ORTEGA Y GASSET (Texto: El tema de nuestro tiempo) 1. Descripción del contexto histórico-cultural y filosófico que influye en el autor del texto Contexto histórico-cultural José Ortega y Gasset nació en 1883 en el seno de una familia de la alta burguesía madrileña. Fue catedrático en Madrid, pero tuvo que exilarse en 1936 al comenzar la Guerra Civil, y acabó, finalmente, viviendo en Lisboa. Regresó ocasionalmente a España, y en 1955 murió en Madrid. Respecto al contexto histórico, la vida de Ortega se sitúa en uno de los períodos más convulsos de España. Se suceden, tras el desastre del 98, varios regímenes políticos: la monarquía, la dictadura de Primo de Rivera, la proclamación de la II República, el estallido de la Guerra Civil española, y con Ortega exiliado, la dictadura del general Franco. En Europa, tras la 1ª Guerra Mundial y sus secuelas, hay un giro hacia un optimismo con los “felices años veinte”, que marcan el inicio de la prosperidad económica y hegemonía mundial de Estados de Estados Unidos. La aparición de movimientos fascistas y totalitarismos, entre otras razones, provocará el comienzo de la 2ª Guerra Mundial y, posteriormente, la bipolarización del mundo en la Guerra Fría. Ortega, que, al no apoyar ni a la clase obrera y campesinado ni a la derecha, tuvo que exiliarse tras comenzar la Guerra Civil española. Respecto al contexto cultural, este periodo coincide con la Edad de la Plata de la cultura española: Picasso y Sorolla en pintura, Gaudí en arquitectura, Albéniz y Falla en música, el propio Ortega en el campo del pensamiento, y Ramón y Cajal en ciencia. También destacaron en esa época movimientos que aspiraban a resolver los “males de España”, España”, y de los cuales Ortega cogerá el relevo: el regeneracionismo de Joaquín Costa, la renovación pedagógica de Giner de los Ríos, y la “generación del 98” formada 98” formada por diversos poetas; aunque Ortega se identificará más con con la “generación del 14”, en la que junto que junto a otros escritores e intelectuales defe ndió la necesidad d e una modernización y regeneración de Espa ña. Por tanto, la España de las décadas de los años veinte y treinta (antes del comienzo de la Guerra Civil) nos ofrece una minoría, intelectual y artísticamente muy activa y vanguardista, frente a una gran masa de población sumida aún en el analfabetismo, la superstición y la pobreza.
Contexto filosófico La obra de Ortega se sitúa en un momento en que se analiza, desde diferentes movimientos filosóficos europeos, la razón y la filosofía. En Ortega podemos destacar las siguientes influencias: - La tradición filosófica griega: se aprecia en su consideración de la verdad como aletheia (“desvelamiento”) y en su creación de neologismos de origen grecolatino. - La filosofía alemana contemporánea: su pensamiento y filosofía estuvieron influenciados inicialmente por el neokantismo, que abandonó pronto y pasó a participar del idealismo. - El vitalismo de Nietzsche y la fenomenología de Husserl: decisivos para superar ese idealismo, de Nietzsche tomó su concepción perspectivista de la verdad y la defensa de los valores vitales, evitando su irracionalismo (raciovitalismo de Ortega); y de Husserl tomó la preocupación por hacer que la filosofía descansara en un fundamento firme (la conciencia), aunque para Ortega lo será la vida. - Los existencialismos de Heidegger y Sartre: tienen afinidad con la descripción de las categorías de la vida de Ortega, muy cercanas al análisis de Heidegger sobre la existencia humana; con Sartre comparte las ideas de que el ser humano carece de naturaleza (para Ortega la vida es un “quehacer”), y que éste tiene que decidir la vida que ha de vivir. - El historicismo de Dilthey: influyó en su concepto de razón vital e histórica (el ser humano es incomprensible fuera de su vida y de su historia). - El pensamiento y la literatura españoles: Ortega tuvo en cuenta la corriente krausista, movimiento intelectual que proponía la educación como factor de cambio y progreso; y a su vez, Ortega encontró en muchas de las obras clásicas de la literatura española las claves de la idiosincrasia (o característica específica) de la sociedad española.
2. Comentario del texto: a) Explicación de las dos expresiones subrayadas b) Identificación y explicación del contenido del texto Este fragmento pertenece al texto de Ortega y Gasset titulado “La doctrina del punto de vista”, décimo y último capítulo de la obra “El tema de nuestro tiempo” publicada en 1923. En “El tema de nuestro tiempo”, con “nuestro tiempo” Ortega tiempo” Ortega se refiere a la época que empieza con él y su generación, la del 14. Su generación tiene un tema que Ortega formula en su obra: sustituir la razón pura por una razón vital, cambiar la relación entre vida y cultura y mostrar que la cultura ha de servir a la vida. La doctrina del punto de vista, o perspectivismo, es el nombre con el que Ortega se refiere a su posición filosófica sobre el conocimiento y la realidad: afirma que cada uno somos “yo y mi circunstancia”, circunstancia”, por lo tanto, el conocimiento viene dado desde un punto de vista. Un breve resumen de “La doctrina del punto de vista” sería: vista” sería: empieza hablando sobre el racionalismo, que olvidó al yo inventando una cultura abstracta (culturalismo), y el relativismo, que se centró en el yo y olvidó la cultura (vitalismo), por eso ambas posiciones deben superarse; después explica el conocimiento racionalista (el sujeto capta la verdad absoluta) y el relativista (el ser humano deforma la realidad al intentar captarla), cómo superarlos, y un ejemplo de percepción (todos captamos una parte de la realidad, parcial, pero es verdadera); sigue con una exposición de su propuesta: la verdad y la realidad son históricas (todos captan parte de la realidad, así que esta y la verdad se hacen históricas), la verdad y realidad son perspectivas (las perspectivas no son un obstáculo para conocer la realidad), y nombra los errores del relativismo y racionalismo (el relativismo erró al comparar punto de vista con imposibilidad de conocimiento verdadero, y el racionalismo erró al pensar que el sujeto es capaz de un conocimiento absoluto); continúa con una crítica a la filosofía: la considera utópica (buscó un sujeto sin perspectiva), primitiva (olvidó el punto de vista del sujeto), sujeto), y ha confundido los límites de “su” mundo (horizonte) con los límites de “el” mundo; y finaliza con su consideración de que la que la vida y la historia son los únicos medios para la captar verdad (que es vital e histórica), y que todas las perspectivas se complementan (la verdad completa se alcanzaría uniendo todas las verdades parciales que dan las infinitas perspectivas). Este fragmente pertenece concretamente a……
c) Justificación desde la posición filosófica del autor
Para profundizar en este fragmento es necesario analizar la crítica orteguiana al racionalismo y el relativismo, así como su intento de dar respuesta a lo que califica “el tema de nuestro tiempo”: la superación de la razón pura. Ortega comienza haciendo una crítica a dos pensamientos de la filosofía: al relativismo, que es un pensamiento que se centra en el yo olvidando la cultura, y asume que el ser humano deforma la realidad al intentar captarla; y al racionalismo, que es un pensamiento que olvida al yo concreto, inventando un sujeto y una cultura abstractos, y considera que el sujeto puede captar la verdad absoluta. Ese yo no puede existir fuera del mundo, no se puede hablar de cosas sin un yo que las conoce ni viceversa. Para superar ese sujeto abstracto del racionalismo y el escepticismo de los relativistas, Ortega propone el perspectivismo o su doctrina del punto de vista. Esta es una teoría del conocimiento y la realidad: la realidad tiene infinitas perspectivas que se pueden conocer desde cualquier punto de vista propio de cada sujeto, aunque cada uno accederá a una verdad relativa. Ortega considera que la realidad tiene múltiples caras y perspectivas, por ello, la perspectiva falsa es aquella que se cree única. La realidad y la verdad completas serían la suma de tantas perspectivas o puntos de vista haya como seres humanos existan. El error racionalista es haber olvidado que cada sujeto es un punto de vista, y el relativista es haber olvidado que la realidad es perspectiva. Por ello, Ortega afirma “yo soy yo y mi circunstancia, y si no la salvo a ella no me puedo salvar a mí”. La circunstancia es todo lo que me rodea: posición social, cultura, historia…, es todo lo que me condiciona pero no me determina. Me proporciona posibilidades de vida, acción y conocimiento. Si cambia la circunstancia también cambia el yo. Por ejemplo, Ortega valora para el conocimiento las ciencias, sin embargo, afirma que la ciencia es sólo un punto de vista más, y no es el único. No existe una perspectiva universal. El hombre, por ello, no tiene naturaleza, sino que tiene historia. Para Ortega, la concepción de la razón como razón pura es la causa de los dos grandes errores de la filosofía moderna: el culturalismo y el vitalismo. El culturalismo es la corriente que, por insistir en la importancia de la cultura, olvida que el origen de la misma es la vida. Así, ignora que la verdad no puede existir si no surge de la sinceridad, que el bien carece de sentido si no lleva a la acción y que lo bello se convierte en vacío si no deleita. Por lo tanto, el culturalismo define un tipo de cultura que no dice nada al individuo de su tiempo, quien por eso la rechaza. En sentido contrario, el vitalismo apuesta por la vida como única realidad, los únicos valores reales son los vitales, y sostiene que la cultura debe someterse a la vida. Pero Ortega critica al culturalismo al defender que la cultura tiene que ser vital, y al vitalismo, al subrayar que la vida no es la única realidad, e intenta superarlos y evoluciona hacia un pensamiento que rechaza ese vitalismo y culturalismo y busca conciliar la vida y la razón, la vida y la cultura, sin subordinar la una a la otra, en el cual la vida es el tema principal, y la razón es el instrumento fundamental para vivirla: es su raciovitalismo. Al vínculo entre razón y vida, Ortega lo llama razón vital. La vida es una realidad radical, y por ello es lo que somos, y lo que somos, según Ortega, es lo que hacemos. La vida es lo primordial. Ortega nombra unas categorías de la vida necesarias para comprender la vida: Vivir es encontrarse en el mundo: vivir es unirse en el mundo. Vida y circunstaci se influyen y relacionan. Vivir es estar ocupado en algo: nos ocupamos de algo para algo. La vida no está prefijada: el azar está presente, por lo que es imprevisión. Pero también es anticipación y proyecto, por lo que es futurición. La vida nos ofrece posibilidades: entre las que necesariamente tenemos que elegir. Vivir es decidir, y decidir conlleva ser responsable. El hombre vive en mitad de la historia. El hombre no tiene naturaleza, sino historia: es lo que Ortega llama razón histórica. La vida no es estática o inmutable, sino que las cosas cambian y con ellas mi vida: es devenir; nunca parte de cero, sino que ya tiene una historia detrás y está relacionada con una circunstancia histórica. Ortega afirma que no podemos vivir el futuro sin conocer el pasado, y que razón, vida e historia son inseparables y necesarias para la futurición del hombre. Ortega también introduce el concepto de generación: cada época está marcada por una determinada forma de enfrentarse al mundo y una determinada forma de vida (creencias, ideas). En cada época conviven tres generaciones: jóvenes, adultos y viejos, por tanto, una generación es un grupo de personas con cierta sensibilidad vital. Para Ortega, la sociedad se articula en una determinada élite (referente moral y dirige a la masa) y la masa (grupo amplio de personas que obedece a la élite).
3. Relación del tema o del autor elegido con otra posición filosófica y valoración razonada de su actualidad Relación con Nietzsche Las posiciones filosóficas de Ortega y Nietzsche se encuentran muy cercanas cronológicamente. En el plano ontológico: para Nietzsche no hay más realidad que la vida, que se caracteriza por ser devenir, cambio, evolución; la realidad para cada hombre es su vida, por lo que esta realidad es perspectiva, relativa e irracional. En cambio, Ortega acepta el perspectivismo de Nietzsche, pero despojándolo de su relativismo e irracionalismo, ya que para él el perspectivismo es el principio organizador de la realidad, fruto de la suma de las diferentes perspectivas de los seres humanos. También los dos tienen una idea distinta del tiempo: para Nietzsche el tiempo es cíclico: su hipótesis del eterno retorno, donde el tiempo es infinito y todos los acontecimientos se repiten eternamente; mientras que para Ortega el tiempo sólo puede ser entendido de un modo lineal (vivir es proyección al futuro hecha desde el presente a partir de éste y del pasado). En el plano epistemológico: Nietzsche defiende que no existe ninguna verdad absoluta y que la razón nos engaña porque nos presenta un mundo estático, inmutable; cualquier intento de superar lo concreto supone la destrucción de la realidad: el irracionalismo; y para él, los sentidos son el único instrumento válido de conocimiento, por tanto el conocimiento es relativo a cada persona: el relativismo. Sin embargo, Ortega se aleja de este irracionalismo y relativismo y propone una concepción perspectivista, donde cada persona sí conoce desde su punto de vista, pero esto no le impide acceder a la verdad, ya que lo que conoce es verdadero aunque no toda la verdad: la verdad es una pero se puede expresar de distintas maneras; por tanto, la realidad y la verdad completas nunca se podrán conocer porque tienen tantas perspectivas como seres humanos hay. En el plano antropológico: para Nietzsche, la filosofía tradicional ha antepuesto la razón en detrimento de los sentidos e instintos, lo que ha provocado la decadencia de Occidente; pero para él, la vida humana es sobre todo instinto (lo dionisíaco), por lo que el ser humano tiene que ejecutar sus instintos y sus valores vitales: el vitalismo. En cambio, Ortega critica este vitalismo que sería el causante del “culturalismo” que acabaría con la propia cultura (esa “balsa” que construye el ser humano para salvarse del “naufragio de la vida”): el ser humano no puede prescindir de la cultura, de querer actuar bien, de querer conocer la verdad, de querer contemplar lo bello; por tanto, Ortega intenta conciliar la razón con la vida o instintos, sin subordinar la una a la otra, y esta conciliación de vida y razón, de vida y cultura, Ortega la llama raciovitalismo.
Valoración razonada de su actualidad
La filosofía de Ortega ha influido notablemente en el pensamiento español del siglo XX. Ortega, casi partiendo de cero, crea una tradición filosófica en España - El papel de la cultura y la educación: Ortega critica el culturalismo, la concepción racionalista de la cultura. Para él, la cultura o surge de inquietudes e intereses vitales o se convierte en algo falso y extraño al hombre, que este abandonará, por tanto, la cultura debe incluir contenidos que el hombre en cada época sienta como fruto de su tendencia a la verdad, el bien y la belleza. Hoy se critica un alejamiento de la sociedad de los contenidos culturales tradicionales, una especie de "desalfabetización". ¿No se estarán ofreciendo unos contenidos culturales agarrotados por la acción de una razón que ha olvidado lo vital? ¿No deberíamos analizar la vida del hombre actual e identificar el tipo de preguntas que surgen de ella? La reflexión de Ortega sobre el lugar de la cultura y su relación con la vida siguen vigentes. Lo anterior puede aplicarse a la Administración, al elegir los contenidos curriculares que deben enseñarse. ¿Tiene sentido proponer contenidos que no dicen nada a quienes deberían interesarse por ellos? Esta posición podría ser una expresión del culturalismo criticado por Ortega. - El papel de la vida política: la vida política de su tiempo, oligárquica y caciquil, expulsa a la sociedad a la que no da respuestas ni deja participar. Hoy hablamos de la "clase política", grupo de "profesionales de la política" que parecen ocuparse más de sus propios asuntos que de los que preocupan a la sociedad. La consecuencia suele ser el desinterés de los ciudadanos por la política, que vemos en la baja participación ciudadana en partidos políticos, sindicatos o consultas electorales; o el auge de organizaciones políticas alejadas de los partidos tradicionales: ONGs. Por ello, las críticas de Ortega a la vida política, una política alejada de la vida, así como sus propuestas de superación, siguen vigentes. - Relaciones internacionales: según Ortega, la verdad total solo surgirá de la unión de las verdades parciales dadas por todas las perspectivas: todos tenemos algo que decir porque toda vida es un punto de vista independiente de cada persona. Todos, individuos, pueblos, culturas, desde nuestra perspectiva tenemos derecho a participar en el diálogo y la toma de decisiones internacionalmente. Es necesario crear sistemas que permitan la participación y el encuentro entre individuos, pueblos y culturas. - El valor de la historia: en todo momento histórico el hombre ha encontrado una parte de verdad que en posteriores momentos históricos ha olvidado. Su conocimiento nos acercará a partes de la verdad a las que nuestra circunstancia nos impide acceder. La historia es, por tanto, un medio para el enriquecimiento personal y social. En el siglo XX, ya desde sus inicios, se han producido una serie de cambios de todo tipo y de forma acelerada (sociales, urbanísticos, trabajo, familia, etc.) Todos estos cambios influyen no solo en nuestro mundo, sino también en nuestro horizonte. Si el horizonte cambia, cambia el sentido que las cosas tienen en el mundo.