araucano; 5, guaraní). El elemento distintivo entre dichas zonas está, sobre todo, en el vocabulario; en el aspecto fonético, ninguna zona me parece completamente uniforme. José Pedro Rona (1964) propuso 16 zonas dialectales. Los criterios de diferenciación son: el yeísmo, el sheísmo y el voseo y las formas verbales que utiliza éste. Melvyn C. Resnick (1975) explica que si nos sirviésemos de 25 rasgos fónicos para establecer la división dialectal nos encontraríamos con 67.149.824 dialectos. El autor, no obstante, se contenta con 8 rasgos que dan 256. Juan C. Zamora Munné y Jorge M. Guitart (1982) encuentran nueve zonas según tres criterios: aspiración y pérdida / conservación de la -s; realización velar / glotal de "j", presencia / ausencia de voseo. 1. México (excepto los Estados de Chiapas, Tabasco, Yucatán y Quintana Roo), Antillas, la costa atlántica de Venezuela y Colombia, mitad oriental de Panamá. 2. Los estados mexicanos citados, con América Central, incluida la mitad occidental de Panamá. 3. Costa pacífica de Colombia y el interior de Venezuela. 4. Zona andina de Colombia. 5. Zona costera de Ecuador. 6. Zona serrana de Ecuador. 7. Zona costera del Perú, excepto Sur. 8. Zona andina del Perú. 9. Zona meridional del Perú. 10. Norte de Chile, noroeste de la Argentina y los departamentos bolivianos de Oruco y Potosí. 11. El resto de Bolivia. 12. Paraguay (excepto la zona de Concepción) y las provincias argentinas de Misiones, Corrientes y Formosa. 13. El centro de Chile. 14. El sur de Chile y una pequeña porción de la Patagonia argentina. 15. Las Provincias «gauchescas» de la Argentina (aproximadamente Buenos Aires, Entre Ríos, Santa Fe, La Pampa, Río Negro, Chubut y hasta la Tierra del Fuego) y el Uruguay (excepto la zona ultraserrana y la fronteriza). 16. Zona ultraserrana del Uruguay (departamentos de Rocha y Maldonado y parte de Lavalleja y Treinta y Tres).
10.3. Zonas dialectales de América 10.3.1. Riplatense Hablado a uno y otro lado del Río de la Plata, principalmente en Buenos Aires y Montevideo. - Yeísmo y sheísmo. Pronunciación como [ ], [ʒ] o [ʃ] de
- Voseo. Uso del la forma vos para la segunda persona del singular. (Véase 10.2.3.2.) En tu casa vos podés sentarte como quieras.
10.3. Zonas dialectales de América 10.3.2. Español de los Andes - Debilitamiento y pérdida de vocales átonas. [ánts] 'antes', [kaf'síto] 'cafecito'.
- Asibilación de /r/ múltiple -> [ɹ] Tengo tres carros [téngo tɹés káɹos]
-
Léxico indígena arahuaco-taíno (poroto 'alubia', choclo 'mazorca').
(ají,
papaya)
y
quechua
10.3. Zonas dialectales de América 10.3.3. Español del Caribe -
Debilitamiento y asimilación de -r. [komé] 'comer', [kággo] 'cargo' - Uso de pronombre delante del verbo en interrogativas: ¿qué tú quieres?
-
Abundancia de anglicismos: aplicar 'solicitar' (to apply), cambiar de mente 'cambiar de opinión' (to change one's mind), llamar patrás 'volver a llamar' (to call back), estar lei 'llegar tarde' (to be late), tener fon 'divertirse' (to have fun), chopear 'ir de compras' (to shop).
10.3. Zonas dialectales de América 10.3.4. Español de México y Centroamérica - Aspiración de j-g: [káha] - Uso de ustedes con valor de segunda persona del plural. (Véase 10.1.3 Morfosintaxis, 1) - Léxico indígena náhuatl: cuate 'mellizo', elote 'maíz verde'.
Aproximación a la HISTORIA DE LA LENGUA ESPAÑOLA Capítulo 11º — El español actual. La unidad Contenido 1. 2.
Características del español actual "La" característica del español actual: la unidad
El español es hoy la lengua de 500 millones de personas (2012) distribuidas por cuatro continentes. Ordenados por cantidad de hablantes, son países hispanohablantes: México (108 mill.), EE.UU., España Colombia, Argentina, Venezuela, Perú, Chile, Cuba, Ecuador, República Dominicana, Guatemala, Bolivia, El Salvador, Honduras, Nicaragua, Paraguay, Puerto Rico, Costa Rica, Uruguay, Panamá y Guinea Ecuatorial (400.000). De ellos, sólo Puerto Rico y EE.UU. no tienen el español como lengua oficial. A estos habría que añadir los que siguen hablando español en territorios históricamente ligados a España, como Marruecos y Filipinas. Mención aparte merece el judeoespañol, la lengua hoy hablada por los judíos que fueron expulsados de España en 1492. Esta lengua es un español congelado en su forma y sonidos en las características del español del siglo XVI.
11.1. Características del español actual 1. 2.
Nueva gramática de la lengua española Algunas características
Para conocer cómo es el español actual, ya disponemos de excelentes obras como la Nueva gramática de la lengua española publicada por la Real Academia Española y la Asociación de Academias de la Lengua Española (2009); laGramática descriptiva de la lengua española, de Ignacio Bosque y Violeta Demonte (1999); el Diccionario de la Real Academia (2010); el Diccionario del español actual, de Manuel Seco, Olimpia Andrés y Gabino RamOs (1999); y muchas más. No obstante, además de una breve descripción de la Nueva gramática de la lengua española, mencionaremos en este capítulo algunos detalles sobre la gramática y el léxico del español actual.
11.1. Características del español actual 11.1.1. Nueva gramática de la lengua española Queremos mencionar esta Nueva gramática porque es la cumbre o el punto del camino donde nos encontramos, a donde hemos llegado, en la historia de la lengua española. Es la más extensa gramática del español que se haya publicado jamás. En ella culminan casi 20 años de trabajo de varios centenares de colaboradores dirigidos por Ignacio Bosque. En sus 4000 páginas han conseguido lo que parecía imposible: describir la diversidad del español dentro la unidad que la lengua conserva. Los mismos editores la describen con seis adjetivos: colectiva, panhispánica, descriptiva, normativa, sintética y práctica. Colectiva. Lejos quedan los tiempos cuando las gramáticas del español venían marcadas únicamente por la Academia Española. En la elaboración de ésta han participado las 22 Academias de la Lengua existentes, lo cual ha permitido reflejar el español en todas sus variantes geográficas. Panhispánica. También es una gramática panhispánica orque no se limita a describir el español de una zona, sino que abarca todas las zonas hispanohablantes, sin entrar en valoraciones de mejor o peor español de cada una de esas zonas. Descriptiva. La NGLE es una gramática descriptiva porque presenta las pautas que conforman la estructura del español y analiza de forma detallada las características de cada construcción. Normativa. Pero esta gramática no es sólo descriptiva sino normativa también ya que aunque no habla de correctos e incorrectos, recomienda unos usos mientras que otros, los desaconseja. Sintética. Es una publicación sintética porque aúna tradición y novedad y tiene en cuenta tanto los estudios clásicos como los últimos estudios sobre la gramática de la lengua española. Práctica. Es práctica porque puede servirles de punto de referencia a estudiantes, profesores y todos aquéllos que quieran conocer mejor esta lengua.
11.1. Características del español actual 11.1.2. Algunas características del español actual 1. 2. 3. 4.
Léxico Fonética Morfosintaxis Ortografía
En las publicaciones antes mencionadas encontraremos una descripción detallada de la fonética, la morfología, la sintaxis y el léxico del español actual. No obstante queremos presentar algunas de estas características y algunos cambios habidos últimamente. Fuera del léxico, el español de hoy es muy similar al del siglo XIX y XX. Los cambios habidos en la fonética y la morfosintaxis no son muy significativos y en la mayoría de los casos eran características que en mayor o menor medida ya existían.
11.1.2. Algunas características del español actual 11.1.2.1.
Léxico
Es en el plano léxico donde el español ha sufrido mayores transformaciones en las últimas décadas. Es fácil comprender que las nuevas tecnologías, las nuevas formas de relaciones sociales y el fácil acceso que la mayoría tiene a la información a través de radio, televisión e internet han comportado la aparición y difusión de una gran cantidad de lexías como ordenador, enrutador, servidor, escáner, módem, banda ancha, móvil, celular, teletrabajo, cibercafé, pantalla táctil, repositorio digital, pago por visión, USB, SMS, euro, decretazo, contrato basura, mileurista, movida, chatear, botellón, litrona, bomba lapa, zona cero, patera, balcanización, talibán, etc. Naturalmente, la llegada de nuevas palabras ha significado la desaparición de otras, como siempre. En 2002 nació el euro y desapareció la peseta, que de paso se llevó consigo la rubia (1 pts) y el duro (5 pts). Ya antes, en el XX, habían desaparecido la perra chica (0,05 pts) y la perra gorda (0.10 pts). .
11.1.2. Algunas características del español actual 11.1.2.2.
Fonética
Seseo y yeísmo. El seseo y el yeísmo existen desde hace siglos, pero en la actualidad han ganado en extensión y número de hablantes. No obstante, ello no ha significado cambios en la estructura fonética del español. Pérdida de -d- intervocálica. Como los fenómenos anteriores, la pérdida de la –dintervocálica de los participios se ha extendido. Ya no sólo concierne a los de la conjugación –ar, sino a los de las otras dos conjugaciones: trabajao, comío, vivío. Esta pronunciación también ha pasado a los adjetivos y sustantivos con terminaciones similares a las de los particpios: cansao (cansado), o sustantivos como estao (estado), abogao (abogado).
11.1.2. Algunas características del español actual 11.1.2.3.
Morfosintaxis
Inseguridad en los referentes pronominales. Inseguridad en los referentes pronominales. Como puede verse en el apartado 10.2.3 (el voseo americano) no existe uniformidad en lo que se refiere a la 2ª persona del singular, ni en el caso del pronombre, ni en el de la terminación verbal. Lo mismo ocurre con el pronombre ustedes que tanto puede tener un referente coloquial (ustedes pensáis) como formal (ustedes piensan). Leísmo , laísmo y loísmo son tres casos más de esa inseguridad. Leísmo: sustitución de los pronombres COD lo/la por le, CI. Le vi ayer. Laísmo: sustitución de los pronombres CI le/les por la, COD. La voy a enviar
flores.
Loísmo: sustitución del pronombre CI le por lo, COD. Lo han dado un premio.
Género. Variación en el género de sustantivos de profesiones desempeñadas por mujeres: jefa, jueza, abogada, médica, etc. Adjetivos con valor adverbial. No es algo nuevo, pero el uso de adjetivos con valor adverbial se ha extendido:pronuncia claro, trabaja duro, se mueve rápido. Sustantivos en aposición. Es frecuente la formación de nuevas lexías por sustantivos en aposición:: bomba lapa, contrato basura, palabra clave, etc. Construcciones condicionales. Hay una marcada preferencia por el uso de las condicionales reales (si + pres. ind., pres. ind. Si me lo pides, yo voy.) a las condicionales posibles (si + pres. ind., fut. imp. Si me lo pides, yo iré.). Relativos. Ha habido un retroceso en el uso de los relativos quien y el/la/los/las/ lo cual a favor de que y el/la/los/las/lo que. Queísmo y dequeísmo. Son frecuentes los casos de queísmo (supresión de la preposición de) y dequeísmo (uso de la preposición de allí donde no es posible): Estoy seguro que vendrá mañana. Pienso de que eso es imposible.
11.1.2. Algunas características del español actual 11.1.2.4.
-
Ha
Ortografía desaparecido
la
tilde
de
la
preposición a y
de
la
conjunción o.
- También han dejado de llevar tilde los demostrativos este, ese, aquel, etc. y palabras como solo y guion. - Los prefijos ex- y anti- deben escribirse junto al nombre al que acompañan: exesposa, antidepresivo. - Los bígrafos ch y ll han dejado de ser letras independientes en los diccionarios y se han integrado en la C y la L, respectivamente.
Contenido 1. 2.
Tres factores en contra de la unidad El español, lengua vehicular
Si echamos una mirada a las lenguas que en algún momento fueron lenguas de colonización, podremos fácilmente observar que el inglés que habla un habitante de la ciudad inglesa de Liverpool es difícilmente comprensible para un anglófono de la ciudad australiana de Camberra; lo mismo pasa con el francés: un francés de Marsella tendrá dificultades para entenderse con un ciudadano de Quebec aunque los dos hablan la misma lengua. No es éste el caso del español. Los habitantes de Santiago de Chile pueden comprender sin problemas a los de Santiago de Cuba o a los de Santiago de Compostela (España).
11.2 "La" característica del español actual:la unidad 11.2.1.
Tres factores en contra de la unidad
Esta unidad sorprende aún más si tenemos en cuenta tres factores: cuándo, cómo y qué. Cuándo. El español comenzó difundirse por el mundo mucho antes de que lo hiciesen las otras lenguas antes mencionadas. Ese hecho debería haber significado una mayor diferenciación de las formas ya que el paso del tiempo suele dejar huella en forma de cambios semánticos, sintácticos y fonéticos. Un ejemplo claro lo tenemos en el latín: tras la caída del imperio romano, la lengua hablada en los diferentes territorios empieza a diferenciarse hasta tal punto que en el siglo X un hablante de Hispania y otro de Dacia no habrían podido entenderse. Dentro de la misma Hispania, un hablante de Cádiz difícilmente habría podido entenderse con otro de Asturias.
Cómo. La colonización española estaba organizada en virreinatos con sus correspondientes centros urbanos, ciudades, desde donde se administraban las relaciones comerciales, la justicia, la educación, etc. Los asentamientos ingleses, portugueses o franceses eran eso: asentamientos; lugares de intercambio comercial, factorías, como denominamos a los asentamientos griegos y fenicios en las costas meridionales españolas durante los siglos anteriores a la llegada definitiva de los romanos. Las organizaciones urbanas, tanto a lo largo de la historia como en la actualidad, tienden a introducir en la lengua innovaciones, léxicas y fonéticas principalmente, porque la comunicación no corre riesgo. Los habitantes de las ciudades están en constante contacto y cualquier novedad se difunde rápidamente. La comunicación entre los habitantes de las zonas rurales, en cambio, es más esporádica e individual; por lo tanto éstos intentan conservar lo conocido de manera que la comunicación con los demás sea posible. Nótese que estos dos aspectos, conservadurismo e innovatividad, no sólo existen en el campo lingüístico cuando comparamos los valores del campo con los de la ciudad.
Qué. Como ya se mencionaba en 8.4.2, la política lingüística colonial española no estaba interesada en la difusión de la lengua española, sino de la religión católica. Para conseguir ese objetivo proselitista, divulgativo, las escuelas que se fundaban en las colonias utilizaban la lengua amerindia con mayor número de hablantes en la zona de manera que hubiese en cada territorio una lengua común a los indios y fuese más fácil para los religiosos difundir su religión. Las congregaciones de religiosos exigían que los miembros que eran enviados a las colonias conociesen una de las lenguas amerindias para que así éstos pudiesen llevar a cabo más fácilmente su labor proselitista.
11.2 "La" característica del español actual:la unidad 11.2.2.
El español, lengua vehicular
¿Cómo es posible, entonces, que el español tenga en la actualidad este carácter unitario? Los motivos podemos resumirlos en uno: el español fue, en el momento de su nacimiento, ha sido desde entonces y sigue siendo en la actualidad una lengua vehicular, utilizada por todos los hablantes de distintas diversidades para comunicarse entre sí, pero que ninguno habla como lengua materna. Las otras lenguas romances, incluidas las peninsulares, son el resultado de transformaciones que el latín tiene a lo largo de los siglos en determinados territorios. Cuando en el siglo IX aparece lo que podría ser un ejemplo de español -las glosas emilianenses-, el catalán, el gallego, el aragonés, el leonés, el occitano, etc. llevaban ya mucho tiempo existiendo como lenguas romances diferenciadas del latín. En el siglo VIII el español no existía todavía aunque es una lengua derivada del latín. Su nacimiento es artificial. En el siglo VIII los árabes habían conquistado prácticamente todo el territorio peninsular; sólo en los territorios montañosos del norte se conservaban comunidades cristianas más o menos independientes del poder musulmán. A lo largo de los 800 años siguientes estos territorios se convertirían en reinos y, no obstante las guerras y demás enfrentamientos que mantuvieron entre sí, consiguieron hacerse con todo el territorio peninsular. La conquista de los territorios árabes fue lenta. Los territorios cristianos enviaban soldados-agricultores a los territorios fronterizos para hacerse con el control de los mismos. Estos proyectos de conquista estaban abiertos a todos los interesados, por lo que los soldados-agricultores no procedían de una única región, ni compartían una misma lengua. Cuando el reino de León empezó la conquista de los territorios del norte de la actual provincia de Burgos y zonas limítrofes, acudieron a la conquista leoneses, aragoneses, vascones, riojanos, navarros, franceses occitanos y mozárabes. Pronto surgió entre ellos una lengua que les permitía entenderse conservando rasgos de la propia lengua y adaptando rasgos de la de los demás. Como el territorio recibió el nombre de Castilla, esta lengua artificial, vehicular, este esperanto de los soldadosagricultores fue llamado castellano, primera forma del actual español. Posteriormente Castilla se convertiría en una potencia militar y llevaría su lengua a los territorios conquistados. Algo similar –necesidad de una lengua vehicular- ocurrió tras la independencia de las colonias americanas. Como arriba mencionábamos, España, durante la época colonial, se había preocupado de la difusión de las lenguas amerindias en escuelas y universidades, pero había descuidado la enseñanza del español. Cuando las colonias se independizan, los habitantes de estas nuevas repúblicas no comparten la misma lengua porque son varias las utilizadas en esos territorios. Para conseguir una cierta homogeneidad cultural nacional, los nuevos gobiernos independientes establecen ya desde el principio de la independencia que sea el español la lengua vehicular de todos los habitantes de manera que todos puedan conservar su lengua pero puedan comunicarse con los demás con una lengua común. Este hecho histórico es importante y debe ser recordado: la difusión del español no se debe a la labor realizada por España
–salvo la labor realizada por el Instituto Cervantes desde hace una veintena de años-; el español se difunde y se conserva porque las jóvenes repúblicas americanas deciden que sea su lengua oficial. Si en el XIX estas repúblicas se hubieran decantado por el caribe, el quechua o cualquiera de las otras lenguas de las 123 familias lingüísticas americanas, el español tendría hoy una posición totalmente diferente. A los ejemplos de la reconquista española y la independencia americana hay que añadir un ejemplo más de este carácter vehicular del español: los judíos sefardíes siguen hablando español. Desde Israel pasando por Tesalónica y los Balcanes hasta Marruecos hay una población que independientemente del paso del tiempo y la distancia geográfica existente entre los hablantes, sigue hablando español. Cuando a finales del siglo XV la corona española (que incluye también Portugal en ese momento) decide la expulsión de toda la población judía de sus territorios, el español pasa a ser la lengua de nuevos territorios. Los judíos españoles de Bilbao, Barcelona, Valencia, Salamanca, Lisboa, etc. se llevan, además de los objetos personales más indispensables, dos lenguas: la que hablaban en su territorio, portugués, valenciano, vasco, etc. y la lengua que le permitía a toda la comunidad judía peninsular mantener los lazos de unión y la comunicación: el español. Las nuevas comunidades que se forman a lo largo de la costa mediterránea incluyen miembros de distintos orígenes peninsulares pero que tienen en el español su lengua vehicular y a la que se han aferrado hasta hoy en día como forma de conservar su identidad. Cierto es que el español actual tiene multitud de variantes pero bajo todas ellas existe la unidad. Cada variante tiene una parte del léxico que es particular, característico de la región donde se habla, pero el 85 por ciento del léxico del español sigue siendo un léxico compartido por todos. Chavo, chaval, chamito, pibe, cuate, chiguito, etc. son palabras que pueden resultar desconocidas para algunos hispanohablantes, pero todos ellos conocen joven, chico, muchacho y pueden recurrir a ellas. Los habitantes de Las Palmas de Gran Canaria o de Santiago de Cuba, cogerán la guagua para ir al centro, pero probablemente conocerán o reconocerán autobús aunque no sea la única forma de llamarlo (bus, micro, camión, colectivo, microbús, pesero, combi, omnibús, etc.) en otros territorios hispanohablantes. También ha habido cambios en la pronunciación pero éstos no han significado el nacimiento de una nueva fonología en una determinada zona; el sistema fonológico del español no ha cambiado aunque han surgido alófonos, realizaciones particulares de determinados sonidos. El fonema /ʎ/ de caballo se realiza [ʎ] en algunas partes pero como [ ] o como [ʤ] en otras. Con el fonema /c/ de muchacho pasa lo mismo, puede realizarse [c], o [ʧ] o incluso [ʃ]. Es característico del español que el fonema /s/ se sonorice en [z] ante consonante sonora, como en mismo, rasgo; esta sonorización puede ser apical [z] (en muchas partes de España y también en los Andes centrales) o laminar [z]: musgo[múzɣo], [múzɣo]. Los castellanos pronuncian como interdental [θ] lo que el español define como dental [d]/[δ] cuando se encuentra al final de palabra [maδríθ], [maδríδ]. Pero éstas y otras muchas variantes no impiden que un castellano pueda entenderse sin problemas con un guatemalteco.
Hace ya tiempo que del castellano septentrional desapareció el imperfecto de subjuntivo: Me gustaría que vinieses/vinieras (español)/ Me gustaría que vendrías (castellano). Los sistemas pronominales de algunas partes de Argentina, México, Ecuador y España no coinciden: tú tienes, tú tenés, vos tenés, vos tienes. En el español de León, Asturias y Galicia (España), como en el de muchas partes de Hispanoamérica, el tiempo pasado y su relación con el presente no se entienden de la misma manera que en el español vehicular: ¿Ya desayunaste?,¿Ya has desayunado? Pero estas variantes no afectan a la estructura morfosintáctica del español. Distinta sería la situación si hubiese cambiado el morfema de persona de los verbos y tuviésemos Vos tenemos o Tú tiene_. Pero no, las formas pronominales cambian, pero la terminación verbal en –s, la que lleva la información de segunda persona singular en español se conserva. La estructura básica del español es compartida por todas las variantes. Las diferencias léxicas, fonéticas o morfosintácticas que existen a lo largo del mundo hispanohablante no han minado el carácter vehicular de la lengua. Los mexicanos, con su diversidad de lenguas, saben que tienen una compartida por todos, el español. Los españoles, con su diversidad de lenguas, saben que tienen una compartida por todos, el español. Los bolivianos, …; los paraguayos, … En la mayoría de los países hispanohablantes se hablan varias lenguas (en España, el gallego, el leonés, el bable, el vasco, el aragonés, el aranés, el catalán; en México la lista sería extensa por lo que mencionaremos aquí sólo las familias, cada una con varias lenguas: mayense oriental, mayense occidental, yucatecano, huasteco, totonacano, mixe-zoqueano, otomangue oriental, lenguas algonquianas, tequistlateco-chontales, yumano-cochimíes y yuco-aztecas; en Perú: aymará, resígaro, yine, axininca, bora, ocaina, etc.; en Argentina: quechua, guaraní, aymará, guaycurú, etc.). Además de estas lenguas, en cada país hispanohablante hay varios dialectos (En España: el castellano, el andaluz, el murciano, el riojano, etc.). Todos estos hispanos, independientemente de su origen, bilingües o monolingües dialectales disponen de un vehículo con el que comunicarse con “los otros”: el español.
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