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Colegio Manantial de Gracia Lengua Castellana y Comunicación Prof. Karina Ancatrio Ruiz
“ALTAZOR, O VIAJE EN EN PARACAÍDAS” PARACAÍDAS”
VICENTE HUIDOBRO INTRODUCCIÓN Altazor , obra escrita por Vicente Huidobro hacia el año 1919 (publicada por primera vez en 1931). La obra, cumbre de la vanguardia creacionista, intenta hacer eco de lo señalado en el manifiesto: manifiesto: Crear palabras nuevas, crear conceptos nuevos, crear mundos nuevos. Incluyendo además, que según el creacionismo, el poeta es un pequeño dios: Estoy solo parado en la punta del año que agoniza El universo se rompe en olas a mis pies Y los planetas giran en torno a mi cabeza ( canto canto I) Se dice de Altazor que fue escrita a fines de la 1ª Guerra Mundial, atormentado en la crepuscular atmósfera de apocalipsis e inauguración de una nueva era. Por lo mismo, se cree que el texto poético sería el resultado final de ensayos escriturales que habrían nacido conjuntamente entre el contexto histórico y artístico, connotado especialmente por el lenguaje utilizado. Dado esto, Altazor es un cúmulo de textos que no corresponde necesariamente a ningún proyecto sistemático, sí a una revelación profunda de la experiencia humana de inicios del siglo XX. El protagonista del poema, lanza sobre el universo una mirada global que equivale a la posesión o, mejor dicho, a la creación del cosmos. De aquí el alcance cosmogónico y los juegos verbales e imaginativos.
PROTAGONISTA DE ALTAZOR El protagonista de Altazor es el mismo poeta. Su nombre se crea de la combinación de las palabras Alto y Azor (ave rapaz diurna, negra por encima, blanca por el vientre). Personaje que parece irradiar simpatía por sus juegos de palabras, treinta y tres años. En el Prefacio, se define en sí mismo como hombre, poeta y mago; y en el Canto I amplía sus características (versos 357 al 382); y en el Canto II contribuye a su presentación Altazor, provisto de un paracaídas, deambu la despreocupadame nte, como si la fuerza de gravedad grave dad no tuviera tuvier a efectos sobre él, desde donde se despliega como un amplio escenario humanizado. Sus temas, sus conflictos, sus angustias, se originan en la muerte (Prefacio y Canto I), y entonces, representado en la imagen de un aviador, desciende como un ángel rebelde, convocando transgresiones, pero disminuida su velocidad y amplifica el tiempo de la mirada. Todo juega en su contra. Altazor cae en el espacio y en el tiempo, sufriendo una serie de transformaciones. Altazor se define así así mismo como poeta, antipoeta, mago.
TEMA 1: LA CAÍDA CAÍDA La caída es el acontecimiento central del poema. El poema mismo es una caída. En el Prefacio, la caída se representa como un desplazamiento despreocupado del protagonista, divagar por el espacio. “Mi paracaídas empezó a caer vertiginosamente. vertiginosa mente. Tal es la fuerza de atracción a tracción de la muerte y del sepulcro abi erto” La caída es múltiple. Pero además, la caída es una mediación técnica con el paracaídas. La caída es ahora, la desintegración del lenguaje, es un poema del fracaso, hay una dispersión y suspensión del tiempo, la nadificación del espacio que no se puede medir, que no se puede explicitar a través de un lenguaje cotidiano.
TEMA 2: DIOS Y EL CRISTIANISMO El sujeto del poema propone, necesita, anhela ser: ¿Por qué el ser y no más bien la nada? nada? ¿Qué significa ser? ¿Qué significa nada? La pregunta referida a los límites y alcances de la poesía resurge reiteradamente a lo largo del poema, y da cuenta de una voluntad de conocimiento del yo que cree ser el sujeto del discurso, pero también da cuenta de exceder el fracaso de sus esfuerzos. ¿Quién es realmente Altazor?
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La imagen del poeta en Altazor es la del poeta elevado, tremendo, tenebrista, rebelde, ególatra, preocupado por los grandes temas de su época: la angustia de existir, el fin del cristianismo y la metafísica. Es un poeta que está en el aire, en un espacio sideral, y desde esa distancia, que abarca la totalidad de la historia, historia, observa y proclama caídas, derrumbres, destrucciones, atentados. Morirá el cristianismo que no ha resuelto ningún problema Que sólo ha enseñado plegarias muertas Muere después de dos mil años de existencia Un cañoneo enorme pone punto final a la era cristiana Mil aeroplanos saluda la nueva era Ellos son los oráculos y las banderas
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La caída se aminora y quiere otorgar todos los detalles que le permite el descenso en paracaídas, reconociendo la condición trágica de su existencia condenada a muerte, a su total desaparición. Y desde esa angustia que genera la caída, surge la pregunta por el fundamento, por el sentido de la vida. Entonces, la muerte de Dios, entendida en el poema como liberación, retiene la forma de pregunta, la búsqueda de un ser que fundamente el sentido, la eternidad, la existencia. Por enda “parasitaria de esperanza”. eso el poeta, casi un ser patético, sigue siendo una ofr enda En esa caída, el poeta elevado del principio se resquebraja, no resiste la experiencia, no resiste la historia, y cae hecho pedazos, fragmentado. Es por eso, que su contexto histórico, sus 33 años, recorren la vida, pasión y muerte de Cristo, un conjunto de lugares comunes en la historia del hombre. Al morir Dios, muere también una época.
ANÁLISIS POR CANTOS: Canto I El Hombre: El poema se inicia con una secuencia de preguntas retóricas que no pueden tener respuesta, que afectan al estado anímico de Altazor y a su estar en el universo. Se advierte una patética gradación que va desde la pérdida de la "primera serenidad", de la sonrisa, a la angustia que aterra y lo deja sometido a los vientos del dolor hasta hacerlo tomar conciencia del no sentido de su existencia. "¿En dónde estás Altazor?" (p. 384). La vida es caer, pero hay que atreverse a caer "sin miedo al fondo de la sombra", a la muerte presente de principio a fin, "¿no ves que vas cayendo ya?" (p. 385), Altazor asume la caída, la soledad y la muerte
Canto II La Mujer: Si el Canto I nos entrega el dolor y angustia del existir del principio masculino, el hablante lírico del Canto II nos entrega lo femenino. La mujer no tiene voz ni energía, sólo es presencia que da fuerza, sentido y forma a la palabra del hablante y a toda la creación. Ella es una verdadera raíz cósmica que da permanencia.
Canto III Palabra y Poesía: L a palabra y la poesía tendrán mucho de rebelión y de juego. Se da nombre y se define. El poema surge como una creación de lenguaje ingenioso y sugerente en el que la palabra aparece revitalizada. Lentamente veremos cómo la palabra se despoja de carne y va quedando sólo en cuanto aire, el rumor del aliento.
Canto IV No hay tiempo tiempo que perder: El motivo recurrente es la prisa, el tiempo se acorta, las horas se desgranan, los minutos cuentan. Entonces, las sensaciones se precipitan. Una golondrina cruza rauda el poema trayendo alegría, juego, liviandad. Su vuelo es tan veloz que precipita las jitanjáforas, pues el hablante parece perder la cabeza mirando el rápido vuelo que desemboca en un verdadero torbe llino. El vuelo raudo de la golondrina es similar a la fugacidad y aceleración del tiempo que confunde con su sucesivo transcurrir, los gestos, las acciones, las personas, las cosas, los nombres, las situaciones
Canto V El Espacio: Se recrea un "campo inexplorado" y "profundo a causa de mi propio corazón". El sujeto dice que no hay vida y el poeta sólo constata la muerte en todas partes
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Canto VI El Delirio: Tras el molino, viene el vértigo y con él se produce el cataclismo de la gramática, ya anunciado. Nos enfrentamos con un montaje de palabras no estructuradas lingüísticamente, sino asociadas por el hablante con distintos criterios: onomatopéyico, semántico, lexical, gramatical, todo tipo para el juego de palabras.
Canto VII La Desintegración: Desintegración: Aquí ya no podemos reconocer r econocer las palabras en su estructura castellana; castell ana; si bien los sonidos sonido s se pueden relacionar con algunas: "montresol y mandotrina" por ejemplo; incluso, los cuatro últimos versos sólo vocalizan, y estos podemos leerlos, únicamente como vocales, pero también podemos interpretarlos como los últimos sonidos de un moribundo que intenta retener el aire que inevitablemente se le va. El tiempo consume a Altazor, la muerte lo atrae, ya no hay fuerzas para generar el lenguaje. El ciclo se cierra para reiniciarse el viaje.
Bibliografía (2001) Altazor y Temblor del Cielo, Cie lo, Ediciones Cátedra, Madrid España Costa, René de, (2001) Altazor Pizarro, Ana (1994), Sobre Huidobro y las Vanguardias, Edit. Universidad de Santiago, Santiago Chile Schopf, Federico [doc web] http://www2.cyberhumanitatis.uchile.cl/16/tx3.html Huidobro, Editorial UMCE, Santiago Chile Césped, Irma (2001) Poetas Chilenos Contemporáneos: Vicente Huidobro,