César Rengifo
Apacuana y Cuaricurián
qi ¡É¡j p
Alc aldía de Caracas
Fondo Editorial Fundarte
Alcaldía de C araca s
C ésar
R engifo
Nació en Caracas el 14 de mayo de 1915. Escrito r, artista plástico, periodista. Estudió en la Academia de Bellas Artes de Caracas entre 1930 y 1935. En 1937 vivió en México y tuvo contacto directo con el movimiento muralista mexicano. De regr eso a Ve nezuel a en 1938, se involuc ró en las luchas políti cas, afiliado al Partido Comunista. Reportero, redactor y coordin ador de páginas culturales, formó parte del equipo fundador del diario Ú¡timas Noticias en 1941. En 1953 fue fundador del gru po teatral «Má scaras», dedicándose por entero a la dramaturgia y la pues ta en escena. Paralelamente, su actividad pictórica le valió galardones en los salones de arte de la época , y el Pre mio Nacional de Pintura en 1954. Entre 1954 y 1955 ejecutó su famoso mural dedicado al héroe mítico caribe Amalivaca en el Centro Simón Bolívar. Fue Director
de Extensión Cultural de la Universidad de Los Andes de Mérida entre 1958 y 1960. Desde 1959 concurrió con sus obras al Festival de Teatro Venezolano, obteniendo varios premios. En 1980 se le otorgó el Premio N acional Teatro, poc o antes de fallecer, el 2dede noviembre, en Caracas.
César Rengifo
Apacuana y Cuaricurián Poem a dramáti co
'k Colección Biblioteca César Rengifo
2* Edición. Fundarte 2015
Colección Biblioteca César Rengifo - N° 5 © Fundación para la Cultura y las Artes, FUNDARTE 2015
A pacuana y Cuaricur ián C é sa r Ren g if o
Imagen de portada Título: La flor del hijo Autor: César Técnica: ÓleoRengifo sobre tela Año: 1954 Ministerio del Poder Popular para la Cultura. Colección Fundación Museos Nacionales. Galería de Arte Nacional- Archivo CINAP.
Al cuidad o de: H é c t o r A . G o n z á l
V. D a v id
ez
Diseño y concepto gráfico general:
J. A r n e a u d G.
Hecho el Depósito de Ley Depósito Legal: N° If23420108003431 ISBN: 978-980-253-466-1 FUNDARTE. Av. Distrito Lecuna. Capital, Edif. Tajamar. PH Zona Postal 1010, Caracas-Venezuela Telfax: (58-212) 5778343 - 5710320 Gerencia de Publicaciones y Ediciones
COLECCIÓN BIBLIOTECA CÉSAR RENGIFO
a permanente obsesión artística de César Rengifo (1915-1980) fue la de captar, representar
L
o expresar lo que él concebía como la esencia de la venezo lanidad. Integrante de una generación que cobró conciencia en medio de las luchas contra el gomecismo, Rengifo hizo suya la misión de resal tar o, en su defecto, encarnar, la manifestación de un espíritu nacional.
Esa esencia o espíritu propiamente venezolano aparecía a sus ojos impregnado del sufrimiento hu mano y de la injusticia social que caracterizaron la Venezuela del siglo xx que le tocó presenciar, y de los cuales quiso asumir una incansable denuncia con los medios expresivos que le parecieron, en su mo mento y en sus circun stancias, los más genuinos y auténticos. Apacuana y Cuaricurián I 7
Fue quizás el primero en plantearse con total fi jeza la noción del arte como compromiso social, tal como entró en vigencia en las discusiones de los movimientos revolucionarios a la Segunda Guerra Mundial, a la vez posteriores que se insertaba en la tradición del nacionalismo histórico repre sentado, entre otros, por Mario Briceño Iragorry, a quien Rengifo admiró, ahora replanteado desde el materialismo histórico como postura anticapitalista y antiimperialista. Cre ado r polifacéti co, form ado duran te años e n la Acad emia de Bella s Artes de Venezu ela y en contac to con el movimiento muralista mexicano, su legado más prolífico y consistente se halla en su ob ra teatra l, por la que ha sido considerado como el iniciador de la dramaturgia contemporánea venezolana. El teatro de César Rengifo, que comprende cer ca de cincuenta piezas, ha sido clasificado como aba rcando cua tro grandes ám bitos: e l h istórico (c on obras como Lo que dejó la tempestad y Oscéneba)\ el político (con ¿Por q ué cant a el pueb lo? o Muros en la madrugada ); el social (con La fiesta de los moribundos , La esquina del miedo o La sonata del alba) y el ps icológico (con Yuma o cuando la tierra es té ver de o En ma yo florece n los apamates).
8 I C é s a r R e n g if o
A Caracas, mi ciudad, a sus niños; al niño que fui y que tanto la quiso. Al recuerdo hermoso y puro de José del Carmen Toledo.
Sucedió en esta ocasión un caso, digno por cierto de que gravándose en mármoles se eternizase su memoria en los archivos del tiempo Jo
sé de
Oviedo
y
Baños
Personajes:
Apacuana: Piache de la tribu Mariche. 40 años Uripata: Viejo guerrero. Edad indefinida Doncella: Itzcheba. Muchacha combatiente. 18 años. Cuaricurián: Hijo de Apacuana. 20 años Guerrero I Guerrero II Guerrero III Itaramay: El visteador. Chicuramay: Cacique de los Manches. 50 años Alfonso Galeas: Capitán español Fernández de Antequera: Otro capitán. Cura Alonso Soldado Voces Acción:
La acción tiene lugar en la fila de los Mariches, al este del valle donde ahora se levanta Caracas, el año de 1569. Escenografía:
Toda la obr a se yrepescenografía resen tará com o si se tratara los de un ensayo. Trajes convencionales, actor es que hacen de indígenas pueden llevar algún instrumento, ob jeto o atav ío que los identifique, s in que nec esariam ente vistan de indígenas. Igualmente se presentarán aquellos actores que encaman a los europeos conquistadores. Luces, sonidos y música se indican en el texto.
Apacuana y Cuaricurián I 13
Gue
r r er o
I:
Mostrar emo s a hora para uste des episodio de ti emp o muy remot o, que ocurrió en esta tierra cuando en ella recio conquistador plantó su bota y el caribe tomó su rostro duro y apuró una saliva de amargura, y empuñó la macana de la guerra. El fuego en su morada fue más rojo y en su caliente cuerpo las arcillas fraguaron con el odio sus volcanes... ¡Era una lucha nueva lo sabía y hacia ella marchó su paso grave! Gue
II: Trajeados para ensayos
Gue
Gue
r r er o
actuar emos.
III: No habrá escenografía ni estructuras. r r er o
r r er o
I:
Ni artificios de trastos y madera. Ni vestuarios ni gran utilería. Sólo la fantasía tendrá vuelo y la imaginación campo y altura.
Apa
cua na
:
Yo encamaré el papel de piache altiva; Apacuana llamada por los suyos. G ue
r r er o
I:
Mujer con d ecidido atrevimiento.
Apacuana y Cuaricurián I 15
C h ic u r
:
amay
Seré Chicuramay, el macilento en cuyo cuerpo se conjuga el drama. G
al eas
:
Y yo Galeas, capitán de cam po, que piensa como piensa un castellano de duros huesos y solar lejano. C
:
u a r i c u r iá n
Seré Cuaricurián el apacible artista que soñaba asir luceros, el que te je poem as con p lumajes y le gusta cantar por los senderos. Donc
el l a
:
Yo soy su enamorada... {Muestra a otros indios) Ellos, guerreros. Mas no podemos presen tamo s todo s iniciar es m ejor la acción en vivo. (A todos) Ocupen sus lugares...
G
ue r r er o
I:
G
ue r r er o
II:
¡Comencemos!
(Salen unos y otros colócanse en sus sitios Cambio de iluminación) (Suena una fla uta d e carrizo, dulce, triste.) G ue
r r er o
III:
¡Estamos en el rancho de Apacuana, oculto por los montes de M ariche, 16 I C é s a r R e n g if o
donde nuestra nación se ha recogido luego de las derrotas padecidas, y muertos fueron los caciques bravos y el valle de Catuche fuera hollado en manos invasoras y enemigas. (Muestran a quienes prepa ran flech as y macanas)
Preparan ellos flechas y macanas, y todo se promueve hacia la guerra, pues pende la existencia del caribe... Gue
r r er o
I:
¡De ga nar o perderla! Gue
Gue
III: ¡Ese es el drama! r r er o
r r er o
II:
Que las el guaruras y elde fotuto, y nazca teatro, suenen ¡como flor magia! (Óyese sonar muchas guaruras, los carrizos y fotutos. Muy lejos ladran unos perros y suena un clarín. Hay cambio de luces y los actores
inician su trabajo. En escena se han quedado Apacuana, la Doncella y los tres guerreros. Se ocupan de organizar y disponer las armas; flechas, mazos, macanas, lanzas rústicas. Entra Uripata, agitado) A pa
cua na
:
Uripata, qué ocurre, que ligero e inquieto, perturbado aquí te allegas. Apacuana y Cuaricurián I 17
(Habla a todos ) Nuestro Cacique, jefe de la guerra, el que sabe de rutas y senderos
Uripata:
y dirige la flecha donde quiere, herido está por mal que lo doblega y ni andar puede, y ni mirar siquiera. Sus brazos como ramas han caído y su palabra yace adormecida entre labios por fiebres macilentos. A p acuana
:
¿Qué dice el Piache de los humos sabios y mágicas palabras misteriosas? U r ip
ata
:
¡Lo ensalma con tabacos y pociones y suena junto al humo la maraca! ¡Para que de su cuerpo huyan los males y vuelva la salud hasta sus venas! A p acuan
a
:
¡Hay que esconderlo ya, guardar su vida; es el único jef e que nos queda con la sabiduría de la guerra!
Que nadie por la tribu diga nada. ¡Debemos ocultarl e al enem igo que el Cacique está mal o se nos muere! G
III: ¡Y que siga creyendo que él comanda
ue r r er o
el torrente mortal de los flecheros!
18 I C é s a r R e n g i f o
Gue
r r er o
I:
Pero sin él, ¿acaso venceremos? Gue
II:
r r er o
¿Quién nos conducirá por los combates con voz alerta y rapidez de trueno? G ue
r r er o
III:
Carecem os de jefe s con su ar rojo; ¡que sepan bien guerrear sobre los campos y ordenar con sus voces el avance! Donce
l l a
:
Si no hay quien nos dirija perderemos nuestra tanto nos cuesta; ¡y estaslucha tierrasque serán delyahombre extraño cuyas plantas obscuras la envilecen! A pa
cua na
:
¡Mariches, apretad ánimo y dientes! No debe este suceso derrotam os... ni derrumbar nuestro ánimo agresivo... G ue
r r er o
I:
Pero escucha Apacuana: ¿te das cuenta? ¡Carecemos ahora del valiente
que ha estado conduciendo la contienda! Apa
cua na
:
Si el consejo de ancianos lo dispone y nadie puede comandar la guerra... que impuso el extranjero a nuestro pueblo. Lo haré yo... U r ipa t a
:
¡Sí! Apacuana y Cuaricurián I 19
Gu er r er o
III:
¡Te sobra valentía! Donc
el l a
:
¡Y tienes energía de doncella! U r ipa t a
:
¡El consejo de anciano ha tratado eso que nos ofreces, Apacuana! Y a una sola voz ha decidido que dirijas la tribu y su pelea y libres nuestro suelo de hombre extraño. A pa
cua na
:
(A Uripata)
¡Ve entonces decirle yo aacepto mandar en estaa hora a que nuestr gente y que habré de guerrear hasta el momento que salga el invasor de nuestra tierra! (A los otros) ¡Cuando sean las flechas distribuidas y brazos y macanas estén prestos bajaremos al valle sin la luna y escuchará de nuevo el enemigo el grito belicoso del caribe!
Y sabrá de su puño y su bravura y de la muerte que su brazo envía. (Suena una guarur a. El Guerre ro I indaga qu é ocurre) G
ue r r er o
I:
Apacuana, ya llega Itaramay al que mandamos vigilar de cerca al intruso que todo nos destruye. 2 0 I C é s a r R e n g if o
Apacuana
:
Sabremos de sus armas y sus planes. De lo que piensa, dice y ejecuta, ese dueño de truenos y metales. Gue
I:
r r er o
¡Podremos ord ena r así el ataque y en un combate fiero exterminarlo junto con sus peonadas y sus bestias! Donce
:
l l a
¡Libraremos la tierra de sus pasos, de su codicia siempre desatada, de sus terribles fuegos y del odio que a lapedernal caribe gente dispara el duro de sulemirada! G ue
III: ¡Y así ha de suced er donce lla Itzcheba si en su duro pelear nos empeñamos! r r er o
(Llega Itaramay) It a r
amay
:
Vengo de e scu driñ ar todas las rutas. El enemigo cubre los caminos,
los ríos, las vertientes, las alturas. Habita nuestras casas, se alimenta con lo que hemos sembrado hace tres lunas. A pa
:
cua na
¿Han crecido sus fuerzas ? It a r
am ay
:
Han crecido ... Apacuana y Cuaricurián I 21
¡ Pero más ha crecido su arrogancia y esa voluntad de someternos a los yugos que tiene preparados! ¡Señor es de los valles y los ríos; y extende r sus dominios hace alar de con voces de gozoso desafío! Apa
cua na
:
¡Sí, allá está soberbio y orgulloso, defendido por petos y aceros, lastimando los valles con sus fuegos, sus espadas, sus bestias y sus perros! G ue
r r er os
:
(A olvidemos coro) Para que no esa afrenta, y revuélvase el odio en nuestra sangre con todas sus espinas candelas, el viento nos acerca en todo instante hasta este monte de empinada altura,
el grito d e sus trom pas y clarines, relinchos rudos de sus potros fieros, el aullido tenaz de sus mastines. ¡Y sus voces que mandan y casti gan en una lengua dura y atrevi da!
A pa
cua na
:
¡Pero en estas montañas los Mariches como gente car ibe y animosa, habremos de curamos las derrotas, sanar de la vergüenza y de la rabia, retomar nuestras flechas y macanas y con ellas luchar por la victoria!
22 I C és a r R e ngi fo
U r ipa t a
:
¡Y el invasor saldrá de todo el valle, y hasta el aire de nuevo andará libre sobre los cielos y por las montañas, y a los arroyos volverá la imagen de la risa que huyó de nuestro pueblo! coro) Así lo afir marem os. ¡Lo afirmamos! ¡Con la sangre que resta y con los huesos! ¡Con la sombra! ¡La muerte! ¡La venganza! ¡Y el violento celaje de las flechas!
G ue
r r er os
: (A
(Obscuro sobre la esce na. Se ilumina a l fo ndo el capi tán Gale as, Fernán dez de Antequera y el cura Alonso ) Ant
eque r a
:
¡Es menester la paz con los Mariches, todo s de sconce rtados y dispersos desde que Guaicaipuro fuera muerto y a sus altas montañas retirados!
C
u r a
Al
ons o
:
Sólo mediante su ánimo rendido podremos dominar esta comarca y fabricar a orillas de sus ríos villas y población de cantería. ¡Y darle a nuestro rey nuevos vasallos que eleven mucho más su poderío!
Apacuana y Cuaricurián I 23
A nt
eque r a
:
Es m enes ter que el indio nos trabaje las negras minas de riqueza cierta, y que labre la tierra día a día para proporcionarnos el sustento. ¡Sobre los naturales ya vencidos y atados a cumplir su vasallaje será como podremos en las Indias, forjar nuestra riqueza y señorío! {Redobla un tambor) G al
eas
:
¡Órdenes den que se pregone presto un bando de pacífica lectura, y cajas y atabales lo divulguen entre la indiana que nos ha peleado, con tanta saña y sin temor alguno! (voz Obque scuro. Óyense cornetas y tambores y una grita) Voz: ¡El bando escuchen naturales todos! ¡Que nuestro rey ordena se pregone!
{Redoble)
¡A los bárbaros todos les decimos: Si sumisos se entregan y vencidos, podremos terminar la justa guerra y daros protección y sana vida con la luz y la espada de Castilla!
24 IC és a r R e ngi fo
(Redoble. Suena clarín. Obscuro. Luz sobre Apacuana y los otros indígenas) It a r
am ay
:
Tan fuerte ya se cree el enemigo, que la paz nos ofrece si cedemos la heredad de esta tierra a su codicia y de libres que somos nos volvemos servi dores y es clavos para ello s... Gue
r r er o
I:
¿Eso quieren? Con una carcajada responde la garganta del caribe. (Todos ríen) G ue
r r er o
II:
Y luego ya sabrá de las ma canas; y de que no ha ganado la victoria. Pues aunque pasen lunas y otras lunas, yy huesos los bosques sus el grandezas y másrenueven huesos con polvo de todas las arcillas se confundan... La lucha ha de seguir... Gue
r r er o
III:
¡Sin que cejemos ni demos por rendidos nuestros brazos, ni enterremos en sombras la esperanza, ni ceda la pasión que nos levanta! A pa
cua na
:
¡Un momento, Mariches, no se puede dejar de meditar esa pro pu esta ... aunque ve nga de voces enemigas ! Apacuana y Cuaricurián I 25
G ue
I:
r r er o
¡Tales ofrecimientos nos humillan! A
:
pa cua na
Pensemos co n ast ucia ún icam ente... G
III:
ue r r er o
¿Q ué nos quiere decir t u entendimien to? A p acuana
:
Quizás esa p ropuesta nos permita que alcancemos mejor s u aplastamient o. It a r
:
am ay
¿Qué insi núas? G
I:
ue r r er o
¿Qué paso nos propones? A pa
cua na
:
¡Debemos aceptarles esa oferta! U r ip
ata
:
¡¿Rendirnos?! A p acuan
a
:
¡Sí! ¡Para después vencerlo! G
ue r r er o
I:
¡No te comprendo! A pa
cua na
:
Pront o lo entend erás ...
2 6 1C é s a r R e n g i f o
U r ipa t a
:
¡Que fluya entonces tu palabra clara y toque su verdad mi pensamiento! A pa
:
cua na
Nos rendiremos, sí, en apariencia... Diremos a l extraño que aceptamos sus tratados de paz y de vasallaje. Y muchos de nosotros partiremos a donde se levanta el campamento y guardan sus mosquetes y bagajes. Allí nos mostraremos apacibles; esclavos casi de su atrevimiento. ¡Y elnuestra extrañolibertad creerásu q ue ya haguerra! ganado con injusta It a r
am ay
:
¡Lo habrá hech o Apacuana . yo lo veo! A pa
cua na
:
¡Con sólo su creencia lo habrá hecho!
U r ipa t a
:
¡Tu idea no concibo; habla bien claro para que te interpreten mis oídos!
Gue
r r er o
II:
Si es ese algún ardid, ¿en qué consiste? Gue
r r er o
I:
Explícalo y veremos si se aprueba.
Apacuana y Cuaricurián I 27
Apacuana
:
Dentro ya de sus tiendas y trincheras observarán los nuestros fijamente aquello con que cuentan los intrusos: sus perros, sus caballos, su armamento, sus soldados dispuestos, sus aperos. ¡Cuando todo esté visto y precisado, en noche ya escog ida con certeza, y sin que nada falle ni se altere; esconderán los frenos y espuelas, cinch as y sillas a sus po tros rudo s! Ocultarán las armas y los hierros ya los todoperros cuantodarán hieraponzoña y se dispare; mala y al agua arrojarán los alimentos: la arepa, los tasajos, el cazabe y todo cuanto dé mantenimiento. It a r
am ay
:
¿Y eso puede hacerse? A pa
cua na
:
Sí se puede... Si el trabajo es sutil y muy discreto.
U r ip
ata
:
Ya todo ejecutado, ¿qué medidas tomarán quienes sigan por los montes? A pa
cua na
:
Sin gritos, ni guaruras, quedamente rodearemos sus campos y trincheras. Y cuando los herm anos den avis o 2 8 I C é s a r R e n g if o
de no tener poder e l enem igo con ánimo violento asaltaremos por sobre sus bastiones y trincheras ¡Y el alba encontrará que los Manches al osado invasor habrán rendido! ¡Y todas las guaruras por el valle, sobre los riscos y las altas cimas resonarán con sones turbulentos, para gritar que la Nación Caribe libre de nuevo está sobre sus tierras! U r ipa t a
:
Hagamos lo que dices sin tardanzas... ¡Para p ronto se conv ierta en un hecho lo queque ahora nos das en esperanzas! It a r
am ay
:
Hay que escoger los mozos más prudentes... ¡Con mente fría y corazón valiente! U r ipa t a
:
Los que suelen mirar con vista baja y en observar muy bien son diligentes. Apa
cua na
:
¡Y que no teman parecer cobardes y comprendan el plan exactamente! U r ipa t a
:
¡Pediré con voque mos a consejo y que tu plan sin dilación se apruebe! (Obscur o. Guarura. Luz sobre Gale as, Antequ era y el cura Alonso, limpian sus armas. Lejos se oye débilmente toque del tam bor y de corne ta) Apacuana y Cuaricurián I 29
G
al eas
:
¡Muchos bárbaros muestran su contento por el pregón de paz que hemos lanzado, y a nuestros reales llegan sin enojos puesta ya su razón a someterse y trayéndonos panes y tasajos! A nt
eque r a
:
¡Mas, alerta hay que estar en todo tiempo, y con las armas listas y cuidadas, cerca de los alzados parapetos, pues esta gente bárbara bien puede tendem os a trai ción una cel ada! Ga
l eas
:
Pienso que de gue rrear es tán cansados, y muchas hambres y privanzas tienen, a más de c arece r de jefe s bravos. ¡Por eso cabizbajos ya se entregan pues toda su pujanza se ha quebrado!
A nt
eque r a
:
¡Le pediré a Losada sin embargo, que dicte para todos el mandato, de ten er a esa ge nte vigilada!
C
u r a
Al
ons o
:
Eres un capitán muy precavido... G
al eas
:
¡Pero ya están venc idos, os lo digo! (Clarí n. Obscuro. Luz en el rancho de Apacuan a. Se encuen tran ella, Uripat a y e l Guerrer o I)
30 IC és a r R e ngi fo
Gu er r er o
I:
Además de ese plan, ¿qué te propones? Apa
cua na
:
Lo que una vez ya hizo Gu aicaipur o debe intentarse ahora nuevamente... Unir como en un mazo nuestras tribus. Extend er por doqu ier la s hogueras y golpear con la muerte a quien nos hiere.
U r ipa t a
:
Hacer que hasta la tierra se levante... G u er r er o
I:
¡Y se levante el barro y la madera! U r ipa t a
:
¡Y el agua y su tormenta enfurecida! G u er r er o
I:
¡Y el humo que sofoca y enceguece! U r ipa t a
:
¡Y la candente brasa y su crujido! G ue r r er o
I:
nervio de luzenfurecido! hecho centella y¡Yelelhuracán de la azul A pa
cua na
:
¡Que todo se desgaje desde un trueno, y queme al invasor con su estallido! (Lejos se oye un canto vigoroso y profundo. Todos le prestan atención. Llegan la Doncella y el Guerrero II) Apacuana y Cuaricurián I 31
(A la Doncella) ¿Qu é suceso provocan tales cant os? ¿Es que vuelve la risa a nuestra tribu?
U r ip
ata
Donce
:
l l a
:
¡Los jóv ene s guerreros han venido para escuchar palabras y cumplir esta noche tu bélico mandado! G
II:
ue r r er o
Sagaces por los bosques irán todos a esperar las señales convenidas. Donc
el l a
:
Y cu and o el ave suelte su chillido ellos asaltarán el campamento con grave decisión... Y sin ruido. A pa
cua na
:
¿Y mi Curiacurián? ¿Llegó a la cita? (La Doncella y el Guerre ro // cambian miradas )
¿Con los mozos que ah ora se disponen a jug arse la vida e n la jom ad a
mi hijo cierra filas bien armado? G
II:
ue r r er o
¡No se encuentra en ellos, Apacuana! Co mparti r ese rie sgo no ha qu erido ... Donce
l l a
:
Al pa rec er.. . pues nadie lo ha encontrado.
32 IC és a r Re ngi fo
A pa
cua na
:
¡Avergonzada me hallo de saberlo, reacio a acudir si se con vo ca ... y me duele saber su cobardía, y el tibio celo por hallarse activo entre q uiene s los riesgos desaf ían! Donce
l l a
:
No es Curiacurián ningún cobarde; ni mozo que al peligro se le niegue... A pa
cu ana
:
Su cond ucta señala que lo es. ¡En este amargo instante lo comprendo! Y es tu corazón quien lo defiende, porque tu corazón lo ve distinto. Do n c e
l l a
:
¡Sé que tiene valor! G
II: cue nta s... Para hacer
ue r r er o
U r ipa t a
:
Idolillos, penachos y collares y recoger plumajes de colores...
G ue
II: ¡Y adornarnos los rostros con tatuajes! r r er o
Donce
l l a
:
Sepan. Curiacurián es un artista que jue ga con el barr o y lo s co lor es... Y los guijarros y los caracoles... Apacuana y Cuaricurián I 33
Y sólo quiere que gocemos todos lo que sus manos dulces nos construyen... ¡Y su imaginación sueña primero! Eso es Curiacurián y no lo oculta... G
II:
ue r r er o
¡Mas sin arrojo ni coraje alguno para salirle al frente a un enemigo con el odio veloz de las macanas y agredirlo con puños y con dientes y reírle a la muerte en la sabana! U r ipa t a
:
¡Quizás cobarde es, aunque se dude! A p acuan
a
:
De ser eso verdad y se compruebe... No lo nombren jamás en mi presencia ni recuerden que estuv o en nuestra t ribu . Doncell
a
:
¿Por qué clamas así , madre Apa cuana? Ap
acuan a
:
¡Si es un cobarde ruin! ¿Tiene defensa? Hasta olvidar su nombre quiero ahora.
No puede ser mi hijo quien se oculta cuando la libertad pide la vida... Y la gente cari be, toda rabia a vencer o morir ahora se apresta! (Entra C uriacur ián desenvuelto, pero grave) Donce
l l a
:
¡Curiacurián! ¡Te aguardan los guerreros! 34 I C és a r R e noifo
Cu
(A Apa cuana) ¡Oí lo que decías y me aflige que tal trato me dé tu sentimiento!
r ia c u r iá
Apa
cua na
n
:
:
¡Merece mucho más tu vil conducta, incom prensible a mí, por vergo nzosa ! Cu
r ia c u r iá n
: ( Sereno)
Ya sabes que no puedo ser guerrero de gesto duro y con palabra alz ada. ¡Soy torpe para el arco y la carrera, y nada sé de golpes y avanzadas! ¡Cuando pelear,sehace tiempo, los jóv enintenté es ardientes burlya aron de verme asir el arco torpemente y equivocar la flecha que lanzaba sin pulso fino ni sagaz mirada! ¡Y alguno reclamó que peligraban por mi incapacidad sus movimientos, y háb il el enem igo aprovechaba la nula terquedad de mis esfuerzos! Apa
cua na
:
No es ésa una razón a que rehúses
com prom eter t u esfuerzo en la conti enda ni para que te escondas afligido ante el riesgo que ahora nos acecha. Cu
r ia c u r iá
n
:
¡Bien sé que no le temo, mas no puedo volver a soportar amarga burla, ni sarcasmo, ni risa, ni consejo... Por eso, ó yelo bien, no baj aré al valle con el grupo de guerreros! Apacuana y Cuaricurián I 35
A pa
cua na
:
Debes irte de aquí... U r ip
ata
:
¡Muy lejos vete! G
I:
ue r r er o
¡No cabe entre nosotros el menguado, el vacilante, ruin y temeroso! Donce
l l a
:
Si parte iré con él, me necesita... U r ipa t a
: (A
la Doncella)
¡Tienes aquí,ydonde se lucha, con pentuaspuesto y pesares aflicciones! A pa
cua na
:
¡Y antes de acompañarlo tú debieras condenarle su ánimo medroso! Donce
l l a
:
¡Razones tienen en hablarme recio! Sólo puedo decirle que me quedo com o una combati ente ent re los m íos... ¡Y que lo guardo aquí para andar junto s
y juntos combatir con alto brío! (A Curiacurián) ¡Retírate y escupo! ¡Es mi castigo! Para quien desde ya no me obliga.
A pa
cua na
:
(A todos)
36 IC ésar
Rengifo
Y quiero que lo sepan: Apacuana nunca ha tenido un hijo: ¡Lo reniego! ¡Jamás mi cuerpo recogió semilla, ni mi carne se abrió para dar frutos, ni en mi seno mamó niño ninguno! Cu
:
r ia c u r iá n
Grave dolor me das y he de llevarlo com o quien lleva sobre ardi ente herida punzante dardo de sutil veneno. Ur
ip a t a
:
En los r iscos p rofu ndo s ve a esconderte, con tus plumas, collares y abalorios y no recuerdes más que eres Mariche. A pa
cua na
:
¡Ni que en sus brazos te llevó Apacuana! G
ue r r er o
1:
Ni regreses aquí a extenderle a otros tus temores obscuros y tus miedos. A pa
cua na
:
No quiero verte m ás...
C
u r ia
c uri án
:
Eso me apena.
A pa
cua na
:
¡Y más m e ape na a m í ver lo que eres, llevando co m o llevas sangre mía ! U
r ip a t a
:
¡Curiacurián, o lvida a nu estra t ribu! ¡Y no digas jam ás que eres caribe, A pa cu an a y C ua ri cu ri án I 37
ni que viste la luz sobre esta tierra don de nunca nació la cobardí a!
( To s escupen iána sa ledo . Todos le damen n laos s elas pDo a ldnce a s. lla. Ó y eCuriacur se le jo s un gu ar ur a. Entr a It ar am ay ) Itar
am ay
:
Ya parten, A pacu ana, los guerreros, para librar com bate decisivo. En sus cuerpos la sangre se arrebata y entre sus brazos el valor se agita.
(Óyese lejano un coro de voces obscuras pr of u nd as ) A
pa cua na
:
Que con su luz la luna no descubra la inmensa obscuridad que los protege; que noche ha de ser esta prolongad a donde la muerte viaje silenciosa entre macanas y vibrantes flechas. Que no baje garúa de las nubes, ni se perturben con furor los vientos, ni los pájaros oigan las pisadas
y
que van con el deber hacia la muerte...
(Obscuro. Lejos crece la canción grave de los g u e rr er o s qu e pa r te n ) (Lu z sobre G aleas y Ant equera. Se coloc ara los p e t o s y ciñen e sp a d a s)
3 8 I C é s a r R e n g if o
A nt
eque r a
:
Ha sido una gran suerte haber oído brotar de sus palabras tales planes. G
al eas
:
¡Suerte fue en verdad, que ese soldado supiera de los bárbaros su lengua, y desc ifrar pudiera cuanto hablaran sin que los indios, cautos, percibieran, que daban a nosotros su secreto y con él su seguro aplastamiento! A
nt equera
:
¿Lo sabe ya Losada? G
al eas
:
Ya lo sabe... Y toma presuroso las medidas para hacer abortar toda la trama. ¡Prepare usted, sin más los ballesteros y em bósq uese con perros jun to al rí o; que muchos cuidan ya los parapetos con las temibles bocas de cañones y la segura y cruel mosquetería! A
nt eque r a
:
No haylasruido las myontañas ¡Ni en picasen ocultas veredas, ni en las lom as... ni se escu ch a el so nar de l as gua ru ras... com o suelen so nar cuando la indiana dispóne se a em pren der una ref riega! G
al eas
:
Debem os tem er más . ¡No es ordinar io ese comportamiento en los caribes! Apacuana y Cuaricurián I 39
¡Que gustan de gritar cuando pelean! ¡Pa ra ll evar tem or a su enemigo!
(,Salecenital. pr esu roso Antequera. G ale as a dormidos vanz a bajo una Se iluminan dos soldados so b re e l su elo . C u id ad o sa m en te lo s d e s p ie r ta y les hace señas de que callen) G
al eas
:
¡Con armas prestas a sus puestos vayan pues los bárbaros vienen por los montes dispues tos a atacam os y vencem os antes que el alba llegue con sus luces y borre de las sombras las estrellas! ¡M uévanse cual jagu ares sigi los os, y ni una voz escape de las bocas, a fin de que la indiana no perciba que armados nos hallamos y dispuestos para desbaratarles sus intentos!
(Obscuro. Luz donde Apacuana. Ésta y la D o n ce ll a con in qu ie tu d a c o p ia n f le c h a s y p ie d r a s ) A
pa cua na
:
¡Hay que aumentar la provisión de flechas
y llevar nu estro esfu erzo a otros lugares, donde los invasores se aposentan y sobre gen te n uestra sienta n rea les ! En e l sitio que estén hay que destruirlos con todo cuanto tienen y han traído. sus grandes casas porderrota los mares; y¡Sobre lo haremos después de la que esta noche le habremos infligido! 4 0 I C é s a r R e n g if o
(Suena a la distancia una guarura ) Donce
:
l l a
Toque de alarma es... Apa
:
cua na
Viene de lejos...
(Entra Itaramay. Agitado) It a r
:
am ay
Todo lo ha descubierto el enemigo... A
:
pa cua na
Q uiebr a tu v o z... Doncell
:
a
Y guarda lo que dice... It a r
am ay
:
La noticia que traigo óyela toda que para nuestro mal es verdadera: el plan que tanto urdimos se ha deshecho, y los nuestros son ya sus prisioneros... A pa
cua na
:
¿Cómo lo sabes, di...? Donce
:
l l a
¿Quién t e lo ha dic h o ...? It a
ramay
:
¡Vengo del valle y recogí la nueva de un niño que escapó con sus heridas! ¡Y yace abandonado en las cocuizas entre sombras azules y hormigas! Apacuana y Cuaricurián I41
A
:
pa cua na
D ebemos atacar y libertarlos... ¡Apre sta los gu errero s, las m ujeres, los anciano s, los niños y que suenen con desesperación nuestros fotutos!
(Suenan d esd e varios lugares fo tu to s y gu a ru ra s) D once
:
l l a
¿Oyes?
(Llega Uripata) It a r
:
am ay
¡Ya suenan! A
pa cua na
:
Debemos pues bajar... U
r ip a t a
:
¡No es f ácil hac er eso, el enem igo irrumpe ya con su tropel armado, ocupa las pendientes y bajadas... y acosa nuestra gente con sus perros que co rren sin ce sar entre las piedr as!
(Se oye el sonido d e un cl arín avanza ndo) ¡Es su clarín en el combate alzado, azuzan do sus rápi dos jinetes hacia nuestros palenques y trincheras!
(Llega el Guerrero ¡II. Anuncia y cae al suelo)
42 I C és a r R eng
if o
III: ¡Ya han aprisionado hasta el Cacique que enfermo estaba en su lugar secreto!
G uerr
A
er o
pa cua na
:
¡Muere con tal suceso mi esperanza de verlo nuevamente alto y erguido com anda ndo veloz a nuest ras hue stes! III: (De sde el su el o) Prosigue el enemigo su carrera tratando de tom am os esta cumbre con fuegos y mosquetes y banderas.
G uer r er o
(Óyense gr itos y tropel de potros. Disparos , clarín y gua rur as. Ap ac ua na y qu ien es la acom pañ an com ien zan a d is p a r a r flec ha s, p ie d ra s y lanza s hac ia ab aj o. El Gue rre ro III muere) A pa
cua na
:
¡Afilen ojo y pulsos, hace falt a tum bar con cada flecha un extranjero! D o nc el l a:
(Mientr as dispa ra)
¡Oye cómo se agitan las guaruras
y avanzan sobre el viento los clarines! U ri p ata:
(Atisbando hacia abajo)
Mordientes fuegos en el monte crecen y de sus cuerpo s brotan estall idos. Donce
l l a
:
Ya están sobre nosotros, A pa cu an a...
Apacuana y Cuaricurián I43
(.Estallan disparos. Óyense gritos cercanos. P en e tr a humo. La D o n ce ll a y U ri p at a ca en. A pa cu an a si gu e la nz an do f le c h a s, una b a la la t o c a y se d o bl a . En tra d is p a r a n d o A n te q u e ra ) A
nt eque r a
:
A quí está l a Caci que, C ap itán... Mi mosque te cert ero la ha tum bad o...
(Se oye violenta la voz de Galeas) (Lejos)
G al eas:
¡Aprésala si puedes, la requiero para el proceso que se instaure luego!
(Óyense afuera más disparos. Ladridos de p e rr o s, g r it o s y e l so n a r d e l cla rí n. O bs cu ro ) ***
Galeas, Antequera y el cura Alons o en cuclillas en torno a un pequeño y rústico fogón donde co ci na n a lg o. Be be n en p o c il io s d e b a rr o a lg o c a li e n te y hab lan . G
a le as
:
Entre los últimos indios abatidos
tomamos un cacique prisionero... Y debemos juz ga rlo... ¡Ya Losada... convocó tribunal acreditado que debe decidir darle la muerte mediante el vil y cruel empalamiento!
44 IC ésar
Rengifo
A
nt equera
:
¡Lo mismo que se ha hecho con los otros a la orilla del Guaire turbulento!
(Señal a a l Cura) Pero su reverencia no lo quiere alegando razón un poco ext raña . C
u r a
A
l on so
:
¡Digo que no parece el prisionero ser ese Cacique que mencionan todo ferocidad y osadía! A nt
eque r a
:
Cierto... Su figura más semeja un breve gancho de alados huesos... G
al eas
:
ha demolido yAlguna llevadoenferm a pareedad cer loloque parec e. A
nteque
r a
:
No habla, ni dem uestra sufrim iento... ¡Ni altivo entre sus rabia se estremece!
C
u r a
A
l on so
:
¡No es un cacique, lo conozco al vuelo y sé cómo nos gritan y nos miran y amenazan con uñas y con dientes cuand o sufren de cepos y cordel es! A nt
eque r a
:
En el suplicio nos dirán algunos si m ovióse con g ente belicosa Apacuana y Cuaricurián I45
para hacem os tenaz hostigam iento... ¡Y de hab er sido así l e cobrarem os con una muerte cruel su atrevimiento! C
u r a
A
l onso
:
N o puede condenarse al que no sea el reo a quien se acusa bien probado, y su conducta atr oz esc larecida ... Que empalen a los otros y a ése dejen en libertad pues pronto muere... ¡Sostengo e so señor , y sólo eso ! ¡Pue s lástim a me d a verle su es tado! G
a le as
:
También la indiana presa está la terro saentre y altiva cu randera... A
nt eque r a
:
¡Es la vieja A pac uan a, la con ozco , nervio de rebelión y de pel ea! G
a le as
:
Deberíamos dársela a los perros para ver si es capaz su atrevim iento de pelearlos sin armas y desnuda, cual lo hici era si n suerte el T am an aco ...
Jefe de los C aracas y l os T aim as ... A
nt eque r a
:
Lo h aría si n tem or, pues es cerrera y dura de abatir l a prision era ...
{Óyese un clarín, luego un redoble de tambor)
46 IC é s a r R e ngi fo
C
u r a
A
l ons o
:
Es lásti m a tom ar tal es m edidas en seres a quien Dios le dio la vida... G
al eas
:
Calle ust ed y m edit e lo que han he ch o... Anteque
r a
:
Ya Diego de Losada lo ha ordenado... ¡Y al tribunal severo lo ha propuesto que suf ran por t rai ción y em palam iento... en una tarde p or el sol quem ada! G al
eas
:
al ver esofirmes más tepersiguen mores y¡Cobrará aquellosnque luchar sus armas dejarán y humildemente intimidados bajarán su frente! C
u r a
A
l on so
:
No creo que eso ocurra, son muy fieros y bravos y orgullosos los ca rib es ... Cien años y aún más nos darán guerra... Ellos y sus hijos y otros hijos... Una jov en M ari che m e lo dij o cuando en el monte, herida, la apresamos...
¡Yo les digo, señores, y sostengo: nun ca con m uertes o suplicios cr ueles rindióse pueblo que su patria quiera! A nteque
r a
:
¡Su reverencia calle, pareciera que ya tom a pa rtido po r inf ieles!
Apacuana y CuaricuriánI47
(R ie n d o ) Y provoca por eso contestarle sin ánim o de ofensa e n buen rom an ce...
G al eas:
C
u r a
A
lo ns o
:
¡Hágalo su merced si eso le place! G
a le as
:
Dim e, ¿tú quieres vencer a est os indó m itos fie ros , con flores de azul romero y tratos para mujer? No puede un indio entender, yque más concaribes mimososados, y cuidados y por sólo nuestra ley, los queramos som eter para dárselos al rey com o vasal los o esclav os... ¡Mejor la lengua me callo, y que L osada decida, que en ellos nos va la vida y el dom inio en esta tierr a que hem os ganado con guerra
a gente tan ag resiva!
(Suena violento un clarín. Galeas calla, todos ríe n) C
u r a
A
l on so
:
Llaman a reunión urgente y breve pues el juicio Losada pronto q u iere...
4 8 I C é s a r R e n g if o
A
:
nt eque r a
¡Vamos al tribunal y que él decida qué suerte han de co rrer esos cari bes! ( Obscuro. Luz sobre Apacuana y Chicuramay.
Está n a m a rr a d o s y te n di d o s en e l s ue lo ) A
pa cua na
:
Tienen dudas aún sobre quién eres, y debem os cu idarnos de alent arl as. ¡Quizá s de esa m anera ganes ti em po para lograr que sanes y te fugues! C h ic u r a
m ay
:
Hay que prender la lucha en otro sitio donde las condiciones nos ayuden y las tribus entiendan que hay que unimos a través de las tierras más lejanas, ¡para de estos intrusos liberamos! A pa
cua na
:
A cua tro lunas e stán los Jirajar as... Y en Orituco siguen las batallas. ¡En Ta carigua h ay tribus que no baj an los brazos de los arcos y las macanas!
C h ic u r a
m ay
:
¡Por eso im porta es tar s in est as cuerdas y libres de los males que me queman!
A
pa cua na
:
Y más aún lograr que nunca sepan de qué nación provienes y quién eres. ¡Sigue sin pronunciar palabra alguna para que no te ubiquen por la lengua, y aparentando casi que te mueras! Apacuana y Cuaricurián I49
(Suena un tambor. Llega el cura Alonso. Se d i ri g e a A pa cu an a) C
u r a
A
l ons o
:
¡Manda L osada que conte m ples cómo a los indios rebeldes se castiga en est e cam pam ento caste llano! ¡Aho ra verás bajo la débil lun a entre aletear de m oscas y zamu ros, la terri ble visi ón de un em palado! ( Obscuro. Luz sobre Galeas. Llega hasta él
A nt eq ue ra ) A
nt eque r a
:
Tu presencia demanda gentil raro, quien ataviado viene de Caci que. ¡Dice que tiene gente en campos lejos y dispuesta a rendirse si él lo quiere y lo que hable con vos fortuna lleve! G
a le as
:
¿Qué nombre da ? A
nt eque r a
:
Curi acuri án se ll am a...
G
al eas
:
Extraño nom bre d e Cacique, nunca he oído mencionarlo entre la indiana... ¿Q ué trat o quiere aquí? A
nt eque r a
:
¡No lo revela mas parece importante, tal su porte
5 0 I C é s a r R e n o if o
y su palabra altiva y arrogante, y las armas que trae y su penacho y su mirada de mirarte pronto! ¡Gente aguerrida ha de mandar si es cierto lo que d icen sus voces y sus gest os! G
al eas
:
¡Voy hasta él para indagar qué quiere tratar
con enem igos vencedores!
(iGaleas avanza, una luz lo sigue, cae cenital
so b re C ua ri cu riá n) C
u a r ic u
r iá n
:
Saludo a l ho m bre extraño a quien ya observo por fin de frente ante mi vista osada. G
al eas
:
Dime gandul lo que de mí procuras... C
u a r ic u
ri án
:
De lejos vengo a con ve rsar conti go; de asuntos graves que a los dos atañen. ¡Allá dejé a mi gente agazapada con armas y feroz atrevimiento
yenlihora sta aque co m batirte os si no vuelvo tenem señala da! G
al eas
:
¿Quién eres tú que hasta atreverse puede hablarle a un castellano en voz altiva?
Apacuana y CuaricuriánI 51
C
:
u a r i c u r iá n
Un com batiente soy y alt o Cacique de la Nación Mariche, te lo ha dicho tu Capitán con quien traté primero... ¡En sueño ay er me habló un antepasado y díjome q ue aq uí viniera pront o a un mísero salvar de vil tormento para el que ya lo tienen condenado! G
a le as
:
¿A cuál indio cautivo te refie res? C
u a r i c u r iá
n
:
¡Al viejo que se muere en su flacura y sombra del pasado ya parece! G
al eas
:
¡¿Ese Chicuramay así llamado por haber sido jefe de guerreros?! C
u a r i c u r iá
n
:
No es C hicuram ay ni ha com andado M ariches en com bates. ¡Sólo es él carroñ a para dolores abati da que no pone en peligro tu bandera!
G
a le as
:
Es un Cacique fiero, lo he sabido por un rum or venido de su tribu. C
u a r i c u r iá n
:
Yac es en un enga ño, c aste llan o... ¡El Cacique soy yo te lo repito
52 I C é s a r R e n o i f o
desde un orgullo exacto a mi estatura y duro cual la vista que te mira! ¡Nada sabe prisionero ni nunca lo de ha guerra seguidoelgente alguna! G
a le as
:
¿Y quieres que lo suelte por bondades? ¡No som os bond adoso s en las guerras los hombres de Aragón y de Castilla! C
u a r ic u
r iá n
:
Bien, l o sé ... mas no pido a ti favores. Sólo quiero decirte que he venido a cambiarme por é l... G
al eas
:
¡Quién lo creyera... Cambiarse un fiero joven todo armado y lleno de plumajes altaneros, por huesos con pellejos revestidos, que más son piel de muerto que de vivo! Cu
a r ic u r iá n
:
Por eso te hago e l ca n je... Es inocente,
¡y debe ser con prisa liberado! G
a le as
:
Com o todo M ari che aqu í caut ivo, empalado ha de ser... ¡Y tú lo sabes! ¡Y suerte igua l ha de co rrer quien q uiera sustituirlo en sus grillos y cadenas!
Apacuana y Cuaricurián I53
C
u a r i c u r iá n
:
Ese riesgo a mi mente no preocupa... G
al eas
:
¡Y m uy co nf uso estoy, y sorprendido! C
u a r ic u
ri án
:
¡Si tu cierras el trato que te ofrezco y al cautivo que tienes lo liberas, ordeno ya a mi gente que se vaya y depo nga su cólera guerre ra! G
a le as
:
Trato bueno propones, si no mientes... C
u a r i c u r iá n
:
A mis antepasados que lo piden, temo en colerizar si no lo ha g o ... ¿P or qué no hablarte entonces, castel G
a le as
lano?
:
Mucho me haces pensar... Mas, ¿qué me prueba ser tú el Cacique que pregonas tanto y no e l cau tivo que en los suelos muere?
C
u a r i c u r iá n
:
¿Quién otro a presentarse se atreviera, sabiendo que m orir en breve puede entre tormentos y suplicios viles? Sólo un español, Cacique de valorprom cim ero puede, así com eterse.
5 4 I C é s a r R e n g if o
Y ese Cacique soy, duda no ca b e... Mas si lo dudas puedes preguntarle a una anci ana que aqu í yace ca utiv a... G
al eas
:
¿C óm o se ll am a, di? Cu
a r ic u r i á n
:
Es A pacu ana... G
al eas
:
¿Ella? ¡La bruja! ¡Bah! No te lo creo... C uari
c u r iá
n
:
Conoce bien a todos en la tribu, y sabe que yo soy el alto jefe que a com batir condu ce a lo s M ari ches ¡y no Chicuram ay, com o se di ce! ¡Que tengo mucha gente bien armada de dardos con ungüentos ponzoñosos, presta a rendirse si le doy el mensaje, a guerrearte de nuevo si lo ordeno o si por m í el cau tivo no regre sa! G
al eas
:
No prosigas... Tu palabra ver é si es ve rd ad era ... Y las órdenes doy:
(Ordena hacia adentro) ¡A A pac uan a tra ed.. .!
Apacuana y CuaricuriánI55
(Se ilumina un soldado. A él habla Galeas ) Y que ellos, indios, en su lengua se entiendan con premura.
I
(Desaparece el soldad o) (A Cuaricurián) Mi fe de caballero me prohíbe oír entre tú y ella los discursos. ¡Me llaman al concluirlos y regreso para saber qué dice la hechicera y recib ir o no tu pedimento!
(Sale Gal eas . Ó yes e un tambor. Llega Apacuana. s e a so m b ra a l v e r a Cu ar ic ur iá n) A
pa cua na
:
¡Tú! ¿Qu é buscas en es te cam pam ento a donde el enemigo me ha traído con todos los Mariches apresados? ¿P or qué vis tes con plum as y coll ares y vas armado con macana y flecha si los com bates sie m pre has evad ido?
C
u a r i c u r iá
n
:
He venido a cambiarme únicamente por el viejo Cacique prisionero. ¡Si dan su libertad, por él yo muera con la mue rte qu e dan los extranjeros!
5 6 I C é s a r R e n g if o
A
pa cua na
:
¡Qué! ¿A es o has venido? ¡Insensato! El enemigo para hacer más dura y terrible la angustia de mi espera, llevóme a recorrer bajo la luna el sitio donde están los empalados. Sentados sobre estacas puntiagudas que irrump en a t ravés de s us garg an tas... Convulsos, doloridos, desgarrados, yací an los M ariche s.. . ¡Sus entrañas eran por los zamuros devoradas! ¡Y moscas y hormigas recorrían los cuerpos por la luna dibujados! Cu
a r ic u r iá n
:
También transitar pude esos lugares... Y vi su brava sangre derramada... ¡Po r el o dio las bo cas co ntra ídas y el gesto de sus manos violentadas! A pa
cua na
:
¡No sigas, que la imagen me anonada! C
u a r ic u
ri án
:
Por eso est oyesa aquí me necesita an ,gustia de herm ano tor tura do. ¡Me necesita el tiempo y esta tierra donde el llanto de todos se ha regado! ¡Y vengo a dar mis huesos, mis cabellos y estas manos que a todo me acercaban...
Apacuana y CuaricuriánI57
para que pueda proseguir la lucha y alguna vez nuestra nación regrese a un suelo de invasores liberado! A
pa cua na
:
¿C óm o hab lar de lucha quien hoy se entrega e igua l que tant os otro tendrá m uert e, a m enos que en esclavo se con vierta? Y de no ser así , ¡¿no has dicho siempre que no sabes de prácticas guerreras?! C
u a r i c u r iá n
:
Sabe el enfermo... A
pa cua na
:
¿Quién? C
u a r ic u
ri án
:
¡Chicuramay..! Se requiere por eso liberarlo y que s e oculte y se reponga pro nto ... ¡Si él no puede pelear, con sus consejos hará que ot ros aprendan y conduzcan ese saber a otros y a otros
ymque no seeldetenga ientras invaso esta r aqupelea í pr osiga con espad a, caden as y cast igos! Po r eso tienes que decirles a ell os sin que vacile tu voz al pronunciarlo que yo e l Cacique so y ...
58 I C é s a r R e ngi fo
A
pa cua na
:
N unca podría... entr egart e al f eroz em pa lam iento... C
:
u a r ic u r iá n
¡Cómo! ¿Te niegas a cum plir mi pedim ento? ¿Q ué ha ocurri do en tu ánimo Apacuana? A pa
cua na
:
A pes ar d e saber t u co b ar d ía.. . A pesar de ese g esto que has teni do de no ir con los nuest ros a co m ba tes ... A pesar de qu e yo te he repudiado en horas de inquietudes y arrebatos, eres mi hijo y te recuerdo n iñ o ... ¡Te recuerdo sonriente y laborioso, haciendo tus collares ju nto a un río y tocando las flores y la niebla y hab lando tu lenguaje que era e l mío! ¡No! No pued o po r eso darte ahora a ese m artir io vi l de se r clav ad o vivo y desnudo en áspero madero...
Cu
A
a r ic u r iá n
:
¿Te niegas a decir lo que te pido?
pa cua na
:
¡Sí! ¡Tu mad re con ese am or qu e sangra y al caprichoso pecho debilita, resístese a ll evarte a ese torm ento cuya sola visión tanto me espanta!
Apacuana y CuaricuriánI59
\
C
:
u a r ic u r iá n
¡Me engañan tus palabras a mi oído! ¡No entiendo lo que dices, A pa cu an a... ! ¡¡Te mes aho ra que tu hijo m uera !! A
pa cua na
:
No en ese form a cruel y aborrecible... C
:
u a r i c u r iá n
¡Me enviabas sin temores a la guerra! A
pa cua na
:
¡Es distinto pelear; allí se cae con la sangre caliente y agitada, sin esa espera lenta y dolorosa de quien hecho cau tivo es sentenciado a sentir su s entrañas desgarradas ! C
u a r i c u r iá
n
:
N o te conozco ahora, te has doblado como frágil espiga temblorosa... ¿Q ué fue de esa A pa cua na altiva y fi era de quien todos estaban o rgullosos? ¿Q ué fue de esa m ujer hecha de piedra y anim ada p or fuego y rebel día, la que tod o lo dab a po r su pu eblo
y por su pueblo todo lo sufría? A
pa cua na
:
No puedes entender, aún eres niñ o... C
u a r i c u r iá
n
:
¡Qué tristeza me da mirarte ahora y v er que p or un hijo te do blegas y que p iensas en m í más que en tu ti err a! 6 0 I C é s a r R e n o if o
A
pa cua na
:
Es el em pa lam iento ... y no lo quiero verl o sufrir por t i ... ¡Comprende ahora! C
u a r ic u
r iá n
:
¡Nunca comprenderé que sacrifiques esta lucha que sólo ahora comienza por evitar que m uera en un m adero de una m uerte que es m uerte y s ólo muert e! A
pa cua na
:
¡Eso es m orir mil veces y m il vece s! C
u a r ic u
r iá n
:
Escúchame Apacuana lo que digo: ¡sólo una muerte existe para todos, y la vengo a buscar con frente erguida y la pido a mi madre frente a frente! A
pa cua na
Cu
:
¡No t e la pue do d ar de esa manera!
a r i c u r iá n
:
¡El asombro me agita y estremece! Sentía orgullo y saber que eras
la Mariche más fuerte y altanera, conductora de flechas y guerreros y nunca temerosa ni rendida. Vanid oso me hallaba por saberme nacido de tu amor y tu ternura, y haber bebido de tu leche buena y en mi sangre llevar valor del tuyo. ¡Pe ro ese orgullo aho ra se me qu iebra Apacuana y Cuaricurián I61
com o un poco de luz entre las m anos, al ver que tal m ujer ya no es de roca sino un tímido ser acobar dado! A
pa cua na
:
¡Sól o q uiero librar de la tortura a quien negu é una vez com o mi hij o! C
u a r ic u
ri án
:
Ese gesto me dijo de tu altura y de ese corazón fuerte que llevas; ¡y amé la pena que tu voz me daba porque en ella te dabas toda entera! Que sea fiel a eso pido ahora a la A pacuan a de m irar va liente y de gesto febril y arrebatado. ¡Y de no hacerlo ju ro y lo prom eto que dejaré la vida por mí m ismo una abandone presencia puesvez tu que imagen en msuí se ha derrum bado! Ya no serás mi madre, ni siquiera en la fugaz trist eza del re cu erd o... hoy te repudio a ti...
quié n lo crey era ... ¡A ti, que en mi ilusión m ontaña era s! A
pa cua na
:
No entiendo obstinación com o la tu y a... C
u a r ic u
ri án
:
¡Oye A pacuan a, m adre valerosa , debes comprender que la victoria 62 IC ésa r Re ngifo
tal vez repose sobre nuestras vidas y darlas al dolor es necesario co m o quien da una flor a una espiga! Y si la dá div a lleva hacia el m artir io, al fuego, a la picota, a la tortura, y a todos los dolores y las penas, hagámoslo con voz y pecho ardiente con paso firme y actitud tranquila. A
pa cua na
:
¡No sé si estoy despierta o voy dormida! Cu
a r ic u r i á n
:
¡Qu iero verte de pi e! ¡M as verte vi va! Apa
cua na
:
C alla C uaricurián ... ¡Ya me has quitado vendas que por mi s oj os s e cr uz ab an ! Ya estoy de pie con mi estatu ra exac ta y a ese Capitán ligero llam a... C u ari cu r i án : (
L la m a n d o )
¡Que venga el Capitán! ¡Aquí, que veng a!
A pacuana:
(
Grita débilmente)
¡Que venga aquí Galeas, al instante a escu cha r mis palabras dolorosas! ¡Que se apresure pronto, pues mi lengua puede paralizarse cuando diga lo que deb o d ecir a unqu e no quier a!
{Llega Galeas) Apacuana y Cuaricurián I63
G
a le as
:
¿Qué dice a mi entender la piache altiva de bélica palabra atri bulada? A
pa cua na
:
¡La cólera m e quem a hasta los huesos, y llamas en la sangre me devoran, porque el mozo cobarde ya se entrega com o un escl avo vil a t u fort una! ¡Él fue quien retiróse con Mariches a m ontes y colinas escarpadas y prosiguió desde ellas dura lucha para atribulación de tus soldados! G
a le as
:
¿Él es C hicuram ay... ? ¡Lo sospechaba por su voz arrogante y verdadera y su gesto a l hab lar a cap itanes que son en porsucastellanos y creen rey y son hombres cristianos!bravos A
pa cua na
:
Pretendí persuadirlo a que partier a y en luch ar nueva m ente se em peñara.
¡Pero su terquedad sólo procura trocarse p or el viejo que a llá espera ! ¡Presiento yo que el miedo lo ha vencido y es esa la razón para que busque m anera singular para evadi rse y dejar a su pueblo sin Cacique!
64 IC és a r Re ngi fo
G
al eas
:
No olvides piache dura que él se juega con ese extraño ca m bio la cabe za. A pa
cua na
:
Por eso te lo digo, hay quien prefiere, si l a vida lo acosa con du rezas y permanentemente luchar debe, m orir para calm ar su s ansiedades; ¡y enton ces b usca con afá n o bscuro eva dir con la m uert e sus deberes ! C
:
u a r ic u r iá n
Teng o un m andat o por cum plir de lejos ... ¡Y he perdido la fe por nuestra causa! G al
eas
:
¿Te ri ndes co n los tu y o s...? C
u a r ic u r iá
:
n
So y ren dido ... A pacuana:
(
A C ua ri cu riá n)
Que te con fun da e l rayo y la centella y la voz del Mariche te maldiga, y no tenga tu cuerpo nuestra tierra, y sólo bestias de tu carne gocen;
¡pues al caribe ya lo has humillado con ese gesto de reptil medroso! ¡A que te empalen ve, tú lo mereces, por inútil, servil y engañoso! G
al eas
:
Ustedes com o b árbaros son rar os, y de conduct a ex traña ... Apacuana y Cuaricurián I65
¡Pero acepto el canje que has propuesto! A pacuana:
(
A G a le a s)
¡Y prueba tú español, la gallardía y de la gentileza que presumes, dando su libertad al viejo inútil para que lejos con sus huesos vaya y muera sin creer que es prisionero! G
al eas
:
Eso haré, por mi fe... Soy castellano, y mi palabra siempre he sostenido... Y c om o C api tá n de es ta jom ad a haré que tal cautivo salga libre... ¡Mas, luego hacia el suplicio irán ustedes... C
u a r i c u r iá
G
a le as
n
¡Iremos!
:
:
No lo du d es...
A
pa cua na
:
¡Con gesto libre y corazón sereno! G al eas:
(Mientras sale)
¡M andaré p or sus pies a l p risi onero!
(Ya ido Galeas)
66 IC ésar
R e n g if o
A
pa cua na
:
¡Me alegra que al m orir yo te recobro! C
u a r ic u
r iá n
:
¡Y tú a mi corazón regresas pura!
{Llega Chicuramay) C u ari cu ri án : ( A
Chicuramay)
Chicuramay, recuerda este mandado; que viene del do lor y de la muert e: ¡la lucha ha de seg uir si n que vacile un solo instante el ánimo caribe! Apacuana:
(A Chicuramay)
Proclám alo po r todos los cam inos, y dilo con voz fuerte a la distancia, y grítalo a las piedras y a las aves y a las errantes hojas y a los vientos...
(Q uitándose d e l pe ch o una insigni a y d á n d o s e la a C h ic ur am ay )
C u ari cu ri án :
Y guarda este idolillo bajo tierra all í don de reposen nuestros huesos, mientras ellos estén allí enterrados jam ás conquistador podrá vencem os ni nuestra dignidad será quitada....
A
pa cua na
:
¡Y dilo a los que van y a los que vienen, y a los tiempos distantes y remotos, que siem pre ha de bro tar en esta ti erra unidasuscon sus rocas y susy flores, con ardientes suelos sus nieves,
Apacuana y CuaricuriánI67
y en las m anos de quien e lla nazca, esa libertad que no es un sueño sino espiga de luz al ta y nacida de esta r eciaderram ra íz queadas ahora sem bram os, con sangres y es peranzas! C
u a r i c u r iá n
:
¡Con huesos y p alabras y con vid as!
F
in
d e l a
O
br a
6 8 I C é s a r R e n g if o
Este libro se terminó de imprimir en ¡os Talleres litografiáis Instituto Municipal de Publicaciones durante el mesfebrero de 2015 500 ejemplares Caracas- Venezuela
Alcaldía de Caraca s
Jorge Alcalde Rodríguez Fr edd y N áñez Presidente de F und arte
Consejo Directivo Gustavo Perei ra Alberto Rodríguez Carucci Zuleiva Vivas N elson Guz mán Carlos Tovar Saúl Rivas Rivas Xavier Sarabia
Secretaria General (E) Yusbely Ramírez
Ge ren te de Publicaciones Kelvin Malavé Otros títulos
1.-L o que dejó la tempestad 2.- Oscéneba 3.- La fiesta de los moribundos 4.- La esquina del miedo / La sonata del alba
5.- Apantana y Cuaricurián 6.- Un tal E^equiel Zamora 7.- Los hombres de los cantos amargos 8.- Esa espiga sembrada en Carabobo 9.- Curayú o E l Vencedor 10. Buenaventura chatarra Joaquina Sanche 11.-Rosario ^ Nava 12.- María / Manuelote 13.- ¿Por quécanta elpueblo?/ Hampos de esta noche 14.- Las mariposas de la oscuridad 15.- E l vendaval amarillo
En el programa dramatúrgico de César Rengifo, que aspiró a ofrec er un a escenific ación de la histori a de V ene zuela desd e el punto de vi sta de l as luchas con tra la dom i nación, Apacuana y Cuaricurián conforma, junto a Oscéneba y Curayú o el vencedor , una trilogía que cubre el período llamado de la Conquista española sobre los pueblos ori ginar ios. Co nstruid a en estr ofas de endecasíl abos co m o una tragedia clásica, pero exigiendo en contraste una puesta en escena contem poránea que excluye el vestuario de época para representar un «ensayo» de puesta en escen a, la acción de l a pieza tran sc urre en 1569, en te rr ito rio de los Mariches, en medio del combate contra los invasores del valle de Caracas, donde la cacica rebelde Apacuana, urgida por la lucha de resistencia, ve confron tado su celo materno por la suerte de su hijo Cuaricurián, ante la necesaria posibilidad del martirio y de la muerte, como en un trágico dilema de conciencia shakespeariano.
ISBN 978-980*253-466-1
789802
534661
Gobierno Bolivariano de Venezuela
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Colección Bibl ioteca Ce sar Rengi fo - N - 5