Apócrifos De Wikipedia, la enciclopedia libre Saltar a navegación navegación,, búsqueda El término apócrifo (griego griego:: απόκρυφος; απόκρυφος; latín latín:: apócryphus; apócryphus; castellano: oculto) oculto) ha sido utilizado a través de los tiempos para hacer referencia a algunas colecciones de textos y de escritos religiosos sagrados surgidos y emanados en contextos judíos contextos judíos o cristianos cristianos,, que no han sido incluidos en el canon del Tanaj judío hebreo-arameo, de la Biblia la Biblia israelita Septuaginta griega, así como tampoco de ninguna de las distintas Biblias distintas Biblias usadas por distintos grupos de cristianos.
Diferencia entre apócrifos y deuterocanónicos Con este antecedente, es justo enfatizar que existen controversias muy antiguas entre los diferentes grupos confesionales al seno de la tradición judeocristiana; judeocristiana; dado que cada uno entre los principales grupos confesionales (cristianos ortodoxos, cristianos orientales — cópticos eutiquianos, siríacos nestorianos, etc.—, católicos romanos, protestantes y otras tendencias) ha venido planteando a través de los siglos algunas importantes diferencias con respecto del canon de los grupos restantes, y ha ido reservando el término de «apócrifos» para distintos grupos de textos y de escritos no incluidos en su propia versión del Canon bíblico,, aunque estén en la de otro u otros. bíblico Los representantes del protestantismo del protestantismo han llamado Apócrifos llamado Apócrifos a los documentos Deuterocanónicos (véase), que son reivindicados como parte integrante del canon por distintas iglesias cristianas ortodoxas, cristianas orientales y católica romana. Y usan el término Pseudoepígrafos término Pseudoepígrafos,, «escritos falsamente atribuidos», para hacer referencia al resto de los libros surgidos y emanados en contextos judíos o cristianos y que, sin embargo, no han sido aceptados por ninguno de los grupos antes mencionados. El primero en usar el término en este sentido fue Jerónimo de Estridón, Estridón, en los escritos en que comenta la tarea que representó la traducción al latín del texto bíblico, a fin de designar a algunos de los libros que hoy son conocidos como deuterocanónicos deuterocanónicos,, que habían sido incluidos en la Biblia la Biblia judía griega (canon alejandrino), llamada Biblia llamada Biblia septuaginta, septuaginta, o Biblia o Biblia de los LXX , aun cuando no aparecen en el Tanaj Tanaj judío judío hebreo-arameo (Canon Palestinense), que fue redefinido por judíos judíos fariseos históricos y neotestamentarios neotestamentarios,, durante los trabajos del Sínodo de Jamnia, en fecha tan tardía como el 95 d. C. C.,, y luego utilizada por las comunidades judías de los siglos posteriores. Jerónimo ignoraba las grandes disensiones que esta aventurada decisión atraería con el tiempo entre las Cristiandades del Mundo Occidental.
Doce de estos libros: Tobit Tobit,, Judit Judit,, el Resto de Ester , Baruc Baruc,, la Epístola de Jeremías, la Historia de Susana, Susana, la Historia de Bel y el Dragón, Dragón, el pasaje Daniel 3:24-90 (en el cual se contiene la Oración de Azarías y el Himno de los tres Jóvenes), Sabiduría Sabiduría,, Eclesiástico Eclesiástico,, 1 Macabeos y 2 Macabeos, Macabeos, finalmente serían aceptados por los distintos grupos históricos cristianos (cristianos ortodoxos, cristianos orientales —cópticos eutiquianos, siríacos nestorianos, etc.— y católicos romanos). Otros de esos textos: el Capítulo 151 del Libro de los Salmos de David (comúnmente llamado Salmo 151), 151), el Capítulo 8 del Libro de las Odas, 3 Esdras y 3 Macabeos, Macabeos, así como el Epílogo Griego del Libro de Job, Job, los Epígrafes Griegos de varios de los Salmos de David y el Epígrafe Griego del Capítulo 1 del Libro de las Lamentaciones fueron recibidos como parte integrante del canon por todos esos grupos, excepto por la iglesia católica romana. Todos estos escritos han sido ratificados por los escritos de muchos de los padres los padres de la iglesia de oriente y occidente. Y, en el caso concreto de la iglesia latina, los doce documentos de la primera lista fueron legitimados por el Sínodo de Roma, en el año 380 d. C. C.,, y el Concilio de Hipona, Hipona, en el año 393 d. C. A pesar de lo cual, el término «apócrifos» volvió a ser aplicado a esos doce textos por Martín por Martín Lutero y otros reformadores protestantes del siglo XVI. XVI. A causa de lo cual, la iglesia occidental ratificó su legitimación durante los trabajos del Concilio de Trento en 1546 1546.. Algunos otros libros, incluidos en las Biblias las Biblias Septuaginta (griega) y Peshitta y Peshitta (siríaca), como 4 Esdras , 4 Macabeos, Macabeos, el Libro el Libro de las odas y el Libro el Libro de los Salmos de Salomón, Salomón, pueden ser leídos entre los apéndices apénd ices de algunas importantes versiones y ediciones de la Biblia; Biblia; como la Vulgata latina de Jerónimo, la Biblia la Biblia eslavónica de Ostrog , la Biblia la Biblia sinodal rusa, rusa, la Biblia la Biblia del oso de Reina (1569), la Biblia la Biblia del cántaro de Valera (1602), la King James version (1611), la Revised la Revised standard version y la New la New revised standard version. version. Otros libros fueron vistos como textos sagrados e inspirados por comunidades judías marginadas, padres marginadas, padres de la iglesia y grupos de cristianos, siendo rechazados como apócrifos más tarde, o más allá de los contextos en los cuales ellos fueron acogidos: aco gidos: •
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La Peshitta La Peshitta siríaca, siríaca, la Biblia la Biblia «oficial» de todas las iglesias Siríacas Nestorianas (las Iglesias de Siria, Asiria, Caldea, el Asia Central, Armenia, el Turquestán, China y la India, de entre cuyas filas se separó Mahoma Mahoma,, y, en cuyo seguimiento, a su vez, el Islam musulmán musulmán), ), incluye en su Libro de los Salmos, además del Salmo 151, los Salmos numerados 152, 153, 154 y 155, y la versión siríaca a la Apocalipsis de Baruc.. Baruc Los Beta Israel, Israel, antiguos habitantes de Etiopía Etiopía,, tenían como libros sagrados, además del Sirácida Sirácida,, el Libro de Enoc y el Libro de los Jubileos. Jubileos. Y la Iglesia Cristiana Ortodoxa de Etiopía incluye en su Biblia su Biblia formas largas etíopes de los libros de Enoc de Enoc,, los Jubileos los Jubileos,, el Resto el Resto de palabras de Baruc de Baruc,, 1 Macabeos, Macabeos, 2 Macabeos y 3 Macabeos. Macabeos.
Estos documentos fueron rechazados por los fariseos de los siglos I y II, así como por los judíos actuales y grupos protestantes y paraprotestantes de múltiples tendencias; pero conservados por los israelitas, por los judíos de la dispersión y por los cristianismos
tempranos e históricos. Los judíos Los judíos actuales y los protestantes han llamado «apócrifos», de manera sistemática, a todos los escritos deuterocanónicos, excluyéndolos de sus propias versiones de la Biblia la Biblia.. Sin embargo, algunas de las Biblias las Biblias protestantes más importantes los han incluido. Se cita como ejemplos la Biblia de Lutero, Lutero, la King la King James Version, Version, la Revised la Revised Standard Version y la New la New Revised Standard Version. Version. Casiodoro de Reina decidió incluirlos como parte integral del Antiguo del Antiguo testamento en la Biblia del oso, oso, la primera edición de la Reina-Valera, en el año de 1569 1569.. Y Cipriano de Valera, su primer revisor y corrector de estilo, optó por reunirlos aparte, como un tercer grupo de textos intertestamentarios, entre el Antiguo el Antiguo y el Nuevo el Nuevo testamento, testamento, en la Biblia la Biblia del Cántaro, Cántaro, de 1602 1602.. Sin embargo, a causa de confrontaciones de tipo ideológico, fueron suprimidos en 1860 por Lorenzo Lucena Pedrosa. Pero en 2009 ha sido publicada en España la Biblia la Biblia del Siglo de Oro, Oro, que es una edición actualizada del texto de Reina y Valera, con restitución de nueve de sus doce Deuterocanónicos doce Deuterocanónicos..
Apócrifos del Nuevo testamento El término apócrifos, apócrifos, lejos de referirse a las consabidas acepciones adversas negativas que tiene, es una expresión que qu e reviste otro carácter: se trata de textos cuyo acceso ac ceso fue oculto, oculto, vedado, vedado, denegado ante las grandes masas de cristianos católico-ortodoxos, escritos requerida] revestidos en un aura de magia y misticismo.[cita requerida] Se trata de otras palabras y enseñanzas de Jesús que fueron difundidas por siete de los doce discípulos de Cristo, de acuerdo con los textos del Nuevo del Nuevo testamento. testamento. En este sólo han sido compilados documentos escritos por cinco de esos doce (Mateo, Juan, Santiago, Pedro y Judas el Tadeo). Se trata de escritos que alegan ser las enseñanzas ocultas o cultas de los restantes apóstoles y cuyo contenido no respalda muchas de las ideas mesiánicas comúnmente aceptadas por grupos de cristianos, y que fueron documentos tenidos en gran estimación, e incluso revestidos de carácter sagrado por los cristianos gnósticos de los primeros siglos de la era cristiana. Se trata de enseñanzas referentes a una forma distinta de lograr acceder a la vida del mundo perdurable, no como un don gratuito, por bienaventuranza, sino como un estado conquistado de una transcendencia metafísica basada en la renuncia cotidiana al requerida] mundo y los placeres de la carne.[cita requerida] Los apócrifos del Nuevo Testamento incluyen varios evangelios y vidas de los apóstoles. Algunos de ellos fueron escritos evidentemente por autores gnósticos o miembros de otros grupos posteriormente definidos como herejes herejes.. Muchos de estos textos fueron descubiertos durante los siglos XIX y XX XX,, generando una intensa oleada de especulaciones en torno a su requerida] importancia en los inicios del cristianismo entre los eruditos religiosos.[cita requerida] Si bien los protestantes, católicos y, en general, los ortodoxos están de acuerdo acerca de qué libros deben ser incluidos en el canon del Nuevo del Nuevo testamento, testamento, la Iglesia ortodoxa etíope solía incluir las epístolas I y II de Clemente y al Pastor de Hermas. Hermas. A su vez, otras iglesias requerida] como la Copta tenían en sus pasajes escritos que describían la niñez de Jesús.[cita requerida]
Lutero consideraba apócrifa a la epístola de Santiago, Santiago, dudando y cuestionando su autoría a manos de cualquiera de los dos apóstoles llamados por el nombre de Santiago Santiago.. También porque la epístola contiene una declaración que contradice aparentemente las enseñanzas de Lutero de la salvación sólo por la fe: la "fe sin obras está e stá muerta" (2:26). Lutero, en su propia edición de la Biblia la Biblia,, degradó y relegó al nivel de unos simples apéndices la Epístola de Santiago y otros tres documentos, a saber: la Epístola a los Hebreos, Hebreos, la Epístola de Judas requerida] [cita requerida] y el libro de Apocalipsis Apocalipsis.. Posteriormente se incluyeron estos libros con el canon protestante en su Nuevo Testamento, pero los colocaron luego de esos libros. Por lo tanto, los libros del Nuevo Testamento luterano (al menos en alemán alemán)) están ordenados en forma diferente a otras Biblias protestantes. Un libro apócrifo del Nuevo testamento bien conocido es el Evangelio de Tomás, Tomás, el único texto completo que fue encontrado en la ciudad egipcia de Nag de Nag Hammadi en 1945 1945.. Otro evangelio propio de las corrientes gnósticas dentro del cristianismo de los primeros siglos, atribuido a Judas de Carioth, el Evangelio de Judas, Judas, generó expectativa entre los seguidores de estudios y cuestiones del del judeocristianismo judeocristianismo cuando fue rescatado, reconstruido y presentado en el año 2006 2006,, en esfuerzo conjunto de Maecenas Foundation y National [cita requerida] Geographic Society. requerida] Han ejercido y ejercen un enorme influjo en la piedad e iconografía cristianas. Entre las tradiciones conservadas únicamente en los apócrifos, se cuentan los nombres de los padres de María María,, (Joaquín (Joaquín y Ana Ana), ), el episodio de la Presentación de la Virgen niña en el templo, el número y los nombres de los Reyes Magos (Melchor, Gaspar, Baltasar), y la presencia de un asno y un buey un buey en el pesebre el pesebre donde María dio a luz. Allí también se encuentran los nombres y las historias del Buen Ladrón (Dimas) y del Mal Ladrón (Gestas); la historia de Verónica (recogida inclusive en la devoción piadosa del Via Crucis, Crucis, de tradición católica); el nombre de Longinos, el centurión que atravesó el costado de Jesús en la cruz; o la primera sugerencia explícita de la virginidad perpetua de María, María, que se encuentra en el Protoevangelio de Santiago. Santiago. La fuerte presencia de esas tradiciones en la liturgia lleva con frecuencia a olvidar que ninguno de ellos ha sido incluido entre los Evangelios canónicos. requerida] [cita requerida]
Entre los textos apócrifos se cuentan numerosos Evangelios Evangelios;; entre ellos hay los que llevan nombres de personajes famosos de la iglesia primitiva a los que se atribuyen estos escritos, como el Evangelio de Tomás, Tomás, del cual se encontraron antiguas copias en copto, manuscritas por una comunidad de cristianos gnósticos gnósticos;; otros fueron titulados por el supuesto contenido de la obra (Evangelio de la Verdad), por su origen (evangelios atribuidos a Marción, a Cerinto) o por el grupo al que estuvieron destinados (Evangelio (Evangelio de los Hebreos, Hebreos, de los Griegos,, etc.). Griegos En el siglo XIX comenzaron a hacerse unos un os estudios a fondo sobre estos textos. Se hallaron escritos "apócrifos" desde el año 300 a. C. hasta el Nuevo el Nuevo testamento, testamento, que proporcionaron a los investigadores una gran riqueza como fuentes históricas, así como posturas divergentes sobre temas como inmortalidad y resurrección, y la creencia en ellos a través de los siglos, requerida] desde un punto de vista siempre escatológico escatológico..[cita requerida]
1. Introducción. 2. El hallazgo en Nag Hammadi 3. Evangelios Apócrifos 4. Gnosticismo 5. Los Evangelios Apócrifos y el Gnosticismo 6. Anexo 7. Bibliografía 1. Introducción Introducción.. El presente trabajo trata de establecer las eventuales relaciones entre los evangelios llamados "apócrifos" y la tendencia filosófico – religiosa conocida como gnosticismo. En la medida de lo posible, el objetivo es conservar la correspondencia entre ambos temas, para lo cual es necesario primero aclarar sus significados. Sin embargo, antes de hacerlo, no se puede obviar la importancia del descubrimiento en Nag Hammadi de textos gnósticos apócrifos, especialmente los Evangelios de Felipe y Tomás, aunque no se dejan de lado otros documentos de gran valor , como los apócrifos perdidos o los fragmentos papiráceos. La principal fuente de información y referencia es la edición de Los Evangelios Apócrifos preparada por Aurelio de Santos Otero e impresa por la Biblioteca de Autores Cristianos. Al final, se presenta un anexo con el texto correspondiente a la IV Sesión del Concilio de Trento, celebrada el 8 de abril de 1546, donde se establece la lista definitiva de los evangelios canónicos. 2. El hallazgo en Nag Hammadi En diciembre de 1945, en un pueblo egipcio llamado Nag Hammadi (en árabe "Pueblo de Alabanza") unos campesinos hallaron cerca de mil páginas en papiro: 53 textos divididos en códices, cuya antigüedad se remonta probablemente hacia el Siglo IV d.C. Estaban enterrados junto al acantilado oriental en el alto valle del Río Nilo. Se tratan de traducciones originales del griego al copto, que contienen evangelios (de Tomás y Felipe), apocalipsis, tratados teológicos y palabras atribuidas a Jesús, de franca orientación gnóstica y considerados por la Iglesia Católica como apócrifos. Lo que ahora se conoce como Nag Hammadi, se llamaba antes Xhnobockeion, donde en 320 d.C. San Pacomio había fundado el primer monasterio Cristiano. En 367 d.C., el obispo Atanasios de Alejandría emitió un decreto prohibiendo las escrituras no aprobadas por la Iglesia central. Esto motivó a que algunos monjes locales copiaran unas 45 de esas escrituras, incluyendo las de Tomás, Felipe y Valentín, en 13 volúmenes encuadernados en cuero.. Esta biblioteca entera fue sellada en una urna y escondida entre las piedras, por casi cuero 1600 años.
Sin embargo, no se consideran "evangelios" (los de Felipe y Tomás) por varias razones. Por ejemplo, se dice que no fueron inspirados por Dios ni nacieron en comunidades cristianas, que no hablaban la lengua en que están escritos (copta sahídica). Tampoco esas comunidades cristianas tuvieron consenso en considerarlos inspirados. Su origen, a juzgar por su contenido, se da en círculos gnósticos. En la actualidad, los escritos de Nag Hammadi tienen una gran vigencia que se extiende a varias ramas. No sería extraño que todavía se estén haciendo traducciones o actualizando las ya hechas, pues la importancia de tal descubrimiento lo hace digno de un cuidadoso rigor científico. Por otra parte, ha sido fuente para el desarrollo de numerosas investigaciones y la producción de cantidad de artículos, libros y hasta películas. 3. Evangelios Apócrifos La Biblia Católica se divide en Nuevo y Antiguo Testamento, el cual a su vez se divide en Libros Protocanónicos (39 libros en lengua hebrea, canonizados primero) y Libros Deuterocanónicos (siete libros en lengua griega, literalmente significa "segundo canon"). El Antiguo Testamento tiene como base el texto masorético, autorizado por eruditos judíos. Podría decirse que el principal criterio para calificar a un libro de apócrifo es considerar que carece de inspiración divina. El primero en usar ese término fue San Jerónimo, para referirse a los libros que llegaron a ser los deuterocanónicos, cuando tradujo la Vulgata latina. Su origen es griego, generalmente traducido por "escondido" o "secreto". Cuando algunos apócrifos se incorporaron a la Septuaginta, los israelitas convocaron a un Concilio en Jamnia para analizarlos. Acordaron aceptar los que reunieran ciertas condiciones: concordancia con la ley mosaica, haberse escrito en Palestina y en hebreo, y antes de la muerte de Esdras, quien según los hebreos fijó bajo mandato divino la lista de libros canónicos del Antiguo Testamento. Debido a que esos libros, probablemente escritos entre 150 a.C. y 100 d.C. (por lo menos dos siglos después de que murió Esdras), no reunían las condiciones establecidas, fueron separados de los otros. Del Nuevo Testamento, el primer intento de agrupar los libros dignos de ser integrados se da a finales del s. II y se conoce como fragmento de Muratori. Data aproximadamente de 170 - 180 d. C. y contenía los cuatro Evangelios, el Apocalipsis de Juan, trece cartas de Pablo y Sabiduría. Faltaba la Epístola a los Hebreos y las Epístolas de Pedro. Son numerosas las listas de libros considerados como revelados: de Melitón de Sardis (177 d.C.), Orígenes (230 d.C.), Atanasio (326 d.C.), Cirilo (348 d.C.), Hilario de Pointiers (358 d.C.), Concilio de Laodicea (363 d.C., que prohibió leer los libros apócrifos en las iglesias), Epifanio (368 d.C.), Gregorio Nacianceno (370 d.C.), Anfiloquio (380 d.C.), Rufino (395 d.C.) y Jerónimo (395 d.C.). hay quienes dicen que en el Concilio de Hipona, en 393 d.C., convocado por el Papa Dámaso, es la primera afirmación de la lista canónica. Pero es hasta el año 1546, cuando tuvo lugar el Concilio de Trento, que en su cuarta sesión del 8 de abril de ese año se fijaron definitivamente los libros canónicos y los apócrifos. Se
excluyeron de la vulgata tres de los diez que había agregado: el tercero y el cuarto de Esdras y la Oración de Manasés. Los llamados Libros Canónicos son, por lo tanto, los que la Iglesia acepta como revelados por Dios. Benedicto P. XV, en su encíclica Spiritus Paraclitus, dice: "Los Libros de la Sagrada Escritura (...) fueron compuestos bajo la inspiración, o la sugestión, o la insinuación, y aún el dictado del Espíritu Santo, más todavía, el mismo Espíritu fue quien los redactó y publicó." Esta misma encíclica, se dice que Jesús afirma la iluminación divina en el escritor, donde Dios mueve su voluntad a escribir lo que ha de transmitirse a la humanidad. En el Segundo Concilio del Vaticano, en la Constitución Dogmática "Dei Verbum" sobre la Divina Revelación, la Iglesia dice que por un acto de bondad y amor a la humanidad Dios ha decidido revelarse a sí mismo y a su voluntad. Dios se ha manifestado a los Padres de la Iglesia para prometer la salvación. Refiriéndose explícitamente al Nuevo testamento, la Constitución sostiene que sus libros principales son los Cuatro Evangelios y que si origen es indudablemente apostólico, predicado por mandato de Cristo, inspirado por el Espíritu Santo y trasmitido por escrito por los cuatro apóstoles. Acepta la historicidad de los evangelios, pero afirma que son fieles a la vida de Cristo y que obedecen a una tradición oral. Lo reitera la encíclica Divino Afflante Spiritu, de Pío P. XII en 1943. La Iglesia Católica reitera su condena a los libros apócrifos. Pío P. IX , en la Encíclica Noscitis et nobiscum de 1849 ataca lo que denomina "lecturas emponzoñadas" y privilegia la difusión de libros escritos por "hombres de sana y reconocida doctrina". 4. Gnosticismo Las raíces del gnosticismo podrían remontarse a la inversión que del sistema platónico hace Filón de Alejandría en función del judaísmo. En su planteamiento, Dios estaría por encima del Logos y del mundo de las ideas. A esto habría de unirse el platonismo medio y la difusión de religiones mistéricas, cuyo resultado sería un movimiento aristocrático (explicable por darse en medios intelectuales) cuyo contenido estaría plagado de imaginería cosmológica y filosofía. Sus principales líneas son: • •
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La trascendencia indudable de Dios, esto es, separado de toda forma de materia. La explicación del mundo sensible por una complicada genealogía de seres que se encuentran entre la materia y el Dios del cual han emanado en decadencia. Los eones corresponden al mundo de las ideas platónicas, y se encuentran en un nivel inferior a Dios. La negatividad al respecto de la materia, que ocupa el menor grado en la sucesión de los seres. Introduce el mal y por eso no es creación divina, al contrario, su origen está en el pecado de algún ser intermedio que viene a ser el Yavé del Antiguo Testamento, el Dios semita. Para esto, el Dios verdadero envió a su hijo Jesús para liberar a quienes creyeran en Él y destruir el mal. Para Basílides, el cuerpo de Jesús fue solamente aparente para manifestarse a los hombres, hubiera sido indigno para
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su naturaleza un cuerpo material. Basílides, por ejemplo, sostiene que Cristo no sufrió la pasión, el crucificado fue Simón Cireneo (quien le ayudó a llevar la cruz) y luego Jesús tomó su forma y ascendió al cielo. En los apócrifos, por ejemplo en el Protoevangelio de Santiago y en general en los apócrifos de la natividad, se reitera la inmaterialidad de Cristo y abundan las imágenes de un Cristo vengativo y hostil con respecto a lo creado. La posición de la Iglesia es muy clara. En el decreto Ad Gentes Divinus se dice: "...el hijo de Dios siguió los caminos de una verdadera encarnación, para hacer a los hombres partícipes de la naturaleza divina (...) Él tomó la naturaleza humana íntegra, cual se encuentra en nosotros" La concepción antropológica dualista, es decir, la idea de que el hombre está compuesto de un principio malo, que es la materia, su cuerpo, y otro bueno, que es su espíritu aprisionado en este mundo y que puede regresar a la región superior de donde procede. La salvación consiste en asimilar un conocimiento supuestamente oculto y que es revelado a ciertos ‘escogidos’. Esto es posible, no por Dios, sino por uno de los eones intermedios, es decir, Jesús o Logos.
San Justino, San Ireneo y San Hipólito consideran que el gnosticismo aparece en Samaria con Simón de Gitton (h 40). En Hechos de los Apóstoles aparece: Pero había allí un hombre llamado Simón, que antes había practicado la brujería y que había engañado a la gente de Samaria haciéndose pasar por una persona importante (Hechos, 8, 9). Los versículos del 9 al 24 relatan que lo llamaban "el gran poder de Dios". Se convirtió y quiso comprar la facultad de hacer milagros a San Juan y a San Pedro, este último lo condenó. A Simón se le atribuyen tendencias gnósticas, era considerado como una encarnación divina y a su esposa Elena como la de su pensamiento. Hubo sectas consagradas a Elena, donde se despreciaba el judaísmo y se privilegiaba la magia. Según la explicación de Fraile, tales ideas no pueden ser atribuidas con propiedad a Simón, más bien, se quiso hacer de su figura una justificación de los orígenes del gnosticismo. Tuvo por discípulo a Menandro de Capparetta (h 60 – 80). El auge del gnosticismo ocurre en el Siglo II. Aparecen en Siria Satornilo (h 98 – 160), Cerdón (s. II), discípulo de Valentín, y Marción, discípulo de Cerdón. En Alejandría, Basílides (h 120 – 161), su hijo Isidoro y Carpócrates (h 130 – 160). En la región itálica, aparece Valentín (s. II) y su pensamiento se difunde por su región y por la oriental, a finales del Siglo II y principios del III. Probablemente, haya sido el gnóstico más influyente. Su pensamiento fue ampliamente difundido, por ejemplo, por Tolomeo (h 140) considerado como el autor de la principal composición gnóstica: Epístola a Flora, y Heracleón (h 145 – 180) quien le dio una exégesis de orientación gnóstica al Evangelio de San Juan. Tiene un marcado sentido elitista. Por ejemplo, se dice que hasta inventaron un lenguaje propio, resultado de una combinación entre caracteres egipcios y griegos. En los Evangelios Apócrifos aparece con frecuencia la teoría gnóstica del docetismo, según la cual el cuerpo de Cristo es puramente aparencial. La divinidad de Cristo no le permitiría, por definición, hacerse carne, su cuerpo no pasa de ser aparente. Su principal exponente es Marción, contra quien Melitón, Obispo de Sardes, escribió Sobre la Encarnación de Cristo. 5. Los Evangelios Apócrifos y el Gnosticismo
Durante el surgimiento de las primeras comunidades cristianas, hubo un interés popular por conocer detalles sobre la vida de Jesús, esto motivó la aparición de diversos relatos que no sólo se limitaron a leyendas, sino a la difusión de tendencias gnósticas o maniqueas. Ejemplo de estos relatos son Pistis Sophia y el Libro de Juan. A su vez, escritores ortodoxos emplearon medios similares para defender el dogma. Fraile menciona a varios libros de carácter gnóstico: Pistis Sophía, de origen copto que relata el esparcimiento de los apóstoles por el mundo; Evangelios de Eva, María,Judas Iscariote, Tomás, Matías, Felipe, Basílides, de los egipcios y de los doce apóstoles (podría agregarse el de Marción y el de Bartolomé); Apocalipsis de Adán, Abraham, Moisés y Nicotea. El Fragmento de Muratori habla de un documento marcionita perdido llamado La carta a los alejandrinos. Apócrifos perdidos: Ente los perdidos, el más antiguo que se conoce es el Evangelio de los Egipcios. Data del año 150 y debe el nombre a sus lectores. Revela una concepción gnóstica del alma y condena el matrimonio, en particular la lascivia que despierta la mujer . Clemente Alejandrino, Orígenes y San Epifanio lo consideran herético. Aunque parece no tener relación con este, se sabe de un Evangelio de los Egipcios que forma parte de los 13 volúmenes de Nag Hammadi. El Evangelio de los Doce es considerado por especialistas como idéntico al Evangelio de los ebionitas, grupo gnóstico que en dicho evangelio manipulan a su conveniencia el Evangelio de San Mateo, así como el relato de la vida de San Pedro. Algo similar ocurre con el Evangelio de Matías, que los seguidores de Basílides (y Clemente agrega a Valentín y Marción), emplearon para respaldar su pensamiento. Por ejemplo, Matías aparece condenando duramente la carne. Según Hipólito, Basílides decía haber escuchado de Matías discursos revelados por Dios. Epifanio menciona en Adversus haeres el libro gnóstico apócrifo Preguntas de María, y al igual que Filastrio se refiere al Evangelio de la Perfección, quien resalta su carácter fantasioso. Otros evangelios pertenecientes a grupos menores son el Evangelio de los Cuatro Rincones (gnósticos simonistas, herejes que practicaban la magia); Evangelio de Judas Iscariote (gnósticos "cayanitas", condenados por San Ireneo); Evangelio de Eva (personaje destacado en el pensamiento ofita); Tres clases de frutos de la Vida Cristiana; Nacimiento de María. Por su parte, Basílides y Marción tienen evangelios propios. El primero, trata principalmente de un compendio de ideas gnósticas del autor. Marción, por su parte, lo que hizo fue eliminar cuanto elemento judío pudo del Nuevo Testamento. Se dice que este evangelio es recreado en el Evangelio de Apeles, su discípulo. Además, Marción influyó en el Evangelio de los Adversarios de la Ley y de los Profetas, que San Agustín lo censura. Estos son los Evangelios Apócrifos Perdidos de carácter gnóstico.
Fragmentos Papiráceos: De los fragmentos papiráceos, cabe mencionar especialmente el Fragmento Gnóstico de Oxyrhynchus. Consiste en una supuesta conversación de corte gnóstico de Jesús con sus discípulos. "el Señor de todo no es el Padre, sino el progenitor. Pues el Padre es principio solamente de las cosas futuras; mas el padre de él es Dios, el progenitor de todas las cosas desde su origen en adelante" Otro fragmento es el de la Logia de Oxyrhynchus, donde aparece en boca de Jesús la teoría gnóstica de la ubicuidad. También los Fragmentos Evangélicos Coptos tienen relación, por ejemplo con el himno gnóstico de los Hechos de Juan. Entre estos, los Papiros Coptos de Berlín contienen tres evangelios de carácter gnóstico: el Evangelio de María Magdalena, que confirma la tesis de que los textos coptos relacionada con el gnosticismo tiene un origen helénico; el Apócrifo de Juan, que contiene supuestas revelaciones celestiales hacia Juan para que él las haga llegar a sus discípulos; y la Sabiduría de Jesucristo, de relatos cosmológicos cuya posible influencia es de Valentín. Luego, en el Agrapha, libro que contiene diversas sentencias atribuidas a Jesús y no incluidas en los cuatro evangelios, Jesús dice en el Agrapha de origen Musulmán: "Dijo Jesús (a quien Dios salude): ¿Cómo va a ser contado entre los sabios el que, (después de estar) andando por la senda que conduce a la vida futura, dirige sus pasos hacia la vida de este mundo?" Apócrifos de la Natividad: A diferencia de los anteriores, estos evangelios han llegado enteros a nosotros. Su finalidad común es defender el honor de María. Entre ellos cabe destacar el Protoevangelio de Santiago y el Evangelio del Pseudo Mateo, este último se supone que es una reelaboración latina del otro. Tuvieron posteriormente una fuerte influencia. Se caracterizan por un uso de la imaginación que por momentos pareciera excesivo. Es posible ubicar presencia del gnosticismo ofita, cuando María llega al sexto mes de embarazo y José lo ignora. En este momento, José, angustiado, piensa que al igual que Eva, María fue engañada y seducida por la serpiente. En el Protoevangelio, hay quienes sostienen influencia docética, considerando el parto de María como medio para la manifestación aparencial del cuerpo de Cristo. En todo caso, el norte de esta clase de libros relativos a la natividad es reiterar el carácter virginal de María, aún después del alumbramiento. Es particularmente dramático el episodio de la partera y Salomé, donde esta última examina la virginidad de María: "Por vida el Señor, mi Dios, que no creeré tal cosa si no me es dado introducir mi dedo y examinar su naturaleza (...) ¡Ay de mí! ¡Mi maldad y mi incredulidad tienen la culpa! Por tentar al Dios vivo se desprende de mi cuerpo mi mano carbonizada!"
La idea del parto virginal de María está más presente en el Evangelio del Pseudo Mateo, empleado por maniqueos y priscilianistas. Se reitera en III, 3 y IX, 4 de dicho evangelio, y en Liber de Infantia Salvatoris, en los versículos 69, 75 y 76 . Además, se le agrega la fecundación, por intervención divina, de Ana, esposa de Joaquín y madre de María, a pesar de su esterilidad. El Ángel enviado por Dios le dice a Joaquín: "Sábete, pues, que Ana, tu mujer , va a darte a luz una hija, a quien tú impondrás el nombre de María (...) y ya desde el vientre de su madre se verá llena del Espíritu Santo. No comerá ni beberá cosa alguna impura ni pasará su vida entre el bullicio de la plebe..." Este párrafo particularmente muestra además la condición austera y aristocrática del gnosticismo. Evangelio de Tomás: El segundo de los trece códices hallados en Nag Hammadi contenía en los folios 33 al 51 el Evangelio según Tomás, en lengua copta sahídica. Su origen probablemente se remonta al s. II. Actualmente, se encuentra en el Museo Copto del Antiguo Cairo. Otras partes de la biblioteca descubierta se encuentran en el Instituto Jung de Zürich. Más que evangelio, se trata de una compilación de enseñanzas atribuidas a Cristo y reveladas a Dídimo Judas Tomás, quien las escribió dirigidas, a juzgar por su introducción, a un sector docto capaz de darles la correcta interpretación (esto es, a un sector gnóstico). San Agustín afirma, en Contra epistulam quam vocant Fundamenti, que este escrito fue conocido por el gnóstico Mani y posteriormente empleado por la secta maniquea, según los relatos de Timoteo de Constantinopla (De receptione haereticorum) y Teodoro de Raithu (De Sectis), que también mencionan el Evangelio de Felipe. Se considera a Tomás como autor de otros dos escritos gnósticos: Pistis Sophia y Actas Apócrifas de Tomás. El sentido gnóstico de este evangelio se ubica en la ambivalencia de ciertas expresiones, como las parábolas e imágenes: Dijo Jesús: "Los fariseos y los escribas recibieron las llaves del conocimiento y las han escondido: ni ellos entraron, ni dejaron entrar a los que querían. Pero vosotros sed cautos como las serpientes y sencillos como las palomas. (Tomás, 39) Evangelio de Felipe: Es un evangelio que la complejidad de su contenido lo hace ver dirigido a medios gnósticos capaces de interpretarlo. Su orientación es valentiniana , pues reproduce la teoría de la unión de principios a nivel cósmico y cuyos resultados van degradando. Se distingue, además, entre hombres poseedores y carentes de gnosis. Hay una curiosa aprobación a ciertos tipos de sacramentos, por ejemplo, el de la redención y el bautismo tienen un claro trasfondo gnóstico.
Sirven de base para este evangelio los libros canónicos de Mateo y Juan y sus epístolas. En línea con el gnosticismo, afirma su subordinación con respecto a Dios y niega la corporeidad de Cristo. Jesús los llevó a todos a escondidas, pues no se manifestó como era (de verdad), sino de manera que pudiera ser visto (...) por ello su Logos se mantuvo oculto a todos. (Felipe, 26) Evangelios de la Pasión y la Resurrección: El Evangelio Apócrifo de Bartolomé contiene relatos fantásticos y misteriosos, de influencia egipcio, y se preocupa de temas comunes a los gnósticos: descenso al infierno, encarnación, etc. Los Evangelios Apócrifos han inspirado tradiciones e iconografías alrededor del tema de la Natividad. Por ejemplo, fue la base de La Roldana para "El descanso en la huida a Egipto" de 1691, que muestra la huida de la Sagrada Familia a Egipto. Pero atendiendo a la tradición, la celebración de la Navidad en diciembre se dice que los canónicos tomaron gran parte de información de los apócrifos. Detallan hechos específicos acerca del nacimiento de Cristo y factores que lo rodean. Por ejemplo, la llegada de los Tres Reyes Magos. Para esto, es fuente principal el Protoevangelio de Santiago. Actualmente, en Valencia, España, se celebra La Festa o Misteri d'Elx, un drama cantado en valenciano, excepto algunos versos en latín, único en el mundo y celebrado en la Basílica de Santa María y basado en los Evangelios Apócrifos. Tratan sobre la muerte, asunción y coronación de la Virgen María, y defiende su virginidad. Se compone de piezas medievales, renacentistas y barrocas. Surgió en el área mediterránea de Europa. Después del Concilio de Trento las representaciones teatrales realizadas dentro de templos fueron prohibidas. El Misteri fue lo único que quedó gracias a una Bula emitida en la primera mitad del s. XVII. Tiene lugar los días 14 y 15 de agosto de cada año, y al finalizar se reparten entre los asistentes hojas de palma bendita. 6. Anexo Concilio de trento Las sagradas escrituras Celebrada en 8 de abril de 1546 Decreto sobre las escrituras canónicas El sacrosanto, ecuménico y general Concilio de Trento, congregado legítimamente en el Espíritu Santo y presidido de los mismos tres Legados de la Sede Apostólica, proponiéndose siempre por objeto, que exterminados los errores, se conserve en la Iglesia la misma pureza del Evangelio, que prometido antes en la divina Escritura por los Profetas, promulgó primeramente por su propia boca. Jesucristo, hijo de Dios, y Señor nuestro, y mandó después a sus Apóstoles que lo predicasen a toda criatura, como fuente de toda verdad conducente a nuestra salvación, y regla de costumbres; considerando que esta verdad y disciplina están contenidas en los libros escritos, y en las tradiciones no escritas, que recibidas de boca del mismo Cristo por los Apóstoles, o enseñadas por los mismos
Apóstoles inspirados por el Espíritu Santo, han llegado como de mano en mano hasta nosotros; siguiendo los ejemplos de los Padres católicos, recibe y venera con igual afecto de piedad y reverencia, todos los libros del viejo y nuevo Testamento, pues Dios es el único autor de ambos, así como las mencionadas tradiciones pertenecientes a la fe y a las costumbres, como que fueron dictadas verbalmente por Jesucristo, o por el Espíritu Santo, y conservadas perpetuamente sin interrupción en la Iglesia católica. Resolvió además unir a este decreto el índice de los libros Canónicos, para que nadie pueda dudar cuales son los que reconoce este sagrado Concilio. Son pues los siguientes. Del antiguo Testamento, cinco de Moisés: es a saber, el Génesis, el Exodo, el Levítico, los Números, y el Deuteronomio; el de Josué; el de los Jueces; el de Ruth; los cuatro de los Reyes; dos del Paralipómenon; el primero de Esdras, y el segundo que llaman Nehemías; el de Tobías; Judith; Esther; Job; el Salterio de David de 150 salmos; los Proverbios; el Eclesiastés; el Cántico de los cánticos; el de la Sabiduría; el Eclesiástico; Isaías; Jeremías con Baruch; Ezequiel; Daniel; los doce Profetas menores, que son; Oseas; Joel; Amos; Abdías; Jonás; Micheas; Nahum; Habacuc; Sofonías; Aggeo; Zacharías, y Malachías, y los dos de los Macabeos, que son primero y segundo. Del Testamento nuevo, los cuatro Evangelios; es a saber, según san Mateo, san Marcos, san Lucas y san Juan; los hechos de los Apóstoles, escritos por san Lucas Evangelista; catorce Epístolas escritas por san Pablo Apóstol; a los Romanos; dos a los Corintios; a los Gálatas; a los Efesios; a los Filipenses; a los Colosenses; dos a los de Tesalónica; dos a Timoteo; a Tito; a Philemon, y a los Hebreos; dos de san Pedro Apóstol; tres de san Juan Apóstol; una del Apóstol Santiago; una del Apóstol san Judas; y el Apocalipsis del Apóstol san Juan. Si alguno, pues, no reconociere por sagrados y canónicos estos libros, enteros, con todas sus partes, como ha sido costumbre leerlos en la Iglesia católica, y se hallan en la antigua versión latina llamada Vulgata; y despreciare a sabiendas y con ánimo deliberado las mencionadas tradiciones, sea excomulgado. Queden, pues, todos entendidos del orden y método con que después de haber establecido la confesión de fe, ha de proceder el sagrado Concilio, y de que testimonios y auxilios se ha de servir principalmente para comprobar los dogmas y restablecer las costumbres en la Iglesia. Decreto sobre la edición y uso de la sagrada escritura Considerando además de esto el mismo sacrosanto Concilio, que se podrá seguir mucha utilidad a la Iglesia de Dios, si se declara qué edición de la sagrada Escritura se ha de tener por auténtica entre todas las ediciones latinas que corren; establece y declara, que se tenga por tal en las lecciones públicas, disputas, sermones y exposiciones, esta misma antigua edición Vulgata, aprobada en la Iglesia por el largo uso de tantos siglos; y que ninguno, por ningún pretexto, se atreva o presuma desecharla. Decreta además, con el fin de contener los ingenios insolentes, que ninguno fiado en su propia sabiduría, se atreva a interpretar la misma sagrada Escritura en cosas pertenecientes a la fe, y a las costumbres que miran a la propagación de la doctrina cristiana, violentando la sagrada Escritura para apoyar sus dictámenes, contra el sentido que le ha dado y da la santa madre Iglesia, a la que privativamente toca determinar el verdadero sentido, e interpretación de las sagradas letras; ni tampoco contra el unánime consentimiento de los santos Padres, aunque en ningún tiempo se hayan de dar a luz estas interpretaciones. Los Ordinarios declaren los contraventores, y castíguenlos con las pensas establecidas por el derecho. Y queriendo también, como es justo, poner freno en esta parte a los impresores, que ya sin moderación alguna, y persuadidos a que les es permitido cuanto se les antoja, imprimen sin licencia de
los superiores eclesiásticos la sagrada Escritura, notas sobre ella, y exposiciones indiferentemente de cualquiera autor, omitiendo muchas veces el lugar de la impresión, muchas fingiéndolo, y lo que es de mayor consecuencia, sin nombre de autor; y además de esto, tienen de venta sin discernimiento y temerariamente semejantes libros impresos en otras partes; decreta y establece, que en adelante se imprima con la mayor enmienda que sea posible la sagrada Escritura, principalmente esta misma antigua edición Vulgata; y que a nadie sea lícito imprimir ni procurar se imprima libro alguno de cosas sagradas, o pertenecientes a la religión, sin nombre de autor; ni venderlos en adelante, ni aun retenerlos en su casa, si primero no los examina y aprueba el Ordinario; so pena de excomunión, y de la multa establecida en el canon del último concilio de Letran. Si los autores fueren Regulares, deberán además del examen y aprobación mencionada, obtener licencia de sus superiores, después que estos hayan revisto sus libros según los estatutos prescritos en sus constituciones. Los que los comunican, o los publican manuscritos, sin que antes sean examinados y aprobados, queden sujetos a las mismas penas que los impresores. Y los que los tuvieren o leyeren, sean tenidos por autores, si no declaran los que lo hayan sido. Dese también por escrito la aprobación de semejantes libros, y parezca esta autorizada al principio de ellos, sean manuscritos o sean impresos; y todo esto, es a saber, el examen y aprobación se ha de hacer de gracia, para que así se apruebe lo que sea digno de aprobación, y se repruebe lo que no la merezca. Además de esto, queriendo el sagrado Concilio reprimir la temeridad con que se aplican y tuercen a cualquier asunto profano las palabras y sentencias de la sagrada Escritura; es a saber, a bufonadas, fábulas, vanidades, adulaciones, murmuraciones, supersticiones, impíos y diabólicos encantos, adivinaciones, suertes y libelos infamatorios; ordena y manda para extirpar esta irreverencia y menosprecio, que ninguno en adelante se atreva a valerse de modo alguno de palabras de la sagrada Escritura, para estos, ni semejantes abusos; que todas las personas que profanen y violenten de este modo la palabra divina, sean reprimidas por los Obispos con las penas de derecho, y a su arbitrio. Asignación de la sesión siguiente Item establece y decreta este sacrosanto Concilio, que la próxima futura Sesión se ha de tener y celebrar en la feria quinta después de la próxima sacratísima solemnidad de Pentecostés. 7. Bibliografía Altaner, Berthold. Patrología. Espasa – Calpe, Madrid, 1962. La Biblia. Sociedades Bíblicas Unidas, 1979. Colección completa de Encíclicas Pontificias 1830 – 1950. Preparada por las Facultades de Filosofía y Teología de San Miguel, República Argentina. Editorial Guadalupe, Buenos Aires, 1952. Documentos Completos del Vaticano II. Editorial Mensajero, Bilbao, 1974. Fraile, Guillermo. Historia de la Filosofía II. Biblioteca de Autores Cristianos, Madrid, 1960. Puech, Henri – Charles. En Torno a la Gnosis. Taurus Ediciones, Madrid, 1982. De Santos Otero, Aurelio. Los Evangelios Apócrifos. Décima Edición. Biblioteca de
Autores Cristianos, Madrid, 1999. Zernov, Nicolas. Cristianismo Oriental. Ediciones Guadarrama, Madrid, 1962.
Pregunta: "¿Qué son los libros Apócrifos o Deuterocanónicos? ¿Los libros Apócrifos o Deuterocanónicos pertenecen a la Biblia?" Respuesta: Las Biblias Católicas Romanas tienen muchos más libros en el Antiguo Testamento que las Biblias Protestantes. Estos libros son conocidos como libros Apócrifos o Deuterocanónicos. La palabra “apócrifo” significa “escondido”, mientras que la palabra “deuterocanónico” significa “segundo canon”. Los apócrifos o deuterocanónicos fueron escritos originalmente en el tiempo entre el Antiguo y el Nuevo Testamento. Los libros son llamados: 1 Esdras, 2 Esdras, Tobías, Judit, Sabiduría de Salomón, Eclesiástico, Baruc, la Carta a Jeremías, Oración de Manases, 1 Macabeos, 2 Macabeos, y adiciones a los libros bíblicos de Ester y Daniel. La nación de Israel trató a los libros apócrifos o deuterocanónicos con respeto, pero nunca los aceptó como libros verdaderos de la Biblia hebrea. La iglesia cristiana primitiva debatió la situación de los apócrifos o deuterocanónicos, pero pocos cristianos primitivos creyeron que ellos pertenecieran al canon de la Escritura. El Nuevo Testamento cita al Antiguo Testamento cientos de veces, pero en ninguna parte cita o alude a cualquiera de los libros apócrifos o deuterocanónicos. Más aún, hay muchos errores probados y contradicciones en los apócrifos o deuterocanónicos. Los libros apócrifos o deuterocanónicos enseñan muchas cosas que no son verdad y tampoco son históricamente precisos. Si bien, muchos católicos aceptaron previamente los apócrifos o deuterocanónicos, la Iglesia Católica Romana oficialmente los añadió a su Biblia en el Concilio de Trento a mediados del 1500 d.C. primordialmente en respuesta a la Reforma Protestante. Los apócrifos o deutoerocanónicos, respaldan algunas de las cosas en que la Iglesia Católica Romana cree y practica, las cuales no están de acuerdo con la Biblia. Ejemplos de ello está en las oraciones por los muertos, peticiones a los “santos” en el Cielo por sus oraciones, adoración a ángeles, y “ofrenda de limosnas” expiatorias por los pecados. Algunas cosas de las que dicen los apócrifos o deuterocanónicos son verdaderas y correctas. Sin embargo, debido a los errores históricos y teológicos, estos libros deben ser vistos como documentos histórica y religiosamente falibles, y no como la inspirada y autoritativa Palabra de Dios.
Septuaginta La Biblia griega, comúnmente llamada Biblia Septuaginta, o Biblia de los Setenta y generalmente abreviada simplemente LXX fue traducida de textos hebreos y arameos más antiguos que las posteriores series de ediciones que siglos más tarde fueron asentadas en la forma actual del texto hebreo-arameo de la Tanaj o Biblia Hebrea. Representa una síntesis en que se subraya el monoteísmo judío e israelita, así como el carácter universalista de su ética.[1] La Biblia Septuaginta fue el texto utilizado por las comunidades judías de todo el mundo antiguo más allá de Judea, y luego por la iglesia cristiana primitiva, de habla y cultura griega.[2] Junto con la Biblia Hebrea, constituye la base y la fuente del Antiguo Testamento de la gran mayoría de las Biblias cristianas. Actualmente la iglesia Ortodoxa continúa utilizando el orden y número de libros de la Septuaginta en su Antiguo Testamento.
Etimología
El nombre de Septuaginta, se debe a que solía redondearse a 70 el número total de sus 72 presuntos traductores. La Carta de Aristeas presenta como un hecho histórico la leyenda en la cual, por instrucciones de Ptolomeo II Filadelfo (284-246 a.C.), monarca griego de Egipto, 72 sabios judíos enviados por el Sumo sacerdote de Jerusalén, trabajaron por separado en la traducción de los textos sagrados del pueblo judío. Según la misma leyenda, la comparación del trabajo de todos reveló que los sabios habían coincidido en su trabajo de forma milagrosa. Sin embargo, al presente sabemos que uno de los criterios de autoridad más frecuentemente implementados en esos contextos histórico-geográficos, consistía en atribuir a los textos sagrados algún supuesto origen que se pudiera remontar a hechos extraordinarios. Aunque en general se trataba de textos vertidos de lenguas semíticas, (hebreo y arameo), algunos de estos escritos fueron redactados de forma originaria en lengua griega.[3] En general se piensa que la LXX habría sido formada con el objetivo de cultivar la fe de las comunidades de israelitas piadosos que vivían en la Diáspora, y que se comunicaban en la lengua griega común (koiné). En aquella época, residía en Alejandría una muy nutrida y numerosa comunidad de inmigrantes judíos e israelitas. Sin embargo, dado que la orden habría provenido del rey Ptolomeo II Filadelfo, también es probable que el fin de la misma fuera proveer a la Biblioteca de Alejandría de una traducción griega de las leyes judías. Proceso formativo
Para su formación, la mayoría de los escritos sagrados judíos debieron ser vertidos a una lengua distinta al de sus originales hebreos y arameos, (o de ser necesario, al griego). Su redacción inició en el Siglo III a.C. (c. 280 a.C.), y concluyó a finales del (c. 200 a.C.). El Libro de la Ley, Torá o Pentateuco, habría sido traducido en esa misma época, y el resto del trabajo se completó en las dos o tres siglos siguientes. El filósofo judío Aristóbulo,
quien vivió en Alejandría durante el reinado de Ptolomeo VI Filometor (181-145 a.C.), confirma este dato al referirse a ella en una carta al rey en los siguientes términos: “[...] la completa traducción de todos los Libros de la Ley (el Pentateuco), en los tiempos del rey Filadelfo, ancestro vuestro [...]” Aunque no se conoce exactamente la fecha y el lugar de estas traducciones, los estudiosos proponen que una escuela de traductores se ocupó de verter el Libro de los Salmos de David, en Alejandría, hacia el año 185 a.C. Más tarde tradujeron los Libros de Ezequiel y Jeremías, así como el Dodecaprofetón, o Libro de los XII Profetas [Menores]. Más tarde tradujeron los escritos históricos: (Josué, Jueces y Reyes), y, luego, finalmente, el Libro de Isaías. El Libro de Daniel fue traducido alrededor del año 150 a.C.. Algunos eruditos sitúan en Palestina, durante el Siglo I de la Era Cristiana, la traducción al griego de los libros de Ester , Rut, Eclesiastés, Lamentaciones, y el Cantar de los Cantares, acaso por Aquila. Los escritos y textos hebreos y arameos, que sirvieron de base para la formación de la Biblia Septuaginta, carecían de gramemas dotados de valores fonéticos vocales, capitalización (alternancia mayúsculas/minúsculas), signos de puntuación y acentuación, algunos ciertos tipos de conectores lógicos, y algunas conjunciones, artículos, prefijos y sufijos adverbiales y/o preposicionales. (Más tarde, se agregaron al idioma hebreo algunos signos con valores fonéticos vocálicos, surgiendo así el llamado Texto Masorético.) Estos antecedentes podrían contribuir a explicar algunas diferencias interpretativas entre la Biblia griega de los LXX y el texto hebreo-arameo conocido, y el hecho de que algún tiempo después, en ambientes judíos, algunos revisores hubieran procedido a tratar de “corregir” la Biblia alejandrina a fin de asimilarla a este último. Esta compilación de textos y de escritos sagrados judíos traducidos al griego fue, desde un principio, bastante socorrida para ilustrar la fe de las comunidades judías e israelitas de la Diáspora, permitiendo el acceso a los textos sagrados de sus padres y ancestros a las comunidades de israelitas piadosos que no hablaban hebreo, ni arameo. Y hay algunos indicios que sugieren que Cristo y sus discípulos habrían utilizado la Septuaginta; tal como se desprende del hecho fácilmente comprobable de que la mayoría de las citas explícitas del Viejo Testamento en el Nuevo Testamento reproducen el texto de la Versión LXX, y solamente una de cada siete citas ha sido retomada del Texto Masorético. El "Plus de los LXX"
La Biblia Septuaginta contiene los 24 (o 39) libros que conforman el Canon de la Tanaj judío hebreo-arameo, los cuales constituyen los textos más comúnmente aceptados del Antiguo Testamento de las Biblias cristianas (católica, ortodoxa, protestante, etc.). En adición a ellos, la Biblia Septuaginta incluye otros, los cuales no son parte de la Biblia Hebrea, pero que son reconocidos como textos de inspiración divina por las Iglesias cristianas ortodoxas calcedonianas y en algunos casos por las iglesias pre calcedonianas. La Iglesia católica romana reconoce estos libros como "deuterocanónicos", es decir , como dignos de ser leídos pero no como textos con autoridad dogmática. El único libro presente
en la LXX que -por influencia de Jerónimo- no es reconocido por la Iglesia católica romana como deuterocanónico es el Primer libro de Esdras, llamado en la Vulgata III Esdras Dichas series de textos, algunos de los cuales fueron redactados de forma original en lengua griega, hoy son reconocidas y agrupadas por múltiples autores bajo el nombre conjunto de “Plus de los LXX”, o “de la Septuaginta”. Para efectos de estudio, en las siguientes líneas se ha desarrollado de forma detallada un listado muy primario de estos documentos: 1. El Libro III de Esdras [4] [5] [E] 2. El Libro de Tobit —en algunas versiones llamado “Libro de Tobías”— [EW] 3. El Libro de Judit [EW] 4. El Libro de la Sabiduría de Salomón [EW] 5. El Libro de la Sabiduría —en algunas versiones llamado “Libro de Sirácides”, o bien, “del Sirácida”, o “Eclesiástico”—, junto a su respectivo “Prólogo del traductor griego” (Capítulo 1a) [6] [EW] 6. El Libro de Baruc propiamente dicho (Baruc 1:15'—5:9), junto a su respectivo Exordio (Baruc 1:1-15') [EW] 7. La Epístola de Jeremías —nomenclaturada, en la Biblia Latina, “Capítulo 6” del Libro de Baruc—, junto a su respectivo Epígrafe (Verso 1a, ó 1bis) [EW] 8. Los Libros I y II de los Macabeos [EW] 9. Los Libros III y IV de los Macabeos [E] 10.El Libro de las Odas; que incluye la Oración de Manasés [E] y el Himno Matutino [F], y otros 13 textos [F] retomados de otros libros bíblicos canónicos, junto con sus epígrafes [F] 11.El Libro de los Salmos de Salomón, junto con sus Epígrafes [F] 12.Numerosas variantes aditivas, substractivas y ordinales a varios de los libros protocanónicos del Antiguo Testamento, más o menos mayores en el caso del texto de los Libros de Samuel, los Reyes, Ester, Job, los Salmos de David, los Proverbios, Isaías, Jeremías, y las Lamentaciones [EH]
Entre estas variantes se destacan, de manera especial: 1. Variantes aditivas, substractivas y/o substitutivas mayores consistentes al Libro de Ester —comúnmente agrupadas bajo el nombre conjunto de “Resto de Ester”—, junto a su respectivo Colofón (Ester 10:3l, ó 10:14) [EW] 2. El Resto del Epílogo al Libro de Job (Job 42:17a-17e, ó 42:18-22) [E] 3. Varios de los Epígrafes propios de los Capítulos del Libro de los Salmos de David[7] [E] 4. El Capítulo 151 del Libro de los Salmos de David —común y familiarmente llamado Salmo 151—, junto a su respectivo Epígrafe (Salmos 151:1a) [E] 5. El Introito del Libro de las Lamentaciones (Lamentaciones 1:1a) [E] 6. El texto griego antiguo, OG,[8] del Libro de Daniel, conteniendo variantes aditivas, substractivas y ordinales más o menos mayores a varios de los textos, pasajes y capítulos de dicho documento [FH]
Entre estas variantes se destacan, de forma peculiarmente especial: 1. El texto griego antiguo, OG, del pasaje Daniel 3:24bis-90; que incluye la Oración de Azarías y el Himno de los 3 Jóvenes, junto a sus respectivas Notas complementarias [EWT] 2. El texto griego antiguo, OG, de la Historia de Susana —nomenclaturada, en la Biblia Latina, “Capítulo 13” del Libro de Daniel—, junto a su respectivo Epílogo (Verso 63 OG, según el numeral de Alfred Rahlfs) [EWT] 3. El texto griego antiguo, OG, de la Historia de Bel y el Dragón — nomenclaturada, en la Biblia Latina, “Capítulo 14” del Libro de Daniel—, junto a su respectivo Epígrafe (Verso 1 OG, según el numeral de Alfred Rahlfs) [EWT]
Algunos importantes manuscritos de la Biblia Septuaginta incluyen, así mismo, las partes y pasajes propios del texto griego conocido de: 1. 2. 3. 4.
El Libro de Enoc [F] El Libro de los Jubileos [F] Las Apocalipsis de Baruc [F] Los Paralipómenos de Baruc [F]
Algunas breves siglas: •
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[F] Incluido completo en los Códices de la Biblia LXX, aunque no recibido de forma consensual por todas las Iglesias Cristianas Ortodoxas, las cuales representan la forma consensual más extensa del Canon. Algunos de estos textos han sido recibidos por algunas de ellas, y/o también por algunas Iglesias Orientales Siríaco-Nestorianas y/o Cóptico-Eutiquianas [E] Incluido completo en el Canon Amplio Oriental del Antiguo Testamento, seguido por las Biblias propias de las iglesias cristianas ortodoxas, y de las iglesias cristianas orientales [W] Incluido completo en el Canon Amplio Occidental del Antiguo Testamento, seguido por las Biblias propias de la iglesia católica latina occidental [H] Excepto en los casos anteriormente indicados, comúnmente se sigue el Texto Hebreo-Arameo [T] Incluso en los casos anteriormente indicados, comúnmente se sigue la Edición Griega de Teodoción
Los libros de estas series son algo más tardíos que el resto de los libros del Antiguo Testamento, y algo más tempranos que los escritos propios del Nuevo Testamento; por lo cual representan cierta continuidad lógica y necesaria, y suplen las lagunas culturales de otra forma existentes entre ambos Testamentos. De la misma manera, algunos de estos
textos representan creencias y valores ancestrales de tribus israelitas no judías, es decir, que existieron fuera del judaísmo de Judá, o Judea. Historia del texto
Los manuscritos más antiguos de los LXX conocidos hasta ahora, son fragmentos del Siglo II a.C. del Levítico y el Deuteronomio (Rahlfs, Núms. 801, 819, y 957), y fragmentos del Siglo I a.C. del Génesis, Éxodo, Levítico, Números, Deuteronomio y los profetas menores (Rahlfs, Núms. 802, 803, 805, 848, 942, y 943). En Qumrán fueron hallados rollos con fragmentos griegos de Éxodo (7Q1), Levítico (4Q119-120), Números (4Q121), y Deuteronomio (4Q120,122); así como porciones de algunos de los libros deuterocanónicos: las dos terceras partes de Sirácides (Gruta 2), porciones de Tobías (Gruta 4), de Baruc (Gruta 7), de la Epístola de Jeremías (7Q2), y, muy probablemente, de Susana (4Q551). Al realizar el trabajo filológico, se observan variaciones importantes entre los documentos encontrados. Durante muchos siglos, los estudiosos bíblicos pensaron que todas las variantes textuales y estilísticas entre la Septuaginta y la Tanaj tan sólo eran producto de malas traducciones, del desconocimiento cabal de la Tanaj, de errores de copistas, o incluso de la falta de interés en la fidelidad al texto hebreo-arameo. Sin embargo, cuando a partir de los descubrimientos de Qumrán los estudiosos finalmente tuvieron a su alcance los rollos manuscritos del Mar Muerto, pudieron darse cuenta de que las variaciones propias de la Septuaginta se hallaban reflejadas también en manuscritos hebreos y arameos bastante más antiguos que las formas actuales de la Tanaj judía; las cuales se derivan del texto masorético, que data de los Siglos IV al VIII de la Era Cristiana. Una lectura atenta de los Códices griegos revela que los textos asentados en la Biblia LXX representan fielmente, con certeza total, textos en un estado "primitivo", carente de un estilo pulido y acabado, mucho más primario y primigenio, que el actual texto hebreoarameo masorético, bastante más pulido y editado en el curso de los siglos posteriores. Y tales diferencias se perciben de un modo sumamente especial en libros que presentan variantes consistentes en el orden de versos, ideas inacabadas o faltas de pulido, presentes en la versión LXX de los Libros de Samuel, Reyes, Ester , Job, Proverbios, Isaías, Jeremías, Lamentaciones, y Daniel. El actual texto hebreo-arameo masorético refleja numerosas correcciones en términos de estilo, que incluyen variaciones en el orden de numerosos versos y pasajes, y redondeo de ideas que no habían sido asentadas de forma digerida, correcta o elegante en los antiguos textos hebreos y arameos premasoréticos, de donde fue tomada, de forma más temprana, la Biblia Septuaginta. Ante las controversias suscitadas en torno de estos hechos, algunos estudiosos señalan que, en numerosos casos, en Qumrán se han hallado manuscritos hebreos que avalan la versión griega de los LXX, y otros que respaldan al texto masorético. Se ha determinado finalmente, que aquellos manuscritos que avalan la Septuaginta son mucho más antiguos que aquellos que respaldan al texto masorético.[9]
Hacia fines del Siglo I, y principios del Siglo II, el judío Teodoción hizo una revisión de la LXX, tratando en lo posible de hacerla coincidir con los textos hebreo-arameos con ciertas ediciones propias de esa época, los cuales hoy se llaman los “protomasoréticos” —debido a que de ellos se derivan los “textos masoréticos” de siglos subsecuentes—, los cuales ya incluían algunas importantes “revisiones” tempranas de grupos de rabinos de esos siglos. Entre 123 d.C. y 130 d.C., Aquila de Sinope hizo una nueva traducción, siguiendo textos hebreos de manera literal. Símaco hizo una nueva traducción hacia el 170 d.C., en la que buscaba mejorar la calidad de la redacción griega.[10] Hasta ese momento, todavía los libros más tarde compilados bajo el término “Biblia” solían circular por separado. En el Siglo III, Orígenes compuso la Hexapla, en donde compara en forma de columnas seis versiones enteras del Antiguo Testamento, la quinta de las cuales corresponde a la Septuaginta. A partir de la ésta, y tras cotejarla con nuevas traducciones, Orígenes editó una versión completa, en la cual indicó las diferencias con el texto masorético hebreo-arameo, llenando los pasajes omitidos de forma primigenia con textos procedentes de la edición tardía (del Siglo II) del judío Teodoción.[10] Aunque la Hexapla como conjunto se perdió, se conservan fragmentos importantes. Otras ediciones de la Septuaginta, han sido atribuidas a Hesiquio de Jerusalén y a Luciano de Antioquía.[11] No existen manuscritos completos de la Versión LXX . Pero existen al menos tres grandes manuscritos que incluyen la Versión de los LXX del Antiguo Testamento junto a los textos griegos del Nuevo Testamento. En base a esto, actualmente no se considera a la Biblia Septuaginta como un cuerpo de textos sagrados judíos; sino, en sentido propio, como la colección de textos sagrados israelitas, que grupos de cristianos de los primeros siglos hicieron el Antiguo Testamento de sus Biblias cristianas. Dicho de otra manera, jamás existió algo como una Biblia judía. El cuerpo de los textos sagrados judíos fue llamado Tanaj. Motivo por el cual, los conceptos de Biblia, así como de Antiguo y Nuevo Testamentos, nunca fueron conceptos judíos. Se trata de conceptos de orígen israelita, y no sólo judío, que fueron recibidos por cristianos. Hecha la aclaración, los manuscritos bíblicos extensos más antiguos que incluyen la Versión de los LXX en la parte de sus textos correspondiente al Antiguo Testamento de las Biblias cristianas, son el Códex Sinaíticus y el Códex Vaticanus, del Siglo IV, y el Códex Alexandrinus, de la primera mitad del Siglo V. Existen algunas diferencias textuales, de número y de orden de los libros, entre estos tres Códices: El Códex Sinaíticus omite algunos textos, aún protocanónicos, e incluye I y IV Macabeos. El Códex Vaticanus omite los cuatro Libros de los Macabeos, e incluye algunas partes y pasajes propios del texto griego conocido del Libro de Enoc. Y el Códex Alexandrinus incluye los cuatro Libros de los Macabeos, el Libro de las Odas y el Libro de los Salmos de Salomón.[10]
Ediciones impresas •
La editio princeps es la Biblia Políglota Complutense basada en manuscritos ahora perdidos, parece transmitir versiones muy antiguas. [12]
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La Edición Aldina , iniciada por Aldo Manucio, apareció en Venecia en 1518. El texto es más cercano al Codex Vaticanus que al de la Complutense. Más utilizada ha sido la Edición Romana, o Sixtina, la cual reproduce el Codex Vaticanus . Fue publicada en 1586, bajo la dirección del Cardenal Caraffa, por orden del papa Sixto V, para apoyar la traducción de la Vulgata, ordenada por el Concilio de Trento. Ha sido reeditada varias veces. La Edición de Grabe fue publicada en Oxford, de 1707 a 1720, y se basa en el Codex Alexandrinus, que se encuentra en el Museo Británico de Londres. La Edición de Swete , conocida de forma común y familiar como Biblia de Cambridge, se basa de manera preferente en el Códex Vaticanus, si bien teniendo en cuenta variantes y porciones retomadas de numerosos Códices, mayores y menores. Fue impresa y editada por la Universidad de Cambridge, y dada a conocer en tres gruesos volúmenes que fueron siendo publicados en los años de 1887, 1891 y 1894. Algunas reediciones de la misma, aunque no la primera, incluyen ciertas partes y pasajes propios del texto griego conocido del Libro de Enoc, cuya edición se basa en el Códex Vaticanus, así como en el Códex Panopolitanus. La Edición de Tischendorf , conocida de forma común y familiar como Biblia de Oxford, se basa en el Códex Sinaíticus . Fue impresa y editada por la Universidad de Oxford, y publicada en el año de 1922. (Constantino de Tischendorf ya había publicado, con anterioridad, el Nuevo Testamento del Códex Sinaíticus en 1911.) Alfred Rahlfs, estudioso alemán que dedicó varias décadas de su vida al rescate del texto de la Biblia Septuaginta, en Göttingen, Sajonia, comenzó su Edición en 1917, la cual una vez completa fue publicada en 1935. Se basa de manera preferente en el Códex Alexandrinus, el más completo de los tres grandes códices griegos, si bien incluye algunas series de variantes del Códex Vaticanus, el Códex Sinaíticus, y algunas otras fuentes, y ofrece notas críticas respecto a las variantes de las distintas fuentes.[13] Se realizaron numerosas ediciones: 1ªEd. 1935; 3ªEd. 1949; 4ªEd. 1950; 5ªEd. 1952; 6ªEd. 1959; 7ªEd. 1962; 8ªEd. 1965. The Göttingen Septuagint (Vetus Testamentum Graecum: Auctoritate Academiae Scientiarum Gottingensis editum) es considerada la mejor edición crítica. Ha sido publicada por Volúmenes, entre 1931 y 2006, y aun no está completa. Presenta numerosas variantes de muy distintas fuentes.[14]
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En 2006, la Sociedad Bíblica Alemana publicó una revisión de la Edición de Rahlfs , revisada por Robert Hanhart . Esta editio altera incluye miles de variantes respecto a la edición original. [15]
Traducciones impresas •
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En el año de 1851, Sir Lancelot C.L. Brenton publicó la primera Traducción Inglesa de la Biblia Septuaginta Griega . Esta versión se ciñe al Canon Amplio Oriental, seguido por las Biblias cristianas ortodoxas, que incluye el Salmo 151, la Oración de Manasés, [16] y los Libros III de Esdras, y III y IV de los Macabeos. En el año 2007, un equipo de estudiosos de la Organización Internacional para Estudios de la Septuaginta y Afines publicó una Nueva Traducción Inglesa de la Septuaginta . Esta versión incluye, junto a los habituales del Canon Ortodoxo, el Libro de los Salmos de Salomón, y versiones alternas comparadas de textos paralelos de los libros de Josué, los Jueces, Tobías, Daniel, Susana, y Bel y el Dragón. En el año de 1986, un equipo de estudiosos de La Sorbona de París comenzó a publicar, por entregas de Tomos y Volúmenes, La Bible d'Alexandrie, traducción al francés de la Biblia LXX. Esta versión francesa no ha sido terminada hasta la fecha. En el ámbito hispánico, desde 1928 existe una traducción literal de la Biblia del griego al español, de la cual el Antiguo Testamento transcribe una considerable parte de los textos de la Biblia Septuaginta. Vertida por el P. Guillermo Jünemann, sacerdote católico de origen alemán que vivió y ejerció hasta su muerte en Concepción de Chile; misma que solamente ha sido publicada en una ocasión, en el año de 1992, como una edición especial dentro del marco de las celebraciones alusivas al “V Centenario de la Evangelización de América” . Esta versión se ciñe al Canon Amplio Occidental, seguido por las Biblias católicas romanas, aunque en Versión OG.[17]
Archivos informáticos •
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La Edición de Swete del Antiguo Testamento Según los LXX, se encuentra disponible en formato de archivo escanográfico en el sitio de Christian Classics Ethereal Library . El archivo de texto más completo de la Edición de Rahlfs de la Biblia Septuaginta, en griego koiné original, ha sido el capturado por un equipo de estudiosos del Centro de Análisis Computarizado de Textos (CCAT) de la Universidad de Pennsylvania, y está disponible en formato de estudio morfológico en el sitio del CCAT, y en formato navegable ( HTML) en el sitio de Thesaurus Indogermanischer Text und Sprachmaterialien (TITUS), auspiciado por la Universidad Johann Wolfgang Goethe, de Frankfurt del Main, y en Internet Sacred Text Archive (en este último sitio, con opción a compra en formato propietario). Este archivo contiene las 6 variantes más notorias del documento histórico, que son dos diferentes versiones de Josué, de los Jueces, de Tobit, de Daniel, de Susana, y de Bel y el Dragón.
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La Traducción Inglesa de Brenton , es posible encontrarla en formato navegable, con opción a compra en formato propietario, en el sitio de la English Translation of the Greek Septuagint Bible. La Nueva Traducción Inglesa , es posible encontrarla para ser descargada por partes en formato propietario de archivos PDF en el sitio de la NETS (New English Translation of the Septuagint) . Así mismo, es posible descargar gratuitamente, en formato propietario, el archivo CCAT sobre el texto de Rahlfs, hasta en 8 distintas opciones de mapeo, partición y acentuación del mismo (con ciertas omisiones, sin embargo, con respecto del texto del CCAT), desde The Unbound Bible, un proyecto de Biola University , así como el archivo de La Sagrada Biblia de Don Guillermo Jünemann, que ha sido creado por VE Multimedios.
Referencias 1. ↑ Henri-Charles Puech (Ed.), Las religiones en el mundo mediterráneo y en el Oriente Próximo I: Formación de las religiones universales y de salvación, Historia de las Religiones Siglo XXI, Vol. 5, Madrid, 1985 (4ª
2. 3. 4. 5.
6.
7.
8.
ed.), pág. 180. ↑ KELLY, John Norman Davidson; Early Christian Doctrines; Pág. 53; Continuum; Londres, Inglaterra, 1958; ISBN 0-82645-252-3. ↑ DE JERUSALÉN, Escuela Bíblica; Biblia de Jerusalén; Pp. varias; notas e introducciones a los textos; Desclée de Brouwer; Madrid-Bilbao, España, 1975; ISBN 84-330-0022-5. ↑ La Biblia Latina llama Libros I y II de Esdras a los actualmente llamados Libros de Esdras y Nehemías. ↑ Un cuarto documento, el Libro IV de Esdras, comúnmente asociado a aquellos otros tres, jamás constituyó parte de los escritos griegos de la Biblia, ni de la Septuaginta. Sin embargo, aparece en múltiples versiones y ediciones no griegas de la Biblia —entre las que destacan la Peshitta siríaca, la Vulgata latina, y otras Biblias cristianas ortodoxas, e incluso protestantes—; y es considerado de manera habitual como parte del Canon seguido por las Biblias cristianas ortodoxas y orientales. ↑ El texto hebreo del Libro de Sirácides incluye un breve Salmo de Alabanza de unos quince versos en Sirácides 51:12a-12p, y unas Doxologías y Subscripciones en Sirácides 51:30a-30d. Y algunas ediciones latinas medievales de la Biblia Vulgata agregan a este libro un breve documento de sólo trece versos conteniendo un escrito tardío llamado Oración de Salomón. La Biblia de Jacobo I de Inglaterra agrega a este libro, por su parte, otro curioso texto presentado bajo el nombre de “Prólogo de un autor incierto”. Ninguno de estos textos forma parte del texto de la Biblia Septuaginta. ↑ (De acuerdo al texto griego de ese libro bíblico, solamente los dos primeros Salmos —nomenclaturados como los Capítulos 1 y 2 de dicha colección— carecen de un Epígrafe, o Nota descriptiva aclaratoria sobre su contenido y circunstancias.) ↑ (Siglas de la expresión inglesa Old Greek , que hace referencia al texto griego antiguo, por contraposición a otras versiones griegas tardías o posteriores.)
9. ↑ THIEDE, Carsten Peter; “The Dead Sea Scrolls and the Jewish Origins of Christianity”; Acápite “A Greek surprise”, pp. 124-130; Lion Publishing, Oxford, 2000; ISBN 978-970-777-245-8. 10.↑ a b c Cousin Hugues (1992) La Biblia Griega: Los Setenta . Estella: Verbo Divino. 11.↑ Dines, Jennifer (2004) The Septuagint , Michael A. Knibb, Ed., London: T&T Clark. 12.↑ Joseph Ziegler, “Der griechische Dodekepropheton-Text der Complutenser Polyglotte”, Biblica 25:297-310, cited in Würthwein. 13.↑ Rahlfs, Alfred, (Ed.), (1935-1979), Septuaginta, Stuttgart: Deutsche Bibelgesellschaft. 14.↑ IOSCS: Critical Editions of Septuagint/Old Greek Texts 15.↑ German Bible Society 16.↑ (Capítulo extraído del Libro de las Odas, y, en esta traducción, en ausencia del resto de este documento, agregado al final del Libro de los Salmos de David.) 17.↑ (Siglas de la expresión inglesa Old Greek , que hace referencia al texto griego antiguo, por contraposición a otras versiones griegas tardías o posteriores.)
[editar] Enlaces externos
Enlaces formativos en inglés • •
The Septuagint Online (Introduction) (Sitio en inglés) The Septuagint Online (Texts & Translations) (Sitio en inglés)
Enlaces formativos en español • •
Primicia mundial desde América Latina La Septuaginta: útil en el pasado y en el presente
Edición en griego de Henry Barclay Swete •
Christian Classics Ethereal Library (Sitio en inglés)
Edición en griego de Alfred Rahlfs •
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Centro de Análisis Computarizado de Textos de la Universidad de Pennsylvania (Sitio en inglés) Septuaginta - ¿Qué es? La septuaginta ( a veces abreviada LXX) es el nombre dado a la traducción griega de las Escrituras judías. . La Septuaginta tuvo su origen en Alejandría, Egipto y fue traducida entre el 300 y el 200 AC. Usada ampliamente por los judíos helenísticos, estas traducción griega se produjo pues muchos judíos dispersados por el imperio comenzaron a perder su idioma hebreo. El proceso de traducción del hebreo al griego le permitió a muchas personas
no judías echar una ojeada al judaísmo. De acuerdo a un documento antiguo llamado La Carta de Aristeas, se cree que entre 70 q 72 estudiosos judíos fueron comisionados durante el reino de Ptolomeo Philadelphus para llevar a cabo esta traducción. El término “Septuaginta” significa setenta en latín, y se le llamó así al texto para darle crédito a estos 70 estudiosos.
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Septuaginta – Influencia en el Cristianismo La Septuaginta fue también un recurso del Antiguo Testamento para los cristianos de los primeros siglos después de Cristo. Muchos cristianos primitivos hablaban y escribían griego, por tanto se dejaban llevar por la Septuaginta para la mayor parte de su entendimiento del Antiguo Testamento. El Nuevo Testamento también fue influenciado por la Septuaginta ya que la mayor parte de las citas del Antiguo Testamento en el Nuevo Testamento son citas directas de la Septuaginta (también hay citas de los textos hebreos. Los padres griegos de la iglesia cristiana también son conocidos por citar la Septuaginta. Hoy día, la Iglesia Ortodoxa Oriental también basa sus enseñazas del Antiguo Testamento en la Septuaginta. Algunas traducciones modernas de la Biblia también usan la Septuaginta junto a textos hebreos como su recurso.
Septuaginta - ¿Qué contiene? La Septuaginta contiene los 39 libros del canón del Antiguo Testamento así como algunos libros apócrifos. El término “Apócrifa” fue acuñado por el estudioso de la Biblia del siglo quinto, Jerome, y generalmente se refiere a un grupo de antiguas escrituras judías escritas durante el período del último libro de las Escrituras Judías, Malaquías, y la llegada de Jesús Cristo. Los libros apócrifos incluyen a Judith, Tobit, Baruc, Sirac (o Eclesiástico), la Sabiduría de Salomón, 1 y 2 de Macabeos, los dos libros de Esdras, anejos al libro de Ester, anejos al libro de Daniel, y la Oración de Manases. Los libros apócrifos fueron incluidos en la septuaginta por motivos históricos y culturales pero no han sido reconocidos como canóniocos (inspirados por Dios) por los judíos ortodoxos o los cristianos protestantes. Muchos maestros de la reforma hacen notar que los escritores del Nuevo Testamento nunca citan los libros Apócrifos y que la Apócrifa nunca fue considerada parte de la escritura canónica judía. Sin embargo, los Católicos Romanos y las iglesias Ortodoxas incluyen la Apócrifa en su Biblia (con la excepción de los libros de Esdras y la Oración de Manases)
La Septuaginta
útil en el pasado y en el presente UN ETÍOPE influyente regresaba a su hogar desde Jerusalén. Mientras viajaba en su carruaje por un camino del desierto, leía en voz alta un escrito religioso. La explicación de las palabras que leyó le produjo tal impresión, que le cambió por completo la vida (Hechos 8:26-38). El pasaje en cuestión era el de Isaías 53:7, 8, tomado de la primera traducción de la Biblia: la Septuaginta griega, o Versión de los Setenta. Esta obra ha desempeñado un papel tan importante en la difusión del mensaje bíblico en el transcurso de los siglos, que se ha dicho que fue una traducción de la Biblia que cambió al mundo. ¿Cuándo se realizó y en medio de qué circunstancias? ¿Por qué existía la necesidad de una traducción así? ¿De cuánta utilidad ha sido desde su aparición? ¿Qué podemos aprender de la Septuaginta hoy?
El discípulo Felipe explicó un pasaje que se leyó de la Septuaginta
Concebida para los judíos de habla griega
Tras destruir la ciudad fenicia de Tiro en el año 332 a.E.C., Alejandro Magno invadió Egipto, donde se le recibió como a un libertador. En este país fundó la ciudad de Alejandría, que se convirtió en un centro cultural del mundo antiguo. Deseoso de que los pueblos que habitaban las tierras conquistadas adoptaran la cultura helénica, Alejandro introdujo el griego común (koiné) en sus vastos dominios. Durante el siglo III a.E.C., Alejandría albergó a una gran comunidad de judíos, entre ellos muchos inmigrantes que tras el destierro en Babilonia habían vivido en colonias dispersas fuera de Palestina. ¿Hasta qué grado conocían estos judíos el hebreo? La Cyclopedia de McClintock y Strong contesta: “Es bien sabido que después de que los judíos regresaron del cautiverio en Babilonia, habiendo perdido en gran medida el conocimiento del hebreo antiguo, las lecturas que se realizaban de los libros de Moisés en las sinagogas de Palestina se les explicaban en caldeo [...]. Los judíos de Alejandría poseían probablemente aún menos conocimiento del hebreo; el idioma que dominaban era el griego alejandrino”. Todo indica que en aquella ciudad se reunían las circunstancias ideales para traducir al griego las Escrituras Hebreas. Aristóbulo, judío que vivió en el siglo II antes de la era común, dejó escrito que durante el reinado de Ptolomeo II Filadelfo (285-246 a.E.C.) se tradujo la ley hebrea al griego. Existen varias interpretaciones de lo que quiso decir con la palabra “ley”. Hay quienes creen que se refería solo al Pentateuco; en cambio, otros opinan que tal vez aludiera a la totalidad de las Escrituras Hebreas. De todos modos, según la tradición, hubo 72 eruditos judíos que participaron en la primera traducción de las Escrituras del hebreo al griego. Posteriormente empezó a usarse la cifra redonda de 70; de ahí que la versión llegara a llamarse la Septuaginta, que significa “setenta”, y que se le designe LXX , en números romanos. A fines del siglo II a.E.C. ya podían leerse en griego todos los libros de las Escrituras Hebreas, por lo que el término Septuaginta pasó a denominar a todas las Escrituras Hebreas traducidas al griego.
Útil en el siglo primero Tanto los judíos de habla griega anteriores a Jesucristo y sus
apóstoles como sus contemporáneos emplearon mucho la Septuaginta. Gran parte de los judíos y prosélitos que se congregaron en Jerusalén en el Pentecostés del año 33 E.C. provenían de Egipto, Libia, Roma, Creta y el distrito de Asia, regiones en las que se hablaba griego. Seguramente leían esta versión (Hechos 2:9-11). Podemos decir, pues, que sirvió para difundir las buenas nuevas en el siglo primero. Por ejemplo, al dirigirse a hombres de Cirene, Alejandría, Cilicia y Asia, el discípulo Esteban dijo: “José envió y mandó llamar a Jacob su padre y a todos sus parientes de aquel lugar [Canaán], en número de setenta y cinco almas” (Hechos 6:810; 7:12-14). El texto hebreo del capítulo 46 de Génesis señala que el número de parientes de José era de 70; pero la Septuaginta dice que eran 75, de lo que se desprende que Esteban citó de esta última (Génesis 46:20, 26, 27, nota). Mientras el apóstol Pablo recorría Asia Menor y Grecia en sus viajes misionales segundo y tercero, predicó a un sinfín de gentiles que tenían temor piadoso y a “griegos que adoraban a Dios” (Hechos 13:16, 26; 17:4). Estas personas de habla griega habían llegado a temer al Creador o a adorarlo porque habían adquirido cierto conocimiento de él en la Septuaginta, de donde Pablo citó o parafraseó algunos pasajes al darles testimonio (Génesis 22:18, nota; Gálatas 3:8). En las Escrituras Griegas Cristianas hay unas trescientas veinte citas directas de las Escrituras Hebreas y un total aproximado de ochocientas noventa citas y referencias, la mayoría de ellas basadas en la Septuaginta.Como consecuencia, fueron las palabras que se extrajeron de esta traducción, y no las de los manuscritos hebreos, las que se convirtieron en parte de las Escrituras Griegas Cristianas. Este hecho fue sumamente significativo. Jesús había predicho que las buenas nuevas del Reino se predicarían en toda la Tierra habitada (Mateo 24:14). Para lograrlo, Jehová iba a permitir que su Palabra inspirada se tradujese a los múltiples idiomas que se hablaban en el mundo.
El apóstol Pablo citó con frecuencia de la Septuaginta
Útil en nuestros días El valor de la Septuaginta todavía perdura, pues es útil para descubrir errores de los copistas que se han introducido inadvertidamente en los manuscritos hebreos más recientes. Tomemos por caso el relato de Génesis 4:8, que dice así: “Después de eso, Caín dijo a Abel su hermano: [‘Vamos allá al campo’.] De modo que aconteció que, mientras estaban en el campo, Caín procedió a atacar a Abel su hermano y a matarlo”. Las palabras encerradas entre corchetes “Vamos allá al campo” no aparecen en los manuscritos hebreos que datan del siglo X E.C., pero sí en manuscritos anteriores de la Septuaginta y en otros documentos más antiguos. En el texto hebreo aparece la palabra que suele introducir el parlamento; sin embargo, no hay nada que le siga. ¿Qué pudo haber sucedido? En vista de que Génesis 4:8 contiene dos oraciones consecutivas que concluyen con la expresión “en el (o al) campo”, la Cyclopedia de McClintock y Strong da la siguiente hipótesis: “El transcriptor hebreo probablemente se vio inducido a error por el hecho de que la [misma] palabra [...] finaliza ambas oraciones”. Tal vez por ello pasó por alto la primera oración en la que aparece la expresión “Vamos allá al campo”. Está claro, pues, que la Septuaginta y otros manuscritos anteriores existentes son de utilidad para hallar incorrecciones en las copias más recientes del texto hebreo. Por otra parte, los ejemplares de la Septuaginta también tienen inexactitudes, y a veces el texto hebreo ayuda a corregir el griego. De modo que la labor de comparar los manuscritos
hebreos con los griegos y con versiones a otros idiomas ayuda a descubrir errores cometidos por los traductores y los copistas, lo que nos proporciona una reproducción exacta de la Palabra de Dios. Hoy disponemos de algunos ejemplares completos de la Septuaginta que datan del siglo IV de la era común. Tales manuscritos, así como otros más recientes, no contienen el nombre divino, Jehová, representado en hebreo con el Tetragrámaton ( YHWH), sino que lo sustituyen por las palabras griegas para “Dios” y “Señor” cada vez que este aparece en el texto hebreo. No obstante, un descubrimiento realizado en Palestina hace unos cincuenta años arrojó luz sobre el asunto. Un equipo de arqueólogos que exploraba las cuevas cerca de la ribera occidental del mar Muerto descubrió fragmentos de un antiguo rollo de piel que reunía los escritos de los doce profetas (desde Oseas hasta Malaquías) en griego, fechado entre los años 50 a.E.C. y 50 E.C. En estos fragmentos anteriores no se había reemplazado el Tetragrámaton por las palabras griegas para “Dios” y “Señor”, lo que confirmó la utilización del nombre divino en la versión original de la Septuaginta. El año 1971 fue testigo de la publicación de los fragmentos de un antiguo rollo de papiro (papiros Fuad 266). ¿Qué revelaron estas partes de la Septuaginta,que datan del siglo II o I a.E.C.? Que también conservaban el nombre divino. Estos primitivos fragmentos de la Septuaginta constituyen una prueba contundente de que Jesús y sus discípulos del siglo primero conocían y usaban el nombre de Dios. La Biblia es el libro más traducido de la historia. Más del noventa por ciento de la población mundial puede leer al menos parte de ella en su propio idioma. Nosotros estamos especialmente agradecidos por contar con una traducción exacta en lenguaje actual —la Traducción del Nuevo Mundo de las Santas Escrituras —, que está disponible en su totalidad o en parte en más de cuarenta idiomas. La Traducción del Nuevo Mundo de las Santas Escrituras (con referencias) contiene centenares de remisiones a pie de página a la Septuaginta y a otros manuscritos antiguos. Verdaderamente, la Septuaginta sigue siendo de valor e interés para los estudiantes de la Biblia de nuestros días.
La Biblia de los Setenta (LXX), también conocida como Septuaginta, o Alejandrina, es una traducción de la Biblia hebrea (el Antiguo Testamento, o Tanaj) al griego. Es la principal versión en idioma griego por su antigüedad y autoridad. Su redacción se inició en el siglo III adC (c. 250 adC) y se concluyó a finales del siglo II adC (c. 150 adC). En la Septuaginta se amplió el numero de libros con textos recibidos del judaísmo palestino. Libros escritos en griego como la Sabiduría, Jeremías, Daniel, y adiciones al de Esther. La traducción de los Setenta incluye los siguientes libros, escritos originalmente en griego, que la biblia Hebraica no tenía: Judit (preservada en la biblia latina) Tobit (preservado en biblia latina pero reescrito por Jerónimo) Libros primero y segundo de los Macabeos Sabiduría de Salomón (preservada en la biblia latina) Sabiduría de Ben Sirach (Siracida o Eclesiástico) (preservado en la biblia latina) Baruch (preservado en la biblia latina) Carta de Jeremias (preservada en la biblia latina) Susana (Daniel 13) (preservada en la biblia latina) Belial y el dragón (Daniel 14) (preservado en la biblia latina) Primer libro de Esdras (preservado en la biblia latina como tercer libro de Esdras) Tercer y cuarto libro de los Macabeos (no preservado en la biblia latina) Salmos de Salomón (no preservado en la biblia latina)
Texto masorético De Wikipedia, la enciclopedia libre Saltar a navegación, búsqueda
El texto masorético es la versión hebraica de la Biblia oficialmente usada entre los hebreos. Es usada frecuentemente como base para las traducciones del Antiguo Testamento por parte de los cristianos. Fue compuesta, editada y difundida por un grupo de hebreos conocido como masoretas entre el siglo I y el X d. C. Contiene variantes, algunas significativas, con la versión griega llamada Septuaginta. La palabra hebrea mesorah (מסורה) se refiere a la transmisión de una tradición. De hecho, en sentido amplio, se refiere a toda la cadena de la tradición hebrea. Pero en el ámbito del texto masorético la palabra asume un significado específico, relacionado con notas marginales en los manuscritos (y más tarde impresos) de la Biblia Hebraica en las que hay particularidades del texto, relacionadas sobre todo con la pronunciación exacta de la palabra. Los más antiguos manuscritos completos del texto masorético vienen del siglo IX d. C., pero existen fragmentos más antiguos que parecen pertenecer a la misma familia textual. Por ejemplo, entre los manuscritos del Mar Muerto, los fragmentos encontrados en otros puntos del desierto de Judea y el texto masorético, algunas de estas difieren en una letra cada 1000. En cambio otros fragmentos tienen diferencias mucho más acusadas. •
Etimología El término hebreo masorah (tradición) aparece en diversas formas. Tiene su origen en el libro bíblico de Ezequiel 20, 37 con el significado original de cadena. La inmutabilidad del texto era una característica propia, que lo “encadenaba” o lo “ligaba” al contexto. Cuando, en el curso del tiempo, la Masorah se volvió una disciplina tradicional, el término comenzó a significar “entregar” y asumió el significado de “tradición”.
Lengua y forma El lenguaje del texto masorético es en parte hebraico y en parte arameo palestino. Las anotaciones masoréticas se han encontrado con diversas formas: 1. en trabajos diversos (por ejemplo Oklah we-Oklah) 2. en la forma de notas escritas en los márgenes y al final de los códices. En algunos casos las notas están escritas entre líneas. La primera
palabra de cada libro bíblico está también, por lo general, rodeado de notas. Estas últimas se llaman masorah inicial; las notas en los márgenes a un lado o entre columnas son llamadas masorah pequeña o interna; las de los márgenes de abajo o arriba masorah grande o externa. El nombre gran masorah se aplica algunas veces a las notas lexicales que se colocan al final de la Biblia impresa, llamada masorah final.
La masorah pequeña consiste en breves notas con referencias a lecturas marginales, a estadísticas que indican el número de veces en que una forma particular se encuentra en las Escrituras, a una pronunciación precisa o errada y a letras escritas de manera anómala. La masorah grande es más abundante en notas. La final comprende todas las rúbricas más largas para las que los espacios no podrían encontrarse en el margen y están puestas en orden alfabético en la forma de una concordancia. La cantidad de notas que contiene la masorah final está condicionada por la cantidad de espacios vacíos en cada página. En los manuscritos esto varía también con el salario que se daba a quien copiaba.
Origen El Talmud y algunos manuscritos de los caraítas afirman que una copia de referencia de la Biblia hebraica se conservaba en el Templo de Jerusalén para ser usada por los copistas; existían además correctores pagados de los libros bíblicos entre los empleados del templo.[1] Esta copia es mencionada también en la Carta a Aristeas núm. 30;[2] en las afirmaciones de Filón (preámbulo de su análisis de la constitución política de los hebreos) y en Flavio Josefo, Contra Apionem I, 8. Otra historia talmúdica, quizás en referencia a tiempos antiguos, cuenta que tres rollos de la Torá fueron encontrados en el Templo pero que eran distintos. La cuestión fue resuelta con una decisión por parte de una mayoría por una de las tres versiones.[3] Masorah numérica
En la antigüedad clásica los escribas eran pagados por su trabajo según el número de textos copiados. Los libros de la Biblia, en prosa, se prestaban mal a ello, y los escribas comenzaron a contar las letras. A partir de este uso se desarrolló con el tiempo la masorah numérica, que cuenta y reagrupa los elementos del texto. La recolección de manuscritos y la importancia de sus diferencias ha dado material para la Masorah crítica. La relación estrecha que existía (desde los Soferim hasta los Amoraim) entre el maestro de la tradición y el masoreta -que muchas veces eran la misma persona- explica la masorah exegética. Finalmente el desarrollo de un sistema gráfico de acentuación y vocalización ha dado pie al nacimiento de la masorah gramatical .
Fijación del texto
La subdivisión en palabras, libros, secciones, parágrafos, versículos y capítulos (citados probablemente en orden cronológico); la definición de la ortografía, pronunciación y musicalidad; la introducción o la definitiva adopción de caracteres cuadrados y las cinco finales; algunos retoques textuales para protegerse contra la blasfemia; la enumeración de letras, palabras, versículos, etc. y la sustitución de algunas palabras en las lecturas públicas fueron las primeras realizaciones de los masoretas. Como no se podía ni pensar en modificar el texto original de la Biblia, los primeros masoretas adoptaron algunos subterfugios: marcaban las divisiones con espacios, y hacían referencia a enseñanzas halaquicas o hagádicas, con modificaciones de las formas de las letras, puntos y otros signos. Las glosas estaban permitidas solo en las copias privadas y se pueden atestiguar desde el Rabbí Meir (años 100 a 150). Tikkune Soferim
Las primeras fuentes rabínicas, que son de alrededor del año 200, mencionan muchos pasajes de las Escrituras en los que se concluye inevitablemente que la antigua lectura debía ser diversa de la del texto actual. La explicación de este fenómeno está dada en la expresión las Escrituras han usado un lenguaje eufemístico, por ejemplo para evitar los términos antropomorfismo y antropopatismo. El Rabbí Simon Ben Pazzi (del siglo III) llama a estas lecturas correcciones de los escribas, hipotizando que los escribas en verdad han hecho cambios. Esta visión fue adoptada por los Midrash sucesivos y por la mayoría de los masoretas. En las obras masoréticas, estos cambios se atribuyen a: • • •
a Esdras y Nehemias; a Esdras y al Soferim; o a Esdras, Nehemias, Zacarías, Hageo, y Baruch.
Todas estas atribuciones significan una sola cosa: que los cambios han sido realizados por hombres de la Gran Sinagoga. El término tikkun Soferim ha sido interpretado por diversos estudiosos de muchas maneras. Algunos lo consideran una corrección del lenguaje bíblico autorizada por los Soferim con fines homiléticos. Otros que indica un cambio de mentalidad de los escritores o de los redactores originales de las Escrituras que, por ejemplo, habrían evitado poner en papel conceptos que, según las expectativas de algunos lectores, podrían haberse expresado. Hay fenómenos en el texto bíblico que obligan a suponer que al mismo tiempo se hicieron correcciones textuales. Estas correcciones pueden ser clasificadas bajo las siguientes categorías: •
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remoción de expresiones inoportunas usadas al dirigirse a Dios; por ejemplo, la sustitución de maldecir con bendecir en algunos pasajes. conservación del tetragrama: por ejemplo, la sustitución de Elohim con YHWH en algunos pasajes.
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evita el uso de nombres de dioses falsos para referirse a Yahveh; por ejemplo, el cambio del nombre Ishbaal a Ishbosheth. conservación de la unidad de culto divino en Jerusalén.
Mikra e ittur
Entre los primeros términos técnicos usados en relación con las actividades de los escribas están los mikra soferim e ittur soferim. En las escuelas geónicas el primer término se usaba para indicar algunos cambios de vocal que se realizaron en algunas palabras; el segundo, la cancelación en algunos pasajes del subjuntivo vav donde algunos lo habían leído erróneamente. La objeción a tal explicación es que los primeros cambios pertenecen más bien a la categoría general de los expedientes para fijar la pronunciación, mientras que los segundos en la de Qeri y Ketiv. Se han dado muchas explicaciones en relación con esto, sea por parte de estudiosos antiguos que de modernos, sin llegar a ofrecer una solución satisfactoria. Letras suprimidas y palabras bosquejadas
Hay cuatro palabras que tienen una letra suspendida sobre la línea. Una de ellas (cf. Jc 18, 30) se debe a una corrección del original por respeto en relación con Moisés. El origen de los otros tres (Salmos 80, 14; Job 38, 13 y 15) es dudoso. Según algunos, se debe a letras mayúsculas erradas; según otros, son insertos sucesivos de consonantes débiles omitidas antes. En quince pasajes de la Biblia algunas palabras están estigmatizadas. El significado de los puntos es también discutido. Según algunos son signos de borrado, otros creen que indican que en algunos manuscritos coleccionados las palabras estigmatizadas faltan, por lo que la lectura es dudosa; otros sostienen que se trata solo de un expediente mnemónico para señalar explicaciones homiléticas que los antiguos habían relacionado con esas palabras; finalmente, algunos afirman que los puntos tenían el objetivo de impedir la omisión por parte de los copistas de elementos textuales que, a primera vista o tras una comparación con pasajes paralelos, parecían superfluos. En el lugar de los puntos algunos manuscritos muestran barras verticales u horizontales. Las primeras dos explicaciones resultan inaceptables porque las lecturas tan defectuosas se podrían reconducir a Qeri y Ketiv, cosa que, en caso de duda, la mayoría de los manuscritos podría decidir. Las últimas dos teorías tienen la misma probabilidad.
LOS MASORETAS
El término “ masorah” deriva de la raíz hebrea “atar”. Otros consideran que viene del verbo “transmitir”. El término “masorah” significa “tradición”. La “masorah” comienza a desarrollarse alrededor del año 500 de la era cristiana y tiene vigencia hasta el año 1000 D. de C. A partir del siglo VI los “masoretas” toman el lugar de los “sóferim”, los antiguos Escribas, a cuyo cargo estuvo el cuidado y transmisión del texto bíblico. Además de la labor de copiado, los masoretas introdujeron un aparato textual a cuya luz se interpretó la Sagrada Escritura. Los eruditos hebreos se dedicaron a incorporar y unificar las tradiciones de puntuación, vocalización, acentuación y división de los textos en hebreo, hasta ese momento de estructura consonántica. Sus copias manuscritas se llamaban "textos masoréticos". La masorah cumple una doble función: Conservar la integridad del texto. Interpretar el texto. Existieron tres “tradiciones” o “escuelas” de masoretas: una en Babilonia, otra en Palestina y otra en Tiberiades (Galilea). Con el pasar de los siglos fue imponiéndose la “ tradición tiberiense ”. En Tiberiades convivieron a su vez dos “corrientes”, la de la familia de los Ben Aser, y la de los Ben Neftalí . Cada una representaba ciertos rasgos propios. Entre ambas prevaleció la de Ben Aser. El más famoso de los Ben Aser fue el último expositor de la escuela, Aaron Ben Moisés Ben Aser. A esta familia se atribuyen los Códices de Alepo y de San Petersburgo (los textos masoréticos de mayor antigüedad disponibles). Los masoretas asumieron la responsabilidad de realizar las copias de las Escrituras del AT. A fin de comprobar su trabajo, los masoretas utilizaron diversos sistemas. Para no omitir ni una sola letra del texto bíblico, iban al extremo de contar tanto las palabras como las letras de cada libro, y después de copiar un libro, contaban las palabras de la copia, para estar seguros de que no habían omitido ni añadido palabra alguna a la copia. Para darnos una idea de lo que hacían los masoretas para preservar las escrituras, enlisto una serie de condiciones que seguían a la hora de realizar su trabajo de copiar un manuscrito de las Escrituras del AT a otro. Estas características, a ti y a mi nos deben dar un alto nivel de confianza en las traducciones fieles que tenemos de la Biblia hoy en día lo que viene a corroborar el origen sobrenatural de la Palabra puesto que ningún otro libro de la historia, es ni ha sido transmitido como la Biblia. Las pieles de los animales que se utilizaban para un manuscrito debían ser de
animales limpios. Las pieles debían ser preparadas por un judío. Las piezas de pieles se debían unir por hilo hecho con pelo de animales limpios. Cada pergamino debía tener la misma cantidad de columnas y ellas del mismo tamaño. Las columnas debían tener un ancho de 30 letras y no menos de 48 o más de 60 renglones. La columna debía iniciar con una letra completa y terminar con no menos de 4 palabras. La tinta debía ser negra preparada de una forma especial. El copista estaba obligado a escribir todo copiando sin hacer nada de memoria. El espacio entre consonantes debía medirse con el ancho de un hilo o de un cabello El espacio entre secciones debía ser igual a nueve consonantes.Entre cada libro debían dejarse tres renglones de espacio. El quinto libro de Moisés debía terminarse con una línea completa. El nombre de Dios no debía escribirse con una pluma recién empapada y. El escriba al copiar el manuscrito debía estar vestido con un atuendo judío completo. Como vez ¿Es o no confiable las copias del AT del texto masorético? Se dice de los masoretas, calcularon que letra se encontraba a mitad del Pentateuco, que frase se encontraba a mitad de cada libro y cuántas veces aparecía en las Escrituras hebreas cada letra del alfabeto; pues se afirma que contaban las 815,140 letras de las Escrituras hebreas. Tal minuciosidad garantiza un alto grado de fidelidad en la preservación y pureza del texto original del AT. de la Palabra de Dios.
Manuscritos del Mar Muerto Los Manuscritos del Mar Muerto o Rollos de Qumrán (llamados así por hallarse los primeros rollos en una gruta situada en Qumrán, a orillas del mar Muerto) son una colección de alrededor de 800 escritos de origen judío, escritos en hebreo y arameo por integrantes de la congregación judía de los esenios, y encontrados en once grutas en los escarpados alrededores del mar Muerto. La mayoría de los manuscritos se encuentran hoy en el Museo de Israel en Jerusalén, en el Museo Rockefeller de Jerusalén, así como en el Museo del Departamento de Antigüedades en Ammán (Jordania). Datan de los años 150 AC hasta 70 DC.
Descubrimiento
Cuevas cercanas a Qumrán.
Los primeros siete rollos fueron encontrados en 1947 por Jum'a y su primo Mohammed ed-Dhib, dos pastores beduinos de la tribu Ta'amireh en una cueva de Qumrán. Se cuenta que utilizó algunos en una hoguera para calentarse, al carecer del conocimiento de la importancia del hallazgo. Estos rollos fueron vendidos (troceados, para aumentar su precio) a un anticuario en el mercado local, extraviándose un tiempo algunos en Egipto y otros en los Estados Unidos. Posteriormente se publicaron copias de los rollos, causando un masivo interés en arqueólogos bíblicos, cuyo fruto sería el hallazgo de otros seiscientos pergaminos, y cientos de fragmentos. Menciona igualmente algo sobre una restauración del Evangelio de Jesucristo en la última dispensación de los tiempos. Lo más importante de este hallazgo es su antigüedad, que permite estudiar importantes fuentes teológicas y organizativas del judaísmo y del cristianismo. La mayoría de los manuscritos datan de entre los años 250 a. C. y 66 d. C., estando entre ellos los textos más antiguos de que se dispone en lengua hebrea del Tanaj o Antiguo Testamento bíblico. Se cree que fueron ocultados por los esenios debido a las revueltas judías contra los romanos en esos años.
Biblioteca Entre los manuscritos se encuentran: •
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Los libros del Tanaj, incluido una versión más extensa del Libro I de Samuel , con la excepción de Ester , así como los deuterocanónicos como el Sirácida y el Libro de Tobías; Estudios sobre cada libro de la Escritura, desde un punto de vista esenio; Los manuales, reglamentos y oraciones propias de la comunidad que habitó el sitio, entre los cuales destaca el Documento de Damasco, que ya había sido encontrado en 1896 en el depósito de una sinagoga, en una versión manuscrita por los karaitas del siglo IX. Un rollo de cobre con cuestiones contables y relativas a la localización de determinados tesoros. Diversos textos religiosos intertestamentarios como: el Libro de Enoc. el Testamento de los Doce Patriarcas. el Libro de los Jubileos, que expone un calendario solar, diferente a los que usaban los fariseos y saduceos en el Templo y que conducía a un conflicto por las fechas de celebración de las fiestas de la Ley, pero que concuerda con las normas de la comunidad de Qumrán y es explícitamente citado en el Documento de Damasco (XVI 3-4). o o o
El traductor de estos manuscritos, Florentino García Martínez, escribió que, con la única excepción de rollo de cobre, se trata de una "biblioteca sectaria", pues los rollos forman un conjunto articulado de concepciones teológicas, escatológicas, morales y éticas (1992:3639). Las normas de la comunidad citan y hacen referencia a todos los textos bíblicos, apócrifos y seudoepigráficos encontrados, de manera que estos sustentan a aquellas, que a su vez se consideran intérpretes de textos inspirados que están en la "biblioteca". El uso del antiguo calendario hebreo por la comunidad, claramente diferente al oficialmente vigente en el siglo I, distingue a la biblioteca de los textos de otras corrientes judías, como los fariseos. En el año 2010 se concretó un proyecto entre la empresa Google y la Autoridad de Antigüedades de Israel, con un costo de 3,5 millones de dólares, que tiene como objetivo digitalizar los 3.000 fragmentos del documento, los que estarán disponibles en Internet en un plazo de 5 años. Estos incluirán traducciones de los textos.[1] [2]
Concepciones Las concepciones de los miembros de esta comunidad chocan con las de los poderes sociales. En el comentario esenio de Habacuc (1Qp Hab VII:2-5), rendir culto a las armas e insignias de guerra se considera sinónimo de idolatría, tal como lo expone Jeremías 7:18 acerca del culto al ejército: “Los hijos recogen leña, los padres prenden fuego, las mujeres amasan para hacer tortas al ejército y se liba en honor a otros dioses para exasperarme”, dice en las versiones hebreas y manuscritos griegos Sinaítico y Vaticano, los más antiguos. Este versículo fue modificado tardíamente por la Vulgata latina y a posteriori por el griego Alexandrino en el siglo V d. C., que colocan en 7:18 en vez de "ejército", las palabras "Reina de los Cielos", tomadas del capítulo 44 (17-25), tal vez por temor a enfrentar el viraje de la jerarquía de la iglesia oficial en favor de los ejércitos imperiales, en contra de los primeros cristianos. En el Documento de Damasco, (IX:1-6,9) insiste en que no se debe tomar venganza y sólo Dios puede vengar y repite como Pablo ( Romanos 12:19) “no te harás justicia por tu mano”, una cita del Testamento de los Doce Patriarcas (Gad 6:10). Contra el derecho de gentes romano y la propia costumbre del Antiguo Testamento, el mismo Documento (XII:6-7) declara: "ninguno extienda su mano para derramar sangre de alguno de los gentiles por causa de riqueza o ganancia, ni tampoco tome nada de sus bienes". Otro escrito de Qumrán (1Q27:9-10) dice: ¿No odian todos los pueblos la maldad? Y sin embargo todos marchan de su mano. ¿No sale de la boca de todas las naciones la alabanza a la verdad? y sin embargo ¿Hay acaso un labio o una lengua que persevere en ella? ¿Qué pueblo desea ser oprimido por otro más fuerte que él? ¿Quién desea ser despojado abusivamente de su fortuna? Y sin embargo ¿cuál es el pueblo que no oprime a su vecino? ¿Dónde está el pueblo que no ha despojado la riqueza de otro?".
Se aclara así la separación entre la visión esenia y el nacionalismo celota. De ninguna manera los esenios veían una alternativa contra Roma en el establecimiento nacional judío oficial. Se aclara también el papel de los fariseos, quienes en los Evangelios posteriores se presentan como símbolo de severidad o celo por la ley; mientras en realidad eran liberales legalistas, de “interpretaciones fáciles”, que “cuelan el mosquito pero dejan pasar el camello” (Mateo 23:24); el camello es el rico Mateo 19:24). Los fariseos cambiaban los preceptos de Dios por sus tradiciones (Marcos 7:9-13); declaraban santos sus bienes para no darlos solidariamente, inventaban sistemas para burlar los Jubileos (en los que había que devolver la tierra a quienes la habían perdido) y los años sabáticos (en los que se debían perdonar las deudas) y evadir todos los compromisos con los más necesitados. Así, permitían declarar cosa sagrada aquello con que se debía auxiliar a los ancianos, para evitar donárselo (Mateo 13:3-6). En cambio, el Documento de Damasco ordenó a los esenios que nadie declarara sagrado nada de su propiedad (XVI 16). Doctores fariseos, como el rabino Hillel (presidente del sanedrín, quien murió el 10 a. C.) ingeniaron soluciones para evadir la condonación de deudas de los años sabáticos y la reforma agraria de los jubileos, dispuestas para recomponer la equidad social cada 7 años (año sabático) y cada 50 años (Jubileo). Según S. W. Baron, el rabino Hillel se inventó el prosboul para transferir las deudas al tribunal y no perdonarlas cuando era debido. Los reyes —especialmente los Herodes— atropellaron a los campesinos con tributos: el campesino se obligaba con deudas para pagarlos y luego perdía la tierra y hasta la libertad. Los fariseos eran realmente "celosos de la riqueza" ( Lucas 16:14 y Reglamento de la Comunidad de Qumrân XIX:2) y enfatizaban en una observancia ritual del sábado y no en el amor al prójimo. Mientras los fariseos ("vosotros" Mateo 12:11) permitían que un sábado se sacara de un pozo a una res accidentada, para salvar una propiedad, se oponían a curar a las personas en sábado. Los esenios, como escribieron en el Documento de Damasco (XI:12-15), se oponían a preocuparse por las riquezas el sábado, o a mandar a los criados a cuidar de ellas. Si a un rico se le caía una vaca al pozo, mandaba a un trabajador a sacarla, así fuera Sábado, pero un pobre no tenía suficientes vacas para no encerrarlas el sábado o no tenía ninguna. En cambio, “un hombre pobre o rico podía accidentarse un sábado y en ese caso, los esenios mandaban quitarse las ropas y rescatar con ellas a la persona que hubiera caído al agua inmediatamente, el mismo sábado”, (4Q 265, f.1, c.II:6-7). Contra la hipocresía y el legalismo característico de una vida de burla a la voluntad de Dios, se propusieron el amor y la misericordia, que varios apócrifos intertestamentarios muestran como la característica por excelencia de Dios.
Relaciones con el cristianismo primigenio
El estudio del contenido y significado de los Manuscritos del Mar Muerto, ratifica con profundidad la relación entre el cristianismo primitivo y los israelitas que esperaban el Reino de Dios, enfrentados a los sacerdotes y escribas fariseos y saduceos, las castas dominantes judías, que los persiguieron (como atestiguan repetidamente los mismos manuscritos). Sin embargo no se puede confundir a los esenios autores de estos manuscritos con los cristianos. Con frecuencia se trató de identificar a Jesús de Nazaret con el Maestro de Justicia que fundó la congregación esenia autora de los manuscritos, pero el nombre de Jesús no se menciona allí ni una sola vez, ni siquiera mediante alusión o clave y tanto los análisis de la antigüedad de los rollos encontrados, como los estudios arqueológicos y el análisis histórico muestran que el Maestro de Justicia vivió a comienzos del siglo II antes de Cristo. Otra cosa es la evidencia real de que algunas enseñanzas de los manuscritos son similares o antecedentes teológicos de las aparecidas posteriormente en el Evangelio de Juan y otros libros del Nuevo Testamento. Se puede afirmar entonces que los manuscritos y especialmente la corriente espiritual y el testimonio de vida de los esenios autores del Manuscritos del Mar Muerto fueron una fuente del cristianismo primitivo y prepararon en el desierto el camino de Jesús. La propia vida de Juan Bautista en las cercanías de Qumrán, podría llegar a interpretarse como un elemento que preparó el camino para el mensaje del nazareno. ¿Vivían cristianos juntos con esenios y luego se separaron? El hecho es que Pablo escribió que fue al Desierto y volvió a ese Damasco, completando tres años (Gálatas 1:17-18), tiempo de iniciación y prueba de los esenios, tanto según Flavio Josefo como según los Manuscritos del Mar Muerto (1QS VI 14-23): primer año, tiempo de iniciación e instrucción para la afiliación provisional y dos años de prueba. Los esenios de Damasco, como la oposición galilea y los celotas de Masada, enfatizaron su disidencia celebrando las fiestas religiosas con un calendario diferente al oficial: el antiguo hebreo, de origen cananeo o amonita (Morgenstern 1955), dispuesto en El Libro de los Jubileos, el Libro de Enoc, 4Q 327 y el "Rollo del Templo" (una serie de disposiciones para las fiestas y sacrificios). Así, Jesús celebró su última cena en Pésaj según el calendario de Damasco (Jaubert 1957; ver: Mateo 26:17-20; Marcos 14:12-17; Lucas 22:7-14). Era un martes por la noche según nuestro punto de vista o el inicio del miércoles según el punto de vista judío y no un jueves como dice la tradición. Luego, Jesús murió el día (miércoles o tal vez un jueves) en cuya noche se celebraba la cena de la Pascua oficialista ( Juan 18:28,39; Juan 19:31) según el calendario lunar (de origen babilónico-griego), rechazado por la Comunidad de Qumrân y por los Rollos. Jesus habría sido así el Cordero sacrificado para la Pascua oficial, pero él celebró la Pascua según el calendario esenio, que además es el mismo que siguen la mayoría de los libros del Tanaj, por ejemplo Ezequiel (no así Ester que no ha sido encontrado en Qumrán). Como
demostró Jaubert (1953), el calendario esenio era el observado por los redactores sacerdotales de las Crónicas y por el Pentateuco y, se usó en Judea durante toda la época de la hegemonía persa y según Barthélemy (1955), hasta que comenzó la época helénica. Las disputas por el calendario no estaban aisladas de las cuestiones más candentes de la época, sino que simbolizaban el debate sobre el seguimiento a la voluntad de Dios en la vida social y política. Así, el Libro de los Jubileos no se limita a proclamar un calendario, sino que abiertamente ataca a la monarquía y dice (11: 2) que la corrupción de los descendientes de Noé se hizo evidente porque propiciaron el dominio de un hombre sobre los otros, establecieron la monarquía e hicieron la guerra de una nación contra otra. Gira en torno al Jubileo, institución socioeconómica que expresa el amor mutuo que Dios quiere entre el pueblo y afirma (23:21) que quienes son movidos por la riqueza y la avaricia no invocan a Dios con justicia y verdad (ver Juan 4:23 y 4Q176). Aparte de estos detalles y su interpretación, los Manuscritos del Mar Muerto son claves para la comprensión más clara de cómo se desarrollaron el cristianismo y el judaísmo. Evidencian un judaísmo distinto al oficial de entonces y de hoy y establecen un temática que sería fundamental en el origen del cristianismo. Diferentes escritos de Qumrán enfatizan temas claves resaltados por Jesús y los cristianos: • •
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la Nueva Alianza ( Documento de Damasco VI:19 Mateo 26:28); la venida del Hijo del Hombre, el Hijo de Dios, llamado Hijo del Altísimo (4Q246), que expiaría por los pecados de los demás (4Q540; Documento de Damasco XIV:19) el Mesías engendrado por Dios (1Q28a) y a la vez Siervo Sufriente (4Q381, 4Q540); el Espíritu Santo (1QHa XX; Documento de Damasco II:12, VII:4, 4Q267); el "Pozo de Agua Viva" (1QHa XVI); bautismo, tiempo en el desierto después de la conversión (4Q414); Cena Sagrada de pan y vino (1Q28a; 1QS VI); el sacerdocio de Melquisedec y su identificación con el Mesías (11Q13; Hebreos 7); Rechazo a todo celo por la riqueza material ( Regla de la Comunidad XI:2 con Lucas 16:4; 4Q267,2,II con 1Timoteo 6:10). Condena del saqueo y explotación (4Q267,IV; 4Q390);
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Los hijos de la Luz ( Regla de la Comunidad III:13, 4Q260) Justificación por la Fe y salvación por la Gracia (1QH V; 11Q5 XIX); Humildad, pobreza de espíritu (1Q33 XIV; 4Q491), bienaventurados los humildes (Mateo 5:3-4, 11Q5, 1QHa VI), "responder humildemente al arrogante" (Mateo 5:40); Caridad, amor, compartir (4Q259 III; 4Q267 18 III); La imperfección de los juicios humanos en contraste con la Justicia divina, rechazo a la venganza humana (4Q269 19, 21;&version=RVR1960; Romanos 12:17, 19, 21); no dar a un hombre la recompensa del mal", ni hacer justicia por cuenta propia
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( Documento de Damasco IX:9, 4Q269) sino responder al mal con bien ( Regla de la Comunidad X:17-18, 4Q258); perdón para quien se convierte ( Regla de la Comunidad X:20) corrección fraterna mutua (1QS V; 5Q12 Mateo 18:15-17); confesión (Santiago 5:16) y enmienda mejor que sacrificio de animales (1QS IX); La caída de los reyes de la tierra (1QM XI), el Tiempo del Juicio, la Nueva Jerusalén (2Q24; 5Q15); La comunidad de amor (1QS II) y fe como templo de Dios; Rechazo al repudio de la esposa ( Documento de Damasco IV:21; 4Q271); Condena de interpretaciones "fáciles" (4Q169) de la Palabra de Dios, rechazo a cambiar la Palabra de Dios por las tradiciones humanas... (Mateo 15:3-9) Denuncia de la hipocresía de los fariseos (1QHa XII) y de las prácticas de los saduceos (1Q14; 4Q162): Ellos buscaron interpretaciones fáciles, escogieron ilusiones, buscaron brechas; eligieron el cuello hermoso, justificaron al culpable y condenaron al justo; transgredieron la alianza, quebrantaron el precepto, se unieron contra la vida del justo, su alma aborreció a todos los que caminan con rectitud, los persiguieron con la espada y fomentaron la disputa del pueblo. ( Documento de Damasco I:18-21, 4Q267)
Creían en la resurrección (1QH 1:29,34; 4Q521). Aunque al revisar el tratamiento de estos temas, parece claro que los rollos de Qumrán no fueron escritos por los cristianos, es imposible sostener que no tienen nada que ver con el cristianismo primigenio, cuyo camino indudablemente fue allanado de alguna forma por los esenios. (4Q258) Se separan de en medio del domicilio de los hombres de iniquidad, para marchar al desierto para abrir allí el camino de Aquel. Como está escrito: "en el desierto, preparad el camino de ***, enderezad en la estepa una calzada para nuestro Dios" (1QS VIII Lucas 3:2-11) Pues los cielos y la tierra escucharán a su Mesías, y todo lo que hay en ellos no se apartará de los preceptos santos. ¡Reforzaos, los que buscáis al Señor en su servicio! ¿Acaso nos encontraréis en eso al Señor, todos los que esperan en su corazón. Porque el Señor mirará a los piadosos y llamará a los justos, y sobre los pobres posará su Espíritu, y a los fieles los renovará con su poder. Pues honrará a los piadosos sobre el trono de la realeza eterna, liberando a los prisioneros, dando la vista a los ciegos, enderezando a los torcidos. Por siempre me uniré a los que esperan. En su misericordia Él juzgará y a nadie le será retrasado el fruto de la obra buena.; y el Señor obrará acciones gloriosas como no han existido, como Él lo ha dicho, pues curará a los malheridos, y a los muertos los hará vivir , anunciará buenas noticias a los humildes , colmará a los indigentes, conducirá a los expulsados y a los hambrientos los enriquecerá. (4Q521; Lucas 4:17-22; Mateo 11:2-6) Este es el tiempo de preparar el camino en el desierto
Los textos descubiertos en Qumrán podrían mostrar entonces antecedentes inmediatos del Evangelio.
Traducción Los Manuscritos del Mar Muerto pueden leerse en castellano en: •
García Martínez, Florentino (editor y traductor); Textos de Qumrán ; Editorial Trotta, Madrid, 1992 (6ª edición 2009). Traducciones: p.p. 45-480; listado: 481518.- ISBN 978-84-87699-44-3
Bibliografía •
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Enlaces externos •
"Los rollos del Mar Muerto", fragmento en español del libro The Cairo Geniza de Paul Kahle, 1959.
Lista de referencias 1. ↑ Los pergaminos del Mar Muerto, a un click 2. ↑ Google e Israel llegaron a un acuerdo para publicar los rollos del Mar Muerto
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