39. EL LENGUAJE MORAL. FORMA Y JUSTIFICACIÓN DE LOS JUICIOS MORALES.
ÍNDICE.
Introducción. Ética analítica. Principales autores éticos analíticos. o George Edward Moore. En los Princpia ethica. o Wittgenstein. En el Tractatus (y en la Conferencia sobre ética). En las Investigaciones filosóficas. o Emotivismo. Ayer. Stevenson. Críticas al emotivismo. o El prescriptivismo de hare. La lógica del lenguaje moral. o La falacia naturalista. o Lógica deóntica. El silogismo práctico. Bibliografía.
INTRODUCCIÓN. En el primer apartado realizaré una exposición general sobre la ética analítica. En el segundo, expondré las concepciones que sobre el lenguaje moral y su justificación han tenido los principales representantes de la ética analítica. En el tercero, desarrollaré el asunto de la lógica formal del lenguaje moral.
ÉTICA ANALÍTICA. La ética analítica es la filosofía moral propia de la filosofía o corriente analítica. La ética analítica tiene su fundador en Moore, que además es considerado como uno de los fundadores (junto a Russell y Wittgenstein) de la filosofía analítica en general. La filosofía analítica es, como su nombre indica, una filosofía consistente en el análisis del lenguaje. De acuerdo a esto, más avanzado el siglo XX, los filósofos analíticos introdujeron la noción de metaética.
Distinguieron entre ética y metaética. La ética sería como lo que otros entienden por moral, es decir, las concepciones morales concretas que adoptan los grupos y los individuos para guiar su conducta. La metaética sería la filosofía moral entendida como análisis del lenguaje moral y de la lógica de sus razonamientos. La metaética pretende ser axiológicamente neutral, a diferencia de la ética, cuyo objetivo sería fundamentar y justificar los juicios morales; pretende limitarse a analizar el lenguaje moral sin prescribir o posicionarse al respecto. La ética analítica no ha sido una escuela o disciplina unitarias, sino que ha dado lugar a varios tipos de teorías éticas. Pueden distinguirse: a) Cognitivismo. El lenguaje moral posee sentido y carácter cognitivo. a.1. Naturalismo. Reduce las expresiones morales a expresiones factuales, sobre hechos. Especialmente representado por Mill (aunque no pertenezca propiamente a la filosofía analítica). a.2. No naturalismo o intuicionismo. Tiene su padre fundador en Moore. También: W. D. Ross, H. A. Prichard, etc. b) No cognitivismo. Tiene su padre fundador en el Wittgenstein del Tractatus. b.1. Emotivismo. Principales representantes: Ayer, Stevenson. b.2. Prescripcionismo. R. M. Hare.
PRINCIPALES AUTORES ÉTICOS ANALÍTICOS. GEORGE EDWARD MOORE. En los Principia ethica. Moore distinguió entre éticas naturalistas y éticas no-naturalistas. Las éticas naturalistas son aquellas que reducen lo moral a lo factual, concretamente, reducen la noción de “bueno” a un hecho propio de las ciencias naturales o de la psicología (de ahí lo de naturalista), o incluso de la metafísica. Pero esta reducción es incorrecta, comete lo que Moore denominó “falacia naturalista”. La noción de “bueno” es indefinible al ser una cualidad simple (como el color amarillo), no es descomponible o analizable en cosas más simples. Esto implica que no pueda ser absolutamente analogizable a otra cosa que no sea ella misma, y desde luego no puede ser identificada con un hecho natural. Si lo bueno fuera sinónimo de otra cosa natural como, por ejemplo, la felicidad, entonces sería absurdo decir que la felicidad es buena, sería una redundancia, una mera tautología; pero no ocurre así, plantearse la bondad de las cosas naturales posee pleno sentido, por lo tanto la noción de bueno es algo diferente de lo demás, con sentido propio irreductible. El reduccionismo naturalista acaba con toda la especificidad de los términos morales. La falacia naturalista de Moore sigue a la falacia naturalista de Hume, la imposibilidad de inferir enunciados normativos de enunciado factuales. En cuanto que lo bueno es simplicísimo y primario, inanalizable, también es indefinible, no se puede definir atendiendo a las partes que lo constituyen; lo que implica que “bueno” es algo que solo puede ser aprehendido por intuición moral.
Otros términos éticos no son simples, son analizables y reducibles a la noción de bien, que es la noción fundamental a la que remiten todas las otras nociones morales. Por ello el deber no es objeto de intuición y sí se puede argumentar a favor de un planteamiento moral.
H. A Prichard hizo extensivos los análisis de Moore ha otros conceptos morales: el deber, lo justo, etc.
WITTGENSTEIN. Tractatus (y Conferencia sobre ética). En el T se pueden observar ciertos antecedentes de la teoría verificacionista del significado. Una proposición tiene sentido en cuanto que figura o representa un estado de cosas. El sentido de una proposición reside en figurar lo que sucede o acontece o no, en representar lo que es o no es. No puede haber otros tipos de sentidos (ej.: valorativos, normativos, finales, etc.) que no sean factuales; porque son sentidos que trascienden el mundo al no ser hechos, y por lo tanto, al estar fuera del mundo no se puede hablar o pensar nada sobre ellos; si no trascendieran el mundo serían unos hechos más entre otros cualquiera, para W todos los hechos tienen el mismo valor por lo que en tal caso tales hechos no poseerían privilegio alguno sobre los demás. Una expresión de valor o normativa no es una proposición sobre un estado de cosas. Por lo tanto, las expresiones de valor no tienen sentido. Las proposiciones éticas, estéticas y religiosas no son posibles. La ética (como la lógica) pertenece a lo que se muestra así mismo. [Interpretación. En W hay cierta incoherencia entre su factualismo y su dualismo posibilista. En algunas ocasiones defiende una dualidad de esferas: una la de los hechos, y otra, la los estados de cosas posibles pero no actuales o factuales. En otras ocasiones se reduce a un factualismo absoluto; en éste se basa para negar otras esferas de sentido que no sean la factual.]
En las Investigaciones filosóficas. El lenguaje moral, por ejemplo el prescriptivo, ya no se considera en función al lenguaje factual o descriptivo, sino que ahora es un juego de lenguaje entre otros con sus propias reglas de uso.
EMOTIVISMO. El emotivismo tiene cierta ascendencia en las éticas anglosajonas del sentimiento moral. También en el verificacionismo de Carnap hay una influencia directa en el emotivismo. Los máximos representantes del emotivismo, y sus padres sensu stricto, son: Ayer y Stevenson.
Alfred Ayer. Siguiendo el verificacionismo Ayer diferencia entre dos tipos de proposiciones: a) Proposiciones propiamente dichas, con contenido significativo o cognoscitivo, se refieren a algo factual, a un hecho, son verificables, por lo que son susceptibles de ser verdaderas o falsas. b) Pseudoproposiciones, no tienen un contenido significativo o cognoscitivo, no se refieren a ningún hecho, por lo que no son ni verdaderas ni falsas, solo expresan emociones. Las proposiciones morales son pseudoproposiciones, solo expresan emociones. Estas emociones serían las de aprobación/desaprobación. Ej.: decir que “matar está mal” solo expresa el sentimiento de repulsa y desaprobación con respecto al asesinato. No se puede encontrar en la realidad factual ninguna prescripción o valoración; toda proposición referida a los hechos es descriptiva.
Charles Stevenson. Stevenson defiende un emotivismo más sofisticado que el de Ayer (al que se adhirió éste posteriormente). S no sigue una teoría semántica referencialista sino pragmatista, según la cual diferencia entre dos significados de acuerdo a dos usos lingüísticos: a) Descriptivo, por el cual se expresan creencias y contenido cognitivo. b) Emotivo, por el cual se expresan emociones y actitudes y se intenta persuadir al oyente de que comparta las mismas apreciaciones. Una proposición moral implica ambos usos; pero teniendo en cuenta la mayor importancia del uso emotivo-persuasivo, ya que de lo que se trata con el lenguaje moral es de persuadir al oyente para que comparta una actitud ante algo. En la proposición “A dice que x es bueno” se dan ambos usos: por una parte se describe que es bueno, se expresa la creencia del hablante sobre que es bueno, y por otra parte se expresa una aprobación sobre algo mediante el calificativo “bueno” con el fin de persuadir al oyente para que adopte la misma actitud emocional o de aprobación. Además, la palabra “bueno” es especialmente adecuada para el uso emotivo del lenguaje moral, ya que tiene una carga histórica y tradicional muy grande de emotividad que permite cumplir con este uso fácilmente.
Críticas al emotivismo. Entre las muchas críticas que se han hecho al emotivismo hay que destacar tres: a) No capta adecuadamente el significado de los términos morales, que no pueden ser identificados sin más con emociones. b) No es capaz de dar razones o justificaciones de la moral; persuadir a alguien de algo no es dar razones (lo que acerca al emotivismo a una especie de técnica retórica al estilo de la usada habitualmente en ciertas prácticas políticas). c) Cae en un subjetivismo que va contra la caracterización básica de la moral como universal.
EL PRESCRIPTIVISMO DE HARE. Para Hare, el lenguaje valorativo puede ser prescriptivo (en el sentido de guiar o prescribir las acciones humanas), y el lenguaje prescriptivo puede ser lenguaje moral, éste es un tipo de lenguaje prescriptivo. Los juicios morales se diferencian de otros prescriptivos en que son universales (e imparciales) y susceptibles de ser razonados o justificados. Por coherencia lógica, el término “bueno” es algo que se aplica a todo aquello que puede formar parte de la clase definida por ese término; si no lo hiciera así estaría actuando incoherentemente. Esto quiere decir que lo bueno lo es universalmente, y que la prescripción de actuar bien es universal. Para Hare sería contradictorio que por ejemplo la pena de muerte fuera buena para los demás y no para mí mismo; en moral no se admite la parcialidad. Toda valoración moral es susceptible de razonamiento e implica una prescripción. Cuando se pregunta porque algo es bueno, esto conduce a una cadena de razonamientos que acaban en unos principios prescriptivos, de acuerdo a los cuales se realiza la valoración moral. De esta manera Hare inserta el lenguaje descriptivo en el moral, ya que la cadena de proposiciones que describen lo que es bueno siempre remiten a una prescripción última; y de esta manera, para Hare, la prescripción es anterior, lógicamente, a la descripción.
2. LA LÓGICA DEL LENGUAJE MORAL. LA FALACIA NATURALISTA. Con la falacia naturalista queda establecida la distinción entre ser y deber, entre lenguaje factual y lenguaje normativo. Por ello la lógica del lenguaje moral será una lógica del lenguaje normativo, una lógica deóntica.
LÓGICA DEÓNTICA. Tiene su antecesor en Bentham. Algunos de sus representantes más emblemáticos son: Toulmin, Hare, Hintikka, G. H. von Wright. Estos autores, al margen de polémicas pasadas, asumen que el lenguaje moral es principalmente prescriptivo; por lo que la lógica de este lenguaje será una lógica deóntica. Analiza lógico-formalmente las proposiciones normativas en general (no solamente las morales): mandatos, deberes, obligaciones, prohibiciones, autorizaciones, etc. Es lógica formal, por lo que estudia el lenguaje normativo en su forma, no en su contenido. No se ocupa de la corrección normativa de las proposiciones morales, sino de la corrección inferencial entre proposiciones morales, por la corrección formal del razonamiento moral.
El silogismo práctico. Uno de los temas que más han sido estudiados por la lógica deóntica ha sido el silogismo práctico. Fue descubierto por Aristóteles. En el siglo XX, en el ámbito de la filosofía analítica, se reabrió fuertemente el interés sobre este tipo de silogismo; especialmente a partir de Elisabeth Anscombe. Tiene la misma estructura que un silogismo científico o demostrativo, pero se refiere a acciones. La premisa mayor es una meta o fin perseguido, la premisa menor es el medio para lograr dicho fin, la conclusión consiste en el empleo de este medio para lograr el fin. Como en un silogismo teórico, la afirmación de las premisas implica la afirmación de la conclusión. El silogismo práctico ha solido identificarse con el modelo de explicación teleológica.
BIBLIOGRAFÍA. De ética analítica. -
Ayer. Lenguaje, verdad y lógica, Moore. Principia ethica, Crítica. Stevenson. Ética y lenguaje, Paidós. Wittgenstein. von Wright. Un ensayo sobre lógica deóntica y teoría general de la acción, UNAM.