Universidad de Chile Dpto. de Música y Sonología Análisis Musical II
Análisis del Yeyevamos, fragmento del baile del Tamunangue Interpretado por Pío Alvarado y acompañantes
Patricio Navarrete Valenzuela Estudiante de Licenciatura en Artes c/m en Teoría de la Música 2 de Junio de 2016
Análisis del Yeyevamos, fragmento del baile del Tamunangue, interpretado por Pío Alvarado y acompañantes
En el presente trabajo comenzaremos con una breve contextualización. El Tamunangue, también llamado Baile o Son(es) de negros, es una danza coreográfica como celebración folklórica que se celebra cada 13 de junio para pagar promesas a San Antonio de Padua. Esta fiesta ritual es originaria de Venezuela, específicamente de la ciudad de El Tocuyo situada en el Estado de Lara, la cual fue la primera ciudad fundada del interior de dicho país. Para el análisis debemos considerar tres culturas: la étnica, la española y la negra o africana. En cuanto a la influencia indígena, debemos considerar a los gayones, los coyones y los ayomanes, que fueron las etnias que se encontraban en lo que ahora es el Estado de Lara. Podemos considerar cuatro aspectos principales en esta celebración: la religiosidad, el baile, el teatro y la música. En esta última disciplina nos vamos a enfocar para el presente análisis. Sus instrumentos musicales principales, además del canto, son el cuatro venezolano, las maracas y el tambor. El Tamunangue se divide en ocho partes; una introducción y siete sones: la Batalla, la Bella, el Yeyevamos, la Juruminga, el Poco a poco, la Perrendenga, el Galerón y el Seis figurea’o. En este caso nos vamos a enfocar en el Yeyevamos. Don Pío Alvarado es un músico venezolano oriundo de Curarigua. Nació el cuatro de marzo de 1895 y murió el 24 de agosto de 1983. Fue un gran intérprete de cuatro venezolano y un cantor con un timbre muy característico. El Yeyevamos, Chichivamos o Yiyivamos es un canto “alegre y vistoso” interpretado en forma responsorial. Tanto en el Yeyevamos como en todos el Tamunangue, los “bailaores” usan un palo o garrote que lo utilizan para acompañar la danza. Se inicia con una introducción y luego que el cantor principal va cantando frases relativamente cortas, el coro contesta la frase “oé bambé”, “oé baqué”, “oé bangüé” u “oé bambá”. El cantor va dando indicaciones para el baile a través del canto, o sea que los bailaores van reaccionando a frases como “a la media vuelta” o “a la vuelta entera”, lo que hace interesante esta danza.
Para realizar este análisis, nos basaremos en la grabación “El Yeyevamos, fragmento del baile del Tamunangue”, que se encuentra en el Volumen 1 Lado A “Cantos para escuchar”. La música en sí tiene un carácter repetitivo y bastante jocoso o festivo. En la grabación podemos distinguir algunas frases, como: “al Yiyivamos”, “desde media orilla”, “de medio lado”, “como la anguila”, “como el pesca’o”, “ah, negro bueno”, “la negra también”, “a la media vuelta”, “a la vuelta entera”, “de San Antonio”, entre otras difíciles de identificar. Todas estas frases van respondidas por el coro que dice “oé bambé” y/u “oé bagüé”. Las frases cantadas en el Yeyevamos son típicas dentro de la música folklórica latinoamericana, lo que se podría considerar como un resultado de una mezcla de influencias; la música folklórica española y la cultura tradicional aborigen de Venezuela. En cambio, la respuesta que hace el coro, es notoriamente una influencia africana o negra, ya que los cantos responsoriales son típicos de la cultura africana. En cuanto a lo netamente musical, podemos identificar dos acordes en lo que ejecuta el cuatro venezolano; La bemol y Mi bemol, es decir, tónica y dominante, considerándolo desde un punto de vista de la música occidental. Las frases son cantadas en la tónica prolongándose hasta el inicio de la dominante y van variando melódicamente, es decir, no tienen una forma específica de cantarse, típico de la música folklórica. A pesar de esto, varias veces coincide en cantar iniciando desde el tercer grado de la escala de La bemol, o sea Do. Generalmente nunca llegan a reposar a la nota fundamental de la “tónica”, o sea que casi nunca llega a La bemol. El canto responsorial comienza a cantarse en la dominante, específicamente en el séptimo grado de ésta, para resolver en la tercera de la tónica. A continuación lo podemos ver en notación musical occidental:
Probablemente no sea coincidencia que tanto en las frases como en las respuestas, la tercera de la tónica tenga un rol principal, y que en ninguno de los dos casos se le dé un rol preponderante a la nota principal de la tonalidad, el La bemol. Además, cabe recalcar la insistencia en la nota Fa del cantor principal (por ejemplo cuando dice “la negra también”), que se escapa de las notas de las dos tríadas correspondientes. Es notable que la melodía generalmente bordee las notas principales de los respectivos acordes. Para concluir, podemos destacar lo complejo de ejecutar musicalmente esta danza. A pesar de que no tenga gran variedad armónica, ni melódica en lo responsorial, es bastante rápida y rítmica. También debe ser bastante difícil ejecutar la voz principal si lo pensamos desde un punto de vista occidental, ya que rompe con los cánones de dicha cultura, desde la técnica vocal hasta la melodía, por muy simple que parezca. También cabe decir que puede ser difícil analizarla desde el punto de vista planteado, ya que quizá las herramientas utilizadas no son las más adecuadas para analizar lo netamente musical de este tipo de danza, o derechamente no exista una forma más exacta de analizar la música folklórica latinoamericana.