1. 5 CUENTOS LA OVEJA NEGRA- AUGUSTO MONTERROSO
En un lejano país existió hace muchos años una Oveja negra. Fue fusilada. Un siglo después, el rebaño arrepentido le levantó una estatua ecuestre que quedó muy bien en el parque. Así, en lo sucesivo, cada vez que aparecían ovejas negras eran rápidamente pasadas por las armas para que las futuras generaciones de ovejas comunes y corrientes pudieran ejercitarse también en la escultura. EL BURRO Y LA FLAUTA- AUGUSTO MONTERROSO
Tirada en el campo estaba desde hacía tiempo una Flauta que ya nadie tocaba, hasta que un día un Burro que paseaba por ahí resopló fuerte sobre ella haciéndola producir el sonido más dulce de su vida, es decir, de la vida del Burro y de la Flauta. Incapaces de comprender lo que había pasado, pues la racionalidad no era su fuerte y ambos creían en la racionalidad, se separaron presurosos, avergonzados de lo mejor que el uno y el otro habían hecho durante su triste existencia. FIN EL ELIPSE- AUGUSTO MONTERROSO
Cuando fray Bartolomé Arrazola se sintió perdido aceptó que ya nada podría salvarlo. La selva poderosa de Guatemala lo había apresado, implacable y definitiva. Ante su ignorancia topográfica se sentó con tranquilidad a esperar la muerte. Quiso morir allí, sin ninguna esperanza, aislado, con el pensamiento fijo en la España distante, particularmente en el convento de los Abrojos, donde Carlos Quinto condescendiera una vez a bajar de su eminencia para decirle que confiaba en el celo religioso de su labor redentora. Al despertar se encontró rodeado por un grupo de indígenas de rostro impasible que se disponían a sacrificarlo ante un altar, un altar que a Bartolomé le pareció como el lecho en que descansaría, al fin, de sus temores, de su destino, de sí mismo. Tres años en el país le habían conferido un mediano dominio de las lenguas nativas. Intentó algo. Dijo algunas palabras que fueron comprendidas. Entonces floreció en él una idea que tuvo por digna de su talento y de su cultura universal y de su arduo conocimiento de Aristóteles. Recordó que para ese día se esperaba un eclipse total de sol. Y dispuso, en lo más íntimo, valerse de aquel conocimiento para engañar a sus opresores y salvar la vida. -Si me matáis -les dijo- puedo hacer que el sol se oscurezca en su altura. Los indígenas lo miraron fijamente y Bartolomé sorprendió la incredulidad en sus ojos. Vio que se produjo un pequeño consejo, y esperó confiado, no sin cierto desdén.
Dos horas después el corazón de fray Bartolomé Arrazola chorreaba su sangre vehemente sobre la piedra de los sacrificios (brillante bajo la opaca luz de un sol eclipsado), mientras uno de los indígenas recitaba sin ninguna inflexión de voz, sin prisa, una por una, las infinitas fechas en que se producirían eclipses solares y lunares, que los astrónomos de la comunidad maya habían previsto y anotado en sus códices sin la valiosa ayuda de Aristóteles. FIN EL GRILLO MAESTRO- AUGUSTO MONTERROSO
Allá en tiempos muy remotos, un día de los más calurosos del invierno, el Director de la Escuela entró sorpresivamente al aula en que el Grillo daba a los Grillitos su clase sobre el arte de cantar, precisamente en el momento de la exposición en que les explicaba que la voz del Grillo era la mejor y la más bella entre todas las voces, pues se producía mediante el adecuado frotamiento de las alas contra los costados, en tanto que los pájaros cantaban tan mal porque se empeñaban en hacerlo con la garganta, evidentemente el órgano del cuerpo humano menos indicado para emitir sonidos dulces y armoniosos. Al escuchar aquello, el Director, que era un Grillo muy viejo y muy sabio, asintió varias veces con la cabeza y se retiró, satisfecho de que en la Escuela todo siguiera como en sus tiempos. FIN LA TORTUGA Y AQUILES- AUGUSTO MONTERROSO
Por fin, según el cable, la semana pasada la tortuga llegó a la meta. En rueda de prensa declaró modestamente que siempre temió perder, pues su contrincante le pisó todo el tiempo los talones. En efecto, una diezmiltrillonésima de segundo después, como una flecha y maldiciendo a Zenón de Elea, llegó Aquiles. FIN
2. 5 POEMAS SALVACION. MARCO ANTONIO MORALES
De mi fantasía cuando es exagerada me salva salir a la calle, caminar, caminar, ver a las gentes, entrar a mercados, pasear por parques, platicar en las tiendas. De lo difícil que me es compartir tanto tiempo con las gentes me salvan la soledad, la reflexión, la lectura. De la muerte me salva el infinito de los universos. De la mentira me salva la verdad. De mi ira, de mi odio que también los tengo me salvan la auto-critica, el análisis de mi persona, la terapia de los amigos, la compañía de una mujer que me quiera. De la cruel realidad que a diario informan los diarios me salvan la esperanza, la luz del Sol, Dios y mi poema.
EXORDIO. ROLANDO ROSALES
Te pido, palurdo, de la manera más amable, que ya no me jodas con tus palabras ambiguas, ni tus chistes de mal gusto, ni tu intolerancia. De la manera más amable, les pido, señores, que no me toquen la puerta al estilo de la canción " Who can it be now", porque no respondo; o mejor, si les respondo, será en el clave Morse que mi puño predica. Ya no me voy a picar el hígado con los palurdos, pienso. Lo malo es que siempre vuelven. El sueño se me llena de espectros descarnados, visión horrorosa, por culpa de las ideas de ultratumba que se predican en los atrios. Yo trato de convencer a los finados que ya están bien muertos, y que la cimitarra con la que la muerte se pasea hace tiempo ya que les rebanó el cogote. Mi alma es tan grande, como un universo. Hasta hay espacio para un cementerio, donde entierro mis enojos, donde entierro el fastidio y el tedio. A MI BELLA HIJA IZABELLA- ALEJANDRO RICCI
Mi niña querida mi razón en esta vida mi Izabella amada mi hija adorada. Sé que te dirán que te he dejado pero el que yo me haya alejado no significa que no te he amado . Eres mi alegría mi pensamiento noche y día mi hija amada al estar lejos de ti me doy cuenta cuanto te amo, dicen que no se compara el amor de una madre y es porque no saben cuánto ama un padre. Mi hija adorada, sólo espero que algún día vuelva a ver tu mirada estar junto a ti y encontrar el perdón por separarme así, jamás te he
dejado, vivo día a día soñando estar a tu lado, verte crecer, enseñarte a caminar escucharte hablar verte descansar. Con Mucho Cariño Y Admiración. Alejandro Ricci QUIERO -KAROLAY MEJIA No quiero dárselo a nadie pero quiero que conozcan los demás que es mio, quiero que sigan siendo esa suave nube Quiero que sea mi amanecer y atardecer pintada con los colores del arco iris. Quiero que sigan siendo sus brazos los que estén alrededor de mi cintura quiero que siga siendo su mirada la que me indique amor quiero que de la señal de volar lejos, quiero que sus manos me digan cuanto me ama. Quiero que la lujuria y la pasión nos conduzcan, quiero que los besos y las caricias nos eleven a un fascinante encuentro de amor, quiero estar junto a él a diario y a cada momento, quiero caminar junto a él a nuestro destino.
RETRATO DE ABUELOS- MIGUEL ANGEL ASTURIAS
Recuerdo que en los días rosados de mi infancia, la abuela(¿de quién son los abuelos?, ¿de los niños?), solía por las noches, cuando la tibia instancia parecía una caja de dulces de la luna, contar historias viejas. Hoy ya no sé ninguna. Abriendo lentamente los cofres de mi abuelo, me daba a que besara la hoja de su espada. Guardaba ha muchos años un relojón de plata, una bandera blanca y azul color de cielo, la estrella de una espuela y un lazo de corbata. Conservo esos recuerdos que me legó de un hombre y tengo en las reliquias de mis antepasados la historia de mi casa, la gloria de mi nombre, y guardo en esos cofres que siempre están abiertos el retrato de bodas de mis abuelos muertos.