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o
71/2015 6,90 €
EL CEREBRO BILINGÜE El reto cognitivo de aprender y utilizar dos idiomas a la vez
SERIE
TRABAJO Y CARRERA PROFESIONAL (IV)
5 1 0 2
L I R B A / O Z R A M
TERAPIA
Estrategias para negociar el sueldo
Vencer la fobia social infantil
PSIQUIATRÍA
PSICOLOGÍA
Cómo actuar ante la esquizofrenia
El atractivo de las subastas en línea
0 0 0 7 1
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www ww w.in .invvesti estigac gacion ionyycie cienci ncia.es a.es * Ejemplares de IyC disponibles desde 1990 y el archivo completo de MyC, TEMAS y CUADERNOS
SUMARIO
14
Miedo a los demás La fobia social es el trastorno de ansiedad más frecuente durante la adolescencia. La psicoterapia puede ayudar en estos casos.
22
Valoraciones prefijadas De manera insconsciente, seleccionamos las informaciones sobre los demás que mejor se adaptan a nuestras expectativas.
66
Ciudadanos científicos Cada vez son más los aficionados a la ciencia que colaboran de manera volutaria y a través de Internet en proyectos de investigación.
ARTÍCULOS
COMPORTAMIENTO 10
Pujar en Internet
PSICOLOGÍA 22
Sesgos de juicio
NEUROCIENCIA 66
En las subastas electrónicas,
Con frecuencia se afirma tener un
Un número creciente de voluntarios
con frecuencia los usuarios echan
sexto sentido para las personas.
colabora con los neurocientíficos
por la borda su firme propósito
¿Existe tal don? Desde la psicología se
a través de su participación en
de no sobrepasar ciertos límites
explora por qué razón creemos saber
proyectos y juegos en línea. Más
económicos. ¿Qué se esconde detrás
cómo son los demás. Por Chaehan Chaehan So
de 100.000 legos descodifican la red
de esa falta de control? ¿Instinto
nerviosa de la retina en su tiempo
lúdico, miedo a perder o un estado de embriaguez? Por Anne Hofmann Hofmann 28
14
Neurociencia participativa
libre. Este modelo de investigación
SERIE «TRABAJO Y CARRER A PROFESIONAL»» (IV) PROFESIONAL
está creando escuela. Por Tim
Negociar el sueldo
Haarmann
PSICOTERAPIA
Cuando se trata de pactar el salario,
Fobia social infantil
muchos trabajadores y aspirantes
Los niños con ansiedad pueden
a un puesto laboral se muestran
superar sus miedos y retomar
inseguros. ¿Qué estrategia debe
una vida normal con ayuda de una
usarse para obtener el éxito desea-
terapia cognitiva-conductual que les
do? Cinco pautas resultan clave. Por
y los estímulos auditivos pueden
anime a realizar aquello que más
David Loscheldery Roman Trötschel Trötschel
restablecer la conexiones neuronales
temen. Por Jerry Bubrick
MEDICINA 72
Estimulación sensorial para tratar el ictus Descubren en ratas que las caricias
deterioradas deterioradas como consecuencia 60
PSIQUIATRÍA
de una apoplejía. Por Stephani Stephani
Cómo afrontar la psicosis
Sutherland
Dos de cada cien personas desarrollan una psicosis esquizofrénica a lo largo de su vida. La mayoría debe aprender a manejarse con los episodios psicóticos recurrentes. Por Franz Franziska iska Raus Rausch, ch,
Sarah Eifler y Mathias Zink Marzo / Abril de 2015 – N.o 71 2
MENTE Y CEREBRO 71 - 2015
LENGUAJE
CLAVES DE LA COMUNICACIÓN HUMANA 34
El cerebro bilingüe El bilingüismo es un reto fascinante para nuestro cerebro y para la neurociencia de la cognición. ¿De qué manera un niño se habitúa al uso de dos idiomas? ¿Cómo repercute esa habilidad en las demás capacidades cognitivas durante la adultez?
Por Albert Costa, Mireia Mireia Hernández y Cristina Baus 42
Reglas universales del lenguaje humano humano El estudio de las conversaciones cotidianas en diferentes culturas e idiomas contribuye al conocimiento de las raíces sociales del habla. Por Mark Dingemanse Dingemanse
y N. J. Enfield 48
El efecto del idioma extranjero La lengua influye a la hora de tomar decisiones o expresar sentimientos. Incluso altera nuestro razonamiento moral. En un idioma que no es el propio, el cerebro emocional se muestra menos activo.
Por Catherine Catherine L. Caldw Caldwell-Harris ell-Harris
K C O T S K N I H T
SECCION ES
4
Encefaloscopio > Justicia a través del perdón
52
Avances > El claustro: ¿puerta de la
78
Syllabus La testosterona, una hormona
> Las lesiones en la cabeza pueden
consciencia? Por Christof Christof Koch
causar un trastorno mental
> El receptor megalina y la esclerosis
> Actividades en grupo contra
múltiple. Por María Cristina Ortega,
Personajes fantásticos. Por Stephen
el deterioro cognitivo
Diego Clemente Clemente y Fernando de Castro
L. Macknik y Susana Martinez-Conde Martinez-Conde
> ¿Resulta el cannabis dañino
57
para el cerebro? > El grupo sanguíneo importa para el cerebro > Alteraciones en el desarrollo
58
Instantánea Células fotorreceptoras de ratón Sinopsis Los ritmos circadianos
enigmática. Por Christoph Eisenegger Eisenegger 83
86
Ilusiones
Retrospectiva Historia del cerebro en metáforas.
Por Gunnar Gunnar Grah y Arvind Kuma 91
Libros
cerebral del feto
Plasticidad cerebral. Racismo.
> Influencia de las bacterias
Por Luis Alonso
intestinales en el autismo www.menteycerebro.es MENTE Y CEREBRO 71 - 2015
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ENCEFALOSCOPIO
PSICOLOGÍA FORENSE
Justicia a través del perdón Los encuentros cara a cara entre víctima y perpetrador benefician a ambas partes
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uestro sistema legal no suele ayudar ni al afectado ni al de lincuente. Mientras que las víctimas pueden padecer estrés postraumático años después de haber vivido el delito, a los condenados les resulta difícil integrarse en la sociedad tras salir de prisión. Su escasa rehabilitación contribuye a que, en muchos casos, regresen a una vida delictiva. Con el fin de poner remedio a estas imperfecciones, los defensores de la justicia restaurativa abogan por implantar los encuentros cara a cara entre víctima y ofensor. ofensor. Los afectados que han participado en este tipo de discusiones afirman sentirse capaces de perdonar; los autores del delito, por su lado, aseguran sentirse arrepentidos de sus actos. En pocas palabras, se ha observado un cambio de actitud por ambas partes. Dos estudios recientes confirman la eficacia de la justicia restaurativa. Carolina M. Angel, criminóloga de la Universidad de Pensilvania, junto con otros investigadores, examinó en Londres los efectos de la justicia restaurativa a partir de las entrevistas entre víctimas de hurto o robo en el domicilio y sus respectivos
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perpetradores. A una parte de los afectados, elegidos al azar, se les ofreció la posibilidad de recurrir a los tribunales y participar también en una entrevista de justicia restaurativa o de atenerse al sistema legal. Los demás participantes formaron el grupo de control. Moderadores expertos presidieron los encuentros cara a cara. En estas sesiones, el delincuente analizaba junto con la víctima y la familia y los amigos de esta las consecuencias de su delito. Según se comprobó, alrededor de una cuarta parte de los afectados que pasaron por el sistema de justicia criminal ordinario
MEDICINA
Las lesiones en la cabeza pueden causar un trastorno mental Un traumatismo craneoencefálico eleva el riesgo de desarrollar una psicopatología, sobre todo durante la adolescencia
L
os datos sobre la influencia que las lesiones en la cabeza pueden ejercer en la aparición de enfermedades mentales resultaban confusos hasta ahora, puesto que los estudios adolecían de un a metodología deficiente o proporcionaban resultados ambiguos. Un artículo publicado en abril de 2014 en American Jour nal of Psychiatry aporta Psychiatry aporta luz a la cuestión. Según indican sus autores, incluso una sola lesión en la cabeza eleva el riesgo de trastorno mental, sobre todo si la lesión se sufre en la adolescencia. Investigadores dirigidos por Sonja Orlovska, de la Universidad de Copenhague, analizaron el historial clínico de 113.906 personas hospitalizadas por traumatismo craneoencefálico a lo largo de un intervalo de 23 años. Descubrieron que, además
4
de los síntomas cognitivos provocados por daños estructurales del cerebro (delirios, por ejemplo), los afectados presentaban más posibilidades de desarrollar diversas enfermedades psiquiátricas en comparación con la población general. El riesgo de padecer una esquizofrenia era en su caso un 65 por ciento mayor, porcentaje que ascendía a un 59 por ciento en relación con la depresión. Aunque este riesgo resultaba máximo durante el año posterior al traumatismo, se mantenía elevado a lo largo de los 15 años siguientes. Una vez que el equipo controló los factores que podían crear confusión en el estudio (proclividad a los accidentes o historias familiares de trastornos t rastornos psiquiápsiquiátricos) encontró que el mejor predictor de una esquizofrenia, depresión o trastorno
bipolar posterior era que el traumatismo craneoencefálico se hubiese sufrido entre los 11 y los 15 años.
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manifestaban síntomas de estrés postraumático. En cambio, solo un 12 por ciento de los participantes en la reunión con el delincuente presentó ese trastorno. «La justicia restaurativa ofrece a las víctimas una oportunidad para replantear su caso y sanar en el proceso», afirma Angel. El segundo estudio, publicado en marzo de 2014 en el Journal el Journal of Quantitative Criminology y dirigido y dirigido por Lawrence Sherman y Heather Strang, ambos de la Universidad de Cambridge, analizó si dichos métodos reducían la reincidencia. Los criminólogos centraron su trabajo en 10 juicios con el fin de exam inar los efectos de la justicia restaurativa en deli ncuentes. Según comprobaron, los convictos que participaban en los encuentros cara a cara cometían posteriormente menos delitos; además, el procedimiento ofrecía una buena relación entre coste y eficacia. Investigaciones de los últimos veinte años han demostrado que la justicia restaurativa funciona, si bien tales prácticas son raras en el sistema judicial estadounidense. Sus partidarios afirman que tal renuencia emana de una cultura de castigos duros y de la necesidad de los políticos de presentarse «con tolerancia cero». Sin embargo, han ido surgiendo programas piloto en distintos puntos del país. Los investigadores tienen la esperanza de que estos hallazgos sirvan de estímulo para sucesivos cambios. —Cara Tabachnick
«En estudios anteriores se había observado que las lesiones en la cabeza provocan inflamación en el cerebro, lo que, a su vez, causa diversos cambios, entre ellos, una mayor permeabilidad de la barrera hematoencefálica», explica Orlovska. En estado normal, esta barrera protege al cerebro de elementos que transporta el torrente sanguíneo y que pueden resultar dañinos; la inflamación que induce la lesión puede favorecer que estas sustancias accedan al cerebro. «En algunos individuos podrían in iciarse de este modo procesos cerebrales lesivos», añade la investigadora. Al desconocerse todavía los mecanismos que conducen del traumatismo a la enfermedad mental, se ignora si existen medios para reducir el riesgo de padecer una psicopatología posterior. Por el momento, lo mejor que puede hacer un paciente es seguir las directrices que le indique su médico, como descansar y evitar actividades fatigosas, sean físicas o mentales, durante un período de tiempo específico que dependerá de la gravedad del daño. Asimismo, la detección precoz puede facilitar la N I prognosis de una enfermedad mental, por lo que T S A M K Orlovska recomienda consultar a un experto en R I K / A cuanto aparezca algún síntoma. R O R U —Tori Rodriguez A
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ENVEJECIMIENTO
Actividades en grupo contra el deterioro cognitivo La interacción interacción social previene el declive de las capacidades cognitivas propio de la vejez
O L L E B A / S E G A M I Y T T E G
E
s bien sabido que las relaciones sociales influyen en la salud mental, sobre todo al envejecer; no obstante, no se conocen los detalles que se esconden tras este fenómeno. Los diferentes tipos de interacción pueden revestir mayor o menor importancia, según las circunstancias. Las relaciones uno a uno (como en la pareja, por ejemplo) pueden proporcionar beneficios de carácter emotivo. Sin embargo, según un artículo publicado en Social Science and Medicine, son las interacciones en grupo las que previenen el declive cognitivo propio del envejecimiento. Para el estudio, los autores analizaron una muestra de 3400 personas de 50 o más años. Los encuestados que reportaron participar con frecuencia en actividades sociales en grupo (organizaciones de acción comunitaria, grupos de lectura, etcétera) obtuvieron mejores resultados en las pruebas de medición de las habilidades cognitivas (de memoria inmediata, entre ellas). Las relaciones entre dos, en cambio, no parecían ejercer efecto alguno sobre la capacidad cognitiva. Además, el refuerzo mental resultante de la actividad grupal era mayor a más a edad: los individuos en torno a los 50 años mostraban facultades cognitivas de personas 5 años más jóvenes, mientras que los de 80 rejuvenecían unos 10 años, es decir, su cognición se correspondía con la de individuos de 70 años. Mantener las relaciones de grupo exige esfuerzo a la vez que fortalece el sentimiento de la propia identidad, identidad, factores ambos que pueden aguzar las habilidades de pensamiento, explica Catherine Haslam, de la Universidad de Queensland y autora principal de la investigación. De manera recíproca, la facilidad de las interacciones con la pareja o un amigo puede convertir a este tipo de relaciones en menos estimulantes. En opinión de Haslam: «La diferencia para mantenerse mentalmente activo se halla en las relaciones de grupo». —Erica Westly 5
ENCEFALOSCOPIO
NEUROLOGÍA
¿Resulta el cannabis dañino para el cerebro? Ponen en duda que el consumo ocasional de marihuana marihuana provoque problemas problemas de salud mental
N
o hace mucho, los resultados de una investigación refe- zaron solo en un punto. Tal metodología permite comparar los rente a los efectos del consumo de can nabis en el cerebro dos grupos, pero no puede demostrar que el cannabis provocase quedaron recogidos por numerosos medios de comunicación distinciones entre ellos, ni siquiera que las diferencias obsercon la noticia de que se había demostrado científicamente que vadas implicaban cambios a lo largo del tiempo. Podría tratarse incluso el consumo esporádico de mari huana producía lesiones lesio nes de variaciones preexistentes; asimismo las alteraciones podrían en el cerebro de los jóvenes. Pero ¿es realdeberse a que el consumo de cannabis 1 1 1 mente así? y las modificaciones cerebrales estu D L R O Investigadores de la Universidad Noroccivieran relacionadas con un tercer fac W R E D N dental y de la Escuela de Medicina Harvard tor, como el tabaco (aunque el estudio U / K C escanearon mediante resonancia magnética procuró tener en cuenta el grado de O T S K N I el cerebro de 20 adultos jóvenes con edades tabaquismo). H T comprendidas entre los 18 y los 25 años y diDicho esto, es plausible que las disvididos en dos grupos. Los sujetos de uno de crepancias fueran resultado del consulos grupos informaron que fumaban marimo de marihuana. Todas las sustancias huana por lo menos una vez a la semana, con psicoactivas son causa, por definición, un promedio de unos once porros semanales, de modificaciones en el cerebro. Las mientras que los otros participantes indicadrogas recreativas, como el cannabis, ron que habían consumido la droga menos estimulan el sistema de recompensa, de cinco veces o nada en absoluto durante el inducen la liberación de dopamina en último año. Ninguno de los probandos preel núcleo accumbens y generan expesentaba trastornos psiquiátricos ni adicción, riencias placenteras. Por ese motivo se según evaluaron los psiquiatras. recurre a ellas. El aumento de activiEl estudio por neuroimagen se centró en dad dopaminérgica alterará de forma dos regiones cerebrales implicadas en los prosutil el cerebro, pero incluso jugar a la cesos de recompensa: el núcleo accumbens y lotería con asiduidad puede producir Datos comprobados la amígdala. Estas áreas producen una sental cambio. Se ha descubierto que el cannabis sación de placer al comer o en las relaciones Robin Murray, profesor de psiquiasexuales, así como el «subidón» asociado a las tría en el Colegio King de Londres, provoca dependencia, en algún momento de la vida, en el 9 por ciento de drogas. Según se ha demostrado en animales, indica: «Es probable que se trate de las personas que lo han probado. el tetrahidrocannabinol (principal (pri ncipal componenmodificaciones adaptativas, que dete psicoactivo del cannabis) altera asimismo saparecerán cuando se abandone el merma diversos aspectos de la función cognitiva, sobre todo, de la memoria. dichas regiones cerebrales. consumo de cannabis». Los científicos Estas alteraciones pueden persistir Los investigadores hallaron que los usuano midieron el rendimiento cognitivo varios días. Se ha observado que la rios de cannabis presentaban mayor densidad y tampoco encontraron correlaciones eficacia cognitiva regresa al nivel de los de materia gris en el núcleo accumbens izentre sus datos y la aparición de prono usuarios tras 28 días de abstinencia; no obstante, los datos sobre la duraquierdo y en la amígdala siniestra, así como blemas de salud mental. Calificar de ción de las pérdidas de recordación no diferencias en la forma del núcleo accumbens «daño» lo observado resulta, por conestán claros. izquierdo y en la amígdala derecha. Los usuasiguiente, arbitrario. puede reducir el volumen del hiporios tendían también a mostrar un núcleo ac«Estas diferencias no se relacionacampo, región crítica para la memoria, cumbens izquierdo ligeramente mayor. Los ron con ningún problema», apunta aunque solo tras un consumo intenso autores concluyeron que el uso recreativo de Tom Freeman, investigador en el Cole y prolongado. prolongado. Los datos datos que relacion relacionan an deterioros cognitivos y modificaciones marihuana podría hallarse asociado con anogio Universitario de Londres. «Hacen concretas del cerebro no son conclumalías en el sistema cerebral de recompensa. falta pruebas más concluyentes para yentes. yentes. Todavía Todavía se debate debate sobre sobre cuáles cuáles ¿Es eso cierto? afirmar que [las diferencias] resultan de estas modificaciones resultan reversibles. La principal duda que surge al considerar de alguna forma perniciosas.» esta conclusión es que los escáneres se reali—Simon Makin n
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NEUROCIENCIA
El grupo sanguíneo importa para el cerebro El grupo AB entraña un mayor mayor riesgo de deterioro cognitivo cognitivo con la edad
E
n el envejecimiento, el grupo sanguíneo puede influir en la función cerebral, según un estudio longitudinal a gran escala. Los ind ividuos del tipo AB, considerado raro, pues solo incluye al 10 por ciento de la población, presentan mayores índices de fallos cognitivos con la edad. Mary Cushman, hematóloga de la Universidad de Vermont, junto con sus colaboradores, analizó los datos de un estudio a largo plazo que se lleva a cabo en Estados Unidos, el REGARDS, el cual recoge desde 2007 información de 30.239 individuos mayores de 45 años, tanto caucasianos como afroamericanos. Cushman se proponía investigar la elevada mortalidad por infarto cerebrovascular en la región sudeste de EE.UU. y que afecta sobre todo a ciudadanos afroamericanos. El equipo se sirvió de los datos recogidos telefónicamente dos veces al año y a través de los cuales se evalúan los rasgos cognitivos (capacidad de aprendizaje, memoria a corto plazo y función ejecutiva, entre otros) de los encuestados. Los investigadores se fijaron en 495 individuos que acusaban importantes deficiencias en al menos dos de las tres pruebas de la encuesta telefónica. Cuando compararon este grupo, que presentaba un deterioro cognitivo, cogn itivo, con 587 participantes cuyos recursos mentales se conservaban robustos, los investigadores observaron que las pérdidas de capacidad mental eran alrededor de un 82 por ciento más frecuentes en individuos del grupo sanguíneo AB que en los de tipos A, B o 0, descontados los efectos de raza, sexo o ubicación geográfica. Este hallazgo se publicó en línea en Neurology en Neurology en en septiembre de 2014. El resultado, un tanto extraordinario, cuenta con algún precedente. En estudios anteriores se sugería que los tipos no- 0 guardaban relación con elevadas incidencias de cardiopatías, ictus y trombosis, que MENTE Y CEREBRO 71 - 2015
) e
r g n a s e d s a t o g (
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o i r o t a l u c r i c a m e t s i s (
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podrían afectar al funcionamiento cerebral. No obstante, se cree que estas consecuencias cardiovasculares tienen que ver con la forma en que se coagula la sangre de los tipos no- 0, lo que no parecía contribuir a los efectos cognitivos expuestos en el nuevo estudio. Los investigadores especulan que otras diferencias entre grupos sanguíneos, como la facilidad de los hematocitos para adherirse entre sí o a las paredes de los vasos, sí pudieran afectar al funcionamiento funcionamiento cerebral.
Cushman subraya la necesidad de los estudios de seguimiento, no solo para verificar la relación entre grupo sanguíneo y cerebro, sino también para esclarecer esos mecanismos. Mientras, quienes pertenezcan al grupo AB no tienen por qué temer pérdidas cognitivas futuras, asegura la investigadora, pues todos los cerebros pueden beneficiarse de una dieta saludable, de tener consciencia de los factores de riesgo cardíaco o cerebral y de practicar ejercicio con regularidad. —Andrea Anderson 7
ENCEFALOSCOPIO
AUTISMO
Alteraciones en el desarrollo cerebral del feto Los síntomas del trastorno del espectro autista autista podrían deberse, en parte, a la existencia de neuronas neuronas desorganizadas desorganizadas
D
urante el segundo y el tercer trimestre del embarazo, la corteza cerebral del feto se organiza a sí misma en seis estratos diferenciados. En el autismo, según investigaciones recientes, esta organización se descarría, haciendo casar entre sí partes del cerebro que suelen estar asociadas con las facultades que sufren merma en el trastorno autista, entre ellas, las destrezas sociales y el desarrollo del lenguaje. Eric Courchesne, director del Centro de Excelencia del Autismo en la Universidad de California en San Diego, y sus colaboradores, han hallado esta alteración del desarrollo cerebral a partir de la comparación del cerebro de 11 niños con autismo fallecidos a edades comprendidas entre los dos y los quince años con otros tantos cerebros de niños
que murieron y que no presentaban dicho trastorno. El estudio se valió de una refinada técnica genética que buscaba las signaturas de actividad de 25 genes en láminas tomográficas de la corteza prefrontal así como de la occipital y de la temporal. Los investigadores observaron parcelas desorganizadas (de cinco o seis milímetros de ancho) en las que la expresión de los genes indicaba —en 10 de los 11 cerebros de niños con autismo— la presencia de células mal ubicadas entre los pliegues del tejido prefrontal (esta región se asocia a la comunicación de orden superior y a las interacciones sociales). El equipo observó también zonas desordenadas en la corteza temporal del cerebro de niños con autismo, aunque no así en la porción occipital, lo
cual también encaja con los perfiles sintomáticos típicos. Las parcelas anómalas parecían hallarse repartidas al azar en las regiones prefrontal y temporal, lo que podría explicar por qué los síntomas
pueden diferir de unos individuos a otros, según indica Rich Stoner, de la Universidad de California en San Diego y autor del estudio publicado el pasado año en New England Journal of Medicine.
N Y L K N A R F E I L R A H C / S E G A M I Y T T E G
PERFIL DEL CEREBRO AUTISTA
En el estudio descrito sobre estas líneas, así como en otros anteriores, se han descubierto diferencias en el cerebro de niños con autismo. CORTEZA PREFRONTAL Pensamiento abstracto y comunicación comunicación social Parcelas de células desorganizadas. Neuronas extra
CORTEZA PARIETAL POSTERIOR Percepción
visual y espacial
CORTEZA PREFRONTAL VENTROMEDIANA
Hipoactiva. Pudiera indicar
un procesamiento más eficiente
Vinculada a la capacidad
para imaginar los pensamientos y sentimientos sentimientos de otras personas, facultad llamada teoría de la mente Hipoactiva
CUERPO CALLOSO Conecta los hemisferios derecho e izquierdo Más pequeño
AMÍGDALA
CORTEZA TEMPORAL Procesamiento de emociones
Deficiente conectividad con otras regiones
Empatía y atención Parcelas
de células desorganizadas FUNCIÓN
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TÍPICA
CAMBIOS EN EL AUTISMO
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O T O H P K C O T S I
Investigaciones anteriores de Courchesne habían demostrado que el cerebro de los niños con autismo poseen más
neuronas en la región prefrontal y que las señales genéticas de esta región presentan errores. La ausencia de marcadores
que tendrían que haberse formado en el segundo y tercer trimestre de gestación sugiere que existe un marco temporal
para este error en el desarrollo así como para futuras intervenciones preventivas. —Jenni Laidman
Influencia de las bacterias intestinales en el autismo La microbiota exacerba e incluso puede que provoque algunos de los síntomas del trastorno
E
l autismo es fundamentalmente un trastorno del cerebro, pero las investigaciones señalan que no menos de 9 de cada 10 individuos que lo presentan sufren también problemas gastrointestinales, como el mal de colon irritable o del «intestino permeable». Esta segunda circunstancia se da cuando los intestinos se tornan demasiado permeables y se producen fugas de su contenido hasta el torrente sanguíneo. Hace largo tiempo que se cuestiona si la flora intestinal o microbiota podría exhibir anomalías en los individuos con trastorno del espectro autista y, de esta manera, causar algunos de sus síntomas. Una serie de estudios recientes viene a respaldar esta idea. Se propone que la restauración de un correcto equilibrio microbiano podría aliviar algunos de los síntomas conductuales típicos del autismo. En la reunión anual de la Sociedad Americana de Microbiología, celebrada en Boston en mayo pasado, investigadores de la Universidad estatal de Arizona informaron de los resultados de un experimento en el que midieron las concentraciones de diversos subproductos microbianos en las heces de niños con autismo. Cotejaron los resultados con los valores observados en niños normales. Señalan los investigadores que las concentraciones de 50 de las sustancias mencionadas diferían entre los dos grupos. Otro estudio efectuado en 2013 y publicado en PLOS ONE daba ONE daba cuenta de que, comparados con los niños sanos, los autistas presentaban alteraciones en la densidad de población
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de varias especies bacterianas, entre ellas, una menor densidad de bifidobacterias, un grupo que se sabe que promueve buena salud intestinal. Todavía está por elucidar si estas diferencias microbianas son inductoras del trastorno autista o si, por el contrario, son consecuencia de él. Un estudio publicado en Cell Cell en diciembre de 2013 respalda la primera de las hipótesis. Cuando investigadores del Instituto de Tecnología de California (Caltech) indujeron síntomas pseudoautistas en ratones mediante la infección de sus respectivas madres con una molécula similar a un virus durante la preñez, encontraron que los roedores recién nacidos presentaban diferencias en su flora intestinal con respecto a la de los ejemplares sanos. A partir del tratamiento de los primeros con una bacteria saludable ( Bacteroides ( Bacteroides fragilis), los fragilis), los investigadores pudieron atenuar algunos síntomas de carácter conductual. Los ratones tratados exhibían un comportamiento menos ansioso y estereotipado. También se volvieron más comunicativos. Los investigadores ignoran todavía la forma exacta en que las bacterias intestinales podrían in fluir en la conducta. Una hipótesis radica en que, si el intestino es permeable, podría permitir el paso al torrente circulatorio de sustancias lesivas para el cerebro. En el estudio con ratones, el probiótico podría haber contribuido a reformar el ecosistema microbiano y reforzar los intestinos, impidiendo así la fuga de tales sustancias, explica Elaine Y.
Hsiao, coautora del estudio y microbióloga en Caltech. ¿Llegará un día en que el autismo pueda tratarse mediante fármacos diseñados para restablecer un equilibrio bacteriano saludable? Pudiera ser. No obstante, este trastorno es el resultado de una compleja interacción de factores genéticos y ambientales, afirma Manya Angley, investigadora del autismo en la Universidad de Australia del Sur, por lo que la solución seguramente no resulte tan sencilla. El biólogo Sarkis K. Mazmanina, de Caltech y coautor del estudio con ratones, se muestra de acuerdo. «Serán necesarios muchos más años de trabajo antes de poder afirmar que las bacterias intestinales afectan al autismo y demostrar que los probióticos constituyen un tratamiento viable.» —Melinda Wenner Moyer
Bacteroides fragilis
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Pujar en Internet En las subastas electrónicas, con frecuencia los usuarios echan por la borda su firme propósito de no sobrepasar ciertos límites económicos. ¿Qué se esconde detrás de esa falta de control? ¿Instinto lúdico, miedo a perder o un estado de embriaguez? ANNE HOFMANN
EN SÍNTESIS
Cazadores de ventas virtuales Quienes pujan en una subasta en línea experimentan una de cal y otra de arena: sienten excitación y alegría, pero también frustración y miedo a perder.
1
Una atmósfera excitante induce a pagar por un artículo más de lo que valdría comprarlo en otro sitio (un 15 por ciento más, por término medio).
2
Durante la subasta, los licitadores desarrollan una especie de «pseudopropiedad», sensación que contribuye a que el objeto se considere más valioso de lo que es en realidad.
3
10
M
artes. El reloj en la pantalla del ordenador marca las 21: 07 horas. El tiempo se acaba. Un mensaje anuncia el final de la subasta. «Su oferta termina enseguida: permanezca a la espera.» Debe actuarse con rapidez y estrategia para ganar. Los últi mos minutos aportarán la victoria a un solo afortunado; los demás saldrán con las manos vacías. Decenas de miles de artículos se subastan a diario a través del portal eBay. Este bazar en línea ofrece todo lo que un corazón pueda anhelar: material desechado, detestado o duplicado cambia de dueño en cuestión de segundos y se convierte en una solución para el hogar o en la nueva pieza favorita de otra persona en un santiamén. Entre triciclos usados, zapatos de firma y cuberterías de plata de la abuela se encuentran objetos bastante extravagantes. En 2012 se licitó un almuerzo con Warren Buffet, leyenda de las finanzas, por 2,8 millones de euros; en 2005 se vendió por 21.500 euros un sándwich de queso de diez años de antigüedad y mordisqueado: la tostada del emparedado mostraba supuestamente el rostro de la Virgen María. Aunque las casas de subastas tradicionales también atraen visitantes a sus salas, el número resulta insignificante si se compara con el crecimiento continuo de los licitadores en la Red. ¿Qué atractivo ofrece la puja electrónica a los consumidores? Con el fin de indagar sobre el tema, Dan Ariely, de la Universidad Duke, e Itamar Simonson, de la Escuela de Negocios Stanford, analizaron en 2003 la influencia que la breve frase «En este momento, usted es el licitador más alto» ejercía sobre los
usuarios para que continuaran en la subasta. Examinaron un total de 500 transacciones en Internet, en las que se pujaba por libros, CD y películas. Tras comparar los resultados de esas subastas con la venta por catálogo en la Red, los investigadores se percataron de que el 99 por ciento de los productos obtenidos obtenidos a partir de la puja electrónica resultaban más caros. Dicho de otro modo, en lugar de adquirir gangas, los compradores pagaban de media un 15 por ciento más de lo necesario por el artículo deseado. A pesar de ello, la mayoría de los encuestados afirmaban que antes de participar par ticipar en una licitación consultarían el precio en otros puntos de venta. ¿Por qué pujamos por un objeto que podríamos adquirir más barato en otro sitio? ¿Cómo es que en las subastas aligeramos con frecuencia nuestro monedero más de lo que habíamos planeado en un inicio? Desde un punto de vista racional, un licitador desea pagar el menor importe posible y maximizar con ello su interés personal. Sin embargo, las subastas poseen un alto contenido emocional: cuando se pone el corazón en algo, la disposición a desembolsar dinero aumenta. Por lo general, los objetos personales nos parecen de más valor del que realmente tienen. Un experimento llevado a cabo por el psicólogo Daniel Kahneman, de la Universidad de California en Berkeley, constató este supuesto a principios de los años noventa del siglo xx. Obsequió a algunos participantes con una taza y les indicó que se la podían quedar o vender al precio que ellos mismos fijaran. Otros probandos debían elegir entre una gratificación económica o una taza. ¿Por cuánto dinero preferirían quedarse con la pieza MENTE Y CEREBRO 71 - 2015
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de vajilla? Aunque ambos grupos se encontraban frente a una decisión similar, consideraron consideraron precios diferentes. Mientras que los dueños de las tazas querían vender los recipientes por unos siete dólares, los otros participantes escogían la taza en vez del dinero solo si la cuantía económica no excedía los tres dólares. Durante la licitación desarrollamos una especie de «pseudopropiedad», señalan Ariely y Simonson. Aunque al inicio de la subasta no está claro que el producto nos vaya a pertenecer más tarde, conforme el tiempo va pasando, su valor aumenta a nuestros ojos. Este fenómeno podría explicar por qué con frecuencia se paga tanto dinero en las subastas.
Dinámica embriagadora embriagadora Un experimento arroja luz sobre lo poco racional de nuestro comportamiento en las subastas. En 2005, James Wolf, de la Universidad estatal de Ohio, solicitó a más de 100 estudiantes que se imaginaran en una subasta pujando por un certificado que luego podían cambiar por un iPod. A una parte de los participantes se les explicó, además, que ese mismo certificado ya no estaba disponible, pero existía otro que solo se diferenciaba del auténtico en una serie de números; tras
El porqué de la sobrepuja ¿Qué conduce a que una puja alcance la cima? El equipo del economista David Lucking-Reiley, de la Universidad de Arizona en Tucson, señala que, con frecuencia, el precio final ya se adivina desde un buen principio. En 2007, los investigadores estudiaron, a lo largo de un mes, los movimientos en 285 tiendas de eBay que subastaban monedas indígenas. Las licitaciones de larga duración y con una oferta mínima fijada por el vendedor alcanzaron los precios más altos. Al parecer, atraían más pujas y un mayor número de competidores. Sengun Yeniyurt, de la Universidad Rutgers, y su equipo investigaron en 2011 el fenómeno de la sobrepuja en 97 estudiantes. Observaron que los que corregían su oferta al alza habían perdido a menudo en las primeras pujas e invertían mucho tiempo y energía en las recientes. Un número elevado de rivales también inducía a los licitadores a presentar ofertas exageradas. Un consejo para estas situaciones: permanezca impasible y haga la oferta máxima solo en las últimas pujas de la subasta. Y, sin falta, compare los precios antes de la licitación. Otra posibilidad consistiría en utilizar programas en línea como ayudantes técnicos para los últimos minutos de la puja; o pulsar el botón de «comprar ya». (D. Lucking-Reiley et al. en J. Ind. Econ. vol. 55, págs. 223-233, 2007; S. Yeniyurt et al. en J. Supp. Chain Manag Manag . vol. 47, págs. 60-72, 2011)
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finalizar la licitación, licitación, ese documento les posibiliposibilitaría el mismo cambio. Con todo, los estudiantes no aprovecharon la oportunidad: no pujaron por el nuevo certificado; de hecho, se dieron muy pocas ofertas. Estos hallazgos revelan que si se observa la oferta máxima con la cabeza fría, parece absurda. Quien alguna vez ha regateado, conoce la excitación emocional que se experimenta en este tipo de negociaciones: una alegría incontenible cuando la propia oferta es la más alta y una desilusión tremenda si no ha resultado suficiente. Esta dinámica en las subastas conduce a que el licitador caiga en un estado similar a la embriaguez. Contagiado por la «fiebre de la subasta», cae en un mar de emociones y corrige cada vez más al alza su precio objetivo, lo que al final le deja un agujero en el bolsillo mayor del que se había propuesto al principio. El tiempo se acaba, los competidores se amontonan y crece el deseo de ganar. Gillian Ku, de la Escuela Londinense de Negocios, tilda de lógico que una atmósfera de estas características incite a la sobrepuja. El motivo principal de ello reside en la creciente excitación de quien participa. La psicóloga analizó en 2005 dos docenas de subastas en vivo y en línea. Observó que, sobre todo, el paso del tiempo y la sensación de rivalidad estimulaban a los compradores a ofrecer cifras elevadas por los productos. Las técnicas de neuroimagen confirman que el hecho de competir con otras personas y el miedo a perder incrementan el importe de la puja. En 2008, y mediante tomografía por resonancia magnética funcional, un equipo de la Universidad Rutgers examinó a 17 voluntarios que licitaban frente a un competidor humano o un ordenador. El interés de los investigadores giraba en torno a la actividad en el estriado, una estructura en el centro de recompensa del cerebro. Observaron que si los probandos perdían contra un rival humano, la actividad de esa región descendía de manera considerable en comparación con una derrota frente a un ordenador. Sorprendentemente, los sujetos se inclinaban por la sobrepuja cuanto menos excitado se encontraba el estriado. Según los investigadores, el miedo a perder el «botín» aún no ganado frente a un rival lleva a la disposición de comprar a precios excesivos. Esa misma conclusión constataron psicólogos de la Universidad Sudoccidental en Chongqing en MENTE Y CEREBRO 71 - 2015
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partir de registros mediante electroencefalograma (EEG). El equipo registró la actividad cerebral de 18 sujetos mientras se disputaban la obtención de un producto, bien con un congénere, o bien con un ordenador. El cerebro de los perdedores mostró una oscilación en el EEG entre 400 y 800 milisegundos tras la derrota, fenómeno que indica una reacción emocional fuerte. Pero eso solo sucedía si el contrincante que les había vencido era una persona. En cambio, cuando ganaban a un competidor humano, los licitadores que habían sobrepujado para ello se mostraban menos contentos que en el caso de derrotar a un ordenador. Los autores sugieren que los probandos se sentían culpables hacia sus rivales.
Excitados a cualquier precio Durante la subasta, la alternancia de sensaciones anima a pujar, seguir pujando y sobrepujar. El economista Marc Adam, del Instituto Tecnológico de Karlsruhe, explica la fiebre de la subasta a partir de su teoría del «ofrecimiento emocional»: todo lo que sucede durante el transcurso de la licitación influye en el estado emocional de los participantes y, por tanto, en su estrategia de puja. El disgusto conduce a contraatacar, y la sola idea de perder lleva a lanzar una ofensiva de precios. Esas emociones no solo rigen en la situación inmediata; también se hallan presentes en las siguientes pujas en las que el comprador se siente presionado por la derrota, lo que le motiva a emprender pasos más enérgicos. No todos los individuos se dejan llevar por las compras espontáneas ni todos superan el límite que se han fijado al principio. Las personas temerosas prefieren ir sobre seguro y huyen de las acciones de riesgo. Los sujetos extrovertidos, en cambio, presentan la conducta contraria. En un estudio de 2003 llevado a cabo por la Universidad estatal de Arizona, los participantes que destacaban por su extroversión tendían a pagar por encima de su valor real manzanas y botellas de vino. También podrían existir diferencias de género. Las mujeres evitan los riesgos y las situaciones de competición más que los hombres, según concluyeron en un metaestudio Rachel Croson, de la Escuela de Negocios de la Universidad de Texas en Arlington, y Uri Gneezy, de la Escuela de Administración de Empresas de la Universidad de California en San Diego. En su investigación, las participantes experimentaron una sensación de MENTE Y CEREBRO 71 - 2015
miedo y nerviosismo con mayor intensidad que los hombres en situaciones en que debían mantenerse firmes, lo que las hacía más inseguras y vacilantes. Por el contrario, los varones se sintieron más estimulados bajo las condiciones de rivalidad y se mostraron en plena forma. Esa desemejanza en el comportamiento según el sexo puede observarse en las subastas. Matthew Pearson y Burkhard Schipper, ambos de la Universidad de California, hallaron en 2013 que las mujeres estaban dispuestas a pagar precios más altos por un producto imaginario que sus competidores masculinos. Con esta táctica, las mujeres se arriesgaban menos que sus adversarios a perder el artículo. Sin embargo, si las mujeres estaban en la fase temprana de su ciclo menstrual, se mostraban tan amantes del riesgo como sus rivales varones: pujaban con ofertas más bajas en la carrera por hacerse con el producto en venta. No deja de sorprender que la sobrepuja seduzca también a los licitadores experimentados. Incluso quienes han participado en 50 o más subastas en eBay sucumben a las licitaciones excesivas. A esta conclusión llegó el equipo del economista Rodney Garratt, de la Universidad de California, tras observar a 67 usuarios habituales de eBay durante una subasta en línea. Con todo, los expertos se benefician de su saber hacer: mientras que los novatos pagaban por término medio demasiado por los productos, los usuarios más habituados conseguían numerosas compras a precio de ganga; e incluso de usura. Ello dependía también del tipo de experiencia: los sujetos que en el pasado habían comprado, así como vendido en eBay, caían con menor frecuencia en las pujas desorbitadas. Volvamos a la escena del principio. Martes por la tarde. El reloj del ordenador marca ya las 21:13 horas. En la pantalla resaltan con insistencia las palabras «subasta finalizada». El desenlace alegra al vencedor, deja una espinita clavada en quienes sobrepujaron y consigue que otros perdedores se sientan afortunados: pese a no ganar la subasta, han sabido mantener la cabeza lúcida ante la embriaguez de la puja.
El miedo a perder el «botín» aún no ganado frente a un rival lleva a la disposición de comprar a precios excesivos
Para saber más Buying, bidding, playing, or competing? Value assessment and decision dynamics in online auctions. D. Ariely e I. Simonson en Journal of Consumer Psychology , vol. 13, págs. 113-123, 2003. Understanding overbidding: Using the neural circuitry of reward to design economic auctions. M. R. Delgado et al. en Science, vol. 321, págs. 18491852, 2008. Understanding auction fever: A framework for emotional bidding. M. T. P. Adam et al. en Electronic Markets, vol. 21, págs. 197-207, 2011. Should I buy this book? How we construct prospective value. M. T. P. Adam et al. en Electronic Markets, vol. 21, págs. 197-207, 2013. The value of exercising control over monetary gains and losses. J. P. Bhanji y M. R. Delgado en Nature Neuroscience, vol. 16, n.o 10, págs. 1357-1359, 2014.
En nuestro archivo es psicóloga Anne Hofmann Hofmann es y periodista científica.
¿Hay quién dé más? Juan M. R. Parrondo en IyC , enero de 2006.
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Fobia social infantil Los niños con ansiedad pueden superar sus miedos y retomar una vida normal con ayuda de una terapia que les anime a realizar aquello que más temen JERRY BUBRICK
C EN SÍNTESIS
Vencer la angustia Alrededor del diez por
1 ciento de los niños y
jóvenes padecen padecen al menos una vez un problema de ansiedad. La fobia social es el trastorno de ansiedad más frecuente durante la pubertad. La terapia cognitiva-
2 conductual ayuda a
alterar los pensamientos disfuncionales de los afectados y a afrontar y superar los miedos. La terapia cognitivaconductual intensiva, basada en el tratamiento diario durante varias semanas, puede acelerar el éxito de la intervención.
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* Nombres alterados por la redacción.
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uando coincidí con Julia* por primera vez, me pareció la niña más temerosa y deprimida que había conocido nunca. A sus 12 años, no asistía al colegio y apenas salía de casa. Sus ojos, abiertos como platos, transmitían miedo. Cuando hablaba, susurraba con una voz crepitante. Y tartamudeaba. Como si le costara encontrar las palabras. A Julia le atemorizaba que cualquiera que la viera sospechara de inmediato que tenía un problema. Cuando se armaba de valor para salir del domicilio de sus padres, entreabría la puerta y asomaba la mirada con el objetivo de asegurarse de que el pasillo del rellano se encontrara libre de vecinos. En caso contrario, cerraba de nuevo y esperaba a que el terreno estuviera despejado. No era capaz de quedar con amigos o estar en un lugar sin sentirse incómoda. Su reclusión la desesperaba. Julia padecía fobia social, es decir, un miedo intenso a ser evaluada, juzgada y considerada una inepta por los demás. Este trastorno tiende a aparecer en la pubertad, cuando los niños comienzan a prestar más atención a quienes les rodean. La terapia conversacional conversacional fracasó con Julia, a pesar de que el terapeuta que la trataba era experimentado experi mentado y dinámico. En las sesiones, ella le había hablado sobre lo difícil que le resultaba la vida; sin embargo, no estaba aprendiendo por qué tenía esa sensación ni cómo mejorarla. En cierto modo, la MENTE Y CEREBRO 71 - 2015
N A R H G U O L . J . P : O L U C Í T R A E T S E E D S E N O I C A R T S U L I S A L S A D O T
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terapia conversacional puede ser contraproducencontraproducente para niños como Julia. Aunque el terapeuta le había aconsejado que no volviera al colegio hasta que no descubrieran las causas de su ansiedad, cuanto más tiempo pasa un niño apartado de su entorno social, más difícil le resulta regresar a él. Este caso necesitaba otro tipo de tratamiento: en lugar de buscar las raíces de su ansiedad, me centraría con ella en los efectos de los temores que sufría. El miedo no debía dominar su comportamiento, sino que era ella quien debía dominar su comportamiento para despojarse del miedo. Sobre este principio descansa la terapia cognitivaconductual (TCC), una estrategia terapéutica que, según demuestran las investigaciones, funciona. Para los jóvenes pacientes con ansiedad grave aplico una TCC intensiva: dos horas diarias (o casi diarias) de sesión, hasta que se estabilizan. Expliqué a los padres de Julia que, si seguían el programa, su hija retomaría el control de su vida.
Desaprender la ansiedad
FOBIA SOCIAL
A los 12 años, Julia salía muy poco del domicilio de sus padres. Cuando se armaba de valor para dar ese paso, se asomaba primero por detrás de la puerta para asegurarse de que el terreno estaba despejado.
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Existen diferentes posibilidades de tratar los trastornos de ansiedad. Los psicoterapeutas orientados en la psicología profunda fijan su causa en problemas no resueltos durante la infancia (un fracaso en el aprendizaje del aseo o impulsos sexuales perturbadores, por ejemplo). Mediante la terapia intentan identificar y resolver esos episodios del pasado, a menudo enterrados en el subconsciente. Los terapeutas cognitivo-conductuales, en cambio, sitúan las raíces de este tipo de psicopatologías en la ge-
nética y los patrones de pensamiento y comportamiento aprendidos. La TCC debe ayudar a desaprender esos hábitos negativos, pues el modo en que pensamos y actuamos afecta a cómo nos sentimos. Si se cambian estos pensamientos distorsionados o disfuncionales puede influirse de manera positiva en el estado emocional. Si reconocemos que algunos comportamientos generan y refuerzan sentimientos que nos producen daño, podemos debilitar esas emociones cambiando nuestras conductas. El componente cognitivo de la TCC se remonta a los años cincuenta del siglo pasado, cuando el psicólogo psicólogo clínico Albert Ellis (1913-2007), frustrado por la ineficacia del psicoanálisis, desarrolló lo que dio en llamar «terapia racional emotiva conductual». Se trata de un tratamiento activo y orientado a los resultados, en el que el terapeuta lleva al paciente a que identifique, cuestione y reemplace los pensamientos y las creencias contraproducentes. O, en palabras de Ellis, el «pensamiento torcido». Otro psiquiatra desilusionado con el psicoanalisis es Aaron Beck, Bec k, de la UniversiUniversidad de Pensilvania. Como alternativa desarrolló en los años sesenta la terapia cognitiva: esta se basa en ayudar a los pacientes a reformular sus ideas negativas. negativas. Las raíces de la modificación del comportamiento de la TCC surgieron en las primeras décadas del siglo xx, cuando pioneros del conductismo como Ivan Pavlov, John Watson y B. F. Skinner experimentaron con el condicionamiento (la asociación de acciones con estímulos ambientales) y los refuerzos positivos y negativos para alterar la conducta. Los enfoques cognitivos y conductistas se entremezclaron en los últimos años de la década de los setenta. Más de veinte años de investigación demuestran que la TCC es el tratamiento más adecuado para reducir los síntomas de la ansiedad grave. En 2012, la psicóloga clínica Shirley Reynolds, de la Universidad de Anglia Oriental, y sus colaboradores publicaron un metaanálisis, elaborado a partir de 48 estudios controlados en torno a la TCC, que constataba que dicha terapia funciona para la ansiedad en los niños, sobre todo si se adapta al tipo de miedo que experimentan. Otros investigadores han mostrado que la TCC influye en la actividad del cerebro. En 1996, el psiquiatra Jeffrey M. Schwartz, de la Universidad de California en Los Ángeles, y su equipo hallaron MENTE Y CEREBRO 71 - 2015
que un tratamiento cognitivo conductual con una duración de entre ocho y doce semanas, a razón de dos horas de sesión semanales, producía cambios metabólicos en un circuito cerebral relacionado con los trastornos de ansiedad. Estos hallazgos sugieren que la TCC alivia los síntomas mediante la alteración de la función del circuito cerebral en cuestión. c uestión. No obstante, muchos de los niños que podrían beneficiarse de la TCC no reciben ese tratamiento. Parte del problema radica en la falta de profesionales con experiencia. Además, numerosos pediatras y psicólogos escolares, entre otros profesionales, desconocen los beneficios de la terapia, por lo que no derivan a los afectados a un profesional adecuado. Por otra parte, algunos médicos y terapeutas creen, de forma errónea, que dicha terapia resulta demasiado exigente a esa edad. En nuestra consulta trabajamos al ritmo de cada niño, le damos apoyo emocional y le pedimos que realice solo aquello para lo que se sienta preparado.
Jerarquía de miedos El programa terapéutico con los niños comienza ayudándoles a ellos y a sus padres a distanciarse de la ansiedad. Para ello les indicamos que la conceptualicen como un «tirano» en su cerebro; también les animamos a que le pongan un nombre y le respondan. Los niños utilizan expresiones como «Bruja» o «Señor Mandón»; los adolescentes prefieren apelativos apelativos más soeces. A continuación se le explica al paciente que va a aprender estrategias para manejar al «tirano», lo que le aporta la idea de que puede controlar la ansiedad, en lugar de que ella lo controle a él. Otra parte del proceso implica determinar de qué forma la ansiedad afecta la vida del niño. En el caso de Julia, la ansiedad y el deseo de evitarla la estaban apartando de todo lo que le gustaba, fenómeno que a su vez contribuía a su depresión. Dibujé un diagrama de flujo semejante a este: Ansiedad > Ansiedad anticipatoria > Evitación > Depresión. Como cualquier adolescente estudiante de primero de secundaria, Julia quedaba y salía con sus amigos, tocaba un instrumento (el violín) y disfrutaba paseando por el parque de su ciudad. Cuando llegó a la consulta, ya no realizaba ninguna de esas actividades. Desde hacía un año, de siete buenos amigos que tenía solo veía a uno, y muy pocas veces. No dormía. La depresión se debía a MENTE Y CEREBRO 71 - 2015
su ansiedad anticipatoria, una forma de ansiedad «flotante» que se experimenta cuando se anticipa una situación que se piensa que causará un miedo debilitador y paralizante: si Julia salía de casa, alguien podía verla, la ansiedad se apoderaría de ella y le provocaría un ataque de angustia. En estas situaciones, los afectados suelen confundir los síntomas físicos con un infarto cardíaco, por lo que temen morir. Por ello, la paciente evitaba salir a la calle. Esa evitación aumentaba y reforzaba su ansiedad social. Esquematicé y mostré esa cadena de eventos a la adolescente. Entendió la explicación. Poco a poco se fue convenciendo de que la nueva terapia la podía a ayudar. Ese era un logro importante, pues el éxito del siguiente paso (enfrentarse a los miedos) dependía de su confianza en el terapeuta. El eje de la técnica conductual para el tratamiento de la ansiedad se asienta en la exposición y prevención de respuesta. Este método ayuda al niño a enfrentarse a sus miedos de forma lenta pero sistemática, de modo que el afectado puede habituarse a ellos en lugar de evitarlos o escapar de sus temores mediante la búsqueda constante de seguridad o comportamientos rituales (lavarse las manos, entre otros muchos). Primeramente deben identificarse los desencadenantes de la ansiedad. Para ello diseñamos una «jerarquía de miedos», una lista de desafíos tolerables de más a menos que, de lograrse en su conjunto, constituyen un verdadero progreso. En lugar de pensar en términos de blanco o negro («No puedo tocar a un perro»; «No puedo cruzar un puente»), se convence al sujeto para que considere sus temores en grados de dificultad. Por ejemplo, a un niño que sufre miedo a la contaminación se le pregunta: «En una escala del uno al diez, ¿cuán difícil te resultaría tocar el pomo de la puerta con un dedo?». A otro con miedo a vomitar se le plantearía: «En una escala del uno al diez, de menos a más dificultad, ¿qué puntuación te merecería escribir la palabra “vómito”?». Si el niño cuantifica ese desafío con un tres, podría puntuar con un cinco el hecho de decir «hoy vomitaré»; con siete ver a un personaje de dibujos animados devolviendo, con un nueve nueve mirar una película en la que aparecen personas vomitando, y en lo más alto de la jerarquía situaría la capacidad de ingerir un alimento del que piensa que le va a hacer vomitar. Mediante la clasificación de los miedos, el individuo percibe
Al inicio de la terapia se anima a los niños a que den un nombre a su ansiedad y le respondan. Algunos la denominan «Bruja»; otros, «Señor Mandón»
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PSICOTERAPIA
repetidas veces. Además, añadimos una ridícula peluca a la situación. Al principio, lucía yo la peluca mientras Julia interrogaba a otras personas por los pasillos. Después se la puso ella; incluso trajo más pelucas de casa. Como colofón, anotamos los cafés que querían los compañeros de la oficina y bajamos a la cafetería en su busca. Ambos íbamos ataviados con una extravagante pero divertida cabellera.
Agresividad y descontrol
SUPERAR EL TEMOR
Llevar una peluca en público puede ayudar a superar la ansiedad social. Exponer a los niños a sus peores miedos, sean las alturas o parecer tonto, contribuye a disminuir sus temores.
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que algunas situaciones no son tan graves como se pensaba. El siguiente paso consiste en exponer al sujeto al agente estresante en su forma más suave posible y ofrecerle apoyo hasta que la ansiedad disminuya. El miedo, como cualquier otra sensación, decrece con el tiempo. Los niños ganan un sentido de control a medida que experimentan que su ansiedad se reduce. En el caso c aso de Julia, invitamos a la sesión a uno de mis colaboradores que ella no había visto hasta entonces. Indicamos a la adolescente que debía hacer preguntas al «desconocido». Después, ambos (Julia y yo) pedimos al visitante que opinara sobre cómo lo había hecho ella: «¿Te ha mirado a los ojos?». «¿Te ha parecido que te tenía miedo?». Escuchar y gestionar las críticas pertenecía a la segunda parte de la exposición, ya que ser evaluada por otras personas constituía el eje de la ansiedad de Julia. Una vez que la niña se sentía cómoda entrevistando a un extraño en un ambiente controlado, le solicitamos que saliera al pasillo y se acercara y conversara con cualquier persona que pasara por ahí. De nuevo, Julia preguntó cosas concretas: «Estoy realizando una encuesta, ¿cuál es su restaurante favorito?». favorito?». Pedimos a los encuestados que nos dieran su opinión acerca del encuentro. Con el objetivo de provocar de manera más intensa su miedo a la vergüenza, le pedimos que fuera deliberadamente molesta con sus interlocutores: debía preguntarles la misma cuestión
La ansiedad social no siempre se manifiesta en forma de timidez o inhibición social. También se esconde detrás de comportamientos comportamientos alterados que a menudo se confunden con agresiones intencionadas. Uno de mis pacientes, Jaime, de 10 años, llegó al servicio de urgencias de un hospital tras un incidente en el colegio. Un chico de la escuela le indicó que, según había oído, quería ver una foto de una de las compañeras de clase en bikini . Jaime negó el rumor, se alteró y empujó al otro escolar. Empezó entonces una fuerte disputa entre ellos. Jaime gesticulaba como poseído; rompió libretas y papeles y tiró los objetos a su alcance por el suelo. Al poco rato, le llevaron al despacho del subdirector, donde, en su intento de huir, propinó una patada al propio gerente. De inmediato, los funcionarios de la escuela llamaron al 911. En el centro hospitalario se le realizó una evaluación psiquiátrica. No era la primera vez que Jaime explotaba. Todos le consideraban un niño colérico, agresivo y fuera de control. Tenía prohibida la entrada en el comedor escolar, por lo que sus padres debían recogerle cada día para el almuerzo. Habían acudido con su hijo a unos cuantos terapeutas, pero nada funcionaba. Comprobamos que Jaime superaba los límites de la ansiedad social. No podía aceptar ninguna crítica, ni siquiera una constructiva. Evitaba la mera posibilidad de un comentario negativo, el cual consideraba humillante. Cuando sus padres le preguntaban cómo había ido el día, literalmente se tapaba las orejas y repetía: «Bla, bla, no estoy escuchando». Lo primero que le comenté cuando llegó a la consulta fue: «Hey, he oído que quieres ver a tal y tal en bikini». Jaime se sintió tan avergonzado que se asustó. Para niños como Jaime o Julia, que presentan una funcionalidad muy alterada, el tratamiento debe implicar al principio múltiples horas al día MENTE Y CEREBRO 71 - 2015
durante una o varias semanas. Más tarde, la periodicidad terapéutica se reduce a sesiones semanales. La terapia intensiva impulsa desde el inicio los cambios positivos y crea la confianza en el niño de que las cosas pueden ir mejor, motivándoles a trabajar duro para ello. Los estudios sugieren que la mayoría de los cambios ocurren entre las sesiones, cuando los pacientes aplican las herramientas aprendidas. Si el tiempo entre sesión y sesión es breve, los niños cumplen con sus «deberes» de manera más continua, lo que permite que construyan sus habilidades con mayor rapidez. Tratamos a Jaime a diario durante dos semanas hasta que mostró una mayor capacidad funcional. Siguieron otras diez sesiones semanales. Además de la peluca, Jaime salió a pasear con un plátano atado a una correa, como si de una mascota se tratara. En un momento dado, le acompañamos a la estación de ferrocarril Terminal Grand Central y le encargamos que preguntara a pasajeros y personas que pasaban por ahí dónde se encontraba la Terminal Grand Central o si allí se tomaba el tren. Desde el tratamiento, Jaime no ha faltado a clase ningún día; tampoco le han castigado. c astigado. Además, Además, ha vuelto a almorzar en el comedor escolar. Múltiples estudios realizados en los últimos seis años respaldan que la terapia cognitiva-conductual llevada a cabo a diario durante varias semanas consigue reducir la ansiedad al menos tanto como meses de sesiones semanales. En un estudio publicado en 2007, el psicólogo Eric Storch, de la Universidad de Florida, y sus colaboradores hallaron que tres cuartas partes de un grupo de 20 niños y adolescentes mostraron una disminución de los síntomas del trastorno obsesivo-compulsivo (TOC) tras 14 sesiones de terapia cognitiva-conductual familiar intensiva. En cambio, solo la mitad de un total de 20 jóvenes que habían asistido al mismo número de sesiones, pero por semana, presentaron una remisión de los síntomas. Las personas con TOC intentan controlar sus miedos y pensamientos indeseados a través de acciones rituales compulsivas [véase «Rituales sin fin», por Ulrich Voderholzer; Mente y cerebro n. o 47, 2011]. En un segundo ensayo, publicado en 2010, los investigadores constataron que 14 sesiones de terapia cognitiva-conductual intensiva reducían los síntomas de TOC, la depresión asociada y los problemas conductuales en 24 de 30 jóvenes en los MENTE Y CEREBRO 71 - 2015
que la mediación no había funcionado. El trastorno remitió por completo en 16 de estos pacientes.
Apoyo familiar Los padres desempeñan un papel importante en la terapia de exposición, no solo porque deben instar a su hijo a realizar las «tareas para casa», sino que también aprenden a dejar de hacer aquello que favorece el aumento de la ansiedad del niño. A menudo, y con las mejores intenciones, los padres permiten que sus hijos eviten las situaciones que temen; a veces incluso destierran palabras, sonidos u objetos que desencadenan la ansiedad en el niño. En lugar de llevar a cabo esas acomodaciones, se recomienda a los padres que animen a su hijo a enfrentarse a los miedos. Si Julia afirma «No puedo ir a buscar el correo», los padres no deben contestar: «Está bien, ya voy yo». Les enseñamos a retarla. Por ejemplo, pueden preguntarle en tono jocoso: «¿Les pasa algo a tus piernas?». Pero si Julia no consigue realmente salir a recoger el correo, sus progenitores aprenden a encontrar una tarea que sea capaz de realizar, como abrir la puerta o andar parte del camino hasta el buzón. En el caso de Miguel, un niño de 11 años con TOC grave y miedo a la contaminación, su madre le abría las puertas para que no tuviera que tocar el pomo. También introducía su ropa sucia en el cesto para que no tuviera que tocarla. Entre las cosas que el niño ni ño creía contaminadas estaban su hermano y hermana. Si su madre le llevaba comi-
La ansiedad social no siempre se manifiesta en forma de timidez; también puede ser la causa de una conducta agresiva
MIEDO A CONTAMINARSE CONTAMINARSE
Un joven con fobia a la contaminación utilizaba desinfectante de manos cincuenta veces al día. También pedía a su madre que lavara la botella después de cada uso.
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PSICOTERAPIA
CAMBIO DE CONDUCTA CONDUCTA
Miguel llegó a considerar que sus hermanos eran antihigiénicos. Tras enseñarle a soportar su ansiedad hasta que se le pasara, disminuyó el problema. De nuevo pudo sentarse con su familia a la mesa para comer.
Los padres que protegen al hijo de su ansiedad pueden causar el efecto contrario: reforzarla
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da y la hermana pasaba por delante del plato, la mujer tiraba la comida a la basura. Desde hacía 15 meses, Miguel no comía con su familia. Explicamos a la madre de Miguel que llegar a esos extremos con la intención de proteger al niño de su ansiedad ejercía el efecto contrario, es decir, reforzaba la sensación de angustia. «Antes de saber lo que era la acomodación, pensaba que lo estaba ayudando», nos explicó la madre. «Me sentí devastada al saber que, en lugar de eso, estaba alimentando el trastorno obsesivo-compulsivo.» Cuando identifiqué las acomodaciones que la madre de Miguel llevaba a cabo, trabajé con ella para que las fuera eliminando de forma gradual en el momento en que advertí que su hijo estaba preparado. En lugar de tratar de ayudar al niño a sentirse a salvo cuando debía tocar el pomo de la puerta, la madre lo animaba a soportar la ansiedad, pues sabía que se le pasaría y que sería capaz de abrir la puerta por sí solo. Algunos resultados respaldan la importancia de los padres en este proceso. En 2006, el equipo dirigido por Jeffrey J. Wood, de la Universidad de California en Los Ángeles, trató a pacientes de entre 6 y 13 años con trastornos de ansiedad mediante terapia cognitiva-conductual cognitiva-conductual familiar, fami liar, en la que se enseñan estrategias de comunicación más efectivas a los padres en combinación con el tratamiento de los niños, o terapia cognitiva-conductual con
una implicación de los padres mínima. Los niños que recibieron la TCC familiar manifestaron una reducción en los síntomas de ansiedad en un 79 por ciento, frente al 53 por ciento que presentaron los que habían recibido la terapia sin la participación de sus progenitores. Muchos niños con trastorno de ansiedad pueden beneficiarse de la medicación sola, sobre todo antidepresivos, o en combinación con la terapia cognitiva-conductual. A menos que la TCC no aporte una mejora en el paciente o que su familia no se muestre dispuesta a contribuir en su aplicación, recomendamos empezar con la TCC sola durante los primeros meses para evaluar mejor su eficacia, y añadir más tarde la medicación si fuera necesaria. Se ha comprobado que la combinación de TCC y medicamentos resulta el método más efectivo en los casos de ansiedad moderada o grave.
En la cima del mundo A lo largo de las tres primeras semanas, vi a Julia de tres a cinco veces por semana durante dos horas cada sesión. Quería estimular su confianza y devolverla al mundo. Cuando se sintió con más energía y la depresión iba desapareciendo, le puse tareas. Le encargué que diera un paseo de 10 minutos por el parque; no tenía que hablar con nadie, solo estar en el exterior. También le pedí MENTE Y CEREBRO 71 - 2015
que fuera a un restaurante y eligiera los platos del menú. El primer restaurante se convirtió en tres más, luego en otros cinco. Después le pedí que fuera al supermercado y comprara algo. Como siguiente actividad trabajamos el encuentro con los amigos. Al principio iban a su casa a visitarla, luego debía ir con ellos a restaurantes y al cine. Se trataba de una actividad de reintroducción a la vida social en la ciudad. En resumidas cuentas, nuestro enfoque era el contrario del que le había sugerido su terapeuta anterior: quedarse en casa hasta que desenterrasen las raíces de su ansiedad. Tras seis semanas de terapia intensiva, Julia se sentía (y actuaba) de forma similar a como era antes. Las sesiones pasaron a ser semanales. Sin embargo, no había vuelto al colegio: el ambiente todavía le resultaba demasiado exigente y crítico. Los padres le buscaron otra escuela. Durante el verano, Julia viajó a Europa con su familia y un plan de acción contra la ansiedad bajo el brazo. También contaba con la seguridad de nuestro apoyo. Le indiqué: «Puedes mandarme un mensaje de texto o llamarme siempre que quieras». En ese tiempo, no supe nada de ella. Cuando volvió, se sentía más feliz y segura que
antes de irse. En otoño, Julia se encontraba preparada para su nuevo colegio. Tras unas semanas, comenzó a hacer los primeros pri meros amigos, que pronto pasaron a ser muchos. Se apuntó en el equipo de atletismo y en un grupo de canto a capela. Un día volvió a su anterior escuela para asistir a un concurso de talentos en el que participaban sus amigos. La vocalista de uno de los grupos de sus excompañeros había enfermado. En la euforia del momento, los otros miembros de la agrupación le pidieron que la sustituyera. Julia cantó delante de toda la escuela. Después de la actuación, sintió que se encontraba en la cima del mundo. La experiencia le hizo ver cuánto había mejorado su vida tras desprenderse de su constante aprensión. «El tiempo pasa mucho más rápido cuando no tienes miedo constantemente», explicó.
Para saber más Systematic changes in cerebral glucose metabolic rate after successful behavior modification treatment of obsessive-compulsive obsessive-compulsive disorder. Jeffrey der. Jeffrey M. Schwartz et al. en Archives en Archives of General General Psychiatry , vol. 53, n.o 2, págs. 109-113, febrero de 1996. Effects of psychotherapy for anxiety in children and adolescents: A meta-analytic review. Shirley review. Shirley Reynolds et al. en Clinical Psychology Review , vol. 32, n.o 4, págs. 251-262, junio de 2012. Treating childhood and adolescent anxiety: A guide for caregivers. Eli caregivers. Eli R. Lebowitz y Haim Omer. John Wiley & Sons, 2013.
En nuestro archivo Jerry Bubrick dirige el Centro de
Ansiedad y Trastornos Trastornos del Estado de Ánimo del Instituto Mental Infantil Infantil en Nueva York.
De tics y compulsiones. Melinda Wenner Moyer en MyC n. n.o 54, 2012.
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www.investigacionyciencia.es/suscripciones MENTE Y CEREBRO 71 - 2015
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PSICOLOGÍA
Sesgos de juicio Con frecuencia, se afirma tener un sexto sentido para las personas. ¿Existe tal don? Desde la psicología se explora por qué razón creemos que sabemos cómo son los demás y qué métodos pueden ayudarnos a evitar estas distorsiones CHAEHAN SO
EN SÍNTESIS
Valoraciones limitadas La creencia de valorar de manera adecuada a la persona que nos acaban de presentar puede explicarse a partir de una serie de sesgos cognitivos.
1
De manera inconsciente, seleccionamos y procesamos las informaciones que se corresponden con nuestras expectativas. Al volver la vista atrás, también corregimos el recuerdo de nuestras predicciones.
2
Si ponemos en duda las primeras valoraciones y tenemos en cuenta esta tendencia, podremos ajustar los juicios que hacemos de los demás.
3
22
M
uchas personas aseguran que poseen una gran intuición para saber de antemano cómo es otro sujeto. Y, lo que es más, casi nadie sostiene lo contrario. Rara vez se oyen afirmaciones como: «A menudo me equivoco acerca de los demás». ¿Resulta realmente tan sencillo reconocer sin tener un verdadero conocimiento de ello si una persona es presumida, superficial o bondadosa? ¿O nos imaginamos su manera de ser? Existen una serie de sesgos de juicio a los que todos estamos sujetos, queramos o no, cuando valoramos a otro congénere; incluso cuando juzgamos nuestras propias habilidades. Si conocemos el funcionamiento de esta tendencia, podremos reconocerla en nuestro día a día y así contrarrestarla. Esos sesgos de juicio emergen sobre todo en un ámbito de nuestra esfera mental: la metacognición, es decir, la reflexión introspectiva que realizamos sobre el propio conocimiento y las propias capacidades. Los científicos saben desde hace algún tiempo que los humanos cometemos, con frecuencia y de manera inconsciente, errores metacognitivos de juicio. En la década de los ochenta del siglo xx, los psicólogos comenzaron a poner en duda la corriente que imperaba por entonces; se pensaba que lo normal era tener una percepción muy realista, condición imprescindible para mantener la salud mental. Un número creciente de estudios mostraron ya por entonces que incluso las personas integradas en la sociedad y consideradas «normales» vivían una serie de ilusiones positivas que transformaban su autoimagen de manera optimista. Una tendencia que parecía objetivamente necesaria.
La mayoría de nosotros estimamos que nuestro rendimiento y talentos sobrepasan el promedio, sin importar en qué área. Creemos que somos más listos, más competentes y más atractivos que la media, además de unos grandes conocedores de las personas. Los psicólogos Justin Kruger y Davis Dunning, de la Universidad Cornell, demostraron en 1999 que la dimensión sobrevalorada de uno mismo es mayor cuanto más incompetente se es en un determinado ámbito. En una prueba de gramática, el 25 por ciento de los sujetos que presentaban un rendimiento más bajo creían que sobresalían de la media en la misma medida que los demás participantes. En cambio, los probandos que habían obtenido los mejores resultados, una cuarta parte del total de la muestra, reflejaron ser más modestos. Incluso tendían a infravalorar su rendimiento.
Reflejo erróneo en el espejo Es probable que sea sensato que la mayoría de las personas se miren con buenos ojos en el espejo. Quien se valora a sí mismo mejor de lo que en realidad es será capaz de emprender una tarea complicada y, seguramente, será recompensado por ello más veces. Sin embargo, al juzgar a otros, esta sobrevaloración de la propia persona suele conducirnos a infravalorar a los demás. Valoramos al prójimo siempre a través de la comparación con nosotros mismos, una autoimagen que, por lo general, decantamos hacia el lado positivo. La sobrevaloración de la propia persona va acompañada de otro error profundamente anclado en la psique: el sesgo de confirmación, es decir, la tendencia a confirmar los juicios preexistentes en lugar de cuestionarlos. En 1960, el psicólogo cognitivo Peter Wason (1924 -2003) describió este MENTE Y CEREBRO 71 - 2015
V O S O N O R I H S / K C O T S K N I H T
¿ES DE FIAR? Cada vez que nos presentan a una persona, nos creamos rápidamente una opinión sobre ella. Esa primera impresión solo la cambiaremos a desgana.
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PSICOLOGÍA
EVALUACIÓN DISCUTIBLE En las entrevistas de selección laboral debe reunirse información sistemática y objetiva sobre la persona entrevistada. Sin embargo, también surgen sesgos cognitivos en este terreno.
R O G E R G M A D A / K C O T S K N I H T
sesgo cognitivo de juicio como resultado de uno de sus experimentos ya clásicos que llevó a cabo en el Colegio Universitario de Londres. Los sujetos debían averiguar qué regla subyacía a la serie numérica 2-4-6. Tras proponer la solución que les parecía compatible, los investigadores informaban a los participantes si esta se correspondía con la norma que debían descubrir. La mayoría de los sujetos indicaron como respuesta una serie numérica creciente con un intervalo de 2, por lo que propusieron ejemplos como 4- 6-8 o 10-12-14, propuestas por las que recibían una retroalimentación positiva. No obstante, con este procedimiento no lograban comprender la verdadera regularidad que se escondía tras las cifras del problema, a saber, una serie ascenden-
INCOMPETENCIA INCOMPETENCIA IGNORADA En un estudio llevado a cabo en la Universidad Cornell se pidió a los probandos que contestaran un test de gramática. Después de completarlo, todos los sujetos estimaron que su rendimiento había sido similar al del resto de los participantes. Curiosamente, los que habían obtenido peores resultados fueron los que más sobrevaloraron su capacidad de responder. («Unskilled («Unskilled and unaware of it. How difficulties in recognizing one’s own incompetence lead to inflated self-assessments». J. Kruger y D. Dunning en Journal of Personality Personality and Social Psychology , vol. 77, págs. 1121-1134, 1999)
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100 90
Autovaloración
80 s o t e j u s e d e j a t n e c r o P
70 60 50 40 30 20 10 0
Cuarto de la muestra con peor rendimiento
Rendimiento real
9 9 9 1 , G N I N N U D D I V A D Y R E G U R K N I T S U J N Ú G E S , T S I E G D N U N R I H E G
Cuarto con mejor rendimiento
te de números al azar. Para descubrirlo debían nombrar, como contraprueba, intervalos impares o irregulares, por ejemplo, 2-5-8 o 3-6-17. Pocos sujetos llegaron a esa conclusión. El sesgo de confirmación también es responsable de nuestra creencia de juzgar con acierto a una persona que acabamos de conocer. A través de contactos sucesivos con ese individuo, confirmamos nuestro juicio inicial. Responsables de ello son los procesos cognitivos automáticos, los cuales propician que cada nuevo comportamiento que observamos encaje con las expectativas que nos hemos creado de la persona en cuestión, como una suerte de rompecabezas. De esta manera, el resultado final se encuentra determinado de antemano. Cuando percibimos algún aspecto que no encaja en el esquema que nos hemos hecho, el subconsciente rechaza esa pieza. De este modo, siempre se confirma nuestra primera impresión sobre los demás y seguimos convencidos de ser unos buenos conocedores de las personas. Esa ilusión se revela contumaz, pues solo modificamos nuestra primera impresión a regañadientes. En 2010, Natalie Wyer, de la Universidad de Plymouth, comprobó dicho fenómeno. Los participantes de su estudio recibieron unas fotografías en las que aparecía un joven calvo. En unos casos se presentaba a Edward, el hombre retratado, como un paciente de cáncer; en otros, se indicaba que era de un cabeza rapada. Según lo esperado, los sujetos estimaron que se trataba de una perMENTE Y CEREBRO 71 - 2015
sona hostil cuando pensaban en Edward como un miembro de una banda de cabezas rapadas. En una segunda fase del ensayo, en sayo, se daba información positiva sobre el joven a los voluntarios, con el objeto de mejorar su imagen y alterar la opinión que los probandos se habían construido de él. Solo modificaron su parecer en sus declaraciones decla raciones conscientes. En el Test de Asociación Implícita (TAI), prueba que se utiliza en psicología para descubrir actitudes implícitas, es decir, inconscientes, los probandos reaccionaron con mayor rapidez ante adjetivos negativos que positivos al pensar en Edward. En otras palabras, siguieron pensando que el joven era una persona hostil, a pesar de que habían recibido nuevos datos objetivos que contradecían esa primera impresión. Las personas manifestamos el sesgo de confirmación en gran variedad de juicios cotidianos. De hecho, este fenómeno desempeña una función destacada en la propagación de los prejuicios. Los estereotipos acerca de determinados grupos sociales (la idea preconcebida sobre lo que atañe
a los hombres y qué a las mujeres, por ejemplo) ejercen una gran influencia sobre las expectativas. Los procesos cognitivos automáticos se encargan de que solo alcance nuestra consciencia la información que encaja con el esquema previo que poseemos. Nuestra atención se torna así en una suerte de foco en la oscuridad: solo vemos aquello que enfoca la luz. Por este motivo, los prejuicios se mantienen con firmeza; incluso si contamos con información que los pone en duda.
Predecir a simple vista
El sesgo de confirmación desempeña una función destacada en la propagación de los prejuicios
En resumen, el error de confirmación surge a raíz de que la percepción de la realidad se acomoda a nuestras expectativas. Este principio de congruencia en las expectativas también actúa al mirar atrás, lo que nos lleva al denominado sesgo de retrospectiva. «Lo supe desde el principio», afirmamos. El psicólogo psicólogo Baruch Fischhoff, Fisch hoff, de la Universidad Hebrea de Jerusalén, investigó por primera vez dicho sesgo de juicio en 1975. Solicitó a los probandos que leyeran una noticia sobre un acontecimiento
La primera impresión: ¿un dato fiable? En las películas reconocemos enseguida al malo por su cara angulosa y mirada siniestra, pero también caemos demasiado a menudo en esos juicios genéricos fuera de la gran pantalla. Y en solo unas fracciones de segundo, según demostraron Janine Janine Willis y Alexande Alexanderr Todoro Todorov, v, de la Universid Universidad ad de Princeto Princeton. n. En 2006, los psicólogos presentaron fotografías de actores a una serie de probandos y les indicaron que debían describir las características de personalidad de cada uno de ellos: si les parecía confiable, competente, simpático o agresivo. Dejaron que una N A K O parte de los sujetos se tomaran el tiempo que quisie B O K N sen para analizar las imágenes; los demás disponían E L I M / de solo 100, 500 o 1000 milisegundos para ello. K C O T S Los participantes llegaban siempre a la misma K N I H T conclusión, con independencia de si habían observado las instantáneas durante un largo rato o solo DICTAMEN INMEDIATO por unos 100 milisegundos, es decir, menos de lo En una décima de segundo efectuamos un juicio sobre quién nos parece que tardamos en abrir y cerrar los ojos. Sin embargo, simpático y quién no tanto. quienes habían observado las fotografías durante más tiempo mostraron mayor seguridad en la certeza de su valorasino que se percibe también la manera de hablar o se conocen las ción. Los científicos aún discuten cuán fidedigna resulta la primera preferencias o el pasado de la persona en cuestión. impresión. De todos modos, parece plausible que los juicios son («First impressions: Making up your mind after a 100 -ms exposure to a face». J. Willis y A. Todorov en Psychological Science, vol. 17, págs. 592-598, 2006) más acertados cuando no dependen solo de mirar una fotografía,
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PSICOLOGÍA
El Test de Asociación Implícita Algunos procesos cognitivos se producen de manera inconsciente. Por ese motivo resulta necesario dotarse de métodos ingeniosos al estudiarlos. Para comprobar actitudes hacia determinados temas o personas, los psicólogos se sirven de las asociaciones implícitas. El procedimiento más conocido es el que Anthony Greenwald, de la Universidad de Washington en Seattle, desarrolló en 1998. Se trata del Test de Asociación Implícita (TAI). Este método consiste en comparar los tiempos de reacción de una persona ante diversas parejas de palabras. El primer término representa el estímulo que se quiere comprobar («ejecutivo», por ejemplo); el segundo describe una característica con un valor positivo («amable») o negativo («agresivo»). Los elementos aparecen en la pantalla, uno tras otro, por un breve instante de tiempo. Los sujetos deben decidir e indicar apretando un botón el segundo concepto que estiman correcto. Si los participantes reaccionan con mayor rapidez ante el adjetivo «amable», en lugar de «agresivo», se concluye que presentan una actitud inconsciente positiva hacia el estímulo diana («ejecutivo»). ¿La razón? Se procesan con mayor rapidez los pares de palabras que se consideran correspondientes.
En los genes En 2001, investigadores de la Universidad de Nuevo México demostraron que la tendencia a acometer sesgos de confirmación, es decir, de reforzar los juicios realizados previamente, parece también anclada en los genes. Los sujetos debían resolver un ejercicio en el que aprendían a clasificar símbolos como correctos o incorrectos. A las personas con una determinada variante genética les costaba más modificar su opinión inicial a pesar de que se les había explicado que la información aprendida era errónea. Al parecer, el gen influye en los neurotransmisores implicados en el sistema de refuerzo neuronal. («Dopaminergic («Dopaminergic genes predict individual differences in susceptibility to confirmation bias». B. Doll et al. en The Journal of Neuroscience, vol. 31, págs. 6188-6198, 2011) 26
histórico que desconocían y que contaba con cuatro desenlaces posibles. Los participantes debían valorar la veracidad de cada desenlace. Fischhoff informó sobre el verdadero desenlace del evento a una parte de los sujetos nada más terminar la lectura. ¿Resultado? Estos consideraban el relato que acababan de leer «objetivamente» más probable en comparación con los participantes que todavía desconocían el final. Desde ese primer estudio, muchos otros trabajos han constatado que las personas apenas somos conscientes de nuestros sesgos de juicio en una reflexión posterior. Se trata de un fenómeno observable en el día a día. Cuando nos enteramos del resultado de un partido de fútbol o recibimos el informe de una exploración médica, recordamos nuestro pronóstico inicial con buenos ojos, es decir, estamos convencidos de haber predicho el resultado con exactitud. Hartmut Blank, de la Universidad de Portsmouth, junto con sus colaboradores Volkhard Fischer y Edgar Erdfelder, investigó investigó este efecto con motivo de las primeras elecciones al Parlamento Federal Alemán tras la reunificación del país, así como durante las elecciones al Estado Federal del 2000 en Renania del Norte y Westfalia. Los participantes debían pronosticar, con tres meses de antelación, los resultados de cada partido político. Un mes tras las elecciones, se les pidió que volvieran a anotar cuáles habían sido sus expectativas. Tal y como se esperaba, las predicciones que recordaban se hallaban más próximas a los resultados reales que las que habían predicho en
un principio. De promedio, la memoria se permitía un 10 por ciento de «corrección». Todo apunta a que es probable que el sesgo de retrospectiva ejerza una función destacada en nuestra ilusión de ser buenos conocedores de las personas. Ejemplos de este fenómeno los encontramos en afirmaciones del tipo «lo sabía desde el principio» o «lo calé enseguida».
Obviamos las circunstancias Otra de las causas de nuestra supuesta capacidad de conocer la forma de ser de los congéneres es el denominado sesgo de atribución. Este provoca que ignoremos con frecuencia la situación y las circunstancias en las que se enmarca la acción de una persona y nos lleva a buscar el motivo de su conducta en su forma de ser. Cuando nos topamos con un individuo que se comporta de manera descortés o agresiva con nosotros, automáticamente atribuimos el comportamiento a su carácter. No reparamos en factores externos como si esa persona se encuentra en un momento de estrés o si acaba de recibir una mala noticia. El descubrimiento de ese sesgo de juicio se atribuye a Edward Harris y Victor Jones, de la Universidad Duke. En 1967 llevaron a cabo un experimento considerado hoy por hoy clásico. Pidieron a sus probandos que leyeran un artículo acerca del mandatario cubano Fidel Castro. El texto podía estar enfocado desde un punto de vista positivo o negativo. Una vez leído, los sujetos debían determinar que opinión les merecía el redactor de la noticia. La mayoría consideró consideró que la opinión del MENTE Y CEREBRO 71 - 2015
autor coincidía con el contenido del texto. Ante la sorpresa de los investigadores, los lectores mantuvieron esa primera impresión a pesar de que se les explicó que el periodista había escrito el artículo conforme a la postura política que le había sido impuesta desde la dirección del periódico. Numerosos experimentos constatan que tendemos a ignorar las circunstancias bajo las cuales actúan otras personas. En 2010, Christopher Bauman, de la Universidad de Washington en Seattle, y Linda Skitka, de la Universidad de Illinois en Chicago, investigaron cuán extendido se encuentra el error fundamental de la atribución entre la población general. En una muestra de sujetos representativa de Estados Unidos repartieron un texto sobre la ayuda a las minorías. Previamente, explicaron a los participantes que se había encargado al autor del texto, de manera azarosa, que transmitiera una opinión favorable o contraria sobre el tema. Sin embargo, solo una tercera parte de los encuestados afirmó que resultaba imposible saber la verdadera opinión del redactor, puesto que esta le había sido impuesta; alrededor de la mitad ratificó que la postura personal del autor se correspondía con la opinión que reflejaba el texto, y una quinta parte manifestó que el autor opinaba justo lo contrario. El error fundamental de la atribución revela la tendencia humana a favorecerse a sí mismo, puesto que, cuando se trata de la propia persona, se invierte la dirección del error. Cuando nos comportamos de un modo socialmente reprobable, tendemos a atribuirlo a las circunstancias: «Al fin y al cabo, no podíamos hacer nada para remediarlo». Los psicólogos hablan de un sesgo de interés personal o de autoservicio. En general, las personas que han cometido un error se consideran víctimas de la situación y creen injusto que otros saquen de ello conclusiones sobre su personalidad. Al mismo tiempo, obvian la facilidad con la que ellos mismos cometen ese fallo cuando juzgan a los demás. Juicios metacognitivos erróneos, exceso de autovaloración, sesgos de retrospectiva y de atribución. ¿No podemos remediarlo? La respuesta es: sí. Para lograrlo resulta esencial ser consciente de los factores que acompañan a nuestro razonamiento. razo namiento. Las personas con buenas habilidades metacognitivas juegan en este terreno con ventaja. Un método efectivo consiste en cuestionarse las posibles fuentes de error de manera maner a consciente. «Esa MENTE Y CEREBRO 71 - 2015
persona me parece incompetente, aunque puede que piense así de ella porque su aspecto físico no me gusta. ¿Será esa la razón por la que, de manera intuitiva y sin ser objetivo, considero que carece de habilidades?». Este tipo de preguntas contribuyen a corregir pensamientos que contienen sesgos de juicio. Otra estrategia resolutiva consiste en combatir la aversión a modificar la primera impresión. Cambiamos nuestra actitud inconsciente cuando elaboramos informaciones contradictorias, es decir, cuando reflexionamos sobre ello. Sin embargo, no basta con tomar consciencia de las informaciones contradictorias. Por este motivo, deben buscarse de manera intencionada datos que contradigan la primera impresión sobre una persona. Solo así se apreciará que se comporta de distinto modo del que habíamos previsto desde un inicio. En caso de que deba reformular su juicio inicial, piense que un error no constituye un fracaso, sino una oportunidad para corregir un pensamiento equivocado. Un tercer método para resistirse a los sesgos de juicio consiste en una focalización interna, sobre todo en relación a las metas difíciles. Peter Gollwitzer, de la Universidad de Nueva York, acuñó para este fenómeno el concepto de intención de implementación: reveló que los prejuicios que mostraban los probandos hacia los mendigos disminuían cuando se autosugestionaban para tal propósito (por ejemplo, si repetían para sí mismos una y otra vez intenciones como: «Cuando vea a un sintecho me diré: fuera los prejuicios»). Si se practican las tres estrategias, es posible que las personas que en un principio nos parecían «peculiares» ya no las consideremos tan raras. El estudio sobre los sesgos cognitivos insiste en que deberíamos aprender a valorar las habilidades de los demás, como lo hace el médico que deriva a un paciente al especialista o el jefe que admite su falta de conocimientos sobre un determinado tema. Seguramente, una persona llegue a conocer mejor sus propios límites si evita caer en la sobrevaloración de sí misma.
Para saber más Confirmation bias: A ubiquitous phenomenon in many guises. R. guises. R. S. Nickerson en Review of General Psychology vol. 2, págs. 175-220, 1998. The role of meta-cognition in social judgment. R. judgment. R. E. Petty et al. en Social Psychology: Handbook of Basic Principles , coordinado por E. T. Higgins y A. Kruglanski, págs. págs. 254-284. Guilford Press, Nueva York 2007. You never get a second chance to make a first (implicit) impression: The role of elaboration in the formation and revision of implicit impressions. N. impressions. N. A. Wyer en Social Cognition vol. 28, págs. 1-19, 2010.
En nuestro archivo Siri Sesgos del subconsciente. subconsciente. Siri Carpenter en MyC n. n. o 40, 2010. Chaehan So es doctor en psicología social y de las organizaciones. Tra Trabaja baja como profesor de psicología, consultor de gestión y entrenador para ejecutivos.
Bajo el influjo de los prejuicios. Claudia cios. Claudia Christine Wolf en MyC n. n.o 55, 2012.
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PSICOLOGÍA DEL TRABAJO
Negociar el sueldo Cuando se trata de pactar el salario, muchos trabajadores y aspirantes a un puesto laboral se muestran inseguros. ¿Qué estrategia deben usar para obtener el éxito deseado? La psicología social propone cinco pautas clave DAVID LOSCHELDER Y ROMAN TRÖTSCHEL
E SERIE
Trabajo y carrera profesional Parte 1: Emprendedor o asalariado, cuestión de personali p ersonalidad. dad. Septiembre/octubre 2014
Parte 2: Perfeccionismo: cuándo amenaza el síndrome del trabajador quemado y cómo protegerse. Noviembre/diciembre 2014
Parte 3: Solicitud 2.0: uso de los nuevos medios digitales para encontrar empleo. Enero/febrero 2015
Parte 4: «Jefe, quiero un aumento». Métodos para mejorar las condiciones laborales. Parte 5: Voluntariado, un trabajo que sienta bien. Mayo/junio 2015 * Nombres alterados por la redacción.
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l trabajo y esfuerzo que Lidia Romero* había invertido durante varios días en preparar la solicitud para el empleo que siempre había soñado no cayó en saco roto. Pocas mañanas después, con el título de carrera todavía recién horneado, una carta con un esperado mensaje aguardaba en su buzón. Le proponían una entrevista laboral. La cita con el responsable de la empresa interesada transcurrió transcurr ió de manera satisfactoria; hasta que la conversación derivó en la temida cuestión: cuest ión: «¿Cuáles son sus expectativas salariales?». Esa pregunta provoca que aspirantes y trabajadores se quiebren la cabeza en busca de la respuesta correcta: «¿Respondo una cifra concreta, o mejor pido que me propongan una primera oferta? Pero si finalmente decido dar el primer paso, ¿qué cantidad debo sugerir para conseguir una base negociadora sólida sin parecerles una persona descarada?». La psicología de la negociación aporta conocimientos para obrar con pericia en esta situación u otras similares en las que debemos pactar un precio, ya sea para cobrar, comprar o vender. Veámoslas.
Estrategia 1: haga la primera oferta Los primeros minutos en la mesa de negociación son, con frecuencia, decisivos para determinar quién obtendrá mayor provecho del trato. Sobre todo influye la primera cifra que se escucha en la sala. Por lo general, esta cantidad funciona como
un número de anclaje, ya que las siguientes negociaciones se localizarán en un margen ventajoso para la parte que haya sugerido la primera oferta. Cuanto más lejos se tire el ancla, mejor. mejor. En nuestro ejemplo inicial, Lidia lanza el número de anclaje con habilidad: elige una propuesta propuesta de 45.000 euros y descarta quedarse en unos modestos 40.000. Por lo común, una cifra de salida elevada deriva, al final, en un sueldo más alto. A la inversa, como es de esperar, surge el efecto contrario: una cantidad menor por parte del empresario conlleva un salario final más bajo. El efecto anclaje pertenece a uno de los fenómenos psicológicos más analizados. Los investigadores lo han observado en distintos escenarios, incluso trastocando la opinión de expertos con años de experiencia. De hecho, el número del anclaje no tiene por qué estar relacionado con el parecer de cada implicado en la negociación, sino que puede darse por azar, al tirar unos dados o girar una ruleta de la fortuna. En 2006, los psicólogos sociales dirigidos por Birte Englich, de la Universidad de Colonia, descubrieron un acontecimiento que les sorprendió. Pidieron a unos jueces experimentados que lanzaran un dado; a continuación, les solicitaron que establecieran una pena razonable para un delincuente ficticio. Cuanto más alto era el número que habían sacado los magistrados, más dura era la sanción que imponían al «acusado». Los investigadores reunieron resultados similares en ensayos en los que pedían a agentes inmobiliarios que MENTE Y CEREBRO 71 - 2015
R E N T I E L A L E I N A D : O L U C Í T R A E T S E E D S E N O I C A R T S U L I S A L S A D O T
UN AS EN LA MANGA Quien da el primer paso en una negociación, por lo general juega con ventaja. El fenómeno del anclaje ejerce una gran influencia sobre las ofertas posteriores.
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PSICOLOGÍA DEL TRABAJO
EN SÍNTESIS
Consejos para una negociación exitosa Haga la primera oferta.
1 De esta manera puede
propiciar el fenómeno del anclaje e influir en las propuestas posteriores. Cuanto más alta sea la cifra de salida, mejor será el resultado. Las cifras precisas provo-
2 can que la contraparte
negocie con un intervalo de valores más reducidos. Documéntese antes de la negociación para que su objetivo resulte ambicioso, aunque no disparatado. En caso de que exista
3 una cifra previa, busque argumentos concretos que vayan en contra del anclaje de su oponente.
EN BREVE Bajo el concepto de efecto anclaje se entiende el cambio de opinión a partir de una información numérica adicional. De este modo, las personas atribuimos una altura más elevada a una montaña que no conocemos si la cifra de anclaje es de 3000 metros. En cambio, si la cifra de referencia se sitúa en 2 metros, estimamos una altura menor para la misma montaña. 30
valorasen un inmueble, así como con clientes y vendedores que debían regatear el precio de distintos productos: la primera cifra determinaba el precio final. La estrategia de proponer la primera oferta se apoya en más de 25 investigaciones científicas. Una recomendación que vale para la negociación salarial: hay que atreverse a dar el primer paso y establecer un anclaje elevado. Las propuestas iniciales ambiciosas llevan, por lo común, a unos mejores resultados para el primero en negociar un sueldo o acordar el precio de un automóvil, un piso o un escritorio modernista.
No obstante, cuidado: debe evitarse ir demasiado lejos. En un estudio reciente, nuestro grupo investigó si concretar una cifra salarial hasta el último céntimo, por ejemplo 47.842,87 euros, resultaba útil o más bien cómico. Experimentados profesionales de recursos humanos se mostraban dispuestos a pagar un promedio de 1000 euros anuales menos a los candidatos que sugerían tales sueldos que a aquellos que redondeaban la primera propuesta en 50 euros. En conclusión, cifras definidas hasta el último céntimo solo resultan efectivas cuando el solicitante puede argumentar de manera razonable tal precisión.
Estrategia 2: sea preciso
Estrategia 3: muéstrese ambicioso, pero no descarado
En 2013 llevamos a cabo, con nuestro grupo de la Universidad del Sarre, un estudio relacionado con un escritorio de estilo modernista. Los clientes de un anticuario regateaban con el propietario el precio del mueble datado en 1910. Utilizamos etiquetas que anunciaban distintos precios: 885 euros, 900 euros, 1185 euros o 1200 euros. Supusimos que cifras precisas (precios acabados en 5 euros) sugerirían al comprador potencial que el vendedor había cavilado sobre el coste razonable del mueble. En efecto, el comerciante que inició la negociación con 1185 euros logró, de media, un precio final 100 euros más elevado que aquel que empezó la venta con una oferta de 1200 euros. Así que no depende solo de lo lejos que se tire el ancla, sino también de qué forma de anclaje se utilice. Las cantidades precisas funcionan mejor que las cifras redondas. Nuestra aspirante, Romero, debería empezar con una propuesta de sueldo concreta: por ejemplo, 44 .850 euros. Aunque el anclaje es 150 euros inferior a la propuesta de 45.000 euros (cifra redondeada), seguramente conseguirá un sueldo más alto. Un número exacto transmite a la otra parte negociante el mensaje de que se está bien informado; además, influye en los márgenes económicos en los que se moverán los próximos pasos dentro de la negociación. Mientras que un empresario potencial negociará con intervalos de 1000 euros ante una cifra de 45.000 euros, si el salario propuesto es más preciso, 44 .850 euros, las variaciones permanecerán entre los 50 o 100 euros. A igual número de rondas de negociación, en el segundo caso el empresario no se alejará tanto del salario sugerido por el aspirante como en la primera situación.
Una preparación adecuada vale su peso en oro. El aspirante debería marcarse metas y límites antes de negociar el sueldo. «¿Cuánto quiero ganar?» «¿Qué salario estoy dispuesto a aceptar por el trabajo?» Resulta útil repasar los estándares de remuneración en el terreno profesional en el que se aspira a trabajar («¿Cuánto cobran los compañeros de profesión con una formación y experiencia similares?» «¿Qué pagan las otras empresas?», etcétera). Esta información ayuda a formarse una idea realista sobre el posible sueldo. Con todo, en la primera oferta se recomienda proponer una cifra más elevada de la que se considera realista. La parte contraria también espera del aspirante ciertas concesiones para, al final, encontrarse en un punto medio. Por regla general, este se halla entre un 8 y un 15 por ciento por encima de la cantidad que se pretendía. Quien apuesta por una cifra demasiado baja tendrá dificultades para lograr el sueldo deseado; pero quien puja demasiado alto corre el riesgo de quedarse fuera del grupo de aspirantes. Un equipo encabezado por Martin Schweinsberg, de la Escuela de Negocios Insead, en Fontainebleau, organizó en 2012 una negociación simulada por ordenador en la que los participantes adoptaban el rol de una persona que busca una habitación en Londres. Cuando la oferta inicial del arrendador consistía en un precio descaradamente alto, los probandos se sentían insultados y, con mayor frecuencia, rompían de inmediato la negociación. Se constata en este punto una de las ventajas comentadas en la estrategia 2: una cifra exacta evita tener que pujar muy alto para lograr el suelMENTE Y CEREBRO 71 - 2015
do deseado, con lo que se reducen, además, las posibilidades posibilidades de parecer un caradura.
Estrategia 4: manténgase firme La posibilidad de sugerir la primera oferta no se presenta siempre. La contraparte puede ser más rápida a la hora de poner un número sobre la mesa. En ese caso, el solicitante puede tomar precauciones para protegerse del efecto anclaje. Aquí también se recomienda cierta preparación. Si nuestra aspirante Lidia Romero, antes de negociar el sueldo, sabe que compañeros con una posición y una experiencia similares cobran entre 44.000 y 46.000 euros, el anclaje del empresario le influirá menos. En cambio, si, tras una búsqueda somera de información, estima la cifra en una horquilla que va de los 40.000 a los 50.000 euros, la primera oferta del entrevistador le influirá de manera notable. Por este motivo, antes de la entrevista, el aspirante debe establecer sus objetivos y límites, los cuales mantendrá firmes incluso cuando la oferta del contratante difiera de forma destacada. Si el candidato ajusta su oferta, que ha recabado y reflexionado con minuciosidad, a la propuesta de la parte contraria, se convertirá convertirá en víctima del efecto anclaje. MENTE Y CEREBRO 71 - 2015
La oferta inicial ejerce un gran efecto, pues nos recuerda características determinadas del objeto por el que se regatea. Una cifra de anclaje elevada en la compra de un automóvil conduce a que pensemos en elementos que se asocian a los coches caros (accesorios lujosos o un motor de gran potencia). Desde la psicología social se habla en estos casos de accesibilidad selectiva, es decir, de informaciones que se hacen presentes de forma selectiva. Por ejemplo, si nuestra candidata Romero empieza con un ambicioso anclaje de 48.000 euros, al empresario le vendrán a la cabeza informaciones de una trayectoria académica y profesional profesional favorables favorables (calificaciones excelentes o prácticas en una compañía importante, entre otras). En cambio, una oferta inicial baja sugerirá al empresario posibles debilidades de la aspirante (escasa experiencia laboral, formación deficiente, etcétera). En este último supuesto, la aspirante tenderá a aceptar, de manera precipitada, una oferta demasiado baja. Para que no sucumba al anclaje del empresario en la próxima negociación salarial, es aconsejable que, de manera activa, considere la información que hable en contra del aumento. Este procedimiento se mostró útil en un estudio llevado a cabo por Thomas Mussweiler, por entonces en la
UNA DEFENSA HABILIDOSA Documentarse y mantenerse firme protegen de la influencia del efecto anclaje. Ponerse en la piel de la parte contraria también puede ayudar.
31
PSICOLOGÍA DEL TRABAJO
Si en una negociación se tratan diversos temas, conviene empezar por aquello que el contrario valora, al parecer, de forma similar
Universidad de Wurzburgo. Unos mecánicos de coche debían estimar el precio de un automóvil, pero contaban con una cifra de salida. Se comentaba a estos expertos probandos: «Un amigo me ha asegurado que el precio del coche es demasiado alto. Usted, qué cree, ¿qué habla en contra de este precio?». Entonces, el anclaje quedaba sin efecto. De la misma manera, los anclajes precisos pierden efectividad. Si un empresario ofrece un sueldo exacto de 38.550 550 euros, el aspirante debe preguntarse por qué habrá propuesto esa cifra concreta. También deberá tener cuidado de no dejarse alejar, poco a poco, de ese planteamiento. Adoptar la perspectiva de los demás puede resultar una herramienta útil. En una serie de trabajos desarrollados en el año 2011, se comprobó que en una negociación se puede lograr mucho más si una persona se pone, de forma estratégica, en la piel del otro negociante. De este modo, es posible evitar que las negociaciones se rompan y encontrar, con frecuencia, una solución que satisfaga a ambas partes.
Estrategia 5: no ponga todas las cartas sobre la mesa
Para saber más Starting high and ending with nothing: nothing: The role of anchors and power in negotiations. M Schweinsberg et al. en Journal of Experimental Experimental Social Social Psychology , vol. 48, n.o 1, págs. 226-231, enero de 2012. 14.875 €?! Precision boosts
the anchoring potency of first offers. D. D Loschelder et al. en Social Psychological and Personality Science, vol. 25, págs. 954-962, abril de 2014.
The first-mover disadvantage: The folly of revealing compatible preferences. D. D. Loschelder et al. en Psychological Science, en línea, diciembre de 2014.
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Al comienzo del artículo hemos aconsejado atreverse a dar el primer paso. Sin embargo, esta recomendación tiene sus límites. Un anclaje resulta útil sobre todo cuando la negociación gira en torno a una sola pregunta, por ejemplo, la remuneración salarial. Pero las negociaciones suelen ser más complejas. En los contratos intervienen otros factores: la duración del mismo, las pagas extras, el lugar de trabajo, el horario de la jornada laboral, etcétera. La importancia que empresarios y aspirantes otorgan a dichos factores adicionales difiere de unos a otros. Podría darse el caso de que un candidato considere relevante que el puesto laboral se ubique en Madrid, circunstancia por la que estaría dispuesto a ampliar su jornada laboral. En cambio, el empresario podría otorgar más importancia al horario que al emplazamiento del puesto. Un acuerdo que contemple Madrid y 44 horas semanales como condiciones laborales resultará más provechoso para ambas partes que la opción de ubicar el trabajo en Valladolid y establecer un horario de 39 horas laborales a la semana. Si la contraparte no juega con las cartas a la vista, es desaconsejable poner de inmediato todas las preferencias laborales sobre la mesa. Cuando
en la primera oferta ya se ha hecho obvio que el aspirante quiere trabajar en Madrid, un profesional de recursos humanos experimentado puede sacar provecho de esa información. Puede ofrecer al candidato un trabajo en esa ciudad, tal y como solicita, pero, a cambio, un sueldo bastante más bajo al deseado por el aspirante. Junto con Roderick Swaab, de la Escuela de Negocios Insead, y Adam Galinsky, de la Universidad de Columbia, decidimos investigar este supuesto. En los ensayos, algunas de las partes, de acusada astucia, utilizaban la información como ventaja para lograr mayores beneficios. Los participantes debían negociar la venta de una fábrica y el día en que debía acontecer la transacción. Si ambas partes coincidían en la fecha que consideraban adecuada (por ejemplo, si los dos involucrados pensaban en una fecha tardía como más ventajosa), ser el primero en sugerir una oferta de salida e indicar las propias preferencias resultaba una estrategia desfavorable, desfavorable, ya que los otros negociantes podían aparentar ser flexibles en relación a la fecha de la venta, pero en contrapartida, conseguir un precio más alto. En resumidas cuentas, si en una negociación se tratan distintos temas, conviene empezar por aquellos que, al parecer, la parte contraria valora de forma similar. En esta situación puede proponerse la primera oferta y utilizar el efecto anclaje. Sin embargo, no deben ponerse directamente todas las cartas sobre la mesa. En operaciones complejas siempre es recomendable guardar un as en la manga, es decir, reservar una opción ante la cual la contraparte pueda hacer concesiones sin problemas. Por ejemplo, es mejor abordar el tema del sueldo sin mencionar la jornada laboral o el lugar de destino de manera inmediata. Ello nos permitirá reaccionar con mayor flexibilidad ante una posible contraoferta.
David Loschelder Loschelder (izquierda) y Roman Trötschel son psicólogos sociales en la Universidad del Sarre y la Universidad Leuphana, en Luneburgo, respectivamente.
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O R B E R E C Y E T N E M
NI TANTO NI TAN POCO Al contrario de lo que se pensaba a mediados del siglo pasado, saber varios idiomas no supone una desventaja para el cerebro, aunque tampoco deben exagerarse los posibles beneficios que conlleva.
R O P O D A C I F I D O M ; K E V A L C A V R T E P / K C O T S K N I H T
en dos lenguas, mientras que los monolingües necesitan manejarse solo en una, lo que seguramente resulta más fácil. En el otro lado, más afable, aparece la posibilidad de poderse comunicar en dos idiomas, mientras que los hablantes de una lengua no saben más que expresarse en esa, con las consiguientes limitaciones. Es como si una persona jugase solo al tenis y otra, al tenis y al fútbol. La primera será una experta en tenis, pero la segunda podrá practicar dos deportes.
Ser o no ser El significado del término bilingüismo está claro: hace referencia al conocimiento y uso de dos lenguas. Sin embargo, resulta terriblemente difícil determinar a qué personas aplicarlo. Es evidente que conocer la palabra amor en en varios idiomas no nos hace bilingües. Entonces, ¿dónde acaba el monolingüismo y empieza el bilingüismo? La dificultad para responder a esta pregunta reside principalmente en la existencia de casi tantas experiencias bilingües como hablantes bilingües. Algunas personas adquieren dos lenguas desde su nacimiento (bilingües simultáneos); otras las aprenden más tarde (bil (bilingües ingües sucesivos) sucesivos) mediante instrucción formal (clases de inglés), inmersión MENTE Y CEREBRO 71 - 2015
lingüística (migración o estudios en el extranjero, entre otros) u otras situaciones. Todo ello implica que resulte complicado establecer una definición que abarque las múltiples experiencias en torno al bilingüismo y que, además, resulte útil. En este artículo nos centraremos en el bilingüismo como experiencia incidental, es decir, como capacidad que se adquiere de pequeño y en el contexto familiar.
Los primeros estadios de vida Hoy en día no resulta extraño encontrar familias en las que los padres hablan a su hijo en dos idiomas. En ese entorno, el bebé es bilingüe incluso antes de que pueda hablar, ya que se le expone a dos lenguas durante sus primeros contactos con el lenguaje. Pero, a menudo, estas familias muestran cierta preocupación ante la posibilidad de que el niño confunda las lenguas o presente presente un retraso en el desarrollo del lenguaje con respecto a los críos de su misma edad monolingües. Estos padres pueden estar tranquilos; tal cosa no sucede, al menos no de manera destacada. El desarrollo lingüístico de los bebés bilingües bili ngües y monolingües transcurre de forma similar, aunque es cierto que la experiencia bilingüe conlleva una 35
LENGUAJE
Estudio de las capacidades lingüísticas de los bebés ¿Cómo pueden descubrirse las habilidades lingüísticas en un niño que todavía no
ha aprendido a hablar? Existen diferentes estrategias. La técnica de la amplitud de succión (HAS, por sus siglas en inglés) es una de ellas, pues permite averiguar cuestiones lingüísticas, como la discriminación de lenguas, en bebés con pocos meses de vida. El procedimiento resulta sencillo y no invasivo para el pequeño: se trata de medir la fuerza con la que succiona el chupete, conducta que manifiesta cuando algo le interesa. Otra técnica consiste en medir la preferencia de mirada del niño, es decir, hacia dónde dirige sus ojos y por cuánto tiempo. Ambos métodos se utilizan en el paradigma de habituación y deshabituación, el cual, por lo común, consta de dos fases: una de habituación y otra en forma de test. En la primera (habituación), (habituación), los investigadores investigadores exponen al bebé a un estímulo auditivo, visual o audiovisual. Al inicio, el pequeño muestra interés por el estímulo, por lo que succiona con mayor fuerza el chupete o mira más el objeto; pero al cabo de un rato, su atención decae y, con ella, la tasa de succión o preferencia de mirada. En la segunda fase (test), los experimentadores presentan un estímulo nuevo al bebé. Si este detecta un cambio, su atención aumenta de nuevo (azul, vuelve a succionar o a mirar más), pero si no percibe modificación alguna y considera que se trata del mismo estímulo de antes, no altera su conducta (rojo). En definitiva, cuando se afirma que el bebé es capaz de discriminar lenguas o palabras significa que ha detectado un cambio, según se desprende de la medición de la tasa de succión y preferencia de mirada.
S E R O T U A S O L N Ú G E S ,
O B R E R E C Y E T N E M
) s o d 8 n u g 7 e s ( a 6 t s i v 5 a l e d 4 n ó 3 i c a j i f 2 e d o 1 p m0 e i T
Habituación
Test
Cambio detectado
Cambio no detectado
Estímulo 1
Estímulo 2
serie de adaptaciones en el proceso de aprendizaje. Durante la adquisición del lenguaje, los bebés monolingües y bilingües se «sintonizan» a las propiedades de la o las lenguas de su entorno (sonidos, palabras, reglas gramaticales, etcétera) a un ritmo parecido, si bien los bilingües deben hacerlo sin confundir sus dos idiomas. Desde que nacemos, todos somos capaces de discriminar lenguas según las propiedades rítmicas (la combinación de vocales y consonantes, entre otras). A las semanas de nacer, somos capaces de diferenciar d iferenciar las lenguas con c on propiedades propiedades 36
rítmicas muy dispares (español y japonés, por ejemplo). A los pocos meses de vida, ya logramos distinguir lenguas r ítmicamente similares (español y catalán), eso sí, a condición de que al menos una de ellas nos resulte familiar. En 2001, Núria Sebastián Gallés, de la Unversidad Pompeu Fabra, y Laura Bosch, de la Universidad de Barcelona, demostraron junto con sus colaboradores que a los cuatro meses, los bebés bilingües en español y catalán, así como los monolingües en uno de ambos idiomas, eran capaces de discriminar una lengua de la otra. Sin embargo, el hecho de ser bilingüe o monolingüe influía en un aspecto particular: la preferencia auditiva. Mientras que los bebés monolingües preferían escuchar el idioma que les era familiar, los bilingües mostraban el mismo interés en escuchar uno u otro idioma. Esos resultados sugieren que la experiencia bilingüe no limita la capacidad para discriminar las propiedades rítmicas de las lenguas, pero sí modula la preferencia auditiva a muy temprana edad. Desde el punto de vista práctico, ello permite que los niños de familias bilingües presten atención atención a ambas lenguas sin confundirlas. Los bebés no solo utilizan la información auditiva para discriminar lenguas; también usan la visual. Son sensibles tanto a los sonidos como a los movimientos articulatorios que los generan. En un estudio reciente, el equipo de Janet Werker, de la Universidad de la Columbia Británica, exploró la habilidad de los bebés bilingües y monolingües para discriminar lenguas a partir de los movimientos faciales. Para su estudio, los investigadores utilizaron el paradigma de habituación (véase el recuadro «Estudio de las capacidades lingüísticas de los bebés»); también mostraron a los pequeños vídeos de personas hablando en francés o inglés, pero en los que se había suprimido la voz. Los bilingües en inglés y francés y los monolingües en uno de estos idiomas de entre cuatro y seis meses de edad fueron capaces de discriminar ambas lenguas. En cambio, en el grupo de infantes i nfantes que ya habían cumplido los ocho meses, solo los bilingües conservaban la capacidad de diferenciar entre el francés y el inglés; los monolingües no. Un experimento, llevado a cabo por el equipo de Sebastián Gallés, amplía este hallazgo hal lazgo con un dato sorprendente: esta habilidad no se limita a las dos lenguas que le resultan familiares al bebé. MENTE Y CEREBRO 71 - 2015
Los investigadores aplicaron el ensayo con bebés bilingües en español y catalán y monolingües en uno de ellos. Ninguno de los pequeños había tenido, hasta entonces, experiencia alguna con el inglés o el francés. ¿Resultado? Solo los bilingües de ocho meses f ueron capaces de discriminar las dos lenguas extranjeras igual de bien que lo habían hecho los bebés bilingües en francés e inglés. Esos datos sugieren que, en torno a los ocho meses de edad, los niños que viven en un ambiente de bilingüismo presentan una adaptación específica del sistema atencional del cerebro que les permite percibir la información más relevante para discriminar unas lenguas de otras.
Aprender palabras Pero ¿cómo sabe el bebé a qué se refiere mamá cuando pronuncia la palabra perro? ¿De qué modo aprende la asociación entre las palabras y los objetos a los que hacen referencia? Al parecer, un buen mecanismo radica en la exclusividad exclusividad mutua, es decir, en considerar que cada objeto solo puede tener un nombre ( perro) y que los nombres hacen referencia al objeto completo, no a sus partes ( perro orejas). Los infantes in fantes perro no puede referirse a las orejas). empiezan a aplicar el principio de exclusividad durante el segundo año de vida. Si presentamos a un niño un objeto que le es familiar (un osito) y otro que no lo es (una tetera), y le pedimos «dame el dal», mirará inmediatamente al objeto desconocido, puesto que descarta que la palabra novedosa pueda referirse al objeto familiar, que ya tiene un nombre. En otras palabras, supone que la nueva etiqueta léxica corresponde al objeto que todavía carece de nombre. Numerosos estudios han demostrado que los niños monolingües aplican el principio de exclusividad, ya que, por lo general, para ellos el los cada concepto posee una única etiqueta léxica (son pocos los casos de sinonimia). Los niños bilingües, en cambio, no presentan esta manera de proceder. Desde muy temprano deben aprender que cada concepto tiene asociadas, al menos, dos etiquetas léxicas (para un bilingüe en español e inglés, el animal con cuatro patas puede llamarse perro, pero también dog). Por ese motivo, no aplican el principio de exclusividad de la misma forma que los niños monolingües. Prueba de ello es que, frente a un objeto familiar (osito) y a otro extraño (tetera) y la petición «dame el dal», los bebés MENTE Y CEREBRO 71 - 2015
bilingües dirigen la mirada a ambos elementos por igual u observan menos el que les resulta desconocido en comparación con los niños monolingües. Al contar con dos palabras (traducciones equivalentes) para cada objeto, los niños bilingües no rechazan tan fácilmente fácil mente la posibilidad de que el objeto que conocen pueda llamarse de otra forma. La influencia de la experiencia lingüística también se refleja en los mecanismos que usan para aprender palabras. En fecha reciente, Werker y sus colaboradores han hallado que los niños bilingües que conocen pocas traducciones equivalentes emplean el mecanismo de exclusividad mutua de la misma manera que los monolingües; en cambio, los bilingües que conocen varias traducciones equivalentes dejan de usar dicho mecanismo.
Desde que nacemos, todos somos capaces de discriminar lenguas según las propiedades rítmicas del idioma
Prueba de adaptación a cambios inesperados Uno de los métodos que se
utilizan para medir la capacidad de adaptación de los bebés a cambios inesperados es el siguiente: se sitúa al niño frente a una pantalla en la que aparece un objeto que entra por la parte inferior de un laberinto en forma de T. El circuito es opaco, por lo que no sabe si el objeto ha tomado el camino de la derecha o el de la izquierda hasta que sale por uno de los extremos. En la primera fase, la de habituación, el objeto entra y sale una y otra o tra vez por p or el mismo mismo lado (por ejemplo, ejemplo, la izquierda; izquierda; a), de manera que el bebé se habitúa a ese hecho y puede anticipar que aparecerá siempre por allí. Sin embargo, en la fase del test, el objeto empieza a salir por el otro extremo del laberinto (b). La capacidad del sujeto para adaptarse a cambios inesperados se evalúa a partir de la medición del tiempo que tarda en comprender que el objeto saldrá por el lado opuesto (derecho). a
b
Habituación
A T S O C T R E B L A E D A Í S E T R O C
Test
37
LENGUAJE
Control lingüístico necesario Un hablante bilingüe en español e inglés pronuncia la palabra perro en vez de dog cuando conversa con una persona en la lengua de Cervantes. Hasta aquí,
todo nos parece normal. Ahora bien, ¿cómo consigue esta persona no entremezclar los idiomas que sabe? Este logro, que a priori parece tan sencillo, requiere un buen funcionamiento de los procesos de control lingüístico. lingüístico. Se trata de procesos cognitivos que evitan la interferencia de palabras de la lengua que no se quiere utilizar en ese momento. Una de las estructuras del cerebro responsables de este control es el núcleo caudado del hemisferio izquierdo. En 2000, el equipo de Jubin Abutalebi, de la Universidad Vita-Salute San Raffaele, en Milán, describió el caso de A. H., una mujer bilingüe de 74 años que, a causa de un infarto cerebral, había sufrido una lesión en el núcleo caudado izquierdo. izquierdo. Desde entonces, A. H. manifestaba manifestaba dificultades para controlar sus dos lenguas, el inglés y el italiano. No podía evitar mezclarlas, aun a sabiendas de que sus interlocutores solo comprendían una de ellas. Las transcripciones que Abutalebi y su equipo realizaron de las conversaciones con esta paciente ilustran la importancia del control lingüístico en los hablantes bilingües. A continuación ofrecemos un fragmento de una de las entrevistas (las palabras en negrita son en italiano; el resto, en inglés). A. H.: «I cannot comunicare con you. Oggi I I cannot say il mio nome to you. I am a disastro today». («No puedo comunicarme contigo. Hoy no te puedo decir mi nombre. Soy un desastre hoy».) El grupo liderado por uno de los autores (Costa) describió en 2014 un caso parecido. Se trataba de R. R. T., una persona bilingüe en catalán y español que presentaba una enfermedad inflamatoria que afectaba estructuras subcorticales de su cerebro. Este paciente no podía evitar intrusiones de palabras de la lengua que en ese momento no quería utilizar (al hablar en catalán, por ejemplo, cambiaba de manera involuntaria al español). Además, mostraba gran dificultad en tareas no lingüísticas de control atencional. Todo ello hace pensar que existe un solapamiento entre estructuras cerebrales implicadas en el control lingüístico y el ejecutivo.
Se desconoce todavía qué proceso permite a estos niños compensar la ausencia del principio de exclusividad. En conclusión, los estudios apoyan la idea de que los niños bilingües y monolingües muestran la misma capacidad para discriminar lenguas y aprender palabras, aunque la experiencia del bilingüismo induce algunas adaptaciones en los mecanismos para alcanzar estos logros lingüísticos.
Factor clave: la interacción social A muchas familias les inquieta saber a qué edad debería su hijo empezar a aprender una segunda 38
lengua. Los problemas que muchos hemos experimentado a la hora de aplicarnos en el aprendizaje de un idioma extranjero (el inglés, por ejemplo) suscita, de manera automática, la idea de «cuanto antes mejor». Existe un pero: no vale cualquier método. Sería fantástico que pudiéramos poner un CD en inglés mientras dormimos y levantarnos hablando la lengua de Shakespeare. Sin embargo, esta táctica no funciona. func iona. Una de las razones de su ineficacia parece descansar en el hecho de que el lenguaje es fundamentalmente una actividad social. La interacción con otras personas resulta esencial para el aprendizaje de fonemas y palabras. En 2008, investigadores liderados por Patricia K. Kuhl, de la Universidad de Washington, descubrieron que la capacidad de los bebés para aprender fonemas y vocablos en una segunda lengua venía determinada por la interacción social. En su estudio, un grupo de bebés monolingües ingleses interactuó durante algunas sesiones con una persona que les hablaba en chino; otro grupo de probandos de la misma edad se familiarizó con la lengua oriental mediante grabaciones gr abaciones auditivas o vídeos. Después de las sesiones, solo los que habían interactuado con un humano mejoraron su capacidad de discriminar fonemas y palabras en chino. Este hallazgo arroja luz sobre el modo en el que los bebés deben empezar a aprender una lengua extranjera. Primer consejo: no ponga a su hijo a ver los programas de televisión en inglés; servirá de poco.
Efectos en la edad adulta Aunque, como hemos visto, la experiencia bilingüe temprana no afecta al desarrollo lingüístico de manera notable, utilizar dos lenguas de forma continuada entraña una serie de costes, incluso en la lengua dominante. Antes de continuar, una breve aclaración: las personas bilingües que han aprendido dos lenguas de manera simultánea suelen considerar que una de ellas es más dominante (primera lengua) que la otra (segunda lengua). Por ello, en adelante nos referiremos a la primera y segunda lengua de los bilingües. Retomando el hilo, utilizar la segunda lengua siempre va a resultar más costoso que usar la primera. No sería adecuado, pues, evaluar los costes del bilingüismo comparando monolingües en su única lengua con bilingües en su segundo idioma. Por esta misma razón, la mayoría de los estudios MENTE Y CEREBRO 71 - 2015
se han centrado en comparar las habilidades lingüísticas de monolingües y de bilingües en su primera lengua. Uno de los costes que se asocia con el bilingüismo es que, tanto los niños como los adultos presentan un vocabulario más reducido en comparación con los monolingües. Esta afirmación, no obstante, resulta cuestionable. La desventaja que se atribuye a los bilingües se debe a que solo se mide el vocabulario que poseen en una de ambas lenguas. Si se considerase el léxico que tienen en ambos idiomas se vería que su vocabulario es más amplio que el de los monolingües. Con todo, el efecto del bilingüismo queda mejor reflejado a partir de las tareas en las que se mide la velocidad de denominación. Por lo general, los hablantes bilingües, en comparación con los monolingües, son más lentos a la hora de nombrar objetos en su primera lengua, producen menos palabras en ejercicios de fluidez verbal (por ejemplo, cuando se les pide que nombren, en un minuto, tantos animales como se les ocurra) y sufren más situaciones «en la punta de la lengua» (sensación de conocer la palabra pero no poder rere cuperarla; véase «Gestos para recordar palabras», por G. Paschek; Mente y cerebro n. o 69, 2014). El equipo de uno de los autores (Costa) ha constatado a través de numerosos estudios que los bilingües son más lentos al producir palabras («coche»), frases («el coche rojo») e incluso oraciones simples («El hombre lava el coche rojo») que los individuos que hablan un solo idioma. Sin embargo, no todas las palabras sufren el mismo «coste bilingüe». Los términos que se utilizan con mayor frecuencia («casa») se ven menos afectados por la experiencia bilingüe que las palabras menos usuales («cohete»). Del mismo modo, estructuras sintácticas habituales en ambas lenguas (oraciones activas en español e inglés) presentan menos consecuencias desfavorables desfavorables que las que solo son frecuentes en una de ellas (oraciones pasivas, más frecuentes en inglés que en español, por ejemplo). Una de las hipótesis para explicar las diferencias entre bilingües y monolingües considera que cuando los primeros hablan, escuchan o leen en una de sus dos lenguas, no pueden evitar que la otra permanezca activa. Cuando una persona bilingüe en español e inglés tiene la intención de nombrar la palabra perro, el nombre dog también se activa en su cerebro. Lo mismo ocurre si esMENTE Y CEREBRO 71 - 2015
cucha o lee la palabra perro. Todo apunta a que existen mecanismos que ayudan a controlar las dos lenguas con el fin de prevenir intrusiones que puedan interferir en la comunicación (véase el recuadro «Control lingüístico necesario»). Ante la demanda adicional de recursos cognitivos necesarios para controlar ambas lenguas, no sorprende que los individuos bilingües se vean en algunas tareas en desventaja con respecto a los monolingües. Diversos estudios revelan que los correlatos cerebrales asociados con el procesamiento lingüístico difieren entre unos y otros. Cathy Price, de la Escuela Universitaria de Londres, y su grupo compararon, mediante resonancia magnética funcional, la actividad cerebral de sujetos bilingües y monolingües mientras llevaban a cabo diversas tareas lingüísticas; entre ellas, denominar una serie de objetos o leer en voz alta. Los probandos bilingües participaban en su primera lengua. Según se observó, la activación cerebral en algunas áreas del hemisferio izquierdo relacionadas con el lenguaje fue mayor en los bilingües que en los monolingües.
La interacción con otras personas resulta relevante para el aprendizaje de fonemas y palabras
Tarea de denominación En esta prueba se presentan una serie de objetos (entre ellos, por ejemplo, una
tortuga, un guante y una piña; derecha) a los participantes, quienes deberán nombrarlos en voz alta. Ello permite registrar la velocidad de denominación, es decir, el tiempo que tardan en empezar a hablar. El grupo de uno de los autores (Costa) comparó en 2008 el tiempo de reacción de hablantes monolingües con el de bilingües que denominaban los objetos en su primera (L 1) o segunda lengua (L2). Entre otros datos, hallaron que los individuos bilingües que usaban su segundo idioma eran más lentos en contestar (izquierda ).
950
) s o 900 d n u g 850 e s i l i m800 ( a t s e 750 u p s e r 700 e d o p 650 m e i T 600
Bilingües en L 2 Bilingües en L1 Monolingües A T S O C T R E B L A E D A Í S E T R O C
550 1
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Repetición
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LENGUAJE
Ventajas cognitivas para los bilingües El bilingüismo afecta al control ejecutivo, es decir, el conjunto de procesos cog-
nitivos (atención, memoria, planificación, etcétera) que nos permiten llevar a cabo tareas complejas. Uno de los paradigmas que más se utiliza u tiliza para evaluar el control ejecutivo es la tarea de flancos. En esta prueba, los participantes deben indicar la dirección a la que apunta una flecha que se encuentra flanqueada por otras dos flechas a cada lado. En la condición congruente, las flechas de los flancos apuntan en la misma dirección que la central. En la condición incongruente, los flancos apuntan en dirección opuesta a la flecha central, ya sea derecha o izquierda. Prueba Pruebass
Respue Respuesta sta correc correcta ta
Incongruente
«Izquierda»
Congruente
«Derecha»
Congruente
«Izquierda»
Incongruente
«Derecha»
Los tiempos de respuesta de los probandos suelen ser unos cien milisegundos más lentos en la condición incongruente que en la congruente. A esta diferencia se la conoce como «efecto de interferencia», el cual refleja el tiempo que el sistema de control ejecutivo necesita para reclutar procesos de control atencional que supriman la interferencia creada por los flancos en la condición incongruente y focalicen la atención en la flecha central. Varios estudios han demostrado que las personas bilingües presentan un efecto de interferencia menor que las monolingües. Ello revela que el sistema de control ejecutivo de los hablantes de dos idiomas es más eficiente a la hora de poner en marcha mecanismos de control atencional. Dos de las estructuras cerebrales que se reclutan durante el control atencional son el núcleo caudado y la corteza cingulada anterior. Trabajos llevados a cabo mediante neuroimagen por resonancia magnética funcional constatan que, durante la tarea de flancos, los sujetos monolingües necesitan activar más estas áreas cerebrales en comparación con los individuos bilingües. Este dato se ha interpretado como prueba de que las personas que se manejan con un solo idioma necesitan más recursos cerebrales para resolver la interferencia creada por información irrelevante (flancos incongruentes).
A T S O C T R E B L A E D A Í S E T R O C
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ACTIVIDAD CEREBRAL DISTINTA Las personas monolingües presentan un mayor esfuerzo atencional que las monolingües en la resolución de la tarea de los flancos. Ello se refleja en las neuroimágenes: los probandos monolingües muestran una mayor actividad neuronal en el núcleo caudado y la corteza cingulada anterior del hemisferio izquierdo (manchas amarillas con borde rojo ).
Ello sugiere que este tipo de tareas demandan más habilidades cognitivas en los primeros, de ahí la mayor activación de las regiones cerebrales correspondientes. Numerosas investigaciones han hallado que el bilingüismo beneficia ciertas capacidad c apacidades es cognitivas en todas las etapas de la vida: desde las fases más tempranas de la infancia hasta la vejez. Según demostraron en 2007 Ellen Bialystok, Bialystok, Fergus I. M. Craik y Morris Freedman, de la Universidad de York, en Toronto, incluso puede retrasar hasta cuatro años el inicio de los primeros síntomas asociados a la demencia. Sin embargo, existen datos que no apoyan dichas ventajas. Es necesario seguir trabajando para definir las condiciones exactas en las que se observa el beneficio cognitivo asociado con el bilingüismo. Además, la influencia que estos datos podrían ejercer en políticas sociolingüísticas hacen que este sea, hoy por hoy, uno de los temas de investigación más atractivos en el ámbito de la neurociencia de la cognición.
Beneficios a lo largo de la vida ¿Por qué debería el bilingüismo beneficiar la capacidad cognitiva? Se sabe que estas habilidades y las estructuras cerebrales subyacentes no solo se desarrollan siguiendo ciertas pautas biológicas, sino que también se van esculpiendo de acuerdo con factores ambientales diversos. El funcionamiento del sistema responsable de la cognición se va modelando a lo largo de nuestra vida según las demandas a las que nos someten las actividades diarias y el entorno. Eleanor A. Maguire, de la Escuela Universitaria de Londres, y su equipo demostraron en 2000 que las estructuras cerebrales responsables de la memoria y la orientación espacial aparecen más desarrolladas en aquellos individuos para los que esas habilidades cognitivas resultan cruciales en su día a día, como es el caso de taxistas con años de experiencia en la profesión. De igual manera, el bilingüismo podría constituir un factor ambiental capaz de modelar el cerebro y los procesos cognitivos Se ha demostrado que el bilingüismo afecta a una capacidad cognitiva en particular y a las estructuras cerebrales que la sustentan: a saber, el control ejecutivo. Bajo este término se entiende un compendio de procesos cognitivos (control atencional, flexibilidad mental, memoria de trabajo, planificación, etcétera) que actúan de forma MENTE Y CEREBRO 71 - 2015
orquestada y nos permiten realizar diferentes tareas de forma eficiente. El sistema de control ejecutivo nos hace capaces de evaluar cuáles son las acciones necesarias ante una tarea determinada y aplicar los ajustes pertinentes a esas acciones para que el resultado sea óptimo. Esos procesos resultan, asimismo, cruciales para el control lingüístico, es decir, para prevenir la interferencia de una lengua sobre la otra. Algunas de las estructuras cerebrales implicadas en el control ejecutivo también están activas durante el control lingüístico de los bilingües. El solapamiento entre ambos sistemas ha llevado a una de las hipótesis más atractivas en neurociencia cognitiva: la constante necesidad de control lingüístico de las personas bilingües hace aumentar la eficacia del sistema de control ejecutivo. ¿Implica este supuesto que los bilingües son más inteligentes que los monolingües? No. Sería un error atribuir a los primeros una inteligencia mayor, ya que esta no se limita a la función de control ejecutivo, sino que comprende todas las funciones cognitivas superiores, entre las que destacan la memoria, la lógica, la resolución de problemas, el razonamiento, la velocidad de procesamiento de la información y los procesos perceptivos.
Efecto en las tareas no lingüísticas La hipótesis de que el bilingüismo aumenta la eficacia del control ejecutivo se ha testado, sobre todo, mediante la comparación entre el rendimiento rendimiento de bilingües y monolingües en actividades no lingüísticas que implican control ejecutivo. Muchos de estos trabajos han revelado que el bilingüismo beneficia el funcionamiento de ciertos procesos ejecutivos a lo largo de la vida. Uno de los hallazgos más sorprendentes revela que esta mayor eficacia se observa desde fases tempranas de la infancia; en concreto, a partir de los ocho meses. Aunque a esa edad los bebés bilíngües todavía no han empezado a hablar, ya son capaces de diferenciar las dos lenguas a las que se hallan expuestos; por tanto, de adaptarse a cambios de idioma según les hable uno u otro familiar. Esta capacidad está relacionada con el proceso ejecutivo de flexibilidad mental. Ágnes M. Kovács y Jacques Mehler, ambos de la Escuela Superior Internacional de Estudios Avanzados de Trieste, constataron que los bebés bilingües se adaptan MENTE Y CEREBRO 71 - 2015
con mayor rapidez a los cambios en tareas no lingüísticas que los monolingües (se dan cuenta antes de que un muñeco deja de salir siempre por el lado izquierdo del laberinto y empieza a asomar, de forma sistemática, por el derecho). Otras investigaciones constatan que el sistema de control ejecutivo sigue beneficiándose del bilingüismo durante la edad adulta. Esta «ventaja bilingüe» se ha comprobado también en adultos jóvenes. El equipo dirigido por uno de los autores (Costa) descubrió que el control atencional constituye uno de los procesos ejecutivos más beneficiado por el bilingüismo. Se trata de la capacidad de focalizar la atención en aquella información del entorno que resulta relevante para la tarea que se está realizando y que impide la interferencia de datos irrelevantes. Los registros a partir de técnicas de neuroimagen sugieren que los adultos bilingües son capaces de llevar a cabo actividades que implican control atencional con menor esfuerzo que los monolingües. Sin embargo, los resultados con jóvenes adultos parecen más controvertidos. Kenneth R. Paap, de la Universidad estatal de San Francisco, no ha observado que sujetos jóvenes que dominan dos idiomas rindan mejor en tareas que requieren procesos de control ejecutivo que los monolingües. Esta inconsistencia en los resultados entre diferentes laboratorios ha llevado a algunos autores a proponer que la «ventaja bilingüe» podría depender del tipo de bilingüismo. Dicha ventaja podría estar presente solo en aquellos bilingües que cambian de una a otra lengua de manera constante o depender del grado de semejanza de las dos lenguas que se emplean, entre otras posibilidades. Queda pendiente dar respuesta científica a esta cuestión.
El sistema de control ejecutivo sigue beneficiánd benefi ciándose ose del bilingüismo a lo largo de la edad adulta
Para saber más Bilingual language production: The neurocognition of language representation and control. J. control. J. Abutalebi, D. Green en Journal en Journal of Neurolinguistics Neurolinguistics,, vol. 20, n.o 3, págs. 242-275, 2007. Bilingualism: Consequences for mind and brain. E. brain. E. Bialystok, F. I. Craik y G. Luk en Trends in Cognitive Sciences, Sciences, vol. 16, n.o 4, págs. 240-250, 2012 . How does the bilingual experience sculpt the brain? Albert brain? Albert Costa y N. Sebastián-Gallés en Nature Reviews Neuroscience, Neuroscience, vol. 15, n.o 5, págs. 336 336-345, 2014.
En nuestro archivo
Albert Costa y Mireia Hernández investigan
en el Centro del Cerebro y la Cognición de la Universidad Pompeu Fabra, en Barcelona. Costa, además, es profesor investigador de la Institución Catalana de Investigación y Estudios Avanzados. Cristina Baus trabaja en el Laboratorio de Psicología Cognitiva Cognitiva de la Universidad Aix-Marseille, Aix-Marseille, en Marsella.
Aprendizaje de idiomas extranjeros. Britta tranjeros. Britta Hufeisen Hufeisen en MyC n. n.o 14, 2005. En otro idioma. Isabell idioma. Isabell Wartenburger en MyC n. n.o 56, 2012. El efecto del idioma extran jero. Mark jero. Mark Dingemanse y N. J. Enfield en MyC n. n.o 71, 2015.
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LENGUAJE
Reglas univ universales ersales del lenguaje humano El estudio de las conversaciones cotidianas en diferentes culturas e idiomas contribuye al conocimiento de las raíces sociales del habla MARK DINGEMANSE Y N. J. ENFIELD
EN SÍNTESIS
Charlar a escala mundial El estudio de conversaciones cotidianas e intranscendentes proporciona una visión más completa de la superestructura de la comunicación humana, un sistema presente en todas las lenguas y culturas.
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El ritmo de una conversación conversación tiende a minimizar los silencios y las superposicione superposiciones. s. Tal es nuestra habituación a esta norma que incluso un silencio de medio segundo lo interpretamos como una discrepancia.
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Los humanos exhiben una facultad singular y exclusiva: exclusiva: la de interrumpi interrumpirr la conversación para pedir aclaraciones. En docenas de lenguas, esta acción fundamental se activa mediante un sonido parecido al de «¿eh?».
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E
l estudio de la comunicación animal alberga una larga y pintoresca historia. En los años cincuenta del siglo xx, el biólogo holandés Niko Tinbergen (1907-1988) recogió ejemplares de espinoso (Gasterosteus gymnurus) , , unos pececillos de agua dulce, con el fin fi n de observar con atención el modo en que interactuaban. Descubrió, entre otras cosas, que el abdomen de los machos se tornaba de color rojo brillante durante el período de reproducción, época en la que construían el nido y establecían su territorio. Dicha tonalidad les servía de advertencia para potenciales rivales. Tanto era así que el científico constató un fenómeno curioso: los machos territoriales se manifestaban dispuestos a atacar cualquier objeto rojo, incluidos los tacos de madera que sostenían el exterior de su pecera o la furgoneta de correos que circulaba frente a la ventana de su laboratorio. Los trabajos de Tinbergen, que combinaban la observación de la conducta natural con la experimentación sistemática, le merecieron un premio Nobel en 1973. También se han convertido en un paradigma para la investigación de la comunicación animal. Ante A nte el éxito que ha mostrado esta, ya clásica, metodología en los animales, nos pareció natural aplicarla al estudio de la comunicación de los humanos. Nuestro objetivo era descubrir qué información sobre la estructura del lenguaje de nuestra especie nos podían ofrecer las personas de diferentes culturas a través de sus conversaciones habituales. El reto ha valido la pena.
Durante los diez últimos años, el nuestro y otros equipos hemos viajado por todo el mundo, aprendiendo distintas lenguas y escuchando numerosas conversaciones. Tras el análisis de los datos recopilados, y regresando al terreno para una exploración más detallada, aprendimos que el lenguaje humano posee una estructura que trasciende la gramática, que va más allá de las palabras y del orden de los sustantivos y verbos. Esta «superestructura» de la conversación conversación es idéntica para todas las culturas, desde los campos arroceros de Laos hasta los fiordos de Islandia. Al elucidar estos aspectos comunes, nos acercamos a la compresión de los principios universales en los que se cimienta el lenguaje humano y, en última instancia, el tejido de nuestras sociedades.
Conversaciones fluidas Los humanos invertimos más de la mitad de nuestras horas de vigilia y gran parte de los recursos mentales en la interacción con los demás. En una buena porción de estos encuentros sociales resulta necesario hablar, pues nos valemos de palabras para consolidar las relaciones, intercambiar información y construir redes sociales. Para comprender mejor la conducta de nuestra especie, se requiere estudiar cómo utilizamos el lenguaje. A pesar de que el lenguaje interviene en todos nuestros asuntos, lo utilizamos sobre todo para conversar. Aprendemos a hablar participando en el toma y daca verbal. De esta manera también abordamos las ocupaciones de la vida social en MENTE Y CEREBRO 71 - 2015
G N A Y S E M A J : O L U C Í T R A E T S E E D S E N O I C A R T S U L I S A L S A D O T
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LENGUAJE
A DOS BANDAS Por lo general, aguardamos nuestro turno de palabra cuando conversamos con otra persona. También solemos esperar respuesta.
Conversar es Conversar es mucho más que prever cuándo empezar a hablar: es una cooperación. Exige adhesión a las reglas de participación social
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nuestra familia y comunidad. Dichas razones nos han llevado a centrernos en investi i nvestigar gar la clase de charla que constituyen los intercambios comunes entre personas. La investigación de las conversaciones no constituye, en sí, ninguna ning una novedad. En los años setenta del siglo pasado, el sociólogo Harvey Sacks, de la Universidad Universidad de California en Irvine, coestableció la disciplina «análisis conversacional», conversacional», que consistía en el estudio detallado de cómo las personas emplean el lenguaje en la vida cotidiana. Por entonces, Sacks estaba en contacto con un centro de prevención del suicidio en Los Ángeles. A raíz de su trabajo con las grabaciones de las llamadas telefónicas que recibía el centro se sintió intrigado por la estructura ordenada de esas conversaciones. Observó que las transiciones entre un hablante y otro casi nunca eran bruscas, sino suaves y bien coordinadas: durante la mayor parte del tiempo hablaba solo uno de los interlocutores. ¿Cómo logramos gestionar un intercambio de palabras tan fluido? Sacks, junto con Emanuel Schegloff, de la Universidad de California en Los Ángeles, y Gail Jefferson, entonces en la misma universidad en Irvine, señalaron que la comprensión de las reglas gramaticales debería permitirnos determinar en qué momento el hablante ha concluido su intervención. Sabemos, por ejemplo, que el enunciado «conozco al propietario» supone una declaración completa; también nos percatamos de que en «conozco a» falta algo. En otras palabras, valiéndonos de la gramática como guía, podemos pronosticar cuándo termina el «turno» de nuestro interlocutor. En 2006, uno de nosotros
(Enfield) se propuso, con los psicólogos Holger Mitterer y Jan de Ruiter, ambos a la sazón en el Instituto Max Planck de Psicolingüística en Nimega, estudiar más a fondo este modelo. Mediante un teléfono dispuesto especialmente para el experimento, registraron conversaciones espontáneas entre amigos. Tras ello, manipularon las grabaciones con el fin de determinar qué indicios usaban los hablantes para anticipar cuándo era su turno de palabra. Una parte de los probandos escucharon la grabación original; otros una versión con voz de robot en la que los altibajos tonales del hablante quedaban aplanados. Un tercer grupo oyó la conversación a través de voces que subían y bajaban de forma natural, pero cuyo contenido era enmascarado por un filtro. fi ltro. Los investigadores descubrieron que los oyentes no presentaban ninguna dificultad a la hora de predecir cuándo el robot concluía su parlamento; en cambio, fallaban si oían el sonsonete de la conversación sin entender las palabras que se decían. Concluyeron que la gramática es un ingrediente indispensable para la conversación.
Preparación mental Además de diestras en hablar por turnos, las personas somos rápidas en terciar en cuanto consideramos que ha llegado el momento de hablar. En 2006, junto con De Ruiter, realizamos más de 1500 mediciones del tiempo que tardaba en hablar un individuo después de que su interlocutor hubiera terminado con su plática. Observamos que la mayoría de las transiciones sucedían muy cercanas a un punto en el que no existía ni silenMENTE Y CEREBRO 71 - 2015
cio ni superposición. El tiempo de respiro típico en una conversación rondaba en torno a los 200 milisegundos, menos de lo que se tarda en guiñar un ojo. Este cambio de turno tan breve lleva a pensar que los hablantes se preparan mentalmente para hablar. En otras palabras, planifican de antemano lo que van a decir a continuación, mientras su interlocutor todavía está hablando. De este modo somos capaces de expresar nuestra siguiente aportación al diálogo tan pronto como el otro cede la palabra. El trabajo que venimos describiendo hasta aquí se ha centrado en dos idiomas bastante emparentados: el inglés y el holandés. Tras siglos de investigaciones en el terreno de la lingüística, se ha demostrado que las lenguas pueden variar a todos los niveles: desde sus sonidos, pasando por el orden dentro de la oración hasta los términos. Pero ¿se da ese turno impecable de intervención en todas las lenguas? ¿O existen culturas en las que los hablantes se apresuran menos por intervenir mientras que en otras se pisan las palabras los unos a los otros en la urgencia por exponer sus pensamientos? En 2009 se publicó el primer estudio que examinaba de manera sistemática esa cuestión. Tanya Stivers, también en el Instituto Max Planck por esas fechas, junto con uno de los autores (Enfield) y otros científicos (en total, un equipo de 10 investigadores) pasaron años en distintos puntos de los cinco continentes aprendiendo las respectivas lenguas locales, familiarizándose con los habitantes y sus costumbres y grabando en video sus actividades cotidianas; todo ello sin obviar las conversaciones más triviales. Cada uno de los científicos extrajo de sus grabaciones 350 secuencias, las cuales incluían una pregunta y una un a respuesta. Los resultados de la medición de las transiciones de un hablante a otro se asemejan a los datos que se obtuvieron en los estudios con hablantes en holandés y en inglés: al parecer, los humanos evitamos «pisar» a quien tiene la palabra y no dejamos que transcurra mucho tiempo entre una declaración y la siguiente. El lapso ronda, de promedio, los 200 milisegundos.
de empresa cooperativa que exige adhesión a las reglas de trato social. En la comunicación animal no existe esta clase de responsabilidad verbal. Aunque algunos animales se implican, a veces, en una forma de llamada y respuesta, sus vocalizaciones no presentan ni la exactitud temporal ni la íntima vinculación del diálogo humano. Muchas llamadas animales son puramente informativas: un «¡estoy aquí!» o «¡cuidado, una serpiente!», por lo que no garantizan ni requieren respuesta vocal.
Reflexión sobre el habla
¿Nunca le han sugerido «piensa antes de hablar»? Es una invitación para que lo que vaya a decir tenga significado y lo que diga tenga ese mismo significado. Por otra parte, también pone en primer plano una propiedad fundamental de la comunicación humana: que el lenguaje supone tanto el ensamblaje mental de palabras y frases como la compartición de estos ensamblajes con otros individuos. Los lingüistas pueden dirigirse al lenguaje desde una de ambas nociones. Noam Chomsky, del Instituto de Tecnología de Massachusetts, propende a analizar el lenguaje a partir del pensamiento. Chomsky y sus seguidores se interesan por la capacidad humana para generar lenguas; es decir, la habilidad para construir palabras a partir de sonidos, y oraciones a partir de palabras. Los lingüistas que adoptan el enfoque de Chomsky, que se remonta a los años cincuenta del siglo
consideran que apenas importa la forma que puedan
xx,
adoptar estas compilaciones gramaticales en la conversación. Después de todo, el habla resulta a menudo confusa y desmañada. Los pensamientos prístinos, bien construidos, que ensamblamos en nuestro cerebro, corren el riesgo de hacerse incoherentes. En primer lugar, al abrirse paso a través de nuestros imperfectos sistemas sistemas vocales; y en segundo lugar, lugar, porque deben ser interpretados por oyentes que pueden haber oído exactamente o no lo que hemos dicho. Los autores del presente artículo hemos optado por tomar el lenguaje desde otro elemento de la ecuación: el habla. Analizamos cómo las personas usamos las palabras y las frases para comunicarnos. De esta manera, nuestros estudios arrojan luz sobre las raíces sociales del lenguaje y revelan cómo la estructura de la conversación permite que compartamos una porción de nuestra mente con nuestros congéneres. Esta metodología, en conjunción con los estudios que exploran la construcción de palabras y ora-
Respuesta incluida
ciones, están proporcionando un
Otro fenómeno llamativo del habla humana es que las personas esperan recibir respuesta. Conversar supone más que la mera anticipación de cuándo debemos empezar a hablar: consiste en una suerte
entendimiento entendimiento más pleno no solo
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de lo que decimos, sino de cómo y por qué qué lo deci decimos. mos.
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LENGUAJE
Tan arraigada se encuentra nuestra expectativa de recibir una rápida respuesta respuesta que buscamos una explicación a cualquier pausa o tropiezo. Pensemos en un político que duda al responder a una pregunta sobre el consumo de drogas ilegales; o en cómo nos sentiríamos si, al pedirle una cita a otra persona, nos topamos con un silencio, el cual se nos hace eterno antes de que acepte o decline la propuesta. En estos intercambios, hasta la más ligera pausa puede parecer una evasiva o una indicación de dificultad o duda. Dos lingüistas estadounidenses, Felicia Roberts y Alexander Francis, ambos de la Universidad Purdue, han estado examinando más de cerca este fenómeno. En uno de sus estudios, los investigadores grabaron conversaciones en las que un hablante hacía una petición («¿Me llevas?») y el otro respodía («Claro»). A con?») y el otro
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de los anglosajones), bien pudiera ser universal. Según se ha constatado mediante un estudio a gran escala en el que se han analizado 200 conversaciones registradas en una docena de países (desde Ghana y Laos a Italia, pasando por Islandia y Rusia, hasta Japón), en todos los idiomas existe una palabra que suena de tal suerte. Y siempre con la misma función: detener por un momento la conversación para invitar al hablante a repetir o reformular lo que acaba de decir. «¿Eh?» o « Huh?» puede sonar semejante a un gruñido involuntario, pero, como hemos confirmado, constituye una palabra de pleno derecho. En primer lugar, no se trata de una expresión innata —los niños deben aprender a usarla, igual que aprenden cualquier otra palabra—; segundo, no es un mero reflejo. Aunque nuestros parientes evolutivos más cercanos, los chimpancés y otros simios, no parecen emitir un «¿eh?», sí estornudan y bostezan como nosotros. Esa sencilla voz es algo distinta en cada idioma y depende de la entonación local de esa lengua; no obstante, siempre es monosílaba y tiene sonido de interrogación. Su breve sonido vocálico («eh» o «huh») es sumamente fácil de pronunciar. Estas cualidades cumplen su función a la perfección: su brevedad notifica presto al hablante que existe una dificultad y su entonación de pregunta es acicate para una respuesta igualmente rápida. «¿Eh» no es la única voz que sirve para reparar hebras rotas en el trenzado de la conversación. Diferentes culturas cuentan con distintas formas de solicitar aclaraciones. De forma más cortés: «perdón, ¿cómo ha dicho...?», «¿qué quiere decir...?», o incluso, un «¿qué?» acompañado de un mohín de perplejidad. De las conversaciones conversaciones que hemos registrado se desprende que los interlocutores pedían aclaraciones o explicaciones, en promedio, a razón de una vez por minuto. Esta frecuencia y su universalidad indican que, en algunos aspectos, la interacción social humana se articula sobre los recursos verbales que empleamos para estar seguros de haber comprendido lo que nos dicen. En cierto modo, cuando resulta verdaderamente clara la singular naturaleza social del lenguaje humano es cuando hay tropiezos en la conversación.
las conversaciones presentan una estructura determinada: las personas hablan por turnos, t urnos, preparan sus pensamientos, prevén lo que se espera que digan y piden aclaraciones y enmiendas cuando son necesarias. Esta forma de interacción intensamente cooperativa es común en una variedad de culturas y no tiene equivalencia en ninguna especie del mundo animal. Estos mecanismos (turnos, temporización y reparación) constituyen los cimientos de nuestras destrezas lingüísticas. Son como las «fuerzas fundamentales» que mantienen la integridad de las palabras y las frases de la conversación y les proporcionan un cierto aroma y peso social. Al igual que los físicos que estudian la composición de la materia, nosotros nos proponemos continuar la búsqueda de estas partículas e interacciones fundamentales que conforman el habla humana. Que las personas sepan valerse de esos elementos estructurales comunes para construir conversaciones con significado es reflejo de lo que en psicología se conoce por «inteligencia social», es decir, una forma de pensar en la que unos y otros intuimos las intenciones comunicativas de cada cual; nos hacemos mutuamente responsables de lo que decimos y de cómo lo decimos. Esta propensión a leer en la mente de nuestro prójimo refleja el singular rasgo social de la especie humana. Nos servimos del lenguaje para construir nuestras relaciones y para trabajar juntos, ya sea en grupos reducidos, en grandes instituciones o a escala de toda una sociedad. Sin el cemento social que es la conversación no existirían estos vínculos y las sociedades podrían desmoronarse. Conforme aprendamos más sobre el lenguaje natural de nuestra especie a través del estudio de la comunicación diaria de personas de culturas distintas irán saliendo a la luz nociones fundamentales sobre la esencia misma de lo que significa ser humano.
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The curious behavior of the stickleback. N. stickleback. N. Tinbergen en Scientific American, American, diciembre de 1952. Projecting the end of a speaker’s turn: A cognitive cornerstone of conversation. J. P. de Ruiter, Holger Mitterer y N. J. Enfield en Language, Language, vol. 82, n.o 3, págs. 515-535, septiembre de 2006. Universals and cultural variation in turn-taking in conversation. Tanya sation. Tanya Stivers et al. en Proceedings of the National Academy of Sciences Sciences USA, USA, vol. 106, n.o 26, págs. 10.58710.592, junio de 2009. Judgments concerning the valence of inter-turn silence across speakers of american english, italian, and japanese. Felicia Roberts, Piera Margutti y Shoji Takano Takano en Discourse Processes, Processes, vol. 48, n.o 5, págs. 331-354, 2011. Is «Huh?» a universal word? Conversational Conversational infrastructure and the convergent evolu Mark tion of linguistic items. items. Mark Dingemanse, Francisco Torreira y N. J. Enfield en PLOS ONE , vol. 9, n.o 4, art. n.o e 94620, 8 de noviembre de 2013. Versión corregida, 2 de abril de 2014.
En nuestro archivo Paradojas de la tonalidad en IyC , musical. Diana musical. Diana Deutsch en octubre de 1992. VV.AA. El lenguaje humano. humano. VV.AA. Colección Temas de Temas de IyC n.o 5, 1996.
Cimientos de la destreza lingüística ¿Qué revelan dichos hallazgos sobre la función del lenguaje humano? En primer lugar, constatan que
Para saber más
Mark Dingemanse y Dingemanse y N. N. J. Enfield trabajan Enfield trabajan en el departamento de lenguaje y cognición del Instituto Max Planck de Psicolingüística en Nimega.
Evolución del lenguaje. lenguaje. Jan Jan Dönges en MyC n.o 40, 2010.
47
El efecto del idioma extranjero La lengua influye a la hora de tomar decisiones o expresar sentimientos. Incluso altera nuestro razonamiento moral. En un idioma que no es el propio, el cerebro emocional se muestra menos activo C A T H E RI RI N E L . C A L D W E L LL- H A R R I S
EN SÍNTESIS
Cuestión idiomática Nuestros pensamientos y nuestras opiniones opiniones pueden diferir según el idioma que usemos. Este efecto influye incluso en las valoraciones morales.
1
La lengua no nativa parece atenuar la implicación de los circuitos cerebrales responsables de las emociones y dar lugar a una toma de decisiones más racional.
2
Al capricho del lenguaje La influencia del efecto de la lengua extranjera
3 idioma extranjero» po-
surge en parte del ethos de la cultura. Sirva un ejemplo para ilustrarlo: en un estudio se pidió a
dría deberse a la tendencia a utilizar las lenguas foráneas en contextos con menor contenido emocional.
individuos bilingües en chino e inglés que cumplimentasen un cuestionario sobre autoestima, bien en chino, bien en inglés. Se los había dividido
El llamado «efecto del
en dos grupos de forma aleatoria. ¿Resultado? La puntuación de quienes respondieron en chino resultó inferior a la de los que usaron el inglés para contestar. Al parecer, la lectura de preguntas sobre autoestima formuladas en inglés incitaba a los probandos biculturales a asumir un sesgo de prepotencia estadounidense. En cambio, al considerar las mismas cuestiones en chino, los participantes podrían haberse sentido atraídos hacia la modestia tradicional de su país. Pero la cultura no es la única causa. A l plantear a los sujetos situaciones de comportamiento clásicas, en las que es frecuente que las personas tomen
DECISIONES COMPROMETIDAS COMPROMETIDAS Y REVEL ADORAS
Las personas bilingües responden de manera diferente a los problemas morales que proponen ciertos dilemas psicológicos según el idioma que se utilice. ¿Dejaría morir a una persona a cambio de salvar a otras tres? ¿Y si se lo preguntaran en inglés o francés?
G N A Y S E M A J : O L U C Í T R A E T S E E D S E N O I C A R T S U L I S A L S A D O T
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LENGUAJE
jas de la vía. Dispone del tiempo suficiente para manipular las agujas y, de este modo, desviar el convoy descontrolado hacia una vía lateral en la que se halla un solo trabajador. ¿Debe accionar el cambio de agujas para salvar a los cinco operarios a cambio de la vida de una sola persona? Desde un punto de vista utilitarista, evitar la muerte a más personas supone un bien mayor, por lo que matar a un individuo para salvar a cinco es moralmente aceptable. La mayoría de los participantes en esta prueba, casi el 70 por ciento en algunos estudios, considera permisible accionar el dispositivo. Según descubrió Joshua Greene, de la Universidad Harvard, esta decisión se razona conscientemente. El psicólogo planteó el mismo dilema, además de otros similares, a una serie de probandos mientras escaneaba la actividad de sus respectivos cerebros. Observó que las áreas de la corteza prefrontal se mostraban activas. Estas regiones, que se encuentran alojadas justo detrás de la frente, se asocian con la función ejecutiva. El hallazgo sugiere que, para llegar a una decisión, los sujetos razonaban de manera consciente. Un dilema parecido afila aún más la disyuntiva: debe decidirse si se mata a una persona directamente, es decir, con las propias manos. Situado en una pasarela sobre las vías, el sujeto ve que el tren descontrolado circula lanzado hacia los
decisiones decisiones ligeramen l igeramente te irracionales, irr acionales, los bilingües
cinco trabajadores. A su lado se halla un hombre cargado con una pesada moch ila. Si empuja al individuo, haciéndole caer a las vías del tren, este
se comportaban de forma algo más lógica si leían y se les planteaban estos supuestos en su lengua
morirá, pero la mochila y su cuerpo supondrán un obstáculo suficiente para detener la máquina
no nativa. Según parece, cuando un idioma no se habla con fluidez, la implicación de la circuitería
y los vagones, de manera que preservará la vida de los cinco obreros.
emocional del cerebro resulta menor. Una investigación publicada en 2014 indaga la influencia que ejerce la lengua en el razona-
Las personas que participan en esta prueba suelen manifestar aversión y horror ante la petición de empujar a un semejante a una muerte
miento moral. Junto con su equipo, Albert Costa, científico cognitivo de la Universidad Pompeu
segura. Por lo común, los índices de permisividad de tal acción oscilan entre el 12 y 20 por cien-
Fabra de Barcelona, empleó el dilema del tren desbocado, un ensayo ya clásico entre psicólogos y
to, muy por debajo del 70 por ciento del primer supuesto. Greene observó que la situación de la
filósofos [véase «El cerebro ético ante el dilema»,
pasarela, en la que se requería matar a otra perso-
por Natalia López Moratalla y Enrique Sueiro Villafranca; Mente y cerebro n.o 50, 2011], para
na como una posible opción, suscitaba actividad en áreas cerebrales responsables de la respuesta
la pesquisa. Dicha prueba propone la siguiente situación: un tren sin control avanza a gra n velocidad hacia
emocional. Imaginemos ahora que se plantea el di lema de la pasarela en la lengua nativa o en un idioma
cinco obreros que están trabajando en las vías del
extranjero para los participantes. Cabe esperar
ferrocarril. Usted se encuentra, asimismo, en el
que la segunda versión estimulará menos las
lugar; en concreto, cerca de un cambio de agu-
emociones de los sujetos. En efecto: Costa y sus
DOS VERSIONES
Las investigaciones demuestran que las personas decidimos de manera más emocional o racional dependiendo del idioma que utilicemos.
50
MENTE Y CEREBRO 71 - 2015
colaboradores confirmaron que solo el 20 por ciento de los evaluados en su lengua nativa consideraban permisible derramar sangre para salvar la vida de cinco personas. En cambio, cuando la prueba se llevó a cabo en un idioma extranjero, la permisividad se elevó a un 33 por ciento. El efecto se constató en distintos países y con tipos de bilingüismo diferente: español e inglés (ensayo realizado en EE.UU.), coreano e inglés (con probandos residentes en Corea), inglés y francés (en Francia), y español y hebreo e inglés y hebreo (ambos estudios llevados a cabo en Israel). Para descartar posibles efectos de los patrones culturales que lleva consigo una lengua, los investigadores compararon las respuestas a ambos dilemas de hispanohablantes nativos que habían aprendido inglés con las de anglohablantes que habían estudiado español. Con independencia del idioma, fueron más los participantes que se inclinaron por la opción utilitaria en la lengua extranjera (44 por ciento) que en la nativa ( 18 por ciento, de promedio). Esta diferencia no se registró en la prueba en la que se debía decidir si se manipulaban las agujas de la vía. Ello sugiere que el efecto del idioma extranjero es específico de dilemas morales que entrañan un marcado componente emocional. Pensamiento tribal
Aunque Costa y sus colegas tomaron muestras de parejas de lenguas nativa y extranjera variadas —trabajo admirable, por otro lado—, un fenómeno cultural distinto podría explicar los resultados obtenidos. Es posible que el idioma nativo indujera a razonar sobre la propia gente (del mismo grupo que el probando). De forma recíproca, una lengua extranjera podría indicar que el supuesto incumbe más a extranjeros y desconocidos que a la comunidad a la que se pertenece. Ciertos estudios han revelado que la asignación de etnicidades a las posibles víctimas del dilema del tren puede modificar los patrones de respuesta de manera compleja. La investigación abre otro interrogante: ¿y si se razona en un segundo idioma que no es extranjero? Quienes residen muchos años en un país diferente al propio pueden acabar sintiéndose tan competentes e implicados emocionalmente cuando hablan en el idioma local como cuando emplean el nativo. Los niños de inmigrantes, por ejemplo, crecen en el lugar en el que han elegido sus padres para vivir, por lo que se convierten MENTE Y CEREBRO 71 - 2015
en bilingües «compensados», es decir, dominan por igual la lengua de sus progenitores como la del país de acogida. Aunque, por lo general, estas personas se identifican más con la lengua de sus padres (materna), alcanzan un grado de solvencia igual de elevado en el idioma de la cultura del sitio donde residen. ¿Piensan estos individuos de forma más utilitaria al servirse de su segundo idioma? Pese a que estos grupos todavía no han sido estudiados en dilemas de razonamiento moral, me inclino por un «no» como respuesta. No sin razón, pues me baso en mis investigaciones sobre la carga emocional en lenguas diferentes. En uno de los trabajos registré la conductancia eléctrica de la piel de individuos bilingües en español e inglés mientras oían frases emotivas en su idioma materno o en una segunda lengua. El cambio en la sudoración de los probandos debía indicar si existía una alteración en los sentimientos de los probandos. ¿Resultado? Los sujetos sin una inmersión profunda en un segundo idioma presentaban una menor conductancia epidérmica si oían enunciados en esa misma lengua. En los bilingües compensados, los valores que se registraron fueron parecidos. En otras palabras, un idioma suscita sentimientos intensos cuando se usa de manera rutinaria en contextos emotivos, como son las conversaciones entre madre e hijo o entre viejos amigos. Tanto si usted es multilingüe como si no, estos hallazgos refuerzan la máxima que repiten los psicólogos desde hace decenios: los humanos somos camaleónicos. Podemos ser personas diferentes en situaciones distintas; echar chispas cuando alguien de nuestro círculo íntimo nos critica y, en cambio, disculparnos cuando lo hace un desconocido. Algunos filósofos sostienen que la creencia en un yo unitario es una mera ilusión, aunque útil. Así que praemonitus praemonitus praemunitus praemunitus. O expresado en otra lengua: si comprendemos que son múltiples las fuerzas que dan forma a nuestros pensamientos y a nuestra conducta, estaremos prevenidos y preparados.
Nuestras opiniones morales no son absolutas. absolutas. En ellas pueden influir aparentes trivialidades, como el idioma en el que las pensamos
Para saber más The bilingual advantage. Erica advantage. Erica Westly en Scientific American Mind, Mind, julio-agosto de 2011. The foreign-language foreign-language effec t. Boaz Keysar, Sayuri L. Hayakawa y Sun Gyu An en Psychological Science, vol. 23, n.o 6, págs. 661-668, junio de 2012. Your morals depend on language. Albert guage. Albert Costa et al. en PLOS ONE , vol. 9, n.o 4, art. n.o e94842, 23 de abril de 2014. How to teach old ears new tricks. Gabriel tricks. Gabriel Wyner en Scientific American Mind, Mind, julio-agosto julio-agosto de 2014.
En nuestro archivo Así hablo, así pienso. Klaus pienso. Klaus Wilhelm en My C n.o 52, 2012. En otro idioma. Isabell idioma. Isabell Wartenburger en My C n.o 56, 2012. Catherine L. Caldwell-Harris Caldwell-Harris es
profesora asociada de psicología en la Universidad de Boston.
El cerebro bilingüe. Albert bilingüe. Albert Costa, Mireia Hernández y Cristina Baus en My C n.o 71, 2015.
51
AVANCES
NEUROCIENCIA
El claustro: ¿puerta de la consciencia? ¿Es posible que una delgada y enigmática capa de neuronas sea pieza clave de las redes que generan la experiencia consciente? CHRISTOF KOCH
S
i usted señala un órgano cualquiera de su cuerpo al médico, este le sabrá explicar las funciones del mismo así como qué ocurre en caso de que se lesione, sufra las consecuencias de una enfermedad o accidente o si se extirpa mediante cirugía esa estructura orgánica, sea la glándula pituitaria, el riñón, el oído interno u otra. Sin embargo, igual que los mapas de Áfr ica central de mediados del siglo xix, los cuales representaban sin detalle las tierras inexploradas, existen estructuras cerebrales cuyas funciones siguen incógnitas, a pesar de haberse obtenido imágenes exhaustivas del cerebro, de los registros encefalográficos que supervisan la cacofonía de señales eléctricas cerebrales y del instrumental más avanzado de nuestro siglo xxi . Es el caso del claustro. Se trata de una lámina celular fina e irregular, alojada por debajo de la neocorteza, la materia gris que nos permite ver, oír, razonar, pensar y recordar. El claustro se halla rodeado por todas partes de materia blanca (los tractos o haces de hebras nerviosas que interconectan las regiones corticales entre sí y con otras regiones del cerebro). Los claustros —existen dos en el cerebro, uno por hemisferio— se hallan bajo la región de la corteza insular, por debajo de las sienes, justo sobre los oídos. Su forma alargada, como de jirones, resulta fácil de pasar por alto al inspeccionar la topografía de una imagen cerebral. 52
No obstante, las técnicas de neuroimagen avanzadas que permiten examinar las fibras de materia blanca que cursan hacia el claustro o parten de él revelan que dicha estructura viene a ser como una gran estación central neuronal. Casi todas las regiones de la corteza cerebral envían fibras al claustro. Entre estas conexiones se hallan fibras de retorno, que van desde el claustro hasta la región cortical originaria. Estudios neuroanatómicos en ratas y ratones han revelado una excepcional asimetría: cada claustro ingresa señales de ambos hemisferios corticales, pero solo las egresa de retorno a la corteza suprayacente de su
mismo lado. Se ignora si ocurre lo mismo en el cerebro humano. A diferencia de casi todas las demás partes del cerebro, no existen estudios fiables sobre pacientes que hayan sufrido una destrucción selectiva de uno o de ambos claustros por accidente vascular, infección vírica u otras circunstancias. La lesión deliberada de esta estructura en animales de laboratorio resulta dificultosa a causa de su naturaleza fina y elongada. Por las mismas razones, las técnicas de neuroimagen no han servido de mucho. Los rasgos espaciales de menor tamaño distinguibles mediante dos de las técnicas más difundidas (la tomografía de emisión de positrones o la magnetografía funcional) tienen un grosor por lo menos dos o tres milímetros mayor que el espesor del claustro. Como este se halla incrustado en la materia blanca y emparedado entre dos tejidos neuronales muy activos (por debajo de la neocorteza y por encima del putamen, que forma parte de una región mayor, los ganglios basales, alojados en lo profundo del cerebro) resulta problemático señalar
ESTRUCTURA PROMETEDORA
N A H N O J
Todo apunta a que el claustro, una lámina celular fina que se encuentra por debajo de la neocorteza, podría ayudar a detectar las huellas de la consciencia en el cerebro. MENTE Y CEREBRO 71 - 2015
de manera inequívoca cambios en el flujo sanguíneo que se dirige al claustro y no a las dos estructuras cercanas.
H G R U B S T T I P E D D A D I S R E V I N U , A D N A R I M Z E D N Á N R E F . C N A U J E D A Í S E T R O C
Integrador de estímulos En biología, una guía fiable para comprender la función consiste en estudiar la estructura. El biólogo molecular y biofísico Francis Crick (1916-2004) y el premio nóbel James Watson demostraron esta regla de manera espectacular en 1953, al inferir la función clave del ADN (la molécula de la herencia, encargada de almacenar y copiar la información genética) a partir de su estructura química en doble hélice. Hace medio siglo, Crick, a la sazón el sabio más respetado de la biología, probó suerte en el mismo juego y vinculó una estructura (el claustro) claustro) a una función: el surgir de experiencia consciente e integrada. Aunque los estudiosos de la consciencia disienten sobre muchos aspectos de este fenómeno, tan sumamente misterioso, casi todos concuerdan en que una de las propiedades características de cualquier experiencia subjetiva es la unificación. Ninguna experiencia puede reducirse a componentes componentes o elementos independientes; en breve, ninguna es irreducible. Cuando miro el rostro de mi esposa, por ejemplo, no veo la imagen en blanco y negro de dos ojos y una película de color azul superpuesta. Percibo sus ojos azules como un todo íntegro y sin costuras. Tampoco percibo a mi perra moviendo el hocico de manera curiosa mientras un sonido fuerte llena la sala. Oigo ladrar a mi mascota. De la misma manera, no puede reducirse el hecho de leer la palabra «bocamanga» a la experiencia de ver «boca» a la izquierda y «manga» a la derecha. Se sabe que diferentes grupos de neuronas se activan en respuesta a rasgos tan corrientes como colores o movimientos, caras y perros, palabras, sonidos y muchos otros elementos. Esas células se encuentran dispersas entre los 16.000 millones de neuronas que componen la corteza cerebral. Juntas, las neuronas activas y las inactivas originan una experiencia consciente. Además, por introspección sabemos que aqueMENTE Y CEREBRO 71 - 2015
CENTRO DE CONEXIONES
La tractografía de alta resolución muestra el claustro como una sede de conexiones aferentes y eferentes desde y hacia distintas regiones de la corteza cerebral.
llo de lo que somos conscientes se halla en que se entrecruzaban en él, siempre que la flujo incesante. totalidad de esta información se pudiera Tras dejarme distraer unos momentos entremezclar libremente en el seno de la por la visión de una lancha motora que estructura. Discutimos exhaustivamente cruza el lago cercano a mi casa, me dis- los distintos medios neuroanatómicos y pongo a seguir escribiendo este artículo. biofísicos que facultarían al claustro para De pronto me acuerdo que he prometido esta integración, y escribimos un manusa mi esposa comprar la comida de la perra; crito. entonces mi atención se desvía, sin adverCrick sabía que no le quedaba mucho tirlo, al aria Liebestod Liebestod de Wagner, que suena tiempo, pues sufría un cáncer de colon c olon en por la radio. Cada una de estas percepcio- fase terminal. Me llamó de camino cami no al hosnes (imágenes, sonidos, recuerdos o pensa- pital; con ánimo tranquilo, me comentó mientos) exige que, en mi cerebro, la activi- que no me preocupara por el manuscrito dad química y eléctrica subyacente de un que había originado nuestra última sesión grupo de neuronas origine, de inmediato, de tormenta de ideas. Él mismo lo correuna experiencia consciente integrada pero giría (como así fue, dictándoselas a su seque dura un fugaz momento, hasta que un cretaria desde la clínica). Dos días después, ensamblaje neuronal siguiente adquiere en su lecho de muerte, Crick improvisó consistencia, de foma que una experiencia conmigo un debate sobre el papel de la novedosa se impone a la anterior. conexión del claustro en la consciencia. Al considerar el gran alcance de las co- Fue un científico hasta el último aliento. nexiones de vía doble entre el claustro y la El artículo se publicó un año después en Transactions of the corteza, Crick y quien escribe —en 2004 yo la revista Philosophical Transactions era un estrecho colaborador suyo, tras die- Royal Society. S ociety. ciséis años a su lado— conjeturamos que esta supercentral de actividad neuronal Sin una función clara podría ser clave en la consciencia. Ya que En los años posteriores, un puñado de escada región de la corteza se proyectaba has- tudios perfilaron la neuroanatomía mota su diana correspondiente en el claustro y lecular del claustro en roedores y se trazó que dicha central de comunicaciones comunicaciones reci- un burdo mapa de sus conexiones en el ceprocaba la conexión, el claustro podría ser- rebro humano. Una de las investigaciones vir de integrador para las señales eléctricas se centró en la función del claustro como 53
AVANCES
INTERRUPTOR DE LA CONSCIENCIA
La estimulación mediante un único electrodo (círculo roj o) o) en la vecindad del claustro (amarillo) suprimió en una paciente toda actividad consciente hasta que cesó el flujo de corriente. El electrodo, que se muestra aquí desde tres perspectivas, funcionó como una suerte de interruptor de arranque y parada de la consciencia.
. » S S E N S U O I C S N 4 O 1 C 0 2 S E T P D U O R T S S I O D Y G L A , B I 7 S 3 R . E L V O E V R , A R E O R I A V A N H I E A B R B & L Y L S A P E L M I S P A E F N E O . L N A O I T T E A L I S S U I E M I T B S U L O A K . C I Z R D T C A E M L A E « H : E O D M
integrador de estímulos visuales y auditivos. Mediante microelectrodos, los científicos registraron la actividad eléctrica en el cerebro de monos despiertos. Confirmaron que una parte del claustro tendía a responder a estímulos visuales, mientras que una de sus regiones cercanas era sensible a tonos. Pero ninguna neurona, de forma individual, respondía tanto a fenómenos visuales como auditivos, lo que argüía contra un papel multisensorial del claustro, privándolo privándolo así de una función clara. La descripción de un caso podría, no obstante, haber abierto ese aparente callejón sin salida. Con el fin de detectar el origen exacto de las convulsiones epilépticas incontrolables que sufría una mujer de 54 años, el equipo clínico dirigido por Mohamad Z. Koubeissi, del departamento de neurología de la Universidad George Washington, implantó electrodos en regiones profundas del cerebro de la paciente. Los electrodos ayudaban a localizar, por triangulación, el foco irritativo que provocaba los ataques con el fin de extirparlo mediante cirugía. También permitían inyectar corrientes eléctricas para cartografiar el cerebro e identificar regiones responsables de funciones importantes (el habla o 54
el movimiento), que debían quedar a salvo en la operación. El equipo efectuó una observación notable: la estimulación eléctrica de un solo lado mediante una corriente bastante intensa mermó la consciencia en diez de otros tantos ensayos. La paciente miraba al frente con la vista fija, no respondía a las órdenes y dejaba de leer. En cuanto cesaba la estimulación, la consciencia retornaba, sin que la paciente recordase nada de lo ocurrido durante el período en que estuvo sin conciencia. Debe señalarse que no quedó inconsciente en el sentido ordinario, pues seguía siendo capaz de acciones sencillas durante dos o tres segundos si las había iniciado antes de empezar la estimulación (movimientos reiterados con la lengua o la mano, repetir una palabra, entre otros). Koubeissi supervisó la actividad eléctrica en todo el cerebro de la mujer con el objetivo de confirmar que los episodios de pérdida de consciencia no correspondían a los ataques epilépticos. El caso de esta paciente reveló dos aspectos insólitos hasta entonces. Primero, nunca antes se había informado de un cese y recuperación abrupta y específica de la consciencia, a pesar de decenios de esti-
mulación eléctrica del cerebro frontal en pacientes despiertos. Aunque depende de la ubicación del electrodo estimulador, los sujetos, por lo general, no sienten nada en particular. Con menor frecuencia, un individuo indicaba destellos luminosos, olores o mencionaba sensaciones corporales difíciles de verbalizar; verbalizar; incluso algún recuerdo concreto del pasado, que la corriente eléctrica le había evocado. Un paciente tal vez contraía un dedo o un músculo; pero este caso era diferente. La consciencia, como un todo, parecía conectarse o desconectarse una y otra vez. Además, el fenómeno se producía en un único punto: en la materia blanca cercana al claustro y a la corteza. Como no se tenía noticia de que la estimulación eléctrica de la ínsula suscitase una pérdida de consciencia, a pesar de su proximidad, los investigadores la atribuyeron al claustro. Resulta difícil asignar con certeza los mecanismos causales. La estimulación pudo haber provocado provocado descargas eléctricas desde las extensiones filiformes de neuronas y suscitar efectos en otro lugar. Por desgracia, este asombroso caso no se presta a un seguimiento experimental, pues los electrodos se retiraron del cerebro de la paciente. MENTE Y CEREBRO 71 - 2015
Con todo, no podemos permitirnos el lujo de esperar otro descubrimiento similar, que quizá tarde un siglo en llegar. Por ello, es importante idear experimentos que confirmen la existencia de posibles interruptores de «arranque y parada» en el claustro. La idea más prometedora consiste en aprovechar proteínas que se expresen solo en células del claustro; no en otras estructuras cerebrales. El conocimiento del «distrito postal» molecular de estas células podría explotarse con métodos de biología molecular para activar y apagar, apagar, de manera rápida y transitoria, la actividad de neuro-
nas en el claustro mediante haces de luz de longitud de onda específica y observar los efectos sobre el comportamiento de ratones de laboratorio. Descubriremos si el claustro desempeña un papel crítico en la generación generación de experiencias conscientes, y con ello daremos un pasito hacia el objetivo final: identificar huellas de consciencia en materia sumamente excitable. Per claustra ad astra!
Para saber más
What is the function of the claustrum? F. C. Crick y C. Koch en Philosophical Transactions of the Royal Society B, vol. B, vol. 360, n.o 1458, págs. 1271-1279, junio de 2005.
The claustrum: Structural, functional, and clinical neuroscience. Dirigido por J. R. Smythies, L. R. Edelstein y V. S. Ramachandran. Academic Press, 2014.
Electrical stimulation of a small brain area reversibly disrupts consciousness. M. Z. Koubeissi et al. en Epilepsy & Behavior , vol. 37, págs. 32-35, agosto de 2014
En nuestro archivo Christof Koch Instituto Instituto Allen de Ciencias del Cerebro Seattle
¿Cómo surge la consciencia? Christof Koch y Susan Greenfield en IyC , diciembre de 2007.
NEUROLOGÍA
El receptor megalina y la esclerosis múltiple Hallan moléculas implicadas en la reparación de la pérdida de mielina, característica principal de la patología neurodegenerativa más frecuente entre adultos jóvenes MARÍA CRISTINA ORTEGA, DIEGO CLEMENTE Y FERNANDO DE CASTRO
L
a esclerosis múltiple es una enfermedad neurodegenerativa, desmielinizante y crónica que afecta al sistema nervioso central (SNC). Se trata del trastorno neurológico más frecuente en adultos jóvenes y, debido a sus graves consecuencias, constituye, tras las lesiones traumáticas, la causa más frecuente f recuente de paraplejia. No obstante, aún se desconocen las causas c ausas iniciales que la desencadenan. Esta patología se caracteriza principalmente por la destrucción de la vaina de mielina que recubre las fibras nerviosas, lo que da lugar a la alteración de la transmisión del impulso nervioso. En el SNC, la mielina la forma un tipo especializado de células nerviosas: ner viosas: los oligodendrocitos. Durante el desarrollo embrionario así como en la adultez, los precursores de los oligodendrocitos (PO) dan lugar a dichas células de la glía. Los PO se encuentran tanto en individuos sanos como en el cerebro de personas afectadas por la esclerosis múltiple. MENTE Y CEREBRO 71 - 2015
Remielinización insuficiente Aunque los PO son capaces de llevar a cabo procesos de reparación de la mielina (remielinización) de forma espontánea en el cerebro dañado de un paciente con esclerosis múltiple, dicho fenómeno no ocurre en todas las lesiones; además, resulta insuficiente en la mayoría de los casos en los que sí se produce, sin que se sepa todavía por qué. En la actualidad, parte de la investigación dentro del campo de la esclerosis múltiple se centra en el estudio de la neurorreparación, es decir, en la búsqueda de las moléculas que favorecen la regeneración de la vaina de mielina en aquellas zonas dañadas potencialmente reparables. Para ello, diversos laboratorios de todo el mundo estudiamos las moléculas que participan en la activación de los PO endógenos durante los períodos de la vida en que la oligodendrogliogénesis y la mielinización ocurren de forma masiva, a saber, a lo largo del desarrollo embrionario y postnatal. En dichas etapas, los PO
se generan en el SNC; tras migrar hacia su destino final a través de la acción orquestada de diversas señales moleculares y de colonizar la totalidad del SNC, producen la vaina de mielina de manera espontánea. En la esclerosis múltiple, diversos eventos que ocurren durante el desarrollo se reactivan y dan lugar a la remielinización espontánea, fenómeno que repara, total o parcialmente, las lesiones desmielinizantes activas (aquellas en las que se producen de manera homogénea los procesos de desmielinización y remielinización) y parte de las denominadas crónico activas (aquellas en las que dichos procesos solo ocurren en la periferia de la lesión).
Astrocitos y precursores de oligodendrocitos oligodendrocitos Entre las moléculas implicadas en la oligodendrogliogénesis y la mielinización cabe destacar el papel de la proteína Sonic hedgehog (Shh) como elemento potenciador de la proliferación y migración de los 55
AVANCES
PO. Según se publicó en la revista Glia en 2012, durante el desarrollo del nervio óptico (una estructura con todos sus axones mielinizados y que resulta un modelo experimental de gran interés para estudiar los PO), el mecanismo por el cual Shh ejerce su efecto sobre los PO se halla en parte mediado por un receptor multiligando (al que se le pueden añadir varias moléculas) de la familia de los receptores de lipoproteínas de baja densidad (LRP, por sus siglas en inglés): la megalina (o LRP-2). No son los PO los que disponen de este receptor, sino otro tipo de células del SNC: los astrocitos. Gracias al receptor megalina, los astrocitos son capaces de captar Shh del espacio extracelular, internalizarlo y almacenarlo, para, posteriormente,
ponerlo a disposición de los PO en el momento y lugar adecuados para que proliferen y colonicen las regiones que necesitan mielinizarse.
Reparación espontánea Se ha observado que la megalina aparece también en muestras de cerebro procedentes de autopsias de pacientes con esclerosis múltiple. En concreto, se presenta en los astrocitos que se encuentran en las placas desmielinizantes activas y alrededor de las crónico activas; dicho de otra manera, en los escenarios donde los PO todavía pueden llevar a cabo una remielinización de forma espontánea. espontánea. La megalina reaparece en los astrocitos localizados en las mismas regiones dañadas donde se ha descrito la presencia de Shh.
LOCALIZACIÓN EN TEJIDO POST MÓRTEM
Mediante técnicas inmunohistoquímicas se ha identificado la presencia del receptor megalina (rojo) en una subpoblación de astrocitos (verde) del sistema nervioso central post mórtem de un paciente con esclerosis múltiple. Para la localización celular, el núcleo de cada célula se ha marcado en azul.
Estos resultados sugieren que en un individuo adulto con esclerosis múltiple, la megalina podría regular los potentes efectos que ejerce Shh sobre los PO localizados en las zonas potenciales para su reparación, lo que favorecería el reclutamiento y la proliferación de estas células durante la remielinización espontánea. Por tanto, los mismos mecanismos que controlan la actividad de los PO durante el desarrollo del sistema nervioso central se reactivan en respuesta a la lesión desmielinizante. desmielinizante. Se trata de mecanismos encaminados a la reparación espontánea de las lesiones lesiones desmielinizantes. No obstante, parece que en la esclerosis múltiple, al tratarse de una enfermedad crónica inflamatoria, la reactivación de estrategias moleculares que permiten la mielinización durante el desarrollo se antoja insuficiente para reparar el daño (los oligodendrocitos muertos). De cualquier modo, el descubrimiento de que tanto el Shh como la megalina se reactiven en los escenarios patológicos en los que una remielinización espontánea puede tener lugar, apunta a ambas moléculas como posibles dianas terapéuticas futuras. El mantenimiento y la potenciación potenciación de su efecto podría mejorar los procesos de remielinización en la esclerosis múltiple y, por tanto, generar una terapia curativa de la enfermedad. María Cristina Ortega , Ortega , Diego Diego Clemente y Fernando y Fernando de Castro Grupo de neurobiología del desarrollo Hospital Nacional de Parapléjicos Parapléjicos Toledo
Para saber más O R T S A C E D O D N A N R E F Y E T N E M E L C O G E I D , A G E T R O A N I T S I R C A Í R A M E D A Í S E T R O C
56
Megalin mediates the influence of Sonic Hedgehog on oligodendrocyte precursor cell migration and proliferation during development. M. C. Ortega et al. en Glia, Glia, vol. 60, págs. 851-866, 2012.
Regulation of oligodendrocyte precursor migration during development, in adulthood and in pathology. F. de Castro, A. Bribián y M. C. Ortega en Cellular and Molecular Life Sciences, Sciences, vol. 70, n.o 22, págs. 4355-4368, 2013.
En nuestro archivo
Oligodendrocitos y esclerosis múltiple. Alberto 25
µm
Pérez Sanmartín y Carlos Matute en MyC n.o 16, 2006.
MENTE Y CEREBRO 71 - 2015
SINOPSIS
Los ritmos circadianos La presión arterial, la temperatura corporal o la evacuación intestinal: muchos procesos biológicos de nuestro cuerpo siguen un ritmo bastante fijo. Incluso nuestro rendimiento mental se rige según unas pautas circadianas, es decir, un ritmo que abarca 24 horas. TEXTO: THEODOR SCHAARSCHMIDT | GRÁFICOS: MARTIN MÜLLER
Capacidad de concentración alta
Probable defecación
6.00-9.00 h. A despertarse
Tan pronto amanece, el núcleo supraquiasmático envía una señal a la glándula pineal, que regula la liberación de la hormona del sueño: la melatonina. En ese momento, la temperatura corporal y la presión sanguínea aumentan; nos despertamos.
El nivel de melatonina desciende a cifras diurnas
La presión arterial aumenta
Temperatura corporal mínima Presión sanguínea en el nivel mínimo 1.00-4.00 h.
Atención mermada
Muchos trabajadores nocturnos deben mantenerse concentrados mientras otras personas duermen. Sin embargo, en las primeras horas de la medianoche, la capacidad atencional se encuentra en baja forma. Hacia las tres de la madrugada, los errores resultan más frecuentes y comportan a menudo consecuencias graves. Algunas tragedias han sucedido a esa hora, como la avería del buque petrolero Exxon Valdez (1979, en Alaska) o el accidente nuclear de Chernóbil (1986, en Ucrania).
Riesgo alto de cometer errores Sueño profundo, sensibilidad al dolor en el nivel máximo
MARTIN MÜLLER
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MENTE Y CEREBRO XX 71 - 2015 2013
Hipotálamo Núcleo supraquiasmático Glándula pineal
Rendimiento bajo; somnolencia elevada
Retina
Nervio óptico
El reloj interno Fuerza muscular máxima
Temperatura corporal máxima
El núcleo supraquiasmático, una pequeña estructura alojada en el hipotálamo, ejerce de centro de control de los ritmos circadianos. Mediante sus descargas impone el ritmo a otras muchas regiones cerebrales, entre las que destaca la glándula pineal. Esta libera, desde el diencéfalo, melatonina (hormona del sueño). Sucede siempre más o menos a la misma hora de la noche. El núcleo supraquiasmático ajusta constantemente su ritmo con la hora de la jornada. También presenta una conexión directa con la retina, que le proporciona información sobre la luminosidad del entorno.
20.00-23.00 h.
La glándula pineal libera melatonina
La digestión se reduce
A dormir
Si las células retinianas registran que está oscureciendo, el núcleo supraquiasmático envía señales a la glándula pineal, la cual libera la hormona melatonina. Como consecuencia, nuestra capacidad de concentración se reduce y nos sentimos cansados. También la temperatura adopta el modo «dormir». Mientras caemos en los brazos de Morfeo, se ensanchan los vasos sanguíneos de manos y pies, por lo que el cuerpo se refrigera poco a poco.
(«Circadian rhytmus in human performance and mood under constant conditions». T. Monk en Journal of Sleep Research Research, vol. 6, n.o 1, págs. 9-18, 1997; Biologische Psychologie. R. F. Schmidt y N. Birbaumer. Springer, Heidelberg, 2010)
MENTE Y CEREBRO 71 XX - 2015 2013
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PSIQUIATRÍA
Cómo afrontar la psicosis Dos de cada cien personas desarrollan una psicosis esquizofrénica a lo largo de su vida. Aunque una parte de los afectados experimenta una sola fase, la mayoría debe aprender a manejarse con los episodios psicóticos recurrentes FRANZISKA RAUSCH, SARAH EIFLER Y MATHIAS ZINK
N N A M H C I E T E K I E M
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MENTE Y CEREBRO 71 - 2015
EN SÍNTESIS
Manejar la crisis El tratamiento temprano de la psicosis puede mitigar el desarrollo de un trastorno psicótico. Una terapia apropiada también puede prevenir las recaídas.
1
Durante la fase aguda es importante transmitir un sentimiento de seguridad al paciente, protegerle de los estímulos y dejar que se tranquilice. Si existe un peligro para su salud o la de los demás conviene su ingreso en una clínica.
2
Los períodos en que los afectados no presentan presentan crisis pueden aprovecharse para establecer acuerdos con ellos sobre su tratamiento en las fases agudas. Puede determinarse qué médico debe tratarles, entre otros aspectos.
3
PENSAMIENTOS PARANOIDES Las personas que sufren esquizofrenia se sienten perseguidas y observadas. Incluso algunos presentan manía persecutoria. MENTE Y CEREBRO 71 - 2015
S
obre casi ninguna otra enfermedad mental circulan tantas ideas er róneas como en torno a la esquizofrenia. A menudo, en el lenguaje habitual, tildamos a una persona de «esquizofrénica» cuando su comportamiento nos resulta incoherente o muestra caras contradictorias de su personalidad. Pero los psiquiatras y los psicólogos entienden un concepto bien distinto cuando diagnostican una esquizofrenia: en las fases agudas de la enfermedad (psicosis esquizofrénica) los afectados viven una realidad distorsionada. Estas personas detectan hechos sospechosos en ambientes y situaciones normales: la antena parabólica del tejado del vecino se convierte en una suerte de dispositivo de vigilancia, por ejemplo; y la mujer sentada en la terraza de la cafetería se halla compinchada con los perseguidores. «Lleva un jersey verde igual que yo. ¿Cómo podía saber ella que me lo iba a poner?», puede preguntarse el sujeto psicótico. Por lo general, durante una fase aguda, el afectado no distingue entre sucesos casuales e importantes. Ninguna prueba en contra le parece lo bastante convincente, pues la sensación de que algo inquietante va a suceder le resulta más fuerte. Al comienzo, tras el brote, dudan a menudo del contenido real de sus vivencias. Incluso en las fases agudas, cuando la enfermedad todavía no resulta clara, algunos se plantean la posibilidad de acudir al médico. Las experiencias alteradas no surgen, por lo común, de un día para otro; la psicosis suele avanzar de manera gradual. Desde los primeros síntomas hasta que la enfermedad resulta manifiesta pueden pasar varios años. Los hombres presentan los primeros síntomas generalmente entre los 15 y los 25 años; las mujeres, entre los 15 y los 30. Algunas desarrollan la primera psicosis durante la menopausia. Hoy en día, todavía no está claro cómo se produce la esquizofrenia. Sin embargo, los investigadores han hallado factores de riesgo que contribuyen a la enfermedad. La predisposición genética aumenta el riesgo de desarrollar una psicosis bajo estrés. También un desarrollo en el seno materno alterado y las complicaciones en el parto contribuyen a ello. Si a esto se añaden adversidades adversidades intensas o continuadas (problemas en la vida privada o el trabajo; traslado a otra
ciudad o consumo de drogas, entre ellas), puede desencadenarse una psicosis. Incluso acontecimientos positivos como el nacimiento de un hijo o un nuevo amor resultan a veces tan intensos que producen un brote. En muchos casos, las consecuencias son trascendentales, ya que, con frecuencia, la patología aparece al final de la etapa escolar, durante la formación profesional o al iniciar la universidad. En esta etapa vital tan sensible, los afectados solo se encuentran en condiciones de superar las exigencias del día a día. Asimismo, el estigma de la enfermedad mental dificulta llevar una vida normal.
Reconocer las primeras señales Los expertos han identificado un gran número de señales que advierten de una psicosis meses o incluso años antes de la fase aguda. Por lo común, los afectados alteran su conducta: se comportan de manera «extraña», tienen problemas con los amigos y la familia, su interés por las aficiones, la escuela, la formación o el trabajo disminuye, su rendimiento mengua y se aíslan cada vez más. Su forma de pensar resulta complicada, parecen desconcentrados y ausentes. Muchos individuos sufren insomnio, les tiembla la voz, se sienten apáticos, abatidos, tensos y, a menudo, reaccionan con irritación. En general, se relacionan con el entorno con desconfianza. Para esclarecer una sospecha de psicosis es aconsejable aconsejable dirigirse a un centro de reconocimiento precoz especializado. Los primeros síntomas también pueden ser indicativos de otras psicopatologías, entre ellas, la depresión. A lo largo del desarrollo de la patología se manifiestan otras características que los psicólogos consideran típicas: el entorno más próximo se vuelve extraño e inquietante para el afectado, quien se cree observado, perseguido o amenazado. Posiblemente también oye voces que comentan su aspecto o su comportamiento, le hablan con insistencia o incluso le dan órdenes. Algunos sujetos expresan ideas raras, parecen distraídos o pierden el hilo al hablar. Otros, además, se sienten influenciados o controlados por el exterior; creen que les han introducido pensamientos ajenos en la cabeza, que las otras personas pueden oír lo que piensan o que les han extraído sus propios pensamientos. Con todo, solo una de cada cinco personas que manifiestan las primeras señales de la enferme61
PSIQUIATRÍA
Términos relacionados con la psicosis Síntomas positivos Manías: Los afectados se sien-
Trastornos de pensamiento:
se diluye. Los afectados tienen
Sentimientos superficiales:
La capacidad de comprensión
la sensación de que sus pen-
Casi no experimentan emocio-
ten observados, perseguidos,
y de concentra concentración ción están están
samientos no les pertenecen:
nes como la alegría, el enfado
amenazados. Se creen Dios; se
mermadas. Los pensamientos
se los han introducido otras
o la tristeza. Se sienten vacíos,
refieren mucho a ellos mis-
no se presentan ordenados de
personas o fuerzas extrañas.
fríos o indiferentes.
mos. Estas convicciones no se
manera lógica; con frecuencia, f recuencia,
corresponden con la realidad.
ello se plasma en el habla. Los
Alucinaciones: Perciben cosas
afectados pierden el hilo de la
Síntomas negativos Falta de iniciativa: Los afecta-
que no existen. Oyen voces que
conversación o saltan de un
dos se sienten agotados y sin
personas, se apartan de los
los otros no oyen, notan sa-
tema a otro.
fuerzas, están menos activos y
amigos y de la familia. Casi
bores peculiares u olores poco
Trastorno del yo: La frontera
tienen dificultades para llevar
no participan en las conver-
comunes.
entre la persona y el entorno
a cabo el día a día.
saciones.
dad desarrollará una psicopatía en unos años. Es decir, la dolencia puede no pasar de un estadio inicial o retroceder. Numerosos estudios revelan que para los pacientes con diagnóstico de esquizo frenia paranoide (la forma de esquizofrenia más frecuente; frecuente; su característica principal es la manía persecutoria) existen distintos desarrollos posibles. Uno de cada tres afectados sufre la enfermedad de manera crónica; dicho de otro modo, padece episodios psicóticos de por vida. Otro tercio experimenta dos o tres fases agudas a lo largo de su vida. El tercio restante presenta una única fase psicótica. Un estudió de 2013 llevado a cabo con unos 300 individuos que habían sufrido un primer episodio psicótico reveló que alrededor del 14 por ciento de ellos no mostraban síntomas de la enfermedad y vivían bien integrados en la sociedad después de diez años del brote.
Incluir a personas de confianza Los pacientes crónicos son los más perjudicados. Además de enfrentarse a las fases agudas de la dolencia, que vuelven una y otra vez, conviven con limitaciones permanentes: los síntomas negativos. A grandes rasgos, estos se describen como agotamiento o depresión pospsicótica ( véase el recuadro «Términos relacionados con la psicosis») psicosis») y duran semanas o meses. La tristeza y gran falta de energía dificultan a los sujetos cumplir con sus obligaciones diarias (como ir a trabajar). La capacidad de rendimiento intelectual también se ve mermada de forma notable. Estos síntomas aparecen cuando, al final de una fase aguda, los delirios y las alucinaciones disminuyen. Pero si 62
Aislamiento social y empobrecimiento del lenguaje: Evitan el contacto con o tras
no aparecen, las perspectivas de la enfermedad son mejores. Los aspectos más importantes del tratamiento dependen de la fase de la psicopatología en la que se encuentra el afectado. Durante la fase aguda es importante transmitir una sensación de seguridad al sujeto, protegerle de los estímulos y dejar que se tranquilice. Los pacientes que cuentan con una red social fuerte y que han padecido numerosos brotes pueden superar, bajo ciertas circunstancias, esta fase en su propia casa. Durante la terapia se aconseja que los afectados permanezcan en un entorno que les resulte conocido. Según el grado de sufrimiento y las complicaciones de la enfermedad, convendrá que asistan periódicamente a una clínica diurna o nocturna o ponerse bajo tratamiento clínico. Un aspecto crucial de la terapia es que se cree una relación de confianza entre el paciente y el terapeuta. Este proporcionará al sujeto información sobre la enfermedad y, en la medida de lo posible, implicará a una persona de confianza del afectado para explicarle asimismo datos relevantes sobre la dolencia. De esta manera, tanto uno como otro podrán reconocer señales de aviso de la psicosis y aprenderán a evitar las recaídas. Para empezar un tratamiento a tiempo, con frecuencia se requieren ciertas dotes de persuasión, puesto que algunos afectados no comprenden, incluso en las fases iniciales, por qué deben tomar medicación o ir al médico. Igual que acontece en otros trastornos psíquicos, el riesgo de suicidio en la esquizofrenia resulta elevado: entre un 10 y un 15 por ciento de los MENTE Y CEREBRO 71 - 2015
afectados se quita la vida. Si bien existe un mayor peligro durante los meses tras el primer episodio psicótico, persiste el riesgo cuando los síntomas agudos disminuyen. El cuidador debe preguntar una y otra vez al paciente si piensa en la muerte. No obstante, puede ocurrir que el afectado se sienta amenazado por su entorno y piense que debe defenderse. Si pone en peligro a otras personas o a él mismo, y no busca ayuda de manera voluntaria, los familiares deben ingresarlo, i ngresarlo, en contra de su voluntad, en una clínica. Para ello, deben dirigirse a una unidad de urgencias psiquiátricas psiquiátricas o llamar al servicio de urgencias. Si los familiares temen que el afectado oponga resistencia, deben consultar con la policía por su propia seguridad y la del paciente. Un juez de primera instancia decidirá de inmediato, a petición del hospital, si el internamiento está justificado y cuánto debe durar. Con el objetivo de tomar precauciones ante este tipo de situaciones, hay que aprovechar las épocas sin crisis del paciente para l legar a un acuerdo con él sobre el procedimiento a tomar en caso de que sufra fases agudas y no pueda cuidarse de sí mis-
mo. Puede establecer junto con los familiares, por ejemplo, en qué momentos estos deberán tomar el timón de la situación. Esta especie de plan de crisis puede incluir también qué médico quiere el paciente que lleve su caso, la clínica en la que quiere que le ingresen, qué familiares pueden acompañarle acompañarle y qué medicamentos, según ha comprobado, le son eficaces y cuáles no. El afectado puede aclarar estas cuestiones con el psiquiatra que le trata o la clí nica y pedirlas por escrito. Sin embargo, no todas las clínicas ofrecen un acuerdo de tratamiento de estas características. características. Los medicamentos forman parte de la terapia estándar de la psicosis. Deben recetarlos un especialista, es decir, deci r, un psiquiatra o un neurólogo. Los antipsicóticos alivian los delirios, las alucinaciones y los trastornos mentales durante la fase aguda. También pueden evitar una recaída si se toman durante un largo período de tiempo. Junto con el tratamiento farmacológico, resulta muy recomendable una terapia cognitiva-conductual. En primer pri mer lugar, paciente y terapeuta trabajan de manera conjunta la comprensión de la enfermedad: ¿Cuáles son las principales molestias?
«Desde hace unas semanas, siempre estoy nervioso y tenso. Ni yo mismo m ismo entiendo por qué. Además, con frecuencia discuto con otros por tonterías; no me reconozco. Me hierven tantas cosas en la cabeza que no consigo pensar con claridad. Mis pensamientos van a mil y sin relación alguna. Tengo miedo de volverme volverme loco. Cuando estoy solo en casa noto una fuerza invisible en la habitación. A veces también oigo ruidos y murmullos o veo una sombra en la ventana. En esos momentos siento tanto miedo que apenas puedo soportarlo.» Stefan S., 23 años, estudiante de politología. Paciente del ambulatorio de diagnóstico precoz del Instituto Central de Mannheim.
«Viajo en tranvía. Enfrente se sienta un homb «Viajo hombre re que me observa todo el rato. ¿Sabe algo de mí? ¿Me amenaza? ¿Qué quiere de mí? Cuanto más pienso en ello, más me mira. mi ra. ¿Quizá puede leer mis m is pensamientos? De repente oigo que alguien me llama. Me giro; no hay nadie a quien conozca. Tengo miedo y bajo baj o en la sigui siguiente ente estaci estación. ón. Desde Desde la ven ventana tana del vag vagón, ón, el homb hombre re continúa continúa mirándome. Empiezo a correr y me refugio tras la siguiente esquina.» Timo K., 19 años, aprendiz en una t ienda. Paciente del ambulatorio de diagnóstico precoz del Instituto Central de Mannheim.
MENTE Y CEREBRO 71 - 2015
63
PSIQUIATRÍA
Consejos para los afectados 1.
Reúna información: cuanto más sepa sobre su enfermedad, mejor podrá vencerla.
2.
Fíjese en en los primeros primeros síntomas síntomas y acuda al médico si empeoran.
3.
Reconozca con anticipación las situaciones perjudiciales y reduzca el estrés. Por ejemplo, disponga de más tiempo de recuperación y divida las tareas difíciles en pasos pequeños o busque ayuda.
4.
Tome los medicamentos medicamentos prescritos y consulte a su su médico en caso de efectos no deseados.
5.
Acuda al terapeuta con regularidad.
6.
Intercambie sus experiencias con otros afectados, por ejemplo, a través de un grupo de autoayuda.
7.
Incluya a alguien de confianza en su tratamiento.
8.
Mantenga en su día a día una rutina razonable e incorpore pausas breves en esta.
9.
Planee actividades en el tiempo libre: paseos, deporte y actividades conjuntas con amigos.
10.
Procúrese movimiento y horas de sueño
N N A M H C I E T E K I E M
suficientes. 11.
Cuide su salud, salud, por ejemplo, mediante una alimentación equilibrada y sana.
12.
Evite las drogas. drogas. Consulte Consulte con su terapeuta el consumo consumo eventual de alcohol.
Consejos para los familiares 1.
Intente apoyar al afectado en la resolución de problemas del día a día ofreciéndole estructuras rutinarias.
2.
Permita que que se retire en situaciones de estrés o tensión. tensión.
3.
Encuentre un equilibrio entre mucha y poca exigencia.
4.
Adapte sus esperanzas a las posibilidades del paciente. paciente.
5.
Sea consciente consciente y conciencie conciencie al afectado afectado una y otra vez de que nadie es culpable de la enfermedad.
6.
Practique la paciencia y la comprensión.
7.
Llegue a acuerdos claros con el afectado.
8.
Acepte sus propios límites límites y póngalos en en conocimiento de su entorno.
9.
Valore incluso los avances más pequeños del afectado.
10.
Apóyele de manera práctica y emocional.
11.
Tome en serio los primeros síntomas y actúe acorde acorde con el «plan de crisis» que hayan decidido junto con el afectado.
12.
Recurra a ayuda profesional, profesional, así como a grupos de apoyo apoyo y servicios de asesoramiento para familiares y afectados.
64
¿Cuándo se encuentra bien? ¿Cuándo peor? ¿Qué ha favorecido el episodio esquizofrénico, cierta predisposición, el estrés, el consumo de drogas, etcétera? Asimismo, elaboran juntos estrategias para contrarrestar el avance de la enfermedad: minimizar el estrés diario, construir una rutina para el día a día, renunciar al consumo de drogas, entre otras. Un plan de emergencia detallado servirá para que el paciente reciba ayuda rápida en situaciones de crisis.
Llevar una vida autónoma Con frecuencia, a las personas con psicopatología les cuesta reclamar los servicios legales, por lo que reciben el apoyo dentro del marco de la socioterapia. A través de esta también se refuerzan sus habilidades sociales para que, a largo plazo, ellos mismos puedan realizar las gestiones necesarias. La familia y los amigos también cumplen una función clave en el tratamiento: pueden ayudar al paciente en las épocas de crisis. Sin embargo, cabe la posibilidad de que la familia contribuya a una recaída. El riesgo aumenta cuando se sobreprotege a los afectados, se les pone bajo tutela MENTE Y CEREBRO 71 - 2015
o se los trata de manera crítica o negativa. Este comportamiento no tiene por qué ser evidente ni consciente para la familia. Sin embargo, puede resultar tan agobiante para el paciente que aumente de manera considerable el riesgo de una recaída. Un profesional que acompañe a la familia puede favorecer la comprensión mutua y el trato constructivo dentro del grupo familiar. El pronóstico resulta sobre todo favorable si los afectados se ponen cuanto antes en tratamiento, según confirmó en 2005 un equipo dirigido por Jeffrey Lieberman, del Centro de Medicina de la Universidad Columbia, a partir de los datos obtenidos en 43 estudios. La enfermedad se presenta en un grado menos grave cuando los pacientes todavía son jóvenes, comprenden que sufren un trastorno y se encuentran motivados para seguir un tratamiento. Consulte con un médico o un psicoterapeuta y siga sus recomendaciones. El consumo de drogas y cada nuevo episodio psicótico empeoran las perspectivas de superar la enfermedad. Según revelan algunas investigaciones, solo uno de cada cinco afectados que han padecido varias recaídas vive y trabaja de forma autónoma durante un largo período de tiempo. Con frecuencia, la enfermedad se vuelve a dar porque el paciente ha dejado de tomar los medicamentos, sin que se lo haya aconsejado el médico, o consume drogas. Por otro lado, existen muchas personas que han sufrido un episodio psicótico, pero trabajan y llevan una vida autónoma. Aunque algunos no quieren ser padres por temor a transmitir la enfermedad a sus hijos, la enfermedad en sí no se hereda, solo la predisposición a sufrirla. En pocas palabras, no hay motivo para no formar una familia. Los terapeutas pueden aconsejar sobre estas y otras dudas y apoyar a los afectados en su modo de vida.
SciLogs La mayor red de blogs de investigadores científicos
Psicología 2.0 y mHealth Salud y enfermedad en la era digital
Tormenta de cerebros
Manuel Armayones Universidad Abierta de Cataluña
Avances en neurobiología
José Ramón Alonso Universidad de Salamanca
De ratones y hombres hombres Neurociencia imperfecta
Carmen Agustín Pavón
Para saber más Relationship Relationship between duration of untreated psychosis and outcome in first-episode schizophrenia: A critical review and meta-analysis. meta-analysis. D. O. Perkins et al. en American Journal of Psychiatry Psychiatry , vol. 162, págs. 1785-1804, 2005. Psychosen aus dem schizophrenen Formenkreis. Ein Ratgeber für Patienten und Angehörige. J. Bäuml. Springer, Berlín, Heidelberg, 2008 ( 2.a ed.). Psychosen - Auf den Punkt gebracht: Ein Wegbegleiter für Betroffene und Angehörige. J. Bäuml et al. VDM – Verlag für Didaktik in der Medizin, Michelstadt, 2013.
Las mariposas del alma
Universidad Jaume I de Castellón
Nuevas ideas en psicología
Antonio Crego Universidad a Distancia de Madrid
En las entrañas de la mente El cerebro y la inteligencia humana
La bitácora del Beagle
Ignacio Morgado Universidad Autónoma de Barcelona
Avances en neurobiología
Julio Rodríguez Rodríguez Universidad de Oxford
Predictors of recovery in first episode psychosis: The OPUS cohort at 10 year follow-up. S. F. Austin et al. en Schizo phrenia Research Research, vol. 150, págs. 163-168, 2013.
En nuestro archivo Psiquiatría de la esquizofrenia. Christiane Gelitz en MyC n.o 38, 2009.
es profesor de psiquiatría y psicoterapia Mathias Zink Zink es en la Universidad de Heidelberg. Junto con Franziska con Franziska Rausch, psicóloga Rausch, psicóloga y psicoterapeuta, fundó en 2008 el ambulatorio de reconocimiento precoz de psicosis del Instituto Central de Salud Mental en Mannheim, donde trabajan. es investigadora en dicho centro. Sarah Eifler es
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Las raíces de la esquizofrenia. Thomas Nickl-Jocksacht en MyC n. n. o 55, 2012. Psicoterapia para la esquizofrenia. Tanja Weissmann y Andreas Bechdolf en MyC n.o 65, 2014.
www.scilogs.es 65
NEUROCIENCIA
Neurociencia par partici ticipa pati tiva va Un número creciente de voluntarios colabora con los neurocientíficos a través de su participación en proyectos y juegos en línea. Más de 100.000 legos descodifican la red nerviosa de la retina en su tiempo libre. Este modelo de investigación está creando escuela TIM HAARMANN
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MENTE Y CEREBRO 71 - 2015
L
os neurocientíficos del Instituto Max Planck de Investigación Médica de Heidelberg han recogido una cantidad gigantesca de datos. Mediante un haz de electrones barrieron la superficie de la retina de ratones. Luego, con una cuchilla de diamante, cortaron la superficie tisular, formando finos discos de escasos nanómetros para extraer imágenes de las fibras nerviosas más delgadas y de sus conexiones. Obtuvieron así fotografías de la retina con una extraordinaria resolución y, por supuesto, supuesto, ¡una montaña de datos! Una persona tardaría 10.000 años en cartografiar la red nerviosa del ojo del ratón. Existe, sin embargo, una cifra aún mayor: Moritz Helmstaedter y sus colaboradores del Instituto Max Planck trabajan ahora en un segmento diminuto del «mapa neuronal» más grande conocido, el conectoma, es decir, la totalidad de todas
MENTE Y CEREBRO 71 - 2015
las conexiones nerviosas. Para comprender mejor el funcionamiento del cerebro humano, los científicos intentan descifrar la interacción de todas las neuronas de una manera análoga a la descodificación de todos los genes, el genoma, o de todas las proteínas de un organismo, el proteoma. Se trata de una tarea ciclópea. Cada célula nerviosa se encuentra conectada a miles o incluso decenas de miles de otras células, por lo que deben cartografiarse vías nerviosas de centenares de miles de kilómetros. Por el momento, se ha logrado conocer el conectoma de un solo ser vivo: el nematodo primitivo Caenorhabditis elegans, que cuenta con 302 neuronas y cerca de 9000 sinapsis. Para ello se han necesitado 14 años, lo cual no es nada si se considera el tamaño del conectoma humano, con sus casi 80.000 millones de células nerviosas. Por este motivo, Helmstaedter y su gr upo empezaron con la retina del ratón.
MARAÑA DE HILOS
En el proyecto en línea EyeWire, del Instituto de Tecnología de Massachusetts, trabajan investigadores aficionados y profesionales de forma colectiva para construir la cartografía tridimensional de la retina. Cada neurona está identificada con un color. Los legos las completan desde su ordenador personal.
67
NEUROCIENCIA
EN SÍNTESIS
Juego, diversión e investigación Un número creciente
1 de aficionados a la
ciencia contribuyen de forma voluntaria y por Internet en proyectos científicos. Ayudan a evaluar conjuntos gigantescos de datos, entre otras actividades. En EyeWire, un videojuego científico en línea, más de 100.000 colaboradores cartografían la red nerviosa de la retina del ratón, tarea que resultaría irresoluble para un solo grupo de científicos.
2
La participación de muchas personas posibilita que surjan nuevos proyectos y propicia propicia el acercamiento acercamiento de la ciudadanía a la ciencia. Sin embargo, los «ciudadanos científicos» suelen desempeñar un papel pasivo.
3
Los neurocientíficos podrían emplear programas informáticos modernos para reconstruir las vías nerviosas y conectar virtualmente las neuronas. Sin embargo, estos programas no resultan del todo fiables: en ocasiones dejan lagunas que los investigadores deben completar de forma manual.
Avalancha de datos Con todo, el esfuerzo podría merecer la pena. Gracias a un mapa neuronal de este tipo, Helmstaedter descubrió en 2013 una célula desconocida hasta la fecha en la retina de los roedores. La función de esta célula todavía se ignora. Cuanto más reducido era el segmento de retina examinado por Helmstaedter y su grupo (equivalente a un dado con una longitud de arista de una décima de milímetro), mayor resultaba el esfuerzo. Si este investigador hubiera querido resolver la tarea solo, todavía estaría sentado delante de la pantalla. Para manejar la avalancha de datos y resolver el problema, la única salida era repartir el trabajo entre muchas manos. Reclutó a 200 estudiantes. Mediante un programa informático, los colaboradores marcaron las prolongaciones de las neuronas de la retina en las proyecciones microscópicas. Helmstaedter, junto con los estudiantes voluntarios, logró visualizar 950 neuronas y sus conexiones al cabo de unas 20.000 horas.
Este investigador había obtenido la colaboración de un número extraordinario de ayudantes para su proyecto. No obstante, la cifra de «cartógrafos» parece modesta si se compara con la «tropa» que reunió su colega Sebastian Seung, del Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT) de Cambridge, en EE.UU.: 140.000 voluntarios de 145 países. Hace unos tres años, Seung todavía pensaba que solo con la inteligencia artificial se lograría elaborar el conectoma de los organismos más complejos. Hoy ha dejado de creerlo. En estos momentos, además de la inteligencia de una computadora, computadora, utiliza la fuerza laboral y las ganas de jugar de «ciudadanos científicos» motivados que trabajan por Internet. El equipo de Seung pretende trazar un mapa tridimensional de todas las neuronas retinianas de ratones a partir de las imágenes bidimensionales obtenidas mediante microscopía electrónica para saber qué tipos de células existen, cuál es su función y cómo se comunican con las demás neuronas. Por esta razón, a finales de 2012, el grupo de Seung creó un juego informático en el que los investigadores aficionados, desde sus ordenadores domésticos, ayudan a cartografiar, completando todo aquello que omite la computadora. El juego EyeWire de Seung puede concebirse como un rompecabezas tridimensional gigante:
EN LA ESPESURA
Una neurona intercambia información con miles de neuronas más, lo que explica la dificultad para reconstruir estas redes.
E R I W E Y E , N O T R O N X E L A : O L U C Í T R A E T S E E D S E N E G Á M I S A L S A D O T
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MENTE Y CEREBRO 71 - 2015
NEUROCIENCIA
TRABAJO POR HACER
Los investigadores aficionados de EyeWire aportaron, hasta finales de 2014, 150 células al mapa tridimensional de la retina de un ratón, lo que representa el 0,01 por ciento del total.
70
2014, Finke prefirió prefir ió denominar estos proyectos ba-
Gemälde mit Schlagwörtern («Pinturas con pala-
sados en Internet citizen science light, es decir, una forma descafeinada de investigación ciudadana. Ese tipo de participación plantea problemas en el momento en que los voluntarios son explotados como fuerza laboral no remunerada con el objetivo de ahorrarse costes de personal a la institución científica. O cuando no se valora suficientemente su trabajo. De ello no se puede acusar a Seung ni a su equipo de EyeWire: el artículo publicado en 2014 en la revista Nature Nature cita los nombres de cada uno de los jugadores que han participado en el proyecto a través de Internet. ¿Pueden considerarse fiables los datos generados o evaluados por aficionados? Al parecer, muchos científicos se muestran escépticos. Sin embargo, los primeros análisis de la calidad de los datos son prometedores: los participantes voluntarios obtuvieron una evaluación parecida a los científicos en el análisis de fotografías obtenidas por satélite. En concreto, su cuota de aciertos se situó en el 62 por ciento, cifra muy cercana al 69 por ciento obtenido por los profesionales. «Hasta ahora no hemos tenido ninguna mala experiencia. Todo dato absurdo desaparece por efecto del colectivo. En este sentido, rige el principio del control recíproco de la Wikipedia», explica Hubertus Kohle, historiador del arte de la Universidad de Múnich y que trabaja en la red
bras clave»). Todavía no se sabe si sucede lo mismo con la investigación neurocientífica. No obstante, para cartografiar las conexiones nerviosas en EyeWire solo se toman en consideración los datos en los que coinciden varios usuarios, después de haberlos marcado de manera individual.
Internet como herramienta científica Con independencia de que quepa designar los proyectos en línea como «investigación ciudadana» o más bien como «colaboración colectiva» a gran escala, los investigadores reúnen un volumen ingente de colaboradores a través de Internet. Justin Halberda, de la Universidad Johns Hopkins de Baltimore, ha aprovechado esta posibilidad. El psicólogo psicólogo pretende averiguar cómo cambia la intuición para calcular cantidades a lo largo de la vida de las personas. ¿Guarda relación el cálculo intuitivo con el rendimiento matemático escolar? Halberda, junto con sus colaboradores, ha creado un sencillo test que deben resolver los participantes en red. En la pantalla aparecen, durante unas fracciones de segundo, círculos amarillos y azules. Los voluntarios deben indicar si ven más círculos azules o amarillos. La participación ciudadana en este proyecto es impresionante: 100.000 voluntarios, con edades comprendidas entre los 11 y los 85 años, ya han colaborado. Según los investigado-
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UNA ENTRE UN MILLAR
Los jugadores de EyeWire necesitan cerca de 50 horas para crear una figura detallada de una célula nerviosa.
res, el razonamiento númerico intuitivo continúa desarrollándose después de la etapa escolar, alcanzando su máxima expresión en torno a los 30 años. Además, existe una estrecha relación entre los resultados del test y el rendimiento escolar y matemático de los participantes. Todo investigador aficionado puede encontrar en Internet algún proyecto que le interese: quien no disfrute con las matemáticas puede apuntarse, por ejemplo, al proyecto de Caspar Addyman. Este psicólogo de la Universidad de Londres investiga cuándo se desarrolla el sentido del humor en los niños y si ello coincide con otros procesos del desarrollo infantil. Internet es un espacio muy adecuado para Addyman, porque los niños pequeños no ríen con facilidad en un laboratorio. Por ese motivo ha creado la página Babylaughter. Los padres interesados pueden anotar en la página de inicio cuándo rió su hijo por primera vez y enviar vídeos de su bebé sonriente. Ya han participado más de 1400 voluntarios de 25 países. Por supuesto, antes también existían posibilidades de contribuir, como legos, a la ciencia, por ejemplo, contando mariposas para la Sociedad Alemana para la Conservación de la Naturaleza MENTE Y CEREBRO 71 - 2015
(NABU, por sus siglas en alemán). En definitiva, la ciencia en la que participan los ciudadanos no representa, por sí misma, ningún fenómeno nuevo, si bien está creciendo a pasos agigantados. En su formato actual abre las puertas, sobre todo a través de Internet, y acerca la investigación, aflojando el rígido corsé universitario. Esto podría cambiar el rol del investigador. «En el futuro, nosotros, los investigadores, no seremos esas personas que todo lo saben, sino que asumiremos, cada vez más, una función moderadora», augura Hubertus Kohle, de la Universidad de Múnich. Entre la multitud de proyectos, existen muchos que pueden resultar particulares, pero al mismo tiempo pueden generar diversión, ampliar el horizonte científico y resolverse desde casa. En principio, que los jugadores se sientan científicos o no, no reviste demasiada importancia.
Para saber más Connectomic reconstruction of the inner plexiform layer in the mouse retina. M. retina. M. Helmstaedter et al. en Nature, vol. 500, págs. 168-174, 2013. Comparing the quality of crowdsourced data contributed by expert and non-experts. L. See et al. en PLoS One, vol. 8, págs. e69958, 2013. Citizen science: Das unterschätze wissen der laien. P. Finke. Oekom, Múnich, 2014. Space-time wiring specificity supports direction selectivity in the retina. J. retina. J. S. Kim et al. en Nature, vol. 509, págs. 331-336, 2014.
En nuestro archivo Cien billones de conexiones. Carl Zimmer en IyC , marzo de 2011. La ofensiva cerebral. Ulrike cerebral. Ulrike Gebhart en MyC n. n.o 65, 2014.
Tim Haarmann es doctor en geografía y periodista científico.
Ciencia ciudadana, ciencia abierta. Stephen abierta. Stephen Bishop en IyC , diciembre de 2014.
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Estimulación sensorial para tratar el ictus Descubren en ratas que las caricias y los estímulos auditivos pueden restablecer la conexiones neuronales deterioradas como consecuencia de una apoplejía STEPHANI SUTHERLAND
EN SÍNTESIS
Salvados por caricias La investigación del ictus se ha visto frustrada durante muchos años a causa de la complejidad de la respuesta cerebral y del fracaso de terapias que parecían prometedoras.
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Un descubrimiento accidental en ratas de laboratorio ha revelado que si se estimula sus sentidos moviendo su bigote o haciendo ruido, se activan las neuronas que han quedado aisladas a causa del ictus y se desvía el aporte sanguíneo para nutrirlas.
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Los tratamientos basados en este enfoque se hallan todavía lejos de poderse aplicar en humanos, pero los investigadores albergan esperanzas de que tocar la mano o la cara de un afectado de ictus pueda suponer un beneficio similar al que se ha constatado en animales.
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I
magínese la siguiente escena: se encuentra de visita en casa de su tía. De repente percibe que la mujer, ya entrada en años, empieza a hablar de manera ininteligible; también le cuesta mantenerse erguida en la silla y parece confundida. Usted reconoce que se trata de una apoplejía. De inmediato in mediato pide a su tío que llame a una ambulancia mientras ayuda a la anciana a recostarse en una posición que le resulte confortable. Le acaricia los labios, la cara y la yema de los dedos a la vez que le canta al oído y no deja de hablarle. El equipo de emergencias médicas entra a toda velocidad en el salón y coloca en la cabeza de la afectada lo que parece un gorro de ducha con componentes electrónicos incrustados. Le explican que es una especie de desfibrilador que suministra estimulación eléctrica al cerebro. Mientras se llevan a su tía en una camilla, se siente aliviado: sabe que la estimulación sensorial que le ha suministrado en esos primeros minutos críticos del infarto cerebrovascular pueden haberle evitado secuelas graves. En la actualidad, las posibilidades de ayudar en caso de un ictus resultan limitadas. Pero, de confirmarse en humanos los últimos logros en animales, el tipo de estimulación que acabamos de describir podría reconducir el suministro sanguíneo en el cerebro, lo que permitiría prevenir la muerte celular. Por ahora, solo se conoce un método para ello, a saber, un fármaco que deshace los coágulos de sangre. No obstante, solo un número reducido de pacientes se benefician de esta intervención. A pesar de que los científicos llevan décadas estudiando el infarto cerebrovascular, en la mayoría de los casos el daño
cerebral resulta inevitable. «Tenemos muy pocos tratamientos para este problema. Necesitamos desarrollar más», comenta Steven C. Cramer, de la Universidad de California en Irvine. Los nuevos hallazgos ofrecen la tentadora posibilidad de contar con un tratamiento barato, sencillo (desde el punto de vista técnico) y de inmediata administración (en cualquier lugar, a cualquier persona y sin demora), aunque todavía se está ensayando el método con animales. En el laboratorio de Ron D. Frostig, también de la Universidad Universidad de California en Ir vine, los neurocientíficos lograron evitar el daño cerebral como consecuencia de un ictus a unas ratas. Lo consiguieron simplemente tocando los bigotes de los animales y reproduciendo sonidos en sus oídos. Si bien es cierto que trasladar esta experiencia a la intervención en humanos implica superar importantes obstáculos, este descubrimiento ha revitalizado un campo plagado de vías muertas y resultados deslucidos hasta ahora. «Frostig estudia un fenómeno que dentro de diez años nos resultará obvio y que todos deberemos tener en cuenta. Está sentando las bases de la disciplina», afirma Cramer, quien no ha colaborado en el esperanzador experimento con múridos.
Escasez de tratamientos Un ictus ocurre cuando el cese súbito del riego sanguíneo interrumpe el funcionamiento de una parte del cerebro. Esta falta de flujo sanguíneo cerebral puede deberse a dos causas principales: un coágulo de sangre o una hemorragia. Más de tres cuartas partes de los infartos cerebrovasculares son de tipo isquémico, es decir, se deben a un MENTE Y CEREBRO 71 - 2015
S R E I R B T R A U T S
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Los investigadores han logrado prevenir el daño cerebral en ratas estimulando uno de sus bigotes bigo tes justo justo después del infarto cerebrovascular
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coágulo; el resto son hemorrágicos, causados por vasos sanguíneos que se rompen dentro del cerebro. En ambos casos, las células que se encuentran enc uentran más allá del coágulo o la hemorragia quedan aisladas del suministro sumin istro vital de nutrientes y oxígeno. La escasez de tratamientos para el ictus no es por falta de esfuerzos: se han estudiado más de 1000 compuestos con modelos animales; sin embargo, solo uno, de las docenas que han pasado a estudios clínicos en humanos, ha funcionado. El activador tisular del plasminógeno (tPA, por sus siglas en inglés), el único tratamiento para el ictus aprobado por la Agencia Federal de Fármacos y Alimentos de Estados Unidos (FDA), desbloquea los vasos sanguíneos obstruidos deshaciendo el coágulo. Debe administrarse dentro de las dos horas siguientes al ictus, por lo que el tratamiento se convierte en una carrera contrarreloj. Aunque el tPA puede salvar la vida de una persona con ictus isquémico, puede resultar desastroso en caso de una apoplejía hemorrágica, pues rompe los coágulos que han de formarse para detener el sangrado en estas situaciones. Con el objetivo de asegurarse de que el tPA no se administra de modo equivocado, se somete al paciente a un escáner cerebral, una medida que consume tiempo y retrasa la intervención, lo que perjudica a la mayoría de los afectados. Los destructores de coágulos constituyen uno de los dos principales métodos que los investigadores han estudiado a lo largo de los años para tratar el ictus. El otro tipo de tratamiento consiste en los agentes neuroprotectores, los cuales presentan una amplia variedad de estrategias con el fin de proteger el cerebro. Entre estas destaca la capacidad de disminuir la actividad eléctrica en el cerebro o de detener las moléculas de señalización en el interior de las células. El amplio abanico de aproximaciones refleja la complejidad de los procesos implicados en el cerebro lesionado o en la recuperación tras un ictus. Cuando las células cerebrales pasan demasiado tiempo sin tener acceso a la sangre rica en oxígeno, resulta catastrófico: el balance de iones fuera y dentro de la célula se altera, entran cantidades dañinas de calcio en las células y la actividad eléctrica se incrementa sin control, llevando al peligroso estado de la excitotoxicidad. A continuación, las membranas celulares se descomponen y los radicales libres (partículas reactivas que deterioran las células y el ADN) aumentan. Estos eventos desen-
cadenan la muerte celular programada, durante la cual el material genético y las estructuras celulares son destruidos. Incluso las células supervivientes que rodean el área afectada se hallan en peligro: el repentino desbordamiento de oxígeno y nutrientes que sigue a la disolución del coágulo puede distorsionar todavía más el delicado ecosistema del cerebro y propagar el daño. Los investigadores han intentado, aunque con poco éxito hasta la fecha, desarrollar fármacos neuroprotectores dirigidos a distintos elementos dentro de estas cascadas destructivas. Aun así, se muestran optimistas: los fracasos previos pudieron deberse a suposiciones pobres sobre las dosis o las ventanas temporales. «No sabemos qué fue mal; puede ser que los fármacos en realidad sí funcionen», explica Walter J. Koroshetz, director adjunto del Instituto Nacional de Enfermedades Neurológicas e Ictus de Estados Unidos. Los esfuerzos destinados a la neuroprotección continúan. Es el caso del ensayo clínico clí nico FastMag que dirige Jeffrey Saver, de la Universidad de California en Los Ángeles y experto en ictus. En este ensayo, el personal de emergencias médicas administra a los pacientes una inyección de iones de magnesio para apaciguar la hiperexcitabilidad que se produce en el cerebro inmediatamente después de un ictus. Se sabe que la medida neuroprotectora más eficaz consiste en restaurar con rapidez el flujo de sangre en el área afectada por el infarto cerebrovascular. Por ese motivo, los investigadores celebran que los vasos sanguíneos en el cerebro se asemejen más a una matriz de bucles conectados entre sí que a un árbol con ramas. Según David Kleinfeld, de la Universidad de California en San Diego, la estructura de los vasos se parece mucho a las calles de Nueva York. «Cuando hay un camión aparcado en la calle 34 y no puedes pasar, subes hasta la 36», describe. El descubrimiento de cómo reconducir la sangre a través de las redes ya existentes en el cerebro puede ser la llave que permita preservar las células. Sin embargo, los investigadores desconocen por ahora el modo de sacar provecho de esta red.
Reclutar vasos sanguíneos cercanos De casualidad, neurocientíficos en la Universidad de Californa en Irvine descubrieron que la vasculatura cerebral puede ponerse al servicio de las neuronas a las que sirve proveyendo de MENTE Y CEREBRO 71 - 2015
DOS TIPOS DE ICTUS
E N I Z A M A C T T O C S / E C R U O S E C N E I C S
una defensa innata contra la apoplejía. Hace siete años, Frostig, especializado en neuroplasticidad, decidió estudiar si las ratas que exploraban un entorno natural se rec uperaban mejor después de un ictus. De hecho, los ambientes ambientes o las experiencias enriquecidas han demostrado que favorecen la salud y función cerebral en muchos terrenos, sobre todo en el contexto de la rehabilitación. Para reproducir un ictus en animales, Frostig y su equipo anestesiaron a unas ratas y les cortaron la arteria cerebral media (ACM), (ACM), una vía de aporte sanguíneo fundamental para el cerebro. Justo después, movieron uno de los pelos del bigote de cada rodeor mediante un dispositivo mecánico que también medía la actividad de las neuronas corticales correspondientes. Los investigadores preveían encontrar esa actividad basal totalmente destruida a causa del infarto cerebrovascular; asimismo, esperaban que su estado mejoraría con el tiempo, según se recuperara el animal. Lo que constataron, en cambio, fue que, durante el ictus y un día después, las neuronas aparecían y se comportaban de forma normal. Frostig estaba perplejo: por lo general, incluso los agentes terapéuticos que se muestran más prometedores en animales logran solo una defensa parcial ante el infarto cerebrovascular. Medio bromeando, le preguntó a su colaborador posdoctoral Christopher C. Lay si estaba seguro de haber cortado la arteria. Mas, cuando comprobaron el resultado en 30 individuos se dieron cuenta de que un fenómeno importante estaba sucediendo. MENTE Y CEREBRO 71 - 2015
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«Las neuronas se encontraban completamente protegidas», protegidas», recuerda re cuerda Frostig. Los investigado i nvestigadores res concluyeron que la estimulación de ese pelo de bigote después del ictus había prevenido un posible daño cerebral. Una vez convencidos de que sus resultados eran ciertos, buscaron señales de un posible daño cerebral. Como explicaron por primera vez en 2010, el equipo no pudo encontrar diferencias entre el cerebro de ratas con un bigote estimulado y ejemplares de control a los que no habían interrumpido el aporte sanguíneo. Las técnicas de tinción constataron la ausencia de lesión y las imágenes cerebrales revelaron que existía un flujo sanguíneo funcional en el área afectada. Incluso las grabaciones directas de las neuronas activadas por el movimiento del bigote reflejaban que el área presentaba presentaba actividad eléctrica y que estaba sana. Por otro lado, los animales se comportaron con normalidad tras despertar. Sin embargo, las ratas solo se encontraban protegidas de un deterioro cerebral si recibían la estimulación una o dos horas desde el inicio del ictus; si sucedía más tarde, sufrían un daño superior al de los congéneres que no habían sido estimulados. «La ventana temporal es crucial», c rucial», señala Frostig. En 2011 confirmó que el momento en que se aplica la estimulación estimulación constituye un factor esencial, no así la duración ni el patrón. Una vez sobrepasada la línea de las tres horas, el tratamiento conlleva más daño que beneficio. «No sabemos aún el motivo de este cambio», apunta Frostig.
La mayoría de los casos de apoplejía se deben a un coágulo sanguíneo (derecha). Si se detecta a tiempo, los médicos pueden administrar al afectado un fármaco que deshace el coágulo. Sin embargo, antes deben realizarle un escáner a fin de descartar que se trata de un ictus hemorrágico ( izquierda), supuesto en el que el medicamento podría resultar contraproducente. A menudo esta prueba consume el tiempo crítico para que el tratamiento resulte efectivo. Estudios recientes en animales sugieren que la estimulación sensorial podría ayudar a las víctimas de ambos tipos de infarto cerebrovascular.
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Aunque todavía existen muchas preguntas por contestar, algunos estudios con animales han revelado que ciertas moléculas que resultan destructivas al inicio de un ictus pueden contribuir a la recuperación en estadios más tardíos. ¿Cómo puede la estimulación de un bigote salvar a un cerebro? Frostig sospecha que la experiencia sensorial activa la misma corteza que el ictus priva de flujo sanguíneo: «La clave es la actividad neuronal», neuronal», señala. Según un artículo que publicó en 2011, el aumento de actividad cerebral y la demanda concomitante de oxígeno ponen en juego un suministro de sangre alternativo. Junto Junto a otras dos arterias principales, la ACM suministra sangre a la corteza cerebral, y su «tronco» se divide en ramas cada vez más pequeñas. Las puntas de estas finas ramificaciones vasculares se hallan interconectadas entre sí, formando una vasta red. Generalmente, la sangre no fluye a través de estos bucles, pero Frostig y su equipo mostraron, mediante neuroimagen avanzada, que después del ictus, la actividad neuronal de las ratas lograba el abastecimiento sanguíneo a través de esas vías alternativas. Cuando, además de cortar el tronco principal de suministro, sellaron la red de ramas colaterales a la ACM, ningún tipo de estimulación pudo salvar a la corteza.
Los científicos no saben todavía con exactitud cómo la actividad de las neuronas provoca el cambio en el flujo sanguíneo. La investigación se centra ahora en unas células no neuronales, los astrocitos, los cuales se hallan estrechamente ligados a los vasos sanguíneos del cerebro y parecen implicados en procesos de señalización relativos a los niveles de oxígeno y nutrientes. Frostig y sus colaboradores investigan si otras formas de entrada sensorial pueden proteger al cerebro. En 2011, con motivo de la reunión que celebró la Sociedad de Neurociencia en la ciudad de Washington, demostraron que estímulos de tipo auditivo (ráfagas de ruido blanco) protegían frente al ictus y sus consecuencias, aunque no tanto como la estimulación de los bigotes. Según Melissa F. Davis, estudiante graduada en el laboratorio de Frostig y colaboradora del estudio, ese resultado no sorprende: mientras que la estimulación de los bigotes excita la mayor parte de la corteza que ha quedado sin suministro sanguíneo, el sonido activa solo la corteza auditiva en el borde del área afectada.
Un avance más que necesario El paso de roedores a humanos supone un reto para cualquier terapia. Los investigadores, incluido
Cómo reconocer una apoplejía Según un estudio de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de EE.UU., el número de personas que llegan al hospital dentro de las dos primeras horas críticas tras la manifestación del ictus ha descendido en los últimos años. Mary George, una de las autoras del trabajo que se presentó en la reunión anual de la Asociación Americana del Ictus en 2012, explica que una de las principales razones que provocan un retraso en el tratamiento de la apoplejía radica en que las personas utilizan el coche particular para acudir al hospital, en lugar de llamar a una ambulancia. Si observa los siguientes síntomas en una persona o en usted mismo, llame inmediatamente al 112: Entumecimiento o debilidad en cara, brazo o pierna, especialmente en un lado del cuerpo. Confusión o problemas para hablar o entender. Perturbación de la visión en uno o ambos ojos.
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Mareo, pérdida de equilibrio o coordinación o problemas en la marcha. Dolor de cabeza intenso.
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Frostig, se muestran cautos a la hora de predecir el futuro de la recuperación neuronal por medio de la estimulación sensorial en personas. Sin embargo, los científicos no pueden ocultar el entusiasmo. «Su belleza radica en que es barato y no resulta tóxico», afirma Cramer. Ese tratamiento se ha mostrado efectivo incluso cuando el grupo de Frostig investigó si los animales despiertos, no solo los anestesiados, anestesiados, quedaban protegidos ante posibles daños cerebrales. El motivo de este ensayo estriba en que un 70 por ciento de ictus ocurren en personas que están despiertas. En 2012, el mismo equipo constató que el método protegía igual a las ratas viejas que a las jóvenes. En humanos, el riesgo principal para sufrir un ictus es la edad. El efecto beneficioso también se observó en ejemplares a los que se había extirpado los pelos del bigote pero que habían tenido la oportunidad de explorar el entorno, lo que les propició una estimulación sensorial. Este dato resulta relevante para nosotros los humanos, que carecemos de bigotes. Con todo, las personas no poseemos un análogo exacto a la corteza barril, área cortical en las ratas responsable de sentir el movimiento de los bigotes. Esta región es enorme en ellas; en los humanos, el equivalente más cercano podría ser el gran complejo cortical relacionado con los dedos y los labios. Ya que el tamaño relativo de nuestra corteza sensorial es mucho menor que el de estos roedores, Frostig predice que en nuestro caso se requerirá una estimulación sensorial múltiple. «Mientras llama a la ambulancia, cante y acaricie las manos y la cara del afectado», aconseja. Cuando se involucra a una persona en cualquier c ualquier tipo de estimulación, aumentan las posibilidades de activar más partes de la corteza y, de esa forma, protegerlas. Podría pensarse que el viaje en ambulancia ya resulta de por sí ruidoso, sin embargo, no cumple esa función de estimulación, pues no necesariamente consigue implicar de manera activa al paciente. Llevar la estimulación sensorial a ese otro nivel, como cuando se acaricia la cara y las manos del afectado, puede marcar la diferencia. Frostig especula con que la estimulación directa pueda funcionar en aquellos casos en los que ni siquiera estímulos como el tacto o el sonido sean suficientes para proteger al cerebro. La estimulación transcraneal de corriente directa excita neuronas mediante pequeñas descargas MENTE Y CEREBRO 71 - 2015
de electricidad a través del cráneo. El aparato podría ir en la ambulancia junto al desfibrilador. Sin embargo, previene Koroshetz, la manipulación de Frostig «es fisiológica» (se basa en sensaciones físicas), por lo que intentar este efecto mediante estimulación cortical puede ser un exceso de fe. «La clave es comprender el mecanismo, y luego descubrir formas de activarlo», indica Koroshetz. Tales estrategias pueden ir desde la estimulación sensorial o eléctrica hasta la administración de fármacos novedosos. El trabajo de Frostig también podría ayudar a eludir algunos problemas inherentes al tratamiento del ictus. Es probable que la estimulación sensorial no sea dañina para alguien que esté sufriendo un ictus hemorrágico, lo que eliminaría la necesidad de llevar a cabo escáneres. Si el tratamiento redirige el flujo sanguíneo, podría ayudar en la liberación de fármacos terapéuticos, incluido el tPA, uno de los mayores retos en el tratamiento del ictus hoy en día. Además, el nuevo descubrimiento subraya la importancia de la temporalidad. Las personas que superan el tiempo crítico para ser tratadas (porque se despiertan habiendo habiendo tenido un ictus mientras dormían, por ejemplo) podrían beneficiarse poco o nada de la estimulación, ahorrándose el ruido de sirenas, los gritos del equipo médico o el bombardeo de preguntas. Los ensayos en humanos basados en el trabajo de Frostig se antojan aún lejanos. El método debe practicarse primero en animales más grandes, como monos o cerdos, y pueden pasar años hasta que sepamos si la estimulación sensorial consigue en las personas una fracción del beneficio que aporta a las ratas. Sin embargo, mientras continúa la búsqueda de disolventes de coágulos, factores neuroprotectores y nuevas tecnologías, los investigadores coinciden en que las ideas frescas son bienvenidas. Así que, adelante, cántele a su tía; acaríciele las manos y la cara. La confortará en una situación angustiosa. Y puede que esté salvando su cerebro.
El aumento de actividad neuronal activaron en las ratas afectadas de ictus una vía de suministro de sangre alternativa
Para saber más Update of the stroke therapy academic industry roundtable preclinical preclinical recommendations. recommendations. Marc Fisher et al. en Stroke, vol. 40, n.o 6, págs. 2244-2250, junio de 2009. Understanding and augmenting collateral collateral blood f low during ischemic stroke. Gomathi stroke. Gomathi Ramakrishnan, Glenn A. Armitage y Ian R. Winship en Acute en Acute Ischemic Stroke. Stroke. Dirigido por Julio César García Rodríguez. En Tech, 2012. A rat’s whiskers point the way toward a novel stimulusdependent, protective stroke therapy. Ron therapy. Ron D. Frostig, Christopher C. Lay y Melissa F. Davis en Neuroscientist. Publicado en línea el 9 de octubre de 2012.
En nuestro archivo Ictus. David Ictus. David A. Pérez Martínez en MyC n. n.o 41, 2010.
Stephani Sutherland es neurocientífica y escritora científica.
Ictus: carrera contrarreloj. Joachim Röther en MyC n.o 62, 2013.
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los reos con un alto nivel de testosterona en sangre suelen meterse en más conflictos con otros presos. Cabe destacar que estos hallazgos se han constatado también en mujeres encarceladas. Por otro lado, un trabajo en el que participaban corredores de bolsa demostró una correlación entre la concentración de la susodicha hormona
y el éxito financiero: los que presentaban más testosterona en el cuerpo obtenían mayores beneficios en el parqué. Con todo, esos datos no significan que la sustancia en cuestión sea la responsable del comportamiento observado. Por un lado, en estos estudios solo se determinó la concentración de testostero-
EN ENTREDICHO
La testosterona confiere a los hombres rasgos masculinos, músculos fuertes y vello corporal. No está tan clara la acción de esta hormona sobre la conducta.
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a l u c é l o m (
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SYLLABUS SYLLABUS
Funciones biológicas de la testosterona La hormona sexual masculina ejerce
numerosas funciones en el cuerpo. A través de la circulación sanguínea llega a los órganos, que disponen de receptores de testosterona. Existen muchas variantes, con sensibilidades distintas, del receptor. La genética determina la distribución de la hormona. Por este motivo, una misma cantidad de testosterona en la sangre puede tener efectos distintos en personas diferentes.
HUESOS La testosterona es necesaria para el crecimiento y la estabilidad de los huesos y cartílagos. Su carencia constituye la causa más habitual de la osteoporosis (atrofia de los huesos) masculina. Sin embargo, la hormona sexual femenina estradiol resulta todavía más importante para la densidad ósea. Los hombres fabrican estradiol a partir de la testosterona. Por ese motivo, las cifras muy bajas de testosterona se asocian a una carencia de estradiol en los varones.
CEREBRO De acuerdo con la creencia tradicional, la testosterona fomenta los impulsos y la motivación, pero también el comportamiento agresivo. Sin embargo, estudios recientes dibujan un cuadro muy distinto. La función que desempeña esta hormona en las situaciones sociales suscita en la actualidad un controvertido debate.
VELLO CORPORAL Desde el inicio de la pubertad, la testosterona fomenta el crecimiento del pelo corporal y de la barba en los hombres, pero también influye en el vello corporal femenino. Por otra parte, un producto de degradación de la hormona facilita la caída del cabello en los hombres con esa predisposición genética.
DEDOS ANULAR E ÍNDICE La relación entre la longitud de los dedos anular e índice revela la hormona sexual a la que una persona estuvo expuesta antes de nacer. Cuanto más largo es el anular en relación con el índice, mayor es la cantidad de andrógenos (testosterona) que presentaba el vientre materno. Hoy se investiga la correlación entre esta exposición y diversas características físicas y psíquicas de las personas.
MÚSCULOS La testosterona fomenta el crecimiento muscular, muscular, razón por la cual sus derivados sintéticos (esteroides anabolizantes) anabolizantes) se utilizan como método de dopaje. Asimismo, influye en el metabolismo de las grasas: los hombres con carencia de testosterona poseen una cantidad mayor de la hormona leptina, circunstancia que se manifiesta por una mayor proporción de grasa corporal y sobrepeso.
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GENITALES Alrededor de siete semanas después de la concepción, la testosterona del vientre materno propicia la formación de los órganos sexuales masculinos. Más tarde, los testículos empiezan a generar la hormona que a partir de la pubertad se hará cargo de la producción y mantenimiento del esperma. La testosterona estimula el apetito sexual en las personas de ambos sexos.
SANGRE La testosterona contribuye a la formación y al desarrollo de los glóbulos rojos. Por una parte, activa en los riñones la liberación de eritropoyetina, hormona que estimula la producción de los glóbulos rojos en la médula ósea. Por otra, aumenta la sensibilidad sensibilidad de la médula ósea a la eritropoyetina.
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na en la circulación sanguínea de los probandos, cuando el cerebro produce su propia testosterona. Es decir, la cantidad que circula en la sangre no guarda relación directa con la testosterona cerebral. Por otro lado, la concentración de la hormona en la sangre cambia en respuesta a determinadas situaciones. Justin Carré, de la Universidad de Nipissing, comprobó que jugadores varones de hockey a los que se había mostrado un vídeo con imágenes de la victoria de su equipo presentaban un aumento de casi un tercio en la concentración de testosterona en su saliva. En cambio, si los probandos contemplaban una filmación de contenido neutro, el balance hormonal no se modificaba. Ello revela que la sola medición de la cantidad del mensajero no aclara la causalidad: bien podría ser que las cifras más altas de testosterona se debieran a la agresión, y no a la inversa. Una manera de obtener más información sobre el asunto consiste en manipular la cantidad de testosterona en sangre. En estos ensayos, se administra a los participantes bien una dosis de la hormona sexual o bien un preparado placebo. De este modo, el aumento de los valores sanguíneos de la hormona puede atribuirse a la manipulación experimental. En condiciones ideales, ni el investigador ni los sujetos deben saber si se ha usado un placebo o la hormona (ensayo a doble ciego).
Creencia popular arraigada Con el fin de analizar el efecto de la testosterona sobre el comportamiento, se ha aplicado esta estrategia en el juego del ultimátum. En esta prueba, dos sujetos negocian entre sí a través del ordenador, de manera que resguardan el anonimato. El probando A recibe una suma de dinero que debe compartir con B. No obstante, puede proponer una oferta sobre el reparto. El probando B tiene la posibilidad de aceptar o rechazar la propuesta de A; en este último caso, sin embargo, ambos jugadores se quedan sin nada. En el experimento, solo con mujeres, una mitad recibió un comprimido de 0,5 miligramos de testosterona, dosis que multiplicó casi diez veces la concentración de dicha hormona en la sangre. En otras palabras, presentaban unos valores de testosterona tan altos como los hombres. La otra mitad de las par ticipantes ticipantes ingirió una pastilla sin el principio activo. Al finalizar la prueba se preguntó a las voluntarias si creían haber recibido el placebo o el preparado hormonal. MENTE Y CEREBRO 71 - 2015
Los resultados demostraron la arraigada creencia de los efectos negativos de la testosterona. Las mujeres que creían haber tomado dicha hormona formularon, formularon, por término medio, ofertas menos favorables durante el juego que aquellas que creían haber recibido un placebo, con independencia de lo que hubieran recibido en realidad. Es decir, desplegaron el cliché del comportamiento dominante. Sin embargo, el efecto real de la hormona fue el opuesto: las participantes que habían recibido el preparado activo formularon, en general, propuestas más justas que las del grupo placebo. Cada vez existen más investigaciones sobre mujeres y hombres en los que la testosterona fomenta ese sentido de la justicia. Jack van Honk y sus colaboradores de la Universidad de Utrecht propusieron el juego «bienes públicos» a estudiantes de sexo femenino. Al principio, las jugadoras recibían una suma virtual de dinero; en privado decidían cuánto querían aportar a la hucha colectiva. A continuación, se multiplicaba y se repartía el contenido del bote entre todas las participantes par ticipantes;; incluso aquellas que no habían contribuido a la hucha recibían su parte. El beneficio individual se infirió de la suma inicial que había recibido la jugadora y su participación en el dividendo. Previo al juego, los investigadores midieron la relación entre la longitud de los dedos índice y anular de las voluntarias. Esta medición revela la cantidad de testosterona a la que nos vemos expuestos en el vientre materno. Asimismo, les administraron un placebo o una pastilla de testosterona que multiplicaba por diez la concentración de la hormona en la sangre. ¿Resultado? Las participantes con una dosis extra de testosterona invirtieron sumas de dinero mayores en el bote común, pero se trataba solo de las mujeres con una concentración baja de testosterona antes del nacimiento; el resto de los voluntarias no presentaron cambio alguno, aunque hubiesen ingerido también testosterona. Maarten Boksem y sus colaboradores, de la Universidad Radboud de Nimega, comprobaron, además, que las personas tienden a mostrar un comportamiento «recíproco positivo» después de engullir pastillas de testosterona. Según observaron en una de las pruebas, los individuos que habían recibido el suplemento hormonal se mostraban más generosos si antes otros participantes les habían demostrado su confianza mediante el pago de una mayor suma de dinero. Los científi-
Concentraciones cambiantes El nivel sanguíneo de testosterona se halla sujeto a oscilaciones naturales. Las causas pueden ser psíquicas y biológicas. En ambos sexos, la testosterona registra sus niveles máximos por la mañana, que van disminuyendo en el transcurso del día. En las mujeres, la concentración de testosterona aumenta de forma constante al comienzo del ciclo menstrual. En ese período alcanza el máximo alrededor de la ovulación; luego empieza a descender. La concentración de esta hormona en los hombres cae de manera continuada a partir del cuarto decenio de vida. Además de con la edad, este proceso se relaciona con el porcentaje de grasa corporal: por lo común, los varones con sobrepeso presentan niveles más bajos de testosterona que los sujetos delgados o musculosos.
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SYLLABUS
cos concluyeron que la hormona fomentaba una conducta social favorable en ciertas situaciones. Matias Wibral, de la Universidad de Bonn, y sus colaboradores obtuvieron un resultado si cabe más sorprendente. Aplicaron a una serie de probandos masculinos un gel de testosterona y a otros un placebo. Aunque la hormona también se absorbe a través de la piel, de manera que penetra en la circulación sanguínea, el tratamiento no produce un aumento hormonal tan marcado como la ingesta de comprimidos. Los investigadores introdujeron a los probandos en unas cabinas espaciales para que participaran en un sencillo juego: debían tirar un dado una sola vez y anotar el resultado en una computadora. Si el número se encontraba entre el 1 y el 5, se podían llevar a casa el valor en euros; en cambio, si sacaban un 6, se iban a casa con las manos vacías. Como las cabinas impedían la visión de su interior, nadie podía saber si los probandos se servían del engaño para conseguir más dinero. Al finalizar, se comprobó qué grupo había obrado con mayor honradez. Como la probabilidad de obtener cualquier cifra del 1 al 6 era idéntica para todos, si un grupo afirmaba haber sacado cuatros y cincos en exceso, ello indicaba un mayor número de mentiras. Los probandos, que habían recibido el gel de testosterona mintieron, de media, menos que sus compañeros tratados con placebo.
Enigmas hormonales en el tintero
Para saber más Prejudice and truth about the effect of testosterone on human bargaining behaviour. C. Eisenegger et al. en Nature, vol. 463, págs. 356-359 359, 2010. New evidence on testosterone and cooperation. J. Van Honk et al. en Nature, vol. 485, págs. E4-E5, 2012. Testosterone Testosterone inhibits trust but promotes reciprocity. M. A. S. Boksem et al. en Psychological Science, 10.1177/0956797613495063, 2013.
En nuestro archivo El poder de las hormonas. Claudia Christine Wolf en MyC n.o 67, 2014.
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Esos y otros estudios contradicen la teoría que describe a la testosterona como responsable del comportamiento antisocial. De acuerdo con los resultados obtenidos hasta ahora, parece que, por el contrario, fomenta la sinceridad y la conducta prosocial, tanto en los hombres como en las mujeres. Aunque esta investigación se encuentra todavía en pañales, queda patente que el comportamiento agresivo no puede justificarse solo a través del estado hormonal: la conducta social resulta más compleja. Casi nadie discute, en cambio, la importancia de esta hormona en la sexualidad. Desde hace siglos se sabe que la testosterona contribuye al mantenimiento de un i mpulso sexual masculino sano. En muchas culturas existían eunucos, varones a los que se extirpaban los testículos en la infancia con el fin de reducir o eliminar su libido, por lo que podían vigilar los harenes sin el riesgo de caer en la tentación. No obstante, esta hormona tam-
bién influye en la sexualidad femenina. Adriaan Tuiten, del Hospital Universitario de Utrecht, ha comprobado en diversos estudios que la testosterona aumenta la excitación sexual de las mujeres. En resumen, desde la perspectiva científica son bastantes los argumentos contrarios a que el comportamiento «controlado» por la testosterona hace irracionales o antisociales a los varones. Según revelan los hallazgos, las personas se comportan de forma más justa y honrada bajo la acción de dicha hormona. Con todo, la ciencia todavía no ha pronunciado la última palabra al respecto. En los estudios aquí descritos solo se ha administrado testosterona a hombres o a mujeres; se desconoce, por tanto, si los efectos hallados sirven para ambos sexos. Un argumento más que pone en tela de juicio el estereotipo en cuestión destaca que tanto el cuerpo femenino como el masculino dispone de la enzima aromatasa. Esta puede descomponer, descomponer, en cuestión de segundos, la testosterona en estradiol. Si se considera la testosterona como «hormona masculina», el estradiol es la típica «hormona femenina», pues su concentración en las mujeres suele superar en mucho a la de los hombres. Por otra parte, este proceso de degradación puede ocurrir de forma muy rápida y la cantidad de testosterona que se degrada depende de la persona y de la situación concretas. Por ello, muchos de los efectos que se atribuyen a la testosterona podrían, al menos en parte, obedecer al estradiol. En este sentido, sería aconsejable determinar siempre ambas hormonas al mismo tiempo. Hasta la fecha se conoce muy poco sobre el papel que desempeña el estradiol en la conducta social. Aunque, si se piensa, desde hace ya varios decenios se cuenta con un gran autoexperimento: autoexperimento: millones de mujeres toman la píldora anticonceptiva, compuesto químico que actúa sobre los receptores de estradiol del cerebro. Sería harto interesante llevar a cabo estudios en los que se administrara estradiol de forma controlada controlada para averiguar los efectos de esta hormona en el comportamiento de las personas.
es neurobiólogo Christoph Eisenegger es e investiga en la facultad de psicología de la Universidad de Viena.
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ILUSIONES
Personajes fantásticos Los dibujantes de cómics y otros artistas se sirven de diversos engaños visuales para crear superhéroes con poderes increíbles STEPHEN L. MACKNIK Y SUSANA MARTINEZ-CONDE
La ciencia de los super superhéroes héroes me ha enseñado esto: nuestros cráneos pueden alojar en su interior universos enteros. No solo uno o dos, sino un sinfín de universos caben en esa cueva ósea, oscura y húmeda, sin reventarla desde su interior. —Grant Morrison, Superdioses, 2011
N Ó P A J E D S O I D U T S L A S R E V I N U E D A Í S E T R O C / L E V R A M ©
RED DE ENGAÑO
Las diferencias entre excitación e inhibición resaltan el contorno de un objeto frente al interior del mismo; cómputos similares operan fuera del sistema visual para desempeñar un papel en c asi todas la s regiones c erebrales conocidas. La inhibición lateral pudiera entrar en servicio cuando
Distinguir a un héroe de un villano consiste, a menudo, en una cuestión de perspectiva. En esta imagen de Kurt Wenner, la cual se exhibía en 2011 en los Estudios Universal de Japón con motivo de su décimo aniversario, solo si se observa desde el ángulo correcto (muy similar al punto de mira del lector) se alcanza a ver a Spider-Man colgado de los rascacielos de Nueva York, disponiéndose a lanzar redes a los malvados funambulistas. Los curiosos que caminen por las cuerdas percibirán al superhéroe como lo que realmente es, una enorme pintura plana en el suelo, por lo que no tendrán miedo de caer y matarse. Esta ilusión, denominada anamorfosis, saca partido de cómo el sistema visual se vale de indicios (las sombras, la perspectiva y el tamaño relativo) para producir la sensación de distancia, profundidad y forma.
ILUSIONES
comparamos ideas y argumentos. La desambiguación del mun-
opuestas: los lectores se identifican con Clark Kent y Peter Parker; Parker;
do, que consiste en resaltar la diferencia entre entidades, parece
no con Superman o Spider-Man. Sin embargo, es el v illano quien
constituir un mandato de las neuronas. No podemos, por ejem-
da vida al héroe. Sin un malvado vigoroso, las historias se vienen
plo, percibir matices rojiverdosos o azulamarillentos, porque los
abajo. El contraste entre las fuerzas de la luz y las de la oscuridad
correspondientes colores son procesados en las neuronas visuales
crea la narrativa.
como tipos de datos opuestos. Para la mente se comportan como aceite y agua.
Las imágenes de este artículo gira n en torno a la idea de héroes y superpoderes. Ponen a prueba los circuitos visuales y cognitivos
En la planta de exhibición de la Comicon del año pasado, Den-
del lector, quien ha de clasificarlos como posibles o imposibles.
nis Calero, uno de nuestros dibujantes de tiras cómicas favoritos,
La ambigüedad inherente a las señales visuales que va a experi-
explicaba que en la cultura de superhéroes resulta fundamental
mentar en breve convierten esta tarea en una hazaña digna del
manejar dualidades. Los héroes suelen interiorizar personalidades
propio Hombre de Acero. CAMUFLAJE CAMALEÓNICO
El artista chino Liu Bolin utiliza su cuerpo como lienzo para desaparecer de nuestra vista. Junto con su equipo, puede dedicar días para preparar una sola fotografía. Bolin se funde en paisajes, librerías e incluso en una excavadora, con la misma facilidad con que la transformista Miss Martian, de Diez Titanes, se camufla en cualquier ambiente gracias a su poder de modificar su estructura molecular. Nos resulta difícil detectar a Bolin, porque la pintura de su cuerpo reduce el contraste entre los contornos de su físico y el fondo, mermando así los principios mismos de la inhibición lateral, que nos ayudan a descubrir contornos en otras imágenes.
S E G A M I Y T T E G
D O R B S S I E W D N R E B / S E G A M I Y T T E G
LA CHICA INVISIBLE
Sue Richards, la mujer invisible de los Cuatro Fantásticos, era capaz de manipular las ondas luminosas para hacerse invisible. Este autorretrato de la fotógrafa Laura Williams, de Cambridge, también resulta fantástico: al primer golpe de vista, nuestro cerebro no duda en percibir a la joven como parcialmente invisible en lugar de pensar que se trata de una escena imposible. Todos tenemos modelos mentales del cuerpo humano, por ello concluimos que detrás del marco se sienta una muchacha, en lugar de ver restos desmembrados (una cabeza, unas manos y unas piernas). Sin embargo, la capacidad de nuestro sistema visual para vincular el paisaje del fondo con la imagen del interior del espejo (que debería reflejar lo que se halla por delante de la muchacha y no por detrás) resulta resulta más poderosa que los esquemas esquemas que nuestro cerebro se hace del cuerpo humano. Esta clase de costura perceptiva, que el movimiento alemán de psicología Gestalt dio en llamar «ley de buena continuidad», se impone a los preconceptos del cerebro sobre la forma del cuerpo humano. El resultado es que imaginamos una joven invisible sentada tras un marco vacío, en lugar de un paisaje reflejado en un espejo. 84
S M A I L L I W A R U A L
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ARAÑAS HUMANAS DE A PIE
La instalación interactiva Bâtiment de de Leandro Erhlich, que se mostró en la edición de 2004 del festival La Nuit Blanche, en París, consiste en una fachada cuidadosamente simulada, tendida sobre el suelo. Ante ella se encuentra un gran espejo, que, en el ángulo adecuado, refleja la fachada en vertical, además de a los curiosos que pasan por ahí y que pueden adoptar poses en las que parecen colgar de los repechos de las ventanas o que trepan por la pared cual Spider-Man. Lo mismo que en la obra de Wenner ( véase la página 83), esta ilusión es pura perspectiva, y hace sentir a los visitantes una experiencia imposible y pavorosa.
E T T E I R N E H T E L U A P
Para saber más Asphalt renaissance: The pavement art and 3-D illusions of Kurt Wenner. Kurt
Wenner. Sterling Signature (Sterling Publishing), 2011. Supergods: What masked vigilantes, miraculous mutants, and a sun god from Smallville can teach us about being human. Grant Morrison. Spiegel
& Grau (Random House), 2011. Adaptive neural coding in frontal and parietal cortex.
John Duncan y Earl K. Miller en Principles of Frontal Lobe Function. Segunda edición. Compilación de Donald T. Stuss y Robert T. Knight. Oxford University Press, 2013. The importance of mixed selectivity in complex cognitive tasks. M. Rigotti et al. en Nature, vol. 497, págs. 585-590,
mayo de 2013. Bâtiment. Leandro Erlich. Imagen disponible en la web argentina del artista: www.
SUPERPAPÁ
Bajo el título Papá, tú eres mi superhéroe favorito, la fotógrafa italiana Giulia Pex ha creado una serie de retratos inspirados en el día del padre. Con el objetivo de exponer los superpoderes de su padre cual ella los ve, combina en sus creaciones dibujo, ilustración y fotografía. Los artistas aprenden pronto que una línea en un dibujo o una instantánea constituye una especie de abreviatura visual del contorno de un objeto que percibimos gracias a la inhibición lateral. Además, las neuronas de los primeros estadios del procesado de imágenes no saben distinguir entre un objeto macizo y un marco vacío. En consecuencia, el ojo acepta con rapidez los dibujos lineales, a pesar de que solo ofrecen los bordes de una forma. El esfuerzo adicional para interpretar la imagen puede favorecer que las ilustraciones lineales resulten más vigorosas a nuestro sistema visual, por lo que mantenemos la atención durante más tiempo. En esta imagen, Pex engaña a las «neuronas buscaperfiles» a través del dibujo de una capa con el grado de detalle necesario para hacernos ver a su padre como a un superhéroe.
X E P A I L U I G
leandroerlich.com.ar Dad, you are my favourite superhero. Álbum en línea de Giulia Pex: www.behance. net/gallery/dad-you-are-myfavourite-superhero/9101573
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Susana Martinez-Conde y Stephen L. Macknik investigan en la Universidad estatal de Nueva York. Martinez-Conde dirige el laboratorio de neurociencia integrativa; integrativa; Macknik, el de neurociencia traslacional. 85
RETROSPECTIVA
Historia del cerebro en metáforas Calculadora, red, nube de datos. Según la técnica imperante en cada época, se ha utilizado una u otra metáfora para describir el cerebro y su funcionamiento. Las comparaciones figurativas allanan la comprensión de este órgano tan complejo, mas no duran para siempre GUNNAR GRAH Y ARVIND KUMA
EN SÍNTESIS
Imágenes para el cerebro Desde la antigüedad, filósofos y científicos tratan de describir el funcionamiento del cerebro humano con símiles figurativos.
1
Las metáforas en torno al cerebro son hijas de su tiempo: se inspiran en los avances técnicos de cada época y dejan su impronta en la idea sobre la mente humana.
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Las comparaciones metafóricas contribu yen a la comprensión comprensión de la complejidad del cerebro. Sin embargo, en la medida en que subrayan una propiedad, sustraen otros aspectos que pueden ser igual de esenciales.
3
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E
l cerebro posee una capacidad asombrosa: puede detectar paralelismos entre objetos o conceptos completamente distintos. Esa habilidad resulta esencial para extrapolar desde una situación a otra y orientarse en condiciones cambiantes. De esta manera, nuestra mente trata de comprender y clasificar un fenómeno a partir par tir de conclusiones por analogía. Ese empeño también sucede en el terreno de la neurociencia. Hoy en día se personifica al cerebro: es un órgano que tiene intenciones, deseos y planes. Pero no siempre ha sido así. A lo largo de la historia, las metáforas han mostrado ser medios valiosos en el intento de penetrar en el cerebro. Los sistemas creados por el hombre, pero también en ocasiones los fenómenos naturales, han servido de material de ilustración. En el antiguo Egipto surgió una de las primeras metáforas técnicas en torno al cerebro: su superficie tan plegada recordaba a las personas de aquel entonces la escoria resultante como residuo de la fundición del metal. A su semejanza, consideraban que el tejido que albergaba el cráneo era inútil. Se atribuía mayor mayor importancia a las meninges, posiblemente a raíz de las operaciones cerebrales sencillas que se practicaban en aquella
época y que revelaban que las deformaciones de las meninges persistían tras una lesión. A medida que se desarrollaba la ciencia, aparecían nuevas metáforas que se antojaban más apropiadas. apropiadas. La escuela del médico y erudito griego Hipócrates (ca. 460-370 a.C.) consideraba el cuerpo humano como un sistema controlado por fluidos. En él se mezclaban la bilis negra y la amarilla, la flema y la sangre. Si la relación de estos humores corporales se desequilibraba, aparecían las enfermedades físicas y mentales [véase «Colección hipocrática», por J. M. López Piñero; Mente y cerebro n. o 14, 2005]. En ese período, los ingenieros construían sofisticados dispositivos hidráulicos que presentaban huecos. Por ese motivo, a los griegos, como ya antes a los egipcios, la masa cerebral les parecía carente de interés. Creían que eran las cámaras cerebrales llenas de líquido, los ventrículos, las que desempeñaban un papel mayor en las funciones mentales. En el Renacimiento, los conocimientos técnicos de los antiguos griegos volvieron a ponerse en circulación en Europa central, y sus metáforas cerebrales dominaron aún al principio de la Era Moderna. El filósofo y matemático francés MENTE Y CEREBRO 71 - 2015
N G I S E D R E F F U E N
René Descartes (1596 -1650) también veía en los nervios eferentes, que llevan las órdenes desde el cerebro a los músculos, un sistema hidráulico en funcionamiento, mientras que describía las vías nerviosas aferentes sensoriales como hilos por cuya tensión llegaban al cerebro los estímulos sensoriales. De la misma manera que los griegos, localizaba los procesos cognitivos en los ventrículos, que complementaba con unas válvulas postuladas por él mismo, y definía la glándula pineal como órgano de control del alma. Aunque Descartes edificó sus conocimientos sobre una MENTE Y CEREBRO 71 - 2015
metáfora antigua, anunció el comienzo de una nueva era: su comparación del cuerpo humano con máquinas construidas por el hombre dejó huella hasta nuestra época actual. En el siglo xvii dominaban las descripciones del cerebro como un sistema mecánico. Los movimientos y las vibraciones de partículas formaban la base de los procesos de pensamiento. De esta manera, la interacción de diferentes vibraciones conducía a asociaciones y nuevas ideas. El filósofo británico Herbert Spencer (1820-1903) abogaba por esta representación aún en el siglo xix. Compara-
TÉCNICA BAJO EL CRÁNEO
Ordenador, reloj, diagrama de circuitos eléctricos o Internet. El funcionamiento del cerebro puede simbolizarse de diferentes maneras.
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RETROSPECTIVA EN BREVE
Una metáfora es una expresión que se utiliza para ilustrar un concepto o un objeto, no en su sentido literal, sino en sentido figurado. El matemático Norbert Wiener (1894-1964) fundó bajo el nombre de cibernética la ciencia del control y la regulación de sistemas. Puede aplicarse tanto a las máquinas como a los organismos vivos o a las organizaciones sociales. El matemático inglés y pastor presbiteriano Thomas Bayes (1701-1761) estableció un teorema matemático que permite el cálculo de probabilidades condicionadas. El teorema de Bayes proporcionó un elemento fundamental a la estadística.
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ba los nervios con cuerdas de piano que el espíritu hacía vibrar. Esta idea resulta todavía popular entre los neurocientíficos actuales, aunque hoy se piensa más bien en las oscilaciones de la actividad eléctrica de las neuronas.
Un telar encantado Hasta el siglo xx, las metáforas siguieron inspirándose en los sistemas mecánicos. El neurofisiólogo británico y premio nóbel de medicina Charles Sherrington (1857-1952) comparaba el funcionamiento del cerebro con el de un telar encantado «en el que millones de lanzaderas relampagueantes tejen un patrón que se deshace». Los aparatos constituyen desde siempre una fuente fecunda de metáforas. No obstante, a causa del progreso técnico, deben actualizarse de manera periódica. El filósofo John Searle, nacido en 1932, afirmó en una ocasión: «Durante «Durante mi infancia in fancia siempre se nos aseguraba que el cerebro era una centralita telefónica». ¿Quién querría describir aún hoy el refugio del saber, la personalidad y todas las facultades mentales con una técnica de ayer? El cerebro y sus funciones pueden ilustrarse no solo con metáforas técnicas. La teoría de la evolución de Charles Darwin ( 1809 -1882) y Alfred Wallace (1823 -1913) permitió poner en relación organismos simples con otros altamente evolucionados. Una vez que se descubrieron en el tejido embrionario células nerviosas versátiles, la idea de unidades individuales que forman y disuelven conexiones proporcionó una base orgánica para explicar la memoria y el olvido, la creatividad y la actividad mental. El neurocientífico y cibernético Valentin von Braitenberg (1926 -2011) veía en el comportamiento de los organismos más simples el fundamento de funciones cerebrales complejas. Con ello se situaba en una tradición metafórica que floreció en el siglo xix: los pólipos y las medusas con sus tentáculos proporcionaban una imagen gráfica para el cerebro en intercambio recíproco con su entorno. Esas metáforas no surgieron en competencia con las representaciones técnicas. Más bien coexistían, pues ilustraban diferentes aspectos del sistema nervioso. De este modo, emergía una rama de metáforas completamente nueva; cada una de estas generaba hipótesis detalladas sobre el funcionamiento del cerebro. Una representación metafórica del cerebro importante y que aún hoy se usa con frecuencia es
la del ordenador. El filósofo y matemático alemán Gottfried Wilhelm Leibniz (1646-1716) presuponía que todas las verdades de razón podían reducirse a una forma de cálculo matemático. Doscientos cincuenta años después, la técnica y la ingeniería se aproximaron a las ideas del filósofo: las calculadoras electrónicas dominaban ahora los secretos de la lógica. La metáfora del ordenador se beneficiaba también de las semejanzas en la función de los «componentes», «componentes», es decir, de las simi litudes entre los transistores y las sinapsis: ambos emplean señales eléctricas. Es casi obvio que el cerebro se conciba como una calculadora. Junto a la informática, la investigación cerebral se inspiró, ante todo, en la cibernética. Esta última investiga la regulación de los sistemas, que pueden estar formados por dispositivos automáticos, organismos o grupos de individuos. La cibernética suministra métodos matemáticos para comprender comprender las conexiones entre un estímulo y la respuesta al mismo, así como los procesos cognitivos mediadores. Según esta perspectiva, el cerebro aparece como un sistema dinámico que puede estudiarse con los métodos clásicos de la termodinámica, la mecánica newtoniana y la teoría de circuitos de control. Es decir, su trabajo se basa en la interacción de diferentes áreas cerebrales. La estadística contribuyó a revelar principios de procesamiento de la información. El cerebro se enfrenta a diario con el problema de que no puede confiar al cien por cien en las informaciones de los órganos sensoriales. Los estímulos del entorno no siempre llegan bien ordenados, pueden interferir unos con otros o ser incompletos, y los mismos órganos de los sentidos mezclan ruido estadístico en las señales. Por ello, el cerebro no puede elaborar proposiciones completamente seguras sobre el mundo, sino solo conjeturas justificadas para hacer predicciones y tomar decisiones. Los métodos estadísticos, como el teorema de Bayes, proporcionan en tales casos un valor de probabilidad para atribuir a una observación un hecho determinado [véase «El cerebro bayesiano», por Dominik R. Bach; Mente y cerebro, n.o 69, 2014]. La informática, la cibernética y la neurociencia no iban a unificarse en el siglo xx, pero al menos encontraron encontraron cierta afinidad. Las tres ciencias tratan de descubrir los principios del procesamiento de la información. De esta manera, surgió una rama totalmente novedosa de metáforas. Cada una de estas proporcionaba hipótesis detalladas MENTE Y CEREBRO 71 - 2015
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G I S E D R E F F U E N
sobre el funcionamiento del cerebro. De este modo, las metáforas cerebrales adoptaban un nuevo papel: no solo servían de muleta en la que apoyarse para hablar de un asunto intangible, sino que también proporcionaban ideas para experimentos específicos. El triunfo del ordenador provocó que casi se hundiese una metáfora: el cerebro como red. A finales del siglo xix , cuando el neurocientífico español y premio nóbel de medicina Santiago Ramón y Cajal (1852-1934) analizó la microestructura cerebral se confirmó que se trataba de un sistema de células nerviosas entrelazadas. Al mismo tiempo, las líneas telegráficas se extendían por el continente como una red. Sin embargo, la metáfora de la computadora había ganado tal potencia (pese a que ignoraba una gran parte de la complejidad biológica del cerebro), que la imagen de la red apenas se tuvo en consideración hasta comienzos del siglo xxi. A partir del decenio pasado, cambió el panorama. El concepto de red conquistó numerosas esferas del conocimiento: desde la mecánica cuánMENTE Y CEREBRO 71 - 2015
tica hasta la sociología. El éxito de Internet puede haber impulsado la popularidad de esta metáfora. Este enfoque ha inspirado sobre todo métodos con los que investigar las relaciones entre la actividad de las células nerviosas y las delicadas estructuras reticulares del cerebro. cerebro. Sin embargo, el interés por la computación en la nube, es decir, por la distribución de la capacidad de procesamiento y de memoria en toda una «nube» de ordenadores, puede provocar que pronto se desvanezca otra vez la metáfora de la red. El interés recaerá entonces en el hecho de que ningún área del cerebro produce por sí sola un rendimiento cognitivo, por tanto, es inútil asignar capacidades y propiedades exclusivas a regiones determinadas del cerebro. Los neurocientíficos se preguntarán, sobre todo, cómo se distribuyen las informaciones de los órganos de los sentidos de forma rápida y eficiente en las distintas áreas cerebrales y el modo en que se combinan después de su procesamiento. Karl Pribram, de la Universidad de Georgetown, Georgetown, desarrolló en 1969 otra imagen audaz: el cerebro
ÓRGANO ELÉCTRICO
En el cerebro fluyen las corrientes eléctricas. Por ello es comprensible que se comparen las conexiones neuronales con un diagrama de circuitos eléctricos. Sin embargo, el cerebro puede alterar estas interconexiones en función de las necesidades.
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RETROSPECTIVA
CONEXIONES FLEXIBLES
En la computación en la nube, numerosos ordenadores se conectan unos con otros. La distribución del rendimiento de cálculo y memoria se antoja igual de flexible en el cerebro.
Para saber más The use and abuse of metaphors in the history of brain science. C. U. M. Smith en Journal of the History History of the Neurosciences: Basic and Clinical Perspectives, vol. 2, págs. 283-301, 1993. Analogy and metaphor running Amok: An examination of the use of explanatory devices in neuroscience. K. L. Slaney y M. D. Maraun Theoretical and en Journal of Theoretical Philosophical Psychology , vol. 25, págs. 153-172, 2005. Metaphern für das Gehirn. Eine kognitiv-linguistische Untersuchung. J. Goschler. Frank & Timme, Berlín, 2008.
En nuestro archivo ¡Cuidado con las metáforas! Eleonore Pauwels en IyC , abril de 2014. El lenguaje de la neurociencia. Christian Wolf en MyC n. n. o 70, 2015.
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G I S E D R E F F U E N
holográfico. Los hologramas son patrones de interferencia que se componen de diversas ondas luminosas de diferentes fases y frecuencias. Poseen una gran capacidad capacidad para almacenar al macenar informaciones. El cerebro y el holograma se asemejan en sus capacidades capacidades de almacenamiento y procesamiento, además de en su robustez frente a los daños. Sin embargo, la metáfora del holograma de Pribram apenas logró aceptación.
Pérdida de control de los símbolos ¿Y hoy? La historia de la neurociencia sugiere que también las metáforas de la red y el ordenador darán lugar a nuevas imágenes. Todavía no podemos atisbar cuáles van a ser. Pero una cosa es segura: también entonces las metáforas contribuirán a que hagamos que el cerebro resulte más comprensible. Sin embargo, surge un peligro: en tanto que las metáforas subrayan siempre un solo aspecto, alejan la atención de otros que quizá sean igual de importantes. Kathleen Slaney y Michael Maraun, de la Universidad Simon Fraser de Burnaby, hablan incluso de un «amok de las metáforas». Los psicólogos critican que algunas analogías lingüísticas son ilógicas, difuminan las fronteras entre el cerebro y su propietario o crean más confusión que claridad. Cuando los investigadores hablan de mapas, códigos y representaciones eluden la
cuestión central de quién piensa y actúa. Slaney y Maraun temen que de esa manera, aunque sea de forma involuntaria, continúe viva la idea de que tenemos un «hombrecillo» en la cabeza, el homúnculo. Sin embargo, las metáforas introducidas de modo consciente pueden enriquecer la discusión sobre un fenómeno que resulta difícil de comprender. Incluso pueden impulsar experimentos novedosos. Por consiguiente, las metáforas ejercen más que de muletas mentales en las que necesitamos apoyarnos mientras no hayamos comprendido ciertas cuestiones por completo. Deberíamos sacar el mayor provecho posible de la abundancia de imágenes lingüísticas y, con su ayuda, hablar del cerebro en toda su diversidad.
Gunnar Grah es
doctor en biología y responsable de relaciones públicas del Centro Bernstein de Friburgo y del Grupo de Excelencia BrainLinks-BrainTools de la Universidad de Friburgo. Arvind Kumar dirige dirige equipos de investigación en el Centro Bernstein de Friburgo.
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LIBROS
Plasticidad cerebral De los cambios operados por la escolarización
CEREBRUM. EMERGING IDEAS IN BRAIN SCIENCE. 2013
Prólogo de Bruce S. McEwen. Coordinado por Bill Glovin. Dana Press. Nueva York, 2014.
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on periodicidad anual, Cerebrum invita a un grupo selecto de neurocientíficos para que expongan la situación en que se encuentra su respectivo ámbito de investigación. Del sumario de la última edición merece subrayarse la atención prestada a diversos aspectos que producen una notable repercusión en la sociedad. La neurociencia se ocupa solo del fundamento y desarrollo de procesos cerebrales básicos (lenguaje, aprendizaje y memoria); se interesa también por las interacciones mente-cerebro y la base neuroquímica y hormonal del comportamiento, y aborda los cambios patofisiológicos de enfermedades neurodegenerativas y trastornos de salud mental. No considera ajena la bioética, ni el campo emergente de la neurociencia social. A propósito propósito de esta última, por ejemplo, estudia los receptores de los MENTE Y CEREBRO 71 - 2015
esteroides adrenales, y hormonas sexuales, ciones circula el apotegma de que si algo del hipocampo, una región cerebral impli- es demasiado bello para ser cierto, no cabe cada en la memoria y en la regulación del la menor duda de que es demasiado bello humor. Esas hormonas y sus receptores para ser cierto. Con mayor frecuencia de lo son muy importantes en la conexión del deseable se amañan las cifras. Los números entorno social y físico con las experiencias son un componente característico del quede la vida diaria, conexión en la que el ce- hacer científico y de la exposición de sus rebro constituye el órgano central que resultados. Su interpretación aporta la base nos mantiene relacionados con el medio para las conclusiones. (La revista Science exterior y el medio interior. Se trata de ha incorporado, en un grupo de revisores, hormonas y receptores que nos han per- expertos que criban la fiabilidad de los damitido demostrar la plasticidad plasticidad estructu- tos numéricos.) ral en términos de regeneración sináptica, Para Stephen G. Lisberger, director de remodelación dendrítica y neurogénesis Neurosci Neuroscience ence, ha aflorado una mínima parde regiones cerebrales implicadas en la te de la picaresca. Aun cuando la mayoría regulación del humor, acompañada por de los científicos llevan a cabo su investicambios en la conducta (alteraciones de gación de forma impecable, existe mucho la memoria, humor, toma de decisiones y más fraude del que alcanzan a detectar el flexibilidad cognitiva). Las hormonas y las responsable de las publicaciones y la proexperiencias alteran la expresión génica a pia comunidad científica. Son muchos los través de mecanismos epigenéticos. trabajos que, por falta de infraestructura, La atmósfera actual que envuelve a no pueden repetirse. Menudean las retracla neurociencia no solo vive esperanza- taciones de artículos publicados (que oblida en excelentes posibilidades básicas y gan a su remoción). Algunos fraudes han aplicadas. Se desarrolla en una compe- motivado el despido laboral. tencia feroz por obtener financiación de El juego sucio presenta formas muy dislos proyectos, publicación en las revistas pares: hay quienes crean datos que presten principales, puestos académicos y recono- respaldo a su hipótesis, otros los ajustan de cimientos. Han sonado las alarmas sobre el suerte que resulten estadísticamente sigcrecimiento del fraude entre sus paredes. nificativos o los hagan más contundentes. ¿Hacen trampas los científicos? ¿Por qué? Algunos científicos se apropian de las ideas ¿Son muy pocos los que caen en ese juego de otros, que han conocido en reuniones sucio o los casos recientes descubiertos re- privadas o en informes confidenciales. Más velan apenas la punta del iceberg? de un director de tesis sin escrúpulo preConviene distinguir entre fraude y error. senta como propio el trabajo del becario. Muchas equivocaciones despertaron sos- Fraude muy común es también apropiarse pechas y hubo errores que parecían falsi- de fragmentos de otros autores sin citar ficaciones. Entre los directores de publica- la fuente. Se admite que tal proliferación 91
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de malas artes se debe a la dificultad de detectarlas, no a su inexistencia. De extraordinaria incidencia social son también los mecanismos cerebrales de la lectura, puente principal de incardinación i ncardinación en la comunidad. Nuestra capacidad de leer resulta vital para la vida moderna. Interviene en ella un área cortical visual próxima al área del lenguaje oral. Se trata de una estructura que ha acometido un reciclaje neuronal para adquirir nuevas funciones y conexiones entre áreas corticales, en los 4000 años que llevamos de lenguaje escrito. De la comparación entre personas que saben leer y las analfabetas se desprende el grado de remodelación de las áreas corticales que acompaña a la adquisición de cultura. Aunque existe una notable diversidad de sistemas de escritura en el mundo, observamos una llamativa regularidad que permanece escondida. Siempre que leemos —sea en español, japonés, turco, inglés o ruso— cada uno de nosotros se apoya en redes cerebrales muy parecidas de la corteza visual, que se activa en el cerebro de cada lector. El área en cuestión, a la que se ha dado en llamar cajetín de letras, se excita cuando leemos. Muestra una actividad ante las palabras más intensa que ante otras categorías de estímulos visuales (cuadros, rostros o lugares). Se aloja en el mismo lugar, cualquiera que sea el sujeto, dentro de un mosaico de preferencias ventrales para ciertas categorías de objetos. Si se desconecta o destruye, perdemos selectivamente la capacidad lectora. En el cajetín de nuestro tipógrafo cerebral se concentra buena parte de nuestro conocimiento visual de las letras y sus configuraciones. Constituye un sitio sorprendentemente dentemente hiperespecializad h iperespecializado. o. Alcanza tal grado de rendimiento, que responde incluso ante palabras que no acertamos a reconocer de forma consciente, palabras subliminales. Realiza, además, operaciones muy refinadas que son indispensables para una lectura fluida. Nuestro cajetín de marras es la primera área visual que reconoce que «LEER» y «leer» dibujan la misma palabra, mediante la representación de letras 92
para cambios de mayúscula a minúscula, lo que no es hazaña menor si consideramos que las mayúsculas y minúsculas, de «A» y «a» por ejemplo, guardan escaso parecido. Si está deteriorada o no está conectada debido a una intervención quirúrgica o un infarto cerebral (ictus), el paciente puede desarrollar un síndrome de alexia pura. Quien lo sufre se muestra incapaz de reconocer palabras, rostros, objetos, dígitos o números arábigos. Pero muchos de los pacientes pueden hablar y comprender el lenguaje hablado; pueden incluso escribir; solo su capacidad visual para procesar las secuencias de letras parece drásticamente drásticamente afectada. El cerebro de un adulto que ha pasado por la escuela contiene un circuito especializado para la lectura. Mas ¿cómo es ello posible, habida cuenta de que la lectura es una actividad cultural muy variable y recentísima? El alfabeto tiene unos 4000 años de historia. No ha transcurrido tiempo suficiente para que la evolución darwinista conformara nuestro genoma y adaptara nuestras redes cerebrales a las particularidades de la lectura. ¿Cómo admitir, pues, que poseamos todos un cajetín de letras tan especializado? Para resolver la paradoja hay que abordar el cerebro antes de la escolarización. De acuerdo con la hipótesis del reciclaje neuronal, el cerebro humano contiene mapas corticales altamente organizados que ahorman el aprendizaje subsiguiente. Hemos de dejar de pensar en la cultura humana como si se tratara de una capa social distintiva, libre de variar dentro de unos límites e independiente de nuestra dotación biológica. Antes bien, las invenciones culturales, la escritura, solo son posibles en la medida en que se ajustan a la arquitectura de nuestro cerebro preexistente. Cada objeto cultural debe hallar su n nicho icho neuronal, un conjunto de circuitos que sean suficientemente próximos a la función requerida y suficientemente plásticos para que puedan ser «reciclados». La teoría estipula que las invenciones culturales entrañan siempre el reciclaje de viejas estructuras cerebrales que originalmente la evolución seleccio-
nó para solucionar otro tipo de problemas muy diferente y ahora se las ingenia para adaptarse a una novedosa función cultural. La tesis propuesta es que el acto de lectulec tura se halla estrictamente conformado por arquitecturas cerebrales preexistentes que se habían venido destinando al lenguaje y a la visión. Nuestro cerebro vive sometido a restricciones, de conexión y anatómicas, heredadas en el transcurso evolutivo. evolutivo. La interrelación entre esos condicionamientos múltiples explica por qué la adquisición de la lectura se halla canalizada hasta el punto de constituir un circuito esencialmente único. Por lo que atañe al lenguaje oral, los humanos se apoyan en una red circunscrita de la región temporal superior izquierda y de la región frontal inferior. Puede ponerse de manifiesto con la técnica de resonancia magnética funcional aplicada a bebés de dos meses cuando oyen sentencias cortas en su lengua materna. Incluso a tan tierna edad, la red del lenguaje se encuentra ya lateralizada en el hemisferio izquierdo. La lateralización del lenguaje oral fuerza la lateralización de la lectura. Ahora bien, el área de la forma de la palabra visual se encuentra lateralizada en el mismo hemisferio que el lenguaje hablado: cae típicamente en el hemisferio izquierdo en la mayoría de las personas, pero se desplaza hacia la región occipitotemporal occipitotemporal ventral derecha en los sujetos, muy raros, con sede del lenguaje en el hemisferio derecho. Se supone que eso es así porque la corteza visual v isual temporal ventral se halla muy próxima a las áreas temporales del lenguaje que codifican palabras habladas y sonidos del habla. Otro rasgo del sistema de lectura, la necesidad de discriminar entre imágenes con simetría especular, impone una insólita restricción sobre el sistema visual. Nuestro alfabeto comprende pares de letras tales como «p» y «q» o «b» y «d», semejantes salvo en la inversión izquierdaderecha. Para leer sin tropiezo hemos de discriminar entre ellas porque apuntan a diferentes fonemas. En un estadio anterior al aprendizaje, la corteza inferotemporal de los primates crea una generalización de MENTE Y CEREBRO 71 - 2015
todas las imágenes especulares y las trata como dos estímulos visuales del mismo objeto. Adultos, niños e incluso infantes reconocen de inmediato un objeto al margen de si se percibe su perfil izquierdo o su perfil derecho; en otros primates (monos macacos), las neuronas inferotemporales generalizan imágenes especulares. La investigación ha descubierto un efecto poderoso del aprendizaje de la
lectura sobre la red del procesamiento del lenguaje oral. En las personas escolarizadas, pero no en las analfabetas, la red del lenguaje de la región temporal izquierda y de la región frontal inferior se excitan intensa e idénticamente idénticamente cuando se trata del lenguaje escrito o del lenguaje oral. Eso significa que la adquisición de la lectura nos ofrece acceso, visión mediante, a un sistema de procesamiento
del lenguaje amplio y universal: el mismo circuito de lenguaje que se encuentra ya operativo en los bebés de dos meses de edad. La escritura funciona como un sustituto del habla y acaba por activar las mismas áreas del cerebro. Además, y eso es lo más importante, esa red del lenguaje oral cambia también bajo la influencia de la lectura. —Luis Alonso
Racismo La ciencia al servicio del mito
THE MYTH OF R ACE. THE TROUBLING PERSISTENCE OF AN UNSCIENTIFIC IDEA
Por Robert Wald Sussman. Harvard University Press, Cambridge, Massachusetts, 2014.
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a actitud ante la raza en el pasado persiste en comportamientos políticos y administrativos actuales. Robert Wald Sussman recrea los perfiles de las figuras decisivas que fueron elaborando el concepto de raza y pusieron de manifiesto el sesgo en que cayeron intelectuales y políticos de la sociedad industrial. Con MENTE Y CEREBRO 71 - 2015
trazos no menos firmes, retrata a quienes no se dejaron arrastrar por ese marasmo y supieron percatarse de la diversidad humana. Ni existen ahora razas humanas, ni las hubo nunca. Lo demuestran los estudios sobre variabilidad de las poblaciones humanas. Pese a lo cual, el prejuicio racial y la intolerancia basados en el mito de la raza permanece enquistado en la sociedad occidental. Se clasificaron las razas humanas sobre la base de la variabilidad de los caracteres (color de la piel, color y forma del cabello, color de los ojos, anatomía facial y grupo sanguíneo). En un pasado reciente, diversos científicos dividieron la especie humana entre tres y más de treinta razas, sin éxito. La mayoría de esas razas hipotéticas se habían desarrollado partiendo de supuestos sobre relaciones genéticas y distribución de los genes entre diferentes poblaciones humanas. Para quienes laboran en el terreno de la variabilidad humana no existen razas biológicas entre nosotros, una verdad tan sólida como que la Tierra es redonda y gira
alrededor del Sol. Pese a lo cual, el racismo no ha sido borrado de la faz de la Tierra. En 1942 , Ashley Montagu sustituyó las razas, inexistentes, por clinas. Los caracteres considerados raciales se encuentran distribuidos de forma independiente, de acuerdo con el entorno y factores conductuales. En su mayoría, cada factor o rasgo presenta una distribución distinta de los otros factores. Se trata de rasgos que, por lo común, no dependen de un gen único. Ese tipo de distribución de un carácter se denomina clina en biología. Pensemos en el color de la piel, que está relacionado con la cantidad de radiación solar. La piel obscura la encontramos en África, India y Australia. Sin embargo, otros muchos rasgos genéticos de las poblaciones de esas áreas no se parecen. En 1950, la UNESCO declaraba que todos los seres humanos pertenecen a una misma especie. Añadía que la idea de raza no correspondía correspondía a ninguna realidad, sino que era un mito. Se resumía en ello las investigaciones realizadas en distintos campos, de 93
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la genética a la sociología, pasando por la antropología y la psicología. Desde entonces, las instituciones académicas han ido reiterando, con nuevos datos, esos juicios contrarios a una pretendida base científica o cultural del racismo. Se supone que la raza refleja una historia genética: ¿Quién está emparentado con quién? ¿Cómo evolucionaron las poblaciones a lo largo del tiempo y cuán aisladas quedaron en el pasado? La investigación reciente ha puesto de manifiesto que los humanos han emigrado desde hace 200.000 años. Una emigración que no se produjo en una dirección solo, sino que tuvo recorridos de avance y retroceso. Conforme íbamos evolucionando, nuestros genes se fueron mezclando. Los humanos nos parecemos mucho más en general, que entre individuos de un grupo considerado racial. Aunque muchas personas siguen creyendo que los genes, o series de genes, determinan directamente aspectos de la conducta conducta o de la cognición, la realidad es harto har to más compleja. El gen es un actor más del reparto de un drama que implica interacciones no aditivas de genes, proteínas, hormonas, alimento, experiencia de vida y educación. Comparada la especie humana con otras especies de mamíferos con amplia distribución geográfica, no alcanzamos el umbral de subespecie. Y ello es cierto, aun cuando nos midiéramos con el chimpancé. Aplicando diversos marcadores moleculares, se ha demostrado que el grado de aislamiento entre poblaciones humanas que sería necesario para la constitución de subespecies o razas no se ha alcanzado nunca en los últimos 200 .000 años. Los datos genéticos combinados revelan que desde hace un millón de años hasta los últimos decenios de miles de años, la evolución humana ha estado dominada por dos fuerzas principales: el constante movimiento de poblaciones y las restricciones sobre cruzamientos entre individuos solo en razón de la distancia. ¿A qué atribuir entonces la persistencia de las ideas racistas? En 1974, Richard Popkin escribió un ensayo sobre la historia del racismo en Europa Occidental y los Estados 94
Unidos, desde la Inquisición Española del siglo xv hasta el siglo xvii. Popkin acotó el origen del racismo moderno en dos concepciones dispares sobre la naturaleza del hombre: los preadamitas y la degradación de una especie arquetípica. (Otros prefirieron hablar de poligenismo y monogenismo para referirse a esa polaridad.) Se buscaba con tales hipótesis dar respuesta a una pregunta acuciante en el Renacimiento: ¿procedían los nativos americanos de migraciones de pueblos bíblicos o tenían un origen distinto? Si no descendían de Adán y Eva, sino que venían de otra línea, eran preadamitas. Algunos conquistador c onquistadores es justificaron su trato explotador de los indios porque los consideraban infrahumanos, incapaces de tener ideas abstractas, de administrar su propio mundo, de seguir reglas morales y de ser cristianos. De esas ideas participaron Sepúlveda y Oviedo. En cambio, los frailes dominicos con Montesinos y Bartolomé de Las Casas a la cabeza, se opusieron opusieron de plano a su explotación porque eran tan humanos como los europeos, dotados de razón y voluntad, capaces de realizar el bien, de disfrutar de la belleza y la bondad de las cosas y de aborrecer el mal. La teoría de los preadamitas, o teoría poligenista, tuvo una persistencia secular y se convirtió en dominante mediado el siglo xix. Por su parte, la teoría de la degeneración de la raza afirmaba que todos los humanos habían sido creados por Dios, con Adán y Eva como progenitores primeros. La degeneración fue atribuida por unos al pecado y por otros al clima o las condiciones de vida. Uno de los primeros proponentes de la teoría de la degeneración fue John Locke, filósofo del siglo xvii, que negaba que los derechos humanos no podían aplicarse por igual a todos; y escribía que los indios americanos no sabían gestionar sus tierras adecuadamente. En el siglo xviii, algunos naturalistas se aprestaron a buscar las razones de esa degeneración, convencidos de que los mismos factores que habían inducido el cambio de piel de blanca a obscura escondían los motivos de su inferioridad respecto a los europeos. Charles-Louis de Secondat, Baron de La Brède y de Montes-
quieu, desarrolló una teoría del clima de la degeneración en De L’Esprit L’Esprit des des Loix (1748). Creía que el clima y la geografía afectaban a los temperamentos y las costumbres de los habitantes de un país y, por ende, daba cuenta de las diferencias entre los humanos y sus culturas. El médico y anatomista Johann Friedrich Blumenbach (1752-1840), considerado a menudo padre de la antropología física, fue un monogenista que creía que todos los humanos habían sido creados por Dios. En su disertación De generis humani diversitate, escrita en 1775, se propuso clasificar las variedades de humanos y explicar el significado de sus diferencias físicas y mentales. Pensaba que todos los humanos pertenecían a una misma especie. Defendía también que no existían diferencias tajantes entre grupos y que las supuestas características raciales constituían un continuum de una población a otra. Fue de los primeros que habló de razas, aunque él opinaba que ese tipo de divisiones de grupos eran arbitrarias y solo respondían a un recurso metodológico. Categorizó cinco variedades, asociadas a las cinco regiones principales del mundo: caucasiana, mongol, etíope, americana y malaya. Acuñó el término caucasiano para referirse al tipo europeo, que sería el más bello, el más cercano al hombre originario, a partir del cual derivarían, por degeneración, las demás variedades. Con su The Passing of Great Race , aparecido en 1916 Madison Grant situaba el racismo en el centro del movimiento eugenésico. Allí combinaba conceptos tomados de la vida salvaje, la antropología, la paleontología, las investigaciones sobre los arios, la eugenesia y la genética en una amalgama denominada racismo científico. El libro alcanzó una popularidad extraordinaria. Hitler lo denominaba «mi biblia». Osborn, que firmaba el prólogo, sentenciaba: «En el nuevo mundo que estamos levantando, un mundo de libertad, justicia y humanidad, salvaremos la democracia solo cuando la democracia descubra su propia aristocracia». Grant dividía la humanidad en tres grupos primarios: caucasianos, mongoloiMENTE Y CEREBRO 71 - 2015
des y negroides. A su vez, los caucasianos se dividían en nórdicos, alpinos y mediterráneos. Los nórdicos ocupaban la cúspide de la pureza racial. Los otros dos grupos caucasianos, aunque inferiores a los nórdicos, se hallaban por encima de indios norteamericanos, mongoloides y negros. Grant aprobaba la esclavitud y las políticas de segregación racial. Para él, los inmigrantes en Estados Unidos procedentes de la Europa meridional y oriental, en particular polacos, italianos y judíos, eran decididamente inferiores, en lo físico, mental y moral en comparación con quienes habían entrado con anterioridad, los nórdicos; estos corrían el peligro de ser superados en número por los inferiores raciales. Una de las unidades características e inmutables del racismo científico era la inteligencia. Lewis Terman desarrolló el test de inteligencia Stanford-Binet, antepasado directo de los test de inteligencia empleados en nuestros días. En aplicación del mismo, dividía la edad mental que resultaba de las pruebas por la edad cronológica y lo multiplicaba por 100. Quienes alcanzaban la cifra de 70 se les suponía débiles mentales. En 1917, a los pocos días de la entrada de Estados Unidos en la Guerra, Robert M. M . Yerkes, presidente de la Asociación Norteamericana de Psicología, sugirió la aplicación de tests de inteligencia a la tropa. De la re dacción de los mismos se encargó el propio Yerkes, auxiliado por Terman, Goddard y Brigham, entre otros. Se diseñaron tres tipos de test: para los reclutas con formación, los reclutas analfabetos o los que no sabían inglés y los tests del tipo de Binet para quienes ni siquiera superaban el grupo anterior. Los tests confirmaban las tesis eugenistas sobre la inteligencia inferior de los negros norteamericanos, las clases bajas y determinados grupos inmigrantes. in migrantes. Los eugenistas norteamericanos se percataron de que sus políticas nunca alcanzarían el paso célere que el movimiento estaba tomando en Alemania. Y comenzaron a envidiar a los nazis. Los ideales eugenésicos de Hitler se habían alimentado de los escritos y teorías de Gobineau, Chamberlain y Grant; la «ciencia» de DaMENTE Y CEREBRO 71 - 2015
venport y Laughlin; y los higienistas racia- quiática y los trabajos de Rüdin hasta 1935. les alemanes Ploetz, Baur, Fischer y Lenz. A finales de los veinte, lideró el programa Los focos principales del partido nazi eran de pureza racial de Alemania y preparó el raza y herencia y su objetivo, crear una co- anteproyecto de Ley Nazi de esterilización. munidad nacional alemana genéticamente Había que eliminar a los individuos inadapsaludable y de raza pura. Pero habían sido tados y asociales. La eutanasia constituía inicialmente estos quienes se espejaron en la culminación de una combinación letal los eugenistas norteamericanos. norteamericanos. Lo admi- de subordinación al Führer, economía de tía en 1933 Heinz Curten, quien se enor- guerra y profesionalización llevada al extregullecía de que algunas de las propuestas mo de un autoritarismo científico. En 1935, más radicales de Grant fueran llevadas a la las leyes de Nuremberg definían quién era realidad ahora por el Tercer Reich. judío. A los considerados judíos se les privó Los eugenistas alemanes habían inicia- del derecho de ciudadanía y se les prohibía do un programa de mejora de la salud na- el matrimonio con ciudadanos germanos. cional, que vincularon a la pureza racial. Los judíos no podrían contratar asistentas Alcanzaron su máxima influencia entre menores de 45 años. Fueron expulsados de la administración civil, la universidad y la 1929 y 1932, durante la crisis económica. En 1932 , apenas un tercio de la población investigación. Correrían la misma suerte alemana tenía trabajo. Los eugenistas ase- gitanos, homosexuales, negros y mulatos veraban que solo la eliminación, basada en y otros «desviados sociales». En su Institulas prácticas eugenésicas, de los inadapta- to de Higiene Racial correspondía a Rüdin dos y la selección podría remediar la crisis. determinar quién llevaba sangre judía y en La persona que se convirtió en revulsivo qué cuantía. Vino, como conclusión ineviy catalizador del movimiento eugenésico table, el Holocausto. Terminada la contienalemán fue Alfred Ploetz (1860 -1940). Acu- da, Rüdin fue encarcelado en 1945 por sus ñó el término Rassenhygiene . Fascinado crímenes de guerra, pero fue liberado con con el darwinismo darwin ismo social y profundamente ayuda del Instituto Max Planck. Alegó ser influido por la filosofía monista de Haec- científico, no político. kel, de este tomó la idea de la necesidad de ¿Ha desaparecido el racismo? En abrealzar el estatuto de la élite biológica de la soluto. Se encuentra incluso en algo tan nación. No haría falta exterminar a los dé- anodino como las estadísticas censales. biles si se lograba impedirles el acceso a la En Estados Unidos y otros países los datos reproducción. reproducción. Había escrito escr ito en 1895 Grund- del censo más interesantes son los que delinien einer Rassenhygiene («Elementos de rivan de la pregunta a los ciudadanos sobre una higiene racial»), que ayudó a estable- su raza. En Estados Unidos se viene precer la eugenesia como ciencia en Alemania; guntando desde 1790 sobre el particular. afirmaba aquí que no podía sostenerse ya Nació en un contexto esclavista del siglo que la educación y el progreso económico xviii. Su permanencia constituye un refley social fueran medios para la evolución. jo de una ciencia racial, raci al, hoy absolutamente El 1904 estableció la primera revista mun- desprestigiada. Los criterios raciales surgiedial sobre eugenesia: eugenesia: Archiv Archiv für RassenRassen- und ron para reforzar una jerarquía racial de Gesellschafts-Biologie. Un año después fun- la sociedad, pero ahora se corre el riesgo dó con su cuñado Ernst Rüdin la Sociedad de emplear la raza como estrategia para Alemana de Higiene Racial. Ploetz mantu- la genómica personalizada. Por eso, alguvo una estrecha relación con los eugenistas nos autores, Kenneth Prewitt entre otros, norteamericanos. en What is your race? The census and our Rüdin, psiquiatra y genético, llegaría a flawed efforts to classify americans, publiser uno de los principales arquitectos del cado en 2013, proponen eliminar de los programa médico eugenésico de Hitler. cuestionarios censales las preguntas sobre En 1928, la Fundación Rockfeller financió etnicidad y raza. —Luis Alonso al Instituto Alemán de Investigación Psi95
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EN EL PRÓXIMO NÚMERO. ..
MAYO / JUNIO 2015 2015 – N. N.°°
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PSICOTERAPIA
Música Músi ca que sana s ana Cantar no solo resulta divertido; también beneficia a la salud física y psíquica. Los psicólogos y los médicos han comprobado que participar en un coro ayuda a paliar los síntomas de la depresión y la ansiedad así como a tratar el dolor. Por Elena Bernard
PSICOLOGÍA
Estamos embarazados Algunos futuros padres manifiestan síntomas físicos y psíquicos parecidos a los de su pareja preñada. Se habla del síndrome de Couvade.
Y I K C E V E N H S I V A T I K I N / K C O T S K N I H T
Por Joachim Retzbach Retzbach D T L K U G R E B N E T U G G P I / K C O T S K
NEUROCIENCIA
N I H T
Imágenes perfectas
ADICCIONES
Entrenar hasta la extenuación Las personas adictas al deporte descuidan su vida laboral y personal a cambio de dedicar cada vez más tiempo al entrenamiento físico. Las causas cerebrales de esta conducta podrían hallarse en los mismos procesos neuronales que se dan en la drogadicción. Por Miriam Berger
U R A M U S U T / K C O T S K N I H T
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Se están investiga investigando ndo técnicas fotográficas que imiten el funcionamiento del ojo humano para crear cámaras de gama alta y construir robots más inteligentes. Por Klaus
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