Apologética historia sumaria de Fray Bartolomé de las Casas Bartolomé de las Casas es históricamente reconocido como el defensor de los indios por excelencia en los tiempos de la Conquista, cuestionó los procedimientos con los que se estaba llevando a cabo dicha ocupación y propugnó la racionalidad de los indios a lo largo de toda su vida. Esta vocación subversiva a la vez que protectora se encuentra a lo largo de toda su obra, pero especialmente en el libro Apologética historia sumaria, pues es aquí donde hace uso de todas sus herramientas como orador, filósofo y apologeta para hacer cambiar de mentalidad a toda una nación que pone en duda la condición esencial de las personas recién encontradas, derivando en los estragos y excesos que ya todos conocemos. Protagonista del gran debate en cuanto a la legitimidad de los títulos de la conquista que tuvo lugar en Valladolid en 1550, en oposición a Ginés de Sepúlveda, de las Casas pudo haber escrito este texto anteriormente a este debate para usarlo en el mismo (en opinión de Hanke), pero existe también la teoría de que se trata de un texto posterior a esta disputa, ubicándola entre 1552 y 1556 y surgida en primera instancia como parte de Historia de Indias, pero que posteriormente, y afortunadamente, Las Casas se percató de que podía funcionar como un texto separado para reivindicar el valor que el indio tenía para los españoles. Es por ello que cobra relevancia esta obra, pues su carácter apologético sobre los indios a partir de una gran compilación de costumbres, obras y hechos, va dirigido principalmente a la corona española, pues sólo ella es quien podría dictaminar sobre el modo en que se efectúa la conquista. La estructura de esta obra es bífida pero con un solo propósito: demostrar el estatuto humano de las personas encontradas en las nuevas tierras de lo que posteriormente conoceremos como América. Bartolomé de las Casas lo intenta primero con una aproximación sobre las condiciones naturales que tendrían como resultado
la
racionalidad, y posteriormente mediante una argumentación en torno a circunstancias históricas y culturales que apoyan su postura. De este modo, tendremos en primer lugar argumentos sobre las disposiciones naturales de los indios, (su clima, su cuerpo, su
organización), para que después se desplieguen las múltiples similitudes con distantes culturas antiguas, así como conductas que bien podrían ser comparadas con la población actual del momento en Europa. Siguiendo a Edmundo O’Gorman, tenemos una primera labor a priori y una segunda a posteriori1. Cabe resaltar que esta labor no es poca cosa, sobre todo en el momento que vivía de las Casas con el descubrimiento del nuevo mundo, pues en las elocuentes palabras de Manuel Reyes Mate: “Las Casas lo tiene claro: lo primero es la experiencia de la injusticia, y si los saberes establecidos proponen interpretaciones de los hechos que en vez de solucionar la justicia la agravan, habrá que ‘mandar a Aristóteles a paseo’, es decir, habrá que declarar irracional a la racionalidad canónica”2 . Las Casas es revolucionario para su tiempo, y el modo en que atacó la cuestión en su debido tiempo es un gran ejemplo para muchos de los problemas actuales y venideros que pueda afrontar la humanidad cuando entra en conflicto consigo misma, cuando convivir con ‘el otro’ resulta pernicioso. Las condiciones naturales de la racionalidad de los indios Las Casas da varios ejemplos de la apta naturaleza de los indios para demostrar su racionalidad y, por tanto, humanidad, pero debido a la inmensidad del estudio que realizó y la brevedad de espacio con que disponemos, nos tendremos que atener a presentar tan sólo algunos ejemplos. Tenemos el caso del clima, que resulta curioso debido a su comparación con la situación que vivió Grecia, pues Las Casas observa que un clima templado, ni muy caliente ni muy frío, favorece al surgimiento de un buen juicio e ingenio3. También comenta sobre la moderación que observa en ellos al momento de comer y beber, pues aunque en muchos de sus rituales la gente ingiere alcohol, difícilmente se ve que alguno alcance un alto estado de ebriedad. Inmediatamente reconoce en esta actitud una cercanía a la idea griega de prudencia4 . Además comentará sobre el cuerpo de los 1
Cfr. ROADELACARRERA, C., “El ‘indio’ como categoría antropológica en la Apologética historia sumaria de Fray Bartolomé de las Casas”, en Confluencia, 2/25 (2010), 83. 2 MATE, M. R., “‘Estos, ¿no son hombres?’ La pregunta en tiempos de peligro”, en Cuadernos de filosofía latinoamericana, 107/33 (2012), 34. 3 Cfr. DE LAS CASAS, B., Apologética Historia Sumaria, Ed. Edmundo O’Gorman, Universidad Nacional Autónoma de México, México 1967, cap. XXXIII. 4 Cfr. Ibíd., cap. XXXV.
indios, a Las Casas le parece que son naturalmente hermosos y bien proporcionados, pues tienen buenos sentidos exteriores y muestran rostros y gestos graciosos que denotan alegría y bondad. Observará que todo caso en que esto haya deformado y degenerado, tiene su causa en el atropello que han ocasionado los españoles con la invasión. Evidencia histórica y cultural de la racionalidad de los indios A partir del análisis que realizó anteriormente sobre las condiciones naturales que encuentra para defender la racionalidad de los indios, Las Casas se volteará a observar las manifestaciones de ellas en las obras y acciones que realizan los indios. Para ello recoge la teoría aristotélicotomista de la tres especies de prudencia que derivan de las inclinaciones a partir de la ley natural: la monástica, la económica y la política5. Las Casas haya que en los indios podemos observar las tres, pero especialmente la política, que demostraría que los indios podían gobernarse a sí mismos siendo capaces de organizar una sociedad conveniente; Mauricio Beuchot esclarece la estrategia que sigue Las Casas: “Para preparar su demostración, antepone la premisa aristotélica y tomista de que los hombres se unen en sociedad para alcanzar el fin de la vida humana. Algunos ponen dicho fin en los placeres, las riquezas, el poder o los honores; pero otros, acertadamente, lo ponen en aquel bien que es premio de la virtud. [...] Los indios eran infieles, pero, aun así, buscaban la virtud; no ciertamente la especulativa, pero sí la práctica. Y en la virtud práctica alcanzaron mucho, pues buscaron la paz al interior de sus pueblos y ciudades”6. Con base en esto, Las Casas hará un repaso histórico que atravesará muchas y diversas culturas antiguas para ponerlas en comparación con la de la gente de Indias y, por medio de esto, observar que esta gente respondió a su racionalidad con su manera propia de
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Cfr. Ibíd., cap. XLV. BEUCHOT, M., Los fundamentos de los derechos humanos en Bartolomé de las Casas, Anthropos, Barcelona 1994, 147. 6
expresión y que hasta en algunos casos llegó a ser superior a otras civilizaciones. Como observa Víctor Zorrilla: “Bartolomé revisa y coteja sistemáticamente las religiones, leyes, costumbres, sistemas políticos y demás aspectos de las culturas americanas con las culturas de la antigüedad. [...] Bartolomé mostrará que los indios, al igual que los pueblos de la antigüedad, han producido culturas acordes a su condición de hombres plenamente racionales; culturas que no son inferiores a las de la antigüedad más celebradas y refinadas”7 . Para ejemplificar esto tenemos el caso de la religión que Las Casas le dedica muchas páginas de su obra, donde recorre los mitos sobre los dioses en el terreno de Nueva España, Guatemala y Perú, así como los templos que habían en estos territorios y la forma en que se instituía el sacerdocio en cada uno de ellos. Es importante recalcar el caso de Quetzalcoátl, que para gran parte del territorio mencionado fungía como una deidad primordial. Las Casas menciona que hasta los enemigos de los mexicas le rendían culto a este dios y que si se pactaba en nombre del ‘señor’ se asumía que se hablaba de Quetzalcoátl. Además, nos da una cuantas razones por las que se le tenía tan gran culto: les enseñó el oficio de la platería que nadie antes había visto, nunca admitió sacrificios de humanos o de animales y prefería los perfumes, flores, semillas, etc., y porque prohibía guerras, robos muertes y demás perjuicios. Menciona además la profecía que se tenía sobre su retorno, acompañado por otros señores blancos con barbas blancas como él, por lo que a los españoles se les tenía por hermanos o hijos de él. Sin embargo, Las Casas señala que debido a sus actos violentos se les dejó de considerar dioses rápidamente por todos esos territorios8 . Finalmente, tenemos también el análisis antropológico de comparación que realiza Las Casas, como señala Zorrilla: “Al estudiar sistemáticamente las diferencias y paralelismos entre las diferentes culturas, con el objeto de integrar a todas en el panorama universal de las manifestaciones de la racionalidad humana, la Apologética se convierte en un importante trabajo de antropología comparada”9. Vemos esto en el caso del sacerdocio, 7
ZORRILLA, V., “Los instrumentos argumentativos de la defensa lascasiana de la plena racionalidad de los indios”, en Tópicos: revista de filosofía, 34 (2008), 226227. 8 Cfr. DE LAS CASAS, B., óp. cit., cap. CXXII. 9 ZORRILLA, V., óp. cit., 228.
que lo equipara a un pasaje de Levítico en el que Moisés unge a Aarón y a sus hijos, similarmente a como lo realizaban los americanos10 . Otro caso es el del sacrificio humano, pues para Las Casas se ha presentado a lo largo de toda la humanidad en diversos cultos religiosos y no muestra más que la impiedad y la miseria en que se encontraba el ser humano antes de la llegada de Cristo para su salvación11 . Conclusión Como se observa a lo largo de este escrito, Las Casas tenía el firme propósito de elaborar una defensa de los indios para salvaguardar su estatuto como humanos, personas dignas de trato a la par que los españoles. Gracias a esta extensa labor es que recordamos a Las Casas hoy como uno de los precursores de los Derechos Humanos que preconizamos hoy en día. Tal parece ser que éste trato parejo entre indio y español, reconociendo a un igual en el otro, era la verdadera misión que se propuso Las Casas. Beuchot concluye su capítulo sobre el humanismo de Las Casas de este modo: “Lo que debían haber hecho los conquistadores, en lugar de oprimir a los indios, era haberlos amado, agradado, honrado y estimado, dice Bartolomé. Pero no lo hicieron”12 . Bibliografía ●
BEUCHOT, M., Los fundamentos de los derechos humanos en Bartolomé de las Casas, Anthropos, Barcelona 1994.
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DE LAS CASAS, B., Apologética Historia Sumaria, Ed. Edmundo O’Gorman, Universidad Nacional Autónoma de México, México 1967.
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MATE, M. R., “‘Estos, ¿no son hombres?’ La pregunta en tiempos de peligro”, en Cuadernos de filosofía latinoamericana, 107/33 (2012), 2935.
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ROADELACARRERA, C., “El ‘indio’ como categoría antropológica en la Apologética historia sumaria de Fray Bartolomé de las Casas”, en Confluencia, 2/25 (2010), 8193.
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ZORRILLA, V., “Los instrumentos argumentativos de la defensa lascasiana de la plena racionalidad de los indios”, en Tópicos: revista de filosofía, 34 (2008), 223231.
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Cfr. DE LAS CASAS, B., óp. cit., cap. CXXXVIII. Cfr. Ibíd., cap. CLXI. 12 BEUCHOT, M., óp. cit., 148. 11