Sintesis El autor se refiere al espíritu de Filadelfia que surge a propósito de las guerras mundiales y a la necesidad de volver a sus principios, puesto que durante mucho tiempo hemos estado reinados por doctrinas que pretenden desregular los mercados. En este contexto Supiot se refiere al neoliberalismo y a las doctrinas practicadas en los países comunistas, las cuales comparten con el socialismo científico la misma fe en la validez universal de las leyes de la economía, es decir, creen en la existencia de leyes económicas inmanentes, que la esfera política tiene por objeto aplicar y no poner en cuestión. Por otro lado, Supiot indica que hemos llegado a esta situación gracias a la globalización. En efecto, efecto, en la actualidad se han invertido los fines y los medios, ya que se da primacía a las exigencias del mundo financiero y se trata al hombre como un capital humano que está al servicio de la economía. Objetivo El autor se refiere a la crisis que vivimos en la actualidad y a la necesidad de volver a los principios de la declaración de Filadelfia. Es decir, busca restituir la idea de que las personas son fines y no medios, y coloca la fuerza al servicio del derecho. Asimismo, se establecen principios comunes para cualquier tipo de ordenamiento, como el reconocimiento a la dignidad humana, la justicia y la paz. Fundamentos El autor da cuenta de que con la globalización, la economía ha dejado de ser un medio al servicio del hombre. En efecto, se han invertido los medios y los fines, de modo que los hombres son vistos como un simple capital de trabajo al servicio de la economía. Ahora bien, lo anterior encuentra su explicación en la contrarrevolución contrarrevolución ultra liberal y en la conversión de los países comunistas a la economía de libre mercado. Por otro lado, el ultra liberalismo se relaciona con el cientificismo, en el sentido de que este impone sus ideas como si fueran f ueran verdades científicas, es decir, verdades inmutables que no deben ser cuestionadas. El ultra liberalismo se vincula especialmente con el socialismo científico, el cual cree en leyes económicas inmanentes que deben ser aplicadas sin poner en duda su veracidad. Posteriormente, con la caída del comunismo real, los países de Europa del este adoptan el libre mercado y el diálogo social. Sin embargo, estos carecen de empresarios y sindicatos, por lo cual se producen un sinnúmero de fricciones, lo cual debilita los fundamentos sociales de Europa occidental. En este contexto, difícilmente estos países podían ser receptivos com el espíritu de Filadelfia. Lo
anterior lleva a la consolidación de la “economía comunista de mercado”, la cual se expresa en la competencia de todos contra todos, en la libre circulación de mercancías y capitales, la democracia limitada, la legitimación de los contratos sin importar si uno de los contratantes se encuentra en manifiesta desventaja respecto del otro, etc. Esto se denomina “efecto Mateo”, y este consiste en la capacidad de los poderosos para beneficiarse de los mecanismos establecidos para mejorar la suerte de los más desfavorecidos. Por otra parte, en su intento por expandir el libre comercio y la competencia, la OMC ha provocado lo que se llama “Darwinismo normativo”, es decir, se produce una selección natural de ordenamientos jurídicos mejor adaptados a la exigencia de rendimiento financiero. Entonces, en lugar de que la libre competencia se funde en el derecho, es el derecho el que debería fundarse en la libre competencia. El establecimiento de este mercado de productos legislativos debe conducir a la eliminación progresiva de los sistemas normativos menos aptos para satisfacer las expectativas financieras de los inversores. En conclusión, el autor determina que es absolutamente necesario proporcionar al mercado de bases institucionales. Es decir, se necesita más derecho y política y no tanta economía. Por ello, es vital reivindicar el espíritu de Filadelfia, junto con todos sus principios, sobre todo la justicia social. Opinión personal A mi criterio, el texto de Supiot constituye una crítica notable a la globalización, y a que durante muchos años hemos vivido bajo las ideas de doctrinas que pretenden desregular mercados, en donde se intenta convertir a la economía en una ciencia inmanente y despolitizada, es decir, objetiva. Además, me parece impresentable que en la actualidad se le otorgue primacía a los ordenamientos jurídicos mejor adaptados al rendimiento financiero en desmedro de aquellos menos aptos para satisfacer las expectativas económicas, puesto que la justicia social es tan importante como el crecimiento económico. Por lo tanto, concuerdo con Supiot en el sentido de que es momento de privilegiar el derecho en favor del bien común. Por consiguiente, me parece absolutamente necesario volver a los principios de la declaración de Filadelfia, ya que es momento de que los derechos humanos sean el objetivo principal, y no un simple medio para satisfacer aspectos económicos. Asimismo, este texto me parece tremendamente importante, ya que cuestiona las doctrinas que rigen actualmente a nuestra sociedad, y de esta forma se pueden encontrar soluciones a problemas que aquejan a gran parte del mundo. Por otra parte, me parece que muchos países tienen pendiente una regulación que reconozca la dignidad humana, en donde la economía sea vista como un medio que está al servicio del ser humano y no al revés. Así como también me parece importante que se reconozca la importancia del derecho y
la justicia social en todos los ordenamientos jurídicos del mundo, sobre todo en materia de trabajo, en especial en materia de huelga, sindicatos y negociación colectiva.