Descripción: Un resúmen de Guillermo A. Obiols sobre la adolescencia en la posmodernidad, especificamente en el contexto escolar
Capitulo 2 "Ser Adolescente en La Posmodernidad"Descripción completa
Descripción: La escuela secundaria, ¿premio o castigo?
Obiols y Di Segni - Adolescencia, Posmodernidad y Escuela SecundariaDescripción completa
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Transparencias sobre la adolescencia:etapa nueva para todos. Pistas para tratar a un adolescenteDescripción completa
ADOLESCENCIADescripción completa
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El autor realiza un recorrido histórico acerca de la noción de Adolescencia para introducir en las diversas acepciones del término, y los nuevos abordajes a partir de las transformaciones so…Descripción completa
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Biblioteca de Actualización Pedagógica
dirigida por: Pedro Lafourcade
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La crisis de la enseñanza media
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Guil/ermo A. Obiols • Si/via Di Segni de Obiols
Pedro D. Lafourcade
EL APRENDIZAJE
EN MA TEMÁ TlCA
Toda una aventura lúdica Marta Fernández de Canosa· Alicia Sara Villar
TRABAJOS
EN GRUPO Taima Barre/ro
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Para María Julieta y Ana Inés, en camino hacia la adolescencia
1. Modernidad y posmodernidad: elementos para entender un debate .'.
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1. Las ideas de la modernidad en los siglos XVII y XVIII. 2. El siglo XIX: crítica y replanteo de las ideas de la modernidad. 3. Sociedades posindustriales y cultura posmodema. , 4. Las ideas de posmodemidad . 5. La cultura de la imagen: otra estética. ~ 6. Del sujeto moderno al individuo posmoderno. 7. Un nuevo papel para la ciencia . 8. Los finales de la historia. 9. La recreación de los proyectos de la moderru dad. Realización Gráfica: Kitty L. de Passalia. Producción Industrial: Roberto Luis PascuaL Diseño de tapa: José Angel Escada. Están prohibidas y penadas por la ley la reproducción y la difusión totales o parciales de esta obra, en cualquier forma, por medios mecánicos o electrónicos, inclusive por fotocopia, grabación magnetofónico y cu.alquier otro sistema de almacenamiento de información, sin el previo consentimiento escrito del editor.
11. Ser adolescente en la posmodernidad 1. ¿Existe la adolescencia? 2. ¿Hasta cuándo la adolescencia? 3. Un poco de historia " 4. Perfil de un adolescente moderno 5. La famosa brecha generacional ~ 6. Los duelos en la adolescencia i 7. ¿Qué fue de las ideologías? 8. Pastiche del adolescente de la posmodernidad 9. Nuestros adolescentes en la posmodernidad 10. ¿Hay duelos en la posmodernidad? 11. ¿Dónde están los adultos de antaño?
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I ! Prólogo ~~IIIlliI~~~"~ I :Il
III. La crisis de la escuela secundaria ,
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1. La escuela secundaria en la historia 2. La escuela secundaria en la Argentina 3. De la escuela iluminista al enciclopedismo 4. ¿Dónde nos hallamos hoy? 5. Primer interludio: retrato del adolescente en la escuela 6. Hablemos de los docentes 7. Ese oscuro objeto idealizado 8. Una escuela "jardín de infantes" ;: 9. Modelos patológicos en la docencia 10. ¿Límites o no límites? 11. Creatividad, divino tesoro 12. Dificultades en la comunicación 13. Segundo interludio: la historia de Paulina 14. Los aprendizajes socio-afectivos, . los cognoscitivos y el rol docente 15. La escuela guardería 16. Cultura posmodema y escuela seClmdaria 17. Las pedagogías "light" , 18. Entre la "disciplina" y la "convivencia" 19. Planteo s conservadores: la pedagogía "líght" como "contra pedagogía" 20. De Gramsci a Femández Enguita: una escuela exigente y útil para todos
Correl usiones
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El presente libro intenta realizar un enfoque global y no demasiado técnico de la crisis de la escuela secundaria y de la situación del alumno adolescente en las condiciones de posmodernidad en las que, en principio, nos toca vivir. El mismo se dirige a profesores, psicólogos, directivos, alumnos y padres que viven distintas caras de la crisis profunda de una institución y que se preguntan por la situación de la adolescencia en nuestros días. Aunque la obra tiene un eje definido, aspira más a plantear problemas y suscitar un diálogo franco que a dar respuestas que se constituyan en recetas para orientar conductas de profesores, alumnos, padres o directivos.
El libro reconoce como antecedente más inmediato un breve artículo titulado "Adolescencia, posmodernidad y escuela secundaria: un enfoque psicoanalítico". Este trabajo fue presentado por nosotros con los seudónimos de Sarmiento y Madonna al concurso del año 1991 del Premio "DI. José Bleger" que organiza la Asociación Psicoanalítica Argentina; un jurado integrado por el DI. Jorge A. Kury, la Dra. Sonia D. Abadi, la Dra. Sara G. de Jarast, el Dr. David Saludjian y el DI. Luis A. Storni lo consideró merecedor del premio. La redacción de este artículo conjunto había sido precedida por la comunicación "Narcisismo y vida cotidiana", presentada por Silvia Di Segni de Obiols en las Cuartas Jomadas de la Asociación de Psicología y Psicoterapia de Grupos, Bs.As., 1988, y por el artículo "Adolescencia, posmodemidad y escuela secundaria" de Guillermo A. Obiols, que había sido enviado al profesor Julián Arroyo Pómeda, secretario de la Sociedad Española de Profesores de Filosofía y publicado en Paideia, revista de dicha entidad en octubre de 1991. Otros antecedentes importantes habían sido un curso dado en la Universidad Nacional de Salta a propuesta de la profesora Lila José, y el planteo del tema en la asignatUJ:a "Didáctica especial y prácticas de la enseñanza en filosofía" en la Facultad de Filosofía y Letras, con un grupo de alumnos-practicantes. . Con posterioridad a la obtención del premio Bleger, en enero de 1992, el profesor Carlos Alemián, de la sección educación del diario La Nación, con el título de "Enfrentamiento de escuela y aluIlli'1os", publicó un artículo en la edición dominical de dicho diario en el que reseñaba las principales tesis planteadas. La publicación efectuada por el profesor Alemián originó que muchas personas, especialmente profesores, psicólogos, psicoanalistas y psicopedagogos y algunas instituciones como el Colegio Ward, la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO) o las editoriales Estrada y A-Z, se interesaran por el artículo que circuló en forma de fotocopia por el mundo de los colegios secundarios donde fue objeto de discusiones. Una mención destacada del mismo fue realizada por el DI. Pablo Grinfeld
de APdeBA en su artículo "Posmodernismo y diversidad psicoanalítiea" presentado en el Congreso de FEPAL, Montevideo, 1992. A partir de aquí, los autores fueron invitados y dieron varias charlas y conferencias relacionadas con el tema del artículo en el Departamento de Orientación del Colegio Nacional de Buenos Aires que dirige la licenciada Elena Pérez, en el Curso de Gestión Educativa organizado por la licenciada Graciela Frigerio en la FLACSO y en las escuelas ORT, en el Curso de Perfeccionamiento Docente dirigido por el profesor Carlos Frumento del Centro de Profesores Diplomados, en la Feria del Libro de 1992, la cátedra de Didáctica especial y prácticas de la enseñanza de la Facultad de Filosofía y Letras y otras instancias institucionales. Un lugar muy especial lo cpnstituyó el ámbito conformado por el "Programa para el mejoramiento de la enseñanza de la filosofía", proyecto de investigación subsidiado por la Secretaría de Ciencia y Técnica de la UBA y codirigido por el DI. Eduardo Rabossi y el profesor Guillermo A. Obiols. A 10 largo de dichos encuentros con profesores, psicólogos, directivos, ete., las tesis que se sostenían en el artículo fueron ratificadas unas Y rectificadas otras, ampliándose hacia nuevos temas y considerando las posiciones de otros autores. El resultado de este complejo proceso es el presente libro que Kapelusz EditOra se mostró muy tempranamente interesada en publicar y con el que los autores aspiran a enriquecer y profündizar los debates va existentes en la escuela seCLrndaria acerca de su sentido, el contenido de sus enseñanzas, el rol de los docentes, los alumnos y los directivOS. A todas las personas e instituciones mencionadas, muchas gracias. Los autores
Introd ucción~~~~~~mm;r¡ El tema de este libro es la situación de la escuela secundaria y del alumno adolescente en las condiciones de posmodernidad. Si consideramos a la posmodernidad como una edad de la culhlra como lo plantea Lyotard (1), la misma se constituye en el marco que moldea tanto a los sujetos como a las instituciones y las prácticas sociales, las redefine y resignifica permitiendo comprender lo que sucede con ellas. Ya no estamos en la época de los adolescentes existencialistas sartreanos. Tampoco se trata de las generaciones masivamente politizadas de los años setenta. Nuestra conjerura es que buena parte de los adolescentes de fin de siglo se hallan influidos por un "clima de ideas" de posmodernidad. Esto no significa que los jóvenes hayan leído La condición postmoderna, como la adhesión al existencialismo no implicaba que conocieran más que las tapas de El ser y la nada. La analogía con el existencialismo, que por lo demás no debe ir más allá de esta comparación, puede tener algo de fructífero si se repara que, en dicha corriente, había por un lado, una importante producción teórica y filosófica y, por otro, una "moda" que incluía una vestimenta, un aspecto físico y ciertas actitudes o hábitos. En el caso de la posmoder-. nidad también nos encontramos con estas dos vertientes: una producción teórica sobre la cuestión y una moda que, debido a los medios de comunicación, se difunde en todo el planeta. Pero no sólo buena parte de los adolescentes son posmodernos, sino que la sociedad misma se "adolescentiza" en las condiciones de posmodernidad y la escuela secundaria, una institución hija de las ideas de la modernidad, ingresa en una crisis mucho más profunda que en cualquiera de sus etapas anteriores. El deterioro de la escuela secundaria argentina en el tiempo se mide por décadas; en el espacio, en mayor o menor medida, abarca a la casi totalidad de los establecimientos, y en cuanto a sus manifestaciones las hay de todo tipo y tenor. . En relación con estas últimas, no hace mucho los resultados de una encuesta entre alumnos del Ciclo Básico Común de la Universidad de Buenos Aires y del curso de ingreso de una universidad privada indicaban que: "Entre .500alumnos que terminaron o están por terminar el secundario, el 36 'y., no sabe sumar fracciones, el 78 % ignora si 6/8 es mayor o menor que 2/4, el.55 % no acierta a responder cuánto suman los ¡ingulos interiores de un triángulo y un p~ntágono, el 21 % no puede precisar qué países nos rodean y el 31 % no tiene una idea precisa de quién fue Julio Verne." (2) Por otra parte, la escuela secundaria logró llegar a las páginas policiales de los diarios en reiteradas oporhmidades en los últimos años con noticias de agresiones físicas que tuvieron por consecuencia
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lesiones de diversa consideración para sus protagonistas: algún alumno golpeó con un fierro a una profesora que lo había amonestado, un padre trompeó a un profesor que no le había dado permiso a su hija para ir al baño, varios alumnos resultaron heridos por choques producidos entre barras de distintos establecimientos, etcétera. También se amontonan en sanidad escolar los pedidos de licencia de los docentes por razones psiquiátricas. Un diario transcribía no hace mucho declaraciones de una profesora que decía: "No quiero volver al aula, tengo miedo de tirar a un alumno por la escalera", lo que en el marco en el que vivimos es altamente probable que ocurra en cualquier momento. Se podría hacer la crónica de esta muerte anunciada, sea la de un alumno o la de algún profesor. Las manifestaciones mencionadas constituyen algunas de las más espectaculares y visibles de que algo no funciona del todo bien en la escuela secundaria en la Argentina. Sin embargo, hay otras expresiones, más habituales y cotidianas, como los rostros hastiados de los alumnos, el cansancio de los profesores, las quejas de los padres, que siendo menos dramáticas hablan de 10 mismo: una institución que se debate en una crisis profunda. Aunque no sirva de consuelo y salvando las distancias, vale la pena señalar que la insatisfacción con el estado de la escuela secundaria no es exclusiva de la Argentina. En un boletín del Servicio Informativo y Cultural de los Estados Unidos de América se decía en 1984, con cierto tono "reaganiano" al uso para la época:
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"...1os resultados de los exámenes, en toda la nación, acusaron un alarmante descenso en el aprovechamiento escolar. A mediados de los setentas hubo un acentuado alejamiento de la experimentación y un retorno a los elementos básicos. En muchos estados empezaron a hacerse pruebas de aprovechamiento para la graduación de los alumnos de enseñanza media." (3)
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Este libro aspira a realizar un análisis general de la escuela secundaria argentina actual, de las diversas facetas de su crisis, de la historia que llevó a la actual situación, de las condiciones sociales y culturales en las que se desenvuelve la escuela, de la situación en que se encuentran el alumno adolescente, los profesores y los padres, de los proyectos de transformación. Aspira más a plantear problemas para enriquecer un debate que a ofrecer soluciones e intenta abarcar de un modo global las cuestiones planteadas. No se trata de una investigación educativa, sino más bien de un ensayo general sobre la situación de la escuela secundaria, aunque, naturalmente, hace uso de los resultados de varias y valiosas investigaciones sobre el tema. Aunque hay muchos libros destinados a tematizar la escuela secundaria, el presente se distingue de cualquier otro, para bien o para mal, por otorgar en el análisis un papel central a la noción de posmodernidad. Ocurre que creemos que desde esta noción, que involucra una gran cantidad de ideas, es posible entender mejor la situación de la escuela y del alumno adolescente. Se parte de tratar suscintamente la cuestión Ifmodernidad- posmodernidad", considerando, en particular, el "clima de ideas" posmodemista gestado en la década de los ochenta, como el marco de referencia en el que se mueven y se redefinen el sujeto adolescente y la institución escuela secundaria. A continuación se tematiza la cuestión del adolescente considerando aIgu.J.'osanálisis clásicos como los de Arminda Aberastury, Peter BIas, Erik Erikson y Louise Kaplan a la luz de las nuevas condiciones socio-culturales. Finalmente consideramos la situación de la escuela secundaria, ámbito clásico de socialización del adolescente, en las condiciones de posmodemidad. El trabajo se cierra con el establecimiento de algunas conclusiones.
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En 1986 un profesor español planteaba un problema bien conocido por los docentes argentinos: "Si un alumno que entra en mi clase por la mañana no está dispuesto a escucharme porque se ha quedado viendo la televisión hasta tarde, ¿se puede decir que su 'desmotivación' estriba en el cadeter trasnochado de mi asignatura? '¡Ad
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(1) Lyotard, ]ean-Franc;ois. La condición postmoderna.
Es. As., REI, 1989, p. 13.
Kunis, Ricardo. "Retroceso en la enseñanza de la escuela secundaria". (2) rín, 27-lO-92.
Bs. As., Cla-
(3) Servicio InfortllativL) y Cultural de los Estados Unidos de América. "El sistema edu-
cativo d" los Estados Unidos", folleto, noviembre de 1984.
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(4) Pel'ia-Ruiz, Henry. "Filosofía, educación y ética". En Revista de Filosofía y de Didáctica de la Filosofía. Aúo IV, número 4, Madrid, 1986.
"La educación en Francia frente a graves problemas". Es.
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Modernidad y posmodernidad: elementos para entender un debate
Ahora luchemos para cumplir aquellas promesas, luchemos por liberar al mundo, por acabar con las barreras, con los odios e intolerancia. LllcJzemos por un mundo con raciocinio, un mundo donde la ciencia y el progreso nos conducirtÍn a lajl'1icidad. Soldados, en nombre de la democracia iunámonos!
Charles Chaplin, 1940.
Desde que en la antigua Grecia Heráclito afirmó que todo cambia permanentemente y Parménides revlicó que lo esencial es inmutable, calibrar la entidad y el significado d~ los cambios ha resultado bastante problemático. Sin embargo, el cambio parece ser el denominador común de las últimas décadas. En la Argentina como en el mundo, en la política como en la economía, en la ternología como en las ideas y la vida cotidiana, en las comunicaciones como en la educación, rápidos y significativos cambios han transformado la vida de gran parte de los hombres, a los que nos toca vivir LID complejo final de siglo. Aunque el cambio lo afecta todo y produce una crisis global de las distintas sociedades, hay territorios, sectores, institudones, grupos y generaciones, más o menos dinámicos, más o menos dependientes, que viven la crisis de modo diferente. No es difícil advertir la interrelación entre los diversos procesos de cambio: un descubri..'11Íentotecnológico en el mundo desarrollado lleva a que tiempo después se instale un video-club a la vuelta de nuestra casa, lo que traerá como consecuencias, entre muchas otras, menos salidas al cine, con una reducción en el número de salas, y un mayor acceso al mundo de la imagen televisiva, con una reducción del tiempo dedicado a otras actividades; el generalizado uso del walk-man entre los jóvenes, replantea su relación con la música que se hace omnipresente en de los contextos más diversos, incluida el aula de la escuela que debe dar alguna respuesta a este nuevo fenómeno. Aunque advertimos la interrelación de los cambios entre sí, más difícil resulta encontrar un hilo conductor que nos permita aproximamos a comprender las grandes líneas de los procesos de cambio los que participamos, un hilo conductor que nos
permita llegar a entender, aunque sea de un modo provisional, el sentido global de los mismos y nos posibilite una ubicación más o menos lúcida en relación con ellos. Naturalmente se puede intentar buscar este hilo conductor en muy distintas áreas y acudiendo a distintos conceptos; explicarlo todo desde la economia, a partir de la revolución científico-tecnológica o postular una crisis de los valores. Sin embargo, estas explicaciones suelen ser un tanto reduccionistas: todo seria consecuencia de ciertos desarrollos producidos en el área que se privilegia. En lugar de definir una clara, pero a la vez unilateral perspectiva, para intentar una comprensión de los procesos de cambio, hemos optado, en este trabajo, por algo más difuso cual es considerar como punto dé referencia la transición, el corte o el enfrentamiento modernidad- posmodernidad que atraviesa las disciplinas científicas, pero también las expresiones estéticas, el mundo de los valores, la política, la economia, la educación y la vida cotidiana. Este corte modemidad- posmodernidad ha resultado fecundo para entender diferentes áreas sociales y aunque se lo ha aplicado a la comprensión de la educación, en general, y a la universidad en particular, casi no se lo ha empleado para comprender la crisis de la escuela secundaria y la situación del adolescente en relación con esta institución en las presentes circunstancias. La expresión "posmodemidad" fue ocupando un espacio a partir de los años ochenta. Desde su uso en los medios de comunicación en primer término, y en el vocabulario de algunos jóvenes posteriormente, quienes la abreviaron "posma", nos fuimos habituando a una palabra que, en casi todos los casos, se emplea con un significado extremadamente vago. Comencemos por indagar sus orígenes. A fines de los sesenta, Alain Touraine escribe un libro titulado La sociedad postindustrial; en la década del setenta se habla de cultura posmodema, con especjal referencia a la arquitectura. De 1979 es el libro de Jean-Fran<;:oisLyotard, La condición pos moderna, donde sostiene la hipótesis de que el saber cambia de estatuto al mismo tiempo que las sociedades entran en la llamada edad posindustrial y las culturas en la edad posmodema. (1) La posmodernidad sería entonces la cultura que correspondería a las sociedades posindustriales, sociedades que se habríall desarrollado en los países capitalistas avanzados a partir de los años cincuenta sobre la base de la reconstrucción de posguerra. Más adelante consideramos en este trabajo las características de estas sociedades posindustriales y, lo que será objeto de nuestro especial interés, las de la cultura posmodema. Pero hay un punto de referencia inevitable de donde la posmodernidad recibe su nombre que es la modernidad. La posmodemidad, como edad de la cultura, debe comprenderse por referencia a lo que se denomina "modernidad", ya sea que se la considere como su contrapartida, como su continuidad o su superación. Nuestro planteo nos llevará entonces inicialmente a la consideración de las ideas de la modernidad en los siglos xvn Y xvm y al replallteo y las criticas de estas ideas en el siglo XIX;posteriormente estudiaremos el desenvolvimiento de las sociedades posindustriales y la crisis de la modernidad; seguiremos desarrollando las ideas que conforman la cultura posmodema, para finalizar con una valoración crítica de lo expuesto.
1. Las ideas de la modernidad en los siglos XVII y XVIII
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La modemidéld se había gestado en las ciudades comerciales de la BajélEdéld Media en 1<1sque se había desarrollado el capitalismo y surgido una nueva clasc social: la burguesía. En las mismas se había originado el Renacimiento artístico de los siglos XV y XVI con figuras que, como Leonardo Da Vinci, atisbaban un futuro diferente. De estas ciudades había partido el impulso de viajar y conocer el mundo, de afán de riquezas y de conocimiento científico. El mundo se ensancha con los grandes viajes de descubrimiento y conquista de los siglos XV y XVI que penetran en 10 desconocido y abren nuevas posibilidades al comercio cuyo desarrollo lleva, progresivamente, a la constitución de un incipiente mercado mundial potenciado por la plata americana. El predominio económico y po[[tico se desplaza del Mediterráneo al Atlántico, a partir del siglo XVI. Políticamente, los estados nacionales, necesarios pélra encarar tos enormes gastos que exigen las empresas de la modernidad, se van consolidando frente a la multitud de condados, ducados, etc. La autoridad de los reyes, apoyados por la burguesía¡ se impone sobre los señores feudales y enfrenta exitosamente al papado. En materia religiosa, en el siglo XVI se produce la Reforma Protestante. Esta¡ al defender la libre interpretación de la Biblia, significa un espaldarazo en el desarrollo del individuo. Con la Reforma, la religión se recluye en la conciencia individual y se retira de los asuntos públicos. Por otra partc, la Reforma cuestiona la supuesta dignidad de la pobreza y exalta el valor del trabajo con lo que propende al desarrollo del capitalismo. A lélReformél sigue la Contra-Reforma, la intolerancia¡ cidental. las guerras de religión, y la ruptura política y religiosa de Europa OcEn el siglo XVI Copémico postula el sistema astronómico heliocéntrico en reemplazo de la concepción tradicional que ubicaba a la tierra en el centro del lmiverso. Poco después, a principios del siglo XVII, Galileo realizará astronomía observacional y una lectura matemática de la naturaleza estableciendo las leyes de la caída de los cuerpos y Kepler, corrigiendo a Copérnico, enunciará las leyes del movimiento de los planetas. En buena medida estas ideas se abrirán camino luchando contra la intolerancia de la Iglesia, que llevmá a Giordano Bruno, defensor de las teorías de Copérnico y de la idea de la infinitud del universo, a la hoguera y que obligará a Galileo a abjurar de sus creenciéls. A fines del siglo XVII, Newton enunciará la teoría de la gravitación universal, paradigma de la física moderna.
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Este conjunto de cambios llevan a una crisis de la concepción medieval del mundo centrada en 'Dios v en considerar al ser humano una criatura trascendente cuyo auténtico destino es la salvación de su alma. La modernidad va a elaborar una concepción más bien antropocéntrica, menos religiosa y más profana, para la cual la vida es la terrenal y el cuerpo recupera su lugar alIado delauténtica alma.
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Con la crisis de la concepción medieval del mundo se cuestionan las grandes autoridades medievales: la Biblia, la Iglesia y Aristóteles. Como contrapartida, con el desarrollo científico, los tiempos modernos darán progresivamente más importancia a la observación y la experimentación que a cualquier autoridad. Una descripción literaria de los tiempos modernos en la que se resume buena parte de lo expue~to se encuentra en Galileo Galilei, obra del dramaturgo alemán Bertolt Brecht, quien pone en boca de Galileo, las siguientes palabras: "Desde hace dos mil años, Andrea, la Humanidad cree que el Sol y todos los astros del Cielo giran alrededor de la Tierra. Pontífices y cardenales, príncipes y eruditos, militares y comerciantes, alfareros y artesanos, todos creen estar parados inmóviles, sujetos a una esfera de cristal. Pero ahora nosotros vamos a terminar con todo eso. Se acerca-una nueva era, amiguito, y a rrú me gusta pensar que todo empezó con los barcos. Desde que el hombre tiene memoria, los barcos se arrastraron a lo largo de la costa. Pero un día decidieron lanzarse mar adentro. En nuestro viejo continente se empieza a escuchar el rumor de que hay otros continentes, y el hombre descubre alborozado que el h'tmenso océano, tan temido, no es más que un modesto estanque. Surge entonces el deseo de investigar la causa de todas las cosas: por qué la piedra cae cuando la soltamos y por qué se eleva cuando la arrojamos hacia arriba. Todos los días se descubre algo nuevo, y si bien ya se han explicado muchas cosas, lo que queda por explicar es muchísimo más todavía. Por eso, loma gran tarea le espera a las nuevas generaciones. Una vez, cuando era joven, vi a dos albañiles que, luego de cambiar ideas tan sólo cinco minutos, sustituyeron la costumbre milenaria de mover los bloques de granito por una nueva y más razonable manera de disponer las cuerdas y las poleas. En ese m.omento me di cuenta de que el tiempo viejo había terminado y de que estábamos ante una nueva época. Pronto la Humanidad entera sabrá exactamente dónde habita, en qué clase de cuerpo celeste le ha tocado vivir. Al hombre ya no le alcanza con lo que dicen los viejos textos, y donde la fe reinó mil años, hoy reina la duda. 'Sí, los libros dicen eso, pero ahora yo quiero mirar con mis propios ojos', piensa. Hasta las verdades más respetadas son puestas en tela de juicio, y ha empezado a soplar LIDviento que levanta las doradas vestiduras de príncipes y prelados, dejando al desnudo piernas más gordas o más tlacas, pero exactamente iguales a las nuestras. Yo te aseguro, Andrea, que antes de morirnos vamos a oír hablar de astronomía hasta en los mercados." (2) Es en este contexto que Descartes inicia sus Meditaciones metafiside 1641, con las que se considera que comienza la filosofía moderna diciendo:
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"Hace ya algún tiempo que me he dado cuenta de que desde mis
primeros años había admitido como verdaderas una cantidad de opiniones falsas y que lo que después había fundado sobre principios tan poco seguros no podía ser sino muy dudoso e incierto, de modo que me era preciso intentar seriamente, una vez en mi vida, deshacerme de todas las opiniones que hasta entonces había creído y empezar enteramente de nuevo desde los fundamentos si quería establecer algo firme y constante en las ciencias." (3) Descartes afirma que a lo largo de su vida ha considerado como verdaderas una cantidad de opiniones falsas y que todo lo edificado sobre ellas no puede ser sino dudoso e incierto. De este modo, expresa sus dudas sobre todo aquello que le han enseñado: los principios aristotélicos y los valores tradicionales; péro la duda no aqueja a Descartes individualmente, sino que es el sentimiento de la época frente a las transformaciones que han tenido lugar. Si el conocimiento tradicional ha mostrado no ser muy firme, es necesario "empezar de nuevo, desde los fundamentos", es decir, rehmdar el edificio todo del saber; por esta idea de "empezar de nuevo" es que Hegel considera a Descartes un "héroe" de la filosofía. Para esta tarea es que necesita un métodO; el elemento esencial de ese método es justamente la duda, ahora transformada en instrumento: no habrá que admitir proposición alguna que no sea indubitable. Para la misma época la preocupación por el método también está presente en F. Bacon, filósofo británico. El método es concebido por ambos como un camino para descubrir nuevas verdades, a diferencia del silogismo que sólo permite convalidar lo ya sabido, y como Lmconjunto de procedimientos sencillos que cualquier persona podría aplicar. Estas características implican una democratización del saber y una concepción revolucionaria para la época. Inicialmente Descartes duda de todo, y, en ese momento, aparece como un escéptico, pero profundizando en la duda descubre que en tanto que duda piensa y si piensa existe. "Pienso luego existo" se constituye en la primera verdad. La primera certeza es la existencia del yo que piensa. La misma existencia de Dios y la del mundo se derivarán de esta verdad. Nunca antes de Descartes se le había dado un papel tan fundamental al sujeto pensante. La preeminencia del mismo será el signo fundamental de casi toda la modernidad. Mientras en Europa continental se desarrolla el racionalismo, en bglaterra crece vigorosamente otra rama de la fiJosofíamoderna: el empirismo. Según el empirismo, el conocimiento se halla hmdado en la experiencia y por experiencia, en última instancia, se entiende algún tipo de información sensorial. Para los empiristas no hay ideas innatas; por el contrario, la conciencia es una tabla rasa, un papel en blanco por escribir y quien escribe es la experiencia. La escuela empirista británica incluye a F. Bacon, contemporáneo de Descartes, J. Locke, G. Berkeley y David Bume. Ya en el siglo XVIIIlos empiristas británicos por boca de Hume, mucho más drásticamente que Descartes, afirmaban: "Si procediéramos a revisar las bibliotecas convencidos de estos ::;
en cambio, se identificará con cualquier otro ilustrado en cualquier continente. En materia de religión, los ilUstrados son librepensadores, en su mayor parte no se trata de ateos, pero está muy extendida la idea de una religión nahual o deísmo. Esta posición sostiene que en el fondo de las distintas religiones históricas habría una religiosidad racional común. Las distintas tradiciones históricas deformarían ese núcleo naturalllevando a la superstición y el fanatismo; Dios, denominado preferentemente "Ser supremo", es considerado el gran arquitecto, punto de referencia último para la explicación del universo. La Revolución Francesa con su lema "Libertad, igualdad y fraternidad" y la democracia política son deudoras de la Ilustración y forman parte del núcleo de las ideas de la modernidad que tanto iní1uyen en nuestra Revolución de Mayo y, en general, en el proceso independentista en Hispanoamérica. Una esfera particularmente importante en el desarrollo de la modernidad está constituida por el campo de las ideas éticas. Las normas morales y jurídicas de un pueblo se originan generalmente a partir de las tradiciones religiosas. Durante siglos se concibió al Estado como dotado de una religión oficial. En la Europa medieval, más allá de las diferencias entre los distintos pueblos que la conforman, la religión católica es la fuente de las normas morales y jurídicas, las cuales dejan poco margen para el desarrollo de ideales de vida individuales que contradigan las tradiciones sociales. En ese marco, las minorías musulmana y judía son apenas toleradas. Con la Reforma Protestante"y las guerras de religión del siglo XVIIse quiebra la unidad religiosa y la idea de fundamentar la moral y el derecho en la religión cede su paso entre los iluministas a una concepción que busca establecer normas universales fundamentadas racionalmente. El progreso que ha proclamado la ilustración tiene en el dominio de la moral un ámbito privilegiado y, en esta esfera, el progreso consistirá en buscar establecer normas que, en lugar de valer para un pueblo o tilla cultura deterrrünadas, valgan para todos, sean universales y, en vez de estar basadas en la tradición o-en la religión, tengan un fundamento racional. En realidad, los requisitos de racionalidad y universalidad se complementan. La ética de Kant, expuesta en la Fundamentación de la metafísica de las costumbres y en la Crítica de la razón práctica va a constituir el más elaborado intento por construir una ética universal de naturaleza racio- -
principios, ¡qué estragos no haríamos! Si cogemos cualquier volumen de Teología o metafísica escolástica,por ejemplo, preguntemos: ¿Contiene algún razonamiento abstracto sobre la cantidad y el nÚfi.lero? No. ¿Contiene algún razonamiento experimental acerca de cuestiones de hecho o existencia? No. Tírese entonces a las llamas, pues no puede contener más que sofistería e ilusión." (4)
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Si se repara que todavía en el año 1600Giordano Bruno había sido quemado por la Inquisición por adherir a las ideas de Copérnico en contra de las verdades reveladas de la teología, es notable y sintomático de un cambio de la mentalidad imperante que sólo ciento cincuenta años después Hume, en nombre de los principios del empirismo, se permita sugerir, metafóricamente, que los libros de teología o metafísica escolástica pueden ser quemados sin ningtma pérdida. La tradición racionalista francesa, el empirismo británico y el desarrollo de las ciencias son en el plano de las ideas las fuentes de las que se nutre el Iluminismo, o filosofía de la ilustración, en el siglo XVIII. Esta corriente de pensamiento defiende una razón que se apoya en la experiencia, que va de lo singular a lo universal, de los hechos a los principios y que, cada vez más, va tomando a la ciencia natural como el modelo de todo conocimiento. El auge de la burguesía, el desarrollo del capitalismo y las revoluciones inglesa, norteamericana y Írancesa constituven el marco económico, social v político en el que se forman las idea~ iluministas, ideas que a su ve;' van a ejercer decisiva in±luencia en la sociedad en general y en los procesos revolucionarios mencionados en particular. En 1751 comenzó a publicarse la Enciclopedia o Diccionario Razonado de las Ciencias, de las Artes y de los Oficios, bajo la dirección de Diderot y D'Alembert, que buscaba reunir y sistematizar todos los conocin:üentos, incluidos los pertenecientes a los oficios y las artes mecánicas, para difundirlos entre los contemporáneos y trasmitirlos a la posteridad "para que nuestros nietos, al convertirse en más instruidos, lleguen también a más virtuosos y más felices". Característica de la Enciclopedia y del movimiento ilustrado es la idea de que el conocimiento es útil, debe divulgarse y tiene un carácter liberador, pues, a mayor instrucción corresponderá mayor virtud y mayor felicidad; en la divulgación del conocimiento los ilustrados le asignarán un papel privilegiado a la educación y, en particular, a la escuela y al libro. La educación debe ampliarse a "todas las condiciones". Merced a la misma y al desarrollo d~ las ciencias, la humanidad puede lograr un futuro mejor: progresar, tanto material como espiritualmente. En lugar de ubicar lli'l.aedad de oro en el pasado, en algún pasado remoto y perdido, mito común a varias culturas, los iluministas creen que es posible lograr, en el futuro, una humanidad más libre de los condicionamientos de la naturaleza. En general, los ilustrados ven al progreso como una posibilidad de la humanidad, y no como una marcha inexorable de la misma hacia algo mejor. El iluminismo tiene una vocación universalista, sus ideales son de tipo universal, el ciudadano ilustrado rechazará los prejuicios de raza, nacionalidad o religión y,
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Según Kant puede haber muchas cosas buenas como el ,:alor, la decisión, la perseverancia y otras muchas cualidades, pero ninguna de ellas puede ser llamada buena sin re~tricción, porque cualquiera de estas cualidades pueden llegar a ser malas y daüinas si lél_voluntad que ha de hacer uso de ellas no es buena. Una voluntad buena, en cambio, lo es en cualquier circunstancia y con independencia de que alcance un fin propuesto. No importa el éxito de la acción. Así, por ejemplo, si hago todo lo posible por ayudar a una persona y finalmente fracaso en el intento, esto no diminuye el valor moral de la acción. 1;:-
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La buena voluntad es buena cuando obra no por 'inclinación, es decir, siguiendo alguna tendencia de nuestra sensibilidad, sino cuando obra por deber. En nuestras acciones podemos obrar en forma contraria al ddx'r, siguicndo nlgllll
Finalmente, puedo obrar simplemente pUl' deber Cll,llldo ayudo a una persona porque el deber manda ayudar a un semejante. Sólo estas últimas acciones merecen la calificación de moralmente buenas. Las contrarias al deber son moralmente malas y las que se efectúan de acuerdo con el deber, pero por inclinación, son moralmente neutras. Así, por ejemplo, Kant analiza el caso de los actos de"beneficencia y señala que hacer beneficencia es un deber pero que en realidad muchas personas experimentan un cierto regocijo al efectuar la beneficencia; en consecuencia, obran de acuerdo .11dclll'r, siguiendo una inciill.1ción, pl~r() no por dl'bl~r y su acción, ;1UI1(]Uenu ('s Illomlllll'nle reprol'h.1bll', tampoco es dign.1 de que' se 11'adjudique valor lTIOrdl.
Kant define al deber como la necesidad de una acción por respeto a la ley. Se refiere a la ley moral universal que la razón práctica da a la voluntad y que dice que" ...no debo obrar nunca más que de modo que pueda querer que mi máxima deba convertirse en ley l.miversal" (5). Esta ley, a la que Kant llama imperativo categórico, quiere decir que no debo obrar sino de acuerdo con máximas que puedan universalizarse. Sólo obro moralmente bien cuando puedo querer, es decir, aceptar por propia convicción como obligatorio para mí, que el principio de mi querer se convierta en ley válida para todos. Así, por ejemplo, supongamos que en determinadas circunstancias puedo obtener un beneficio diciendo una mentira, mi máxima podría expresarse así: "En caso de que me sea útil diré una mentira". Esta máxima puede servirme, pero, según Kant debo generalizada y pensada como si fuera una ley que dijera: "Cualquier persona, en caso de que le sea útil, puede decir una mentira". Al universalizarse, se advierte que esta máxima no puede valer como ley general, pues, si todos mienten, la misma mentira ya no sería eficaz. La máxima, en resumen, no es moralmente buena. Lo moralmente malo consiste en que el sujeto se permita acciones que no les permite a los demás. El imperativo categórico se constituye así en el fundamentofacional de las normas morales que la modernidad buscaba. Ante la necesidad de obrar, el sujeto racional debe preguntarse si la máxima con la que se está guiando es universalizable o no. La ética kantiana es a priori, puesto que el imperativo categórico no depende de condiciones o circunstancias empíricas, es formal porque lo que enuncia es la condición general él que deben someterse las acciones para ser consideradas moralmente buenas, pero no dice en concreto o en particular qué es lo que debe hacer cada individuo; precisamente por dejar librada a cada individuo la elección de las máximas, con la sola restricción de que sean universalizables, la ética kantiana es autónoma. Jürgen Habermas, filósofo alemán de la escuela de Frankfurt, realiza
una síntesis del significado del Iluminismo con las siguientes palabras: "El proyecto de modernidad formulado por los filósofos del iluminismo en el siglo XVIII se basaba en el desarrollo de una ciencia objetiva, una moral universal, una ley y un arte autónomos y regulados por lógiCilSpropias. Al mismo tiempo, este proyecto intentaba liberar el potvllcial cognitivo de cada una de estas esferas de toda forma esotérica. Deseaban l'mplcar esta acumulación de cultura especializada en el enriquecimiento de la vida diaria, es decir en la organización racional de la cotidianeidad social." (6) Como se habrá advertido, el conjunto de ideas gestadas en los siglos XVII Y XVIII constituyó una concepción del mundo altemativa a la cosmovisión cristiana indiscutiblemente hegemónica en el medioevo y se tradujo en instituciones y pautas concretas de conducta que orientaron la vida de los hombres en todo el ml.mdo. América no fue ajena a este proCl'SOy en ocasiones se consideró que la modemidad tenía más posibilidades de plasmarse integralmente por constituir l.m territorio virgen en el que sería más fácil organizar la sociedad desde las pautas modemas. El proceso de revoluciones independentistas que desde fines del siglo XVIII se desarrolla en el continente es expresión del clima de ideas de la modernidad.
2. El siglo XIX:críticas y replanteos de las ideas de la modernidad En lo económico-social, el siglo XIX es la época de la consolidación del desarrollo industrial iniciado en la segl.mda mitad del siglo anterior, con la aplicación en gran escala de la máquina de vapor a las comunicaciones y la producción. Con la Revolución industrial se desarrolla un nuevo sector social, el proletariado o la clase obrera, que trabaja en las minas de carbón y en las fábricas y que va a librar importantes luchas sociale's, que en algunos momentos se transformarán en luchas políticas. Todo el período está marcado por un ascenso constante en todos los países europeos de la burguesía. En todas partes es su capital el criterio que sitúa a los individuos dentro o fuera de la misma. La burguesía, por una parte se opone a la nobleza; por la otra, se opone a las reivindicaciones obreras y populares, siendo ella misma heterogénea y tejiendo alianzas altemativamente con uno u otro sector social. En el plano político la primera mitad del siglo XIX oscilará entre la revolución y la restauración, entre las repúblicas o monarquías constitucionales y las monarquías o imperios absolutistas. Ya en la segunda mitad, la revolución política se desvanece y lo que predomina es el despliegue del capitalismo en el mundo. La restauración, después de la derrota de Napoleón en 1815, reacciona contra el Iluminismo. De Maistre y de Bonald/pensadores
tradicionalistas, desechan la pOsibilidad de que el hombre programe racionalmente la sociedad. El segundo de los nombrados afirma: "El hombre no puede dotar de una constitución a la sociedad política, como tampoco puede dot;.lr de gravedad a los cuerpos o de extensión a la materia". (7) En una orierü'lCitÍn Silllil,lr, p.1ra la Escuela histórica del derecho que se desarrolla con fuerza en Ak'lll,wia, \;1 gl~l1l'r,lci(¡nanterior GHC' da de "sentido histórico". Se desenvuelve el nacionalismo que constituirá una fuerza política importante en el siglo XIX y que enfatiza como elementos diferenciado res de la nación los aspectos geográficos, étnicos, religiosos y lingüísticos, reivindicando el volkgeist, el espíritu del pueblo, y las tradiciones nacionales. En realidad, aunque el siglo xvnI, llamado eL"siglo de las luces", es el siglo del auge de la razón universalista y de la idea de progreso, no faltarán en el mismo tendencias que cuestionarán tanto la idea de progreso como [,1 posibilidad dl' una r¡lzrín univl'rsalista en (,1 plano práctico y ¡ltlll en el tetÍrico. Expresión de estos cuestionamientos a la modernidad es el alem¡ín Johann G. Herder quien en su Filosofía de la historia para la educación de la humanidad sostiene una concepción providencialista de la historia en la que cada pueblo debe desarrollar sus propias instituciones y formas espirituales que le son características. Para Herder, ca.da época constituye una plenitud en sí y no hay progreso en la historia. Las ideas de Herder se ampliarán y desarrollarán en el romanticismo alemán del siglo XIX, cuyos ideales se contrapondrán marcadamente al Iluminismo del XVIII. Mientras e1l1uminismo se identific<.1con la mz(¡n y 1<.1 ciencia, el wm
movimiento más literario que filosófico y que dará grandes poetas como el inglés Byron o el italiano Leopardi. La crítica de la modernidad en el siglo XIX iniciada por el romanticismo culminará en su segunda mitad con el pensamiento de un filósofo extremadamente corrosivo: Federico Nietzsche. Para éste, la filosofía occidental, con excepción de Heráclito y otro puñado de filósofos, h;¡ sidll una filosllfía del St'!: que busca un fundamento absoluto y que se h,l lllvidadll dl'1 dc'venir, una filosofía del concepto que ignora la vida y la voluntad de vivir, una filosofía de la razón que se opone al testimonio de los sentidos. Nietzsche también critica la moral por su antinaturalidad, por su oposición a la vida, por condenar los instintos y por constituir una evasión del mundo real, de las condiciones concretas de existencia. En realidad, la moral tradicional es para Nietzsche una moral de esclavos que exalta el dolor, la pequeñez, la humildad, la amabilidad, la bondad, la objetividad, el amor al prójimo y que niega In que sería una moral de seíl0res que apreciaría la vida, el pockr, ];¡ grande/a, el placer, b virilidad. La moral tradicional ha significado un ascemo de los valores de los débiles; el liberalismo, la democracia, la Revolución francesa y los movimientos sociales del siglo XIX se inscriben en esta línea valorativa a la que Nietzche opone la voluntad de vivir que es el mayor desmentido a la objetividad, al igualitarismo, a la piedad y a la compasión. Vivir es arriesgar la vida y vivir peligrosamente. La crítica de la religión comienza por hacer notar que la religión nace del miedo. El cristianismo invierte los valores grecoromanos y destruye los \,<:¡loresde los pueblos germánicos, la bestia rubia, el germano bárbaro, es domesticado. El cristianismo significa la pérdida del sentido de la tierra, la pérdida de los instintos y la introducción de los valores mezquinos, propios del rebaño, y de la noción de pecado, una idea que atenta contra los instintos de la vida. Para que el hombre viva, Dios ha de morir; para que la vida florezca en la tierra, no debe haber más allá. Pero Dios ha muerto como fruto de la modernidad. A través de las experiencias del antropocentrismo del Renacimiento, el racionalismo desde Descartes, el poder del pueblo con la Ilustración y del auge de la ciencia con el positivismo, no hay lugar para Dios en la cultura moderna que es una cultura secularizada. Hemos matado a Dios. Como resultado de la muerte de Dios, el hombre moderno ha llegado al nihilismo que significa una falta de metas, una falta de respuestas a los porqué que se habían respondido desde Dios. Nos hallamos perdidos. Ntl hay posibilidad de obrar a partir de un fundamento sólido. La experiencia del nihilismo se acentuará en la experiencia vital del siglo XX después de las dos grandes guerras mundi?tles y todos sus horrores. Pero el siglo XIX no es todo romanticismo, sino que en buena medida'puede entendérselo como una continuación crítica de la línea que arrancando con Descartes y el empirismo británico se prolonga hasta el Iluminismo y Kant. Tres son los grandes pensadores que expresan esta continuidad crítica respecto de la Ilustración: Comte, Hegel y Marx. . 11
Augusto Comte funda el positivismo en la primera mitad del siglo XIX. ¿Qué significa "positivo"? Comte dice que positivo significa lo real frente a lo quimérico o lo fantástico, 10 real es 10 dado en la experiencia; positivo también significa lo útil, frente a 10 ocioso, con lo cual Comte defiende una concepción instrumentalista del conocimiento que tiene fuerza por 10 menos desde Bacon; positivo significa también lo preciso, contra 10 vago, lo indefinido; positivo es lo constructivo, 10 organizador, frente a lo destructivo; por último, positivo es lo relativo, frente a lo absoluto, conocimiento de fenómenos, no de esencias. El punto de partida de Comte es una filosofía de la historia que se resume en la ley de los tres estados. En el estado~teológico se explican los fenómenos por medio de seres sobrenaturales, sus fases son el fetichismo, el politeísmo y el monoteísmo, y se corresponde con un poder espiritual teocrático y un poder temporal monárquico unidos en W1estado de tipo militar. El estado metafísico arranca del monoteísmo y despersonaliza la fuerza divina, y la causa de los fenómenos pasan a ser ideas abstractas o principios racionales. Es un período crítico en el que irrumpen las fuerzas negativas, disolventes de la inteligencia. En el estado positivo la especulación metafísica es sustituida por una investigación de los fenómenos lL.Tllitadaa la búsqueda de sus relaciones. En este estado, los sabios o científicos pasan a desempeñar el poder espiritual que antes ejercieran los teólogos y los industriales ocupan el poder temporal que en el primer estado ejercieran los monarcas. Esta reivindicación de los industriales es de origen saL.'1tsimoniano y en ella se expresa el carácter burgués y la aguda' percepción de Comte de la importancia de este nuevo sector social que se está desarrollando con la revolución industriaL El pasaje por los tres estados, además de una dimensión social tiene una dimensión individual: el niño es un teólogo; el adolescente, un metafísico; y el adulto, un científico o una mentalidad positiva. La ciencia, para el positivismo, se apoya en una metodología general de tipo L.'lductivista. Los hechos singulares son conocidos por la observación y la experimentación; no hay conocimientos a priori; por vía inductiva se pueden llegar a establecer leyes que no explican los fenómenos, sino que describen las regularidádes observables en los mismos. La ciencia tiene un carácter instrumental, es valiosa porque sirve a la técnica y a la industria. Las ciencias se ordenan en una jerarquía que tiene en su base a la ciencia más general, menos compleja y que ha alcanzado en primer término el estado positivo: la matemática; apoyándose sobre la: matemática se encuentra la astronomía que es un poco menos general y poco más compleja que la matemática; a continuación se hallan la física I la Química, la bioloo-ía es la ~ o y, finalmente, la sociolobo-ía.Esta última « más compleja, la menos general y la menos desarrollada. La sociología es concebida por Comte como una ciencia natural, la denomina "física social" y tiene por objeto establecer las leyes que rigen el desarrollo social como el de un organismo vivo. Comte lamenta que la sociología todavía esté en pañales y atribuye a este escaso
desarrollo los desórdenes sociales de su época. Naturalmente, el atraso de la sociología se explica por la complejidad del objeto de que se ocupa: el hombre en sus relaciones sociales, lo que ha hecho que todavía no haya llegado al estado positivo. Cuando la sociología ingrese, con Comte, al estado positivo, la humanidad en su conjunto habrá ingresado al tercer estado. Esta concepción de las ciencias sociales como desarrollo de las ciencias naturales es típica del positivismo. En la sociología de Comte se distinguen la estática y la dinámica social. La estática social estudia al individuo, la familia y la sociedad desde la perspectiva del orden, es decir, desde la estructura que le da a estos objetos estabilidad y firmeza. La dinámica social, en cambio, estudia el progreso; es decir, el cambio, el pasaje de W1estado a otro. Cada estado (teológico, metafísico y positivo) constituye una situación transitoria, a excepción del último, que es el estado definitivo. En una línea de pensamiento muy distinta de la de Comte, Hegel, en los primeros años del siglo XIX, en su Filosofía de la historia, trata de demostrar que el mlLl1do de la voluntad no está sometido al azar, que lo que sucede en la historia tiene un carácter racional, que hay un espíritu que se está desenvolviendo en la historia. La primera categoría que surge al pensar el proceso histórico es la de "variación", la de.que en la historia todo pasa y nada permanece: "En la historia caminamos entre las ruL.'las de lo egregio" (8); pero a la categoría de variación incesante, sucede la categoría del "rejuvenecimiento": de la muerte surge una nueva vida, corno en el mito del ave fénix; pero la nueva vida no es idéntica a la anterior/ la nueva vida encarna otro momento en el desarrollo del espíritu, el espíritu se sublima. Cada pueblo, según Hegel, encarna un momento en el desarrollo del espíritu y ningún individuo puede saltar por encima del espíritu de su pueblo. El papel de los grandes hombres de la historia es encamar o interpretar adecuadamente el espíritu del pueblo, éstos son los conductores de los pueblos, como Napoleón, por ejemplo. En realidad, los grandes hombres, creyendo perseguir sus propios fines, su gloria, cumplen con el papel asignado por la historia. A esta superposición entre el fin de la historia y el fin subjetivo, Begella llama la argucia de la razón. Con estas categorías analiza el papel desempeñado en la historia por cada pueblo o cultura, desde China e India hasta los pueblos germánicos, considerando que "América es el continente del porvenir", es decir, que todavía no ha ingresado en la historia universal pero lo hará en el futuro. A grandes rasgos, Hegel ve en el desarrollo histórico una marcha hacia mayores grados de libertad. En los grandes imperios orientales, uno solo, el emperador, es libre. En las polis griegas y la república rornana, muchos, los ciudadanos, son libres. El cristiarLismo proclama la igualdad de los hombres ante Dios y, con la reforma protestante que reivindica la libre interpretación de la Biblia, los pueblos germánicos encarnan el mayor grado de libertad alcanzado. A mediados del siglo XIX, Marx construye su filosofía sobre la base de las doctrinas de la filosofía clásica alemana, la economía política inglesa y el socialismo francés. De la filosofía alemana Marx rescata buena parte del pensamiento de Hegel y Feuerbach, un filósofo de la
izquierda hegeliana. De la economía política británica, Marx toma la teoría del trabajo como base del valor, teoría ya enunciada por Adam Smith y David Ricardo. Desde la revolución de 1789, Francia había sido el caldo de cultivo de doctrinas socialistas con figuras como Babeuf, que ya en 1789 levanta las banderas rojas y que termina guillotinado, o Saint-Simon y hechos políticos de la envergadura de la Comuna de París de 1871, primera experiencia de una insurrección obrera y popular que logra controlar París durante unos meses. Este pensamiento socialista es calificado por Marx como socialismo utópico, como una expresión voluntarista al que opondrá el socialismo científico. Mientras los socialistas utópicos imaginaban al socialismo como una vuelta hacia un pasado más simple, Marx lo entiende como el avance hacia un mayor grado de complejidad y desarrollo social, posibilitado por el capitalismo. . Según Marx, el modo de producción capitalista lleva a una concentración de la burguesía -habrá cada vez menos burgueses, cada vez más ricos- y a la proletarización de la inmensa mayoría de la socie-. dad, a una socialización cada vez mayor de la producción en grandes establecimientos industriales, y conduce a crisis de superproducción con L'levitables recesiones. De las condiciones en que se desenvuelve el modo de producción capitalista surge la necesidad de un nuevo modo de Droducción: el socialismo, en el cual se 2stablecerá la proDiedad colectiva de los medios de producción y desaparecerá la burg~esía como clase social. El proletariado, a través de la revolución social, puede y debe acelerar el proceso de surgimiento de la nueva sociedad. Las ideas de Matx inspiraron la mayor parte de los procesos revolucionarios dd siglo XX. Hegel, Marx y Comte expresan, cada uno a su manera, lL.""1 pensamiento que cree ver en el desarrollo histórico de la humanidad una cierta lógica: desarrollo del espíritu, lucha de clases y pasaje de la ignorancia al conocimiento, respectivamente. Los tres además confían en que la humanidad puede progresar, y en algún caso hasta afirman que el progreso se ha de producir inexorablemente, aunque definen este progreso de manera distinta: el reino de la libertad bajo la monarglúa constitucional para Hegel, el estado científico-positivo en el que la sociedad es dirigida por los industriales para Comte y la sociedad socialista producto de la lucha de clases para Marx. Los tres tienden a pensar en términos de la humanidad en su conjunto y aunque a ellos les "interesa el desarrollo del individuo y su libertad, encuentran las posibilidades de realización del mismo inscribiéndolo en proyectos colectivos. También con grandes diferencias entre sí, Hegel, Marx y Comte cuestionan las ideas iluministas y la revolución francesa, pero sus teorías se desarrollan tratando de corregir, mejorar y superar estas ideas que son el punto de partida de los tres. Es por eso que los considenmos como expresiones de la modernidad que aunque producidas en el sio-loXIX, tendrán una gran influencia a lo largo del siglo XX. bDesde Descartes hasta Marx, las ideas de la modernidad surgidas en interacción con la lucha política y el desarrollo científico- tecnológico modelaron el mundo en el que vivimos. Aunque en pugna entre sí..
muchas veces desvirtuadas al llevarse a la práctica y hasta habiendo engendrado criaturas monstruosas, su sello se encuentra presente en las instituciones políticas y las prácticas sociales desde la salud a la educación, en los valores, las creencias y las actitudes de millones de hombres por todo el planeta. Cuando Charles Chaplin, en plena Segunda Guerra Mundial, en "El gran dictador" llamaba a luchar, lo hacía para liberar al mundo y acabar con las barreras, los odios y la intolerancia -ideal universalista-, por un mundo con raciocinio y en democracia, en el que la ciencia y el progreso nos conduzcan a la felicidad, es decir, levantaba todavía los grandes ideales de la modernidad. Terminada la guerra ... ¿se realizaron estos ideales? y lo que es más importante¿continuaron o continúan, los mismos, jugando un papel orientador, siendo movilizantes? Para contestar estas preglffitas debemos detener por ahora el recorrido por las ideas de la modernidad y pasar a considerar los cambios que en el orden económico social pernúten hablar de sociedades posindustriales, que constituyen el ámbito en el que se desarrollan las ideas de posmodernidad. .
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I
3. Sociedades posindustriales y cultura
posmoderna
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Podemos ahora volver atrás y recordar que, para Lyotard, la posmodernidad sería lma edad de la cultura que se correspondería con lffi tipo de sociedad a la que se llama sociedad posindustrial. Para comprender entonces la cultura posmoderna, debemos ahora presentar suscintamente las sociedades posindustriales, el marco en el que se gesta la cultura posmoderna. La sociedad posindustrial, también llamada capitalismo tardío, era tecnotrónica; se habría desarrollado fundamentalmente en los p¡:¡ises capitalistas avartzados luego de finalizada la segunda güerra mundiaL desde los arcos cincuenta en adelante y se caracterizaría por un notable desarrollo de las fuerzas productivas -a través de la automatizacián y la cibernética- que produciría una enorme riqueza material, y una profunda modificación en la composición de las clases sociales: disminución de la ca.l1tidad de obreros agrícolas e industriales, aumento de profesionales liberales, técnicos, científicos y empleados. Las sociedadesindustriales se habían desarrollctdo sobre la base del modelo taylorista de producción en grandes series, la línea de montaje que tan fácilmente se asocia con la producción de los sólidos Ford T, y que el1 su momento satirizara Chaplin en "Tiempos Modernos"; en cambio, en las sociedades posindustriales predominaría la producción de, relativamente, pequeñas series de artículos que son fablicados para una duración mucho más breve, ya que la constante innovación tecnológica los
tornará obsoletos rápidamente. Dicho en formágráfica:ya no hay unos pocos modelos de televisores o heladeras repetidos hasta el infinito, sino una infinita variedad; tampoco se pretende que estos artículos vayan a "durar toda la vida", sino un corto período de tiempo porque pronto serán reemplazados por modelos más avanzados. Por otra parte, el sector terciario, la producción de servicios concentra la mayor parte de la población económicamente activa, porque la industria automatizada necesita menos personal pero mucho más capacitado. En este contexto, el conocimiento es la fuerza de producción fundamental y la información y su adecuada circulación éS imprescindible para el éxito de los emprendimientos económicos. También la producción agropecuaria sufre importantes modificaciones:
más ricos de las naciones pobres emulan este
consumismo como mejor pueden y para ello construyen palacios de compras amurallados en medio de la suciedad y la escualidez de sus ciudades". Las líneas de producción y comercialización correspondientes a las sociedades posindustriales requieren actualización e innovación constantes, decisiones rápidas y descentralizadas, incompatibles con los regímenes fuertemente burocráticos de la Unión Soviética y los países del Este que habían resuelto exitosamente, en cambio, los problemas correspondientes a una sociedad industrial, hasta los años cincuenta o sesenta. La decadencia de estos regímenes a finales de los ochenta puede explicarse como el resultado de no haberse adaptado a las condiciones de la época posindustrial, lo que hizo que sus economias dejaran de ser competitivas intemacionalmente y se abriera un abismo entre la opulencia del consumo entre grandes sectores del oeste y la austeridad en el este. Estos cambios en lo económico han significado una modificación importante en varios otros órdenes y, en particular, han implicado nuevas demandas al sistema educativo, ya que la producción necesita un trabajador que tenga una buena formación general que le permita adaptarse a nuevas tecnologías a lo largo de su vida productiva; la comercialización requiere un empleado más calificado. Como ya se dijo, las sociedades posindustriales se han desarrollado plenamente en los llamados países capitalistas avanzados en la segur,da mitad del siglo XX. Sería allí donde se habría gestado la cultura posmoderna, pero gracias a los medios de comunicación dicha cultura se extendería rápidamente por todo el mundo, aun en los lugares que están muy lejos de constituir sociedades posindustriales o que viven la época de posindustrialización de 1m modo muy distinto, como lo son los países sudamericanos. Por otra parte, vale la pena señalar que el concepto mismo de sociedad posindustrial no es aceptado por otros autores que prefieren hablar de capitalismo tardío o capitalismo avanzado para resaltar que de lo que se trata es de la etapa del capitalismo multinacional, en la que el capital se extiende a territorios o dominios antes no tan mercantilizados como los relacionados con la producción estética que, como lo hace notar el norteamericano Fredric Jameson, en su libro El posmodernismo o la lógica cultural del capitalismo avanzado (10), recibe hoy apoyos institucionales y canaliza inversiones multimillonarías, desde los vestidos hasta los aviones, pasando fundamentalmente por la arquitectura cuyos productos están más cercanos a la economía, con cifras de negocios siempre crecientes. La otra cara de este capitalismo tardío sería, en la visión de sus críticos, la ampliación de la brecha que separa a ricos y pobres y la extensión de la marginalidad social aun en las propias sociedades capitalistas desarrolladas en las que coexisten, apenas separados por un muro y unos cuantos agentes de seguridad, el mundo mostrado en "Dallas" o "Di_ nastía" con los "homeless" y toda clase de marginados, principalmente inmigrantes que provienen de los países más pobres: hispanos en los Estados Unidos de América, africanos y asiáticos en Europa Occidental.
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"El proyecto de la modernidad apostaba al progresoJn;e_º"-ªª-.q\Je lasit::.Dcia a.~~a1?ª_h?siª--§.'yerdad, etªrte§..~~:;w~dl!:ía como forma de vida V la ética encontraría la universalidad de normas .fuíldainé:l.tauas r~lQn·aImente. No o1:?§[email protected],.lª?~i:Ónmociones sociaIes)7Cclt;rales -.ª~los_ últimos deceI)i¿;s'dPªx~cen contradeciI1gs' ideales IllOdernos. La moder:nidad, preñaqa de utopías, se dirigía hacia un mañana~ mejor. Nuestra.época desenc~llta.cla, s,edesem"Q.araza.si.eJa.?.YlcíP1asZ'.Y1) LL~rd, por su parte,drnom;lliJ, peyorativamente, "grand~~~a~ºs" (12) a los pro~tos o utopías cUY..ª...fu:!-ª-lidad er~gr~ar, unidactyJl1.Ddamentar las .iE§.!iillf;io.nesy la~Iª~.hS:ª~'§'95.iales y..E91íticas, lasleg!.s!ªfJ~Q.nes,la~~h:;ª.$,y las mane.r(1s,ª,I2_P~!J.S9...r· Uno de los giai:i4i~.!~!~os modernos es de origenhegeliano: la historia h~ana es concebida como la marcha deLespídtL1.h5'tdªJa libertaq, todo_lo.:.. real eSI\lCÍollal~JQclQ.lo..racionalesreal) Otro delos grandes relatos es el de la eméU,CÍpación de los trabajadores y la lucha por la sociedad sin clases, de origen marxista. Un tercer gran relato de origen positivista promete un mundo de bienestar para .todos basado en el desarrollo de la ciencia y la industria. . . A la luz de estos "grandes relatos", para aceptar provisionallnente el nombre con que Lyotard denomina a estos proyectos de la modernidad, se podía fundamentar la in.§iliución ec;coJ ar: formaciólLd_el es...: pgÜ... u y b¡J~deLsahe.Lpor-el saber TI.lÍsmo~n.::.laspedagogías idealistas ge tanta influencia en .e.Lcle.sarrollo.de·una escuela clásica, hti~ani~.t~ ·Y-lId~~lñtt;rJ;.s.ª-a;·"opor lo menos no crudamente'uillif;: Tia, apoyªcl.ª---eDJa_~nseñanza-del ar!~, la [email protected]~~oik." c.ienh~ación para la-t;!P-\lDCÍpacióll. ... y escuelsLP..I.Qductiv..a_enJaS.PRga.gogtaLde .m:i~nti1ctQ¡LSQfi§)i§.ta; escuela~a-Y.Jecnol?g!c::ªl_c"on b~s."~..EE.D.Jª_bi olo gí~].J(1_ p ~i.c()~o.~i~! ...~~.s.precie)P9t: J~..m~.i;.afí~i~(1.y.
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afirmación explícita de fines utilitario s, en las pe~Q~s_cl..e .Q!ientaciÓILp-ositLvista-yJ.ihe.ral. Pero, según Lyotard, todos los" "grandes relatos" h~ª-ª-Q..~n.cE.~~n ~i2QjDY.é!lic:ladQ.§.~ . r:~lcurso .dg!o?.gLtiploS cincuenta años, pOLdi.fer.eIlt~,:Lq~ºl1teci:mi.entg~,desde los campos de concenjraCiól1, pues no todo lo real es racional, hasta la crisis delm.arxismo en la versi6Q. de los países del este. Estas diferl2.Dtesmaneras.de.c:ontaI..l:!..Ila..._ hi?j:Qria.univ~rsaLcle la humanidad que conducen a la emancipaciQ.D:.. de 1,": misIlla han fracasado; Es la muerte de las utopías o de las ideologías (en el sentido de sistemas de ideas que apuntan al futuro y prometen, cada uno a su manera, emancipar a la humanidad). Dice Lyotard:
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lE~I1..§.amientQ .... L1..a_a~s.LQ.D~<;le.lossigtº~ XP'C.y X2< estªD_ciC?,mi~ad9.~rpor la id~'Lq~Jª~I2!Il-ªI1ºP-C3.s::.iQn. de la.bllI1lanidad: Esta icl..eaesel~ bQx-ªdaaJinales..delsiglo.XYIII en la fi1C?~ofíadelas Luces.y_gDJ.ªJ~~volu~i.QIl.:eJ:"ancesa~ El pr~gr~so de las-CiE;Ilcias,de las art~§.y de las gbert"c:l§s,políticasliberará. a toda la humanidad de la igno.ranci,a, de la poh~ga, de la incl,1H:td!:a, del despotismo.fIlo. sólo pr0clllcirá hombres f~:ÜI¿.es sino que, en especial graCiasa la Eg1Jela, generará ciudadaños ilu5tr~4.9..~,dueño,§cle ..5.upropiQ.(i~sti-Ilo. ;.; ----. "De esta fuente surgen todas las cQrrie~§..JLQl.íj:Js ..as de los últimos dos siglos, con excepción de la reacción tradicional y del nazismo. Entre el liberalismo político, el liberalismo económico, los marxismos, los anarquismos, el radicalismo de la III República, los socialismos, las divergencias, incluso violentas, pesan poco si se 1?-?c()!l1para sol.' la un§[1.i.JT!:iQªcl que reÍlla en todas partes cuando se 'trata deUin._~ se h~·de_.ª-!~ª-W:,ar:Tá·pfóÍnesa de libertad es para todos nosoh'os el hórí::"' zonte del progreso y su legitimación. To9-_osS~)J:J.dlLc~n o creen conducir hacia unah~~~:nE~~d trasrarente para sí misma, hacia una..ci"llQadanía mundial. '. "Estos idéáies están en declinación en la opinión general de los paíz--ª!las heridas i:nITingidas alLa·-C1.á.~·~~PO.l.g.ica idg_ª1..JtiQ.d..Efrno' durante discurrie~oéie casi dos siglos \'\ acuerdo s~s llamad05aes.a.r.:r:2Jla9. os.... ~:n la retóric~ª~}a emancipació~. continúa Pero no consigue cicatri, de historia ..N~~u.s,~~ci
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La declinación de los ideales modernos, un hecho que constata en la opinión pública de los países desarrollados, sería, según Lyotard, el resultado del desarrollo de los mismos que han llevado a las guerras, los totalitarismos, la pobreza, etc. Sólo elJel1gp.ªje ...d.~Jª_políti.C-ªC0T!: sus_promesas.y sl1E..l2.)(h.QJ:".t~iQ~~or~..QQ.]]J.gjQIl seguiría siendo moderno, pero, también en este campo, en lQs_últim9.~...ti.~mRQ§L.el tema de la P-J::~suDta..muerte..d~Jª:;:U9g910.$ías~!l"<:>'. de 19..?....!...~s
que se ha convertido en un lugar común del lenguaje de vastos sectores políticos que justifican de esta manera una conducta pragmática y la adaptación de su discurso a las nuevas condiciones. Por otra parte, el surgimiento de candidatos ajenos por sus antecedentes al mundo de la política supone una asunción de los políticos tradicionales de la erisis en que se encuentran. La m..Q.Q.ern.idad fue un producto típicamente eW;.Qf2eoen sus origeI}gsY cuando se e~endió, en nombre de lo universal, [email protected] EuroEa lo hizo de una manera avasallante; frente a ella sucumbieronculfiñ:as asiáticas, africanas );·~mericanas-que carecían de un desarrollo cTeñ·Sff· co::teCnológlco compara51eaIeuropeo. Sin embargo, allí donde ha12ía ÍUlOrtesculturas autóctonas, la modernización de las sociedades fue só-
También estas palabras (podría constatar Lyotard) se encuentran en "declinación en la opinión general" y n.Qsó12 en los países ~sª!I2ll.
lo.E-ªr~ehabl.arse de uná moCferñfdac(periférica;;en ca:ffi5lo, donde la inmigración.~1.!I..opea 0C2:Póun espacio vacío o desalo¡Ó-a débiles culturas. indígenas, como en Estados U~mérica o Austra1iá~ios princip0s de la modernidad calaiOñ'Tl0!1~do.Hoy, que-s~ amu,cia una crisis o lill colapso definitivo de1aIñOdernidad, hay un espacio para que reaparezcan los particularismos culturales en su momento sometidos. Así, por ejemplo, la crisis de los principios de la modernidad también ha sido die-'?llo~a d~s.d~~~es l"§'jgn.talesque consider2Jl que las ideils~cI~u!.~p:1Í})Ío .de.la.E"§:Jtrr:.~eia_ desarrolladas en Occidente a partir:_ci~Bacon y Descartt:;s están lleyan---dº~a la aru.9§~acfóil:~a.eIuJ.!:i9,_y la des-trucéí6n.(1eLinUndo. En esa fE ne~eshi --_.>-_.~~--.'_,-_. Umehara, __._~ filósofo . . ..-_..jaEonés -. -.... ,.... contemporáneo se pregunta:
r5~"t-ªSu1turád~Ja im~~p.: otra_e.s.t~tica ~
"¿Es tan difícil, hoy en día, ver que la modernidal-t por haber perdido su relación con la naturaleza y el espíritu, no es otra cosa que una filosofía de muerte?" (14) Si es cierto que asistimos al colapso de las ijlosonas de la modernidad, si se trata de una crisis tenr>.inal,corresponde preguntarse qué alternativas se abren o cómo es el m.undo posmoderno. "La posmodemidad no sería un proyecto o un ideal más, sino, por el contrario, lo que resta de la cris.is.ddQs.:grandesJ'elat0..s", l0..QlILC]JJ~d.a ekléccb!.1:1?-' ..IDLdela~j~eol~ De ahí la denornLTlación de "cQI}illi:tón p.:':lSIllQQE::ma", utilizada por Lyotard, para indicar que sé trata de un estadD de cosas en el que vive eLhQJl1b~tO.-SQJ:lt~g:1E2Iát"J~0 de los p.'::ÚSes.,capitalistas aVaI1~a_d9s.La p0:iUlO.demidad tendría la ~a de los hechos COJlSUt-n~s, pero no es unívoca la interpretación y valoración de esos hechos; por el contrario, distintos autores han destacado ciertos sucesos y menospreciado otros con lo que han llegado a distintas cosmovisiones posmodernas, a veces contrapuestas entre sí. "Una primera pregunta que podría formularse es:[qué queda cuando se desvanecen las utopías? En lugar d~.lJuturo, el presente y algo del pasado. Esto se ad\ierte en ellenguaje~La modernidad había acuI1ado toda una constelación de palabras que giraban alrededor del término "fuhlro", palabras que sólo tenían sentido por referencia al mismo tales como "ideal", "proyecto", "progreso", palabras que habían servido como nombre de cines, teatros, mueblerías y confiterías.J
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En arquitec~ra, la .piqueta que en nombre del progreso d~I.r:!.Q.§l:_ l22.i~i2_ se.ti~ tlpiqJ)lente .moderna, eL'r:~_cjclaje" ql!~J'~~~ll:p'gr:.a ...el pasado, posm...?_derno.Otra tendencia de cuño posmodernista es ~ p~ini9_ de lQQm.ªm~Jlj:ªLy lo escenográfico: columnas ~tico que nada sostienen, arcos que nada dividen, etcétera, por sobre loracionarY-lüfun·éíOñal, ·que definíañ:eñ:·gemral, el punto de vista moderno. Producto de volver superficialmente la mirada...ill..P.-'h~do sor;-..J~'i"r:no~dasretro", el culto por las ?-ntigüedades o la 110stalzi9irÓnica de los programas radialesü-televisivo·sdeai¿¡:i"dos a lás·déc~: __. das"PZlsad.a.~.En forrn':l.Pél.~a..1.~l~~=en arte y literªt~ITª, seiJ1JpQnen la deconstrucción y la recomposición, es decir, la descomposición de UD.JJLdo.y laorgaI1iz.!"c:i9n.~qe un nuevo producto con la mezcl.a_~ p.artes, dando lugar a un "c.Q.Uªg~.",la ruptura de la distinción entre literatura y crítica, cierto populismo estético y el.Q~svan~c.imil::;nto_ qe la antigua frontera entreJa cultura de <§litey la cl¿}t.t1:.[é1';:Qm~r:dª-L o de masas. C~~.!~-¿D91ogías au(ii.9y~-g.ales tienen un p.ªp'~Lhegemónico en la comunicación y gracias a ellas todo es omnipresente, con todo se püeaejugarrrtodo lo ocupan: la.lelevisigp n~~.?.r:Ditesu~.~s2~.~.~,. aC.2D!.ec.e.ríª!ljguª!m~.n.te_"?Él:~lla,sino que las cO~?2QD..h~chali.p-a.ra_.__ ser J~l~vj~a.s!asl ha~t.
, 10go!iP2s en la pape.~~~ía.9e..l.§:?g}"an.: de?_~mpresas, pero también en eLp~W,1gij9_empr_enclimiento.Jami~p-prque, en todos los casos, la comunicación por la imagen PE~Qogüna. "No lo diga, muéstrelo" es la consigna, y como lo anuncia una agencia de publicidad "Para muestrab.asta.unaj.D:',agen", ALtado del dibujo de un ... ~ot.ón. La mulliplicación de.J~~ iIllªKt:.r:!-g~uede ..producir.saturación enJosreceptores ycoIl9:ep:aLilJas imágenes. a una yida efímera: n~tán .ª~stina_~~a ..p~rg:lJrar,..sinolJ:lá?PielLa próvocar un impacto y orientar una cOIlq.":ls~.a;impacto y conducta que·sé buscará reforzar con nuevas imágenes. Aunque .eL e:.rectélc!0r es bombardeado por lasimágenesr n~e.~.~sar~a.rrlgDte
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permanece pasivo frente a las mismas; así, por ejemplo, el argentino Eliseo Verón ha destacado las distintas conductas del televidente frente al televisor al señalar que:
Por otra parte, muchos films publicitarios son costosísimas y sofisticadas producciones hechas sobre la base de los recursos y la estética del videoclip.,)La publicidad, que mueve millones de dólares., se torna omnipresente; las marcas abandonan el púdico dobladillo y se exhiben, como "Adidas" o "Benetton", en un par de zapatillas o en letras en gran tamaño en una remera. La publicidad es aceptada como arte y el artista integrado al sistema social, en la medida en
"HQY-~ftQ~rrLOS S11.le el térrnin...Q.$~nérico de zapE!!lZ-IeCt1breyariosj~nQJllenos_diferentes.Los inves.rtg~<:lOIes-nQ:tt¡;.am~[icaIlº~L l;:tanidentificado CUªITQ_tipos_de_comportamiento. El zq¡;!2i1:!-g propiamente diChO;-acto de cambiar de canal cuando llega la tanda publicitaria que corta un programa. El zi12}2i!Jg, que consiste en acelerar el pasaje de un programa que el individuo ha grabado en videocasete, con el fin de 'saltar' los spots publicitarios. E1f!il2Ei!!:S! que cambia de programa durante una enüsión, sin que ese cambio tenga ninguna relación con la tanda publicitaria. Y por último el gy!!:!:f:!!:g,_ que es "una ida y vuelta permanente entre dos o más programas y que traduce la voluntad de seguir varias emisiones simultáneamente." (15)
~E~t.~_.tip-Ü-.dLconductas~rmiten al a.I~tin..QJ2E>carLandi pregt.ll1ta);se.nosólo qué es 10 que la televisión ha hecho con la gente, Silla qué es 10 que la gente hace con la televisión, constatando que hay una acción recíproca. SegtLT1 el rrJsmo autor, el videoc1ipse constituye en el lenguaje de fu.l. de siglo, en el vis.eoclip predomman las siguientes características téoúcas y formales:
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~ ....!collage' electrónico (imágenes movidas de objetos movidos en varias capas espaciales); división, simultaneidad y fragmentación de la e; narración en planos y significados; secuencias en un tiempo no lineal; / manipulación digital de los.colores y formas; absoluta artificiosidad de la composición de la imagen; simulación de escenas; transformaciones geométricas libres; efectos gráficos;fusión, disolución y simultaneidad de imágenes; superposiciones; tomas desde ángulos extremos; iluminación desde atrás de la escena; montajes rápidos; utilización del dibujo animado, de imágenes computarizadas y de la danza." (16)
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,-,-Estascaracterísticas del videoclip a las que se podría agregar la ausencia de palabras, se ,trasladan, en buena medida, al conjunto de la producción televisiva;(así, la otrora inmóvil señal de cada canal se construye ahora con élmecanismo del "collage" electrónico que termina haciendo surgir de las profundidades de la pantalla el número que identifica a cada emisora; los montajes rápidos, las superposiciones, fusiones, disoluciones, etc.[están a la orden del día en los programas para jóvenes, que se acostumbran rápidamente a las pautas de un lenguaje visual muy complejo y rápido y que se aburren frente a"un paneo, una cámara fiia o una comunicación con muchas Dalabras.)La estética del videoclip también se traslada al cine en fil~s comojFK de Oliver Stone quien dice: "JFKes lli,a de las películas más rápidas. Son como esquirla s dirigidas al cerebro. Tuvimos 2.500 cortes, quizás unos 2.200 enfoques de cámara." (17)
que tán al losalcance nuevosdemedios grandes de empresas producción, o muy sofisticados ricos mecenas:.J y caros'1sólo La proesducción estética posmoderna, a diferencia del modernismo artístico, ya no escandaliza a nadie, por el contrario se encuentra incorporada a la cultura oficial de la sociedad occidental en la medida en que, como dice Jameson, se ha integrado en la producción de mercancías en general. (18) . Aunque más adelante será objeto de estudio específico, &ale la pena señalar que la escuela, en general, permanece al margen de esta revolución en las comunicaciones que implican los medios e ignorante de la cultura de la imagen en la que se encuentra, a pesar de que sus alumnos, los jóvenes, son los mayores consumidores de esa cultura de la imagen~Como dice Oscar Landi:
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l'En un mundo hipermediado como el que vivimos, en el que una imagen borra a la otra y nna noticia desaparece rápidamente de la \, escena por la superposición de otra nueva, la escuela podría jugar f un gran rol en la formación de competencias para clasificar, ordenar, interpretar, jerarquizar y criticar el taJ;l._fluidoy caótico mundo de imágenes y palabras en el que vivimos-j(19)
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Por el contrario, lejos de desempeñar el pap~ de un ámbito para el lúcido análisis del mundo de las imágenes,~ escuela desarrolla para los alumnos, en la figura de las autoridades y los profesores, una imagen, vetusta y obsoleta, que no puede competir con las imágenes de los medios y cuyos mensaj~ son tratados como nno más de los que reciben permanentemente. \
Lam.9~cie~icI§:(1 había significado la emal}sipª.ci.Q1Ldelindiv54J}'0 del sometimiento almedi() familiar o social. Desde la Reforma P~_ tanteYTá-coI1~i:iEtl·ci~~:
estinlUlación~~s n~~~~,~~<:9:es. Al individualismo lo acompaña la ausencia de trascendencia, ya no sólo el}.un ?entido !,-~gioso, prQ9ucto de lél.des.éLCTIlliZ.élcj6n de la modernidad, si~_-9.l!~ tambiéil desaparece la tJ:9.sce[ld~f.lciaI~licade una vidélS()I~s~lgrél.ci~ a u~i<:lgal;cualquiera élue éste sea. Más que nunca antes l~~oA~igDa es m~~ener:s.~j()_,:.~. Se exalta el cuer:p.o a travé~e una variedad de dietiis~ ~asias de distinto tipo, triltam.i~DJosxevita1i~an_tes y cirugiª-?~.téticas cuyo significado como señala Paula Andaló ha cambiado: "Abora todas quie~~neI...y.einteaños.-No es como antes, cuando la cirl.!gia-Flástica sen.:.~~E~ bor!~gW1a é\.1!~_~a_ re~lde<)mej,?::.a~.t:J!la narizQ~mélsiado agl!D~p.a. Anora es distinto. Las mujeres que llegan hoya la operación pretenden trm1sfi)i:marsl1s cuerpos. Se rebelan con· tra las leyes de la Naturaleza e intentan detener el paso del tiempo desde la camilla de 1m quirófano, El rostro deja de ser el mismo, las faccio' nes y hasta las expresiones cambian radicalmente. Se de.?_~fíaa la bioloquitar:?~y()r:Jomegía ~!..~lograr un~_~~~ gue. par~,: irl~l<:.ar:z,':l~le: nQs_d.Q::3 décadas de vida de la---.--superficie de la piel." (21) -------.-~ ..•.•.... -<; ••...• .".._.,..o._
.••.
Aunque, en general, eS.ffi-ex.al.tadÓn deLQL~mo que aQª-r:~a_él..bQIIll:>~es y muj@re-ses pr~sentªd¡:Lcomo un 5~:tlldag~LdeLrnismo,como la defer.s.a d~..D_rtpp-<:leYida-sana y_sª1.Li:dable,y, a veces, algunas de lil's'dietas o giJ:Yl.I].~tsiªs pue.cl~.nefectivamente pn:>.Sll.cireste resultado, en la mayor parte de las ocasiones seJratamás bien de lucir un envase o ul1.envol· torjo superficialmente preseJ2!:-,:~l:l.!~ y es por eso que esta exaltación del cuer.p()_seacompai'i.a de lma exaltación de los seI.lti..cios Y de "lmhedon.i.-?ITl;oque, en ~.ner-al, cOD.spiracill}tLª-lª-.salud. Dos mil quinientos "años desptlés-com:m::obamº~:Lque Plª!.9Il ~stql:>gequivocado, nosomos'efa-f .. ma, sino el cuerpo. Porque somos eLgJ.c~:tpº_~~_q:t:J@Jº Jll.gs~amºs desnudo q)n,lJama.fiya facilidad y elnuW~J:!.lº~~ ~ncuentra en aSCeJ1SiLen la.sU:lt~map-osmodeiria:""El· suj.eJo..seautoconcibe como un indiYiduo constituido .por-un_cu~R.º_S.Q.p_D~ces!Q~ª~~ql!_eAeb.en,seI._satisfec:.llas constantemente y que, al mismo tiempo, se.vaconsumiendo iueIIled~blemente,-aunque, una batería de terapias.logre de~9xar la d~c:a<:l~-l1..c:ia. Este5ndividuo.J aunque.establezca yínQ1l.Q~.s:onotr2s_.?~~.9:!1-t§s,se halla fundamen,ta lmente_~olg l...entreDt.ros...indiyiQ.JJºp_q"\:l~,_peEsigueIl.Sü propia .satisfacción; la imagen de lél.re~liz_~~e~sonal y la feliº-ciª-d es eL~~relax:",UI} estado de ausencia de tensio.I}-!:s,diñ~~ ~~~a;¡''p'or los es:fu~rzº_s_qlle-.?er:.~quieren.'p reéisamen te, para ll~g~E.9-!}!1ismo;IeJsla(fc),vive su existencia como perpetuo presente;con 1m pasado que es el tenue recuerdo de frustraciones y satisfacciones y 1m futuro, que sólo es concebido como un juego de nuevas necesidades y satisfacciones. En consecuencia, busca el consumo, el confort, los objetos de lujo, el dinero y el poder, elementos necesarios para dar respuesta a las necesidades apoteosis de la sociedad de consumo. . .entras la modernidad exaltaba queahorro, se le plantean y que definen posmoderna la el ahora se estimula el cré 2a1 sociedad través de tarjetas quecomo con un simple "track- track" todo lo resuelven de un modo casi mágico y
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facilitan el consumo, porque enla antinomia tener o ser, para la cultura posmoderna soy lo que teng~ Este sujeto posmoderno se halla muy lejos de aquel sujeto que hacía de la conciencia y del cultivo esforzado de una persona su mayor orgullo.~Al contrario, la publicidad nos invita a adelgazar sin esfuerzo, a estudiar un idioma sin esfuerzo, a dejar de fumar sin esfuerzo y a lograr el colmo de la felicidad en una playa del Caribe, con la piel tostada, bebiendo lm trago, recostado en una reposera, con los ojos cerrados y el walk-man colocado. A fines de noviembre de 1992, ellinyera de la popular historieta de Tabaré satirizaba esta idea de felicidad y su recepción entre los pobres diciendo: "A veces me gustaría poner la mente en blanco"; "No pensar en nada"; "Ser solo un cuerpo con sensaciones placenteras"; para rematar en el ültimo cuadro: "Pero pienso cuánto me costaría y me pongo loco", lo que daba pie a la reflexión de Diógenes, el perro: "En materia de sensaciones, el escalofrío es lo más barato". (22)j, Desde una perspectiva de moderada defensa, I1povetzky sintetiza: "...valores hedonista s, respeto por las diferencias, culto a la liberación personal, al relajamiento, al humor y a la sinceridad, al psicologismo, a la expresión libre: es decir, que priva una nueva significación de la autonomía dejando muy atrás el ideal que se fijó la edad democrática autoritaria. Hasta fech~n realidad reciente, la lógica de la vida política, productiva, moral, escolar, asilar, consistía en sumergir al individuo en reglas uniformes, eliminar en lo posible las formas de preferencias y expresiones singulares, ahogar las particularidades idiosincrásicas en una ley homogénea y universal, ya sea la 'voluntad general', las convenciones sociales, el imperativo moral, las reglas fijas y estandarizadas, la sumisión y abnegación exigidas por el partido revolucionario: todo ocurrió como si los valores individualistas en el momento de su aparición debieran ser enmarcados por sistemas de organización y sentido que conjurasen de manera implacable su indeterminación constructiva. Lo que desaparece es esa imagen rigorista de la libertad, dando paso a nuevos valores que apuntan al libre despliegue de la personalidad íntima, la legitimación del placer, el reconocimiento de las peticiones singulares, la modelación.~ las instituciones en base a las aspiraciones de los individuos." (23) ~ ~ ~ La segunda revolución individualista de que también habla Lipovetzky ha arrasado con valores, virtudes e instituciones que habían surgido en la "edad democrática autoritaria" y triunfa en cambio ellibre despliegue de la personalidad íntima, con el derecho ,a la expresión sin límites ya vivir una sexualidad en la que ya no hay tabües/ Exprese sus preferencias, sus deseos, sus gustos, hable, llame a la radio, aunque sea a la FM más cercana, vaya a la televisión, o mejor produzca algo, un video casero, haga expresión corporal, haga gimnasia o baile o, tal vez, una "gym-danse", pinte o haga manchones, cante o grite, pues, todo sirve. Entre los que pueden comer, nadie acepta el menü fijo, todo el mundo quiere comer "a la carta". ~ En el otro extremo, críticamente, el francés Alain Finkielkraut en su \
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libro significativamente titulado La' derrota del pensamiento, en el que sostiene la tesis general de que la exaltación de los particularismo s culturales ha hecho olvidar el ideal iluminista de una vida guiada por el pensamiento, se halla lejos de aceptar a la sociedad posmoderna como la de la realización de la libertad y señala: "Ya nQSe_tratª-de~onverti.Lalos.hºmlm"s en sujetqi?2JJ-Jónomos, sino de. satisfaceLsus_cl~.s_e_o?iJ:'lm~cliªios,qe_div~rj:i;d~s_aLmeIl.()!-fQ.Ste posible. El indiYiduo posmoderno, conglomerado des~1!2-denecesidades-pasajer:as y aleatorias, ha olvidadoAueJa libertad.era ()tra cosa qU~,la__ potestad dé' cam.biar:de cadenas, y la propia_cultgra.9Jgo más q':1euna pulsión satisfecha." (24) Lipovetzky da cuenta de la existencia de dos caras del "procese-de p~ión". Un~a u <.?perativa que consiste en todos los procedimientos flu~ y de~~stanE~Jj2adºs qu~J.?-~...§.Qciedad~s avanz~,pQ.l}~n.ª, disposici~Et,
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"...es aquella en que reina la inciifergncia de masa, donde p~-njna el sen~o d~@~ción y estancami~I1Jo, eJi que la_.auto,!1omíaP.Dv9-A-ano se discute, dQ.Qdel~~ se._é!:~ogecomolo antig~lO, donde se banaliza la innovación, en la que el hItl1J2~WO se asimila ya a un progreso ineluctable. La sO.c.iedadmoderna era cOI1qi.íIstáaora, creía el}el fuj:1lro, en la q~.!!.ciay en la técnica, se instituyó como I1¿piura con las jerarquías d.~J?él.ngrey la sober,arría_sagrada, con las tradiciones y los partiói!arismos en nombre de lo universal, de la razón, de la revoluc ción. E~a época se está di~p_ando a ojos vistas; en parte, es~ esos principios fU.~istas q~e se estaplecev. nu~s!ras soci~j.a~~~,por este hecho posmodernas, ávicias de identidad, de dif~[~cia, de conservación, de trª-l1quilidad, de reali:?a:ción perso~al !z:gnediata¡ se disuelven la COrtfia,!lZél y lafe en eLfuturo, ya na_qié-Cr~een el poryeflirradiante de la revolución y e1.progr~so, la gel1teAuiere vi.m,enseguida, aquí y ":bora, con.~eIY..ars~joven y no ya forjar el hombre nuevo," (25)
Para Lipovetzky, la s,?ciedad posmoderna esJa.g,@..Q~.ya~!() en 1.?q~~ 10.?_§~ces..9s y las personas .pasan y se desli2;ªn, en la quenoJ:l.ciel p.os.Qtros, de la razón frente a 1.()!,,~~E.Q.~, del pens~rIlj~nto frente a las tradiciones. seculares, y el egoísmo posmoderno en el que el individuo sustituye su razóJ1 por sus pulsiones., Así dice: "Vimmos en la hor~_gg.~Éelings: ya IlQ.existe..verdaQ..D-imentira! ~s.t~Leotipo ni invención, belJgza-ñi fealdad, sino una paleta infinita de placer.es, diferentes e igual~§:...La democracia que implicaba el acceso de todos a la cultura se define ahora por el derecho de cada cual a la cultura de su elección (o a denominar cultura su pulsión del momento)." (27) La crisis del individ.uo- constituido en los tiempos modernos también eSªPJ-º_Y~.c:hª-da para revitalizar concgp_cÍ.Qnes.orientªlistas, de tipo holístico y naturalistas.-Según ellas, la. armonía del hombre con la naturaleza se lograría a través de una suerte de disolución del individuoeñeT cQS}ll0S,ya no habría que proponerse dominªrJa}latu.:rale~ za, sino, más bien, insertarse en ella como un ente más para vivir en
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p~ con los otros hQlIlPJes, las otras es:eecies.-vivas-y en equiliErio con todo el ~io aI1J.1JL~p.te. Muchos plw1teos eco~~gistas se inscriben en esta línea..de pensamiento y se constituyen en un lugar com®en el pensamiento de vastos sectores. Aunqúeestosplariféos-naturalistas de cuño oriental puedan enfrentarse en muchos aspectos con la s.9~!eciad de.consumo y la era del Yªf.í()_deLipovetzky, tiellen.~Il..~COI1J.ún la disolución del sujetor:acionétl que se proponía traTlSf.0I11l
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Desde las ideas de posmodernidad n9 sólo se cuestionan los valores estéticos y éticos, el individuo y el valor de las grandes ideologías, sjno también el papel y el lugar de la ciencia en las nuevas condiciones: La mocLemJgélQhabíainvent~ªQ lél_9gI}ciay leJlélbía._<;'QD?.E.gggo un lugar furlcla,:rnentaCen1á-s·ü:d.i?dad por sus promesas de llegC!rala_ygr.Qél1.Ylograr .U11 mundo mejor. Estas promesas de la ciencia habían tri~ado p.<::>r sobre.las:pr.ome'sas de la !~ligión: ver~~_Lsalvél,<::ión, Y desde los siglos XYILv-XVIII habían definido el ideªl dgl científico como un hombre consagrado a la búsquecia geJaye~dad y al serVicfo'de~~ humarjcÍQ(. La ver.:::. dac! ya no parece podecalcanzar-se. A lo sumo, las teorías científicas son consideradas como Ut,-aaproximación infinita a la verdad por las concepciones 1üpotético-deductivistas de la ciencia sostenidas por Karl Popper y otros filósofos de la ciencia; estas concepciones no serían más que una razonable adecuación del ideal moderno. Pero, posiciones más radicales como la de Thomas Kuhn, autor de la obra La estructura de las revoluciones científicas (28), se fueron desarrollando desde los años sesenta en adelante. KlJlw-sos.!iene que en el de~~J;.~oJlo de la ciens:ta.se producel1rev()!l!fiones científj~_s que constituyenenf;reI1tamientos entr~,.Eétra.digmas; es decir, entre una teoría que defineu!!_S:.tglpo, un área de problem.as y métodoslegítimos, lo suficientemente abélrcadora y lo bastante incompleta para dejar muchos proble:rnas para ser.reslleltüs por los científicos _y otro paradigrp.a alte.méltiYQ,_ Kuhn élfirma que, en los momentos de crisis, la éldhesión a uno u otro paradigma en disputa no puede decidirse acudiendo a una instancia que esté por encima de los paradigmas, ni por medios o procedimientos "científicos", pues estos mismos están en disputa. La adhesión a uno u otro paradigma es más bien una cuestión emocional que lógica. Todo esto le hace destacar la semejanza entre las revoluciones científicas y las revoluciones políticas. Kuhn ha llamado la atención sobre los aspectos sociales de la ciencia, mostrando que en la concreta producción del conocimiento científico juegan un papel importante las comunidades científicas y sus prejuicios y que, aunque la ciencia busca superar los condicionamientos ideológicos, no siempre lo logra.
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Otros autores, como P~ul Fey~bend,
en obras como Tratado contra que Kuhn en el cuestionamiento de las comunidades científicas a las que COD~de.Lanc9mo gruP~.~.9:~p'r~?iém política_e jr:tte.resadas, tras la bande1.:a..de.Ja-imporí:a1"1Iíél de la ciel1cia, en defenq~r sus propios privilegios. Por otra parte, desde la ciencia misma la idea de un universo regular, ordenado, parece una utopía. Hay un lugar para el azar y la idea de un edificio científico perfectamente construido donde las teorías armonicen, al menos en un momento dado, no parece poder alcanzarse, desde la coexistencia de las teorías de la relatividad y cuántica que no podrían ser simultáneamente verdaderas. En consecuencia, la ciencia, según Lyotard, constituye simplemente un "juego de lenguaje" (30) o, mejor, una pluralidad de juegos de lenguaje creados por los científicos y no hay otro criterio de legitimidad que el consenso de los que participan. La otra gran PLQQle.sade la <;.tef.l,s:.i?: ..I!!:()9:~ma,el ide..alde ~p~do m~j()r que podría obt~ne~se gracias al desarrollo.científico, se ve cu~stionada por las aplicaciones militares y la posibilidad de contaminaci6n y destrucción de la naturaleza debida a las aplicaciones tecnológicas de la ciencia. Sinembargo, vale la pena hacer notar que la crisis afectalos relatos de la rt.10demidad y el papel que ésta le había asignado a la ciencia, pero no a los conoci:rrY("ntoscientíficos que se desarrollan en todas dire.c.:, dones. La actitud posmodernista más general, en este respecto, es la aceptación de la ciencia, validada por sus aplicaciones tecnológkas, pero despojada de los ideales de verdad y progreso. Sin embargo, al mismo tiempo, jLLT}tº a la ciencia hay lugar para el mito, la magia o la r?ligión y prácticas de origen-'o:.riental ----ruestionadas por las grandes filOsofías de la modemidaden la medida en que sean eficaces o presuntamente eficaces. Así, la crítica posmodemista de la ciencia aunque termina con cierto cientificismo que había reducido todo conocimiento a conocimiento científico, abre el camino a una ciencia que puede desarrollarse lejos de cualquier humanismo, que es otra forma del cientllicismo. el método y Adiós a la razón (29), hi@jsiolDáskj9S
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8. Los finales de la historia ~::_:_. __ ,. _._:_-,::::-:~_:::-:-,:,:':'_:_A"_"
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Más allá de la estética, las concepciones antropológicas, la ética y la ciencia, otra área fuertemente conmovida por la irrupción de las ideas de posmodemidad es la historia. Si los grandes proy~ctos de la modernidad están agotados, si no hay lugar para la utopía de un fut-uro distinto, ¿PJ.l~ciÚQ.g,élYͪ--s~guirse J:tablando de J.aJ:iliitQriahu)11_aI}ª~Ci.~, mo un proce?Q abi~r:tQLJ)'o.concluido __ o ..es_más.rªzonªpkp~ns-ª_Lque los países desarrollados han llegado a una especie de poshistoria, en la que nada significativamente nuevo es dable esperarr" En 1989 el norteamericano de origen japonés Francis Fukuyama publicó un artículo que tuvo un alto impacto especialmente fuera de
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los medios académicos con el título" ¿El fin de la historia?" (31). En el mismo se plantea que a lo largo del siglo XX el liberalismo contendió en la primera guerra mundial con los restos del absolutismo todavía fuerte en Alemania y el Imperio Austro-Húngaro, luego con el bolchevismo triunfante en Rusia en 1917, y contra el fascismo en la segunda guerra mundial y, finalmente, con el maoísmo chino que amenazaba con la tercera guerra mundial. Con el derrumbe de los regímenes comunistas en Europa Oriental y la Unión Soviética, que en ese momento se insinuaba y se concretaría poco después, la democracia liberal de estilo occidental habría quedado sin rivales a la vista y la historia política de la humanidad habría llegado a su fin. _ No habría ya, según Fukuyama,¿un modelo social con pretensiones de representar una forma diferente y más avanzada de organización de la sociedad humana, aunque por mucho tiempo podrían sobrevivir regímenes que no sean de tipo democrático-liberal. Paralelamente, asociada a la democracia liberal, la cultura occidental de consumo -música rock, videocaseteras y estéreos- sería la aspiración de todo el mundo, desde los campesinos chinos a los estudiantes españoles, desde Moscú a Teherán3 c::. El ascenso del fundamentalismo religioso, manifiesto en los años ochenta en el cristianismo, el judaísmo y, con más fuerza, en la religión mahometana (especialmente en el caso de Irán o Argelia) y del nacionalismo y otras formas de la conciencia étnica, serían incapaces de poner seriamente en cuestión, según Fukuyamal la preemi..l1enciade la democracia liberal en los estados más gr.andes y desarrollados del mundo::J J- La poshistoría en la que ya se hallarían los países democráticos y desarrollados se caracterizaría por priorizar el desarrollo económico, el desentendimiento y la apatía política, la construcción de riqueza material en grado acelerado y la "mercadización común"- (por el Mercado Común Europeo) de la política m~undial; es decir, más centrada en la economía que en la polític§j...iLa no participación de amplios sectores en las elecciones, la crisis de representatividad de los partidos políticos, el surgimiento de candidatos no políticos, la importancia creciente que se le otorga a los ministros de economía en varío s países occidentales se explicaría por esta clausura de una lucha política en la que ya no hay alternativas excluyentes, sino apenas una diferencia de matices entre candidatos, por lo demás, muy semejantes. . CEsta clausura de la historia con el presunto triunfO mundial de la democracia liberal y la cultura occidenta:I de consumo con sus estéreos y videocaseteras, pero también con sus serios problemas sociales como el racismo, la violencia, la marginación y la droga, plantea también una clausura de los ideales de la modernidad, afirmando, paradójicamente, que se han realizado, y aceptando la condición posmoderna corno un estado definitivo de la humanidad. J ~Otros autores, como el ya citado Takeshi Umehara han
polemizado con Fukuyama señalando que al colapso del marxismo, al que considera como una rama lateral desprendida de la modernidad, seguirá el colapso del liberalismo occidental, el tronco principal de las ideas modernas. Con sus palabras: "Lejos de ser la alternativa viable para ocupar el lugar del marxismo derrotado y la ideología reinante 'al finalizar la mstoria', el liberalismo será la próxima pieza de dominó que caerá." (32) (Corno alternativa, el pensador japonés supone que se desarrollará una sociedad humana en armonía con la naturaleza fundada en una ética mutualista y una concepción cíclica del tiempo, tradicional en las culturas orientales, que interpreta a la vida, la muerte y la reencarnación corno partes del mismo todo. La clausura de la historia humana o la postulación de un carácter cíclico para la misma que la asimila a una historia natural constituyen desde distintas ópticas posturas que impugnan las utopías y luchas por una sociedad mejor que se habían desarrollado con la modernidad. ~ .
9. l=_a r~cr~~cLóndelos proyectos de la moq~Dlidad--------
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Las icie.ªs de LYQtªrd, Lipovetzky_-y_Eukuyama, con diferencias illilegables entre st daI1 porsE:Il._tadoel final o el agolami~I1Jo de r0 la modernidad y sus proye<:tos, Y su reemplazo por una pgs.!!:l:0dernidad sin utopías, individualista, eficiente, consumista. Frente a este panorama muchos autores han asumido úlla postlua crítica de la posmodernidad y planteado la necesidad de recrear y profundizar los proyectos de la modernidad. Para el ya cita40 Alain Fi~lkLélut se trata de evitarJaderr-ota del pe~s<:lmientoque significa vivir en la época de los feelirLgs, los sentim.i~iltos~-para los que ya no hay_ni verdad ni men_tJ.Fa, belleza o fealdad, sino una paleta infinita. de placeres. Finkielkraut cuestiona la exaltación de la noci{m antrol221Qgié.ade cultura, corno el conjl¿nto de hábitos o valores que el individuo ad~ qu-i-¡;.r.e por formar parte de.]f1 sociedad en la que vive;a-Hr:::que contrapone la noción de cult~!~_~.mo"la vida guiada por el pensámiento" que posibilita ia constitución y la autonomía del individuo en el seno de la comunidad. Según Finkielkraut l}O-.se"-_ nace individuo, sino que se llega a serIo superando la ignorancia, el desorden de los apetitos, la mezquindad del "interés privado, la tiranía de las tradiciones. La educación debe si.gnificar la;, emancipación de la cultura antropológicamente concebida para< alcanzar la cultura del sujeto que se guía por el pensamiento, la emancipación del "yo~', frente al "nosotros.':._'p'erb_en-elGQJltexto ~1
posmoderno los términos('educación" y "cultura" han sido vaciados de contenido.- Los ideales de la ilustración como los enunciaba Kant con su "¡Ten el valor de servirte de tu propia razón!" deben defenderse frente al deslizamiento posmoderno.-::' Desde una posición bastante similar a la anterior, el argentino Juan José Sebreli en su libro El asedio a la modernidad, de 1991, sostiene que en las últimas décadas, la sociedad occidental ha abandonado los rasgos que la distingLúeron:racionalismo, creencia en la ciencia y latécnica, idea de progreso, humanismo, etc. El asedio a las ideas de la modernidad que Sebreli hace remontar a Herder y al romanticismo alemán, se habría multiplicado en algunas de las filosofías y ciencias sociales del siglo XXcomo el existencialismo heideggeriano, el estructuralismo y el posestructuralismo, la antropología culturalista, los diversos orientalismos y campesinismos y las filosofías de posmodernidad que coincidirían en atacar a la modernidad. Particularmente relevante es el análisis que realiza de la noción de progreso en el cual luego de presentar los antecedentes históricos de dicha noción ubica la concepción activista del progreso en el Iluminismo, expresión de la etapa revolucionaria de la burguesía, muy distinta de la concepción fatalista del progreso que se desarrolla en el siglo XIX.La negación del progreso en el siglo XX constituye una utopía reaccionaria: ¿cómo sabe el antiprogresista que un futuro mejor es irrealizable? La concepción activista del progreso no dice que nos aguarda un futuro mejor, sólo afirma que el mismo es posible y que vale la pena esforzarse por construido. Sebreli concluye: "No es el futuro el que determina el presente -lo cual sería sacrificar la libertad a una supuesta necesidad- sino el presente, la libre actividad de los hombres hoy y aquí, lo que determina, aunque sólo en parte, el futuro. Pero la alternativa al sacrificio en el altar del futuro no es vivir en el presente puro, afirmarse en tanto existencia momentál,ea sin pasado ni futuro, lo que sería caer en una ética hedonista y nihilista.1Fl éxtasis de la existencia momentánea, la exaltación del instante, no púeden mantenerse mucho tiempo, el placer se vuelve pronto tedio, el momento absoluto se escabulle de entre los dedos. Al actuar, el hombre sobrepasa el instante presente, se desborda inexorablemente hacia un porvenir. El presente puro es tan mítico como el porvenir escatológico. Todo lo que podemos emprender en el presennidad, te está marcado y ademáspor se proyecta el pasadoinevitablemente individual y porhacia el pasado el porvenirjTanto dE;laJ¡lUmael sacrificio del presente al pasado de los conservadores y tradIcionalistas, como el sacrificio del presente al futuro de los milenaristas utópicos, como el sacrificio del pasado y el futuro al presente de los nihilistas, están destinados al fracasolLa realidad humana tiene tres dimensiones indisolublemente unidas, el pasado, el presente y el futuro, y es imposible anular cualquiera de los tres términos para absolutizar uno solo.'')33) El mexicano Adolf? Sánchez Vázquez, en un artículo titulado
(Posmodernidad, posmodernismo y socialismo" (34t del año 1989, afirma que la sociedad posindustriat si nos atenemos a las relaciones de producción, no es más que el capitalismo multinacional o capitalismo tardíolque se· desarrolla con posterioridad a la segunda guerra mundial; y que el posmodernismo, siguiendo al ya mencionado Jameson, sería la ideología o la lógica cultural de este capitalismo tardío que niega el proyecto de emancipación de la modernidad, no para trascenderlo o superado, sino para legitimar la realidad existente; el posmodernismo también niega la historia o, si la hubo, considera que ya estamos en la poshistoria, con el mismo propósito: negar un futuro distinto y legitimar el presente. En verdad, dice Sánchez Vázquez, hay una [condición posmoderna en la que vivimos que está constituida por las amenazás del holocausto nuclear, la catástrofe ecológica y la tragedia genética y por una existencia humana enajenada y cosificada. La conciencia de esta condición posmoderna es necesaria para ta en una realidad. ero el posmodernismo, lejos de aportar _auna to-. contribuir a que la~"autodestrucción de la humanidad" no se convierma de conciencia e esta situación, contribuye-il condenar a los hombres a la inacción, la impotencia o la pasividad. frente a esto, Sánchez Vázquez afirma que no es posible renunciar a un proyecto de emancipación, más necesario ahora que nunca antes, y que ese proyecto de emancipación pasa por el socialismo. La distinción que realiza entre una condición posmoderna constituida por un cierto estado de cosas, y el posmodernismo como una ideología reaccionaria que aspira a legitimar ese estado de cosas constituye un aporte interesante que permite aceptar la existencia de la primera y rechazar, eventualmente, la segunda. Para el fil2-sQ~o _ªjgmán de la segunda generación de la escuela de Frankfurt, Jürgen Habermas (35),las ideas_de posmodernidad se.parecerían demasiado a las de premodernidad y serían la expresión del augeneo·cooservador que-slguloa]a c:iislsdel estado de bienestar en los años ochenta, y que condujo al desarrollo de un sistema económi- ( co casi autónomo que subordina al conjunto de la sociedad. Habermas ha llamado a recrear el proyecto moderno que según sus palabras "todavía no se ha completado". El proyecto de la modernidad consistió en un esfuerzo por desarrollar una ciencia objetiva, una moralidad y leyes universales y un arte autónomo para el enriquecimiento de la vida social cotidiana. Estas tres esferas que corresponden a la acción instrumental de la ciencia y la técnica, a la acción normativa de la ética y el derecho, y a la acción estética del arte tienen cada una sus propios juegos de lenguaje, pero el lenguaje ordinario es el metalenguaje común a los lenguajes específicos. El lenguaje ordinario presupone la existencia de una razón comurucativa que se constituye a través y por encima de los diálogos reales y es la que posibilita cierta unidad y objetividad en las tres esferas. El debate modernidad-posmodernidad invita a tomar partido por algunos de sus extremos: o bien una defensa a ultranza de los ideales de la modernidad o bien una aceptación entusiasta de las condiciones de existencia posmodernas.t¿in embargo, es difícil mantener 33
cualquiera de las ideales madernas sin hacerse carga de la acantecida históricamente al tratar de llevarlas a la práctica, pues, al lada de la medicina habría que paner las armas nucleares, junta al desarralla del canacimienta, la destrucción de la naturaleza, a la par de la mayar participación palítica, el terrar de la Revalución Francesa a de Sta~ En el atra extrema, aceptar entusiastamente las candicianes de existencia pasmadernas parece cantradictaria de par sí. N~_haydemasiada l~?r para el entus~a desde las perspectivas pasmadernas. A,eeptar, eIl.tonces, el cansumisIr'la, las5:i~~g:Jlaldadesy eldesliza}:nienta resignadaliente. parece sei~másbien el producto de un éonfarmisma q,:!ese asipla-más por la falta de alternativas que par propia convicción. \-Par otra parte, y aunque desde ya en países cama la Argentin:alas c
bien rresponde desindustrializada. can el desart9llo \ de una sociedad pasindustrial, sino más (Por estos motivos, al que habría que sumar lo suscinto del análisis realizado, más sensato que asumir UD partido,' parece ser tomar..-con::._ cigncia de. que-la cuestión-mode..rnidad~pasmoQgrnidadatraviesa ·las distintas áreas <:!eIavidasocial y tiene una llamativa influenci21.p¡;áctica el}la medida en que lasideas que se sostienen en la discusiónsanIa bas,eJeórica de propuestas en el plana palítico, econ~~co, educ:.a!iv.9, etcj)propuestas que bv-scanencauzar la vida de lQshambres en determinadas direcciones. "i El rápida recorrida efectuada a través de las principales ideas de los últimos siglos nos ha permitida aproximamos a la comprensión de las cl~~~_ alg~?ti~!1ómenos sacialesSQntemporáne9:S.,_ de los cua- -les nos mteresan aos que abardarérrias-en los próximas capítulas: la redefinición de la adalescencia y la situación de la escuela secundaria. Notas
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(7) Citado por Droz, Jacques. XXI, 1974, p. 4. (8) Hegel, Georg Whilhelm. (9) Durning,
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Filosofía de la historia universal.
Alan. "Shoppings:
el nuevo espacio público".
(10) Jameson, Fredric. El posmodernismo Paidós, 1992, p. 17.
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(11) Díaz, Esther, "¿Qué es la posmodernidad?". As., Biblos, 1988, p. 22.
En autores
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¿Posmodernidad?
Bs.
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"Zapping,
dominado
zipping,
decorado".
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por la disciplina
flipping,
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(16) Landi, Oscar. Devórame otra vez. Bs. As., Planeta,
de oriente?"
BuenoS Ai-
Bs. As., Clarín, 24-10-91.
1992, p. 35.
(17) Citado por Landi, O. Op. Cit, p. 39. (18) Jameson, Fredric.
Op. Cit, p. 17.
(19) Landi, Osear. Op. Cit, p. 141. (20) Lipovetzky, Gilles. La era del vacío. Ensayos sobre el individualismo lona, Anagrama, 1986. (21) Ao.,dalÓ, Paula. "Las señoras
teenagers".
contemporáneo. Barce-
Bs. As., Clarín, 15-9-92.
(22) Bs. As., Clarín, 29-11-92. (23) Lipovetzky,
G. Op. Cit. Prefacio.
(24) Finkielkraut,
Alain. La derrota del pensamiento. Barcelona,
(25) Lipovetzky, (26) Halperín,
Anagrama,
1990, p. 128.
G. Op. Cit. Prefacio. Jorge. "Entrevista
(27) Finkielkraut,
A. Op.
cit.
a Marc Augé",
Bs. As., Clarín, 22-10- 92.
p. 121
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Fondo
de Cultura
..-
(1) Lyotard, (2) Brecht,
Jean-Fran<;ois. Bertold.
(29) Feyerabend, Paul. Adiós a la razón. Bs. As., RE!, 1990. Tratado contra el método. Madrid, Tecnos, 1981.
La condición postmoderna. Bs. As., REI, 1989, p. 13.
Galileo Galilei.
Bs. As., Teatro
Mtmicipal
General
San Martín,
1984,
p.34. (3) Descartes, René. 1980, p. 216. (4) Hume,
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Metafísicas",
en Obras Escogidas. Bs. As., Charcas,
Fundamentación
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(31) Fukuyama,
Alianza,
de la metafísica de las costumbres. Madrid,
Ed. cit., p. 25.
FranCÍ5. "¿El fin de la historia?".
(32) Umehara, Takeshi. "¿Un mundo res, Clarín, 17-10-92.
David. Investigación sobre el conocimiento humano. Madrid,
(5) Kant, Manuel. 1967, p. 72.
(30) Lyotard,
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En Doxa, Es. As., año 1, número por la disciplina
de oriente?"
1, 1990. Buenos Ai-
1984, p. 192. Espasa-Calpe,
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(33) Sebreli, Juan José. El asedio a la modernidad. Bs. As., Sudamericana, (34) Sánchez Vázquez, Adolfo. de las Américas, La Habana,